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El enfoque Guestáltico & Testimonios de Terapia

- Fritz Perls -

Acabo de terminar el libro con una sonrisa y un sabor de boca muy bueno. Para mi no podía
tener mejor final que Fritz hablando a Freud. Fritz desde su propia silla caliente hablando a
su silla vacía… “Hiciste algo por mi”

La primera parte del libre “El enfoque Guestáltico” me ha servido para asentar los
conocimientos, para tomar apuntes y dejar por escrito todo lo vivido en primera persona
durante los cuatro años de formación. Es el resumen perfecto desde el punto de vista No
Vivencial, la primera parte del libro es la teoría, el manual que me gusta tener ahora que
todo acerca de lo que habla ha pasado a través de mi. Siento que comprendo
perfectamente cada uno de sus puntos.
Me agrada que los fundamentos sobre los que se basa la Terapia Guestalt sean tan
básicos, tan de primero de carrera. De esta manera me resulta fácil explicarle a alguien que
no conoce este enfoque de donde nace todo, me permite hablarle de cosas que sí conoce,
como la homeostasis o la Guestalt primera de la percepción. También he de decir que por
primera vez he escuchado los términos catexis positiva y catexis negativa.
La descripción de los cuatro mecanismos deja bastante claro en qué consisten cada uno de
ellos, aunque ahora que lo repaso quizá me quedé cojo de entendederas en el de la
Confluencia, creo que no capté del todo la esencia y quizá sea porque tampoco me capto a
mi mismo confluyendo…
En el capítulo “Y aquí viene el neurótico” he podido sentir el concepto de neurosis
totalmente desestigmatizado, he conseguido quitarle peso y ahora hablar de neurosis o de
mi mismo como neurótico me resulta más liviano que antes. Esto me lleva a la conclusión
de que para mi el hecho de “estar neurótico” siempre ha sido algo un poco tabú y que había
que evitar o esconder a toda costa cuando en realidad, después de este capítulo, me doy
cuenta de que la neurosis forma parte de cada uno de nosotros y que como decía Concha
en los primeros talleres, ​“la única diferencia entre el paciente y el terapeuta es que el
terapeuta sabe que está loco y el paciente no”.
Otra cosa que he descubierto en este libro es lo que se deriva de la frase “... el yo se utiliza
como antídoto del it”, creo que esto no lo he practicado ni en terapia ni formación, pero le
encuentro todo el sentido, dentro del contexto de las técnicas, a personalizar en mi todo
aquello que resulta externo. De esta forma “la tristeza” se convierte en “mi tristeza”, “ese
problema” en “mi problema“, etc, etc…
Siguiendo como sigue el libro, una vez recopilados los pilares básicos del enfoque gestáltico
parece sencillo, que no fácil, ir pelando la cebolla y llegar al epicentro. Cuando he llegado al
capítulo 5 tenía todo tan claro y estructurado que me sentía torpe de no estar practicando
cada una de las cosas que se explican a cada momento, la sensación me ha resultado
similar a alguna otra ocasión en la que he descubierto algo nuevo en un libro de autoayuda.
Es algo así como “Claro! como no estoy haciendo esto ya?”
En el siguiente capítulo, la cosa no se me ha venido ya tan clara, y precisamente en el
apartado que habla de la confusión yo también me he sentido confuso, el concepto de
“vacío fértil” me queda lejos aunque comprenda su significado y entienda lo que quiere
decir, pero siento un desasosiego que no me deja tranquilo al darme cuenta de que no
tengo la certeza de lo que es y lo que implica “retraerse al vacío fértil”.
En la segunda parte del libro, “Testimonio de Terapia”, he disfrutado bastante leyendo las
transcripciones, me parecían tan de lógica aplastante las devoluciones de Fritz que a veces
paraba de leer en mitad de una transcripción para pensar que sería yo lo próximo que diría
si fuera el terapeuta. Como era de esperar casi nunca coincidía lo que yo diría con lo que
dijo Fritz y esto en ocasiones me ha llevado a preguntarme si alguna vez llegaré a dominar
la técnica y a tener la sensibilidad e intuición suficiente como para ser un buen terapeuta.
En este sentido, con el último testimonio, el de Bárbara me he sentido en identificado.
Quisiera no parecerme a nadie, no pretender imitar a Fritz ni a Virginia Satir ni a ningún otro,
quisiera ser yo con mi estilo y ayudar como ellos ayudan… Por un momento las palabras de
Bárbara fueron mías.

En el resto de capítulos he podido ver en la práctica cómo se utilizaban todas las técnicas y
conceptos de la parte anterior del libro y aunque en algunas ocasiones me perdía y no
podía hacerme a la idea de cómo sería el ambiente o las pausas que relata el libro, me
quedo con la misma sensación que antes, la de sentir que es sencillo verlo desde fuera y
entenderlo y la certeza de que me queda mucha práctica, mucha humildad y mucha
intuición para llegar a ser alguien que pueda ayudar limpiamente a la persona que tiene
enfrente.

Como decía al principio me quedo con muy buen sabor de boca y muy contento de haber
dado en mi vida con este enfoque, esta forma de vida, estas técnicas o como lo quiera
llamar cada uno… Me quedo con la certeza de lo que a mi me sirve, de lo que me aporta y
de saber que mi salud, mi tranquilidad y mi felicidad pasa muy cerca de las cosas que dice
este libro…

Fran Serrano.

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