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Causas de la Guerra del Pacífico

La razón inmediata de la Guerra del Pacífico es la confiscación de los bienes de las compañías mineras chilenas y remates de
las salitreras ordenado por el presidente de Bolivia general Hilarión Daza.

Como la Compañía se negó a pagar, se dispuso el remate de sus propiedades, que no llegó a efectuarse. El gobierno chileno
representó la ilegitimidad de la medida y se empeñó en que La Paz aceptase un arbitraje para dirimir el problema. Daza y sus
colaboradores se mantuvieron Intransigentes, contando con que la Alianza secreta con Perú les daba seguridad ante un
eventual conflicto.

Una nueva resolución boliviana agravó el conflicto. A comienzos de 1879 se dictó un decreto que eliminaba el impuesto, pero
en cambio se dispuso la anulación de las concesiones salitreras otorgadas a la compañía. El gobierno peruano se alarmó y pidió
a Bolivia que enmendase su política y aceptase un arbitraje. Según el presidente Mariano Prado no estaba en condiciones de ir
a una guerra. Los tres países empezaron con acelerados preparativos militares, porque la situación no parecía tener remedio
alguno.

Desde el punto de vista jurídico, al atropello al Tratado de 1874 dejaba a Chile en libertad para hacer valer sus antiguos
derechos territoriales hasta el paralelo 23. Algunos barcos de guerra fueron despachados a Antofagasta y desembarcaron
tropas que se tomaron la ciudad sin problemas mayores.

El 1 de Marzo de 1879 Bolivia declaró la guerra a Chile, y como en La Paz casi no había cuerpo diplomático y se tenía interés en
que la noticia fuera luego conocida en todo el mundo para cerrarle a Chile el mercado de armas y buques, por conducto de su
ministro en Perú se comunicó la declaración al Cuerpo Diplomático residente en Lima. El gobierno de Perú, secundando la
obre Bolivia, transmitió por cable a Estados Unidos la noticia de esa declaración de guerra. El 5 de abril se publicó por bando la
declaración de guerra al Perú y Bolivia.

El ejército de Bolivia fue derrotado y el gobierno tuvo que aceptar un «alto al fuego» cediendo el territorio de Atacama a Chile,
lo que significó un gran deterioro para la economía del país.

Perú fue una nación que también fue derrotada y llegó a la ruina tras el bloqueo que Chile mantuvo durante la guerra, además
tuvo que firmar un acuerdo de paz y ceder Tarapacá a Chile al igual que permitirle ocupar Arica y Tacna (Perú) por un periodo
de 10 años, igualmente sufrió una serie de cambios entre la población y sus diferentes clases sociales.

Entre las principales causas del estallido de la guerra del Pacífico se encuentran:

 La explotación por parte de empresas chilenas de las riquezas del desierto de Atacama, en territorios donde no
estaban claros los límites entre Bolivia y Chile, en zonas con límites sin precisión.
Las actividades de los chilenos en Tarapacá (Perú) y Antofagasta (Bolivia) preocupaban profundamente a los gobiernos
peruano y boliviano, que creían que había un plan del gobierno chileno para apoderarse de los territorios. Se suponía
que la influencia y quehacer de los empresarios chilenos pasaría a ser luego una acción oficial.
 La decisión del gobierno de Bolivia de confiscar los bienes pertenecientes a compañías chilenas que explotaban el
desierto de Atacama y que se negaron a pagar derechos de exportación.
Incumplimiento por parte de Bolivia del tratado chileno-boliviano de 1874.
En este tratado se estipuló de que:
1. - El límite de ambos países se mantendría en el paralelo 24.
2. - Se suprimía la medianería establecida en el tratado de 1866.
3. - Bolivia se comprometía a no aumentar las contribuciones existentes en un plazo de 25 años sobre los capitales e
industrias chilenos.
En 1876 fue derribado el gobierno de Tomás Frías fue derrocado por el general Hilarión Daza, quién en 1878 hizo
aprobar un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado. El gobierno chileno y la compañía entablaron
reclamaciones, ya que esta situación hería seriamente la industria salitrera chilena porque quedaba en situación de no
poder competir con el salitre de Tarapacá, aparte de ser una violenta y abierta violación al tratado de 1874.
 El pacto de alianza defensiva firmado entre Bolivia y Perú en 1873, que garantizaba la integridad de los territorios de
ambos países y el apoyo mutuo ante amenazas militares.
En las regiones de Antofagasta, el desierto de Atacama (territorios de Bolivia), Iquique y Camarones (territorios de
Perú), se concentraban las mayores reservas de salitre, que en aquella época era utilizado como fertilizante y para
elaborar explosivos, entre otros usos. Junto con el guano (otro fertilizante) constituían las principales exportaciones de
Bolivia y Perú, materias primas a través de las cuales lograron insertarse en el mercado mundial.
Acerca de la alianza entre Perú y Bolivia, cierto es que las clases dominantes de ambos países firmaron un tratado de
defensa mutua en 1873 para proteger sus intereses salitreros. La burguesía chilena no era la inversionista mayoritaria
de tales empresas pero sí tenía bancos a su disposición en busca de crédito y el puerto de Valparaíso era paso obligado
para todas las exportaciones de los tres países que fueron a la guerra. Tanto así que, según Luis Vitale, los europeos
pensaban que el salitre era de origen chileno, no peruano ni boliviano. Bolivia y Perú (el país más endeudado de
América, como dijimos), no podían competir en ninguno de estos planos. Por tal motivo, las burguesías andinas
decidieron unirse para salvaguardar sus intereses. Claramente fue una gran señal de peligro para los empresarios
chilenos y los capitalistas británicos.

Las potencias imperialistas no pierden su oportunidad, de los tres países que fueron a la guerra, solo Chile era el más
pertrechado para tal fin. Bolivia atravesaba su propia crisis producto de la recesión mundial descrita al comienzo, con lo cual
no contaba con recursos para la guerra. Entonces todo quedó en manos de la armada de Perú que fue envalentonada por
Estados Unidos. La potencia de América del Norte apoyó a las burguesías de Perú y Bolivia desde el comienzo a través de la
venta de armas. Esta actitud no era “por amor a la democracia y la libertad” como dijeran, sino porque apoyando a Perú y
haciendo de mediador Estados Unidos veía la posibilidad de aumentar su influencia en la zona del Pacífico y de hacerse un
nuevo mercado. Para 1882, la burguesía estadounidense se dio cuenta de que Perú no ganaría la guerra, más bien al contrario,
y pasó del apoyo abierto a aquel país y la ofensiva contra Chile a un rol más pacifista.

Inglaterra apoyó a Chile. La guerra era la perfecta ocasión para recuperar sus empresas expropiadas y consolidar su injerencia
en la región. El parlamento chileno les dio garantías a los capitalistas británicos de que sus derechos sobre las salitreras, si
ganaban ellos, no serían tocados. Era la garantía que necesitaba Gran Bretaña para seguir invirtiendo y ayudar a Chile en la
victoria. Y así fue en forma de buques, lanchas y armas provenientes de la isla británica. Las primeras victorias de Chile, le
dieron la razón a los capitales ingleses y el ímpetu para seguir invirtiendo. Inglaterra no invirtió para que conquistaran Perú,
invirtió y acompañó para hacerse del control del salitre. Vistas así las cosas, el imperialismo británico fue el gran ganador de la
guerra.

Esta fue una guerra que no detuvo la economía chilena, al contrario, fue un país que se consolidó como el más importante de
Latinoamérica por tener un gran estímulo en el desarrollo de la industria (revolución industrial) y que sirvió para financiar al
ejército. Gracias a la expansión del territorio tras ganar la guerra obtuvo muchas riquezas naturales que fueron un gran
impulso para la economía.

Desarrollo de la guerra:
 Campaña naval:
A comienzos de la guerra era evidente que antes de cualquier operación militar en un terreno tan difícil como el desierto de
Atacama, debía ganarse el control de los mares. En esta campaña solo se enfrentaron las fuerzas navales de Chile y Perú, ya
que Bolivia no contaba con una, y si bien el gobierno de este país intentó recurrir al corso para suplirlo, esto no prosperó.

El poder de la escuadra chilena se basaba en las fragatas blindadas gemelas, Cochrane y Blanco Encalada. El resto de la
escuadra estaba formada por las corbetas Chacabuco, O’Higgins, Esmeralda y Abtao, la cañonera Magallanes y la goleta
Covadonga, todas ellas de madera.

Los buques capitales de la escuadra peruana eran la fragata blindada Independencia y el monitor blindado Huáscar.
Completaban la escuadra peruana los monitores fluviales Atahualpa y Manco Cápac, la corbeta de madera Unión y la cañonera
de madera Pilcomayo.

Con el objetivo de asfixiar la economía peruana de exportación y forzar la salida del Callao de la escuadra peruana para dar
una batalla en altamar,  la escuadra chilena bloqueó el puerto peruano de Iquique desde el 5 de abril y también bombardeó los
débilmente defendidos puertos de Pabellón de Pica, Huanillos, Mollendo y Pisagua. Sin embargo, la flota peruana, evitó el
combate con unidades chilenas que fueran superiores y utilizó el espacio y el tiempo dado para una estrategia más audaz de
ataque a las líneas de transporte y a los desguarnecidos puertos chilenos, entre otros. Durante esas operaciones ocurrió el 12
de abril el combate naval de Chipana, sin un claro vencedor.

El 16 de mayo el grueso de la flota chilena salió de Iquique con dirección al Callao con el objetivo de batir la flota peruana,
dejando a sus dos buques de menor poder para mantener el bloqueo del puerto. El mismo día, salieron del Callao los dos
buques capitales del Perú rumbo a Arica. Durante la navegación se cruzaron ambas fuerzas sin avistarse y cuando el alto
mando naval peruano se enteró de que solo débiles naves bloqueaban Iquique, aprovechó la oportunidad inmediatamente y
envió a sus buques a romper el bloqueo.
El 21 de mayo, en el combate naval de Iquique, el monitor blindado Huáscar logró hundir a la corbeta Esmeralda. En el mismo
día, la fragata blindada Independencia se enfrentó con la goleta Covadonga, la que astutamente dirigida logró que su
adversario, en su afán de espolonearla, encallara en el combate naval de Punta Gruesa y que terminó sufriendo el bombardeo
de esta. El resultado de ese día en Iquique y Punta Gruesa caló hondo en ambos países: en Chile aumentó el fervor patriótico y
al Perú, si bien se levantó temporalmente el bloqueo de Iquique, le costó la pérdida de la unidad más poderosa de su armada.  
El 1 de junio, el grueso de la escuadra chilena volvía de su infructuosa expedición al Callao enterándose de los hechos y
restableciendo el bloqueo de Iquique hasta el 2 de agosto.

Pese a la inferioridad técnica en la que ahora se encontraba la marina peruana, el monitor blindado Huáscar logró con sus
correrías mantener en jaque a la escuadra chilena durante 4 meses y medio en las que atacaba sorpresivamente transportes
chilenos, hostilizaba sus líneas de comunicación, bombardeaba instalaciones militares de los puertos y evitaba con su
velocidad a los blindados chilenos, incluso en cierta ocasión intentó torpedearlos, pero sin éxito. El punto culminante de las
correrías del monitor blindado Huáscar fue la captura del vapor Rímac con el regimiento de caballería Carabineros de Yungay a
bordo, el 23 de julio. La captura causó una crisis en el gobierno chileno que provocó la renuncia del gabinete y del jefe de la
armada de Chile.  La corbeta Unión que también participó en estas correrías para hostilizar a las fuerzas chilenas, fue enviada a
Punta Arenas para capturar los transportes con armas que debían pasar por ese puerto. Zarpó de Arica el 31 de julio, en pleno
invierno, y llegó al lejano lugar el 16 de agosto.   Aunque no logró su objetivo, fue una demostración de decisión y capacidad
de los marinos peruanos.  

Tras las reparaciones de caldera y carena de los buques capitales chilenos, la flota chilena fue organizada en 2 divisiones
destinadas solo a la eliminación del Huáscar. El 8 de octubre, fue capturado el Huáscar en el decisivo combate naval de
Angamos. La corbeta Unión, por su parte, logró escapar de los otros buques chilenos gracias a su mayor velocidad.

A partir del combate de Angamos, la escuadra chilena pudo convoyar y apoyar al ejército en sus operaciones en tierra, así
como también a hostilizar las costas peruanas y bloquear sus puertos para impedir el abastecimiento del ejército peruano o la
llegada de refuerzos. Técnica y numéricamente disminuida, la escuadra peruana se limitó a abastecer en lo posible sus fuerzas
terrestres evitando enfrentamientos con la flota adversaria. Los intentos de los agentes del gobierno de adquirir nuevas
unidades navales de consideración en el extranjero fracasaron. Durante este período se producen algunas acciones como la
captura de la cañonera Pilcomayo el 18 de noviembre, el combate naval de Arica el 27 de febrero de 1880 y la doble ruptura
del bloqueo de dicho puerto el 17 de marzo

En la etapa final de la campaña naval, la flota chilena sostuvo un bloqueo en el Callao iniciado el 10 de abril de 1880. Durante
esas operaciones se dieron varios enfrentamientos menores entre unidades chilenas y peruanas, y también la flota chilena
realiza bombardeos a las defensas del puerto. En estas acciones, los peruanos logran hundir con el uso de artefactos
explosivos y torpedos la goleta Covadonga, el transporte artillado Loa y la lancha torpedera Janequeo. Pese a esos pequeños
triunfos peruanos, la escuadra chilena mantuvo el bloqueo firmemente y luego, tras las derrotas del ejército peruano en
Chorrillos y Miraflores, ocurridas el 13 y 15 de enero de 1881 respectivamente, donde además algunos buques de la escuadra
apoyaron al ejército chileno atacando las posiciones peruanas cercanas a la costa, la autoridad naval peruana en el Callao
ejecutó el 17 de enero la destrucción de las baterías y los buques que aún le quedaban a la marina peruana, entre ellos la
corbeta Unión, para evitar su captura por los chilenos.

Durante la campaña de la Breña los buques chilenos transportaron destacamentos y material de guerra por la costa peruana.
En la fase final de esa campaña, en 1883, la torpedera Colo Colo fue transportada por ferrocarril desde el puerto de Ilo hasta
Puno, y de allí lanzada a las aguas del lago Titicaca para patrullar la zona y evitar el posible uso militar de esta vía por fuerzas
peruanas o bolivianas.

 Campañas terrestre:
Con la extensa costa peruana sin protección naval desde octubre, excepto puntualmente por su poderosa artillería costera, las
fuerzas chilenas pudieron elegir el lugar donde continuar la guerra. Según Carlos Dellepiane,  existían tres alternativas, la zona
de Lima, Arica-Tacna y Pisagua-Iquique. Lima era el centro político del Perú, pero su ocupación no garantizaba la rendición.
Arica-Tacna era un centro de las comunicaciones con la zona sur, puerto usado por Bolivia y daba acceso a la zona de
Arequipa. Tarapacá, es decir Pisagua-Iquique, era la fuente de la riqueza peruana, de donde se extraía el guano y el salitre y
donde los aliados habían concentrado sus fuerzas militares. Las zonas de Arica e Iquique eran, cada una, compartimientos
estancos sin acceso expedito por tierra al resto del Perú. J. Basadre cita la posibilidad de un desembarco chileno cerca de Lima
ya en 1879 y señala al historiador chileno Wilhelm Ekdahl que hubiera aconsejado abandonar el sur del Perú y fortalecerse en
Lima hasta restablecer el equilibrio naval o encontrar nuevos aliados. Pero, contradice Basadre, hubiese sido «tremendo y
humillante» rendir esas regiones, además de una pérdida económica enorme y por lo demás inútil, pues Chile se interesaba
por los ingresos salitreros provenientes de Tarapacá, y su ocupación sin resistencia hubiese significado probablemente el fin
de la guerra. Debe agregarse, por el lado de Chile, que al comienzo de la guerra, la organización, conocimiento y experiencia
estaban todavía lejos del nivel alcanzado en 1881.

La guerra terrestre puede ser dividida en cuatro campañas, donde las tres primeras llevaron sucesivamente a la ocupación
chilena de las regiones de Tarapacá, Arica-Tacna, y Lima y la cuarta, la campaña de la Breña, desarticuló la última resistencia
peruana. Sin embargo, existen otros hechos militares de la guerra terrestre que no están necesariamente incluidas en esas
cuatro campañas, como la resistencia boliviana en el litoral, la expedición de Lynch a la costa norte del Perú y la ocupación de
Arequipa, que algunos la consideran aparte.

Tener el control del espacio marítimo era importante ya que mediante este se podían mover y abastecer las tropas. Estas
operaciones se inician con la derrota chilena por parte de Perú en un combate naval de Iquique el 21 de mayo de 1789.

 1879 (Campaña de Tarapacá)


En este lugar fue donde se iniciaron los enfrentamientos en tierra y que gracias a sus riquezas salitreras Chile pudo costear los
gastos bélicos mientras duró la guerra del Pacífico.

El ejército chileno comenzó la invasión del Perú el 2 de noviembre de 1879 con el desembarco de 9900 hombres y 880
animales en Pisagua, 550 km al norte de Antofagasta, en una de los primeros desembarcos anfibios de la era moderna.  Tras la
neutralización de las baterías costeras por la artillería naval los atacantes desembarcaron desde botes de fondo plano
(especialmente construidos) y vencieron a las fuerzas bolivianas y peruanas que defendían el puerto. Tras la ocupación del
puerto y la zona aledaña fue enviada al interior una avanzada de caballería para obtener información del enemigo. En el
trayecto enfrentó y derrotó una avanzada de caballería aliada el 6 de noviembre en el combate de Pampa Germania (o Agua
Santa). Las fuerzas aliadas se desplegaron para atacar a los chilenos desde Iquique por el sur, y desde Arica por el norte. Sin
embargo, Daza, que dirigía las fuerzas venidas desde Arica, inexplicablemente, volvió al norte sin entrar en batalla. Las fuerzas
chilenas acampadas en Dolores derrotaron a las aliadas venidas desde Iquique el 19 de noviembre en la batalla de Dolores (o
San Francisco) tras la cual el puerto de Iquique, bloqueado ahora por tierra y por mar, se entregó sin resistencia el 23 de
noviembre. Posteriormente, una división chilena que avanzó en persecución de los aliados fue derrotada el 27 de noviembre
en la batalla de Tarapacá, un pequeño poblado ubicado en el interior de la región. Pese al triunfo, los aliados sin refuerzos ni
apoyo logístico para mantener la posición y rechazar nuevos ataques se retiraron a Arica en una penosa marcha. Con este
hecho finalizó la campaña y Chile quedó dueño de la región que había albergado al 10 % de la población del Perú y le daba a
este un ingreso anual de ₤ 28 millones por la producción de nitrato.

 1880 (Campaña de Tacna y Arica)


Esta fue una fase de la guerra en donde Chile se apodera de la ciudad de Tacna y toma el Morro de Arica, logrando con esto un
control total del Sur de Perú, logrando que Bolivia se retire de la guerra y en donde comienzan las negociaciones entre Perú y
Chile.

El 7 de marzo, al comienzo de la mediación de Lavalle, salieron los primeros batallones peruanos desde el Callao (algunos
desde Ayacucho) rumbo a Arica, Iquique, Pisagua y Molle. Algunos se formaron con voluntarios, peruanos y bolivianos, de la
zona. En total, según Dellapiane, quedaron 4452 soldados estacionados en Tarapacá y 4000 en Arica.  El 30 de abril llegaron a
Tacna desde La Paz tras 13 días de marcha 4500 soldados bolivianos bajo las órdenes de Hilarión Daza para unirse a las fuerzas
peruanas mandadas por el general Juan Buendía y Noriega y tomar el mando del ejército aliado. Las fuerzas aliadas se
distribuyeron en torno a los lugares donde se podía esperar un desembarco chileno: Iquique-Pisagua (Buendía) y en Arica-
Tacna (Daza). También habían refuerzos, en Arequipa al mando de Lizardo Montero y en el sur de Bolivia al mando de Narciso
Campero, que debían confluir a la costa una vez conocido el lugar del desembarco. Sin embargo, las fuerzas militares de
Montero no fueron movilizados a tiempo. Los últimos refuerzos, cerca de 1500 hombres, llegaron el 1 de octubre a Iquique.

 1881 (Campaña de Lima)


A medida que la guerra continúa, las tropas de Chile avanzan hacia el Norte en donde se producen las batallas de Chorrillos y
Miraflores y en donde Chile resulta vencedor. La campana de Lima culmina cuando está ciudad es ocupada por las tropas
chilenas al igual que la invasión de los territorios del centro y el sur de Perú.

Para la campaña de Lima el ejército chileno fue aumentado en 20 000 plazas y llegó a enlistar 41 000 hombres en total,
distribuidos desde los fortines de la guerra en la Araucanía, en el sur de Chile, hasta Lurín. El 19 de noviembre de 1880 el
ejército expedicionario del norte comenzó a desembarcar en Pisco, Paracas, Lurín (artillería) y Curayaco (22 de diciembre)
hasta completar 27000 soldados, que se concentraron en Lurín, a 36 km al sur de la capital peruana antes de continuar hacia
ella.
Piérola, que inicialmente esperaba un desembarco chileno al norte de Lima, tras los desembarcos entre Pisco y Lurín (al sur de
Lima), ordenó preparar dos líneas de defensa sucesivas al sur de Lima: el ejército de línea debía detener la invasión en
Chorrillos. En caso de fracasar, una segunda línea de defensa constituida por un ejército de reserva formado por reclutas
limeños organizados por gremios, otros traídos de las provincias más los remanentes de la primera línea y la guarnición del
Callao, debía derrotar al supuestamente debilitado ejército chileno en Miraflores.

La línea principal era la de San Juan de aproximadamente 15 km de largo, compuesta de baterías de artillería, ametralladoras,
minas personales, fortificaciones y trincheras para los defensores, ubicadas sobre elevaciones naturales de la zona (280 m en
el Morro Solar y Monterrico, 170 m en Sta. Teresa y San Juan) escarpadas y arenosas que van desde Chorrillos por el Morro
Solar, Santa Teresa, San Juan, por los cerros de Pamplona hasta Monterrico Chico. Cerca de Santa Teresa y de San Juan
pasaban los caminos que iban desde Lurín a Lima y serían por lo tanto importantes objetivos del ataque.

La segunda línea de defensa era menos fuerte y consistía en siete reductos fortificados, pero aislados, que cada 800 m debían
impedir la entrada de tropas chilenas a la capital.

En el estado mayor chileno existieron dos planes alternativos para vencer las líneas de defensa peruanas establecidas en el
plano de la costa. El primero era un ataque frontal. Según Manuel Baquedano, jefe de las fuerzas invasoras, el ataque se haría
por terrenos conocidos y caminos amplios sin grandes exigencias a la disciplina y entrenamiento de la tropa, se mantendría un
lugar seguro en caso de retirada (la Tablada de Lurín), se contaba con el apoyo de la armada por la izquierda y por último la
posibilidad de romper las líneas peruanas por la extensión de estas. El otro plan, de José Francisco Vergara, el nuevo ministro
de guerra en campaña de Chile, era un ataque envolvente por la derecha, siguiendo el lecho del río Lurín, por el camino de
Manchay hacia el noreste hasta Ate, permitiendo con esto tomar Lima sin disparar un tiro y luego caer por la espalda a las
defensas peruanas. Ambos planes tenían ventajas y desventajas. El plan de Vergara evitaba el ataque frontal sangriento del
primero, hacía inútiles los atrincheramientos y fuertes peruanos, generaría un efecto moral negativo en los peruanos y cortaba
la línea de retirada peruana hacia la sierra, pero perdía el apoyo naval y necesitaba una marcha larga por un terreno angosto
de quebradas y desfiladeros susceptibles a sorpresas, un terreno difícil para conducir los bagajes y la artillería de arrastre,
marchar en un terreno sin aguada para abastecer al ejército y en caso de derrota se les podía cortar la retirada a Lurín.
Finalmente, Baquedano y su estado mayor impusieron el plan de un ataque frontal contra las líneas de defensa peruanas.

 1881-1883 (Campaña de la Breña)


Una vez que lima es ocupada por los chilenos, los peruanos se organizan con la intención de poner resistencia y atacar las
tropas de Chile. En esta etapa se perdieron muchas vidas chilenas y que al final Perú se vio en la obligación de negociar una
paz.

La resistencia peruana basada en una guerra de guerrillas fue organizada con tropas regulares e irregulares por Andrés A.
Cáceres (centro), L. Montero e M. Iglesias (norte) y P. del Solar (sur) aunque Dellepiane nombra la relación entre ellos como
tortuosa45: 390  debido a sus luchas internas. La breña de los Andes Centrales presenta una topografía adecuada para las
guerrillas, y además existían elementos humanos, aunque sin entrenamiento y con escaso armamento para una lucha
prolongada. Para el ejército invasor, la región era insalubre (piques y disentería), desconocida, de difícil acceso y el suministro
debía hacerse por el largo y peligroso camino a Lima, cuya línea de ferrocarril llegaba solamente hasta Chicla, comprarlo a
elevados precios a los lugareños o requisarlo, lo que exacerbaba aún más la resistencia peruana.

También el factor información jugaba en contra de las tropas chilenas: mientras Cáceres era informado por la población de
cualquier movimiento, número o siquiera intención de los chilenos, estos a menudo no sabían cuál dirección seguir en la
persecución de las fuerzas peruanas. La guerrilla obligaba a los invasores a dispersar sus fuerzas, volviéndolas vulnerables a
ataques en masa de estas fuerzas irregulares. Las ciudades y poblados de la región eran ocupados y desocupados por los
rebeldes según hubiese o no fuerzas militares chilenas en ellas evitando así un combate frontal entre ejércitos regulares. De
hecho la primera batalla de Pucará y la batalla final en Huamachuco fueron los únicos enfrentamientos dirigidos por Cáceres,
desde la creación de su ejército. Combates, escaramuzas, persecuciones y emboscadas fueron la norma de enfrentamiento.

Si bien en la campaña de la Breña hubo varios focos de resistencia liderados por distintos caudillos peruanos, las operaciones
principales de esta etapa de la guerra fueron las expediciones enviadas a la sierra central de Perú, la mayoría para combatir las
fuerzas organizadas por Cáceres, y la expedición sobre Arequipa para desarticular la última fuerza peruana de consideración
organizada por Montero en esa ciudad.

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