Está en la página 1de 4

Jennie estaba saliendo con MinHo desde hace ya casi un mes y todavía no habían tenido

relaciones sexuales, lo que era muy sorprendente, la coreana era una persona muy adicta al sexo.
Pero claro en el tiempo en que no había tenido sexo con MinHo se había masturbado y no solo con
ayuda de sus dedos, también con varios juguetes sexuales, tenía una colección de estos.

Eso era lo que iba a hacer justo ahora...o eso iba a pasar según los planes de Jennie pero no para
los de MinHo, ya que llamó por teléfono en el momento en que el pelicastaña iba a tomar uno de
sus consoladores.

Bufó molesta e irritada, tomó el celular y atendió.

—Hola, bebé.

— ¿Qué? ¿Hoy era la cena? Casi lo olvidó.

—No, claro que no. En unos minutos llegaré allí.

Cortó la llamada y observó el dildo por unos minutos.

—Otro día te tocara, amigo. Hoy es turno de MinHo... o eso espero. —Murmuro en voz alta e hizo
una mueca para sí misma al terminar la oración. — No creo que pueda aguantar más sin tener un
pene dentro —Susurró luego para sí misma, a la vez que se dirigía para su armario.

Se vistió rápido con un vestido rojo que se ceñía a su trabajado cuerpo y tacones negros, iban a ir a
"Etse", un restaurant reconocido y elegante, bueno, en realidad ella iría, MinHo ya estaba allí
desde hace 30 minutos, Jennie no lo hubiera hecho esperar si lo hubiera recordado pero la verdad
era que su necesidad de tener algo dentro suyo no la dejaba pensar a veces.

Cuando terminó de alistarse salió disparada hacia el lugar donde sería su cita. Entró a "Etse"
después de llegar y se dispuso a buscar con la mirada a su chico, cuando lo encontró se dirigió
hasta él con paso decidido y una muy seductora sonrisa.
Ya al estar frente a MinHo acercó su rostro al de él y lo beso de forma intensa y desesperada, con
la intención de hacerle saber cuánto le deseaba, le contestó de igual forma y se alegró por eso,
hace un más o menos una semana se venían besando de esa forma casi todo el tiempo pero
lamentablemente nunca había llegado a ser más que eso o que un par de manos en lugares donde
comúnmente no iban.

...

La cena se basó en charlas sobre su semana y sus trabajos, alguna que otra insinuación sexual
(esto puso muy feliz y hasta un poco excitada a Jennie) y besos castos, solo algunos era más
pasionales pero no pasaba de eso.

—Jen—El morocho elevó solo una esquina de sus labios en una sonrisa entre traviesa y seductora,
mientras la miraba atento. — ¿Te gustaría ir luego para mi casa? —Levantó una de sus cejas y
amplio su sonrisa. Con un leve movimiento dejó su mano encima de la de la pelicastaña y le dio
con su pulgar caricias por entremedio de sus dedos, provocándole un estremecimiento.

"¡Por fin, ya era hora, MinHo!" Pensó mientras saltaba de alegría mentalmente.

Sonrió ampliamente. —Claro, Kai. Me encantaría.

El resto de la cena se la pasaron conversando, sin más insinuaciones sexuales, pero Jennie ya no
estaba preocupada por ello, porque si MinHo la invitaba ella esperaba que fuera para tener sexo y
no hacer cosas tontas de pareja como acostarse y ver una película o algo de eso. Cuando ambos
terminaron sus platos MinHo se levantó y Jennie lo siguió fuera del restaurante hacía su auto.

...

La espalda de Jennie chocó contra la pared del living de la casa de MinHo, éste la sostenía de la
cintura de forma dura y la besaba agresiva y desesperadamente. La pelicastaña recorría la espalda
y nuca del morocho con sus manos, acariciando su piel ya desnuda con sus uñas. Jennie se había
sacado el vestido y los tacones a los minutos de haber entrado a la casa, mientras que el de ojos
miel había tardado más y hasta el momento solo se había quitado la camisa.
El morocho bajó sus manos hasta el trasero de la pelicastaña y lo apretó ligeramente. Acercó sus
labios a su oido. —Vamos a mi habitación. —Le susurró con voz ronca cerca del oído y mordió el
lóbulo de su oreja.

Jennie solo se limitó a asentir frenéticamente, MinHo rió suavemente y la llevó de la mano hacía
su habitación. Dentro comenzaron nuevamente a besarse pero un poco más suave, el morocho la
recostó en la cama y se subió encima de ella, besándola con más intensidad y recorriendo su
cuerpo con sus manos, haciendo una parada especial en sus senos, los cuales besó por encima del
sujetador, para posteriormente quitarlo con desespero y arrojarlo a algún lado de la habitación.

Jennie se sentía un poco avergonzada, estaba realmente excitada y la creciente humedad en su


centro lo comprobaba, pero se notaba que su acompañante no lo estaba lo suficiente, o eso podía
notar cuando el chico pegaba sus cuerpos juntos. No sentía una dura erección contra ella y eso la
preocupaba. ¿No sería capaz de excitar como se debía a Kai? "Claro que no puede ser eso, nunca
has tenido problemas con conquistar chicos" pensó, esquivando esos negativos pensamientos de
su mente.

Dejando de pensar, se concentró en sentir, cerró los ojos y tiró la cabeza sobre la almohada que
estaba detrás de su cabeza. Pudo sentir como el contrario bajaba sus bragas y acariciaba sus
muslos y piernas mientras lo hacía. Ella soltaba roncos gemidos al sentir como las manos de su
amante rozaban su centro, a la vez que ayudaba a su amante a quitar su ropa.

Levantó un poco la cabeza y abrió los ojos cuando sintió las manos del otro rozando su centro y
acariciando sus muslos, una de ellas se deslizaba lentamente en su húmeda intimidad, mientras
que la otra la acariciaban sutilmente en los muslos internos. Pudo observar como MinHo aún tenía
su pantalón y la ropa interior, se mordió el labio inferior al subir la mirada por el cuerpo, tenía los
abdominales marcados, aunque se veía en partes, ya que estaba encima de ella.

Volvió a tirar la cabeza en la almohada cuando sintió los dos dedos del de ojos miel presionar
sobre su vagina, esté fue introduciéndolos lentamente para después moverlos y abrirlos como
tijeras dentro. Para posteriormente inclinarse hacia el húmedo núcleo de la coreana y acariciar
con su lengua el ya hinchado clítoris de ésta.

Cuando ya estuvo lo suficientemente húmeda a criterio del varón retiró los dedos dentro de ella y
se bajó el pantalón y el bóxer para poder penetrarlo con su miembro en una embestida seca, luego
de minutos cuando lo hizo Jennie no lo sintió. Pensó que le había metido tres dedos muy juntos en
lugar de dos.
—Puedes meter ya tu pene, ya sabes. —Susurró Jennie de forma entrecortada y con la voz un
poco ronca, MinHo no la entendió y tampoco le interesaba hacerlo, por lo que siguió
embistiéndola.

Como el morocho no le contestaba la pelicastaña levantó un poco la cabeza, abriendo los ojos, vio
como en realidad la estaba embistiendo con su pene y casi pega un grito (el cual MinHo pensó que
era de placer pero había sido, en realidad, de susto), ella ni siquiera había sentido la diferencia con
sus dedos.

También podría gustarte