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VERDE: simboliza la esperanza. Para los pueblos antiguos, el verde era la primavera, la


vegetación, el renacimiento, la esperanza de una cosecha abundante. La palabra "verde"
proviene de la palabra latina "viride", que significa "fresco", "lozano" o "floreciente". Este
color se utiliza en la liturgia en el "tiempo ordinario", que son los días en que no se celebra
ninguna fiesta especial.

El verde es el color de la vegetación, del crecimiento, de la vida. De ahí le vienen diversos


simbolismos: la esperanza, la vida, la pureza de la naturaleza, la serenidad (el "verde" de
los semáforos como paso libre). 

En la cultura actual el verde es símbolo de los movimientos ecológicos, de defensa de la


naturaleza contra la corrupción y la manipulación humana. 

En la liturgia, el verde es el color del Tiempo Ordinario: esas 34 semanas en las que no se
celebra un misterio concreto de Cristo, sino el conjunto de la Historia de la salvación y,
sobre todo, la celebración semanal del domingo como "día del Señor". El verde, color de
crecimiento, de esperanza y de vida, apunta así a los frutos de vida que a lo largo del año
debe producir el misterio de la Navidad o de la Pascua de Cristo que hemos celebrado en
los "tiempos fuertes".

- VIOLETA o PÚRPURA: simbolizan la neitencia y el duelo. Se llevan durante la Semana


Santa, los domingos de Cuaresma y en los cuatro domingos de Adviento. El violeta era el
color preferido para las túnicas de los antiguos reyes. La palabra "púrpura" proviene del
griego "porphyra", una especie de marisco del que se obtiene un tinte de este color. La
palabra "violeta" proviene del latín "viola", el nombre de una planta púrpura azulada.

El morado es un color discreto, serio, aun dentro de su elegancia. Por eso, su simbolismo
apunta a la penitencia, a la tristeza y al dolor. Según en qué culturas, también a la realeza
y nobleza. 

Se utiliza el morado en las celebraciones del Adviento y de la Cuaresma: dos tiempos en


que preparamos con un tono de mayor austeridad las fiestas de la Navidad y de la Pascua
Se usa el morado para las celebraciones penitenciales. Y también para las exequias, para
las que antes se utilizaba el negro. Fue el Concilio el que quiso que en el lenguaje de las
exequias cristianas tuviera un tono de esperanza pascual: esto se ha notado en las
oraciones, en los cantos y también en el cambio de color.

- ROJO: simboliza el fuego, la sangre y la realeza. Este color se puede ver durante las
celebraciones de la Pasión, incluido el Viernes Santo, y en los días en que se
conmemoran las muertes de los mártires, los apóstoles y los evangelistas. 

El rojo es ahora el color del Domingo de Ramos y del Viernes Santo, por su aproximación
a la Cruz; de la fiesta de Pentecostés, por el fuego del Espíritu; la exaltación de la Cruz el
14 de septiembre; las fiestas de los apóstoles, los evangelistas y todos los mártires,
porque han dado testimonio con sus vidas de su fe en Cristo. La Confirmación se celebra
en blanco, pero también se puede en rojo, subrayando la donación del Espíritu.
MENOS USADOS:

DORADO o PLATEADO: Subraya la importancia de las grandes fiestas. En los días más


solemnes pueden emplearse ornamentos más nobles, aunque no sean del color del día

ROSA: Subraya el gozo por la cercanía del Salvador el Tercer Domingo de Adviento, e


indica una pausa en el rigor penitencial el Cuarto Domingo de Cuaresma. Es símbolo de
alegría, pero de una alegría efímera.

AZUL: Indica las fiestas marianas, sobre la Inmaculada Concepción.

NEGRO: El negro, por el contrario, es la negación del color, a pesar de la nobleza que
puede también comportar y que le hace ser periódicamente el color de moda. 
El negro recuerda espontáneamente la oscuridad, la noche, la falta de luz, y por ello
simboliza la perdición, la desgracia, el pecado. Es el color típico del duelo y de la tristeza. 

En la liturgia, el negro había sido durante siglos el color del Adviento y la Cuaresma.
Ahora ha quedado más relegado: queda sólo como facultativo en las exequias y demás
celebraciones de los difuntos, aunque cada vez se usa más el morado. Para el caso de
niños párvulos, el color más adecuado es el blanco.

 Respuesta cantada después de cada intervención: Señor, ten piedad.


 
   Perdón Señor, porque nos hemos hecho altamente dependientes de los servicios que
requieren energía no renovable. Muchos de nosotros preferimos disponer de carros
particulares en lugar del transporte público. No disminuimos sino que aumentamos el
impacto de carbono en el medioambiente. 
      Perdón Señor, porque continuamos usando el agua sin medida, mientras que 2/3 partes
de la población mundial sufre de su escasez o tiene dificultades para conseguirla.
       Estamos destruyendo muchos de nuestros bosques y otros están siendo mal
gestionados.
       Nuestros bosques tropicales y arrecifes de coral, a pesar de ser fuentes de vida,
alimentación y salud, son amenzados por la propia actividad humana.
       Contribuimos al calentamiento global tanto que nuestros glaciares se retiran y derriten,
poniendo en riesgo todo género de vida. Las inundaciones y sequías ponen en riesgo la
seguridad alimentaria de cientos de miles de personas.
  Perdón Señor, porque no modificamos nuestras actuales formas de vida; no nos
preocupamos suficientemente ni aceptamos a aquellos migrantes y refugiados que han
tenido que desplazarse por causa de la sequía, inundación o falta de comida.
       (Se pueden añadir más razones por las que pedir perdón).

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