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El comerciante bizantino

Resumen:
En el siguiente texto se elabora un breve análisis, sobre el servicio que prestaba el
comerciante hacia el imperio Bizantino, que incluye los detalles de su oficio y su aporte
tributario. Su actividad tanto dentro de las murallas de la ciudad bizantina, como su
actividad afuera de ellas.

El periodo estudiado es el que abarca desde la fundación de Constantinopla a principios


del siglo V, hasta el siglo el siglo VIII, donde debido a las invasiones Islámicas se
reduce drásticamente la presencia y el control de los bizantinos en el Mar Mediterráneo.
Sobre esta época que muchos autores la denominan “etapa de oro” se indagara.

Se intentará exponer usando como herramientas los textos de Patlagean, Herrin y Santos
mencionados en la bibliografía, su ambiente de trabajo, como también su modo de vida
y particularidades respecto a otros comerciantes. Con el objetivo de entender un poco
más como fue el día a día del comerciante en la ciudad de Bizancio

Así también se aludirá a las rutas marítimas que mayormente frecuentaban los barcos
bizantinos durante sus navegaciones, para dar una idea de la gran presencia que tenía el
imperio Bizantino y como utilizaba sus puertos estratégicos, para intercambiar
mercancía con otros pueblos como, por ejemplo, los árabes.

Se comparará desde el punto de vista económico, con otros trabajadores de la época


medieval, como son el campesino y el artesano. Y como había una marcada diferencia
en cuanto a la producción y cuanto aportaban al imperio a comparación de la
Aristocracia bizantina.

Se explicará también los aportes financieros del comerciante, aparte de las


contribuciones tributarias ya mencionadas. Su rol mercantil en esta expansión exitosa de
Bizancio, y como comerciantes de otros reinos llegaban con la intención de formar parte
de esta red comercial que parecía tan floreciente, debido también a los puntos
estratégicos como por ejemplo la Isla de Chipre que formaba parte del imperio.

Y partir de esas consideraciones, se estudian los textos académicos mencionados en la


bibliografía, donde se evidenciarán los beneficios económicos que se conseguían en este
trabajo. Como también los riesgos a que estaba expuesto el comerciante Bizantino,
como por ejemplo, el asalto por parte de los piratas sarracenos.

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Introducción

Después de la muerte del emperador Teodosio I, en principios del siglo V. Roma sufre
una transición separándose en dos, la Roma occidental y el imperio bizantino en el
oriente, donde los bizantinos instalan su capital. Constantinopla embellecida por
esculturas traídas de diferentes lugares del imperio daba una impresión de belleza y
poderío a la ciudad, con columnatas.

El territorio, que comprendía el imperio de Bizancio, inicialmente comprendía a partir


de la curva oriental del mediterráneo, desde Trípoli y Ptolomais en la orilla africana,
hasta ese punto incierto de la costa adriática al oeste de Durazzo. Desde donde partía la
línea divisoria lingüística y desde el 395, administrativa de Liria.

El Mar Mediterráneo que dominó el imperio de Bizancio bañaba Chipre, Rodas, Creta,
los archipiélagos del Egeo y estaba surcado de rutas marítimas donde transitaban sus
barcos. En la zona de África su dominio iba de Alejandría a Beirut, a Antioquia, a los
Estrechos y también a lo largo de la costa. El imperio bizantino se extendía al oeste a las
bocas del Danubio.

Cada una de las principales regiones del imperio se abre sobre su propia frontera y
forma con el otro lado un conjunto estructurado por las rutas del comercio y guerra.
“Bizancio se presenta como una red orgánica y vida constituida por articulaciones
inferiores por confines y por los lejanos rumbos del gran comercio, Patlagean, Bizancio,
traducción año 2001, pp. 11.

La vida del comerciante en Bizancio

La vida diaria del comerciante a comienzos del siglo IV y a través de su historia, en la


ciudad era como cualquier otro bizantino. Ya que los valores heredados de la Grecia
Helenística, tanto culturales, como sociales habían permanecido en la ciudad, el gusto
por la lectura y el discurso político estaban presentes en toda la sociedad Bizantina.

Los senadores, que legislaban en el territorio de Bizancio, veían a los comerciantes,


como una ocupación de baja clase social debido a la poca ganancia que producía el
mismo. En la sociedad bizantina tenían el pensamiento que la riqueza provenía de la
tierra.

En este gran imperio la actividad que realizaba el comerciante era desestimada por los
Basileus que eran los emperadores, poseedores de muchas parcelas de tierra. Como
menciona el autor en esta cita “desdeñaban la misma actividad de la que dependía la
ciudad” (Herrin, Bizancio, pp.203), el comercio no era una forma de ganarse la vida
muy apreciada por los bizantinos.

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Cada comerciante era libre de organizar sus negocios como quisiera, dentro de los
límites que regulaban los gremios y el Estado. Algunos límites que se les establecía era
que los comerciantes locales no podían exportar nada que fuera fundamental para el
imperio por ejemplo el fuego griego, las reservas de oro y las reservas de sal, como
también del hierro para la posterior fabricación de armas o madera que utilizaban para
la construcción de barcos. En síntesis, todo lo que pudiera favorecer en batalla a
enemigos como fueron los persas sasánidas, los avaros y húngaros.

Los recaudadores de impuestos locales eran llamados kommerkiarioi situados tanto en


las ferias como en diversos puntos claves en las fronteras de Bizancio, para una mayor
recaudación, efectiva regulación y control de las importaciones y exportación de bienes
que comerciaban en el imperio. La forma que tenía el imperio de cerciorarse de que
efectivamente el comerciante haya pagado dicho tributo era a través de sellos, que
servía para garantizar la autenticad de un mensaje.

Los funcionarios que intervenían y supervisaban la activad de los comerciantes eran


llamados eparcas. Estos empleados del imperio, eran los encargados regular la activad
comercial, por medio del control de precios, y control de exportaciones.

La Relación del comerciante con Bizancio a nivel local

En un imperio donde la organización y capacidad administrativa del Estado eran


notables debido a la cantidad de funcionarios que había y los recursos que demandaban
los mismos. Disponían de una estructura económica fundamentalmente dependiente del
sector del campo.

El imperio debía suplir los gastos de la aristocracia de algún otro modo, ya que la parte
que se encargaba de la burocracia imperial, no producía ningún tipo de ingreso. Y esos
gastos sumados a las fuerzas militares que demandaban un excedente que debía ser
suplido con otra fuente de ingresos, como el comercio, además de la producción agraria
extraída de la tierra.”La propia supervivencia del imperio dependió durante la mayor
parte de su tiempo del superávit en la balanza comercial” Santos, Francisco J. Andrés
(2013: 5).

Es por eso que la clave de la sustentabilidad de este imperio también demandaba de la


presencia de comerciantes efectivos para el comercio, que supieran manejar el arte del
mercader. Estaban organizados de tal manera que fueran los que dominaran las rutas
comerciales del imperio.

Luego de que los comerciantes bizantinos se vieran impedidos de navegar por Egipto y
Siria, debido a las conquistas árabes en el siglo VII. Centralizaron su actividad en la
Capital del imperio a fin de mantenerse en las Rutas europeas, asiáticas y el Mar Negro.

Una de las instituciones del imperio que benefició a los comerciantes fue la banca, “un
sistema con fines altamente lucrativos, gestionado por hombres de negocios que

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buscaban invertir en los comerciantes para luego extraer un interés a su favor” Santos,
Francisco J. Andrés (2013:10). Esto impulsó el comercio exterior a través de la
acumulación de excedente mercantil y el uso de créditos que garantizaba la circulación
monetaria en las distintas ciudades de Bizancio pero, principalmente en la capital donde
estaba acumulado el poder aristocrático.

La marina mercantil, gozaba de una gran flota imperial a su disposición, y podía


navegar sin problemas en el Mediterráneo oriental, inclusive después del ataque árabe
en el 718. Recurso que se vio afectado cuando los árabes tomaron Creta en 726.

La vida del comerciante, en cuanto a sus viajes marítimos eran peligrosos, con muchas
turbulencias en el Mediterráneo, en el Mar Egeo y Mar Negro. También abundaban las
tormentas en diferentes periodos del año.

Sumado a ello debían tratar con las pérdidas producidas por los piratas sarracenos, que
asaltaban a los navíos imperiales, lo cual hacía de las embarcaciones una inversión
arriesgada para el comerciante.”La incursión de los árabes por el Mediterráneo central y
la consiguiente piratería sarracena sembró inseguridad” Santos, Francisco J. Andrés
(2013:13).

Una mirada al Entorno Internacional

Los comerciantes extranjeros debían pagar impuestos, ante las autoridades locales del
imperio. Porque Bizancio a pesar de los conflictos bélicos con los musulmanes, el
comercio exterior a través de Constantinopla nunca cesó.

La moneda bizantina era de preferencia para los comerciantes de diferentes lugares, en


la Edad Media, ya que era una divisa estable, y segura para el mercado, con gran
aceptación por parte de los reinos y pueblos de la Europa occidental. La reputación del
sistema monetario de Bizancio, fue tan buena que perduro inclusive hasta en los
periodos de decadencia del imperio.

Atraídos por la seda, principalmente hecha en Siria. Los comerciantes demandaban cada
vez más este preciado producto, multiplicándose así en Bizancio la construcción de
talleres estatales para la aumentar las ganancias de la producción, del comercio textil.

La tela era exportada a Europa occidental al inicio de la época medieval. El comercio


era dependiente de los pueblos orientales, ya que el negocio con China e India
representaban la mayor parte de la recaudación total en las importaciones.

Conexión con el poder administrativo de Bizancio

Las autoridades bizantinas eran conscientes de la importancia de los aportes del


comerciante en el funcionamiento de la estructura política bizantina. Es por ello que
llevaban un estricto control, del comercio en Bizancio. Es por ello que hablar del
comerciante bizantino siempre implica hablar de Bizancio y su administración.

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Bizancio era un imperio atractivo para los comerciantes debido a su vasta urbanización
caracterizada por su riqueza cultural. Esto se ve reflejado que en la mayor parte de su
historia el imperio era dependiente del excedente que generaba el comercio junto con el
campo.

La actividad comercial, siempre fue regulada a favor de un poder centralizado en la


ciudad, que beneficiaba al emperador y sus funcionarios políticos. Así garantizaba el
monopolio de los medios de comercialización, no permitiendo así un mercado
igualmente regulado y asegurando los intereses de la corona.

Algunos objetivos que al imperio bizantino le interesaba desarrollar en el comercio son:

1. Control de los precios, para que todos los comerciantes puedan adquirir los
productos al mismo precio y así evitar abusos por parte de los vendedores, cada
profesional era libre de elegir cuando adquirir y en qué cantidad el producto, pero sobre
este también había regulaciones a la hora de venderlo.
2. El producto era fijado por los comerciantes, pero no podía pasar ciertos límites
regulatorios de un beneficio entre un 4% y 16% a su favor.
3. Al Estado bizantino le interesaba que los bienes puestos al mercado, poseyeran
un cierto grado de calidad, y es por esto que el estado realizaba un control de calidad de
los productos, para tener una buena reputación con los demás reinos, que usaban a
Bizancio como zona de intercambio y abastecimiento.
4. Los comerciantes que se dedicaban a negociar productos de alta calidad, como
por ejemplo piedras preciosas o seda fina, pasaban por un riguroso control estatal para
que estos lleven una cuenta de la cantidad de estos caros recursos que circulaban por el
imperio y se le dedicaba una mayor atención a los extranjeros que tenían interés de
importar estos productos a la clase alta de la sociedad bizantina.

Consideraciones finales

No se han podido encontrar características puntuales que diferenciarían a los


comerciantes de Bizancio, de los comerciantes extranjeros. Pero si una descripción más
exacta y precisa de lo que pudo ser su modo de vida al recorrer las rutas tanto marítima
como terrestre de Bizancio.

Se pudieron hallar las ventajas y desventajas que se encontraba el comerciante, al


navegar en el espacio geográfico dominado por el imperio bizantino. Así también los
diferentes rumbos que tomaron, sobre las rutas marítimas al verse asediados por los
árabes.

El imperio bizantino regulaba el trabajo del comerciante propiamente dicho, a través de


controles y contribuciones tributarias, aplicados también a los extranjeros que utilizaban
las rutas marítimas e puertos del imperio. Que llegaban muchas veces con la intención
de vender su mercancía o brindar servicios debido a que Bizancio poseía una moneda

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fuerte que reflejaba el poder e influencia del imperio a través de Europa en el periodo de
la Edad Media.

Más allá de la organización y apoyo que podría brindar el Estado Bizantino, lo cierto es
que los trabajadores de diferentes rubros como artesanos, campesinos y los mismos
comerciantes se veían serias dificultades de crecer, debido a la gran cantidad
regulaciones, impuestos y controles en los productos. Pero gracias a la creación de
instituciones como la banca y la utilización de la marina mercante, el comerciante pudo
tener éxito en su servicio hacia el imperio.

Bibliografía

 Herrin, Judith. (2017). Bizancio. Penguin Random House Grupo Editorial.


Barcelona.
 https://www.socialhizo.com/historia/edad-media/imperio-bizantino-economia
 Patlagean, Evelyne. (2001). Historia De Bizancio. Barcelona.
 Santos, Francisco J. Andrés (2013). Notas sobre la regulación Jurídica del
comercio internacional en el imperio bizantino.
 https://historiasdelorbisterrarum

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