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Resumen:
En el siguiente texto se elabora un breve análisis, sobre el servicio que prestaba el
comerciante hacia el imperio Bizantino, que incluye los detalles de su oficio y su aporte
tributario. Su actividad tanto dentro de las murallas de la ciudad bizantina, como su
actividad afuera de ellas.
Se intentará exponer usando como herramientas los textos de Patlagean, Herrin y Santos
mencionados en la bibliografía, su ambiente de trabajo, como también su modo de vida
y particularidades respecto a otros comerciantes. Con el objetivo de entender un poco
más como fue el día a día del comerciante en la ciudad de Bizancio
Así también se aludirá a las rutas marítimas que mayormente frecuentaban los barcos
bizantinos durante sus navegaciones, para dar una idea de la gran presencia que tenía el
imperio Bizantino y como utilizaba sus puertos estratégicos, para intercambiar
mercancía con otros pueblos como, por ejemplo, los árabes.
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Introducción
Después de la muerte del emperador Teodosio I, en principios del siglo V. Roma sufre
una transición separándose en dos, la Roma occidental y el imperio bizantino en el
oriente, donde los bizantinos instalan su capital. Constantinopla embellecida por
esculturas traídas de diferentes lugares del imperio daba una impresión de belleza y
poderío a la ciudad, con columnatas.
El Mar Mediterráneo que dominó el imperio de Bizancio bañaba Chipre, Rodas, Creta,
los archipiélagos del Egeo y estaba surcado de rutas marítimas donde transitaban sus
barcos. En la zona de África su dominio iba de Alejandría a Beirut, a Antioquia, a los
Estrechos y también a lo largo de la costa. El imperio bizantino se extendía al oeste a las
bocas del Danubio.
Cada una de las principales regiones del imperio se abre sobre su propia frontera y
forma con el otro lado un conjunto estructurado por las rutas del comercio y guerra.
“Bizancio se presenta como una red orgánica y vida constituida por articulaciones
inferiores por confines y por los lejanos rumbos del gran comercio, Patlagean, Bizancio,
traducción año 2001, pp. 11.
En este gran imperio la actividad que realizaba el comerciante era desestimada por los
Basileus que eran los emperadores, poseedores de muchas parcelas de tierra. Como
menciona el autor en esta cita “desdeñaban la misma actividad de la que dependía la
ciudad” (Herrin, Bizancio, pp.203), el comercio no era una forma de ganarse la vida
muy apreciada por los bizantinos.
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Cada comerciante era libre de organizar sus negocios como quisiera, dentro de los
límites que regulaban los gremios y el Estado. Algunos límites que se les establecía era
que los comerciantes locales no podían exportar nada que fuera fundamental para el
imperio por ejemplo el fuego griego, las reservas de oro y las reservas de sal, como
también del hierro para la posterior fabricación de armas o madera que utilizaban para
la construcción de barcos. En síntesis, todo lo que pudiera favorecer en batalla a
enemigos como fueron los persas sasánidas, los avaros y húngaros.
El imperio debía suplir los gastos de la aristocracia de algún otro modo, ya que la parte
que se encargaba de la burocracia imperial, no producía ningún tipo de ingreso. Y esos
gastos sumados a las fuerzas militares que demandaban un excedente que debía ser
suplido con otra fuente de ingresos, como el comercio, además de la producción agraria
extraída de la tierra.”La propia supervivencia del imperio dependió durante la mayor
parte de su tiempo del superávit en la balanza comercial” Santos, Francisco J. Andrés
(2013: 5).
Luego de que los comerciantes bizantinos se vieran impedidos de navegar por Egipto y
Siria, debido a las conquistas árabes en el siglo VII. Centralizaron su actividad en la
Capital del imperio a fin de mantenerse en las Rutas europeas, asiáticas y el Mar Negro.
Una de las instituciones del imperio que benefició a los comerciantes fue la banca, “un
sistema con fines altamente lucrativos, gestionado por hombres de negocios que
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buscaban invertir en los comerciantes para luego extraer un interés a su favor” Santos,
Francisco J. Andrés (2013:10). Esto impulsó el comercio exterior a través de la
acumulación de excedente mercantil y el uso de créditos que garantizaba la circulación
monetaria en las distintas ciudades de Bizancio pero, principalmente en la capital donde
estaba acumulado el poder aristocrático.
La vida del comerciante, en cuanto a sus viajes marítimos eran peligrosos, con muchas
turbulencias en el Mediterráneo, en el Mar Egeo y Mar Negro. También abundaban las
tormentas en diferentes periodos del año.
Sumado a ello debían tratar con las pérdidas producidas por los piratas sarracenos, que
asaltaban a los navíos imperiales, lo cual hacía de las embarcaciones una inversión
arriesgada para el comerciante.”La incursión de los árabes por el Mediterráneo central y
la consiguiente piratería sarracena sembró inseguridad” Santos, Francisco J. Andrés
(2013:13).
Los comerciantes extranjeros debían pagar impuestos, ante las autoridades locales del
imperio. Porque Bizancio a pesar de los conflictos bélicos con los musulmanes, el
comercio exterior a través de Constantinopla nunca cesó.
Atraídos por la seda, principalmente hecha en Siria. Los comerciantes demandaban cada
vez más este preciado producto, multiplicándose así en Bizancio la construcción de
talleres estatales para la aumentar las ganancias de la producción, del comercio textil.
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Bizancio era un imperio atractivo para los comerciantes debido a su vasta urbanización
caracterizada por su riqueza cultural. Esto se ve reflejado que en la mayor parte de su
historia el imperio era dependiente del excedente que generaba el comercio junto con el
campo.
1. Control de los precios, para que todos los comerciantes puedan adquirir los
productos al mismo precio y así evitar abusos por parte de los vendedores, cada
profesional era libre de elegir cuando adquirir y en qué cantidad el producto, pero sobre
este también había regulaciones a la hora de venderlo.
2. El producto era fijado por los comerciantes, pero no podía pasar ciertos límites
regulatorios de un beneficio entre un 4% y 16% a su favor.
3. Al Estado bizantino le interesaba que los bienes puestos al mercado, poseyeran
un cierto grado de calidad, y es por esto que el estado realizaba un control de calidad de
los productos, para tener una buena reputación con los demás reinos, que usaban a
Bizancio como zona de intercambio y abastecimiento.
4. Los comerciantes que se dedicaban a negociar productos de alta calidad, como
por ejemplo piedras preciosas o seda fina, pasaban por un riguroso control estatal para
que estos lleven una cuenta de la cantidad de estos caros recursos que circulaban por el
imperio y se le dedicaba una mayor atención a los extranjeros que tenían interés de
importar estos productos a la clase alta de la sociedad bizantina.
Consideraciones finales
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fuerte que reflejaba el poder e influencia del imperio a través de Europa en el periodo de
la Edad Media.
Más allá de la organización y apoyo que podría brindar el Estado Bizantino, lo cierto es
que los trabajadores de diferentes rubros como artesanos, campesinos y los mismos
comerciantes se veían serias dificultades de crecer, debido a la gran cantidad
regulaciones, impuestos y controles en los productos. Pero gracias a la creación de
instituciones como la banca y la utilización de la marina mercante, el comerciante pudo
tener éxito en su servicio hacia el imperio.
Bibliografía