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Universidad Nacional del Comahue

Facultad de Humanidades

Profesorado en historia

Europa I

Profesores: Ariel Petruccelli – Fernando Cammarota

Monografía: Surgimiento y características de la ciudad medieval

Alumno: Aníbal Gabriel Soria – FaHu 137

Año 2018
Objetivos:
o Comparar la ciudad antigua con la ciudad medieval
o Analizar el surgimiento del ordenamiento feudal
o Describir el ordenamiento urbano y la organización de las
actividades en la ciudad medieval,
Origen de la ciudad medieval

Indagar sobre el origen de la ciudad medieval en el continente actualmente


conocido como Europa, implica hacerlo sobre el comienzo de la Edad Media y el fin de
la Antigüedad en este espacio geográfico, La visión historiográfica tradicional sostiene
que la Edad Media comienza en el siglo V d.C con la caída del Imperio Romano de
Occidente debido a las invasiones germánicas, es decir de pueblos barbaros—con
comportamiento nómade— provenientes del este sobre la península itálica. Lo cual
significo la caída de la ciudad de Roma a manos de estos, dando así fin al mundo antiguo.
Otros puntos de vista tienden a considerar el fin del mundo antiguo a partir del siglo VIII
aproximadamente, cuando la expansión del Islam sobre el mar Mediterráneo, con sus
conquistas sobre el Próximo Oriente, el norte de África y la península ibérica pone fin al
acceso que los distintos reinos romano-germánicos, instalados en la Galia e Hispania, que
era como los romanos conocían a las regiones ubicadas al oeste de la península itálica.
Esto implica reconocer que el Imperio Romano era una civilización mediterránea cuyas
redes de transporte centrales para abastecerse de esclavos y bienes—cereales, aceite de
oliva, etc.— eran marítimas a través del mar Mediterráneo . Según Chris Wickham “El
imperio romano tenía su centro en el Mediterráneo (…) es la única potencia de la historia
que ha dominado toda sus costas. La estructura del imperio dependía realmente del mar
interior, puesto que el transporte marítimo fácil y relativamente barato estableció un
vínculo entre todas las provincias”.1 Por vía terrestre lo hacía a través de calzadas que
facilitaban la conexión de sus provincias y sus ciudades con la ciudad capital: Roma.
Estas calzadas facilitaban la movilización de funcionarios y mercaderías regularmente,
también de tropas con el objetivo de repeler conflictos internos. Por este motivo lo que
garantiza la existencia de un imperio centralizado es la existencia de una red
comunicacional eficiente para mantener su unidad. En todas las provincias que el Imperio
iba conformando a medida que se expandía, implantaba el modelo de ciudad romano
reproduciendo su organización municipal. La magnificencia de muchas de esas ciudades

1
Wichham, Chris, “El peso del Imperio”, en El lega de Roma, Ed. Barcelona, España, pp 57-89
—en especial la capital imperial— se sustentaba en la agricultura, por lo que su riqueza
tenia sostén en la clase dominante de terratenientes romanos.

En cuanto al hecho de que las invasiones germanas provocaron la caída de la


civilización romana, según Perry Anderson lo que se rompe es “la unidad militar,
política y económica del Imperio de Occidente”2, cayendo sus provincias en el desorden,
perdiendo su conexión administrativa y de tropas. Sin embargo, los germanos no fueron
capaces de reemplazarlo, ya que en su mayoría eran pueblos de comportamiento nómade,
carecían de una organización estatal y no poseían unas normas de propiedad
estructuradas. Esta oleada de invasiones se produce a partir del siglo IV sobre territorio
romano por la presión de tribus procedentes desde lo que actualmente se conoce como
Eurasia, debido al avance de los hunos La primera provoco la entrada de los visigodos en
territorio romano. La segunda a principios del siglo V fue de vándalos, suevos y alanos
sobre la Galia, penetrando también burgundios y alamanes. Mientras que la tercera oleada
permitió el establecimiento definitivo de los suevos en Hispania y de los vándalos
provisoriamente en las islas del Mediterráneo oriental. A finales del siglo V la última
oleada causa la migración de los ostrogodos a Italia, la de anglos, jutos y sajones a
Britania. Siendo la región de la Galia conquistada por los francos, empujando a los
visigodos hacia Hispania. Con el tiempo irán conformándose reinas romano germánicos
que mantendrán instituciones de los romanos, aunque las asimilaran junto con las
tradiciones germánicos como la esclavitud y el colonato de los dominios agrícolas
romanos, Estos reinos eran Estados de carácter muy frágil, como el de los visigodos en
Hispania, que en el siglo VIII caerá debido al avance del Islam en el mar mediterráneo.
Sin embargo el reino de los francos lograra mantenerse y adoptara la religión oficial del
extinto imperio occidental, el catolicismo, cuya sede seguirá estando en Roma.

El cristianismo logra sobrevivir a la caída del Estado imperial romano, por que
éste era su rama secular, siendo la iglesia su rama espiritual. Logrando perdurar la Iglesia
Católica romana en la transición de la Antigüedad a la Edad Media, debiendo adaptarse
a un nuevo contexto en el que se agudizara el proceso de ruralización que ya había

2
Anderson, Perry, “Las invasiones”, Transiciones de la antigüedad al feudalismo, Siglo XXI, México, 1997,
pp. 110-126.
comenzado en el siglo III d.C, cuando las ciudades romanas comienzan a perder una gran
parte de su población, especialmente la dedicada al comercio y las actividades artesanales
—como forma de evitar esta sangría, especialmente las de aquellos dedicados a los
oficios, muchos serán fijados a ellos por las autoridades administrativas, convirtiéndose
en actividades hereditarias por nacimiento—quedando conformadas en gran parte por sus
autoridades administrativas y eclesiásticas. Trasladándose a las villas romanas que en
esta etapa del Imperio se irán configurando como un pequeño núcleo urbano constituido
por la residencia del señor. En este contexto de despoblamiento urbano que podría
estimarse como culminado a partir del siglo VIII, disminuye gran parte de la vida urbana
en el continente con las invasiones islámicas que bloquean los puertos del Mar Tirreno,
cortando las conexiones de la península itálica, después de someter el norte de África y
la península ibérica. Según Henri Pirenne “materialmente subsistieron las ciudades pero
perdieron su población de artesanos y comerciantes y, con ella, todo cuanto había logrado
perdurar de la organización municipal del Imperio romano”3. La ciudad medieval
propiamente dicha comenzara formarse a partir del siglo XII aproximadamente pero en
un contexto de fragmentación jurídico política, debido a la ausencia de un Estado imperial
centralizado como lo fue el imperio romano de occidente. En este contexto la iglesia
actuara como un factor de cohesión social a lo largo del continente, siendo sus catedrales
góticas ubicadas en las ciudades medievales como un factor de unificación. Estas
construcciones —financiadas en su gran parte por artesanos y mercaderes urbanos—
ubicadas en las ciudades medievales se destacan por su altura, lo cual será un reflejo del
aislamiento interno del continente. Si se las compara con las construcciones romanas
como los acueductos, puentes, etc., su horizontalidad refleja que estaban orientadas hacia
la circulación.

El termino <<ciudad medieval>> es aplicable a la Europa cristiana, una idea que se


comienza a consolidar por la acción evangelizadora de la Iglesia católica en el espacio
rural y las invasiones de pueblos escandinavos de tradición marítima no incorporados a

3
Pirenne, Henri, Cap.2: “Las villas”, Historia económica y social de la Edad Media, México, Fondo de
Cultura Económica, 1987 (1933)
la cristiandad latina procedentes desde el norte, cuyo comportamiento basado en la
piratería tiende a disminuir a finales del siglo X.

Expansión del sistema feudal en Europa

El feudo es una unidad política, económica y administrativa con tendencia a la


autonomía, constituyéndose cada vez más en un espacio cerrado en donde rige un derecho
consuetudinario, es decir basado en la costumbre. Este feudo era concedido a un noble
por el rey (o por otro noble con mayor poder) por un doble vínculo, el del beneficio —
modalidad que puede remontarse a las prácticas eclesiásticas romano-tardías y a los
repartos tribales de tierra propios de los germanos— y el vasallaje —parece tener su
origen en formas de sequito aristocrático tanto germanas como galorromanas—. El
primero suponía la aceptación de la tierra con la condición de hacer usufructo de ella,
reconociendo el dominio al señor que la entregaba. Mientras que el segundo suponía la
admisión de una relación de dependencia política, siendo el vasallo enemigo de los
enemigos de su señor y amigo de sus amigos. Tanto uno como otro son instituciones
feudales a las que habría que agregar el señorío y la servidumbre. El señorío parece tener
su origen en la villa galorromana. Grandes fincas autosuficientes cultivadas por
campesinos que entregaban al señor terrateniente productos en especie. La servidumbre
desciende probablemente del estatuto clásico de colono —campesinos libres que
cultivaban la tierra— y de la degradación de los campesinos germanos por los encargos
casi coercitivos impuestos a los guerreros de los clanes.

En términos marxistas, el modo de producción feudal es una economía natural en


donde ni el trabajo ni sus productos eran mercancías, a diferencia de lo que ocurre en una
economía monetaria como la que se da en la ciudad medieval. El campesino, como
productor inmediato se encontraba adscrito a la tierra —entendida como medio de
producción—por una forma de relación social específica conocida como servidumbre.
Debiendo entregar un excedente al señor feudal, quien obtenía un plus producto de lo
producido por el campesino, que se quedaba con lo mínimo indispensable para satisfacer
sus necesidades básicas. A partir del siglo X, con la desintegración del imperio carolingio
se de una síntesis histórica que tuvo su punto culminante a finales del siglo XIII: el
feudalismo: choque entre dos modos anteriores de producción, el primitivo de los
germanos y el antiguo de los romanos. De esta forma el orden feudal se expandió por el
continente.

Durante el imperio carolingio fueron formándose gradualmente las instituciones


que darán origen al sistema feudal. Éste fue un intento ideológico y administrativo para
hacer resurgir el sistema imperial romano dentro del occidente continental, ya que su
existencia contaba con la aprobación de la Iglesia católica, de hecho, en el año 800
Carlomagno es coronado emperador de Occidente por el papa León III. Éste era nieto de
Carlos Martel, el fundador de la dinastía carolingia que detiene en el 753 d.C al avance
de los musulmanes sobre lo que actualmente es Francia, en la batalla de Poitiers,

Con el objetivo de unificar al continente bajo una sola moneda y así eliminar la
dispersión que suponía la existencia de otros reinos romano-germánicos, se estandarizo
el sistema monetario, ya que emitir moneda es un asunto de Estado que materializa la
existencia de una organización política. Aunque en la práctica fue más un montaje que
una expresión solida del antiguo Imperio romano, ya que carecía de comercio exterior,
por lo tanto su circulación monetaria era escasa y cayó por carecer de una red de
comunicaciones eficiente que le permitiera mantener conectados los condados y regiones
paganas de los límites del imperio, en donde se enviaban misiones religiosas para
evangelizar a los paganos. También de una burocracia palaciega que permitiera mantener
su integración. Por otro lado, sus costas también eran frágiles, como lo demuestran las
invasiones normandas al norte del imperio.

Sin embargo, durante su existencia fueron formándose gradualmente las


instituciones que darían origen al sistema feudal, ya que durante la época de Carlomagno
comienza la síntesis entre las donaciones de tierra y los vínculos del servicio. A fines del
siglo VIII se fueron integrando el vasallaje con el beneficio, en el siglo IX el beneficio
se fue equiparando con el honor (cargo y jurisdicción públicos). Las concesiones de
tierras otorgadas por los soberanos dejaron de ser regalos para convertirse en tenencias
condicionadas, disponiéndose de ellas a cambio de servicios otorgados bajo juramento,
Los cargos administrativos inferiores tendieron a aproximarse legalmente a esta forma de
disposición de la tierra. A la vez, las inmunidades legales de las que gozaba la Iglesia —
otorgadas como privilegio por los códigos legales germanos en los siglos anteriores—,
se extendieron a los guerreros seculares. Por lo que los condes no podían irrumpir en las
propiedades de los vasallos provistos de esta protección. Éstos se encargaban de
administrar los condados, que eran la unidad administrativa básica del imperio carolingio.
Se designaban en ellas a los nobles de confianza, disponiendo en esas regiones de poderes
militares y judiciales para gobernarlas, siendo esto una muestra de delegación de la
autoridad pública. Estos dignatarios recibían una parte proporcional de las rentas locales
de la monarquía, junto con concesiones territoriales en el condado.
Urbanismo medieval

Las ciudades del continente pueden dividirse en dos categorías: las portuarias y
las ubicadas tierras adentro. En las primeras se daba un mayor auge comercial por su
conexión marítima, mientras que en las segundas, sus caminos no están conectados por
la fragmentación jurídico política que impide a los reinos convertirse en Estados con
pleno derecho tributario y territorial sobre los señoríos, ya que los feudos son autónomos
dentro de los dominios del señor.

En el ordenamiento del urbanismo medieval, los recién llegados, aunque


dispusieran de un buen nivel económico carecían de una red de relaciones que les
permitiera ser admitidos en un oficio o participar en la vida política de la ciudad. Mientras
que los ciudadanos ya estables buscaban multiplicar las barreras jurídicas o de hecho para
adquirir la condición de ciudadanía. Como los habitantes de los portus, palabra cuyo
significado sería el de un lugar por el que se transportan mercancías, y por ende, un
punto particularmente activo de tránsito4. En ciudades portuarias como Flandes e
Inglaterra los habitantes del puerto recibían el nombre de poorters o portmen, la cual fue
durante mucho tiempo “sinónimo de burgués” según Pirenne, ya que para él la burguesía
primitiva se componía de manera exclusiva a las personas dedicadas al comercio como
forma de vida. Desde el principio la aglomeración mercantil se había rodeado de una
muralla para su seguridad, congregándose alrededor de los burgos. Su amurallamiento
hizo que con el tiempo se integrara al burgo antiguo, ya que en cierto modo era un burgo
nuevo dentro del burgo antiguo, con el tiempo se irán integrando aunque las murallas
tanto en el burgo antiguo como el nuevo, serán una forma de regular la entrada de
población. La integración no será siempre en forma pacífica.

En la formación de la sociedad urbana las clases dominantes tradicionales como


la aristocracia y el clero no conformaran un frente común a las pretensiones de los grupos
sociales dedicados al comercio y al artesanado, quienes para poder ejercer sus actividades
profesionales necesitaban que las clases dominantes tradicionales les reconocieran
libertades y privilegios económicos a través de franquicias jurídicas y políticas. También

4
Pirenne, Henri, Cap.2: “Las villas”, Historia económica y social de la Edad Media, México, Fondo de
Cultura Económica, 1987 (1933)
las ciudades serán un espacio que cuestionara a la sociedad tripartita conformada por los
campesinos, la nobleza y el clero.

Sin embargo, los inmigrantes disponían de espacios de sociabilidad, como las


parroquias, que les facilitaban relacionarse con personas que tuvieran su mismo acento.
Esta diversidad de orígenes se observan tanto en Florencia, como en Lyon y en Paris y
en las ciudades de Castilla.

Las murallas de las ciudades eran una forma de protegerse del exterior en épocas
de guerra, así como de regular la entrada de la población. En la formación de la sociedad
urbana las clases dominantes tradicionales como la aristocracia y el clero no conformaran
un frente común a las pretensiones de los grupos sociales dedicados al comercio y al
artesanado, quienes para poder ejercer sus actividades profesionales necesitaban que las
clases dominantes tradicionales les reconocieran libertades y privilegios económicos a
través de franquicias jurídicas y políticas. Las cartas que otorgaban franquicias a los
habitantes de las ciudades se presentaban generalmente como cartas de paz, que
otorgaban privilegios. Éstos eran concedidos por los soberanos cuando les interesaba
favorecer a los grupos urbanos para encontrar respaldo ante sus adversarios u obtener
ingresos adicionales con la imposición de impuestos y tasas a las actividades económicas
de los ciudadanos. Por este motivo a partir de la segunda mitad del siglo XI los privilegios
y franquicias fueron concedidos por soberanos, desde Inglaterra a España e Italia y desde
Francia a los límites eslavos. Enrique I (1100-1135) les otorgo a los burgueses de
Newcastle-upon-Tyne, libertades como el derecho a comerciar libremente y a tener el
monopolio del comercio de la ciudad, además de recibir como burgueses de la ciudad a
los campesinos refugiados en ella después de un año y un día. Esta tendencia a la
autonomía es un factor que diferencia a estas ciudades en comparación con las ciudades

de la antigüedad5. Son comunas autogobernadas que ejercían el comercio y las


manufacturas, con autonomía política y militar con respecto a la nobleza a la Iglesia.
Existiendo una oposición entre la ciudad y el campo basada en economía: una economía
urbana de creciente intercambio mercantil, controlada por mercaderes y organizada en

5
Las ciudades de la antigüedad clásica como Roma y Grecia estaban gobernadas por terratenientes que si
bien, vivían en ellas, obtenían su riqueza de la agricultura.
gremios y corporaciones, en contraposición con una economía rural de intercambio
natural, controlada por nobles y organizada en señoríos y parcelas.

En cuanto a los gremios, estos eran agrupaciones de artesanos dedicadas a una


misma especialidad, como herreros, zapateros, etc., con estrictas regulaciones sobre las
categorías del oficio de sus miembros (aprendiz, oficial, maestro), precios, horarios de
actividad y lugar en el que se desempeña ésta dentro de la ciudad. Por este motivo las
ciudades medievales tenían calles distintivas de los oficios que se desempeñan en ellas.
La burguesía de los siglos XIV y XV obtenía sus ingresos a través de una participación
en el producto del campesino labrador o del artesanado urbano. Las regulaciones que los
gremios establecían en las actividades de estos últimos, serán un obstáculo para los
intereses de la clase mercantil, ya que les impide negociar libremente por lo que buscara
destruir la cohesión interna de los gremios

.
Bibliografía
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