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M2 GRUPO A

Inmaculada Fernández Aparicio


Silvestre Ariza Ríos
María de la Cruz Vela
Yolanda Córdoba Córdoba
Marta García Benítez
Sonia García Barbero

DEL PENSAMIENTO FORMAL AL CAMBIO CONCEPTUAL EN LA


ADOLESCENCIA
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RESUMEN
La adolescencia conlleva profundos cambios y nuevas formas de pensamiento que se
caracterizan por una mayor autonomía y razonamiento. Según Piaget, representaría el estadío
de las operaciones formales donde se alcanza el pensamiento formal.

En uno de los libros más emblemáticos de Piaget se exponían las características del nuevo
estadío de las operaciones formales, que emerge entre los 11-12 años y se consolida sobre los
14-15 años, siendo el último estadío de desarrollo cognitivo, tras el de las operaciones
concretas.

Respecto a la diferencia entre estos dos últimos estadíos, encontramos discrepancias a la hora
de por ejemplo resolver un problema. En el caso de las operaciones formales la realidad es
concebida como un subconjunto de lo posible, mientras que en el caso de las operaciones
concretas es lo real lo que está subordinado a lo posible. Por tanto, ante un problema un niño
solo puede plantear los datos reales y a veces concebir situaciones posibles prolongadas de lo
real. Por el contrario, un adolescente o adulto va más allá de los datos reales y prevé
situaciones causales posibles para contrastarlas con la realidad mediante la experimentación.
De esta forma el adolescente posee la capacidad de elaborar casi todas las situaciones posibles
ante una situación dada, planteando y resolviendo un problema con mayor precisión.

En la adolescencia adquieren mayor importancia los pensamientos abstractos, ya que estos


cobran forma de hipótesis formulando mayor número de explicaciones y resoluciones. Los
sujetos de este último estadío se sirven de proposiciones verbales como hipótesis y
razonamientos, así como de resultados. Estas proposiciones son afirmaciones sobre “lo que
puede ser posible” abstracta e hipotéticamente independientemente de la realidad. El lenguaje
es el vehículo fundamental para estas representaciones.

Otra característica importante de este estadío es la disposición de los llamados ​esquemas


operacionales formales​, a través de los cuales el adolescente representa su conocimiento como
resultado de la interacción de la nueva información con la propia experiencia. Representamos
nuestro conocimiento como una realidad que se va modificando al adquirir nuevas
experiencias, acomodándose a las demandas del medio, asimilando de esta manera nueva
información. Ocho son los esquemas operacionales entre los que destacan la combinatoria, el
equilibrio mecánico o las correlaciones.

Respecto al pensamiento formal, la tradición piagetiana propone ciertas características:

● El pensamiento formal es universal, es decir, aparece en todos los adolescentes a los


11-12 años y se consolida sobre los 14-15.
● Es uniforme y homogéneo, de forma que el adolescente accede de modo simultáneo a
todos los esquemas operacionales formales.
● Atiende a las estructuras de relaciones entre los objetos antes que a su contenido, dos
tareas con la misma estructura lógica y distinto contenido tendrían la misma dificultad
para el sujeto.
● El pensamiento que tienen los adolescentes es similar al de los adultos.

Pero el pensamiento no se adquiere tan fácilmente ni de forma tan homogénea, además hay
que darle más importancia al contenido. Así, las investigaciones post piagetianas proponían los
siguientes supuestos:

● Las distintas tareas formales no presentan la misma dificultad, lo que significa que este
pensamiento no es una estructura de conjunto donde no importan los contenidos.
● El 50% de los alumnos parece tener un pensamiento formal, por lo que deducimos que
no es un pensamiento universal. También se aplicó a adultos, ya que se obtuvieron
resultados similares a los de los adolescentes.
● También se ha criticado a la escuela de Ginebra por considerar este pensamiento como
la cima del funcionamiento intelectual. Existen otros modos de pensamiento, “post
formal”, que concibe un sistema de pensamiento más abierto e incluye aspectos
sociales y más pragmáticos.

Se ha observado que hay diferencias entre las personas que no resuelven los problemas
formales, incluyendo que este déficit debe analizarse bajo la distinción competencia-actuación.
Es decir, muchos adolescentes y adultos no logran usar todos sus recursos o habilidades
intelectuales (competencia), por lo que su rendimiento final (actuación) se sitúa debajo de sus
posibilidades. Esto no significa que los sujetos sean incapaces de utilizar un pensamiento
formal, solo que se debe a determinadas variables de la tarea o del mismo sujeto.

De este mismo modo, Piaget sugirió que en los casos donde la situación no corresponda a las
aptitudes o intereses del sujeto, este utilizará un razonamiento del estadío anterior
(operaciones concretas), pero en cambio si la situación está dentro de su dominio o interés, su
pensamiento se expresará a nivel operacional formal. En definitiva, cada persona alcanza el
nivel de funcionamiento formal en el área que se ha especializado y que mejor conoce.

Relacionando la ciencia y el pensamiento formal, se ha venido utilizando el término


“pensamiento científico” ya que hay una gran semejanza entre la manera en que Piaget e
Inhelder conceptualizan el pensamiento formal y los elementos de la metodología científica.

Muchos investigadores se han referido a las concepciones equivocadas de los alumnos, y


aunque sean ideas erróneas desde un punto de vista académico, representan el punto de vista
genuino del alumno. Así, han mostrado estar de acuerdo en lo siguiente:

● No son correctos desde el punto de vista científico, ya que incumplen leyes básicas de la
ciencia, aunque hayan sido enseñados durante años en la escuela.
● Suelen estar guiadas por la percepción, la experiencia y el conocimiento cotidiano, por
lo que predomina el sentido común y la intuición.
● Tienen un importante grado de estabilidad durante la vida, por lo que son muy
resistentes a las posibilidades de cambio conceptual.

Así es cierto que nuestras ideas se modifican, y este cambio conceptual se produce con las
siguientes condiciones:

● El sujeto experimenta insatisfacción con su teoría y toma consciencia de que hay un


error, lo cual es esencial para comenzar el proceso de cambio.
● Esto lleva a una búsqueda de otras posiciones, necesariamente que el sujeto las
comprenda hasta cierto punto.
● La nueva teoría es plausible, es decir, debe ser capaz de resolver problemas que la otra
no podía.
● Además, debe dar la posibilidad de aparición de nuevos fenómenos que antes no
parecían existir.

De esta forma nos preguntamos si los adolescentes comparados con sujetos de mayor o menor
edad son capaces de llevar a cabo un proceso de cambio conceptual. Cuando se encuentran
ante problemas de la vida cotidiana, se harán cambios hacia modelos más complejos pero aún
alejados de la explicación científica. El razonamiento de los adolescentes al igual que le de los
adultos se mueve por criterios funcionales en lugar de por criterios lógicos. En este sentido,
nuestro pensamiento responde a criterios de supervivencia donde se incluye la tendencia a
conservar nuestras ideas con las que podemos controlar e interpretar los acontecimientos.

Se dan varios factores a favor del mantenimiento de nuestras ideas, que pueden ser
relacionadas con el propio sujeto, de creencias culturales que nos dan respuestas que no nos
planteamos y relacionadas con la transmisión en la escuela, que hace que se mantengan ideas
muy alejadas del conocimiento científico.

En conclusión, el cambio del modo de pensar infantil al modo de pensar adolescentes y adulto
no se da de forma tan drástica como se pensaba, y además el hecho de que se dispongan de
herramientas más potentes no quiere decir que se lleve a cabo el cambio conceptual.

APLICACIONES PRÁCTICAS

El artículo descrito se dedica a rebatir las teorías de Piaget en cuanto la formalización del
pensamiento en la adolescencia. La refutación de las mismas se basa en distintos estudios que
contradicen las ideas principales de esta teoría, por ello queda demostrado que es insuficiente
y que de cara al futuro próximas investigaciones deberían basarse en estudios más recientes.

Por ejemplo, en este artículo se pone en duda la universalización del pensamiento formal,
destacando estudios en los cuales se comprueba que el contenido cultural y la historia personal
del sujeto influyen en los resultados de las pruebas. Es por esto que este artículo tiene una
aplicación práctica, no tanto en sí mismo, si no a la hora de plantear futuros caminos de
investigación en el ámbito del pensamiento formal.

VALORACIÓN PERSONAL

El paso de la infancia a la adolescencia es complicado, sobretodo en lo que se refiere a cambios


en la forma de pensar y de concebir las cosas. Cuando somos adolescentes comenzamos a
imaginar y a idear las mil y una soluciones diferentes que podríamos haber dado a una
determinada situación, cosa que en la infancia ni nos planteamos. Esto se debe a habernos
tenido que acomodar al medio que nos rodea basándonos en las experiencias que hemos vivido
a lo largo de nuestra vida. Este complejo cambio de ideas a veces nos lleva a querer conservar
las ideas que ya tenemos por el simple hecho de no esforzarnos en cambiarlas, ya que requiere
un esfuerzo extra a lo que estamos acostumbrados a vivir día a día. Si lo pensamos bien, todos
cuando llegamos a la adolescencia comenzamos a plantearnos cosas que antes no nos
habíamos planteado nunca y todo eso llega a nuestra cabeza como una bomba de información.
Dándole así, más y mejores pensamientos a las cosas que más nos interesan, por ejemplo,
rendimos mejor en tareas que nos parecen más divertidas o interesantes, o simplemente que
ya tengamos experiencia en ellas, por eso tiene sentido que para alcanzar nuestro mayor
rendimiento tengamos al menos que tener un interés especial por la tarea que sea.

Pero sin duda alguna para crecer como persona, tanto intelectual como emocionalmente, es
necesario el esfuerzo para cambiar nuestras ideas y concebir otras nuevas, empezando por la
adolescencia ya que es la etapa con más cambios, hasta finalizar nuestras vidas.

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