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Presentación
La novela histórica de Dobraczynski
Presencia de Nicodemo, en el Cuarto Evangelio
Don Miguel de Unamuno, con Nicodemo
El reto del “nacer de nuevo”
URLs recomendadas
Audios del pasaje de Juan (3:1-21)
Archivos adjuntos
Presentación
Este correo es uno de los componentes del material que separé --para un segundo
correo-- del ya enviado “Los dos de Emaús – 2017 ( I )”. Postpongo esa segunda
parte, que ha de centrarse en otras canciones de Emaús (distintas de la de L. Irua-
rrizaga).
Según el evangelio de Lucas (24:13-35), fueron dos los discípulos del “camino
de Emaús”, y uno de ellos era Cleofás. Pero nada se dice del otro discípulo, ni
ahí ni en el resto del Nuevo Testamento canónico1.
Veremos aquí el diálogo de Nicodemo con Jesús de Nazaret en torno al “nacer
de nuevo”, así como lo que se dice sobre ello en el Cuarto Evangelio, en la no-
vela de un polaco y en dos contextos --poco conocidos-- de don Miguel de Una-
muno. Pero el tema del “nacer de nuevo” da mucho de sí, y tendremos que desa-
rrollarlo con posterioridad.
Vuelvo a enviar los dos tomos de “El Forastero en el camino de Emaús”, de
John R.Cross: “04a_Cross John R - El Forastero en el camino a Emaús.pdf”
y “04b_Cross John - El forastero en el camino a Emaus - Manual De Traba-
jo”.
1
Nada nos dice Lucas de Nicodemo; ni él ni los otros dos evangelios sinópticos (Mateo y
Marcos). Sólo Juan (3:1-21) trae la entrevista de Jesús con Nicodemo.- Vid. Biblia de Jerusa-
lén. Nueva edición totalmente revisada y aumentada. Bilbao: Desclee de Brower, S.A., 1976.
Nuevo Testamento, pág. 126-127.
Cierto es que Nicodemo está presente también en uno de los evangelios apócri-
fos: el “Evangelio de Nicodemo” --conocido como las Actas de Pilatos2--, y que
asimismo encontramos a Nicodemo en la tradición Patrística (apostólico-
eclesiástica):
“De entre los comentarios de los Padres al evangelio de san Juan, el más conocido es
el de san Agustín. En el Tractatus 11 y 12 dedicados al diálogo de Jesús con Nico-
demo, se indica que este último buscaba sinceramente la verdad pero lo hacía de no-
che lo que no le permitía ver con la claridad necesaria y entender las palabras de Jesús.
De hecho, la afirmación de Jesús acerca del nacer de nuevo requería toda la luz del
evangelio:
No conocía más modo de nacer que el de Adán y Eva: no sabía todavía que se
podía nacer de Dios y de la Iglesia; conocía sólo a los padres que generan para
la muerte y no todavía a los que generan para la vida; conocía solo a los padres
que generan herederos y no todavía a los que viven para siempre y generan (hi-
jos) que permanecen. (In Ioann. Tract. XI 6)”
(En esta URL)
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2
De este “evangelio” verás una versión en los adjuntos internos
[“02a_Apócrifos_EVANGELIO DE NICODEMO_De Santos Otero Aurelio - Los Evange-
lios Apocrifos_red.pdf”], más otras dos versiones (más básicas) de este evangelio no-canónico
en los archivos adjuntos internos: “02b_Acta Pilati_Evangelio de Nicodemo.pdf” y
“02c_Apócrifos_El-evangelio-de-Nicodemo.pdf”.
“[…]. José seguía paseando en silencio. Por fin se paró ante mí y dijo:
—Después de esta conversación, dos cosas han quedado completamente claras. La pri-
mera es que la lucha de todos ellos contra el maestro aún no ha terminado. Son capaces
de sostenerla con lo que ellos llaman su «espíritu» y con todo aquel que crea en este
«espíritu». La segunda es que si antes podía haber alguna sospecha de que ellos hubie-
ran escondido el cuerpo, ahora se ha desvanecido por completo. Jonatán no mentía.
Realmente, no sabe dónde está el cuerpo. Y tampoco ha exagerado al decir que Caifás
no se detendrá ante nada. Ni Jonatán bar Azziel tampoco. Además, les comprendo: para
ellos el maestro es aún más peligroso ahora que cuando vivía... Se ha convertido en un
símbolo y un símbolo puede llegar a ser más peligroso que un hombre vivo. Ahora tie-
nen que luchar. Escucha, Nicodemo. Jonatán tiene razón; estás en peligro y seguirás es-
tándolo por un tiempo... Más adelante los odios se enfriarán, pero ahora podrían hacerte
caer en manos de los sicarios.
Saben que fuiste a visitar de noche el sepulcro... No me lo habías dicho. ¿Por qué lo hi-
ciste?
—Este sepulcro — confesé — parecía llamarme... —Es verdad, llama — dijo José —.
Incluso ahora, vacío. Tendremos que ir allá.
Pero déjame volver a lo de tu peligro. Creo que, tal como aconseja Jonatán, harías mejor
marchándote de la ciudad. No para mucho tiempo, sino sólo para tres o cuatro días. Tie-
nes un palacio entre /(a la pág. 371) Emaús y Lidia, ¿verdad? Hace tiempo que no has
ido allí y nadie sospechará si lo haces ahora. Llévate contigo a este joven Cleofás que se
mostró contrario a la sentencia. También se querrán vengar en él... Tenemos que prote-
gerle... Es un fariseo y te será más fácil hablarle. Bueno, ¿qué te parece este plan?
3
En esta URL; en esta otra; etc..
4
Yo leí esta novela allá por el año 59; prestada por I.M.G.G. Recientemente, la he adquirido en
la edición rústica de Herder: Jan Dobraczynski: Cartas de Nicodemo. 19ª. ed. reimpr. Barcelo-
na: Herder, 2004 (1958/1ª. ed.). (475-480 p.).
Sobre el camino de Emaús, puedes ver uno de estos dos vídeos en los depósitos
de YouTube:
https://www.youtube.com/watch?v=CB0t8ppvTfY
https://www.youtube.com/watch?v=YK3KP8c1lg4
5
Adjunto un extracto en PDF del “Diario íntimo” de don Miguel de Unamuno, contenido en
el tomo VII de las Obras Completas (prologadas y editadas por Ricardo Senabre).
[“03b_DIARIO ÍNTIMO_extracto-de-Obras-Completas,VII.pdf”]. En ese diario hay dos
pasajes en los que el rector de Salamanca menciona a Nicodemo: En el “Cuaderno 3”, “Tomás
Dídimo” (p. 336) y en el “Cuaderno 4”, “Historia. Juan III” (= Evangelio de San Juan, cap.
3º.; pp. 381-385). Los he señalado en el “marcalibros” del PDF.
6
El ensayo “Nicodemo el fariseo” (1899) lo puedes leer en el archivo “03a_NICODEMO EL
FARISEO_en_Miguel-de-Unamuno_Obras-completas-III.pdf”. Fue publicado en la Revista
Nueva, en Noviembre de 1899, y sirvió de base para la conferencia pronunciada por Unamuno
en el Ateneo de Madrid (13-11-1899). (32 pp.).— Lo que adjunto es un extracto completo que
he realizado yo, a partir de “Unamuno – Obras Completas – Tomo III – Ensayos I. (Prólogo,
edición y notas de Manuel García Blanco). Nueva edición. Barcelona: Vergara. S.A. (por con-
cesión de Afrodisio Aguado, S.A.), 1960 (1958/1ª.). (1151p.).—El archivo en PDF del tomo III
α) La que el editor del tomo III de las obras completas --el alumno de
Unamuno, Manuel García Blanco (1902-1966)-- nos proporciona en su
Prólogo, sobre el marco proyectado de las “Meditaciones evangélicas” de
Unamuno, y
β) El trabajo, más reciente, de Laureano Robles Carcedo O. P. (1933-),
“El mal del siglo (texto inédito de Unamuno)”7.
fue digitalizado por Internet Archive, en 2014, a partir de un ejemplar de la Library of Prince-
ton – Theological Seminary (16-01-2012).
7
Robles, Laureano: “El mal del siglo (texto inédito de Unamuno)”. Salamanca: Ediciones Uni-
versidad de Salamanca. Cuadernos de la Cátedra M. de Unamuno, 34 (1999) 99-131.
(ISSN:0210-749X).
cesión de espectros que de la nada, salen para, volver a ella, el aliviar miserias y mejorar
la condición temporal de los hombres no es otra cosa que hacerles la vida más fácil y có-
moda, y con ello más sombría la perspectiva de perderla; es la infelicidad de la felicidad.
Nos hemos obsesionado de razón, como sí la bondad íntima no fuese un órgano de rela-
cionarnos con la verdad, más poderoso acaso que la razón, que de las meras relaciones de
las cosas no pasa.'' (Carta de 3-1-1898.). La titulada "Jesús y la Samaritana", también
esbozada en las anotaciones del "Diario", procede del capítulo IV del Evangelio de San
Juan, y del tercero "Nicodemo el fariseo''. A ésta me referiré luego. De las otras tres,
"San Pablo en el areópago", nace de sus reflexiones sobre la vida del apóstol, concreta-
mente de su predicación en Atenas, y de su contenido nos informa la carta que le dirige a
su amigo y paisano Juan Arzadun: "Cuando cuentan los Hechos de los Apóstoles que lle-
gó San Pablo a Atenas, cuyos habitantes no entendían más que en decir u oír cosas nue-
vas (¡rasgos gráficos!) que por pura curiosidad, por diletantismo, le llevaron al areópago
y allí el Apóstol, recorriendo su santuario, halló un altar vacío con esta inscripción: /(a la
p. 13) “Al Dios desconocido" (es decir, al inconocible de hoy) y exclamó: "A aquél, pues,
a quien honráis sin conocerle, a éste os anuncio". Y siguió aquel asombroso sermón que
ocupa los versillos 22-31 del capítulo XVII de los Hechos de los Apóstoles (léelo). Así
sucede hoy que muchos adoradores del Inconocible a quien elevaron un ara entre otras
tantas aras como el diletantismo recoge, oyen por dentro de sí la voz del Apóstol. ¡Ojalá
salga de todo ello un nuevo San Dionisio como del diletantismo ateniense salió! Pensan-
do en esto me arrepiento de cuanto digo contra el neo-misticismo diletantesco de los ate-
nienses o estetas de hoy a la busca de cosas nuevas, de modas a de modernismos. ¿Quién
sabe? Entre ellos de seguro habrá más de un San Dionisio. Sólo que sucede como enton-
ces y es que por todo pasan, todo les parece curioso, interesante, poético, ideal, pues "así
que oyeron la resurrección de los muertos, unos se burlaban y otros decían,: "Te oiremos
acerca de esto otra vez". Todo lo que hace referencia a la muerte es la\ piedra de toque."
(Carta de 30-X-Í897) (1) [NOTA 1. "Cartas de Miguel de Unamuno", en la revista Sur,
Buenos Aires, núm. 119, set. 1944, p. 58.]. La meditación titulada "La oración de San
Dimos", según le dice a Iludain, se refiere a "la superioridad de la intención sobre las
obras exteriores" ; y, por último, "El reinado social de Jesús" —le escribe— "quiero ha-
cerlo con calma, con corazón y con vida". "Es su tesis central la de que hay que aplicar a
las relaciones entre los pueblos la misma moral que se preconiza para las relaciones entre
los individuos. Es una condena de la guerra y del militarismo y de todos los bárbaros sen-
timientos que engendra el exclusivismo nacional. Aún no tenemos el cristianismo en la
médula, y mientras no se haga espíritu de nuestro es-/(a la p. 14)-piritu y sustancia de
nuestra alma la verdad evangélica, no habrá verdadera paz." (Carta de 25-V-1898.). A es-
te conjunto de las meditaciones evangélicas unamunianas pertenece "Nicodemo el fari-
seo". Lo dio a conocer su autor en una lectura pública que hizo en el Ateneo de Madrid,
la noche del 13 de noviembre de 1899, añadiéndole entonces la introducción y el final,
como en el lugar oportuno indicamos, y pocos días después se publicaba en Revista Nue-
va, cuyo texto es el que aquí se reproduce. El correspondiente a la primitiva meditación
evangélica es el encabezado con la cita de los versículos allí señalados en los capítulos
III, VII y XIX del Evangelio de San Juan. En una carta a Jiménez Ilundain, del verano de
aquel mismo año, le precisa lo siguiente: "En los trabajos algo extensos, que guardo iné-
ditos en su mayoría, en mis "Meditaciones" (el "Nicodemo" ante todo), es donde he pues-
to más
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8
De ella se ocupaba una breve columna de prensa escrita la Semana Santa de hace dos años,
“Nicodemo: El Santo Varón que marca las diferencias entre los sinópticos y el cuarto evange-
lio”, en la pág. 28 de “Toma tu cruz y sígueme”, “Boletín Extraordinario núm. 14 – Año 2015”
(Boletín Informativo, Algeciras).-- Vid. el archivo adjunto “00b_Nicodemo_El Santo Varón
que marca las diferencias_Boletin Cuaresma 2015.pdf”.
Es mucha la doctrina que arrastra esa idea del “nacer de nuevo”, y es preciso re-
correr muchos autores en ámbitos tales como:
Pero eso lo reservamos ya para otro PDF; que podría titularse algo así como
“ANÁLISIS DEL “NACER DE NUEVO””.
9
En el archivo adjunto “06b1” se traen comentarios de: San Justino (100/114-168), San Hipó-
lito de Roma (217-235), San Juan Crisóstomo (347-407) y San Agustín (354-430), pero
también de sabios medievales, como Beda el Venerable (672-735), Alcuino de York (h. 735-
804) y Haymo de Halberstadt (†853). Y, más cerca ya de nosotros, San Juan de la Cruz
(1542-1591) y Joseph Ratzinger/Benedicto XVI (1927-). Pero tanto la enumeración como los
contenidos extraídos resultan notablemente insuficientes para el desarrollo del tema.
10
Hay una notable diferencia, en el modo de entender ese “nacer de nuevo” --dentro de los
cristianos-- entre los protestantes Evangélicos y los Católicos. Puedes verla en el archivo
adjunto “06g_¿Acaso uno puede elegir nacer de nuevo_.pdf”.
URLs recomendadas
https://www.youtube.com/watch?v=osgbVNi8gfU&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=dNOWJysltVY
http://perso.wanadoo.es/enriquecases/Personajes/Pag_249.html
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Reprod-A02
A02_La BIBLIA, JUAN CAPITULO 3 Jesus y Nicodemo, El Amor de Dios Para el Mundo
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Archivos adjuntos
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