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INTRODUCCIÓN AL DERECHO: clase 2.

Fundamentos y Características del Positivismo Jurídico

Dimensiones Teóricas e Ideológicas

El Positivismo Jurídico abarca dos dimensiones fundamentales:


la teórica y la ideológica. En la dimensión teórica, el enfoque
positivista busca establecer un plano ideal de cómo deben ser
las reglas y normas legales. Se propone como una guía para
alcanzar objetivos específicos mediante la aplicación de
decretos y normas sistematizadas. Esta dimensión teórica
representa una respuesta al deseo humano de entender cómo
se debe llegar a ciertos resultados deseables, tanto en el ámbito
de las relaciones interpersonales como en la organización de la
sociedad en su conjunto.

En la dimensión ideológica, el positivismo jurídico busca


distanciar el derecho de las consideraciones morales y éticas.
Reconoce que el derecho no debe estar anclado en juicios
subjetivos sobre lo que es bueno o malo desde un punto de
vista moral. En cambio, se enfoca en lo que es observable y
medible, centrándose en cómo se regulan las interacciones
humanas. Esta distinción es crucial para establecer una base
objetiva sobre la cual construir el sistema legal y garantizar su
aplicabilidad y eficacia.

Evolución a lo Largo de la Historia

El Positivismo Jurídico ha evolucionado a lo largo de las


diferentes etapas históricas, adaptándose a las necesidades
cambiantes de las sociedades humanas y a las
transformaciones en la forma en que se concibe el
conocimiento y la ciencia. En la prehistoria, las normas tribales y
las costumbres establecían las bases para la regulación social.
La antigüedad vio la necesidad de normas más estructuradas
para demostrar civilización y organización en sociedades más
complejas.

Durante la Edad Media, las consideraciones divinas se


entrelazaban con las normas humanas, reflejando la
importancia tanto de la autoridad divina como de la acción
humana en la formulación de leyes. La modernidad marcó un
cambio epistemológico significativo al alejar el derecho de
explicaciones teológicas y míticas y acercarlo a enfoques más
empíricos y científicos. En la contemporaneidad, el positivismo
jurídico se ha especializado en ámbitos sociológicos,
reconociendo la importancia de considerar los aspectos sociales
y psicológicos en la formulación y aplicación de leyes.

La transición hacia la modernidad marcó un hito importante en


la historia del positivismo jurídico. A medida que la observación
empírica y el método científico ganaban terreno en la
epistemología general, también influían en la forma en que se
concebía el derecho. Esta transición permitió que el derecho
dejara atrás justificaciones divinas o míticas y se fundamentara
en la observación y la sistematización. El positivismo jurídico
moderno se destacó por su énfasis en establecer reglas claras y
comprensibles que pudieran ser aplicadas de manera
consistente.

En la actualidad el positivismo jurídico, aunque arraigado en su


historia, continúa siendo relevante en la sociedad
contemporánea. Su enfoque en la objetividad y en la
observación empírica lo convierte en un marco valioso para
abordar los desafíos legales y éticos que enfrentamos en la
actualidad. La sistematización de normas y la búsqueda de una
regulación efectiva siguen siendo fundamentales para
garantizar una convivencia ordenada y justa.

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