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1. El estado como protector de los derechos individuales: Locke sostiene que el propósito
fundamental del estado es proteger los derechos naturales e inalienables de los individuos,
como la vida, la libertad y la propiedad. El estado tiene la responsabilidad de garantizar la
seguridad y la justicia, así como de proteger a los ciudadanos de la violencia y la opresión. En
esta perspectiva, el consentimiento de los gobernados es esencial para establecer un gobierno
legítimo que respete y promueva los derechos individuales.
2. El contrato social y la legitimidad del gobierno: Locke argumenta que el gobierno obtiene su
legitimidad a través de un contrato social implícito entre los gobernantes y los gobernados.
Según esta teoría, los individuos acuerdan someterse al gobierno y ceder parte de su poder a
cambio de protección y seguridad. Sin embargo, Locke enfatiza que este contrato social es
condicional y que los gobernados tienen el derecho de resistir o incluso rebelarse contra un
gobierno que abuse de su autoridad y viole los derechos del pueblo.
2. La igualdad y la libertad: Rousseau defiende la idea de que todos los individuos nacen libres
e iguales. Considera que las desigualdades sociales y económicas son resultado de la sociedad
y no de la naturaleza humana. En su teoría del estado, Rousseau argumenta que el estado
debe garantizar la igualdad de oportunidades y proteger la libertad de los ciudadanos. Esto
implica establecer mecanismos de redistribución de la riqueza y asegurar que las personas
tengan igual acceso a los recursos y derechos fundamentales.
3. Soberanía popular y democracia directa: Rousseau aboga por la soberanía popular, donde el
poder reside en el pueblo. Propone una forma de democracia directa en la que los ciudadanos
participan activamente en la toma de decisiones políticas y ejercen su voluntad en asambleas
públicas. Según Rousseau, la democracia directa permite la expresión de la voluntad general y
evita la corrupción y la manipulación inherentes a la representación política.
5. El estado como unidad política y cultural: Para Schmitt, el estado no es simplemente una
entidad administrativa, sino una comunidad política y cultural. Argumenta que el estado debe
ser la encarnación de una identidad colectiva, compartida por los ciudadanos, que establece
una distinción entre el interior y el exterior. Schmitt enfatiza la importancia de la unidad y la
cohesión interna para la supervivencia y el éxito del estado.