Está en la página 1de 4

Tema de hoy: “Cómo frenar o provocar un mover de Dios”

Recomendaciones para los guías - Toma un momento para:


*Dar la bienvenida a las personas nuevas, y presentarles al resto de los integrantes.
*Recordar cumpleaños u ocasiones importantes.
*Compartir los anuncios y las áreas de servicio de la iglesia.
*Dar lugar a testimonios o peticiones de oración.
*Incentivar las preguntas, el diálogo y el apoyo mutuo.

Introducción
Que importante es permitir el obrar de Dios en nuestra vida. Hoy podemos aprender a vaciarnos de
lo que detiene el mover del Señor en nuestro corazón. El desánimo, la duda, la incredulidad, la falta
de paciencia tienen que irse para realmente ser llenos de la presencia del Espíritu Santo. ¡Su poder
actúa en nuestra debilidad!


Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles
vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder
proviene de Dios, no de nosotros mismos” 2 Corintios 4:7

“Cierto día, la viuda de un miembro del grupo de profetas fue a ver a Eliseo y clamó: Mi esposo,
quien te servía, ha muerto, y tú sabes cuánto él temía al SEÑOR; pero ahora ha venido un acreedor y
me amenaza con llevarse a mis dos hijos como esclavos. ¿Cómo puedo ayudarte?— preguntó
Eliseo—. Dime, ¿qué tienes en tu casa? No tengo nada, solo un frasco de aceite de oliva—contestó
ella. Entonces Eliseo le dijo: Pídeles a tus amigos y vecinos que te presten todas las jarras vacías
que puedan. Luego ve a tu casa con tus hijos y cierra la puerta. Vierte en las jarras el aceite de
oliva que tienes en tu frasco y cuando se llenen ponlas a un lado. Entonces ella hizo lo que se le
indicó. Sus hijos le traían las jarras y ella las llenaba una tras otra. ¡Pronto todas las jarras estaban
llenas hasta el borde! Tráeme otra jarra—le dijo a uno de sus hijos. ¡Ya no hay más! le respondió.
Al instante, el aceite de oliva dejó de fluir” 2 Reyes 4:1-6 (NTV)

¡Que maravilloso milagro de multiplicación! Hoy podemos experimentar nosotros también cosas
poderosas si nos vaciamos de todo lo que no nos sirve y tal como estas vasijas vacías, ponemos en
práctica nuestra fe permitiéndole al Señor que obre milagrosamente. Por tanto, veamos pues las 5
claves que provocarán el mover de Dios en nuestra vida:
1. Permitir que la presencia de Dios nos libere
Vemos en este pasaje la importancia de estar alertas espiritualmente, no permitiendo más en
nuestro corazón los “ya no se puede”. Lo que salvó a la viuda de los acreedores que querían llevarse
a sus hijos como esclavos, fue la unción de Dios. Ella había guardado el aceite (que justamente
representa la unción) y fue eso lo que al multiplicarse milagrosamente, le dio la victoria. Esto nos
enseña que lo que nos va a liberar de la esclavitud del mundo, de todo lo que nos quiere robar la

1
paz y la bendición, es más de la presencia de Dios en nuestra vida. Su Espíritu Santo marca la
diferencia, puesto que la unción rompe el yugo y produce libertad.

“Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” 2 Corintios 13: 17

2. Buscar la respuesta en Dios


Vemos en 2 Reyes 4:1, que la viuda fue en búsqueda de ayuda, reconoció que estaba en un
momento de crisis, de prueba y no tenía salida. En lugar de quejarse, estancarse y enojarse, ella
buscó una palabra, una respuesta de Dios.
El profeta le preguntó ¿Qué tienes en tu casa? La casa representa nuestra vida, todo lo que nos
pertenece. Es justamente lo que tenemos en nuestro corazón, lo que puede frenar o provocar un
mover de Dios en nosotros. La viuda había buscado lo más importante: la respuesta de Dios.
La clave está en mantener la fe, creer que Dios es suficiente para proveer todo lo que necesitamos
y buscarlo con todo nuestro ser. ¡Jehová Jireh se manifestará!

**Que tienes en tu casa (corazón)? ¿Hay emociones que deben irse? ¿Como lograr dejar el pasado
atrás y prepararse para lo que Dios tiene por delante?**

3. Disponer nuestra vida, lista para Dios


Dios busca vidas disponibles para derramar su aceite. Somos vasijas de barro, aunque todavía
imperfectas, pero nos apoyamos en la gracia de Dios para alcanzar su propósito en nuestra vida.
Por eso David oraba: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de
mí” Salmos 51:10.

Como la viuda no tenía como contener el aceite por sí sola, el profeta le pidió que pidiera ayuda a
sus amigos y vecinos. Fue así como aparecieron las vasijas vacías que fueron testigos del milagro.

Hoy podemos preparar nuestro corazón, que es el templo del Espíritu Santo, para que Él haga la
obra en nosotros. Dios no busca personas perfectas, sino que busca corazones dispuestos, rendidos
a Él. Cuando Dios encuentra humildad y disposición, es allí cuando derrama de su Espíritu Santo y
nuestra vida rebosa de plenitud. Pero para ello, es necesario vaciarnos de lo que no nos edifica. Esas
emociones o reproches que nos llevan a recordar momentos de dolor, deben quedar atrás. Hay
mucho más por descubrir que vale la pena intentarlo con todas nuestras fuerzas y también con la
ayuda de quienes Dios ha puesto en nuestro camino para guiarnos.

4. Consagrarse para Dios


En 2 Reyes 4:4, vemos que la viuda cerró la puerta. Asimismo, nosotros también debemos cerrar las
puertas que el enemigo quiere abrir para destruirnos. Es por eso que no debemos permitir que nos
ate a los problemas, el pecado, la tristeza, la falta de perdón, el orgullo, etc. Nuestra vasija debe
vaciarse de todo eso para darle lugar a la presencia Dios.

2
El enemigo sabe que no puede pelear contra el aceite, puesto que la unción lo destruye; pero si
puede intentar destruir a la vasija. Cuando ésta está vacía es fácil de romper, pero cuando está llena
de aceite, es muy difícil de mover.
Cuando no nos ocupamos de ser renovados cada día en la presencia de Dios, viviendo nuestras vidas
como nos parece, de a poco la fe se va apagando. Es allí cuando somos un blanco fácil y caemos en
las mismas situaciones y pecados, una y otra vez. Pero, por el contrario, cuando nos llenamos de la
presencia de Dios, lo que antes nos dominaba, nos angustiaba o deprimía, ya no puede hacerlo,
porque el Espíritu de Dios mora dentro de nosotros. Es tiempo de vaciarnos completamente para
que Dios llene nuestra copa.

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi
copa está rebosando Salmos 23:5

** ¿Te animas a experimentar un avivamiento en tu corazón? Es tiempo de consagrarse para


encontrar a Dios**

5. Poner en práctica nuestra fe para ver el mover de Dios

Avanzando en la historia leemos el siguiente pasaje:

“Luego Elías dijo a Acab: Vete a comer y a beber algo, porque oigo el rugido de una tormenta de
lluvia que se acerca” 1 Reyes 18:41 (NTV)
Elías declaró esta palabra, en un contexto en el cual hacía años que no llovía. Su fe provocó un
mover de Dios. Esperar pacientemente en el Señor, es esperar con fe, esperanza y expectativa,
sabiendo que algo va a pasar.

Muchas veces, cuando no vemos la respuesta inmediata de Dios, viene el desánimo y la duda. Elías,
en cambio, tuvo expectativa, esperó con fe y perseverancia la respuesta de Dios. Vemos que siete
veces envió a su ayudante para ver si la profecía se estaba cumpliendo.

“Luego le dijo a su sirviente: Ve y mira hacia el mar. Su sirviente fue a mirar, y regresó donde
estaba Elías y le dijo: No vi nada. Siete veces le dijo Elías que fuera a ver. Finalmente, la séptima
vez, su sirviente le dijo: Vi una pequeña nube, como del tamaño de la mano de un hombre, que sale
del mar. Entonces Elías le gritó: Corre y dile a Acab: Sube a tu carro y regresa a tu casa. ¡Si no te
apuras, la lluvia te detendrá!” 1 Reyes 18:43-44 (NTV)

Conclusión:

¡Es tiempo de activarnos! De recuperar nuestra hambre por Dios, nuestra fe y expectativa. La
presencia de Dios es la que corta toda cadena de pecado y dolor. Es por eso que necesitamos
buscar la respuesta del Señor y obedecer a lo que nos enseña a través de las Escrituras. Así como
Elías profetizó la lluvia, declaremos también la Palabra en las áreas secas de nuestra vida y
confiemos porque la intervención Divina ¡viene pronto!
3
El día de Pentecostés, todos los creyentes estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, se oyó
un ruido desde el cielo parecido al estruendo de un viento fuerte e impetuoso que llenó la casa
donde estaban sentados. Hechos 2:1-2 (NTV).

Actividad: ¿Qué podemos hacer para retener lo que Dios nos habla en cada reunión? Tomar notas
y revisarlas durante la semana, nos ayuda a recordar lo que Dios habló a nuestro corazón.
Desafío: Asignarle a un integrante del grupo, la tarea de compartir durante la semana el pasaje de
la última prédica. Eso nos ayudará a meditar en la Palabra de Dios.

También podría gustarte