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AGRADANDO EL ETERNO

Quiero vamos a comenzar reflexionando con esta escritura en Gálatas 1:10


Traducción al Lenguaje Actual y dice “Yo no ando buscando que la gente apruebe
lo que digo. Ni ando buscando quedar bien con nadie. Si así lo hiciera, ya no sería
yo un servidor de Cristo. ¡Para mí, lo importante es que Dios me apruebe!”

A lo largo de nuestra vida la forma de ver las cosas va cambiando, cuando somos
niños vivimos con más libertad, pero en la medida que vamos creciendo, poco a
poco cambia nuestra forma de ver todo y empezamos a hacer cosas y a actuar, no
tanto en base a lo que pensamos que está bien, si no comenzamos a actuar y
pensar en cómo agradar a otros.

La vida que se vive para agradar a otros, es un largo y cansado camino, por el
que, si decidimos coger ese camino, vamos a tener muchas frustraciones,
tristezas, amarguras e insatisfacciones, desilusiones, traiciones, desengaños
porque no hay nada más difícil que vivir para agradar a los hombres y en nuestro
camino hacia la meta, lo único y realmente importante es agradar a Dios.

Vivimos rodeados de una sociedad que busca el agrado o la aprobación de otros


para sentirse a gusto, aceptados y felices, la tecnología y las últimas tendencias
nos muestran imágenes y escenas de personas que tienen muchos seguidores,
los llamados “influencers” son gente que va haciendo cosas que agradan a otros y
les siguen en los productos que consumen, los lugares que frecuentan, la ropa
que visten, siguen la vida de estos personajes, porque les agrada su estilo de vida,
pero la realidad de la vida está muy lejos de lo que es vivir una vida que agrada a
todos.

Como decía la escritura del inicio en Gálatas en la versión Reina Valera dice
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a
los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.”
Así que tiene que haber un momento en nuestras vidas en el que tenemos que
hacernos esta pregunta ¿Qué busco? ¿Qué busca mi corazón? ¿Busco el favor
de los hombres o el favor de Dios? ¿Trato de agradar a los hombres o quiero
agradar a Dios?

Y de la respuesta de esa pregunta va a depender mucho nuestra actitud ante la


vida, porque la búsqueda constante de agradar a otros, no solo es difícil, es casi
imposible y además hará que olvidemos quiénes somos y realmente lo peor, es
que olvidemos qué es lo que agrada verdaderamente a Dios.

Esto no quiere decir que debemos vivir por encima de los demás sin ninguna
empatía o sin ninguna consideración, se trata de vivir una vida auténtica, que
busca agradar a Dios y en esa búsqueda también seremos aprobados por los
hombres, como dice en Romanos 14:18 “Porque el que de esta manera sirve a
Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres.”
Hay una frase tan conocida y es cuando decimos “Es imposible agradar a todo el
mundo” y si es real, porque querer agradar a todos agota, cualquier cosa que
hagamos a unos les parecerá bien, a otros les parecerá mal, otros opinarán que
quizás deberíamos de actuar de otra manera, otros dirán que es mejor que lo
hagamos como a ellos les ha dado resultado y al final del día, habremos tomado
decisiones basadas en los criterios de otros, pero no en lo que Dios dice que es lo
correcto, y esa debe ser nuestra única guía y seguridad, que Dios se agrade de
nuestros actos.

Para eso vamos a reflexionar hoy en tres cosas que podemos hacer en nuestro
camino hacia la meta para buscar agradar a Dios y no vivir pendientes y agotados
queriendo agradar a otros.

Efesios 6:5-10 nos da esas claves dice: “Siervos, obedeced a vuestros amos
terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;
no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como
siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena
voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno
hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, haced con
ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro
está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.”

Esta escritura nos habla de 3 cualidades que debe tener un corazón que agrada a
Dios

UN CORAZÓN SENCILLO: El que tiene un corazón sencillo es alguien que es


auténtico, que no tiene doblez de ánimo, no va con segundas intenciones, las
motivaciones de su corazón son puras, honestas tiene un corazón que no busca la
complicación de las cosas, hay personas que le ven problema a todo y si no ven el
problema, no se quedan tranquilas, contrario a esto un corazón sencillo busca los
puntos de unidad, ve el lado bueno de las cosas, es un corazón lleno de
integridad, de gratitud.

UN CORAZÓN QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS: Hacer la voluntad de Dios


no es cosa fácil, pero no es imposible, la voluntad de Dios es buena, es agradable
y es perfecta, cuando buscamos hacer la voluntad de Dios, agradamos su corazón
y buscaremos hacer lo correcto no solo para Dios sino lo que es lo mejor para los
demás, hacer la voluntad de Dios va de la mano con hacer vida su palabra y la
palabra de Dios me lleva a dar amor, a amar a mi prójimo como a mi mismo, me
lleva a ser humilde, a quitar el amor por las cosas, me lleva a negarme a mi mismo
en resumen, si mi corazón busca hacer la voluntad de Dios también será de
bendición para los demás

UN CORAZÓN QUE HACE EL BIEN: Hacer el bien no es parte de nuestra


naturaleza, pero con Dios es posible, nacemos con una naturaleza de pecado,
pero cuando El Señor toma el control de nuestra vida, nuestro mayor deseo es
hacer lo bueno, lo que está bien para Dios, generalmente hace el bien a los
demás, hacer el bien es un acto incansable de la voluntad de aquel que ama a
Dios, porque su palabra dice que “no nos cansemos de hacer el bien”, un corazón
que hace el bien, ama incondicionalmente, sirve con amor y sin buscar la
aprobación de otros, quiere lo mejor para otros y vive para ser un instrumento de
bondad en manos de Dios. Un corazón que hace el bien es un corazón que a
pesar de que le paguen mal las personas nunca paga mal por bien.

Así que no es posible agradar a todos, pero si procuramos con diligencia tener un
corazón que agrade a Dios, tendremos corazones sencillos, corazones que hacen
la voluntad de Dios y corazones dispuestos a hacer el bien, que es lo que tanto
necesita este mundo.

En nuestro camino hacia la meta, no dependamos de la aprobación de todos,


busquemos agradar a Dios y nos vamos a sorprender que con un corazón que
agrada al Señor, también podremos agradar el corazón de los demas. Así que
agradando a Dios, prosigamos hacia la meta.

El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.(Isaías 40:29)


3. Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza.
(Efesios 6:10)
7. Jehová es mi fortaleza y mi escudo: En él esperó mi corazón, y fuí ayudado; Por lo que
se gozó mi corazón, Y con mi canción le alabaré
Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón;
él es mi herencia eterna.

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