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Día 1: ¿Cómo le hago para querer orar todos los días? Parte I
Humildad
El principio de una vida de oración es la humildad. Si creo que puedo manejar mi vida sin Dios,
enfrentarme a cada día sin declararle que lo necesito desesperadamente, si creo que algo puede
funcionar bien sin Él, entonces nunca tendré la verdadera necesidad de orar. Una reconocida
mujer de Dios dijo una vez: “A veces me siento tan desesperada y débil. Creo que por eso me usa
Dios. Porque no dependo de mi propia fuerza”. La oración diaria comienza con una pregunta:
¿Qué tanto considero que necesito a Dios el día de hoy? ¿Podría ser que la falta de oración fuera
un reflejo del orgullo en nuestro corazón?
No veas la oración como un deber, como lo correcto que tienes que hacer.
No queremos orar porque lo vemos como una obligación, como lo que todo cristiano debe hacer
para ser “buen cristiano” por lo tanto cada vez que nos equivocamos o pecamos, nos sentimos
tan malos como cristianos que lo menos que queremos hacer es orar, porque nos sentiremos tan
falsos al hacerlo. Pero olvidamos que la oración es el poder y la potencia que necesitamos para
dejar de pecar y dejar de equivocarnos como cristianos. Es como si un enfermo rechazara la
medicina pensando que “ya para qué si ya me enfermé” siendo que es para dejar de estar
enfermo. Uno ora no sólo porque necesita sino porque la oración es lo único que puede hacer la
diferencia y generar la victoria que tanto anhelamos.
Convicción + Expectativas
Jesús siempre vivía con una fuerte convicción y expectativa de que su Padre siempre estaba
trabajando, “Señor gracias porque me escuchas” (Fragmento tomado de Juan 11 cuando oró por
Lázaro). El verdadero trabajo del reino que hacía Jesús no era la liberación de los endemoniados
o la sanidad de los paralíticos, era la oración que hacía todo esto posible cuando se presentaba.
Oramos para que cuando algo se presente en el día tengamos la fuerza, la fe, la convicción y la
autoridad para enfrentarlo y resolverlo. Si viéramos la oración como el poder para ver los
milagros, orar por enfermos y ver sanidades, vencer nuestros hábitos y adicciones ¿no oraríamos
más? El asunto es que consideramos el orar como un deber, no como un Poder.
Conclusiones
¡Debemos entender que orar afecta el futuro! John Wesley decía: “Nada sucede hasta que oramos
por ello”. La oración del justo puede mucho, no dice debe, parece, aparenta o se siente mucho,
dice puede mucho.
Día 2: ¿Cómo le hago para querer orar todos los días? Parte II
Motivación y Conciencia
Lo que necesitas saber para comenzar tu oración diaria con Dios
1) Se necesita Amor y el amor empieza a crecer cuando uno encuentra placer por estar en
compañía de alguien, es decir, en su Presencia. La relación de Jesús con su padre era una
relación de amor, habían estado juntos desde antes de la creación del mundo. Apenas se iba a
dormir o se alejaba de las multitudes lo primero que quería hacer era pasar tiempo con su
padre. Una característica de alguien que ama es que no puede esperar para pasar tiempo con
su amado. Cuando hay amor de por medio nadie necesita recordarte que pases tiempo con la
persona que amas. Cuando se le preguntó a la Madre Teresa cual era el secreto de su
devoción a Dios, ella contestó: “Mi secreto es simple: Oro. A través de la oración me hago
una con Cristo. He encontrado que orar con Él es amarlo a Él”.
¿Si pudieras regresarte en el tiempo y pasar una hora con cualquier personaje de la historia con
quién la pasarías? ¡La mayoría sino es que todos diríamos que a Jesús!
La realidad es que ¡podemos pasar una hora con Él cuando queramos! Pero no lo hacemos.
Nadie nos conoce mejor que Él, y aún así nos ama a pesar de nuestras debilidades, fracasos,
egoísmo e inconsistencias. Tú y yo podemos lograr querer estar con Dios por amor a Él. Su amor
puede capturar nuestro cariño. Nuestro amor por Dios puede llegar a ser tan tangible e intenso
que prefiramos estar con Él que en la mejor fiesta o el mejor concierto de la ciudad. La oración
fue creada originalmente para ser disfrutada. No hay nada como experimentar su amor,
seguridad, sanidad y fortaleza.
Conclusiones
Por increíble que parezca, Dios está ansioso por encontrarse contigo y escucharte cada mañana
cuando te levantas más temprano para estar con Él. Imagínatelo esperando, a un lado de tu cama,
pensando en el momento en que abrirás los ojos. Él tiene tanto amor que compartir contigo. Está
esperando para escucharte, para escuchar tus problemas, alegrías, temores y tristezas. Está
esperando para hablarte, reconfortarte, consolarte, decirte todo lo que siente por ti. Está
esperando para conectarse con tu corazón. Dios está totalmente interesado en atraerte a una
relación de amor con Él.
Algunos estudios han revelado que cerca del 85% de los cristianos oran menos de 5 días a la
semana mientras que casi el 90% cuando ora, ora menos de 30 minutos. Estas encuestas se han
hecho a cristianos que tienen al menos ¡5 años de ser cristianos! El promedio de satisfacción de
su tiempo de oración entre estos cristianos es de 5 en una escala del 1 al 10 donde el 10 es lo más
satisfactorio y 1 lo menos satisfactorio.
La mayoría de nosotros tenemos el deseo de pasar más tiempo con Dios a pesar de que no lo
hemos logrado aún. Nuestros espíritus anhelan estar con Jesús pero nuestro cuerpo no tiene la
más mínima intención de dejarnos salir de la cama para encontrarnos con Él. Pero necesitas saber
que: sí es posible disfrutar tanto pasar tiempo con Dios que se vuelva parte de tu estilo de vida.
El secreto está en tener la motivación correcta y decidir firmemente ser DISCIPLINADO.
La mayoría odiamos esta última parte pero dentro de nosotros sabemos que no hay otra manera
de lograrlo. Nuestra única esperanza y el único camino para entrar a una relación diaria con Dios,
amarlo, conocerlo y disfrutarlo es decidir a cualquier costo ser disciplinados en nuestra relación
con Él.
No hay otro camino, no hay otra manera: Necesitas disciplinarte. Mientras no decidamos hacer
espacio en nuestra agenda para buscarlo, esto por sí solo nunca sucederá. Será solamente un
anhelo, un buen deseo y nada más. Una reconocida mujer de Dios decía “Si realmente deseamos
orar y queremos orar, tenemos que estar listos para hacerlo ahora mismo… pero si nunca damos
este primer paso con determinación nunca alcanzaremos el último paso: la presencia de Dios”.
Algunos quisieran mejor orar por unos minutos un par de veces durante el día, como para decir
que oran sin cesar, pues fijar un tiempo suena muy rígido, muy estricto, muy legalista. Pero
podemos orar mejor y mantener todo nuestro enfoque en Él cuando fijamos un espacio para estar
a su lado sin distracciones. John Dalrymple decía. “La verdad es que uno no aprende a orar todo
el día hasta que decide primero orar siempre algo del día”. No es tan complicado. Lo agendas, lo
haces. Si no lo puedes hacer, pide ayuda.
Agendándolo
Busca el mejor tiempo del día para conectarte con Dios. Algunos usan la mañana levantándose
más temprano, otros su hora de receso, otros en la noche cuando el día y las responsabilidades
terminaron. Pero recuerda esto: Si no estableces una hora determinada, nunca lo harás. Es como
cuando le dices a un amigo: “A ver si comemos un día de estos…” y nunca lo hacen. Puedes
seguir diciendo lo mismo y teniendo la misma buena intención durante 10 años. Hasta que no
defines el día, la hora, el lugar, nunca se hace real.
¿Cuánto debo orar?
La mejor respuesta es “suficiente”. Ora hasta que sientas paz y libertad en tu corazón del estrés y
las angustias, hasta que hayas dicho las aflicciones que traes en el corazón, hasta que hayas
derramado la gratitud, el llanto, la alegría que te provoca el día con día. Ora hasta que confieses
tus pecados, hasta que aceptes su perdón, hasta que estés en condición de escuchar todo lo que Él
vaya a decir en ese momento o el resto del día a través de lo que suceda. ¿Cuánto tiempo es eso?
Pueden ser 15 minutos, generalmente te tomará 30 minutos diarios al menos. Sin embargo, lo
importante no es completar una cantidad de tiempo, sino es abrir el corazón, confesar, aceptar la
libertad, hablar, ser uno mismo sin reservas. El tiempo variará y generalmente tiende a ir
aumentando con el tiempo pero no es una regla.
Hay mucha gente que ha tratado de establecer un tiempo con Dios y ha fracasado. La
culpabilidad y la frustración parecieran apoderarse de uno en tal grado que ni siquiera
quisiéramos intentarlo otra vez, nos sentimos avergonzados, malos cristianos fracasando vez tras
vez. El secreto de ser consistente es la perseverancia. No alcanza aquel que deja de intentar, sino
aquel que no deja de persistir. Obtiene la victoria el que intenta, el que sigue esforzándose, el que
no se rinde, el que está dispuesto a intentar hasta que alcance lo que persigue.
Necesitas aprender a volver a empezar cada vez que sea necesario. Si fallé el Lunes, vuelvo a
empezar el Martes, o el Miércoles. Lograr conectarme con Dios 2 ó 3 días a la semana es mucho
mejor que nunca hacerlo. Los nuevos inicios eventualmente se convertirán en un hábito. En un
estilo de vida.
La primera sensación cuando suena el despertador para orar siempre será querer dormir más. Es
como diría alguien: “Algunas mañanas puedo tomar el elevador al Cielo para encontrarme con
Dios, pero la mayoría de ellas tengo que subir por las escaleras.”. ¿Batallas para levantarte?
¡Comienza a dormirte más temprano! Es tan simple como una decisión. apagar el televisor o el
videojuego más temprano o desvelarme, platicar una hora más en el restaurante o irte a la cama
más temprano. Es una decisión. A veces la disciplina que nos falta no es la de poner la alarma
temprano y apagarla cuando suene. Es la de irnos a dormir más temprano.
Conclusiones
No hay nada que merezca más nuestra energía y nuestro enfoque que pasar tiempo con Dios,
porque Él es vida para nuestra alma. Siempre hacemos lo que creemos que es más importante
para nosotros. Uno no empieza a hacer ejercicio cada día hasta que le dicen que tiene problemas
de colesterol o del corazón, porque su vida depende de su ejercicio diario. ¡Tu vida cristiana y tu
relación con Dios dependen de tu oración diaria! Ora como si tu vida dependiera de la oración,
porque la verdad es que sí depende de ella.
Nuestras preferencias para acercarnos a Dios pueden variar tanto como nuestras personalidades y
rasgos. Encontrar el mejor modo y lugar para ti para orar te ayudará a con tu decisión de orar
cada día.
Encuentra un lugar para orar a solas
Es verdad que para muchos es más fácil orar en grupos y también que hay más fluidez y voluntad
interior al orar en compañía de otros creyentes; incluso es necesario que un esposo ore con su
esposa, con sus hijos; que una iglesia ore junta, que se junten amigos a orar, etc. Todo esto es
muy bueno, pero recordemos que Jesús dijo que “cuando ores, cierra la puerta y ora a tu padre
que está en lo secreto. Entonces tu Padre, que ve lo que haces en lo secreto te recompensará…”.
Jesús solía separarse a lugares solitarios para orar. Necesitas alejarte del radio, de la televisión,
de los niños, los compañeros de cuarto, de los teléfonos sonando. Henri Nourwen dijo: Sin
soledad es prácticamente imposible vivir una vida espiritual. Hay personas que el único a lugar a
solas que encontrarán en sus casas serán un baño o un clóset. ¡Está bien! Todo lugar es bueno
para orar. Puede ser un balcón, el patio, un pasillo, etc. Solamente asegúrate que el lugar que
selecciones esté en o cerca de tu hogar y que puedas entrar y estar en él todos los días a la misma
hora.
En todo lugar
Podemos aprender a orar en cualquier lugar. A veces, en vacaciones o viajes, encontraremos
algún lugar en el auto, los aviones, trenes, autobuses. Lo más importante es saber que
necesitamos un lugar fijo para la rutina diaria, un lugar donde sin importar que sintamos o no a
Dios, Él sepa que estamos ahí para encontrarnos con Él.
Importante: Obviamente puedes orar sin que sea una oración audible. Lo haces todo el tiempo,
antes de una reunión importante, cuando quieres que todo vaya bien con alguien, cuando
tenemos miedo, etc. Siempre habrá momentos cuando la oración pensada será mucho más
apropiada. Pero el punto es este: orar en voz alta es la norma, especialmente si quieres una
extensa y bien enfocada conversación con Dios.
Hay personas que se expresan mejor escribiendo, o bien, habrá momentos en los que una oración
escrita será muy oportuna. Alguien dijo una vez: “Los pensamientos intangibles tienen sentido
una vez que se mueven a través de los labios que hay en nuestras huellas digitales”.
Beneficios
Hay al menos 4 beneficios de escribir lo que oramos:
a) Llevo un historial de mis oraciones, las contestadas y las que están por contestar. Con el
paso de los años la fe es reforzada al leer todas las veces que necesitamos a Dios y Él
contestó.
b) Puedo ver el camino por el cual Dios me ha llevado. Una de las mejores maneras de saber
hacia donde nos está llevando Dios es voltear hacia atrás y ver por dónde nos ha traído.
Entre más anotemos más nos daremos cuenta que cada vez que Dios contestó una
oración, en realidad escribió una parte de la historia de nuestra vida, nos dio dirección,
confirmó o corrigió nuestro rumbo, cambio nuestros pensamientos, nos sanó, nos liberó.
Al alinear cada oración contestada podemos voltear hacia enfrente y saber hacia donde
nos lleva Dios.
c) Puedo expresar mi corazón más fácilmente. Llevar un miedo, confesar un pecado o
expresar una emoción es mucho más fácil si lo escribimos antes de hablarlo. Escribirlo
crea un puente que nos lleva de lo más secreto de nuestra alma hasta la confesión hablada
de nuestro ser delante de Dios.
d) Puedo platicar con más facilidad sobre mi relación con Dios a otros. Podemos compartir
nuestros escritos con amigos, líderes y familia para orar más específicamente por nuestras
necesidades.
Conclusiones
Finalmente, no es recomendable utilizar una agenda con los días de la semana porque puede
desanimarte al principio cuando veas todos los días en los que no has podido escribir. A veces al
escribir ni siquiera llenarás una página, pero el objetivo no es la cantidad de lo que escribes sino
el propósito de hacerlo. Después de escribir léelo en voz fuerte, exponle a Dios tu corazón. La
disciplina de escribir trae mucha fuerza, entusiasmo y mejoría a los tiempos con Dios. ¡Al menos
inténtalo! Puede revolucionar tu caminar diario a su lado.
Al principio todo es una oración de una sola dirección, nosotros diciéndole a Dios todo lo que
necesitamos: “Señor, bendice a mi tía Rita”, “Ayúdame a salir bien en el examen”, “Que gane mi
equipo de fútbol este fin de semana”, etc. Y cuando terminamos nos sentimos culpables de no
haber orado más tiempo.
Las buenas noticias son que nuestra relación con Dios puede ser mucho más variada, existen más
maneras de comunicarnos con Él. Es como dos personas que se aman, entre más se conocen más
maneras de comunicarse encuentran, no solamente físicas sino que llegan a compartir
pasatiempos, dirigir negocios, ordenar una casa, escuchar música, ir al cine, viajar juntos,
estudiar juntos.
¿Te imaginas que tu comunicación con tus amigos o con las personas que amas fuera únicamente
cumplir con una lista de “todo lo que quiero que sepa que necesito”? Así es como está ahora
nuestra relación con Dios. Únicamente le leemos una lista de peticiones y necesidades, ¡por eso
es tan aburrido!
Entre mayor comunicación exista, más grande será el nivel de intimidad en una relación.
Necesitas comenzar a tratar a Dios como algo más que al genio de la lámpara de Aladino que
vive en el Cielo. Deja que tu amor sea capturado y cautivado por el conocimiento quién
verdaderamente es Él.
Podemos también hacer oraciones específicas y claras sobre los problemas de otros: “Señor te
pido que ayudes a Juan ahora que sus padres se divorciaron, sé tu su ejemplo, dale fuerzas,
rodéalo de amigos que lo animen, enséñale que Tú eres un padre bueno y fiel, sé tu el consuelo y
la sanidad que tanto necesita su corazón”.
Puedes orar con pasajes de la Biblia: “Señor gracias porque yo sé que cumplirás tu propósito en
mí, gracias porque tu suplirás mis necesidades de acuerdo a tus riquezas en gloria y porque
ningún arma forjada contra mí prosperará”. Orar utilizando versículos ayudan a orar de acuerdo a
las verdades de Dios, te ayudan a conocer su carácter, a aprender más de la Biblia y a reforzar tus
convicciones.
Puedes orar sobre lo que leíste el día de hoy en la Biblia, pedir específicamente por lo que
aprendiste y recibiste en una predicación, grupo de jóvenes o en la célula a la que vayas. Puedes
incluso tomar un pasaje de la escritura y hacer muchas oraciones diferentes con él.
¿Por qué hacer tan variada la oración? Porque nos ayuda a crecer en nuestra relación con Dios,
Nos ayudan a conocerlo más, a mejorar nuestras pláticas, cuando menos nos demos cuenta
habremos pasado mucho más tiempo del que esperábamos platicando con Él.
Patrones de Oración
La mayoría de la gente que ora constantemente tiene una rutina o un patrón que sigue. A
continuación aparecen algunos que puedes usar como ejemplo en tu oración diaria para hacerla
diferente, variada y aprender más sobre la oración.
c) El orden del Padre Nuestro: Ora utilizando el orden de la oración que enseñó Jesús.
Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre: Adora los atributos, cualidades
y carácter de Dios.
Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo: Invita a Dios a
reinar en tu vida, tu familia, en el día de hoy, en tu trabajo, tu iglesia, tu ciudad, tu nación, tus
amigos, etc.
Danos hoy el Pan de cada día. Dile tus necesidades, pídele que te hable que te enseñe de Él.
Perdona nuestras deudas, así como también perdonamos a nuestros deudores: Confiesa tus
pecados y arrepiéntete, ora por tus relaciones interpersonales que estén en conflicto, perdona a
quienes te han ofendido y analiza si has ofendido a alguien que necesites pedirle perdón.
No nos metas en la tentación, mas líbranos de todo mal: Ora por cada área en la que eres
tentado y pídele su protección sobre ti y sobre los que amas.
Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos: Termina adorando y
agradeciéndole a Dios todo lo que hace por ti.
Conclusiones
Si estás batallando con orar constantemente, ¡necesitas comenzar a usar alguno de estos patrones
lo antes posible! Úsalos como el entrenamiento diario en tu camino de oración con Dios.
Necesitas poner en práctica todo lo que estás aprendiendo sobre la oración, solamente leerlo y
tener buenas intenciones no generará ningún cambio en tu vida ni te acercará más a Dios.
Sin importar lo que suceda, siempre sé agradecido, porque esta es la voluntad de Dios para los
que pertenecen a Cristo Jesús (1ª Tes. 5:18 NLT) …continúa viviendo en Él, plantado y
edificado en Él, fortalecido en la fe al ser enseñado, desbordando agradecimiento… (Colosenses
2:7) …Pero en toda, oración y petición, presenta todas tus necesidades a Dios con
agradecimiento… (Filipenses 4:6)
Tener un corazón que se desborda de agradecimiento no es algo que surge con naturaleza. La
mayoría de nosotros raramente nos despertamos agradecidos y alegres. Es mucho más fácil
quejarse y criticar, para la mayoría de nosotros nuestro estado automático es la murmuración.
Tenemos que empezar a trabajar en una actitud de gratitud, escojamos ser agradecidos, y con el
tiempo nuestras emociones nos seguirán. Las emociones siguen a nuestras acciones y no al revés.
Algunas mañanas sabemos que nos esperan días con tanto por hacer y tan poco tiempo, y los
pensamientos de “tengo que” sustituyen a los de “disfruto mucho”; tanto en el trabajo, en la
familia como en nuestra relación con Dios. Esos días más que nunca, en lugar de insistir en esos
pensamientos, necesitamos empezar a dar gracias, enfocarnos en lo bueno y fiel que siempre ha
sido Dios y veremos que toda nuestra actitud e inicio del día comenzará a cambiar.
Procura empezar tu diario de oración con una lista por la cual estás realmente agradecido, si al
principio no se te ocurre nada, insiste, busca en tus memorias y verás que la gratitud comenzará a
fluir.
Una vez que hiciste tu lista, léela en voz fuerte, puede ser que no sientas todo pero sí puedes
estar seguro que son agradecimientos sinceros de tu corazón.
Intenta esto la siguiente vez que ores. Durante los primeros 10 minutos no le pidas nada a Dios,
en lugar de eso, ora expresiones de amor y adoración a Él. Enfócate en sus cualidades,
concéntrate en que Él es digno. ¿Sabes qué sucederá? Comenzarás a pedir cosas a Dios antes de
que pasen 10 minutos.
Adoración y Alabanza
Las oraciones de adoración y alabanza son oraciones en las cuales exaltamos la grandeza de
Dios, es decir, reconocemos por encima de cualquier necesidad, emoción, idea o preocupación,
lo grande que es Él. Dicho de otro modo, decidimos enfocarnos en Él por encima de cualquier
cosa que estemos pasando, para adorarlo y expresarle nuestro amor.
Dios es todo lo que necesitamos, redentor, sanador, pastor, proveedor, consuelo, protección,
amigo, es incluso ¡mucho más de lo que podemos darnos cuenta! La realidad de quién es Dios
mueve nuestros pensamientos y nuestro corazón, nos damos cuenta de que Él es nuestro
redentor, nuestro proveedor, nuestro sanador, etc. Nos ayuda a despertar a la realidad al declarar
verbalmente su carácter.
Enlista los nombres de Dios y Jesús encontrados en la Biblia. Una vez hecha la lista ora de
acuerdo a ella: “Dios tu eres Jehová Jireh (mi proveedor), tú eres mi pastor, tu eres mi pan de
vida, el camino, mi verdad…”. Te ayuda a crecer en tu devoción hacia Dios.
Busca vocabulario nuevo para describir el carácter de Dios. Estamos tan acostumbrados a
decirle. “Te exalto, te alabo, eres digno, te adoro, eres omnisciente, omnipotente, santo cordero,
etc.”. ¡Muchas cosas que ni siquiera sabemos que significan! En lugar de esto busca palabras del
diccionario que conozcas y lo describan y utilízalas: Asombroso, auténtico, agresivo, por
siempre, bello, bondadoso, bendito, brillante, cuidador, campeón, comunicativo, profundo, un
deleite, querido, dinámico, eterno, edificante, eminente, entronado, perdonador, fiel, haces lo que
dices, firme, caballero, gentil, santo, sanador, alto, ayudador, atractivo, ideal, inmenso, alegre,
celoso, jovial, bueno, rey, protector, amante, sufrido, extenso, señor. ¿Entendiste el punto? Busca
ahora tu diccionario e ¡Inténtalo!
El pastor Ron Parish comenta en su libro: “Jamás olvidaré la primera vez que pude ser
completamente honesto y abrí mi corazón confesando todos mis pecados con algunos amigos.
Éramos un grupo de alumnos en la carrera que tratábamos de seguir a Jesús. Uno de mis amigos
fue el primero al confesar su adicción a la marihuana y de allí, cada uno fuimos confesando
nuestras mentiras, lujuria, hipocresía y más. Lágrimas de vergüenza brotaron de nosotros, pero la
sensación de alegría, perdón y libertad que experimentamos al final de esa noche es algo que
nunca olvidaremos”. Existe una verdad extremadamente importante que debes saber y recordar
siempre: La confesión y el arrepentimiento son el único camino a una vida de libertad del poder
del pecado.
Entre más invertimos en la presencia de Dios adorando y dando gracias, nuestros corazones se
hacen más sensibles a nuestro pecado. Nos duele darnos cuenta de nuestros pensamientos,
actitudes y adicciones que han desagradado a Dios. Podemos ver claramente la brecha que nos
separa.
Convicción de Pecado
Cuando Dios nos convence de pecado, podemos escoger humillarnos y confesar. La palabra
griega de la que se traduce confesión es homologeo, que significa homo=mismo y logeo=hablar;
es decir confesión significa hablar lo mismo. Confesión es simplemente estar de acuerdo con el
Espíritu Santo cuando nos dice: “Esa actitud no estuvo bien”, “Paga ese dinero que debes” o
“pídele perdón a aquella persona que ofendiste”. No hay necesidad de debatir, discutir o
excusarnos, simplemente nos toca aceptarlo. “Tienes razón, estoy mal en lo que dices…, lo
siento, no debí hacerlo, perdóname y limpia mi corazón Señor…”. Muchas veces he utilizado el
Salmo 51 como mi oración: Ten misericordia de mí Dios de acuerdo a tu perfecto amor;
conforme a tu gran compasión borra mis transgresiones. Lava mi iniquidad y límpiame de mi
pecado.
Importante: La oración de confesión debe incluir la aceptación del perdón, cientos de veces he
orado después de confesar mis pecados: “Tu Palabra dice que si confieso mis pecados, Tú eres
fiel y justo para perdonarme y limpiarme de toda maldad, así que creo y acepto esta promesa,
acepto tu perdón pues cumplí con mi parte de confesarlo y sé que eres fiel para cumplir con tu
perdón”.
Cuando cultivamos una vida de oración diaria con Dios mantenemos nuestras cuentas cortas. El
pecado no tiene oportunidad de ganar terreno ni desanimar nuestro corazón, no dejamos espacio
para un sentimiento continuo de derrota y condenación pues diariamente estamos descubriendo
nuestra alma delante de Dios y orando por nuestras fallas cuando van ocurriendo.
Importantísimo: Sin importar si pequé o no el día de ayer, sin importar qué tan grosero fue mi
pecado del día de ayer, HOY necesito pasar tiempo con Dios, confesar mis pecados y recibir el
perdón. De lo contrario crecerá mi sentimiento de derrota, mi peso de condenación, mis
pensamientos de fracaso, mis actitudes que me alejan de la presencia de Dios. ¡Cada día
necesitamos confesar nuestros pecados para dejarlos atrás!
¿Cómo distinguir entre la convicción de pecado del Espíritu Santo y las mentiras de
condenación del diablo?
Dios siempre señalará nuestro pecado, el comportamiento específico o la actitud equivocada que
tenemos que cambiar. El diablo, en cambio, siempre tratará de aplastarte y derribar tu carácter.
El Espíritu Santo revela nuestro pecado para restaurarnos, el enemigo lo usa para sentirnos
desesperados e indignos. La sincera confesión y el cambio de dirección hacia Dios nos traen
libertad.
“El mundo aún no ha visto lo que Dios puede hacer por y a través de cualquier hombre que se
consagre completamente a Él”. -D. L. Moody
Un joven llamado Henry Parsons escuchó a Moody decir esto mientras compartía en una iglesia
en Chicago en 1873 e inmediatamente se puso de pie y le rindió su vida a Cristo. Cuando creció
fue conocido como el inventor de la avena y el fundador y presidente de la compañía Quaker
Oats. Mucha gente en Chicago lo conoció como un gran ejemplo de un hombre de negocios
cristiano. Llevó mucha gente a conocer a Cristo y por más de 50 años dio más del 70% de sus
ingresos para construir iglesias, fundar ministerios y alimentar a los pobres de su ciudad. Él vivió
una vida de rendición a Cristo.
¡No hagas este tipo de oraciones a la ligera! Algunas veces estas oraciones involucrarán luchas
interiores cuando Dios nos muestre lo que quiere que hagamos, necesitará que muramos a
nosotros mismos. Otras veces, habrá dolor en lo que ofrecemos, “Señor enséñame a perder mi
vida por tu causa hoy para así poder ganarla”. Es un sacrificio. En la Biblia algo muere cuando
un sacrificio es ofrecido.
Alegría en la rendición
Pero esta es la paradoja, lo inexplicable: No existe alegría más grande que una rendición total. La
definición de libertad es un corazón ¡totalmente entregado a Él! Es un intercambio en el cual
obtenemos la mejor parte. Le damos a Dios lo que tenemos (lo cual, si somos honestos, no es tan
impresionante) a cambio de experimentar una verdadera vida. Una reconocida mujer de fe lo dijo
así: “El premio con el cual Dios recompensa el hecho de morir a nosotros mismos es Él mismo”.
Conclusiones
La grandeza del poder de un hombre se mide en su capacidad de rendirse. Entre más nos
rindamos, más poder de Dios podrá trabajar a través de nosotros. Este tipo de oraciones
seguramente nos costarán mucho, pero traerán muchísima intimidad con Dios y Dios podrá
cambiar más de lo que pensamos en nosotros y alrededor de nosotros cuando nos sometamos y
rindamos por completo a Él.
La mayoría de nosotros cuando pensamos en oración pensamos en pedir algo. Necesitamos hacer
todo tipo de oraciones, y las peticiones son una parte importante de lo que hablamos al orar.
Pedirle a Dios lo que sea que necesitamos (o a veces no necesitamos sólo lo queremos) no es
algo egoísta ni malo. Hemos escuchado que oremos algo como: Oren en el Espíritu en toda
ocasión con todo tipo de oraciones y peticiones. Oren por todo, dile a Dios lo que necesitas.
Petición Importuna
Jesús enseñó no solamente a pedir, si no a ser importunos en nuestra oración. En Lucas 11
enseña un bosquejo de cómo puede ser nuestra oración (el Padre Nuestro), y luego Él nos dice
qué actitud debemos tener cuando oramos contando una historia acerca de un joven que tenía un
huésped y necesitaba alimentarlo. El hombre no tenía pan así que fue con el vecino a despertarlo
y pedirle tres rebanadas de pan. Su petición fue contestada, pero no se levantó por su amistad con
el vecino. Jesús dijo: por la petición importuna él se levantará y le dará lo que necesite.
La palabra que provoca la acción es importunar que viene de una palabra griega que es todo un
reto traducir porque esa palabra no es vuelta a usar ninguna vez en el Nuevo Testamento. Sin
embargo, el opuesto de esta palabra (antónimo) es usado por Pablo cuando describe cómo debe
portarse una mujer santa, con propiedad y educación. La palabra griega anaidian en Lucas 11
utiliza un prefijo griego negativo ana. Literalmente significa ser incorrecto o mal educado.
Podríamos usar la palabra tercos. Así es como debemos orar ¡siendo tercos!
La mayoría de nosotros nos sentiríamos confiados en hacer las primeras tres peticiones pues
serían la voluntad de Dios. La cuarta oración podría caer en la categoría de motivos incorrectos
de oración.
¿Qué si al pedir un nuevo Mercedes estemos siendo algo egoístas o pidiendo algo que no sea
para “nuestro bien”?, ¿acaso no es capaz Dios de detener algo que le pidas que te haga mal o de
mostrarte que hay egoísmo en tu corazón al orar?
Él es un padre perfecto, haz tu petición, cualquiera que tengas y confía en que te responderá o
mostrará lo que hay en tu corazón. Siendo un padre imperfecto sé que no le daré a mis hijos
pequeños nieve antes de dormir aunque me lo pidan con todas sus fuerzas. Sin embargo, entre
más van creciendo, me piden menos nieve antes de dormir porque empiezan a entender mi
voluntad.
Pero también estoy seguro que mis hijos han recibido muchas cosas de mí solamente porque lo
pidieron. Seguramente hubieran recibido más cosas si me hubieran sido más tercos al pedir.
¿Por qué tengo que pedir? ¿Qué no sabe Dios ya lo que necesito?
Hay fe en el pedir. Jesús muchas veces hizo cosas extrañas cuando encontraba gente en
necesidad. Les preguntaba qué era lo que querían aunque fuera obvio. Imagina tener el poder de
sanar y preguntarle a un ciego “¿Qué quieres que te haga?”, por alguna razón era importante para
el ciego decir: “Maestro quiero ver”. Aunque no hay una clara explicación, es necesario que los
hombres le pidamos a Dios lo que queremos. Hay fe en el pedir.
¿Te imaginas llegar al Cielo y que Dios te dijera: “No puedo creer que me hayas pedido tantas
cosas cuando estabas en la Tierra, realmente me molestabas al pedirme que salvara gente, que te
sanara, que bendijera personas. ¡Qué terco! Me cansaba tanto escuchar tus peticiones por tus
hijos, amigos, iglesia0, y escucharte decir que bendijera a tu esposa”? Lo dudo. Lo que es más
probable que escuchemos sea: “Tuviste tantos privilegios, tanta autoridad y muchas
oportunidades de glorificarme pidiendo por las necesidades de otros ¿Por qué no te atreviste a
pedir más?”. Prefiero que me conozcan en el Cielo como un terco que como alguien que “no
tuvo porque no pidió”.
Conclusiones
Haz oraciones grandes, ora cosas que no puede sanar cualquier doctor, peticiones que requieran
necesariamente la intervención de Dios. Pat Morgan decía: “Intenta algo tan grande que a menos
que Dios intervenga sea un rotundo fracaso”. Ora en grande, cree en grande, y espera milagros
grandes.
¿Qué hacemos cuando oramos y nada sucede? Cuando oramos por sanidad y no sanamos,
cuando pedimos por un amigo o familiar para que conozca a Cristo y pareciera que cada vez está
más lejos, cuando pedimos por algún matrimonio en crisis y se divorcia. Cuando anhelamos y
soñamos con una respuesta de oración y esta simplemente no llega. Estas experiencias
decepcionantes causan en nosotros el lamento.
Si lo que le has pedido a Dios no ha sucedido, estás bien acompañado. La oración de Jesús de ser
librado de la cruz fue negada. Un poco antes de esto expresó un profundo anhelo para que
Jerusalén lo aceptara a Él y a su mensaje. Pero no sucedió. ¿Qué hacemos con la decepción de
las oraciones no contestadas?
Dios se aparece en nuestras decepciones, aún cuando las cosas no suceden como
esperábamos.
Las oraciones de lamento suenan muy parecido a la queja y los lloriqueos. Pero es mucho más
apropiado (y efectivo) quejarse y lloriquear con Dios que con la gente. Debemos hacerlo
respetuosamente, con sumisión a Él como el que conoce todo y el completamente sabio Dios. Sin
embargo, Él no parece molestarse con sus hijos que no toman sus “no” tan fácilmente. Él no
tiene problema cuando le preguntamos ¿por qué no?
No todas las oraciones de lamento tienen un final feliz, he sido decepcionado en mi caminar con
Dios muchas veces, pero la confianza y la intimidad con Él se restauran cuando le expreso
honestamente el coraje y molestia de mi corazón. “Tú que me has hecho ver muchas angustias y
males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentarás
mi grandeza, y volverás a consolarme…” Salmo 71. Hay una clase de intimidad que nace cuando
encontramos esperanza en Él en medio de nuestras angustias y males. Una nueva confianza, una
nueva fuerza, una nueva fe. Es una verdad irrefutable que, a pesar de lo que estamos pasando, Él
volverá a darnos vida y de nuevo nos levantará.
Ideas para tu Oración de Hoy
1. ¿Hay cosas que has estado pidiéndole a Dios que no han sucedido o que aparentemente
no sucederán?
2. ¿Hay maneras en las que has sido lastimado, decepcionado o incluso te has enojado con
Dios?
3. Cuéntaselo todo a Él. Se honesto con Él. Puedes ser tu mismo con respeto y reverencia
delante de Él.
Orar las promesas de Dios que encontramos en la Palabra no se trata de convencer a Dios de
hacer algo porque ya lo dijo, se trata de orar declarando sus promesas para que crezca nuestra fe
al orar de este modo. La fe para creerle a Dios en aquello que estamos pidiendo es reforzada con
las expresiones de verdad y confianza que decimos al recordar y repetir sus promesas y su
carácter.
¿Quién es Dios?
¿Qué crees acerca de Dios? ¿Por qué no tratas de escribirlo?
Yo creo que Dios:
a) Me ama y tiene cuidado de mí.
b) Cumplirá su propósito en mí.
c) Me tiene esculpido en su mano y nunca me olvidará.
d) Es infinitamente fiel y misericordioso.
e) Es la respuesta para todas mis preguntas, la libertad para todas mis ataduras, la paz en
todas mis aflicciones, la calma de todas mis tormentas, el consuelo en todas mis tristezas,
el amor en cada instante de mi vida, el perfecto amor.
¡Podría llenar varias hojas de lo que creo de Dios! ¿Qué crees tú de Él? La próxima vez que
necesites la ayuda de Dios para algo detente un poco a declarar a Dios como tu Refugio,
Consuelo y Guía. Busca versículos con promesas de dirección y úsalos como oraciones de
confianza. Tú fe se ensanchará. Entre más conocemos a Dios, más declaraciones de confianza
comenzamos a hacer para cada área de nuestra vida.
Oraciones de Guerra
Este no es el tipo de oración que uno experimenta cuando es nuevo en la iglesia y la vida
cristiana. Para muchos todo lo que tenga que ver con la iglesia, especialmente la oración, tiene
que ver con todo menos con guerra. El Jesús sobre el que aprendemos en la escuela dominical se
parece más a un pastor que a William Wallace (el personaje de la película Braveheart). Incluso
algunos piensan que la oración es para las mujeres, los niños o los hombres calmados. La oración
pareciera inclinarse más a la rendición que a la batalla y aunque muchos hemos escuchado de la
guerra espiritual muy pocos realmente hemos hecho conscientemente este tipo de oraciones.
¿Funcionan en realidad?
Una palabra de precaución. No se trata de ir por las calles peleando contra los espíritus malignos.
Se trata de ir llevando el Reino de Dios, los espíritus irán saliendo ante la autoridad de Jesucristo.
Hay más oraciones en la Biblia de las que imaginas. El escritor Herbert Lockyer en su libro
Todas las Oraciones de la Biblia identificó más de 175 oraciones ¡sólo en el Nuevo Testamento!
Probablemente has orado el Salmo 23 o el Padre Nuestro, ¿alguna vez oraste este pasaje? ¡Dios
soberano! Tú has hecho los cielos y la tierra por tu gran poder. Nada es demasiado difícil para ti.
Tú eres amoroso y bondadoso con miles…
Eres un Dios grande y poderoso, el Señor Todopoderoso, tuya es toda la sabiduría y tú haces
grandes y poderosos milagros. Se encuentra en Jeremías. Hay oraciones como ésta por toda la
Biblia. Son fáciles de personalizar con simplemente orarlas en voz alta. La mayoría de los
Salmos son oraciones que originalmente se hicieron cantadas. Hay poder en hacer estas
oraciones tuyas.
Busca cosas que puedan convertirse en oraciones de agradecimiento. Por ejemplo: He sido
enviado para traer fe a aquellos que Dios ha escogido y para enseñarles la verdad que les muestre
cómo vivir vidas santas (Versículo 1). “Gracias Señor porque enviaste personas que me
enseñaran el evangelio. Gracias por escogerme. Gracias por ayudarme a vivir una vida santa.
Gracias por el grande privilegio de hablarles a otros de ti”. Al usar las Escrituras para
personalizarlas en oración, se convierten en una oración del corazón.
Ahora, encuentra cosas que hablen del carácter y la bondad de Dios. Por ejemplo, Pablo llama a
Dios su Salvador (versículo 3), el Dios que le da gracia y paz (Versículo 4). Frescas y creativas
oraciones de adoración y amor para Dios comenzarán a fluir de lo que lees.
Puedes sentir la convicción del Espíritu Santo a través de lo que encuentras en las escrituras al
leer. Puedes ser confrontado y confesar tus pecados, tus errores y tu necesidad del poder del
Espíritu para hacer la voluntad de Dios.
Hay muchas maneras de comprometernos con Dios a través de las oraciones de sumisión en este
capítulo. Por ejemplo: Me ofrezco a ti hoy, Señor, como tu esclavo (Versículo 1). “Me
comprometo a vivir una vida devota y disciplinada” (Versículo 8)
Puedes formar al menos doce peticiones de oración de este capítulo. Puedes pedirle por ejemplo
que te ayude a desarrollar la lista de atributos de los siervos de Dios.
Ora estos mismos atributos para los pastores y líderes de tu congregación. Esto puede llevarte a
un tiempo de intercesión.
El pasaje que encuentres puede generar oraciones de confianza o de autoridad o cualquier otro
tipo de oraciones como las que hemos estudiado.
Hay una infinita cantidad de material para oración a lo largo de la Biblia. Nunca te cansarás
de las maneras en las que puedes orar con las escrituras. Martin Luther King dijo: Imagínate la
Biblia como un árbol fuerte y cada una de sus palabras como una pequeña rama. He sacudido
cada una de estas ramas porque quería saber qué eran y qué significaban. Imagina lo rica que
puede ser la Palabra de Dios si no sólo sacudes sino además oras cada pequeña rama. Tu vida de
oración será infinitamente rica cuando conviertas cada lectura de la Biblia en una oración
personal. Orarás con mayor autoridad y confianza. Tu oración nunca será aburrida o rutinaria.
Oraciones Artesanales
Éstas son oraciones que nosotros creamos y repetimos. Pueden ser oraciones donde reforzamos
nuestra fe, nos recordamos principios, nos re-enfocamos, nos animamos a tomar decisiones o
incluso nos ayudan a restaurar nuestra paz y confianza. Estas oraciones son elaboradas por lo que
hemos vivido, lo que creemos y lo que anhelamos para ser oradas en repetidas ocasiones.
Oraciones enfocadas en lo que Dios ha puesto en nuestro corazón nos ayudan a mantener el
camino y la dirección correcta. ¿Qué pasó con ser espontáneo?
¿Escribir y repetir oraciones escritas no me detiene de hace oraciones personales, del corazón y
sinceras? ¡En ninguna manera! Antes que nada, debemos personalizar todas las oraciones que
queramos repetir. Las oraciones que creamos nacen de la profundidad de nuestras almas.
Podemos encontrar poder, belleza y precisión en lo que expresamos en las oraciones que
hacemos. Es como escribir poesía de acuerdo a lo que sientes y experimentas en el momento de
hacerlo.
Además cuando repites estas oraciones, no necesariamente tienes que decir solamente lo que
escribiste, sino que son una guía sobre la cual puedes dirigir tus palabras, agradecimientos,
peticiones y pensamientos.
Oraciones en el Espíritu
Orar en el Espíritu es también conocido como orar hablando en lenguas, en otras palabras, orar
en nuestro lenguaje espiritual con Dios sobre temas que muchas veces no entenderemos, pero Él
lo hará y nuestro espíritu se estará comunicando con Él durante nuestra oración. La palabra
griega usada para este tipo de oración es glossolalia, que se traduce hablando en lenguas.
El apóstol Pablo la listó como uno de los dones espirituales y en alguna ocasión hablando a la
iglesia de Corinto les explicó que no se podía abusar de esta oración en público sin dejar de
afirmar que era un tipo de oración “…todo el que habla en alguna lengua no habla a hombres
sino a Dios”, y que edificaba espiritualmente al que realizaba este tipo de oración.
Pablo incluso mencionó que él hablaba en lenguas mucho más que estas personas de Corinto,
pero que no usaba este don en público (excepto cuando lo que oraba era interpretado por alguien
más). Él lo usaba en su oración privada frecuentemente, incluso cantaba en el espíritu y deseaba
que todos pudieran hablar en lenguas. Alguien que experimenta este tipo de oración puede
sentirse temeroso de perder el control o de decir palabras místicas que incluso puedan ser
demoníacas (o al menos totalmente raras y extrañas). Hablar en lenguas no es un balbuceo
incontrolable, uno escoge cuando empezar y cuando terminar de hablar en lenguas. El Espíritu
Santo me hace capaz de comunicarme con Dios en esa manera porque escojo ejercitar el don que
Él me ha dado.
Tal vez te preguntes: ¿Son para todos las lenguas? ¿Son para mí? Si te pronto te das cuenta que
tus palabras no pueden expresar completamente lo que quieres comunicarle a Dios ¿Por qué no
buscar este don? ¡Busca los dones espirituales! ¡Experiméntalos antes de rechazarlos! Orar en
lenguas es, después de todo, una forma de oración que nos fortalece interiormente. No es algo
raro. No solamente el apóstol Pablo oró de esta manera, millones de cristianos alrededor del
mundo han encontrado vida en sus tiempos con Dios cuando han orado en lenguas.
¿Cuánto tiempo te tomarán estos pasos? He practicado esta disciplina diaria y rara vez termino
de hacerla en menos de una hora. No me tomo el tiempo ni me obligo a hacer todo tipo de
oraciones.
Simplemente me dejo llevar. Pero aún si dedicaras 7 minutos a cada tipo de oración más 10
minutos adicionales de una lectura bíblica, ¡estás invirtiendo 45 minutos! Puedes invertir los 15
minutos finales con algún otro de los tipos de oraciones que hemos visto: lamento, declaraciones
de verdad, guerra espiritual, oraciones de otros u orar en el Espíritu.
Trata esto al menos alguna vez y verás lo significativo que será para ti esta hora del día. Sentirás
más de la presencia de Dios en tu vida, disfrutarás mayor intimidad con Él, tendrás más alegría.
Las pruebas del día parecerán más sencillas, serás más amable.
Caminarás en el Espíritu más seguido, vivirás como realmente eres en Él. Tu fe crecerá y la
gente cercana a ti dirá “¿Qué te ha pasado?”. Lo más importante de todo: traerás gran gloria a
Dios a través del fruto de tu vida.
Otra cosa más que encontrarás es que la oración no será aburrida para ti. Tomar una hora o más
para orar de este modo cambiará el deber religioso en un estilo de vida. Encontrarás que nunca
habrá dos oraciones iguales. Es como una conversación con alguien muy cercano a ti, nunca es
algo prefabricado.
Hay una dinámica de dar y recibir, hablar y responder… y escuchar. La mayoría de los días de
uno u otro modo podrás experimentar la vida que hay en la Presencia de Dios. Encontrarme con
Él vale todo mi tiempo y esfuerzo!
Cuando tengo un sueño sobre alguna persona en particular lo tomo como una señal, una llamada
a orar por esta persona. Algunas veces, una oración breve no detiene mi sensación o necesidad de
orar por esa persona. Es como si olas de compasión interrumpieran mi agenda. Hay veces que
tengo que orillarme al manejar o salirme de alguna junta y encontrar un lugar para orar.
Hay otro tipo de oración que lo llamo sentándose en el regazo de Dios en oración. Una vez más,
no podemos hacer que esto suceda. Pero le podemos pedir a Dios por fresca revelación de su
paternal, proactivo y personal amor por nosotros.
El Apóstol Pablo le pidió a Dios ayuda para entender lo alto, ancho, alto y profundo de Su amor
por nosotros, para que fuéramos sembrados y enraizados en su amor. Son momentos en los que
Dios nos convence y envuelve en su inmenso amor.
Ideas para tu Oración de Hoy
1. ¿Puedes recordar tiempos específicos en tu vida espiritual cuando Dios te mostró lo
mucho que te amaba? Compártelos con alguien.
2. Lee Romanos 5:5 y Efesios 3:16-19 y hazlos oraciones personales hacia Dios pidiéndole
que te muestre Su amor en una manera fresca.
Día 20: 15 Razones para Separar un Tiempo para Orar cada día
Te reto a tener una cita con Dios hoy mismo. La mayoría encontrará que el mejor tiempo es
encontrarse con Él en la mañana antes de que el día se llene de actividades, sin embargo
cualquier tiempo que te funcione es válido, hazlo con todo tu enfoque, tu intención, tus
capacidades, habilidades y anhelo por la presencia de Dios. Si haces que este tiempo con Dios se
convierta en parte de tu estilo de vida cada mañana y utilizas para comunicarte con Dios las
maneras aquí sugeridas, esto es lo que va a suceder contigo:
4. Dormirás mejor.
No sólo tendrás cargas más ligeras durante el día; sino que cuando sea tiempo de ir a dormir, no
estarás saturado por pensamientos ansiosos. Recostarás tu cabeza sobre tu almohada con una
mente limpia hacia Dios y hacia los demás. Cuando despiertes en medio de la noche, será mucho
más fácil volver a dormir tan sólo con orar. (Si el diablo es quien no te deja dormir, ¡aprenderá a
no volverte a despertar cuando vea que aprovechas para orar!)
5. Tus relaciones interpersonales con otros serán más ricas y con mayor significado porque
experimentarás más de la compasión de Dios por las personas cercanas a ti por las que has
estado orando.
Cuando le falles a los demás, lo detectarás más fácilmente por la convicción del Espíritu Santo.
Cuando los demás te fallen a ti, serás capaz de ser libre de tu ofensa entregándosela a Dios
porque habrás aprendido en tu propia experiencia a perdonar al haber experimentado muy
frecuentemente en oración el pedir perdón y ser perdonado por Dios.
6. Serás más sensible a las alertas, los codazos, y la guianza del Espíritu Santo durante tu
día.
Hay un himno antiguo que dice: “Enciende el radio y escucha la música en el aire…”. La oración
enciende nuestro corazón para tener una mejor recepción de la frecuencia de Dios, de Su voz.
11. Discernirás mejor la diferencia entre las mentiras de condenación de nuestro acusador
Satanás, y la verdad que Dios quiere comunicarte.
Cada vez que declaras la verdad de lo que Dios dice sobre ti, crece tu habilidad de vivir la vida
que Cristo tiene para ti.
Serás como Jesús que, como era su costumbre continuamente se alejaba a lugares solitarios y
oraba... y caminaba con paz en el corazón y con poder y autoridad!