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LA VOLUNTAD DEL PADRE

Texto. 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38 Porque he
descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la
voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo
resucite en el día postrero. 40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al
Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Juan 6:37-40
INTRODUCCIÓN
La voluntad de Dios, en su objeto esencial, coincide con su designio. «Dios quiere que todos los
hombres se salven» 1ª Timoteo 2:4, escribe san Pablo recapitulando los oráculos proféticos y el
mensaje de Jesús. Todas las manifestaciones de la voluntad divina a lo largo de la historia se reúnen
así en un plan de conjunto que las coordina, en un designio de sabiduría; sin embargo, cada una de
ellas atañe a un acontecimiento particular, y precisamente para aceptar el dominio de Dios sobre este
acontecimiento sobre el hombre: «¡Hágase tu voluntad!» Así la historia ya pasada revela el designio
de Dios en su carácter eterno; así también el hombre, cuando se somete a la voluntad de Dios, se
vuelve hacia el porvenir con confianza, pues sabe de antemano que es guiado por Dios. NUESTRO
EL PADRE DESEA QUE CONOZCA SU VOLUNTAD
La voluntad de Dios se puede conocer y demostrar. Romanos 12:2 dice: "No os conforméis a este
siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis
cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". Este pasaje nos da una secuencia
importante: el hijo de Dios se niega a conformarse al mundo y por el contrario se deja transformar
por el Espíritu. Cuando su mente se renueva de acuerdo a las cosas de Dios, entonces puede conocer
la perfecta voluntad de Dios. Conocer la voluntad de Dios es a veces difícil porque requiere paciencia.
Es natural querer conocer toda la voluntad de Dios a la vez, pero no es así como Él usualmente obra.
Él nos revela un paso a la vez — cada movimiento es un paso de fe — y nos permite continuar
confiando en Él. Lo importante es que, mientras esperamos que nos siga dirigiendo, estamos
ocupados haciendo el bien que sabemos que debemos hacer (Santiago 4:17). A menudo, queremos
que Dios nos dé detalles específicos: dónde trabajar, dónde vivir, con quién casarnos, qué auto
comprar, etc. Dios nos permite tomar decisiones, y si nos sometemos a Él, Él tiene maneras de
prevenir decisiones equivocadas (ver Hechos 16:6-7).
EL PADRE NOS INVITA A HACER SU VOLUNTAD
Hacer la voluntad de Dios es una de las características más importantes de los cristianos. Significa
aceptar el plan de Dios para nosotros, seguir sus mandamientos y vivir de acuerdo a sus principios.
La voluntad de Dios es esencial para nuestra vida espiritual, ya que nos ayuda a obedecer a Dios,
nos abre la puerta para experimentar Su bondad, Su amor y Su misericordia. Veamos 10 cosas que
el padre nos da por hacer y aceptar su voluntad:
1. La primera de las muchas ventajas de hacer la voluntad de Dios es la paz. La paz es un fruto del
Espíritu Santo y sólo se puede experimentar cuando somos obedientes a Dios. Cuando nos
sometemos a Su voluntad, podemos disfrutar de una profunda calma y tranquilidad.
2. Siguiendo la voluntad de Dios, podemos tener la seguridad de un futuro mejor. Dios conoce el
futuro y sabe todo lo que sucederá. Si confiamos en Él y obedecemos Su voluntad, podemos estar
seguros de que tendremos un futuro feliz.
3. Haciendo la voluntad de Dios, podemos encontrar plenitud en nuestras vidas. La voluntad de
Dios nos invita a amar a Dios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas, y a amar a nuestro
prójimo como a nosotros mismos. Esta clase de amor nos llena de satisfacción y nos ayuda a vivir la
vida que Dios quiere que vivamos.
4. La voluntad de Dios nos ofrece el perdón de nuestros pecados. Dios nos ha dado la oportunidad
de ser perdonados y de tener una relación sana con Él. Esto nos permite experimentar libertad de los
sentimientos de culpa y vergüenza.
5. Hacer la voluntad de Dios nos ayuda a ver la obra de salvación de Dios. Cuando entendemos que
somos pecadores, somos capaces de ver la misericordia de Dios y Su obra de salvación. Esto nos
ayuda a vivir una vida llena de significado.
6. Haciendo la voluntad de Dios, nos ayuda a tener una visión correcta de los demás. Al someternos
a Dios, somos capaces de ver la importancia de tratar a los demás con respeto y amor. Esto nos ayuda
a no criticar a los demás, a no juzgarlos y a no compararnos con ellos.
7. La voluntad de Dios nos ayuda a reconocer el poder de Dios. Al someternos a Dios, somos
capaces de ver el poder de Dios y Su inmensa bondad. Esto nos motiva a vivir como Él quiere que
vivamos y a seguir Sus mandamientos.
8. La voluntad de Dios nos ayuda a ser agradecidos. Al reconocer que todo lo que tenemos es un
regalo de Dios, somos capaces de ser agradecidos por todas las bendiciones que nos ha otorgado.
Esto nos ayuda a tener una actitud de gratitud.
9. Haciendo la voluntad de Dios, nos ayuda a recibir las bendiciones de Dios. Al someternos a
Dios, abrimos la puerta para que Dios nos bendiga y nos dé la dirección correcta para vivir la vida
que Él quiere que vivamos.
10. La voluntad de Dios nos ayuda a ser llevados por el Espíritu Santo. Al someternos a Dios,
seremos guiados y dirigidos por su mismo Espíritu a toda verdad.
ACEPTAR LA VOLUNTAD DEL PADRE
¿Qué significa aceptar la voluntad de Dios, podemos saber qué es lo que Dios quiere para
nosotros? La respuesta es sencilla, porque vivir desde la voluntad de Dios empieza por reconocer la
necesidad de descubrir a Dios en el cotidiano, activo y solitario camino del amor al prójimo. Y
empezamos a vivir conforme a ella, cuando somos capaces de aceptar que «si alguno dice: amo a
Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no
puede amar a Dios, a quien no ve» (1ª Juan 4:20). Entonces saldremos de nosotros mismos para
ayudar a quienes nos rodean, trabajando para construir un mundo más justo, más humano, más
parecido a como Dios lo sueña. Querer cumplir la voluntad de Dios también implica aceptar que
tenemos que intentar ser coherentes con lo que creemos e intentar vivir en consecuencia. A medida
que crecemos en la fe descubrimos que Dios, poco a poco, va entrando y haciéndose más presente en
nuestra vida, y llegará un momento que tengamos que tomar la decisión de empezar a vivir
«cristianamente», ya no vale decir una cosa y hacer otra. Y esto nos exigirá, como cristianos, «luchar»
mucho más contra todas las dinámicas que nos hacen egoístas y nos invitan a olvidarnos de los
demás. En definitiva, tenemos que aprender a amar de verdad, haciendo presente en el mundo, que
el amor de Dios se concreta y se vive en el amor al prójimo, en el amor a quienes nos rodean. Jesús
vivió siempre amando, y ese amor nos habla del sentido y la profundidad de la vida, no de la falsa
«felicidad» que muchas veces nos propone nuestra sociedad.
La voluntad de Dios nos invita también a tener presente que «la fe sin obras está muerta» (Santiago
2:17), que el mandamiento nuevo es «que os améis unos a otros como yo os he amado» (Juan 13:34),
porque Dios ha venido «para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Jn 10:10).
Estamos invitados a «permaneced firmes en la fe, sed valientes y alegres. Haced todo con amor» (1ª
Corintios 16:14), aceptando así como en Jesús conocemos a Dios y descubrimos la invitación personal
a seguirle en todas las dimensiones de nuestra vida. Para crecer en la fe es necesario descubrir que la
vida no consiste en hacer siempre lo que uno quiere, sino en hacer la voluntad de Dios, lo que nos
exige poner a Dios y al prójimo en el centro de todo lo que hagamos. Ojalá nos atrevamos a amar sin
reservas a los demás desde Dios, viviendo la fe «en serio y dejando que Cristo pueda cambiar
nuestra vida».
CONCLUSIÓN.
Dios nos da un modelo para la paternidad, ya que él es el padre perfecto. Él nos ama, nos da, espera
que lo sigamos y está preparando un futuro para nosotros. Estas son las cosas que podemos hacer por
nuestros hijos.
Si bien es cierto que nuestros padres no han sido perfectos, contamos con el Padre que es perfecto en
todos sus atributos. A lo mejor usted es un hijo marcado por la conducta de un padre irresponsable,
pero Dios el Padre te ama con amor eterno.
Si tu padre se ha ido, si no tienes una buena relación que habrías querido con él, puedes consolarte al
ver a Dios como el padre que no está. Él es exactamente la clase de padre que deseas. Él te ama más
allá de lo que puedas experimentar ahora. El plan que tiene contigo no es temporal sino eterno.

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