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Iramotimawitu.
Una exploración a los espacios de la memoria del pueblo
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Copyright 2016 - ULAC
Fondo Editorial de la Universidad Latinoamericana y del Caribe
(FEULAC)
Paseo Enrique Eraso. Torre La Noria, pisos 1 y 2. Urb. San
Román.
Caracas, Venezuela.
ISBN: 978-980-7045-06-3
Depósito legal: DC2016000106
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Una exploración a los espacios de la memoria del pueblo
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Consejo Directivo
Rectora
Dra. Olga Durán de Mostaffá
Vicerrectores
Dr. Hernán Zamora
Prof. Elmo Bell-Smythe
Autora
Jenny González Muñoz
PRESENTACIÓN 44
IRAMOTUMAWITU
Cuentos antiguos de los warao. (Perspectiva de los
warao) 269
EPÍLOGO 361
REFERENCIAS 367
MAPAS 379
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cuando les pidió con suficiente energía a los primeros seres, que
hablaran. ¡Hablen les grito, digan sus nombres! Así que, ser
humano (warao), serpiente de agua (Juba á ju tarara), anaconda, y
cangrejos (Je), aparecen juntos en la creación, en un ambiente de
agua, y por eso, los tres son seres de agua y de tierra a la vez.
Warao, significa, “ser humano que vive en el agua” o, de otra
manera más poética, “ser de agua”, lo que también se interpreta
como gente de curiara, por el concepto wa, que aquí se toma
como una especie de prefijo, porque wa solo, quiere decir
embarcación, pero, el concepto warao, todo completo, quiere
decir gente, ser humano. Lo que no es contradictorio de ninguna
manera. Con todo podemos asegurar que el concepto mítico es
más fuerte: warao, “ser humano de agua”.
Otro mito sobre los cangrejos, Je, relata hechos acerca de su
inmortalidad porque afirma que ellos cambian de caparazón y
adquieren otra cubierta nueva. Por estas razones, reales de por sí,
cuando los warao en luna llena van a cazar cangrejos, con sus
canastas de fibra de moriche, hacen rituales, piden permiso para
hacerlo, y cantan a cada una de las especies de cangrejos según la
temporada, porque hay una gran variedad y tipos de cangrejos,
grandes pequeños, azules, rojos, peludos, grises, negros,
redondos, triangulares, comprimidos o aplastados, etc, a los que
saben distinguir si son hembras, si son machos. Esta es la vida de
los warao, si salen a cazar cangrejos para comérselos les piden
permiso y esta comunión debe hacerle de forma armónica. A la
serpiente, por su parte, el Dios Kanobo le dio también la
eternidad y le confirió la responsabilidad de entonar los cantos
mortuorios para los seres humanos que fenecen, porque
desobedecieron sus órdenes y no emitieron la palabra en el
momento en que se les exigió que hablaran y dijeran su nombre.
Así, en la etapa de muerte, ésta llega de manera indefectible para
los seres humanos porque no aceptaron la inmortalidad que se les
ofrecía, por desobediencia o por desconfianza.
Acabamos de ver que en el mito de Creación maya-quiché,
este hecho es al contrario. El ser humano habló y los animales
sólo graznaron cacarearon, chillaron y tontearon. Vemos que en
ambos mitos se produce la necesidad de la palabra. Entre los
mayas, se ve el principio de la diferencia. El que habló fue el ser
humano, el que pronunció la palabra clave. Entre los warao, su
valoración es de sumisión, de humildad, y desde allí interpretan,
según este mito, que por eso no son inmortales. Y esta valoración
aparece en otro mito que describiremos en lo sucesivo.
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caminaban casi desde que nacían). Antes las mujeres daban a luz
a robustos hijos y eran muy felices, y no tenían enfermedades y
nunca morían porque tenían buena salud. Pero de pronto, un
Warao enfermó víctima del jebu. La fiebre lo mató. Una vez que
murió, lo enterraron en una curiara y lo dejaron sobre unos
troncos. Después de cuatro días el cadáver estaba rodeado de
culebras. El jebu dijo, debieron haber recitado los cantos
fúnebres. Pero a este Warao, no le han cantado nada. Sólo las
culebras lo lloraron. Así que ellas serán eternas, sólo ellas podrán
cambiar de piel. Si hubieran recitado los cantos, al Warao le
hubiera ido bien en el camino. Pero fue la culebra la primera en
hacerlo. Por eso la culebra no muere. Los Warao, no lloraron a su
muerto. Por eso seguirán muriendo y sólo la culebra vivirá y no
morirá. Ella entonó las lamentaciones y por esta razón no muere.
Pero sucedió que, a los cuatro días aquel muerto se levantó, iba
caminando despacito para su casa, estaba muy débil, pero en el
camino se encontró con una joven que tenía la menstruación.
Ella no debía verlo, pero la curiosidad hizo que lo mirara. La
mujer con la regla dijo: el Warao que murió está llegando. Y en
ese mismo instante, el Warao, cayó muerto de forma definitiva.
Después que esto ocurrió, los Warao lloraron al cadáver, lloraron
mucho, le entonaron cantos, y de nuevo, enterraron al Warao en
un tronco de árbol. Desde entonces es que los Warao morimos.
Es todo, grandes cambios sufrimos los Warao. (Véase, Johannes
Wilbert, 1969. Pp. 30-35).
Vemos en este mito los mismos elementos de la
preocupación de los seres humanos. Una vida mejor en el
principio. Dificultades por desobediencia. Castigo por mal
comportamiento, pérdida de la virtud de vivir eternamente, y,
aparecen, en este caso, los Jebu, espíritus de la naturaleza,
cuidadores de los bosques, proveedores de la vida y de los
alimentos, pero sobre los cuales, el ser humano, no ha sabido
respetar. ¿Cuál entonces es la consecuencia? La finitud de la vida
humana y la propuesta, en este caso, de la posibilidad de la vida
eterna a través de la serpiente, que, como en el caso de la historia
de Gilgamesh, de la antigua Babilonia, buscaba la eternidad. Y es
la serpiente, en casi todas las mitologías indígenas, la única que
posee esa facultad.
Así, este mito de origen del pueblo warao, marca la pauta
del comportamiento de los warao de la actualidad. Ya que allí
están impresos en sus memorias, los modos de comprender su
literatura a través de los narradores de los dueños de la palabra o
de los duelos del canto, que son los Wisiratu, que cumplen el
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poderes para resucitar a los muertos. Virtud que fue uno de los
motivos que induce al Dios Zeus para terminar con la vida de
Esculapio. Zeus, según la mitología, no estaba de acuerdo con
resucitar a los mortales porque desequilibraría el orden del
mundo. El mito dice que cuando Esculapio resucitó a Hipólito,
Zeus se puso furioso y mató a Esculapio con su rayo mortal.
Hipólito era hijo de Teseo y había nacido del vientre de una
mujer amazona. Esculapio ascendió a los cielos y se convirtió,
según el mito, en la Constelación del Serpentario, también
llamado Ofiuco.
Como vemos, se confirma lo que ya hemos planteado, el
ser humano responde a una estructura universal de pensamiento y
no necesita estar en contacto con otros seres que piensen de la
misma manera; sin embargo, en los mitos, las estructuras siguen
patrones difíciles de explicar, es como lo que nosotros llamamos
una especie de enigma antropológico, pues aún falta mucho por
descifrar.
Como lo vemos en el libro que prologamos, este es otro de
los mitos que está presente en la vida de los warao, seres humanos
extraordinarios que la cultura dominante los ha querido extinguir
por considerarlos un estorbo para los planes desarrollistas, ya que
viven en espacios ancestrales acuosos y fangosos del área del
Gran Delta del Río Padre, Orinoco.
Sin embargo, el Río Orinoco, como todos los ríos, es
apetecible ante las ansias desarrollistas de la tecnología y es ésta,
precisamente, la razón por la cual muchos de los warao han tenido
que salir de sus áreas originarias de vida, para pedir limosna y así
poder sobrevivir. Muchos de los warao que ya no están
sacralizados ni responden a los cánones de la cultura tradicional
y cosmogónica de su vida en los caños del Delta, o de sus
pueblos de origen y muy especialmente, los que por la fuerza
salieron del Caño Manamo, se han ido a las ciudades a pedir
dinero por las calles, consideran que ahora, en la “vida moderna”,
el dinero de los jotarao, es decir, la “plata” de los que no son
warao, o “gente de tierra” y que no recogen moriche para vivir;
ellos entienden que su moriche anterior u originario, se convirtió
en dinero, es el mismo que ahora los warao necesitan para
sobrevivir porque sus morichales les fueron arrebatados por los
jotarao, así como también les han exterminado el palmito y la
manaca, esta última palma de la cual extraían y aún lo hacen (si la
consiguen) una semilla que produce una bebida altamente
energética, color vino tinto que ha sido comercializada ya en
Alemania y Brasil. Ahora sólo les queda, a los que viven en los
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Ronny Velásquez
Antropólogo colegiado 1.149. Dr. en Ciencias Sociales
Profesor e investigador Titular de la
Universidad Central de Venezuela -
Escuela de Artes
Entrando al Delta
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Pero, quizá el peso más significativo está sobre las fuentes orales
ya que, tanto en un caso como en el otro, éstas han sido
imprescindibles en la reconstrucción de una memoria de las
civilizaciones vinculadas con el proceso acotado. Por ejemplo, en
el caso de la cultura inca, las fuentes documentales de cronistas
como Huamán Poma de Ayala, Pedro Cieza de León y el propio
Inca Garcilaso de la Vega, estuvieron basadas en las experiencias
personales de los cronistas en cuanto a su contacto anterior, in
tempore o posterior al desarrollo del imperio, pero la fuente
máxima de sus conocimientos estuvo basada en las
recopilaciones de cuentos y/o leyendas que le contaban
oralmente personas que vivieron la situación, generalmente
europeas o descendientes de ellos, lo que conlleva a
aseveraciones, especialmente en cuanto a las ceremonias rituales,
hechas bajo juicios de valor estrechamente relacionados con la
visión cristiana, en la mayoría de las veces bastante lejanos de lo
que seguramente pudiera narrar algún representante de las
culturas indígenas. Hubiera sido interesante haber tenido la
oportunidad de hacer crónica sobre la historia (o etnohistoria) de
las civilizaciones anteriores, sobrevivientes y posteriores a la
conquista invasora, desde la visión de los propios indígenas, y
también, en el caso correspondiente, desde el enfoque de los
africanos trasplantados violenta e involuntariamente a unas
tierras desconocidas y bajo condiciones realmente alarmantes.
La Etnohistoria se puede encontrar definida obedeciendo a
interpretaciones como las señaladas por Robert Lavenda (1974):
“la historia de las sociedades sin su propia lengua escrita” (p.
193); o entendida como la indagación “en el pasado de los temas
estudiados tradicionalmente por los antropólogos, en el
presente” (p. 193), es decir, como una aproximación hacia la
comprensión del “otro”; o como el “estudio de sociedades, sin
sus propias obras históricas y su fin es escribir esa historia. Con
este fin se transforma la etnohistoria, entonces, en una
especie de historia [subrayado añadido]”. (p. 194). Las palabras
señaladas parecen significativas en la definición de Etnohistoria,
ya que este enfoque de Lavenda busca dar a entender que la
Historia es aquella que se escribe, se coloca en tinta y papel, o a
decir en tiempos contemporáneos, en los documentos vinculados
con la digitalización o el uso de computadoras; mientras que la
Etnohistoria se toma para referirse a aquello que se cuenta por
medio de la tradición oral. De allí que Lavenda acote que la
Etnohistoria al ser recopilada y luego vaciada en documentos
escritos pasa a ser “una especie de historia”.
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¿Por qué escribo esto? No tengo ideas claras, ni siquiera tengo ideas.
Hay jirones, impulsos, bloques, y todo busca una forma,
entonces entra en juego el ritmo y yo escribo dentro de ese ritmo,
escribo por él, movido por él y no por eso que llaman pensamiento…
Julio Cortázar.
Rayuela
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Este texto ha sido tomado del libro Guarao a-ribu: literatura de los
indios Guaraos, de Basilio de Barral, citado en el Manual de lenguas
indígenas de Venezuela, de Esteban Emilio y Jorge Mosonyi (2000,
p. 178).
Voz que se repite sigilosamente entre los caños
Es verdad que los hombres más antiguos, los
primeros bibliotecarios, usaban su lenguaje asaz
diferente del que hablamos ahora; es verdad que unas
millas a la derecha la lengua es dialectal
y noventa pisos más arriba, es incomprensible.
Jorge Luis Borges.
La Biblioteca de Babel
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Warao a ejobona
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“La aparición de los Warao”
Este mito es transcrito del libro Manifestaciones religiosas de los
Warao, de Antonio Vaquero (2000, pp. 196-207)
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Concebida a la autora del presente libro, en el año 2009. El texto formó parte
de la tesis doctoral de la autora.
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Concebida a la autora del presente libro, en el año 2009. El texto formó parte
de la tesis doctoral de la autora.
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Esta entrevista se llevó a cabo en 2009.
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Construcción hecha a la usanza moderna, ubicada en Tucupita con la
finalidad de albergar a decenas de warao y someternos a un modo de vida
ajeno a lo que es su propia cultura. Tras protestas y otras contrariedades la
edificación cayó en desuso y posterior desaparición.
un caso único de cierta permeabilidad del criollo con respecto al
warao, incluso lingüística, que no la veo en otras entidades.
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Concebida a la autora del presente libro, en el año 2009. El texto formó parte
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Traducción al español: Carmen Medrano.
Cabe destacar que en Jobure de Guayo ninguno de los
pobladores hablaba ni entendía español, de manera tal que fue
imprescindible la intervención de la intérprete. Las narraciones,
así como la entrevista son transcritas fielmente a la traducción.
Nuestras preguntas o intervenciones están destacadas en negrita.
Osibu a rijawara
Ebe sike nebu orabakaya naruae dauna yata dukitane, tiaja inabe
bajinae najoro omi; wabanaka takitane domu dune jatanae; ima jisaka
ibure nebu warao a mu najoroae, mujebu ana nakae. Tatukamo mojoya
warai naruae, jo sebunakae, jo iyamo naruae, a mojo eku ebutoronae,
jomakaba oanae; minajarone awai tane abanae iji ji wai osibu. Atae
ebutoronae, atae oanae, atae waijiae, iji ji wai wasi, tuatane jo iyamo naruae
janaida, nabaida nabakanae. Mujebu ana dibunae osibu eraja jate tamaja
naba eku, ka natoromo osibu najorote. Uria oko ekidakore.
Mujebu anatuma sinarijane dibanae jakotai tamaja najoronaja,
amawaitu a natoromo najoronaja. Naba daisa eku ja sinarijane najorote
tanae jakotai are amawaitu najoroya.
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Oji a rijawara
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alas”. Pero como son dos, ellos llegan y se agarran del zamuro,
pero el zamuro les dice: “No los puedo ayudar, ustedes pesan
mucho”. Y los deja ahí.
Ellos al pasar los días estaban bastante deshidratados,
bastante cansados, y ellos dicen: “Bueno, pero no vamos a tener a
más nadie que nos ayude”. Y les piden a las almas de sus
antepasados para que los ayuden en ese espacio que ellos estaban
sin agua, sin matas, sin nada, porque todo lo había quemado el
sapo. Entonces, llega un congorocho [especie de coco], y le dice:
“Yo no puedo hacer nada por ustedes porque ustedes pesan
mucho. Cómo hago para llevarlos a otro espacio?”. Porque como
él viene volando, entonces llega a arar la tierra. “Ruu ruuu”.
Como que abriendo un hueco en la tierra. Y los muchachos
sienten que sus cabellos se están perdiendo, se están cayendo, y
quedan calvos los dos. Y dicen: “Pero bueno, en vez de
ayudarnos lo que nos quitó fue el cabello. ¿Cómo hacemos?”. Y
dijo: “Bueno, esto es todo lo que puedo hacer por ustedes. No
puedo hacer más nada”. Y se fue. El congorocho se fue y los dejó
solitos a ellos. Ellos llegaron y les dio como sueño, se acostaron y
se quedaron dormidos los dos. A las doce de la noche, se
despierta el hermano mayor, que tuvo un sueño que le dice:
“Cuando te despiertes vas a ver algo diferente”. Y le dice: “Dígale
a tu hermano”. El menor, que está dormido. Y el muchacho se
despierta y dice: “No le voy a decir nada”. Es decir, se quedó con
aquel sueño, pero no le comentó nada a su hermano.
Amanece y el hermano también se despierta. Van
caminando y dicen: “Pero bueno, ¿qué pasa aquí? Hay algo
diferente”. Empieza que viene saliendo de la tierra pelada, matas,
diferentes árboles que ellos no conocían y luego ellos tienen
nuevamente un sueño donde le dicen: “Esta mata se llamará Mata
de Moriche. De ahí ustedes buscarán la forma de cómo
sobrevivir”. Entonces los muchachos ya tenían esa visión o ese
sueño donde uno de sus antepasados se había comunicado a
través del sueño, y tenía eso en la cabeza. Y dijo: “Ya no nos
morimos de hambre porque ya tenemos por lo menos la idea de
hacer algo con esta mata”. Y es cuando ellos empiezan a subir la
mata, empiezan a buscar cómo hacer y ven que salen frutas.
Como no tenían otra cosa, empezaron a inventar, a buscar la
forma de cómo sacar de ella jugo, comida, cualquier cosa para
sobrevivir. Y luego vuelven a dormir y en el mismo sueño le
dicen: “Con el tiempo los hijos de ustedes, la familia que ustedes
van a tener, sus nietos, vivirán de esta mata, que es la mata vida
del warao y estará en los espacios fangosos, no va a estar en todas
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Iramotimawitu.
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Una exploración a los espacios de la memoria del pueblo
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Janoko arijabara
Origen de la casa
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Traducción Carmen Medrano.
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El warao y la flecha
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Tobe jodho
Ateje ina jido jakore tobe jodho jatanae yana, warao inabe naukomoni,
dukitane naukore nabakanaja, ya jisaka waraotuma eraja nabakanae
yorikuare nakakitane dibu yorimoae inabe buruju ata nauki, tobe
kubakitane, ka warao monidawaitu kubaya tiaja, oko nanakatakore
tatuma ka kubate. Oko muanate tobe erawaitu kuare, takore oko yakate
tatuma kubate, tuatanaka takore uria ka natoromo ekidate tane dibane,
warao daomata a wai llanero tiaja aisiko bukoae. Yaja nabakanae buruju
eku warao eraja wabae takore tobe yakate wabae, buruju a warao ekumo
yakate kubae warao yakate are muanaya, warao orijasine dibunae, amasike
kuana oko yorikubakitane ja, oko tobe nate, dijana yiwaraya yorikuba.
Ama jokoyaja takore naruae tobe aisiko yorikubakitane, mate tobe
ubaya. Warao jisaka buari aisiko tobe naserea. Mate tiakore nakae, warao
wabae, tobe nanakatanae. Warao wabanaka bajia jakotai orijasine dibunae
jake iji ma jarako wabate. Buruju jisaka mate eku yorikubanaja. Taitane
ya araisa naruae yorikubakitane warao eraja, tatuka rakate warao muanae,
takore tobe eraja yakate kubae. Amawaitu warao dibuya tobe monidawaitu
ana. Ebe ka nobotuma tobe eraja aisiko yorikubae kuare. Are waraotuma
duya. Ure namuya, janajia ibatoko abaya, jisamika tiarone yakera
nabakaya a jarako aisiko tobe monidawaitu yana amasakate tobe warao
sanuka nojaya, ebe monuka yana warao a janoko eku nabakanaja warao
najorokitane.
Tigre fuerte
Era un tigre que era muy fuerte, que ellos le decía tobe jodo,
que es el tigre piedra, el tigre fuerte, porque nadie podía con él.
Que estaba acabando con la comunidad porque todos los días los
indígenas salían un momentito a la montaña y no regresaban,
pasaban los días y lo mismo, iban a la montaña y no regresaban.
Ellos buscan la forma, se reúnen, y dicen: “Vamos a ver qué
hacemos porque los tigres están acabando con nosotros. Va a
llegar un momento en que nos van a comer a todos”. Llegan dos
personas muy fuertes, que ellos les llamaban el llanero, que era
como un líder de las tropas, entonces llegan y le dicen: “Vamos a
tratar de llegar a esas islas que están repletas de tigres y los vamos
a ir matando. Sabemos que vamos a morir, pero con el tiempo,
para que no maten a nuestra generación”. Ellos se reúnen y van a
la primera isla, pelean con los tigres, mueren muchísimos
indígenas, pero también mueren tigres. Pasa el tiempo, van a otra
isla, pelean con los tigres, mueren indígenas, pero también tigres.
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Traducción Carmen Medrano.
los anteriormente descritos, no obstante, tiene esa conformación
de tiempo y espacio no específico, personajes sobrenaturales y el
destacar el respeto a las enseñanzas de los mayores.
A pesar de que Mucobito habla español la narración se
realizó en warao, cuya traducción se plasma transcrita a
continuación fielmente a lo expresado por la intérprete. Nuestras
preguntas o intervenciones están destacadas en negrita.
Je jebura motana
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Traducción Carmen Medrano.
sibinae takore a natu ekida. Atae jomakaba aisia natokonae takore tai
dakate a obono sibakore a natu ekida, a natoro sanuka jisaka dibunae:
kuarika yabaki jomakaba natu dojonaeja kotai natokakitane ja.
Atae a warari joni toanae, amayana jisaka natokonae, a natoro
dibunae tamaja eku natu naoya. Wajaka abanae, nome a obono iridaja.
Koboi tia tamatika natu ja, dubujiraja a obono sibinae, nome a ribu eku a
natu kajeana a obono eku yajinae tanae; a natu dibunae: akae ma
natoromo katukane tia takore. Natu mate, ine ijiji tane yajinae tia ine. A
natoromo dibunae: katukane dijana kajeana ji korunae, dubujiraja a natu
inakoae, jaiku iyajinae, a natu wabanaka tanae, tatuma yakera ubai
jatanae.
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Nojo a rani
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Iboma nabarao
Tiaja sike iboma manamo Wirinoko eku jatanae yama, tatuka sike
warao eraja ububuyaja orawakatuma ama warao tane.
Ya isaka, oriwaka nakae, iboma manamo a rakobo isiko naruae
yama, takore oriwaka nakae janoko sebe a imakane, tatuka jese Wirinoko
eku a rakobo dibunae, “jojokitane nauki amawitu dubujira”. Iboma a
raiba dibunae, “jake saba iabaki”, arakobo dibunae, “ine naukomoni”
¿Sina kuare? A rakobo denokoae. Diboto dibunae “ma jotu ja”. A rakobo
dibunae. “Tuatiaja nauki”.
Warao dijanamo wajibaka eku nabakanae nabaida imakane
oriwakayata nabakanae, ibomamo manamo jojobuae, yakaraja oriwakane.
Taitane a janoko yata naruyakore mate imakayakore nabautu a wajibaka
dutanae, waja arai sewirinae, dii takore neburatu a rakobo sanuka dibunae:
“oko tamajaisia narukore, waja ekida tanae”.
Dijana iboma onayaja tanae, a rakobo sanuka sanetakinane buró
tanae takore wajibaka jii tanaja, dijana amoní takore a sana kuarikanae
takorewaitu iboma dibunae. “Inaré takotu, ka ina araotuma isiko oko
monida”. “Tamaja asida tayaja dijana”. A rajia, a raiba, a rakobo tane
wajibaka ekumo nabakanae a ona isiko tane amujoro yori mi ...tanae
iboma onai dibunae, “ine naminayaja tanae ma jotu ja”. Tamatikamo
naunaka takore oko kokotuka wabate. Ine tamatika wabate, bajete yatu
narumiaroi, iboma tuaranaka onaijese a raniata a ribu obonobuae “ji jotu
aisiko jo ekuya naunaka, tai asida”, jo eku nabarao ja, tai jo yaoroya.
Iboma dibunae ka warao saba dibakotu ine ina daisa saba naruae,
tane dibakorewaitu wajibaka ekumo buró tanae, a jio kawajeraja nakae, a
tejo moniae jomakaba monuka nakae, jo ekuya bana nakae, a ju aisia jo
yewereaja kuana moae. Dijana naruae jo korunae ... a warao nome
onubuae.
Muchacha nabarao
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nabarao, que son gente del agua, los que viven debajo del agua, el
espíritu que cuida el agua, pero que para ciertos warao pudieran
definirlos como malos, espíritus malos, pero para otros no. Solo
que ellos son los que están pendientes de cuidar el agua para que
no los contaminen. Y desde ese entonces empieza la creencia de
que es cierto, de que tenemos una cultura que hay que respetarla,
y que tenemos que consultarle primero a nuestros ancianos antes
de hacer algo.
Wajibaka anamonina
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Origen de la curiara
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Jara Yakera
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que era la luna, y una mujer con un niño en sus brazos, cuando
miraban a la luna miraban eso.
Muere cada uno de los hombres warao porque desobedecen
a su wisidatu, al Kanobo que está allá arriba, porque no lograron
subir, sin embargo, ellos para compensar el daño, porque creen
que es un daño, empiezan a devolverse a sí mismos a la tierra para
que puedan nacer más hombres warao, más warao, y puedan
reproducirse, pensaron que era una forma de comunicarse con el
Kanobo que está allá arriba. Empieza a poblarse, se casaron entre
ellos, empiezan a hacer sus casas, tal cual como vivían allá arriba,
pero en su sueño conversaron con Kanobo que les dijo que
vendrían muchas enfermedades y que ellos debían prepararse, por
eso ellos empiezan entonces, a través de la sabiduría, los saberes,
de Jara Yakera, que empieza a mostrarse wisiratu aquí abajo en esta
tierra, y empiezan muchos otros jóvenes a ser wisiratu, a ser
sabios, a ser chamanes, a ser curanderos, a ser médicos
tradicionales, tal cual cómo vivían arriba. Cuando realmente
vienen esas enfermedades murieron muchos warao, pero también
poblaron muchos warao las tierras del Orinoco. Dicen que no solo
eran los warao sino mucha otra gente poblaron, empieza la
creación del mundo.
Nosotros también tenemos un don que es Kanobo, y allá
arriba también viven muchos warao que también nos miran y que
son iguales a nosotros.
Nota: Nótese la diferencia entre el mito recopilado por
Vaquero, referido en el capítulo anterior y la versión presentada
por Medrano.
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los hombres y las mujeres tenían que trabajar para comer porque
no podían permanecer en la noche ya sin hacer nada, porque en
la noche todos tenían qué comer, tenían qué beber, no tenían que
trabajar, no tenían que hacer más nada. Uno de ellos dice que era
lo que había pasado, estaban locos porque nunca habían visto
algo así, el abuelo que ese es el producto de la deshonra porque lo
deshonró como sabio y como wisiratu de la comunidad, que ahora
tienen que trabajar para vivir, que él se va con los espíritus por
desobedecerlo, el wisiratu se murió, trascendió de ese mundo, y
quedaron solos, desamparados, cuando ya existía el día y la noche.
Los muchachos que estaban aprendiendo a ser wisiratu
tienen que trabajar durante el día y durante las noches
concentrarse para planificar lo que va a hacer el día siguiente. Por
eso se dice que ese fue el castigo que nos dieron por desobedecer,
tenemos que trabajar para mantenernos, tenemos que hacer
conucos, tenemos que hacer las casa, poblar, y todos los días
hacer lo mismo.
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Concebida a la autora del presente libro, en el año 2009. El texto formó
parte de la tesis doctoral de la autora.
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Concebida a la autora del presente libro, en el año 2009. El texto formó
parte de la tesis doctoral de la autora.
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ese afecto, porque siente que están con uno, porque esos
conocimientos viven en nosotros. Entonces, siento que es
importante en nosotros continuar con los cantos, motivando a
nuestros hermanos warao a que hablen nuestra lengua, nuestros
cantos, nuestros valores ancestrales que ahorita, a pesar de que los
estamos tomando en cuenta, ya se están perdiendo. Somos muy
pocas las personas que en realidad queremos trabajar por la
cultura warao de corazón, porque muchos de nosotros,
compañeros de mi edad, que son contemporáneos conmigo,
quieren trabajar más por dinero y creo que allí estaríamos
bastante fracasados, es importante, que nosotros, a pesar de que
por supuesto el dinero es importante para nosotros comer y todo,
el amor hacia nuestra originalidad, de dónde somos, quiénes
somos, y ¿qué queremos nosotros para nuestros hijos, queremos
que nuestros hijos conozcan también sobre nuestra cultura?
Yo me siento bastante contenta con mi mamá, con mi
papá, por meternos todos los días en la cabeza ¡hablen warao,
hablen warao! ¡No quiero que se pierda! O sea que yo me muera y
que mis hijos, que son warao, no conozcan ni hablen la lengua
warao. Y mi papá un poco, aunque también es warao, es un señor
que nos dio toda (pausa por emoción de la entrevistada)… mi
mamá ¡hablen warao, hablen warao! Esa todos los días puro warao.
Mi papá, bueno pero ¡hablen también el castellano porque
imagínense, cuando tengan que salir por ahí, los jotarao [no warao]
les van a meter dos pajaritos pintados!, porque así nos decía,y van
a salir preñadas de unos jotarao que ni conocen, entonces, ¿para
qué los estamos educando? ¿Para que los jotarao les echen vaina?
Y también tenía razón. Y mi mamá: pero para qué están hablando
jotarao, tiene que ser puro warao. Y mi mamá puro warao.
Entonces, nosotros, bueno, vamos a hacer lo siguiente, mis
hermanos todos, yo que soy la mayor, vamos a hablar, cuando mi
papá está aquí más jotarao, y mamá esté aquí puro warao, para que
los dos estuvieran contentos. Y así fue, y cuando tuve uso de
razón hablaba warao y castellano.
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Y tú, que has estado bastante no sólo por los caños cercanos
a los centros que están bien penetrados por los jotarao, sino
aquellos que están bien alejados. ¿Has visto que aún se
conserva esa tradición oral de contarse los cuentos, o
piensas que eso también se ha perdido un poco? Pienso que
se ha perdido mucho porque ya tenemos DirecTV en las
comunidades, y más que todo están interesados en ver las
comiquitas, otra cosa, y claro hay comunidades que todavía llega
el momento que echan un cuento, y como nosotros, como
decirlo… no se si decirlo… somos muy inteligentes, porque
apenas nos echan un cuento delante de uno ya nosotros nos
acordamos, sabemos. Ahora si todos los días algún abuelo
contara ese cuento aprenderíamos todos. Pero sí se está
perdiendo, somos muy pocos los que tenemos ese amor a nuestra
cultura, en cuanto a los cuentos y los cantos.
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Para recapitular
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Constructor de curiara
EPÍLOGO
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