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Hablas de selva y agua: La oralidad afropacífico desde una perspectiva de


género

Book · November 1994

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1 author:

Nancy Motta
Universidad del Valle (Colombia)
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1
HABLAS DE SELVA Y AGUA

La oralidad afropacífico desde una


perspectiva de género

Publicado por el Centro de Estudios de Estudios


de género, mujer y sociedad e Instituto de
Estudios del Pacifico- Universidad del valle.
Cali. 1997. ISBN: 958-670-120-4

“Decir que todo pensamiento humano


Es esencialmente de dos clases
-razonamiento por una parte,
Y pensamiento narrativo, descriptivo,
Contemplativo por la otra –
Es decir tan sólo lo que la experiencia
De cada lector ha de corroborar”

William James.

2
PREFACIO

Este libro surge como reconocimiento a las mujeres y

hombres del Litoral Pacífico Colombiano que ha acompañado

mi vida desde hace veintidós años, cuando llegué por

primera vez como estudiante a preparar mi tesis para

obtener el título de antropóloga, en la comunidad de

Salahonda, al nor-oeste de Tumaco.

El trabajo de campo es tan solo un aspecto de la

experiencia del antropólogo/a. Las circunstancias en que

se desarrolla, son peculiares a cada investigación, nuca

son idénticas, así como tampoco son idénticos los

trabajos de los y las antropólogas abocados al estudio de

un mismo problema. Así mismo, el trabajo de campo es una

experiencia única, pero a la vez acumulativa, de

sumergirse en l vida cotidiana de otra cultura/etnia, con

la consiguiente suspensión temporal de las propias

opiniones, que, sumada al intento simultáneo de captar

mental y físicamente otra versión de la realidad,

resulta decisiva para la formación de cualquier

antropólogo/a y para el desarrollo de un sistema de

teoría antropológica.

3
El vivir en Salahonda, día y noche y durante un año sin

interrupción en el año 1975, y después recorriendo

manglares, esteros, ríos, costas, escuchando hablas,

consejos, anécdotas, enojos, regaños, sentir miedos y

alegrías, en fin … vivir a partir de entonces hasta la

fecha, me llevan a percibir infinidad de hechos que

nunca me habrían resultado de otro modo visibles, y menos

aún, intelegibles. Existe en realidad, una situación

curiosa, ya que mientras el antropólogo o antropóloga

“participa” en la vida cotidiana, observa al mismo tiempo

dicha participación. Entabla pues, relaciones

significativas y durables con los individuos y descubre

por medio de estas relaciones la forma de “relacionarse”

en esa sociedad.

Habiendo crecido dentro de mi contexto sociocultural,

supe que nunca perdería la propia identidad. Sabía que

podría conocer a otros si reconocía que la pertenencia de

los pueblos del Pacífico era a su cultura, así como yo a

la mía; aunque diferentes en esencia, eran hechos

semejantes. Fui aprendiendo en los múltiples trabajos de

campo, que ni inmersión en los diversos campos de

estudio, los obstáculos y rechazos, las facilidades y

apoyos, formaban parte de mi experiencia total, y que esa

4
experiencia pasa a integrar nuestra propia conciencia en

evolución.

Desde mi primera visita a Salahonda, hasta los otros

poblados del Litoral Pacífico, con permanencias

prolongadas tanto en el tiempo como en el espacio, en

cada una de las situaciones vividas, debí recurrir a una

conciencia disciplinada de mis propios sentimientos, como

medio adicional de llegar a comprender a los individuos

que eran mis maestros, a la vez que el sujeto de mis

estudios.

Hablas de Selva y agua constituye un material que

recopilé inicialmente en la década del setenta, en la

costa nariñense; después en los años ochenta, en las

costas del Cauca y Chocó y finalmente en la costa

vallecaucana. Es ahora, cuando se ha despertado un

interés ern las Ciencias sociales por reconocer que el

pensamiento cognitivo oral es invaluable y hace parte del

imaginario cultural de los pueblos negros del Pacífico,

cuando comunico en este presente, una aproximación

teórica sobre lo que es la oralidad, que he ido

construyendo a lo largo de mi vida, al ser despertada en

las mañanas con la narrativa de una leyenda de una mujer

a su nieta, al haber permanecido despierta toda la noche

5
cuando en el Charco o en Mosquera, Guapi o Timbiquí, en

el naya o Yurumanguí, en bahía solano o en Nuquí, el

pueblo se divierte al ritmo de bombos y marimbas, o llora

y canta por un hecho luctuoso con un alabao o un

chigualo/gualí.

Este libro examina algunas de esas dimensiones y explora

el mapa cognitivo de esas mentalidades orales. Durante

muchos años estas vivencias las llevé dentro de mí,

hacen parte de mi vida en el Pacífico y quiero agradecer

a todos esos hombres decimeros y esas mujeres cantaoras

todo lo que me han enseñado.

A mi madre le comenté la sabiduría de estas gentes y ella

fue cómplice de mis sueños en algún día relatar e

interpretar esa magia verbal. Hoy no se halla conmigo,

está en el otro mundo, en esa otra vida, muerte y vida

según la visión bantú; para ella va este esfuerzo.

Las otras personas que me han animado para que comenzara

este libro y siguiera adelante con él, han sido mi

compañero de vida, el poeta y arquitecto Rodrigo Escobar

Holguín; las profesoras Simone Accorsi y María Cristina

Maldonado, del Centro de Estudios de Género, Mujer y

Sociedad, por sus energías e ideas, además de

6
recomendaciones en el manejo de la forma y estilo como

miembros del comité de Publicaciones; Martha Lucia

Castañeda, por la paciencia en digitar e imprimir estas

notas; el vigor y emoción de Liborio Motta D., mi padre

y en la distancia una voz de aliento de Adaljiza Motta G.

mi hermana.

Mi gratitud especial para el Instituto de Estudios del

Pacífico, mi hogar académico y al Centro de Estudios de

Género, Mujer y Sociedad del cual soy miembro activa, que

hicieron posible esta publicación.

Al llevar a la red este texto para ser visto en forma

virtual por parte de mi actual monitor, Pedro Manuel

Sánchez en el tiempo presente, 2012, y de los demás

artículos que se están colgando en la red, mi especial

agradecimiento por acompañarme en esta nueva empresa.

7
INTRODUCCIÓN

La memoria viviente, el recuerdo personal, el don del

habla, los filamentos vibrantes de la identidad, los

misterios del ensueño, la sabiduría intuitiva y los

juegos de la imaginación constituyen fundamentos

primordiales de la cultura humana.

En la cultura negra del Pacífico, la magia de las

palabras se decanta en cuentos, poemas, coplas, décimas,

fugas, cantos, rezos, parábolas, mitos, apólogos,

anécdotas y leyendas que brotan de topografías temporales

como las orillas de los ríos, el rumoroso mar al vaivén

de sus mareas, la húmeda selva, y que se extienden

durante miríadas estelares y prolapsos de siglos y

segundos tejiendo la urdimbre de la comunicación

sensible, proyectando la raíz de los narradores

esenciales, el signo y la savia, las reglas secretas, lo

espontáneo y elaborado, lo natural y fantástico, el ritmo

8
legendario, lo indescifrable, la continuidad, que hablan

de tradiciones y metamorfosis, la estructura de los

códigos orales, la sustancia del lenguaje, la relatividad

de los alfabetos, los contrastes y consonancias, la

síntesis y la exuberancia, la excepción y la norma, el

eco de las esferas, los transparentes laberintos del

verbo y las sílabas antes de su nacimiento.

La narración oral ha existido desde siempre en la Costa

del Pacífico por parte de su población negra y su

herencia es mágica y ancestral desde que se posaron en

éstas tierras americanas en su condición de bozales. La

oralidad como fuente expresiva y forma de comunicación

directa, se refiere a un conjunto de manifestaciones

culturales, a los actos cotidianos de cada momento de la

vida y de la muerte, a los traumas, desarraigos y

angustias étnicas, a propuestas y respuestas sobre los

acontecimientos y su próximo devenir.

La fluidez coloquial hace de la oralidad del Pacífico

una función expresiva muy allegada a la condición

conversacional de la vida regular, pero la esencia

elemental de las palabras, el sentido de lo contado o

referido, y el contraste con lo simplemente hablado o

9
comentado, permiten que normalmente se superen las

posibilidades ordinarias y se acceda a esa especie de

semántica del encantamiento; que por supuesto va más allá

de la lingüística y del propio lenguaje.

En consecuencia, en el proceso histórico de la

conformación del grupo negro en los diferentes

ecosistemas de la Región Pacífico, el narrador y la

narradora han ocupado un lugar importante en el corazón

de las comunidades.

Cada sociedad construye interpretaciones sobre su medio

ecológico, así como sobre su realidad social. La

elaboración simbólica de las relaciones del hombre y de

la mujer con el cosmos se expresan a través de

estructuras complejas de mitos, cuentos, leyendas,

relatos, es decir un sistema de palabras-símbolos, que

recrea y hace revivir una realidad original,

constituyendo una identidad cultural.

El presente trabajo propone una etnografía de la cultura

a través de la etnoliteratura, saber que se expresa en

las más variadas formas de narratividad en las Tierras

del Pacífico.

10
Pero además del carácter literario, nos vamos a aproximar

a que los procesos simbólicos-hablados, como recurso

portador de acciones concretas, se hallen en las voces

femeninas, ya que la voz del hombre es la reconocida.

En las Ciencias Sociales hasta ahora no se han trabajado

estudios sobre tradición oral desde la perspectiva de

género, particularmente desde la mujer, o sea, en los que

ella sea la portadora de los códigos simbólicos de su

cultura, de los aportes semióticos y semánticos de su

grupo social y la vocera de las historias que se cuentan

y se cantan.

La mujer afropacífico es también partícipe de un proceso

comunicativo y fuente de creación en la producción oral

popular, por tanto se pretende relievar el papel que

tiene la mujer negra en la oralidad del Pacífico,

aproximándose a las hablas, ecos, coloquios, cantos y

murmullos, en tanto representa una etnia, un género y una

cultura en espacios de Selva y Agua.

11
CONCEPCIONES
SOBRE LA ORALIDAD

La Antropología, al igual que las demás disciplinas

sociales, ha de extenderse en su afán de investigación

sobre todos los aspectos que puedan ser pertinentes para

su objeto en una sociedad cualquiera. Pues bien, muchos

investigadores con diversos grados de amplitud y

profundidad han tenido un acercamiento con la tradición

oral.

Se han descrito cuentos, mitos, leyendas; se ha escrito

etnografía de la música y folklor de todas las regiones

geográficas del país, y estos escritos apuntan a su

morfología o a su clasificación, siguiendo el modelo

teórico de Vladimir Propp (1977 y 1979). De ahí que si

tomamos cualquiera de las publicaciones sobre la

producción oral popular, siempre encontraremos

ordenamientos de material oral. Javier Ocampo López,

Guillermo Abadía Morales, Aníbal Niño, Max López Guevara,

Carmen Hortensia Alaix, Alfredo Vanin, entre otros,

pueden ser considerados como los sistematizadores y

compiladores de la producción oral popular colombiana.

12
Desde la perspectiva antropológica, es necesario hacer el

reconocimiento al contenido de la producción oral de las

comunidades negras que habitan la región de la Costa del

Pacífico, así como a las metamorfosis en las que crea

nuevos elementos, tanto a partir de elementos de

supervivencia africana como en sincretización o en

hibridación con elementos indianos e hispanos y que han

constituido parte de su identidad cultural.

Los indígenas en sus relatos hacen relación al origen del

mundo y del grupo humano; los relatos africanos se

refieren a los avatares de la vida, a la relación del

hombre con la naturaleza y a fuerzas sobrenaturales; los

elementos hispanos están generalmente asociadas al

enamoramiento y a las relaciones sociales o de pareja y

han aportado la forma de los romances, las coplas y las

décimas.

La reelaboración y recreación de todos estos elementos

pasan a ser parte de la identidad cultural afropacífica y

se ha convertido en una estrategia de supervivencia: ha

ofrecido resistencia a las influencias foráneas como

también ha desarrollado capacidad de adaptación, y todo

ello ha sido contado a través de la expresión oral.

13
El interés por la oralidad de los pueblos es muy reciente

en la historia del pensamiento. Los cronistas y literatos

de varios siglos nos han legado importantes piezas de

tradición oral. Pero es solo en el siglo XX cuando los

investigadores han prestado atención sistemática a este

comportamiento cultural. ¿Cuál es la preocupación por la

tradición oral? Se puede creer, que la sociedad no puede

sobrevivir sin este valioso laboratorio cultural, en

donde germina y se cultiva la sabiduría práctica y el

sentido común de los pueblos. Pedrosa y Vanin,1994:88).

La tradición oral no deja de existir, ni podrá ser

sustituida por la tradición caligráfica, tipográfica,

audiovisual, ni por las altas tecnologías de comunicación

como televisión y multimedia.

La tradición oral por definición es otra historia, no

oficial, es moderna, y como moderna está llamada a

sistematizarse.

14
George Sand y Van Gennep le han dado dignidad y mérito de

carácter científico a las tradiciones orales. (Joutard,

1986:77).

La antropología funcionalista da cuenta de que la

tradición oral, juega un papel relevante como elemento en

la estructura de la cultura en su conjunto y en el

mantenimiento de esta estructura.

La historia oral, o literatura oral, o tradición oral,

serán denominadas en este trabajo, “producción oral”, por

considerárseles lo suficientemente diferenciadas e

independientes de toda otra producción como para

construir un género aparte.

Un producto oral popular se supone que tiene la

suficiente entidad social en sí mismo, y en su existencia

puede haber variantes.

Siguiendo a Josemartín Apalategi (1987:19) se denomina

producto oral a:

15
“una narración producida oralmente y considerada

por sus narradores como unidad independiente que

circula dentro de su comunidad”

El conjunto de la producción oral popular de una

comunidad es el documento reflexivo más genuino de la

misma comunidad, constituye un texto, un lenguaje hablado

acumulado a través del tiempo.

En este documento se distinguen dos partes:

a) La que expresa la percepción directa y consciente de

la comunidad, por ejemplo, de un acontecimiento, un

personaje, unos oficios, unas relaciones familiares.

b) La transmisión indirecta de esas u otras realidades.

La transmisión indirecta de acuerdo a Berheim citado por

Vansina (1977:l9) constituyen las fuentes del relato,

cuentos, leyendas y mitos.

Para Vansina (1977:13), la tradición oral es la principal

fuente histórica que puede ser utilizada para la

reconstrucción del pasado.

16
El hecho de oír a las gentes del pueblo, permite no sólo

escucharlas sino reencontrar las huellas del pasado, los

rastros de mundos desaparecidos y el pueblo es un

„conservatorio‟. Es también la única manera de aprehender

el “instinto del pueblo”, según Michelet, (citado por

Joutard, ibid), de su cultura en términos antropológicos.

La tradición oral es necesariamente un testimonio oral y

su validez se fundamenta en el hecho de que es

transmitido de boca en boca por medio del lenguaje; es un

testimonio que comunica un hecho que no ha sido

verificado, ni registrado por el mismo testigo, pero que

se lo ha aprendido.

Una ciencia que se interesa por la tradición oral es la

Lingüística. El descubrimiento de la diversidad de hablas

en el siglo XIX permite recoger por los eruditos

europeos, las expresiones locales, glosarios,

diccionarios y gramáticas de los pueblos, tanto en su

oralidad como en la escritura. La dialectología supera su

estadio empírico y se constituye como ciencia, apelando a

la técnica de la encuesta sistematizada; en cuya base

está la narración de la cual se serviría la filología y

la historia.

17
En tal sentido, la captación de una realidad lingüística

se hace posible, estudiando cuidadosamente las

características del discurso oral, particularmente de sus

variables lexicales y de su estructura sintáctica. De

acuerdo con Hugo Niño (1977:26) en esa identificación con

la sintaxis elemental, con el orden, con los valores

primarios del lenguaje, se clasifican por sus funciones,

por su morfología, por su género, por modalidades, por

sistema de registro, por catalogación de informantes y

compiladores y otros más.

Por tanto, aunque la literatura es una palabra que alude

a “letra”, es prudente hablar de una literatura oral, de

un arte poético meramente verbal, que merece ser

ordenado y organizado en estructuras del saber escrito y

dar paso a una creación de producción oral de carácter

científico.

A este respecto, Lévi-Strauss en sus obras de Pensamiento

Salvaje y Mitológicas (1964), Levi Bruhl con Mitología

Primitiva (1946), Evans Pritchard con Antropología Social

(1973), Reichel Dolmatoff con los Desana (1968), Nina de

Friedemann con Criele, Críele Son, del Pacífico negro

(1989) Rogerio Velázquez con Cantares de tres ríos

18
(1960); para citar antropólogos estudiosos de las

tradiciones, orales de los pueblos, nos conducen por la

senda de la ciencia de lo concreto, de la lógica de las

transformaciones, del mundo de los imaginarios colectivos

que sorprenden por su fuerza, por su color, por la

profundidad de sus contenidos que nos revelan palabra a

palabra.

Igualmente tesis de grado y posgrado en diversas

disciplinas , están trabajando en lo que llaman

Friedemann y Niño (1997:13) La poetica étnica: memorias,

mitos y narrativas.

Lekuona (1978 :98) plantea que todo lo que es oral desde

que se crea hasta que se encuentra como patrimonio común

de un grupo de gentes puede ser denominado literatura

oral, porque la comunicación circula oralmente entre la

gente del pueblo; en oposición a la literatura escrita,

basada en el escrito como medio primordial de difusión.

La oralidad como hecho narrativo ha sido denominado

literatura oral, aunque la historia contada es anterior a

la escritura y ésta se asocia a la literatura. La

narración oral maneja elementos básicos de las artes

escénicas, pero no es teatro, danza o declamación; posee

19
su propia dinámica y maneja componentes y recursos

singulares en la acción comunicativa.

La literatura oral es para Lekuona una historia contada,

ya que es un error creer que un pueblo no tiene historia

porque no la tiene escrita.

En términos de Yoro Fall (1992) un historiador africano

citado por Friedemann (1997:93) aduce que la historia

oral o la historia cantada es también una oralitura que

expresa frente a la literatura, de un modo igual, la

estética de la oralidad.

“ Esta a más de sus contenidos historiográficos

cabe dentro de géneros comparables a aquellas

producidas en ámbitos de palabra escrita, para

la literatura.”

La oralitura se refiere entonces a leyendas, mitos,

cuentos, epopeyas, cantos, poemas, que constituyen un

documento para el análisis etnohistórico.

Las culturas orales que no han tenido contacto con la

escritura establecen un valioso recurso mnemotécnico: la

memoria.

20
En este punto, el lenguaje hablado es importante porque

cuando se lo estudia en pueblos que no tienen escritura o

que adoptan un estilo de vida oral, como ocurre en el

Litoral del Pacífico, las formas de expresión no obedecen

a las normas que rigen una lengua que tiene escritura. La

lengua y la escritura de estos pueblos se depositan en

la memoria, y como la memoria tiene limitaciones, es

natural que al reconstruirse la historia de un pueblo, el

relato o el hecho comunicativo no tenga continuidad,

porque tanto quién narra como quién escucha sólo disponen

de la palabra hablada para realizar la comunicación; por

lo tanto el lenguaje hablado maneja otras lógicas y otros

sistemas que hacen que el literato oral, jamás cese de

acumular, de inventar, de remodelar, de enriquecer y de

perfeccionar los materiales de una tradición que le han

confiado , según lo expresan Hugo Niño (1977:14) y

Bolleme, Genevive (1990:170).

Por tanto en el Litoral del Pacífico, la memoria se

habla, se vive, se transmite de voz a voz, de narración a

narración, de canto a canto y de cuento en cuento.

Siguiendo a Lekuona (1978:80), este autor plantea que la

palabra „literatura‟ no expresa estrictamente lo que se

21
ha convenido en llamar literatura oral, porque la música

popular hace parte también de la literatura oral.

Por ello, la producción oral popular involucra entonces,

tanto la historia, los mitos, las leyendas, los apólogos,

la poesía, los relatos, como a la música y a la danza.

La oralidad es entonces, un lenguaje dinámico orientado y

organizado de acuerdo a las normas, patrones, valores y

conductas del pensamiento de una comunidad. Es un sistema

de conocimiento y de transmisión de conocimientos.

Estando de acuerdo con Clifford Geertz (1990:173) la

oralidad constituye un proceso cognitivo, un conocimiento

local, que se manifiesta en el acto de pensar, idea o

noción. El primer significado nos remite a la memoria, al

sueño, a la imaginación, que constituye en cierta manera

un “acto mental”, un “pensamiento” El segundo

significado, el producto de pensar aduce a la cultura; la

actividad o producción intelectual de una época, de una

comunidad o clase social particular.

La producción oral popular comprende a su vez dos

modalidades, la contada y la cantada, según el modo de

transmisión. Tales productos orales han de estimarse como

22
testimonio antropológico e histórico, por lo tanto han de

ser recogidos en toda su integridad y no dejándose guiar

por criterios de purismo o de perfección al

transcribirlos. Es así como nos da el reflejo fiel de una

época, de un acontecer cotidiano, y de

“un pensamiento que en su forma lingüística

aunque sea tosca, es más expresivo que

corregido” (Apalategui,1987:10)

La denominación de historia contada que usualmente se

llama para los cuentos, relatos, mitos, leyendas y

anécdotas, es una producción oral que no es solamente un

cuento o una leyenda que se cuenta y se escucha, sino una

realidad que se vive y que posee una fuerza mítica que

invade el espíritu de la Selva y del Agua del Pacífico,

por tanto esta literatura contada se liga estrechamente

al medio circundante, del cual extraen fuerzas vitales y

las mitifican.

En las historias contadas las gentes del Pacífico

expresan sus sentimientos, transmiten las estructuras del

parentesco, sus controles sociales, las condiciones

materiales de vida, las formas de trabajo y producción,

23
las jerarquías y mecanismos de poder y exhiben su

habilidad en el grupo social al guardar en la memoria los

contenidos simbólicos de cada transmisión, y así

reafirmar su identidad étnica y cultural.

La historia cantada constituye la poesía popular,

representada en coplas, décimas, jugas y arrullos, como

también el relato.

El análisis de la historia contada y cantada para la

tradición oral del Pacífico proyecta una nueva luz en el

estudio del pensamiento popular, o más bien, del

pensamiento que se transmite a través de las gentes del

pueblo.

La forma más común de acceso a la tradición oral en

general es su transcripción escrita, parcial o total.

Katia Baum citada por Joutard (331) encuentra en ello

tres ventajas: facilitar el trabajo del investigador,

porque evidentemente es más fácil leer una entrevista,

transcribiendo la narración oral, que escucharla, porque

llega a un público más amplio y permite realizar un

análisis del texto. También es una manera de mejorar la

entrevista gracias a los detalles complementarios

24
suscitados por la relectura de la primera versión.

Finalmente, es un testimonio más tangible tanto para

quién narra como para quién escucha, al devolvérsele al

narrador, su documento oral.

Sin embargo la forma de la transcripción sigue

presentando problemas. Maurice Pons citado po Joutard

(333) nos muestra estas dificultades a propósito de las

grabaciones de Simone Signore:

Entre lo hablado y lo escrito (...) hay una

diferencia la que se escapan sutilmente por

la verdad y la vida .... En las frases de Simone

Signoret, más allá de la verdad de los nombres,

de los hechos, más allá de la realidad de las

imágenes, el rigor de las ideas, existe el calor,

la emoción, la voz, la risa, el oficio, el talento.

Al leerlas, las mismas frases aparecen sumarias

y secas, casi embrolladas en sus vestiduras

escritas.

Tengo dificultades al leer a Simone sin oírla; me

dejo fácilmente impresionar por lo que escucho,

no por lo que leo. Ella no logra escucharse al

25
leerse. NO se reconoce a sí misma”

Esta versión sobre la voz y la lectura sobre Simone

Signoret se pueden aplicar igualmente al Pacífico. En una

transcripción, así se escriban los giros lingüísticos, no

es lo mismo que escucharlos, la entonación, el ritmo, la

musicalización de una juga o de un arrullo o de una

leyenda.

En realidad, en la oralidad se trata de una traducción

cultural. Es la transferencia de una estructura

narrativa iral a una letrada y lineal. Pero ello implica

riesgos culturales. Por eso, Hugo Niño (1997:39) afirma

que debe surgir la necesidad de la interactuación y de

una intertextualización basada en la aceptación y en el

reconocimiento.

Joutard por su parte, precisa que existen dos peligros:

apegarse a la expresión del interlocutor en sus mínimos

detalles con el riesgo de hacer casi imposible su lectura

y desvalorizar el discurso, o reescribir el texto oral

con peligro de hacer perder su especificidad y una parte

de la información que le es propia.

26
No existen soluciones objetivas; todo depende del tipo de

género literario que se emplee en la oralidad, y este

tipo de producto cultural, con características de

arraigo, temática, producción, adopción y transformación

recibe la denominación de etnotexto según Niño (1997:24)

Para el escenario de Hablas de Selva y Agua, la

proximidad con el tono oral debe ser buscada en la

información que se recoja, incluyendo los silencios...,

las vacilaciones..., las risas..., las repeticiones...

Escuchar y/o leer la transcripción: aquí comienza la fase

central de la producción oral popular.

27
PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA
ORALIDAD DEL PACÍFICO

En una típica situación de habla en que intervienen un

hablante, su interlocutor y un enunciado del hablante,

hay muchos tipos de actos en relación con el enunciado.

Según Searle (1983:79) el hablante además de haber movido

su lengua y mandíbula y emitido sonidos, habrá realizado

actos catalogables según la clasificación en el que se

incluyen el informar, el recrear, el encantar o el

irritar a sus oyentes. También habrá realizado actos que

incluyen referencias a nombres de personas, lugares,

países o ciudades; por añadidura, generalmente habrá

realizado actos de la categoría en la que aparecen

preguntas, el rendir informes, el saludar, el de

advertir, el de dar órdenes, el de sugerir o aconsejar.

Para Searle es importante dentro de la filosofía del

lenguaje estudiar los actos de habla, o como se les

llama a veces, actos de lenguaje o actos lingüísticos.

Las Hablas de Selva y Agua implican actos lingüísticos,

constituyen actos de habla que pueden considerarse como

28
unidades básicas de comunicación, o sea es la producción

de la representación de las palabras al realizar un acto

de habla.

En la producción oral contada y cantada, los actos de

habla son producidos por seres que tienen ciertas

intenciones.

En los estilos cognitivos de la producción oral

encontramos diferencias entre los hombres y las mujeres

del Pacífico.

Desde una perspectiva de género, en las hablas populares

del Pacífico encontramos, que la estructura contada es

del dominio de las voces masculinas. Son ellos quiénes

manejan lenguajes antroponímicos, zoonímicos, fitonímicos

y toponímicos, y en ese nivel narrativo, los hombres

recrean aspectos simbólicos, realísticos, económicos y la

expresión por oposiciones.

Los hombres separan la forma del contenido, la estructura

de la experiencia, conceden más importancia a la

coherencia formal que su adecuación a lo real.

29
La producción oral femenina afropacífico en cambio es más

flexible y adaptativa, manifiesta mayor interés por el

contenido y los aspectos personales en las relaciones

interactivas sociales.

La estructura cantada es del dominio de las voces

femeninas. Son ellas quiénes manejan ritmos en giros

lingüísticos y sonoros, improvisan y efectúan creaciones

y piezas impecables de cantos de carácter sacro y

profano.

Las hablas de Selva y Agua cantadas, las constituyen las

décimas, las coplas y los cantos y cantas como jugas,

alabaos y arrullos.

Las jugas por ejemplo, son cantadas por mujeres que

poseen una memoria prodigiosa para repetir estos versos

que fueron creados, inventados y/o improvisados minutos

antes, o años anteriores en circunstancias distintas. Los

arrullos que son cantos a los chigüalos/gualíes o niños

muertos y las loas al Niño Jesús, son también lenguajes

inventados, creados y repetidos de generación en

generación por las mujeres.

30
Las coplas son historias de la vida cotidiana tanto del

pueblo como de los individuos, de lo colectivo y de lo

personal.

Esta literatura es también un arte verbal que involucra

procesos de actuación y de danza, y todas ellas tienen

connotaciones mágico-religiosas, filosóficas, festivas,

concretas y simbólicas.

La literatura cantada significa para el Pacífico un

enlace, una unión, un acoplamiento o acomodación de un

verso con otro para formar la estrofa.

El comportamiento lingüístico o los actos de habla

masculino y femenino, reflejan el conocimiento o la

aplicación de esta estructura relacional a un código de

comunicación.

Desde la perspectiva de las categorías conceptuales según

Buxó (1988:38-46),

“la cognición de la realidad implica una organiza

ción semántica diferencial, que en términos lin-

güísticos, se expresa en categorías gramaticales

y polisemias, diferenciadas para cada sexo”

31
O sea, la organización cognitivo-lingüística de la mujer

se conforma dentro de unos límites semánticos, referidos

a la representación de categorías conceptuales,

pertenecientes a la subcultura femenina de cada sociedad.

Buxó considera que estas diferencias son variantes socio-

cognitivas, ampliamente modificables y selectivas,

desarrolladas dentro de las alternativas que ofrece el

el sistema cultural y como resultado de las diferencias

que se establecen en una estructura social, o entre dos

culturas en contacto.

Buxó argumenta que el proceso cognitivo no está

exclusivamente regido por la representación lingüística,

sino que, en este caso, la estructura social pasa a ser

una realidad psicológica en términos de la actuación

lingüística.

Al respecto, en el Pacífico, las mujeres negras

constituyen la fuente de la transmisión cultural. Los

conceptos culturales se transmiten y adquieren en gran

medida lingüísticamente.

32
La literatura oral cantada y contada, como patrón

sistemático de la lengua pasa a ser parte integral de la

experiencia, en el sentido de que contribuyen a conformar

los marcos conceptuales que sirven para interpretar la

realidad.

Estas tendencias cognitivo-lingüísticas se manifiestan en

las estrategias adaptativas habituales de la mujer.

Por ello, según Buxó, la mujer, por razones de capacidad

biológica y de socialización, tiende a ser especialmente

sensible y consciente en relación con los actos

lingüísticos.

En el Litoral del Pacífico los actos de habla con

transmisión directa en versión cantada son las coplas,

arrullos, versos, y en la versión contada, las anécdotas,

que narran un acontecimiento, las acciones de un

personaje, la cotidianidad de una forma de producción, el

complejo tejido de la organización social, la movilidad

espacial entre los espacios de Selva y Agua (mar y ríos),

para extender la poliginia y cumplir con la exogamia.

En este sentido, los antepasados africanos del hombre y

mujer del Pacífico sabían, como todos los pueblos del

33
mundo, que los animales habían aparecido primero que el

hombre, y que en ellos había una fuerza de conocimiento

que los podía proteger o agredir; y en estos animales

encarnaban virtudes y defectos, apetencias y

prohibiciones (Vanín, 1987:19). Esta es una percepción

directa y consciente de las comunidades negras; por ello

el totemismo y el animismo se entregan al mito y a la

fábula.

Una muestra de tal percepción, la representa un pescador

del barrio La Playita, ubicado en la zona de baja mar de

Buenaventura. El pescador oriundo del Micay, don Benildo

Riascos, relata aspectos de distintos animales en su

comportamiento. También explica cómo funciona el mundo y

cómo se comportan los seres. Explicarse los fenómenos

naturales no es ni ha sido preocupación exclusiva de los

científicos. Los hombres de rudo trabajo, descansan de

sus faenas en las „posadas‟ de las orillas ribereñas o

mareñas del Pacífico y entre charla y charla, se

intercalan proverbios, dichos, fórmulas y reflexiones que

son del dominio de la comunidad. Así la visión del mundo

se mantiene unitaria.

34
Veamos algunas narraciones de este pescador1,

EL PESCADO QUE EL PESCADOR NO QUIERE

“El tamborero tiene su oficio en el agua, vive encima del

agua y por eso es el primero que ve el anzuelo. Como no

se come, muchos pescadores le tienen rabia, pero no saben

que sin el tamborero los pescados ya se habrían acabado.

Como él es tan dientudo, puede cortar un cabo o un

volantín, pero también se puede comer la carnada, si no

queda enganchado. Un anzuelo sin carnada no coge pescado.

Es por eso que el tamborero ampara a los otros pescados.”

MORALEJA

“Jesucristo que hizo el mundo, sabe lo que hace y a cada

animal le puso su condición y su destino. Por eso es que

el mundo funciona bien y el hombre no puede cambiá lo que

hizo Dios. E‟ta tierra en que e‟tamo‟ no cambia, pero los

hombres que e‟tamo‟ en ella sí cambiamo‟ “.

Los actos de habla de la transmisión indirecta por

ejemplo, en el Pacífico, se concibe a través del tío

1
Estas narraciones didácticas fueron recopiladas por Alfredo Vanín en l980 en el barrio La Playita en
Buenaventura.Se encuentran publicadas en su totalidad en Motta, G. Nancy. La Tradición oral en el

35
Conejo, con su permanente astucia triunfadora, el tío

Tigre, burlado siempre por confiar en su fuerza, el tío

León, con su arrogancia, el tío Mono, saltarín y tímido,

la tía Zorra que es malévola y maneja el bochinche, la

tía Anancio, inmutable en su tela de araña, la tía

Tortuga, lenta y azarosa en una selva donde no todos se

comen a todos, tío Sapo, torpe y sufrido y tía Culebra,

inofensiva y rastreadora de caminos que no conoce a

nadie. (Vanín, 1987:3).

Otra particularidad en hablas de Selva y Agua es que

tales transmisiones directas e indirectas se articulan

tanto a las estructuras del parentesco a través de

nomenclaturas que deletrean lazos parentales, como al

panteón religioso, características de supervivencia

bantú. Por eso la vida cotidiana del Pacífico está

poblada de misterios. Ya Novalis citado por Alaix

(1995:25) habló de “representación del sentimiento”, de

la intimidad del sujeto que las compone, y Jaime Arocha

la ha denominado sentipensamiento (1993a ,1993b).

Pacífico. En Diversidad es riqueza (1992:102-103) y en Pedrosa Alvaro y Vanín Alfredo. La vertiente


afropacífica de la tradición oral. (l994:44-45)

36
Su expresión nace y se transmite como acto de reflexión

sobre su propia existencia. El hombre y la mujer

afropacífico se sienten y, como reflejo siente al otro;

aunque en este aspecto es patrimonio de toda la

humanidad, no podemos negar que cada pueblo en particular

reúne rasgos de su propia condición humana. Basta para

ello leer la producción oral del Pacífico.

Los actos de habla más característicos en las mujeres

negras del Pacífico lo constituyen los cantos -jugas y

arrullos- y las coplas o “versos” cuya estructura poética

es más versátil, consta de una o varias cuartetas y se

rima entre el segundo y el cuarto verso.

La copla es uno de los géneros de la poesía lírica que

mayor difusión alcanza en los pueblos de habla hispana.

Es un instrumento vital, mediante el cual, la mujer

afropacífico expresa sus cuitas y emociones.

En la copla, la mujer canta de manera libre, desatada de

toda ligadura, con el propósito de agradar y acertar.

La copla llamada también „canta‟, se caracteriza por

versos de ocho sílabas; en los versos pares tiene

asonancia y puede ser aislada, o sea, se puede escuchar

37
sola porque no forma ni una décima, ni un canto con

desarrollo temático continuo. (Alaix, 1995:26)

Esta denominación “canta” según Abadía Morales (1977:53)

se debe, pues, a su función principal en el canto o copla

cantada. En la antigüedad se llamó cantada o cantata a la

música vocal, para distinguirla de la instrumental que

sería el solo son o música sonada o sonata.

La canta o copla, por su estructura literal corresponde a

la literatura oral, pero en cuanto se canta, este canto

pertenece también al ámbito musical.

En relación a la juga, los arrullos y alabaos, son

cantos hechos palabras, se torna la representación y

simbolización de la creación cultural para la

constitución de los grupos comunicadores y comunicantes.

La fuga es denominada también con el término de „juga‟

que según Guillermo Abadía Morales (1977:221) lo explica

como:

“ una corruptela léxica de juga por referencia al

juego de voces que intervienen en el canto; así

que un currulao, patacoré o berejú, pueden ser

38
cantados con „aire de juga‟ cuando las dos voces

se alternan en la copla y el estribillo, en

una especie de diálogo cantado, muy común en todo

el ámbito negro”.

Las jugas forman parte de las fiestas de los negros y las

negras, tanto en su estilo de danza como de canto, son

rituales y colectivas y siempre plantean un diálogo

poético entre espíritus y seres humanos, entre el cielo y

la tierra. La juga es esencialmente un arte verbal en

las fiestas religiosas.

La juga del Litoral del Pacífico y de toda Afrocolombia

es una expresión en las danzas, cantos y ritmos

africanos:

“es una música no creada para el espectáculo,

sino para la totalidad de un grupo donde

se distingue entre acto y público y donde se

integran la ejecución instrumental, el canto, la

danza y la expresión mímica ....... el músico,

el cantante y el danzante africano buscan

en los demás un participante en la función

39
que está desempeñando en ese momento, pues es

la función lo que tiene lugar como realidad social”,

así lo indica Davidson mencionado por Atencio (1982).

En la juga como historia cantada se desenvuelven los

valores artísticos de las gentes, quiénes expresan sus

sentimientos y exhiben su habilidad en el grupo al

recordar o guardar en la memoria los contenidos de cada

canto.

La juga se caracteriza por la forma pregunta-respuesta,

respondida y alabanza, que pueden equipararse a estrofa y

coro, solista y coro o grupo de coristas y el público.

Consta generalmente de varias estrofas que presentan una

línea entonada por los coristas y/o solista, a la que

sigue inmediatamente una respuesta del público y/o coro a

manera de estribillo.

La juga „Te Adoro Señor‟, así lo ilustra:

Solista : Sale la niña del Altar, niña

Coro : Te adoro Señor

Solista : El palito de romero, niña

Coro : Te adoro Señor

40
Solista : De seco, se enverdeció, niña

Coro : Te adoro Señor

Solista : San José pidió posada, niña

Coro : Te adoro Señor

Solista : Pa‟ su esposa que traía, niña

Coro : Te adoro Señor

Solista : De adentro le contestaron, niña

Solista : No hay posada pa‟ María, niña

Coro : Te adoro Señor

En general los cantos negros se caracterizan por cierto

juego de intervalos típicos en los cuáles a veces la

melodía toma un giro hacia el agudo como esfuerzo inicial

del solista y pasa en el coro al sonido grave como

responso: a veces se repiten los sonidos en los puntos

cadenciales; en otros los intervalos se producen por

saltos indeterminados; y en otros hay descansos y

responsos que permiten a los cantantes manifestar otra

distribución en la melodía.

Hay variantes literarias y de música en los ríos. No se

canta de la misma manera a la orilla del mar, que cerca

de la cordillera. Junto al mar, el ritmo es más vivo; es

monótono hacia el interior, y se acompaña con

41
instrumentación: bombos, conunos, marimba y wasás (Motta,

G., Nancy, 1986:18).

Las siguientes jugas que recogí en 1980 en Barbacoas,

Guapi y el Charco en sus fiestas religiosas nos muestran

diversas variedades en las melodías:

NIÑA MARIA

Solista : María llévame al cielo

vengo de allá

vengo e gozá

licencia a la trenidá

Coro : Niña María, niña María

Niña María, niña María

Solista : Fiestero der niño soy, niña María

el otro año si conviene, niña María

como todo lo ha de ver, niña María

y es hoy y de los santos reyes, niña María

Coro : Niña María, niña María

Niña María, niña María

42
SEÑOR

Solista : Donde mar afuera, Señor

Coro : Vengo navegando, Señor

Vengo navegando, Señor

Solista : Con el aguacero, Señor

Coro : Vengo predicando, Señor

Vengo predicando, Señor

LA MUERTE

Solista : Hoy cuando la muerte venga

un ruego le voy hacé

Coro : Y en el nombre sea del Padre

y de la Virgen María

Solista : Quién me anda, quién me anda

por las preses quién me anda

Coro : Yo soy, yo soy

la muerte tirana, la muerte tirana

Solista : Caminando, caminando,

Caminando pa‟ Belén

43
Coro : Y hasta llegar al portal

y hasta llegar al portal

la muerte llegará

la muerte llegará

Los arrullos también tienen una estructura responsarial

como en la interpretación del Kyrie Eleison - Señor ten

Piedad - de uso en la misa católica, las cantadoras o

cantaoras responden a la solista de la siguiente manera:

Solista : Ayúdame madre mía

a conocer el portal

pa´ conocé la gloria

y conocé tu altar

Coro : Críele , críele, críele son

Santa María, la madre de Dios

Solista : En el cielo está María

y padre San José

del mismo Espíritu Santo

un sólo Dio‟ no má‟ e‟

44
Coro : Críele, críele, críele son

Santa María, la madre de Dios.

(Friedemann, 1989:168).

Existen manifestaciones musicales afroamericanas

construidas similarmente. El famoso „SON DE LA MA

TEODORA‟, pieza musical cubana, muestra la misma

característica:

Solista : Dónde está la Ma Teodora?

Coro : Rajando la leña está

Solista : Con su palo y su bandola

Coro : Rajando la leña está

Solista : Dónde está que no la veo?

Coro : Rajando la leña está,

rajando la leña está.

La producción oral femenina va generalmente asociada como

estilo cognitivo, al enamoramiento, reflexiones en torno

a la vida, a las relaciones sociales, comunitarias y de

pareja, a la porfía e incitación.

45
Otro acto lingüístico singular en las voces femeninas, es

el repentismo, es decir, el acto de improvisar versos

agudos, largos o cortos y también la improvisación en

prosa; que se guardan luego en la memoria, para repetir

después.

La memoria es un factor importante en las composiciones

orales, dada la condición de analfabetas o

semianalfabetas de la mayoría de las cultivadoras de la

literatura oral. Margarita Hurtado, Ninfa Castillo y

Mercedes Montaño para Buenaventura, Ana Francisca

Hernandez, Silvestre Hernandez de Salahonda, mujeres

cantaoras- narradoras y copleras contaban que habían

compuesto más de cien versos y los guardaban todos en la

memoria.

También informaban que cuando se enfrentan a otras

copleras o verseadoras y se encuentran improvisando, se

aprenden las propias y las de la oponente; es un

verdadero torneo de la palbra y el saber, parodiando a

Monica Espinosa (1997:51)

El repentismo es pues, una fórmula sui generis en las

mujeres afropacífico.

46
La poesía, como historia cantada, nos narra la

cotidianidad de una realidad en la Costa; los siguientes

poemas, nos muestran tal situación:

Qué dichoso este angelito

que para el cielo nació,

más dichosa fué su madre

que para el cielo lo parió.

Corazón cuando te vas

para cuando yo muera

abrí la puerta del cielo.2

Otros componentes de la historia cantada son la Décima y

el relato, que involucran elementos críticos, normas

colectivas, moral y conocimiento del mundo.

La décima y el relato constituyen un oficio reservado a

los hombres, un acto de habla que se realiza glosado o en

versión libre y que trabaja con lo concreto o lo

simbólico, con lo divino o lo humano.

2
Estos poemas fueron recogidos en la localidad de Salahonda, al Nor-Oeste de Tumaco, en 1975.
Versión Original. Sistema de registro: audio cassete transcribible. Compiladora: Nancy Motta G.

47
El relato juega con lo arcaico y lo fantástico y en cada

creación artística, el pueblo cuenta y canta una revancha

histórica.

Así, la trata negrera, la esclavitud y la libertad, el

cimarronismo y los palenques, las pautas de poblamiento,

la región como enclave económico extractivo, ha sido

contado a través de mágicas palabras: las culebras de

siete cabezas; satanás, patrono de la insurgencia negra;

el güandul, toque de libertad; utopía en mares, ríos y

manglares. (Friedemann y Arocha, 1986). El encantamiento

es la salida privilegiada para definir el ambiente

físico, social e histórico del Litoral.

Alfredo Vanin (1987) manifiesta que el relato en el

Pacífico es como una cajita llena de secretos rítmicos y

poderes sobrenaturales, a los cuáles solo es posible

acercarse mediante personajes-espíritus que guardan la

sabiduría de la vida, felicidad o desgracia, y todo ello

se sublima en expresiones literarias, musicales o

religiosas. El relato es una voz encantada.

La expresión del hombre negro y de la mujer negra del

Litoral del Pacífico se ejerce en el festivismo, hacia lo

48
externo; sus propuestas de vida se plantean hacia afuera,

por eso su extroversión y su oralidad dinamizan su vida

cotidiana. La narración oral nace muchas veces antes que

el grupo social que las cuenta, y se transmite por el

contacto cultural.

En la historia cantada, las décimas, coplas y jugas

permanecen a la espera de ser tomadas; pueden ser

adaptadas o inventadas. El lenguaje de la cultura negra

del Pacífico es un diálogo, es un lenguaje social e

implica al que habla y canta y al que oye, como unidad

mínima, el que entiende y se inicia en la comprensión;

son dos, para luego ser tres.

El acto de narrar en forma directa o indirecta donde el

que narra crea un mundo… un espacio…. Un acontecimiento.

Es según Prado (1996:195) el yo individual que se

comunica con el yo colectivo, creando el fenómeno de la

representación.

La narración oral en las mujeres y en los hombres es un

proceso de creación y significa apropiación y recreación

de procedimientos y estructuras que se viven

cotidianamente y que crea mecanismos de estabilización

que permite la supervivencia oral. Es la realidad mental

49
que le da sentido a la experiencia que se vive en el

Pacífico de acuerdo a los planteamientos de Jerome

Bruner (1996).

La producción oral del Pacífico mediante mitos y leyendas

cumple con su función socio-cultural y de preservación de

la vida.

“ Los mitos refuerzan normas de conducta

frente a la naturaleza, por ejemplo que

los niños respeten el agua y no se

arriesguen hasta tanto vayan adquiriendo

habilidades. La interiorización de la

norma garantiza la supervivencia individual y

étnica”. (Vanin,1989:18)

Otra función social de carácter ecológico se percibe en

aquellos mitos que le colocan límites a los hombres y

mujeres frente a la naturaleza, para que no la provoquen

sin motivo y al desbordarse la destruyan. Ejemplo de ello

son los espíritus o „visiones‟ del contexto religioso

bantú, que en el Pacífico tienen vida, para ser

benéficos, nocivos o controladores del orden físico y

social.

50
El Riviel, cuyas formas de aparición varían en Tumaco y

Guapi, consiste en un fantasma que navega en una canoa

mutilada, que de ser gobernada por un pescador se iría a

pique. Su función es amenazar o ahogar a los viajeros y

pescadores que andan solitarios en la noche. Cuando

aparece el Riviel, le dice a las embarcaciones:

“Si tendra sus hijitos

si tendra su mujercita

hum.hum, pobrecito”

Dichas estas palabras, procede a ahogarlos.

La Tunda, un espíritu con identidad de mujer conocida y

de irresistible poder de seducción se presenta a los

niños para atraerlos. Su función social es impedir que

éstos se aventuren en la selva.

La Madre de Agua, espíritu que según la tradición crean

los hechiceros, acecha en el fondo del rio entre

palizadas y remolinos.

El Hojarasquín del Monte, es el bosque en movimiento.

51
El Buque Maravelí, cargado de espíritus satánicos y de

esqueletos endemoniados, fondea en los puertos cada noche

a las doce para llamar a lista a quienes tiene trato con

el diablo. Es un buque inmenso, negro y silencioso, que

va arrastrando con toda la escoria de la otra vida,

desapareciendo cuando se intenta fijarlo con alguna luz y

dejando brotar fuertes voces cuando alguien, cerca,

pronuncia palabras sagradas.

El Tornarás, es un monstruo de quebradas y esteros que

ahoga a los transnochadores y borrachos empedernidos.

El Tente en el Aire, cuyo personaje es indefinido, es un

espíritu que flota en el aire, que siempre anda errante y

se presenta a cualquier hora e inesperadamente.

Transmitida desde ciertos pueblos africanos es la

creencia del bajeo, que en zonas del Chocó lleva el

nombre de „Astarón‟. En la tradición oral del Pacifíco,

el vaho que despide el Astarón materializado en huellas

encontradas en el monte por el nativo, induce en todo el

cuerpo de éste una fuerza magnética que lo puede conducir

a la muerte.

52
El mundo oral esta lleno de referencias a esas fuerzas de

la naturaleza, a pactos de no agresión con el hombre,

pero a destrucciones, si se transgreden las normas. Por

eso, la literatura oral del Pacífico viaja por todos los

mundos visibles, por el inframundo y sus visiones, por el

mundo superior y sus divinidades.

Esta tradición oral permite no solo que todos los que

escuchan puedan aprender de ella, sino también todos los

que puedan hablar tengan la posibilidad de influir en

ella misma.

Para el Pacífico, los relatos, leyendas y mitos son con

frecuencia alterados, pues ninguna versión es obligatoria

y mucho menos fija, al contrario de lo que sucede con los

escritos de las culturas letradas. Reelaborar un mito

según la propia interpretación y experiencia es un

derecho de las culturas orales, por tanto el

Afropacífico lo hace.

Las mentalidades orales expresan en las transmisiones

indirectas, la continuidad, la supervivencia y la

recreación cultural. Por eso, esta literatura oral en el

Pacifico se recrea, se reelabora, evoluciona.

53
Es una narrativa oral que se basa en la preocupación por

la condición humana y que según Paul Ricoeur (1983) y

Jerome Bruner(1996) el pensamiento oral y el pensamiento

científico son dos modalidades de funcionamiento

cognitivo que apuntan a relatar los aspectos humanos.

La liberación de la palabra comienza en las leyendas, en

los relatos, y es partir de esta liberación como se

puede hablar de un saber colectivo, por ser un saber de

grupos y no ya individual, lo que lo saca de su condición

estacionaria anterior.

El mito es, entonces, en la cultura negra de la Costa del

Pacífico, una realidad viviente, que la mujer y el hombre

recrean en la transmisión a las nuevas generaciones. Las

historias contadas son también realidades vividas.

Según Ocampo López (1988:11) el hombre y la mujer se

encuentran en comunicación con el mundo, mediante la

fuerza que es participada y manifestada por doquier, la

cual permite establecer una acción reciproca.

En el Litoral del Pacífico, tanto para la mujer como para

el hombre, el mundo no es un “objeto” enfrente sino que

54
es un “sujeto” con la mujer y el hombre, es un mundo

sacro, por ello la Selva y el Agua son una dimensión

mágico-religiosa, que revela algo distinto de lo que es

en sí. Los astros, los mares, los ríos, las montañas, los

valles, los animales, las plantas, los fenómenos

naturales y los mismos pobladores de ese entorno, pueden

ser mitificados, en cuanto revelan una fuerza o el

espíritu que los anima.

Mircea Eliade (1973:13-31) señala los aspectos más

destacados en la estructura de mitos y leyendas: ellos

enseñan a los hombres y a las mujeres las historias

primordiales que los han constituido esencialmente y todo

lo que tiene relación con su existencia. En el mundo

Afropacífico, las leyendas, cuentos y mitos no solo

relatan el origen del mundo, de los animales, de las

plantas o de los hombres y de las mujeres, sino también

los acontecimientos primordiales a consecuencia de las

cuales el hombre y la mujer han llegado a ser lo que es

hoy. Si el mundo existe, si el hombre y la mujer existen,

es porque los seres sobrenaturales han desplegado una

actitud creadora en los comienzos.

55
Los relatos, los mitos y las leyendas son producto de la

imagen, de la idea; por eso son símbolos, por eso son

textos, es la historia oral de las mentalidades del

Pacífico.

Las ideas propuestas se van entretejiendo en una maraña

conceptual hecha a base de espacios, episodios, relatos,

reconstrucciones de imágenes, hasta construir un marco

histórico atemporal pero reconocible sin fechas, y armar

una historia sin calendario que, sin embargo, narra un

acontecer, un devenir o un pasado con su proceso y su

presencia protagonista; es una historicidad mítica y

constituye un lenguaje mítico.

En las voces masculinas descuellan Benildo Castillo y

Catalino Moreno de Tumaco, Pastor Castillo y José Anilo

Sinisterra de Guapi, Casimiro Bagüí y Juán Domingo de

Chagüí (Nariño), cultivadores de la décima, especialmente

de porfía o de argumento, generalmente utilizadas para

contrapunteos entre estos maestros en el juego de la

palabra florida, sólo por el placer de fabular cuando se

hallan reunidos en un evento. Así mismo son los magos en

los relatos, mitos y leyendas para las historias

contadas.

56
Las décimas, como historia cantada no son versos

aislados, recordados por un individuo, sino formas y

contextos culturales nuevos que adquieren un profundo

sentido étnico para el grupo humano del Pacífico.

La unión del universo se conjuga en una compleja

comunicación entre el mundo celestial y terrenal que se

traduce en las siguientes décimas, de Benildo Castillo,

oriundo del río Mexicano, Municipio de Tumaco, recogidas

por Oscar Mora (1988), producción oral popular que nace

de lo espontáneo o de lo aprendido:

“ Una vez en un letargo

soñando que estaba muerto

me subí a los elementos

y anduve un rato paseando

Yo conversé con la luna

que se hallaba en un aposento

hablé con todos los muertos

sin dificultad ninguna

pasé por una columna

donde estaba un dios Fajardo

57
y con él estuve hablando

por espacio de una hora

y ví a nuestra Señora

una vez en un letargo

Después me fuí conociendo

su aposento cerrado

llegúe donde estaba el rayo

el relámpago y el trueno

ví la estrella Venus

y la rueda de los vientos

conversé con San Alberto

y la Virgen del Consuelo

llegué a la puerta del cielo

soñando que estaba muerto”

La Décima clásica española recibe su nombre por

componerse de diez versos octosílabos que riman en su

primera parte 1-5 y 2-3, en la segunda parte 6-7-10 y 8-

9.

La décima al llegar a la Costa del Pacífico, adquiere

ritmo de marea y se ancla en los güandales para tornarse

58
historia oral, enriquecida por la musicalidad propia de

la africanía.

Al apropiarse de la décima cantada, adquiere otra

estructura: se compone de cuarenta y cuatro versos, de

los cuáles los cuatro primeros conforman la llamada

Redondilla o Glosa Primera; y las cuarenta restantes se

distribuyen en cuatro pies de diez versos redondeados

ordenadamente. Cada una de estas terminan con el

correspondiente verso de la Glosa Primera, que constituye

la síntesis de toda la décima.

La décima canta a lo humano y a lo divino; siempre

cumple una función reivindicativa, una enseñanza moral o

una constancia histórica.

En cada ronda de décimas se canta esta letanía:

Sea mentira o sea verdad

se abra la tierra

y se vuelva a cerrar

que el que lo está oyendo

lo vuelva a contar.

59
Estos decimeros y las copleras elaboran sus composiciones

en las noches de letargo donde la melodía y la fantasía

imponen su ritmo y en alucinantes sueños convierten al

cantador y la cantaora en seres cósmicos que detienen a

la aurora, iluminan el firmamento, conocen la rueda de

los vientos y la corte celestial, y son la llave del

artificio, llegan donde el rayo, el relámpago y el trueno

y hasta la puerta de la gloria para quedarse un rato

paseando.

La magia verbal en Hablas de Selva y Agua se expresan

aquí, para contribuir a la labor de continuar abriendo

puertas para que se pueda apreciar la vitalidad y el

encantamiento de la cultura Afropacífico.

De acuerdo con la realidad etnográfica de la literatura

oral del Pacífico, es indudable que hombres y mujeres

juegan un rol determinante en la creación de la lengua.

En este sentido, la mujer afropacífico posee un léxico

muy específico para la historia cantada, en tanto que las

hablas masculinas sobresalen en las historias contadas.

En la interacción comunicativa, aquellas se interesan

fundamentalmente por interpretar la intención del

60
interlocutor, en tanto que éstos se fijan en la

coherencia de sus composiciones.

En general la oratoria del Pacífico es una producción de

hombres y de mujeres aunque halla diferencias

lingüísticas-sexuadas.

En los diversos contactos culturales, en los nuevos

aprendizajes que hombres y mujeres realizan a través de

sus organizaciones de base, cada vez que se finaliza un

evento, las producciones orales femeninas y masculinas se

hacen presentes, con versos alusivos al programa o

actividad realizada. Son creaciones individuales o

colectivas que dejan impronta huella en el quehacer

cultural.

Por ejemplo, al finalizar un curso de Antropología para

el posgrado de Educación Ambiental en Quibdó, un alumno

me elaboró el siguiente poema, que se inicia con mi

nombre:

“Nancy Motta

con un hablar melódico

y un caminar cadencioso

nos ha venido a enseñar

61
Antropología Cultural

Fué una jornada muy dura

pero sabrosa y tranquila

cuanto aprendimos señora

sobre la Antropología

La matrilínea y la madre

la patrilínea y el padre

son dos cosas muy bonitas

que producen poliginia

Es un saber muy bonito

el que usted nos impartió

cuando hablamos de esa frase

que va entre „Otros‟ y el „Yo‟.

Gracias le damos a usted

por venirnos a enseñar

como poder combinar


3
la Antropología y lo Ambiental”

62
Algunas producciones orales femeninas que pertenecen a la

historia cantada, recogidas a lo largo de mi trajinar por

el Pacífico, son las siguientes:

En la voz de Silvestre Hernandez, cantaora de Timboquí y

residente en el barrio Lleras de Buenaventura, registre

el 13 de Octubre de 1979,

CANCIÓN DE AMOR

Yo quisiera estarte viendo

treinta días cada mes,

cada día de la semana,

cada minuto una vez.

Yo ya casi estoy cansada

de subí y bajá escalera

dichosos será mis ojos

que te volverán a ver

Cuando dos se están queriendo

y todos no son bonitos

el uno lleva la jaula

y el otro los pajaritos

3
estudiante de la Universidad Santiago de Cali, primer semestre del Programa de Educación

63
FUGA

El pueblo de Santa María

se quedó en la oscuridá,

porque Don Marcos Perea

se llevó su petromac...... bis

En la voz de Ninfa Castillo, cantaora de Buenaventura,

residente en el barrio santa Cruz, registre en el mes de

Febrero de 1980 el siguiente alabao:

Cuando un pescador se muere

mi diole rey

vive allá.......... bis

San Pedro abrime la puerta

que esta alma quiere entrá

Cuando un pescador se muere

mi diole rey

vive allá ......... bis

yo mi puerta no la abro

porque esta alma no es de acá

yo no sabía que había

Ambiental, sede Quibdó (Chocó), junio, 1996.

64
que ir aprendé a rezá

Cuando un pescador muere

mi diole rey

vive allá ........ bis

yo no sabía que había

que ir aprendé a rezá

Cuando un pescador muere

mi diole rey

vive allá ........ bis

A la informante Agripina Colorado, cantaora de

Salahonda, le registre una canción de cuna y un bunde en

Septiembre de 1975,

CANTO DE CUNA

A baile caracumbé

a baile caracumbé

el niño que va a nacé

el niño que va a nacé

65
Como el mundo era tan feo

Jesucristo arrancó a corré

ay cumbé

ay cumbé

ay cumbé

ay cumbé

BUNDE

Ay ermitaño de donde venís

ay ermitaño de donde venís

yo vengo de caminá

yo vengo de caminá

Yo vengo de Salahonda

yo vengo acompañá

Ay quién te mandó a bajá

ay quién te mandó a bajá

66
Sabiendo que de moro

y que van a cabá de llegá

y que van a cabá de llegá

Ay tía si van a cabá de llegá

si van a cabá de llegá

Ligia Cundumí, cantaora de Salahonda, en el mes de

Septiembre de 1975, como informante me regaló un alabao y

una fuga, que cantó sin instrumentos, con un tono muy

rítmico y que son las siguientes:

ALABAO

Le quitan la tumba

le quitan lan ya

El que ya se muere

ya no vuelve má‟...... bis

FUGA

Ya llegó el Señor del mar

que viva la procesión..... bis

67
Todos los cristianos hincados

a recibí la bendició‟ ...... bis

El gran decimero del Pacífico, Don Benildo Castillo, me

expresó en julio 10 de 1975, poesías que son habladas y

cantadas y/o acompañadas con instrumentos musicales,

generalmente un sólo de bombo o conuno. He aquí una

muestra de su gran arte verbal:

ME SOMETO A PREGUNTAR

Porque yo soy compositor

me someto a preguntar

cúal es la causa y motivo

que han vendido los manglar

Callado no puedo estar

porque soy autorizado

y para decir mejor

es ciencia que Dios me ha dado

yo de oir estoy cansado

68
y muy lleno de temor

que el mismo agricultor

ha otorgado la venta

yo de todo me doy cuenta

porque soy compositor

Asolando la región

que habitan los concheros

y también para cortar

su leña los leñateros

y a todos los que vendieron

les causará gran pesar

que ya no podrán entrar

porque todo está vendido

por todos estos motivos

me someto a preguntar

Hasta los peces del mar

también se irán escasiando

por los tantos pescadores

que los están asolando

tantos motores y barcos

causando tropel y ruido

69
hay muchos desconocidos

que llegan de otro lugar

yo no dejo de pensar

cual es la causa y motivo

Tan solo Miguel Campáz

como inspector de Guayabo

abstuvo que se vendiera

la entrada de mejicano

que obra de este cristiano

y altivez en su mandar

hasta le tocó pleitiar

con la misma compañía

porque el oyó que decían

han vendido los manglar.

EL PEREGRINO

Despierta espejo de amores

angel soberano y fino

que te viene a recordar

un amante peregrino

Al silencio de la noche

70
al ruido de una cadena

salió un amante a buscar

alivio para sus penas

oyó cantar las sirenas

en un jardín de las flores

y en medio de sus dolores

que le llegaban al alma

viene a decirte con calma

despierta espejos de amores

Aunque yo no merezco

de tu bella voz el sí

yo he de padecer por tí

hasta llegar a la puerta

aún cuando el alma esté muerta

el corazón está vivo

y si no cambia el destino

al día tuyo seré

levántate y ponte en pié

ángel soberano y fino

En fin amorosa Diana

dulce encanto de mi vida

71
vuélvete a quedar dormida

prenda querida del alma

dale laurel a la palma

por quién tanto te ha querido

soy quién te adora rendido

en tu querido pesar

es tu amante con ternura

quién te viene a recordar

Si en acaso te he ofendido

con venirte a recordar

me tendrás que perdonar

el error que he cometido

que mi corazón herido

de gran dolor y pesar

me trajo para buscar

algún consuelo y alivio

abre la puerta y verás

a un amante peregrino.

72
LA ANTROPOLOGÍA DE LA
ORALIDAD EN EL PACIFICO

La cultura y la historia Afropacífico se ha desarrollado

en tres escenarios: los ríos, el mar y la selva

superhúmeda. El rio, es el fluir de la existencia humana;

el mar es lo que la circunda y limita en la conciencia

mítica del hombre y la mujer negra; la selva es el mundo

de las visiones, por ello el júbilo de los narradores y

narradoras cuando hablan de sus experiencias con los

espíritus. En tal sentido, la migración y el retorno, la

movilidad espacial interna en la región, las redes

parentales, los actos económicos, la solidaridad y

reciprocidad, son también estrategias de comunicación.

En la región Afropacífico, la tradición o literatura

oral como fuente de producción popular es el principal

documento histórico para reconstruir un pasado y referir

un presente; tanto por su diacronía como por su

sincronía; tanto por su génesis como por su momento, y

debe considerarse su texto y su contexto. Su transmisión

verbal tiene como consecuencia que la tradición es una

cadena de testimonios: orales, narrados, contados o

cantados.

73
Este documento oral se encuentra en la confluencia de dos

corrientes, uno en la historia y el otro en la cultura

popular, derivando en lo que se ha llamado folklor. Pero

lo que realmente interesa del documento oral son sus vías

de transmisión, por eso las transmisiones directas e

indirectas.

La técnica de la historia oral utilizada como fuente de

investigación en la Etnología-Antropología, para la

descripción de las fiestas, de la muerte, de los amores

en los campesinos e indígenas, en los ámbitos urbanos de

sociedades no tan complejas involucra la noción de

respeto por el texto en su literalidad, no sólo por el

contenido sino por la forma, se constituye entonces en un

texto oral y de ello también comienza a dar cuenta la

lingüística.

El lingüista Ferdinand Brunet tenía conciencia de ello al

exclamar:

“una de las tareas más urgentes será la de ir

en primer lugar hacia lo que se va a perder.

Tenemos alrededor nuestro a grandes ancianos

74
que se mueren: son nuestras costumbres

dialectales...... Todo el mundo ha observado

la dificultad que se experimenta para leer

un texto impreso en dialecto, y la imposibi-

lidad de leerlo si no se lo conoce. El docu-

mento hablado animará y esclarecerá lo que la

escritura ha podido fijar.” (Citado por

Joutard,1986: 99)

La historia oral se constituye como tal en 1948, cuando

Alan Levin, periodista e historiador diseña entrevistas

para la elaboración de biografías e historias de vida.

Es cuando se comienza a constituir los primeros archivos

sonoros y las fonotecas en Francia.

El testimonio oral de un acontecimiento, de una

cotidianidad o de un evento pasado se constituye en un

texto. Este se recoge por medio de la grabación a través

de una cinta magnética o a través del ejercicio

mnemotécnico. El documento oral se transcribe y esto se

funda principalmente en la institución memoria, (Joutard,

1986:125).

75
En la Antropología, las historias orales de vida tienen

su máximo desarrollo con Oscar Lewis (1965);

posteriormente la Historia comienza a interesarse por la

técnica, pero la Literatura había precedido a la Historia

en los relatos autobiográficos; de allí que historia

oral, tradición oral y literatura oral sean las

expresiones más comunes para mostrar el pasado viviente

de una comunidad, de una sociedad, de una región. Ya

hemos visto como Lekuona nos refiere, como la historia

oral se cuenta y se canta.

En la tradición oral del Pacífico en sus variantes

contada y cantada se da un acontecimiento entre lo viejo

y lo nuevo, la continuidad de lo antiguo y la

variabilidad de elementos recientes. Así por ejemplo se

bailan jugas y se baila salsa, se combina la décima y la

copla local con el rock o el rap. No sólo se trata de

guardar y conservar, sino de tener presente mediante una

configuración eternamente creadora, lo que se conmemora.

La vida en la Costa del Pacífico tiene una connotación

sacra y profana, que se expresa por medio de variados

eventos comunicativos de carácter artístico y allí se

reorganiza la historia. Se trata de un verdadero

76
despliegue de arte verbal: cantos, coplas, jugas, poemas,

narraciones, leyendas, mitos, danza y música. Como es

lógico, gran parte del arte verbal hace parte del

repertorio sociolingüístico de esta región cultural, que

también forma una comunidad de habla y de pensamiento,

(Atencio, 1982:14).

Con palabras de Lévi-Strauss (1964) diremos que el

pensamiento no es privativo de cultura alguna, y que en

él se da una gran diversidad, tanto en su orientación

como en su organización. En cuanto al Afropacífico, su

pensamiento, su historia, su filosofía, su tristeza y

alegría, sus aspectos mágico-religiosos y su entorno

amenazado, se orientan y se organizan en la oralidad.

Esta aproximación antropológica a la oralidad del

Pacífico en términos funcionalistas, nos muestra su

propósito comunicativo en el sentido de romper el

aislamiento físico y social y de recrear periódicamente

los lazos fraternales en las comunidades negras de esta

región.

La cultura del Pacífico no es solamente una población, un

espacio físico, una cultura material, una acción ritual y

77
un género verbal, sino que es un proceso comunicativo que

crea o recrea una realidad social, con significados en

cada una de las acciones de su acontecer cotidiano, de su

propia historia contada y cantada por el pensamiento

hecho palabra. Ben-Amos (1972:9) ha dicho que la cultura

no es: “un agregado de cosas, sino un proceso

comunicativo”.

La literatura oral Afropacífico percibe entonces la

estructura de las ideas e instituciones de su sociedad

expresada mediante voces femeninas y masculinas.

Las Hablas de Selva y Agua muestran la fisonomía del

pueblo negro del Pacífico, que se manifiestan en frases

castellanas y arcaicas a través de lo cantado y contado,

tanto en las percepciones directas como en las

transmisiones indirectas a través de un contexto sexo-

lingüístico.

Retomando a Jaramillo Giraldo (1986:32), las Hablas de

Selva y Agua constituyen un universo que habla consigo

mismo, se hacen murmullos del lenguaje y se escuchan las

voces que se piensan al pensarla.

78
La historia cantada como la historia contada en Hablas de

Selva y Agua, se manifiestan a través de las diversas

formas de arte verbal, de distintos géneros literarios,

pero es en el contexto religioso, con arrullos que son

coplas y jugas que se entonan en chigualos y en Navidad;

con alabaos que son cantos funerarios; con coplas de

Pasión que se cantan el Jueves y el Viernes Santo y

con el conjunto de todas ellas en las fiestas patronales,

donde la historia cantada tiene su máxima expresión.

Si en el contexto verbal de las fiestas religiosas hay

influencia española, mediante el romance, también se

evidencia el aporte africano: la presencia del baile en

las ceremonias sagradas, la estructura rítmica de la

música, la proximidad entre lo profano y lo sagrado en el

transcurso de la fiesta, la interacción entre las

cantaoras y el coro, en los cánticos religiosos son

muestras de influencias bantúes, como es el animismo de

las fábulas, visiones y en las veladas funerarias. En el

culto a los muertos hay elementos de herencia Fanti-

Ashanti (Motta, G., Nancy, 1986).

En todas las tradiciones cantadas al igual que en las

contadas, se halla un soporte mnemotécnico en la melodía

79
o en el ritmo del canto, copla, fuga, poesía, cuento,

mito y leyenda.

En África aprendían primero una melodía y a continuación

cuando ya la conocían bien, repetían las palabras del

poema que querían retener (Vansina, 1977).

En Barbacoas se me informó que cuando se recuerda una

melodía, se prosigue luego a la narración o al canto,

y eso es memoria, es decir sirve de medio

mnemotécnico.

La cultura Afropacífico que se expresa oralmente y no por

carencia de escritura únicamente, sino más que todo por

un estilo de vida. Y a ese estilo de vida se adhiere la

memoria, como medio mnemotécnico, como elemento de

supervivencia: recordar las mareas, la época de la roza,

relatar el quehacer diario. Nada está escrito en los

libros para las comunidades negras mareñas o ribereñas;

pero este analfabetismo ha deparado en cambio hermosas

composiciones, relatos de historias, que sin la vitalidad

de la memoria colectiva estarían sepultadas en el polvo

del olvido; es la historia contada y cantada

mnemotécnicamente, por el pensamiento hecho palabra.

80
En todas partes de África se encuentran los ritmos del

tambor como medios mnemotécnicos;

“las palabras y las frases pueden ser

transpuestas en señales de tambor, en las

lenguas en las que la altura del tono juega un

papel fonológico”. (Vansina, 1975: 51)

Es más fácil retener esos ritmos que dan la melodía

tonal, que las propias frases, dice Vansina (1977:51), al

señalar al tambor en los Estados de Akán como los

cuenteros de su historia.

En los tambores del Pacífico, el conuno, grita bajo el

influjo de los dedos fuertes que el negro con marcado

acento y ritmo golpea para acompañar una copla, una

décima o una juga; el bombo, con su caja hueca de una

pieza y sus sonidos graves, golpea el corazón. El

sonajero y los Wasás de utilización mágico-religiosa son

tocadas por mujeres negras para acompañarse en sus cantos

y jugas, y en la marimba, tocada por los hombres

únicamente, su música es el espíritu invisible que desde

las regiones misteriosas del aire, del agua y de los

bosques, actúa para trazar el destino de la vida de los

81
hombres, de las mujeres, de los animales y de las

plantas.

Estos tambores e instrumentos cantan para que los santos

bajen. Los tambores son ofrecidos a los santos por los

devotos que han recibido un beneficio. Un toque de Santo

en las Balsadas de los ríos y en las fiestas está

compuesto de música, desfile, comidas, el alumbramiento

al santo patrón y la actuación verbal. Además cada santo

patrono requiere de un ritmo particular y un compás que

lo identifica, siendo muy notables las diferencias, por

ejemplo, entre las fiestas del Señor del Mar en Salahonda

(Nariño), la Virgen de Atocha en Barbacoas (Nariño), el

Santo Sepulcro en Santa María de Coteje (Timbiquí), o

las fiestas de San Pacho en Quibdó (Chocó).

Los tambores son, en la religión Yoruba, los mensajeros o

el medio de comunicación entre los devotos y los muertos;

para la población de la Costa del Pacífico son el medio

para participar en las fiestas, para traer mensajes,

responder a consultas y cantar las historias. El sonido

del tambor es un texto, es una comunicación.

Los tambores además de ser medios mnemotécnicos en esta

región, para asegurar una fiel reproducción de las

82
tradiciones orales, constituyen también los tambores de

fundamento, en fiestas sagradas y profanas: un conjunto

compuesto por dos bombos, conuno macho y conuno hembra,

marimba y wasás, que son el equivalente de los tambores

Batá de los Yóruba.4

Pero la “memoria viva” no es monopolio del espacio rural

del Pacífico. La población afropacífico que reside en

espacios urbanos como Bogotá, Medellín, Cali y ciudades

intermedias, están recurriendo a la tradición oral,

escuchando las voces vivas que conocen del pasado para

mantener su identidad étnica y cultural.

Lo que se quiere es apropiarse de las raíces para que en

las ramas del mangle, la creación continúe creciendo. Son

los nuevos griots5 de la modernidad, que llevan sus

romances, sus mensajes, sus cantos y cantas a múltiples

espacios y escenarios. La memoria se hace aquí presente,

para recordar lo que se aprendió y se transmitió de una

generación a otra. Su acción comunicativa es artífice de

una nueva relación más carnal y más viviente con el

4
En Afica los originales tambores Yoruba son tres: Iya, el mayor, que se coloca en el centro; Itotele, el
mediano, situado a la izquiera y Onkoló, el menor a la derecha. Los tres en conjunto son denominados
Batá, sólo son tocados por sus dueños, los que a su vez tienen que tener ‘santo hecho’
(Bastide,1987:119).

83
pasado-presente, de un enraizamiento con las redes

parentales en espacios de Selva y Agua y en espacios de

cemento y polvo.

Aunque la población afropacífico no emplea la palabra

„Romance‟ para hablar de sus coplas, muchas de sus jugas

y proverbios son fragmentos de romances hispánicos.

Gisela Beutler realizó un estudio en los años 1960-1963

sobre el romancero colombiano y donde se destaca la

tradición romancera de las regiones habitadas por negros;

Beutler(1977:258 informa:

“La población negra de Colombia representa el más

importante exponente de la tradición oral, de la

poesía y de la música españolas tradicionales, en

contraposición a la población indígena que respecto

a los elementos de la cultura española, demuestra

ser contraria a la tradición. Los esclavos negros

que fueron importados a Colombia como trabajadores

para las haciendas de tierra caliente (las

plantaciones de la caña de azúcar, café y cacao) y

para las minas de oro, vivían en estrecho contacto

5
Griot: negro del Africa que pertenece a una casta especial, a la vez poeta, músico, médico y brujo.

84
con sus amos y en su calidad de de sirvientes,

tenían acceso a las casas señoriales.

A causa de sus dotes musicales se apropiaron del

patrimonio de canciones españolas de los siglos XVI

y XVII y, debido a su notoria sociabilidad lo

transmitieron en forma arcaica, después de haber

adquirido su liberación”.

Sin embargo hay que destacar que el romance adquiere

una vitalidad que trasciende la categoría de

„supervivencia cultural‟, para convertirse en una

realidad social, ya que el negro y la negra no

simplemente se apropian del patrimonio de canciones

españolas, sino que las recrean y las incorporan a sus

prácticas religiosas, sociales, económicas,

ambientales y desempeñan una función social.

Según Lekuona (1978:97), tanto la historia contada como

la cantada les caracteriza su aspecto oral, pero debe

fijarse bien como es la transmisión oral en las

comunidades, ya que todo lo que se transmite oralmente,

ni antes, ni ahora, surge igualmente, ni evoluciona a la

85
par en todos los puntos. Es necesario por lo tanto, tener

en cuenta el contexto de la transmisión.

De acuerdo con Apalategi (1987:18) sobre la producción

oral popular, diremos que,

“no hay nada que nos diga que el hombre de ayer

y el de hoy sea diferente en aquello que le

hace sentirse protagonista y único en relación

al resto de los seres todos”.

Contrariamente a lo que se piensa, nuestra civilización

se torna cada día más y más oral: los medios de

comunicación, el automóvil, el avión, el teléfono,

multiplican los contactos verbales directos y restringen

en esa medida los documentos escritos que tanto

utilizaban nuestros antecesores historiadores.

La vida cotidiana y privada de hoy lo comprueba: los

abuelos escribían largas cartas, sus nietos prefieren las

llamadas telefónicas. Pero también la radio, la

televisión, con sus entrevistas improvisadas al hombre o

mujer de la calle, incita a todos a convertirse en

86
periodistas del pasado, en recolectores de historias de

vida.

La historia de las mentalidades no es sino la historia

real de las culturas de las regiones, de los pueblos, de

las veredas que se narran y se describen en realidades

sociales, económicas, políticas, demográficas, etnico-

culturales y ecológico-ambientales.

La historia de las mentalidades no se reduce a las ideas;

trata de reconstituir comportamientos y sensibilidades

colectivas donde los valores oficialmente profesados no

modelan forzosamente las conductas y donde lo irracional,

que no se expresa por lo general en lo escrito se mezcla

ampliamente a lo racional y consciente.

En este orden de ideas, la oralidad nos informa cómo

funciona la memoria de un grupo étnico o de una cultura,

según el género.

La cultura del Pacífico es una comunión entre lo real y

lo espiritual, entre lo práctico y lo fantástico, entre

lo sagrado y lo profano, entre el pensamiento e historia

hecho palabra; en fin, es una cultura viva con sentido de

identidad que se manifiesta en la oralidad, produciendo

87
respuestas adecuadas y avanzando ante el nuevo rumbo que

le plantea el umbral de este siglo mediante ésta, su

producción oral.

Para los negros y negras del Pacífico, así como para los

otros lugares de etnia negra en Colombia y América, la

historia oral ligada a la actuación verbal es de suma

importancia; una supervivencia más, un legado más de los

ascendientes del Congo, Nigeria y Angola. En esta

tradición oral, el negro y la negra cuentan y reviven su

propia historia. Las formas de arte verbal se expresan en

las ya mencionadas fugas, alabados, arrullos, coplas,

décimas, recitaciones; todas ellas tienen connotaciones

mágico-religiosas, filosóficas y de festividad.

Desde una perspectiva de género, la historia contada está

adscrita a las voces y hablas masculinas, en cambio la

historia cantada, es en donde la mujer negra del

Pacífico encuentra su espacio. Su voz no es sólo su

instrumento más directo de la expresión dramática, sino

también el medio de comunicación ideológica mas elemental

hecho sentimiento que se manifiesta a través del canto.

88
La mujer afropacífico, recrea la imagen viviente de su

pueblo, y de los diversos ecosistemas en donde se

asienta, y se da en su canto una gran movilidad y

variación narrativa.

La tradición, literatura e historia oral, efectivamente

no puede conformarse con la comprobación de la distancia

entre la visión que el texto escrito proporciona al

historiador o al literato, y la observación directa,

encuestas y demás técnicas etnográficas en el trabajo de

campo que emplea el antropólogo, para lograr una

información sobre los hechos reales que no es sino sus

representaciones mentales. La oralidad debe buscar las

huellas entre la vida cotidiana y los procesos políticos,

sociales, económicos, étnico-culturales de mayor alcance.

Así mismo, a la fabulación y al encantamiento de una

narración o de una canta, hay que buscarle su

significación en el contexto sociocultural en que se

mueve.

De hecho, la tradición oral está más o menos

estrechamente vinculada a una sociedad y a una cultura,

de la que es producto. La tradición en Hablas de Selva

89
y Agua, está influida por la cultura y sociedad

afropacífico, que condiciona pues, su propia existencia.

La antropología de la oralidad debe de comprender las

relaciones entre el tiempo largo y corto, el

acontecimiento y la estructura, las cosmovisiones de

hombres y de mujeres.

Debe de considerar la memoria no solamente como una

reproducción de la realidad social sino también como

mediación simbólica y elaboración de sentido.

Con relación a los testimonios de cada tradición,

cumplen con un objetivo y una función; tal es la causa de

su existencia, por ello su sentido y significación.

La acción comunicativa en los testimonios están

condicionados casi enteramente en el Pacífico a los

intereses de su sociedad. La mayor parte de los

testimonios colectivos, mitos y narraciones de carácter

ecológico, son testimonios oficiales que reflejan el

interés primordial de controlar y cuidar sus espacios de

Selva y Agua.

90
El testimonio debe de verse no solo como la descripción

de una realidad, sino también en los sesgos, en las

adaptaciones y recreaciones que elabora el interlocutor y

que constituyen una fuente oral, bien para la historia,

bien para la antropología, bien para la cultura

contemporánea y como tal debe ser tratada.

La producción oral popular, a través de su tradición,

literatura o historia oral, da realmente la palabra a los

silenciosos de la historia. En los espacios de Selva y

Agua se muestran las memorias no ortodoxas, los

acontecimientos no institucionalizados, el tiempo cíclico

y no el tiempo histórico. Finalmente, introduce lo

irracional donde el documento escrito racionaliza o

establece ideologías.

La tradición oral como fuente de conocimiento, entrelaza

el pasado y el presente, lo real y lo irreal, lo

consciente e inconsciente, lo racional e irracional y el

Pacífico da cuenta de ello, por eso el espacio de Selva y

Agua no es igual en su oralidad, ni en el espacio físico-

ambiental y cultural a los espacios andinos. De allí su

particularidad, de allí sus especificidad, de allí su

identidad.

91
Lo que se ha pretendido en esta producción oral de Hablas

de Selva y Agua es sacar a la luz realidades que se

encuentran tal vez esparcidas en múltiples producciones

escritas, pero imposibles de distinguir si no se está

sensibilizado para ello.

Se ha trabajado el estudio general del fenómeno de la

tradición y literatura oral en su medio, por lo cual,

se ha realizado un acercamiento a la teoría y al

análisis de la producción popular oral del Pacífico,

correlacionando los aspectos sociolingüísticos,

socioculturales, socioeconómicos y aspectos ecológicos-

ambientales y tratando de mostrar como la historia

contada y cantada es una expresión esencialmente oral.

Al final del camino, el antropólogo y la antropóloga

descubren en medio de los manglares, güandales, natales,

sajales, concherías y almejales y en los ríos de oro y

platino, la complejidad de lo real y la fuerza de lo

imaginario, la tristeza de su población frente al oprobio

y expoliación que ha sufrido y sufre constantemente en

el pasado y en el presente, pero también su alegría de

cara al futuro.

92
Tanto ayer como hoy, las voces del Pacífico: sus hombres

y sus mujeres se expresan en la oralidad, que constituyen

fuentes de análisis para la antropología, para la

lingüística, para la literatura y para la historia.

En la oralidad del Pacífico, los cuentos y las cantas,

.....son obra en flor de una arte palabrera

para labrar sentidos en el tiempo,

y celebrar momentos, lugares, experiencias.

(Escobar, Rodrigo, 1990, pag xvi)

Este trabajo se ha realizado para rendir tributo al arte

verbal de la Cultura Afropacífico expresados en las voces

femeninas y masculinas. Un arte cuyo acto comunicativo

enlaza el pasado con el presente, lo sagrado y lo

profano, lo práctico con el encantamiento, lo tradicional

con lo moderno, una cultura que, en su canto y en su

cuento, elabora sus procesos simbólicos y de pensamiento,

que se hace palabra.

Como colofón, una paráfrasis de Margarita Hurtado (1992):

“ Para saber del Pacífico, hay que untarse de barro”.

93
El aquí, hoy, el acto de habla de una etnia y de un

género: mujeres y hombres afropacífico en la oralidad a

través de HABLAS DE SELVA Y AGUA.

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