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Placenta previa
MedlinePlus 000900
MeSH D010923
Aviso médico
Contenido
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1 Etiología
2 Patogenia
3 Clasificación
4 Cuadro clínico
5 Factores de riesgo
6 Diagnóstico
o 6.1 Diagnóstico diferencial
7 Tratamiento
o 7.1 Pronóstico
8 Véase también
9 Referencias
10 Enlaces externos
[editar] Patogenia
En el último trimestre del embarazo, el istmo del útero se despliega para constituir el
segmento más bajo del útero. Esos cambios en el segmento inferior del útero parecen ser
los iniciadores de la hemorragia clásica del tercer trimestre.[3] En un embarazo normal la
placenta no se sobrepone al istmo, por lo que no hay mayor sangrado durante el embarazo.
Si la placenta se inserta en el segmento más bajo del útero, es posible que una porción de la
placenta se desgarre causando sangrado, por lo general abundante. La inserción placentaria
se ve interrumpida a medida que la porción inferior del útero se adelgaza en preparación
para el inicio del trabajo de parto. Cuando esto ocurre, el sangrado a nivel del sitio de
implantación placentaria se incrementa y las posteriores contracciones uterinas no son
suficientes para detener el sangrado por no comprimir los vasos rotos. La liberación de
trombina desde el sitio del sangrado promueve mayores contracciones uterinas, haciendo
que se instale un ciclo vicioso de contracciones y sangrado seguido de desprendimiento
placentario, más contracciones y más sangrado.[3]
[editar] Clasificación
La placenta previa se clasifica de acuerdo con la colocación de la placenta en:[1] [2]
Tipo I, lateral o baja: La placenta invade el segmento inferior del útero, pero el borde
inferior no llega al orificio cervical
Tipo II, marginales o periféricas: La placenta toca, pero no rebasa, la parte superior del
cuello del útero
Tipo III o parcial: La placenta obstruye parcialmente la parte superior del cuello del útero
Tipo IV o completa: La placenta cubre completamente la parte superior del cuello del
útero
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[editar] Diagnóstico
El diagnóstico de una placenta previa se confirma fundamentalmente por ecografía.
Estudios recientes han demostrado que el método transvaginal es más seguro y más exacto
que la ecografía transabdominal. La ecografía transvaginal también se considera más
precisa que la ecografía transabdominal. En un estudio, el 26% de los diagnósticos
relacionados con la localización de la placenta por ecografía transabdominal fueron
cambiados posteriormente por los hallazgos de una ecografía transvaginal.[2] En algunas
partes del mundo donde la ecografía no está disponible, no es raro que se confirme el
diagnóstico con un examen en el quirófano.
Tratamiento
El tratamiento puede incluir administración de líquidos a través de una vena (vía intravenosa) y
transfusión de sangre. Igualmente, se hará un control cuidadoso de la madre en búsqueda de
síntomas de shock y vigilancia de signos de sufrimiento fetal que incluyen frecuencias cardíacas
anormales.
Es posible que sea necesario practicar una cesárea de emergencia. Si el feto todavía está muy
inmaduro y hay sólo un pequeño desprendimiento de placenta, la madre puede ser hospitalizada
para observación minuciosa y se le puede dar de alta a los pocos días si su estado no empeora.
Si el feto está lo suficientemente desarrollado (maduro), se puede optar por un parto vaginal si el
sufrimiento fetal y de la madre son mínimos; de lo contrario, una cesárea puede ser la opción
preferida.
Expectativas (pronóstico)
La madre generalmente no muere a raíz de esta afección. Sin embargo, los siguientes factores
pueden aumentar el riesgo de muerte de la madre o del feto:
Ausencia del trabajo de parto
Cuello uterino cerrado
Retraso en el diagnóstico y tratamiento del desprendimiento prematuro de la placenta
Pérdida excesiva de sangre que causa shock
Sangrado vaginal oculto en el embarazo
El sufrimiento fetal aparece temprano en este trastorno en aproximadamente la mitad de los casos.
Los bebés que sobreviven tienen entre 40 y 50% de probabilidades de presentar complicaciones
que van de leves a graves.
Complicaciones
La pérdida excesiva de sangre puede provocar shock y la posible muerte de la madre o el feto. Si
el sangrado se presenta después del parto y la pérdida de sangre no se puede controlar por otros
medios, puede ser necesario practicar una histerectomía (extirpación del útero).
Prevención
Evite consumir alcohol, fumar y utilizar drogas psicoactivas durante el embarazo. Igualmente,
consiga atención prenatal oportuna y continua.
La identificación oportuna y el manejo apropiado de las afecciones en la madre, tales como
diabetes e hipertensión arterial, también disminuyen el riesgo de un desprendimiento prematuro de
la placenta.
Nombres alternativos
Separación prematura de la placenta; Abrupción placentaria; Desprendimiento placentario;
Ablación de la placenta
Referencias
Francois KE, Foley MR. Antepartum and postpartum hemorrhage. In: Gabbe SG, Niebyl JR,
Simpson JL, eds. Obstetrics - Normal and Problem Pregnancies. 5th ed. Philadelphia, Pa: Elsevier
Churchill Livingstone; 2007:chap 18.
Houry DE, Abbott JT. Acute complications of pregnancy. In: Marx J, ed. Rosen’s Emergency
Medicine: Concepts and Clinical Practice. 6th ed. St Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2006:chap
177.
Actualizado: 10/28/2008
"
Una infección bacteriana del tracto urinario (ITU) es el tipo de infección más común que afecta al
tracto urinario. La orina o pis, es el líquido que los riñones filtran del torrente sanguíneo. La
orina contiene sales y productos de desecho, pero normalmente no contiene bacterias. La ITU se
puede producir cuando las bacterias entran a la vejiga o al riñón y se multiplican en la orina.
Hay tres tipos principales de ITU. Las bacterias que infectan sólo la uretra (el tubo corto que
lleva la orina de la vejiga al exterior del cuerpo) causan uretritis. Las bacterias también pueden
causar una infección de la vejiga, que se conoce como cistitis. Otro tipo más grave de ITU es la
infección del riñón mismo, conocido como pielonefritis. A menudo las personas que sufren este
tipo de ITU tienen dolor de espalda, fiebre alta, y vómitos.
El tipo más común de ITU, la infección de la vejiga, causa mayormente sólo molestia e
inconveniencia. Las infecciones de la vejiga se pueden tratar rápida y fácilmente. Es importante
obtener tratamiento inmediato para evitar que la infección llegue a los riñones y sea más grave.
Las ITU usualmente son causadas por E. coli, las bacterias que se encuentran normalmente en el
tracto digestivo y en la piel alrededor de las áreas del recto y de la vagina. Cuando las bacterias
entran a la uretra, pueden avanzar hacia la vejiga y causar una infección.
Las muchachas desarrollan infecciones del tracto urinario con mucha más frecuencia que los
muchachos, probablemente por las diferencias en la forma y la longitud de la uretra. Las
muchachas tienen uretras más cortas que los muchachos y la abertura está más cerca del recto
y la vagina, donde es más probable que se encuentren bacterias. Algunas personas parecen
tener ITU con frecuencia, pero a menudo tienen otros problemas que las hace más propensas a
tener infecciones, como una anormalidad en las estructuras o la función del tracto urinario. El
problema funcional más común del tracto urinario se llama reflujo vesicoureteral, una
afección en la que un poco de orina fluye de regreso, o refluye, de la vejiga a los uréteres e
incluso hasta los riñones.
Hay varias maneras en que las bacterias entran a la uretra. Durante las relaciones sexuales, las
bacterias del área de la vagina pueden ser empujadas dentro de la uretra y con el tiempo
terminan en la vejiga, donde la orina crea un ambiente propicio para el crecimiento de las
bacterias. Ésta es la razón por la que las mujeres que son sexualmente activas a menudo sufren
de ITU (las ITU no son contagiosas, de modo que otra persona no te puede contagiar la
infección del tracto urinario). Las bacterias también pueden ser introducidas en la vejiga de una
niña al limpiarse de atrás hacia adelante después de tener una evacuación intestinal, esto puede
contaminar la abertura de la uretra. El uso de espermicidas (incluyendo condones tratados con
espermicida) y diafragmas como anticonceptivos también puede aumentar el riesgo de
desarrollar una infección del tracto urinario.
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) pueden causar síntomas parecidos a los de las
ITU, como por ejemplo dolor al orinar. Esto se debe a la inflamación e irritación de la uretra o de
la vagina que a veces se asocia con Chlamydia y otras ETS. Si no se tratan, las ETS pueden
causar graves problemas de largo plazo, incluso enfermedad inflamatoria pélvica e infertilidad. A
diferencia de la ITU, las ETS son contagiosas.
Hay varias maneras de prevenir las infecciones del tracto urinario. Después de orinar, las
muchachas se deben limpiar de adelante hacia atrás con papel higiénico. Después de una
evacuación intestinal, asegúrate de limpiarte de adelante hacia atrás para evitar la propagación
de las bacterias desde el área del recto hacia la uretra.
Otra cosa que tanto las muchachas como los muchachos pueden hacer para prevenir las ITU es
ir al baño frecuentemente. Evita aguantar la orina durante períodos largos de tiempo.
Los hombres y las mujeres también deben mantener el área genital limpia y seca. Las
muchachas se deben cambiar los tampones y las toallas higiénicas de manera regular durante
sus períodos. Los baños de burbujas frecuentes pueden causar irritación del área de la vagina,
de manera que las muchachas deben ducharse o darse baños sin burbujas. No uses ropa interior
de nilón ni te quedes con la ropa de baño mojada puesta para evitar le exposición prolongada
del área genital a la humedad. También ayuda usar ropa interior con la entrepierna de algodón.
Y las muchachas deben evitar usar rocíos o duchas para la higiene femenina - estos productos
pueden irritar la uretra.
Si eres sexualmente activa, ve al baño antes de tener relaciones sexuales y dentro de los 15
minutos después de tenerlas y lávate delicadamente el área genital para eliminar las bacterias.
Evita las posiciones sexuales que irriten o dañen tu uretra o vejiga. Las personas que necesitan
lubricación durante las relaciones sexuales, deberían utilizar un lubricante soluble en agua, como
por ejemplo la jalea K-Y Jelly.
Finalmente, beber bastante agua todos los días mantiene la vejiga activa y libre de bacterias.
Recuerda que a pesar de que las infecciones del tracto urinario son incómodas y a menudo
dolorosas, son muy comunes y se tratan con facilidad. Cuanto antes te comuniques con tu
médico, más rápido eliminarás el problema.
Preeclampsia
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Preeclampsia
Tinción H&E.
CIE-9 642.4-642.7
MedlinePlus 000898
Sinónimos
Toxemia del embarazo
Aviso médico
La preeclampsia, es una complicación medica del embarazo también llamada toxemia del
embarazo o hipertensión inducida embarazo y asociada a elevados niveles de proteína en la
orina.[1] Debido a que la preeclampsia se refiere a un cuadro clínico o conjunto sintomático,
en vez de un factor causal específico, se ha establecido que puede haber varias etiologías
para el trastorno. Es posible que exista un componente en la placenta que cause disfunción
endotelial en los vasos sanguíneos maternos en mujeres susceptibles.[2] Aunque el signo
más notorio de la enfermedad es una elevada presión arterial, puede desembocar en una
eclampsia, con daño al endotelio materno, riñones e hígado. La única cura es la inducción
del parto, una cesárea o aborto y puede aparecer hasta seis semanas posparto. Es la
complicación del embarazo más común y peligrosa, por lo que debe diagnosticarse y
tratarse rápidamente, ya que en casos severos ponen en peligro la vida del feto y de la
madre. Se caracteriza por el aumento de la tensión arterial (presión sanguínea, hipertensión)
junto al de proteínas en la orina (proteinuria), así como edemas en las extremidades.[2]
[editar] Epidemiología
La preeclampsia puede ocurrir hasta en 10% de los embarazos, usualmente en el segundo y
tercer trimestre y después de la semana 32. Aunque infrecuente, algunas mujeres pueden
presentar signos de preeclampsia desde la semana 20. Es mucho más común en mujeres con
su primer embarazo,[3] —hasta el 85% de los casos ocurren en primigrávidas—[4] y
frecuentemente la incidencia disminuye considerablemente en el segundo embarazo. Se
sabe que una nueva paternidad en el segundo embarazo reduce el riesgo—excepto en
mujeres con una historia familiar de embarazos hipertensivos—[5] pero al mismo tiempo, el
riesgo aumenta con la edad materna,[6] por lo que ha sido difícil evaluar el verdadero efecto
de la paternidad en el riesgo de preeclamsia. El riesgo es cuatro veces mayor para mujeres
en cuyas familias ha habido casos de preeclampsia.[4]
Preeclampsia leve: tensión arterial (TA) 140/90 - 159/109 mmHg + proteinuria menor de
5g/24h.
Preeclampsia grave: TA mayor o igual a 160/110 + proteinuria mayor o igual a 5g/24h.
[editar] Etiología
Se piensa que la pre-eclampsia esta causada por mediadores de inflamación o toxinas que
secreta la placenta y que actúan en el endotelio vascular. Se piensa que el síndrome, en
algunos casos, es causado por una placenta implantada poco profunda, que se torna
hipóxica, ocasionando una reacción inmune caracterizada por la secreción aumentada de
mediadores de la inflamación desde la placenta y que actúan sobre el endotelio vascular. La
implantación superficial puede que sea consecuencia de una reacción del sistema inmune en
contra de la placenta. Esta teoría enfatiza el papel de la inmunidad materna y se refiere a
evidencias que sugieren una falla en la tolerancia materna a los antígenos paternos
establecidos en el feto y su placenta.[8] Se piensa que en algunos casos de preeclampsia, la
madre carece de receptores para las proteínas que la placenta usa para inhibir la respuesta
del sistema inmune materno en su entorno.[9] Esta hipótesis es consistente con evidencias
que demuestran que los abortos espontáneos son trastornos inmunitarios en los que la
inmunidad materna desencadena un ataque destructivo en contra de los tejidos del feto en
desarrollo.[10]
Sin embargo, en muchos casos la respuesta materna ha permitido una implantación normal
de la placenta. Es posible que hayan mujeres con niveles inflamatorios más elevados
producidos por condiciones concomitantes como la hipertensión crónica y enfermedades
autoinmunes, que tengan una menor tolerancia a la carga inmune de un embarazo.
[editar] Patogenia
Tanto sFlt-1 como sEng se encuentran aumentadas hasta cierto nivel en todas las mujeres
embarazadas, lo que evidencia la idea de que la enfermedad hipertensiva en el embarazo es
una adaptación normal a los fenómenos de la gestación que se ha tornado errada. A medida
que las células asesinas del sistema inmune participan en el establecimiento de la placenta
(placentación), que implica cierto nivel de tolerancia materna, no es sorprendente que el
sistema inmune materno responda negativamente ante la aparición de algunas placentas
bajo ciertas circunstancias, como en el caso de una placenta que sea más invasiva de lo
nomral. El rechazo materno inicial a los citotrofoblastos de la placenta puede ser la causa
de que las arterias espirales uterinas sean inadecuadamente remodeladas[13] —la
remodelación de las arterias espirales es una de las adaptaciones maternas al embarazo—
en casos de preeclampsia asociados con una implantación placentaria superficial,
produciendo como consecuencia una hipoxia distal (los tejidos placentarios más distantes)
[16]
y la aparición de síntomas maternos en respuesta a la elevación de sFlt-1 y sEng.
Se ha documentado también que las células fetales, como los eritroblastos fetales así como
el ADN desprovisto de células están aumentadas en la circulación materna de mujeres con
preeclampsia.[17] Estos hallazgos suponen que la preeclampsia sea un proceso por medio del
cual una lesión en la placenta, tal como la hipoxia, permite mayor cantidad de material fetal
dentro de la circulación materna, lo que conlleva a una respuesta inmune y a daños
endoteliales que ultimadamente resultan en preeclampsia y eclampsia.
[editar] Diagnóstico
Ecografía de un feto de 20 semanas, fecha para la cual empiezan a aparecer los signos
preeclámpticos.
Se diagnostica la preeclampsia cuando en una mujer embarazada aparece repentinamente
una elevación de la presión arterial—en dos lecturas separadas tomadas al menos 6 horas
aparte de 140/90 mmHg o más—y un nivel de proteína en la orina de 300 mg o más. Una
elevación de la presión arterial de 20 mmHg del valor sistólico (el valor más alto) y de 15
mmHg del valor diastólico (el valor más bajo), aunque no llegue al requerimiento de
140/90, es considerado de importancia aunque ya no se considera diagnóstico.
Originalmente se consideraba que las hinchazones—edema, especialmente de las manos y
cara—eran signos de importancia diagnóstica de la preeclampsia, pero la práctica médica
actual solo la hipertensión y la proteinuria son requeridos para el diagnóstico. A pesar de
ello, las hinchazones inusuales, en particular en las manos, pies o cara, apreciables al dejar
una indentación al presionar el área en cuestión, debe ser considerado significativo y
reportado al profesional de salud. Algunas madres con preeclampsia tienen una especial
tendencia a la agregación plaquetaria y a elevados niveles de serotonina séricos.[18]
Por lo general, ninguno de los signos de la preeclampsia son específicos, incluso las
convulsiones en el embarazo son frecuentemente causadas por otros trastornos y no por la
eclampsia. De modo que el diagnóstico depende en que coincidan varias características
preeclámpticas, siendo evidencia conclusiva el que se alivie con el alumbramiento. En
algunas mujeres aparece una elevación de la presión arterial sin la proteinuria, situación que
lleva el nombre de hipertensión inducida por el embarazo o hipertensión gestacional. Tanto
la preeclampsia como la hipertensión gestacional son condiciones serias que requieren
monitoreo tanto del bebé como de la madre.
[editar] Complicaciones
La eclampsia es la complicación más seria de la preeclampsia, en el Reino Unido, por
ejemplo aparece en 1 de cada 2000 embarazos y tiene una mortalidad cercana a 1.8%. El
síndrome de HELLP es más común, probablemente presente en 1 de cada 500 embarazos y
puede ser tan peligroso como la eclampsia misma.[20] Ambos trastornos pueden aparecer sin
anunciarse por razón de los signos prodrómicos de la preeclampsia.
La hemorragia cerebral es una lesión que puede matar a mujeres con eclampsia o
preeclampsia. Se sabe que la hemorragia cerebral es una complicación de una hipertensión
severa, por lo que la hipertensión del embarazo es un factor prederminante en la aparición
de esta situación, aunque la relación entre la hipertensión y la hemorragia cerebral no se ha
cuantificado para la preeclampsia.
[editar] Prevención
El factor paternal está involucrado con la ocurrencia de la misma. Debido a que el
embarazo tiene muchas similitudes con un trasplante, la hipótesis dice que la inducción de
una tolerancia a las moléculas HLA paternales al feto puede ser crucial.
Otros estudios se han avocado a investigar la fuerte correlación de una menor incidencia de
preeclampsia en aquellas mujeres que han recibido transfusiones de sangre de su pareja,
aquellas mujeres con historial de sexo sin anticonceptivos barrera (preservativo), y en
mujeres que realizan sexo oral con regularidad.
Inmunología de la reproducción
Obstetricia
violeta), uno de los factores de riesgo para una ruptura prematura de membranas
ovulares.
CIE-10 O42.
CIE-9 658.1
eMedicine med/3246
MeSH D005322
Aviso médico
1 Etiología
2 Diagnóstico
3 Tratamiento
4 Complicaciones
5 Referencias
[editar] Etiología
Se ha observado que la zona donde se produce la rotura de las membranas ovulares es
pobre en colágeno III, está edematizada con depósito de material fibrinoide, un
adelgazamiento en la capa trofoblástica y decidua.[1] Bajo esas circunstancias de
estimulación inmune, resulta que la elastasa de los granulocitos es específica para digerir
ese tipo de colágeno, un cuadro característico en la corioamnitis.[4] Adicionalmente, las
células deciduales, especialmente si hay bacterias, sintetizan prostaglandinas E2 y F2-alfa,
[1]
que estimulan las contracciones uterinas, por lo que una combinación de corioamnitis e
infección bacteriana son factores altamente predisponentes a una RPM.[4]
Las mutaciones en los genes COL5A1, COL5A2, COL3A1, COL1A1, COL1A2, TNXB,
PLOD1, ADAMTS2, CRTAP, LEPRE1 y ZMPSTE24 puede aumentar el riesgo de rotura
prematura de membranas.[5]
[editar] Diagnóstico
La evaluación inicial de la rotura prematura de membranas en un feto pretérmino debe
incluir un examen con espéculo estéril para documentar hallazgos sospechosos de la
patología. También es frecuente que se envien cultivos cervicales, incluyendo Chlamydia
trachomatis y Neisseria gonorrhoeae, así como cultivos anovaginales para Streptococcus
agalactiae. Con la ecografía se documenta la edad gestacional, peso fetal, presentación
fetal y se establece el índice de líquido amniótico. También se puede realizar la
determinación del pH vaginal con papel de tornasol o Nitracina, el que cambia de color ante
la presencia de líquido amniótico.En estas pacientes se evita el tacto digital, pero la
inspección visual del cuello uterino puede estimar con precisión la dilatación del mismo.
otras pruebas de diagnostico son la prueba de Neuhaus y la de evaporizacion ante la
sospecha de RPM.Se ha demostrado que el tacto manual y digital del cuello uterino con en
pacientes con RPM reduce el período de latencia y aumenta el riesgo de infecciones, sin
aportar información de verdadera utilidad clínica.[6]
[editar] Tratamiento
Un estudio ha determinado que cuando se registra una alta concentración de lactato en la
filtración del líquido amniótico resulta ser un fuerte indicador de que una mujer que con
una RPM también comenzará su trabajo de parto dentro de las próximas 48 horas.[7] Esta
asociación puede llevar a pruebas cuantitativas de ácido láctico que podría ayudar al
médico a tomar la decisión de mantener o no en el hospital a una mujer que refiere una
RPM.
[editar] Complicaciones
Una de las complicaciones más frecuentes de parto prematuro es el parto pretérmino. El
período de latencia, que es el tiempo de ruptura de membranas hasta el parto, por lo general
es inversamente proporcional a la edad gestacional en que se produce la RPM. Por ejemplo,
una extenso estudio en pacientes con embarazos a término reveló que el 95 por ciento de las
pacientes dieron a luz dentro de aproximadamente un día del RPM, mientras que un análisis
que incluía la evaluación de pacientes con embarazos pretérminos entre 16 y 26 semanas de
gestación determinó que el 57 por ciento de los pacientes dió a luz al cabo de una semana
promedio, y 22 por ciento tenían un periodo de latencia de cuatro semanas.[10] Cuando la
RPM ocurre demasiado pronto, los recién nacidos que sobreviven pueden desarrollar
secuelas como malpresentation, la compresión del cordón, oligohidramnios, enterocolitis
necrotizante, deterioro neurológico, hemorragia intraventricular, y síndrome de dificultad
respiratoria.
[editar] Referencias
Ruptura Prematura de Membranas: Causas, Riesgos y Tratamiento
Su bolsa de líquido amniótico debería romperse caundo comenzara con el trabajo de parto, ya que
la ruptura del saco amniótico significa que muy pronto llegará el momento de dar a luz a su bebé.
Pero, ¿qué significa el hecho de que su fuente se rompa mucho antes de que llegue su fecha del
parto?. Conocido como ruptura prematura de membranas, esta complicación puede llegar a
convertirse en algo bastante serio y requerirá de atención médica inmediata.