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Agradezco a Juan Pablo Neri y a Sergio Ramírez por la oportunidad de presentar resultados de
la investigación sobre clases sociales que desarrollé en el Instituto de Investigaciones
Sociológicas Mauricio Lefebvre. Esta investigación la emprendí en 2022 y utilicé como principal
fuente de datos la Encuesta de Hogares de 2019 así como una revisión y crítica de la literatura
existente. El trabajo es extenso y se encuentra en edición en el IDIS para próxima publicación,
así que el conjunto pormenorizado de detalles de investigación se podrá encontrar pronto para
revisión y críticas, desde luego bienvenidas. Al escribir estas páginas procuro usar algo más de
la mitad del tiempo provisto por los organizadores a fin de no cansar demasiado al auditorio
con un documento que es leído.
Analicé entonces que dentro del estrato medio de ingreso había condiciones de clase muy
diferentes. La vendedora propietaria de una tienda de abarrotes compartía estrato con el
empleado estatal y con la profesora de universidad a tiempo horario con consultorio privado en
las tardes. El ingreso per cápita del hogar caía en los lugares de estrato medio, pero las
coberturas de seguridad social, los horarios trabajados, la estabilidad del ingreso eran muy
contrastantes. Del mismo modo cuando nos concentramos con Sergio Ramirez en procesos de
movilidad social encontramos en trabajadores ferroviarios y textileros destinos sociales
diferentes para sus hijos: la licenciatura acompañaba mudarse a otro barrio, buscar pareja en
otro nivel educativo, aunque sus trabajos no fueran tan estables como el de sus padres.
Con certeza se puede decir que eran diferentes unos de otros, sean los que compartían su lugar
en ese estrato medio o sean los hijos respecto de los padres obreros. La diferencia era evidente
y las pruebas empíricas permiten corroborarlo. Pero esa diferencia no tenía un marco en el que
se pudiera situar y establecer si dos actores pertenecían a dos categorías socioeconómicas
diferentes. Ante la falta de referentes para ubicar y contrastar se impuso la necesidad de
generar un esquema de clases sociales.
Existe un tercer esfuerzo para analizar la estructura de clases. En nuestro medio es conocida la
obra de Pierre Bourdieu y en años recientes la posta que relaciona lo cultural con la estructura
de clases ha sido retomada por Mike Savage et al. (2013), que entre otras cosas desarrolló una
encuesta para medir capitales sociales, económicos y culturales (la Great British Class Survey).
Se podría hacer una evaluación pormenorizada de las fortalezas y debilidades de los tres
esfuerzos. Pero la posibilidad práctica de aplicarlos sigue restringida por el hecho de que
encuestas fiables y bien hechas siguen siendo prohibitivas para el medio boliviano. La discusión
sobre la estratificación en Bolivia seguirá siendo intuitiva si solo nos remitimos a los autores;
estamos en una situación en que si no se produce evidencia solo produciremos ecos. Se trata
pues de encarar la construcción de un modelo sustentado que haga una propuesta y
adicionalmente desate una discusión fundamentada, y para ello habrá que empezar a trabajar
con la información que hay.
El esquema propuesto
(Poner diapositiva 1)
El esquema que se propone a la conclusión del análisis (demasiado extenso en sus operaciones
técnicas para resumirlo aquí) nos lleva a un esquema de ocho clases sociales.
Tres clases sociales se desprenden del mercado de trabajo visto desde el control de esa fuerza
de trabajo (DIAPOSITIVA 2): La burguesía, la pequeña burguesía empresaria y la clase ejecutiva.
La burguesía se distingue de la pequeña burguesía empresaria por ser quienes tienen una
empresa con más de diez empleados y en la cual puede presumirse que hay reproducción
ampliada del capital. La presunción no es gratuita. En el umbral de 10 empleados es que cambia
la fisonomía de las empresas: más formales, más capital, más educación y más ganancia. Este
umbral, se sospechaba en una parte de la literatura, estaba en los cinco empleados, pero la
evidencia de la encuesta de hogares lo sitúa en 10. Finalmente la clase ejecutiva está pegada a
las clases que controlan fuerza de trabajo, con un detalle, ellos mismos son empleados de
alguien y responden por sus acciones a un dueño. Esta diferencia permite además pensar de
manera independiente a los trabajadores que ocupan altos cargos del Estado.
Una clase se diferencia por un uso combinado de ejercicio de fuerza de trabajo y el acceso a la
tierra (DIAPOSITIVA 4): los campesinos. Los dueños de grandes extensiones de tierra habrían de
contarse en la burguesía si contratan fuerza de trabajo, pero si solo rentan la tierra, en este
estudio son invisibles porque no hay datos fiables sobre renta de la tierra. Quienes son visibles
son las unidades domésticas campesinas que cualquiera que haya estudiado comunidades sabe
que son tremendamente diferenciadas internamente. El texto íntegro de esta investigación
dedica varias páginas a comentar cuan diferentes son los campesinos entre sí, y sin embargo,
desde la perspectiva de contraste con las otras clases, tiene al menos un núcleo común en la
organización de la unidad doméstica que la diferencia de las otras clases.
Finalmente quienes no tienen acceso privilegiado a ningún recurso en los mercados básicos son
los que venden fuerza de trabajo (DIAPOSITIVA 5). Habría que tomar mucho tiempo para
mostrar las oposiciones y categorías que se ensayaron en el trabajo para organizar a los
trabajadores de una manera significativa. Resulta que el trabajo manual/no manual no era una
buena distinción, como no lo es el trabajo productivo/improductivo que usaron algunos
marxistas ya pasaditos de moda. Ni lo formal e informal resultó suficiente aunque si dió la
pauta: allí donde parten aguas en sus características es cuando se considera si se tiene o no
seguridad social de algún tipo, sea la seguridad de corto plazo o la de largo. Así en este
esquema se consideran los trabajadores precarios -sin ninguna cobertura- y los trabajadores
protegidos.
Pero hay otras vetas que se desprenden solo de haber realizado el recorrido de construir las
clases sociales. Se apuntó de pasada en páginas previas que como grupo ocupacional los
técnicos medios no habían sido vistos nunca -o yo desconozco dónde- por otros trabajos de
investigación. Algo semejante puede decirse, por ejemplo, sobre el tipo de relaciones y mundo
laboral que se esconde en la pequeña burguesía cultural. Sabemos más que todo por
experiencia nativa, que existen espacios en el que médicos realizan su trabajo en consultas
privadas y que tienen asistentes y secretarios. O algo semejante en los estudios de abogados o
de arquitectos. Pero realmente se sabe poco, en términos de empresa o emprendimiento
económico sobre el funcionamiento de los mismos. En este trabajo se hicieron consideraciones
sobre la pequeña burguesía cultural, reteniendo finalmente como tales a los que desarrollan su
trabajo de manera autónoma.
Dos cuestiones son un poco ineludibles. El trabajo deliberadamente rechaza la idea de clase
media más que todo porque la evidencia producida muestra que quienes solemos creer que
están en el medio se encuentran mucho mucho más arriba, de hecho en el decil más alto de
ingreso. Clase media es un concepto de la movilización política y creo que allí debe quedarse,
aunque mis propias indagaciones me llevan a tomarme tiempo eventualmente a ser más
ostensible en saldar esa cuestión. Finalmente el último tema ineludible es el de la formalidad e
informalidad. Yo sostengo en el informe general de este trabajo que dentro de la informalidad,
hay clases sociales. Lo que podría indicar como adelanto es que una parte menor de la
informalidad es pequeña burguesía empresarial que controla fuerza de trabajo y otra parte de
la informalidad son trabajadores precarios.
Reitero mi agradecimiento a Juan Pablo y Sergio, a la AEB en la que quisiera estar ahora y a
todos y todas que han participado en esta mesa. Sé que hay mucho por lo cual debiera rendir
cuentas, ya que hay alguna afirmación audaz en lo dicho hasta ahora, pero estoy seguro que
más pronto que tarde habrán oportunidades para ponerse al día en esta discusión. Muchas
gracias y perdón si se hizo muy pesado.