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Serie Breves

dirigida por
MARIANO BEN PLOTKIN

CONTROVERSIAS
SOBRE LA DESIGUALDAD

Argentina, 2003-2013

MÉXICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ESPAÑA


ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA - GUATEMALA - PERÚ - VENEZUELA
1. LA DESIGUALDAD Y SUS
INTERROGANTES

LADESIGUALDAD ha sido tan vastamente tratada por la


economía, la filosofía, la sociología y otras discipli-
nas que lejos está de ser un concepto unÍvoco. Por
ello el modo en que formulemos nuestros interrogan-
tes va a configurar, en cierta medida, el cuadro de si-
tuación resultante. En este capítulo, antes de aden-
trarnos en los distintos temas, daremos cuenta de
una serie de decisiones concernientes a debates no-
dales, que nos guiarán luego en la indagación de cada
cuestión.

La pregunta obligada para comenzar es: ¿desigual-


dad de qué? Durante largo tiempo y para muchos aún
hoy, la respuesta ha sido evidente: desigualdad de in-
gresos. En la medida en que en las sociedades capita-
listas el dinero constituye el rector principal de distri-
bución de otros bienes y servicios, la repartición de la
riqueza ha sido y sigue siendo el tema central de las
preocupaciones académicas y de las luchas en pos de se distribuye entre los estratos. Tampoco la desigual-
disminuir las injusticias sociales. Desde esta perspec- dad objetiva y su percepción subjetiva por lo general
tiva, aunque se acepte que las esferas de bienestar son coinciden. Los estudios muestran que los países se
plurales, no tendría mayor sentido multiplicar las di- ordenan de modo diferente si se mide la desigualdad
mensiones por examinar, dado que todas estarían in- objetiva o cuando se utiliza la percepción subjetiva
terrelacionadas con las desigualdades de ingresos, de la población sobre las inequidades (Chauve1,
como causa explicativa o, cuando menos, al eviden- 2006). Así, aun la desigualdad de ingresos no está
ciarse un "aire de familia" -parafraseando a Michael exenta de controversias.
Walzer (1993)- entre quienes están peor ubicados en A decir verdad, nadie discute su centralidad, pero
la distribución de cada uno de los factores de bienes- sí que sea la única faceta de bienestar válida para
tar. Utilizamos el concepto de bienestar sabiendo que indagar. Diferentes indicadores han integrado otras
tiene tras de sí una larga historia de debates. Adopta- dimensiones como salud, educación, vivienda, a las
mos una perspectiva cercana a la de Amartya Sen que se han incorporado condiciones del medio am-
(1998), quien lo emplea para dar cuenta de dimensio- biente, acceso a la justicia, respeto o reconocimiento
nes, esferas o ámbitos en los cuales se produce una de la diversidad, entre otras. Tampoco la desigual-
distribución diferencial de bienes y servicios origi- dad de ingresos se reproduce en forma idéntica en
nando grados de libertad, autonomía y posibilidades otros ámbitos. En cada uno de los temas revisados
de realización personales desiguales. se verán dinámicas, hitos y temporalidades específi-
Pero aun la mirada unidimensional no es ajena a cos, y uno de sus corolarios es que las políticas para
debates, como veremos en el próximo capítulo. En disminuir la desigualdad en cada una de las esferas
efecto, ¿qué distribución es la que capta realmente el serán distintas. En efecto, hay un margen de manio-
grado de desigualdad? ¿Aquella que se produce entre bras para que las políticas establezcan otros principios
individuos u hogares, como muestra el coeficiente de distributivos que no sean el ingreso. Asimismo, se
Gini? ¿O, por el contrario, deberíamos atender a la plantea la pregunta sobre qué grupos específicos
llamada distribución funcional o primaria, entre ca- -según su género, pertenencia étnico-nacional o a al-
pital y trabajo? Asimismo, la repartición difiere antes guna otra minoría, lugar de residencia, entre otras-
de los impuestos y después, y el panorama cambia sufren las mayores desigualdades en cada una de las
cuando se pondera la forma en que el gasto público esferas.
El llamado a incluir facetas del bienestar diferen- sus conflictivas relaciones. Los años noventa fueron
tes al económico no es nuevo. Comienza con una crí- al mismo tiempo una década de multiplicación de
tica al ordenamiento de países por producto bruto estudios sobre la pobreza como del intento de desa-
interno (PBI) o por ingresos medios cuya primera res- rrollar otras categorías que pudieran suplir sus fa-
puesta fue el índice de desarrollo humano (IDH), acu- lencias. Uno de las alternativas más difundidas, la ex-
ñado por el Programa de las Naciones Unidas para el clusión social, fue objeto de muchos trabajos, pero
Desarrollo (PNUD) en los años noventa, que aunaba nunca de un consenso sobre su definición. Así, por
los ingresos, la esperanza de vida y los niveles educa- ejemplo, para Amartya Sen (2000), quien trata de ar-
tivos, ordenando a los países en un ranking. Si bien ticular la idea de exclusión social con su esquema de
fue un avance en cuanto a pluralizar las esferas, los capacidades, el eje está puesto en la exclusión de rela-
promedios nacionales podían esconder distintos ni- ciones sociales significativas, que a su vez puede impli-
veles de desigualdad interna, razón por la cual se car la privación de otras capacidades (acceso al crédi-
concibió luego un IDH sensible a la desigualdad, que to o a oportunidades laborales) y llevar de ese modo a
"penalizaba" el valor obtenido por un país en la me- la pobreza.
dida que la inequidad fuera elevada, como veremos En una vinculación más clásica con las tres esferas
en el capítulo IV. En la misma dirección, se estable- de ciudadanía de T. H. Marshall, para Graham Room
ció un IDH sensible al género para captar este tipo de (1995), la exclusión es la negación o la no obtención de
disparidades. derechos civiles, sociales y políticos. Por su lado, la
Las críticas a las miradas unidimensionales al- Organización Internacional del Trabajo (on) (Rod-
canzaron a casi todos los indicadores; también a la gers, 1994) estableció tres esferas de exclusión: del tra-
pobreza. Y es así que en los últimos años asistimos al bajo, en el trabajo (por no acceso a derechos laborales)
desarrollo de mediciones de pobreza multidimensio- y de ciertos bienes y servicios válidos según los distin-
na!, incluyendo otras dimensiones además de la de tos países. Luego, siguiendo las particularidades loca-
ingresos. Pero la pobreza, como dijimos, también les, se señalan otras esferas: la exclusión de la tierra en
tuvo sus críticos. Se la recusó por dirigir la mirada a los países con fuerte pobreza rural, de la justicia y la
un grupo específico, sin develar necesariamente las libertad en países no democráticos, de igualdad de gé-
dinámicas productoras de esta situación, como la nero en aquellos signados por la discriminación, de
explotación, y desatendiendo a las clases sociales y crédito en países con alto grado de informalidad, en-
tre otras. Un debate interesante, sin duda, pero que otras palabras, si fue necesario pasar de los grupos
muestra la dificultad de acordar un criterio unívoco específicos a los proCesos, a la hora de precisar la
para definir la exclusión social. forma en que la desigualdad (o las tendencias contra-
América Latina y nuestro país en particular tam- puestas) afecta en forma específica a distintos gru-
bién fueron escenario de estos debates e intentos de pos, nos será de utilidad vincularla con los otros con-
nuevos modos de estudiar la cuestión social. En este ceptos para volver nuevamente de los procesos a los
sentido, en los últimos años ha cobrado creciente grupos y las poblaciones.
centralidad la preocupación por la desigualdad. En
rigor, el tema nunca ha estado totalmente ausente,
pero la situación de crisis de los años noventa contri-
buyó a privilegiar una preocupación por la pobreza y
la exclusión. Influyó también que los organismos Una vez adoptada una mirada multidimensional, la
multilaterales, que fijaron parte de la agenda de in- pregunta siguiente es cuáles esferas explorar. ¿Nos
vestigación durante años pasados, evitaron por en- circunscribimos a las áreas de bienestar más clásicas
tonces discutir el tema. Hoy la desigualdad social ha como salud, educación o vivienda, o incluimos otras
vuelto al centro del debate público y académico. Pero tales como ocio o acceso a la justicia? A esto se agre-
este retorno no puede desconocer las miradas multi- ga la pregunta de lo que la sociología llamaría "uni-
dimensionales ya aceptadas para los otros concep- dades de análisis" a comparar, que pueden ser indivi-
tos. La desigualdad plural lleva a examinar en cada duos, grupos étnicos, clases sociales o territorios. A
cuestión causas y consecuencias propias, así como lo largo del libro, en ocasiones examinaremos las
su interrelación con la dinámica de otros temas. diferencias entre individuos; en otras, cotejaremos
Nuestra postura es que resulta necesario articular grupos tradicionalmente tomados en cuenta por las
esta mirada multidimensional de la desigualdad con ciencias sociales, como las clases sociales o los estra-
conceptos como exclusión, pobreza, bienestar y con- tos de ingresos; y nuestra mirada también se dirigirá
diciones de vida en general, dado que mientras el pri- al género, a las minorías étnicas o de otro tipo, ya los
mero se vincula con procesos sociales más generales, territorios. Sin duda, una decisión atañe al modo de
los segundos permiten apreciar más claramente la incluir la cuestión de género en tanto es un factor
situación de las poblaciones más vulnerables. En explicativo de la desigualdad, tal como las clases so-
ciales. El dilema es si dedicarle un capítulo específico contento.y las denuncias por las injusticias pueden
o, como haremos, incluirla por medio de una mirada tener tanta o hasta mayor presencia en un período de
transversal a todas las dimensiones (su riesgo tam- mayor bienestar que en un pasado de inequidad más
bién es conocido: que quede invisibilizada por esta pronunciada. El riesgo para un estudio como el nues-
misma transversalidad). Nos preguntamos, asimis- tro es no establecer cierta distancia entre el juicio del
mo, cómo establecer la relación entre la desigualdad investigador y el espíritu de la época, llegando quizás
y temas tales como diversidad, situación de las mino- erróneamente a una conclusión de desigualdades en
rías y las distintas formas de discriminación. expansión.
Una desventaja del abordaje multidimensional es la Intentando sortear este riesgo, en este libro adop-
multiplicación indefinida de esferas. Zygmunt Bauman tamos lo que Paul Ricreur (1995) ha llamado un "plu-
(2011) afirma que, cuando la oposición entre capitalis- ralismo controlado" de las esferas por considerar,
mo y comunismo estructuraba el campo político, pri- elegidas en virtud de tres criterios: relevancia, diná-
maba cierto acuerdo sobre cuáles eran las necesidades, micas propias y controversia. La primera pregunta es
y que estas eran limitadas. Una de las características de cómo juzgar la relevancia. Esto nos lleva al debate
la Modernidad tardía es que aparecen como infinitas, entre una perspectiva estructural y otra constructi-
transformadas ahora en deseos. Acordamos con la vista. Para la primera, no es tan importante la mirada
idea de una multiplicación actual de las dimensiones de los actores sobre si esa desigualdad es significati-
examinadas bajo la lente de la igualdad y la desigual- va, ya que con ciertos datos objetivos sería suficiente
dad. Sin embargo, no creemos que se deba solo a una para justificar la elección de un problema; mientras
expansión de los deseos, sino que la demanda por que para la segunda, la preeminencia está dada por
igualdad suele incrementarse cuando la sociedad se el lugar de la cuestión en el espacio público, más allá
ve a sí misma más próspera, reavivándose la promesa de las constataciones objetivas. Al fin de cuentas, un
democrática de mayor justicia social. En otras pala- tema puede preocupar, causar indignación o estar en
bras, cuando ciertas necesidades básicas parecen es- la base de acciones colectivas mucho más que otros
tar más cubiertas, suele extenderse la demanda por la cuya gravedad, si se lo evaluara desde determinados
satisfacción de otras hasta entonces menos presentes indicadores, podría ser considerada mayor. Tomando
en el espacio público. Uno de los efectos de esta lógica elementos de ambas posturas, elegimos dar una res-
expansiva de la demanda por igualdad es que el des- puesta desde la perspectiva de los problemas públi-
centro de la discusión sobre desigualdad. A continua-
coso Para este paradigma, existe en cada momento
ción, en el cuarto capítulo, nos ocupamos de las desi-
una variedad de problemas que compiten entre sí
gualdades territoriales, un punto de mira complemen-
para transformarse en un problema de sociedad, in-
tario a las desigualdades entre individuos o clases. Y
tentando atraer la consideración del Estado y de la
nos adentramos en otros problemas cuya relevancia
opinión pública.
para una agenda de desigualdad es propia de nuestra
Ahora bien, algo se transforma en un problema
época: nos referimos a la infraestructura, en particular
público cuando se da una serie de condiciones: con-
el transporte, así como a la cuestión rural. No duda-
senso social de que es un tema importante, trabajo de
mos de que, de manera objetiva, estos temas han sido
los especialistas, apelación al Estado a dar respues-
siempre significativos,pero cobraron centralidad en el
tas, existencia de indicadores Y categorías convincen-
debate más recientemente: en el primer caso, sobre
tes que permiten que un tema se estabilice como
todo por hechos trágicos; en el otro, por la expansión
preocupación en la arena pública. Desde nuestra
del modelo sojero. Algo similar sucede con nuestro
perspectiva (que no es la de un constructivismo ex-
quinto capítulo, en el que incluimos otro tema que
tremo, para el cual no importan las condiciones ob-
conjuga alta preocupación con una relación cuando
jetivas para que un tema se emplace en tanto proble-
menos controvertida con la desigualdad; nos referi-
ma público), en primer lugar tiene que haber algún
mos al delito y la inseguridad. De este modo, nuestras
tipo de experiencia colectiva de malestar, desconten-
esferas y puntos de mira son indisociables de las dis-
to o sufrimiento social sobre la desigualdad en la es-
cusiones actuales de la sociedad argentina. Sin lugar a
fera en cuestión, y, en segundo lugar, a tal experiencia
dudas, una década antes o en otros contextos, este li-
deberemos poder aunar una serie de datos que ava-
bro recorrería dimensiones en parte comunes y en
len su relevancia. En síntesis, cada tema debe reunir
parte distintas a las que aquí presentaremos.
preocupación social con un sustento eS1Juctural.
Desde esta perspectiva, en los dos capítulos que si- Nuestra elección también se ha guiado por lo que
guen nos centramos en dimensiones clásicas, como llamamos dinámicas propias. ¿A qué nos referimos?
Al hecho de que, sin desconocer la existencia de desi-
distribución del ingreso y luego educación, salud y vi-
vienda. Sobre ellos hay consenso acerca de su relevan- gualdades económicas que permean a todas las res-
cia como esferas de bienestar, así como existe una se- tantes, cuando se mira desde las dimensiones analiza-
rie de indicadores que contribuyen a ubicarlos en el das, existe un margen de maniobra para influir en
ellas. A modo de ejemplo, nadie duda de que el nivel rarlos. Por estas mismas razones, algunas cuestiones
socioeconómico de los estudiantes influye en su de- se han dejado de lado, dado que el nivel de controver-
sempeño educativo, pero tampoco de que el peso de sias es menor. Nos referimos, en particular, a temas
esas desigualdades de origen se puede atenuar o no en de diversidad sexual, donde la ley de matrimonio
el terreno escolar en la medida que existan políticas al igualitario, la ley de identidad de género y una acti-
respecto. Algo similar podríamos decir de todas las tud decididamente más abierta son innegables y con-
dimensiones elegidas. Con dinámicas propias quere- forman movimientos en pos de mayor igualdad. En
mos decir, entonces, que hay un margen de maniobra relación con los distintos grupos sociales, no todos
en las dimensiones estudiadas para que las distintas han conocido un trato similar: en particular pensa-
políticas sectoriales, como las de vivienda, educación, mos en la grave situación de los pueblos originarios,
salud o infraestructura, entre otras, atenúen la repro- que será abordada en distintos capítulos. En otras
ducción de las desigualdades económicas en su esfera cuestiones ha habido leyes interesantes, como la vin-
específica. En segundo lugar, asumimos que los proce- culada a la salud mental, pero su aplicación ha sido
sos pueden tener temporalidad propia, a diferencia de poco satisfactoria hasta ahora, o la nueva ley migra-
lo que sucede con el decurso de los ingresos. Por ello, toria, cuyo espíritu incluyente es innegable. En rela-
en cada esfera podrán también señalarse tendencias y ción con el género, ha habido avances en muchos de
procesos con un grado de especificidad propia y dife- sus aspectos; sin embargo, perduran inequidades
rente de las otras. En todas es importante el punto de que serán tratadas en los capítulos correspondientes,
partida de nuestro período de análisis: si por un lado en particular en el de ingresos y mercado de trabajo.
el signo de 2003 es la profunda crisis socioeconómica, Por último, hay otros temas que nos hubiera gus-
cierto es que en cada una de las dimensiones cobro tado tratar y por distintas razones no lo hemos hecho.
manifestaciones específicas. A esto se debe agregar Uno es el acceso a la justicia, un factor de igualdad
que, en muchos casos, a las nuevas carencias se suma- central. En este caso, nos parecían insuficientes los
ron otras persistentes desde tiempo atrás. indicadores a los que accedimos como para poder te-
El tercer criterio fue elegir aquellos temas en los ner y brindar un panorama claro. Es indudable que
cuales se plantean controversias, donde tanto las en ciertas cuestiones como las nombradas recién,
posturas de los actores como el examen de los indi- como diversidad y discriminación, ha habido avan-
cadores originan debates o al menos podrían gene- ces importantes en cuanto a derechos, si bien aún
resta poder tener una visión sobre su implementa- tico. En nuestro caso, en la medida en que nos guía
ción efectiva. El otro tema central, al que solo tan-
la idea de las tendencias contrapuestas, las esferas
gencialmente nos referimos en algunos capítulos
que escogimos contribuirán a ilustrar tal argumento.
dado que otras y otros colegas están llevando a cabo En los diferendos gravita no solo la elección de esfe-
un debate importante, es el que incumbe, en Argen-
ras, sino también los indicadores utilizados para ex-
tina y en otros países de la región, al modelo produc- plorar cada una de ellas. En educación, por ejemplo,
tivo actual y su impacto en la igualdad presente y un juicio puede derivarse del aumento de la cobertu-
futura de nuestra sociedad. En efecto, el llamado
ra y otro muy distinto si nos centramos en las dispa-
"neoextractivismo", o lo que Maristella Svampa ridades en la calidad o en el rendimiento educativo.
(2013) ha llamado el "nuevo consenso de las commo- En relación con esto, retornamos los principios que
dities", tiene sus puntos de intersección sobre el de- guiaron la elección de esferas: elegir un grupo de in-
bate en torno a la desigualdad, en cuanto se discute dicadores relevantes, aquellos que lo sean estructu-
cómo afecta a las sociedades un tipo de desarrollo
ralmente, por la forma en que inciden en el bienestar
basado en la explotación de determinados recursos
y también por ser parte de las controversias actuales.
naturales, en su mayor parte no renovables y con in-
También aquí la perspectiva de los problemas pú-
negable impacto en el medio ambiente y social. Si blicos nos es de ayuda por dos razones. En primer
bien daremos cuenta de parte de este debate al tratar lugar, para el caso de ciertas temáticas que no eran
el modelo sojero, haremos poca referencia al tema de casi tomadas en cuenta hasta hace pocos años, como
la minería, otro de los ejes de esta discusión. la calidad educativa. Su relativa novedad no quiere
decir que el problema sea reciente, sino que no estaba
construido en tanto tal y, por ende, no existía para
nosotros ni para el resto de la sociedad. En efecto, es
habitual construir imágenes nostálgicas de un pasado
La imagen global de la sociedad resultará tanto de las
en que supuestamente el problema en cuestión no ha-
esferas que se incluyan en el análisis como de aquellas
bría existido, cuando en realidad nuestras categorías
que se excluyan. De hecho, parte de los diferendos
e indicadores son lo novedoso. Tan solo para señalar
actuales se asientan en la consideración de cuestio- algunos temas, la violencia escolar o la de género tie-
nes distintas para apoyar un juicio positivo o uno crí- nen una historia relativamente reciente como proble-
ma público (con sus leyes, expertos e instituciones), las encuestas de movilidad inter e intrageneracional,
pero nadie afirmaría que sean cuestiones nuevas. tal como era habitual en todo el mundo, investigaban
El segundo punto es que nuestra posición como la ocupación de los hombres. Se suponía que la situa-
analistas sociales, nuestros conceptos e indicadores, ción masculina definía la de las mujeres, unidas a un
lejos de ser considerada como una observación externa hombre proveedor principal. Así las cosas, mirada
procedente a catalogar una realidad objetiva preexis- desde hoy, posiblemente la movilidad social no haya
tente, es parte activa (con nuestros juicios y nuestras sido tan evidente para todos y,sobre todo, para todas;
categorías estadísticas) de la puesta en forma y la y en consonancia, los años posteriores, vistos como de
puesta en sentido de esa realidad. En otras palabras, estancamiento o caída, como muestran ciertos traba-
volviendo al ejemplo dado, no es posible pensar la jos (Jorrat, 2005), hayan significado para las mujeres
problemática de la calidad educativa sino en relación una situación más móvil, en particular por un acceso
con el debate, las pruebas internacionales, la opinión mayor que sus predecesoras a la educación y a pues-
de los expertos y los rankings. Ahora bien, sostener tos más calificados en el mercado de trabajo. En fin,
que un problema es una construcción social no im- de 10 que se trata es de ser cuidadosos en lo que se
plica restarle validez a su importancia. De lo que se deduce de las propias categorías e indicadores y no
trata es de comprender la imposibilidad de pensar y caer en la habitual "trampa del realismo", como la lla-
discutido sin las categorías, los relatos y los indica- mó Rayrnond Boudon (1984), transformando las cate-
dores que le dan existencia social. gorías de los analistas en propiedades de los hechos.
De todos modos, a veces mirar el pasado con las Por ello, poder dar cuenta de los debates que subya-
categorías del presente nos ayuda a cuestionar imáge- cen en los indicadores elegidos y poder contrastados
nes consolidadas. Por ejemplo, la imagen de una so- con otros que brinden una perspectiva diferente será
ciedad argentina más igualitaria y con gran movilidad parte de las tareas que nos proponemos.
social, tal como aparece en textos canónicos de la so-
ciología local (como Germani, 1962), cambia si adop-
tamos una perspectiva de género y federal. Tales imá-
genes se basaron en investigaciones que se centraron
en la región metropolitana y que no tomaban en cuen- Para establecer un juicio sobre la igualdad y la desi-
ta la situación ni de las provincias ni de las mujeres; gualdad en nuestro período, es preciso comparar. El
punto que se debe decidir es con qué contrastar. ¿Con es la competencia entre temas por la asignación de
el pasado? ¿Con otros países? No es una decisión sin recursos: nos referimos a que hay un debate necesa-
consecuencias: afirmar que las cosas están mejor que rio entre disminución de la desigualdad, asignación
en 2002 es hoy ya una obviedad; pero también usar de recursos y eficacia del gasto. ¿Qué decir cuando
un año puntual del pasado en tanto referencia para un indicador ha mejorado y las brechas entre los gru-
dar un juicio conclusivo tiene sus bemoles: puedo pos han disminuido, pero con un gasto mucho ma-
escoger uno u otro según si quiero enfatizar una mi- yor al que se observa en otros países que lograron
rada positiva o una negativa sobre el presente. Nos resultados similares o aun mejores? ¿Podemos soste-
parece más adecuado cotejar tendencias del período ner el mismo juicio que si el logro se hubiera alcan-
presente con otro del pasado, lo que permite una zado con menor costo y, por ende, permitiendo que
contrastación más sólida que entre hitos temporales una parte de los recursos se destinaran a disminuir
aislados. otras desigualdades?
En segundo lugar, intentaremos una contraposi- Hay otra pregunta que nos interesa plantear, aun-
ción con otros países en una situación de partida que tampoco obtengamos fácilmente respuestas.
comparable y en un período similar. Esto nos puede Nos referimos a la intensidad de la desigualdad. Más
dar pistas del desempeño de Argentina en términos o menos desigual es el interrogante central de este
relativos, lo que ayuda a justipreciar si la mejora de libro, pero quisiéramos que la respuesta no fuera
un indicador es satisfactoria. En tercer lugar, es ne- solo en términos dicotómicos, sino poder interpre-
cesario poner en relación los avances o retrocesos en tar el significado de esas diferencias. En efecto,
un problema con lo acaecido en otros que forman ¿qué implica una determinada intensidad de desi-
parte de una misma esfera de bienestar. Así, por gualdad respecto de otra? ¿Cómo hacer que una
ejemplo, si se logra un acceso más equitativo en fer- diferencia cuantitativa sea significativa como
tilización asistida o aun en tratamientos para el consecuencia cualitativa? ¿Cómo se traducen en
vIH-sida,pero el mal de Chagas sigue siendo un tema condiciones de vida dos diferencias de desigualdad
de alta prevalencia y sus medicamentos son caros o en cada esfera? Un coeficiente de Gini -que mide
no hay seguros para las llamadas "enfermedades ca- desigualdad de ingresos- mayor a 0,5 no implica
tastróficas", esto sin duda afectará el juicio sobre la solo una distribución de ingresos más desigual que
desigualdad en salud. Otra cuestión para considerar si fuera 0,3, sino que detrás de cada valor hay un
conjunto de procesos sociales, causas y consecuen-
cias particulares. Más complejo resulta aun en otras
dimensiones de bienestar, donde lo que se distribuye La respuesta parece obvia: la igualdad. Sin embargo,
no es tan claramente fungible en dinero. Así, si solo aun si esta fuera la contestación, no es un concepto
el 40% de la población tiene acceso a servicios de sa- unívoco. Sabemos que el punto de partida de todo
lud de cierta calidad, en otra sociedad asciende al debate y toda pugna es la desigualdad, porque ella es
60% y en una tercera, al 80%, sin duda en los tres la que nos interpela, genera indignación, motiva la
casos serán diferentes los procesos de salud y enfer- búsqueda de justicia o de reparación. Pero un libro
medad, la estructura demográfica resultante de espe- sobre desigualdad debe plantearse qué horizonte de
ranzas de vida o la experiencia social de riesgo y te- igualdad presupone o pretende. Una primera deci-
mor frente a las eventuales dolencias. sión es, siguiendo a Franc;ois Dubet (2011), elegir
¿En qué se originan las intensidades diferencia- entre un horizonte de igualdad de posiciones o igual-
das de la desigualdad? Son el resultado de una con- dad de oportunidades. La primera hace referencia a
junción de procesos, tanto aquellos que producen que los distintos grupos o categorías sociales ocupen
como los que contrarrestan la desigualdad en cada lugares en la estructura social cuyos beneficios sean
esfera. En algunos casos, habrá derechos sociales más o menos similares. El ideal es una sociedad don-
efectivos que asegurarán un umbral de ciudadanía de los ingresos, el acceso a la salud, la educación y
social y que en cada esfera se traducirán en niveles otros bienes y servicios básicos tengan una distribu-
de menor o mayor desigualdad de acceso a bienes y ción que tienda a la igualdad, más allá de la diversi-
servicios. Así, por ejemplo, leyes de educación obli- dad de situaciones ocupacionales. Las sociedades
gatoria, de ingreso ciudadano, de prestaciones médi- socialdemócratas del norte de Europa podrían ser el
cas, de cupos para grupos sociales subalternos con- ejemplo histórico más acabado.
tribuirán a regular las intensidades de la desigualdad. La otra posición es la igualdad de oportunidades,
En todo caso, adelantando que será la pregunta más más cercana al ideal estadounidense. Su idea rectora
dificil de responder, nos parece importante dejada es la meritocracia, y la igualdad consiste en asegurar
planteada, ya que -con excepción de lo relativo a la que todas y todos puedan competir en igualdad de
desigualdad de ingresos- pocas veces los trabajos condiciones por los lugares más deseables de la es-
sobre el tema lo hacen. tructura social. La meta sería la competencia perfec-
ta, sin que ningún vicio de origen, ningún rasgo pro- atentos a los planteos de la segunda mirada, daremos
pio (sexo, edad, origen étnico) conlleve algún tipo de cuenta de la situación específica de determinados
discriminación. Más allá de sus postulados, no hay grupos particularmente afectados por la desigualdad.
ejemplos históricos que se acerquen realmente a este Esta es una primera decisión, luego la pregunta es
ideal. Sin duda que uno y otro ideal no son excluyen- sobre qué principios de justicia distributiva deberían
tes, pero nos parece, al igual que al autor citado, que regir para que una sociedad sea considerada justa. En
es más justa una sociedad que tienda a la igualdad de torno a este interrogante se inscribe una vasta tradi-
lugares, en tanto los ejemplos históricos han mostra- ción de estudios sobre principios de justicia, en gran
do que este modelo ha beneficiado a los más débiles y medida en las últimas décadas, estructurada en tomo
forjado sociedades más justas. La igualdad de oportu- a los debates generados por los trabajos de John
nidades no solo no ha tenido ejemplos reales de apli~ Rawls, sus seguidores y sus críticos. La idea de base
cación, sino que además puede conllevar la justifica- es que las desigualdades sociales y económicas serían
ción de ciertas desigualdades en la medida que hayan conformadas de modo tal que resultarían minimiza-
sido el resultado de una" competencia justa". Por otro das y solo perdurarían como legítimas aquellas que
lado, sostiene Dubet, la igualdad de lugares, cuando fuesen ventajosas para todos, vinculadas a cargos y
se ha vislumbrado, también ha implicado la igualdad empleos asequibles, sin que se excluya a ningún gru-
de oportunidades. De todos modos, es preciso incluir po. Como es de suponer, se trata de un primer postu-
elementos de la igualdad de oportunidades en todo lado general, con un desarrollo de gran complejidad
planteo de sociedad justa, en particular cuestiones que ha entrañado innumerables críticas y debates
que muchas veces quedaron ocluidas por el sesgo ho- posteriores, aún en curso, sobre sus puntos ciegos e
mogeneizador de la primera mirada. En efecto, las insuficiencias, sobre la necesidad de incorporar las
voces en pos de la igualdad de oportunidades pusie- miradas de reconocimiento y la diversidad, el lugar
ron de relieve formas de discriminación o de una po- de la explotación, la situación de las minorías, la pers-
sición subalterna de determinados grupos sociales pectiva de género y una variedad de debates cuidado-
que no fueron resueltas, y a veces resultaron poco samente tratados por distintos autores (por ejemplo,
tomadas en cuenta por la primera perspectiva. Así las Gargarella, 1999, y Rosanvallon, 2011).
cosas, a lo largo del libro se elegirán sobre todo indi- De este debate nos interesa rescatar, para nuestro
cadores referidos a la igualdad de posiciones, pero, abordaje multidimensional, la propuesta de Michael
Walzer (1993) de que una sociedad es más justa cuando
no existe un único principio rector de distribución en
todas las esferas, en particular si ese principio es el di- Las preguntas sobre las causas de la desigualdad
nero. En nuestra indagación, adoptando la idea de diná- constituyen un capítulo insoslayable de toda indaga-
micas propias de cada esfera, habrá mayor tendencia a ción sobre el tema. En los últimos años se han reali-
la igualdad en la medida en que puedan incorporarse zado una importante cantidad de trabajos que tratan
criterios o políticas específicas que contrapesen a los de explicar el aumento de la desigualdad en el mun-
ingresos como principio distributivo en cada una de do tanto como su persistencia histórica en América
ellas. Por lo tanto, haremos referencia en particular a Latina. En efecto, historiadores, economistas y cien-
las políticas del período y su eventual impacto en la tistas sociales en general interesados en nuestra re-
disminución de las desigualdades en cada dimensión. gión han intentado elucidar la matriz de una desi-
Pero también nuestra exploración es esencialmente gualdad de larga data, enlazando el pasaje de la
práctica: en cada caso indagaremos la idea de brechas desigualdad colonial a la de las nacientes repúblicas
o distancias, que establecen diferencias cuantificables libres, indagando en el modo de producción y de in-
entre sectores, grupos o territorios, deteniéndonos a serción en el mercado internacional, estudiando cómo
observar si aumentan o disminuyen en nuestro perío- han influido los Estados débiles y las relaciones de
do de interés y respecto del pasado. poder establecidas, y focalizándose en la responsabi-
En resumen, adoptamos una perspectiva de igual- lidad de las elite s por su gigantesca acumulación de
dad de lugares, pero sensible a ciertos planteos intro- poder y riquezas.
ducidos por los partidarios de la igualdad de oportu- Otros trabajos han intentado desarrollar teorías
nidades; abogamos por un pluralismo de esferas con más generales. Entre ellos, dos estudios son insosla-
principios rectores diferenciados que puedan servir yables para nosotros. Quizás el intento más acabado
para compensar las desigualdades que la centralidad de una teoría general de la desigualdad en las últi-
de los ingresos impone en las sociedades capitalistas mas décadas sea el ya célebre libro La desigualdad
y elegimos indicadores para cuantificar las desigual- persistente, de Charles Tilly (2000). Preguntándose
dades, adoptando, al indagar cada tema, la idea de por la reproducción de desigualdades, establece una
brechas o distancias entre categorías, grupos sociales serie de claves explicativas, como la configuración de
o territoriales. pares categoriales con diferencias jerárquicas (hom-
bre/mujer, negro/blanco, aristócrata/plebeyo) y meca- aquello que explica el eventual aumento o la persis-
nismos que llevan a la persistencia de la desigualdad, tencia como también la disminución de las inequida-
como la explotación, el acaparamiento de oportuni- des en cada esfera. Hacia el final de nuestro recorri-
dades y la exclusión de otros grupos. Desigualdades do, estaremos en condiciones de señalar si existen
producidas en el seno de las instituciones que, me- regularidades o dinámicas comunes en las distintas
diante los mecanismos de emulación y adaptación, esferas.
se expanden al sistema social y se vuelven habituales
para todos. ,
El segundo trabajo intenta un cometido similar
pero para América Latina. Luis Reygadas (2008) le
otorga centralidad a los mecanismos de apropiación No es simple aislar las consecuencias específicas de
y expropiación por los cuales una parte se apropia de la desigualdad, puesto que no siempre es posible
recursos y excluye a otras. Sostiene que" en nuestras diferenciarlas de aquellas derivadas, por ejemplo,
sociedades, la distribución de los bienes "valiosos" de la pobreza. Hayal menos dos planos de observa-
(dinero, prestigio, seguridad, poder, estima) y los "re- ción diferentes y complementarios. Por un lado, las
pudiados" (pobreza, subordinación, riesgos, estigma) consecuencias de la desigualdad para el conjunto
se desarrollan en un sistema de relaciones de poder, de la sociedad y, por el otro, para aquellos que la
que a su vez está atravesado por valoraciones e inter- padecen en forma más implacable. En cuanto a lo
pretaciones en pugna en torno a su legitimidad. primero, la pregunta más compleja para nosotros
Sin desconocer el inlerés ue eslos análisis, en nues- quizás sea sobre las implicancias generales. Estu-
tro recorrido por esferas no nos centraremos en mira- dios de los países centrales, como el de Richard Wil-
das generales sobre las causas de la desigualdad, kinson y Kate Pickett (2009), muestran que cuando
aunque sí en las formas en que se producen en cada aumenta la desigualdad la salud de la población en
dimensión considerada. En rigor, hay un punto más general empeora, el desempeño escolar cae, el cri-
para tener en cuenta sobre nuestro trabajo: dado men se acrecienta y las relaciones entre los grupos
que nos interesa observar un período donde se dis- sociales se vuelven más infrecuentes y conflictivas,
cute la disminución de la desigualdad, atendere- por los abismos que se crean entre grupos con pro-
mos a las causas y los factores en ambos sentidos, fundas diferencias en sus formas de vida y lugares
de residencia. Esto influye, por ejemplo, en la me-
nor legitimidad para las imposiciones fiscales, dado
que los otros son mirados no como sujetos legíti- En nuestro recorrido, al estudiar esferas o dimensio-
mos de justicia social, sino como potencialmente nes de bienestar, adoptamos una mirada analítica y
peligrosos o merecedores de su peor suerte. El pla- multidimensional de la desigualdad. Elegimos los
no siguiente es observar lo que sucede en quienes temas a partir de su relevancia social, por poseer una
están peor ubicados en la escala de la distribución dinámica propia y por las controversias surgidas en
de cada esfera. torno a ellos. Esto nos lleva a explorar lo sucedido
Ahora bien, nuestro estudio es sobre las tenden- con las desigualdades en ingresos, educación, salud,
cias contrapuestas de la desigualdad, por lo que la vivienda, y focalizarnos luego en las inequidades te-
mirada sobre las consecuencias deberá contemplar rritoriales, los problemas de infraestructura, la cues-
esta perspectiva dual. Ello implica arribar a una serie tión rural y la inseguridad. A la vez, dejamos sin in-
de hipótesis sobre los contraluces en cada esfera. En dagar otras cuestiones donde hay mayor consenso
algunos casos, serán las mismas poblaciones las que sobre el avance - nos referimos a la diversidad se-
conozcan esos efectos de signo opuesto en una deter- xual o las leyes migratorias-, mientras que algunos
minada dimensión; en otras, las tendencias confronta- aspectos como la cuestión de género o la situación de
das podrán estar en una esfera específica, pero afec- los pueblos originarios son tratados al examinar te-
tando a poblaciones distintas, como las disparidades mas específicos.
que hay entre un incremento general de las proteccio- A fin de ser fieles a nuestra hipótesis de las ten-
nes de salud pero con una falta de cobertura para de- dencias contrapuestas, en cada esfera daremos cuen-
terminadas enfermedades, que excluyen de protección ta de una serie de indicadores que puedan graficar
a grupos de pacientes específicos. En fin, queremos los procesos de signo distinto. Pero para justipreciar
decir con esto que las tendencias contrapuestas ten- la igualdad y desigualdad de una época, es útil una
drán también formas particulares que observaremos perspectiva comparativa. Por ello, se tomarán como
en cada una de las dimensiones examinadas, así como hitos lo sucedido en otros países en un mismo perío-
también intentaremos dar alguna respuesta al interro- do y también nuestro pasado cercano. Cuando sea
gante sobre estas tendencias contrapuestas en el nivel posible, en lugar de comparar un solo momento, un
general. punto en el tiempo aislado, se tratará de contrastar
tendencias en distintas etapas. La mirada compara- desigualdad, pero recordando siempre que, más que
tiva también nos exige, en la medida de lo posible, de la desigualdad, se tratará de elucidar las conse-
cotejar la evolución de los indicadores, en particular cuencias de las tendencias contrapuestas. Por lo de-
los logros, con su costo y con la situación de otros más, el juicio analítico no debe hacernos perder de
temas que podrían pugnar por los mismos recursos. vista el cometido de arribar a una imagen general, un
Tendremos también en cuenta el punto de partida juicio holístico, que dejaremos para el final de nues-
en cada tema, esto es, la situación de 2003, razón por tro recorrido.
la cual consideraremos carencias y problemas produ-
cidos en los años noventa y luego de la crisis de 2001,
sumados a otros de más larga data. Sostenemos que,
si bien lo contrario de la desigualdad parece siempre
ser la igualdad, su definición no es unívoca. Entre la
igualdad de lugares y la de oportunidades, optamos
por la primera, pero estamos atentos a los planteo s
para tomar firmemente en consideración la situación
de las minorías y de ciertas identidades, lo que la se-
gunda perspectiva ha reclamado con más potencia
que la primera. A esto sumamos una consideración
práctica, que guiará el recorrido por realizar, que re-
side en indagar las brechas o distancias entre grupos,
categorías o territorios, su aumento o su disminu-
ción en el tiempo.
En cuanto a las causas de la desigualdad, sin des-
conocer la existencia de mecanismos macrosociales,
el recorrido por esferas nos orienta a centramos en las
explicaciones específicas para cada una de ellas. So-
bre las consecuencias, diferenciamos entre aquellas
para la sociedad y otras para quienes padecen más la

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