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Código: P 08

Localidad: Temuco
Procedimiento: De Hacienda – Ordinario de Mayor Cuantía
Materia: De Hacienda
Demandante 1: Luis Evando Colicheo Cañumir
RUN: 10.832.951-3
Demandante 2: María del Pilar Colicheo Cañumir
RUN: 15.727.466-k
Demandante 3: Víctor Antonio Colicheo Cañumir
RUN: 10.894.240-1
Demandante 4: Sergio Hernán Colicheo Cañumir
RUN: 10.894.238-k
Abogado Patrocinante y Apoderado: Francisco Javier Amigo Cartagena
RUN: 14.030.446-8
Demandado: Fisco de Chile
RUT: 61.006.000-5
Representante Legal: Procurador Fiscal de la Ciudad de Temuco, don Álvaro Gastón Sáez
Willer.
RUN: 8.152.561-7

En Lo Principal: Demanda de Indemnización de Daños y Perjuicios; Primer Otrosí:


Personería; Segundo Otrosí: Téngase presente;

S.J.L. en lo Civil

Francisco Javier Amigo Cartagena, Abogado, en representación de Luis Evando


Colicheo Cañumir, chileno, obrero, María del Pilar Colicheo Cañumir, chilena, dueña
de casa, Víctor Antonio Colicheo Cañumir, chileno, obrero, Sergio Hernán Colicheo
Cañumir, chileno, todos con domicilio para estos efectos en Comunidad Cañumir, Comuna
de Lautaro a Vuestra Señoría respetuosamente digo:
Que vengo en deducir Demanda de Indemnización de Perjuicios en contra del Fisco de
Chile, persona jurídica de Derecho Público, representado legalmente por el Consejo de
Defensa del Estado, encontrándose este, a su vez representado por don Álvaro Gastón
Sáez Willer, de profesión abogado Procurador Fiscal de Temuco, ambos domiciliados en
Arturo Prat 847, of. 202, Temuco, o por quien le subrogue o reemplace legalmente, a fin de
que Vuestra Señoría conociendo de los hechos que aquí se denunciaran y de los horrendos
daños ocasionados a mis representados por distintos miembros de las Fuerzas Armadas del
Estado de Chile durante la denominada “Dictadura Militar”, condene a la demandada a la
indemnización de perjuicios que se solicitará más adelante en esta demanda fundada en los
siguientes antecedentes y narraciones que me fueron proporcionados por mis representados
y paso a reproducir:
A. Narración de los hechos del demandante don Luis Evando Colicheo Cañumir
1. Vuestra Señoría vengo a exponer el injusto e inmerecido dolor del que he sido víctima
producto del actuar de los agentes del Estado quienes provocaron y dejaron cicatrices de
por vida en mi través del daño y vejaciones de las que fue victima mi padre Pedro Sergio
Colicheo Colicheo (Q.E.P.D) quien fue reconocido por Estado de Chile en el Registro
Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura bajo el número
5964.
2. Mi padre Vuestra Señoría fue toda su vida un hombre humilde que dedicó todo su tiempo
y energía a trabajar la tierra ejerciendo su labor de Agricultor acá en la zona de Lautaro.
Desde niños nos enseñó valores tales como el esfuerzo y la honestidad en el trabajo, a
cuidar a la familia, a respetar a las personas, la imagen que proyectaba en nosotros mi padre
era la de un hombre correcto y fuerte. Todo ello cambió cuando tuvo lugar el Golpe de
Estado en Chile en 1973 y se inició una verdadera persecución en contra de los que
compartían una tendencia política de izquierda, entre ellos mi padre.
3. Tras su detención y posterior tortura en septiembre de 1973 la persona que conocí y que
era mi referente se desvaneció para siempre. Mi padre fue detenido en los mismos potreros
del asentamiento en que trabajaba todos los días, fue trasladado por Carabineros a centros
1
de torturas de la zona y golpeado hasta casi la muerte. Fue sometido a constantes golpizas
en la intemperie del clima de la zona, lo obligaban a recostarse en el barro frio y a resistir
golpes con palos y culatas de armas. No satisfechos con lo anterior también se encargaron
de mellar su espíritu con torturas psicológicas como simulacros de fusilamiento, comer
barro, robarle sus pertenencias y hacerle creer que no volvería a ver a su familia.
4. Todas estas circunstancias estaban presentes en mi día a día, recuerdo vivamente el
momento en que estábamos en la casa cuando llegaron los Carabineros a detener a mi
padre: Echaron abajo la puerta y entraron directamente a golpearlo con palos y fierros 1
mientras le exigían su documentación, no les importó que estuviéramos nosotros presentes
y lo golpearon brutalmente. La detención y posterior tortura de mi padre siguió trayendo
consecuencias incluso después de su liberación, puesto que, se vio imposibilitado de
conseguir trabajo y estaba sometido a constante vigilancia por personal de Carabineros,
generando esta situación una atmosfera de tensión constante en nuestro hogar. Tras su
libertad mi padre descargó toda su frustración con nosotros su familia más cercana, apenas
hablaba y había adoptado una actitud completamente distante. Culpaba constantemente a
los Agentes del Estado por haberlo detenido y haber coartado sus posibilidades de vida, a
nosotros sus hijos nos miraba con desprecio y desdén sólo dirigiéndonos la palabra para
narrar sus pesares y dolores, todo ello mientras comenzaba a sumirse lentamente en un
alcoholismo que terminaría por convertirlo derechamente en una persona agresiva y
desconfiada al punto de dormir por las noches con un cuchillo en sus manos o muy cerca de
él, también cuando se descompensaba por sus dolores y padecimientos comenzaba a
romper cosas en la casa y a amenazarnos con que los torturadores vendrían a por nosotros.
Ver todo esto hizo que el miedo se apoderara de nuestra casa y realmente nunca dejó de
estar presente en nuestras vidas.
5. Noche tras noche mi padre nos contaba historias sobre como había sido torturado por los
Carabineros y que lo único que lo salvó fue el hecho de que se humilló rogando por su vida
exclamando que no quería abandonar a su familia. Todo lo que lamentablemente tuve que
presenciar en conjunto con relatos de mi padre terminaron por generar una sensación de
inseguridad y miedo constantes en mi desarrollo adolecente y vida adulta, y es que,
actualmente sufro de constantes temores en la vía pública cada vez que veo un uniformado,
paso noche enteras sin dormir con la preocupación de que pueden allanar mi hogar por ser
hijo de un preso político o que las personas vuelvan a discriminarme en la actualidad. Y es
que durante los años posteriores a la detención de mi padre mi familia y yo nos volvimos
unos verdaderos parias sociales: nuestros vecinos y amigos nos apuntaban con el dedo por
ser una familia “extremista y marcada” y comenzaron a alejarse de nosotros por ello,
también mis propios familiares repudiaron la situación que estábamos pasando y nos
excluyeron sin compasión.
6. Esta situación me hizo pasar por episodios de una angustia tan profunda que
desencadenaron una tortuosa y larga depresión que aún en la actualidad sigue presente en
mi. Vuestra Señoría, el haber por años escuchado y visto las consecuencias que dejó en mi
padre los lamentables episodios de tortura a los que fue sometido es una cicatriz que
siempre tendré que cargar. Ver a mi madre por años no poder conciliar el sueño por las
noches, sentir ese miedo en los huesos Vuestra Señoría, ese miedo de que en cualquier
momento pueden reventar la puerta de mi casa y entrar en ella agentes torturadores me
tiene en un estado de excesivamente alerta hace muchos años, en especial desde el
fallecimiento de mi padre -del cual no tengo dudas fue originado por las torturas a las que
fue sometido-, hoy veo con impotencia como nuestro grupo familiar fue destruido por los
Agentes del Estado quienes nos arrebataron la vida y el tiempo juntos para disfrutarla.
Es por todo lo anterior en que vengo en pedir Justicia y Reparación
B. Narración de los hechos del demandante doña María del Pilar Colicheo Cañumir

1
PRESENCIAR TORTURAS DE OTROS. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura,
págs. 244 y 245. Esta Comisión conoció numerosos testimonios de personas que fueron forzadas a ver u oír
las torturas infligidas a otras víctimas. Los organismos de seguridad adoptaron la práctica, agravante del
método en sí, de forzar al detenido a presenciar la tortura de familiares directos como cónyuge, hijos,
padres, etc., a fin de extraerles declaraciones o confesiones. Este método permite que el detenido incorpore
en su racionalidad elementos de proyección sobre lo que puede ocurrirle si no colabora, a modo de
anticipación o reforzamiento de la conciencia de su condición de víctima, en estado de indefensión absoluta
frente a la tortura. Los métodos de tortura más frecuentemente utilizados contra familiares fueron las
agresiones sexuales, la aplicación de electricidad y los golpes. Constan, además, casos de detenidos
torturados simultáneamente junto a sus familiares.

2
1. Vuestra Señoría junto con ratificar el relato de mi hermano vengo en exponer el injusto e
inmerecido dolor del que he sido víctima producto del actuar de los agentes del Estado
quienes a través de los constantes vejámenes y torturas de las que fue victima mi padre
Pedro Sergio Colicheo Colicheo (Q.E.P.D) quien fue reconocido por Estado de Chile en
el Registro Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura bajo el
número 5964 terminaron por flagelar y cercenar a todo mi grupo familiar y en especial a
mi persona en los términos que paso a exponer.
2. Mi vida fue marcada desde muy temprana edad impidiendo por ello tener una infancia
“normal” como la que tuvieron los otros niños que en esos años conocí. La indeleble marca
consistió en que mi padre fue detenido y torturado por motivos políticos en 1973, siendo
una de las tantas victimas de represión por parte de los Agentes del Estado trayendo como
consecuencia que inevitablemente lo sucedido nos afectara como familia. Y es que los
primeros recuerdos que guardo de mi niñez consisten en un hogar flagelado y quebrantado
producto de una figura paterna que estaba sufriendo en carne propia las consecuencias de
ser torturado, maniatado y mutilado, y es que, no muchos años antes de mi nacimiento mi
padre fue detenido, golpeado, torturado por Agentes del Estado quienes en una verdadera
cacería humana lo detuvieron mientras ejercía sus labores de agricultor, y fue precisamente
su detención y tortura el acontecimiento que originaría las penurias por las que tuvimos que
pasar.
3. A mis cortos 8 años veía como mi padre era un hombre agresivo y violento con mi madre
y hermanos, descargaba su furia y frustración con las únicas personas que eran realmente
cercanas a él. Mi madre lloraba desconsoladamente todos los días producto de los
constantes cambios de humor y violencia psicológica que mi padre ejercía sobre ella y
nosotros, crecimos viendo como estos comportamientos se volvieron algo normal. Mi padre
solo nos dirigía la palabra para contarnos las penurias que había sufrido: narraba
usualmente sobre los golpes, torturas y vejámenes a los que fue sometido, todo ello fue
adhiriéndose a mi como si hubiese sido sometida también a dichos vejámenes.
4. Uno de los puntos más oscuros que su experiencia de tortura nos trajo es que teníamos
que dormir fuera de la casa por la violencia que ejercía en nosotros, forzados a irnos con
una vecina mientras esperábamos que mi padre se calmara y sus episodios violentos
concluyeran, fui criada en medio de todo este ambiente, con más pena que ganas de vivir,
bajo el yugo de un padre alcohólico y violento, cuya vida fue robada por los Agentes del
Estado. Incluso viéndonos obligados a vivir bajo una extrema pobreza, tanto así que
tuvimos que dejar Lautaro e irnos a la Florida en un intento de salir delante de las penas que
afligían nuestro hogar, pero las circunstancias económicas nos llevaron a vivir en un
campamento con paredes de nylon, sin electricidad ni agua, no había baño, y es que desde
que mi padre fue detenido y torturado le fue imposible obtener un trabajo y sustentar
económicamente a la familia, dado que por sus antecedentes políticos y de detención
ningún empleador quiso darle empleo.
5. Con el tiempo desarrollé un miedo y angustia provocado por las vivencias de mi infancia
y adolescencia que terminaría por arraigarse hasta la actualidad en mi interior. Noches
enteras sin poder dormir producto del pánico que los relatos de mi padre me ocasionaron
terminaron por mellar completamente con mi salud mental. Sumado esto a que con los años
tuve incluso que hacerme cargo de mi madre cuya salud se deterioró completamente
producto de las conductas y traumas que mi padre descargó en ella. Vuestra Señoría toda
mi vida he tenido que cargar con el peso de ser hija de un hombre al que los Agentes del
Estado le quitaron todo, vi como el miedo y desesperación se apoderó de nuestras vidas
desde muy corta edad y experimenté en carne propia los flagelos que implica tener un padre
que solo nos enseñó violencia y dolor, puesto que, el resto de su humanidad y el cariño le
fueron arrebatados injustamente por el actuar de aquellos llamados a protegernos.
Es por todo lo anterior que vengo en rogar Justicia y Reparación Vuestra Señoría
C. Narración de los hechos del demandante don Víctor Antonio Colicheo Cañumir
1. Vuestra Señoría junto con ratificar el relato de mis hermanos vengo a exponer el injusto
e inmerecido dolor del que he sido víctima producto del actuar de los agentes del Estado
quienes provocaron y dejaron cicatrices de por vida en mi través del daño y vejaciones de
las que fue victima mi padre Pedro Sergio Colicheo Colicheo (Q.E.P.D) quien fue
reconocido por Estado de Chile en el Registro Informe de la Comisión Nacional sobre
Prisión Política y Tortura bajo el número 5964.
2. Cuando mi padre fue detenido yo era un recién nacido, por ello desde que tengo
capacidad de memoria puedo recordar que mi familia ha estado sufriendo las perniciosas
consecuencias de la detención y torturas de las que fue objeto en 1973. Mi infancia estuvo
3
marcada por una figura paterna ausente y flagelada por un episodio de tortura y detención
que tuvo lugar en 1973. Y es que los primeros recuerdos que guardo pertenecen a violentos
episodios originados por conductas de mi padre donde él descargaba su frustración y
dolores con mi madre, recuerdo sus llantos y gritos como si hubieran ocurrido ayer Vuestra
Señoría. Recuerdo que mi padre durmió con un arma blanca en sus manos toda su vida
esperando supuestos ataques nocturnos o allanamientos por parte de los Agentes del
Estado, a tal grado era el pánico que el sentía que siempre nos decía “ustedes no se
imaginan lo que yo sufrí, en cualquier momento vienen por ustedes también”, este miedo
lo llevaba impregnado en sus huesos a cada momento del día.
3. Muchas veces fuimos despertados en las noches por los gritos que mi padre profería a mi
madre, gritos y violencia que también descargaba con nosotros en sus momentos de ira y
pena. Del mismo modo lo vi sucumbir al alcohol y volverse completamente dependiente del
mismo, cada vez que bebía se ponía más violento con nosotros obligándonos a incluso
hacer abandono del hogar con nuestra madre por la inseguridad que estos episodios
generaban. Perdí la cuenta de cuantas veces tuvimos que irnos a dormir de allegados a otras
casas por esto mismo, estaba claro que nuestro padre aún sufría día día por lo que los
uniformados le habían hecho en 1973. A raíz de estos episodios mi padre nunca pudo
recuperar su vida personal ni laboral, ya que, ningún empleador en esos años quería
contratar a una persona con antecedentes de detención política y por ello mi padre se vio
imposibilitado de seguir trabajando en Lautaro.
4. Fue tanta la escasez económica generada por el desempleo de mi padre que nuestra
familia se vio completamente sumida en la pobreza al punto de tener que dedicarme a
mendigar entre las casas de los vecinos para poder tener algo que comer u obtener algún
dinero que nos permitiera subsistir. Por esto mismo un tiempo después nos cambiamos a
Santiago en búsqueda de una mejor calidad de vida, pero las circunstancias económicas nos
llevaron a vivir en un campamento con paredes de nylon, sin electricidad ni agua, no había
baño, y es que desde que mi padre fue detenido y torturado le fue imposible obtener un
trabajo y sustentar económicamente a la familia, dado que por sus antecedentes políticos y
de detención ningún empleador quiso darle trabajo, esto provocó que no pudiera terminar
mis estudio básicos teniendo que trabajar desde los 12 años como vendedor de frutas y
desde los 14 en el rubro de la construcción.
5. Todas estas circunstancias rodearon mi infancia y fueron poco a poco transformándome
en una persona triste y depresiva. Tanto así que pasé por largos y reiterados episodios de
alcoholismo en un burdo intento de escapar de estos conflictos originados a nivel familiar,
incluso con el tiempo pude ver como desarrollé actitudes similares a aquellas que mi padre
desató sobre nosotros y que repudiablemente he transmitido a mis propios hijos. Son todas
estas circunstancias las que han producido un quiebre emocional en mi interior desde hace
tantos años ya, manifestándose en constantes episodios de depresión y tristeza, pero, por
sobretodo impotencia Vuestra Señoría, impotencia por haber soportado flagelos
emocionales inmerecidos, maltratos psicológicos y por habérseme privado de mi juventud y
niñez para proveer y entregar un sustento a mi hogar.
Es por ello que vengo en pedir Justicia y Reparación Vuestra Señoría
C. Narración de los hechos del demandante don Sergio Hernán Colicheo Cañumir
1. Vuestra Señoría junto con ratificar el relato de mis hermanos vengo en relatar el terrible
e inmerecido dolor del que he sido víctima producto del actuar de los agentes del Estado
quienes provocaron y dejaron cicatrices de por vida en mi través del daño y vejaciones de
las que fue victima mi padre Pedro Sergio Colicheo Colicheo (Q.E.P.D) quien fue
reconocido por Estado de Chile en el Registro Informe de la Comisión Nacional sobre
Prisión Política y Tortura bajo el número 5964.
2. Toda mi niñez y adolescencia se vio condicionada por las experiencias que mi padre
vivió en el año 1973, y es que cuando inició la Dictadura Militar el fue inmediatamente
“marcado” por los Agentes del Estado quienes se apersonaron en su lugar de trabajo para
golpearlo y llevarlo hasta un centro de detención donde fue golpeado y sometido a
incontables vejámenes. Esto generó un antes y un después en su vida afectando
especialmente la relación y comportamiento que como padre tenia con nosotros.
3. Tras su detención mi padre cayó en un profundo estado depresivo y melancólico que se
demostraba en todo su actuar, por las noches gritaba en sueños y se despertaba
violentamente golpeando y destrozando las cosas de la casa. Mi madre lloraba
desconsoladamente cada vez que él descargaba su frustración con ella, era tanta la violencia
que ejerció contra ella y nosotros que no nos quedaba más opción que irnos a dormir de
allegados a la casa de otros familiares hasta que sus episodios violentos concluían. Muchas
4
veces mi padre dormía con un cuchillo en sus manos porque estaba convencido de que
nuestro hogar sería allanado por Agentes del Estado, crecimos viendo estas escenas día tras
día y quedaron grabadas en lo más profundo de mi ser.
4. La actitud violenta de mi padre y la distancia que se generó entre nosotros terminó por
quebrar el ambiente de nuestra casa, también comenzaron a manifestarse consecuencias a
nivel económico: los antecedentes políticos y la detención de mi padre terminaron por
impedirle completamente encontrar trabajo en Lautaro y por ello terminamos pasando una
extrema pobreza al punto de que mis hermanos y yo tuvimos que mendigar por alimento y
dinero para subsistir. Tras largos meses así nos mudamos a Santiago en búsqueda de una
oportunidad de vida mejor pero las circunstancias económicas nos llevaron a vivir en un
campamento con paredes de nylon, sin electricidad ni agua, no había baño y las condiciones
fueron paupérrimas.
5. Vuestra Señoría todas estas penurias fueron originadas sólo en el hecho de haber tenido
mi padre una postura política distinta de aquella que por la fuerza imperaba en nuestro país,
si bien sólo el fue detenido y torturado por los Agentes del Estado nosotros como familia
tuvimos que cargar con todas las cicatrices que sus captores dejaron en él. Una vida de
carencias en lo económico en la que nos vimos obligados a mendigar por posibilidades de
vida y constantes abusos con maltratos psicológicos fue todo el legado que mi padre dejó
en mi vida Vuestra Señoría. Una figura ausente y flagelada que no pudo encontrar otro
escape al dolor que desquitarse con su propia familia quienes hasta el día de hoy cargamos
con el estigma de venir de un núcleo familiar destruido.
Concluyendo de esta manera el relato de mis representados Vuestra Señoría.
El Derecho
I. Delitos Contra la Humanidad. Breve Contexto Histórico
1. Los inicios de las problemáticas de la persecución de la responsabilidad emanada de los
crímenes de lesa humanidad los encontramos con posterioridad a la I Guerra
Mundial, donde surgieron los primitivos intentos de establecer una jurisdicción penal
internacional, paralelos a la incorporación de la responsabilidad penal de los individuos en
el orden internacional.
Más tarde, en el marco de la Sociedad de las Naciones, se aprobó la Convención para la
represión del terrorismo, de 16 de noviembre de 1937, en la que se preveía la creación de
una corte penal internacional, que, sin embargo, no llegó a entrar en vigor. 2Asimismo, con
los tribunales de Nuremberg y Tokio se comienza a gestar un Derecho Penal Internacional
(DPI), mediante el cual se dota de operatividad el repudio a los crímenes contra la
humanidad. Sin embargo, “el paso cardinal se produjo a raíz de la guerra en los Balcanes
y en la región de África Central, en Ruanda y Burundi, durante los primeros años de la
década de los 90. Estos conflictos condujeron a la creación de dos tribunales
internacionales penales ad hoc, para juzgar las graves violaciones a los DD.HH. y al DIH
producidas durante los mismos”3
Todo ello, ha dado lugar al establecimiento de la Corte Penal Internacional (CPI), contenida
en el Estatuto de Roma de 1998, que al 21 de julio de 2009 cuenta con 110
Estados parte. El Estado chileno depositó el instrumento de ratificación el día 29 de
junio de 2009.
En América Latina, en la década de los setenta y ochenta (Perú, Argentina y América
Central, en el caso peruano incluso hasta los primeros años de los noventa), se cometieron
violaciones masivas de DD. HH, donde Chile vivió un régimen autoritario que llevó a cabo
su política represiva, conculcando los derechos de los contrarios al régimen. A raíz de eso
es que “en 1975, la Comisión de DD.HH. de las Naciones Unidas creó un Grupo de Trabajo
Ad Hoc para investigar la situación de los Derechos Humanos en Chile 4”. Dicho Grupo
visitó Chile sólo en julio de 1978 y señaló que era preciso establecer una comisión
independiente bajo la legislación chilena, para investigar el destino de las víctimas
desaparecidas, juzgar a los responsables y otorgar la correspondiente reparación, pero “la
propuesta fue rechazada por el gobierno chileno al afirmar que el poder judicial constituía

2
LIROLA DELGADO, Isabel y MARTÍN MARTÍNEZ, Magdalena. La Corte Penal Internacional,
Justicia versus Impunidad. 1a edición. Barcelona, España: Editorial Ariel S.A., 2001, p. 39.
3
AGUILAR CAVALLO, Gonzalo. “Crímenes internacionales y la imprescriptibilidad de la acción
penal y civil: referencia al caso chileno”, en: Revista Ius et Praxis, año 14 n° 2. Talca, Chile:
Universidad de Talca, 2008, pp. 148-149.
4
BLANC ALTERMIR, Antonio. La violación de los derechos humanos fundamentales como crimen
internacional. 1a edición; Barcelona, España: Bosch Casa Editorial S.A., 1990, p. 349.
5
la única autoridad competente en Chile para investigar los delitos penales y que por lo
tanto los investigadores extranjeros violarían la soberanía chilena”.5
Con tal negativa, el Grupo fue disuelto y Naciones Unidas designó a un experto para
que estudiara la cuestión de las personas desaparecidas en Chile, informe que entregó a la
Asamblea General en 1979 y otro a la C. de DD.HH. en 1980, en ellos señaló que “ si no se
identifica y castiga a los responsables, podría ocurrir que hubiese quienes viesen las
desapariciones como un método operativo aceptable para administrar la seguridad
nacional en el futuro”6
El gobierno militar en el año 1978 había dictado el DL 2.191 de Amnistía para los
responsables de los actos comprendidos entre los años 1973 y 1978, lo que impidió
dilucidar el paradero de cientos de detenidos desaparecidos.
Con el retorno a la democracia se investigaron las desapariciones forzadas, dando
lugar a que “en 1991 se hiciera público el informe de la Comisión para la Verdad y la
Reconciliación en que se atribuye al Gobierno militar la muerte de más de dos mil
personas, así como la tortura de varios miles más7”. En este escenario las víctimas
demandaron la debida sanción penal para los culpables y la consiguiente reparación
pecuniaria por parte del Estado.
Se aprecia que los tribunales en esta materia han ido evolucionando, pues en un principio se
aplicaba el DL de Amnistía, lo que cambió con la fuerte arremetida de los DD. HH,
acogiéndose en sentencias principios de Derecho Internacional, convencional y
consuetudinario.
2. Por decreto 1.040 del 26 de Septiembre de 2003, el presidente Ricardo Lagos dispuso la
creación de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, que tendría la calidad de
órgano asesor del mandatario. El objeto era suplir las carencias de la Comisión Rettig 8, que
sólo pudo pronunciarse sobre quienes habían muerto a manos de agentes del Estado durante
la Dictadura Militar. Las torturas y prisiones no habían sido contempladas con anterioridad.
II. Del Fundamento Normativo de la Responsabilidad Estatal
1. La Teoría de la Responsabilidad de Derecho público (o Constitucional del Estado),
pretende por sobre todo dejar sin efecto la impunidad para los actos del Estado que lesionan
los derechos fundamentales de las personas. Siendo el Estado una persona de Derecho
Público que debe desenvolverse en un régimen republicano, donde no se reconocen
privilegios y se ha de actuar con estricto apego a la juridicidad, la responsabilidad que le
afecte no puede buscarse en normas civiles que se refieren a simples delitos civiles, sino en
las normas que regulan la conformación y actuación de los poderes públicos: esto es, la
Constitución. Lo anterior resulta evidente, pues nuestro Código Civil chileno no fue creado
para regular delitos considerados de lesa humanidad, regulados por normas superiores a la
legislación interna de cada Estado.
2. Las normas constitucionales que determinan este régimen público de responsabilidad del
Estado son principalmente los arts. 6 inc. 3º, 7 inc. 3º y 38 inc. 2º de la Constitución
Política del Estado:

“Artículo 6º: Los órganos del Estado deben someter su acción a la


Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y garantizar
el orden institucional de la República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o
integrantes de dichos órganos como a toda persona, institución o
grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y
sanciones que determine la ley;

5
Ibid
6
Ibid., p. 350-351
7
FERRER LLORET, Jaume. Responsabilidad Internacional del Estado y Derechos Humanos. 1a edición, Madrid,
España: Editorial Tecnos S.A., 1998, pp. 83-84.
8
La Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación fue un organismo creado en Chile, en 1990, por el
presidente Patricio Aylwin Azócar, mediante el Decreto Supremo n.° 355, del Ministerio del Interior, de 25
de abril de 1990, publicado en el Diario Oficial el 9 de mayo del mismo año, con el objeto de contribuir al
esclarecimiento global de la verdad sobre las graves violaciones a los derechos humanos cometidas entre el
11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, periodo correspondiente a la Dictadura Militar del
General Augusto Pinochet, con el fin de colaborar a la reconciliación de todos los chilenos y sin perjuicio de
los procedimientos judiciales a que pudieran dar lugar tales hechos.

6
Artículo 7º: Los órganos del Estado actúan válidamente previa
investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y
en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden
atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias,
otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan
conferido en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las
responsabilidades y sanciones que la ley señale;
Artículo 38: Una ley orgánica constitucional determinará la
organización básica de la Administración Pública, garantizará la
carrera funcionaria y los principios de carácter técnico y
profesional en que deba fundarse, y asegurará tanto la igualdad de
oportunidades de ingreso a ella como la capacitación y el
perfeccionamiento de sus integrantes.
Cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la
Administración del Estado, de sus organismos o de las
municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que determine
la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al
funcionario que hubiere causado el daño.”

3. Como se observa, los dos primeros de estos preceptos (en negrita) declaran que los actos
del Estado que infrinjan la juridicidad generan entonces responsabilidad; por su parte, el
tercer precepto indicado reconoce el derecho del particular afectado por una lesión a sus
derechos por parte de la Administración de reclamar a los tribunales de justicia, sin
perjuicio de la responsabilidad personal del funcionario que causa el daño. Se trata, por
tanto, de una responsabilidad constitucional que se imputa directamente al Estado y no
a través de un tercero dependiente.
4. Téngase presente por Vuestra Señoría que nuestra Constitución Política en su artículo 1
inciso 4º señala lo siguiente:

“El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es


promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las
condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los
integrantes de la comunidad nacional su mayor realización
espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y
garantías que esta Constitución establece”

Que, además, la responsabilidad del Estado en materia de lesa humanidad guarda expreso
fundamento, como se observa en el artículo 5 inciso 2º de nuestra Carta Fundamental:

“Artículo 5º: La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su


ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de
elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta
Constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo
alguno puede atribuirse su ejercicio.
El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a
los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es
deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos,
garantizados por esta Constitución, así como por los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes.”

5. De esta forma, es el Estado quien se construye como un garante de respeto de los


derechos y garantías establecidas a favor de la persona humana, desde el nacimiento de
ésta hasta su muerte. En efecto, todo el numerando consagrado en el artículo 19 de la
Constitución Política del Estado se construye sobre el mismo fin; asegurar a todas las
personas garantías que el Estado chileno considera como esenciales (como la de su
integridad física y síquica -art. 19 Nº 1-, o el debido proceso -art. 19 Nº 3-, en todos sus
incisos).
6. En concordancia con lo ya señalado respetuosamente a Vuestra Señoría, el art. 4 de la
Ley 18.575, denominada “Orgánica Constitucional de Bases Generales de la
Administración del Estado” señala lo siguiente:

“El Estado será responsable por los daños que causen los órganos de
la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio
de las responsabilidades que pudieren afectar al funcionario que
los hubiere ocasionado”.

7
III. De la Responsabilidad Constitucional del Estado por Crímenes en contra de la
Humanidad. Imprescriptibilidad
7. Como ya hemos expuesto, sostenemos entonces con suficientes fundamentos -ya
expuestos y considerados por nuestra Doctrina y Jurisprudencia- que la responsabilidad
del Estado en estas materias es una responsabilidad constitucional, y no contractual o
extracontractual como ha sostenido por cierta doctrina. Los fundamentos de aquello –como
se dijo– se encuentran en los preceptos de nuestra propia Constitución, en la naturaleza del
hecho generador del daño y en la existencia de un marco internacional que lo regula
expresamente.
Por su parte, la responsabilidad del estado en materia de crímenes de lesa humanidad (por
tratarse de delitos que han sido cometidos sistemáticamente y violándose en su comisión
derechos tan esenciales –como lo son los derechos humanos de la persona–) han sido
considerados como imprescriptibles por nuestros Tribunales Superiores de Justicia. Los
argumentos que justifican dicha imprescriptibilidad según la doctrina son, entre otros, los
siguientes:
a. Existencia de estatutos diferentes regulatorios de distinta naturaleza. Nuestro
Código Civil chileno –que regula la prescripción civil– fue construido para regular las
relaciones de responsabilidad entre los particulares entre sí, y de éstos respecto del Estado,
pero no para regular la responsabilidad internacional del Estado que se origina con la
comisión de delitos en contra de la humanidad. En este sentido se ha pronunciado el
Máximo Tribunal en una miríada de ocasiones, señalando que

os artículos 1.1 y 63.1 de


la Convención Americana de
Derechos
Humanos consagran que la
responsabilidad del Estado
por esta clase de sucesos
queda sujeta a reglas de
Derecho Internacional, las
que no pueden ser
incumplidas a pretexto de
hacer primar otros preceptos
de derecho interno, pues si
8
se verifica un hecho ilícito
imputable a un Estado
surge de inmediato la
responsabilidad internacional
de éste por la violación de
una regla internacional,
con el consecuente deber de
reparación y de hacer cesar
las consecuencias del
agravio.
os artículos 1.1 y 63.1 de
la Convención Americana de
Derechos
Humanos consagran que la
responsabilidad del Estado
por esta clase de sucesos
queda sujeta a reglas de
Derecho Internacional, las
que no pueden ser

9
incumplidas a pretexto de
hacer primar otros preceptos
de derecho interno, pues si
se verifica un hecho ilícito
imputable a un Estado
surge de inmediato la
responsabilidad internacional
de éste por la violación de
una regla internacional,
con el consecuente deber de
reparación y de hacer cesar
las consecuencias del
agravio.
os artículos 1.1 y 63.1 de
la Convención Americana de
Derechos
Humanos consagran que la
responsabilidad del Estado
por esta clase de sucesos

10
queda sujeta a reglas de
Derecho Internacional, las
que no pueden ser
incumplidas a pretexto de
hacer primar otros preceptos
de derecho interno, pues si
se verifica un hecho ilícito
imputable a un Estado
surge de inmediato la
responsabilidad internacional
de éste por la violación de
una regla internacional,
con el consecuente deber de
reparación y de hacer cesar
las consecuencias del
agravio.
«Los artículos 1.1 y 63.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos
consagran que la responsabilidad del Estado por esta clase de sucesos queda sujeta
a reglas de Derecho Internacional, las que no pueden ser incumplidas a pretexto de
hacer primar otros preceptos de derecho interno, pues si se verifica un hecho ilícito
imputable a un Estado surge de inmediato la responsabilidad internacional de éste
por la violación de una regla internacional, con el consecuente deber de reparación
y de hacer cesar las consecuencias del agravio.»9

b. Existencia de un Principio de Derecho Internacional Especial. El art. 29 del


estatuto de la Corte Penal Internacional dispone lo siguiente:

9
CORTE SUPREMA, rol 19069-2018. Sentencia de 20 de septiembre de 2018.

11
“Los crímenes de la competencia de la Corte (de lesa humanidad) no
prescribirán”.

Como se observa, la norma no distingue entre las acciones civiles y penales, siendo
entonces ambas imprescriptibles10
c. Seguridad Jurídica y la Falsedad de su Argumento en el caso sub-lite. En este punto,
reproducimos lo señalado por CAMPOS11: ¿la seguridad y certeza jurídica, fundamentos
de la prescripción, son para las víctimas y sus familiares o para los victimarios? ¿Es la
prescripción una institución absoluta en el ámbito de los ordenamientos jurídicos?
No, no es una institución universal. Existen sistemas jurídicos, como, por ejemplo, el
anglosajón, que no la conocen o al menos no le dan un carácter general. En esta línea,
debemos entender que los crímenes contra la humanidad se enmarcan en el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, que tiene por eje central la dignidad de la persona
humana, donde el bien jurídico protegido se encuentra, indubitadamente, en un plano
superior.
ZAFFARONI sostiene que “si la prescripción de estos crímenes no presentase
características diferenciales de la prescripción de los restantes, la inviabilidad de la
prescripción de las acciones que emergen de ellos debería investigarse en otro campo.
Adelantamos la tesis de que ello es así, aunque la remisión a otro campo no carece de
significación para el propio ámbito de los fundamentos de la prescripción12”. Al campo a
que se refiere son las disposiciones del Derecho Penal Internacional, el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario13.
d. Por un Principio de Coherencia. Citamos a ese respecto igualmente a CAMPOS: “Si de
un mismo hecho nacen ciertas acciones, darles un tratamiento distinto no guarda
coherencia. Por lo tanto, si de los crímenes contra la humanidad derivan diversas acciones
(como la acción civil y la acción penal), ambas deben tener la misma suerte, es decir, se
excepcionan de la prescripción extintiva”. En el mismo sentido se ha pronunciado la
Excma. Corte Suprema, que ha consagrado el principio en comento y lo ha enaltecido al
punto de ser un factor determinante en la responsabilidad que al Estado incumbe por esta
clase de delitos, recalcándolo en todas sus sentencias de los últimos años acerca de la
materia de esta acción.14
Este fundamento es rebatido por quienes señalan que desde la época de la codificación
ambas acciones han sido reguladas de forma distinta, y están establecidas con objetivos
diferentes. La acción penal lleva a cabo el juicio de reproche desde la perspectiva de la
culpabilidad, busca la paz social y, por otro lado, la acción civil es la proyectada a
establecerla responsabilidad del infractor y recibir la reparación del daño, que será para la
satisfacción del ofendido. Sin embargo, desde la óptica de los crímenes internacionales, se

10
CAMPOS POBLETE, Mario (2011). La prescripción de las acciones reparatorias civiles emanadas de
los crímenes de lesa humanidad. DERECHO Y HUMANIDADES, N° 18, 2011, pp. 145-162. El autor,
agrega a propósito de este argumento lo siguiente: “Se critica que dicho cuerpo normativo es de
carácter especial, establece una CPI, siendo su aplicación en la esfera del DPI. Lo anterior, invita a
revisar la génesis de la CPI, pues es ineludible que esta encuentra sus antecedentes en los hechos
posteriores a la II Guerra Mundial. Los antecedentes a considerar son los TMI y ad hoc, cuyos
textos reguladores no contemplan distinción entre la acción penal y civil. Roulot expresa que “el
Acuerdo de Londres, no aborda el problema de la prescripción. Sin embargo, en referencia a la
intención de los Estados firmantes del Acuerdo, la prescripción de los crímenes nazis es
inconcebible tácitamente dentro de las medidas, donde a lo menos dos de los cuatro signatarios
no la conocen” (...n’abordepas le problème de la prescription. Toutefois, en faisantréférence à
l’intention desEtatssignataires de l’Accord, la prescription des crimes nazis
estinconcevabletacitementdans la mesure où aun moinsdeux des quatresignatairesne la
connaissentpas, en ROULOT, Jean-François. op. cit, p. 395).
Esta normativa fue reproducida en los tribunales posteriores, en los cuales no se introdujo modificación en
este aspecto. De acuerdo a esto se puede sostener que el Estatuto de la CPI, más allá de ser creado para el
ámbito penal, también es aplicable en la esfera civil, pues los fundadores de sus bases (TMI Nuremberg)
no consideraron la prescripción de forma expresa.
11
CAMPOS POBLETE, Mario (2011). La prescripción de las acciones reparatorias civiles emanadas de los
crímenes de lesa humanidad, op. cit. pág. 12.
12
ZAFFARONI, Eugenio Raúl. En torno de la cuestión penal. Montevideo-Buenos Aires: Editorial IB de F, 2005,
p. 256.
13
DPI: Derecho Penal Internacional. DIDH: Derecho Internacional de los Derechos Humanos. DIH: Derecho
Internacional Humanitario.
14
Verbigracia, CORTE SUPREMA rol 19301-2018 de 20 de septiembre de 2018.

12
les debe dar un trato igualitario, debido a que los bienes jurídicos protegidos van más allá
de la paz de una sociedad y de la propiedad de un ciudadano, se ampara la dignidad de la
humanidad completa.
e. Enfoque centrado en las víctimas y en la humanidad. AGUILAR CAVALLO expresa que
el derecho penal interno está centrado en el reo, pero el Derecho Penal Internacional está
elaborado en torno a la víctima, por lo cual, frente a los crímenes internacionales, los
jueces nacionales deben realizar un análisis y aplicación de las normas de una forma
diferente. Esta concepción obedece a “un cambio de la cuestión moral dentro del derecho,
el cual fue iniciado por la imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad, que es
la primera piedra de un derecho universal15”.
f. Principio Finalista. La persecución de los crímenes de lesa humanidad tiene un fin
preventivo; uno de índole sancionador, y otro de índole reparador. Así, si operase la
prescripción civil, no se permitirá que se cumplan a cabalidad los citados fines. Estos fines
obedecen a “la relación del derecho internacional junto a la moral, que parece haber
llevado a una legalización necesaria de la misma–tal es la imprescriptibilidad de los
crímenes contra la humanidad– una justificación moral del poder, en nombre de un buen
derecho16”.
g. Principio de la reparación integral. Este principio es un tema de vital importancia, ya
que se traduce en un derecho para el afectado y una obligación para el infractor de los
DD.HH., y se posiciona como el medio palpable de la represión de los crímenes contra la
humanidad.
Considérese Vuestra Señoría que la reparación integral presenta múltiples funciones;
disuadir, sancionar, ejemplificar, y, sobre todo, restablecer el orden quebrantado cuando sea
posible, o de una forma sustitutiva.
ZAFFARONI advierte que “invocar la simple prescripción civil para negar cualquier
derecho de reparación o de restitución en caso de crímenes contra la humanidad
cometidos siglos anteriores no es una mera cuestión de neutralización del reclamo, sino un
verdadero escándalo jurídico17”.
Que así, a la luz de lo aquí sostenido, se concluye que los crímenes de lesa humanidad,
calificación atribuida a las violaciones a los DD.HH. cometidas durante el gobierno militar
en Chile son de carácter imprescriptible, siendo excepción a la institución de la prescripción
extintiva.
Tal característica no es sólo privativa del orden penal, sino que también alcanza a la
acción civil que surge de tales ilícitos, pues otorgar reparación civil a las víctimas dota de
operatividad a los DD.HH. y da respuesta a la obligación que compete al Estado de reparar
de forma integral a los afectados.
IV. Sobre el Factor de Atribución de la Responsabilidad del Estado: Responsabilidad
Objetiva
1. Que como se ha fallado reiteradamente por nuestra Corte Suprema, para la determinación
de la procedencia de la responsabilidad del Estado no es necesaria la acreditación del
elemento subjetivo (dolo, o culpa), puesto que dichos elementos no pueden encontrarse en
una persona sin sentimientos, como lo es el Estado o su administración (persona jurídica).
2. Que, con lo anterior, para determinar entonces la procedencia de la responsabilidad
estatal, el agraviado debe probar la existencia de daño o perjuicio provocado; y la actividad
(o inactividad) del órgano del estado que lo genera, y desde luego la relación de causalidad.
a. Existencia del daño o lesión. La doctrina ha señalado que “basta la lesión de un interés
legítimo y relevante de la víctima para que se entienda que ha sufrido un daño
reparable18”. Actualmente nadie podría negar la procedencia del daño moral en el marco de
la responsabilidad, encontrándose aquella incluso su fundamento en nuestra propia Carta
Fundamental.
En efecto, el aporte más relevante del texto Constitucional a la teoría de la resarcibilidad
del daño moral ha sido la consagración como derechos fundamentales de las personas y
merecedores de tutela jurisdiccional derechos no económicos como la vida, la integridad
psíquica y física, la vida privada, la honra de la persona y su familia. La tesis de la
“constitucionalización del Derecho Civil”, ha abonado la postura de que “el daño moral
15
CHAMBE, David. “Réflexions sur la moralisation du droitinternational” en: Revue de la Recherche Juridique.
Marseille, Francia: Presses Universitaires D’Aix-, 2002-1, p. 509.
16
CHAMBE, David. op. cit. (n. 52), p. 510.
17
ZAFFARONI, Eugenio Raúl. op. cit. (n. 58), p. 263.
18
BARROS BOURIE, E. (2010). Tratado de Responsabilidad Extracontractual. (1º Ed.) Chile: Edit. Jurídica de Chile.
P. 287.

13
debe ser indemnizado incluso con mayores razones constitucionales que el daño
meramente patrimonial19”.
b. Actividad del Órgano en el Ejercicio de sus Funciones. Que como podrá constatar
Vuestra Señoría al tenor de los hechos narrados y de la prueba que se rendirá
oportunamente, la prisión y humillaciones de las que fui objeto se identifican con los actos
de tortura para efectos de configurarse la responsabilidad del Estado, a la luz de los
argumentos que pasamos a señalar:
b.1.El Delito de Tortura en el Ordenamiento Interno. La ley 20.357, que tipifica los
crímenes de lesa Humanidad, Genocidio y Crímenes y Delitos de guerra, establece que:

Art. 7°: Será castigado con la pena de presidio mayor en su grado


mínimo a medio, que, concurriendo las circunstancias descritas en
el artículo 1°:
1° Torturare a otro que se encuentre bajo su custodia o control,
infringiéndole graves dolores o sufrimientos físicos o mentales.
Sin embargo, no se entenderá por tortura el dolor o los
sufrimientos que deriven únicamente de sanciones ilícitas o que
sean consecuencia normal o fortuita de ellas.
Si además de la realización de las conductas descritas en este
numeral se causare alguna de las lesiones previstas en el artículo
397 del Código Penal o la muerte de la persona bajo custodia o
control, siempre que el resultado fuere imputable a negligencia o
imprudencia del hechor, la pena será de presidio mayor en su grado
medio a máximo”.

Por su parte, el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (o


Informe Valech), entendió a la tortura como: “Todo acto por el cual se haya infligido
intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales,
con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, castigarla por un
acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, intimidar o coaccionar a esa
persona u otras, anular su personalidad o disminuir su capacidad física o mental, o por
razones basadas en cualquier tipo de discriminación, siempre y cuando dichos dolores o
sufrimientos se hayan cometido por un agente del Estado u otra persona a su servicio, o
que actúe bajo su instigación, o con su consentimiento o aquiescencia”.
b.2. El Delito de Tortura en el Derecho Internacional. La Convención Americana para
Prevenir y Sancionar la Tortura de 1985, –convención en la cual Chile es parte- consagra
en su texto:

“Art. 5.
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad
física, psíquica y moral;
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes.
Toda persona privada de su libertad será tratada con el respeto
debido a la dignidad inherente al ser humano”.
“Art 2. Para los efectos de la Convención se entenderá por tortura
todo acto realizado intencionalmente, por el cual se inflijan a
una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de
investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo
personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro
fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una
persona de métodos tendientes a anular la personalidad de la
víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no
causen dolor físico o angustia psíquica”.

3. Que, con lo anterior, refuerza lo anterior el hecho de que la Corte Internacional de


Justicia de la Haya considera a la prohibición de la tortura como jus cogens;
significando aquello que no existe norma superior a aquella en el ámbito
internacional. En otras palabras, y siguiendo el razonamiento de dicha Corte para alcanzar
la conclusión antedicha, “la prohibición se encuentra fundamentada en una práctica
internacional amplia y en la opinio juris de los Estados. Se encuentra en numerosos

19
Señala la jurista nacional Carmen Domínguez que los tribunales, en virtud del principio de legalidad
establecido en el art. 6 de la Constitución, deben brindar una protección adecuada a estos derechos,
concediendo la reparación integral de los daños causados. Al no excluir la Constitución el daño moral (salvo
en el supuesto de expropiación: art. 19 Nº 24), la reparación puede comprender sin problema dicho daño.
DOMÍNGUEZ HIDALGO, C. (2000) El daño moral. Santiago: Edit. Jurídica de Chile. P. 34

14
instrumentos internacionales de aplicación universal (…) y ha sido incorporada en el
derecho interno de casi todos los Estados; finalmente, los actos de tortura son regularmente
denunciados en foros nacionales e internacionales”.
V. Sobre la naturaleza del daño que se demanda
1. El daño demandado en la presente acción es un daño que, en atención a sus particulares
características, obedece a un daño de índole moral. El concepto de esta clase de daño
siempre ha resultado esquiva, tanto a un nivel doctrinario como legislativo 20, dividiéndose
usualmente en 2 acepciones: daño moral como una lesión a los derechos extrapatrimoniales
de una persona y otra, que considera al daño moral como equivalente al pretium doloris
(esta última es la posición predominante en nuestros tribunales), por cuanto el daño moral
consiste en el dolor, pesar o molestia que experimenta una persona en su sensibilidad física
o en sus sentimientos, creencias o afectos.21 Esa en función de lo recién expuesto que, al
referirnos al daño moral, estamos hablando del que existe cuando se ocasiona a alguien un
mal, perjuicio o aflicción en lo relativo a sus facultades espirituales; un dolor o aflicción
en sus sentimientos.22
2. Habiendo señalado lo anterior, es ahora pertinente abordar diversas problemática que
surgen en torno a esta clase de daño y, particularmente, en los casos cuando éste se
relaciona con los sucesos acaecidos durante el denominado “Régimen Militar”.
a. Titularidad de la acción. Como en toda clase de acción, un requisito esencial para la
interposición de una demanda consiste en ser el titular de la acción. A modo de exordio de
esta idea cabe traer a colación una antigua sentencia del Máximo Tribunal que, en líneas
generales, establece los parámetros a seguir en esta materia:

«tratándose de daño moral pueden demandar su reparación la víctima


inmediata o directa, esto es, la persona misma en quien recae la lesión, ofensa o
injuria que lo causa, y los que sin tener esa calidad también lo sufren en razón
de que el daño inferido a aquélla los hiere en sus propios sentimientos o
afectos, incluso aun cuando no sean sus herederos o parientes».23

Así, los sujetos activos de la reparación del daño moral son la víctima inmediata o
directa y la víctima por repercusión. Si bien la titularidad del primero se encuentra fuera de
toda discusión –en el presente caso la calidad de víctima es abiertamente reconocida por el
Fisco de Chile al haber incluido al afectado, a quien vulneraron sus DD.HH. los agentes del
Estado en tiempos del Régimen Militar, en la nómina de personas reconocidas como
víctimas del Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (llamado
coloquialmente Informe Valech)– respecto a la titularidad de la víctima por repercusión se
han suscitado a lo largo de las décadas ciertas dudas que merecen un análisis propio.
a.1. Las víctimas por repercusión en el daño moral. Desde ya es preciso señalar que,
cuando nos referimos a una víctima por repercusión, nos estamos refiriendo a “aquellos
que reciben un daño, no directamente a su persona o bienes, sino por sufrir ellos las
consecuencias de un daño causado a una persona con la cual tienen alguna relación.” 24.
Atendido lo ya expuesto en torno al concepto de daño moral, resulta aparentemente lógico
colegir que la acción por daño moral correspondería únicamente a la víctima directa del
hecho dañoso, por cuanto es ésta quien experimento un agravio efectivo en sus afectos a
raíz de las consecuencias que dicho hecho ha tenido en su vida. Más, como lo ha sostenido
nuestro Máximo Tribunal a lo largo de casi todo siglo XX y hasta el día de hoy, el daño a
reparar sustentado en la angustia o pena, no se circunscribe únicamente a la persona misma
cuya integridad física, mental o patrimonial se viere perjudicada, sino que alcanza además a
aquellos cercanos que han tenido un vínculo de naturaleza eminentemente afectiva.
Un aspecto fundamental a esclarecer es que la acción ejercida por las víctimas por
repercusión no nace de la acción de la víctima directa, sino que es autónoma e
independiente de la acción de la víctima principal así como de otros ofendidos indirectos.25

20
BARROS BOURIE , E. (2010) op. cit. P. 287
21
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, A. (2005). De la Responsabilidad Extracontractual en el Derecho Civil Chileno. (1º. Ed)
Santiago: Edit. Jurídica de Chile. P. 160
22
DIEZ SCHWERTER, J. (2006). El Daño Extracontractual. Santiago: Edit. Jurídica de Chile. (1º Ed.) P. 82
23
CORTE SUPREMA, sentencia de 15 de diciembre de 1983. Vista en: DIEZ SCHWERTER, J. (2006) op. cit. P. 126.
24
CORRAL TALCIANI, H. (2004). Lecciones De Responsabilidad Extracontractual. (1°Ed.) Santiago: Edit. Jurídica
de Chile. P. 168
25
Ibídem. P. 169

15
Es así como ha razonado nuestra Excma. Corte Suprema en casos análogos al de la presente
demanda, donde ha señalado:

«18.- Que dicho documento [Declaración sobre los principios fundamentales de


justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder de las Naciones Unidas]
expresa “(...) se entenderá por víctima a toda persona que haya sufrido daños,
individual o colectivamente, incluidas lesiones físicas o mentales, sufrimiento
emocional, pérdidas económicas o menoscabo sustancial de sus derechos
fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que constituyan
una violación manifiesta de las normas internacionales de derechos humanos
o una violación grave del derecho internacional humanitario. Cuando
corresponda, y en conformidad con el derecho interno, el término “víctima”
también comprenderá a la familia inmediata o a las personas a cargo de la
víctima directa y a las personas que hayan sufrido daños al intervenir para
prestar asistencia a víctimas en peligro o para impedir la victimización”
(Principio V.8. de la resolución 60/147, de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, que establece Principios y directrices básicos sobre el derecho de las
víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos
humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a
interponer recursos y obtener reparaciones, 16 de diciembre de 2005).
19.- Que respecto a tales delitos [delitos de lesa humanidad] y conforme al
derecho internacional humanitario corresponde al Estado (de Chile), luego de
investigar los hechos y sancionar a los responsables, reparar a las víctimas,
sean directas o indirectas, además de garantizar la no reiteración de aquellos.
Tales obligaciones tienen carácter internacional y tienen como fuente un conjunto
de convenciones y el derecho consuetudinario.»26

b. Prueba del Daño Moral. Como toda clase de daño dentro de nuestro ordenamiento
jurídico, éste debe ser probado, más las especiales circunstancias que rodean a esta especie
de daño –y en el caso de autos, fundado en hechos acaecidos hace décadas atrás– hacen
menester realizar ciertas consideraciones en torno a la prueba de éste. Jurisprudencialmente
han existido fundamentalmente dos posturas en torno a este punto: una que derechamente
ha señalado que el daño moral no requiere de prueba alguna en atención a la naturaleza
inmaterial del dolor27 y otra, mayoritaria y dominante, que tiende a relajar la exigencia de
prueba del daño moral.
Y es que la postura jurisprudencial difiere dependiendo del tipo de víctima que acciona:
cuando quien demanda es una víctima directa, en la gran mayoría de los casos nuestros
tribunales han entendido que el daño moral existe por la sola ocurrencia del hecho ilícito –
hecho cuya ocurrencia en caso de autos no resulta ser materia de discusión por cuanto,
como ya hemos señalado reiteradamente, la calidad de víctima de apremios ilegítimos se
encuentra reconocida por la contraria con la inclusión del afectado en la nómina del
Informe Valech– no siendo necesaria prueba alguna al respecto. 2829 Por otro lado, cuando
quien acciona es una víctima por repercusión, un razonamiento similar se ha seguido,
llegando a afirmarse que es un hecho evidente, aceptado por la doctrina y jurisprudencia,
que las lesiones físicas y mentales de una persona producen un sufrimiento a ella misma y
a los familiares más próximos que no requiere de demostración. 30 En la materia que nos
atañe, nuestros tribunales superiores de justicia han acogido lo anteriormente señalado y
han sostenido dicha línea de razonamiento a lo largo de todo el siglo XX –que estimamos

26
CORTE SUPREMA, causa rol 33344-2020, sentencia de 13 de agosto de 2021.
27
CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO, 16 de agosto de 1984, RDJ, t. LXXXI, sec. 4ª, p. 140. Citada en CORRAL
TALCIANI, H. (2004) op. cit. P. 89
28
DIEZ SCHWERTER, J. (2006) op. cit. P. 142
29
Relevante en este punto es un fallo del 4° Juzgado de Policía Local de Santiago que en lo pertinente señala
“Se entiende el daño moral como la lesión o agravio, efectuado culpable o dolosamente, de un derecho
subjetivo de carácter inmaterial o inherente a la persona y que es imputable a otro hombre. Se sigue de este
concepto como consecuencia necesaria que la demostración de la trasgresión o agravio del derecho
subjetivo importa, al mismo tiempo, la prueba de la existencia del daño moral.” Visto en CORRAL TALCIANI, H.
(2004) op. cit. P. 91
30
CORTE DE APELACIONES DE SAN MIGUEL , 8 de agosto de 1989. Rev., t. 86, sec. 4ª, p. 73. Vista en DIEZ SCHWERTER,
J. (2006) op. cit. P. 145

16
correcta– y que al día de hoy aún conservan, razonamiento cuya perdurabilidad podemos
corroborar a través de la lectura de los siguientes fallos:
i. Una antigua sentencia dictada por la Excma. Corte Suprema –de fecha el 8 de noviembre
de 1944- que, en lo pertinente, declara que:

«una de las razones que justifican en derecho la indemnización por el daño moral,
es el efecto de la disminución de la capacidad de trabajo, la depresión de salud o
de las energías, fenómenos naturales y ordinarios que, por ello, no necesitan ser
especialmente probados, ya que la comprobación de su realidad va incluida en la
existencia misma de la desgracia, que para el demandante -pariente cercano de la
víctima- importa el delito o cuasidelito cometido en la persona de ésta»31

ii. Por su parte, respetuosamente hacemos presente que la I. Corte de San Miguel, en
sentencia de 8 de Agosto de 1989, sentenció lo siguiente:

«Las lesiones físicas y mentales a una persona producen un sufrimiento en ella


misma y a los familiares más cercanos. Tal daño no requiere de prueba y en todo
caso debe ser indemnizado por quien lo haya ocasionado, tomando en cuenta todos
los antecedentes reunidos, debiendo hacerse al respecto una apreciación equitativa
y razonable por el Tribunal»32

iii. La Excma. Corte Suprema de Justicia, en un pronunciamiento respecto a un recurso de


casación en el fondo sobre una materia análoga a la de estos autos, causa rol N° 31.965-19
de fecha 14 de abril del 2020, afirmó:

«DÉCIMO: (…) En efecto, parece desacertado y contradictorio que se estime


demostrado el hecho dañoso y se le califique como un delito de lesa humanidad,
para después declarar que el daño moral no ha sido probado por los actores -
hermanos de la víctima directa-, a pesar de tener un vínculo de consanguineidad no
discutido, más aún cuando el lazo familiar sí se considera suficiente en relación
con los padres, hijos, cónyuges y convivientes.»

c. Fijación del quantum indemnizatorio por daño moral. Es un hecho indiscutido que la
fijación del quantum indemnizatorio particularmente en esa clase de daño se encuentra
sujeta a la discrecionalidad, la prudencia y la equidad del juzgador, siendo esta una facultad
privativa del Tribunal. Lo anterior no obsta a que, de todas maneras, abordemos
respetuosamente este punto a grosso modo.
Ha sido la doctrina quien, tras un exhaustivo análisis de lo resuelto por los tribunales del
país, ha extraído ciertos parámetros a partir del razonamiento desplegado por diversos
juzgadores33, de los cuales estimamos menester –en consideración a la clase de delito del
cual deriva el daño que se demanda– destacar algunos de ellos.
i. Gravedad del suceso que constituye la causa del daño: En este caso nos encontramos
ante un delito calificado como “de lesa humanidad”, cuya excesiva gravedad es manifiesta,
tornándose –al parecer de esta parte– innecesaria el desarrollo de ésta.
ii. Naturaleza del Derecho cercenado: Nos encontramos frente a la lesión de Derechos
Humanos: derechos que emanan de la dignidad humana y que se encuentran consagrados
tanto constitucional como internacionalmente, siendo su relevancia algo patente y cuya
significancia34 deviene en fundamental para la determinación y valoración del daño moral.
iii. Las consecuencias que se derivan del daño causado; su duración y persistencia que
impliquen convertirlo en un perjuicio moral futuro: Nos encontramos frente a secuelas
que han calado en lo más hondo de la personalidad del afectado y sus cercanos, por cuanto
no fueron sólo sucesos particulares los que originaron los daños, sino que además fue algo
sistemático: social, político y cultural, que forzó al afectado y su cercanos a frenar su
desarrollo como persona y a abandonar toda esperanza de hallar consuelo o esperanza. 35
31
RDJ, Tomo XLII, sec. 1, p. 392
32
RDJ, Tomo LXXXVI, sec. 4, página 73.
33
Ibídem. P. 250
34
BARROS BOURIE , E. (2010) op. cit. P. 310
35
Un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago desarrolló este factor, señalando que “Para regular el
daño moral… esta Corte tomará en cuenta todas las consecuencias físicas, psíquicas y familiares que la
conducta ilícita del imputado ha originado y que fluyen de las motivaciones precedentes, especialmente

17
Nos encontramos frente a daños que no sólo han perdurado décadas, sino que se han
convertido en la sustancia misma de la persona del afectado y sus cercanos, no pudiendo ser
calificados como sólo daños perdurables, sino como daños que han afectado el pasado, el
presente y, sin duda, afectarán su futuro, debiendo ser indemnizados en atención a la
particularidad de los hechos que rodean a la presente acción.
3. Sin perjuicio de lo ya expuesto, en las oportunidades procesales correspondientes esta
parte se valdrá de los medios de prueba que, a nuestro parecer, no solo acreditan los daños
que se demandan, sino que los corroboran.
V. Tendencias actuales en materia de indemnización de daño moral por delitos de lesa
humanidad
1. En el último tiempo se ha generado un considerable cambio en la percepción de nuestros
tribunales en torno al significado y la importancia de la reparación del daño moral causado
en esta materia a raíz de la actuación de los agentes del Estado en tiempos de dictadura.
Como muestra de ello recientemente se han dictado diversas sentencias que han reconocido
la trascendencia del rol de los derechos esenciales de la persona frente al actuar del Estado,
trascendencia que se encuentra plenamente consagrada en nuestro ordenamiento jurídico y
que constituye un verdadero límite para el aparato estatal. Destaca entre éstas la siguiente,
del 3° Juzgado de Letras de Punta Arenas:

“Décimo tercero: Por ende, es a la persona humana a quien debe respetársele


los derechos esenciales que emanan de su naturaleza, garantizarle su pleno y
libre ejercicio, y en caso que ellos sean violentados, debe repararse el daño en
su integridad, sin que el Estado, so pretexto de alcanzar el bien común, deje
de respetar aquéllos ni invoque el Derecho interno para eximirse de su
responsabilidad en caso de habérseles atropellado.
Décimo octavo: (…) Es necesario explicitar que una de las definiciones que se ha
dado al daño moral es que se trata de bienes que tienen en común el carecer de
significación patrimonial. Otra definición es la lesión a los intereses extra
patrimoniales de la víctima, que son aquellos que afectan a la persona y lo que
tiene de persona pero que es insustituible por un valor en moneda, desde que no
se puede medir con ese elemento de cambio.
Sin embargo, en rigor, sólo las lesiones a bienes de la personalidad constituyen un
daño propiamente moral (entendido como concerniente al fuero interno o al
respeto humano); no lo son, por el contrario, el dolor corporal, la angustia
psicológica o la pérdida de oportunidades para disfrutar de una buena vida, que,
sin embargo, se entienden inequívocamente pertenecientes a esa categoría.
En este punto, valga expresar que se concuerda con el Informe de la Comisión
Nacional sobre Prisión Política y Tortura, en cuanto a que la comprobación de
que las consecuencias de la prisión política y de la tortura no ha dependido
necesariamente de su duración, sino más bien de sus características propias,
como el tipo de recinto de reclusión, las condiciones de la prisión o la
intensidad y métodos de tortura, ha determinado que en esa lista no se
distinga por la duración de la prisión. Consecuentemente, el tiempo de prisión
no ha sido considerado para las medidas de reparación propuestas, (…).
Décimo noveno: Relativo al quantum indemnizatorio, se ha indicado como
criterio de determinación el de la equidad, aceptado como regla de valoración del
daño moral por códigos recientes; sin embargo, se reconoce que en nuestro país se
entrega a la discreción y prudencia del juzgador esta materia.
Se tiene en mente que la función de la reparación del daño moral es más bien
compensatoria: la víctima recibe una indemnización que no pretende
restablecer el estado de cosas anterior al daño, sino cumplir la función más
modesta de permitirle ciertas ventajas, que satisfagan su pretensión legítima de
justicia y la compensen por el mal recibido.
Prudencialmente, conforme a los hechos acreditados en la presente sentencia en el
considerando décimo primero, la circunstancia acreditada que las víctimas fueron
apresados, torturados y relegados en algunos casos, por agentes del Estado en un
período determinado de nuestra historia reciente, en el marco de una política de

cuando ellas han afectado a una persona en su plena juventud y que tanto esperaba de su futuro , sin
desatender, por otra parte, la forma en que fueron causadas las lesiones…” Visto en CORRAL TALCIANI, H.
(2004) op. cit. P. 94

18
Estado represiva, las secuelas que dichas circunstancias les han provocado a los
actores que duran hasta el día de hoy, […], sin hacer distingo entre los actores
respecto al tiempo de reclusión, como se explicitó en el considerando anterior,
conforme al Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y
Tortura.”36

2. La referida sentencia sigue una tendencia jurisprudencial reciente, y correcta al parecer


de esta parte, que enfoca la avaluación del daño moral en la dimensión del daño
ocasionado a la víctima y no en el mero tiempo de reclusión, por cuanto reducir el dolor
y la angustia de las víctimas al período en que estuvieron detenidas implica desnaturalizar
la presente acción. Ello, por cuanto el daño demandado no es la mera privación de libertad,
sino la intensidad y la extensión de la lesión a los derechos humanos de las víctimas.
VI. El daño moral por repercusión. Análisis jurisprudencial y doctrinario
12. Respecto al daño moral en sede judicial, tanto la doctrina como la jurisprudencia
mayoritaria coinciden en señalar que éste no requiere ser probado en juicio en tanto se
tenga por acreditado el hecho ilícito que lo ha generado 37, lo cual en el caso de autos se
produce al reconocer la demandada la calidad de víctima de lesa humanidad del familiar del
actor al incluirlo en el Listado Valech. En otras palabras, desde el momento en que se tiene
por probado que una persona vio lesionada su libertad individual o su seguridad personal
por obra de agentes del Estado carece de sentido cuestionarnos en sede judicial si acaso los
más cercanos a la víctima –piénsese en su hijo o cónyuge, por ejemplo- habrían resultado
afectados en su fuero interno –su diario vivir y sus emociones- luego de los delitos
cometidos. A raíz de lo anterior es que para gran parte de los juristas basta que la víctima
acredite la lesión de un bien jurídico personalísimo para que luego entonces se infiera -
como consecuencia necesaria- el daño sufrido con ocasión del hecho ilícito cometido.
Lo afirmado es algo ha sido recogido por nuestra jurisprudencia desde larga data,
verbigracia de esto es una antigua sentencia dictada por la Excma. Corte Suprema — de
fecha el 8 de noviembre de 1944— que, en lo pertinente, declara que:

«una de las razones que justifican en derecho la indemnización por el daño


moral, es el efecto de la disminución de la capacidad de trabajo, la depresión de
salud o de las energías, fenómenos naturales y ordinarios que, por ello, no
necesitan ser especialmente probados, ya que la comprobación de su
realidad va incluida en la existencia misma de la desgracia, que para el
demandante -pariente cercano de la víctima- importa el delito o cuasidelito
cometido en la persona de ésta» (RDJ, Tomo XLII, sec. 1, página 392).

Esta tendencia jurisprudencial se ha asentado y sostenido en la práctica de nuestros


Tribunales, tal como se refleja en un fallo de la I. Corte de San Miguel que dictado
décadas más tarde emplea un criterio similar al sentenciar que:

«Las lesiones físicas y mentales a una persona producen un sufrimiento en


ella misma y a los familiares más cercanos. Tal daño no requiere de prueba y
en todo caso debe ser indemnizado por quien lo haya ocasionado, tomando en
cuenta todos los antecedentes reunidos, debiendo hacerse al respecto una
apreciación equitativa y razonable por el Tribunal» (Sentencia de 8 de agosto de
1989, RDJ, Tomo LXXXVI, sec. 4, página 73.)

c. Que, en este mismo sentido, nuestra Excelentísima Corte Suprema de Justicia en un


pronunciamiento reciente respecto a un recurso de casación en el fondo causa rol N°
31.965-19 de fecha 14 de abril del 2020, ha señalado lo siguiente:

« Décimo: (...) En efecto, parece desacertado y contradictorio que se estime


demostrado el hecho dañoso y se le califique como un delito de lesa
humanidad, para después declarar que el daño moral no ha sido probado por

36
GUELET CON FISCO DE CHILE. 3° Juzgado de Letras de Punta Arenas. ROL C-499-2017. Sentencia de 26 de
agosto de 2019.
37
DIEZ SCHWERTER, J. (2006). El daño extracontractual. Chile: Editorial Jurídica de Chile. Pág. 144.

19
los actores - hermanos de la víctima directa-, a pesar de tener un vínculo de
consanguineidad no discutido, más aún cuando el lazo familiar sí se considera
suficiente en relación con los padres, hijos, cónyuges y convivientes.»

VII. Los actos cometidos por el Estado de Chile a través de sus órganos son actos
terroristas.
13. Que como podrá observar Vuestra Señoría a la luz de las normas del ordenamiento
interno de Chile, como también aquellas de ius cogens, los daños que sufrimos por parte de
la demandada son actos terroristas, pues fueron sin lugar a dudas actos cometidos con el fin
de generar sufrimiento físico y mental, con el claro fin de destruirnos (destruir nuestra
psique, nuestras almas). Nuestras vidas se han visto definidas por dichos actos de la
demandada. En efecto:
a. Sufrimos dificultades de sociabilización;
b. Desarrollamos nuestra historia familiar en un ambiente severo y distante
c. Nos hemos sumido en una honda depresión;
d. Nos cuesta expresar nuestras emociones sin caer en la ira o el llanto;
VIII. Causalidad
1. No existe duda Vuestra Señoría que la causalidad se encuentra fehacientemente
acreditada. De hecho, el mismo demandado Estado de Chile le ha reconocido la calidad
de víctima al incluirle en la nómina de personas reconocidas como víctimas del
Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (llamado
coloquialmente Informe Valech).
IX. La tortura desde el prisma de la Psicología.
13. Como lo señala MÁRQUEZ, 38durante todos los tiempos la tortura ha sido utilizada en
sus múltiples formas con el fin de controlar, someter y quebrantar la resistencia del
sujeto para que aporte información y se transforme en un colaborador, incluso más
allá de la etapa de los interrogatorios o bien, destruir su personalidad y poder
manejarlo bajo el control de las instituciones a través de los más sofisticados
instrumentos intentando llegar a los límites de la resistencia humana.
Dichas torturas generalmente van acompañadas de un proceso de encarcelamiento que
provoca serias alteraciones en la vida de la persona y de su familia desde los aspectos
económicos, hasta el deterioro de las condiciones del desarrollo normal del crecimiento de
los hijos.
Por otra parte, la tortura provoca efectos traumáticos permanentes que en casos extremos
puede llegar a la desintegración de la personalidad con complicaciones tan graves como las
adicciones y el suicidio.
X. Tortura, Dolor Psíquico y Salud Mental
14. Entendemos al ser humano en su representación corpórea como el espacio físico,
mental, psicológico, social y espiritual que vive en interrelación con los demás, en donde se
es hombre o mujer.
Desde una aproximación histórica los cuerpos se han visto externos a los individuos; hoy se
ha avanzado en un enfoque integral ya que ninguna acción humana se hace fuera del cuerpo
y todo tipo de vivencias a través de las sensaciones y percepciones no operan sobre él, sino
que son de él.
El dolor corporal se produce cuando un estímulo periférico alcanza una intensidad
suficiente para descomponer el aparato protector de estímulos; esto es, cuando el yo es
impotente para sustraer al estímulo, mediante reacciones defensivas. Por lo tanto, el dolor y
la angustia biológica, constituyen una reacción frente a un traumatismo capaz de
descomponer el mecanismo protector.

38
MÁRQUEZ MENDOZA, Octavio. “Tortura, Dolor Psíquico y Salud Mental”. Profesor Investigador y Jefe del Área
de Salud Mental del Instituto de Investigaciones en Ciencias Médicas de la Coordinación General de
Investigación y Estudios Avanzados de la Universidad Autónoma del Estado de México. Doctor en
Humanidades: ética por la UAEM, Doctor en Ciencias: Bioética por la UNAM. Estancia Posdoctoral en el
Magister de Bioética de la Universidad Complutense de Madrid. Estancia Posdoctoral en el Programa de
Entrenamiento en Ética de la Investigación por el programa FOGARTY-FLACSO, Argentina. Especialista en
Psicoterapia Analítica de Grupo por la AMPAG. Especialista en Psiquiatra General por la AMPAG-Hospital
Central Militar. Médico Cirujano por la UNAM. Investigador del Sistema Nacional

20
Así como distinguimos dos clases de angustia somática y psíquica también debemos de
admitir la existencia de un dolor corporal y otro psíquico. Esto es, el dolor es una sensación
corporal que se origina como respuesta a la ruptura del aparato protector como una
sensación desagradable específica de las regiones orgánicas excesivamente estimuladas.
La tortura sería el extremo de la angustia, del dolor somático y psíquico, considerada
como un desastre causado por el hombre.
Es importante tomar en cuenta algunas clasificaciones hechas en diferentes tipos de tortura:
física, psicológica y sexual, que tienen un carácter estrictamente de estudio ya que buscan
facilitar la comprensión de los diferentes métodos de tortura, pero como hemos planteado
anteriormente al ser humano desde un punto de vista integral se puede sostener que el
torturador utiliza de manera indistinta los diferentes métodos y que la afectación repercute
de una manera importante en la salud de las personas que la sufren.
15. La finalidad de la tortura es destruir al individuo al quebrar su personalidad, ya que los
torturadores saben que pueden destruir la mente sin matar el cuerpo. Es por ello que los
métodos de tortura se perfeccionan constantemente con el desarrollo de la ciencia y la
tecnología para alcanzar este objetivo como: la privación del sueño, alimento y la
restricción de sus necesidades fisiológicas como formas de castigo y cargas psicológicas las
cuales se han visto obligadas a enfrentar las víctimas como parte de su sometimiento.
Por Tanto
Y de conformidad a los hechos expuestos que dan cuenta de las torturas de las que fui
objeto y a lo prescrito en los artículos 5, 6, 7, 19 y 38 de la Constitución Política de la
República, artículo 4 de la Ley 18.575, las diversas fuentes de derecho internacional citadas
que nuestra legislación ha reconocido como ius cogens, y demás normas que Vuestra
Señoría estime aplicables, venimos en solicitar respetuosamente se tenga por interpuesta la
presente demanda de indemnización de perjuicios por responsabilidad del Estado en
contra del Fisco de Chile, representado por don Álvaro Gastón Sáez Willer., ambos ya
individualizados, someterla a tramitación, y en definitiva, acogerla en todas sus partes,
declarando al efecto:
1. Que observándose la evidente responsabilidad del demandado por el daño provocado y
verificándose los requisitos para su procedencia, se condene al Fisco de Chile a pagar a
Luis Evando Colicheo Cañumir la suma de $150.000.000 (ciento cincuenta millones de
pesos) por concepto de daño moral; y en subsidio de lo anterior, a la suma que Vuestra
Señoría estime ajustada a derecho en consideración al daño provocado.
2. Que observándose la evidente responsabilidad del demandado por el daño provocado y
verificándose los requisitos para su procedencia, se condene al Fisco de Chile a pagar a
María del Pilar Colicheo Cañumir la suma de $150.000.000 (ciento cincuenta millones
de pesos) por concepto de daño moral; y en subsidio de lo anterior, a la suma que Vuestra
Señoría estime ajustada a derecho en consideración al daño provocado.
3. Que observándose la evidente responsabilidad del demandado por el daño provocado y
verificándose los requisitos para su procedencia, se condene al Fisco de Chile a pagar a
Víctor Antonio Colicheo Cañumir la suma de $150.000.000 (ciento cincuenta millones de
pesos) por concepto de daño moral; y en subsidio de lo anterior, a la suma que Vuestra
Señoría estime ajustada a derecho en consideración al daño provocado.
4. Que observándose la evidente responsabilidad del demandado por el daño provocado y
verificándose los requisitos para su procedencia, se condene al Fisco de Chile a pagar a
Sergio Hernán Colicheo Cañumir la suma de $150.000.000 (ciento cincuenta millones de
pesos) por concepto de daño moral; y en subsidio de lo anterior, a la suma que Vuestra
Señoría estime ajustada a derecho en consideración al daño provocado
5. Que las sumas a las cuales sea condenada la demandada deban ser pagadas más los
reajustes e intereses desde la notificación de esta demanda y hasta el pago efectivo y total
de las mismas, y en subsidio de lo anterior, en la forma que Vuestra Señoría determine.
6. Que se condena al demandado al pago de las costas de esta causa.
Primer Otrosí: Hago presente a Vuestra Señoría que me patrocina en este procedimiento y
confiero poder con todas y cada una de las facultades señaladas en el artículo 7 del Código
de Procedimiento Civil, ambos incisos, según se observa en el mandato judicial conferido y
que acompaño en este procedimiento -con citación y/o bajo apercibimiento que en derecho
corresponda-, al abogado habilitado para el ejercicio de la profesión don Francisco Javier
Amigo Cartagena, domiciliado en la ciudad de Concepción, en calle Tucapel 564, Oficina
67.
Por Tanto
Ruego a Usía tener presente la personería anteriormente señalada.
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Segundo Otrosí: Solicito a Vuestra Señoría tener presente que en cumplimiento de lo
ordenado en el artículo 49 del Código de Procedimiento Civil vengo en señalar la siguiente
dirección de correo electrónico notificaciones@amigoabogados.cl para los fines que
corresponda, aclarando entonces este demandante que es de nuestra voluntad que las
sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa o aquellas en las
que se ordene la comparecencia personal de las partes sean notificadas por cédula como en
Derecho corresponde, y no por correo electrónico.
Por Tanto
Pido a Vuestra Señoría tenerlo presente.

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