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Vera)
Respecto al por qué ha sido tan difícil establecer programas de educación sexual, esto
en mi opinión tiene que ver con varios aspectos, dividiré en bloques de
responsabilidades. Por una parte, el primer bloque, que incluye el rol del estado
respecto a la sexualidad y dentro de este se desprenden posibles causas, una de ellas, la
alta movilidad legislativa y político administrativa, aquí variables como la
perfectibilidad de las políticas sexuales del país y la discontinuidad de actores políticos
y sociales que sostengan las leyes y normativas generadas.
El rol del estado es importante para definición del mismo frente a la sexualidad y la
articulación de este (el estado) con el organismo legislador. Esto ya parece una gran
dificultad dada la falta de acuerdo y voluntad política. Una vez promulgadas las normas,
que por lo demás siempre parecen ser insuficientes frente a las necesidades sociales y
humanas de las diversidades, devienen dos situaciones. Una de ellas tiene que ver con la
mejora de las leyes, normativas y orientaciones, las que a veces parecen no terminar de
corregirse. Otra situación corresponde al sostenimiento de ciertas ideas transformadas
en ley o que son proyecto, las que suelen desvanecerse cuando los actores políticos o
sociales que las plantearon y las desarrollaron desertan del aparato legislador y por
tanto, no hay quien las defienda, entonces la idea de continuidad sobre temáticas
sexuales queda sujeta a las gestiones que los agentes políticos y sociales pudieron
desarrollar con la carpeta legislativa sexual en su momento, por el contrario, si la
gestión política de estos proyectos no se sostiene, el devenir burocrático las lleva a
desaparecer.
Respecto a este segundo bloque quizás lo más complicado, esté en la naturaleza del
mismo, y qué tiene que ver con la cantidad de personas, cualidades, acuerdos y
desacuerdos que la componen. La diversidad étnica, cultural e intelectual, es en sí,
también una dificultad frente al acuerdo. Muy apegado a lo anterior se presenta la
constante transformación de la realidad psicosexual de la ciudadanía y en este sentido el
desafío obliga a contar con leyes que constantemente estén actualizándose poniendo en
jaque la lentitud del órgano legislador.
Por último, la Ley de Educación Sexual Integral, propone actuar frente a la integralidad
de la sexualidad humana en función de dimensiones. Estas dimensiones son: salud
sexual y reproductiva, derechos y ciudadanía, la tercera diversidad, violencia, género,
relaciones interpersonales y finalmente placer. La implementación está sustentada en un
programa que consta de unidades didácticas en torno a las dimensiones de la sexualidad
cuyo sector objetivo de la sociedad corresponde a estudiantes de primero básico a cuarto
medio, el programa está provisto de material en formato físico y digital. Esta propuesta
permitiría cumplir las disposiciones de la ley 20,418. El detalle de lo que incluye el
programa refiere a currículo, recursos digitales y físicos, capacitación al equipo docente,
psicosocial y directivo del establecimiento y una plataforma para llevar a cabo las
sesiones con estudiantes de manera virtual.