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Comentario del poema “Atmósfera” de Juan Ramón Jiménez

Mariano Antonio Bustamante Martínez

Juan Ramón Jiménez es uno de los poetas más importantes de la literatura hispánica del siglo

pasado, autor del poema “Atmósfera”, que elegí para este trabajo a través del libro de Poesía

española (antología) de Gerardo Diego, publicación que recopila gran variedad de la obra

poética de distintos autores españoles de la época, y por supuesto, un gran catálogo del trabajo

de Juan Ramón Jiménez.

Este poema, a primera vista, puede parecer muy simple, un poema que habla de una

tormenta. Pero lo interesante, que creo que es importante percatar, son los diferentes matices

que tiene el poema entre sus temas y el discurso, respecto al estilo y composición los cuáles

generan diversos sentimientos casi opuestos.

Este poema, en pocas palabras, es disonante. El texto de cierta manera genera una

disonancia entre sus componentes. Por un lado, nos encontramos con una especie de canción,

un poema con un estribillo a manera de coro y con una connotación negativa, de peligro o

hasta apocalíptica. Pero por otro lado las estrofas, primero a manera de preludio a la tragedia,

a continuación de burla, jugueteo y musicalidad; y en seguida de una especie de ambigüedad

que cae entre lo sensual y lo misterioso, igual con una musicalidad muy marcada. Que a

continuación desglosaré con más detalle.

Uno de los componentes más importantes de este poema, es la gran carga musical que

posee. Lleno de aliteraciones, rimas, versos cortos y encabalgamientos que, además de darle

una sonoridad musical, aceleran el poema, y por supuesto, también aquel estribillo que abre,

cierra y se repite a lo largo del poema.


La estructura del poema se podría dividir en dos partes: la estrofa, la parte interna del

poema en la cual se detalla el discurso y desarrolla el tema; y el estribillo, la parte externa,

que recubre, el cual, por supuesto siempre es el mismo, y se presenta y repite al inicio, final

y entre cada estrofa.

El estribillo, a manera de coro, son estos dos versos, que, encabalgados, generan una

sensación de velocidad y urgencia, y debido a su discurso, un miedo y peligro: “CERRABAN

las puertas / contra la tormenta”. (Juan Ramón Jiménez, “Atmósfera”, vv. 1-2). La primera

vez que nos encontramos con este estribillo, al inicio del poema, lo hace con todas sus letras

mayúsculas la primera palabra, así atribuyendo al efecto de énfasis y sonoridad fuerte con la

que pretende iniciar este poema que, al menos hasta aquí, aparenta ser oscuro o catastrófico,

pero que se repite entre cada estrofa para llevar un ritmo de contraste entre lo negativo del

estribillo con la diversidad temática y musical de cada estrofa.

Conforme el poema avanza y entran las estrofas, la composición agarra velocidad y

una musicalidad mucho más marcada debido a la métrica, la rima, las aliteraciones y el

encabalgamiento antes mencionado. “En el cielo rápido / de entre dos portazos / […] abría el

relámpago / sus sinfines trágicos” (Jiménez, vv. 3-8). Esta primera estrofa habla de cómo la

tormenta anuncia su rápida llegada, y mantiene la sensación de urgencia del estribillo, gracias

al conjunto del discurso con las características métricas dichas.

La segunda estrofa, en su primer verso hace creer que el tono original del poema se

mantendría: “Todos se escondían / caras de cerillas” (Jiménez), para en seguida cambiar a

una burla muy musical, marcada por la rima, glosando entre paréntesis la metáfora burlesca

que se hace en el verso que siguió: “(verdes de las iras / que por las rendijas / colaban la fija

/ nube apocalíptica).” (Jiménez, vv. 13-16.)


La tercera y última estrofa, tiene una cualidad interesante, abandona el tono burlesco

o de tragedia y genera una atmósfera sensual, misteriosa, ambigua y bastante poética, y por

supuesto manteniendo esa constante del poema con la musicalidad y el ritmo. Que, a mi

parecer, Juan Ramón Jiménez emplea un uso muy inteligente de ésta junto con la aliteración

en esta última estrofa, como ejemplo: “tu carne de luna / en la nube oscura” (Jiménez, vv.

21-22), que presenta una repetición constante de las letras “n”, “l”, “a” y “u”; y que, debido

al encabalgamiento de estos versos al acelerar su ritmo, se enfatiza en esta unión de sonidos

que es bastante agradable al oído.

El poema, termina como inició, de nuevo con la misma estrofa de siempre, se podría

decir que encierra al poema contra la tormenta.

En conclusión, este poema hace de manera muy correcta alusión a su título:

“Atmósfera”. Juan Ramón Jiménez, de una manera precisa y brillante logra generar una

secuencia de diferentes atmósferas, de miedo, de burla o sensuales a raíz de la misma

premisa, que es que se acerca una tormenta. El poema utiliza todos sus recursos para retorcer

su planteamiento nuclear, y así desarrollar la situación con tan diferentes tonos entre sí.

Bibliografía

Gerardo Diego, Poesía española (antología), ed. de José Teruel, Cátedra, Madrid, 2007. P.

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