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Formación Psicológica
Fundamental
Psicología de la Atención y
Percepción
Parte I
6ECTS
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Grado en Psicología
Edita
Depósito Legal
En proceso
Grado en Psicología
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Glosario
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Parte I
Tema 1
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10 Psicología de la Atención y Percepción
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Comenzaremos en esta Introducción por hablar del proceso perceptivo que, en esta asignatura,
podemos asimilar al procesamiento humano de la información. Realmente se habla de proceso
porque se produce en una serie de etapas que dan como resultado nuestra capacidad de
percibir el mundo exterior. Una manera de entender cómo nosotros percibimos sin darnos
cuenta de la cantidad de procesos implicados es pensar en la percepción como en la
representación de una obra de teatro. Todos los espectadores saben que lo que se ve en el
escenario es sólo una pequeña parte de todas las actividades necesarias para la representación:
los actores y actrices se cambian la ropa cuando salen de escena, los tramoyistas trabajan para
cambiar los decorados, etc. Toda esa actividad no es contemplada por los espectadores, pero
resulta fundamental para que la obra se desarrolle con normalidad. Lo mismo sucede en
nuestro cerebro: lo que contemplamos es el resultado de muchos procesos que influyen en lo
que vemos pero de los que no somos conscientes.
Vamos a empezar el análisis de lo que sucede en el proceso perceptivo con un esquema que
nos haga entender algunas de sus etapas.
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El proceso perceptivo consiste en una secuencia de procesos que trabajan juntos para
determinar el modo en que experimentamos los estímulos ambientales y reaccionamos a
ellos. En la realidad es difícil distinguirlos porque se dan muy rápidamente y nosotros no
tenemos normalmente una sensación de percibir “por etapas”. Sin embargo, quienes han
estudiado estos procesos nos han aportado pistas sólidas sobre en qué consisten. Veamos cada
uno por orden fijándonos en los recuadros de la figura 1.1.
El proceso perceptivo comienza a partir de los estímulos . El estímulo se refiere a lo que hay en
el entorno, en el mundo que nos rodea. En el caso de la visión, por ejemplo, aquello que vemos
depende del estímulo luminoso, es decir, energía electromagnética que provoca la respuesta de
nuestros receptores visuales y a lo cual prestamos atención, de manera que lo procesamos y
almacenamos como un recuerdo que podemos recuperar después. Sin embargo, volviendo a las
primeras etapas, dicho estímulo, una vez que ha estimulado nuestros receptores, se
convierte en impulsos neuronales, lo que significa que es procesado. Cuando esos impulsos
neuronales que se han generado en los receptores se transmiten y llegan al cerebro, están
provocando cierta experiencia (visual, en este caso) y, muchas veces, acción (podemos
reaccionar a los estímulos, muchas veces simplemente prestándoles atención). Finalmente, la
consecuencia de esta experiencia y acción es el conocimiento. Este conocimiento, a su vez,
puede influir en nuestras percepciones y, de hecho, su efecto puede ocurrir en muchos puntos
del proceso (esto lo veremos con más detalle al final de este apartado). Veamos cada etapa en
detalle.
El estímulo es lo que está “ahí fuera”, el ambiente que nos rodea, aunque también puede
provenir de nuestro propio cuerpo. Si el estímulo ambiental está constituido por todas las cosas
de nuestro entorno que podemos percibir, eso significa que también puede haber otras que no
podemos percibir. El ejemplo más claro son las ondas de energía electromagnética a las que
nuestros receptores sensoriales no son sensibles. Este es un concepto muy importante, dado
que limita aquellas cosas que pueden ser entendidas como “estímulo” (todo aquello ante lo que
nuestras células receptoras sensoriales no estén preparadas para responder, no será un estímulo
para nosotros).
El estímulo ambiental no es, en realidad, el estímulo al que nosotros reaccionamos, dado que se
transforma al llegar a las células receptoras de nuestro cuerpo. Tradicionalmente se ha
considerado el estímulo ambiental como “estímulo distal” (“lo que está ahí fuera”), mientras que
al estímulo en los receptores se le ha considerado como “estímulo proximal” (la imagen de lo
que nos rodea no es a lo que responden los receptores, sino al brillo, color, etc. de una parte
minúscula de la imagen, es decir, el patrón de iluminación, que es lo que recae sobre cada uno
de los fotorreceptores).
No existe acuerdo entre quienes se han dedicado al estudio de la Percepción respecto a cómo
abordar el problema del estímulo atendido; esto es, la enorme cantidad de estimulación que
llega a nuestros sentidos está influyendo en las células sensoriales que tenemos en ellos pero si
no atendemos a alguno o algunos de ellos, casi con toda seguridad, no serán procesados.
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Ésta es una distinción importante porque muchas veces se equipara su procesamiento con el
hecho de ser consciente de ese estímulo. Sin embargo, nos estamos adelantando en la
explicación. Volviendo al esquema propuesto, nosotros no percibimos la imagen retiniana 1; ésta
es sólo una fase inicial en el proceso perceptivo. Por eso, aunque la imagen que se proyecta
sobre la retina está invertida, en realidad no importa mucho, dada la enorme potencia del
mecanismo responsable de realizar todas las fases posteriores del proceso.
En cuanto a la transducción , consiste en la transformación de la energía del estímulo en
impulsos nerviosos (ver figura 1.2. a). La transducción ocurre en el sistema nervioso cuando la
energía del entorno (como la energía de la luz, la presión mecánica o la energía química) se
transforma en energía eléctrica, es decir, en impulsos. En la visión, el patrón de luz proyectado
en la retina se transforma en señales eléctricas en millones de sus receptores visuales.
1
Éste es un error muy común: la gente tiende a pensar que “vemos” la imagen entera proyectada en una especie de pantalla que sería
la retina. El problema es que no hay nada más que los minúsculos receptores visuales para “ver” esa imagen, luego no hay elemento
único que nos permita ver, sino millones de células que responden a las características físicas de la luz que llega a ellos.
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Es importante darse cuenta de que el paso de la transmisión es esencial porque si los impulsos
no llegan al cerebro, no hay percepción (¡incluso si las células visuales han respondido a la luz,
si no se transmite su impulso no podemos ver nada!).
Figura 1.3. Transducción y transmisión del impulso de una célula receptora para el tacto.
Figura 1.4. Representación de los haces de fibras que forman los nervios. En la realidad, el nervio óptico, que lleva los
impulsos desde la retina hasta la corteza visual, está compuesto por alrededor de un millón de fibras nerviosas.
A veces se ha comparado lo que sucede con estas “señales” o impulsos nerviosos con la señal
que nos permite enviar “voz” a través de los teléfonos celulares. En realidad, lo que viaja por las
ondas no es, por supuesto, el sonido, sino las señales codificadas en las ondas que luego el
aparato receptor convierte en sonido. De la misma forma, el cerebro y el sistema nervioso
realizan la codificación neuronal de los estímulos físicos en impulsos neuronales. Pero una
diferencia con el caso del teléfono móvil es que, en el sistema nervioso, la señal que llega al
cerebro se transforma, de manera que, aun cuando representa al estímulo original,
normalmente es muy distinta de la señal original. La transformación que ocurre entre los
receptores sensoriales y el cerebro se realiza mediante un procesamiento neuronal, que tiene
lugar a medida que las señales que se originan en los receptores viajan a través de un laberinto
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de vías interconectadas entre los receptores y el cerebro y dentro de éste (ver figura 1.5.). En el
sistema nervioso, la representación eléctrica original del estímulo que ha sido creada por los
receptores se convierte, por el procesamiento, en una nueva representación del estímulo en el
cerebro (más adelante veremos con más detalle cómo ocurre esta transformación).
Figura 1.5. Representación de lo que sucede con la información captada por el sistema visual y sus vías principales (la
retina, el núcleo geniculado lateral y el área receptora del cortex visual) donde se produce gran parte del procesamiento.
Estamos abordando las últimas etapas del proceso perceptivo resumido en la figura 1.1. De
todo lo que ha sucedido con los estímulos y su transformación en impulsos nerviosos, que son a
su vez modificados por el procesamiento neuronal, usualmente no somos conscientes.
Solamente en las siguientes etapas esa actividad esas señales se transforman en cosas de las
que somos conscientes: percibimos, reconocemos y actuamos según los objetos que hay en el
entorno.
2
Ver Figura 1.7.
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Figura 1.6. El reconocimiento de objetos. ¿Qué ves aquí? Tomado de Blake, R., Sekuler, R. (2005).
Figura 1.7. El reconocimiento de objetos. La versión en escala de grises nos permite reconocer algo más fácilmente la
cabeza y parte del cuerpo de un ternero. Tomado de Blake, R., Sekuler, R. (2005).
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Tema 2
El enfoque psicofísico de la percepción fue presentado por Gustav Fechner, un físico que, en su
libro “Elementos de Psicofísica” (1860), acuñó el término psicofísica para referirse al uso de
métodos cuantitativos para medir las relaciones entre los estímulos (física) y la percepción
(psique). Estos métodos se siguen usando en la actualidad. Sin embargo, como también se
emplean otros muchos métodos no cuantitativos, emplearemos el término psicofísica más
ampliamente en este tema para referirnos a cualquier medición de la relación entre los
estímulos y la percepción. Un ejemplo de investigación en la que se utiliza el método psicofísico
sería medir la relación entre estímulo físico y percepción pidiendo a un observador/a que
responda si ve una luz de intensidad débil que se presenta frente a él (ver figura 2.1.a).
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En cambio, el enfoque fisiológico de la percepción implica medir la relación entre los estímulos
físicos y los procesos fisiológicos, así como entre los procesos fisiológicos y la percepción. Esto
es, en el primer caso implicaría averiguar la relación entre la intensidad del estímulo y la
intensidad de las respuestas de las células y, en el segundo, la relación entre las respuestas de
las células y lo que experimenta la persona. Como hemos dicho, la mayoría de las veces se
estudian las respuestas del sistema nervioso, pero también se puede estudiar la anatomía o los
procesos químicos implicados. En la figura 2.1.b se presentan ejemplos de estas distintas
maneras de abordar el estudio de la percepción. Un ejemplo de medición de la relación entre
estímulo y fisiología sería medir la respuesta de las neuronas de la corteza visual de un gato a la
presentación de franjas o barras de luz de diferentes orientaciones. En cambio, un ejemplo de
medición de la relación entre fisiología y percepción sería medir la actividad cerebral de una
persona mientras describe los objetos que está viendo.
Figura 2.1. Ejemplos de experimentos que miden las relaciones indicadas en el texto: A) Relación entre la intensidad del
estímulo (luz) y la percepción (ver la luz); B) Relación entre el estímulo (barra de luz) y la fisiología (le respuesta de las
neuronas de la corteza visual de un gato); C) Relación entre la fisiología (activación de áreas específicas del cerebro) y la
percepción (reconocer una imagen). Tomado de Goldstein (2006).
Aunque existan diferencias entre estos métodos, ambos tienen el mismo objetivo: explicar los
mecanismos responsables de la percepción. Por ello, tanto cuando medimos la relación
fisiológica entre estímulo y actividad de las neuronas visuales de un gato como cuando
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Además, también se estudia la manera en que los recuerdos, el conocimiento y las expectativas
influyen en la percepción. Estos factores, que hemos descrito como el punto de inicio del
procesamiento descendente, se llaman influencias cognitivas en la percepción.
a. Descripción.
Decimos que se emplea el método fenomenológico cuando pedimos a una persona que
describa lo que está percibiendo o que indique cuándo ocurre una percepción en particular. Se
le llama fenomenológico porque estudia los fenómenos tal como se presentan a la conciencia.
Este método es un primer paso en el estudio de la percepción porque describe lo que
percibimos. Esta explicación puede ser un nivel muy básico, como cuando notamos que
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podemos percibir que algunos objetos están más lejos que otros, que hay una cualidad
perceptual a la que llamamos “color” o distintas cualidades del gusto, como amargo, dulce y
agrio. Estas son algunas observaciones comunes que podríamos dar por seguras, pero aquí es
donde comienza el estudio de la percepción, porque estas son las propiedades básicas que
buscamos explicar.
b. Reconocimiento.
Cuando categorizamos un estímulo dándole un nombre, estamos midiendo la capacidad de
reconocimiento. El procedimiento para medir la capacidad de reconocimiento es simple: se
presenta un estímulo y el observador indica lo que es. En estos experimentos los estímulos
suelen ser imágenes de objetos en lugar de los objetos reales. Describir las percepciones con el
método fenomenológico y determinar la capacidad de una persona para reconocer los objetos
proporciona información acerca de lo que está percibiendo. Sin embargo, suele ser útil
establecer una relación cuantitativa entre el estímulo y la percepción. Una manera en que esto
se ha logrado ha sido por medio de métodos diseñados para medir la cantidad de energía del
estímulo necesaria para poder detectarlo. Veamos ahora alguno de estos otros métodos.
c. Detección.
Volviendo al libro “Elementos de Psicofísica” de Gustav Fechner, allí describió varios métodos
cuantitativos para medir la relación entre los estímulos y la percepción. Estos métodos (de
límites, de ajuste y de estímulos constantes) se llaman métodos psicofísicos clásicos porque
fueron los que se usaron originalmente para medir esta relación. En el siguiente apartado
ampliaremos éste y los siguientes métodos, dado que han sido los más utilizados por los
científicos en el estudio de la sensibilidad a los estímulos.
d. Estimación de magnitudes.
Si duplicamos la intensidad de un tono, ¿suena dos veces más fuerte? Si duplicamos la
intensidad de una luz, ¿es dos veces más brillante? Aunque varios investigadores, incluyendo a
Fechner, propusieron ecuaciones que relacionaban la intensidad del estímulo y su magnitud
percibida, no fue hasta 1957 que S.S. Stevens desarrolló una técnica llamada escalamiento o
estimación de magnitudes que medía con precisión esa relación (S.S. Stevens, 1957, 1961, 1962).
e. Búsqueda.
Hasta ahora hemos descrito métodos en los que el observador es capaz de hacer un juicio
perceptual en una situación relativamente estable. Cuando se le pide a una persona que
indique si puede ver un luz o diga la diferencia entre dos pesos, la precisión del juicio es lo
importante, no la velocidad con la que realiza ese juicio. Sin embargo, en algunas
investigaciones sobre la percepción se utilizan métodos que requieren que el observador
responda lo más rápido que pueda. Un ejemplo de eso métodos es la búsqueda visual, en la que
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la tarea del observador es encontrar un estímulo entre muchos otros lo más rápido posible. Un
ejemplo de búsqueda visual en una tarea cotidiana es como el descrito en el caso del partido de
fútbol: encontrar el rostro de una persona conocida entre una multitud. Algunas veces la tarea
es fácil (si quien buscamos lleva, por ejemplo, una prenda de color llamativo), mientras que
otras veces es difícil (si no se distingue mucho de quienes le rodean). Cuando veamos el
capítulo dedicado a la atención visual, describiremos experimentos de búsqueda visual en los
que lo que se mide es el tiempo de reacción, es decir, el tiempo entre la presentación del
estímulo y la respuesta del observador, que ha proporcionado información importante acerca
de los mecanismos responsables de la percepción.
El umbral absoluto.
El umbral absoluto es la cantidad más pequeña de la energía del estímulo que se requiere
para ser detectado. Por ejemplo, la cantidad más pequeña de energía luminosa que permite a
una persona detectar apenas un destello de luz sería el umbral absoluto para ver esa luz. Es
decir, se mide la intensidad mínima que debe tener un estímulo para ser detectado por un
observador, esto es, su sensibilidad (en este caso, a la intensidad de la luz). Existen tres métodos
básicos para determinar el umbral absoluto: el método de los límites, de ajuste y de estímulos
constantes.
En el método de los límites el experimentador presenta estímulos discretos (esto es, de uno en
uno), ya sea en orden de intensidad decreciente (serie descendente) o de intensidad creciente
(serie ascendente), tal como se muestra en la figura 2.2. La figura muestra los resultados de un
hipotético experimento con el método de los límites que mide el umbral de una persona para
escuchar un tono. En la primera serie de ensayos el experimentador presenta un tono con una
intensidad de 103 (todos los ejemplos son con unidades arbitrarias) y el observador indica que
escucha un tono respondiendo “sí”. Esta respuesta se marca en la tabla y se continúa el
procedimiento haciendo que el observador responda con cada intensidad decreciente de
estímulo que se presenta, hasta que responde “no” escuchó el tono. Este cambio de respuesta,
de “sí” (escucho el tono) a “no” (no escucho el tono), que se indica en la figura por la línea de
puntos es el punto de cruce o límite, determinándose que el umbral, en esta serie, estaría entre
las intensidades 99 y 98 (esto es, sería igual al punto medio o la intensidad 98.5). La siguiente
serie de ensayos comienza presentando un estímulo de intensidad por debajo del umbral del
observador, para que responda “no” (intensidad de 95) y continúa presentando intensidades
crecientes hasta el primer ensayo en que el observador responda “sí” (en el ejemplo, cuando la
intensidad llega a 100). Al repetir las series descendentes y ascendentes en este procedimiento,
unas veces comenzando por encima del umbral y otras, por debajo, el experimentador puede
determinar la intensidad correspondiente a este umbral calculando el promedio de todos estos
puntos de cruce o cambio de respuesta.
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Figura 2.2. Resultados hipotéticos de un experimento de detección de un tono mediante el método de los límites. Se registra
el valor intermedio de la intensidad correspondiente al cambio de respuesta: de “sí” (Y) a “no” (N) en las series descendentes
o de “no” a “sí” en las series ascendentes. Tomado de Goldstein (2006).
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Figura 2.3. Resultados de un experimento hipotético en el que el umbral para detectar una luz se mide mediante el método
de los estímulos constantes. El umbral, definido como la intensidad a la que la luz se detecta en la mitad de las
presentaciones (tal como se indica con la línea de puntos), es 180 en este experimento. Tomado de Goldstein (2006).
Respecto a estos ejemplos, hay que hacer notar dos precisiones importantes. En primer lugar,
que la intensidad de umbral absoluto siempre es una convención, un “compromiso estadístico”:
se toma un valor en función de un criterio estadístico, sea el punto medio entre dos
intensidades o la intensidad correspondiente al 50% de respuestas de detección. Esto es así
porque los observadores no son “detectores perfectos” que siempre dan la misma respuesta
cuando se presentan estímulos de diferente intensidad. Más adelante, cuando hablemos de la
Teoría de Detección de Señales, veremos la razón de por qué esto es así. Derivado de ello, es
preciso decir que el umbral absoluto nunca es un cambio abrupto desde la no detección en el
100% de los ensayos hasta la detección en el 100% de ensayos. Es decir, nunca hay un “escalón”
entre una intensidad que nunca es detectada y otra que es detectada siempre. En lugar de eso,
lo que tenemos en un cambio gradual como el que muestra la figura 2.3. Hay una “zona de
incertidumbre” en una franja estrecha de intensidades en la que la detección va aumentando, al
principio más lentamente y luego, más rápidamente. El umbral será, así un punto
correspondiente a una de esas intensidades en las que no siempre estamos seguros de que se
ha presentado el estímulo. De nuevo, retomaremos esa idea cuando hablemos de la Teoría de
Detección de Señales.
Cuando Fechner publicó “Elementos de Psicofísica”, no sólo describió sus métodos para medir
el umbral absoluto, sino también el trabajo de Ernst Weber (1795-1878), un fisiólogo que, unos
años antes de la publicación del libro de Fechner, midió otro tipo de umbral: el umbral
diferencial.
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Umbral Diferencial.
El umbral diferencial , llamado en adelante DL (del alemán “Differenze Limen”, que se traduce
como umbral diferencial) es la diferencia más pequeña en intensidad entre dos estímulos que
una persona puede detectar. Los métodos de Fechner se pueden utilizar también para medir el
umbral diferencial, sólo que en lugar de pedir a los participantes que indiquen si detectan un
estímulo, se les pregunta si notan una diferencia entre dos estímulos. Por ejemplo, el
procedimiento para medir el umbral diferencial para sentir un peso es como sigue: se ponen
dos pesos en cada mano, como muestra la figura 2.4. ; uno es un estímulo estándar, y el otro es
un peso de comparación. El observador juzga, sólo con base en el peso (él no puede verlos) si
son iguales o distintos. Luego se aumenta un poco el peso de comparación y el observador
juzga de nuevo si es “igual” o “diferente”. Esto continúa (variando de manera aleatoria el lado en
que se pone el peso de comparación) hasta que el observador dice “diferente”. El umbral
diferencial es la diferencia entre los pesos estándar y de comparación cuando el observador dice
“diferente” por primera vez.
Figura 2.4. El umbral diferencial (DL) para la estimación de pesos. a) La persona puede detectar la diferencia entre una peso
estándar de 100 gramos y un peso de 102 gramos, pero no puede detectar una diferencia menor, así que el DL es de 2
gramos. b) Con un peso estándar de 200 gramos, el peso de comparación debe ser de 204 gramos para que la persona
pueda detectar una diferencia, así que el DL es de 4 gramos. La fracción de Weber, que es la proporción entre el DL y el peso
estándar, es constante. Tomada de Goldstein (2011).
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Usando estos métodos, Weber notó que cuando la diferencia entre los pesos estándar y de
comparación era pequeña, resultaba difícil para sus observadores detectarla, pero distinguían
con facilidad diferencias mayores. Esto no resulta sorprendente, pero Weber fue más allá.
Encontró que el umbral diferencial dependía de la intensidad del estímulo estándar. Por
ejemplo, si el DL para un peso de 100 gramos era de 2 gramos (es decir, un observador podía
detectar la diferencia entre un peso de 100 gramos y uno de 103 gramos pero no podía detectar
diferencias menores), en cambio el DL para un peso de 200 gramos era de 4 gramos. Así, a
medida que aumenta la magnitud o intensidad del estímulo, también aumenta el tamaño
del umbral diferencial o DL.
Las investigaciones sobre varios sentidos han demostrado que en un rango bastante amplio de
intensidades, la proporción entre el DL y el estímulo estándar es constante. Esta relación, basada
en las investigaciones de Weber, fue definida en términos matemáticos por Fechner como DL /
S = K y la llamó la ley de Weber. K es una constante llamada fracción de Weber y S es el valor
del estímulo estándar. Aplicando esta ecuación a nuestro ejemplo anterior del levantamiento de
pesos, encontramos que para el estándar de 100 gramos, K = 2 g /100 g = 0.02, y para el
estándar de 200 gramos, K = 4 g / 200 g = 0.02. Así, en este ejemplo, la fracción de Weber (K) es
constante. De hecho, en la actualidad varios investigadores han encontrado que la ley de Weber
se aplica en la mayoría de sentidos, siempre que la intensidad del estímulo no sea muy cercana
al umbral (Engen, 1972; Gescheider, 1976).
Tabla 2.1. Fracciones de Weber para varias dimensiones sensoriales. (Fuente: Teghtsoonian, 1971). Tomado de Goldstein
(2006).
La propuesta de Fechner de los tres métodos psicofísicos para medir el umbral y su defensa de
la ley de Weber para el umbral diferencial fueron eventos muy importantes en la historia de la
psicología científica porque demostraron que la actividad mental se podía medir de manera
cuantitativa, lo cual muchas personas en el siglo XIX pensaron que era imposible. Sin embargo,
quizá lo más importante de estos métodos es que, aun cuando se propusieron en el siglo XIX,
se siguen usando en la actualidad. Además de utilizarlos para determinar umbrales en
investigaciones de laboratorio, las versiones simplificadas de los métodos psicofísicos se han
empleado para medir con detalle la visión de las personas cuando necesitan gafas, o para medir
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26 Psicología de la Atención y Percepción
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la audición al hacer pruebas en busca de una posible pérdida auditiva. Se puede afirmar que, si
existen verdaderas leyes en Psicología, éstas son las leyes psicofísicas.
Finalmente, los métodos psicofísicos clásicos se desarrollaron para medir los umbrales absoluto
o diferencial. Pero, ¿qué hay de las percepciones que ocurren por encima del umbral? La mayor
parte de nuestra experiencia cotidiana ocurre en condiciones de intensidad de estimulación
muy por encima del umbral, cuando podemos ver y oír fácilmente lo que sucede a nuestro
alrededor. Medir estas percepciones requiere una técnica llamada estimación de magnitudes,
de la que ya se ha hablado. Veamos ahora con algo más de detenimiento cómo es el
procedimiento para estas estimaciones.
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respuesta coincide casi exactamente con los incrementos en la magnitud o intensidad del
estímulo (por ejemplo, cuando pasamos de una longitud física de la línea de 1 a 2, el incremento
de la respuesta es el mismo, al igual que cuando pasamos de una longitud física de 2 a 4). Es
decir, al duplicar la longitud de la línea, el observador dice que parece tener el doble de
longitud.
Figura 2.5. Relación entre magnitud o intensidad percibida e intensidad física de los estímulos (en unidades arbitrarias)
para distintas modalidades sensoriales: brillo (en color azul), longitud de una línea (color rojo) y descarga eléctrica (color
verde). (Tomada de Smith, Nolen-Hoeksema, Fredrickson y Loftus, 2003).
En la figura 2.5. los tres tipos de ecuación tienen una pendiente distinta en función del valor de
r, el valor de exponente o potencia. Si éste es mayor de 1, ello dará lugar a una expansión de
respuesta (como en el caso de la respuesta perceptiva a la sensación que produce una descarga
eléctrica). Si es igual a 1, ello producirá una respuesta que aumenta de manera lineal, como en el
ejemplo de la estimación de la longitud de líneas, mientras que un valor de exponente menor
de 1 (como en el caso de la respuesta perceptiva al brillo de un estímulo luminoso) producirá
una contracción de respuesta. De esta manera, la relación entre la magnitud de la respuesta y la
intensidad del estímulo se describe por medio de una ley de potencia para todos los sentidos, y
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el exponente de la ley de potencia indica si duplicar la intensidad del estímulo producirá el que
la respuesta aumente más o menos del doble.
Ocurre lo opuesto para la respuesta a las descargas eléctricas, que tiene un exponente mayor
que 1, lo que produce la expansión de la respuesta dolorosa ante pequeños incrementos de la
intensidad de la descarga. Este crecimiento rápido en el dolor sirve para advertirnos del peligro,
por lo que tenderemos a evitar incluso descargas de poca intensidad.
La Teoría de Detección de Señales (Swets, 1964), afirma que, a veces, los observadores pueden
estar respondiendo que detectan un estímulo cuando éste no tiene la intensidad suficiente
como para superar el umbral. Esto es así porque, aunque nuestros sentidos son muy sensibles,
en los experimentos psicofísicos los observadores tienen que detectar intensidades muy
débiles, superpuestas a un fondo de “ruido” sensorial (aislar los sentidos de todos los demás
estímulos excepto el que presenta el experimentador es muy difícil, o casi imposible, dado que
las propias células sensoriales tienen una actividad espontánea). Por ello, pueden estar dando
una respuesta de detección cuando realmente no están muy seguros de haber detectado un
estímulo muy débil. Al estímulo en un experimento de detección se le llama “señal” en esta
teoría. La Teoría de Detección de Señales (en adelante, TDS) considera que el ruido son todos los
demás estímulos en el entorno y, como las señales por lo general son muy débiles, a veces
pueden confundirse con la señal.
La TDS dice, además, que puede haber diferencias individuales en la tendencia de los
observadores a responder ante el más mínimo indicio de la presencia de estímulo o a no hacerlo
hasta tener la absoluta seguridad de que éste se ha presentado. Según la Teoría, estas
diferencias se refieren al sesgo o criterio de respuesta, que haría a unos observadores mucho
más liberales y a otros, más conservadores. Es importante destacar que esta tendencia o sesgo
3
Ésta no es la única influencia en la sensibilidad a la luz. También existen mecanismos de adaptación de la sensibilidad de los
pigmentos visuales, así como la función de la pupila.
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Dice “sí” en 90 ensayos. Esta respuesta correcta (decir “sí” cuando se detecta el
tono) se llama Acierto en la terminología de la TDS.
Dice “no” en 10 ensayos. Esta respuesta incorrecta (decir “no” cuando se
presenta un estímulo, se llama Fallo.
Cuando no se presenta ningún tono, Manuel:
Dice “sí” en 40 ensayos. Esta respuesta incorrecta (decir “sí” cuando no hay
estímulo) se llama Falsa Alarma.
Dice “no” en 60 ensayos. Esta respuesta correcta (decir “no” cuando no se
presenta ningún estímulo) se llama Rechazo Correcto.
Estos resultados nos indican que Manuel tiende a decir “sí” con facilidad, esto es, al menor
indicio de que ha podido presentarse el tono. Esto le proporciona una alta tasa de aciertos
(90%) pero también hace que diga “sí” en muchos ensayos en los que no se presentaba el tono,
de manera que a su tasa de aciertos se le añade una alta tasa de falsas alarmas. Si hiciéramos un
experimento similar con Georgina, la amiga de Manuel, y encontráramos que obtiene una tasa
de aciertos menor (70%) pero una tasa de falsas alarmas también menor (por ejemplo, 20%)
diríamos que Georgina tiene un criterio más estricto.
Hay que destacar que la teoría psicofísica clásica no contemplaba la distinción entre sensibilidad
y criterio o sesgo de respuesta. Ante los ensayos en los que no se presenta estimulo, la teoría
clásica no tiene una explicación para el hecho de que los observadores respondan a veces que sí
está presente. La aportación más relevante de la TDS es que permite distinguir entre ambos
aspectos: la sensibilidad y el sesgo. Estas características de la respuesta del observador pueden
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30 Psicología de la Atención y Percepción
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plasmarse gráficamente en la curva COR (Curva de Operación del Receptor, o curva ROC en
inglés).
Esta gráfica se obtiene de cruzar los resultados de la tasa de aciertos (calculada en probabilidad,
no en porcentaje) y la tasa de falsas alarmas. En el caso de nuestros dos observadores se
obtendrían las siguientes curvas COR:
Figura 2.6. A y B. Curvas de Operación del Receptor para dos observadores diferentes (Manuel, arriba y Georgina, abajo)
con distinto sesgo o criterio de respuesta. En el caso de Manuel, hay una alta tasa de aciertos, pero también una tasa
elevada de falsas alarmas (criterio liberal), mientras que en el caso de Georgina, la tasa de aciertos en menor, pero también
la tasa de falsas alarmas (criterio conservador). Elaboración propia.
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Formación Psicológica Fundamental
La altura de la curva respecto a la diagonal nos indica si la sensibilidad ha sido mayor o menor.
Como podemos apreciar, las dos curvas son iguales en altura, lo que nos dice que la sensibilidad
de ambos observadores ha sido la misma. Manuel y Georgina han distinguido la presencia del
tono igual de bien, solamente que a través de “estrategias” o criterios distintos: en el caso de
Manuel, tiende a decir muchas veces que “sí” estaba presente el tono (acertando muchas veces,
pero a costa de cometer muchas falsas alarmas), mientras que Georgina necesitó de más
seguridad para decir que sí estaba presente (reduciendo su tasa de falsas alarmas pero también
su tasa de aciertos).
El sesgo o criterio de respuesta también puede ser alterado por otras influencias, como por
ejemplo, recompensas económicas. En otro ejemplo muy distinto, se cita la tarea de detectar la
presencia de posibles tumores en radiografías por parte de los médicos como una tarea de
detección que implica consecuencias de importancia. Un médico en esta situación sentirá que
su criterio o sesgo deberá ser forzosamente liberal (decir muchas veces que una cierta mancha
en la radiografía podría ser un tumor), antes que arriesgarse a equivocarse dejando pasar una
sombra sospechosa que luego realmente sea un tumor pero que se ha dejado demasiado
tiempo sin tratar. Es decir, preferirá equivocarse teniendo muchas falsas alarmas (algo que
podría ser un tumor, finalmente no lo es al ser analizado) que equivocarse cometiendo fallos
(dejar pasar supuestos tumores que al final se confirman demasiado tarde).
En resumen, podemos emplear una serie de métodos psicofísicos para determinar los umbrales
absolutos. ¿Qué determina esa intensidad del umbral? Obviamente, es importante el
funcionamiento fisiológico de los ojos y el sistema visual de la persona. Pero algunos
investigadores han señalado que quizá otras características de la persona también influyen en la
determinación de la intensidad del umbral, como hemos visto en la TDS acerca del criterio de
respuesta. ¿Cuáles son las implicaciones de que las personas tengan diferentes criterios de
respuesta? Si lo que nos interesa es determinar cómo responde una persona a distintos
estímulos, por ejemplo, medir cómo varía el umbral de una persona en particular para distintos
colores), entonces no necesitamos tomar en cuenta el criterio de respuesta porque
comparamos las respuestas de la misma persona. Incluso el criterio de respuesta no sería muy
problemático si examinamos a varias personas y promediamos sus respuestas.
Sin embargo, si deseamos comparar las respuestas de dos personas, sus criterios de respuesta
distintos podrían influir en los resultados. Por fortuna, el procedimiento para manejar este factor
se encuadra en la TDS, tal como hemos visto, aun superficialmente. Para profundizar en la TDS
se debe consultar la bibliografía específica.
Dado que en la asignatura de Bases Biológicas del Comportamiento ya se aborda el aspecto del
funcionamiento neuronal y la transmisión del impulso nervioso, toca ahora explicar cómo se
produce la conversión o codificación de los estímulos en impulsos nerviosos, y cómo interpreta
el cerebro las diferentes intensidades y cualidades de esa estimulación. Comenzaremos por
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32 Psicología de la Atención y Percepción
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algunos hechos básicos del procesamiento neuronal y continuaremos con la forma en cómo se
representa el entorno por medio de la activación de las neuronas, es decir, del código sensorial.
Pero antes de eso, veamos algunos conceptos relevantes sobre la codificación, empezando por
la forma en que registramos la actividad de la célula, así como los conceptos de impulso
excitatorio e inhibitorio y, finalmente, la convergencia neuronal.
Cuando la fibra nerviosa está en reposo, el osciloscopio registra una diferencia de potencial de -
70 milivoltios (un milivoltio equivale a 1/1000 voltios), como se muestra a la derecha de la figura
2.7.a. Este valor, que permanece igual mientras no haya impulsos en la neurona, se llama
potencial de reposo. En otras palabras, el interior de la neurona es 70 mV negativo en
comparación con el exterior y permanece así mientras la neurona esté en reposo.
La figura 2.7.b muestra lo que sucede cuando el receptor neuronal es estimulado para que se
transmita un impulso por el axón. Conforme la señal pasa por el electrodo registrador, la carga
en el interior del axón aumenta a +40 milivoltios en comparación con el exterior. A medida que
la señal continúa pasando por el electrodo, la carga en el interior de la fibra invierte su curso y
comienza a volverse negativa de nuevo (figura 2.7.c), hasta que regresa al nivel de reposo
(figura 2.7.d). Este impulso, llamado potencial de acción, dura aproximadamente 1 milisegundo
(1/1000 segundos).
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Figura 2.7. El potencial de acción y la transmisión del impulso nervioso: a) Cuando una fibra nerviosa está en reposo hay
una diferencia de carga de -70 mV entre el interior y el exterior de la fibra. Esta diferencia se mide a través del dispositivo de
la izquierda, con dos electrodos (uno dentro de la célula y otro, fuera) y se muestra en el panel de la derecha, mediante la
variación del potencial con el tiempo; b) En esta primera fase, a medida que el sodio con carga positiva (Na+) fluye hacia el
interior del axón, el exterior de la neurona se vuelve más positivo. Esto se indica por el cambio en la carga eléctrica hacia los
+40 mV y consiste en la fase de potencial de acción; c) A medida que el potasio con carga positiva (K+) fluye hacia el
exterior del axón, el interior del mismo se vuelve más negativo (fase de descenso del potencial de acción); d) al final, la
neurona vuelve a su estado de reposo (Tomado de Goldstein, 2006).
Una propiedad importante del potencial de acción es que se trata de una respuesta propagada,
es decir, una vez que inicia la respuesta, ésta viaja por todo el axón sin que su intensidad
disminuya. Esto significa que si moviéramos el electrodo registrador de la figura 2.7. a una
posición cercana al final de axón, la respuesta registrada sería del mismo potencial de acción
que se midió donde estada colocado originalmente (es decir, pasaría por las mismas fases de -
70 mV a +40 mV y vuelta a los -70 mV).
Esta es una propiedad sumamente importante del potencial de acción porque permite que las
neuronas transmitan señales a grandes distancias.
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*Ver los siguientes enlaces para consultar vídeos sobre el registro de los potenciales de acción del
axón gigante del calamar por los premios Nobel P. F. Baker y A. Hodgkin, a principios de los años 70:
Vídeo 1
The Squids Giant Axons.
http://www.youtube.com/watch?v=omXS1bjYLMI&feature=endscreen
Vídeo 2
Action Potentials from Squid.
http://www.youtube.com/watch?v=k48jXzFGMc8&feature=related
Enlace 1
Action Potentials from Squid.
http://www.science.smith.edu/departments/NeuroSci/courses/bio330/squid.html
Otra propiedad es que el potencial de acción permanece de la misma intensidad sin importar
cómo de intenso es el estímulo. Se puede demostrar esto a través de los registros de la
activación de una neurona ante estímulos de diferentes intensidades. La figura 2.8. muestra lo
que sucede cuando hacemos esto con una célula receptora de la piel sensible a la presión. Cada
potencial de acción se representa como una fina línea en estos registros porque se comprime la
escala de tiempo para mostrar varios de esos potenciales de acción.
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Figura 2.8. Ilustración de los registros de actividad celular de una hipotética célula sensible al tacto ante estímulos de
diferente intensidad (panel inferior): a) respuesta de la célula sensorial a una presión ligera; b) respuesta a una presión de
intensidad media; c) respuesta a presión intensa. (Arriba: tomada de Goldstein, 2006; abajo: tomada de Smith, Nolen-
Hoeksema, Fredrickson y Loftus, 2003).
Los tres registros de la figura 2.8. representan la respuesta medida en el axón de la célula
receptora a tres intensidades de presión sobre la piel. La figura 2.8.a (a la derecha) muestra
cómo responde el axón a una estimulación suave en la piel y en las figuras 2.8.b y 2.8.c se
observa cómo cambia la respuesta a medida que aumenta la presión. Al comparar estos tres
registros llegamos a una importante conclusión: cambiar la intensidad del estímulo no afecta a
la magnitud de los potenciales de acción, pero sí afecta a la tasa de activación, esto es, el
número de esas respuestas o potenciales de acción en un intervalo de tiempo (marcado con las
líneas discontinuas azules). Si la primera flecha de color azul (a la izquierda) marca el inicio del
estímulo de presión, la segunda flecha (a la derecha) marca el final de dicho estímulo.
Recordemos que las otras líneas representan la actividad espontánea de la célula, que se da
incluso en ausencia de estimulación. Esta actividad espontánea establece un nivel de base de
activación para la neurona. La presencia de estimulación normalmente ocasiona un aumento de
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36 Psicología de la Atención y Percepción
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la actividad por encima de este nivel espontáneo, pero en algunas condiciones puede causar
que la activación disminuya por debajo del nivel espontáneo (hablaremos más de ello a
continuación cuando abordemos el concepto de inhibición).
Aunque aumentar la intensidad del estímulo puede incrementar la tasa de activación, hay un
límite máximo para el número de impulsos nerviosos por segundo que pueden pasar por un
axón. Este límite ocurre debido a una propiedad del axón llamada periodo refractario, que es
el intervalo entre el momento en que ocurre un impulso nervioso y el momento en que se
puede generar el siguiente impulso en el axón. Como el periodo refractario para la mayoría de
las neuronas es de aproximadamente 1 ms, el límite máximo de la tasa de activación de una
neurona es de aproximadamente 500 a 800 impulsos por segundo.
Igualmente importante es darse cuenta de que, al aumentar la intensidad del estímulo, no sólo
aumenta la tasa de respuesta de la célula, sino también la regularidad con la que se producen
los potenciales de acción o descargas neuronales. En esto consiste la codificación de la
intensidad de los estímulos: si al cerebro llega un patrón de impulsos de este tipo que
acabamos de describir, interpreta que se trata de un estímulo de intensidad elevada (en este
caso, una fuerte presión aplicada a la piel).
La función del potencial de acción es comunicar información. Para que sea útil, la información
sobre el aumento de la estimulación de un receptor debe transmitirse a otras neuronas y,
finalmente, al cerebro para que podamos reaccionar a ella.
Para empezar, observemos el circuito de la figura 2.9, que muestra cinco situaciones distintas en
la respuesta de una neurona a la que hemos insertado un electrodo para registrar su actividad, y
que tiene sinapsis con los botones terminales de otras dos neuronas. Mientras que la sinapsis
marcada con la letra E es excitatoria, la marcada con la letra I es inhibitoria. La parte derecha de
cada una de esas cinco alternativas se parece mucho al gráfico B de la figura 2.9, donde se
mostraba más o menos lo mismo, pero de una célula sin conexiones excitatorias e inhibitorias
con otras.
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Figura 2.9. Efecto de un impulso excitatorio (E) y otro inhibitorio (I) en la frecuencia o tasa de activación de una neurona. El
grado de excitación e inhibición de la neurona se indica mediante el tamaño de las flechas en las sinapsis. Las respuestas
que registra el electrodo se muestran a la derecha. La actividad espontánea es la activación que se está produciendo antes
del impulso. Tomado de Goldstein, 2006.
Cuando la neurona recibe un input excitatorio, la frecuencia de activación aumenta por encima
del nivel espontáneo, tal como se muestra en la figura 2.9.a, pero, a medida que el grado de
inhibición aumenta en relación con la excitación (ver figura 2.9.b y c), la frecuencia de activación
disminuye. En las figuras 2.9.d y e, la inhibición es tan fuerte que la frecuencia de activación
nerviosa desciende por debajo del nivel de la actividad espontánea. Toda esta variación en la
actividad de la siguiente neurona depende, como ya se ha estudiado, de la acción de los
neurotransmisores, que pueden ser excitatorios o inhibitorios.
¿Por qué existe la inhibición? Es decir, si una de las funciones de las neuronas es transmitir su
información a otras neuronas, ¿por qué los potenciales de acción de una de ellas ocasionarían la
liberación de neurotransmisores inhibitorios que lo que hacen es disminuir o eliminar la
activación nerviosa en la siguiente célula? La respuesta es que la función de las neuronas no
es sólo transmitir la información, sino también procesarla (ver diagrama del proceso
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38 Psicología de la Atención y Percepción
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perceptivo en la figura 1.1) y, por tanto, tanto la excitación como la inhibición son
necesarias para este procesamiento.
Para presentar los principios básicos de los circuitos neuronales describiremos algunos circuitos
sencillos. Para nuestro ejemplo usaremos circuitos que tienen receptores que responden a la
luz. Sin embargo, primero describiremos un circuito neuronal sencillo y luego aumentaremos en
dos etapas la complejidad de este circuito, observando la manera en que este aumento de la
complejidad afecta a la respuesta de este circuito a la estimulación.
Veamos el diagrama de la figura 2.10. Éste muestra siete fotorreceptores (que se indican con las
elipses azules), cada uno de los cuales tiene sinapsis con otra neurona (cuerpos celulares, que se
indican con los círculos rojos). Estas siete sinapsis son excitatorias (están indicadas por
conexiones con forma de Y griega invertida). Empezamos iluminando el receptor número 4 con
un punto de luz y registrando la respuesta de la célula B. Después ampliamos ese punto de luz
hasta abarcar también los receptores 3 y 5, además del 4, luego a los 2 al 6 y, finalmente, a todos
(1 al 7). La respuesta de la neurona B, que se muestra en la parte derecha de la figura 5.16 indica
que esta neurona se activa cuando estimulamos al receptor nº 4, pero que la estimulación de
otros receptores no le afecta porque sólo está conectada al 4. Así, la activación de la neurona B
indica simplemente que su receptor ha sido estimulado, pero no proporciona más información
acerca de la luz que ha actuado como estímulo.
Figura 2.10. Un circuito neuronal sin convergencia. Se indica la respuesta de una célula (B) a medida que aumentamos el
número de receptores estimulados. Tomado de Goldstein, 2012.
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Grado en Psicología 39
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Figura 2.11. Circuito con convergencia. Ahora la neurona B recibe información de todos los receptores, así que aumentar el
tamaño del estímulo, aumenta el tamaño de la respuesta de B. Tomado de Goldstein, 2012.
Como en el circuito anterior, todas las sinapsis son excitatorias, pero con la adición de la
convergencia, la célula B ahora recibe información de todos los receptores. Cuando medimos la
tasa de activación de la célula B, encontramos que cada vez que aumentamos el área del
estímulo visual sobre estos receptores de la retina, la tasa de activación de B aumenta, como se
muestra a la derecha de la figura 2.11. Esto ocurre porque la estimulación de más receptores
aumenta la cantidad de transmisor excitatorio liberado en la sinapsis con B. Así, en este circuito,
la respuesta de la neurona B proporciona información sobre el tamaño del área estimulada.
Aumentamos ahora la complejidad del circuito agregando dos sinapsis inhibitorias, indicadas
por terminaciones con forma de T (recordemos que las sinapsis excitatorias están indicadas por
conexiones con forma de Y griega invertida) para dar lugar al circuito de la figura 2.12, en el que
las neuronas A y C inhiben a la neurona B. Consideremos lo que sucede en este caso, a medida
que aumentamos el número de receptores estimulados al ampliar la zona iluminada. El punto
de luz estimula al receptor 4 que, por medio de su conexión excitatoria, aumenta la tasa de
activación de la neurona B. Al extender la iluminación para incluir a los receptores 3 al 5,
aumenta la información que sale de dos o más sinapsis excitatorias hacia B y aumenta su
activación. Hasta ahora, este circuito se comporta de manera similar al circuito anterior de la
figura 2.11. Sin embargo, cuando extendemos aún más la iluminación para incluir también los
receptores 2 y 6 sucede algo diferente: los receptores 2 y 6 activan a las neuronas A y C que, a
su vez, liberan neurotransmisores inhibitorios en la neurona B, lo que disminuye su tasa de
activación. Al aumentar de nuevo el tamaño del estímulo para iluminar también los receptores 1
y 7, se incrementa la cantidad de inhibición y disminuye aún más la respuesta de la neurona B.
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40 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 2.12. Circuito con convergencia e inhibición. Como la estimulación de los receptores extra (1, 2, 6 y 7) envía
inhibición a la neurona B, ésta responde mejor cuando sólo se estimulan los receptores centrales. Tomado de Goldstein,
2012.
Así, en este circuito, la neurona B se activa débilmente ante un estímulo pequeño (un punto que
sólo estimula un receptor; el número 4) o uno mucho más grande (como podría ser una larga
franja de luz que iluminara los receptores 1 a 7), mientras que se activa mejor ante un estímulo
con longitud media (una barra o franja que ilumine los receptores 3 a 5). Por lo tanto, la
combinación de la convergencia y la inhibición ha ocasionado que la neurona B responda mejor
a un estímulo luminoso de un tamaño específico. Por ello, las neuronas que tienen sinapsis
con la neurona B hacen mucho más que solamente transmitir impulsos eléctricos; actúan
como parte de un circuito neuronal que proporciona información sobre una propiedad del
estímulo como es su forma.
El campo receptivo de una célula es el área o zona de los receptores con los que está
conectada y cuya activación, por tanto, influye en su tasa de respuesta. Para describir los
campos receptivos utilizaremos el ejemplo de los receptores visuales, que cubren la parte
posterior del ojo dentro de la retina, y el nervio óptico, que transmite señales fuera del ojo
(figura 2.13.; ver también figura 1.4).
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Grado en Psicología 41
Formación Psicológica Fundamental
Figura 2.13. Representación de un campo receptivo o conjunto de receptores que están conectados con la misma célula
ganglionar. En este caso se trata de un campo receptivo de centro excitatorio y periferia inhibitoria, esto es, una zona
circular central cuyos receptores, al ser estimulados, envían impulsos excitatorios a la célula ganglionar y una zona anular
periférica cuyos receptores, al ser estimulados, envían impulsos inhibitorios a esa misma célula. (Adaptado de Lindsay y
Norman, 1975).
Un tipo de células o neuronas que existen en la retina y que están conectadas con los
receptores visuales se llaman células ganglionares. Si los receptores están dispuestos como en
una especie de tapiz que forma la retina (esa superficie repleta de los extremos sensibles de los
fotorreceptores), sus terminaciones hacen todas sinapsis con la misma célula que se encuentran
una (o varias) capa/s por debajo de ella. Podemos pensar en la superficie de la retina como la
parte superior de la figura 2.14. Siendo cada uno de los puntitos de esa superficie vista desde
arriba el extremo sensible a la luz de las células fotorreceptoras, la parte inferior representa cada
una de las células ganglionares de la capa inferior. Es evidente que hay muchas más células
receptoras en el diagrama superior que células ganglionares en el inferior. Por tanto, muchos de
esos fotorreceptores estarán conectados a la misma célula ganglionar (se trata del mismo
concepto de convergencia neuronal que ya hemos visto).
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42 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Figura 2.14. Convergencia de los receptores en células ganglionares de la periferia de la retina del conejo. Cada punto del
recuadro superior representa tres receptores, mientras que cada punto del recuadro inferior simboliza una célula
ganglionar. La gran diferencia entre el número de receptores y el de células ganglionares significa que en cada célula
ganglionar convergen las señales de muchos receptores (tomado de Masland, 1988).
Vídeo 3
El concepto de campo receptivo de una célula ganglionar está descrito visualmente en
la siguiente dirección (minuto 3:00).
http://quietube.com/v.php/http://www.youtube.com/watch?v=ePSz6oQ2cuk&feature
=fvwrel
Sin embargo, la peculiaridad en estas disposiciones de células que hemos llamado campos
receptivos, es que las células de partes distintas de estas áreas envían excitación o
inhibición a la célula ganglionar. Imaginemos que podemos proyectar un estímulo visual
como un punto de luz sobre la zona de un campo receptivo que elijamos y registrar
simultáneamente la actividad de la célula ganglionar a que está conectado.
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Grado en Psicología 43
Formación Psicológica Fundamental
Figura 2.15.a y b. Una luz presentada en la periferia de este campo receptivo centro-on (o excitatorio) y periferia-off (o
inhibitoria) (Figura 2.15.a, arriba), produce un descenso en la tasa de respuesta de la célula ganglionar, mientras que una
luz proyectada sobre el área central del campo receptivo (Figura 2.15.b, a la abajo) provoca un aumento de la tasa de
respuesta de esa misma célula (tomada de Lindsay y Norman, 1975).
La situación que estamos describiendo se presenta gráficamente en las figuras 2.15.a y b. Este
campo receptivo se llama campo receptivo centro excitatorio/periferia inhibitoria porque la
región central, al ser estimulada, envía impulsos excitatorios a la célula ganglionar, mientras que
si se estimula la región periférica del mismo, se envían impulsos inhibitorios sobre esa misma
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44 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
célula. También hay campos receptivos de centro inhibitorio-periferia inhibitoria en los que la
estimulación del centro disminuye la activación y la estimulación de la periferia aumenta la
activación (campos receptivos centro-off/periferia-on).
Figura 2.16. Campo receptivo con centro excitatorio/periferia inhibitoria y respuesta de la célula ganglionar en la retina de
un gato a un estímulo situado: fuera del campo receptivo (A); dentro del área excitatoria (B) y dentro del área inhibitoria del
campo receptivo de la célula (C). Adaptado de Goldstein, 2006.
En el caso del diagrama de la figura 2.16, la parte izquierda nos muestra la disposición del
campo receptivo, igual a la ya vista en la figura 2.13. En la parte central se ilustran tres posibles
situaciones de estimulación de tres zonas diferentes, fuera (marcadas con las letra A) y dentro
del campo receptivo (B y C). En el panel de la izquierda se representa la tasa de respuesta de la
célula ganglionar. Mientras que la estimulación de áreas de la retina situadas fuera del campo
receptivo (A) no produce ninguna alteración sobre el nivel de base de respuesta de la célula
ganglionar, la estimulación de los receptores del centro excitatorio (B) provocará un aumento
de la tasa de respuesta. Por el contrario, la estimulación de la periferia inhibitoria producirá una
disminución o incluso la supresión de las respuestas de la célula ganglionar. Ver enlace
siguiente, para la explicación visual de uno de estos campos receptivos:
Vídeo 4
Ver enlace siguiente para la explicación visual de uno de estos campos receptivos.
http://quietube.com/v.php/http://www.youtube.com/watch?v=hgZFuq2S15A&featur
e=related
4
Hemos utilizado el término neurona, en lugar de célula, dado que estas células son de tipo neuronal, con una estructura que
mantiene las características fundamentales de las neuronas.
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Grado en Psicología 45
Formación Psicológica Fundamental
como se muestra en b). El antagonismo centro-periferia ocurre cuando el punto de luz se vuelve
suficientemente grande como para empezar a cubrir el área inhibitoria, como en c) y d). La
estimulación de la periferia inhibitoria contrarresta la respuesta excitatoria del centro, lo que
ocasiona una disminución en la tasa de activación de la neurona. Por tanto, esta neurona
responde mejor a un punto de luz que es del mismo tamaño que el centro excitatorio del
campo receptivo. Esta pauta de activación de la célula es similar a la mostrada en las figuras
2.10. a 2.12. El circuito neuronal que creó el campo receptivo de la figura 2.16 es una versión
más compleja de nuestro circuito hipotético de la figura 2.12, pero el principio básico de cómo
la excitación, la inhibición y la convergencia pueden determinar la manera en que una neurona
responde a los estímulos es el mismo.
Figura 2.17. Respuesta de un campo receptivo centro-on/periferia-off. El sombreado representa el área estimulada con la
luz (como en la Figura 2.15), mientras que la respuesta al estímulo se indica mediante los registros que aparecen debajo de
cada campo receptivo. A medida que aumenta el tamaño del área estimulada (es decir, el tamaño del estímulo) dentro de
la región excitatoria del campo receptivo (como en las Figuras 2.10 a 2.12): a) y b), la respuesta aumenta; c) y d) la
respuesta disminuye, debido a que la luz empieza a estimular el área inhibitoria del campo receptivo. Esta célula muestra
una respuesta máxima a un tamaño de estímulo que coincide con el tamaño del centro del campo (adaptado de Hubel y
Wiesel, 1961).
Pero al mismo tiempo que reconocemos la importancia de que los campos receptivos indiquen
las propiedades de las neuronas, no hay que perder de vista que nuestro objetivo es explicar la
percepción. No sólo nos interesa saber cómo funcionan las neuronas, sino la manera en que la
información de los impulsos nerviosos representa las cosas que percibimos en el entorno. La
pregunta pertinente es, pues la de cómo es que la activación de las neuronas representa las
distintas características del entorno. Hay diferentes respuestas a estas preguntas que coinciden
con los apartados que vamos a abordar a continuación.
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46 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Figura 2.18. Ilustración de cómo se podrían codificar los rostros por medio de la codificación específica. Cada rostro
provoca que una neurona especializada responda. Tomada de Goldstein, 2006.
De acuerdo con el principio de codificación por especificidad, la cara de Carlos provocaría una
alta tasa de disparo en la neurona 1, pero nula en las neuronas 2 y 3. Del mismo modo, caras
distintas (Silvia, Javier) producirían la misma respuesta en otra de las diferentes neuronas (2 y 3
respectivamente), pero ninguna respuesta en las demás. De acuerdo con este principio se
puede afirmar que la cara de Carlos estaría representada por la activación de una sola neurona,
la nº 1, a la que podríamos llamar la “neurona Carlos”. Esto implica que debería haber neuronas
específicamente sintonizadas con cada rostro u objeto del entorno. La idea de que hay
neuronas individuales, cada una de las cuales responde a un estímulo específico, fue propuesta
en la década de los 60 por Jerzy Konorski (1967) y Jerry Lettvin. Letvin acuñó la expresión
“neurona abuela” para describir este tipo altamente específico de célula. Una “célula abuela”,
según Lettvin es una neurona que responde sólo a un estímulo específico. Éste podría ser una
imagen específica, como una foto de su abuela, o un concepto como el de las abuelas en
general (Gross, 2002). Las neuronas de la figura 2.18. podrían catalogarse como “células abuela”.
¿Existen evidencias de este tipo de células?
Hasta hace poco no había tanta evidencia de neuronas que responden a un estímulo específico.
Sin embargo, recientemente Rodrigo Q. Quiroga, del Caltech y sus colaboradores (2005)
tomaron registros de neuronas que respondían a estímulos muy concretos. Obtuvieron
registros de ocho pacientes con epilepsia que tenían electrodos implantados en el hipocampo o
en el lóbulo temporal medial (MTL, en inglés) para ayudarles a localizar con precisión dónde se
originaban sus ataques, como parte de la preparación para la cirugía.
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Grado en Psicología 47
Formación Psicológica Fundamental
una neurona respondió únicamente a todas las fotografías de la actriz Jennifer Aniston, pero no
lo hizo fotos de la propia Aniston con su ex pareja Brad Pitt, o a las caras de otras personas
famosas, no famosas, animales o edificios (ver figura 2.19).
Figura 2.19. Una sola unidad en el hipocampo posterior izquierdo es activada exclusivamente por diferentes imágenes de la
actriz Jennifer Aniston. a) Se muestran respuestas a 30 de las 87 imágenes presentadas. No hubo respuestas
estadísticamente ignificativas a las otras 57 imágenes. Para cada fotografía se exhiben los correspondientes gráficos de
rastros (raster plot5) (el orden del número de ensayo se da de arriba abajo). Tomada de Quiroga et al., 2005.
Otra neurona respondió a las fotografías de la actriz Halle Berry. Esta neurona respondió, no sólo
a sus fotos, sino también a dibujos de ella, fotos de ella vestida como “Catwoman”, de Batman, e
incluso a las palabras “Halle Berry” (ver figura 2.20). Una tercera neurona respondió a varias
imágenes del Opera House de Sidney.
5
Dado que los potenciales de acción son siempre iguales (estereotipados), la información más importante que portan es su tasa de
descarga. Un gráfico de rastros (raster plot) reemplaza cada potencial de acción con una marca que corresponde el punto donde el
trazo bruto de voltaje cruza algún valor de umbral.
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48 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Figura 2.20. Una sola unidad en el hipocampo posterior izquierdo es activada exclusivamente por diferentes imágenes de la
actriz Halle Berry (igual que en la Fig. 2.29). a) Sorprendentemente, esta célula responde, no sólo a fotografías de ella, sino
también a dibujos, a fotos de ella vestida como Catwoman y a la cadena de letras ‘Halle Berry’ (fotografía no. 96). Tal
respuesta invariante no puede ser atribuida a características comunes de los estímulos. Tomada de Quiroga et al., 2005.
Es importante destacar que estas neuronas estaban en el hipocampo y el MTL, que son áreas
relacionadas con el almacenamiento de recuerdos. La función de estas estructuras, además del
hecho de que las personas sometidas a las pruebas tenían un historial de experiencias
anteriores con estos estímulos, podría significar que los objetos familiares y bien recordados
podrían ser representados por la activación de unas cuantas neuronas muy especializadas.
Pero, ¿son éstas “neuronas abuela” como las que describíamos antes? Según Quiroga y
colaboradores (2008), la respuesta es no. Señalan que es improbable que estas neuronas
respondan a un objeto o concepto único, por varias razones. En primer lugar, si hubiera sólo una
o algunas neuronas que respondieran a una persona o concepto en particular sería sumamente
difícil encontrarla entre los cientos de millones de neuronas de las estructuras existentes.
Quiroga y sus colaboradores (2005, 2008) también señalan que, si hubieran tenido tiempo para
presentar más fotografías, tal vez habrían encontrado otros estímulos que ocasionaran que las
células se activaran; de hecho, estiman que las células de las áreas que estudiaban
probablemente respondan a una cantidad de 50 a 150 individuos, conceptos u objetos
distintos. La idea de que las neuronas responden a varios estímulos distintos es la base de una
alternativa a la especificidad, que es la idea de la codificación distribuida. Esta alternativa se
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Grado en Psicología 49
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Figura 2.21. Cómo se podrían codificar los rostros por medio de la codificación distribuida. Cada rostro provoca que todas
las neuronas se activen, pero el patrón de activación es distinto para cada rostro. Una ventaja de este método de
codificación es que muchos rostros podrían ser representados por la activación de las tres neuronas. Tomada de Goldstein,
2006.
Una de las ventajas de la codificación distribuida es que no requiere una neurona especializada
para cada objeto del entorno, como sucede con la codificación específica. En su lugar, la
codificación distribuida permite la representación de gran cantidad de estímulos por medio de
la activación de un pequeño grupo de neuronas. En nuestro ejemplo, la activación de sólo tres
neuronas indicaría la presencia de tres rostros distintos, pero estas tres neuronas también
podrían ayudar a identificar otras caras (por ejemplo, en la figura 2.21, las caras de Rocío y
Teresa).
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Formación Psicológica Fundamental
Tema 3
Ahora que ya sabemos algo acerca del proceso perceptivo, del enfoque psicofísico de la
percepción y de los principios del funcionamiento y de la codificación neuronal (Temas 1 y 2),
estamos preparados para aplicar estos enfoques al estudio de los sistemas perceptivos,
comenzando por el más importante de los sentidos que es la visión. Empezaremos describiendo
lo que sucede al principio de la visión en el sistema visual, comenzado por la luz que entra por
los ojos hasta llegar a lo que ocurre en algunas áreas visuales del cerebro.
La visión se basa en la luz visible, que es un tipo de energía que se encuentra en una franja
de ondas electromagnéticas que denominamos “espectro de luz visible” (Pokorny y Smith,
1986). Las ondas comprendidas en este continuo que es el espectro de energía
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electromagnética se pueden diferenciar por su valor de longitud de onda; esto es, la distancia
entre los picos que forman dichas ondas. Cada forma de energía electromagnética tiene un
valor característico de longitud de onda. Por ejemplo, los rayos gamma tienen un valor de
-12
longitud de onda extremadamente corta (longitud de ondaλ o≈ 10 metros, o una diez
milmillonésima de metro). Por el contrario, las ondas de radio tienen una longitud de onda larga
(λ≈ 10+4 metros, o 10.000 metros).
Figura 3.1. El espectro electromagnético, que muestra la gran cantidad de energía en el entorno y la pequeña cantidad
dentro de ese espectro, llamada luz visible, que podemos ver. La longitud de onda está en nanómetros (nm), donde 1 nm=
10-9 metros. (Adaptada de: http://cs-fs-primero.blogspot.com.es/2011/04/espectro-electromagnetico.html).
La luz visible, como decíamos, es la energía dentro del espectro electromagnético que
podemos percibir los seres humanos. Comprende una franja de entre los aproximadamente 400
a 700 nanómetros. Para los seres humanos y algunos otros animales la longitud de onda está
relacionada con los distintos colores del espectro (también representados en la figura 2.1).
Aunque normalmente especificaremos la luz en términos de su longitud de onda, también
podemos decir que la luz consta de pequeños bloques de energía llamados fotones, donde un
fotón es la unidad mínima de energía luminosa. Esto es así porque la luz puede entenderse
como una onda o como un corpúsculo (dualidad onda-corpúsculo; Packer y Williams, 2003;
Kaiser y Boynton, 1996; Wyszecki y Stiles, 1982).
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Grado en Psicología 53
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formar imágenes nítidas de los objetos en la retina, que contiene los receptores para la visión
(ver figura 3.2 y 3.3.).
Figura 3.2. La imagen de los objetos a los que miramos directamente se enfoca sobre una parte de la retina que se llama
fóvea. La sección ampliada de la retina (en el centro) muestra los receptores y otras células que la componen. A la derecha,
microfotografía de una sección similar de la retina (foto: Mitchell Glickstein).
Figura 3.3. Esquema que explica cómo se proyecta la imagen sobre la retina.
Una vez que la luz se refleja desde un objeto, necesita ser enfocada en la retina. La córnea, es
decir, la cubierta transparente de la parte frontal del ojo, representa aproximadamente el 80%
del poder de resolución del ojo pero, al igual que las lentes de las gafas, está fija en un lugar, así
que no puede ajustar su enfoque. El cristalino, que proporciona el 20% restante de la capacidad
de enfoque, puede cambiar de forma para ajustar ese enfoque y captar con la mayor nitidez los
estímulos localizados a diferentes distancias.
Podemos entender cómo el cristalino ajusta su enfoque si lo comparamos con la lente de una
cámara de fotos. Lo que hace el cristalino es un proceso de acomodación, variando su grosor
para enfocar los objetos dependiendo de la distancia a la que están situados: si están a una
mayor distancia, el grosor del cristalino cuando está relajado es suficiente como para enfocar los
objetos sin tener que variar su forma; en cambio, cuando esos objetos están cerca, el cristalino
debe hacerse algo más grueso, combándose como resultado de la acción de los músculos
ciliares que controlan su grosor. Este aumento de la curvatura refracta los rayos luminosos que
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54 Psicología de la Atención y Percepción
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pasan por el cristalino, de manera que la imagen del objeto esté perfectamente enfocada sobre
la retina (ver figura 3.4).
Cuando la imagen de los objetos se proyecta sobre la fóvea, esta imagen debe transformarse en
impulsos nerviosos para que podamos tener la experiencia visual correspondiente. Lo hace de
forma que cada receptor visual responde a las características de la luz de una pequeñísima parte
de la imagen (su brillo o intensidad, su color…). Existen unos 130 millones de células sensibles a
la luz en nuestra retina, así que podremos recrear la imagen (al menos una parte) con gran
detalle.
Hay dos tipos de receptores visuales, los bastones y los conos (ver figura 3.5.), que contienen
sustancias químicas sensibles a la luz y que, cuando reaccionan a ésta, desencadenan señales
eléctricas (impulsos).
Vídeo 5
Presentación animada del proceso visual (Vision – Light and Neuronal Activity).
http://quietube.com/v.php/http://www.youtube.com/watch?v=AuLR0kzfwBU&feature
=related
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Grado en Psicología 55
Formación Psicológica Fundamental
Figura 3.5. A la izquierda, dibujo esquemático del extremo sensible a la luz de bastones y conos (tomado de Young, 1970). A
la derecha, micrografía de escaneo de electrones (SEM) coloreada para mostrar la diferente apariencia de ambos (tomada
de Science Photo Library).
Estas señales fluyen a través de la red de neuronas que forman la retina. Luego pasan de la parte
posterior del ojo al nervio óptico, el cual las conduce hacia el cerebro. Tanto la córnea como el
cristalino o lente (situados en la parte frontal del ojo, figura 3.2), así como también los
fotorreceptores y las neuronas de la retina, conforman aquello que vemos mediante las
transformaciones que ocurren al inicio del proceso perceptivo. Veamos con un poco más de
detalle lo que sucede en esta primera fase del proceso: la transducción.
La transducción es realizada por los receptores, que son neuronas especializadas en recibir
energía en forma de luz y transformarla en impulsos nerviosos. Los receptores para la visión
(conos y bastones) tienen diferentes propiedades que afectan a nuestra percepción. Pero eso lo
veremos en breve. En este punto, como ambos funcionan de manera muy similar en la
transducción, no haremos distinciones, centrándonos en el esquema del receptor (bastón) de la
figura 3.6. La parte más importante del receptor para la transducción es el segmento exterior,
porque aquí es donde la luz actúa para crear electricidad. Los segmentos exteriores del
bastón contienen discos apilados. Cada disco contiene miles de moléculas de pigmento
visual, una de las cuales está ampliada en la parte derecha de la figura 3.6.
Figura 3.6. Esquema de un bastón y amplificación de uno de los discos apilados del segmento exterior. Al ampliar aún más
la membrana de uno de esos discos, se aprecia la molécula de pigmento visual que está situada en la membrana, entre el
interior y el exterior del disco.
Al amplificar una molécula individual, podemos ver que ésta es una larga cadena de proteína
llamada opsina (figura 3.7), que serpentea siete veces a través de la membrana del disco.
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56 Psicología de la Atención y Percepción
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Nuestro principal interés se centra en un lugar donde se une a ella una molécula llamada
retinal. Cada molécula de pigmento visual contiene sólo una de estas diminutas moléculas
retinales. La molécula retinal es fundamental para la transducción, ya que es la parte del
pigmento visual que es sensible a la luz.
Figura 3.7. Amplificación en la que se muestra la manera en que la proteína opsina de la molécula de pigmento visual
cruza siete veces la membrana del disco. La molécula retinal sensible a la luz se une a la opsina en el lugar indicado por el
círculo negro.
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Figura 3.8 Ilustración que muestra el proceso de isomerización en la rodopsina. Tomado de Goldstein (2011).
¿Cómo puede la medición de una relación psicofísica decirnos algo sobre la fisiología? Podemos
apreciar cómo es posible esto considerando lo que sucede cuando un médico escucha los
latidos del corazón para sacar conclusiones acerca de su condición fisiológica. Por ejemplo, un
sonido pulsante en los latidos podría indicar que tal vez una o más válvulas del corazón no
estén funcionando de modo adecuado.
Así como el médico puede obtener conclusiones acerca de la fisiología del corazón escuchando
los latidos, el psicólogo Selig Hetch (Hetch, Schlaer y Pirenne, 1942) pudo hacerlo respecto a la
fisiología de la transducción al determinar la capacidad de una persona para ver débiles
destellos de luz.
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58 Psicología de la Atención y Percepción
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Hecht encontró que una persona podía detectar un destello de luz que contenía 100
fotones, una cantidad minúscula de energía, estimada en unos 4 x 10-7 Julios (para hacernos
una idea de lo escaso de la energía de este estímulo consúltese la tabla 3.2 con datos de flujo de
fotones por segundo en un metro cuadrado que emiten fuentes luminosas que sirven de
referencia). Para establecer cuántas moléculas de pigmento visual se isomerizaron por este
destello, analizó lo que sucedió con esos 100 fotones antes de que llegaran al pigmento
visual. Lo primero que sucede es que la mitad de los fotones rebotan en la córnea o son
absorbidos por el cristalino y por el humor vítreo. Por tanto, sólo 50 de los 100 fotones
originales llegan a la retina en la parte posterior del ojo. Pero de estos 50, sólo siete son
absorbidos por la retinal del pigmento visual sensible a la luz. El resto choca con la opsina más
larga (que no es sensible a la luz) o se filtra entre los receptores visuales. Esto significa que una
persona ve un destello de luz cuando sólo siete moléculas de pigmento visual son
isomerizadas (ver también Sackett, 1972, quien obtuvo un resultado similar) (figura 3.9).
Tabla 3.2. Densidad media del flujo de fotones de distintas fuentes luminosas en situaciones comunes.
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Figura 3.9. El observador del experimento de Hecht et al. (1942) pudo ver un destello de luz que contenía 100 fotones. De
éstos, 50 llegaron a la retina y siete fueron absorbidos por las moléculas de pigmento visual.
Pero Hecht no se detuvo ahí, sino que también quería determinar cuántas de dichas
moléculas deben isomerizarse para activar un receptor (bastón). Podemos comprender
cómo lo hizo al analizar la figura 3.10, que muestra que el destello de luz que vieron los
observadores de Hecht cubrió aproximadamente 500 receptores en la retina. Como ya había
determinado que los observadores veían la luz cuando se isomerizaban sólo siete moléculas de
pigmento visual, Hecht se preguntó lo siguiente: ¿qué probabilidades hay de que dos de estos
siete fotones lleguen al mismo receptor? La respuesta es clara: muy pocas. Por ello, Hecht
concluyó que sólo se isomerizaba una molécula de pigmento visual por receptor cuando su
observador decía que veía la luz; por tanto, la isomerización de una sola molécula de
pigmento visual puede activar un receptor.
Figura 3.10. En la Figura se muestran los siete fotones del experimento de Hecht, Shlaer y Pirenne (1942) sobre 500
bastones. Hecht pensó que, como sólo había 7 fotones pero 500 receptores, era más probable que cada fotón entrara a un
receptor distinto. Por tanto, la sola isomerización de una molécula de pigmento visual en esos 7 bastones produjo la
percepción de la luz.
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1. Una persona puede ver una luz si se activan simultáneamente siete bastones en la
retina.
2. La isomerización de una sola molécula de pigmento visual puede activar un bastón.
Lo atractivo del experimento de Hecht es que usó el método psicofísico, midiendo la relación
entre estímulo y percepción para extraer conclusiones acerca del funcionamiento fisiológico del
sistema visual. Posteriormente veremos otros experimentos que emplean el mismo enfoque
cuando abordemos la visión del color y el movimiento, la percepción del tono, etc.
Figura 3.11. Este dibujo simboliza la cascada de enzimas que ocurre cuando una sola moléculas de pigmento visual es
activada por la absorción de un cuanto de luz. En la secuencia real de eventos, cada molécula de pigmento visual activa
cientos de moléculas que, a su vez, activan cerca de mil moléculas más. De esta manera, la isomerización de una sola
molécula de pigmento activa casi un millón de moléculas más. Tomada de Goldstein (2011).
Una sustancia química biológica que, en pequeñas cantidades facilita las reacciones químicas
de esta manera, se llama enzima. Así, la secuencia de reacciones desencadenadas por la
molécula de pigmento visual activada se llama cascada enzimática. De esta manera,
isomerizar una molécula de pigmento visual puede provocar un efecto químico
suficientemente grande como para activar el bastón.
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La visión puede darse sólo si los pigmentos visuales de los bastones y los conos
transforman en electricidad la luz que llega a la retina. Sin embargo, ahora veremos que
estos pigmentos no sólo determinan si vemos o no, sino que también definen aspectos
específicos de nuestras percepciones. Veremos la manera en que las propiedades de estos
pigmentos ayudan a determinar nuestra sensibilidad a la luz, comparando la visión
predominantemente por bastones con la visión predominantemente por conos. Para ello
repasaremos antes la diferente distribución de ambos en la retina.
Figura 3.12. Gráfico que muestra la concentración de conos (línea de color rojo) y bastones (en color negro),
desde el lado temporal hasta el lado nasal (indicado en grados de excentricidad respecto al punto central), en
términos de miles de receptores por milímetro cuadrado (Tomado de Osterberg, 1935).
Hay una pequeña zona, la fóvea, que sólo contiene conos. Al estar en la parte
central de la retina, cuando miramos directamente un objeto, esta imagen recae
en la fóvea.
La retina periférica, que incluye toda la retina excepto la fóvea, contiene
bastones y conos. Es importante destacar que, aun cuando la fóvea es el
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62 Psicología de la Atención y Percepción
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lugar donde sólo hay conos, hay muchos de ellos en la retina periférica. La
fóvea es tan pequeña (aproximadamente, del tamaño de esta “o”) que sólo
contiene cerca del 1% (esto es, 50.000) de los seis millones de conos que hay en
la retina (Tyler, 1997a, 1997b).
Hay más bastones que conos en la retina periférica, primero porque la
mayoría de los receptores de la retina se localizan ahí, y segundo porque hay
casi 120 millones de bastones y seis millones de conos (ver figuras 3.13 y 3.14
para una representación de la diferente densidad de receptores).
Figura 3.13. Conos en la fóvea central (A) y en la fóvea exterior (B). Tomado de Williams (1991).
Figura 3.14. Conos y bastones en la periferia de la retina. A medida que pasamos de (C) a (F) nos vamos
alejando hasta la periferia extrema (obsérvese que va disminuyendo el número de conos y bastones y la
densidad de ambos tipos de receptores).Tomado de Williams (1991).
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Finalmente, hay un área de la retina (que se indica en la figura 3.12 por la franja vertical de
líneas discontinuas) donde no hay receptores. La figura 3.15 muestra una ampliación del lugar
donde ocurre eso. Debido a la ausencia de receptores, este lugar se llama “punto ciego”.
Figura 3.15. Ilustración del punto ciego. Esta zona de la retina no tiene fotorreceptores porque corresponde al lugar de la
retina por donde deben salir los axones de las células ganglionares que conforman el nervio óptico. Este aparente “fallo de
diseño” en realidad no es tal y no afecta a nuestra visión, dado que el cerebro se las arregla para “rellenar” el hueco que
deja la imagen que recae en el punto ciego.
Aunque normalmente no seamos conscientes del punto ciego, puede obtenerse una
demostración de su existencia realizando la siguiente experiencia con la ilustración de la figura
3.16 (ver explicación en el pie de la figura).
Figura 3.16. Demostración del punto ciego. Cierre su ojo izquierdo y aproxime la página poco a poco mirando con su ojo
derecho a la cruz sin desviar la vista. Llegará un momento (aproximadamente, entre 23 y 8 centímetros de la superficie de
la hoja) en que el círculo negro de la derecha desaparece. Cuando esto sucede, la imagen del círculo recae sobre el punto
ciego.
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64 Psicología de la Atención y Percepción
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¿Por qué razón no somos normalmente conscientes del punto ciego? Una razón es que éste se
localiza a un lado del campo visual, donde los objetos no se enfocan con nitidez. Debido a esto
y a que no sabemos exactamente dónde buscarlo (al contrario que en la demostración, en la
que enfocamos nuestra atención sobre el círculo), usualmente el punto ciego es difícil de
detectar.
Sin embargo, la razón principal de que no podamos verlo es que algún mecanismo del cerebro
“rellena” la parte de la imagen que recae sobre el punto ciego (Churchland y Ramachandran,
1996). Pero el cerebro no llena con “nada” el área de la imagen que recae en el punto ciego, sino
que crea una percepción igual al patrón circundante (ver Ramachandran, 1992).
Quizá hayas notado que, por la noche, al apagar las luces para ir a dormir, al principio resulta
difícil ver algo, pero poco a poco comienzas a distinguir las cosas que momentos antes no
podías. Sin embargo, a medida que experimentamos el aumento de la sensibilidad de la
visión en la oscuridad, quizá no reparamos en que este proceso se da en dos etapas: una
etapa inicial de rápido aumento de la sensibilidad y una etapa posterior de aumento más
lento. Estas dos etapas se revelanal analizar la curva de adaptación a la oscuridad, que es un
diagrama de cómo cambia la sensibilidad visual en la oscuridad, comenzando por el momento
en que se apagan las luces.
6
Algo más adelante descubriremos por qué hay que esperar unos 30 minutos.
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Grado en Psicología 65
Formación Psicológica Fundamental
Figura 3.17. Muchas representaciones populares de los piratas incluyen el parche como elemento distintivo. ¿Eran casi
todos los piratas tuertos, se trataba de un adorno o era en realidad un instrumento eficaz para el combate en la oscuridad,
bajo la cubierta de los barcos? Fuente: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:ICS020114.jpg
Vamos a obviar la forma en que se han obtenido los datos de esta curva de adaptación a la
oscuridad y a concentrarnos en lo que implica la figura 3.18. En primer lugar, hay que decir que
la curva, aunque se inclina hacia abajo, en realidad está indicando un aumento de la
sensibilidad a través de la disminución del umbral para la detección de un estímulo. Por ello, es
importante observar que cuando la curva (indicada por la combinación de línea discontinua y
línea continua) desciende, ello significa que la sensibilidad del observador aumenta. Según la
curva, a medida que continúa la adaptación a la oscuridad (el tiempo que se pasa en la
oscuridad), el observador se vuelve más sensible a la luz.
Figura 3.18. Las tres curvas de adaptación a la oscuridad (de los conos y bastones y la conjunta). Explicación en el texto.
Tomada de Goldstein (2006).
Las curvas comienzan realmente en los puntos marcados sobre el eje vertical de la sensibilidad y
rotulados como “sensibilidad adaptada a la luz de los conos” y “sensibilidad adaptada a la luz de
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66 Psicología de la Atención y Percepción
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los bastones”, pero existe un pequeño retardo entre el momento en que se apagan las luces y el
momento en que comienza la medición de las curvas.
Al principio, la mayor sensibilidad de los conos hace que nuestra visión esté controlada por este
sistema de receptores. Pero, después de pasados de 3 a 5 minutos, los conos terminan por
alcanzar su máxima sensibilidad. Mientras tanto, la sensibilidad de los bastones ha ido
aumentando; tanto que a los 7 minutos de iniciada la adaptación los bastones superan la
máxima sensibilidad de los conos haciéndose más sensibles que éstos. Cuando los bastones se
vuelven más sensibles que los conos comienzan a controlar la visión de la persona, que ve
entonces predominantemente más gracias a este tipo de receptores. El momento en que los
bastones comienzan a determinar la visión adaptada a la oscuridad se denomina “punto de
ruptura conos-bastones”.
¿Por qué los bastones tardan casi 30 minutos en alcanzar su máxima sensibilidad en
comparación con los 3 a 5 minutos que tardan los conos? Al parecer, la adaptación a la
oscuridad de los conos es más rápida que la de los bastones porque se regenera más
rápidamente el pigmento visual de los conos que el de los bastones. Este proceso de
regeneración de los pigmentos fue investigado por Wald (1968) y, de forma pionera, por W.
Rushton (1961). Veamos a continuación este punto con algo más de detalle.
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Grado en Psicología 67
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Figura 3.19. La incidencia de la luz produce el cambio en la forma de la molécula. Esto provoca también la decoloración del
pigmento visual.
¿Significa esto que todo nuestro pigmento visual se decolora si permanecemos en la luz? Esto
no sería nada bueno, ya que para que se dé el proceso de transducción y que podamos ver
necesitamos moléculas de pigmento visual intactas. Por suerte, incluso en la luz, mientras
algunas moléculas absorben luz, se isomerizan y se separan, las moléculas que se han separado
experimentan un proceso llamado regeneración del pigmento visual, en el que la retinal y la
opsina vuelven a unirse.
Mientras miramos esta página, algunas de nuestra moléculas de pigmento visual se isomerizan
y decoloran, pero otras se regeneran. De hecho, este es un proceso continuo, de manera que
para la mayoría de los niveles de luz en los que nos desenvolvemos, siempre tenemos una parte
del pigmento decolorado y otra parte del pigmento intacto. Si se apagaran las luces, el
pigmento visual decolorado continuaría regenerándose, pero no habría más isomerización, así
que con el paso del tiempo nuestra retina contendría sólo moléculas del pigmento intacto (sin
decolorar).
A medida que la retinal se combina con la opsina en la oscuridad, el pigmento recobra su color
rojo más oscuro. William Rushton (1961) ideó un procedimiento para medir la regeneración del
pigmento visual en los seres humanos. Las mediciones de Rushton mostraron que el pigmento
de los conos tarda 6 minutos en regenerarse por completo, mientras que el pigmento de los
bastones tarda más de 30 minutos. Al comparar el ritmo de regeneración de los pigmentos de
conos y bastones con el proceso de adaptación psicofísica a la oscuridad, encontró que ambos
coincidían. ¡Ahora ya sabemos por qué hay que esperar unos 30 minutos para alcanzar la
máxima sensibilidad a la luz!
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68 Psicología de la Atención y Percepción
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Grado en Psicología 69
Formación Psicológica Fundamental
Figura 3.20. Umbral para ver una luz en función de su longitud de onda. (Tomada de Wald, 1964).
La capacidad para ver las longitudes de onda a lo largo del espectro suele mostrarse
gráficamente no en términos de umbral, sino en relación con la sensibilidad. De hecho,
podemos convertir los datos de umbral en datos de sensibilidad con la siguiente ecuación:
sensibilidad = 1/umbral. Cuando lo hacemos, obtenemos la curva de la figura 3.21, llamada
curva de sensibilidad espectral.
Figura 3.21. Sensibilidad relativa en función de la longitud de onda (la curva de sensibilidad espectral) (Tomada de Wald,
1964).
Medimos la curva de sensibilidad espectral de los conos haciendo que las personas vean
directamente la luz de prueba, de manera que ésta estimule sólo los conos de la fóvea, y
presentando destellos de las diferentes longitudes de onda a lo largo del espectro. Medimos la
curva de sensibilidad espectral de los bastones midiendo la sensibilidad después de que el ojo
se adapta a la oscuridad (así los bastones controlan la visión porque son los receptores más
sensibles) y presentando destellos de luz a un lado del punto de fijación.
Las curvas de sensibilidad espectral de los conos y bastones (figura 3.22) muestran que los
bastones son más sensibles a la luz de longitud de onda corta que los conos, pues los primeros
son más sensibles a luz de 500 nm y los segundos, a la luz de 560 nm. Esta diferencia de
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70 Psicología de la Atención y Percepción
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sensibilidad de los conos y los bastones a distintas longitudes de onda significa que a medida
que la visión pasa de los conos a los bastones durante la adaptación a la oscuridad, nos
volvemos relativamente más sensibles a la luz de longitud de onda corta, es decir, a la luz más
cercana al extremo azul y verde del espectro.
Figura 3.22. Curvas de sensibilidad espectral para los bastones (izquierda) y los conos (derecha). Los círculos de la curva de
los bastones representan el espectro de absorción del pigmento visual del bastón. (Tomada de Wald, 1964).
El efecto de esta percepción más acentuada de las longitudes de onda corta durante la
adaptación a la oscuridad recibe el nombre de “efecto Purkinje”, en honor al fisiólogo checo
Johannes E. Purkinje, quien describió este fenómeno en 1825. Se puede experimentar este
cambio en la sensibilidad al color que ocurre durante la adaptación a la oscuridad al cerrar uno
de sus ojos durante 5 o 10 minutos (para que se adapte a la oscuridad) y luego observar
alternativamente con ese ojo y con el otro las flores de la figura 3.23. Verás que la flor azul
parece más brillante que la roja cuando se mira con el ojo adaptado a la oscuridad.
Figura 3.23. Dibujos para la demostración del “efecto Purkinje”. Ver explicación en el texto.
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Grado en Psicología 71
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comparada con la longitud de onda de esa luz. En la figura 3.24 se muestran los espectros de
absorción de los pigmentos de los bastones y los conos. El pigmento de los bastones se absorbe
mejor a 500 nm, el área azul y verde del espectro.
Hay tres espectros de absorción para los conos porque, como sospechabas a estas alturas, hay
tres clases de conos que se diferencia por el tipo de pigmento que contienen. El pigmento de
longitud de onda corta (C) absorbe mejor la luz a unos 419 nm; el pigmento de longitud de
onda media (M) absorbe mejor luz de unos 531 nm y el pigmento de longitud de onda larga (L)
la absorbe mejor a unos 558 nm.
Figura 3.24. Espectro de absorción de los tres pigmentos de los conos (tomado de Dartnall et al., 1983).
Con las evidencias que hemos presentado, queda claro que la sensibilidad de los bastones y los
conos en la oscuridad (sensibilidad adaptada a la oscuridad) y la sensibilidad a las diferentes
longitudes de onda (sensibilidad espectral) están determinadas por los pigmentos visuales de
los receptores. Pero, desde luego, la percepción no resulta determinada sólo por lo que sucede
en los receptores. Como ya dijimos, las señales viajan desde los receptores a través de una red
de neuronas en la retina y luego salen del ojo por el nervio óptico. A continuación veremos
cómo afecta a la percepción lo que sucede en esta red de neuronas.
En la figura 3.2 veíamos a la derecha la fotografía de un corte transversal de la retina que se tiñó
para revelar las capas que forman su estructura. El dibujo de la figura 3.25 muestra de forma
simplificada los cinco tipos de neurona que conforman estas capas. Las señales generadas en
los receptores (conos y bastones) de la primera capa viajan a las células bipolares (de la tercera
capa) y luego a las células ganglionares (de la quinta capa). Los receptores y las células bipolares
no tienen axones largos, pero las células ganglionares sí (ver figura 3.15). Estos axones
transmiten señales fuera de la retina a través del nervio óptico.
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72 Psicología de la Atención y Percepción
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Además de los receptores, las células bipolares y ganglionares, hay otros dos tipos de neuronas,
las células horizontales y las células amacrinas, que conectan a las neuronas de la retina entre sí.
Los impulsos pueden viajar entre los receptores a través de las células horizontales y entre las
células bipolares, y también entre las células ganglionares a través de las células amacrinas. Pero
centrémonos en la conexión entre los receptores y las células ganglionares. En especial, en la
propiedad de la convergencia neuronal (o simplemente convergencia) que se da cuando una
neurona recibe impulsos de muchas otras neuronas. Ya vimos el concepto de convergencia en
el Tema 2 (apartado 2.2.3). Veamos ahora su fundamento.
Figura 3.25. Dibujo esquemático del corte transversal de la retina, con los cinco tipos de células que forman distintas capas.
Fuente: http://webvision.med.utah.edu/
Hay una gran convergencia en la retina porque hay 126 millones de receptores, pero sólo un
millón de células ganglionares. Por tanto, en promedio, cada célula ganglionar recibe impulsos
de 126 receptores. Pero hay una diferencia importante en cuanto a convergencia entre
bastones y conos y es que los impulsos de los bastones convergen más que los de los conos.
Podemos apreciar la diferencia si tenemos en cuenta que hay 120 millones de bastones en la
retina, pero sólo seis millones de conos. En promedio, cada 120 bastones suman sus impulsos,
mientras que sólo seis conos lo harían sobre una sola célula ganglionar.
Esta diferencia entre la convergencia de los bastones y los conos se hace mucho mayor cuando
se trata de los conos de la fóvea (recuerda que la fóvea es una pequeña zona de la retina que
sólo contiene conos). Muchos de los conos de la fóvea tienen “líneas privadas” con las células
ganglionares, de manera que cada célula ganglionar recibe impulsos de un solo cono, por tanto,
sin ninguna convergencia. La mayor convergencia de los bastones se traduce en dos
consecuencias en cuanto a la percepción: 1) la visión por bastones tienen una mayor
sensibilidad que la visión por conos, y 2) la visión por conos produce una mejor visión de los
detalles que la visión por bastones.
Por qué los bastones producen mayor sensibilidad que los conos.
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Una razón por la que la visión por bastones es más sensible que la de los conos es que se
requiere menos intensidad de luz para generar una respuesta de bastón individual que de un
cono (Barlow y Mollon, 1982; Baylor, 1992). Pero hay otra razón: los bastones tienen mayor
convergencia que los conos.
Podemos entender por qué el grado de convergencia neuronal es importante para determinar
la sensibilidad teniendo en cuenta que la liberación de neurotransmisores excitatorios en la
sinapsis aumenta la probabilidad de que la neurona receptora se active. Esto significa que será
más probable que una neurona se active si recibe la descarga de neurotransmisores excitatorios
de varias neuronas.
Teniendo este principio en mente, podemos ver que la diferencia en el grado de convergencia
de los bastones y los conos produce a su vez una diferencia en las sensibilidades máximas de
ambos. En los dos circuitos de la figura 3.26, cinco receptores de tipo bastón (a la izquierda)
convergen sobre una célula ganglionar y cinco receptores de tipo cono envían impulsos a sus
respectivas células ganglionares. Por simplicidad, omitimos el resto de célula, sin que ello afecte
a las conclusiones.
Para el propósito de nuestro análisis, supondremos que podemos presentar pequeños puntos
de luz sobre bastones y conos individuales. También haremos las siguientes suposiciones:
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Figura 3.26. Esquema simplificado de conexiones entre los bastones (a la izquierda) y una sola célula ganglionar, típico de
una alta convergencia neuronal, frente al esquema de conexiones de los conos (a la derecha), cada uno de ellos con una
célula ganglionar distinta, típico de una nula convergencia neuronal. Explicación en el texto. Tomada de Goldstein (2006).
Cuando presentamos puntos de luz con una intensidad de 1 a cada receptor, la célula
ganglionar de los bastones recibe cinco unidades de excitación, una de cada receptor tipo
bastón. Esto es así porque los impulsos de los cinco bastones se suman sobre la misma célula
ganglionar. Sin embargo, cada célula ganglionar de los conos recibe 1 unidad de excitación, una
por cada receptor tipo cono. En este esquema, cuando la intensidad de luz presentada es igual a
1, no se activan las células ganglionares de los bastones no de los conos (recordemos que no se
llega al umbral para la activación de la célula ganglionar establecido en 10 unidades de
excitación).
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Figura 3.27. Esquema simplificado de conexiones entre los bastones (a la izquierda) y una sola célula ganglionar, y entre los
conos (a la derecha), cada uno de ellos con una célula ganglionar distinta. Explicación en el texto. Tomada de Goldstein
(2006).
El funcionamiento de estos circuitos demuestra que una razón de la mayor sensibilidad de los
bastones, comparada con la de los conos, es la mayor convergencia de los bastones. Muchos
bastones suman sus impulsos enviándolos a la misma célula ganglionar, pero sólo uno o
algunos conos envían sus respuestas a una única célula ganglionar. El hecho de que la
sensibilidad de bastones y conos esté determinada, no por receptores individuales, sino por
grupos de receptores que convergen en otras neuronas significa que, cuando describimos la
“visión por conos” o la “visión por bastones”, en realidad nos referimos a la manera en que los
grupos de bastones y conos participan en la determinación de nuestra percepción.
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Para entender cómo las diferencias en las conexiones de los bastones y los conos explican la
mayor agudeza de estos últimos, volvamos a nuestros circuitos neuronales de bastones y conos.
Mientras estimulamos los receptores de los circuitos de la figura 3.28 con dos puntos de luz,
cada uno de ellos con una intensidad de 10, plantearemos la siguiente pregunta: ¿en qué
condiciones podemos decir, comprobando el resultado de la activación de las células
ganglionares, que hay dos puntos de luz separados?
Figura 3.28. Circuitos neuronales de los bastones (izquierda) y los conos (derecha). Dos puntos de luz estimulan los
receptores. ¿Cuándo podemos ver los dos puntos y cuándo no? Explicación en el texto. Tomada de Goldstein (2006).
Comenzaremos presentando una luz sobre dos receptores adyacentes, como en la figura 3.28.
Al hacer esto sobre los bastones se activa su célula ganglionar, así como las dos células
ganglionares a las que están conectados los dos conos adyacentes. La activación de la única
célula ganglionar de los bastones no proporciona un indicio de que se presentaron dos puntos
de luz separados, debido a que los impulsos de los receptores se sumaron sobre ella. En cambio,
la activación de las dos células ganglionares de los conos adyacentes sí permite distinguir los
puntos de luz. Imaginemos que aumentamos la separación de los puntos de luz presentados,
como en la figura 3.29. El resultado sería que, en el caso de los conos, seguiría habiendo dos
puntos separados, pero en el caso de los bastones la única célula ganglionar sigue sin
proporcionar información que nos permita decir que hay dos puntos. Por ello, la convergencia
de los bastones menoscaba su capacidad para ver detalles (Teller, 1990).
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Figura 3.29. Circuitos neuronales de los bastones (izquierda) y los conos (derecha). Explicación en el texto.
Tomada de Goldstein (2006).
Hemos visto que la gran cantidad de convergencia que ocurre en los bastones da como
resultado una alta sensibilidad y que la escasa convergencia de los conos da como resultado
una mayor agudeza. Este es un ejemplo de que lo que vemos depende tanto de lo que hay en el
entorno como del funcionamiento fisiológico de nuestro sistema visual. Cuando vemos algo de
manera directa con mucha iluminación, la visión por conos, auxiliada por la baja convergencia
neuronal, nos permite ver los detalles. Cuando vemos algo con poca iluminación la visión por
bastones, con la ayuda de la alta convergencia neuronal, nos permite distinguir las cosas, pero
vemos pocos detalles.
En la siguiente sección veremos que otro mecanismo fisiológico (la disminución en la tasa de
activación nerviosa ocasionada por la inhibición) puede también influir en lo que percibimos.
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Figura 3.30. Algunas formas de evaluación de la agudeza visual. Las flechas apuntan a los detalles que deben discriminarse
en cada caso. Tomada de Goldstein (2006).
Si volvemos al apartado inicial (2.2.2.) sobre procesamiento neuronal del Tema 2 (figura 2.11), se
mencionaba allí que algunos circuitos neuronales incorporaban la inhibición como una forma
de modular la respuesta a la estimulación de los receptores. Vamos a ver ahora qué papel tiene
la inhibición en la visión de patrones a través del concepto de inhibición lateral.
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Figura 3.31. Ejemplo de circuito neuronal que produciría un campo receptivo centro-periferia. Las señales de los receptores
de la periferia llegan a la célula que estamos registrando a través de las sinapsis inhibitorias, mientras que las señales de los
receptores del centro lo hacen a través de conexiones excitatorias. Así, la estimulación de los receptores del centro aumenta
la frecuencia de activación de la célula ganglionar que estamos registrando, mientras que la estimulación de los receptores
de la periferia la disminuye. En la retina, estas señales son transportadas por las células horizontales y amacrinas. Tomada
de Goldstein (2006).
Figura 3.32. El cangrejo herradura o Limulus, especie en cuyo sistema visual se encontró un circuito con inhibición lateral,
estudiada por Hartline, Wagner y Ratliff (1956).
En este experimento, que ahora se considera clásico, Keffer Hartline, Henry Wagner y Floyd
Ratliff (1956) utilizaron al Limulus para demostrar cómo la inhibición lateral puede influir en la
respuesta de las neuronas en uno de estos circuitos. Eligieron al Limulus porque la estructura de
sus ojos permite la estimulación de receptores individuales. Su ojo está compuesto de cientos
de diminutas estructuras llamadas omatidios, y cada uno de ellos tiene un pequeño cristalino en
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su superficie ocular ubicado justamente sobre un único receptor. Cada cristalino y cada receptor
tienen casi el diámetro de la punta de un lápiz (muy grandes comparados con los receptores
visuales humanos), así que era posible iluminar y tomar registros de un único receptor sin
iluminar los receptores adyacentes.
Cuando Hartline y sus colaboradores tomaron registros de la fibra nerviosa del receptor A, como
se muestra en la figura 3.33, encontraron que la iluminación de ese receptor produjo una
respuesta intensa. Pero cuando iluminaron los tres receptores adyacentes a B, la respuesta del
receptor A disminuyó (figura 3.33.b). También descubrieron que, al aumentar la iluminación de
B, la respuesta de A disminuía todavía más (figura 3.33.c). De este modo, la iluminación de los
receptores adyacentes inhibía la activación del receptor A. Esta disminución en la activación del
receptor A es consecuencia de la inhibición lateral que se transmite a través del ojo del Limulus
por las fibras del plexo lateral, que se muestra en la parte superior de la figura 3.33.
Figura 3.33. Una demostración de inhibición lateral en el Limulus. Los gráficos muestran la respuesta registrada por el
electrodo colocado en la fibra nerviosa del receptor A cuando: a) sólo se estimula el receptor A; b) se estimulan
simultáneamente el receptor A y los adyacentes; y c) se estimula a A y B, con B a una intensidad creciente. (Tomada de
Golstein, 2012).
Así como el plexo lateral transmite señales de manera lateral en el Limulus, las células
horizontales y amacrinas (ver figura 3.25) transmiten señales en la retina humana. Ahora
veremos cómo influye la inhibición lateral en la manera en que los seres humanos percibimos la
luz y la oscuridad.
La parrilla de Hermann: cómo la inhibición lateral nos hace ver puntos en las
intersecciones.
Observe las imágenes fantasmas grises en las intersecciones o “pasillos” de la figura 3.34,
llamada “la parrilla de Hermann”. Puede comprobar que esa mancha gris no es real al observar
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que se reduce o se desvanece cuando se mira directamente una intersección o, mejor aún,
cuando cubre dos filas de cuadros negros con un papel blanco (haga la prueba).
Figura 3.34. La parrilla de Hermann. Observe las “manchas fantasmas” de color gris en las intersecciones de las
áreas blancas, que disminuyen o se desvanecen cuando se mira directamente una intersección.
La figura 3.35 muestra cómo es posible explicar la percepción de las manchas oscuras de las
intersecciones por medio de la inhibición lateral. La figura 3.35.a muestra una sección de cuatro
cuadros de la parrilla y cinco receptores que son estimulados por distintas partes de los
“pasillos” blancos. El receptor A (a la izquierda) es estimulado por la luz de la intersección de los
dos “pasillos” blancos, donde se percibe el punto gris, y los receptores L y R se localizan en los
pasillos. Es importante destacar que estos receptores reciben la misma iluminación. Estos
receptores envían sus señales a las células bipolares. Pero cada célula bipolar envía inhibición
lateral, indicada por las flechas rojas, a la célula bipolar del receptor A. Nos interesa determinar
el resultado de la activación de la célula bipolar que recibe señales del receptor A porque
recordemos que nuestra percepción depende, no sólo de los receptores, sino también de las
células que hay por debajo de ellos (sería más preciso referirnos a las células ganglionares, pero
para simplificar nuestro ejemplo nos centraremos en las bipolares).
Figura 3.35. a (Izquierda): Cuatro cuadrados de la parrilla de Hermann, que muestran cinco de los receptores sobre los que
recae la imagen en la retina. El receptor A recibe la imagen de la intersección de los cuadrados. Los receptores L y R reciben
la imagen de los “pasillos”. b (Derecha): Vista tridimensional de la cuadrícula y los mismos cinco receptores con sus
conexiones a las células bipolares. La célula bipolar del receptor A recibe inhibición de las células bipolares de los receptores
restantes.
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Ahora que hemos calculado la respuesta de la célula bipolar estimulada por el receptor A,
repetimos el mismo cálculo para el receptor B, que está en el pasillo entre las dos áreas negras
(figura 3.36).
Figura 3.36. a (Izquierda): Cuatro cuadrados de la parrilla de Hermann, como en la Figura 3.35, pero centrado en el receptor
B, que recibe la imagen de uno de los “pasillos” entre dos cuadrados. El receptor B recibe la imagen del “pasillo” entre los
cuadrados. Los receptores L y R reciben la imagen de los cuadrados negros. b (Derecha): Vista tridimensional de la
cuadrícula y los mismos cinco receptores con sus conexiones a las células bipolares. La célula bipolar del receptor B recibe
inhibición de las células bipolares de los receptores restantes, pero en menor cantidad que el receptor A de la figura
anterior.
El cálculo es igual que el que acabamos de realizar, pero con una diferencia importante. Dos de
los receptores circundantes, L y R, tienen una iluminación débil porque la imagen que recae
sobre ellos es la de los cuadrados negros. Si suponemos que su respuesta es de sólo 20 sobre
100, esto significa que el efecto de la inhibición relacionada con estos receptores será 2, y el
resultado de la actividad de la célula bipolar que recibe señales de B será igual a 100 -2 -10 -2 =
76.
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Bandas de Mach: cómo la inhibición lateral nos hace ver los bordes con mayor nitidez.
Otro efecto perceptivo que se puede explicar por medio de la inhibición lateral son las llamadas
“bandas de Mach”, que son bandas ilusorias claras y oscuras cercanas al borde de una transición
entre el brillo y la oscuridad. Las bandas de Mach se llaman así en honor al físico y filósofo
austriaco Ernst Mach, a quien también se debe el número de Mach, que indica la velocidad
comparada con la velocidad del sonido (Mach 2 = dos veces la velocidad del sonido). Se pueden
apreciar las bandas de Mach en la figura 3.36 entre las letras B y C si se busca a la izquierda del
borde claro-oscuro una pequeña banda clara y a la derecha del borde una pequeña banda
oscura.
Las bandas de Mach son interesantes porque, al igual que los puntos en la cuadrícula de
Hermann, son ilusiones, es decir, en realidad no están en el patrón de luz. Si determinamos la
intensidad física de la luz de las franjas de la figura 3.37 midiendo la cantidad de luz reflejada
por el patrón de bandas, conforme nos desplazamos a lo largo de la línea entre A y D,
obtenemos el resultado que se muestra en la figura 3.37. La intensidad de la luz permanece
igual en toda la zona izquierda de la imagen entre A y B y luego cae a un nivel inferior cuando se
pasa el borde de la zona oscura y permanece igual entre C y D.
Figura 3.37. Bandas de Mach en un contorno entre claro y oscuro. A la izquierda: en el límite entre las zonas B y C nuestra
percepción produce la impresión de que cerca de B hay una pequeña banda más clara y, a la derecha justo después del
límite con C, una pequeña banda más oscura que el resto. A la derecha, arriba: distribución física de la intensidad de la luz
en el límite entre ambas zonas, medida con un fotómetro. A la derecha, abajo: el pico B de la curva indica la banda de Mach
clara y el valle C de la curva indica la banda de Mach oscura. Los picos representan esa percepción exagerada de las zonas
claras y oscuras que se describían antes y que no están presentes en la distribución física del brillo. Tomada de Goldstein
(2006).
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84 Psicología de la Atención y Percepción
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la derecha de la figura 3.37, que indica lo que percibimos a medida que recorremos la línea
entre A y D. El pico B representa el ligero aumento de luminosidad que vemos a la izquierda del
borde, y el valle C representa la ligera disminución de luminosidad que vemos a la derecha del
borde.
Con el circuito de la figura 3.38 y un cálculo como el que hicimos para la cuadrícula de Hermann,
podemos comprender que las bandas de Mach se pueden explicar por medio de la inhibición
lateral. Cada uno de los seis receptores de este circuito envía señales a las células bipolares, y
cada célula bipolar envía inhibición lateral a sus vecinas en ambos lados. Los receptores A, B y C
quedan en el lado claro del borde, por lo que reciben una intensa iluminación; los receptores D,
E y F, en cambio, quedan en el lado más oscuro y reciben poca iluminación.
Supongamos que los receptores A, B y C generan respuestas de intensidad 100, mientras que D,
E y F generan respuestas de intensidad 20, como se muestra en la figura 3.38. Sin inhibición
lateral, los receptores enviarían estos mismos impulsos a sus células bipolares. Si la percepción
se determinara sólo con estas respuestas, no veríamos las bandas de Mach. Pero, para
determinar lo que realmente percibimos, necesitamos tener en cuenta la inhibición lateral. Lo
hacemos con los cálculos siguientes:
1. Comencemos con la respuesta recibida por cada célula bipolar: 100 para A, B y
C, y 20 para D, E y F.
2. Determinemos la cantidad de inhibición que recibe cada célula bipolar de su
vecina de cada lado. De la misma forma que con la parrilla de Hermann,
asumiremos que cada célula envía una cantidad de inhibición a las células de
ambos lados igual a la décima parte del resultado inicial de esa célula. Así, las
células A, B y C enviarán 100 x 0.1 = 2 unidades de inhibición a sus vecinas, y
las células D, E y F enviarán a las suyas 20 x 0.1 = 2 unidades de inhibición.
3. Determinemos ahora la respuesta final de cada célula restando a la respuesta
inicial la cantidad total de inhibición recibida (hay que recordar que cada
célula recibe inhibición de sus vecinas de ambos lados). Aquí suponemos que
la célula A recibe 10 unidades de inhibición de una célula que no aparece en
la figura y que F recibe 2 unidades de inhibición de otra célula situada a su
derecha y que tampoco aparece.
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Figura 3.38. Circuito para explicar el efecto de las bandas de Mach, basado en la inhibición lateral. El circuito funciona
como el de la cuadrícula de Hermann de la Figuras 3.34 y 3.35, con cada célula bipolar enviando inhibición a sus vecinas. Si
sabemos el resultado inicial de cada receptor y la cantidad de inhibición lateral, podemos calcular el resultado final de los
receptores (ver explicación en el texto). Tomada de Goldstein (2006).
En la gráfica de estas respuestas neuronales, que se muestra en la figura 3.39, parece igual a la
de la figura 3.36, donde hay un aumento de luminosidad en el lado claro del borde en C y una
disminución de luminosidad en el lado oscuro en D. Por lo tanto, la inhibición lateral de nuestro
circuito ha creado un patrón neuronal que se parece a las bandas de Mach que percibimos.
Probablemente un circuito similar a éste, pero de una complejidad mucho mayor, es el
responsable de las bandas de Mach que vemos.
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86 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 3.39. Gráfico que muestra la respuesta final de cada uno de los receptores del circuito de la Figura 3.38. Tanto el pico
que se observa en C como el valle que se observa en D corresponden a las bandas clara y oscura de Mach, respectivamente.
Tomada de Goldstein (2006).
Figura 3.40. Contraste simultáneo. Fíjense en los dos cuadros centrales, dentro de los cuadrados más grandes. Parece que el
cuadrado central de la izquierda es de un gris más claro que el cuadrado central de la derecha. Sin embargo, ambos
reflejan la misma cantidad de luz en sus ojos, aunque parecen distintos debido al contraste simultáneo. Si no lo cree,
recorte dos orificios en una tarjeta o un trozo de papel que coincidan con los cuadrados centrales y póngalos sobre los
recuadros de manera que el fondo quede cubierto y compare su percepción de los cuadrados pequeños. Tomada de
Goldstein (2006).
Tal vez le haya sorprendido que los cuadros pequeños sean exactamente iguales. Su percepción
ocurre porque ambos cuadros son en realidad tonalidades idénticas de gris. La ilusión de que
son distintos, provocada por las diferencias en las áreas que rodean a cada cuadro, es el efecto
del contraste simultáneo.
En la figura 3.40, que muestra una serie de receptores que son estimulados por un patrón similar
al de la figura 3.39 (los dos recuadros de los extremos que hemos comparado). En el diagrama
se da una explicación para el contraste simultáneo basada en la inhibición lateral. Los
receptores que están debajo de los dos cuadros pequeños (es decir, sobre los que recae su
imagen) reciben la misma iluminación. Sin embargo, los receptores sobre los que recae la
imagen del área clara que rodea al cuadro de la derecha reciben mucha estimulación, así que
también envían una gran cantidad de inhibición a las células bipolares que reciben señales del
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Grado en Psicología 87
Formación Psicológica Fundamental
cuadro central (indicada por las flechas gruesas). Los receptores sobre los que recae la imagen
de la zona oscura que rodea al cuadro gris de la izquierda, en cambio, reciben mucha menos
estimulación, así que envían menos inhibición a las células bipolares que están debajo del
cuadro central (flechas delgadas). Como las células que están debajo del cuadro derecho
reciben más inhibición que las que están debajo del cuadro izquierdo, su respuesta
disminuye más y, por tanto, el cuadrado de la derecha parece más oscuro.
Figura 3.41. Explicación del contraste simultáneo mediante la inhibición lateral. El grosor de las flechas indica la cantidad
de inhibición lateral. Como el cuadrado gris central de la derecha recibe más inhibición, parece más oscuro. Tomada de
Goldstein (2006).
Se podría pensar que esto es así en el caso de la visión pero no en el caso del sabor o la textura
(¿acaso no estamos en contacto directo con la taza cuando probamos el líquido o agarramos la
taza con las manos?). Sin embargo, mi percepción del sabor, la temperatura o la textura se debe
a la estimulación de los receptores sensibles a la temperatura, la presión o las moléculas del
líquido, que transformaron esta energía en impulsos eléctricos.
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6ETCS
Por tanto, el olfato y el gusto también son indirectos porque estas experiencias ocurren cuando
las sustancias químicas viajan por el aire hasta los sitios donde están los receptores de la nariz y
la lengua. La estimulación de estos receptores genera señales eléctricas que son procesadas por
el sistema nervioso para crear las experiencias de del olfato y el gusto. Con la audición sucede lo
mismo: los cambios en la presión del aire transmitidos a través de éste provocan vibraciones de
los receptores que hay dentro del oído, y estas vibraciones generan señales eléctricas que
nuestro sistema auditivo utiliza para crear la experiencia del sonido.
Lo maravilloso de la percepción es que, a pesar de ser indirecta, parece muy real. Y es real, en el
sentido de que nuestra percepción por lo general nos proporciona información muy precisa
acerca de lo que hay frente a nosotros o en la distancia. Pero en todos los casos esta información
es generada por las acciones de los receptores, que transforman la estimulación ambiental en
señales eléctricas y por una serie de procesos que transforman esas señales a medida que viajan
por el sistema nervioso.
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Grado en Psicología 89
Formación Psicológica Fundamental
Tema 4
El color es una de las cualidades más obvias y dominantes en nuestra percepción visual.
Interactuamos con él cada vez que reaccionamos a la luz de un semáforo, elegimos ropa con
colores que combinan o apreciamos los de un cuadro. Elegimos nuestros colores favoritos,
asociamos los colores con las emociones o les damos significados especiales (el rojo significa
peligro; el verde, ecología, etc.). Pero en ocasiones lo damos por sentado y, al igual con que
otras capacidades perceptivas, no lo apreciamos cabalmente, a menos que perdamos nuestra
capacidad de experimentarlo. La ceguera al color puede ser causada por una lesión cerebral 7.
Sin embargo, la mayoría de los casos de ceguera total al color o de deficiencia cromática
(ceguera parcial al color) ocurren al nacer debido a la ausencia de uno o más tipos de conos. A la
7
El caso del pintor ciego al color (O. Sacks): http://cienciascognoscitivascr.blogspot.com.es/2011/10/oliver-sacks-o-la-complejidad-
de-la.html
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90 Psicología de la Atención y Percepción
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mayoría de personas que nacen con ceguera al color (sobre todo, la parcial) no les molesta esa
falta de percepción de todos los colores porque nunca los han experimentado. Sin embargo, se
quejan a menudo de lo difícil que es para ellos distinguir algunos objetos por el color (algunos
de sus relatos constituyen relatos impresionantes que nos hablan del papel esencial que ocupa
el color en nuestra vida diaria). En este tema nos plantearemos en primer lugar la visión del
color en tres partes: primero estudiaremos algunos hechos básicos acerca de la percepción del
color, y luego nos centraremos en dos preguntas: ¿Cuál es la relación entre la percepción del
color y la respuesta de las células? Y ¿cómo percibimos los colores y la luminosidad de los
objetos que hay en el entorno en condiciones de iluminación cambiantes?
Figura 4.1. Izquierda: bayas rojas en un follaje verde. Derecha: se hace más difícil detectar estas bayas sin la visión
cromática.(Tomada de Goldstein, 2011).
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Formación Psicológica Fundamental
Nuestra capacidad para percibir el color no sólo nos ayuda a detectar objetos que de otra
manera se confundirían son su entorno, sino también a reconocer e identificar cosas que
podemos ver con facilidad. James W. Tanaka y L. M. Presnell (1999) demostraron esto pidiendo a
sus observadores que identificaran objetos como los que se muestran en la figura 4.2., que
aparecían en sus colores normales, como los plátanos amarillos, o en colores inapropiados,
como el morado. El resultado fue que los observadores reconocieron los objetos de colores
apropiados con más rapidez y exactitud. Por consiguiente, saber los colores de los objetos
conocidos ayuda a reconocerlos (Tanaka et al., 2001).
Figura 4.2. Frutas con sus colores normales y con colores inapropiados
(Tomada de Tanaka, J.W., Weiskopf, D. y Williams, P.).
En la figura 4.3 se observan los cuatro colores básicos ordenados en círculo, de manera que cada
uno es similar, desde el punto de vista perceptivo, al que está junto a él. El orden de los cuatro
colores básicos en el círculo de colores (azul, verde, amarillo y rojo) coincide con el de los
colores del espectro visible, como se muestra en la parte inferior de la figura. En ella, el extremo
de longitud de onda corta del espectro es violeta, el azul está a continuación, luego el verde que
está en el medio, el amarillo y el rojo, que está en el extremo de longitud de onda larga del
espectro. Hay otros colores que se llaman “extra espectrales” porque no aparecen en el
espectro, pero son en realidad mezcla de otros básicos.
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Figura 4.3. Arriba: el círculo de colores. Los colores se ordenan colocando los que son similares desde el punto de vista
perceptivo, uno junto al otro, de manera que los cuatro colores básicos quedan posicionados a las 12, las 3, a las 6 y las 9
horas en el círculo (tomada de Leo M. Hurvich, 1981). Abajo: El orden de los cuatro colores básicos en el círculo de colores
(azul, verde, amarillo y rojo) coincide con el de los colores del espectro visible.
Aunque el círculo de colores se basa en cuatro de ellos, contiene como hemos visto más de
cuatro. De hecho, las personas pueden distinguir cerca de 200 colores a lo largo del espectro
visible (Gouras, 1991). También es posible crear todavía más colores si se cambia su intensidad
para hacerlos más brillantes u opacos, esto es, agregándoles más o menos blanco para cambiar
su saturación, como en la figura 4.4. El blanco contiene cantidades iguales de todas las
longitudes de onda del espectro, y agregarlo disminuye la saturación de un color. Por ejemplo,
añadir blanco al rojo oscuro de la parte superior del círculo de colores lo convierte en rosa, que
es una forma menos saturada (o desaturada) de rojo.
Figura 4.4. Círculo de colores normal (a la izquierda) y con los mismos colores desaturados en distinto grado (a la derecha).
Podemos seguir aumentando la cantidad de colores diferentes con cambios como este.
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diseñadores, contiene 1225 muestras de color (Wysecki y Stiles, 1965). El sistema Pantone que
en la actualidad utilizan los artistas gráficos tiene 1200 opciones de colores.
Una vez descritos los distintos colores que se pueden percibir, toca el turno a la pregunta de
cómo se generan. ¿Qué hace que percibamos rojo un tomate o amarillo un plátano? Nuestra
primera respuesta es que estos colores están relacionados con la longitud de onda de la luz.
Reflectancia y transmisión.
Los colores de la luz en el espectro están relacionados con sus longitudes de onda pero, ¿qué
hay de los colores de los objetos? Tales colores son determinados en gran medida por las
longitudes de onda de la luz que se reflejan de los objetos a nuestros ojos. Esto se ilustra en la
figura 4.4 que muestra las curvas de reflectancia (gráficas del porcentaje de luz reflejada
según las longitudes de onda) para varios objetos. Observe que las superficies de un papel
blanco o negro reflejan por igual todas las longitudes de onda a lo largo del espectro, pero que
las pinturas amarilla, verde y azul, así como el rojo, reflejan algunas longitudes de onda pero no
otras.
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Figura 4.5. Curvas de reflectancia para superficies blancas, grises y negras, así como para pigmentos azul, verde, amarillo y
rojo. (Tomada de Goldstein, 2011).
Cuando algunas longitudes de onda se reflejan más que otras, como las de las pinturas de
colores y el tomate, se les llama colores cromáticos o tonalidades. Esta propiedad de reflejar
algunas longitudes de onda más que otras, que es una característica de los colores cromáticos,
se llama reflexión selectiva. La tabla 4.1 indica la relación entre las longitudes de onda
reflejadas y el color percibido. Cuando la reflexión de la luz es similar a lo largo del espectro
(es decir, no contiene tonalidad) como en el blanco, el negro y las tonalidades de gris
intermedias, estos colores se llaman colores acromáticos.
Tabla 4.1. Relación entre las longitudes de onda predominantes reflejadas y el color percibido.
La mayoría de los colores que hay en el entorno se crean por la manera en que los objetos
reflejan selectivamente algunas longitudes de onda. Pero en el caso de las cosas que son
transparentes, como los líquidos, plásticos y el vidrio, el color cromático se crea por medio de la
transmisión selectiva, que significa que sólo algunas longitudes de onda pasan por el objeto o
la sustancia. Por ejemplo, el zumo de naranja transmite de manera selectiva luz de longitud de
onda media-larga (entre 590 y 620 nm), mientras que el zumo de lima transmite selectivamente
luz de longitud de onda media y parece verde.
La idea de que el color que se percibe depende en gran medida de las longitudes de onda de la
luz que se reflejan en nuestros ojos proporciona un modo de explicar qué sucede cuando
mezclamos distintos colores. Se describirán dos maneras de mezclar colores: mezclas de luz de
color y mezcla de pinturas.
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consta de una banda de longitudes de onda corta; al proyectarlo todo, la luz de longitud de
onda corta se refleja en los ojos del observador (tabla 4.2).
Tabla 4.2. Mezcla de luces azul y amarilla (mezcla aditiva de colores). Tomada de Goldstein, 2011.
De la misma manera, el haz amarillo consta de longitudes de onda media y larga, así que al
proyectarlo solo, estas longitudes de onda se reflejan en los ojos del observador. La clave para
entender qué sucede cuando se superponen luces de colores es que toda la luz que se refleja
desde la superficie por cada luz al proyectarla sola, también se refleja cuando se superponen las
luces. De esta manera, donde se superponen los dos haces luminosos, la luz del haz azul y la luz
del haz amarillo aún se refleja en los ojos del observador. Por consiguiente, la luz mezclada
contiene longitudes de onda corta, media y larga, lo que da como resultado la percepción del
blanco. Como la mezcla de luces implica añadir las longitudes de onda de cada luz que hay
en la mezcla, esta última se llama mezcla aditiva de colores.
Figura 4.6. Mezcla de colores con luz. La superposición de, por ejemplo, una luz azul y una amarilla crea la percepción del
blanco en el área superpuesta. Esta es una mezcla aditiva de colores.
Mezcla de pinturas.
Es posible apreciar por qué se ven colores distintos cuando se mezclan pinturas y se mezclan
luces si se observan las manchas de pinturas de la figura 4.7. La mancha azul absorbe luz con
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96 Psicología de la Atención y Percepción
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longitud de onda larga y refleja algo de luz con longitud de onda media (véase la curva de
reflectancia para el “pigmento azul” de la figura 4.5). La mancha amarilla absorbe luz con
longitud de onda corta y refleja algo de luz con longitudes de onda media y larga (ver la curva
de reflectancia para el “pigmento amarillo” de la figura 4.5).
Figura 4.7. Mezcla de colores con pintura. Mezclar pintura azul y amarilla da como resultado pintura verde. Esta es una
mezcla sustractiva de colores.
La clave para entender qué sucede cuando se mezclan pinturas de colores es que, al mezclarlas,
ambas pinturas siguen absorbiendo las mismas longitudes de onda que cuando estaban solas,
por lo que las únicas longitudes de onda reflejadas son aquellas que ambas pinturas reflejan en
común. Como las longitudes de onda media son las únicas que ambas pinturas reflejan en
común, una mezcla de pinturas azul y amarilla resulta de color verde (tabla 4.3). Como cada
mancha de pintura absorbe longitudes de onda y la mezcla sigue absorbiéndolas, esta mezcla
de pinturas se llama mezcla sustractiva de colores. Las manchas o superficies de color azul y
amarillo sustraen todas las longitudes de onda excepto algunas que están relacionadas con el
color verde.
Tabla 4.3. Mezcla de pinturas azul y amarilla (mezcla sustractiva de colores). Tomada de Goldstein, 2011.
La razón por la que la mezcla de azul y amarillo resulta verde es que ambas pinturas reflejan un
poco de verde (véase la superposición entre las curvas de los pigmentos azul y amarillo de la
figura 4.4). Si la pintura azul reflejara sólo longitudes de onda corta y la amarilla, sólo longitudes
de onda media y larga, estas pinturas no reflejarían ningún color en común, por lo que al
mezclarlas darían como resultado poca o ninguna reflexión a lo largo del espectro y la mezcla
resultaría negra. Sin embargo, es raro que las pinturas reflejen luz sólo en una región del
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Formación Psicológica Fundamental
1. Los colores de la luz están relacionados con las longitudes de onda que
contiene el espectro visible.
2. Los colores de los objetos están relacionados con las longitudes de onda que
se reflejan (para objetos opacos) o se transmiten (para los transparentes).
3. Los colores que resultan al mezclar otros colores también están relacionados
con las longitudes de onda que se reflejan y llegan al ojo. Mezclar luces hace
que se reflejen más longitudes de onda (cada luz añade longitudes de onda a
la mezcla), mientras que mezclar pinturas hace que se reflejen menos
longitudes de onda (cada pintura resta longitudes de onda a la mezcla).
4. Más adelante veremos qué otras cosas, además de las longitudes de onda que
se reflejan en nuestros ojos, pueden influir en la percepción del color. Por
ejemplo, la percepción del color de un objeto puede verse influida por el
fondo en el que éste se observa. Pero por el momento nuestro principal
objetivo es centrarnos en la conexión entre la longitud de onda y el color.
“For the Rays to speak properly are not coloured. In them there is nothing else than a certain Power
and Disposition to stir up a Sensation of this or that Colour”.
“Los rayos –de luz-, para hablar con propiedad, no tienen color. En ellos no hay nada más que cierta
fuerza y disposición para suscitar una sensación de éste o aquél color”.
Para Newton, los colores de un objeto no son más que la disposición a reflejar ésta o aquélla
clase de rayos de luz en mayor grado que el resto. La idea de Newton es que los colores que
vemos como respuesta a distintas longitudes de onda en realidad no están contenidos en los
rayos luminosos. En su lugar, estos colores son creados por nuestro sistema perceptivo. Esto
significa que aunque podemos relacionar colores específicos con longitudes de onda
determinadas, la conexión entre la longitud de onda y la experiencia que llamamos “color” es
arbitraria. Los rayos de luz son sólo energía y no hay nada inherentemente “azul” en las
longitudes de onda corta o “rojo” en las longitudes de onda larga. Viéndolo así, el color no es
una propiedad de la longitud de onda sino el medio de que se vale el cerebro para
informarnos de qué longitudes de onda hay en la luz que nos llega.
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98 Psicología de la Atención y Percepción
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Es posible apreciar el papel del sistema nervioso en la creación de la experiencia del color al
tener en cuenta que personas con una deficiencia del color no ven los colores, aunque reciben
los mismos estímulos que las personas con visión cromática normal. Además, muchos animales
no perciben el color o perciben una gama de colores mucho más reducida que la de los seres
humanos. Esto no ocurre porque perciban tipos de energía luminosa distintos de los que
captamos los seres humanos, sino porque su sistema nervioso procesa la información sobre la
longitud de onda de manera diferente y no transforma dicha información en la percepción del
color.
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Formación Psicológica Fundamental
Figura 4.8. Experimento de correspondencia de colores mediante mezcla aditiva. Stephen Westland, 2001.
Los principales hallazgos de estos experimentos de igualación de colores fueron los siguientes:
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100 Psicología de la Atención y Percepción
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refinada después por Helmholtz (1852) y por eso se le llama también teoría de la visión
cromática de Young-Helmholtz. Su idea central es que la visión cromática depende de tres
mecanismos receptores, cada uno de los cuales tiene una sensibilidad espectral distinta (ver
Tema 3).
Según esta teoría, la luz de una longitud de onda en particular estimula los tres
mecanismos receptores a distintas intensidades, y el patrón de actividad de los tres
mecanismos da como resultado la percepción del color. Por consiguiente, cada longitud de
onda es representada en el sistema nervioso por su propio patrón de actividad en los tres
mecanismos receptores.
Figura 4.9. Espectro de absorción de los tres tipos de conos (Dartnall, 1983).
Todos los pigmentos visuales están constituidos por un componente proteínico llamado opsina
y uno pequeño sensible a la luz llamado retinal (ver Tema 3). Las diferencias en la estructura
de la opsina de los pigmentos son las responsables de los tres espectros de absorción
(Nathans et al., 1986).
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Formación Psicológica Fundamental
Figura 4.10. Patrones de activación de los tres tipos de conos (C, M y L) ante luz de distinta longitud de onda (que se percibe
como colores diferentes). La longitud de las flechas indica la intensidad de la respuesta de cada tipo de receptor.
Pensar que las longitudes de onda provocan ciertos patrones de respuesta en los receptores
ayuda a predecir qué colores deben resultar cuando se combinan luces de distinta longitud de
onda. Ya vimos que la combinación de luz correspondiente al azul y al amarillo produce una luz
blanca. Los patrones de actividad en los receptores de la figura 4.8 muestran que la luz azul
produce una gran actividad en los receptores C y que la luz amarilla provoca gran actividad en
los receptores M y L. Así, la combinación de ambas luces debe estimular por igual a los tres
receptores, lo que se asocia con la percepción del blanco.
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102 Psicología de la Atención y Percepción
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Ahora que sabemos que la percepción de los colores es determinada por el patrón de actividad
en distintos tipos de receptores, es posible explicar la base psicológica de los resultados de
igualación de colores que condujeron a la propuesta de la teoría tricromática. Recuerde que en
un experimento de igualación de colores, una longitud de onda en un campo se iguala
ajustando las proporciones de tres longitudes de onda en otro campo (ver figura 4.8). Este
resultado es interesante porque las luces que hay en los dos campos son distintas físicamente
(contienen distintas longitudes de onda) pero son idénticas desde el punto de vista perceptivo
(se perciben iguales). Esta situación, en la que dos estímulos físicamente distintos son
perceptualmente idénticos, se llama metamerismo, y los dos campos idénticos de un
experimento de igualación de colores se llaman metámeros.
La razón de que los metámeros se parezcan es que ambos generan el mismo patrón de
respuesta en los tres tipos de conos. Por ejemplo, al ajustar las proporciones de una luz roja de
620 nm y de una luz verde de 530 nm para que la mezcla iguale el color de una luz de 580 nm,
las dos longitudes de onda mezcladas crean el mismo patrón de actividad en los tres tipos de
conos que la luz de 580 nm (figura 4.11).
Figura 4.11. Las proporciones de luces de 530 y 620 nm del campo de la izquierda se han ajustado de modo que las luces
mezcladas parezcan idénticas a la luz de 580 nm de la derecha. Los números, que indican las intensidades de respuestas de
los receptores de onda corta, media y larga (de 0 a 10), demuestran que no hay diferencia en las respuestas de ambos
conjuntos de receptores. Como la respuesta neuronal es idéntica, los dos campos no se diferencian desde el punto de vista
perceptivo. Goldstein, 2006.
La luz verde de 530 nm provoca una respuesta intensa en los receptores M, y la luz roja de 620
nm la provoca en los receptores L. Juntas, dan como resultado una respuesta intensa en los
receptores M y L y una respuesta mucho más pequeña en los receptores C. Este es el patrón de
respuesta para el amarillo y es igual que el patrón generado por la luz de 580 nm. Así, aunque
las luces de estos dos campos son físicamente distintas, generan respuestas fisiológicas
idénticas y, por tanto, son idénticas en lo que al sistema visual concierne (volvamos a recordar
en este punto que lo que percibimos depende, tanto del estímulo físico como sobre todo de la
respuesta de los receptores).
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Grado en Psicología 103
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La clave para comprender la razón por la que la visión cromática no es posible con un solo tipo
de receptor es que la absorción de un cuanto (o fotón) de luz por una molécula de pigmento
isomeriza una molécula de pigmento, independientemente de la longitud de onda de la luz. El
hecho de que la absorción de un fotón produzca el mismo efecto independientemente de la
longitud de onda recibe el nombre de principio de la univarianza.
La figura 4.12.a indica lo que significa el principio de la univarianza si una persona tiene sólo un
pigmento visual, al que denominaremos pigmento 1. La presentación de 1.000 fotones de una
luz de 550 nm al ojo de esta persona isomerizará 100 moléculas de pigmento 1, pues el
pigmento absorbe el 10% de la luz a 550 nm. Por su parte, la presentación de 1.000 fotones de
luz de 590 nm isomeriza 50 moléculas de pigmento, puesto que el pigmento absorbe el 5 por
ciento de la luz de 590 nm. Por tanto, la respuesta a la luz de 590 nm será menor que la
respuesta a la luz de 550 nm.
Puede que pensemos que esta diferencia entre la respuesta a 550 y 590 nm podría indicar que
hay dos longitudes de onda distintas y, por tanto, dos colores diferentes. Sin embargo, esta
diferencia en la respuesta no nos permite calcular la diferencia entre las longitudes de onda
puesto que podemos ajustar la intensidad de la luz de 590 nm para que produzca exactamente
la misma respuesta que la luz de 550 nm. Como puede verse en la figura 4.12.b, si se dobla la
intensidad de la luz de 590 nm a 2.000 fotones, esta longitud de onda isomerizará 100
moléculas de pigmento, al igual que la luz de 550 nm. Así, si sólo hay un pigmento visual,
podemos hacer que dos longitudes de onda cualquiera presenten la misma respuesta ajustando
la intensidad de una de ellas.
Como podemos hacer que dos longitudes de onda cualesquiera parezcan idénticas ajustando
sus intensidades, un pigmento no ofrece la información necesaria para distinguir una longitud
de onda de otra, y no puede servir como base para la visión de los colores. Esta es la razón por la
que vemos sombras en gris cuando el pigmento rojo es el único que controla nuestra visión en
condiciones de iluminación tenues.
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104 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 4.12. (a) Espectro de absorción del pigmento 1, en donde se muestra cómo se determina el número de moléculas
isomerizadas por 1.000 fotones de luz de 550 y 590 nm. El número que aparece en el eje izquierdo es el porcentaje de luz
absorbida. Los números indicados por las flechas de la derecha son este porcentaje multiplicado por la intensidad de cada
longitud de onda. El resultado que se muestra en la tabla es el número de moléculas de pigmento isomerizadas por cada
longitud de onda. (b) Igual que en (a) pero la intensidad de la luz de 590 nm se ha aumentado a 2.000 fotones. El resultado
es que las dos longitudes de onda isomerizan 100 moléculas de pigmento. Goldstein, 2006.
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Figura 4.13. Lo mismo que en la Figura 4.12.b, pero para el pigmento 2. La tabla muestra que las mismas intensidades y
longitudes de onda que tienen idénticos para el pigmento 1 tienen efectos distintos para el pigmento 2. Goldstein, 2006.
Podríamos presentar otras intensidades de estas longitudes de onda, pero siempre veríamos
que, cuando hay dos pigmentos, las respuestas a las diferentes longitudes de onda son
distintas. Como esto le ofrece al sistema visual una forma de detectar la diferencia entre
distintas longitudes de onda, independientemente de la intensidad, la visión del color se hace
posible. Como veremos a continuación, hay personas con sólo dos tipos de pigmentos de los
conos. Estas personas, que reciben el nombre de dicromáticos, ven los colores tal como
predicen estos cálculos, pero ven menos colores que las personas con tres pigmentos visuales,
que reciben el nombre de tricrómatas. La adición de un tercer pigmento, aunque no es
necesaria para crear la visión de los colores, aumenta el número de colores que pueden verse en
el espectro visual.
4.2.4.Deficiencias cromáticas
Desde hace tiempo se sabe que algunas personas tienen dificultad para percibir ciertos colores.
Hemos descrito el caso de una persona que perdió la capacidad de ver el color debido a una
lesión cerebral. Sin embargo, la mayoría de los problemas para la visión cromática implican sólo
una pérdida parcial de la visión del color, llamada “deficiencia cromática” y están relacionados
con problemas en los receptores de la retina.
En un famoso informe sobre la deficiencia cromática, el conocido químico del siglo XVIII John
Dalton (1798-1848), describió sus percepciones del color como sigue: “Me parece que todos los
colores carmesí constan principalmente de azules oscuros, pero muchos parecen tener un
toque de marrón. He visto ejemplares de carmesí, burdeos y color barro que me resultaron muy
parecidos” (p. 102).
Las descripciones de Dalton acerca de sus percepciones anómalas del color dieron origen al
término daltonismo para describir la deficiencia cromática. Ahora sabemos que hay varios tipos
de estas deficiencias, los cuales se han determinado gracias a pruebas de visión cromática como
las que se muestran en la figura 4.14, llamadas “láminas de Ishihara” (ver enlace 2).
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106 Psicología de la Atención y Percepción
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Enlace 2
Pruebas interactivas de visión cromática.
http://perso.telecom-paristech.fr/~brettel/DaltonDemo/DD08.html
En este ejemplo, las personas con una visión cromática normal ven el número 45, pero una
persona con una forma de deficiencia cromática del rojo y el verde no lo distinguiría (ver la
misma lámina a la derecha). Otra manera de determinar la presencia de deficiencias cromáticas
es utilizar el procedimiento antes descrito de igualación de colores para determinar la cantidad
mínima de longitudes de onda que se necesitan para igualar cualquier otra longitud de onda
del espectro. Este procedimiento ha revelado los siguientes tipos de deficiencias cromáticas:
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Grado en Psicología 107
Formación Psicológica Fundamental
Figura 4.14. Izquierda: un ejemplo de lámina del test de Ishihara para la determinación de la deficiencia cromática. En este
caso, una tricrómata normal vería el número 2 dentro del círculo. Derecha: la misma lámina, vista por una persona con
deficiencia cromática. Fuente: http://colorvisiontesting.com/what%20colorblind%20people%20see.htm
Monocromatismo.
El monocromatismo es una rara forma de ceguera al color que suele ser hereditaria y ocurre
aproximadamente en 10 personas de entre un millón (LeGrand, 1957). Los monocrómatas no
tienen conos funcionales, por lo que su visión tiene las características de la visión con
bastones, tanto con luz tenue como con luz intensa. Los monocrómatas ven todo en
sombras brillantes (blanco, gris y negro) por lo que se les denomina “ciegos al color” (a
diferencia de los dicrómatas, quienes ven algunos colores cromáticos) y por ello se dice que
padecen una deficiencia cromática.
Además de una pérdida de visión cromática, las personas que padecen monocromatismo
hereditario tienen poca agudeza visual y son tan sensibles a las luces intensas que deben
protegerse con gafas oscuras durante el día. El sistema de bastones no está diseñado para
funcionar en la luz intensa por lo que se sobrecarga con una fuerte iluminación y crea una
percepción de deslumbramiento.
Dicromatismo.
Los dicrómatas experimentan algunos colores, aunque en menor grado que los
tricrómatas. Hay tres formas principales de dicromatismo: la protanopia, la deuteranopia
y la tritanopia. Los dos tipos más comunes, la protanopia y la deuteranopia, se heredan por
medio de un gen que se localiza en el cromosoma X (Nathans et al., 1986). Los hombres (XY)
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108 Psicología de la Atención y Percepción
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tienen un solo cromosoma X, así que un defecto en el gen de pigmento visual en este
cromosoma provoca una deficiencia cromática. Por otro lado, al tener dos cromosomas X, las
mujeres (XX) son menos propensas a desarrollar dicha deficiencia, porque sólo se requiere un
gen normal para la visión cromática normal. Por ello se dice que estas formas de visión están
relacionadas con el sexo, ya que las mujeres pueden tener el gen de la deficiencia cromática sin
padecerla, pero pueden legar esta condición a sus hijos varones. Así pues, muchos más
hombres que mujeres son dicrómatas. Al describir lo que perciben los tres tipos de dicrómatas,
utilizaremos con puntos de referencia la figura 4.15 que muestra cómo perciben el espectro
visible los tricrómatas normales y las personas con diferentes tipos de dicromatismo.
Figura 4.15. Cómo ven el espectro visible los tricrómatas normales, protánopes, deuteránopes y tritánopes. Fuente:
http://www.internettg.org/mar99/accessibility_color_challenged.html
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Grado en Psicología 109
Formación Psicológica Fundamental
Los colores de la bandera: observe durante unos 30 segundos la cruz de color blanco situado en
el centro de esta imagen y a continuación, desvíe la mirada al espacio en blanco a la derecha. La
imagen que se ve (llamada imagen persistente o post-imagen) tiene colores que quizá
coinciden con el rojo, el blanco y el azul de la bandera de Estados Unidos. Observe que el área
verde de la bandera crea una imagen persistente roja y que el área amarilla crea una imagen
persistente azul.
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110 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 4.17. Matriz de colores para demostraciones de imagen persistente y contraste simultáneo.
Aunque Hering no utilizó una bandera con colores extraños para crear imágenes persistentes, sí
observó que ver durante cierto tiempo un campo de color verde generaba una post-imagen
roja, y ver un campo amarillo creaba una post-imagen azul. También observó lo opuesto. Para
comprobar que esto funciona en ambos sentidos, mire durante 30 segundos al centro de la
figura 4.15. Luego mire una superficie blanca y observe que el rojo y el verde, y el azul y el
amarillo cambian de lugar. Basándose en observaciones como estas, Hering propuso que el rojo
y el verde se emparejan, así como el azul y el amarillo.
En el caso de las observaciones con los cuatro cuadrados de colores, tal vez confirmaron la
observación previa de que el rojo y el verde se emparejan porque la post-imagen que
corresponde al área verde del cuadrado original es roja. Pero el color del cuadro pequeño del
centro también muestra que el verde y el rojo se emparejan: la mayoría de los observadores ven
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Grado en Psicología 111
Formación Psicológica Fundamental
un cuadro verde dentro de la imagen persistente. Esta imagen persistente verde se debe al
contraste simultáneo de color, un efecto que ocurre cuando, al rodear un área con un color,
cambia la apariencia del área rodeada. En este caso, la imagen persistente roja rodea un área
blanca y hace que ésta parezca verde. En la tabla 4.3. se resume este resultado así como los que
se obtienen al repetir esta demostración con los otros cuadros. Todos ellos muestran un claro
emparejamiento entre el rojo y el verde, y el azul y el amarillo.
Por otro lado, la mayoría de las personas encuentra fácil imaginar (visualizar) un color que sea
verde-azulado o rojo-amarillento, pero difícil (o imposible) hacerlo con el verde-rojizo o el
amarillo-azulado. En otros experimentos en los que se les mostraban a los observadores
manchas de colores y se les pedía que estimaran los porcentajes de azul, verde, amarillo y rojo
que contenía cada mancha, rara vez decían que veían azul y amarillo o rojo y verde al mismo
tiempo (Abramov y Gordon, 1994), justo como predijeron los resultados de la demostración de
visualización.
Las observaciones anteriores, además de la hecha por Hering de que las personas que no ven el
color rojo tampoco ven el verde, y que quienes no ven el azul tampoco ven el amarillo, llevaron
a la conclusión de que estos colores están emparejados. Basándose en esta conclusión, Hering
propuso la teoría del proceso oponente de la visión cromática (Hering, 1878, 1905, 1964).
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112 Psicología de la Atención y Percepción
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Neuronas oponentes.
En las décadas de 1950 y 1960 los investigadores encontraron neuronas oponentes en la retina
y el núcleo geniculado lateral que daban una respuesta excitatoria a la luz de una parte del
espectro y una respuesta inhibitoria a luz de otra parte (R.L. DeValois, 1960; Svaetichin, 1956).
Por ejemplo, la columna de la izquierda de la figura 4.19 muestra registros de una neurona que
responde a la luz de longitud de onda corta con un incremento de la tasa de disparos y a la luz
de longitud de onda larga con una disminución de los mismos (observe que disminuyen por
debajo del nivel de actividad espontánea). Esta neurona se llama neurona Az+ Am- porque las
longitudes de onda que provocan un aumento en los disparos están en la parte azul del
espectro, y las que provocan una disminución están en la parte amarilla.
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Grado en Psicología 113
Formación Psicológica Fundamental
Figura 4.19. Respuestas de células oponentes Az+ Am- y R+ V- del núcleo geniculado lateral de un mono. (Tomada de
DeValois, R.L. y Jacobs, G.H., 1968. Primate Color Vision, Science, 162, 533-540).
La columna de la derecha de la figura 4.17 muestra registros para una neurona R+ V-, que
aumenta los disparos ante luz de la parte roja del espectro y los disminuye ante una luz de la
parte verde. También existen neuronas Az- Am+ y V+ R- (R.L. DeValois et al., 1966).
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114 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 4.20. Nuestra experiencia del color es formada por mecanismos fiosiológicos, tanto de los receptores como de las
células oponentes.
La figura 4.21 muestra dos circuitos neuronales en los que los conos están conectados de un
modo que crea dos tipos de neuronas oponentes. En el circuito, el cono de longitud de onda
corta envía una señal excitatoria a la célula ganglionar, y los conos de longitud de onda media y
larga combinan su actividad en A y luego ésta envía señales inhibitorias a dicha célula (se han
omitido las células bipolares para simplificar los circuitos). Esto crea una célula oponente Az+
Am- porque la estimulación del cono de longitud de onda corta aumenta la tasa de disparos y la
estimulación de los conos de onda media o larga disminuye los disparos. A su lado se muestra
otra célula oponente R+ V-, en la que existe una conexión excitatoria del cono L sobre esta
célula, mientras que el cono M tiene una conexión inhibitoria sobre ella. Así, los impulsos
procedentes del cono de onda larga (rojo) producen un aumento de la respuesta, mientras que
los impulsos procedentes del cono de onda media (verde) van a hacer que disminuya la
respuesta.
Figura 4.21. Circuito neuronal que muestra la manera en que los mecanismos azul-amarillo y rojo-verde son creados por
entradas excitatorias e inhibitorias de los tres tipos de receptores conos.
Lo importante de estos circuitos es que sus respuestas son determinadas por las longitudes de
onda a las que responden mejor los receptores y por el orden de las sinapsis inhibitoria y
excitatoria. Otra manera de describirlo es que el procesamiento de la visión cromática se realiza
en dos etapas: primero, los receptores responden con diversos patrones de activación a
distintas longitudes de onda (teoría tricromática) y luego otras células integran las señales
excitatorias e inhibitorias de los receptores (teoría del proceso oponente).
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Grado en Psicología 115
Formación Psicológica Fundamental
Para entender cómo funciona esto, consideremos cómo responden los dos conos de la figura
4.22.a a dos longitudes de onda distintas, que se indican por números 1 y 2. La figura 4.22.b
muestra que al presentar la longitud de onda 1, el receptor M responde más que el receptor L, y
al presentar la longitud de onda 2, el receptor L responde más que el receptor M. Aunque es
posible distinguir la diferencia entre las respuestas a estas dos longitudes de onda, los dos pares
de barras de la figura 4.22.b siguen pareciendo semejantes. Pero si restamos la diferencia entre
la respuesta del cono L y la del cono M, podemos distinguir con mayor facilidad la diferencia
entre las longitudes de onda 1 y 2 (figura 4.22.c).
Figura 4.22. (a) Curvas de respuesta de los receptores M y L. (b) Gráfico de barras que muestra la magnitud de las respuestas
generadas en los receptores por las longitudes de onda 1 (barras de la izquierda) y 2 (barras de la derecha). (c) Gráfico de
barras que muestra la respuesta oponente de la célula R+ V- a las longitudes de onda 1 y 2. La respuesta a 1 es inhibitoria,
mientras que la respuesta a 2 es excitatoria. Tomada de Goldstein, 2006.
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116 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Así, los datos contenidos en los disparos de las células oponentes transmiten con mayor
eficiencia la información acerca de la longitud de onda que los datos contenidos solamente en
la respuesta de los receptores (Buchsbaum y Gottschalk, 1983).
Sin embargo, cuando los investigadores toman registros de las neuronas de la corteza, surge un
panorama distinto. Encuentran neuronas corticales que responden únicamente a algunas
longitudes de onda del espectro y otras que tienen respuestas oponentes en muchas áreas de la
corteza, incluyendo la corteza estriada (V1) y otras áreas de la corriente ventral de
procesamiento (figura 4.23). Pero estas neuronas que responden al color también suelen
responder a formas y orientaciones específicas (Lennie et al., 1990; Leventhal et al., 1995; Shein y
Desimone, 1990). Además, muchas de estas neuronas selectivas a la longitud de onda del área
llamada originalmente “módulo de color” responden al blanco, lo que llevó a algunos
investigadores a cuestionar la idea de que estas neuronas determinan nuestra percepción del
color (Gordon y Abramov, 2001; véase también Girard et al., 2002; Heywood y Cowey, 1998;
Hinkle y Connor, 2002).
Figura 4.23. Representación de la vía dorsal (verde) y la vía ventral (violeta). A la vía dorsal también se le llama vía del
“dónde” y a la vía ventral, la vía de “qué”. Ambas tienen su origen en la corteza visual primaria.
Juntas, estas evidencias muestran que tal vez no haya un “módulo” único para la visión
cromática (Engel et al., 1997; Gegenfurtner, 2001; Zeki y Marini, 1998). Por ello, la visión
cromática presenta un ejemplo del procesamiento distribuido en la corteza, donde varias áreas
intervienen en el procesamiento de la información sobre las longitudes de onda y en la
generación de la percepción del color (Gegenfurtner, 2003; Solomon y Lennie, 2007).
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Grado en Psicología 117
Formación Psicológica Fundamental
Descubrir el mecanismo cortical para la percepción del color resulta complicado pues hay dos
aspectos que intervienen en la determinación de la manera en que la corteza procesa esta
información: 1) ¿Dónde se procesa la información acerca de la longitud de onda?, y 2) ¿Dónde se
determina la percepción del color? Usted podría pensar que estas preguntas son equivalentes
ya que el color se determina principalmente por medio de la longitud de onda. Sin embargo,
hay personas que pueden procesar la información sobre la longitud de onda pero no son
capaces de ver los colores. Un ejemplo es el caso de M.S., quien padecía acromatopsia cerebral
debido a una enfermedad que dejó intactos los pigmentos de sus conos pero lesionó su corteza
(Stoerig, 1998). Aunque podía procesar la información sobre la longitud de onda que sus conos
enviaban al cerebro, no podía ver los colores. Por ejemplo, podía detectar la línea que separaba
dos campos adyacentes que constaban de longitudes de onda diferentes, aunque ambos
parecían tener el mismo tono de gris.
Al parecer, lo que le sucede a M.S. es que la información sobre la longitud de onda es procesada
por el área intacta de su cerebro, pero no se transforma en la experiencia de color, quizá por la
lesión en la otra área. Por consiguiente, entender cómo ocurre la percepción del color en el
cerebro implica determinar cómo se procesa la información sobre la longitud de onda y la
manera en que el procesamiento posterior de esta información crea la experiencia del color
(Cowey y Heywood, 1997; Solomon y Lennie, 2007).
Podemos apreciar por qué la constancia del color es una impresionante hazaña al considerar la
interacción entre la iluminación, como la luz del sol o los focos de luz artificial, y las propiedades
de reflexión de la luz por los objetos, como el suéter verde. Veamos primero el caso de la
iluminación. La figura 4.24 nos muestra las longitudes de onda que contiene la luz del sol y las
longitudes de onda que hay en la luz de una bombilla de tungsteno. La luz del sol contiene
aproximadamente la misma cantidad de energía en todas las longitudes de onda, lo cual es una
propiedad de la luz blanca. La bombilla de tungsteno, en cambio, cuenta con más energía en las
longitudes de onda larga. La distribución de longitudes de onda que produce el filamento de la
antigua bombilla de tungsteno hace que su luz nos parezca amarilla, en comparación con la luz
del sol.
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Figura 4.24. Distribución de la longitud de onda de la luz del sólo y de una luz procedente de una bombilla de
tungsteno (basado en Judd, Mac Adam y Wyszecki, 1964).
Consideremos ahora la interacción entre las longitudes de onda producidas por la iluminación y
las que se reflejan del suéter verde. La curva de reflectancia del suéter se indica con la línea
verde en la figura 4.25. Esta curva refleja principalmente la luz de longitud de onda media,
como cabría esperar de algo verde.
La luz real que se refleja del suéter depende tanto de su curva de reflectancia como de la
iluminación que llega a él y se refleja. Para determinar las longitudes de onda que se
reflejan realmente del suéter, multiplicamos la curva de reflectancia por la cantidad de luz
proporcionada por la fuente de iluminación (la luz del sol o la de la bombilla) en cada
longitud de onda. Este cálculo indica que el suéter refleja más longitud de onda larga
cuando se ve con iluminación de tungsteno (línea anaranjada) que cuando se ve a la luz
del sol (línea blanca).
Figura 4.25. Curva de reflectancia del suéter y la luz que éste refleja al iluminarlo con luz de tungsteno y luz blanca.
Tomada de Goldstein, 2011.
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Grado en Psicología 119
Formación Psicológica Fundamental
El hecho de que sigamos viendo el suéter de color verde aunque la composición de la longitud
de onda de la luz reflejada difiera con distintas iluminaciones, indica la presencia del fenómeno
de constancia del color. Sin esta última, el color que vemos dependería de la manera en que
se iluminara el suéter (Delahunt y Brainard, 2004). Por suerte, la constancia del color funciona,
por lo que es posible decir que los objetos tienen un color particular bien definido. Puedes
comprobar por ti mismo la constancia del color al hacer la siguiente demostración: lleva el
círculo de colores de la figura 4.4 a un lugar donde le dé la luz natural. Luego, ilumínalo con la
bombilla de una lámpara de escritorio. ¿Cambian los colores? ¿Cuánto lo hacen?
Quizá en esta demostración observaste algún cambio en el color al cambiar la iluminación, pero
posiblemente dicho cambio fue mucho menor del esperado a partir de lo que ahora conoces
sobre la distribución de las longitudes de onda del tipo de luz empleada. Aunque las longitudes
de onda reflejadas de un objeto azul iluminado por una luz de tungsteno con predominancia de
longitudes de onda larga pueden coincidir con las longitudes de onda reflejadas por un objeto
amarillo iluminado por la luz del sol (Jameson, 1985), nuestra percepción del color permanece
relativamente constante con una iluminación cambiante.
Consideremos qué es lo que pasa en esta situación. Supongamos que el perro descansa en una
alfombra de la sala de estar iluminado por una bombilla de 100 vatios. Una parte de la luz que
ilumina el pelaje negro del perro se refleja, y vemos que dicho pelaje es negro. Cuando el perro
sale a la calle y queda bajo la luz del sol, hay mucha más iluminación y, por lo tanto, se refleja
mucha más luz. Sin embargo, el pelo del perro sigue pareciendo negro. Aunque refleja mucha
más luz, le percepción del matiz de color acromático (blanco, gris, negro), a la cual
llamamos luminosidad, permanece igual. El hecho de que veamos que los blancos,
grises y negros permanecen casi con el mismo matiz bajo distintas iluminaciones se llama
constancia de la luminosidad.
El problema del sistema visual es que la cantidad de luz que llega al ojo desde un objeto
depende de dos cosas: 1) la iluminación (la cantidad total de luz que ilumina la superficie
del objeto) y 2) la reflectancia del objeto (que es la proporción de esta luz que refleja el
objeto en nuestros ojos). Cuando ocurre la constancia de la luminosidad, nuestra percepción
de la luminosidad es determinada, no por la iluminación que incide en un objeto, sino por la
reflectancia del mismo. Los objetos negros reflejan cerca del 5% de la luz. Los objetos grises
reflejan del 10% al 70% de la luz (dependiendo del matiz de gris) y los objetos blancos (como
esta hoja de papel) reflejan del 80 al 95% de la luz. Así, nuestra percepción de la luminosidad
de un objeto no está relacionada con la cantidad de luz que se refleja de él (la cual puede
cambiar dependiendo de la iluminación) sino por el porcentaje de luz que refleja el objeto,
el cual permanece igual a nuestra percepción sin importar cuál sea la iluminación.
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Figura 4.26. Un tablero de ajedrez iluminado con luz de tungsteno (izquierda) o con luz del sol (derecha). A pesar de que los
cuadrados negros en la situación de iluminación interior reflejan mucha más cantidad de luz que los blancos en la
situación de iluminación exterior, nos siguen pareciendo negros. Tomada de Goldstein, 2006.
El principio de la proporción funciona bien con objetos planos iluminados de manera uniforme
como nuestro tablero de ajedrez. Sin embargo, las cosas se complican en escenas
tridimensionales, que suelen estar iluminadas de manera desigual.
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Formación Psicológica Fundamental
tridimensionales suele ser desigual debido a las sombras que un objeto proyecta sobre otro o a
que una parte de un objeto queda de frente a la luz y la otra no. Por ejemplo, en la figura 4.27,
en la que se proyecta la sombra de la caja de un medicamento sobre la mesa, es necesario
determinar si los cambios que vemos en la iluminación se deben a las diferencias en las
propiedades de distintas partes de los objetos o a las diferencias en la manera en que están
iluminados.
Figura 4.27. Figura 4.27. La fotografía muestra una pared que no está iluminada de forma equivalente y contiene tanto
bordes de reflectancia como bordes de iluminación. El sistema perceptivo debe distinguir ambos tipos de bordes para
percibir correctamente las propiedades reales de la pared así como otras partes de la escena. Tomada de Goldstein, 2011.
El problema para el sistema perceptivo es que, de alguna manera, tiene que tomar en
consideración la iluminación desigual. Una manera de plantear este problema es distinguir
entre los bordes de reflectancia y los bordes de iluminación. Un borde de reflectancia es uno
donde cambia la reflectancia de dos superficies. Podemos crear un borde de iluminación en
nuestro tablero de ajedrez bloqueando parte de la luz que incide en él con muestra mano,
como en la figura 4.28. Así, el borde de los cuadrados negros es un borde de reflectancia,
mientras que el borde entre la sombra oscura y el tablero iluminado es un borde de iluminación.
Se han propuesto algunas explicaciones sobre la manera en que el sistema visual distingue
entre ambos (ver Adelson, 1999; Gilchrist, 1994 y Gilchrist et al., 1999). La idea fundamental de
estas explicaciones es que el sistema perceptivo usa varias fuentes de información para tomar
en consideración la iluminación. Veamos algunas de ellas.
Figura 4.28. Una sombra proyectada por la mano sobre el tablero de ajedrez. Los bordes de la sombra son bordes de
iluminación. Los bordes entre los cuadrados son bordes de reflectancia. Tomada de Goldstein, 2006.
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Figura 4.29. Sombra de una palmera sobre una pared de ladrillo rojo. Tomada de Goldstein, 2011.
¿Cómo sabe el sistema visual que el cambio en la intensidad provocado por la sombra es un
borde de iluminación y no de reflectancia? Un aspecto que el sistema visual puede tener en
cuenta es la forma significativa de la sombra. En este ejemplo, sabemos que el árbol la proyecta,
así que la iluminación es la que cambia, no el color de los ladrillos de la pared. La naturaleza del
contorno de la sombra proporciona otra pista, como se ilustra con la siguiente demostración:
Cubrir la penumbra hace que la mayoría de las personas perciban un cambio en la apariencia
del área sombreada. Al parecer, la penumbra informa al sistema visual de que el área oscura que
está junto al vaso es una sombra, por lo que el borde entre la sombra y el papel se entendería
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Formación Psicológica Fundamental
Figura 4.30. (A, Izquierda): un vaso y su sombra. (B, derecha): El mismo vaso y su sombra con la penumbra cubierta con un
borde negro. Tomada de Goldstein, 2011.
Figura 4.31. Las dos áreas señaladas por las flechas en (a) reflejan la misma cantidad de luz que las dos áreas mostradas en
(b). Obsérvese que el área inferior de (a) parece más clara. (Tomado de Adelson, 1993).
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124 Psicología de la Atención y Percepción
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La explicación que se ha dado a este efecto es que, para el patrón de (b) los dos cuadrados
parecen presentar una iluminación homogénea; sin embargo, en (a) el rectángulo inferior
parece estar en la sombra, mientras que el superior se encuentra en la zona más iluminada. En
este caso, el sistema visual parece usar el siguiente heurístico o regla: “si dos objetos reflejan la
misma cantidad de luz y uno está en la sombra, el que está en la sombra tiene que ser
necesariamente más claro”.
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Formación Psicológica Fundamental
Tema 5
5.1. Introducción
Nuestro mundo está en continuo movimiento y nosotros estamos continuamente realizando
acciones que implican movimiento, tanto cuando nos desplazamos como cuando estamos
sentados ante una mesa cuando, por ejemplo, estiramos un brazo para alcanzar la taza de café.
Cualquiera que sea la acción, ésta implica movimiento. Incluso cuando analizamos la
percepción del observador estático de ese movimiento nos damos cuenta de que están
implicados mecanismos complejos que funcionan “tras las bambalinas”, como veíamos en el
Tema 1. Veremos algunas consideraciones previas antes de comenzar propiamente el estudio
de este tipo de percepciones.
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126 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
a. El movimiento nos ayuda a entender los eventos que ocurren en nuestro entorno
Al caminar por un centro comercial mirando los escaparates, también puede observar otras
acciones, como un grupo de personas enfrascadas en una animada conversación, una
vendedora que coloca el género en la estantería o el partido de fútbol que se ve en los
televisores de 42 pulgadas. Mucha de esa información es generada por el movimiento. Los
gestos de las personas le indican la intensidad de su conversación, los movimientos de la
vendedora le confirman que está trabajando, y el movimiento de los jugadores y la pelota
captura su atención y puede llegar a saber si se trata de un buen o un mal partido.
Nuestra capacidad para usar la información del movimiento a fin de determinar qué
sucede es una función importante de la percepción del movimiento que solemos dar por
segura. La percepción del movimiento también es fundamental para movernos por el
entorno. Una fuente de información primordial para saber hacia dónde nos desplazamos y
cómo de rápido es la manera en la que se mueve la imagen de los objetos que nos rodean.
Cuando una persona se mueve hacia adelante, los objetos lo hacen en la dirección opuesta a la
de la persona. Este movimiento de las imágenes (o elementos de textura, más
exactamente) se llama flujo óptico y proporciona información acerca de la dirección y la
velocidad de quien se desplaza. Veremos esto un poco más adelante, cuando retomemos los
estudios sobre esta capacidad perceptiva.
La captura atencional por parte del movimiento desempeña una función importante en la
supervivencia animal. Seguramente ha visto a algún animal quedarse quieto cuando siente el
peligro. Por ejemplo, si un ratón quiere pasar desapercibido ante un gato, lo que debe hacer es
dejar de moverse. Quedarse quieto no sólo elimina el efecto de atraer la atención que tiene el
movimiento, sino que también hace que al gato se le dificulte distinguir entre el gato y su
entorno.
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Grado en Psicología 127
Formación Psicológica Fundamental
El ave inmóvil es difícil de ver cuando se cubre con el patrón de líneas porque tanto ella como el
patrón están hechos de líneas parecidas. Pero cuando todos sus elementos comienzan a
moverse en la misma dirección, el ave se vuelve visible. Lo que sucede aquí es que el
movimiento ha organizado perceptualmente todos los elementos del ave, de manera que crean
una figura que está separada de su fondo. Así, el movimiento en relación con los objetos aporta
constantemente más información de la que se tiene acerca de los mismos. Esto también sucede
cuando los objetos se mueven en relación a nosotros, y gran cantidad de investigaciones han
demostrado que los observadores perciben las formas con más rapidez y precisión cuando un
objeto está en movimiento.
Figura 5.1. El ave queda camuflada si la transparencia de líneas aleatorias se superpone a la transparencia del ave. Cuando
movemos el ave respecto al patrón de líneas aquélla queda visible, lo que supone un ejemplo de cómo el movimiento
mejora la percepción de la forma (tomado de Regan, 1986).
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128 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
percibía aquél, había que tener en cuenta al observador en movimiento. Fue en esta época
cuando Gibson comenzó a estudiar cómo los pilotos aterrizaban sus aviones. En su primer libro
“The Perception of the Visual World” (La percepción del mundo visual) (1950), informó que lo que
sabíamos acerca de la percepción del movimiento por los estudios anteriores no podía explicar
lo que hacían las personas en entornos dinámicos como los que se dan en su experiencia diaria.
El enfoque correcto, sugirió Gibson, era buscar la información que los observadores en
movimiento utilizaban para realizar acciones como desplazarse.
El flujo óptico tiene dos características: 1) el flujo es más rápido cerca del observador en
movimiento, como indica la longitud de las flechas en las Figuras 5.2, y 5.3) no hay flujo en el
destino hacia el que se mueve el observador, como indica la letra A en la Figura 5.2. La distinta
velocidad flujo (rápida cerca del observador y más lenta lejos) se llama gradiente de
flujo. Según Gibson, el gradiente de flujo proporciona información acerca de la
velocidad del observador. Al punto señalado por la letra (Figura 5.2) se le llama “foco de
expansión”, e indica el destino del observador, es decir, el lugar hacia el que se dirige.
Otra característica del flujo óptico es que produce información invariante. Una invariante
es una propiedad que permanece constante en ciertas condiciones. Para Gibson, las invariantes
clave son las propiedades que permanecen constantes mientras un observador se mueve por el
entorno. El flujo óptico proporciona información invariante porque ocurre sin importar
dónde está el observador, en tanto se mueva. El foco de expansión también es invariante
porque siempre se centra en el lugar al que se dirige la persona (ver también Figura 5.2 para un
ejemplo de flujo óptico de un observador que se desplaza caminando).
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Grado en Psicología 129
Formación Psicológica Fundamental
Figura 5.2. El flujo óptico visto desde el punto de vista de un conductor, a través del parabrisas del vehículo que se desplaza
por un puente en la dirección señalada con la letra A. Las flechas indican el movimiento de las imágenes a medida que el
observador se mueve y la longitud de las flechas representa si la velocidad de desplazamiento de la imagen o elemento de
textura. El flujo óptico es más rápido cerca del vehículo, tal como indica el difuminado de la imagen y la mayor longitud de
las flechas. Este flujo se da en todas las partes excepto en el foco de expansión, que coincide con el lugar marcado con la A,
y que es la dirección actual del coche (tomado de Goldstein, 1996).
Figura 5.3. Flujo óptico que se genera cuando un observador se desplaza hacia una pared mientras camina por la
habitación (Tomado de Lillo, 1995).
Además, otra de las ideas de Gibson es que los sentidos no trabajan de forma aislada; que en
lugar de considerar la vista, el oído, etc. como categorías separadas, debemos tener en cuenta
de qué modo cada una proporciona información para las mismas conductas. El sentido del
equilibrio nos da un ejemplo de una conducta que originalmente se pensaba que era
responsabilidad exclusiva de un sentido y que también es producto de otro.
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130 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Figura 5.4. Arriba: receptores cinestésicos situados junto a los músculos. Fuente imagen superior
http://www.mednet.cl/link.cgi/Medwave/PuestaDia/Cursos/1654 Fuente imagen Inferior:
http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_vestibular
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Formación Psicológica Fundamental
Gibson argumentaba que la información proporcionada por la vista también es importante para
mantener el equilibrio. Una manera de ilustrar el papel de la visión en el equilibrio es observar lo
que sucede cuando no hay información visual, como en la siguiente demostración:
Mantenga el equilibrio. Mantener el equilibrio es algo que quizá damos por sentado (valga la
expresión) con demasiada facilidad. Haga la siguiente prueba: póngase en pie. Levante un pie y
manténgase en equilibrio sobre el otro. Luego, cierre los ojos e intente seguir manteniendo el
equilibrio sobre un pie. ¿Le resulta más difícil hacerlo con los ojos cerrados?
La vista proporciona un marco de referencia que ayuda a los músculos a hacer ajustes
constantes para mantener el equilibrio. David Lee y Eric Aronson (1974) demostraron la
importancia de la vista para mantener el equilibrio. Lee y Aronson colocaron a bebés de 13 a 16
meses de edad en un “cuarto oscilante” como el de la Figura 5.5. (Ver también
http://www.youtube.com/watch?v=NTVtmUJeInY-Vision-Movement-Balance; A Study of Visual
Kinaesthesis, 1974).
En este cuarto el piso estaba fijo, pero las paredes y el techo podían moverse, tanto hacia el
bebé, como alejándose de él. La Figura 5.5.a muestra el cuarto moviéndose hacia el bebé. Este
movimiento de las paredes crea el patrón de flujo óptico de la derecha. Observe que este patrón
es similar al que se produce al moverse hacia adelante, como en la Figura 5.3. Como el flujo está
asociado con el movimiento hacia adelante, crea en el bebé la impresión de se mueve hacia
adelante. Esto ocasiona que el bebé se incline hacia atrás para compensar (Figura 5.5.b). De
forma opuesta, cuando el cuarto se aleja, como en la Figura 5.5.c, el patrón de flujo crea la
impresión de movimiento hacia atrás, así que el bebé se inclina hacia adelante para compensar.
Figura 5.5. Habitación oscilante de Lee y Aronson. (a) El movimiento de esta habitación hacia adelante crea un patrón de
flujo óptico mostrado en la Figura 5.5.b, que se produce cuando una persona se desplaza hacia atrás, como en (b). Para
compensar este balanceo aparente, los observadores se balancean hacia adelante, como ocurre en (c), y con frecuencia
pierden el equilibrio y se caen (basado en Lee y Aronson, 1974).
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132 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Así, en el experimento de Lee y Aronson, ¡el 26% de los bebés se inclinó, el 23% se tambaleó y
un 33% se cayó! (ver Figura 5.6). Los adultos también sintieron los efectos de esta habitación
oscilante. Si se preparaban, “una oscilación del cuarto experimental de apenas 6 mm hacía que los
sujetos adultos se inclinaran casi lo mismo. Eran como marionetas enganchadas visualmente a su
entorno y no eran conscientes de la causa real de su alteración” (Lee, 1980, p. 173). Los adultos que
no se preparaban podían llegar a caer, igual que los bebés, debido a su percepción del cuarto
oscilante.
Los experimentos con el cuarto oscilante muestran que la visión es un determinante del
equilibrio tan poderoso que puede superar a las fuentes tradicionales de información sobre el
equilibrio proporcionadas por el oído interno y los receptores de los músculos y articulaciones
(véase también C.R. Fox, 1990). En un estudio sobre el desarrollo, B. Berthental y sus
colaboradores (1997) demostraron que los bebés de cuatro meses se inclinan hacia atrás o hacia
adelante en respuesta a los movimientos de un cuarto, y que el acoplamiento del movimiento
del cuarto y la inclinación se hace más preciso con la edad (ver también Warren et al., 1996 para
evidencias de que el flujo óptico interviene en el mantenimiento de la postura al caminar).
Figura 5.6. La habitación oscilante y la situación experimental justo antes de moverla en dirección al bebé S. Tomado de
Lee, D.N.; Aronson, E. (1974).
El énfasis que Gibson puso en el movimiento del observador, en identificar la información del
entorno que utilizan los observadores para la percepción y en la importancia de determinar
cómo perciben las personas en el entorno natural fue retomado por los investigadores que le
sucedieron. En el siguiente apartado veremos cómo se pusieron a prueba las ideas de Gibson
acerca de cómo se desplazan las personas por el entorno.
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Grado en Psicología 133
Formación Psicológica Fundamental
Figura 5.7. a) Flujo óptico simulado generado por una persona que se mueve directamente hacia la línea vertical en el
horizonte. Las longitudes de las líneas indican la velocidad de desplazamiento. b) Flujo óptico generado por una persona
que se mueve en una trayectoria curva hacia la derecha de la flecha vertical (tomada de Warren, 1995).
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134 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Para estudiar qué información utilizan las personas para mantenerse en la trayectoria mientras
conducían en una situación real, Michael Land y David Lee (1994) acondicionaron un automóvil
con instrumentos de medida para registrar el ángulo de giro del volante y la velocidad y
midieron simultáneamente hacia dónde miraba un conductor con un seguidor de movimientos
oculares con cámara. Según Gibson, el foco de expansión proporciona información acerca del
lugar hacia el que se dirige un observador en movimiento. Sin embargo, Land y Lee encontraron
que, aun cuando los conductores miraban hacia adelante al conducir, no miraban directamente
hacia el foco de expansión Figura 5.8).
Figura 5.8. Resultados del experimento de Land y Lee (1994). Los óvalos indican hacia dónde fueron más propensos a mirar
los conductores al conducir en a) una carretera recta (conduciendo por el lado izquierdo), b) una curva a la derecha, y c)
una curva a la izquierda. Al conducir en recta, los conductores no miran directamente al foco de expansión, sino un poco
por debajo de él, lejos en la carretera. Al conducir en curva, los conductores miran el borde interior de la curva por el lado
que deben tomar. A este punto se le llama el punto tangente de la curva. (Adaptado de Land y Lee, 1994).
Land y Lee también estudiaron hacia dónde miran los conductores al pasar por una curva. Esta
tarea plantea un problema para la idea del foco de expansión, ya que el destino del conductor
sigue cambiando conforme el automóvil avanza por la curva. Land y Lee encontraron que,
mientras están en la curva, los conductores no miran directamente la carretera, sino que miran
el punto tangente de la curva que está a un lado de la carretera, como se muestra en la Figura
5.8.b y c. Como los conductores no miran el foco de expansión, Land y Lee sugirieron que quizá
los conductores usan otra información, como podría ser la posición del automóvil con respecto
las líneas del centro de la carretera o de los lados de la misma. (Véase también Land y Horwood,
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Grado en Psicología 135
Formación Psicológica Fundamental
1995; Rushton y Salvucci, 2001; Wann y Land, 2000; Wilkie y Land, 2003, donde encontrarás más
investigaciones sobre la información que utilizan los conductores para permanecer en la
carretera).
Consideremos ahora la forma en que las neuronas y distintas áreas del cerebro proporcionan
información para el desplazamiento.
Las neuronas que responden a los patrones de flujo óptico se encuentran en el área temporal
media superior (TMS) (en azul, en el centro de la Figura 5.9).
Figura 5.9. Cerebro de un mono en el que muestran las áreas principales para la percepción del movimiento y de la
interacción visual-motora. (Adaptado de Goldstein, 2002).
La Figura 5.10 muestra la respuesta de una neurona del área TMS que respondía mejor a un
patrón de puntos que se expandían hacia afuera (Figura 5.10.a) y otra neurona que respondía
mejor a los movimientos circulares (Figura 5.10.b; véase también Duffy y Wurtz, 1991; Orban et
al., 1992; Raffi et al., 2002; Regan y Cynader, 1979). ¿Qué significa la existencia de estas neuronas
para el flujo óptico? Sabemos que encontrar una neurona que responda a un estímulo es sólo el
primer paso para determinar si esa neurona tiene algo que ver con la percepción de ese
estímulo. El siguiente paso es demostrar una conexión entre la respuesta de la neurona y la
conducta.
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136 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Figura 5.10. a) Respuesta de una neurona (1) del área TMS de un mono que responde con una alta tasa de disparos a un
estímulo en expansión (registro superior) pero que apenas se dispara ante un estímulo que tiene un movimiento circular
(registro inferior) u otros tipos de movimiento (que no se muestran). b) Otra neurona (2) que responde mejor a un
movimiento circular (abajo a la derecha) pero que no responde bien a un patrón en expansión u otros tipos de movimiento
(arriba a la derecha). (Adaptada de Graziano, Andersen y Snowden, 1994).
Britten y van Wezel (2002) demostraron una conexión entre la respuesta de las neuronas del
área TMS y la conducta entrenando primero a algunos monos para que indicaran si el flujo de
puntos en una pantalla de computadora indicaba movimiento hacia la izquierda, hacia la
derecha o hacia adelante. Luego, mientras los monos hacían ese juicio, Britten y van Wezel
estimulaban con electricidad las neuronas del área TMS que estaban sintonizadas para
responder al flujo óptico relacionado con una dirección específica. Al hacer esto, encontraron
que la estimulación cambió los juicios de los monos hacia la dirección preferida por la neurona
estimulada (ver Figura 5.11).
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Grado en Psicología 137
Formación Psicológica Fundamental
Figura 5.11. a) Un mono ve una proyección de puntos en movimiento en el monitor de una computadora. Los puntos
indican el patrón de flujo para el movimiento ligeramente hacia la izquierda o hacia adelante, o ligeramente hacia la
derecha. B) Efecto de microestimulación de las neuronas del área TMS que estaban sintonizadas para responder al
movimiento hacia la izquierda. La estimulación (barra roja) hizo que el mono juzgara que había más movimiento hacia la
izquierda (Tomado de Goldstein, 2012).
Aunque hemos aludido a algunos estudios sobre la percepción del propio movimiento cuando
nos desplazamos por el ambiente (en lo que muchos manuales llaman “percepción y acción”),
hemos de volver a los estudios básicos sobre la respuesta de los mecanismos nerviosos que
hacen posible percibir que algo se mueve, aun cuando el observador no se está desplazando.
Para ello echaremos la vista atrás (no sin antes tomar algo de aire) hacia un trabajo del
psicólogo alemán Max Wertheimer, cuyo nombre de seguro le resultará familiar a estas alturas.
Fue él quien acuñó el término de “movimiento ilusorio” para describir un fenómeno que quizá
alguna vez le haya intrigado.
Pero también hay varias maneras de producir la percepción del movimiento que implican
estímulos que no se mueven. La percepción del movimiento cuando en realidad no lo hay se
llama movimiento ilusorio. El tipo más famoso, y más estudiado, de movimiento ilusorio se
llama “movimiento aparente”. Cuando dos estímulos que están en posiciones ligeramente
distintas se muestran uno después de otro con el intervalo correcto, se percibe el movimiento
entre ambos. Esta es una ilusión llamada movimiento aparente porque en realidad no hay
movimiento en la proyección, sólo dos estímulos inmóviles que se muestran de manera
intermitente (un ejemplo sería el de los rótulos luminosos móviles que muestran anuncios
publicitarios o titulares de noticias). El efecto muchas veces es tan convincente que no creemos
que las luces no se estén realmente moviendo. Es también la base para el movimiento que
percibimos en las películas, en la televisión y en los anuncios.
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138 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 5.12. Esquema de un experimento para crear el efecto del movimiento aparente. (a) Se enciende una luz en una
posición y luego, (b) después de una breve pausa, (c) se enciende otra en una posición distinta, creando (d) una ilusión
llamada “movimiento aparente”. (Tomada de Glodstein, 2006).
Existe otro tipo de movimiento ilusorio que se llama “movimiento inducido”, que ocurre cuando
el movimiento de un objeto (en general, uno de tamaño grande) influye en nuestra percepción
de manera que hace veamos moverse a otro objeto inmóvil cercano (por lo general, más
pequeño). Por ejemplo, la luna normalmente parece inmóvil en el cielo. Sin embargo, si las
nubes se mueven cerca de ella en una noche de viento, la luna parece avanzar entre éstas. En
este caso, el movimiento de un objeto mayor (las nubes que cubren una gran extensión)
inducen la ilusión del movimiento de la luna, más pequeña pero en realidad, inmóvil.
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Grado en Psicología 139
Formación Psicológica Fundamental
Figura 5.13. La observación del movimiento del agua en una dirección, como ocurre al mirar una cascada de agua puede
ocasionar un post-efecto de movimiento en la dirección opuesta. Autor: Sergio Tudela
Los efectos posteriores al movimiento también pueden ocurrir después de ver otros tipos de
movimiento. Por ejemplo, una espiral giratoria que parece moverse hacia dentro provoca la
expansión aparente de un objeto inmóvil (ver también un efecto con espirales en:
http://www.sudeseo.com/distorsion/index.html ).
Los investigadores que analizan la percepción del movimiento han estudiado todos los tipos de
movimiento percibido que hemos descrito, además de otros. Sin embargo, nuestro propósito
no es entender cada uno de los tipos de movimiento, sino los principios que rigen la percepción
del movimiento en general. Para este propósito, vamos a centrarnos ahora en la comparación
entre movimiento real y aparente.
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140 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
una proyección de movimiento aparente, en la que se proyectaban dos puntos uno detrás del
otro de manera que parecían moverse hacia adelante y hacia atrás (Figura 5.14.c).
Los resultados de Larsen se muestran debajo de la imagen de las proyecciones en las diferentes
condiciones. El color azul de la Figura 5.14.a representa el área de la corteza visual activada por
los puntos de control, que se perciben como dos puntos que parpadean simultáneamente, sin
movimiento entre ellos. Cada punto activa un área distinta de la corteza. En la Figura 5.14.b el
color rojo indica el área de la corteza activada por el movimiento real del punto. En la Figura
5.14.c el color amarillo indica el área de la corteza activada por la proyección del movimiento
aparente. Observe que la activación relacionada con el movimiento aparente es similar a la
activación por la proyección del movimiento real. Dos puntos que se encienden y se apagan de
manera intermitente y que provocan el movimiento aparente activan el área del cerebro que
representa el espacio entre las posiciones de los puntos proyectados aunque no se presente un
estímulo en ellas.
Figura 5.14. Los resultados de las tres condiciones del experimento de Larsen (2006). Explicación en el texto.
(Adaptada de Larsen, 2006).
Debido a las semejanzas entre la percepción del movimiento real y del movimiento aparente, y
entre los mecanismos cerebrales relacionados con estos dos tipos de movimiento, los
investigadores estudian ambos tipos de movimiento juntos y se concentran en descubrir los
mecanismos generales que aplican a los dos.
Si queremos entender cómo percibimos las cosas que están en movimiento, una forma
fácil de explicarlo sería a través del movimiento de la proyección del objeto en la retina:
conforme la imagen del objeto se mueve en la retina, estimula una serie de receptores,
uno tras otro, y esta estimulación indica el movimiento del objeto (ver Figura 5.15).
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Grado en Psicología 141
Formación Psicológica Fundamental
Figura 5.15. Representación de la explicación clásica de la percepción del movimiento. Jung, 1978.
En cambio, cuando seguimos con la mirada el movimiento del objeto, su imagen permanece
inmóvil en la fóvea mientras se mueve. Esto presenta una interesante complicación a la
explicación de sobre la percepción del movimiento. Significa que la percepción del movimiento
no se puede explicar considerando sólo lo que sucede en la retina.
Por último, consideremos qué sucede cuando se mueve el observador (por ejemplo,
caminando por una habitación). Al hacer esto, las imágenes de las paredes y de los objetos
que hay en la habitación se mueven en su retina (como en la Figura 5.3), pero ¡el
observador no percibe que los objetos se muevan! Este es otro ejemplo de por qué no
podemos considerar simplemente lo que sucede en la retina.
Cuando un objeto se mueve por el entorno, irá cubriendo la textura óptica del medio, en
la dirección de su movimiento, e irá descubriendo dicha textura por detrás de su
movimiento, al mismo tiempo que irá dividiendo los elementos de la textura por los bordes
paralelos a su movimiento. Es lo que sucede con la imagen de la persona caminando en la
Figura 5.16. Cuando una persona camina por el campo visual del observador, unas partes del
orden óptico quedan cubiertas mientras lo hace y luego quedan descubiertas a medida que
avanza. Este resultado se llama perturbación local en el orden óptico. Una perturbación
local en el orden óptico ocurre cuando un objeto se mueve en relación con el entorno,
cubriendo y descubriendo así el fondo inmóvil. Según Gibson, dicha perturbación informa de
que el objeto se está moviendo por el entorno.
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142 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 5.16. Movimiento local. Una perturbación local en el orden óptico implica que el objeto (la persona) que se mueve va
cubriendo una parte del orden óptico a la vez que va descubriendo otra, pero el resto permanece fijo (izquierda). Cuando
seguimos con la mirada a esta persona, su imagen permanece en el mismo lugar de la retina, pero el fondo está
moviéndose (derecha). Ambas situaciones son equivalentes y especifican una perturbación local. (Adaptado de Goldstein,
2006).
Conforme el observador se mueve, todo a su alrededor también lo hace (ver Figura 5.3). Las
paredes, la ventana, cuadros, etc., se mueven en relación al observador. El hecho de que todo
se mueva al mismo tiempo se llama flujo óptico global; éste indicaría que el observador
se mueve pero que el entorno está inmóvil. En la identificación de la información del entorno
que indica qué se mueve y qué no, el enfoque ecológico proporciona una buena solución para
el problema de que no sea posible explicar cómo percibimos el movimiento basándonos
únicamente en la imagen que se proyecta en la retina. Sin embargo, esta explicación no tiene en
cuenta lo que sucede en el aspecto fisiológico.
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Grado en Psicología 143
Formación Psicológica Fundamental
Figura 5.17. Respuesta registrada de una célula compleja en el córtex visual de un gato. La franja de luz (estímulo) se mueve
hacia adelante y atrás a través del campo receptivo. Los registros de la derecha indican que la célula sólo se activa cuando
la franja se mueve en un ángulo concreto. La célula no responde cuando la franja tiene las orientaciones que se muestran
en (a), (b), (e) y (f). Sin embargo, en el caso de (c) se observa una respuesta moderada. La respuesta más intensa se produce
en (d); sin embargo, aunque la franja se encuentra en la orientación óptima de la célula, el animal sólo emite una respuesta
cuando la franja se mueve de izquierda a derecha, tal como indican las flechas que aparecen encima de los registros.
Cuando la franja se mueve de derecha a izquierda no se produce ninguna respuesta. La franja horizontal de la esquina
inferior derecha representa un estímulo que dura un segundo (tomado de Hubel y Wiesel, 1959).
Aunque muy posiblemente haya circuitos neuronales sencillos al nivel de la retina capaces de
detectar el movimiento (Reichardt, 1961), nuestra percepción del mismo se basa sobre todo en
la actividad de neuronas que están “más arriba” en el sistema visual. Ya hemos visto (Figura 5.9)
que el área Temporal Medial (TM) de la vía dorsal parece desempeñar un papel muy importante
en la percepción del movimiento, puesto que el 90 por ciento de las neuronas de esta área son
selectivas a la dirección y una lesión en esta área afecta negativamente a la capacidad del mono
para detectar la dirección del movimiento.
Además, se ha descubierto que la estimulación de las neuronas del área TM mediante micro-
estimulación hace que los monos se vuelvan más sensibles a las direcciones “preferidas” por la
neurona estimulada (Movshon y Newsome, 1992). Otras investigaciones han mostrado,
asimismo, que las neuronas que prefieren direcciones concretas se disponen en columnas
dentro de la corteza TM (Albright, Desimone y Gross, 1984), del mismo modo que las neuronas
selectivas a la dirección se disponen en columnas en el cortex estriado. A continuación,
analizaremos más datos que demuestran el vínculo existente entre las neuronas del área TM y la
percepción del movimiento.
William Newsome, Kenneth Britten y Anthony Movshon (1989) demostraron que existía una
conexión entre la activación de las neuronas del área citada y la capacidad de un mono para
juzgar la dirección del movimiento. Para ello, presentaron una imagen de puntos en
movimiento como los de la Figura 5.18 al campo receptivo de una neurona del cortex TM.
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144 Psicología de la Atención y Percepción
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Newsome utilizó el término coherencia para indicar el grado hasta el cual los puntos se mueven
en la misma dirección. Como se ve en la Figura 5.18.a, cuando todos los puntos se mueven en
distintas direcciones, de manera muy parecida a la “nieve” que se veía en los televisores
antiguos al sintonizar los canales, la coherencia es del 0%. La Figura 5.18.b representa una
coherencia del 50%, como indican los puntos sólidos, lo que significa que durante el
experimento, la mitad de los puntos se mueve en la misma dirección. La Figura 5.18.c
representa una coherencia del 100%, es decir, que todos los puntos se mueven en la misma
dirección.
Newsome y sus colaboradores usaron estos estímulos para determinar la relación entre 1) la
capacidad de un mono para juzgar la dirección en la que se movían los puntos, y 2) la respuesta
de una neurona de la corteza TM del mono.
Encontraron que a medida que aumentaba la coherencia de los puntos sucedían dos cosas: 1)
que el mono juzgaba con más precisión la dirección del movimiento, y 2) la neurona TM se
disparaba más rápido. La conducta del mono y los disparos de las neuronas TM estuvieron tan
estrechamente relacionados que los investigadores pudieron predecir una a partir de los otros y
viceversa. Por ejemplo, cuando la coherencia de los puntos fue del 0.8%, el mono no fue capaz
de juzgar la dirección del movimiento de los mismos y la respuesta de la neurona no difirió
mucho de su tasa de disparos promedio. Pero con una coherencia del 12.8% el mono juzgó
correctamente la dirección de los puntos que se movían juntos en casi todos los ensayos, y la
neurona TM siempre se disparó más rápido que su tasa de respuesta promedio.
Figura 5.18. Diagrama esquemático de los estímulos de movimiento empleados en el experimento de Newsome et al.
(1989). Cada estímulo estaba compuesto de un número de puntos situados aleatoriamente en un monitor que se movían,
a) en distintas direcciones, sin ninguna correlación8 o coherencia; b) el 50% de ellos, en la misma dirección (coherencia =
50%); y c) todos en la misma dirección (coherencia = 100%). (Adaptado de Newsome et al., 1989).
Estos experimentos son importantes porque al medir al mismo tiempo la respuesta de las
neuronas TM y la percepción del mono, Newsome midió directamente la relación entre la
fisiología y la percepciónentre la fisiología y la percepción (la relación que llamamos FL2 en el
diagrama de la Figura 5.19 y que ya se mencionó en el Tema 1). Esto contrasta con la mayoría de
los experimentos descritos, que se han centrado en la medida de la relación FL1, que es la que
hay entre los estímulos y la respuesta fisiológica. Por ejemplo, en los estudios de Hubel y Wiesel
8
La correlación se refiere aquí al porcentaje de puntos que se movían simultáneamente en la misma dirección.
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Grado en Psicología 145
Formación Psicológica Fundamental
que veíamos en la Figura 5.17 se mostraba que, al mover las franjas de luz en la pantalla, las
neuronas detectoras de la corteza se disparaban. Estos experimentos proporcionaron datos
importantes acerca de las neuronas de la corteza, pero no brindaron información directa sobre
la conexión entre estas neuronas y la percepción.
Figura 5.19. Diagrama que muestra los tipos de estudios según el enfoque (psicofísico, fisiológico 1 y fisiológico 2).
(Adaptado de Goldstein, 2012).
Hasta ahora hemos considerado situaciones en las que se ha estudiado la respuesta neuronal
ante el movimiento en la retina, como en la Figura 5.15, en la que una persona inmóvil, que
mantiene los ojos fijos, ve un estímulo en movimiento. Pero en la vida real, al detectar el
movimiento, a menudo volvemos los ojos para seguir el desplazamiento del objeto. ¿Cómo
indica el sistema perceptivo que el estímulo se mueve, aunque al seguirlo con la mirada,
su imagen no se mueva en la retina? Hay una clave fisiológica de la que aún no hemos
hablado y de la que se trata en la llamada teoría de la descarga corolaria. Según esta teoría, el
sistema perceptivo utiliza una información llamada descarga corolaria para tener en
cuenta el hecho de que el ojo del observador se está moviendo (von Holst, 1954).
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146 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 5.20. Teoría de la descarga corolaria. Según el modelo, a) cuando se envía una señal motriz (SM) a los músculos
oculares, que permite seguir con la mirada a un objeto en movimiento, a la vez se genera una señal de descarga corolaria
(SDC). b) Cuando la SDC llega a un mecanismo comparador, éste envía una señal al cerebro que indica que el ojo se está
moviendo y se percibe el movimiento, aunque la imagen pueda estar fija en la misma zona de la retina.
(Tomada de Goldstein, 2012).
Según la teoría de la descarga corolaria, otra señal neuronal, llamada señal de descarga corolaria
(SDC), se genera a la vez que la señal motriz (SM). La señal de descarga corolaria, que ocurre en
el momento en que se envía la señal motriz a los músculos oculares, indica que se ha enviado
una señal al cerebro para mover los ojos. La señal de descarga corolaria llega entonces a una
estructura hipotética llamada comparador, que informa al cerebro de que el ojo se está
moviendo (Figura 5.20.b). Básicamente, lo que dice la teoría es que si no hay movimiento de la
imagen en la retina pero el comparador recibe información de que el ojo se está moviendo,
entonces el observador percibe el movimiento.
La gracia de la teoría radica en que también se puede aplicar a la situación en la que el ojo del
observador permanece inmóvil y el estímulo se mueve en su campo visual (Figura 5.21.a). Esta
teoría propone que el comparador no sólo recibe la SDC, sino que también capta la señal que se
envía cuando una imagen se mueve en la retina. Este movimiento activa los receptores
retinianos y envía una señal por el nervio óptico a la que llamaremos “señal de desplazamiento
de la imagen” (SDI) porque ocurre cuando un estímulo se desplaza en la retina.
Según la teoría de la descarga corolaria, cuando la SDI llega al comparador, éste envía una señal
al cerebro que da como resultado la percepción del movimiento (Figura 5.21.b). Por
consiguiente, la teoría es una idea bastante simple, que se puede resumir diciendo que la
percepción del movimiento ocurre si el comparador recibe, ya sea 1) una señal de que el ojo se
mueve (SDC) o 2) una señal de que se desplaza la imagen en la retina (SDI).
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Grado en Psicología 147
Formación Psicológica Fundamental
Pero, ¿qué sucede si la SDC y la SDI llegan al comparador al mismo tiempo? Esto ocurriría si
moviéramos los ojos para inspeccionar una escena sin movimiento, como en la Figura 5.21.c. En
este caso se genera una SDC porque el ojo se mueve, y se genera una SDI porque las imágenes
de la escena pasan rápidamente por la retina. Según la teoría, cuando una SDC y una SDI llegan
al comparador al mismo tiempo, no se envía ninguna señal al cerebro, por lo que no se percibe
movimiento. En otras palabras, si una imagen se mueve en la retina, pero la SDC indica que este
movimiento es provocado por los movimientos de los ojos, entonces no se percibe el
movimiento.
Figura 5.21. a) Cuando un observador inmóvil ve un objeto en movimiento, el movimiento de la imagen en la retina genera
una señal de desplazamiento de la imagen (SDI). b) Cuando la SDI llega al comparador, éste envía una señal al cerebro, con
lo que se percibe el movimiento. c) Si una SDC y una SDI llegan al comparador al mismo tiempo, como ocurriría si una
persona explorara una escena sin movimiento, entonces no se envía una señal al cerebro, por lo que se percibe
movimiento. (Tomada de Goldstein, 2012).
Más adelante hablaremos de las evidencias fisiológicas de la teoría. Acerca del comparador, lo
más probable es que no se ubique en un lugar específico del cerebro, sino que abarque varias
estructuras. De la misma forma, es posible que la señal de descarga corolaria se origine en varios
lugares del cerebro (Sommer y Wurtz, 2008). Para nuestros propósitos, lo importante es que la
teoría de la descarga corolaria propone que el sistema visual tiene en cuenta la información
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148 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
sobre la estimulación de los receptores y sobre el movimiento del ojo para determinar nuestra
percepción del movimiento. Veamos ahora las evidencias fisiológicas de la teoría.
Otras evidencias fisiológicas para esta teoría provienen de experimentos en los que se tomaron
registros de neuronas de la corteza de un mono. La Figura 5.22 muestra la respuesta registrada
de una neurona sensible al movimiento de la corteza extraestriada del mono.
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Formación Psicológica Fundamental
Figura 5.22. Respuestas de una neurona de movimiento real en la corteza extraestriada del mono. En ambos casos, una
barra (S) pasa rápidamente por el campo receptivo de la neurona. a) La neurona se dispara cuando la barra se mueve
hacia la izquierda en la retina, dentro del campo receptivo (RF). b) La neurona no se dispara cuando el ojo se mueve hacia
la derecha, hacia la barra. (Tomada de Galletti y Fattori, 2003).
Esta neurona responde con fuerza cuando el mono ve el punto de fijación (FP) mientras una
barra (S) en movimiento pasa rápidamente por el campo receptivo (RF) de la célula (ver Figura
5.22.a), pero no responde cuando el mono sigue con los ojos un punto de fijación en
movimiento y la barra permanece inmóvil (Figura 5.22.b, tomada de Galletti y Fattori, 2003).
Esta neurona se llama neurona de movimiento real porque responde sólo cuando el
estímulo se mueve y no cuando se mueve el ojo, aunque el estímulo en la retina (una barra que
pasa rápidamente por el campo receptivo de la célula) sea igual en ambas situaciones. Esta
neurona de movimiento real debe recibir información del tipo predicho por la teoría de la
descarga corolaria, la que le dice cuándo se mueve el ojo. Las neuronas de movimiento real
también se han observado en muchas otras áreas de la corteza (Battaglini, Galletti y Fattori,
1996; Robinson y wurtz, 1976) y en investigaciones más recientes se ha comenzado a
determinar en qué parte del cerebro actúa la descarga corolaria (Sommer y Wurtz, 2006; Wang
et al., 2007).
Aunque la información acerca de las acciones, las intenciones y los estados de ánimo se puede
determinar a partir de muchos tipos de indicios (incluyendo las expresiones faciales y lo que
dicen), estos datos también se pueden obtener basándose únicamente en la información del
movimiento (Puce y Perrett, 2003). Esto fue demostrado por Gunnar Johansson (1973, 1975),
quien creó los estímulos de “caminantes de puntos de luz” (light dots walkers) colocando
pequeños puntos de luz en las articulaciones de los participantes y luego filmó los patrones
creados por estas luces cuando las personas trabajaban y realizaban otras acciones en la
oscuridad (Figura 5.23). Cuando la persona que lleva puestas las luces está inmóvil, el patrón de
puntos no es identificable. Sin embargo, tan pronto como la persona comienza a caminar,
balanceando los brazos y las piernas, y moviendo los pies en arcos aplanados, primero
levantando uno y luego el otro, de inmediato se percibe que las luces corresponden a una
persona que camina. Este movimiento de una persona o de otro organismo vivo se llama
movimiento biológico.
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150 Psicología de la Atención y Percepción
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Figura 5.23. (A) Contornos de líneas de una sujeto mientras camina y corre, y (B) sus correspondientes configuraciones de
puntos (Tomada de Johansson, 1973). Ver también http://www.michaelbach.de/ot/mot_biomot/index.html
La percepción del estímulo del caminante de puntos de luz mientras se ve caminar a la persona
es un ejemplo de que el movimiento puede generar organización perceptual, pues transforma
los puntos que parecen no tener relación en un patrón que casi de inmediato se ve como una
figura con sentido. Una razón por la que podemos organizar perceptualmente el movimiento
complejo de una serie de puntos móviles en la percepción de una persona que camina es que
todo el tiempo vemos movimiento biológico. Cada vez que una persona camina, corre o realice
cualquier actividad que implique movimiento, vemos movimiento biológico. Nuestra capacidad
para organizar fácilmente los movimientos biológicos en percepciones con sentido llevó a
algunos investigadores a sospechar que puede haber un área del cerebro que responde al
movimiento biológico, así como hay otras, como el área extraestriada para cuerpos (AEC) y el
área fusiforme del rostro (AFR), que se especializan en responder a los cuerpos y rostros.
Emily Grossman y Randolph Blake (2001) proporcionaron evidencias que apoyan la idea de un
área especializada en el cerebro para el movimiento biológico al medir la actividad cerebral de
sus observadores mientras éstos veían puntos en movimiento creados por estos caminantes de
puntos de luz (Figura 5.24.A.), así como puntos que se movían como los del caminante, pero
que estaban desordenados para que no dieran la impresión de una persona caminando (Figura
5.24.B) (ver también http://www.biomotionlab.ca/Demos/scrambled.html).
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Grado en Psicología 151
Formación Psicológica Fundamental
Figura 5.24. Estímulos utilizados por Grosmann y Blake (2001). A) Secuencia del estímulo del caminante de puntos de luz. B)
Secuencia de estímulo de puntos de luz desordenados. C) Secuencia de movimiento biológico invertido. (Tomada de
Grosmann y Blake, 2001).
Encontraron que la actividad de una pequeña área del surco temporal superior (STS, ver Figura
5.25) fue mayor para el movimiento biológico que para el movimiento desordenado en sus
ocho observadores. En otro experimento, Grossman y Blake (2002) demostraron que otras
regiones, como el AFR, se activaron más ante el movimiento biológico que ante el desordenado,
pero que la actividad en la AEC no distinguió entre el movimiento biológico y el desordenado.
Basándose en estos resultados, concluyeron que hay una red de áreas, incluyendo el STS y el
AFR, que se especializan en la percepción del movimiento biológico.
Figura 5.25. Vista axial y sagital del área sensible al movimiento biológico en el surco temporal superior (STS). (Tomada de
Grosmann y Blake, 2001).
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152 Psicología de la Atención y Percepción
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Así como Newsome mostró que la alteración del funcionamiento de la corteza TM disminuye la
capacidad de un mono para percibir la dirección de puntos en movimiento, Emily Grossman y
sus colaboradores (2005) mostraron que la alteración del funcionamiento del STS humano
disminuye la capacidad para percibir el movimiento biológico. Newsome alteró el
funcionamiento de la corteza TM creando en ella lesiones de ablación. Como Grossman realizó
sus experimentos con seres humanos, usó un método más sutil y temporal para alterar la
actividad cerebral: un procedimiento llamado estimulación magnética transcraneal.
Los observadores del experimento de Grossman (2005) veían un estímulo de puntos de luz para
actividades como caminar, patear y lanzar algo (Figura 5.26), enmascaradas dentro de un patrón
de puntos desordenado. Su tarea era determinar si una proyección era movimiento biológico o
desordenado. Normalmente esta tarea es muy sencilla, pero Grossman la hizo difícil agregando
más puntos para crear “ruido”. La cantidad de ruido se ajustó para cada observador de manera
que pudieran distinguir entre el movimiento biológico y el desordenado con un 71% de
precisión.
Figura 5.26. Esquemas de las disposiciones de estímulos. Las animaciones de puntos de luz de movimiento biológico
normal, desordenado e invertido fueron camufladas dentro de un patrón de puntos al azar. Las líneas que conectan los
puntos en la Figura son para la visualización y no estaban presentes en el experimento. (Tomada de Grossman, Batelli &
Pascual-Leone, 2005).
El resultado crucial de este experimento fue que al aplicar estimulación magnética transcraneal
(EMT) al área STS que se activa con el movimiento biológico, hubo una disminución importante
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Grado en Psicología 153
Formación Psicológica Fundamental
en la capacidad del observador para percibir dicho movimiento (ver Figura 5.27). La
estimulación magnética transcraneal de otras áreas sensibles al movimiento, como la corteza
TM, no tuvo efecto en la percepción del movimiento biológico. Con estos resultados, Grossman
concluyó que el funcionamiento normal del área “para el movimiento biológico”, el surco
temporal superior, es necesario para percibir dicho movimiento. Esta conclusión también es
sustentada por estudios que demuestran que las personas que han sufrido alguna lesión en esta
área tienen problemas para percibir el movimiento biológico (Battelli et al., 2003). Todo esto
significa que el movimiento biológico es más que simple “movimiento”, es un tipo especial de
movimiento que se percibe en áreas especializadas del cerebro.
Figura 5.27. Izquierda: visualización de los lugares de estimulación mediante EMT. Derecha: resultados psicofísicos
grupales de sensibilidad (d-prima) a las condiciones de presentación de estímulos de movimiento biológico (normal e
invertido) en función del área estimulada. Los peores resultados se obtuvieron cuando se inhabilitó el área STS. Tomada de
Grossman, Batelli & Pascual-Leone, 2005.
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154 Psicología de la Atención y Percepción
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Glosario
Tema 1
Estímulos
El estímulo se refiere a lo que hay en el entorno, en el mundo que nos rodea. En el caso de la
visión, por ejemplo, aquello que vemos depende del estímulo luminoso, es decir, energía
electromagnética que provoca la respuesta de nuestros receptores visuales.
Impulsos
Percepción
Procesamiento
La medida que los impulsos se transmiten hacia ciertas partes del cerebro éstos sufren
transformaciones que denominamos procesamiento neuronal. La transformación que ocurre
entre los receptores sensoriales y el cerebro se realiza mediante un procesamiento neuronal,
que tiene lugar a medida que las señales que se originan en los receptores viajan a través de un
laberinto de vías interconectadas entre los receptores y el cerebro y dentro de éste.
Proceso perceptivo
El proceso perceptivo consiste en una secuencia de procesos que trabajan juntos para
determinar el modo en que experimentamos los estímulos ambientales y reaccionamos a ellos.
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Grado en Psicología 155
Formación Psicológica Fundamental
Reconocimiento de objetos
Transducción
Véase impulsos.
Tema 2
Actividad espontánea
Antagonismo centro-periferia
Es una propiedad de los campos receptivos por la cual el centro y la periferia del campo
receptivo respondan en sentidos opuestos.
Campo receptivo
El campo receptivo de una célula es el área o zona de los receptores con los que está conectada
y cuya activación, por tanto, influye en su tasa de respuesta.
Circuitos neuronales
Codificación aislada
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156 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Codificación distribuida
Una forma de codificación neuronal que consiste en que las neuronas responden a varios
estímulos distintos, de forma que un objeto en particular es representado, no por la activación
de una neurona, sino por la activación de grupos de neuronas.
Convergencia neuronal
Es una propiedad de los circuitos neuronales que se da cuando dos o más neuronas tienen
conexiones sinápticas con otra.
Método fenomenológico
Cuando pedimos a una persona que describa lo que está percibiendo o que indique cuándo
ocurre una percepción en particular. Se le llama fenomenológico porque estudia los fenómenos
tal como se presentan a la conciencia. Este método es un primer paso en el estudio de la
percepción porque describe lo que percibimos.
Periodo refractario
Tasa de activación
Umbral absoluto
Es la cantidad más pequeña de la energía del estímulo que se requiere para ser detectado.
Umbral diferencial
Es la diferencia más pequeña en intensidad entre dos estímulos que una persona puede
detectar.
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Grado en Psicología 157
Formación Psicológica Fundamental
Tema 3
Adaptación a la oscuridad
Proceso por el que aumenta nuestra sensibilidad a la luz cuando se pasa de un ambiente
iluminado a la oscuridad.
Cascada enzimática
Proceso por el que cada molécula de pigmento visual activa cientos de moléculas que, a su vez,
activan cerca de mil moléculas más. De esta manera, la isomerización de una sola molécula de
pigmento activa casi un millón de moléculas más.
La mayor sensibilidad de los bastones, comparada con la de los conos, se debe a la mayor
convergencia de los bastones. Muchos bastones suman sus impulsos enviándolos a la misma
célula ganglionar, pero sólo uno o algunos conos envían sus respuestas a una única célula
ganglionar.
La gran convergencia neuronal de los bastones menoscaba su capacidad para ver detalles,
mientras que la escasa convergencia de los conos da como resultado una mayor agudeza.
Convergencia neuronal
Es una propiedad de los circuitos neuronales que se da cuando dos o más neuronas tienen
conexiones sinápticas con otra. Hay una diferencia importante en cuanto a convergencia entre
bastones y conos y es que los impulsos de los bastones convergen más que los de los conos.
Gráfica que muestra la diferencia de sensibilidad de los conos y los bastones a distintas
longitudes de onda.
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158 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Cuando la luz llega a la parte retinal sensible a la luz de la molécula de pigmento visual, se
isomeriza y activa el proceso de transducción. Luego se separa de la parte de la opsina de la
molécula. Esta separación hace que la retina adquiera una tonalidad más clara. Sin embargo,
incluso en la luz, mientras algunas moléculas absorben luz, se isomerizan y se separan, las
moléculas que se han separado experimentan un proceso llamado regeneración del pigmento
visual, en el que la retinal y la opsina vuelven a unirse.
Efecto Purkinje
Efecto perceptivo que se da durante la adaptación a la oscuridad por el que nuestra percepción
de las longitudes de onda corta es más acentuada.
Gráfica que muestra la cantidad de luz absorbida por una sustancia comparada con la longitud
de onda de esa luz. El pigmento de los bastones se absorbe mejor a 500 nm, el área azul y verde
del espectro, mientras que hay tres espectros de absorción distintos para los conos. El pigmento
de longitud de onda corta (C) absorbe mejor la luz a unos 419 nm; el pigmento de longitud de
onda media (M) absorbe mejor luz de unos 531 nm y el pigmento de longitud de onda larga (L)
la absorbe mejor a unos 558 nm.
Fotón:
Es la unidad mínima de energía luminosa. Esto es así porque la luz puede entenderse como una
onda o como un corpúsculo (dualidad onda-corpúsculo).
Fotorreceptores
Inhibición lateral
Fenómeno por el que la activación de las células bipolares que tienen conexiones inhibitorias
con otras células bipolares afecta a nuestra percepción. Usualmente, el resultado de la
inhibición lateral es la acentuación de la percepción de bordes de iluminación en los objetos.
Isomerización
Proceso químico que se da en el pigmento que contienen los receptores visuales por el que se
activa la transformación de la luz que entra al ojo en impulsos nerviosos. La isomerización de la
rodopsina desencadena un proceso llamado cascada enzimática.
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Grado en Psicología 159
Formación Psicológica Fundamental
Longitud de onda
Luz visible
Aquella parte o franja de energía del espectro electromagnético que podemos percibir los seres
humanos como luz.
Percepción indirecta
Receptores visuales
Células que contienen sustancias químicas sensibles a la luz y que, cuando reaccionan a ésta,
desencadenan señales eléctricas (impulsos).
Transducción
Proceso por el que los receptores visuales transforman la energía lumínica en impulsos
nerviosos.
Tema 4
Acromatopsia cerebral
Es la ceguera al color producida por lesiones en la corteza, aunque los receptores visuales
funcionen correctamente.
Colores acromáticos
El blanco, el negro y las tonalidades de gris intermedias, cuya reflexión de la luz es similar a lo
largo del espectro.
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160 Psicología de la Atención y Percepción
6ETCS
Constancia de la luminosidad
Propiedad perceptiva por la que vemos que los blancos, grises y negros permanecen casi con el
mismo matiz bajo distintas iluminaciones.
Fenómeno perceptivo por el que seguimos percibiendo aproximadamente el mismo color del
objeto aunque la composición de la longitud de onda de la luz reflejada difiera con distintas
iluminaciones.
Curvas de reflectancia
Gráficos que muestran el porcentaje de luz reflejada según las longitudes de onda para varios
objetos y que se basa en una propiedad llamada reflexión selectiva.
Dicrómata
Un tipo de deficiencia de la visión del color que se define por el hecho de que la persona sólo
necesita dos longitudes de onda para igualar todas las demás del espectro. El resultado es una
experiencia de color alterada. Los deuteránopes, protánopes y tritánopes son dicrómatas.
Iluminación
Luminosidad
Cualidad del color por la que percibimos experiencias de color distintas (rojo, verde, azul,
naranja, amarillo, etc.).
Metamerismo
Propiedad de las luces de color por la que dos estímulos físicamente distintos (con distinta
composición de longitudes de onda) son perceptualmente idénticos.
Mezcla de luces o longitudes de onda que implica añadir las longitudes de onda de cada luz
que hay en la mezcla.
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Grado en Psicología 161
Formación Psicológica Fundamental
Mezcla de pinturas de color, de manera que al mezclarlas, ambas pinturas siguen absorbiendo
las mismas longitudes de onda que cuando estaban solas, por lo que las únicas longitudes de
onda reflejadas son aquellas que ambas pinturas reflejan en común.
Monocrómata
Un tipo de deficiencia de la visión del color que impide la percepción de colores y que se define
por el hecho de que la persona puede igualar cualquier longitud de onda del espectro
ajustando la intensidad de cualquier longitud de onda. Por tanto, todas las longitudes de onda
le parecen distintos matices de gris, puesto que los monocrómatas no pueden ver colores.
Principio de la proporción
Principio por el cual, si la proporción de la reflectancia del objeto y la reflectancia de los objetos
que lo rodean se mantiene estable, la luminosidad también lo hará.
Reflectancia
Reflexión selectiva
Característica de los colores cromáticos por la que tienden a reflejar algunas longitudes de onda
más que otras.
Saturación
Propiedad del color que consiste en la mezcla del matiz con blanco, lo que produce un color
desaturado.
Teoría de la percepción del color según la cual, la visión cromática es ocasionada por respuestas
antagónicas generadas por dos mecanismos sensibles al azul o al amarillo, por una parte, y al
rojo o verde, por otro.
Teoría que defiende que cada longitud de onda es representada (o codificada) en el sistema
nervioso por el patrón de actividad en los tres mecanismos receptores.
Transmisión selectiva
Propiedad por la que algunas sustancias transparentes o traslúcidas tienden a transmitir sólo
algunas longitudes de onda, mientras que absorben otras.
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162 Psicología de la Atención y Percepción
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Tricrómata anómalo
Un tipo de deficiencia de la visión del color que se define por el hecho de que la persona
necesita tres longitudes de onda para igualar cualquier longitud de onda, como lo hace un
tricrómata normal. Sin embargo, el tricrómata anómalo las mezcla en proporciones distintas al
tricrómata normal y no es tan bueno como éste para diferenciar entre aquellas que se parecen
mucho.
Tema 5
Comparador
Mecanismo que, según la Teoría de la descarga corolaria, cuando la SDC llega a él, éste envía
una señal al cerebro que indica que el ojo se está moviendo y se percibe el movimiento, aunque
la imagen pueda estar fija en la misma zona de la retina. Si no hay movimiento de la imagen en
la retina pero el comparador recibe información de que el ojo se está moviendo, entonces el
observador percibe el movimiento.
El tipo de flujo óptico que se crea cuando todo se mueva al mismo tiempo que el observador se
desplaza. Así, esto indicaría que el observador se mueve pero que el entorno está inmóvil.
Flujo óptico
Gradiente de flujo
Característica del flujo óptico por la que éste es más rápido cerca del observador en
movimiento. Según Gibson, el gradiente de flujo proporciona información acerca de la
velocidad del observador.
Propiedades ambientales o del orden óptico que no cambian cuando el observador se mueve
en relación a un objeto o escena. Por ejemplo, el espaciado entre los elementos de textura (o
gradiente de textura) no cambia cuando el observador se mueve en un entorno con este
gradiente. Por lo tanto, el gradiente de textura proporciona información invariante para la
percepción de la profundidad.
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Grado en Psicología 163
Formación Psicológica Fundamental
Movimiento biológico
Llamamos neurona de movimiento real a aquella que responde sólo cuando el estímulo se
mueve y no cuando se mueve el ojo, aunque el estímulo en la retina sea igual en ambas
situaciones.
Orden óptico
La expresión utilizada por Gibson y otros teóricos de la teoría ecológica de la percepción para
referirse a la información que realmente emplean los observadores durante la percepción. Se
define como la estructura óptica creada por las superficies, las texturas y los contornos, por
oposición a la imagen estática proyectada en la retina, que fue el punto de partida del análisis
del proceso visual de los estudios previos de la percepción del movimiento.
Una perturbación local en el orden óptico ocurre cuando un objeto se mueve en relación con el
entorno, cubriendo y descubriendo así partes distintas del fondo inmóvil. Según Gibson, dicha
perturbación informa de que el objeto se está moviendo por el entorno.
Según la Teoría de la descarga corolaria, cuando se envía una señal motriz (SM) a los músculos
oculares, que permite seguir con la mirada a un objeto en movimiento, a la vez se genera una
señal de descarga corolaria (SDC) al cerebro.
Según la Teoría de la descarga corolaria, el comparador no sólo recibe la SDC, sino que también
capta la señal que se envía cuando una imagen se mueve en la retina. Este movimiento activa
los receptores retinianos y envía una señal por el nervio óptico que llamamos “señal de
desplazamiento de la imagen”.
Información de tipo fisiológico que los músculos oculares envían al área motora del cerebro y
que es tenida en cuenta para la percepción del movimiento de los objetos.
Teoría de la percepción del movimiento que se centra en la respuesta de los músculos que
mueven nuestros ojos.
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164 Psicología de la Atención y Percepción
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Agradecimientos
Diseñadores
Dª Carmina Gabarda López
D. Jorge García Meneu
Dª Cristina Ruiz Jiménez
Dª Sara Segovia Martínez