Está en la página 1de 11

UNIVERSIDAD NACIONAL

“PEDRO RUÍZ GALLO”


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

RESUMEN E INTREPRETACION DE LOS PRINCIPIOS DEL


DERECHO PROCESAL LABORAL

CURSO:
DERECHO PROCESAL LABORAL

DOCENTE:
Dr. Amador Nicolás Mondoñedo Valle

ALUMNA:
Cumpa Barrios, Nery Elizabeth

AÑO:
Cuarto “B”

NERY CUMPA
PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN

La inmediación constituye la condición básica para lograr, en la medida de lo posible, la


determinación de la verdad de los hechos. La información, el examen de la prueba, debe
realizarse con la presencia, comunicación e interacción entre los jueces y de las partes
intervinientes

Los trámites de las actuaciones procesales deben ser inmediatos. Y ello supone que el
juez es el único que debe dirigir y conocer todos los actos procesales. Debe estar
presente en las audiencias y en la actuación de pruebas si luego quiere pronunciar
sentencia. Nuestra NLPT es muy clara en que el juez no puede delegar en otras personas
la dirección en las audiencias y en la actuación de pruebas. Además, en aplicación
supletoria del artículo 202 del Código Procesal Civil, «la audiencia de pruebas será
dirigida personalmente por el juez, bajo sanción de nulidad». Adicionalmente, este
postulado organizativo exige que la valoración de la prueba sea inmediata en términos
temporales. Esto es, que una vez actuada la prueba el juez sentencie en el menor plazo
posible. Ello evitará olvidos o las impresiones que generaron las audiencias

Es decir que, uno de los aspectos más importantes que debe buscar cualquier proceso de
reforma de nuestra justicia laboral lo constituye, sin lugar a dudas, la necesidad de que
los jueces asuman un mayor protagonismo en relación con la solución de un conflicto
laboral, que se dejen las delegaciones de las tareas jurisdiccionales más importantes
como ocurre actualmente a los auxiliares, que asuman mayor compromiso con la
solución de los problemas que más afectan a los trabajadores, y en definitiva, que sean
verdaderos directores del proceso laboral.

PRINCIPIO DE ORALIDAD

No debemos entender que se ha proscrito la escritura. No puede existir un proceso


completamente oral sin poner en riesgo algunos principios como el de contradicción o
igualdad de armas entre las partes. Por eso, podemos decir que las «formas de los actos
procesales» son predominantemente orales. La oralidad potencia otros postulados
organizativos del procedimiento, como la inmediación o la celeridad, sin perder eficacia
y la imparcialidad en el resultado final. La escritura usualmente vuelve más lentos los
trámites y aleja muchas veces al juzgador de los actos procesales. El diálogo y la
relación frontal del juez con las partes ayudan a desentrañar misterios que los pape les a
veces esconden.
Los atributos propios de la oralidad, desde su sencillez hasta la exigencia de la
concentración y continuación, hacen que el sistema sea más eficiente para aproximarnos
en un mayor grado a la

verdad real, que en procedimiento escrito se prolonga en el tiempo y se complica con


formalismos. se convierte en el modelo de procedimiento laboral para la adquisición de
la verdad.

Es importante destacar que el proceso oral disminuye significativamente la posibilidad


de que se manipule fraudulentamente la prueba, pues la comunicación directa entre las
personas que intervienen en la audiencia permite detectar más fácilmente tales
desviaciones, El proceso oral supone la participación y dirección del juez que decida la
causa, mediante la aplicación de tres funciones: “la investigación de la verdad;
búsqueda de la norma y la interpretación de su sentido; y la aplicación del Derecho a los
hechos.

PRINCIPIO DE CONCENTRACIÓN.

La concentración está directamente referida a los sujetos del proceso y a la recepción de


la prueba, y la continuidad a los actos procesales que deben realizarse en el juicio.

Este principio es de carácter formal, pues los trámites procesales deben evitar la
dispersión. Por eso, las actuaciones procesales tienen su debido momento y no pueden
incorporarse incidentes con posterioridad. Por ejemplo, los medios probatorios solo
pueden ofrecerse al momento de presentar la demanda o al momento de contestar esta,
salvo que de manera excepcional se refieran a hechos posteriores y previos a la
actuación de pruebas. Es decir, no se pueden presentar medios de prueba con
posterioridad a la audiencia donde se actúan los medios probatorios.

Este postulado busca evitar que el procedimiento regrese a la actuación de pruebas


continuamente y que se dilate tanto que al final no cumpla su rol eficaz.

PRINCIPIO DE CELERIDAD PROCESAL


Este postulado organizativo del procedimiento indica que los trámites procesales deben
realizarse con rapidez. El juez atiende este postulado cuando cumple con los términos o
plazos dispuestos en la norma procesal. La celeridad se ve potenciada por la oralidad.

La celeridad es uno de los principios básicos del Derecho Procesal del Trabajo porque
constituye el objetivo principal que se persigue en el proceso laboral para buscar la
rapidez a través de la simplificación de los trámites, limitación de los recursos
impugnatorios, brevedad de los plazos, limitación de las instancias, la perentoriedad de
los términos, etc.

Esta celeridad se vincula directamente con la publicidad del proceso laboral, pues
constituye, en cierta forma, un instrumento de control sobre el poder ejercido por los
jueces. También es una garantía para el trabajador, puesto que impide la demora y
arbitrariedad de la justicia.

PRINCIPIO DE ECONOMÍA PROCESAL

Los actos procesales deben ser los menos posibles para llegar al fin del procedimiento.
El juez no puede, por ejemplo, aceptar hechos, y menos aún medios probatorios,
impertinentes o irrelevantes para la causa. En estos casos deberá descartarlos. Como en
la mayoría de los procesos laborales, será el empleador el que formule la reconvención;
entendemos que alguien puede pensar que se produce una lesión al principio de
contradicción. En realidad, no. Y ello, porque el empleador tiene todo el derecho de
contradecir la demanda del trabajador. Sin embargo, nos parece que el legislador busca
eliminar actos procesales con el fin de que el litigio no se extienda tanto. Igualmente, el
empleador podrá presentar su demanda, pero en un proceso distinto (en una relación
jurídico-procesal distinta).

PRINCIPIO DE VERACIDAD

Debemos asignar a la veracidad un significado relacionado con el trámite del


procedimiento. No cabe asemejarlo al fin del proceso laboral, ya que este concepto
apunta a una concepción ontológica. Las partes deben aportar hechos veraces y
abstenerse de aportar hechos falsos o simulados. La veracidad también debe aplicarse a
medios probatorios existentes. No pueden fabricarse pruebas o alegar medios de prueba
inexistentes. El principio de veracidad impone un actuar de buena fe de las partes.

Tiene por objeto averiguar la verdad real o material respecto del hecho conflictivo, ya
sea para confirmar su existencia o para descartarla. La clave de la solución de este
problema deriva de otro de los principios del proceso laboral que es la búsqueda de la
verdad real, esa búsqueda de la verdad constituye un punto de referencia objetivo que
exige y asegura la imparcialidad del juez.

PRINCIPIO DE SOCIALIZACIÓN

El principio de socialización del proceso es acentuado en el proceso laboral, por


desarrollarse generalmente entre partes desiguales, como son el trabajador y el
empleador; es por ello que el juez de trabajo debe tener en cuenta esta situación al
momento de resolver. Lo antes expresado nunca debe llevar al juez laboral a equivocar
su función y convertirse en “abogado” de una de las partes, el trabajador casi siempre,
pues estaría infringiendo su papel de juzgador imparcial y con ello violando el debido
proceso.

Se trata del principio de igualdad de las partes en el proceso, que no viene a ser sino una
expresión del principio general de contenido esencialmente político: “Todos somos
iguales ante la ley”

PRINCIPIO PRO ACTIONE

El principio pro actione exige que la aplicación de una disposición que acoja una
pluralidad de normas significados interpretativos, todas ellas compatibles con la
Constitución, se realice conforme a aquella que mejor optimiza el ejercicio y goce del
derecho fundamental de naturaleza procesal que pueda estar en cuestión.

El juez laboral, cuando en un proceso se presenten dudas razonables respecto del


cumplimiento de algún requisito de admisibilidad, procedencia o de cualquier otra
naturaleza, lo que constituya un impedimento para la continuación del proceso, deberá
interpretar las normas en el sentido más favorable a la prosecución del mismo.
PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD

Este principio exige que las disposiciones de la NLPT deben ser aplicadas con criterio
de ponderación. Esta ponderación permite que el proceso, además de resolver
controversias particulares, se convierta en un instrumento ético de democratización de
las decisiones del Estado, asumiendo, a su vez, la posición de ser un vehículo de
realización de los valores básicos consagrados en el sistema constitucional. De ello se
deriva que las reglas contenidas en la NLPT no deben aplicarse de forma automática sin
ningún razonamiento valorativo, sino que las instituciones procesales han de ser
interpretadas y aplicadas permanentemente buscando el equilibrio entre dos elementos
propios de la tutela jurisdiccional efectiva.

PRINCIPIO PROTECTOR

Este principio tiene su fundamento en la desigualdad económica que existe entre las
partes que pone al trabajador en clara desventaja frente al empleador; por tal motivo, es
necesario que la ley acuda en su auxilio dejando de lado el criterio de la igualdad
jurídica entre las partes propio del proceso civil. La desigualdad procesal que introduce
la ley busca evitar abusos procesales contra el trabajador; busca compensar la
desigualdad existente en la realidad.

PRINCIPIO DE LEALTAD PROCESAL

El principio de lealtad procesal exige que todos los partícipes del proceso actúen de
buena fe y sean colaboradores de la justicia y no agentes de entorpecimiento de la
misma.

Este principio con muy buen criterio extiende las sanciones por deslealtad procesal no
solo a las partes sino también a sus abogados, lo que resulta justo, pues son los letrados
patrocinantes quienes redactan los escritos y participan de las diligencias procesales
induciendo muchas veces a que sus clientes infrinjan sus deberes procesales.

PRINCIPIO DE GRATUIDAD

La NLPT, considera en su texto expresamente la gratuidad de la justicia a favor del


prestador de servicios; sin embargo, con la finalidad de beneficiar a los trabajadores que
realmente la requieran y evitar el abuso del derecho de acción se ha establecido como
límite máximo para conceder el beneficio de la gratuidad que el monto total de las
prestaciones reclamadas no exceda de setenta (70) Unidades de Referencia Procesal ;
asimismo, se otorga dicho beneficio a los trabajadores que reclaman derechos de
carácter no económico.

Este principio, se orienta al derecho procesal laboral y que además es exclusivo de esta
rama del derecho, busca favorecer el elemento económicamente débil de la relación de
trabajo y desde luego de la relación procesal, que es el trabajador, con el fin de
equilibrar un poco las fuerzas enfrentadas en esa relación, que son, por una parte, la
fuerza de la capital representada por el empleador, y para otra, la fuerza laboral,
representada por el obrero.

PRINCIPIO DE DIRECCIÓN JUDICIAL DEL PROCESO E IMPULSO DE


OFICIO

El proceso laboral solo puede iniciarse a impulso de parte; sin embargo, una vez
comenzado el juez de trabajo como director del proceso está obligado a impulsarlo hasta
su conclusión.

Ambos principios propugnan que la labor del juez no sea meramente la de un espectador
y visor de la legalidad, sino que, por el contrario, participe activamente en el proceso
que, en tanto actividad estatal, no repercute solo en las partes intervinientes sino en toda
sociedad. Estos principios pueden ser vistos desde el punto de vista económico, como
efectos de constatar que el proceso implica no solo costos privados sino también
sociales, que legitiman una actuación activa del juez, en pro de hacer que tales costos
sean invertidos de forma eficiente y, por ejemplo, la duración de un proceso en concreto
no se dilate e impida que otros sujetos de derecho puedan acceder al órgano
jurisdiccional.

PRINCIPIO DE IGUALDAD DE TRATO Y NO DISCRIMINACIÓN

El principio de igualdad de trato y no discriminación hace referencia a la regla de no


discriminación en materia laboral, el cual específicamente se constituye a partir del
derecho fundamental a la igualdad ante la ley.
Este principio asegura, en lo relativo a los derechos laborales, la igualdad de
oportunidades se acceso al empleo y de tratamiento durante el empleo. En este contexto,
la discriminación laboral se produce cada vez que se escoge o rechaza a un trabajador
por razón de su origen, sexo, raza, color, orientación sexual, religión, opinión, condición
económica, social, idioma o de cualquier otra índole, sin tomar en consideración los
méritos ni las calificaciones necesarias para el puesto de trabajo que se trate.

EL PRINCIPIO DE INMEDIATEZ

El Principio de Inmediatez, como contenido del Derecho al Debido Proceso, constituye


un límite a la facultad sancionadora del empleador y se sustenta en el Principio de
Seguridad Jurídica.

En virtud de este principio debe haber siempre un plazo inmediato y razonable entre el
momento en que el empleador conoce la existencia de la falta cometida por el trabajador
y el momento en que se inicia el procedimiento y se le impone la sanción disciplinaria.
En tal sentido, en el presente informe, analizaremos los distintos aspectos doctrinarios y
jurisprudenciales que fundamentan la aplicación de este principio.

PRINCIPIO DE LEGALIDAD

El principio de legalidad, como contenido del Derecho al Debido Proceso, constituye un


límite a la facultad sancionadora del empleador Por el principio de legalidad, las faltas y
prohibiciones deberán estar debidamente tipificadas, prohibiéndose de este modo la
aplicación por analogía de conductas reprochables. A tal efecto, es preciso tener
presente, como ha puesto de manifiesto el Tribunal Constitucional a partir de la STC
Exp. Nº 0010-2002-AI/TC, que el principio de legalidad exige que las conductas
prohibidas estén claramente delimitadas por la ley, prohibiéndose tanto la aplicación por
analogía, como también el uso de cláusulas generales e indeterminadas en la tipificación
de las prohibiciones.

PRINCIPIO DE IRRENUNCIABILIDAD DE DERECHOS

El principio de irrenunciabilidad de derechos tiene por objetivo proscribir que el


trabajador renuncie a sus derechos laborales reconocidos por la Constitución y leyes
vigentes en su propio perjuicio, en aras de resguardar sus intereses en la relación
laboral. Este principio busca proteger al trabajador, al cual se le considera la ‘parte
débil’ de la relación laboral, en la medida que declara la nulidad de todo acto del
trabajador que disponga de un derecho reconocido en una norma imperativa.

PRINCIPIOS DE RAZONABILIDAD Y PROPORCIONALIDAD

Los principios de razonabilidad y proporcionalidad son mecanismos de control o


interdicción de la arbitrariedad en el uso de las facultades discrecionales del empleador
a fin de evitar conductas abusivas del derecho, para lo cual se exige que las decisiones
que se tomen en ese contexto respondan a criterios de racionalidad, proporcionalidad y
que no sean arbitrarias.

Si bien la doctrina suele hacer distinciones entre el principio de proporcionalidad y el


principio de razonabilidad, como estrategias para resolver conflictos de principios
constitucionales y orientar al juzgador hacia una decisión que no sea arbitraria sino
justa; puede establecerse, prima facie, una similitud entre ambos principios, en la
medida que una decisión que se adopta en el marco de convergencia de dos principios
constitucionales, cuando no respeta el principio de proporcionalidad, no será razonable.

PRINCIPIO DE CONTINUIDAD

El principio de continuidad establece que si el trabajador continúa laborando por un


plazo mayor al periodo máximo de contratación laboral que establece la Ley (05 años),
este alcanza la protección contra el despido laboral y no puede ser despedido sino por
causas establecidas por Ley.

El principio de continuidad laboral se vincula necesariamente con la estabilidad en el


trabajo. De esta manera, supone un mandato de optimización para las normas del
derecho de los trabajadores respecto a las actividades que realiza y la estabilidad en su
puesto laboral.

De esto se trata la estabilidad laboral; es decir, la vocación de permanencia frente a la


inestabilidad que subsiste en la contratación a plazo fijo en un puesto de trabajo de una
actividad permanente. Por medio del principio de continuidad se garantiza la estabilidad
laboral del trabajador.
Asimismo, la doctrina concuerda en que el contrato de trabajo es de “tracto sucesivo”,
pues por lo general no se agota en una prestación. Debido a esto, la relación laboral
tiene “una vocación de permanencia que normalmente, debería concluir por muerte o
jubilación del trabajador

La estabilidad es absoluta cuando se le niega al empleador la posibilidad de cesar al


trabajador unilateralmente, excepto cuando haya una razón justificada establecida en la
ley. En caso de incumplir este presupuesto, el trabajador debe ser reincorporado al
trabajo. Por otro lado, la estabilidad es relativa cuando el trabajador haya sido cesado
sin una causa, el empleador solo deberá pagar una indemnización.

Nuestro ordenamiento establece que se presumirá la existencia de un contrato a plazo


indeterminado en los casos de relaciones laborales.

El artículo 77 del TUO de la LPCL dispone taxativamente las causales de


desnaturalización de los contratos de trabajo a plazo fijo.

El periodo de prueba dura 3 meses y durante este tiempo el trabajador no tiene


estabilidad laboral (protección contra el despido sin causa).

PRINCIPIO DE PRIMACÍA DE LA REALIDAD

El principio de primacía de la realidad determina que en caso de existir discrepancia o


divergencia entre los hechos y lo declarado en los documentos o en las formalidades, se
preferirá siempre lo que haya ocurrido en la realidad.

Este principio tiene como sustrato el principio protector del Derecho Laboral y opera en
cualquier situación en la que se produzca una discordancia entre lo que los sujetos dicen
que ocurre y lo que efectivamente sucede, para preferir esto sobre aquello. No significa
que la declaración efectuada por las partes no tenga importancia. El ordenamiento
presume su conformidad con la voluntad real de ellas, pero permite desvirtuar dicha
presunción si constata la discrepancia entre una y otra. Y es que, en muchos casos, las
reales condiciones de trabajo no constan en los documentos, o constando no se condicen
con lo que verdaderamente sucede en la realidad, por lo que resulta necesario que los
jueces deban verificar directamente los hechos mismos. Así por ejemplo, este principio
es utilizado con frecuencia por la jurisprudencia para descartar la apariencia de un
contrato civil de locación de servicios ante la realidad de una relación laboral. También
opera para determinar la duración indefinida del vínculo, cuando la declaración de
temporalidad del mismo no corresponde con la naturaleza de las labores desempeñadas.
En la mayoría de veces se llega a concluir que las verdaderas condiciones en que los
trabajadores realizan sus servicios son muy distintas de las establecidas en el contrato o
en otros documentos aparentes.

También podría gustarte