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Relación internacional derechos

TIPOS DE DDHH

Derechos civiles y políticos (primera generación)

Son derechos civiles y políticos de carácter individual. Surgen con Ilustración, con el
proceso revolucionario de independencia de las colonias británicas en Norteamérica y con la
Revolución Francesa. Estos derechos imponen al Estado la obligación de respetar ciertas
libertades fundamentales a cada uno de los ciudadanos, como el derecho a la vida, la integridad
física, la libertad, la igualdad ante la ley, la prohibición de la tortura, la libertad religiosa, entre
otros. Estos son algunos de ellos:

a) Libertad de expresión, libertad de asociación, derecho a un debido proceso y libertad


religiosa.
b) Toda persona tiene derechos y libertades fundamentales sin distinción de raza, color,
idioma, posición social o económica.
c) Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad jurídica.
d) Los hombres y las mujeres poseen iguales derechos.
e) Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.

Derechos económicos, sociales y culturales (segunda generación)

Estos derechos se refieren a como la gente vive y trabaja junta, así como a las
necesidades básicas de la vida. Se centran en las ideas de igualdad y la garantía de acceso a los
bienes sociales y económicos, a los servicios y a las oportunidades. Se han convertido cada vez
más en tema de reconocimiento internacional por los efectos de la industrialización y el aumento
de la clase obrera.

Estos procesos dieron lugar a la aparición de nuevas demandas e ideas acerca del
significado de la vida y la dignidad humana. Se dieron cuenta de que la dignidad de la persona
humana exige algo más que la mínima falta de interferencia por parte del estado, propuesta por
los derechos civiles y políticos. Los derechos económicos, sociales y culturales están recogidos
en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y también
en la Carta Social Europea del Consejo de Europa.

f) Los derechos sociales son los necesarios para la plena participación en la vida de la
sociedad. Incluyen al menos el derecho a la educación y el derecho a fundar y mantener
una familia, pero también muchos de los considerados a menudo como derechos
“civiles”: por ejemplo, derecho a la recreación, al cuidado de la salud, a la intimidad y a
la no discriminación.
g) Como derechos económicos entendemos los que incluyen el derecho al trabajo, a un nivel
de vida adecuado, a la vivienda y a una pensión si se es mayor de edad o para las
personas con discapacidad. La protección de estos refleja el hecho de que un cierto nivel
mínimo de seguridad material es necesario para la dignidad de la persona humana, y
también el hecho de que, por ejemplo, la falta de empleo o de vivienda pueden ser
psicológicamente degradantes.
h) Los derechos culturales se refieren a la “forma de vida” de una comunidad cultural y a
menudo se les presta menos atención que al resto. Entre ellos figuran el derecho a
participar libremente en la vida cultural de la comunidad y, posiblemente, también el
derecho a la educación. Sin embargo, muchos otros, no clasificados oficialmente como
“culturales” son esenciales para que las comunidades minoritarias dentro de una sociedad
puedan preservar los rasgos distintivos de su cultura: por ejemplo, el derecho a la no
discriminación y el derecho a la igualdad ante la ley.

Derechos de solidaridad (derechos de tercera generación)

La lista de los derechos humanos reconocidos internacionalmente no se ha mantenido


invariable. A pesar de que ninguno de los enumerados en la Declaración Universal se ha puesto
gravemente en entredicho durante los más de 60 años de su existencia, los nuevos tratados y
documentos han aclarado y desarrollado aún más algunos de los conceptos básicos que se
establecen en este documento original.

Estas incorporaciones han sido el resultado de una serie de factores: vienen en parte como
respuesta a cambios en las ideas sobre la dignidad humana, y en parte como resultado de las

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nuevas amenazas y oportunidades que se presentan. En el caso de la nueva categoría que ha sido
propuesta como derechos de tercera generación, estos han sido la consecuencia de una
comprensión más profunda de los diferentes tipos de obstáculos que pueden interponerse en el
camino de la realización de los derechos de primera y segunda generación.

La base sobre la que se asienta la tercera generación es la solidaridad y la idea de que


estos derechos abarcan otros colectivos de la sociedad y de los pueblos, tales como el derecho al
desarrollo sostenible, a la paz o a un medio ambiente sano. En gran parte del mundo, las
condiciones de extrema pobreza, la guerra, los desastres ecológicos y naturales han hecho que
solo se hayan producido avances muy limitados en el respeto de los derechos humanos. Por esa
razón, muchas personas han considerado que el reconocimiento de una nueva categoría es
necesario: estos derechos velan porque se den las condiciones adecuadas para que las sociedades,
en especial en el mundo en desarrollo, puedan proporcionar los ya reconocidos de primera y
segunda generación.

Los derechos específicos que se incluyen con mayor frecuencia dentro de la categoría de
tercera generación son los derechos al desarrollo, a la paz, a un medio ambiente sano, a participar
en la explotación del patrimonio común de la humanidad, a la comunicación y a la asistencia
humanitaria.

Sin embargo, ha habido algunos debates sobre esta categoría de derechos. Algunos
expertos se oponen a ellos porque son “derechos colectivos”, en el sentido de que se disfrutan en
comunidades o incluso estados enteros. Sostienen que los derechos humanos sólo pueden
poseerlos las personas. Este argumento es más que meramente verbal, debido a que algunos
individuos temen que, un cambio en la terminología podría proporcionar una “justificación” para
determinados regímenes represivos para negar los derechos humanos (individuales) en nombre
de los colectivos; por ejemplo, afectando severamente a los derechos civiles con el fin de
asegurar “el desarrollo económico”.

Hay otra preocupación que a veces se manifiesta: dado que no es el estado, sino la
comunidad internacional la que tiene que proteger los derechos de tercera generación, la
rendición de cuentas es imposible de garantizar. ¿Quién, o qué estructura se supone que es
responsable de asegurarse de que haya paz en el Cáucaso y en la región de Oriente Medio, o que

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la selva Amazónica no sea destruida, y de que se tomen las medidas oportunas contra el cambio
climático?

Sin embargo, los llamemos como los llamemos, existe un acuerdo general de que estas
áreas requieren mayor exploración y más atención de la comunidad internacional. Algunos
derechos colectivos ya han sido reconocidos, en particular en virtud de la Carta Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos y de la Declaración de los Derechos de los Pueblos
Indígenas. La DUDH contiene en sí mismo el derecho a la libre determinación y concretamente
el derecho humano al desarrollo fue codificado en 1986 en una Declaración de la Asamblea
General de Naciones Unidas.

“Este último es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y
todos los pueblos están facultados a participar en el desarrollo económico, social, cultural y
político, en el que todos los derechos humanos y las libertades fundamentales se hagan
plenamente efectivos”. Artículo 1, Declaración de la ONU sobre el Derecho al Desarrollo.

Fundamentación Filosófica

“Los derechos humanos se basan en el universalismo moral y en la creencia en la


existencia de una comunidad moral verdaderamente universal que comprende a todos los seres
humanos” (Salvas, 2022). El universalismo moral postula la existencia de verdades morales
transculturales y transhistóricas racionalmente identificables.

Los fundamentos filosóficos de los derechos humanos se encuentran en diversas


corrientes filosóficas que han reflexionado sobre la naturaleza y el origen de los derechos
inherentes a todos los seres humanos. A lo largo de la historia, varias teorías y perspectivas
filosóficas han contribuido a la fundamentación de los derechos humanos, algunas de las más
relevantes son:

Humanismo

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El humanismo, en el actual esquema postmoderno, está influido por corrientes del
pensamiento relacionadas con la naturaleza humana, desde los inicios del recorrido histórico
racional hasta la concepción de los derechos humanos en la actualidad.

El humanismo es uno de los fundamentos filosóficos clave de los derechos humanos. El


enfoque humanista pone al ser humano en el centro de la reflexión ética y filosófica,
reconociendo su dignidad intrínseca, su autonomía y su valor inherente. El humanismo como
fundamento filosófico de los derechos humanos implica varias ideas esenciales:

 Dignidad humana: El humanismo reconoce la dignidad intrínseca de todo ser humano.


La dignidad humana es la base sobre la cual se fundamentan los derechos humanos.
 Igualdad y universalidad: El humanismo sostiene que todos los seres humanos tienen
los mismos derechos fundamentales, independientemente de su raza, género, religión,
orientación sexual, nacionalidad u otras características personales.
 Autonomía y libertad: El humanismo valora la autonomía y la libertad individual.
Reconoce que los seres humanos tienen la capacidad de tomar decisiones libres y
racionales sobre sus propias vidas y que deben tener la libertad de vivir de acuerdo con
sus valores y creencias, siempre que no dañen a otros.
 Responsabilidad y solidaridad: El humanismo enfatiza la responsabilidad individual y
colectiva hacia la sociedad y el mundo en general.
 Progreso y desarrollo humano: El humanismo promueve el progreso y el desarrollo
humano como objetivos fundamentales de la sociedad.

El humanismo proporciona una base filosófica sólida para comprender y justificar los
derechos humanos. Al reconocer la dignidad y el valor de cada ser humano, el humanismo aboga
por una sociedad que respete y proteja los derechos fundamentales de todos, lo que es esencial
para promover la justicia, la igualdad y la convivencia pacífica.

Utilitarismo

La propuesta del utilitarismo ha sido caricaturizada de esta manera: “maximizar la


felicidad general, procurar que los placeres sean disfrutados por todas las personas si es posible,
y si lo anterior es imposible, al menos tratar de que sea compartido por el mayor número de

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individuos” (Aguilar, 2019). Esta corriente afirma que se debe procurar la felicidad para el
mayor número de personas.

En otras palabras, parte de la idea de que la felicidad del mayor número es la que debe
imperar, y si en ello se perjudica a algún/os individuo/s, puede ser aceptable en aras de propiciar
un beneficio mayor para un número mayor de personas, sin importar que sea en detrimento de
otras.

El utilitarismo es una corriente filosófica que se basa en la idea de que las acciones y las
instituciones deben ser evaluadas en función de sus consecuencias y su capacidad para promover
la felicidad o el bienestar general. Desde esta perspectiva, los derechos humanos pueden ser
considerados como un medio para alcanzar la maximización del bienestar o utilidad para la
mayor cantidad de personas posible.

Si bien el utilitarismo no es el enfoque filosófico más tradicional para fundamentar los


derechos humanos, algunos argumentos a favor de esta conexión podrían plantearse de la
siguiente manera:

 Promoción del bienestar: El utilitarismo considera el bienestar y la felicidad como


valores fundamentales
 Evitar sufrimiento y daño: El utilitarismo busca minimizar el sufrimiento y el daño en
la medida de lo posible.
 Igualdad y justicia: El utilitarismo puede respaldar la idea de derechos humanos como
un medio para promover la igualdad y la justicia social.

Sin embargo, es importante señalar que el utilitarismo también ha sido criticado desde la
perspectiva de los derechos humanos. Algunos argumentan que esta teoría podría conducir a la
vulneración de los derechos de minorías o individuos, si se considera que el bienestar general
puede ser maximizado a expensas de los derechos y libertades individuales.

Además, los derechos humanos se basan en la idea de que ciertos derechos son inherentes
a la naturaleza humana y deben ser protegidos y respetados independientemente de las
consecuencias o del cálculo de utilidad.

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Pactismo

Pactismo es la tendencia al pacto o al compromiso, especialmente para resolver


problemas políticos o sociales. La historiografía y la teoría política españolas suelen aplicar el
término a los sistemas políticos de los reinos medievales y del Antiguo Régimen en España para
designar el pacto explícito o tácito entre rey y reino (entendido este en su representación orgánica
y estamental), lo que limitaba decisivamente el poder regio (en la Corona de Aragón mucho más
fuertemente que en la Corona de Castilla); mientras que en la Edad Contemporánea se suele
aplicar el término de forma restringida para designar el particularismo de zonas concretas (el País
Vasco y Navarra) en las que no se aplicó totalmente el programa centralizador (el del
absolutismo borbónico del siglo xiv y el de la Revolución liberal del siglo xix), siendo muy
debatida política e intelectualmente la posibilidad de aplicación del concepto en otras
(especialmente en Aragón).

Se suele hablar de pactismo específicamente en la Corona de Aragón, mientras que en la


Corona de Castilla la autoridad del rey fue más fuerte, tanto en su capacidad fiscal como militar,
legislativa y burocrática, expresado en unas muy diferentes relaciones entre rey y reino. El
desarrollo del pactismo es netamente aragonés, pues sirvió para resolver las tensiones de la
todopoderosa nobleza aragonesa con el rey de Aragón, además de la limitación efectiva de las
Cortes sobre el rey de Aragón. (Wikipedia, 2023)

Iusnaturalismo

El iusnaturalismo es un término que se compone de diversas teorías jurídicas, y de los


conceptos de ética y moral que se relacionan con la noción de derecho natural y derecho
universal.

La palabra iusnaturalismo deriva del latín ius-, que significa ʽderechoʼ, naturalis, que se
refiere a ʽnaturalezaʼ, y del sufijo -ismo, que significa ʽdoctrinaʼ.

El iusnaturalismo es una doctrina filosófica cuya teoría parte de la existencia de una serie
de derechos que son propios e intrínsecos a la naturaleza humana.

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Esta doctrina apoya la idea de que existe una serie de derechos que son propios del ser
humano, sin distinción alguna, y que son anteriores a los derechos humanos y los derechos
naturales establecidos como parte de un orden social.

Estos derechos se relacionan con la ética y la moral, entendidas como aquellas normas de
buenas costumbres que todos conocemos y debemos cumplir.

Asimismo, el iusnaturalismo afirma que las leyes positivas, aquellas que rigen las normas
de un Estado, también están relacionadas con el derecho natural que, de una u otra manera, busca
imponer el orden de la existencia humana y la justicia de manera coherente.

Es decir, el iusnaturalismo se rige por los principios que parten del carácter universal que
tienen los derechos universales, es racional y busca el bienestar general de la sociedad.
Contradecir estos derechos sería ilegal y una injusticia.

Entre sus principales representantes se pueden mencionar a los siguientes pensadores y


teóricos como Platón en el siglo IV a.C., Tomás de Aquino en la Edad Media, Hugo Grocio que
marcó la diferencia entre el iusnaturalismo clásico y el iusnaturalismo moderno, Thomas Hobbes
en el siglo XVII, entre otros. (Significados, 2023)

Características del Iusnaturalismo

A continuación, se presentan las principales del iusnaturalismo:

 Su objetivo es determinar las normas que pueden formar parte del derecho como guía
ética y moral.
 Esta doctrina del derecho parte de la naturaleza del ser humano en sí mismo y de su
racionalidad.
 Es inalienable, es decir, es superior y anterior a la creación del Estado.
 Busca el bienestar común.
 Es de carácter universal.
 Es inherente al ser humano sin distinción alguna.
 Por su naturaleza, estos principios no tienen que ser redactados ni plasmado en un
ordenamiento jurídico, como en el caso del derecho natural.

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Fundamentación histórica de los derechos humanos

El derecho internacional de los derechos humanos se inauguró con la Declaración


Universal de Derechos Humanos, proclamada en 1948 por la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), tres años después de concluida la barbarie de la
Segunda Guerra Mundial.

En nuestra era contemporánea, los derechos humanos están presentes de manera


predominante en el discurso político, social y cultural. Surgen en conflictos y procesos a escala
local, nacional y global en defensa de modelos o intereses a menudo contrapuestos.

Los derechos humanos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los
seres humanos. Entre los derechos humanos se incluyen el derecho a la vida y a la libertad; a no
estar sometido ni a esclavitud ni a torturas; a la libertad de opinión y de expresión; a la educación
y al trabajo, entre otros. Estos derechos corresponden a todas las personas, sin discriminación
alguna. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en sociedad y se relacionan
entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado hacia ellos.

Uno de los grandes logros de las Naciones Unidas es la creación de una normativa
integral sobre los derechos humanos: un código protegido a nivel universal e internacional al que
todas las naciones pueden adherirse y al que toda persona aspira.

Las Naciones Unidas han definido un amplio abanico de derechos aceptados


internacionalmente, entre los que se encuentran derechos de carácter civil, cultural, económico,
político y social. También han establecido mecanismos para promover y proteger estos derechos
y para ayudar a los Estados a ejercer sus responsabilidades.

El Consejo de Derechos Humanos fue creado el 15 de marzo de 2006 por la Asamblea


General y se encuentra bajo la autoridad directa de esta última. Sustituyó a la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU, que estuvo en funcionamiento durante 60 años, como órgano
intergubernamental responsable de los derechos humanos. Este Consejo está formado por 47
representantes de Estados y es el encargado de fortalecer la promoción y protección de los
derechos humanos en todo el mundo para hacer frente a situaciones de violaciones de los
derechos humanos y formular recomendaciones sobre ellos; entre lo que también se incluye la
respuesta a situaciones de emergencia en materia de derechos humanos.

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El derecho de los derechos humanos afirma la conformación de un sistema jurídico y
político orientado a garantizar el respeto de los derechos de las personas y los colectivos
humanos. Para ello, debe regular el ejercicio del poder en todas sus formas, en la medida que
tanto la acción pública como la acción privada puedan afectar el goce y ejercicio de estos
derechos. La predominancia de los paradigmas liberales y la capacidad de influencia de los
actores privados en el desarrollo del derecho bien por iniciativa propia o por intermedio de
gobiernos e instituciones que representan sus intereses– ha buscado limitar el desarrollo de
mecanismos internacionales para hacer efectiva esa responsabilidad y para obligar a que
contribuya de la manera más efectiva posible al logro de la plena vigencia de los derechos
humanos.

Fundamentación religiosa de los Derechos Humanos

Se entiende aquí por fundamento de los Derechos Humanos la realidad o realidades, de


carácter social o intersubjetivo, que proporcionan a los mismos la consistencia necesaria para que
puedan ser reconocidos, promovidos y garantizados en su conjunto, de forma indivisible e
interdependiente, y puedan proyectarse hacia un desarrollo siempre abierto y perfectible.

Esa definición implica una lectura de los derechos humanos como caracterizados por las
notas de universalidad, indivisibilidad e interdependencia.3 Lo cual permite entender que forman
una unidad sistemática, por lo que es correcto entender que el fundamento de los derechos es uno
de los elementos esenciales del sistema de derechos humanos (Lima, 2012)

La actitud que adoptan las religiones hacia los derechos humanos es hoy uno de los
principales criterios para el reconocimiento de su relevancia o irrelevancia social, de su
importancia o insignificancia ética, y de la aceptación o rechazo a nivel cívico por parte de la
ciudadanía y de las distintas instituciones políticas (Tamayo, 2015)

La relación entre religiones y derechos humanos ha sido siempre conflictiva. Ocupadas


como han estado, y siguen estando, las religiones en la defensa de los derechos divinos apenas
prestaban atención a los derechos humanos y, cuando lo hacían, era para supeditarlos e incluso
oponerlos a los derechos divinos. En caso de conflicto entre los dos derechos, generalmente
solían predominar los derechos absolutos de Dios sobre los derechos limitados de los seres
humanos, la Verdad de Dios sobre la de los hombres, la Palabra de Dios por encima de la ciencia,

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de la razón, de la lógica humana. Uno de los casos más ilustrativos son las condenas de la
Inquisición y los métodos que se emplearon (IDHC, 2010)

Para entender el transcurso histórico de los derechos humanos se debe contextualizar en


las dinámicas religiosas y políticas que precedieron su formación en Europa, sobre las que las
guerras de religión establecieron el punto de partida de este impasse. Las guerras de religión que
más han desolado a Europa comenzaron a partir del siglo XVI, y no han sido principalmente
pugnas contra religiones “tradicionalmente” opuestas como el islam, sino en el interior de las
creencias cristianas. Sin lugar a duda, éstas provienen de una cisión interna que ha representado
más problemas para la Iglesia católica que una confrontación entre Roma y la Shoah.

Este cisma empezó a perfilarse en la cristiandad medieval, en la que, la batalla religiosa


se situaba en dos campos diferentes y geográficamente homogéneos: el sur y el norte de Europa.
Dos religiones se han peleado por el monopolio del mercado espiritual: la de Roma que ha ido
triunfando con sus concilios, sin abandonar sus pretensiones universales, y la de Ginebra, la
ciudad de las tres revoluciones: la zaboyarda, la episcopal y la calvinista. (Gutierrez, 2016)

Gutiérrez (2016) dice que entonces hablamos de dos argumentos que indican el origen de
la Declaración de los Derechos de 1789:

- Los derechos ingleses


- Los derechos norteamericanos

No existe una influencia concreta por parte de los derechos ingleses sobre los derechos
norteamericanos. Hay enormes diferencias entre la concepción que los estadounidenses tienen de
los derechos civiles y la que los ingleses manifestaron en sus declaraciones. Algunas de éstas,
son que las leyes inglesas no reconocen los derechos generales del hombre, ni buscan limitar los
factores legislativos como lo hicieron los derechos estadounidenses.

En este sentido, en las declaraciones inglesas, los derechos individuales están protegidos
de manera indirecta, en las que sólo se restringe la libertad de la persona a partir de una
disposición legislativa. Si bien los ingleses reclamaban derechos históricos; los estadounidenses
exigían derechos naturales, inalienables e inviolables del individuo. La primera consecuencia
lógica que se obtiene de estas diferencias está en las concepciones del derecho natural de la

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época que tenía cada entidad cultural. La gran diferencia, que radica en sus creencias religiosas
sobre la condición del hombre, marcó la distinción entre una y otra declaración.

Para los estadounidenses, a diferencia de los ingleses, todos los hombres nacen libres e
iguales y con derechos inalienables. Es decir, los derechos estadounidenses han sido el producto
de una concepción subjetiva del hombre que proviene “del corazón y de la naturaleza”. Sin
embargo, los derechos ingleses, dentro de su gran tradición anglicana y aislacionista, sólo
estaban dirigidos a los ingleses; mientras que los de los anglosajones americanos se orientaban a
todos los hombres.

Los ingleses enfocaban sus derechos en las prerrogativas que podía tener el soberano para
restringir la libertad de los hombres; mientras que los artículos constitucionales de los
estadounidenses acerca de las libertades de los hombres se centraban, principalmente, en las
prerrogativas para ampliarlas.

Si bien hay una estrecha relación entre una filosofía de la libertad y una legislación de la
libertad, entre los derechos naturales e innatos y los consagrados legislativamente en una
constitución, entre un contrato moral de los hombres y la conformación de una constitución por
ciudadanos. En todo caso, si hay un documento escrito en el cual los protestantes, cada uno, a su
modo, se basan para normar su vida religiosa es la Biblia o el Nuevo Testamento.

La obediencia en los testamentos del libro sagrado repercutiría en la firmeza por


establecer una constitución de todos y para todos que se debía obedecer. En este sentido, cabe
señalar que el origen religioso del concepto moderno de constitución escrita se relaciona con las
doctrinas calvinistas de los covenants o pactos fundacionales de las distintas comunidades
protestantes que llegaron a Norteamérica y que posteriormente se llevaron al ámbito político.

Es importante recalcar que, a diferencia de la Iglesia católica, cuya organización se


establece alrededor de un jerarca, una centralidad y un mandamiento único, los grupos
calvinistas y protestantes organizaban sus derechos con base en un congregacionalismo, es decir,
un sistema de organización religiosa en el que las iglesias se fundaban mediante un pacto
(covenant) realizado entre todos los miembros de la comunidad. Este tipo de organización se
llevó más adelante a las formas de orden político, llegando hasta la propuesta democrática que

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Alexis de Tocqueville en 1961 había analizado en su libro De la democracia en América, y que,
según el autor, repercutió en la concepción moderna de los derechos humanos.

Fundamentación ético-religiosa

Dentro del pensamiento católico podemos tomar como referencia a Schmaus, quien en su
obra "Teología dogmática" afirma que la dignidad de la persona humana (en cuanto fundamento
de los Derechos Humanos) proviene de Dios y su destino está en Dios. Esta autorrealización
alcanza su coronación en la plenitud junto a Dios. En El llegamos a nuestra verdadera mismidad.

Y con esa misma base teológica afirma Steinbüchel, en un plano estrictamente humano,
que lo que caracteriza esencialmente al ser personal es la "auto posesión" de su ser y de sus
actos, la intimidad siempre viva de su mundo propio, la autodeterminación y autoconfiguración
de un ser insustituible, irrepetible, cerrado en sí y capaz de disponer de sí mismo". Esta misma
configuración del fundamento de los Derechos Humanos es la que defienden teólogos como
Hans Küng y Karl Rahner. Este último autor afirma: "es la dignidad de la persona humana que
puede entenderse como una determinada categoría de un ser que reclama ante sí y ante otros,
estima, custodia y realización" (Curso Sistematico de Derechos. s.f)

Antropología pesimista

Las religiones en general tienden a considerar a los seres humanos, creyentes o no, como
seres dependientes de su hacedor o creador y sometidos al plan que la divina Providencia tiene
sobre la humanidad. Carecen de autonomía en su modo de pensar y de actuar toda persona, antes
que ser humano con derechos y deberes, es pecadora a los ojos de Dios y necesita redención.
Pero antes debe arrepentirse y convertirse. La concepción antropológica de las religiones suele
ser pesimista y negativa. Agustín de Hipona extrema dicho pesimismo hasta considerar a la
humanidad como massa damnata. Lo que implica, en buena lógica, un fracaso en el plan del Dios
creador y salvador.

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Conforme a esta concepción, el ser humano difícilmente puede ser portador de dignidad y
sujeto de derechos. Más bien lo es de deberes y obligaciones, expresados en los distintos códigos
jurídicos y morales religiosos en forma de prohibiciones y de amenazas de castigo, no sólo
temporales, sino también eternos. Para que las religiones reconozcan a los seres humanos como
sujetos de derechos tienen que cambiar de concepción antropológica y, como resultado, de
paradigma. De lo contrario, seguirán estando en las antípodas del paradigma de los derechos
humanos y oponiéndose de manera pertinaz a su formulación y a su ejercicio (Tamayo 2015)

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