Está en la página 1de 5

PRESERVACIÓN DE LA HISTORIA

PROTECCIÓN DE RESTOS ARQUEOLÓGICOS.

LA CIUDADELA DE LAS PIRKAS


GUADALUPE – PERÚ

Ricardo Verona Rubio


El registro histórico de la humanidad, está lleno de misterios, paradojas y
contradicciones; evolutivamente se presentan hipótesis permanentes que
indican nuevas visiones para entenderla. Los pueblos que ignoran su historia
irremediablemente van hacia la pérdida de su esencia y la de sus antepasados,
consecuentemente de las generaciones precedentes. De ahí la necesidad de
generar conciencia para la preservación histórica de cada grupo humano, sin
tener en cuenta la etnia, raza, cultura o densidad poblacional, pueblo o ciudad a
la que pertenece. Las raíces históricas generadas por nuestros antepasados nos
dan identidad. La identidad genera amor hacia nosotros mismos a nuestra tierra,
el lugar que nos vio nacer, sentido de pertenencia con los nuestros,
consecuentemente amor a la patria, al suelo que nos cobija, a la tierra que nos
alimenta. al espacio que nos permite interactuar y desarrollarnos.
El hombre desde su aparición fue eminentemente social, de nómadas a
sedentarios necesitaban vivir en comunidad. Su subsistencia y desarrollo radicó
en renovar permanentemente los vínculos que los unieron con sus antepasados,
de ahí los ritos ceremoniales para dar descanso eterno a nuestros muertos con
la esperanza de una vida eterna entre los dioses que adoraban.
La ausencia de conciencia histórica, así como la manifiesta desidia en la
conservación de restos arqueológicos que identifican culturalmente a los
pueblos, nos llevará irremediablemente a desvincularnos de nuestras
verdaderas raíces. Esto genera en el inconsciente una total ausencia del sentido
de pertenencia, negación de identidad como individuos respecto a nuestra
comunidad, que irremediablemente se disipa con el consumismo individual de
tecnología lo que probablemente oculta el interés por la historia, dejándola a esta
en un segundo plano como fundamento del desarrollo continuo y permanente de
las sociedades ya organizadas.
Como particularidad, he de decir que la ausencia por más de 50 años del terruño
en ningún momento me desligo del interés por sus orígenes. Contrariamente a
este supuesto de olvido, permanentemente encontré espacios para retornar,
incrementar conocimientos con relatos, cuentos, mitos, leyendas, que permitan
revalorar la historia de nuestros ancestros, sea cual fuera la aproximación de
ideas, creencias, posiciones o antecedentes de estudio. Consciente de lo
pendular y paradojal de los hechos históricos, es obligación de cada uno de
nosotros empecinarnos en búsqueda de vestigios, restos arqueológicos o
antecedentes históricos que aún persistan y que muchos se empecinas en
depredarlos o deteriorarlos su extinción.
Estamos a tiempo, generemos conciencia, unifiquemos nuestros corazones por
amor al terruño, que el espíritu de nuestros antepasados nos ilumine y nos
involucre a todos en el ideal supremo de no permitir que en unos años la historia
a escribirse contribuya también en pérdida de nuestra identidad cultural.
En ese afán de búsqueda de indicios, evidencias o pruebas, que permitan por
intermedio de la historia saber quiénes somos como ciudadanos de esta pujante
ciudad, me permito en compartir experiencias que posibilite contagiarnos de
múltiples conocimientos de interés público, revivir lo que fueron quienes por
siglos nos precedieron como habitantes de este maravilloso espacio geográfico
dentro del Valle del Jequetepeque, lugar por siempre hermoso llamado
Guadalupe.
En esta línea de búsqueda de conocimiento y contagiado de ese virus de la
curiosidad, tomo contacto con amigos y pueblerinos que durante largas horas de
pláticas y remembranzas me hacen conocer fabulosos y extraordinarios cuentos
y mitos ya perdidos en el tiempo, entre ellos el de la
existencia de una ciudad antigua hecha de piedras
superpuestas perdida en las afueras de nuestra ciudad.
Esta ciudad o ciudadela serían restos arqueológicos de
periodo aún no determinado en el tiempo, donde los
espíritus de los antiguos habitantes reclaman al mundo su
olvido. Es en las noches de luna cuando sus antiguos
habitantes se manifiestan con rituales y persistentes
cánticos que rebotan en las laderas de los cerros que
fueran su hogar, produciendo estruendos repetitivos por
los ecos generados quizá solo esperando ser
evidenciados y reconocidos por el hombre actual y no condenárseles al eterno
olvido.
Historia tan fascinante, propia de nuestros abuelos que con el espíritu mítico de
antaño entretenían nuestras noches alrededor de un fogón ya concebido en
alguna casa o quizá alrededor de una fogata improvisada.
Lo cierto es que esta historia tan corta, interesante y misteriosa, paradójicamente
contravino el agnosticismo que reina en cada uno de nosotros, naciendo
entonces la pregunta que irremediablemente inquieta la mente del hombre
curioso con ansias de aventura en búsqueda de la verdad ¿existirá la ciudad o
ciudadela de piedras de los relatos?, ¿qué generó el cuento en los abuelos?,
ante tal situación revivió nuevamente la inquietud de aventura; la misma historia
la escuche siendo mozalbete por parte de mi padre, él aseguraba con certeza
absoluta la verdad de la existencia de la ciudadela a la que se hace referencia.
No se diga más sobre la verdad o no de lo que hasta ahora se relata. No hay
más remedio que ir a su encuentro, si existe la ciudadela estará ahí como lo
estuvo siempre, es entonces el momento de atender el reclamo de los ancestros
y saldar las cuentas de su olvido ante el mundo.
Ármese la expedición en búsqueda de la fantasía de los relatos míticos de los
abuelos. ¿Dónde es, cómo se llega, cuánto tiempo se emplea, qué medio de
transporte es el adecuado, cuáles son los riesgos?; muchas preguntas para una
aventura que más que búsqueda de la verdad se podría convertir en una
expedición traviesa, como ejercicio para las piernas o manera de desestresarse
de las actividades propias de la ciudad.
Terminado acá el relato de cuentos, ficción, mitología e imaginación de leyenda,
es hora de afrontar la realidad, cualquiera que esta sea, la experiencia en busca
de la ciudadela promete ser única.

AL ENCUENTRO DE LA CIUDADELA DE LAS PIRKAS


Después de una larga caminata, se pone ante los ojos la realidad de los relatos,
la evidencia existe, está ahí, imponente, inmensa, majestuosa, se descubre en
todo su esplendor, la que llamaremos La
CIUDADELA DE LAS PIRKAS. Así desde ese
momento nombrada en calidad de simbólico
bautizo para hacerla conocer abiertamente al
mundo y que forme parte de la historia ancestral
orgullo de todo guadalupano quien ah de revalorar
el vínculo con sus raíces. Ciudadela de las
Pirkas , nombre que refleja la maravilla que ante
los ojos se revela, restos de una cultura avanzada,
deducción hecha por la precisión y características
constructivas. Quizá las únicas en el valle y porque
no a lo largo de la costa peruana considerando su
gran cercanía al litoral, la inmensidad del área que
ocupan las edificaciones, todas hechas con pirkado de piedras sin tallar,
superpuestas unas sobre otras con tal presión y exactitud que dan estabilidad a
sus grandes murallas y paredes, todas ellas de gran dimensión tanto por su
altura, como también por la función sólida para formación de terraplenes y
plataformas con características de andenería, hechas quiza como mecanismo
de defensa ante el avance de cualquier enemigo, quizá para la adecuación de
ambientes para viviendas, plazas, centros ceremoniales pequeños o quizá para
el almacenamiento de víveres. Asombra el panorama visual que se presenta ante
cualquier observador. Comparo, reflexiono, digo para mi mismo, esto es de
maravilloso tan igual o más que los restos arqueológicos ya existente como
legado de nuestros antepasados, refiriéndome a los restos existentes hoy
conocidos como PAKATNAMU. Ya sea por la primera impresión causada o por
la realidad ahí existente, desde el aspecto visual en extremadamente
maravilloso. Las murallas de piedras se superponen y prolongan a distancias
considerables sobre plataformas. La altura de la Ciudadela en su conjunto es
bastante considerable (a la actualidad comparativamente serían grandes
edificios de alturas próximas a los de uno de 10 a 15 pisos). Se eleva a las alturas
pretendiendo confundirse con el azul del cielo o quizá buscando el abrigo más
cercano del sol.
Las características arquitectónica de PIRKAS, (manposteria-piedra,caliza,
piedra arenisca, grava y pizarra), corresponderían a una similitud bastante
apreciada a los Chachapoyas, tomando como referente que esta técnica
ancestral constructiva tuvo influencia de los Wari, Chavín, quizá y porque no, de
los Tiahuanaco.
Estas reflexiones aparecen de inmediato ante tan extraordinaria técnica
constructiva del inmenso complejo arqueológico que se nos presenta al frente.
Impresionados nos genera mayores inquietudes, es quizá que al igual que los
chachapoyas, los habitantes de esta magnífica ciudadela construían sus
vivienda también sobre plataformas alrededor de pequeños patios erigidos sobre
cimientos sólidos previamente edificados para este fin y que agrupaban familias
o gente con características afines sectorizados para una mejor administración.
Las construcciones de viviendas, bien pudieron haberse hecho con material
perecedero en el tiempo, se requiere mayor esfuerzo de estudio para determinar
o dar por cierta esta posibilidad.
A la vez que se sube a la cumbre de los cerros que sirvieron como fuente de
material constructivo y espacios de convivencia, se encuentran mayores
vestigios de actividad humana, restos de artesanía enseres de cocina ollas de
barro o arcilla bastante fragmentadas, el análisis de estos restos permitiría
determinar el espacio de tiempo y tipo de civilización o cultura ahí establecida.
A una altura considerable subiendo por senderos y caminos estrechos que dan
acceso a cada plataforma, desde arriba se tiene una vista privilegiada, puede
apreciarse con mayor claridad en las faldas de los cerros, murallas
simétricamente construidas que delimitarían posiblemente lo que sería un centro
administrativo, quizá religioso o vivienda de la élite de la cultura asentada en el
lugar. Estas descripciones son presentadas como hipótesis iniciales de una serie
de investigaciones que se hacen impostergables para dar mayor luz a estas
teorías.

El recorrido a la Ciudadela de las Pirkas, ubicada en las afueras de


Guadalupe, al norte del Perú, se interrumpe después de cuatro horas de
caminata, no por falta de voluntad de los ahí presentes sino por la llegada de la
oscuridad de la noche y lo agreste y accidentado del terreno.
El ocaso llega, la puesta del sol se acelera como reclamando que abandonemos
el lugar y no interrumpamos mas el reposo de quienes ocuparan esta maravillosa
ciudadela. La noche nos sorprende en lo alto de los cerros, quizá a la mitad del
total a recorrerse, sin que nos permita llegar a la cúspide, de haber llegado
hubiéramos disfrutado como los antiguos habitantes el estar lo más cerca del
abrigo del sol o quizá lo más cerca del cobijo de la luna hasta un nuevo
amanecer.
Calcular el área total de una Ciudadela con las características descritas,
construida entre despeñaderos en las faldas de los cerros sería quizá por ahora
poco coherente. La inmensidad de la Ciudadela de las Pirkas, está aún no
determinada, sin embargo, las cuatro horas de recorrido empleadas no fueron
suficientes para cubrir la totalidad de su extensión; por esta vez las alturas nos
ganaron. Queda entonces el desafío de una nueva visita para coronar su cumbre
e identificar con mayor claridad aspectos de estudio que a simple vista pasan
desapercibidos.
La relevancia de este tipo de técnica constructiva radica en el empleo de piedras
no labradas superpuestas (pirkas), características poco comunes halladas en la
costa del Perú, las culturas asentadas cerca al litoral, generalmente utilizaron
como técnica constructiva el barro y el adobe, lo que hace presumir que los
hallazgos característicos encontrados, bien pudieran ser de época de mayor
antigüedad a los Moche o Chimu, esto con relación a las ruinas de PAKATNAMU.

CIUDADELA DE LAS PIRKAS – GUADALUPE – PERU.


Restos históricos inconmensurablemente maravillosos que requieren un estudio
prolijo para determinación de la etnia o cultura que la habitara, estudios que
permitirán determinar con exactitud el tiempo de su existencia y era a la que
perteneciera. Los restos arqueológicos descritos, merecen una atención
privilegiada de las autoridades locales, provinciales, regionales y nacionales. Su
protección y conservación debe empezar por la toma de conciencia de cada uno
de nosotros. Destruir la historia es un acto de desprecio hacia las nuevas
generaciones al abstraerlas de sus
orígenes causándoles gravosamente falta
de identidad. No podemos permitir la
primacía del individualismo antes que la
convivencia grupal con características y
rasgos comunes propios, apuntemos a ser
una comunidad más justa con nuestro
pasado. Es el momento de iniciar esta
cruzada de reflexión.
GUADALUPE:
Provinia de Pacasmayo
Región La Libertad
Costa Norte del Perú
Altitud 92-m-s-n-m.
Km.Aprox. 690 Panamericana Norte

También podría gustarte