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“Año de la Unidad, la Paz y el Desarrollo”

Universidad Nacional de Ucayali


Facultad de Ciencias de la Salud
Escuela Profesional de Psicología

Tema:

TRASTORNOS DE LA FLUENCIA DE INICIO EN LA INFANCIA (ESPASMOSFEMIA

O TARTAMUDEO)

Curso:

DIAGNÓSTICO DEL TRASTORNO DEL LEGUAJE VERBAL

Ciclo:

VII

Estudiante:

FLORES LÓPEZ, LEÓN JARED

PINEDO HIDALGO, JENIFFER NIRVANA

SALLO SOLIS, KEYLA

Docente:

MG. ESTRADA RIVERA, MADELEN

13/05/2023

Pucallpa – Perú
2023
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................1

1. CONCEPTO.......................................................................................................................2

2. HISTORIA..........................................................................................................................3

3. EPIDEMIOLOGÍA.............................................................................................................6

4. CAUSAS.............................................................................................................................7

5. CLASIFICACIÓN............................................................................................................11

6. DIAGNÓSTICO...............................................................................................................12

6.1. Diagnóstico diferencial..............................................................................................14

6.2. Evaluación.................................................................................................................16

7. COMORBILIDADES.......................................................................................................19

CONCLUSIONES...................................................................................................................20

BIBLIOGRAFÍA......................................................................................................................21

ANEXOS..................................................................................................................................22
INTRODUCCIÓN

Los trastornos del lenguaje son variados y entre ellos podemos encontrar a la

taquilalia, taquifemia y la tartamudez, un trastorno de la comunicación que, aunque no es

muy común, desencadena una serie de patologías asociadas como la ansiedad y los problemas

de aprendizaje. Si bien existen distintos tipos de tartamudez como la neurógena y psicógena,

la investigación realizada se centra en la tartamudez evolutiva, la cual como se menciona en

el DSM -V no tiene origen orgánico o psicológico.

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ESPASMOFEMIA O TARTAMUDEO

1. CONCEPTO

Según la CIE 10 (F98.5), es el habla caracterizada por repetición frecuente de

sonidos, sílabas, palabras o por vacilaciones frecuentes y pausas que interrumpen su

flujo rítmico del habla. Debe ser clasificada como un trastorno solo si esta deteriora

notablemente la fluidez del discurso. (OMS, 2018)

Mientras que el DSM-V (315.35), la clasifica como alteración de la fluidez y

la organización normal del habla que son inadecuadas para la edad del individuo y las

habilidades de lenguaje. Estas pueden persistir con el tiempo. (APA, 2014)

Por último, Kaplan (31.4C), menciona que se caracteriza por interrupciones en

el flujo normal del habla debidas a fenómenos motores involuntarios. El tartamudeo

puede incluir varias interrupciones concretas de la fluidez, incluidas la repetición de

sonidos o de sílabas, la prolongación de sonidos, las fonaciones disrítmicas y el

bloqueo completo o las pausas inusuales entre los sonidos y las sílabas de las

palabras. (Sadock, 2015)

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2. HISTORIA

La tartamudez es tan antigua como la aparición del habla y desde la

antigüedad se le han atribuido diversos orígenes y tratamientos. Algunos nos

parecerán absurdos, e incluso crueles a día de hoy, pero al igual que en la actualidad,

solo intentaban resolver el enigma de la tartamudez, basándose en los conocimientos

que tenían a mano. Aquí tenemos algunos ejemplos de cómo se trataba la tartamudez

a lo largo de la historia.

Demóstenes, el famoso orador ateniense, que vivió en Grecia del 384 al 322

AC, creció con un problema de tartamudez. A pesar de ello, Demóstenes se sentía

atraído por la vida pública y nada podía imponerse en su camino, ni siquiera su habla

entrecortada.

Para reforzar su voz, practicaba en la playa hablando con piedrecitas en la

boca hasta que se le podía oír entre el ruido de las olas. También subía por colinas

cargando peso en el pecho para aumentar su capacidad pulmonar.

En la Antigua Grecia, Aristóteles llegó a la conclusión de que las personas

tartamudeaban porque pensaban más rápido de lo que podían hablar y señala a la

lengua como responsable al ser incapaz de seguir la velocidad con la que fluían las

ideas.

Cornelius Celsus, físico y filósofo romano, pensó que la solución era hacer

gárgaras con diversas especias o masticar ajo con mostaza y cebolla, a modo de

estimulantes. Si los resultados no eran los deseados, le pedía al paciente que metiera

la cabeza en agua fría, comiera rábanos picantes y vomitara.

En 1608, el físico Fabricius Hildanus cortaba el frenillo de la lengua, ya que

partía de la hipótesis de que el anormal grosor del frenillo impedía que la lengua se

dirigiera adecuadamente hacia el paladar o los dientes.

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Uno de los tratamientos más sorprendentes, fue el del doctor Joseph Frank,

que afirmaba que la tartamudez era un hábito depravado, y pensaba que unas cuantas

palizas aplicadas con regularidad podrían resultar útiles.

A finales del siglo XIX, asistimos a un cambio que va del enfoque físico al

psicoanalítico. Se empezó a asociar la tartamudez a crisis nerviosas y a problemas

psíquicos.

En 1915, Sigmud Freud añadió que la tartamudez podría tener algo que ver

con un conflicto en las funciones excrementicias, puesto que la elocución implica el

acto de expulsar algo de la persona al mundo externo. Concluyó, por tanto, que los

bloqueos tenían que representar una forma de estreñimiento.

Isador Coriat, un físico de Boston, llegó a la conclusión de que la tartamudez

era una psiconeurosis severa causada por la continuación en la vida adulta de hábitos

infantiles de lactancia. Llega a esta conclusión, ya que observaba en los adultos

movimientos de succión y mordisqueo similares a los movimientos que realizan los

bebes al mamar.

Bluemel planteó que la tartamudez era un defecto auditivo, ya que cuando una

persona es capaz de oír correctamente una palabra, también es capaz de reproducirla.

Creía que si el sujeto habla mal es porque se oye mal y al oírse mal a sí mismo, su

memoria retiene las palabras distorsionadas, estableciéndose así el circulo vicioso de

la tartamudez.

Al llegar al siglo XX, se incluyó el estudio metódico de las causas de la

tartamudez.

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Lee Edward y Samuel Orton, desarrollaron en la Universidad de Iowa, la

teoría de la dominancia cerebral, en la que se afirmaba que la tartamudez era el

resultado de un conflicto entre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro por

controlar el habla. Después de varios años de intensas investigaciones, se descubrió

que la función cerebral de las personas que tartamudean no es significativamente

diferente de la función cerebral de las personas con habla fluida.

Algunos terapeutas del habla trataron de explicar la dinámica de la tartamudez

desde una perspectiva conductista. Los estudios se realizaron dando a los sujetos

recompensas positivas o negativas, dependiendo de su capacidad para mantener la

fluidez, pero los resultados no fueron los esperados.

Por otro lado, los genetistas han buscado los genes que causan la tartamudez,

pero hasta el momento no han podido encontrar ninguna mutación genética que pueda

ocasionar la tartamudez, ni ningún mecanismo que la pueda explicar. (Fundación

Española de la Tartamudez (TTM), 2019)

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3. EPIDEMIOLOGÍA

Aproximadamente un tercio de la población de niños de 2,5 a 5 años pasan por

una fase de tartamudeo. En la gran mayoría remitirá sin dejar ningún tipo de huella

(cerca de 75% y el 85%), a esta etapa se le denomina tartamudez fisiológica o

evolutiva, el resto (entre el 15 al 25%) mantendrá la disfluencia por un tiempo mayor

a los catorce meses. Solo un pequeño porcentaje de este grupo se convertirá en

adultos tartamudos.

Esto también se presenta con frecuencia familiar y hay más niños que niñas

que tartamudean, con una proporción aproximada de 4 a 1. La prevalencia del

trastorno se estima en un 1 % en la población general y entre los 3 y los 4 años se

encuentra el mayor riesgo para tartamudear.

A nivel mundial a través de estudios se conoce que la incidencia es más en los

hombres que en mujeres en un porcentaje de 75% y 80%. Esto debe verse en un

sentido evolutivo, ya que hasta los cinco años la proporción es solo de 2 a 3 niños por

niñas, en edad escolar es de 4 a 5 y los adultos es de 6 a 11. Estos datos indican el

carácter progresivo de la tartamudez y que las personas de sexo femenino sé

recuperando mejor.

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4. CAUSAS

Las causas de la tartamudez aún no se han clarificado del todo, pero de

acuerdo a la investigación realizada y según (Guardia Arce, Garrón Prado, & Guzmán

Rojas, 2021) existen varias teorías que han aportado al entendimiento de la misma.

Lo cierto es que la tartamudez hoy en día se puede considerar multifactorial,

siguiendo esta misma línea podemos encontrar:

A. Genéticas: Causas genéticas, se han identificado varios grupos familiares en

los que existen sujetos con esta dificultad teniendo progenitores disfémicos.

En gemelos monocigóticos si uno sufre tartamudez el otro tiene un 90% de

posibilidades de sufrirlo, mientras que en los dicigóticos es de un 25%.

Asimismo, existe entre un 30% y un 40% de probabilidad de que el hijo de un

progenitor disfémico tenga este trastorno. A pesar de todos estos datos, no hay

evidencia de que el problema sea hereditario, aunque sí una cierta

predisposición a padecerlo. La disfemia es más frecuente en hombres (75%)

que mujeres. Además, el número de recuperaciones espontáneas es mayor, un

66% el sexo femenino, que en el masculino un 46% (Jorge Gutierrez O. , 2015

citado en Guardia Arce, Garrón Prado, & Guzmán Rojas, 2021).

También se realizaron estudios de adopción (Felsenfeld y Plomin,

1997 citados en en Barraza Barraza, Flores Alallana, Pizarro Aguilera,

Rodríguez Gaete, & Zúñiga Lalanne, 2020), donde se comprobó que los

antecedentes biológicos positivos de los padres eran el mejor predictor,

además, el coeficiente intelectual del niño y el entorno familiar no se asocian

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significativamente con el resultado del habla, por lo tanto, la tartamudez no es

una conducta que pueda ser aprendida o imitada.

Finalmente, investigaciones realizadas en grandes familias que presentan muchos

integrantes que tartamudean (MacFarlane, Hanson y Walton, 1991 citados en

Barraza Barraza, Flores Alallana, Pizarro Aguilera, Rodríguez Gaete, & Zúñiga

Lalanne, 2020), evidenciaron que un gran porcentaje de personas que

tartamudean, tienen antecedentes familiares en comparación con quienes no lo

hacen, así mismo, que los parientes varones tienen mayor riesgo de presentar

tartamudez si se compara con las mujeres.

B. Teoría psicosocial: Algunos factores relacionados con el mantenimiento del

trastorno son la actitud negativa de los interlocutores, la atención a los errores

y las correcciones realizadas a los niños, así como un alto nivel de la exigencia

por parte de los padres, o escasas habilidades sociales, tendencia al

retraimiento o baja autoestima por parte del niño. Desde el modelo conductual

no existe un modelo unificado para explicar la tartamudez, pero se entiende el

mantenimiento del problema mediado por experiencias de condicionamiento

directo.

Dentro de esta perspectiva se estableció un modelo que explica la disfemia

como un proceso de condiciones de ansiedad al habla. Antes las disfluencias

normales en el comienzo del habla se producirían recriminaciones al niño por

parte del entorno. La ansiedad que estas generan facilita la aparición de nuevas

alteraciones en el habla, al aumentar la tensión en el sistema fonador (Brosch

S, Winkler S., 2008 citado en Guardia Arce, Garrón Prado, & Guzmán Rojas,

2021)

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C. Teoría psicolingüística: Sugiere que comienza durante la planeación del

habla, esto es, mucho antes que la producción oral. Esta teoría propone que

son resultado de un déficit en la estructuración del lenguaje, un sistema

fonológico lento desencadena un mayor número de errores y una alta demanda

de auto reparaciones que interrumpen el fluido de la comunicación verbal. Es

decir que los niños con la alteración tienen un esquema

fonológico/articulatorio menos desarrollado u organizado que aquellos con

fluidez normal; resultando la tartamudez como un problema en la codificación

fonológica (Jaramillo JH, González CJA, 2009 & Cruz C, Amorim H, Beca G,

Nunes R., 2018 citados en Guardia Arce, Garrón Prado, & Guzmán Rojas,

2021)

D. Teoría Neurológica: Aunque a día de hoy no existe consenso sobre la

etiología, hay muchos estudios que evidencian que desde las neurociencias se

han demostrado las diversas e importantes correlaciones que existen entre las

bases neurobiológicas de este trastorno, permitiendo transformar el

conocimiento que se tiene sobre esta condición.

Así mismo, se han mostrado disfunciones neurológicas relacionadas

con la tartamudez gracias a las nuevas investigaciones con neuroimagen

funcional, las cuales han aportado una gran cantidad de datos sobre diferencias

en la actividad cerebral entre las personas que tartamudean y los hablantes

fluidos.

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Lo anterior, puede evidenciarse en un estudio comparativo realizado

por Chang y Zhu (2013), entre niños que tartamudean y niños que no. En esta

investigación se obtuvo como resultado que los niños que tartamudeaban

presentaban una disminución en la estructura y funcionamiento del circuito de

los ganglios basales y la vía talamocortical, el área motora suplementaria, el

núcleo putamen y las áreas-motoras auditivas del hemisferio izquierdo, las

cuales componen una red neuronal que ayuda tanto a la sincronización de los

movimientos del habla como la integración de un feedback auditivo a los

procesos de control motor del habla.

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5. CLASIFICACIÓN

Según Navarro Pecci & Díaz Mesa, 2020 y Guardia Arce, Garrón Prado, &

Guzmán Rojas, 2021 la tartamudez se puede clasificar en:

a) Tónico: donde las dificultades se manifiestan en forma de intensos

bloqueos al comienzo del discurso generando espasmos musculares.

Lo que conlleva a un habla explosiva y violenta a causa del gran

esfuerzo y aumento del tono muscular que realiza el sujeto para

solucionarlo.

b) Clónico: caracterizada por las repeticiones de sílabas y palabras

enteras, frecuentes en consonante que, en vocal, más todavía en

oclusivas y que se dan más a principio que en medio de palabra.

c) Mixto: incluyendo los dos anteriores. El más común entre la población

afectada es este último.

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6. DIAGNÓSTICO

A. Para el DSM-V, se caracterizan por la aparición frecuente y notable de uno (o

más) de los siguientes factores:

I. Repetición de sonidos y sílabas.

II. Prolongación de sonido de consonantes y de vocales.

III. Palabras fragmentadas (p. ej., pausas en medio de una palabra).

IV. Bloqueo audible o silencioso (pausas en el habla, llenas o vacías).

V. Circunloquios (sustitución de palabras para evitar palabras

problemáticas).

VI. Palabras producidas con un exceso de tensión física.

VII. Repetición de palabras completas monosilábicas (“Yo-Yo-Yo-Yo lo

veo”).

La alteración causa ansiedad al hablar o limitaciones en la

comunicación eficaz, la participación social, el rendimiento académico

o laboral de forma individual o en cualquier combinación.

El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del

período de desarrollo. (Nota: Los casos de inicio más tardío se

diagnostican como 307.0 [F98.5] trastorno de la fluidez de inicio en el

adulto.)

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La alteración no se puede atribuir a un déficit motor o sensitivo

del habla, disfluencia asociada a un daño neurológico (como el ictus,

tumor, traumatismo) o a otra afección médica y no se explica mejor por

otro trastorno mental.

B. Las investigaciones que brinda Kaplan, mencionan que el tartamudeo

generalmente comienza entre los 18 meses y los 9 años, con dos momentos en

los que es más frecuente: entre los 2 y 3,5 años y entre los 5 y 7 años. A veces,

los tartamudos también presentan otros problemas relacionados con el habla y

el lenguaje, como trastornos fonológicos y de lenguaje expresivo. El

tartamudeo no suele aparecer de repente, sino que se desarrolla gradualmente a

lo largo de semanas o meses y es posible que el tartamudeo no esté presente al

leer en voz alta, al cantar o al hablar con animales u objetos inanimados,

incluso después de que se haya desarrollado.

Se han identificado cuatro fases de la evolución gradual del tartamudeo:

I. Fase 1: Surge durante el período preescolar. En esta etapa inicial, la

dificultad se manifiesta de manera episódica, con periodos de

tartamudeo intercalados con largos lapsos de habla normal, y existe

una alta tasa de recuperación. Los niños que están en esta fase suelen

presentar tartamudeo con mayor frecuencia cuando se encuentran

emocionados o molestos, cuando tienen muchas ideas para expresar y

bajo circunstancias de presión comunicativa.

II. Fase 2: Surge durante los años de educación primaria. En esta etapa, el

trastorno se vuelve crónico y hay muy pocos intervalos de habla

normal. Los niños afectados son conscientes de su problema de habla y

se identifican a sí mismos como tartamudos.

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Durante esta fase, el tartamudeo ocurre principalmente en las partes

más importantes del habla, como nombres, verbos, adjetivos y

adverbios.

III. Fase 3: Surge en las últimas etapas de la infancia y al comienzo de la

adolescencia. Durante esta fase, el tartamudeo es intermitente y suele

aparecer en respuesta a situaciones específicas, como hablar en

público, interactuar con desconocidos, hacer compras o hablar por

teléfono. Algunas palabras y sonidos son más difíciles de pronunciar

que otros.

IV. Fase 4: Surge hacia el final de la adolescencia y en la vida adulta.

Las personas que sufren de tartamudez utilizan sustituciones de

palabras y circunloquios con frecuencia, y evitan situaciones que

requieren hablar.

También pueden presentar síntomas clínicos como temor

anticipado al tartamudeo, evitación de ciertas palabras o situaciones

que puedan desencadenar el tartamudeo, guiños de los ojos, tics y

temblores en los labios o mandíbula. Además, suelen experimentar

frustración, ansiedad y depresión, especialmente aquellos con

tartamudez crónica.

VI.1. Diagnóstico diferencial

a) Disfluencia del lenguaje normal: Es una interrupción en la fluidez del habla

que se presenta en todos los niños en algún momento durante su desarrollo

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del habla. La disfluencia del lenguaje normal suele ser transitoria y no

requiere tratamiento.

b) Trastorno del lenguaje expresivo: Se caracteriza por dificultades en la

producción del lenguaje y en la organización de las ideas.

A diferencia de la tartamudez, el trastorno del lenguaje expresivo no se

manifiesta con repeticiones o bloqueos en el habla.

c) Trastorno del espectro autista: Se caracteriza por dificultades en la

comunicación y en las interacciones sociales. Aunque la tartamudez puede

presentarse en algunos niños con autismo, es más común que el habla se vea

afectada por ecolalia (repetición de palabras o frases) o por una prosodia

anómala.

d) Trastornos motores del habla: Como la apraxia del habla o la disartria,

pueden causar dificultades en la producción del habla que pueden parecerse a

la tartamudez.

e) Ansiedad social: Puede causar síntomas similares a la tartamudez, como

bloqueos en el habla o repeticiones. Sin embargo, estos síntomas se presentan

en situaciones sociales específicas y no en todas las situaciones de habla.

f) Taquifemia: Este trastorno también llamado lenguaje confuso o farfulleo, es

un trastorno de la fluidez caracterizado por su rapidez y escasez de

inteligibilidad. Se diferencia del tartamudeo por su mayor rapidez, menos

repeticiones e indecisiones, mejora de la dicción en situaciones de sobrecarga

y empeoramiento con escasa responsabilidad en la comunicación. No existe

miedo a determinados sonidos y tampoco hay conciencia de la alteración.

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VI.2. Evaluación

La evaluación debe ser global teniendo en cuenta variables fisiológicas,

cognitivas y emocionales, tal como recoge Santacreu (1985) y Serra (1995)

citados en Molina, Ampudia, Agulló, Guasch, & Tomás, (1999). En primer lugar,

se debe realizar una anamnesis completa que recoja los siguientes aspectos:

antecedentes familiares con trastornos del habla o de la lateralidad, reacción

familiar hacia el problema e historia y evolución del problema (factores iniciales,

precipitadores, factores mantenedores del problema). Posteriormente en la

evaluación deberíamos fijarnos en:

a) La fluidez en el habla a través de grabación de las conversaciones:

o Identificación de los diferentes tipos de errores en la

producción de la palabra: repetición de sílabas, partición de

palabras, interjecciones, bloqueos, …

o Estudios de los errores a nivel gramatical, prosódico y

léxico-semántico.

o Uso de indicadores de gravedad: palabras dichas por

minuto, palabras tartamudeadas por 100 emitidas.

b) Variables fisiológicas registrándolas en silencio, diciendo palabras,

leyendo un texto y hablando:

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o Nivel tensional en los músculos de la lengua, cara, cuello,

resto del cuerpo.

o Respuesta respiratoria: averiguar si el nivel de aire al

hablar rebosa los mínimos alcanzados en reposo y número

de palabras dichas entre dos inspiraciones.

c) Estímulos: Observar aquellos estímulos que provocan en mayor

medida el tartamudeo. Esto se puede realizar mediante

cuestionarios o entrevistas.

d) Evaluación de las características del sujeto: timidez, falta de

rendimiento escolar, motivación al tratamiento.

Así mismo, existen herramientas o instrumentos que nos permitirán

realizar la evaluación del usuario de forma más confiable como son:

I. Instrumento de Severidad de Tartamudez (SSI-3)

Propuesta por Glyndon y Riley en 1994. El objetivo es indicar el

grado de severidad de la tartamudez en base a la puntuación de la

frecuencia y duración de las rupturas, así como de los concomitantes

físicos. La puntuación va acorde al rango etario y establece las siguientes

categorías: leve, moderado, grave y muy grave. El protocolo puede ser

usado tanto en niños como en adultos.

El procedimiento se iniciaría como sigue: se considera el

porcentaje de disfluencias tartamudeadas, este porcentaje nos da un

puntaje en la tabla de frecuencias.

Luego, para hallar el puntaje de duración; se suman las tres

disfluencias tartamudeadas de mayor duración en segundos y se divide

entre tres, este resultado dará un puntaje en la tabla de duración.

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Después, se valoran los concomitantes físicos (sonidos

distractores, movimientos faciales, movimientos de cabeza, movimientos

de las extremidades), los cuales nos arrojan un puntaje en la escala de

Concomitantes Físicos que se registraron en la grabación de la muestra de

habla. Por último, se suman el puntaje de frecuencia, duración y

concomitantes físicos dando un puntaje total de severidad.

El evaluador buscará, en la tabla que corresponde a la edad de la

persona, el puntaje total y su correspondiente grado de severidad de la

tartamudez. (Benites Carbajal & Villacorta Alfaro, 2020)

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7. COMORBILIDADES

 Los niños pequeños suelen tener cierto retraso en el desarrollo del lenguaje

y articulación, sin presentar otros trastornos en el habla y lenguaje.

 Los niños preescolares que presentan tartamudez, suele ser el resultado de

una incidencia aumentada de ansiedad social, rechazo a la escuela y otros

síntomas de ansiedad.

 Los niños mayores con tartamudez, también suelen mostrar trastornos de

ansiedad.

 El tartamudeo al seguir persistente durante la adolescencia, suele producir

aislamiento social e introversión.

 El tartamudeo o la espasmofemia también puede estar asociado a diversos

movimientos anómalos, como tics en la parte superior del cuerpo y muecas

faciales.

 Otros trastornos que coexisten con el tartamudeo incluyen el trastorno

fonológico, el del lenguaje expresivo, el déficit mixto del lenguaje

receptivo-expresivo, Síndrome de Down y el TDAH.

 La tartamudez se da con bastante mayor frecuencia en el síndrome de

Down. Además de presentar un mayor en niños que han sufrido anoxia al

nacer, y en la presencia de anomalías auditivas.

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En estos casos de comorbilidad, es necesario analizar la relación que pueda

haber entre la disfluencia y la clínica del otro trastorno ya que, al parecer, el

tratamiento conjunto de ambos problemas ofrece mejores posibilidades terapéuticas.

CONCLUSIONES

La tartamudez es un trastorno que afecta al 1% de la población, es más común

en varones que en mujeres y su recuperación es de 4:1, llevando la delantera el sexo

femenino. Aunque las definiciones de diferentes autores varían en cuanto a la

terminología utilizada, todas coinciden en que es un trastorno que afecta la fluencia

normal del habla, caracterizada por espasmos motores, repetición de sílabas,

consonantes y circunloquios, acompañada además de otras patologías como la

ansiedad. En cuanto a sus causas, concluimos que tiene un origen multifactorial,

puesto que, al día de hoy, no existe un consenso en cuanto a su etología.

El diagnóstico de la tartamudez se basa principalmente en una adecuada

anamnesis y observación médica, la evaluación debe ser integral, comprendiendo

dentro de ella no solo al profesional de psicología, sino también a médicos y si es

posible a especialistas fonoaudiólogos. La importancia de un adecuado diagnóstico

conllevará al empleo de técnicas de tratamiento, donde no solo se ayude al paciente

y/o usuario a disminuir la sintomatología, sino también, a mejorar su calidad de vida,

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ya que como se ha visto a lo largo de la investigación, la tartamudez suele traer como

consecuencia otras patologías como la ansiedad y la depresión.

BIBLIOGRAFÍA

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Sadock, Sinopsis de Psiquiatría (págs. 2496-2499). Nueva York : Wolters Kluwer.

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ANEXOS

a) Índice de Severidad de Tartamudez (SSI-3)

22
FUENTE: (Benites Carbajal & Villacorta Alfaro, 2020)

23
FUENTE: (Benites Carbajal & Villacorta Alfaro, 2020)

24
FUENTE: (Benites Carbajal & Villacorta Alfaro, 2020)

DIFERENCIAS ENTRE UNA DISFLUENCIA Y LA DISFEMIA

DISFLUENCIA FISIOLÓGICA DISFEMIA

Tienen una frecuencia de errores al hablar Tienen una frecuencia de errores al hablar
menor. mayor.

La repetición entera de la palabra, repite Repetición de una palabra monosilábica,


solamente una vez y sin tensión. repetida dos o más veces, especialmente si
el niño muestra tensión o aumento de tono

Repetición de palabra multisilábicas Parte de la palabra repetida (co-co-co-copa)


(gallina-gallina) dos veces o más. Especialmente si el niño
muestra tensión o aumento de tono.

Un sonido es prolongado brevemente, por Un sonido es prolongando por 1 segundo o


menos de un segundo solo rara vez sucede más si hay pitch aumentando durante la
esto. prolongación.

No hay sonidos completamente bloqueados, Bloqueos frecuentes y la palabra al decir no


con evidente paralización del habla. saldrá por un momento, la lucha puede ser
evidente

No muestran otros comportamientos Conducta de escape (movimientos


problemáticos al hablar. repentinos para escapar de un movimiento
de habla detenida)

No muestran reacciones negativas o Conducta de evitación (puede ser cambiar


frustración al hablar. palabras o usar arrancadores)

Revisiones de silabas. Palabras fragmentadas

Interjecciones o muletillas. Circunloquios

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Vacilaciones en sonidos. Subidas de tono y volumen

Los problemas duran de semanas a meses. Los problemas persisten más de 6 meses

FUENTE: (Fundación Española de la Tartamudez (TTM), 2019)

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