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FILOSOFÍA PARA TODOS

Los filósofos tratan asuntos que nos involucran a todos y que son trascendentales
en nuestras vidas, pero no lo sabemos.

El análisis y la reflexión profunda puede ayudar a determinar la verdad y validez


de los pensamientos, creencias y realidades, permitiendo una forma más
adecuada y amable de vivir.

Cuestionar e intentar dar respuesta a diferentes hechos de la vida humana hacia


la búsqueda de la verdad, el conocimiento profundo y el desarrollo de la razón.

Unidad 1. Epistemología (estudio del conocimiento y el saber)

Límites del Conocimiento (Kant): nunca podremos conocer la realidad completa


y con certeza.
 El hombre solo conoce lo que su mente le permite conocer; los límites de la
mente son tiempo, espacio y casualidad. Solo podemos conocer lo que
ocurre en el espacio, que se despliega en el tiempo y que se da en
conexiones causales. El hombre solo conoce lo que está en esas
dimensiones y este conocimiento es la interpretación de esas realidades, la
cual puede cambiar según la percepción del individuo.
 Una cosa son las cosas como las experimentamos y otra como son en sí
mismos, independiente de nuestra percepción. No es posible escapar de la
percepción ni saber sí existe algo fuera de ella.
 Muchas de las preguntas del ser humano son asuntos imposibles de ser
conocidos, no existen en la experiencia espaciotemporal y causal que
entiende nuestra mente.
 Se requieren metodologías de investigación que permitan responder a las
preguntas más profundas de la existencia humana. La meditación es una
de ellas.

Medios y límites del conocimiento:


 Los sentidos: Los sentidos nos ayudan a conocer el mundo que nos rodea,
pero a veces pueden engañarnos. Por ejemplo, a veces vemos cosas que
no son como parecen, como cuando dos líneas iguales se ven diferentes.
También hay personas que pueden ver cosas que no están realmente ahí,
como si tuvieran sueños mientras están despiertos.

Esto nos hace pensar que no podemos confiar completamente en lo que


nos dicen nuestros sentidos. Algunos filósofos creen que el conocimiento
seguro no viene solo de los sentidos, sino que también debemos usar
nuestro cerebro y nuestra razón para entender las cosas. Ellos piensan que
podemos confiar más en el pensamiento lógico y en el razonamiento
abstracto para saber cómo es el mundo.

Entonces, aunque los sentidos nos ayudan, es importante no depender solo


de ellos para saber cómo son las cosas. Tenemos que usar nuestra
inteligencia y pensar de manera lógica para tener un conocimiento más
seguro y completo.

 Intelecto y razón: La abstracción es una forma en que los seres humanos


podemos aprender cosas sobre el mundo que nos rodea. Usamos nuestros
sentidos para obtener información, como ver, oler y tocar. Pero a veces
nuestros sentidos nos engañan y nos dan información incorrecta. Por
ejemplo, podemos ver que un objeto se dobla en el agua, pero sabemos
que en realidad no está doblado. También podemos pensar que una
persona es más grande que otra solo por cómo se ven, pero en realidad no
es así.

Otro problema es que cada persona puede ver las cosas de manera
diferente. Algunas personas pueden ver cosas que no están ahí, como si
tuvieran sueños mientras están despiertos. Y a veces nuestros sentidos nos
hacen pensar que algo es cierto, pero en realidad no lo es.

Los filósofos han pensado mucho sobre estos problemas. Algunos piensan
que no podemos confiar completamente en nuestros sentidos para saber
cómo es el mundo. En cambio, debemos usar nuestra inteligencia y pensar
de manera lógica para obtener un conocimiento más seguro. Por ejemplo,
podemos usar las matemáticas y la lógica para entender cómo funcionan
las cosas.

La ciencia también nos ayuda a descubrir cosas sobre el mundo. Pero


incluso la ciencia tiene sus límites. Algunas cosas, como la existencia de
Dios o las preguntas sobre el significado de la vida, no pueden ser
respondidas solo con la ciencia. Estas son preguntas filosóficas que aún no
tenemos respuestas definitivas.

Así que, aunque podemos aprender muchas cosas a través de nuestros


sentidos y la ciencia, también debemos pensar y hacer preguntas para
obtener un conocimiento más completo. La filosofía nos ayuda a entender
cómo sabemos las cosas y qué podemos saber. Es importante seguir
buscando respuestas y no quedarnos solo con lo que vemos y oímos.

 La intuición: A veces, la razón no puede decirnos todo sobre ciertos temas.


Algunos filósofos han buscado un fundamento para el conocimiento, algo
en lo que podamos confiar completamente. Descartes habló sobre la
importancia de tener una certeza indudable, un conocimiento seguro que no
viene de razonamientos. Einstein y otros artistas también dijeron que
algunas ideas les llegaron de manera intuitiva, sin seguir pasos lógicos.

La intuición es un conocimiento directo y seguro. Algunos filósofos y


filosofías orientales han investigado cómo desarrollar la intuición a través de
la meditación. Aunque la intuición es valiosa, es algo individual y no se
puede usar como base para la ciencia. No se ha encontrado una respuesta
definitiva a todas las preguntas filosóficas.

En resumen, la filosofía nos hace pensar en preguntas importantes, pero no


siempre tiene todas las respuestas. La intuición es una forma especial de
conocimiento, pero es personal y no se puede comunicar fácilmente. A
veces es mejor guardar silencio sobre lo que no podemos explicar con
palabras.

La importancia de la verificación: Algunos filósofos dicen que podemos validar


el conocimiento de diferentes maneras. Una forma es verificarlo usando nuestros
sentidos. Otros filósofos creen en la verificación racional, usando la lógica y las
matemáticas. La ciencia combina ambas formas de verificación: prueba teorías
con experimentos y también usa la razón.

La ciencia sigue los principios del empirismo, que confía en lo que podemos
percibir con nuestros sentidos, y del racionalismo, que busca la validez a través de
la lógica y las matemáticas. Kant intentó unir estas dos corrientes y explicar cómo
obtenemos conocimiento científico válido.

Sin embargo, el positivismo, que veía a la ciencia como la única forma válida de
conocimiento, dejaba de lado preguntas sobre la experiencia humana y otras
investigaciones. La filosofía sigue planteando preguntas sobre temas como Dios,
el sentido de la vida y nuestra identidad, que no pueden responderse solo con la
ciencia.

En resumen, hay diferentes formas de verificar el conocimiento: a través de los


sentidos, la lógica y las matemáticas. La ciencia combina estas formas y busca
respuestas a través de experimentos. Pero la filosofía sigue explorando preguntas
más allá de lo científico, como la existencia de Dios y el propósito de la vida.
También investiga la intuición como una forma de descubrir conocimientos que no
pueden ser explicados solo por la ciencia o la lógica.

¿Para qué me sirve todo esto?: A lo largo de la historia, los filósofos han
intentado explicar ideas importantes, pero a veces usan palabras difíciles de
entender. La filosofía de la epistemología nos ayuda a examinar nuestras
creencias y saber si son verdaderas o no. Al descubrir creencias equivocadas,
podemos reemplazarlas por creencias más correctas. Esto nos ayuda a entender
mejor el mundo y a tener menos miedo. La filosofía nos ayuda a vivir en armonía
con nuestro entorno.

 Un ejemplo. El contractualismo: En 1651, un filósofo llamado Thomas


Hobbes escribió un libro llamado "Leviatán". En él, dijo que los seres
humanos son egoístas y solo se preocupan por sí mismos. Esto significa
que a veces podemos pensar que otros nos quieren hacer daño y que
debemos cuidar de nosotros mismos. Esta forma de pensar ha influido en
cómo nos relacionamos con otras personas. Pero como epistemólogos,
podemos pensar en si creemos en esto o no y en cuál es la razón detrás de
nuestras creencias.

La epistemología nos enseña a cuestionar lo que es el conocimiento en general,


pero, al hacerlo, nos ayuda a preguntarnos acerca de conocimientos particulares
que creemos tener y pueden no ser verdaderos. Conocimientos que en muchas
ocasiones pueden producir efectos negativos en nuestra forma de relacionarnos
con el mundo.

Unidad 2. La identidad personal (estudio del conocimiento y el saber)

A veces nos preguntamos quiénes somos y de dónde venimos. ¿Qué significa la


palabra "yo"? Algunos filósofos han pensado mucho sobre esto. Uno de ellos fue
Thomas Hobbes, quien dijo que los seres humanos son egoístas y buscan su
propio beneficio. Pero esta idea no nos satisface del todo. También hemos
intentado usar la ciencia y la introspección para entender nuestra identidad
personal, pero todavía hay muchas preguntas sin respuesta.

Es importante tomarnos en serio estas preguntas y explorar el misterio del "yo". Si


nos conocemos a nosotros mismos, tal vez podamos entender mejor a los demás.
Como decía un oráculo antiguo, "conócete a ti mismo y conocerás el universo". Si
no sabemos quiénes somos, ¿cómo podemos entender el mundo que nos rodea?

Reflexionar sobre nuestra identidad y cómo se relaciona con nuestros


pensamientos, emociones y cuerpo puede mejorar la forma en que nos vemos y
tratamos a los demás.

Muchas veces la palabra “yo” es intercambiable con la palabra “individuo”.


Individuo viene de “indivisible”, lo que significa que individuo es una identidad que
no puede dividirse ni partirse. Eso quiere decir que normalmente asumimos que el
“yo” que somos es una entidad indivisible e inmodificable. La pregunta que debe
hacerse es entonces si ese “yo” que somos es realmente inmodificable e
indivisible, o es al contrario un fenómeno cambiante y mutable.

La búsqueda del yo: David Hume, un filósofo escocés, investigó sobre la


experiencia humana para entender quiénes somos. Pero descubrió que no
podemos tener una idea clara de nuestro "yo". Esto ha sido un misterio a lo largo
de la historia, y siempre ha sido difícil encontrar una respuesta.

El problema es que queremos encontrarnos a nosotros mismos, pero eso significa


que habría una duplicación del "yo", uno que busca y otro que es buscado. Esto
contradice la idea de que el "yo" es una sola entidad indivisible.

Los investigadores han intentado encontrar una región específica donde buscar
este elusivo "yo". Algunos lo buscan en el cerebro, otros en la consciencia diaria y
la religión habla de un alma.

 La búsqueda en el cerebro: La ciencia y la filosofía tienen diferentes formas


de entender el mundo. La ciencia adopta una postura llamada realismo, que
dice que las cosas existen independientemente de si las percibimos o no.
Esto significa que, según la ciencia, el sol, los planetas y las galaxias
existirían, aunque nadie los estuviera viendo.

La ciencia explica los fenómenos desde la perspectiva de la materia. Para


los científicos, la experiencia de ser un "yo" está determinada por las
interacciones de las neuronas en el cerebro. Algunos científicos, como el
neurólogo Rodolfo Llinás, dicen que no hay realmente un individuo o un
"yo" específico, sino una serie de procesos cerebrales que generan una
sensación de unidad.

La ciencia nos dice que somos simplemente un conjunto de neuronas y


procesos cerebrales. Pero hay quienes siguen buscando respuestas más
allá de eso. La ciencia no puede probar que la materia existía antes que la
conciencia.

 La búsqueda en la mente y la conciencia: La filosofía sigue buscando


respuestas sobre nuestra identidad. Algunos filósofos deciden prestar
atención a nuestra experiencia diaria para descubrir en qué consiste el "yo".
Pero al hacerlo, descubren que no pueden encontrar una entidad
claramente identificable que puedan señalar y decir "aquí está, este es mi
yo". Lo que encuentran son sensaciones que cambian constantemente,
como emociones, colores y pensamientos. Lo que parece unificar todas
estas sensaciones es la memoria de experiencias anteriores. Sin embargo,
no hay una entidad indivisible que podamos identificar como nuestra
esencia.

La conclusión es que el "yo" es una ilusión basada en procesos cognitivos y


psíquicos. Al buscar nuestro "yo", no podemos experimentarlo directamente
porque somos el investigador y lo investigado al mismo tiempo. No hay una
distancia que permita la investigación.
Esto nos lleva a cuestionar si realmente existe una identidad individual.
Significaría que nuestros logros y metas serían absurdos, ya que no hay un
individuo que los tenga. Todo sería el resultado de una combinación
continua de experiencias. No habría alguien a quien atribuirle méritos o
culpas, solo el cambio constante de la materia y la conciencia en
movimiento.

 La búsqueda en algo anterior a la mente: Algunos filósofos han intentado


buscar la identidad en un lugar anterior a la mente y la materia. Han
observado que nuestras experiencias siempre vienen acompañadas de la
sensación de ser un "yo" que las experimenta. Pero cuando examinan la
mente y la materia, no encuentran una entidad indivisible que puedan
identificar como el "yo". En cambio, descubren que el "yo" empírico, que es
el resultado de las sensaciones, cambia con ellas. Sin embargo, hay una
idea de un "yo" trascendente que no cambia y es testigo de todas las
experiencias. Algunos filósofos orientales también han hablado sobre este
observador que percibe las formas y la mente, pero no es percibido por
nadie.

Se mencionan técnicas de atención y meditación que podrían ayudarnos a


descubrir esta individualidad trascendente. Al practicar estas técnicas,
podríamos experimentar una sensación de libertad y verdadera
individualidad. Sin embargo, no hay garantía de que todos puedan alcanzar
este descubrimiento y puede requerir la guía de un maestro experimentado.

En resumen, la búsqueda de nuestra identidad puede llevarnos a explorar


más allá de la mente y la materia, hacia una individualidad trascendente. Es
una propuesta más difícil de seguir y probar, pero la única forma de saber si
existe es experimentándolo por uno mismo.

Existe una gran similitud entre las técnicas de meditación orientales y la


metodología propuesta por Husserl, llamada fenomenología. Las dos son formas
de llevar la atención a nuestra experiencia consciente para descubrir cuál es el
fundamento de esa experiencia y cómo se hace posible. El principal problema de
las dos propuestas es que son técnicas vivenciales y no son comprobables
mediante la mera teoría.

El individuo y el libre albedrío: Tenemos dos ideas básicas sobre la identidad.


Por un lado, hay quienes piensan que la identidad es solo una ilusión creada por el
cerebro y las funciones de la memoria y la asociación. Por otro lado, algunos dicen
que hay un yo trascendente que no depende de ninguna experiencia en particular
y tiene total libertad. Pero si la identidad es solo una ilusión, ¿qué tipo de libertad
podemos tener?

Estas preguntas nos llevan a temas de filosofía moral. Si no hay un yo real, ¿cómo
podemos responsabilizar a alguien por sus acciones? En la filosofía moral,
castigamos y culpamos a las personas porque pensamos que tienen la capacidad
de deliberar y tomar decisiones conscientes. Pero si no hay un individuo real, sino
solo una secuencia continua de experiencias enlazadas por el cerebro, ¿es
posible atribuirles responsabilidad?

Algunos científicos han sugerido que nuestras decisiones están condicionadas por
la actividad inconsciente del cerebro, que ocurre antes de que seamos
conscientes de tomar una decisión. Esto significa que nuestras acciones son el
resultado de procesos automáticos en el cerebro, y no de una voluntad libre.

Si el yo es una ilusión y no tenemos libre albedrío, ¿cómo seguimos viviendo cada


día? ¿Qué sucederá si no somos realmente lo que creemos ser y no actuamos
libremente como pensamos que lo hacemos?

Estas son preguntas difíciles de responder, y cada persona puede tener su propia
opinión al respecto. Algunos filósofos y científicos argumentan que no tenemos
libre albedrío, mientras que otros creen que sí lo tenemos.

Determinismo, individualidad, destino: Hay una idea llamada determinismo que


dice que todo lo que sucede está predestinado y no podemos cambiarlo. Esto
plantea problemas en términos de responsabilidad y castigo, ya que, si todo está
determinado, ¿cómo podemos culpar a alguien por sus acciones? Si no hay una
identidad individual, resulta difícil justificar el castigo.

La pregunta sobre nuestra identidad es importante no solo para nosotros mismos,


sino también para la sociedad y la ética. Si aceptamos que no hay individualidad y
que todo está determinado, se vuelve problemático juzgar a personas por sus
acciones. ¿Cómo podemos condenar a genocidas si sus acciones son el resultado
de causas y efectos inevitables?

Comprender nuestra identidad es fundamental para relacionarnos con los demás


de manera adecuada. Solo cuando entendemos quiénes somos podemos cultivar
la compasión y la tolerancia hacia los demás. Para algunas tradiciones orientales,
descubrir ese yo trascendente es importante porque brinda paz y libertad,
eliminando el miedo y la aprehensión hacia los demás.

Unidad 3. Ética (la relación con los otros y trato con los demás en la búsqueda de
la felicidad de todos)

Vivimos rodeados de muchas personas, desde nuestra familia hasta otras


personas que no conocemos directamente, pero con las que inevitablemente
tenemos contacto. La filosofía también trata de entender cómo debemos
comportarnos con los demás y qué importancia tienen en nuestra vida.
Es importante saber quiénes son los demás y cómo nos relacionamos con ellos.
Aunque cada persona se siente como una entidad separada, es bueno pensar que
somos parte de un todo más grande y que nuestras acciones afectan a los demás.
Necesitamos de otros para aprender, crecer y vivir bien.

Por eso, vamos a explorar preguntas sobre los otros y cómo nos relacionamos con
ellos para saber cómo comportarnos y qué esperar de ellos hacia nosotros.
Comprender cómo convivir con los demás nos ayuda a vivir en armonía y construir
sociedades felices.

Los otros como iguales: En este texto aprendimos que cada persona es única y
especial, y todos somos diferentes pero iguales al mismo tiempo. A veces, cuando
vemos a otras personas, solo vemos sus cuerpos y no pensamos que también
tienen sentimientos y pensamientos como nosotros. Pero es importante recordar
que todos somos personas con emociones y deseos.

Cuando tratamos a los demás, debemos ser amables y respetuosos, así como nos
gustaría que nos trataran a nosotros. Siempre debemos pensar en cómo hacer
feliz a los demás y reducir cualquier dolor que puedan sentir.

Hace mucho tiempo, en la historia de la humanidad, algunas personas trataban a


otras como objetos, sin respetar que todos somos iguales. A esto se le llama
esclavismo. Un filósofo llamado Aristóteles escribió un libro sobre ética, que son
las cosas correctas que debemos hacer, pero en esa época el esclavismo y la
discriminación eran comunes. Nos preguntamos si las ideas éticas pueden
cambiar a medida que la sociedad cambia.

Algunas personas piensan que la felicidad es encontrar placer en las cosas, como
comer algo delicioso o jugar con amigos. Otros creen que la felicidad es más que
eso, es descubrir quiénes somos realmente y actuar en armonía con el mundo que
nos rodea. Lo más importante es actuar de manera responsable y respetuosa
hacia los demás para buscar el bienestar y la felicidad para todos.

Cuando vemos a otras personas, nos damos cuenta de que tienen cuerpos y
sentimientos, al igual que nosotros. Esto se llama empatía, y nos ayuda a
entender cómo debemos tratar a los demás de la mejor manera posible. La
pregunta ética es: ¿cómo nos gustaría que nos trataran a nosotros? Y esa es la
forma en que debemos tratar a los demás, con amabilidad y consideración.
También aprendimos que la felicidad es importante y que todos pueden tener
diferentes ideas sobre lo que los hace felices. Lo más importante es actuar de
manera responsable y respetuosa hacia los demás para buscar el bienestar y la
felicidad para todos.

En resumen, debemos tratar a todos con amabilidad, pensar en su felicidad y ser


buenos amigos. Así haremos del mundo un lugar mejor para todos.
En la antigua Grecia, la palabra para felicidad era "eudaimonía" y representaba la
meta máxima de la vida humana. Diferentes escuelas de filosofía se dedicaron a
encontrar la mejor manera de vivir para alcanzar la felicidad. Estas escuelas, como
el Liceo de Aristóteles, el Jardín de Epicuro, el estoicismo y los cínicos, no solo
eran lugares de reflexión, sino también enseñaban modos de vida para alcanzar la
felicidad. Cada una de estas escuelas tenía su enfoque particular, desde la virtud
como camino a la felicidad hasta la búsqueda del placer y la conexión natural con
el mundo.

El texto presenta dos puntos de vista filosóficos sobre la felicidad. Por un lado,
Aristóteles cree que la felicidad es el propósito fundamental de la vida humana y
se alcanza a través del bienestar general y la razón. Por otro lado, Epicuro
sostiene que la felicidad es la máxima meta y se encuentra en la búsqueda del
placer y la ausencia de dolor.

Aristóteles considera que debemos tratar a los demás de la misma manera que
queremos ser tratados nosotros mismos, teniendo en cuenta el bienestar y las
experiencias placenteras a largo plazo. En cambio, Epicuro valora la amistad y
busca extraer placer de las pequeñas cosas de la vida, viviendo el presente y
evitando el dolor futuro.

Ambos filósofos buscan el bienestar humano, pero tienen enfoques distintos para
alcanzarlo. La felicidad, según Aristóteles, se logra a través de una vida virtuosa y
plena, mientras que, para Epicuro, se encuentra en la búsqueda de placer y
evitando el dolor. Cada persona debe decidir qué significa la felicidad para ella y
cómo puede lograrla de la mejor manera posible.

Muchos sociólogos han calificado las sociedades modernas como sociedades


hedonistas por su característico consumismo permanente: la forma que ha
adquirido el mercado hace que las personas en la actualidad busquen
permanentemente el placer por medio de comprar y consumir productos. Una
pregunta que podemos plantearnos como individuos viviendo en esta
contemporaneidad es si no sería adecuado retomar algunas de las ideas
epicúreas que distinguen entre placer real y placer aparente para sobrellevar
nuestro hedonismo de una manera más prudente.

Felicidad o moralidad: El texto presenta la perspectiva de los filósofos griegos,


quienes creían que la sabiduría llevaba a la felicidad y practicaban la filosofía
como una forma de vida. Para ellos, la felicidad venía del bien y vivir en
coherencia con la sabiduría más profunda. Con el tiempo, estas tradiciones éticas
fueron reemplazadas por enfoques moralistas basados en normas externas y la
obediencia a estas, en lugar de buscar la felicidad y el bienestar.

Se destaca el pensamiento de Immanuel Kant y su ética moralista, donde la razón


humana es la autoridad moral suprema y se enfatiza el cumplimiento ciego de
normas universales, sin priorizar la felicidad o coherencia interna.
El texto también señala que, en la actualidad, las reflexiones éticas pueden estar
más enfocadas en la moralidad y las normas externas que en la búsqueda de la
felicidad. La tecnología y la interconexión global han llevado a un mayor énfasis en
las consecuencias de nuestras acciones y decisiones éticas.

Se plantean preguntas sobre el propósito esencial de la vida y cómo nuestras


acciones éticas pueden adaptarse a las condiciones actuales y la singularidad de
cada individuo. Se menciona la búsqueda de respuestas en otras tradiciones
éticas como el yoga, el budismo y el taoísmo.

En general, el texto invita a reflexionar sobre cómo abordamos la ética en la


sociedad actual y cómo nuestras acciones éticas pueden contribuir a un sentido
más profundo de bienestar y armonía con el mundo.

La ética en otras tradiciones: El texto destaca tres tradiciones éticas no


occidentales: el Yoga, el budismo y el taoísmo. En el Yoga, se promueve la no-
violencia hacia todos los seres vivos, y busca la liberación del sufrimiento y la
iluminación a través de la práctica ética y la meditación. En el budismo, la
compasión y el servicio desinteresado son fundamentales, y se busca la
trascendencia de todas las experiencias espaciotemporales hacia el Nirvana. En el
taoísmo, se valora el conocimiento del Tao y la comprensión del permanente
movimiento y polaridades del universo.

Se plantean preguntas abiertas para reflexionar sobre la máxima meta de la


existencia, la felicidad como realización plena, y si se prefiere una ética basada en
la atención al presente o en el seguimiento de normas impuestas. Además, se
invita a relacionar estas reflexiones con la realidad de Colombia y cómo la
búsqueda de la felicidad puede ayudar a reducir elementos dañinos para la vida
social, como la violencia y la corrupción.

Se enfatiza que la ética es un ejercicio de reflexión basado en la experiencia


personal y que no tiene respuestas exactas, sino que proviene de la comprensión
inteligente de las experiencias a lo largo de la vida, requiriendo observación atenta
y reflexión constante.

Unidad 4. Metafísica: La metafísica que busca responder preguntas


fundamentales sobre la naturaleza de la existencia y del universo. Se cuestiona
por qué existe algo en lugar de nada y se investiga la esencia de la realidad. La
metafísica se diferencia de la teología, ya que busca comprender el fundamento
de la realidad sin prejuicios religiosos.

La física, especialmente la mecánica cuántica, también ha explorado cuestiones


metafísicas, como el descubrimiento del bosón de Higgs, que da masa a las
partículas y aparentemente sustenta la materia. Sin embargo, nuevos
descubrimientos llevan a preguntas aún más profundas, como el porqué de las
condiciones específicas que hacen posible el universo.

La metafísica implica cierta especulación filosófica, ya que intenta comprender lo


que va más allá de lo físico, utilizando el intelecto y los sentidos, que también
forman parte del universo que se quiere comprender. Aunque puede resultar difícil,
la filosofía busca integrar conocimientos para comprender la totalidad del universo.

El fundamento de la materia: Los filósofos presocráticos, considerados los


primeros físicos de la historia, se preguntaban sobre el fundamento de la materia y
la esencia de lo que existe. Buscaban entender qué es común a todos los objetos
y qué los define como tales. Algunos de ellos afirmaron que la esencia de todo era
el agua, el aire, las regularidades, la interacción de los elementos básicos, las
proporciones numéricas o lo indeterminado.

Pitágoras propuso que la esencia y base de todo son las proporciones numéricas
y sus relaciones geométricas. Para él, los números eran la base del universo y con
ellos se podía explicar todo lo manifestado. También hizo demostraciones
matemáticas, como el famoso teorema de Pitágoras.

Heráclito declaró que el universo se rige por el juego de las polaridades, mientras
que Anaximandro afirmaba que la base de todas las cosas era lo indeterminado,
algo más allá del entendimiento humano.

Con la aparición de Sócrates y la influencia filosófica de Platón, surgió un modelo


más sistemático de filosofía. Platón, heredero de la tradición pitagórica, propuso
que la esencia de todo no era material, sino que existía en un mundo de ideas o
Formas, más allá de la percepción sensorial. Este mundo de Formas era perfecto
y exacto, mientras que el mundo físico era solo una copia imperfecta. Esta visión
metafísica tuvo gran influencia en la filosofía occidental, planteando la idea de
dualidad y la necesidad de enfocarse en aspectos más sutiles del pensamiento e
intuición para descubrir lo más esencial de la existencia.

La Causa primera: El razonamiento basado en causas y efectos nos ayuda a


entender la esencia de las cosas y cómo todo en el universo está interconectado.
Cada acontecimiento es un efecto y, a su vez, una causa que da lugar a otros
fenómenos. Podemos seguir retrocediendo en el tiempo y descubrir una cadena
infinita de causas y efectos, lo que plantea la pregunta sobre si hay una causa
inicial, una fuente de todo lo demás.

Aristóteles propuso que esta causa primera y fundamental debe ser un "motor
inmóvil", mientras que Tomás de Aquino la identificó con Dios, una entidad
omnipotente, omnipresente y omnisciente, que causa todo sin ser causada por
nada.
En la filosofía oriental, la causa sin causa es llamada "Brahman" o "la Realidad
Suprema". Se busca trascender la mente a través de prácticas como la meditación
para descubrir esta esencia absoluta y liberarse del cambio y el miedo para
alcanzar la compasión. Para los seguidores de esta tradición, todas las ramas de
la filosofía se funden en la misma búsqueda, que es el propósito de la existencia y
la fuente de una vida virtuosa. La diferencia entre la metafísica occidental y la
oriental radica en que esta última ofrece prácticas para acceder directamente a la
causa fundamental, en lugar de especular intelectualmente.

Problemas de la investigación metafísica: La investigación metafísica enfrenta


varios problemas. En la tradición occidental, la especulación intelectual plantea
dificultades debido a que la mente, siendo parte del universo, intenta comprender
su origen y causa esencial desde una perspectiva limitada.

La ciencia, una forma de investigación metafísica, busca evitar la especulación al


aplicar criterios de comprobación empírica. Sin embargo, sus métodos físicos no
pueden abordar aspectos no perceptibles por los sentidos o el intelecto.

Las religiones recurren a la fe para tratar lo indemostrable, pero la filosofía busca


comprensión y no puede aceptar sin pruebas. La filosofía oriental, en cambio,
propone una investigación experimental basada en el desarrollo de la conciencia
individual para comprender la esencia fundamental.

Sin embargo, esto dificulta la presentación de pruebas compartidas, lo que


imposibilita establecer comunidades filosóficas o escuelas de metafísica. Cada
individuo debe experimentar por sí mismo a través de prácticas como la
meditación y determinar si alcanza lo buscado.

A pesar de las dificultades, el ser humano continúa buscando respuestas a estas


preguntas metafísicas, tal vez porque al responder sobre el origen de todo, se
espera comprender el sentido y origen de nuestra existencia como seres
humanos.

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