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Los filósofos tratan asuntos que nos involucran a todos y que son trascendentales
en nuestras vidas, pero no lo sabemos.
Otro problema es que cada persona puede ver las cosas de manera
diferente. Algunas personas pueden ver cosas que no están ahí, como si
tuvieran sueños mientras están despiertos. Y a veces nuestros sentidos nos
hacen pensar que algo es cierto, pero en realidad no lo es.
Los filósofos han pensado mucho sobre estos problemas. Algunos piensan
que no podemos confiar completamente en nuestros sentidos para saber
cómo es el mundo. En cambio, debemos usar nuestra inteligencia y pensar
de manera lógica para obtener un conocimiento más seguro. Por ejemplo,
podemos usar las matemáticas y la lógica para entender cómo funcionan
las cosas.
La ciencia sigue los principios del empirismo, que confía en lo que podemos
percibir con nuestros sentidos, y del racionalismo, que busca la validez a través de
la lógica y las matemáticas. Kant intentó unir estas dos corrientes y explicar cómo
obtenemos conocimiento científico válido.
Sin embargo, el positivismo, que veía a la ciencia como la única forma válida de
conocimiento, dejaba de lado preguntas sobre la experiencia humana y otras
investigaciones. La filosofía sigue planteando preguntas sobre temas como Dios,
el sentido de la vida y nuestra identidad, que no pueden responderse solo con la
ciencia.
¿Para qué me sirve todo esto?: A lo largo de la historia, los filósofos han
intentado explicar ideas importantes, pero a veces usan palabras difíciles de
entender. La filosofía de la epistemología nos ayuda a examinar nuestras
creencias y saber si son verdaderas o no. Al descubrir creencias equivocadas,
podemos reemplazarlas por creencias más correctas. Esto nos ayuda a entender
mejor el mundo y a tener menos miedo. La filosofía nos ayuda a vivir en armonía
con nuestro entorno.
Los investigadores han intentado encontrar una región específica donde buscar
este elusivo "yo". Algunos lo buscan en el cerebro, otros en la consciencia diaria y
la religión habla de un alma.
Estas preguntas nos llevan a temas de filosofía moral. Si no hay un yo real, ¿cómo
podemos responsabilizar a alguien por sus acciones? En la filosofía moral,
castigamos y culpamos a las personas porque pensamos que tienen la capacidad
de deliberar y tomar decisiones conscientes. Pero si no hay un individuo real, sino
solo una secuencia continua de experiencias enlazadas por el cerebro, ¿es
posible atribuirles responsabilidad?
Algunos científicos han sugerido que nuestras decisiones están condicionadas por
la actividad inconsciente del cerebro, que ocurre antes de que seamos
conscientes de tomar una decisión. Esto significa que nuestras acciones son el
resultado de procesos automáticos en el cerebro, y no de una voluntad libre.
Estas son preguntas difíciles de responder, y cada persona puede tener su propia
opinión al respecto. Algunos filósofos y científicos argumentan que no tenemos
libre albedrío, mientras que otros creen que sí lo tenemos.
Unidad 3. Ética (la relación con los otros y trato con los demás en la búsqueda de
la felicidad de todos)
Por eso, vamos a explorar preguntas sobre los otros y cómo nos relacionamos con
ellos para saber cómo comportarnos y qué esperar de ellos hacia nosotros.
Comprender cómo convivir con los demás nos ayuda a vivir en armonía y construir
sociedades felices.
Los otros como iguales: En este texto aprendimos que cada persona es única y
especial, y todos somos diferentes pero iguales al mismo tiempo. A veces, cuando
vemos a otras personas, solo vemos sus cuerpos y no pensamos que también
tienen sentimientos y pensamientos como nosotros. Pero es importante recordar
que todos somos personas con emociones y deseos.
Cuando tratamos a los demás, debemos ser amables y respetuosos, así como nos
gustaría que nos trataran a nosotros. Siempre debemos pensar en cómo hacer
feliz a los demás y reducir cualquier dolor que puedan sentir.
Algunas personas piensan que la felicidad es encontrar placer en las cosas, como
comer algo delicioso o jugar con amigos. Otros creen que la felicidad es más que
eso, es descubrir quiénes somos realmente y actuar en armonía con el mundo que
nos rodea. Lo más importante es actuar de manera responsable y respetuosa
hacia los demás para buscar el bienestar y la felicidad para todos.
Cuando vemos a otras personas, nos damos cuenta de que tienen cuerpos y
sentimientos, al igual que nosotros. Esto se llama empatía, y nos ayuda a
entender cómo debemos tratar a los demás de la mejor manera posible. La
pregunta ética es: ¿cómo nos gustaría que nos trataran a nosotros? Y esa es la
forma en que debemos tratar a los demás, con amabilidad y consideración.
También aprendimos que la felicidad es importante y que todos pueden tener
diferentes ideas sobre lo que los hace felices. Lo más importante es actuar de
manera responsable y respetuosa hacia los demás para buscar el bienestar y la
felicidad para todos.
El texto presenta dos puntos de vista filosóficos sobre la felicidad. Por un lado,
Aristóteles cree que la felicidad es el propósito fundamental de la vida humana y
se alcanza a través del bienestar general y la razón. Por otro lado, Epicuro
sostiene que la felicidad es la máxima meta y se encuentra en la búsqueda del
placer y la ausencia de dolor.
Aristóteles considera que debemos tratar a los demás de la misma manera que
queremos ser tratados nosotros mismos, teniendo en cuenta el bienestar y las
experiencias placenteras a largo plazo. En cambio, Epicuro valora la amistad y
busca extraer placer de las pequeñas cosas de la vida, viviendo el presente y
evitando el dolor futuro.
Ambos filósofos buscan el bienestar humano, pero tienen enfoques distintos para
alcanzarlo. La felicidad, según Aristóteles, se logra a través de una vida virtuosa y
plena, mientras que, para Epicuro, se encuentra en la búsqueda de placer y
evitando el dolor. Cada persona debe decidir qué significa la felicidad para ella y
cómo puede lograrla de la mejor manera posible.
Pitágoras propuso que la esencia y base de todo son las proporciones numéricas
y sus relaciones geométricas. Para él, los números eran la base del universo y con
ellos se podía explicar todo lo manifestado. También hizo demostraciones
matemáticas, como el famoso teorema de Pitágoras.
Heráclito declaró que el universo se rige por el juego de las polaridades, mientras
que Anaximandro afirmaba que la base de todas las cosas era lo indeterminado,
algo más allá del entendimiento humano.
Aristóteles propuso que esta causa primera y fundamental debe ser un "motor
inmóvil", mientras que Tomás de Aquino la identificó con Dios, una entidad
omnipotente, omnipresente y omnisciente, que causa todo sin ser causada por
nada.
En la filosofía oriental, la causa sin causa es llamada "Brahman" o "la Realidad
Suprema". Se busca trascender la mente a través de prácticas como la meditación
para descubrir esta esencia absoluta y liberarse del cambio y el miedo para
alcanzar la compasión. Para los seguidores de esta tradición, todas las ramas de
la filosofía se funden en la misma búsqueda, que es el propósito de la existencia y
la fuente de una vida virtuosa. La diferencia entre la metafísica occidental y la
oriental radica en que esta última ofrece prácticas para acceder directamente a la
causa fundamental, en lugar de especular intelectualmente.