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En busca de un uso comercial más rentable para la desprestigiada cepa país, aparece este aliño de
lujo e ingrediente clásico en la cocina francesa antigua.
Belletí, fue invitado a participar en el proyecto luego de que el equipo de Lavín no pudiera hallar en la
capital a ningún profesional que conociera los usos culinarios del agraz. La última opción, cuenta el
mismo Belletti, fue este restaurante de cocina francesa, pues el agraz fue un día muy usado en ella. Y
efectivamente, Belletti lo conocía, pero no por los libros de historia, sino más bien por su
resurgimiento, al inicio del siglo XXI, como una moda en algunas regiones de Francia, donde Belletti
había tenido oportunidad de trabajar.
Entusiasmado con las bondades del producto, el director de la escuela/ restaurante Les Maitres aceptó
ayudarlos en el recetario, y además preparó para su presentación anoche, un gran menú de
degustación en el que el agraz se codeó, en sus más diversas aplicaciones, con los más
sofisticados ingredientes: ostras, foie gras, quesos roquefort y mascarpone, anguilas, salmón y mero
de profundidad, entre tantos otros.
En cuanto a la cocina del día a día, el chef destacó su uso en reemplazo del limón, por lo que se
puede usar para adobar ensaladas y pescados fritos, hacer mayonesa casera, salsa holandesa, crema
de limón para repostería, pie de limón y hasta para darle el toque final a los pisco sour y jugos de frutas.
Otro dato de gran valor que dio Belletti, tuvo directa relación con el vino, pues según explicó el chef,
ambos (agraz y vino) poseen la misma base de ácidos, por lo tanto al momento de unirlos en la mesa
hacen una perfecta armonía. De esta manera, explicó, se puede dar un toque de acidez y aromas a
un plato, evitando desarmar el vino con la acidez tartárica y agresiva del limón o la acidez
invasiva del vinagre.
Como complemento a la presentación del proyecto, Belletti ofreció a su vez una completa historia de
este antiguo producto, conocido entonces como verjus y muy usado principalmente en la cocina
francesa e italiana del siglo XIV. Una historia que reveló cómo su aparición en los recetarios fue
disminuyendo (desde su presencia en el 44% de la recetas) hasta desaparecer por completo en el
siglo XVIII, cuando efectivamente el limón y la naranja, llevados a Europa por los cruzados,
lograron sustituirlo.
Como bien explicó entonces Belletti, esta desaparición de los recetarios debió responder al fin de una
moda que tuvo su mayor auge durante el Medioevo, cuando se preparaban las carnes de los grandes
banquetes marinadas junto hierbas, especias y el verjus para ocultar su descomposición, ya que no
existían los métodos actuales de preservación.
¿Cuál fue entonces el método que se descubrió para la preservación del agraz? Muy simple, la
pasteurización. ¿Lo complicado? Determinar a qué temperaturas extremas el agraz no pierde sus
propiedades. Otra forma de conservarlo, pero mucho más costosa, según explicó Lavín, sería el uso de
filtros de placas.