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Queridos compañeros el día de hoy quiero contarle una historia qué forma parte de mi vida; esta

historia no es para sentir lástima ni mucho menos sentir piedad por nadie, existe en el mundo
personas de muy buen corazón que tienen muchas ganas de querer ayudar, pero lastimosamente
no sabe cómo. Retrocedo al año 2005, un 30 de mayo, mi esposa daba a luz a mi segunda hija;
días antes tuve la consulta con el médico ginecólogo porque ya que el lunes empezaba la huelga
indefinida en Essalud. El doctor indicó que todo estaba bien que no había complicaciones, que
la bebé venía bien.

El lunes nos esperaban en emergencia para hacerla ingresar y hacerle la segunda cesárea, yo no
pude asistir muy temprano porque tenía que trabajar y pedir permiso para salir; mi esposa muy
valiente me dijo: No te preocupes Javier, voy avanzando y nos vemos haya. Casi al mediodía
me pude desocupar ya casi muy cerca del alumbramiento de mi segunda hija; al llegar abrí la
puerta de la sala de operaciones y vi a mi suegra salir con los ojos gritando y diciendo mi hija se
muere mi hija se muere, yo atónito sin saber qué hacer, no sabía lo que pasaba, en ese momento
no supe que decir ni qué hacer; al segundo reaccioné y mi suegra me dice mi hija se muere
necesita dos unidades sangre, le dije a dónde tengo que ir, aquí están mis brazos, ella tiene que
salvarse, no puede dejarme solo. Hubo la posibilidad de recibir apoyo y luego de 02 horas salió
el doctor y nos dio la grata noticia que mi esposa estaba estable y que ya había reaccionado.

Le pedí al doctor ver a mi hija, y me dijo señor tenemos otra mala noticia; le respondí al doctor
bueno señor disculpe me gustaría me que me saque la muela de un solo tiro, me respondió señor
no sé cómo pueda tomar la noticia pero su niña es una niña especial, yo lo miré y le dije mire
doctor tengo una niña de 5 años y ella también es especial para mí, el doctor me dijo no creo
que me entiendas, y yo le dije sí doctor, lo entiendo; no me importa, es mi hija, quiero verla, el
doctor sorprendido me dijo: lo que pasa señor es que muy pocas personas tomas actitud
deportiva ante una situación así.

Vi a mi hija y la única idea mía era decirle a ella: bebé tu mami está bien, ya reaccionó no te
preocupes, lucha ahora por ti para que salgas adelante y puedas echarte a su lado. El doctor me
indicó que debían hacerle aún otros análisis a mi hija. Yo les di la noticia a mis familiares,
quienes me indicaron que todavía no era el momento para decirle a mi esposa sobre nuestra hija.
Fui a ver a mi esposa, aún dormida y despierta por todo el proceso que pasó al dar a luz; la tomé
de la mano y ella me preguntaba por la bebé, yo le dije Amor, tengo una noticia, y quisiera saber
si me acompañarás en esta aventura, nuestra hija es una niña especial, es una niña con síndrome
de Down. Vi brotar de sus ojos lágrimas que me asustaron, pero luego sonrió y me dijo que
juntos saldríamos adelante en esta experiencia que nos tocará vivir junto a nuestra hija, eso fue
un respiro para mí al saber que me acompañaría en esta historia.
Junto a mi esposa recibimos ayuda psicológica como parte del plan de las familias con hijos
especiales y pude apreciar tantos casos similares a mi situación, pero con una distinta actitud,
había familias que tenían un apoyo psicológico para poder aceptar la realidad que les tocaba
vivir. Ahora viene a mi memoria un amigo al cual le presenté a mi niña y me dijo oye Javier qué
suerte tienes hermano, tu hija cumplirá 100 años y seguirá con esa inocencia que todos
quisiéramos tener de un niño de 3 o 4 años tiene, sin mirar las cosas materiales y las cosas
físicas, abriendo los abrazos sinceramente a quien permite tenerlos; y cómo lo he vivido, hoy
ella es niña normal se podría decir, por actitudes en sus hechos, es inmenso el amor que te
brinda, inagotable se podría decir , es maravilloso llegar a casa y cuando estoy cansado ella se
acerca y me dice: Papá, qué tal te fue; o cuando tienes un dolor en el cuerpo y que se acerque a
ti y te frote; y pregunte: papá, mamá, qué pasó, ya estás mejor?, toma tu pastilla.

Hoy en día está en un grupo de habilidades diferentes como llaman hoy, ha concursado en
marinera llega 1 segundo tercero cuarto quinto puesto; pero el hecho que ha recibido un
diploma, una medalla sea simbólica honoris, es la mujer más feliz que pueda haber; quizá para
otros que puedan considerarse normales, una diploma pueda ser un simple papel, sin valor, pero
ella disfruta cada logro que puede conseguir, y no solamente ella sino el grupo que están juntos
con ella no se imagina la alegría, se toman fotos todo el grupo. Quizás poco puedan entender
eso, si es primera, segunda, cuarto quinto sexto lugar, ella disfruta de la premiación que le hace
por el esfuerzo que ha realizado por cumplir su objetivo. Gracias a Dios hace unos meses atrás
cumplió 18 años, 18 años, su primer gusto fue decir: Papá quiero mi fiesta, quiero piscina,
quiero hora loca, quiero mariachis, mi profesora y mi grupo van a asistir; por eso tuve con mi
esposa que hacer un esfuerzo para poder cumplir su sueño, gracias a Dios no pidió banda porque
si no, jaja; pero era eso, ver la satisfacción que ella sintió al ver en cada persona que asistieron a
ese cumpleaños y compartieron ese momento junto a ella. Fue hermoso.

Sé que muchos el este grupo de estudiantes que pudo escuchar la experiencia que vivo, tenemos
alguien muy cercano a nosotros, quizá un familiar o un vecino que tiene a una niña Down o un
niño Down; no les tengamos lástima ni pena, ayudémoslos; no le demos la mano para que
crucen la vereda, enseñémoslo en qué momento debe cruzarla y sí sí sí por favor protéjanlo de
las personas que se acercan a ellos para hacerle daño. Ellos son personas normales como
nosotros, sólo tienen un exceso de inocencia y amor para entregar. Mi historia continua, pero les
dejo este breve resumen de lo que vivo cada día.

Muchas gracias.

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