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GHYKA
ESTÉTICA
DE LAS PROPORCIONES
EN LA NATURALEZA
Y EN LAS ARTES
POSEIDON
Le
Esta obra de Matila C. Ghyka es fundament
para la investigación de las relaciones entre la N
turaleza y las Artes.
No existe una separación absoluta entre el Ar
y la Ciencia. Aunque la Ciencia sea, esencialment
el estudio de las leyes de la Naturaleza, y el Ar
nos depare una imitación bella de la misma Natur
leza, ambos conocimientos se hallan intimamen
vinculados.
Desde los orígenes de la civilización, los sabi
se preocuparon de encuadrar las creaciones d
hombre (obra artística) dentro de las proporcion
que existen inmutables en los seres naturales
través de los siglos. Estos estudios alcanzaron s
etapas culminantes primero en Egipto, después
Grecia y posteriormente en el Renacimiento. S
tres pináculos fueron Pitágoras, Platón y Leonar
da Vinci.
Este libro parte de los viejos tratados de Pe:
pectiva, de Matemática y de Arquitectura que fl
recieron abundantemente —en Italia y Alemania
un modo especial— en tiempos del Renacimient
y va avanzando paralelamente, hasta los cono:
mientos estéticos y constructivos más recientes,
dos direcciones: la de la alta especulación mat
mática que escruta las leyes de la Mecánica celest
y la del empirismo que analiza las normas de
creación estética a través del inmenso acervo ur
versal legado por las artes plásticas.
Se recorre así todo el proceso de la Geometr
estética, desde la simplicísima partición de la lín
recta, y a través de las figuras planas (polígonos)
de los volúmenes (poliedros), hasta los cuerp
regulares en el espacio de cuatro dimensiones, q!
habían sido ya intuidos por el Análisis Matem
tico. Comprendemos de esta suerte el triunfal c
mino recorrido en la Ciencia del Número y en
Arte de la Forma, por la Humanidad, desde
Número de Oro divinizado por Platón, hasta 1
audéices concepciones de Albert Einstein.
Es ésta una obra, por consiguiente, que ha«
interesar no sólo al artista plástico o al geómetra
matemático, sino también al naturalista, al fil
sofo, al esteta, al historiador y al literato y a tod
los que se sienten atraídos por el desarrollo de
cultura humana en sus múltiples manifestacione
Se comprueba en sus páginas cómo el crei
miento armonioso de los seres vivos se proyecta «
los principios matemáticos y en las realizaciones «
la Arquitectura en las grandes épocas de la cultu
occidental, cuya culminación y síntesis se encue
tran en lo que el autor denomina Ciencia Medit
rránea.
ESTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
EN LA
NATURALEZA Y EN LAS ARTES
Del mismo autor:
EL NUMERO DE ORO
Vol. 1: Los Rrrmos
Vol. TI: Los Rrros
MATILA C. GHYKA
ESTÉTICA
DE LAS PROPORCIONES
EN LA NATURALEZA
Y EN LAS ARTES
EDITORIAL POSEIDON
Título original: Esthétique des proportions dans la nature et dans les arts
Traducción del francés: J. Bosch Bousquet
Segunda edición
Printed in Spain
Impreso en España
ISBN: 84-85083-06-7
Depósito legal: B. 10.396-1979
ROMARGRAF, S.A. Juventud, 55, L'Hospitalet de Llobregat. Barcelona
Lámina 1. Fra Luca Paccioli di Borgo, por Jacopo da Barbari.
A Antoine Bibesco,
en recuerdo de las charlas
de Grosvenor Road.
PREFACIO
DE LA FORMA EN GENERAL
la realización del plan de una conciencia suprema que, como al ingeniero, da las
condiciones del problema y calcula o intuye su solución de inmediato, sin tanteos ex-
perimentales; el segundo corresponde a la evolución creadora bergsoniana.
(2) Esta definición pragmática de la belleza estética se debe a Sir Walter Armstrong,
director de la Galería Nacional de Dublín.
De La Forma EN GENERAL 17
rerrestre; es menos bello que el cisne, menos armonioso que el pato como
flotador, pero, a la inversa, es menos ridículo como paseante.
De igual modo, un caballo o un gato son bellos cuando caminan, y pro-
ducen una penosa impresión cuando nadan. Las plantas, por último, sa-
tisfacen en su perfil y en la distribución de su peso, las mejores condicio-
nes de forma y de resistencia en relación con su crecimiento y su ciclo vital,
y también son armoniosas a la vista.
La correlación entre el éxito estético y el equilibrio estático o dinámico,
la adaptación a su fin de un objeto, de un mecanismo o de un animal,
tiene su importancia incluso cuando sólo se trata de su imagen, de su pro-
yección más o menos deformada en el arte representativo o decorativo. Será,
pues, natural encontrar nuevo este paralelismo en el arte decorativo apli-
cado.
The first necessity of sound design is fitness for use (La primera necesi-
dad del dibujo puro es su idónea aplicación práctica) decía el prospecto de
la Sociedad Design and Industries Associatiun (Asociación de Industrias y
Dibujo), fundada en 1915 para la cooperación entre los artistas y los fabri-
cantes de objetos usuales, y el Times % aprobaba el manifiesto con estas
atinadas palabras: “Nuestro error en todas las artes aplicadas ha sido suponer
que había incompatibilidad, conflicto inevitable entre las facultades artísti-
cas, por un lado, y las facultades mecánicas, científicas o comerciales por el
otro porque, de hecho, el arte y el sentido común no tenían ningún punto
de contacto, Pero no se puede (en arte aplicado) tener arte sin sentido co-
mún, ni sentido común sin arte”.
El vaso destinado a contener agua, alimentos, etc., y que cumple todas
las condiciones de estabilidad, solidez y comodidad práctica, requeridas por
el empleo a que se destina, satisfará también al sentido estético, y de
aquí el encanto especial de los jarrones, de las alfarerías primitivas o popu-
lares. Se trata de alfarerías populares realmente evolucionadas por el uso y
no de las que han sido hechas conscientemente en un estilo ingenuo o pri-
mitivo, porque lo primitivo esté de moda. Sin embargo, aun este primitivo
artificial puede tener, al menos por la sencillez de sus líneas, una superiori-
dad estética sobre las reproducciones comerciales de otros estilos sentidos
con poca sinceridad o sobre las formas artificiales concebidas por prurito
de ncvedad, como ocurre por ejemplo con el estilo moderno.
un carácter ornamental premeditado, como los vasos griegos, las ánforas grie-
gas y romanas, los vasos destinados a la ornamentación de jardines (Roma
imperial), los destinados a contener flores (China), los rituálicos que fueron
importantes accesorios del culto en casi todas las religiones. En estas cate-
gorías, las formas copiadas de las flores y los frutos parecen haber provisto
especialmente líneas que, por una parte, se adaptan a las necesidades
prácticas y, por otra, satisfacen el sentido de las proporciones armoniosas y
la búsqueda del símbolo. Las líneas de la flor, del fruto, y hasta del huevo,
no son solamente perfiles de mayor resistencia (“ophélimité” estática) y de
crecimiento armonioso (sugestión dinámica), sino también formas que evo-
can directamente las ideas de germinación, de florescencia, de fecundidad,
y que desempeñan un papel primordial en el simbolismo subconsciente de la
humanidad. La forma de flor o de fruto que tiene el vaso, en general, y la
copa en particular, sugiere también la idea de ofrenda (la copa búdica o
taoísta, el cáliz gótico, el loto y el lirio).
Lo que es verdad para el perfil en general, se aplica también a los de-
talles; los motivos en relieve, tanto como los grabados o pintados, tienen a
menudo un simbolismo floral: el loto en Asia y en Egipto, el jacinto y
el clavel en el arte cretense, y luego en la cerámica musulmana del Asia Me-
nor y de Rodas, la rosa y el lirio, que en el arte decorativo occidental reempla-
zan al loto, descomponiendo los elementos de su simbolismo.
En arquitectura, las columnas egipcias y griegas se inspiran en el perfil
útil del árbol y copian, como más tarde la columna gótica, su ornamentación
(capiteles, follajes) de las formas florales; los temas simbólicos del creci-
miento, de la fecundidad, se agregan todavía a la armonía estática dada por
la mejor distribución de los pesos y de las resistencias.
(+) Observemos aquí, para ser completamente equitativos, que este sentido de la
proporción —por intermedio del arte greco-budista de Gandhara— había marcado con
su huella la estatuaria y la pintura hindúes, chinas y japonesas. Es difícil imaginar lo
que hubicra sido el arte religioso de Asia sin la fundación, por una parte del ejército
de Alejandro, de ese pequeño reino helenizante en los confines de la India. Dulcificado
por tierna sensualidad, espiritualizado por el amargo renunciamiento cuyos perfumes
se mezclan con el incienso metafísico de Sakya-Mouni, fue el canon griego de la belleza
bumana el que guió a los autores de los frescos de Ajanta, de las pinturas y estatuas
del ciclo de Nara, y un poco más tarde, en Java, el modclador anónimo de la diosa
de la Infinita Sabiduría o Prajnaparamita de Borobudur.
20 EsTÉTICA DE LAS PrROPORCIONES
la metafísica budista (%), que alcanzó su apogeo en la época de los Tang, com-
bina, pues, en cierto modo con el esquematismo condensado de la silueta
egipcia (jeroglíficos), las teorías del futurismo dinámico CBoccioni, etc.)
y los medios de acción de la música inductiva de estados de alma C(Wagmer).
Resonancias análogas se acusan, por lo demás, en las obras de nuestros gran-
des primitivos y, en el otro extremo de un ciclo casi vuelto al pun:o de
partida, en las de ciertos postexpresionistas. Señalemos aquí como caso curioso
de convergencia, la fase poco conocida de la escuela cubista-dadaísta japonesa
del siglo xix.
(5) Véase en la Revue des Arts Asiatiques, de junio de 1925, el artículo de Sergio
Elisseiev sobre el papel de la filosofía Zen en la vida y en la obra del gran paisajista
japonés Sesshú (1420-1506), monje y pintor.
(6) A menudo parece exigir, por ejemplo, que el centro de figura o el eje de un
sistema de motivos coincida con el centro de figura (o el eje) del conjunto de la super-
ficie o marco considerado. Esto se aplica rigurosamente en heráldica.
EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
tn
to
(1) En tanto que como regla general y conforme al punto de vista expresionista
bosquejado más arriba, el pintor chino no se ocupa de perspectiva; su canon le impone
—por paradoja— desde el momento en que hace figurar en su obra un edificio cualquiera
Cpalacio, templo, pabellón) la perspectiva rigurosamente isométrica que sólo” los arqui-
tectos emplean en Europa y en la cual el respeto a la igualdad de los ángulos y al
paralelismo de las rectas produce justamente este ritmo sostenido. La lámina 3 reproduce
una pintura de este género. El canon isométrico no se aplica más que a las partes arqui-
tecturales, recuperando el artista su libertad absoluta para el resto del cuadro.
De La ForMA EN GENERAL
(50)
¡09
nos de sus componentes. Recordemos desde ahora que en ella se encuentran a
menudo, planteados casi del mismo modo, los problemas de la distribución
de los pesos y del perfil óptimo, resueltos incunscientemente por las plantas.
No deberá, pues, causarnos extrañeza el hecho de encontrar, a veces, el trazado
general de una construcción humana (casa, torre, etc.) o de sus partes (to-
lumna, escalera) establecido sobre un tema parecido al que estudiaremos más
adelante con el nombre de crecimiento armonioso.
Estos temas, estas relaciones encerradas en las formas naturales, o creadas
por el artista, despiertan resonancias lógicas o afectivas en el que las con-
templa. Cuando la percepción de estas relaciones —definición del juicio en
general— es consciente, practicamos la Estética, ciencia de las relaciones ar-
moniosas.
Carpíruzo Il
DE LA PROPORCIÓN
ocho de las cuales dcben rechazarsc, y las siete restantes se reducen (suprimien-
do las combinaciones idénticas donde figuran las razones inversas) a cuatro
que se pueden clasificar así *»:
19 a — b
c c | Dos combinaciones que conducen al mismo
a b resultado a = bo AC = CB.
boa
Puesto que C equidista de Á y B, se tiene la y A a CB
partición simétrica (fig. 1, b). e
22 A
a c
DE“ da co 8
Por ser c = a + b, esto equivale a: Y, e a
a A + b Fic. 1
b a >
a
y siendo evidentemente superior a 1, lo mismo sucede con y luego
. . . . q
de donde:
6x5
Cc = 22% - 15.
6 2
(2) He aquí el detalle:
Las quince igualdades imaginables pueden clasificarse en seis grupos:
(a)
a 4 b ec b e
bo ce a a e bh
y cstas tres igualdades conducen al mismo resultado hb = c, es decir CB = AB, que
se desecha, pues al coincidir entonces el punto C con A no habría partición.
(b)
a c b b a c
bo p a e e a
de donde resulta «a = có AC = AB, pues es un caso límite que, igualmente, se elimi-
na, y tampoco hay partición porque C se confunde con B.
(c)
26 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
c , AC
== pp uede
a
Esta ecuación y = traducirse así:
a CB AC
“La longitud AB se ha dividido en dos partes desiguales de modo que la
mayor sea a la menor como lo que la suma de las dos Cel segmento inicial AB)
es a la mayor” (fig. 1, c).
b
39 + => equivale a + = +
Por ser b mayor que a, el punto C está más cerca de Á que de B Cfig 1, d),
pero las proporciones son en realidad las mismas que el 2% caso y el enun-
ciado entre comillas sigue siendo válido. Basta sustituir a por b y b por a
en una de las dos fórmulas para encontrar la otra; del mismo modo pueds
pasarse de una a otra de las dos figuras correspondientes (fig. 1, c y fig. 1, d)
colocando la recta AB sobre sí misma invertida.
Podemos, pues, limitarnos a estudiar la figura 1, c, por ejemplo, en la
que AC es el mayor de los dos segmentos, y que corresponde a la igualdad:
a c a — b
b a q
Esta combinación (estas dos igualdades que, en verdad, no representan más que
c
una) corresponde a una imposibilidad, pues Z que es inferior a la unidad y y que es
c
superior a ella, no pueden ser iguales.
(d)
a c
E AFP 57
se reduce a a = b. Es la partición simétrica estudiada en el N? 1 del texto.
(e)
a c .
b
a
a
, -
b a Cc
(f)
a b b
=]o
—
— , —
b c a
Partición asimétrica inversa (número 3 del texto) siendo AC el menor de los
dos segmentos.
De La PROPORCIÓN 27
fórmula lapidaria: Entia non sunt multiplicanda, Hay un sólo punto C entre
A y B tal que las longitudes AC,
CB y AB satisfagan la condición Y
impuesta, y, por consiguiente, só-
lo existe un valor numérico co-
. , a
rrespondiente a la razón y
La igualdad + = a
y
+
puede escribirse también
a2=b (a + b),
y, por tanto, hemos resuelto, par: -.
tiendo de distinto punto, el pro- A C B
blema ya tratado por Euclides Fig. 2
que en nuestros manuales esco.
lares lleva el título amorfo de División de una recta en media y extrema razón.
Las construcciones geométricas correspondientes son muy sencillas:
1% Dado el segmento AB = c como en los párrafos que preceden, se
AB
toma sobre BY, perpendicular a AB, un segmento BD = >= > se
Y de círculo
el arco írculo EC, EC, y C eses elel pu punto buscado,
uscado, tal
tal que ——
AC = ——
AB (fig.
(£ig. 2).
2)
y P TAS
29 Si el segmento dado es
CG á F AC = a, se construyen b y c.
NO Sobre AC se dibuja el cuadra-
e AN do ACFG, se traza la recta OF que
/ NS une F con el punto medio O de
e a N AC, y con O como centro: se des-
, Ñ cribe el arco de círculo FB. La lon-
E y gitud buscada bh es el segmento
e ; CB (fig. 3).
JA / p Para hacer esta construcción
A 2 0 Co b B se puede aplicar, en general, la
propiedad sintetizada en la fórmula
Fic. 3
a a+ b ,
— = —-—- antes enunciada:
Dividir una longitud en dos partes desiguales de tal modo que la razón
« e. . Je. b a
entre la menor y la mayor, sea igual a la razón entre esta última y la suma
de las dos (la longitud inicial).”
28 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
%— ax, de donde:
b
O sea:
2=x+16x2=x->—1l=0,
ecuación de segundo grado en x, cuyas raíces son:
l+vy5
x= ,
2
es decir:
o
una raíz positiva x1 == + =>
v5 +1
como vamos a ver en seguida, posee características casi únicas entre todos los
números de esta clase,
Para manejarlo con más comodidad, lo designaré por la letra griega +,
siguiendo el ejemplo de Mark Barr y Schooling, quienes (en los anexos ma-
temáticos del libro The Curves of Life [Las Curvas de la Vida] de Sir Theo-
dore Cook) fueron los primeros que lo afectaron de un signo propio.
Se tiene:
5/41
$ = M? + = 1,618
2
] 51
22M 10618.
<p 2
$? — E = 2,618...
$ — ] = 2
iD
o.(26-1)=18
. — = 2e6=1=1 | ho—11—==1]1--—.-1
Los gráficos de la pág. 28 representan geométricamente estas diferentes
ecuaciones. En el primero (fig. 4, a), se toma como unidad la recta AB que
se trata de dividir según la sección áurea; la longitud AC es entonces igual a
l
z Y AD, obtenida al agregar a AB una longitud igual a AC, es igual a $.
Es decir, que si la longitud AB es igual a 1 metro, ÁC, expresada en
metros, será igual a 0,618, o sea, 618 milímetros más una pequeña fracción
clases: 19%: los números algebraicos representables por una construcción geométrica
euclidiana, es decir, por medio de la regla y del compás; comprenden, aparte de los
números enteros y fraccionarios, todos los que pueden ponerse bajo la forma de un ra-
dical de segundo grado o de una combinación de radicales de segundo grado (en nú-
mero finito); 2%, los números algebraicos que pueden expresarse pot una combinación
s_
de radicales, pero no representarse por una construccion euclidiana; por ejemplo V2; 3%,
los números algebraicos que (como las raíces de la ecuación general de quinto grado >
no pueden expresarse por una combinación de radicales en número finito. No son
euclidianamente representables.
30 EsrítTICA DE Las PROPORCIONES
$ = límite VivVirydrivizi.
1
$ — 1 + límite +1
1+1
l1>+1
1 + 1
Ll - límite
$ 1 +1
1+1
1400
Se ve, pues, que $, el número de oro, es, en la Sociedad de los Números,
una personalidad, un invariante notable, y el más interesante de todos los
números algebraicos inconmensurables,
Entre los no algebraicos, es decir, trascendentes, los dos más importantes, € y
”, que se presentan continuamente en la Matemática pura y aplicada, pueden
ponerse también bajo formas rítmicas originales:
e = 2,718281828...
IA” oa
e = límite l + 2) cuando n tiende a infinito.
n
] ] ] 1 ]
e=sl+3+33tim3*
1
]
AN
2+1
+
+
+
+
8 +1E
l+...
1 + yl
+ 4a
Xy =
2 2
, 1 - yl + 4a .
La raíz menor x, = O que es siempre negativa, porque a debe ser
positivo para que el radical Y a + Ya +:-- tenga sentido, es igual, en valor absoluto, a
límite
a
l+a
1+a
1+-.-.
El producto de las dos raíces (para un mismo valor de a) es siempre igual a —a.
Poniendo
ro. y - A
xx = límite? a + Va+ V a, x = - lím
l+u
l+au
l +...
De La PROPORCIÓN 33
_ 2AXRBxXEx8ox
2 3MxXDSXAAARNSR
Tr? 1 ] 1 1
Tetera os
Tr? 1 1 1 1
ETT
4 ]
T LE
2 + 52
2 + 72
249
2+ ...0
Como en los desarrollos del inconmensurable algebraico 9, se ven ondu-
lar en cortejos rimados la serie de números enteros.
Además, entre Tr y e, “los dos números que dominan todo el Análisis”,
existe también una relación directa y breve, en la que se encuentran, el cero,
la unidad y su pariente imaginario wW/— 1, comúnmente llamado ¿.
Se tiene, en efecto:
l + e* =0,
y entre e y $ existe también un íntimo parentesco que veremos al ocuparnos
e
=P 14114+V1+>
1 <>
—E—
2=l24+/24+V2+
(M) Para los aficionados a los radicales damos también la fórmula siguiente:
EV Y VAYA
34 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
¿E l
ido
Si, después de haber construido la la longitud
longitu BM, , tal tal que
que ga = 45
AB = 4
l 1 .
nes son curiosas puesto que 0D, Sr jr los números inconmensurables
V5+1 y5-1 2
2 p) Ey
He supuesto ÁB = 1 para simplificar la escritura; si en vez de tomar
como unidad de longitud AB, este segmento tuviera un valor numérico cual-
quiera, respecto del metro o de cualquier otro módulo de medida, todas las re-
laciones aditivas y todas las razones entre los diferentes segmentos permane-
cerían idénticos y el factor común a desaparece discretamente de las ecuacio-
nes-
Como la ecuación $” = 971 4 92 es válida para los valores ne-
Lámina 2. El eran canal, por Canaletto. (Lonvre, Paris).
dE
id
CY pz >>
e
Za e A : Y
Lámina 7
en 1 1 1
an — nl Y Tm
ecuación básica de la serie P descendente:
1 1 1 1
DEF
He aquí una propiedad interesante de ésta:
e, 1,1 pl
= 5 + pe + 2 + qn 7
cuando m tiende hacia infinito.
Esto resulta de la fórmula general:
1 1 1 1
is is
aga 34 q q-1
y de 1
$-1
Las longitudes AB, BM, MN, tomadas de izquierda a derecha en la figura 5, for
(11) Trystan Edwards en The Things which are seen (Las cosas que se ven) ca-
racteriza muy ingeniosamente la inferioridad del dualismo simétrico o del número
par, en general, desde el punto de vista artístico, por la expresión “unresolved duality
(dualismo irresoluto), que aplica con la misma propiedad para diseñar un saco con
dos o cuatro botones como un puente de dos o cuatro arcos, o Una fila de ventanas en
número par. Á este respecto observa, por lo demás, que a un número par de co-
lumnas o de pilares corresponde un número impar de intervalos y viceversa; y que el
juego de las sombras y luces, de los llenos y de los vacíos, puede hacer que sean, ya
las separaciones (columnas, etc), ya los intervalos, los que constituyan los elementos de
las series enumeradas por la vista.
38 EsréÉriCA DE Las PROPORCIONES
más la sección áurea para las mismas proporciones del cuerpo femenino en
17 1,59 1,70
el ombligo es la manifestación
más importante de la sección
y
el
1,
ye
| eP
4
a, ús; e
0 3
Pp
5
? AP
Y o
| V
Wi ) 6
—P
| 0)
Pp
LADA e
3]
A ——
Escala en pulgadas
LÁMINA 4
El cuerpo humano y la serie $
Reproducción de The Curves of Life
42 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
En otro pasaje, el mismo autor vuelve todavía sobre esta idea a propósito
del notable rectángulo cuyos lados están en la razón de la sección áurea:
a
— = $, Fechner, el inventor de la Psicología física, hizo, en 1876, una
7
op
gios.
Timerding comprueba que en dicho rectángulo : Y
(figura 9), la separación de un cuadrado, corriendo a:
hacia abajo el lado menor, deja un pequeño rectángu-
lo semejante al rectángulo inicial y sugiere así la “im-
presión de seguridad causada por lo que permanece
igual a sí mismo en la diversidad de la evolución”.
Volveremos a encontrar este rectángulo en un capítu-
lo especial, pero podemos decir desde ahora, que su Fic. 9
empleo debe estar, como observa “Timerding, muy in-
tegrado en nosotros, ya que los formatos de la mayoría de los libros, del papel
de oficio, de las tabletas de chocolate, de las tarjetas postales, etc., son rectán-
gulos $,
Volviendo a Zeysing, creo que fué el primero en observar la sección
áurea como módulo en la fachada del Partenón y en el perfil de muchos
huevos, no sólo por la relación
A ronornnnonoroi> entre los dos ejes, sino también
por la posición del menor. (Véa-
B Lane se el capítulo v).
Finalmente descubre en Bo-
tánica una ley de los ángulos pa-
D
C_AD_
>
0
a 360% — a
3609 —a 3602
Si se hace y = 360% = a + BP, esto equivale a:
a Y — a a B :
_ O sea: —_=
Y —a Y p a-+-B
44 EsréTICA DE LAs PROPORCIONES
B =
3609 = 222% 29 32”,
3
Al módulo z” dominante en las proporciones femeninas, corresponde
—por el contrario— el acorde menor; los dos tomos del acorde menor final,
8 b 13
12
7
11
6 10
5 Ca € 4 "8
4 7
6
34 5
4
2 3
1] ?
1
0 a 0
LÁMINA 6
Correlación entre las proporciones del cuerpo
humano y los acordes perfectos, según Zeysing
Cbe dominante, por ejemplo do, ae sexta menor, por ejemplo mi), y - = >
indica, por un lado, el módulo medio del cuerpo femenino y por otro el acorde
perfecto en do menor, correspondiendo bd a do y da a mi bemol (19,
Generalizando estas analogías, Zeysing llama menores o femeninas a las
razones:
0 1.3 8 21
11 2. 5" 13 34
y mayores o masculinas a las de la serie:
1 2 5 13 34
11.3. 8 21 55
..,
3 5 8
-=06, L- = 0,625, — = 0,615...
5 8 13
1
Todos los términos de la serie menor son inferiores al valor — hacia el
cual convergen rápidamente, y todos los términos de la serie mayor son su-
1
periores a = hacia el cual también convergen.
Si hubiera conocido la forma:
+
+1
+...
habría observado que los términos de la serie:
1 1.2.3. 5 8 13 21 34 55 89
—— —; —, A. ——.
, — y ——y —y —y — _——y etc
1.2.3. 5 8 13 21 34 55 89 144
(19) En su manual de estética musical (Grundlinien der Musikásthetik, Max Hes-
se, editor), el profesor Riemann (hijo del gran geómetra) concluyó que, desde el pun-
to de vista psicológico, hay dos acordes musicales importantes:
El acorde menor que evoca una relación entre la unidad y sus múltiplos,
El acorde mayor que evoca una relación entre un todo y sus partes,
El conjunto de los dos produce la combinación musical más satisfactoria y más rica.
De La ProPorcióÓN 47
obtenida combinando las dos series anteriores no son más que las reduci-
das (aproximaciones sucesivas obtenidas detemiéndose en los diferentes esca-
1
lones del denominador) de la fracción continua equivalente a 5
Esta serie fraccionaria desempeña un papel importante en filotaxia Cpar-
te de la Botánica que estudia la disposición de las ramas, de las hojas, de las
semillas) especialmente en la distribución de los granos de muchas plantas.
Si se examina, por ejemplo, de frente, el ovario maduro de una flor de gi-
rasol, se tiene la impresión de un disco plano dividido en pequeños rombos
por las intersecciones de dos grupos de curvas (espirales logarítmicas); los
números respectivos de las curvas dan en cada sentido y para cada flor un
par de números que siempre corresponden a una de las fracciones siguien-
13 8
tes: 21 (para las flores degeneradas), 5 = ó 3 y excepcionalmente
144
233 > La lámina 7, izquierda, muestra una flor de girasol de índice 5 e
El tipo normal, de gran rendimiento, recomendado para el cultivo, tiene
. 09 o
como pareja 144 Estas parejas se encuentran en toda la serie fraccionaria de
antes:
ll. 1.2.3.5
8 13 21 34 55 89
1. 2.3. 5. 8 13 21 34 55 89 144
en la cual cada fracción tiene como numerador el denominador de la prece-
dente.
Las piñas y otras coníferas presentan sistemas análogos de curvas intere-
3.38. Po.
santes caracterizados por las parejas El etc., explícitas o encubiertas *2,
13
la lámina 7, derecha, muestra una manzana de la variedad Dipsacus pilosus 49,
10 2X53
de e índice
índice > = X= 8
(20) Estas observaciones numéricas sobre las flores de girasol fueron hechas primero
por Braun en 1835.
(21) Reproducido en The Diagonal, n* 1.
5 8 .
(22) Los índices apareados E etc... están algunas veces encubiertos en un pe-
queño número de flores o de frutos que pertenecen a una planta normal, por el he-
cho de que los dos números característicos están multiplicados por un mismo coeficien-
te parasitario, que, por lo general, es 2. £
(23) Reproducido de The Diagonal, n* 3.
48 EsTÉTICA DE LAs PROPORCIONES
2231 2 = 0,381988... 5)
2 $ p*
(23) Si en torno al tallo se describe una hélice Cespiral folicular) que pase por los
puntos de intersección de las hojas, llega un momento en que se encuentra una hoja
que se halla exactamente situada en el plano de intersección de la primera hoja. Si se
cuenta el número de hojas encontradas, sea m, y el número de vueltas efectuadas al-
rededor del tallo, sea p, la fracción +? expresa la divergencia de las hojas (o ángulo
n
de divergencia, constante para una misma planta).
La serie
] 1 2 3 5 8 13 21
2.03 5 8 13 21 34 55.
da las divergencias más frecuentes. Las otras se encuentran en las
1. 2.305 .8
22.05. 7. 12 19"
l 1 2 3-5 8
32.4. 7 1 18 29
de formación aditiva análoga a partir del primer término.
(25) La serie:
1 1 2 3 5 8 13
n om+l 241 342. 5mp3 8n45 13mP8
representa las reducidas o aproximaciones sucesivas de la fracción continua;
1 22—1—y5
r= — >
n+1 2n2 —2n — 2
1+1
1+1
14...
De La ProPORCIÓN 49
1.1.2.03.5.8 13 21 34
11. 2.2.3 5 8 13 21 34 55.
1.1.2.3 5 8 13 21 34
——y — , , _——y —”) _—y —_—y Fe rs
2 3 5 8 13 21 34 55 89
cuya importancia capital en Botánica acabamos de ver, tienen de común que
tanto los numeradores como los denominadores de cada una son los térmi-
nos de la sucesión
0, 1, 1, 2 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144...
cada uno de cuyos términos es igual a la suma de los dos precedentes. Es la
llamada sucesión de Fibonacci (aludiendo al sobrenombre de Leonardo de
Pisa, quien fue el primero que la observó en 1202 en un problema de com-
binaciones*6), En Análisis se llama también serie de Lamé.
Hemos visto que esta propiedad aditiva de formación de los términos
pertenecía también a la serie $ (1, 6, 5, 6, ,,, 9%) que es, además, una
progresión rigurosamente geométrica, siendo la razón entre dos términos con-
secutivos constante e igual a 6,
Ya en la serie de Fibonacci, la razón entre dos términos consecutivos
tiende muy rápidamente hacia un límite 27 que es precisamente $ = 1,618...;
abj(a+b)a+2b2a73b3a+5b5aw+8L...
Como se demuestra en The Curves of Life, la conexión íntima entre la
sucesión de Fibonacci o serie F y su arquetipo, la serie P, se revela constan-
temente en el estudio de esta última. En efecto, es fácil deducir de las dos
ecuaciones:
Un + 1
a «b
Un++* +
U, 1 o Un —
+ q + bh
Un
o. : Un +1 Un —1 l
y en el límite, para n = «0, se tiene: = $, ==;
Un Un $
luego:
Un+z a + b Pp
De La ProPorcióN 51
CUADROI
o — _
e o0+ AS 9 = 54 8=1 4
1 — ód= 1 -—
* o + Ta
l 97 = += 13
8410=21
$92 =—= 1 + b= 2 + - 31
$ = 14+ 228= 3 + o 34
bt = 2+ 10= 5347 Ss
; 11 = 34 4 550 = 89 +
Mark Barr observa que los coeficientes de las potencias de L así agrupa-
das representan el triángulo de Pascal:
] —
1—1
lI—2— 1
1-—3— 3— 1
1—4— 6— 4— 1
1—5—10—10— 5— 1
1—=6—15—20— 15— 6— 1]
1 —7—21-—35— 35— 21l— 7— 1
1—8—28—56— 70— 56—28— 8—1
1 —9— 36 — 84 — 126 — 126 — 84 — 36 —9— 1
.. o... ».o.... . «o. ...« ...o o... .o..0. <<... .. o... 00. ..+..o0» 40.0. 0... o»...
or BT Fgr08 pra B8Z Lera DOS Fara POL Tri 09S or P87H 6-08 + gu b]I=
5d] er lo LL PGE or0G € E BIZ 9 0l Y ¿01=
ar PI E 1i089 Fora PST + 6-07 + gubSI+H ¡009 + gb]
DE Las
CUADRO III
10 —
]410
—10% +108
—168 42974 198
107 +3064 3954 194
—19% +4057)- 6944 4934 192
=10% 4+5044-15934- 10024 5914 190
=10% 46934 1592-4-20614- 156%+ 66-14 19-2
=108 +7924-21914-39994 359-14- 219-24 7634. ]19-+
=10* 4-8014-28904-566-14- 7096-24 5693 289-144 89-54-1968
191 499%4-3606-14-849-24-1269-3 4126944 849-5-1-369-*/-99-74-19—*
(29) La fila (n + 1)-sima del triángulo de Pascal representa los coeficientes del des-
arrollo de (a + b)t; los términos de esta fila representan también, respectivamente,
el número de combinaciones posibles de n objetos O a 0, l a 1, 2 a 2, 3a3...,
n a n. La suma de todos los términos de la fila da el número 2”.
1.2.3...p.
sino una afinidad que se podría llamar accidental, que procede del hecho de
ser
4 _ rr Y 2
— = 1,273...;
yo = 1,272...; (7) = 0SI7...; <= 0,618...
7 4
Esta coincidencia, puramente fortuita, hará que las construcciones ar-
quitectónicas basadas en la sección áurea, puedan —en algunas de sus propor-
ciones— evocar la razón de la circunferencia al diá-
metro (el número 7) de un modo tan claro que inspi- X
re la tentación de interpretar su trazado como un sutil
ensayo de cuadratura del círculo. Z
E! ejemplo más interesante de una coincidencia pa- y
recida resulta del empleo, como perfil regulador, de cigr-
to triángulo cuyas propiedades características han sido
reveladas en una carta publicada en la revista inglesa Z| % Y
The Field por W. A. Price. Después de recordar que Fic. 12
no existe más que un solo triángulo rectángulo cuyos
lados forman una serie aritmética, a saber: el triángulo sagrado cuyos lados
son proporcionales a los enteros 3, 4 y 5, Price demuestra que no hay más que
un triángulo rectángulo cuyos lados estén en progresión geométrica, tal como:
z Y
yo»
—
56 EsrÉTICA DE Las PROPORCIONES
y de aquí las dos tesis diferentes que conciernen al plano de la Gran Pirá-
mide que encontraremos en el capítulo vin, en el que volveremos a hablar
del triángulo rectángulo de Price y del rectángulo de módulo 9, del cual
es la mitad.
En The Curves of Life, Sir Th. Cook no ataca ex abrupto la cuestión
de las proporciones, sino que estudia primero, con una documentación foto-
gráfica cuya riqueza bastaría para hacer su libro infinitamente atractivo, la
presencia en muchos organismos vivos, plantas o animales, de la espiral en
que Goethe veía el símbolo matemático de la vida y de la evolución espiritual.
z y .
(31) En efecto, de — = — se deduce y2 = zx, ó 22 = x2 +4 y2 como consecuencia
y x
. , z2 z
del teorema de Pitágoras; eliminando y2 se encuentra: a3=35+L de donde
Xx x
z
— = $ por ser $2 — $ + 1.
x
De La ProPORCIÓN 57
LOS POLÍGONOS
OS
60 EsrTÉTICA DE LAs PROPORCIONES
Si n es primo:
JT SD
a) A
b,
: E
o <IVT UY
Fic. 16
Gauss demostró que por medio de la regla y del compás se puede eucli-
dianamente construir un polígono regular de nH lados (dividir una circun-
ferencia en n partes iguales) cuando Cy solamente cuando):
19 n = 2?;
2% n es un número primo de la forma:
2310
3% n es un producto de factores diferentes de esta clase, es decir, de la
forma:
2xXO+pDGQrz+ 0D...
siendo 2* + 1, 27 + 1, números primos distintos. Ni el eneágono
(n =9 = 3 Xx 3), ni el polígono de dieciocho lados (n = 18 =2 Xx 3 Xx 3)
se pueden construir rigurosamente porque 3, aunque satisfaciendo la condi-
ción 2, (3 = 21 + 1), está repetido dos veces (9,
Del teorema de Gauss resulta que los polígonos regulares de 3, 4, 5, 6,
(1) En este caso, es decir, cuando 2*+1 es un número primo, siempre se tiene:
k = 21; pero la recíproca no es verdadera: n = 22441 no es siempre un número pri-
mo. Por ejemplo 1 es primo para:
q=0, (n= 3)q= 1, (n= 5))q =2, (n= 17), q = 3, (n = 257)
q = 4, (n = 65.537, pero no para q = 5, mi para q = 6, 7, 9, 11, 12, 18, 23, 36, 38, 73,
(2) El teorema de Gauss resulta del hecho de que la ecuación xn—1 = O tiene
sus raíces representables por una combinación de radicales cuando (y solamente cuan-
ENTIDADES GEOMÉTRICAS 61
8, 10, 12, 15, 16, 17, 20, 24,... lados, pueden construirse, pero no así los
de 7, 9, 11, 13, 14, 18, 19, 21, 22, 23, 25,... lados.
Entre otros, es, pues, imposible construir exactamente un polígono re-
gular de siete lados; el eptágono (a pesar de las virtudes del número 7) es,
de este modo, inutilizable en un plano de trazado riguroso (%, También en
arquitectura u ornamentación se emplea muy rara vez el trazado eptagonal;
Viollet-le-Duc cita no obstante un pilar románico de la iglesia de Saint-Remi
de Reims, cuya base es un prisma de siete caras y en Notre-Dame hay un
rosetón eptagonal.
El cuadro 1v de la pág. 58 da los valores de los radios de los círculos cir-
cunscritos e inscritos y de las áreas de los seis polígonos regulares más usuales
en función de su lado.
Observemos que, para el decágono regular, tenemos R = p, $, y para
el estrellado R = 2 de modo que si inscribimos un decágono regular y uno
estrellado en la misma circunferencia, el lado del decágono regular, el radio
de la circunferencia y el lado del decágono estrellado forman una progre-
sión D de tres términos (se tendrá, pues: p, = R + p).
Más adelante se verá que en la misma circunferencia:
lado pentágono estrellado 0,
lado pentágono regular
do) se cumple una de las tres condiciones enunciadas más arriba para n. Las n raí-
ces de esta ecuación pueden ponerse bajo la forma:
2kry=1
Xx =€ek>=0,1,2,... 1-1
n
V10+2/5 vy5+1
V 10--24/5 2
— ,
62 EsTÉTICA DE LAs PROPORCIONES
CUADRO IV
NOMBRE
n DEL R T Ss
PoLícono
4 Cuadrado -- yA E p”
an: E VIOGIV LE V5 GV
== 2
5675
= Y
v10-2 y5
Pi MM pi á
estrellado 15 VIO (5-45) E V5 6-37 V/5 (521/53)
» Pentágono Pi [=ARE
_
104245
6 Exágono PR py"
regular Pp 2 v 2 vS
8 Octógono _
regular [2 V224VD E (4 VD pr. D
10 Decágono _—_——— SS alo
regular -- (45) E V 54213 7 pt s+215
s= GAVIA R?—p?
ENTIDADES GEOMÉTRICAS 63
EL TRIÁNGULO
a BETFTTS
>
Fic. 17 DN Y
>
vVi1 = Vé-245,
y volviendo a elevar al cuadrado se tiene la identidad
541-245 = 6-25.
64 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
e e o
e” —
LÁMINA 8
mente (cap. 11) que es el único triángulo rectángulo cuyos lados forman una
serie aritmética 4),
Este triángulo, llamado también, a veces, triángulo de Pitágoras o de
(5) Demostración:
yYZ*e=2— f Ahora bien 22 = x2? +4 y2
de donde z = 2y — x !de donde 22 = (2y-1)2 = x2 + y2
3y2 = 4xy
y 4
dy y = 4 .o-==- 5
Al dividir todos los términos de z = 2y — x por y, y al
x 3
reemplazar — por q * encuentra
Fic. 18 y Y
ENTIDADES GEOMÉTRICAS 65
A A A o.
Plutarco, era ya empleado por los agrimensores griegos y por los harpedonap-
tas egipcios para trazar ángulos rectos y rectángulos con una cuerda de nudos
4
marcada en los 7 los 7 yn los 3 de su longitud. Los arquitectos
aqueménides y sasánidas se servían de ella para trazar los perfiles de sus cú-
pulas elípticas (6),
Forma parte de la especie interesante de los triángulos rectángulos dio-
fánticos, cuyos tres lados son proporcionales a números enteros (7,
(6) He aquí su procedimiento: partiendo de NOP, formado por dos triángulos sa-
grados que tienen común el lado menor, se trazan con P y N como centro los arcos de
círculo NQ y PR, y después, con
O como centro, el arco OSR. Re-
pitiendo la construcción hacia aba-
jo se obtendría naturalmente una
pseudo-elipse completa.
(7) Otros ejemplos de triángu-
los rectángulos diofánticos los da
la curiosa serie de igualdades:
12 = 02 + 12
52. = 4 + 32
132 = 122 + 52
252 = 242 + 72
412 = 402 + 92
612 = 602 + 112
852 = 842 + 132 Fic. 19
Los catetos menores son proporcionales a los múmeros impares y los mayores for-
man una serie 0-4-—12-24-40--60-84..., tal que sus primeras diferencias 4-8—
12—16--20—24... constituyen una serie aritmética de razón 4. La hipotenusa se
obtiene en cada caso agregando 1 al cateto mayor.
Esta serie está, por lo demás, lejos de contener las características de todos los
triángulos rectángulos diofánticos posibles. Hay muchos otros que están garantizados
por el procedimiento siguiente:
Un número entero x que puede ponerse bajo la forma de producto de dos nú-
meros enteros x = p X q, representa uno de los lados del ángulo recto de un trián-
Pax?
> ) _ 1. A pan? l
or
te del siglo x1 antes de Jesucristo
dan
(pero arreglado a principios de
nuestra era), demuestra que los
chinos conocían también este ca-
so particular del teorema de Pi-
| tágoras (5? = 4? 4- 32), La mis
.—
z
— zz —=>Y va $ == 1,272.. .
m
Y Z:Me+N
2% 51618...
Xx n n
a = 517493872,
X
Recordemos que este triángulo rectángulo es el Fic. 20
único cuyos lados forman una progresión geométrica.
32 En el triángulo rectángulo ABC, presentado también como egipcio por
Viollet-le-Duc (fig. 21), se tiene:
A = 1,250
3[=
e] mn
= 1,601...
a = 51720'24”
Viollet-le-Duc encuentra un
triángulo isósceles formado por
dos de estos triángulos reunidos
que tiene, pues, una altura de 5
unidades por una base de 8, co-
Fic. 21 mo elemento director del trazado
vertical de varias catedrales góti-
cas, en particular de Notre-Dame de París. En el Tratado sobre Isis y Osiris
de Plutarco dice que éste menciona su empleo por los egipcios, quienes lo
habían derivado del triángulo perfecto 3-45,
Observemos que este triángulo rectángulo tiene características bastan-
te análogas a las del precedente; de modo que el triángulo isósceles ACC?
formado por Viollet-le-Duc doblándolo sobre sí mismo, se puede considerar
8
encuadrado en un rectángulo cuyo módulo — = 1,6 forma parte de la se-
rie de los acordes mayores o masculinos de Zeysing y de las aproximaciones
de $ que da la serie de Fibonacci.
40 El triángulo isósceles cuyo ángulo en el vértice mide 36%, estudiado
por los pitagóricos, o triángulo del pentalfa, lo encontraremos, en efecto, más
adelante como elemento del pentágono estrellado y del decágono regular.
68 EsrTéÉTICA DE LAs PROPORCIONES
., . AC
triángulo considerado tenemos, pues: CE = $: es el
(8) Observemos que no puede haber triángulo (ni aún escaleno) en el que los
tres lados, a, b, e, formen una progresión $ creciente o decreciente porque se tendria,
en efecto: a = b + e (o bien e = b + 4); y en todo triángulo la suma de dos de sus
lados es mayor que el tercero,
(2) Veremos en los capítulos vr y vi, a propósito de la teoría de Lund, que este
triángulo del doble cuadrado (su lado igual es, en efecto, la diagonal de un doble cua-
drado) es un serio rival del triángulo egipcio de Violletle-Duc como elemento direc-
tor de los trazados góticos.
EnripaDeES GEOMÉTRICAS 69
EL EXÁCONO REGULAR
FiG. 25 Fic. 26 -
Sor.”
(10) Esta propiedad confiere a la red de puntos constituída en un plano por los
vértices y los centros de un sistema de exágonos yuxtapuestos la particularidad de ser
perfectamente isótropa. Las distancias de cualquiera de los puntos de la red a los seis
puntos que la rodean son iguales entre sí y forman ángulos iguales con las direcciones
adyacentes,
(11) Una manifestación curiosa de fetichismo basada sobre el número 6 ha sido
observada en los títulos de las piezas de Henri Bernstein: le Marché, le Détour, la
Griffe, la Rafale, le Voleur, l'Assaut, le Secret, Israel, Samson, Judith. La Galerie
s Glaces rompe el rito, y con Félix, pasamos al signo del pentagrama.
70 EsrÉricA DE LAas PROPORCIONES
EL CUADRADO
EL PENTÁGONO Y EL DECÁCONO
'
)
lado pentágono estrellado
"
|
a)
)
ia
1
m
!
lado pentágono regular
)
|
l
dí
1
y lado decágono estrellado
=
>
“O
'
Á
-
|
pad
e e
|
)
Y! | radio
' .
o ri
e
/ Y | radio
4
ed
1 i
l
Y
l
a e
/
10. 27
Fic. 2 =>
= — 3D
R E
5-1) =
R
—=-
para el decágono, siendo PH la
longitud del lado del pentágono regular inscrito en el círculo de radio 1] y PI
el lado del decágono regular.
EnrrIpAaDES GEOMÉTRICAS 71
/ A y
! >
circunferencia de ra-
dio PH. Esta relación existe entre la diagonal y el lado menor de todo rec-
tángulo de módulo $. Si se divide una circunferencia en diez partes iguales,
7 ESTÉTICA DE LAs PROPORCIONES
R . ,
tomando como abertura de compás d, = -—, se obtiene, uniendo entre sí los
$
puntos consecutivos: el decágono regular (fig. inf. izda., lám. 8), uniendo el
primero con el tercero, etc... (saltando un punto cada vez): cl pentágono
regular (fig. sup. izda., lám. 8) uniendo el primero al cuarto, etc... (saltan-
do dos puntos): el decágono estrellado (fig. inf. dcha., lám. 8), uniendo el
primero al quinto, etc... (saltando tres puntos): el pentágono estrellado C(fi-
gura sup. dcha. lám. 8).
En la figura 29, las cuatro
construcciones están inscritas en
el mismo círculo.
Cinco triángulos isósceles su-
blimes (de ángulo en el vértice
igual a 36%) entrelazados, dan el
pentagrama completo (pentágono
regular y estrellado).
En la lámina 9, la figura de
arriba representa la construcción
de un rosetón pentagonal según
el Almagesto de Ptolomeo, y la
de abajo, dos variantes de la cons-
trucción del lado del decágono;
las tres construcciones son varian-
tes de la sección áurea.
En la página 69 damos el
cuadro y que recapitula las relaciones algebraicas entre la razón 9 y los lados
de los pentágonos y decágonos regulares y estrellados (fig. 30, a, b):
La figura 1, lámina 10, reproduce la elegante construcción con una sola
A
Nia
Ae
”
mom
an
ENTIDADES GEOMÉTRICAS 73
CUADRO V
R
d, = —
d
d. = R.9
e R de
Pe === =0
pr d, R
sec 72% —= 26
pr = R? + d,?
4 Cd, + d¿)? —= pr + po
| 4R2 = p2 + de
LA
CEN
Lámina 10
con fervor; Vignola, muy influenciado por la doctrina del monje de Bolonia,
levanta sobre un plano francamente pentagonal el soberbio palacio de Ca-
prarola.
Fue el pentágono estrellado o pentagrama el que tuvo el honor del
símbolo. Pitagóricos y neo-pitagóricos lo usaron bajo el nombre de pentalfa
como emblema de la salud y de la vida (cinco A entrecruzadas), de tal mo-
do que las letras situadas en los vértices componían la palabra vyina, que más
adelante los gnósticos la sustituyeron por Inovc. Como estrella de cinco pun-
tas, el mismo símbolo sirvió en la Edad Media de sello a la Santa Vehme;
Paracelso en cel siglo xwi y el P. Kircher en el xvm, lo mencionan
también. Además, el sabio jesuíta narra a este propósito en el capítulo De
Magicis Amuletis de su Aritmología, que en vísperas de una batalla contra
los gálatas, Antíoco vio en sueños
a Alejandro mostrándole la estre-
lla de cinco puntas y que sus ma-
gos le aconsejaron enarbolar este
emblema como estandarte duran-
te el combate.
He vuelto a encontrar una
variante especial del pentagrama
(fig. 31) estampada en la parte
inferior de las actas masónicas de
una logia del rito egipcio hacia
1860 (1%, cuyo último avatar es
la Estrella Roja de los Soviets.
En un artículo publicado en
enero de 1921 en el L'Amour de Coso _>
'Art, Monod-Herzen menciona cn
una ley de la "Taza de Oro que, Fic. 31
enunciada en Egipto y en Gre-
cia, habría sido recogida en Bizancio por los cruzados para ser emplea-
da en seguida por los arquitectos y orfebres de Occidente. “La crónica cuen-
ta que en tiempos de los griegos se construyó un maravilloso tazón de oro
compuesto de una copa propiamente dicha y de su pie. No se dice cuál
era su perfil, sino solamente que si se dibuja un pentágono convexo regular
ABCDE y se trazan las diagonales BE, BD, EC, la parte sombreada da la
armadura esquemática de la taza”.
(14) Gran Oriente de Egipto, Logia de los sabios de Heliópolis. Los puntos 1
equidistan del centro O y de los vértices de la estrella, A Cfig. 31); la figura se ob-
tiene uniendo cada punto I a los dos vértices adyacentes, B y E, de un pentágono del
que sólo se marcan los vértices.
76
11
OCTÓGONO
FiG. 33
Bl ss YN
=> (ver-É)
La catedral de Ruán y la de
Amiens poseen cada una un ro- .”
'
1
I
a
(15) La fórmula dada al comienzo del capítulo demuestra que existen también
dos pentedecágonos estrellados.
(16) Los pitagóricos sabían que no se puede dividir una circunferencia en siete
partes iguales; si 5 era para ellos el número de Afrodita, de la vida universal, suma
del principio masculino y del femenino (del primer número impar completo, 3, y del
primer número par), 7 era, por el contrario, el símbolo de la virginidad.
80 EsrÉTICA DE LAs PROPORCIONES
11
LOS POLIEDROS
Hemos visto que el número de polígonos regulares (lados iguales, án-
gulos en los vértices iguales y situados éstos sobre una misma circunferencia)
es infinito; se pueden concebir polígonos regulares convexos de 3, 4, 5, 6,
7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15,... 1,... lados, representando 4 un número en-
tero cualquiera, tan grande como se quiera. También hemos visto que, aun-
que la construcción geométrica euclidiana (con la regla v el compás) de una
gran parte de estos polígonos sea imposible queda, a pesar de todo, un nú-
mero infinito para los cuales puede hacerse, como por ejemplo, la serie de po-
lígonos para los que 1 — 2", siendo m un número entero cualquiera.
Si del plano pasamos al espacio de tres dimensiones, resultan como co-
rrespondientes a los polígonos regulares convexos, figuras sólidas llamadas
poliedros regulares, que ticnen como caras polígonos regulares idénticos (pa-
ra el mismo poliedro), que convergen en vértices idénticos (ángulos sólidos
superponibles), unidos por aristas de igual longitud. Cada uno de estos po-
liedros regulares es inscriptible en una esfera; pero su número, en lugar de
ser infinito, está limitado a cinco “7, y están representados en la lámina 12,
y sus elementos constan en el cuadro vi de la página 78.
Entre el número de vértices, lados y caras, tenemos para cada poliedro
la fórmula de Euler:
slf=czWR2,
Esta fórmula cs general para todos los poliedros convexos, incluso para
(7 Es fácil demostrar que no puede haber más de cinco, observando que para que
un poliedro regular tenga ángulos sólidos convexos posibles, es preciso que en cada
vértice la suma de los ángulos sea inferior a 360?, debiendo estar estos ángulos planos
Cvistas las caras planas poligonales a que pertenecen) en número mínimo de 3. Esto
Fic. 36
excluye, desde luego, la posibilidad de un poliedro regular que tenga exágonos como
caras (pues 3 X 120* es ya igual a 360%) y a fortiori, polígonos de más de seis lados.
Esto excluye también los poliedros en cuyos vértices convergiesen más de tres pen-
EnTiDaDES GEOMÉTRICAS 81
EZ LÁmiva 12
CUADRO VI
Número , , Nombre
de Número de lados Número de caras de]
vértices (Aristas) (Con sus características)
e
poliedro
S c f
los irregulares (1%), Los cinco poliedros regulares se llaman cuerpos platónicos
por su importancia en la teoría molecular y en la cosmografía de Platón.
Otra distinción importante es que mientras en el plano, el triángulo,
el cuadrado y el pentágono, por ejemplo, son geométrica y algebraicamente
tágonos (siendo el ángulo en el vértice del pentágono regular de 108” se tiene que
3 x 108 < 360*<4 Xx 108%), más de tres cuadrados (4 Xx 90% = 360%), más
de cinco triángulos equiláteros (6 X 60% = 360"), (fig. 36).
No quedan, pues, como posibles vértices para un poliedro regular, sino aque-
llos en que se encuentran tres, cuatro o cinco triángulos, tres cuadrados o tres pentá-
gonos. Se obtienen precisamente así los cinco poliedros regulares.
(18) Hay en Analisis Situs una teoría lógica muy general de los sistemas de pun-
tos y líneas de la que se puede deducir la teoría de los poliedros cerrados de tres (o
un número cualquiera) dimensiones, y, en particular, la fórmula de Euler ha sido gene-
ralizada por Schláfli para un espacio de un número cualquiera de dimensiones, y es
entonces:
2,2 112
la b 2o—
De aquí se deduce que a y hb no pueden ser a la vez iguales o mayores que 4, y
como, según su significación, no pueden ser menores que 3 ,uno de los dos por lo me-
nos debe ser igual a 3. Pero si uno es igual a 3, el otro debe ser menor que 6, porque
1 1 mo
— + => 5 mayor que —; luego los únicos casos posibles son:
a
a=3 b=3 c= 6 s= 4 f= 4 Tetraedro
a= 3 b=4 c= 12 s= 8 f= 6 Cubo
a=4 b= 3 ce = 12 s= 6 f= 8 Octaedro
a= 3 b=5 e = 30 s= 20 f = 12 Dodecaedro
a=5 b= 3 c= 30 s = 12 f = 20 Icosaedro
(19) Entre un poliedro y su recíproco existen las relaciones siguientes: el número de
caras de uno es igual al número de vértices del otro; y el número de lados es el mismo.
(20) Estos dos tetraedros enantiomorfos (idénticos sin ser superponibles, como
un objeto y su imagen reflejada en un espejo) forman la Stella Octangula de Kepler
y tienen como núcleo común el octaedro recíproco del cubo ABCDEFGH.
84 Estérica DE Las PROPORCIONES
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GEOMÉTRICAS
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TIA OYUAVNO
EsTÉTICA DE Las PROPORCIONES
00
AN
TETeA Geométricamente se
i
'
l
1
-,
a =— Y.
da
Los ocho vértices res-
tantes del dodecaedro
da us an
coinciden con los ocho
del cubo interior (de la-
1
do 3 con respecto al
>
tágono y el decágono, por un lado, y estos dos cuerpbs, por el otro; por
ejemplo:
El radio de la esfera circunscrita en un icosaedro regular es igual al
lado del pentágono estrellado inscrito en un círculo de radio igual a la mitad
de la arista del icosaedro;
El radio de la esfera tangente en los puntos medios de las aristas del
LámiNa 15
Tres proyecciones ortogonales del icosaedro
Z
,
Ze
1
1
1
¿4
:
PA
==
Lámina 16
muy diferente (“Dios se sirvió de él para componer el orden final del Todo”).
Y en el retrato del monje por Jacopo da Barbari es un dodecaedro de
mármol blanco lo que sirve de lazo de unión mística entre el maestro ves-
tido de burda saya y el discípulo de jubén veneciano. !
Los cinco poliedros regulares son fáciles de construir en proyección y
en la realidad. Basta dibujar, como lo hacía ya Durero en su Tratado de las
proporciones, su desarrollo sobre el plano prolongado de una de las caras,
recortar este dibujo y construir el cuerpo en el espacio doblando las caras
hasta que sus aristas coincidan.
90 EstÉTICA DE LAS PROPORCIONES
Estos dos cuerpos, cuyo estado civil regular establecerá Kepler, ins-
piraron desde principios del Renacimiento las formas de las linternas este-
lares que todavía se encuentran en Toscana y en Venecia.
Las proyecciones simétricas de las figuras 41 y 42 demuestran su afi-
nidad con el pentagrama, el decágono estrellado y la razón 9. Se tiene,
por ejemplo en una y Otra proyección:
ON OA
OM MA
El grupo de estos dos poliedros estrellados keplerianos constituye en el
espacio una transposición desdoblada del pentagrama. Son propiamente dode-
caedros en el sentido riguroso de la palabra, pues tanto uno como otro pue-
den obtenerse por la combinación y el ajuste en el espacio de doce pentagra-
mas (pentágonos estrellados regulares planos).
POLIEDROS ARQUIMEDIANOS
CUADRO VIII
Los trece poliedros semirregulares arquimedianos
Número de
vértices (€l|ln.
indice da el Nimero Número
número de 70. y características de las superficies
aristas por
vértice)
1234 18 4 exágonos +] 4 triángulos (equiláteros).
12% 24 6 cuadrados + 8 triángulos,
30% 60 12 pentágonos + 20 triángulos,
243 36 8 exágonos + 6 cuadrados.
2434 36 6 octógonos + 8 triángulos.
603 90 20 exágonos + 12 pentágonos.
6033 90 12 decágonos + 20 triángulos.
244 48 18 cuadrados + 8 triángulos,
60% 120 12 pentágonos + 30 cuadrados + 20 triángulos,
4834 72 6 octógonos + 8 exágonos + 12 cuadrados.
1203a 180 12 decágonos + 20 exágonos + 30 cuadrados.
2552 60 6 cuadrados + 32 triángulos,
6054 150 12 pentágonos + 80 triángulos.
s c f
Prismas 2 3n n +2
Antiprismas 2n 4n 2 (n + 1)€%
J
V=>RyZ MN )
7
A
-
=>»
ta— al exágono regular que, como hemos dicho, goza de una propiedad aná-
loga en el plano (su lado es igual al radio del círculo circunscrito).
Veremos en el capítulo siguiente (2% que tiene dos propiedades únicas
correspondientes a las características del exágono. Si se considera la esfera que
circunscribe, sus doce vértices coinciden con los de los tres exágonos deter-
minados por las intersecciones de tres circulos máximos inclinados 60% uno
sobre el otro.
El cuboctaedro tiene capital importancia en Cristalografía.
En Arquitectura suministra, con la esfera circunscrita, el diagrama de
la construcción de una cúpula bizantina sobre pechinas. Los vértices del cu-
boctaedro coinciden, en efecto con
los puntos de contacto de seis círcu-
los tangentes ortogonales (inscritos
en las seis caras cuadradas del cubo
generador). Si se considera la mitad
superior de la figura 44, los semi-
círculos verticales AEB, BFC, CGD,
DHA, son las posiciones de los ar-
cos torales, el casquete esférico
MEFGH representa la cúpula, y los
triángulos esféricos EBF, FCG,
GDH y HAE las pechinas que, en
esta solución (la empleada por el
arquitecto de Santa Sofía) forman
parte de la misma esfera que la cú-
Fic. 44 pula 9 (lám. 17, arriba).
2% El octaedro truncado o tetra-
kaidecaedro de lord Kelvin, o eptaparaleloedro de Fedorow, que tiene veinti-
cuatro vértices, treinta y seis aristas iguales, catorce caras de las que ocho son
exágonos y seis cuadrados,
Lo llamaremos poliedro de Kelvin. Puede obtenerse dividiendo en tres
partes iguales todas las aristas de un octaedro; los dos puntos que sirven pa-
ra esta división sobre cada arista dan los veinticuatro vértices del poliedro
esfera circunscrita.
a
Y n? 4:
ela
El cuerpo arquime-
QA ----
diano de 24 vértices, 48
aristas iguales y 26 caras,
| de las que 8 son triángu-
Lámina 17
AnniBa: Cúpula bizantina sobre un cuboctaedro los equiláteros y 18 son
Abajo: Variante con cúpula sobreelevada cuadrados.
ENTIDADES GEOMÉTRICAS 97
LÁmINA 18
Anna: Poliedro de Kelvin. - Apajo: Triakontágono (proyección ortogonal)
98 EsréricA DE Las PROPORCIONES
(27) Cuando dos poliedros son recíprocos, el número de sus lados es el mismo; el
de vértices de uno es igual al de caras del otro y el de lados de una cara corresponde
al de aristas que concurren en el vértice correspondiente del otro poliedro. La figura
recíproca de un poliedro puede obtenerse también haciendo pasar por cada vértice el
plano normal al radio que une este vértice con el centro de figura.
(28) Si se construyen un cubo y un octaedro entrelazados de manera que los doce
lados de uno sean perpendiculares a los doce lados del otro en sus puntos medios, es-
tos doce pares de lados perpendiculares representan los doce pares de diagonales de
las caras de un dodecaedro rómbico.
GU Si se construye un dodecaedro y un icosaedro entrelazados de manera que
los treinta lados de uno sean perpendiculares a los treinta lados del otro en sus puntos
ENTIDADES GEOMÉTRICAS 99
medios, estos treinta pares de lados perpendiculares representan los treinta pares de
diagonales de las caras de un triakontaedro rómbico.
(30) Existe un método rápido para obtener inmediatamente, sin intermedio de figu-
ras, las características del poliedro derivado de otro, tomando uno o dos puntos sobre
cada una de sus aristas. Este procedimiento, basado sobre una notación simbólica muy
sencilla, permite orientarse sin confusión en €sas abundantes filiaciones de poliedros
más o menos regulares, a partir de sus cinco antepasados platónicos,
(31) Figura llamada mazzochio, aludiendo al nombre de un bonete de paño de esta
forma que se usaba en aquella época.
(32) Las sustituciones de las raíces de la ecuación de quinto grado corresponden
a los sesenta movimientos posibles del icosaedro.
CarfruLo IV
LEONARDO DA VINCI
cias con los vértices de los triángulos como centros y las mitades de los
lados como radios (1. "Tomando los centros de las circunferencias tangentes ins-
critas en la red exagonal, se vuelven a encontrar los vértices de la triangular,
y el mismo resultado se obtiene
con los centros y los puntos de
contacto. a) b,
Si se consideran los vértices 90% | 909
y los centros de los exágonos Co
los puntos de contacto de las cir-
902 | 902
cunferencias y los centros de és-
tas), la red triangular es también
la única perfectamente isótropa
en el plano, es decir, homogénea
desde el punto de vista de la es-
tructura lineal y angular. Esto se
debe a la propiedad del exágono
de tener su lado igual al radio del
círculo circunscrito.
Se puede obtener este sis-
tema de puntos (red triangular, red de vértices y centros de exágonos yuxta-
puestos, o red de los puntos de tangencia y centros de las circunferencias ins-
critas), dividiendo el plano en
triángulos equiláteros por medio
de tres sistemas igualmente incli-
nados de rectas paralelas equidis-
tantes (fig. 47). La figura puede
concebirse obtenida a partir de un
OVAVAVAVAVA triángulo central (el triángulo som:
breado) como núcleo o de un trián-
gulo envolvente. La red exagonal
VAVAVAVAVAVAVA
propiamente dicha se encuentra
con mucha frecuencia en la Natu-
(1) Si se toman los lados como radios se obtiene la red lenticular de la lámina 20.
abajo, que es un pavimento ya empleado en Nínive.
102 EsrérTicCA DE LAS PROPORCIONES
'AVAVAVAVAV)
'AVAVAVAVAVA
ANYVNIN INN
NIN IN IN INN,
NAVAVAVAVAVAN
AVAVAVAVAVA
VYVV VW
104 EsrTÉTICA DE Las PROPORCIONES
IAINININZN
IÑINININN
AÑINININN
X_A_APH
IAÑININ INN
AAA
+—
AO
OR
EA
LL
>
—
AO
NN,
EA
AO
>
O
>
AR_AÓSES«CXA
ARG Z_EAR A
A
y ORO
>,
>
O
NY,
>
>
Lámina 20
LÁmINaA 24
TAQRRO)
o V
Lámina 25
11
El cubo es el único poliedro regular por medio del cual se puede llenar
el espacio sin dejar intersticios. Ocho cubos y doce aristas (reabsorbidas en
seis direcciones) se encuentran en cada vértice de esta agrupación. La red
Cde tres dimensiones) de puntos así obtenida no es isótropa, como tampoco
lo era la red de dos dimensiones resultante de la partición del plano en cua-
drados. Se debe tener una red isótropa de puntos en el espacio partiendo de
cuatro series de planos equidistantes e igualmente inclinados, es decir, pa-
ralelos a las cuatro caras de un tetraedro; pero, en contra de lo que pudiera
creerse, esta red no corresponde en ningún caso a una partición del espacio
en tetraedros regulares, lo cual es irrealizable en el espacio euclidiano, sino
a una partición en tetraedros y octaedros (los primeros en número doble
que los segundos), o en cuboctaedros y octaedros en igual número. Esta red
está también, si se quiere, formada por los vértices y los centros de una agru-
pación de cuboctaedros, agrupación que no cubre el espacio, pero deja vacíos
rellenables por los octaedros. Es también idéntica a la obtenida al cubrir el
espacio con el sistema más compacto posible de esferas iguales tangentes en-
tre sí tomando todos sus centros, o todos estos centros y, además, todos los
puntos de contacto, lo que da una red semejante, pero cuyos puntos están
dos veces más próximos.
Puesto que lo mismo que en el plano se pueden colocar fuera de una
circunferencia otras seis iguales tangentes entre sí y a la primera cuyos cen-
tros sean los vértices de un exágone regular, se pueden colocar en el espacio,
fuera de una esfera, doce esferas iguales tangentes entre sí y a la primera (%)
ho”, Set
e a 05
E a
a oy
Lámina 26
Agrupaciones de trece esferas tangentes
con sus centros en los doce vértices de un cuboctaedro, Los doce puntos de
contacto entre la esfera interior y las exteriores corresponden también a los
vértices de un cuboctaedro, de arista dos veces menor que el anterior.
En el capítulo 1 he mencionado ya que la propiedad de tener su aris-
ta igual al radio de la esfera circunscrita es lo que confiere al cuboctaedro
obtienen agrupaciones de esferas que contienen sucesivamente 1, 13, 55, 147, 309,
n—]
561, 923,... 1 + =3T “10n2—54 + 6) esferas.
La capa concéntrica (o gnomon en el sentido griego de la palabra, explicado en
el capítulo v) que, agregada a la tercera agrupación de esta serie, da la cuarta, se com-
pone de 147 — 55 = 92 esferas que es justamente el número total de cuerpos sim-
ples de la tabla periódica de Mendeleief. Los centros de estas agrupaciones de esfe-
ras forman siempre en el espacio redes isótropas de simetría cuboctaédrica.
112 EsrTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
SN
mente inclinados, para
pr
lo cual puede partirse
de un tetraedro regular
que servirá de envolven-
te y tomar sobre cada
arista 1 puntos equidis-
tantes que determinarán
cuatro series de plarros
LÁMINA 27
que responden a las con-
Distribución isótropa de un tetraedro (o del espacio) diciones exigidas.
por cuatro series de planos paralelos La misma red se
PARTICIONES DEL ESPACIO 113
(1 Adeniás de las cinco equiparticiones anotadas por von Fedorow que, produci-
das por cuerpos con pares de caras paralelas, tienen gran importancia en el estudio de
los sistemas de puntos sobre el que se basa la Cristalografía moderna, existe una equi-
partición sugerida por la agrupación de n octaedros y nm cuboctaedros cuya célula uni-
dad es el zueco irregular, pero de aris-
tas iguales formado por un semioctae- —
dro (pirámide regular de base cuadra- !
da) y por un tetraedro reunidos. (fig.
49,b). :
Este zueco asimétrico tiene seis a
vértices que corresponden a la figura
formada por la reunión de un cua- Fic. 49
drado y un triángulo, que habíamos
encontrado en las variantes irregulares de la equipartición del plano (fig. 49 a).
(5) Esta red cuboctaédrica pertenece al sistema llamado exagonal en Cristalografía.
114
(6) Si se suprimen dos de estas presiones opuestas entre sí, los cubos se deforman
en paralelevipedos oblicuos y pueden dar, en ciertas condiciones, la red de dodecaedros
rómbicos. Esta puede obtenerse también partiendo de la red isótropa (exagonal cuboc-
taédrica) de esferas tangentes y aplicándole presiones convergentes en las direcciones
de los doce radios que unen el centro de una esfera con los de las esferas circundantes
(seis tormillos compuestos cada uno de un par de planos paralelos).
116 EsTÉTICA DE Las PROPORCIONES
MI
EQUILIBRIO CRISTALINO Y PRINCIPIO DE MÍNIMA ACCIÓN
(10) De acuerdo con la Geometría analítica, si la ecuación de una cara plana que
pertenece a un cristal se pone bajo la forma hx + ky + lz = 1 Ccortándose los tres
planos coordenados en el centro de simetría del cristal y estando determinados por sus
ejes de simetría), los coeficientes h, k, 1, son los índices en cuestión.
(11) Recordemos «que el círculo contiene la mayor superficie para un perímetro
dado (caso límite de: entre los polígonos regulares isoperímetros, el que tiene mayor
número de lados encierra la mayor área; lo mismo, entre los polígonos isoperímetros
de igual número de lados, el regular es el que tiene el área máxima). En el espacio, es
la esfera la que contiene el mayor volumen pera una superficie dada, y la que tiene
la menor superficie para un volumen dado. También es el cuerpo que da la simetría
más general, la equipartición más perfecta de la energía superficial, y la tensión super-
ficial mínima.
118 EsTÉTICA DE Las PROPORCIONES
sistema de cuerpos debe tomar un camino tal que el valor medio de la ac-
ción (diferencia entre las energías cinética y potencial del sistema) durante
el tiempo considerado, sea lo más pequeño posible”,
Su expresión analítica más sencilla es:
De igual modo se puede decir que entre todas las transformaciones posi-
bles que satisfacen la ley de conservación de la energía se verifica E, + E, =
constante (12), Se trata, en efecto, de sistemas o de ciclos en los que no inter-
vienen trabajos de fuerzas exteriores, y la que se produce realmente es aque-
lla para la cual la integral pasa por un mínimo.
El principio de mínima acción (a menudo llamado principio de Hamil-
ton bajo la fórmula adoptada antes) aparece como último substratum de to-
das las leyes físicas en los dominios más diversos de las ciencias exactas O ex-
perimentales; pero es fácil descubrirlo bajo sus diferentes disfraces:
Ley de Carnot-Clausius (segundo principio de la Termodinámica). En
todo sistema termodinámico aislado, la energía se degrada progresivamente
pasando de las formas de alta a las de baja tensión, la última de las cuales
es el calor radiante. Es la ley de la degradación de la energía, del aumento
de la entropía (1%) o de la nivelación entrópica,
Ley de Gibbs (simple). — En un sistema aislado, el estado de equili-
brio estable corresponde a un máximo absoluto de entropía.
Variante: para que haya equilibrio de fases en un sistema químico com-
plejo, es necesario que ninguna modificación posible (virtual) sea suscepti-
ble de provocar un aumento entrópico, una degradación de energía en el
conjunto.
Principio de 'Thomson-Berthelot. — Cuando una serie de cuerpos están
en presencia, cuando son posibles múltiples reacciones químicas, se produci-
La acción es:
A=5G.vV—2g.dv,
siendo dv la diferencial de la coordenada ecneralizada que representa el ele-
mento de hipervolumen, de capacidad de cuatro dimensiones dx; . dxo dx. des
(la integral es en realidad una integral cuádruple); g es el determinante com-
pleto 811 - 14 49, G es el invariante de la curvatura generalizada de Gauss 0%, y
G.v—g corresponde en el espacio de cuatro dimensiones a una densidad.
En el espacio ordinario de tres dimensiones, el producto de la densidad por el
volumen es igual a la masa; en el de cuatro dimensiones la densidad multi-
plicada por un volumen de cuatro dimensiones da la acción. Como y=g. dv
es un invariante, la acción es proporcional a G, curvatura del Universo fí-
sico,
Las ecueciones de Einstein para la gravitación [G,» = 0, en notación
tensorial (19) resultan como consecuencia inmediata de 84 = 0, lo que per-
mite prescindir de toda otra hipótesis y de toda la casuística relativista,
32 Existe una tercera forma más general del principio de minima ac-
ción de la que al parecer se pueden deducir no sólo las ecuaciones de la gra-
vitación, sino también todas las leyes electromagnéticas y termodinámicas.
El factor G, en la expresión anterior se amplía en (G, + Gs + 63),
siendo Gs, el invariante de la curvatura gaussiana y Gs y Gg los paráme-
tros invariantes análogos relativos a los campos electromagnéticos y entrópi-
(12) Estas g o potenciales son los términos del intervalo ds (distancia generalizada)
entre dos puntos próximos en un espacio de cuatro dimensiones cuando está expresado
bajo la siguiente forma cuadrática:
(17) Se podrían naturalmente agregar otros componentes G,, etc., si hubiera nece-
sidad de introducir nuevos campos; pera estos 3G's parecen bastar en el estado actual
de la Física.
(18) “La enormc importancia de este principio (de mínima acción) se deriva del
hecho de que se puedan sacar de él las leyes fundamentales de la Física. Contiene
además, toda la teoría de la relatividad de Einstein, cuyo mérito atribuirán a Hamil-
ton las generaciones futuras” (R. Francé, Die Gesetze der Welt).
Véase también en J. Becquerel, Le principe de relativité (Gauthier-Villars, 1923),
el cap. xv1 sobre el principio de acción estacionaria.
Digamos a propósito de este concepto de acción en el principio generalizado de
mínima acción, que el quantum de la teoría de los quanta se puede considerar como
una unidad, un quantum de acción. El quantum es numéricamente una fracción me-
nor que 1 que puede identificarse también con la probabilidad de algo o una función
de una probabilidad.
- Ciertos físicos de la escuela estadística de Planck y Boltzmann, han supuesto que
la acción era “menos el logaritmo de la probabilidad estatística del estado del mundo
en la fase considerada”.
CaríruLOo V
fuerzos, presentará, por ejemplo, los diagramas que la Estática gráfica prevé
precisamente como curvas de máxima resistencia a la tracción y a la flexión.
El examen microscópico de los tallos de las plantas demuestra que en ellos
el problema de la máxima resistencia con el mínimo de materia tiene solu-
ciones que harían honor a un ingeniero 00,
El hecho de que el principio de mínima acción no se aplique rigurosa-
mente a un sistema aislado que contiene materia viva, no significa que no
se cumplan en él las leyes físico-químicas, sino que dicho sistema no se com-
porta ya como un sistema aislado. La vida actúa (o puede actuar) como
una fuerza exterior cuando está localizada en él, en el sentido de que una
fuerza que procede de la tercera dimensión fuera exterior respecto de un
mundo plano (11 para los observadores infinitamente aplastados de Poincaré.
(10) El biólogo alemán Trancé estableció la Biotécnica, ciencia que consiste en co-
piar o aplicar a la técnica humana los inventos, los esquemas mecánicos dados por los
animales y las plantas. Entre otros, citaré una sembradora construída durante la guerra
en la cual la dispersión homogénea de los granos se obtuvo por medio de un disposi-
tivo copiado de la cápsula de la adormidera. Véase también en la Science Moderne,
enero de 1926, el artículo del profesor M-L. Cuénot, de la Facultad de Ciencias de
Nancy, sobre las Couptaciones (por ejemplo, el órgano de salto en los elatéridos).
(11) En este mismo orden de ideas ciertos geómetras familiarizados con el espacio
tetradimensional creen que la vida actúa en la cuarta dimensión, Según las teorías re-
lativistas el tiempo es la cuarta dimensión y la vida podría concebirse como actuando
en la quinta dimensión.
He aquí un ejemplo concreto de acción exterior: Un péndulo que oscila y una
probeta en que se realiza una reacción química se colocan sobre uma mesa. Puedo con-
siderar la mesa, la probeta y el péndulo (sería preciso decir péndulo-globo terrestre,
para introdutir correctamente la función potencial del péndulo) como un sistema
aproximadamente aislado, El principio de Hamilton, aplicado en forma adecuada, per-
mite prever lo que sucederá mientras no intervenga una fucrza exterior. Si en la mis-
ma cámara, un observador da un golpe al péndulo o vierte ácido sulfúrico en la pro-
beta o si una ráfaga de viento revuelve la habitación, el sistema mesa-probeta-péndulo
derogará las ecuaciones hamiltonianas precedentemente establecidas, ya que la inter-
vención de estas fuerzas no había sido prevista y no podía serlo por ellas porque —de
acuerdo con las reglas del juego” sólo habíamos introducido datos resultantes de energías
potenciales, cinéticas, químicas, etc., del sistema mesa-probeta-péndulo. Ahora bien, po-
dría producirse una discordancia análoga si se agregara al sistema una redoma con pe-
ces rojos o, más sencillamente, si la probeta contuviera un cultivo microbiano; pero
hay una diferencia, y es que en la acción directa del personaje que golpea el péndulo,
o vierte el ácido sulfúrico, las fuerzas que intervienen, aunque exteriores al sistema
arbitrariamente escogido, se mueven en el mismo espacio y pueden aumentar directa-
mente o absorber las energías tanto potenciales como cinéticas de este sistema. Puede
haber adición o sustracción, no sólo de energía, sino también de sustancia. Al contrario,
la acción de la vida se manifiesta verdaderamente como si proviniese de una direc-
ción perpendicular perteneciente al espacio de cuatro o cinco dimensiones: no agrega
ni reduce nada a la masa o a la energía total, pero puede retardar o detener los
desgastes de energía potencial (véase la nota siguiente) actuando en oposición al prin-
DeL CRECIMIENTO ARMONIOSO 127
(15) La única obra que conozco que haya estudiado las leyes del crecimiento desde
el punto de vista matemático es el tratado titulado Growth and Form (Crecimiento
y Forma) de D'Arcy Thompson, publicado por la Universidad de Cambridge. He aquí
algunos extractos:
“Los cuerpos inorgánicos (cristales) crecen por aglutinación: un cristal crece por
la adición de nuevas moléculas que, una a una y capa a capa, se yuxtaponen progre-
sivamente al sustrato sólido ya formado, Cada partícula parece estar influenciada sola-
mente por las partículas próximas; cada una de las cuales, al agregarse, toma su posi-
ción en el conjunto de sus vecinas inmediatas, generalmente en los huecos y rincones
disponibles, y de manera que entre en contacto con el mayor númcro posible de par-
tículas limítrofes. Cada partícula se fijará en el lugar que pueda alcanzar más cómoda-
mente; si no hay hueco disponible tomará la posición de energía potencial minima con
respecto a sus vecinas ya reunidas, quedando entonces la energía del sistema distribuida
en forma que no quede ninguna fuerza resultante que pueda causar un desplazamien-
to, lo que conduce a la formación de caras planas, porque en una disposición crista-
lina homogénea, las leyes de la simetría exigen que el lugar geométrico de una propie-
dad sea un plano o un grupo de planos, siendo el lugar geométrico en este caso parti-
cular el de la energía superficial mínima. El conjunto de pilas de balas o de granos es-
féricos, que nos permite imitar o repetir las disposiciones cristalinas, nos demuestra en
forma visible que el resultado es siempre la producción, como en el cristal natural,
de superficies planas y de ángulos netos simétricamente dispuestos, Los cuerpos orgá-
nicos, por el contrario, crecen por intususcepción o imbibición, como un trozo de ge-
latina puede aumentar en el agua por la penetración en el líquido de toda su sustan-
cia, inflándose la masa gelatinosa del mismo modo que un globo que se llena de aire.
De aquí resultan a menudo formas esféricas similares a las burbujas de aire, dándose
la energía total de superficie mínima con una superficie esférica”. Observemos una
vez más la importancia de la ley de la energía de superficie mínima, aún en Jas con-
figuraciones inestables y complejas de la materia viva.
Citemos también a FI. Guilleminot (op. cit.): “La unidad cristalina formada no es
más que una colectividad de pequeñas unidades, todas semejantes y llevando en sí mismas
los elementos de simetría del conjunto, es decir, los factores orientadores de la forma ge-
neral, Por el contrario, las unidades vivas tienen formas que no sen únicamente la re-
sultante de las propiedades morfogénicas de los elementos constitutivos y que tampo-
co se justifican totalmente por las relaciones de la individualidad con su medio. Estas
formas parecen proceder de una directiva interior y propicia al agregado, para la me-
jor realización de una función”.
(16) Véase en H. Guilleminot Cop. cit.) la comparación de los organismos vivos
con los sistemas estacionarios en equilibrio morfológico como el chorro de agua o la llama.
130 EsTÉTICA DE Las PROPORCIONES
7
una figura dada produce una fi-
Y | gura resultante semejante a la fi-
gura inicial. Por ejemplo, las por-
a b ciones sombreadas de la figura
) ) Y Y 50 son los gnomones del triángu-
Exc. 50 lo equilátero y del cuadrado “9,
10 + 5 = 15 ct... se.
15 + 6 = 21 . . .
21 + 7 = 28 . e
(ml) n (n+4D
n n=
2 2
La serie de los gnomones (1, 2, 3,..., n) es la de los números enteros; y la su-
(n+1)
cesión 1, 3, 6, 10, 15,..., 21 » son los números triangulares.
12 + 3 = 22 b . . . 0 0. ...
22 +- 5 = 32 Y) e... ...0580.08
32 + 7 = 42 ... . o . 0
2 + 9 = 52 . 0... o. .0
z + 11 = 62 ..n.no.no.2..o.oo.[|. m0.
6? + 13 = 72 %e as) o<| s . . .
.o o. . .2.2x.nx2—b. .. o. ....«.-.. . ..0. 6 62. 2. e...
(a-D2 + (2n-1) = n2
DeL CrECcIMIENTO ÁRMONIOSO 131
A —Áká
(e
se puede construir uno semejante y
su gnomon. Basta en efecto trazar
una recta BD que forme un ángulo
o
ABD igual a BCA para obtener un
triáng. ADB
C semejante al
ABC inicial.
—
BCD será, por
D consiguiente,
el gnomon de
A 8 ADB.
Fic. 51 Se puede
repetir indefi-
nidamente a partir de una figura da-
da la construcción gnomónica. He
aquí tres figuras gnomónicas inte-
resantes (fig. 52):
Figura a. — El gnomon del rec-
tángulo de módulo = vW2 es
tángulo de módulo = +=
_ DF
vV3+1
—7— es un cuadrado perfecto. En
el capítulo siguiente, veremos la importancia que tiene esta propiedad.
La serie de los gnomones es en este caso la de los números impares y los núme-
ros 1, 22, 32,..., m2 (que corresponden a la vez a las redes de puntos y a las super
ficies de las figuras crecientes) son los números cuadrados. La teoría del crecimiento
gnomónico es un aspecto geométrico de la teoría moderna de las diferencias finitas.
Los conteptos de números poligonales (de los cuales son casos particulares los núme-
Ios triangulares y cuadrados) y poliédricos y el método de los gmomoncs habían per-
mitido a los griegos explorar el aspecto diofántico de la Geometría que nosotros hemos
132 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
t
dp b boo 9
— = —-d6,
log. p =—0,0 = K log.p o sea p = a”.
e c
El radio crece en progresión geométrica cuando el ángulo crece en progresión arit-
LA MINA 29. Cristales de nieve.
"xIpi9g uno :oloqy “es[eo unog :ofoqy
"CIUOUY :9quey *[€ VNIINY"T "suspua¡ds SBOneH :9quiy *)€ VNIINY"T]
DeL CRECIMIENTO ÁRMONIOSO 135
mética; Co: los radios vectores de los puntos cuyos ángulos vectores están en progresión
aritmética, están en geométrica). Salvo un factor constante, los
ángulos vectores son, pues, los logaritmos de los radios corres-
pondientes, de donde resulta que cuando tres radios vectores
están separados por ángulos iguales (por ejemplo 90” ó 360”) el
radio intermedio es media proporcional entre los radios extre-
mos; cuando estos ángulos iguales son de 90” el punto interme-
dio se encuentra siempre sobre la semicircunferencia que
tiene como diámetro la recta que une los otros dos puntos
y pasa por el polo,
El radio vector forma también en toda espiral logarít-
mica un ángulo constante (el ángulo característico a) con la
curva. Descartes descubrió otra propiedad importante: Si
B y C son dos puntos de una espiral logarítmica, las dis-
tancias del polo O a B y a C son proporcionales a los radios
OB y OC; el crecimiento en la dirección de la curva y el
crecimiento en la dirección del radio vector están en una
d
razón constante, Se tiene So = cos a y S (longitud del
5
arco de curva desde O al punto considerado) = np, sien:
do 1 = sec a, de donde sale la ecuación de la curva en
función de a, p = mel cot a.
Fic. 54 Se tiene también (fig. 54b): arco de la curva desde
O a B = BI. Desde el punto de vista puramente analítico,
la espiral logarítmica posee la notable propiedad de ser su propia evoluta, involuta,
podaria, cáustica, y además, de reproducirse si se arrolla sobre sí misma. Si una
curva cualquiera se arrolla sobre sí misma, y se repite esta operación indefinidamente,
136 EsrÉTICA DE Las ProPORCIONES
resulta como curva límite envolvente una espiral logarítmica. Desde el punto de vista
morfológico, citemos de nuevo las dos propiedades cuya importancia biológica destacó
D'Arcy Thompson: 1* la espiral logarítmica es (en dos dimensiones) la única curva
cuyos arcos son siempre semejantes, es decir, cambian de dimensiones, pero no de for-
ma: propiedad homotética en el crecimiento; 2%, esta propiedad se extiende a las áreas
determinadas por los vectores. Toda curva plana nacida de un polo en forma tal que
el área vectorial de un sector sea siempre un gnomon para la totalidad de la figura
precedente, es una espiral logarítmica: propiedad de crecimiento gnomónico. Observe-
mos que la recta y la circunferencia son casos límites de la espiral logarítmica, para
a =o0 ya == 90*.
(21) Las porciones de una misma circunferencia y de una recta cualquiera son no
solamente semejantes, sino superponibles; los arcos de dos circunferencias de radios
distintos son semejantes, pero no superponibles (en el espacio, la hélice tiene la pro-
piedad análoga a la recta para la translación y del círculo para la rotación, de ser superpo-
nible a sí misma por atornillamiento).
e X (22) La espiral de Arquímedes
1902 p = a.0, está descrita por un punto
animado de un movimiento de traslación
uniforme (de O hacia X) sobre un vec-
tor OX que tiene una velocidad angu-
lar uniforme alrededor del polo O. Los
radios son normales en todo punto de la
0 curva y la distancia radial entre dos es-
piras consecutivas es constante. o
0 En la espiral logarítmica, p = a”,
estos intervalos radiales crecen en pro-
gresión geométrica (por la misma ra-
zón que la pulsación radial de la cur-
va). Se podría considerar la espiral de
Arquímedes como sección meridiana del
volumen de un cilindro flexible, como
un cable, y la espiral logarítmica, como
meridiana del volumen obtenido al des-
arrollar del mismo modo un cono en
Fic. 56 caracol (fig. 56).
DeL CRECIMIENTO ÁRMONIOSO 137
el ángulo ideal
2
(24) El hecho de que un gran número de mediciones hechas en individuos de
h
uno y otro sexo, dé P como valor medio de la razón — examinada en el capítulo x,
n
deriva de la manera oscilante cuya razón $ = 1,618 es la de los términos de la serie
2 3 5 8 13 21 34 55
a...
11.22 3 5 8 13 21 34
porque se tiene, en efecto:
13 21 34
— = 1,625; — = 1,615; — = 1,619, etc.
8 13 21
138 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
y su pulsación cuadrantal
OB ,- DD”
1= 08 V?*= pp
D'
El rectángulo director ins-
crito en una evoluta de espi-
ral (26) determinada por tres pun-
tos situados en los extremos de
Fic. 57 tres radios que forman entre sí
ángulos de 90” tiene como mó-
dulo la pulsación cuadrantal 4/4 (por ejemplo en la figura el rectángulo ins-
crito D'D"DM).
P, = VP. = VB,
Más generalmente, en una espiral logarítmica de pul-
sación radial Pr = m corresponde, para una separación an-
360" B .-
gular BOA = —— una razón va Vm entre las lon-
n
gitudes de los radios separados por este ángulo (fig. 58).
(28) El módulo (razón entre el lado mayor y el menor)
del rectángulo director así definido basta para caracterizar
una espiral logarítmica, tan bien como la pulsación ra-
dial o cuadrantal o el ángulo característico a. Se obtiene
un rectángulo del mismo módulo (igual a la pulsación
cuadrantal de la espiral) trazando las tangentes a la curva Fic. 58
Lámina 32. Formas pentámeras orgánicas (Flores).
Lámina 33. Formas pentámeras orgánicas. (Organismos marinos).
DeL CRECIMIENTO ÁRMONIOSO 141
Los intervalos definidos sobre un mismo radio por las espiras consecu-
tivas formarán una progresión 9, y se tendrá, en particular, para tres inter-
valos consecutivos CD = AB + BC, lo que, como observa Sir Th, Cook,
hace que esta espiral sea muy fácil de construir. Se la encuentra como traza-
do directivo en las evolutas de muchos capiteles jónicos, Las conchas del
Murex, del Fusus antiquus (fósil), Facelaria, Scalaria pretiosa, Solarium troch-
leare, etc., y de muchas amonitas fósiles (en particular A. Intuslabiatus
lámina 31 arriba), tienen igual-
mente esta espiral como diagra-
ma de crecimiento. Su ángulo ca- p"
racterístico (ángulo de la tangen- Ñ ,?
te en un punto cualquiera con el , o”
radio vector de este punto) es N B,-"
de 8536, A -
2% La espiral de la figura 59 %
OD = 9 como pulsación
tiene —= e” > Na
OD' .”?
OD
diametral, 08 = $? como pulp: ma
OD —
sación radial y OD”
=
vV
$
co-
Y
a
en los cuatro puntos situados en los extremos de los dos diámetros perpendiculares
(como los puntos D', D, D”, N, en las figuras 57, 59 y 60). Esta construcción da el
rectángulo circunscrito en una evoluta de espiral.
142 EstÉricCA DÉ LAS PROPORCIONES
tiene una espiral directiva de pulsación radial 6, que difiere muy poco de
este tercer caso de pulsación radial $* = 6,85...). Si entre estas tres espira-
les en las que interviene la razón $, hubiera una que pudiese reclamar el
título de curva del crecimiento armonioso con preferencia a las otras dos, ésta
parecería ser aquélla (la última)
p” y no, como sugería Sir Th. Cook,
la espiral de pulsación radial $ de
la figura 57.
Doy en la lámina 34 un in-
teresante diagrama de crecimien-
to basado en la sucesión de Fibo-
D nacci y en el cual los lados de los
pseudognomones cuadrados suce-
sivos son precisamente los tér-
minos de esta sucesión. Los mó-
dulos de los rectángulos crecien-
tes así obtenidos son, por consi-
guiente, los elementos de la su-
cesión fraccionaria de Fibonacci:
2.3 5 8 13
y...»
11. 223.
5 8
es decir, que tienden rápidamen-
te a asumir la forma de un rec-
tángulo «+; los pseudognomones
FElc. 60 cuadrados tienen como áreas
(en función del pequeño cua-
drado tomado como célula unidad), 1, 4, 9, 25, 64, 169, 441,..., es decir,
12, 22, 32, 52, 82, 132, 212,..., que son los cuadrados de los términos suce-
sivos de la serie de Fibonacci: la razón de las áreas de dos pseudognomones
consecutivos tiende, pues, hacia $? (47,
La curva obtenida al enlazar sobre este diagrama los arcos de espiral
que pasan por los vértices sucesivos tiende a confundirse con la espiral loga-
ponce
rr
leo
em
Lámina 35
Tres espirales de construcción sencilla
An = Ye -(27)
2
DeL CRECIMIENTO ÁRMONIOSO 145
y=>3 l +e
Es a la vez una curva estática, que a menudo resulta de estados de equi-
librio sometidos al principio de Hamilton (siendo la catenaria, entre las cur-
vas de la misma longitud, aquella cuyo centro de gravedad es el más bajo
posible), y la curva meridiana de ciertas formas biológicas. D'Arcy Thomp-
son observa, en efecto, Cop. cit.) que la catenaria es
igualmente aquella curva capaz de engendrar, por “su
revolución en torno a un eje dado, una superficie
L)
a que sea un mínimo. Se encuentra especialmente en
el perfil del huevo; las meridianas de dos cáscaras
Cuna obtusa y otra aguda) de un huevo cualquiera
son catenarias de longitud diferente. Las formas del
huevo oscilan entre dos tipos extremos, una inscrita
en un rectángulo de módulo + (fig. 634); el otro en
el rectángulo de módulo 3 que ya hemos observa-
do a propósito de la espiral logarítmica de pulsación
cuadrantal y9 (fig. 63b). El círculo de hinchazón
máxima del huevo se encuentra más cerca del cas-
(O
(29) H. Guilleminot Cop. cit.) hace notar que en la fabricación sintética de es-
tos productos, los isómeros derecho e izquierdo se forman en igual cantidad porque
ambos equivalen termodinámicamente y son tan probables uno como otro. Por el
contrario, los agentes líticos de la reacción viva (Cdiastasas, toxinas, enzimas) ejercen
con su presencia una opción vital yuxtapuesta al encadenamiento de los fenómenos
previstos por la segunda ley de la energética. Pueden destruir más rápidamente el
isómero izquierdo que el derecho de una sustancia, aunque haya equivalencia diná-
mica para las dos destrucciones.
(80) El ornamento de arquitectura llamado óvalo deriva de la forma del huevo y
DeL CRECIMIENTO ÁRMONIOSO 147
se construye por medio del compás por un método tradicional elemental que da una
excelente aproximación de la realidad (fig. 64).
Siendo AB el eje menor de la sección se traza la circun-
ferencia de centro 1 y de diámetro AB; se prolongan BC y
AC hasta sus intersecciones con los arcos de círculo AF (de
centro B) y BE (de centro A) y se completa con el arco A
FME de centro C, Esta construcción da:
DM 42 DM 42
Az = ta? = 1,293...,, —= te = 1,63...
B 2 IM 312
razones que se aproximan a los valores ideales Y$ = 1,272... uN M
y + = 1,618... correspondientes a la forma ovoide de la fi- Exc. 64
gura 63b,
(31) Ruskin ya escribió: All beautiful lines are drawn under mathematical laws or-
gunically transgressed (Todas las líneas bellas están trazadas bajo leyes matemáticas or-
gánicamente transgredidas).
(32) Hacia una arquitectura, Editorial Poseidon, Barcelona.
(33) Por lo demás, el mismo Sir Th. Cook observa a propósito del Partenón
que la no-verticalidad de las paredes y de las columnas, la hinchazón de estas últimas,
la desigualdad de casi todas las dimensiones idénticas en apariencia (diámetros, separa-
ciones de columnas, alturas de capiteles, anchuras de las metopas), son desviaciones
premeditadas, sabiamente calculadas con miras a corregir las desviaciones ópticas. Estas
correcciones ópticas (no descubiertas hasta 1837 en el Partenón; Miguel Angel
148 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
encarga siempre de poner su pátina, tanto en las formas como en los tintes,
de las creaciones arquitecturales del hombre.
La arquitectura gótica se ha reservado mayor margen; los detalles tienen
la libertad de una exuberancia vegetal y las pequeñas desviaciones están, co-
mo en la Naturaleza, a la orden del día. Los perfiles verticales también tie-
nen una variedad y una flexibilidad que a primera vista parecen imitar los
balbuceos del impulso vivo y alejarse completamente del purismo abstracto
de la geometría dórica. Pero esta fantasía gótica, en apariencia tan floralmen-
te caprichosa como las arquitecturas tropicales de la India, del Cambodge o
de la Insulindia, revela un rigor dinámico tan acabado como la geometría y
el equilibrio estático de los templos griegos.
Lo mismo que ciertos tejidos vivos pueden (por ejemplo, cuando la ley
de equipartición de la energía superficial y la tendencia al mínimo de super-
ficie, por un lado, y al mínimo de peso con el máximo de resistencia, por el
otro, tienen efectos convergentes) producir configuraciones estáticas de sime-
tría exagonal, lo mismo que la espiral —por lo gencral patrimonio de la yi-
da— puede aparecer a veces en configuraciones en cuya constitución la vida
no ha tenido parte alguna, pero donde el empuje continuo de una fuerza O
de una inercia puramente mecánicas dejará huellas similares: por ejemplo,
en las nebulosas espirales.
Por el contrario, la sección áurea y la simetría pentagonal que deriva de
ella, son un monopolio absoluto del crecimiento vivo.
En las láminas 32 y 33 doy algunas reproducciones de formas pentámeras,
cuya lista podría prolongarse indefinidamente. Entre las flores de cinco pé-
talos citemos al nenúfar amarillo y la flor del escaramujo (de las que derivan
las simetrías más complicadas pero basadas siempre en múltiplos de 5 de los
otros parientes del loto y de todo el genus rosa), el oxiacanto, el clavel, el
geranio, la ancolía, el malvavisco, la jeringuilla, la primavera, la campánula,
las flores del peral, del manzano, de la fresa, etc., etc... La flor de la pasión
o pasionaria presenta las dos simetrías conexas: pentagonal y decagonal.
Entre los organismos marinos, las medusas, estrellas de mar, los crinoi-
deos, ofrecen también una gran variedad de combinaciones pentagonales,
Reproduzco algunas de una obra de Haeckel 49 (lám. 33).
LAMINA 37
Tres diagramas abstractos de simetría pentagonal
aparato masticatorio del erizo al que los antiguos, a quienes intrigó mucho, dieron el
nombre de linterna de Aristóteles,
150 EsTÉTICA DE Las ProPORCIONES
Ge sor
5% prusmas acr ral de
foros al ca
té Ó cu le arl de roruemi
y ef enfargaia-
por liquenñae elrer:
E? rafutre
fr cal Se egabons e
LÁmINA 39
Dos hojas del álbum de Villard d'"Honnecourt
VT=]
LÚ
ju
NS
wi
Sas
V4=2
N$
V5
Ll
DO LA
1 V2 V3vá4y5
LAmINaA 41
(2) Dynamic Symmetry, The Greek Vase, por J. Hambidge. (Yale University Press).
(3) Es decir, un número irracional que puede construirse gráficamente como:
Vm, K Vm, ya , pa
y toda combinación de estas cuatro expresiones en las que los números enteros m, K, a
se pueden permutar de todas las maneras posibles mediante un número finito de opera-
ciones.
(%) En estos diagramas rectangulares los números 1, a, etc., representan, en general,
longitudes; cuando están entre paréntesis o reunidos designan, por el contrario, módu-
los, es decir, razones entre los lados de los rectángulos.
(5) Como el módulo de un rectángulo basta para determinar su forma, se suponé,
en general, que el lado menor es igual a la unidad: el mayor será entonces numérica-
mente igual al módulo.
Las dos figuras inferiores de la lámina 41 muestran los cinco rectángulos, 1, Y2, V3,
V4 = 2, v5 reunidos en el mismo diagrama. En la figura de la izquierda tienen co-
mún el lado horizontal, y en la de la derecha, el vertical.
158 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
vando las figuras 65a, b y c, y forman parte del mismo tema de modula-
ción armónica.
Existe una forma sencilla de descomponer armónicamente la superficie
de un rectángulo dinámico (Y/2. Y3, Y5, Y5/2, 1/8, 9, 8?, etc.) en rec-
tángulos y en cuadrados por medio de diagonales y de líneas perpendiculares
a éstas, trazadas desde los vértices,
y de paralelas a los lados por los | 5
nooo
puntos de intersección obtenidos; ¡
todas las superficies así determina- a L)
-
Loono
das serán funciones del módulo del
rectángulo inicial. Por ejemplo: las
figuras de la lám. 42 obtenidas en
los rectángulos y/2, + y Y5, res- 0
pectivamente, por simples variantes
de esta construcción. Por otra parte, b, :
la descomposición de los rectángu-
los permanece armónica si en vez de
las diagonales propiamente dichas se
o o
trazan por los vértices las perpendi-
a
culares entre sí que se corten en los
lados del rectángulo. El segundo o
mula
o
or rs o
BR
RM
ms
Por ejemplo (fig. 66): des-
aa
composición del rectángulo y/5
¿a
en 5 rectángulos semejantes.
o
po
También se pueden obtener . 66
qA
rectángulos semejantes a un rec-
tángulo inicial cualquiera dividiendo cada uno de sus cuatro lados en un nú-
mero igual p de partes alícuotas. Se obtienen así p? rectángulos interiores igua-
les, semejantes al rectángulo continente.
Vamos a ver por qué el método de las diagonales de Hambidge es una for-
ma más armónica de obtener en el
Á B interior de un rectángulo dado uno
o varios rectángulos semejantes.
e
n
Fic. 67 BC 7 FB = m.
nifica esa armonía de las partes componentes del todo, de que derivan las leyes de
la simetría”.
La expresión $uvape: oupuerpo aplicada por los geómetras griegos a dos números
o a dos dimensiones lineales, significaba conmensurables en potencia, Se trataba pre-
cisamente de números inconmensurables cuyos cuadrados eran conmensurables. Son
los términos mismos que Platón pone en boca de Theeteto, y el sistema de Hambidge
es propiamente un desarrollo lógico del concepto matemático expuesto a Sócrates por
su joven interlocutor.
(1) La palabra módulo no se toma aquí en el sentido corriente de submúltiplo li-
neal introducido por la teoría estática de Vitruvio, sino en el sentido de proporción ca-
racterística del rectángulo.
CÁNONES DINÁMICOS 161
A F B
NA A GHNF >
><
| 0
D E C D H E C
Fic. 68 Fic. 69
1
(8) Esta propiedad tiene como traducción algebraica la igualdad + — 5 = 1,
tomando AD como unidad. Es conveniente tomar como módulo del recíproco el inver-
so del módulo del rectángulo principal para destacar ei hecho de que los elementos
correspondientes de las dos figuras son perpendiculares entre sí. Un módulo inferior a
l Ces decir, en el cual el lado menor se ha tomado como numerador) caracteriza en-
tonces a un rectángulo recíproco, colocado verticalmente si el rectángulo principal
tiene horizontales sus lados mayores. Con este convenio, el número m y su inverso
— designan la misma forma de rectángulo dispuesta horizontalmente en el primer ca-
l » .
nan...
. == neaoa
M A 8 N
o... == AAA
7 po 4 o ..”? A .h
1 "1 V 2 ! 1 pa, Ln e .” eo
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Lámina 43
IIA
xx ,
0
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l, 77 ”a 2 El rectángulo v2y2
/ E
4 *
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: MN 2 1
VNS,Xx Divisiones armónicas
A B
A B
Fic. 70 Fic. 71
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Lámina 44
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P, = —+——7 = nm”.
y OI
eS N En particular para la espiral
eS Ñ de la figura 73, que corresponde
> N .
Le Ñ P, = 8%, P¿
= e?, P, = 9.
D E C o., ,
Esta descomposición gnomó-
nica por crecimiento o decrecimien-
Fic. 73 to continuo y la aparición subsi-
. . po
guiente de la espiral logarítmica,
justifican el papel importante atribuído por Hambidge a la diagonal en las
165
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166 EsrTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
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Lámina 46
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LÁMINA 47
El rectángulo de cuadrados giratorios. — Divisiones armónicas del cuadrado
168 EsréTICA DE LAS PROPORCIONES
(9) Recordemos la propiedad del rectángulo yY2 de ser su propio gnomon. Per-
manece, pues, semejante a sí mismo cuando se pliega en dos o cuando se dobla
abriéndolo como un libro.
(10) Parece desprenderse del libro de Caskey (Geometry of Greek Vase) que en-
tre los ciento noventa y un vasos griegos de la gran época, del Museo de Boston, sola-
mente nueve están encuadrados por rectángulos estáticos y todos los demás por rectán-
gulos dinámicos, siendo para ciento sesenta de éstos el margen de fluctuación inferior
a 1 milímetro.
169
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Lámina 92
Arriba: Kylix.
Centro: Su trazado armónico.
Abajo: Esquema de trazado.
173
(13) Según Caskey, op. cit. Estos dos vasos tienen como rectángulo de encuadra-
5
miento 1, 118 = > vertical en el primer caso y horizontal en el segundo. Es el rec-
tángulo de encuadramiento del esqueleto de Harvard (véase más adelante, lámina 55) y la
mayor parte de las subdivisiones armónicas de estos vasos se encuentran en dicho esqueleto.
(14) Ya hemos visto (cap. v) un aspecto biológico de la misma ley en el hecho de
que las simetrías o proporciones de base v2 o V3 tienen más éxito en el reino mi-
neral que en la Naturaleza viva donde, a causa de su violencia poco propicia a la in-
determinación bergsoniana, conducen a menudo a fondos de saco morfológicos. La su-
perioridad rítmica del pentágono estrellado sobre el exágono y el ortógono estrellado es
una variante de la misma comprobación.
(15) Digo superficie porque, como veremos en el capítulo siguiente, en el espacio
(de tres dimensiones) esta ley de la no-mezcla de los temas es más elástica, porque, al
menos, las diferentes superficies de un mismo volumen se pueden considerar como temas
armónicos distintos adaptados justamente a la forma de cada una de ellas.
CAnones Dinámicos 175
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LÁMINA 49
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Lámina 51
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Lámisa 93
Gama espiral de rectángulos dinámicos (izq.). — El rectángulo $ y la serie VS (der.),
CÁNONES Dinámicos 179
(18) Son los triángulos rectángulos citados en los capítulos 11 y 111, cuyos tres lados
están en progresión geométrica y cuya razón es, precisamente, P de modo que los lados
de cualquier otro triángulo semejante a él, son proporcionales a 1, 1/2, $. Ya hemos
visto anteriormente que este triángulo de Price es semejante a la semisección meridiana
de la Gran Pirámide. -
(10) Esta propiedad es general: toda progresión geométrica de razón m se puede des-
componer en dos progresiones entrelazadas de razón m2, tres de razón mi, etc.
En virtud de la sucesión de segmentos en V3, la propiedad
AB" + BC =CD'+ DE +4 EF + FG,
se traduce algebraicamente bajo la forma
] 1 1 1 ]
Ll 4 —]= a —+ ++
o 7) Je VS $2 575)
de donde:
1 1
=P
expresión que ya conocemos, como caso particular de $* = $n-1 +4 $n-2 para el
valor n = o.
Del mismo modo, en el límite se tiene:
1 1 1 4
G + 22 + pe +: =208,
y se ve fácilmente que
1 1
+ ho =Y9 48
$ yo $2 PY E
180 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
(20) Como muchos de los productos del estilo alternativamente vilipendiado y en-
comiado bajo el epíteto de barroco, estos muebles de cajones decrecientes sugieren
un tema de crecimiento orgánico, Tienen la ventaja de hacer aparecer más grandes
las piezas bajas de techo, por una ilusión óptica análoga a la que los romanos pro-
ducían conscientemente en los casquetes esféricos de sus cúpulas (perspectiva truca-
da de encajonamiento en la bóveda del Panteón, etc.).
(21) Para los cuadros cuyo ancho es mayor que el alto, el módulo medio es 1,350.
(22) Recordemos que, según la ley de no mezcla de temas de Hambidge, sería
un error aplicar a un rectángulo en VZ o 13, un tratamiento por la sección áurea.
Cánones Dinámicos 181
Lámina 54
Cómodas inglesas tipo Reina Ana
182 EsTÉTICA DE LAs ProPORCIONES
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Fic. 79
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nas, no se manifiestan en el
rigor armónico de estos dos ci- TACTO LL
mano más científica y más flexible que todo cuanto se había hecho hasta
entonces.
Habiendo expuesto que, por más cánones que haya en el cuerpo hu-
mano o en el del animal, las longitudes o superficies observadas en un es-
x 2.236 x
3236
4.045
Lámina 55
Proyecciones frontal y lateral del esqueleto de Harvard
2,382
De The Diagonal
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1/10 de milímetro) pa- T á
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sa cada individuo, pu- l | ) ]
diendo, por lo demás, ! Elo, L-- -
ser bastante variados los 2... b — - E b!- O a N Lt
0,223 6 _ v5 _ 26-1
un rectángulo Vabc = 0,2000. 2. 2 y encontramos nueyva-
Q Pp , 5 -
(86) Los dos rectángulos 0,854 y 1,1708 son inversos o recíprocos porque
0,854 = : . Ambos tienen la misma forma, pero el primero está dispuesto perpen-
dicularmente con respecto a la dirección modular escogida y el segundo con su longitud
mayor en esta dirección. En general, he elegido el lado horizontal como dirección mo-
192 Estrérica DE Las PrOoPORCIONES
2,618
X
Cánones Dinámicos 193
O”
tán destinados a quienes interese el aspecto pura- *” 8 CPHcJdD
mente teórico de la cuestión, o la comparación con lua+b»c+d
los temas proporcionados por gran número de Fic. 85
otros esqueletos. En este orden de ideas, la revista
de Hambidge da las características detalladas de otro esqueleto, menos bello
estéticamente que el primero, y a la vez menos puro y menos original como
tema armónico cuando se estudian las áreas por este método. Su modulación
dinámica, aunque los rectángulos v5 y 9 no aparecen personalmente como
en el esqueleto de Harvard (lo que es una característica rara propia de éste)
está a pesar de todo rigurosamente basada en rectángulos derivados del mis-
mo tema, como se puede comprobar mediante el cuadro 1x (98) de la pág. 180,
La lámina 57 que está compuesta según los diagramas detallados por
Hambidge en la revista The Diagonal, sintetiza los trazados de dos esquele-
tos. Es interesante compararlos con los trazados de los dos vasos griegos repro-
ducidos de la obra del Dr. Caskey ($9, en las láminas 50 y 51.
Esta concepción sinfónica de las proporciones humanas es, como se ve,
muy diferente de la teoría del canon ideal admitida, en general, como sus-
ceptible de suministrar una estadística única (o, por lo menos, una para car
da sexo). Las dos concepciones no son absolutamente contradictorias, en el
sentido de que: 1% nada impide, entre un gran número de temas dinámicos,
distinguir uno para adoptarlo como tipo o subtipo ideal, que es probable-
mente lo que hicieron los escultores griegos (canon de Policleto); y 2%
operando con un gran número de esqueletos normales (sanos), y, en lo po-
sible, de la misma raza, se encuentran a pesar de todo ciertos términos me-
dios estables. El juego complejo y variado de las modulaciones dinámicas
(38) Este segundo esqueleto tiene la misma propiedad curiosa que el primero: sus
dimensiones lineales medidas en subdivisiones del metro, representan ya módulos de
rectángulos dinámicos que pertenecen al tema +, Y/5. Así, la profundidad torácica del
Primer esqueleto, en decímetros 2,236, es idéntica al módulo y5” = 2,236 que se en-
cuentra varias veces en este mismo cuerpo. En el segundo, la altura 1,7082m y la en-
vergadura de los brazos 1,8541 m se encuentran de nuevo numéricamente en los módu-
los 1,17082, 7,082, 1,08541, etc., aunque estos números no sean longitudes, sino razones.
(39) Geometry of Greek Vase.
ISI _ 1yS $b = 8191 = siarod op peprpunyod
61-951 siaped op emy
C_— 681 = xe193 [op peprpungoad
(6-89) 01 = 280% cen *%8l [0103 emy
(Tavag)
S 1-97
A = 280211 c = 60€ 1 = >P_PmIV
Sapd op emy
To +9 +9 stayed 2p oqouy
DE LAS PROPORCIONES
gs _ ) z z )
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CELLNAY.J)
(prearsp ap ojaponbsg)
2 ON otapombsg I eN osajonbsy sopnSupiooy
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XI OYUVNO
194
Lámina 61. Venus Genitrix.
Museo Nacional, Roma.
CAnoNes DivÁámicos 197
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|
LÁMINA 57
Diagramas frontales de los dos esqueletos de Hambidge
1,309 _2+
= =— 1 ,
10 Véase el capítulo n.
198 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
VInR
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Lámina 59
Proporciones medias del cuerpo humano
Tomado de Proportionstafeln de H. Heller
A H B
C
LÁMINA 62
Análisis armónico del plano de la tumba de Ramsés IV
(42) Es uno de los raros planos de tumbas egipcias que han llegado hasta nosotros.
Se encuentra en el Museo de Turín en el Papiro de 'Ramsés. Los rectángulos repre-
sentan las" proyecciones horizontales de cenotafios ó tabermáculos concéntricos como
los que, en la tumba de Tutankhamen, encerraban el sarcófago antropoide.
CÁNONES DINÁMICOS 201
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LÁMINA 63
Análisis armónico del frontón del Partenón según Hambidge
Comunicado por el Dr. Caskey
ducto asimétrico o rectángulo (*%, El arqueólogo noruego Lund que, sin co-
nocer los trabajos de Hambidge ni su teoría de los rectángulos dinámicos,
intentó con más dedicación que ninguno redescubrir los procedimientos de
(13) Ambos términos ya los empleaba Platón en la misma parte del Theeteto
que sugirió a Hambidge la terminología y la idea de su simetría dinámica.
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204 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
VY3; (> = va
22 Un triángulo isósceles que él llama egipcio (*)
y cuyas proporciones son cuatro unidades para la base
2/2 para la vertical trazada desde el vértice a la ba-
se (fig. 88b).
Observemos, antes de continuar, (tomando como
unidad > en lugar de b) que el módulo del rectán-
ter, las iglesias coptas del desierto de Nitria, la mezquita de Aben Tulun
(lám. 65), las mezquitas de Toledo, el ábside de la Charité-sur-Loire (lámi-
na 66) darían un esquema figurativo de esta ola de propagación 42,
Los arquitectos góticos, al adoptar este triángulo egipcio como trazado
regulador en la alzada de muchas de sus catedrales, en el preciso momento
en que habían resuelto el problema de las bóvedas de una manera que su-
primía todo límite a su vuclo vertical, habrían introducido inconscientemente
el tema del crecimiento armonioso, no el tipo ideal simbolizado en general
matemáticamente por la espiral de los rectángulos giratorios de módulo +
y encontrada de nuevo en sutiles variantes en la armonía abstracta de los
templos y los vasos griegos, sino una aproximación libre de la clase que
—según Cook— aportan por sí mismas con sus ligeras desviaciones a la ley
teórica, el encanto del estremecimiento, del tanteo vivo. Para aplicar la idea
de Cook a la terminología de Hambidge, se podría decir que un rectángulo
aparentemente estático, pero tal que su módulo >= 1,6 fuera una aproxi-
mación de un módulo dinámico, introducirá en un trazado el dinamismo propio
del rectángulo del que es su aproximación, O aún: los rectángulos teóricamen-
te estáticos (ya que sus módulos son números conmensurables) de módulos
2.3.5 8 u13
.. (sucesión fraccionaria de Fibonacci) pueden pro-
1.2.3.5. 8.
porcionar a veces temas más dinámicos que los rectángulos en verdad diná-
micos (pero de simetría cristalina) yW2 y y3 65, Con un conocimiento per-
fecto de la Geometría y la intuición de lo que más tarde se llamó la
dinámica, los constructores de las catedrales góticas habrían fundado sobre
estos temas dinámicos (en el sentido de Hambidge) simplemente aproxima-
dos, esos monumentos que tienen la unidad de desarrollo, la variedad de
formas y la agilidad vertical de las estructuras orgánicas.
(52) He aquí dos esquemas de propagación análogos para el arco polilobado Co tri-
lobado) propiamente dicho y para el arco de festón polilobado sugeridos por el artícu-
lo de E. Mále: 1% nichos acanalados sasánidas (inspirados por la concha del “pecten”),
mezquita abasida de Samara (cerca de Bagdad, siglo 1x) Mihrab de la mezquita de
Kairuan Csiglo 1x), mezquita de Córdoba, mezquitas de Toledo (Santa María la
Blanca, Cristo de la Luz), La Charité-sur-Loire, Nuestra Señora del Puerto, catedral
de Puy (siglo x1); 2% Palacio sasánida de Ctesifón, mezquita de Kairuan, mezquita
de Córdoba, Santiago de Compostela Csiglo x11), abadía de Cluny Csiglo xr).
10 5
(53) Recordemos que las: aproximaciones —» G = 3 (como proporción linea] ver-
5
tical que determina la posición del ombligo) se encuentran ya en los “cánones” de
las proporciones humanas desde Lisipo y Policleto hasta Durcro y Leonardo da Vinci.
1 1
La altura de q Para la cabeza, la de 0 para la cara (hasta la raíz de los cabellos)
entran en el mismo sistema modular.
CÁNONES DINÁMICOS 209
Ahora bien, para descubrir los diagramas que han debido suministrar a
los arquitectos de la Edad Media esos trazados que no cuadran a primera vis-
ta más que en forma aproximada con las modulaciones rectangulares diná-
micas de Hambidge, se presenta una nueva teoría más rigurosa que las intui-
ciones fragmentarias de Viollet-le-Duc y que preten-
de dar para el análisis de los edificios góticos, una
clave análoga a la que ofrece la teoría americana pa-
ra los trazados egipcios y griegos. Ya he mencionado
en el capítulo 11 (lám. 11) el diagrama pentagonal
observado en un tratado de Geometría del siglo xv
por F. M. Lund. Este arqueólogo, encargado por el
gobierno noruego de dar su opinión sobre la restaura-
ción de la catedral de San Olaf de Nidaros Choy
Trondhjem), encontró, en sus primeros ensayos de
reconstitución del trazado, que todas las directrices
oblicuas formaban con la horizontal o la vertical un
ángulo de 63*26', y comprobó en seguida que este 2320/
ángulo era el ángulo en la base del triángulo rectán-
gulo mitad de un doble cuadrado (fig. 89). Fic. 89
Trató de reconstruir los trazados verticales por
medio de este elemento de figura, y, una vez situadas las grandes líneas y los
puntos extremos, encontró que la mayoría de las demás líneas y puntos nota-
bles del edificio se situaban por
sí mismos en el gráfico así deter-
y minado (fig. 90 y lám. 67). Com-
4
> AS
- ?
probó que el plano horizontal se
Pa - establecía con la misma facilidad
E A Y E --.
-. >» «a =al
pa)
LÁmINa 68
"Tres trazados góticos con simetría pentagonal radiante
de órdenes como su amigo San Benito—, los textos de los geómetras griegos-
En los versos latinos de Gautier de Espira (hacia el 907) que sirven a los
monjes de Saint-Gall para enseñar la Geometría como más tarde (en el si-
glo xt), en los comentarios de Campano, resuena el eco del Timeo en lo re-
ferente a la armonía cósmica de los cinco cuerpos platónicos.
El empleo del doble cuadrado para el plano horizontal de los templos
antiguos ya es señalado y aún erigido en regla por Vitruvio. Para las basíli-
cas, admite por el contrario la elección entre el doble Chasílica de Trajano)
y el triple cuadrado. Estos dos tipos se encuentran en las primeras basílicas
cristianas y luego en las iglesias occidentales que derivan de ellas. San Pa-
blo, Santa Inés, la catedral (sajona) de Canterbury presentan, por ejemplo,
el doble cuadrado tradicional. En las catedrales góticas, el alargamiento de
las naves hace aparecer cada vez con más frecuencia el triple cuadrado (Notre-
Dame) o rectángulos aún más esbeltos.
Siempre hay una correlación lógica entre la fachada y el plano hori-
zontal, no sólo para las dimensiones del conjunto (igualdad entre la altura
total 68 y la longitud del rectángulo de base, como en Colonia), sino tam-
bién en las subdivisiones de las redes rectangulares que determinan los ele-
mentos estructurales de volumen o de superficie.
En la proporcionalidad vertical de las naves laterales es donde
aparece unas veces en las iglesias de dos naves laterales, (además de la
central) —la red simple de doble-cuadrados (Salisbury, York, Bever-
ley, esquema de la lámina 70), y otras veces —en las iglesias de cuatro na-
ves laterales (Notre-Dame, Colonia) la red de triples cuadrados (esquema
de la lámina 70 bis), y otras, finalmente—, en las catedrales en que la nave
principal está flanqueada por dos y el ábside por cuatro naves laterales (No-
yon, Chartres, Amiens, Reims, Westminster)— una transacción entre estos
dos tipos de redes (59),
(58) Viollet-le-Duc observa que la altura de las torres propiamente dichas es, en
general, igual a la mitad de la altura total Chasta la punta de las flechas). Por lo de-
más, a menudo (como en Notre-Dame) las torres están inconclusas. La lámina 69, arriba,
representa (según Lund) un esquema teórico que muestra la correlación entre el tra-
zado de los campanarios y el perfil longitudinal de una catedral del tipo de Notre-
Dame, Colonia, etc... Nótese que, en general, los dobles o triples cuadrados verticales
y los demás trazados verticales no tienen el suelo como punto de partida, sino el nivel
superior del plinto. ¿Corrección óptica?
(59 Lund observa que en Amiens y en Reims la construcción es una rigutosa trans-
acción entre ambos diagramas tipos. Las alturas de las bóvedas son exactamente las
medias aritméticas de las que se hubiesen obtenido al tratarlas como si fueran cuatro 0
+32 44+30
dos naves laterales. = 41 metros para Amiens, — 37 metros para Reims.
Por el contrario, en la abadía de Westminster, las dos naves laterales están audaz-
mente tratadas como si tuviera cuatro, obteniendo así la altura de bóveda vertiginosa de
una catedral de cinco naves.
214 EsTÉTICA DE LAS ProPORCIONES
Si se tapa el cam-
panario de la cate-
E
dral de Estrasburgo,
igualando ambas to-
rres, resulta la facha-
da de Notre-Dame,
Lámina 70
Esquema transversal
de una iglesia gótica
con dos naves late-
rales, según Lund.
Si se examinael (777700007730> reportes
trazado exterior de MN A
las fachadas, se
puede comprobar
que el doble cua-
drado está repeti-
do a menudo tres
veces como en las
fachadas de No-
tre-Dame (lámina
71, dcha). (6), y
ss
de la catedral de
York (lámina 71,
izgda.). En este
doble cuadrado
Lámina 70 bis
Esquema transversal
de una iglesia gótica
con Cuatro naves la-
terales, según Lund
CÁnNonNeEs DINÁMICOS 215
(61) En el Critias encontramos este rectángulo > como forma de la isla o plano
central de la Atlántida. Esta aparece, en efecto, rodeada de un canal artificial que
forma un rectángulo perfecto que tiene 3.000 estadios como eje mayor y 10 mil esta-
dios como perímetro, El templo al Dios del Mar, cuyas paredes cubiertas de plata y la
techumbre de oro, destellaba sobre Poseidón, tenía —por el contrario, según Platón—
el trazado de un doble cuadrado (más exactamente, de un rectángulo de módulo 2,0018).
(62) Las expresiones ascendere ad quadratum y ad triangulum se encuentran ya
empleados en 1392 en los Annali della fabbrica del duomo di Milano (Lund, op. cit.).
Villard d'Honnecourt llama deslizamiento de escuadra al plano en doble-cuadre-
dos reproducido en la lámina 69.
216 EsrÉTICA DE LAs PROPORCIONES
Lámina 71
“Tres fachadas características de catedrales góticas según Lund
(Notre-Dame, York y Reims)
cen justamente con la acepción empleada por Hambidge. Pero Maese Jean
Vignot guarda su secreto profesional sobre el empleo del pentagrama y de la
sección áurea que derivan de todas sus proporciones y que, según Lund,
conferiría a las obras maestras de la arquitectura gótica su ritmo vivo y sus
sutiles armonías.
Analizando los trazados transversales condensados en los esquemas-tipos
de las láminas 70 y 70 bis, Lund anota que la posición de los contrafuertes
principales está dada, en general, por los lados del pentágono y del cuadra-
do (este último de 90%) inscritos en el círculo director principal (63),
Pero esta utilización concreta del pentágono en el equilibrio de los em-
pujes no es más que un detalle técnico. Es en la síntesis general de los planos
donde el autor de Ad Quadratum descubre la idea geométrica que introduce
la relación armónica continua entre las partes y el todo, lo que hace de la
catedral gótica la imagen material del misterio de la vida. En las láminas 72
y 73 reproduzco los diagramas radiantes así obtenidos para las catedrales de
Beauvais y de Colonia. Las dos construcciones (como también la revelada por
el examen de la catedral de Amiens) son variantes del pentagrama de Hi-
pócrates, única figura que sugiere en el plano la manera de estar ligados en
el espacio, mediante la sección áurea, los cinco cuerpos platónicos.
Para Colonia, la misma figura determina el ajuste proporcional de la
fachada y del plano horizontal. El diagrama de la lámina 74 da las modu-
laciones transversales del interior por medio de siete círculos concéntricos que
forman una pulsación rítmica dirigida por la sección áurea. El diámetro
del séptimo círculo (igual al lado del decágono inscrito en el quinto, y a la
distancia entre los círculos rv y v) da el diámetro externo de los pilares,
el prototipo (el misterioso rovoryo de Vitruvio) que determina la commodulatio
de todo el edificio.
En este notable trazado, cuyo modelado descubrió Lund en varios tem-
plos griegos, mo sólo aparece el esoterismo de la geometría pitagórica, sino
también un resabio de los siete ciclos de la hermética disertación de Platón
sobre el Número del alma del mundo, En el capítulo vur veremos que este
pasaje del Timeo podría ser a su vez el eco de una metafísica envuelta en nú-
meros mucho más antigua que la filosofía griega.
He tratado de exponer
la teoría de Lund de mo-
do tan detallado cuanto lo
permite el marco de este
capítulo que ya excede de
sus límites, y de destacar
, tanto sus resultados prác-
ticos como los que enri-
quecen la historia de la fi-
losofía matemática. Parece
que el arqueólogo norue-
go ha establecido de mo-
rscoccoaferclocninocafago roo do satisfactorio el aspecto
histórico de su tesis: trans-
misión ininterrumpida,
o
:
A
reducidísimo de iniciados,
del esoterismo matemático
platónico y neoplatónico,
y en particular de los tra-
zados inspirados en el pen-
tagrama y la sección áu-
rea. La aplicación de esta
mística geométrica a los
planos concretos de las ca-
tedrales de los arquitectos
de la Edad Media es tam-
bién más que probable.
Tal vez los trazados no
fueron —salyo en casos
muy excepcionales—
el resultado de composi-
ciones tan rigurosamente
sintéticas como estos dia-
gramas radiantes ultrapi-
tagóricos; pero la ocurren-
cia de estos casos está
comprobada por el diagra--
ma de 1521 antes citado
(fachada de la catedral de
LÁmINa 72 Milán) sobre el cual cada
Trazado radiante de la catedral de Beauvais (Lund) trazo y cada punto están
Cánones Dinámicos 219
LÁMINA 73 .
Trazado radiante de la catedral de Colonia según Lund
220 EsTÉTICA DE LAS ProPORCIONES
CÍN
¿DO E A du O E E E PU PE a” A, AD UE E E AO A o |
NTE
2,
$
E
Lámina 74
Diagrama transversal modular de la catedral de Colonia según Lund
PROPORCIÓN Y VOLUMEN
en, un plano de simetría, o bien, como en las plantas de eje vertical o helio-
trópico, figurar como proyecciones sobre un plano auxiliar (diagramas flo-
rales, foliculares, etc...).
Habiéndose recordado esto para explicar por qué las superficies e incluso
los perfiles desempeñan un papel preponderante en nuestra percepción esté-
tica, conviene, sin embargo, examinar y comparar, por lo menos sumariamen-
te, las proporciones de los volúmenes en cuanto tales.
Así como en el plano el rectángulo es el elemento proporción por exce-
lencia, el paralelepípedo recto de base rectangular, que es la ampliación del
rectángulo a tres dimensiones, será susceptible de representar el elemento de
proporción en el espacio. Este elemento sólido, del que el cubo es un caso
particular, podrá servir para descomponer el espacio como el rectángulo nos
servía para descomponer el plano. Es también el elemento arquitectónico más
== mom»
a
]
!
Fic. 92 Fic. 93
p m Y
Mm = —>qR=—— ==.
a a n 8 =AC"
Los tres rectángulos diago- A y
nales (hay seis iguales dos a L” ==
dos, o sea, tres formas; en el rec- se pz a
tángulo teníamos dos diagonales e
iguales) tienen los módulos res- Al B
pectivos: FiG. 94
VB
TF Y
Rectángulo ACC!A ooo... el módulo MET Y
Rectángulo ABB'CD............ -
Rectángulo A'BCD”............ —
B
Estos tres rectángulos diagonales tienen todos como diagonal la diago-
nal mayor del P. R. R., d = ya? + f? +y? (el P. R. R. de cuatro
diagonales iguales, AC”, BD', CA”, DB”). En lo que sigue me serviré de esta
segunda notación de tres coeficientes (representando el primero la altura)
con preferencia a la notación modular que conservaré, no obstante, para los
rectángulos. El cubo, por ejemplo, será 1-1-1.
Es evidente que una habitación, una sala, consideradas desde el punto
de vista interno del individuo que se encuentra en ella, puede tener pro-
porciones desagradables o agradables: es un caso en que nuestras sensaciones
estéticas son de tres dimensiones, El cubo que, coronado o no por una cú-
pula, permite grandes efectos en los recintos de oración o de ceremonia %),
no es —sin embargo— agradable como habitáculo. Su exceso de simetría
no conviene a las dimensiones pequeñas o medianas. El plano cuadrado del
piso (y del techo) puede aún resultar pasable, pero el cuadrado no es Cesté-
ticamente) propicio a las paredes verticales internas. En general, la altura
pide que se la reduzca en relación con las demás dimensiones para introducir
una escala de proporciones,
(2) Herodoto cuenta que uno de los monumentos egipcios que más le impresio-
naron fue —en Buto, delta del Nilo— un templo constituído por un cubo monolítico
que medía 40 codos en cada dimensión.
226 EsTÉTICA DE Las PROPORCIONES
oO
¡a
_160 — 3 / ¿pi TT TA qe C
Y 7
100 5 l ¿rn 7 /
7 - 7
49 Base en doble cuadrado, sec- [lr /
ción cuadrada. Los dos rectángulos A B'
verticales restantes son también do- Fic. 97 .
ble-cuadrados. Este P.R.R. 1, 1, 2
se compone de dos cubos adosados y es, en el espacio, el correspondiente al doble
cuadrado con el que comparte su parentesco con las series dinámicas de tema 5,
Sus rectángulos diagonales son:
a AC ACCA..... de módulo 5
Ll / A'BB'CD..... — Y2
| B/ Diagonal mayor Yy6
Poda, 1 / Esta forma fue muy emplea-
lo Arco pH C0" da en los trazados de templos egip-
ys a / cios y griegos. Del análisis hecho
lan / por Lund (véase capítulo vi) tam:
A' B' bién resulta que se encuentra a me-
Fic. 98 nudo como elemento de volumen
en los edificios románicos y góticos.
Pasemos a los P. R. R. sin elemento cuadrado, es decir, en que los tres
índices, a, 8, y son diferentes.
Tenemos:
52 El P. R.R, 1, 9, e?, lámina 76. Las tres caras características son dos
rectángulos $ de dimensiones diferentes (el lado menor del rectángulo
ABCD es igual al lado mayor del rectángulo BCC'B”) y un rectángulo en $”.
Los tres rectángulos diagonales son:
la Cámara de Oro que contenía la tumba de este Rey, le asigna como dimensiones:
16 codos de largo; 16 de ancho y 10 de alto.
(4) Se ve, por este ejemplo y el del n? 2, que la ley de la no mezcla de los temas
ya no sirve para los sólidos; pero conserva su validez para cada cara y cada sección
diagonal.
228 EsrÉTICA DE Las PROPORCIONES
Mar
2
Los rectángulos diagona-
les son:
ACC'A”.. de módulo 2
AB'CD _ >
AB'C'D _ YA
d= DB'=AC' eto, =>
1 1 j En BCC'B' encontramos
8 p* ING ' nuevamente al rectángulo
A ¡
¡
1
í
I
de módulo Y del esque-
leto de Harvard. Si BC=1
|
(9) Ver más adelante capítulo viu. Puede decirse también que este paralelepí-
pedo egipcio es el único que, teniendo por base un doble cuadrado, presenta, además,
un doble cuadrado entre sus rectángulos diagonales, Acabamos de ver que otro de sus
rectángulos diagonales se compone de dos triángulos sagrados, 3-4-5.
(10) (Fig. 103) La correspondencia no llega hasta la reciprocidad o semejanza de
los P.R.R, BB'C'CEEFF y ABCDA'B'C'D”, Si este último tiene como dimensiones
BB' = a, BC' = b, A'B' = c, es decir,
D como módulos para sus rectángulos b/a,
ny
7”
1) Y, y2, y3..., ya... (con ya = yal y ya-2 4 yn-3) hacia la cual tienden
asintóticamente todas las series aditivas de tres tiempos y en particular la serie “pu-
ra” 1, 1, 2, 4, 7, 13, 24, 44, 81, 149, 274,... Pero el hecho de que el número y
contenga radicales cúbicos y no pueda construirse “euclidianamente” (por medio de la
regla y del compás) quita todo interés práctico a esta serie y y al volumen ortogonal
cuyas dimensiones son 1, y, y2, Por lo demás, sólo habría que dejarse llevar de la
tentación de aplicar prácticamente estas consideraciones sobre el crecimiento de tres di-
mensiones cuando la ausencia de un eje o de un plano de simetría haga imposible la
esquematización de un crecimiento por medio de diagramas planos (espirales logarít-
micas, etc.).
Cuando los seres vivos carecen de eje o plano de simetría determinado, vuelven a
caer, en general, en la simetría esférica (con un centro de simetría) como los radiola-
rios; y entonces, todo plano que pase por el centro de figura puede servir de plano de
simetría y dar un diagrama indicador y el crecimiento en tres tiempos no tiene ya ningu-
na utilidad.
(12) Recordemos su enunciado: “una superficie plana debe ser tratada por el módu-
lo resultante de su forma o un módulo emparentado”,
y/2, Y3, Y5, son temas irreduc-
tibles entre sí; W5, $, VS, son temas emparentados.
(13) Por ejemplo, en una pieza de base rectangular y sección cuadrada (el nm? 3,
P.R.R. 1, 1, %, anterior), se podrá tratar una pared cuadrada por el tema V2 para
distinguirla de las demás paredes verticales tratadas por + o V5.
(14) Recordemos (véase capítulo 111), que: cuatro de los vértices de un cubo A
son los vértices de un tetraedro que tiene el mismo centro de figura. Los ocho vérti-
ProPorRCcIÓN Y VOLUMEN 233
a
ces de este mismo cubo son, si se quiere, ocho de los veinte vértices de un dodecae-
dro envolvente, estando los otros doce vértices del dodecaedro situados sobre un cubo
B exterior al primero. Sobre el cubo A se encuentran también los doce vértices de un
icosaedro, y también naturalmente los seis vértices del octaedro recíproco de A. Si se
suprime el cubo exterior, se tiene un “todo en uno” compacto de los cinco cuerpos
platónicos. Las aristas del dodecaedro y del icosaedro son iguales.
También se puede partir del cubo B, considerar el mismo dodecaedro (con doce
vértices sobre el cubo), tomar el icosaedro que tiene sus doce vértices sobre el mismo
cubo, el octaedro recíproco, y un tetraedro cuyos vértices coinciden con cuatro de los
vértices del cubo. El dodecaedro y el icosaedro tienen en estos casos sus aristas en
la razón $.
En ambos casos, todos los vértices de los cinco cuerpos regulares se encuentran
sobre dos cubos concéntricos tales que sus aristas están entre sí en la razón $. Tal
como ya lo he recordado, fue estudiando las correlaciones entre los cinco cuerpos pla-
tónicos inscritos en una misma esfera y partiendo —como más tarde Einstein— de da-
tos puramente geométricos, que Kepler descubrió tres leyes astronómicas que llevan su
nombre.
CarítuLo VIII
LA PIRÁMIDE DE KEOPS
ooo--b
kilómetros: ahora bien, el radio medio del esferoide
terrestre es de 6.371 kilómetros (%,
232,80
El abate Moreux observa también que multi-
cono
plicando la pulgada piramidal, es decir la 25-ava
parte del codo sagrado precedentemente obtenido, |
por 100 mil millones resulta la longitud dcl trayecto
de la Tierra sobre su órbita en el intervalo de veinti- Y Sud
cuatro horas, y que agregando el número de pulga- Esc. 104
das piramidales contenidas en las dos diagonales de
la base, se obtiene 25.800, número de años del ciclo de la precesión del eje
terrestre sobre la eclíptica.
El canal de entrada orientado
al norte en el plano meridiano de
la Gran Pirámide, es un telesco-
pio meridiano natural que tiene
una inclinación fija de 26%30" (6)
aproximadamente sobre el horizon-
S Corte AS N te y que permite actualmente la ob-
meridiano ; servación circunmeridiana (culmi-
N-S nación inferior) de la estrella Po-
Fro. 105 lar. Según los cálculos del abate
Moreux, en el momento de la construcción de la Gran Pirámide era la estrella
(3) Esta cifra h X 10%, ya observada por Piazzi-Smyth, que hizo las primeras me-
didas completas y rigurosas de la Gran Pirámide, da para la distancia de la Tierra al
Sol una aproximación más exacta que la conocida en 1860.
2
(4) El abate Moreux toma para la razón 55237 el valor 0m,635660, lo que co
respondería a un valor para 24 de 232m, 170, diferente de 232,805, admitido desde
las observaciones de Piazzi-Smyth. Multiplicando por 10.000.000, el abate Moreux ob-
tiene 6.356,600 km. 'Toma 6.356,700 km. como valor aproximado en menos de 1 kilóme-
tro del radio medio de la Tierra, lo que da una concordancia absoluta.
(5) El abate Moreux da $8 = 26” 16', Piazzi-Smyth 26 18” 10”, Petrie 26* 31' 23”
236 EsTÉTICA DE Las PROPORCIONES
— y-
para la inclinación sobre el horizonte del eje del camal de entrada. Veremos más
adelante la tesis de Kleppisch según la cual sería simplemente un ángulo tal que:
1
tang f = 7 de dónde 6 = 26* 33' 55”,
(8) Sobre esta esfera celeste, esfera ideal que tiene como centro al observador y
sobre la cual P y P” son las intersecciones con una paralela a la línea de los polos o
eje de rotación de la Tierra, el círculo máximo SS' es el lugar de las posiciones merl-
dianas del Sol en el curso de un año y constituye un plano paralelo a la eclíptica, lo
mismo que el círculo máximo Q0O” (ecuador celeste) perpendicular a PP”, corresponde al
ecuador terrestre. El punto y, intersección de la trayectoria ascendente SS' y del ecuador
celeste OO", es el punto vernal correspondiente al equinoccio de primavera (21 de
marzo en Europa), y su simétrico y” corresponde al equinoccio de otoño. Los puntos
S' y S marcan los solsticios de verano e invierno, respectivamente.
Lia PirámipeE De Keops 237
(T) PC y EC, cuyos valores se conocen, están entonces en ángulo recto. Se tiene
cos PE = cos PC X cos CE (fig. 107).
(8) ¡La diferencia de 2” no representa más que 60 metros de separación sobre la
circunferencia del globo! Y el lado de la base de la pirámide tiene 232 metros.
(9) El círculo de dólmenes de Stonehenge, en Inglaterra —que es el monumento
megalítico más importante de Europa— muestra justamente un alineamiento de este
género. En la época en que fue colocado este grupo de monolitos colosales Calrede-
dor de 1.600 años antes de J. C. según los cálculos más recientes), el sacerdote de
los sacrificios veía desde el altar —el día del solsticio de verano (21 de junio)—
elevarse el Sol exactamente sobre la extremidad cóncava de un menbhir aislado situado
uera del círculo, que determinaba su orientación.
238 EsTÉTICA DE LAs PROPORCIONES
—
como si, con miras al planeta más notable (y al abrigo de las mareas gla-
ciales), hombres que poseían en Geofísica y en Astronomía conocimientos
que nosotros apenas acabamos de adquirir, hubiesen querido erigir un mo-
numento que debiera durar tanto como el Globo y que fuera un gnomon,
un Cuadrante cósmico, el que señala el Gran Año de la Humanidad, que
regula las eras glaciales y los diluvios, las muertes y los nacimientos de nue-
vas civilizaciones.
Cada una de estas propiedades puede ser una casualidad. La presen-
cia fortuita de su conjunto sería un haz de coincidencias casi tan improba-
ble como las reversiones temporales del segundo principio de la “Termodiná-
mica (el agua que se pone a helar al fuego, etc.) imaginadas por los físi-
cos, o el milagro de los monos dactilógrafos, tan grato a Émile Borel. Lo que
hay de más curioso en este enigma (pero lo que, según el abate Moreux,
podría sugerir su solución) es que si se compara la Gran Pirámide con los
demás monumentos egipcios que en su mayoría son posteriores a ella, nos
sentimos casi imperiosamente arrastrados a concluir que no se trata de los
comienzos balbucientes de la civilización y de la ciencia egipcias, sino más
bien de la culminación de una cultura llegada a su apogeo y que, a punto
de desaparecer, hubiese querido, en un gesto de supremo orgullo, legar a las
civilizaciones venideras un soberbio testimonio de su superioridad.
Los conocimientos de los sacerdotes de Heliópolis o de Sais, de cuyos
labios Pitágoras, y luego Platón, recibieron el dogma del Número —cuan-
do la Gran Pirámide era ya dos veces milenaria— no habrían formado más
que un residuo penosamente reconstituído por los herederos respetuosos de
la gran cultura desaparecida.
Y quiérase o no, se evoca, engañoso como el cruel enigma de una Es-
finge, turbador como en un sueño, el llamamiento de una voz desde remo-
tos tiempos olvidada, la imagen del Templo en que sobre los delfines que
circundan la gran estatua de Poseidón sonreíanm las nereidas de oro.
Hasta ahora no hemos examinado las proporciones de la Gran Pirá:
mide. Haciéndolo, veremos que el milagro de los monos dactilógrafos no ha
agotado aún sus sorpresas.
Fe aquí, según Piazzi-Smyth, las medidas de los elementos específicos
que bastan para caracterizar su forma geométrica:
h = 1487208, 24 = 232805, a = 116402, a = 5150 (00)
Ahora bien:
148,2 148,2
A == 1,272, AAA 1,273;
116,5 116,4
Pero (1D 1/9 está comprendido entre 1,272 y 1,273, pues el cuadrado de
(10) Angulo medido por el general Howard Vyse.
(11) He dado ya estos resultados en el capítulo 11.
La PirámiDeE pe Keops 239
—————
/ = Tr,
área base
o también: perímetro base = períme-
tro circunferencia de radio h. Esta se-
gunda teoría tiene el mayor número de Fc. 108
partidarios, entre otros Piazzi-Smyth
(que efectuó las medidas lineales aceptadas en general como oficiales) y Pe-
VE = 1,27205..., 2 = 1727324...
T
(12) Como los revestimientos exteriores de las piedras angulares de los vértices
de los cuadrados ya no están en su sitio (como tampoco la cúspide de la Pirámide),
se debe admitir sobre cada una de las longitudes medidas por Piazzi-Smyth un margen
de error difícil de estimar. Petrie encontró, por ejemplo, para la altura 146,71m. Por
el contrario, el ángulo a fue obtenido sobre piedras meridianas aún revestidas de su
argamasa de caliza pulimentada.
240 EsTÉTICA DE LAas PROPORCIONES
2
hace a primera vista igualmente probables las dos teorías: sobre el terreno,
darían una diferencia inferior a 5 centímetros para los 148",2,.. de la altura
h y los 116,4... de la semibase a.
Al darse también el mismo margen para los ángulos, no es admisible de-
cir que las medidas favorecen más a una de las dos tesis que a la otra. En la
tesis se tendría: a = 51*51'14”3; y en la tesis 9, a = 51493872,
Ahora bien, el general Howard Vyse, después de reiteradas medidas,
adoptó como término medio para sus cálculos la cifra 51*50".
Lógicamente, la tesis de la sección áurea parecería más probable, por-
que de ella emana una construcción rigurosa, elegante y sencilla del trián-
gulo meridiano, mientras que en la otra hipótesis, aún suponiendo conocido
con una aproximación muy grande el valor de ”, la construcción sería pu-
ramente empírica y desprovista de verdadero interés geométrico.
Por lo demás, es un argumento bastante probatorio en favor de la pri-
mera tesis el que encontré en el libro del abate Moreux, quien fue —y he
A aquí un detalle divertido— partidario personal de la
otra. Dice en efecto (La science mysterieuse des Pha-
raons, pág. 23): “Herodoto relata que los sacerdotes
O poro
ecuación
,, fundamental
OR
cuya raíz positiva es el número $ =
V5 +1
>
Los dos trabajos matemáticos más serios sobre la Gran Pirámide han
sido los publicados por Jarolimek 3 y K. Kleppisch (49, ambos partidarios
de la tesis B. Parecen desconocer el pasaje en que Herodoto confirma su
tesis de una manera bastante definitiva. He aquí un resumen de sus obser-
vaciones, que son más o menos concordantes.
(13) Der Mathematische Schlussel zu der Pyramide des Cheops, Viena, 1890.
(14) Die Cheops-Pyramide: Ein Denkmal Mathematischer Erkenntnis, Munich.
1921 (Oldenburg, editor).
La PIRÁMIDE DÉ Keops 241
Jarolimek dice, como Petrie antes que él, que si llamamos r al codo real
egipcio de 07524 —la unidad de longitud— el módulo lineal empleado en
la construcción de la Gran Pirámide podría haber sido 4r = 2,096 m.
Si se toma a + e = 144 X 4r = 301,824 m, la construcción de la fi-
gura 110 basada sobre la sección áurea da:
e=2 - “- 186,527 m; a = 115,297 m; 24 = 230,594 m.
£ ., Y
a = 4534”) construyó el triángu- “| As N
lo rectángulo MAO tomando ; >= |
, e
M c >
c = 89 X 4r y (a + c) sería igual. y ==>
| e
(15) Los números 55, 70, 89, tienen la particularidad de medir aproximadamente
los lados de un triángulo rectángulo diofántico:
552 = 3025
702% = 4900
552 + 702 = 7925. Ahora bien 892 = 7921,
Observemos también que tomando h = 70 X 4r y a = 55 X 4r (siendo siempre
7 el codo egipcio llamado real por Kleppisch), se tiene:
242 EsTÉTICA DE LAs PROPORCIONES
de donde — = 9 = ere
a c
8 2
Ss == 8 x 220 = 22 = 3,142...
2h 2 x 280 7
aproximación de ” empleada por los matemáticos del antiguo Egipto.
(16) A propósito de c = 144 X 4r, Kleppisch observa que 144 = 122 es el déci-
mosegundo término de la serie de Fibonacci (que él llama 1 escalg de oro):
1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144,...;
a+c= 144 X 4r = 576r
576 = 4 (55 + 89) = 12 x 22 x 32 x 42 = 242 = 42 x 62
] (1+3) (3 +56) (6 + 10)
(1 +43+54+7DXx1[Q+44+6+8)4(14+3+5 4 7).
2-11
LÁMINA 77
Arriba: La*Gran Pirámide.
Abajo: Sección meridiana, según Jarolimek.
La Pirámioe DE Keops 245
. 4a? 4
De £— ze Kleppisch deduce . ze » lo que puede
c 4ac 4a2-+4a
enunciarse así: “El área total de la Gran Pirámide está dividida según la sec-
ción áurea de tal modo que la razón del área de la base a la lateral es igual
a la razón entre esta última y el área total”.
En esta igualdad residiría, según él, el pensamiento directivo de la cons-
trucción de la Gran Pirámide. Observa también que el área de una cara trian-
gular es igual al cuadrado de la altura (h? = ac), pero parece no conocer a
este respecto el pasaje de Herodoto citado anteriormente.
Por último de z = — y c? = a? + h?, deduce:
a
Cc? h2 a? + hi2 h?2 + (?
Hg h2 _ e?
Las áreas de los cuadrados construídos sobre los tres lados, c, h, a, del
semitriángulo meridiano MAO forman una progresión geométrica cuya razón
es la sección áurea, lo que no debe extrañarnos, ya que sabemos que estos lados
forman una progresión de razón y£. Kleppisch observa también en una varian-
te de la construcción precedente que
D
el ángulo £ tal que tang 6 = > eS
/
I
1
—
/
A
Ñ
AN,
es igual a 26%33'548, Ahora bien, y
siendo el valor observado por Petrie /
para la inclinación del túnel de entra- , e
e”
éA
a,
ma
e e e
» l=2b, ¡=M1=5
Se obtiene, (fig. 114, a y b):
n ni
—l=-— x=,
m1 My
Las tres dimensiones de la pie-
Fic. 113
za llamada Cámara de la Reina
acusan también una propiedad arit-
mética curiosa. Si se miden en codos reales, sus cuadrados respectivos son
720, 220 y 60 cuya suma es exactamente 1.000 = 10%. Hay también en la
Cámara del Rey un dornajo rectangular de granito rojo pulimentado que
durante mucho tiempo se llamó arbitrariamente el sarcófago de Keops, y
que podría ser una medida de capacidad. Su volumen interior es igual a la
mitad del definido por las aristas
exteriores (7) cuyas longitudes son
1?
1, a 1D / 1
c
1,97m, 0,68m y 0,85m, respectiva-
. y 4 y ?
mente, e
,
: 1
/ ,
,
,
1
» ,
,
:, / :e AS
ta de la base Norte se encuentra ; .
1
' 4
? Y,
A
Y v /
rectángulo alargado cuya razón de Y b B' A 22... + B
(17) Este volumen interior equivale exactamente a cuatro cuartas inglesas (una
cuarta inglesa contiene 8 celemines —antigua medida de áridos— es decir 2,90 HI).
La PirámiDeE De Keops 247
to (18),
uN
10 Xx 4r x 42 — 54,873m
144
9,996 Xx 4r Xx Sa = 54,857m
9996 x 4r x 2 — 54,852m
siendo —como antes— r igual al codo egipcio o codo real de 0,524m (2063
en pulgadas inglesas).
Como en este caso la última cifra representa milímetros y como todas estas
variaciones son inferiores a los errores de medida o de construcción, sería arbitrario
dar la preferencia a una de las cuatro hipótesis resumidas por estas expresiones. Ob-
servemos, sin embargo, que el primer número es (en pulgadas inglesas) 2160”5
exactamente igual a la medida encontrada para la longitud del pavimento de basalto,
248 EsTÉTICA DE Las PrororcioNES
y obtuvo así un diagrama meridiano que le permitió situar todos los puntos y
todas las líneas observables en el
po .. interior de la Pirámide (ver los de-
A a talles en la lámina 77).
Ñ En resumen, la hipótesis de
, Jarolimek y de Kleppisch se redu-
N ce a:
2, , 19 El arquitecto de la Gran
a . Ú ., . ”l. .
o SN Pirámide concibió rigurosamente el
OM, MMT 77p trazado del monumento como una
OP=a»c aplicación de la sección áurea, lo
om. Er. 116 cual parece confirmado por la cita
de Herodoto antes mencionada.
29 Para la ejecución práctica del trazado, se sirvió de una de las dos cons-
trucciones aproximadas, que damos a continuación:
a) Partiendo de 576 = 144 X 4 codos reales para a + c, suma del ca-
teto y de la hipotenusa del scmitriángulo meridiano tomó —en lugar de en-
sayar la partición rigurosa en $—, a = 55 X 4r y c = 89 X 4. Entonces
h = 70,04 Xx 4r (la partición rigurosa en $ de la misma longitud a + €
habría dado h = 69,971 Xx 41).
O bien:
b) Tomó a = 55 X 4r y h= 70 X 4r; c difiere entonces muy poco de
89 X 4r y es igual a 89,025 X 4r.
Siempre será imposible comprobar con certeza el buen fundamento de
una de las hipótesis a) o b), pero es interesante recordar que Petrie, que fue
el primero en descubrir los múltiplos 55, 89, 144 en las dimensiones a, c,
a + c, ignoraba la sucesión de Fibonacci y sus relaciones con la sección
áurea, y creía, como la mayoría de los que han estudiado la Gran Pirámide,
que su construcción derivaba de un intento de cuadrar el círculo.
El volumen geométrico definido por las proporciones de la Gran Pirámi-
de, así como el paralelepípedo que tiene como proporciones las de la Cámara
del Rey, se relacionan de una manera notable con los cuerpos platónicos y la
esfera. Por ejemplo:
19 La arista lateral d = a ya*+P1 de la Gran Pirámide es igual al lado
del pentágono estrellado inscrito en una circunferencia de radio a;
La PirámiDe De Keops 249
(19) En efecto:
0] _ow JF. 0
OD O0V' "DA OD
Así pues, si:
AD = 2a,/ OT = 5a
AB= 4a 4 9) = 2
JF = a.y45 = OD = OW.
El rectángulo (doble cuadrado) JFGH es uno de los tres rectángulos diagonales
del P. R. R. egipcio que tiene ABCD como base, y OD como altura.
(20) Este notable diagrama se debe al profesor Dick, de cuyo estudio aparecido en
el American Mathematical Monthly hice mención en el capítulo precedente.
250 EsrÉTICA DE Las PROPORCIONES
el empleo del triángulo diagonal de una pirámide de base cuadrada cuya sec-
ción meridiana sería un triángulo equilátero,
Estos trazados habrían acompañado al arco quebrado en su propagación
de Oriente a Occidente, cuya trayectoria más importante, como supone bien
Dieulafoy, parece haber sido la que —por el Africa del Norte y España—
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LÁMINA 78
La cámara del Rey (diagrama de Dick, a la izquierda) y trazado de ojivas
según Villard d"Honnecourt (a la derecha)
penetró en Francia desde el siglo xt, llevando hasta Borgoña los arcos ojiva-
les góticos de la mezquita de Abén Tulum (879 a. de J. C.), cuyos precurso-
res se encuentran ya en las iglesias coptas del desierto de Nitria (siglos 1v, v
VI).
Viollet-le-Duc hace notar en la colección de croquis de Villard d'Honne-
court (siglo x11), que se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia, un
diagrama que muestra cómo, con la misma abertura de compás, un arquitecto
del siglo xn podía establecer los tres arcos específicos de una bóveda oblonga.
Es una pseudoespiral (29 (lám. 78, fig. sup. dcha.) compuesta de semicírculos
relacionados de una y otra parte con un segmento dividido en cinco intervalos
iguales. AMS representa entonces el arco diagonal semicircular (nm en proyec-
ción horizontal en la fig. inf. dcha., lám. 78), Aa4 el arco apuntado (nl en pro-
yección horizontal), 25 el arco formero (lm en proyección horizontal). En el
diagrama de la fig. de la izda., C es el centro del arco diagonal (llamado arco
ojival aun cuando es un semi-círculo normal), C y e son los centros del arco
apuntado, C y f los del arco formero (e, C, 1, f, son las mitades de los segmen-
tos 12, 23, 34, 45).
Viollet-le-Duc observa que el rectángulo horizontal que encuadra en pro-
yección esta bóveda oblonga se compone de dos triángulos sagrados 3-4-5, y que
el triángulo vertical directivo del arco apuntado difiere muy poco del triángu-
lo de altura 5 y de base 8 (su triángulo egipcio).
Es posible que el triángulo meridiano de la Gran Pirámide haya sido trans-
(25) Comentario sobre el libro x1v de Euclides, por Campano (siglo xi), citado
por Lund.
(28) Id.
La PiráMIDE De KreoPs 253
Ya Pitágoras había observado que no sólo todo concepto, todo hecho geo-
métrico, tenía como correspondiente un hecho, una ley aritmética paralela, sino
que toda armonía (comenzando por la armonía musical) dependía de una pro.
porción, de una relación numérica. "Teniendo el orden y la belleza del Univer-
so su origen o su explicación en los números, la filosofía de su escuela se resu-
mía en la Idea del Número como esencia o símbolo de todas las cosas. No era
en la sustancia de los fenómenos sino en su estructura donde sus discípulos
—como más tarde Platón— situaban y buscaban la realidad.
Es curioso comprobar hasta qué punto la Matemática moderna, la física
de la Relatividad y de los quanta, la Química infra-atómica de Bohr, Ruther-
ford, Braggs, concuerdan con esta concepción (». Sobre una base puramente
abstracta —la teoría de conjuntos de Cantor— se ha elaborado desde luego una
nueva teoría de números que gracias al cálculo de las clases y al cálculo
de las relaciones de Peano, Frege, Couturat, Russell (que forman con el nom-
bre de Logística una rama común a la Lógica y a la Matemática) permitió re-
construir del modo más general la Aritmética, el Algebra y el Análisis con el
principio de identidad (% exclusivamente; y estos números cantorianos, cardi-
tir de lcs números enteros como clases de pares o clases de clases. El concepto de
número ordinal está inspirado en otro aspecto de razones lógicas posibles entre con-
juntos diferentes. En un conjunto dado se considera la forma en que sus elemen-
tos están agrupados u ordenados entre sí, y se dicen semejantes dos conjuntos bien
ordenados (o series) en tal forma que toda relación de orden entre dos términos cua-
lesquiera del uno exista también entre los dos términos correspondientes del otro.
El tipo de orden característico de una serie (y de todas las series semejantes a ella)
se llamará su número ordinal. Para las colecciones finitas, un sólo número ordinal co-
rresponde a un conjunto dado, y los símbolos « números cardinales u ordinales coin-
ciden, No ocurre lo mismo en el caso más general de las colecciones infinitas en que
a la misma potencia cardinal transfinita corresponden una infinidad de tipos de
órdenes posibles. El menor número ordinal transfinito, «wp, es el tipo de orden de
la serie inductiva de los números naturales (1, 2, 3, 4, 5,.., 1...) prolongada al
infinito. Esta forma de introducir desde el principio los conjuntos infinitos como
objetos normales del conocimiento y de deducir en seguida las leyes de la Aritmé-
tica y del Análisis como casos muy particulares que se aplican a la modesta especie
de las colecciones fimitas, es de una audacia épica que aún no ha recibido el exequatur
de todos los matemáticos; pero la armadura lógica del método es inatacable, y es di-
fícil imaginar hoy la teoría de funciones, o la topografía del gran continuo, ampu-
tadas de los métodos de exploración introducidos por el advenimiento de las hordas
transfinitas.
(%) “El espacio euclidiano no es más que un grupo de transformaciones” (H.
Poincaré).
La Geometría ordinaria es la teoría de los invariantes del grupo de los desplaza-
mientos euclidianos, y toda Geometría es el estudio de las propiedades invariantes
en cierto grupo de transformaciones (el Análisis situs, la Geometría proyectiva y la
Geometría euclidiana corresponden a tres grupos fundamentales: cada una estudia
las propiedades invariantes de urlo de estos grupos).
(5) “La teoría de grupos es, por decirlo así, toda la Matemática despojada de
su materia y reducida a una forma pura” (H. Poincaré).
“Sobre esta intuición grandiosa de universos espaciales simbólicos se edifica la
concepción última y final de la Matemática occidental: la ampliación y espirituali-
zación de la teoría de funciones en teoría de grupos” (Oswald Spengler).
(6) Función proposicional: función que se convierte en una proposición cuando
LA CreNcIa DEL EspPAcio 257
se sustituyen entidades o clases determinadas por las variables que figuran en ella.
Ejemplo: “X es un hombre”, “Todo A es B”, etc. “Toda ecuación algebraica es tarn-
bién una función proposicional.
(1) Involuntariamente se siente uno llevado al siguiente dilema: discernir, con
los pensadores antiguos, el reflejo del pensamiento del Gran Ordenador en la eurit-
mia lógica del Cosmos, o suponer que el universo hamiltoniano de tensores e in-
variantes —en el cual es la materia el epifenómeno—, no es después de todo más que
una simple proyección de la actividad creadora del pensamiento humano, la sección
de un mundo exterior incognoscible o aún imaginario, según las categorías lógicas
preexistentes en la conciencia del pensador. Y en esto estaríamos junto a los más
avanzados de entre los matemáticos post-einsteinianos que, confundidos por la lumino-
sa armonía de su última síntesis, vuelven a dudar de su correspondencia con una
realidad exterior. Para resumir el factor común de estos dos puntos de vista, ninguna
fórmula tan prudente como el arranque de la epistemología cartesiana: “La armonía
existe en alguna parte”.
En el Extremo Oriente Asiático, la filosofía de la secta budista Zen, directamen-
te basada en la búsqueda de la concordancia entre el yo del pensador y la armonía
del Cosmos, imprimió su carácter original, fusión de remunciamiento estoico y de fer-
vor estético, culto de la belleza y del honor, durante seiscientos años de colectivismo
aristocrático.
258 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
(10) Citemos a Novalis: '“Todo método es ritmo: suprimid el ritmo del Universo,
y suprimiréis el Universo. Cada hombre tiene su ritmo individual, El Algebra es poe-
sía; el sentido del ritmo es genio”.
Flaubert: “La ley de los números gobierna, pues, los sentimientos y las imágenes;
lo que se juzgaba como exterior es en verdad lo interior” (Citado por el conde Key-
serling en Das Gefiige der Welt).
Y Bourdelle: “El arte es un Algebra velada que toma la luz de los que levantan
su velo” (La Matiére et Esprit dans V'Art).
(11) La aplicación del concepto de proporción al ritmo del lenguaje (especialmen-
te del lenguaje ritmado en segunda potencia, que es la poesía) no forma parte del
cuadro de este ensayo. Citaré, sin embargo, una definición debida al profesor Son-
nenshein, director del Laboratorio de Fonética Experimental de la Universidad de
Londres (en What is Rythm — Lo que es el Ritmo — Blackwell, editor, Oxford,
1925) y sugerida a su autor por series de medidas fonéticas efectuadas sobre el len-
guaje hablado: “El ritmo —dice— es la propiedad de una sucesión de acontecimien-
tos en el tiempo que produce sobre el espíritu del observador la impresión de una
proporción entre las duraciones de los diferentes acontecimientos o grupos de acon-
tecimientos de que se compone la sucesión”. Las medidas fonéticas que constituyen
el objeto de sus experiencias se obtienen mediante un instrumento (kimógrafo)
que durante la recitación de un fragmento de poesía o de prosa registra las dura-
ciones comparadas de cada sílaba (Por ejemplo el verso de Tennyson:
The long light shakes across the lakes
“Lento el resplandor, cruza los lagos como un temblor”... da la sucesión de duracio-
nes silábicas (tómese en cuenta sólo el original inglés): 12-31-27-45-7-34-9-55 . El
principio de experimentación parece fecundo: la definición tiene la ventaja de sugerir
las correlaciones estructurales entre los ritmos poéticos, musicales y plásticos. (La ci-
ta y el ejemplo están tomados del artículo de fondo del Times Literary Supplement del
10 de septiembre de 1925).
(12) Der Untergang des Abendlandes.
(13) “La Matemática es un verdadero arte, que puede colocarse junto a las ar-
260 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
tes plásticas y a la música... Sobre todo, está relacionada con las grandes arquitec-
turas dórica y gótica, etc. La arquitectura de los grandes templos egipcios constituye
un tratado mudo de Geometría... y el Análisis matemático es a la inversa una
arquitectura del más alto estilo”. (Op. cit).
Novalis (¿o fué Schelling?) había escrito ya: “La arquitectura es música con-
gelada”. La modulación exterior del ábside de San Pedro me produce siempre una
sensación, o mejor diría casi una audición musical directa.
(14) Mathematik und Baukunst als Grundlagen Abendlándischer Kultur, colec-
ción Vieweg, cuaderno 53.
No sé si el doctor Geilen tuvo conocimiento de los trabajos de Hambidge y de
Lund, pero el siguiente extracto de su obra demuestra que ha llegado a las mismas
conclusiones:
“Las proporciones de las plantas y alzados de los templos griegos están tomados
de las que se encuentran en el triángulo equilátero o en el exagrama que resulta
de su duplicación, o de las razones lineales del pentágono regular y del pentagrama,
es decir, de la figura de la sección áurea, que se puede considerar también desde el
punto de vista puramente matemático como la figura rectilínea más perfecta, que
puede contar como símbolo de la armonía más elevada y de aquí el poder casi ma-
ravilloso que en otro tiempo le fue atribuído,
La figura plana del pentagrama está estrechamente ligada al más perfecto de
los cinco cuerpos regulares platónicos... Es digno de observarse que en los cristales,
que son sus producciones inorgánicas mejor logradas desde el punto de vista de la
forma, la Naturaleza no sale de las figuras del cuadrado y del exágono, y es por
una razón matemática (la ley de los índices racionales: véase el capítulo vw de este
libro) que no puede salir. Es tanto más notable cuanto que las pronorciones del
cuerpo humano parecen estar moduladas sobre el ritmo de la sección áurea, es decir,
sobre las relaciones encontradas en el pentagrama. Parece que los griegos conocieron
este secreto sobre la belleza de las formas... que fue encontrado de nuevo durante
el Renacimiento. .. y que emplearon la sección áurea no sólo en las reproducciones del
cuerpo humano... y en sus templos, sino también —se diría— en los menores deta-
lles de los objetos destinados al servicio del culto...”
LÁMINA 79
Arriba: Templo de la Concordia, en Agrigento. CItalia).
Abajo: Basílica de Majencio (o Constantino). (Roma).
Lámina 80
Arriba: Coliseo (Roma).
lizado. La producción gótica se eleva de modo natural como una colonia de madrépo-
ras, y es, al mismo tiempo, el logro estructural de un refinamiento inaudito en cuan:
to a técnica y a cálculo... un esqueleto matemático convertido en piedra. Pero su
voluntad animadora es un misticismo proyectado más allá de los límites del pensa-
miento lógico, una inmersión en las ondas luminosas del alma donde Dios mismo es
vivido como sensación pura antes de toda percepción intelectual”. He aquí también
la opinión sobre lo gótico de un arquitecto inglés libre de toda sospecha de parcia:
lidad, pues el Renacimiento lo ha conquistado por entero, y el pasaje que cito está
sacado de un libro —notable por lo demás— consagrado a la glorificación del hw-
manismo en Arquitectura:
“En ninguna arquitectura del mundo se manifiestan tantos rasgos que tengan
con tanta evidencia una finalidad estructural, Sólo el estilo griego podía exhibir una
concepción tan estructural, mas para una generación interesada en la sutileza me-
cánica, la arquitectura gótica tiene la ventaja de estar construída dinámicamente an-
tes que estáticamente, de ser, por consiguiente, a la vez más audaz y más refinada,
triunfo de la ciencia tanto como del romanticismo”. (G. Scott, "The Architecture of
Humanism).
(18) NotreDame contiene, de un modo muy particular, en los trazados de sus
ojivas y de sus rosetones todo un tratado mudo —para citar la expresión de Spengler—
de las relaciones geométricas entre el círculo y los polígonos inscriptibles.
(19) “En el arte gótico , desde el más pequeño hasta el más grande de los elemen-
tos, todo tiene una significación ostensible o recóndita. El número y la medida, lo que
la composición antigua exigía en la ordenación visible, está aquí indicado por símbolos
a la manera pitagórica: una mística de los números, sutil o poderosa, recorre y de-
266 _EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
termina la contextura de las catedrales góticas. Entre todas las proporciones se teje
un juego de razones invisibles, cuya representación aritmética proporciona al iniciado
la imagen de las verdades eternas que conducen a la salvación” (P. Fechter, op. cit.).
(20) Véase el Sueño de Polifilo.
(21) “El espíritu latino se vuelve hacia el estudio del origen histórico de su arte:
hacia Grecia. En su búsqueda de una nueva forma, que rebasaría los límites de lo in-
orgánico, encuentra el camino hacia la luz en la estructura del cuerpo humano. He-
mos llegado al punto inicial del Renacimiento... Así es como el latino es conducido,
por su espiritu lógico... y por intermedio de la ciencia griega, a la Matemática y
como vuelve a descubrir la ley de la estructura del cuerpo humano en el pentagrama
y en la sección áurea”. (Dr. Geilen, op. cit.).
(22) Para ilustrar el radio de acción de la curiosidad intelectual que anima los ce-
rebros de la primera oleada humanista, recordemos que Paccioli, que acompañó a
Leonardo durante su segundo viaje a Venecia para ayudarlo a estudiar la defensa de
la ciudad de los dogos contra un presunto ataque por parte de los turcos, había publi-
cado en 1494 el primer tratado de contabilidad comercial, Tractatus de Computis et
Lámina 81
Arriba: San Lorenzo de Sahagun (España).
Abajo: San Gimignano (Toscana, Italia).
Lámina 82
Iglesia de Kobern. Iglesia de Schwarzrheindorf.
LÁmiINa 83.
Catedral de Estrasburgo.
La CIENCIA DEL EsPACcIo 269
Scripturis. Dos años antes (1492: Alejandro Borgia se ceñía la tiara pontificia y Colón
descubría el Nuevo Mundo), Piero della Francesca había impreso su tratado sobre los
cinco poliedros platónicos.
270 EsTÉTICA DE LAS PROPORCIONES
a)
(26) En Francia, salvo algunas excepciones en las provincias, el barroco jamás fue
un estilo espontáneo, sino una importación de escuela, un ejercicio académico ex-
halando la frialdad taciturna aneja a este estilo que tiene algo de la lección de re-
cargo con que se castiga a los escolares. (Ejemplo: Saint-Paul, en París).
(27) Incidentalmente: los grandes fabricantes italianos de instrumentos de cuerda,
Maggini, Amati, Guarneri, Stradivarius, parecen haber aplicado a conciencia la geo-
metría del pentagrama y el tema de la sección áurea al trazado de sus inimitables
violines. Remito al lector que se interese por este asunto a los diagramas que acom-
pañan el artículo titulado: Der goldene Schnitt, das Geheimnis der alten italienischen
Geigenbauer, publicado por Max Móckel en el número de 1925 de la revista Europa.
(28) En una de las primeras manifestaciones regionalistas del barroco, la fase
manuelina de Portugal, donde, por lo demás, el gótico y el barroco se entrelazan sin
272 EsrTÉTICA DE LAs PROPORCIONES
(36) “El ingeniero, inspirado por la ley de la economía, y llevado por el cálculo,
nos pone de acuerdo con las leyes del universo. Logra la armonía.”
“Sometidos a las estrictas obligaciones de un programa imperativo, los ingenieros
emplean las generatrices y las acusatrices de las formas. Crean realidades plásticas, límpi-
das e impresionantes.”
“He aquí los silos y las fábricas norteamericanas, magníficas primicias del tiempo
nuevo. Los ingenieros norteamericanos aplastan con sus cálculos la arquitectura agoni-
zante.”
“Guiándose por el cálculo, los ingenieros utilizan las formas geométricas, satisfacen
nuestros ojos mediante la geometría y nuestro espíritu mediante la matemática; sus obras
marchan por el camino del gran arte.”
“Los ingenieros hacen arquitectura, porque emplean el cálculo surgido de las leyes
de la naturaleza, y sus obras nos hacen sentir la armonía.” (Le Corbusier, Hacia una ar-
quitectura, Editorial Poseidon, Barcelona.)
“La arquitectura viva es la que expresa fielmente su época. Se buscarán sus ejem-
plos en todos los dominios de la construcción; se escogerán las obras que —estrictamente
subordinadas a su uso y realizadas por el empleo juicioso de la materia— alcancen la
belleza por las disposiciones y las proporciones armoniosas de los elementos necesarios
que las componen.” (Auguste Perret, L'architecture vivante, cuaderno de otoño, 1923).
284 EsTÉTICA DE Las PROPORCIONES
LÁmINaA 93
Arriba: Silo americano.
Abajo: Eiffel: Puente de Garabit.
HiPERCUERPOS REGULARES 289
Wa
A
los fenómenos eléctricos relativos a las corrientes alternas, y esto tanto en teo-
ría como en su aplicación técnica.
A propósito de las geometrías de 4, 5 y n dimensiones, he enunciado
——En una nota del capítulo 1— una aplicación curiosa de las hiperpirámides
de Pascal al cálculo de probabilidades. Emile Borel (Introduction géométrique
a quelques théories physiques) se sirve de la geometría de veinticinco dimensio-
nes para abordar problemas de física molecular. Me permitiré, pues, presentar
rápidamente los cuerpos regulares de cuatro dimensiones correspondientes a los
poliedros regulares platónicos, que son inscriptibles en una hiperesfera (2 y
tienen como células-fronteras, separándolos de la extensión o hiperespacio cir-
cundante, poliedros regulares de tres dimensiones. Estos hiperpoliedros (8)
o más correctamente politopos regulares de cuatro dimensiones son seis: el
cuadro x da sus características detalladas. Es necesario, por cierto, alguna gim-
nasia mental para familiarizarse con sus concepciones, y pueden parecer com-
pletamente absurdas a las personas que, empleando la expresión de los estu-
diantes de Geometría Descriptiva, no ven en el espacio. Pero las demás pue-
den llegar, con el ejercicio, si no a ver los politopos en su complejidad, por
lo menos a ver y dibujar sus desarrollos y sus diversas proyecciones en el espa-
cio de tres dimensiones.
El método clásico consiste en estudiar antes que nada (mediante la ficción
de los seres infinitamente planos de Helmholtz y de Poincaré) el paso de las
entidades correspondientes (triángulo-tetraedro, cuadrado-cubo) del espacio
de dos dimensiones al espacio de tres dimensiones, y luego generalizarlos para
pasar de la tercera a la cuarta dimensión.
La lámina 94 da esta serie de pasos para las filiaciones triángulo-tetraedro-
(2) La hiperesfera es en la extensión (o espacio de cuatro dimensiones) el
lugar de los puntos a igual distancia de un punto dado. Su ecuación es:
y? + x2 + x2 + a2 = R2, Un espacio de tres dimensiones corta a una hiperes-
fera según una esfera (lo mismo que la intersección de una esfera con un plano da
una circunferencia). Una hiperesfera dada puede medirse con la unidad de volumen
ordinario de tres dimensiones —el metro cúbico por ejemplo— lo mismo que la super-
ficie de una esfera, aunque sita en tres dimensiones, se mide en metros cuadrados.
El volumen de la hiperesfera de radio R es V = 2m2R3.
De igual modo se puede, para el octaedroide, por ejemplo, establecer la medida
para la unidad de volumen ordinario del volumen que lo separa de la extensión exte-
rior: el octaedroide cuya dimensión lineal es de 3 metros estará limitado por un vo-
lumen de 8 X 33% = 216 metros cúbicos. Su hipervolumen o medición propiamente
dicha se expresará, por el contrario, en unidades de hiperespacio (el metro a la cuarta
potencia, o hipermetro, o metro-extensión) por el número 3% = 8l.
(3) La expresión hiperpoliedros es incorrecta, y mo debiera emplearse sino para
los cuerpos regulares de tres dimensiones cuyas caras son polígonos, pero que no tie-
nen todos sus vértices en el mismo espacio de tres dimensiones. Son inscriptibles en
una hipcresfera (analogía en el espacio de dos dimensiones: un cuadrado cuyos cuatro
vértices no están en el mismo plano).
(som3upry) (so1p38:1J93)
OIP3eSOI] OZI O7L 00ZI 009 009 O IPLOAPISOMIXH
(souo3pjuad ) (so1paex29pop)
OIP3PIAPO(] 009 DOI OTL Oct 031 IP1OJp2WSOMUOIIA
(som3upun) (SO1p3eJ0)
CounSury) vz 96 96 vT 350 2p101pov191DSO9]
(som3upun) (so1paenay)
OIPIEYO 8 bz Ct IP101P3VI09PVXH
DE Las PROPORCIONES
91 o
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(sopeipeno>) (soqno>) Opewe[[ IJUIULUNUIOS )
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EsTÉTICA
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Mo? 4
4
Cy = Hipercubo
Cie = Hiperoctaedro
Cos = Icosatetraedroide
LÁMINA 95
regulares estrellados estudiados por E. Hess. Son diez, derivados todos del
Ciz0 y del Copo, es decir, en la serie áurea; dos son autorrecíprocosy los ocho
restantes recíprocos dos a dos. El estudio de la Geometría de cuatro dimen-
siones ha revelado teoremas inéditos de la de tres y dos. Con la teoría de ten-
sores O Cálculo diferencial absoluto, ha constituído un instrumento muy efi-
caz para la dinámica de Einstein. G. Constantinesco, el genial inventor de
las transmisiones de energía por pulsaciones sónicas, se valió igualmente de
las ecuaciones de una mecánica de cuatro dimensiones para poner el con-
vertidor de pares al servicio de su nuevo tipo de automóvil. Puede parecer
fuera de lugar hablar de Geometría de cuatro dimensiones en un manual de
Geometría estética: sólo lo hago para aquéllos a quienes interese el aspecto
puramente matemático de la Geometría de las proporciones, y estoy seguro
que las sombras de Durero y de Leonardo, me absolverán de todo pecado de
pedantería, ya que —si hubieran vivido en nuestra época— habrían agregado
probablemente a sus escritos o a sus notas numerosos desarrollos y disecciones
de politopos para nutrir más de un criterio entre las huestes de cubistas, si-
multaneístas o futuristas (%,
La Geometría general no se detiene naturalmente en las cuatro dimensio-
nes. El Universo de nuestra experiencia parece ser, como he dicho anterior-
mente, una extensión de cuatro dimensiones no euclidiana, es decir inflexio-
nada en un universo de cinco dimensiones (que, por su parte, podría ser eu-
clidiano (9), y se puede, partiendo de la teoría de conjuntos continuos de un
número cualquiera de índices paramétricos, construir geometrías, euclidianas o
no, de un número cualquiera de dimensiones, y encontrar las características
de los politopos regulares correspondientes. He citado ya la fórmula de Schlafli:
3(K=0,1,2..,1n) CIA Ax=10
siendo Ax el número de elementos de K dimensiones de un politopo de la
n—-sima dimensión.
2)
2xl= 2
2x2= 4/4X l= 4
2x3= 6|4x 3=12|8x l= 8
2xX4= 8|4x 6=24|8x 4= 32| l6xl= 16
2x5=10|4x10=40| 8x10= 80]| 16x5= 80 | 32x1= 32 |
2x6=12| 4x15=60| 8x20=160 | 16<15=240 | 32x6=192 | 64 <x1—64
..... .........0—0.. +... ...01001.0*%0*%0.000002 ...0..0004«0<«< o »$ eo. . ....0.0o<0.02s0.o toos... . se.» .«<.o..0...o.o< .. +. .»+o >...
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— cuadrados 14 9 16 25 ........ n?
n (3n-1)
— pentagonales 1. 512 22 35 ........ 3
— exagonales 1.615 28 45 ........ n (2n-1)
Para explicar la ley de formación del cuadro, se puede escribir la última línea:
1 +0. (1-2), 2 +1. (1-2), 3 + 3. (r-2),
n (n—)
4 + 6.(r-2),... n + AA (r-2).
El n-simo número r:gonal es igual a la suma del m-simo número entero y del
producto de (r—2) por el (n—1)-simo número triangular, y también a la suma del
n-simo número (r—1)-gonal y del (n—1)-simo número triangular, Entre los números
sólidos, citaré aquí la sucesión de dodecaedrales 1, 20, 84, 220, 455, 816, 1330,..,
n (9n2-94+2)
, Observando que pueden deducirse de la serie pentagonal 1, 15, 12, 22,
2
35, 51,..., multiplicando sus términos por los de la sucesión 1, 4, 7, 10, 13, 16...
que no es otra que la serie de las primeras diferencias de la serie pentagonal.
De igual modo que en Análisis la derivada n-sima de una función de n-simo
grado es una constante y la derivada (nm + 1)-sima es nula, en Geometría gnomónica
la sucesión de las diferencias n-simas de una serie de crecimiento gnomónico de nú-
meros sólidos de n dimensiones es una serie de números iguales, y las diferencias
(n + l1)-simas son nulas. Se ye una vez más la correlación entre nuestro Cálculo
296 EsTÉTICA DE Las ProPORCIONES
q P————,
,
v2 Y n+1
Los dos cuadros anteriores nos muestran que las dos series de politopos
de filiaciones triangular y cuadrada tienen como antepasado común en el es-
pacio de una dimensión (representado por una línca recta de longitud infi-
nita) un cuerpo de una dimensión, compuesto de dos vértices y del segmento
de recta que los une. Para pasar de este bipolo al cuerpo superior en la serie
triangular, basta agregar un tercer polo, exterior al espacio de una dimensión,
que contiene a los dos primeros, y que dista de cada uno de ellos una longi-
tud igual a la del segmento que los une. Repitiendo esta construcción, es de-
cir, agregando cada vez un polo (n-+1)-simo situado fuera del espacio prece-
dente, da la sucesión infinita de las hiperpirámides. Por el contrario, la serie de
los hipercubos, se obtiene transportando cada vez el cuerpo correspondiente al
espacio de 1, 2, 3,... m dimensiones Cbipolo, cuadrado, cubo, octaedroide,
etc...) en una dirección perpendicular a todas las dimensiones de este espacio
(introduciendo así la dimensión [n+1]-sima) una distancia igual a la lon-
gitud del segmento inicial: se obtiene el nuevo cuerpo uniendo los vértices
correspondientes del precedente antes y después de su traslación Casí es co-
mo se consigue la proyección del octaedroide de la lámina 94). La célula pri-
mordial de la evolución de los cuerpos geométricos, es el bipolo o segmento de
recta que, a comienzos del capítulo 11, nos proporcionó ya la sección áurea “0
mediante su partición asimétrica.
Se han estudiado las equiparticiones del espacio de cuatro dimensiones
o extensión. "También se pueden dividir sin intersticios los conjuntos homo-
géneos de los politopos siguientes:
diferencial y la teoría griega del crecimiento gmomónico que nos ha sido tan útil en
los capítulos v y vi.
(10) Entre los demás protozoarios geométricos, citemos:
1% En el origen de la serie de los polígonos regulares un dígono compuesto de
dos vértices y dos lados, abatidos estos últimos recíprocamente y confundidos. Los
dos ángulos del vértice son nulos y el dígono tiene el mismo aspecto que el bipolo.
2* La protoesfera compuesta de dos puntos y constituyendo el primer elemento
Cen el espacio de una dimensión) de la serie continuada por la circunferencia, la esfera,
la hiperesfera, etc.
HIPERCUERPOS REGULARES 297
Número de politopos
Nombre del politopo que hay en cada vértice
Cos o . 8
Prefacio 11
Capítulo 1
DE LA FORMA EN GENERAL 15
Generalidades sobre la evolución de las formas. — Analogía entre la evolución de
las especies vivas y la de ciertas producciones humanas. — Adaptación al
fin y belleza estética, en biología, en tectónica, en arte aplicado. — El sim-
bolismo de la forma en el arte del Extremo Oriente. — El concepto de pro-
porción característica de la estética mediterránea. — Simbolismo directo o
abstracto de la línea en arte decorativo. — La estética: ciencia de las refe-
rencias armoniosas,
Capítulo II
DE LA PROPORCIÓN 24
Problema general de la partición de una recta en dos segmentos. — La partición
asimétrica más lógica dada por la ley de economía de los conceptos. —
La sección áurea de Leonardo da Vinci y su representante algebraico; el
número $ de Sir Theodore Cook. — Propiedades notables de + en Aritmé-
tica, en Álgebra y en Geometría. — La sección áurea introduce automática-
mente la proporción continua y una sucesión infinita de reflejos armónicos. —
La Sociedad de los Números. — La ley de las proporciones de Zeysing. —
Presencia de la razón + en las proporciones del cuerpo humano y en Botá-
nica. — Series aditivas, serie de Fibonacci y serie $. — La serie $ y el trián-
gulo de Pascal. -- Progresiones geométricas y espirales logarítmicas.
Capítulo III
LAS ENTIDADES GEOMÉTRICAS EN EL PLANO Y EN EL
ESPACIO. POLÍGONOS Y POLIEDROS REGULARES
Y SEMIRREGULARES 59
Polígonos regulares. — Teorema de Gauss. — Los triángulos notables. — El nú-
mero $ gobierna las proporciones del pentágono y del decágono. — El exa-
grama de Salomón, el pentagrama de Pitágoras y el octógono árabe. — Po-
liedros regulares: los cinco cuerpos platónicos. — El número + gobierna
también las proporciones del dodecaedro y del icosaedro. — Paccioli y Pla-
tón: el dodecaedro del Timeo. — Los trece poliedros semirregulares arqui-
medianos. — El cuboctaedro y el poliedro de Kelvin.
Capítulo IV
PARTICIONES DEL ESPACIO, EQUILIBRIO CRISTALINO Y
PRINCIPIO DE MÍNIMA ACCIÓN 100
Particiones regulares del plano y del espacio. — Partición isótropa del espacio; la
red cuboctaédrica y la agrupación de esferas tangentes. — El cuboctaedro,
el poliedro de Kelvin y el prisma exagonal representan al exágono en el es-
pacio de tres dimensiones. — La teoría de los sistemas de simetría y los
doscientos treinta tipos de redes cristalinas. — Ley de la equipartición de la
energía. — Principio de mínima acción o principio de Hamilton, ley suprema
que rige todo sistema físico-químico cerrado; sus diferentes etapas, desde
Leonardo da Vinci a Einstein.
Capítulo V
DEL CRECIMIENTO ARMONIOSO 122
Presencia exclusiva de las simetrías cúbica y exagonal en Cristalografía. — Papel
preponderante de la simetría pentagonal y de la sección áurea en la morfo-
logía de los seres vivos. — El principio de mínima acción no rige rigurosa-
mente los sistemas que contienen vida. — El crecimiento homotético de los
seres vivos y la geometría gnomónica de los antiguos. — La espiral logarít-
mica, curva ideal de crecimiento homotético. — La serie de Fibonacci, la
serie $ y la espiral de crecimiento armonioso. — Espirales y pulsaciones di-
rectrices de las conchas. — Las formas pentámeras en Botánica, en Zoología y
en el Árte. — La péntada invencible de los pitagóricos.
Capítulo VI
CÁNONES DINÁMICOS RECTANGULARES Y RADIALES 155
La simetría dinámica de los antiguos y las dimensiones conmensurables en po-
tencia. — Los rectángulos dinámicos de Hambidge. — Rectángulos recípro-
cos y crecimiento gnomónico. — Papel de la diagonal en la descomposición
armónica de los rectángulos, — El rectángulo $ o rectángulo de los cuadrados
giratorios. — Papel de los rectángulos + y V3 en el análisis armónico de los
yasos griegos. — Ley de la “no mezcla de los temas”. — La sinfonía del es-
queleto. — Aplicación del método de Hambidge al estudio de los trazados
arquitectónicos egipcios y griegos. — Los triángulos egipcios de Viollet-le-
Duc. — La teoría de Lund sobre los trazados góticos: diagramas radiantes de
foco pentagonal. — Más sobre el pentagrama. — Platón y la estética del
Renacimiento. — La sección áurea o divina proporción introducida por Pac-
cioli. — Un tercer método de análisis armónico: el perspectivismo de Boris-
savlievitch.
Capítulo VII
Apéndice
CUERPOS REGULARES EN EL ESPACIO DE
CUATRO DIMENSIONES
Los cuerpos regulares en el espacio de cuatro dimensiones. — Aplicaciones de la
geometría gnomónica de los antiguos al estudio de los hiperespacios.
Este libro se terminó de imprimir para
EDITORIAL POSEIDON, S.L.
en los talleres gráficos Romargraf, S.A.
Juventud, 55, L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona,
el día 15 de marzo de 1979