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MODULO: 04

EL DESARROLLO Y LA CONDUCTA DEL


NIÑO DE 2 A 4 AÑOS

PROGRAMA
ESTIMULACIÓN TEMPRANA
INDICE
1. introducción
2. desobediencia, negativismo, rabietas
a) el niño desobediente
b) el niño de las rabietas
c) el niño negativista
3. su origen. ¿porque se porta mal?
a) el control de las consecuencias
b) características padre e interacción de los hijos
c) características de los hijos
d) factores externos al niño
-los vínculos emocionales con los miembros de la familia
-el ajuste emocional y social de los padres
-el nivel cultural y económico
-los modelos
-circunstancias especiales a tener en cuenta
1. las nuevas familias
2. cambio en las relaciones de padres a hijos
3. separación o divorcio de los padres
4. niños adoptados
-resumen y pautas de actuación
-el niño y la niña de tres a cuatro años
¿qué cabe esperar?
¿qué puedes hacer?
-pautas al niño para ir al baño
-temperamentos de los bebes
-desarrollo psicológico en la edad pre-escolar
*desarrollo motor
*desarrollo cognitivo
*desarrollo emocional-social
1-INTRODUCCIÓN

-La desobediencia, las rabietas, el negativismo, etc.…, constituyen parte de los


trastornos de conducta más habituales durante la infancia. Estos problemas
pueden resultar muy perturbadores para los padres dado que suelen suponer un
desafío a su autoridad y control, llegándose a establecer un vínculo relacional
coercitivo con los hijos. Estos problemas, lamentablemente, parecen ir al alza,
incrementándose su magnitud, frecuencia y lo que es más significativo: la edad de
inicio cada vez es más temprana.

El conocido Síndrome del Emperador describe aquellos niños que se constituyen


como verdaderos tiranos en su relación con los padres. Son exigentes,
intolerantes y pueden llegar hasta la agresión si se les contraría en sus demandas.
Son niños que no admiten el no. Algunas explicaciones alegan al hecho de que
son incapaces de sentir las emociones, otros a factores genéticos, por último, hay
quien alega la educación recibida. La explicación más sensata es que cada uno de
estos factores es sólo parte del problema y que todos ellos en interacción con más
o menos peso específico, según el caso, están determinando la conducta actual.

-Según Javier Urra (Psicólogo de la Fiscalía de Menores de Madrid y autor del


libro(psicodiagnosis.es) "El pequeño dictador"), "si tienes un niño pequeño que
hace lo que quiere, que piensa que todos a su alrededor son unos satélites, que a
los dos años no ayuda a recoger los juguetes, que jamás se pone en el lugar del
otro, aprende que la vida es así y la madre es una bayeta que sirve para ir detrás
de él. Si eso no se frena, cuando tiene 16 o 17 años se desborda: exige mucho
dinero y cuando la madre un día le dice no, no lo tolera. Lleva 17 años oyendo que
sí a todo. ¿Cómo qué no?, dice. Entonces la empuja contra la pared, le tira la
comida a la cara, la amenaza".

-Hoy en día y gracias a los avances de la genética sabemos que, en casos


concretos, los episodios de conductas disruptivas son consecuencia de un
trastorno genético subyacente (p.e. Síndrome X Frágil) y no siempre todo puede
explicarse en términos de educación. Es habitual también encontrar niños
especialmente agresivos entre el colectivo que ha sufrido carencias afectivas en la
infancia y han crecido sin la presencia de sus padres o unos modelos de
referencia adecuados.

Pese a ello, una adecuada educación temprana, puede influir en gran medida en
la expresión final de esta conducta. Niños que presentan un escasa empatía o
reciprocidad emocional hacia otras personas pueden ser adiestrados en técnicas
de autocontrol y mejorar su repertorio violento.

-En esta página vamos a analizar algunos problemas de conducta que pueden
iniciarse en la Infancia durante el ciclo evolutivo "normal". Para trastornos de la
conducta específicos (Hiperactividad, etc.…) pueden visitar nuestra Área Clínica
(Trastornos de Conducta).

Las conductas infantiles inadecuadas pueden presentar cierta "normalidad" en


determinadas etapas del ciclo vital. Sin embargo, cuando la magnitud, frecuencia o
perseverancia en el tiempo de las mismas son excesivas, pueden necesitar la
intervención de un profesional de la salud para corregirlas a tiempo.

2- DESOBEDIENCIA, NEGATIVISMO, RABIETAS

a) EL NIÑO DESOBEDIENTE

-La mayoría de padres no tendrá dificultad para definir o expresar lo que entienden
como "desobediencia". De hecho, es un problema al que con cierta frecuencia
deben enfrentarse tanto ellos como educadores. A pesar de que todos conocen el
término, no es sencillo delimitar lo que constituye un acto de desobediencia.
Según algunos autores, se podría definir la conducta de desobediencia como:

La negativa a iniciar o completar una orden realizada por otra persona en un plazo
determinado de tiempo (5 a 20 segundos). Esta orden puede hacerse en el sentido
de "hacer" o en el sentido de "no hacer", de detener una determinada actividad.
Sin embargo, esta definición no comprende otras situaciones que son también
consideradas como desobedientes por los padres.

Por ejemplo, si establecen como norma el hacer la cama al levantarse o llegar a


casa a una determinada hora, los padres suelen entender que se produce una
conducta desobediente si no se cumple dicha norma aun cuando no se lo indiquen
cada vez que se levante por la mañana o salga de casa.

-Los episodios de desobediencia pueden forman parte de un desarrollo "normal"


del niño en ciertas edades. Por ejemplo, hay autores (Achenback y Edelbrock
1.981) que encuentran que a la edad de 5 a 6 años un porcentaje elevado de
padres (50%) se quejaban de conductas de desobedecer ordenes o destruir
objetos, bajando el porcentaje a los 16 años (20%). Para establecer el punto de
corte entre la normalidad y la patología deben tenerse en cuenta la frecuencia de
estas conductas y su gravedad.

-El cómo tratar a un niño desobediente es motivo de consulta frecuente. La


desobediencia puede ir acompañada o no de otros elementos disruptivos como las
rabietas o el negativismo. Hay que valorar cada situación para tomar las medidas
correctoras oportunas. La edad de aparición de dichas conductas, las
circunstancias actuales que la provocan y las mantienen, la situación y relación
familiar, son algunos de los puntos a tener en cuenta. Más adelante se explican
algunas de sus posibles causas y varias técnicas para intentar combatirlas.

b) EL NIÑO DE LAS RABIETAS

Las rabietas podríamos calificarlas como de expresiones reactivas con las que
algunos niños muestran su desacuerdo u enfado con alguna situación concreta y
normalmente durante la interacción con algún adulto significante (padres, abuelos,
etc.…). Las rabietas son un fenómeno normal en un determinado estadio evolutivo
del niño (alrededor de los dos o tres años) y deberían ir remitiendo a medida que
el niño se hace mayor para desaparecer completamente hacia los cinco o seis
años de edad. Sin embargo, algunos niños, ya con cierta edad, saben que tener
rabietas supone una forma rápida y eficaz para alcanzar sus deseos o caprichos.
Por su parte, los padres saben que, satisfaciendo al niño, éste se calma
rápidamente y se evita el bochorno de la pataleta, especialmente si se produce en
algún lugar público. Evidentemente, a la larga, este tipo de actuación por parte de
los padres sólo consigue perpetuar el problema.
-Es importante también diferenciar si estas rabietas se presentan como elementos
aislados de reivindicación de determinados privilegios, o forman parte de un
cuadro comportamental más extenso con otros repertorios de conductas
problemáticas. En éste último caso se debería proceder a un análisis más
detallado de las conductas antes de intervenir.

Pautas a seguir en caso de rabietas puntuales: El consejo general es hacer caso


omiso cuando se produce la rabieta y retirarle la atención inmediatamente. Es
importante que los padres, en ese momento, no pierdan la calma y que actúen con
firmeza, negando el capricho o la demanda, pero a la vez sin alterarse, sin gritar ni
reñir. En caso de que los padres se enzarzaran en una recriminación mutua o con
el niño a gritos, éste percibirá que en cierto modo sigue teniendo el control sobre
la conducta de sus padres.

Si la rabieta ha sido de cierta magnitud puede utilizarse la técnica del "coste de


respuesta" o "tiempo fuera" en la que el niño recibe una consecuencia negativa
por su acto (retirada de algún reforzador o se le aparta por un breve tiempo, por
ejemplo, a su habitación). Posteriormente, una vez calmado, se puede hablar con
el niño y explicarle que por ese camino no va a conseguir nada, al tiempo que se
establecen las situaciones en las que sí podrá recibir sus demandas (cuando
efectúe ciertas tareas o comportamientos adecuados).

Para tener un mayor control sobre el comportamiento, es muy importante que los
padres y otros familiares cercanos (abuelos, hermanos mayores, etc.…) actúen de
igual forma ante las demandas excesivas del niño. La complicidad y perseverancia
de los padres en su interacción con el niño es esencial para su control.

Más información en "Guía orientativa para el control conducta infantil" y "técnicas


modificación conducta aplicadas a niños"

c) EL NIÑO NEGATIVISTA

-Entendemos como tal aquel tipo de niño que muestra una oposición activa pero
no agresiva. Sería el niño que "siempre dice no". Probablemente el negativismo
sea una forma segura de llamar y mantener la atención de los otros sobre uno
mismo. Una de las posibles causas de tal comportamiento, reside en el hecho de
que el niño ha aprendido a que negándose a colaborar o a obedecer órdenes
puede evitar la realización de tareas que no son de su agrado. El niño se da
cuenta de que sólo se trata de ser más perseverante en su conducta (negativismo)
que los mayores. Al igual que sucedía con el "niño de las rabietas" el resultado de
su conducta (el librarse de hacer aquello que no le gusta) no hace más que
reforzar dicho comportamiento, aumentando su probabilidad de ocurrencia y por
tanto la codificación del problema.

3- SU ORIGEN: ¿POR QUÉ SE PORTA MAL?

-Muchos padres dan por sentado que su hijo ha nacido así: "que le vamos a
hacer..." e incluso son capaces de establecer paralelismo con otros miembros de
su familia: "ha salido como su abuelo...". Todo ello parece denotar la sensación de
impotencia para controlar la conducta por parte de los padres, situando el origen
del problema en factores externos a ellos mismos. Lo que ignoran es que,
habitualmente, conductas como la desobediencia están fuertemente controladas
por varias variables de las que no son ajenas los propios padres.

-Igualmente no podemos obviar el hecho de que, en últimos años, la sociedad en


general y la familia en particular, han sufrido cambios significativos en cuanto a su
estructura y valores tradicionales. Ello ha supuesto también el consecuente
impacto en la población infantil y juvenil y el surgimiento de nuevos ámbitos de
intervención por parte de los profesionales de la psicología.

-A continuación, se relacionan las variables más importantes y que pueden


constituirse en el origen y mantenimiento del problema:

a) EL CONTROL DE LAS CONSECUENCIAS

-Una de las variables más importantes son las consecuencias que tiene para el
niño la ejecución de una determinada conducta. Patterson (1.982,1.986) desarrolló
lo que denominó "hipótesis de coerción" y que ilustra perfectamente este punto. El
autor explica que algunas conductas como el llorar, gritar, patalear, etc.., son
conductas instintivas en el recién nacido. En esta primera etapa dichas conductas
tendrían un valor de supervivencia, ya que el bebé puede controlar la conducta de
su madre en vistas a poder satisfacer sus necesidades más vitales (comida,
calor.).

De esta forma, si llora, la madre acudirá. Cuando va creciendo, el niño va


sustituyendo estas conductas rudimentarias por nuevas habilidades de
comunicación (p.e.: expresar verbalmente la petición). Sin embargo, en
determinadas circunstancias, los padres pueden favorecer que el niño siga
utilizando las estrategias rudimentarias de la primera infancia (rabietas, gritos,
lloros...) como forma para controlar el comportamiento de la madre, en lugar de
utilizar conductas más adecuadas.

Es el caso de cuando los padres en vez de prestar la debida atención a las


conductas adecuadas a la edad del niño (mediante alabanzas o premios) sólo
parecen reaccionar y atenderle cuando éste expresa su demanda en forma de
rabieta o pataleta, momento en el que la madre acude presta y normalmente cede
ante sus exigencias. El hecho de atender rápidamente sólo a este tipo de
comportamiento hace que estas conductas coercitivas de control, por parte del
niño, se mantengan y perpetúen.

-Ciertamente, con frecuencia, se dedica más atención a las conductas


inadecuadas de un hijo que a sus conductas adecuadas. En la base de todo ello
está el hecho de que suele esperarse que el niño debe portarse bien siempre y
que, por tanto, no debe ser halagado o premiado por ello.

El niño puede realizar a lo largo del día muchas conductas correctas, pero no
recibe a cambio ninguna atención especial por parte de los padres. Por el
contrario, dado que un padre no debe consentir que su hijo sea desobediente o se
porte de forma incorrecta, es rápidamente advertido o castigado. El niño se da
cuenta que con este tipo de comportamiento suele atraer la atención de su padre
(a pesar de que es para regañarle) y quizás sea la única forma que conozca de
conseguir que le preste algo de atención.

b) CARACTERÍSTICAS PADRES E INTERACCIÓN CON HIJOS

-Dentro de este capítulo se incluirían las diferentes habilidades de los padres tales
como su nivel de comunicación, de control o forma de solucionar problemas. Hoy
en día, uno de los peores enemigos a la hora de establecer un buen vínculo
afectivo (vínculo de apego) con los hijos es la poca disponibilidad de tiempo por
parte de los padres. Las jornadas de trabajo, normalmente ocupan a ambos
padres todo el día, ello puede repercutir negativamente tanto en la cantidad como
en la calidad de la interacción padres-hijos tan necesaria a lo largo de todo el
desarrollo del niño. Un escaso tiempo de dedicación determina en algunos niños la
aparición de conductas no adecuadas, de desobediencia o incluso somáticas
(dolores, enfermedades sin causa orgánica aparente).

Cada niño es diferente y sus necesidades de atención por parte de los padres
pueden variar de unos a otros, es por ello que no pueden establecerse pautas
generales para todos. Sin embargo, la aparición de conductas problemáticas es un
síntoma inequívoco que debe ponernos en guardia y hacernos más sensibles
hacia las posibles demandas afectivas que reclama el niño y no satisfacemos.

-Otro factor importante a tener en cuenta son los estilos educativos de los padres.
Hoy sabemos que los padres que combinan el afecto emocional alto hacia los
hijos, pero también su control, son los que obtienen los mejores resultados en
cuanto al funcionamiento afectivo e intelectual de sus hijos con un mínimo de
problemas de conducta.

Este estilo educativo denominado "democrático" y considerado como el óptimo,


según algunos estudios, se caracteriza por que el niño se siente amado y
aceptado, pero también comprende la necesidad de las reglas de conducta y las
opiniones o creencias que sus padres consideran que han de seguirse. Como
padres debemos saber ser generosos, pero, a la vez, es imprescindible establecer
límites claros a las conductas y demandas de nuestros hijos. Si así no se hace, las
demandas aumentarán y la percepción del niño será de que tiene el control sobre
nosotros y que sus solicitudes son derechos reales a los que no tiene por qué
renunciar.

-Los modelos basados en una autoridad inflexible o los excesivamente permisivos,


han demostrado ser menos adecuados y eficientes en el establecimiento de
vínculos afectivos adecuados, así como en la aparición de conductas disruptivas.
c) LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS HIJOS

-Factores como el temperamento parecen ser también muy relevantes. A pesar de


que la personalidad del bebé no presenta todavía muchos de los componentes
que son evidentes más tarde (como creencias, actitudes, etc..) sí está presente en
forma de expresividad emotiva y de sus reacciones ante la estimulación del
entorno. Ante una misma actividad o juego (p.e : subirse a un columpio) un bebé
puede reaccionar gritando de alegría mientras otro reacciona de forma más
tranquila o incluso llorando.

En la base se estas diferencias individuales estaría el temperamento particular


que conforma la personalidad temprana del bebé.

Algunos estudios (NYLS-Thomas et al.1.968) catalogaron a algunos niños de su


estudio, relativa a la primera infancia, como "difíciles", presentando este grupo
mayor número de problemas-conducta que otros bebés clasificados en otras
categorías. La genética tiene mucho a decir ya en estas primeras etapas. La
observación de conductas disruptivas o anormales en la primera infancia podría
ser síntoma de la presencia de algún trastorno de base genética y, por tanto,
susceptible de evaluación por parte de un profesional de la salud.

-En definitiva, es preciso tener en cuenta, que los problemas de conducta que
presentan los niños son el resultado de una multiplicidad de factores que es
necesario evaluar y tratar para corregir.

d) FACTORES EXTERNOS AL NIÑO

-En último lugar, destacar que ejercen una particular influencia en las conductas
de nuestros hijos factores externos al propio niño como pueden ser:

a) LOS VÍNCULOS EMOCIONALES CON LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA.

Al respecto debemos preguntarnos si el niño se siente querido dentro de su núcleo


familiar. Los lazos afectivos bien establecidos a edades tempranas como el
llamado Apego, son fundamentales para la estabilidad del niño y para prevenir
posibles conductas disruptivas. Es muy frecuente la aparición de conductas
agresivas y de falta de empatía hacia los otros, en el caso de adolescentes que se
han visto privados de una adecuada vinculación afectiva con sus progenitores. Ello
puede deberse tanto a factores de fuerza mayor como la pérdida, muerte o
separación física de los mismos, como a negligencia o falta de atención adecuada
de los padres hacia sus hijos, malos tratos, etc, aun conviviendo en un mismo
techo.

Sabemos que muchas de estas conductas son consecuencia de la llamada de


atención por parte del niño a los padres que quizás de otra forma no le prestan. Es
importante compartir con el niño tiempo suficiente para establecer dichos vínculos.

b) EL AJUSTE EMOCIONAL Y SOCIAL DE LOS PADRES.

Para una buena progresión emocional-conductual del niño, es muy positivo que
los padres, no tanto no tengan trastornos emocionales, sino que el niño no los
perciba de forma angustiosa. Esto puede resultar difícil en caso de situaciones de
maltrato o separaciones traumáticas. Sabemos que existe una alta correlación
entre madres deprimidas y trastornos de conducta en los hijos.

c) EL NIVEL CULTURAL Y ECONÓMICO.

Los problemas de conducta no son patrimonio de ninguna clase social. Se dan en


todas ellas. Es evidente que un nivel cultural muy bajo unido a una situación de
precariedad laboral y económica es un sustrato muy fuerte para generar
conductas no deseadas y que pueden desembocar en la delincuencia. Sin
embargo, estamos asistiendo a la aparición de conductas delictivas e incluso
criminales en sectores de población joven de clase acomodada.

d) LOS MODELOS.

Hasta que no está cercana la adolescencia, los principales modelos a seguir, en


todas sus facetas, suelen ser los propios padres o hermanos mayores. De nada
servirá que le digamos que se comporte de una determinada manera, si los
modelos que tiene a su alrededor no son coherentes con lo que le pedimos.
Sabemos de la impotencia de muchos centros escolares, que hacen una labor
educativa impecable pero que su labor no se ve complementada por los modelos
familiares. Otro modelo a valorar es el que ofrecen los medios como la Tv.,
Internet, Videojuegos, etc....

Hay todavía un gran debate acerca de la influencia de ciertos programas violentos


sobre la conducta de los niños. Las conclusiones apuntan en el sentido de que no
puede establecerse relación directa causa-efecto. El factor realmente importante
es el entorno donde el niño ve estos contenidos.

Si éste es ya conflictivo (familias desestructuradas, presencia de malos tratos,


entorno marginal, amigos violentos, etc.…) sí que puede tener una repercusión en
la magnitud o frecuencia de las conductas inadecuadas. No sucedería en el caso
de que un contenido violento se produjera en un entorno estable, controlado por
los padres, y en el que los niños pueden perfectamente discriminar entre ficción o
realidad.

e) CIRCUNSTANCIAS ESPECIALES A TENER EN CUENTA.

1- LAS NUEVAS FAMILIAS

Actualmente, la familia se ha convertido en una de las instituciones sociales que


más ha cambiado tanto desde el punto de vista legislativo como en el social. La
familia tradicional ha dado paso a nuevos sistemas familiares (parejas de hecho
con hijos, madres o padres solteros con hijos o nuevas familias surgidas de
divorcios previos que comparten hijos de otras parejas anteriores). Cada uno de
estos sistemas tiene sus peculiaridades y la conducta manifiesta del niño puede
ser explicada, en parte, a estas nuevas circunstancias.

2- CAMBIOS EN LAS RELACIONES PADRES-HIJOS

Paralelamente a los cambios de vinculación en las relaciones de los adultos, los


padres han ido incorporando cierta simetría en la educación de sus hijos y en
aplicar la disciplina. Ha ido creciendo cierta idealización de los estilos
democráticos. Sin duda, este estilo, basado en el saber escuchar y ser equitativo
en la toma de decisiones, con frecuencia se ha mal interpretado y ha supuesto en
la práctica un fracaso.

3- SEPARACIÓN O DIVORCIO DE LOS PADRES


El rompimiento de los lazos afectivos es siempre doloroso y se vive con cierta
angustia por parte de la pareja que ha compartido parte de su vida y que ahora ve
roto el proyecto común. Pese a ello, las principales víctimas de todo proceso de
ruptura son los hijos, en especial, los más pequeños.

Es habitual la aparición de ciertas conductas desadaptadas en los hijos cuando se


produce la ruptura de los padres.

4- NIÑOS ADOPTADOS: Al igual que sucede con la mayoría de los niños,


cualquier hijo adoptado presenta una serie de características cognitivas,
intelectuales y emocionales que son consecuencia directa de una serie de factores
tantos internos como externos, algunos de ellos fuera de nuestro control. Otros
perfectamente conocidos y controlables.

Debemos conocer las características específicas de este colectivo si queremos ser


eficientes para ayudarles.

4- RESUMEN Y PAUTAS DE ACTUACIÓN:

Está claro que no hay dos niños iguales y, por tanto, las mejores técnicas para
paliar los problemas de conducta serán aquellas que nos funcionen bien en cada
caso o niño.

Las conductas inadecuadas pueden ser consecuencia de multitud de factores


(internos, externos). Es habitual que se presente algunas de ellas dentro del ciclo
evolutivo "normal", pero hay que consultar al profesional cuando estas son de
mayor frecuencia o magnitud de lo esperado por su edad o son perseverantes en
el tiempo.

Un buen predictor de la poca incidencia de conductas inadecuadas en un niño es


el haber establecido un buen vínculo afectivo con sus padres. Ello pasa por
dedicar más tiempo juntos desde edades muy tempranas. El juego es un elemento
esencial. Recomendamos la lectura de nuestra página: Trabajando el vínculo
afectivo con nuestros hijos.

No tan sólo es cuestión de estar más con el niño. Préstele mayor atención cuando
efectúe las conductas adecuadas y exprésele su satisfacción verbalmente.
Igualmente, trate de no dársela cuando presente episodios de rabietas o
exigencias de caprichos.

Es importante el estilo educativo de los padres. En concreto, aquel estilo que


combina la existencia de un alto grado de vínculo afectivo, pero con un nivel de
control sobre hábitos y conductas adecuados. Se desaconsejan modelos
totalmente autoritarios o que, contrariamente, no desempeñen ningún control
sobre sus hijos.

Hay niños con temperamentos "más difíciles" que otros y que probablemente
necesitarán estrategias de intervención a medida.

El crecer en entornos marginales o en colectivos de riesgo aumenta


considerablemente el riesgo de presentar conductas disruptivas en la
adolescencia. De todas formas, los modelos parentales, serán el factor
determinante. (psicodiagnosis.es)

EL NIÑO Y LA NIÑA DE 3 A 4 AÑOS

Este año es uno de los de mayor significación en el desarrollo del niño y la niña en
esta etapa inicial de la vida, ya que en el mismo se suceden importantes cambios
que se suceden de manera vertiginosa, y que hacen que el tránsito por este
período resulte de una singular dificultad para los padres en la educación de sus
hijos.

El hecho más característico radica en que el comportamiento de los niños y niñas,


que hasta ese momento era bastante tranquilo y manejable, se vuelve de pronto
muy difícil de controlar, con frecuentes demostraciones de oposición, terquedad y
rechazo a obedecer o hacer las cosas como se les imponen.

En algunos niños y niñas incluso esto ya ha comenzado en los finales del año de
vida anterior, pero, aun así, es en este dónde este comportamiento se hace más
resaltante y significativo. Y los padres se preguntan, "¿Qué está pasando con mi
hijo, que se ha vuelto tan complicado en su conducta? Simplemente que se ha
llegado a la crisis de los tres años.
La crisis es un fenómeno natural del desarrollo que se sucede en varios períodos
de la vida de los niños y niñas, al año, a los tres, entre los seis y siete años, a los
once-doce cuando comienza la adolescencia, entre otros. Es un proceso de
grandes cambios que se dan en un corto período de tiempo, y que los transforman
radicalmente.

Es un paso inevitable en el desarrollo y que se da porque entran en contradicción


las posibilidades cada vez mayores del niño y la niña de actuar por sí mismos y
hacer más cosas, y la manera en que los padres los han estado educando hasta el
momento, dilema que ha de ser resuelto o la crisis, que es un paso normal del
desarrollo, se puede volver crítica y resultar en perjuicio para el sano transcurso
de la personalidad en formación de estos niños y niñas.

La crisis se caracteriza fundamentalmente porque los niños y niñas se vuelven


rebeldes y caprichosos, se niegan a obedecer, quieren hacer todo por sí mismos,

se muestran voluntariosos y renuentes a hacer las cosas como antes. En el plano


emocional se observan irritables, majaderos, en ocasiones agresivos. Sin
embargo, se destaca que este comportamiento se da solamente con los adultos,
pues con los otros niños y niñas las relaciones se mantienen buenas y cordiales.

Si la crisis no es resuelta puede dejar como secuela rasgos muy negativos en la


personalidad de los niños y la niña, como la terquedad, el rechazo a obedecer
reglas y patrones de conducta, obstinación y oposicionismo, entre otros
comportamientos significativos.

¿Qué hacer, se preguntan los padres ante este hecho? La respuesta es bien larga
y compleja y requiere un análisis detallado de la dinámica familiar para una
respuesta bien pensada, y que excede el espacio de esta caracterización. Pero en
términos muy generales, transformar el sistema de demandas impuesto al niño y
la niña hasta ese momento, contrastar con sus posibilidades crecientes, y
modificar e instaurar nuevos patrones de organización y control de su conducta y
socialización.

La crisis es muy importante, porque indica que en el niño y la niña se están


sucediendo importantes transformaciones en su desarrollo, y no se presenta igual
en todos ellos, en algunos pasa casi inadvertida, en la mayoría es muy ostensible,
mas siempre se da como hecho natural y singular del desarrollo.

Uno de los cambios más importantes se sucede en el pensamiento de estos niños


y niñas. Así, de una forma de actuar con los objetos basada fundamentalmente en
su propia acción con los mismos, ahora ya pueden "pensar" lo que van a hacer,
planificar y premeditar con anterioridad.

Esto, unido a un intenso afán por conocer las cosas, les motiva a hacer
numerosas preguntas sobre todo lo que les rodea, preguntas que a veces se
vuelven interminables y que llegan en ocasiones a exasperar a los padres. Esta
etapa de los "¿Por qué? es esencial para el surgimiento de los intereses
cognoscitivos y el afán de aprender que luego les será tan útil en su aprendizaje
en la escuela.

Ya son capaces de diferenciar varios colores, formas y tamaños, aunque todavía


se equivocan con frecuencia. A su vez reconocen y diferencian diversos
elementos naturales (agua, aire, cambios de tiempo) y las particularidades
distintivas de animales y plantas, lo que les permite agrupar, clasificar, comparar,
seriar de manera elemental y establecer diversas relaciones cuantitativas como
mucho, poco o ninguno.

Un hecho de singular importancia aparece y que resulta muy llamativo a los


padres, es el de que los niños y niñas pueden sustituir cualquier objeto por su
representación, y que se manifiesta en el dibujo, en sus juegos, en sus acciones,
esto hace que incluso puedan hacer construcciones sencillas con bloques a partir
de modelos objetales o gráficos, asumir diversos roles en el juego, modelar y darle
una significación a lo que hacen.

El lenguaje tiene un espectacular avance en este año de vida, y ya usan todas las
estructuras gramaticales de la lengua, aunque todavía mediante la utilización de
oraciones cortas y con mucho apoyo de gestos que les ayudan a expresarse y
mantener conversaciones en las que ya relatan algunos hechos fuera de su
contexto inmediato y cosas que les han sucedido en un pasado cercano, si bien es
cierto que aunque dominan las relaciones de lugar, todavía se confunden con
frecuencia en las de tiempo, por lo que no es raro que digan, por ejemplo "Mañana
yo fui" cuando cuentan algo.

Ya pueden repetir cuentos y canciones conocidas, así como poesías que no sean
muy extensas.

Por otra parte, ya el lenguaje ha alcanzado un buen nivel en su función


reguladora, por lo que el mismo puede ser utilizado más eficazmente para
controlar su conducta y organizar una disciplina más consecuente, sobre todo
partiendo del hecho de que sienten alegría ante el elogio del adulto y vergüenza
ante su desaprobación, lo que era menos observable en el año anterior.

Emocionalmente, salvo el choque frecuente con los adultos por el problema de la


crisis, logran mantener un estado de ánimo estable alegre y activo, y se
sobreponen con facilidad a los eventos negativos que se presentan.

Ya son bastante hábiles para valerse por sí mismos, y pueden vestirse y


desvestirse más o menos bien, ponerse calcetines y zapatos, entre otras cosas, al
igual que ya son capaces de mostrar buenos modales en la mesa, al comer, usar
la cuchara y la cucharilla, la servilleta, etc.

También pueden mantenerse "secos" y "limpios" e ir al baño por sí mismos


cuando sienten la necesidad, aunque en ocasiones ocurren "accidentes", sobre
todo cuando se entusiasman mucho con el juego o viendo la televisión, en que no
les da tiempo para llegar, por lo que no hay que formarle aspavientos ni regañarlos
innecesariamente.

En el plano motor tienen ya un buen dominio de los movimientos gruesos, como


correr, lanzar, reptar y trepar, y son capaces de bailar y seguir diversos pasos que
se les indican con distintos estímulos musicales, así como seguir su ritmo.

Relacionada con esta posibilidad motriz y con la de sustituir unas cosas por otras,
asumen el rol de diversos personajes en el juego (de médico, de chofer, de
maestro, entre otros) y relacionarse con otros niños y niñas a partir del rol que
asumen en tales juegos. Esto es un gran paso de avance en su desarrollo
psíquico, y una vía importante de conocer el mundo social que le rodea, de ahí
que los padres deben propiciar amplias oportunidades de juego a sus
hijos.(www.weace.org)

QUÉ CABE ESPERAR A ESTA EDAD: Los seres humanos tenemos empatía por
naturaleza, al menos hasta cierto punto. Aun así, los niños en edad preescolar,
como sabemos todos los padres, no son un modelo de comportamiento
desinteresado y generoso. La empatía es algo que tienen que aprender de ti. Si tu
hijo pega a su hermana, por ejemplo, puedes decirle: “Hace daño cuando pegas a
las personas. Así es como hay que tocar a la gente, con suavidad. ¿Cómo se
siente?”. En algún momento comprenderán el mensaje, pero seguramente les
llevará un tiempo.

QUÉ PUEDES HACER: DALE UN NOMBRE AL SENTIMIENTO para que tu hijo


pueda reconocer sus emociones. Dile: “Pedro, estás siendo muy amable”, cuando
tu hijo te bese el dedo en que te hiciste daño. Aprenderá de tu reacción que su
reacción amable se reconoce y se valora. Tiene que aprender a reconocer
emociones negativas también, así que no temas señalar con calma cuando su
comportamiento no sea el que esperas. Procura decir algo como: “Cuando le
quitaste el sonajero a tu hermanito se puso muy triste. ¿Qué puedes hacer para
que se sienta mejor?”.

ALABA SU COMPORTAMIENTO cuando se muestre generoso o muestre


empatía. Cuando tu hijo realice un acto de generosidad, señálale lo que hizo bien
y sé lo más específica que puedas: “Fuiste muy generoso compartiendo tu osito
con tu hermanito. Eso le hizo muy feliz, ¿ves cómo sonríe?”.

ANÍMALO A HABLAR DE SUS SENTIMIENTOS Y DE LOS TUYOS. Hazle saber


que te importan sus sentimientos, escuchando con atención. Mírale a los ojos
cuando te habla y parafrasea lo que dice. Cuando grite: “¡Hurra!” por ejemplo,
respóndele con un: “Ah, hoy te sientes muy feliz”. Es posible que no sepa
responderte si le preguntas por qué, pero no tendrá problema alguno en hablarte
acerca de “sentirse feliz”. De igual manera, comparte tus sentimientos con él: “Me
siento triste porque me pegaste. Pensemos en otra manera en que podrías
haberme dicho que no querías ponerte esos zapatos”. Aprenderá que sus
acciones afectan a otras personas, un concepto que es difícil de comprender para
un niño pequeño.

SEÑALA EL COMPORTAMIENTO DE OTRAS PERSONAS. Enseña a tu hijo a


darse cuenta cuando alguien se ha portado de manera generosa. Procura decir:
“¿Recuerdas esa señora en el supermercado, la que nos ayudó a recoger la
comida cuando se nos cayó la bolsa al piso? Fue muy amable con nosotros y me
hizo sentir bien cuando estaba disgustada”.

Al hacer eso, reforzarás el que tu hijo comprenda cómo las acciones de las
personas pueden afectar emocionalmente a los demás. Los libros también ofrecen
buenos ejemplos, así que pregúntale cómo cree que se siente el perrito que se
perdió en el cuento o por qué sonríe la niña del otro cuento. Explícale cómo te
sentirías si tú fueras otro de esos personajes y pregúntale cómo reaccionaría él.
Estas conversaciones le ayudarán a comprender las emociones de otras personas
y a entender las suyas.

ENSÉÑALE LAS REGLAS BÁSICAS DE LA BUENA EDUCACIÓN. A través de


los buenos modales, tu hijo puede demostrar que se preocupa por los demás y los
respeta. En cuanto sea capaz de comunicarse verbalmente, puede empezar a
decir "por favor" y "gracias". Explícale que estás más dispuesta a ayudarlo cuando
se comporta de manera educada contigo y que no te gusta cuando te da órdenes.
Claro que ser educada con él vale más que mil palabras: di “por favor” y “gracias”
con regularidad y tu hijo aprenderá que estas frases son parte de la comunicación
habitual, tanto en casa como en lugares públicos.

NO USES EL ENOJO PARA CONTROLAR A TU HIJO. Aunque es fácil


enfadarse cuanto tu hijo pega a su hermano pequeño, procura no usar tu enojo
para controlar su comportamiento. Si dices “estoy muy enojada contigo” los niños
suelen cerrarse y retraerse. En lugar de eso, muestra empatía a tu hijo. Enseñar
mediante la instrucción y el ejemplo es mucho más eficaz, sobre todo a esta edad.
En lugar de enfurecerte, toma un momento para calmarte. Entonces, di con
firmeza: “Sé que estabas enojado, pero no debes pegar a tu hermano. Eso le hizo
daño y me puse triste. Por favor, pídele perdón”.
DALE A TU HIJO TAREAS PEQUEÑAS. Estudios demuestran que los niños que
aprenden responsabilidad también aprenden altruismo y empatía. A los pequeños
les encanta realizar tareas pequeñas, y algunas cosas útiles como dar de comer a
las mascotas también enseñan empatía, sobre todo si después alabas su acción:
“¡Mira cómo mueve la cola el perro! Eres tan amable con él… Está feliz porque le
estás dando la cena”.

SÉ UN BUEN EJEMPLO. Los actos de generosidad y caridad son una excelente


manera de enseñar a tu hijo empatía. Llévalo contigo cuando vayas a visitar a un
vecino para entregarle comida porque está enfermo, o cuando vayas a visitar a
una amiga que acaba de tener un bebé. Déjale que te ayude a empacar la ropa
que llevarás a un centro de personas necesitadas o a cualquier otro lugar
caritativo. Explícale que hay personas que están enfermas o que no tienen comida
o ropa suficiente, y que por eso necesitan de la ayuda de otras personas.
(español.babycenter.com)

Enseña a tu niño o niña a ir al baño en 11 pasos)

1. Identifica las señales de que tu niño está listo

2. Compra el equipo necesario

3. Crea una rutina para tu niño

4. Dile adiós al pañal

5. Muéstrale cómo se hace

6. Explícale el proceso

7. Motívalo a ser independiente

8. Compra ropa interior de entrenamiento

9. Acepta sus “accidentes” con buen humor

10. Comienza el entrenamiento nocturno

11. Celébralo, ¡lo has conseguido!(docslide.es)


LAS MEJORES BACINICAS

Encuentra el mejor modelo para tu niño.

Una de las etapas del desarrollo de los niños que los padres suelen esperar con
ansiedad es el momento de quitarles el pañal.

Después de haber cambiado cerca de dos mil pañales al año (calcula unos 6 al
día), seguramente estás deseando que tu pequeño empiece a ir al baño solito.

Pero pocos padres están preparados para el tiempo que toma en realidad ese
proceso.
Algunos niños aprenden en pocos días, pero muchos otros tardan varios meses.
En general, cuanto más pequeño es el niño al empezar el entrenamiento, más
tarda en aprender.

Será más fácil enseñarle a tu hijo con éxito si conoces los pasos básicos del
entrenamiento, y logras transmitírselos con claridad a tu niño.

1. IDENTIFICA LAS SEÑALES DE QUE TU NIÑO ESTÁ LISTO

Alrededor del año de edad, un niño comienza a identificar que lo que siente son
ganas de hacer pipí o popó.

Algunos niños están listos para empezar el proceso de retirada del pañal a los 18
meses de edad, pero hay otros que no demuestran el más mínimo interés hasta
que tienen 3 años o más.

En Estados Unidos, la mayoría de los padres empiezan a entrenar a sus hijos


cuando tienen alrededor de 2 años y medio, pero en muchos países latinos se
solía empezar más temprano, sobre todo en generaciones anteriores, cuando los
pañales se tenían que lavar a mano (¡y hasta hervir!) en casa.
O sea que no te sorprendas si tu madre o tu suegra insisten en decirte que les
quitaron los pañales a sus hijos antes de que cumplieran un año. Es posible que lo
hayan hecho, pero quizás dedicaban una buena parte de su tiempo a limpiar
"accidentes".
Lo importante es observar si tu hijo empieza a mostrar ciertas señales de que ya
está listo para aprender a ir al baño solito.

Algunas preguntas que puedes hacerte para ver si está listo son:

• ¿obedece instrucciones sencillas?

• ¿camina y se sienta solo?

• ¿trata de imitar a los adultos o hermanitos cuando van al baño?

• ¿puede subirse y bajarse los calzones?

Trata de no meter presión al tema, apresurarlo cuando no está listo aún será
contraproducente y frustrante para ti y para él.

Recuerda también que cada niño es diferente y tiene sus propios tiempos, aunque
los hijos que vienen después suelen aprender con mayor rapidez que los
primogénitos, y los varoncitos suelen tardar más que las niñas

Piensa también en otros factores aparte del nivel de desarrollo y preparación de tu


hijo. Si en este momento tu pequeño está pasando por un gran cambio en su vida,
como ir a una nueva escuela o guardería, o la llegada de un hermanito, es muy
probable que el proceso de retirada del pañal se vuelva más difícil, y lo ideal sería
postergarlo hasta que la situación se estabilice.

Tampoco tiene sentido empezar a enseñar a tu niño en un momento en que tú o


quién lo cuida no puede dedicarle el tiempo, la paciencia y el buen humor
necesarios. Si hay un nuevo hermanito en casa, o sufres náuseas debido a un
nuevo embarazo, este seguramente no es el momento de quitarle el pañal a tu
hijo.

Quitar el pañal requiere meses de entrenamiento y reforzamiento diario. Lo mejor


es esperar un par de semanas, o meses, hasta que las cosas estén más
tranquilas.
Si la presión para enseñarle a ir al baño viene de parte de tu mamá u otro familiar
con buenas intenciones, explícales con delicadeza los motivos por los que piensas
que ni tú ni tu niño están listos aún, y diles que prefieres esperar para poder
hacerlo con tranquilidad.

Igualmente, si estás fuera de tu entorno habitual, de vacaciones o pasando una


temporada en casa de un familiar, lo mejor es esperar.

Los inevitables accidentes pueden causar tensiones en casa ajena y tu hijo se


sentirá menos cómodo que en su propio hogar.

2. COMPRA EL EQUIPO NECESARIO

Invierte en un buen orinal (bacinica) o en un asiento especial que se acopla al


inodoro de tu baño, esto le quita los nervios al niño de enfrentarse con el baño
grande, a algunos niños les da miedo caerse dentro o les asusta el ruido al jalar.

Investiga cuál es el mejor orinal para ustedes y pídele a tu pequeño que te


acompañe a comprarlo. Cuando lo lleves a casa, escribe en él su nombre y déjalo
que lo decore con pegatinas o que juegue con él.

Si tienes un varón busca un orinal sin el asiento que se sube y baja o que traiga
una que se pueda quitar.

Aunque ese tipo de asiento ayuda a evitar que al varoncito se le escape algún
chorrito fuera del orinal, tienen el inconveniente de que los niños a menudo se
golpean o arañan el pene al sentarse y levantarse, lo cual puede quitarles las
ganas de usar el orinal.

Si compras un asiento adaptador para el inodoro, revisa que sea cómodo y seguro
y compra también un banquito para que tu niño pueda apoyar los pies y subir y
bajar del inodoro con facilidad. También le ayudará a tener firmeza y estabilidad, y
a pujar al evacuar.

3. CREA UNA RUTINA PARA TU NIÑO


Para empezar, haz que tu niño se siente completamente vestido en su orinal una
vez al día, después de desayunar, antes de bañarse o cuando normalmente suele
hacer popó o pipí.

Así se irá acostumbrando al orinal y empezará a aceptarlo como parte de su rutina


diaria.
Pon el orinal en un lugar accesible y conveniente. Como es portátil, puedes
llevarlo al jardín o al cuarto donde suele jugar el niño.

Si no se quiere sentar, no te preocupes. No debes forzarlo, ni obligarle a


permanecer sentado.

Y, sobre todo, no insistas demasiado si lo notas aprensivo. Si esto ocurre, lo


mejor es guardar su orinal o por lo menos dejarlo a un lado por algunas semanas
o un mes, y luego volver a intentarlo.

4. DILE ADIÓS AL PAÑAL

Una vez que tu niño ya esté plenamente acostumbrado a sentarse vestido en su


orinal, el siguiente paso es lograr que lo haga sin el pañal.
Esta es la etapa en que empezarás a explicarle que así lo hacen mami y papi (y
los hermanitos que tenga) todos los días. O sea, explícale que cuando ya eres
mayor te quitas la ropa antes de hacer pipí o popó.

Si el niño hace algo en el orinal, muy bien, pero no se lo exijas ni insistas


demasiado. Recuerda que es importante esperar a que tu niño muestre señales de
que está interesado en ir al baño solito.

5. MUÉSTRALE CÓMO SE HACE

Los niños aprenden imitando a los adultos, por lo tanto, la manera más natural de
que aprendan a usar el inodoro es viéndote hacerlo

SI TIENES UN VARONCITO, es más fácil que empiece a hacer pipí sentadito, y


que más adelante papá o un hermano mayor le enseñe a hacer pipí de pie.
Seguro que no tardará nada en imitarlo.
Cuando le estés mostrando a tu niño o niña cómo se usa el inodoro, es bueno que
le vayas explicando lo que estás haciendo, le enseñes lo que has "producido", y le
muestres que al final te limpias, te vistes, tiras de la cadena y te lavas las manos.
Aunque tendrás que ayudarlo a bajarse, subirse la ropa y limpiarse por algún
tiempo, verte haciéndolo lo ayudará a entender el proceso.

SI TIENES UNA NIÑA asegúrate de que se limpie de adelante hacia atrás,


especialmente después de hacer popó, para reducir el riesgo de infecciones
urinarias.
Si hay un hermanito o hermanita mayor que ya sabe usar el baño, él o ella
también le pueden hacer una demostración al pequeño. Los niños ponen mucha
atención cuando los "maestros" tienen casi la misma edad que ellos.
6. EXPLÍCALE EL PROCESO

Enséñale a tu hijo la conexión entre el popó y el inodoro. La próxima vez que


ensucie el pañal, llévalo a su orinal, siéntalo y luego vacía el pañal en su orinal por
debajo de él. Esto le ayudará a asociar el acto de sentarse en el orinal y hacer
popó.
Vacía el contenido de su orinal en el inodoro y permítele que tire de la cadena si
quiere (pero no insistas si notas que le da miedo), para que vea adónde va su
caquita. Enséñale a vestirse y lavarse las manos al
final.(haciendocreceramibebe.blogspot.com)
Mira qué hacer cuando los niños no quieren lavarse las manos.

También puedes comprar o pedir prestado en la biblioteca algún libro o video


sobre ir al baño, que le ayude a entender y asimilar todo el proceso. Déjalo en el
baño para que pueda verlo cuando se siente en el orinal.

7. MOTÍVALO A SER INDEPENDIENTE

Motiva a tu niño a usar su orinal siempre que tenga ganas de hacerlo. Si necesita
ayuda para subir y bajar sus pantalones o ropa interior, asegúrate que sepa que te
lo puede pedir a ti, y que tú lo llevarás al baño cuando quiera.
Si puedes, permítele que de vez en cuando circule por la casa sin pañales y
mantén su orinal a la mano. Cuanto más tiempo lo dejes sin pañal, más rápido
aprenderá, aunque tú tendrás que estar dispuesta a limpiar algunos charquitos.

Dile que puede usar su orinal cuando quiera, y de vez en cuando recuérdale que
está ahí para cuando lo necesite.

A veces los niños no permanecen sentados el tiempo suficiente para lograr


relajarse y hacer del baño.

Calmadamente, procura motivarlo a que se quede sentado por al menos un


minuto. Te será más fácil lograrlo si le haces compañía, hablándole o leyéndole un
libro.
Elogia a tu niño cada vez que use correctamente el orinal. Así empezará a darse
cuenta de que es un logro. Pero a la vez que es importante halagarlo, procura no
exagerar, y evita transformar cada ida al baño en un gran acontecimiento, de lo
contrario tu niño empezará a ponerse nervioso o avergonzarse ante tanta
atención.
8. COMPRA ROPA INTERIOR DE ENTRENAMIENTO

Puede que te sirva de ayuda la ropa interior infantil con una protección extra
absorbente, o pañales desechables que se suben y bajan como la ropa interior, ya
que permiten que tu hijo se los quite y se los ponga él solito.

Aunque los calzoncitos entrenadores de tela son menos convenientes que los
desechables, a algunos padres les gustan porque el niño puede sentir de veras
cuando hace pipí o popó. Sea cual sea la opción que elijas, introdúcela
gradualmente, unas horas cada día, y sigue poniéndole pañales normales por las
noches

Cuando tu hijo empiece a usar el orinal de forma consistente, puedes pasar a la


ropa interior normal. A algunos niños les motiva mucho usar calzones con sus
personajes favoritos.

9. ACEPTA SUS “ACCIDENTES” CON BUEN HUMOR


No hay niño que domine completamente el arte de ir al baño solito sin antes tener
una serie de pequeños "accidentes". Cuando esto ocurra, no debes enojarte con
tu niño ni castigarlo; recuerda que hasta hace muy poquito tiempo tu hijito aún no
había desarrollado completamente sus músculos, y por lo tanto no tenía el control
necesario para lograr contener la orina o las deposiciones.

Reduce las probabilidades de accidentes vistiendo a tu hijo con ropa que es fácil y
rápida de quitar. Cuando pasen los accidentes, se positiva y amorosa y limpia sin
regañarlo mientras le recuerdas que hay que usar el bañito.

10. COMIENZA EL ENTRENAMIENTO NOCTURNO

Aunque tu hijo se mantenga limpio y seco durante todo el día, puede que pasen
varios meses, o incluso años, hasta que logre controlar sus necesidades durante
la noche, o sea que aún no te deshagas de sus pañales

A esta edad, su organismo no ha madurado lo suficiente para lograr despertarlo


siempre que necesite hacer pipí. De hecho, es completamente normal que un niño
moje la cama ocasionalmente incluso en los primeros años escolares

Para ayudarle a mantenerse sequito, no le permitas beber demasiado líquido


antes de acostarse y recuérdale que, si se despierta en el medio de la noche, te
puede llamar para que le ayudes a ir al baño. Otra cosa que puedes hacer es
colocar su orinal al lado de la cama por si quiere usarlo

Cuando empieces con el entrenamiento nocturno, cubre el colchón con un plástico


o una protección impermeable por debajo de la sábana, y acuesta a tu hijo sin
pañales. Si pasa la noche seco, en la mañana que la primera actividad sea
acompañarlo al orinal.

Recuerda que muchos niños no están listos para dejar el pañal de la noche hasta
que están en edad escolar. Si tu pequeño no parece aprender cómo aguantar la
noche sequito, vuelve a ponerle pañales por las noches e intenta quitárselos otra
vez al cabo de unos meses.
11. CELÉBRALO, ¡LO HAS CONSEGUIDO!

Cuando tu niño esté listo para aprender esta nueva habilidad, lo hará con éxito. Y
si en lugar de tratar de apresurarlo esperas a que verdaderamente esté preparado,
todo el proceso será mucho más fácil y menos latoso, tanto para ti como para tu
hijito.
Tarde o temprano, tu niño aprenderá a ir al baño como los adultos, y tú no tendrás
que volver a pensar en este asunto… al menos hasta la llegada del próximo bebé.
(www.weace.org)

Es difícil saber exactamente cómo debe ser el comportamiento infantil "normal".


Existe una gran variedad de conductas entre los bebés, y cada una de ellas
responde a un tipo de carácter, a su temperamento y a sus circunstancias
particulares.

Existen tres amplias categorías de temperamento infantil que se usan como guías
para determinar el comportamiento infantil "estándar". Algunos bebés encajan bien
en cualquiera de estas categorías, pero lo normal es que los bebés muestren
características comunes en más de una categoría. Los bebés son individuos
únicos, y estas variaciones son habituales. Las tres categorías de temperamento
infantil son: agradable, reservado, y difícil.

BEBÉS CON TEMPERAMENTO AGRADABLE

La mayoría de los bebés tienen un temperamento agradable y están, por lo


regular, de buen humor. Se adaptan fácilmente y rápidamente a situaciones
nuevas y a los cambios de rutina. Los bebés pertenecientes a esta categoría
manifiestan un horario regular para comer. Cuando tienen hambre o algo les
molesta reaccionan, por lo general, de forma amena. Cuando se
encuentran inquietos, encuentran por lo general formas de calmarse y consolarse
solos. Estos bebés tienen un buen carácter.

CONSEJOS PARA PADRES DE BEBÉS CON TEMPERAMENTO AGRADABLE

El trato con los bebés de buen carácter es generalmente fácil y una experiencia
muy gratificante. Algunos bebés exigen tan poco que los padres piensan que su
bebé no les necesita. Por esta razón, algunos padres pasan menos
tiempo estimulando a sus bebés y comunicándose con ellos. Los padres que
tienen bebés de temperamento fácil deben tener en mente que sus bebés
necesitan mucho tiempo y atención, a pesar de que no sean muy exigentes.

BEBÉS CON TEMPERAMENTO RESERVADO

Los bebés de temperamento reservado son, generalmente, tímidos. Estos bebés


necesitan más tiempo que otros bebés para adaptarse a personas extrañas y a
nuevas experiencias. Los bebés reservados pueden incluso rechazar o alejarse de
algo o de alguien nuevo. Ellos toman la vida con precaución. En lugar de ser
físicamente activos, los bebés reservados son más proclives a observar
cuidadosamente lo que sucede a su alrededor. Los bebés con este carácter
pueden ponerse nerviosos fácilmente y cuando esto ocurre, ellos retroceden
volteando la mirada o alejándose. Los bebés reservados también reaccionan
lentamente y con quietud al hambre y otros malestares. Esto hace que los padres
tengan dificultad para saber cuándo sus bebés tienen hambre o están incómodos.

CONSEJOS PARA PADRES DE BEBÉS CON TEMPERAMENTOS


RESERVADOS

Los padres de bebés reservados deben tener mucha paciencia. Estos padres
deben tratar de exponer a sus bebés a nuevas situaciones más a menudo, pero
deben hacerlo despacio y con calma. Los bebés reservados se adaptan
gradualmente a las nuevas situaciones, pero hay que darles el tiempo que ellos
necesiten, sin presiones. Los padres deben de poner atención a las indicaciones
de agitación de sus bebés y deben saber cuándo alejarlos de tales situaciones
cuando estas ocurren.

BEBÉS CON TEMPERAMENTO DIFÍCIL

Los bebés de temperamento difícil están casi siempre ocupados en actividades


físicas. Los bebés con este tipo de carácter son, a veces, muy inquietos, y se
distraen fácilmente. Los bebés difíciles responden vigorosamente al hambre y a
otros malestares. Su llanto es, a menudo, fuerte e intenso. A veces, estos bebés
son difíciles de consolar cuando están inquietos y presentan dificultades para
consolarse ellos solos. Estos bebés suelen tener un sueño ligero, y requieren
demasiada atención de sus padres.

CONSEJOS PARA PADRES DE BEBÉS CON TEMPERAMENTO DIFÍCIL

Los padres de bebés difíciles se sienten, a menudo, culpables y creen


equivocadamente que son responsables por el temperamento de su bebé. Estas
emociones de culpa pueden causar en ellos sentimientos de incompetencia
y ansiedad. Los padres de bebés que tienen temperamentos difíciles no deben
sentirse culpables por el temperamento de sus bebés. En lugar de esto, se deben
concentrar en proteger a sus hijos de situaciones y eventos que son
desagradables, estableciendo una rutina diaria.

Los padres de estos bebés deben tratar de mantener la calma y tener mucha
paciencia, y no deben de exigir demasiado a sus hijos. Estos padres deben saber
también que sus bebés no van a tener siempre este tipo de temperamento. A
medida que los bebés se acercan a su primer cumpleaños, muchas de las
características del temperamento difícil habrán disminuido o desaparecido.

APRENDER A ACEPTAR A LOS HIJOS TAL COMO SON

Los padres deben observar a sus bebés cuidadosamente para determinar qué tipo
de temperamento tienen, de acuerdo con sus hábitos de comer y dormir, con las
reacciones asituaciones nuevas, y con su disposición ante las personas. En
algunos casos, los bebés pueden mostrar características de una o más categorías.

Los padres no deberían sorprenderse o desilusionarse con el temperamento de su


bebé. En lugar de eso, los padres deben aceptar a sus hijos tal y como son, y
aprender sus gustos y disgustos. Esto ayudará a los padres a desarrollar la mejor
relación posible con sus hijos.(comocuidaratubebe1.blogspot.com)

DESARROLLO PSICOLOGICO EN LA EDAD PREESCOLAR

Las destrezas que el niño ha adquirido a los 2 años de edad, le permiten


desempeñar un papel mucho más activo en su relación con el ambiente: se
desplaza libremente, siente gran curiosidad por el mundo que lo rodea y lo explora
con entusiasmo, es autosuficiente y busca ser independiente. La etapa preescolar
se inicia alrededor de los 2 años, con el surgimiento de la marcha y el lenguaje y
se prolonga hasta los 5 o 6 años. Las tareas principales en esta etapa son:

• dominio de habilidades neuromusculares

• inicio de la socialización

• logro de la autonomía temprana

• inicio de la tipificación sexual

• desarrollo del sentimiento de iniciativa.

DESARROLLO MOTOR

El desarrollo motor mejora considerablemente en esta etapa. El desarrollo físico


aumenta rápidamente durante los años preescolares sin diferencias importantes
en el crecimiento de niños y niñas. Los sistemas muscular y nervioso y la
estructura ósea están en proceso de maduración y están presentes todos los
dientes de leche. Los niños muestran progreso en la coordinación de los músculos
grandes y pequeños y en la coordinación visomotora. Podemos observar algunas
características de este desarrollo en las siguientes conductas propias del niño de
2a 4 años:

• camina, corre, salta en dos pies, camina en punta de pies, sube y baja
escaleras.

• no lanza bien pero no pierde el equilibrio

• no ataja la pelota

• comienza a abrochar y desabrochar botones

• copia figuras geométricas simples

DESARROLLO COGNITIVO

La creciente facilidad que el preescolar adquiere para manejar el lenguaje y las


ideas le permite formar su propia visión del mundo, a menudo sorprendiendo a los
que lo rodean. Desarrolla su capacidad para utilizar símbolos en pensamientos y
acciones, y comienza a manejar conceptos como edad, tiempo, espacio.
Sin embargo, aún no logra separar completamente lo real de lo irreal, y su
lenguaje es básicamente egocéntrico. Todavía le cuesta aceptar el punto de vista
de otra persona. Piaget, quien es uno de los estudiosos más importantes del
desarrollo cognitivo, plantea que esta es la etapa del pensamiento pre operacional,
es decir, la etapa en la cual se empiezan a utilizar los símbolos y el pensamiento
se hace más flexible. La función simbólica se manifiesta a través del lenguaje, la
imitación diferida y el juego simbólico.

En esta etapa, los niños comienzan a entender identidades, funciones y algunos


aspectos de clases y relaciones, pero todo se ve limitado por el egocentrismo. Las
principales características del desarrollo cognitivo en esta etapa pueden reunirse
en:

1. DESARROLLO DE LA FUNCIÓN SIMBÓLICA, es decir de la capacidad para


representarse mentalmente imágenes visuales, auditivas o cinestésicas que tienen
alguna semejanza con el objeto representativo.

2. COMPRENSIÓN DE IDENTIDADES: comprensión de que ciertas cosas siguen


siendo iguales, aunque cambien de forma, tamaño o apariencia. El desarrollo y
convencimiento de esto no es definitivo, pero es progresivo.

3. COMPRENSIÓN DE FUNCIONES. El niño comienza a establecer relaciones


básicas entre dos hechos de manera general y vaga, no con absoluta precisión.
Esto apunta a que su mundo ya es más predecible y ordenado, pero aún existen
características que hacen que el pensamiento pre operacional esté desprovisto de
lógica.

a. CENTRAJE: el niño se centra en un aspecto de la situación, sin prestar


atención a la importancia de otros aspectos.

b. IRREVERSIBILIDAD: si le preguntamos a un preescolar si tiene una hermana,


puede decir "si". Si le preguntamos si su hermana tiene un hermano dirá "no".

c. ACCIÓN MÁS QUE ABSTRACCIÓN: el niño aprende y piensa mediante un


despliegue de "secuencias de la realidad en su mente".
d. RAZONAMIENTO "TRANSDUCTIVO": NI DEDUCTIVO, NI INDUCTIVO. Pasa
de un específico a otro no específico, sin tener en cuenta lo general. Puede atribuir
una relación de causa-efecto a dos sucesos no relacionados entre sí.

e. EGOCENTRISMO: un niño a esta edad se molesta con una mosca negra y


grande que zumba y le dice "mosca, ándate a tu casa con tu mamá". Piensa que
otras criaturas tienen vida y sentimientos como él y que puede obligarlos a hacer
lo que él quiere. Entre los 3 y los 6 años, el preescolar comienza a dominar varios
conceptos:

1. Tiempo: maneja cualquier día pasado como "ayer" y cualquier día futuro como
"mañana".

2. Espacio: comienza a comprender la diferencia entre "cerca" y lejos", entre


"pequeño" y "grande".

3. Comienza a relacionar objetos por serie, a clasificar objetos en categorías


lógicas.

El niño demuestra que puede percibir características específicas como olor, forma
y tamaño y comprende el concepto general de la categorización. La capacidad
verbal juega aquí un rol muy importante para que el niño pueda calificar lo que
percibe. Los preescolares recuerdan, procesan información. En general se dice
que su capacidad de reconocimiento es buena y su recuerdo es pobre, pero
ambos mejoran entre los 2 y los 5 años.

DESARROLLO EMOCIONAL-SOCIAL

En el primer período de esta etapa, se va consolidando el sentido de autonomía.


La capacidad para expresar sus necesidades y pensamientos a través del
lenguaje les ayuda a ser más "independientes". Comienzan a diferenciarse más
claramente del mundo. El conflicto básico a esta edad es, según Erickson, el de la
iniciativa, que les permite emprender, planear y llevar a cabo sus actividades,
versus la culpa por las cosas que quieren hacer.

Esta culpa se debe en parte a la rigidez del super yo. Los niños tienen que
aprender a equilibrar el sentido de responsabilidad y la capacidad de gozar la vida.
Los niños comienzan a jugar con pares a esta edad, pero si consideramos que su
pensamiento es muy egocéntrico, y que tienen dificultad para distinguir entre una
acción física y la intención psicológica que hay detrás de esa acción, podemos
observar que estos juegos se producen junto a otros, no con otros. Si bien, a
finales de la etapa comienzan a establecer relaciones de amistad verdadera, las
relaciones fundamentales son con sus padres.

Los niños absorben valores y actitudes de la cultura en la que los educan. Van
viviendo un proceso de identificación con otras personas; es un aprendizaje
emocional y profundo que va más allá de la observación y la imitación de un
modelo, generalmente con el padre del mismo sexo. Se produce así en estos
años, un proceso de tipificación sexual en el cual los niños van captando mensajes
de la sociedad acerca de cómo se deben diferenciar niños y niñas. Los niños son
recompensados por comportamientos de estereotipos del género (masculino o
femenino) al que pertenecen, que los padres creen apropiados, y son castigados
por comportamientos inapropiados.

Al mismo tiempo que el niño va aprendiendo a través de la obediencia y el


castigo, aprende a evaluar de acuerdo a las consecuencias y va formando sus
primeros criterios morales.

El preescolar se mueve entre distintas fuerzas, se identifica, imita, aprende de


modelos y por otra parte busca diferenciarse, independizarse, desarrollar su
autonomía. Surge el negativismo y el oposicionismo en ésta, la edad de la
obstinación. Los niños son aún lábiles emocionalmente y su imaginación tiende a
desbocarse. Desarrollan fácilmente temores a: la oscuridad, los espíritus, los
monstruos, los animales.

Es posible que a esta edad los niños hayan experimentado alguna situación de
miedo como perderse, ser golpeados o recibir una herida, o bien han escuchado
contar experiencias de miedo a otras personas. Muchas veces como método para
poner límites, los padres amenazan con algún efecto negativo a sus hijos y esto
crea inseguridad al igual que cuando los padres sobreprotegen a sus hijos ya que
les dan la sensación de que el mundo es un lugar peligroso. A medida que los
niños crecen y pierden la sensación de ser indefensos, muchos de sus temores
desaparecen.

En síntesis, las características de la conducta del preescolar son:

1. Físicamente activo

2. Emocionalmente lábil, ambivalente

3. Obstinado, negativista

4. Acucioso en lo sexual

5. Con temores en aumento

6. El lenguaje y la función simbólica están en desarrollo

7. Se aprenden los hábitos de autocuidado

8. Se consolida el sentido de autonomía

9. Se desarrolla la iniciativa

El cumplimiento de estas tareas permitirá que el niño pueda, posteriormente,


adaptarse a la situación escolar. (docslide.us)

EXAMEN

1. Hacer un mapa mental del modulo

2. ¿Cuándo tu hijo o tu alumno hace o hacia una rabieta? ¿Cómo la solucionabas?


Explica tu respuesta

3. ¿Qué técnicas o métodos has empleado para que tu alumno e hijo vaya al baño y
emplea la bacinica?

4. ¿Está de acuerdo que el carácter de los hijos lo heredan de sus padres? Explica tu
respuesta.

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