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AUTOR
PSICOLOGÍA EN LÍNEA.
PSICOPATOLOGIA II
21 DE JULIO DE 2021
Comportamiento Disruptivo
Introducción
La conducta disruptiva está presente en las diferentes etapas evolutivas, y es por ello que
hemos de entender que éstas aparecerán, y que es responsabilidad del adulto de ponerles fin a las
mismas. Debido a que inicialmente aparecen por las dificultades para diferenciar qué está bien y
qué está mal. Posteriormente, estas conductas aparecen para descubrir cuáles son los límites a los
que un niño puede llegar, Ya en la adolescencia, esta conducta aparece por una mescla entre la
búsqueda de límites y malos hábitos al no haber tenido previamente conocimiento y
consecuencias acerca de dónde están los límites.
Es por tal motivo que las personas que se relacionan con los niños y/ o adolescentes deben
tener muy claro cuales son las limitantes que deben tener cada uno de ellos y así de esta manera
poder manejar de una forma eficaz y asertiva cada una de las conductas que se presenten,
generalmente los trastornos de hiperactividad se los considera como un problema en las escuelas
y solo se basan en la opinión docente, no relacionan como se siente el niño o adolescente al
presentan esta conducta, tampoco se analiza el porque presentan este tipo de conductas, sino solo
se enmarcan y cuestionan, hay muchos trastornos emocionales que se irán asociando a este tipo
de conductas.
Desarrollo
Dentro de las conductas disruptivas establecemos déficit de atención e hiperactividad
especificamos es el trastorno psiquiátrico más frecuente en la infancia; es un proceso crónico con
una alta comorbilidad que va a influir en el funcionamiento del individuo en la edad adulta. Este
cuadro tiene un gran impacto en la sociedad en términos de coste económico, estrés familiar,
problemas académicos y vocacionales, así como una importante disminución de la autoestima
del sujeto afectado. La etiología no está completamente aclarada; parece evidente que se trata de
un trastorno multifactorial con una base biológica cerebral y predisposición genética que
interactúa con factores ambientales. Se han encontrado alteraciones en la estructura, función y
neurotransmisión cerebral en pacientes con TDAH.
El TDAH según el DSM-IV (o trastorno hipercinético según el CIE 10) se define como un
determinado grado de déficit de atención y/o hiperactividad-impulsividad que resulta
desadaptativo e incoherente en relación con el nivel de desarrollo del niño y está presente antes
de los 7 años de edad. Las manifestaciones clínicas deben persistir durante más de 6 meses. El
cuadro debe ser más severo que lo observado en otros niños de la misma edad, el mismo nivel de
desarrollo e inteligencia. Debe estar presente en varios ambientes como familia, escuela, amigos.
Debe producir serios problemas en la vida diaria.
Además, este trastorno va cambiando con la edad y puede durar toda la vida (en general la
hiperactividad mejora y se mantienen el déficit de atención y la impulsividad). Es importante
tener
presente que, para diagnosticar un TDA; El TDAH no es un problema nuevo, Still, en 1902,
describió por primera vez a un grupo de niños con diversos grados de agresión, hostilidad,
conducta desafiante, desatención e inactividad.[ CITATION Mon09 \l 3082 ]
Aunque la causa no está completamente aclarada, parece evidente que se trata de un trastorno
multifactorial con una base neurobiológica y predisposición genética que interactúa con factores
ambientales. Las hipótesis sobre la etiología abarcan diversas áreas: genética conductual y
molecular, factores biológicos adquiridos, la neuroanatomía, bioquímica cerebral,
neurofisiología, neuropsicología y el entorno psicosocial.
Entonces debemos entender que los niños con TDAH tienen problemas para prestar atención.
Pero para muchos de ellos, y para sus padres, el comportamiento también es un gran problema. A
veces, un problema mayor. Pueden reaccionar de manera negativa rápidamente, hacer una rabieta
o ser desafiantes cuando se les pide que hagan cosas que no quieren hacer.[ CITATION Cel17 \l
3082 ]
Las actitudes disruptivas y la actitud desafiante no son síntomas propios del TDAH, pero a
menudo son el resultado de los síntomas del TDAH. La falta de atención y la impulsividad
pueden hacer que sea muy difícil para los niños tolerar tareas que son repetitivas o que requieren
mucho trabajo o que les resultan aburridas. Los niños con TDAH pueden sentirse abrumados por
la frustración, y tirar un zapato, empujar a alguien o gritar “cállate” puede ser el resultado de la
impulsividad. Ellos son menos capaces que otros niños de su edad de manejar sentimientos
intensos sin un estallido.[ CITATION Lor14 \l 3082 ]
Sin embargo, los problemas de comportamiento también pueden ir más allá de los estallidos
impulsivos. Algunos niños con TDAH desarrollan patrones de conducta negativos En los casos
en que los niños con TDAH son crónicamente desafiantes, también son diagnosticados con un
trastorno del comportamiento llamado trastorno negativista desafiante o TND (ODD, por sus
siglas en inglés). Hasta un 40 por ciento de los niños con TDAH también son diagnosticados con
TND. Pero muchos más niños están en conflicto con sus padres o maestros por su
comportamiento: hasta un 80 por ciento, observa el Dr. Anderson, un psicólogo clínico. Director
del ADHD and Behavior Disorders Center del Child Mind Institute, Los niños con TDAH están
predispuestos a sentirse atraídos por cosas que están fuera de los límites de lo que queremos que
hagan, explica, lo que lleva desde edad muy temprana a conflictos con los padres. “No hay
intención maliciosa por parte de estos niños pequeños, Debido a los síntomas hiperactivos e
impulsivos del TDAH, ellos no quieren quedarse quietos en su asiento. Quieren explorar todo el
restaurante. Quieren alejarse de usted en el parque para revisar algo que se ve interesante. Eso
puede provocar que los padres se estresen bastante y demasiado rápido”.
Para los niños con TDAH, las tareas que son repetitivas o aburridas, o que requieren mucho
esfuerzo pueden ser extremadamente desafiantes y provocar mucha resistencia, especialmente si
eso significa dejar algo que disfrutan, como jugar un videojuego. Así que cosas como la tarea,
irse a dormir, vestirse e ir a cenar pueden convertirse en campos de batalla. Lamentablemente
para los padres, las estrategias de evasión que estos niños suelen usar son los berrinches, las
discusiones, los desafío y las luchas de poder.
“Si lanzan un ataque, es muy probable que alguien les cambie las demandas iniciales de la tarea,
se las haga más fácil o que se conforme con el cumplimiento mínimo”, Una de las claves para la
mejora y por lo tanto la reducción de las conductas disruptivas tienen que ver con escuchar qué
tienen que decir estos niños. Vamos a poner un ejemplo:
En muchas ocasiones el inicio de estas conductas se da por una falta de límites, una
inconsciencia, falta de madurez, porque quizás no son capaces de entender las consecuencias de
sus actos o una falta de empatía. en estas situaciones es más importante que nunca hacerles ver
que la conducta que han llevado a cabo no es la adecuada, y que como tal, tiene sus
consecuencias (para ello recomendamos el castigo negativo, esto es, la retirada de aquello que les
guste durante un tiempo para posteriormente poder recuperarlo si hacen buenas conductas).
Más adelante, las conductas disruptivas que puedan aparecer vienen motivadas, en su
mayoría, por un componente emocional (rabia, frustración, miedo…) y la falta de gestión de esas
emociones le lleva, en muchas ocasiones, a actuar de forma impulsiva y agresiva. ¿La solución
para ello que es, castigarles directamente? Tienen derecho a defenderse y, para ello, ser
escuchados.
Si se les escucha se les transmite precisamente aquello que queremos que aprendan: a parar,
escuchar, entender, argumentar y, en nuestro caso, a aplicar unas consecuencias adecuadas a la
situación.
Por otro lado los factores biológicos adquiridos en las personas con TDAH puede adquirirse o
modularse por factores biológicos adquiridos durante el periodo prenatal, perinatal y postnatal,
como la exposición intrauterina al alcohol, nicotina y determinados fármacos (benzodiazepinas,
anticonvulsivantes), la prematuridad o bajo peso al nacimiento, alteraciones cerebrales como
encefalitis o traumatismos que afectan a la córtex prefrontal, una hipoxia, la hipoglucemia o la
exposición a niveles elevados de plomo en la infancia temprana. También se ha asociado con
alergias alimentarias (aditivos), aunque se necesitan más
investigaciones al respecto.[ CITATION Mag16 \l 3082 ]
Igualmente, el esquema general de trabajo que deben llevar los psicólogos los lleva a tratar
desde las cuestiones más genéricas a las más específicas, analizando cada uno de los aspectos
que desencadenan en las conductas disruptivas con asociación de hiperactividad, en
circunstancias ideales, el especialista trabajaría con los padres para observar el comportamiento
del infante en diversos ambientes y así considerar si el problema puede tener otra causa en
algunos casos, el TDAH se vuelve sintomático en una fase mucho más tardía del desarrollo,
después de empezar la escuela o más tarde en ese periodo. En todos los casos, el factor
determinante del diagnóstico es la presencia de una discapacidad, ya sea a nivel social,
académico o emocional.
Conclusiones
Uno de los aspectos más complejos a la hora de realizar el diagnóstico de los distintos
trastornos observados, es que existe una parte de la varianza que es compartida por todos ellos.
En realidad, muchas veces estamos hablando de manifestaciones que podemos observar en la
población normal, siendo los límites entre el trastorno y la normalidad muy imprecisos, no
existiendo pruebas clínicas diagnósticas en sí mismas. Por ello, en el proceso de evaluación es
necesario, por un lado, el pase de pruebas que nos hagan evaluar distintos dominios del sujeto
La infancia y la adolescencia son periodos del desarrollo que muestran que las conductas
disruptivas externalizadas pueden observarse con una manifestación moderada, de las cuales es
esperable que tiendan a disminuir como reflejo de las luchas por los cambios del desarrollo estas
conductas, aun así, pueden permanecer o incrementarse inapropiadamente. En el caso de la
población infantil se observa una estabilidad en la frecuencia de manifestaciones de estos
comportamientos en los diferentes grupos de edad, resultados que resaltan la importancia de
identificar los factores de riesgo para evitar que estas expresiones pasen de ser un proceso
normal de ajuste social a un problema de conducta crónico.
El acompañamiento adecuado para el desarrollo cognitivo y cultural unido a los aspectos del
desarrollo moral son importantes para favorecer la conducta prosocial pero probablemente no
son suficientes y explicativos de la naturaleza y manifestaciones de las conductas disruptivas
externalizantes, las cuales requieren una comprensión clara de los factores de riesgo que las
producen, las diferencias individuales y las prácticas que se generan desde los agentes externos.
Bibliografía
Barceló, S. (2002). El trastorno disocial y su relación con el TDAH. Fundación Cadah, 32-40.
Obtenido de https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/el-trastorno-disocial-y-su-
relacion-con-el-tdah.html
https://cordis.europa.eu/article/id/429434-adhd-disruptive-behaviour-disorders-and-
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Gómez, L. (2014). El Trastorno por Déficit de Atención E Hiperactividad (TDAH). . VLEX, 491-
515.
https://sifp.psico.edu.uy/sites/default/files/Trabajos%20finales/%20Archivos/trabajo_fina
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http://repositorio.usil.edu.pe/bitstream/123456789/1095/1/2012_Baca_Trastornos_de_ini
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https://www.redalyc.org/pdf/4077/407748994001.pdf