Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Dictadura de Hugo Banzer
Dictadura de Hugo Banzer
Durante esta década surgió el “Modelo del Cono Sur” caracterizado por la prohibición de
actividades sindicales e independientes, por un Estado-cuartel autoritario, por la exaltación
belicosa del “cristianismo occidental” y del “nacionalismo”, y por sistemas corporativistas
de organización social, La represión fue generalizada y extremadamente cruel a través de la
ejecución y desaparición de centenares de personas y la prisión de miles de ciudadanos.
En el año 1974 Banzer prescinde de sus aliados civiles, instituye una administración
exclusivamente militar y pone en vigencia un conjunto de decretos corporativistas similares
a los promulgados por Pinochet en Chile. Esto le permite mantenerse en el poder por tres
años más.
La represión, tanto legal como de facto, excede a aquella impuesta por Barrientos y es
particularmente violenta en la fase inicial del régimen. Banzer designa al Cnel. Andrés Selich
como ministro de interior, cierra las universidades por seis meses, reinstaura la pena de
muerte y no hace nada por contener a aquellos adeptos al régimen que proclaman: “diez
extremistas caerán por cada nacionalista que caiga”. Toma la Universidad Mayor de San
Andrés el 23 de agosto, aludiendo a la “subversión comunista” como causa de los arrestos,
deportaciones y cierre de periódicos o radioemisoras; aquellas personas que mueren a
manos de los militares invariablemente son calificadas de “subversivos” o “castro
comunistas”
El 20 de julio de 1978, consciente de que sin victoria electoral Banzer era de mínima
utilidad, Pereda visita las guarniciones de Cochabamba y Santa Cruz. Al día siguiente se
declara en rebelión “contra el comunismo internacional” e inmediatamente recibe apoyo de
los Rangers y de la FAB. Siguen 20 horas de indecisión ya que Banzer intenta sustentarse
con la lealtad de la guarnición de La Paz pero no puede limitar el apoyo al golpe declarado
fuera de la capital. Al final, la FAB amenaza con bombardear el Palacio Quemado y Banzer
es obligado a ceder y renunciar utilizando el pretexto de “evitar un derramamiento de
sangre entre hermanos”. Luego de un largo y lacrimoso discurso se retira a su domicilio.
Durante tres horas una junta de comandantes toma el poder hasta que Pereda llega para
ponerse la banda presidencial. Apresa a cerca de cien opositores y envía tropas al municipio
de yungueño de Coripata donde una veintena de campesinos mueren después de haber
realizado manifestaciones en contra del aparato montado para el fraude electoral. Para el
Departamento de Estado de EE.UU., el levantamiento militar es un “serio revés al proceso
democrático” que va en contra de la administración del presidente Carter y su política de
Derechos Humanos en la región. Insta a Pereda a “tomar medidas inmediatas para
restablecer el proceso genuino de desarrollo democrático”. Se informa que Bolivia perdería
70 millones de dólares si no fijaba una fecha para nuevas elecciones.
El 6 agosto de 1979 Pereda anuncia que los comicios se realizarán en 1980 y que él no se
postulará. Libera a todos los detenidos en el golpe y levanta el Estado de sitio, restablece las
relaciones diplomáticas con EE. UU. Pereda tiene que reconocer el carácter interino de su
régimen que le impide consolidar el continuismo. En un golpe bien planeado los jóvenes
comandantes desalojaron a Pereda al amanecer del 24 de agosto y lo remplazan por el
comandante del ejército, Gral. David Pinilla Arancibia, uno de los pocos oficiales de alto
rango que había ascendido de acuerdo al reglamento y no en virtud de favores políticos: era
un institucionalista, estricto en moral y respetado, que se pronuncia a favor de próximas
elecciones ya que desea que los militares se retiraran intactos y en servicio.
Entre julio de 1978 y julio de 1980 se llevaron adelante otras dos elecciones generales, cinco
presidentes asumen el poder, ninguno como resultado de un triunfo electoral. Las grandes
movilizaciones populares de este periodo se levantan contra la dictadura y las agresiones a
la economía popular. En julio de 1979 se llevan adelante nuevas elecciones que culminan
con un empate entre el MNR y la UDP y con ello la situación se empantana, unos días después
luego de negociaciones e interminables votaciones, finalmente se nomina, en concordancia
con la línea de sucesión prioritaria dictada por la Constitución, a Walter Guevara Arze
(presidente del senado) como presidente interino por un año, término en el que deberían
realizarse otras elecciones generales.
El 31 de octubre de 1979 la Sexta División con base en Trinidad (Beni) rompió filas y se
declaró en rebeldía pidiendo la renuncia de Guevara, la disolución del Congreso y el
nombramiento de una junta militar para garantizar la seguridad durante la reunión de la
OEA, cuya celebración estaba prevista para fines de ese mes en La Paz.
El alzamiento de Trinidad no fue ni más ni menos que una acción táctica dirigida a obtener
el tiempo necesario para coordinar la preparación de otro golpe. Se acusa públicamente al
Cnel. Alberto Natusch Busch de estar preparando el mismo; a su vez, éste se defiende
declarándose absolutamente inocente, demandando pruebas y amenazando con iniciar un
juicio por difamación, sin embargo él, Guevara y Padilla hacen un compromiso de lealtad
respecto a lo señalado por Cyrus Vance (Secretario de Estado de EE.UU.) que se encontraba
en La Paz con motivo de la reunión de la OEA, quien había reiterado que Washington no
reconocería a ningún régimen en el poder a través de las armas.
Después de haberse logrado un acuerdo tentativo respecto a una estrategia conciliadora con
la extrema derecha para evitar un golpe, los principales partidos se retiran una vez más.
Guevara declara: “estamos en el mismo barco, si naufraga, todos naufragaremos con él”.
En la mañana del 29 de enero Pérez Tapia se reunió con los dirigentes de los
bloqueadores, se logró un acuerdo por el cual se levantaron los bloqueos y
Banzer llegó a entrevistarse con los campesinos en el kilómetro 45 de la
carretera a Cochabamba. Sin embargo, cuando el negociador se retiraba de la
reunión ingresaron a la zona seis tanques y ocho camiones que transportaban
tropas para despejar la ruta de forma violenta.
A las cinco de la tarde, el grupo militar llegó al sitio del bloqueo cercano a
Tolata e iniciaron la masacre con ráfagas de ametralladora. Ante la situación
la gente empezó a correr, pero muchos cayeron bajo las balas.
La Masacre del Valle marcó no solo el inicio del fin del pacto militar campesino
sino también un hito en la construcción de proyectos políticos propios por
parte de los campesinos, lo que llevaría años después a la creación de la
CSUTCB y el surgimiento del movimiento katarista.