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Política Criminal frente a la violencia doméstica y
violencia de género.
La violencia de género y la violencia doméstica son graves problemas
en la sociedad actual, frente a los que se ha actuado considerándolos un
problema de Estado. Conviene, en primer lugar, hacer referencia a la
diferenciación terminológica entre ambos conceptos.
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Evolución legislativa.
A) Política criminal hasta el Código Penal de 1995.
Las reformas que afectan al delito son las llevadas a cabo por la LO
11/1999, de 30 de abril, de modificación del Título VIII del Código Penal
y la LO 14/1999, de 9 de junio, de modificación del Código Penal en
materia de protección a las víctimas de malos tratos y de la LECrim.
Las principales notas características de las reformas son las siguientes:
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de sus familiares o personas que determine el Juez o Tribunal, o de
comunicarse con ellos.
- sujetos activo y pasivo podían serlo tanto los hombres como
mujeres.
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Por primera vez se consideró la violencia de género un problema de
Estado y todas las fuerzas políticas apostaron por su solución. Con la
ley integral, este tipo de violencia se convierte en un problema social
que se aborda de una forma multidisciplinar desde el punto de vista
sanitario, educativo, judicial y policial. Se define lo que es violencia de
género y se le da una visibilización.
La ley tiene por objeto actuar ante la violencia que, como manifestación
de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de
poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por
parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o
hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad,
aún sin convivencia.
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Desde algunas instancias se ha apuntado que es necesario modificar la
ley para ampliar las medidas penales y civiles, establecer nuevos tipos
penales como el acoso en el marco de la violencia de género, darle
encaje legal a los dispositivos electrónicos (las pulseras GPS para los
maltratadores), incluir el ciberacoso en la ley y mejorar las evaluaciones
de riesgo policial, la primera medida que se toma nada más denunciar
un caso de maltrato.
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necesario seguimiento y coordinación de las actuaciones puestas
en marcha para la protección de las víctimas.
- Realizar la valoración del nivel de riesgo de nuevas agresiones,
para graduar las respuestas y las medidas policiales de protección.
- Proporcionar esta información a los diversos operadores que
intervienen en la protección institucional.
Críticas y alternativas.
En primer lugar hay que hacer referencia a lo que desde algunos
ámbitos se considera inconstitucional: la diferencia de penas entre hombres y
mujeres que actualmente recoge el Código Penal ante las mismas conductas
(arts. 153.1 y 2 CP). Lo que algunos autores han calificado como
“discriminación positiva de la mujer”. Para estos autores no resulta apropiada
la justificación aportada por el Tribunal Constitucional en el sentido de que el
trato diferencial se debe “al bien jurídico pertenencia al género femenino
históricamente subyugado a manos del género masculino”.
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Diez magistrados respaldaron esta argumentación jurídica, y otros
cuatro emitieron un voto particular discrepante que pedía no llevar tan lejos la
aplicación del delito de violencia de género. El voto particular señala que los
hechos probados no contienen ningún elemento que permita entender que la
agresión del varón a la mujer se produjo en el marco de una relación de
dominación, humillación o subordinación de esta última respecto a aquél. Se
estima que la condena por la violencia de género al varón resulta “automática
y mecánica”, e implica una presunción en su contra.
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De igual modo, se hace ineludible apreciar las lesiones psíquicas como
las lesiones que realmente son, pues hasta ahora son casi inexistentes las
condenas en este sentido derivándose por lo general al ámbito de la
responsabilidad civil.
Son frecuentes las ocasiones en que las mujeres sólo buscan el cese
de la violencia, no necesariamente una separación forzosa, motivo por el que
una vez conocidas las posibles consecuencias de su denuncia, deciden
retirarla o se niegan a declarar en el juicio, para así evitar la obligada
separación del agresor.
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La política criminal no se debe seguir construyendo sobre la premisa de
que todas las mujeres que en algún momento han sufrido un episodio de
maltrato carecen de capacidad para decidir sobre su situación sin distinguir la
clase e intensidad de la violencia sufrida.
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En definitiva, a pesar de todos los esfuerzos llevados a cabo y de las
innumerables modificaciones legales, el número de muertes y lesiones
provocadas por la violencia de género no ha dejado de crecer en los últimos
años. Ahora bien, sí ha servido para sensibilizar a las instituciones respecto a
la necesaria persecución y castigo de estas conductas. En cualquier caso
hemos de tener en cuenta que se trata de un problema sociológico que la ey,
por sí sola, no puede resolver.
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En definitiva, se trata de iniciativas que reflejan la sensibilización en
relación con el fenómeno de la violencia de género, y las iniciativas que
surgen desde los poderes públicos y la sociedad civil para responder de
manera adecuada y evitar que se prodiguen este tipo de situaciones.
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