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tiempos macristas
fuimos quienes teníamos el sobre- nuestros ojos azorados y nuestras vo-
salto de que esa tarea debía ser luntades paralizadas para saber
realizada. Por eso La nueva gene- “¿qué es esto?”.
Casi una década después de la re- ración intelectual es el documento Los tiempos macristas en la Argentina
dacción de La nueva generación inte- de un sueño truncado. evidencian el fracaso estrepitoso de la
lectual, los tiempos han cambiado, y Si pudiera viajar en el tiempo volve- recomposición kirchnero-populista del
los míos también. No escribo ya ría a escribirlo, tal vez mejor, pero en capitalismo local en una estrechísima
desde un presente y una apertura esencia haría lo mismo. Porque nin- conexión con el capitalismo global. Lo
hacia el porvenir. Redacto estas pági- guna generación intelectual está con- que el triunfo político y electoral del ma-
nas desde la serenidad un tanto pós- denada al éxito. Si hoy observamos crismo implicó fue la legitimación del
tuma de quien sabe transcurrido su con benevolencia las incertidumbres dominio capitalista con escasas media-
tiempo y ante la factibilidad de que de un Esteban Echeverría o la “in- ciones. El macrismo es inédito justa-
nuevas voces y deseos acometan lo comprensión” de Borges por Adolfo mente porque ocurre por primera vez en
que la experiencia histórica ha dene- Prieto, es porque más allá de esas va- la historia nacional democrática (es
gado a mi generación. cilaciones, hubo una construcción de decir, posterior a la ley de 1912 que im-
No tengo ninguna dificultad en pensamiento colectivo sobre lo real. Si puso el voto secreto y obligatorio) que
confesar que mi hipótesis genera- Echeverría hubiera permanecido ais- triunfa por mecanismos institucionales
cional puede desde hoy ser vista lado en la Buenos Aires de 1830 o si una fórmula política expresamente tri-
como infructuosa. Fue rebatida la revista Contorno hubiera profeti- butaria de la clase dominante.
por la vigencia de una vieja ca- zado su lugar en el desierto, las inter- Pienso que esta nueva condición
mada intelectual que defendió a pretaciones de sus pretensiones histórica requiere nuevas perspecti-
capa y espada su voz como la de serían muy distintas a las que esta- vas, conceptos y actitudes intelectua-
les. Ya no se trata de dejar atrás una
dictadura militar disciplinadora y con-
tra-revolucionaria ni un neolibera-
lismo privatizador. El macrismo es
otra cosa, y emplear categorías ina-
decuadas solo conduciría a un extra-
vío político. Por eso se requiere, con
urgencia, la edificación de una matriz
intelectual crítica que pueda, no solo
conocer esta nueva Argentina ante la
que nos encontramos, sino sobre todo
instaurar las vías de una crítica que
habilite posibilidades de una concep-
ción del presente histórico distinto.
Esa ha sido usualmente la tarea pri-
mera de toda nueva generación intelec-
tual. Cuando Echeverría, Alberdi y
Sarmiento se propusieron repensar el
rosismo desde matrices diferentes a las
vigentes en el unitarismo rivadaviano,
asumieron el desafío de conceptualizar
los intríngulis del “desierto argentino”
para producir una nueva sociabilidad.
Cuando desde la derecha los hermanos
Irazusta y desde la izquierda Rodolfo
Puiggrós ensayaron en los años 1930 un
“revisionismo histórico” que modificara
la historia nacional y las premisas de lo
colectivo, pusieron en entredicho cin-
cuenta años de hegemonía intelectual
liberal. Cuando en los años cincuenta
con la guía de los intelectuales contor-
nistas (los hermanos Viñas, Rozitchner,
Masotta) emergió la proa de una práctica
intelectual que a la luz de los dilemas del
peronismo refigurara el quehacer inte-
lectual prevaleciente en las dos décadas
precedentes, estaba fructificando una
lectura de la historia cultural nacional
que habría de condicionar el horizonte
conceptual argentino al menos hasta
1976. Por último, cuando Juan Carlos
Portantiero, José Pablo Feinmann y
Beatriz Sarlo generaron en los tiempos
de “transición democrática” una auto-
crítica del intelectual revolucionario, es-
taban poniendo en tela de juicio el
horizonte cultural vigente entre 1960 y
1976 y, en consecuencia, las maneras de
comprender la praxis intelectual.
No puedo avasallar los defectos de en el presente de las contribuciones incluidalamía(quetieneentresusvergüenzas
mi formación historiográfica: todo lo pretéritas. Esa es una tarea irreali- elnohabersidotalcosa).Paraqueenfrenten
Palabras finales
dicho en el párrafo anterior es historia zada y urgente. losdesafíosinéditosdeestanovedadenlahis-
pasada, clausurada, como lo es el in- torianacionalqueeslaedificacióndeunaor-
tento de remozar el discurso nacio- ganización política y cultural de derecha
nal-popular por la intelectualidad empresaria que conocemos con el nombre
Es innecesario ser “viejo” para sa-
kirchnerista. Por desgracia, la iz- demacrismo.
berse a destiempo de los vectores que
quierda tradicional supo inventar poco Para pensar, evaluar y generar
pueden avizorar una vida diferente. En
de nuevo, y la autodenominada nueva políticas ante el macrismo se re-
izquierda circuló miméticamente en materia política y teórica, mi genera- quiere un nuevo pensamiento, ya
los límites de una copia inviable del ción está viva y lo seguirá estando du- no congelado en el miedo a la dic-
“anti-neoliberalismo” (la sola men- rante algunas décadas. Tal vez. Pero tadura y el ansia de una democra-
ción de esa fórmula difundida por en términos de una generación inte- cia liberal, ya no torturado por el
Emir Sader aburre por la simple acu- lectual que presente nuevos proble- neoliberalismo menemista, ni en-
mulación de prefijos), aquella que mas y, sobre todo, otras soluciones, capsulado en la aspiración popu-
sobre sus fuentes materiales intentó nuestro tiempo se ha agotado. lista de un capitalismo bueno.
realizar una “redistribución progre- La derrota fue nuestra, aunque no la deci- Es preciso pensar otras cosas,
construcción de una
demanda la reflexión sobre una de pensar, representar y vivenciar las
tarea crítica por acometer, una tensiones culturales, una nueva co-
nueva generación
obra colectiva por realizar. Los re- munidad intelectual tiene el deber de
intelectual
pertorios antiguos son irrelevan- pensar de otro modo en que lo hicie-
tes al respecto. No es que sean ron las viejas generaciones. Para des-
poco interesantes ni carezcan de gracia de quienes hemos malogrado
filos agudos para perturbar las dimos en nuestras apuestas. Es que en esta nuestros mejores años de la vida, la
complacencias del presente. Es al sociedad donde las fuerzas decisivas están preponderancia del macrismo en la
revés: despliegan su productivi- “alienadas”alalocuradelcapital,alaobjetivi- vida política y cultural nos lanza una
dad en la reinterpretación por daddeunadominaciónabstracta,lascapaci- pesada lápida condenatoria. Con todo,
parte de las nuevas hornadas in- dades individuales y grupales se dirimen en la derrota no es unívoca.
telectuales. dinámicas anónimas donde la aparición de Todavía están vivas –en otros cuer-
Por eso una reconfiguración gene- unanuevageneraciónintelectualcapazdede- pos, en otras sangres, en otras ima-
racional no significa hacer tabla rasa finirunanuevaagenda,deproporcionarnue- ginaciones– esas nuevas ansias
del pasado. Involucra una apropiación vasobras,esunaformación“sinsujeto”.Pero encarnadas y deseantes de otros pen-
noporquecarezcadeunsujetofundantesino samientos que darán vida al sueño
creativa e incluso conquistadora –no
porqueeslaresultanteincalculabledenume- eterno de una nueva generación inte-
quiero hacer de esto un cuento de
rosasvoluntades.Elproblemadecisivoesque lectual. Que posiblemente fracasará,
hadas– de las obras relevantes que la sinoesunaconsecuencianecesariadecausas porque así es la vida en este mundo
nueva generación considere partíci- previas,tampocosurgeespontáneamente. sublunar. Sin embargo si mira de
pes de un diálogo seguramente tenso Quieroconcluirestaintervencióninvocando frente a su propio albur, sabrá convo-
pero tal vez productivo. En todo caso, a las nuevas camadas inconformistas e in- car a otras hornadas, más recientes,
serán las nuevas miradas las que im- quietasqueatisbanlasmediocridadesycon- al sueño imperecedero de pensar
pongan, no sin violencia, una utilidad servatismos de las viejas generaciones, aquello que nadie ha podido pensar.