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¡No más fondarización de la creación!

El problema de Giotto fue ¿cuál es la manera de ser fiel al


mensaje de nuestro Señor?, su respuesta está en la Basílica de
Asís. Miguel Ángel se cuestionó la imagen de Dios, su respuesta
está en la Sixtina. David se preguntó por el simbolismo políti-
co de la Coronación de Napoleón, lo podemos ver en el Louvre.
Millet se preocupó de los problemas sociales de su tiempo, lo
vemos en su obra El Motín. En la España absolutista, Goya evi-
denció su tiempo en sus series de grabados, ¡véanlo en el graba-
do El sueño de la razón produce monstruos! Común a todos estos
creadores es la juventud creadora, que no corre necesariamente
paralela a la edad cronológica. El mejor ejemplo, Pablo Picasso,
o también Roberto Matta.
Al efectuar nuestras sistemáticas visitas técnicas a galerías,
talleres de artistas y centros de arte, nos preguntamos: ¿dónde
están los problemas actuales, dónde quedaron las resonancias
de estos últimos años en nuestro Chile que tensiona sus para-
digmas? No pedimos temas ni coyunturas, pedimos resultados
creadores. ¿Por qué no vemos más propuestas que incorporen
una acabada experimentación tecnológica, vinculando lo maté-
rico y lo digital? Obras que cuestionen el tiempo, su medida, su
inabarcabilidad, o el supuesto “tiempo real”, ello desde los óleos
hasta la fibra óptica, pasando por el “mundo nano”.
El hoy es una lucha entre simultaneidad y presenciali-
dad, con un sentimiento de pérdida que no queremos aceptar.
Mis notas al margen

¿Quién entierra a sus seres queridos en la ciudad de los muer-


tos?, se prefieren los “cementerios-parque”. Anhelamos la eterna
juventud, las madres compiten con sus hijas y las abuelas “son
minas”. Miramos el futuro con el deseo de reducir el azaroso

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¿qué se ama cuando se ama?
capítulo i: la filosofía moral en la cultura

destino, que siempre es incierto e impredecible. Nos atemori-


zan los blackout y en los sismos nos preguntamos, inconscien-
temente, ¿cuándo volverá la luz para ver el show televisivo de la
catástrofe? Vivimos en la tensión del acomodo y la figuración,
se compran bandejitas de carne molida en los supermercados,
pero las llevo a mi casa en el 4x4, pagado en cuarenta y cua-
tro cuotas. Nos vestimos con la norma ISO, pero sabemos de
la depredación humana y natural. Nanas peruanas maltratadas,
conflicto mapuche, HidroAysén, cesión de derechos de agua,
transgénicos, pero… nos contentamos con mucho reality. Ya no
nos asombra que la caridad se institucionalice en la pregunta:
“¿dona un peso?”, es parte del show de la piedad Teletón. Hay
show por doquier. Tal como se presenta por la tele el nuevo
equipo en la “noche alba”, en La Moneda se montan gigantogra-
fías y muchas, muchas banderas cuando se envían proyectos de
ley al Congreso, o cuando se dicta un decreto.
Falta en los creadores un procesamiento metacognitivo de
la realidad, pero no discursos donde la palabra oculte la obra,
queremos ver nuevos modos de Ver. El logro de las artes es mos-
trarnos el límite epocal, ¡eso la hace joven! Y es en esa dirección
a donde apuntan las modificaciones a las que fue sometido el
FONDART. A partir de este año se simplificaron las glosas, se
concentraron líneas concursables y se abren líneas de proyecto,
todo ello para incentivar la creación y la innovación, se apela a
la ruptura creadora, no más “fondarización de la creación”, no
más proyectos de supuestos jóvenes acomodándose al formu-
lario.
Mis notas al margen

§ Publicado en El Mostrador, el 9 de octubre de 2011.


§ Lectura sugerida: Schultz, Margarita. Modelos
imaginarios: acerca de la enunciación artística.
Ediciones Radio Universidad de Chile, Santiago de
Chile, 2007.

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