Buenos Aires, Argentina

Martes 18 de octubre de 2022

AÑO LXXXVI Nº 215 TOMO LA LEY 2022-E ISSN: 0024-1636 - RNPI: 5074180

Doctrina

La prevención y concientización sobre

el grooming como política de Estado
Dec. 407/2022 reglamentario de la ley 27.590 “Mica Ortega”
Hugo A. Vaninetti
Abogado. Consultor informático. Autor de trabajos publicados relacionados al derecho informático/tecnología/TIC y de los libros “Aspectos jurídicos de Internet” y “Responsabilidad
jurídica de los buscadores” ambos de Librería Editora Platense; de “El derecho a la intimidad en la era digital” (3 tomos) y Director de la obra “Derecho Procesal Electrónico” de
Editorial Hammurabi.

SUMARIO: I. Introducción.— II. Grooming. Lineamientos introductorios.— III. El grooming en el Código Penal argentino.— IV. La prevención y concientización
como política de Estado. Fines de la ley 27.590.— V. Acceso a la justicia. Recepción de denuncias.— VI. Sensibilización y capacitación de jueces, Ministerio Pú-
blico Fiscal y Fuerzas de Seguridad.— VII. Vulneración de derechos que no constituye grooming ni ciberacoso.— VIII. Palabras finales.
I. Introducción
La ley 27.590 (1), sancionada en noviembre
del año 2020, crea el Plan Nacional de Pre-
vención y concientización del grooming co-
nocida como ley “Mica Ortega”.
Micaela, oriunda de Bahía Blanca (Provin-
cia de Buenos Aires), fue asesinada por un
hombre que la había contactado mediante
engaño a través de la red social Facebook. El
victimario fue identificado gracias a la infor-
mación aportada por The National Center for
Missing & Exploited Children, de los Estados
Unidos, un organismo que trabaja contra la
pedofilia y explotación de niños. El caso “Mi-
caela” fue el primer caso de “grooming” que
culminó con la muerte de la víctima.
En dichas cuentas de la red social, el groo-
mer homicida se presentaba como una ado-
lescente para captar la atención de Micaela
convenciéndola para que abandonase su
casa y se dirigiera a un sitio de encuentro
donde supuestamente la iba a pasar a buscar
un amigo. Las cámaras de seguridad ubica-
das en el lugar plasmaron las últimas imáge-
nes de la víctima con vida.
En el año 2016, el Tribunal Oral en lo Cri-
minal Nº2 de Bahía Blanca, consideró a Jo-
nathan Luna autor penalmente responsable
de homicidio triplemente calificado por ha-
berse cometido sobre una mujer mediando
violencia de género, por alevosía y para ocul-
tar otros delitos por no haber logrado el fin e
intención que guiaba su conducta de come-
ter un delito contra la integridad sexual, en
concurso real con los delitos de acoso sexual
tecnológico y robo.
Lamentablemente el grooming se ha po-
tenciado por la mayor accesibilidad de me-
dios y plataformas digitales de las niñas, ni-
ños y adolescentes, pero también con fenó-
menos coyunturales como la pandemia pro-
ducida por el COVID-19 debido a los cam-
bios de rutina que han producido que dicha
franja etaria esté con mucho más tiempo dis-
ponible para emplear dichas tecnologías y,
por ende, ser potenciales víctimas (2).
Frente a este flagelo, que puede acarrear
serias consecuencias, indudablemente se
requieren de herramientas idóneas para en-
frentarlo.
Una de ellas, a mi entender, es fundamen-
tal: la educación tanto de los potenciales
afectados, pero también de sus progenitores,
otros referentes de crianza y los docentes en
cada uno de sus niveles para que todos estos
reciban una correcta información de cómo
actuar frente a esta modalidad delictual.
El decreto reglamentario 407/2022, que
será objeto del presente análisis, buscará
plasmar los fines trazados en la ley 27.590.
II. Grooming. Lineamientos introductorios
Como ya lo he mencionado en varios tra-
bajos de mi autoría en donde me he aboca-
do a esta problemática (3) que me ocupa y
preocupa, la palabra “grooming” (4) provie-
ne de un vocablo de habla inglesa que hace
referencia al verbo “groom”, el cual alude a
conductas de acercamiento, preparación,
acicalamiento de algo.
El grooming consiste en la realización de
actos preparatorios a través de las modernas
tecnologías de la comunicación e informa-
ción (TIC´s) para perpetrar posteriormente
delitos contra la integridad sexual. Importa-
ría decir que es una etapa virtual previa e in-
troductoria al abuso sexual en el mundo real.
Miró Llinares que el término “cybergroo-
ming u online grooming definido aquí como
ciberacoso sexual, proviene de la unión entre
el prefijo cyber y el término grooming, que
comenzó a usarse en la literatura dedicada
al estudio criminólogico y psicológico de los
delincuentes sexuales para describir los com-
portamientos del ‘depredador sexual’ lleva-
dos a cabo durante la primera fase del abu-
so”. Por ello, “el grooming propiamente dicho,
abarcaría todas las conductas preparatorias
llevadas a cabo por el abusador sexual hasta
lograr el encuentro con la víctima potencial,
y consistiría generalmente en un proceso de
seducción de algún menor que, por la general
inexperiencia de los menores en las relaciones
amorosas, y por la general incapacidad en la
fase temprana de la adolescencia (12 a 14
años) para comprender la naturaleza sexual
que tienen muchas de las conversaciones, son
especialmente vulnerables a este tipo de ata-
ques” (5).
En este contexto, los servicios y platafor-
mas disponibles en internet, y entre estas
aquellas que se destacan por su alto grado
de masividad en cuanto a su empleo (redes
sociales, chat, foros, etc.), le brinda la po-
sibilidad a un adulto pedófilo/pederasta,
mediante prácticas y ardides, facilitados y
potenciadas por el medio virtual, fingir ser
otro menor (6), concretar algunos de los pro-
pósitos ya apuntados con anterioridad.
Los groomers son catalogados como au-
ténticos depredadores sexuales, pues literal-

Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Publicado en: Boletin Oficial 16/12/2020. Fe-
cha de Sanción: 11/11/2020. Fecha de Promulgación:
15/12/2020. TR LALEY AR/LEGI/A7ZD.
(2) La organización Grooming Argentina estimó que
desde el inicio del aislamiento el delito de grooming au-
mentó el 30 % en el país ante la hiperconectividad de ni-
ñas, niños y adolescentes a internet y, según especialis-
tas “uno de los mecanismos de captación viene de la mano
del encierro, porque los chicos están aburridos y los padres
les permiten jugar con el celular”. Fuente: “El grooming
aumentó un 30% durante la pandemia”. https://despa-
chodigital.com.ar/el-grooming-aumento-un-30-duran-
te-la-pandemia/. Visto el 18/12/20.
(3) VANINETTI, Hugo A., “Media sanción del Senado
al proyecto de “grooming”“, Sup. Act. 26/04/2012, 1.
Del mismo autor: “Ley 26.904. Inclusión de la figura
del grooming al Código Penal. Dificultades para apli-
carla”, LA LEY, 2013-F, 1200;”Grooming. “Programa
Provincial de Prevención del Ciber Acoso” de la Pro-
vincia del Chubut”, Legislación Argentina. Publica-
da: agosto 2014. “El abordaje del grooming desde la
prevención. Sanción de la ley 4986 de la Provincia del
Neuquén creando el ‘Programa Provincial de Informa-
ción, Concientización y Prevención del Grooming’ (ci-
beracoso)”, La Ley Legislación Argentina, octubre de
2014
(4) También se lo denomina bajo los siguientes tér-
minos: child grooming, on-line, child grooming o internet
child grooming.
(5) MIRÓ LLINARES, Fernando, “El cibercrimen”, Mar-
cial Pons, Madrid, 2012, p. 97.
(6) Aunque generalmente los groomers simulan ser
menores de edad, pueden darse supuestos donde estos
no fingen ni simulan su identidad ni edad.

Nota a fallo
Impuesto sobre los ingresos brutos
Planteo de inconstitucionalidad. Comercio interjurisdiccio-
nal. Causa que corresponde a la competencia originaria de
la Corte Suprema. Procedencia de la medida cautelar.
CS, 27/09/2022. - Loma Negra Compañía, Industrial, Ar-
gentina, Sociedad Anónima c. Misiones, Provincia de s/ ac-
ción declarativa de certeza. 4
CORREO
ARGENTINO FRANQUEO A PAGAR
Los abusos de los gobiernos provinciales en el ejercicio
de la potestad tributaria y la competencia originaria de
la Corte Suprema
Rodolfo R. Spisso 4
Jurisprudencia
Ancianidad
Derecho a la salud. Cobertura de la internación domicilia-
ria. Procedencia de la medida cautelar. Riesgo de vida.
CCiv. y Com., Morón, sala II, 01/09/2022. - G. A. S. A. s/ De-
terminación de la capacidad jurídica. 7
Responsabilidad de la municipalidad
Caída de un árbol sobre un automóvil estacionado en la vía
pública. Responsabilidad del dueño o guardián. Falta de
mantenimiento y cuidado de los bienes que pertenecen o
son accesorios del dominio público. Hecho que no configu-
ra un caso fortuito.
CContenciosoadministrativo Nro. 2, Concepción del Uru-
guay, 25/08/2022. - Álvarez, Leonardo Luis c. Municipali-
dad de Concordia s/ ordinario daños y perjuicios. 10

CENTRAL B CUENTA N° 10269F1

2 | Martes 18 de octubre de 2022
mente prorrumpen a la caza de sus víctimas
dentro del medio virtual.
Por su parte los menores, en general, no
suelen vislumbrar la posibilidad de que su
interlocutor con el cual está interactuando
virtualmente puede que no sea alguien de su
misma edad sino un adulto.
Dentro de este contexto, una de las accio-
nes primarias del groomer consistirá en con-
vencer progresivamente al menor mediante
prácticas de empatía para que comience a
brindarle datos personales sobre su persona,
familia, escuela y amistades/contactos, etc.,
para luego, en un grado mayor de confianza
dentro de un marco de conexión emocional
que le disminuya las barreras de inhibición
a la víctima, le solicite acciones más concre-
tas y de connotación sexual como incitarlo a
que se sitúe frente a la webcam, se desvista
y realice distintas prácticas sobre su cuerpo
como tocamientos, masturbación, etc.
Los groomers pederastas/pedófilos cono-
cen que es muy frecuente que los menores
y adolescentes en el ámbito virtual se envíen
imágenes (fotografías y videos) con connota-
ción sexual, práctica esta denominada “sex-
ting”. Dichos contenidos son producidos por
el/la propio/a remitente mediante el empleo
de teléfonos inteligentes con capacidad para
captura de fotos y/o videos, las cámaras web
del chat, etc. Igualmente, los groomers pue-
den apoderarse de imágenes sexuales de los
menores cuando son reproducidas y cana-
lizadas por estos últimos en foros de discu-
sión, fotolog, correos electrónicos, juegos en
línea, SMS o a través de los distintos servi-
cios que brindan las redes sociales.
Los groomers, en posesión de las imáge-
nes y cualquier otro dato privado que reca-
bó previamente en la fase de acercamiento
y búsqueda de empatía/confianza/desinhi-
bición, buscará arribar a la siguiente fase, en
la cual asediarán al menor/adolescente ex-
presándoles que les enviarán los contenidos
recabados en la anterior fase (imágenes y/o
datos) a sus familiares, amigos, autoridades
escolares y/o a cualquiera de sus contactos
en internet.
Una vez que el pederasta y/o pedófilo ante
su amenaza toma el control psicológico del
menor/adolescente, será la víctima en es-
tado de vulnerabilidad ostensible quien ce-
derá, para posibilitar la posterior, eventual y
(7) Será reprimido con reclusión o prisión de seis (6)
meses a cuatro (4) años el que abusare sexualmente de
una persona cuando esta fuera menor de trece (13) años
o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o
intimidatorio de una relación de dependencia, de autori-
dad, o de poder, o aprovechándose de que la víctima por
cualquier causa no haya podido consentir libremente la
acción.
(8) La pena será de cuatro (4) a diez (10) años de
reclusión o prisión cuando el abuso por su duración o
circunstancias de su realización, hubiere configurado
un sometimiento sexual gravemente ultrajante para la
víctima.
(9) La pena será de seis (6) a quince (15) años de re-
clusión o prisión cuando mediando las circunstancias del
primer párrafo hubiere acceso carnal por vía anal, vaginal
u oral o realizare otros actos análogos introduciendo ob-
jetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras
vías. Nota: En el supuesto del segundo y tercer párrafo el
Código Penal argentino dispone que “la pena será de ocho
(8) a veinte (20) años de reclusión o prisión si: a) Resultare
un grave daño en la salud física o mental de la víctima; b) El
hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente, afín
en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún
culto reconocido o no, encargado de la educación o de la
guarda; c) El autor tuviere conocimiento de ser portador
de una enfermedad de transmisión sexual grave, y hubiere
existido peligro de contagio; d) El hecho fuere cometido por
dos o más personas, o con armas; e) El hecho fuere come-
tido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de
seguridad, en ocasión de sus funciones; f) El hecho fuere
cometido contra un menor de dieciocho (18) años, aprove-
chando la situación de convivencia preexistente con el mis-
última fase de su accionar que consistirá en
un encuentro real fuera del ámbito virtual a
los fines de consumar cualquier abuso se-
xual de los tipificados en los arts. 119 primer
párrafo (abuso sexual simple) (7); 2do párra-
fo (abuso sexual gravemente ultrajante) (8);
3er párrafo (abuso sexual con penetración
o violación) (9), del art. 120 (estupro) (10),
promoción o facilitación de la corrupción
de menores (artículo 125) (11), promoción
o facilitación de la prostitución de meno-
res (artículo 125 bis y 126) (12), rufianería
(artículo 127) (13), pornografía infantil (ar-
tículo 128) (14), exhibiciones obscenas (ar-
tículo 129) (15), rapto (artículo 130) (16) to-
dos ellos del Código Penal argentino.
III. El grooming en el Código Penal argen-
tino
El artículo 131 del Código Penal, incor-
porado por ley 26.904, establece que “Será
penado con prisión de seis (6) meses a cuatro
(4) años al que por medio de comunicaciones
electrónicas, telecomunicaciones o cualquier
otra tecnología de transmisión de datos, con-
tactare a una persona menor de edad, con el
propósito de cometer cualquier delito contra
la integridad sexual de la misma”.
Para que opere entonces el tipo penal del
citado artículo deberá:
- Existir un contacto con una persona me-
nor de edad.
- Dicho contacto ha de ser siempre bila-
teral, es decir, debe haber un envío de algún
mensaje de datos por parte de un adulto (re-
des sociales, video, imágenes, chat, etc.) y
su correspondiente respuesta de un menor/
adolescente.
- El medio, por el cual se concreta dicho
contacto y propuesta, debe ser por algunas
de las siguientes variables:
1. Comunicaciones electrónicas: ej.: In-
ternet (mediante un mail, por chat, por las
redes sociales, etc.);
2. Telecomunicaciones: Teléfono (llamada
o SMS).
3. “Cualquier otra tecnología de transmi-
sión de datos”. Esta inclusión genérica es su-
mamente adecuada en mi opinión, pues es
importante en materia informática estable-
mo. En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres
(3) a diez (10) años de reclusión o prisión si concurren las
circunstancias de los incisos a), b), d), e) o f)”.
(10) Será reprimido con prisión o reclusión de tres a
seis años el que realizare algunas de las acciones previs-
tas en el segundo o en el tercer párr. del art. 119 con una
persona menor de dieciséis años, aprovechándose de su
inmadurez sexual, en razón de la mayoría de edad del au-
tor, su relación de preeminencia respecto de la víctima, u
otra circunstancia equivalente, siempre que no resulta-
re un delito más severamente penado. La pena será de
prisión o reclusión de seis a diez años si mediare alguna
de las circunstancias previstas en los incisos a), b), c), e) o
f) del cuarto párrafo del artículo 119.
(11) Art. 125 .— El que promoviere o facilitare la corrup-
ción de menores de dieciocho años, aunque mediare el
consentimiento de la víctima será reprimido con reclu-
sión o prisión de tres a diez años. La pena será de seis a
quince años de reclusión o prisión cuando la víctima fue-
ra menor de trece años. Cualquiera que fuese la edad de
la víctima, la pena será de reclusión o prisión de diez a
quince años, cuando mediare engaño, violencia, amena-
za, abuso de autoridad o cualquier otro medio de intimi-
dación o coerción, como también si el autor fuera ascen-
diente, cónyuge, hermano, tutor o persona conviviente o
encargada de su educación o guarda.
(12) Art. 125 bis .— El que promoviere o facilitare la
prostitución de una persona será penado con prisión de
cuatro (4) a seis (6) años de prisión, aunque mediare el
consentimiento de la víctima.
Art. 126 .— En el caso del artículo anterior, la pena será
de cinco (5) a diez (10) años de prisión, si concurriere al-
guna de las siguientes circunstancias: 1. Mediare enga-
cer conceptos lo suficientemente inclusivos
para que no caigan estos rápidamente en
desuso debido a lo vertiginoso de la evolu-
ción tecnológica.
- La finalidad de la comunicación busca la
comisión de alguno de los delitos contra la
integridad sexual que prevé el ordenamiento
penal.
Se trata, por todo lo antes señalado, de
un delito de peligro, toda vez que la norma
no exige un resultado dañoso determina-
do, bastando con el contacto entablado y su
connotación sexual.
El anteproyecto de Código Penal redacta-
do por la Comisión reformadora cuyo presi-
dente fue el Dr. Mariano Borinsky regula al
grooming de la siguiente manera:
ARTÍCULO 122.- Se impondrá prisión de
seis (6) meses a cinco (5) años, siempre que el
hecho no importe un delito más severamente
penado, a la persona mayor de edad que:
1º) Tomare contacto con una persona me-
nor de trece (13) años mediante conversacio-
nes o relatos de contenido sexual.
2º) Le requiera, por cualquier medio y de
cualquier modo, a una persona menor de tre-
ce (13) años que realice actividades sexuales
explícitas o actos con connotación sexual o le
solicite imágenes de sí misma con contenido
sexual.
3º) Le proponga, por cualquier medio y
de cualquier modo, a una persona menor de
trece (13) años concertar un encuentro para
llevar a cabo actividades sexuales con ella,
siempre que tal propuesta se acompañe de ac-
tos materiales encaminados al acercamiento.
4º) Realizare cualquiera de las acciones
previstas en los incisos 1º, 2º y 3º con una
persona mayor de trece (13) años y menor de
dieciséis (16) años, aprovechándose de su in-
madurez sexual o si mediare engaño, violen-
cia, amenaza, abuso de autoridad o de una
situación de vulnerabilidad, o cualquier otro
medio de intimidación o coerción.
5º) Realizare cualquiera de las acciones
previstas en los incisos 1º, 2º y 3º con una per-
sona mayor de dieciséis (16) años y menor de
dieciocho (18) años si mediare engaño, vio-
lencia, amenaza, abuso de autoridad o de
ño, fraude, violencia, amenaza o cualquier otro medio de
intimidación o coerción, abuso de autoridad o de una si-
tuación de vulnerabilidad, o concesión o recepción de pa-
gos o beneficios para obtener el consentimiento de una
persona que tenga autoridad sobre la víctima. 2. El autor
fuere ascendiente, descendiente, cónyuge, afín en línea
recta, colateral o conviviente, tutor, curador, autoridad o
ministro de cualquier culto reconocido o no, o encargado
de la educación o de la guarda de la víctima. 3. El autor
fuere funcionario público o miembro de una fuerza de se-
guridad, policial o penitenciaria. Cuando la víctima fuere
menor de dieciocho (18) años la pena será de diez (10) a
quince (15) años de prisión.
(13) Art. 127 .— Será reprimido con prisión de cuatro (4)
a seis (6) años, el que explotare económicamente el ejer-
cicio de la prostitución de una persona, aunque media-
re el consentimiento de la víctima. La pena será de cinco
(5) a diez (10) años de prisión, si concurriere alguna de
las siguientes circunstancias: 1. Mediare engaño, fraude,
violencia, amenaza o cualquier otro medio de intimida-
ción o coerción, abuso de autoridad o de una situación de
vulnerabilidad, o concesión o recepción de pagos o be-
neficios para obtener el consentimiento de una persona
que tenga autoridad sobre la víctima. 2. El autor fuere
ascendiente, descendiente, cónyuge, afín en línea recta,
colateral o conviviente, tutor, curador, autoridad o minis-
tro de cualquier culto reconocido o no, o encargado de la
educación o de la guarda de la víctima. 3. El autor fuere
funcionario público o miembro de una fuerza de segu-
ridad, policial o penitenciaria. Cuando la víctima fuere
menor de dieciocho (18) años la pena será de diez (10) a
quince (15) años de prisión.
(14) Art. 128 .— Será reprimido con prisión de seis (6)
una situación de vulnerabilidad, o cualquier
otro medio de intimidación o coerción.
IV. La prevención y concientización como
política de Estado. Fines de la ley 27.590
IV.1. Programa Nacional de Prevención y
Concientización del Grooming o Ciberacoso
contra Niñas, Niños y Adolescentes
Tanto la prevención como concientización
ante una práctica como el grooming que
afecta a un sector altamente vulnerable de la
sociedad como lo son las niñas, niños y ado-
lescentes debe ser erigida imprescindible-
mente como política de estado.
Es que necesariamente estamos frente a
una cuestión que concita la atención, interés
o movilización de actores de la sociedad ci-
vil, por lo que el Estado debe concretar una
serie de acciones intervencionistas compar-
tidas mayormente por todas las expresiones
ideológicas de un país y cuya ejecución, en
consecuencia, no dependerá de los cambios
circunstanciales en la dirección del gobierno
tras los resultados electorales.
Una de estas políticas de Estado sin dudas
se da en el plano de las políticas educativas.
Es aquí donde la concientización con base
en la educación se constituye en una piedra
basal en la lucha contra el grooming.
Así lo entiende la ley 27.590 al establecer,
en su art. 4º, que son objetivos del Programa
Nacional de Prevención y Concientización
del Grooming o Ciberacoso contra Niñas, Ni-
ños y Adolescentes: generar conciencia sobre
el uso responsable de las Tecnologías de la
Información y Comunicación; capacitar a
la comunidad educativa en el nivel inicial,
primario y secundario de gestión pública y
privada a los fines de concientizar sobre la
problemática del grooming o ciberacoso; di-
señar y desarrollar campañas de difusión a
través de los medios masivos de comunica-
ción a los fines de cumplir con los objetivos
del presente Programa; brindar información
acerca de cómo denunciar este tipo de deli-
tos en la justicia.
Ante lo descripto con anterioridad es de mi
opinión que el proceso de información co-
mience en el nivel inferior e iniciático en el
proceso de socialización escolar, en el jardín
de infantes, en donde se debería trabajar di-
rectamente con los padres o tutores con talle-
meses a cuatro (4) años el que produjere, financiare,
ofreciere, comerciare, publicare, facilitare, divulgare o
distribuyere, por cualquier medio, toda representación
de un menor de dieciocho (18) años dedicado a activi-
dades sexuales explícitas o toda representación de sus
partes genitales con fines predominantemente sexua-
les, al igual que el que organizare espectáculos en vivo
de representaciones sexuales explícitas en que par-
ticiparen dichos menores. Será reprimido con prisión
de cuatro (4) meses a dos (2) años el que tuviere en su
poder representaciones de las descriptas en el párrafo
anterior con fines inequívocos de distribución o comer-
cialización. Será reprimido con prisión de un (1) mes a
tres (3) años el que facilitare el acceso a espectáculos
pornográficos o suministrare material pornográfico a
menores de catorce (14) años.
(15) Art. 129 .— Será reprimido con multa de mil a quin-
ce mil pesos el que ejecutare o hiciese ejecutar por otros
actos de exhibiciones obscenas expuestas a ser vistas
involuntariamente por terceros. Si los afectados fueren
menores de dieciocho años la pena será de prisión de seis
meses a cuatro años. Lo mismo valdrá, con independen-
cia de la voluntad del afectado, cuando se tratare de un
menor de trece años.
(16) Art. 130 .— Será reprimido con prisión de uno a
cuatro años, el que sustrajere o retuviere a una perso-
na por medio de la fuerza, intimidación o fraude, con la
intención de menoscabar su integridad sexual. La pena
será de seis meses a dos años, si se tratare de una per-
sona menor de dieciséis años, con su consentimiento. La
pena será de dos a seis años si se sustrajere o retuviere
mediante fuerza, intimidación o fraude a una persona
menor de trece años, con el mismo fin.

res de orientación, contención y reflexión a
modo de una escuela conjunta entre padres e
hijos. En dichos talleres conjuntos se debe en-
señar el buen uso de internet alertando sobre
los peligros y delitos informáticos que pueden
desarrollarse en dicho medio.
La prevención a través de la concientización
debe ser encarada mediante el Estado me-
diante todos los recursos de los que dispone.
Las campañas publicitarias en medios
masivos de comunicación son una herra-
mienta indispensable para colocar el tema
a la consideración pública desde lo educati-
vo e instructivo. A tal fin la ley 27.590, en su
art. 6º, instituye la creación de una página
web con información referida al grooming o
ciberacoso y al uso responsable de las Tec-
nologías de la Información y la Comunica-
ción, destinada a la población en general y
a la comunidad educativa en particular, con
el fin de que obtengan material de informa-
ción, prevención y capacitación.
La divulgación de información sobre la
problemática aquí tratada debe realizarse a
través de todos los medios disponibles, por
ejemplo, a través de campañas publicitarias
en los medios masivos de comunicación tra-
dicionales y digitales/electrónicos incluyén-
dola como pantalla de inicio de teléfonos ce-
lulares, teléfonos inteligentes, tablets, y otros
dispositivos tecnológicos como lo señala el
art. 5º de la ley aquí comentada.
Entre la información a difundirse debe es-
tar, entre otras cuestiones: a) la peligrosidad
de la sobreexposición en las redes de niñas,
niños y adolescentes; b) la información acer-
ca de la existencia de delitos cibernéticos,
haciendo especial énfasis en los de carácter
sexual que atentan a la integridad de niñas,
niños y adolescentes; c) Aconsejar el recha-
zo de los mensajes de tipo pornográfico;
d) Advertir sobre la peligrosidad de publicar
fotos propias o de amistades en sitios públi-
cos; e) Recomendar la utilización de perfiles
privados en las redes sociales; f ) Sugerir no
aceptar en redes sociales a personas que no
hayan sido vistas físicamente y/o no sean co-
nocidas; g) Respetar los derechos propios y
de terceros haciendo hincapié en que todos
tienen derecho a la privacidad de datos y de
imágenes; h)  Aconsejar el mantenimiento
seguro del dispositivo electrónico y la utili-
zación de programas para proteger el orde-
nador contra el software malintencionado
(artículo 6, ley 27.590).
También son muy importantes, a mi enten-
der, las charlas y talleres abiertos a la comu-
nidad. Para tal fin la ley 27.590 fija que será la
Autoridad de Aplicación la encargada de or-
ganizar espacios de reflexión y debate en es-
tablecimientos educativos de gestión pública
y privada y cualquier otro ámbito que reúna
a niñas, niños y adolescentes y a sus padres,
madres y/o tutores/as con el objeto de capa-
citarlos mediante talleres, seminarios y clases
especiales orientadas a la concientización
y conocimiento del uso responsable de las
Tecnologías de la Información y la Comuni-
cación, y de la prevención y cuidado frente al
grooming o ciberacoso (art. 8º inc. c).
Fundamental será la tarea del equipo in-
terdisciplinario integrado por profesionales
especialistas en la materia, que elaborará
planes de acción sobre prevención y con-
cientización (art. 8º inc. b) no solo para ge-
nerar contenidos y estudios referidos a la
materia, sino que también en su difusión
(17) Fecha de Emisión: 14/07/2022. Publ. en: BO
15/07/2022, TR LALEY AR/LEGI/AJ1U.
(18) Dicho observatorio será presidido por quien ejerza
la titularidad del Ministerio de Desarrollo Social o quien
esta persona designe para tal función, representantes de
los Ministerios de Educación, Justicia y Derechos Huma-
nos; de las Secretarías de Niñez, Adolescencia y Familia
y de Medios de Comunicación Pública; del Ente Nacional
de Comunicaciones; de organizaciones no gubernamen-
mediante charlas, talleres, etc. Reitero una
cuestión fundamental: saber de qué se trata
una práctica es la primera herramienta para
combatirla.
En este último sentido entiendo que es
muy importante además incorporar, dentro
de la currícula escolar, al grooming para in-
formar y concientizar al alumnado.
Incluso iría aún más allá: sería sumamen-
te importante que dentro de la currícula se
brindasen contenidos acerca de cómo los
menores deben actuar, en particular, ante las
redes sociales y frente a internet en general.
IV.2. Decreto reglamentario 407/2022  (17).
Aspectos relevantes
IV.2.a. Autoridad de aplicación
Se establece como autoridad de aplica-
ción de la ley que se reglamenta a la Secreta-
ría Nacional de Niñez, Adolescencia y Fami-
lia del Ministerio de Desarrollo Social.
IV.3. Observatorio del Programa Nacional
de Prevención y Concientización. Funciones
Se crea el Observatorio del programa na-
cional de prevención y concientización del
grooming o ciberacoso contra niñas, niños
y adolescentes, que será el organismo (18)
encargado, entre sus funciones más desta-
cadas, de monitorear el cumplimiento de la
ley 27.590 y su decreto reglamentario, de la
aplicación del “Programa Nacional de Pre-
vención y Concientización del Grooming o
Ciberacoso contra Niñas, Niños y Adolescen-
tes”. Deberá generar un informe anual sobre
la implementación del Programa, llevar un
registro de profesionales para asesoramien-
to del tema, confeccionar estadísticas nacio-
nales vinculadas a la vulneración de los de-
rechos de niñas, niños y adolescentes en el
marco del ejercicio de la ciudadanía digital.
IV.4. Unidad de Coordinación Administra-
tiva Interministerial
Esta unidad (19) será la encargada de plas-
mar y coordinar la plena implementación de
la ley 27.590 y decreto reglamentario para lo
cual podrá presentar iniciativas en la mate-
ria a la Autoridad de Aplicación, reunirse tri-
mestralmente, confeccionar estadísticas so-
bre casos de grooming y otras vulneraciones
de derechos de niñas, niños y adolescentes
IV.5. Comité Asesor
Se crea el Comité Asesor sobre el Uso Se-
guro y responsable de las Tecnologías de la
Información y la Comunicaciones, de ca-
rácter asesor y consultivo, en el ámbito del
“Programa Nacional de Prevención y Con-
cientización del Grooming o Ciberacoso
contra niñas, niños y adolescentes” el cual
elaborará recomendaciones interdisciplina-
rias para la aplicación de la ley 27.590 y del
decreto reglamentario. Estará conformado
por personas (20) que acrediten experiencia
sobre las cuestiones que atañen a la proble-
mática.
IV.6. Campañas de concientización
La ley 27.590 fija que será uno de los ob-
jetivos del Programa Nacional de Preven-
ción y Concientización, en su art. 4, inc. b, el
“garantizar la protección de los derechos de
las niñas, niños y adolescentes frente al groo-
ming o ciberacoso”.
tales especializadas en la materia; de Universidades Na-
cionales; expertos independientes y periodistas especia-
lizados en el tema (art. 4º del dec. 407/2022).
(19) Integrada por: Autoridad de Aplicación; Ministe-
rio de Educación; Ministerio de Justicia y Derechos Hu-
manos; Secretaría de Medios y Comunicación Pública de
la Jefatura de Gabinete de Ministros; Ente Nacional de
Comunicaciones (ENACOM), organismo descentraliza-
do actuante en el ámbito de la Jefatura de Gabinete de
Para tal fin se establece que la autoridad
de aplicación delineará los contenidos para
las acciones de difusión y sensibilización a
través de medios de comunicación, quienes
deberán, entre otras cosas, generar espacios
de información y debate en programas de
interés general, e informar sobre espacios de
consulta, atención y denuncia.
En las redes sociales se busca promover
alianzas estratégicas con creadores de con-
tenidos con mayor receptividad en el públi-
co objetivo, para desplegar campañas de co-
municación en plataformas digitales.
Se dispone que todos y cada uno de los
recursos digitales, campañas publicitarias,
secuencias didácticas y capacitaciones de-
ben desarrollarse de manera diferenciada
para cada público, según el grupo etario, el
rol dentro de una institución, la diversidad
cultural, etc. Toda información deberá pre-
sentarse en lenguaje sencillo, asegurando su
acceso a personas con discapacidad, ya sea
mediante intérprete de Lengua de Señas,
sistema Braille, audiodescripción u otras
técnicas.
El decreto reglamentario 407/2022 fija, en
su art. 7º, que la Autoridad de Aplicación de-
finirá los lineamiento y contenidos de las ac-
ciones de difusión y sensibilización a través
de los medios de comunicación que se rea-
licen en el marco del Programa. A su vez, en
el art. 3º, se establece que los materiales en
cualquier soporte (recursos digitales, piezas
de comunicación, capacitaciones, etc.) se
desarrollarán de manera diferenciada para
cada público destinatario o interlocutor. En
lo relativo a las campañas de publicidad es-
pecífica, estas serán en lenguaje sencillo y
llano, asegurando el acceso a personas con
discapacidad.
En este marco se fomentará el uso respon-
sable de dispositivos con acceso a internet y
plataformas digitales interactivas, entre otras
herramientas, mediante la inclusión o ane-
xos de mensajes de concientización, ya sea
en soporte papel o digital.
Además, la Secretaría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Familia el Ministerio de De-
sarrollo Social tendrá a su cargo el diseño,
desarrollo, implementación y actualización
de un sitio web informativo que incluirá la
generación de contenidos contemplados en
el art. 6 de la ley 27.590.
IV.7. El rol de la comunidad educativa
Se contemplan acciones de capacita-
ción para las comunidades educativas de
los niveles inicial, primario, secundario y
superior, complementarias con las políti-
cas del Programa Nacional de Educación
Sexual Integral. También se reglamenta el
modo de proceder cuando un miembro de
la comunidad educativa detecte un caso de
grooming o ciberacoso en su ámbito de ac-
tuación.
Muy importante en mi opinión es que se
establece la obligatoriedad de fomentar el
uso responsable de dispositivos con acceso a
internet y plataformas digitales interactivas
mediante la incorporación de mensajes de
concientización, incluyendo especialmente
el software y consolas de videojuegos, dispo-
sitivos de realidad virtual y otros similares.
Su incumplimiento será considerado viola-
torio del deber de información (arts. 4 y 5 de
la ley 24.240).
Ministros; Ministerio de Desarrollo Social; Dirección Na-
cional de Industrias Culturales de la Secretaría de Desa-
rrollo Cultural del Ministerio de Cultura y por el Ministerio
de Seguridad (art. 7º del dec. 407/2022).
(20) Organizaciones no gubernamentales (ONG) es-
pecializadas en la materia; Personas del ámbito cientí-
fico y/o académico; Docentes y profesoras y profesores
de niñas, niños y adolescentes; Empresas de tecnología;
Periodistas especializadas y especializados y Represen-
Martes 18 de octubre de 2022 | 3
IV.8. El rol de los comunicadores sociales
Importante también será la capacitación
a comunicadores y/o periodistas para con-
cientizar y explicar las herramientas dispo-
nibles para enfrentar el grooming o cibe-
racoso contra niños, niñas y adolescentes.
(art. 8º, dec. regl. 407/2022).
IV.9. Campañas publicitarias. Importancia
de informar adecuadamente como recolectar
las pruebas en materia de grooming o cibe-
racoso
Sin dudas que en la figura del grooming la
dificultad probatoria estará siempre presen-
te, a no ser que las conversaciones virtuales
fueran de un cariz muy explícito.
Del material probatorio recabado se de-
berá extraer la finalidad última infiriendo,
interpretando, cada una de las comunica-
ciones y contactos electrónicos realizados,
como así también las referencias sexuales
transmitidas con un mayor o menor grado
de sutileza, y por supuesto, deberá quedar
claramente de manifiesto la propuesta, más
allá del ámbito virtual, de un encuentro per-
sonal, concreto y directo.
Sin embargo, señalar la referida dificultad
probatoria en los ciberdelitos en general, y
del grooming en particular, no debe derivar
en una noción anticipada de imposibilidad.
Un plexo probatorio sólido se tornará
imprescindible para demostrar fehaciente-
mente, en el tipo penal aquí analizado, las
intenciones ulteriores de perpetrar delitos
contra la integridad sexual del menor.
Aquí es donde cobra relevancia ante las
particularidades que presenta la prueba in-
formática, la resolución 234 del Ministerio
de Seguridad de la Nación (21), del año 2016,
mediante el cual se instituye el “Protoco-
lo General de actuación para las fuerzas de
Seguridad policiales y de Seguridad en la in-
vestigación y proceso de recolección de prue-
bas en ciberdelito” (22), un verdadero hito al
uniformar reglas con la finalidad de prevenir
e investigar las actividades ilícitas dentro del
medio virtual, estableciendo procedimien-
tos rigurosos en pos de la obtención y res-
guardo de la prueba informática.
El Protocolo señala una serie de pautas a los
fines de proceder a la conveniente investiga-
ción de los ciberdelitos, como en el supuesto
aquí analizado del grooming, los cuales son
imprescindibles que se cumplan estrictamen-
te desde la recepción misma de la denuncia.
El Protocolo hace especial énfasis en el
almacenamiento, cuidado y custodia de la
prueba por parte del denunciante de todas
las conversaciones/chats, mensajes elec-
trónicos, imágenes, videos y cualquier otra
prueba que se relacione con el hecho a los
fines de que queden posteriormente a dis-
posición del Poder Judicial.
Ante lo señalado la res. 234/2016 del Mi-
nisterio de Justicia de la Nación especifica
una serie de pautas a seguir en conformidad
con el medio digital y el tipo de prueba para
almacenar y conservar:
- Si se trata de correos electrónicos, se los
deben guardar o ser reenviados a una casi-
lla oficial como archivo adjunto. Su impre-
sión en papel impide rastrear el remitente
original del material probatorio.
tación de las adolescencias (art. 11 del dec. 407/2022).
(21) Res. 234/2016. Bs. As., 07/06/2016, TR LALEY
AR/LEGI/8T21.
(22) http://www.minseg.gob.ar/disposicion/protoco-
lo-gral-de-actuaci%C3%B3n-para-las-fuerzas-policia-
les-y-de-seguridad-en-la
4 | Martes 18 de octubre de 2022
- Si la prueba se encuentra almacenada
en un dispositivo de telefonía celular, quien
reciba la denuncia deberá tomar los recau-
dos necesarios para que un informático
forense realice una copia del dispositivo
móvil para su análisis y posterior estudio.
- Si el material probatorio se encuentra
en páginas de internet, redes sociales, etc.,
se debe solicitar inmediatamente a sus res-
ponsables/titulares la preservación de la
evidencia digital allí contenida hasta tanto
se obtenga la orden judicial pertinente.
IV.10. Campañas de prevención y con-
cientización en materia de obtención de
pruebas
La ley 27.590 refleja en su art. 5º, inc. j, la
importancia de que la Autoridad de Apli-
cación deberá encargar agresivas campa-
ñas de prevención y concientización sobre
cómo conservar todas las pruebas tales
como conversaciones, mensajes, capturas
de pantalla, etc., en caso de haberse produ-
cido una situación de acoso.
Esta cuestión a mi entender es suma-
mente relevante.
Entiendo que todo este proceso concer-
niente a la recolección y conservación de
pruebas por parte de todo denunciante
debe ser difundida públicamente a través
de campañas masivas por parte del Estado a
través de los distintos medios de comunica-
ción social, tradicionales y digitales, como
así también ser incluido dentro de la currí-
cula escolar a los fines de que se sepa, de
antemano, qué pueden hacer cuando son
víctimas de ciberdelitos, mucho más si son
menores de edad. Así lo establece el art. 5º
de la ley 27.590 en sus incisos “(...) i)  Brin-
dar información respecto a cómo actuar ante
un delito informático; j) Informar respecto a
la importancia de conservar todas las prue-
bas tales como conversaciones, mensajes,
capturas de pantalla, etc., en caso de haberse
producido una situación de acoso; k)  Faci-
litar información acerca de dónde se deben
denunciar este tipo de delitos”.
Nota a fallo
Impuesto sobre
los ingresos brutos
Planteo de inconstitucionalidad. Comer-
cio interjurisdiccional. Causa que corres-
ponde a la competencia originaria de la
Corte Suprema. Procedencia de la medida
cautelar.
1. - La Provincia de Misiones debe, caute-
larmente, abstenerse de exigir a la em-
presa actora el pago a cuenta del an-
ticipo del Impuesto sobre los Ingresos
Los abusos de los gobiernos provinciales en el ejercicio
de la potestad tributaria y la competencia originaria de
la Corte Suprema
Rodolfo R. Spisso
Doctor (UBA). Profesor titular consulto de Finanzas Públicas y Derecho Tributario de la Facultad de Derecho (UBA). Profesor de posgrado en Derecho Tributario en universidades
nacionales.
SUMARIO: I. Las disposiciones constitucionales y la doctrina judicial de la Corte Suprema.— II. El caso de “Loma Negra”.— III. Otros abusos de los gobiernos
locales en el ejercicio de la potestad tributaria.
Toda esta cuestión no es menor, pues de
una correcta recolección de pruebas podrá
o no prosperar la acción penal.
V. Acceso a la justicia. Recepción de de-
nuncias
Un aspecto relevante es la concientiza-
ción para el acceso a la justicia.
El organismo que haya tomado inter-
vención en el caso deberá informar a la
víctima y a sus familiares sobre las impli-
cancias del delito de grooming o cibera-
coso contra niñas, niños y adolescentes,
y sobre cómo preservar las evidencias;
además de realizar la denuncia corres-
pondiente. El personal docente, de salud
o de otros organismos públicos y privados
que hayan tomado conocimiento de este
tipo de hechos, deberá comunicarlos a
los organismos administrativos especia-
lizados para que efectúen las denuncias
judiciales, o podrá realizarlas por sí. Sin
perjuicio de la evolución del proceso ju-
dicial originado a partir de la denuncia, se
continuará con las acciones de asesora-
miento, acompañamiento y restitución de
derechos a la víctima.
Todo esto se da en el marco de la reco-
mendación que brinda la Observación Ge-
neral (OG) Núm. 25 (2021), desde el título
“Acceso a la justicia y la reparación”, donde
se señala que las niñas, niños y adolescen-
tes y sus representantes deben conocer y
tener a su disposición mecanismos de re-
paración judiciales y no judiciales adecua-
dos y eficaces para abordar las violaciones
de los derechos de los niños en relación
con el entorno digital, incluyendo el acom-
pañamiento y la restitución de derechos de
aquellas/os (Párrs. 44 y 45 (OG cit.).
VI. Sensibilización y capacitación de jue-
ces, Ministerio Público Fiscal y Fuerzas de
Seguridad
Esta cuestión es sumamente importante,
pues no se debe generar desde las institu-
ciones del Estado un proceso de revictimi-
Brutos o el cumplimiento de cualquier
otro deber formal o material vincula-
do al dec. provincial 2913/2007 y de
la res. gral. 56/2007 de la Dirección
General de Rentas; pues de los ante-
cedentes aportados surge que el pro-
cedimiento de control implementado
por la Provincia resultaría prima facie
contrario a disposiciones de carácter
federal, en tanto condiciona el ingreso
de mercaderías provenientes de extra-
ña jurisdicción al pago a cuenta del an-
ticipo del impuesto sobre los ingresos
brutos.
zación, puesto que a los daños que sufre
una persona como consecuencia del deli-
to del que fue víctima no puede sumársele
cualquier otra manifestación de maltrato
generado por el proceso legal y por quienes
deben defenderlos y acompañarlos.
En dicha orientación es sumamente
importante lo dispuesto por el dec.  regl.
407/2022, donde se prevé promover la
sensibilización y capacitación de las y los
agentes de las Fuerzas de Seguridad encar-
gados de recibir denuncias de grooming o
ciberacoso contra niñas, niños y adoles-
centes.
Se privilegiará que aquellas denuncias
que tengan como víctimas a niños, niñas o
adolescentes sean presentadas ante orga-
nismos judiciales o de los Ministerios Pú-
blicos especializados y/o con competencia
en la materia. Dicha labor estará en cabeza
de la Secretaría Nacional de Niñez, Adoles-
cencia y Familia del Ministerio de Desarro-
llo Social, en coordinación con el Ministe-
rio de Seguridad.
La mencionada Observación General
(OG) Núm. 25 (2021), determina que los
Estados deben impartir formación especia-
lizada a los agentes del orden, a los fiscales
y a los jueces, en relación con las vulnera-
ciones de los derechos del niño específica-
mente relacionadas con el entorno digital
[párr. 47 (OG)].
VII. Vulneración de derechos que no cons-
tituye grooming ni ciberacoso
Deseo destacar a su vez la inclusión de
cómo se deberán enfrentar todas aque-
llas situaciones que si bien no constituyen
grooming ni ciberacoso, sí provocan una
vulneración de derechos de la niña, del
niño o adolescente. Frente a este supuesto
el organismo administrativo interviniente
continuará las acciones de asesoramiento,
acompañamiento y restitución de dere-
chos, evitando la revictimización promo-
viéndose el ejercicio de su derecho a ser
oído u oída.
2. - La acción promovida contra la Provin-
cia de Misiones, a fin de obtener que
se declare la inconstitucionalidad del
dec. provincial 2913/2007 y de la res.
gral. 56/2007 dictada por la Dirección
General de Rentas local, corresponde
a la competencia originaria de la Corte
Suprema, pues, aunque la acción de in-
constitucionalidad se dirige contra nor-
mas locales, exige —esencial e ineludi-
blemente— dilucidar si lo dispuesto en
ellas interfiere en el ámbito que le es
propio a la Nación en lo relacionado con
la regulación del comercio interjurisdic-
VIII. Palabras finales
La sanción de normas como la aquí trata-
da sin dudas es necesaria, pero por sí solas
aquellas no resuelven problemáticas tan
complejas como el grooming o ciberacoso
contra niños, niñas y adolescentes.
Con el correr del tiempo veremos si la
implementación ha sido la adecuada. Mi
recelo está dado por la posibilidad de que
se erijan estructuras gubernamentales que
se conviertan en excesivamente burocráti-
cas y que atenten contra la efectividad de
los fines que las normas se proponen al-
canzar.
Por ende, será necesario que los objetivos
trazados desde el plano de la prevención y
concientización sean aplicados correcta-
mente erigiéndose además como políticas
de Estado, para que no caigan rápidamente
en letra muerta ni en los vericuetos de ofi-
cinas públicas.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/3024/2022
Más información
Vaninetti, Hugo A., “La prevención y con-
cientización sobre el grooming como políti-
ca de estado. Sanción de la ley 27.590: pro-
grama nacional de prevención y concien-
tización del grooming, ciberacoso contra
niñas, niños y adolescentes”, ADLA 2021-3,
45, TR LALEY AR/DOC/402/2021
Otero, María F., “Niña posible víctima de
delito de grooming y/o cyberacoso”, RDF
2021-IV, 133, TR LALEY AR/DOC/1924/2021
Libro recomendado
Tratado de Inteligencia Artificial y Derecho
Autor: Corvalán, Juan G
Edición: 2021
Editorial: La Ley, Buenos Aires
cional (arts. 75, inc. 13 y 126 CN) y al es-
tablecimiento de aduanas interiores (del
dictamen de la Procuración General que
la Corte hace suyo).
CS, 27/09/2022. - Loma Negra Compañía,
Industrial, Argentina, Sociedad Anónima c.
Misiones, Provincia de s/ acción declarativa
de certeza.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/135631/2022]
Véase el texto completo en p. 6

I. Las disposiciones constitucionales y la
doctrina judicial de la Corte Suprema
Si bien la competencia origina y exclu-
siva de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación le ha sido fijada directamente por
la Constitución, arts. 116 y 117, la doctrina
judicial del tribunal la ha restringido y am-
pliado en determinados casos (1).
Ciñéndonos a los casos en que es parte
una provincia y se alega incompatibilidad
del tributo local con normas de derecho
intrafederal, la Corte había declarado su
competencia originaria (2), criterio que
modifica substancialmente en la causa
“Transportes Automotores Chevallier SA v.
Buenos Aires” (3), en la que se cuestionara
el impuesto provincial sobre los ingresos
brutos por considerarlo incompatible con
la Ley de Coparticipación Federal. Señaló
el tribunal que las leyes-convenio forman
parte —aunque con diversa jerarquía— del
derecho local. La ley provincial de adhe-
sión al régimen federal de coparticipación
incorpora la norma federal al derecho
local. Desde esta perspectiva, la impug-
nación de un tributo local que se juzga
contrario al régimen de coparticipación
federal implica un cuestionamiento de la
norma local de adhesión al régimen de co-
participación, lo que desplaza, a tenor de la
doctrina de la Corte, su competencia origi-
naria (4). La Corte Suprema volvió a acep-
tar la competencia originaria en la causa
“El Cóndor” (5), con fundamento en que el
nuevo rango asignado a la coparticipación
federal de impuestos por la Convención
constituyente y el amplio tratamiento que
la Ley Fundamental le dedica después de la
reforma conducen a la conclusión de que
la afectación del sistema así establecido
involucra, en principio, una cuestión cons-
titucional.
Con posterioridad la Corte en la cau-
sa “Papel Misionero”, en sentencia del
05//05/2009 (6), dejó de lado, por mayoría,
la doctrina sentada en “El Condor” y reto-
mó la que fijara en la causa “Transportes
Automotores Chevallier” (7).
Cuando la categórica sentencia dicta-
da en “Papel Misionero” hacía prever la
consolidación de la doctrina de rechazo
absoluto de la competencia originaria de
la Corte, en la medida en que se alegara la
incompatibilidad de un tributo local con la
ley de coparticipación federal, la Corte en
la causa “Asociación de Bancos y otros c/
Provincia de Misiones s/ acción de repeti-
ción” (8) acepta su competencia originaria,
en que la actora impugna por inconstitu-
cional el art. 7º de la ley provincial 4275 en
cuanto establece que el impuesto de sellos
debe ser soportado íntegramente por las
instituciones financieras sin poder trasla-
darlos a los clientes, por considerarla con-
traria a las directivas constitucionales que
surgen de los arts. 75 (incs. 6, 12, 13, 18 y
19) y 126 de la Constitución nacional, y del
plexo normativo federal que regula la acti-
vidad bancaria y financiera (leyes 21.526,
24.144 y 25.561) y el régimen de copartici-
pación federal de impuestos, al considerar
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) SPISSO, Rodolfo R., “Coparticipación tributaria y
competencia originaria”, LA LEY, 2009-C, 683.
(2) CS, “Provincia de Santiago del Estero v. Estado Nacio-
nal”, 1/3/1988, Fallos 311:193, DF XLV-77; id., “Esso SA v. Pro-
vincia de Buenos Aires”, 4/8/1988, Fallos 311:1323, LA LEY,
1989-E, 114, con comentario nuestro; id., “Aerolíneas Argenti-
nas v. Provincia de Buenos Aires”, 13/11/1986, Fallos 308:2153,
LA LEY, 1987-D,461, con comentario nuestro; id., “Austral Lí-
neas Aéreas SA v. Provincia de Mendoza”, 27/9/1984.
(3) CS, “Transportes Automotores Chevallier SA v. Pro-
vincia de Buenos Aires”, 20/8/1991, Fallos t.314:862, ED
144: 632, con comentario nuestro.
(4) Posteriormente, en sentencias del 30/9/1993 re-
caídas en las causas “Satecna Costa Afuera SA v. Prov. de
Buenos Aires”, TR LALEY 1/25536, “La Plata Remolques
SA v. Provincia de Buenos Aires s/repetición”, TR LALEY
que la cuestión federal revestía carácter
predominante.
La Corte también ha aceptado la com-
petencia originaria más allá de la impug-
nación del tributo local por su incompati-
bilidad con el régimen de coparticipación
federal, con fundamento en la preserva-
ción del ordenamiento de competencias
entre la Nación y las provincias (9) o por la
afectación que el gravamen provincial pu-
diera producir en actividades de comercio
o transporte interjurisdiccional (10) o regu-
ladas por normas federales, como los servi-
cios de distribución de gas (11) o de teleco-
municaciones (12). También ha aceptado
su competencia originaria más allá de que
se impugne un impuesto local por ser con-
trario a la ley de coparticipación tributaria
federal, cuando se cite al Estado nacional
como tercero interesado en los términos
del art. 94 del Cód. Proc. Civ. y Com., de
forma de satisfacer la prerrogativa juris-
diccional de la Nación al fuero federal y de
la provincia a la jurisdicción originaria del
tribunal (13).
La competencia originaria de la Corte
Suprema corresponde cuando es parte una
provincia y la causa reviste un manifiesto
contenido federal, verbigracia, en el caso
en que la demanda se funda directamente
y exclusivamente en prescripciones cons-
titucionales de carácter nacional, en leyes
del Congreso o en tratados internacionales,
de tal suerte que la cuestión federal sea la
predominante (Fallos 322:1470; 323:2380 y
3279, entre otros).
Sin perjuicio de ello, en los supuestos
enumerados en el párrafo anterior la Corte
Suprema ha negado que la cuestión federal
sea predominante en los procesos en los
que se debatan cuestiones de índole local
que traigan la necesidad de hacer mérito
de estas o que requieran para su solución
la aplicación de normas de esa naturaleza
o el examen o la revista en sentido estricto
de actos administrativos de las autoridades
provinciales, legislativas o judiciales de ca-
rácter local (Fallos 330:1114; 329:937 y CSJ
610/2019 “Molinos Agro SA c/ Provincia de
Córdoba”, sentencia del 15/07/2021).
II. El caso de “Loma Negra”
En el caso motivo de este comentario, la
actora promueve acción declarativa a fin
de obtener la declaración de inconstitucio-
nalidad del decreto provincial 2913/2007
y de la res. gral. 56/2007, normas por las
que la Provincia de Misiones establece un
régimen de anticipos del impuesto sobre
los ingresos brutos respecto de productos
o mercaderías que ingresen a su territorio
para comercialización o remisiones entre
fábricas o sucursales o entrega en depósitos
o en consignación, así como con relación a
la prestación del servicio de transporte de
cargas con origen en la propia jurisdicción
provincial.
El anticipo se exige con motivo del in-
greso a la Provincia de mercaderías o
productos (art. 1º dec.  2913/2007 y art. 1º
1/25535, y una tercera entre estas dos últimas partes
“s/acción declarativa”, la Corte admitió la competencia
originaria, no obstante que se cuestionaba la legitimidad
de tributos locales por considerarlos incompatibles con el
régimen de coparticipación federal. A nuestro juicio, tales
decisiones no implicaron dejar de lado la doctrina que el
propio tribunal estableciera a partir del caso “Transportes
Automotores Chevallier SA”, citado en nota anterior, sino
que razones vinculadas al estado de tramitación de las cau-
sas hicieron aconsejable darle ultraactividad a la doctrina
que la Corte había ya abandonado, según lo puntualizára-
mos en el comentario publicado en ED 161-284.
(5) CS, “El Cóndor Empresa de Transp. SA v. P. de Bue-
nos Aires”, 7/12/2001, Fallos t. 324: 4226.
(6) CS, “Papel Misionero SAIFC v. Provincia de Misiones”,
05/05/2009, TR LALEY 4/68492.
(7) CS, Fallos 314:862.
res. gral.  56/2007). El pago deberá hacer-
se mediante depósito o transferencia en
cuenta del Banco Macro, agente financiero
de la provincia (art. 8º, res. gral.). Cuando
el pago realizado fuera inferior al 80% del
que surja de aplicar las alícuotas sobre los
precios de referencias que se establecen en
el Anexo de la resolución general el agente
estatal destacado en el puesto de control en
las rutas de acceso deberá liquidar y exigir
el pago de la diferencia (art. 4º, res. gral.).
La circunstancia de que el régimen de
anticipos origine saldos a favor es una po-
sibilidad cierta prevista en la resolución
general, que dispone que cuando se origi-
nen saldos a favor del contribuyente, el or-
ganismo fiscal podrá disponer su exclusión
provisoria.
Sin perjuicio de lo que expresan las nor-
mas citadas, el condicionamiento al in-
greso de mercaderías provenientes de ex-
traña jurisdicción al pago del anticipo del
impuesto sobre los ingresos brutos quedó
constatado por actuación notarial, según
se lee de la resolución de la Corte Suprema.
II.1. La declaración de competencia origi-
naria de la Corte Suprema y la medida cau-
telar decretada
El tribunal cimero aceptó en el caso de
Loma Negra su competencia originaria,
desechando su inadmisibilidad por la cir-
cunstancia de tener que analizar el decreto
provincial 2913/2007 y la res. gral. 56/2007,
y además decretó a título de medida cau-
telar la prohibición de no innovar, no obs-
tante la reticencia que se observa en la doc-
trina de la Corte en decretar la protección
cautelar cuando está juego la normal per-
cepción de la renta pública.
Tampoco obstó a la adopción de la me-
dida de no innovar la circunstancia de no
presentarse un riesgo inminente, pues la
actora había sido exceptuada por determi-
nados períodos de tener que someterse al
régimen de pago a cuenta de los anticipos
del impuesto sobre los ingresos brutos.
La sentencia de la Corte Suprema está
dotada de ejemplaridad poniendo de resal-
to el carácter de escuela de doctrina que se
derivan de sus fallos, como intérprete final
de cuestiones constitucionales.
La pretensión de la Provincia de Misio-
nes en su intento de condicionar la libre
circulación territorial al pago del pago del
anticipo del impuesto sobre los ingresos
brutos es manifiestamente inconstitucio-
nal, al transgredir las previsiones consti-
tucionales que prohíben la existencia de
aduanas interiores que obstaculicen la
libre circulación de productos o mercade-
rías (arts. 9º, 10 y 11 de la CN) y la referida
a la cláusula comercial que le atribuye al
gobierno nacional la facultad de reglar el
comercio interprovincial e internacional
(art. 75 inc.13 CN).
Es que para determinar la verdadera na-
turaleza de los tributos, debe atenderse a
(8) CS, “Asociación de Bancos de la Argentina y otros c/
Misiones Provincia de y otros s/ acción de repetición y de-
clarativa de inconstitucionalidad”, 09/06/2009, TR LALEY
4/68605.
(9) CS, “Capatti, Gustavo Jorge c. Provincia de Buenos
Aires”, 18/12/2007, IMP 3/2008, 234; CS, “Di Benedet-
to Felipe v. Provincia de Buenos Aires”, 18/12/2007, Im-
puestos 2008-A-614; CS, “Centrales Térmicas Patagó-
nicas S.A. c. Provincia de Chubut”, 05/04/2005, LA LEY
10/08/2005, 8; CS, “Molinos Río de la Plata S.A y otra c.
Provincia de Misiones s/acción declarativa de inconstitu-
cional”, 29/12/2008, ED 23/10/2009.
(10) CS, “Compañía Microómnibus La Colorada S.A.C.I.
c. Provincia de Buenos Aires”, 28/07/2009, TR LALEY
AR/JUR/23174/2009, CS, “Autotransportes Andesmar
S.A. v: Provincia del Chubut”, 22/12/2009, TR LALEY AR/
JUR/49691/2009.
Martes 18 de octubre de 2022 | 5
los actos o situaciones efectivamente rea-
lizados, con prescindencia de las formas o
de los términos que los consagren. En fun-
ción de ello, la Corte Suprema de la Nación
declaró ilegitimo el cobro de la Tasas del
Servicio de Verificación de Productos Pro-
ductivos para la pesca de altura establecida
por la Provincia de Tierra del Fuego, cuya
base imponible se determina en el 2% del
valor FOB de salida para embarques de pro-
ductos destinados a la exportación al terri-
torio continental, que se eleva al 3% en la
exportación a otros países, pues el tributo
opera como un verdadero derecho de ex-
portación, toda vez que grava la salidas de
los productos de la Provincia, en forma di-
ferencial, según su destino, excediendo las
facultades del Estado provincial e invadien-
do una atribución exclusiva del gobierno
nacional (art. 75 inc.1º Const. nacional (14).
La circunstancia de que la actora hubiese
sido eximida durante determinados perío-
dos de satisfacer las exigencias de las nor-
mas provinciales impugnadas no tornaba
abstracta la pretensión cautelar, pues ante
tamaño y arbitrario proceder del gobierno
provincial nada impediría que a futuro se
volviera a exigir el cumplimiento de las dis-
posiciones impugnadas.
Es que, ante tan grosera violación cons-
titucional en el ejercicio de la potestad
tributaria por parte del Gobierno de Mi-
siones, era necesario dictar una sentencia
ejemplar que restableciera la plena y eficaz
y oportuna vigencia de la Constitución na-
cional.
III. Otros abusos de los gobiernos locales
en el ejercicio de la potestad tributaria
A) El régimen del SIRCREB instrumenta-
do por resoluciones administrativas de al-
cance general, aplicado por las provincias
y la Ciudad de Buenos Aires, exhibe una
manifiesta violación de principios consti-
tucionales. La violación al principio de re-
serva de ley se potencia con la manifiesta
desviación de poder, al pretender encubrir
el despojo bajo el falso ropaje de una reten-
ción en la fuente que no es tal. En efecto,
para que exista genuinamente una reten-
ción en la fuente, la detracción debe recaer
sobre dinero o valores que tengan su causa
inmediata en acto o actividad gravados por
el tributo.
La diferencia entre retención en la fuen-
te y apropiación ilegal de la propiedad es
que en la primera la detracción reconoce
su causa inmediata en acto, actividad o
bien alcanzados por un tributo; en tanto
que en el SIRCREB la detracción sobre las
acreditaciones bancarias, al no estar alcan-
zadas por el hecho imponible del impuesto
sobre los ingresos brutos, deviene en una
apropiación de la propiedad privada, en
manifiesta transgresión al principio cons-
titucional de que nadie puede ser privado
de su propiedad sin sentencia fundada en
ley, art. 17 CN.
Los depósitos o acreditaciones banca-
rias no constituyen hecho gravado por el
(11) CS, “Gasnor S.A. v. Provincia de Salta”, 12/08/2008,
TR LALEY AR/JUR/5823/2008.
(12) CS, “Telefónica Móviles Argentina S.A. v. Misiones,
Provincia de s/ acción declarativa”, 30/12/2011, TR LALEY
AR/JUR/85116/2011.
(13) CS, “Cía.Arg.de Construc.S.A. c/ Prov. Catamar-
ca”, 27/2/1996, TR LALEY AR/JUR/1844/1996; CS, “Pa-
pelera Sarmiento S.A.C.I. c/ Provincia de La Rioja y otro”,
26/4/2005, TR LALEY AR/JUR/753/2005, CS, “Yaci-
mientos Petrolíferos Fiscales S.A. c. Provincia de Tucumán,
10/5/2005, TR LALEY AR/JUR/1593/2005; CS, “She-
ll Cía. Arg. de Petróleo SA c. Prov. de Neuquén s/ acción
dec. de certeza”, 15/4/2004, TR LALEY 4/52010.
(14) CS, “Empresa Pesquera de la Patagonia y Antártida
S.A. c/ Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur,
provincia s/ acción declarativa de inconstitucionalidad”,
29/04/2015, TR LALEY AR/JUR/8765/2015.
6 | Martes 18 de octubre de 2022
impuesto sobre los ingresos brutos. Por lo
tanto, no existiendo impuesto creado ni
contribuyentes designados por la ley, mal
puede la Administración tributaria crear
un responsable por deuda ajena, cuando
no existe ninguna obligación tributaria
principal, de la cual la retención es cone-
xa.
El juez Casas en su voto en la sentencia
del Tribunal Superior de Justicia de CABA
recaída en la causa “Minera Irl Patago-
nia” (15), con especial referencia a los re-
gímenes de retención o percepción, como
el SIRCREB, puntualizó que dichas reten-
ciones tienen como único sustento la pre-
tendida verificación de un hecho diferente
del previsto por el legislador como hecho
imponible del impuesto sobre los ingresos
brutos, en nombre del cual se instituye esa
retención, lo cual origina permanente sal-
dos a favor del contribuyente.
(15) El voto de Casas, en la causa “Minera IRL Patago-
nia” puede consultarse en SPISSO, Rodolfo R. (Compila-
dor) José Osvaldo Casas, Un Maestro del Derecho Tributa-
rio Latinoamericano, AD-HOC, Buenos Aires 2021, p. 222.
Texto completo de fallo de p. 4
Dictamen de la Procuradora Fiscal
-I-
A fs. 169/195, Loma Negra Compañía
Industrial Argentina SA (en adelante
“Loma Negra”), con domicilio en Ola-
varría, Provincia de Buenos Aires, pro-
mueve la acción prevista en el art. 322
del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación,
contra la Provincia de Misiones, a fin de
obtener que se declare la inconstitucio-
nalidad del decreto provincial 2913/2007
y de la resolución general 56/2007 dicta-
da por la Dirección General de Rentas de
la demandada.
Señala que, a partir de la normativa im-
pugnada, la demandada establece un régi-
men de pago a cuenta del impuesto sobre
los ingresos brutos conforme al cual, según
explica, la Provincia de Misiones no per-
mite el ingreso de aquellas mercaderías
provenientes de extraña jurisdicción, si
previamente no acredita el pago del men-
cionado anticipo.
Explica que en cada ocasión en que un
transporte con productos de Loma Ne-
gra arriba al territorio de la demandada
es detenido por alguno de los puestos
de control allí existentes, en los que, de
acuerdo a las disposiciones que tacha de
inconstitucionales, debe exhibir el com-
probante de pago de los anticipos. Relata
que, de no cumplir con tal procedimiento,
los funcionarios locales impiden que la
mercadería de su propiedad pueda entrar
a la provincia, estando facultados, inclu-
so, para disponer la interdicción o secues-
tro de ella.
A partir de lo expuesto, sostiene que la
legislación provincial que cuestiona cons-
tituye una barrera para la libre circulación
de mercaderías en el territorio nacional, lo
que vulnera el art. 75, inc. 13 de la Consti-
tución Nacional que consagra la denomi-
nada “cláusula comercial” en virtud de la
cual el comercio interprovincial e inter-
nacional es reglamentado exclusivamente
por el Congreso de la Nación. Afirma que,
en consecuencia, las provincias —entre
ellas la demandada— y la Ciudad Autóno-
ma de Buenos Aires no se encuentran habi-
litadas para dictar normas como el decreto
La única forma de instituir una reten-
ción en la fuente sobre acreditaciones
bancarias es mediante la creación de un
impuesto sobre dichos bienes, como lo
hace la ley 25.413, regulándolo como un
tributo autónomo y permitiendo su im-
putación total o parcial al pago de otros
impuestos como lo hace el dec. 380/2001,
art. 13.
Sin embargo, esta posibilidad les está
negada a los gobiernos locales y a la Ciu-
dad de Buenos Aires, pues tal tributo sería
análogo al instituido por la ley 25.413, y se
trasgrediría el art. 9º de la Ley de Copartici-
pación Federal Tributaria.
B) El impuesto creado por las leyes I 620
y I 617 y decreto 723/2018 de la Provincia
del Chubut es otro supuesto de ejercicio
de la potestad tributaria a extramuros de la
Constitución nacional.
Por medio de la ley I 620, modificado
por la ley 627, se crea el Fondo Ambiental
Provincial (FAP) que tiene como objetivo
la preservación de la biodiversidad y el uso
sustentable de los recursos naturales, así
provincial 2913/2007 y la resolución gene-
ral 56/2007, cuya declaración de inconsti-
tucionalidad persigue.
Asimismo, destaca que “el pago a cuen-
ta establecido actúa como un derecho de
paso y constituye una aduana interior por
medio de la cual se condiciona el ingreso
o egreso de los bienes al cumplimiento del
Régimen y al pago del gravamen allí esta-
blecido, todo lo cual se encuentra expresa-
mente vedado por la Constitución Nacio-
nal en sus artículos 9, 10, 11, 75 incisos 1º y
10, y art. 126” (v. fs. 186 vta.).
En virtud de lo expuesto solicita la con-
cesión de una medida cautelar, por la que
se ordene a la Provincia de Misiones que,
hasta tanto recaiga sentencia definitiva
en estos autos, se abstenga de: (i)  exigir a
Loma Negra el pago a cuenta del anticipo
del impuesto sobre los ingresos brutos o el
cumplimiento de cualquier otro deber for-
mal o material vinculado a los preceptos
impugnados; (ii) adoptar cualquier medi-
da que en forma directa o indirecta impida
la introducción en la Provincia de Misiones
de los productos fabricados y comercia-
lizados por Loma Negra ni aplicarles las
sanciones previstas en el ordenamiento;
(iii) obstaculizar de cualquier modo la ac-
tividad de la actora.
A fs. 197 V.E. corre vista, por la compe-
tencia, a este Ministerio Público.
- II -
En cuanto a la competencia originaria del
Tribunal, corresponde recordar que uno de
los supuestos que la suscita se configura
cuando es parte una provincia y la causa
reviste un manifiesto contenido federal,
es decir, en el caso en que la demanda en-
tablada se funde directa y exclusivamente
en prescripciones constitucionales de ca-
rácter nacional, en leyes del Congreso o en
tratados con las naciones extranjeras, de
tal suerte que la cuestión federal sea la pre-
dominante en la causa (Fallos: 322:1470;
323:2380 y 3279).
Esta hipótesis, en la que procede la jus-
ticia federal en razón de la materia (conf.
art. 116 de la Ley Fundamental), lleva el
propósito de afirmar las atribuciones del
Gobierno Federal en las causas relaciona-
das con la Constitución, los tratados y las
leyes nacionales, así como las concernien-
tes a almirantazgo y jurisdicción marítima
como la reparación de daños generados al
ambiente.
A fin de aportar fondos para el cumpli-
miento de los objetivos del FAP, se crea una
contribución denominada arancel, aplica-
do a cada cajón de langostino desembar-
cado en los puertos de la Provincia, cuyo
monto será equivalente al valor de un litro
diésel Premium YPF. El decreto 723/2018
al referirse al llamado arancel de las leyes
620 y 627 lo denomina indistintamente
gravamen y canon; y establece que el suje-
to pasivo del gravamen es el titular del per-
miso de pesca de la embarcación (art. 1º).
Las leyes I 620 y 627 exceden la jurisdic-
ción territorial de la Provincia del Chubut,
transgrediendo la ley 24.922, Régimen Fe-
deral de Pesca, al invadir la de la Nación.
En efecto, la ley 620 grava el desembarco
y descarga en puertos de la Provincia del
Chubut de cajones de langostinos, gravan-
do tanto los productos de la pesca obteni-
dos en el litoral marítimo de su jurisdic-
ción, como los capturados en la plataforma
continental a partir de las 12 millas mari-
nas, de jurisdicción de la Nación.
(doctrina de Fallos: 310:136; 311:489 y 919;
323:872; entre otros).
A mi modo de ver, en el sub lite, el plan-
teamiento que efectúa Loma Negra revis-
te un manifiesto contenido federal y, por
ende, es apto para surtir la competencia
originaria de la Corte. En efecto, según
se desprende de los términos de la de-
manda —a cuya exposición de los hechos
se debe atender de modo principal para
determinar la competencia, según los
arts. 4º y 5º del Cód. Proc. Civ. y Com. de
la Nación y doctrina de Fallos: 306:1056;
308: 1239 y 2230—, el actor cuestiona di-
versas normas provinciales, en cuanto
exigen el pago del anticipo del impuesto
sobre los ingresos brutos como condición
para ingresar a Misiones los productos
que elabora en otra jurisdicción (de-
creto provincial 2913/2007 y resolución
56/2007 dictada por su Dirección General
de Rentas) por considerarlas violatorias
de lo dispuesto en los artículos 9º, 10, 11,
75. incs. 1º, 10 y 13, y art. 126 de la Consti-
tución Nacional.
Así entonces, aunque la actora dirige la
acción de inconstitucionalidad contra nor-
mas locales, se advierte que tal pretensión
exige —esencial e ineludiblemente— dilu-
cidar si lo dispuesto en ellas interfiere en el
ámbito que le es propio a la Nación en lo
relacionado con la regulación del comercio
interjurisdiccional (arts. 75, inc. 13 y 126 de
la Ley Fundamental) y al establecimiento
de aduanas interiores.
En tales condiciones, cabe asignar ma-
nifiesto contenido federal a la materia del
pleito, ya que lo medular del planteamien-
to que se efectúa remite necesariamente
a desentrañar el sentido y los alcances de
diversas cláusulas constitucionales (arts. 9;
10 y 75, incs. 10 y 13 de la Ley Fundamen-
tal), cuya adecuada hermenéutica resul-
tará esencial para la justa solución de la
controversia (Fallos: 311:2154; 326:880 y
331:2528).
Lo hasta aquí señalado, desde mi punto
de vista, implica que la causa se encuen-
tra entre las especialmente regidas por la
Constitución Nacional, a las que alude el
art. 2º, inc. 10), de la ley 48, ya que versa so-
bre la preservación de las órbitas de com-
petencia entre las jurisdicciones locales y
el Gobierno Federal que determina nuestra
Ley Fundamental, lo que torna competente
a la justicia nacional para entender en ella
Y no solamente se afecta la jurisdicción
y los intereses de la Nación, violando la
ley federal de pesca 24.922, sino que ade-
más se establece un tratamiento diferen-
cial en perjuicio de los titulares de per-
misos de pesca otorgados por la Nación,
que deberán abonar el 100% del tributo,
en tanto que los titulares de permisos
otorgados por la Provincia abonan el gra-
vamen con un descuento del 50% (art. 2º
ley I 627).
Todas estas extralimitaciones de los
gobiernos provinciales exigen una ur-
gente intervención de la Corte Suprema,
admitiendo su competencia originaria, y
no diferir la reparación originada en tales
abusos, remitiendo su consideración a
la jurisdicción provincial, ya que la pos-
terior intervención de la Corte por la vía
del recurso extraordinario ocasiona per-
juicios de imposible o difícil reparación
por esa vía. Es imprescindible volver a la
aplicación de la Constitución nacional sin
más demoras.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/3028/2022
(Fallos: 314:508; 315:1479; 322:2624, entre
muchos otros).
En razón de lo expuesto, opino que al ser
parte una provincia en un pleito de mani-
fiesto contenido federal, cualquiera que
sea la vecindad o nacionalidad de la actora,
el proceso corresponde a la competencia
originaria. Buenos Aires, abril 4 de 2017. —
Laura M. Monti.
Buenos Aires, septiembre 27 de 2022.
Considerando: 1º) Que a fs.  169/195
Loma Negra Compañía Industrial Argenti-
na SA, con domicilio en Olavarría, Provin-
cia de Buenos Aires, promueve la acción
prevista en el art. 322 del Cód. Proc. Civ. y
Com. de la Nación contra la Provincia de
Misiones, a fin de obtener que se declare la
inconstitucionalidad del decreto provincial
2913/07 y de la resolución general 56/2007
dictada por la Dirección General de Rentas
de la demandada.
Señala que, a partir de la normativa im-
pugnada, la demandada establece un ré-
gimen de pago a cuenta del impuesto so-
bre los ingresos brutos conforme al cual,
según explica, la Provincia de Misiones no
permite el ingreso de aquellas mercade-
rías provenientes de extraña jurisdicción,
si previamente no se acredita el pago del
mencionado anticipo.
Explica que en cada ocasión en que un
transporte con productos de Loma Negra
arriba al territorio de la demandada es de-
tenido por alguno de los puestos de con-
trol allí existentes, en los que, de acuerdo
a las disposiciones que tacha de inconsti-
tucionales, debe exhibir el comprobante
de pago de los anticipos. Relata que, de no
cumplir con tal procedimiento, los funcio-
narios locales impiden que la mercadería
de su propiedad pueda ingresar a la pro-
vincia, estando facultados, incluso, para
disponer la interdicción o secuestro de ella.
A partir de lo expuesto, sostiene que la
legislación provincial que cuestiona cons-
tituye una barrera para la libre circulación
de mercaderías en el territorio nacional, lo
que vulnera el art. 75, inc. 13 de la Consti-
tución Nacional que consagra la denomi-
nada “cláusula comercial” en virtud de la
cual el comercio interprovincial e inter-
nacional es reglamentado exclusivamente
por el Congreso de la Nación. Afirma que,
en consecuencia, las provincias —entre

ellas la demandada— y la Ciudad Autóno-
ma de Buenos Aires no se encuentran habi-
litadas para dictar normas como el decreto
provincial 2913/2007 y la resolución gene-
ral 56/2007, cuya declaración de inconsti-
tucionalidad persigue.
Asimismo, destaca que “el pago a cuen-
ta establecido actúa como un derecho de
paso y la provincia constituye una aduana
interior por medio de la cual se condiciona
el ingreso o egreso de los bienes al cumpli-
miento del Régimen y al pago del gravamen
allí establecido, todo lo cual se encuentra
expresamente vedado por la Constitución
Nacional en sus arts. 9, 10, 11, 75 incisos 1º
y 10 y 126” (v. fs. 186 vta.).
En virtud de lo expuesto solicita la con-
cesión de una medida cautelar, por la que
se ordene a la Provincia de Misiones que,
hasta tanto recaiga sentencia definitiva
en estos autos, se abstenga de: (i)  exigir a
Loma Negra el pago a cuenta del anticipo
del impuesto sobre los ingresos brutos o el
cumplimiento de cualquier otro deber for-
mal o material vinculado a los preceptos
impugnados; (ii) adoptar cualquier medi-
da que en forma directa o indirecta impida
la introducción en la Provincia de Misiones
de los productos fabricados y comerciali-
zados por Loma Negra y de aplicarles las
sanciones previstas en el ordenamiento;
(iii) obstaculizar de cualquier modo la ac-
tividad de la actora.
2º) Que a fs. 198/199 la señora Procura-
dora Fiscal opina que el proceso corres-
ponde a la competencia originaria de este
Tribunal al ser parte una provincia en un
pleito de manifiesto contenido federal.
Señala que, aunque la actora dirige la
acción de inconstitucionalidad contra nor-
Jurisprudencia
Ancianidad
Derecho a la salud. Cobertura de la interna-
ción domiciliaria. Procedencia de la medida
cautelar. Riesgo de vida.
1. - Si bien en el caso resulta necesario en-
tablar alguna discusión con la entidad
de medicina prepaga acerca de la ex-
tensión de las prestaciones y ello des-
borda los límites del proceso de restric-
ción a la capacidad jurídica contempla-
do por los arts. 31 y ss. del Cód. Civ. y
Com., siendo la vía para el análisis del
tema la acción de amparo, en el caso
el derecho a la salud de la persona en
cuyo beneficio se tramita el proceso
cautelar se encuentra en juego, por lo
que surge el deber de que el órgano ju-
risdiccional dicte las medidas —provi-
sionales y urgentes— que resulten me-
nester.
2. - En la situación concreta de autos, la sa-
lud y atención del causante no pueden
esperar al cumplimiento de cuestiones
administrativas, que si bien habrá que
cumplimentar, no deberían tener priori-
dad o “interrumpirse válidamente”, pues
ponen en riesgo de vida a la persona y
colisionan fuertemente con los principios
de protección que surgen de las conven-
ciones internacionales.
CCiv. y Com., Morón, sala II, 01/09/2022. -
G. A. S. A. s/ Determinación de la capacidad
jurídica.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/120313/2022]
mas locales, tal pretensión exige dilucidar
si lo dispuesto en ellas interfiere en el ám-
bito que les es propio a la Nación en lo re-
lacionado con la regulación del comercio
interjurisdiccional y al establecimiento de
aduanas interiores.
3º) Que, posteriormente, la actora acom-
paña tres resoluciones de la Dirección
de Rentas de la Provincia de Misiones
—1950/2017, 2364/18 y 6/2019— y refiere
haber sido exceptuada, por el período de
tiempo que surge de cada una de esas ac-
tuaciones administrativas, de tener que
someterse al régimen de pago a cuenta
de los anticipos del impuesto sobre los
ingresos brutos conforme a la norma
provincial cuestionada en estas actua-
ciones.
Señala que no obstante ello, la pre-
tensión cautelar que se solicita no se ha
tornado abstracta pues no existe un pro-
cedimiento que establezca pautas preci-
sas para la exclusión de dicho régimen,
y que el criterio resulta arbitrario por lo
que nada impediría que luego se pudie-
ren dejar sin efecto esos actos adminis-
trativos, o que a futuro no se volviesen a
renovar las excepciones otorgadas y se
pudiere dilatar su tratamiento de forma
indefinida.
Incluso, aduce que, aun con el certifica-
do de exclusión vigente, hay ocasiones en
los que los inspectores de la Dirección Ge-
neral de Rentas Provincial no dejan ingre-
sar mercadería a esa provincia sin el pre-
vio pago a cuenta del impuesto sobre los
ingresos brutos (ver fs. 233/235, 238/240, y
fs. 247/249).
4º) Que la presente demanda es de la
competencia originaria de esta Corte, de
2ª Instancia.- Morón, septiembre 1 de
2022.
¿Es ajustada a derecho la resolución ape-
lada?
A la cuestión propuesta el doctor Cunto
dijo:
I. Antecedentes
1) La Sra. Jueza Titular del Juzgado de Fa-
milia Nº 8 Departamental resolvió con fecha
29 de marzo de 2022 decretar una medida
innovativa en relación a la continuidad de la
cobertura de internación domiciliaria, al es-
tricto cumplimiento del módulo de servicio
de enfermería de 8 horas diarias y en cuanto
a la continuidad del tratamiento que recibe el
Sr. G. A. S. A., de 76 años, dentro del Módulo
de Complejidad IV, por el término de 90 días
a partir de que quede firme la presente.
2) Contra tal forma de decidir se alzó el
Instituto Nacional de Servicios Sociales para
Jubilados y Pensionados (PAMI) con fecha
7  de abril de 2022, interponiendo recurso
de revocatoria con apelación en subsidio,
fundándolo en el mismo acto. Rechazado el
primero, fue concedido el segundo en rela-
ción con efecto devolutivo con fecha 13 de
abril, corriéndose allí mismo el respectivo
traslado que mereció la réplica de la curado-
ra Sra. K. de fecha 20 de abril, la adhesión a
la misma del Sr. G. A. de fecha 25 de abril y el
dictamen de la Asesoría interviniente de fe-
cha 28 de abril, todas fechas del mismo año.
3) Con fecha 17 de mayo de 2022, se llamó
“Autos”, providencia que al presente se en-
acuerdo con los fundamentos y la conclu-
sión dados en el dictamen de la señora
Procuradora Fiscal de fs. 198/199, a los que
cabe remitir en razón de brevedad.
5º) Que, con relación a la pretensión cau-
telar, este Tribunal ha establecido que si
bien, por vía de principio, medidas como
las requeridas no proceden respecto de
actos administrativos o legislativos habida
cuenta de la presunción de validez que os-
tentan, tal doctrina debe ceder cuando se
los impugna sobre bases prima facie vero-
símiles (Fallos: 250:154; 251:336; 307:1702;
314:695).
6º) Que, asimismo, ha dicho en Fallos:
306:2060 “que como resulta de la natura-
leza de las medidas cautelares, ellas no
exigen de los magistrados el examen de
la certeza sobre la existencia del derecho
pretendido, sino solo de su verosimilitud.
Es más, el juicio de verdad en esta materia
se encuentra en oposición a la finalidad del
instituto cautelar, que no es otra que aten-
der a aquello que no excede del marco de
lo hipotético, dentro del cual, asimismo,
agota su virtualidad”.
En ese sentido, los elementos de pon-
deración obrantes en la causa permiten
concluir que, en el presente caso, resul-
tan suficientemente acreditadas la vero-
similitud en el derecho y la configuración
de los demás presupuestos establecidos
en el art. 230 del Cód. Proc. Civ. y Com.
de la Nación para acceder a la medida
pedida.
En efecto, de los antecedentes aportados
surge que el procedimiento de control im-
plementado resultaría prima facie contra-
rio a disposiciones de carácter federal, en
tanto —como se señaló precedentemen-
cuentra consentida dejando las actuaciones
en condición de ser resueltas.
II. Las quejas
El instituto recurrente, a través de sus le-
tradas apoderadas, se agravia de la resolu-
ción apelada pues considera que la misma
es ineficaz en todo su contenido, dado que
el rechazo formulado en cuanto a las 8 horas
de enfermería no ha sido una decisión arbi-
traria, sino que por el contrario hay que te-
ner en cuenta que históricamente de mane-
ra invariable se le han otorgado de continuo
todas las prestaciones que requirió el estado
de salud del afiliado. Aclaran que la dispo-
sición institucional que regula la prestación
de internación domiciliaria es clara y en su
contenido hace mención que no se brinda
eternamente y que luego de ello, tratándose
de una enfermedad crónica se interrumpe
válidamente, pudiendo gestionar por otros
canales dentro de las áreas de prestaciones
médicas y/o sociales, la solicitud de otras
prestaciones que cubrirían las mismas ne-
cesidades.
Asimismo se agravia el recurrente, porque
se le ordena seguir con la prestación de en-
fermería de 8 hs. sin haber acompañado in-
forme médico que justifique acabadamente
la necesidad de la pretensión. Expresa que
el rechazo no es arbitrario, sino totalmente
fundado en la normativa y en la falta de jus-
tificación médica.
Por ello, considera que mal podría decirse
que su accionar resulta violatorio al derecho
a la vida y a la salud, cuestión de la que tam-
bién se agravia.
Martes 18 de octubre de 2022 | 7
te— la Provincia de Misiones condiciona
el ingreso de mercaderías provenientes de
extraña jurisdicción al pago a cuenta del
anticipo del impuesto sobre los ingresos
brutos (ver. actuación notarial de fs. 98/98
vta.).
Por ello, de conformidad con lo dictami-
nado por la señora Procuradora Fiscal, se
resuelve: I. Declarar que la presente causa
corresponde a la competencia originaria
de esta Corte. II. Correr traslado de la de-
manda a la Provincia de Misiones por el
plazo de sesenta días (arts. 319, 322 y 338
del Código Procesal Civil Comercial de la
Nación). A los fines de su notificación al
señor gobernador y al señor fiscal de Esta-
do, líbrese oficio al señor juez federal de la
ciudad de Posadas. III. Decretar la medida
cautelar de no innovar solicitada, y orde-
nar a la Provincia de Misiones que deberá
abstenerse de obstaculizar el ingreso de
mercaderías fabricadas y comercializa-
das por Loma Negra Compañía Industrial
Argentina SA provenientes de extraña ju-
risdicción por el solo hecho de no haber
efectuado el pago a cuenta de los antici-
pos del impuesto sobre los ingresos brutos
previsto en la resolución general 56/2007
dictada por la Dirección General de Ren-
tas Provincial, como así también de adop-
tar cualquier medida que en forma directa
o indirecta impida el ingreso y/o egreso
de la mercadería con fundamento en las
normas provinciales que aquí se impug-
nan y constituyen el objeto de estos autos,
hasta tanto se dicte sentencia definitiva
en las presentes actuaciones. Líbrese ofi-
cio al señor Gobernador a fin de poner
en su conocimiento la presente decisión.
Notifíquese y comuníquese a la Procura-
ción General de la Nación. — Horacio D.
Rosatti. — Juan C. Maqueda. — Ricardo L.
Lorenzetti.
Agrega que previo a la traba de una me-
dida de estas características hay que tener
elementos probatorios que le otorguen vir-
tualidad a la misma pues sería de toda jus-
ticia para ambas partes, indagar con carác-
ter previo el motivo por el que se deniega
y qué debería adicionarse para lograr una
nueva evaluación y opinión.
El instituto expresa que debe cumplir
con las disposiciones y resoluciones que
rigen su organización y, por sobre todo,
debe cumplir con su obligación de atender
la salud de los afiliados que integran su pa-
drón, agregando que el dictado de la medi-
da afecta en forma directa sus obligaciones
y deberes.
Por lo expuesto, más todos los argumen-
tos traídos en su memorial, a los cuales me
remito en honor a la brevedad, entiende
el recurrente que al no existir en su con-
ducta arbitrariedad hacia el afiliado y me-
nos aún ilegitimidad, no se configuran los
presupuestos de procedencia de la acción
conforme lo exige la ley de rito, por lo que
solicita se revoque por contrario imperio la
medida cautelar trabada.
III. La solución
Previo al análisis de los agravios, resul-
ta menester situarnos debidamente en el
componente subjetivo de la controversia.
Así tenemos que el Sr. G. A. es un adul-
to mayor, a quien le aqueja una patología
que le genera una discapacidad, la cual
refiere en su demanda —donde acompaña
certificado discapacidad— que el causante
8 | Martes 18 de octubre de 2022
desde hace 33 años padece la enfermedad
de Parkinson con un diagnóstico de “...Gas-
trostomía Demencia en la enfermedad de
Parkinson (G20) problemas relacionados
con movilidad reducida Problemas con la
necesidad de supervisión continua... Diag-
nóstico que a lo largo de los años fue cau-
sando deterioro cognitivo, físico y psicoló-
gico a tal punto que el mismo en la fecha
está postrado sin poder comunicarse con
su entorno por ningún medio como así
también comprender consignas o simples
pedidos. Desde hace 6 años se encuentra
postrado de carácter definitivo, con Botón
Gástrico para alimentarse y serias dificul-
tades respiratorias (neumonías aspirativas
a repetición) ya que ha perdido el reflejo
deglutorio, por lo cual requiere ser nebu-
lizado y aspirado periódica y permanente-
mente. Esta enfermedad ha generado un
menoscabo en sus facultades mentales...”
(ver presentación de demanda de fecha
13 de julio de 2019 y contestación de fecha
20 de abril de 2022).
A ello se debe agregar que la persona que
ha asumido el rol de curadora del causante,
su cónyuge la Sra. K., también es una per-
sona adulta mayor de 71 años de edad.
Dicho esto, y para comenzar, es necesa-
rio recordar lo que ha expuesto esta Sala II
en una causa análoga (nro. F8 12575/18, RI
10/19), al decir que se debe “… tener pre-
sente que el colectivo de la ancianidad es
uno de aquellos que, por imperio constitu-
cional, resulta destinatario de una mayor
protección (art. 75, inc. 2, Constitución Na-
cional).
Este necesario respeto —y resguardo—
de sus derechos no tiene como sujeto pa-
sivo únicamente al Estado, sino a todas las
personas integrantes del conglomerado
social.
En alguna ocasión anterior (causa 58.317,
R.S. 82/11) desde esta Sala se ponía de ma-
nifiesto que cuando la cuestión involucraba
a niños, no era solo el Estado quien debía
velar por sus derechos, sino todas las per-
sonas vinculadas a la cuestión.
Pues bien, cuando se trata de adultos
mayores (y más aun cuando portan algún
problema de salud) sucede exactamente lo
mismo.
El respeto hacia los mayores (los miem-
bros más antiguos de la comunidad) ha
sido, a lo largo de los tiempos, una cuestión
de relevancia en las sociedades; aunque, al
parecer, en las épocas más modernas (con
todos los cambios que se han ido desarro-
llando) esto se ha ido diluyendo.
No obstante ello, desde el orden norma-
tivo han aparecido diversas normas especí-
ficas, en las que necesariamente debemos
abrevar.
Fundamentalmente, la Convención Inte-
ramericana sobre la protección de los de-
rechos humanos de las personas mayores
(ley 27.360).
Sobre el tema, la doctrina ha señalado
que el derecho de la vejez, denominado
también derecho de la ancianidad, es una
nueva especialidad transversal destinada
al estudio de la condición jurídica de las
personas mayores, de 60 años de edad en
adelante, en el derecho interno, regional
e internacional. Este derecho se propone
también el reconocimiento de las situacio-
nes de aminoración, vulnerabilidad, discri-
minación, inestabilidad o abusos que pue-
dan padecer estos sujetos, por el hecho de
ser “viejos”. Pero además, aborda el análisis
de las herramientas jurídicas que permiten
legítimamente la intervención y restitución
de la autonomía, la libertad, la igualdad, la
participación o la dignidad dañada en el
caso. Por ello, en este marco se consideran
tanto los principios y reglas, institutos, re-
laciones jurídicas, derechos y obligaciones,
como los sistemas de protección y las ga-
rantías, en cuanto se vinculan con el fenó-
meno demográfico del envejecimiento y de
la vejez de cada persona, en particular.
La ratificación de la ley 27.360 consti-
tuye, en la actualidad, la culminación de
todo un complejo movimiento de visibili-
zación de los adultos mayores como suje-
tos de derechos y de búsqueda de una ma-
yor protección de sus derechos, así como
también se instituye en un instrumento
que representa el punto de partida de un
proceso de reformas normativas e institu-
cionales orientadas a que este nuevo en-
foque termine impactando en la realidad
y la vida de las personas mayores (Robino,
Alejandro D., “Análisis de la ley 27.360.
Convención interamericana sobre la pro-
tección de los derechos humanos de las
personas mayores, Temas de Derecho de
Familia, Sucesiones y Bioética”, Erreius,
Junio 2018, p. 397).
También se ha dicho que en la sociedad
actual los adultos mayores conforman un
colectivo social vulnerable. Ello por cuan-
to el concepto de vulnerabilidad se refiere
a las personas o grupos de personas que
son más susceptibles de ser lastimadas o
heridas, ya sea en lo físico, psicológico o
económico, o de cualquier otra forma, o
por cualquier otro medio. En el caso de
las personas mayores, producto del pro-
ceso de envejecimiento, experimentan
cambios biológicos, fisiológicos, psico-
sociales y funcionales que pueden ser de
diferente intensidad. Es decir, es frecuente
observar una disminución en las funcio-
nes físicas, psicológicas y sociales, lo que
suele colocarlas en situación de mayor
vulnerabilidad. En el Derecho Internacio-
nal se produjo el denominado proceso de
especificación de los derechos humanos
consistente en la elaboración de diferen-
tes convenciones y tratados dirigidos a
los miembros de los considerados gru-
pos vulnerables —v. gr., mujeres, niños,
personas en situación de discapacidad—.
Este proceso de especificación distingue
grupos de personas a los que reconoce
derechos especiales en función de su si-
tuación, cuando se detecta la inoperancia
de los derechos generales. En síntesis, es
un proceso que tiene por objeto paliar la
situación de desventaja social que atra-
viesan estas personas y que no resulta
reparable mediante la igualdad formal en
derechos, requiriendo en consecuencia la
afirmación de derechos de grupos como
herramienta para la eficacia de los dere-
chos individuales. Dentro de estos grupos
de sujetos en situación de vulnerabilidad
se incluyen los adultos mayores.
Agregando que, por ello, en el ámbito in-
ternacional se observó que la problemática
de las personas mayores que determinaba
que en muchas ocasiones que se encon-
traran en situación de vulnerabilidad era
una problemática con causas y caracterís-
ticas propias, que por lo tanto requerían
un marco normativo que diera soluciones
adecuadas a una realidad específica de este
grupo social.
Así, en el año 2015 se aprobó en el seno
de la OEA la Convención Interamericana
sobre la Protección de los Derechos Huma-
nos de las Personas Mayores, resultando
este el primer instrumento internacional
que regula sus derechos y que, conforme el
artículo 75, inciso 22), de nuestra Constitu-
ción Nacional gozan de jerarquía superior
a las leyes.
Lo importante, se dice, de esta Carta
Internacional es que establece un marco
regulatorio propio, tomando en cuenta la
realidad particular de las personas mayo-
res y proponiendo una nueva mirada sobre
el proceso de envejecimiento.
Indicando que la aprobación de la Con-
vención Interamericana sobre la Protec-
ción de los Derechos Humanos de las
Personas Mayores constituye un hito en
la materia de tutela de los derechos de los
adultos mayores, por cuanto antes de dicha
Carta este colectivo social debía recurrir a
la protección mediante las normas de ca-
rácter general para todas las personas, no
teniéndose en cuenta los rasgos diferencia-
les de su realidad.
Hoy con el instrumento internacional se
cuenta con una herramienta específica que
observa las diferentes problemáticas por
las cuales se puedan ver vulnerados los de-
rechos de las personas mayores, observan-
do sus propias causas y por lo tanto pro-
moviendo soluciones adecuadas (Sanjuan,
Alejandro, “Tutela jurídica de los adultos
mayores: vulnerabilidad y protección le-
gal a partir de la convención interameri-
cana sobre la protección de los derechos
humanos de las personas mayores”, Temas
de Derecho Laboral y de la Seguridad So-
cial, Erreius, Mayo 2018, Cita digital: IUS-
DC285846A)”.
Desde esta Sala, se ha puesto de mani-
fiesto la necesidad de atender la particular
situación de los adultos mayores.
Se decía en la causa Nº MO-40548-2011
(R.S. 246/2017) que “las situaciones de
edad avanzada son presupuestas —en
nuestro encofrado constitucional— como
desniveladoras respecto de las personas
más jóvenes (art. 75 inc. 23 Const. Nac., 36
Const. Pcial.).
En efecto: los adultos mayores son, o
deberían ser, en nuestro ámbito jurídico
destinatarios de una especial protección
estatal.
Ello involucra todos sus estamentos (po-
deres administrador, legislativo y poder ju-
dicial); en lo específicamente jurisdiccio-
nal, ello se dará en los diversos casos que el
juzgador tenga para resolver y su materiali-
zación dependerá de cada cuestión que se
presente y sus exigencias específicas.
Quiero significar, con esto, que la es-
pecial protección a este particular grupo
etário (al igual que acontece con niños,
niñas y adolescentes) es obligación espe-
cífica del Estado, impuesta por la Consti-
tución, incluso ya antes de la suscripción
de la Convención Interamericana sobre la
protección de los derechos humanos de las
personas mayores (y actualmente reforza-
da por dicha Convención).
Ahora, cómo se la materialice, depende-
rá de las circunstancias del caso.
En algunos supuestos, mediante tute-
las diferenciadas (para hacer más pronta
o específica la prestación jurisdiccional);
en otros, mediante los ajustes procedi-
mentales razonables; y, finalmente, cuan-
do se encuentren involucradas cuestiones
de fondo como las que aquí se debaten,
teniendo muy presentes —al juzgar— las
puntuales circunstancias del caso en lo
que hace a la subjetividad de las perso-
nas.
Esto, en realidad, no es más que la apli-
cación de la directriz del art. 171 in fine de
la Constitución Provincial, en cuanto nos
manda a aplicar la ley teniendo presente
las concretas —y vivificantes— circunstan-
cias del caso.
¿Qué quiero significar con esto?
Que no puede tratarse (so pena de vio-
lentar el principio de igualdad) un caso
que involucre a un adulto mayor sin tener
presente tal circunstancia”.
Incluso, el Dr. de Lázzari en uno de sus
votos ha expresado la necesidad de reco-
nocer el valor intrínseco de todas las etapas
vitales y auspiciar la contemplación de los
flancos vulnerables de los adultos mayores,
su protagonismo e interacción en base a los
derechos que, como ciudadanos plenos les
asigna la Constitución (su voto en causa B
65072 fallo del 29/12/2008, “Rojas, Ángel
Gualberto c. Caja de Retiros, Jubilaciones y
Pensiones Policía Prov. Bs. As. s/ amparo”).
Sobre este piso de marcha, vayamos a la
Convención aludida, trayendo a colación
los puntos que pueden ser relevantes para
el presente.
Su art. 4 inc. c) determina que los Estados
parte: “c) Adoptarán y fortalecerán todas
las medidas legislativas, administrativas,
judiciales, presupuestarias y de cualquier
otra índole, incluido un adecuado acceso a
la justicia a fin garantizar a la persona ma-
yor un trato diferenciado y preferencial en
todos los ámbitos”.
Además se consagran derechos vincula-
dos con su vida (art. 6), seguridad (art. 9),
cuidados a largo plazo (art. 12) y salud
(art. 19).
Por otro lado, no puede dejar de adver-
tirse que —portando una discapacidad—
convergen también todas las normas pro-
tectorias de la Convención sobre los De-
rechos de las Personas con discapacidad
(ley 26.378).
Ahora bien, explicitada la necesidad de
una protección reforzada (que converge
desde dos lugares: adulto mayor-discapa-
cidad) todavía queda algo por señalar, ya
que aquí no está en juego cualquier dere-
cho, sino el derecho a la salud.
Desde esta Sala (causa Nº 230372, R.S.
108/13) se tiene dicho que el derecho a la
vida —comprensivo de la preservación de
la salud— es el primer derecho de la perso-
na humana reconocido y garantizado por
la Constitución Nacional, ya que siendo
el hombre el centro del sistema jurídico y
en tanto en sí mismo, su personalidad es
inviolable y constituye el valor fundamen-
tal respecto del cual los restantes valores
tienen siempre carácter instrumental (cfr.
Morello, Augusto Mario - Morello, Guiller-
mo Claudio, “Los Derechos Fundamen-
tales a la vida digna y a la salud”, Librería
Editora Platense, ps. 1/12 y 26/27) y memo-
rábamos, además, que muy recientemente
ha dicho la Corte suprema de Justicia de
la Nación que, en cuestiones que involu-
cran el derecho a la salud, las eventua-
les dudas han de solventarse en favor del
paciente, nunca en su perjuicio, en tan-
to la materia que nos ocupa se encuentra
gobernada por el principio pro homine
(Corte Sup., 30/04/2013, “Tello María L. c.
Obra social del Personal Auxiliar de Casas”,
Base de Datos Abeledo-Perrot Doc. AP/
JUR/575/2013).
En correlato con ello, es del caso también
señalar que —ante la entidad de los dere-
chos en juego— la visión del caso a través
de la mirilla procesal debe, necesariamen-
te, elastizarse y ampliarse; no caben —a mi
juicio— rigideces, dogmatismos ni —por
cierto— excesos rituales cuando el derecho
a la salud y la vida de una persona están en
juego (ver, en tal sentido, Corte Suprema,
Fallos: 329:2179, entre otros).
En estos casos es imprescindible, según
lo veo, que entre en juego la justicia de
acompañamiento o protección (de la que
tantas veces nos ha hablado el maestro Mo-
rello) e ir siempre en procura, y resguardo,
de la sustancia de los derechos en juego,

con indudable prevalencia de lo fondal por
sobre lo procesal.
También recordamos que —desde esta
misma Sala (causa Nº 53.747 R.S. 129/06)—
se ha señalado que:
“De todo comienzo debo reiterar que se
halla en juego el derecho a la vida, la inte-
gridad física y la salud (artículos 33 y 75 in-
ciso 22 de la Constitución Nacional, 11 De-
claración Americana de Derechos y Debe-
res del hombre; 36 inciso 8º Constitución
Provincial y el rol que este último le asigna
al medicamento).
Dentro de la categoría de los derechos
personalísimos y derivados del derecho a
la vida se insertan el derecho a la salud, a la
integridad física y psicológica, a su preser-
vación y adecuado mantenimiento.
Al respecto no puede menos que com-
partirse la interpretación que enfatiza que
el derecho a la salud no puede quedar cir-
cunscripto a la mención hecha en el ar-
tículo 42 de los derechos de los consumi-
dores y usuarios a la protección de la salud
del citado ordenamiento, pues importa un
aspecto parcial de tal garantía.
El derecho a la vida —comprensivo de la
preservación de la salud— es el primer de-
recho de la persona humana reconocido y
garantizado por la Constitución Nacional, ya
que siendo el hombre el centro del sistema
jurídico y en tanto en sí mismo, su personali-
dad es inviolable y constituye el valor funda-
mental respecto del cual tiene siempre carác-
ter instrumental (cfr. Morello, Augusto Mario
- Morello, Guillermo Claudio, “Los Derechos
Fundamentales a la vida digna y a la salud”,
Librería Editora Platense, ps. 11/12 y 26/27)”.
Cabe aclarar que las referencias al “...hom-
bre como centro del sistema jurídico...”, re-
sulta del respeto a los textos transcriptos
pero dicho concepto es comprensivo de
toda persona humana.
Entonces, como antes se lo decía, aquí
está en juego el derecho a la salud de un
sujeto destinatario de una especial protec-
ción: un adulto mayor con una situación de
discapacidad.
Emplazados así, y reseñada la cuestión,
volvemos a la cuestión apelada; entonces es
necesario poner de manifiesto que —indu-
dablemente— si existe una cuestión vincula-
da con el derecho a la salud y resulta necesa-
rio entablar alguna discusión con la entidad
de medicina prepaga acerca de la extensión
de las prestaciones, ello desborda los límites
del proceso de restricción a la capacidad ju-
rídica contemplado por los arts. 31 y ss. del
Cód. Civ. y Com. de la Nación.
En efecto: este proceso tiene un objeto
específico, y el mismo se ve superado por
planteamientos como el antedicho.
Con lo cual, a juicio del tribunal, la vía
para el análisis del tema no sería su intro-
ducción en el presente, sino la canalización
de una pretensión autónoma (acción de am-
paro —arts. 43 Const. Nac., 20 Const. Pcial.)
donde pudiera plantear lo que considerara
menester y la obra social podría ejercer su
defensa.
De este modo es como se compatibilizan
los derechos de todos los potenciales invo-
lucrados, como así lo expresa el recurrente
en su memorial de agravios.
Incluso, en dichas actuaciones es donde
debería —por elementales razones— in-
tentarse cualquier medida de naturaleza
cautelar o anticipatoria.
Es decir, lo que hubiera correspondido
era la iniciación paralela de las presentes
y una acción de amparo contra la entidad
asistencial, lo cual hubiera sido lo proce-
salmente correcto también en la oportuni-
dad anterior donde con fecha 7 de noviem-
bre de 2019 se dictó una primera medida
respecto de la atención domiciliaria.
Pero no es eso lo que se hizo, llegando las
actuaciones en estas condiciones y debien-
do atender la delicada situación de salud
del Sr. G. A.
Ahora bien, ya en este punto es necesa-
rio recordar también que el art. 34 del Cód.
Civ. y Com. de la Nación establece que
“durante el proceso, el juez debe ordenar
las medidas necesarias para garantizar los
derechos personales y patrimoniales de la
persona”.
E, indudablemente, el derecho a la salud
de la persona en cuyo beneficio se tramita
el proceso es uno de estos derechos.
Y si el mismo se encuentra en juego, sur-
ge —a juicio del tribunal— la posibilidad
(o, mejor dicho, el deber) de que el órgano
jurisdiccional dicte las medidas (provisio-
nales y urgentes) que resulten menester.
La doctrina especializada ha señalado
que el art. 34 tiene por objetivo “garan-
tizar los derechos personales y patrimo-
niales” del denunciado señalando que las
medidas cautelares, por lo tanto, abarcan
aspectos ajenos al ámbito patrimonial y,
son por ello, de especial relevancia para la
libertad, seguridad o salud física o mental
del denunciado (por ejemplo, tratamientos
médicos, personal de enfermería, asisten-
tes sociales) (cfe. Tobías, José W. en AA.
VV. “Código Civil y Comercial comentado.
Tratado exegético”, Alterini, Jorge Horacio
(dir.) 2ª ed., Ciudad Autónoma de Bue-
nos Aires, LA LEY, 2016, t. I, comentario al
art. 34).
No debemos olvidar que si bien el prin-
cipio general es la inconveniencia de que
un juez incompetente (como sería uno di-
verso de aquel ante quien tramita el ampa-
ro) emita una medida cautelar, tal incon-
veniencia no implica imposibilidad y la
medida cautelar dictada por juez incom-
petente sería válida (cfe. art. 196 del Cód.
Proc. Civ. y Comercial; esta Sala en causa
Nº 43.340 R.S. 458/00).
Es más, ante casos similares, la jurispru-
dencia ha entendido viable el dictado de
estas medidas en procesos como el pre-
sente (CCiv. y Com. Mar del Plata, sala 2º,
05/08/2004, “S., V.”, LA LEY Cita Online:
35000530) lo que ha merecido favorable
comentario de parte de la doctrina (Toselli,
Juan Carlos, “El reconocimiento de la dig-
nidad de las personas con padecimientos
mentales”, JA, 2005-II-365 - Cita Online:
0003/011210).
Consecuentemente, entiendo que —no
obstante el hecho de que la cuestión debe-
ría tramitarse por vía de amparo, que la ac-
tora debería instaurar respecto de la obra
social— ello no configura una valla para
que —aquí— se analice —con todos los
elementos que he expuesto anteriormen-
te sobre los derechos personalísimos del
Sr. G. A.— la medida cautelar dictada por
la Sra. Jueza de grado y apelada por la obra
social recurrente.
Y en ese camino de protección del cau-
sante en su doble condición —como lo
referimos anteriormente—, no puedo dar
prioridad a una cuestión procesal frente a
la primacía de dichos derechos.
Así es que considero que la resolución
debe ser confirmada en base a la protec-
ción integral de la cual somos responsables
desde esta judicatura, no pudiendo hacer
lugar a un recurso que pretende revocar
una medida cautelar que afectaría la sa-
lud de una persona, poniendo en riesgo su
vida.
Asimismo, considero adecuado el plazo
establecido, el cual se iniciará a partir del
momento en que esta decisión quede fir-
me, lo cual permitirá a la Sra. K. y su asis-
tencia letrada —junto con la letrada del Sr.
G. A.—, iniciar la acción de amparo referida
acompañadas por las acciones extrajudi-
ciales que deberá también llevar adelante
para lograr el sostenimiento de la asisten-
cia de salud que PAMI debe asegurar.
Asimismo, quiero dejar sentado que
frente al agravio expuesto por el instituto
respecto que “...la prestación de interna-
ción domiciliaria es clara y en su conteni-
do hace mención que no se brinda eter-
namente y que luego de ello, tratándose
de una enfermedad crónica se interrumpe
válidamente...”, el mismo es rotundamente
rechazado pues las cuestiones administra-
tivas no pueden poner en jaque la vida del
Sr. G. A. porque así lo expone la normativa
interna del Instituto, cuando las pautas son
generales para la totalidad de sus afiliados.
Es más, en la situación concreta de autos,
la salud y atención del causante no puede
esperar al cumplimiento de cuestiones ad-
ministrativas, que si bien habrá que cum-
plimentar, pero no pueden tener prioridad
o “interrumpirse válidamente”, pues pone
en riesgo de vida a la persona y colisiona
fuertemente con los principios de protec-
ción que surgen de las convenciones inter-
nacionales más arriba referidas y que cla-
ramente son de aplicación obligatoria para
toda la población y sus organizaciones, no
solo para el poder judicial aquí representa-
do en esta decisión.
Es decir que si se debe “...gestionar por
otros canales dentro de las áreas de presta-
ciones médicas y/o sociales, la solicitud de
otras prestaciones que cubrirán las mismas
necesidades” —como lo expone el recu-
rrente—, ello no puede involucrar de nin-
guna manera la suspensión de la atención
médica que el Sr. G. A. necesita para llevar
adelante una vida lo más digna posible.
Además, respecto de la “falta de informe
médico que justifique la necesidad de la
pretensión” que refiere también el recu-
rrente en su memorial de agravios, la tra-
mitación del mismo tampoco puede ser un
impedimento para cumplir la prestación
debida, conforme lo que he expuesto an-
teriormente respecto de la primacía de los
derechos personalísimos del Sr. G. A. frente
a cuestiones administrativas. Consideran-
do además que la Sra. K. expresa en con-
testación de traslado, que todo ello se haya
cumplido.
Entonces, sí puedo concluir que la fal-
ta o suspensión de la atención médica en
cuestión, atenta directamente los derechos
personalísimos a la salud y a la vida del Sr.
G. A., basados claramente en la gravedad
de su diagnóstico y en la necesidad de su
atención constante.
Con todo ello resultan más que suficien-
tes todos los elementos descriptos para
considerar cumplidos los requisitos de la
medida cautelar: verosimilitud en el dere-
cho y peligro en la demora.
Por todas estas razones, se rechazan los
agravios del recurrente, todo ello en total
coincidencia con el dictamen del Sr. Asesor
interviniente, de fecha 28 de abril de 2022.
IV. La conclusión
Si mi propuesta es compartida se debe-
rá rechazar el recurso de apelación inter-
puesto por el recurrente (PAMI) y confir-
mar la resolución apelada, manteniéndose
Martes 18 de octubre de 2022 | 9
la medida cautelar dispuesta con fecha 29
de marzo de 2022 por el plazo de 90 días
“a partir de que quede firme la presen-
te” —como lo dispuso la Sra. Jueza de pri-
mera instancia—, es decir desde que quede
firme la presente resolución también. Im-
poniéndose las costas de Alzada al recu-
rrente en su calidad de vencido atento el
principio objetivo de la derrota (art. 68 del
Cód. Proc. Civ. y Comercial).
Lo expuesto me lleva a votar en la cues-
tión propuesta por la afirmativa.
El doctor Gallo, por iguales considera-
ciones y fundamentos a los expuestos pre-
cedentemente, adhiere votando en el mis-
mo sentido que el doctor Cunto.
Conforme al resultado obtenido en la
votación que instruye el Acuerdo que an-
tecede, se rechaza el recurso de apelación
interpuesto por el recurrente (PAMI) y se
confirma la resolución apelada, mante-
niéndose la medida cautelar dispuesta con
fecha 29 de marzo de 2022 por el plazo de
90 días “a partir de que quede firme la pre-
sente” —como lo dispuso la Sra. Jueza de
primera instancia—, es decir desde que
quede firme la presente también. Costas
de Alzada al recurrente en su calidad de
vencido atento el principio objetivo de la
derrota (art. 68 del Cód. Proc. Civ. y Comer-
cial). Asimismo, la Sra. K. y su asistencia le-
trada —junto con la letrada del Sr. G. A.—,
deberán iniciar de forma urgente la acción
de amparo referida en esta resolución y las
acciones extrajudiciales necesarias para
lograr el sostenimiento de la asistencia
de salud que PAMI debe asegurar. Regís-
trese. Notifíquese en los términos del Ac.
4013/2021, mediante resolución autonoti-
ficable a los domicilios constituidos por las
partes. Devuélvase sin más trámite. Atento
haberse elevado electrónicamente las ac-
tuaciones, se las devuelve en el mismo for-
mato, radicándolas en este acto. — Andrés
L. Cunto. — José L. Gallo.
Responsabilidad
de la municipalidad
Caída de un árbol sobre un automóvil es-
tacionado en la vía pública. Responsabili-
dad del dueño o guardián. Falta de man-
tenimiento y cuidado de los bienes que
pertenecen o son accesorios del dominio
público. Hecho que no configura un caso
fortuito.
1. - El municipio demandado es responsa-
ble del accidente acaecido por la caída
de un árbol sobre un automóvil esta-
cionado, en razón de que le incumbe el
cuidado y conservación de las especies
vegetales que se hallan en la vía públi-
ca, como así también su oportuno corte
o extracción cuando pueden ofrecer al-
gún peligro.
2. - En función de la obligación de guarda
que le asiste al municipio demandado,
la responsabilidad presumida por los
daños que acarrea la caída de un árbol
existe sin que sea en tal sentido necesa-
rio indagar si se encontraba atacado de
algún vicio intrínseco capaz de determi-
nar su caída. Es en ese sentido eviden-
te que la demandada solo podrá excu-
sar su responsabilidad acreditando que
el hecho se produjo por fuerza mayor o
extraña que no puede serle imputable,
circunstancia que en el caso no ha acon-
tecido.
3. - Ráfagas de viento de la intensidad y ca-
racterísticas de las del caso no tienen
carácter de caso fortuito que permita
exculpar a la comuna, de modo que no
bastaba con invocar que el hecho ha-
10 | Martes 18 de octubre de 2022
bía ocurrido por una tormenta en la
que la caída de agua había sido supe-
rior al promedio común en la zona (lo
que tampoco se acreditó ni surge del in-
forme del Servicio Meteorológico), sino
que además debía acreditarse que fue
muy superior a las precipitaciones nor-
males y que se produjeron estragos ge-
nerales imposibles de superar con una
previsión corriente, o bien que el fenó-
meno meteorológico entrañó una cala-
midad insuperable con las previsiones
normales.
4. - La caída de un árbol por una tormen-
ta no puede en principio ser calificado
de accidente fortuito o caso de fuerza
mayor. En efecto, corresponde atribuir
responsabilidad a la municipalidad por
los daños ocasionados, porque el árbol
emplazado en la vía pública representa
un accesorio del dominio público, pu-
diendo sindicarse al ente municipal en
el carácter de dueño o guardián, sien-
do, entonces, el que debe tomar las pre-
cauciones que resulten necesarias para
salvaguardar la integridad de las per-
sonas y cosas que podrían resultar da-
ñadas por bienes que pertenecen o son
accesorios del dominio público.
5. - No es dable invocar tampoco la exis-
tencia de caso fortuito, por la tormenta
registrada el día en que se produjo la
caída del árbol, ya que para que un fe-
nómeno de la naturaleza resulte encua-
drable en tal hipótesis, es menester que
sea de carácter extraordinario (como
una tempestad) y que no haya podido
ser anticipada por el pronóstico. La cau-
sa determinante de la caída del árbol
ha sido la consecuencia de la falta de
mantenimiento y cuidado en que ha in-
currido la demandada; y no existe razón
fundada que permita apartarnos de la
atribución de responsabilidad efectua-
da por el juez de primera instancia, por
lo que se propone al acuerdo confirmar
la sentencia recurrida.
CContenciosoadministrativo Nro. 2, Con-
cepción del Uruguay, 25/08/2022. - Ál-
varez, Leonardo Luis c. Municipalidad de
Concordia s/ ordinario daños y perjuicios.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/135457/2022]
Costas
Se imponen al recurrente perdidoso.
2ª Instancia.- Concepción del Uruguay,
agosto 25 de 2022.
¿Qué corresponde resolver respecto del
recurso de apelación interpuesto?; y en su
caso, ¿qué cabe decidir en materia de cos-
tas?
A la cuestión propuesta el doctor López
dijo:
I. En la sentencia dictada en fecha
04/08/2021 el Sr. Juez de primera instancia
hizo lugar a la demanda de daños y perjui-
cios promovida por el Sr. Leonardo Luis Ál-
varez contra la Municipalidad de Concor-
dia a quien condenó a abonar a la actora
la suma de pesos setenta y cuatro mil cua-
trocientos sesenta y tres ($74.463,00) con
más intereses y costas. Asimismo, difirió la
regulación de honorarios profesionales.
Consideró el magistrado de la instancia
anterior la existencia de un conflicto res-
pecto a la normativa aplicable en relación
a la atribución de responsabilidad del Es-
tado, no habiéndose sancionado ley de
responsabilidad del Estado propiamente
dicha, por lo que dirimió la cuestión des-
de el punto de derecho público en base a la
doctrina de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación. Asimismo, recurrió por analogía
al Cód. Civ. y Com. de la Nación (arts. 235,
1730, 1757, 1758, 1945 y ccs.) y a la Ley Or-
gánica Municipal de Entre Ríos Nº 10.027.
En relación a la posición de las partes,
consideró acreditada la del actor de atri-
buir responsabilidad al Estado municipal
frente al daño sufrido en su automóvil en
fecha 18/10/2017, el cual se encontraba
correctamente estacionado sobre Avenida
Tavella de la ciudad de Concordia, produc-
to de la caída de un árbol dañoso casi en
estado de putrefacción, en medio de una
tormenta que azotaba la ciudad.
En relación a la posición de las partes,
consideró oportuna la del actor al atribuir
responsabilidad al Estado Municipal por
el daño sufrido en el automóvil como pro-
ducto del riesgo o vicio de una cosa, cuyo
dueño o guardián debe responder por los
daños causados, conforme surge de de-
claraciones testimoniales presentadas en
autos de testigos ofrecidos por la parte ac-
tora —bomberos que acudieron al lugar
para sacarlo del automóvil, y personal de
Comisaría Cuarta— y la documentación
adjuntada en la demanda.
En relación al Estado, señaló que reviste
la condición de guardián de la cosa dado
que dentro de sus atribuciones y deberes se
encuentra el de velar por la seguridad pú-
blica —art. 11º inc. b) de la Ley Nº 10.027—
obligándose a conservar los bienes comu-
nes de manera tal que los particulares pue-
dan usarlos sin riesgo.
Esgrimió además el incumplimiento o
ejercicio defectuoso en relación al cuidado
de los bienes del Estado, en referencia a las
condiciones en las cuales se encontraban
las especies arbóreas. Señaló que si bien se
trata de una cuestión indiscutida que aquel
día toda la ciudad se encontraba frente a
un temporal de lluvias y vientos de ráfagas
de más de 100 km., esto no determina que
la caída de un árbol pueda ser considerado
como un accidente fortuito o caso de fuer-
za mayor, sino por el contrario responde a
un daño típico de la peligrosidad propia de
las especies naturales en días de condicio-
nes atmosféricas adversas.
Asimismo, sentó dicho fundamento en
las testimoniales ofrecida por la actora,
entendiendo que de ellas surge el carácter
riesgoso de la cosa generadora del daño
(árbol), lo que torna operativo el denomi-
nado poder de policía de seguridad, cuyo
incumplimiento o ejercicio defectuoso de-
riva en este caso de la falta de control acer-
ca del estado y condiciones de las especies
arbóreas, pese a tan específico mandato
que alerta sobre el riesgo”.
En relación a los elementos probato-
rios, el a quo señaló que la demandada no
pudo acreditar que las condiciones clima-
tológicas habidas al momento de la caída
del árbol fueran excepcionales, imprevisi-
bles e inevitables. Por el contrario, lo que
si pudo acreditarse las malas condiciones
en las cuales se encontraba la especie ar-
bórea.
Dentro de los fundamentos planteados,
el sentenciante mencionó que el Estado
debe responder civilmente por no cumplir
regularmente con sus deberes y obligacio-
nes impuestas sus órganos, funcionarios
y agentes por la Constitución Nacional y
otras normativas.
Consideró los importes reclamados por
el actor en concepto de los daños mate-
riales sufridos en su automóvil, desvalori-
zación del rodado, y privación de uso del
mismo, más los intereses devengados con-
forme tasa activa, desde la fecha de las fac-
turas y presupuestos y hasta su pago efec-
tivo.
II. Contra ese pronunciamiento, la parte
demandada interpuso recurso de apela-
ción y expresó agravios, solicitando la im-
posición de costas a la recurrida.
En esencia, cuestionó la interpretación
que hizo el a quo en cuanto a la errónea
lectura de los puntos planteados en la con-
testación de la demanda, considerando
que el instituto de la responsabilidad exi-
ge la conexidad causal entre el hecho —en
este caso la omisión de la administración
pública— y el daño sufrido por el actor.
Confrontó la postura del juzgador seña-
lada frente a la carencia probatoria, al des-
tacar que en fecha 28/10/2020 agregó en
la contestación de la demanda un informe
del Servicio Meteorológico Nacional, sus-
cripto por su Directora Lorena Ferreyra,
quien destacó que entre los días 17 y 18 de
abril de 2017 ocurrió un fenómeno meteo-
rológico significativo con ráfagas de viento
de similares características a las de un tem-
poral muy fuerte.
Puso en duda la resolución del a quo al
entender que se valió su postura en los tes-
timonios de las personas que estuvieron en
el lugar —testigos aportados por el actor—,
quienes al “ver lo sucedido” mencionaron
el carácter riesgoso de la cosa generadora
del daño (el árbol estaba podrido y hueco).
En este sentido, desconoció además el in-
forme pericial efectuado por el Ingeniero
Agrimensor el cual brinda detalles a partir
de fotografías exhibidas sobre la especie
arbórea analizada, sus cuidados y el estado
en el que se encontraba.
Por otro lado, hizo referencia que ade-
más no tuvo en cuenta el informe emanado
de la Dirección de Parques y Jardines Mu-
nicipal —quien está a cargo del cuidado y
manutención de las especies vegetales de
la ciudad— en el cual mencionaba las con-
diciones óptimas de la especie arbórea al
momento de producirse el hecho, el cual
tuvo relación directa con el temporal de
vientos y lluvias acaecidos en la ciudad de
Concordia aquel día.
Argumentó que frente a las razones ex-
puestas ut supra resultó irrazonable la te-
situra del sentenciante y más aún estable-
cer la responsabilidad del Estado frente
al hecho en cuestión. Citó jurisprudencia
emanada de autos “Príncipi, Diana Cecilia
c. Municipalidad de Concordia s/ ordinario
daños y perjuicios (Expte. Nº 8238)”.
Por último, sostuvo que ninguna con-
ducta u omisión puede imputársele al Mu-
nicipio de Concordia, solicitando con ella
revocar la sentencia de primera instancia
en la cual ha sido condenada conforme a
los argumentos expuestos.
III. Corrido el pertinente traslado, la
Dra. María Paz Lafourcade, en nombre y
representación de Leonardo Luis Álvarez,
impetró el rechazo del recurso e interesó la
confirmación de la sentencia atacada, con
costas al recurrente.
En respuesta al primer agravio, señaló
que el sentenciante fundó debidamente la
antijuricidad y relación causal, arrogando
que la demandada se posiciona como guar-
dián de la cosa pública y es su deber velar
por la seguridad común. Consecuente-
mente el incumplimiento generó un daño.
En cuanto al planteo relacionado con
los testimonios vertidos en la causa, indi-
có que los mismos no fueron impugnados
oportunamente por la parte apelante, por
tanto el juez llegó a la convicción de que
dicha prueba era relevante para la su reso-
lución.
En relación al informe del Perito Ingenie-
ro mencionó que fue impugnado en tiempo
y forma por su parte. Por otro lado, adujo
que el informe de la Dirección de Parques
y Jardines fue realizado por una depen-
dencia directa de la demandada —quienes
además fueron propuestos como testigos
de partes y nunca fueron citados—, con lo
cual su postura no resulta imparcial, en-
trando igualmente en contradicción con
los testigos en autos al referirse al Estado
en el que se encontraba el árbol.
Por último, cuestionó la jurisprudencia
citada por la apelante cuyo objetivo solo es
confundir a este Tribunal en la resolución
de la media interpuesta, no siendo aplica-
ble al caso en autos.
IV. Recibidas las actuaciones, se corrió
vista al Ministerio Público Fiscal, obrando
el dictamen del Sr. Fiscal de la jurisdicción,
Dr. César Cesario, quien propició hacer lu-
gar al recurso de apelación interpuesto por
la Municipalidad de Concordia.
Hizo referencia a que los agravios pre-
sentados por el Municipio de Concordia
están centrados en dos presupuestos de
responsabilidad del Estado, a saber: el nexo
de causalidad, y la imputabilidad material
de la inactividad del Estado, entendiéndo-
se que el sentenciante no ponderó debida-
mente las pruebas solicitadas y producidas
por la accionada.
Por otro lado, el Fiscal mencionó que la
agraviante refiere a una falla del senten-
ciante por cuanto señala que esta no pudo
probar que la caída del árbol haya sido pro-
ducto de las fuertes lluvias y vientos que
sucedieron aquel día, cuando en realidad
obra informe del Servicio Meteorológico
Nacional suscripto por autoridad compe-
tente en el cual hace mención al fenómeno
significativo que azotaba a la ciudad.
En relación al desconocimiento de la
prueba pericial, señaló que en autos no
hay elementos de convicción que acredi-
ten suficientemente que la especie arbó-
rea produjo el daño del vehículo porque
se encontraba en mal estado, por cuanto
esto surge esto de las opiniones de testi-
gos —sin contar con conocimientos pre-
vios al respecto— al igual que el dictamen
pericial del Ingeniero Agrónomo basado en
documental agregada (fotografías).
Finalmente, consideró que se configuró
una causal de eximición de la responsabi-
lidad del Estado en tanto que se rompió el
nexo de causalidad al entender que el daño
no fue producto de un evento que podía
preverse —e incluso que si pudo serlo no
haya sido evitado— sino por el contrario se
trató de un evento natural poco frecuente,
donde el caso fortuito surge con claridad
(el viento que se presentó características
excepcionales) y llevaron a las corrientes
del aire a alcanzar velocidades superiores
a las habituales.
Finalmente, pasaron los autos a despa-
cho para dictar sentencia.
V. Descriptas en prieta síntesis las aristas
del remedio articulado y en modo previo al
tratamiento concreto de los agravios intro-
ducidos por la parte demandada, resulta de
impostergable necesidad fijar los linderos
de la actividad revisora y discernir la nor-
mativa a la que habré de acudir para juzgar
la legalidad de la decisión recurrida.
En esa dirección he de rememorar que la
actividad jurisdiccional del Tribunal debe
ajustarse indefectiblemente al marco y ex-
tensión de los agravios traídos a sede. Ello
así en el entendimiento que la apelación
abre la jurisdicción de la alzada a los efec-
tos de resolver si el pronunciamiento im-
pugnado se ajusta o no a derecho, mas ello

no habilita a fallar sobre cuestiones que no
han sido materia de queja por parte de los
interesados (art. 269 Cód. Proc. Civ. y Co-
mercial).
Resulta central advertir que la Cámara no
realiza un nuevo juicio, sino que circuns-
cribe su tarea a revisar los agravios vertidos
por la apelante. Estos últimos delimitan la
personalidad de la apelación, marcando de
modo claro los límites del conocimiento
del tribunal de segundo grado bajo el co-
nocido aforismo “tantum devolutum quan-
tum appellatum” (cfr. SCBA, “Vessoni, Abel
Oscar c. Cabaña Santa Rita s/ daños y per-
juicios”, causa C 118775, del 10/08/2016).
De allí entonces que al ser la apelante
quien a través de su expresión de agravios
fija el ámbito funcional de la Alzada, esta
no se encuentra facultada institucional-
mente para suplir las deficiencias argu-
mentales de la recurrente, ni para ocupar-
se de las quejas que esta no dedujo (cfr. C.
Cont. Adm. de San Martín, autos “G., M. J.
c. Municipalidad de Merlo y otro s/ daños
y perjuicios”, del 20/02/2019, Erreius, cita
digital:IUSJU037862E).
No obstante, la alzada también se en-
cuentra circunscripta por el principio de
congruencia, el cual, en materia revisora
impide al tribunal fallar sobre capítulos no
propuestos a la decisión del a quo. Resulta
concluyente en este sentido lo dispuesto
en el art. 263 Cód. Proc. Civ. y Comercial,
al reglar que en el Acuerdo solo se exami-
narán las cuestiones de hecho y de derecho
sometidas a la decisión del juez de prime-
ra instancia que hubiesen sido materia de
agravios.
La congruencia de la sentencia de alza-
da estará entonces asegurada en la medida
en que se ajuste a examinar las cuestiones
que han sido oportunamente sometidas a
la decisión del juez de primera instancia
y que, además, hubiesen sido materia de
agravios, es decir, el tribunal no podrá fa-
llar sobre capítulos no propuestos a la de-
cisión del a quo.
Por otro lado, también vale recordar que
no es preciso que el Tribunal considere
todos y cada uno de los planteos y argu-
mentos esgrimidos por las partes, ni en el
orden que los proponen, bastando que lo
haga únicamente respecto de aquellos que
resulten esenciales y decisivos para sus-
tentar debidamente la solución de la con-
tienda (cfr. CSJN, Fallos: 248:385; 272:225;
297:333; 300:1193, 302:235, entre otros).
VI. Ya en trance de resolver las cuestio-
nes antepuestas, corresponde ingresar al
análisis de los agravios formulados por el
accionado, y de acuerdo a la pretensión
procesal deducida en la demanda, el caso
se encuadra en un supuesto de responsa-
bilidad del Estado por la presunta “falta de
servicio” consistente en el ejercicio irregu-
lar de la función de seguridad que le co-
rresponde, y comprende la obligación de
conservar los bienes públicos de manera
tal que no produzcan daños.
De esta manera, determinada la existen-
cia de los daños y su causa, el Juez de grado
determinó que en el caso existió un ejerci-
cio irregular en las funciones inherentes al
poder de policía de seguridad en cabeza de
la demandada, y que ello determina la res-
ponsabilidad por falta de servicio.
En primer lugar, la recurrente se agravia
por el hecho de que el sentenciante entien-
da que en autos se encuentran acreditados
los extremos de antijuricidad y relación
causal adecuada capaces de generar la res-
ponsabilidad del municipio demandado.
En particular agravia a la recurrente que
la sentencia sostuviera que: “Si bien es
cierto que resulta cuestión incontrovertida
que ese día nuestra ciudad fue azotada por
fuertes lluvias y vientos; estas no tienen el
alcance que pretende el memorial de res-
ponde, cuando afirma que esta situación
era imprevisible y que las ráfagas de vien-
to eran de más de 100 km., ya que no se
ha producido la prueba al respecto, al no
haber cumplido el demandado con el in-
forme solicitado al Servicio Meteorológico
Nacional”.
En este punto, asiste razón a la apelante,
ya que a diferencia de lo sostenido por el
juez al dictar sentencia, es cierto que exis-
ten pruebas arrimadas en autos, habiendo
la demandada cumplido con el informe del
Servicio Meteorológico.
Sin embargo, a juicio del suscripto, esta
prueba no sustenta lo que pretende la de-
mandada recurrente, como seguidamente
quedará expuesto.
Así, de la lectura del informe del Servi-
cio Meteorológico Nacional incorporado
en fecha 28/10/2020, surge: “Fenómenos
significativos:
... Día 17/10/2017:... Se registraron rá-
fagas entre las 20:00 y las 22:00 hs. de in-
tensidades entre temporal y temporal muy
fuerte (62 a 102 km/h)”.
Empero, el informe nada dice sobre la
intensidad del viento en el día sucesivo, lo
que es muy importante, ya que el evento
dañoso ha sido denunciado como ocurrido
en día 18/10/2017 a la hora 22:00, lo que no
ha sido materia de oposición, encontrán-
dose por ello las partes de acuerdo en este
punto.
Que, además, dicho informe se contradi-
ce con la planilla adjunta al mismo, donde
se expresan las condiciones meteorológi-
cas registradas esos días, y que se encuen-
tran discriminadas por hora.
De manera que, surge de las mismas que
el día 17/10/2017 entre la hora 20 y 22, mo-
mento en que el informe dice que “Se regis-
traron ráfagas entre las 20:00 y las 22:00 hs.
de intensidades entre temporal y temporal
muy fuerte (62 a 102 km/h)”; de la planilla
anexa surge que el día 17/10/2017 a la hora
20 había viento del sector noroeste con in-
tensidad de 19 km/h, a la hora 21 el viento
era del sector sur, con una intensidad de
13 km/h, y finalmente a la hora 22, estaba
calmo.
Lo expuesto contradice el informe que
sostiene que en ese día y horario se regis-
traron “ráfagas entre las 20:00 y las 22:00
hs. de intensidades entre temporal y tem-
poral muy fuerte (62 a 102 km/h)”.
Sin perjuicio de lo expuesto, para el día
y hora del evento, la planilla determina
que el día 18/10/2017 a la hora 22:00 había
viento sur con una intensidad de 50 km/h;
y a la hora 21 de ese día, el viento fue del
noreste con una intensidad de 39 Km/h,
siendo a la hora 23 de ese mismo día, que
el viento fue del sector sur, y su intensidad
de 30 KM/h.
Es decir que para el momento del he-
cho dañoso, una hora antes y una hora
después, el viento como mucho fue de 50
Km/h, y no de más de 100 km/h como lo
sostiene la apelante; de manera que asiste
razón al a quo en cuanto a que la demanda-
da no ha podido probar la existencia de un
hecho fortuito e imprevisible como factor
interruptivo del nexo causal.
El siguiente agravio de la recurrente con-
siste en que el juez determinó el carácter
riesgoso de la cosa generadora del daño, o
sea el árbol, al que consideró encontrarse
podrido y hueco, tomando en cuenta testi-
moniales, las que por principio carecerían
de conocimientos fitosanitarios, sin valorar
el informe del perito ingeniero agrónomo,
el que, también por principio, contaría con
esos conocimientos.
En este punto, debo principiar por otor-
gar razón al apelante en cuento a que la
sentencia reflejaría no haber valorado el
informe pericial sobre el estado del árbol.
Empero, a poco que se aprecia el asesora-
miento, advierto que su contenido no con-
tradice la conclusión judicial. Memoro que
el perito ingeniero en lo que respecta al es-
tado sanitario del árbol caído, al responder
la pregunta “6”, sostuvo: “En la fotografía
observada, es muy difícil percibir sintoma-
tología de alguna enfermedad.” (fs. 92). De
su respuesta se deduce que aquel no puede
sostener ni negar que el ejemplar estuviere
enfermo, por ser ello de difícil percepción
a través de una simple fotografía. Ergo, la
pericia en modo alguno afirma que el árbol
no se haya encontrado podrido y hueco,
solo refiere la dificultad de percibir por in-
termedio de una fotografía la existencia de
alguna sintomatología de enfermedad.
En cuanto al informe de la división par-
ques y paseos, debo coincidir con la accio-
nante en que ese organismo integra la es-
tructura del municipio demandado y se en-
cuentra sometida a las reglas de jerarquía
y subordinación propias de la organización
administrativa comunal, lo que habilitaba
al magistrado a poner en tela de juicio lo
que se afirme desde el mismo.
Por último, tampoco comparto la afirma-
ción de que los testigos carecerían de co-
nocimientos científicos. Basta corroborar
que la sentencia encuentra apoyo en la de-
posición del Sr. A. Y., de profesión bombe-
ro, quien asistiera al momento del suceso a
colaborar con el retiro del árbol, así como
en las declaraciones de los agentes policia-
les afectados al suceso, por lo que en modo
alguno puede referirse a ellos como sim-
ples testigos carentes de experticia.
Que, por lo expuesto entiendo que el
presente recurso no habrá de recibir aco-
gida toda vez que los agravios referidos no
alcanzan a conmover los fundamentos de
la sentencia de la anterior instancia, por
lo que se propiciará su confirmatoria en
cuanto a la atribución de responsabilidad.
Se hace necesario destacar, que el Muni-
cipio demandado, es responsable del acci-
dente acaecido por la caída de un árbol so-
bre un automóvil estacionado, en razón de
que le incumbe el cuidado y conservación
de las especies vegetales que se hallan en la
vía pública, como así también su oportuno
corte o extracción cuando pueden ofrecer
algún peligro.
En función de esa obligación de guarda
que le asiste, la responsabilidad presumi-
da por los daños que acarrea la caída de
un árbol existe sin que sea en tal sentido
necesario indagar si se encontraba o no
atacado de algún vicio intrínseco capaz
de determinar su caída. Es en ese sentido
evidente que la demandada solo podrá
excusar su responsabilidad acreditando
que el hecho se produjo por fuerza mayor
o extraña que no puede serle imputable,
circunstancia que en el caso no ha acon-
tecido.
El fundamento de esta responsabilidad
se encuentra en el art. 1757 del Cód. Civ. y
Comercial aplicable por analogía, siendo
la responsabilidad objetiva, de modo que
responden el dueño o guardián (art. 1758
Cód. Civ. y Comercial) la que únicamente
admite como eximente total o parcial la
culpa o el hecho del damnificado o de un
tercero por quien no se deba responder, el
caso fortuito o la fuerza mayor.
Martes 18 de octubre de 2022 | 11
Comprobada la existencia del evento da-
ñosos en autos, la demandada ha sostenido
que no le cabe la responsabilidad por tra-
tarse de un caso fortuito o de fuerza mayor,
que se encuentra legislado en el art. 1730
Cód. Civ. y Comercial, y que determina:
“Se considera caso fortuito o fuerza mayor
al hecho que no ha podido ser previsto o
que, habiendo sido previsto, no ha podido
ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor
exime de responsabilidad, excepto disposi-
ción en contrario. Este Código emplea los
términos “caso fortuito” y “fuerza mayor”
como sinónimos.”
En efecto, el caso fortuito se define como
aquel suceso que no ha podido preverse,
o que previsto, no ha podido evitarse. De
allí que los caracteres que la distinguen
son la imprevisibilidad y la inevitabilidad.
En cuanto al primero, se alude a la razona-
ble imprevisibilidad evaluada conforme las
circunstancias de personas, tiempo y lugar
por lo que el obligado debe actuar con pru-
dencia en el prever, pues de lo contrario
incurriría en negligencia. Por ello se ha exi-
gido que el acontecimiento sea extraordi-
nario, o sea, que exceda del curso normal
de los acontecimientos y situaciones que
suelen sucederse.
La inevitabilidad o irresistibilidad apun-
ta a que el hecho supere la aptitud normal
de previsión que sea dable exigir del res-
ponsable y que posea tal envergadura que
sea imposible de obviarse. Es decir que,
deben conjugarse dos factores: lo inevita-
ble del acontecimiento y la imposibilidad
que provoca para cumplir la prestación, sin
embargo si el acontecimiento inevitable
era previsible, el obligado debe acreditar
haber cumplido todos los recursos a su al-
cance para evitarlo, aunque obrando com-
pelido por circunstancias externas ajenas a
su voluntad el efecto inevitable fuera previ-
sible (conf. Belluscio “Código Civil Comen-
tado”, T. 2, p. 663 y ss., CNCivil Sala A, ED,
90-302; JA, 1986-IV, p. 365).
Tratándose de vientos y lluvias tanto la
doctrina como la jurisprudencia han en-
tendido que para que se configure caso
fortuito que exima de responsabilidad en
los términos del art. 514 Cód. Civil (actual
1730 Cód. Civ. y Comercial), deben ser de
una violencia excepcional, desacostum-
brada desde épocas lejanas, conforme las
circunstancias de tiempo y lugar en que se
producen, además, tales hechos, para ser
computables, deben ser de amplias pro-
yecciones dañosas, como ocurre con los
ciclones u otros hechos análogos.
De modo que para fracturar el nexo
causal el hecho debe ser imprevisible o,
si puede ser previsto, debe resultar in-
evitable. Para que un hecho configure un
caso fortuito, no debe ser razonablemente
“previsible”, es decir lo que el hombre me-
dio no está en condiciones de saber que
normalmente ocurre, de acuerdo al curso
normal y ordinario de las cosas, emplean-
do la debida atención y cuidado de las
cosas.
La imprevisibilidad no es una vaga po-
sibilidad de realización, sino todos los
eventos serían previsibles; decir que un
evento es imprevisible significa que no
hay ninguna razón particular para pensar
que él se producirá. Los casos fortuitos
previstos, no suponen una previsión pre-
cisa, conociendo el lugar, el día y la hora
en que el hecho sucederá, sino la eventua-
lidad de que tal hecho acontezca sin que
sea posible saber dónde y cuándo sucede-
rá (Trigo Represas, Félix A. - López Mesa,
Marcelo J., “Tratado de la responsabilidad
civil”, 1ra. ed., Buenos Aires, LA LEY, 2004,
p. 844/845).
Así, las condiciones climáticas no con-
figuran un caso fortuito eximentes de res-
12 | Martes 18 de octubre de 2022

ponsabilidad, a menos que revistan carác-
ter extraordinario, esto son los fenómenos
de la naturaleza que por su intensidad
salen de lo común. Así, en principio, las
lluvias, el viento, las inundaciones, por re-
sultar del curso regular de la naturaleza, no
pueden considerarse caso fortuito (conf.
López Mesa, “Código Civil y Leyes comple-
mentarias”, T. I, p. 628), a menos que, como
en el caso, debido a su intensidad excedan
los promedios históricos.
Examinando, precisamente, la intensi-
dad de los hechos de la naturaleza, se ha
declarado, y pacíficamente seguido por la
Jurisprudencia a partir del Código veleza-
no, ya que siguiendo a Vélez y a Troplong,
mencionados en la nota al art. 514 del Cód.
Civil, se aclara que los accidentes de la na-
turaleza o factores naturales, como ser la
lluvia, el viento, los terremotos, las tempes-
tades, los huracanes, los ciclones, los tor-
nados o las sequías, no constituyen hipóte-
sis de caso fortuito si por su intensidad no
salen del orden común. Ello así, pues —se-
gún se afirmó— las estaciones tienen su or-
den y desarreglo que producen accidentes
y perturbaciones que también traen daños
imprevistos (conf. Barbado, Patricia B.,
“Los factores climáticos como eximentes
de responsabilidad en la jurisprudencia”,
2008, Abeledo Perrot Nº: 0003/800584,
APBA 2008-9-1050).
En este orden de ideas, ráfagas de viento
de la intensidad y características de las de
autos no tienen carácter de caso fortuito
que permita exculpar a la comuna a la luz
de lo expuesto en los párrafos precedentes,
de modo que no bastaba con invocar que
el hecho había ocurrido por una tormenta
en la que la caída de agua había sido supe-
rior al promedio común en la zona (lo que
tampoco se acreditó ni surge del informe
del Servicio Meteorológico), sino que ade-
más debía acreditarse que fue muy supe-
rior a las precipitaciones normales y que
se produjeron estragos generales imposi-
bles de superar con una previsión corrien-
te, o bien que el fenómeno meteorológico
entrañó una calamidad insuperable con
las previsiones normales (CNCiv., sala C,
17/05/2002, “Giordani, Jorge S. c. Autopis-
tas Urbanas SA).
No es dable invocar tampoco la existen-
cia de caso fortuito, por la tormenta que se
registró en la ciudad de Concordia el día en
que produjo la caída del árbol; ya que para
que un fenómeno de la naturaleza resulte
encuadrable en tal hipótesis, es menester
que sea de carácter extraordinario (como
una tempestad) y que no haya podido ser
anticipada por el pronóstico.
La jurisprudencia ha señalado en este
sentido que “...Para eximir a la Municipali-
dad de Buenos Aires de la responsabilidad
que le cabe por los daños causados por
caídas de árboles, no es suficiente que el
día del hecho hayan caído fuertes lluvias
y corrido vientos huracanados. Solo ma-
nifestaciones de tempestad mucho más
graves e insólitas, como vientos que no se
producen sino muy ocasionalmente y de
modo imprevisible, a ráfagas que superan
los 120 km/h, no anticipadas en el pronós-
tico pueden ser consideradas como caso
fortuito (art. 514, Cód. Civil) que autorice a
eximir a la Municipalidad de Buenos Aires
de responsabilidad” (cfr. Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Civil, sala C. “Ganz,
Nancy E. y otro c. Municipalidad de Buenos
Aires, 28/12/1993”. Publicado en: LA LEY,
1994-D, 251, DJ 1994-2, 832).
De igual modo se ha resuelto que “...La
circunstancia de que el día en que se pro-
dujo la caída del árbol se registrara una
fuerte tormenta, no exime de responsabili-
dad al gobierno de la Ciudad de Buenos Ai-
res por los daños causados —en el caso—,
sobre el automóvil del actor causándole se-
rios daños pues dichas condiciones tempo-
rales constituyen eventos previsibles que
resultan ajenos al caso fortuito previsto en
el art. 514 del Cód. Civil...” (cfr. Cámara de
Apelaciones en lo Contencioso administra-
tivo y Tributario de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, sala I. “Klas, León y otros
c. Dirección Gral. de Espacios Verdes”
04/04/2003. Publicado en: DJ 2003-2, 822
TR LALEY AR/JUR/699/2003).
“Los factores meteorológicos no pueden
reputarse como caso fortuito que eximen a
la comuna de la responsabilidad por los da-
ños ocasionados por la caída de un árbol,
cuando aquellos no revisten, en modo al-
guno, el carácter de imprevisibles. Las tor-
mentas hacen caer a aquellos árboles que
por su estado no resisten a las inclemencias
climáticas, cosa que no resulta imprevisi-
ble para la demandada. Un fuerte temporal
no es un acontecimiento fortuito y la caída
de un árbol provocado por el viento o la llu-
via no es un hecho extraordinario ni puede
sostenerse que sea imprevisible. Se trata de
un daño típico de la peligrosidad propia de
los ejemplares del reino vegetal en días de
condiciones atmosféricas adversas y cuyo
cuidado, cuando los árboles están ubica-
dos en plazas, aceras o paseos se halla a
cargo de la Ciudad, responsable legal en los
términos del art. 512 Cód. Civil” (conf. CN-
Civ., sala K 07/06/1990, “Hedderwick, Jorge
M. c. MCBA s/ sumario”, Expte. Nº 056359;
sala C 28/12/93, “Ganz, Nancy E. y otro c.
MCBA s/ daños y perjuicios” —LA LEY,
1994-D, 251; DJ, 1994-2-832—, Expte.
Nº 133968; sala F, 26/03/1996, “Hazana,
José, M. c. MCBA s/ daños y perjuicios”,
Expte. Nº  095600; sala D, 19/03/1996,
“Lowy, Juan c. MCBA s/ daños y perjuicios”,
Expte. Nº 174096 —LA LEY, 1997-F, 955,
caso 40.070-S—).
Pero ninguna de estas circunstancias ha
sido probada, es decir no se ha dado cum-
plimiento a lo dispuesto en el art. 1734
Cód. Civ. y Comercial que expresamente
determina: “Excepto disposición legal, la
carga de la prueba de los factores de atri-
bución y de las circunstancias eximentes
corresponde a quien los alega”.
En efecto, la caída de un árbol por una
tormenta no puede en principio ser califi-
cado de accidente fortuito o caso de fuer-
za mayor. Un temporal no es un aconteci-
miento fortuito y la caída de un árbol pro-
vocado por el viento o la lluvia no es un he-
cho extraordinario ni puede sostenerse que
sea imprevisible. Se trata de un daño típico
de la peligrosidad propia de los ejemplares
del reino vegetal en días de condiciones at-
mosféricas adversas y cuyo cuidado cuan-
do están ubicados en plazas, aceras o pa-
seos se halla a cargo del municipio (art. 11,
inc. b), de la ley 10.027).
En efecto, entiendo que corresponde
atribuir responsabilidad a la Municipali-
dad de Concordia por los daños ocasiona-
dos al vehículo del actor a raíz de la caída
de un árbol, porque el árbol emplazado en
la vía pública representa un accesorio del
dominio público (art. 235º, inc. f, del Cód.
Civ. y Comercial), pudiendo sindicarse al
ente municipal en el carácter de dueño o
guardián, siendo aquella, entonces, quien
debe tomar las precauciones que resulten
necesarias para salvaguardar la integridad
de las personas y cosas que podrían resul-
tar dañadas por bienes que pertenecen o
son accesorios del dominio público.
Por lo demás, el Municipio demandado
no ha indicado de qué otro modo podría el
árbol terminar por encontrarse sobre el ro-
dado en cuestión ni ha sugerido o insinuado
un curso alternativo de los hechos, centrán-
dose su postura en señalar que el fenómeno
meteorológico de marras constituyó un caso
fortuito por el que no debe responder.
Que a esta altura del acuerdo, corres-
ponde reiterar que los jueces no están
obligados a pronunciarse sobre todos los
argumentos esgrimidos por las partes, ni a
hacer referencia a la totalidad de las prue-
bas producidas, bastando que valoren los
que sean “conducentes” para la correcta
composición del litigio (Fallos: 272:225;
274:486; 276:132, entre otros).
De lo expuesto no puede sino colegirse
que la causa determinante de la caída del
árbol ha sido la consecuencia de la falta de
mantenimiento y cuidado en que ha incu-
rrido la demandada en autos, y que no exis-
te razón fundada que permita apartarnos
de la atribución de responsabilidad efec-
tuada por el Sr. Juez de primera instancia;
por lo que se propone al Acuerdo confir-
mar la sentencia recurrida, imponiendo las
costas de alzada a cargo de la parte deman-
dada por su carácter de recurrente perdi-
dosa (art. 65 del CPCyCER).
VII. Honorarios:
Conforme a lo expuesto en los conside-
randos que anteceden, propongo al pleno
que por razones de celeridad y economía
procesal, se disponga que el juez de prime-
ra instancia, al fijar los honorarios por la
instancia de origen, regule los estipendios
profesionales por la actuación desplega-
da en esta instancia en el 50 % de aque-
llos —art. 64 Ley Nº 7046—.
Así voto.
El doctor Lacava dijo:
Que adhiere al voto del doctor López.
La doctora Erramuspe dijo:
Que hace uso del derecho de abstención
previsto en el art. 47 de la Ley Nº 6902, tex-
to según Ley Nº 9234.
Por los fundamentos del Acuerdo que an-
tecede y lo dictaminado por el Ministerio
Público Fiscal; se resuelve: 1. Rechazar el
recurso de apelación deducido por la Mu-
nicipalidad de Concordia a través de sus
apoderados, contra la sentencia de fecha
04/08/2021, por los argumentos detallados
en los considerandos que anteceden, con-
firmándola en aquello que ha sido materia
de agravio. 2. Imponer las costas de esta ins-
tancia a la apelante vencida. 3. Disponer por
razones de celeridad y economía procesal,
que el juez de primera instancia, al fijar los
honorarios por la actuación de origen, re-
gule los estipendios profesionales por la in-
tervención desplegada en esta instancia, en
el 50 % de aquellos —art. 64 Ley Nº 7046—.
Regístrese, notifíquese conforme arts. 1 y 4
del Acuerdo General Nº 15/18 del Superior
Tribunal de Justicia - Sistema de Notificacio-
nes Electrónicas (SNE) y, en su oportunidad,
bajen. — María F. Erramuspe (abstención).
— Federico J. Lacava. — Mariano A. López.

Edictos
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 8 a cargo del Dr. Marcelo Gota,
secretaría Nº 16 a mi cargo, sito en Li-
bertad 731 7º piso de Capital Federal,
hace saber que ENNY MICHEL ZAM-
BRANO BARBOZA de nacionalidad
venezolana con DNI 95.950.801 ha
peticionado la concesión de la ciu-
dadanía argentina, a fin de que los
interesados hagan saber a este Juz-
gado las circunstancias que pudiesen
obstar a dicho pedido. Publíquese
por dos días.
Buenos Aires, 8 de abril de 2022
Sebastián A. Ferrero, sec.
LA LEY: I. 18/10/22 V. 18/10/22
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 1 a cargo de la Dra. Silvina A. Bra-
camonte, Secretaría Nº 2 a mi cargo,
sito en Libertad 731 9º piso de Capital
Federal, hace saber que HINOJOSA
MAMANI, CARMEN ROSA de nacio-
nalidad boliviana con DNI 94.756.712
ha peticionado la concesión de la
ciudadanía argentina, a fin de que los
interesados hagan saber a este Juz-
gado las circunstancias que pudiesen
obstar a dicho pedido. Publíquese
por dos días.
Buenos Aires, 10 de febrero de 2022
Emiliano Wigutow, sec.
LA LEY: I. 18/10/22 V. 18/10/22
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Fede-
ral Nº 11 a cargo del Dr. Alejandro J.
Nobili, Secretaría Nº 21 a mi cargo,
sito en Libertad 731, 7º piso, de esta
Capital, hace saber que el/la señor/
ra: NORKA JOSEFINA ESTRADA
DE PRIETO, DNI Nº 96.009.117 na-
cido/a en Maracaibo, Venezuela, ha
solicitado la ciudadanía argentina.
Cualquier persona que conozca al-
gún impedimento para la concesión
del beneficio, podrá hacerlo saber a
través del Ministerio Público. Publí-
quese por dos días en un lapso de
quince días.
Buenos Aires, 26 de septiembre de
2022
María Victoria Tripiccio, sec.
LA LEY: I. 18/10/22 V. 18/10/22
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Fede-
ral Nº 11 a cargo del Dr. Alejandro J.
Nobili, Secretaría Nº 21 a mi cargo,
sito en Libertad 731, 7º piso, de esta
Capital, hace saber que el/la_señor/
ra: ANDREA JOSELIN HERNÁNDEZ
LÓPEZ, DNI Nº 95.914.526 nacido/a
en San Cristóbal - Estado Tachira-Ve-
nezuela, ha solicitado la ciudadanía
argentina. Cualquier persona que
conozca algún impedimento para la
concesión del beneficio, podrá ha-
cerlo saber a través del Ministerio
Público.
Publíquese por dos días en un lapso
de quince días.
Buenos Aires, 8 de agosto de 2022
María Victoria Tripiccio, sec.
LA LEY: I. 18/10/22 V. 18/10/22
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 8 a cargo del Dr. Marcelo Gota,
secretaría Nº 16, sito en Libertad 731
7º piso de Capital Federal, hace sa-
ber que MARTIN DAVID JOHNSON
de nacionalidad estadounidense con
pasaporte: Nº566195899 ha peticio-
nado la concesión de la ciudadanía
argentina, a fin de que los interesa-
dos hagan saber a este Juzgado las
circunstancias que pudiesen obstar
a dicho pedido. Publíquese por dos
días.
Buenos Aires, 29 de agosto de 2022
Juan Martín Gavaldá, sec.
LA LEY: I. 18/10/22 V. 18/10/22

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Mercedes Sastre - Ezequiel Maltz - Rafael E. Toledo Ríos
Año XXIX Octubre de 2022 - Nº 5 ISSN: 0328-1035 - RNPI: En trámite

Doctrina

La inapelabilidad concursal
en la jurisprudencia bonaerense
Juan Cruz Salvatierra
Abogado en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Especialista en Derecho Empresario en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Maestrando en Derecho
Procesal (UNLP). Miembro de la Asociación Argentina de Derecho Procesal.

SUMARIO: I. Introducción.— II. El proceso concursal: naturaleza y reglas procesales.— III. La inapelabilidad como regla general.— IV. Excepciones e interpreta-
ciones permisivas a la apelación.— V. La jurisprudencia bonaerense sobre la cuestión.— VI. A modo de cierre.
I. Introducción
Uno de los temas más recurrentes que to-
can al Derecho Concursal con el Procesal,
es el atinente a la “inapelabilidad” que rige,
como regla o principio general, en el marco de
los procesos concursales.
Tal recurrencia deviene no solo por su indu-
dable importancia práctica abogadil, sino por
la disimilitud en la aplicación que en los tri-
bunales se hace de este. En efecto, encontra-
mos por un lado criterios que van desde una
aplicación rigurosa e inflexible de la regla, así
como otros que efectúan una interpretación
totalmente dúctil y permisiva a dicha limita-
ción que abre paso a numerosas excepciones
que terminan desdibujando esta y sus contor-
nos.
Estos apartamientos si bien en algunos ca-
sos resultan razonables y necesarios en pos
de velar por los derechos de las partes y la
eventual corrección de soluciones erróneas e
injustas, terminan desvirtuando el sistema y
diseño recursivo pergeñado por el legislador
concursal. Esto no es una cuestión teórica o
ateneísta, menos aún baladí, toda vez que ello
ante la diversidad de excepciones e interpre-
taciones trae consigo incertidumbre y disimi-
les soluciones que hace mella a la seguridad
jurídica y a principios que jalonan a todo el
régimen concursal.
Por ello, el objeto de este trabajo es abor-
dar algunos aspectos de la citada limitación
apelativa, ello circunscripto a la aplicación de
la regla en el ámbito de los tribunales bonae-
renses. Es así que para tal cometido, primera-
mente se abordan someramente la naturaleza
de los procesos concursales y sus normas, los
fundamentos que justifican la postulación de
limitar la apelabilidad y alguna opinión doc-
trinaria (concursal y procesal) sobre el tema,
para luego exponer algunas líneas jurispru-
denciales seguidas en la temática por las cá-
maras departamentales y la doctrina legal de
la Suprema Corte.
Todo ello en pos de generar aún mayores
cavilaciones a las que ya ha dedicado la doc-
trina especializada, en especial, buscar un
justo equilibrio entre posiciones antagónicas
que amalgamen tanto el derecho al recurso y
la doble instancia, como la legalidad a la luz
de los principios y objetivos que orientan e
inspira la legislación concursal. A su vez, re-
plantearnos si resulta justificable mantener
una norma que en la práctica depende su
aplicación a la interpretación judicial, o si en
su caso requiere adaptarla con ciertas flexibi-
lizaciones expresamente previstas en el texto
legal.
II. El proceso concursal: naturaleza y reglas
procesales
Resulta admitido por nuestra doctrina que
las normas procesales vinculadas a la ejecu-
ción concursal son de competencia legisfe-
rante del Congreso de la Nación, viene de
consecuencia que la estructuración del con-
curso, el cual resulta ser un complejo funcio-
nalmente coordinado de normas sustanciales
y procesales, sea regulada por ambas clases de
normas de manera inescindible (1).
Es que por la especificidad de esta clase de
procesos, caracterizados por la universalidad
y colectividad en pos de establecer mecanis-
mos que permitan enfrentar la “cesación de
pagos” (con todo lo que ello implica), no
admite la aplicación de normas comunes y
habituales de los códigos procesales, en tan-
to no sean compatibles con los fines que los
enjuiciamientos concursales tienen como
objetivo.
Adviértase que no se trata de procesos con
la fisonomía tradicional y estructura similar
al de un proceso de ejecución individual típi-
co (2). Sobre todo, si se tiene presente los inte-
reses en juego, que claramente afectan no solo
al deudor cesante y sus acreedores sino ade-
más al interés público, lo que le adosa cierto
cariz inquisitorio en su esquema de enjuicia-
miento.
Es así, que la ley sustancial organiza un
procedimiento colectivo en el cual concurren
obligatoriamente —de allí la noción de “con-
curso”—, todos los acreedores y lo hacen so-
bre la totalidad de los bienes del deudor. De tal
suerte se intenta impedir que acreedores en
igualdad de derechos no perciban sus acreen-
cias cuando otros en idéntica situación lo lo-
graren (principio par conditio creditorum).
Claramente, estos principios de colectivi-
dad, universalidad, igualdad de trato, entre
otros, tienen como correlato necesario, pro-
yecciones e incidencias que deben contem-
plarse en la faz de su regulación en el trámite
procesal para su enjuiciamiento.
Es así como la ley concursal contiene innu-
merables reglas y normas procesales. Empero,
ello no la transforman en una norma estric-
tamente procesal, ya que las instituciones
típicas de los códigos rituales no se encuen-
tran en ella, por lo que supletoriamente debe
acudirse a ellos siempre que sean compatibles
con el trámite y los principios.
Las singulares características y vastas re-
percusiones del estado de cesación de pagos
(presupuesto objetivo de los concursos) de-
terminan la necesidad de una normativa es-
pecífica, ya que las previsiones del derecho
común no dan respuesta adecuada a los pro-
blemas derivados de aquel estado.
Lo cierto es que la ley concursal es de fondo
y de forma, que parte de la cesación de pagos
(“insolvencia” en sentido más amplio y gene-
ral), de los intereses y personas involucradas,
diseñándose una ley que contemple todo ello
como procedimiento para cumplir sus objeti-
vos y finalidades.
Antiguamente, esto generó una discusión
sobre si se trataba de normas de derecho
procesal reservadas a las provincias como
facultad no delegada, o si eran normas fede-
rales introducidas por una ley especial que
reservaran no solo el dictado sino también su
competencia o aplicación a la justicia federal.
El Congreso Nacional, por las previsiones del
art. 75, inc. 12 de la Constitución Nacional
(CN) lo ejerció en materia comercial (Código
de Comercio) y luego en las leyes especia-
les posteriores dictadas sobre la materia que
formaban parte de este (leyes 4156, 11.719,
19.551, 24.522) (3), solo encontrándose en los
códigos procesales previsiones de los con-
cursos civiles para deudores no comerciantes
cuando aún la ley fondal no contemplaba a
estos (4).
Una cuestión difícil de soslayar ha sido
la de precisar la naturaleza de los procesos
concursales y con base en ello qué funciones
prevalecen, si cabe ubicarlos en el ámbito
del derecho Procesal o del Comercial, para
lo cual se han desarrollado diversas teo-
rías —tanto en el ámbito vernáculo como en
el comparado—. A estas, la doctrina las ha di-
vidido en “procesalistas” (5) las cuales ponen

Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Cfr. ARGERI, Saúl A., “La quiebra y demás procesos
concursales”, Editora Platense, La Plata, 1974, t. 3, p. 356.
En igual postura sobre lo inescindible e inseparable de las
normas concursales: PRONO, Ricardo,”Derecho concur-
sal procesal, adaptado al Código Civil y Comercial”, La Ley,
Buenos Aires, 2018, 2ª ed. actualizada y ampliada, p. 19;
RIBERA, Carlos E., “Reglas procesales en los concursos y
reseña jurisprudencial, LLBA-2004, 1051 con cita de Maffía,
entre otros.
(2) Así, a modo de ejemplo se puede decir que los proce-
sos concursales no culminan con una sentencia, sino que se
inician con una (art. 14, Ley de Concursos y Quiebras 24.522
para los concursos preventivos, art. 88 de la citada ley para
la quiebra); no se encuentran presente “partes” en el con-
cepto tradicional e individual, o al menos no existe una pre-
cisión y delimitación clara en este tipo de procesos; intervie-
ne un órgano judicial como lo es la sindicatura; entre otras
particularidades, características y notas típicas que le dan
una fisonomía propia.
(3) Normas las cuales siempre revistaron en un código
común y aunque sus normas son preponderantemente de
naturaleza procesal dado que regula la ejecución colectiva,
fueron declaradas por la CSJN como de competencia ordi-
naria de las provincias en fallos desde 1870 (CS, 11-10-1870,
v. 9, p. 434).
(4) Así arts. 691 a 723 del Código Procesal Civil y comer-
cial de la Prov. de Buenos Aires, dec.-ley 7425 de 1968.
(5) Dentro de esta corriente, además se discute si son
procesos voluntarios o contenciosos, y a su vez dentro de
estos últimos, si son procesos declarativos, o de conoci-
miento o de ejecución.

Nota a fallo con anterioridad. Disidencia. Actualidad

CCiv. y Com., Mercedes, en pleno, 02/05/2022. - Pascual,
Honorarios del abogado José y otra s/ Sucesiones y acumuladas. 4 Actualidad en Derecho Laboral
Fallo plenario. Provincia de Buenos Aires. Ley arancelaria. Guillermo Unzaga Domínguez 10
Vigencia. Aplicación por trabajos profesionales realizados Sobre la aplicación en el tiempo de la ley 14.967 (un
debate que no se aquieta) Actualidad en Derecho Civil
CORREO Gabriel H. Quadri 5 Ramiro Rosales Cuello - Rocío Porrúa 11
ARGENTINO FRANQUEO A PAGAR

CENTRAL B CUENTA N° 10269F1

2 | Octubre de 2022
foco e importancia de su naturaleza en derre-
dor del proceso en sí, y las “sustancialistas”,
que dan primacía o preeminencia al derecho
material (6).
Sobre el punto, el eximio jurista Morello,
sin dejar de tener presente los principios
procesales adaptados a los procesos con-
cursales, y aun en presencia de sujetos que
no revisten la calidad de partes contrapues-
tas (proceso sin partes) o bien de un proceso
sin litis (Carnelutti), sostenía que los proce-
sos concursales, en la base teórica y en la
aplicación práctica, con toda su policromía
y singularidades, no dejan de ser al cabo
genuinos y cabales procesos con matices
propios (7). A su vez, respecto a la relación
entre derecho sustancial y procesal, entien-
de que el primero condiciona el despliegue
del segundo (8).
Al propio tiempo, cabe destacar lo que Pala-
cio con acierto sostuvo, respecto a que gene-
ralmente no se advierte que la extrema com-
plejidad de los procesos concursales y sus po-
sibles tipos, no se prestan a su encasillamiento
riguroso y estático en ninguno de los criterios
tradicionales de clasificación. La multiplici-
dad de facetas y las peculiares características
que se presentan obstan a un rígido y definiti-
vo encasillamiento en las categorías tradicio-
nales (9).
Amén que todas las opiniones poseen argu-
mentos fuertes y débiles, lo cierto —y como ya
se adelantó— es dable reconocer que existen
preceptos y disposiciones de fondo y forma,
que dan un entramado inescindible y nece-
sario en permanente interacción. En efecto,
no se pueden aplicar las normas de linaje
procesal sin contemplar ni tener presente las
prescripciones, objetivos y finalidades de las
normas materiales que jalonan e inspiran los
procesos concursales, por lo que cabe reco-
nocer cierta preponderancia y prevalencia al
derecho material (10).
Por otro lado, es dable tener presente que
las características apuntadas del ordenamien-
to concursal tienden a que este sea autosufi-
ciente, hete aquí la necesidad de consagrar
reglas procesales aplicables a los concursos
que, muchas veces, son diferentes a los prin-
cipios que rigen iguales temas en las leyes de
rito locales (11).
Es así como nuestra ley concursal actual
24.522, al igual que las predecesoras posee un
(6) Sobre la cuestión véase y amplíese en: PRONO, ob.
cit., ps. 4 y ss.; ROUILLON, Adolfo A.N. (Dir.), “Código de
Comercio. Anotado y comentado”, La Ley, Buenos Aires,
2007, tomo IV-B, ps. 758 y ss.; MORELLO, Augusto Mario,
“Visión procesal de los concursos”, JA 1992-II, 671; MA-
FFIA, Jorge O., “Sobre el procedimiento concursal”, LA LEY,
11/11/97, SOSA AUBONE, Ricardo D., “Ley de Concursos y
Quiebras. Comentada. Anotada. Concordada”, Hammura-
bi, 2021, ps. 1015-1017, entre otros.
(7) MORELLO, Augusto Mario - TESSONE, Alberto J. -
KAMINKER, Mario E., “Códigos procesales en lo civil y co-
mercial de la provincia de Buenos Aires. Comentados y ano-
tados”, tomo VIII, Concursos, Ley 24.522, Librería Editora
Platense - Abeledo-Perrot, 1998, p. 59.
(8) MORELLO, “Visión ...”, ob. cit., p. 671.
(9) PALACIO, Lino Enrique, “Derecho Procesal Civil”,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2011, 3ª ed. actualizada por
Carlos Enrique Camps, t. IX, ps. 156 y 166.
(10) En esta línea: Exposición de motivos Ley 19.551,
punto 2º; ROUILLON, Código..., ob. cit., p. 761; CAMARA,
Héctor, “El concurso preventivo y la quiebra. Comenta-
rio ley 19.551”, Depalma, Buenos Aires, 1982, vol. 1, p. 102;
PALACIO, ob. cit., t. IX, p. 204 y ss.; entre otros. Asimismo,
se ha sostenido que: El ordenamiento jurídico concursal es
preponderantemente de derecho sustancial, y existe, por
ende, imposibilidad virtual de que contemple la totalidad
de los problemas de naturaleza procesal (XVIII Congreso
Nacional de Derecho Procesal, Santa Fe, 1995, comisión 4,
tema III).
(11) En este sentido: ROULLION, Adolfo A.N., “Régimen
de concursos y quiebras Ley 24.522”, Astrea, Buenos Aires,
2007, 15ª ed. actualizada y ampliada, p. 385.
(12) Art. 278, LCyQ. Ver: GRAZIABLE, Darío J., “Las
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
capítulo destinado a las reglas procesales, de-
jando además establecido que en todo aque-
llo que no esté expresamente dispuesto en la
ley concursal, se aplican supletoriamente las
normas los códigos de procedimiento locales
siempre que sean compatibles con la rapidez
y economía del trámite concursal (12). Ello da
cuenta que de aplicarse estos requieren una
lectura propia a la luz de las finalidades de la
normativa concursal.
En cuanto a las variantes de los procesos
concursales, nuestra ley concursal actual si
bien principalmente sigue el criterio dual
de concurso preventivo (más en línea con la
restructuración de pasivo, del acuerdo con
los acreedores) y de la quiebra (con un claro
objetivo liquidativo), además recepta el cram-
down y el acuerdo preventivo judicial; todos
los cuales —si bien todos con matices, fisono-
mía y características propias— en líneas gene-
rales comparten los presupuestos y las reglas
comunes de tramitación.
III. La inapelabilidad como regla gene-
ral (13)
Entre las reglas procesales que la ley con-
cursal 24.522 prevé, en lo que concierne al
recurso de apelación dispone el art. 273,
inc. 3º que “las resoluciones son inapela-
bles” (14), adicionando el inc. 4º de esa nor-
ma que “cuando se admita la apelación, se
concede en relación y con efecto suspensi-
vo” (15).
Esta norma, establece el llamado prin-
cipio o regla de “inapelabilidad concur-
sal” (16), por la cual se instaura un régimen
propio en materia de medios de impugna-
ción (17), que establece que en principio el
recurso de apelación en el proceso concur-
sal solo es admisible en los supuestos ex-
presamente previstos por la propia ley espe-
cial o que resulten asimilables a estos (18).
Ello claro está con la pertinente limitación
cuantitativa en razón del monto que even-
tualmente exista en la jurisdicción donde el
proceso tramita.
Esta disposición, no implica que la ley im-
ponga la “irrecurribilidad” (19), pues devie-
nen admisibles los restantes recursos legisla-
dos en los códigos locales como revocatoria y
aclaratoria si es que se considera como un re-
curso, pues a priori no afectan la celeridad del
proceso concursal ya que son resueltos por el
propio juez concursal.
reglas procesales del concurso. Los ritos concursales”,
LA LEY, 2004-E, 1074 y 1088.
(13) En este trabajo se alude al mismo como pauta, regla
o principio en forma indiferente, aunque no se nos escapa
las diferencias que la teoría del derecho, la filosofía y demás
ramas jurídicas distinguen conceptualmente entre reglas y
principios.
(14) En igual línea que sus antecesoras, art. 12 ley 11.729
y 296 inc. 3º de la ley 19.551, aunque la ley 4156 establecía
expresamente la apelabilidad de ciertas resoluciones, sin
imponer limitaciones de carácter general.
(15) Cabe tener presente que esta regla, difiere de lo dis-
puesto en diversas normas de la ley concursal que expresa-
mente prevén la concesión del recurso con efecto devoluti-
vo (v.gr.: arts. 17, 24, 51, 96, etcétera).
(16) En el XV Congreso Nacional de Derecho Procesal, de
Córdoba 1989, en el seno de la Comisión III, Derecho Pro-
cesal Concursal, tema 3.B, Vías impugnativas en el proceso
concursal, la ponencia procesalista, lo denominó “principio
de taxatividad” en la procedencia del recurso de apelación,
mal llamado “principio de inapelabilidad”, pues se trata en
realidad de una apelación limitada legalmente, incorrec-
tamente formulada en forma negativa por la ley concursal,
debe encontrarse con la normativa recursiva general a tra-
vés del expediente del art 301 de la ley 19.551 que remite a
los Códigos Procesales locales. Por el contrario, la ponen-
cia concursalista insistió en el criterio de exclusión que trae
aparejado la especialidad de la ley concursal, reflejado en el
último párrafo del art. 311, cuando somete la aplicación de
las leyes locales a su adecuación a los principios de “rapidez
y economía” del proceso falencial (QUIROZ FERNANDEZ,
Juan Carlos, “Congresos Nacionales de Derecho Procesal.
Conclusiones”, I al XIX, 1939-1997, Asociación Argentina
Sobre el alcance de la regla, se ha enten-
dido que la misma comprende resoluciones
atinentes al trámite normal, regular y ordina-
rio del proceso universal en sí, o sea su cauce
troncal que hace a su principal; no cuestiones
conexas, paralelas o incidencias que puedan
acontecer en derredor de este.
Con esto, se advierte que del texto concur-
sal se desprende un diseño impugnativo que
prevé una regla general de inapelabilidad de
las resoluciones, a excepción de las previstas
en la ley, la cual expresamente prevé numero-
sas excepciones.
Es así, que de modo acertado se ha señala-
do que en el marco de la ley concursal vigente
existen resoluciones irrecurribles, y apelables.
previstas expresamente por la ley; y vías es-
peciales de impugnación (v.gr. revisión de la
resolución que declara admisible o inadmisi-
ble un crédito o privilegio, del arts. 37 párr. 2º
y 200 in fine, LCyQ) (20).
Sabido es la importancia de todo medio
impugnativo en general y recursivo en par-
ticular en pos de corregir posibles errores
que pueda incurrir un órgano jurisdiccio-
nal. Por ello, toda restricción a este debe
encontrarse apontocado y justificado en
intereses superiores, más aún cuando po-
drían encontrarse comprometidos los dere-
chos de quienes se vean perjudicados por
estas.
Es así, que el fundamento de la regla de
inapelabilidad bajo análisis tiene anclaje
en la rapidez y economía con que nece-
sariamente debe tramitarse, procesarse y
resolverse un proceso concursal, ello en
virtud del evidente interés público (21) y
gran cantidad de intereses privados que
se ven involucrados en un proceso de tal
linaje. En especial, si se tiene presente
que resulta imprescindible una solución
lo más rápida posible en aras de evitar que
la insolvencia afecte aún más a los acree-
dores afectados, terceros involuntarios, al
propio deudor y se torne alérgica a otras
unidades in bonis.
Por lo tanto, la superación del estado de
cesación de pagos o de grave crisis patri-
monial, punto de partida de estos proce-
sos, exige soluciones que no se dilaten en
exceso (22). Por esto, es que la regla de la
inapelabilidad no es otra que impedir que
la celeridad y agilidad, propia de los trámi-
de Derecho Procesal, Santa Fe: Rubinzal-Culzoni, 1999,
p. 210-211).
(17) SOSA AUBONE, ob. cit., p. 1019.
(18) Cfr. PALACIO, ob. cit., p. 285 y jurisprudencia que
cita.
(19) Cfr. GRAZIABLE, ob. cit., p. 1076; PALACIO, ob. cit.,
p. 286. En sentido conteste, Baracat refiere que la espe-
cialidad apelativa no significa irrecurribilidad (BARACAT,
Edgar J., Reglas procesales y especialidad apelativa en el
proceso concursal, Rev. de Derecho Procesal, Ed. Rubinzal
Culzoni, tomo 1993, 3, Cita: RC D 901/2012).
(20) Conf. Dr. Jorge Edgardo Crespi, voto en causa Cám.
2da, Civ. y Com., Sala I La Plata, B 84.514, “Palermo, René
Omar s/ quiebra”, 26/12/1996, citado y transcripto en MO-
RELLO, “Códigos...”, ob. cit., ps. 632-635.
(21) Ya antes de sancionada la Constitución Nacional,
Juan Bautista ALBERDI enseñaba: “La legislación debe
también retocarse, en beneficio de la seguridad, morali-
dad y brevedad de los negocios mercantiles. Donde la in-
solvencia culpable es tolerada, o morosa la realización de
los bienes del fallido, no hay desarrollo de comercio, no
hay apego a la propiedad, falta de confianza en los nego-
cios, y con ella el principio en que descansa la vida de co-
mercio. El Código de Comercio es la vida misma de (…) la
República Argentina, cuya existencia en lo pasado y en la
actualidad está representada por la industria mercantil”
(Bases y puntos de partida para la organización política de
la República Argentina, Bs. As., Ed. Francisco Cruz, 1914,
Capítulo XVI) (Citado en MANILI, Pablo L., “La seguridad
jurídica. Una deuda pendiente”, Hammurabi, Buenos Ai-
res, 2011, ps. 147 y 148).
(22) PRONO, Ricardo, “El régimen recursivo concursal”,
DCCyE 2014 (octubre), 3, TR LALEY AR/DOC/3219/2014.
tes concursales, puedan ser perturbadas por
recursos de apelación que dilaten en forma
innecesaria e injustificada el normal desa-
rrollo de las causas judiciales (23). Es por
esto que para su aplicación, se requiere de
un proceso concursal abierto (24).
Respecto a la constitucionalidad o no de
una norma como la señalada, sobre si con
ello afecta el derecho al recurso, a la doble
instancia y a la garantía al debido proceso, se
ha sostenido con razón que la Corte federal ha
resuelto en reiteradas ocasiones que la doble
instancia no posee jerarquía constitucional,
ni es una garantía establecida en el art. 18 de
la CN (25).
En igual línea, se refiere que al no requerir
doble instancia la garantía de la defensa en
juicio, el legislador puede restringir o limitar
las instancias posteriores al primer fallo, en
aquellos casos que lo considere de interés ge-
neral (26), aunque si la doble instancia está
instituida por la ley, ella integra la defensa en
juicio (27).
Por ende, no se pueden efectuar tachas
o reproches a la constitucionalidad de la
norma que da andamiaje a la citada regla,
toda vez que resulta una razonable limita-
ción, no es absoluta y prevé expresamente
excepciones, todo ello en aras de intereses
generales y en un esquema diseñado de
modo coherente. Ahora bien, como toda
limitación —en este caso que cercena un
recurso ordinario— debe interpretarse res-
trictivamente, evitando generalizaciones
arbitrarias (28).
IV. Excepciones e interpretaciones permisi-
vas a la apelación
Como se hizo referencia, la propia ley con-
cursal en su diseño y esquema recursivo prevé
numerosas excepciones al principio general
de inapelabilidad de las resoluciones (29), lo
cual denota que el principio no es absoluto. A
su vez, al principio enarbolado con aparente
rigidez, la jurisprudencia ha flexibilizado en
reiterados supuestos (30).
Es así como encontramos numerosos
pronunciamientos pretorianos a lo largo y
ancho del país (31), sobre todo en la Justicia
Nacional en lo Comercial, donde se ha sos-
tenido que la inapelabilidad no es absoluta
y dicha regla ha sido interpretada restricti-
vamente.
(23) Cfr. TALAMONA, Christian M., “La apelabilidad en
los procesos concursales”, LA LEY 07/02/2013, 4, TR LA-
LEY AR/DOC/5890/2012. En este sentido: SC Buenos Ai-
res, causa C. 89.635, 21/11/07; causa C. 95.392, 14/4/10,
entre otros.
(24) SOSA AUBONE, ob. cit., p. 1019 y 1022. Cam. 2ª
Apel. Civ. y Com. La Plata, Sala II, 5/12/95, causa B. 82.521
(25) CS, Fallos 126:114; 138:395; 115:96; entre otros.
(26) IBAÑEZ FROCHAM, Manuel, “Tratado de los re-
cursos”, Buenos Aires, 1969, 3ª ed., p. 90, nº 15, LOUTAYF
RANEA, Roberto G., “El recurso ordinario de apelación en
el proceso civil”, Astrea, Buenos Aires, 2009, t. I, p. 40. En
contra: SOSA, Toribio Enrique, “Doble instancia vs. doble
conforme”, ED, 11-5-2016, quien entiende doble instancia
como imperativo convencional y un derecho humano en to-
dos los fueros.
(27) CS, Fallos. 303:1929, “Loza”, sent. 10/12/81.
(28) PRONO, “El régimen...”, ob. cit.
(29) Así, en no menos de 30 artículos encontramos ex-
cepciones a la regla Entre ellas, a guisa de ejemplo se pue-
den citar los arts. 13, 16, 17, 24, etcétera, LCQ.
(30) Con encomiable criterio refiere PALACIO, ob. cit.,
p. 285.
(31) Para un catálago y sistematización, véase: TALA-
MONA Christian M., “La apelabilidad en los procesos con-
cursales”, LA LEY, 2013-A, 270 y REGGIARDO, Roberto
S., “Las excepciones al principio de inapelabilidad en los
procesos concursales”, DCCyE 2012 (febrero), 57; TR LA-
LEY AR/DOC/137/2013; TIVANO, José Javier, “La inapela-
bilidad concursal”, LLBA2010 (marzo), 154, TR LALEY AR/
DOC/4281/2009; TIVANO, José Javier, “Nuevamente, so-
bre la inapelabilidad concursal”, LLBA2016 (agosto), 442,
TR LALEY AR/DOC/2363/2016.

Entre algunas posturas encontramos:
a) Aquellas que entienden que esta no alcan-
za a aquellas cuestiones que excedan el trámi-
te ordinario y regular del proceso concursal;
b)  O que importen un apartamiento inequí-
voco de la ley; c)  Cuando resulte afectado el
derecho de defensa en juicio o menoscabado
algún otro derecho reconocido en la Consti-
tución Nacional (32), como el de propiedad;
d) Cuando resulte afectada la propia norma-
tiva concursal; e) Cuando se incurra en solu-
ciones arbitrarias; f )  Cuando se configuren
gravámenes irreparables; g)  O que importen
decisiones sobre puntos ajenos a lo que se
puede llamar “la prevista ruta principal y nor-
mal que se debe seguir en un juicio universal”,
entre otros supuestos, algunos provenientes
de invocaciones meramente dogmáticas sin
un debido anclaje concreto en el caso que se
postula.
Al propio tiempo, la doctrina autoral proce-
salista ha propiciado cierta atenuación, mori-
geración o maleabilidad a la aplicación rigu-
rosa de la regla general (33), incluso admitien-
do la excepción a resoluciones que caen bajo
la égida y por conducto del art. 242 del Código
Procesal.
También gran parte de la doctrina concur-
salista, ha acompañado las líneas e interpre-
taciones jurisprudenciales ya citadas, ad-
mitiendo algunas flexibilidades. Entre estas
encontramos por un lado quienes propugnan
estándares más rigurosos para supuestos
puntuales, siempre tratando en general de
mantener el esquema recursivo dentro de
la logicidad, razonabilidad y coherencia del
sistema diseñado por la ley concursal; y por
otro, posturas que prácticamente desvirtúan
la regla al permitir la vía recursiva para todo
lo relacionado con el objeto principal del
proceso concursal (34), o que menosprecian
la previsión legal como una pauta de orien-
tación.
Empero, en honor a la verdad, en muchos
supuestos se encuentran infinidad de crite-
rios sobre si tal o cual decisión es apelable o
no, lo cual no hace más que generar incerti-
dumbre, si se tiene presente la cantidad de
casuística que existe en la praxis tribunalicia
en general y la concursal en particular, la cual
se ve exponencialmente complejizada por la
superposición y yuxtaposición de los intere-
ses en juego.
Podría sostenerse que los supuestos de
excepción a la inapelabilidad resultan razo-
nables y flexibles a una aplicación rigurosa y
a rajatabla de la norma que viene a remediar
errores judiciales, injusticias, abusos, aplicar
correctamente el derecho y efectivizar de-
rechos y garantías elementales. Incluso, se
puede propiciar que al momento de ponde-
rar la regla se tengan en cuenta los principios,
(32) CNCom., sala E, “Cichero, Horacio J.”, 13/03/97,
v. Digesto Práctico LA LEY, Concursos, III-406. Supre-
ma Corte de Mendoza, Sala I, en “Carbometal S.A.”,
02/06/99, LA LEY Gran Cuyo, 1999-735. CACC Rosario,
Sala 3era en “Superespuma SRL s/concurso preventivo”,
02/09/96; Zeus 06/03/98. CNCom., sala E, en “Banco
de Crédito Rural Argentino c. Bartolucci...”, 22/02/88,
LA LEY del 19/07/88. ST Misiones en “Fernando Elías Lla-
mosas...” del 30/11/98, LA LEY, 1999-E, 972, entre otros.
(33) En este cauce, se sostiene lo que es regla (inapela-
bilidad) debe admitir un rosario de excepciones para res-
guardar exigencias (valores) superiores del proceso justo
(arts. 18, Const. Nac.; 15, Const. Prov. de Buenos Aires),
así como que no podrá negarse la propia sustancia y los
altos valores involucrados en el proceso justo (y cuanto
concierne a la efectividad de la defensa en juicio) (MORE-
LLO, Códigos..., ob. cit., ps. 629 y 631).
(34) HAJDENBER, Isidoro, “El recurso de apelación en
el proceso concursal”, LA LEY, 148-1036.
(35) Sobre el punto en general, véase: IGLESIAS,
José Antonio, “La filosofía de la ley de concursos y quie-
bras”, LA LEY, 1995-E, 1188, y en menor medida sobre
otro aspecto, en: SALVATIERRA, Juan Cruz, “Los deli-
tos de quiera”, 2014, pp. 57-59, Repositorio Sedici de la
U.N.L.P., disponible en: http://sedici.unlp.edu.ar/hand-
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
valores y objetivos que la ley concursal se ve
inspirada conforme a su filosofía (velar por la
tutela de los acreedores, la conservación de la
empresa en otros supuestos, por las fuentes de
trabajo, etc.) (35).
Empero, lo cierto es que la multiplicidad de
supuestos y variado calibre de los argumentos
que se echa mano para la no aplicación del
precepto legal genera una gran incertidum-
bre que atenta contra la seguridad y celeridad
que debe primar en los procesos concursales,
sobre todo al realizarse en algunas ocasiones
mediante argumentos dogmáticos que solo
actúan como medios facilitadores de sortear
la norma, generando inseguridad en todos los
operadores jurídicos al no existir contornos
claros y prolongando los procesos.
Incluso, en algunas ocasiones ante una mis-
ma situación o resolución, se presentan inter-
pretaciones, criterios y posturas jurispruden-
ciales contradictorias, lo cual da cuenta de la
inexistencia de uniformidad de criterios, aten-
tando contra el sistema normativo concursal y
el esquema recursivo diseñado por el propio
legislador. Diseño el cual ha sido postulado
como un orden completo, previsor y coheren-
te que viene manteniendo desde el año 1933,
que impone como correcta hermenéutica la
aplicación estricta de sus disposiciones (36).
Esta liviandad, excesiva flexibilidad y varie-
dad en la aplicación de la regla de la inapela-
bilidad concursal, ha sido criticada con acier-
to por una parte de la doctrina y la academia
concursalista (37), sobre todo en términos de
un apartamiento desmedido y generalizado
de la regla expresamente establecido por la
ley y las consecuencias que ello ocasiona en
la práctica.
V. La jurisprudencia bonaerense sobre la
cuestión
En el ámbito de la provincia de Buenos Ai-
res, se ha replicado lo que acontece en los dis-
tintos tribunales de la Justicia Nacional en lo
Comercial y en el resto del país respecto a la
aplicación, interpretación y excepciones a la
regla de la inapelabilidad concursal.
Primeramente, cabe advertir que en los
repertorios jurisprudenciales se encuentran
muchísimos pronunciamientos que hacen
estricta aplicación del principio general, por
el cual solo son apelables las resoluciones en
los supuestos donde expresamente lo prevé
la ley concursal, rechazando los recursos o
desestimándolos por considerarlo mal con-
cedidos.
En esta línea podemos mencionar la apli-
cación de la inapelabilidad de la sentencia
de quiebra por falta de propuesta y no ob-
tención de las mayorías legales (Cám. Civil
le/10915/100531
(36) Voto del Dr. Jorge Edgardo Crespi, en causa Cám.
2da, Civ. y Com., Sala I La Plata, B 84.514, “Palermo,
René Omar s/ quiebra”, sent. 26/12/1996, citado en MO-
RELLO, “Códigos...”, ob. cit., ps. 632-635.
(37) Entre ellos: BUSETTO, Adalberto Luis, “La inso-
portable levedad de la inapelabilidad concursal”, ponen-
cia VIII Congreso Argentino de Derecho Concursal, Tucu-
mán 2012, donde con una aguda síntesis entre a práctica
y la teoría, efectúa una crítica al estado actual sobre la te-
mática, da preeminencia a la celeridad y seguridad, pro-
poniendo en su caso una modificación normativa que se
amolde a la práctica, destacando como principio la ape-
labilidad restringida de las resoluciones.
(38) A modo de ejemplo, sintetizando las variantes, su-
puestos y tratando de aludir a diferentes departamentos
judiciales, se pueden mencionar: Cám. Civ. y Com. San Isi-
dro, sala I, causas 68.620 r.i. 260/96; 67.032 r.i. 294/96;
80.038 r.i. 996/98; ídem, sala II, causa 87.063, reg. 34,
13/2/01; Cám. Civ. y Com. Junín, ED, 165-197; Cám. Civ.
y Com. Mar del Plata, sala II, causa 100962, RSI-98-97,
I 4/2/97; sala 1, causa 62464, Reg.-267-85 S 20/8/85;
ídem, causa 126067, RSI-1422-3 I, 4/11/03; Cám. Civ. y
Com. San Nicolás, causa 970781, RSI-568-97, I 11/11/97;
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala II, causa 47530, RSI-
y Com. de Azul, Sala II, causa Nº 56746, “So-
riano, Daniel Oscar s/ Concurso Preventivo”,
sent. 25/9/2012); en el rechazo de un recurso
de queja respecto a una subasta progresiva
en el marco de un incidente de realización
de bienes (Cám. Civil y Comercial de Dolo-
res, R-87060, “S. H. s/ Quiebra. Incidente de
Realización de Bienes”); respecto de las re-
soluciones dictadas en el proceso concursal
en materia de categorización de acreedores
(Cám. Civ. y Com. Azul, Sala II, “Martinenghi,
Marcelino Roque y ot. s/Concurso Preventi-
vo”, Causa Nº 50.403, 3/4/2007); entre muchí-
simos otros (38).
Al propio tiempo, en cuanto a los contornos
y alcances de la regla, así como sus excep-
ciones, flexibilizaciones e interpretaciones
permisivas que permiten sortear la misma,
encontramos que la cuestión se reedita en es-
tos lares, existiendo un catálogo inagotable de
interpretaciones jurisdiccionales y casuística
que no hace más que generar incertidumbre
en la recta y correcta aplicación del texto le-
gal concursal, sobre todo si se tiene presente
que en algunos supuestos se sostienen crite-
rios contradictorios como bien se apuntala en
doctrina (39).
Es dable destacar que esto no es patrimo-
nio de la ley vigente, toda vez que en vigen-
cia de la ley 11.719, precedentes que esta-
blecieron que el principio de inapelabilidad
debe ceder ante situaciones no previstas, en
las que se encuentran en juego cuestiones
procesales o de fondo referentes a quien in-
voca, en uno u otro sentido, derechos o inte-
reses legítimos o presuntivamente legítimos
que se ven afectados por resoluciones del
juez de la quiebra que importan decisiones
sobre puntos ajenos a los que se puede lla-
mar “la prevista ruta principal y normal” que
se debe seguir en este juicio universal (40).
En igual sentido, en vigencia de la ley 19.551
se sostuvo que la norma apunta a impedir
que la celeridad y agilidad de los trámites
concursales puedan ser perturbadas por
apelaciones dilatorias o trastornadoras del
desarrollo normal de la causa, pero cuando
la revisión de grado de decisiones incidenta-
les en el curso del proceso se muestra nece-
saria para la natural realización de sus fines,
para evitar un daño grave a los intereses en
juego que puedan aparecer amenazados por
un pronunciamiento erróneo del juez, el re-
curso de apelación ante la Alzada se ofrece
como un remedio necesario que debe ser
abierto aunque con cauteloso criterio excep-
cional (41).
Es así que desde entonces, se ven multipli-
cados las excepciones a la regla pese a no es-
tar expresamente prevista en la ley, criterios
leves, flexibles que en algunos casos clara-
mente han desdibujado la regla, sostenien-
do que esta no es de carácter absoluto, aun-
25-00, I 24/2/00; Cám. Civ. y Com. Quilmes, causa 4682,
RSI-166-1, I 9/10/01; CCiv.Com. y garantías en lo Pe-
nal Necochea, 27/8/2002, Rep.LL, 2002-1730, nº 52 y
LLBA, 2002-1445; Cám. 2da, Civ. y Com., Sala I La Plata,
B 84.514, “Palermo, René Omar s/ quiebra”, 26/12/1996,
voto Dr. Jorge Edgardo Crespi, entre muchísimos otros.
(39) BUSETTO, ob. cit., p. 5 y 5vta.
(40) Cam. Civ. y Com. Mar del Plata, 31/08/1965, ED,
13-644
(41) Cam. Civ. y Com. de Bahía Blanca, Sala I,
06/06/1981, ED, 95-575.
(42) Cam. Civ. y Com. Mar del Plata, Sala 3, 167796 202
I, “Robla”, 26/06/2019
(43) CCivCom y Garantías en lo Penal Pergamino,
04/07/2000, LLC, 2000-874; Cam. Civ. y Com. Bahía
Blanca, sala I, “Chabagno”, 12/4/06, entre otros.
(44) Cam. 2 La Plata, Sala II, “Merión S.A. s. concurso
preventivo”, 14/03/1996.
(45) Cam 1a, Sala II, La plata, CAUSA 223.730, reg.
int. 261/96.
(46) Cám. Apel. Civ. y Com. Mar del Plata, sala II, “Gon-
dolesi, J. C. s/Concurso”, 20/03/1973, JA 23-1974-470).
(47) Cam. Civ.Com. Azul, Sala I, 23/9/99, ED, 188-308;
Rep. LL, 2000-2121, nº 147, y LLBA, 2000-567
(48) Cam. Civ. y Com. San Isidro, sala I, causa 88.246,
Octubre de 2022 | 3
que con ciertos recaudos como el carácter
excepcional y restrictivo del apartamiento,
que solo debe ceder cuando la providencia
recurrida decide una cuestión que excede el
trámite normal y ordinario del proceso uni-
versal (42).
A modo de mención, entre los pronuncia-
mientos que se apartan de la regla, encontra-
mos aquellos que hacen hincapié y giran en
derredor de la irreparabilidad del perjuicio o
gravamen que se ocasiona (43); o flexibilizado
a excepciones de la ley o bien de la naturaleza
propia del problema planteado como cuan-
do están en juego cuestiones que exceden el
normal desarrollo del procedimiento (44); del
mismo modo cuando están en juego garantías
de rango constitucional, como el derecho de
propiedad (45); o tratándose de casos no pre-
vistos por sus especiales contornos, afectan
las garantías del debido proceso y la inviola-
bilidad de la defensa en juicio, que ostentan
jerarquía constitucional (46); cuando se trata
de materia de costas ante el rechazo del pe-
dido de quiebra por un pretenso acreedor ya
que es materia exclusiva de las leyes locales
haciendo inaplicable al respecto las normas
de la ley de concursos (47); o cuando se des-
estimó el pedido de propio quiebra entablado
por un consumidor, con alusión a lo dispuesto
por el art. 1071 del Cód. Civil; la que rechaza
la conversión de la quiebra art. 93 de la LCyQ,
por ser una cuestión, que escapa al curso nor-
mal y ordinario del proceso (48); así como el
concurso no se encuentra aún abierto ya que
la limitación no tendría razón de ser o justifi-
cación (49); o se exige que se presenten notas
de arbitrariedad o irracionalidad para apar-
tarse de la premisa rectora (50), entre otros
supuestos (51).
Incluso, encontramos pronunciamientos
contradictorios, lo cual es una de las aristas
más disvaliosas de interpretaciones de este
linaje. Así, en materia de pronto pago algu-
nos tribunales entienden que la decisión es
apelable (52), mientras que otros sostienen
lo contrario (53); otros respecto al auto que
rechaza pedido de quiebra, han decidido que
es inapelable (54), mientras que para otros
es apelable (55), lo cual demuestra la incon-
veniencia de tener un principio general tan
vituperiado.
En cuanto a la posición de la Suprema Corte
de Justicia Bonaerense, encontramos que des-
de hace tiempo ha reconocido algunas excep-
ciones o apartamientos al Principio de Ina-
pelabilidad. Así, sostuvo que este cede ante
aquellos casos especiales en los que corres-
ponde dar una interpretación definitiva sobre
el alcance de los textos legales de la materia o
cuando se advierta apartamiento evidente de
las normas fijadas por la ley, sea de la quiebra
o la procesal aplicada supletoriamente (56); o
a los fines de reparar un apartamiento grave
03/07/2001; Cam Civ. y Com. San Martín, sala II/98
LLBA, 1998-1132.
(49) Cam. 2ª Apel. Civ. y Com. La Plata, Sala II, “Clí-
nica Privada J.J, Vaccarini S.R.L.”, 05/12/1995, causa B.
82.521, 1020.
(50) Cám. Civ. y Apel. Mercedes, Sala II, “Vessoni, Abel
Oscar s/ Quiebra”, 14/09/2021.
(51) Cám. Civ. y Com. Necochea, Causa 9473, “C.J.A. s/
Quiebra”, 19/09/2013.
(52) Cam. Civ. Com. y Garantías en lo Penal Perga-
mino, 04/07/2000, Rep. LL, 2000-2119, nº 128 y LLC,
2000-874
(53) Cam. Civ. y Com. Mar del Plata, sala II, causa
101104, RSI-129-97, I 18/3/97, ídem, causa 123920, RSD-
314-3, S 2/9/03; Cam. Civ. y Com. San Nicolás, sala I, cau-
sa 5530 RSI-293-3, I 6/5/03.
(54) Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala I, La Ley 1996-532
(55) Cám. Civ. y Com. Mar del Plata, en pleno,
30/4/96, ED, 168-352; CACC Quilmes, sala I, 782, ri. 130-
96, 29/10/96, Jurisp. Arg. 1996-II-159.
(56) SC Buenos Aires, votos de los doctores Izquierdo y
Sarrabayrouse Varancot, 30/4/1974, LL, 155, p. 438, cita-
do por FASSI, Santiago, “Concursos”, Astrea, Buenos Ai-
res, 1977, 2ª ed. ampliada, p. 370.
4 | Octubre de 2022
de las normas que rigen el desenvolvimiento
de la causa, o a los efectos de emitir una in-
terpretación definitiva acerca del alcance de
esas normas (57), o que la regla concursal
rige únicamente en las resoluciones de trá-
mite normal y ordinario, sin comprender las
sentencias dictadas en temas de apertura de
concurso (58).
Más cercano en el tiempo, se puede mencio-
nar como excepción al principio la apelación
que procede contra la sentencia de quiebra
indirecta en los términos del art. 46 de la Ley
de Concursos y Quiebras (LCyQ) por el grave
perjuicio y frustración del derecho que se oca-
siona, no solo al quebrado sino además a los
acreedores que dieron conformidad, máxime
cuando la interposición del recurso no advier-
te una finalidad meramente dilatoria (59).
Ahora bien, estas interpretaciones o ex-
cepciones a la aplicación de la norma no han
importado un menosprecio a la regla general,
por lo que se puede sostener que el Tribunal
siempre ha dado debido tributo y respeto a
este.
Es así que en este sentido, en el conocido
caso “Logui S.A. s/Concurso preventivo” (60),
siguiendo y ratificando la línea sostenida con
anterioridad (61), reitera el criterio sosteni-
do con anterioridad (causa 82.347, sent. del
24/5/2006), estableciendo que es inapelable
la sentencia de quiebra indirecta por falta de
obtención de las conformidades necesarias
para el acuerdo en los términos del art. 46 de
la LCyQ, que fuera decretada ante la ausencia
de acreditación objetiva de las citadas confor-
midades de ley dentro del período de exclusi-
vidad, y luego de habérsele rechazado la soli-
citud de prórroga de dicho término.
A su vez, adoctrina que la ley 24.522 instau-
ra un régimen propio en materia recursiva,
(57) SC Buenos Aires, LL, t. 155, p. 438 y DJBA, t. 103,
p. 293
(58) SC Buenos Aires, in re “Granosur Sociedad Colectiva
s/Quiebra”, 07/09/1982, ED 104-523.
(59) SC Buenos Aires, C. 89.635, “Gianni”, 21/11/2007,
LA LEY, 2008-B, 36 con comentario de Casadio Martínez.
(60) SC Buenos Aires, C. 95.392, 14/4/2010. Por una-
nimidad, a partir del voto del Dr. Pettigiani al que adhi-
rieron los restantes jueces (Genoud, Kogan, de Lázzari).
Véase comentarios de Carlos E. Camps en tomo II, cap. 8
pags.438/443 y de María Valentina Aicega en tomo III,
Nota a fallo
Honorarios
del abogado
Fallo plenario. Provincia de Buenos Aires.
Ley arancelaria. Vigencia. Aplicación por tra-
bajos profesionales realizados con anteriori-
dad. Disidencia.
1. - Si los honorarios devengados constitu-
yen una relación jurídica obligacional
preexistente a la regulación judicial y si
la regulación judicial es una consecuen-
cia necesaria de esa relación jurídica
obligacional, entonces para regir esta
consecuencia pendiente de realización
debe regir la nueva ley, conforme lo esta-
blecido por el art. 7 párr. 1º del Cód. Civ.
y Com.
2. - El art. 7º del Cód. Civ. y Com., rectamen-
te interpretado, dispone que la ley 14.967
de Buenos Aires se aplica inmediatamente
a la realización de la consecuencia nece-
saria —la regulación judicial, la determi-
nación del monto— de la relación jurídica
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
estableciendo como regla general la inapela-
bilidad de las resoluciones dictadas en el pro-
ceso concursal. Este principio sentado en el
art. 273, inc. 3º de la ley 24.522 apunta a impe-
dir que la celeridad y agilidad de los trámites
del concurso se vean perturbadas a través de
la articulación de recursos que solo persiguen
una impropia demora en el desarrollo normal
de la causa. De ahí que la posibilidad de re-
visión de las decisiones recaídas en el marco
de un concurso o quiebra revista carácter ex-
cepcional.
A su vez, deja constancia que si bien en al-
gunos precedentes, por sus particulares cir-
cunstancias y en casos muy especiales (62),
dicho tribunal justificó el excepcional aparta-
miento del citado principio cuando su alcan-
ce no se limitase a aquellos actos regulares del
proceso, que son consecuencia de su tramita-
ción ordinaria y normal, o cuando se encon-
trare afectada la defensa en juicio, la propia
regulación en materia concursal o, de modo
más amplio, cuando la resolución impugnada
causare un gravamen de insusceptible repara-
ción ulterior (63).
La postura del fallo citado, que sigue y ra-
tifica anteriores pronunciamientos en igual
orientación (64), así como los que luego
han sido su progenie en igual tenor (65), es
la doctrina legal casatoria vigente, a la cual
deben dar debido acatamiento (art. 161,
Constitución Provincial y art. 278, Cód.
Proc.).
De la citada doctrina, surgen los postula-
dos que emergen del principio procesal de
inapelabilidad contenido en la Ley de Con-
cursos y Quiebras, se explica cuál es el senti-
do de esa solución legal, así como se indica
en qué casos corresponde aplicarlo y ante
que supuestos excepcionales es pertinente
excepcionarlo.
ps. 60 a 65, en: CAMPS, Carlos E. (Dir.), “Máximos prece-
dentes. Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires”, La Ley,
2013, donde se aborda una visión procesalista y comercia-
lista respectivamente.
(61) SC Buenos Aires, “Pasqua”, 24/05/2006, voto del
Dr. De Lázzari a la tercera cuestión, al que adhirieron los
Dres. Hitters, Roncoroni, Kogan y Genoud.
(62) SC Buenos Aires, “Stumbo, Alicia Leonor. Quiebra
indirecta”, 11/3/2009.
(63) Así, se pueden mencionar: Ac. 80.146, del
03/12/2003; C. 89.635, del 21/11/2007; C. 92.499, del
preexistente —crédito por honorarios de-
vengados—.
3. - Como no hay retroactividad cuando la nue-
va ley solo afecta a las consecuencias que
se produzcan en el futuro, la ley 14.967 de
Buenos Aires es de aplicación inmediata y
no retroactiva.
4. - El criterio de no aplicar retroactivamente
la nueva ley de aranceles de abogado a si-
tuaciones consolidadas por la finalización
de cada etapa de su trabajo en actividad
judicial no solo contempla —protege, re-
conoce— los derechos adquiridos por el
abogado, sino también los de sus clien-
tes o los de los condenados en costas (del
voto en disidencia de los Dres. Etchegaray
e Ibarlucía).
5. - El derecho del abogado a sus honorarios
por su actuación en juicio —a percibirlos
y a su monto—, así como los del cliente y
del condenado en costas a liberarse de su
obligación pagando —el monto—, se ge-
nera con la finalización de cada una de las
VI. A modo de cierre
Como se advirtió en estas líneas y es sabido,
la ley concursal contiene un régimen y esque-
ma propio y específico en materia recursiva,
donde se establece como pauta general la ina-
pelabilidad de las resoluciones dictadas en el
proceso concursal.
Esta regla que tiene como télesis impedir
que la celeridad y agilidad de los trámites pro-
pios de los procesos concursales se vean per-
turbadas por la articulación de recursos que
solo persiguen una dilación en el desarrollo
normal de la causa a los efectos de cumplir
con el objetivos concursales.
Asimismo, vimos que la propia ley expresa-
mente prevé excepciones a la regla. En espe-
cial dimos cuenta de la gran cantidad y varie-
dad de pronunciamientos judiciales respecto
a su alcance permisivo, interpretación flexible
y excepciones. Lo cual, como se hizo referen-
cia, si bien en algunos casos ha permitido una
justa resolución, no hace más que desdibujar
la norma general toda vez que prácticamente
se ha tornado regla lo que por imperativo legal
debe ser la excepción. Esto, además de aten-
tar contra la celeridad de los trámites, genera
incertidumbre e inseguridad jurídica, sobre
todo debido a que en tribunales originarios e
intermedios no existe uniformidad, y donde
incluso ha habido posturas contradictorias.
Desde mi punto de vista, entiendo que no se
pueden subvertir o socavar los parámetros lega-
les e interpretativos y convertir en regla lo que es
de excepción, menos aún mediante alegaciones
o argumentaciones dogmáticas o genéricas.
Por ello, ante tal situación, resulta de buena
hermenéutica las pautas y estándares que la Su-
prema Corte de Justicia bonaerense ha delinea-
do mediante su doctrina legal sobre la cuestión.
05/08/2009; C. 96.636, del 12/08/2009, entre otras.
(64) Conf. Ac. 80.146, del 3/12/2003; C. 100.059, “Vig-
na Hnos. Sociedad de Hecho. Quiebra (concurso preventi-
vo pequeño)”, 12/8/2009; C. 89.636, “Fredes, Néstor Feli-
pe. Quiebra indirecta”, 2/9/2009; C. 97.765, “Farjat, José
Miguel y Uribarri de Farjat, Amelia. Pequeña quiebra”,
16/12/2009, entre otros.
(65) SC Buenos Aires, causa nº 101.872, “Matrax SRL”,
14/4/2020; C. 103.460 “Dispenza”, 11/8/2010; Rc 124097
I, “Jockey Club Mar del Plata”, 23/10/2020; Rc 121101 I, “El
Amanecer SA”, 15/11/2016, citados en Juba: B32937, en-
etapas en las que se clasifican los escri-
tos a los efectos regulatorios conforme el
art. 28 de la ley 14.967. Razón por la cual
no puede considerarse que la pendencia
de la regulación de esos honorarios pue-
da ser considerada una “consecuencia”
alcanzada por la nueva ley, conforme las
reglas del art. 7º del Cód. Civ. y Com. (del
voto en disidencia de los Dres. Etchegaray
e Ibarlucía).
6. - El solo hecho de haberse devengado
ese honorario ya es de por sí una “situa-
ción consolidada”, esté o no dictada la
resolución judicial que lo regula —que
no es sino establecer el precio de la
prestación del letrado—. No hay una
“situación existente”. La “situación” ya
terminó, con la finalización del trabajo
que generó, ipso facto, el derecho del
abogado a su remuneración (del voto
en disidencia de los Dres. Etchegaray e
Ibarlucía).
7. - En modo alguno la ley “nueva” resulta
aplicable a los trabajos ya terminados
Esto es, mantener y dar preeminencia a la
regla de la inapelabilidad concursal prevista
en el texto legal, lo cual es a tono con la se-
guridad jurídica, certeza, previsión y celeri-
dad que debe campear en todo ordenamiento
jurídico (66). Ello, con excepciones puntua-
les en casos excepcionales, que no se trate
de cuestiones que hacen al trámite normal y
ordinario concursal, se ocasionen —y acre-
diten— gravámenes de imposible reparación
ulterior, en concreto se lesionen derechos y
garantías de linaje constitucional en forma
evidente, nos encontremos frente a una arbi-
trariedad o irrazonabilidad, entre las demás
pautas ya apuntadas. Con esto, entiendo no se
hace una aplicación dogmática de la norma,
se salvaguardan posibles injusticias, se respe-
ta y efectiviza el derecho de todos los involu-
crados, todo ello en armonía con los intereses
en disputa y sin desnaturalizar el régimen
concursal.
Por otro lado, en coincidencia con lo postu-
lado por parte de la doctrina citada y hacién-
donos cargo de lo que acontece en la realidad
y práctica tribunalicia, sería encomiable que
el legislador expresamente aggiorne la norma
concursal a los efectos de contemplar supues-
tos excepcionales en lo que la regla general
debe ceder. Claro está mediante un trámite
recursivo que no demore y obture el normal
desarrollo del proceso concursal.
Todo ello, en aras de lograr una mayor segu-
ridad, certeza, previsibilidad y cumplimiento
efectivo de las normas preconcebidas y di-
señadas en pos de cumplir con los objetivos
de la legislación concursal, y a la vez, que ello
sea compatible y garantice una tutela judicial
efectiva de todos los involucrados en este tipo
de procesos.
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2182/2022
tre otros. Admitiendo excepciones a la regla: C. 105.799,
“Turri”, 14/9/2011; C. 119.188 ”Antonio Cangelosi S.A.”,
02/03/2016.
(66) No debemos soslayar que la primera fuente de in-
terpretación de la ley es su letra y cuando esta no exige
esfuerzo de comprensión debe ser aplicada directamente,
sin que sea admisible efectuar consideraciones ajenas al
caso que aquella contempla (CS, Fallos: 313:1007; 314:458;
315:1256; 318:950; 324:2780, entre otros).
del abogado durante la vigencia de la
ley “vieja”, aunque no hayan sido regu-
lados sus honorarios (del voto en disi-
dencia de los Dres. Etchegaray e Ibar-
lucía).
8. - Las partes adquieren el derecho a que
se regulen los honorarios de los letra-
dos —los propios y los de la contrapar-
te—, sobre la base de la ley arancelaria
que legítimamente presumían que sería
aplicada. Aplicar una ley sobreviniente
implica sorprenderlo en sus legítimas ex-
pectativas (del voto en disidencia de los
Dres. Etchegaray e Ibarlucía).
CCiv. y Com., Mercedes, en pleno, 02/05/2022.
- Pascual, José y otra s/ Sucesiones y
acumuladas.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/58060/2022]
[El fallo in extenso puede consultarse en
Atención al Cliente, http://informaciónle-
gal.com.ar o en Proview]

Sobre la aplicación en el tiempo de la ley 14.967
(un debate que no se aquieta)
Gabriel H. Quadri
Abogado de la Universidad de Morón (UM). Doctor en Ciencias Jurídicas de la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA). Secretario de la Sala II, CCiv. y Com. Morón. Director
honorario del Instituto de Derecho Procesal Civil y Comercial del Colegio de Abogados de Morón. Secretario de Redacción de LLBA. Ganador del Premio Accésit de la Academia
Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires por la obra “La prueba en el proceso civil y comercial”. Director de diversas obras especializadas en materia de derecho
procesal, entre ellas “Derecho Procesal en el Código Civil y Comercial”. Codirector de las obras “Procesos de familia” y “Tratado de la responsabilidad en el derecho de familia”, toda
ellas publicadas bajo el sello Editorial La Ley.
SUMARIO: I. El Plenario de la justicia mercedina.— II. La historia.— III. Sobre el Plenario.— IV. Otras reflexiones de cierre.
I. El Plenario de la justicia mercedina
Con fecha 2 de mayo de 2022, la Cámara Ci-
vil y Comercial de Mercedes, en la causa “Pas-
cual José y otra s/ Sucesiones (y otras)”, dictó
un fallo Plenario, en el que estableció —por
mayoría— que “la ley 14.967 debe aplicarse
para regular honorarios por trabajos profe-
sionales realizados con anterioridad a su en-
trada en vigencia”.
De este modo, el Plenario viene a renovar una
discusión que parecía haberse aquietado a partir
del dictado del, conocido, pronunciamiento de la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Bue-
nos Aires, emitido en el expediente “Morcillo Hugo
Héctor c/ Provincia de Bs. As. s/ inconst. dec.-
ley 9020” con fecha 8 de noviembre de 2017.
La controversia, entonces, se reaviva, ahora
con nuevas perspectivas.
Vamos al Plenario para reseñar, muy sintéti-
camente, aquellas ideas que son pilares de los
votos.
La mayoría del fallo está conformada por
los votos de los Dres. Gómez, Violini y Nolfi;
la minoría, mientras tanto, la conforman los
Dres. Ibarlucía y Etchegaray.
Vamos, primero, a los votos de la mayoría.
El Dr. Gómez, en voto al cual adhieren los
Dres. Nolfi y Violini sostiene que:
- El fallo “Morcillo” no es doctrina legal, de
modo que no permite descartar la aplicación
de la ley 14.967 para regular honorarios por
trabajos profesionales realizados con anteriori-
dad a su entrada en vigencia, pero sí existe una
doctrina interpretativa de la intertemporalidad
de la ley 14.967.
- En tales circunstancias, la Cámara queda
habilitada para dictar un Plenario.
- Descarta que la aplicación inmediata afecte
derechos adquiridos.
- Considera que ninguna duda puede alber-
garse acerca de que la ley 14.967 no puede ser
utilizada para modificar honorarios regulados
pero no firmes al tiempo de su sanción y —ló-
gica y consecuentemente— mucho menos para
aquellos que han alcanzado firmeza.
- En suma, estima aplicable la ley 14.967, de
manera irrestricta.
El Dr. Etchegaray, a su turno, argumenta en
torno a:
- Los antecedentes de la Cámara y la forma en
que se habían venido regulando los honorarios.
- El trámite de la ley 14.967, la observación
del Poder Ejecutivo y la falta de insistencia de
la Legislatura.
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Puede verse, de nuestra autoría, Acerca de la nue-
va ley bonaerense de honorarios profesionales, LLBA 2017
(septiembre), 1 - TR LALEY AR/DOC/2385/2017; “Observa-
ciones del Poder Ejecutivo a la Ley de Honorarios Profesio-
nales”, LA LEY, 2018-A, 1145; “La nueva Ley de Honorarios
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
- El criterio de no aplicar retroactivamente
la nueva Ley de Aranceles de Abogado a situa-
ciones consolidadas por la finalización de cada
etapa de su trabajo en actividad judicial, no solo
contempla —protege y reconoce— los derechos
adquiridos por el abogado, sino también los de
sus clientes o los de los condenados en costas.
- El derecho del abogado a sus honorarios por
su actuación en juicio (a percibirlos, y a su mon-
to), así como los del cliente y del condenado en
costas a liberarse de su obligación pagando (el
monto), se genera con la finalización de cada una
de las etapas en las que se clasifican los escritos
a los efectos regulatorios conforme el art. 28 de la
ley (de la ley vieja, y de la ley nueva). Razón por la
cual no puede considerarse que la pendencia de
la regulación de esos honorarios pueda ser con-
siderada una “consecuencia” alcanzada por la
nueva ley, conforme las reglas del art. 7º del Có-
digo Civil y Comercial (CCyC) (las leyes nuevas se
aplican a las “consecuencias” de las relaciones y
situaciones jurídicas existentes). El solo hecho de
haberse devengado ese honorario ya es de por sí
una “situación consolidada”, esté o no dictada la
resolución judicial que lo regula (que no es sino
establecer el precio de la prestación del letrado).
- La Ley de Aranceles no puede sino ser con-
siderada, en lo que aquí nos interesa, derecho
de fondo desde que regula obligaciones entre
acreedor y deudor (ya sea con el cliente o con la
contraparte condenada en costas en un juicio).
El Dr. Ibarlucía, por su parte, sostiene que:
- No correspondería la convocatoria a Ple-
nario por existir doctrina legal, en tanto el
precedente “Morcillo” constituye doctrina
legal.
- Las leyes de aranceles de abogados regla-
mentan dos situaciones jurídicas: por un lado la
relación del abogado con el cliente que contrata
sus servicios (locación de servicios y en algunos
casos, además, contrato de mandato), y por el
otro la relación de la contraparte de su cliente
en un juicio (actor o demandado).
- La ley presume que el cliente lo contrata so-
bre la base de la ley arancelaria vigente en ese
momento (que será la considerada por el juez
al momento de regular honorarios), y también
presume que la contraparte en el juicio toma
decisiones (allanarse o no, conciliar o transar
el pleito, litigar hasta que haya sentencia firme
o no, etc.) teniendo en cuenta que si pierde el
mismo o cualquier incidente, con imposición
de costas, serán regulados los honorarios sobre
la base de la ley que estaba vigente en cada una
de las etapas respectivas. También se presume
que el cliente sabe que si el condenado en cos-
tas no paga los honorarios deberá afrontarlos
porque es solidariamente responsable (art. 58,
dec.-ley 8904/77, art. 58, ley 14.967). En otras
palabras, adquieren el derecho a que se regulen
los honorarios de los letrados (los propios y los
de la contraparte), sobre la base de la ley aran-
celaria que legítimamente presumían que sería
Profesionales de Abogados, Procuradores y Auxiliares de la
Justicia Nacional y Federal”, LA LEY, 2017-F, 958, TR LALEY
AR/DOC/3187/2017; “Acerca de la nueva ley bonaerense de
honorarios profesionales. Decreto de promulgación y obser-
vaciones del Poder Ejecutivo”, LLBA 2017 (octubre), 1; “El Có-
digo Civil y Comercial y las ejecuciones de honorarios de abo-
aplicada. Aplicar una ley sobreviniente implica
sorprenderlo en sus legítimas expectativas.
- De ninguna manera puede sostenerse que
una ley de aranceles profesionales es exclusiva-
mente una ley procesal. La ley contiene normas
procedimentales, pero no toda la ley lo es.
- Tanto la Corte Nacional como la S.C.B.A.
han fundado los fallos que sustentan la no apli-
cación retroactiva de la ley 14.967 a las etapas
procesales cumplidas en los principios consti-
tucionales haciendo honor al art. 31 de la CN y
a los arts. 1º, 2º y 3º del CCyC.
- Si bien la ley 14.967 contiene mejores re-
tribuciones profesionales, la doctrina de los
superiores tribunales no apunta a beneficiar
o a perjudicar a un grupo social determinado.
Simplemente procura salvaguardar aquel prin-
cipio elemental de que debe tenerse en cuenta
lo que las partes han razonablemente previsto
que legalmente ocurrirá cuando han celebrado
un contrato o generado obligaciones.
Para la lectura más a fondo de cada uno de los
votos, el lector podrá acceder al fallo completo.
Ahora bien reseñado así el Plenario, y como
en otras ocasiones ya hemos hablado un poco
del tema (1), creemos que algo tenemos para
decir aquí.
Comencemos reseñando cómo llegamos
hasta esta situación, para ponernos en contexto.
II. La historia (2)
II.1. Génesis
Podríamos decir que todo este problema co-
mienza cuando el decreto de promulgación de
la ley 14.967 (522/17 E)  observa el art. 61, del
texto sancionado.
Recordemos que el artículo observado indi-
caba que “las disposiciones de la presente ley se
aplicarán a todos los procesos en que, al tiempo
de su promulgación no exista resolución firme
regulando honorarios”.
Recordemos, también, que la norma deroga-
da (art. 61, dec.ley 8904/77) señalaba que “las
disposiciones de la presente ley se aplicarán a
todos los procesos en que no hay resolución fir-
me regulando honorarios, al tiempo de su pro-
mulgación. Sin perjuicio de ello, encontrándose
pendiente el pago total o parcial de honorarios
regulados y firmes, en la primera presentación,
el profesional podrá acogerse al procedimiento
del artículo 54 con las formalidades estableci-
das en el mismo”.
Para ampliar el panorama, es bueno reseñar
que el art. 61 fue observado argumentando:
“que lo prescripto por el artículo citado puede
afectar derechos adquiridos, debido a que los
honorarios de los profesionales se devengan
por etapas, por lo que disponer la aplicación
gados. A propósito de las nuevas leyes arancelarias nacional
y bonaerense”, LA LEY, 2018-D, 665 y “Aplicación de la Ley de
Honorarios Profesionales en el tiempo y el nuevo valor de la
UMA”, LA LEY, 2018-E, 791, TR LALEY AR/DOC/1876/2018.
(2) Reiteramos aquí algunos conceptos ya expuestos
en AA.VV. (GIUSSANI, Diego A., GÓMEZ, Pablo M., RESI-
Octubre de 2022 | 5
retroactiva de la norma podría vulnerar dichos
derechos”, “que desde el comienzo del traba-
jo profesional el abogado adquiere derecho
sobre los mismos, esto puede inferirse desde
que existe la posibilidad de obtener una regu-
lación y cobro parcial”, a lo que se agregó “que
incluso su aplicación podría entorpecer el fun-
cionamiento del sistema de administración de
justicia y el ejercicio de la abogacía”, “que co-
rresponde establecer pautas claras y uniformes,
para evitar colocar a los ciudadanos en una si-
tuación de inseguridad jurídica” y “que lo pres-
cripto implicaría una aplicación retroactiva de
la norma, pretendiendo regir etapas concluidas
durante la vigencia de una norma por una ley
sancionada con posterioridad a su cierre, situa-
ción prohibida constitucionalmente”.
En realidad, la observación —en su momen-
to— nos tomó un poco por sorpresa.
Es que, en definitiva, el texto sancionado no
implicó más que una reiteración de su antece-
sor (art. 61, dec.-ley 8904/77), con la supresión
de la segunda parte de la norma.
A su vez, la ley arancelaria abogadil nacional
contenía un precepto similar (art. 63, ley 21.839)
al igual que el proyecto de reforma para aquella
jurisdicción (art. 64) —aunque posteriormen-
te hubo una observación similar a la de su par
provincial—; lo mismo la Ley Arancelaria de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (art. 62,
ley 5134) —donde el artículo, poco tiempo an-
tes, no había sido observado— y varias otras
normas provinciales.
Por lo demás, y desde una atalaya genérica,
ya hemos expresado que no veíamos cómo la
norma sancionada por el Congreso local po-
día implicar una vulneración de derechos ad-
quiridos por los profesionales, a poco que se
advirtiera que el nuevo régimen pivotea en la
preceptiva anterior (dec.-ley 8904/77), aunque
con varias modificaciones y que la mayoría,
por no decir la totalidad, de los artículos que
se han modificado en modo alguno restringe
derechos de los profesionales, sino que las di-
versas soluciones implementadas terminan
consagrando posturas mucho más beneficio-
sas para ellos.
Tampoco advertimos cómo su aplicación en
las condiciones del art. 61 podría entorpecer el
funcionamiento del sistema de administración
de justicia y el ejercicio de la abogacía.
Lo cierto es que la ley 14.967 quedó, en su
texto promulgado, sin una regla específica que
regulara los eventuales conflictos de leyes en el
tiempo.
De tal suerte, si la intención de la observación
apuntó a establecer pautas claras y uniformes,
desde nuestro humilde punto de vista, creemos
que no fue esta la mejor opción.
Como muestra, un botón: hoy todavía segui-
mos discutiendo el tema, varios años después.
NA LILLO, Andrea, “Honorarios profesionales”, Erreius,
Buenos Aires, 2018, p. 362 y ss. y, anteriormente, en
QUADRI, Gabriel Hernan, “Acerca de la nueva ley bonae-
rense de honorarios profesionales, segunda parte: su De-
creto de promulgación y el veto parcial”, LLBA octubre
2017, 1.
6 | Octubre de 2022
Agregando a lo que dijimos en aquellos mo-
mentos —años 2017, 2018 y 2019— algunas
ideas más, tampoco se observa que la observa-
ción hubiera traído mayor certeza o simplifica-
do las cosas.
Antes bien, insertó una discusión doctrinaria
y jurisprudencial (importante), y fue la Supre-
ma Corte quien procuró brindar uniformidad
al tema.
Y la verdad es que parecía haberlo logrado.
Pero, como está a la vista, todavía la polémica
no se acalla.
Es más: a partir del Plenario se ha reavivado
y de eso vamos a hablar un poco más adelante.
Pero, por ahora, no nos adelantemos y volva-
mos al relato histórico.
II.2. Primeros antecedentes de la Provincia de
Buenos Aires
A poco de entrar en vigencia la ley 14.967, los
órganos jurisdiccionales locales comenzaron a
referirse al tema.
Ello es obvio: había que seguir regulando ho-
norarios.
La Sala 2ª de la Cámara de Apelación en lo Ci-
vil y Comercial de Morón sostuvo que: “lo pri-
mero que corresponde señalar es la ausencia
de una norma que nos indique cómo resolver
la cuestión intertemporal, frente a la ya mencio-
nada observación del art. 61.
Nos queda entonces un vacío que, ante la au-
sencia de precepto específico de la ley arancela-
ria, debe ser llenado acudiendo al ordenamien-
to madre: el CCyC.
Y más puntualmente a su art. 7º, el cual con-
sagra el principio de aplicación inmediata (no
retroactiva) de las nuevas leyes.
(...)
Por lo demás, y como lo ha indicado la
mejor doctrina, en materia procesal, la re-
gla es la aplicación inmediata de las nuevas
normas, salvo si se vulneran derechos defi-
nitivamente incorporados al patrimonio de
la persona a la que dichas normas se preten-
da aplicar (MORELLO, Augusto M. - SOSA,
Gualberto L. - BERIZONCE, Roberto O., Có-
digos Procesales en lo Civil y Comercial de
la Provincia de Buenos Aires y de la Nación,
Comentados y anotados, 4ª Ed. Abeledo Pe-
rrot — LEP, Buenos Aires, 2015, T 1, §177).
Dicho esto, es tiempo de señalar —ahora—
que desde mi punto de vista, las normas de
la ley 14.967 que indican cómo regular ho-
norarios tienen evidente sustancia procesal
(en la misma ley habrá otros artículos de
esencia diversa, pero eso no está en discu-
sión aquí).
Entonces la regla general (obviamente ana-
lizable luego en cada caso específico) sería la
aplicación inmediata de las nuevas normas
arancelarias; así incluso lo ha resuelto la Supre-
ma Corte local (Sup. Corte Bs. As., 28/12/2005,
“Fisco de la Provincia de Buenos Aires c/ Pérez,
Irma. Apremio”) “sin dejar de advertir el sus-
cripto la existencia de otros pronunciamiento
de la Corte Suprema (Fallos 319:1915) que —al
parecer— podrían ser contrarios a este criterio,
empero —de su lectura detenida— se advierte
que las circunstancias de aquellos casos (y la
problemática analizada por el Alto Tribunal)
son bien diversas de las que en estos se presen-
tan”.
(3) CCiv. y Com. Morón, sala 2ª, “Almagro Elsa Alicia c/ Me-
dina Gastón Jesús y otros s/ ds. y ps.”, 24/10/2017, TR LALEY
AR/JUR/72985/2017.
(4) CCiv. y Com. Azul, sala 1ª, “Banco de la Provincia de
Buenos Aires c/ Rolando Isaías Raúl s/Cobro Ejecutivo”,
24/10/2017.
(5) CCiv. y Com. San Nicolás, “Adeff Miguel Gusta-
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
Y el Tribunal procedió así aun en la adver-
tencia de que, en la instancia previa, los hono-
rarios habían sido regulados aplicando el dec.-
ley 8904/77.
Paralelamente, la Sala advirtió que “como
regla corresponde la aplicación inmediata de
la nueva ley; obviamente que como lo adelan-
taba, luego y en los casos concretos, deberá
el intérprete determinar si existen motivos o
fundamentos que ameriten excepcionar di-
cho criterio rector” y señaló también “que
la aplicación de la nueva ley en la Alzada se
dará, por cierto, siempre dentro de los límites
de las cuestiones que lleguen recurridas (arg.
arts. 260, 266, 272 del CPCC, 57 de la ley aran-
celaria)” (3).
En la misma fecha, y con bases argumen-
tales que transitan por un derrotero similar, la
sala 1ª de la Cámara Civil y Comercial de Azul
hizo aplicación de la nueva ley para regular
honorarios de Cámara aun cuando las labores
eran anteriores a la entrada en vigencia de la
ley 14.967 (4).
Otros tribunales provinciales también hicie-
ron aplicación inmediata de la ley (5).
En una posición diversa, la Sala 2ª de la Al-
zada marplatense consideró que: “La nueva
norma toma a la relación o situación jurídica
en el estado en que se encontraba al tiempo de
ser sancionada, pasando a regir los tramos de
su desarrollo aún no cumplidos, no pudiendo
aplicarse a los ya cumplidos durante la vigencia
de la ley anterior (arg. art. 7º del CCyC).
”De este modo, siendo que las tareas profe-
sionales fueron realizadas durante la vigencia
del dec.-ley 8904/77, corresponde estarse a las
pautas y escalas contenidas allí pues se ha pro-
ducido a su respecto el llamado ‘consumo jurí-
dico’, pero el auto regulatorio que se efectúa una
vez que ya entró en vigencia la nueva ley 14.967,
debe ajustarse a las condiciones de eficacia que
ella contiene” (6).
Lo propio hicieron otros tribunales (7).
Como se ve, los primeros tiempos de vigencia
de la ley, polarizaron las posturas en el seno de
los diversos tribunales bonaerenses.
Veamos, ahora, qué hizo la Suprema Corte
frente a este complejo escenario.
II.3. La postura de la Suprema Corte de Justi-
cia (Roma locuta ¿causa finita?)
El Alto Tribunal comenzó con marchas y con-
tramarchas.
El 18 de octubre de 2017, es decir pocos días
antes de la entrada en vigencia de la ley, dicta el
Ac. 3869/17 mediante el cual fija el valor del jus
según ley 14.967 y dispone derogar la Ac. 3867.
Una semana después, el 25 de octubre
de 2017 y ya en vigencia la ley, dictó el Ac.
3871/17, donde expresó: “Que los informes
brindados en el Acuerdo del día de la fecha
por parte de los secretarios del Tribunal, dan
cuenta de que en las causas en las que aún no
se han regulado honorarios, deberá decidirse
si resulta aplicable el nuevo régimen arancela-
rio o las disposiciones del decreto ley 8904/77,
dado que el decreto 522/17E observó el con-
tenido del artículo 61 de la ley 14.967 —que
establecía la aplicación del nuevo régimen
a todos los procesos en que, al tiempo de su
promulgación, no exista resolución firme re-
gulando honorarios—, por considerar que la
aplicación retroactiva de la nueva ley podría
vulnerar derechos adquiridos.
vo c/ Municipalidad de Allen. Ejecución de honorarios”,
26/10/2017; C. Civ. y Com. Trenque Lauquen, “Servat, Mir-
ta Mabel c/ Mayor, Rubén Luis y Otra s/ Desalojo por fal-
ta de pago”, 27/10/2017; C. Civ. y Com. Mercedes, sala 3ª,
“Lailhacar Sonia Daniela c/ Garandan Claudio Gastón s/
Alimentos”, 25/10/2017.
(6) CCiv. y Com. Mar del Plata, sala 2ª, “Ejército Argentino
”Que resulta necesario aclarar que la dero-
gación del Acuerdo Nº 3867 no implica que el
monto allí previsto se torne inaplicable para
los supuestos en que se resuelva fijar los emo-
lumentos profesionales de conformidad con las
reglas contenidas en el decreto ley 8904/77, por
lo que corresponde establecer, además de la
cuantía del arancel determinado por el Acuer-
do Nº 3869, el valor del “Jus arancelario decreto
ley 8904/77”.
Ya se avisoraba, entonces, alguna opinión
contraria a la vigencia inmediata de la nueva
ley.
Y es en el marco de una causa de competen-
cia originaria (8) que el Alto Tribunal bonae-
rense se expidió definiendo la cuestión.
Dijo allí que: “deben fijarse los honorarios
de los profesionales intervinientes, para lo
cual es preciso efectuar una especial consi-
deración ante la entrada en vigencia, el 21 de
octubre del corriente, de la ley 14.967 (B.O.P.
del 12-X-2017).
”Teniendo en cuenta que el decreto 522/17E
observó el contenido del artículo 61 de ese cuer-
po legal, que establecía la aplicación del nuevo
régimen a todos los procesos en que, al tiempo
de su promulgación, no exista resolución firme
regulando honorarios, es menester fijar un crite-
rio para los casos en que, como en éste, la tarea
profesional se llevó a cabo total o parcialmente
durante la vigencia de la ley arancelaria hoy de-
rogada.
”La observación del Poder Ejecutivo se basó,
principalmente, en considerar que la dispo-
sición vetada importaba la consagración de
una indebida aplicación retroactiva de la ley
susceptible de afectar derechos adquiridos que,
además, podría entorpecer el funcionamiento
del sistema de justicia y el ejercicio de la aboga-
cía y con el expreso propósito de evitar colocar
a los ciudadanos en una situación de inseguri-
dad jurídica (ver considerandos 25 a 30, decre-
to 522/17E).
”En atención a que la remuneración por la la-
bor de los abogados en los juicios se determina
teniendo en cuenta las etapas cumplidas en las
que el proceso se divide, resulta necesario, ante
la entrada en vigor de un nuevo ordenamiento
arancelario, discriminar aquellas pasadas du-
rante la vigencia del régimen anterior de las que
se hicieron a partir de la operatividad del nuevo
sistema.
”Tal es el criterio adoptado por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación a partir del
precedente que se registra en Fallos 319:1915
(mantenido en Fallos:320:31; 2349 y 2756;
321:146; 330, 532 y 1757; 325:2250), frente a
una norma arancelaria que —como la recien-
temente sancionada— no contenía normas de
derecho transitorio; y que ha sido igualmente
aplicado aun en la hipótesis en que la ley en
cuestión dispusiera su aplicación a las accio-
nes judiciales iniciadas con anterioridad a su
entrada en vigencia (Fallos 320:1796). Y si bien
en algún caso (Fallos 327:60) se adoptó una
posición distinta (v. tb. Fallos 329:94), lo cier-
to es que a partir de Fallos 329:1066 ha retor-
nado a la línea de interpretación que aquí se
propicia (Fallos 329:1191 y 3148; causa A.367.
XXXIII “Almandos, Gustavo L. vs. Superinten-
dencia de Seguros de la Nación”, sentencia del
2/3/2011 y Fallos 335:1348 —disidencias de
los jueces Petracchi y Zaffaroni).
”Por lo demás, dicho criterio se compadece
con la línea hermenéutica sostenida en diver-
sos precedentes de esta Suprema Corte, al resol-
ver cuestiones similares (vgr. causa A. 70.603,
c/ Carballo Mario Alberto Juan s/ homologación de Conve-
nio”, 24/10/2017.
(7) CCiv. y Com. Bahía Blanca, sala 1ª, “Rodríguez
Carlos Alberto c/Salas Gustavo José s/ Daños y Perj.”,
26/10/2017; CCiv. y Com. Necochea, “Falcon, Lucio Ale-
jandro c/ Montiel, Ismael M. y otro s/Daños y perjuicios”,
31/10/2017; CCiv. y Com. La Matanza, sala 2º, “G. c/ C.
“Rolón”, sent. del 28-X-2015). En tal sentido,
vale aclarar que lo decidido en Ac. 75.956,
(“Fisco de la Provincia de Buenos Aires c. Pé-
rez”; sent. del 28-XII-2005) no es aplicable en la
especie, toda vez que tal sentencia, además de
haberse pronunciado al abrigo de la doctrina
que por entonces propiciara la Corte nacional
(Fallos 327:60, abandonada, según se ha visto,
poco tiempo después, a partir de lo resuelto en
Fallos 329:1066), tuvo en consideración el espe-
cial contexto de la normativa allí examinada
(régimen de consolidación de deudas fiscales
a cargo de los contribuyentes; ley 11.808), en
la que se reglaba la situación de los deudores
sometidos a proceso de apremio, en orden a
las costas y gastos causídicos (art. 3º). Lo allí
resuelto, en rigor, solamente atendió a ese régi-
men singular de los apoderados fiscales.
”De tal modo, corresponde dejar estableci-
do que a los fines de la regulación de honora-
rios en este caso, en el que los trabajos se reali-
zaron estando en vigor el dec.-ley 8904/1977,
habrán de utilizarse las pautas y la unidad
arancelaria (ius) allí instituida, cuyo quan-
tum el Tribunal fijó mediante el Acuerdo
Nº 3871, dictado el día 25 de octubre del co-
rriente.
”Ello así en el entendimiento de que el
art. 9º de la nueva legislación, en tanto alte-
ra la estructura de componentes que nutren
dicha unidad arancelaria, generando de esa
forma un significativo incremento de su cuan-
tía —se pasa de una referencia de ‘el uno [1]
por ciento de la remuneración total asignada
al cargo de Juez Letrado de Primera Instancia
en la Provincia de Buenos Aires, entendiéndo-
se por tal la suma de todos aquellos rubros,
sea cual fuere su denominación, incluida la
bonificación por antigüedad por el tiempo
exigido por el artículo 178 de la Constitución
Provincial [tres años] cuya determinación no
dependa de la situación particular del Magis-
trado’ (art. 9, decreto ley 8904/77) al ‘uno por
ciento (1%) de la remuneración total asignada
por todo concepto al cargo de juez de primera
instancia en la provincia de Buenos Aires, con
quince [15] años de antigüedad, incluido el
básico, permanencia, bloqueo de título y todo
otro tipo de bonificaciones, compensaciones,
gratificaciones o adicionales, cualquiera fuese
su denominación y se encuentre o no sujetos
a aportes o contribuciones, exceptuando úni-
camente aquellos rubros que dependan de la
situación personal particular del magistrado’
(art. 9, ley 14.967, énfasis añadido), ha de
regir para trabajos devengados durante la
vigencia de aquella norma y no hacia el pa-
sado”.
O sea, la ley rige solo para trabajos devenga-
dos durante la vigencia de la ley 14.967 y no ha-
cia el pasado.
Con todo, en su momento, advertimos que
no surgía del fallo qué debería hacerse con
aquellos procesos en los cuales determinada
etapa se efectuó parte bajo una ley y parte bajo
otra. Es decir, una etapa con dos leyes rigiéndo-
la. Situación que, en nuestros primeros aportes
sobre el tema, vaticinamos que generaría com-
plicación.
A los pocos días de dictado el fallo, algunos
tribunales que se habían inclinado por la apli-
cación inmediata de la ley, volvieron sobre sus
pasos.
Así, se dijo que: “inicialmente, debemos
destacar —con relación a lo decidido por este
Tribunal en la causa nro. MO-32200-2012 R.H.
107/17 en cuanto ya hemos resuelto la aplica-
ción inmediata de las normas de la ley 14.967—
que la Suprema Corte de Justicia de la Provincia
M. L. C. S. J. SA y otro/a s/daños y perj. resp. profesional
(excluido Estado)”, 2/11/2017; CCiv. y Com. Morón, sala 1ª,
“Oithurbide, Blanca Edeisa c/ Salinas, Luisa Andrea s/ rei-
vindicación”, 8/11/2017.
(8) SC Buenos Aires, “Morcillo Hugo Héctor c/ Provincia de
Bs. As. s/ inconst. dec.-ley 9020”, 8/11/2017, TR LALEY AR/
JUR/77307/2017.

de Buenos Aires ha asumido el temperamento
contrario (Sup. Corte Bs. As., 8/11/2017, “Mor-
cillo Hugo Héctor c/ Provincia de Bs. As. s/ in-
const. dec.-ley 9020”), estableciendo que “a los
fines de la regulación de honorarios en este
caso, en el que los trabajos se realizaron estan-
do en vigor el decreto ley 8904/1977, habrán de
utilizarse las pautas y la unidad arancelaria (ius)
allí instituida”. Consecuentemente, sin perjuicio
de nuestra opinión particular sobre el tema
(que no es otra que la exteriorizada en el evoca-
do antecedente de este Tribunal), en atención a
lo dispuesto por la Suprema Corte, considera-
mos que debemos ceñirnos —a partir de aho-
ra— a aquella doctrina, sin perjuicio de dejar
a salvo nuestra opinión personal en contrario
y de procurar encontrar la solución más razo-
nable posible a las inherentes complejidades
que apareje la convivencia de dos regímenes
arancelarios para determinar las retribuciones
profesionales en un mismo proceso. Por ello,
habiéndose llevado a cabo las tareas respectivas
en su totalidad con anterioridad a la vigencia de
la ley 14.967, habrá de procederse de confor-
midad con el contexto normativo anterior a la
vigencia de dicha preceptiva” (9).
La situación, en el ámbito de la Provincia, pa-
recía haberse
II.4. La Corte Suprema de Justicia de la Nación
también se hizo oír
En el ámbito nacional, sucedió algo parecido
con la ley 27.423 al observarse por el Poder Eje-
cutivo su art. 64,
Y la Corte Suprema de Justicia, tiempo des-
pués, sentó una doctrina —por mayoría, pues
el Dr. Maqueda votó en sentido diverso— seña-
lando que “en el caso de los trabajos profesiona-
les el derecho se constituye en la oportunidad
en que se los realiza, más allá de la época en
que se practique la regulación (Fallos 321:146;
328:1381; 329:1066, 3148, entre muchos otros)
Por ello, concluyen que el nuevo régimen legal
no es aplicable a los procesos fenecidos o en trá-
mite, en lo que respecta a la labor desarrollada
durante las etapas procesales concluidas duran-
te la vigencia de la ley 21.839 y su modificatoria
ley 24.432, o que hubieran tenido principio de
ejecución” (10).
Señalando, en otro fallo, que “la ley de Ho-
norarios 27.423 no es aplicable a los procesos
fenecidos o en trámite, en lo que respecta a
la labor desarrollada en las etapas procesales
concluidas durante la vigencia de la ley ante-
rior, 21.839 y su modificatoria ley 24.432, o que
hubieran tenido principio de ejecución, pues
en el caso de los trabajos profesionales el dere-
cho se constituye en la oportunidad en que se
los realiza, más allá de la época en que se prac-
tique la regulación” (11).
Y decidiendo, más actualmente, que “la regu-
lación de honorarios efectuada con aplicación
del régimen previsto por la ley 27.423 debe ser
dejada sin efecto, pues los trabajos profesiona-
les fueron llevados a cabo con anterioridad a su
entrada en vigencia, es decir, íntegramente bajo
el amparo de la ley 21.839, debiéndose realizar
entonces al amparo de esa norma” (12).
Pero no obstante ello, algunos tribunales na-
cionales se apartaron de esa doctrina.
Así, podemos leer en un fallo de la Sala J
de la Cámara Nacional Civil lo siguiente: “la
ley 27.423 es la que mejor preserva el valor de
las retribuciones judiciales, las que gozan, a su
vez, de privilegio general y revisten el carácter
(9) CCiv. y Com. Morón, sala 2ª, “Afm Construcciones S.R.L.
s/ concurso preventivo”, 14/11/2017.
(10) CS, “Establecimiento Las Marías”, 4/9/2018, TR LA-
LEY AR/JUR/47044/2018.
(11) CS, “Emdersa Generación Salta S.A. c. EN - AFIP - DGI
- Ley 25.063 s/proceso de conocimiento”, 29/4/2021, TR LA-
LEY AR/JUR/11488/2021.
(12) CS, “All, Jorge Emilio y otro s/sucesión ab- intestato”,
26/4/2022, TR LALEY AR/JUR/46638/2022.
(13) CNCiv., sala J, “Sanabria, Denni Adrián c. Recalde, Án-
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
alimentario (cfr. art. 3 de la ley citada); como así
también, que su aplicación no afecta la garan-
tía de igualdad ante la ley (cfr. art. 16, C.N.), ni
el derecho de propiedad (cfr. art. 17, C.N.). Ello,
pues, si bien ningún cambio puede realizarse
en el marco de una disminución o pérdida de
un derecho adquirido, en la especie, las modi-
ficaciones arancelarias que prevé la ley son ad-
misibles, en tanto reportan un mayor beneficio
a los profesionales del derecho.
”En este sentido, corresponde remarcar que
las tareas del abogado desarrolladas en un pro-
ceso judicial generan su crédito por honora-
rios. A medida que el letrado va realizando su
tarea profesional se van devengando en forma
simultánea sus honorarios y una vez finalizada
su labor, se habrá devengado todo el honorario
profesional que le corresponderá en definitiva
por dicha actuación.
”En efecto, la ley de honorarios carece de toda
influencia en el devengamiento del crédito por
honorarios, ya que éstos se devengan por la ac-
tuación profesional, con ley de honorarios o sin
ella y, en este caso, diga lo que diga la ley de ho-
norarios. Estos emolumentos devengados, a su
vez, constituyen una relación jurídica obligacio-
nal preexistente a la regulación judicial y, en de-
fecto de acuerdo válido, la regulación judicial es
una consecuencia necesaria de esa relación jurí-
dica obligacional a los fines de la determinación
de su monto (cfr. Toribio E. Sosa - ‘Conflicto de
leyes arancelarias nacionales’, La Ley, 01/06/18).
”De allí, que de conformidad con lo dispuesto
por el art. 7º, párr. 1º del Código Civil y Comer-
cial de la Nación, su aplicación es inmediata,
incluso con respecto a honorarios devengados
antes de su entrada en vigencia, pero aún no re-
gulados judicialmente” (13).
Y en de la Sala D, de la misma Cámara se
ha resuelto que: “en cuanto a la queja de la ci-
tada en garantía relativa a la aplicación de la
ley 27.423, corresponde señalar que, según es
criterio de la mayoría del Tribunal, ella debe ser
aplicada a toda regulación de honorarios que no
se encuentre firme a la fecha de su entrada en
vigencia, aun tratándose de trabajos llevados a
cabo con anterioridad (conf. esta Sala, en autos
“Acquistapace, Pablo Leandro c/ Burrofato, Gui-
llermo s/daños y perjuicios”, 17 de mayo de 2021,
entre otros).
”Ello así, de conformidad con el principio
general establecido por el art. 7 del Código Ci-
vil y Comercial, según el cual las leyes son de
aplicación inmediata, aun a las consecuencias
de relaciones jurídicas preexistentes o situacio-
nes legales ‘en curso’, sin que ello implique una
indebida irretroactividad ni afecte garantías
constitucionales, en tanto importa la operati-
vidad de sus efectos inmediatos sobre situa-
ciones jurídicas no consumadas al comienzo
de su vigencia. En efecto, los hechos cumplidos
se rigen por la ley vigente a la época en que se
consumaron, pero las situaciones jurídicas en
curso se regulan, sin retroactividad, por la ley
nueva, ya sea que lo que se encuentre en cur-
so sea su constitución o extinción o sus efectos
(Belluscio, Augusto - Zannoni, Eduardo, ‘Códi-
go Civil y leyes complementarias. Comentado,
anotado y concordado’, Buenos Aires, 1979, T. 1,
pág. 17)” (14).
II.5. Nuestra postura personal
II.5.a Aplicación de la ley en el tiempo
Por nuestra parte, y en lo estrictamente per-
sonal, siempre nos ha parecido de buena téc-
gel Raúl y otros s/ daños y perjuicios (acc. tran. c/les. o muer-
te)”, 8/11/2021, TR LALEY AR/JUR/175257/2021.
(14) CNCiv., sala D, “Torres, Marcelo Rubén y otro c. Guas-
coni, Juan Carlos y otros s/ daños y perjuicios”, 11/4/2022, TR
LALEY AR/JUR/30705/2022.
(15) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, “El artículo 7 del
Código Civil y Comercial y los expedientes en trámite en los
que no existe sentencia firme”, JA 2015-II, 693 y “Nuevamente
sobre la aplicación del Código Civil y Comercial a las situacio-
nes jurídicas existentes al 1 de agosto de 2015”, LA LEY, 2015-
nica prever la situación referente a la vigencia
temporal al momento de dictarse nuevas leyes;
de hecho, el legislador bonaerense lo intentó,
siguiendo la tradición normativa en la materia,
pero sobrevino la ya comentada observación.
Ahora ¿qué hacer cuando la ley específica
carece de una directriz puntual sobre su aplica-
ción temporal?
Creemos que lo primero que será necesario
detectar es si el nuevo ordenamiento y el an-
terior difieren, pues —de conllevar al mismo
resultado o solución— no parece que tenga
demasiado sentido estar pensando en una ul-
traactividad, carente de mayores virtualidades
prácticas.
Por lo demás, y si hay que definir algún con-
flicto temporal de aplicación normativa, habrá
que acudir al ordenamiento base, el Código Ci-
vil y Comercial .
Y así tenemos que su art. 7º determina que
“a partir de su entrada en vigencia, las leyes se
aplican a las consecuencias de las relaciones
y situaciones jurídicas existentes. La leyes no
tienen efecto retroactivo, sean o no de orden
público, excepto disposición en contrario. La
retroactividad establecida por la ley no pue-
de afectar derechos amparados por garantías
constitucionales. Las nuevas leyes supletorias
no son aplicables a los contratos en curso de
ejecución, con excepción de las normas más
favorables al consumidor en las relaciones de
consumo”.
Tenemos fresca, aun, la polémica que se de-
sató a poco de la vigencia del Código Civil y Co-
mercial respecto de este artículo (15).
Ahora bien, respecto del aludido art. 7º la
casación local ha dicho que “a la luz de la re-
gla general establecida en su art. 7º, las leyes
se aplicaran a partir de su entrada en vigen-
cia aún a las consecuencias de las relaciones
y situaciones jurídicas existentes, es decir
que —al igual que el anterior ordenamien-
to— consagra la aplicación inmediata de la ley
nueva, que rige para los hechos que están in
fieri o en curso de desarrollo al tiempo de su
sanción; lo que no puede juzgarse de acuerdo
con ella son las consecuencias ya consumadas
de los hechos pasados, que quedan sujetas a la
ley anterior, pues juega la noción de consumo
jurídico” (16).
Es hora de afinar el análisis y aproximarlo
más a la cuestión retributiva de los trabajos pro-
fesionales.
II.5.b. La noción de “consumo jurídico” en
materia arancelaria
Este es el tema que trajo más discusiones.
Como bien señala Lorenzetti, la norma del
art. 7º establece la aplicación inmediata de la
ley a las consecuencias de las relaciones y situa-
ciones jurídicas existentes; las que se constitu-
yeron o extinguieron cumpliendo los requisitos
de la ley anterior no son alcanzadas por este
efecto inmediato; mientras que las que están
en proceso de constitución son alcanzadas
por la nueva ley y las consecuencias son todos
los efectos de hecho o derecho que reconocen
como causa a una situación o relación jurídica
preexistente (17).
Según ha enseñado Kemelmajer de Car-
lucci “la noción de consumo que subyace en
el art. 7 fue tomada por Borda de la obra de
C, 951; RIVERA, Julio, “Aplicación del Código Civil y Comercial
a los procesos judiciales en trámite. Y otras cuestiones que de-
bería abordar el Congreso”, LA LEY, 2015-C, 645.
(16) SC Buenos Aires, “Zubiarrain, Raúl A. y otros c/ Cáma-
ra de Senadores s/ Demanda contencioso-administrativa”,
10/08/2016.
(17) LORENZETTI, Ricardo L., en AA.VV., Código Civil y Co-
mercial de la Nación Comentado, Rubinzal Culzoni Editores,
Buenos Aires, 2015, t. I, p. 46.
(18) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, “El artículo 7 del
Octubre de 2022 | 7
Roubier, quien distingue entre leyes que go-
biernan la constitución y la extinción de una
situación jurídica, y leyes que gobiernan el
contenido y las consecuencias. Cada fase se
rige por la ley vigente al momento de esa eta-
pa; el consumo o el agotamiento debe anali-
zarse según cada una de esas etapas, en con-
creto, para cada tipo de situaciones, siendo
imposible una formulación en abstracto, para
todo tipo de cuestiones” (18).
Aquí ya tenemos un buen comienzo: concep-
tualizamos sintéticamente el “consumo jurídi-
co” y partimos de la base de que no existe una
respuesta unívoca, que pueda abarcar todos los
casos.
Esto, según pensamos, es interesante en ma-
teria arancelaria.
Es que si repasamos el texto de la ley 14.967,
veremos que este anida reglas de esencia muy
diversa.
En efecto, y como ejemplo, tenemos que
algunas de ellas se refieren a los honorarios
pactados convencionalmente (arts. 3º a 8º)
mientras que otras hacen a alusión a la forma
de regular judicialmente los honorarios por la
intervención en procesos (arts. 9º, 15, 16, 21 y
siguientes) al par que otras se vinculan con la
forma en que los honorarios deben abonarse
(arts. 15, inc. d, 24 y 54, inc. a), con los efectos de
la mora (art. 54, incs. a y b), o con las vías para
perseguir su cobro (art. 58).
Como se nota, la ley 14.967 —en lo que hace
a la sustancia de sus normas— presenta un
complejo entramado, en el que se entrecruzan
reglas de naturaleza claramente procesal, con
otras cuyo sustrato trasciende este último ám-
bito.
Creemos que, dentro de la ley en cuestión,
las normas encaminadas a la regulación de los
honorarios profesionales son normas de cla-
ra naturaleza procesal: le indican al juez cómo
actuar para llegar al momento de la determina-
ción monetaria de los honorarios de abogados y
procuradores por las labores llevadas a cabo en
el proceso.
En tal sentido, y entre otras cosas, marcan
¿qué pautas —en general— debe el magistra-
do tener en cuenta?, ¿cómo debe determinar
la cuantía del asunto en los diversos casos
susceptibles de apreciación pecuniaria?,
¿cuáles son las escalas dentro de las cuales
debe moverse?, ¿cómo debe proceder en los
casos insusceptibles de apreciación económi-
ca? y ¿cuál debe ser el contenido mínimo de
su resolución?; y también tienen naturaleza
procesal aquellas normas referentes a las no-
tificaciones y recursos contra las regulaciones
de honorarios.
Con esto dicho, podemos ahora señalar
que —en lo procesal— la regla sería la aplica-
ción inmediata de las nuevas leyes, siempre
que no se vulneren derechos definitivamente
incorporados al patrimonio de la persona a la
que dichas normas se pretenda aplicar (19); Ke-
melmajer de Carlucci, con cita a la postura de
Roubier, explica claramente en otro de sus tra-
bajos las razones por las cuales las nuevas leyes
que conciernen a la actividad judicial son sus-
ceptibles de aplicarse a todos los procesos pen-
dientes o futuros, aun cuando se trate de hechos
anteriores (20).
¿Se acomoda todo esto a la pauta del art. 7º
del CCyC en materia arancelaria?
Código Civil y Comercial”, ob. cit.
(19) MORELLO, Augusto M., SOSA, Gualberto L., BERI-
ZONCE, Roberto O., “Códigos Procesales en lo Civil y Comer-
cial de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación, Comenta-
dos y anotados”, Abeledo Perrot - LEP, Buenos Aires, 2015, 4ª
ed, t. I, §177.
(20) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, “Las situaciones
jurídicas preexistentes, a un año de la vigencia del Código Civil
y Comercial (varios personajes en busca de un autor)”, LA LEY,
2016-D, 1085, TR LALEY AR/DOC/2312/2016.
8 | Octubre de 2022
Creemos que sí, pues —en definitiva— la
regulación de honorarios se trata de una con-
secuencia de relaciones y situaciones jurídicas
existentes, y aun no definidas.
En su momento evocamos un voto del
Dr. Soria —que con la adhesión de los
Dres. Genoud, Kogan y Domínguez termina
haciendo mayoría— que: “hay que tener pre-
sente que toda nueva norma que fije las pautas
regulatorias y la escala para la determinación
del honorario profesional tiene como lógico
valladar a su posible aplicación la preexis-
tencia de una regulación judicial firme (arg.
Art. 68, primera parte, dec.- ley 8904/1977).
Es claro que acontecida tal situación, ningu-
na norma ulterior podría alterar su alcance
y contenido, pues la situación subjetiva del
profesional ya habría pasado a incorporar-
se a su patrimonio y, por tanto, gozaría de la
inviolabilidad de la propiedad. En el otro an-
darivel, no mediando regulación judicial del
honorario, las tareas profesionales ejecutadas
en el proceso pueden ser alcanzadas en su re-
tribución por las leyes vigentes al momento
de practicarse tal determinación, aun cuando
hayan entrado en vigencia con posterioridad
al inicio de la prestación profesional o al dic-
tado de la sentencia” (21).
Con todo, ahora y a propósito de la ley 14.967,
la Suprema Corte nos indica que tal criterio ya
no sería aplicable; y el principal argumento que
basamenta esta explicación son los vaivenes de
la jurisprudencia de la Corte Suprema.
Decimos principal porque también la Cor-
te evoca otro argumento (su postura en “Ro-
lón”, fallo del 28/10/2015), pero ocurre que
este antecedente no se refiere a los honora-
rios —y su regulación— sino a la imposición
de costas.
Mencionábamos precedentemente que lo
basal de la tesis de la Suprema Corte parte de la
apoyatura en antecedentes de la Corte Suprema.
En trabajos anteriores, analizamos la cues-
tión.
Pero consideramos que la postura de la Cor-
te Suprema de Justicia (22) no parecía del todo
aplicable al nuevo problema bonaerense, desde
que los mismos giraban en rededor del impacto
de la ley 24.432 respecto de la preceptiva de la
ley 21.839, y su conjugación frente a situaciones
conflictivas.
La doctrina ha remarcado el sentido de esta
jurisprudencia, señalando que sin desconocer
tal circunstancia —que habilitaría a hablar de
una jurisprudencia “protectora del derecho a la
intangibilidad de los honorarios”—, no se ad-
vertiría ningún argumento racional que, supe-
rando posiciones aferradas a la defensa (com-
prensible) de intereses puramente sectoriales,
justifique con pretensiones de objetividad la
tesis de que no corresponde aplicar el mismo
principio ya expuesto a la situación inversa, esto
es, al supuesto de que se introduzcan ex post
facto normas que “benefician” a los abogados
(perjudicando necesariamente a algún “otro”,
que deberá hacer frente al pago de los “honora-
rios mejorados”) (23).
O sea, comenzaba confirmando nuestro pa-
recer, aunque estimaba expansible la doctrina a
otras situaciones.
En este estado del análisis nos parece nece-
sario remarcar un fundado voto del Dr. Fayt
donde, ahondando en los antecedentes de la ci-
mera jurisdicción nacional, postulaba la aplica-
ción para regular los estipendios de las nuevas
normas arancelarias, considerando que ello no
implicaba retroactividad sino aplicación inme-
diata (24).
(21) SC Buenos Aires, “Fisco de la Provincia de Buenos Ai-
res c. Pérez, Irma. Apremio”, 28/12/2005.
(22) Citando los antecedentes que se registran en Fallos
319:1915; 319:3148; 320:2756, 321:330 y 532 y 325:2250.
(23) SODERO, Eduardo, “Notas sobre la inconstitucionali-
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
Si profundizamos en los antecedentes más
antiguos del Alto Tribunal nacional vemos que
en el año 1931 se sostuvo que la aplicación de
un nuevo arancel no implicaba un ataque a la
propiedad desde que no existía un derecho ad-
quirido por contrato o por regulación judicial
en favor del recurrente en la fecha de dictarse
aquella (25); en otro caso fue más clarificador
al decir que no existiendo convención entre
las partes ni otro acto jurídico que fijara en for-
ma definitiva el monto de esos honorarios, no
puede hablarse de derechos adquiridos por
ninguna de aquellas (26). Ello, por cierto, con
el límite de la existencia de una regulación de
honorarios firme (27).
Incluso en el mismo seno de la Corte, regis-
tramos algún antecedente diverso de ellos don-
de se consideró inmediatamente aplicable lo
establecido por la ley 24.432 (28) y así leemos
en una sentencia del año 2004 que la ley 24.432
es de aplicación inmediata a los asuntos en
trámite (29) siendo el fundamento de tal pos-
tura, justamente, la remisión a la disidencia del
Dr. Fayt evocada en el párrafo anterior.
Es decir, la jurisprudencia de la Corte Supre-
ma —¡y nos hemos remontado al año 1931!—
nos ha ofrecido las más varias posturas.
Pero acudamos a los diversos fallos que
evoca la Suprema Corte en “Morcillo”, para
corroborar cual era la situación de cada uno
de ellos, a fin de desentrañar a qué apuntaban
y si, en verdad, al opinar primitivamente —en
el trabajo evocado— hemos incurrido en una
omisión —o error de interpretación— respec-
to de estos fallos.
- Fallos 319:1915, el clásico: Año 1996, era una
aclaratoria respecto del fallo de la Corte Supre-
ma que regulaba honorarios. La aclaratoria la
planteaba la demandada y apuntaba a que se
aplicaran “las modificaciones introducidas por
la ley 24.432 a la ley 21.839 y al artículo 505 del
Código Civil”.
Entonces dice la Corte que “los trabajos rea-
lizados por los distintos profesionales intervi-
nientes fueron llevados a cabo íntegramente
con anterioridad a la entrada en vigencia de
las nuevas disposiciones legales por lo que mal
pueden ser aplicados sin afectar derechos am-
parados por garantías constitucionales”.
Y a partir de allí se argumenta.
Creemos entender, si no nos equivocamos,
que la Corte está hablando del derecho ad-
quirido por los profesionales y que no podía
admitirse el planteo de la demandada, pues
ello implicaría aplicarles normas más desfa-
vorables.
- Fallos 320:31, el siguiente (y elocuente): El
síndico y su letrado objetaban un fallo de Cá-
mara regulatorio de sus honorarios. El recurso
extraordinario prospera.
Leemos alguno de sus párrafos:
“No obsta a ello, lo dispuesto en el art. 287 de
la ley 24.522 pues, al hallarse fuera de cuestión
que los recurrentes cumplieron la totalidad de
su labor profesional con anterioridad a la en-
trada en vigor de dicha norma, su aplicación
al caso llevaría a alterar derechos adquiridos al
amparo de una legislación anterior y, en conse-
cuencia, a atribuir a esa ley un alcance retroac-
tivo que no resulta conciliable con la protección
de la garantía constitucional de la propiedad
consagrada en el art. 17 de la Constitución Na-
cional (Fallos: 305:899).
“3º) Que en este orden de ideas, tiene dicho
esta Corte que no corresponde aplicar la norma
arancelaria que entró en vigencia con posterio-
dad del cambio retroactivo de las pautas para regular hono-
rarios profesionales: una mirada desde el higher law a propó-
sito de la reforma a la ley de aranceles santafecina”, LLLitoral
2009 (mayo), 353, TRLALEY AR/DOC/1500/2009.
(24) CS, Fallos: 319:2791, disidencia del juez Fayt, TRLA-
ridad a la aceptación y ejecución de la tarea en-
comendada, pues no cabe privar al profesional
del derecho patrimonial adquirido al amparo
de una legislación anterior (Fallos: 268:561),
sin que obste a ello la circunstancia de hallarse
pendiente la determinación de sus honorarios,
toda vez que la regulación judicial sólo agrega
un reconocimiento —y cuantificación— de un
derecho preexistente a la retribución del trabajo
profesional (conf. arg. Fallos: 296:723 y 314:481)”.
Creemos que los comentarios huelgan, a poco
que leemos la siguiente frase: “no cabe privar al
profesional del derecho patrimonial adquirido
al amparo de una legislación anterior”.
- Fallos 320:1796: El beneficiario de la regu-
lación cuestionaba la decisión de Cámara que
había reducido sus honorarios aplicando las
pautas del art. 17 de la ley 24.028. La Corte, por
diversos fundamentos pero que transitan den-
tro de los carriles que venimos mencionando,
revoca el fallo.
Dice allí la Corte que “la alzada, al hacer apli-
cación al sub examine del art. 17 de la ley 24.028,
en los hechos le atribuyó un alcance retroactivo
que no surge de sus términos, en tanto proce-
dió a regular los honorarios profesionales con
arreglo a las nuevas pautas legales sin atender a
que buena parte de los trabajos fueron cumpli-
dos con anterioridad a la entrada en vigor de la
ley 24.028 y, por ende, se encontraban regidos
por la ley vigente al tiempo en que se desarro-
llaron”.
Ahora, y nuevamente, se expresa a la luz y
dentro de los límites del recurso: era el profesio-
nal el que objetaba la aplicación de normas no
vigentes al momento de realizarse las labores.
- Fallos 320:2349, similar al primero: El Es-
tado, obligado al pago, se alza contra la regu-
lación de honorarios y pretende, como funda-
mento de su recurso y pedido de reducción de
los emolumentos, la aplicación de normas no
vigentes al momento de rechazarse los trabajos.
Con el mismo fundamento ya evocado, la Corte
desestima su petición.
- Fallos 320:2756, similar al primero: La Pro-
vincia demandada pretende la aplicación de
una norma procesal para no abonar los honora-
rios de un perito. Como “los trabajos realizados
por la perito contadora fueron llevados a cabo
íntegramente con anterioridad a la entrada en
vigencia de la nueva disposición legal, por lo
que mal puede ser aplicada sin afectar la ga-
rantía de la inviolabilidad de la propiedad reco-
nocida por la Ley Suprema”, responde la Corte
Suprema.
- Fallos 321:146: Es interesante. Aquí quien
recurre es el letrado, contra la sentencia de Cá-
mara que había regulado sus honorarios. Su
fundamento es que “al haber aplicado el régi-
men previsto en la ley 24.432 para determinar el
honorario correspondiente a trabajos llevados a
cabo con anterioridad a su entrada en vigencia,
vulneró su derecho de propiedad”.
La Corte Suprema le da la razón, aseverando
que “la aplicación de una nueva ley no puede
modificar o alterar derechos incorporados al
patrimonio al amparo de una legislación ante-
rior sin menoscabar el derecho de propiedad
consagrado en el art. 17 de la Constitución Na-
cional.
”4º) Que cabe señalar, en tal sentido, que la
cámara, sobre la base de lo dispuesto en la re-
forma introducida por la citada ley al art. 505
del Código Civil, redujo los honorarios que ha-
bían sido regulados en la primera instancia y,
de tal manera, afectó derechos adquiridos que
integraban el patrimonio del recurrente”. O sea,
y nuevamente, el problema era aquí donde se
le habían reducido los honorarios al letrado, en
LEY AR/JUR/119/1996.
(25) CS, Fallos 163:231.
(26) CS, Fallos 211:589.
(27) CS, Fallos 258:189.
(28) CS, Fallos 329:94 Cita online: TRLALEY AR/
base a una norma no vigente al momento de
efectuarse los trabajos.
- Fallos 321:330: Similar al anterior. La Cá-
mara había regulado honorarios aplicando la
ley 24.432. De ello recurrieron los profesionales.
La Corte les da la razón.
Leemos en un párrafo “Que en este orden de
ideas, también tiene dicho esta Corte que no
corresponde aplicar la norma arancelaria que
entró en vigencia con posterioridad a la acep-
tación y ejecución de la tarea encomendada,
pues no cabe privar al profesional del derecho
patrimonial adquirido al amparo de una legis-
lación anterior (Fallos: 268:561), sin que obste
a ello la circunstancia de hallarse pendiente la
determinación de sus honorarios, toda vez que
la regulación judicial sólo agrega un recono-
cimiento —y cuantificación— de un derecho
preexistente a la retribución del trabajo profe-
sional (confr. arg. Fallos: 296:723 y 314:481)”. Es
evidente que allí se está hablando del derecho
adquirido por el profesional.
- Fallos 321:532: Sustancialmente análogo
a Fallos 320:2756; también aquí se discutía la
aplicación del art. 77 según ley 24.432 a trabajos
periciales efectuados con anterioridad. La Cor-
te Suprema desestima la petición.
- Fallos 321:1757: Aquí se trataba de la eje-
cución de honorarios de un perito. Durante
la tramitación de la misma, las instancias
precedentes resolvieron que era necesario
adecuar la ejecución a lo prescripto por el
art. 77 según ley 24.432 (art. 9); el perito se
alza contra ello.
Entre otras consideraciones dice allí la Corte
que: “las obligaciones de las partes respecto de
los peritos no resultan alteradas por la modifi-
cación introducida al art. 77 del código citado
por la ley 24.432, toda vez que los trabajos rea-
lizados por los peritos fueron llevados a cabo
íntegramente con anterioridad a la entrada en
vigencia de la nueva previsión legal, por lo que
mal puede ser aplicada sin afectar la garantía
de la inviolabilidad de la propiedad reconocida
por la Constitución Nacional”.
Dos cuestiones: la primera, es que no se
trataba de una regulación de honorarios, sino
de la imposición de costas; la segunda, que el
cambio de la ley trastocaba sustancialmente la
obligación, es lógico entonces que se vedara la
aplicación pretendida por las instancias ante-
riores.
- Fallos 325:2250: El Fisco condenado en cos-
tas atacaba la regulación de honorarios efectua-
da en Cámara, pretendiendo la aplicación de la
ley 24.432 para que se regulen honorarios por
debajo del mínimo; la Corte desestima su peti-
ción teniendo en cuenta que los trabajos eran
anteriores a dicha ley.
- Fallos 329:1066: La referencia a la aplicación
temporal de la ley de este fallo es innecesaria,
desde que las labores se habían efectuado ya
en vigencia de la normativa en cuestión (cuatro
años después), con lo cual —en verdad— aquí
la Corte no resolvió conflicto temporal normati-
vo alguno. Por lo demás la Corte Suprema evoca
la serie de pronunciamientos que anteriormen-
te hemos mencionado.
- Fallos 329:3148: La situación es exactamen-
te la misma que en el caso anterior.
- Causa A.367.XXXIII “Almandos, Gustavo L.
v. Superintendencia de Seguros de la Nación”,
sentencia del 2/3/2011: La Cámara había con-
firmado la regulación de honorarios profesio-
nales efectuada por debajo del mínimo, contra
lo cual se alza el letrado; vuelve a decir la Corte
que “asiste razón al recurrente en cuanto a que
JUR/30/2006.
(29) CS, Fallos 327:760 Cita online: TRLALEY AR/
JUR/365/2004.

no corresponde aplicar las nuevas disposicio-
nes en materia arancelaria a los trabajos profe-
sionales realizados con anterioridad a su vigen-
cia, pues ello traería aparejada una afectación
de derechos adquiridos. En este orden de ideas,
el Tribunal ha expresado que cuando, como
en la especie, una situación se ha desarrollado
en forma íntegra ‘frente al amparo de determi-
nadas normas mal puede valorarse el mérito,
la extensión, la cuantificación del trabajo y las
responsabilidades derivadas de la imposición
de costas de acuerdo al nuevo régimen legal’
(Fallos: 319:1915; 321:1757, entre otros)”.
Fallos 335:1348 —disidencias de los Dres. Pe-
tracchi y Zaffaroni—: En realidad son disiden-
cias y no la postura de la mayoría; con todo, la
situación es la misma: los beneficiarios de la
regulación de honorarios se alzaban contra un
fallo que había aplicado respecto de sus esti-
pendios normas no vigentes al momento de la
regulación.
Vemos, entonces, que en todos los fallos de la
Corte Suprema a los que hace mención la Su-
prema Corte cuando construye su doctrina en
“Morcillo”, de lo que se estaba hablando era de
la aplicación de normas no vigentes al momento
de efectuarse los trabajos en contraposición con
los derechos adquiridos, por los profesionales ac-
tuantes, respecto de su retribución.
Por ello, insistimos y enfatizamos, ese no es
el caso que se estaba dando en el ámbito local.
Es que, retomando la argumentación princi-
pal, no vemos que al regular honorarios con las
pautas de la nueva ley se estén violentando de-
rechos adquiridos por los profesionales.
Nadie duda que las labores se llevaron a cabo
y que ello devengó honorarios, pero —al mo-
mento de regularlos, es decir apreciar las labo-
res y determinar la suma que deberá abonársele
al letrado por su labor en el proceso— el magis-
trado actuará de acuerdo con lo que le indican
las normas vigentes en ese preciso momento (es
decir, la ley 14.967) sin que se observe, al menos
en principio, que esto implique la vulneración
de ningún derecho adquirido ni menoscabo al-
guno a la propiedad.
No vemos razón, ni fundamento, para que el
juez deba aplicar, al momento de regular hono-
rarios, una norma ya no vigente, por más que
lo hubiera estado al tiempo de efectuarse los
trabajos.
Es que la realización de los trabajos devenga
honorarios, pero aun sin una cuantificación ni
tarifación específica, lo que recién tiene lugar al
momento de regularse estos.
Habrá, por cierto, situaciones excepciona-
les que habrán de analizarse de manera más
detenida y quizás encuentren una respuesta
diversa (así, por ejemplo, si se tratara del caso
de honorarios en procesos sucesorios, donde
la ley 14.967 modifica la forma de división en
etapas que efectuaba el dec.-ley 8904/77 y, en-
tonces, la innovación podría llegar a afectar a
quien hubiera intervenido en alguno de ellos o
si la aplicación de la nueva ley arroja resultados
marcadamente irrazonables), pero ello no ame-
rita, desde nuestro punto de vista, asumir una
respuesta global diferente.
Con todo, algunos autores lo han observa-
do desde otro punto de vista señalando que la
ley aplicable a la regulación no puede ser otra
que la vigente al momento en que se realiza-
ron los trabajos que representan el “título” del
derecho a percibir los honorarios (entendien-
do por “título”, en sintonía con las enseñanzas
clásicas, el factum inmediato que atribuye
a una persona hic et nunc un derecho que se
encuentra abstractamente reconocido por el
(30) SODERO, Eduardo, “Notas sobre la inconstitucionalidad
del cambio retroactivo de las pautas para regular honorarios pro-
fesionales: una mirada desde el higher law a propósito de la refor-
ma a la ley de aranceles santafecina”, LLLitoral 2009 (mayo), 353.
(31) BUFFARINI, Paula, “Preliminares y parciales reflexio-
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
ordenamiento), trabajos que, además, han de
representar la “medida” a la cual habrá que
ajustarse para establecer la cuantía. Agregan-
do que, a la hora de determinar los honorarios
profesionales habrá que indagar en cada caso
el momento o la época en que se cumplió el
hecho, acto o relación jurídica que engendró
y sirvió de fundamento a la obligación, ya que
esta circunstancia determinará cuál es la le-
gislación aplicable. En el caso de los trabajos
profesionales el derecho se constituye en la
oportunidad en que se los realiza, más allá
de la época en que se practique la regulación,
siendo a partir de ahí que nace una situación
jurídica concreta e individual en cabeza del
sujeto que, como tal, se hace inalterable y no
puede ser suprimida o modificada por ley pos-
terior sin agravio al derecho de propiedad con-
sagrado en el art. 17 de la CN (30).
Por nuestra parte, no nos parece que, al mo-
mento de llevarse a cabo los trabajos, el bene-
ficiario o el deudor hayan “adquirido” derecho
alguno e, insistimos, ello no es lo que surge de
los precedentes de la Corte Suprema que tantas
veces se han evocado en estos días.
Ahora, y llegado este punto, debemos con-
textualizar todo lo dicho (que es reiteración de
algunas consideraciones que hemos venido
haciendo sobre el particular) con la doctrina
de la Corte Suprema en “Establecimiento Las
Marías”.
Si acudimos a dicho precedente, vemos que
este—al sentar posición— no tiene mayores
fundamentos que la remisión a varias senten-
cias anteriores, donde —como lo decíamos— la
situación planteada era bien diversa de aquella
que tenía que resolverse aquí.
Dejando de lado lo expuesto en cuanto a la
remisión a los antecedentes de la Corte Supre-
ma, vemos la Suprema Corte provincial brinda
en “Morcillo” un argumento más: la sustancial
elevación del valor del jus.
Y ello abre otro espectro de análisis, pues
tampoco este argumento nos parece del todo
válido.
En efecto: cuando se regulan honorarios, por
ejemplo en cuestiones insusceptibles de apre-
ciación pecuniaria, se toma el valor del jus a
ese momento (es decir, al de la regulación), in-
dependientemente de cuál hubiera sido al mo-
mento de llevarse a cabo las labores (pueden
pasar varios años desde que se hacen los traba-
jos hasta que se regula).
Lo propio ocurre en los procesos sucesorios,
cuando se usa la valuación fiscal, se usa la del
momento de la regulación, no la del tiempo de
hacerse las labores.
Y volvemos: el valor del jus depende de la re-
tribución de los magistrados, tanto en el decreto
ley como en la ley.
Traigamos otro ejemplo ¿qué hubiera pasado
si los salarios de magistrados y demás integran-
tes del Poder Judicial se hubieran elevado en un
porcentaje mucho mayor al que se obtuvo?
Pues, que el jus hubiera aumentado; y podía
haber aumentado sustancialmente.
Entonces, no nos convence tampoco este
fundamento, y más aún cuando la utilización
del jus, en el dec.-ley 8904/77, condicionaba
montos mínimos, pero no máximos. Con lo
cual una regulación de honorarios de aquel
momento, respetando esos mínimos, podía
operar de allí para arriba.
Y también podía operar de allí para abajo
(arts. 1627, Cód. Civil, y luego art. 1255 CCyC).
nes sobre la nueva ley de honorarios bonaerense”, Erreius Cita
digital: IUSDC285546A; GRILLO CIOCCINI, Pablo A., “Apli-
cación temporal de la ley de honorarios bonaerense”, LA LEY
9/11/2017, 1, TR LALEY AR/DOC/2959/2017.
(32) SOSA, Toribio E., “Regulación de honorarios como
Nos parece, entonces, que tampoco por esta
vía queda demostrado que el aumento del valor
jus infraccione derechos adquiridos o de motivo
para dotar de ultraactividad a una ley derogada.
Lo mismo con las valuaciones fiscales; un
súbito revalúo inmobiliario bien podría cata-
pultarlas, y ello arrastraría las regulaciones de
honorarios en los procesos sucesorios.
De hecho, es lo que sucedió en la Provincia
de Buenos Aires con el revalúo inmobiliario del
año 2018, a poco de aparecida la ley arancelaria
y de dictado el fallo “Morcillo”.
Tenemos, para cerrar, algunas reflexiones
más.
Una, fundada en el carácter alimentario de
las retribuciones profesionales.
Con base en ello, pensamos que la orienta-
ción siempre debe ser la proclive a su mayor
protección y no deberían adoptarse las tesis
más regresivas, como podría implicar la aplica-
ción de la norma derogada.
Por lo demás, y en los tiempos en que vivimos
de notoria depreciación monetaria, parecería
que la solución que apareja la ley 14.967 para
mantener efectivamente el valor de los estipen-
dios, es plenamente superadora de lo que acon-
tecía con el decreto ley.
La otra, vinculada a la regulación por etapas,
argumento que también se ha utilizado para
avalar la no aplicación inmediata de la ley.
En tal sentido, y si bien es cierto que la regu-
lación se efectúa teniendo en cuenta las etapas,
no menos cierto es que, para efectuar esta y de
forma definitiva, no basta con que se culmine
la etapa, sino que es necesario que el proceso
llegue al estado propicio para efectuar la regu-
lación (art. 51, ley 14.967).
Entonces, ni siquiera concluida la etapa se
podrá efectuar la regulación definitiva.
Y si ello es así, tampoco parece determi-
nante el hecho de haber concluido, o no, una
etapa del proceso, cuando la regulación de
honorarios retribuye la totalidad de la labor;
incluso, muchas de las pautas del art. 16 (prin-
cipalmente, el resultado obtenido) deja en cla-
rísima evidencia que lo relativo a las etapas no
impacta directamente en la regulación en sí,
sino que es un mecanismo que se utiliza cuan-
do es necesario (vgr. cuando el mismo profe-
sional no las realiza todas), pero poco más que
ello; es más, la propia ley 14.967 ha suprimido,
como ya lo hemos visto, la posibilidad de re-
gulaciones provisoras una vez que se concluye
una etapa (art. 17).
Hasta aquí nuestra postura, delineada en
aquellos trabajos evocados y ampliada un poco
en este, con una mirada del año 2022, orienta-
ción que —en general— no parece haber sido
compartida por los autores que emprendieron el
análisis del estado de cosas a poco de su vigencia,
quienes se han inclinado por otras variantes (31).
Aunque, en paralelo, también han existido
autores que sostuvieron una posición similar
a la esbozada por nosotros, y que consideraron
inaplicable el precedente “Morcillo” anterior-
mente referido (32).
En seguida, esbozaremos alguna conclusión.
II.5.c. En conclusión
En virtud de todo lo que hemos dicho, consi-
deramos que la aplicación del art. 7º del CCyC
conduce exactamente a la misma situación a la
que llevaba el art. 61 observado: sentar como
acto procesal. Ley aplicable en el tiempo”, LA LEY, 2019-A,
1107, TR LALEY AR/DOC/191/2019.
(33) Incluso la inexistencia de regulación de honorarios fir-
me, abriría la posibilidad de que fuera la Alzada quien entrara
a aplicar las nuevas normas arancelarias, para el tratamiento
Octubre de 2022 | 9
regla la aplicación inmediata de las normas
vinculadas a la forma de regular honorarios en
los procesos, en la medida en que no haya me-
diado ya en los mismos una regulación de ho-
norarios firme (33); regla que, como tal, podrá
encontrar sus excepciones, en el caso de que la
aplicación inmediata violente algún derecho
adquirido.
Lo que hasta recién hemos sostenido no
quiere decir que la ley 14.967 vaya a regir todos
los casos que desde ahora deban resolverse en
materia arancelaria, pues —como muy bien lo
señalaba Kemelmajer de Carlucci— la noción
de consumo jurídico ha de analizarse en cada
caso en particular. Así, por ejemplo, si tuviera
que resolverse alguna cuestión vinculada a con-
venios de honorarios o pactos de cuota litis, la
solución podría llegar a ser diversa y ameritar la
ultraactividad de la preceptiva derogada.
Ahora bien, esta era solamente nuestra posi-
ción, que quisimos memorar aquí para sentar
las bases del desarrollo que sigue.
Es tiempo de pasar, ya sin más rodeos, a decir
algo del plenario al que se refiere esta nota.
III. Sobre el Plenario
Naturalmente, y siendo de esta línea de pen-
samiento (que reconocemos francamente mi-
noritaria, como lo señala —también— la mino-
ría del Plenario), hemos de coincidir con lo que
sostiene la mayoría del fallo comentado.
No desconocemos la valía, profundidad y ex-
tensión, de los votos de la minoría, pero todas
las cuestiones que se exponen, y señalan, ya las
hemos considerado en nuestros trabajos ante-
riores.
Es más, hoy las reafirmamos, al observar al-
gunas inconsecuencias a las que pueden llevar-
nos estas doctrinas.
Como ejemplo, vamos al fallo “Estableci-
miento Las Marías” ya varias veces citado aquí,
y en el Plenario.
¿Qué era la cuestión de fondo que tenía
que definirse allí, como para justificar un con-
flicto de ordenamientos, entre el sanciona-
do —ley 27.423— y el vigente —ley 21.839—?
Determinar si los intereses integraban, o no,
la base regulatoria cuando se trata de un recha-
zo de demanda.
¿Qué dice al respecto la ley 27.423?
Que los intereses deben computarse para
conformar la base (art. 22).
¿Qué decía la ley 21.839 sobre el tema?
Absolutamente nada.
La cuestión se decidía por vía interpretativa
que, como se señala en el antecedente “Estable-
cimiento Las Marías” (pueden verse sus funda-
mentos), tampoco era —ni es— pacífica en el
seno de la propia Corte Suprema.
De este modo, nos hallamos con una situa-
ción un poco atípica, que implica darle ultraac-
tividad a una normativa, pero no para apoyar-
nos en lo que esta indicaba sino para acudir
a la interpretación —judicial— que tuvo que
hacerse frente al silencio, u omisión, de dicha
legislación.
O, más gráficamente, seguir todo un derrote-
ro, para omitir aplicar una ley vigente y determi-
nar los estipendios de acuerdo con una ley, no
vigente, y la interpretación, no pacífica, que al
respecto efectuaban los tribunales (34).
de los recursos en trámite al momento de la vigencia del nue-
vo articulado, lo que así sucedió con varios precedentes bo-
naerenses que hemos evocado.
(34) Al respecto puede verse, de nuestra autoría, “Aplica-
ción de la Ley de Honorarios Profesionales en el tiempo y el
10 | Octubre de 2022
Algo similar sucede, en cuanto a la base re-
gulatoria, en el ámbito de la Provincia de Bue-
nos Aires, cuando se trata de aplicar el dec.-
ley 8904/77. De hecho, los tribunales de la Pro-
vincia han considerado que en los casos en que
debe aplicarse el decreto ley para una parte del
proceso y la ley 14.967 para otra, en el supuesto
de demanda rechazada, a la base arancelaria
deben añadirse intereses, señalando que su no
consideración en el ordenamiento anterior era
fruto de una interpretación jurisprudencial y no
de lo que establecía la norma (35).
Además, si —en estos casos— pensamos en
qué es lo que se consideró el cliente al contratar
un servicio profesional en estas condiciones ¿de-
bería entonces remontarse el juez a cuál era la so-
lución jurisprudencial vigente en ese momento y
darle ultraactividad también a la jurisprudencia?
Del mismo modo, podemos ver situaciones
en cierto modo irrazonables, como por ejemplo
que la trascendencia económica de la contro-
versia (base regulatoria) termine escindiéndo-
se de acuerdo a cuál sea la normativa que se
aplique y, entonces, el proceso tenga dos im-
portancias económicas distintas, una para los
honorarios previos a la ley 14.967 y otra para los
posteriores.
nuevo valor de la UMA”, LA LEY, 2018-E, 791, TR LALEY AR/
DOC/1876/2018.
Actualidad
Actualidad en Derecho Laboral
Guillermo Unzaga Domínguez
Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. Abogado Inspector de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Profesor titular de la Cátedra de “Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social” en la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UCALP sedes La Plata y Bernal y, en la misma Alta Casa de Estudios. Director de las diplomaturas en
“Derecho Previsional” y “Extinción del Contrato de Trabajo”.
I. L. 124.189, “Bustos, Andrea Luján c/ Ma-
pfre Argentina ART S.A. Enfermedad pro-
fesional” 07/06/2022, TR LALEY AR/
JUR/88163/2022
En esta causa el actor interpuso recurso ex-
traordinario de inaplicabilidad de ley cuestio-
nando el rechazo al planteo de inconstitucio-
nalidad solicitado, según sostuvo, en el escrito
de demanda respecto del art. 14, apartado 2
inc. “a” de la ley 24.557. A tal efecto, entendió
que el importe indemnizatorio reconocido en
el fallo de grado resultó exiguo.
Por su parte, la Suprema Corte de Justicia Bo-
naerense, por mayoría de fundamentos, prime-
ro precisó que, contrariamente a lo alegado por
el recurrente, el tribunal de grado no rechazó
el planteo de inconstitucionalidad formulado,
puesto que, sin adentrarse en su valoración cons-
titucional, lo consideró abstracto. Sentado ello,
concluyó en que resultó evidente que el conteni-
do del agravio parte de un supuesto que no tiene
correlato en las motivaciones volcadas por el a
quo en el pronunciamiento atacado, por lo que
rechazo el medio de impugnación deducido.
II. L. 126.814, “Fernández, Claudio Sebas-
tián c/ Prevención ART S.A. Accidente de
trabajo-acción especial”, 05/05/2022, TR
LALEY AR/JUR/88164/2022
En esta causa, el accionante interpone sen-
dos recursos extraordinarios de nulidad e
inaplicabilidad de ley contra el pronunciamien-
to del Tribunal de Trabajo Nº 1 del Departa-
mento Judicial de Bahía Blanca que rechazó la
demanda promovida por la que se pretendía el
cobro de diferencias dinerarias en la prestación
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
Todavía hay más ¿qué hacer con los intere-
ses? ¿Se aplican los de la ley 14.967 a las regu-
laciones de honorarios practicadas conforme el
dec.-ley 8904/77? (36).
Reconocemos que son solo ejemplos, si se
quiere puntuales, pero que se puede sumar a
los ya expuestos y nos demuestra que el análisis
no es tan lineal como parecería.
Lo lineal, desde nuestro punto de vista, es que
hay una ley vigente (la ley 14.967), que debería
regir el proceder jurisdiccional, salvo que hubiera
razones —y fundadas— para revivir una normati-
va derogada, razones que —desde nuestro punto
de vista— no siempre están presentes a la hora de
definir lo atinente al conflicto intertemporal.
Obviamente, si hubiera una afectación a de-
rechos adquiridos, estaría justificado seguir
abrevando en la ley anterior pero —como he-
mos dicho he insistido— no vemos claramente
cuál sería dicha afectación, aunque dogmática-
mente nos digan que existe y en todos los casos
que se presentan.
Por tales razones, y no por terquedad, segui-
mos pensando lo que sostuvimos desde el pri-
mer momento.
(35) CCiv. y Com. Morón, sala 2ª, “Equity Trust Com-
pany Argentina SA c/ Ogian Antonio A s/ Cobro Ejecutivo”,
contemplada en el art. 14 apartado 2 inc. “a” de
la ley 24.557.
En el primero de los medios de impugnación
citados el Supremo Tribunal provincial, de con-
formidad con lo dictaminado por el Procurador
General, lo rechazó esgrimiendo que la crítica no
puede subsumirse en ninguno de supuestos de
los arts. 168 y 171 de la Constitución provincial.
Respecto de la primera norma denunciada, toda
vez que el actor no acreditó que el a quo haya omi-
tido abordar la constitucionalidad del art. 12 de la
ley 24.557 desde los dos planos que estructuraron
el originario planteo formulado en la demanda.
Respecto de la segunda, al no concurrir —en
la especie— el supuesto de carencia de funda-
mentación jurídica. El restante recurso pro-
movido, abordado en el marco de la excepción
prevista en el art. 55 primer párrafo in fine de la
ley 11.653, también fue rechazado puesto que el
interesado omitió citar como transgredida doc-
trina legal de la Suprema Corte de Justicia.
III. L. 121.882, “Governatori, Julio Federico
c/ Fisco de la Provincia de Buenos Aires.
Enfermedad profesional”, 26/04/2022, TR
LALEY AR/JUR/88165/2022
El Máximo Tribunal provincial, sin disiden-
cia, rechazó el recurso extraordinario de inapli-
cabilidad de ley traído y, al analizar el segundo
agravio donde el accionado se disconforme con
los factores de ponderación empleados en au-
tos para definir el porcentaje de incapacidad
del trabajador concluyó que, sin dejar de men-
cionar —pues ello descarta la eventual ausencia
de razones objetivas— que el porcentaje de la
minusvalía que afecta al trabajador fue defini-
do por el sentenciante acudiendo a lo dictami-
nado por el perito médico interviniente, no se
encuentra ningún argumento válido del impug-
Y es por eso por lo que coincidimos con el
voto mayoritario del plenario.
IV. Otras reflexiones de cierre
La cuestión práctica que instala el plenario
es compleja porque, en definitiva, a partir del
mismo los honorarios en el Departamento Ju-
dicial de Mercedes deberían regularse siempre
aplicando la ley 14.967. Mientras que, en otros
departamentos judiciales, el enfoque puede ser
distinto, instalando una notoria disparidad de
criterios.
Por lo demás, el art. 57 de la ley 14.967 es
claro al señalar que “cuando la regulación
fuere realizada por las Cámaras de Apelación,
Tribunales de Instancia Única, o por la Supre-
ma Corte de Justicia, no procederá recurso
alguno”.
Es decir que, según el texto de este artículo,
contra las regulaciones de honorarios efectua-
das en el seno de la Cámara no podría intentar-
se el recurso de inaplicabilidad de ley.
Con todo, será necesario estar atentos, por-
que la Suprema Corte de Justicia de la Provincia
procuró, con la doctrina de “Morcillo”, lograr
01/9/2022.
(36) Sobre el tema puede verse CCiv. y Com. Mar del Plata,
nante que explique, fundadamente, por qué
motivos los magistrados del trabajo no podrían
juzgar útil, para determinar la incapacidad re-
sarcible en el marco del derecho común, el em-
pleo de ciertos factores de ponderación (v.gr. la
edad del trabajador) que a su vez se encuentran
contemplados, expresamente, en el régimen es-
pecial de infortunios laborales.
IV. L. 125.758, “Saravia, Yanina Eliza-
bet c/ Blandamuro, José Luis. D e s -
p i d o ”, 2 6 / 0 4 / 2 0 2 2 , T R L A L E Y A R /
JUR/88166/2022
En esta causa, el accionante interpone sen-
dos recursos extraordinarios de nulidad e
inaplicabilidad de ley contra el pronunciamien-
to del Tribunal de Trabajo de Olavarría. La Su-
prema Corte de Justicia de la Provincia de Bue-
nos Aires, al analizar el primero de los remedios
planteados advirtió que la lectura del pronun-
ciamiento exhibe que el Tribunal condenó a la
demandada a pagar la multa que establece el
art. 80 de la Ley de Contrato de Trabajo —texto
según ley 25.345—, pero pretirió ordenar la en-
trega de las constancias y certificado previstos,
en aquella norma, tal como se solicitó en el es-
crito de demanda.
En tales condiciones, juzgó configurado —en
la especie— la omisión de tratamiento de una
cuestión que reviste el carácter de esencial —de
conformidad con lo determinado en el art. 168
de la Constitución provincial—, toda vez que el
reclamo destinado a obtener el otorgamiento
de la documentación en cuestión integró la es-
tructura de la traba de la litis que el órgano de
grado, necesariamente, debió atender para la
correcta solución de la controversia.
En lo que resulta esencial, concluyó que, con
relación a los alcances de la nulidad que se or-
una uniformación jurisprudencial, que se res-
quebraja —en cierto modo— con esta doctrina
plenaria, aplicable a todo un Departamento Ju-
dicial.
Quedará por ver si, interpuesto algún recurso
contra estas decisiones de la segunda instancia
de dicho Departamento Judicial, el mismo lle-
gara a ser considerado admisible por la Supre-
ma Corte.
Ahora, no podemos dejar de resaltar que
tanto este fallo, como los antecedentes evo-
cados de la jurisdicción nacional (que se han
apartado de lo sostenido por la Corte Supre-
ma), explicitan lo complejo, y opinable, del
tema.
Seguramente, dentro de algunos años, se ter-
minen todos los procesos iniciados con anterio-
ridad a la vigencia de las nuevas leyes arancela-
rias, y solo nos queden procesos iniciados con
estas ya vigentes.
Quizás, para ese entonces, este debate se aca-
lle.
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2830/2022
sala 1ª, “Maggi, Julio César c/ Consorcio de Propietarios Av.
Colón 1962/66 s/ ejecución honorarios”, 05/07/2022.
dena, verificándose una acumulación objetiva
de pretensiones, la omisión del Tribunal res-
pecto de una de ellas, no vinculada a las restan-
tes por relación de continencia, accesoriedad
ni subsidiariedad, permite la anulación parcial
de la decisión, exclusivamente, en relación con
aquel reclamo.
V. L. 125.573, “Pardo, Daniel Arturo c/
Teambrill S.R.L. Despido”, 01/04/2022, TR
LALEY AR/JUR/88167/2022
La Suprema Corte de Justicia de la Provincia
de Buenos Aires, en esta causa, abordó el re-
curso extraordinario de inaplicabilidad de ley
traído por el Fisco de la Provincia de Buenos
Aires, a tenor de la insuficiencia del monto de lo
cuestionado (art. 278, CPCC), en el marco de la
excepción prevista en el art. 55, primer párrafo
in fine de la ley 11.653.
En ese contexto, entendió que el recurrente
acierta en demostrar la violación de la doctri-
na legal que emerge de los precedentes que
invoca referidos a la solidaridad prevista en
el art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo.
Sentado ello, reitera su doctrina legal referida
a que la Administración Pública resulta, en
principio, ajena a la solidaridad prevista en el
art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo salvo
que, con anterioridad al acto en virtud del cual
se formula el reclamo, hubiera habido expre-
sa sujeción de aquella a las normas laborales.
Consecuentemente, juzgó que el fallo de ori-
gen infringió la misma, toda vez que extendió
al recurrente la aplicación de normativa de ese
carácter, sin que se configure -en el caso- el
presupuesto fáctico que autoriza tal interpre-
tación legal (arts. 2 y 30, LCT).
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2179/2022

Actualidad en Derecho Civil
Ramiro Rosales Cuello
Exjuez de la Cámara Civil y Comercial del Dpto. Judicial de Mar del Plata. Abo-
gado especializado en Derecho Procesal por la Universidad del Salvador.
I. Suprema Corte de Justicia de Buenos Ai-
res (1)
I.1. Nulidad oficiosa. Falta de mayoría de
opiniones en una de las cuestiones sujetas a vo-
tación
La Suprema Corte de Justicia, el 10/08/2022
en la causa C. 124.544 “Zega, Norma Tere-
sa y otro/a c/ Aguilar, Diego y otros s/ Rei-
vindicación” Cita online: TR LALEY AR/
JUR/112173/2022, resolvió anular oficiosa-
mente el pronunciamiento impugnado, toda
vez que los magistrados votantes no habían
emitido opinión respecto de todas las cuestio-
nes esenciales a decidir y, por lo tanto, se con-
figuraba la ausencia de mayoría de opiniones
exigida por el art. 168 de la Constitución pro-
vincial. En el caso, tres cuestiones se habían
sometido al sufragio de los Camaristas y en
relación con una de ellas, la segunda, solo ha-
bía emitido su voto el magistrado preopinan-
te. Para la Corte bonaerense, tal circunstancia
configuraba una anomalía que descalificaba
la validez formal del pronunciamiento ya que,
tratándose de tribunales colegiados, los jueces
que los integran deben dar su voto en todas las
cuestiones esenciales a decidir, debiendo con-
currir mayoría de opiniones acerca de cada
una de ellas. Igualmente, precisó que la defi-
ciencia señalada no podía estimarse superada
por la circunstancia de que el magistrado que
había omitido sufragar sobre dicha segunda
cuestión, luego del voto del preopinante a la
tercera cuestión planteada, votara por los mis-
mos fundamentos en igual sentido que este y
estampara su firma digital al finalizar el acto
sentencial. En tal sentido, destacó ello resulta-
ba de ese modo, habida cuenta que la coinci-
dencia o discrepancia no podían establecerse
por vía inferencia. Finalmente, y en atención a
que la nulidad que conllevan este tipo de in-
fracciones no resulta gratuita para los justicia-
bles, la Suprema Corte requirió a los miembros
de la Cámara interviniente extremo celo en el
cumplimiento de los requisitos formales cons-
titucional y legalmente exigibles a los pronun-
ciamientos y decisiones que emita el tribunal.
I.2. Valor del agravio a los fines del Recurso de
Inaplicabilidad en caso de rechazo de excepción
de prescripción adquisitiva. Validez constitucio-
nal del artículo 278 del CPCC.
La Corte de la Provincia, el 29/06/2022 en
la causa C. 125.355 “ Melazza Macias, María
Clara c/ Maga, Ricardo y/o Rovira, Graciela
y/o intrusos y/u ocupantes s/ Desalojo” Cita
online: TR LALEY AR/JUR/93953/2022, en
relación con una sentencia que hizo lugar a
una demanda de desalojo y rechazó la defen-
sa de prescripción opuesta por los deman-
dados, se pronunció en relación con el modo
en que debe estimarse, en esos supuestos, el
valor del agravio a los fines de que el recurso
de inaplicabilidad de la ley sea admisible. En
tal sentido, señaló que el valor del agravio a los
fines previstos por el art. 278 del Código Pro-
cesal Civil y Comercial quedaba representado
para los impugnantes —a tenor del carácter
de poseedores que invocaban y de sus otros
planteos— por la sumatoria de las valuaciones
fiscales de los bienes inmuebles sobre los que
versaba el pleito, a la fecha de interposición de
la vía extraordinaria. En tal sentido, el tribunal
recordó que, a fin de analizar el mentado re-
caudo de admisibilidad, no resultaban admi-
sibles las tasaciones particulares del bien. Por
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) A cargo de Ramiro Rosales Cuello.
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
otra parte, se pronunció sobre el planteo de
inconstitucionalidad de la ley 14.141, modifi-
catoria del art. 278 que formularon los recu-
rrentes y lo rechazó. Para llegar a ese resultado,
recurrió a su reiterada doctrina que sostiene
que las restricciones establecidas por las nor-
mas procesales en cuanto al monto del agravio
para la concesión del remedio extraordinario
no vulneran derechos o garantías constitucio-
nales. Igualmente, el tribunal memoró que ha
llegado a esa conclusión desde que el art. 161,
inc. 3 apartado “a” de la Constitución de la Pro-
vincia dispone que el conocimiento y resolu-
ción del mencionado recurso extraordinario le
compete con las limitaciones que las leyes de
procedimiento establezcan. Asimismo, y ante
invocación de los recurrentes de la doctrina
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
derivada de las causas “Strada” y “Di Mascio”
(Fallos: 308:490 y 311:2478), a fin de sortear
el mentado requisito, la Corte destacó que el
criterio que emana de esos precedentes condi-
ciona la validez de las restricciones procesales
locales para el acceso a los superiores tribuna-
les de la causa, a la circunstancia de que estas
no sean aplicadas para restringir el trámite de
embates que porten agravios federales. En esa
línea, sostuvo que, en el caso, no se exhibían
argumentos que a primera vista valorados
fueran suficientes para dar apoyo a la invoca-
ción de un supuesto de carácter excepcional,
toda vez que, si bien se alegaba arbitrariedad
y la supuesta afectación de distintas garantías
constitucionales y convencionales, en la deci-
sión impugnada solo se resolvían cuestiones
concernientes a la interpretación y aplicación
de normas de derecho común y procesal, y sin
que en el remedio extraordinario se hubiese
demostrado a este respecto que se encontrara
involucrada, de manera directa e inmediata,
una cuestión de tal linaje.
I.3. Absurdo. Demostración. Cuestiones de he-
cho. Doctrina legal. Carga de individualizar la
doctrina que se considera vulnerada
La Corte Provincial, el 29/8/2022, en la causa
C. 124.842 “Groisman, Horacio Pablo c/ Grois-
man, Marcelo Marcos y otros s/ Simulación”
Cita online: TR LALEY AR/JUR/123342/2022,
recordó su reiterada doctrina en cuanto a que si
se afirma que un fallo transgrede determinados
preceptos del derecho vigente o se denuncia
absurdo, quien lo hace anticipa una aserción
cuya demostración debe luego llevar a cabo.
Puntualizó, además, que el incumplimiento de
esa exigencia provoca la insuficiencia del inten-
to revisor. Asimismo, insistió que, para revisar
las cuestiones de hecho, es indispensable evi-
denciar contundentemente que las conclusio-
nes que se cuestionan son el producto del error
grave y manifiesto que derivan en afirmaciones
insostenibles a la luz de los instrumentos obje-
tivos de la causa.
Por otra parte, el tribunal mantuvo su postu-
ra en relación a que quien denuncia violación a
su doctrina legal debe, primero, indispensable-
mente individualizarla, y luego debe exponer
su similitud con la cuestión bajo análisis para
pretender finalmente su aplicación.
I.4. Cuestiones ajenas al Recurso extraordina-
rio de nulidad
La Corte provincial, en la causa C. 120.375
“Echenique, Jorge y otro/a c/ Provincia de
Bs. As. y otro/a s/ Daños y perjuicios” Cita
(2) A cargo de Rocío Porrúa.
Rocío Porrúa
Abogada. Auxiliar 3º del Juzgado Civ. y Com. Nº 5 de Mar del Plata.
online: TR LALEY AR/JUR/123343/2022, el
10/8/2022, y tal como la ha hecho en repetidas
oportunidades, sostuvo que el recurso extraor-
dinario de nulidad solo puede sustentarse en
la omisión de tratamiento de alguna cuestión
esencial, en la falta de fundamentación legal,
en el incumplimiento de la formalidad del
acuerdo y voto individual de los jueces o en la
no concurrencia de la mayoría de opiniones.
Y aclaró, a continuación, que no es suficien-
te —para habilitarlo la sola cita de los arts. 168
y 171 de la Constitución provincial (v. fs. 399
vta.)—, sino que es necesario desarrollar argu-
mentos apoyados en el contenido normativo
de tales preceptos. También, el tribunal hizo
hincapié en que tal embate recursivo no es
propio para llevar planteos referidos a presun-
tos errores de juzgamiento.
II. Cámaras de Apelación en lo Civil y Co-
mercial (2)
II.1.Obligaciones
II.1.a. Daños y perjuicios. Responsabilidad
profesional por caducidad de instancia de pro-
ceso civil. Momento en que opera la extinción
del mandato por revocación. Daño por pérdida
de chance, daño emergente, daño psicológico,
daño moral
La Cámara Civil y Comercial de Junín, con
fecha 7/4/2022, en autos “Bustamante Kari-
na Mónica y Otro/A c/ Agustinelli Marcelo
Rubén s/ Daños y Perj. Resp. Profesional (Ex-
cluido Estado)”, Cita online: TR LALEY AR/
JUR/67695/2022, confirmó parcialmente la
resolución de primera instancia mediante la
cual se receptó el reclamo indemnizatorio
por pérdida de chance, daño psicológico y
daño no patrimonial, y modificó la sentencia
impugnada al fijar el resarcimiento por daño
moral en la suma de cien mil pesos para cada
accionante (a valores vigentes a la fecha de la
resolución en revisión) y al dejar sin efecto las
indemnizaciones fijadas por los rubros pérdi-
da de chance y daño emergente.
En el caso se discutía la responsabilidad
profesional del abogado que había asistido a
los actores en un juicio civil en donde se había
decretado la caducidad de instancia. Los accio-
nantes le habían otorgado poder general para
actuar en: 1) el proceso civil por el cual se pre-
tendían los daños y perjuicios acaecidos como
consecuencia de un accidente de tránsito en el
que habían fallecido sus familiares; 2) en el in-
cidente de beneficio de litigar sin gastos; y 3) en
el proceso penal iniciado a raíz de ese sinies-
tro. A través de sendas escrituras realizadas en
el año 2008 habían revocado el poder general,
quedando el profesional notificado recién en el
año 2017 mediante la recepción de cartas docu-
mentos.
Fundándose en que en el año 2016 se había
decretado la caducidad de instancia en el jui-
cio de daños y que se encontraba prescripta la
acción, iniciaron una demanda contra el letra-
do. Alegaban que existió conducta culpable de
parte del abogado al omitir las presentaciones
necesarias para evitar esa decisión judicial, ya
que en su condición de profesional de derecho
tenía la plena dirección jurídica del proceso, y
debía haber sabido las consecuencias que po-
drían derivarse de su actividad.
Para atribuir la responsabilidad profesional,
el órgano de segunda instancia entendió que
hasta la fecha en que fue comunicada la revo-
cación del mandato mediante el envío de cartas
documentos (lo que ocurrió en el año 2017) el
Octubre de 2022 | 11
letrado se encontraba obligado a seguir el trá-
mite del juicio.
Recordó que la revocación constituye un acto
jurídico unilateral y recepticio, por lo que la ex-
tinción del mandato recién se produce cuando
el mandatario toma conocimiento de sus térmi-
nos.
Con base en ello, y dado que la caducidad de
instancia había sido decretada tiempo antes de
que el profesional se anoticiara de la revocación
del poder general para juicios, la Cámara sostu-
vo que, por omisión de la diligencia que le era
exigible en función de la naturaleza de su acti-
vidad, no había cumplido con las obligaciones
a su cargo.
A su vez, el órgano de apelación hizo lugar al
agravio del accionado y dejó sin efecto el resar-
cimiento por pérdida de chance que había sido
otorgado por el magistrado de grado, por consi-
derar que se estaba frente a un daño puramente
conjetural.
Se reclamaba la pérdida de chance de haber
obtenido en el proceso civil caducado una sen-
tencia que dispusiera la indemnización de los
daños derivados del fallecimiento de los padres
e hijas de los accionantes.
La Cámara señaló que con la expresión
pérdida de chance se contemplan todos los
supuestos en los cuales a raíz de un hecho
ilícito se frustraba para la víctima la opor-
tunidad de acceder a un beneficio (ya sea
obteniendo una ganancia o evitando una
pérdida). Afirmó que para dar origen a la
obligación de indemnizar, la posibilidad per-
dida tenía que tener una intensidad tal que
permitiese reputarla como una contingencia
probable; es decir, debía presentarse un con-
texto fáctico objetivo que permitiese inferir
que la víctima contaba con circunstancias
favorables para la consecución de los bene-
ficios esperados.
A la luz de estas pautas, la alzada concluyó
que no parecía que los accionantes pudiesen
obtener un resultado satisfactorio a su deman-
da, pues de la prueba ofrecida surgía con un alto
grado de probabilidad que el trágico accidente
que había originado la pretensión indemniza-
toria había tenido como única causa adecuada
el hecho del padre y yerno de los actores, quien
falleció a causa del siniestro y no fue demanda-
do en juicio.
A su vez, el tribunal decidió dejar sin efecto
el resarcimiento por daño emergente fijado
por el a quo (que contemplaba los estipendios
regulados a los profesionales intervinientes en
el proceso). Argumentó que ante el probable
rechazo de la pretensión canalizada en el juicio
caducado, los accionantes hubiesen sido con-
denados en costas, circunstancia que excluía la
configuración de un daño cierto derivado de la
deficitaria tarea profesional. A ello, adunó que
habiéndose pedido el beneficio de litigar sin
gastos en forma coetánea con la demanda, los
actores se encontraban provisionalmente li-
berados del pago de los emolumentos y gastos
causídicos hasta tanto se dictase resolución que
decida el incidente (art. 83 del CPCC), pues en
ese expediente no se había decretado la caduci-
dad de instancia.
Por otro lado, la alzada confirmó el rubro de
daño psicológico por el gasto derivado de la
realización de los respectivos tratamientos, que
había sido estimado en $ 40.000 para cada uno
de los accionantes.
12 | Octubre de 2022
Valorando con las reglas de la sana crítica
el dictamen pericial producido en la causa,
la Cámara reconoció que si bien la alteración
patológica de la personalidad que padecían
los accionantes no había sido causada por
la mala praxis del demandado —sino por las
dolorosas pérdidas que habían sufrido—, ese
estado patológico previo se había visto agra-
vado por la deficitaria actuación profesional
del demandado que al dejar caducar la ins-
tancia había provocado la lógica sensación
de desamparo en sus clientes que confiaban
en él, perjudicando la elaboración normal del
duelo por tales pérdidas e incrementado los
síntomas de angustia.
Resaltó que en el análisis de ese rubro no
tenía relevancia el probable rechazo de las
pretensiones canalizadas en el proceso cadu-
cado, ya que los accionantes tenían la lógica
expectativa de que en el juicio se dictase una
sentencia que resolviera sus pretensiones.
En cuanto a la indemnización destinada a
compensar el daño moral la Cámara elevó el
monto establecido por el a quo. Englobó den-
tro del rubro a todo daño originado en la per-
turbación anímica que a los actores le había
generado la deficiente actuación profesional
del demandado y por la cual se habían visto
privados de lo mínimo que podían esperar,
que era la tramitación del juicio hasta su nor-
mal finalización con el dictado de la senten-
cia.
Advirtió que ese daño podía presumirse.
Dijo que los accionantes, en un momento
de perturbación espiritual confiaron en su
letrado, otorgándole sendos poderes, apode-
ramiento que denotaba una relación de con-
fianza especial, basada en su condición de
profesional de derecho. Agregó que a la deso-
lación producida por la defunción de los fami-
liares de los actores, se sumaba la desilusión
por la irregular pérdida de la posibilidad de
obtener una indemnización, lo que constituía
la causa de un daño moral complementario al
previo, que también era resarcible. El órgano
de segunda instancia destacó que en este as-
pecto no tenía relevancia el probable rechazo
de la demanda, ya que los accionantes no se
habían visto defraudados por no haber obte-
nido éxito en este, sino por haberlo perdido
anticipadamente por una notoria negligencia
del profesional a quien consideraban experto.
Por último, la Cámara consideró que los
intereses moratorios debían computarse a
partir de la declaración de caducidad de ins-
tancia en el proceso civil. Para así decidirlo,
el tribunal partió del concepto de intereses
moratorios, que conceptualizó como aquellos
que están destinados a resarcir el retardo del
demandado en satisfacer la indemnización
debida por el incumplimiento definitivo de
la prestación asumida contractualmente, y
entendió que ese incumplimiento había ace-
cido a partir de la declaración de caducidad
de instancia.
II.2. Contratos
II.2.a. Corretaje. Ley aplicable. Pacto de ex-
clusividad e irrevocabilidad en autorización
de venta. Incumplimiento. Validez y licitud
del pacto sobre comisión y cláusula penal
compensatoria. Abusividad de cláusula penal
La Cámara Civil y Comercial de Junín,
con fecha 3/2/2022, en autos “Fernandez
Director Editorial: Fulvio G. Santarelli
Jefa de Redacción: Yamila Cagliero
Editores: Nicolás R. Acerbi Jonathan A. Linovich
Valderrama Elia Reátegui Hehn
Florencia Candia Marlene Slattery
Jurisprudencia Argentina Buenos Aires
Néstor Jesús c/ Pomilio Adolfo Javier y
otro/a s/ Cumplimiento de Contratos Civi-
les/Comerciales”, expte. nº: JU-6557-2019,
Cita online: TR LALEY AR/JUR/67651/2022,
confirmó la sentencia de primera instan-
cia por medio de la cual se hizo lugar a la
pretensión indemnizatoria requerida por el
accionante y se condenó a los demandados
a pagar la suma de $ 186.000, con más in-
tereses a la tasa pasiva más alta fijada por
el Banco de la Provincia de Buenos Aires
en sus depósitos a treinta días, que debían
abonarse desde el vencimiento del plazo fi-
jado para el pago y hasta el día en que este
se concrete.
Para así decidirlo, tanto el órgano de al-
zada como el de grado inferior tuvieron por
acreditado el incumplimiento por parte de
los accionados de la exclusiva e irrevocable
autorización de venta que le habían confe-
rido al actor en su carácter de corredor in-
mobiliario. Mediante la misma se habilita-
ba al corredor a ofrecer con exclusividad la
venta de un inmueble, por un plazo de doce
meses, renovable automáticamente por otro
lapso igual, salvo cancelación por medio fe-
haciente. Asimismo, se establecía el 3% del
precio de venta en concepto de comisión,
e idéntico porcentaje como indemnización
para el caso en que el compromiso de exclu-
sividad estipulado fuese quebrantado por
los comitentes.
La Cámara sostuvo que entre las partes exis-
tió un contrato de corretaje, que fue formali-
zado mediante instrumento privado y que no
podía ser considerado un contrato de consu-
mo.
Afirmó que la relación emergente de dicho
convenio no quedaba comprendida en el ám-
bito de la ley 24.240, puesto que los corredores
desempeñan una profesión liberal para cuyo
desarrollo se exige título universitario e ins-
cripción en un colegio profesional, y —por tal
motivo— no pueden ser considerados provee-
dores de acuerdo a lo establecido en el art. 2º
de la LDC. A su vez, destacó que en el caso
tampoco podía considerarse al corredor como
proveedor en los términos normativos por no
estar acreditado que el mismo ejerciese su
profesión por medio de una sociedad.
Recordó que el contrato de corretaje tiene
lugar cuando el corredor se compromete a
desplegar la actividad necesaria para buscar
a la o las personas interesadas en la conclu-
sión del contrato proyectado por el comitente
y poner en contacto a las partes, sin que exista
relación de dependencia ni representación de
ninguna de ellas, y siendo el corredor quien
finalmente celebra el contrato directamente
con la persona interesada en la propuesta.
Señaló que se trata de un convenio no formal,
por lo que no es exigible ninguna formalidad
específica.
Habiéndose demostrado con la prueba
aportada en el juicio que los demandados ha-
bían vendido el inmueble sin intervención del
actor y antes del vencimiento del plazo anual
irrevocable de exclusividad estipulado, el tri-
bunal consideró que resultaba operativa la
cláusula resarcitoria y la comisión convenida.
La Cámara afirmó que la finalidad del pacto
de exclusividad e irrevocabilidad es en gene-
ral resguardar los intereses del corredor, quien
asumiendo variados costos despliega una ac-
PROPIEDAD DE LA LEY S.A.E. e I.
Administración, Comercialización y Redacción:
Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC)
Bs. As. República Argentina
Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda,
Provincia de Buenos Aires.
tividad inicial que podría frustrarse con facili-
dad si el comitente pudiese revocar la autori-
zación en cualquier momento.
Juzgó que las cláusulas del contrato —por
más de que habían sido predispuestas por el
actor— no eran abusivas, sino previsibles, no
desnaturalizaban la obligación del corredor,
no producían una restricción irrazonable de
derechos de los comitentes, y se enmarca-
ban dentro de la autonomía de la voluntad
de las partes. Incluso destacó que la claridad
de la redacción y la fácil comprensibilidad
del pacto permitían una correcta interpre-
tación por una persona promedio, simple-
mente con una atenta lectura, sin necesidad
de contar con un asesoramiento técnico
especial, y que si por alguna situación de
vulnerabilidad especial los demandados no
estaban en condiciones de comprender el
alcance de dichas disposiciones, la impug-
nación debía haberse canalizado por vía del
vicio de lesión.
Por otro lado, encontró válida la cláusula
que estipulaba la comisión (por estar com-
prendida dentro de la escala arancelaria pre-
vista para los corredores por la venta de in-
muebles, en el art. 54 apartado II inciso a] de
la ley 10.973) y la penal (por tener un objeto
posible y determinable, lícito y de contenido
patrimonial).
En este contexto, confirmó que el incum-
plimiento por parte de los accionados de la
autorización exclusiva e irrevocable pactada
en el contrato de corretaje celebrado con el
actor, había generado la responsabilidad de
aquellos y, consiguientemente, la proceden-
cia de la condena al pago de la cláusula penal
convenida.
II.3. Sucesiones
II.3.a. Proceso sucesorio. Prescripción de
honorarios de abogados. Cómputo del plazo.
Art. 4032 inc. 1º del CC.
La sala I de la Cámara Civil y Comercial de
Mar del Plata, con fecha 3/5/2022, en autos
“Leis, Elvira Concepción s/ Sucesión Ab Intes-
tato”, Expte. nº 163371, Cita online: TR LALEY
AR/JUR/67648/2022, confirmó la resolución
de la jueza de grado por la cual se hizo lugar a
la prescripción solicitada por uno de los here-
deros, respecto de los honorarios devengados
a favor de una de las letradas intervinientes en
el juicio.
Teniendo en cuenta la fecha de fallecimien-
to del causante (23/05/1986), como aque-
lla en la cual se promovió la sucesión por
la profesional que reclama sus estipendios
(25/06/1986), y el tiempo durante el cual la
letrada llevó adelante su laboreo, el órgano de
alzada decidió que en el caso la ley aplicable
era el art. 4032, inc. 1º del CC, que establece el
plazo de dos años.
Partiendo de la doctrina de la SCBA, afirmó
que el cómputo del plazo de prescripción co-
mienza a partir de que se determina el caudal
hereditario sobre cuyo valor debe practicarse
la regulación, y no la valuación del mismo.
Sostuvo que en tanto la letrada conocía la
composición del haber relicto, pesaba sobre
ella la carga de activar, en tiempo propio, la
correspondiente estimación y, en su caso, la
tasación de aquel.
linkedin.com/showcase/thom-
Thomsonreuterslaley
son-reuters-argentina-legal/
TRLaLey thomsonreuters.com.ar/es/solu-
ciones-legales/blog-legal.html
II.4. Derecho procesal
II.4.a. Proceso sucesorio. Exclusión de la
declaratoria de heredero no presentado en
el juicio. Vía adecuada: Recurso de apelación
vs. vía autónoma o incidental del art. 737 del
CPCC.
La sala I de la Cámara Civil y Comercial
de Mar del Plata, con fecha 26/04/2022, en
autos “Lo Giudice Rosa Angela S/ Sucesión
Ab-Intestato”, expte. nº 174051, Cita online:
TR LALEY AR/JUR/67649/2022, afirmó que
el recurso de apelación —y no el cauce legal
previsto en el 737 del CPCC— era la vía co-
rrecta para modificar la declaratoria de he-
rederos y excluir de la misma a un sucesor
que —denunciado en autos y no presenta-
do a hacer valer sus derechos— había sido
erróneamente incorporado en dicha resolu-
ción.
La alzada recordó que quien pretende su
inclusión en la declaratoria debe presentarse
— por sí o por medio de apoderado— en el ex-
pediente, siendo insuficiente que los otros su-
cesores lo hayan denunciado como tal, pues el
acto de la declaratoria implica tanto los dere-
chos como las obligaciones del sucesor.
Con estos argumentos, el órgano de segun-
da instancia hizo lugar al recurso de apelación
y modificó la declaratoria cuestionada exclu-
yendo al heredero no presentado en autos.
II.4.b. Proceso sucesorio. Inclusión en la
declaratoria de heredero no presentado en
el juicio. Vía adecuada: Recurso de apelación
vs. vía autónoma o incidental del art. 737 del
CPCC.
Por su parte, la Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial de Trenque Lauquen, con
fecha 22 de abril del 2022, en autos “Mataloni
Marisa Elizabeth s/ Sucesión Ab—Intestato”
(expte. nro. 92986), Cita online: TR LALEY AR/
JUR/67650/2022, sostuvo que la vía adecuada
que tiene el causahabiente no presentado en
el sucesorio para ser incluido en la declarato-
ria de herederos que no lo contempla no era el
recurso de apelación contra la misma, sino la
vía prevista en el art. 737 del CPCC.
Para así decidirlo, el tribunal recordó que la
declaratoria no ha de incluir en ella a los titu-
lares de vocación hereditaria que no se hubie-
sen presentado al proceso, hubieren guarda-
do silencio, se hubiesen mantenido inactivos
y que de ningún modo hubiesen aceptado la
herencia, pues no puede la justicia suplir de
oficio la voluntad de los llamados a la heren-
cia, toda vez que la aceptación por éstos no
sólo importa adquirir derechos, sino también
contraer obligaciones.
Alegó que la resolución impugnada, al no
tener efecto de cosa juzgada, no causaba agra-
vio. Destacó que según el art. 737 del CPCC
cualquier pretendiente puede promover de-
manda impugnando la validez o exactitud de
la declaratoria de herederos para excluir al su-
cesor declarado o para ser reconocido con él.
Por tales argumentos, desestimó el recurso
de apelación incoado por quien no se había
presentado en los autos a hacer valer sus de-
rechos.
Cita online: TR LALEY AR/DOC/2831/2022
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