Está en la página 1de 61

4

FASE I
DEFINICIÓN
5

FASE I

DEFINICIÓN

1. TEORIZACIÓN DE LA CATEGORÍA

Para alcanzar el propósito de la investigación, como primer paso, se van

a confrontar algunos términos importantes pertinentes a la categoría en

estudio, la cual, está orientada a analizar las políticas penitenciarias

aplicadas en Venezuela, el desarrollo de esta investigación se basará en

teorías expuestas por diversos autores, los cuales aportaran conocimientos

significativos en cuanto a las instituciones antes mencionadas.

1.1. BASES NORMATIVAS Y DOCTRINALES

Con el fin de fortalecer la investigación, se deben establecer una serie de

proposiciones que van a constituir el ámbito teórico, lo cual permitirán

describir, interpretar y relacionar la teoría existente con el tema haciéndose

referencia en la presenta investigación. Estas bases normativas doctrinales

son el eje principal de esta investigación, debido a que con esta información

se ayudará a comprender los fundamentos de las políticas penitenciarias

aplicadas en Venezuela, mediante las diversas teorías y modelos lo que

facilitará la selección de las que más se adoptan al tema. En este sentido, a

continuación se presentan las bases doctrinales del presente trabajo.

5
6

1.1.1. MARCO DOCTRINARIO

1.1.1.1. SISTEMA PENITENCIARIO

De acuerdo con Peláez (2008, p. 1) la ley no cuenta con una definición

del Sistema Penitenciario que permita determinar cuáles son las

características, naturaleza y la estructura del mismo. Por lo tanto, es

necesario que se adicione un artículo que defina a qué se le

denominará en la presente iniciativa como “Sistema Penitenciario”.

Sobre el sistema penitenciario García y Neuman (1999, p. 236), el

sistema penitenciario es la organización creada por el Estado para la

ejecución de las sanciones penales (penas y medias de seguridad) que

importen privación o restricción de la libertad individual como condición sine

qua non para su efectividad. Por tanto el sistema supone una organización y

estructura coherentes, con fines y metas claros, bajo cuya orientación

subyacen o pueden primar teorías o principios penitenciarios.

Asimismo, el sistema penitenciario viene a ser la organización de un país

determinado, organización general que sigue diversos criterios y dentro del

cual quepan dos o más regímenes penitenciarios. Esto sucede porque en

una realidad nacional es difícil que un solo régimen de ejecución penal sea

suficiente para la multiplicidad de personalidades delictivas condenadas.

Por otra parte, un régimen penitenciario es el conjunto de condiciones y

medidas que se ejercen sobre un grupo de condenados que presentan

características similares. Asimismo, cada régimen cuenta también con una


7

reglamentación o norma particular que lo diferencia de los otros. El

tratamiento penitenciario es la acción o la influencia dirigida a modificar la

conducta delictiva del condenado, que tiene sus peculiares características

personales.

En suma, dentro de un sistema penitenciario nacional se incluyen varios

regímenes generales y particulares, y dentro de cada régimen es posible que

se apliquen diversas formas de tratamiento penitenciario

En términos generales, el Sistema Penitenciario es el conjunto de

instituciones establecidas por la ley y sus reglamentos, así como las

disposiciones de carácter administrativo correspondientes para regular la

función pública de velar por las adecuadas condiciones de las personas

que, por disposición de la autoridad jurisdiccional competente, deban ser

privadas de libertad. Es decir, es el conjunto organizado, funcional y

estructurado de elementos normativos, técnicos y científicos que definen la

naturaleza de los centros penitenciarios.

1.1.1.2. ORIGEN DEL SISTEMA PENITENCIARIO

La legislación venezolana referida a la materia penitenciaria, no deja de

ser abundante, desde el año 1.927 hasta nuestros días, se recoge todo un

catálogo de normas según la documentación revisada; donde se regula el

funcionamiento de algunas instituciones de reclusión, y múltiples aspectos

del quehacer penitenciario.

Las referidas normas, ofrecen una visión general de la instrumentación


8

del régimen penitenciario en el tiempo, a través de las actividades que el

Estado debe realizar para la prestación de los servicios relativos a la

seguridad y al tratamiento penitenciario. Todos los instrumentos responden a

una filosofía positivista del asunto de la reclusión, el aislamiento, el delito y el

delincuente, pasando por la regulación del trabajo con fines forzosos de

provecho para el Estado, hasta la filosofía de la resocialización y

readaptación social. Históricamente la legislación viene abordando la

situación penitenciaria; como ejemplos se citan a continuación varias

experiencias:

1.927, Decreto Reglamentario de la Pena Accesoria de la Vigilancia de la

Autoridad, firmado y sellado en el palacio federal de Caracas el 06 de

Diciembre de 1.927, con vigencia a partir del 1º de enero de 1.928,

derogando desde esa fecha el Decreto Ejecutivo del 20 de noviembre de

1.915; contiene el procedimiento a seguir para el seguimiento y vigilancia de

los reos liberados sometidos a penas accesorias de vigilancia de la

autoridad.

1.937, Reglamento de la Ley de Régimen Penitenciario, firmado y sellado

el 16 de octubre de 1.937, derogando el Decreto Ejecutivo del siete de

octubre de 1.898 sobre las penitenciarías, y los Decretos y Resoluciones

expedidos posteriormente sobre la materia. El instrumento Regula la

Ejecución de las penas y los Organismos Encargados de ello. Contempla el

trabajo forzado de los reos condenados a presidio en la construcción de

locales para la Penitenciaria General de Venezuela, todo en beneficio del

Estado; además, regula la ejecución de actividades de tratamiento en las


9

áreas de salud, educación, trabajo agrícola, orientación religiosa, visitas,

aislamiento, disciplina y seguridad.

1.942, Reglamento Interior de la Colonia Correccional de las Islas del

Burro y de Otama. Se promulga en cumplimiento al artículo 6º del Decreto

del 13 de agosto de 1.937, por el que se creó la referida colonia. Regula todo

lo referido al funcionamiento de los dos centros, haciendo referencia al

tratamiento con fines correccionales.

1.944, Decreto que crea la Penitenciaria Provisional de san Juan de los

Morros. A la nombrada Penitenciaría Provisional serán trasladados, de la

Penitenciaría General que funciona en Puerto Cabello, los sentenciados, a

pena de presidio que a juicio del Director de dicho Establecimiento sean

capaces y físicamente útiles para los trabajos de edificación de la

Penitenciaría Modelo, y los condenados a prisión que voluntariamente opten

por ésta clase de labores y que reúnan aquellas mismas condiciones.

La dirección y administración de la Penitenciaría Provisional se ejercerá

por medio del Director de la Penitenciaría General de Venezuela, y en lo

tocante a su régimen interno, se aplicarán las disposiciones legales y

reglamentarias sobre la materia. También pauta éste decreto el personal que

debe ser asignado al centro, considerando para ello el área de tratamiento.

1.944, Reglamento de la Colonia de Trabajo de El Dorado. Promulgado

el 20 de marzo de 1.944, regula el funcionamiento de la Colonia de Trabajo

con fines correccionales, previstas en la Estatuto de Vagos y Maleantes,

destinado a la reclusión de condenados a relegación a Colonia Penitenciaria,

a medidas de seguridad o personas que hayan cumplido 18 años conforme al


10

Estatuto de Menores.

1.945, Decreto que habilita la Colonia El Dorado como anexo a la

Penitenciaria General. Se habilita la Colonia de Trabajo de "El Dorado",

creada por Decreto Ejecutivo de 21 de octubre de 1.944, como anexo a la

Penitenciaría General de Venezuela, para el internamiento de aquellos reos

condenados a presidio por los Tribunales de la República que estén

cumpliendo sus penas en el referido establecimiento penal y que, por sus

inclinaciones y conducta en el Presidio, requieran ser colocados en un medio

de reclusión más favorable para su regeneración y readaptación social.

1.949, Decreto Nº 333 Relativo a Penitenciaria de Mujeres. Ordena

efectuar los estudios necesarios para la creación de un Instituto que se

denominará "Penitenciaría de Mujeres", el cual estará dotado de edificios,

terrenos, escuelas, talleres y demás dependencias que se juzguen

técnicamente apropiadas de acuerdo a la ciencia Penitenciaria moderna.

1.949, Decreto Nº 359 relativo a Casa Correccional de Mujeres. Ordena

la verificación de los estudios necesarios para la creación de un Instituto que

se denominará " Casa Correccional de Mujeres.

1.951, Instituto para Formación de Personal de Prisiones. Creado según

Decreto Presidencial Nº 325, de fecha 26 de octubre de 1.951, Considerando

que es indispensable la debida capacitación de las personas que

desempeñen o aspiren desempeñar funciones técnicas o administrativas en

los establecimientos penales de la República, a objeto de facilitar la más

correcta aplicación de la Ley de Régimen Penitenciario y de su Reglamento.

1.952, Reglamento de Cárceles. Creado según decreto Nº 458 del 14 de


11

noviembre de 1.952, estipula las normas de seguridad y tratamiento. Serán

normas fundamentales en toda Cárcel Pública la seguridad del detenido; el

orden y la disciplina en el establecimiento; la higiene en las personas y

dependencias; la atención médica y dental de la población carcelaria; así

como el estímulo y la perseverante orientación para fomentar hábitos de

instrucción, moralidad y trabajo en las personas detenidas.

1.957, Decreto Nº 548 que crea el Internado Judicial de San Juan de los

Morros. Regula el funcionamiento del centro como anexo de la Penitenciaría

General de Venezuela.

1.964, Código Penal. Promulgado el 27 de Junio de 1.964. Deroga el

Código Penal del 30 de Junio de 1.915. Contiene las disposiciones relativas a

los delitos, las faltas, las personas responsables y las penas. Precisa la

descripción formal del tipo de conductas que constituyen delitos y faltas,

quienes son responsables de las violaciones a estas normas y las penas

aplicables como consecuencia a las infracciones.

1.964, Decreto de creación del Internado Judicial de "La Planta". Declara

la habilitación del Cuartel de la Planta como Casa de Reeducación y Trabajo

Artesanal, y como Internado Judicial, destinado a la reclusión con fines

correccionales y para la detención de procesados por los Tribunales del

Distrito Federal y del Estado Miranda y al cumplimiento de penas menores de

un año para sentenciados por los mismos Tribunales.

1.971, Ley de Régimen Penitenciario, promulgada el 17 de Julio de

1.961, deroga la Ley de Régimen Penitenciario del 17 de octubre de 1.937,

señala sobre la materia de tratamiento, el periodo de cumplimiento de dichas


12

penas será utilizado para procurar la rehabilitación del penado y su

readaptación social por los sistemas y tratamientos establecidos en esta Ley.

1.975, Reglamento de la Ley de Régimen Penitenciario. Establece las

reglamentaciones generales para la aplicación de la Ley de Régimen

Penitenciario.

1.979, Ley de Sometimiento a Juicio y Suspensión Condicional de la

Pena. Firmada y sellada el 20 de diciembre de 1979, reglamentada el 20 de

marzo de 1.980, con resuelto Ministerial del 31 de marzo de 1.980, regula lo

concerniente a la aplicación de la modalidad del Sometimiento a Juicio para

procesados y de la Suspensión Condicional de la Pena como medida

alternativa a la prisión, establece a través del resuelto la estructura

organizativa de funcionamiento, además de la modalidad y fines del

tratamiento.

1.981, Ley de Régimen Penitenciario. Promulgada el 8 de Julio de 1.981,

deroga la Ley de Régimen Penitenciario del 21 de Julio de 1.971, regula

aspectos del funcionamiento del régimen penitenciario, inspirada en las

Reglas Mínimas de Tratamiento a los reclusos, aborda las áreas de

tratamiento a través de servicios de asistencia, con miras a la reeducación

durante el tiempo de cumplimiento de la pena, además lo relativo a las

formulas alternativas de cumplimiento de pena, clasificación,

establecimientos especiales y lo tocante al tema de seguridad, dando

continuidad a la Ley de 1.971.

1.993, Ley de Beneficios en el Proceso Penal. Pauta el procedimiento a

seguir con relación a la aplicación de la medida de Suspensión Condicional


13

de la Ejecución de la Pena para condenados y otras formulas, como método

alternativo a la privación de la libertad, modalidad y fines del tratamiento.

1.993, Ley de Redención Judicial de las Penas por el Trabajo y el

Estudio. Regula el procedimiento para la redención judicial de la pena por el

trabajo y el estudio dentro de los centros de reclusión, considera el trabajo y

el estudio como medios idóneos para la rehabilitación. Su aplicación fomenta

la incorporación de los condenados en actividades reeducativas.

1.999, Código Orgánico Procesal Penal. Reformado el 14 de noviembre

de 2.001, en ésta reforma se deroga la Ley de Beneficios en el Proceso

Penal, y algunas normas relativas a la ejecución de las penas contenidas en

el C.O.P.P. del año 1.999 y otros instrumentos legales sobre la materia.

Dedica el Libro Quinto, capítulos I, II, III y IV, a la ejecución de las penas,

crea los Circuitos Judiciales, los Tribunales de Control, de Juicio y de

Ejecución y las Corte de Apelación. Define competencias en materia de

régimen penitenciario y de Derechos Humanos.

1.999, Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. El

Capítulo III, dedicado al Poder Judicial y el Sistema de Justicia, en la Sección

Tercera relativa al Gobierno y la Administración del Poder Judicial, establece

en el artículo 272 los principios rectores de funcionamiento del Sistema

Penitenciario nacional, haciendo énfasis en el respeto a los Derechos

Humanos y al tratamiento de rehabilitación de los internos. Sobre el particular

se abordará la temática detenidamente en otro capítulo de este trabajo.

2.000, Ley de Régimen Penitenciario. Reforma la Ley de Régimen

Penitenciario de 1.981, adecua algunas normas al Código Orgánico Procesal


14

Penal, no así a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en

cuanto al funcionamiento del Sistema Penitenciario. Consagra el trabajo y la

educación como derechos de los condenados.

Además de los instrumentos legales citados anteriormente, existe un

cúmulo de normas que históricamente han venido regulando los aspectos

relativos al funcionamiento del Sistema Penitenciario venezolano. Por

razones de tiempo no fue posible la revisión de una serie de instrumentos

legales que de igual forma regulan lo penitenciario; pero sin duda alguna,

expresan que la legislación en la materia es abundante si a ello le sumamos

todos los Tratados Internacionales suscritos por la República. Todo esto

indica que las debilidades del Sector Penitenciario se ubican más en el

ámbito operativo que en el legal, aun cuando se entiende que en lo normativo

han existido limitaciones.

1.1.1.3. OBJETO DEL SISTEMA PENITENCIARIO

Según Peláez (2008, p. 1) el objeto del sistema penitenciario es:

• Lograr la resocialización del privado o la privada de libertad sobre la

base de un adecuado tratamiento penitenciario, el trabajo, la capacitación, la

educación y la práctica de valores morales

• Mantener recluidas a las personas que se encuentran cumpliendo

sanciones administrativas, de carácter penal y medidas de seguridad,

garantizándoles el respeto de los derechos humanos

• Servir de custodia y seguridad de las personas sometidas a detención

preventiva.
15

• Brindar ayuda y labor asistencial a los privados o las privadas de

libertad y a los liberados o liberadas, de modo que puedan reincorporarse

útilmente a la sociedad

• Ejecutar las sentencias emitidas por los tribunales de justicia y las

resoluciones de las autoridades administrativas de policía.

1.1.2. MARCO LEGAL PENITENCIARIO VENEZOLANO

El nuevo Instrumento Jurídico para el proceso penal constituye

perfectamente un adelanto para la Administración de Justicia, el ejercicio del

derecho penal y la garantía de los derechos de los ciudadanos.

Indudablemente causará sus efectos a corto tiempo en el sector penitenciario

si se aplican a cabalidad las normas pautadas en el mismo. A continuación

se presenta el marco legal que rige a las políticas penitenciarias.

1.1.2.1. CONSTITUCIÓN NACIONAL

La Estructura y funcionamiento del Sistema Penitenciario venezolano,

hasta 1999 se sustentaba legalmente, en principio, en las normas contenidas

en la Constitución de 1961, en aspectos relacionados a la garantía de los

Derechos Sociales, Civiles y Políticos que implicaban el derecho a la vida, al

debido proceso, la prohibición de la tortura y demás tratos crueles inhumanos

y degradantes, derecho a la justicia, a la defensa, la salud, y a la educación,

entre otros.

Lo referido al funcionamiento penitenciario se enmarcaba en las normas


16

de la Ley de Régimen Penitenciario, el Reglamento de esa misma Ley, el

Reglamento de Internados Judiciales, la Ley de Redención Judicial de las

Penas por el Trabajo y el Estudio, el Código Orgánico Procesal Penal, el

Código Penal, otros Instrumentos legales del Derecho Interno y los Tratados

y Convenios Internacionales suscritos por la República.

Todos contentivos de un legajo de normas que fundamentaban la

existencia y funcionamiento de los centros de reclusión, los cuales

históricamente no han sido más que letra muerta, dado el incumplimiento que

de ellos se ha venido haciendo, de allí, la gran crisis que cada día se ha

venido acrecentando.

Gómez Grillo , quien ha dedicado gran parte de su vida a esta materia,

logró formar parte de la Asamblea Nacional Constituyente, y llevó a su seno

la preocupación por la problemática, ofreciendo toda una serie de alternativas

que gracias a su iniciativa, fueron incluidas en el texto Constitucional,

materializadas en los artículos 272 y 184 numeral 7.

Estas normas contienen, como el mismo lo señala, los principios rectores

que deben conducir la política penitenciaria del Estado Venezolano; de

manera que en este País para el momento, se sabe cómo debe funcionar el

Sistema Penitenciario, y es hacia allá donde deben ir todas las acciones de

los actores del área.

El artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela, textualmente señala que el Estado garantizará un sistema

penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a


17

sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios

contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación;

funcionarán bajo la Dirección de penitenciaristas profesionales con

credenciales académicas universitarias, y se regirán por una administración

descentralizada, a cargo de los gobiernos estatales o municipales, pudiendo

ser sometidos a modalidades de privatización.

En general, se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de

colonias agrícolas penitenciarias. En todo caso, las fórmulas de cumplimiento

de penas no privativas de la libertad se aplicarán con preferencia a las

medidas de naturaleza reclusoria. El Estado creará las instituciones

indispensables para la asistencia pospenitenciaria que posibilite la

reinserción social del exinterno o exinterna y propiciará la creación de un

ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente

técnico."

Por otra parte el artículo 184 establece que la Ley creará mecanismos

abiertos y flexibles para que los Estados y Municipios descentralicen y

transfieran a las comunidades y grupos vecinales organizados los servicios

que éstos gestionen previa demostración de su capacidad para prestarlos,

debiendo promover entre otras acciones, según el numeral 7, la participación

de las comunidades en actividades de acercamiento a los establecimientos

penales y de vinculación de éstos con la población.

Como puede apreciarse, las normas constitucionales en materia

penitenciaria representan un verdadero avance, definen claramente como


18

debe funcionar el sistema; pero la Constitución tiene más de cuatro años de

promulgada y hasta septiembre de 2.004, el sector penitenciario permanece

igual, encontrándose el Estado en mora con la Constitución.

1.1.2.2. ACUERDOS INTERNACIONALES SUSCRITOS POR VENEZUELA

SOBRE DERECHOS HUMANOS

Los instrumentos internacionales sobre derechos humanos tienen su

justificación en la reafirmación de la dignidad del individuo y funcionan como

lineamientos de humanización del sistema punitivo, asumidos por los

distintos Estados que conforman la sociedad de naciones instituida después

de la Segunda Guerra Mundial. Su trascendencia radica en el reconocimiento

formal de las garantías ciudadanas por la mayoría de los Estados

Constitucionales, en especial las relativas al proceso penal, la libertad y la

prohibición de penas crueles e infamantes.

La reglamentación de estos derechos en el plano de la legislación

interna, se ha verificado en forma más o menos homogénea en América

Latina, pero en Venezuela con la Constitución de 1999 se otorga su

preeminencia como normas jurídicas de aplicación inmediata con

fundamento en el artículo 23 de la Constitución Nacional que establece

expresamente la jerarquía de los tratados, pactos y convenciones relativos a

derechos humanos como normas constitucionales de orden interno,

aplicables incluso con preferencia a las del orden constitucional, en el caso

de contener criterios más favorables a los que se consagran en la carta


19

magna venezolana.

El mencionado artículo deja poco lugar a la especulación jurídica acerca

de la vigencia de las regulaciones internacionales en el ordenamiento jurídico

interno, las cuales, por mandato expreso, entran en un juego armónico con

las garantías constitucionales y demás leyes que regulan el goce y ejercicio

de tales derechos y son asimismo exigibles ante los tribunales nacionales en

forma inmediata.

A continuación se presentan los acuerdos internacionales suscritos por

Venezuela sobre derechos humanos

Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH).

Instrumento firmado por los países integrantes de la Naciones Unidas en

diciembre de 1948, mediante el cual los Estados Parte adquieren el

compromiso de impulsar sistemas sociales que garanticen el ejercicio

progresivo de las libertades y derechos proclamados en la declaración.

Sin embargo transcurridos más de cincuenta años del momento de su

firma, un importante contenido de los objetivos sociales establecidos en la

Declaración no han sido alcanzados por su condición ideal y universal, que

debe adaptarse a la dinámica de las sociedades consolidadas en cada uno

de los Estados que la ratifica.

En el marco de la Declaración la Asamblea General de la Naciones

Unidas pide a los Estados Parte la divulgación de su contenido en todos los

niveles de enseñanza, sin que prive ningún tipo de discriminación. Más


20

adelante, el artículo 2 explica en su numeral 1 que todos los ciudadanos del

Estado Parte gozan de los derechos y libertades proclamados en la

Declaración, mientras que el numeral 2 del mismo artículo indica que estos

beneficios no se ven limitados por la condición jurídica, política o

internacional del Estado Parte.

El artículo 6 reconoce el derecho a la personalidad jurídica para todas las

personas, a fin de garantizar la igualdad ante la ley para todos los

ciudadanos que se contempla en el artículo 7.

Los principios de igualdad ante la ley y no discriminación se reafirman en

el artículo 21 cuyo numeral 2 señala el derecho que tienen todas las

personas de acceder en igualdad de condiciones a las funciones públicas de

su país, garantizando con esto oportunidades para el ejercicio de los

derechos y libertades de las personas privadas de libertad y otros grupos de

la población en situación vulnerable.

El artículo 26 indica en su numeral 1 la obligación de establecer servicios

educativos gratuitos y obligatorios en los niveles elemental y fundamental;

asimismo señala que la formación profesional debe ser generalizada y el

acceso a los estudios superiores también; para esta última modalidad se

hace la salvedad, que ante los principios de disponibilidad y accesibilidad,

prevalece la capacidad de la persona para recibir el beneficio, condicionando

el ingreso a este nivel de la Educación al cumplimiento de la carga

académica establecida en la legislación nacional.

Finalmente el artículo 28 de la Declaración, reconoce el derecho de toda


21

persona a exigir el establecimiento de “...un orden social e internacional

donde los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan

plenamente efectivos”.

Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).

Como su nombre lo indica este Pacto hace énfasis en el resguardo y

garantía de algunos derechos vinculados a la actividad civil y política

reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Fue

adoptado por la Asamblea General y abierto para firma, ratificación y

adhesión por la resolución 2200 A (XXI), del 16 de diciembre de 1966; entra

en vigencia el 23 de marzo de 1976 de conformidad con su artículo 49.

En él se agrupa un conjunto de derechos que merecen tratamiento

especial por contener en su ejercicio elementos esenciales para el

establecimiento del sistema social esbozado en la DUDH, meta común de los

Estados que lo ratifican.

Se encuentra una alusión directa a las personas privadas de libertad en

su artículo 10, numeral 1, que reconoce el derecho a un trato humano y

digno, mientras que el numeral 3 del mismo artículo expone con claridad que

el fin último de los centros penitenciarios es la readaptación y reinserción de

los penados en la dinámica social de manera positiva.

Para alcanzar esta meta se recomienda que las personas ingresadas en

los centros de reclusión sean clasificadas de acuerdo a su situación

específica, tras una evaluación integral que les ayude a obtener el


22

tratamiento adecuado para su reinserción en la sociedad.

Los principios de no discriminación que se presentan como una

constante en casi todos los instrumentos del derecho internacional, se

ratifican con fuerza en el presente Pacto a través del artículo 25, cuyo literal c

establece la igualdad de acceso sin que prevalezca ningún tipo de

discriminación a las funciones públicas para todos los habitantes del Estado

Parte.

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

(PIDESC).

Su contenido es el resultado del intenso debate que se mantuvo por más

de dos décadas entre los Estados Parte adscritos a la Asamblea General de

las Naciones Unidas, a fin de encontrar una solución a la inquietud

expresada con relación al goce y ejercicio de este grupo de derechos, cuyo

ejercicio se ve limitado por la preeminencia otorgada a los derechos civiles y

políticos, ignorando la importancia que estos poseen en el proceso de

consolidación de un sistema de relaciones sociales, más justo y equitativo

con relación al ejercicio de las libertades y derechos de la DUDH para toda la

familia humana.

Es por ello que el cuerpo de artículos que lo conforman busca estimular

acciones de parte de los ciudadanos y los Estados Parte con relación al

conjunto de derechos en el ámbito económico, social y cultural de la

sociedad. Asimilados en su dinámica como elementos de segunda categoría,


23

libres de omisión y sometidos a una condición progresiva indefinida.

El pacto forma parte de las herramientas incorporadas al Sistema

Universal y estuvo abierto para la firma o adhesión para los países miembros

de la Asamblea General de Naciones Unidas desde el 16 de diciembre de

1966; entró en vigencia el 3 de enero de 1976 de conformidad con su artículo

27.

Nuevamente, el ejercicio del derecho a la educación y los protocolos que

se estipulan en el numeral 1 del artículo 13 para su garantía, otorgan

funciones y características al proceso educativo que reafirman su condición

ideal para alcanzar la reinserción de la persona privada de libertad,

aportando además elementos decisivos para alcanzar los postulados

generales del Pacto.

Con respecto a la accesibilidad, se encuentra el literal c del artículo 2

establece normas claras para lograr el desarrollo de políticas que permitan el

acceso a la educación superior para todos los sectores de la sociedad por

igual, recomendando especialmente para este fin la implantación progresiva

de sistemas de enseñanza gratuita en este nivel.

Un derecho económico, como es el derecho al trabajo enunciado en el

artículo 6, especifica en su numeral 2 el complemento con actividades

educativas que contribuyan con un ejercicio pleno de este derecho.

Sobre las obligaciones de los Estados Parte, se encuentra en el artículo

14, el compromiso de elaborar y adoptar en un plazo de dos años desde el

momento de la firma, un plan detallado para la implementación progresiva del


24

principio de enseñanza gratuita y obligatoria para todas las personas, que

debe cumplirse en un lapso prudente que se establecerá en dicho plan.

Como garantía a este tipo de acciones y para asegurar el respeto del

Pacto por los Estados Parte, se estipula la entrega de informes a la

Asamblea o comisiones designadas por ésta, sobre las disposiciones

tomadas para asegurar el respeto de los derechos reconocidos, según se

establece en el numeral 1 del artículo 16.

Para garantizar el respeto y disfrute de los derechos reconocidos en el

Pacto, cada Estado Parte tiene la posibilidad de acceder a la cooperación

internacional en diversos niveles y modalidades, como se explica en el

artículo 23 del presente Pacto.

El conjunto de derechos y libertades reconocidas por este Pacto se

garantizan a todas las personas como obligación del Estado Parte, conforme

al principio de no discriminación que encontramos en el numeral 2 de los

artículos 2 y 3.

Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera

de la enseñanza. Adoptada el 14 de diciembre de 1960 por la

Conferencia General de la Organización de la Naciones Unidas para la

Educación, la Ciencia y la Cultura.

Esta Convención fue adoptada por la Asamblea General de la

Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura

(UNESCO) el 14 de diciembre de 1960, entró en vigencia el 22 de mayo de


25

1962, de conformidad con su artículo 14. Desarrolla ampliamente el principio

de no discriminación y la importancia del principio de accesibilidad vinculada

al ejercicio de este derecho.

Con relación al tema que nos ocupa, encontramos que su artículo 1

establece los términos que implican discriminación; indica en su literal a: a)

Excluir a una persona o a un grupo del acceso a los diversos grados y tipos

de enseñanza.

Principio que alcanza a los privados de libertad en las categorías

establecidas como grupo objeto de discriminación, para los que deben

emprenderse todas las medidas al alcance de los Estados Parte para

garantizar el acceso a la Educación a dichos sectores.

El artículo 3 de la Convención, diseñado para prevenir cualquier

discriminación en la esfera de la enseñanza, indica en su literal d que todas

las instituciones dedicadas a la enseñanza deben recibir apoyo de los

poderes públicos del Estado Parte sin que prive ningún tipo de

discriminación, basado en el hecho de que sus alumnos pertenecen a un

grupo determinado, principio que para el caso de los privados de libertad

refuerza el derecho reconocido en otros instrumentos del Derecho

Internacional, de igualdad ante la Ley e igualdad de acceso y oportunidad a

las funciones públicas del Estado.

En este documento se reafirma el compromiso del Estado Parte a

desarrollar y aplicar una política nacional para la promoción de la enseñanza

a nivel nacional y en todos sus niveles, haciendo énfasis en la igualdad de


26

posibilidades y acceso al beneficio, según se expone en el artículo 4 y sus

literales a y d:

Artículo 4. Los Estados Partes en la presente Convención se

comprometen, además, a formular, desarrollar y aplicar una política nacional

encaminada a promover, por métodos adecuados a las circunstancias y las

prácticas nacionales, la igualdad de posibilidades y de trato en la esfera de la

enseñanza y, en especial, a:

a) Hacer obligatoria y gratuita la enseñanza primaria, generalizar y hacer

accesible a todos la enseñanza secundaria en sus diversas formas; hacer

accesible a todos, en condiciones de igualdad total y según la capacidad de

cada uno, la enseñanza superior; velar por el cumplimiento por todos de la

obligación escolar prescrita por la ley;

b) Mantener en todos los establecimientos públicos del mismo grado una

enseñanza del mismo nivel y condiciones equivalentes en cuanto se refiere a

la calidad de la enseñanza proporcionada;

c) Fomentar e intensificar, por métodos adecuados, la educación de las

personas que no hayan recibido instrucción primaria o que no la hayan

recibido en su totalidad, y permitirles que continúen sus estudios en función

de sus aptitudes;

d) Velar por que, en la preparación para la profesión docente, no existan

discriminaciones.

Dentro de las obligaciones adquiridas por el Estado al ratificar esta

Convención se especifica en el literal a del numeral 1 del artículo 5, brindar


27

una educación dirigida al desarrollo de la personalidad humana que refuerce

los principios de paz, convivencia y tolerancia inherentes a los derechos

fundamentales de la persona; el numeral 2 de este mismo artículo reafirma el

compromiso de los Estados parte a tomar todas las medidas necesarias para

cumplir con sus obligaciones en materia educativa, haciendo referencia a los

principios establecidos en el párrafo 1 del referido artículo.

Finalmente se encuentra en el artículo 6, que los Estados que ratifican la

Convención se comprometen a prestar atención a las recomendaciones de la

Organización de Naciones Unidas (ONU) y de la Conferencia General de la

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la

Cultura (UNESCO), destinadas a definir las medidas a aplicar para combatir

la discriminación en la esfera de la enseñanza.

Principios Básicos para el Tratamiento de Reclusos (PBTR).

Se trata de un documento de naturaleza no vinculante, adoptado por la

Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1990, a

través de su resolución 45/111. En el mismo se recoge un total de once

principios para el tratamiento de los reclusos, siendo de especial interés el

principio Nº. 1, que garantiza a los privados de libertad el trato digno

inherente a la persona humana:

1. Todos los reclusos serán tratados con el respeto que merecen su

dignidad y valor inherentes de seres humanos. Por estar dedicado a

personas privadas de libertad, el documento reafirma el ideal de no


28

discriminación en los principios 2 y 11. La garantía de los Derechos Humanos

para las personas en esta condición jurídica se establece en el principio 5,

que reconoce el goce de todos los derechos reconocidos por tratados

internacionales haciendo énfasis para aquellos Estados que ratifican el

PIDCP y el PIDESC, como es el caso venezolano.

Reglas Mínimas para el Tratamiento de Reclusos (RMTR).

Documento que recoge los principios aceptados por la Asamblea General

de las Naciones Unidas, para el tratamiento de reclusos y se considera que

las mismas deben ser adoptadas por todos los países adscritos a ella.

En la regla 35.1 se establece que toda persona privada de libertad debe

ser informada al momento de ingresar en un establecimiento penitenciario

sobre las normas de convivencia, derechos, deberes y obligaciones que

adquiere al ingresar al recinto.

Con relación a los servicios educativos, la regla 40 índica que todo centro

penitenciario debe poseer una biblioteca suficientemente dotada que

funcione acorde al sistema de vida del centro penitenciario, adecuando sus

horarios y demás servicios para que se hagan accesibles al recluso, a quien

debe estimularse a participar como usuario de este servicio.

En el mismo documento encontramos un grupo de reglas que establecen

la responsabilidad de la comunidad en el proceso de reinserción, así como

los medios dispuestos para su participación en éste; tal es el caso de la regla

60.2 donde se enuncia la obligación de crear organismos de atención post-


29

penitenciaria. De igual manera la regla 61 abre un canal de participación para

la comunidad, mediante el fomento de gestiones legales que protejan los

derechos civiles de los privados de libertad. Las acciones enunciadas en las

reglas precedentes se formalizan como obligación en la regla 64.

Por su parte, la regla 65, que versa sobre el proceso de reclusión, indica

que durante éste deben aplicarse todos los medios a disposición del centro y

autoridades competentes para realizar actividades que levanten la

autoestima del recluso, así como promover la capacitación del privado de

libertad para afianzar su deseo de reincorporarse a la sociedad. La regla

66.1 amplía este enunciado afirmando que las medidas educativas, de

capacitación y mejora de la autoestima del recluso son los medios más

efectivos para lograr la reinserción de la persona.

Como en otros documentos dedicados a los derechos de las personas

privadas de libertad, se hace énfasis en la clasificación de los reclusos para

ser ubicados en los programas que les reporten los mayores beneficios de

acuerdo a su situación; de allí la importancia de llevar un registro actualizado

de la población interna como se indica en la reglas 66.3.

Finalmente se encuentra que la regla 71.5 establece como prioridad

instruir y capacitar a los reclusos más jóvenes, o a aquellos en capacidad de

recibir el beneficio, mientras que las reglas 77.1 y 77.2 aclaran que deben

tomarse todas las medidas necesarias para mejorar la instrucción de los

reclusos y que dichos programas de instrucción deben ser elaborados

conforme al sistema de instrucción pública, para que puedan ser continuados


30

por el recluso una vez cumplida la pena.

Conjunto de principios para la protección de todas las personas

sometidas a cualquier forma de detención o prisión.

Documento adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas,

a través de la resolución 43/173 de 1988, cuyo ámbito de aplicación como

bien lo indica su nombre es la protección de todas las personas sometidas a

cualquier forma de detención o prisión.

A fin de garantizar el derecho a la Educación será de especial interés

para nuestro estudio el principio 13, donde se indica que toda persona

privada de libertad deberá ser informada por parte de las autoridades

responsables de la medida privativa, sobre sus derechos y la manera de

ejercerlos una vez ingresada al centro de reclusión. El resto de los principios

están garantizados a todos los habitantes del Estado Parte, según se indica

en el principio 3 que reconoce los Derechos Humanos a este sector de la

población, reafirmando el ideal de no discriminación en el numeral 1 del

principio 5:

1. Los presentes principios se aplicarán a todas las personas en el

territorio de un Estado, in distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,

religión o creencia religiosa, opinión política o de otra índole, origen nacional,

étnico o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

2. Las medidas que se apliquen con arreglo a la ley y que tiendan a

proteger exclusivamente los derechos y la condición especial de la mujer, en


31

particular de las mujeres embarazadas y las madres lactantes, los niños y los

jóvenes, las personas de edad, los enfermos o los impedidos, no se

considerarán discriminatorias. La necesidad y la aplicación de tales medidas

estarán siempre sujetas a revisión por un juez u otra autoridad.

Código de Conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la

ley. Adoptado por la Asamblea General en su resolución 34.196, de 17

de diciembre de 1979. (Código de Conducta).

Este Código de Conducta se encuentra incorporado al Sistema Nacional

mediante el Decreto Presidencial No. 3.179, del 7 de octubre de 1993, que

fue publicado en la Gaceta Oficial No. 35.317. Su naturaleza es específica y

no vinculante, pero debe ser acatado por todos los cuerpos de seguridad del

país y demás entes vinculados con el sistema penitenciario por esta

disposición.

Uno de los puntos más importantes dentro de este instrumento es que

gracias a él todos los “funcionarios encargados de hacer cumplir la ley”

deben prestar especial atención a los tratados internacionales, ratificados por

la República Bolivariana de Venezuela en materia de Derechos Humanos y

especialmente aquellos que versan sobre las personas privadas de libertad,

según lo explica el literal a del artículo 2.

Convención Americana de los Derechos Humanos (CADH).

La Convención Americana de los Derechos Humanos, también conocida


32

como Pacto de San José, se firmó el 22 de noviembre de 1.969 y expone en

el párrafo 4to de su preámbulo que los ideales propuestos en la DUDH para

la realización del espíritu sólo pueden ser alcanzados en un sistema social

que garantice en forma plena el goce de los derechos económicos, sociales y

culturales, así como de los derechos civiles y políticos.

Su artículo 1 establece el compromiso de los Estados Parte de respetar y

garantizar el pleno ejercicio de los derechos y libertades reconocidos por la

Convención, a través de los mecanismos señalados en el artículo 2, referidos

a la adopción y creación de leyes que garanticen el goce de estos derechos y

libertades como deber de la nación firmante.

La población privada de libertad tiene reconocidos y garantizados sus

derechos en el artículo 5, cuyo numeral 2 les garantiza un trato humano y

digno; asimismo en el capítulo III, sobre los derechos Económicos, Sociales y

Culturales, el artículo 26 describe la obligación del Estado Parte de recurrir a

todos los medios a su alcance para desarrollar sistemas de ley y planes de

acción alternativos que garanticen el goce pleno de los derechos y libertades

reconocidos por la Convención a todos sus habitantes.

Atendiendo a la diversidad de los Estados Parte y las particularidades

sociales, económicas y culturales de cada uno, se permite la aplicación

progresiva de medios que garanticen el goce de estos derechos a partir de la

acción de los organismos nacionales creados para este fin, así como de la

cooperación de entes internacionales.

Los principios de no discriminación contenidos en la Convención y el


33

ideal de trato digno inherente a la persona humana, generan obligaciones

concretas para el Estado Parte, que debe garantizar el goce pleno de las

libertades y derechos reconocidos en el instrumento.

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre

(DADDH).

Se trata de un instrumento del sistema interamericano que auxilia la

Declaración previamente comentada en la salvaguarda de los Derechos

Humanos; fue aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana

celebrada en Bogotá, Colombia en 1948.

En el Capítulo Primero, dedicado a los Derechos, encontramos el

principio de igualdad ante la ley contenido en su artículo II, reafirmando

también el principio de no discriminación que atañe al grupo objeto de

estudio en el presente informe. En el artículo XII, dedicado a la Educación,

se identifican sus funciones como herramienta fundamental para el proceso

de inserción (o reinserción para el caso de los privados de libertad) y

capacitación de las personas en la dinámica social.

Para el ejercicio de este derecho, el Estado Parte debe garantizar la

igualdad de acceso y oportunidad a todos sus habitantes, a fin de obtener el

mayor beneficio posible de esta acción de los ciudadanos.

Sobre los planes especiales o actividades culturales ideadas por el

Estado Parte para garantizar el derecho a la Educación, los privados de

libertad así como todos los habitantes de dicho Estado tienen el derecho a
34

disfrutar en igualdad de condiciones de los beneficios generados por

procesos sociales y culturales. El acceso a las funciones o acciones llevadas

a cabo por el Estado Parte en igualdad de condiciones, se reafirman en los

artículos XVII y XVIII, que garantizan el reconocimiento de la personalidad

jurídica y de los derechos civiles de toda persona, así como el derecho a la

justicia.

Carta de la Organización de los Estados Americanos (COEA).

Este documento adoptado por la comunidad de naciones adscrita al

sistema interamericano fue suscrito en Bogotá (1948) y ha sido objeto de

diversos Protocolos: Buenos Aires (1967), Cartagena de Indias (1985),

Washington (1992) y Managua (1993). El principal objetivo de este

instrumento será establecer las condiciones para el desarrollo pacífico de la

región, basado en la cooperación entre naciones para el progreso y la

civilización, dando preferencia a los sistemas de corte democrático que

buscan la libertad individual y un sistema de justicia social, que contemplan

sus fundamentos en los derechos esenciales de la persona.

En su Capítulo II sobre los Principios, explica en el artículo 3, literal n,

que la educación de los pueblos debe estar fundamentalmente orientada a la

justicia, la libertad y la paz. Más adelante, en el Capítulo VIII sobre el

Desarrollo Integral, el artículo 31 establece como una de las principales

obligaciones del Estado para conseguir este tipo de desarrollo, garantizar el

derecho a la educación, contando para ello con el apoyo internacional de ser


35

necesario. El artículo 34 establece asimismo como obligación estatal la

erradicación de toda forma de analfabetismo y ampliación de la Educación en

todos los niveles.

Tomando en cuenta que la Educación debe estar orientada a inculcar los

valores de justicia, paz y libertad, se integra el artículo 45 del mismo

apartado, en su literal f, que establece como obligación para el Estado la

implementación de programas para la incorporación de sectores marginales

de la Sociedad, y nuevamente en atención de estos grupos, el literal h indica

que deben tomarse todas las disposiciones necesarias para garantizar la

asistencia legal a todas las personas, para que hagan valer sus derechos.

En el artículo 47 de la Carta se acuerda que los países miembros darán

prioridad a los programas educativos como fundamento de la Democracia, la

justicia social y como herramientas para el desarrollo. El desarrollo de la

plataforma para garantizar el derecho a la Educación se contempla en el

artículo 48 que establece la cooperación internacional para satisfacer las

necesidades educacionales.

1.1.2.3. LEY DE RÉGIMEN PENITENCIARIO

Esta Ley incorpora gran parte del contenido de los instrumentos legales

del Sistema Nacional comentados hasta el momento; unificando en cierta

medida los criterios de los cuerpos de ley que norman el sistema penal

venezolano. Fue aprobada en el año 2000 y entró en vigencia el 16 de junio

del mismo año, con su publicación en la Gaceta Oficial Nro. 36.975.


36

El artículo 1 expone que es competencia exclusiva del Estado a través

del Ministerio de Justicia (actualmente Ministerio del Poder Popular para

Relaciones Interiores y Justicia) la organización del sistema penitenciario,

haciendo énfasis en las actividades con fines educativos y culturales que

contribuyan a la reinserción del recluso en el sistema social, según se

estipula en su artículo 2; así como el artículo 7 explica que el sistema

penitenciario concebido por el Estado venezolano comprende un conjunto de

reglas que motivan la incorporación progresiva del recluso a la vida social.

Además de los artículos referidos al sistema de vida, condiciones para la

aplicación de penas y otros mecanismos ideados para garantizar el sistema

penitenciario planteado en el artículo 272 de la Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela, se estipula en el artículo 9 que los reclusos deben

ser clasificados para su inclusión en los programas sociales que garanticen

su reinserción social.

Dado que el objetivo principal del sistema penitenciario venezolano es la

recuperación del individuo transgresor, el artículo 43 indica que las medidas

disciplinarias no deben interferir en ningún momento con las actividades

destinadas a la reinserción del penado, con lo que se protege el derecho y

obligación a participar en actividades educativas entre otras; asimismo se

considera en el artículo 56 que el Ministerio de Justicia (actualmente

Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia) prestará

atención pre y post–penitenciaria a los privados de libertad, a fin de velar por

su completa incorporación en la sociedad.

Este escenario puede concebirse en el marco de alguna de las


37

estrategias ideadas por el Estado venezolano para atender la demanda de

servicios educativos, tales como la Misión Robinson, Ribas o Sucre para el

caso específico de la educación superior.

La adaptación y articulación de estas modalidades para la asistencia

educativa al ambiente penitenciario, estarían acordes con el enunciado del

artículo 61, que plantea la búsqueda de formas de cumplimiento de la pena

más próximas a la libertad, planteado nuevamente en el artículo 63 que

contempla la posibilidad de crear regímenes especiales de salida para los

penados que cursen estudios superiores.

Un sistema penitenciario con estas características no puede alcanzarse

sin la estructura física adecuada, ni el personal calificado para atender a la

población reclusa; por ello encontramos el compromiso de profesionalización

del personal en el artículo 83, así como el deber del Ministerio de Justicia

(actualmente Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y

Justicia) de actualizar el registro computarizado estipulado en el artículo 86.

Se observa aquí nuevamente la importancia de este tipo de herramientas

para idear políticas y medir la efectividad de los planes implementados,

obteniendo de esta manera los indicadores que ayuden a tomar las medidas

necesarias para mejorar o mantener un sistema penitenciario de calidad

acorde con las leyes vigentes.

1.1.3. POLÍTICAS PENITENCIARA ESTABLECIDAS EN LA

LEGISLACIÓN VENEZOLANA

El nuevo proceso penal, instaurado a partir de la entrada en vigencia del


38

Código Orgánico Procesal Penal, cuenta con varias fases, entre ellas con la

llamada fase de ejecución que puede definirse como aquella relativa al

cumplimiento de las penas y medidas de seguridad impuestas mediante

sentencia firme. Como vemos, esta fase del proceso penal tiene especial

relevancia en lo que se refiere al tema penitenciario y, como señala Morais

De Guerrero (2000, p. 117), viene a darle carácter igualmente jurisdiccional al

régimen penitenciario, por lo que ahora la actividad penitenciaria es

jurisdiccional y administrativa.

En este sentido, el Código consagra un nuevo protagonista dentro del

proceso penal acusatorio, cual es el llamado Juez de Ejecución, que es quien

dirige esta fase del proceso. La figura del Juez de Ejecución es

verdaderamente importante en lo que se refiere al subsistema penitenciario,

ya que tiene competencia para cuestiones que van a tener una grandísima

incidencia en el resultado y eficacia de éste.

Dichas competencias, establecidas en el artículo 479 del Código

Orgánico Procesal Penal, son las siguientes:

1) Todo lo concerniente a la libertad del penado, las fórmulas alternativas

de cumplimiento de pena, redención de la pena por el trabajo y el estudio,

conversión, conmutación y extinción de la pena;

2) La acumulación de las penas en caso de varias sentencias

condenatorias dictadas en procesos distintos contra la misma persona; y,

finalmente, y siendo el punto más importante en cuanto al tema que aquí

estamos estudiando,
39

3) El cumplimiento adecuado del régimen penitenciario. A tales fines,

entre otras medidas, dispondrá las inspecciones de establecimientos

penitenciarios que sean necesarias, y podrá hacer comparecer ante sí a los

penados con fines de vigilancia y control. En tales visitas podrá estar

acompañado por fiscales del Ministerio Público. Además, al realizar estas

visitas dictará los pronunciamientos necesarios para prevenir o corregir las

irregularidades que observe.

Hay que destacar entonces, que el Juez de Ejecución es sin duda una

figura fundamental en el subsistema penitenciario, y sobre quien pesa gran

parte del funcionamiento del mismo. Las inspecciones a las prisiones son

especialmente relevantes, ya que en éstas el Juez podrá percibir directa y

personalmente las condiciones de tales establecimientos y si en ellos se

cumple con los derechos y deberes establecidos por la respectiva ley, a la

que haremos mención más adelante.

En todo caso, debe afirmarse, como lo hace Morais De Guerrero (2000,

p. 122), que en el cumplimiento de la competencia general que tiene el Juez

de Ejecución, de “ejecutar las penas y medidas de seguridad impuestas por

sentencia definitivamente firme”, podría incluirse dentro de sus atribuciones

la determinación del lugar y las condiciones en que se deba cumplir la pena,

así como los cambios de establecimiento; salvaguardar los derechos de los

reclusos y controlar la asistencia postpenitenciaria, consagrada en el artículo

272 de la Constitución de 1999.


40

1.1.3.1. TIPOS DE POLÍTICAS

De acuerdo con Quijada (2007, p. 2) las políticas penitenciarias

fundamentales que se establecen en el artículo 272 de la Constitución de la

República Bolivariana de Venezuela son:

(A) LA REHABILITACIÓN DEL INTERNO O INTERNA Y EL RESPETO DE

SUS DERECHOS HUMANOS.

Una violencia carcelaria creciente y que pareciera incontrolable, es otro

de los problemas medulares de las cárceles, un problema que no puede

verse de manera aislada sino unido al factor que lo mantiene y potencia la

inmensa corrupción administrativa. Las armas una vez requisadas son –una

parte de ellas- “recicladas”.

A los elementos tradicionales de la violencia carcelaria, como lo son el

hacinamiento, la droga y el ocio, hay que agregarle, en los últimos años, las

armas de fuego. Estas armas de fuego se han sumado a los tradicionales

“chuzos”. El tráfico y posesión de armas de fuego en manos de la población

reclusa es un fenómeno que se inicia en la década de los noventa.

En los últimos años las muertes violentas no bajan de 300 a 400 por año.

En los penales europeos sólo excepcionalmente se producen este tipo de

hechos, incluso en países como Colombia es un fenómeno mucho menos

frecuente.

La violencia carcelaria, se expresa de múltiples maneras: el hacinamiento

promiscuo, la pésima alimentación, las condiciones higiénicas y sanitarias


41

deplorables, la situación permanente de ocio, la drogadicción elevada, el

envilecimiento sexual y el retraso procesal. Todo esto conforma un “régimen

cloacal”, calificado por algunos como “infra-zoológico”.

La corrupción en el suministro de la comida es otra práctica extendida. El

personal responsable firma la entrega de la comida como recibida pero

realmente una parte importante de ella no llega al penal. Bajo todas estas

circunstancias perversas, la rehabilitación es absolutamente imposible.

(B) LA PROFESIONALIZACIÓN PENITENCIARIA

En las cárceles, el personal es lo fundamental, incluso por encima de la

infraestructura. En las cárceles no debería haber ni policías, ni militares, esto

incluso lo establecen las normas de las Naciones Unidas, o, en su defecto, el

número de ellos no debería ser elevado. Menos aún se debería enviar

personal “en castigo” de la Guardia Nacional para las cárceles, práctica que

en nuestro país suele suceder.

El tema penitenciario requiere un personal calificado, preparado

académicamente ya que este problema humano debe combinar el trato

humano con métodos de rehabilitación de carácter terapéutico o

científico.

Si no se producen cambios en el personal cualesquiera otras acciones

que se emprendan serán inútiles o perderán la mayor parte de su efectividad;

es, por lo demás, obvio observar que si la solución al problema penitenciario

no se aborda desde una perspectiva integral los efectos de cualquier

esfuerzo se diluirán en el tiempo.


42

(C) LA DESCENTRALIZACIÓN PENITENCIARIA.

No pareciera ser la panacea para resolver todos los problemas del

sistema penitenciario como pareciera a veces pretenderse, sin embargo,

según sus defensores, ofrecería: a) un mejor control presupuestario en cada

establecimiento penal; b) una sana competencia y/o patrón de comparación

en cuanto a eficacia funcional penitenciaria; c) unos diseños carcelarios

acordes con las exigencias regionales y las especificidades de cada

población penal. Todos estos elementos ayudarían a resolver algunos

problemas del sistema penitenciario pero no resolverían el problema mayor

multiforme de la corrupción.

(D) LA PREFERENCIA LEGAL POR LAS PENAS NO PRIVATIVAS DE

LIBERTAD SINO RESTRICTIVAS O LIMITATIVAS DE LIBERTAD

El destacamento de trabajo o el trabajo fuera del establecimiento, la

libertad condicional (art. 71 y ss. de la Ley de Régimen Penitenciario); el

sometimiento a juicio, el corte de la causa en providencia y la suspensión

condicional de la pena (art. 5, 9, 12 y ss. de la Ley de Beneficios sobre el

Proceso Penal); la libertad bajo fianza (art. 6 de la Ley de Libertad

Provisional bajo fianza); la sujeción a la vigilancia de la autoridad pública (art.

10 del Código Penal), la prisión de fin de semana, etc. o por las penas no

privativas ni restrictivas ni limitativas de la libertad, como la redención de la

pena por el trabajo y el estudio (art. 3 de la Ley de Redención Judicial de la

Pena por el Trabajo y el Estudio), etc.


43

(E) LA TECNIFICACIÓN PENITENCIARIA MEDIANTE UN ENTE

PENITENCIARIO AUTÓNOMO, CON PENITENCIARISTAS

PROFESIONALES.

La tecnificación penitenciaria. En 1992 se inauguró el Instituto

Universitario Nacional de Estudios Penitenciarios (IUNEP) que forma

Técnicos Superiores en Penitenciarismo con especialidad en: Administración

Penitenciaria, Educación Penitenciaria, Gerencia Penitenciaria y Seguridad

Penitenciaria. La carrera se cursa en tres (3) años. También forma Custodios

Penitenciarios con cursos de seis (6) meses de duración.

En 15 años de existencia, el IUNEP ha graduado más de 600

penitenciaristas, sólo 30 o 40 de ellos están trabajando en las cárceles del

país. Estos profesionales deberían ser los únicos elegidos para las

responsabilidades de: director, subdirector, administrador, coordinador,

educador, ecónomo, promotor cultural, jefe de régimen, asesor, etc.

(F) LA PARTICIPACIÓN Y LA INTEGRACIÓN COMUNITARIA

La desaparición de la frontera entre la cárcel y la comunidad (artículo

184, numeral 7 de la Constitución Bolivariana de Venezuela). La población

libre participa con la población reclusa en diversas actividades comunitarias

(culturales, deportivas, laborales, entre otras).

(G) LA CORRUPCIÓN

La corrupción. La extorsión debe ser combatida. La participación de un


44

personal formado en la materia penitenciaria bajo principios éticos, aunado a

un seguimiento y castigo a los responsables de tal delito debería minimizar

los efectos de dicha práctica. En las cárceles venezolanas, los reclusos

pagan por todo. Sólo, a manera de ejemplo, podemos señalar que todo

recluso, en líneas generales, para la sola acción de ser trasladado a un

tribunal debe pagar cuatro veces:

• Para que lo pongan en la lista de traslado

• Para que lo llamen cuando llega el autobús

• Para que lo monten en el autobús

• Para que lo saquen del calabozo del tribunal y lo suban al tribunal.

La lista de las extorsiones es casi infinita: protección, alimentación,

visitas, etc. Los pagos se extienden a la introducción de cualquier objeto

prohibido: armas o drogas. En este sentido es necesario un cambio

constante, rotativo del personal de la Guardia Nacional para disminuir la

consolidación de las “mafias carcelarias”. Las cárceles se han transformado

en un “negocio” muy rentable para quienes se aprovechan de él. La

corrupción debe combatirse de manera decidida ya que sus efectos permean

hacia todos los ámbitos del sistema penitenciario.

(H) EL RETRASO PROCESAL

Este problema está vinculado a las graves deficiencias que presenta

nuestro sistema judicial, al igual que es parte del sistema creado por la

corrupción carcelaria. Con la entrada en vigencia del Código Orgánico


45

Procesal Penal (COPP) el 1 de julio de 1999 se logra un deshacinamiento de

las cárceles. Las cifras de población penal disminuyen significativamente. El

número de penados, desde la entrada en vigencia de la Código Orgánico

Procesal Penal, es mayor que el de procesados.

De esta manera, de cumplirse lo establecido en la Código Orgánico

Procesal Penal, tampoco deberían producirse los retardos procesales. Las

críticas a la Código Orgánico Procesal Penal han sido frecuentes y diversas,

la realidad pareciera ser otra, más compleja, menos superficial. Uno de los

especialistas entrevistados opinó, al respecto, de esta manera: “una de las

objeciones más repetidas que se le hacen a la Código Orgánico Procesal

Penal, es que ha deshacinado los penales lanzando a la calle reclusos que

vuelven a delinquir.

Pero si esos hombres reinciden en el delito, la culpa no puede

atribuírsele a la Código Orgánico Procesal Penal sino al régimen

penitenciario al que estuvieron sometidos, que no los reeducó, ni hizo posible

su reinserción en la sociedad sin causar daños”. Más allá de las opiniones

generales poco fundamentadas sobre la Código Orgánico Procesal Penal,

esta percepción pareciera ser la más acertada.

Es conveniente destacar que en los años 1989 – 1990, el entonces

Ministro de Justicia Luís Beltrán Guerra puso en ejecución una normativa

para designar jueces itinerantes (50 jueces itinerantes lograron decidir 10.000

causas en un año) y creó Salas de Audiencia en varios penales para superar

el problema de los traslados a los tribunales y los consecuentes retrasos


46

procesales. Una iniciativa positiva que debería repetirse.

(I)MODERNIZACIÓN O RECUPERACIÓN FÍSICA DE LAS

INSTALACIONES PENITENCIARIAS

Hoy día, la infraestructura física es deplorable. La infraestructura

penitenciaria está conformada por 33 establecimientos penales. Para los

procesados existen los llamados “Internados Judiciales” (en todas las

capitales de estado, salvo San Carlos, Tucupita y Puerto Ayacucho).

Antes existían las Casas de Reeducación y Trabajo Artesanal pero

fueron eliminadas. Para los penados o condenados existen los llamados

“Centros Penitenciarios” (en este grupo se incluye la Penitenciaria General

de Venezuela, en San Juan de los Morros) o las “Cárceles Nacionales”.

Además existen 19 establecimientos abiertos o Centros de Tratamiento

Comunitario que, hoy día, están en condiciones deplorables o reciben más

residentes de los que pueden atender de manera adecuada (hay consumo de

drogas y los reclusos duermen en el suelo). En Yaracuy existe una colonia

agrícola pero está en vías de desaparición.

(J) CENSO PENITENCIARIO PENAL

Es indispensable realizarlo para verificar la situación procesal de cada

recluso o las posibilidades de beneficios a los que fuesen merecedores lo ya

penados. No hay interés en hacerlo. La Constitución Bolivariana de

Venezuela en su artículo 272 establece la preferencia del “régimen abierto”


47

(por ejemplo, las colonias agrícolas) con relación al “régimen cerrado” y la

preferencia legal por las penas no privativas de libertad sino restrictivas o

limitativas de libertad (por ejemplo, el destacamento de trabajo o la libertad

condicional) e incluso por aquellas que no son restrictivas, ni limitativas de

libertad (por ejemplo, la redención de la pena por el trabajo y el estudio).

Estos beneficios penales no se implementan como debería hacerse. Los

presos “están presos más por pobres que por delincuentes”, con esta

expresión lo que se quiere destacar es que un 99.7% de ellos responden a

esta condición social y no tiene dolientes con suficiente fuerza social o

política que pueda defender sus derechos humanos de manera efectiva.

(K) LA FAMILIA

La familia debería ser un elemento central en el proceso de rehabilitación

de los (las) reclusos (as) y debería tenérsele especial atención, como parte

además del respeto a los Derechos Humanos. La familia sigue siendo uno de

los pocos vínculos sanos, afectivos, de ese interno o interna con el mundo

exterior. El respeto hacia los familiares de estos presos (as), por parte de las

autoridades penitenciarias, debe cuidarse.

Es conveniente destacar que en la concepción moderna de las cárceles,

uno de esos elementos novedosos orienta la requisa del preso cuando éste

reingresa a la celda en lugar de la requisa casi siempre humillante y vejatoria

hacia los familiares. Deben establecerse mecanismo para la participación de

los familiares en comisiones para la supervisión del respeto a los derechos


48

humanos de los encarcelados y en mecanismos de contraloría social. En

estos últimos los mismos presos también deben participar.

1.1.3.3. FINALIDAD

La materia relativa al sistema penitenciario se encuentra regulada en la

Ley de Régimen Penitenciario, que fue reformada en el año 2000. De esta

ley, nos interesará destacar únicamente los aspectos más resaltantes.

Como ya se dijo, esta Ley consagra la resocialización o reinserción social del

interno como objetivo del régimen penitenciario, adecuándose a lo dispuesto

por la Constitución vigente.

Esta Ley regula variados aspectos del régimen penitenciario. Entre ellos

se tiene que se habla de la clasificación de los penados, que consiste en

separar de acuerdo a criterios tales como el sexo, la edad, la naturaleza y

tipo del delito cometido, grado cultural, profesión u oficio, estado de salud,

entre otros. En Venezuela sólo se cumple, y algunas veces a media, con los

criterios clasificatorios de la edad y el sexo, y en algunos casos de la salud.

La clasificación de los penados tiene como fundamento el que permite la

aplicación de tratamientos adecuados a cada personalidad.

Otro aspecto relevante es que la Ley consagra como derechos del

penado el trabajo penitenciario y la educación, lo que conlleva a que el

penado tenga posibilidades de ingresos económicos y se prepare para su

vida en libertad. También se recoge en esta Ley el tema de las condiciones


49

de vida en los establecimientos penitenciarios, incluyéndose lo relativo a la

higiene y a la alimentación. Asimismo, se establece una regulación si se

quiere, amplia respecto a la asistencia médica, que debe asegurar a los

internos a todo evento.

Esta Ley, propugna por otra parte la progresividad penitenciaria, por la

cual se tenderá a que el interno cada vez se acerque más a la libertad, a

través de distintas fórmulas de cumplimiento de la pena, tales como el

destino a establecimientos abiertos, el trabajo fuera del establecimiento y la

libertad condicional.

Finalmente, un punto que debe subrayarse de esta Ley es que el

Ministerio del Interior y Justicia deberá llevar un registro computarizado de

los reclusos de cada establecimiento penitenciario, lo que permitirá tener un

mejor control y supervisión de los mismos.

1.1.3.4. PLAN DE HUMANIZACIÓN DEL SISTEMA PENITENCIARIO

Las prácticas de trabajo, estudio y deporte deben extenderse y dársele

prioridad en las cárceles. Los presos, en su inmensa mayoría, están ociosos

y pasan su tiempo drogándose, violándose o matándose. Más de un 90% de

los internos no trabaja, ni estudia. Es necesario extender la política de trabajo

penitenciario. Son escasas las actividades culturales, deportivas y de

recreación dirigida.
50

1.1.4. BENEFICIOS PROCESALES PRODUCTO DE LOS PROGRAMAS Y

PROYECTOS ESTABLECIDOS DENTRO DE LAS POLÍTICAS

PENITENCIARIAS

Por su parte Gómez (2003, p. 46) considera que la Constitución de la

República Bolivariana de Venezuela de 1999, en su artículo 272, establece

un entramado de principios que deben servir de base para el desarrollo del

sistema penitenciario, entre los cuales se prevé que “las fórmulas alternativas

de cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicarán con

preferencia a las medidas de naturaleza reclusoria”, pero pese a tal

resolución y al vertiginoso crecimiento de la población en prelibertad, ningún

ajuste se ha realizado para fortalecer las bases estructurales del Programa

que sirve de plataforma para el desarrollo de estas medidas.

Evidentemente, la capacidad de atención de los casos ha llegado a

límites insostenibles, por un lado como consecuencia del peligroso

crecimiento, durante los últimos años, de la población que se encuentra bajo

alguna fórmula alternativa a la privación de libertad y, por el otro, debido a la

ausencia de una política de ingreso de personal calificado, todo lo cual pone

en riesgo las bases fundacionales y estructurales del Programa y por ende, la

ejecución de la probación y de las fórmulas alternativas de cumplimiento de

pena en Venezuela.

1.1.4.1. RÉGIMEN ABIERTO

Entre las medidas de cumplimiento de pena, se halla el Régimen Abierto,


51

que se anuncia por primera vez en a la ley de Régimen Penitenciario de 1961

pero fue con la creación del Programa de Tratamiento No Institucional o

Programa de Reinserción Social que permitió materializarse dicha medida. El

Programa de Reinserción Social nace en Venezuela el 1 de Abril de 1980

sustentado en la puesta en vigencia en esa misma fecha, de la ley de

Sometimiento a Juicio y Suspensión Condicional de la Pena (derogada en

1994); dicho programa se encarga de la aplicación y operatividad de las

medidas alternativas a la prisión contempladas en la ley de Reforma Parcial

de Régimen Penitenciario (2001) y el Código Orgánico Procesal Penal.

Se entiende por medidas, aquellas que sustituyen la pena privativa de

libertad en un recinto carcelario por una sanción que permite continuar

desarrollando la vida laboral, familiar y social de una persona (Morais, M.

2000). Existen diferentes modalidades: destacamento de trabajo, régimen

abierto y libertad condicional.

El Régimen Abierto surge, fundamentalmente, como paliativo a la grave

crisis que atravesaba el sistema penitenciario, por lo que fue necesario

descongestionar las cárceles para evitar mayores problemas que el

hacinamiento de los penados generaba (Jiménez, M. 1991).

Es decir, dicha medida no surge como producto de una visión crítica de

la política criminal existente y de la necesidad de reformarla, sino como una

forma de afrontar problemas de índole coyuntural y no estructural del sistema

penal. Sin embargo, es primordial destacar, que la existencia de dicha

medida representó y representa una mejora del sistema penitenciario, ya que


52

hace posible que los penados puedan optar a un tratamiento en semilibertad.

Esta fórmula de cumplimiento de pena depende de la pena privativa de

libertad, ya que forma parte del régimen de progresividad del tratamiento

penitenciario institucional, es decir, que el penado para acceder a ella, debe

permanecer un tiempo específico en la cárcel, tal cual lo estipula la ley de

Reforma Parcial del Sistema Penitenciario (2001) en su art. 61: “El principio

de progresividad de los sistemas y tratamientos establecidos en el artículo 7

de la mencionada ley, implica la adecuación de los mismos a los resultados

en cada caso obtenido y, siendo éstos favorables, se adoptarán medidas y

fórmulas de cumplimiento de las penas más próximas a la libertad plena que

el penado ha de alcanzar” (2001, p. 16).

Por lo antes expuesto se puede aseverar que el régimen abierto es en

esencia una forma de complemento de pena y no una medida alternativa a la

pena, ya que no se desprende ni desde el punto de vista normativo ni

práctico de a pena privativa de libertad.

Los jueces de ejecución son los encargados de otorgar la medida

siempre y cuando el penado cumpla con los requisitos determinados en la ley

de Reforma Parcial de Régimen Penitenciario, la cual especifica en su

artículo 65:

El destino del establecimiento abierto podrá concederse por el


tribunal de ejecución a los penados que hayan extinguido, por
lo menos, una tercera parte de la pena impuesta, que haya
observado conducta ejemplar y que pongan de relieve espíritu
de trabajo y sentido de responsabilidad.

La medida de régimen abierto se cumple en los Centros de Tratamiento


53

Comunitarios, estos forman parte del tratamiento no institucional o Programa

de Reinserción Social, teniendo como función principal la supervisión de los

penados beneficiados con la misma. Existen tres Centros de Tratamientos

Comunitarios (CTC) en la región Centro Occidental – región Zulia (dos en

Maracaibo, Estado Zulia y uno en Barquisimeto, Estado Lara).

1.1.4.2. ATENCIÓN INTEGRAL AL INTERNO

La condición de preso, salvo en los condenados a cadena perpetua, es

transitoria. La de ex – preso es permanente”. “El delincuente es un

ciudadano, un hombre que no ha perdido sus derechos.

La pena, ciertamente, le priva de algunos relativos a su capacidad civil y

política, pero no puede arrebatarles aquellos que emanan de su propia

condición de hombre… Tiene derecho a la protección del Estado a fin de

conseguir su readaptación social”. Estas consideraciones que hemos

destacado entre comillas por ser opiniones de nuestros entrevistados

deberían ser tomadas en cuenta. En la actualidad, en Venezuela, no hay

medidas de asistencia postpenitenciaria.

1.1.4.3. SERVICIOS EDUCATIVOS

Con el fin de cumplir con los objetivos mencionados anteriormente, la Ley

de Redención de la Pena por el Trabajo y el Estudio, en su artículo 2º,

considera que el trabajo y el estudio en reclusión son procedimientos idóneos

para la rehabilitación del recluso. Dicha Ley, en el artículo 3, dice lo siguiente:


54

Podrán redimir su pena con el trabajo y el estudio, a razón de


un día de reclusión por cada dos de trabajo o de estudio, las
personas condenadas a medidas correccionales restrictivas de
libertad. El tiempo así redimido se les contará también para la
suspensión condicional de la pena y para las fórmulas del
cumplimiento de ésta.

Un requisito indispensable para obtener la redención de la pena es la

observancia de buena conducta por parte del penado, sin instigar o participar

en motines, intentar evadirse, poseer cualquier tipo de sustancia

estupefaciente o psicotrópica, o portar arma blanca o de fuego, o cualquier

instrumento cortante en el establecimiento. En caso de comprobarse que el

penado incurrió en una de estas faltas, se producirá la revocación de la

redención de la pena (artículo 4). Las actividades que se reconocen a los

efectos de la redención de la pena son los siguientes:

a. La de educación, en cualquiera de sus niveles y modalidades,

b. La de producción, en cualquier rama de la actividad económica, y

c. La de servicios, para desempeñar los puestos auxiliares que requieran

las necesidades del establecimiento penitenciario o de instituciones públicas

y privadas. (Artículo 5).

En el Capítulo II, Del régimen administrativo para la redención de la

pena, la Ley crea con carácter permanente una Junta de Rehabilitación

Laboral y Educativa integrada por el Director del establecimiento, un Juez de

la Circunscripción correspondiente y sendos comisionados de los Ministerios

de Educación, de la familia y del Trabajo (artículo 8). La función principal de

esta Junta es verificar el tiempo de trabajo o de estudio efectivamente


55

cumplido por cada recluso y realizar las solicitudes de redención de la pena

(artículo 9).

Por último, el Capítulo III, Del procedimiento para la obtención o

revocatoria del beneficio, contiene cuatro artículos donde se establece, en

general, que los Jueces de Primera Instancia en lo Penal son competentes

para la otorgación o revocatoria de la redención de la pena y los cuales

deben decidir en los 15 días hábiles siguientes.

En la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” se consagra el

derecho de todos los hombres al trabajo, a que éste se realice en

condiciones satisfactorias, a recibir un salario equitativo a la cantidad de

trabajo realizado, a la limitación razonable de la jornada de trabajo, al

descanso y a la protección social. En cuanto al recluso, su derecho al trabajo

es reconocido en el XII Congreso Penal y Penitenciario, celebrado en 1950

en la Haya.

Además, en Venezuela el trabajo y el estudio penitenciario son derechos

constitucionales. Así, el artículo 272 de la Constitución Nacional reza: “El

Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del

interno o interna y el respeto de sus derechos humanos. Para ello, los

establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el

estudio, el deporte y la recreación...” Estos derechos también se encuentran

expresamente previstos en la Ley de Régimen Penitenciario. En cuanto a las

normas relativas a la educación penitenciaria previstas en la Ley de Régimen

Penitenciario, encontramos que ésta es bastante explícita al afirmar en el


56

capítulo V, artículo 23, que:

La acción educadora será de naturaleza integral, alcanzará a


todos los penados y se procurará de fijar sanos criterios de
discernimiento moral y convivencia social, así como los
necesarios hábitos de higiene individual y colectiva. La
instrucción será obligada para quienes no posean los
conocimientos correspondientes a dicho ciclo.

Así mismo, en el Reglamento de Internados Judiciales se puede

constatar, en el capítulo VI, un aparte sobre los Servicios Educativos,

Culturales y Deportivos, que en el artículo 24 y subsiguientes pauta la

obligatoriedad de los establecimientos de disponer de un Centro Educativo

destinado a la educación de los internos. En este sentido, González Salas

(1995, p. 83) ha afirmado se considera que una de las principales funciones

del internamiento consiste en proporcionar educación a los reclusos,

entendida ésta en el desarrollo de contenidos formales correspondientes a

los diseños oficiales que proporciona el Ministerio de Educación y también en

acciones educativas tendientes a una formación integral del individuo, sin

descuidar, por supuesto, el desarrollo intelectual y moral del sujeto.

1.2. SISTEMA DE CATEGORÍA

1.2.1. DEFINICIÓN DE LA CATEGORÍA

Políticas Penitenciarias

1.2.2. DEFINICIÓN CONCEPTUAL

El nuevo proceso penal, instaurado a partir de la entrada en vigencia del


57

Código Orgánico Procesal Penal, cuenta con varias fases, entre ellas con la

llamada fase de ejecución que puede definirse como aquella relativa al

cumplimiento de las penas y medidas de seguridad impuestas mediante

sentencia firme. Como vemos, esta fase del proceso penal tiene especial

relevancia en lo que se refiere al tema penitenciario y, como señala Morais

De Guerrero (2000, p. 117), viene a darle carácter igualmente jurisdiccional al

régimen penitenciario, por lo que ahora la actividad penitenciaria es

jurisdiccional y administrativa.

1.2.3. DEFINICIÓN OPERACIONAL

En este sentido, el Código consagra un nuevo protagonista dentro del

proceso penal acusatorio, cual es el llamado Juez de Ejecución, que es quien

dirige esta fase del proceso. La figura del Juez de Ejecución es

verdaderamente importante en lo que se refiere al subsistema penitenciario,

ya que tiene competencia para cuestiones que van a tener una grandísima

incidencia en el resultado y eficacia de éste.


58

Cuadro 1. Operacionalización de la categoría

Objetivo General: Análisis de las políticas penitenciarias


aplicadas en Venezuela

OBJETIVO CATEGORÍA SUB- UNIDAD DE ANÁLISIS


CATEGORÍA
Analizar el marco  Origen del sistema
doctrinario en el Marco penitenciario
área penitenciaria doctrinario  Objeto del sistema
penitenciario
Analizar el marco  Artículo 272 de la
legal del sistema Constitución de la
penitenciario República
POLÍTICAS PENITENCIARIAS

aplicado en Bolivariana de
Marco Legal
Venezuela Venezuela
 Ley de Régimen
Penitenciario

Analizar las
políticas  Plan de humanización
Políticas
penitenciarias del sistema
penitenciarias
aplicadas en penitenciario
Venezuela
Analizar los
beneficios
procesales
 Régimen Abierto
producto de los
Beneficios  Atención integral al
programas y
Procesales Interno
proyectos
 Servicios Educativos
establecidos dentro
de las políticas
penitenciarias
Fuente: Cueto, Portillo, Urdaneta y Villasmil (2009)
59

2. DESCRIPCIÓN DE LA PROBLEMÁTICA

La razón de ser del Sistema Penitenciario debería responder, en

principio, a la aplicación o ejecución de un programa enmarcado en una

política criminal seria, objetiva y moderna, que facilite al Estado la aplicación

de medidas de tipo preventivo y penal destinadas a llevar la criminalidad a

límites tolerables.

Esto permitiría evitar que los comportamientos considerados como

antisociales, perturben el nivel y calidad de vida de la mayoría de los

ciudadanos, garantizando así el mayor bienestar posible, lo que implica, la

determinación de medidas extrajudiciales de corte preventivo, normativas y

medidas penales que en definitiva respondan a una política social general.

Lo deseable sería, que la utilización de medidas penales por no ser las

más adecuadas para reducir la delincuencia, se constituyeran en la última

alternativa, y decididamente se abordaran las causas del delito en su origen;

como lo es la problemática de la pobreza, el desempleo, el acceso a la

educación, la vivienda, la salud, la recreación, la cultura, el deporte e

inclusive el acceso a una Administración de Justicia oportuna; variables que

influyen significativamente en la conformación del sistema de valores de las

personas.

La prevención, entendida en un sentido amplio, persigue evitar la

ocurrencia del delito con cara al futuro, por intermedio de todos los

programas de atención a la comunidad en las materias de salud, empleo,


60

educación, recreación, cultura, deportes, vivienda y otras medidas de

carácter profiláctico. Es por todos conocidos, las grandes limitaciones que

actualmente existen en materia preventiva, comparable con lo que se

observa en la mayoría de los países calificados como del tercer mundo.

El liberalismo y hoy día la globalización aceleran el empobrecimiento de

la mayoría en beneficio de pocos, y profundizan la limpieza de clase

utilizando la cárcel como mero instrumento de exclusión. Se manifiesta

claramente la sustitución de lo preventivo como principal acción para generar

bienestar social, por lo represivo, donde se impone la intolerancia del Estado,

el terror policial y el rigor penal frente a la pobreza, de lo cual no escapa la

población desposeída de los países más ricos y avanzados.

Las medidas penales responden a la acción represiva del Estado frente

al comportamiento tipificado como antisocial en la legislación penal. Se

instrumentan a través de los órganos policiales y de investigación

criminalística en principio, con la participación de la Fiscalía del Ministerio

Público, los Jueces de Control, Juicio y Ejecución, para culminar con la

intervención del Sistema Penitenciario, que en el caso venezolano debe

atender imputados y condenados, representando éste sector el último

eslabón de la cadena, pero el más hipertrofiado.

Asumiendo una visión positivista del asunto del delito, en su estudio,

origen y formas de control, el Estado tiene la responsabilidad de facilitar los

servicios penitenciarios que sirven de estructura para el control, el

aislamiento y la ejecución de las penas, incluyéndose en el caso venezolano


61

la atención a imputados y condenados.

Estos servicios suponen como fin principal el tratamiento, la reeducación,

la rehabilitación y futura reinserción social, cuya eficacia y eficiencia

dependen ciertamente de la inversión estatal, su organización, la

infraestructura, los recursos humanos profesionales, el marco regulatorio de

funcionamiento, y la planificación y ejecución del plan de acción enmarcado

en la política penitenciaria nacional.

Preeliminarmente se pudiera decir, que la situación penitenciaria

venezolana se presenta sumamente compleja y violenta, evidenciando el

fracaso de los diferentes actores responsables de la Administración de

Justicia y como consecuencia la flagrante violación de los Derechos

Humanos de las personas sometidas al régimen penitenciario. Así lo han

venido reseñando por muchos años los medios de comunicación, al igual que

algunos actores en el pasado y en el presente.

Por otra parte, la situación que se está viviendo en los Centros de

Reclusión se nos presenta como una bomba de tiempo, que en varias

ocasiones ha tratado de estallar, pudiendo hasta ahora ser controlada la

situación; pero con resultados sumamente penosos, ya que se han perdido

muchas vidas, y quedará en nuestra conciencia la duda de saber si se

trataba realmente de personas responsables del delito que se les imputaba,

además que después de ocurrida sus muertes el único camino que tienen los

administradores de justicia es declarar terminada la averiguación por

extinción de la acción penal o sobreseer la causa.


62

Cuando la Constitución consideró la gama de Derechos Sociales de los

cuales disfrutarían todos los habitantes de la República, no hizo

discriminación alguna, por el contrario prohibió hacerlas en función del

Credo, Raza, Sexo ó Condición Social. De eso se desprende que las

personas detenidas tienen derecho a disfrutar de un ambiente sano, al

trabajo, a la educación, entre otros. De allí que al no existir restricción en la

Ley para los reclusos, debe prestárseles una Asistencia Integral completa

para así poder soportar los rigores de la Prisión.

Estas apreciaciones, hechas por actores directos en la Administración de

Justicia y operarios del Sistema Penitenciario, llevan a la reflexión sobre la

crisis que vive el sector y remiten a la necesidad de atenderle

adecuadamente en tiempo perentorio.

De lo anteriormente expuesto surge la necesidad de analizar las políticas

penitenciarias aplicadas en Venezuela con el objeto de estudiar el marco

doctrinal, legal que lo regulo, los tipos de políticas, y los beneficios

procesales producto de los programas y proyectos establecidos dentro de las

políticas penitenciarias.

3. OBJETIVOS DEL TRABAJO

3.1. OBJETIVO GENERAL

Análisis de las políticas penitenciarias aplicadas en Venezuela


63

3.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Analizar el marco doctrinario en el área penitenciaria

Analizar el marco legal del sistema penitenciario aplicado en Venezuela

Analizar las políticas penitenciarias aplicadas en Venezuela

Analizar los beneficios procesales producto de los programas y proyectos

establecidos dentro de las políticas penitenciarias

4. JUSTIFICACIÓN

La valoración del individuo de una situación como hacinamiento depende

de diversas cuestiones: que no se interrumpa la actividad en marcha, la

duración de la situación de densidad elevada, existencia de normas para

regula la densidad, entre otros.

La presente investigación desde el punto de vista teórico, servirá de

apoyo jurídico a la creación de otros proyectos e investigaciones, al

proporcionar posturas y conocimientos teóricos y doctrinarios relacionados

con las políticas penitenciarias aplicadas en Venezuela. Por consiguiente es

una contribución muy significativa para la creación de una nueva mentalidad

sobre dichos aspectos.

Así mismo desde el punto de vista social servirá de marco para defender

futuras acciones que se puedan presentar con el objeto de salvaguardar los

intereses de los individuos que habitan en el territorio venezolano.

Así mismo, desde el punto de vista teórico se pretende profundizar el


64

conocimiento que se tiene sobre toda la materia, contribuyendo al

esclarecimiento de las dudas que sobre el problema se presentan y

ayudando así al desarrollo social, por serle útil para el campo científico.

Desde el punto de vista metodológico se pretende sistematizar el

conocimiento que se tiene sobre toda la materia, contribuyendo al

esclarecimiento de las dudas que sobre el problema se presentan y

ayudando así al desarrollo social, por serle útil a el campo científico;

formulando criterios novedosos que permitan lineamientos para investigar

desde la perspectiva documental, con instrumento de investigación, la

temática jurídica de las políticas penitenciarias aplicadas en Venezuela para

que sirva de guía y orientación a otras investigaciones o investigadores.

5. DELIMITACIÓN

En cuanto a la delimitación espacial la presente investigación se llevará

a cabo en el ámbito legal venezolano, tomando en cuenta las políticas

penitenciarias aplicadas en Venezuela. El tiempo estimado es de dos

periodos académicos que comprende desde Enero de 2009 hasta Julio 2009.

En el fundamento del Ordenamiento jurídico venezolano especialmente en el

área de Derecho Procesal Penal específicamente sobre las políticas

penitenciarias aplicadas en Venezuela.

También podría gustarte