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Aplicación De La Ley 224 Y Las Reglas Nelson Mandela En Los Modelos Penitenciarios

Dominicanos
Trabajo de Investigación Final

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INTRODUCCIÓN

En este momento, como trabajo de investigación final, nos ha tocado referirnos sobre lo que
es la aplicación de la Ley 224-84 y las Reglas Mínimas denominadas Reglas Nelson
Mandela, en los Modelos Penitenciarios Dominicanos.

La implementación del nuevo Sistema Penitenciario en el país que trata de eliminar el


concepto de las cárceles para convertirlas en Centros de Corrección y Rehabilitación, y a
los presos, en personas privadas de libertad en internos, sustituyendo los agentes policiales
sin ninguna preparación por agentes de vigilancia y tratamiento penitenciario (VTP)

En la República Dominicana, está en vigencia la Ley 224 del 26 de junio del año 1984,
sobre Régimen Penitenciario, en virtud de la cual se tiene los fundamentos del sistema
progresivo en lo que al tratamiento penitenciario se refiere, pero solamente desde el punto
de vista legislativo, porque en la práctica, es una ley muerta, por la ausencia de una política
penitenciaria eficaz.

Esta ley es bastante amplia consta de 27 capítulos y 107 artículos, y era muy avanzada para
la época en que fue puesta en vigencia, sobre todo si se toma en consideración que la
misma recoge, casi en su totalidad, los proyectos del Dr. Jaime del Vale Allende,
elaborados alrededor del 1962, los cuales contemplan gran parte de las llamadas reglas
mínimas para el tratamiento penitenciario, aprobadas en el congreso de la Organización de
las Naciones Unidas de 1955.

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DESARROLLO

La referida legislación divide los establecimientos penitenciarios en:

 a) Penitenciarias: Aquí cumplirán condena los reclusos sujetos a penas de


privación por encima de dos años.

 b) Presidios: En estos establecimientos sólo deben estar los condenados a penas


inferiores a dos años.

 c) Las Cárceles: En estos establecimientos deben estar las personas que aun no han
sido condenados, es decir, presos preventivos.

 d) Institutos Especiales: Estos fueron creados para condenados con características


especiales como enfermos mentales, reclusos primarios o que se encuentren en
periodos de prueba.

Además, esta legislación específica que el régimen penitenciario tendrá carácter progresivo
y constará de tres períodos:

 a) De observación.- En el cual el recluso se mantendrá entre 10 y 30 días en


observación y apartado o separado del resto de la población penal que se encuentre
en otra fase del tratamiento. Este período requiere un estudio de la personalidad del
recluso, su medio social y de sus antecedentes, a los fines de determinar el
tratamiento conveniente.

 b) De tratamiento.- En el cual se intentará la rehabilitación del recluso mediante la


instrucción, el trabajo, la disciplina, y actividades recreativas.

 c) Período de prueba.- Se aplicará tomando en cuenta si la pena es superior o


inferior a cinco años. En el primer caso, el recluso debe haber cumplido un tercio de
la pena, y en el segundo, debe haber cumplido un cuarto de la pena. No obstante,
cualquier otro recluso que no caiga dentro de estas disposiciones, podrá aplicársele
el período de prueba a discreción de la comisión de vigilancia, evaluación y
sanción. Entre las medidas de prueba, se contemplan:

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 a) Salidas temporales.

 b) Alojamiento en instituciones especiales.

 c) Libertad Condicional.

Otro aspecto fundamental, es el referente a la segregación de los reclusos, ubicando en


establecimientos separados a los hombres de las mujeres. En cuanto a los menores, la Ley
224-84 expresa que seguirán regidos por su ley especial, que en la actualidad es la Ley No.
136-03 (Código del Menor).

Igualmente, establece una separación tanto entre los reclusos mayores y menores de 21
años, así como aquellos que hayan cometido delitos de sangre, y contra el sexo. También
serán tomados en cuenta factores como la personalidad del recluso, naturaleza del delito,
duración de la pena.

En cuanto al ingreso de los reclusos a los establecimientos carcelarios, esta solo será
posible en virtud de una orden emanada de autoridad judicial competente.

En lo referente a los egresos o salidas de la prisión, son varias las causas que la determinan:

 a) Cumplimiento de la condena.

 b) Libertad Condicional.

 c) Indulto o Amnistía.

 d) Salidas temporales.

 e) Orden de la autoridad competente.

Igualmente, se establece el trabajo en sus dos vertientes, o sea, como parte del proceso de
rehabilitación y como medio para que el recluso pueda disponer de ingresos que le sirvan
para mejorar las condiciones personales y las de su familia. En todos los casos, el trabajo
será obligatorio, al igual que la asistencia a los centros de instrucción que existirán en las
cárceles.

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En cuanto a la comisión de Vigilancia, Evaluación y Sanción, está formada por el Director
del Penal, el Secretario, un Psiquiatra y un Visitador Social, así como cuantas demás
personas se requieran. Esta comisión tendrá a su cargo las labores de tratamiento,
adaptación, permisos, y sanciones de los reclusos a su cargo. También resolverá sobre el
avance o retroceso de los reclusos sometidos al tratamiento.

A partir de la puesta en vigencia de la referida ley, nuestro país, ha iniciado la


implementación del nuevo sistema penitenciario, basado en la filosofía de respeto a la
condición humana de las personas privadas de libertad, el cual descansa sobre tres pilares
fundamentales:

 a) Construcción de nuevas plantas físicas o adecuación de las mismas,

 b) Talento humano;

 c) Aplicación del nuevo sistema de gestión penitenciaria.

Estos factores van íntimamente relacionados, en el sentido de que es insostenible una


Gestión Penitenciaria eficiente en las viejas edificaciones donde el hacinamiento, la
insalubridad y la deshumanización se han convertido en la realidad imperante.

Del mismo modo que es inútil una nueva edificación si no se implementa una gestión
penitenciaria con talento humano capacitado en el manejo de la
administración penitenciaria, profesionales de la salud que comprendan la condición del
privado de libertad y Agentes entrenados en Vigilancia y Tratamiento Penitenciario (VTP),
formados por la Escuela Nacional de Administración Penitenciaria (ENAP).

Es por lo que consideramos de gran trascendencia destacar lo enunciado en el punto d) del


Titulo IV de las mencionadas Reglas Mínimas cuando dice que el personal penitenciario
“ disfrutará de un estatuto permanente que les dará derecho a gozar de los beneficios de la
carrera administrativa como ascensos, seguridad social, compensaciones y derecho a
jubilarse o a recibir una pensión”.

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En ese mismo orden, la Ley 224-84 sobre Régimen Penitenciario Dominicano ordena en su
artículo 95 que el personal a cargo de los centros penitenciarios y de los internos, deberá ser
un recurso humano especializado, profesional, idóneo y capaz para llevar a cabo la ardua
tarea de cumplir con esta misión social establecida por la Ley.

Se puede decir que, el legislador se inspiró en estas carreras especiales cuando en el articulo
6 de la Ley41-08 de Función Pública, le brinda al Presidente de la República la facultad de
crear a través de reglamentos complementarios, carreras administrativas especiales en
aquellos órganos de la Administración Pública Central y en las entidades descentralizadas,
previo estudio y opinión favorable del Ministerio de Administración Pública.

Es por todo lo anterior, que se hace necesario la elaboración de un Reglamento que venga a
ser el marco normativo que regule todo el régimen laboral penitenciario sustentado en los
principios rectores que sostienen el sistema de función pública de acuerdo a la ley, tales
como el mérito ante la ley, la igualdad de acceso a la Función Pública, la estabilidad en los
cargos de carrera, la equidad retributiva, la flexibilidad organizacional, la irrenunciablidad
y la tutela judicial.

Precisamente es en la formulación de un Reglamento para implementar la carrera, que el


Ministro de Administración Publica Ramón Ventura Camejo, a través de la Dirección de
Sistema carrera que dirige la Viceministra Licda. Donatila Germán, que viene
desarrollando este instrumento regulatorio en colaboración con los actores claves del
Sistema Penitenciario Dominicano como lo son la Procuraduría General de la Republica, la
Dirección del Nuevo Modelo Penitenciario, la Escuela Nacional Penitenciaria, entre otros.

Sin lugar a dudas, Republica Dominicana exhibe unos avances considerables con el Nuevo
Modelo Penitenciario que han traspasado las fronteras, imponiendo un Modelo de Gestión
Penitenciaria que ha venido a constituirse en un paradigma para Iberoamérica y el mundo.
Todo esto, ha hecho posible que nuestro país se encuentre recibiendo el reconocimiento de
organismos de la comunidad internacional tales como la ONU, a través del ILANUD, la
OEA y diversos países que se han acercado para tomar lo mejor de nuestra experiencia, ya
que hemos trabajado en un modelo que dignifica la integridad de los internos y humaniza el

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proceso de tratamiento, para lograr la mejor reinserción social y así prevenir los niveles de
reincidencia criminal.

Como ejemplo de esto, en el 2011 pude intercambiar criterios e impresiones con una
delegación desde Panamá que vino a conocer las mejores prácticas promisorias de la
experiencia dominicana en materia penitenciaria, y así implementarlas en aquella nación.
En ese momento, se desarrolló un recorrido por diferentes Centros de Rehabilitación y
Corrección como Najayo Mujeres de cara a que puedan adquirir las habilidades y destrezas
gerenciales para gestionar y liderar los centros penitenciarios panameños. En aquel
encuentro me acompañó la Jefa de Tratamiento Penitenciario de Panamá y coordinadora de
la Defensoría del Pueblo en materia penitenciaria, Sharon Díaz.

Tal parece que el impacto que ha tenido la exportación de nuestra reforma penitenciaria
hacia Panamá ha tenido tanto éxito que hace unos meses la Clínica Internacional de
Derechos Humanos y Resolución de Conflictos de la Escuela de Derecho de la Universidad
de Stanford, Los Ángeles, se acercó a mi persona a los fines de asesorarles en el tema de la
Reforma Penitenciaria dominicana, para ellos retomar un proyecto orientado a Panamá de
la Universidad de Harvard, tarea que nos encontramos realizando.

En tal sentido, se hace imperioso traer a colación que uno de los aspectos más relevantes
que se trabajó con ellos es el relacionado al sistema de concurso público, formación y
transparencia que ha demostrado nuestro país en términos de gestión del personal
penitenciario.

Una institución que ha sido de gran valor en la reforma penitenciaria, la tenemos en la


Escuela Nacional Penitenciaria (ENAP) como el instituto que viene a formar el personal de
las prisiones conocido como Agentes de Vigilancia Penitenciaria (VTPS), que es un cuerpo
civil que, luego del proceso de desmilitarización de las prisiones en el Nuevo Modelo, se
empezó a hacer convocatorias a concurso para formar y ocupar esas plazas por un personal
de carácter no militar.

La importancia de todo lo tratado, radica en la institucionalidad exhibida por la ENAP en la


conformación de un personal orientado a la profesionalización en la materia, máxime si uno

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de los temas en agenda del MAP es precisamente, el tópico de las carreras especiales, en
este caso, la Carrera Penitenciaria.

La aprobación de este Reglamento resulta una condición indispensable para la


implementación de la carrera penitenciaria, pues vendrá a regular las relaciones laborales
de los servidores penitenciarios del Nuevo Modelo si se lograse la aprobación e
implementación del mismo.

De igual modo, la carrera penitenciaria sustentará su base para la promoción y el ascenso,


en la meritocracia, y la profesionalización de los servidores, logrando la creación de
condiciones para que estos puedan desempeñar sus labores amparados en los valores
esenciales de transparencia, honestidad y probidad.

La administración penitenciaria constituye un servicio público, y por tanto, debe


desempeñarse apegado a la ética y la transparencia. Sin embargo, para lograr esto debe
desarrollarse un sistema penitenciario organizado que esté orientado al respeto de las
personas en función de sus áreas de mejora, y pueda a la vez, crear las herramientas
necesarias para potencializar las capacidades del personal. Recordemos que lo que marcará
la diferencia en la administración penitenciaria lo será su capital humano y la clave en este
proceso será la formación.

Vale decir que, las anteriormente mencionadas Reglas de Ginebra, aprobadas durante el
Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente, ha sido tal vez el instrumento más conocido en materia penitenciaria, y quizás
el único que hace especial énfasis al tema de la Gestión de personal y educación del mismo,
al mismo tiempo que formula recomendaciones en torno a la selección y formación del
personal penitenciario, así como del estatuto del personal y condiciones de servicios.

En todo caso, es necesario que el personal seleccionado sea de carácter civil y siempre
ajeno a cualquier influencia partidista, para así evitar que este proceso de
profesionalización se vea mermado por el clientelismo o interrumpido por los cambios de
gobiernos, y se pueda instaurar la cultura de la profesionalización como una especie de

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continuidad de Estado dentro de los lineamientos de la política penitenciaria del Estado
dominicano.

Se hace necesario que la capacitación se convierta en un proceso permanente y sostenido


orientado a los objetivos estratégicos de la institución penitenciaria, y tal como establece la
Dra. Denia Núñez, experta penitenciarista de Costa Rica, este proceso de capacitación debe
ser dinámico con continuidad y coherencia integral.

Podemos afirmar a todas luces que la piedra angular de una prisión es la esfera humana, es
decir, nos referimos a los dos sectores representados en un recinto: los privados de libertad
y el personal penitenciario que presta un servicio social. En esta ocasión, tratamos de
centrar nuestro interés en el desarrollo integral del segundo sector, porque en la medida que
puedan capacitarse dentro de la profesionalización de la carrera, así mismo será el servicio
de calidad que brindarán a su cliente ciudadano, en este caso, los internos privados de
libertad. No obstante, es menester afirmar que el cliente final del servicio público y social
que dan las prisiones, lo constituye la sociedad, que es el colectivo que aguarda por la
reinserción y rehabilitación plena de aquel ciudadano en conflicto con la Ley.

Es oportuno rescatar el pensamiento expresado por Antonio Beristain en su “Decálogo del


Personal Penitenciario”, cuando dice que “Nuestros funcionarios, hombres y mujeres, están
necesariamente dotados de gran cabeza y gran corazón”.

Los derechos fundamentales de los reclusos:

Para lograr el respeto a los derechos fundamentales, el Estado debe ponerse a disposición
de los internos, ya sea por una obligación de hacer y no hacer, es decir, de garantizar y
respetar derechos, derivándose de éstos, acciones positivas y negativas.

En este sentido, podríamos decir que las acciones positivas serian brindar alimentos
adecuados, condiciones dignas, trato igualitario, condiciones para su aseo personal y las
negativas sería el hecho de no someterlos a torturas, tratos crueles, inhumanos y degrada

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Según lo establecido por las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos y la ley 224
de 1984, encontramos como derechos de los reclusos:

• A un trato igualitario.

• A su integridad física, quedando prohibido ejercer contra ellos torturas, maltratos,


vejaciones o humillaciones

• A su seguridad individual quedando, en consecuencia, prohibido al personal de vigilancia


el uso de la fuerza o de la violencia, salvo en los casos en que circunstancias específicas en
la ley lo permitan (para evitar daños a sí mismos, daños a propiedades o a terceras
personas).

• Todo recluso tiene derecho de interponer sus quejas ante el alcalde o quien haga sus veces
cada vez que se considere que ha habido víctima de una arbitrariedad y de no ser atendída a
presentarla ante la Dirección General de Prisiones.

• Derecho a salida luego del cumplimiento de un tercio de la pena y sujeto a las condiciones
en la ley.

• Derecho a que en el establecimiento penitenciario haya un ambiente de higiene que le


permita conservar y mejorar la salud física y mental.

• Al aseo personal, para lo que deberán existir instalaciones adecuadas para tales fines.

• A un alojamiento o dormitorio dentro del establecimiento penitenciario

• A vestimenta uniforme sin que en ningún caso sea degradante o humillante. Fuera del
establecimiento el recluso usara sus ropas personales y en caso de no tener, deberá
proporcionárseles.

• A cama individual con ropa adecuada y limpia

• A recibir alimentación adecuada en cantidad y calidad para el mantenimiento de la salud.

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• A salir diariamente al patio o dependencias al aire libre por un plazo no inferior de una
hora.

• A que se le sean devueltos a su egreso, el dinero, objetos de valor, ropas, y otras


pertenencias que quedaron en el depósito a su ingreso al establecimiento.

• Derecho de todo recluso a que se le mantenga debidamente informado de los


acontecimientos más importantes de la vida nacional e internacional, permitiendo la
circulación de periódicos, libros, revistas, así como a través de charlas, conferencias,
programas de radio y televisión.

• A formular y dirigir peticiones y quejas a la dirección del establecimiento, autoridades


administrativas y judiciales.

• A recibir visitas de sus parientes, abogado, amigos con la frecuencia que dispongan los
reglamentos.

• A despachar y recibir correspondencia

• A que se dé aviso a sus familiares o a la persona que indique, de su ingreso, traslado o


egreso de un establecimiento penitenciario.

• A ser escuchado previo a la aplicación de una medida disciplinaria en su contra.

• A comunicarse y mantener contactos con representantes de su religión, pudiendo


permitírseles participar en los servicios religiosos organizados en el establecimiento, y tener
libros piadosos y de instrucción religiosa.

• Derecho de asistir al lecho de enfermedad grave o funerales de algún pariente del recluso,
siempre que fuese autorizado por el director del establecimiento.

• Derecho de toda reclusa de conservar su hijo en el establecimiento penitenciario por el


tiempo estrictamente necesario, debiendo a tal efecto habilitarse dependencias apropiadas
en el penal.

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• Derecho de todo recluso encausado (o preventivo) a que se le presuma inocente debiendo
ser tratado en consecuencia.

• Derecho del recluso preventivo, a usar, si es su deseo, sus propias prendas de vestir y ropa
de cama. Así como también a ser atendido por su propio médico y su dentista.

• Derecho de todo recluso egresado a recibir asistencia y protección moral y material a fin
de poder desarrollar normalmente su vida en libertad.

Dentro de las Reglas Mínimas, o Nelson Mandela encontramos lo relativo a la dignidad y el


valor inherentes de las personas privadas de libertad como seres humanos (Dígase
Principios Fundamentales) en las Reglas desde la Número 1, hasta la Número 5.

Respeto A Los Derechos De Los Internos, Como Obligación Del Estado:

Las personas privadas de libertad, gozan de casi todos los derechos que le son conferidos al
ser humano, con excepción de algunos como lo es la libertad, el derecho a elegir y ser
elegido, entre otros. Decimos esto, porque no resulta coherente, que el mismo Estado
encarnado en los miembros de seguridad de los centros penitenciarios, se conviertan en los
que avasallan y atropellan los derechos humanos de los internos.

Expresamos esto porque durante varios años hemos visto que han seguido siendo
inobservados los derechos de los reclusos, persisten las violaciones a derechos humanos por
parte de los agentes, llamados a poner el orden y mantener la paz dentro de los centros.

Durante el año 2009 la Oficina Nacional de Defensa Pública presentó una serie de
denuncias por maltratos y violación a los derechos de los internos, como lo fue la de la
Oficina Nacional de Defensa Publica del Departamento Judicial de Puerto Plata, contra las
autoridades del Centro de Corrección y Rehabilitación San Felipe, Puerto Plata, ante las
quejas remitidas por los familiares de internos en el Centro, en fecha 30 de junio del 2009,
quienes alegaban violación a los derechos fundamentales, y temiendo la posibilidad de
represalias en contra de sus familiares y ellos mismos, pidieron conservar la
confidencialidad de su identidad, y ante previa verificación de estos hechos se procedió a
formalizar la denuncia por los siguientes aspectos:

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a) Maltrato físico por los agentes penitenciarios (Violación al Derecho a la Integridad
Física, artículos 31 de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos1 y 5
de la Ley 224-84).

b) Incomunicación de los internos: (Violación a los artículos 31 y 31.1 de las Reglas


Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos).

c) Negativa a la asistencia médica (Violación al Derecho a la Asistencia Medica,


artículos 24 y 25.1 de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos3 y 80
de la Ley 224-84, sobre el Régimen Penitenciario).

Lo más alarmante de estos hechos constitutivos de violaciones a derechos fundamentales,


las vemos en uno de los Centros de Corrección y Rehabilitación. Es decir, nuevo modelo
penitenciario que según la Dirección General de Prisiones, lo cual significa que ni siquiera
el nuevo sistema penitenciario esta salvo a las malas prácticas carcelarias en materia de
disciplinaria.

Organización de los centros de corrección y rehabilitación

Los establecimientos penitenciarios se organizarán conforme a los siguientes principios:

a) Un trato fundamentado en el respeto de los Derechos y los Deberes de cada interno/a.

b) El establecimiento de actividades y acciones que conlleven a la rehabilitación de los


internos/as.

c) Un régimen de vigilancia que garantice la seguridad de los internos/as.

d) Una adecuada gestión y administración para el buen funcionamiento del centro.

Y así cumplir eficaz y efectivamente con el propósito de establecer el sistema de períodos


progresivos, como contempla la Ley 224 del 26 de junio de 1984 sobre Régimen
Penitenciario que establece que el régimen penitenciario tendrá carácter progresivo, y
constará de tres periodos fundamentales:

1) De observación

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2) De tratamiento

3) De prueba Las normas establecidas deben ser aplicadas imparcialmente, no pudiendo


existir diferencias de trato fundadas en raza, opinión política, religiosa, nacionalidad o
cualquier otra circunstancia o condición personal o social.

ORGANIGRAMA DE UN CENTRO DE CORRECCIÓN Y REHABILITACIÓN

Personal para la puesta en marcha y funcionamiento de un centro

Los diferentes aspectos primordiales de vida y convivencia de un Centro Penitenciario


quedan enmarcados en tres áreas, todas ellas bajo la supervisión y control del Director/a
que a su vez queda bajo la tutela de la Dirección General de Prisiones. Estas tres áreas
tienen un responsable llamado Subdirector/a, que trabajará de manera coordinada y
siguiendo las instrucciones del Director/a. La suma de todas ellas contempla todos los
aspectos de un centro penitenciario, y son: ÁREA DE ASISTENCIA Y TRATAMIENTO
ÁREA DE SEGURIDAD ÁREA ADMINISTRATIVA Para el adecuado funcionamiento
del sistema penitenciario, en la designación del personal directivo, administrativo, técnico y
de vigilancia se considerará la vocación, aptitudes, preparación académica y antecedentes
personales de los mismos.

Los miembros del personal penitenciario quedan sujetos a la obligación de seguir, antes de
ser nombrados y durante el desempeño de su cargo, los cursos de formación y de
actualización que establezca la Escuela Nacional Penitenciaria (ENAP). En función de las
necesidades que se desprenden del cumplimiento de la Ley 224 sobre Régimen
Penitenciario, se establece una relación del personal para laborar en un Centro aplicable a
la estructura organizacional de un Centro Penitenciario prototipo.

Equipo Directivo El equipo directivo de un Centro penitenciario tiene encomendada


la responsabilidad de garantizar el normal, efectivo y eficiente funcionamiento de este. El
equipo directivo estará compuesto por:

 Director/a

 Subdirector/a de Asistencia y Tratamiento


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 Subdirector/a de Seguridad

 Subdirector/a Administrativa

Equipo Técnico y Profesional bajo su dirección Puestos base:

 Médico

 Enfermero(a)

 Maestro(a)

 Asistente Jurídico

 Psicólogo(a)

 Trabajador(a) social penitenciario

 Promotor(a) Deportiva y Cultural

 Encargado de Taller

 Odontólogo(a)

Personal de seguridad y vigilancia

 Supervisor(a) de Servicios

 Encargado(a) de área

 Agentes de vigilancia interior, exterior y conducciones

Supervisor de Servicios: El Supervisor de Servicios es un puesto clave en el buen


funcionamiento y organización de un centro penitenciario, ya que actúa como puente entre
los mandos del Centro y el personal que trabaja en el interior del mismo y a la inversa.

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Encargados de Área La responsabilidad del encargado de área es asegurar el buen
funcionamiento y organización de un área concreta de trabajo asignada. Esta área,
con independencia de que esté relacionada con un espacio físico del establecimiento o una
actividad o servicio, tendrá asignados un número concreto de recursos humanos de los
cuales también será responsable.

Agentes de Vigilancia y Tratamiento Se establecerán tres tipos de funciones claramente


diferenciadas dentro del cuerpo de Agentes de vigilancia y tratamiento.

 De vigilancia interior

 De vigilancia exterior y perimetral

 De traslados o conducciones

Las funciones específicas de cada uno son las siguientes:

Agentes de vigilancia interior:

Estos Agentes mantienen un contacto permanente con la población interna y por tanto
la interacción con los internos/as será su función básica.

Agentes de vigilancia exterior y perimetral: Control exterior del perímetro de los centros
penitenciarios. En el desempeño de sus funciones estos Agentes harán uso de armas de
fuego y por lo tanto deberán extremar el cuidado en el uso de las mismas.

Agentes de traslados o conducciones: En especial el cometido de traslados y conducción


de internos/as de un centro a otro, dependencias judiciales, policiales y centros
hospitalarios, y otras salidas temporales según establece la Ley 224. En el desempeño de
sus funciones, estos Agentes harán uso de armas de fuego y por lo tanto deberán extremar
el cuidado en el uso de las mismas. Las tres unidades, integrantes de un mismo cuerpo,
deben mantener un nivel de
coordinación excelente, evitando tanto como sea posible cualquier tipo de conflicto
entre ellas. Ello será también cometido de los mandos directos de las respectivas
unidades.

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Funcionamiento de un centro penitenciario

El Régimen Penitenciario de los Centros de Corrección y Rehabilitación tendrá como


finalidad la consecución de una convivencia ordenada que permita alcanzar un buen
funcionamiento y organización en un ambiente adecuado para el éxito del tratamiento de
los internos/as, su rehabilitación y posterior reinserción social, a tales fines debe cumplirse
con dos elementos fundamentales:

a) un horario regimental

b) implementación del régimen progresivo.

Horario Regimental del Centro Con el fin de normalizar al máximo el estilo de vida en los
establecimientos penitenciarios, la Dirección del Centro determinará dos modalidades
distintas de horario general: uno de lunes a viernes, y otro de fin de semana. Los días
festivos se regirán por el horario de fin de semana. En dicho horario se contemplarán unas
franjas horarias diferenciadas que permitan realizar las diferentes acciones de control,
suministro de alimentos, distribución de actividades formativas/lúdicas, descanso y tiempo
libre de los internos/as.

El horario general propuesto se configuraría de la siguiente manera: • Control de presencia:


S

on los controles presenciales sobre la población reclusa, con el objetivo de comprobar la


presencia física de todos ellos, así como comprobar que todos los internos/as se encuentren
en buen estado físico.

Se realizarán tres controles de este tipo:

• Alimentación: Se crearán tres franjas horarias destinadas al suministro de desayuno,


almuerzo y cena.

• Actividades, talleres y tiempo libre: Se crearán franjas horarias destinadas a actividades


lúdico/formativas, talleres productivos y tiempo libre de los internos/as. Estas franjas
horarias deberán iniciarse siempre después de los controles de presencia o recuentos.

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• Descanso: Se deberá respetar un mínimo de ocho horas diarias de descanso nocturno para
los internos/as, que sólo podrán ser interrumpidas por orden del Director/a o del Supervisor
de Servicios. En lo referente a participación en actividades y talleres productivos, en el
horario de festivo o de fin de semana no se realizará ninguna de estas actividades, por lo
que estas franjas horarias quedarían destinadas a otras necesidades, como turnos de
comunicaciones, asistencia a actos religiosos, etc. Los apartados de control de presencia,
alimentación y descanso no se verán afectados por el tipo de horario.

Horario Regimental

Implementación del régimen progresivo

El artículo 13 de la ley 224 expresa que "El régimen penitenciario aplicable a los
condenados por sentencias definitivas, en aquellas penas que por su duración lo permitan,
tendrá un carácter progresivo y contará de tres periodos fundamentales:

1.- De observación

2.- De tratamiento

3.- De prueba

El período de observación

La función y objetivo de este período es establecer un diagnóstico individualizado y


multidisciplinar a través del Protocolo Unificado del interno/a y así poder elaborar el plan
de tratamiento adecuado a desarrollar durante el cumplimiento de la condena impuesta
siguiendo el modelo teórico de la individualización de la pena.

El Art. 14 de la Ley 224 expresa que "Durante el período de observación que durará entre
diez y treinta días se mantendrá al recluso en dependencia separada del resto de la
población penal que se encuentre en otros períodos de tratamientos, y se efectuará el
estudio de su personalidad, de su medio social y de sus antecedentes personales, para
determinar la sección o establecimiento a que deba ser destinado y la naturaleza del
tratamiento que sea conveniente aplicarle".

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Procedimiento para el cumplimiento de la fase de observación El procedimiento de la fase
de observación se centra principalmente en la actuación de los profesionales del Equipo
Técnico que se regirán por el protocolo básico de observación. Después de haber concluido
el Protocolo de ingreso a través de la entrevista realizada por el profesional del Equipo
Técnico y de completar la Ficha de Ingreso, el interno/a quedará ingresado/a durante 10 a
30 días en el Pabellón de Observación. A partir de este momento será cada uno de los
componentes del Equipo Técnico y Multidisciplinar quienes darán paso a la
implementación del Protocolo unificado a través de las entrevistas y observación
pertinentes.

Protocolo Básico de Observación Al Período de Observación accederán, aquellos


internos/as preventivos y condenados por sentencia definitiva que ingresen procedentes de
libertad o de cualquier otro Centro Penitenciario, previo paso por la oficina de Admisión y
egreso para su identificación y después de la entrevista de ingreso, siendo el Director/a o
Subdirector/a de Tratamiento quien dará paso al Pabellón y Fase de Observación. Se
habilitará una dependencia exclusiva para realizar esta tarea de observación denominada
Pabellón de Observación. El interno/a deberá ser visitado dentro de las 24 horas de su
ingreso por un médico del establecimiento quien extenderá informe relativo a su estado de
salud y aconsejará al Director/a acerca de la ubicación del mismo en caso de necesidad.

El Periodo de observación centra su intervención en tres áreas diferenciadas:

1. Estudio de la personalidad

2. Del medio social

3. De los antecedentes personales.

Para realizar este estudio será necesaria la intervención de los miembros del Equipo de
Tratamiento: Psicólogo, Trabajador Social , Abogado o Jurista-criminólogo, Maestros y
Educadores.

Actuación para la Observación

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1. Entrevista con el Asistente Social, en base al Protocolo Unificado de tratamiento, y
entrevista especializada.

2. Entrevista con el Psicólogo, en base al Protocolo Unificado de tratamiento, y entrevista


especializada.

3. Entrevista con el Abogado o jurista-criminólogo, en base al Protocolo Unificado de


tratamiento, y entrevista especializada.

4. Entrevista y valoración por parte del equipo educativo de centro, para la evaluación del
nivel escolar y trayectoria laboral del interno/a.

5. Entrevista con el médico y exámenes pertinentes para las recomendaciones de lugar.

6. Reunión del Equipo de Tratamiento y Multidisciplinar en Junta de Tratamiento para la


determinación del plan de tratamiento a ejecutar.

7. Discusión sobre el caso individualizado.

8. Elaboración del Programa individualizado de tratamiento. En este período los


internos/as, básicamente, se someterán a las entrevistas y actividades que les sugieran los
profesionales, utilizando el Protocolo Unificado del interno/a. Sus movimientos serán
limitados a los que permitan sus actividades y a las intervenciones que se van a realizar.

Período de tratamiento

El Periodo de tratamiento, como fase previa al Período de prueba, persigue la Intervención


o Tratamiento Penitenciario, en función del tratamiento individualizado que se haya
programado para el interno/a que se realizará a partir de las posibilidades de la intervención
de las actividades que tenga el centro penitenciario.

Los programas de intervención y tratamiento deben contemplar básicamente dos aspectos


fundamentales:

• La funcionalidad organizacional que permita un adecuado clima social, ambiental y de


convivencia en el establecimiento penitenciario.

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• La reinserción social de la persona privada de libertad mediante el entrenamiento en
habilidades sociales y personales.

Los programas que se lleven a cabo en los Centros Penitenciarios deben enmarcarse en las
siguientes categorías:

• Programas de educación e instrucción básica

• Programas de habilidades personales y sociales

• Programas de educación física y deportes

• Programas de manualidades y artes plásticas

• Programas laborales y productivos

• Programas terapéuticos

• Programas recreativos En el tratamiento que se dé a los internos/as, no habrá más


diferencias que las que resulten por razones médicas, psicológicas, psiquiátricas, educativas
o de aptitudes y capacitación en el trabajo. En el Centro existirá una biblioteca básica que
contendrá, libros de apoyo para la enseñanza fundamental, obras de literatura, revistas, así
como ejemplares de la Constitución, la Ley 224, Reglas mínimas para el tratamiento de los
reclusos, etc.

Recursos documentales a utilizar: Récord de Tratamiento Es la carpeta que incluirá el


conjunto de documentación sobre cada una de los internos/as.

• Ficha de ingreso Es un registro manual, nominal que se inicia en el área del Subdirector
Tratamiento cuando llega el ingreso. La ficha contempla los datos esenciales del interno/a y
una exploración general pero completa de la misma. La finalidad de la ficha de ingreso es
la obtención de los datos generales más importantes del interno/a para poder determinar si
existen problemas de interés que se deban atender desde el primer momento, con el fin de
actuar sobre los mismos si fuera necesario. Otro objetivo fundamental es poder ubicar al
interno/a en Fase de Observación junto con los demás internos/as.

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• Protocolo Unificado del Interno/a Este protocolo incluye la información de cada uno de
los profesionales que componen el Equipo Técnico y cada uno de los informes: Informe
Psicológico Informe Social Informe Criminológico

• Programa Individualizado de Tratamiento El programa Individualizado de tratamiento


será elaborado por todo el Equipo Técnico a partir de los informes extraídos del protocolo
unificado, previo consenso al plan de tratamiento en la Junta de Tratamiento, para proceder
al programa de tratamiento a través de la ficha de actividad del interno/a.

• Ficha de actividad Es la ficha en la cual se asentarán las actividades planificadas en


función del programa individualizado de tratamiento establecido para cada interno/a. La
misma estará adaptada a la realidad y necesidades del interno/a con el objetivo de reforzar
todas las carencias detectadas en la evaluación del mismo.

La Junta de Tratamiento Es el órgano colegiado que regula el funcionamiento de las


actividades del Centro, aunque no queda específicamente determinada en la ley 224, a
través de la Comisión de Vigilancia, Evaluación y Sanción, se evidencian algunos aspectos
y decisiones desde el punto de vista de tratamiento, que motivan la creación y la
incorporación de La Junta de Tratamiento de manera independiente a la Comisión de
Vigilancia, Evaluación y sanción, con el objetivo de potenciar los aspectos tratamentales de
los internos/as y desarrollar las funciones de diagnóstico, tratamiento y evaluación de los
mismos a lo largo del proceso de tratamiento de los internos/as.

La Comisión de vigilancia, evaluación y sanción como órgano colegiado La definición y


funciones del órgano colegiado, están reguladas en el Art. 20 de la Ley No. 224, y recibe el
nombre de Comisión de vigilancia, evaluación y sanción.

Art. 20.- En las penitenciarías, presidios, cárceles y centros abiertos funcionará una
comisión formada por el director del penal, el secretario, un psiquiatra, un visitador social y
cualquier otra persona que preste servicio en un departamento del penal, quienes se
reunirán una vez al mes y tratarán sobre el progreso, tratamiento, adaptación, permisos y
sanciones de los reclusos que se encuentren en el penal. Podrá ser convocada una reunión
que no sea en la fecha señalada cuando el caso lo amerite. Los miembros de la Comisión de

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vigilancia, evaluación y sanción tienen voz y voto, a excepción del secretario, quien es el
secretario del penal.

La comisión resolverá sobre el avance, retroceso, sanciones y permisos de los internos/as


sometidos a tratamiento. Los por menores de las reuniones se asentarán en dos libros de
actas que se lleven al efecto. Ante esta comisión pueden dirigirse los internos/as a realizar
sus reclamos o solicitudes, siempre y cuando no sean atendidos por el director del penal. La
comisión remitirá copia de las actas o resoluciones a la Dirección General de Prisiones.
Esta misma comisión decidirá acerca de las quejas que pueda tener cualquier Agente o
empleado del penal relacionada con el comportamiento de cualquier interno. Funcionará
como comisión de apelación, la que estará formada por el Procurador General de la
República o su representante y el Director General de Prisiones, quienes tienen voz y voto y
estarán obligados a fallar el mismo día que se reúnan a conocer el caso.

La Comisión de Vigilancia, Evaluación y Sanción, como órgano colegiado, estaría


compuesta por:

a) El Director/a

b) El Subdirector/a de Asistencia y Tratamiento

c) El Subdirector/a de Seguridad

d) El Subdirector Administrativo

e) El Psiquiatra

f) El Trabajador Social

g) El Secretario del establecimiento Pudiendo asesorarse, y recopilar informaciones de


todos aquellos profesionales y personas que puedan aportar datos de interés sobre el
internos/as o la información rigurosa sobre cualquier tema de los tratados por la Comisión.

El Juez de la Ejecución de la Pena En la ejecución de las penas privativas de libertad


interviene un órgano administrativo, la Administración Penitenciaria y un órgano judicial,

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el Juez de la Ejecución de la Pena, instituido por la Ley No. 76/02 que establece el Código
Procesal Penal.

El Juez de la Ejecución de la Pena, juega un rol preponderante en el control del


cumplimiento de las sentencias condenatorias. Entre sus funciones está la de garantizar al
condenado o condenada por sentencia irrevocable, el goce de los derechos y garantías
fundamentales que le reconocen la Constitución, los tratados internacionales, el Código
Procesal Penal, la Ley 224 sobre Régimen Penitenciario y demás leyes especiales y además
controlar y vigilar la legalidad de la ejecución de la pena.

El artículo 437 del Código Procesal Penal expresa: "El Juez de la ejecución controla el
cumplimiento adecuado de las sentencias condenatorias y resuelve todas las cuestiones que
se suscitan durante la ejecución". El Juez de la Ejecución de la Pena tiene jurisdicción
territorial dentro del Departamento Judicial para el que ha sido nombrado.

CONCLUSIÓN

Todo estos sistemas pasado y en la actualidad lo que se vive en república dominicana, solo
me queda opinar que el tratamiento penitenciario consiste en el conjunto de actividades
directamente dirigidas a la consecución de la reeducación y reinserción social de los
penados.

EL tratamiento pretende hacer del interno una persona con la intención y la capacidad de
vivir respetando la Ley penal, así como de subvenir a sus necesidades. A tal fin, se

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procurará, en la medida de lo posible, desarrollar en ellos una actitud de respeto a sí
mismos y de responsabilidad individual y social con respecto a su familia, al prójimo y a la
sociedad en general.

También la observación de los preventivos debería de limitarse a recoger la mayor


información posible sobre cada uno de ellos a través de datos documentales y de
entrevistas, y mediante la observación directa del comportamiento y todo lo que sea
compatible con la presunción de inocencia.

Una vez recaída sentencia condenatoria, se completará la información anterior con un


estudio científico de la personalidad del observado, formulando en base a dichos estudios e
informaciones una determinación del tipo criminológico, un diagnóstico de capacidad
criminal y de adaptabilidad social.

Creemos que si logramos la aplicación de una individualización del tratamiento,


acompañado de un apoyo económico a los programas, podemos afirmar que los altos
índices de reincidencia delictual en los centros penitenciarios, sería algo del pasado.-

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