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MASACRE EN UCRANIA • Se cumplen 75 años del inicio del asesinato sistemático de los judíos de Kiev por parte de los Einsatzgruppen nazis
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• El 26 de septiembre los nazis decidieron exterminar a la población judía de Kiev. Más de 33.000 personas fueron
asesinadas en dos días
• Eran llevados al borde del barranco desnudados y asesinados. Ucrania y otros territorios soviéticos fueron el
'laboratorio' de la Solución Final
Babi Yar es una herida ucraniana, una hemorragia de hasta 100.000 almas que ya no pueden ser vengadas. Fue el primer
plato del Holocausto judío, cocinado con macabra eficiencia por los comandos de ejecución nazis en sólo dos días a las
afueras de Kiev, la capital de la actual Ucrania. Este lugar será siempre un hoyo silencioso, donde entre hierbas salvajes el
genocidio se alió con la orografía: todavía se abre el mismo vacío que entonces al borde de este barranco, el justo para que
el cuerpo recién ametrallado ruede cuesta abajo con el resto de infelices.
El 22 de junio de 1941 las tropas de la Alemania nazi y sus aliados invadieron la Unión Soviética en la denominada
Operación Barbarroja: hay fotos de judíos ucranianos cavando sus propias tumbas en Storow, Ucrania, ya en el mes de julio.
El horror a partir de entonces no dejó de ir en aumento.
Eran obligadas a cavar su propia tumba. Debían ir acostándose desnudos sobre los
cadáveres fusilados anteriormente pero en sentido contrario
Babi Yar significa "barranco de la abuela" y cerca de él estaban situados un psiquiátrico y una cárcel. Imposible hallar un
lugar mejor no lejos del centro de Kiev: sin testigos, sin interrupciones. El aperitivo llegó el 27 de septiembre, cuando
fueron asesinados 752 pacientes de la clínica psiquiátrica: "Basura humana", fue la etiqueta que se les puso. El general Kurt
Eberhard y el comandante de la policía del ejército del Grupo Sur, Friedrich Jeckeln, tomaron la decisión de borrar del mapa
a los judíos de los alrededores.
La situación entre los soldados del Ejército rojo a cargo de la defensa de la ciudad era
muchas veces de desamparo, conduciendo a autolesiones
Con la guerra en marcha, el objetivo era la limpieza étnica para asegurar la "seguridad política" de los territorios
conquistados. Los criterios se fueron ampliando desde la invasión de Polonia, y cuando los ejércitos alemanes cruzaron la
frontera el 22 de junio de 1941 comenzó el exterminio de varones judíos. El 16 de julio de 1941 Hitler reunió a sus
colaboradores para explicarles que Ucrania sería una joya del imperio nazi, administrada por las SS y otros cuerpos de
seguridad.
A finales de agosto de 1941 estaba ya bastante claro que Kiev acabaría en manos de los alemanes. Tras muchas dudas por
parte de Stalin, Mijail Kirponov, general a cargo de la zona, recibió la orden de retirarse de Kiev el 17 de septiembre. El 19
los nazis habían llegado a las afueras de la ciudad y algunos barrios cercanos al centro, y el día 21 los ciudadanos
escucharon por radio una voz de la Sovinformbureau, la oficina de información, diciendo que las tropas soviéticas dejaban la
ciudad. Llevaban semanas diciéndoles que eso jamás ocurriría.
En la capital muchos tenían familiares en el Ejército rojo. Pero también muchas familias habían sido diezmadas por las
hambrunas y la colectivización forzada de los años 30, que habían causado más de tres millones de muertos. La situación
entre los soldados del Ejército rojo a cargo de la defensa de la ciudad era muchas veces de desamparo, conduciendo a
autolesiones que, años después, llaman la atención entre tanta estadística: de casi 500 heridos en varios hospitales de Kiev,
nada menos que 460 presentaban un balazo en el brazo izquierdo.
De la concentración a la eliminación
Había un antibolchevismo notable y muchos ciudadanos de la capital dieron la bienvenida a los alemanes. Pensaron que les
librarían de la opresión del estalinismo. Otros se alegraron de que por fin alguien pusiese 'en su sitio' a sus vecinos judíos, a
los que la propaganda soviética había acusado mediante rumores de ser los causantes de las hambrunas que había
provocado la colectivización agraria.
También jugaba a favor de los nazis el recuerdo de lo ocurrido durante la Primera Guerra Mundial, cuando los alemanes
ocuparon la ciudad y emitieron una orden para intentar evitar el ataque a cualquier minoría, incluida la judía: "Alemania era
una 'nación europea', y por eso pensaban que una ocupación de los nazis no podía ser peor que la de los bolcheviques",
explica Victoria Khiterer, especialista en historia de los judíos.
El relieve del barranco de Babi Yar aportaba una solución perfecta. Les conducirían hasta
el punto exacto donde los iban a matar y les ordenaban quitarse la ropa
La inquietud había subido sin cesar desde el anuncio de la incursión nazi. Pero las víctimas difícilmente podían imaginar el
calibre de lo que se avecinaba. "Babi Yar es la mayor masacre en un periodo de tiempo tan corto", explica el historiador Per
Anders Rudling. Los especialistas se han preguntado por qué con el avance sobre Ucrania cambió la política de los nazis
respecto a los judíos: se pasó de concentrarlos a asesinarlos a marchas forzadas. Una de las razones que se apuntan es que al
alcanzar la guerra una escala global los planes de enviar los judíos lejos de Alemania (Madagascar era una de las opciones)
se tornaron muy complicados.
Ucrania, Bielorrusia y otros territorios soviéticos fueron así el 'laboratorio' del Holocausto. Se decidió matar a todos:
hombres, mujeres y viejos. Y niños también, porque de lo contrario después de haber contemplado aquello podrían volver
para vengarse cuando fuesen mayores. En Kaunas (Lituania) se había aniquilado a 3.800 judíos. Después, en Ucrania
occidental, les llegaría el turno a 24.000.
Las víctimas eran obligadas a cavar su propia tumba. Si era una fosa común, debían ir acostándose desnudos sobre los
cadáveres fusilados anteriormente pero en sentido contrario: la cabeza coincidiendo con los pies de los de abajo. Los nazis
lo llamaban "formación lata de sardinas".
Muchos de los soldados nazis estaban medio borrachos para poder cumplir así su
lúgubre tarea: matar a sangre fría a civiles indefensos
Pero en el caso de Kiev el barranco de Babi Yar el relieve aportaba una solución perfecta. Los guardias les conducirían hasta
el punto exacto donde los iban a matar y les ordenarían que se quitasen la ropa. Mucha sería confiscada, aunque también los
desnudarían para comprobar que no llevaban consigo dinero o algún objeto valioso.
"Todos los judíos residentes en Kiev y sus alrededores deben presentarse mañana lunes a las ocho de la mañana en la esquina
de las calles Melnikovsky y Dokhturov. Deben portar sus documentos, dinero, objetos de valor y también ropa de abrigo.
Cualquier judío que no cumpla estas instrucciones y que sea encontrado en algún otro lugar será fusilado. Cualquier civil que
entre en las propiedades evacuadas por los judíos y robe sus pertenencias será fusilado".
Las dos calles confluyen cerca de un cementerio: allí los niños lloraban y los adultos los intentaban tranquilizar. La gran
masa de gente se movía muy despacio, algunos se impacientaban. A la altura de la verja del cementerio judío, unos pocos
metros después, había que dejar el equipaje: como si fuese a ir en un vagón especial. Pero desde esa distancia ya se oían las
ametralladoras, lo que levantaba las primeras sospechas. Pero en la cara interior de la verja se había colocado un puesto de
control donde se pedía la identificación a todo el que intentase volver afuera. Si era judío, debía regresar con el resto.
Eran colocados en el borde y se les disparaba sin contemplaciones. Sus cuerpos rodaban
hacia el fondo del barranco
Cada persona que llegaba a la primera línea era colocada con otros formando grupos de diez. Había que pasar por un pasillo
formado por soldados alemanes que llevaban garrotes en las manos. Muchos estaban medio borrachos para poder cumplir
así su lúgubre tarea: matar a sangre fría a civiles indefensos.
Ante ellos sólo quedaba el destino final, el barranco de Babi Yar. Los judíos eran colocados en el borde y se les disparaba sin
contemplaciones. Sus cuerpos rodaban hacia el fondo del barranco. Anatoly Kuznetsov, en su libro 'Un documento en forma
de novela', recuerda el testimonio de una mujer judía que logró escapar y pudo describir después la escena: "Miró hacia
abajo y sintió un mareo, tenía la sensación de estar muy alto. Bajo ella había un mar de cuerpos cubiertos de sangre".
Hay un informe de situación, el 101, del Einsatzgruppe destacado en Kiev. Entre el 29 y el 30 de septiembre 33.771 judíos
fueron ejecutados. Pero las matanzas fueron mayores, hasta 50.000 judíos por lo menos durante esos días. Y seguirían en
los meses siguientes con otras minorías.
A mediados de 1943 los alemanes estaban en retirada. Los soviéticos avanzaban por el oeste, y los nazis pensaron en
esconder su culpa. Se escogió a 100 prisioneros del campo de concentración de Syretsk, situado cerca de Babi Yar.
Caminando rumbo al barranco, estaban seguros de que los iban a matar. En lugar de eso, les sirvieron la cena.
Después los quemaron, hasta 2.000 cada vez, con los cuerpos colocados en capas. Los pies de los de arriba coincidiendo con
las cabezas de los de abajo. Cada dos capas de cuerpos, una de leña. De todo el proceso todavía quedaron huesos de gran
tamaño que fueron machacados con losas del cementerio judío cercano. Había que destruir cualquier evidencia, pero las
llamas se veían desde el centro de Kiev. Una generación entera las recordaría para siempre.
Las capas de gente enterrada abajo del todo tuvieron que ser dinamitadas. Después
había que buscar si llevaban algo de oro
Tras seis semanas trabajando, los prisioneros encargados de esta tarea decidieron fugarse. Conservaron algunos objetos que
encontraron entre las ropas de los muertos que podían servir para abrir los cierres de los grilletes y para atacar a los
guardias. Prepararon la fuga durante un tiempo, hasta que una noche un guardia les dijo que al día siguiente iban a ser
ejecutados. En la oscuridad de la noche, corrieron en masa sin que el guardia que estaba a cargo de la ametralladora se
atreviese a disparar, puesto que sus propios compañeros estaban entre medias. Según ha detallado Jennifer Rosenberg,
historiadora especializada en el siglo XX, sólo 15 lograron escapar.
En 1959 Viktor Nekrasov se lamentaba en las páginas de 'Literaturnaya Gazeta' de que no se hiciese nada por recordar lo
ocurrido en Babi Yar. Las autoridades barajaban por aquellas fechas transformar el barranco en un estadio de deportes.
"Quisieron edificar, pero Dios protege esto", explica Vera, una anciana de 70 años que cuida de una iglesia ortodoxa situada
en la zona. Al fondo del camino hay una sinagoga que ha sido víctima de actos vandálicos varias veces: "Han dibujado
esvásticas y cosas peores", dice meneando la cabeza.
Moscú siempre esquivó la dimensión antisemita de la matanza. Pero un poema, titulado precisamente 'Babi Yar' y escrito
por Yevgeny Yevtushenko, denunció en 1961 que las autoridades estaban mirando para otro lado mientras la generación que
lo había vivido se hacía vieja rumiando en silencio.
Hasta el día de la liberación de Kiev por el Ejército rojo, el 6 de noviembre de 1943, unos
200.000 murieron en Babi Yar y sus alrededores
Babi Yar
"...Y en torno a Babi Yar suena la hierba que ha crecido salvaje desde entonces. Los árboles nos juzgan. Todo grita pero el
grito está hecho de silencio. Al descubrirme observo mi cabello. También ha encanecido. También grito por los miles de
muertos inocentes masacrados aquí. En cada anciano y en cada niño al que mataron muero..."
A continuación llegó Dimitri Shostakovich con su 13ª sinfonía, una vibrante pieza musical que, usando esa misma poesía,
estaba consagrada a inmortalizar esa tragedia. Se escuchó por primera vez en Moscú en 1962. Tanto Yevtushenko como
Shostakovich fueron reprendidos por las autoridades soviéticas por su "cosmopolitismo". El gobierno de la URSS erigió por
fin un monumento en 1976 para recordar a "los ciudadanos soviéticos" que perdieron sus vidas. Hubo que esperar a 1991,
con la URSS ya finiquitada, para que se recordase allí, 50 años después de la tragedia, la masacre de judíos.
La ayuda ucraniana
Todavía hoy existe controversia. "Recientemente el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, ha rendido homenaje a los
judíos y los nacionalistas ucranianos, pero mientras que los primeros murieron por miles los otros murieron por decenas,
tal vez centenas, y además jugaron un importante papel ayudando a perpetrar aquellos crímenes", critica Per Anders
Rudling, que ha dedicado parte de su vida a estudiar el nacionalismo ucraniano. Natalia Antonova, que perdió a familias de
sus abuelo, opina en un café de Kiev: "Hay una ola de revisionismo imparable":
Jessica Milstein es nieta de supervivientes del holocausto. Anna Tsesarsky su abuela, logró sobrevivir a las atrocidades de
aquel septiembre negro y todavía hoy le resulta muy amargo remover aquellos recuerdos. Su hermano, su padre y su tío se
presentaron en el lugar señalado por los nazis, las noticias sobre las brutales matanzas de judíos todavía no habían llegado
a Kiev. En Kiev, recuerda, los asesinatos se llevaron a cabo "con la ayuda de ucranianos". En algunos casos era nacionalistas
que creían así poder echar a los soviéticos, aunque Hitler rechazaba de plano una Ucrania independiente. En otros casos era
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solamente por la promesa de los guardias alemanes de que podrían robar las pertenencias de los fusilados. Y mientras tanto
1
la policía ucraniana
Los 'Shuravi': ayudaba
Perdidos en aAfganistán,
vigilar a los judíos que iban de camino a este matadero.
el Vietnam soviético
Babi Yar fue un lugar de ejecución durante meses. Hasta el día de la liberación de Kiev por el Ejército rojo, el 6 de noviembre
2
de 1943, unos
Gucci, 200.000
barroco murieron en Babi Yar y sus alrededores. No quedaron más que unos pocos centenares de judíos en la
y retrofuturista
ciudad. Y muchos se marcharon lejos. Anna Tsesarsky acabó en Estados Unidos.
En Denver, cada año se conmemora la matanza junto a un monumento. Jessica Milstein, su nieta, ha heredado una misión
3 Paloma Gómez Borrero, Premio Iris
en nombre de todos
Toda una esos cuerpos inertes enredados desnudos bajo la arena: la memoria. "Como adolescente", explica
Vida 2016
mientras cuida a la matriarca, "pasé noches enteras hablando de Babi Yar con mi abuela, cómo y por qué sucedió, por qué no
4
hay que olvidar
Simon ni dejar que
S. Montefiore: suceda,
"A los y creo que la necesidad de contarlo es hoy más fuerte que nunca". En el fondo de este
rusos les
barranco la tierra
encanta todavía parece
ver bombardeos removida, agitada por todo lo que esconde.
en Siria.
Para ellos es un espectáculo"
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160 Comentarios
Escolopendra
23/09/2016 08:57 horas #10
La Historia de los Einsatzkommandos, es brutal. Sería el proceder de nuestro Estado Islámico actual. Y aquellos, a la que vez
éstos, solo fueron derrotados tras sembrar de toneladas de bombas sus carreteras, fábricas y ciudades, provocando otros
daños colaterales injustos. Porque la Historia se escribe así. César arrasó Avaricum, Teodosio Tesalónica, y así hasta nuestro
tiempos; la Historia es escribe desde el odio y la crueldad extrema. el hombre ni aprende ni aprenderá, por ello yo no soy
amigo de buenismos, y soy mas de "si vis pacem para bellum".
Batmobile
23/09/2016 09:31 horas #20
@Cantaliso #15 La división azul estaba miles de kilómetros al Norte, en el área de Leningrado (hoy san Petersburgo). Que
yo sepa, no hay constancia de que cometieran atrocidades contra la población civil.
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