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Mundial.
Parecen cuentos de terror. Sin embargo, son experiencias reales vividas durante el sitio
de Leningrado, conocido como el de los 900 días (en realidad 872), uno de los peores
asedios que recuerda la historia y en el que el frío -hasta 40 grados bajo cero- y el
hambre se sumaron a la guerra y la oscuridad para configurar un cuadro de penalidad y
espanto apocalíptico. Nadie sabe cuánta gente murió. Las autoridades reconocieron más
de 600.000 ciudadanos muertos, pero otras cifras superan 1.200.000. En un libro recién
aparecido que constituye un verdadero descenso a los infiernos (El sitio de Leningrado,
1941-1944 ), aunque también un asombroso testimonio de la capacidad de
supervivencia del ser humano y un conmovedor canto a la esperanza, el historiador
británico Michael Jones, de la Universidad de Bristol, revive extraordinariamente aquel
asedio -en buena parte a través del relato directo de los supervivientes y sus diarios- y
ofrece datos nuevos que revelan toda la crudeza de un episodio de la II Guerra Mundial
que fue manipulado por la historia oficial soviética y que desde hace tiempo sufría el
olvido historiográfico.
Según el texto de las anotaciones en ruso y chino, se trata de campesinos hambrientos
que se alimentaban de carne humana
Jones señala que había bandas organizadas, que un grupo de 20 caníbales se dedicaba a
interceptar a los correos militares (para comérselos) y que en un lugar de la calle de
Zelenaya donde se vendían patatas se pedía al comprador que mirara donde se
guardaban y cuando éste se agachaba le golpeaban con el hacha en la nuca.
La NKVD (comisariado del pueblo ruso), advirtió de que en los mercados se vendía
carne humana. “Cruzar la ciudad era peligroso, y costaba confiar en los demás”,
recordaba una superviviente, que señalaba que se veían cadáveres mutilados por todas
partes. A las mujeres les cortaban especialmente los pechos.
El comunismo de guerra adoptado por los bolcheviques durante la Guerra Civil Rusa
causo la Hambruna Rusa de 1921, extendida por toda la región del Volga y los Urales.
Murieron unos 5 millones de personas. Aquel desastre humanitario impulso a muchas
personas a la práctica del canibalismo humano.
La mayoría de imágenes de este post proceden de una exhibición pública y oficial sobre
el hambre en la región del Volga que se realizo en el Kremlin en 1922. Dicha exhibición
incluía fotografías de campesinos practicantes del canibalismo que habían sido
capturados por la Checa (policía secreta soviética). Puede que formara parte de una
campaña para conseguir ayuda internacional. Diversas organizaciones occidentales
enviaron alimentos a Rusia, hasta que se percataron de que los bolcheviques vendían el
grano a países extranjeros en vez de utilizarlo para acabar con la hambruna.
Dado que muchos combates del Frente Oriental se desarrollaron en unas condiciones
extremas, no es de extrañar que se llegara a un comportamiento tan extremo como el
canibalismo.