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Canibalismo en Rusia en la 2ª Guerra

Mundial.

El canibalismo alcanzó entre la población cotas hasta ahora insospechadas.


El historiador británico Michael Jones acaba de publicar el libro “El sitio de
Leningrado, 1941-1944″ donde aporta nuevos y escalofriantes datos sobre el
impenetrable cerco alemán que sufrió la ciudad soviética durante 872 días. Según ha
descubierto Jones durante el sitio de Leningrado la falta de alimento hizo que se diera
un elevado número de casos de canibalismo. 1.400 personas fueron arrestadas por ello y
300 ejecutadas por el Gobierno de Stalin. “Las cifras reales son sin duda mucho más
altas. Durante el peor periodo del asedio, a finales de enero del 42 y principios de
febrero, distritos enteros de Leningrado fueron invadidos por caníbales”.

Valentina Rothmann, de 12 años, descubrió horrorizada que a muchos de los cadáveres


que acarreaba les habían cortado las nalgas. Eso no fue nada comparado con la
experiencia de otra joven, Vera Rogova, a la que persiguió un caníbal con ojos
extraviados de hambre y un hacha. Maria Ivanovna se sorprendió al ver que, en medio
de la carestía, unos inquilinos cocinaban carne; le dijeron que era cordero pero al
levantar la tapa de la olla entre el caldo asomó una mano humana.

En enero de 1942 distritos enteros fueron invadidos por antropófagos


Aqui tenemos una fotografía tomada en una villa de la región del Volga en 1921.
Muestra a una pareja de campesinos que raptaba niños para alimentarse de su carne.

Parecen cuentos de terror. Sin embargo, son experiencias reales vividas durante el sitio
de Leningrado, conocido como el de los 900 días (en realidad 872), uno de los peores
asedios que recuerda la historia y en el que el frío -hasta 40 grados bajo cero- y el
hambre se sumaron a la guerra y la oscuridad para configurar un cuadro de penalidad y
espanto apocalíptico. Nadie sabe cuánta gente murió. Las autoridades reconocieron más
de 600.000 ciudadanos muertos, pero otras cifras superan 1.200.000. En un libro recién
aparecido que constituye un verdadero descenso a los infiernos (El sitio de Leningrado,
1941-1944 ), aunque también un asombroso testimonio de la capacidad de
supervivencia del ser humano y un conmovedor canto a la esperanza, el historiador
británico Michael Jones, de la Universidad de Bristol, revive extraordinariamente aquel
asedio -en buena parte a través del relato directo de los supervivientes y sus diarios- y
ofrece datos nuevos que revelan toda la crudeza de un episodio de la II Guerra Mundial
que fue manipulado por la historia oficial soviética y que desde hace tiempo sufría el
olvido historiográfico.
Según el texto de las anotaciones en ruso y chino, se trata de campesinos hambrientos
que se alimentaban de carne humana

Jones señala que había bandas organizadas, que un grupo de 20 caníbales se dedicaba a
interceptar a los correos militares (para comérselos) y que en un lugar de la calle de
Zelenaya donde se vendían patatas se pedía al comprador que mirara donde se
guardaban y cuando éste se agachaba le golpeaban con el hacha en la nuca.
La NKVD (comisariado del pueblo ruso), advirtió de que en los mercados se vendía
carne humana. “Cruzar la ciudad era peligroso, y costaba confiar en los demás”,
recordaba una superviviente, que señalaba que se veían cadáveres mutilados por todas
partes. A las mujeres les cortaban especialmente los pechos.

La extensión del canibalismo da la medida de la desesperación que provocó la carestía


de alimentos. La gente se desmoronaba de hambre. La vida se redujo a tratar de
encontrar comida. “El horror de lo que se vivió en Leningrado es casi inimaginable”,
dice Jones. La gente comía hierba, cola de carpintero, hervía el papel de las paredes, los
cinturones de cuero, ¡los libros…! La “cocina de asedio” reveló una macabra
imaginación. “Se cambia gato por pegamento”, rezaba un cartel. Llegó un momento en
que morían 3.000 personas al día de inanición, luego 15.000, 25.000… Nadie tenía
fuerzas para enterrarlos. Una madre sólo pudo arrastrar a su hijo muerto hasta el alféizar
y allí lo dejó. Faltaba tanta gente que una obra de teatro sobre los tres mosqueteros se
montó sólo con dos, y no es broma. Hubo epidemias de disentería, de tifus, etc.
Los alemanes, y ésta es otra de las aportaciones de Jones, no querían meramente tomar
la ciudad -Petersburgo, como la llamaba Hitler-. “El objetivo de los nazis era sellar la
ciudad y matar de inanición a toda la población civil, dos millones y medio de personas.
Incluidos medio millón de niños”, recalca el historiador. “Esta decisión estaba motivada
por el odio ideológico y racial. Y a ella se aplicaron con rigor casi científico. Los
alemanes no hubieran aceptado ni siquiera la rendición incondicional de Leningrado”.

Pero el asedio a Leningrado no es un caso aislado. Los casos de canibalismo humano


registrados durante el siglo XX en Rusia y la Unión Soviética abundan sobremanera.
Durante la Segunda Guerra Mundial se registraron también otros casos: en el campo
nazi Stalag , situado en Ucrania, los alemanes documentaron prácticas caníbales entre
los prisioneros de guerra soviéticos

También se sabe de actos de antropofagia ocurridos durante el Holocausto Ucraniano:


una hambruna provocada artificialmente por Stalin para someter al campesinado
ucraniano que asoló el territorio de aquella República Socialista durante los años de
1932 y 1933. Murieron unos 3′5 millones de personas victimas de la inanición y la
malnutrición.
e

El comunismo de guerra adoptado por los bolcheviques durante la Guerra Civil Rusa
causo la Hambruna Rusa de 1921, extendida por toda la región del Volga y los Urales.
Murieron unos 5 millones de personas. Aquel desastre humanitario impulso a muchas
personas a la práctica del canibalismo humano.

Entre los prisioneros rusos también se cometieron actos de canibalismo y en el asedio de


Leningrado los cadáveres de los niños desaparecían de las calles
En un documental de Stalingrado hubo un testimonio de una civil rusa que narraba
como empezaron a comerse los caballos, después los perros siguiendo con los gatos y
cuando estos se acabaron ….

La mayoría de imágenes de este post proceden de una exhibición pública y oficial sobre
el hambre en la región del Volga que se realizo en el Kremlin en 1922. Dicha exhibición
incluía fotografías de campesinos practicantes del canibalismo que habían sido
capturados por la Checa (policía secreta soviética). Puede que formara parte de una
campaña para conseguir ayuda internacional. Diversas organizaciones occidentales
enviaron alimentos a Rusia, hasta que se percataron de que los bolcheviques vendían el
grano a países extranjeros en vez de utilizarlo para acabar con la hambruna.

Dado que muchos combates del Frente Oriental se desarrollaron en unas condiciones
extremas, no es de extrañar que se llegara a un comportamiento tan extremo como el
canibalismo.

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