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El 3 de noviembre de 1991, Filomeno León y Manuel Ríos Pérez inquilinos en

barrios altos organizaron una pollada para reparar el desagüe, A las 10 pm


del mismo día dos camionetas pararon en la puerta del convivio de estas
camionetas bajaron 10 hombres armados que entraron a la pollada diciendo
que era una especie de batida irrumpieron en el lugar imponiendo el pánico a
balazos al aire como apuntando directo a las personas. Los sobrevivientes
mencionan que eran militares, pero manifiestan que portaban
pasamontañas. Estas personas pedían que los asistentes se pongan en el
suelo y ahí recibieron ráfagas, después de la masacre huyeron dejando 15
personas muertas entre ellos un menor de edad y heridos graves. En la
escena del crimen se hallaron 152 casquillos de proyectiles. La policía se hizo
presente media hora después de los hechos estando la comisaria de San
Andrés a solo 50 metros, la vigencimoquinta comandancia de la policía
nacional y de la dirección de inteligencia de la policía general.
Investigaciones posteriores llegaron a las identificaciones con los autores de
la masacre que lo conformaron varios oficiales y sub alternos del ejercito
unidos en el denominado Grupo Colina un equipo encabezado por el mayor
Santiago Martin Rivas subordinados de Vladimiro Montesino que era el
asesor del servicio inteligencia nacional y el general Julio Salazar Monrroe
que el sustento de tal brutal ataque fue que pensaron que dentro de la
pollada había un grupo de militantes de sendero luminoso cual versión no
fue comprobada. El grupo colina también ejecuto a 9 estudiantes y 1
profesor en la cantuta en julio del 1992. Los culpables fueron procesados y
condenados en el fuero castrense pero una ley de amnistía aprobada por el
congreso en julio de 1995 posibilito que 8 acusados obtuvieron la libertad
justo cuando una jueza iniciaba una investigación judicial por el caso barrios
altos cuando la jueza determino que la ley de amnistía no era aplicable para
la masacre la corte suprema de justicia ordeno que el caso se archive
haciendo que este caso quede impune. En junio de 1995 la coordinadora
nacional de derechos humanos presento la denuncia por la matanza de
barrios altos ante la comisión de interamericana de derechos humanos
(OEA). La comisión emitió un informe final que afirmaba que se habían
violado los derechos a la vida, a la integridad física, a la libertad individual,
garantías judiciales y entre otros derechos.
En agosto de 200 la corte americana de derechos humanos notifico a Perú
que acogió la demanda que interpuso la coordinadora nacional de derechos
humanos en representación de los afectados por los sucesos de barrios altos

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