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LILIANA ÁVALOS

Soy Liliana Ávalos. Nací en Lima el año de 1974 en el Hospital del Empleado. De parte de mi padre
y madre mi familia es limeña, pero mis abuelos paternos son de la sierra de La Libertad y Arequipa,
deben haber llegado a la capital en la primera mitad del siglo pasado. Yo he vivido y crecido en
Carabayllo, recuerdo de niña que, en la esquina de mi casa, había plantaciones de algodón, había
todavía sembríos y haciendas. Era una zona que recién se estaba urbanizando, ahora todo está
llenecito de casas. Llego a vivir a San Martín de Porres por el año 2000 cuando conozco a mi
pareja, me caso y me quedo a vivir, a trabajar, a iniciar la faena de nuestro taller Cono Norte. Esta
es una zona de migración, de gente de todos lados. Las historias de migración están siempre ahí,
en tu vecina, tu casera, tu pareja.

Desde muy pequeña he estado ligada a las artes, mi papá era tenor lírico, yo crecí yendo a verlo al
teatro municipal. A él le gustaba dibujar, le encantaba reproducir piezas de Boticelli, los retratos
de músicos y ese era un folder que yo siempre revisaba, a escondidas, me encantaba. También
tenía un tío que era publicista, yo siempre lo visitaba y me escabullía en su estudio, me gustaba
verlo trabajar, es por eso que cuando salgo del colegio pensé que iba a estudiar publicidad. Pero
también me metí a estudiar clases de dibujos en el Museo de Arte de Lima y ahí es donde conozco
a unos compañeros que iban a postular a Bellas Artes, ahí me doy cuenta que lo yo quería estaba
más cercano a las bellas artes que las artes gráficas. Ahí en la Escuela conocí a mi primer maestro
de pintura que fue José Gómez, yo diría que el marcó mi pintura, la paleta que uso hasta ahora le
debe mucho a la suya. También en el camino descubro otros intereses, Juan Pacheco me comienza
a hablar del arte conceptual; y Susana Velásquez me lleva a su taller de serigrafía y me muestra
esa maravilla, esa magia que es revelar una malla. En esa época conozco a Miguel Lescano que me
presenta a Alex Ángeles que se interesa por mi proyecto con el cual quería egresar de la Escuela.
Al final hice una instalación de cartones que incluías mis trabajos, proyecciones y sonido; gracias a
ese proyecto Luis Lama me invita a una exposición de los egresados de la Escuela en la Pancho
Fierro. Mi paso al bordado fue primero por la serigrafía hecho en tela, y es que la propia obra ha
ido pidiendo los materiales, la serigrafía me llevo al textil, la tela al bordado, al tejido poco a poco.

La urbe es una constante en mi obra, la presencia de los cerros poblados de Lima es muy fuerte. El
registro fotográfico también me ha acompañado en mi labor de serigrafía y es que vivo en un lugar
de encuentro, donde hay distintas identidades; quizás si viviera en otro distrito mi obra tendría
otro tamiz, otra mirada. Mi trabajo trata de rescatar la belleza del lugar en que vivo, porque en
todos lados hay trabajo, hay esfuerzo, belleza y esta necesidad de salir adelante, cada uno desde
sus herramientas, desde su espacio.

Quisiera que Lima sea realmente más abierta, más horizontal, ese es mi ideal.

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