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Confianza y acción: El camino a la Decisión

Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito
azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? Cuando el centurión oyó esto, fue y dio
aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. Vino el
tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? El dijo: Sí. Respondió el tribuno: Yo con una
gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.
Hechos 22:25-28

Introducción
Esta conferencia pretende mostrar como la vida de un hombre que refleja las enseñanzas y prácticas de
Cristo pudo cambiar el mundo, generar transformaciones profundas no solo a nivel personal sino también
social. Como Dios nos escoge con nuestras habilidades y recursos para que los potenciemos a tal punto que
podamos llegar hasta donde normalmente no se puede, llevando soluciones integrales a los individuos y por
ende a la sociedad entera.

Una vez que Dios nos escoge, si decidimos aceptar el llamado, Él nos va a engrandecer de forma
inimaginable. Va a permitirnos ser agentes de transformación que dejan huella pro donde quiera que pasen.

Esta conferencia está basada en el libro de los Hechos y en el libro del Líder mundial de la Cruzada
Estudiantil y Profesional de Colombia, Jimmy Chamorro Cruz.

Desarrollo

Contar la historia de Pablo, como fue transformado (Hechos 9). Esto de manera muy general porque no es el
tema principal de la conferencia.

Pablo tenia ciudadanía romana la cual le abrió muchas puertas, lo libró de la muerte y lo más importante: le
permitió hacer la Gran Comisión en Roma, lugar donde solo él podía hacerlo dadas las condiciones políticas y
sociales de ese tiempo.

En Hechos 7: 58, la biblia nos dice que Saulo, quien era romano de nacimiento, pero judío de sangre, y quien
conocía muy bien la ley judía, así como la romana. No era un desconocido; era fariseo, perseguidor de los
cristianos y estaba muy familiarizado con los sumos sacerdotes.
A diferencia de los miembros del concilio, Pablo creía firmemente que su obra de matar cristianos iba de
acuerdo a los deseos de Dios.

Al igual que Pablo, muchas personas actualmente pueden estar utilizando sus dones y talentos para obras
que no aportan o mejoran la situación actual de nuestra sociedad, buscan equivocadamente la solución a las
problemáticas del país por medio de métodos que aparentemente satisfacen las necesidades pluralistas pero
en realidad responden a deseos o imposiciones de pequeños grupos.

Esta realidad no es un secreto para nadie. Si salimos y encuestamos a los habitantes de las ciudades de
nuestro país sobre la opinión que tienen sobre los gobernantes la mayoría de las respuestas no serán
positivas, de igual manera si lo hacemos sobre el futuro de la economía, la seguridad o la movilidad. Entonces
la pregunta que surge es ¿Qué impide que el pueblo se levante y luche por la sociedad que desea y que por
derecho merece?
R// Falta de conocimiento, que impide la modificación de costumbres arraigadas en el pensamiento y las
actitudes de los ciudadanos del país.

La ciudadanía de Pablo

El mundo en el que vivieron los apóstoles había tres tipos de personas: los judíos, los gentiles y los romanos.
El imperio Romano era tan grande y poderoso que se creía que ocupaba todo el mundo conocido.
El pueblo judío había sido obligado a tributar a Roma y por mucho tiempo fueron gobernados por el imperio.
Bajo este régimen se crearon organismos jurídicos llamados concilios, los cuales eran la máxima autoridad en
temas religiosos y políticos para el pueblo judío. Sin embargo las personas que conformaban estos órganos,
al igual que ocurre en el gobierno de nuestro país, en muchas ocasiones no eran hombres rectos que
buscaran el bienestar colectivo.

En este contexto, en medio de una época de apogeo del imperio Romano es cuando aparecen en escena los
apóstoles, los primeros cristianos bajo el conocimiento del evangelio de Jesús comenzaron a enseñar la
palabra de Dios entre judíos y gentiles, sin importar el riesgo que podrían correr por actuar en contra del
imperio. Hombres que comprendieron que Cristo vino a transformar el mundo, alborotar las estructuras de
sociedad establecidas y por lo tanto ellos debían continuar con ese legado después de que él ya no estaba.

Pablo fue un hombre que durante su vida adquirió gran cantidad de conocimientos y habilidades que lo
hicieron idóneo para llevar la palabra de Dios, a pesar de que inicialmente este perseguía y mataba a los
cristianos pensando que estaba haciendo lo que Dios quería. Este hombre quien tenía ciudadanía romana y
judía a la vez, podría representar el prototipo perfecto de alguien que Dios nunca usaría para hablar de su
amor, pero en lugar de esto lo uso con poder entre ciudadanos de todo el mundo. Dios nunca le pidió a Pablo
que renunciara a sus credenciales, por el contrario las potencializó al máximo para lograr todos los objetivos
propuestos.

Pablo dedicó toda su vida a enseñar al pueblo porque sabía que la única manera de cambiar la sociedad es
mediante el conocimiento. (Oseas 4:6).
De esta misma manera somos los profesionales, aquellos que poseemos los conocimientos y las habilidades,
que somos llamados a impedir que nuestra sociedad siga destruyéndose a sí misma por la incapacidad
marcada que tienen sus habitantes de actuar efectivamente para lograr cambios significativos a nivel
estructural e integral.

Ciudadanía Romana
En Jerusalén, Pablo decía, “yo soy fariseo”, y en Roma decía, “yo soy romano”. La ciudadanía romana se
volvió una herramienta con la cual Pablo pudo llevar la Palabra de Dios a los gentiles, reyes y romanos. De
esta manera, Pablo entendió el propósito de Dios con su vida.

Cuando somos consciente que los conocimientos y las habilidades con los que contamos son una valiosa
herramienta de la cual Dios se vale para abrir puertas, crear oportunidades y transformar las raíces mismas
de nuestra sociedad, entonces comprendemos que al igual de Pablo, nuestras credenciales son las que nos
permitirán llegar a las corporaciones públicas, a las alcaldías y gobernaciones, de nuestro país. Es necesario
que hijos de Dios desafiemos la realidad en la que vivimos por medio de la enseñanza.

“Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando:
Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos
contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.” (Hechos 17:6-7)
Tan cierto es esto, que en el libro de hechos vemos como el pueblo dice de los cristianos que están
trastornando el mundo entero (Hechos 17:6-7), es decir, gracias a que hombres como Pablo decidieron usar
sus credenciales para llegar a todas las esferas de la sociedad, el imperio romano (que era entonces el
mundo conocido) comenzó a sentirse amenazado. El imperio comprendió que sin levantar una sola arma y sin
disparar un solo cañón, estos hombres estaban haciendo tambalear el régimen que estos habían construido
por muchos años.

“Y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y
enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.” (Hechos 16:20-21). Los
cristianos no solamente causan alboroto, sino que enseñan nuevas costumbres a la gente, y esta es la
manera como se cambia una nación.

A Pablo trataron de acusarlo del mismo delito: enseñar al pueblo. Fue arrestado y llevado al tribuno donde lo
azotaron. Los judíos pedían que lo mataran, pero cuando esto sucede, una vez más Pablo saca a relucir su
ciudadanía romana como instrumento para seguir cumpliendo su misión; por ser ciudadano romano, fue
librado de la muerte. “Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre
los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres...Y
le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no
conviene que viva…Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es
lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso
al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. Vino el tribuno y le dijo:
Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta
ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.” (Hechos 21:21; 22:22, 25-28).

El tribuno Lisias, no era romano de nacimiento, había adquirido su nacionalidad por precio y aún pagaba un
impuesto por poseerla.
Para Lisias, el objetivo era ser ciudadano romano; para Pablo, era sólo un medio.

Por ser romano de nacimiento, Pablo era el único que podía ir a Roma a predicar, ya que los cristianos judíos
habían sido expulsados.
Entendiendo que lo que tenemos y poseemos son solo recursos para llegar a cumplir el verdadero objetivo,
entonces entenderemos que nuestro desafío fue siempre descubrirnos a nosotros mismos como instrumentos
escogidos, únicos y singulares para transformar nuestra sociedad.

El llamado de Pablo fue especial, porque a diferencia de los demás, a él Dios le reveló desde el inicio que el
evangelio no era solo para los judíos, era para todos los gentiles también. Es decir que nosotros no estamos
llamados a quedarnos en la iglesia y hablar solo con los que ya hacemos parte del cuerpo de Cristo, es
necesario salir y revolucionar nuestro el mundo al que todos están acostumbrados y por eso los ha atrapado
en un incesante esfuerzo por sobrevivir, de tratar de ser feliz alejados de la única fuente de gozo, con
aparente libertad pero presos de innumerables circunstancias sociales, políticas, emocionales, familiares,
laborales, económicas, mentales, etc.

El mismo Dios lo escogió, y Pablo actuó como lo que era: un instrumento escogido único y singular para una
función única y singular. Pablo nos desafía hoy, para que cada uno de nosotros se descubra en el corazón de
Dios Padre, como instrumento escogido, único y singular para cumplir el Mandato Superior.

Así como era necesario que Pablo llegara a Roma, es necesario que hombres de Dios lleguen a las
corporaciones públicas, a las alcaldías y gobernaciones, y por qué no, a la Presidencia de nuestro país. Es
necesario que hijos de Dios desafiemos el imperio y el régimen, enseñando a todo un pueblo.
Enseñar con el ejemplo es el camino para cambiar nuestro mundo y el mundo de los que nos rodean.

Conclusión Teoterapica

De la misma forma que hicieron todos los discípulos, los primeros cristianos y por supuesto Pablo, nosotros
los profesionales que hemos entendido que debemos comprometernos con propósitos reales que generen
cambios fundamentales a nivel sistemático estamos llamados a cambiar al individuo, las costumbres de un
país y de esta manera toda una nación. Porque como hemos aprendido: de nada sirve cambiar las
instituciones si primero no cambiamos la naturaleza humana.

● El individuo cambia, identificándolo con Cristo (Mateo 28:18)


● Las costumbres cambian, enseñándoles, recordándoles la promesa de que Él estará con nosotros, y
concientizándolos de la necesidad de ir a la acción, para ver el respaldo de Dios (Mateo 28:20)
● Una nación cambia, a través del triple lenguaje: doctrinal, teoterápico y social.

Estamos llamados a cambiar las costumbres de un país, las cuales cambian cuando cambia la manera de
pensar y de hablar del individuo, y el individuo cambiado llevará a la transformación de una nación.

La Teoterapia social es la herramienta a través de la cual podemos cambiar una nación; es una credencial
que podemos usar para llegar hasta lo último de la tierra. Estamos llamados a “alborotar” al pueblo, y a todos
los estamentos, haciendo presencia como hijos de Dios, enseñando y cambiando las costumbres de la gente.

La Teoterapia social no es otra cosa que la implementación de la estrategia de Pablo, aplicada a nuestra
actual realidad; es la herramienta evangelizadora más poderosa que Dios nos puede entregar, y a través de la
cual cambiaremos la nación.

Como Pablo y la iglesia del primer siglo fueron usados por Dios para cambiar las costumbres de un pueblo a
través de la enseñanza, hoy los hijos de Dios a través de la enseñanza teoterápica podemos ser instrumento
de Dios para construir el nuevo país que tanto anhelamos.
Como profesionales no podemos dejarnos llevar por las tendencias, por los temores o las costumbres.
Nuestra máxima prioridad debe ser al estilo de los primeros cristianos, muy de madrugada cultivar el tiempo
de devocional y fruto de esto ser dinamizados cada día para cumplir el Mandato Superior del Señor Jesús,
que no es más que llevar todo esto que hemos aprendido a empresas, familias, profesionales, ejecutivos,
jefes, etc.

Mientras sirvamos a Dios cumpliendo el Mandato Superior, Dios estará con nosotros todos los días hasta el
fin del mundo. Vendrán poderosas manifestaciones del Espíritu Santo sin buscarlas, y prosperaremos en todo
lo que emprendamos.

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