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En anteriores trabajos, el masoquismo deriva de un sadismo anterior. En este trabajo – así como
en Más allá del principio del placer – nos dice que también podría haber un masoquismo
primario. Mezcla y desmezcla de dos clases de pulsiones. Principio de constancia y principio de
placer.
El principio que gobierna todos los procesos anímicos como un caso especial de la tendencia a
la estabilidad. El propósito del aparato anímico es reducir a la nada las sumas de excitación que
le afluyen, o al menos mantenerlas en el mínimo grado posible. Barbara Low (1920) ha
nombrado a este afán con el nombre de principio de Nirvana.
Placer y displacer no pueden ser referidos al aumento o la disminución de una cantidad, que
llamamos tensión de estímulo, si bien es evidente que tienen que ver mucho con este factor.
El principio de Nirvana – súbdito de la pulsión de muerte – ha experimentado una modificación
por la cual ha devenido el principio de placer. Y en los sucesivo tendríamos que evitar
considerar a esos dos principios como uno solo.
Esta modificación se dio por la pulsión de vida que conquistó un lugar junto a la pulsión de
muerte en la regulación de los procesos vitales.
Principio de Nirvana: pulsión de muerte. El principio de placer subroga la exigencia de la libido
y su modificación – el principio de realidad – el influjo del mundo exterior.
Ninguno de estos tres principios es destituido por los otros. Saben conciliarse entre sí. El
principio de placer no es el guardián de la vida.
Masoquismo
Tres figuras: