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Nivel de riesgo que afronta una familia o individuo a perder la vida, sus bienes y
propiedades, y su SISTEMA DE SUSTENTO (esto es, su medio de vida) ante una
posible CATÁSTROFE. Dicho nivel guarda también correspondencia con el grado de
dificultad para recuperarse después de tal catástrofe (Pérez de Armiño, 1999:11).
Añadiendo algunos elementos más a esa idea básica, Chambers (1989:1) la define
como “la exposición a contingencias y tensión, y la dificultad para afrontarlas. La
vulnerabilidad tiene por tanto dos partes: una parte externa, de los riesgos,
convulsiones y presión a la cual está sujeto un individuo o familia; y una parte
interna, que es la indefensión, esto es, una falta de medios para afrontar la
situación sin pérdidas perjudiciales.”
1. Origen y evolución
El concepto de vulnerabilidad ha penetrado con fuerza desde hace unos años en las
ciencias sociales y, en particular, en el campo de los estudios sobre el desarrollo.
Ha realizado así una importante contribución a una mejor y más amplia
comprensión de la situación de los sectores sociales desfavorecidos y de los
motivos de ésta. Se ha convertido en un fértil instrumento de estudio de la realidad
social, de disección de sus causas profundas, de análisis multidimensional que
atiende no sólo a lo económico, como puede hacer la POBREZA (al menos en un
visión clásica), sino también a los vínculos sociales, el peso político, el entorno
físico y medioambiental o las relaciones de GÉNERO, entre otros factores. Como dice
Bohle (1993:17), mientras que la pobreza se puede cuantificar en términos
económicos absolutos, “la vulnerabilidad es un concepto relacional y social”, que
depende de las contradicciones y conflictos sociales.
Por tanto, es un concepto esencial para poder diseñar y orientar adecuadamente las
políticas públicas en materia de desarrollo socioeconómico, así como las
intervenciones de acción humanitaria[ACCIÓN HUMANITARIA:DEBATES RECIENTES, ACCIÓN
HUMANITARIA:FUNDAMENTOS JURÍDICOS, ACCIÓN HUMANITARIA: PRINCIPIOS , MUJERES Y
ACCIÓN HUMANITARIA , ACCIÓN HUMANITARIA:CONCEPTO Y EVOLUCIÓN] o de COOPERACIÓN
PARA EL DESARROLLO.
Sin embargo, desde los años 70 y, sobre todo, los 80, frente a dicho enfoque
natural comienza a desarrollarse otro de orientación social. Esta visión, aunque no
niega la importancia de las catástrofes naturales como activadores de los desastres,
pone más el acento en el estudio de las estructuras y procesos socioeconómicos de
desigualdad y pobreza como causantes de la vulnerabilidad, entendido como el
caldo de cultivo que posibilita los desastres. Los desastres son vistos así como
consecuencia de las condiciones de la vida cotidiana, no como fenómenos al
margen de ésta; como resultado de determinado modelo de desarrollo, más que
como la ausencia o la interrupción de éste.