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José Garberí Llobregat

LEY DE
ENJUICIAMIENTO
CIVIL COMENTADA Y
CON JURISPRUDENCIA

BOSCH
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BOSCH

José Garberí Llobregat

LEY DE ENJUICIAMIENTO
CIVIL COMENTADA Y CON
JURISPRUDENCIA
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ción

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© 2017, José Garberí Llobregat

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Edificio D, 9.ª planta
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Tel: 902 250 500 - Fax: 902 250 502
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Primera edición: junio, 2017


ISBN: 978.84-9090-236-3 (papel)
ISBN: 978.84-9090-237-0 (digital)
Depósito legal: M-17546-2017

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José Garberí Llobregat

LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL COMENTADA


Y CON JURISPRUDENCIA
1ª Edición
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EXPOSICIÓN DE MOTIVOS««««««««««««««««««««««

TÍTULO PRELIMINAR……..«««««««««««««««««««««

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A la memoria de Rufino Blanco Ruiz de la Prada
ABREVIATURAS UTILIZADAS
AAP Auto de la Audiencia Provincial
Ap. Apartado
AP Audiencia Provincial
AN Audiencia Nacional
ATS Auto del Tribunal Supremo
ATSJ Auto de Tribunal Superior de Justicia
CC Código Civil
CE Constitución Española de 1978
CEDH Convenio Europeo de Derechos Humanos
CGPJ Consejo General del Poder Judicial
CP Código Penal
DA Disposición Adicional
DD Disposición Derogatoria
DF Disposición Final
DT Disposición Transitoria
EGA Real Decreto 658/2001, de 22 de junio, por el que se aprueba el
Estatuto General de la Abogacía Española
EGPT Real Decreto 1281/2002, de 5 de diciembre, por el que se aprueba
el Estatuto General de los Procuradores de los Tribunales de España
ET Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, por el que se
aprueba el Texto Refundido del Estatuto de los Trabajadores
LA Ley 60/2003, de 23 de diciembre, de Arbitraje
LAJG Ley 1/1996, de 10 de enero, de Asistencia Jurídica Gratuita
LC Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal
LCCh Ley 19/1985, de 16 de julio, Cambiaria y del Cheque
LCJIMC Ley 29/2015, de 30 de julio, de cooperación jurídica internacional
en materia civil
LEC Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil
LECrim Ley de Enjuiciamiento Criminal
LGPre Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria
LGT Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria
LH Ley Hipotecaria (Decreto de 8 de febrero de 1946)
LHMob Ley de 16 de diciembre de 1954, sobre hipoteca mobiliaria y prenda
sin desplazamiento de posesión
LJCA Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la jurisdicción conten-
cioso-administrativa
LJV Ley 15/2015, de 2 de julio, de la Jurisdicción Voluntaria

9
Abreviaturas utilizadas

LMACM Ley 5/2012, de 6 de julio, de Mediación en asuntos civiles y mer-


cantiles
LMAP Ley 37/2011, de 10 de octubre, de Medidas de Agilización Procesal
LMFAPA Ley 19/2009, de 23 de noviembre, de medidas de fomento y agili-
zación procesal del alquiler y eficiencia energética de los edificios
LMRA Ley 19/2015, de 13 de julio, de medidas de reforma administrativa
en el ámbito de la Administración de Justicia y del Registro Civil
LMRPDH Ley 1/2013, de 14 de mayo, de medidas para reforzar la protección
a los deudores hipotecarios, reestructuración de deuda y alquiler
social
LMV Real Decreto Legislativo 4/2015, de 23 de octubre, por el que se
aprueba el texto refundido de la Ley del Mercado de Valores
LNM Ley 14/2014, de 24 de julio, de Navegación Marítima
LOCOJM Ley Orgánica 4/1987, de 15 de julio, de Competencia y Organiza-
ción de la Jurisdicción Militar
LODH Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de Protección Civil del Dere-
cho al Honor, Intimidad personal y familiar y Propia Imagen
LODR Ley Orgánica 2/1984, de 26 de marzo, reguladora del Derecho de
Rectificación
LOE Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación
LOPJ Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial
LOPM Ley Orgánica 2/1989, de 13 de abril, Procesal Militar
LOTCu Ley Orgánica 2/1982, de 12 de mayo, del Tribunal de Cuentas
LPAC Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo
Común de las Administraciones públicas
LPH Ley 49/1960, de 21 de julio, de Propiedad Horizontal
LRCSCV Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, por el que se
aprueba el Texto Refundido de la Ley sobre Responsabilidad Civil y
Seguro en la Circulación de Vehículos a motor
LRJSP Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector
Público
LRLEC Ley 42/2015, de 5 de octubre, de reforma de la Ley de Enjuicia-
miento Civil
LRLPOJ Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la Legislación Pro-
cesal para la implantación de la nueva Oficina Judicial.
LRJS Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la Jurisdicción Social
LSC R.D. Legislativo 1/2010, de 2 de julio, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley de Sociedades de Capital
LTIC Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías de
la información y la comunicación en la Administración de Justicia
LVPBM Ley 28/1998, de 13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles
MF Ministerio Fiscal
RDLNET R.D. 1065/2015, de 27 de noviembre, sobre comunicaciones elec-
trónicas en la Administración de Justicia en el ámbito territorial del
Ministerio de Justicia por el que se regula el sistema LexNET
RH Reglamento Hipotecario (Decreto de 14 de febrero de 1947)
ROCSJ Real Decreto 429/1988, de 29 de abril, por el que se aprueba el
Reglamento Orgánico del Cuerpo de Secretarios judiciales

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Abreviaturas utilizadas

SAP Sentencia de la Audiencia Provincial


STC Sentencia del Tribunal Constitucional
STEDH Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
STJUE Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea
STS Sentencia del Tribunal Supremo
STSJ Sentencia del Tribunal Superior de Justicia
TEDH Tribunal Europeo de Derechos Humanos
TS Tribunal Supremo
TSJ Tribunal Superior de Justicia

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Exposición de motivos

JUAN CARLOS I

REY DE ESPAÑA
A todos los que la presente vieren y entendieren.
Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la
siguiente Ley.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

I
El derecho de todos a una tutela judicial efectiva, expresado en el apartado
primero del art. 24 de la Constitución, coincide con el anhelo y la necesidad
social de una Justicia civil nueva, caracterizada precisamente por la efectividad.
Justicia civil efectiva significa, por consustancial al concepto de Justicia, ple-
nitud de garantías procesales. Pero tiene que significar, a la vez, una respuesta
judicial más pronta, mucho más cercana en el tiempo a las demandas de tutela,
y con mayor capacidad de transformación real de las cosas. Significa, por tanto,
un conjunto de instrumentos encaminados a lograr un acortamiento del tiempo
necesario para una definitiva determinación de lo jurídico en los casos concre-
tos, es decir, sentencias menos alejadas del comienzo del proceso, medidas
cautelares más asequibles y eficaces, ejecución forzosa menos gravosa para
quien necesita promoverla y con más posibilidades de éxito en la satisfacción
real de los derechos e intereses legítimos.
Ni la naturaleza del crédito civil o mercantil ni las situaciones personales y
familiares que incumbe resolver en los procesos civiles justifican un período de
años hasta el logro de una resolución eficaz, con capacidad de producir trans-
formaciones reales en las vidas de quienes han necesitado acudir a los tribunales
civiles.
La efectividad de la tutela judicial civil debe suponer un acercamiento de la
Justicia al justiciable, que no consiste en mejorar la imagen de la Justicia, para
hacerla parecer más accesible, sino en estructurar procesalmente el trabajo
jurisdiccional de modo que cada asunto haya de ser mejor seguido y conocido
por el Tribunal, tanto en su planteamiento inicial y para la eventual necesidad
de depurar la existencia de óbices y falta de presupuestos procesales –nada más
ineficaz que un proceso con sentencia absolutoria de la instancia–, como en la
determinación de lo verdaderamente controvertido y en la práctica y valoración
de la prueba, con oralidad, publicidad e inmediación. Así, la realidad del pro-

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ceso disolverá la imagen de una Justicia lejana, aparentemente situada al final


de trámites excesivos y dilatados, en los que resulta difícil percibir el interés y el
esfuerzo de los Juzgados y Tribunales y de quienes los integran.
Justicia civil efectiva significa, en fin, mejores sentencias, que, dentro de
nuestro sistema de fuentes del Derecho, constituyan referencias sólidas para el
futuro y contribuyan así a evitar litigios y a reforzar la igualdad ante la ley, sin
merma de la libertad enjuiciadora y de la evolución y el cambio jurisprudencial
necesarios.
Esta nueva Ley de Enjuiciamiento Civil se inspira y se dirige en su totalidad
al interés de los justiciables, lo que es tanto como decir al interés de todos los
sujetos jurídicos y, por consiguiente, de la sociedad entera. Sin ignorar la expe-
riencia, los puntos de vista y las propuestas de todos los profesionales protago-
nistas de la Justicia civil, esta Ley mira, sin embargo, ante todo y sobre todo, a
quienes demandan o pueden demandar tutela jurisdiccional, en verdad efectiva,
para sus derechos e intereses legítimos.

II
Con todas sus disposiciones encaminadas a estas finalidades, esta nueva Ley
de Enjuiciamiento Civil se alinea con las tendencias de reforma universalmente
consideradas más razonables y con las experiencias de más éxito real en la con-
secución de una tutela judicial que se demore sólo lo justo, es decir, lo necesario
para la insoslayable confrontación procesal, con las actuaciones precisas para
preparar la sentencia, garantizando su acierto.
No se aceptan ya en el mundo, a causa de la endeblez de sus bases jurídicas
y de sus fracasos reales, fórmulas simplistas de renovación de la Justicia civil,
inspiradas en unos pocos elementos entendidos como panaceas. Se ha advertido
ya, por ejemplo, que el cambio positivo no estriba en una concentración a
ultranza de los actos procesales, aplicada a cualquier tipo de casos. Tampoco
se estima aconsejable ni se ha probado eficaz una alteración sustancial de los
papeles atribuibles a los protagonistas de la Justicia civil.
Son conocidos, por otra parte, los malos resultados de las reformas miméti-
cas, basadas en el trasplante de institutos procesales pertenecientes a modelos
jurídicos diferentes. La identidad o similitud de denominaciones entre Tribunales
o entre instrumentos procesales no constituye base razonable y suficiente para
ese mimetismo. Y aún menos razonable resulta el impulso, de ordinario incons-
ciente, de sustituir en bloque la Justicia propia por la de otros países o áreas
geográficas y culturales. Una tal sustitución es, desde luego, imposible, pero la
mera influencia de ese impulso resulta muy perturbadora para las reformas lega-
les: se generan nuevos y más graves problemas, sin que apenas se propongan y
se logren mejoras apreciables.

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

El aprovechamiento positivo de instituciones y experiencias ajenas requiere


que unas y otras sean bien conocidas y comprendidas, lo que significa cabal
conocimiento y comprensión del entero modelo o sistema en que se integran,
de sus principios inspiradores, de sus raíces históricas, de los diversos presu-
puestos de su funcionamiento, empezando por los humanos, y de sus ventajas
y desventajas reales.
Esta Ley de Enjuiciamiento Civil se ha elaborado rechazando, como método
para el cambio, la importación e implantación inconexa de piezas aisladas, que
inexorablemente conduce a la ausencia de modelo o de sistema coherente,
mezclando perturbadoramente modelos opuestos o contradictorios. La Ley con-
figura una Justicia civil nueva en la medida en que, a partir de nuestra actual
realidad, dispone, no mediante palabras y preceptos aislados, sino con regula-
ciones plenamente articuladas y coherentes, las innovaciones y cambios sus-
tanciales, antes aludidos, para la efectividad, con plenas garantías, de la tutela
que se confía a la Jurisdicción civil.
En la elaboración de una nueva Ley procesal civil y común, no cabe des-
preocuparse del acierto de las sentencias y resoluciones y afrontar la reforma
con un rechazable reduccionismo cuantitativo y estadístico, sólo preocupado de
que los asuntos sean resueltos, y resueltos en el menor tiempo posible. Porque
es necesaria una pronta tutela judicial en verdad efectiva y porque es posible
lograrla sin merma de las garantías, esta Ley reduce drásticamente trámites y
recursos, pero, como ya se ha dicho, no prescinde de cuanto es razonable prever
como lógica y justificada manifestación de la contienda entre las partes y para
que, a la vez, el momento procesal de dictar sentencia esté debidamente pre-
parado.

III
Con perspectiva histórica y cultural, se ha de reconocer el incalculable valor
de la Ley de Enjuiciamiento Civil, de 1881. Pero con esa misma perspectiva, que
incluye el sentido de la realidad, ha de reconocerse, no ya el agotamiento del
método de las reformas parciales para mejorar la impartición de justicia en el
orden jurisdiccional civil, sino la necesidad de una Ley nueva para procurar
acoger y vertebrar, con radical innovación, los planteamientos expresados en
los apartados anteriores.
La experiencia jurídica de más de un siglo debe ser aprovechada, pero se
necesita un Código procesal civil nuevo, que supere la situación originada por
la prolija complejidad de la Ley antigua y sus innumerables retoques y disposi-
ciones extravagantes. Es necesaria, sobre todo, una nueva Ley que afronte y dé
respuesta a numerosos problemas de imposible o muy difícil resolución con la
ley del siglo pasado. Pero, sobre todo, es necesaria una Ley de Enjuiciamiento
Civil nueva, que, respetando principios, reglas y criterios de perenne valor, aco-

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

gidos en las leyes procesales civiles de otros países de nuestra misma área cul-
tural, exprese y materialice, con autenticidad, el profundo cambio de mentalidad
que entraña el compromiso por la efectividad de la tutela judicial, también en
órdenes jurisdiccionales distintos del civil, puesto que esta nueva Ley está lla-
mada a ser ley procesal supletoria y común.
Las transformaciones sociales postulan y, a la vez, permiten una completa
renovación procesal que desborda el contenido propio de una o varias reformas
parciales. A lo largo de muchos años, la protección jurisdiccional de nuevos
ámbitos jurídico–materiales ha suscitado, no siempre con plena justificación,
reglas procesales especiales en las modernas leyes sustantivas. Pero la sociedad
y los profesionales del Derecho reclaman un cambio y una simplificación de
carácter general, que no se lleven a cabo de espaldas a la realidad, con frecuen-
cia más compleja que antaño, sino que provean nuevos cauces para tratar ade-
cuadamente esa complejidad. Testimonio autorizado del convencimiento
acerca de la necesidad de esa renovación son los numerosos [trabajos oficiales
y particulares para una nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, que se han producido
en las últimas décadas.
Con sentido del Estado, que es conciencia clara del debido servicio desin-
teresado a la sociedad, esta Ley no ha prescindido, sino todo lo contrario, de
esos trabajos. Los innumerables preceptos acertados de la Ley de 1881, la
ingente jurisprudencia y doctrina generada por ella, los muchos informes y suge-
rencias recibidos de distintos órganos y entidades, así como de profesionales y
expertos prestigiosos, han sido elementos de gran valor e interés, también dete-
nidamente considerados para elaborar esta Ley de Enjuiciamiento Civil. Asi-
mismo, se han examinado con suma atención y utilidad, tanto el informe pre-
ceptivo del Consejo General del Poder Judicial como el solicitado al Consejo de
Estado. Cabe afirmar, pues, que la elaboración de esta Ley se ha caracterizado,
como era deseable y conveniente, por una participación excepcionalmente
amplia e intensa de instituciones y de personas cualificadas.

IV
En esta Ley se rehúyen por igual, tanto la prolijidad como el esquematismo,
propio de algunas leyes procesales extranjeras, pero ajeno a nuestra tradición y
a un elemental detalle en la regulación procedimental, que los destinatarios de
esta clase de Códigos han venido considerando preferible, como más acorde con
su certera y segura aplicación. Así, pues, sin caer en excesos reguladores, que,
por querer prever toda incidencia, acaban suscitando más cuestiones proble-
máticas que las que resuelven, la presente Ley aborda numerosos asuntos y
materias sobre las que poco o nada decía la Ley de 1881.
Al colmar esas lagunas, esta Ley aumenta, ciertamente, su contenido, pero
no por ello se hace más extensa –al contrario– ni más complicada, sino más

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

completa. Es misión y responsabilidad del legislador no dejar sin respuesta clara,


so capa de falsa sencillez, los problemas reales, que una larga experiencia ha
venido poniendo de relieve.
Nada hay de nuevo, en la materia de esta Ley, que no signifique respuestas
a interrogantes con relevancia jurídica, que durante más de un siglo, la juris-
prudencia y la doctrina han debido abordar sin guía legal clara. Ha parecido a
todas luces inadmisible procurar una apariencia de sencillez legislativa a base
de omisiones, de cerrar los ojos a la complejidad de la realidad y negarla, lisa y
llanamente, en el plano de las soluciones normativas.
La real simplificación procedimental se lleva a cabo con la eliminación de
reiteraciones, la subsanación de insuficiencias de regulación y con una nueva
ordenación de los procesos declarativos, de los recursos, de la ejecución forzosa
y de las medidas cautelares, que busca ser clara, sencilla y completa en función
de la realidad de los litigios y de los derechos, facultades, deberes y cargas que
corresponden a los tribunales, a los justiciables y a quienes, de un modo u otro,
han de colaborar con la Justicia civil.
En otro orden de cosas, la Ley procura utilizar un lenguaje que, ajustándose
a las exigencias ineludibles de la técnica jurídica, resulte más asequible para
cualquier ciudadano, con eliminación de expresiones hoy obsoletas o difíciles
de comprender y más ligadas a antiguos usos forenses que a aquellas exigencias.
Se elude, sin embargo, hasta la apariencia de doctrinarismo y, por ello, no se
considera inconveniente, sino todo lo contrario, mantener diversidades expre-
sivas para las mismas realidades, cuando tal fenómeno ha sido acogido tanto en
el lenguaje común como en el jurídico. Así, por ejemplo, se siguen utilizando
los términos «juicio» y «proceso» como sinónimos y se emplea en unos casos
los vocablos «pretensión» o «pretensiones» y, en otros, el de «acción» o «accio-
nes» como aparecían en la Ley de 1881 y en la jurisprudencia y doctrina pos-
teriores, durante más de un siglo, sin que ello originara problema alguno.
Se reducen todo lo posible las remisiones internas, en especial las que nada
indican acerca del precepto o preceptos a los que se remite. Se acoge el criterio
de división de los artículos, siempre que sea necesario, en apartados numerados
y se procura que éstos tengan sentido por sí mismos, a diferencia de los simples
párrafos, que han de entenderse interrelacionados. Y sin incurrir en exageracio-
nes de exactitud, se opta por referirse al órgano jurisdiccional con el término
«Tribunal», que, propiamente hablando, nada dice del carácter unipersonal o
colegiado del órgano. Con esta opción, además de evitar una constante reitera-
ción, en no pocos artículos, de la expresión «Juzgados y Tribunales», se tiene en
cuenta que, según la legislación orgánica, cabe que se siga ante tribunales cole-
giados la primera instancia de ciertos procesos civiles.

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

V
En cuanto a su contenido general, esta Ley se configura con exclusión de la
materia relativa a la denominada jurisdicción voluntaria, que, como en otros
países, parece preferible regular en ley distinta, donde han de llevarse las dis-
posiciones sobre una conciliación que ha dejado de ser obligatoria y sobre la
declaración de herederos sin contienda judicial. También se obra en congruen-
cia con el ya adoptado criterio de que una ley específica se ocupe del Derecho
concursal. Las correspondientes disposiciones de la Ley de Enjuiciamiento Civil
de 1881 permanecerán en vigor sólo hasta la aprobación y vigencia de estas
leyes.
En coincidencia con anteriores iniciativas, la nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil aspira también a ser Ley procesal común, para lo que, a la vez, se pretende
que la vigente Ley Orgánica del Poder Judicial, de 1985, circunscriba su conte-
nido a lo que indica su denominación y se ajuste, por otra parte, a lo que señala
el apartado primero del art. 122 de la Constitución. La referencia en este precepto
al «funcionamiento» de los Juzgados y Tribunales no puede entenderse, y nunca
se ha entendido, ni por el legislador postconstitucional ni por la jurisprudencia
y la doctrina, como referencia a las normas procesales, que, en cambio, se men-
cionan expresamente en otros preceptos constitucionales.
Así, pues, no existe impedimento alguno y abundan las razones para que la
Ley Orgánica del Poder Judicial se desprenda de normas procesales, no pocas
de ellas atinadas, pero impropiamente situadas y productoras de numerosas
dudas al coexistir con las que contienen las Leyes de Enjuiciamiento. Como es
lógico, la presente Ley se beneficia de cuanto de positivo podía hallarse en la
regulación procesal de 1985.
Mención especial merece la decisión de que en esta Ley se regule, en su
vertiente estrictamente procedimental, el instituto de la abstención y de la recu-
sación. Es ésta una materia, con innegables facetas distintas, de la que se ocu-
paban las leyes procesales, pero que fue regulada, con nueva relación de causas
de abstención y recusación, en la Ley Orgánica del Poder Judicial, de 1985.
Empero, la subsistencia formal de las disposiciones sobre esta citada materia en
las diversas leyes procesales originó algunos problemas y, por otro lado, la regu-
lación de 1985 podía mejorarse y, de hecho, se mejoró en parte por obra de la
Ley Orgánica 5/1997, de 4 de diciembre.
La presente Ley es ocasión que permite culminar ese perfeccionamiento,
afrontando el problema de las recusaciones temerarias o con simple ánimo de
dilación o de inmediata sustitución del Juez o Magistrado recusado. En este sen-
tido, la extemporaneidad de la recusación se regula más precisamente, como
motivo de inadmisión a trámite, y se agilizan y simplifican los trámites iniciales
a fin de que se produzca la menor alteración procedimental posible. Finalmente,

52
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

se prevé multa de importante cuantía para las recusaciones que, al ser resueltas,
aparezcan propuestas de mala fe.

VI
La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil sigue inspirándose en el principio de
justicia rogada o principio dispositivo, del que se extraen todas sus razonables
consecuencias, con la vista puesta, no sólo en que, como regla, los procesos
civiles persiguen la tutela de derechos e intereses legítimos de determinados
sujetos jurídicos, a los que corresponde la iniciativa procesal y la configuración
del objeto del proceso, sino en que las cargas procesales atribuidas a estos sujetos
y su lógica diligencia para obtener la tutela judicial que piden, pueden y deben
configurar razonablemente el trabajo del órgano jurisdiccional, en beneficio de
todos.
De ordinario, el proceso civil responde a la iniciativa de quien considera
necesaria una tutela judicial en función de sus derechos e intereses legítimos.
Según el principio procesal citado, no se entiende razonable que al órgano juris-
diccional le incumba investigar y comprobar la veracidad de los hechos alegados
como configuradores de un caso que pretendidamente requiere una respuesta
de tutela conforme a Derecho. Tampoco se grava al Tribunal con el deber y la
responsabilidad de decidir qué tutela, de entre todas las posibles, puede ser la
que corresponde al caso. Es a quien cree necesitar tutela a quien se atribuyen
las cargas de pedirla, determinarla con suficiente precisión, alegar y probar los
hechos y aducir los fundamentos jurídicos correspondientes a las pretensiones
de aquella tutela. Justamente para afrontar esas cargas sin indefensión y con las
debidas garantías, se impone a las partes, excepto en casos de singular simpli-
cidad, estar asistidas de abogado.
Esta inspiración fundamental del proceso –excepto en los casos en que pre-
domina un interés público que exige satisfacción– no constituye, en absoluto,
un obstáculo para que, como se hace en esta Ley, el Tribunal aplique el Derecho
que conoce dentro de los límites marcados por la faceta jurídica de la causa de
pedir. Y menos aún constituye el repetido principio ningún inconveniente para
que la Ley refuerce notablemente las facultades coercitivas de los tribunales res-
pecto del cumplimiento de sus resoluciones o para sancionar comportamientos
procesales manifiestamente contrarios al logro de una tutela efectiva. Se trata,
por el contrario, de disposiciones armónicas con el papel que se confía a las
partes, a las que resulta exigible asumir con seriedad las cargas y responsabili-
dades inherentes al proceso, sin perjudicar a los demás sujetos de éste y al fun-
cionamiento de la Administración de Justicia.

53
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

VII
En el ámbito de las disposiciones generales, la Ley introduce numerosas
innovaciones con tres grandes finalidades: regular de modo más completo y
racional materias y cuestiones diversas, hasta ahora carentes de regulación legal;
procurar un mejor desarrollo de las actuaciones procesales; y reforzar las garan-
tías de acierto en la sentencia.
A todas las disposiciones generales sobre la jurisdicción y la competencia,
los sujetos del proceso, sus actos y diligencias, las resoluciones judiciales, los
recursos, etc., concede la Ley la importancia que merecen, a fin de que consti-
tuyan pautas realmente aplicables en las distintas fases del proceso, sin necesi-
dad de reiterar normas y regulaciones enteras.
En cuanto a las partes, la Ley contiene nuevos preceptos que regulan esa
materia de modo más completo y con más orden y claridad, superando, a efectos
procesales, el dualismo de las personas físicas y las jurídicas y con mejora de
otros aspectos, relativos a la sucesión procesal, a la intervención adhesiva litis-
consorcial y a la intervención provocada. Asimismo, el papel y responsabilidad
de los litigantes se perfila más precisamente al regularse de modo expreso y
unitario los actos de disposición (renuncia, allanamiento y desistimiento y
transacción), así como, en su más adecuada sede, la carga de la alegación y de
la prueba. Las normas sobre estas materias explicitan lo que es conquista pacífica
de la jurisprudencia y de la ciencia jurídica e importan no poco para el desenlace
del proceso mediante una sentencia justa.
A propósito de las partes, aunque en verdad desborde ampliamente lo que
es su reconocimiento y tratamiento procesal, parece oportuno dar razón del
modo en que la presente Ley aborda la realidad de la tutela de intereses jurídicos
colectivos, llevados al proceso, no ya por quien se haya visto lesionado direc-
tamente y para su individual protección, o por grupos de afectados, sino por
personas jurídicas constituidas y legalmente habilitadas para la defensa de aque-
llos intereses.
Esta realidad, mencionada mediante la referencia a los consumidores y usua-
rios, recibe en esta Ley una respuesta tributaria e instrumental de lo que disponen
y puedan disponer en el futuro las normas sustantivas acerca del punto, contro-
vertido y difícil, de la concreta tutela que, a través de las aludidas entidades, se
quiera otorgar a los derechos e intereses de los consumidores y usuarios en
cuanto colectividades. Como cauce para esa tutela, no se considera necesario
un proceso o procedimiento especial y sí, en cambio, una serie de normas espe-
ciales, en los lugares oportunos.
Por un lado, la actuación procesal de las personas jurídicas y de los grupos
se hace posible sin dificultad en cuanto a su personalidad, capacidad y repre-
sentación procesales. Y, por otro lado, tras una norma previsora de la singular

54
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

legitimación de dichas entidades, la Ley incluye, en los lugares adecuados, otros


preceptos sobre llamamiento al proceso de quienes, sin ser demandantes, pue-
dan estar directamente interesados en intervenir, sobre acumulación de acciones
y de procesos y acerca de la sentencia y su ejecución forzosa.
La amplitud de la intervención procesal prevista con carácter general permite
desechar una obligatoria acumulación inicial de demandas, con el retraso a que
obligaría en la sustanciación de los procesos, un retraso que impediría, con
mucha frecuencia, la efectividad de la tutela pretendida. En cuanto a la eficacia
subjetiva de las sentencias, la diversidad de casos de protección impone evitar
una errónea norma generalizadora. Se dispone, en consecuencia, que el Tribunal
indicará la eficacia que corresponde a la sentencia según su contenido y con-
forme a la tutela otorgada por la vigente ley sustantiva protectora de los derechos
e intereses en juego. De este modo, la Ley no provee instrumentos procesales
estrictamente circunscritos a las previsiones actuales de protección colectiva de
los consumidores y usuarios, sino que queda abierta a las modificaciones y
cambios que en las leyes sustantivas puedan producirse respecto de dicha pro-
tección.
Finalmente, se opta por no exigir caución previa ni regular de modo especial
la condena en costas en los procesos a que se está haciendo referencia. En cuanto
a la gratuidad de la asistencia jurídica, no es la Ley de Enjuiciamiento Civil la
norma adecuada para decidir a qué entidades, y en qué casos, ha de reconocerse
u otorgarse.
La obligada representación mediante procurador y la imperativa asistencia
de abogado se configuran en esta Ley sin variación sustancial respecto de las
disposiciones anteriores. La experiencia, avalada por unánimes informes en este
punto, garantiza el acierto de esta decisión. Sin embargo, la presente Ley no deja
de responder a exigencias de racionalización: se elimina el requisito del bas-
tanteo de los poderes, desde hace tiempo desprovisto de sentido y se unifica del
todo el ámbito material en el que la representación por procurador y la asistencia
de abogado son necesarias. Las responsabilidades de procuraduría y abogacía
se acentúan en el nuevo sistema procesal, de modo que se subraya la justifica-
ción de sus respectivas funciones.
Por lo que respecta a la jurisdicción y a la competencia, la Ley regula la
declinatoria como instrumento único para el control, a instancia de parte, de
esos presupuestos procesales, determinando que dicho instrumento haya de
emplearse antes de la contestación a la demanda.
De este modo, se pone fin, por un lado, a lagunas legales que afectaban a la
denominada «competencia (o incompetencia) internacional» y, de otro, a una
desordenada e inarmónica regulación, en la que declinatoria, inhibitoria y
excepción se mezclaban y frecuentemente confundían, con el indeseable resul-
tado, en no pocos casos, de sentencias absolutorias de la instancia por falta de

55
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

jurisdicción o de competencia, dictadas tras un proceso entero con alegaciones


y prueba contradictorias. Lo que esta Ley considera adecuado a la naturaleza de
las cosas es que, sin perjuicio de la vigilancia de oficio sobre los presupuestos
del proceso relativos al Tribunal, la parte pasiva haya de ponerlos de manifiesto
con carácter previo, de modo que, si faltaran, el proceso no siga adelante o, en
otros casos, prosiga ante el Tribunal competente.
La supresión de la inhibitoria, instituto procesal mantenido en obsequio de
una facilidad impugnatoria del demandado, se justifica, no sólo en aras de una
conveniente simplificación del tratamiento procesal de la competencia territo-
rial, tratamiento éste que la dualidad declinatoria–inhibitoria complicaba inne-
cesaria y perturbadoramente con frecuencia, sino en razón de la muy inferior
dificultad que para el demandado entraña, en los albores del siglo veintiuno,
comparecer ante el Tribunal que esté conociendo del asunto. De cualquier
forma, y a fin de evitar graves molestias al demandado, la Ley también permite
que se plantee la declinatoria ante el Tribunal del domicilio de aquél, proce-
diéndose a continuación a su inmediata remisión al Tribunal que está cono-
ciendo del asunto.
En cuanto a la jurisdicción y, en gran medida, también respecto de la com-
petencia objetiva, esta Ley se subordina a los preceptos de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, que, sin embargo, remiten a las leyes procesales para otros meca-
nismos de la predeterminación legal del Tribunal, como es, la competencia fun-
cional en ciertos extremos y, señaladamente, la competencia territorial. A estos
extremos se provee con normas adecuadas.
La presente Ley mantiene los criterios generales para la atribución de la
competencia territorial, sin multiplicar innecesariamente los fueros especiales
por razón de la materia y sin convertir todas esas reglas en disposiciones de
necesaria aplicación. Así, pues, se sigue permitiendo, para buen número de
casos, la sumisión de las partes, pero se perfecciona el régimen de la sumisión
tácita del demandante y del demandado, con especial previsión de los casos en
que, antes de interponerse la demanda, de admitirla y emplazar al demandado,
se lleven a cabo actuaciones como las diligencias preliminares o la solicitud y
eventual acuerdo de medidas cautelares.
Las previsiones de la Ley acerca del domicilio, como fuero general, dan res-
puesta, con una regulación más realista y flexible, a necesidades que la expe-
riencia ha puesto de relieve, procurando, en todo caso, el equilibrio entre el
legítimo interés de ambas partes.
Sobre la base de la regulación jurisdiccional orgánica y con pleno respeto a
lo que en ella se dispone, se construye en esta Ley una elemental disciplina del
reparto de asuntos, que, como es lógico, atiende a sus aspectos procesales y a
las garantías de las partes, procurando, al mismo tiempo, una mejor realidad e
imagen de la Justicia civil. No se incurre, por tanto, ni en duplicidad normativa

56
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ni en extralimitación del específico ámbito legislativo. Una cosa es que la fija-


ción y aplicación de las normas de reparto se entienda como función guberna-
tiva, no jurisdiccional, y otra, bien distinta, que el cumplimiento de esa función
carezca de toda relevancia procesal o jurisdiccional.
Algún precepto aislado de la Ley de Enjuiciamiento de 1881 ya establecía
una consecuencia procesal en relación con el reparto. Lo que esta Ley lleva a
cabo es un desarrollo lógico de la proyección procesal de esa «competencia
relativa», como la denominó la Ley de 1881, con la mirada puesta en el apartado
segundo del art. 24 de la Constitución, que, según doctrina del Tribunal Cons-
titucional, no ha estimado irrelevante ni la inexistencia ni la infracción de las
normas de reparto.
Es claro, en efecto, que el reparto acaba determinando «el juez ordinario»
que conocerá de cada asunto. Y si bien se ha considerado constitucionalmente
admisible que esa última determinación no haya de llevarse a cabo por inme-
diata aplicación de una norma con rango formal de ley, no sería aceptable, en
buena lógica y técnica jurídica, que una sanción gubernativa fuera la única con-
secuencia de la inaplicación o de la infracción de las normas no legales deter-
minantes de que conozca un «juez ordinario», en vez de otro. Difícilmente
podría justificarse la coexistencia de esa sanción gubernativa, que reconocería
la infracción de lo que ha de predeterminar al «juez ordinario», y la ausencia de
efectos procesales para quienes tienen derecho a que su caso sea resuelto por el
Tribunal que corresponda según normas predeterminadas.
Por todo ello, esta Ley prevé, en primer lugar, que se pueda aducir y corregir
la eventual infracción de la legalidad relativa al reparto de asuntos y, en caso de
que ese mecanismo resulte infructuoso, prevé, evitando la severa sanción de
nulidad radical –reservada a las infracciones legales sobre jurisdicción y com-
petencia objetiva y declarable de oficio–, que puedan anularse, a instancia de
parte gravada, las resoluciones dictadas por órgano que no sea el que debiera
conocer según las normas de reparto.
En esta Ley, la prejudicialidad es, en primer término, objeto de una regula-
ción unitaria, en lugar de las normas dispersas e imprecisas contenidas en la Ley
de 1881. Pero, además, por lo que respecta a la prejudicialidad penal, se sienta
la regla general de la no suspensión del proceso civil, salvo que exista causa
criminal en la que se estén investigando, como hechos de apariencia delictiva,
alguno o algunos de los que cabalmente fundamentan las pretensiones de las
partes en el proceso civil y ocurra, además, que la sentencia que en éste haya
de dictarse pueda verse decisivamente influida por la que recaiga en el proceso
penal.
Así, pues, hace falta algo más que una querella admitida o una denuncia no
archivada para que la prejudicialidad penal incida en el proceso civil. Más, si
concurren todos los elementos referidos, dicho proceso no se suspende hasta

57
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

que sólo se encuentre pendiente de sentencia. Únicamente determina una sus-


pensión inmediata el caso especial de la falsedad penal de un documento apor-
tado al proceso civil, siempre que tal documento pueda ser determinante del
sentido del fallo.
Para culminar un tratamiento más racional de la prejudicialidad penal, que,
al mismo tiempo, evite indebidas paralizaciones o retrasos del proceso penal
mediante querellas o denuncias infundadas, se establece expresamente la res-
ponsabilidad civil por daños y perjuicios derivados de la dilación suspensiva si
la sentencia penal declarase ser auténtico el documento o no haberse probado
su falsedad.
Se prevé, además, el planteamiento de cuestiones prejudiciales no penales
con posibles efectos suspensivos y vinculantes, cuando las partes del proceso
civil se muestren conformes con dichos efectos. Y, finalmente, se admite también
la prejudicialidad civil, con efectos suspensivos, si no cabe la acumulación de
procesos o uno de los procesos se encuentra próximo a su terminación.

VIII
El objeto del proceso civil es asunto con diversas facetas, todas ellas de gran
importancia. Son conocidas las polémicas doctrinales y las distintas teorías y
posiciones acogidas en la jurisprudencia y en los trabajos científicos. En esta Ley,
la materia es regulada en diversos lugares, pero el exclusivo propósito de las
nuevas reglas es resolver problemas reales, que la Ley de 1881 no resolvía ni
facilitaba resolver.
Se parte aquí de dos criterios inspiradores: por un lado, la necesidad de
seguridad jurídica y, por otro, la escasa justificación de someter a los mismos
justiciables a diferentes procesos y de provocar la correspondiente actividad de
los órganos jurisdiccionales, cuando la cuestión o asunto litigioso razonable-
mente puede zanjarse en uno solo.
Con estos criterios, que han de armonizarse con la plenitud de las garantías
procesales, la presente Ley, entre otras disposiciones, establece una regla de
preclusión de alegaciones de hechos y de fundamentos jurídicos, ya conocida
en nuestro Derecho y en otros ordenamientos jurídicos. En la misma línea, la
Ley evita la indebida dualidad de controversias sobre nulidad de los negocios
jurídicos –una, por vía de excepción; otra, por vía de demanda o acción–, trata
diferenciadamente la alegación de compensación y precisa el ámbito de los
hechos que cabe considerar nuevos a los efectos de fundar una segunda pre-
tensión en apariencia igual a otra anterior. En todos estos puntos, los nuevos
preceptos se inspiran en sólida jurisprudencia y doctrina.
Con la misma inspiración básica de no multiplicar innecesariamente la acti-
vidad jurisdiccional y las cargas de todo tipo que cualquier proceso conlleva, el

58
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

régimen de la pluralidad de objetos pretende la economía procesal y, a la vez,


una configuración del ámbito objetivo de los procesos que no implique una
complejidad inconveniente en razón del procedimiento que se haya de seguir o
que, simplemente, dificulte, sin razón suficiente, la sustanciación y decisión de
los litigios. De ahí que se prohíba la reconvención que no guarde relación con
las pretensiones del actor y que, en los juicios verbales, en general, se limite la
acumulación de acciones.
La regulación de la acumulación de acciones se innova, con carácter general,
mediante diversos perfeccionamientos y, en especial, con el de un tratamiento
procesal preciso, hasta ahora inexistente. En cuanto a la acumulación de pro-
cesos, se aclaran los presupuestos que la hacen procedente, así como los requi-
sitos y los óbices procesales de este instituto, simplificando el procedimiento en
cuanto resulta posible. Además, la Ley incluye normas para evitar un uso des-
viado de la acumulación de procesos: no se admitirá la acumulación cuando el
proceso o procesos ulteriores puedan evitarse mediante la excepción de litis-
pendencia o si lo que se plantea en ellos pudo suscitarse mediante acumulación
inicial de acciones, ampliación de la demanda o a través de la reconvención.

IX
El Título V, dedicado a las actuaciones judiciales, presenta ordenadamente
normas traídas de la Ley Orgánica del Poder Judicial, con algunos perfecciona-
mientos aconsejados por la experiencia. Cabe destacar un singular énfasis en las
disposiciones sobre la necesaria publicidad y presencia del Juez o de los Magis-
trados –no sólo el Ponente, si se trata de órgano colegiado en los actos de prueba,
comparecencias y vistas. Esta insistencia en normas generales encontrará luego
plena concreción en la regulación de los distintos procesos, pero, en todo caso,
se sanciona con nulidad radical la infracción de lo dispuesto sobre presencia
judicial o inmediación en sentido amplio.
En cuanto a la dación de fe, la Ley rechaza algunas propuestas contrarias a
esa esencial función de los Secretarios Judiciales, si bien procura no extender
esta responsabilidad de los fedatarios más allá de lo que resulta verdaderamente
necesario y, por añadidura, posible. Así, la Ley exige la intervención del fedatario
público judicial para la constancia fehaciente de las actuaciones procesales lle-
vadas a cabo en el Tribunal o ante él y reconoce la recepción de escritos en el
registro que pueda haberse establecido al efecto, entendiendo que la fe pública
judicial garantiza los datos de dicho registro relativos a la recepción.
La documentación de las actuaciones podrá llevarse a cabo, no sólo
mediante actas, notas y diligencias, sino también con los medios técnicos que
reúnan las garantías de integridad y autenticidad. Y las vistas y comparecencias
orales habrán de registrarse o grabarse en soportes aptos para la reproducción.

59
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Los actos de comunicación son regulados con orden, claridad y sentido


práctico. Y se pretende que, en su propio interés, los litigantes y sus represen-
tantes asuman un papel más activo y eficaz, descargando de paso a los tribunales
de un injustificado trabajo gestor y, sobre todo, eliminando «tiempos muertos»,
que retrasan la tramitación.
Pieza importante de este nuevo diseño son los procuradores de los Tribuna-
les, que, por su condición de representantes de las partes y de profesionales con
conocimientos técnicos sobre el proceso, están en condiciones de recibir noti-
ficaciones y de llevar a cabo el traslado a la parte contraria de muchos escritos
y documentos. Para la tramitación de los procesos sin dilaciones indebidas, se
confía también en los mismos Colegios de Procuradores para el eficaz funcio-
namiento de sus servicios de notificación, previstos ya en la Ley Orgánica del
Poder Judicial.
La preocupación por la eficacia de los actos de comunicación, factor de
indebida tardanza en la resolución de no pocos litigios, lleva a la Ley a optar
decididamente por otorgar relevancia a los domicilios que consten en el padrón
o en entidades o Registros públicos, al entender que un comportamiento cívica
y socialmente aceptable no se compadece con la indiferencia o el descuido de
las personas respecto de esos domicilios. A efectos de actos de comunicación,
se considera también domicilio el lugar de trabajo no ocasional.
En esta línea, son considerables los cambios en el régimen de los citados
actos de comunicación, acudiendo a los edictos sólo como último y extremo
recurso.
Si en el proceso es preceptiva la intervención de procurador o si, no siéndolo,
las partes se personan con esa representación, los actos de comunicación, cual-
quiera que sea su objeto, se llevan a cabo con los procuradores. Cuando no es
preceptiva la representación por procurador o éste aún no se ha personado, la
comunicación se intenta en primer lugar mediante correo certificado con acuse
de recibo al lugar designado como domicilio o, si el Tribunal lo considera más
conveniente para el éxito de la comunicación, a varios lugares. Sólo si este medio
fracasa se intenta la comunicación mediante entrega por el Tribunal de lo que
haya de comunicarse, bien al destinatario, bien a otras personas expresamente
previstas, si no se hallase al destinatario.
A efectos del emplazamiento o citación para la comparecencia inicial del
demandado, es al demandante a quien corresponde señalar uno o varios lugares
como domicilios a efectos de actos de comunicación, aunque, lógicamente,
comparecido el demandado, puede éste designar un domicilio distinto. Si el
demandante no conoce el domicilio o si fracasa la comunicación efectuada al
lugar indicado, el Tribunal ha de llevar a cabo averiguaciones, cuya eficacia
refuerza esta Ley.

60
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En materia de plazos, la Ley elimina radicalmente los plazos de determina-


ción judicial y establece los demás con realismo, es decir, tomando en consi-
deración la experiencia de los protagonistas principales de la Justicia civil y los
resultados de algunas reformas parciales de la Ley de 1881. En este sentido, se
ha comprobado que un sistemático acortamiento de los plazos legalmente esta-
blecidos para los actos de las partes no redunda en la deseada disminución del
horizonte temporal de la sentencia. No son los plazos muy breves ninguna
panacea para lograr que, en definitiva, se dicte, con las debidas garantías, una
resolución que provea sin demora a las pretensiones de tutela efectiva.
La presente Ley opta, pues, en cuanto a los actos de las partes, por plazos
breves pero suficientes. Y por lo que respecta a muchos plazos dirigidos al Tri-
bunal, también se prevén breves, con seguridad en la debida diligencia de los
órganos jurisdiccionales. Sin embargo, en lo referente al señalamiento de
audiencias, juicios y vistas –de capital importancia en la estructura de los nuevos
procesos declarativos, dada la concentración de actos adoptada por la Ley–, se
rehúyen las normas imperativas que no vayan a ser cumplidas y, en algunos
casos, se opta por confiar en que los calendarios de los tribunales, en cuanto a
esos actos, se ajustarán a la situación de los procesos y al legal y reglamentario
cumplimiento del deber que incumbe a todos los servidores de la Administración
de Justicia.
Por lo que respecta a los plazos para dictar sentencia en primera instancia,
se establecen el de diez días, para el juicio verbal, y el de veinte, para el juicio
ordinario. No se trata de plazos que, en sí mismos, puedan considerarse exce-
sivamente breves, pero sí son razonables y de posible cumplimiento. Porque es
de tener en cuenta que la aludida estructura nueva de los procesos ordinarios
comporta el que los jueces tengan ya un importante conocimiento de los asuntos
y no hayan de estudiarlos o reestudiarlos enteramente al final, examinando una
a una las diligencias de prueba llevadas a cabo por separado, así como las ale-
gaciones iniciales de las partes y sus pretensiones, que, desde su admisión, fre-
cuentemente no volvieron a considerar.
En los juicios verbales, es obvia la proximidad del momento sentenciador a
las pruebas y a las pretensiones y sus fundamentos. En el proceso ordinario, el
acto del juicio opera esa proximidad de la sentencia respecto de la prueba –y,
por tanto, en gran medida, del caso–, y la audiencia previa al juicio, en la que
ha de perfilarse lo que es objeto de la controversia, aproxima también las pre-
tensiones de las partes a la actividad jurisdiccional decisoria del litigio.
La Ley, atenta al presente y previsora del futuro, abre la puerta a la presen-
tación de escritos y documentos y a los actos de notificación por medios elec-
trónicos, telemáticos y otros semejantes, pero sin imponer a los justiciables y a
los ciudadanos que dispongan de esos medios y sin dejar de regular las exigen-
cias de esta comunicación. Para que surtan plenos efectos los actos realizados

61
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

por esos medios, será preciso que los instrumentos utilizados entrañen la garantía
de que la comunicación y lo comunicado son con seguridad atribuibles a quien
aparezca como autor de una y otro. Y ha de estar asimismo garantizada la recep-
ción íntegra y las demás circunstancias legalmente relevantes.
Es lógico prever, como se hace, que, cuando esas seguridades no vengan
proporcionadas por las características del medio utilizado o éste sea susceptible
de manipulación con mayor o menor facilidad, la eficacia de los escritos y
documentos, a efectos de acreditamiento o de prueba, quede supeditada a una
presentación o aportación que sí permita el necesario examen y verificación.
Pero estas razonables cautelas no deben, sin embargo, impedir el reconoci-
miento de los avances científicos y técnicos y su posible incorporación al pro-
ceso civil.
En este punto, la Ley evita incurrir en un reglamentismo impropio de su
naturaleza y de su deseable proyección temporal. La instauración de medios de
comunicación como los referidos y la determinación de sus características téc-
nicas son, por lo que respecta a los órganos jurisdiccionales, asuntos que
encuentran la base legal apropiada en las atribuciones que la Ley Orgánica del
Poder Judicial confieren al Consejo General del Poder Judicial y al Gobierno. En
cuanto a los procuradores y abogados e incluso a no pocos justiciables, lo razo-
nable es suponer que irán disponiendo de medios de comunicación distintos de
los tradicionales, que cumplan los requisitos establecidos en esta Ley, en la
medida de sus propias posibilidades y de los medios de que estén dotados los
tribunales.
Para el auxilio judicial, en cuyo régimen, entre otros perfeccionamientos, se
precisa el que corresponde prestar a los Juzgados de Paz, la Ley cuenta con el
sistema informático judicial. En esta materia, se otorga a los tribunales una razo-
nable potestad coercitiva y sancionadora respecto de los retrasos debidos a la
falta de diligencia a las partes.
Otras innovaciones especialmente dignas de mención, dentro del antes
citado Título V del Libro primero, son la previsión de nuevo señalamiento de
vistas antes de su celebración, para evitar al máximo que se suspendan, así como
las normas que, respecto de la votación y fallo de los asuntos, tienden a garan-
tizar la inmediación en sentido estricto, estableciendo, con excepciones razo-
nables, que hayan de dictar sentencia los Jueces y Magistrados que presenciaron
la práctica de las pruebas en el juicio o vista.
Con tales normas, la presente Ley no exagera la importancia de la inmedia-
ción en el proceso civil ni aspira a una utopía, porque, además de la relevancia
de la inmediación para el certero enjuiciamiento de toda clase de asuntos, la
ordenación de los nuevos procesos civiles en esta Ley impone concentración de
la práctica de la prueba y proximidad de dicha práctica al momento de dictar
sentencia.

62
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En el capítulo relativo a las resoluciones judiciales, destacan como innova-


ciones las relativas a su invariabilidad, aclaración y corrección. Se incrementa
la seguridad jurídica al perfilar adecuadamente los casos en que éstas dos últimas
proceden y se introduce un instrumento para subsanar rápidamente, de oficio o
a instancia de parte, las manifiestas omisiones de pronunciamiento, comple-
tando las sentencias en que, por error, se hayan cometido tales omisiones.
La ley regula este nuevo instituto con la precisión necesaria para que no se
abuse de él y es de notar, por otra parte, que el precepto sobre forma y contenido
de las sentencias aumenta la exigencia de cuidado en la parte dispositiva, dis-
poniendo que en ésta se hagan todos los pronunciamientos correspondientes a
las pretensiones de las partes sin permitir los pronunciamientos tácitos con fre-
cuencia envueltos hasta ahora en los fundamentos jurídicos.
De este modo, no será preciso forzar el mecanismo del denominado «recurso
de aclaración» y podrán evitarse recursos ordinarios y extraordinarios fundados
en incongruencia por omisión de pronunciamiento. Es claro, y claro queda en
la ley, que este instituto en nada ataca a la firmeza que, en su caso, deba atri-
buirse a la sentencia incompleta. Porque, de un lado, los pronunciamientos ya
emitidos son, obviamente, firmes y, de otro, se prohíbe modificarlos, permi-
tiendo sólo añadir los que se omitieron.
Frente a propuestas de muy diverso sentido, la Ley mantiene las diligencias
de ordenación, aunque ampliando su contenido, y suprime las propuestas de
resolución, ambas hasta ahora a cargo de los Secretarios Judiciales. Dichas
medidas se sitúan dentro del esfuerzo que la Ley realiza por aclarar los ámbitos
de actuación de los tribunales, a quienes corresponde dictar las providencias,
autos y sentencias, y de los Secretarios Judiciales, los cuales, junto a su insusti-
tuible labor, entre otras muchas de gran importancia, de fedatarios públicos
judiciales, deben encargarse además, y de forma exclusiva, de la adecuada
ordenación del proceso, a través de las diligencias de ordenación.
Las propuestas de resolución, introducidas por la Ley Orgánica del Poder
Judicial en 1985, no han servido de hecho para aprovechar el indudable cono-
cimiento técnico de los Secretarios Judiciales, sino más bien para incrementar
la confusión entre las atribuciones de éstos y las de los tribunales, y para dar
lugar a criterios de actuación diferentes en los distintos Juzgados y Tribunales,
originando con frecuencia inseguridades e insatisfacciones. De ahí que no se
haya considerado oportuno mantener su existencia, y sí plantear fórmulas alter-
nativas que redunden en un mejor funcionamiento de los órganos judiciales.
En este sentido, la Ley opta, por un lado, por definir de forma precisa qué
debe entenderse por providencias y autos, especificando, en cada precepto con-
creto, cuándo deben dictarse unas y otros. Así, toda cuestión procesal que
requiera una decisión judicial ha de ser resuelta necesariamente por los tribu-
nales, bien por medio de una providencia bien a través de un auto, según los

63
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

casos. Pero, por otra parte, la Ley atribuye la ordenación formal y material del
proceso, en definitiva, las resoluciones de impulso procesal, a los Secretarios
Judiciales, indicando a lo largo del texto cuándo debe dictarse una diligencia de
ordenación a través del uso de formas impersonales, que permiten deducir que
la actuación correspondiente deben realizarla aquéllos en su calidad de encar-
gados de la correcta tramitación del proceso.
Novedad de esta Ley son también las normas que, conforme a la jurispru-
dencia y a la doctrina más autorizadas, expresan reglas atinentes al contenido
de la sentencia. Así, los preceptos relativos a la regla «iuxta allegata et probata»,
a la carga de la prueba, a la congruencia y a la cosa juzgada material. Importantes
resultan también las disposiciones sobre sentencias con reserva de liquidación,
que se procura restringir a los casos en que sea imprescindible, y sobre las con-
denas de futuro.
En cuanto a la carga de la prueba, la Ley supera los términos, en sí mismos
poco significativos, del único precepto legal hasta ahora existente con carácter
de norma general, y acoge conceptos ya concretados con carácter pacífico en
la Jurisprudencia.
Las normas de carga de la prueba, aunque sólo se aplican judicialmente
cuando no se ha logrado certeza sobre los hechos controvertidos y relevantes en
cada proceso, constituyen reglas de decisiva orientación para la actividad de las
partes. Y son, asimismo, reglas, que, bien aplicadas, permiten al juzgador confiar
en el acierto de su enjuiciamiento fáctico, cuando no se trate de casos en que,
por estar implicado un interés público, resulte exigible que se agoten, de oficio,
las posibilidades de esclarecer los hechos. Por todo esto, ha de considerarse de
importancia este esfuerzo legislativo.
El precepto sobre la debida exhaustividad y congruencia de las sentencias,
además de haberse enriquecido con algunas precisiones, se ve complementado
con otras normas, algunas de ellas ya aludidas, que otorgan a la congruencia
toda su virtualidad. En cuanto a la cosa juzgada, esta Ley, rehuyendo de nuevo
lo que en ella sería doctrinarismo, se aparta, empero, de superadas concepciones
de índole casi metajurídica y, conforme a la mejor técnica jurídica, entiende la
cosa juzgada como un instituto de naturaleza esencialmente procesal, dirigido
a impedir la repetición indebida de litigios y a procurar, mediante el efecto de
vinculación positiva a lo juzgado anteriormente, la armonía de las sentencias
que se pronuncien sobre el fondo en asuntos prejudicialmente conexos.
Con esta perspectiva, alejada de la idea de la presunción de verdad, de la
tópica «santidad de la cosa juzgada» y de la confusión con los efectos jurídico–
materiales de muchas sentencias, se entiende que, salvo excepciones muy jus-
tificadas, se reafirme la exigencia de la identidad de las partes como presupuesto
de la específica eficacia en que la cosa juzgada consiste. En cuanto a otros ele-
mentos, dispone la Ley que la cosa juzgada opere haciendo efectiva la antes

64
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

referida regla de preclusión de alegaciones de hechos y de fundamentos jurídi-


cos.
La nulidad de los actos procesales se regula en esta Ley determinando, en
primer término, los supuestos de nulidad radical o de pleno derecho. Se man-
tiene el sistema ordinario de denuncia de los casos de nulidad radical a través
de los recursos o de su declaración, de oficio, antes de dictarse resolución que
ponga fin al proceso.
Pero se reafirma la necesidad, puesta de relieve en su día por el Tribunal
Constitucional, de un remedio procesal específico para aquellos casos en que la
nulidad radical, por el momento en que se produjo el vicio que la causó, no
pudiera ser declarada de oficio ni denunciada por vía de recurso, tratándose, sin
embargo, de defectos graves, generadores de innegable indefensión. Así, por
ejemplo, la privación de la posibilidad de actuar en vistas anteriores a la sen-
tencia o de conocer ésta a efectos de interponer los recursos procedentes.
Sin embargo, se excluye la incongruencia de esta vía procesal. Porque la
incongruencia de las resoluciones que pongan fin al proceso, además de que no
siempre entraña nulidad radical, presenta una entidad a todas luces diferente,
no reclama en muchos casos la reposición de las actuaciones para la reparación
de la indefensión causada por el vicio de nulidad y, cuando se trate de una
patente incongruencia omisiva, esta Ley ha previsto, como ya se ha expuesto,
un tratamiento distinto.
Verdad es que, mediante el incidente excepcional de nulidad de actuaciones,
pueden verse afectadas sentencias y otras resoluciones finales, que han de con-
siderarse firmes. Pero el legislador no puede, en aras de la firmeza, cerrar los
ojos a la antecedente nulidad radical, que afecta a la resolución, con todas sus
características –firmeza incluida– y con todos sus efectos. La Ley opta, pues, por
afrontar la nulidad conforme a su naturaleza y no según la similitud con las
realidades que determinan la existencia de otros institutos, como el denominado
recurso de revisión o la audiencia del condenado en rebeldía.
En los casos previstos como base del remedio excepcional de que ahora se
trata, no se está ante una causa de rescisión de sentencias firmes y no ha parecido
oportuno mezclar la nulidad con esas causas ni se ha considerado conveniente,
para una tutela judicial efectiva, seguir el procedimiento establecido a los efectos
de la rescisión ni llevar la nulidad al órgano competente para aquélla.
Aunque, como respecto de otros derechos procesales, siempre cabe el riesgo
de abuso de la solicitud excepcional de nulidad de actuaciones, la Ley previene
dicho riesgo, no sólo con la cuidadosa determinación de los casos en que la
solicitud puede fundarse, sino con otras reglas: no suspensión de la ejecución,
condena en costas en caso de desestimación de aquélla e imposición de multa
cuando se considere temeraria. Además, los tribunales pueden rechazar las soli-

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

citudes manifiestamente infundadas mediante providencia sucintamente moti-


vada, sin que en esos casos haya de sustanciarse el incidente y dictarse auto.

X
El Libro II de la presente Ley, dedicado a los procesos declarativos, com-
prende, dentro del Capítulo referente a las disposiciones comunes, las reglas para
determinar el proceso que se ha de seguir. Esta determinación se lleva a cabo
combinando criterios relativos a la materia y a la cuantía. Pero la materia no sólo
se considera en esta Ley, como en la de 1881, factor predominante respecto de
la cuantía, sino elemento de muy superior relevancia, como lógica consecuencia
de la preocupación de esta Ley por la efectividad de la tutela judicial. Y es que
esa efectividad reclama que por razón de la materia, con independencia de la
evaluación dineraria del interés del asunto, se solvente con rapidez –con más
rapidez que hasta ahora– gran número de casos y cuestiones.
Es éste un momento oportuno para dar razón del tratamiento que, con la
mirada puesta en el art. 53.2 de la Constitución, esta Ley otorga, en el ámbito
procesal civil, a una materia plural, pero susceptible de consideración unitaria:
los derechos fundamentales.
Además de entender, conforme a unánime interpretación, que la sumariedad
a que se refiere el citado precepto de la Constitución no ha de entenderse en el
sentido estricto o técnico–jurídico, de ausencia de cosa juzgada a causa de una
limitación de alegaciones y prueba, resulta imprescindible, para un adecuado
enfoque del tema, la distinción entre los derechos fundamentales cuya violación
se produce en la realidad extraprocesal y aquellos que, por su sustancia y con-
tenido, sólo pueden ser violados o infringidos en el seno de un proceso.
En cuanto a los primeros, pueden y deben ser llevados a un proceso para su
rápida protección, que se tramite con preferencia: el hecho o comportamiento,
externo al proceso, generador de la pretendida violación del derecho funda-
mental, se residencia después jurisdiccionalmente. Y lo que quiere el concreto
precepto constitucional citado es, sin duda alguna, una tutela judicial singular-
mente rápida.
En cambio, respecto de los derechos fundamentales que, en sí mismos, con-
sisten en derechos y garantías procesales, sería del todo ilógico que a su eventual
violación respondiera el Derecho previendo, en el marco de la jurisdicción
ordinaria, tanto uno o varios procedimientos paralelos como un proceso poste-
rior a aquél en que tal violación se produzca y no sea reparada. Es patente que
con lo primero se entraría de lleno en el territorio de lo absurdo. Y lo segundo
supondría duplicar los procesos jurisdiccionales. Y aún cabría hablar de dupli-
cación –del todo ineficaz y paradójicamente contraria a lo pretendido– como
mínimo, pues en ese segundo proceso, contemplado como hipótesis, también

66
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

podría producirse o pensarse que se había producido una nueva violación de


derechos fundamentales, de contenido procesal.
Por todo esto, para los derechos fundamentales del primer bloque aludido,
aquellos que se refieren a bienes jurídicos del ámbito vital extrajudicial, la pre-
sente Ley establece que los procesos correspondientes se sustancien por un
cauce procedimental, de tramitación preferente, más rápido que el establecido
por la Ley de Protección Jurisdiccional de los Derechos Fundamentales, de 1978:
el de los juicios ordinarios, con demanda y contestación por escrito, seguidas de
vista y sentencia.
En cambio, respecto de los derechos fundamentales de naturaleza procesal,
cuya infracción puede producirse a lo largo y lo ancho de cualquier litigio, esta
Ley descarta un ilógico procedimiento especial ante las denuncias de infracción
y considera que las posibles violaciones han de remediarse en el seno del pro-
ceso en que se han producido. A tal fin responden, respecto de muy diferentes
puntos y cuestiones, múltiples disposiciones de esta Ley, encaminadas a una
rápida tutela de las garantías procesales constitucionalizadas. La mayoría de esas
disposiciones tienen carácter general pues aquello que regulan es susceptible
siempre de originar la necesidad de tutelar derechos fundamentales de índole
procesal, sin que tenga sentido por tanto, establecer una tramitación preferente.
En cambio, y a título de meros ejemplos de reglas singulares, cabe señalar la
tramitación preferente de todos los recursos de queja y de los recursos de ape-
lación contra ciertos autos que inadmitan demandas. Conforme a la experiencia,
también se ocupa la Ley de modo especial, según se verá, de los casos de inde-
fensión, con nulidad radical, que, por el momento en que pueden darse, no es
posible afrontar mediante recursos o con actuación del Tribunal, de oficio.
Volviendo a la atribución de tipos de asuntos en los distintos cauces proce-
dimentales, la Ley, en síntesis, reserva para el juicio verbal, que se inicia
mediante demanda sucinta con inmediata citación para la vista, aquellos litigios
caracterizados, en primer lugar, por la singular simplicidad de lo controvertido
y, en segundo término, por su pequeño interés económico. El resto de litigios
han de seguir el cauce del juicio ordinario, que también se caracteriza por su
concentración, inmediación y oralidad. De cualquier forma, aunque la materia
es criterio determinante del procedimiento en numerosos casos, la cuantía sigue
cumpliendo un papel no desdeñable y las reglas sobre su determinación cam-
bian notablemente, con mejor contenido y estructura, conforme a la experiencia,
procurándose, por otra parte, que la indeterminación inicial quede circunscrita
a los casos verdaderamente irreductibles a toda cuantificación, siquiera sea rela-
tiva.
Las diligencias preliminares del proceso establecidas en la Ley de Enjuicia-
miento Civil de 1881 no distaban mucho del completo desuso, al no conside-
rarse de utilidad, dadas las escasas consecuencias de la negativa a llevar a cabo

67
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

los comportamientos preparatorios previstos, pese a que el Tribunal considerara


justificada la solicitud del interesado. Por estos motivos, algunas iniciativas de
reforma procesal civil se inclinaron a prescindir de este instituto.
Sin embargo, la presente Ley se asienta sobre el convencimiento de que
caben medidas eficaces para la preparación del proceso. Por un lado, se amplían
las diligencias que cabe solicitar, aunque sin llegar al extremo de que sean inde-
terminadas. Por otra parte, sin incurrir en excesos coercitivos, se prevén, no
obstante, respecto de la negativa injustificada, consecuencias prácticas de efec-
tividad muy superior a la responsabilidad por daños y perjuicios.
Buscando un equilibrio equitativo, se exige al solicitante de las medidas pre-
liminares una caución para compensar los gastos, daños y perjuicios que se
pueda ocasionar a los sujetos pasivos de aquéllas, con la particularidad de que
el mismo Tribunal competente para las medidas decidirá sumariamente sobre el
destino de la caución.
En los momentos iniciales del proceso, además de acompañar a la demanda
o personación los documentos que acrediten ciertos presupuestos procesales, es
de gran importancia, para información de la parte contraria, la presentación de
documentos sobre el fondo del asunto, a los que la regulación de esta Ley añade
medios e instrumentos en que consten hechos fundamentales (palabras, imáge-
nes y cifras, por ejemplo) para las pretensiones de las partes, así como los dic-
támenes escritos y ciertos informes sobre hechos. Las nuevas normas prevén,
asimismo, la presentación de documentos exigidos en ciertos casos para la
admisibilidad de la demanda y establecen con claridad que, como es lógico y
razonable, cabe presentar en momentos no iniciales aquellos documentos rela-
tivos al fondo, pero cuya relevancia sólo se haya puesto de manifiesto a conse-
cuencia de las alegaciones de la parte contraria.
Aquí como en otros puntos, la Ley acentúa las cargas de las partes, restrin-
giendo al máximo la posibilidad de remitirse a expedientes, archivos o registros
públicos. Los supuestos de presentación no inicial de los documentos y otros
escritos e instrumentos relativos al fondo se regulan con exactitud y se sustituye
la promesa o juramento de no haberlos conocido o podido obtener con ante-
rioridad por la carga de justificar esa circunstancia. Congruentemente, el Tribu-
nal es facultado para decidir la improcedencia de tener en cuenta los documen-
tos si, con el desarrollo de las actuaciones, no apareciesen justificados el des-
conocimiento y la imposibilidad. En casos en que se aprecie mala fe o ánimo
dilatorio en la presentación del documento, el Tribunal podrá además imponer
multa.
En cuanto a la regulación de la entrega de copias de escritos y documentos
y su traslado a las demás partes, es innovación de importancia la ya aludida de
encomendar el traslado a los Procuradores, cuando éstos intervengan y se hayan
personado. El Tribunal tendrá por efectuado el traslado desde que le conste la

68
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

entrega de las copias al servicio de notificación organizado por el Colegio de


Procuradores. De este modo, se descarga racionalmente a los órganos jurisdic-
cionales y, singularmente, al personal no jurisdiccional de un trabajo, que, bien
mirado, resulta innecesario e impropio que realicen, en inevitable detrimento de
otros. Pero, además, el nuevo sistema permitirá, como antes se apuntó, eliminar
«tiempos muertos», pues desde la presentación con traslado acreditado, comen-
zarán a computarse los plazos para llevar a cabo cualquier actuación procesal
ulterior.

XI
Por tratarse de normas comunes a todos los procesos declarativos en primera
instancia y, cuando proceda, en la segunda, parece más acertado situar las nor-
mas sobre la prueba entre las disposiciones generales de la actividad jurisdic-
cional declarativa que en el seno de las que articulan un determinado tipo pro-
cedimental.
La prueba, así incardinada y con derogación de los preceptos del Código
Civil carentes de otra relevancia que la procesal, se regula en esta Ley con la
deseable unicidad y claridad, además de un amplio perfeccionamiento, en tres
vertientes distintas.
Por un lado, se determina el objeto de la prueba, las reglas sobre la iniciativa
de la actividad probatoria y sobre su admisibilidad, conforme a los criterios de
pertinencia y utilidad, al que ha de añadirse la licitud, a cuyo tratamiento pro-
cesal, hasta ahora inexistente, se provee con sencillos preceptos.
Por otro lado, en cuanto a lo procedimental, frente a la dispersión de la
práctica de la prueba, se introduce una novedad capital, que es la práctica de
toda la prueba en el juicio o vista, disponiéndose que las diligencias que, por
razones y motivos justificados, no puedan practicarse en dichos actos públicos,
con garantía plena de la presencia judicial, habrán de llevarse a cabo con ante-
rioridad a ellos. Además, se regula la prueba anticipada y el aseguramiento de
la prueba, que en la Ley de 1881 apenas merecían alguna norma aislada.
Finalmente, los medios de prueba, junto con las presunciones, experimentan
en esta Ley numerosos e importantes cambios. Cabe mencionar, como primero
de todos ellos, la apertura legal a la realidad de cuanto puede ser conducente
para fundar un juicio de certeza sobre las alegaciones fácticas, apertura incom-
patible con la idea de un número determinado y cerrado de medios de prueba.
Además resulta obligado el reconocimiento expreso de los instrumentos que
permiten recoger y reproducir palabras, sonidos e imágenes o datos, cifras y
operaciones matemáticas.

69
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En segundo término, cambia, en la línea de la mayor claridad y flexibilidad,


el modo de entender y practicar los medios de prueba más consagrados y peren-
nes.
La confesión, en exceso tributaria de sus orígenes históricos, en gran medida
superados, y, por añadidura, mezclada con el juramento, es sustituida por una
declaración de las partes, que se aleja extraordinariamente de la rigidez de la
«absolución de posiciones». Esta declaración ha de versar sobre las preguntas
formuladas en un interrogatorio libre, lo que garantiza la espontaneidad de las
respuestas, la flexibilidad en la realización de preguntas y, en definitiva, la inte-
gridad de una declaración no preparada.
En cuanto a la valoración de la declaración de las partes, es del todo lógico
seguir teniendo en consideración, a efectos de fijación de los hechos, el dato de
que los reconozca como ciertos la parte que ha intervenido en ellos y para la
que resultan perjudiciales. Pero, en cambio, no resulta razonable imponer legal-
mente, en todo caso, un valor probatorio pleno a tal reconocimiento o confesión.
Como en las últimas décadas ha venido afirmando la jurisprudencia y justifi-
cando la mejor doctrina, ha de establecerse la valoración libre, teniendo en
cuenta las otras pruebas que se practiquen.
Esta Ley se ocupa de los documentos, dentro de los preceptos sobre la
prueba, a los solos efectos de la formación del juicio jurisdiccional sobre los
hechos, aunque, obviamente, esta eficacia haya de ejercer una notable influen-
cia indirecta en el tráfico jurídico. Los documentos públicos, desde el punto de
vista procesal civil, han sido siempre y deben seguir siendo aquéllos a los que
cabe y conviene atribuir una clara y determinada fuerza a la hora del referido
juicio fáctico. Documentos privados, en cambio, son los que, en sí mismos, no
gozan de esa fuerza fundamentadora de la certeza procesal y, por ello, salvo que
su autenticidad sea reconocida por los sujetos a quienes puedan perjudicar,
quedan sujetos a la valoración libre o conforme a las reglas de la sana crítica.
La específica fuerza probatoria de los documentos públicos deriva de la con-
fianza depositada en la intervención de distintos fedatarios legalmente autori-
zados o habilitados. La ley procesal ha de hacerse eco, a sus específicos efectos
y con lenguaje inteligible, de tal intervención, pero no es la sede normativa en
que se han de establecer los requisitos, el ámbito competencial y otros factores
de la dación de fe. Tampoco corresponde a la legislación procesal dirimir con-
troversias interpretativas de las normas sobre la función de dar fe o acerca del
asesoramiento jurídico con el que se contribuye a la instrumentación documen-
tal de los negocios jurídicos. Menos propio aún de esta Ley ha parecido deter-
minar requisitos de forma documental relativos a tales negocios o modificar las
opciones legislativas preexistentes.
Frente a corrientes de opinión que, mirando a otros modelos y a una preten-
dida disminución de los costes económicos de los negocios jurídicos, propugnan

70
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

una radical modificación de la fe pública en el tráfico jurídico–privado, civil y


mercantil, la presente Ley es respetuosa con esa dación de fe. Se trata, no obs-
tante, de un respeto compatible con el legítimo interés de los justiciables y, desde
luego, con el interés de la Administración de Justicia misma, por lo que, ante
todo, la Ley pretende que cada parte fije netamente su posición sobre los docu-
mentos aportados de contrario, de suerte que, en caso de reconocerlos o no
impugnar su autenticidad, la controversia fáctica desaparezca o se aminore.
Ha de señalarse también que determinados preceptos de diversas leyes atri-
buyen carácter de documentos públicos a algunos respecto de los que, unas
veces de modo expreso y otras implícitamente, cabe la denominada «prueba en
contrario». La presente Ley respeta esas disposiciones de otros cuerpos legales,
pero está obligada a regular diferenciadamente estos documentos públicos y
aquéllos otros, de los que hasta aquí se ha venido tratando, que por sí mismos
hacen prueba plena.
Sobre estas bases, la regulación unitaria de la prueba documental, que esta
Ley contiene, parece completa y clara. Por lo demás, otros aspectos de las nor-
mas sobre prueba resuelven cuestiones que, en su dimensión práctica, dejan de
tener sentido. No habrá de forzarse la noción de prueba documental para incluir
en ella lo que se aporte al proceso con fines de fijación de la certeza de hechos,
que no sea subsumible en las nociones de los restantes medios de prueba. Podrán
confeccionarse y aportarse dictámenes e informes escritos, con sólo apariencia
de documentos, pero de índole pericial o testifical y no es de excluir, sino que
la ley lo prevé, la utilización de nuevos instrumentos probatorios, como soportes,
hoy no convencionales, de datos, cifras y cuentas, a los que, en definitiva, haya
de otorgárseles una consideración análoga a la de las pruebas documentales.
Con las excepciones obligadas respecto de los procesos civiles en que ha de
satisfacerse un interés público, esta Ley se inclina coherentemente por entender
el dictamen de peritos como medio de prueba en el marco de un proceso, en el
que, salvo las excepciones aludidas, no se impone y se responsabiliza al Tribunal
de la investigación y comprobación de la veracidad de los hechos relevantes en
que se fundamentan las pretensiones de tutela formuladas por las partes, sino
que es sobre éstas sobre las que recae la carga de alegar y probar. Y, por ello, se
introducen los dictámenes de peritos designados por las partes y se reserva la
designación por el Tribunal de perito para los casos en que así le sea solicitado
por las partes o resulte estrictamente necesario.
De esta manera, la práctica de la prueba pericial adquiere también una sim-
plicidad muy distinta de la complicación procedimental a que conducía la regu-
lación de la Ley de 1881. Se excluye la recusación de los peritos cuyo dictamen
aporten las partes, que sólo podrán ser objeto de tacha, pero a todos los peritos
se exige juramento o promesa de actuación máximamente objetiva e imparcial
y respecto de todos ellos se contienen en esta Ley disposiciones conducentes a

71
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

someter sus dictámenes a explicación, aclaración y complemento, con plena


contradicción.
Así, la actividad pericial, cuya regulación decimonónica reflejaba el no
resuelto dilema acerca de su naturaleza –si medio de prueba o complemento o
auxilio del juzgador–, responde ahora plenamente a los principios generales que
deben regir la actividad probatoria, adquiriendo sentido su libre valoración.
Efecto indirecto, pero nada desdeñable, de esta necesaria clarificación es la
solución o, cuando menos, importante atenuación del problema práctico, muy
frecuente, de la adecuada y tempestiva remuneración de los peritos.
Mas, por otra parte, la presente Ley, al entender la enorme diversidad de
operaciones y manifestaciones que entraña modernamente la pericia, se aparta
decididamente de la regulación de 1881 para reconocer sin casuismos la diver-
sidad y amplitud de este medio de prueba, con atención a su frecuente carácter
instrumental respecto de otros medios de prueba, que no sólo se manifiesta en
el cotejo de letras.
En cuanto al interrogatorio de testigos, consideraciones semejantes a las
reseñadas respecto de la declaración de las partes, han aconsejado que la Ley
opte por establecer que el interrogatorio sea libre desde el principio. En esta sede
se regula también el interrogatorio sobre hechos consignados en informes pre-
viamente aportados por las partes y se prevé la declaración de personas jurídicas,
públicas y privadas, de modo que junto a especialidades que la experiencia
aconseja, quede garantizada la contradicción y la inmediación en la práctica de
la prueba.
La Ley, que concibe con más amplitud el reconocimiento judicial, acoge
también entre los medios de prueba, como ya se ha dicho, los instrumentos que
permiten recoger y reproducir, no sólo palabras, sonidos e imágenes, sino aqué-
llos otros que sirven para el archivo de datos y cifras y operaciones matemáticas.
Introducidas en la presente Ley las presunciones como método de fijar la
certeza de ciertos hechos y regulada suficientemente la carga de la prueba, pieza
clave de un proceso civil en el que el interés público no sea predominante, puede
eliminarse la dualidad de regulaciones de la prueba civil, mediante la deroga-
ción de algunos preceptos del Código Civil.

XII
Enseña la experiencia, en todo el mundo, que si, tras las iniciales alegaciones
de las partes, se acude de inmediato a un acto oral, en que, antes de dictar
sentencia también de forma inmediata, se concentren todas las actividades de
alegación complementaria y de prueba, se corre casi siempre uno de estos dos
riesgos: el gravísimo, de que los asuntos se resuelvan sin observancia de todas
las reglas que garantizan la plena contradicción y sin la deseable atención a

72
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

todos los elementos que han de fundar el fallo, o el consistente en que el tiempo
que en apariencia se ha ganado acudiendo inmediatamente al acto del juicio o
vista se haya de perder con suspensiones e incidencias, que en modo alguno
pueden considerarse siempre injustificadas y meramente dilatorias, sino con
frecuencia necesarias en razón de la complejidad de los asuntos.
Por otro lado, es una exigencia racional y constitucional de la efectividad de
la tutela judicial que se resuelvan, cuanto antes, las eventuales cuestiones sobre
presupuestos y óbices procesales, de modo que se eviten al máximo las senten-
cias que no entren sobre el fondo del asunto litigioso y cualquier otro tipo de
resolución que ponga fin al proceso sin resolver sobre su objeto, tras costosos
esfuerzos baldíos de las partes y del Tribunal.
En consecuencia, como ya se apuntó, sólo es conveniente acudir a la máxima
concentración de actos para asuntos litigiosos desprovistos de complejidad o
que reclamen una tutela con singular rapidez. En otros casos, la opción legisla-
tiva prudente es el juicio ordinario, con su audiencia previa dirigida a depurar
el proceso y a fijar el objeto del debate.
Con estas premisas, la Ley articula con carácter general dos cauces distintos
para la tutela jurisdiccional declarativa: de un lado, la del proceso que, por la
sencillez expresiva de la denominación, se da en llamar «juicio ordinario» y, de
otro, la del «juicio verbal».
Estos procesos acogen, en algunos casos gracias a disposiciones particulares,
los litigios que hasta ahora se ventilaban a través de cuatro procesos ordinarios,
así como todos los incidentes no regulados expresamente, con lo que cabe
suprimir también el procedimiento incidental común. Y esta nueva Ley de Enjui-
ciamiento Civil permite también afrontar, sin merma de garantías, los asuntos
que eran contemplados hasta hoy en más de una docena de leyes distintas de la
procesal civil común. Buena prueba de ello son la disposición derogatoria y las
disposiciones finales.
Así, pues, se simplifican, con estos procedimientos, los cauces procesales de
muchas y muy diversas tutelas jurisdiccionales. Lo que no se hace, porque care-
cería de razón y sentido, es prescindir de particularidades justificadas, tanto por
lo que respecta a presupuestos especiales de admisibilidad o procedibilidad
como en lo relativo a ciertos aspectos del procedimiento mismo.
Lo exigible y deseable no es unificar a ultranza, sino suprimir lo que resulta
innecesario y, sobre todo, poner término a una dispersión normativa a todas
luces excesiva. No cabe, por otra parte, ni racional ni constitucionalmente,
cerrar el paso a disposiciones legales posteriores, sino sólo procurar que los pre-
ceptos que esta Ley contiene sean, por su previsión y flexibilidad, suficientes
para el tratamiento jurisdiccional de materias y problemas nuevos.

73
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

La Ley diseña los procesos declarativos de modo que la inmediación, la


publicidad y la oralidad hayan de ser efectivas. En los juicios verbales, por la
trascendencia de la vista; en el ordinario, porque tras demanda y contestación,
los hitos procedimentales más sobresalientes son la audiencia previa al juicio y
el juicio mismo, ambos con la inexcusable presencia del juzgador.
A grandes rasgos, el desarrollo del proceso ordinario puede resumirse como
sigue.
En la audiencia previa, se intenta inicialmente un acuerdo o transacción de
las partes, que ponga fin al proceso y, si tal acuerdo no se logra, se resuelven las
posibles cuestiones sobre presupuestos y óbices procesales, se determinan con
precisión las pretensiones de las partes y el ámbito de su controversia, se intenta
nuevamente un acuerdo entre los litigantes y, en caso de no alcanzarse y de
existir hechos controvertidos, se proponen y admiten las pruebas pertinentes.
En el juicio, se practica la prueba y se formulan las conclusiones sobre ésta,
finalizando con informes sobre los aspectos jurídicos, salvo que todas las partes
prefieran informar por escrito o el Tribunal lo estime oportuno. Conviene reiterar,
además, que de todas las actuaciones públicas y orales, en ambas instancias,
quedará constancia mediante los instrumentos oportunos de grabación y repro-
ducción, sin perjuicio de las actas necesarias.
La Ley suprime las denominadas «diligencias para mejor proveer», sustitu-
yéndolas por unas diligencias finales, con presupuestos distintos de los de aqué-
llas. La razón principal para este cambio es la coherencia con la ya referida
inspiración fundamental que, como regla, debe presidir el inicio, desarrollo y
desenlace de los procesos civiles. Además, es conveniente cuanto refuerce la
importancia del acto del juicio, restringiendo la actividad previa a la sentencia
a aquello que sea estrictamente necesario. Por tanto, como diligencias finales
sólo serán admisibles las diligencias de pruebas, debidamente propuestas y
admitidas, que no se hubieren podido practicar por causas ajenas a la parte que
las hubiera interesado.
La Ley considera improcedente llevar a cabo nada de cuanto se hubiera
podido proponer y no se hubiere propuesto, así como cualquier actividad del
Tribunal que, con merma de la igualitaria contienda entre las partes, supla su
falta de diligencia y cuidado. Las excepciones a esta regla han sido meditadas
detenidamente y responden a criterios de equidad, sin que supongan ocasión
injustificada para desordenar la estructura procesal o menoscabar la igualdad de
la contradicción.
En cuanto al carácter sumario, en sentido técnico–jurídico, de los procesos,
la Ley dispone que carezcan de fuerza de cosa juzgada las sentencias que pon-
gan fin a aquéllos en que se pretenda una rápida tutela de la posesión o tenencia,
las que decidan sobre peticiones de cese de actividades ilícitas en materia de
propiedad intelectual o industrial, las que provean a una inmediata protección

74
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

frente obras nuevas o ruinosas, así como las que resuelvan sobre el desahucio o
recuperación de fincas por falta de pago de la renta o alquiler o sobre la efecti-
vidad de los derechos reales inscritos frente a quienes se opongan a ellos o per-
turben su ejercicio, sin disponer de título inscrito que legitime la oposición o la
perturbación. La experiencia de ineficacia, inseguridad jurídica y vicisitudes
procesales excesivas aconseja, en cambio, no configurar como sumarios los
procesos en que se aduzca, como fundamento de la pretensión de desahucio,
una situación de precariedad: parece muy preferible que el proceso se desen-
vuelva con apertura a plenas alegaciones y prueba y finalice con plena efecti-
vidad. Y los procesos sobre alimentos, como otros sobre objetos semejantes, no
han de confundirse con medidas provisionales ni tienen por qué carecer, en su
desenlace, de fuerza de cosa juzgada. Reclamaciones ulteriores pueden estar
plenamente justificadas por hechos nuevos.

XIII
Esta Ley contiene una sola regulación del recurso de apelación y de la
segunda instancia, porque se estima injustificada y perturbadora una diversidad
de regímenes. En razón de la más pronta tutela judicial, dentro de la seriedad
del proceso y de la sentencia, se dispone que, resuelto el recurso de reposición
contra las resoluciones que no pongan fin al proceso, no quepa interponer ape-
lación y sólo insistir en la eventual disconformidad al recurrir la sentencia de
primera instancia. Desaparecen, pues, prácticamente, las apelaciones contra
resoluciones interlocutorias. Y con la oportuna disposición transitoria, se pre-
tende que este nuevo régimen de recursos sea de aplicación lo más pronto posi-
ble.
La apelación se reafirma como plena revisión jurisdiccional de la resolución
apelada y, si ésta es una sentencia recaída en primera instancia, se determina
legalmente que la segunda instancia no constituye un nuevo juicio, en que pue-
dan aducirse toda clase de hechos y argumentos o formularse pretensiones nue-
vas sobre el caso. Se regula, coherentemente, el contenido de la sentencia de
apelación, con especial atención a la singular congruencia de esa sentencia.
Otras disposiciones persiguen aumentar las posibilidades de corregir con
garantías de acierto eventuales errores en el juicio fáctico y, mediante diversos
preceptos, se procura hacer más sencillo el procedimiento y lograr que, en el
mayor número de casos posible, se dicte en segunda instancia sentencia sobre
el fondo.
Cabe mencionar que la presente Ley, que prescinde del concepto de adhe-
sión a la apelación, generador de equívocos, perfila y precisa el posible papel
de quien, a la vista de la apelación de otra parte y siendo inicialmente apelado,
no sólo se opone al recurso sino que, a su vez, impugna el auto o sentencia ya
apelado, pidiendo su revocación y sustitución por otro que le sea más favorable.

75
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

La Ley conserva la separación entre una inmediata preparación del recurso,


con la que se manifiesta la voluntad de impugnación, y la ulterior interposición
motivada de ésta. No parece oportuno ni diferir el momento en que puede
conocerse la firmeza o el mantenimiento de la litispendencia, con sus corres-
pondientes efectos, ni apresurar el trabajo de fundamentación del recurso. Pero,
para una mejor tramitación, se introduce la innovación procedimental consis-
tente en disponer que el recurrente lleve a cabo la preparación y la interposición
ante el Tribunal que dicte la resolución recurrida, remitiéndose después los autos
al superior. Lo mismo se establece respecto de los recursos extraordinarios.

XIV
Por coherencia plena con una verdadera preocupación por la efectividad de
la tutela judicial y por la debida atención a los problemas que la Administración
de Justicia presenta en todo el mundo, esta Ley pretende una superación de una
idea, no por vulgar menos influyente, de los recursos extraordinarios y, en espe-
cial, de la casación, entendidos, si no como tercera instancia, sí, muy frecuen-
temente, como el último paso necesario, en muchos casos, hacia la definición
del Derecho en el caso concreto.
Como quiera que este planteamiento resulta insostenible en la realidad y
entraña una cierta degeneración o deformación de importantes instituciones
procesales, está siendo general, en los países de nuestro mismo sistema jurídico
e incluso en aquéllos con sistemas muy diversos, un cuidadoso estudio y una
detenida reflexión acerca del papel que es razonable y posible que desempeñen
los referidos recursos y el órgano u órganos que ocupan la posición o las posi-
ciones supremas en la organización jurisdiccional.
Con la convicción de que la reforma de la Justicia, en este punto como en
otros, no puede ni debe prescindir de la historia, de la idiosincrasia particular y
de los valores positivos del sistema jurídico propio, la tendencia de reforma que
se estima acertada es la que tiende a reducir y mejorar, a la vez, los grados o
instancias de enjuiciamiento pleno de los casos concretos para la tutela de los
derechos e intereses legítimos de los sujetos jurídicos, circunscribiendo, en cam-
bio, el esfuerzo y el cometido de los tribunales superiores en razón de necesi-
dades jurídicas singulares, que reclamen un trabajo jurídico de especial calidad
y autoridad.
Desde hace tiempo, la casación civil presenta en España una situación que,
como se reconoce generalmente, es muy poco deseable, pero en absoluto fácil
de resolver con un grado de aceptación tan general como su crítica. Esta Ley ha
partido, no sólo de la imposibilidad, sino también del error teórico y práctico
que entrañaría concebir que la casación perfecta es aquélla de la que no se
descarta ninguna materia ni ninguna sentencia de segunda instancia.

76
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Además de ser ésa una casación completamente irrealizable en nuestra


sociedad, no es necesario ni conveniente, porque no responde a criterios razo-
nables de justicia, que cada caso litigioso, con los derechos e intereses legítimos
de unos justiciables aún en juego, pueda transitar por tres grados de enjuicia-
miento jurisdiccional, siquiera el último de esos enjuiciamientos sea el limitado
y peculiar de la casación. No pertenece a nuestra tradición histórica ni constituye
exigencia constitucional alguna que la función nomofiláctica de la casación se
proyecte sobre cualesquiera sentencias ni sobre cualesquiera cuestiones y mate-
rias.
Nadie ha cuestionado, sin embargo, que la renovación de nuestra Justicia
civil se haga conforme a los valores positivos, sólidamente afianzados, del propio
sistema jurídico y jurisdiccional, sin incurrir en la imprudencia de desechar ins-
tituciones enteras y sustituirlas por otras de nueva factura o por piezas de mode-
los jurídicos y judiciales muy diversos del nuestro. Así, pues, ha de mantenerse
en sustancia la casación, con la finalidad y efectos que le son propios, pero con
un ámbito objetivo coherente con la necesidad, antes referida, de doctrina juris-
prudencial especialmente autorizada.
Los límites de cuantía no constituyen por sí solos un factor capaz de fijar de
modo razonable y equitativo ese ámbito objetivo. Y tampoco parece oportuno
ni satisfactorio para los justiciables, ávidos de seguridad jurídica y de igualdad
de trato, que la configuración del nuevo ámbito casacional, sin duda necesaria
por razones y motivos que trascienden elementos coyunturales, se lleve a cabo
mediante una selección casuística de unos cuantos asuntos de «interés casacio-
nal», si este elemento se deja a una apreciación de índole muy subjetiva.
La presente Ley ha operado con tres elementos para determinar el ámbito de
la casación. En primer lugar, el propósito de no excluir de ella ninguna materia
civil o mercantil; en segundo término, la decisión, en absoluto gratuita, como se
dirá, de dejar fuera de la casación las infracciones de leyes procesales; final-
mente, la relevancia de la función de crear autorizada doctrina jurisprudencial.
Porque ésta es, si se quiere, una función indirecta de la casación, pero está ligada
al interés público inherente a ese instituto desde sus orígenes y que ha persistido
hasta hoy.
En un sistema jurídico como el nuestro, en el que el precedente carece de
fuerza vinculante –sólo atribuida a la ley y a las demás fuentes del Derecho
objetivo–, no carece ni debe carecer de un relevante interés para todos la sin-
gularísima eficacia ejemplar de la doctrina ligada al precedente, no autoritario,
pero sí dotado de singular autoridad jurídica.
De ahí que el interés casacional, es decir, el interés trascendente a las partes
procesales que puede presentar la resolución de un recurso de casación, se
objetive en esta Ley, no sólo mediante un parámetro de cuantía elevada, sino
con la exigencia de que los asuntos sustanciados en razón de la materia apa-

77
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

rezcan resueltos con infracción de la ley sustantiva, desde luego, pero, además,
contra doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo (o en su caso, de los Tri-
bunales Superiores de Justicia) o sobre asuntos o cuestiones en los que exista
jurisprudencia contradictoria de las Audiencias Provinciales. Se considera, asi-
mismo, que concurre interés casacional cuando las normas cuya infracción se
denuncie no lleven en vigor más tiempo del razonablemente previsible para que
sobre su aplicación e interpretación haya podido formarse una autorizada doc-
trina jurisprudencial, con la excepción de que sí exista tal doctrina sobre normas
anteriores de igual o similar contenido.
De este modo, se establece con razonable objetividad la necesidad del
recurso. Esta objetivación del «interés casacional», que aporta más seguridad
jurídica a los justiciables y a sus abogados, parece preferible al método consis-
tente en atribuir al propio Tribunal casacional la elección de los asuntos mere-
cedores de su atención, como desde algunas instancias se ha propugnado. Entre
otras cosas, la objetivación elimina los riesgos de desconfianza y desacuerdo
con las decisiones del Tribunal.
Establecido un nuevo sistema de ejecución provisional, la Ley no considera
necesario ni oportuno generalizar la exigencia de depósito para el acceso al
recurso de casación (o al recurso extraordinario por infracción de ley procesal).
El depósito previo, además de representar un factor de encarecimiento de la
Justicia, de desigual incidencia sobre los justiciables, plantea, entre otros, el
problema de su posible transformación en obstáculo del ejercicio del derecho
fundamental a la tutela judicial efectiva, conforme al principio de igualdad. La
ejecutividad provisional de las sentencias de primera y segunda instancia parece
suficiente elemento disuasorio de los recursos temerarios o de intención sim-
plemente dilatoria.
El sistema de recursos extraordinarios se completa confiando en todo caso
las cuestiones procesales a las Salas de lo Civil de los Tribunales Superiores de
Justicia. La separación entre el recurso de casación y el recurso extraordinario
dedicado a las infracciones procesales ha de contribuir, sin duda, a la seriedad
con que éstas se aleguen. Además, este recurso extraordinario por infracción
procesal amplía e intensifica la tutela judicial ordinaria de los derechos funda-
mentales de índole procesal, cuyas pretendidas violaciones generan desde hace
más de una década gran parte de los litigios.
Nada tiene de heterodoxo, ni orgánica ni procesalmente y menos aún, si
cabe, constitucionalmente, cuando ya se han consumido dos instancias, cir-
cunscribir con rigor lógico el recurso extraordinario de casación y exigir a quien
esté convencido de haberse visto perjudicado por graves infracciones procesales
que no pretenda, simultáneamente, la revisión de infracciones de Derecho sus-
tantivo.

78
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Si se está persuadido de que se ha producido una grave infracción procesal,


que reclama reposición de las actuaciones al estado anterior a esa infracción,
no cabe ver imposición irracional en la norma que excluye pretender al mismo
tiempo una nueva sentencia, en vez de tal reposición de las actuaciones. Si el
recurso por infracción procesal es estimado, habrá de dictarse una nueva sen-
tencia y si ésta incurriere en infracciones del Derecho material o sustantivo,
podrá recurrirse en casación la sentencia, como en el régimen anterior a esta
Ley.
Verdad es que, en comparación con el tratamiento dispensado a los limitados
tipos de asuntos accesibles a la casación según la Ley de 1881 y sus numerosas
reformas, en el recurso de casación de esta Ley no cabrá ya pretender la anula-
ción de la sentencia recurrida con reenvío a la instancia y, a la vez, subsidiaria-
mente, la sustitución de la sentencia de instancia por no ser conforme al Derecho
sustantivo. Pero, además de que esta nueva Ley contiene mejores instrumentos
para la corrección procesal de las actuaciones, se ha considerado más conforme
con las necesidades sociales, con el conjunto de los institutos jurídicos de nues-
tro Ordenamiento y con el origen mismo del instituto casacional, que una razo-
nable configuración de la carga competencial del Tribunal Supremo se lleve a
cabo concentrando su actividad en lo sustantivo.
No cabe olvidar, por lo demás, que, conforme a la Ley de 1881, si se inter-
ponía un recurso de casación que adujese, a la vez, quebrantamiento de forma
e infracciones relativas a la sentencia, se examinaba y decidía primero acerca
del pretendido quebrantamiento de forma y si el recurso se estimaba por este
concepto, los autos eran reenviados al Tribunal de instancia, para que dictara
nueva sentencia, que, a su vez, podría ser, o no, objeto de nuevo recurso de
casación, por «infracción de ley», por quebrantamiento de las formas esenciales
del juicio» o por ambos conceptos. Nada sustancialmente distinto, con meca-
nismos nuevos para acelerar los trámites, se prevé en esta Ley para el caso de
que, respecto de la misma sentencia, distintos litigantes opten, cada uno de ellos,
por un distinto recurso extraordinario.
El régimen de recursos extraordinarios establecido en la presente Ley quizá
es, en el único punto de la opción entre casación y recurso extraordinario por
infracción procesal, menos «generoso» que la casación anterior con los litigantes
vencidos y con sus Procuradores y Abogados, pero no es menos «generoso» con
el conjunto de los justiciables y, como se acaba de apuntar, la opción por una
casación circunscrita a lo sustantivo se ha asumido teniendo en cuenta el con-
junto de los institutos jurídicos de tutela previstos en nuestro ordenamiento.
No puede desdeñarse, en efecto, la consideración de que, al amparo del art.
24 de la Constitución, tienen cabida legal recursos de amparo –la gran mayoría
de ellos– sobre muchas cuestiones procesales. Esas cuestiones procesales son, a
la vez, «garantías constitucionales» desde el punto de vista del art. 123 de la

79
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Constitución. Y como quiera que, a la vista de los arts. 161.1, letra b) y 53.2 del
mismo texto constitucional, parece constitucionalmente inviable sustraer al Tri-
bunal Constitucional todas las materias incluidas en el art. 24 de nuestra norma
fundamental, a la doctrina del Tribunal Constitucional hay que atenerse. Hay,
pues, según nuestra norma fundamental, una instancia única y suprema de inter-
pretación normativa en muchas materias procesales. Para otras, como se verá,
se remodela por completo el denominado recurso en interés de la ley.
Los recursos de amparo por invocación del art. 24 de la Constitución han
podido alargar mucho, hasta ahora, el horizonte temporal de una sentencia irre-
vocable, ya excesivamente prolongado en la jurisdicción ordinaria según la Ley
de 1881 y sus posteriores reformas. Pues bien: esos recursos de amparo fundados
en violaciones del art. 24 de la Constitución dejan de ser procedentes si no se
intentó en cada caso el recurso extraordinario por infracción procesal.
Por otro lado, con este régimen de recursos extraordinarios, se reducen con-
siderablemente las posibilidades de fricción o choque entre el Tribunal Supremo
y el Tribunal Constitucional. Este deslindamiento no es un principio inspirador
del sistema de recursos extraordinarios, pero sí un criterio en absoluto desdeña-
ble, con un efecto beneficioso. Porque el respetuoso acatamiento de la salvedad
en favor del Tribunal Constitucional en lo relativo a «garantías constitucionales»
puede ser y es conveniente que se armonice con la posición del Tribunal
Supremo, una posición general de superioridad que el art. 123 de la Constitución
atribuye al alto Tribunal Supremo con la misma claridad e igual énfasis que la
referida salvedad.
El recurso de casación ante el Tribunal Supremo puede plantearse, en resu-
men, con estos dos objetos:
1.º las sentencias que dicten las Audiencias Provinciales en materia de dere-
chos fundamentales, excepto los que reconoce el art. 24 de la Constitución,
cuando infrinjan normas del ordenamiento jurídico aplicables para resolver las
cuestiones objeto del proceso; 2.º las sentencias dictadas en segunda instancia
por las Audiencias Provinciales, siempre que incurran en similar infracción de
normas sustantivas y, además, el recurso presente un interés trascendente a la
tutela de los derechos e intereses legítimos de unos concretos justiciables, esta-
blecido en la forma que ha quedado dicha.
Puesto que los asuntos civiles en materia de derechos fundamentales pueden
ser llevados en todo caso al Tribunal Constitucional, cabría entender que está
de más su acceso a la casación ante el Tribunal Supremo. Siendo éste un criterio
digno de atenta consideración, la Ley ha optado, como se acaba de decir, por
una disposición contraria.
Las razones de esta opción son varias y diversas. De una parte, los referidos
asuntos no constituyen una grave carga de trabajo jurisdiccional. Por otra, desde
el momento constituyente mismo se estimó conveniente establecer la posibilidad

80
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

del recurso casacional en esa materia, sin que se hayan manifestado discrepan-
cias ni reticencias sobre este designio, coherente, no sólo con el propósito de
esta Ley en el sentido de no excluir de la casación ninguna materia civil –y lo
son, desde luego, los derechos inherentes a la personalidad, máximamente
constitucionalizados–, sino también con la idea de que el Tribunal Supremo es
también, de muy distintos modos, Juez de la Constitución, al igual que los res-
tantes órganos jurisdiccionales ordinarios. Además, la subsidiariedad del recurso
de amparo ante el Tribunal Constitucional no podía dejar de gravitar en el trance
de esta opción legislativa. Y no es desdeñable, por ende, el efecto que sobre
todos los recursos, también los extraordinarios, es previsible que ejerza el nuevo
régimen de ejecución provisional, del que no están excluidas, en principio, las
sentencias de condena en materia de derechos fundamentales, en las que no son
infrecuentes pronunciamientos condenatorios pecuniarios.
Por su parte, el ya referido recurso extraordinario por infracción procesal,
ante las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia, procede
contra sentencias de las Audiencias Provinciales en cuestiones procesales de
singular relieve y, en general, para cuanto pueda considerarse violación de los
derechos fundamentales que consagra el art. 24 de la Constitución.

XV
Por último, como pieza de cierre y respecto de cuestiones procesales no
atribuidas al Tribunal Constitucional, se mantiene el recurso en interés de la ley
ante la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, un recurso concebido para la
deseable unidad jurisprudencial, pero configurado de manera muy distinta que
el actual, para los casos de sentencias firmes divergentes de las Salas de lo Civil
y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia.
Están legitimados para promover esta actividad, no sólo el Ministerio Fiscal,
sino el Defensor del Pueblo y las personas jurídicas de Derecho público que
acrediten interés legítimo en la existencia de doctrina jurisprudencial sobre la
cuestión o cuestiones procesales que en el recurso se susciten. No se trata, es
cierto, de un recurso en sentido propio, pues la sentencia que se dicte no revo-
cará otra sentencia no firme (ni rescindirá la firme), pero se opta por mantener
esta denominación, en aras de lo que resulta, por los precedentes, más expresivo
y comunicativo.
Merced al recurso en interés de la ley, además de completarse las posibili-
dades de crear doctrina jurisprudencial singularmente autorizada, por proceder
del Tribunal Supremo, no quedan las materias procesales excluidas del quehacer
del alto Tribunal, mientras no se produzca colisión con el recurso de amparo
que corresponde al Tribunal Constitucional. Por el contrario, la competencia, el
esfuerzo y el interés de los legitimados garantizan que el Tribunal Supremo,
constitucionalmente superior en todos los órdenes, pero no llamado por nuestra

81
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Constitución a conocer de todo tipo de asuntos, como es obvio, habrá de seguir


ocupándose de cuestiones procesales de importancia.
Entre las sentencias que dicte el Tribunal Supremo en virtud de este instru-
mento y las sentencias pronunciadas por el Tribunal Constitucional en su ámbito
propio, no faltará una doctrina jurisprudencial que sirva de guía para la aplica-
ción e interpretación de las normas procesales en términos de seguridad jurídica
e igualdad, compatibles y armónicos con la libertad de enjuiciamiento propia
de nuestro sistema y con la oportuna evolución de la jurisprudencia.
En este punto, y para terminar lo relativo a los recursos extraordinarios,
parece oportuno recordar que, precisamente en nuestro sistema jurídico, la
jurisprudencia o el precedente goza de relevancia práctica por su autoridad y
fuerza ejemplar, pero no por su fuerza vinculante. Esa autoridad, nacida de la
calidad de la decisión, de su justificación y de la cuidadosa expresión de ésta,
se está revelando también la más importante en los sistemas jurídicos del lla-
mado «case law». Y ha sido y seguirá siendo la única atribuible, más allá del
caso concreto, a las sentencias dictadas en casación.
Por todo esto, menospreciar las resoluciones del Tribunal Supremo en cuanto
carezcan de eficacia directa sobre otras sentencias o sobre los derechos de
determinados sujetos jurídicos no sería ni coherente con el valor siempre atri-
buido en nuestro ordenamiento a la doctrina jurisprudencial ni acorde con los
más rigurosos estudios iuscomparatísticos y con las modernas tendencias, antes
ya aludidas, sobre el papel de los órganos jurisdiccionales situados en el vértice
o cúspide de la Administración de Justicia.

XVI
La regulación de la ejecución provisional es, tal vez, una de las principales
innovaciones de este texto legal. La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil representa
una decidida opción por la confianza en la Administración de Justicia y por la
importancia de su impartición en primera instancia y, de manera consecuente,
considera provisionalmente ejecutables, con razonables temperamentos y
excepciones, las sentencias de condena dictadas en ese grado jurisdiccional.
La ejecución provisional será viable sin necesidad de prestar fianza ni cau-
ción, aunque se establecen, de una parte, un régimen de oposición a dicha eje-
cución, y, de otra, reglas claras para los distintos casos de revocación de las
resoluciones provisionalmente ejecutadas, que no se limitan a proclamar retó-
ricamente la responsabilidad por daños y perjuicios, remitiendo al proceso ordi-
nario correspondiente, sino que permiten su exacción por la vía de apremio.
Solicitada la ejecución provisional, el Tribunal la despachará, salvo que la
sentencia sea de las inejecutables o no contenga pronunciamiento de condena.
Y, despachada la ejecución provisional, el condenado puede oponerse a ella,

82
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

en todo caso, si entiende que no concurren los aludidos presupuestos legales.


Pero la genuina oposición prevista es diferente según se trate de condena dine-
raria o de condena no dineraria. En este último caso, la oposición puede fundarse
en que resulte imposible o de extrema dificultad, según la naturaleza de las
actuaciones ejecutivas, restaurar la situación anterior a la ejecución provisional
o compensar económicamente al ejecutado mediante el resarcimiento de los
daños y perjuicios que se le causaren, si la sentencia fuere revocada.
Si la condena es dineraria, no se permite la oposición a la ejecución provi-
sional en su conjunto, sino únicamente a aquellas actuaciones ejecutivas con-
cretas del procedimiento de apremio que puedan causar una situación absolu-
tamente imposible de restaurar o de compensar económicamente mediante el
resarcimiento de daños y perjuicios. El fundamento de esta oposición a medidas
ejecutivas concretas viene a ser, por tanto, el mismo que el de la oposición a la
ejecución de condenas no dinerarias: la probable irreversibilidad de las situa-
ciones provocadas por la ejecución provisional y la imposibilidad de una equi-
tativa compensación económica, si la sentencia es revocada.
En el caso de ejecución provisional por condena dineraria, la Ley exige a
quien se oponga a actuaciones ejecutivas concretas que indique medidas alter-
nativas viables, así como ofrecer caución suficiente para responder de la demora
en la ejecución, si las medidas alternativas no fuesen aceptadas por el Tribunal
y el pronunciamiento de condena dineraria resultare posteriormente confir-
mado. Si no se ofrecen medidas alternativas ni se presta caución, la oposición
no procederá.
Es innegable que establecer, como regla, tal ejecución provisional de con-
denas dinerarias entraña el peligro de que quien se haya beneficiado de ella no
sea luego capaz de devolver lo que haya percibido, si se revoca la sentencia
provisionalmente ejecutada. Con el sistema de la Ley de 1881 y sus reformas, la
caución exigida al solicitante eliminaba ese peligro, pero a costa de cerrar en
exceso la ejecución provisional, dejándola sólo en manos de quienes dispusieran
de recursos económicos líquidos. Y a costa de otros diversos y no pequeños
riesgos: el riesgo de la demora del acreedor en ver satisfecho su crédito y el riesgo
de que el deudor condenado dispusiera del tiempo de la segunda instancia y de
un eventual recurso extraordinario para prepararse a eludir su responsabilidad.
Con el sistema de esta Ley, existe, desde luego, el peligro de que el ejecutante
provisional haya cobrado y después haya pasado a ser insolvente, pero, de un
lado, este peligro puede ser mínimo en muchos casos respecto de quienes dis-
pongan a su favor de sentencia provisionalmente ejecutable. Y, por otro lado,
como ya se ha dicho, la Ley no remite a un proceso declarativo para la com-
pensación económica en caso de revocación de lo provisionalmente ejecutado,
sino al procedimiento de apremio, ante el mismo órgano que ha tramitado o está
tramitando la ejecución forzosa provisional.

83
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Más el factor fundamental de la opción de esta Ley, sopesados los peligros y


riesgos contrapuestos, es la efectividad de las sentencias de primera instancia,
que, si bien se mira, no recaen con menos garantías sustanciales y procedimen-
tales de ajustarse a Derecho que las que constituye el procedimiento adminis-
trativo, en cuyo seno se dictan los actos y resoluciones de las Administraciones
Públicas, inmediatamente ejecutables salvo la suspensión cautelar que se pida
a la Jurisdicción y por ella se otorgue.
La presente Ley opta por confiar en los Juzgados de Primera Instancia, base,
en todos los sentidos, de la Justicia civil. Con esta Ley, habrán de dictar senten-
cias en principio inmediatamente efectivas por la vía de la ejecución provisional;
no sentencias en principio platónicas, en principio inefectivas, en las que casi
siempre gravite, neutralizando lo resuelto, una apelación y una segunda instan-
cia como acontecimientos que se dan por sentados.
Ni las estadísticas disponibles ni la realidad conocida por la experiencia de
muchos profesionales –Jueces, Magistrados, abogados, profesores de derecho,
etc.– justifican una sistemática, radical y general desconfianza en la denominada
«Justicia de primera instancia». Y, por otra parte, si no se hiciera más efectiva y
se responsabilizara más a esta Justicia de primera instancia, apenas cabría algo
distinto de una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil en cuestiones de deta-
lle, aunque fuesen muchas e importantes.
Ante este cambio radical y fijándose en la oposición a la ejecución provi-
sional, parece conveniente caer en la cuenta de que la decisión del órgano juris-
diccional sobre dicha oposición no es más difícil que la que entraña resolver
sobre la petición de medidas cautelares. Los factores contrapuestos que han de
ponderarse ante la oposición a la ejecución provisional no son de mayor difi-
cultad que los que deben tomarse en consideración cuando se piden medidas
cautelares.
Se trata de instituciones, ambas, que, siendo distintas, entrañan riesgos de
error, pero riesgos de error parejos y que pueden y deben asumirse en aras de la
efectividad de la tutela judicial y de la necesaria protección del crédito. La eje-
cución forzosa provisional no es, por supuesto, ninguna medida cautelar y
supone, de ordinario, efectos de más fuerza e intensidad que los propios de las
medidas cautelares. Pero en un caso, además de una razonable oposición, existe
una sentencia precedida de un proceso con todas las garantías y, en el otro, sólo
el «humo de buen derecho».
Este nuevo régimen de la ejecución provisional deparará, a buen seguro,
muchos más beneficios directos que perjuicios o casos injustos y serán muy
positivos tanto los efectos colaterales de la innovación radical proyectada, como
la disminución de recursos con ánimo exclusivamente dilatorio.
Con esta innovación, la presente Ley aspira a un cambio de mentalidad en
los pactos y en los pleitos. En los pactos, para acordarlos con ánimo de cum-

84
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

plirlos; en los pleitos, para afrontarlos con la perspectiva de asumir seriamente


sus resultados en un horizonte mucho más próximo que el que es hoy habitual.
Se manifiesta así, en suma, un propósito no meramente verbal de dar seriedad a
la Justicia. No resulta admisible atribuir muchos errores a los órganos jurisdic-
cionales de primera instancia, argumento que, como ya se ha apuntado, está en
contradicción con la realidad de las sentencias confirmatorias en segunda ins-
tancia. Por lo demás, una Ley como ésta debe elaborarse sobre la base de un
serio quehacer judicial, en todas las instancias y en los recursos extraordinarios
y de ninguna manera puede sustentarse aceptando como punto de partida una
supuesta o real falta de calidad en dicho quehacer, defecto que, en todo caso,
ninguna ley podría remediar.

XVII
En cuanto a la ejecución forzosa propiamente dicha, esta Ley, a diferencia
de la de 1881, presenta una regulación unitaria, clara y completa. Se diseña un
proceso de ejecución idóneo para cuanto puede considerarse genuino título
ejecutivo, sea judicial o contractual o se trate de una ejecución forzosa común
o de garantía hipotecaria, a la que se dedica una especial atención. Pero esta
sustancial unidad de la ejecución forzosa no debe impedir las particularidades
que, en no pocos puntos, son enteramente lógicas. Así, en la oposición a la
ejecución, las especialidades razonables en función del carácter judicial o no
judicial del título o las que resultan necesarias cuando la ejecución se dirige
exclusivamente contra bienes hipotecados o pignorados.
Ningún régimen legal de ejecución forzosa puede evitar ni compensar la
morosidad crediticia, obviamente previa al proceso, ni pretender que todos los
acreedores verán siempre satisfechos todos sus créditos. La presente Ley no pre-
tende contener una nueva fórmula en esa línea de utopía. Pero sí contiene un
conjunto de normas que, por un lado, protegen mucho más enérgicamente que
hasta ahora al acreedor cuyo derecho presente suficiente constancia jurídica y,
por otro, regulan situaciones y problemas que hasta ahora apenas se tomaban
en consideración o, simplemente, se ignoraban legalmente.
La Ley regula con detalle lo relativo a las partes y sujetos intervinientes en la
ejecución, así como la competencia, los recursos y actos de impugnación de
resoluciones y actuaciones ejecutivas concretas –que no han de confundirse con
la oposición a la ejecución forzosa y las causas y régimen procedimental de la
oposición a la ejecución y de la suspensión del proceso de ejecución.
El incidente de oposición a la ejecución previsto en la Ley es común a todas
las ejecuciones, con la única excepción de las que tengan por finalidad exclusiva
la realización de una garantía real, que tienen su régimen especial. La oposición
se sustancia dentro del mismo proceso de ejecución y sólo puede fundamentarse
en motivos tasados, que son diferentes según el título sea judicial o no judicial.

85
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Absoluta novedad, en esta materia, es el establecimiento de un régimen de


posible oposición a la ejecución de sentencias y títulos judiciales. Como es
sabido, la Ley de 1881 guardaba completo silencio acerca de la oposición a la
ejecución de sentencias, generando una indeseable situación de incertidumbre
sobre su misma procedencia, así como sobre las causas de oposición admisibles
y sobre la tramitación del incidente.
Sin merma de la efectividad de esos títulos, deseable por muchos motivos,
esta Ley tiene en cuenta la realidad y la justicia y permite la oposición a la eje-
cución de sentencias por las siguientes causas: pago o cumplimiento de lo orde-
nado en la sentencia, siempre que se acredite documentalmente; caducidad de
la acción ejecutiva y existencia de un pacto o transacción entre las partes para
evitar la ejecución, siempre que el pacto o transacción conste en documento
público. Se trata, como se ve, de unas pocas y elementales causas, que no pue-
den dejar de tomarse en consideración, como si la ejecución de una sentencia
firme pudiera consistir en operaciones automáticas y resultase racional prescin-
dir de todo cuanto haya podido ocurrir entre el momento en que se dictó la
sentencia y adquirió firmeza y el momento en que se inste la ejecución.
La oposición a la ejecución fundada en títulos no judiciales, se admite por
las siguientes causas: pago, que se pueda acreditar documentalmente; compen-
sación, siempre que el crédito que se oponga al del ejecutante sea líquido y
resulte de documento que tenga fuerza ejecutiva; pluspetición; prescripción o
caducidad del derecho del ejecutante; quita, espera o pacto de no pedir, que
conste documentalmente; y transacción, que conste en documento público.
Se trata, como es fácil advertir, de un elenco de causas de oposición más
nutrido que el permitido en la ejecución de sentencias y otros títulos judiciales,
pero no tan amplio que convierta la oposición a la ejecución en una controversia
semejante a la de un juicio declarativo plenario, con lo que podría frustrarse la
tutela jurisdiccional ejecutiva. Porque esta Ley entiende los títulos ejecutivos
extrajudiciales, no como un tercer género entre las sentencias y los documentos
que sólo sirven como medios de prueba, sino como genuinos títulos ejecutivos,
esto es, instrumentos que, por poseer ciertas características, permiten al Derecho
considerarlos fundamento razonable de la certeza de una deuda, a los efectos
del despacho de una verdadera ejecución forzosa.
La oposición a la ejecución no es, pues, en el caso de la que se funde en
títulos ejecutivos extrajudiciales, una suerte de compensación a una pretendida
debilidad del título, sino una exigencia de justicia, lo mismo que la oposición a
la ejecución de sentencias o resoluciones judiciales o arbitrales. La diferencia
en cuanto a la amplitud de los motivos de oposición se basa en la existencia, o
no, de un proceso anterior. Los documentos a los que se pueden atribuir efectos
procesales muy relevantes, pero sin que sea razonable considerarlos títulos eje-

86
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cutivos encuentran, en esta Ley, dentro del proceso monitorio, su adecuado


lugar.
Tanto para la ejecución de sentencias como para la de títulos no judiciales
se prevé también la oposición por defectos procesales: carecer el ejecutado del
carácter o representación con que se le demanda, falta de capacidad o de repre-
sentación del ejecutante y nulidad radical del despacho de la ejecución.
La Ley simplifica al máximo la tramitación de la oposición, cualquiera que
sea la clase de título, remitiéndola, de ordinario, a lo dispuesto para el juicio
verbal. Por otra parte, dado que la oposición a la ejecución sólo se abre por
causas tasadas, la Ley dispone expresamente que el auto por el que la oposición
se resuelva circunscriba sus efectos al proceso de ejecución. Si se piensa en
procesos declarativos ulteriores a la ejecución forzosa, es obvio que si ésta se ha
despachado en virtud de sentencia, habrá de operar la fuerza que a ésta quepa
atribuir.
Se regula también la suspensión de la ejecución con carácter general,
excepto para la ejecución hipotecaria, que tiene su régimen específico. Las úni-
cas causas de suspensión que se contemplan, además de la derivada del inci-
dente de oposición a la ejecución basada en títulos no judiciales, son las siguien-
tes: interposición y admisión de demanda de revisión o de rescisión de sentencia
dictada en rebeldía; interposición de un recurso frente a una actuación ejecutiva
cuya realización pueda producir daño de difícil reparación; situación concursal
del ejecutado y prejudicialidad penal.
Con estas normas, la Ley establece un sistema equilibrado que, por una parte,
permite una eficaz tutela del derecho del acreedor ejecutante, mediante una
relación limitada y tasada de causas de oposición y suspensión, que no desvirtúa
la eficacia del título ejecutivo, y que, por otro lado, no priva al deudor ejecutado
de medios de defensa frente a los supuestos más graves de ilicitud de la ejecu-
ción.
En materia de ejecución dineraria, la Ley se ocupa, en primer lugar, del
embargo o afección de bienes y de la garantía de esta afección, según la distinta
naturaleza de lo que sea objeto de esta fundamental fase de la actividad juris-
diccional ejecutiva. Se define y regula, con claridad sistemática y de contenido,
la finalidad del embargo y sus actos constitutivos, el criterio de su suficiencia –
con la correspondiente prohibición del embargo indeterminado– lo que no
puede ser embargado en absoluto o relativamente, lo que, embargado errónea-
mente, debe desafectarse cuanto antes, la ampliación o reducción del embargo
y la administración judicial como instrumento de afección de bienes para la
razonable garantía de la satisfacción del ejecutante.
Es de subrayar que en esta Ley se establece la obligación del ejecutado de
formular manifestación de sus bienes, con sus gravámenes. El Tribunal, de oficio,
le requerirá en el auto en que despache ejecución para que cumpla esta obli-

87
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

gación, salvo que el ejecutante, en la demanda ejecutiva, hubiera señalado bie-


nes embargables del ejecutado, que el mismo ejecutante repute bastantes. Para
dotar de eficacia práctica a esta obligación del ejecutado se prevé, aparte del
apercibimiento al deudor de las responsabilidades en que puede incurrir, la
posibilidad de que se le impongan multas coercitivas periódicas hasta que res-
ponda debidamente al requerimiento. Esta previsión remedia uno de los princi-
pales defectos de la Ley de 1881, que se mostraba en exceso complaciente con
el deudor, arrojando sobre el ejecutante y sobre el Juez la carga de averiguar los
bienes del patrimonio del ejecutado, sin imponer a éste ningún deber de cola-
boración.
Pero no empiezan y acaban con la manifestación de sus bienes por el eje-
cutado los instrumentos para localizar dichos bienes a los efectos de la ejecu-
ción. La Ley prevé que, a instancia del ejecutante que en absoluto haya podido
señalar bienes o que no los haya encontrado en número y con cualidades tales
que resulten suficientes para el buen fin de la ejecución, el Tribunal requiera de
entidades públicas y de personas jurídicas y físicas datos pertinentes sobre bienes
y derechos susceptibles de ser utilizados para que el ejecutado afronte su res-
ponsabilidad. El ejecutante habrá de explicar, aunque sea sucintamente, la rela-
ción con el ejecutado de las entidades y personas que indica como destinatarios
de los requerimientos de colaboración, pues no sería razonable que estas pre-
visiones legales se aprovechasen torcidamente para pesquisas patrimoniales
genéricas o desprovistas de todo fundamento.
Estas medidas de investigación no se establecen en la Ley como subsidiarias
de la manifestación de bienes, sino que, cuando se trate de ejecución forzosa
que no requiere requerimiento de pago, pueden acordarse en el auto que des-
pache ejecución y llevarse a efecto de inmediato, lo que se hará, asimismo, sin
oír al ejecutado ni esperar que sea efectiva la notificación del auto de despacho
de la ejecución, cuando existan motivos para pensar que, en caso de demora,
podría frustrarse el éxito de la ejecución.
La tercería de dominio no se concibe ya como proceso ordinario definitorio
del dominio y con el efecto secundario del alzamiento del embargo del bien
objeto de la tercería, sino como incidente, en sentido estricto, de la ejecución,
encaminado directa y exclusivamente a decidir si procede la desafección o el
mantenimiento del embargo. Se trata de una opción, recomendada por la doc-
trina, que ofrece la ventaja de no conllevar una demora del proceso de ejecución
respecto del bien correspondiente, demora que, pese a la mayor simplicidad de
los procesos ordinarios de esta Ley, no puede dejar de considerarse a la luz de
la doble instancia y sin que el nuevo régimen de ejecución provisional pueda
constituir, en cuanto a la ejecución pendiente, una respuesta adecuada al refe-
rido problema.

88
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En cuanto a la tercería de mejor derecho o de preferencia, se mantiene en


esta Ley, pero con importantes innovaciones, como son la previsión del allana-
miento del ejecutante o de su desistimiento de la ejecución, así como la parti-
cipación del tercerista en los costes económicos de una ejecución forzosa no
promovida por él. Por otra parte, a diferencia de la tercería de dominio, en la de
mejor derecho es necesaria una sentencia del Tribunal con fuerza definitoria del
crédito y de su preferencia, aunque esta sentencia no prejuzgue otras acciones.
No son pocos los cambios y, sobre todo, el orden y previsión que esta Ley
introduce en el procedimiento de apremio o fase de realización, previo avalúo,
de los bienes afectados a la ejecución, según su diferente naturaleza. Además
de colmar numerosas lagunas, se establece una única subasta, con disposiciones
encaminadas a lograr, dentro de lo posible según las reglas del mercado, un
resultado más satisfactorio para el deudor ejecutante, procurando, además,
reducir el coste económico.
Con independencia de las mejoras introducidas en la regulación de la
subasta, la Ley abre camino a vías de enajenación forzosa alternativas que, en
determinadas circunstancias, permitirán agilizar la realización y mejorar su ren-
dimiento. Así, se regulan los convenios de realización entre ejecutante y ejecu-
tado y la posibilidad de que, a instancia del ejecutante o con su conformidad,
el Juez acuerde que el bien se enajene por persona o entidad especializada, al
margen, por tanto, de la subasta judicial.
La convocatoria de la subasta, especialmente cuando de inmuebles se trate,
se regula de manera que resulte más indicativa del valor del bien. La enajenación
en subasta de bienes inmuebles recibe la singular atención legislativa que
merece, con especial cuidado sobre los aspectos registrales y la protección de
terceros. En relación con la subsistencia y cancelación de cargas se ha optado
por mantener el sistema de subsistencia de las cargas anteriores al gravamen que
se ejecuta y cancelación de las cargas posteriores, sistema que se complementa
deduciendo del avalúo el importe de las cargas subsistentes para determinar el
valor por el que los inmuebles han de salir a subasta. Esta solución presenta la
ventaja de que asegura que las cantidades que se ofrezcan en la subasta, por
pequeñas que sean, van a redundar siempre en beneficio de la ejecución pen-
diente, lo que no se conseguiría siempre con la tradicional liquidación de cargas.
Otra importante novedad en materia de enajenación forzosa de inmuebles
se refiere al régimen de audiencia y eventual desalojo de los ocupantes de los
inmuebles enajenados en un proceso de ejecución. Nada preveía al respecto la
Ley de 1881, que obligaba a los postores, bien a realizar costosas averiguaciones
por su cuenta, bien a formular sus ofertas en condiciones de absoluta incerti-
dumbre sobre si encontrarían ocupantes o no; sobre si los eventuales ocupantes
tendrían derecho o no a mantener su situación y, en fin, sobre si, aun no teniendo
los ocupantes derecho a conservar la posesión de la finca, sería necesario o no

89
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

acudir a un quizá largo y costoso proceso declarativo para lograr el desalojo.


Todo esto, como es natural, no contribuía precisamente a hacer atractivo ni
económicamente eficiente el mercado de las subastas judiciales.
La presente Ley sale al paso del problema de los ocupantes procurando, pri-
mero, que en el proceso de ejecución se pueda tener noticia de su existencia. A
esta finalidad se orienta la previsión de que, en la relación de bienes que ha de
presentar el ejecutado, se indique, respecto de los inmuebles, si están ocupados
y, en su caso, por quién y con qué título. Por otro lado, se dispone que se comu-
nique la existencia de la ejecución a los ocupantes de que se tenga noticia a
través de la manifestación de bienes del ejecutado o de cualquier otro modo,
concediéndoles un plazo de diez días para presentar al Tribunal de la ejecución
los títulos que justifiquen su situación. Además, se ordena que en el anuncio de
la subasta se exprese, con el posible detalle, la situación posesoria del inmueble,
para que los eventuales postores puedan evaluar las dificultades que encontraría
un eventual desalojo.
Finalmente, se regula un breve incidente, dentro de la ejecución, que permite
desalojar inmediatamente a quienes puedan ser considerados ocupantes de
mero hecho o sin título suficiente. Sólo el desalojo de los ocupantes que hayan
justificado tener un título que pueda ser suficiente para mantener la posesión,
requerirá acudir al proceso declarativo que corresponda. De esta forma, la Ley
da una respuesta prudente y equilibrada al problema que plantean los ocupantes.
También se regula con mayor realismo la administración para pago, que
adquiere autonomía respecto de la realización mediante enajenación forzosa.
En conjunto, los preceptos de este capítulo IV del Libro III de la Ley aprovechan
la gran experiencia acumulada a lo largo de años en que, a falta muchas veces
de normas precisas, se han ido poniendo de relieve diversos problemas reales y
se han buscado soluciones y formulado propuestas con buen sentido jurídico.
La Ley dedica un capítulo especial a las particularidades de la ejecución
sobre bienes hipotecados o pignorados. En este punto, se mantiene, en lo sus-
tancial, el régimen precedente de la ejecución hipotecaria, caracterizado por la
drástica limitación de las causas de oposición del deudor a la ejecución y de los
supuestos de suspensión de ésta. El Tribunal Constitucional ha declarado reite-
radamente que este régimen no vulnera la Constitución e introducir cambios
sustanciales en el mismo podría alterar gravemente el mercado del crédito hipo-
tecario, lo que no parece en absoluto aconsejable.
La nueva regulación de la ejecución sobre bienes hipotecados o pignorados
supone un avance respecto de la situación precedente ya que, en primer lugar,
se trae a la Ley de Enjuiciamiento Civil la regulación de los procesos de ejecución
de créditos garantizados con hipoteca, lo que refuerza el carácter propiamente
jurisdiccional de estas ejecuciones, que ha sido discutido en ocasiones; en
segundo término, se regulan de manera unitaria las ejecuciones de créditos con

90
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

garantía real, eliminando la multiplicidad de regulaciones existente en la actua-


lidad; y, finalmente, se ordenan de manera más adecuada las actuales causas de
suspensión de la ejecución, distinguiendo las que constituyen verdaderos
supuestos de oposición a la ejecución (extinción de la garantía hipotecaria o del
crédito y disconformidad con el saldo reclamado por el acreedor), de los supues-
tos de tercería de dominio y prejudicialidad penal, aunque manteniendo, en
todos los casos, el carácter restrictivo de la suspensión del procedimiento.
Mención especial ha de hacerse del cambio relativo a la ejecución no dine-
raria. Era preciso, sin duda, modificar un regulación claramente superada desde
muy distintos puntos de vista. Esta Ley introduce los requerimientos y multas
coercitivas dirigidas al cumplimiento de los deberes de hacer y no hacer y se
aparta así considerablemente de la inmediata inclinación a la indemnización
pecuniaria manifestada en la Ley de 1881. Sin embargo, se evitan las constric-
ciones excesivas, buscando el equilibrio entre el interés y la justicia de la eje-
cución en sus propios términos, por un lado y, por otro, el respeto a la voluntad
y el realismo de no empeñarse en lograr coactivamente prestaciones a las que
son inherentes los rasgos personales del cumplimiento voluntario.

XVIII
En cuanto a las medidas cautelares, esta Ley las regula en un conjunto uni-
tario de preceptos, del que sólo se excluyen, por las razones que más adelante
se dirán, los relativos a las medidas específicas de algunos procesos civiles espe-
ciales. Se supera así una lamentable situación, caracterizada por escasas e insu-
ficientes normas, dispersas en la Ley de 1881 y en otros muchos cuerpos legales.
El referido conjunto de preceptos no es, empero, el resultado de agrupar la
regulación de las medidas cautelares que pudieran considerarse «clásicas», esta-
bleciendo sus presupuestos y su procedimiento. Esta Ley ha optado por sentar
con claridad las características generales de las medidas que pueden ser precisas
para evitar que se frustre la efectividad de una futura sentencia, perfilando unos
presupuestos y requisitos igualmente generales, de modo que resulte un régimen
abierto de medidas cautelares y no un sistema de número limitado o cerrado.
Pero la generalidad y la amplitud no son vaguedad, inconcreción o imprudencia.
La Ley se apoya en doctrina y jurisprudencia sólidas y de general aceptación.
El «fumus boni iuris» o apariencia de buen derecho, el peligro de la mora
procesal y la prestación de caución son, desde luego, factores fundamentales
imprescindibles para la adopción de medidas cautelares. La instrumentalidad de
las medidas cautelares respecto de la sentencia que pueda otorgar una concreta
tutela y, por tanto, la accesoriedad y provisionalidad de las medidas se garanti-
zan suficientemente con normas adecuadas. Se procura, con disposiciones con-
cretas, que las medidas cautelares no se busquen por sí mismas, como fin exclu-
sivo o primordial de la actividad procesal. Pero ha de señalarse que se establece

91
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

su régimen de modo que los justiciables dispongan de medidas más enérgicas


que las que hasta ahora podían pedir. Se trata de que las medidas resulten en
verdad eficaces para lograr, no sólo que la sentencia de condena pueda ejecu-
tarse de alguna manera, sino para evitar que sea ilusoria, en sus propios términos.
Aunque necesarias para conjurar el «periculum in mora», las medidas cau-
telares no dejan de entrañar, como es sabido, otros peligros y riesgos. De modo
que es preciso también regular cuidadosamente, y así se ha pretendido en esta
Ley, la oposición a las medidas cautelares, su razonable sustitución, revisión y
modificación y las posibles contracautelas o medidas que neutralicen o enerven
las cautelares, haciéndolas innecesarias o menos gravosas.
Las medidas cautelares pueden solicitarse antes de comenzar el proceso,
junto con la demanda o pendiente ya el litigio. Como regla, no se adoptan sin
previa contradicción, pero se prevé que, en casos justificados, puedan acordarse
sin oír al sujeto pasivo de la medida que se pretende. En dichos casos, se esta-
blece una oposición inmediatamente posterior. En la audiencia previa o en la
oposición, pero también más tarde, puede entrar en juego la contracautela que
sustituya la medida cautelar que se pretende o que ya se haya acordado.
Frente a alguna posición partidaria de atribuir el conocimiento y resolución
acerca de las medidas cautelares a un órgano jurisdiccional distinto del compe-
tente para el proceso principal, la Ley opta por no separar la competencia, sin
perjuicio de que no implique sumisión, respecto del proceso, la actuación de la
parte pasiva en el procedimiento relativo a medidas solicitadas antes de la inter-
posición de la demanda.
Esta opción no desconoce el riesgo de que la decisión sobre las medidas
cautelares, antes de la demanda o ya en el seno del proceso, genere algunos
prejuicios o impresiones en favor o en contra de la posición de una parte, que
puedan influir en la sentencia. Pero, además de que ese riesgo existe también al
margen de las medidas cautelares, pues el prejuicio podría generarse en la
audiencia previa al juicio o tras la lectura de demanda y contestación, esta Ley
se funda en una doble consideración.
Considera la Ley, por un lado, que todos los Jueces y Magistrados están en
condiciones de superar impresiones provisionales para ir atendiendo imparcial-
mente a las sucesivas pretensiones de las partes y para atenerse, en definitiva, a
los hechos probados y al Derecho que haya de aplicarse.
Y, por otra, no se pierde de vista que las medidas cautelares han de guardar
siempre relación con lo que se pretende en el proceso principal e incluso con
vicisitudes y circunstancias que pueden variar durante su pendencia, de suerte
que es el órgano competente para dicho proceso quien se encuentra en la situa-
ción más idónea para resolver, en especial si se tiene en cuenta la posibilidad
de alzamiento y modificación de las medidas o de su sustitución por una equi-

92
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tativa contracautela. Todo esto, sin contar con la menor complejidad procedi-
mental que comporta no separar la competencia.

XIX
La Ley establece los procesos especiales imprescindibles.
En primer lugar, los que, con inequívocas e indiscutibles particularidades,
han de servir de cauce a los litigios en asuntos de capacidad, filiación y matri-
moniales. Se trae así a la Ley procesal común, terminando con una situación
deplorable, lo que en ella debe estar, pero que hasta ahora se ha debido rastrear
o incluso deducir de disposiciones superlativamente dispersas, oscuras y pro-
blemáticas.
En segundo lugar, los procesos de división judicial de patrimonios, rúbrica
bajo la que se regulan la división judicial de la herencia y el nuevo procedi-
miento para la liquidación del régimen económico matrimonial, que permitirán
solventar cuestiones de esa índole que no se hayan querido o podido resolver
sin contienda judicial. Y, por último, dos procesos en cierto modo más novedo-
sos que los anteriores: el juicio monitorio y el proceso cambiario.
Por lo que respecta a los procesos en que no rige el principio dispositivo o
debe ser matizada su influencia en razón de un indiscutible interés público
inherente al objeto procesal, la Ley no se limita a codificar, sino que, con pleno
respeto a las reglas sustantivas, de las que el proceso ha de ser instrumental,
diseña procedimientos sencillos y presta singular atención a los problemas reales
mostrados por la experiencia. Destacables resultan las medidas cautelares espe-
cíficas que se prevén y que, en aras de las ventajas prácticas de una regulación
procesal agrupada y completa sobre estas materias, se insertan en estos procesos
especiales, en vez de llevarlas, conforme a criterios sistemáticos tal vez teórica-
mente más perfectos, a la regulación general de tales medidas.
Para la división judicial de la herencia diseña la Ley un procedimiento mucho
más simple y menos costoso que el juicio de testamentaría de la Ley de 1881.
Junto a este procedimiento, se regula otro específicamente concebido para servir
de cauce a la liquidación judicial del régimen económico matrimonial, con el
que se da respuesta a la imperiosa necesidad de una regulación procesal clara
en esta materia que se ha puesto reiteradamente de manifiesto durante la vigen-
cia de la legislación precedente.
En cuanto al proceso monitorio, la Ley confía en que, por los cauces de este
procedimiento, eficaces en varios países, tenga protección rápida y eficaz el
crédito dinerario líquido de muchos justiciables y, en especial, de profesionales
y empresarios medianos y pequeños.
En síntesis, este procedimiento se inicia mediante solicitud, para la que pue-
den emplearse impresos o formularios, dirigida al Juzgado de Primera Instancia

93
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

del domicilio del deudor, sin necesidad de intervención de procurador y abo-


gado. Punto clave de este proceso es que con la solicitud se aporten documentos
de los que resulte una base de buena apariencia jurídica de la deuda. La ley
establece casos generales y otros concretos o típicos. Es de señalar que la eficacia
de los documentos en el proceso monitorio se complementa armónicamente con
el reforzamiento de la eficacia de los genuinos títulos ejecutivos extrajudiciales.
Si se trata de los documentos que la ley misma considera base de aquella
apariencia o si el Tribunal así lo entiende, quien aparezca como deudor es
inmediatamente colocado ante la opción de pagar o «dar razones», de suerte
que si el deudor no comparece o no se opone, está suficientemente justificado
despachar ejecución, como se dispone. En cambio, si se «dan razones», es decir,
si el deudor se opone, su discrepancia con el acreedor se sustancia por los cauces
procesales del juicio que corresponda según la cuantía de la deuda reclamada.
Este juicio es entendido como proceso ordinario y plenario y encaminado, por
tanto, a finalizar, en principio, mediante sentencia con fuerza de cosa juzgada.
Si el deudor no comparece o no se opone, se despacha ejecución según lo
dispuesto para las sentencias judiciales. En el seno de esta ejecución forzosa
cabe la limitada oposición prevista en su lugar, pero con la particularidad de que
se cierra el paso a un proceso ordinario en que se reclame la misma deuda o la
devolución de lo que pudiera obtenerse en la ejecución derivada del monitorio.
Este cierre de las posibilidades de litigar es conforme y coherente con la doble
oportunidad de defensa que al deudor le asiste y resulta necesario para dotar de
eficacia al procedimiento monitorio.
Conviene advertir, por último, en cuanto al proceso monitorio, que la Ley
no desconoce la realidad de las regulaciones de otros países, en las que este
cauce singular no está limitado por razón de la cuantía. Pero se ha considerado
más prudente, al introducir este instrumento de tutela jurisdiccional en nuestro
sistema procesal civil, limitar la cuantía a una cifra razonable, que permite la
tramitación de reclamaciones dinerarias no excesivamente elevadas, aunque
superiores al límite cuantitativo establecido para el juicio verbal.
El juicio cambiario, por su parte, no es sino el cauce procesal que merecen
los créditos documentados en letras de cambio, cheques y pagarés. Se trata de
una protección jurisdiccional singular, instrumental de lo dispuesto en la ley
especial sobre esos instrumentos del tráfico jurídico. La eficaz protección del
crédito cambiario queda asegurada por el inmediato embargo preventivo, que
se convierte automáticamente en ejecutivo si el deudor no formula oposición o
si ésta es desestimada. Fuera de los casos de estimación de la oposición, el
embargo preventivo sólo puede alzarse ante la alegación fundada de falsedad
de la firma o de falta absoluta de representación, configurándose así, en esta Ley,
un sistema de tutela jurisdiccional del crédito cambiario de eficacia estricta-
mente equivalente al de la legislación derogada.

94
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

XX
Mediante las disposiciones adicionales segunda y tercera se pretende, por
un lado, hacer posibles las actualizaciones y adaptaciones de cuantía que en el
futuro sean convenientes, entre las cuales la determinada por la plena implan-
tación del euro y, por otra parte, la efectiva disposición de nuevos medios mate-
riales para la constancia de vistas, audiencias y comparecencias.
En cuanto a la disposición adicional segunda, el mantenimiento de la cuantía
en pesetas junto a la cuantía en euros, en ciertos casos, obedece al propósito de
facilitar la determinación del procedimiento que se ha de seguir en primera ins-
tancia y la posibilidad de acceso a algunos recursos, evitando tener que convertir
a moneda europea las cuantías que consten en documentos y registros, quizá
largamente ajenas a dicha moneda, en que haya de fundarse la cuantificación.
Las disposiciones transitorias prevén, conforme a criterios racionales de fácil
comprensión y aplicación, los problemas que se pueden suscitar en cuanto a los
procesos pendientes al tiempo de entrar en vigor la Ley, tras la vacación de un
año prevista en la correspondiente disposición final. El criterio general, que se
va aplicando a los distintos casos, es el de la más rápida efectividad de la nueva
Ley.
La disposición derogatoria contiene gran número de normas, a consecuencia
de la misma naturaleza de esta Ley y de su empeño por evitar la simple cláusula
derogatoria general, conforme a lo dispuesto en el apartado segundo del art. 2
del Código Civil. El fácil expediente de la mera cláusula general no sólo es
reprochable desde el punto de vista de la técnica jurídica y, en concreto, de la
legislativa, sino que genera con frecuencia graves problemas.
En su primer apartado, la disposición derogatoria se refiere, en primer lugar,
a la misma Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881, con necesarias excepciones
temporales a la derogación general, en razón de futuras Leyes reguladoras de la
materia concursal, de la jurisdicción voluntaria y de la cooperación jurídica
internacional en materia civil.
Además, se derogan preceptos procesales hasta ahora de una veintena de
leyes distintas, así como, entre otros, el Decreto de 21 de noviembre de 1952,
sobre normas procesales de Justicia Municipal, y el Decreto–Ley sobre embargo
de empresas, de 20 de octubre de 1969. En numerosas ocasiones, esos preceptos
son sustituidos por normas nuevas en la presente Ley. Otras veces, se integran
en ella. Y, en ciertos casos, son modificados por medio de disposiciones finales,
de diversa índole, a las que enseguida se hará referencia.
En lo que afecta al Código Civil, ha de destacarse que, si bien se suprimen
las normas relativas a los medios de prueba, se mantienen aquellos preceptos
relativos a los documentos que pueden tener relevancia, y no pequeña, en el
tráfico jurídico. Algunos de esos preceptos que permanecen mencionan expre-

95
Artículo 1 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

samente la prueba, pero, además de no ser contradictorios, sino armónicos, con


los de esta Ley, ha de entenderse que tratan de la certeza y eficacia extrajudi-
ciales. La raigambre de dichas normas ha aconsejado no derogarlas, sin perjuicio
de la posibilidad de que, en el futuro, sean perfeccionadas.
En cuanto a las disposiciones finales, algunas se limitan a poner en conso-
nancia las remisiones de leyes especiales a la Ley de Enjuiciamiento Civil. Otras,
en cambio, modifican la redacción de ciertos preceptos en razón de las inno-
vaciones contenidas en esta Ley. Tal es el caso, por ejemplo, de ciertos apartados
del art. 15 y de la disposición adicional primera de la Ley de Venta a Plazos de
Bienes Muebles. Introducido en nuestro ordenamiento el proceso monitorio y
contempladas expresamente en la ley las deudas por plazos impagados contra
lo previsto en los contratos regulados en dicha ley, parece obligado que la vir-
tualidad consistente en llevar aparejada ejecución, atribuida a ciertos títulos,
haya de acomodarse a lo dispuesto para ésta.
La modificación del art. 11 de la Ley de Arbitraje viene exigida por el cambio
en el tratamiento procesal de la jurisdicción que la presente Ley opera. Pero,
además, ha de contribuir a reforzar la eficacia de la institución arbitral, pues será
posible, en adelante, que la sumisión a árbitros se haga valer dentro del proceso
judicial de modo que el Tribunal se abstenga de conocer al comienzo, y no al
final, de dicho proceso, como ocurría a consecuencia de configurar como
excepción dilatoria la alegación de compromiso.
Las reformas en la Ley Hipotecaria, estudiadas con singular detenimiento,
buscan cohonestar la regulación de esta Ley con la mayor integridad y claridad
de aquélla. Son necesarios también ciertos cambios en las leyes procesales labo-
ral y penal, regulando de modo completo la abstención y recusación en los
correspondientes procesos y algunos otros extremos concretos. En la ley procesal
penal, resulta oportuno modificar el precepto relativo a los días y horas hábiles
para las actuaciones judiciales de instrucción.
En la línea seguida por esta Ley en el sentido de facilitar la prestación de
cauciones o la constitución de depósitos, se reforma la disposición adicional de
la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a
Motor. Lo que importa a la Administración de Justicia, en razón de los legítimos
derechos e intereses de muchos justiciables, no es que otros justiciables dispon-
gan de dinero en efectivo para destinarlo a depósitos y cauciones, sino que, en
su momento, unas determinadas sumas de dinero puedan inmediatamente des-
tinarse a las finalidades que la ley establezca.

96
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 1

TÍTULO PRELIMINAR
De las normas procesales y su aplicación

Artículo 1. Principio de legalidad procesal


En los procesos civiles, los tribunales y quienes ante ellos acudan e inter-
vengan deberán actuar con arreglo a lo dispuesto en esta Ley.
Véase art. 117.3 CE

COMENTARIOS
1. Al igual que sucede en el frontispicio de otras leyes procesales (vgr. art. 1
LECrim), la LEC inaugura su articulado consagrando el principio de legalidad
procesal. Bajo la denominación del referido principio, y según se proyecte el
mismo hacia el plano del procedimiento (de la pura sucesión de actos jurídicos)
o hacia el del proceso en sí mismo considerado, se han venido englobando,
tradicionalmente, dos diferentes contenidos o significados, a saber:
a) Desde una vertiente endógena, con el principio de legalidad procesal se
quiere significar que la totalidad de los actos procesales que integran un concreto
tipo de proceso (civil, penal, laboral, administrativo...) han de llevarse a cabo de
la manera predeterminada por la Ley, y han revestir la forma que ésta imponga
en cada caso. Los actos conformadores del proceso, por tanto, están sometidos
a una «reserva de ley», tal y como expresamente proclama el art. 117.3 CE.
Por ello podría afirmarse que, ex ante, el principio de legalidad procesal
impone un mandato al legislador, el de regular los actos de que se compone el
proceso mediante normas con rango de ley, y una prohibición al Poder Ejecu-
tivo, cuál es la de abstenerse de llevar a cabo semejante regulación a través de
normas reglamentarias de menor rango, más allá de lo que sea mero desarrollo
de una lex previa. Pero, ex post, dicho principio configura también un mandato
u obligación («… deberán actuar…»), dirigido tanto al órgano judicial («… los
tribunales…»), como a las partes procesales («… y quienes ante ellos acudan…»),
para que todos ellos intervengan en el proceso civil observando las prescripcio-
nes legales que disciplinan tal tipo procesal (SSTS 1.ª 10.5.91, 30.9.91). Por eso
constituye ya una tradición el afirmar que las normas procesales son «ius
cogens», o poseen un marcado carácter de «orden público».
En consecuencia, tanto los titulares de los órganos judiciales por razón de su
oficio, como las partes procesales que libre y voluntariamente hayan decidido
plantear su conflicto ante tales órganos integrantes de la Jurisdicción, se encuen-
tran absolutamente sometidas al procedimiento marcado en cada caso por las
leyes reguladoras de los diferentes procesos, debiendo seguir los dictados y
mandatos contenidos en las mismas en cada una de las fases (alegación, prueba,

97
Artículo 1 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

conclusión, impugnación, ejecución) por las que atraviese el enjuiciamiento


procesal de aquel conflicto.
b) Desde una vertiente exógena, el principio de legalidad procesal se iden-
tifica con el de necesidad para denotar la imposibilidad de que un conflicto de
determinada índole, por razón de los intereses enfrentados, pueda ser resuelto
más allá del proceso, por cauces o métodos de resolución distintos a los que se
regulan en las leyes procesales, o con la intervención de otros órganos que no
sean los órganos integrantes del Poder Judicial.
El principio de legalidad en materia procesal, por tanto, nos indica la nece-
sidad u obligatoriedad de someter al sólo y exclusivo método del proceso juris-
diccional la resolución de determinados conflictos intersubjetivos y sociales,
careciendo, a diferencia del anterior, de un concreto respaldo constitucional,
que deja al legislador en situación de entera libertad para arbitrar otro tipo de
métodos de resolución de conflictos alternativos al proceso.
Pero esta segunda manifestación del principio de legalidad procesal opera,
fundamentalmente, en el ámbito penal, y no, al menos en línea de principio, en
el seno del proceso civil (que es al que se refiere el art. 1 LEC), donde la cir-
cunstancia de que los derechos e intereses en litigio sean, como regla general,
de la libre disposición de las partes enfrentadas (v. arts. 19–22 LEC), hace que
éstas sean dueñas de trasladar su controversia, bien al proceso jurisdiccional,
bien al arbitraje, a la mediación o a cualesquiera otros métodos de resolución
de conflictos, o bien, incluso, a consentir la vulneración de los mismos sin pro-
mover reacción de ningún tipo.
Con todo, el ordenamiento civil no es absolutamente ajeno al reconoci-
miento de derechos o intereses que, una vez entrados en conflicto, no disponen
sino del proceso como único cauce de resolución jurídica. Son los conflictos
que dan lugar a lo que CALAMANDREI denominaba procesos civiles inquisiti-
vos, dominados por el principio de necesidad, y que precisamente por esta causa
se erigen en los únicos instrumentos que el Derecho pone a disposición de las
partes para obtener la solución pacífica y ordenada de sus controversias. Así
acontece, por ejemplo, con los procesos de disolución matrimonial (regulados
en los arts. 769 y ss. LEC), o con los procesos de incapacitación (arts. 756 y ss.
LEC), entre otros, con respecto a los cuales el art. 751 LEC proclama la «indis-
ponibilidad del objeto del proceso».
2. La vulneración del principio de legalidad procesal en sus distintas mani-
festaciones provoca la observancia de también distintos regímenes jurídicos:
a) La lesión del principio que tratamos, en la primera de sus manifestaciones,
puede llegar a ocasionar la nulidad de pleno derecho del acto de que se trate.
Así lo prevé el art. 225.3.º LEC (y también el art. 238.3.º LOPJ), que proclama la
nulidad radical del acto procesal en cuya realización «se prescinda de normas

98
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 1

esenciales del procedimiento, siempre que, por esta causa, haya podido produ-
cirse indefensión». Fuera de estos casos en que, por mor de la existencia de
indefensión, no sólo se vulnera el principio de legalidad procesal sino también
el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), la infracción
de las normas y garantías procesales produce la mera anulabilidad del acto pro-
cesal, y su posible subsanación (vid. arts. 229–231 LEC y arts. 241–243 LOPJ).
Por lo demás, la infracción de normas procesales podrá evidenciarse de ofi-
cio por el propio órgano judicial, o hacerse valer por las partes a través de los
distintos medios de impugnación legalmente previstos, o mediante la promoción
del «incidente de nulidad de actuaciones» (arts. 227–228 LEC y 240 LOPJ.
b) En cambio, cuando el principio de legalidad se muestra como un auténtico
principio del proceso, su lesión presenta otros distintos cauces de reparación. En
concreto, si la materia litigiosa es ajena a la libre disposición de las partes
enfrentadas éstas tendrán que deducir su conflicto ante los órganos de la Juris-
dicción, y si acuden al arbitraje para solventar su controversia habrá de decla-
rarse nulo el convenio arbitral (y, en su caso, el consiguiente laudo), lo que
podrán hacer los propios árbitros (art. 21.1 LA), o los tribunales civiles en vía de
anulación (art. 41.1 LA).

JURISPRUDENCIA
«También es doctrina constante de este Tribunal que las formas y requisitos proce-
sales, legítimamente establecidos por el legislador, cumplen un papel de capital impor-
tancia para la ordenación del proceso, y que no puede dejarse al arbitrio de las partes el
cumplimiento de los mencionados requisitos procesales, ni la disponibilidad del
momento de dicho cumplimiento, ya que éste es de orden público y de carácter impe-
rativo y escapa del poder de disposición de las partes y del propio órgano judicial» (STC
16/1988, de 15 de febrero, LA LEY 100661–NS/0000).
«lo que hace la sentencia recurrida es cumplir el art. 1 LEC (LA LEY 58/2000), según
el cual "[e]n los procesos civiles, los tribunales y quienes ante ellos acudan e intervengan
deberán actuar con arreglo a lo dispuesto en esta Ley" y, en consecuencia, decidir sobre
las costas procesales aplicando el art. 394 LEC (LA LEY 58/2000) con prevalencia sobre
las previsiones estatutarias de la comunidad demandante. Al decidir así, el Tribunal sen-
tenciador no vulneró ninguna de las normas citadas en los motivos examinados sino que,
lejos de ello, se ajustó al principio de legalidad procesal que, además, en este caso se
encontraba en estrecha relación con el de tutela judicial efectiva reconocida en el art.
24 de la Constitución (LA LEY 2500/1978), ya que los acuerdos estatutarios invocados
en estos motivos llegan al punto de justificar incluso una imposición de costas al comu-
nero que venciera totalmente en juicio a la comunidad de propietarios que le demandara
como deudor, limitando así, ya de entrada o por anticipado, sus expectativas o posibili-
dades de defensa» (STS 1.ª 26 marzo 2012, LA LEY 29293/2012).

99
Artículo 2 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 2. Aplicación en el tiempo de las normas procesales civiles


Salvo que otra cosa se establezca en disposiciones legales de Derecho tran-
sitorio, los asuntos que correspondan a los tribunales civiles se sustanciarán
siempre por éstos con arreglo a las normas procesales vigentes, que nunca serán
retroactivas.
Véanse DF 29.ª LEC; art. 2 CC

COMENTARIOS
1. El hecho de que el proceso no se perfeccione en un instante determinado
en el tiempo, sino que constituya, por el contrario, un conjunto plural y hetero-
géneo de actos jurídicos, de tracto sucesivo, y que para desarrollarse precisan
de generosas dosis de tiempo, supone que el régimen de retroactividad o irre-
troactividad de la norma procesal se muestre, cuando menos, dotado de alguna
singularidad.
En buena técnica jurídica, la norma procesal nunca despliega sus efectos
retroactivamente, es decir, nunca alcanza a ser aplicada a situaciones jurídicas
nacidas y finalizadas con anterioridad en el tiempo a su efectiva entrada en vigor.
Ello no obstante, la posibilidad de que la norma procesal, como suele ser habitual
en las reformas de las leyes de enjuiciamiento, se aplique a procesos pendientes
y, más en concreto, a fases procesales en trance de desarrollo en el momento de
producirse la entrada en vigor de aquélla, denota cierto asomo de retroactividad
en dicha norma procesal, en cuanto que la misma puede llegar a ser aplicada a
procesos que se iniciaron con anterioridad a su efectiva entrada en vigor.
2. Exponentes de dicha supuesta retroactividad los hay con abundancia en
la LEC. De un lado, la aplicación de la misma a procesos aún pendientes en el
momento de su entrada en vigor se da, por ejemplo, en la DT 2.ª, según la cual
la impugnación ordinaria y extraordinaria de la sentencia que recaiga en un
proceso aún en tramitación en su primera instancia, así como su ejecución pro-
visional, se regirá por las previsiones de la vigente LEC. De otro, la aplicación de
la LEC a fases procesales aún no finalizadas se halla, por ejemplo, en la DT 6.ª,
que obliga a que la ejecución iniciada con anterioridad a la entrada en vigor de
la LEC se siga tramitando conforme a las disposiciones de la vigente Ley «para
las actuaciones ejecutivas que aún puedan realizarse o modificarse hasta la
completa satisfacción del ejecutante».

JURISPRUDENCIA
«la exclusión del efecto retroactivo, en referencia a las leyes procesales consiste en
que los procesos ya iniciados se substancien, cualquiera sea el estado en que se hallen
al comenzar la vigencia de la nueva normativa, por la anterior y que regía en el momento
de su iniciación sujetándose a ella en todos sus trámites y recursos, a salvo únicamente

100
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 3

lo que aquella nueva normativa expresamente dispusiera en contrario» (AAP Madrid 24


febrero 2015, LA LEY 246946/2015).
«Así se deduce del art. 2 LEC (LA LEY 58/2000), sobre aplicación en el tiempo de las
normas procesales, según el cual ha de estarse, en primer término, a lo establecido en
las disposiciones legales de Derecho transitorio, y solo en su defecto, opera de forma
plena el principio general de aplicación al proceso de las normas procesales vigentes
que, nunca serán retroactivas» (STS 1.ª 28 junio 2012, LA LEY 138124/2012).

Artículo 3. Ámbito territorial de las normas procesales civiles


Con las solas excepciones que puedan prever los Tratados y Convenios inter-
nacionales, los procesos civiles que se sigan en el territorio nacional se regirán
únicamente por las normas procesales españolas.
Véanse DF 20.ª LEC; arts. 21 y 22 LOPJ; LCJIMC

COMENTARIOS
1. Este precepto incorpora al texto de la LEC una regulación que hasta ahora
era objeto de mención en el CC, concretamente en el párrafo segundo de su art.
8 (ahora sin contenido), en la que se sienta la regla general de que los procesos
civiles que se sigan en territorio español, ante los Juzgados y Tribunales inte-
grantes del Poder Judicial español, se regirán únicamente por las normas proce-
sales españolas, salvedad hecha de lo que eventualmente puedan disponer los
Tratados y Convenios Internacionales ratificados por nuestro país.
Para conocer qué procesos civiles son los que pueden ser sustanciados ante
los tribunales españoles ha de acudirse a los arts. 21 y 22 LOPJ, a los que se hará
mención infra, en los comentarios al art. 36 LEC.
2. La norma se refiere expresamente a «los procesos civiles que se sigan en
territorio español», terminología ésta que permitiría inferir que, en un caso deter-
minado, no tratándose de procesos civiles seguidos en España sino de actuacio-
nes procesales determinadas (vgr. la práctica de un medio probatorio) requeridas
por órganos judiciales extranjeros en el ejercicio del auxilio internacional entre
órganos judiciales (arts. 277–278 LOPJ, 177 LEC), cabría la posibilidad de que
éstos pudiesen aplicar las normas procesales propias del Estado extranjero soli-
citante del auxilio. Sobre este extremo hemos de remitirnos a lo dispuesto en la
LCJIMC.
3. Con todo, sin embargo, es el propio art. 3 LEC el que permite admitir la
aplicación de un Derecho Procesal extranjero por parte de los Juzgados y Tri-
bunales españoles cuando así lo prevean «los Tratados y Convenios Internacio-
nales».

101
Artículo 4 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
«las normas que regulan las referidas materias (medios admisibles para demostrar la
realidad del daño y valoración judicial de los mismos) son de naturaleza procesal, con
independencia de que tengan su sede en textos de otra naturaleza (así, en nuestro Código
Civil, hasta la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2.000, de 7 de enero) Y, ello sentado, son
las leyes procesales españolas las únicas aplicables a las actuaciones que se sustancien
en territorio español, tal como disponía el aplicable art. 8.2 del Código Civil (LA LEY
1/1889) y hoy establece el art. 3, en relación con los arts. 281, 299, 326 y 348, de la
vigente Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2.000, de 7 de enero» (STS 1.ª 8 abril 2005, LA
LEY 11937/2005).

Artículo 4. Carácter supletorio de la Ley de Enjuiciamiento Civil


En defecto de disposiciones en las leyes que regulan los procesos penales,
contencioso–administrativos, laborales y militares, serán de aplicación, a todos
ellos, los preceptos de la presente Ley.
Véase LECrim, LJCA, LRJS; LOPM

LIBRO I
De las disposiciones generales relativas a los juicios civiles

TÍTULO I
De la comparecencia y actuación en juicio

Artículo 5. Clases de tutela jurisdiccional


1. Se podrá pretender de los tribunales la condena a determinada prestación,
la declaración de la existencia de derechos y de situaciones jurídicas, la consti-
tución, modificación o extinción de estas últimas, la ejecución, la adopción de
medidas cautelares y cualquier otra clase de tutela que esté expresamente pre-
vista por la ley.
2. Las pretensiones a que se refiere el apartado anterior se formularán ante
el Tribunal que sea competente y frente a los sujetos a quienes haya de afectar
la decisión pretendida.

COMENTARIOS
Comienza el Libro I de la LEC con la proclamación acerca de las diferentes
clases de tutela jurisdiccional que los tribunales del orden civil pueden prestar
en el marco de un proceso de esta misma naturaleza, o, lo que es lo mismo,
sobre las clases de pretensiones y, por ende, las clases de sentencias, que pueden

102
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 5

deducirse y decretarse, respectivamente, en dicho ámbito procesal; a saber: la


declarativa, la ejecutiva y la cautelar.
1. Tutela declarativa: a esta primera clase de tutela jurisdiccional se refiere
la LEC al reconocer la posibilidad de que los sujetos de derecho puedan pre-
tender de los tribunales civiles «la condena a determinada prestación, la decla-
ración de la existencia de derechos y de situaciones jurídicas (así como) la cons-
titución, modificación o extinción de estas últimas…». Dicha previsión, como es
bien conocido, da lugar al ejercicio de las pretensiones mero–declarativas o
declarativas puras, de las constitutivas y de las de condena, las cuales se sus-
tanciarán en los juicios declarativos contemplados en la LEC (arts. 399 y ss), y
cuyo enjuiciamiento sobre el fondo de lo pretendido por la parte dará lugar a la
emisión de sentencias mero–declarativas, constitutivas y de condena.
Con carácter general, la tutela jurisdiccional declarativa presupone la exis-
tencia de un conflicto en el seno de las relaciones intersubjetivas o sociales,
conflicto que es precisamente el presupuesto material que dará origen al naci-
miento de un proceso declarativo en el que los sujetos enfrentados tendrán la
oportunidad de exponer sus respectivas posiciones sobre los extremos litigiosos,
a las cuales deberán dar respuesta motivada y congruente los órganos judiciales.
2. Tutela ejecutiva: los tribunales civiles también prestarán la tutela ejecutiva,
consistente en la adopción de las medidas coercitivas que resulten precisas para
conseguir el cumplimiento de una obligación incorporada a un título de ejecu-
ción (v. art. 517.2 LEC).
La prestación de esta clase de tutela presupone, pues, la inexistencia de con-
flicto a propósito de la titularidad de la indicada obligación. Dicho conflicto,
como ya se ha dicho, habrá debido ser el objeto de un previo proceso civil
declarativo, el cual, tras haber dispuesto las partes contendientes de la oportu-
nidad de defender sus respectivos derechos e intereses legítimos, habrá sido
resuelto mediante una resolución que, una vez alcanzada la firmeza, producirá
la totalidad de los efectos de la cosa juzgada material, convirtiéndose así en un
título de ejecución.
Es sabido que la resolución de conflictos civiles no es un monopolio de los
órganos judiciales, pues algunos de ellos (los relativos a derechos e intereses de
libre disposición de los sujetos enfrentados) pueden ser resueltos mediante
mecanismos alternativos (arbitraje, mediación...). Pero, como quiera que la acti-
vidad ejecutiva sí escapa a las manos privadas, el ordenamiento sí deposita en
las solas manos de los tribunales la actividad coercitiva que resulte necesaria
para conseguir el cumplimiento de la obligación incorporada a un laudo arbitral
o a un acuerdo de mediación, que igualmente se erige en otro exponente de los
títulos de ejecución.
Desgraciadamente, sin embargo, junto a estos clásicos títulos de ejecución
procesales (sentencia firme de condena, autos firmes que aprueben transaccio-

103
Artículo 6 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

nes judiciales...) y extra procesales (el laudo arbitral, el acuerdo de mediación),


el art. 517.2 LEC también ha catalogado erróneamente como tales a la mayor
parte de los que, bajo la vigencia de la anterior LEC de 1881, constituían «títulos
ejecutivos». Estos títulos, que no abrían el proceso de ejecución sino el juicio
ejecutivo (un proceso declarativo sumario donde el deudor tenía limitados sus
medios de defensa como consecuencia de la autenticidad y fiabilidad de los
documentos acreditativos del derecho de crédito impagado), han pasado inex-
plicablemente a convertirse en títulos de ejecución, cual si el crédito que llevan
incorporado ya hubiese sido objeto de una previa controversia declarativa fina-
lizada a través de un pronunciamiento judicial incontestable (v. aptos. 4.º a 7.º
del art. 517.2 LEC).
3. Tutela cautelar: finalmente, en el ámbito del proceso civil también podrán
instar los sujetos de derecho una tutela jurisdiccional que, como nos indica el
art. 721 LEC, tenga por objeto la adopción de aquellas medidas que se consi-
deren necesarias para asegurar la efectividad de la tutela judicial declarativa que
pudiera otorgarse en la sentencia estimatoria que se dictare como culminación
de un juicio ordinario o verbal. La tutela cautelar se muestra, así, como una tutela
instrumental de la tutela declarativa, a cuyo aseguramiento y efectividad coad-
yuva decisivamente, mas no ligadas a la tutela ejecutiva, la cual, por naturaleza,
y dado que la prestación de la misma presupone la inexistencia de conflicto
alguno entre las partes, excluye cualquier ámbito de operatividad a las medidas
cautelares.

CAPÍTULO I
De la capacidad para ser parte, la capacidad procesal y la legitimación

Artículo 6. Capacidad para ser parte


1. Podrán ser parte en los procesos ante los tribunales civiles:
1. Las personas físicas.
2. El concebido no nacido, para todos los efectos que le sean favorables.
3. Las personas jurídicas.
4. Las masas patrimoniales o los patrimonios separados que carezcan tran-
sitoriamente de titular o cuyo titular haya sido privado de sus facultades de dis-
posición y administración.
5. Las entidades sin personalidad jurídica a las que la ley reconozca capaci-
dad para ser parte.
6. El Ministerio Fiscal, respecto de los procesos en que, conforme a la ley,
haya de intervenir como parte.
7. Los grupos de consumidores o usuarios afectados por un hecho dañoso
cuando los individuos que lo compongan estén determinados o sean fácilmente

104
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 6

determinables. Para demandar en juicio será necesario que el grupo se constituya


con la mayoría de los afectados.
8. Las entidades habilitadas conforme a la normativa comunitaria europea
para el ejercicio de la acción de cesación en defensa de los intereses colectivos
y de los intereses difusos de los consumidores y usuarios.
2. Sin perjuicio de la responsabilidad que, conforme a la ley, pueda corres-
ponder a los gestores o a los partícipes, podrán ser demandadas, en todo caso,
las entidades que, no habiendo cumplido los requisitos legalmente establecidos
para constituirse en personas jurídicas, estén formadas por una pluralidad de
elementos personales y patrimoniales puestos al servicio de un fin determinado.
Véase art. 7 LEC

COMENTARIOS
1. La capacidad para ser parte alude al estado jurídico que posibilita el ser
titular de los derechos, intereses legítimos y obligaciones que se discuten en un
proceso. Se distingue de su homónima civil (la capacidad jurídica) en que es
considerablemente más amplia, al reconocérsela el ordenamiento procesal a
sujetos o entidades que carecen de ella en el Derecho privado (tales como, por
ejemplo, algunas «masas patrimoniales o patrimonios separados», o las propias
«entidades sin personalidad jurídica»). El art. 6 LEC confiere capacidad para ser
parte a los siguientes sujetos, entes y colectivos:
a) Las «personas físicas» (art. 6.1.1.º LEC), incluido el «concebido, no
nacido» (art. 6.1.2.º LEC), aunque este último gozará de dicha capacidad úni-
camente «para todos los efectos que le sean favorables».
b) Las «personas jurídicas» (art. 6.1.3.º LEC), concepto en el interior del cual
el ordenamiento civil engloba don conjuntos diferenciados de ellas: 1.º) A las
corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público reconocidas por
la ley; y 2.º) A las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o
industriales (art. 35 CC).
c) Los tradicionalmente denominados «patrimonios independientes», a los
que el art. 6.1.4.º LEC se refiere como «masas patrimoniales o patrimonios sepa-
rados que carezcan transitoriamente de titular o cuyo titular haya sido privado
de sus facultades de disposición y administración», entre los que destacan: 1.º)
La herencia yacente, esto es, la herencia testada y la intestada ya aceptadas,
durante el tiempo que media desde la delación hasta la partición, porque hasta
que no se produce esta última los herederos no adquieren la propiedad exclusiva
de los bienes que le hayan sido adjudicados (art. 1068 CC), y durante la pen-
dencia del plazo para deliberar en la herencia aún no aceptada (arts. 1020 CC);
y 2.º) La masa de bienes del concurso, al menos en la llamado concurso nece-
sario, en el cual, y como quiera que se suspende el ejercicio por el deudor de
las facultades de administración y disposición sobre su patrimonio, dicha masa

105
Artículo 6 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

patrimonial, como patrimonio independiente, para a ser gestionado por los


administradores concursales (art. 40.2 LC).
d) Las entidades sin personalidad jurídica, y aunque parezca una paradoja,
el art. 6.1.5.º LEC les reconoce la personalidad jurídica necesaria para ser parte
en un proceso siempre que una «ley» así lo establezca.
e) El art. 6.1.6.º LEC otorga capacidad para ser parte al «Ministerio Fiscal»,
respecto de los procesos que, conforme a la ley, haya de intervenir como parte».
Para determinar el alcance de la intervención del Ministerio Fiscal en los pro-
cesos civiles, esencial resulta el examen de la Circular de la Fiscalía General del
Estado núm. 1/2001, de 5 de abril, sobre incidencia de la LEC en la intervención
del Fiscal en los procesos civiles.
f) El art. 6.1.7.º LEC reconoce novedosamente capacidad para ser parte a los
«grupos de consumidores o usuarios afectados por un hecho dañoso», pero, eso
sí, siempre que, en primer lugar, «los individuos que lo compongan estén deter-
minados o sean fácilmente determinables», y siempre que, en segundo término,
para demandar en juicio «el grupo se constituya con la mayoría de los afecta-
dos». Se reconoce, así, capacidad a estos colectivos, no por las personas físicas
que los integran, sino en cuanto tales colectivos (es decir, en cuanto entes sin
personalidad jurídica); y de ahí que se les exija que todos los consumidores o
usuarios agrupados estén determinados o sean fácilmente determinables (pues,
de lo contrario, el proceso habría de ser instado, bien por la persona física afec-
tada, o bien por una asociación de consumidores y usuarios legalmente consti-
tuida), y que la agrupación se constituya con la mayoría de sus miembros (pues,
de lo contrario, bien por la indeterminación de sus miembros, o bien por no
haberse obtenido más que una minoritaria concordancia de voluntades, el grupo
no sería representativo del colectivo de afectados, todos los cuales se verían así
obligados a acudir a la Jurisdicción a título individual, en tanto que personas
físicas).
g) Finalmente, el último de los apartados del art. 6.1 LEC (el 8.º, que debe su
redacción a la Ley 39/2002, de 28 de octubre, de trasposición al ordenamiento
jurídico español de diversas directivas comunitarias en materia de protección de
los intereses de los consumidores y usuarios), reconoce capacidad para ser parte
a las entidades a las que la normativa comunitaria europea habilita para el ejer-
cicio de la acción de cesación en defensa de dichos consumidores y usuarios.
2. Como es sabido, las personas jurídicas privadas precisan cumplimentar
una serie de requisitos para adquirir la plena capacidad jurídica (elevación a
escritura pública de la escritura de constitución, inscripción en el Registro…).
Pero ocurre que, en la práctica, muchas de estas personas jurídicas comienzan
a operar en el tráfico jurídico antes de cumplimentar todos esos requisitos cons-
titutivos, es decir, antes de adquirir conforme al derecho objetivo la plena capa-
cidad jurídica. Se habla entonces en estos casos de la existencia de «sociedades

106
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 7

irregulares» (de personas jurídicas en potencia), carentes de personalidad jurí-


dica y de capacidad para ser parte, pero operativas en las relaciones comerciales
y, por tanto, susceptibles de contraer obligaciones y de disfrutar de derechos.
Pues bien, el ordenamiento procesal posibilita su participación en el proceso
(es decir, reconociendo excepcionalmente a las mismas la capacidad para ser
parte), pero únicamente a los efectos de que las mismas puedan ser demandadas
(esto es, el lado pasivo de la relación jurídica procesal); pero no para que puedan
demandar por sí mismas a terceros en un proceso, cosa que el ordenamiento les
prohíbe (art. 6.2 LEC).

Artículo 7. Comparecencia en juicio y representación


1. Sólo podrán comparecer en juicio los que estén en el pleno ejercicio de
sus derechos civiles.
2. Las personas físicas que no se hallen en el caso del apartado anterior
habrán de comparecer mediante la representación o con la asistencia, la auto-
rización, la habilitación o el defensor exigidos por la ley.
3. Por los concebidos y no nacidos comparecerán las personas que legítima-
mente los representarían si ya hubieren nacido.
4. Por las personas jurídicas comparecerán quienes legalmente las represen-
ten.
5. Las masas patrimoniales o patrimonios separados a que se refiere el núm.
4.º del apartado 1 del artículo anterior comparecerán en juicio por medio de
quienes, conforme a la ley, las administren.
6. Las entidades sin personalidad a que se refiere el núm. 5.º del apartado 1
del artículo anterior comparecerán en juicio por medio de las personas a quienes
la ley, en cada caso, atribuya la representación en juicio de dichas entidades.
7. Por las entidades sin personalidad a que se refiere el núm. 7.º del apartado
1 y el apartado 2 del artículo anterior comparecerán en juicio las personas que,
de hecho o en virtud de pactos de la entidad, actúen en su nombre frente a
terceros.
8. Las limitaciones a la capacidad de quienes estén sometidos a concurso y
los modos de suplir las se regirán por lo establecido en la Ley Concursal.
Véase art. 6 LEC

COMENTARIOS
1. Cuando lo sujetos con capacidad para ser parte operen en el tráfico jurí-
dico, interviniendo activamente en actuaciones con relevancia en el mundo del
Derecho de las que pueda derivarse un conflicto susceptible de ser enjuiciado
en un proceso por un órgano judicial, precisarán también de la capacidad pro-
cesal, o aptitud para decidir la realización de los distintos actos procesales (el

107
Artículo 7 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ejercicio de la acción, la interposición de un recurso, la renuncia a la pretensión,


el allanamiento, etc.), bien por uno mismo, o bien a través de un representante
material.
En algunas pocas ocasiones, el propio sujeto que ostente la capacidad para
ser parte ostentará también la capacidad procesal (así, por ejemplo, es el caso
de las personas físicas mayores de edad y no incapacitadas, o el del Ministerio
Fiscal), mientras que, por el contrario, en la mayoría de los casos será un tercero,
un representante material del sujeto con capacidad para ser parte pero proce-
salmente incapaz, quien intervenga en su nombre (así, por ejemplo, es el caso
de todas las personas jurídicas, el de los entes sin personalidad jurídica o el de
los grupos de consumidores y usuarios). En esos casos será un sujeto capaz quien
asuma la representación material del incapaz, sustituyendo su voluntad, sujeto
que se distingue así del representante procesal de la parte capaz, el Procurador,
que asume su representación ante los tribunales pero no alcanza a sustituir su
voluntad (salvo que ostente el denominado poder especial para pleitos –art. 25.2
LEC–).
El art. 7 LEC, coherente con el catálogo de sujetos a los que confiere capa-
cidad para ser parte en el art. 6 LEC, y consciente de que prácticamente de nada
vale ostentar la capacidad para ser parte si no se tiene también la capacidad
procesal, confiere esta última a los siguientes sujetos, entes y colectivos:
a) Las personas físicas ostentarán capacidad procesal por sí mismas, y podrán
comparecer válidamente en juicio, siempre que «estén en el pleno ejercicio de
sus derechos civiles» (art. 7.1 LEC). Tal acontecerá, según lo prevenido en el art.
315 CC, cuando la persona alcance la mayoría de edad al cumplir los dieciocho
años, momento en el cual el menor de edad deja de serlo y se emancipa (art.
314.1.º CC) y la persona sujeta a tutela deja de estarlo (art. 276.1.º LEC), de forma
que el «mayor de edad es capaz para todos los actos de la vida civil» (art. 322
CC). En consecuencia, todas aquellas personas físicas que no hayan cumplido
los dieciocho años de edad se consideran procesalmente incapaces, por lo que
las mismas habrán de comparecer en juicio «mediante la representación o con
la asistencia, la autorización, la habilitación o el defensor exigidos por la ley»
(art. 7.2 LEC).
b) Dado que las personas jurídicas no son sino una ficción creada por el
ordenamiento, su actuación ha de someterse en todo caso a un régimen nece-
sario de representación material (porque una persona jurídica no puede actuar
nunca por sí misma sino siempre por medio de sus representantes), que alcanza,
naturalmente, al momento en que aquéllas deban comparecer en juicio. Por ello,
la capacidad procesal de las personas jurídicas (concepto en el que también cabe
incluir a las entidades comunitarias a las que se refiere el art. 6.1.8.º LEC) corres-
ponderá a «quienes legalmente las representen», representantes que, por consi-

108
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 8

guiente, podrán comparecer y realizar válidamente los diferentes actos proce-


sales en nombre de aquéllas (art. 7.4 LEC).
En lo que se refiere a las sociedades irregulares, la capacidad procesal que
el legislador les reconoce la ostentarán «las personas que, de hecho o en virtud
de pactos de la entidad, actúen en su nombre frente a terceros» (art. 7.7 LEC).
c) Por las masas patrimoniales o patrimonios separados a los que el art. 6.1.4.º
LEC confiere capacidad para ser parte, comparecerán en juicio, ostentando la
capacidad procesal, «quienes, conforme a la ley, las administren» (art. 7.5 LEC),
pues la razón de ser de la intervención jurídica sobre tales conjuntos patrimo-
niales es, precisamente, el de proveer a su administración por medio de terceras
personas hasta que pueda ser determinado el titular de los bienes de que se trate.
Así, para la herencia yacente tenemos que la capacidad procesal la ostentará el
«administrador» de los bienes hereditarios (art. 798 LEC), mientras la compare-
cencia en juicio en nombre de la masa del concurso corresponderá a la «admi-
nistración concursal» (art. 54.1 LC).
d) La capacidad procesal de las entidades sin personalidad jurídica corres-
ponderá a las «personas a quienes la ley, en cada caso, atribuya la representación
en juicio de dichas entidades» (art. 7.6 LEC).
e) El simple reconocimiento de la capacidad para ser parte a favor del Minis-
terio Fiscal otorga al mismo también la necesaria capacidad procesal para rea-
lizar válidamente los distintos actos procesales, pues al constituir aquel una ins-
titución pública informada por el principio de unidad de actuación (art. 124.2
CE), resulta que todos y cada uno de los Fiscales representan individualmente a
la institución entera del Ministerio Fiscal. Por esta razón el art. 7 LEC ni siquiera
alude, porque se presupone, a la capacidad para comparecer en juicio del
Ministerio Fiscal.
f) Por último, por los grupos de consumidores y usuarios determinados o
fácilmente determinables mencionados en el art. 6.1.7.º LEC (a los que el art.
7.7 LEC llama curiosamente «entidades sin personalidad»), deberán comparecer
en juicio «las personas que, de hecho o en virtud de pactos de la entidad, actúen
en su nombre frente a terceros».

Artículo 8. Integración de la capacidad procesal


1. Cuando la persona física se encuentre en el caso del apartado 2 del artículo
anterior y no hubiere persona que legalmente la represente o asista para com-
parecer en juicio, el Secretario judicial le nombrará un defensor judicial
mediante decreto, que asumirá su representación y defensa hasta que se designe
a aquella persona.
2. En el caso a que se refiere el apartado anterior y en los demás en que haya
de nombrarse un defensor judicial al demandado, el Ministerio Fiscal asumirá la

109
Artículo 9 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

representación y defensa de éste hasta que se produzca el nombramiento de


aquél.
En todo caso, el proceso quedará en suspenso mientras no conste la inter-
vención del Ministerio Fiscal.
Véase art. 7.2 LEC

Artículo 9. Apreciación de oficio de la falta de capacidad


La falta de capacidad para ser parte y de capacidad procesal podrá ser apre-
ciada de oficio por el Tribunal en cualquier momento del proceso.

COMENTARIOS
Como ocurre con todos los presupuestos procesales, el examen acerca de si
las partes procesales ostentan o no la debida capacidad puede llevarse a cabo,
tanto de oficio, cuanto a instancia de parte.
De oficio podrá ser apreciada «en cualquier momento del proceso» (art. 9
LEC), mientras que, a instancia de parte, lo normal será que el demandado
denuncie la falta de capacidad del demandante, al contestar a la demanda en el
juicio ordinario o verbal (art. 405 y 438 LEC).

JURISPRUDENCIA
«Desde el punto de vista formal ha de recordarse que la capacidad para ser parte
constituye un presupuesto procesal de carácter absoluto, del que depende la validez de
la relación jurídico–procesal; y ello porque la dualidad de partes implica una caracterís-
tica inherente a la naturaleza del proceso jurisdiccional que se entabla entre actor y
demandado, debiendo tener ambos capacidad jurídica–procesal» (AAP Castellón 1.ª 28
junio 2006, LA LEY 109/2006).

Artículo 10. Condición de parte procesal legítima


Serán considerados partes legítimas quienes comparezcan y actúen en juicio
como titulares de la relación jurídica u objeto litigioso.
Se exceptúan los casos en que por ley se atribuya legitimación a persona
distinta del titular.

COMENTARIOS
1. Para que un proceso sea válido y pueda generar derechos y obligaciones
a las partes procesales, éstas han de ostentar la debida capacidad procesal y
comparecer, cuando ello sea preceptivo, con la debida postulación (esto es,
asistidos de Letrado y representados por Procurador). Si concurren ambos pre-
supuestos –capacidad y postulación–, todos los actos procesales serán válidos
y, llegado el momento, el órgano judicial podrá dictar la sentencia que corres-

110
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 10

ponda. De no concurrir, en cambio, lo normal será que se sobresea anticipada-


mente el proceso, y si dicha carencia de algún presupuesto procesal no se advir-
tiese sino al final del proceso, entonces habrá de dictarse una sentencia absolu-
toria en la instancia, que dejará imprejuzgada la cuestión litigiosa de fondo.
Ocurre, sin embargo, que un proceso perfectamente válido (entre partes
capaces, y representadas y asistidas por Procurador y Abogado), donde concu-
rran la totalidad de los presupuestos procesales, puede no ser eficaz para resolver
el conflicto de fondo que en el mismo se haya planteado, si en las partes pro-
cesales no concurre un tercer atributo subjetivo (junto a la capacidad y a la
postulación) que es el de la legitimación. La legitimación constituye la relación
jurídica en la que se encuentra un sujeto, o una pluralidad de ellos, con respecto
al objeto litigioso de un determinado proceso, ostentando legitimación aquellos
sujetos cuyos derechos, obligaciones o intereses legítimos se encuentren en con-
flicto en el proceso (sujetos legitimados), y careciendo de ella aquellas otras per-
sonas que no tengan involucrados en el mismo ninguno de sus derechos, obli-
gaciones o intereses legítimos (sujetos no legitimados).
Para que el proceso sea válido, por tanto, bastará con que las partes proce-
sales ostenten la debida capacidad y postulación (y con que concurran también
los restantes presupuestos procesales). Pero, si se quiere que dicho proceso sea,
además, eficaz, es decir, que sirva para resolver la cuestión litigiosa propuesta
por las partes contendientes, entonces dichas partes capaces y que comparecen
con la debida postulación habrán de estar legitimadas, es decir, habrán de ser
las titulares de los derechos, obligaciones e intereses legítimos que se discutan
en el proceso, que constituyan su objeto litigioso. De lo contrario, si las partes
procesales no están legitimadas, el proceso será igualmente válido, pero el Tri-
bunal no podrá resolver el conflicto objeto de enjuiciamiento por no ser aquéllas
las titulares de los derechos, obligaciones o intereses legítimos involucrados en
el mismo.
2. Junto a los clásicos títulos de legitimación (el derecho subjetivo, el interés
legítimo, la obligación jurídica), que relacionan a las personas con los bienes
jurídicos litigiosos, existe otro título adicional en virtud del cual lo que confiere
legitimación al sujeto no es la titularidad de ningún derecho, interés u obliga-
ción, sino una disposición legal expresa en este sentido. Es la llamada legitima-
ción ope legis, también conocida como legitimación por sustitución (porque, en
la generalidad de los casos, el legitimado por la norma actúa en sustitución de
quien, en verdad, resultaría legitimado por ser titular de derecho, intereses u
obligaciones litigiosas), a la que genéricamente se refiere el segundo párrafo del
art. 10 LEC: «Se exceptúan los casos en que por ley se atribuya legitimación a
persona distinta del titular» (de la relación jurídica de que se trate).

111
Artículo 11 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
«Dicha dualidad del concepto de legitimación ha desaparecido en la actualidad tras
la entrada en vigor de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 7 de enero de 2000, pues la
misma distingue entre capacidad procesal y legitimación, refiriendo esta última sólo a la
tradicionalmente denominada legitimación «ad causam» (art. 10). En referencia a la
situación anterior a la entrada en vigor de la nueva Ley, como señala, entre otras, la
sentencia de esta Sala de 16 de mayo de 2000, no cabe confundir ambas formas de
legitimación, pues mientras la legitimación «ad processum» hace referencia a la capaci-
dad procesal coincidente con la capacidad de obrar en general, la legitimación «ad cau-
sam» obliga a establecer si, efectivamente, guarda coherencia jurídica la posición sub-
jetiva que se invoca en relación con las peticiones que se deducen, por lo que puede
determinarse con carácter previo a la resolución del fondo del asunto; de modo que
resulta posible por ello estar legitimado y carecer del derecho que se discute» (ATS 1.ª
20 febrero 2006, LA LEY 178/2006, Rec. 2348/1999).

Artículo 11. Legitimación para la defensa de derechos e intereses de con-


sumidores y usuarios
1. Sin perjuicio de la legitimación individual de los perjudicados, las asocia-
ciones de consumidores y usuarios legalmente constituidas estarán legitimadas
para defender en juicio los derechos e intereses de sus asociados y los de la
asociación, así como los intereses generales de los consumidores y usuarios.
2. Cuando los perjudicados por un hecho dañoso sean un grupo de consu-
midores o usuarios cuyos componentes estén perfectamente determinados o
sean fácilmente determinables, la legitimación para pretender la tutela de esos
intereses colectivos corresponde a las asociaciones de consumidores y usuarios,
a las entidades legalmente constituidas que tengan por objeto la defensa o pro-
tección de éstos, así como a los propios grupos de afectados.
3. Cuando los perjudicados por un hecho dañoso sean una pluralidad de
consumidores o usuarios indeterminada o de difícil determinación, la legitima-
ción para demandar en juicio la defensa de estos intereses difusos corresponderá
exclusivamente a las asociaciones de consumidores y usuarios que, conforme a
la Ley, sean representativas.
4. Las entidades habilitadas a las que se refiere el art. 6.1.8 estarán legiti-
madas para el ejercicio de la acción de cesación para la defensa de los intereses
colectivos y de los intereses difusos de los consumidores y usuarios.
Los Jueces y Tribunales aceptarán dicha lista como prueba de la capacidad
de la entidad habilitada para ser parte, sin perjuicio de examinar si la finalidad
de la misma y los intereses afectados legitiman el ejercicio de la acción.
5. El Ministerio Fiscal estará legitimado para ejercitar cualquier acción en
defensa de los intereses de los consumidores y usuarios.

112
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 11 bis

JURISPRUDENCIA
«en el supuesto examinado «la asociación no litiga por y para sí sino ejercitando las
acciones que corresponden a sus asociados, como perjudicados o afectados por la
acción dañosa que se describe en la demanda», mediante la que se ha denominado
«acción de grupo», al amparo de los arts. 11.2 y 221 de la Ley de enjuiciamiento civil»
(ATC 148/2016, de 22 de julio).

Artículo 11 bis. Legitimación para la defensa del derecho a la igualdad de


trato entre mujeres y hombres
1. Para la defensa del derecho de igualdad de trato entre mujeres y hombres,
además de los afectados y siempre con su autorización, estarán también legiti-
mados los sindicatos y las asociaciones legalmente constituidas cuyo fin primor-
dial sea la defensa de la igualdad de trato entre mujeres y hombres, respecto de
sus afiliados y asociados, respectivamente.
2. Cuando los afectados sean una pluralidad de personas indeterminada o de
difícil determinación, la legitimación para demandar en juicio la defensa de estos
intereses difusos corresponderá exclusivamente a los organismos públicos con
competencia en la materia, a los sindicatos más representativos y a las asocia-
ciones de ámbito estatal cuyo fin primordial sea la igualdad entre mujeres y
hombres, sin perjuicio, si los afectados estuvieran determinados, de su propia
legitimación procesal.
3. La persona acosada será la única legitimada en los litigios sobre acoso
sexual y acoso por razón de sexo.

CAPÍTULO II
De la pluralidad de partes

Artículo 12. Litisconsorcio


1. Podrán comparecer en juicio varias personas, como demandantes o como
demandados, cuando las acciones que se ejerciten provengan de un mismo título
o causa de pedir.
2. Cuando por razón de lo que sea objeto del juicio la tutela jurisdiccional
solicitada sólo pueda hacerse efectiva frente a varios sujetos conjuntamente
considerados, todos ellos habrán de ser demandados, como litisconsortes, salvo
que la ley disponga expresamente otra cosa.

COMENTARIOS
1. El litisconsorcio constituye un fenómeno de pluralidad de partes procesa-
les principales, esto es, un supuesto en el que la posición de demandante o la de
demandado, o de ambas, se encuentran integradas originariamente, desde el
mismo inicio del proceso, por varios sujetos, todos los cuales tendrán idénticas

113
Artículo 12 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

posibilidades de alegación, prueba, conclusión e impugnación, y resultarán


igualmente afectados por el contenido de la sentencia y por los efectos de la cosa
juzgada material que puedan surtir de la resolución firme que ponga término al
conflicto.
2. La norma distingue un litisconsorcio voluntario de uno necesario.
a) El litisconsorcio voluntario es fruto del acuerdo entre diversos sujetos con-
sistente en actuar en una misma posición procesal, o de la voluntad de varios
sujetos de actuar contra un demandado, acuerdos y voluntades que se traducen
en el proceso por la vía de la acumulación de acciones. Así lo establecen, res-
pectivamente, los arts. 12.1 y 72.I LEC, disponiendo el primero de ellos la posi-
bilidad de que varias personas puedan comparecer en el proceso, como deman-
dantes o demandados, «cuando las acciones que ejerciten provengan de un
mismo título o causa de pedir», y autorizando el segundo la acumulación de
aquellas acciones que ejerciten de manera simultánea uno contra varios sujetos
o varios contra uno, «siempre que entre esas acciones exista un nexo por razón
del título o causa de pedir».
b) El litisconsorcio necesario, que regula el art. 12.2 LEC, se sucede cuando
una determinada posición procesal se encuentra integrada por todos aquellos
sujetos que, ostentando una vinculación directa con la relación jurídica debatida
en el proceso, se encuentren con respecto a ella ligados en condiciones de igual-
dad, de manera que la definición judicial de la referida relación jurídica no
pueda realizarse sino en atención a todos ellos, sobre la base de que de que
todos ellos van a quedar afectados por igual con la sentencia de fondo que ponga
fin al proceso.
El ejemplo arquetípico de litisconsorcio necesario en el proceso civil es el
que se origina por la deducción en el proceso de pretensiones fundamentadas
en obligaciones indivisibles (art. 1139 CC: «… sólo podrá hacerse efectiva la
deuda procediendo contra todos los deudores»), para cuya definición judicial
se precisa la concurrencia en el proceso de todos y cada uno de los sujetos
obligados, sin que pueda resultar eficaz la sentencia que se dicte sin haber otor-
gado a alguno de ellos la posibilidad de comparecer y realizar actos procesales.
3. Doctrinalmente se conoce también un litisconsorcio cuasi necesario, que
concurre, en palabras de FAIRÉN, «cuando varias personas se hallan, ante un
determinado evento jurídico, en situación de igualdad de calidad, de tal modo
que, teniendo legitimación con referencia al asunto cada una de ellas, sin
embargo la resolución que los Tribunales puedan adoptar les afectará a todos,
por ser única la relación que existe entre ellas y el evento, y modificado éste, se
modifica esta relación unitaria derivada de la citada identidad». En definitiva, el
litisconsorcio cuasi necesario se caracteriza porque, sin necesidad de demandar
o que sean demandados todos los sujetos afectados por la relación material

114
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 13

deducida en el proceso, la cosa juzgada, sin embargo, producirá sus efectos


frente a todos ellos.

JURISPRUDENCIA
«En efecto, el art. 12 de la Ley de Enjuiciamiento Civil señala que «Podrán compa-
recer en juicio varias personas, como demandantes o como demandados, cuando las
acciones que se ejerciten provengan de un mismo título o causa de pedir» y que «Cuando
por razón de lo que sea objeto del juicio la tutela jurisdiccional solicitada sólo pueda
hacerse efectiva frente a varios sujetos conjuntamente considerados, todos ellos habrán
de ser demandados, como litisconsortes, salvo que la ley disponga expresamente otra
cosa», estableciendo con ello la regulación prevista para aquellos supuestos en los cuales
la presencia de determinadas personas, físicas o jurídicas, es precisa en el procedimiento,
debido a que la cuestión controvertida en él les afecta de tal manera y hasta tal punto
que la resolución que se dicte puede producir en cuanto a ellos los efectos de la cosa
juzgada, motivo por el cual han de ser convocados al procedimiento ineludiblemente,
bien de motu propio por la parte demandante o bien a indicación de la parte demandada,
que puede plantear en su contestación a la demanda la necesidad de su presencia, ale-
gando la excepción de falta de litisconsorcio pasivo necesario» (AAP Guipúzcoa 2.ª 28
marzo 2006, LA LEY 2043/2006, Rec. 2519/2005).

Artículo 13. Intervención de sujetos originariamente no demandantes ni


demandados
1. Mientras se encuentre pendiente un proceso, podrá ser admitido como
demandante o demandado, quien acredite tener interés directo y legítimo en el
resultado del pleito. En particular, cualquier consumidor o usuario podrá inter-
venir en los procesos instados por las entidades legalmente reconocidas para la
defensa de los intereses de aquéllos.
2. La solicitud de intervención no suspenderá el curso del procedimiento. El
Tribunal resolverá por medio de auto, previa audiencia de las partes personadas,
en el plazo común de diez días.
3. Admitida la intervención, no se retrotraerán las actuaciones, pero el inter-
viniente será considerado parte en el proceso a todos los efectos y podrá defen-
der las pretensiones formuladas por su litisconsorte o las que el propio intervi-
niente formule, si tuviere oportunidad procesal para ello, aunque su litisconsorte
renuncie, se allane, desista o se aparte del procedimiento por cualquier otra
causa.
También se permitirán al interviniente las alegaciones necesarias para su
defensa, que no hubiere efectuado por corresponder a momentos procesales
anteriores a su admisión en el proceso. De estas alegaciones el Secretario judicial
dará traslado, en todo caso, a las demás partes, por plazo de cinco días.
El interviniente podrá, asimismo, utilizar los recursos que procedan contra
las resoluciones que estime perjudiciales a su interés, aunque las consienta su
litisconsorte.

115
Artículo 13 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. En términos muy elementales, la llamada «intervención procesal» implica
la participación de un «tercero» en un proceso pendiente, ajeno y distinto a las
partes procesales principales, el cual puede ocupar o situarse de diversas formas
con relación a éstas.
2. En función, precisamente, de cuál es la legitimación con que el intervi-
niente comparece en el proceso, tradicionalmente se ha distinguido entre «inter-
vención principal» (desconocida desde siempre en nuestro derecho positivo, e
inadmisible porque entraña la deducción en el proceso de una pretensión de
contenido distinto y alternativo a las pretensiones respectivamente formuladas
por las partes originarias) e «intervención adhesiva» (fenómeno donde la pre-
tensión del tercero coincide con alguna de las planteadas por las partes princi-
pales, bien con las del demandante, bien con las del demandado, a las que se
adhiere). Respecto de esta última categoría, se distingue a su vez entre: (a)
«intervención adhesiva litisconsorcial», para el caso de que el tercero ostente una
legitimación análoga a la invocada por la parte principal a la que se adhiere; y
(b) «intervención adhesiva simple», si lo que se tiene por el tercero es tan sólo
un interés en el éxito de la pretensión de la parte principal.
3. También, y con un marcado carácter formal, la doctrina ha distinguido en
alguna ocasión entre «intervención voluntaria» e «intervención provocada»,
según obedezca la entrada del tercero en el proceso a su propia y espontánea
voluntad o a un llamamiento en este sentido por parte de alguna de las partes
procesales originarias. La vigente LEC, precisamente, regula la intervención pro-
cesal única y exclusivamente a propósito de esta última clasificación, diferen-
ciando entre la intervención voluntaria de «sujetos originariamente no deman-
dantes ni demandados» (art. 13 LEC) y la intervención provocada, bien por el
demandante (art. 14.1 LEC), o bien por la persona del demandado (art. 14.2 LEC).
Se ha olvidado, así, el legislador de regular la figura de la intervención sobre
la base de su más sustancial cualidad, cuál es la de la legitimación del intervi-
niente (y no distingue así entre intervención adhesiva simple e intervención
adhesiva litisconsorcial), para centrar la regulación de la figura en el mero dato,
materialmente irrelevante, de si la intervención del tercero se produce o no de
manera espontánea. De ahí que, como consecuencia de esta desacertada elec-
ción normativa, el legislador haya incurrido en el error de tratar por igual a todos
los intervinientes, con independencia de cuál sea su título de legitimación. Por
eso el art. 13 LEC atribuye al interviniente voluntario, titular de un simple «interés
directo y legítimo en el resultado del pleito» (aptdo. 1) la plena condición de
«parte en el proceso a todos los efectos» (aptdo. 3), es decir, en pie de igualdad
con quienes fuesen las partes procesales originarias, y todo ello con indepen-
dencia de cuál sea el título de legitimación invocado por estas últimas; lo que
determina que debamos concluir en que el citado precepto consagra material-

116
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 14

mente una única clase de intervención (que no es otra que la «intervención


adhesiva litisconsorcial», o litisconsorcio sobrevenido, según se reconoce expre-
samente en la propia Exposición de Motivos de la LEC).

JURISPRUDENCIA
«En la intervención voluntaria el tercero comparece a fin de defender un derecho o
un interés legítimo que puede verse comprometido, actual o potencialmente, por la
resolución del litigio; en la provocada, por lo general, la llamada se efectúa para prefi-
gurar un derecho de la parte principal que la realiza frente a ese tercero (llamada en
garantía), o por estar en posición de litisconsortes (llamada por causa común) o, en fin,
por considerar que es el tercero el que debe responder frente al demandante en lugar
del inicialmente demandado (laudatio o nominatio auctoris) (...) la intervención volun-
taria no representa para el tercero sino la «oportunidad» de comparecer, en defensa de
su derecho o interés, que es ajeno y distinto al de las partes principales, mientras que en
la intervención provocada se impone al llamado una «carga procesal», de forma tal que,
aunque no comparezca, los efectos, tanto procesales como materiales, se producen
(...)La intervención voluntaria tiene siempre un origen espontáneo, determinado por el
conocimiento por el tercero de la pendencia del procreo en el que le interesa participar,
siendo indiferente, para calificar esa intervención, que la notitia litis le venga por cual-
quier conducto, tanto privado como a través de la comunicación que prevé el art. 150.2
de la Ley de Enjuiciamiento Civil, a cuyo tenor «por disposición del Tribunal, también se
notificará la pendencia del proceso a las personas que, según los mismos autos, puedan
verse afectadas por la sentencia que en su momento se dictare. Esta comunicación se
llevará a cabo, con los mismos requisitos, cuando el Tribunal advierta indicios de que
las partes están utilizando el proceso con fines fraudulentos». Tanto en un caso como en
otro, la intervención voluntaria se caracteriza porque obedece exclusivamente al interés
del tercero, en cuya protección se establece, mientras que en la intervención provocada,
se entremezcla tanto este interés del interviniente como el de la parte principal que lo
llama» (SAP Ciudad Real 1.ª 6 noviembre 2006, LA LEY 326/2006, Rec. 1085/2006).

Artículo 14. Intervención provocada


1. En caso de que la ley permita que el demandante llame a un tercero para
que intervenga en el proceso sin la cualidad de demandado, la solicitud de inter-
vención deberá realizarse en la demanda, salvo que la ley disponga expresamente
otra cosa. Admitida por el Tribunal la entrada en el proceso del tercero, éste
dispondrá de las mismas facultades de actuación que la ley concede a las partes.
2. Cuando la ley permita al demandado llamar a un tercero para que inter-
venga en el proceso, se procederá conforme a las siguientes reglas:
a) El demandado solicitará del Tribunal que sea notificada al tercero la pen-
dencia del juicio. La solicitud deberá presentarse dentro del plazo otorgado para
contestar a la demanda.
b) El secretario judicial ordenará la interrupción del plazo para contestar a
la demanda con efectos desde el día en que se presentó la solicitud, y acordará

117
Artículo 14 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

oír al demandante en el plazo de diez días, resolviendo el Tribunal mediante auto


lo que proceda.
c) El plazo concedido al demandado para contestar a la demanda se reanu-
dará con la notificación al demandado de la desestimación de su petición o, si
es estimada, con el traslado del escrito de contestación presentado por el tercero
y, en todo caso, al expirar el plazo concedido a este último para contestar a la
demanda.
d) Si comparecido el tercero, el demandado considerase que su lugar en el
proceso debe ser ocupado por aquél, se procederá conforme a lo dispuesto en
el art. 18.
e) Caso de que en la sentencia resultase absuelto el tercero, las costas se
podrán imponer a quien solicitó su intervención con arreglo a los criterios gene-
rales del art. 394.
Véase art. 18 LEC.

COMENTARIOS
1. Por intervención provocada cabe entender la incorporación voluntaria de
un tercero a un proceso pendiente, aunque no de manera espontánea, ni tam-
poco por haber mediado un llamamiento previo a cargo de la autoridad judicial,
sino por haber requerido su presencia en el pleito, bien el originario demandante,
o bien el originario demandado.
Como ha reconocido la jurisprudencia, el fundamento de la intervención
provocada radica, esencialmente, en el favorecimiento del ejercicio del derecho
de defensa, bien sea por parte del que realiza la llamada, o bien sea por parte
del llamado, evitando así, complementariamente, el eventual dictado de sen-
tencias contradictorias si es que el interviniente canalizase su pretensión a través
de otro proceso distinto a aquel en que es llamado (v. SAP Madrid 9.ª 10.1.06).
En cualquier caso, el rasgo más sobresaliente de la intervención provocada,
tal y como la misma aparece regulada en el art. 14 LEC, es la de su sometimiento
estricto al principio de tipicidad legal, es decir, que del citado precepto [que
regula esta clase de intervención únicamente cuando «la ley (lo) permita»] cabe
desprender que no existen otros supuestos admisibles de intervención provocada
que aquellos que expresamente haya reconocido el legislador. Por ello, en con-
secuencia, cualquier llamamiento a terceros para que intervengan en el proceso
que carezca del oportuno respaldo legal, deberá ser rechazado por el Tribunal.
2. Como exponentes de intervención provocada cabe señalar los siguientes:
1.º) Los casos de evicción tanto en la compraventa (art. 1482 CC), cuanto para
los bienes y derechos aportados a una sociedad (art. 1681 CC), en el arrenda-
miento de fincas rústicas y urbanas (art. 1553 CC), en las donaciones onerosas
(art. 643 CC), en los legados (arts. 860 y 869.3.º CC) o en la adjudicación de
bienes a coherederos (art. 1069 CC); 2.º) La llamada a los coherederos del art.

118
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 15

1084.2 CC; la del nudo propietario por parte del usufructuario recogida en el
art. 511 CC; o la del propietario por parte del arrendatario prevista en el art. 1559
CC; 3.º) La llamada a los agentes del proceso de edificación, contemplada en la
DA 7.ª LOE...

JURISPRUDENCIA
«la intervención provocada regulada en el art. 14 de la Ley de Enjuiciamiento Civil,
conforme al cual tanto el demandante como el demandado pueden llamar a terceros
para que intervengan en el proceso a pesar de que contra ellos no se formule pretensión
alguna en la demanda ni realicen ninguna reclamación en el litigio. Pero precisamente,
al no figurar como titulares de la relación jurídica u objeto litigioso ni formularse en con-
secuencia ninguna reclamación contra ellos, el fundamento de su consideración de parte
legítima solo puede estar en una disposición legal que expresamente autorice tal inter-
vención, disposición que será la que determine el alcance de la misma y sus consecuen-
cias. La intervención provocada es aquella que tiene lugar como consecuencia del lla-
mamiento efectuado por una de las partes o litisdenuntiatio. A diferencia de la interven-
ción voluntaria, que es concebida por la ley en términos generales, a favor de toda aquella
persona que ostente un interés en las resultas de un pleito ya instaurado, la Ley de Enjui-
ciamiento Civil sólo admite la intervención provocada en los supuestos legalmente pre-
vistos, lo que obliga a tomar en considerar los distintos casos en los que las leyes proce-
sales o materiales permiten que el actor o el demandado llame al litigio a quienes hasta
el momento habían permanecido ajenos al mismo» (AAP Almería 3.ª 23 octubre 2006,
LA LEY 89/2006, Rec. 137/2006).

Artículo 15. Publicidad e intervención en procesos para la protección de


derechos e intereses colectivos y difusos de consumidores y usuarios
1. En los procesos promovidos por asociaciones o entidades constituidas para
la protección de los derechos e intereses de los consumidores y usuarios, o por
los grupos de afectados, se llamará al proceso a quienes tengan la condición de
perjudicados por haber sido consumidores del producto o usuarios del servicio
que dio origen al proceso, para que hagan valer su derecho o interés individual.
Este llamamiento se hará por el Secretario judicial publicando la admisión de la
demanda en medios de comunicación con difusión en el ámbito territorial en el
que se haya manifestado la lesión de aquellos derechos o intereses.
El Ministerio Fiscal será parte en estos procesos cuando el interés social lo
justifique. El Tribunal que conozca de alguno de estos procesos comunicará su
iniciación al Ministerio Fiscal para que valore la posibilidad de su personación.
2. Cuando se trate de un proceso en el que estén determinados o sean fácil-
mente determinables los perjudicados por el hecho dañoso, el demandante o
demandantes deberán haber comunicado previamente su propósito de presen-
tación de la demanda a todos los interesados. En este caso, tras el llamamiento,
el consumidor o usuario podrá intervenir en el proceso en cualquier momento,
pero sólo podrá realizar los actos procesales que no hubieran precluido.

119
Artículo 15 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. Cuando se trate de un proceso en el que el hecho dañoso perjudique a una


pluralidad de personas indeterminadas o de difícil determinación, el llama-
miento suspenderá el curso del proceso por un plazo que no excederá de dos
meses y que el Secretario judicial determinará en cada caso atendiendo a las
circunstancias o complejidad del hecho y a las dificultades de determinación y
localización de los perjudicados. El proceso se reanudará con la intervención de
todos aquellos consumidores que hayan acudido al llamamiento, no admitién-
dose la personación individual de consumidores o usuarios en un momento pos-
terior, sin perjuicio de que éstos puedan hacer valer sus derechos o intereses
conforme a lo dispuesto en los arts. 221 y 519 de esta ley.
4. Quedan exceptuados de lo dispuesto en los apartados anteriores los pro-
cesos iniciados mediante el ejercicio de una acción de cesación para la defensa
de los intereses colectivos y de los intereses difusos de los consumidores y usua-
rios.
Véase art. 256.1.6.º LEC.

JURISPRUDENCIA
«El art. 15.2 se refiere exclusivamente a los casos en que estén determinados o sean
fácilmente determinables los perjudicados por el hecho dañoso de que se trate. Solo en
este caso se exige la previa notificación de la demanda «a todos los interesados». Sin
embargo, el núm. 3 del citado precepto alude a los supuestos en que los perjudicados
sean una pluralidad de personas indeterminadas o de difícil determinación. En este último
caso no se impone tal comunicación previa. Como puede verse la distinción legal se traza
sobre un concepto jurídico indeterminado y susceptible de interpretación subjetiva, cuál
es la facilidad o dificultad de determinar las personas perjudicadas. Se ha aportado al
procedimiento la resolución de alguna Audiencia en la que extrema el rigor interpretativo
de lo que ha de estimarse fácil o difícil, viniendo a afirmar que la dificultad ha de referirse
al grado de posibilidad de identificar a los afectados, no al trabajo que ello conlleve. Esta
afirmación puede encerrar una contradicción en sus propios términos, ya que parece
claro que lo que entraña una especial laboriosidad implica como mínimo una cierta difi-
cultad. Lo anterior no se dice con un ánimo de crítica a dicha resolución, sino tan solo
para poner de relieve que la interpretación de la Ley no es necesariamente unívoca. Así
por ejemplo otras resoluciones, como el auto de la Sección Decimonovena de la Audien-
cia de Madrid de 19 de mayo de 2005, realizan una interpretación más en la línea de la
que estima correcta este propio Tribunal. En el caso de que sean muchos los afectados,
lo que no deja de ser algo igualmente subjetivo y sometido a interpretación, parece más
acorde con el derecho a la tutela judicial efectiva la aplicación del apartado tercero y no
del apartado segundo, por la dificultad misma que entrañara su concreta determinación
y el cumplimiento del requisito de la notificación previa a la interposición de la demanda.
Si se tienen en cuenta las consecuencias jurídicas que acarrea una u otra interpretación
(si se estima fácil la determinación es precisa la comunicación y si se estima difícil no),
parece aconsejable moderar el rigor exigible puesto que ni más ni menos afecta al dere-
cho al acceso a la jurisdicción de los usuarios que consideren que han quedado afectados
por cualquier tipo de práctica comercial» (AAP Girona 2.ª 18 enero 2006, LA LEY 7/2006,
Rec. 592/2005).

120
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 15 bis

Artículo 15 bis. Intervención en procesos de defensa de la competencia


1. La Comisión Europea, la Comisión Nacional de la Competencia y los órga-
nos competentes de las Comunidades Autónomas en el ámbito de sus compe-
tencias podrán intervenir, sin tener la condición de parte, por propia iniciativa
o a instancia del órgano judicial, mediante la aportación de información o pre-
sentación de observaciones escritas sobre cuestiones relativas a la aplicación de
los arts. 81 y 82 del Tratado de la Comunidad Europea o los arts. 1 y 2 de la Ley
de Defensa de la Competencia. Con la venia del correspondiente órgano judicial,
podrán presentar también observaciones verbales. A estos efectos, podrán soli-
citar al órgano jurisdiccional competente que les remita o haga remitir todos los
documentos necesarios para realizar una valoración del asunto de que se trate.
La aportación de información no alcanzará a los datos o documentos obte-
nidos en el ámbito de las circunstancias de aplicación de la exención o reducción
del importe de las multas previstas en los arts. 65 y 66 de la Ley de Defensa de
la Competencia.
2. La Comisión Europea, la Comisión Nacional de la Competencia y los órga-
nos competentes de las Comunidades Autónomas aportarán la información o
presentarán las observaciones previstas en el número anterior diez días antes de
la celebración del acto del juicio a que se refiere el art. 433 de esta Ley o dentro
del plazo de oposición o impugnación del recurso interpuesto.

COMENTARIOS
El art. 15 bis LEC, introducido por la Ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa
de la Competencia, establece la singular posibilidad de que, tanto la Comisión
Europea, cuanto la Comisión Nacional de la Competencia y los órganos com-
petentes de las Comunidades Autónomas, en el ámbito de sus respectivas com-
petencias, puedan intervenir, sin tener la condición de parte (y este rasgo es, sin
duda, el más llamativo o especial), por propia iniciativa o a instancia del órgano
judicial, mediante la aportación de información o presentación de observaciones
escritas sobre cuestiones relativas a la aplicación de los arts. 81 y 82 del Tratado
de la Comunidad Europea o los arts. 1 y 2 de la Ley de Defensa de la Compe-
tencia.

CAPÍTULO III
De la sucesión procesal

Artículo 16. Sucesión procesal por muerte


1. Cuando se transmita mortis causa lo que sea objeto del juicio, la persona
o personas que sucedan al causante podrán continuar ocupando en dicho juicio
la misma posición que éste, a todos los efectos.

121
Artículo 16 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Comunicada la defunción de cualquier litigante por quien deba sucederle,


el Secretario judicial acordará la suspensión del proceso y dará traslado a las
demás partes. Acreditados la defunción y el título sucesorio y cumplidos los trá-
mites pertinentes, el Secretario judicial tendrá, en su caso, por personado al
sucesor en nombre del litigante difunto, teniéndolo el Tribunal en cuenta en la
sentencia que dicte.
2. Cuando la defunción de un litigante conste al Tribunal que conoce del
asunto y no se personare el sucesor en el plazo de los cinco días siguientes, el
Secretario judicial por medio de diligencia de ordenación permitirá a las demás
partes pedir, con identificación de los sucesores y de su domicilio o residencia,
que se les notifique la existencia del proceso, emplazándoles para comparecer
en el plazo de diez días.
En la misma resolución del Secretario judicial por la que se acuerde la noti-
ficación, se acordará la suspensión del proceso hasta que comparezcan los suce-
sores o finalice el plazo para la comparecencia.
3. Cuando el litigante fallecido sea el demandado y las demás partes no
conocieren a los sucesores o éstos no pudieran ser localizados o no quisieran
comparecer, el proceso seguirá adelante, declarándose por el Secretario judicial
la rebeldía de la parte demandada.
Si el litigante fallecido fuese el demandante y sus sucesores no se personasen
por cualquiera de las dos primeras circunstancias expresadas en el párrafo ante-
rior, se dictará por el Secretario judicial decreto en el que teniendo por desistido
al demandante, se ordene el archivo de las actuaciones, salvo que el demandado
se opusiere, en cuyo caso se aplicará lo dispuesto en el apartado tercero del art.
20. Si la no personación de los sucesores se debiese a que no quisieran compa-
recer, se entenderá que la parte demandante renuncia a la acción ejercitada.

COMENTARIOS
Por «sucesión procesal» se entiende la sustitución en un proceso pendiente
de una parte por otra persona que ocupa su misma posición procesal por haber
devenido titular de derechos u obligaciones transmisibles sobre la cosa litigiosa
(RAMOS), supuesto en el cual el sujeto sustituto que adquiere los enunciados
derechos, bienes u obligaciones objeto del litigio se convierte en la auténtica y
única parte procesal, sucediendo de manera absoluta al sujeto de quien provie-
nen todos sus derechos, obligaciones, posibilidades y cargas procesales.
Como ejemplos de sucesión procesal pueden citarse, desde la muerte de una
de las partes, con la consiguiente transmisión de derechos y obligaciones a las
personas de los herederos, hasta la celebración de cualesquiera negocios tras-
lativos de la titularidad de la «cosa litigiosa».
La LEC contempla todas las referidas dichas hipótesis distinguiendo según
que la transmisión del bien litigioso se lleve a cabo «mortis causa» (art. 16 LEC)
o «inter vivos» (art. 17 LEC). Por el contrario, la sucesión que puede tener lugar

122
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 17

en el curso de un proceso de ejecución no se regula en estos preceptos, sino en


el art. 540 LEC, a cuyos comentarios nos remitimos.

JURISPRUDENCIA
«La sucesión procesal es una institución encuadrable dentro de las crisis subjetivas
del proceso que se encuentra regulada en los arts. 16 y 17 de la LEC 1/2000, el primero
de los cuales, referente a la sucesión por causa de muerte, señala expresamente en el
apartado primero que «Cuando se transmita mortis causa lo que sea objeto del juicio, la
persona o personas que sucedan al causante podrán continuar ocupando en dicho juicio
la misma posición que éste, a todos los efectos», regulándose en el resto del citado pre-
cepto el mecanismo procesal que opera cuando una de las partes comunica al Tribunal
el fallecimiento (apartado 1, párrafo segundo), cuando el fallecimiento llega a conoci-
miento del Tribunal sin mostrar el sucesor una voluntad de mostrarse parte, dejando
transcurrir un plazo de cinco días sin personarse (apartado 2) y cuando no comparecen
los eventuales sucesores (apartado 3)» (ATS 1.ª, Auto de 7 noviembre 2006, Rec.
2113/2004).

Artículo 17. Sucesión por transmisión del objeto litigioso


1. Cuando se haya transmitido, pendiente un juicio, lo que sea objeto del
mismo, el adquirente podrá solicitar, acreditando la transmisión, que se le tenga
como parte en la posición que ocupaba el transmitente. El Secretario judicial
dictará diligencia de ordenación por la que acordará la suspensión de las actua-
ciones y otorgará un plazo de diez días a la otra parte para que alegue lo que a
su derecho convenga.
Si ésta no se opusiere dentro de dicho plazo, el Secretario judicial, mediante
decreto, alzará la suspensión y dispondrá que el adquirente ocupe en el juicio la
posición que el transmitente tuviese en él.
2. Si dentro del plazo concedido en el apartado anterior la otra parte mani-
festase su oposición a la entrada en el juicio del adquirente, el Tribunal resolverá
por medio de auto lo que estime procedente.
No se accederá a la pretensión cuando dicha parte acredite que le competen
derechos o defensas que, en relación con lo que sea objeto del juicio, solamente
puede hacer valer contra la parte transmitente, o un derecho a reconvenir, o que
pende una reconvención, o si el cambio de parte pudiera dificultar notoriamente
su defensa.
Cuando no se acceda a la pretensión del adquirente, el transmitente conti-
nuará en el juicio, quedando a salvo las relaciones jurídicas privadas que existan
entre ambos.
3. La sucesión procesal derivada de la enajenación de bienes y derechos liti-
giosos en procedimientos de concurso se regirá por lo establecido en la Ley
Concursal. En estos casos, la otra parte podrá oponer eficazmente al adquirente
cuantos derechos y excepciones le correspondieran frente al concursado.
Véase el comentario al art. 16 LEC

123
Artículo 18 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 18. Sucesión en los casos de intervención provocada


En el caso a que se refiere la regla 4.ª del apartado 2 del art. 14, de la solicitud
presentada por el demandado se dará traslado por el Secretario judicial a las
demás partes para que aleguen lo que a su derecho convenga, por plazo de cinco
días, decidiendo a continuación el Tribunal por medio de auto, lo que resulte
procedente en orden a la conveniencia o no de la sucesión.
Véase art. 14 LEC

CAPÍTULO IV
Del poder de disposición de las partes sobre el proceso y sobre sus
pretensiones

Artículo 19. Derecho de disposición de los litigantes. Transacción y suspen-


sión
1. Los litigantes están facultados para disponer del objeto del juicio y podrán
renunciar, desistir del juicio, allanarse, someterse a mediación o a arbitraje y
transigir sobre lo que sea objeto del mismo, excepto cuando la ley lo prohíba o
establezca limitaciones por razones de interés general o en beneficio de tercero.
2. Si las partes pretendieran una transacción judicial y el acuerdo o convenio
que alcanzaren fuere conforme a lo previsto en el apartado anterior, será homo-
logado por el Tribunal que esté conociendo del litigio al que se pretenda poner
fin.
3. Los actos a que se refieren los apartados anteriores podrán realizarse,
según su naturaleza, en cualquier momento de la primera instancia o de los
recursos o de la ejecución de sentencia.
4. Asimismo, las partes podrán solicitar la suspensión del proceso, que será
acordada por el Secretario judicial mediante decreto siempre que no perjudique
al interés general o a tercero y que el plazo de la suspensión no supere los sesenta
días.
Véase art. 565 LEC

COMENTARIOS
1. Como es sabido, la forma normal de finalización del proceso se produce
con la sentencia, como fórmula de dirimir definitivamente el conflicto. El
esquema normal del proceso, pues, comienza en todo caso con las alegaciones
de las partes, se desarrolla generalmente con la fase probatoria, y finaliza ordi-
nariamente con la respuesta del órgano judicial en forma de sentencia. Así se
infiere, por ejemplo, del art. 206.1.3.ª LEC, que asigna a las resoluciones en
forma de sentencia la misión de «poner fin al proceso, en primera o segunda

124
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 19

instancia, una vez que haya concluido su tramitación ordinaria prevista en la


Ley»; o del art. 209.4.ª LEC, donde, al establecerse cuál ha de ser el contenido
de la parte dispositiva de estas resoluciones, se incluyen «los pronunciamientos
correspondientes a las pretensiones de las partes…, así como el pronunciamiento
sobre las costas». Y así también cabe apreciarlo, por último, en los arts. 434 y
447 LEC, que erigen a la sentencia en el último acto procesal que culmina la
normal tramitación de los juicios declarativos ordinario y verbal.
Existen, sin embargo, otros modos de finalización que se producen con ante-
rioridad al momento ordinariamente previsto para la sentencia, produciendo así
la conclusión anticipada del procedimiento. Se habla, así, en contraposición a
la sentencia como forma normal de finalización del proceso, de formas anor-
males de terminación del mismo. La LEC se refiere a ellos en sus arts. 19 a 22,
donde se contemplan la transacción, la renuncia, el desistimiento y el allana-
miento, todos ellos bajo la genérica denominación de «Del poder de disposición
de las partes sobre el proceso y sobre sus pretensiones», rúbrica bajo cuya
cobertura también se dan cita otro tipo de fenómenos tales como la satisfacción
extrajudicial de la pretensión, la carencia sobrevenida de objeto y la enervación
en el proceso de desahucio, o como la suspensión del procedimiento.
2. Téngase en cuenta, además, que estas formas de terminación anormal del
proceso son admisibles excepto «cuando la ley lo prohíba o establezca limita-
ciones por razones de interés general o en beneficio de tercero» (art. 19.1 LEC).
Pues bien, tal ocurre, por ejemplo, en el ámbito de los procesos sobre capacidad,
filiación, matrimonio y menores, en el curso de los cuales el art. 751 LEC prohíbe
la renuncia, el allanamiento y la transacción, y límite sensiblemente el desisti-
miento, tal y como se examinará en el ulterior comentario al citado precepto.
3. Tanto la renuncia, el desistimiento y el allanamiento, cuanto también la
transacción, son actos que, según autoriza genéricamente el art. 19.3 LEC,
«podrán realizarse, según su naturaleza, en cualquier momento de la primera
instancia o de los recursos o de la ejecución de la sentencia». A este respecto,
sin embargo, cabe realizar ciertas matizaciones, a saber:
a) Lo normal será que en la práctica todas ellas tengan lugar a lo largo de la
primera instancia, momento en el cual, al no haber recaído todavía ningún pro-
nunciamiento judicial de fondo sobre «el proceso y sus pretensiones», las partes
disponen de todas las posibilidades de formalizar alguna de dichas formas de
terminación anticipado del pleito.
b) En cambio, y aunque la norma lo autorice, cuando el proceso se encuentra
en fase de recurso o impugnación (lo que presupone, obviamente, que en la
primera instancia ya ha recaído algún tipo de resolución judicial), como quiera
que el art. 18.1 LOPJ determina taxativamente que dichas resoluciones judiciales
«sólo podrán dejarse sin efecto en virtud de los recursos previstos en las leyes»,
resulta evidente que, en principio, las partes no podrán por sí mismas, verifi-

125
Artículo 19 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cando una renuncia, allanamiento, desistimiento o transacción, dejar sin efecto


lo que ya ha sido resuelto y pronunciado por un Tribunal, porque, insistimos, tal
pronunciamiento judicial únicamente puede dejarse sin efecto mediante la inter-
posición de un recurso.
Con todo, sin embargo, es admisible la renuncia y el desistimiento en fase
de recurso (que comportan el que la impugnación se archive y la resolución
impugnada adquiera firmeza), y también el allanamiento (siempre que la impug-
nación lo sea por razones materiales y no procesales); pero no parece admisible
la transacción (aunque la jurisprudencia sí parezca admitirla –v. AAAP Huesca
24.9.02, Barcelona 17.ª 13.5.05–, incluida la del Tribunal Supremo –v. ATS 1.ª
11.7.06–), salvo en aquellos casos en que lo convenido por las partes no entrañe
el que la resolución impugnada se deje de hecho sin efecto.
c) Mientras que, por último, en fase de ejecución sí resultan plenamente
admisibles la renuncia y el desistimiento del ejecutante, así como la transacción
(siempre que la misma tenga por objeto la prestación objeto de ejecución). Pero
no tiene cabida ninguna el allanamiento (porque, en dicha fase procesal, lo que
el ejecutado tiene que hacer si acepta las pretensiones del ejecutante es cumplir
con la condena que le haya sido impuesta, sin más).
4. Por «transacción judicial», a la que se refiere el apartados segundo del art.
19 LEC, se entiende aquel negocio jurídico bilateral homologado por la autoridad
judicial a través de una resolución que produce todos los efectos de la cosa juz-
gada y que, en caso de incumplimiento, es susceptible de ser llevada a efecto
por la vía de la ejecución forzosa, que suscriben las partes procesales en el seno
de un proceso ya iniciado, y por medio del cual ambas, dando, prometiendo o
reteniendo cada una alguna cosa, deciden poner término al mismo.
El objeto de la transacción lo constituye el objeto procesal, es decir, las pre-
tensiones y resistencias relativas a derechos, intereses y obligaciones sobre los
bienes de la vida que se encuentren en conflicto en un determinado proceso
civil. Así lo establece el art. 19.1 LEC, que permite a los litigantes «transigir sobre
lo que sea objeto del (juicio)». Es por esta causa (junto con la necesidad de la
homologación judicial del acuerdo), precisamente, por la que pueda hablarse
de la «transacción judicial» como una suerte de modalidad del contrato de
«transacción».
Debe ser señalado, finalmente, que el auto de homologación de la transac-
ción judicial, en cuanto constituye una resolución judicial que pone término al
conflicto mediante la aprobación de una solución sobre el fondo del mismo
proporcionada por las partes, viene a equipararse, a todos los efectos, a una
resolución judicial de fondo y firme, que, por las razones que ya se han expre-
sado, produce la totalidad de los efectos de la cosa juzgada, y que, como tal, se
erige en un auténtico título de ejecución en orden a la apertura del proceso de

126
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 20

ejecución forzosa de las obligaciones acordadas en el acuerdo transaccional (v.


arts. 415.2, 517.2.3.º, 545 LEC, 1816 CC).
5. El art. 19 LEC, en su último apartado, regula también la «suspensión del
proceso», no ya, lógicamente, como una forma de terminación anormal del
mismo, sino como una modalidad del «poder de disposición de las partes sobre
el proceso», mediante la que se reconoce a las mismas la posibilidad de solicitar
al Secretario que adopte dicha suspensión, lo que deberá ser acordado mediante
decreto «siempre que no perjudique al interés general o a tercero y que el plazo
de la suspensión no supere los sesenta días».

JURISPRUDENCIA
«El proceso civil se rige por el principio dispositivo que autoriza a las partes a llegar
a un acuerdo o transacción evitando continuar el procedimiento o bien poner fin al que
hubieren comenzado. La transacción como contrato bilateral requiere obviamente un
concurso de declaraciones de voluntad de todas las partes que en él intervienen como
contratantes. Conforme al art. 1255 en relación al 1809, 1815 y 1816 del Código Civil
el negocio transaccional se presenta perfeccionado y eficaz cuando mediante el mismo
se sustituye la relación jurídica sometida a juicio por otra precisa y efectiva (STS.
17.6.1998). Dicha transacción obliga a los interesados a su estricta observancia en lo
que integra su contenido obligacional expreso o que por deducción deba reputarse
comprendido en la misma (STS. 15.7.1991) con exigencia de escrupulosidad en su eje-
cución y absoluto respeto a la nueva situación creada (Ssts 29.11.1991 y 16.3.1995)
(…) El art. 19 LEC indica que los litigantes están facultados para disponer del objeto del
juicio y podrán transigir sobre lo que sea objeto del mismo, excepto cuando la Ley lo
prohíba o establezca limitaciones por razones de interés general o en beneficio de 3.º.
Observado el acuerdo transaccional por esta Sala, la cuestión, tal como indican ambas
partes solicitantes, es susceptible de ser transigido por lo que la Sala homologa el con-
venio acordando poner fin al procedimiento, teniendo esta resolución autoridad de cosa
juzgada de conformidad con el art. 1816 del Código Civil» (AAP Barcelona 19.ª 5 junio
2007, LA LEY 89/2007, Rec. 203/2007).

Artículo 20. Renuncia y desistimiento


1. Cuando el actor manifieste su renuncia a la acción ejercitada o al derecho
en que funde su pretensión, el Tribunal dictará sentencia absolviendo al deman-
dado, salvo que la renuncia fuese legalmente inadmisible. En este caso, se dictará
auto mandando seguir el proceso adelante.
2. El demandante podrá desistir unilateralmente del juicio antes de que el
demandado sea emplazado para contestar a la demanda o citado para juicio.
También podrá desistir unilateralmente, en cualquier momento, cuando el
demandado se encontrare en rebeldía.
3. Emplazado el demandado, del escrito de desistimiento se le dará traslado
por plazo de diez días.

127
Artículo 20 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Si el demandado prestare su conformidad al desistimiento o no se opusiere


a él dentro del plazo expresado en el párrafo anterior, por el Secretario judicial
se dictará decreto acordando el sobreseimiento y el actor podrá promover nuevo
juicio sobre el mismo objeto.
Si el demandado se opusiera al desistimiento, el Juez resolverá lo que estime
oportuno.

COMENTARIOS
1. Renuncia:
La renuncia constituye un acto unilateral de voluntad proveniente de la parte
demandante, por medio del cual transmite a la autoridad judicial que esté cono-
ciendo del proceso su intención de abandonar definitivamente aquel derecho o
interés sobre bienes de la vida que constituya el objeto litigioso, renunciando a
la pretensión ejercitada, declaración que provoca la finalización anticipada del
procedimiento mediante una decisión de fondo en forma de sentencia, absolu-
toria del demandado, que produce el característico efecto negativo o excluyente
de la cosa juzgada material («non bis in idem»).
Tradicionalmente se decía que la renuncia implica un abandono, tanto de la
acción (entendida ésta en sentido abstracto, esto es, como el derecho a acudir a
los órganos judiciales en demanda de tutela judicial, hoy sancionado en el art.
24.1 CE), cuanto de la pretensión (a su vez entendida como solicitud concreta
dirigida al órgano judicial frente a una determinada persona, fundada en la titu-
laridad de un derecho interés jurídico). Pero, en realidad, la renuncia lo es úni-
camente a la pretensión, es decir, al derecho o interés cuya titularidad alega el
demandante y que le habilita para obtener del órgano judicial una declaración
en su favor frente a la persona del demandado, siendo el decaimiento de la
acción (repetimos, en sentido abstracto) una mera consecuencia de la anterior
manifestación de voluntad, toda vez que un proceso no puede seguir existiendo
si la parte demandante retira del mismo su pretensión.
2. Desistimiento:
El desistimiento constituye un acto unilateral de voluntad proveniente de la
parte demandante, que, en ocasiones, precisa de una aceptación expresa por
parte del demandado, por medio de la cual aquélla transmite al órgano judicial
ante el que se tramita el proceso su intención de abandonar el desarrollo del
mismo, provocando su finalización anticipada a través de una decisión formal
o meramente procesal, carente de los efectos inherentes a la cosa juzgada.
Tal y como se afirma en el art. 20.2 LEC, el desistimiento lo es al «juicio» (art.
20.2 LEC) o al «recurso» (art. 450 LEC), es decir, al proceso en sí mismo consi-
derado, cualquiera que sea la fase declarativa o de impugnación por la que atra-
viese, y no a la pretensión esgrimida en el mismo por el actor, ni al derecho

128
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 21

material o interés legítimo por él invocado, a los que el litigante que desiste no
renuncia en ningún momento.

JURISPRUDENCIA
«Las dos posturas vienen reguladas en el art. 20 de la Ley de Enjuiciamiento Civil: 1.
Cuando el actor manifieste su renuncia a la acción ejercitada o al derecho en que funde
su pretensión, el Tribunal dictará sentencia absolviendo al demandado, salvo que la
renuncia fuese legalmente inadmisible. En este caso, se dictará auto mandando seguir el
proceso adelante. 2. El demandante podrá desistir unilateralmente del juicio antes de
que el demandado sea emplazado para contestar a la demanda o citado para juicio.
También podrá desistir unilateralmente, en cualquier momento, cuando el demandado
se encontrare en rebeldía. 3. Emplazado el demandado, del escrito de desistimiento se
le dará traslado por plazo de diez días. Si el demandado prestare su conformidad al
desistimiento o no se opusiere a él dentro del plazo expresado en el párrafo anterior, el
Tribunal dictará auto de sobreseimiento y el actor podrá promover nuevo juicio sobre el
mismo objeto. Si el demandado se opusiera al desistimiento, el juez resolverá lo que
estime oportuno. El artículo está hablando de dos cosas, la renuncia y el desistimiento,
la primera se trata de la renuncia a la acción, hasta el extremo que de producirse váli-
damente la misma ya no podrá ser ejercitada, teniendo la consideración de cosa juzgada,
mientras que el desistimiento se trata de la renuncia al proceso, pudiendo en momento
o tiempo posterior volver a ejercitar la acción, o como dice el artículo, promover juicio
sobre el mismo objeto, ya que se deja imprejuzgada la cuestión de fondo. Y este segundo
término es al que se refiere la sentencia de instancia y el auto aclaratorio, a pesar de que
en el mismo se indique «desistimiento de la acción ejercitada en su totalidad y por lo
tanto del proceso» pues se debe entender como desistimiento del «proceso». Pero es
que además, si lo que la parte recurrente quiere dar a entender con su recurso es que
debe valorarse la distinción entre desistimiento y renuncia con referencia a su posición
de consentir o no ambas figuras, diremos que ello es intrascendente ya que como ya
vimos en el art. 19, ambas manifestaciones pueden hacerse en cualquier momento ya
que nos hallamos ante el principio dispositivo del proceso civil. Todo lo que anuncia el
apelante como posibilidad de acudirse al desistimiento del proceso como motivo de
subsanar errores, defectos, medios de prueba, etc. son posturas aceptadas en la lógica
jurídica y a veces aconsejables cuando se están alegando excepciones o falta de legiti-
mación activa o pasiva, como podría ser el litisconsorcio pasivo necesario, o el defecto
legal en el modo de proponer la demanda, etc. y que en todo caso la única consecuencia
que podrían tener aquellas manifestaciones dispositivas sería la relativa al pronuncia-
miento sobre las costas» (SAP Alicante 6.ª 4 octubre 2007, LA LEY 318/2007, Rec.
234/2007).

Artículo 21. Allanamiento


1. Cuando el demandado se allane a todas las pretensiones del actor, el Tri-
bunal dictará sentencia condenatoria de acuerdo con lo solicitado por éste, pero
si el allanamiento se hiciera en fraude de ley o supusiera renuncia contra el inte-
rés general o perjuicio de tercero, se dictará auto rechazándolo y seguirá el pro-
ceso adelante.

129
Artículo 21 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Cuando se trate de un allanamiento parcial el Tribunal, a instancia del


demandante, podrá dictar de inmediato auto acogiendo las pretensiones que
hayan sido objeto de dicho allanamiento. Para ello será necesario que, por la
naturaleza de dichas pretensiones, sea posible un pronunciamiento separado que
no prejuzgue las restantes cuestiones no allanadas, respecto de las cuales con-
tinuará el proceso. Este auto será ejecutable conforme a lo establecido en los
arts. 517 y siguientes de esta Ley.
3. Si el allanamiento resultase del compromiso con efectos de transacción
previsto en el apartado 3 del art. 437 para los juicios de desahucio por falta de
pago de rentas o cantidades debidas, o por expiración legal o contractual del
plazo, la resolución que homologue la transacción declarará que, de no cum-
plirse con el plazo del desalojo establecido en la transacción, ésta quedará sin
efecto, y que se llevará a cabo el lanzamiento sin más trámite y sin notificación
alguna al condenado, en el día y hora fijadas en la citación si ésta es de fecha
posterior, o en el día y hora que se señale en dicha resolución.

COMENTARIOS
1. El allanamiento constituye un acto unilateral de voluntad proveniente de
la parte demandada, por medio del cual transmite expresamente a la autoridad
judicial que esté conociendo del proceso su intención de admitir en todo o en
parte las pretensiones esgrimidas en su contra por la parte demandante, decla-
ración que, cuando es total, provoca la finalización anticipada del procedi-
miento mediante una decisión de fondo, condenatoria del demandado, que pro-
duce el característico efecto negativo o excluyente de la cosa juzgada material
(«non bis in idem»).
Tal y como se afirma en el art. 21.1 LEC, el allanamiento lo es a «las preten-
siones del actor», es decir, al objeto litigioso tal y como el mismo ha sido con-
figurado por la parte demandante. Puede decirse, pues, que el allanamiento lo
es únicamente a la pretensión del actor, es decir, al derecho o interés cuya titu-
laridad alega éste y que le habilita para obtener del órgano judicial una decla-
ración en su favor frente a la persona del demandado, siendo la finalización del
procedimiento una mera consecuencia de la anterior manifestación de voluntad,
toda vez que un proceso no puede ni debe seguir existiendo si la parte deman-
dada acepta cumplir lo que el actor le reclama por la vía judicial.
2. Por razón del índice de aceptación de las pretensiones del actor por parte
del demandado, existe un allanamiento total (en el que se aceptan la totalidad
de sus pretensiones) y un allanamiento parcial (donde únicamente se aceptan
alguna o algunas de las esgrimidas). En este último caso, según afirma el art. 21.2
LEC, el órgano judicial, «a instancias del demandante, podrá dictar de inmediato
auto acogiendo las pretensiones que hayan sido objeto de dicho allanamiento».
3. Como es sabido, en el marco de los juicios de desahucio por falta de pago
de las rentas o por expiración del plazo arrendaticio, el art. 437.3 LEC (redactado

130
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 21

conforme a la LMFAPA) prevé la posibilidad de que el actor, en su demanda


sucinta, pueda «anunciar… que asume el compromiso de condonar al arrenda-
tario todo o parte de la deuda y de las costas, con expresión de la cantidad
concreta, condicionándolo al desalojo voluntario de la finca dentro del plazo
que se indique por el arrendador, que no podrá ser inferior al plazo de quince
días desde que se notifique la demanda».
Pues bien, si el demandado pretendiese aceptar la oferta del actor, deberá
comunicárselo al Tribunal en el plazo de cinco días previsto en el art. 440.3 LEC,
equivaliendo dicha aceptación a un allanamiento (art. 21.3 LEC); y el Tribunal
entonces, y pese a que el citado art. 21.3 LEC habla de homologar judicialmente
el compromiso de transacción derivado del allanamiento, no deberá dictar un
auto sino, como es lo normal en toda clase de allanamiento, una sentencia de
condena, según se desprende del nuevo párrafo II del art. 447.1 LEC. Sentencia
en la que, como se ha dicho, el Juez homologará esa supuesta transacción a la
que habrían llegado arrendador y arrendatario, el primero comprometiéndose a
condonar deuda y costas al segundo, y este último comprometiéndose a cambio
a desalojar la finca en el plazo fijado por aquél.

JURISPRUDENCIA
«Sobre la base de su regulación legal y lo declarado por la doctrina científica y juris-
prudencial en la materia, pueden indicarse, como notas más características del allana-
miento, las siguientes:
a) El allanamiento es un acto de disposición del demandado (o, en su caso, del actor
reconvenido) sobre la materia objeto del proceso; y está dirigido a poner fin a la con-
troversia «privándola de objeto» y, con ello, al proceso;
b) El allanamiento es un acto legítimo –esto es, incondicional–. Es decir, supone el
reconocimiento por el demandado de la realidad de los hechos alegados por el actor y,
a la vez, la conformidad con el efecto jurídico que de esos hechos éste deduce. En caso
contrario, se trataría de una simple admisión o reconocimiento de hechos por parte del
demandado, que, como es sabido, no produce la inmediata terminación del proceso ni
determina necesariamente la condena del demandado.
c) El allanamiento afecta sólo el allanado, lo que significa que en caso de litisconsorcio
pasivo el allanamiento de un único demandado no puede perjudicar a los demás code-
mandados, y tratándose concretamente de litisconsorcio necesario sólo es válido el alla-
namiento hecho por todos los litisconsortes.
d) Es su principal efecto que el juez debe dictar sentencia conforme a aquello que el
actor pidió en su demanda y a lo que se allana el demandado (salvo en los supuestos en
que el allanamiento contraríe el interés o el orden público o resulte perjudicial para ter-
cero.
e) Para que el allanamiento origine la inmediata terminación del proceso ha de ser
un acto de reconocimiento total de la demanda (de la petición o peticiones del actor
contenidas en el suplico de la demanda), y generalmente así es. Ahora bien, también

131
Artículo 21 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

puede ser parcial, esto es, la conformidad del demandado con alguna –o algunas pero
no todas– de las peticiones del actor (y, claro está, en este último caso no producirá el
allanamiento la finalización inmediata del proceso, aunque en la futura sentencia se ten-
drá que reconocer u otorgar la parte de la pretensión allanada. También puede ser el
allanamiento parcial en los términos recogidos en el art. 21. 2 LEC, en cuyo caso, y sólo
a instancia del demandante el Tribunal, podrá dictar de inmediato auto acogiendo las
pretensiones que hayan sido objeto de dicho allanamiento. Para poder actuar en la forma
indicada es necesario que, por la naturaleza de dichas pretensiones, sea posible un pro-
nunciamiento separado que no prejuzgue las restantes cuestiones no allanadas, respecto
de las cuales continuará el proceso. Este auto será ejecutable conforme a lo establecido
en los arts. 517 y siguientes de esta Ley. Es decir, la pretensión autónoma e independiente
queda definitivamente resuelta a consecuencia del allanamiento parcial e incluso se
puede ejecutar, continuando el proceso respecto a las otras pretensiones que no resultan
prejuzgadas con el allanamiento parcial.
f) El allanamiento debe ser expreso «requiere, por definición, una terminante decla-
ración de voluntad del demandado» (SAP Cáceres 1.ª 17 marzo 2005, LA LEY 99/2005,
Rec. 89/2005).
«El allanamiento como declaración unilateral e incondicionada del demandado por
la que acepta, en todo, o en parte las pretensiones de la demanda, se caracteriza por ser
un acto de disposición del demandado sobre la materia objeto del proceso, que solo
tiene eficacia sobre materias o pretensiones que son de su libre disposición, por lo que
no cabe cuando sea contrario al interés general, o en perjuicio de tercero o se realice en
fraude de Ley (art. 21 de la Ley de Enjuiciamiento Civil). El allanamiento solo tiene eficacia
para poner fin a la controversia respecto a cuestiones que son de libre disposición de los
interesados; a los que, en todo caso, solo afectara al allanamiento. El allanamiento en el
pleito no puede perjudicar a terceros, así a los codemandados, que pueden defenderse
en el pleito sin que les vincule para nada la postura procesal de la otra parte demandada
(STS de 3 de noviembre de 1992)» (SAP Burgos 2.ª 6 junio 2006, LA LEY 214/2006, Rec.
100/2006).
«No existe un allanamiento que reúna los requisitos necesarios para que sea estimada
la petición de la demanda a que se hace referencia. Las alegaciones de la contestación
a la demanda a que hace referencia la recurrente son confusas y no permiten fijar con
suficiente claridad la existencia de un allanamiento que reúna los requisitos exigidos por
el art. 21 de la Ley de Enjuiciamiento Civil y la jurisprudencia de esta Sala, esto es, una
declaración de voluntad por la que se muestre la conformidad del demandado con la
pretensión contenida en la demanda que ha de provocar, salvo que se haya hecho en
fraude de ley o suponga renuncia contra el interés general o perjuicio de tercero, que el
juez dicte sentencia de conformidad con la demanda (...) Faltan por tanto los requisitos
de claridad e incondicionalidad necesarios para que exista allanamiento que produzca
los efectos previstos en el art. 21 de la Ley de Enjuiciamiento Civil» (STS 1.ª 10 diciembre
2013, Rec. 2371/2011).

132
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 22

Artículo 22. Terminación del proceso por satisfacción extraprocesal o caren-


cia sobrevenida de objeto. Caso especial de enervación del desahucio
1. Cuando, por circunstancias sobrevenidas a la demanda y a la reconven-
ción, dejare de haber interés legítimo en obtener la tutela judicial pretendida,
porque se hayan satisfecho, fuera del proceso, las pretensiones del actor y, en
su caso, del demandado reconviniente o por cualquier otra causa, se pondrá de
manifiesto esta circunstancia y, si hubiere acuerdo de las partes, se decretará
por el Secretario judicial la terminación del proceso, sin que proceda condena
en costas.
2. Si alguna de las partes sostuviere la subsistencia de interés legítimo,
negando motivadamente que se haya dado satisfacción extraprocesal a sus pre-
tensiones o con otros argumentos, el Secretario judicial convocará a las partes,
en el plazo de diez días, a una comparecencia ante el Tribunal que versará sobre
ese único objeto.
Terminada la comparecencia, el Tribunal decidirá mediante auto, dentro de
los diez días siguientes, si procede, o no, continuar el juicio, imponiéndose las
costas de estas actuaciones a quien viere rechazada su pretensión.
3. Contra el auto que ordene la continuación del juicio no cabrá recurso
alguno. Contra el que acuerde su terminación, cabrá recurso de apelación.
4. Los procesos de desahucio de finca urbana o rústica por falta de pago de
las rentas o cantidades debidas por el arrendatario terminarán mediante decreto
dictado al efecto por el secretario judicial si, requerido aquél en los términos
previstos en el apartado 3 del art. 440, paga al actor o pone a su disposición en
el Tribunal o notarialmente, dentro del plazo conferido en el requerimiento, el
importe de las cantidades reclamadas en la demanda y el de las que adeude en
el momento de dicho pago enervador del desahucio. Si el demandante se opu-
siera a la enervación por no cumplirse los anteriores requisitos, se citará a las
partes a la vista prevenida en el art. 443 de esta Ley, tras la cual el Juez dictará
sentencia por la que declarará enervada la acción o, en otro caso, estimará la
demanda habiendo lugar al desahucio.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no será de aplicación cuando el arren-
datario hubiera enervado el desahucio en una ocasión anterior, excepto que el
cobro no hubiera tenido lugar por causas imputables al arrendador, ni cuando
el arrendador hubiese requerido de pago al arrendatario por cualquier medio
fehaciente con, al menos, treinta días de antelación a la presentación de la
demanda y el pago no se hubiese efectuado al tiempo de dicha presentación.
5. La resolución que declare enervada la acción de desahucio condenará al
arrendatario al pago de las costas devengadas, salvo que las rentas y cantidades
debidas no se hubiesen cobrado por causas imputables al arrendador.

133
Artículo 22 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. En los tres primeros apartados del art. 22 LEC se detalla el régimen jurídico
de la terminación del proceso por «satisfacción extraprocesal» o por «carencia
sobrevenida de objeto», de acuerdo con el siguiente esquema procedimental:
a) Ambos fenómenos sólo alcanzan sentido si los mismos afectan al objeto
litigioso de un proceso ya iniciado. Por eso exige el legislador que tales circuns-
tancias guarden una relación directa con lo que constituya el objeto del proceso
hasta el extremo de privar de sentido al enjuiciamiento del mismo (v. art. 413.1
LEC), y por eso, también, se habla de causas sobrevenidas de finalización del
proceso, cifrando dicho carácter el legislador en el instante posterior a la pre-
sentación de la demanda y de la reconvención, dado que es en estos escritos
donde las partes procesales activas exponen sus respectivas pretensiones (art.
22.1 LEC).
b) Producido el hecho determinante de la satisfacción extrajudicial o de la
pérdida del objeto procesal, cualquiera de las partes podrá ponerlo de manifiesto
ante el órgano judicial que esté conociendo del proceso. Si, una vez trasladado
dicho escrito al resto de los litigantes, hubiere acuerdo entre todos ellos sobre la
necesidad de poner fin al procedimiento, «se decretará por el Secretario Judicial
la terminación del proceso, sin que proceda la condena en costas» (art. 22.1
LEC). Por el contrario, si alguno de los litigantes se opusiera, entonces el Secre-
tario convocará a las partes, en el plazo de diez días, a una comparecencia oral
ante el Tribunal (art. 22.2.I LEC). Una vez concluida la comparecencia, el Tri-
bunal resolverá por auto en los diez días siguientes sobre la continuación o no
del proceso, imponiendo las costas a la parte cuya pretensión fuese rechazada
(art. 22.2.II LEC).
2. En el ámbito de los conflictos arrendaticios urbanos por falta de pago de
las rentas o cantidades debidas por el arrendatario constituye ya una tradición
en nuestro derecho positivo el reconocimiento, en favor del demandado/arren-
datario, de la posibilidad de enervar la acción de desahucio (es decir, de la
posibilidad de dejar sin efecto la pretensión del arrendador de resolver el con-
trato locaticio con base en el incumplimiento por parte del arrendador de su
obligación de pago) si, cumpliendo con los requisitos legalmente preestableci-
dos, satisface todas las cantidades adeudadas al arrendador hasta ese momento.
A dicha posibilidad se refieren los apartados 4 y 5 del art. 22 LEC, de un lado, y
el art. 439.3 y 440.3 y 4 LEC, de otro.
A la luz de lo expresado en dichas normas puede afirmarse que la enervación
de la acción de desahucio es un facultad conferida al demandado mediante la
cual, si el mismo satisface las cantidades que adeuda al arrendador en la forma,
en la cuantía y bajo las condiciones legalmente previstas, y previa la aceptación
por éste de la enervación, puede provocar por una única vez la finalización
anticipada del juicio de desahucio por falta de pago mediante una resolución

134
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 23

(ahora generalmente mediante un «decreto» dictado al efecto por el Secretario


Judicial) que dejará imprejuzgada aquella acción y, por tanto, ni resolverá el
contrato de arrendamiento, ni alterará la situación arrendaticia objeto del con-
flicto, que se mantendrá incólume.

JURISPRUDENCIA
«El art. 22 de la Ley de Enjuiciamiento Civil viene a regular una forma anormal de
terminación del proceso cuando por circunstancias sobrevenidas a la demanda o recon-
vención dejare de haber interés legítimo en obtener la tutela judicial pretendida, porque
se hayan satisfecho, fuera del proceso, las pretensiones del actor o reconviniente, o por
cualquier otra causa. Dicha forma anormal de terminación del proceso ha venido a ser
regulada por primera vez en la vigente Ley Procesal, exigiéndose, para ser apreciada, que
exista acuerdo entre las partes litigantes de dar por terminado el proceso por la causa
establecida en el citado precepto. La Ley prevé que exista discrepancia entre las partes
litigantes sobre la procedencia de dar por terminado el proceso, a sostener una de ellas
la existencia de un interés legítimo, en cuyo caso el Tribunal resolverá previa la celebra-
ción de una comparecencia en la que las partes litigantes expondrán sus respectivas
pretensiones» (SAP Valencia 8.ª 19 diciembre 2006, LA LEY 678/2006, Rec. 811/2006).

CAPÍTULO V
De la representación procesal y la defensa técnica

Artículo 23. Intervención de procurador


1. La comparecencia en juicio será por medio de procurador, que habrá de
ser Licenciado en Derecho, Graduado en Derecho u otro título universitario de
Grado equivalente, habilitado para ejercer su profesión en el Tribunal que
conozca del juicio.
2. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, podrán los litigantes
comparecer por sí mismos:
1.º En los juicios verbales cuya determinación se haya efectuado por razón
de la cuantía y ésta no exceda de 2.000 euros, y para la petición inicial de los
procedimientos monitorios, conforme a lo previsto en esta Ley.
2.º En los juicios universales, cuando se limite la comparecencia a la pre-
sentación de títulos de crédito o derechos, o para concurrir a Juntas.
3.º En los incidentes relativos a impugnación de resoluciones en materia de
asistencia jurídica gratuita y cuando se soliciten medidas urgentes con anterio-
ridad al juicio.
3. El procurador legalmente habilitado podrá comparecer en cualquier tipo
de procesos sin necesidad de abogado, cuando lo realice a los solos efectos de
oír y recibir actos de comunicación y efectuar comparecencias de carácter no
personal de los representados que hayan sido solicitados por el Juez, Tribunal o
Secretario judicial. Al realizar dichos actos no podrá formular solicitud alguna.

135
Artículo 23 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Es incompatible el ejercicio simultáneo de las profesiones de abogado y procu-


rador de los Tribunales.
4. En los términos establecidos en esta Ley, corresponde a los procuradores
la práctica de los actos procesales de comunicación y la realización de tareas de
auxilio y cooperación con los tribunales.
5. Para la realización de los actos de comunicación, ostentarán capacidad
de certificación y dispondrán de las credenciales necesarias.
En el ejercicio de las funciones contempladas en este apartado, y sin perjuicio
de la posibilidad de sustitución por otro procurador conforme a lo previsto en
la Ley Orgánica del Poder Judicial, actuarán de forma personal e indelegable y
su actuación será impugnable ante el secretario judicial conforme a la tramita-
ción prevista en los arts. 452 y 453. Contra el decreto resolutivo de esta impug-
nación se podrá interponer recurso de revisión.
6. Para la práctica de los actos procesales y demás funciones atribuidas a los
procuradores, los Colegios de Procuradores organizarán los servicios necesarios.

COMENTARIOS
1. La postulación preceptiva a través de Abogados y Procuradores es la regla
general en nuestro ordenamiento, siendo además incompatible el ejercicio
simultáneo de ambas profesiones (v. art. 23.3 LEC, introducido por la LRLPOJ).
Así lo establece el art. 23.1 LEC para los segundos y el art. 31.1 LEC para los
primeros, así como el art. 539.1 LEC para ambos, en el marco del proceso de
ejecución. Pero dicha regla general no es absoluta. Además de algún aislado
supuesto en que se prevé la posibilidad de que ambas partes litigantes actúen
bajo una misma representación y defensa (tal y como acontece en los procesos
de separación o divorcio solicitados de mutuo acuerdo –art. 750.2 LEC), el art.
23.2 LEC establece una serie de excepciones en las que las partes procesales
pueden comparecer y actuar (pueden postular) en el proceso por sí mismas sin
el concurso del Procurador.
2. El Procurador, además, podrá por sí solo comparecer en el proceso a los
solos efectos de «oír y recibir actos de comunicación y efectuar comparecencias
de carácter no personal de los representados», sin que en ninguna de dichas
actuaciones pueda «formular solicitud alguna» (art. 23.3 LEC).
Más recientemente (tras la reforma llevada a cabo por la LRLEC), al Procu-
rador también se le ha atribuido la posibilidad de realizar por sí mismos «los
actos procesales de comunicación y la realización de tareas de auxilio y coope-
ración con los tribunales», para lo cual los mismos «ostentarán capacidad de
certificación y dispondrán de las credenciales necesarias» (art. 23.4 y 5 LEC).

136
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 24

Artículo 24. Apoderamiento del procurador


1. El poder en que la parte otorgue su representación al procurador habrá
de estar autorizado por notario o ser conferido apud acta por comparecencia
personal ante el secretario judicial de cualquier oficina judicial o por compare-
cencia electrónica en la correspondiente sede judicial.
2. La copia electrónica del poder notarial de representación, informática o
digitalizada, se acompañará al primer escrito que el procurador presente.
3. El otorgamiento apud acta por comparecencia personal o electrónica
deberá ser efectuado al mismo tiempo que la presentación del primer escrito o,
en su caso, antes de la primera actuación, sin necesidad de que a dicho otorga-
miento concurra el procurador. Este apoderamiento podrá igualmente acredi-
tarse mediante la certificación de su inscripción en el archivo electrónico de
apoderamientos apud acta de las oficinas judiciales.

COMENTARIOS
Como quiera que el Abogado se limita a asistir jurídicamente a la parte pro-
cesal, pero sin llegar a representarla ante los tribunales, el mismo no precisa
acreditar apoderamiento alguno para llevar a cabo sus funciones. El Procurador,
por el contrario, sí; de hecho, esa es su función primordial, la de representar al
litigante a los efectos de la comunicación entre el mismo (y su Letrado) y el
órgano jurisdiccional (v. arts. 26.2 y 28 LEC); y por ello necesita que el litigante
le apodere, es decir, le confiera su representación en el proceso, para que aquél
puede actuar ante los tribunales en nombre de este último.
Y ese apoderamiento, como su propio nombre indica, se lleva a cabo
mediante el otorgamiento del litigante a favor de su Procurador de un «poder»
de representación que, como señala la norma comentada, puede ser otorgado
notarialmente o apud acta (mediante comparecencia personal ante el Secretario
judicial de cualquier oficina judicial o electrónica en la sede electrónica judicial
correspondiente) (art. 24.1 LEC).
Mientras que el notarial ha de ser otorgado siempre con anterioridad a la
presentación del primer escrito procesal que presente el Procurador, el otorga-
miento del poder apud acta, por el contrario, deberá ser efectuado al mismo
tiempo que la presentación del primer escrito o, en su caso, antes de la primera
actuación, sin necesidad de que a dicho otorgamiento concurra el Procurador;
este apoderamiento podrá igualmente acreditarse mediante la certificación de
su inscripción en el archivo electrónico de apoderamientos apud acta de las
oficinas judiciales (art. 24.3 LEC).

137
Artículo 25 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 25. Poder general y poder especial


1. El poder general para pleitos facultará al procurador para realizar válida-
mente, en nombre de su poderdante, todos los actos procesales comprendidos,
de ordinario, en la tramitación de aquéllos.
El poderdante podrá, no obstante, excluir del poder general asuntos y actua-
ciones para las que la ley no exija apoderamiento especial. La exclusión habrá
de ser consignada expresa e inequívocamente.
2. Será necesario poder especial:
1.º Para la renuncia, la transacción, el desistimiento, el allanamiento, el
sometimiento a arbitraje y las manifestaciones que puedan comportar sobresei-
miento del proceso por satisfacción extraprocesal o carencia sobrevenida de
objeto.
2.º Para ejercitar las facultades que el poderdante hubiera excluido del poder
general, conforme a lo dispuesto en el apartado anterior.
3.º En todos los demás casos en que así lo exijan las leyes.
3. No podrán realizarse mediante procurador los actos que, conforme a la
ley, deban efectuarse personalmente por los litigantes.
Véase el art. 24 LEC

COMENTARIOS
A efectos procesales, se distingue entre un «poder general» y un «poder
especial» para pleitos. La diferencia entre uno y otro la traza el art. 25 LEC, a la
luz de la cual podría decirse que el poder general para pleitos hace que el Pro-
curador represente procesalmente a la parte a todos los efectos, excepción hecha
de la realización de aquellos actos que puedan comportar una disposición sobre
el proceso (desistimiento y sometimiento a arbitraje) o sobre la pretensión
(renuncia, allanamiento y transacción).
En cualquier caso, sin embargo, ni el poder general ni el poder especial
facultarán al Procurador a protagonizar aquellos actos que, conforme a la ley,
«deban efectuarse personalmente por los litigantes» (art. 25.3 LEC), tales como,
por ejemplo, el responder a las preguntas que la contraparte le formule en la
práctica de la prueba del «interrogatorio de las partes» (arts. 301 y ss. LEC).

JURISPRUDENCIA
«El poder general para pleitos comprende todos los actos procesales comprendidos,
de ordinario, en aquéllos. La contraposición entre poder general y poder especial no
debe llevar a identificar poder especial con poder concreto, sino con un poder en el que
se deben nombrar las facultades de disposición a que hace referencia la norma. El poder
general puede ir acompañado de apoderamientos especiales sin que hayan de confec-
cionarse notarialmente dos instrumentos ni hayan de realizarse dos comparecencias

138
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 26

distintas ante el secretario judicial, ni existe razón alguna que fundamente la exigencia
de que el poder especial (para renunciar, transigir o allanarse) sea un poder ad hoc, es
decir, que necesariamente especifique el concreto asunto objeto de renuncia, transac-
ción o allanamiento. Junto a un poder general para pleitos, o separadamente, puede
otorgarse a uno o varios procuradores poder especial para allanarse, renunciar o transigir,
en toda clase de litigios o en los relativos a ciertas materias o sujetos jurídicos» (AAP
Madrid 14.ª 3 mayo 2006, LA LEY 85/2006, Rec. 807/2005).

Artículo 26. Aceptación del poder. Deberes del procurador


1. La aceptación del poder se presume por el hecho de usar de él el procu-
rador.
2. Aceptado el poder, el procurador quedará obligado:
1.º A seguir el asunto mientras no cese en su representación por alguna de
las causas expresadas en el art. 30. Le corresponde la obligación de colaborar
con los órganos jurisdiccionales para la subsanación de los defectos procesales
así como la realización de todas aquellas actuaciones que resulten necesarias
para el impulso y la buena marcha del proceso.
2.º A transmitir al abogado elegido por su cliente o por él mismo, cuando a
esto se extienda el poder, todos los documentos, antecedentes o instrucciones
que se le remitan o pueda adquirir, haciendo cuanto conduzca a la defensa de
los intereses de su poderdante, bajo la responsabilidad que las leyes imponen al
mandatario.
Cuando no tuviese instrucciones o fueren insuficientes las remitidas por el
poderdante, hará lo que requiera la naturaleza o índole del asunto.
3.º A tener al poderdante y al abogado siempre al corriente del curso del
asunto que se le hubiere confiado, pasando al segundo copias de todas las reso-
luciones que se le notifiquen y de los escritos y documentos que le sean trasla-
dados por el Tribunal o por los procuradores de las demás partes.
4.º A trasladar los escritos de su poderdante y de su letrado a los procura-
dores de las restantes partes en la forma prevista en el art. 276.
5.º A recoger del abogado que cese en la dirección de un asunto las copias
de los escritos y documentos y demás antecedentes que se refieran a dicho
asunto, para entregarlos al que se encargue de continuarlo o al poderdante.
6.º A comunicar de manera inmediata al Tribunal la imposibilidad de cumplir
alguna actuación que tenga encomendada.
7.º A pagar todos los gastos que se causaren a su instancia, excepto los hono-
rarios de los abogados y los correspondientes a los peritos, las tasas por el ejer-
cicio de la potestad jurisdiccional y los depósitos necesarios para la presentación
de recursos, salvo que el poderdante le haya entregado los fondos necesarios
para su abono.

139
Artículo 27 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

8.º A la realización de los actos de comunicación y otros actos de coopera-


ción con la Administración de Justicia que su representado le solicite, o en interés
de éste cuando así se acuerde en el transcurso del procedimiento judicial por el
Secretario judicial, de conformidad con lo previsto en las leyes procesales.
9.º A acudir a los juzgados y tribunales ante los que ejerza la profesión, a las
salas de notificaciones y servicios comunes, durante el período hábil de actua-
ciones.

Artículo 27. Derecho supletorio sobre apoderamiento


A falta de disposición expresa sobre las relaciones entre el poderdante y el
procurador, regirán las normas establecidas para el contrato de mandato en la
legislación civil aplicable.
Véase arts. 1709 y ss. CC

Artículo 28. Representación pasiva del procurador


1. Mientras se halle vigente el poder, el procurador oirá y firmará los empla-
zamientos, citaciones, requerimientos y notificaciones de todas clases, incluso
las de sentencias que se refieran a su parte, durante el curso del asunto y hasta
que quede ejecutada la sentencia, teniendo estas actuaciones la misma fuerza
que si interviniere en ellas directamente el poderdante sin que le sea lícito pedir
que se entiendan con éste.
2. También recibirá el procurador, a efectos de notificación y plazos o tér-
minos, las copias de los escritos y documentos que los procuradores de las demás
partes le entreguen en la forma establecida en el art. 276.
3. En todos los edificios judiciales que sean sede de tribunales civiles existirá
un servicio de recepción de notificaciones organizado por el Colegio de Procu-
radores. La recepción por dicho servicio de las notificaciones y de las copias de
escritos y documentos que sean entregados por los procuradores para su traslado
a los de las demás partes, surtirá plenos efectos. En la copia que se diligencie
para hacer constar la recepción se expresará el número de copias entregadas y
el nombre de los procuradores a quienes están destinadas.
4. Se exceptúan de lo establecido en los apartados anteriores los traslados,
emplazamientos, citaciones y requerimientos que la ley disponga que se practi-
quen a los litigantes en persona.

Artículo 29. Provisión de fondos


1. El poderdante está obligado a proveer de fondos al procurador, conforme
a lo establecido por la legislación civil aplicable para el contrato de mandato.
2. Si, después de iniciado un proceso, el poderdante no habilitare a su pro-
curador con los fondos necesarios para continuarlo, podrá éste pedir que sea
aquél apremiado a verificarlo.

140
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 30

Esta pretensión se deducirá ante el Tribunal que estuviere conociendo del


asunto. Deducida dicha pretensión, por el Secretario judicial se dará traslado al
poderdante por el plazo de diez días y el Secretario judicial resolverá mediante
decreto lo que proceda, fijando, en su caso, la cantidad que estime necesaria y
el plazo en que haya de entregarse, bajo apercibimiento de apremio.

Artículo 30. Cesación del procurador


1. Cesará el procurador en su representación:
1.º Por la revocación expresa o tácita del poder, luego que conste en los
autos. Se entenderá revocado tácitamente el poder por el nombramiento poste-
rior de otro procurador que se haya personado en el asunto.
Si, en este último caso, el procurador que viniere actuando en el juicio sus-
citare cuestión sobre la efectiva existencia o sobre la validez de la representación
que se atribuya el que pretenda sustituirle, previa audiencia de la persona o per-
sonas que aparezcan como otorgantes de los respectivos poderes, se resolverá
la cuestión por medio de decreto.
2.º Por renuncia voluntaria o por cesar en la profesión o ser sancionado con
la suspensión en su ejercicio. En los dos primeros casos, estará el procurador
obligado a poner el hecho, con anticipación y de modo fehaciente, en conoci-
miento de su poderdante y del Tribunal. En caso de suspensión, el Colegio de
Procuradores correspondiente lo hará saber al Tribunal.
Mientras no acredite en los autos la renuncia o la cesación y se le tenga por
renunciante o cesante, no podrá el procurador abandonar la representación de
su poderdante, en la que habrá de continuar hasta que éste provea a la designa-
ción de otro dentro del plazo de diez días.
Transcurridos éstos sin que se haya designado nuevo procurador, el Secre-
tario judicial dictará resolución en la que tendrá a aquél por definitivamente
apartado de la representación que venía ostentando.
3.º Por fallecimiento del poderdante o del procurador.
En el primer caso, estará el procurador obligado a poner el hecho en cono-
cimiento del Tribunal, acreditando en forma el fallecimiento y, si no presentare
nuevo poder de los herederos o causahabientes del finado, se estará a lo dis-
puesto en el art. 16.
Cuando fallezca el procurador, el Secretario judicial hará saber al poder-
dante la defunción, a fin de que proceda a la designación de nuevo procurador
en el plazo de diez días.
4.º Por separarse el poderdante de la pretensión o de la oposición que
hubiere formulado y, en todo caso, por haber terminado el asunto o haberse
realizado el acto para el que se hubiere otorgado el poder.
2. Cuando el poder haya sido otorgado por el representante legal de una
persona jurídica, el administrador de una masa patrimonial o patrimonio sepa-

141
Artículo 31 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

rado, o la persona que, conforme a la ley, actúe en juicio representando a un


ente sin personalidad, los cambios en la representación o administración de
dichas personas jurídicas, masas patrimoniales o patrimonios separados, o entes
sin personalidad no extinguirán el poder del procurador ni darán lugar a nueva
personación.

Artículo 31. Intervención de abogado


1. Los litigantes serán dirigidos por abogados habilitados para ejercer su
profesión en el Tribunal que conozca del asunto. No podrá proveerse a ninguna
solicitud que no lleve la firma de abogado.
2. Exceptuándose solamente:
1.º Los juicios verbales cuya determinación se haya efectuado por razón de
la cuantía y ésta no exceda de 2.000 euros, y la petición inicial de los procedi-
mientos monitorios conforme a lo previsto en esta Ley.
2.º Los escritos que tengan por objeto personarse en juicio, solicitar medidas
urgentes con anterioridad al juicio o pedir la suspensión urgente de vistas o
actuaciones. Cuando la suspensión de vistas o actuaciones que se pretenda se
funde en causas que se refieran especialmente al abogado también deberá éste
firmar el escrito, si fuera posible.

COMENTARIOS
La postulación preceptiva a través de Abogados y Procuradores es la regla
general en nuestro ordenamiento, siendo además incompatible el ejercicio
simultáneo de ambas profesiones (v. art. 23.3 LEC, introducido por la LRLPOJ).
Así lo establece el art. 23.1 LEC para los segundos y el art. 31.1 LEC para los
primeros, así como el art. 539.1 LEC para ambos, en el marco del proceso de
ejecución. Pero dicha regla general no es absoluta. Además de algún aislado
supuesto en que se prevé la posibilidad de que ambas partes litigantes actúen
bajo una misma representación y defensa (tal y como acontece en los procesos
de separación o divorcio solicitados de mutuo acuerdo –art. 750.2 LEC), el art.
31.2 LEC establece una serie de excepciones en las que las partes procesales
pueden comparecer y actuar (pueden postular) en el proceso por sí mismas sin
el concurso de Abogado.

Artículo 32. Intervención no preceptiva de abogado y procurador


1. Cuando, no resultando preceptiva la intervención de abogado y procura-
dor, el demandante pretendiere comparecer por sí mismo y ser defendido por
abogado, o ser representado por procurador, o ser asistido por ambos profesio-
nales a la vez, lo hará constar así en la demanda.
2. Recibida la notificación de la demanda, si el demandado pretendiera
valerse también de abogado y procurador, lo comunicará al Tribunal dentro de

142
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 32

los tres días siguientes, pudiendo solicitar también, en su caso, el reconocimiento


del derecho a la asistencia jurídica gratuita. En este último caso, el Tribunal podrá
acordar la suspensión del proceso hasta que se produzca el reconocimiento o
denegación de dicho derecho o la designación provisional de abogado y procu-
rador.
3. La facultad de acudir al proceso con la asistencia de los profesionales a
que se refiere el apartado 1 de este artículo corresponderá también al deman-
dado, cuando el actor no vaya asistido por abogado o procurador. El demandado
comunicará al Tribunal su decisión en el plazo de tres días desde que se le noti-
fique la demanda, dándose cuenta al actor de tal circunstancia. Si el demandante
quisiere entonces valerse también de abogado y procurador, lo comunicará al
Tribunal en los tres días siguientes a la recepción de la notificación, y, si solicitare
el reconocimiento del derecho a la asistencia jurídica gratuita, se podrá acordar
la suspensión en los términos prevenidos en el apartado anterior.
4. En la notificación en que se comunique a una parte la intención de la parte
contraria de servirse de abogado y procurador, se le informará del derecho que
les corresponde según el art. 6.3 de la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita, a fin
de que puedan realizar la solicitud correspondiente.
5. Cuando la intervención de abogado y procurador no sea preceptiva, de la
eventual condena en costas de la parte contraria a la que se hubiese servido de
dichos profesionales se excluirán los derechos y honorarios devengados por los
mismos, salvo que el Tribunal aprecie temeridad en la conducta del condenado
en costas o que el domicilio de la parte representada y defendida esté en lugar
distinto a aquel en que se ha tramitado el juicio, operando en este último caso
las limitaciones a que se refiere el apartado 3 del art. 394 de esta ley. También
se excluirán, en todo caso, los derechos devengados por el procurador como
consecuencia de aquellas actuaciones de carácter meramente facultativo que
hubieran podido ser practicadas por las Oficinas judiciales.

COMENTARIOS
1. Que existan supuestos legales donde el concurso de Procurador y Abo-
gado no sea preceptivo no significa que su intervención esté prohibida. Más bien
al contrario, el art. 32 LEC establece al respecto:
1.º Que si el demandante pretendiere comparecer por sí mismo y ser defen-
dido por abogado, o ser representado por procurador, o ser asistido por ambos
profesionales a la vez, entonces deberá hacerlo constar así en la correspondiente
demanda (art. 32.1 LEC). Recibida la notificación de dicha demanda, si el
demandado pretendiera valerse también de abogado y procurador, lo comuni-
cará al Tribunal dentro de los tres días siguientes (art. 32.2 LEC).
2.º Que el demandado también podrá acudir al proceso con la asistencia de
Abogado y Procurador, aunque el actor no lo haya hecho por no ser preceptivo.
En este caso, aquél comunicará su decisión al Tribunal en el plazo de tres días
desde que se le notifique la demanda, dándose cuenta al actor de tal circuns-

143
Artículo 33 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tancia; y si el demandante quisiese entonces valerse también de Abogado y Pro-


curador, lo comunicará al Tribunal en los tres días siguientes a la recepción de
la notificación (art. 32.3 LEC). Pero, en todos estos casos en que la intervención
del Procurador y/o del Abogado no es preceptiva sino voluntaria, establece el
art. 32.5 LEC que de la eventual condena en costas de la parte contraria a la que
se hubiere servido de dichos profesionales se excluirán los derechos y honorarios
devengados por los mismos, salvo que el Tribunal aprecie temeridad en la con-
ducta del condenado en costas, o salvo que el domicilio de la parte representada
y defendida esté en lugar distinto a aquel en que se ha tramitado el juicio (si bien,
en este último caso, se aplicará la limitación dispuesta en el art. 394.3 LEC); y
también se excluirán, en todo caso, los derechos devengados por el Procurador
como consecuencia de aquellas actuaciones de carácter meramente facultativo
que hubieran podido ser practicadas por las Oficinas Judiciales.

Artículo 33. Designación de procurador y de abogado


1. Fuera de los casos de designación de oficio previstos en la Ley de Asistencia
Jurídica Gratuita, corresponde a las partes contratar los servicios del procurador
y del abogado que les hayan de representar y defender en juicio.
2. No obstante, el litigante que no tenga derecho a la asistencia jurídica gra-
tuita podrá pedir que se le designe abogado, procurador o ambos profesionales,
cuando su intervención sea preceptiva o cuando, no siéndolo, la parte contraria
haya comunicado al Tribunal que actuará defendida por abogado y representada
por procurador.
En el caso de que la petición se realice por el demandado, deberá formularla
en el plazo de los tres días siguientes a recibir la cédula de emplazamiento o
citación.
Estas peticiones se harán y decidirán conforme a lo dispuesto en la Ley de
Asistencia Jurídica Gratuita, sin necesidad de acreditar el derecho a obtener
dicha asistencia, siempre que el solicitante se comprometa a pagar los honorarios
y derechos de los profesionales que se le designen.
3. Cuando en un juicio de aquellos a los que se refiere el núm. 1 del apartado
1 del art. 250, alguna de las partes solicitara el reconocimiento del derecho a la
asistencia jurídica gratuita, el Tribunal, tan pronto como tenga noticia de este
hecho, dictará una resolución motivada requiriendo de los colegios profesionales
el nombramiento provisional de abogado y de procurador, cuando las designa-
ciones no hubieran sido realizadas con anterioridad, sin perjuicio del resarci-
miento posterior de los honorarios correspondientes por el solicitante si se le
deniega después el derecho a la asistencia jurídica gratuita.
Dicha resolución se comunicará por el medio más rápido posible a los Cole-
gios de Abogados y de Procuradores, tramitándose a continuación la solicitud
según lo previsto en la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita.

144
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 34

4. En los juicios a los que se refiere el apartado anterior, el demandado deberá


solicitar el reconocimiento del derecho de asistencia jurídica gratuita o interesar
la designación de abogado y procurador de oficio dentro de los tres días siguien-
tes al de la notificación de la demanda. Si la solicitud se realizara en un momento
posterior, la falta de designación de abogado y procurador por los colegios pro-
fesionales no suspenderá la celebración del juicio, salvo en los supuestos con-
templados en el párrafo segundo del art. 16 de la Ley 1/1996, de 10 de enero,
de Asistencia Jurídica Gratuita.

Artículo 34. Cuenta del procurador


1. Cuando un procurador tenga que exigir de su poderdante moroso las can-
tidades que éste le adeude por los derechos y gastos que hubiere suplido para el
asunto, podrá presentar ante el secretario judicial del lugar en que éste radicare
cuenta detallada y justificada, manifestando que le son debidas y no satisfechas
las cantidades que de ella resulten y reclame. Igual derecho que los procuradores
tendrán sus herederos respecto a los créditos de esta naturaleza que aquéllos les
dejaren. No será preceptiva la intervención de abogado ni procurador.
2. Presentada la cuenta y admitida por el secretario judicial, éste requerirá
al poderdante para que pague dicha suma o impugne la cuenta por ser indebida,
en el plazo de diez días, bajo apercibimiento de apremio si no pagare ni formu-
lare impugnación.
Si, dentro de dicho plazo, se opusiere el poderdante, el secretario judicial
dará traslado al procurador por tres días para que se pronuncie sobre la impug-
nación. A continuación, el secretario judicial examinará la cuenta y las actua-
ciones procesales, así como la documentación aportada, y dictará, en el plazo
de diez días, decreto determinando la cantidad que haya de satisfacerse al pro-
curador, bajo apercibimiento de apremio si el pago no se efectuase dentro de los
cinco días siguientes a la notificación.
El decreto a que se refiere el párrafo anterior no será susceptible de recurso,
pero no prejuzgará, ni siquiera parcialmente, la sentencia que pudiere recaer en
juicio ordinario ulterior.
3. Si el poderdante no formulare oposición dentro del plazo establecido, se
despachará ejecución por la cantidad a que ascienda la cuenta.

COMENTARIOS
La «jura de cuentas» o el «procedimiento de reclamación de cantidades
adeudadas a Procuradores y Abogados» es un procedimiento o expediente espe-
cial en el que no interviene la autoridad judicial, destinado a tutelar de la manera
más expeditiva posible los créditos pecuniarios devengados por los Abogados y
Procuradores en el desempeño de sus respectivas profesiones en el ámbito del
proceso, esencialmente mediante la formalización de un requerimiento de pago
al deudor bajo apercibimiento de apremio, que ha de llevar a cabo el Secretario

145
Artículo 35 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

(tras la reforma operada por la LRLPOJ), y que, en ausencia de oposición, se


convierte en un auténtico título de ejecución.
1. En atención a su ámbito subjetivo, y a diferencia de lo que acontecía con
anterioridad a la entrada en vigor de la LRLPOJ, el procedimiento que ahora nos
ocupa ha perdido absolutamente su carácter jurisdiccional, pues el mismo, de
principio a fin, discurre ahora ante el Secretario judicial, sin que, por tanto, tenga
en él intervención ninguna la autoridad judicial; de hecho, la resolución que
dicte el Secretario poniendo fin al procedimiento «no será susceptible de
recurso», si bien dicha resolución «no prejuzgará, ni siquiera parcialmente, la
sentencia que pudiere recaer en juicio ordinario posterior» (arts. 34.2.III y
35.2.IV LEC).
Por otro lado, en el procedimiento en cuestión tan sólo se encuentran legi-
timados activamente los Abogados y Procuradores (o sus herederos) y no cua-
lesquiera otros acreedores, ni ningunos otros posibles intervinientes en el pro-
ceso (peritos, testigos…), y en el que las personas pasivamente legitimadas son,
también de manera exclusiva, las partes procesales a quienes aquellos hayan
representado o asistido en un determinado proceso.
2. Con respecto a su ámbito objetivo, en el referido procedimiento única-
mente pueden hacerse valer aquellos créditos que se hayan devengado en con-
cepto de derechos de los Procuradores y de honorarios de los Letrados, a los que
se refieren los arts. 40.b) EGPT y 44.1 EGA. En consecuencia, no podrán acceder
a este privilegiado y expeditivo procedimiento, ni los honorarios periódicos que
puedan pactar dichos profesionales por una labor continuada en el tiempo (las
conocidas «igualas»), ni aquellos otros créditos devengados por Procuradores y
Abogados en el desempeño de funciones extrajudiciales o extraprocesales, cré-
ditos estos últimos con respecto a los cuales, al no haberse devengado en el curso
de ningún proceso no permiten, tampoco, identificar quién haya de ser el Secre-
tario competente para conocer de la reclamación de los mismos con arreglo a
lo dispuesto en el art. 34.1 LEC.
3. A la luz de su estructura procedimental, nos encontramos en presencia de
un expediente de índole predominantemente ejecutiva, que, en los casos en que
el deudor no formule oposición al requerimiento de pago, se asemeja hasta casi
identificarse con el proceso monitorio que se regula en los arts. 812 a 818 de la
LEC.

Artículo 35. Honorarios de los abogados


1. Los abogados podrán reclamar frente a la parte a la que defiendan el pago
de los honorarios que hubieren devengado en el asunto, presentando minuta
detallada y manifestando formalmente que esos honorarios les son debidos y no
han sido satisfechos. Igual derecho que los abogados tendrán sus herederos res-

146
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 36

pecto a los créditos de esta naturaleza que aquéllos les dejaren. No será pre-
ceptiva la intervención de abogado ni procurador.
2. Presentada esta reclamación, el secretario judicial requerirá al deudor
para que pague dicha suma o impugne la cuenta, en el plazo de diez días, bajo
apercibimiento de apremio si no pagare ni formulare impugnación.
Si, dentro del citado plazo, los honorarios se impugnaren por indebidos, se
estará a lo dispuesto en los párrafos segundo y tercero del apartado 2 del artículo
anterior.
Si se impugnaran los honorarios por excesivos, el secretario judicial dará
traslado al abogado por tres días para que se pronuncie sobre la impugnación.
Si no se aceptara la reducción de honorarios que se le reclama, el secretario
judicial procederá previamente a su regulación conforme a lo previsto en los
arts. 241 y ss., salvo que el abogado acredite la existencia de presupuesto previo
en escrito aceptado por el impugnante, y dictará decreto fijando la cantidad
debida, bajo apercibimiento de apremio si no se pagase dentro de los cinco días
siguientes a la notificación.
Dicho decreto no será susceptible de recurso, pero no prejuzgará, ni siquiera
parcialmente, la sentencia que pudiere recaer en juicio ordinario ulterior.
3. Si el deudor de los honorarios no formulare oposición dentro del plazo
establecido, se despachará ejecución por la cantidad a que ascienda la minuta.
Véase el comentario al art. 34 LEC

TÍTULO II
De la jurisdicción y de la competencia

CAPÍTULO I
De la jurisdicción de los tribunales civiles y las cuestiones prejudiciales

SECCIÓN 1.ª
De la extensión y límites de la jurisdicción de los tribunales civiles

Artículo 36. Extensión y límites del orden jurisdiccional civil. Falta de com-
petencia internacional
1. La extensión y límites de la jurisdicción de los tribunales civiles españoles
se determinará por lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder Judicial y en los
tratados y convenios internacionales en los que España sea parte.
2. Los tribunales civiles españoles se abstendrán de conocer de los asuntos
que se les sometan cuando concurra en ellos alguna de las circunstancias siguien-
tes:
1.ª Cuando se haya formulado demanda o solicitado ejecución respecto de
sujetos o bienes que gocen de inmunidad de jurisdicción o de ejecución de con-

147
Artículo 36 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

formidad con la legislación española y las normas de Derecho Internacional


Público.
2.ª Cuando, en virtud de un tratado o convenio internacional en el que
España sea parte, el asunto se encuentre atribuido con carácter exclusivo a la
jurisdicción de otro Estado.
3.ª Cuando no comparezca el demandado emplazado en debida forma, en
los casos en que la competencia internacional de los tribunales españoles úni-
camente pudiera fundarse en la sumisión tácita de las partes.
Véase arts. 21 y 22 LOPJ

COMENTARIOS
1. De todos los litigios de índole civil que pueden producirse en el mundo,
el art. 36 LEC nos indica cuáles de ellos podrán ser enjuiciados por los tribunales
civiles de la Nación Española (art. 2 CE), para cuya delimitación positiva efectúa
una doble remisión:
a) En primer lugar, a la LOPJ, donde se determina la extensión y límites de
dichos tribunales civiles imponiendo una regla general genérica (art. 21 LOPJ) y
una serie de reglas específicas que atribuyen la competencia internacional a los
tribunales españoles, bien con carácter exclusivo (art. 22 LOPJ), bien por la
voluntad o el domicilio de los contendientes (art. 22 bis y ter LOPJ), o bien en
función de cuál sea la materia litigiosa (art. 22 quater a septies LOPJ).
Así, con carácter general, los tribunales españoles conocerán de las preten-
siones que se susciten en territorio español, con a lo establecido en los tratados
y convenios internacionales en los que España sea parte, en las normas de la UE
y en las leyes españolas, exceptuándose los supuestos de inmunidad de juris-
dicción y de ejecución establecidos por el Derecho Internacional Público (arts.
21 LOPJ y 36 LEC). En materia civil también se exceptúan los conflictos que estén
atribuidos con carácter exclusivo a la jurisdicción de otro Estado, y aquellos en
que el demandado no comparezca cuando la competencia internacional de los
tribunales españoles únicamente pueda fundarse en la sumisión tácita (art. 36
LEC).
Los tribunales españoles pertenecientes al orden civil conocerán con carácter
exclusivo (es decir, con exclusión de cualquier otro órgano judicial extranjero)
de los litigios que versen sobre las materias reseñadas en el art. 22 LOPJ (vgr.
derechos reales sobre inmuebles que se hallen en España, constitución o diso-
lución de sociedades que tengan su domicilio en territorio español, validez o
nulidad de las inscripciones practicadas en un Registro español…).
También conocerán los tribunales del orden civil, aunque ya no con carácter
exclusivo, de los litigios donde las partes enfrentadas se hayan sometido expresa
o tácitamente a los Juzgados o Tribunales españoles (art. 22 bis LOPJ), así como

148
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 37

cuando el demandado tenga su domicilio en España» (art. 22 ter LOPJ), así como
de los conflictos reseñados en los arts. 22 quater a septies LOPJ.
b) En segundo lugar, a los convenios y tratados internacionales en los que
España sea parte.
2. De dicha delimitación positiva se desprende también cuáles han de ser
aquellos litigios de los que los tribunales civiles españoles no pueden conocer,
litigios que el art. 36.2 LEC resume en las tres siguientes categorías: 1.ª) Litigios
frente a sujetos o bienes que ostenten inmunidad de jurisdicción o de ejecución;
2.ª) Litigios atribuidos en exclusivas a tribunales extranjeros; y 3.ª) Litigios en los
que, fundamentándose la competencia internacional en la regla de la sumisión
tácita, el demandado no comparezca.

Artículo 37. Falta de jurisdicción. Abstención de los tribunales civiles


1. Cuando un Tribunal de la jurisdicción civil estime que el asunto que se le
somete corresponde a la jurisdicción militar, o bien a una Administración pública
o al Tribunal de Cuentas cuando actúe en sus funciones contables, habrá de
abstenerse de conocer.
2. Se abstendrán igualmente de conocer los tribunales civiles cuando se les
sometan asuntos de los que corresponda conocer a los tribunales de otro orden
jurisdiccional de la jurisdicción ordinaria. Cuando el Tribunal de Cuentas ejerza
funciones jurisdiccionales se entenderá integrado en el orden contencioso–
administrativo.
Véase art. 9 LOPJ y 38 LEC

COMENTARIOS
Tampoco conocerán los tribunales españoles del orden civil (art. 9.2 LOPJ)
de asuntos que, conforme a las leyes, corresponda enjuiciar a la Jurisdicción
Militar (art. 117.6 CE y LOCOJM) o corresponda resolver al Tribunal de Cuentas
(v. art. 136 CE y LOTCu) o a una Administración pública (art. 103 CE y LRJSP)
(art. 37.1 LEC). E, igualmente, no conocerán de los conflictos que, conforme a
la distribución contenida en el art. 9 LOPJ, correspondan a otro orden jurisdic-
cional diferente al civil.
Para el enjuiciamiento de todos los apuntados asuntos, el legislador consi-
dera que los tribunales civiles carecen de jurisdicción y, en consecuencia, de
serles planteado alguno de dichos asuntos los mismos habrán de «abstenerse de
conocer», para lo cual, según dispone el art. 38 LEC, declararán dicha abstención
de oficio, previa audiencia de las partes personadas y del Ministerio Fiscal, tan
pronto como sea advertida dicha falta de jurisdicción.

149
Artículo 38 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 38. Apreciación de oficio de la falta de competencia internacional


y de jurisdicción
La abstención a que se refieren los dos artículos precedentes se acordará de
oficio, con audiencia de las partes y del Ministerio Fiscal, tan pronto como sea
advertida la falta de competencia internacional o la falta de jurisdicción por
pertenecer el asunto a otro orden jurisdiccional.
Véase el comentario al art. 37 LEC

JURISPRUDENCIA
«el art. 38 LEC que regula la apreciación de oficio de la falta de competencia inter-
nacional, dispone que ésta se acordará, previa audiencia de las partes y del Ministerio
Fiscal; en consecuencia, no cabe la inadmisión a limine de la solicitud, sin observar pre-
viamente este trámite» (AAP Barcelona 13.ª 2 abril 2007, LA LEY 84/2007, Rec.
473/2006).

Artículo 39. Apreciación de la falta de competencia internacional o de juris-


dicción a instancia de parte
El demandado podrá denunciar mediante declinatoria la falta de competen-
cia internacional o la falta de jurisdicción por pertenecer el asunto a otro orden
jurisdiccional o por haberse sometido a arbitraje o mediación la controversia.
Véase arts. 63–65 LEC y su respectivo comentario

COMENTARIOS
Junto al examen de oficio de la falta de jurisdicción (arts. 37 y 38 LEC), la LEC
también admite su denuncia a instancia de la parte demandada, la cual, si al ser
emplazada por vez primera para comparecer en el pleito advierte que el órgano
judicial que haya admitido a trámite la demanda carece de jurisdicción, deberá
entonces denunciar dicha circunstancia mediante el ejercicio de la «declinato-
ria» (arts. 39, 63 a 65 LEC).
Con todo, sin embargo, y por así establecerlo de forma expresa el citado art.
39 LEC, al demandado únicamente le es dado denunciar mediante la declina-
toria, bien la «falta de competencia internacional» por no corresponder el enjui-
ciamiento del asunto en cuestión a los órganos judiciales españoles, o bien la
falta de jurisdicción «por pertenecer el asunto a otro orden jurisdiccional» o «por
haberse sometido a arbitraje o mediación la controversia».
En consecuencia: 1.º) La «falta de jurisdicción» por carencia de competencia
internacional o por pertenecer el asunto a otro orden jurisdiccional podrá ser
controlada tanto de oficio (arts. 9.6 LOPJ y 38 LEC) cuanto a instancia de parte
(art. 39 LEC); 2.º) La «falta de jurisdicción» por corresponder el asunto a la juris-
dicción militar, a una Administración pública o al Tribunal de Cuentas podrá ser

150
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 40

controlada únicamente de oficio (arts. 9.6 LOPJ y 38 LEC), y no mediante el


ejercicio de la declinatoria a instancia de parte (al no contemplarse el supuesto
en los arts. 39 y 63.1 LEC); 3.º) La «falta de jurisdicción» por haberse sometido
a arbitraje o mediación la controversia podrá ser únicamente a instancia de parte
(art. 39 LEC), y no de oficio (al no contemplar el supuesto los arts. 9.6 LOPJ y 38
LEC).

SECCIÓN 2.ª
De las cuestiones prejudiciales

Artículo 40. Prejudicialidad penal


1. Cuando en un proceso civil se ponga de manifiesto un hecho que ofrezca
apariencia de delito o falta perseguible de oficio, el Tribunal civil, mediante pro-
videncia, lo pondrá en conocimiento del Ministerio Fiscal, por si hubiere lugar
al ejercicio de la acción penal.
2. En el caso a que se refiere el apartado anterior, no se ordenará la suspen-
sión de las actuaciones del proceso civil sino cuando concurran las siguientes
circunstancias:
1.ª Que se acredite la existencia de causa criminal en la que se estén inves-
tigando, como hechos de apariencia delictiva, alguno o algunos de los que fun-
damenten las pretensiones de las partes en el proceso civil.
2.ª Que la decisión del Tribunal penal acerca del hecho por el que se procede
en causa criminal pueda tener influencia decisiva en la resolución sobre el asunto
civil.
3. La suspensión a que se refiere el apartado anterior se acordará, mediante
auto, una vez que el proceso esté pendiente sólo de sentencia.
4. No obstante, la suspensión que venga motivada por la posible existencia
de un delito de falsedad de alguno de los documentos aportados se acordará, sin
esperar a la conclusión del procedimiento, tan pronto como se acredite que se
sigue causa criminal sobre aquel delito, cuando, a juicio del Tribunal, el docu-
mento pudiera ser decisivo para resolver sobre el fondo del asunto.
5. En el caso a que se refiere el apartado anterior no se acordará por el Tri-
bunal la suspensión, o se alzará por el Secretario judicial la que aquél hubiese
acordado, si la parte a la que pudiere favorecer el documento renunciare a él.
Hecha la renuncia, se ordenará por el Secretario judicial que el documento sea
separado de los autos.
6. Las suspensiones a que se refiere este artículo se alzarán por el Secretario
judicial cuando se acredite que el juicio criminal ha terminado o que se encuen-
tra paralizado por motivo que haya impedido su normal continuación.
7. Si la causa penal sobre falsedad de un documento obedeciere a denuncia
o querella de una de las partes y finalizare por resolución en que se declare ser
auténtico el documento o no haberse probado su falsedad, la parte a quien

151
Artículo 40 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

hubiere perjudicado la suspensión del proceso civil podrá pedir en éste indem-
nización de daños y perjuicios, con arreglo a lo dispuesto en los arts. 712 y
siguientes.

COMENTARIOS
1. Al respectivo ámbito de atribuciones de cada orden jurisdiccional (art. 9
LOPJ) hay que sumar el conocimiento de aquellos asuntos pertenecientes al
mismo o a diferente orden jurisdiccional que se conozcan a título prejudicial. Y
ello porque, en el desempeño de la potestad jurisdiccional, surgen con relativa
frecuencia conflictos materialmente distintos de los que constituyen el objeto
procesal principal del pleito que se está conociendo, pero tan estrechamente
ligados al mismo que su previa resolución se comporta, con respecto al enjui-
ciamiento del pleito principal, como un ineludible antecedente lógico. De forma
que sin el enjuiciamiento previo de dichas cuestiones (que por este motivo reci-
ben la tradicional denominación de «prejudiciales») no es lógicamente posible,
por ausencia de datos elementales que es imprescindible definir con antelación,
la emisión de un pronunciamiento sobre el fondo de la pretensión principal
objeto de enjuiciamiento.
La existencia de cuestiones prejudiciales obedece a que las diferentes ramas
del Derecho no constituyen un compartimento estanco dentro del conjunto del
ordenamiento. Baste, por ejemplo, con pensar en la imposibilidad de pronun-
ciarse sobre cualquier pretensión de índole civil si el documento en que se basa
la pretensión del actor es tachado de falsedad por el demandado, o sobre la
regularidad de un negocio jurídico del que este último predique el ser constitu-
tivo de un delito de insolvencia punible, para comprobar cuán fácil resulta en
la práctica la aparición de este tipo de cuestiones. En los ejemplos propuestos
es evidente que, si no se resuelve con antelación si el documento es o no falso,
o la conducta negocial es o no constitutiva de delito, el juez civil no podrá pro-
nunciarse sobre la pretensión principal deducida por el demandante y que ha
dado lugar al nacimiento del proceso, debiendo entonces absolver al deman-
dado.
2. De las cuestiones prejudiciales, tradicionalmente, se ha ocupado la
LECrim (arts. 3 a 7), a la que, mucho tiempo después, han venido a sumarse la
LOPJ (art. 10) y, últimamente, la propia LEC (arts. 40 a 43).
3. Para resolver las cuestiones prejudiciales existen dos grandes sistemas
procesales. El sistema de la devolutividad, en virtud del cual ha de resolver la
cuestión prejudicial el órgano judicial que tendría «jurisdicción» para enjuiciarla
si se hubiera planteado como cuestión principal en un proceso (así, por ejemplo,
si en el curso de un proceso civil surge una cuestión prejudicial penal la misma
habría de resolverla un Tribunal penal, debiendo mientras tanto suspenderse la
tramitación del proceso civil); y el sistema de la no devolutividad, conforme al
cual la cuestión prejudicial tendría que ser resuelta por el mismo órgano judicial

152
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 40

que estuviese conociendo del asunto principal, con independencia de la natu-


raleza civil, penal, contencioso–administrativa o social de aquélla.
Pues bien, en el ámbito procesal civil el legislador no ha secundado a raja-
tabla ninguno de los dos apuntados sistemas, sino una combinación de ambos,
a saber:
1.º Con carácter general, el art. 10.1 LOPJ (e igualmente el art. 42.1 LEC)
consagra la no devolutividad de las cuestiones prejudiciales («A los solos efectos
prejudiciales, cada orden jurisdiccional podrá conocer de asuntos que no le estén
atribuidos privativamente»); en estos casos, ello no obstante, la resolución que
dicte el Tribunal civil sobre la cuestión prejudicial «no surtirá efecto (de cosa
juzgada, se entiende) fuera del proceso en que se produzca» (art. 42.2 LEC).
2.º Sin embargo, los arts. 10.2 LOPJ y 40 LEC oponen a la anterior regla
general la excepción relativa a las cuestiones prejudiciales penales, para las cua-
les se establece un régimen de devolutividad absoluta, por lo que de las mismas
conocerán, en todo caso, los tribunales del orden penal, debiendo ser suspen-
dido entre tanto el proceso civil en que aquella cuestión prejudicial penal haya
surgido; a cambio, la resolución que dicten los tribunales penales producirá
todos los efectos de la cosa juzgada material en el proceso civil donde la cuestión
prejudicial hubiese surgido.
De este modo, en conclusión, puede decirse que los Juzgados y Tribunales
civiles podrán conocer de los asuntos que les atribuye el art. 9.2 LOPJ tanto a
título de cuestión principal cuanto a título de cuestión prejudicial, mientras que,
además, a este mismo título de cuestión prejudicial podrán conocer también de
asuntos contencioso–administrativos y sociales (no así de los penales), sin que,
en tales casos, su decisión sobre la cuestión prejudicial produzca efectos de cosa
juzgada fuera del proceso en que sea dictada (art. 42.2 LEC).
4. Un sistema dual, pues, donde se hace primar la seguridad jurídica para las
cuestiones prejudiciales penales (cuya resolución a cargo de los tribunales del
orden penal produce todos los efectos de la cosa juzgada) y la economía procesal
para las no penales (al ser resueltas por el mismo órgano y en el mismo proceso
que la cuestión principal). Pero un sistema dual, al mismo tiempo, donde se
resiente la economía procesal en el tratamiento de las cuestiones prejudiciales
penales (para cuya resolución por los órganos y en los procesos correspondientes
hay que esperar largo tiempo) y la seguridad jurídica en las no penales (porque,
al no originar efectos de cosa juzgada la decisión judicial que las resuelve, las
mismas son susceptibles de volver a ser enjuiciadas en un proceso ulterior, ya
como cuestión principal, pudiendo entonces dar lugar a la emisión de eventuales
pronunciamientos judiciales contradictorios).
5. Por último, y como novedad introducida por la vigente LEC, en este ámbito
civil también es posible que una cuestión prejudicial no devolutiva (es decir, la

153
Artículo 40 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

que verse sobre materias contencioso–administrativas o sociales) o una cuestión


prejudicial que corresponda resolver a una Administración pública o al Tribunal
de Cuentas, puedan someterse al régimen de la devolutividad (como si de una
cuestión prejudicial penal se tratase) cuando así lo establezca la ley o cuando lo
pidan las partes procesales. En este caso, el Secretario judicial suspenderá la
tramitación del proceso civil principal hasta que la cuestión prejudicial sea
resuelta, quedando el Tribunal civil vinculado al contenido de la resolución (por
los efectos de cosa juzgada que de ella dimanan) que se emita sobre la cuestión
prejudicial (art. 42.3 LEC).

JURISPRUDENCIA
«El art. 10.2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, a diferencia de los restantes casos,
dispone que los tribunales no penales no puedan resolver, ni siquiera a los solos efectos
prejudiciales (véase el art. 42 LEC), las cuestiones penales (prejudiciales) de las que no
pueda prescindir para la debida decisión (en este caso de orden civil) o que condicione
directamente el contenido de ésta, estableciendo la consecuencia de la suspensión del
procedimiento mientras aquélla no sea resuelta por los órganos penales a quienes corres-
ponda, salvo las excepciones que la Ley establezca. Por ello mismo, el art. 40.2 Ley de
Enjuiciamiento Civil prevé la suspensión en su momento del proceso civil siempre y
cuando concurran las siguientes circunstancias: 1.ª Que se acredite la existencia de causa
criminal en la que se estén investigando, como hechos de apariencia delictiva, alguno o
algunos de los que fundamenten las pretensiones de las partes en el proceso civil. 2.ª
Que la decisión del Tribunal penal acerca del hecho por el que se procede en causa
criminal pueda tener influencia decisiva en la resolución sobre el asunto civil.
Como establece la Sentencia del Tribunal Supremo de 31 de marzo de 1992 se exige
que verse el proceso penal sobre un hecho que ejerza tal influencia en la resolución del
pleito que haga imposible el fallo de la cuestión civil sin ser conocida antes la decisión
que se dicte en la vía criminal; teniendo como finalidad la norma en cuestión que se evite
la división de la continencia de la causa y la posibilidad de resoluciones contradictorias
entre las sentencias de uno y otro Tribunal; punto de partida doctrinal que exige examinar
la posible concurrencia de los indicados requisitos teniendo en cuenta cuales de los
hechos relatados en el escrito de querella podrían revestir los caracteres del delito objeto
de imputación, dado que, aunque se incluyan en aquella relatos fácticos que pudieran
tener incidencia en el proceso civil o que resulten parcialmente coincidentes con algunos
de los expuestos en los escritos de demanda o de oposición, estos solo serán aptos para
determinar la suspensión del procedimiento civil si pueden revestir la apariencia de
infracción penal. El fundamento de la interrupción del proceso en este caso se encuentra
en que un determinado efecto civil puede depender de la condena penal tomada como
hecho jurídico o bien de un hecho que puede ser, a la vez, delito y supuesto de una
norma civil, siendo éste el motivo por el que la Ley no quiere que se trate al mismo tiempo
el mismo hecho en dos procesos distintos, y da preferencia al proceso penal (SAP Madrid
28.ª 1 febrero 2007, LA LEY 28/2007, Rec. 421/2006).

154
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 41

Artículo 41. Recursos contra la resolución sobre suspensión de las actua-


ciones por prejudicialidad penal
1. Contra la resolución que deniegue la suspensión del asunto civil se podrá
interponer recurso de reposición. La solicitud de suspensión podrá, no obstante,
reproducirse durante la segunda instancia y, en su caso, durante la tramitación
de los recursos extraordinarios por infracción procesal o de casación.
2. Contra el auto que acuerde la suspensión se dará recurso de apelación y
contra los autos dictados en apelación acordando o confirmando la suspensión
se dará, en su caso, recurso extraordinario por infracción procesal.
3. Contra la resolución del Secretario judicial que acuerde el alzamiento de
la suspensión podrá ser interpuesto recurso directo de revisión.
Véase el comentario al art. 40 LEC

Artículo 42. Cuestiones prejudiciales no penales


1. A los solos efectos prejudiciales, los tribunales civiles podrán conocer de
asuntos que estén atribuidos a los tribunales de los órdenes contencioso–admi-
nistrativo y social.
2. La decisión de los tribunales civiles sobre las cuestiones a las que se refiere
el apartado anterior no surtirá efecto fuera del proceso en que se produzca.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados precedentes, cuando lo esta-
blezca la ley o lo pidan las partes de común acuerdo o una de ellas con el con-
sentimiento de la otra, el Secretario judicial suspenderá el curso de las actua-
ciones, antes de que hubiera sido dictada sentencia, hasta que la cuestión pre-
judicial sea resuelta, en sus respectivos casos, por la Administración pública
competente, por el Tribunal de Cuentas o por los Tribunales del orden jurisdic-
cional que corresponda. En este caso, el Tribunal civil quedará vinculado a la
decisión de los órganos indicados acerca de la cuestión prejudicial.
Véase el comentario al art. 40 LEC

JURISPRUDENCIA
«la suspensión del proceso civil por causa de prejudicialidad está prevista en el pro-
pio art. 42.3 LEC únicamente para determinados supuestos tasados, como son: 1) Que
la suspensión la establezca expresamente la Ley. 2) Que la suspensión la pidan las partes
de mutuo acuerdo. 3) Que la suspensión la pida solo una de las partes con el consenti-
miento de la otra. Solo en esos casos, y no en otros, «los tribunales civiles suspenderán
el curso de las actuaciones, antes de dictar sentencia, hasta que la cuestión prejudicial
sea resuelta, en sus respectivos casos, por la Administración pública competente, por el
Tribunal de Cuentas o por los tribunales del orden jurisdiccional que corresponda»; y
solo en estos casos, de suspensión imperativa tasada según la Sala, «el Tribunal civil

155
Artículo 43 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

quedará vinculado a la decisión de los órganos indicados acerca de la cuestión prejudi-


cial» (art. 42.3 LEC)» (AAP Cádiz 8.ª 23 mayo 2006, LA LEY 129/2006. Rec. 10/2006).

Artículo 43. Prejudicialidad civil


Cuando para resolver sobre el objeto del litigio sea necesario decidir acerca
de alguna cuestión que, a su vez, constituya el objeto principal de otro proceso
pendiente ante el mismo o distinto Tribunal civil, si no fuere posible la acumu-
lación de autos, el Tribunal, a petición de ambas partes o de una de ellas, oída
la contraria, podrá mediante auto decretar la suspensión del curso de las actua-
ciones, en el estado en que se hallen, hasta que finalice el proceso que tenga por
objeto la cuestión prejudicial.
Contra el auto que deniegue la petición cabrá recurso de reposición, y contra
el auto que acuerde la suspensión cabrá presentar recurso de apelación.

COMENTARIOS

Por lo general, cuando se habla de cuestiones prejudiciales se suele hacer refe-


rencia a asuntos heterogéneos a la cuestión principal, es decir, a asuntos de índole
distinta a aquella sobre la que versa el pleito principal. Sin embargo, es jurídicamente
posible, por ejemplo, que en el curso de un proceso civil, donde se enjuicia un asunto
de esta índole como cuestión principal, surja una cuestión prejudicial que verse
igualmente sobre materias civiles, supuesto en el cual, al menos en línea de principio,
el propio Tribunal civil que conoce del asunto principal civil podría también enjuiciar
y resolver la cuestión prejudicial civil de que se tratase.
Es el caso, por ejemplo, en que, disputándose judicialmente varios herederos
la propiedad de una vivienda arrendada, uno de ellos, y sin saber aún si al final
se le reconocerá o no la titularidad de la propiedad del inmueble en cuestión,
decide por su cuenta entablar un pleito de desahucio contra el arrendatario; en
tal caso, para resolver la cuestión principal en el proceso de desahucio será
imprescindible resolver prejudicialmente el conflicto sobre la titularidad domi-
nical del inmueble (cuestión que, en realidad, es el objeto principal de otro dife-
rente proceso civil) (más ejemplos de existencia e inexistencia de esta modalidad
de prejudicialidad endógena pueden verse, vgr., en los AAP Madrid 10.ª 29.1.07,
AAP Bizkaia 3.ª 30.1.07, AAP Toledo 2.ª 26.3.07, AAP Murcia 5.ª 8.6.07, AAP
Valencia 11.ª 13.6.07, AAP Cuenca 1.ª 28.6.07, AAP, Ciudad Real 1.ª 29.9.07,
AAP Madrid 21.ª 8.11.07, AAP Barcelona 15.ª 15.11.07).
Pues bien, del régimen jurídico de esta prejudicialidad civil en el proceso
civil (o prejudicialidad endógena) se ocupa el art. 43 LEC, según el cual, cuando
para resolver lo que sea objeto de un proceso civil resulte necesario decidir
alguna otra cuestión que, a su vez, constituya el objeto principal de otro diferente
proceso, pendiente ante el mismo o ante distinto órgano, y si ya no fuere posible
la acumulación de autos, el Tribunal, a petición de ambas partes, o de una de

156
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 44

ellas y oída la contraria, podrá mediante auto decretar la suspensión del curso
de las actuaciones en el estado en que se hallen, hasta que finalice el proceso
que tenga por objeto la cuestión prejudicial. Contra el auto que deniegue la
petición de suspensión cabrá recurso de reposición, y contra el auto que acuerde
la suspensión cabrá presentar recurso de apelación.
Por último, y puesto que este tipo de prejudicialidad ocasiona la suspensión
del proceso civil principal (como ocurre en todos los supuestos de prejudiciali-
dad devolutiva), debe concluirse en que la decisión que se dicte en el otro pro-
ceso civil sobre la cuestión prejudicial vinculará al Tribunal que esté conociendo
del proceso civil principal (sea o no el mismo órgano judicial, y si es el mismo
con mayor razón por imperativos del derecho fundamental a la igualdad en la
aplicación judicial del ordenamiento –art. 14 CE–).

CAPÍTULO II
De las reglas para determinar la competencia

Artículo 44. Predeterminación legal de la competencia


Para que los tribunales civiles tengan competencia en cada caso se requiere
que el conocimiento del pleito les esté atribuido por normas con rango de ley y
anteriores a la incoación de las actuaciones de que se trate.
Véase art. 24 CE

COMENTARIOS
Teniendo en cuenta la multiplicidad de órganos judiciales que integran el
orden civil (art. 9.2 LOPJ), razones de orden lógico y organizativo exigen la ins-
tauración de reglas de distribución de la litigiosidad civil entre todos ellos, reglas
que pueden ser primarias (las que delimitan la «jurisdicción» de cada uno de los
diferentes órdenes jurisdiccionales en su conjunto, teniendo en cuenta el global
de la litigiosidad) y secundarias (las que delimitan la «competencia» de cada uno
de los tribunales integrantes de cada uno de los diferentes órdenes jurisdiccio-
nales, teniendo en cuenta ya la cuota parte de litigiosidad que las reglas primarias
han atribuido a cada orden jurisdiccional en su conjunto).
La propia Constitución constata este extremo al afirmar que la potestad juris-
diccional se ejercitará exclusivamente por los Juzgados y Tribunales según las
normas de competencia y procedimiento que las Leyes establezcan (art. 117.3
CE). Dicha cláusula determina la existencia de una reserva legal de las normas
sobre competencia judicial, de la que también se hace eco el presente art. 44
LEC, que desarrolla uno de los contenidos del derecho fundamental al Juez–
órgano predeterminado por la ley (art. 24.2 CE).

157
Artículo 45 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Para establecer nuevas normas de competencia o modificar las vigentes,


pues, se hace necesaria la aprobación por el Parlamento de una norma con rango
de ley ordinaria; sin que, por tanto, sea necesario que dichas normas revistan el
rango de ley orgánica (v. SSTC 95/1998, de 26 de mayo, 224/1993, de 1 de julio),
salvo para cuando se trate de modificar las normas de competencia judicial dis-
puestas de manera expresa en la LOPJ.

SECCIÓN 1.ª
De la competencia objetiva

Artículo 45. Competencia de los Juzgados de Primera Instancia


1. Corresponde a los Juzgados de Primera Instancia el conocimiento, en pri-
mera instancia, de todos los asuntos civiles que por disposición legal expresa no
se hallen atribuidos a otros tribunales.
2. Conocerán, asimismo, dichos Juzgados:
a) De los asuntos, actos, cuestiones y recursos que les atribuye la Ley Orgá-
nica del Poder Judicial.
b) De los concursos de persona natural que no sea empresario.
Véase arts. 84–86 LOPJ

COMENTARIOS
Hasta hace relativamente poco tiempo, en el orden civil existían unos únicos
órganos de primera instancia por excelencia, precisamente así denominados: los
«Juzgados de Primera Instancia», los cuales, con contadísimas excepciones (tan
sólo las impuestas por las muy escasas atribuciones de los Juzgados de Paz y las
aún menores atribuciones de los tribunales colegiados por razón de los «afora-
mientos»), eran los que asumían la competencia objetiva en el orden civil. Pero
dicha situación cambió tras la implantación, primero de los Juzgados de lo Mer-
cantil, y después de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, los cuales también
asumen competencias objetivas en materia civil.
Así que, en definitiva, y como quiera que el legislador ha configurado la
competencia objetiva de los Juzgados de Primera Instancia de forma negativa o
residual (el art. 85.1.º LOPJ les confiere el conocimiento de todos «los juicios
que no vengan atribuidos por esta Ley a otros Juzgados o Tribunales», lo que se
reitera en el art. 45 LEC), puede decirse que los mismos asumirán el enjuicia-
miento en su primera instancia de todos los litigios civiles, excepto los siguientes:
1.º Los que correspondan a los Juzgados de lo Mercantil según lo dispuesto
en el art. 86 ter LOPJ. De este modo, los Juzgados de Primera Instancia no podrán
conocer de aquellas pretensiones que correspondan legalmente a los Juzgados
de lo Mercantil, ni siquiera en los casos en que las mismas se ejerciten acumu-

158
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 46

ladamente a otra u otras que sí entren de lleno dentro de la competencia objetiva


de los primeros (vgr. AAP Sevilla 5.ª 26.1.07).
2.º Los que correspondan a los Juzgados de Violencia sobre la Mujer ex art.
87 ter LOPJ.
3.º Los que correspondan a los Juzgados de Paz (arts. 100.1 LOPJ y 47 LEC)
en aquellos municipios donde no tenga su sede un Juzgado de Primera Instancia
(pues, si la tiene, al no poder haber entonces Juzgados de Paz, son estos Juzgados
de Primera Instancia los que asumen las competencias propias de los primeros;
v. art. 99.1 LOPJ).
4.º Y los que correspondan al Tribunal Supremo o a los Tribunales Superiores
de Justicia por razón de un «aforamiento» [v. arts. 56.2.º y 3.º, 73.2.a) y b) LOPJ].

Artículo 46. Especialización de algunos Juzgados de Primera Instancia


Los Juzgados de Primera Instancia a los que, de acuerdo con lo establecido
en el art. 98 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, se les haya atribuido el cono-
cimiento específico de determinados asuntos, extenderán su competencia, exclu-
sivamente, a los procesos en que se ventilen aquéllos, debiendo inhibirse a favor
de los demás tribunales competentes, cuando el proceso verse sobre materias
diferentes. Si se planteara cuestión por esta causa, se sustanciará como las cues-
tiones de competencia.
Véase arts. 98 LOPJ y 48 LEC

Artículo 47. Competencia de los Juzgados de Paz


A los Juzgados de Paz corresponde el conocimiento, en primera instancia,
de los asuntos civiles de cuantía no superior a 90 euros que no estén compren-
didos en ninguno de los casos a que, por razón de la materia, se refiere el apar-
tado 1 del art. 250.
Véase arts. 99–03 LOPJ

COMENTARIOS
1. A la competencia de estos Juzgados de ámbito municipal alude el art.
100.1 LOPJ mediante el empleo de una cláusula genérica («conocerán, en el
orden civil, de la sustanciación en primera instancia, fallo y ejecución de los
procesos que la ley determine»), que se concreta en el art. 47 LEC. La distribución
de la competencia objetiva entre Juzgados de Paz y de Primera Instancia, por
tanto, obedece exclusivamente a razones cuantitativas (pleitos de hasta 90 euros
para los primeros y para los segundos los de cuantía superior a la indicada),
mientras que la distribución entre aquéllos y los Juzgados de lo Mercantil y de
Violencia sobre la Mujer atiende a parámetros cualitativos o materiales (así, un

159
Artículo 48 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

pleito inferior a 90 euros podrá corresponder a un Juzgado de Paz sólo si no


versa sobre las materias atribuidas legalmente a un Juzgado de lo Mercantil).
2. La referencia que el art. 47 LEC realiza al art. 250 LEC constituye un craso
error legislativo, porque de la competencia de los Juzgados de Paz se excluye
tan sólo a los juicios verbales que versen sobre las materias descritas en ese pre-
cepto (desahucio por falta de pago o vencimiento del contrato, interdictos, dere-
cho de rectificación, etc.), pero, incomprensiblemente, no excluye de la misma
a los juicios ordinarios que tengan por objeto las materias a las que se refiere el
art. 249.1 LEC (derechos honoríficos, impugnación de acuerdos sociales, con-
diciones generales de la contratación, etc.). A causa de este error, pues, un Juez
de Paz no puede conocer en ningún caso de los juicios verbales por razón de la
materia previstos en el art. 250.1 LEC, pero, paradójicamente, sí podrá conocer
de los juicios ordinarios por razón de la materia previstos en el art. 249.1 LEC
(siempre, eso sí, que la cuantía de la pretensión no supere los noventa euros), lo
que constituye un absurdo e injustificable contrasentido.
3. Los Juzgados de Paz, por último, tampoco tendrán competencia objetiva,
ni siquiera cuando el valor de la pretensión sea inferior a esa cantidad, en aque-
llos procesos especiales cuyo enjuiciamiento atribuye el legislador nominativa-
mente a los Juzgados de Primera Instancia. Tal ocurre, por ejemplo: 1.º) Con la
ejecución forzosa de títulos extra jurisdiccionales (art. 545, apartados 2 y 3, LEC);
2.º) Con los procesos sobre la capacidad de las personas (art. 756 LEC); 3.º) Con
los procesos matrimoniales y de menores (art. 769 LEC); 4.º) Con el conocimiento
de la oposición a las resoluciones administrativas en materia de protección de
menores y del procedimiento para determinar la necesidad de asentimiento en
la adopción (art. 779 LEC); 5.º) Con el procedimiento para la liquidación del
régimen económico matrimonial (art. 807 LEC); 6.º) Con el proceso monitorio
(art. 813 LEC); y 7.º) Con el juicio cambiario (art. 820 LEC).

Artículo 48. Apreciación de oficio de la falta de competencia objetiva


1. La falta de competencia objetiva se apreciará de oficio, tan pronto como
se advierta, por el Tribunal que esté conociendo del asunto.
2. Cuando el Tribunal que conozca del asunto en segunda instancia o en
trámite de recurso extraordinario por infracción procesal o de casación entienda
que el Tribunal ante el que se siguió la primera instancia carecía de competencia
objetiva, decretará la nulidad de todo lo actuado, dejando a salvo el derecho de
las partes a ejercitar sus acciones ante la clase de Tribunal que corresponda.
3. En los casos a que se refieren los apartados anteriores, el Secretario judicial
dará vista a las partes y al Ministerio Fiscal por plazo común de diez días, resol-
viendo el Tribunal por medio de auto.
4. El auto que declare la falta de competencia objetiva indicará la clase de
Tribunal al que corresponde el conocimiento del asunto.

160
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 49

COMENTARIOS
1. En virtud de lo dispuesto en el presente precepto:
1.º Cualquier Tribunal civil deberá examinar su competencia objetiva, de
oficio, en el inicial trámite de admisión de la demanda, decretando su inadmisión
si se considera objetivamente incompetente (arts. 404 y 440.1 LEC), mediante
un auto donde, previa audiencia del Fiscal y del propio demandante, se indicará
«la clase de Tribunal al que corresponde el conocimiento del asunto» (art. 48.3
y 4 LEC).
2.º Pero, si el Tribunal se apercibiese, de oficio, de su falta de competencia
objetiva una vez admitida la demanda, deberá entonces prestar audiencia a
todas las partes personadas (no ya únicamente al demandante) y al Ministerio
Fiscal (art. 48.3 LEC), dictando a continuación un auto en el que igualmente
indicará a las partes «la clase de Tribunal al que corresponde el conocimiento
del asunto» (art. 48.4 LEC). Por excepción, cuando la falta de competencia obje-
tiva la advierta de oficio un Juez de Primera Instancia, y por considerar que la
misma es de un Juzgado de Violencia sobre la Mujer, el mismo podrá inhibirse
sin necesidad de formalizar previamente trámite de audiencia alguna (v. art. 49
bis. 4 LEC).
3.º Por último, deberá hacer lo propio aquel Tribunal que, en vía de recurso,
advierta de oficio que el órgano de primera instancia carecía de competencia
objetiva, decretando entonces «la nulidad de todo lo actuado» y «dejando a
salvo el derecho de las partes a ejercitar sus acciones ante la clase de Tribunal
que corresponda» (arts. 48.2, 476.2 LEC).

2. Frente a la resolución judicial por la que el Tribunal se abstenga de conocer


por falta de competencia objetiva cabrá recurso de apelación (art. 66.1 LEC). Y úni-
camente recurso de reposición frente al auto que rechace la falta de dicha compe-
tencia objetiva, sin perjuicio de la posibilidad de alegar la carencia de este presu-
puesto procesal en la apelación contra la sentencia definitiva (art. 66.2 LEC).

Artículo 49. Apreciación de la falta de competencia objetiva a instancia de


parte
El demandado podrá denunciar la falta de competencia objetiva mediante la
declinatoria.
Véase arts. 63–65 LEC

COMENTARIOS
La apreciación de la incompetencia objetiva no sólo puede hacerse de oficio
sino también a instancia del demandado, tras la interposición por éste de la

161
Artículo 49 bis Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

declinatoria (arts. 49 LEC)(, regulada en los arts. 63 a 65 LEC (a cuyos comentarios


nos remitimos).
Por excepción, de nuevo, y como se examinará más adelante, cuando se trate
de evidenciar ante un Juzgado de Primera Instancia que la competencia objetiva
la tiene un Juzgado de Violencia sobre la Mujer, no se admitirá a la parte deman-
dada el ejercicio de la declinatoria, porque a la misma le bastará presentar ante
el primero cualquiera de las resoluciones dictadas por el segundo relativas a la
incoación del proceso penal o a la adopción de una orden de protección (art.
49 bis. 4 LEC).

Artículo 49 bis. Pérdida de la competencia cuando se produzcan actos de


violencia sobre la mujer
1. Cuando un Juez, que esté conociendo en primera instancia de un proce-
dimiento civil, tuviese noticia de la comisión de un acto de violencia de los defi-
nidos en el art. 1 de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra
la Violencia de Género, que haya dado lugar a la iniciación de un proceso penal
o a una orden de protección, tras verificar la concurrencia de los requisitos pre-
vistos en el párrafo tercero del art. 87 ter de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
deberá inhibirse, remitiendo los autos en el estado en que se hallen al Juez de
Violencia sobre la Mujer que resulte competente, salvo que se haya iniciado la
fase del juicio oral.
2. Cuando un Juez que esté conociendo de un procedimiento civil, tuviese
noticia de la posible comisión de un acto de violencia de género, que no haya
dado lugar a la iniciación de un proceso penal, ni a dictar una orden de pro-
tección, tras verificar que concurren los requisitos del párrafo tercero del art.
87 ter de la Ley Orgánica del Poder Judicial, deberá inmediatamente citar a las
partes a una comparecencia con el Ministerio Fiscal que se celebrará en las
siguientes 24 horas a fin de que éste tome conocimiento de cuantos datos sean
relevantes sobre los hechos acaecidos. Tras ella, el Fiscal, de manera inmediata,
habrá de decidir si procede, en las 24 horas siguientes, a denunciar los actos de
violencia de género o a solicitar orden de protección ante el Juzgado de Violencia
sobre la Mujer que resulte competente. En el supuesto de que se interponga
denuncia o se solicite la orden de protección, el Fiscal habrá de entregar copia
de la denuncia o solicitud en el Tribunal, el cual continuará conociendo del
asunto hasta que sea, en su caso, requerido de inhibición por el Juez de Violencia
sobre la Mujer competente.
3. Cuando un Juez de Violencia sobre la Mujer que esté conociendo de una
causa penal por violencia de género tenga conocimiento de la existencia de un
proceso civil, y verifique la concurrencia de los requisitos del párrafo tercero del
art. 87 ter de la Ley Orgánica del Poder Judicial, requerirá de inhibición al Tri-
bunal Civil, el cual deberá acordar de inmediato su inhibición y la remisión de
los autos al órgano requirente.

162
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 49 bis

A los efectos del párrafo anterior, el requerimiento de inhibición se acom-


pañará de testimonio de la incoación de diligencias previas o de juicio de faltas,
del auto de admisión de la querella, o de la orden de protección adoptada.
4. En los casos previstos en los apartados 1 y 2 de este artículo, el Tribunal
Civil remitirá los autos al Juzgado de Violencia sobre la Mujer sin que sea de
aplicación lo previsto en el art. 48.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, debiendo
las partes desde ese momento comparecer ante dicho órgano.
En estos supuestos no serán de aplicación las restantes normas de esta sec-
ción, ni se admitirá declinatoria, debiendo las partes que quieran hacer valer la
competencia del Juzgado de Violencia sobre la Mujer presentar testimonio de
alguna de las resoluciones dictadas por dicho Juzgado a las que se refiere el
párrafo final del número anterior.
5. Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer ejercerán sus competencias en
materia civil de forma exclusiva y excluyente, y en todo caso de conformidad
con los procedimientos y recursos previstos en la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Véase arts. 87 bis y 87 ter LOPJ

COMENTARIOS
Cuando se plantee una controversia de competencia objetiva entre un Juz-
gado de Primera Instancia y un Juzgado de Violencia sobre la Mujer, pertene-
cientes ambos al mismo partido judicial (pues, de lo contrario, el conflicto lo
sería sobre la competencia territorial), y a propósito de cuál de ellos ha de cono-
cer de un asunto en concreto, se habrán de seguir las reglas especiales dispuestas
en el art. 49 bis LEC, precepto que distingue entre varias situaciones posibles, a
saber:
1. Cuando un Juzgado de Primera Instancia que esté conociendo de un pro-
ceso civil tenga noticia de la incoación de un proceso penal o de la adopción
de una orden de protección, tras comprobar la concurrencia en el caso del resto
de exigencias requeridas por el art. 87 ter.3 LOPJ, deberá inhibirse en favor del
Juzgado de Violencia sobre la Mujer que resulte competente, salvo, eso sí, que
«se haya iniciado la fase de juicio oral» (art. 49 bis.1 LEC).
Dos son, fundamentalmente, los problemas interpretativos que ocasiona la
redacción del citado art. 49 bis.1 LEC, ambos abordados por la jurisprudencia.
En primer lugar, el desentrañar si la expresión «salvo que se haya iniciado la fase
de juicio oral» se está refiriendo al proceso civil o al penal, existiendo al respecto
jurisprudencia contradictoria entre los que sostienen que la expresión hay que
referirla al proceso civil (AAP Cádiz 5.ª 8.11.06, AAP Murcia 1.ª 2.5.07, AAP
Barcelona 12.ª 25.7.07) y la orientación, más correcta a nuestro entender, de
quienes se decantan por referirla al proceso penal (AAP Madrid 24.ª 25.1.07,
AAP Tarragona 1.ª 23.2.07, AAP Madrid 22.ª 13.7.07). En segundo término, la
determinación del momento en el cual un Juzgado de Violencia sobre la Mujer
deja de ostentar la competencia objetiva para conocer de los asuntos civiles en

163
Artículo 50 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

los que concurran los requisitos del art. 87 ter.3 LOPJ, sosteniendo en este punto
la jurisprudencia que tal pérdida de competencia se sucede cuando el proceso
penal donde se enjuicia el acto de violencia de género ha terminado por sen-
tencia (AAP Alicante 5.ª 13.12.06, AAP Madrid 22.ª 13.3.07, AAP Tarragona 1.ª
30.5.07), incluso aunque se halle pendiente un recurso contra la misma (AAP
Bizkaia 4.ª 26.1.07), o haya sido sobreseído (AAP Valladolid 1.ª 21.2.07, AAP
Salamanca 1.ª 26.7.07); algunas otras resoluciones, por el contrario, han man-
tenido que las competencias civiles no se pierden hasta que se produce la extin-
ción de la responsabilidad penal del imputado condenado por actos de violencia
de género, con arreglo al art. 130 del CP (AAP Cádiz 2.ª 22.3.07, AAP Murcia
5.ª 31.5.07, AAP Barcelona 12.ª 26.7.07).
2. Cuando un Juzgado de Primera Instancia que esté conociendo de un pro-
ceso civil tenga noticia de la comisión de algún acto de violencia de género que
aún no haya dado lugar a la incoación de un proceso penal o a la adopción de
una orden de protección, si considera que concurren el resto de requisitos pre-
vistos por el art. 87 ter.3 LOPJ convocará a partes y a Fiscal a una comparecencia,
y seguirá conociendo del pleito civil hasta que, en su caso, sea requerido de
inhibición por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer por haberse derivado de
aquella comparecencia la incoación de un proceso penal o la adopción de una
orden de protección (art. 49 bis.2 LEC).
3. Por último, y desde una perspectiva contraria a las anteriores, cuando un
Juez de Violencia sobre la Mujer que esté conociendo de una causa penal de
esta naturaleza tenga conocimiento de un proceso civil pendiente en el que
concurran las exigencias contempladas en el art. 87 ter.3 LOPJ, requerirá de
inhibición al Juez de Primera Instancia de que se trate (requerimiento al que se
acompañará el testimonio de la incoación del proceso penal o de la adopción
de una orden de protección), el cual deberá acordarla de inmediato, remitiendo
las actuaciones al órgano requirente (art. 49 bis.3 LEC).

SECCIÓN 2.ª
De la competencia territorial

Artículo 50. Fuero general de las personas físicas


1. Salvo que la Ley disponga otra cosa, la competencia territorial correspon-
derá al Tribunal del domicilio del demandado y si no lo tuviere en el territorio
nacional, será Juez competente el de su residencia en dicho territorio.
2. Quienes no tuvieren domicilio ni residencia en España podrán ser deman-
dados en el lugar en que se encuentren dentro del territorio nacional o en el de
su última residencia en éste y, si tampoco pudiera determinarse así la compe-
tencia, en el lugar del domicilio del actor.

164
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 51

3. Los empresarios y profesionales, en los litigios derivados de su actividad


empresarial o profesional, también podrán ser demandados en el lugar donde se
desarrolle dicha actividad y, si tuvieren establecimientos a su cargo en diferentes
lugares, en cualquiera de ellos a elección del actor.
Véase art. 51 LEC

COMENTARIOS
Los arts. 50 y 51 LEC (según que el demandado sea persona física o jurídica,
respectivamente) configuran «fueros dispositivos», es decir, reglas legales de
competencia territorial que operan en defecto de fueros imperativos y, además,
en defecto también de la sumisión expresa o tácita de las partes. En ausencia de
ambos criterios de atribución competencial, pues, dichos fueros territoriales dis-
positivos resultarán los únicos aplicables, razón por la cual en tal caso se con-
vertirán automáticamente en imperativos (art. 54.1 LEC) y la parte demandada,
en consecuencia, mediante el ejercicio de la declinatoria podrá denunciar su
incumplimiento por parte del demandante.
Se ha de señalar, como conclusión, que en todos estos casos donde la com-
petencia territorial se determina en virtud del domicilio, residencia o paradero
del demandado, la admisión de la demanda determina el efecto de la perpetuatio
iurisdictionis, de forma tal que las eventuales alteraciones de dicho domicilio,
residencia o paradero una vez iniciada la litispendencia carecen de toda eficacia
para alterar la competencia territorial (v. ATSJ País Vasco 1.ª 23.4.07, ATS 1.ª
17.5.07, AAP Madrid 10.ª 23.7.07, AAP Madrid 22.ª 27.7.07, ATSJ Valencia 1.ª
30.7.07, AAP Barcelona 18.ª 6.11.07).

Artículo 51. Fuero general de las personas jurídicas y de los entes sin per-
sonalidad
1. Salvo que la Ley disponga otra cosa, las personas jurídicas serán deman-
dadas en el lugar de su domicilio. También podrán ser demandadas en el lugar
donde la situación o relación jurídica a que se refiera el litigio haya nacido o
deba surtir efectos, siempre que en dicho lugar tengan establecimiento abierto
al público o representante autorizado para actuar en nombre de la entidad.
2. Los entes sin personalidad podrán ser demandados en el domicilio de sus
gestores o en cualquier lugar en que desarrollen su actividad.
Véase el comentario al art. 50 LEC

JURISPRUDENCIA
«El art. 51 LEC respecto al fuero de las personas jurídicas, establece como condicio-
nante para que puedan ser demandadas en el lugar donde la situación o relación jurídica
haya nacido o deba surtir efectos que tenga establecimiento abierto al público o repre-
sentante para actuar en nombre de la entidad. Por esta razón, el Jugado de Reus declara

165
Artículo 52 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

su incompetencia territorial, rechazando la inhibición al estimar que no se ha acreditado


que concurra esta circunstancia condicionante. No existe constancia de que la deman-
dada carezca de establecimiento o de representante en Reus, de modo que, a falta de
certeza sobre este dato, se carece de un elemento preciso y necesario para apreciar la
incompetencia territorial finalmente elegida por el demandante en virtud del lugar donde
la relación jurídica produjo efectos» (AAP Tarragona 1.ª 2 abril 2007, LA LEY 30/2007,
Rec. 500/2006).

Artículo 52. Competencia territorial en casos especiales


1. No se aplicarán los fueros establecidos en los artículos anteriores y se
determinará la competencia de acuerdo con lo establecido en el presente
artículo en los casos siguientes:
1.º En los juicios en que se ejerciten acciones reales sobre bienes inmuebles
será Tribunal competente el del lugar en que esté sita la cosa litigiosa. Cuando
la acción real se ejercite sobre varias cosas inmuebles o sobre una sola que esté
situada en diferentes circunscripciones, será Tribunal competente el de cual-
quiera de éstas, a elección del demandante.
2.º En las demandas sobre presentación y aprobación de las cuentas que
deban dar los administradores de bienes ajenos será Tribunal competente el del
lugar donde deban presentarse dichas cuentas, y no estando determinado, el del
domicilio del mandante, poderdante o dueño de los bienes, o el del lugar donde
se desempeñe la administración, a elección del actor.
3.º En las demandas sobre obligaciones de garantía o complemento de otras
anteriores, será Tribunal competente el que lo sea para conocer, o esté cono-
ciendo, de la obligación principal sobre qué recayeren.
4.º En los juicios sobre cuestiones hereditarias, será competente el Tribunal
del lugar en que el finado tuvo su último domicilio y si lo hubiere tenido en país
extranjero, el del lugar de su último domicilio en España, o donde estuviere la
mayor parte de sus bienes, a elección del demandante.
5.º En los juicios en que se ejerciten acciones relativas a la asistencia o repre-
sentación de incapaces, incapacitados o declarados pródigos, será competente
el Tribunal del lugar en que éstos residan.
6.º En materia de derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la
propia imagen y, en general, en materia de protección civil de derechos funda-
mentales, será competente el Tribunal del domicilio del demandante, y cuando
no lo tuviere en territorio español, el Tribunal del lugar donde se hubiera pro-
ducido el hecho que vulnere el derecho fundamental de que se trate.
7.º En los juicios sobre arrendamientos de inmuebles y en los de desahucio,
será competente el Tribunal del lugar en que esté sita la finca.
8.º En los juicios en materia de propiedad horizontal, será competente el
Tribunal del lugar en que radique la finca.

166
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 52

9.º En los juicios en que se pida indemnización de los daños y perjuicios


derivados de la circulación de vehículos de motor será competente el Tribunal
del lugar en que se causaron los daños.
10.º En materia de impugnación de acuerdos sociales será Tribunal compe-
tente el del lugar del domicilio social.
11.º En los procesos en que se ejerciten demandas sobre infracciones de la
propiedad intelectual, será competente el Tribunal del lugar en que la infracción
se haya cometido o existan indicios de su comisión o en que se encuentren ejem-
plares ilícitos, a elección del demandante.
12.º En los juicios en materia de competencia desleal, será competente el
Tribunal del lugar en que el demandado tenga su establecimiento y, a falta de
éste, su domicilio o lugar de residencia, y cuando no lo tuviere en territorio
español, el Tribunal del lugar donde se haya realizado el acto de competencia
desleal o donde se produzcan sus efectos, a elección del demandante.
13.º En materia de patentes y marcas, será competente el Tribunal que señale
la legislación especial sobre dicha materia.
14.º En los procesos en que se ejerciten acciones para que se declare la no
incorporación al contrato o la nulidad de las cláusulas de condiciones generales
de la contratación, será competente el Tribunal del domicilio del demandante.
Y, sobre esa misma materia, cuando se ejerciten las acciones declarativa, de
cesación o de retractación, será competente el Tribunal del lugar donde el
demandado tenga su establecimiento y, a falta de éste, el de su domicilio; y si el
demandado careciere de domicilio en el territorio español, el del lugar en que
se hubiera realizado la adhesión.
15.º En las tercerías de dominio o de mejor derecho que se interpongan en
relación con un procedimiento administrativo de apremio, será competente el
Tribunal del domicilio del órgano que acordó el embargo, sin perjuicio de las
especialidades previstas para las administraciones públicas en materia de com-
petencia territorial.
16.º En los procesos en los que se ejercite la acción de cesación en defensa
de los intereses tanto colectivos como difusos de los consumidores y usuarios,
será competente el Tribunal del lugar donde el demandado tenga un estableci-
miento, y, a falta de éste, el de su domicilio; si careciere de domicilio en territorio
español, el del lugar del domicilio del actor.
17.º En los procesos contra las resoluciones y actos que dicte la Dirección
General de los Registros y del Notariado en materia de Registro Civil, a excepción
de las solicitudes de nacionalidad por residencia, será competente el Juzgado de
Primera Instancia de la capital de provincia del domicilio del recurrente.
2. Cuando las normas del apartado anterior no fueren de aplicación a los
litigios en materia de seguros, ventas a plazos de bienes muebles corporales y
contratos destinados a su financiación, así como en materia de contratos de
prestación de servicios o relativos a bienes muebles cuya celebración hubiera
sido precedida de oferta pública, será competente el Tribunal del domicilio del

167
Artículo 52 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

asegurado, comprador o prestatario o el del domicilio de quien hubiere aceptado


la oferta, respectivamente, o el que corresponda conforme a las normas de los
arts. 50 y 51, a elección del demandante.
3. Cuando las normas de los apartados anteriores no fueren de aplicación a
los litigios derivados del ejercicio de acciones individuales de consumidores o
usuarios será competente, a elección del consumidor o usuario, el Tribunal de
su domicilio o el Tribunal correspondiente conforme a los arts. 50 y 51.
Véase art. 54 LEC

COMENTARIOS
1. En orden a la determinación de la competencia territorial, la LEC distingue
tres diferentes reglas, de aplicación escalona, a saber: 1.ª) La atribución de la
competencia territorial mediante normas imperativas, las cuales determinan de
esa forma imperativa qué órgano judicial es el territorialmente competente, con
exclusión de cualesquiera otros y sin que, por tanto, las partes en conflicto pue-
dan plantear éste válidamente, mediante la sumisión, ante otro órgano objeti-
vamente competente de diferente circunscripción territorial (arts. 52, 53 y 54
LEC); 2.ª) De no existir ningún fuero imperativo, se atenderá entonces a la sumi-
sión expresa o tácita de las partes, mediante la cual las mismas podrán plantear
el conflicto ante Tribunal objetivamente competente del territorio que conven-
gan, expresa o tácitamente (arts. 54 a 57 LEC); 3.ª) Y, si para enjuiciar un deter-
minado tipo de conflicto, las leyes no disponen fuero imperativo alguno, ni las
partes han formalizado tampoco ninguna clase de sumisión, entonces resultarán
de aplicación las llamados fueros legales dispositivos de competencia territorial
(previstos en los arts. 50 y 51 LEC).
2. El presente art. 52 LEC establece varios fueros imperativos (con excepción
de los dispuestos en los núms. 2 y 3 de su apartado 1, que son dispositivos ex
art. 54.1 LEC), que serán a los que habrá de atenerse el demandante en cada
caso, de forma que sólo podrá interponer válidamente su pretensión ante el
órgano que indique el fuero que resulte aplicable, porque cualesquiera otros
resultarán por esta causa territorialmente incompetentes. Los fueros imperativos,
por tanto, son indisponibles de raíz para las partes, siendo por ello ineficaces
cualesquiera pactos de sumisión de fuero tendentes a alterarlos o modificarlos.
3. Junto a los anteriores, la LEC también establece otros diferentes fueros
imperativos, tales como los dispuestos en materia de ejecución forzosa de títulos
no procesales (art. 545.3 LEC), en ejecución hipotecaria (art. 684.1.1.º LEC), en
los procesos sobre capacidad de las personas (arts. 756 y 763 LEC), en los pro-
cesos matrimoniales (art. 769 LEC), en los de oposición en materia de protección
de menores y de asentimiento en la adopción (art. 779 LEC), en el proceso
monitorio (art. 813 LEC) y en el juicio cambiario (art. 820 LEC).

168
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 53

JURISPRUDENCIA
«Los criterios de competencia territorial obligatoria, excluyente y no sometida al
principio dispositivo mediante sumisión expresa o tácita ni al uso de fueros alternativos
a disposición del actor busca, conforme a la exégesis del art. 52 LEC: a) La protección
de una parte considerada más débil (los afectados en su honor, intimidad o imagen, los
incapaces, los arrendatarios, los consumidores y los supuestos infractores de la compe-
tencia leal), o b) Una proximidad al lugar en que la situación o relación jurídica surte sus
principales efectos, con presunción de que ello facilita una mejor administración de jus-
ticia y beneficia a la parte procesalmente más débil (el lugar de la infracción para los
autores de propiedad intelectual, el domicilio del causante o donde esté la mayor parte
de sus bienes, la sede del inmueble en régimen de propiedad horizontal en los conflictos
vecinales, el domicilio social en la impugnación de acuerdos por los socios y, por último,
el «forum delicti comissi» para los accidentes de circulación).
Mientras que en el primer grupo claramente se produce una discriminación legal
positiva para algunos grupos de individuos, en el segundo (que es el que aquí concurre)
se parte de una mera presunción. Dado el carácter excepcional de estos fueros obliga-
torios su interpretación ha de ser restrictiva» (AAP Barcelona 1.ª Auto de 14 julio 2005,
LA LEY, Rec. 446/2004).

Artículo 53. Competencia territorial en caso de acumulación de acciones y


en caso de pluralidad de demandados
1. Cuando se ejerciten conjuntamente varias acciones frente a una o varias
personas será Tribunal competente el del lugar correspondiente a la acción que
sea fundamento de las demás; en su defecto, aquel que deba conocer del mayor
número de las acciones acumuladas y, en último término, el del lugar que corres-
ponda a la acción más importante cuantitativamente.
2. Cuando hubiere varios demandados y, conforme a las reglas establecidas
en este artículo y en los anteriores, pudiera corresponder la competencia terri-
torial a los jueces de más de un lugar, la demanda podrá presentarse ante cual-
quiera de ellos, a elección del demandante.
Véase arts. 71 y ss. LEC

Artículo 54. Carácter dispositivo de las normas sobre competencia territorial


1. Las reglas legales atributivas de la competencia territorial sólo se aplicarán
en defecto de sumisión expresa o tácita de las partes a los tribunales de una
determinada circunscripción. Se exceptúan las reglas establecidas en los núms.
1.º y 4.º a 15.º del apartado 1 y en el apartado 2 del art. 52 y las demás a las que
esta u otra Ley atribuya expresamente carácter imperativo. Tampoco será válida
la sumisión expresa o tácita en los asuntos que deban decidirse por el juicio
verbal.
2. No será válida la sumisión expresa contenida en contratos de adhesión, o
que contengan condiciones generales impuestas por una de las partes, o que se
hayan celebrado con consumidores o usuarios.

169
Artículo 54 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. La sumisión de las partes sólo será válida y eficaz cuando se haga a tribu-
nales con competencia objetiva para conocer del asunto de que se trate.
Véase art. 58 LEC

COMENTARIOS
Si para enjuiciar un determinado conflicto no existe ningún fuero territorial
imperativo de los que se acaban de reseñar, resultarán entonces aplicables los
fueros legales dispositivos (arts. 50 y 51 LEC) salvo que las partes decidan some-
terse, de manera expresa o tácita, a otro órgano judicial de diferente circuns-
cripción territorial. En este caso serán las partes las que determinen por sí mismas
la competencia territorial, eligiendo libremente al órgano que deseen que enjui-
cie el pleito de que se trate. Elección que se realiza a través de pactos expresos
o tácitos de sumisión de fuero, que son acuerdos por medio de los cuales, bien
por la manifestación expresa de ambos litigantes, o bien por el comportamiento
tácito de cada uno de ellos, quedará determinado un Tribunal objetivamente
competente de un territorio concreto para que sea éste, y no aquel otro órgano
que resulte de la aplicación de los fueros legales dispositivos, el que enjuicie el
pleito.
Pero, en cuanto al órgano judicial respecta, la sumisión tan sólo puede
decantarse, claro está, en favor de órganos que resulten objetivamente compe-
tentes para enjuiciar el conflicto que se cierne entre las partes. Porque de lo que
éstas disponen mediante la sumisión, en suma, es de la competencia territorial
(que es dispositiva con carácter general, art. 54.1 LEC), pero no de la compe-
tencia objetiva (que es absolutamente indisponible, arts. 48 y 54.3 LEC). Y, de
igual forma, la sumisión (en este caso tan sólo la expresa) únicamente puede
decantarse en favor de los órganos judiciales de un territorio determinado de
modo que, si en esa circunscripción existiesen varios órganos del mismo tipo
(por ejemplo, varios Juzgados de Primera Instancia), serán las normas de reparto
de asuntos, y no la voluntad de los litigantes, las que determinarán «a cuál de
ellos corresponde conocer del asunto, sin que las partes puedan someterse a un
determinado Tribunal con exclusión de los otros» (art. 57 LEC).
Además, y por razón del objeto, o del procedimiento a través del cual deba
solventarse la controversia, la LEC prohíbe: 1.º) La sumisión expresa «contenida
en contratos de adhesión, o que contengan condiciones generales impuestas por
una de las partes, o que se hayan celebrado con consumidores y usuarios» (art.
54.2 LEC); 2.º) La sumisión expresa o tácita «en los asuntos que deban decidirse
por el juicio verbal» (art. 54.1 LEC, in fine), razón por la cual, respecto a los
procesos relacionados en el art. 250 LEC, los fueros dispositivos de los arts. 50
y 51 LEC se convertirán, por imposibilidad de acordar la sumisión, en verdaderos
y primarios fueros imperativos.

170
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 55

JURISPRUDENCIA
«Tanto la competencia objetiva como la funcional presentan un carácter improrro-
gable para las partes, y consecuentemente, las normas que las regulan ostentan una
naturaleza imperativa, de ius cogens. Frente a aquellas, la competencia territorial se dis-
tingue porque sus normas tienen carácter dispositivo, tal y como señala expresamente el
art. 54 de la LEC, de manera que los preceptos que a ella se refieren, y por consiguiente
los fueros legales que contemplan, sólo resultan aplicables en defecto de lo que resulte
de los fueros convencionales, esto es, de la sumisión expresa o tácita de los litigantes,
exceptuándose determinados supuestos en que sí se establecen fueros imperativos que
impiden dicha sumisión» (ATS 1.ª Auto de 25 abril 2006, Rec. 65/2005).

Artículo 55. Sumisión expresa


Se entenderá por sumisión expresa la pactada por los interesados designando
con precisión la circunscripción a cuyos tribunales se sometieren.

COMENTARIOS
La sumisión expresa constituye un pacto suscrito por los interesados
mediante el cual ambos acuerdan designar con precisión la circunscripción
territorial de aquellos tribunales objetivamente competentes a los que desean
someter el enjuiciamiento del conflicto, real o potencial, que pueda surgir o haya
surgido ya entre ellos (art. 55 LEC).
Dicho pacto, en primer término, ha de constar por escrito en un documento
que acompañará a la demanda por la que se inicie el proceso (y con el que la
actora justificará la razón por la cual plantea su pretensión ante un órgano con
circunscripción territorial diferente a aquel al que correspondería conocer del
asunto en aplicación de los fueros legales dispositivos). No resulta válida, pues,
la sumisión expresa pactada oralmente, por cuanto, amén de la dificultad de su
acreditación ante el Tribunal, el comportamiento de los interesados conforme a
este pacto verbal de sumisión lo que determina, en realidad, no es otra cosa que
la sumisión tácita de ambos al órgano al que haya acudido el demandante.
Además, y como reiteradamente ha exigido la jurisprudencia, la voluntad de
las partes de pactar la sumisión debe constar de forma clara e inequívoca, a través
de muestras concluyentes tales como una firme legible o suficientemente iden-
tificada en el documento.

JURISPRUDENCIA
«tal y como tiene declarado el Tribunal Supremo, no es preciso que la cláusula de
sumisión, por renuncia de fuero propio, se acomode a los términos de la Ley de Enjui-
ciamiento Civil, pues basta que se expresa con claridad que la competencia se atribuye
a un Juzgado determinado (Ss.TS 5.4.60 y 29.9.79), debiendo ser, en todo caso, expresa
con renuncia clara, terminante y designación del Juez al que se someten (Ss.TS 21.5.82,

171
Artículo 56 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

30.11.84, 24.1.87, 24.3.87, 18.6.90, 26.6.90, 17.3.93, 23.4.93, etc.). El TS en su Sen-


tencia de 19.2.93, se pronuncia en el sentido de que el pacto extraprocesal y previo al
proceso, dispositivo de la competencia territorial y referido a una situación jurídica con-
creta, incluido normalmente en el otorgamiento del propio negocio, ha de interpretarse,
cuando surge el conflicto, partiendo de la literalidad de la cláusula, pero buscando la
intención de las partes, y si el pacto se asumió de forma consciente y libre, lo que requiere
una expresión bilateral, clara, precisa y explícita, para que quien lo firma no pueda des-
pués desdecirse y evitar sus consecuencias. La sumisión expresa sigue siendo la primera
regla de la competencia territorial después de la tácita, implicando el negar la sumisión
(Sentencia citada de 19.2.93), en casos claros de su existencia, faltar a la buena fe con
la que deben ejecutarse y cumplirse los contratos de comercio, según manda el art. 57
del C. de C. y la siempre exigible lealtad procesal, pretendiendo violar una regla sobre
competencia territorial, que tiene el carácter prioritario expuesto, sobre las demás (TS
24.4.1980)» (AAP Granada 5.ª 7 diciembre 2006, LA LEY 130/2006. Rec. 557/2006).

Artículo 56. Sumisión tácita


Se entenderán sometidos tácitamente:
1. El demandante, por el mero hecho de acudir a los tribunales de una deter-
minada circunscripción interponiendo la demanda o formulando petición o soli-
citud que haya de presentarse ante el Tribunal competente para conocer de la
demanda.
2. El demandado, por el hecho de hacer, después de personado en el juicio
tras la interposición de la demanda, cualquier gestión que no sea la de proponer
en forma la declinatoria. También se considerará tácitamente sometido al
demandado que, emplazado o citado en forma, no comparezca en juicio o lo
haga cuando haya precluido la facultad de proponer la declinatoria.

COMENTARIOS
1. La sumisión tácita es el efecto que origina aquel comportamiento activo
del demandante, y pasivo del demandado, por medio del cual el primero deduce
su pretensión ante un Tribunal territorialmente incompetente conforme a los
fueros dispositivos, y el segundo, aun pudiendo hacerlo, al comparecer no
denuncia dicha incompetencia territorial (absteniéndose de promover la decli-
natoria), consintiendo así tácitamente que sea ese órgano quien enjuicie el con-
flicto existente entre ellas. Novedosamente, la LRLPOJ ha regulado como tam-
bién supuestos de sumisión tácita aquellos en los que el demandado no com-
parezca en juicio, pese a haber sido citado o emplazado en forma, y aquellos
otros en los que comparezca en un momento en que ya haya precluido la posi-
bilidad de proponer la declinatoria (v. art. 56.2.º LEC).
Son presupuestos de la sumisión tácita, pues, tanto la inexistencia de fueros
imperativos determinantes de la competencia territorial, cuanto la necesidad de
que el Tribunal elegido por el demandante no sea aquel a quien, conforme a los
fueros dispositivos, corresponda en verdad conocer del asunto (pues entonces

172
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 57

no existiría género alguno de sumisión sino simple aplicación de las normas


legales reguladoras de dichos fueros dispositivos). Por el contrario, no es presu-
puesto de la sumisión tácita la inexistencia de sumisión expresa; porque puede
ser hipotéticamente posible que, aun existiendo ésta, el demandante decida for-
malizar su pretensión ante un órgano judicial territorialmente incompetente,
tanto conforme a los fueros dispositivos, cuanto conforme a lo acordado en la
sumisión expresa, y que en esa situación el demandado, por su parte, decida no
denunciar ninguna de dichas dos incompetencias, aquietándose tácitamente a
que sea el Tribunal elegido por su contraparte el que enjuicie el litigio que las
enfrenta.
2. La sumisión tácita del demandante no sólo se produce con la interposición
de la demanda ante un órgano territorialmente incompetente, sino también por
la formulación de alguna solicitud previa dirigida al órgano elegido para conocer
de la demanda (art. 56.1.º LEC), tal y como, por ejemplo, la petición de prueba
anticipada (art. 293.2 LEC) o de adopción urgente de alguna medida cautelar
(art. 723.2 LEC).
3. La sumisión tácita del demandado, en cambio, y como se ha avanzado
más arriba, se presume por el simple hecho de personarse en el pleito y realizar
algún acto procesal que no sea, en concreto, el de proponer en forma la decli-
natoria, o por el hecho de no personarse, o de personarse una vez precluida la
posibilidad de formular la declinatoria (art. 56.2.º LEC).

Artículo 57. Sumisión expresa y reparto


La sumisión expresa de las partes determinará la circunscripción cuyos tri-
bunales hayan de conocer del asunto. Cuando en dicha circunscripción existan
varios tribunales de la misma clase, el reparto de los asuntos determinará a cuál
de ellos corresponde conocer del asunto, sin que las partes puedan someterse a
un determinado Tribunal con exclusión de los otros.
Véase el comentario al art. 54 LEC

Artículo 58. Apreciación de oficio de la competencia territorial


Cuando la competencia territorial viniere fijada por reglas imperativas, el
Secretario judicial examinará la competencia territorial inmediatamente des-
pués de presentada la demanda y, previa audiencia del Ministerio Fiscal y de las
partes personadas, si entiende que el Tribunal carece de competencia territorial
para conocer del asunto, dará cuenta al Juez para que resuelva lo que proceda
mediante auto, remitiendo, en su caso, las actuaciones al Tribunal que considere
territorialmente competente. Si fuesen de aplicación fueros electivos se estará a
lo que manifieste el demandante, tras el requerimiento que se le dirigirá a tales
efectos.
Véase art. 54 LEC

173
Artículo 58 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. Cuando las reglas legales reguladoras de la competencia territorial no sean
de carácter imperativo, no le será dado al órgano judicial declarar de oficio sin
más su propia incompetencia territorial (por no haber respetado la parte deman-
dante los fueros legales dispositivos aplicables), sino que habrá de esperar a ver
si el demandado propone la declinatoria y, de no ser así, habrá de aceptar su
propia competencia territorial (por haber cristalizado entonces la sumisión
expresa o tácita de ambos litigantes).
De modo que, si resultasen de aplicación fueros dispositivos, el órgano judi-
cial se limitará a comprobar su competencia territorial al comienzo del proceso,
sin tomar ninguna decisión al respecto. Si advirtiese su incompetencia territorial,
examinará entonces si entre la documentación aportada por el actor aparece el
oportuno pacto de sumisión expresa; de no ser así, esperará a que el demandado
comparezca y plantee la declinatoria (en cuyo caso se declarará territorialmente
incompetente), o a que comparezca y realice alguna actuación procesal que no
sea la de plantear la declinatoria (en cuyo caso se producirá la sumisión tácita y
podrá seguir conocimiento del asunto).
2. Por el contrario, cuando sean de aplicación los fueros legales imperativos,
el control acerca de su concurrencia o no en el caso concreto se producirá en
primer término a cargo del Secretario judicial, quien, como quiera que tras la
entrada en vigor de la LRLPOJ le corresponde la tarea de admitir las demandas
civiles (v. arts. 404 y 440 LEC), habrá de comprobar, inmediatamente después
de presentada la misma, si la demanda ha sido efectivamente presentada ante el
Tribunal territorialmente competente. De este modo, si el Secretario Judicial
estimara que el Tribunal es incompetente por no haberse respetado algún fuero
legal imperativo de índole territorial, promoverá la audiencia del Ministerio Fis-
cal y de las partes personadas, tras la cual «dará cuenta al Juez para que resuelva
lo que proceda mediante auto, remitiendo, en su caso, las actuaciones al Tribu-
nal que considere territorialmente competente» (art. 58 LEC).
Este examen de la competencia basada en fueros imperativos, por tanto,
deberá hacerla el Secretario Judicial, y subsidiariamente el Tribunal, «inmedia-
tamente después de presentada la demanda», lo que contrasta con el examen
de oficio de la jurisdicción y la competencia objetiva, que los Jueces pueden
llevar a cabo en cualquier momento del proceso (arts. 38.1 y 48.1 LEC). Se
genera, así, una discordancia difícilmente justificable si se repara en que los
fueros legales imperativos hacen que la competencia territorial adquiera la natu-
raleza de presupuesto procesal, es decir, exactamente la misma que ostentan la
jurisdicción y la competencia objetiva, razón por la cual su control de oficio
debiera poder ser llevado a cabo, como sucede con los dos presupuestos que se
acaban de citar, en cualquier momento a lo largo del proceso.

174
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 59

JURISPRUDENCIA
«mientras la competencia objetiva y la funcional son presupuestos procesales sus-
ceptibles de ser controlados de oficio por parte del órgano judicial (art. 48 y 62 LECiv,
respectivamente), para que pueda tener lugar la apreciación de oficio de la falta de
competencia territorial es preciso que la misma venga fijada por reglas imperativas, como
exige expresamente el inciso primero del art. 58 LEC, precepto que añade que en el caso
de que resulten aplicables fueros electivos «el Tribunal deberá estar a lo que manifieste
el demandante» (inciso segundo del citado precepto)» (ATS 1.ª Auto de 25 abril 2006,
Rec. 65/2005).

Artículo 59. Alegación de la falta de competencia territorial


Fuera de los casos en que la competencia territorial venga fijada por la ley
en virtud de reglas imperativas, la falta de competencia territorial solamente
podrá ser apreciada cuando el demandado o quienes puedan ser parte legítima
en el juicio propusieren en tiempo y forma la declinatoria.
Véase arts. 63–66 LEC

COMENTARIOS
Las limitadas facultades que ostentan los órganos judiciales para controlar
de oficio su propia competencia territorial se desprenden inequívocamente de
lo establecido en el art. 59 LEC, según el cual, fuera de los casos en que la
competencia territorial venga fijada por ley en virtud de reglas imperativas, la
falta de competencia territorial solamente podrá ser apreciada (a instancia de
parte, interpolamos, y no de oficio) «cuando el demandado o quienes puedan
ser parte legítima en el juicio propusieren en tiempo y forma la declinatoria».
En la declinatoria, pues, los interesados podrán denunciar, o bien el incum-
plimiento de algún fuero imperativo no advertido de oficio por el órgano judicial
conforme al art. 58 LEC, o bien la inexistencia de pacto alguno de sumisión
expresa conforme al art. 55 LEC y, consiguientemente, la inobservancia de los
fueros dispositivos aplicables al caso, o bien, por último, el incumplimiento de
lo dispuesto en un previo y existente pacto expreso de sumisión de fuero.

Artículo 60. Conflicto negativo de competencia territorial


1. Si la decisión de inhibición de un Tribunal por falta de competencia terri-
torial se hubiere adoptado en virtud de declinatoria o con audiencia de todas las
partes, el Tribunal al que se remitieren las actuaciones estará a lo decidido y no
podrá declarar de oficio su falta de competencia territorial.
2. Si la decisión de inhibición por falta de competencia territorial no se
hubiese adoptado con audiencia de todas las partes, el Tribunal a quien se remi-
tieran las actuaciones podrá declarar de oficio su falta de competencia territorial
cuando ésta deba determinarse en virtud de reglas imperativas.

175
Artículo 60 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. La resolución que declare la falta de competencia mandará remitir todos


los antecedentes al Tribunal inmediato superior común, que decidirá por medio
de auto, sin ulterior recurso, el Tribunal al que corresponde conocer del asunto,
ordenando, en su caso, la remisión de los autos y emplazamiento de las partes,
dentro de los diez días siguientes, ante dicho Tribunal.

COMENTARIOS
En toda resolución por la que un órgano judicial declare su incompetencia
territorial (sea advertida de oficio, sea por haberse estimado la declinatoria pro-
puesta por el demandado), el mismo habrá de indicar cuál es el Juzgado o Tri-
bunal que considera territorialmente competente para conocer del asunto de que
se trate, al cual podrá acudir a continuación la parte demandante para plantearle
su pretensión (arts. 58 y 65.3 LEC). Resolución, por lo demás, frente a la que no
cabrá recurso alguno (art. 67.1 LEC), si bien en los recursos que se interpongan
contra la sentencia definitiva sí se podrá denunciar la incompetencia territorial
cuando la misma se base en normas imperativas (art. 67.2 LEC).
Pues bien, en relación con la posible negativa de este último órgano judicial,
al que el primero habrá remitido a las partes, a reconocerse territorialmente
competente, el art. 60 LEC contempla dos distintas situaciones:
1. Si la decisión de inhibición de un Tribunal por falta de competencia terri-
torial se hubiere adoptado en virtud de declinatoria o con audiencia de todas las
partes, entonces el Tribunal al que se remitieren las actuaciones estará a lo deci-
dido y no podrá declarar de oficio su falta de competencia territorial (art. 60.1
LEC).
2. Pero si dicha decisión de inhibición no se hubiese adoptado con audiencia
de todas las partes, el Tribunal a quien se remitieran las actuaciones podrá
declarar de oficio su falta de competencia territorial cuando ésta deba determi-
narse en virtud de reglas imperativas (art. 60.2 LEC).
En tal caso, y por haberse generado una «cuestión de competencia» (v. arts.
51 y 52 LOPJ), la resolución que declare la falta de competencia mandará remitir
todos los antecedentes al Tribunal inmediato superior común, que decidirá por
medio de auto, sin ulterior recurso, el Tribunal al que corresponda definitiva-
mente conocer del asunto (art. 60.3 LEC).

JURISPRUDENCIA
«De la interpretación lógica y sistemática de los apartados 1 y 2 del art. 60 LEC se
desprende que el juez que recibe las actuaciones en virtud de una inhibición de oficio
prematura o no ajustada a la Ley puede examinar también de oficio su propia compe-
tencia territorial aunque ésta no deba determinarse en virtud de reglas imperativas, pues
en otro caso carecería de sentido que la vinculación prevista en aquel Ap. 1 sólo se dé
si la decisión del juez inhibido se hubiese adoptado en virtud de declinatoria o con

176
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 61

audiencia de todas las partes. Como señala el Auto de esta Sala de 14 de junio de 2007,
antes citado, no puede regir para el Juez receptor de las actuaciones lo que en su
momento no tuvo en cuenta el juez inhibido» (ATS 1.ª Auto de 9 enero 2008, Rec.
92/2007).

SECCIÓN 3.ª
De la competencia funcional

Artículo 61. Competencia funcional por conexión


Salvo disposición legal en otro sentido, el Tribunal que tenga competencia
para conocer de un pleito, la tendrá también para resolver sobre sus incidencias,
para llevar a efecto las providencias y autos que dictare, y para la ejecución de
la sentencia o convenios y transacciones que aprobare.

COMENTARIOS
Las normas de competencia objetiva y territorial determinan cuál va a ser la
clase de órgano judicial –y, en su caso, cuál de todos los de la misma clase pero
de distinta circunscripción– que va a conocer de un litigio en su primera ins-
tancia. Sin embargo, el enjuiciamiento procesal no se reduce únicamente a la
primera instancia, pues, con independencia de que a lo largo de la misma (e
incluso con anterioridad a su iniciación –diligencias preliminares, prueba anti-
cipada…–) puedan surgir incidentes (cuestiones de competencia, acumula-
ción…), una vez aquélla concluya es perfectamente posible que se suceda una
ulterior fase de impugnación e incluso, una vez que sea firme la respuesta judi-
cial, una ulterior fase de ejecución para el caso de que la parte condenada no
cumpla voluntariamente con los términos de la condena, o incluso un ulterior
proceso de revisión o rescisión de la sentencia firme. Así, junto a las anteriores
normas de competencia objetiva y territorial que nos indican qué órgano judicial
conocerá de la primera instancia, se hace imprescindible manejar otras diferen-
tes normas competenciales que determinen, de un lado, cuáles han de ser los
órganos judiciales ante quienes se han de sustanciar las medidas previas a la
iniciación del proceso y los incidentes que surjan durante su tramitación, cuáles,
de otro lado, los que conocerán de los eventuales medios de impugnación que
las partes puedan interponer y cuáles, finalmente, los que habrán de conocer del
eventual proceso de ejecución y de las acciones de revisión o rescisión de sen-
tencias firmes.
Esas normas son las que configuran la denominada «competencia funcio-
nal». A una parte de esta manifestación competencial alude el art. 61 LEC. Pero
a dicho enunciado, por incompleto, hay que añadir que, como regla general, el
órgano con competencia para enjuiciar el pleito la tendrá también para conocer
de las medidas preliminares que se soliciten con anterioridad a su incoación, de
los recursos no devolutivos que se interpongan frente a resoluciones interlocu-

177
Artículo 62 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

torias, y de la competencia también para declarar la rescisión de la sentencia


firme dictada en rebeldía del demandado.

Artículo 62. Apreciación de oficio de la competencia para conocer de los


recursos
1. No serán admitidos a trámite los recursos dirigidos a un Tribunal que
carezca de competencia funcional para conocer de los mismos. No obstante lo
anterior, si admitido un recurso, el Tribunal al que se haya dirigido entiende que
no tiene competencia funcional para conocer del mismo, dictará auto abste-
niéndose de conocer previa audiencia de las partes personadas por plazo común
de diez días.
2. Notificado el auto a que se refiere el apartado anterior, los litigantes dis-
pondrán de un plazo de cinco días para la correcta interposición o anuncio del
recurso, que se añadirán al plazo legalmente previsto para dichos trámites. Si
sobrepasaren el tiempo resultante sin recurrir en forma, quedará firme la reso-
lución de que se trate.

COMENTARIOS
En contraste con la competencia objetiva y territorial, la funcional no cuenta
con un tratamiento procesal unitario, lo cual, lejos de ser censurable, viene
impuesto por la pluralidad y heterogeneidad de cuestiones de las que los tribu-
nales pueden conocer a título de competencia funcional. Con todo, sin embargo,
no siendo disponibles en absoluto las reglas determinantes de la competencia
funcional (siendo las mismas, por tanto, ius cogens), es evidente su naturaleza
de «presupuesto procesal», que supone la posibilidad de que su carencia pueda
ser advertida tanto de oficio por el órgano judicial, cuanto a instancia de parte
interesada (quien denunciará dicha ausencia empleando en cada caso los meca-
nismos procesales que el ordenamiento le ofrezca).
Pese a todo, el art. 62 LEC introduce una regla específica a propósito de la
inadmisión de recursos que se hubiesen remitido a órgano funcionalmente
incompetente, una vez preparados y admitidos a trámite por el órgano autor de
la resolución recurrida. En tal caso, el órgano incompetente se abstendrá de
conocer, previa audiencia de las partes personadas, quienes dispondrán de un
nuevo plazo para anunciar o interponer el recurso ante el órgano que sea com-
petente, quedando firme la resolución impugnada si no lo hicieren debidamente
en el plazo indicado.

178
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 63

CAPÍTULO III
De la declinatoria

Artículo 63. Contenido de la declinatoria, legitimación para proponerla y


Tribunal competente para conocer de ella
1. Mediante la declinatoria, el demandado y los que puedan ser parte legítima
en el juicio promovido podrán denunciar la falta de jurisdicción del Tribunal ante
el que se ha interpuesto la demanda, por corresponder el conocimiento de ésta
a tribunales extranjeros, a órganos de otro orden jurisdiccional, a árbitros o a
mediadores.
También se propondrá declinatoria para denunciar la falta de competencia
de todo tipo. Si la declinatoria se fundare en la falta de competencia territorial,
habrá de indicar el Tribunal al que, por considerarse territorialmente compe-
tente, habrían de remitirse las actuaciones.
2. La declinatoria se propondrá ante el mismo Tribunal que esté conociendo
del pleito y al que se considere carente de jurisdicción o de competencia. No
obstante, la declinatoria podrá presentarse también ante el Tribunal del domi-
cilio del demandado, que la hará llegar por el medio de comunicación más rápido
posible al Tribunal ante el que se hubiera presentado la demanda, sin perjuicio
de remitírsela por oficio al día siguiente de su presentación.

COMENTARIOS
Por «declinatoria» cabe entender el mecanismo procesal previsto para que,
no de oficio sino a instancia de la parte demandada, pueda ser denunciada la
ausencia de jurisdicción o competencia del Tribunal que esté conociendo de un
proceso civil pendiente.
1. A través de la declinatoria, en concreto, pueden ser denunciados los
siguientes defectos:
1.º La falta de jurisdicción (o de competencia internacional) de los tribunales
españoles, porque, según los arts. 21 y 22 LOPJ y los tratados y convenios inter-
nacionales suscritos por España, del litigio deban conocer los tribunales de un
país extranjero (arts. 39, 63.1 LEC).
2.º La falta de jurisdicción (o de competencia genérica) de los tribunales
civiles porque, según el art. 9.2 LOPJ, del pleito deban conocer otros órdenes
jurisdiccionales (arts. 39, 63.1 LEC).
3.º La falta de jurisdicción de los tribunales civiles por haber sometido las
partes la cuestión litigiosa al arbitraje (arts. 39, 63.1 LOPJ)
4.º La falta de competencia objetiva por corresponder el conocimiento del
pleito, según la LOPJ y los arts. 45 a 47 LEC, a otro Tribunal del mismo orden
jurisdiccional, de diferente grado o clase, o de igual grado y orden (esto último

179
Artículo 63 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

en las controversias que se sucedan entre Juzgados de Primera Instancia no


especializados y especializados, y entre Juzgados de Primera Instancia y Juzga-
dos de lo Mercantil) (arts. 49, 63.1 LEC).
5.º Y, por último, la falta de competencia territorial por corresponder el
asunto, según los arts. 50 a 57 LEC, a otro Tribunal de la misma clase y orden
jurisdiccional (tanto por aplicación de fueros imperativos, como por la de fueros
dispositivos en ausencia de sumisión expresa o tácita –arts. 59, 63.1 LEC–, o por
la inobservancia de lo acordado en el previo pacto expreso de sumisión).
2. En cambio, la declinatoria no es el instrumento procesal adecuado para
denunciar ninguno de los siguientes defectos procesales:
1.º La falta de jurisdicción (o de competencia genérica) de los tribunales
civiles, porque el asunto corresponda a la jurisdicción militar, a una Adminis-
tración pública (v. art. 39 LEC en relación con el art. 37.1 LEC).
2.º Tampoco la falta de competencia objetiva de un Juez de Primera Instancia
por corresponder la misma a un Juzgado de Violencia sobre la Mujer, supuesto
en el cual, a tenor del art. 49 bis.4 LEC, a los interesados no se les admitirá la
declinatoria, porque a estos efectos, para lograr la abstención del primero, bas-
tará con presentar ante él cualquiera de las resoluciones dictadas por el segundo
relativas a la incoación del proceso penal o a la adopción de una orden de pro-
tección.
3.º Las irregularidades en la aplicación de las normas de reparto de asuntos
entre tribunales del mismo tipo en una misma circunscripción territorial (art. 68.3
LEC).
4.º La incompetencia territorial del Tribunal al que se soliciten diligencias
preliminares ex art. 256 LEC (art. 257.2 LEC).
5.º La falta de competencia objetiva y territorial del Tribunal al que, antes de
incoar el proceso, se pida la práctica anticipada de la prueba ex art. 293 LEC, o
la adopción de alguna medida de aseguramiento de la misma ex art. 297 LEC
(art. 293.2 LEC).
6.º La incompetencia territorial del Tribunal al que se hayan pedido, antes
de iniciar el proceso, medidas cautelares (art. 725.1 LEC).
7.º Por último, la falta de jurisdicción o de competencia del órgano judicial
que haya admitido a trámite una solicitud monitoria en el proceso de igual
denominación (arts. 812 y ss. LEC), por cuanto frente al requerimiento de pago
posterior la ley únicamente prevé la oposición del deudor, y porque, además,
en un proceso tan rápido y expeditivo como lo es éste no tendría sentido alguno
permitir el ejercicio (suspensivo) de la declinatoria. En consecuencia, la denun-
cia de la falta de jurisdicción o de competencia se demorará hasta que, en su
caso, se inicie el proceso declarativo subsiguiente a la oposición del deudor.

180
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 64

JURISPRUDENCIA
«la declinatoria se ha tramitado por un Juzgado que no debía conocer de ella, pues
el art. 63 deja bien claro que ello corresponde al Juzgado al que se considera carente de
jurisdicción. Ciertamente, se abre la posibilidad de presentarla ante el Juzgado del domi-
cilio del demandado, pero ello no a los efectos de que éste la tramite, sino estrictamente
para que la haga llegar por el medio más rápido posible al Juzgado ante el cual se presentó
la demanda. Por tanto, la tramitación efectuada en el Juzgado de lo Mercantil, por el
cauce de un conflicto de competencia, es nula, al realizarse por un órgano incompe-
tente» (AAP Barcelona 15.ª Auto de 10 enero 2007, Rec. 621/2006).

Artículo 64. Momento procesal de proposición de la declinatoria y efectos


inmediatos
1. La declinatoria se habrá de proponer dentro de los diez primeros días del
plazo para contestar a la demanda, y surtirá el efecto de suspender, hasta que
sea resuelta, el plazo para contestar y el curso del procedimiento principal, sus-
pensión que declarará el secretario judicial.
2. La suspensión del procedimiento principal producida por la alegación
previa de declinatoria no obstará a que el Tribunal ante el que penda el asunto
pueda practicar, a instancia de parte legítima, cualesquiera actuaciones de ase-
guramiento de prueba, así como las medidas cautelares de cuya dilación pudie-
ran seguirse perjuicios irreparables para el actor, salvo que el demandado pres-
tase caución bastante para responder de los daños y perjuicios que derivaran de
la tramitación de una declinatoria desprovista de fundamento.
La caución podrá otorgarse en dinero efectivo, mediante aval solidario de
duración indefinida y pagadero a primer requerimiento emitido por entidad de
crédito o sociedad de garantía recíproca o por cualquier otro medio que, a juicio
del Tribunal, garantice la inmediata disponibilidad, en su caso, de la cantidad de
que se trate.

COMENTARIOS
1. El escrito planteando la declinatoria se presentará «dentro de los diez pri-
meros días del plazo para contestar a la demanda» (art. 64.1 LEC). Pero si la
misma se propone en un proceso de ejecución, el plazo para que el ejecutado
la formalice será el de «los cinco días siguientes a aquel en que reciba la primera
notificación del proceso de ejecución» (art. 547.I LEC).
El vencimiento de dichos plazos no sólo hace que la declinatoria deba ser
inadmitida (v. AAP Tarragona 3.ª 27.3.02), sino que, al producirse entonces la
sumisión tácita del demandado (pues para evitar dicha tácita sumisión hay que
proponer «en forma» la declinatoria, art. 56.2.º LEC) (v. AAP Badajoz 3.ª
31.12.02, SAP Ourense 1.ª 9.6.03), éste ya no podrá suscitar de nuevo la falta
de jurisdicción o de competencia del órgano de primera instancia, ni durante el
desarrollo de la misma (arts. 416, 443.2.II LEC), ni en la vía de la apelación (art.

181
Artículo 65 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

459 LEC) o del recurso por infracción procesal (art. 469.1.º LEC) (v. SAP Málaga
4.ª 5.7.04, SAP Tenerife 1.ª 8.5.06).
2. La admisión de la declinatoria determina la suspensión del procedimiento
principal hasta que la misma sea resuelta, quedando, pues, en suspenso el plazo
para contestar la demanda (art. 64.1 LEC). Pero ello no impedirá la adopción de
medidas de aseguramiento de la prueba o de medidas cautelares «salvo que el
demandado prestase caución bastante para responder de los daños y perjuicios
que derivaran de la tramitación de una declinatoria desprovista de fundamento»
(arts. 64.2.I LEC).

JURISPRUDENCIA
«el hecho es que la parte demandada no planteó en tiempo la declinatoria, al no
personarse en tiempo y no formular contestación, según prescribe el art. 64 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, siendo así que el art. 39 de la Ley dispone que el demandado podrá
denunciar mediante declinatoria la falta de competencia internacional, y en igual sentido
el art. 49 para la denuncia por el demandado de la falta de competencia objetiva, de tal
modo que no habiéndolo hecho en el momento procesal oportuno, no cabe su denuncia
posterior, en virtud de la preclusión de los actos procesales que establece el art. 136 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil» (SAP Tenerife 1.ª 8 mayo 2006, LA LEY 175/2006, Rec.
696/2005).

Artículo 65. Tramitación y decisión de la declinatoria


1. Al escrito de declinatoria habrán de acompañarse los documentos o prin-
cipios de prueba en que se funde, con copias en número igual al de los restantes
litigantes, que dispondrán de un plazo de cinco días, contados desde la notifi-
cación de la declinatoria, para alegar y aportar lo que consideren conveniente
para sostener la jurisdicción o la competencia del Tribunal, que decidirá la cues-
tión dentro del quinto día siguiente.
Si la declinatoria fuese relativa a la falta de competencia territorial, el actor,
al impugnarla, podrá también alegar la falta de competencia territorial del Tri-
bunal en favor del cual se pretendiese declinar el conocimiento del asunto.
2. Si el Tribunal entendiese que carece de jurisdicción por corresponder el
conocimiento del asunto a los tribunales de otro Estado, lo declarará así
mediante auto, absteniéndose de conocer y sobreseyendo el proceso.
Del mismo modo procederá el Tribunal si estimase la declinatoria fundada
en haberse sometido el asunto a arbitraje o a mediación.
3. Si el Tribunal considera que carece de jurisdicción por corresponder el
asunto de que se trate a los tribunales de otro orden jurisdiccional, en el auto en
el que se abstenga de conocer señalará a las partes ante qué órganos han de usar
de su derecho. Igual resolución se dictará cuando el Tribunal entienda que
carece de competencia objetiva.

182
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 65

4. Si se hubiere interpuesto declinatoria relativa a la competencia territorial


y ésta no viniere determinada por reglas imperativas, el Tribunal, para estimarla,
habrá de considerar competente al órgano señalado por el promotor de la decli-
natoria.
5. El Tribunal, al estimar la declinatoria relativa a la competencia territorial,
se inhibirá en favor del órgano al que corresponda la competencia y acordará
remitirle los autos con emplazamiento de las partes para que comparezcan ante
él en el plazo de diez días.

COMENTARIOS
Si la declinatoria no cumple con los enunciados requisitos de competencia,
legitimación, tiempo y forma será inadmitida a trámite, lo que equivaldrá a su
falta de ejercicio por el demandado; y ello, como antes se dijo, determina auto-
máticamente la sumisión tácita del mismo (que se origina, como ya se conoce,
si no propone «en forma» la declinatoria; art. 56.2.º LEC), lo que le impedirá
poder volver a denunciar la falta de jurisdicción o de competencia del Tribunal
de primera instancia, ni a lo largo de ésta ni en las ulteriores vías de recurso.
En cambio, si la declinatoria cumple con todos los requisitos exigibles, el
Tribunal la admitirá a trámite y otorgará a las demás partes personadas un plazo
de alegaciones para que se pronuncien en favor de su jurisdicción o competencia
(art. 65.1 LEC). Presentados los escritos de oposición a la declinatoria, o finali-
zado el plazo para presentarlos, se resolverá el incidente dentro de los cinco días
posteriores (art. 65.1 LEC):
1. Si rechaza la declinatoria, el Tribunal dictará auto frente al que procederá,
según los casos, el recurso de reposición (en los casos del art. 66.2 LEC), o nin-
guna vía de recurso (en los casos del art. 67 LEC). En ese momento se reanudará
el plazo para contestar la demanda o para computar el día de la vista oral. Pero
dicho auto desestimatorio, al presuponer que la declinatoria se propuso en
tiempo y forma, no impedirá que el demandado pueda reproducir su queja en
las posteriores vías de recurso.
2. Si se estima fundada, también se declarará así por medio de auto frente al
que procederá, según los casos, el recurso de apelación (en los casos del art.
66.1 LEC), o ninguna vía de recurso (en los casos del art. 67 LEC). En estos
supuestos hay que distinguir:
a) Si se estimase por corresponder el asunto a los órganos judiciales de
otro Estado, el Tribunal se abstendrá de conocer y sobreseerá el proceso, no
sin antes indicar a las partes en su resolución cuál es el Estado cuyos tribu-
nales pueden conocer del asunto litigioso en cuestión (así lo exige la juris-
prudencia desde la STS 1.ª 10.11.93, de la que, por ejemplo, se hacen eco
la SAP Madrid 14.ª 10.7.00, o la SAP A Coruña 3.ª 12.11.04); lo mismo hará
cuando la estime por haberse sometido el asunto a arbitraje (art. 65.2 LEC);
pero si se basa en que el conocimiento del litigio corresponde a otro orden

183
Artículo 66 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

jurisdiccional, entonces señalará a las partes ante qué órganos han de usar
de su derecho (art. 65.3 LEC).
b) Si entendiese que carece de competencia objetiva, hará lo mismo que
si declarase su falta de jurisdicción por corresponder el conocimiento a otro
orden jurisdiccional (art. 65.3 LEC, in fine).
c) Y si la declinatoria denuncia la falta de competencia territorial basada
en reglas dispositivas, para estimarla el Tribunal habrá de considerar com-
petente al órgano señalado por el demandado en su declinatoria (art. 65.4
LEC); en este caso, se inhibirá en su favor, remitiéndole los autos con empla-
zamiento de las partes para que comparezcan ante el mismo (art. 65.5 LEC).

CAPÍTULO IV
De los recursos en materia de jurisdicción y competencia

Artículo 66. Recursos en materia de competencia internacional, jurisdicción,


sumisión a arbitraje o mediación y competencia objetiva
1. Contra el auto absteniéndose de conocer por falta de competencia inter-
nacional, por pertenecer el asunto a Tribunal de otro orden jurisdiccional, por
haberse sometido el asunto a arbitraje o a mediación o por falta de competencia
objetiva, cabrá recurso de apelación.
2. Contra el auto por el que se rechace la falta de competencia internacional,
de jurisdicción o de competencia objetiva, sólo cabrá recurso de reposición, sin
perjuicio de alegar la falta de esos presupuestos procesales en la apelación contra
la sentencia definitiva.
Lo dispuesto en el párrafo anterior será también de aplicación cuando el auto
rechace la sumisión del asunto a arbitraje o a mediación.

Artículo 67. Recursos en materia de competencia territorial


1. Contra los autos que resuelvan sobre la competencia territorial no se dará
recurso alguno.
2. En los recursos de apelación y extraordinario por infracción procesal sólo
se admitirán alegaciones de falta de competencia territorial cuando, en el caso
de que se trate, fueren de aplicación normas imperativas.

184
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 68

CAPÍTULO V
Del reparto de los asuntos

Artículo 68. Obligatoriedad del reparto. Tratamiento procesal


1. Todos los asuntos civiles serán repartidos entre los Juzgados de Primera
Instancia cuando haya más de uno en el partido. La misma regla se aplicará a los
asuntos de los que deban entender las Audiencias Provinciales cuando estén
divididas en Secciones.
2. Los Secretarios Judiciales no permitirán que se curse ningún asunto sujeto
a reparto si no constare en él la diligencia correspondiente. En caso de que no
conste dicha diligencia, se anulará, a instancia de cualquiera de las partes, cual-
quier actuación que no consista en ordenar que el asunto pase a reparto.
3. Contra las decisiones relativas al reparto no procederá la declinatoria,
pero cualquiera de los litigantes podrá impugnar la infracción de las normas de
reparto vigentes en el momento de la presentación del escrito o de la solicitud
de incoación de las actuaciones.
4. Las resoluciones dictadas por tribunales distintos de aquél o aquéllos a los
que correspondiese conocer según las normas de reparto se declararán nulas a
instancia de la parte a quien perjudicaren, siempre que la nulidad se hubiese
instado en el trámite procesal inmediatamente posterior al momento en que la
parte hubiera tenido conocimiento de la infracción de las normas de reparto y
dicha infracción no se hubiere corregido conforme a lo previsto en el apartado
anterior.

COMENTARIOS
1. Dispone la LEC en sus arts. 68 a 70 algunas medidas relativas al régimen
jurídico del reparto de los asuntos entre los órganos judiciales. Ha de recordarse,
en este sentido, que dichas normas de reparto, las cuales han de aprobar para sí
mismas las Salas de Gobierno de los Tribunales (art. 152.1.1.º LOPJ), y las de
Gobierno de los Tribunales Superiores de Justicia, amén de para ellas mismas,
también para las Audiencias Provinciales y Juzgados del mismo orden jurisdic-
cional con sede en la correspondiente Comunidad Autónoma (art. 152.2.1.º
LOPJ), poseen como finalidad exclusiva la de determinar qué Juzgado ha de
conocer de cada uno de los asuntos que se susciten cuando haya más de uno en
la misma demarcación, o qué Sección de la Audiencia Provincial o de la Sala
correspondiente de otro Tribunal ha de hacer lo propio cuando aquella Audien-
cia o esta Sala se encuentren divididas en diversas Secciones.
Con mayor detalle se manifiesta el art. 25.2 del Reglamento 1/2005 del CGPJ,
según el cual «Las normas de reparto tendrán por objeto la distribución con
arreglo a criterios numéricos y cuantitativos de los asuntos entre los diversos
Juzgados de cada circunscripción y orden jurisdiccional. A tal efecto, los órganos

185
Artículo 68 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

competentes podrán servirse de cualesquiera medios puestos a su disposición


que garanticen la aleatoriedad de la distribución».
Para el concreto orden civil, el art. 68.1 LEC hace operar expresamente a las
normas de reparto en los supuestos de pluralidad de Juzgados de Primera Ins-
tancia en un mismo partido judicial, y pluralidad de Secciones en una única
Audiencia Provincial.
2. La LEC diseña el régimen jurídico de las normas de reparto de conformidad
con las siguientes líneas maestras:
a) Los asuntos serán repartidos y remitidos a la Oficina Judicial que corres-
ponda dentro de los dos días siguientes a la presentación del escrito o solicitud
de incoación de las actuaciones (art. 69 LEC).
b) Dicho reparto se llevará a cabo bajo la supervisión del Presidente de la
Audiencia (art. 160.9 LOPJ) o del Juez Decano (art, 167.2 LOPJ) correspondiente,
quienes, además, podrán, a instancia de parte, adoptar las medidas urgentes que
sean necesarias en los asuntos aún no repartidos cuando, de no hacerlo, y dada
la urgencia de la situación objeto del asunto, pudiera quebrantarse algún dere-
cho o producirse algún perjuicio grave e irreparable (art. 70 LEC).
c) Los Secretarios Judiciales no permitirán que se curse ningún asunto sujeto
a reparto si no constare en él la diligencia correspondiente. En caso de que no
conste dicha diligencia, se anulará, a instancia de cualquiera de las partes, cual-
quier actuación que no consista en ordenar que el asunto pase a reparto (art.
68.2 LEC, redactado conforme a la LRLPOJ).
d) Para los casos, diferentes a los anteriores, en los que el reparto sí se hubiera
producido, el art. 68.3 LEC establece, en primer término, que «contra las deci-
siones relativas al reparto no procederá la declinatoria», enunciado legal éste
que, según parece, se refiere a la imposibilidad de que la parte demandada en
un procedimiento, y dentro del plazo previsto en el art. 64.1 LEC, pueda denun-
ciar una concreta infracción de las normas de reparto a través de aquel instru-
mento procesal.

JURISPRUDENCIA
«no puede equipararse la atribución de competencia a los diversos órganos judicia-
les, a la que afecta la predeterminación por Ley formal ex art. 24.2 de la Constitución,
con el reparto o distribución del trabajo entre las diversas Salas o Secciones de un mismo
Tribunal, dotadas ex lege de la misma competencia material, que responde a exigencias
o conveniencias de orden puramente interno y organizativo y que, en el caso del Tribunal
Supremo, corresponde decidir a su Sala de Gobierno, es decir, al propio órgano judicial
(arts. 15 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso–Administrativa y 151.1.1 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial). Ni se infringe, en este caso, la reserva de Ley establecida
en el art. 24.2 de la Constitución, pues dicha reserva se ha cumplido y observado al
atribuirse el conocimiento del asunto a una de las Salas competentes ratione materiae

186
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 69

del órgano judicial predeterminado por la Ley, ni, desde un punto de vista más sustantivo,
podría entenderse que ha habido una designación de un Tribunal especial o ad hoc para
conocer del caso que nos ocupa, puesto que tanto el Acuerdo de la Sala de Gobierno
como su Disposición transitoria son normas que distribuyen los asuntos entre las Salas
competentes del mismo orden jurisdiccional, con criterios objetivos y de generalidad. En
virtud de todo ello, no existe indicio alguno que permita sostener que, en el presente
caso, se ha vulnerado el derecho de la recurrente al Juez ordinario predeterminado por
la Ley» (ATC 13/1989, de 16 de enero).

Artículo 69. Plazo en que debe efectuarse el reparto


Los asuntos serán repartidos y remitidos a la Oficina judicial que corres-
ponda dentro de los dos días siguientes a la presentación del escrito o solicitud
de incoación de las actuaciones.
Véase el comentario al art. 68 LEC

Artículo 70. Medidas urgentes en asuntos no repartidos


Los Jueces Decanos y los Presidentes de Tribunales y Audiencias podrán, a
instancia de parte, adoptar las medidas urgentes en los asuntos no repartidos
cuando, de no hacerlo, pudiera quebrantarse algún derecho o producirse algún
perjuicio grave e irreparable.
Véase el comentario al art. 68 LEC

TÍTULO III
De la acumulación de acciones y de procesos

CAPÍTULO I
De la acumulación de acciones

Artículo 71. Efecto principal de la acumulación. Acumulación objetiva de


acciones. Acumulación eventual
1. La acumulación de acciones admitida producirá el efecto de discutirse
todas en un mismo procedimiento y resolverse en una sola sentencia.
2. El actor podrá acumular en la demanda cuantas acciones le competan
contra el demandado, aunque provengan de diferentes títulos, siempre que
aquéllas no sean incompatibles entre sí.
3. Será incompatible el ejercicio simultáneo de dos o más acciones en un
mismo juicio y no podrán, por tanto, acumularse cuando se excluyan mutua-
mente o sean contrarias entre sí, de suerte que la elección de una impida o haga
ineficaz el ejercicio de la otra u otras.
4. Sin embargo, de lo establecido en el apartado anterior, el actor podrá
acumular eventualmente acciones entre sí incompatibles, con expresión de la

187
Artículo 71 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

acción principal y de aquella otra u otras que ejercita para el solo evento de que
la principal no se estime fundada.
Véase arts. 72 y 73 LEC. Para la acumulación de acciones en el juicio verbal,
v. art. 438.4 y 5 LEC

COMENTARIOS
1. La regla general en el proceso civil es que en cada uno de ellos se discuta
y enjuicie un concreto conflicto entre dos distintos sujetos, uno activo y uno
pasivo. Pero la complejidad de las relaciones jurídicas hace que, cada vez con
más frecuencia, los conflictos que se discuten en un proceso civil no puedan ser
reconducidos a un objeto unitario, integrado por una única pretensión del
demandante frente a un único sujeto demandado. Puede ocurrir, por tanto, que
en un mismo proceso civil, y con independencia de que las respectivas posi-
ciones procesales activa y pasiva las conformen uno o varios sujetos, no se dis-
cuta y enjuicie un único conflicto sino varios de ellos. En estos casos se dice que
existe una acumulación de objetos procesales, la cual puede tener lugar por
diferentes vías, a saber:
1.º La acumulación de objetos procesales puede producirse mediante la
unión a un proceso pendiente de otro u otros distintos procesos, igualmente
pendientes ante el mismo o ante otros órganos judiciales, para que los objetos
litigiosos de todos ellos se enjuicien y se resuelvan en una única resolución
judicial. Es este el fenómeno conocido como «acumulación de autos», no muy
frecuente en la práctica de nuestros tribunales, y de cuyo régimen jurídico se
ocupa la LEC en sus arts. 74 a 98.
2.º La acumulación de objetos procesales puede tener lugar, asimismo,
mediante el ejercicio simultáneo y originario, en un único proceso, de varias
pretensiones (o, en la terminología clásica adoptada por el legislador, de varias
acciones) que un sujeto tenga contra otro (dando lugar así a la llamada acumu-
lación objetiva –art. 71 LEC–), o que varios sujetos tengan contra uno o uno
contra varios (originando de este modo la denominada acumulación subjetiva –
art. 72 LEC–). Es este el fenómeno conocido como «acumulación de acciones»,
muy frecuente en la práctica forense, de cuyo régimen jurídico se ocupa la LEC
en sus arts. 71 a 73, y que puede ser definido como el ejercicio originario y
simultáneo en un único proceso de varias pretensiones entre las que existe alguno
de los vínculos materiales previstos legalmente, y que cumplen con los presu-
puestos procesales a los que las normas subordinan su acumulación, con la fina-
lidad de que todas ellas sean tramitadas conjuntamente en ese mismo proceso,
y todas ellas conjuntamente enjuiciadas en una misma resolución judicial.
2. Acumulación objetiva: Es objetiva la acumulación de acciones que se
produce en aquellos supuestos en que un único actor o demandante deduce
varias pretensiones frente a un único demandado, esto es, cuando se produce

188
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 71

unidad de partes y pluralidad de objetos procesales, A ella se refiere el art. 71.1


LEC.
La procedencia de la acumulación objetiva de acciones no exige conexidad
entre las pretensiones acumuladas, ni requiere que todas ellas nazcan de un
mismo título o causa de pedir; para que proceda la acumulación objetiva es
suficiente con que exista identidad de partes contendientes y con que las accio-
nes acumuladas no sean incompatibles entre sí, siempre, claro está, que además
se cumplan con los presupuestos procesales a que se refiere el art. 73 LEC. A tal
propósito, es el propio legislador quien en el art. 71.3 LEC define cuándo una
acción es incompatible con otra («cuando se excluyan mutuamente o sean
incompatibles entre sí, de suerte que la elección de una impida o haga ineficaz
el ejercicio de la otra u otras»). De dicho enunciado legal se infiere que será
incompatible la acumulación de acciones cuya afirmación se contradiga, y tam-
bién lo serán aquellas acciones que, como establece la STS 1.ª 16.10.06, se
sustenten en supuestos de hecho sean inconciliables, porque el fundamento de
una acción exija efectuar alegaciones de hechos que nieguen las alegaciones en
que se fundamente la acción acumulada, y viceversa, de forma que ninguna de
ellas, por negarse entre sí, podría tenerse por fundada.
Pero no se debe olvidar que, pese a que la incompatibilidad de las acciones
excluye su acumulación, la tal irregularidad no impide la acumulación de dichas
acciones incompatibles cuando la misma lo sea subsidiaria. Es decir, cuando, en
palabras del apartado 4 del art. 71 LEC, en la demanda se indique de manera
expresa que una de las acciones acumuladas es la principal, y que la otra u otras
acciones acumuladas a la anterior se ejercitan para el solo evento de que dicha
acción principal no se estime fundada (v. SAP Palencia 1.ª 24.2.05).
3. Téngase en cuenta, por último, que la presente regulación sobre acumu-
lación de acciones rige solamente en el marco del juicio ordinario, pues para el
verbal han de observarse las especialidades dispuestas en el art. 438.4 y 5 LEC.

JURISPRUDENCIA
«La recta inteligencia del precepto invocado supone que los supuestos de hecho sean
inconciliables, esto es que el fundamento de una acción exija alegaciones de hechos que
nieguen las alegaciones en que se funde la otra, y viceversa, porque entonces ninguna
de las dos puede valer como la fundada» (STS 1.ª 16 octubre 2006, LA LEY 976/2006,
Rec. 5151/1999).
«Admitida la acumulación objetiva de acciones con carácter subsidiario, o eventual
propio, según la cual el actor agrupa en su demanda el ejercicio de varias con carácter
preferencial para que se estime la principal y, de no ser así, las restantes por el orden
cadencial de su planteamiento, es claro que si se descarta la posibilidad de entrar a
conocer de la principal por una indebida integración del contradictorio, por falta de
litisconsorcio pasivo necesario –lo que implica su desestimación, siquiera sea por causas
meramente procesales, el dictado de sentencia absolutoria en la instancia y, por tanto,

189
Artículo 72 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la omisión de todo pronunciamiento sobre el fondo de la cuestión planteada– única-


mente habrá de afectar el defecto a aquella de las acciones respecto de la que falta la
oportuna integración personal en el proceso, siendo obligado en tal caso proceder a
examinar el resto de las deducidas con carácter subsidiario en cuanto respecto de ellas
sí se da una correcta integración; lo que no fue apreciado por el Juzgado ni por la
Audiencia, que se limitó a confirmar la sentencia recurrida que había omitido cualquier
pronunciamiento sobre el fondo de la litis» (STS 1.ª 19 mayo 2008, LA LEY 415/2008,
Rec. 1329/2003).

Artículo 72. Acumulación subjetiva de acciones


Podrán acumularse, ejercitándose simultáneamente, las acciones que uno
tenga contra varios sujetos o varios contra uno, siempre que entre esas acciones
exista un nexo por razón del título o causa de pedir.
Se entenderá que el título o causa de pedir es idéntico o conexo cuando las
acciones se funden en los mismos hechos.

COMENTARIOS
Es subjetiva la acumulación de acciones que se produce cuando una plura-
lidad de demandantes ejercitan diversas acciones frente a un único deman-
dado, o aquellos otros en que un único demandante ejercita diversas acciones
frente a una pluralidad de demandados, esto es, cuando se produce pluralidad
de partes y pluralidad de objetos procesales. A ella se refiere este art. 72 LEC.
La procedencia de la acumulación subjetiva de acciones requiere que exista
pluralidad de partes contendientes, bien en el lado activo o bien en el lado
pasivo, y que las acciones acumuladas sean conexas por fundamentarse en el
mismo título o causa de pedir, siempre, claro está, que además se cumplan con
los presupuestos procesales a que se refiere el art. 73 LEC.
La exigencia de un mismo título o causa de pedir, literalmente interpretada,
requiere que todas las acciones que se quieran acumular, o bien provengan del
mismo título (vgr. un contrato con partes plurales incumplido por alguna o algu-
nas de ellas), o bien se fundamenten en los mismos hechos (pues la «causa de
pedir» no es sino la castellanización del elemento de fundamentación de la pre-
tensión procesal que tradicionalmente se ha denominado «causa petendi», la
cual, al menos indiscutiblemente desde GUASP, viene determinada por los
hechos jurídicamente relevantes a los que el litigante anuda su «petitum», o
consecuencia jurídica derivada de la comisión de dichos hechos) (v. art. 72.II
LEC).

JURISPRUDENCIA
«No existe un criterio unitario sobre acumulación subjetiva–objetiva. La nota más
acusada es la de la flexibilidad en la admisión de la acumulación. La causa de pedir es

190
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 73

el acaecimiento de cuya existencia o inexistencia pretende el actor deducir las conse-


cuencias jurídicas determinantes de su petición; es decir, siempre que el fundamento de
hecho que se hace valer en cada pretensión sea distinto (Sentencia de 20 de febrero de
1986)» (STS 1.ª 22 julio 2003, LA LEY 820/2003, Rec. 3817/1997).

Artículo 73. Admisibilidad por motivos procesales de la acumulación de


acciones
1. Para que sea admisible la acumulación de acciones será preciso:
1.º Que el Tribunal que deba entender de la acción principal posea jurisdic-
ción y competencia por razón de la materia o por razón de la cuantía para cono-
cer de la acumulada o acumuladas. Sin embargo, a la acción que haya de sus-
tanciarse en juicio ordinario podrá acumularse la acción que, por sí sola, se
habría de ventilar, por razón de su cuantía, en juicio verbal.
2.º Que las acciones acumuladas no deban, por razón de su materia, venti-
larse en juicios de diferente tipo.
3.º Que la ley no prohíba la acumulación en los casos en que se ejerciten
determinadas acciones en razón de su materia o por razón del tipo de juicio que
se haya de seguir.
2. También se acumularán en una misma demanda distintas acciones cuando
así lo dispongan las leyes, para casos determinados.
3. Si se hubieren acumulado varias acciones indebidamente, el Secretario
judicial requerirá al actor, antes de proceder a admitir la demanda, para que
subsane el defecto en el plazo de cinco días, manteniendo las acciones cuya
acumulación fuere posible. Transcurrido el término sin que se produzca la sub-
sanación, o si se mantuviera la circunstancia de no acumulabilidad entre las
acciones que se pretendieran mantener por el actor, dará cuenta al Tribunal para
que por el mismo se resuelva sobre la admisión de la demanda.

COMENTARIOS
1. Presupuestos procesales de la acumulación de acciones (Art. 73.1 LEC):
A tenor de lo expresado en los primeros apartados del art. 73.1 LEC, para que
desde la perspectiva procesal resulte admisible una acumulación de acciones
será preciso que concurran, de un lado, los presupuestos de la jurisdicción y de
la competencia del órgano judicial, y, de otro, el presupuesto del procedimiento
adecuado.
a) Para que sea admisible la acumulación de acciones será preciso que «el
Tribunal que deba entender de la acción principal posea jurisdicción y compe-
tencia por razón de la materia o por razón de la cuantía para conocer de la
acumulada o acumuladas», si bien «a la acción que haya de sustanciarse en
juicio ordinario podrá acumularse la acción que, por sí sola, se habría de ventilar,
por razón de su cuantía, en juicio verbal» (art. 73.1.1.º LEC). El fundamento de

191
Artículo 73 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la presente exigencia resulta bien obvio. Si se permitiese a la parte demandante,


por la vía de la acumulación de acciones, investir de jurisdicción y competencia
a un órgano judicial que carece de alguno de dichos atributos para desplegar la
potestad jurisdiccional sobre todas las acciones acumuladas… ¿de qué servirían
las normas reguladoras de la jurisdicción y competencia?; ¿dónde quedaría su
invocado carácter imperativo o necesario?… Es evidente, pues, que el ejercicio
acumulado de diversas acciones ha de subordinar su admisibilidad a la exigencia
lógica de que el órgano judicial ostente la jurisdicción y la competencia nece-
saria, no sólo para enjuiciar la acción principal, sino para pronunciarse sobre
todas las acciones acumuladas.
b) Además de la jurisdicción y la competencia, el art. 73.1 LEC subordina la
admisibilidad de la acumulación de acciones a que «las acciones acumuladas
no deban, por razón de su materia, ventilarse en juicios de diferente tipo». Los
procesos por los que deberían tramitarse cada una de las acciones acumuladas,
si es que se hubieren ejercitado las mismas por separado, por lo tanto, han de
ser del mismo tipo o naturaleza u homogéneos. Pues bien, teniendo en cuenta
el tenor del art. 73.1.2.º LEC, y considerando que la LEC distingue entre procesos
ordinarios y procesos especiales, que entre los primeros únicamente se cuentan
el «juicio ordinario» (arts. 399–436 LEC) y el «juicio verbal» (arts. 437–447 LEC),
y que entre los segundos se hallan los regulados en su Libro IV (procesos sobre
capacidad, filiación, matrimonio y menores, procesos de división judicial de
patrimonios, proceso monitorio y proceso cambiario), en aras a esclarecer el
alcance exacto del presente presupuesto procesal cabría sentar los siguientes
criterios generales:
1.º Uno cualquiera proceso especial es de «diferente tipo» que otro cual-
quiera proceso especial e, igualmente, es de «diferente tipo» que uno cualquiera
proceso ordinario, por versar todos ellos sobre diferentes «materias» (por lo que
son de diferente tipo «por razón de la materia»).
2.º Uno cualquiera proceso ordinario es de «diferente tipo» que uno cual-
quiera proceso especial, y asimismo, y debido a la referencia que el art. 73.1.2.º
LEC hace a la «materia», también debe considerarse que, dentro de los propios
procesos ordinarios, un «juicio ordinario» no es del mismo tipo que un «juicio
verbal», cuando las acciones que se pretendan acumular deban enjuiciarse en
uno o en otro, no por razón de su cuantía, sino por razón de su materia.
2. Acumulación necesaria de acciones (art. 73.2 LEC):
Junto a la acumulación objetiva y la subjetiva de acciones, antes examinadas,
aún podría distinguirse una acumulación necesaria, imperativa o preceptiva,
como se prefiera, a la que alude el art. 73.2 LEC. Dicha previsión legal constituye
el anverso de aquella otra, prevista en el art. 73.1.3.º LEC, según la cual, y aunque
conforme a las reglas generales fuese admisible, habrá que rechazar aquella
acumulación que la ley «prohíba… en los casos en que se ejerciten determinadas

192
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 73

acciones en razón de su materia o por razón del tipo de juicio que se haya de
seguir».
3. Tratamiento procesal de la acumulación de acciones (art. 73.3 LEC):
Según el apartado 3.º del art. 73 LEC, la regularidad de la acumulación de
acciones es presupuesto de admisibilidad de la demanda por parte del Secretario
judicial, quien podrá someter a un trámite previo de subsanación los defectos
apreciados al respecto, defectos que, de no ser debidamente corregidos, moti-
vará que haya de ser el propio Juez quien se manifieste sobre la admisibilidad o
no de la demanda.
Recuérdese, además, que el art. 401 LEC limita la acumulación al momento
anterior a la presentación del escrito de contestación a la demanda; que el art.
402 LEC permite al demandado oponerse a la acumulación en dicho escrito de
contestación; y que el art. 419 LEC dispone que las eventuales controversias
sobre acumulación de acciones sean discutidas en la audiencia previa al juicio.

JURISPRUDENCIA
«consciente de que la interpretación literal de los preceptos procesales sobre la acu-
mulación de acciones llevaba a la prohibición de la acumulación, la Sala optó por admi-
tirla en atención a la estrecha vinculación que existe entre ambas acciones (hay una
indudable relación de prejudicialidad, pues el éxito de la acción frente a la sociedad es
presupuesto para que proceda la acción de responsabilidad de los administradores), que
determina en la práctica que no admitir la acumulación afecte al derecho a la tutela
judicial efectiva: «[E]n prácticamente todos los casos, si no se admite la posibilidad de
acumulación, la exigencia de responsabilidad a los administradores por incumplimiento
de deudas sociales comporta la exigencia de interponer una doble demanda ante los
juzgados de primera instancia, competentes para conocer de la demanda frente a la
sociedad, y ante los juzgados de lo mercantil, competentes para conocer de la respon-
sabilidad de los administradores sobre la base del incumplimiento por la sociedad, si se
pretende es el reintegro de las cantidades adeudadas por esta. »La carga injustificada de
una duplicidad del proceso resulta desproporcionada; y este rasgo conlleva, según la
jurisprudencia constitucional, que deba considerarse contraria al derecho a la tutela
judicial efectiva. En efecto, supone imponer al acreedor la necesidad de interponer dos
demandas ante órganos jurisdiccionales distintos para el ejercicio de una única preten-
sión de resarcimiento. Ambos procesos tienen la misma finalidad, son interdependientes
y han de ser promovidos por un mismo acreedor frente a quienes son obligados solida-
rios. La desproporción de la carga impuesta se ofrece con especial claridad en los casos
frecuentes en los que la situación de la sociedad impide al demandante, aun con una
sentencia a su favor, obtener la efectividad de su crédito». Por eso, entendimos que «la
regulación de la responsabilidad de los administradores sociales [...], en estrecha relación
con la insolvencia de la sociedad y con el impago de sus deudas conlleva implícitamente
el mandato, exigido por el respeto al derecho tutela judicial efectiva proclamado por la
CE, de la posibilidad de acumulación de ambas acciones». De tal forma que en nuestro
caso el problema no radicaría en la acumulación de las acciones, que bajo esta jurispru-
dencia ha sido admitida, sino en la determinación del Tribunal competente para conocer

193
Artículo 74 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de la acumulación de acciones. En aquella sentencia 539/2012, de 10 de septiembre, se


optó por atribuir la competencia al Tribunal que se consideró competente para conocer
de la acción principal. En un caso en que se acumulaban la acción de reclamación de
un crédito contra la sociedad deudora y la de responsabilidad de sus administradores
por no haber promovido la disolución, se entiende que esta última es la acción principal
y la de reclamación del crédito frente a la sociedad es accesoria, por constituir un pre-
supuesto de la primera y tratarse, por ello, de una cuestión prejudicial. En nuestro caso,
la acción de responsabilidad ejercitada era la individual (ex art. 341 LSC), no la fundada
en el incumplimiento del deber de promover la disolución (ex art. 367 LSC), pero en la
medida en que el daño cuya indemnización se solicitaba era el importe del crédito adeu-
dado a la demandante, cabría aplicar la misma doctrina» (STS 1.ª 18 abril 2016, Rec.
2754/2013).

CAPÍTULO II
De la acumulación de procesos

SECCIÓN 1.ª
De la acumulación de procesos: disposiciones generales

Artículo 74. Finalidad de la acumulación de procesos


En virtud de la acumulación de procesos, se seguirán éstos en un solo pro-
cedimiento y serán terminados por una sola sentencia.

COMENTARIOS
1. Constituye la «acumulación de acciones» aquel instrumento procesal por
medio del cual las partes de un proceso civil, una vez iniciada la litispendencia,
solicitan del órgano judicial la acumulación de otro u otros distintos procesos
civiles («autos», en la terminología de uso forense empleada por la LEC) que
también se encuentren pendientes ante el mismo o ante diferente órgano judi-
cial, determinando de este modo que las pretensiones deducidas en todos esos
procedimientos sean enjuiciadas y resueltas en un único proceso (art. 74 LEC),
al que se acumulan todos los demás. Tras la reforma operada por la LRLPOJ,
además, la acumulación de autos también podrá ser decretada de oficio, bien
por el Tribunal que esté conociendo de todos los procesos susceptibles de acu-
mulación, o bien, si los autos penden ante diferentes órganos judiciales, por el
Tribunal que esté conociendo del proceso más antiguo (art. 79.1 LEC).
La presente modalidad de acumulación, como puede verse, guarda una
estrecha semejanza con la acumulación de acciones examinada en el comen-
tario anterior. Ambas persiguen un mismo objetivo, difiriendo únicamente en
sus presupuestos materiales y, fundamentalmente, en su carácter sobrevenido,
una vez iniciada la litispendencia, en contraposición con el carácter originario
inherente a la acumulación de acciones, la cual, como vimos, precisa ser for-
malizada en el primer acto procesal de alegación de la parte demandante.

194
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 75

2. Debido a la circunstancia de que para la totalidad de los supuestos de


acumulación de autos se exigen unos mismos presupuestos, no es posible dis-
tinguir, y la Ley no lo hace, entre diversas clases de esta acumulación. En cambio,
la disparidad en el tratamiento procesal que se origina en función de cuál sea el
órgano judicial que esté conociendo de los diversos procesos objeto de acumu-
lación, anima al legislador a distinguir entre acumulación de procesos seguidos
ante un mismo órgano judicial, a la que dedica los arts. 81 a 85, y aquella otra
donde se acumulan procesos que se siguen ante distintos órganos judiciales,
regulada en los arts. 86 a 97 LEC.
Por último, la LEC establece en su art. 98 algunas reglas especiales cuando
de lo que se trata es de la acumulación de autos a un «proceso universal», de
índole concursal o sucesoria.

Artículo 75. Legitimación para solicitar la acumulación de procesos. Acu-


mulación acordada de oficio
La acumulación podrá ser solicitada por quien sea parte en cualquiera de los
procesos cuya acumulación se pretende o será acordada de oficio por el Tribunal,
siempre que se esté en alguno de los casos previstos en el artículo siguiente.

COMENTARIOS
De manera semejante a como acontece también con la acumulación de
acciones (y, en concreto, de su modalidad necesaria), la de autos puede ser
acordada de oficio o a instancia de quien sea parte en cualquiera de los procesos
de cuya acumulación se trate (art. 75 LEC).
a) En particular, y por lo que respecta a la acumulación acordada de oficio,
la LEC no aclara la forma en que podrá producirse dicha acumulación. Y así, por
ejemplo, queda entre interrogantes cómo se enterará el Tribunal de la pendencia
de otros pleitos conexos ante otros diferentes órganos judiciales si nadie (las
partes, en concreto) le advierte de ello, o cómo reaccionar si el que llega a
conocer dicha circunstancia no es el órgano judicial que está conociendo del
pleito más antiguo…
b) Las partes llamadas por la Ley para promover la correspondiente solicitud
de acumulación no son únicamente los que ocupan la posición procesal de parte
activa (como ocurre en la de autos), sino también los que integren el lado pasivo
de la relación jurídica procesal. En definitiva, todos quienes sean parte en cual-
quiera de los procesos cuya acumulación se pretende están legitimados para
instarla (art. 75 LEC).
De ahí que, dado que la acumulación de autos, en primer lugar, ha de soli-
citarse ante el órgano judicial que esté conociendo de aquel proceso al que
deberán acumularse los demás (v. art. 79 LEC), y que, en segundo término, la

195
Artículo 76 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

procedencia de aquélla no requiere la identidad subjetiva de las partes proce-


sales de todos los autos susceptibles de acumulación, es perfectamente posible
que la solicitud correspondiente venga suscrita por un sujeto que no sea parte
en el proceso donde se insta la acumulación, aunque sí deberá serlo en cual-
quiera de los otros procedimientos cuya acumulación pretenda.

Artículo 76. Casos en los que procede la acumulación de procesos


1. La acumulación de procesos habrá de ser acordada siempre que:
1.º La sentencia que haya de recaer en uno de los procesos pueda producir
efectos prejudiciales en el otro.
2.º Entre los objetos de los procesos de cuya acumulación se trate exista tal
conexión que, de seguirse por separado, pudieren dictarse sentencias con pro-
nunciamientos o fundamentos contradictorios, incompatibles o mutuamente
excluyentes.
2. Asimismo, procederá la acumulación en los siguientes casos:
1.º Cuando se trate de procesos incoados para la protección de los derechos
e intereses colectivos o difusos que las leyes reconozcan a consumidores y usua-
rios, susceptibles de acumulación conforme a lo dispuesto en el apartado 1.1.º
de este artículo y en el art. 77, cuando la diversidad de procesos no se hubiera
podido evitar mediante la acumulación de acciones o la intervención prevista en
el art. 15 de esta ley.
2.º Cuando el objeto de los procesos a acumular fuera la impugnación de
acuerdos sociales adoptados en una misma Junta o Asamblea o en una misma
sesión de órgano colegiado de administración. En este caso se acumularán todos
los procesos incoados en virtud de demandas en las que se soliciten la declara-
ción de nulidad o de anulabilidad de dichos acuerdos, siempre que las mismas
hubieran sido presentadas en un período de tiempo no superior a cuarenta días
desde la presentación de la primera de las demandas.
3.º Cuando se trate de procesos en los que se sustancie la oposición a reso-
luciones administrativas en materia de protección de un mismo menor, trami-
tados conforme al art. 780, siempre que en ninguno de ellos se haya iniciado la
vista.
En todo caso, en los lugares donde hubiere más de un Juzgado que tuviera
asignadas competencias en materia mercantil, en los casos de los núms. 1 y 2, o
en materia civil, en el caso del núm. 3.º, las demandas que se presenten con
posterioridad a otra se repartirán al Juzgado al que hubiere correspondido cono-
cer de la primera.

COMENTARIOS
1. De manera análoga a la acumulación de acciones, la de autos no permite
la acumulación de varios procedimientos inconexos entre sí, o cuya conexión

196
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 76

pueda resultar inocua o superflua a la luz de sus respectivos objetos procesales.


Por el contrario, tal acumulación de autos únicamente es procedente cuando,
tanto desde el plano material como desde el procesal, concurran una serie de
presupuestos, los primeros de los cuales, los de índole material, aparecen deta-
llados en los arts. 76 y 78 LEC. A la luz de lo dispuesto en dichos artículos (los
cuales, como se dirá en su momento, no rigen en la acumulación de procesos
singulares a un proceso universal prevista en el art. 98 LEC), la acumulación de
autos habrá de ser acordada en los siguientes casos:
a) En primer lugar, cuando «la sentencia que haya de recaer en uno de los
procesos pueda producir efectos prejudiciales en el otro» (art. 76.1.1.º LEC).
Tal escueto enunciado ha de ponerse en conexión con los arts. 40 a 43 LEC,
para concluir que procederá la acumulación cuando se esté en presencia de un
supuesto de prejudicialidad civil en el proceso civil, supuesto en el cual se revela
a todas luces conveniente el que sea un único órgano judicial (en caso de ser
varios) y, lo que es más importante, a través de un único procedimiento civil,
quien se encargue de enjuiciar ambos conflictos, el principal y el prejudicial,
objeto de distintos procedimientos, dado el estrecho grado de conexión existente
entre ellos (v. AAAP Madrid 21.ª 26.4.05, Barcelona 13.ª 16.9.05, Toledo 2.ª
23.11.06).
b) En segundo lugar, procederá igualmente la acumulación de autos cuando
«entre los objetos de los procesos cuya acumulación se pide exista tal conexión
que, de seguirse por separado, pudieren dictarse sentencias con pronunciamien-
tos o fundamentos contradictorios, incompatibles o mutuamente excluyentes»
(art. 76.1.2.º LEC).
La jurisprudencia ha declarado que se da esa conexión determinante de la
procedencia de la acumulación de autos, por ejemplo, entre un proceso por
separación matrimonial y otro por divorcio (STS 1.ª 2.4.93), entre varios procesos
tendentes a la resolución de varios contratos de arrendamiento sobre locales sitos
en una misma finca (STS 1.ª 22.7.97), entre un proceso donde se reclama el pago
de una cantidad y otro donde se solicita entre las mismas partes la compensación
de créditos (AAP Barcelona 12.ª 1.3.99), o entre aquellos dirigidos contra diver-
sos propietarios de un inmueble en reclamación, en proporción a sus cuotas, del
pago de cantidades adeudadas por la realización de obras en el edificio (SAP
Zaragoza 14.1.92), etc. Por el contrario, ha negado la posibilidad de la acumu-
lación de autos entre un proceso donde se ha ejercitado una acción constitutiva
de una servidumbre y otro en el que se ha deducido una negatoria de servidum-
bre (SAP Zaragoza 22.2.99), o entre un proceso de separación matrimonial y un
acto de jurisdicción voluntaria relacionado con el anterior (AAP Madrid 22.ª
12.2.99), etc.
Con todo, en el caso previsto por el art. 76.1.2.º LEC que ahora nos ocupa,
la acumulación no se llevará a cabo «cuando el riesgo de sentencias con pro-

197
Artículo 77 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

nunciamientos o fundamentos contradictorios, incompatibles o mutuamente


excluyentes pueda evitarse mediante la excepción de litispendencia» (art. 78.1
LEC).
2. Como novedad introducida por la LRLPOJ (núms. 1.º y 2.º) y por la Ley
26/2015 (núm. 3.º), además de los presupuestos materiales anteriores, de carác-
ter genérico, el apartado 2 del art. 76 LEC dispone que también procederá la
acumulación de autos, no ya con carácter general sino en función de áreas liti-
giosas muy determinadas, en los siguientes casos:
1.º Cuando se trate de procesos incoados para la protección de los derechos
e intereses colectivos o difusos que las leyes reconozcan a consumidores y usua-
rios, susceptibles de acumulación conforme a lo dispuesto en los arts. 76.1.1.º
y 77 LEC, cuando la diversidad de procesos no se hubiera podido evitar mediante
la acumulación de acciones o la intervención prevista en el art. 15 LEC.
2.º Cuando el objeto de los procesos a acumular fuera la impugnación de
acuerdos sociales adoptados en una misma Junta o Asamblea o en una misma
sesión de órgano colegiado de administración, en cuyo caso se acumularán todos
los procesos incoados en virtud de demandas en las que se soliciten la declara-
ción de nulidad o de anulabilidad de dichos acuerdos, siempre que las mismas
hubieran sido presentadas en un período de tiempo no superior a cuarenta días
desde la presentación de la primera de las demandas.
3.º Cuando se trate de procesos en los que se sustancie la oposición a reso-
luciones administrativas en materia de protección de un mismo menor, tramita-
dos conforme al art. 780, siempre que en ninguno de ellos se haya iniciado la
vista.

Artículo 77. Procesos acumulables


1. Salvo lo dispuesto en el art. 555 de esta Ley sobre la acumulación de pro-
cesos de ejecución, sólo procederá la acumulación de procesos declarativos que
se sustancien por los mismos trámites o cuya tramitación pueda unificarse sin
pérdida de derechos procesales, siempre que concurra alguna de las causas
expresadas en este capítulo.
Se entenderá que no hay pérdida de derechos procesales cuando se acuerde
la acumulación de un juicio ordinario y un juicio verbal, que proseguirán por los
trámites del juicio ordinario, ordenando el Tribunal en el auto por el que acuerde
la acumulación, y de ser necesario, retrotraer hasta el momento de contestación
a la demanda las actuaciones del juicio verbal que hubiere sido acumulado, a fin
de que siga los trámites previstos para el juicio ordinario.
2. Cuando los procesos estuvieren pendientes ante distintos tribunales, no
cabrá su acumulación si el Tribunal del proceso más antiguo careciere de com-
petencia objetiva por razón de la materia o por razón de la cuantía para conocer
del proceso o procesos que se quieran acumular.

198
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 77

3. Tampoco procederá la acumulación cuando la competencia territorial del


Tribunal que conozca del proceso más moderno tenga en la Ley carácter inde-
rogable para las partes.
4. Para que sea admisible la acumulación de procesos será preciso que éstos
se encuentren en primera instancia, y que en ninguno de ellos haya finalizado el
juicio a que se refiere el art. 433 de esta Ley.

COMENTARIOS
Además de los presupuestos materiales del art. 76 LEC, la acumulación de
autos también se encuentra subordinada a la observancia de diversos presu-
puestos de naturaleza procesal detallados en los arts. 77 y 78 LEC, antecedente
de todos los cuales, por obvio, es el de la pendencia de la totalidad de los pro-
cesos que se pretendan acumular.
1. Salvo lo dispuesto en el art. 555 LEC sobre acumulación de procesos de
ejecución (que se rige por su propia regulación), sólo procederá la acumulación
de procesos declarativos que se sustancien por los mismos trámites, o cuya tra-
mitación pueda unificarse sin pérdida de derechos procesales (art. 77.1 LEC).
Dicha exigencia comporta, de entrada, la posibilidad de acumular procesos que
estén siendo todos ellos tramitados por el juicio ordinario, o todos ellos trami-
tados por el juicio verbal. De igual forma, y en virtud de lo dispuesto en el art.
555 LEC, también podrán acumularse cualesquiera procesos de ejecución que
cumplan los requisitos previstos en el citado precepto, a cuyos comentarios nos
remitimos.
La LRLPOJ introdujo un nuevo párrafo en el art. 77.1 LEC tendente a clarificar
qué debe entenderse bajo la expresión «sin pérdida de derechos procesales», a
cuyo enunciado hay que atenerse.
2. También es necesario que, cuando sean varios los órganos judiciales
implicados en la acumulación, aquel que vaya a encargarse de enjuiciar los
procesos acumulados ostente la preceptiva competencia objetiva y territorial.
a) Objetiva: no cabrá la acumulación entre procesos que se estén tramitando
ante diferentes órganos judiciales cuando el funcionalmente competente para
agrupar ante sí el conocimiento de todos los pleitos acumulados (que, según el
art. 79.1 LEC, es aquel que esté conociendo del proceso más antiguo) careciere
de la competencia objetiva por razón de la materia o por razón de la cuantía
para conocer del proceso o procesos que se quieran acumular (art. 77.2 LEC).
b) Territorial: tampoco procederá la acumulación cuando la competencia
territorial del órgano que no esté conociendo del pleito más moderno tenga en
la Ley carácter inderogable para las partes (art. 77.3 LEC). De este modo, si la
competencia territorial que haya de seguirse en alguno de los conflictos objeto
de acumulación viene marcada por un fuero de carácter imperativo (que son,
esencialmente, los regulados en el art. 52 LEC), la acumulación procederá si el

199
Artículo 78 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

órgano funcionalmente competente para conocer de los procesos acumulados


ex art. 79.1 LEC es, a su vez, el órgano cuya competencia territorial ha sido fijada
por normas no disponibles, mientras que no procederá si este último órgano no
es, en virtud del art. 79 LEC, el que en su caso debiera ocuparse del enjuicia-
miento de la totalidad de los pleitos acumulados.
3. Para que sea admisible la acumulación, según requiere el último apartado
del art. 77 LEC, es preciso que todos los procesos objeto de la solicitud de acu-
mulación «se encuentren en primera instancia, y que en ninguno de ellos haya
finalizado el juicio a que se refiere el art. 433 de esta Ley».

Artículo 78. Improcedencia de la acumulación de procesos. Excepciones


1. No procederá la acumulación de procesos cuando el riesgo de sentencias
con pronunciamientos o fundamentos contradictorios, incompatibles o mutua-
mente excluyentes pueda evitarse mediante la excepción de litispendencia.
2. Tampoco procederá la acumulación de procesos a instancia de parte
cuando no se justifique que, con la primera demanda o, en su caso, con la
ampliación de ésta o con la reconvención, no pudo promoverse un proceso que
comprendiese pretensiones y cuestiones sustancialmente iguales a las suscitadas
en los procesos distintos, cuya acumulación se pretenda.
3. Si los procesos cuya acumulación se pretenda fueren promovidos por el
mismo demandante o por demandado reconviniente, solo o en litisconsorcio, se
entenderá, salvo justificación cumplida, que pudo promoverse un único proceso
en los términos del apartado anterior y no procederá la acumulación.
4. Lo dispuesto en los apartados anteriores no será de aplicación a los pro-
cesos a los que se refiere el núm. 2.1 del art. 76.

COMENTARIOS
El último de los presupuestos procesales condicionante de la admisibilidad
de la acumulación de autos tiene un carácter externo, que nada tiene que ver ni
con el tipo de procedimiento por el que estén tramitándose los diversos procesos,
ni con la competencia objetiva o territorial de los órganos judiciales implicados,
ni, por supuesto, con ninguna exigencia material de prejudicialidad o de cone-
xidad. Es, más bien, un requisito que atañe a la buena fe del solicitante de la
acumulación (porque sólo opera en la acumulación a instancia de parte), para
lograr con ello que no quepa albergar ninguna duda sobre las buenas intenciones
de la parte que insta la acumulación, alejando toda sospecha de que con la
solicitud de este incidente lo que persiga, en verdad, sea la ralentización de la
tramitación ordinaria de los asuntos, o la demora en la resolución jurisdiccional
definitiva de los conflictos
Ese presupuesto procesal cuya observancia se exige al solicitante de la acu-
mulación de autos, en definitiva, es el de que, en el escrito donde se pida aquélla,

200
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 79

justifique que con anterioridad no pudo conseguir por sí mismo la concentración


de los diversos procedimientos en uno solo por la vía de la acumulación de
acciones, bien en el escrito de demanda o, en su caso, en el de ampliación de
la demanda, o bien mediante el cauce de la reconvención. Se le exige que acre-
dite, en último término, que en su día no pudo conseguir la acumulación en un
único proceso de aquellas acciones sustancialmente iguales que en el momento
presente se estén tramitando en diversos procedimientos y para las que solicita
la acumulación de autos (art. 78.2 LEC) (SSAP Zamora 1.ª 30.12.05, Barcelona
19.ª 10.10.06, AAAP Murcia 4.ª 9.11.05, Madrid 14.ª 5.6.07).
Para ello tendrá que acreditar que, sobre la base de razones jurídicas (vgr. la
ausencia de los presupuestos materiales o procesales que condicionan la acu-
mulación de acciones), o en atención a razones puramente cronológicas (vgr. el
hecho de que alguno de los conflictos cuya acumulación sobrevenida se solicita
todavía no se había producido en el momento en que se interpuso la primera
demanda), no fue posible dicha acumulación de acciones. Con todo, sin
embargo, la LEC presume, «salvo justificación cumplida», que tal acumulación
de acciones sí era posible (y por lo tanto no resulta admisible la de autos solici-
tada con posterioridad) cuando los procesos cuya acumulación sobrevenida se
pretenda «fueren promovidos por el mismo demandante o por demandado
reconviniente, solo o en litisconsorcio» (art. 78.3 LEC) (SAP Zamora 1.ª 30.12.05,
AAP Madrid 14.ª 5.6.07).

Artículo 79. Proceso en el que se ha de pedir o acordar de oficio la acumu-


lación
1. La acumulación de procesos se solicitará siempre al Tribunal que conozca
del proceso más antiguo, al que se acumularán los más modernos. De incum-
plirse este requisito, el Secretario judicial dictará decreto inadmitiendo la soli-
citud.
Corresponderá, según lo dispuesto en el art. 75, al Tribunal que conozca del
proceso más antiguo, ordenar de oficio la acumulación.
2. La antigüedad se determinará por la fecha de la presentación de la
demanda, debiendo presentarse con la solicitud de acumulación el documento
que acredite dicha fecha.
Si las demandas se hubiesen presentado el mismo día, se considerará más
antiguo el proceso que se hubiera repartido primero.
Si, por pender ante distintos Tribunales o por cualquiera otra causa, no fuera
posible determinar cuál de las demandas fue repartida en primer lugar, la soli-
citud podrá pedirse en cualquiera de los procesos cuya acumulación se pretende.

201
Artículo 79 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
La competencia funcional para decretar la acumulación de autos varía en
función de cuál sea la modalidad procedimental en la que nos encontremos.
a) Si todos los procedimientos civiles susceptibles de acumulación penden
ante un mismo órgano judicial, será éste, claro está, el órgano funcionalmente
competente para acordarla de oficio, o para conocer de la correspondiente soli-
citud de parte –la cual, sin embargo, deberá ser necesariamente deducida en los
autos cuya tramitación haya comenzado antes, es decir, en el marco del proceso
civil más antiguo, al que, en su caso, se acumularán los restantes procesos– (art.
79.1.I LEC).
Pero, si los procedimientos que se pretenden acumular penden ante diferen-
tes órganos judiciales, la competencia judicial para acordar la acumulación,
tanto de oficio como a instancia de parte, corresponderá entonces «al Tribunal
que conozca del proceso más antiguo» (art. 79.1 LEC), al que se acumularán los
restantes (v. SAP Barcelona 17.ª 20.1.04, AAP Madrid 21.ª 26.4.05). De hecho,
en la acumulación a instancia de parte, ésta tendrá que dirigir su solicitud, pre-
cisamente, a dicho Tribunal que esté conociendo del proceso más antiguo; pues,
de no ser así, el Secretario dictará decreto inadmitiendo la solicitud (art. 79.1.I
LEC)
La antigüedad del procedimiento «se determinará por la fecha de la presen-
tación de la demanda, debiendo presentarse con la solicitud de acumulación el
documento que acredite dicha fecha» y «si las demandas se hubiesen presentado
el mismo día, se considerará más antiguo el proceso que se hubiera repartido
primero», y si tampoco fuera posible determinar este dato (bien por cualquier
causa que impida conocerlo, o bien porque los procedimientos penden ante
diferentes órganos judiciales), «la solicitud podrá pedirse en cualquiera de los
procesos cuya acumulación se pretende» (art. 79.2 LEC).
b) Como excepción a la anterior regla general, en los casos en que la acu-
mulación de autos se produzca a un proceso universal, de índole concursal o
sucesoria, conocerá de la acumulación «el Tribunal que conozca del proceso
universal», con independencia de cuál su antigüedad en relación con los res-
tantes procedimientos singulares cuya acumulación a aquél se solicite (art. 98.2
LEC).
c) Por último, y para el caso en que los procesos susceptibles de acumulación
se encuentren pendientes ante varios órganos judiciales, si se produjese un con-
flicto porque alguno de ellos no acceda al requerimiento de acumulación for-
mulado por otro órgano judicial, o porque un mismo órgano recibiese más de
un requerimiento de este tipo sobre un mismo asunto, la competencia funcional
para solventar tales controversias corresponderá al órgano superior jerárquico a
todos los implicados en el conflicto (arts. 93.2 y 96.2 LEC).

202
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 80

Artículo 80. Acumulación de procesos en el juicio verbal


En los juicios verbales, la acumulación de procesos que estén pendientes ante
el mismo Tribunal se regulará por las normas de la Sección siguiente.
Véase arts. 81 y ss. y 438 LEC

SECCIÓN 2.ª
De la acumulación de procesos pendientes ante un mismo Tribunal

Artículo 81. Solicitud de la acumulación de procesos


Cuando los procesos se sigan ante el mismo Tribunal, la acumulación se soli-
citará por escrito, en el que se señalarán con claridad los procesos cuya acumu-
lación se pide y el estado procesal en que se encuentran, exponiéndose asimismo
las razones que justifican la acumulación.
La solicitud de acumulación de procesos no suspenderá el curso de los que
se pretenda acumular, a salvo de lo establecido en el art. 88.2, aunque el Tribunal
deberá abstenerse de dictar sentencia en cualquiera de ellos hasta que decida
sobre la procedencia de la acumulación.

Artículo 82. Desestimación inicial de la solicitud de acumulación de proce-


sos
El Tribunal por medio de auto rechazará la solicitud de acumulación cuando
no contenga los datos exigidos en el artículo anterior o cuando, según lo que
consigne dicha solicitud, la acumulación no fuere procedente por razón de la
clase y tipo de los procesos, de su estado procesal y demás requisitos procesales
establecidos en los artículos anteriores.

Artículo 83. Sustanciación y decisión del incidente de acumulación de pro-


cesos. Recursos
1. Solicitada en forma la acumulación de procesos, el Secretario judicial dará
traslado a las demás partes personadas y a todos los que sean parte en cualquiera
de los procesos cuya acumulación se pretende, aunque no lo sean en aquél en
el que se ha solicitado, a fin de que, en el plazo común de diez días, formulen
alegaciones acerca de la acumulación.
2. Transcurrido dicho plazo, o recibidas las alegaciones, cuando todas las
partes del incidente estuvieren conformes con la solicitud de acumulación, el
Tribunal, si entendiere que concurren los presupuestos necesarios, acordará la
acumulación, dentro de los cinco días siguientes.
3. Cuando entre las partes no exista acuerdo, o cuando ninguna de ellas
formule alegaciones, el Tribunal resolverá lo que estime procedente, otorgando
o denegando la acumulación solicitada.

203
Artículo 84 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4. Cuando la acumulación fuera promovida de oficio, el Tribunal dará


audiencia por un plazo común de diez días a todos los que sean parte en los
procesos de cuya acumulación se trate, a fin de que formulen alegaciones.
5. Contra el auto que decida sobre la acumulación solicitada no cabrá otro
recurso que el de reposición.

Artículo 84. Efectos del auto que otorga la acumulación


1. Aceptada la acumulación, el Tribunal ordenará que los procesos más
modernos se unan a los más antiguos, para que continúen sustanciándose en el
mismo procedimiento o por los mismos trámites y se decidan en una misma sen-
tencia.
2. Si los procesos acumulados no estuvieran en la misma fase dentro de la
primera instancia, el Secretario judicial acordará la suspensión del que estuviera
más avanzado, hasta que los otros se hallen en el mismo estado, debiendo estarse,
en su caso, a lo dispuesto en el art. 77.1, párrafo segundo.

Artículo 85. Efectos del auto que deniega la acumulación


1. Denegada la acumulación, los juicios se sustanciarán separadamente.
2. El auto que deniegue la acumulación condenará a la parte que la hubiera
promovido al pago de las costas del incidente.

SECCIÓN 3.ª
De la acumulación de procesos pendientes ante distintos tribunales

Artículo 86. Normas aplicables


La acumulación de procesos que pendan ante distintos tribunales se regirá
por las normas de las anteriores secciones de este capítulo, con las especialidades
que se indican en los artículos siguientes.

Artículo 87. Solicitud de acumulación de procesos


Además de lo previsto en el art. 81, en el escrito en que se solicite la acu-
mulación de procesos se deberá indicar el Tribunal ante el que penden los otros
procesos, cuya acumulación se pretende.

Artículo 88. Efecto no suspensivo de la solicitud o del inicio de actuaciones


de oficio para la acumulación de procesos
1. La solicitud o inicio de actuaciones de oficio para la acumulación de pro-
cesos no suspenderá el curso de los procesos afectados, salvo desde el momento
en que alguno de ellos quede pendiente sólo de sentencia. En tal caso se sus-
penderá el plazo para dictarla.

204
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 89

2. No obstante lo anterior, el Tribunal podrá acordar la suspensión del acto


del juicio o de la vista a fin de evitar que la celebración de dichos actos pueda
afectar al resultado y desarrollo de las pruebas a practicar en los demás procesos.
3. Tan pronto como se pida la acumulación el Secretario judicial dará noticia
de este hecho, por el medio más rápido, al otro Tribunal, a fin de que se abstenga
en todo caso de dictar sentencia o pueda decidir sobre la suspensión prevista en
el apartado anterior, hasta tanto se decida definitivamente sobre la acumulación
pretendida.
4. El Secretario judicial dará traslado a las demás partes personadas de la
solicitud de acumulación para que, en el plazo común de diez días, formulen
alegaciones sobre la procedencia de la acumulación, y tras ello resolverá el Tri-
bunal en el plazo de cinco días y según lo dispuesto en el art. 83 de esta ley.
Cuando la acumulación se deniegue, se comunicará por el Secretario judicial al
otro Tribunal, que podrá dictar sentencia o, en su caso, proceder a la celebración
del juicio o vista.

Artículo 89. Contenido del auto que declara procedente la acumulación de


procesos
Cuando el Tribunal estime procedente la acumulación, mandará en el mismo
auto dirigir oficio al que conozca del otro pleito, requiriendo la acumulación y
la remisión de los correspondientes procesos.
A este oficio acompañará testimonio de los antecedentes que el mismo Tri-
bunal determine y que sean bastantes para dar a conocer la causa por la que se
pretende la acumulación y las alegaciones que, en su caso, hayan formulado las
partes distintas del solicitante de la acumulación.

Artículo 90. Recepción del requerimiento de acumulación por el Tribunal


requerido y vista a los litigantes
1. Recibidos el oficio y el testimonio por el Tribunal requerido el Secretario
judicial dará traslado de ellos a los litigantes que ante el Tribunal hayan compa-
recido.
2. Si alguno de los personados ante el Tribunal requerido no lo estuviera en
el proceso ante el Tribunal requirente, dispondrá de un plazo de cinco días para
instruirse del oficio y del testimonio en la Oficina judicial, y para presentar
escrito manifestando lo que convenga a su derecho sobre la acumulación.

Artículo 91. Resolución sobre el requerimiento de acumulación


1. Transcurrido, en su caso, el plazo de cinco días a que se refiere el artículo
anterior, el Tribunal dictará auto aceptando o denegando el requerimiento de
acumulación.

205
Artículo 92 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Si ninguna de las partes personadas ante el Tribunal requerido se opusiere


a la acumulación o si no alegaren datos o argumentos distintos de los alegados
ante el Tribunal requirente, el Tribunal requerido se abstendrá de impugnar los
fundamentos del auto requiriendo la acumulación relativos a la concurrencia de
los requisitos establecidos en los arts. 76 y 77, y sólo podrá fundar su negativa
al requerimiento en que la acumulación debe hacerse a los procesos pendientes
ante el Tribunal requerido.

Artículo 92. Efectos de la aceptación de la acumulación por el Tribunal


requerido
1. Aceptado el requerimiento de acumulación, el Secretario judicial lo noti-
ficará de inmediato a quienes fueren partes en el proceso seguido ante el Tribunal
requerido, para que en el plazo de diez días puedan personarse ante el Tribunal
requirente, al que remitirá los autos, para que, en su caso, sigan su curso ante
él.
2. Acordada la acumulación de procesos, el Secretario acordará la suspen-
sión del curso del proceso más avanzado hasta que el otro llegue al mismo estado
procesal, momento en que se efectuará la acumulación.

Artículo 93. Efectos de la no aceptación de la acumulación de procesos por


el Tribunal requerido
1. Cuando, conforme a lo previsto en el apartado 2 del art. 91, el Tribunal
requerido no aceptare el requerimiento de acumulación por estimarla improce-
dente o por creer que la acumulación debe hacerse a los que pendan ante él, lo
comunicará al Tribunal requirente y ambos deferirán la decisión al Tribunal
competente para dirimir la discrepancia.
2. Será competente para dirimir las discrepancias en materia de acumulación
de procesos el Tribunal inmediato superior común a requirente y requerido.

Artículo 94. Sustanciación de la discrepancia ante el Tribunal competente


1. A los efectos previstos en el artículo anterior, tanto el Tribunal requirente
como el requerido remitirán a la mayor brevedad posible al Tribunal competente
testimonio de lo que, para poder resolver la discrepancia sobre la acumulación,
obre en sus respectivos tribunales.
2. El Tribunal requirente y el requerido emplazarán a las partes para que
puedan comparecer en el plazo improrrogable de cinco días ante el Tribunal
competente y alegar por escrito lo que consideren que conviene a su derecho.

Artículo 95. Decisión de la discrepancia


1. El Tribunal competente decidirá por medio de auto, en el plazo de veinte
días, a la vista de los antecedentes que consten en los autos y de las alegaciones

206
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 96

escritas de las partes, si se hubieran presentado. Contra el auto que se dicte no


se dará recurso alguno.
2. Si se acordare la acumulación de procesos, se ordenará lo establecido en
el art. 92 de esta ley. Si se denegare, los procesos deberán seguir su curso por
separado, alzándose, en su caso, por el Secretario judicial la suspensión acor-
dada.

Artículo 96. Acumulación de más de dos procesos. Requerimientos múltiples


de acumulación
1. Lo dispuesto en este capítulo será aplicable para el caso de que sean más
de dos los juicios cuya acumulación se pida.
2. Cuando un mismo Tribunal fuera requerido de acumulación respecto de
dos o más procedimientos seguidos en distintos Juzgados o Tribunales, por el
Secretario judicial se remitirán los autos al superior común a todos ellos y lo
comunicará a todos los requirentes para que se difiera la decisión a dicho supe-
rior. En este caso, se estará a lo dispuesto en los dos artículos anteriores.

Artículo 97. Prohibición de un segundo incidente de acumulación


1. Suscitado incidente de acumulación de procesos en un proceso, no se
admitirá solicitud de acumulación de otro juicio ulterior si quien la pidiera
hubiese sido el iniciador del juicio que intentara acumular.
2. El Secretario judicial rechazará mediante decreto dictado al efecto la soli-
citud formulada. Si, a pesar de la anterior prohibición, se sustanciase el nuevo
incidente, tan pronto como conste el hecho el Tribunal declarará la nulidad de
lo actuado a causa de la solicitud, con imposición de las costas al que la hubiere
presentado.

SECCIÓN 4.ª
De la acumulación de procesos singulares a procesos universales

Artículo 98. Casos en que corresponde la acumulación de procesos singu-


lares a un proceso universal
1. La acumulación de procesos también se decretará:
1.º Cuando esté pendiente un proceso concursal al que se halle sujeto el
caudal contra el que se haya formulado o formule cualquier demanda. En estos
casos, se procederá conforme a lo previsto en la legislación concursal.
2.º Cuando se esté siguiendo un proceso sucesorio al que se halle sujeto el
caudal contra el que se haya formulado o se formule una acción relativa a dicho
caudal.
Se exceptúan de la acumulación a que se refiere este número los procesos
de ejecución en que sólo se persigan bienes hipotecados o pignorados, que en

207
Artículo 98 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ningún caso se incorporarán al proceso sucesorio, cualquiera que sea la fecha


de iniciación de la ejecución.
2. En los casos previstos en el apartado anterior, la acumulación debe soli-
citarse ante el Tribunal que conozca del proceso universal, y hacerse siempre,
con independencia de cuáles sean más antiguos, al proceso universal.
3. La acumulación de procesos, cuando proceda, se regirá, en este caso, por
las normas de este capítulo, con las especialidades establecidas en la legislación
especial sobre procesos concursales y sucesorios.

COMENTARIOS
1. La presente norma se refiere el régimen de la acumulación de autos cuando
alguno de los pleitos a acumular sea un «proceso universal», en contraposición
a la acumulación entre «procesos singulares».
Por proceso o juicio universal viene entendiendo la doctrina aquel proceso
civil que tiene por objeto determinar el destino de la totalidad de los bienes
patrimoniales de una persona (de una universitas patrimonial), en contraposición
con los procesos o juicios singulares, que únicamente tienen por objeto litigioso
alguno o algunos de los referidos bienes. Los exponentes típicos de procesos
universales son los juicios concursales, donde se dispone de los bienes de la
totalidad de una persona que no puede hacer frente a sus obligaciones econó-
micas, y los juicios sucesorios, cuyo objeto es también el de disponer de los
bienes dejados por una persona fallecida. Los primeros se regulan en la vigente
LC. Los segundos están contemplados en la nueva LEC, como procesos espe-
ciales, bajo la denominación de «la división de la herencia» (arts. 782 a 789).
2. El art. 98 LEC acomete el régimen jurídico de la acumulación de autos en
que se halle involucrado algún proceso de carácter universal bajo las siguientes
premisas:
1.ª La acumulación en estos casos se encuentra sometida a un único presu-
puesto material, que no es otro que el de la necesidad de que el proceso singular
susceptible de ser acumulado tenga como objeto litigioso alguno de los bienes
que constituyan el caudal económico o patrimonial del proceso sucesorio o del
proceso concursal (art. 98.1 LEC).
2.ª Por lo que respecta a los procesos concursales, debe tenerse en cuenta lo
establecido en el art. 51 LC.
3.ª En el caso particular de los procesos universales sucesorios, como excep-
ción no se acumularán al mismo los procesos de ejecución en que sólo se per-
sigan bienes hipotecados o pignorados, que en ningún caso se incorporarán al
proceso sucesorio, cualquiera que sea la fecha de iniciación de la ejecución (art.
98.1.2.º.II LEC).

208
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 99

4.ª La más trascendental innovación que introduce la LEC es la de no pre-


juzgar la naturaleza del proceso singular susceptible de acumulación (extremo
éste cuya determinación había traído a mal traer a la jurisprudencia anterior a
la LEC –STS 1.ª 5.2.97, 7.3.97, 4.12.97, 30.12.97, SSAP Madrid 11.1.95, AAAP
Navarra 10.10.94, Zaragoza 8.7.95 y 17.1.96, Alicante 4.ª 22.7.96, Zamora
9.10.97, Madrid 21.ª 18.3.98–) que, ante el silencio de la vigente Ley, ya no
tiene por qué ser únicamente un juicio ejecutivo o un proceso de ejecución, en
el sentido del art. 1173.3.ª LEC, sino que puede ser cualquier proceso declara-
tivo, ordinario o especial, o cualquier proceso de ejecución.
5.ª De la solicitud de acumulación en estos casos conocerá el órgano judicial
ante quien se esté tramitando el juicio universal, con independencia de cuales-
quiera otras consideraciones, incluidas las relativas a la antigüedad de los pro-
cedimientos implicados en el sentido del art. 79 LEC, que aquí no operan (art.
98.2 LEC) (v. AAP Madrid 25.ª 15.4.05).
6.ª De forma coherente con la anterior disposición, la acumulación de autos
que pueda decretarse lo será siempre en favor del proceso universal, al que
deberán unirse el resto de los procedimientos de carácter singular que resulten
afectados por el auto que acceda a la acumulación (art. 98.2 LEC).
7.ª Finalmente, y en lo que atañe al procedimiento, el art. 98.3 LEC ordena
que se sigan los trámites previstos en sus arts. 74 y ss., «con las especialidades
establecidas en la legislación especial sobre procesos concursales y sucesorios».

TÍTULO IV
De la abstención y la recusación

CAPÍTULO I
De la abstención y recusación: disposiciones generales

Artículo 99. Ámbito de aplicación de la Ley y principio de legalidad


1. En el proceso civil, la abstención y la recusación de Jueces, Magistrados,
así como la de los miembros del Ministerio Fiscal, los Secretarios Judiciales, los
peritos y el personal al servicio de la Administración de Justicia, se regirán por
lo dispuesto en este Título.
2. La abstención y, en su caso, la recusación de los indicados en el apartado
anterior sólo procederán cuando concurra alguna de las causas señaladas en la
Ley Orgánica del Poder Judicial para la abstención y recusación de Jueces y
Magistrados.
Véase arts. 217–228 LOPJ

209
Artículo 99 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. La abstención y la recusación constituyen dos instrumentos procesales
tendentes a salvaguardar la imparcialidad de los órganos judiciales con respecto
a las partes intervinientes en un determinado proceso (vgr. SSTC 157/1993, de
6 de mayo, 60/1995, de 17 de marzo, 7/1997, de 14 de enero, 64/1997, de 7
de abril), así como también la de los demás funcionarios que forman parte de la
Oficina Judicial (los Secretarios Judiciales y demás Funcionarios al Servicio de
la Administración de Justicia), y la de los peritos que presten sus servicios en el
ramo probatorio del proceso jurisdiccional. Del Ministerio Fiscal, en cambio, la
Ley únicamente prevé su abstención, nunca su recusación, quizás porque no es
la persona de un Fiscal quien interviene en el proceso, sino la institución del
Ministerio Fiscal (v. art. 28 EOMF).
A través del primero de los referidos instrumentos procesales, cualquiera de
los indicados funcionarios y personas en quienes concurra alguno de las causas
legales de abstención y recusación previstas en la Ley, podrá, de oficio o motu
proprio, abstenerse de continuar interviniendo en el proceso de que se trate. Por
medio del segundo, en cambio, será alguna de las partes procesales (o el Minis-
terio Fiscal en los procesos en los que intervenga) quien solicite que el funcio-
nario o la persona en cuestión, afectada por alguna causa legal de abstención y
recusación, sea apartada del proceso, sin posibilidad de que vuelva a intervenir
en el mismo en lo que reste de su tramitación.
Los presupuestos y la finalidad perseguida por ambos institutos son, pues,
análogos. La esencial diferencia entre ellos radica tan sólo en el procedimiento
para encauzar una y otra, así como en la naturaleza imperativa o de orden
público de la abstención (que hace que la misma constituya un deber u obliga-
ción ejercitable de oficio o motu proprio –v. arts. 217 LOPJ y 100.1 LEC–), con-
traria al carácter puramente dispositivo de la recusación (que determina que sean
únicamente las partes procesales quienes ostenten el derecho a promoverla). De
ahí que la no abstención, cuando el funcionario de que se trate deba promoverla
legalmente, o la abstención infundada o injustificada, se configuren, respecti-
vamente, como una falta disciplinaria muy grave y grave por la LOPJ (arts. 417.8
y 418.15, con respecto a Jueces y Magistrados). Y de ahí también que el pro-
mover la recusación constituya un derecho fundamental de las partes procesales,
alojado en el seno del derecho a un proceso con todas las garantías consagrado
en el art. 24.2 CE (vgr. SSTC 282/1993, de 27 de septiembre, 137/1994, de 9 de
mayo).
2. En el proceso civil son causas de abstención y de recusación todas las
enunciadas en el art. 219 LOPJ, excepto la relativa al hecho de haber actuado
el Juez «instructor de la causa penal», recogida en el primer inciso de su apartado
11.º.

210
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 100

JURISPRUDENCIA
«3. Por lo que se refiere al motivo invocado por el recurrente sobre la lesión de su
derecho a un Juez imparcial, como integrante del derecho fundamental a un proceso
público con todas las garantías (art. 24.2 CE), es necesario subrayar que, según doctrina
de este Tribunal, la imparcialidad judicial se encuentra dirigida, en efecto, a asegurar que
la pretensión sea decidida por un tercero ajeno a las partes y a los intereses en litigio y
que se someta exclusivamente al Ordenamiento jurídico como criterio de juicio. Esta
sujeción estricta a la Ley supone que la libertad de criterio en que estriba la independencia
judicial no sea orientada a priori por simpatías o antipatías personales o ideológicas, por
convicciones e incluso por prejuicios o, lo que es lo mismo, por motivos ajenos a la
aplicación del Derecho. En definitiva, la obligación de ser ajeno al litigio puede resumirse
en dos reglas: primera, que el Juez no puede asumir procesalmente funciones de parte;
segunda, que no puede realizar actos ni mantener con las partes relaciones jurídicas o
conexiones de hecho que puedan poner de manifiesto o exteriorizar una previa toma de
posición anímica a su favor o en contra (STC 5/2004, de 16 de enero, FJ 2). Ahora bien,
según la misma doctrina, aun cuando es cierto que en este ámbito las apariencias son
muy importantes, porque lo que está en juego es la confianza que en una sociedad
democrática los Tribunales deben inspirar a los ciudadanos, no basta con que tales dudas
o sospechas sobre su imparcialidad surjan en la mente de quien recusa, sino que es
preciso determinar caso a caso si las mismas alcanzan una consistencia tal que permitan
afirmar que se hallan objetiva y legítimamente justificadas (SSTC 69/2001, de 17 de
marzo, FFJJ 14 y 16; 140/2004, de 13 de septiembre, FJ 4). Por ello la imparcialidad del
Juez ha de presumirse y las sospechas sobre su idoneidad han de ser probadas (SSTC
170/1993, de 27 de mayo, FJ 3; 162/1999, de 27 de septiembre, FJ 5) y han de fundarse
en causas tasadas e interpretadas restrictivamente sin posibilidad de aplicaciones exten-
sivas o analógicas. En distinto plano hemos afirmado también que, en razón a la subsi-
diariedad del recurso de amparo, no puede alegarse en esta vía la vulneración del dere-
cho al Juez imparcial sin haberse planteado en tiempo ante los órganos de la jurisdicción
ordinaria la recusación del Juez o Magistrado cuya imparcialidad se cuestiona, de forma
que no cabe apreciar la lesión del derecho invocado cuando el recurrente tuvo ocasión
de ejercer su derecho a recusar y no recusó (SSTC 140/2004, de 13 de septiembre, FJ
4; 28/2007, de 12 de febrero, FJ 3)» (STC 60/2008, de 26 de mayo).

Artículo 100. Deber de abstención


1. El Juez o Magistrado en quien concurra alguna de las causas establecidas
legalmente se abstendrá del conocimiento del asunto sin esperar a que se le
recuse.
2. El mismo deber tendrán el Secretario judicial y los funcionarios del Cuerpo
de Gestión Procesal y Administrativa, del Cuerpo de Tramitación Procesal y
Administrativa o del Cuerpo de Auxilio Judicial, el miembro del Ministerio Fiscal
o el perito designado por el Tribunal en quienes concurra alguna de las causas
que señala la ley.
Véase el comentario al art. 99 LEC

211
Artículo 101 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 101. Legitimación activa para recusar


En los asuntos civiles únicamente podrán recusar las partes. El Ministerio
Fiscal también podrá recusar, siempre que se trate de un proceso en el que, por
la naturaleza de los derechos en conflicto, pueda o deba intervenir.
Véase el comentario al art. 99 LEC

JURISPRUDENCIA
«como ya se indicó en el ATC 265/1988, «las instituciones de la abstención y la
recusación son garantías de la imparcialidad e independencia de los jueces y en cuanto
tales pueden considerarse implícitamente incluidas en el derecho fundamental a ser juz-
gado sin sufrir indefensión (art. 24.1 CE)», que (incluso en su enunciado en el art. 14.1
del PDCP, también invocado en la demanda) hay que entender referido «a las personas
en cuanto éstas sean partes en sentido técnico procesal, pues ellas y no quienes los
representan y asisten en juicio son los titulares del derecho a la tutela judicial, a las
garantías procesales, al Juez independiente e imparcial y a lo no indefensión (...). El
Letrado ni es parte ni es justiciable, sino asesor técnico de quien es una y otra cosa, y en
consecuencia el legislador no incumple ni viola ningún mandato constitucional al no
reconocerle el derecho a recusar». Y en el reciente ATC 117/1997 (recaído en un recurso
de amparo interpuesto bajo la asistencia técnica del actual demandante de amparo, en
relación con la misma problemática) se añade que: «En la hipótesis, que aquí no ha sido
demostrada, de que existiera aquella manifiesta enemistad, la solución acorde con las
garantías del art. 24 CE no consiste en que el juez se aparte del proceso, sino en que el
justiciable decida si le conviene mantener el defensor que había elegido. La imparcialidad
lo es respecto de quien solicita la tutela judicial y no en relación con quienes, colabo-
rando con la justicia, representan y defienden a los justiciables». Así pues, es claro que
la falta de previsión legal, como motivo de recusación, de la enemistad manifiesta de los
Jueces y Magistrados con los Letrados de las partes que intervengan en el pleito o causa
no supone lesión alguna del derecho fundamental a la imparcialidad del juez, que sólo
asiste al justiciable; ni lesiona el derecho a la tutela judicial efectiva del Abogado «en el
ejercicio de sus derechos e intereses legítimos» (art. 24.1 CE), ya que no es el Letrado
quien demanda dicha tutela, ni le asiste un derecho o interés legítimo para cuestionar la
imparcialidad del juez por motivos relacionados con su persona; ni representa ninguna
desigualdad de trato contraria al art. 14 CE respecto de la parte a la que defiende, pues,
por lo dicho, posee una justificación objetiva y razonable» (ATC 204/1998, de 29 de
septiembre).

CAPÍTULO II
De la abstención de jueces, magistrados, secretarios judiciales, fiscales y del
personal al servicio de los tribunales civiles

Artículo 102. Abstención de Jueces y Magistrados


1. La abstención del Magistrado o Juez se comunicará, respectivamente, a la
Sección o Sala de la que forme parte o al Tribunal al que corresponda la com-
petencia funcional para conocer de recursos contra las sentencias, que resolverá

212
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 103

en el plazo de diez días. La comunicación de la abstención se hará por escrito


razonado tan pronto como sea advertida la causa que la motive.
2. La abstención del Juez o Magistrado suspenderá el curso del proceso en
tanto no se resuelva sobre ella, suspensión que será acordada por el Secretario
judicial.
3. Si el Tribunal a que se refiere el apartado 1 de este artículo no estimare
justificada la abstención, ordenará al Juez o Magistrado que continúe el cono-
cimiento del asunto, sin perjuicio del derecho de las partes a hacer valer la recu-
sación. Recibida la orden, el Secretario judicial dictará diligencia de ordenación
poniendo fin a la suspensión del proceso.
4. Si se estimare justificada la abstención por el Tribunal competente según
el apartado 1, el abstenido dictará auto apartándose definitivamente del asunto
y ordenando remitir las actuaciones al que deba sustituirle. Cuando el que se
abstenga forme parte de un Tribunal colegiado, el auto, que no será susceptible
de recurso alguno, lo dictará la Sala o Sección a que pertenezca el que se abs-
tenga.
En ambos casos, la suspensión del proceso terminará, respectivamente,
cuando el sustituto reciba las actuaciones o se integre en la Sala o Sección a que
pertenecía el abstenido.
5. La abstención y la sustitución del Juez o Magistrado que se ha abstenido
serán comunicadas a las partes, incluyendo el nombre del sustituto.
Véase el comentario al art. 99 LEC

Artículo 103. Abstención de los Secretarios Judiciales


La abstención de los Secretarios Judiciales se regirá por las normas estable-
cidas en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Véase art. 446 LOPJ

Artículo 104. Abstención de los funcionarios pertenecientes a los Cuerpos


de Gestión Procesal y Administrativa, Tramitación Procesal y Administrativa y
Auxilio Judicial
1. La abstención de los funcionarios pertenecientes a los Cuerpos de Gestión
Procesal y Administrativa, Tramitación Procesal y Administrativa, y Auxilio Judi-
cial se comunicará por escrito motivado a quien sea competente para dictar la
resolución que ponga término al pleito o causa en la respectiva instancia, que
decidirá sobre su procedencia.
2. En caso de ser estimada la abstención, el funcionario en quien concurra
causa legal será reemplazado en el proceso por quien legalmente deba sustituirle.
De ser desestimada, habrá de continuar actuando en el asunto.
Véase art. 449 LOPJ

213
Artículo 105 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 105. Abstención de los peritos


1. El perito designado por el Juez, Sección o Sala que conozca del asunto o,
en su caso, por el Secretario judicial, deberá abstenerse si concurre alguna de
las causas legalmente previstas. La abstención podrá ser oral o escrita, siempre
que esté debidamente justificada.
2. Si la causa de abstención existe al tiempo de ser designado, el perito no
aceptará el cargo, y será sustituido en el acto por el perito suplente, cuando éste
hubiere sido designado. Si el perito suplente también se negare a aceptar el
cargo, por concurrir en él la misma u otra causa de abstención, se aplicará lo
dispuesto en el apartado 2 del art. 342 de esta ley. Si la causa es conocida o se
produce después de la aceptación del cargo de perito, la abstención se decidirá,
previa audiencia de las partes, por quien haya realizado la designación. Contra
la resolución que se dicte no se dará recurso alguno.

COMENTARIOS
La abstención de los peritos se regirá por lo dispuesto en el art. 105 LEC, el
cual únicamente resulta aplicable a aquellos peritos que, de conformidad con
lo dispuesto en los arts. 339 LEC, deban ser designados por la autoridad judicial
o, en su caso, por el Secretario Judicial; porque son solamente dichos específicos
peritos los que, en verdad, pueden abstenerse y ser recusados. No podrán abs-
tenerse, pues, ni tampoco ser recusados, los peritos que intervengan en el pro-
ceso por haber sido designados unilateralmente por alguna de las partes con-
tendientes en el mismo, de acuerdo con lo establecido en los arts. 336 y 337
LEC, quienes, sin embargo, si podrán ser objeto de tacha según el art. 343 LEC.
El citado art. 105 LEC establece que los peritos podrán abstenerse por las
causas legalmente previstas, las cuales, ante la ausencia de indicaciones explí-
citas, deberán ser, no aquellas que el art. 343 LEC contempla como «tachas»,
sino las que los arts. 219 y 220 LOPJ configuran como causas generales de abs-
tención y recusación de Jueces y Magistrados, en la medida en que resulten
aplicables a los peritos.

Artículo 106. Abstención de los miembros del Ministerio Fiscal


La abstención de los miembros del Ministerio Fiscal se regirá por las normas
establecidas en su Estatuto Orgánico.
Véase art. 28 EOMF

214
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 107

CAPÍTULO III
De la recusación de jueces y magistrados

Artículo 107. Tiempo y forma de proponer la recusación


1. La recusación deberá proponerse tan pronto como se tenga conocimiento
de la causa en que se funde, pues, en otro caso, no se admitirá a trámite. Con-
cretamente, se inadmitirán las recusaciones:
1.º Cuando no se propongan en el plazo de diez días desde la notificación
de la primera resolución por la que se conozca la identidad del Juez o Magistrado
a recusar, si el conocimiento de la concurrencia de la causa de recusación fuese
anterior a aquél.
2.º Cuando se propusieren, pendiente ya un proceso, si la causa de recusa-
ción se conociese con anterioridad al momento procesal en que la recusación se
proponga.
2. La recusación se propondrá por escrito que deberá expresar concreta y
claramente la causa legal y los motivos en que se funde, acompañando un prin-
cipio de prueba sobre los mismos. Este escrito estará firmado por el abogado y
por procurador si intervinieran en el pleito, y por el recusante, o por alguien a
su ruego, si no supiera firmar. En todo caso, el procurador deberá acompañar
poder especial para la recusación de que se trate. Si no intervinieren procurador
y abogado, el recusante habrá de ratificar la recusación ante el Secretario del
Tribunal de que se trate.
3. Formulada la recusación, se dará traslado a las demás partes del proceso
para que, en el plazo común de tres días, manifiesten si se adhieren o se oponen
a la causa de recusación propuesta o si, en aquel momento, conocen alguna otra
causa de recusación. La parte que no proponga recusación en dicho plazo, no
podrá hacerlo con posterioridad, salvo que acredite cumplidamente que, en
aquel momento, no conocía la nueva causa de recusación.
4. En el día hábil siguiente a la finalización del plazo previsto en el apartado
anterior, el recusado habrá de pronunciarse sobre si admite o no la causa o cau-
sas de recusación formuladas.

Artículo 108. Competencia para instruir los incidentes de recusación


1. Instruirán los incidentes de recusación:
1.º Cuando el recusado sea el Presidente o un Magistrado del Tribunal
Supremo o de un Tribunal Superior de Justicia, un Magistrado de la Sala a la que
pertenezca el recusado, designado en virtud de un turno establecido por orden
de antigüedad.
2.º Cuando el recusado sea un Presidente de Audiencia Provincial, un Magis-
trado de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia correspon-
diente, designado en virtud de un turno establecido por orden de antigüedad.

215
Artículo 109 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3.º Cuando el recusado sea un Magistrado de una Audiencia, un Magistrado


de esa misma Audiencia, designado en virtud de un turno establecido por orden
de antigüedad, siempre que no pertenezca a la misma Sección que el recusado.
4.º Cuando se recusare a todos los Magistrados de una Sala de Justicia, un
Magistrado de los que integren el Tribunal correspondiente, designado en virtud
de un turno establecido por orden de antigüedad, siempre que no estuviere
afectado por la recusación.
5.º Cuando el recusado sea un Juez o Magistrado titular de un órgano uni-
personal, un Magistrado de la Audiencia Provincial, designado en virtud de un
turno establecido por orden de antigüedad.
6.º Cuando el recusado fuere un Juez de Paz, el Juez de Primera Instancia
del partido correspondiente o, si hubiere varios Juzgados de Primera Instancia,
el designado en virtud de un turno establecido por orden de antigüedad.
La antigüedad se regirá por el orden de escalafón en la carrera judicial.
2. En los casos en que no fuere posible cumplir lo prevenido en el apartado
anterior, la Sala de Gobierno del Tribunal correspondiente designará al instruc-
tor, procurando que sea de mayor categoría o, al menos, de mayor antigüedad
que el recusado o recusados.

Artículo 109. Sustanciación del incidente de recusación y efectos de éste en


el asunto principal
1. Dentro del mismo día en que finalice el plazo a que se refiere el apartado
3 del art. 107, o en el siguiente día hábil, el Secretario judicial pasará el pleito o
causa al conocimiento del sustituto, debiendo remitirse al Tribunal al que corres-
ponda instruir el incidente el escrito y los documentos de la recusación.
También deberá acompañarse un informe del recusado relativo a si admite
o no la causa de recusación.
2. No se admitirán a trámite las recusaciones en las que no se expresaren los
motivos en que se funden, o a las que no se acompañen los documentos a que
se refiere el apartado 2 del art. 107.
3. Si el recusado aceptare como cierta la causa de recusación, se resolverá
el incidente sin más trámites. En caso contrario, el instructor, si admitiere a trá-
mite la recusación propuesta, ordenará la práctica, en el plazo de diez días, de
la prueba solicitada que sea pertinente y la que estime necesaria y, acto seguido,
remitirá lo actuado al Tribunal competente para decidir el incidente.
Recibidas las actuaciones por el Tribunal competente para decidir la recu-
sación, el Secretario judicial dará traslado de las mismas al Ministerio Fiscal para
informe por plazo de tres días. Transcurrido ese plazo, con o sin informe del
Ministerio Fiscal, se decidirá el incidente dentro de los cinco días siguientes.
Contra dicha resolución no cabrá recurso alguno.

216
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 110

4. La recusación suspenderá el curso del pleito hasta que se decida el inci-


dente de recusación.

Artículo 110. Competencia para decidir el incidente de recusación


Decidirán los incidentes de recusación:
1. La Sala prevista en el art. 61 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuando
el recusado sea el Presidente del Tribunal Supremo, el Presidente de la Sala de
lo Civil o dos o más Magistrados de dicha Sala.
2. La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, cuando se recuse a uno de los
Magistrados que la integran.
3. La Sala a que se refiere el art. 77 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
cuando se hubiera recusado al Presidente del Tribunal Superior de Justicia, al
Presidente de la Sala de lo Civil y Penal de dicho Tribunal Superior, al Presidente
de Audiencia Provincial con sede en la Comunidad Autónoma correspondiente
o a dos o más Magistrados de la Sala Civil y Penal de los Tribunales Superiores
de Justicia o a dos o más Magistrados de una Sección o de una Audiencia Pro-
vincial.
4. La Sala de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia, cuando
se recusara a uno o a varios Magistrados de estos Tribunales. A los efectos seña-
lados en los apartados que anteceden, el recusado no formará parte de la Sala.
5. Cuando el recusado sea Magistrado de una Audiencia Provincial, la
Audiencia Provincial, sin que forme parte de ella el recusado, o, si ésta se com-
pusiere de dos o más Secciones, la Sección en la que no se encuentre integrado
el recusado o la Sección que siga en orden numérico a aquélla de la que el recu-
sado forme parte.
6. Cuando el recusado sea un Juez de Primera Instancia o Juez de lo Mer-
cantil, la Sección de la Audiencia Provincial que conozca de los recursos contra
sus resoluciones, y, si fueren varias, se establecerá un turno comenzando por la
Sección Primera.
7. Cuando el recusado sea un Juez de Paz, resolverá el mismo Juez instructor
del incidente de recusación.

Artículo 111. Especialidades del incidente de recusación en juicios verbales.


Otros casos especiales
1. En los procesos que se sustancien por los cauces del juicio verbal, si el Juez
recusado no aceptare en el acto como cierta la causa de recusación, pasarán las
actuaciones al que corresponda instruir el incidente, quedando entretanto en
suspenso el asunto principal. El Secretario judicial convocará a las partes a pre-
sencia del instructor, dentro de los cinco días siguientes, y, oídas las partes y
practicada la prueba declarada pertinente, el instructor resolverá mediante pro-
videncia en el mismo acto sobre si ha o no lugar a la recusación.

217
Artículo 112 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Para la recusación de Jueces o Magistrados posterior al señalamiento de


vistas, se estará a lo dispuesto en los arts. 190 a 192 de esta Ley.

Artículo 112. Decisión del incidente, costas y multa


1. El auto que desestime la recusación acordará devolver al recusado el
conocimiento del pleito o causa, en el estado en que se hallare y condenará en
las costas al recusante, salvo que concurrieren circunstancias excepcionales que
justifiquen otro pronunciamiento. Cuando la resolución que decida el incidente
declare expresamente la existencia de mala fe en el recusante, se podrá imponer
a éste una multa de 180 a 6.000 euros.
2. El auto que estime la recusación apartará definitivamente al recusado del
conocimiento del pleito o causa. Continuará conociendo de él, hasta su termi-
nación, aquel a quien corresponda sustituirle.

Artículo 113. Notificación del auto y recursos


Contra la decisión del incidente de recusación no se dará recurso alguno, sin
perjuicio de hacer valer, al recurrir contra la resolución que decida el pleito o
causa, la posible nulidad de ésta por concurrir en el Juez o Magistrado que dictó
la resolución recurrida, o que integró la Sala o Sección correspondiente, la causa
de recusación alegada.

CAPÍTULO IV
De la recusación de los secretarios judiciales de los tribunales civiles

Artículo 114. Regulación aplicable


Sin contenido

Artículo 115. Recusación. Competencia para instruir y resolver los inciden-


tes de recusación
1. Serán aplicables a la recusación de los Secretarios las prescripciones que
establece la Ley Orgánica del Poder Judicial para Jueces y Magistrados, con las
siguientes especialidades:
a) Los Secretarios Judiciales no podrán ser recusados durante la práctica de
cualquier diligencia o actuación de qué estuvieren encargados.
b) La pieza de recusación se resolverá por el Secretario de Gobierno res-
pectivo, previa instrucción del incidente por el Secretario Coordinador corres-
pondiente, o en su caso, Secretario Judicial que aquél designe.

218
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 116

Artículo 116. Informe del recusado


Presentado el escrito de recusación, el Secretario Judicial recusado infor-
mará detalladamente por escrito si reconoce o no como cierta y legítima la causa
alegada, dando traslado de dicho escrito al Secretario Coordinador correspon-
diente para que éste dé cuenta al Secretario de Gobierno, o, en su caso, direc-
tamente al Secretario de Gobierno que deba conocer de la recusación.

Artículo 117. Aceptación de la recusación por el recusado


1. Cuando el recusado reconozca como cierta la causa de la recusación, el
Secretario de Gobierno dictará decreto, sin más trámites y sin ulterior recurso,
teniéndolo por recusado, si estima que la causa es legal.
2. Si estima que la causa no es de las tipificadas en la Ley, declarará no haber
lugar a la recusación. Contra este decreto no se dará recurso alguno.

Artículo 118. Oposición del recusado y sustanciación de la recusación


Cuando el recusado niegue la certeza de la causa alegada como fundamento
de la recusación, si el instructor admitiere a trámite la recusación propuesta, el
Secretario Coordinador ordenará la práctica, en el plazo de diez días, de la
prueba solicitada que estime pertinente y útil, dándose traslado al Ministerio
Fiscal por plazo de tres días. Transcurrido este plazo, con o sin informe del
Ministerio Fiscal, lo remitirá al Secretario de Gobierno quien decidirá el inci-
dente dentro de los cinco días siguientes. Contra dicha resolución no cabrá
recurso alguno.

Artículo 119. Sustitución del Secretario Judicial recusado


El Secretario Judicial recusado, desde el momento en que sea presentado el
escrito de recusación, será reemplazado por su sustituto legal.

CAPÍTULO V
De la recusación de los funcionarios pertenecientes a los cuerpos de gestión
procesal y administrativa, de tramitación procesal y administrativa, y de
auxilio judicial

Artículo 120. Legislación aplicable


Sin contenido

219
Artículo 121 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 121. Recusación. Competencia para instruir y resolver el incidente


de recusación
1. La recusación de los funcionarios pertenecientes a los Cuerpos de Gestión
Procesal y Administrativa, de Tramitación Procesal y Administrativa, y de Auxilio
Judicial, sólo será posible por las causas legalmente previstas.
2. Será competente para instruir el incidente de recusación el Secretario del
que jerárquicamente dependan, y lo decidirá quién sea competente para dictar
la resolución que ponga término al pleito o causa en la respectiva instancia.
Contra la resolución que resuelva el incidente no se dará recurso alguno.

Artículo 122. Inadmisión del escrito de recusación


Si, a la vista del escrito de recusación, el Secretario judicial estimare que la
causa no es de las tipificadas en la ley, inadmitirá en el acto la petición expre-
sando las razones en que se funde tal inadmisión. Contra esta resolución no se
dará recurso alguno.

Artículo 123. Sustanciación del incidente; aceptación o negativa de la recu-


sación por el recusado
1. Admitido a trámite el escrito de recusación, y en el día siguiente a su
recepción, el recusado manifestará al Secretario Judicial si se da o no la causa
alegada. Cuando reconozca como cierta la causa de recusación, el Secretario
Judicial acordará reemplazar al recusado por quien legalmente le deba sustituir.
Contra esta resolución no cabrá recurso alguno.
2. Si el recusado niega la certeza de la causa alegada como fundamento de
la recusación, el Secretario Judicial, oído lo que el recusado alegue, dentro del
quinto día y practicadas las comprobaciones que el recusado proponga y sean
pertinentes o las que él mismo considere necesarias, remitirá lo actuado a quien
haya de resolver para que decida el incidente.

CAPÍTULO VI
De la recusación de los peritos

Artículo 124. Ámbito de la recusación de los peritos


1. Sólo los peritos designados por el Tribunal mediante sorteo podrán ser
recusados, en los términos previstos en este capítulo. Esta disposición es aplica-
ble tanto a los peritos titulares como a los suplentes.
2. Los peritos autores de dictámenes presentados por las partes sólo podrán
ser objeto de tacha por las causas y en la forma prevista en los arts. 343 y 344
de esta Ley, pero no recusados por las partes.
3. Además de las causas de recusación previstas en la Ley Orgánica del Poder
Judicial, son causas de recusación de los peritos:

220
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 125

1.ª Haber dado anteriormente sobre el mismo asunto dictamen contrario a


la parte recusante, ya sea dentro o fuera del proceso.
2.ª Haber prestado servicios como tal perito al litigante contrario o ser
dependiente o socio del mismo.
3.ª Tener participación en sociedad, establecimiento o empresa que sea parte
del proceso.

Artículo 125. Forma de proponer la recusación de los peritos


1. La recusación se hará en escrito firmado por el abogado y el procurador
de la parte, si intervinieran en la causa, y dirigido al titular del Juzgado o al
Magistrado ponente, si se tratase de Tribunal colegiado. En dicho escrito se
expresará concretamente la causa de la recusación y los medios de probarla, y
se acompañarán copias para el recusado y para las demás partes del proceso.
2. Si la causa de la recusación fuera anterior a la designación del perito, el
escrito deberá presentarse dentro de los dos días siguientes al de la notificación
del nombramiento.
Si la causa fuere posterior a la designación, pero anterior a la emisión del
dictamen, el escrito de recusación podrá presentarse antes del día señalado para
el juicio o vista o al comienzo de los mismos.
3. Después del juicio o vista no podrá recusarse al perito, sin perjuicio de
que aquellas causas de recusación existentes al tiempo de emitir el dictamen
pero conocidas después de aquélla podrán ser puestas de manifiesto al Tribunal
antes de que dicte sentencia y, si esto no fuese posible, al Tribunal competente
para la segunda instancia.

Artículo 126. Admisión del escrito de recusación


Propuesta en tiempo y forma la recusación, se dará traslado de copia del
escrito al perito recusado y a las partes. El recusado deberá manifestar ante el
Secretario judicial si es o no cierta la causa en que la recusación se funda. Si la
reconoce como cierta y el Secretario considera fundado el reconocimiento le
tendrá por recusado sin más trámites y será reemplazado, en su caso, por el
suplente. Si el recusado fuera el suplente, y reconociere la certeza de la causa,
se estará a lo dispuesto en el art. 342 de esta ley.

Artículo 127. Sustanciación y decisión del incidente de recusación


1. Cuando el perito niegue la certeza de la causa de recusación o no se acep-
tare el reconocimiento realizado por el perito de la concurrencia de dicha causa,
el Secretario judicial ordenará a las partes que comparezcan a presencia del
Tribunal el día y hora que señale, con las pruebas de que intenten valerse y
asistidas de sus abogados y procuradores, si su intervención fuera preceptiva en
el proceso.

221
Artículo 128 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Si no compareciere el recusante, el Secretario judicial le tendrá por desis-


tido de la recusación.
3. Si compareciere el recusante e insistiere en la recusación, el Tribunal
admitirá las pruebas pertinentes y útiles y, acto seguido, resolverá mediante auto
lo que estime procedente.
En caso de estimar la recusación, el perito recusado será sustituido por el
suplente. Si, por ser el suplente el recusado, no hubiere más peritos, se procederá
conforme a lo dispuesto en el art. 342 de la presente Ley.
4. Contra la resolución que resuelva sobre la recusación del perito no cabrá
recurso alguno, sin perjuicio del derecho de las partes a plantear la cuestión en
la instancia superior.

Artículo 128. Costas


El régimen de condena en costas aplicable a la recusación de los peritos será
el mismo previsto para el incidente de recusación de Jueces y Magistrados.

TÍTULO V
De las actuaciones judiciales

CAPÍTULO I
Del lugar de las actuaciones judiciales

Artículo 129. Lugar de las actuaciones judiciales


1. Las actuaciones judiciales se realizarán en la sede de la Oficina judicial,
salvo aquellas que por su naturaleza se deban practicar en otro lugar.
2. Las actuaciones que deban realizarse fuera del partido judicial donde
radique la sede del Tribunal que conozca del proceso se practicarán, cuando
proceda, mediante auxilio judicial.
3. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, los tribunales podrán
constituirse en cualquier lugar del territorio de su circunscripción para la prác-
tica de las actuaciones cuando fuere necesario o conveniente para la buena
administración de justicia.
También podrán desplazarse fuera del territorio de su circunscripción para
la práctica de actuaciones de prueba, conforme a lo prevenido en esta Ley y en
el art. 275 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Véase arts. 268, 269, 273–278 LOPJ; 14–16 Reglamento 1/2005, de 15 de
septiembre, del CGPJ, de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales

222
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 129

COMENTARIOS
Al lugar donde han de realizarse las actuaciones judiciales se refiere este art.
129 LEC, que ha de ser complementado con lo que, con carácter general, esta-
blecen los arts. 268 y 269 LOPJ. Dicha regulación dispone al respecto una regla
general y diversas excepciones, a saber:
1. La regla general viene dada por la necesidad de que las actuaciones judi-
ciales deban realizarse en el lugar donde tenga su sede la Oficina Judicial (arts.
129.1 LEC y 14.1 Reglamento 1/2005, de 15 de septiembre, del CGPJ), es decir,
en las dependencias del edificio judicial de que se trate sito en la ciudad de
Madrid (para aquellos órganos judiciales de ámbito nacional –art. 6 LDPJ–), en
la localidad designada por la respectiva Comunidad Autónoma (para los de
ámbito autonómico –art. 7 LDPJ–), en la capital de la provincia (para los de
ámbito provincial –art. 8.1 LDPJ–), en la capital del partido judicial (para los de
ámbito coincidente con dicha demarcación –art. 9 LDPJ–), o en el Municipio
(para los de ámbito municipal). Todo ello con las excepciones previstas en los
arts. 2 a 5 y 10.2 LDPJ.
2. Sin embargo, tal regla puede ser excepcionada en los siguientes casos:
1.º) Cuando, dada la naturaleza de la actuación de que se trate (art. 129.1
LEC), o cuando así fuere necesario o conveniente para la buena administra-
ción de justicia (art. 129.3.I LEC), las actuaciones judiciales podrán ser prac-
ticadas fuera del lugar donde tenga su sede la Oficina Judicial, pero siempre
dentro del territorio del partido judicial donde se halle dicha sede (art. 129.2
LEC, a sensu contrario).
2.º) Las actuaciones judiciales también podrán tener lugar fuera de la sede
del órgano judicial y, a la vez, fuera de los límites territoriales del partido
judicial donde aquél tenga su sede. Pero, en tal caso, dichas actuaciones no
se practicarán por el órgano judicial que esté conociendo del pleito, sino por
otro órgano judicial al que se solicitará auxilio judicial, en los términos pre-
vistos en los arts. 169 y ss. LEC (arts. 129.2 LEC y 273–278 LOPJ).
3.º) Por último, también es posible que los órganos judiciales lleven a
cabo la práctica de actuaciones judiciales de prueba fuera de su sede y, a la
vez, fuera de su respectiva circunscripción, de acuerdo con lo dispuesto en
la LEC y en el art. 275 LOPJ. Recordemos que esta última norma, en lo que
interesa al orden civil, dispone lo siguiente: «(...) Los Jueces y Tribunales de
otros órdenes jurisdiccionales (distintos del penal) podrán también practicar
diligencias de instrucción o prueba fuera del territorio de su jurisdicción
cuando no se perjudique la competencia del Juez correspondiente y venga
justificado por razones de economía procesal».

223
Artículo 130 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

CAPÍTULO II
Del tiempo de las actuaciones judiciales

SECCIÓN 1.ª
De los días y horas hábiles

Artículo 130. Días y horas hábiles


1. Las actuaciones judiciales habrán de practicarse en días y horas hábiles.
2. Son días inhábiles a efectos procesales los sábados y domingos, y los días
24 y 31 de diciembre, los días de fiesta nacional y los festivos a efectos laborales
en la respectiva Comunidad Autónoma o localidad. También serán inhábiles los
días del mes de agosto.
3. Se entiende por horas hábiles las que median desde las ocho de la mañana
a las ocho de la tarde, salvo que la ley, para una actuación concreta, disponga
otra cosa.
Para los actos de comunicación y ejecución también se considerarán horas
hábiles las que transcurren desde las ocho hasta las diez de la noche.
4. Lo previsto en los apartados anteriores se entenderá sin perjuicio de lo
que pueda establecerse para las actuaciones electrónicas.
Véase art. 131 LEC

COMENTARIOS
La LEC, tras sentar con carácter de regla general que las actuaciones judiciales
habrán de practicarse en días y horas hábiles (art. 130.1 LEC), detalla seguida-
mente qué ha de entenderse por dicha expresión en sus apartado segundo y
tercero, respectivamente.
La exclusión del mes de agosto obedece primariamente al hecho de que, con
arreglo al art. 179 LOPJ, el período ordinario de actividad de los Tribunales de
Justicia se extenderá desde el 1 de septiembre, o el siguiente día hábil, hasta el
31 de julio de cada año natural. Pero ha de tenerse muy en cuenta que el mes
de agosto no es inhábil para cualesquiera géneros de actuaciones judiciales,
pues, amén de las excepciones que por razones de urgencia se dispongan con-
forme al art. 131 LEC, al que después se hará mención, alguna jurisprudencia ha
declarado que, por ejemplo, la inhabilidad de agosto no cuenta para aquellas
actuaciones que, como la interposición de recursos, no requieren del concurso
del Juez o Magistrado (vgr. STS 1.ª 22.12.89). El mes de agosto, por último, tam-
poco se considerará inhábil para el cómputo de los plazos que se hubiesen
señalado para las actuaciones urgentes, según el art. 131.2 LEC (al que remite el
art. 183 LOPJ), mientras que sí seguirán siéndolo los sábados, domingos y festivos
(art. 133.2.II LEC).

224
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 131

Artículo 131. Habilitación de días y horas inhábiles


1. De oficio o a instancia de parte, los Tribunales podrán habilitar los días y
horas inhábiles, cuando hubiere causa urgente que lo exija. Esta habilitación se
realizará por los Secretarios Judiciales cuando tuviera por objeto la realización
de actuaciones procesales que deban practicarse en materias de su exclusiva
competencia, cuando se tratara de actuaciones por ellos ordenadas o cuando
fueran tendentes a dar cumplimiento a las resoluciones dictadas por los Tribu-
nales.
2. Se considerarán urgentes las actuaciones del Tribunal cuya demora pueda
causar grave perjuicio a los interesados o a la buena administración de justicia,
o provocar la ineficacia de una resolución judicial.
3. Para las actuaciones urgentes a que se refiere el apartado anterior serán
hábiles los días del mes de agosto, sin necesidad de expresa habilitación. Tam-
poco será necesaria la habilitación para proseguir en horas inhábiles, durante el
tiempo indispensable, las actuaciones urgentes que se hubieren iniciado en horas
hábiles.
4. Contra las resoluciones de habilitación de días y horas inhábiles no se
admitirá recurso alguno.
Véase art. 130 LEC

COMENTARIOS
Excepcionalmente, de oficio o a instancia de parte podrán habilitarse los días
y horas inhábiles según el art. 130 LEC «cuando hubiere causa urgente que lo
exija» (art. 131.1 LEC), considerándose urgentes «las actuaciones del Tribunal
cuya demora pueda causar grave perjuicio a los interesados o a la buena admi-
nistración de justicia, o provocar la ineficacia de una resolución judicial» (art.
131.2 LEC).
1. Dicha invocación a la urgencia en la práctica de la actuación judicial de
que se trate es la que tradicionalmente ha justificado, por ejemplo, que para la
instrucción del proceso penal se consideren hábiles todos los días y horas del
año (arts. 201 LECrim, 184.1 LOPJ). Junto a ella, y según dispone el art. 9 del
Reglamento 1/2005, de 15 de septiembre, del CGPJ, también es causa que posi-
bilita la habilitación de días y horas inhábiles la de la consecución de una
«adecuada y puntual tramitación de los diferentes procesos sin dilaciones inde-
bidas».
No resulta dificultoso trasladar dichas circunstancias al ámbito del proceso
civil, y entender susceptibles de ser practicadas en días y horas inhábiles, habi-
litadas expresamente por el órgano judicial, aquellas actuaciones tales como la
práctica de una prueba anticipada o la adopción de una medida cautelar (art.
730.2 LEC) o de otro tipo (vgr. art. 771 LEC), cuyo régimen jurídico somete la
propia LEC en determinados casos a la concurrencia de la nota de «urgencia».

225
Artículo 132 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. La habilitación de días y horas inhábiles podrá ser acordada tanto por los
tribunales cuanto por los Secretarios Judiciales. Por el contrario, ni tribunales ni
Secretarios Judiciales tendrán que habilitar ninguno de los días que integran el
mes de agosto, los cuales se entienden habilitados ope legis en tales supuestos
de «urgencia» (arts. 131.3, 133.2.II LEC), ni tampoco aquellas horas inhábiles
que se precisen indispensables para finalizar una actuación procesal que se
hubiese iniciado en horas hábiles (art. 131.3 LEC).
La habilitación de días y horas hábiles, aunque precise encontrarse funda-
mentada en la concurrencia en el caso de algunas de las causas legales previstas
en el art. 131.2 LEC, podrá adoptarse mediante providencia del Tribunal o
mediante decreto del Secretario Judicial, resoluciones ambas frente a las que no
podrá interponerse recurso alguno (art. 131.4 LEC).

SECCIÓN 2.ª
De los plazos y los términos

Artículo 132. Plazos y términos


1. Las actuaciones del proceso se practicarán en los términos o dentro de los
plazos señalados para cada una de ellas.
2. Cuando no se fije plazo ni término, se entenderá que han de practicarse
sin dilación.
3. La infracción de lo dispuesto en este artículo por los tribunales y personal
al servicio de la Administración de Justicia de no mediar justa causa será corre-
gida disciplinariamente con arreglo a lo previsto en la Ley Orgánica del Poder
Judicial, sin perjuicio del derecho de la parte perjudicada para exigir las demás
responsabilidades que procedan.

COMENTARIOS
La LEC acomete en sus arts. 132 a 136 la regulación del aspecto temporal de
las actuaciones judiciales, distinguiendo entre «términos» (o instante de tiempo
señalado en el cual ha de realizarse un determinado acto procesal) y «plazos»
(o periodos de tiempo a lo largo de los cuales, en cualquiera de los instantes
hábiles que lo componen, puede llevarse a cabo el acto procesal).
1. Desde el momento en que las distintas leyes de enjuiciamiento sujetan a
plazos la realización de la práctica totalidad de los actos que integran el proceso;
desde el instante en que la Constitución, en su art. 24.2, consagra el derecho a
un proceso sin dilaciones indebidas (que, si bien no constitucionaliza el derecho
fundamental al plazo, si impone al menos la erradicación de plazos indetermi-
nados), así como, también, desde el momento mismo en que el vencimiento del
plazo acarrea de suyo la pérdida de la oportunidad de llevar a cabo aquel acto

226
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 133

o comportamiento cuya realización estaba sometida a la duración de aquél,


resulta evidente que los plazos en el proceso son materia de orden público.
Son, en suma, requisitos procesales imperativos cuya determinación o pró-
rroga no se encuentran a la disposición de las partes procesales (art. 134.1 LEC),
y que, si no son observados debidamente, pueden llegar a determinar la preclu-
sión del acto (art. 136 LEC) y, en los casos más extremos, la caducidad del pro-
ceso mismo (arts. 237 y ss. LEC). De ahí que, como de manera tajante e impe-
rativa establece el art. 132.1 LEC, «las actuaciones del proceso se practicarán en
los términos o dentro de los plazos señalados para cada una de ellas», mientras
que, si no se fija plazo ni término, se entenderá que han de practicarse sin dila-
ción (art. 132.2 LEC). Y también por la misma naturaleza de orden público de
los plazos procesales se justifica la cláusula general de improrrogabilidad de los
mismos, consagrada en el art. 134 LEC.
2. El incumplimiento de los plazos, sin embargo, no ocasiona los mismos
efectos según a quién corresponda llevar a cabo el acto procesal, si a los órganos
judiciales o a las partes procesales. Así, la infracción de los plazos por los tri-
bunales y personal al servicio de la Administración de Justicia, de no mediar
justa causa, se limitará a ser corregida disciplinariamente con arreglo a lo pre-
visto en la LOPJ, sin perjuicio del derecho de la parte perjudicada para exigir las
demás responsabilidades que procedan (art. 132.3 LEC).
Por el contrario, transcurrido el plazo o pasado el término señalado para la
realización de un acto procesal de parte, se producirá la preclusión y se perderá
la oportunidad de realizar el acto de que se trate. Téngase bien presente que,
como ha declarado la STC 84/1997, de 22 de abril, «el art. 24.1 CE no deja los
plazos legales al arbitrio de las partes, ni somete a la libre disposición de éstas su
prórroga ni el tiempo en que han de ser cumplidos, sin que sea posible subsanar
la extemporaneidad o el incumplimiento de un plazo, el cual se agota una vez
que llega a su término». En estos casos, el Secretario dejará constancia del trans-
curso del plazo por medio de diligencia y acordará lo que proceda o dará cuenta
al Tribunal a fin de que dicte la resolución que corresponda (art. 136 LEC).

Artículo 133. Cómputo de los plazos


1. Los plazos comenzarán a correr desde el día siguiente a aquel en que se
hubiere efectuado el acto de comunicación del que la Ley haga depender el inicio
del plazo, y se contará en ellos el día del vencimiento, que expirará a las veinti-
cuatro horas.
No obstante, cuando la Ley señale un plazo que comience a correr desde la
finalización de otro, aquél se computará, sin necesidad de nueva notificación,
desde el día siguiente al del vencimiento de éste.
2. En el cómputo de los plazos señalados por días se excluirán los inhábiles.

227
Artículo 134 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Para los plazos que se hubiesen señalado en las actuaciones urgentes a que
se refiere el apartado 2 del art. 131 no se considerarán inhábiles los días del mes
de agosto y sólo se excluirán del cómputo los sábados, domingos y festivos.
3. Los plazos señalados por meses o por años se computarán de fecha a fecha.
Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día equivalente al inicial del
cómputo, se entenderá que el plazo expira el último del mes.
4. Los plazos que concluyan en sábado, domingo u otro día inhábil se enten-
derán prorrogados hasta el siguiente hábil.

COMENTARIOS
En el cómputo de los plazos señalados por días se descontarán los inhábiles,
si bien, cuando se trate de plazos para llevar a cabo actuaciones urgentes en el
sentido del art. 131.2 LEC, entonces solamente se descontarán los sábados,
domingos y festivos (salvo que sean expresamente habilitados por los órganos
judiciales), pero no el mes de agosto (art. 133.2 LEC). Los plazos señalados por
meses y años se computarán de fecha a fecha, y si en el mes del vencimiento no
hubiera día equivalente al inicial del cómputo, se entenderá que el plazo expira
el último del mes (art. 133.3 LEC), salvo que éste sea inhábil, en cuyo caso se
entenderá prorrogado hasta el día siguiente hábil (arts. 133.4 LEC y 185.2 LOPJ).

Artículo 134. Improrrogabilidad de los plazos


1. Los plazos establecidos en esta Ley son improrrogables.
2. Podrán, no obstante, interrumpirse los plazos y demorarse los términos
en caso de fuerza mayor que impida cumplirlos, reanudándose su cómputo en
el momento en que hubiera cesado la causa determinante de la interrupción o
demora. La concurrencia de fuerza mayor habrá de ser apreciada por el Secre-
tario judicial mediante decreto, de oficio o a instancia de la parte que la sufrió,
con audiencia de las demás. Contra este decreto podrá interponerse recurso de
revisión que producirá efectos suspensivos.
Véase el comentario al art. 132 LEC

Artículo 135. Presentación de escritos, a efectos del requisito de tiempo de


los actos procesales
1. Cuando las oficinas judiciales y los sujetos intervinientes en un proceso
estén obligados al empleo de los sistemas telemáticos o electrónicos existentes
en la Administración de Justicia conforme al art. 273, remitirán y recibirán todos
los escritos, iniciadores o no, y demás documentos a través de estos sistemas,
salvo las excepciones establecidas en la ley, de forma tal que esté garantizada la
autenticidad de la comunicación y quede constancia fehaciente de la remisión
y la recepción íntegras, así como de la fecha en que éstas se hicieren. Esto será

228
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 135

también de aplicación a aquellos intervinientes que, sin estar obligados, opten


por el uso de los sistemas telemáticos o electrónicos.
Se podrán presentar escritos y documentos en formato electrónico todos los
días del año durante las veinticuatro horas.
Presentados los escritos y documentos por medios telemáticos, se emitirá
automáticamente recibo por el mismo medio, con expresión del número de
entrada de registro y de la fecha y la hora de presentación, en la que se tendrán
por presentados a todos los efectos. En caso de que la presentación tenga lugar
en día u hora inhábil a efectos procesales conforme a la ley, se entenderá efec-
tuada el primer día y hora hábil siguiente.
A efectos de prueba y del cumplimiento de requisitos legales que exijan dis-
poner de los documentos originales o de copias fehacientes, se estará a lo pre-
visto en el art. 162.
2. Cuando la presentación de escritos perentorios dentro de plazo por los
medios telemáticos o electrónicos a que se refiere el apartado anterior no sea
posible por interrupción no planificada del servicio de comunicaciones telemá-
ticas o electrónicas, siempre que sea posible se dispondrán las medidas para que
el usuario resulte informado de esta circunstancia, así como de los efectos de la
suspensión, con indicación expresa, en su caso, de la prórroga de los plazos de
inminente vencimiento. El remitente podrá proceder, en este caso, a su presen-
tación en la oficina judicial el primer día hábil siguiente acompañando el justi-
ficante de dicha interrupción.
En los casos de interrupción planificada deberá anunciarse con la antelación
suficiente, informando de los medios alternativos de presentación que en tal caso
procedan.
3. Si el servicio de comunicaciones telemáticas o electrónicas resultase insu-
ficiente para la presentación de los escritos o documentos, se deberá presentar
en soporte electrónico en la oficina judicial ese día o el día siguiente hábil, junto
con el justificante expedido por el servidor de haber intentado la presentación
sin éxito. En estos casos, se entregará recibo de su recepción.
4. Sin perjuicio de lo anterior, los escritos y documentos se presentarán en
soporte papel cuando los interesados no estén obligados a utilizar los medios
telemáticos y no hubieran optado por ello, cuando no sean susceptibles de con-
versión en formato electrónico y en los demás supuestos previstos en las leyes.
Estos documentos, así como los instrumentos o efectos que se acompañen que-
darán depositados y custodiados en el archivo, de gestión o definitivo, de la ofi-
cina judicial, a disposición de las partes, asignándoseles un número de orden, y
dejando constancia en el expediente judicial electrónico de su existencia.
En caso de presentación de escritos y documentos en soporte papel, el fun-
cionario designado para ello estampará en los escritos de iniciación del proce-
dimiento y de cualesquiera otros cuya presentación esté sujeta a plazo perentorio
el correspondiente sello en el que se hará constar la oficina judicial ante la que
se presenta y el día y hora de la presentación.

229
Artículo 135 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

5. La presentación de escritos y documentos, cualquiera que fuera la forma,


si estuviere sujeta a plazo, podrá efectuarse hasta las quince horas del día hábil
siguiente al del vencimiento del plazo.
En las actuaciones ante los tribunales civiles, no se admitirá la presentación
de escritos en el juzgado que preste el servicio de guardia.
Véase art. 273 LEC

COMENTARIOS
Este art. 135 LEC (que fue objeto de una primera y poco significativa modi-
ficación mediante la Ley 41/2007, de 7 de diciembre, para quedar definitiva-
mente redactado por la Ley 42/2015, de 5 de octubre), junto con al art. 273 LEC,
diseñan el régimen jurídico general de la presentación electrónica de escritos y
documentos en el proceso civil; a dichos preceptos ha de sumarse lo dispuesto
en el RDLNET de 2015 (DF 4.ª), regulador del sistema «LexNET», que es el medio
técnico a través del cual se ha de canalizar la presentación electrónica de escritos
y documentos en el marco de la Administración de Justicia.
1. La norma comentada, en primer lugar, impone la obligación de la pre-
sentación electrónica de escritos y documentos ante los tribunales civiles (art.
135.1.I LEC; en el mismo sentido, v. art. 273.1 LEC), pudiendo llevarse a cabo
dicha presentación en cualquier momento (art. 135.1.II LEC), y teniendo el sujeto
activo derecho a disponer de un recibo acreditativo de la referida presentación
(art. 135.1III LEC).
El art. 135.1.IV LEC contiene un disposición general, de amplia aplicación
en toda clase de procesos civiles, según la cual ante cualquier impugnación de
algún documento electrónico aportado por la parte, y siempre que su autentici-
dad dependa de su cotejo con el original (lo que, cabe imaginar, sucederá en la
generalidad de las ocasiones con los documentos privados, cuando la duda de
autenticidad no se refiera a la firma del documento sino a su contenido –no así
con los públicos, de fácil cotejo con el original en la sede u oficina correspon-
diente–), la parte que lo haya aportado estará obligada también, a requerimiento
del Tribunal, a aportar el original del documento de que se trate en soporte papel.
2. También contempla la norma qué ha de hacerse en los casos en los que
el servicio de presentación electrónica de escritos y documentos «no sea posi-
ble» (art. 135.2 LEC), o en los supuestos en los que dicho servicio resulte «insu-
ficiente» (art. 135.3 LEC).
3. Los arts. 135.4 y 273.4.II LEC, por su parte, establecen los casos en que la
genérica obligatoriedad de aportación mediante soporte electrónico debe com-
plementarse o ceder en favor del tradicional soporte papel, a saber: 1.º) Cuando
el escrito presentado en formato electrónico, junto con los documentos que lo
acompañen, «den lugar al primer emplazamiento, citación o requerimiento del
demandado o ejecutado» (como ocurre señaladamente en el caso de las deman-

230
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 136

das, ordinarias y ejecutivas, o en el caso de las solicitudes monitorias), en cuyo


caso, el art. 273.4.II LEC, exige que se presenten también «en soporte papel, en
los tres días siguientes, tantas copias literales (de dichos escritos o documentos,
interpolamos nosotros) cuantas sean las otras partes»; 2.º) Cuando los interesados
no estén obligados a utilizar los medios telemáticos y no hubieran optado por
ello: 3.º) Cuando los documentos a aportar no sean susceptibles de conversión
en formato electrónico; 4.º) En los demás supuestos previstos en las leyes
Estos documentos en soporte papel «quedarán depositados y custodiados en
el archivo, de gestión o definitivo, de la oficina judicial, a disposición de las
partes, asignándoseles un número de orden, y dejando constancia en el expe-
diente judicial electrónico de su existencia» [art. 135.4.I LEC; en el mismo sen-
tido, v. art. 38.2.e) LTIC].

Artículo 136. Preclusión


Transcurrido el plazo o pasado el término señalado para la realización de un
acto procesal de parte se producirá la preclusión y se perderá la oportunidad de
realizar el acto de que se trate. El Secretario Judicial dejará constancia del trans-
curso del plazo por medio de diligencia y acordará lo que proceda o dará cuenta
al Tribunal a fin de que dicte la resolución que corresponda.
Véase el comentario al art. 132 LEC

CAPÍTULO III
De la inmediación, la publicidad y la lengua oficial

Artículo 137. Presencia judicial en declaraciones, pruebas y vistas


1. Los Jueces y los Magistrados miembros del Tribunal que esté conociendo
de un asunto presenciarán las declaraciones de las partes y de testigos, los careos,
las exposiciones, explicaciones y respuestas que hayan de ofrecer los peritos, así
como la crítica oral de su dictamen y cualquier otro acto de prueba que, con-
forme a lo dispuesto en esta Ley, deba llevarse a cabo contradictoria y pública-
mente.
2. Las vistas y las comparecencias que tengan por objeto oír a las partes antes
de dictar una resolución se celebrarán siempre ante el Juez o los Magistrados
integrantes del Tribunal que conozca del asunto.
3. Lo dispuesto en los apartados anteriores será de aplicación a los Secreta-
rios Judiciales respecto de aquellas actuaciones que hayan de realizarse única-
mente ante ellos.
4. La infracción de lo dispuesto en los apartados anteriores determinará la
nulidad de pleno derecho de las correspondientes actuaciones.

231
Artículo 137 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. El art. 137 LEC contiene una previsión normativa equivalente a la con-
templada por el art. 229.2 LOPJ. En él se consagra el doctrinalmente denominado
«principio de inmediación», conforme al cual resulta imprescindible que las
actuaciones procesales que se desarrollen de forma oral cuenten ineludible-
mente con la presencia física en las mismas del titular o los titulares del órgano
judicial individual o colegiado, respectivamente, que estén conociendo del
asunto en cuestión, y a los que, por esta razón, corresponda en su momento
dictar la decisión que resuelva la controversia sometida a los Juzgados y Tribu-
nales. A dicha obligación de inmediación se suman ahora también los Secreta-
rios judiciales «respecto de aquellas actuaciones que hayan de realizarse úni-
camente ante ellos» (art. 137.3 LEC).
2. Como es sabido, la vigente LEC apuesta decididamente por la oralidad.
Por ello no es de extrañar que el legislador haya apostado también por el prin-
cipio de inmediación, obligando al Juez titular de un órgano unipersonal y a los
Magistrados (en principio, a todos los Magistrados, y no sólo al Ponente) inte-
grantes de un órgano colegiado a estar presentes físicamente, sin posibilidad de
delegar la realización del acto de que se trate, en actuaciones tales como «las
declaraciones de las partes y de testigos, los careos, las exposiciones, explica-
ciones y respuestas que hayan de ofrecer los peritos, así como la crítica oral de
su dictamen» (art. 137.1 LEC) y, en general, «en las vistas y comparecencias que
tengan por objeto oír a las partes antes de dictar una resolución» (art. 137.2 LEC).
Hasta tal extremo es así, que el art. 137.4 LEC sanciona con la nulidad de pleno
derecho aquella o aquellas actuaciones que, habiendo debido observarse en
ellas el principio de la inmediación, se hayan desarrollado sin la preceptiva
asistencia del Secretario, del Juez o de los Magistrados integrantes del órgano
judicial que esté conociendo del pleito.
3. La inmediación, por último, tiene como fundamento el de propiciar un
mejor conocimiento de todos los aspectos, elementos y perfiles del conflicto
material que han dado origen al proceso, a través de la observación directa y
física, sin intermediación de ningún tipo, de las actuaciones procesales más sig-
nificativas a estos fines, cuáles son las que se desarrollan en la fase de práctica
de la prueba. De este modo, constituye una realidad lógica e incontrovertible la
de concluir que sólo quien ha presenciado por sí mismo, mediante su interven-
ción personal, dichas actuaciones procesales trascendentales para conseguir el
descubrimiento de la verdad material, es quien se halla en las mejores condi-
ciones para resolver debidamente la controversia.

232
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 138

Artículo 138. Publicidad de las actuaciones orales


1. Las actuaciones de prueba, las vistas y las comparecencias cuyo objeto sea
oír a las partes antes de dictar una resolución se practicarán en audiencia
pública.
2. Las actuaciones a que se refiere el apartado anterior podrán, no obstante,
celebrarse a puerta cerrada cuando ello sea necesario para la protección del
orden público o de la seguridad nacional en una sociedad democrática, o cuando
los intereses de los menores o la protección de la vida privada de las partes y de
otros derechos y libertades lo exijan o, en fin, en la medida en la que el Tribunal
lo considere estrictamente necesario, cuando por la concurrencia de circuns-
tancias especiales la publicidad pudiera perjudicar a los intereses de la justicia.
3. Antes de acordar la celebración a puerta cerrada de cualquier actuación,
el Tribunal oirá a las partes que estuvieran presentes en el acto. La resolución
adoptará la forma de auto y contra ella no se admitirá recurso alguno, sin per-
juicio de formular protesta y suscitar la cuestión, si fuere admisible, en el recurso
procedente contra la sentencia definitiva.
Los Secretarios Judiciales podrán adoptar mediante decreto la misma medida
en aquellas actuaciones procesales que deban practicarse en materias de su
exclusiva competencia. Frente a este decreto sólo cabrá recurso de reposición.
4. La relación de señalamientos del órgano judicial deberá hacerse pública.
Los Secretarios Judiciales velarán porque los funcionarios competentes de la
Oficina judicial publiquen en un lugar visible al público, el primer día hábil de
cada semana, la relación de señalamientos correspondientes a su respectivo
órgano judicial, con indicación de la fecha y hora de su celebración, tipo de
actuación y número de procedimiento.

COMENTARIOS
1. Los arts. 138 a 141 bis LEC, por su parte, se refieren a la proyección del
principio de publicidad de las actuaciones procesales en sus diversas manifes-
taciones, principio que, como es sabido, no sólo posee un rango constitucional
(art. 120.2 CE), sino que, al erigirlo la Constitución en un auténtico derecho
fundamental (el «derecho a un proceso público…» del que habla el art. 24.2 CE),
su eventual infracción mediante una indebida restricción o supresión de la
publicidad de los actos que integran el proceso podrá ser tutelada a través del
recurso de amparo constitucional (art. 53.2 CE).
2. Las actuaciones procesales que deban desarrollarse de forma oral (vistas,
comparecencias y audiencias), y que tengan por objeto la práctica de la prueba
o por finalidad la de oír a las partes antes de dictar una resolución judicial, se
practicarán en audiencia pública (art. 138.1 LEC). A tales fines, «los Juzgados y
Tribunales celebrarán audiencias públicas todos los días hábiles para la práctica
de pruebas, las vistas de los pleitos y causas, la publicación de sentencias y demás
actos que señale la ley» (art. 186 LOPJ).

233
Artículo 138 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. Excepcionalmente, sin embargo, y dado que la publicidad de las actua-


ciones procesales no constituye un derecho absoluto (SSTC 96/1987, de 10 de
junio, 65/1992, de 29 de abril), la actuación oral de que se trate podrá celebrarse
«a puerta cerrada», esto es, sin la posibilidad de que puedan presenciar el mismo
otras personas que no sean el Juez o Magistrados y las partes, además de, en su
caso, la persona o personas (vgr. testigos, peritos) que deban también intervenir
en el acto. Ello podrá sucederse cuando la restricción o privación de la publici-
dad se revele perjudicial para los «intereses de la justicia» por alguna de estas
tres razones: a) «la protección del orden público o de la seguridad nacional en
una sociedad democrática», b) «los intereses de los menores o la protección de
la vida privada de las partes y de otros derechos y libertades», y c) «la concu-
rrencia de circunstancias especiales», en este caso en la medida en que el órgano
judicial lo considere estrictamente necesario (art. 138.2 LEC y 232.2 LOPJ).
La decisión acerca de si la vista o comparecencia oral se celebrará en
audiencia pública o a puerta cerrada se adoptará por el órgano judicial en el
mismo acto de su constitución. Para ello, antes de resolver esta cuestión oirá a
las partes que se encuentren presentes en el acto y, tras dicha audiencia oral, si
se decantase por desarrollar el acto a puerta cerrada, deberá dictar un auto debi-
damente motivado (nótese que con dicha decisión se está restringiendo la vigen-
cia del derecho fundamental a un proceso público), frente al que no se dará
recurso alguno (art. 138.3.I LEC). El hecho de que frente a dicha decisión judicial
no quepa interponer recurso alguno (art. 138.3 LEC), por último, no impide que
la parte que se considere perjudicada por la decisión judicial de celebrar la vista
o comparecencia a puerta cerrada pueda formular la oportuna «protesta» a los
efectos de la eventual impugnación de la sentencia definitiva a través del recurso
de apelación (art. 459 LEC).
4. En lo que respecta al acceso de los medios de comunicación a las actua-
ciones procesales orales, el art. 6 del Reglamento 1/2005, de 15 de septiembre,
del CGPJ, establece que «se permitirá, con carácter general, el acceso de los
medios de comunicación acreditados a los actos procesales celebrados en
audiencia pública, excepto en los supuestos en que pueda verse afectados valo-
res y derechos constitucionales, en los que el Juez o Presidente del Tribunal
podrá denegar dicho acceso mediante resolución motivada».

JURISPRUDENCIA
«el principio de publicidad, estatuido por el art. 120.1 de la Constitución, tiene una
doble finalidad: Por un lado, proteger a las partes de una justicia sustraída al control
público, y por otro, mantener la confianza de la comunidad en los Tribunales, constitu-
yendo en ambos sentidos tal principio una de las bases del debido proceso y uno de los
pilares del Estado de Derecho. El art. 24.2 de la Constitución ha otorgado a los derechos
vinculados a la exigencia de la publicidad el carácter de derechos fundamentales, lo que
abre para su protección la vía excepcional del recurso de amparo. En los mismos términos

234
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 139

se encuentra reconocido el derecho a un proceso público en el art. 6.1 del Convenio


Europeo de Derechos Humanos, habiendo sostenido al respecto el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos (...) que «la publicidad del procedimiento de los órganos judiciales,
establecida en el art. 6.1 del referido Convenio, protege a las partes contra una justicia
secreta que escape al control público; por lo que constituye uno de los medios de pre-
servar la confianza en los Jueces y Tribunales» (sentencia en el caso «Pretto y otros», de
8 de diciembre de 1983; asimismo en la del caso «Axen», de la misma fecha). De acuerdo
con ello, la publicidad del proceso ocupa una posición institucional en el Estado de
Derecho que la convierte en una de las condiciones de la legitimidad constitucional de
la administración de justicia» (STC 96/1987, de 10 de junio).
«La decisión de celebrar el juicio a puerta cerrada supone una excepción del derecho
a un juicio público que reconoce y ampara el art. 24.2 CE, derecho que tiene por fina-
lidad, según tiene declarado este Tribunal (STC 96/1987), proteger a las partes frente a
una justicia sustraída al conocimiento público y mantener la confianza de la comunidad
en los Tribunales. Sin embargo, no se trata de un derecho absoluto, y así resulta de lo
dispuesto al respecto por la Declaración Universal de Derechos Humanos y por los tra-
tados internacionales sobre esta materia suscritos por España, conforme a los que deben
interpretarse los derechos fundamentales reconocidos en nuestro texto constitucional,
por imperativo del art. 10.2 de la propia CE. En efecto, del art. 29, en relación con el art.
10, ambos de la Declaración Universal del art. 14.1 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y del art. 6. 1 del Convenio Europeo de Protección de los Derechos
Humanos y Libertades Fundamentales, se deduce que el derecho a un juicio público y,
en concreto, el acceso del público y de la prensa a la Sala de audiencia, durante la
celebración del juicio oral, puede ser limitado o excluido, entre otras, por razones de
orden público justificadas en una sociedad democrática, que estén previstas por las
leyes» (STC 65/1992, de 29 de abril).

Artículo 139. Secreto de las deliberaciones de los tribunales colegiados


Las deliberaciones de los tribunales colegiados son secretas. También lo será
el resultado de las votaciones, sin perjuicio de lo dispuesto por la ley sobre
publicidad de los votos particulares.

COMENTARIOS
El art. 139 LEC (que viene a reproducir lo establecido en el art. 233 LOPJ)
consagra el carácter secreto de las deliberaciones de los tribunales colegiados,
como, por lo demás, no podía ser de otro modo de cara a garantizar la debida
independencia e imparcialidad de los Magistrados, que, a la hora de manifestar
su postura sobre el signo de la decisión de un determinado asunto, deben de
verse libres de todo tipo de presiones externas. También serán secretos los votos
individuales de cada uno de ellos, sin perjuicio de lo dispuesto sobre los «votos
particulares» en los arts. 205 LEC y 260 LOPJ.

235
Artículo 140 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 140. Información sobre las actuaciones


1. Los Letrados de la Administración de Justicia y funcionarios competentes
de la Oficina judicial facilitarán a cualesquiera personas que acrediten un interés
legítimo y directo cuanta información soliciten sobre el estado de las actuaciones
judiciales, que podrán examinar y conocer, salvo que sean o hubieren sido
declaradas reservadas conforme a la ley. También podrán pedir aquéllas, a su
costa, la obtención de copias simples de escritos y documentos que consten en
los autos, no declarados reservados.
2. A petición de las personas a que se refiere el apartado anterior, y a su
costa, se expedirán por el Letrado de la Administración de Justicia los testimonios
y certificados que soliciten, con expresión de su destinatario.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, los tribunales por
medio de auto podrán atribuir carácter reservado a la totalidad o a parte de los
autos cuando tal medida resulte justificada en atención a las circunstancias
expresadas por el apartado 2 del art. 138.
Las actuaciones de carácter reservado sólo podrán ser conocidas por las
partes y por sus representantes y defensores, sin perjuicio de lo previsto respecto
de hechos y datos con relevancia penal, tributaria o de otra índole.

COMENTARIOS
1. También se refiere la LEC a la publicidad de las actuaciones escritas en
sus arts. 140, 141 y 141 bis, si bien, antes de examinar su contenido, hay que
señalar que, en el proceso civil, dichas actuaciones escritas son públicas, en todo
caso, para las partes procesales . De ahí la necesidad de que todos los escritos
y documentos que presenten las partes deban ir acompañados de tantas copias
cuantas partes estén personadas en el procedimiento (art. 273 LEC). Y de ahí,
también, la obligación impuesta a Jueces y Tribunales de notificar las resolucio-
nes judiciales y las diligencias de ordenación «a todos los que sean parte en el
proceso» (art. 150.1 LEC).
Por tanto, cuando en el proceso civil se habla de publicidad de las actua-
ciones escritas se está haciendo referencia a la posibilidad de que, durante la
tramitación del pleito, y además de las partes, puedan acceder a las actuaciones
escritas otras terceras personas interesadas (art. 140 LEC), así como también la
posibilidad de que, ya una vez finalizado definitivamente el pleito y archivadas
las actuaciones, puedan acceder a los libros, archivos y registros judiciales cua-
lesquiera personas interesadas en conocer el contenido de los mismos (arts. 141
y 141 bis LEC).
2. A tenor de las citadas normas, dos son los presupuestos a los que se subor-
dina la publicidad de las actuaciones procesales, pendientes o archivadas, para
las terceras personas: de un lado, la concurrencia en las mismas de un «interés

236
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 141

legítimo», y, de otro, la necesidad de que las actuaciones en cuestión no ostenten


un «carácter reservado».
1.º En cuanto a lo primero, por «interés legítimo» debe entenderse en térmi-
nos generales aquel que ostentan las personas a las que el conocimiento de una
o varias actuaciones judiciales determinadas a las que pretendan acceder pueda
reportarles un beneficio o eliminarles un perjuicio en relación con algún bien
de la vida del que sean titulares.
2.º Con respecto a la necesidad de que las actuaciones no tengan un «carác-
ter reservado», la LEC se remite a lo dispuesto en su art. 138.2, para disponer
por referencia que poseerán dicho carácter aquellas actuaciones procesales cuyo
general conocimiento pueda resultar perjudicial para el orden público, la segu-
ridad nacional, la protección de los menores o de la vida privada de las personas,
etc., siendo imprescindible en este caso que dicho carácter reservado se haya
declarado judicialmente por medio de auto, o mediante decreto del Secretario
(art. 138.3 LEC).

Artículo 141. Acceso a libros, archivos y registros judiciales


Las personas que acrediten un interés legítimo podrán acceder a los libros,
archivos y registros judiciales que no tengan carácter reservado y obtener, a su
costa, testimonio o certificación de los extremos que indiquen.
Véase el comentario al art. 140 LEC

Artículo 141 bis.


En los casos previstos en los dos artículos anteriores, en las copias simples,
testimonios y certificaciones que expidan los Secretarios Judiciales, cualquiera
que sea el soporte que se utilice para ello, cuando sea necesario para proteger
el superior interés de los menores y para preservar su intimidad, deberán omitirse
los datos personales, imágenes, nombres y apellidos, domicilio, o cualquier otro
dato o circunstancia que directa o indirectamente pudiera permitir su identifi-
cación.
Véase el comentario al art. 140 LEC

Artículo 142. Lengua oficial


1. En todas las actuaciones judiciales, los Jueces, Magistrados, Fiscales,
Secretarios Judiciales y demás funcionarios de Juzgados y Tribunales usarán el
castellano, lengua oficial del Estado.
2. Los Jueces, Magistrados, Secretarios Judiciales, Fiscales y demás funcio-
narios de Juzgados y Tribunales podrán usar también la lengua oficial propia de
la Comunidad Autónoma, si ninguna de las partes se opusiere, alegando desco-
nocimiento de ella que pudiere producir indefensión.

237
Artículo 142 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. Las partes, sus procuradores y abogados, así como los testigos y peritos,
podrán utilizar la lengua que sea también oficial en la Comunidad Autónoma en
cuyo territorio tengan lugar las actuaciones judiciales, tanto en manifestaciones
orales como escritas.
4. Las actuaciones judiciales realizadas y los documentos presentados en el
idioma oficial de una Comunidad Autónoma tendrán, sin necesidad de traduc-
ción al castellano, plena validez y eficacia, pero se procederá de oficio a su tra-
ducción cuando deban surtir efecto fuera de la jurisdicción de los órganos judi-
ciales sitos en la Comunidad Autónoma, salvo si se trata de Comunidades Autó-
nomas con lengua oficial propia coincidente. También se procederá a su
traducción cuando así lo dispongan las leyes o a instancia de parte que alegue
indefensión.
5. En las actuaciones orales, el Tribunal por medio de providencia podrá
habilitar como intérprete a cualquier persona conocedora de la lengua
empleada, previo juramento o promesa de fiel traducción.

COMENTARIOS
1. De conformidad con los dos primeros apartados del art. 3 CE: «El caste-
llano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber
de conocerla y el derecho a usarla. Las demás lenguas españolas serán también
oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Esta-
tutos».
Una lengua es oficial cuando la misma se halla reconocida por los poderes
públicos como medio de comunicación en ellos y entre ellos, así como en rela-
ción con los sujetos privados, con plena validez y efectos jurídicos (SSTC
82/1986, 46/1991, 337/1994, de 23 de diciembre). En el Estado español dicha
lengua oficial es el castellano (art. 3.1 CE), y de ahí que el art. 142.1 LEC (reite-
rando en este punto lo dispuesto en el art. 231.1 LOPJ) disponga que será dicho
idioma el que deban utilizar en todas las actuaciones judiciales «los Jueces,
Magistrados, Fiscales, Secretarios Judiciales y demás funcionarios de Juzgados y
Tribunales», previsión que tácitamente se hace extensiva también a las partes
procesales, incluidos sus Procuradores y sus Abogados, así como los testigos y
peritos, en el apartado tercero de dicho mismo precepto.
2. Ocurre, sin embargo, que España se constituye un Estado que reconoce y
garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la
integran (art. 2 CE), en un Estado autonómico algunas de cuyas Comunidades
Autónomas poseen también una lengua propia, que, por imperativo del art. 3.2
CE, también es oficial en el ámbito territorial de la respectiva Comunidad. Ello
hace que, siendo la regulación del idioma en el seno de la Administración de
Justicia una competencia concurrente entre el Estado y las Comunidades Autó-
nomas (SSTC 84/1986, de 26 de junio, 56/1990, de 29 de marzo), también en
el seno de la «Administración de Justicia», y aunque la regulación normativa

238
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 142

sobre esta última sea de la exclusiva competencia del Estado (art. 149.1.5.ª CE),
puedan utilizarse esas otras lenguas distintas al castellano que gozan de un esta-
tuto de cooficialidad lingüística.
Por esta razón, el art. 142.2 LEC (al igual que lo hace el art. 231.2 LOPJ)
permite a todos los funcionarios de Juzgados y Tribunales utilizar también en las
actuaciones judiciales aquellas lenguas oficiales propias de la respectiva Comu-
nidad Autónoma, de manera análoga que el apartado siguiente de dicho mismo
precepto autoriza a hacer lo propio a las partes procesales, a sus Abogados y
Procuradores, y a los testigos y peritos que intervengan en el procedimiento.
3. La posibilidad de utilizar la lengua cooficial en las actuaciones judiciales,
sin embargo, presenta ciertos límites, que son de diversa índole según se refieran
al personal judicial o las partes y demás intervinientes. Así:
1.º El personal judicial se abstendrá de utilizar el idioma oficial propio de la
Comunidad Autónoma cuando alguna de las partes procesales se opusiere a ello
alegando un desconocimiento del idioma capaz de producirle indefensión (art.
142.2 LEC). Sobre las partes procesales, pues, pesa la carga de la alegación
acerca de la restricción del derecho de defensa que pueda derivarse de la utili-
zación por el personal judicial de un idioma diferente del castellano, de forma
tal que, llevada a cabo la primera actuación judicial en esa lengua, si la parte
no reacciona en ese instante oponiéndose al uso de la misma (art. 142.2 LEC) o
pidiendo la traducción del documento de que se trate (art. 142.4 LEC), se enten-
derá que dicha parte no considera afectado su derecho de defensa como con-
secuencia del empleo del idioma cooficial de la respectiva Comunidad Autó-
noma.
2.º Las partes procesales, sus Abogados y Procuradores, y los peritos y testigos
que intervengan en el proceso, por el contrario, únicamente podrán utilizar la
lengua oficial propia de la Comunidad Autónoma en aquellas actuaciones judi-
ciales, tanto orales como escritas, que tengan lugar o se desarrollen en el terri-
torio de la misma (art. 142.3 LEC, que reproduce el art. 231.3 LOPJ), debiendo
utilizar siempre el castellano o la lengua oficial propia de aquella otra Comuni-
dad Autónoma en la que, efectivamente, se produzca la actuación procesal de
que se trate.

JURISPRUDENCIA
«ha de tenerse presente que la Constitución de 1978 proclama la unidad de la Nación
española a la vez que reconoce las nacionalidades y regiones que la integran, a las que
garantiza su derecho a la autonomía y la solidaridad entre todas ellas (art. 2 CE). Y en
correspondencia con este presupuesto, al ordenar constitucionalmente la «realidad plu-
rilingüe de la Nación española» (STC 82/1986), que es asumida como un patrimonio
cultural digno de especial respeto y protección (art. 3.3 CE), establece un régimen de
cooficialidad lingüística del castellano, «lengua española oficial del Estado» (art. 3.1 CE),
y de las «demás lenguas españolas», las cuales «serán también oficiales en las respectivas

239
Artículo 143 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos» (art. 3.2 CE). De suerte que en
la organización territorial del Estado complejo que han configurado la Constitución y los
Estatutos de Autonomía existen unos «territorios dotados de un estatuto de cooficialidad
lingüística» en los que el uso por los particulares, a su elección, de una de las dos lenguas
oficiales «tiene efectivamente plena validez jurídica en las relaciones que mantengan con
cualquier poder público radicado en dicho territorio» (STC 82/1986, fundamento jurí-
dico 3.º)» (STC 337/1994, de 23 de diciembre).

Artículo 143. Intervención de intérpretes


1. Cuando alguna persona que no conozca el castellano ni, en su caso, la
lengua oficial propia de la Comunidad hubiese de ser interrogada o prestar
alguna declaración, o cuando fuere preciso darle a conocer personalmente
alguna resolución, el Secretario por medio de decreto podrá habilitar como
intérprete a cualquier persona conocedora de la lengua de que se trate, exigién-
dosele juramento o promesa de fiel traducción.
Sin perjuicio de lo anterior, se garantizará en todo caso la prestación de los
servicios de interpretación en los litigios transfronterizos a aquella persona que
no conozca el castellano ni, en su caso, la lengua oficial propia de la Comunidad
Autónoma, en los términos establecidos en la Ley 1/1996, de 10 de enero, regu-
ladora de la Asistencia Jurídica Gratuita.
De las actuaciones que en estos casos se practiquen se levantará acta, en la
que constarán los textos en el idioma original y su traducción al idioma oficial,
y que será firmada también por el intérprete.
2. En los mismos casos del apartado anterior, si la persona fuere sorda, se
nombrará siempre, conforme a lo que se dispone en el expresado apartado, al
intérprete de lengua de signos adecuado.
De las actuaciones que se practiquen en relación con las personas sordas se
levantará la oportuna acta.
Véase art. 142.5 LEC

COMENTARIOS
1. El art. 142.5 LOPJ (al igual que con anterioridad lo dispusiera el art. 231.5
LOPJ) prevé, de un lado, la posibilidad de que en las vistas, comparecencias,
audiencias y demás actuaciones orales se pueda habilitar de oficio, como intér-
prete, a cualquier persona conocedora de la lengua empleada, previo juramento
o promesa de fiel traducción.
Debe hacerse notar aquí que dicho precepto dispone que la habilitación se
lleve a cabo por el Tribunal, a través de providencia, cuando, tras la reforma
operada en la LEC por la LRLPOJ, dicha competencia se residencia en el Secre-
tario judicial, quien podrá habilitar a los intérpretes mediante el dictado de un
decreto (art. 143.1 LEC).

240
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 144

2. Por otro lado, el art. 143.1 LEC tiene por objeto una disposición cuando menos
similar, que permite al Secretario habilitar como intérprete a cualquier persona, y en
las mismas condiciones de exigencia de juramento o promesa de fiel traducción, en
aquellos casos en que algún sujeto haya de ser interrogado o prestar alguna declara-
ción (vgr. un perito, un testigo, alguna de las propias partes procesales…), o también
cuando fuere preciso dar a conocer personalmente a la misma alguna resolución,
desconozca el castellano y, en su caso, también la lengua cooficial autonómica de
que se trate. En este caso se levantará acta de las actuaciones que se practiquen, en
la que constarán los textos en el idioma original y su traducción al idioma oficial, acta
que será firmada también por la persona habilitada como intérprete.

En ambos supuestos se trata, pues, de solucionar el problema que se crea cuando


el Tribunal y/o las partes procesales, desconocen el idioma en que se está manifes-
tando cualquier interviniente en el proceso civil, o cuando es dicho interviniente el
que desconoce el o los idiomas oficiales que legalmente puedan ser usados en el
órgano judicial de que se trate. Para solventar dicha situación, pues, no habrá que
acudir a complicados mecanismos, ni a solemnes solicitudes de asistencia, salvo que
sea absolutamente imprescindible. Ya que, como regla general, las labores de intér-
prete/traductor podrán ser llevadas a cabo por cualquier persona que, a juicio del
Secretario Judicial, posea esos conocimientos.
3. Problema distinto es el que se plantea cuando quien ha de prestar decla-
ración, ha de ser interrogado, o ha de serle comunicada una resolución judicial,
no es capaz de expresarse por sí mismo ni de entender el contenido de lo que
se notifica por ser sordo, en cuyo caso dispone el art. 143.2 LEC que el órgano
judicial nombre al intérprete de lengua de signos adecuado para trasmitir tales
conocimientos, quien igualmente prestará juramento o promesa de llevar a cabo
su cometido de manera fiel.

Artículo 144. Documentos redactados en idioma no oficial


1. A todo documento redactado en idioma que no sea el castellano o, en su
caso, la lengua oficial propia de la Comunidad Autónoma de que se trate, se
acompañará la traducción del mismo.
2. Dicha traducción podrá ser hecha privadamente y, en tal caso, si alguna
de las partes la impugnare dentro de los cinco días siguientes desde el traslado,
manifestando que no la tiene por fiel y exacta y expresando las razones de la
discrepancia, el Secretario judicial ordenará, respecto de la parte que exista
discrepancia, la traducción oficial del documento, a costa de quien lo hubiese
presentado.
No obstante, si la traducción oficial realizada a instancia de parte resultara
ser sustancialmente idéntica a la privada, los gastos derivados de aquélla corre-
rán a cargo de quien la solicitó.
Véase art. 142.4 LEC

241
Artículo 144 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
La LEC se encarga de destacar que todas las actuaciones procesales realiza-
das en la lengua oficial propia de la Comunidad Autónoma, tendrán plena vali-
dez y eficacia, sin necesidad de traducción al castellano, dentro del territorio de
la respectiva Comunidad (art. 142.4 LEC). Ahora bien, el propio art. 142.4 LEC
contempla también la eventualidad de que el documento procesal (vgr. un acta,
cualquier resolución judicial, un escrito de parte…) o material (vgr. un docu-
mento en que la parte funde su derecho de los previstos en los arts. 265 y 266
LEC) redactado en la lengua cooficial autonómica deba ser aportado ante otro
distinto órgano, judicial (al que, por ejemplo, se ha acudido por la vía del auxilio
judicial, o que tenga que conocer de un recurso devolutivo formulado contra
una resolución jurisdiccional) o no judicial (vgr. un Registro público), sito en otra
distinta Comunidad Autónoma donde aquélla lengua no posea el estatuto de
cooficialidad. Y contempla, asimismo, el régimen que ha de seguirse cuando
alguno de los documentos aportados por las partes procesales no está redactado,
ni en lengua castellana, ni en aquella otra que en la Comunidad Autónoma
donde tenga su sede el órgano judicial tenga aquel estatuto de cooficialidad.
Varias son, pues, las situaciones jurídicas a distinguir:
1. En primer término, cuando un documento legalmente redactado en una
lengua cooficial autonómica deba surtir efectos fuera del territorio de la respec-
tiva Comunidad Autónoma, el Juez o Tribunal, una vez apercibido de tal cir-
cunstancia, deberá ordenar de oficio que se proceda a su traducción al caste-
llano, salvo que el lugar donde deba surtir efectos se halle en alguna Comunidad
Autónoma con lengua cooficial coincidente (en la actualidad, esto únicamente
ocurre con el idioma catalán, que es cooficial tanto en Cataluña como en las
Islas Baleares) (art. 142.4 LEC).
2. En segundo lugar, y aunque el documento judicial redactado en la lengua
cooficial autonómica no deba surtir efectos fuera del territorio de la respectiva
Comunidad Autónoma, también podrá procederse a su traducción en dos dife-
rentes supuestos: o cuando así lo dispongan las leyes, o cuando así lo solicite
alguna de las partes procesales que alegue indefensión de no llevarse a cabo tal
traducción (art. 142.4 LEC).
3. En tercer y último lugar, también establece la LEC en su art. 144 la obli-
gación de las partes procesales de aportar la traducción de todos aquellos docu-
mentos que presenten ante los órganos judiciales que no estén redactados, ni en
lengua castellana, ni en la lengua cooficial autonómica correspondiente a la
Comunidad en la que dichos órganos tengan su sede. Lo mismo puede ser un
documento redactado en una lengua extranjera, que otro redactado en catalán
que deba presentarse ante un órgano cuya sede se encuentre en la Comunidad
Autónoma andaluza. No obstante, si la traducción oficial realizada a instancia

242
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 145

de la parte discrepante resultara ser sustancialmente idéntica a la privada, los


gastos derivados de aquélla correrán a cargo de quién la solicitó (art. 144.2 LEC).

JURISPRUDENCIA
«Este régimen jurídico, como no podía ser de otro modo, se completa con una cláu-
sula de cierre que presta cobertura normativa al problema que puede suscitarse cuando
son los titulares de los órganos judiciales, y no las partes procesales (las cuales siempre
pueden alegar indefensión para obligar a que las actuaciones judiciales se desarrollen en
lengua castellana), quienes desconocen el idioma oficial propio de la Comunidad Autó-
noma, supuesto este último sobre cuya nueva regulación en el art. 231.4 LOPJ, tras la
reforma operada en el mismo por la Ley Orgánica 16/1994, se suscita ahora la duda
respecto de su constitucionalidad, pues, mientras que en la regulación anterior a la citada
Ley Orgánica los Jueces y Tribunales podían, en cualquier caso y con entera libertad de
criterio, ordenar la traducción del escrito o documento redactado en la lengua autonó-
mica oficial, con posterioridad a la indicada reforma el citado precepto establece que la
decisión judicial de traducción únicamente podrá ser adoptada de oficio «cuando así lo
dispongan las Leyes...», remitiéndose, de este modo, a una regulación legislativa que
prevea de forma expresa los casos, causas y condiciones en que los Jueces y Tribunales
estarán autorizados a disponer, de oficio, que un determinado escrito o documento sea
traducido al castellano (...) En conclusión, la sustitución de la facultad judicial incondi-
cionada de traducción que estaba contenida en la anterior redacción del precepto cuya
constitucionalidad nos ocupa por una remisión a otras disposiciones legislativas no
impide que los Jueces y Magistrados, tras la entrada en vigor de la Ley Orgánica 16/1994,
puedan y deban ordenar la traducción de un escrito o documento redactado en una
lengua oficial autonómica cuando ello sea necesario para cumplir la función jurisdiccio-
nal (art. 117.1 y 3 CE) de proporcionar a todos tutela judicial efectiva, como exige el
principio proclamado en el art. 24.1 CE. Interpretado así, el art. 231.4 LOPJ no se opone
a los arts. 3, 117.1 y 149.1.5 CE» (STC 105/2000, de 13 de abril).

CAPÍTULO IV
De la fe pública judicial y de la documentación de las actuaciones

Artículo 145. Fe pública judicial


1. Corresponde al Secretario judicial, con exclusividad y plenitud, el ejerci-
cio de la fe pública judicial en las actuaciones procesales.
Concretamente, el Secretario judicial:
1.º Dará fe, por sí o mediante el registro correspondiente, de cuyo funcio-
namiento será responsable, de la recepción de escritos con los documentos y
recibos que les acompañen, expidiendo en su caso las certificaciones que en esta
materia sean solicitadas por las partes.
2.º Dejará constancia fehaciente de la realización de actos procesales en el
Tribunal o ante éste y de la producción de hechos con trascendencia procesal,
mediante las oportunas actas y diligencias cualquiera que sea el soporte que se
utilice.

243
Artículo 146 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3.º Expedirá certificaciones o testimonios de las actuaciones judiciales no


declaradas secretas ni reservadas a las partes, con expresión del destinatario y
el fin para el cual se solicitan.
4.º Autorizará y documentará conforme a lo previsto en el art. 24 de esta ley
el otorgamiento de poderes para pleitos.
2. En el ejercicio de estas funciones no precisará de la intervención adicional
de testigos.
Véase art. 5 ROCSJ

COMENTARIOS
1. El art. 145 LEC atribuye en favor del Secretario Judicial la tradicional
misión de prestar la denominada «fe pública judicial», es decir, la labor de acre-
ditar la existencia y la veracidad de los contenidos de muy diversas actuaciones
procesales, mediante la intervención directa en los mismos de este cualificado
funcionario al servicio de la Administración de Justicia. En concreto, dentro de
la indicada función se reconoce al Secretario Judicial, con exclusividad y ple-
nitud (sin precisar, pues, en ningún caso la intervención adicional de testigos):
1.º) Dará fe, por sí o mediante el registro correspondiente, de cuyo funciona-
miento será responsable, de la recepción de escritos con los documentos y reci-
bos que les acompañen, expidiendo en su caso las certificaciones que en esta
materia sean solicitadas por las partes; 2.º) Dejará constancia fehaciente de la
realización de actos procesales en el Tribunal o ante éste y de la producción de
hechos con trascendencia procesal, mediante las oportunas actas y diligencias
cualquiera que sea el soporte que se utilice; 3.º) Expedirá certificaciones o tes-
timonios de las actuaciones judiciales no declaradas secretas ni reservadas a las
partes, con expresión del destinatario y el fin para el cual se solicitan; 4.º) Auto-
rizará y documentará, conforme a lo previsto en el art. 24 LEC, el otorgamiento
de poderes para pleitos.
2. En sentido análogo se manifiesta el art. 5 ROCSJ a la hora de enumerar las
distintas funciones que los Secretarios judiciales han de desempeñar en el ejer-
cicio de la «fe pública judicial».

Artículo 146. Documentación de las actuaciones


1. Las actuaciones procesales que no consistan en escritos y documentos se
documentarán por medio de actas y diligencias. Cuando se utilicen medios téc-
nicos de grabación o reproducción, el Secretario judicial garantizará la autenti-
cidad de lo grabado o reproducido.
2. Cuando la ley disponga que se levante acta, se recogerá en ella, con la
necesaria extensión y detalle, todo lo actuado.
Si se tratase de actuaciones que conforme a esta ley hayan de registrarse en
soporte apto para la grabación y reproducción, y el Secretario judicial dispusiere

244
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 146

de firma electrónica reconocida u otro sistema de seguridad que conforme a la


ley garantice la autenticidad e integridad de lo grabado, el documento electró-
nico así generado constituirá el acta a todos los efectos.
Si los mecanismos de garantía previstos en el párrafo anterior no se pudiesen
utilizar el Secretario judicial deberá consignar en el acta los siguientes extremos:
número y clase de procedimiento, lugar y fecha de celebración, tiempo de dura-
ción, asistentes al acto, peticiones y propuestas de las partes, en caso de propo-
sición de pruebas, declaración de pertinencia y orden en la práctica de las mis-
mas, resoluciones que adopte el Juez o Tribunal, así como las circunstancias e
incidencias que no pudieran constar en aquel soporte.
En estos casos, o cuando los medios de registro previstos en este artículo no
se pudiesen utilizar por cualquier causa, el acta se extenderá por procedimientos
informáticos, sin que pueda ser manuscrita más que en las ocasiones en que la
sala en que se esté celebrando la actuación careciera de medios informáticos.
3. Los tribunales podrán emplear medios técnicos de documentación y
archivo de sus actuaciones y de los escritos y documentos que recibieren, con
las garantías a que se refiere el apartado 1 del art. 135 de esta Ley. También
podrán emplear medios técnicos de seguimiento del estado de los procesos y de
estadística relativa a éstos.

COMENTARIOS
1. Las actuaciones procesales que no consistan en escritos y documentos se
documentarán por medio de actas y diligencias (habiendo desaparecido, pues,
tras la LRLPOJ, las «notas»): 1.º) Cuando la ley disponga que se levante acta, se
recogerá en ella, con la necesaria extensión y detalle, todo lo actuado (art.
146.2.I LEC); 2.º) En cuanto a las diligencias respecta, éstas podrán ser de orde-
nación, de constancia, de comunicación o de ejecución» (art. 456.2 LOPJ).
2. Para documentar y archivar las actuaciones procesales, incluidos los escri-
tos y documentos que recibieren, también podrán los órganos judiciales hacer
uso de medios técnicos, siempre y cuando los mismos ofrezcan las suficientes
garantías de autenticidad, en los términos del art. 135.5 LEC (art. 146.3 LEC).
También podrán emplearse dichos medios técnicos para el seguimiento del
estado de los procesos y de estadística relativa a éstos (art. 146.3 LEC). A este
último respecto, los Títulos V y VI del Reglamento del CGPJ 5/1995, de 7 de
junio, de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales, acometen la
regulación del régimen jurídico del «establecimiento y gestión de los ficheros
automatizados bajo la responsabilidad de los órganos judiciales» y del «proce-
dimiento de aprobación de los programas, aplicaciones y sistemas informáticos
de la Administración de Justicia», respectivamente.

245
Artículo 147 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 147. Documentación de las actuaciones mediante sistemas de gra-


bación y reproducción de la imagen y el sonido
Las actuaciones orales en vistas, audiencias y comparecencias celebradas
ante los jueces o magistrados o, en su caso, ante los secretarios judiciales, se
registrarán en soporte apto para la grabación y reproducción del sonido y la
imagen y no podrán transcribirse.
Siempre que se cuente con los medios tecnológicos necesarios, el Secretario
Judicial garantizará la autenticidad e integridad de lo grabado o reproducido
mediante la utilización de la firma electrónica reconocida u otro sistema de
seguridad que conforme a la ley ofrezca tales garantías. En este caso, la cele-
bración del acto no requerirá la presencia en la sala del Secretario Judicial salvo
que lo hubieran solicitado las partes, al menos dos días antes de la celebración
de la vista, o que excepcionalmente lo considere necesario el Secretario Judicial
atendiendo a la complejidad del asunto, al número y naturaleza de las pruebas
a practicar, al número de intervinientes, a la posibilidad de que se produzcan
incidencias que no pudieran registrarse, o a la concurrencia de otras circuns-
tancias igualmente excepcionales que lo justifiquen. En estos casos, el Secretario
Judicial extenderá acta sucinta en los términos previstos en el artículo anterior.
Las actuaciones orales y vistas grabadas y documentadas en soporte digital
no podrán transcribirse, salvo en aquellos casos en que una ley así lo determine.
El Secretario Judicial deberá custodiar el documento electrónico que sirva
de soporte a la grabación. Las partes podrán pedir, a su costa, copia de las gra-
baciones originales.

Artículo 148. Formación, custodia y conservación de los autos


Los Secretarios Judiciales responderán de la debida formación de los autos
dejando constancia de las resoluciones que dicten los Tribunales, o ellos mismos
cuando así lo autorice la ley. Igualmente responderán de la conservación y cus-
todia de los mismos, salvo el tiempo en que estuvieren en poder del Juez o
Magistrado ponente u otros Magistrados integrantes del Tribunal.

CAPÍTULO V
De los actos de comunicación judicial

Artículo 149. Clases de actos de comunicación


Los actos procesales de comunicación serán:
1. Notificaciones, cuando tengan por objeto dar noticia de una resolución o
actuación.
2. Emplazamientos, para personarse y para actuar dentro de un plazo.
3. Citaciones, cuando determinen lugar, fecha y hora para comparecer y
actuar.

246
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 149

4. Requerimientos para ordenar, conforme a la ley, una conducta o inacti-


vidad.
5. Mandamientos, para ordenar el libramiento de certificaciones o testimo-
nios y la práctica de cualquier actuación cuya ejecución corresponda a los Regis-
tradores de la Propiedad, Mercantiles, de Buques, de ventas a plazos de bienes
muebles, notarios, o funcionarios al servicio de la Administración de Justicia.
6. Oficios, para las comunicaciones con autoridades no judiciales y funcio-
narios distintos de los mencionados en el número anterior.

COMENTARIOS
1. Como de todos es sabido, el proceso no constituye un mecanismo de
resolución de conflictos que se desarrolle en un único acto o en una actuación
temporal continuada e ininterrumpida. De ahí la necesidad de que las leyes
procesales arbitren mecanismos que permitan, en el estadio inicial del procedi-
miento, dar noticia de su existencia a todos cuantos puedan estar interesados en
el mismo, a los efectos de que, si lo desean, puedan participar activamente en
él, y ya con posterioridad a ese momento, una vez constituida la relación jurídica
procesal, instrumentar la comunicación entre las partes y el órgano judicial que
esté conociendo del proceso, a los efectos de la realización de los sucesivos
actos procesales que culminarán en la resolución final del pleito.
Estos mecanismos e instrumentos procesales son los que la LEC denomina
«actos de comunicación judicial», y que no son sino actos procesales que adopta
el órgano judicial y lleva a cabo el Secretario judicial, a través de los cuales se
pone en conocimiento de las partes procesales, y de quienes deban serlo, las
distintas resoluciones procesales que se hayan dictado, o se les comunica la
posibilidad de llevar a cabo una determinada actuación con relevancia procesal,
según cuál sea la modalidad de acto de comunicación ante la que nos encon-
tremos.
Como ha destacado la jurisprudencia (vgr. STC 121/1995, de 18 de julio,
entre muchas otras), la finalidad esencial de los actos de comunicación radica
en llevar al conocimiento personal de los litigantes las decisiones y resoluciones
judiciales, a fin de que puedan adoptar ante las mismas la conducta procesal que
consideren oportuna en defensa de sus derechos e intereses, por lo que a los
Juzgados y Tribunales integrantes les viene impuesto un cualificado deber de
diligencia (SSTC 327/1994, de 12 de diciembre, 190/1995, de 18 de diciembre,
126/1996, de 9 de julio), un deber específico de adoptar, más allá del cumpli-
miento rituario de las formalidades legales, todas las cautelas y garantías que
resulten razonablemente adecuadas para asegurar que esa finalidad de conoci-
miento de las resoluciones judiciales no se frustre por causas ajenas a la voluntad
de aquellos a quienes afectan.
2.

247
Artículo 150 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

a) Las notificaciones tienen por objeto dar noticia de una resolución o actua-
ción (art. 149.1 LEC), entre las que se incluyen no sólo las resoluciones judiciales
(providencias, autos y sentencias –art. 206.1 LEC–), sino también las resoluciones
que dicten los Secretarios (v. art. 150.1 LEC, que ya no habla de «resoluciones
judiciales y diligencias de ordenación», sino, tras la reforma operada por la LRL-
POJ, de «resoluciones procesales»).
b) Los emplazamientos tienen por finalidad el hacer saber al interesado que
dispone de un plazo determinado de tiempo para llevar a cabo una también
determinada conducta con relevancia procesal, bien la de personarse en los
autos, o bien la de verificar una actuación procesal concreta sometida a plazo
(art. 149.2.º LEC).
c) Las citaciones tienen por finalidad la de informar a los interesados acerca
del día, hora y lugar en que los mismos han de comparecer ante el Juzgado o
Tribunal para la realización de una determinada actuación procesal (art. 149.3.º
LEC), tal y como, por ejemplo, la celebración de la vista oral en primera instancia
(arts. 429, 440.1 LEC), o en el curso de la tramitación de un recurso devolutivo
(arts. 464.1, 475.1, 486.1 LEC).
d) Los requerimientos son actos de comunicación de carácter coercitivo,
pues a través de los mismos se impone al interesado, conforme a lo dispuesto en
la Ley, la realización de una conducta activa o de una inactividad, de un hacer
o un no hacer, bajo apercibimiento de alguna consecuencia restrictiva para con
sus derechos en caso de no verificar aquéllas debidamente (art. 149.4.º LEC).
e) Por último, la LEC se refiere a otros actos de comunicación cuyo común
denominador es el de tener como destinatarios a personas ajenas al procedi-
miento, cuyo concurso se reclama en función de una necesidad que surja fun-
damentalmente a los efectos probatorios y cautelares. Se trata de los manda-
mientos, en los que se ordena el libramiento de certificaciones o testimonios y
la práctica de cualquier actuación cuya ejecución corresponda a los Registra-
dores de la Propiedad, Mercantiles, de Buques, de ventas a plazos de bienes
muebles, Notarios o funcionarios al servicio de la Administración de Justicia (art.
149.5.º LEC), y de los oficios, mediante los cuales se lleva a cabo la comunica-
ción, a los mismos efectos que los mandamientos, con autoridades no judiciales
y funcionarios distintos a los destinatarios de estos últimos (art. 149.6.º LEC).

Artículo 150. Notificación de resoluciones y diligencias de ordenación


1. Las resoluciones procesales se notificarán a todos los que sean parte en el
proceso.
2. Por disposición del Tribunal, también se notificará la pendencia del pro-
ceso a las personas que, según los mismos autos, puedan verse afectadas por la
resolución que ponga fin al procedimiento. Esta comunicación se llevará a cabo,

248
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 150

con los mismos requisitos, cuando el Tribunal advierta indicios de que las partes
están utilizando el proceso con fines fraudulentos.
3. También se hará notificación a los terceros en los casos en que lo prevea
la Ley.

JURISPRUDENCIA
«hemos reiterado la gran relevancia que posee la correcta constitución de la relación
jurídica procesal para garantizar el derecho de defensa reconocido en el art. 24 CE, que
implica la posibilidad de un juicio contradictorio en que las partes puedan hacer valer
sus derechos e intereses legítimos. De ahí la especial trascendencia de los actos de
comunicación del órgano judicial con las partes, en particular del emplazamiento a quien
ha de ser o puede ser parte en el procedimiento, pues en tal caso el acto de comunicación
es el necesario instrumento que facilita la defensa en el proceso de los derechos e intere-
ses cuestionados (STC 16/1989, de 30 de enero, FJ 2), de tal manera que su falta o
deficiente realización, siempre que se frustre la finalidad con ellos perseguida, coloca al
interesado en una situación de indefensión que vulnera el referido derecho fundamental,
salvo que la situación de incomunicación sea imputable a la propia conducta del afec-
tado por haberse situado voluntaria o negligentemente al margen del proceso, pese a
tener conocimiento por otros medios distintos de su existencia (STC 268/2000, de 13 de
noviembre, FJ 4, y las allí citadas), si bien es necesario recordar que la posible negligencia,
descuido o impericia imputables a la parte, o el conocimiento extraprocesal de la causa
judicial tramitada inaudita parte, que excluiría la relevancia constitucional de la queja,
«no puede fundarse sin más en una presunción cimentada en simples conjeturas, sino
que debe acreditarse fehacientemente para que surta su efecto invalidante de la tacha
de indefensión, pues lo presumido es, justamente, el desconocimiento del proceso si así
se alega (SSTC 219/1999, de 29 de noviembre, FJ 2, y 128/2000, de 16 de mayo, FJ 5)»
(STC 268/2000, de 13 de noviembre, FJ 4).
Por las razones expuestas, recae sobre el órgano judicial no sólo el deber de velar
por la correcta ejecución de los actos de comunicación, sino también el de asegurarse
de que dichos actos sirven a su propósito de garantizar que la parte sea oída en el pro-
ceso. Ello comporta, en lo posible, la exigencia del emplazamiento personal de los afec-
tados y, desde otra perspectiva, la limitación del empleo de la notificación edictal a
aquellos supuestos en los que no conste el domicilio de quien haya de ser emplazado o
bien se ignore su paradero (ya desde la STC 9/1981, de 31 de marzo). En congruencia
con lo anterior, hemos señalado que la modalidad del emplazamiento edictal, aun siendo
válida constitucionalmente, exige, por su condición de último remedio de comunicación,
«no sólo el agotamiento previo de las otras modalidades de más garantía y la constancia
formal de haberse intentado practicarlas, sino también que el acuerdo o resolución judi-
cial de tener a la parte como persona en ignorado paradero o de domicilio desconocido,
presupuesto de la citación por edictos, se halle fundada en criterio de razonabilidad que
lleve a la convicción o certeza de la inutilidad de aquellos otros medios normales de
comunicación (SSTC 39/1987, de 3 de abril; 157/1987, de 15 de octubre; 155/1988,
de 22 de julio, y 234/1988, de 2 de diciembre)» [STC 16/1989, de 30 de enero, FJ 2; en
el mismo sentido las posteriores SSTC 219/1999, de 29 de noviembre, FJ 2; 65/2000, de
13 de marzo, FJ 3, y 268/2000, de 13 de noviembre, FJ 4]. En tales casos resulta exigible
que el órgano judicial observe una especial diligencia agotando previamente todas las

249
Artículo 151 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

modalidades aptas para asegurar en el mayor grado posible la recepción por su destina-
tario de la notificación. Así, hemos declarado que, cuando del examen de los autos o de
la documentación aportada por las partes se deduzca la existencia de un domicilio que
haga factible practicar de forma personal los actos de comunicación procesal con el
demandado, debe intentarse esta forma de notificación antes de acudir a la notificación
por edictos (entre otras muchas, la reciente STC 40/2005, de 28 de febrero, FJ 2)» (STC
2/2008, de 21 de enero).

Artículo 151. Tiempo de la comunicación


1. Todas las resoluciones dictadas por los Tribunales o Secretarios Judiciales
se notificarán en el plazo máximo de tres días desde su fecha o publicación.
2. Los actos de comunicación al Ministerio Fiscal, a la Abogacía del Estado,
a los Letrados de las Cortes Generales y de las Asambleas Legislativas, o del
Servicio Jurídico de la Administración de la Seguridad Social, de las demás
Administraciones públicas de las Comunidades Autónomas o de los Entes Loca-
les, así como los que se practiquen a través de los servicios de notificaciones
organizados por los Colegios de Procuradores, se tendrán por realizados el día
siguiente hábil a la fecha de recepción que conste en la diligencia o en el res-
guardo acreditativo de su recepción cuando el acto de comunicación se haya
efectuado por los medios y con los requisitos que establece el art. 162. Cuando
el acto de comunicación fuera remitido con posterioridad a las 15:00 horas, se
tendrá por recibido al día siguiente hábil.
3. Cuando la entrega de algún documento o despacho que deba acompañarse
al acto de comunicación tenga lugar en fecha posterior a la recepción del acto
de comunicación, éste se tendrá por realizado cuando conste efectuada la
entrega del documento, siempre que los efectos derivados de la comunicación
estén vinculados al documento.

Artículo 152. Forma de los actos de comunicación. Respuesta


1. Los actos de comunicación se realizarán bajo la dirección del secretario
judicial, que será el responsable de la adecuada organización del servicio. Tales
actos se ejecutarán por:
1.º Los funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial.
2.º El procurador de la parte que lo solicite.
A tal efecto, en todo escrito que dé inicio a un procedimiento judicial, de
ejecución, o a otra instancia, el solicitante deberá expresar si interesa que todos
los actos de comunicación se realicen por su procurador. Si no se manifestare
nada al respecto, el secretario judicial dará curso a los autos, realizándose tales
actos por los funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial. Asimismo, serán rea-
lizados por estos últimos si los demandados, ejecutados o recurridos no solicitan
expresamente en su escrito de personación que se realicen por su procurador o
si las partes fueran beneficiarias del derecho de asistencia jurídica gratuita.

250
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 152

Los solicitantes podrán, de forma motivada y concurriendo justa causa, pedir


la modificación del régimen inicial, procediendo el secretario judicial, si lo con-
sidera justificado, a realizar los sucesivos actos de comunicación conforme a la
nueva petición.
Se tendrán por válidamente realizados estos actos de comunicación cuando
en la diligencia quede constancia suficiente de haber sido practicados en la per-
sona, en el domicilio, en la dirección electrónica habilitada al efecto, por com-
parecencia electrónica o por los medios telemáticos o electrónicos elegidos por
el destinatario.
A estos efectos, el procurador acreditará, bajo su responsabilidad, la identi-
dad y condición del receptor del acto de comunicación, cuidando de que en la
copia quede constancia fehaciente de la recepción, de su fecha y hora y del
contenido de lo comunicado.
2. Los actos de comunicación se practicarán por medios electrónicos cuando
los sujetos intervinientes en un proceso estén obligados al empleo de los sistemas
telemáticos o electrónicos existentes en la Administración de Justicia conforme
al art. 273, o cuando aquéllos, sin estar obligados, opten por el uso de esos
medios, con sujeción, en todo caso, a las disposiciones contenidas en la norma-
tiva reguladora del uso de las tecnologías de la información y la comunicación
en la Administración de Justicia.
No obstante, los actos de comunicación no se practicarán por medios elec-
trónicos cuando el acto vaya acompañado de elementos que no sean susceptibles
de conversión en formato electrónico o así lo disponga la ley.
El destinatario podrá identificar un dispositivo electrónico, servicio de men-
sajería simple o una dirección de correo electrónico que servirán para informarle
de la puesta a su disposición de un acto de comunicación, pero no para la prác-
tica de notificaciones. En tal caso, con independencia de la forma en que se
realice el acto de comunicación, la oficina judicial enviará el referido aviso. La
falta de práctica de este aviso no impedirá que la notificación sea considerada
plenamente válida.
3. Los actos de comunicación se efectuarán en alguna de las formas siguien-
tes, según disponga esta Ley:
1.ª A través de procurador, tratándose de comunicaciones a quienes estén
personados en el proceso con representación de aquél.
2.ª Remisión de lo que haya de comunicarse mediante correo, telegrama,
correo electrónico o cualquier otro medio electrónico que permita dejar en los
autos constancia fehaciente de la recepción, de su fecha y hora y del contenido
de lo comunicado.
3.ª Entrega al destinatario de copia literal de la resolución que se le haya de
notificar, del requerimiento que el Tribunal o el secretario judicial le dirija, o de
la cédula de citación o emplazamiento.
4.ª En todo caso, por el personal al servicio de la Administración de Justicia,
a través de medios telemáticos, cuando se trate del Ministerio Fiscal, de la Abo-

251
Artículo 152 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

gacía del Estado, de los Letrados de las Cortes Generales y de las Asambleas
Legislativas, o del Servicio Jurídico de la Administración de la Seguridad Social,
de las demás Administraciones públicas de las Comunidades Autónomas o de los
Entes Locales, si no tuvieran designado procurador.
4. En la cédula se hará constar claramente el carácter judicial del escrito, y
expresará el Tribunal o secretario judicial que hubiese dictado la resolución y el
asunto en que haya recaído, el nombre y apellidos de la persona a quien se haga
la citación o emplazamiento, y del procurador encargado de cumplimentarlo,
en su caso, el objeto de éstos y el lugar, día y hora en que deba comparecer el
citado, o el plazo dentro del cual deba realizarse la actuación a que se refiera el
emplazamiento, con la prevención de los efectos que, en cada caso, la ley esta-
blezca.
5. En las notificaciones, citaciones y emplazamientos no se admitirá ni con-
signará respuesta alguna del interesado, a no ser que así se hubiera mandado. En
los requerimientos se admitirá la respuesta que dé el requerido, consignándola
sucintamente en la diligencia.

COMENTARIOS
1. Competencia para realizar y ejecutar los actos de comunicación (art. 152.1
LEC):
Los diferentes actos de comunicación deberán realizarse bajo la dirección
del Secretario del órgano judicial que los haya acordado, Secretario que será el
responsable de la adecuada organización del servicio, y a quien institucional-
mente corresponde llevar a cabo tan trascendental misión dada su alta cualifi-
cación profesional. Con todo, la ejecución de los tales actos de comunicación
no corresponde ya al propio Secretario Judicial, sino que la misma se llevará a
cabo: 1.º) Por los funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial (art. 152.1 LEC);
2.º) Por el Procurador de la parte que así lo solicite.
En este último caso: 1.º) La parte actora o recurrente, en el escrito con que
dé inicio a un proceso declarativo, de ejecución, o a otra instancia, deberá
expresar si desea que todos los actos de comunicación se realicen por su pro-
curador; y lo mismo la parte demandada o recurrida, que deberá solicitarlo en
su escrito de personación; 2.º) Una vez solicitada la ejecución de los actos de
comunicación por el Procurador, el solicitante podrá, de forma motivada y con-
curriendo justa causa, pedir la modificación del régimen inicial, procediendo el
Secretario judicial, si lo considera justificado, a realizar los sucesivos actos de
comunicación a través de los funcionarios del Cuerpo de Auxilio judicial; y 3.º)
El acto de comunicación de que se trate se tendrán por válido cuando en la
diligencia quede constancia de haber sido practicados en la persona, en el
domicilio, en la dirección electrónica habilitada al efecto, por comparecencia
electrónica o por los medios telemáticos o electrónicos elegidos por el destina-
tario; a estos efectos, el procurador acreditará, bajo su responsabilidad, la iden-

252
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 152

tidad y condición del receptor del acto de comunicación, cuidando de que en


la copia quede constancia fehaciente de la recepción, de su fecha y hora y del
contenido de lo comunicado.
2. Obligación de ejecutar electrónicamente los actos de comunicación (art.
152.2 LEC):
Como quiera que, en el momento presente, tras las reformas llevadas a cabo
en la LOPJ y en la LEC en este sentido, la relación entre los tribunales y las partes
y terceros ha de llevarse a cabo primordialmente de manera electrónica, el art.
152.2 LEC especifica dicha obligatoriedad para el concreto ámbito de los actos
de comunicación. Y, así:
a) Impone dicha obligatoriedad: 1.º) A los sujetos intervinientes en el proceso
que, conforme al art. 273 LEC, estén obligados al empleo de los sistemas tele-
máticos o electrónicos existentes en la Administración de Justicia»; y 2.º) A los
sujetos intervinientes que, sin estar obligados, opten por el uso de esos medios
electrónicos. A tales efectos, dichos sujetos deberán identificar un dispositivo
electrónico, servicio de mensajería simple o dirección de correo electrónico que
servirán para informarle de la puesta a su disposición de un acto de comunica-
ción, pero no para la práctica de notificaciones. En tal caso, con independencia
de la forma en que se realice el acto de comunicación, la oficina judicial enviará
el referido aviso, pero la falta de práctica de este aviso no impedirá que la noti-
ficación sea considerada plenamente válida.
b) Excepciona dicha obligatoriedad cuando el acto vaya acompañado de
elementos que no sean susceptibles de conversión en formato electrónico o así
lo disponga la ley.
3. Modalidades de ejecución de los actos de comunicación (art. 153.3 LEC):
El apartado 3 de la norma comentada establece las diferentes modalidades
a través de las cuales un concreto acto de comunicación se puede hacer llegar
a su destinatario, y que pueden ser tanto directas o personales (entre del acto por
el Procurador o por los funcionarios del Cuerpo de Auxilio judicial), cuanto
indirectas (remisión del acto por medios un intermediario físico o electrónico).
4. La norma comentada, por último, introduce dos especialidades en función
de cuál sea el acto de comunicación empleado, a saber: 1.ª) Toda cédula de
citación o emplazamiento deberá incorporar los contenidos del art. 152.4 LEC:
2.ª) En las notificaciones, citaciones y emplazamientos, con carácter general, no
se admitirá respuesta del interesado, más sí en los requerimientos (art. 152.5
LEC).

253
Artículo 153 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 153. Comunicación por medio de procurador


La comunicación con las partes personadas en el juicio se hará a través de
su procurador cuando éste las represente. El procurador firmará las notificacio-
nes, emplazamientos, citaciones y requerimientos de todas clases que deban
hacerse a su poderdante en el curso del pleito, incluso las de sentencias y las que
tengan por objeto alguna actuación que deba realizar personalmente el poder-
dante.
Véase art. 154 LEC

COMENTARIOS
Cuando, de conformidad con el art. 23 LEC, las partes hayan comparecido
ante el órgano judicial representadas por medio de un Procurador, éste, en el
ejercicio de la capacidad de postulación que legalmente le asiste, será quien
ejerza de intermediario entre aquéllas y el Tribunal competente, intermediación
que hace posible que sea el Procurador quien reciba personalmente de manos
del órgano judicial todos los actos de comunicación que deban trasmitirse a sus
mandantes o representados. Así lo prevé el art. 28 LEC, y así lo ratifica el presente
art. 153, al encomendar al Procurador la firma de los actos de comunicación de
todas clases que deban hacerse a su poderdante en el curso del pleito, incluso
las de sentencias y las que tengan por objeto alguna actuación que deba realizar
personalmente el poderdante.
Por esa razón, porque el Procurador es el profesional institucionalmente
encargado de ejercer de intercomunicador entre las partes y el órgano judicial,
es por la que sobre el mismo pesa la responsabilidad de que tal función se desa-
rrolle de manera adecuada, hasta el extremo de que, si incurriere en dolo o
morosidad en los actos de comunicación cuya práctica haya asumido, o no res-
petare las formalidades legales, causando perjuicio a tercero, será responsable
de los daños y perjuicios ocasionados y podrá ser sancionado (art. 168.2 LEC).

Artículo 154. Lugar de comunicación de los actos a los procuradores


1. Los actos de comunicación con los procuradores se realizarán en la sede
del Tribunal o en el servicio común de recepción organizado por el Colegio de
Procuradores. El régimen interno de este servicio será competencia del Colegio
de Procuradores, de conformidad con la ley.
2. La remisión y recepción de los actos de comunicación con los procura-
dores en este servicio se realizará, salvo las excepciones establecidas en la ley,
por los medios telemáticos o electrónicos y con el resguardo acreditativo de su
recepción a que se refiere el art. 162.
Si hubiera de realizarse el acto en soporte papel, se remitirá al servicio, por
duplicado, la copia de la resolución o la cédula, de las que el procurador recibirá

254
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 155

un ejemplar y firmará otro, que será devuelto a la oficina judicial por el propio
servicio.

Artículo 155. Actos de comunicación con las partes aún no personadas o no


representadas por procurador. Domicilio
1. Cuando las partes no actúen representadas por procurador o se trate del
primer emplazamiento o citación al demandado, los actos de comunicación se
harán por remisión al domicilio de los litigantes. En la cédula de emplazamiento
o citación se hará constar el derecho a solicitar asistencia jurídica gratuita y el
plazo para solicitarla.
2. El domicilio del demandante será el que haya hecho constar en la demanda
o en la petición o solicitud con que se inicie el proceso. Asimismo, el demandante
designará, como domicilio del demandado, a efectos del primer emplazamiento
o citación de éste, uno o varios de los lugares a que se refiere el apartado
siguiente de este artículo. Si el demandante designare varios lugares como domi-
cilios, indicará el orden por el que, a su entender, puede efectuarse con éxito la
comunicación.
Asimismo, el demandante deberá indicar cuantos datos conozca del deman-
dado y que puedan ser de utilidad para la localización de éste, como números
de teléfono, de fax, dirección de correo electrónico o similares, que se utilizarán
con sujeción a lo dispuesto en la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso
de las tecnologías de la información y la comunicación en la Administración de
Justicia.
El demandado, una vez comparecido, podrá designar, para sucesivas comu-
nicaciones, un domicilio distinto.
3. A efectos de actos de comunicación, podrá designarse como domicilio el
que aparezca en el padrón municipal o el que conste oficialmente a otros efectos,
así como el que aparezca en Registro oficial o en publicaciones de Colegios pro-
fesionales, cuando se tratare, respectivamente, de empresas y otras entidades o
de personas que ejerzan profesión para la que deban colegiarse obligatoria-
mente. También podrá designarse como domicilio, a los referidos efectos, el
lugar en que se desarrolle actividad profesional o laboral no ocasional.
Cuando en la demanda se ejercite una acción de aquellas a las que se refiere
el núm. 1.º del apartado 1 del art. 250, se entenderá que si las partes no han
acordado señalar en el contrato de arrendamiento un domicilio en el que se
llevarán a cabo los actos de comunicación, éste será, a todos los efectos, el de
la vivienda o local arrendado.
Si la demanda se dirigiese a una persona jurídica, podrá igualmente señalarse
el domicilio de cualquiera que aparezca como administrador, gerente o apode-
rado de la empresa mercantil, o presidente, miembro o gestor de la Junta de
cualquier asociación que apareciese en un Registro oficial.
4. Si las partes no estuviesen representadas por procurador, las comunica-
ciones efectuadas en cualquiera de los lugares previstos en el apartado anterior,

255
Artículo 155 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

que se hayan designado como domicilios, surtirán plenos efectos en cuanto se


acredite la correcta remisión de lo que haya de comunicarse aunque no conste
su recepción por el destinatario.
No obstante, si la comunicación tuviese por objeto la personación en juicio
o la realización o intervención personal de las partes en determinadas actuacio-
nes procesales y no constare la recepción por el interesado, se estará a lo dis-
puesto en el art. 158.
5. Cuando las partes cambiasen su domicilio durante la sustanciación del
proceso, lo comunicarán inmediatamente a la Oficina judicial.
Asimismo deberán comunicar los cambios relativos a su número de teléfono,
fax, dirección de correo electrónico o similares, siempre que estos últimos estén
siendo utilizados como instrumentos de comunicación con la Oficina judicial.

COMENTARIOS
1. Aunque, como ya se sabe, la forma ordinaria de comunicación con las
partes en el proceso civil es mediante la práctica de dichos actos a través del
Procurador de cada una de ellas (arts. 153 y 154 LEC), esta modalidad no puede
tener lugar, tanto cuando el concurso del Procurador no es preceptivo (art. 23
LEC), cuanto en el caso en que el acto de comunicación sea el del primer empla-
zamiento de la demandada, en un momento del proceso, por tanto, en el que
esta última todavía no se encuentra personada ante el Tribunal. El art. 155.1 LEC,
en tales singulares supuestos, dispone que los actos de comunicación se harán
entonces «por remisión al domicilio de los litigantes».
2. La LEC contiene una muy detallada regulación sobre la determinación del
domicilio de las partes, y en particular, como es evidente, del de la parte deman-
dada, apostando decididamente por agotar todas las posibilidades que eviten el
tener que llegar a utilizar los edictos como medio de comunicación de los actos
judiciales. Así:
1.º Con respecto al domicilio del demandante, la LEC se conforma con indi-
car que aquél «será el que haya hecho constar en la demanda o en la petición
o solicitud con que se inicie el proceso» (art. 155.2.I LEC). Dicho demandante,
además, deberá indicar su propio número de teléfono, de fax, dirección de
correo electrónico o similares, siempre que estos últimos estén siendo utilizados
como instrumentos de comunicación con la Oficina Judicial (argumento ex art.
155.5.II LEC).
2.º En relación con el domicilio del demandado, la Ley impone al deman-
dante la carga de determinarlo, coherentemente con la naturaleza rogada de la
justicia civil (art. 216 LEC). Para ello deberá designar en su escrito de demanda
(arts. 399, 437 LEC) el domicilio del demandado, a los efectos del primer empla-
zamiento o citación de éste, pudiendo designarse como tales todos los indicados
en el art. 155.3 LEC. Si el demandante designara varios lugares como domicilios,

256
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 156

indicará el orden por el que, a su entender, puede efectuarse con éxito la comu-
nicación (art. 155.2.I LEC). Asimismo, deberá indicar cuantos datos conozca del
demandado y que puedan ser de utilidad para la localización de éste, como
números de teléfono, de fax, dirección de correo electrónico o similares (art.
155.2.II LEC). Con todo, una vez comparecido el demandado podrá designar
otro diferente domicilio en el que recibir las sucesivas comunicaciones (art.
155.2.III LEC).
La exigencia de indicar el domicilio del demandado y demás datos que posi-
biliten su localización, de responder originariamente al concepto de «carga»
procesal, en la actualidad se ha transmutado en una verdadera «obligación»,
cuyo incumplimiento total o parcial, no sólo podría dar lugar en el futuro a la
estimación de una demanda de revisión contra sentencias firmes por maquina-
ción fraudulenta del demandante con la intención de impedir que la situación
de litispendencia llegue efectivamente al conocimiento del demandado (art.
510.4.º LEC), sino que también, a corto plazo, es susceptible de merecer la
imposición de las sanciones a que se refiere el art. 247 LEC, por inobservancia
del principio de buena fe procesal.
3. Los actos de comunicación practicados en los domicilios de las partes
surtirán plenos efectos en cuanto se acredite la correcta remisión de lo que haya
de comunicarse aunque no conste su recepción por el destinatario. Sin embargo,
si la comunicación tuviese por objeto la personación en juicio del demandando,
o la realización o intervención personal de cualquiera de las partes en determi-
nadas actuaciones procesales, y no constare la recepción por el interesado, se
practicará de nuevo el acto de comunicación mediante la entrega personal del
mismo al interesado (arts. 155.4, 158, 161 LEC).

Artículo 156. Averiguaciones del Tribunal sobre el domicilio


1. En los casos en que el demandante manifestare que le es imposible designar
un domicilio o residencia del demandado, a efectos de su personación, se utili-
zarán por el Secretario judicial los medios oportunos para averiguar esas cir-
cunstancias, pudiendo dirigirse, en su caso, a los Registros, organismos, Colegios
profesionales, entidades y empresas a que se refiere el apartado 3 del art. 155.
Al recibir estas comunicaciones, los Registros y organismos públicos proce-
derán conforme a las disposiciones que regulen su actividad.
2. En ningún caso se considerará imposible la designación de domicilio a
efectos de actos de comunicación si dicho domicilio constara en archivos o
registros públicos, a los que pudiere tenerse acceso.
3. Si de las averiguaciones a que se refiere el apartado 1 resultare el cono-
cimiento de un domicilio o lugar de residencia, se practicará la comunicación
de la segunda forma establecida en el apartado 2 del art. 152, siendo de aplica-
ción, en su caso, lo previsto en el art. 158.

257
Artículo 157 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4. Si estas averiguaciones resultaren infructuosas, el Secretario judicial orde-


nará que la comunicación se lleve a cabo mediante edictos.

COMENTARIOS
La LEC, tras exigir al demandante que determine el domicilio del demandado
(art. 155 LEC), contempla la solución al problema que se suscita cuando aquél
manifiesta que no le es posible designar el lugar donde deba ser citado o empla-
zado por vez primera el demandado, por desconocimiento absoluto de su domi-
cilio o residencia (art. 156.1 LEC), solución que también resulta aplicable cuando
en el domicilio del demandado designado por el demandante no se encuentre
a nadie, ni nadie pueda dar noticia del paradero actual de aquél (art. 161.4.III
LEC).
En tal caso, el Secretario Judicial podrá utilizar los medios oportunos para
averiguar esas circunstancias, pudiendo además dirigirse, en su caso, a los
Registros, organismos, Colegios profesionales, entidades y empresas donde
pueda darse alguna noticia sobre el lugar donde pueda localizarse al deman-
dado, remitiendo a las mismas el mandamiento u oficio correspondiente, el cual,
al ser recibido por aquéllas, deberán darle el curso previsto por las disposiciones
que regulen la actividad de cada una de dichas entidades (art. 156.1 LEC).
En ningún caso se considerará que al demandante le es imposible designar
el domicilio o residencia del demandado a efectos de actos de comunicación si
dicho domicilio constara en archivos o registros públicos a los que pudiera tener
acceso (art. 156.2 LEC). En este caso, cabe aventurar que el Secretario no deberá
admitir la demanda, o deberá dejar dicha admisión en suspenso, hasta el
momento en que el demandante, porque así se lo requiera aquél con invocación
expresa del art. 156.2 LEC, realice la actividad oportuna conducente a la averi-
guación del lugar donde el demandado deba ser citado o emplazado.
En consecuencia, sólo cuando el demandante manifieste la imposibilidad de
designar el domicilio del demandado y cuando, además, resulten infructuosas
todas las actuaciones tendentes a averiguarlo, será cuando el Secretario Judicial
proceda a la citación o el emplazamiento del demandado a través de edictos
(art. 156.4 LEC), estructurándose así una regulación legal plenamente respe-
tuosa, a nuestro juicio, con las exigencias de subsidiariedad del emplazamiento
edictal proclamadas por la jurisprudencia constitucional en la interpretación del
art. 24.1 CE.

Artículo 157. Registro Central de Rebeldes Civiles


1. Cuando las averiguaciones a las que se refiere el artículo anterior hubieren
resultado infructuosas, el Secretario judicial ordenará que se comunique el nom-
bre del demandado y los demás datos de identidad al Registro Central de Rebel-
des Civiles, que existirá con sede en el Ministerio de Justicia, con indicación de

258
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 158

la fecha de la resolución de comunicación edictal del demandado para proceder


a su inscripción.
2. Cualquier Secretario judicial que deba averiguar el domicilio de un
demandado podrá dirigirse al Registro Central de Rebeldes Civiles para com-
probar si el demandado consta en dicho registro y si los datos que en él aparecen
son los mismos de que dispone. En tal caso, mediante diligencia de ordenación,
podrá acordar directamente la comunicación edictal del demandado.
3. Cualquier órgano judicial, a instancia del interesado o por iniciativa pro-
pia, que tuviera conocimiento del domicilio de una persona que figure inscrita
en el Registro Central de Rebeldes Civiles deberá solicitar la cancelación de la
inscripción comunicando el domicilio al que se le pueden dirigir las comunica-
ciones judiciales. El Registro remitirá a las Oficinas judiciales en que conste que
existe proceso contra dicho demandado, el domicilio indicado por éste a efecto
de comunicaciones, resultando válidas las practicadas a partir de ese momento
en ese domicilio.
4. Con independencia de lo anterior, cualquier Tribunal que necesite cono-
cer el domicilio actual del demandado en un procedimiento, que se encuentre
en ignorado paradero con posterioridad a la fase de personación, podrá dirigirse
al Registro Central de Rebeldes Civiles para que se practique la oportuna ano-
tación tendente a que le sea facilitado el domicilio donde puedan dirigírsele las
comunicaciones judiciales si este dato llegara a conocimiento del citado Regis-
tro.

COMENTARIOS
En el caso en que sea el Secretario judicial quien se encargue de averiguar
el domicilio de los demandados (art. 156 LEC), y si las averiguaciones practica-
das resultan infructuosas, la Ley impone entonces a aquél la obligación de
comunicar la identidad de dicho demandado con domicilio o residencia des-
conocidos al «Registro Central de Rebeldes Civiles», que existe con sede en el
Ministerio de Justicia, y se ordena en el R.D. 95/2009, de 6 de febrero, por el
que se regula el sistema de Registros administrativos de apoyo a la Administra-
ción de Justicia. En concreto, el Secretario, además de la identidad del deman-
dado, comunicará a dicho Registro «la fecha de la resolución de la comunica-
ción edictal del demandado para proceder a su inscripción» (art. 157.1 LEC).

Artículo 158. Comunicación mediante entrega


Cuando, en los casos del apartado 1 del art. 155, no pudiera acreditarse que
el destinatario ha recibido una comunicación que tenga por finalidad la perso-
nación en juicio o la realización o intervención personal de las partes en deter-
minadas actuaciones procesales, se procederá a su entrega en la forma estable-
cida en el art. 161.

259
Artículo 159 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 159. Comunicaciones con testigos, peritos y otras personas que no


sean parte en el juicio
1. Las comunicaciones que deban hacerse a testigos, peritos y otras personas
que, sin ser parte en el juicio, deban intervenir en él, se remitirán a sus destina-
tarios con arreglo a lo dispuesto en el apartado 1 del art. 160. La remisión se
hará al domicilio que designe la parte interesada, pudiendo realizarse, en su caso,
las averiguaciones a que se refiere el art. 156. Estas comunicaciones serán dili-
genciadas por el procurador de la parte que las haya propuesto, si así lo hubiera
solicitado.
2. Cuando conste en autos el fracaso de la comunicación mediante remisión
o las circunstancias del caso lo aconsejen, atendidos el objeto de la comunica-
ción y la naturaleza de las actuaciones que de ella dependan, el Secretario judi-
cial ordenará que se proceda con arreglo a lo dispuesto en el art. 161.
3. Las personas a que se refiere este artículo deberán comunicar a la Oficina
judicial cualquier cambio de domicilio que se produzca durante la sustanciación
del proceso. En la primera comparecencia que efectúen se les informará de esta
obligación.

Artículo 160. Remisión de las comunicaciones por correo, telegrama u otros


medios semejantes
1. Cuando proceda la remisión de la copia de la resolución o de la cédula
por correo certificado o telegrama con acuse de recibo, o por cualquier otro
medio semejante que permita dejar en los autos constancia fehaciente de haberse
recibido la notificación, de la fecha de la recepción, y de su contenido, el Secre-
tario judicial dará fe en los autos de la remisión y del contenido de lo remitido,
y unirá a aquéllos, en su caso, el acuse de recibo o el medio a través del cual
quede constancia de la recepción o la documentación aportada por el procura-
dor que así lo acredite, de haber procedido éste a la comunicación.
2. A instancia de parte y a costa de quien lo interese, podrá ordenarse que
la remisión se haga de manera simultánea a varios lugares de los previstos en el
apartado 3 del art. 155.
3. Cuando el destinatario tuviere su domicilio en el partido donde radique
la sede del Tribunal, y no se trate de comunicaciones de las que dependa la
personación o la realización o intervención personal en las actuaciones, podrá
remitirse, por cualquiera de los medios a que se refiere el apartado 1, cédula de
emplazamiento para que el destinatario comparezca en dicha sede a efectos de
ser notificado o requerido o de dársele traslado de algún escrito.
La cédula expresará con la debida precisión el objeto para el que se requiere
la comparecencia del emplazado, indicando el procedimiento y el asunto a que
se refiere, con la advertencia de que, si el emplazado no comparece, sin causa
justificada, dentro del plazo señalado, se tendrá por hecha la comunicación de
que se trate o por efectuado el traslado.

260
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 160

COMENTARIOS
1. Junto a la comunicación a través del Procurador, la Ley contempla también
la posibilidad de ejecutar los actos de comunicación a través del correo certifi-
cado, del telegrama con acuse de recibo, o de cualquier otro medio técnico que
permita dejar en los autos constancia fehaciente de la recepción, de su fecha y
del contenido de lo comunicado (arts. 152.1.1.ª y 160.1 LEC), que deberán
remitirse al respectivo domicilio de los interesados (arts. 155.1 y 159.1 LEC), o
bien, a instancia y a costa de la parte que así lo solicite, simultáneamente a varios
de los domicilios donde resulte posible localizar a la parte o al interviniente de
que se trate (art. 160.2 LEC).
Al igual que la representación por medio de Procurador se erigía en presu-
puesto de la viabilidad de la comunicación a través de dicho profesional, de la
comunicación a través de medios técnicos es presupuesto ineludible el conoci-
miento del domicilio del sujeto destinatario del acto de que se trate.
2. Esta modalidad de comunicación procederá en los siguientes casos: 1.º)
Comunicación a las partes procesales, cuando las mismas, por no ser legalmente
preceptivo, hayan comparecido sin estar representadas por medio de Procurador
(arts. 23, 155.1 LEC); 2.º) Comunicación a la parte demandada, cuando se trate
de emplazarla o citarla por vez primera, para posibilitar su inicial comparecen-
cia, con o sin Procurador, según se trate, ante el órgano judicial competente (art.
155.4 LEC); 3.º) Comunicación con testigos, peritos y otras personas que, sin ser
parte en el juicio, deban intervenir en él, también en los términos ya contem-
plados con anterioridad (art. 159 LEC).
3. La comunicación a través de estos medios técnicos presenta como objeto,
bien el de comunicar al interesado el contenido del acto o resolución procesal
de que se trate, o bien el hacerle partícipe de la necesidad de que comparezca
personalmente en la sede del órgano judicial para que allí se le comunique,
mediante su entrega directa, el correspondiente acto de comunicación.
En efecto, y con carácter general, lo que se transmitirá la interesado a través
del correo, telegrama u otro medio técnico será el acto de comunicación en sí
mismo considerado, es decir: la copia de la resolución en las notificaciones (arts.
149.1.º, 150.1 LEC), la cédula en los emplazamientos y citaciones (art. 152.2
LEC), o el propio documento donde conste el requerimiento (art. 149.4.º LEC).
Sin embargo, también es posible que, en aquellos casos en que el destinatario
del acto de comunicación tenga su domicilio dentro del partido judicial donde
radique la sede del Tribunal, y siempre que no se trate de comunicaciones de
las que dependa la personación o la realización o intervención personal en las
actuaciones, podrá remitirse al interesado por cualesquiera medios técnicos que
garanticen la fehaciencia de la recepción una «cédula de emplazamiento para
que el destinatario comparezca en dicha sede a efectos de ser notificado o
requerido o de dársele traslado de algún escrito» (art. 160.3.I LEC).

261
Artículo 161 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 161. Comunicación por medio de copia de la resolución o de cédula


1. La entrega al destinatario de la comunicación de la copia de la resolución
o de la cédula se efectuará en la sede del Tribunal o en el domicilio de la persona
que deba ser notificada, requerida, citada o emplazada, sin perjuicio de lo pre-
visto en el ámbito de la ejecución.
La entrega se documentará por medio de diligencia que será firmada por el
funcionario o Procurador que la efectúe y por la persona a quien se haga, cuyo
nombre se hará constar.
2. Cuando el destinatario de la comunicación sea hallado en el domicilio y
se niegue a recibir la copia de la resolución o la cédula o no quiera firmar la
diligencia acreditativa de la entrega, el funcionario o procurador que asuma su
práctica le hará saber que la copia de la resolución o la cédula queda a su dis-
posición en la oficina judicial, produciéndose los efectos de la comunicación, de
todo lo cual quedará constancia en la diligencia.
3. Si el domicilio donde se pretende practicar la comunicación fuere el lugar
en el que el destinatario tenga su domicilio según el padrón municipal, o a efectos
fiscales, o según registro oficial o publicaciones de colegios profesionales, o fuere
la vivienda o local arrendado al demandado, y no se encontrare allí dicho des-
tinatario, podrá efectuarse la entrega, en sobre cerrado, a cualquier empleado,
familiar o persona con la que conviva, mayor de catorce años, que se encuentre
en ese lugar, o al conserje de la finca, si lo tuviere, advirtiendo al receptor que
está obligado a entregar la copia de la resolución o la cédula al destinatario de
ésta, o a darle aviso, si sabe su paradero, advirtiendo en todo caso al receptor
de su responsabilidad en relación a la protección de los datos del destinatario.
Si la comunicación se dirigiere al lugar de trabajo no ocasional del destina-
tario, en ausencia de éste, la entrega se efectuará a persona que manifieste cono-
cer a aquél o, si existiere dependencia encargada de recibir documentos u obje-
tos, a quien estuviere a cargo de ella, con las mismas advertencias del párrafo
anterior.
En la diligencia se hará constar el nombre de la persona destinataria de la
comunicación y la fecha y la hora en la que fue buscada y no encontrada en su
domicilio, así como el nombre de la persona que recibe la copia de la resolución
o la cédula y la relación de dicha persona con el destinatario, produciendo todos
sus efectos la comunicación así realizada.
4. En el caso de que no se halle a nadie en el domicilio al que se acuda para
la práctica de un acto de comunicación, el secretario judicial, funcionario o
procurador, procurará averiguar si vive allí su destinatario.
Si ya no residiese o trabajase en el domicilio al que se acude y alguna de las
personas consultadas conociese el actual, éste se consignará en la diligencia
negativa de comunicación, procediéndose a la realización del acto de comuni-
cación en el domicilio facilitado.

262
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 161

Si no pudiera conocerse por este medio el domicilio del demandado y el


demandante no hubiera designado otros posibles domicilios, se procederá de
conformidad con lo establecido en el art. 156.

COMENTARIOS
1. Otra de las modalidades a través de las cuales poder llevar a la práctica
los actos procesales de comunicación estriba en la entrega al interesado, perso-
nalmente, de aquello que deba ponerse en su conocimiento, bien una resolución
judicial, bien una cédula de citación o emplazamiento, o bien un requerimiento,
entrega que podrá realizarse en la sede del Tribunal o, si se conoce, en el domi-
cilio de la persona que deba ser notificada, requerida, citada o emplazada (art.
161 LEC).
La presente modalidad se sitúa, con respecto a las ya examinadas, en un
plano subsidiario. Con arreglo a lo dispuesto en los arts. 155.4, 158, 159 y 164
LEC, la modalidad prioritaria de comunicación (salvedad hecha de la comuni-
cación a las partes a través del Procurador) es la remisión del acto por correo,
telegrama u otro medio técnico y, sólo subsidiariamente, la entrega personal del
mismo al interesado que ahora nos ocupa; pues la práctica de los actos de
comunicación por edictos es el método subsidiario y último de comunicación
de los actos procesales.
2. Esta modalidad de comunicación procederá en los siguientes casos: 1.º)
Cuando la comunicación a través de algún medio técnico no haya permitido
acreditar la recepción por parte del interesado de la correspondiente resolución,
cédula o requerimiento, siempre que éstas tengan por objeto posibilitar la per-
sonación en juicio, o la realización o intervención personal de las partes en
determinadas actuaciones procesales (art. 154.4.II LEC); y 2.º) Cuando el órgano
judicial, en virtud de lo dispuesto en el art. 160.3 LEC, considere conveniente
no remitir el acto de comunicación por correo, telegrama u otro medio técnico,
pudiendo hacerlo, sino que, por el contrario, estime oportuno emplazar al
interesado que tenga su domicilio dentro del partido judicial donde radique la
sede del Tribunal para que el mismo comparezca en la sede del órgano judicial,
y sea ya en este lugar en donde se le haga partícipe del acto de comunicación
de que se trate.
Por esto último se explica, precisamente, que el art. 161.1 LEC disponga que
la entrega personal al interesado del oportuno acto de comunicación pueda rea-
lizarse en su domicilio o «en la sede del Tribunal».
3. En los casos en que la entrega al destinatario de la comunicación deba
hacerse en su propio domicilio, se personará en el mismo el funcionario corres-
pondiente, documentando la entrega por medio de diligencia que será firmada
por el funcionario interviniente o, en su caso, por el Procurador que la efectúe
y por la persona a quien se haga, cuyo nombre se hará constar (art. 161.1 LEC).

263
Artículo 161 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En esta materia, la regla general impone que el acto de comunicación se


entregue únicamente a la persona de su destinatario. Sin embargo, si el lugar
donde se lleve a cabo la notificación es aquel en que el interesado tenga su
domicilio según el padrón municipal o a efectos fiscales o según Registro oficial
o publicaciones de Colegios profesionales, o fuere la vivienda o local arrendado
al demandado, ese prius de garantía que ofrecen tales domicilios permite que,
cuando el propio interesado no se halle presente en el mismo al tiempo de prac-
ticarse la comunicación, la misma pueda entregarse «a cualquier empleado o
familiar o persona con la que conviva, mayor de catorce años, que se encuentre
en ese lugar, o al conserje de la finca, si lo tuviere, advirtiendo al receptor que
está obligado a entregar copia de la resolución o la cédula al destinatario de la
misma, o a darle aviso, si sabe su paradero...» (art. 161.3.I LEC). De igual manera,
si la comunicación se dirige al lugar de trabajo no ocasional del interesado, en
ausencia de éste podrá entregarse el documento donde conste el acto de comu-
nicación «a persona que manifieste conocer a aquél o, si existiere dependencia
encargada de recibir documentos u objetos, a quien estuviere a cargo de ella...»
(art. 161.3.II LEC).
4. Contempla la LEC, en último término, la eventualidad de que el destina-
tario rehúse recibir el acto de comunicación y la de que el mismo, ni ninguna
otra persona a quien entregar la resolución o la cédula, no se encuentren en su
domicilio.
1.º En el primer caso, cuando el interesado a quien ha de entregarse el acto
judicial de comunicación se niegue a recibir el documento que corresponda, o
no quiera firmar la diligencia acreditativa de la entrega, el funcionario o el Pro-
curador que asuma su práctica, le hará saber que la copia de la resolución o la
cédula queda a su disposición en la Oficina Judicial, produciéndose los efectos
de la comunicación, de todo lo cual quedará constancia en la diligencia (art.
161.2 LEC).
2.º En el segundo, si no se encontrase a nadie en el domicilio donde deba
practicarse la entrega personal del acto de comunicación al interesado, el fun-
cionario o procurador actuante intentará averiguar entonces si vive allí su des-
tinatario. Si el mismo ya no residiese o no trabajase en dicho domicilio, y alguna
de las personas consultadas conociese el actual, éste se consignará en la dili-
gencia negativa de comunicación, procediéndose a la realización del acto de
comunicación en el nuevo domicilio facilitado. Y si no pudiera conocerse por
este medio cuál sea el domicilio del demandado y el demandante no hubiera
designado otros posibles domicilios, se procederá a su averiguación de oficio
empleando los medios a los que se refiere el art. 156 LEC (art. 161.4 LEC).

264
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 162

Artículo 162. Actos de comunicación por medios electrónicos, informáticos


y similares
1. Cuando las oficinas judiciales y las partes o los destinatarios de los actos
de comunicación estén obligados a enviarlos y recibirlos por medios electróni-
cos, telemáticos, infotelecomunicaciones o de otra clase semejante, que permi-
tan el envío y la recepción de escritos y documentos, de forma tal que esté
garantizada la autenticidad de la comunicación y de su contenido y quede cons-
tancia fehaciente de la remisión y recepción íntegras y del momento en que se
hicieron, o cuando los destinatarios opten por estos medios, los actos de comu-
nicación se efectuarán por aquellos, con el resguardo acreditativo de su recep-
ción que proceda.
Los profesionales y destinatarios obligados a utilizar estos medios, así como
los que opten por los mismos, deberán comunicar a las oficinas judiciales el
hecho de disponer de los medios antes indicados y la dirección electrónica habi-
litada a tal efecto.
Asimismo se constituirá en el Ministerio de Justicia un registro accesible
electrónicamente de los medios indicados y las direcciones correspondientes a
los organismos públicos y profesionales obligados a su utilización.
2. En cualquiera de los supuestos a los que se refiere este artículo, cuando
constando la correcta remisión del acto de comunicación por dichos medios
técnicos, salvo los practicados a través de los servicios de notificaciones orga-
nizados por los Colegios de Procuradores, transcurrieran tres días sin que el
destinatario acceda a su contenido, se entenderá que la comunicación ha sido
efectuada legalmente desplegando plenamente sus efectos.
Se exceptuarán aquellos supuestos en los que el destinatario justifique la falta
de acceso al sistema de notificaciones durante ese período. Si la falta de acceso
se debiera a causas técnicas y éstas persistiesen en el momento de ponerlas en
conocimiento, el acto de comunicación se practicará mediante entrega de copia
de la resolución. En cualquier caso, la notificación se entenderá válidamente
recibida en el momento en que conste la posibilidad de acceso al sistema. No
obstante, caso de producirse el acceso transcurrido dicho plazo pero antes de
efectuada la comunicación mediante entrega, se entenderá válidamente reali-
zada la comunicación en la fecha que conste en el resguardo acreditativo de su
recepción.
No se practicarán actos de comunicación a los profesionales por vía elec-
trónica durante los días del mes de agosto, salvo que sean hábiles para las actua-
ciones que corresponda.
3. Cuando la autenticidad de resoluciones, documentos, dictámenes o infor-
mes presentados o transmitidos por los medios a que se refiere el apartado ante-
rior sólo pudiera ser reconocida o verificada mediante su examen directo o por
otros procedimientos, podrán, no obstante, ser presentados en soporte electró-
nico mediante imágenes digitalizadas de los mismos, en la forma prevista en los
arts. 267 y 268 de esta Ley, si bien, en caso de que alguna de las partes, el Tribunal
en los procesos de familia, incapacidad o filiación, o el Ministerio Fiscal, así lo

265
Artículo 163 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

solicitasen, habrán de aportarse aquéllos en su soporte papel original, en el plazo


o momento procesal que a tal efecto se señale.
Véase art. 152.2 LEC

Artículo 163. Servicio Común Procesal de Actos de Comunicación


En las poblaciones donde esté establecido, el Servicio Común Procesal de
Actos de Comunicación practicará los actos de comunicación que hayan de rea-
lizarse por la Oficina judicial, excepto los que resulten encomendados al pro-
curador por haberlo solicitado así la parte a la que represente.

Artículo 164. Comunicación edictal


Cuando, practicadas en su caso las averiguaciones a que se refiere el art. 156,
no pudiere conocerse el domicilio del destinatario de la comunicación, o cuando
no pudiere hallársele ni efectuarse la comunicación con todos sus efectos, con-
forme a lo establecido en los artículos anteriores, o cuando así se acuerde en el
caso a que se refiere el apartado 2 del art. 157, el secretario judicial, consignadas
estas circunstancias, mandará que se haga la comunicación fijando la copia de
la resolución o la cédula en el tablón de anuncios de la oficina judicial de con-
formidad con la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías
de la información y la comunicación en la Administración de Justicia, salvaguar-
dando en todo caso los derechos e intereses de menores, así como otros derechos
y libertades que pudieran verse afectados por la publicidad de los mismos. Tal
publicidad podrá ser sustituida, en los términos que reglamentariamente se
determinen, por la utilización de otros medios telemáticos, informáticos o elec-
trónicos.
Sólo a instancia de parte, y a su costa, se publicará en el «Boletín Oficial» de
la provincia, en el de la Comunidad Autónoma, en el «Boletín Oficial del Estado»
o en un diario de difusión nacional o provincial.
En todo caso en la comunicación o publicación a que se refieren los párrafos
anteriores, en atención al superior interés de los menores y para preservar su
intimidad, deberán omitirse los datos personales, nombres y apellidos, domicilio,
o cualquier otro dato o circunstancia que directa o indirectamente pudiera per-
mitir su identificación.
En los procesos de desahucio de finca urbana o rústica por falta de pago de
rentas o cantidades debidas o por expiración legal o contractual del plazo y en
los procesos de reclamación de estas rentas o cantidades debidas, cuando no
pudiere hallársele ni efectuarle la comunicación al arrendatario en los domicilios
designados en el párrafo segundo del apartado 3 del art. 155, ni hubiese comu-
nicado de forma fehaciente con posterioridad al contrato un nuevo domicilio al
arrendador, al que éste no se hubiese opuesto, se procederá, sin más trámites, a
fijar la cédula de citación o requerimiento en el tablón de anuncios de la oficina
judicial.

266
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 164

COMENTARIOS
1. Ya por último, existe también la posibilidad de ejecutar los actos judiciales
de comunicación a través de edictos, es decir, mediante la publicación en el
tablón de anuncios de la Oficina Judicial de la copia de la resolución o de la
cédula de que se trate, publicación que podrá ser sustituida por otros medios
telemáticos, informáticos o electrónicos (art. 164.I LEC).
2. En perfecta coherencia con el carácter último y subsidiario que, por el
menor nivel de garantías de recepción de la comunicación que ofrecen los edic-
tos, ha predicado la jurisprudencia del TC a propósito de la relación existente
entre la práctica de los actos de comunicación y el derecho fundamental a la
tutela judicial efectiva, la LEC sanciona también dicha naturaleza postrera y
subsidiaria.
Es más, con la regulación vigente ya no basta para acudir a los edictos con
la sola circunstancia de que el demandante manifieste desconocer cuál sea el
domicilio donde se deben efectuar al demandado los actos de comunicación
(art. 156.1 LEC), o que en el domicilio que haya indicado no se encuentre a nadie
que pueda dar noticia del nuevo paradero del demandado (art. 161.4 LEC). Junto
a dicho desconocimiento objetivo resulta, además, exigible que todos los meca-
nismos y medios de averiguación puestos en marcha por el Secretario con el fin
de determinar dicho domicilio hayan resultado baldíos o inútiles. Sólo, pues,
cuando no se sepa el domicilio del demandado, y al mismo tiempo, tampoco
haya podido ser averiguado aquél por todos los medios al alcance de la parte
demandante y del Secretario Judicial, será cuando, finalmente, procederá acudir
a la práctica de los actos de comunicación mediante los edictos.

JURISPRUDENCIA
«Respecto a la modalidad del emplazamiento por edictos, cabe resumir la doctrina
del Tribunal Constitucional de la manera que se dice seguidamente; 1.º, Es un medio
supletorio que ha de utilizarse como remedio último cuando no sea posible recurrir a
otros más efectivos, por lo que para acordar esta medida tienen que haberse agotado
todas aquellas otras modalidades que aseguren en mayor grado la recepción por el des-
tinatario de la correspondiente cédula (entre otras, SSTS SIC núms. 1820/1987,
196/1989, 130/1992); y 2.º, Requiere en su calidad de último remedio no sólo el ago-
tamiento previo de las otras modalidades de más garantía que aseguren en mayor grado
la recepción por el destinatario de la correspondiente cédula y la constancia formal de
haberse intentado practicarlas, sino también que el acuerdo o la resolución judicial de
tener a la parte como persona en ignorado paradero –presupuesto de emplazamiento
por edictos– se halle fundado en criterios de razonabilidad que lleven a la convicción o
certeza de la inutilidad de aquellos otros medios normales de citación (SSTS núms.
157/1987 SIC, 233/1988, 16/1989, 203/1990, 242/1991 y 108/1994).
Así, el Tribunal Constitucional tiene declarado que «Ciertamente, el deber del empla-
zamiento directo tiene su origen en la Constitución y no en la Ley. Y del cumplimiento

267
Artículo 165 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de las formas procesales no puede sin más excluirse una vulneración constitucional, pues
el derecho de acceso a la Justicia garantizado por el art. 24.1 de la Constitución impone
a los Jueces y Tribunales la obligación de promover, por encima de interpretaciones
formales, la efectividad de aquel derecho, entendiendo siempre las normas procesales
en el sentido más favorable a su ejercicio» (STS núm. 242/1991); además, el Tribunal
Constitucional interpreta de modo riguroso y restrictivo el emplazamiento por edictos:
«refiriéndose ya a las garantías procesales que para los emplazamientos establece la Ley
de Enjuiciamiento Civil, conviene señalar que el emplazamiento por edictos, pese a no
ser contrario al ordenamiento vigente, pues está expresamente previsto en el art. 269 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil, debe ser utilizado únicamente cuando no sea posible
recurrir a otros medios más efectivos y, en concreto, como expresamente dispone el
citado precepto, «cuando no conste el domicilio de la persona que debe ser emplazada,
o por haber mudado de habitación se ignore su paradero», haciéndose constar así por
diligencia que este procedimiento es siempre un medio supletorio y que, por tanto, ha
de utilizarse como remedio último y que consiguientemente para acordar esta medida
tienen que haberse agotado todas aquellas otras modalidades que aseguran en mayor
grado la recepción por el destinatario de la correspondiente cédula» (STC núm.
233/1988, de 2 de diciembre); también, el Tribunal Constitucional ha proclamado la
necesidad del emplazamiento personal y no por edictos, que incluso «se ha exigido en
los procesos en que no se hallaba regulado por la Ley en la forma que lo está en los
procedimientos penales, civiles y laborales» (STC núm. 232/1988, de 2 de diciembre);
por último, dicho Tribunal ha manifestado que «el emplazamiento y la citación no son
un formalismo, sino una garantía para las partes en el procedimiento, un deber específico
integrado en el derecho de tutela judicial efectiva, una carga que corresponde al órgano
judicial integrante del contenido esencial consagrado en el art. 24 de la Constitución»
(STC núm. 119/1989).
Con idénticos criterios se manifiesta la doctrina jurisprudencial (STS de 12 de enero
de 1993); con referencia a las notificaciones y emplazamientos edictales, las SSTS de 30
de mayo de 1989, 18 de enero y 5 de abril de 1991, 26 de mayo y 24 de julio de 1993,
aparte de otras, establecen la doctrina de que son medios supletorios a utilizar como
remedio último, cuando ni aún con el empleo de una mínima y exigible diligencia sea
posible averiguar la identidad o el domicilio de la persona o personas a las que se ha de
demandar» (STS 1.ª 8 octubre 2008, LA LEY 833/2008, Rec. 1930/2001).

Artículo 165. Actos de comunicación mediante auxilio judicial


Cuando los actos de comunicación hayan de practicarse por Tribunal distinto
del que los hubiere ordenado, el despacho se remitirá por medio del sistema
informático judicial salvo los supuestos en los que deba realizarse en soporte
papel por ir el acto acompañado de elementos que no sean susceptibles de con-
versión en formato electrónico, y se acompañará la copia o cédula correspon-
diente y lo demás que en cada caso proceda.
Estos actos de comunicación se cumplimentarán en un plazo no superior a
veinte días, contados a partir de su recepción, debiendo ser devuelto conforme
a lo dispuesto en el párrafo anterior. Cuando no se realicen en el tiempo indi-

268
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 166

cado, a cuyo efecto se requerirá al secretario judicial para su observancia, se


habrán de expresar, en su caso, las causas de la dilación.
Dichos actos podrán ser realizados, a instancia de parte, por procurador,
encargándose de su cumplimiento en los mismos términos y plazos establecidos
en el párrafo anterior.
Véase arts. 169 y ss. LEC

Artículo 166. Nulidad y subsanación de los actos de comunicación


1. Serán nulos los actos de comunicación que no se practicaren con arreglo
a lo dispuesto en este capítulo y pudieren causar indefensión.
2. Sin embargo, cuando la persona notificada, citada, emplazada o requerida
se hubiera dado por enterada en el asunto, y no denunciase la nulidad de la
diligencia en su primer acto de comparecencia ante el Tribunal, surtirá ésta
desde entonces todos sus efectos, como si se hubiere hecho con arreglo a las
disposiciones de la ley.
Véase art. 24.1 CE, 225 LEC, 238 LOPJ

COMENTARIOS
1. Dada la relación existente entre los actos de comunicación y el derecho
a la tutela judicial efectiva, es claro que la infracción de las reglas que disciplinan
los primeros es susceptible de producir, por sí sola, la vulneración del art. 24.1
CE, es decir, la indefensión de alguna de las partes ya personadas o de aquellas
otras personas que, debiendo serlo, no han sido debidamente informadas por el
órgano judicial de su derecho a comparecer y a ejercitar su derecho de defensa.
Por eso precisamente el art. 166.1 LEC sanciona con la nulidad de pleno
derecho (v. art. 225.3.º LEC) a aquellos actos de comunicación que no se prac-
ticaren con arreglo a lo dispuesto en la Ley y pudieren causar indefensión.
2. Pero la simple inexistencia o la mera irregularidad de un acto de comu-
nicación no origina, sin más, una situación de indefensión constitucionalmente
relevante, porque, como una muy reiterada corriente de jurisprudencia se ha
encargado de poner de manifiesto, para que dicha indefensión alcance una
dimensión constitucional se hace absolutamente preciso que la misma posea un
carácter material, es decir, que la infracción a la normativa procesal de que se
trate ocasione a la parte afectada un efectivo menoscabo de su derecho de
defensa, un perjuicio real y efectivo que impida a la misma alegar o acreditar
aquello que estime oportuno, y del que derive un resultado desfavorable para
con sus derechos e intereses legítimos (vgr. SSTC 86/1997, de 22 de abril,
126/1999, de 28 de junio): 1.º) Solo pueden experimentar indefensión aquellas
personas que, por ostentar algún derecho o interés legítimo en relación con el
bien litigioso objeto del proceso, deban ser parte en el mismo; no podrán alegar
con éxito haber padecido indefensión por no haber sido citados quienes, en

269
Artículo 167 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

realidad, no puedan verse afectados en sus derechos e intereses legítimos por la


decisión que se dicte en el proceso; 2.º) La indefensión con relevancia consti-
tucional ha de ser imputable, única y exclusivamente, a los órganos jurisdiccio-
nales; y 3.º) La ausencia o defectuosidad del acto de comunicación desemboque
en un perjuicio real y efectivo en la esfera jurídica del interesado, en una situa-
ción material de indefensión.
3. Según el art. 166.2 LEC, «cuando la persona notificada, citada, emplazada
o requerida se hubiera dado por enterada del asunto, y no denunciase la nulidad
de la diligencias en su primer acto de comparecencia ante el Tribunal, surtirá
ésta desde entonces todos sus efectos, como si se hubiere hecho con arreglo a
las disposiciones de la Ley». Para que tal subsanación automática de la irregu-
laridad del acto de comunicación tenga lugar, o para que dicha irregularidad no
sea capaz de haber originado una situación de indefensión relevante desde la
óptica constitucional, será preciso, pues, que el interesado se comporte cual si
hubiera tenido perfecto conocimiento del acto de comunicación irregular.
Pero, si por el contrario, el interesado que ha tenido conocimiento del acto
de comunicación irregular no se conduce de manera diligente, y pese a saber
que le corresponde llevar a cabo una determinada actuación no la realiza, no
por ello habrá de cristalizar en todo caso la indefensión capaz de propiciar la
nulidad del acto de comunicación. Si al órgano judicial le consta que dicho
conocimiento se ha producido o ha podido producirse de haber observado el
interesado una actitud diligente, entonces podrá rechazar cualquier petición
formulada al respecto. La constancia judicial, eso sí, ha de ser fehaciente, sin
que sobre las espaldas del interesado pese la carga de acreditar que tal conoci-
miento no se produjo (que sería tanto como exigirle la probatio diabolica de un
hecho negativo).

Artículo 167. Remisión de oficios y mandamientos


1. Los mandamientos y oficios se remitirán directamente por el secretario
judicial que los expida a la autoridad o funcionario a que vayan dirigidos,
debiendo utilizarse los medios previstos en el art. 162.
No obstante, si así lo solicitaren, las partes podrán diligenciar personalmente
los mandamientos y oficios.
2. En todo caso, la parte a cuya instancia se libren los oficios y mandamientos
a que se refiere este artículo habrá de satisfacer los gastos que requiera su cum-
plimiento.

Artículo 168. Responsabilidad de los funcionarios y profesionales intervi-


nientes en la comunicación procesal
1. El Secretario judicial o el funcionario de los Cuerpos al servicio de la
Administración de Justicia que, en el desempeño de las funciones que por este

270
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia 169

capítulo se le asignan, diere lugar, por malicia o negligencia, a retrasos o dila-


ciones indebidas, será corregido disciplinariamente por la autoridad de quien
dependa e incurrirá además en responsabilidad por los daños y perjuicios que
ocasionara.
2. El procurador que incurriere en dolo, negligencia o morosidad en los actos
de comunicación cuya práctica haya asumido o no respetare alguna de las for-
malidades legales establecidas, causando perjuicio a tercero, será responsable
de los daños y perjuicios ocasionados y podrá ser sancionado conforme a lo
dispuesto en las normas legales o estatutarias.

CAPÍTULO VI
Del auxilio judicial

169. Casos en que procede el auxilio judicial


1. Los tribunales civiles están obligados a prestarse auxilio en las actuaciones
que, habiendo sido ordenadas por uno, requieran la colaboración de otro para
su práctica.
2. Se solicitará el auxilio judicial para las actuaciones que hayan de efec-
tuarse fuera de la circunscripción del Tribunal que conozca del asunto, incluidos
los actos de reconocimiento judicial, cuando el Tribunal no considere posible o
conveniente hacer uso de la facultad que le concede esta Ley de desplazarse
fuera de su circunscripción para practicarlas.
3. También podrá pedirse el auxilio judicial para las actuaciones que hayan
de practicarse fuera del término municipal en que tenga su sede el Tribunal que
las haya ordenado, pero dentro del partido judicial o circunscripción corres-
pondiente.
4. El interrogatorio de las partes, la declaración de los testigos y la ratifica-
ción de los peritos se realizará en la sede del Juzgado o Tribunal que esté cono-
ciendo del asunto de que se trate, aunque el domicilio de las personas mencio-
nadas se encuentre fuera de la circunscripción judicial correspondiente.
Sólo cuando por razón de la distancia, dificultad del desplazamiento, cir-
cunstancias personales de la parte, del testigo o del perito, o por cualquier otra
causa de análogas características resulte imposible o muy gravosa la compare-
cencia de las personas citadas en la sede del Juzgado o Tribunal, se podrá solicitar
el auxilio judicial para la práctica de los actos de prueba señalados en el párrafo
anterior.
Véase arts. 273 y ss. LOPJ

COMENTARIOS
1. El hecho de que la totalidad de los órganos judiciales que integran el Poder
Judicial posean una sede en un lugar del territorio nacional, y que en su inmensa
mayoría tengan una circunscripción territorial limitada a una parte del mismo

271
169 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

(una Comunidad Autónoma, provincia, partido judicial o municipio), determina


que las actuaciones procesales, con carácter general, deban desarrollarse en el
lugar en que se halle la sede de la correspondiente Oficina Judicial (art. 129.1
LEC) o en el territorio al que cada uno de ellos extienda su circunscripción terri-
torial (art. 129.3 LEC). Sin embargo, cuando resulte imprescindible llevar a cabo
alguna actuación en un lugar diferente de aquel sobre el que se extiende la res-
pectiva circunscripción de cada Juzgado o Tribunal, o en el territorio de algún
país extranjero, las dificultades de todo tipo existentes para que estos órganos
judiciales se trasladen a dichos lugares aconsejan que no sean ellos mismos
quienes lleven a cabo el correspondiente trámite procesal, sino aquellos otros
órganos que tengan su sede o extiendan su circunscripción al lugar en que deba
aquel acto o trámite ser practicado.
El procedimiento por medio del cual un órgano judicial solicita de otro
órgano que lleve a la práctica un determinado acto procesal ha recibido tradi-
cionalmente la expresiva denominación de «auxilio judicial», existiendo entre
todos ellos la obligación recíproca de prestarse este tipo de ayuda o auxilio
cuando así les sea solicitado.
Al auxilio judicial se refieren los arts. 169 a 177 LEC (y los arts. 273 a 278
LOPJ, bajo la rúbrica de «De la cooperación jurisdiccional»), así como los arts.
64 a 85 del Reglamento del CGPJ 1/2005, de 15 de septiembre, preceptos todos
ellos en donde se diferencia entre el auxilio judicial interno que han de prestarse
entre sí los órganos integrantes del Poder Judicial español (arts. 169–176 LEC,
273–275 LOPJ, 64–73 del Reglamento del CGPJ 1/2005, de 15 de septiembre),
y el auxilio judicial internacional a prestar o a solicitar a órganos judiciales per-
tenecientes a países extranjeros (arts. 177 LEC, 276–278 LOPJ, 74–85 del Regla-
mento del CGPJ 1/2005, de 15 de septiembre).
2. El art. 129.2 LEC, como ya se conoce, dispone que las actuaciones judi-
ciales «que deban realizarse fuera del partido judicial donde radique la sede del
Tribunal que conozca del proceso se practicarán, cuando proceda, mediante
auxilio judicial». El auxilio judicial, sin embargo, no es procedente tan sólo en
aquellos casos en que los actos procesales deben ser practicados fuera del «par-
tido judicial» donde tenga su sede el órgano judicial que lo requiera, sino, en
general, siempre que tales actuaciones hayan de ser llevadas a cabo «fuera de
la circunscripción del Tribunal que conozca del asunto» (arts. 169.2 LEC, 274.1
LOPJ), e incluso «fuera del término municipal en que tengan su sede el Tribunal
que las haya ordenado, pero dentro del partido o circunscripción correspon-
diente» (art. 169.3 LEC).
Con todo, conviene tener muy presente que tanto la LOPJ (art. 275) como la
LEC (art. 129.3) autorizan a los distintos órganos judiciales a constituirse fuera
del lugar donde radique su respectiva sede con el fin de practicar diligencias de
instrucción, prueba o de otro tipo, siempre que con ello no se perjudique la

272
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 170

competencia del Juez correspondiente y venga justificado por razones de eco-


nomía procesal.
3. La técnica del auxilio o cooperación jurisdiccional tiene cabida, entre
otras actuaciones, para la práctica de los actos de prueba. Así lo autoriza el art.
169.2 LEC en lo relativo a la prueba de reconocimiento judicial (arts. 353–359
LEC), pero siempre que el Tribunal competente para conocer del asunto «no
considere posible o conveniente hacer uso de la facultad que le concede esta
Ley de desplazarse fuera de su circunscripción para practicarlas». Y, asimismo,
permite semejante posibilidad de acudir al auxilio judicial en materia probatoria
el art. 169.4 LEC (del que se hacen eco los arts. 313 y 364 LEC), esta vez para la
práctica del «interrogatorio de las partes, la declaración de los testigos y la rati-
ficación de los peritos» cuando «por razón de la distancia, dificultad de despla-
zamiento, circunstancias personales de la parte, del testigo o del perito, o por
cualquier otra causa de análogas características resulte imposible o muy gravosa
la comparecencia de las personas citadas en la sede del Juzgado o Tribunal».

Artículo 170. Órgano al que corresponde prestar el auxilio judicial


Corresponderá prestar el auxilio judicial a la Oficina del Juzgado de Primera
Instancia del lugar en cuya circunscripción deba practicarse. No obstante lo
anterior, si en dicho lugar tuviera su sede un Juzgado de Paz, y el auxilio judicial
consistiere en un acto de comunicación, a éste le corresponderá practicar la
actuación.

Artículo 171. Exhorto


1. El auxilio judicial se solicitará por el Tribunal que lo requiera mediante
exhorto dirigido a la Oficina judicial del que deba prestarlo y que contendrá:
1.º La designación de los tribunales exhortante y exhortado.
2.º La indicación del asunto que motiva la expedición del exhorto.
3.º La designación de las personas que sean parte en el asunto, así como de
sus representantes y defensores.
4.º La indicación de las actuaciones cuya práctica se interesa.
5.º Cuando las actuaciones interesadas hayan de practicarse dentro de un
plazo, se indicará también la fecha en la que éste finaliza.
6.º Si para el cumplimiento del exhorto fuera preciso acompañar documen-
tos, se hará expresa mención de todos ellos.
2. La expedición y autorización de los exhortos corresponderá al Secretario
Judicial.

273
Artículo 172 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 172. Remisión del exhorto


1. Los exhortos se remitirán directamente al órgano exhortado por medio del
sistema informático judicial o cualquier otro medio telemático o electrónico,
salvo los supuestos en los que deba realizarse en soporte papel por ir el acto
acompañado de elementos que no sean susceptibles de conversión en formato
electrónico.
En todo caso, el sistema utilizado deberá garantizar la constancia de la remi-
sión y recepción del exhorto.
2. Sin perjuicio de lo anterior, si la parte a la que interese el cumplimiento
del exhorto así lo solicita, se le entregará éste bajo su responsabilidad, para que
lo presente en el órgano exhortado dentro de los cinco días siguientes. En este
caso, el exhorto expresará la persona que queda encargada de su gestión, que
sólo podrá ser el propio litigante o procurador que se designe.
3. Las demás partes podrán también designar procurador cuando deseen que
las resoluciones que se dicten para el cumplimiento del exhorto les sean notifi-
cadas. Lo mismo podrá hacer la parte interesada en el cumplimiento del exhorto,
cuando no haya solicitado que se le entregue éste a los efectos previstos en el
apartado anterior. Tales designaciones se harán constar en la documentación del
exhorto.
4. Cuando el exhorto haya sido remitido a un órgano diferente al que deba
prestar el auxilio, el que lo reciba lo enviará directamente al que corresponda,
si es que le consta cuál sea éste, dando cuenta de su remisión al exhortante.

Artículo 173. Cumplimiento del exhorto


El responsable de la Oficina judicial que recibiere el exhorto dispondrá su
cumplimiento y lo necesario para que se practiquen las actuaciones que en él se
interesen dentro del plazo señalado.
Cuando no ocurriere así, el Secretario judicial del órgano exhortante, de
oficio o a instancia de parte, recordará al exhortado la urgencia del cumpli-
miento. Si la situación persistiere, el órgano para el que se haya solicitado el
auxilio pondrá los hechos en conocimiento de la Sala de Gobierno correspon-
diente al Tribunal exhortado.

Artículo 174. Intervención de las partes


1. Las partes y sus abogados y procuradores podrán intervenir en las actua-
ciones que se practiquen para el cumplimiento del exhorto.
No obstante, las resoluciones que se dicten para el cumplimiento del exhorto
sólo se notificarán a las partes que hubiesen designado procurador para inter-
venir en su tramitación.
2. Si no se hubiera designado procurador, no se harán a las partes otras noti-
ficaciones que las que exija el cumplimiento del exhorto, cuando éste prevenga

274
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 175

que se practique alguna actuación con citación, intervención o concurrencia de


las partes, y las que sean precisas para requerir de éstas que proporcionen datos
o noticias que puedan facilitar aquel cumplimiento.

Artículo 175. Devolución del exhorto


1. Cumplimentado el exhorto, se comunicará al exhortante conforme a lo
previsto en el apartado 1 del art. 172.
2. Las actuaciones de auxilio judicial practicadas, si no se pudieran enviar
telemáticamente, se remitirán por correo certificado o se entregarán al litigante
o al procurador al que se hubiere encomendado la gestión del exhorto, que las
presentará en el órgano exhortante dentro de los diez días siguientes.

Artículo 176. Falta de diligencia de las partes en el auxilio judicial


El litigante que, sin justa causa, demore la presentación al exhortado o la
devolución al exhortante de los despachos cuya gestión le haya sido confiada
será corregido con multa de 30 euros por cada día de retraso respecto del final
del plazo establecido, respectivamente, en el apartado 2 del art. 172 y en el
apartado 2 del artículo anterior.

Artículo 177. Cooperación judicial internacional


1. Los despachos para la práctica de actuaciones judiciales en el extranjero
se cursarán conforme a lo establecido en las normas comunitarias que resulten
de aplicación, en los Tratados internacionales en que España sea parte y, en su
defecto, en la legislación interna que resulte aplicable.
2. A lo dispuesto por dichas normas se estará también cuando las autoridades
judiciales extranjeras soliciten la cooperación de los juzgados y tribunales espa-
ñoles.
Véase la LCJIMC

CAPÍTULO VII
De la sustanciación, vista y decisión de los asuntos

SECCIÓN 1.ª
Del despacho ordinario

Artículo 178. Dación de cuenta


1. Los Secretarios Judiciales darán cuenta a la Sala, al ponente o al Juez, en
cada caso, de los escritos y documentos presentados en el mismo día o en el
siguiente día hábil, cuando contuvieran peticiones o pretensiones que exijan
pronunciamiento de aquellos.

275
Artículo 179 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Lo mismo harán respecto a las actas que se hubieren autorizado fuera de la


presencia judicial.
2. También darán cuenta, en el siguiente día hábil, del transcurso de los pla-
zos procesales y del consiguiente estado de los autos cuando a su vencimiento
deba dictarse la oportuna resolución por el Juez o Magistrado, así como de las
resoluciones que hubieren dictado que no fueran de mera tramitación.
3. Los funcionarios del Cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa darán
a su vez cuenta al Secretario judicial de la tramitación de los procedimientos, en
particular cuando ésta exija una interpretación de ley o de normas procesales,
sin perjuicio de informar al titular del órgano judicial cuando fueran requeridos
para ello.

Artículo 179. Impulso procesal y suspensión del proceso por acuerdo de las
partes
1. Salvo que la ley disponga otra cosa, el Secretario judicial dará de oficio al
proceso el curso que corresponda, dictando al efecto las resoluciones necesarias.
2. El curso del procedimiento se podrá suspender de conformidad con lo que
se establece en el apartado 4 del art. 19 de la presente ley, y se reanudará si lo
solicita cualquiera de las partes. Si, transcurrido el plazo por el que se acordó la
suspensión, nadie pidiere, en los cinco días siguientes, la reanudación del pro-
ceso, el Secretario judicial acordará archivar provisionalmente los autos y per-
manecerán en tal situación mientras no se solicite la continuación del proceso
o se produzca la caducidad de instancia.
Véase art. 236 y 237 LOPJ

COMENTARIOS
1. Los arts. 179 LEC y 237 LOPJ consagran el principio procedimental del
«impulso de oficio», disponiendo que, con independencia de cuál sea la volun-
tad de las partes, se «dará de oficio al proceso el curso que corresponda, dictando
al efecto las resoluciones necesarias». En consecuencia, si realizada una deter-
minada actuación procesal fuese legalmente imprescindible la emisión de algún
tipo de decisión por parte del Secretario, éste, de oficio, deberá dictarla, sin
esperar a que así se le pida expresamente.
2. El principio del impulso procesal de oficio debe ponerse en relación con
la idea de caducidad de la instancia (la cual cristaliza ante la inactividad de las
partes durante un determinado período de tiempo), de cuyo régimen se ocupan
los arts. 236–240 LEC, a cuyos comentarios nos remitimos. En cualquier caso,
sin embargo, debe insistirse en que ambas instituciones procesales son, sobre el
papel, perfectamente compatibles, desde el momento en que, como ya ha que-
dado dicho, la primera es responsabilidad del Secretario judicial, mientras que
la segunda ha de ser imputable únicamente a las partes procesales. Con todo,
debería reclamarse la necesidad de que el principio del impulso procesal fuera

276
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 180

observado escrupulosamente hasta sus últimas consecuencias, y, dado que en


la Ley la práctica totalidad de las actuaciones procesales de las partes se someten
a un plazo determinado de caducidad, en la realidad cotidiana de los órganos
jurisdiccionales no tendría que producirse nunca la caducidad de la instancia y
sí el archivo de oficio de las actuaciones ante la inactividad de las partes, archivo
este último al que debieran otorgársele los mismos efectos que a la primera
anuda el art. 240 LEC.
El legislador, sin embargo, no lo ha entendido así, entendimiento del que es
claro exponente lo dispuesto en el art. 179.2 LEC.

Artículo 180. Magistrado ponente


1. En los Tribunales colegiados, el Secretario Judicial determinará, para cada
asunto, el Magistrado ponente, según el turno establecido para la Sala o Sección
al principio de cada año judicial exclusivamente sobre la base de criterios obje-
tivos.
2. La designación se hará en la primera resolución que el Secretario judicial
dicte en el proceso y se notificará a las partes el nombre del Magistrado ponente
y, en su caso, del que con arreglo al turno ya establecido le sustituya, con expre-
sión de las causas que motiven la sustitución.
3. En la designación de ponente turnarán todos los Magistrados de la Sala o
Sección, incluidos los Presidentes.

Artículo 181. Funciones del Magistrado ponente


En los Tribunales colegiados, corresponderá al Magistrado ponente:
1. El despacho ordinario y el cuidado de la tramitación de los asuntos que le
hayan sido turnados, sin perjuicio del impulso que corresponda al Secretario
judicial.
2. Examinar la proposición de medios de prueba que las partes presenten e
informar sobre su admisibilidad, pertinencia y utilidad.
3. Informar los recursos interpuestos contra las decisiones del Tribunal y los
recursos interpuestos contra las decisiones del Secretario judicial que deba
resolver el Tribunal.
4. Dictar las providencias y proponer las demás resoluciones que deba dictar
el Tribunal.
5. Redactar las resoluciones que dicte el Tribunal, sin perjuicio de lo dis-
puesto en el párrafo segundo del art. 203.

277
Artículo 182 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

SECCIÓN 2.ª
De las vistas y las comparecencias

Artículo 182. Señalamiento de las vistas


1. Corresponderá a los Presidentes de Sala y a los de Sección de los órganos
colegiados el señalamiento de fecha y hora para la deliberación y votación de
los asuntos que deban fallarse sin celebración de vista.
Del mismo modo, corresponde al Juez o Presidente el señalamiento cuando
la decisión de convocar, reanudar o señalar de nuevo un juicio, vista o trámite
equivalente se adopte en el transcurso de cualquier acto procesal ya iniciado y
que presidan, siempre que puedan hacerla en el mismo acto, y teniendo en
cuenta las necesidades de la agenda programada de señalamientos.
2. Los titulares de órganos jurisdiccionales unipersonales y los Presidentes
de Sala o Sección en los Tribunales colegiados fijarán los criterios generales y
darán las concretas y específicas instrucciones con arreglo a los cuales se reali-
zará el señalamiento de las vistas o trámites equivalentes.
3. Esos criterios e instrucciones abarcarán:
1.º La fijación de los días predeterminados para tal fin, que deberá sujetarse
a la disponibilidad de Sala prevista para cada órgano judicial y a la necesaria
coordinación con los restantes órganos judiciales.
2.º Horas de audiencia.
3.º Número de señalamientos.
4.º Duración aproximada de la vista en concreto, según hayan podido deter-
minar una vez estudiado el asunto o pleito de que se trate.
5.º Naturaleza y complejidad de los asuntos.
6.º Cualquier otra circunstancia que se estime pertinente.
4. Los Secretarios Judiciales establecerán la fecha y hora de las vistas o trá-
mites equivalentes sujetándose a los criterios e instrucciones anteriores y ges-
tionando una agenda programada de señalamientos y teniendo en cuenta las
siguientes circunstancias:
1.º El orden en que los procedimientos lleguen a estado en que deba cele-
brarse vista o juicio, salvo las excepciones legalmente establecidas o los casos
en que el órgano jurisdiccional excepcionalmente establezca que deben tener
preferencia. En tales casos serán antepuestos a los demás cuyo señalamiento no
se haya hecho.
2.º La disponibilidad de sala prevista para cada órgano judicial.
3.º La organización de los recursos humanos de la Oficina judicial.
4.º El tiempo que fuera preciso para las citaciones y comparecencias de los
peritos y testigos.

278
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 183

5.º La coordinación con el Ministerio Fiscal en los procedimientos en que las


leyes prevean su intervención.
5. A medida que se incluyan los señalamientos en la agenda programada y,
en todo caso, antes de su notificación a las partes, se dará cuenta al Juez o Pre-
sidente. En el caso de que no se ajusten a los criterios e instrucciones estableci-
dos, el Juez o Presidente decidirá sobre señalamiento.

Artículo 183. Solicitud de nuevo señalamiento de vista


1. Si a cualquiera de los que hubieren de acudir a una vista le resultare
imposible asistir a ella en el día señalado, por causa de fuerza mayor u otro
motivo de análoga entidad, lo manifestará de inmediato al Tribunal, acreditando
cumplidamente la causa o motivo y solicitando señalamiento de nueva vista o
resolución que atienda a la situación.
2. Cuando sea el abogado de una de las partes quien considerare imposible
acudir a la vista, si se considerase atendible y acreditada la situación que se
alegue, el Secretario judicial hará nuevo señalamiento de vista.
3. Cuando sea la parte quien alegue la situación de imposibilidad, prevista
en el apartado primero, el Secretario judicial, si considerase atendible y acredi-
tada la situación que se alegue, adoptará una de las siguientes resoluciones:
1.ª Si la vista fuese de procesos en los que la parte no esté asistida de abogado
o representada por procurador, efectuará nuevo señalamiento.
2.ª Si la vista fuese para actuaciones en que, aun estando la parte asistida por
abogado o representada por procurador, sea necesaria la presencia personal de
la parte, efectuará igualmente nuevo señalamiento de vista.
En particular, si la parte hubiese sido citada a la vista para responder al inte-
rrogatorio regulado en los arts. 301 y siguientes, el Secretario judicial efectuará
nuevo señalamiento, con las citaciones que sean procedentes. Lo mismo resol-
verá cuando esté citada para interrogatorio una parte contraria a la que alegase
y acreditase la imposibilidad de asistir.
4. El Secretario judicial pondrá en conocimiento del Tribunal la fecha y hora
fijadas para el nuevo señalamiento, en el mismo día o en el día hábil siguiente a
aquél en que hubiera sido acordado.
5. Cuando un testigo o perito que haya sido citado a vista por el Tribunal
manifieste y acredite encontrarse en la misma situación de imposibilidad expre-
sada en el primer apartado de este precepto, el Secretario judicial dispondrá que
se oiga a las partes por plazo común de tres días sobre si se deja sin efecto el
señalamiento de la vista y se efectúa uno nuevo o si se cita al testigo o perito
para la práctica de la actuación probatoria fuera de la vista señalada. Transcu-
rrido el plazo, el Tribunal decidirá lo que estime conveniente, y si no considerase
atendible o acreditada la excusa del testigo o del perito, mantendrá el señala-
miento de la vista y el Secretario judicial lo notificará así a aquéllos, requirién-

279
Artículo 184 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

doles a comparecer, con el apercibimiento que prevé el apartado segundo del


art. 292.
6. Cuando el Secretario judicial, al resolver sobre las situaciones a que se
refieren los apartados 2 y 3 anteriores, entendiera que el abogado o el litigante
han podido proceder con dilación injustificada o sin fundamento alguno, dará
cuenta al Juez o Tribunal, quien podrá imponerles multa de hasta seiscientos
euros, sin perjuicio de lo que el Secretario resuelva sobre el nuevo señalamiento.
La misma multa podrá imponerse por el Tribunal en los supuestos previstos
en el apartado 5 de este artículo, de entender que concurren las circunstancias
a que se alude en el párrafo anterior.

Artículo 184. Tiempo para la celebración de vistas


1. Para la celebración de las vistas se podrán emplear todas las horas hábiles
y habilitadas del día en una o más sesiones y, en caso necesario, continuar el día
o días siguientes.
2. Salvo en los casos en que la ley disponga otra cosa, entre el señalamiento
y la celebración de la vista deberán mediar, al menos, diez días hábiles.

Artículo 185. Celebración de las vistas


1. Constituido el Tribunal en la forma que dispone esta ley, el Juez o Presi-
dente declarará que se procede a celebrar vista pública, excepto cuando el acto
se celebra a puerta cerrada. Iniciada la vista, se relacionarán sucintamente los
antecedentes del caso o las cuestiones que hayan de tratarse.
2. Seguidamente, informarán, por su orden, el actor y el demandado o el
recurrente y el recurrido, por medio de sus abogados, o las partes mismas,
cuando la ley lo permita.
3. Si se hubiera admitido prueba para el acto de la vista se procederá a su
práctica conforme a lo dispuesto en las normas que la regulan.
4. Concluida la práctica de prueba o, si ésta no se hubiera producido, fina-
lizado el primer turno de intervenciones, el Juez o Presidente concederá de
nuevo la palabra a las partes para rectificar hechos o conceptos y, en su caso,
formular concisamente las alegaciones que a su derecho convengan sobre el
resultado de las pruebas practicadas.

Artículo 186. Dirección de los debates


Durante el desarrollo de las vistas corresponde al Juez o Presidente, o al
Secretario judicial en el caso de vistas celebradas exclusivamente ante él, la
dirección de los debates y, en particular:
1. Mantener, con todos los medios a su alcance, el buen orden en las vistas,
exigiendo que se guarde el respeto y consideración debidos a los tribunales y a

280
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 187

quienes se hallen actuando ante ellos, corrigiendo en el acto las faltas que se
cometan del modo que se dispone en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
2. Agilizar el desarrollo de las vistas, a cuyo efecto llamará la atención del
abogado o de la parte que en sus intervenciones se separen notoriamente de las
cuestiones que se debatan, instándoles a evitar divagaciones innecesarias, y si
no atendiesen a la segunda advertencia que en tal sentido se les formule, podrá
retirarles el uso de la palabra.

Artículo 187. Documentación de las vistas


1. El desarrollo de la vista se registrará en soporte apto para la grabación y
reproducción del sonido y de la imagen o, si no fuere posible, sólo del sonido,
conforme a lo dispuesto en el art. 147 de esta ley.
Las partes podrán en todo caso, solicitar a su costa una copia de los soportes
en que hubiera quedado grabada la vista.
2. Si los medios de registro a que se refiere el apartado anterior no pudieran
utilizarse por cualquier causa, la vista se documentará por medio de acta reali-
zada por el Secretario Judicial.

Artículo 188. Suspensión de las vistas


1. La celebración de las vistas en el día señalado sólo podrá suspenderse, en
los siguientes supuestos:
1.º Por impedirla la continuación de otra pendiente del día anterior.
2.º Por faltar el número de Magistrados necesario para dictar resolución o
por indisposición sobrevenida del Juez o del Secretario judicial, si no pudiere ser
sustituido.
3.º Por solicitarlo de acuerdo las partes, alegando justa causa a juicio del
Secretario judicial.
4.º Por imposibilidad absoluta de cualquiera de las partes citadas para ser
interrogadas en el juicio o vista, siempre que tal imposibilidad, justificada sufi-
cientemente a juicio del Secretario judicial, se hubiese producido cuando ya no
fuera posible solicitar nuevo señalamiento conforme a lo dispuesto en el art. 183.
5.º Por muerte, enfermedad o imposibilidad absoluta o baja por maternidad
o paternidad del abogado de la parte que pidiere la suspensión, justificadas sufi-
cientemente, a juicio del Secretario judicial, siempre que tales hechos se hubie-
sen producido cuando ya no fuera posible solicitar nuevo señalamiento con-
forme a lo dispuesto en el art. 183, siempre que se garantice el derecho a la tutela
judicial efectiva y no se cause indefensión.
Igualmente, serán equiparables a los supuestos anteriores y con los mismos
requisitos, otras situaciones análogas previstas en otros sistemas de previsión
social y por el mismo tiempo por el que se otorgue la baja y la prestación de los
permisos previstos en la legislación de la Seguridad Social.

281
Artículo 189 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

6.º Por tener el abogado defensor dos señalamientos de vista para el mismo
día en distintos Tribunales, resultando imposible, por el horario fijado, su asis-
tencia a ambos, siempre que acredite suficientemente que, al amparo del art.
183, intentó, sin resultado, un nuevo señalamiento que evitara la coincidencia.
En este caso, tendrá preferencia la vista relativa a causa criminal con preso
y, en defecto de esta actuación, la del señalamiento más antiguo, y si los dos
señalamientos fuesen de la misma fecha, se suspenderá la vista correspondiente
al procedimiento más moderno.
No se acordará la suspensión de la vista si la comunicación de la solicitud
para que aquélla se acuerde se produce con más de tres días de retraso desde la
notificación del señalamiento que se reciba en segundo lugar. A estos efectos
deberá acompañarse con la solicitud copia de la notificación del citado señala-
miento.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no será de aplicación a las vistas relativas
a causa criminal con preso, sin perjuicio de la responsabilidad en que se hubiere
podido incurrir.
7.º Por haberse acordado la suspensión del curso de las actuaciones o resultar
procedente tal suspensión de acuerdo con lo dispuesto por esta ley.
2. Toda suspensión que el Secretario judicial acuerde se hará saber en el
mismo día o en el día hábil siguiente al Tribunal y se comunicará por el Secretario
a las partes personadas y a quienes hubiesen sido citados judicialmente en cali-
dad de testigos, peritos o en otra condición.

Artículo 189. Nuevo señalamiento de las vistas suspendidas


1. En caso de suspensión de la vista el Secretario judicial hará el nuevo seña-
lamiento al acordarse la suspensión y, si no fuere posible, tan pronto como des-
aparezca el motivo que la ocasionó.
2. El nuevo señalamiento se hará para el día más inmediato posible, sin alterar
el orden de los que ya estuvieren hechos.

Artículo 189 bis. De las comparecencias


Se estará al contenido de los arts. 188 y 189, en lo que resultaren de aplica-
ción, para las comparecencias a celebrar exclusivamente ante el Secretario judi-
cial.

Artículo 190. Cambios en el personal juzgador después del señalamiento de


vistas y posible recusación
1. Cuando después de efectuado el señalamiento y antes de la celebración
de la vista hubiera cambiado el Juez o algún Magistrado integrante del Tribunal,
tan luego como ello ocurra y, en todo caso, antes de darse principio a la vista,
se harán saber dichos cambios a las partes, sin perjuicio de proceder a la cele-

282
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 191

bración de ella, a no ser que en el acto fuese recusado, aunque sea verbalmente,
el Juez o alguno de los Magistrados que, como consecuencia del cambio, hubie-
ren pasado a formar parte del Tribunal.
2. Si se formulare la recusación a que se refiere el apartado anterior, se sus-
penderá la vista y se tramitará el incidente según lo dispuesto en esta ley, hacién-
dose el nuevo señalamiento una vez resuelta la recusación.
La recusación que se formule verbalmente habrá de contener expresión
sucinta de la causa o causas y deberá formalizarse por escrito en el plazo de tres
días. Si así no se hiciere dentro de dicho plazo, no será admitida y se impondrá
al recusante una multa de ciento cincuenta a seiscientos euros, condenándole,
además, al pago de las costas ocasionadas con la suspensión. En el mismo día en
que se dictara la anterior resolución, el Secretario judicial hará el nuevo seña-
lamiento para la vista lo antes posible.

Artículo 191. Recusación posterior a la vista


1. En el caso de cambio de Juez o de Magistrado o Magistrados, a que se
refiere el apartado 1 del artículo anterior, cuando se hubiere celebrado la vista
por no haber mediado recusación, si el Tribunal fuere unipersonal, dejará el Juez
transcurrir tres días antes de dictar la resolución y si se tratare de Tribunal cole-
giado, se suspenderá por tres días la discusión y votación de la misma.
2. Dentro del plazo a que se refiere el apartado precedente podrán ser recu-
sados el Juez o los Magistrados que hubieren entrado a formar parte del Tribunal
después del señalamiento, y si las partes no hicieren uso de ese derecho, empe-
zará a correr el plazo para dictar resolución.
3. En el caso a que se refiere el presente artículo sólo se admitirán las recu-
saciones basadas en causas que no hubieran podido conocerse antes del
comienzo de la vista.

Artículo 192. Efectos de la decisión de la recusación formulada después de


la vista
Si se declarase procedente, por medio de auto, la recusación formulada con-
forme a lo previsto en el artículo anterior, quedará sin efecto la vista y se veri-
ficará de nuevo en el día más próximo que pueda señalarse, ante Juez o con
Magistrados hábiles en sustitución de los recusados.
Cuando se declare no haber lugar a la recusación, dictarán la resolución el
Juez o los Magistrados que hubieren asistido a la vista, comenzando a correr el
plazo para dictarla al día siguiente de la fecha en que se hubiese decidido sobre
la recusación.

283
Artículo 192 bis Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 192 bis. Cambio del Secretario judicial después del señalamiento.
Posible recusación
Lo dispuesto en los tres artículos anteriores será de aplicación a los Secre-
tarios Judiciales respecto de aquellas actuaciones que hayan de celebrarse úni-
camente ante ellos.

Artículo 193. Interrupción de las vistas


1. Una vez iniciada la celebración de una vista, sólo podrá interrumpirse:
1.º Cuando el Tribunal deba resolver alguna cuestión incidental que no pueda
decidir en el acto.
2.º Cuando se deba practicar alguna diligencia de prueba fuera de la sede
del Tribunal y no pudiera verificarse en el tiempo intermedio entre una y otra
sesión.
3.º Cuando no comparezcan los testigos o peritos citados judicialmente y el
Tribunal considere imprescindible la declaración o el informe de los mismos.
4.º Cuando, después de iniciada la vista, se produzca alguna de las circuns-
tancias que habrían determinado la suspensión de la celebración, y así se acuerde
por el Juez o Presidente.
2. La vista se reanudará una vez desaparecida la causa que motivó su inte-
rrupción.
3. Cuando pueda reanudarse la vista dentro de los veinte días siguientes a su
interrupción, así como en todos los casos en que el nuevo señalamiento pueda
realizarse al mismo tiempo de acordar la interrupción, se hará por el Juez o
Presidente, que tendrá en cuenta las necesidades de la agenda programada de
señalamientos y las demás circunstancias contenidas en el art. 182.4.
Cuando no pueda reanudarse la vista dentro de los veinte días siguientes a
su interrupción ni pueda señalarse nueva fecha en el mismo acto, la fecha se
fijará por el Secretario judicial, conforme a las previsiones del art. 182, para la
fecha más inmediata posible.

SECCIÓN 3.ª
De las votaciones y fallos de los asuntos

Artículo 194. Jueces y Magistrados a los que corresponde fallar los asuntos
1. En los asuntos que deban fallarse después de la celebración de una vista
o juicio, la redacción y firma de la resolución, en los tribunales unipersonales, o
la deliberación y votación, en los tribunales colegiados, se realizarán, respecti-
vamente, por el Juez o por los Magistrados que hayan asistido a la vista o juicio,
aunque después de ésta hubieran dejado aquéllos de ejercer sus funciones en el
Tribunal que conozca del asunto.

284
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 194 bis

2. Se exceptúan de lo dispuesto en el apartado anterior los Jueces y Magis-


trados que, después de la vista o juicio:
1.º Hubiesen perdido la condición de Juez o Magistrado.
Se aplicará, no obstante, lo dispuesto en el apartado 1 de este artículo a los
Jueces y Magistrados jubilados por edad y a los Jueces sustitutos y Magistrados
suplentes que hayan cesado en el cargo por renuncia, transcurso del plazo para
el que fueron nombrados o por cumplir la edad de setenta y dos años.
2.º Hubiesen sido suspendidos del ejercicio de sus funciones.
3.º Hubiesen accedido a cargo público o profesión incompatible con el ejer-
cicio de la función jurisdiccional o pasado a la situación de excedencia voluntaria
para presentarse como candidatos a cargos de elección popular.

Artículo 194 bis. Secretarios judiciales a los que corresponda resolver


Lo dispuesto en el artículo anterior será de aplicación a los Secretarios Judi-
ciales que deban dictar resolución después de celebrados los actos y compare-
cencias previstos en esta ley.

Artículo 195. Información de los Magistrados sobre el contenido de los autos


en tribunales colegiados
1. El ponente tendrá a su disposición los autos para dictar sentencia o reso-
lución decisoria de incidentes o recursos, y los demás miembros del Tribunal
podrán examinar aquéllos en cualquier tiempo.
2. Concluida la vista en los asuntos en que ésta preceda a la decisión o, en
otro caso, desde el día en que el Presidente haga el señalamiento para la deli-
beración, votación y fallo, cualquiera de los Magistrados podrá pedir los autos
para su estudio.
Cuando los pidieren varios, el que presida fijará el tiempo por el que haya
de tenerlos cada uno, de modo que puedan dictarse las sentencias dentro del
plazo señalado para ello.

Artículo 196. Deliberación y votación de las resoluciones en tribunales


colegiados
En los tribunales colegiados se discutirán y votarán las resoluciones inme-
diatamente después de la vista, si ésta se celebrare y, en otro caso, señalará el
Presidente el día en que se hayan de discutir y votar, dentro del plazo señalado
por la Ley.

285
Artículo 197 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 197. Forma de la discusión y votación de las resoluciones en los


tribunales colegiados
1. En los tribunales colegiados, la discusión y votación de las resoluciones
será dirigida por el Presidente y se verificará siempre a puerta cerrada.
2. El Magistrado ponente someterá a la deliberación de la Sala o Sección los
puntos de hecho y las cuestiones y fundamentos de derecho, así como la decisión
que, a su juicio, deba recaer y, previa la discusión necesaria, se procederá a la
votación.

Artículo 198. Votación de las resoluciones


1. El Presidente podrá acordar que la votación tenga lugar separadamente
sobre los distintos pronunciamientos de hecho o de derecho que hayan de
hacerse, o sobre parte de la decisión que haya de dictarse.
2. Votará primero el ponente y después los restantes Magistrados, por el
orden inverso a su antigüedad. El Presidente votará el último.
3. Empezada la votación, no podrá interrumpirse sino por algún impedi-
mento insuperable.

Artículo 199. Voto de Magistrados impedidos después de la vista


1. Si después de la vista se imposibilitare algún Magistrado, de suerte que no
pueda asistir a la discusión y votación, dará su voto por escrito, fundado y fir-
mado, y lo remitirá directamente al Presidente del Tribunal. Si no pudiere escri-
bir ni firmar, se valdrá del Secretario del Tribunal.
El voto así emitido se computará con los demás y se conservará, rubricado
por el que presida, con el libro de sentencias.
2. Cuando el Magistrado impedido no pudiere votar ni aun de aquel modo,
se decidirá el asunto por los demás Magistrados que hubieren asistido a la vista,
si compusiesen los necesarios para formar mayoría. No habiéndolos, se proce-
derá a nueva vista, con asistencia de los que hubieren concurrido a la anterior y
de aquel o aquellos que deban sustituir a los impedidos, siendo en este caso
aplicable lo dispuesto en los arts. 190 a 192 de la presente Ley.
3. Lo dispuesto en el apartado anterior se aplicará también cuando alguno
de los Magistrados que participaron en la vista no pueda intervenir en la deli-
beración y votación por hallarse en alguno de los casos previstos en el apartado
2 del art. 194.

Artículo 200. Impedimento del Juez o del Secretario judicial que hubiere
asistido a la vista o comparecencia
1. En los Tribunales unipersonales, cuando después de la vista se imposibili-
tare el Juez que hubiere asistido a ella y no pudiere dictar la resolución ni siquiera

286
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 201

con la asistencia del Secretario judicial, se celebrará nueva vista presidida por
el Juez que sustituya al impedido.
Lo mismo se hará cuando el Juez que haya participado en la vista no pueda
dictar la resolución por hallarse comprendido en alguno de los casos previstos
en el apartado 2 del art. 194.
2. Lo anterior será de aplicación a los Secretarios Judiciales que no pudieren
dictar resolución, bien porque se imposibilitaren o porque incurrieran en los
supuestos contemplados en el art. 194 bis, después de celebrada la compare-
cencia ante ellos.

Artículo 201. Mayoría de votos


En los tribunales colegiados, los autos y sentencias se dictarán por mayoría
absoluta de votos, salvo que expresamente la ley señale una mayor proporción.
En ningún caso se podrá exigir un número determinado de votos conformes
que desvirtúe la regla de la mayoría.

Artículo 202. Discordias


1. Cuando en la votación de una resolución no resultare mayoría de votos
sobre cualquiera de los pronunciamientos de hecho o de derecho que deban
hacerse, volverán a discutirse y a votarse los puntos en que hayan disentido los
votantes.
2. Si no se obtuviere acuerdo, la discordia se resolverá mediante celebración
de nueva vista, concurriendo los Magistrados que hubieran asistido a la primera,
aumentándose dos más, si hubiese sido impar el número de los discordantes, y
tres en el caso de haber sido par. Concurrirá para ello, en primer lugar, el Pre-
sidente de la Sala o Sección, si no hubiere ya asistido; en segundo lugar, los
Magistrados de la misma Sala que no hayan visto el pleito; en tercer lugar, el
Presidente de la Audiencia; y, finalmente, los Magistrados de las demás Salas o
Secciones, con preferencia de los del mismo orden jurisdiccional, según el orden
que por la Sala de Gobierno se acuerde.
3. El que deba presidir la Sala compuesta según el apartado anterior hará el
señalamiento, mediante providencia, de las vistas de discordia y designaciones
oportunas.
4. Cuando en la votación de una resolución por la Sala prevista en el segundo
apartado de este artículo no se reuniere tampoco mayoría sobre los puntos dis-
cordados, se procederá a nueva votación, sometiendo sólo a ésta los dos pare-
ceres que hayan obtenido mayor número de votos en la precedente.

287
Artículo 203 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 203. Redacción de las resoluciones en los tribunales colegiados


En los tribunales colegiados corresponde al ponente la redacción de las reso-
luciones que se hayan sometido a discusión de la Sala o Sección, si se conformare
con lo acordado.
Cuando el ponente no se conformare con el voto de la mayoría, declinará la
redacción de la resolución, debiendo formular motivadamente su voto particu-
lar. En este caso, el Presidente encomendará la redacción a otro Magistrado y
dispondrá la rectificación necesaria en el turno de ponencias para restablecer la
igualdad en el mismo.

Artículo 204. Firma de las resoluciones


1. Las resoluciones judiciales serán firmadas por el Juez o por todos los
Magistrados no impedidos dentro del plazo establecido para dictarlas.
2. Cuando después de decidido el asunto por un Tribunal colegiado se impo-
sibilitare algún Magistrado de los que hubieren votado y no pudiere firmar la
resolución, el que hubiere presidido lo hará por él, expresando el nombre del
Magistrado por quien firma y haciendo constar que el Magistrado imposibilitado
votó pero no pudo firmar.
Si el impedido fuera el Presidente, el Magistrado más antiguo firmará por él.
3. Las resoluciones judiciales deberán ser autorizadas o publicadas mediante
firma por el Secretario Judicial, bajo pena de nulidad.

Artículo 205. Votos particulares


1. Todo el que tome parte en la votación de una sentencia o auto definitivo
firmará lo acordado, aunque hubiere disentido de la mayoría; pero podrá, en
este caso, anunciándolo en el momento de la votación o en el de la firma, for-
mular voto particular, en forma de sentencia, en la que podrán aceptarse, por
remisión, los puntos de hecho y fundamentos de derecho de la dictada por el
Tribunal con los que estuviere conforme.
2. El voto particular, con la firma del autor, se incorporará al libro de sen-
tencias y se notificará a las partes junto con la sentencia aprobada por mayoría.
Cuando, de acuerdo con la ley, sea preceptiva la publicación de la sentencia, el
voto particular, si lo hubiere, habrá de publicarse junto a ella.
3. También podrá formularse voto particular, con sujeción a lo dispuesto en
los apartados anteriores, en lo que resulte aplicable, respecto de los autos y pro-
videncias sucintamente motivadas.

288
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 206

CAPÍTULO VIII
De las resoluciones procesales

SECCIÓN 1.ª
De las clases, forma y contenido de las resoluciones y del modo de dictarlas,
publicarlas y archivarlas

Artículo 206. Clases de resoluciones


1. Son resoluciones judiciales las providencias, autos y sentencias dictadas
por los jueces y Tribunales.
En los procesos de declaración, cuando la ley no exprese la clase de resolu-
ción judicial que haya de emplearse, se observarán las siguientes reglas:
1.ª Se dictará providencia cuando la resolución se refiera a cuestiones pro-
cesales que requieran una decisión judicial por así establecerlo la ley, siempre
que en tales casos no exigiera expresamente la forma de auto.
2.ª Se dictarán autos cuando se decidan recursos contra providencias o
decretos, cuando se resuelva sobre admisión o inadmisión de demanda, recon-
vención, acumulación de acciones, admisión o inadmisión de la prueba, apro-
bación judicial de transacciones, acuerdos de mediación y convenios, medidas
cautelares y nulidad o validez de las actuaciones.
También revestirán la forma de auto las resoluciones que versen sobre pre-
supuestos procesales, anotaciones e inscripciones registrales y cuestiones inci-
dentales, tengan o no señalada en esta Ley tramitación especial, siempre que en
tales casos la ley exigiera decisión del Tribunal, así como las que pongan fin a
las actuaciones de una instancia o recurso antes de que concluya su tramitación
ordinaria, salvo que, respecto de estas últimas, la ley hubiera dispuesto que
deban finalizar por decreto.
3.ª Se dictará sentencia para poner fin al proceso, en primera o segunda
instancia, una vez que haya concluido su tramitación ordinaria prevista en la ley.
También se resolverán mediante sentencia los recursos extraordinarios y los
procedimientos para la revisión de sentencias firmes.
2. Las resoluciones de los Secretarios Judiciales se denominarán diligencias
y decretos.
Cuando la ley no exprese la clase de resolución que haya de emplearse, se
observarán las siguientes reglas:
1.ª Se dictará diligencia de ordenación cuando la resolución tenga por objeto
dar a los autos el curso que la ley establezca.
2.ª Se dictará decreto cuando se admita a trámite la demanda, cuando se
ponga término al procedimiento del que el Secretario tuviera atribuida compe-
tencia exclusiva y, en cualquier clase de procedimiento, cuando fuere preciso o
conveniente razonar lo resuelto.

289
Artículo 206 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3.ª Se dictarán diligencias de constancia, comunicación o ejecución a los


efectos de reflejar en autos hechos o actos con trascendencia procesal.
3. En los procesos de ejecución se seguirán, en lo que resulten aplicables, las
reglas establecidas en los apartados anteriores.
Véase art. 545.5, 6 y 7 LEC

COMENTARIOS
1. Providencias.
a) A diferencia de lo que ocurre con el art. 245.1.a) LOPJ, que hace proce-
dente la adopción judicial de una providencia cuando la decisión tenga por
objeto la sola «ordenación material del proceso», la regla dispuesta en el art.
206.1.1.ª LEC con la finalidad de indicar a los órganos judiciales cuándo y para
qué casos deben dictar una resolución en forma de providencia es extremada-
mente ambigua.
Vale que deba dictarse providencia cuando la ley lo imponga; nada difuso
o ambiguo cabe reprochar al legislador en este caso. Pero sí se hace merecedor
de una severa crítica cuando los criterios a seguir en orden a determinar si se
dicta auto o providencia es el de la existencia de una cuestión procesal que
requiera de una decisión judicial, criterios que, en realidad, no resisten un
mínimo análisis objetivo capaz de proporcionar unas reglas generales más o
menos fiables en materia tan significada como es la clase de resolución juris-
diccional que los Jueces y Tribunales han de dictar en cada caso. De ahí que, a
nuestro modesto entender, y ante la patente inutilidad de ahondar en el análisis
de los referidos criterios, deba sentarse como regla general la siguiente: los órga-
nos judiciales deberán dictar providencia cuando la cuestión a decidir no sea el
puro impulso formal del procedimiento (que, tras la reforma operada en el art.
179 LEC por la LRLPOJ, corresponde al Secretario), ni tampoco ninguna de
aquellas cuestiones que han de ser solventadas mediante resoluciones en forma
de auto o de sentencia.
b) Coherentemente con su función, el art. 208.1 LEC prevé que las provi-
dencias, amén de expresar lo que por ellas se mande, deban incorporar impe-
rativamente («… incluirán además…») una sucinta motivación cuando así lo dis-
ponga la ley o cuando el Juez o Tribunal lo estime conveniente».
2. Autos.
a) Los Juzgados y Tribunales del orden civil deberán dictar resolución en
forma de auto, durante la tramitación de los procesos declarativos, para decidir
las actuaciones a las que alude el art. 206.1.2.ª LEC.
b) Los autos, al igual que las sentencias, serán siempre motivados y conten-
drán, en párrafos separados y numerados, los antecedentes de hecho (o hechos)
y los fundamentos de derecho (o razonamientos jurídicos) en los que se base la

290
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 206

subsiguiente parte dispositiva o fallo (arts. 208.2 LEC y 248.2 LOPJ). En ellos
tendrá que indicarse igualmente el Tribunal que los dicte, con expresión del Juez
o Magistrados que lo integren y su firma e indicación del nombre del ponente,
cuando el Tribunal sea colegiado (art. 208.3 LEC). También, las decisiones judi-
ciales en forma de auto deberán incluir la mención del lugar y fecha en que se
adopten (art. 208.4 LEC).
3. Sentencias.
a) Según prevé el art. 206.1.3.ª LEC, se dictará sentencia para poner fin al
proceso, en su primera o en su segunda instancia, una vez haya cumplido su
tramitación ordinaria prevista en la Ley [v. art. 245.1.c) LOPJ].
Dicho enunciado es ratificado por los arts. 434 y 447 LEC para la primera
instancia. Sin embargo, para la segunda instancia, el art. 465.1 LEC dispone que
el Tribunal resolverá el recurso de apelación «mediante auto cuando el mismo
hubiera sido interpuesto contra un auto y mediante sentencia en caso contrario»;
además, se encuentra incluso prevista la posibilidad de que la apelación acabe
mediante una providencia (art. 465.4 LEC), sin que en ninguno de esos casos
pueda sostenerse con fundamento que la apelación no haya discurrido por toda
su tramitación ordinaria.
También se resolverán mediante sentencia, sigue declarando el art. 206.1.3.ª
LEC, los recursos extraordinarios y los procedimientos para la revisión de sen-
tencias firmes (v. arts. 476 y 487 LEC, para los primeros, y los arts. 505 y 516
LEC, para los segundos.
b) Los arts. 208 y 209 LEC se ocupan de establecer las pautas a las que debe
responder la estructura externa de las sentencias. A la disciplina de su estructura
y requisitos internos, por el contrario, se dedican otros preceptos de la LEC (arts.
216 a 222), que serán objeto de análisis en un próximo comentario.
Al igual que se predicaba de las resoluciones en forma de auto, también las
sentencias serán siempre motivadas y contendrán, en párrafos separados y
numerados, los antecedentes de hecho y los fundamentos de derecho en los que
se base la subsiguiente parte dispositiva o fallo (art. 208.2, al que se remite el
primer inciso del art. 209 LEC). También deberán incluir la mención del lugar y
fecha en que se adopten, y la indicación del Tribunal que las dicte (art. 208.4
LEC), con expresión del Juez o Magistrados que lo integren y su firma, e indica-
ción del nombre del Ponente cuando el Tribunal sea colegiado (art. 208.3 LEC).
4. Resoluciones de los Secretarios judiciales.
Las resoluciones de los Secretarios se denominarán diligencias y decretos, y
cuando la ley no exprese la clase de resolución que haya de emplearse, se
observarán las siguientes reglas (art. 206.2 LEC):

291
Artículo 207 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

a) Se dictará diligencia de ordenación cuando la resolución tenga por objeto


dar a los autos el curso que la ley establezca. Las mismas se limitarán a expresar
lo que por ellas se mande e incluirán además una sucinta motivación cuando
así lo disponga la ley o quien haya de dictarlas lo estime conveniente (art. 208.1
LEC).
b) Se dictará decreto cuando se admita a trámite la demanda, cuando se
ponga término al procedimiento del que el Secretario tuviera atribuida compe-
tencia exclusiva y, en cualquier clase de procedimiento, cuando fuere preciso o
conveniente razonar lo resuelto. Los decretos serán siempre motivados y con-
tendrán en párrafos separados y numerados los antecedentes de hecho y los
fundamentos de derecho en los que se base la subsiguiente parte dispositiva o
fallo (art. 208.2 LEC).
c) Se dictarán diligencias de constancia, comunicación o ejecución a los
efectos de reflejar en autos hechos o actos con trascendencia procesal.

Artículo 207. Resoluciones definitivas. Resoluciones firmes. Cosa juzgada


formal
1. Son resoluciones definitivas las que ponen fin a la primera instancia y las
que decidan los recursos interpuestos frente a ellas.
2. Son resoluciones firmes aquéllas contra las que no cabe recurso alguno
bien por no preverlo la ley, bien porque, estando previsto, ha transcurrido el
plazo legalmente fijado sin que ninguna de las partes lo haya presentado.
3. Las resoluciones firmes pasan en autoridad de cosa juzgada y el Tribunal
del proceso en que hayan recaído deberá estar en todo caso a lo dispuesto en
ellas.
4. Transcurridos los plazos previstos para recurrir una resolución sin haberla
impugnado, quedará firme y pasada en autoridad de cosa juzgada, debiendo el
Tribunal del proceso en que recaiga estar en todo caso a lo dispuesto en ella.
Véase art. 222 LEC

COMENTARIOS
1. La norma dispone que son resoluciones judiciales definitivas aquellas «que
ponen fin a la primera instancia y las que decidan los recursos interpuestos frente
a ellas» (art. 207.1 LEC), en tanto que firmes son «aquellas contra las que no cabe
recurso alguno bien por no preverlo la ley, bien porque, estando previsto, ha
transcurrido el plazo legalmente fijado sin que ninguna de las partes lo haya
presentado» (art. 207.2 LEC).
Como puede apreciarse con claridad, la línea que permite diferenciar una
resolución definitiva de una firme es la posibilidad o no de interponer frente a
las mismas algún medio de impugnación, de manera tal que, cuando puedan ser

292
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 208

impugnadas a través de algún recurso ordinario o extraordinario capaz de pro-


piciar su anulación o revocación, serán definitivas, mientras que, por el contra-
rio, si por cualquier causa ya no existen dicha posibilidad de ejercitar algún
recurso de ese tipo frente a ellas, entonces serán firmes, aun cuando, como ocu-
rre en los procesos sumarios (v. art. 447.2 y 3 LEC), dichas resoluciones pueden
ser dejadas virtualmente sin efecto en el proceso declarativo posterior.
Naturalmente, cuando a través del ejercicio de un recurso no se impugnen
la totalidad de los pronunciamientos contenidos en la parte dispositiva de una
resolución definitiva, estos pronunciamientos no impugnados adquieren la con-
dición de firmes, pudiendo hablarse entonces de una firmeza parcial –limitada
a los aspectos no cuestionados de la decisión judicial–, para distinguirla de la
firmeza general predicable de aquella resolución frente a la que no cabe ejercitar
ningún recurso.
2. Como exponentes de resoluciones judiciales definitivas tales que reputar,
por ejemplo, las sentencias que ponen término a los juicios ordinario y verbal
(arts. 434 y 447 LEC), frente a la mayoría de las cuales puede ejercitarse el recurso
de apelación (art. 455 LEC), así como también aquellas otras sentencias que
resuelvan este último recurso (art. 465 LEC), frente a las que aún es posible
interponer, a elección alternativa de la parte gravada, el recurso extraordinario
por infracción procesal o el recurso de casación (art. 466 LEC). Como exponentes
de resoluciones judiciales firmes tenemos, de nuevo a título de ejemplo, a las
sentencias que ponen fin a los recursos de infracción procesal y de casación (arts.
476 y 487 LEC), así como todas aquellas resoluciones judiciales frente a las que,
habiendo podido ejercitarse algún medio de impugnación, el vencimiento del
plazo legalmente previsto para su preparación o interposición sin haberse veri-
ficado dichos actos por la parte gravada haya hecho precluir toda posibilidad de
interponer el recurso.

Artículo 208. Forma de las resoluciones


1. Las diligencias de ordenación y las providencias se limitarán a expresar lo
que por ellas se mande e incluirán además una sucinta motivación cuando así lo
disponga la ley o quien haya de dictarlas lo estime conveniente.
2. Los decretos y los autos serán siempre motivados y contendrán en párrafos
separados y numerados los antecedentes de hecho y los fundamentos de derecho
en los que se base la subsiguiente parte dispositiva o fallo.
3. Si se tratara de sentencias y autos habrá de indicarse el Tribunal que las
dicte, con expresión del Juez o Magistrados que lo integren y su firma e indica-
ción del nombre del ponente, cuando el Tribunal sea colegiado. En el caso de
providencias dictadas por Salas de Justicia, bastará con la firma del ponente.
En las resoluciones dictadas por los Secretarios Judiciales se indicará siempre
el nombre del que la hubiere dictado, con extensión de su firma.

293
Artículo 209 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4. Toda resolución incluirá la mención del lugar y fecha en que se adopte y


si la misma es firme o si cabe algún recurso contra ella, con expresión, en este
último caso, del recurso que proceda, del órgano ante el que debe interponerse
y del plazo para recurrir.
Véase el comentario al art. 206 LEC

Artículo 209. Reglas especiales sobre forma y contenido de las sentencias


Las sentencias se formularán conforme a lo dispuesto en el artículo anterior
y con sujeción, además, a las siguientes reglas:
1. En el encabezamiento deberán expresarse los nombres de las partes y,
cuando sea necesario, la legitimación y representación en virtud de las cuales
actúen, así como los nombres de los abogados y procuradores y el objeto del
juicio.
2. En los antecedentes de hecho se consignarán, con la claridad y la concisión
posibles y en párrafos separados y numerados, las pretensiones de las partes o
interesados, los hechos en que las funden, que hubieren sido alegados oportu-
namente y tengan relación con las cuestiones que hayan de resolverse, las prue-
bas que se hubiesen propuesto y practicado y los hechos probados, en su caso.
3. En los fundamentos de derecho se expresarán, en párrafos separados y
numerados, los puntos de hecho y de derecho fijados por las partes y los que
ofrezcan las cuestiones controvertidas, dando las razones y fundamentos legales
del fallo que haya de dictarse, con expresión concreta de las normas jurídicas
aplicables al caso.
4. El fallo, que se acomodará a lo previsto en los arts. 216 y siguientes, con-
tendrá, numerados, los pronunciamientos correspondientes a las pretensiones
de las partes, aunque la estimación o desestimación de todas o algunas de dichas
pretensiones pudiera deducirse de los fundamentos jurídicos, así como el pro-
nunciamiento sobre las costas. También determinará, en su caso, la cantidad
objeto de la condena, sin que pueda reservarse su determinación para la ejecu-
ción de la sentencia, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 219 de esta Ley.
Véase arts. 206, 218 y 219–221 LEC

COMENTARIOS
1. Encabezamiento: en este apartado, además de los contenidos que reseña
el art. 209.1.ª LEC, habrán de añadirse los datos de tiempo, lugar y de identidad
del Juez o Magistrados titulares del órgano judicial, a los que se refiere el art.
208.3 y 4 LEC.
De entrada, no parecen plantear problemas, ni la mención a la identidad de
las partes, ni la de sus representantes procesales y defensores jurídicos. Y tam-
poco parece suscitarlos la referencia a la «representación» en virtud de la cual
actúe la parte, que inequívocamente está aludiendo a aquellos supuestos en que,

294
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 209

por la falta de capacidad procesal de la misma, su actuación en el proceso debe


realizarse a través de un representante, no ya procesal (el Procurador), sino
material (vgr. los administradores de las personas jurídicas, los padres respecto
de los hijos menores, los tutores y curadores respecto de los sometidos a su
cuidado, etc.).
En cambio, la alusión expresa a la «legitimación» en virtud de la cual actúe
la parte no debe ser confundida en el sentido de exigir que conste en el enca-
bezamiento de la sentencia cuál o cuáles hayan sido los títulos legitimación
esgrimidos por aquélla. Antes al contrario, la opinión judicial acerca de la legi-
timación de las partes, en tanto que cuestión material o de fondo, deberá hacerse
constar, como veremos, en la fundamentación jurídica de la sentencia, en sus
«fundamentos de derecho» y no en su «encabezamiento».
Similar confusión despierta igualmente la referencia legal a la necesidad de
que se incluya en el encabezamiento aquello que constituye el «objeto del jui-
cio», si por tal entendemos, en sentido estricto, el objeto procesal del mismo, es
decir, el conjunto de pretensiones del actor (o recurrente) y de resistencias y
eventuales pretensiones reconvencionales del demandado (o recurrido) a las que
el órgano judicial debe dar respuesta en el ejercicio de la potestad jurisdiccional,
juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado (art. 117.3 LEC). Pero tal entendi-
miento, evidentemente, no puede ser tenido por certero ya que la exposición
judicial de dichas pretensiones es materia propia de los antecedentes de hecho
de las sentencias (como, por lo demás, nos lo confirma el mismo art. 209.2.ª
LEC), mientras que la opinión judicial acerca del objeto del proceso es materia
indiscutiblemente propia de la fundamentación jurídica de la sentencia y de su
parte dispositiva, y en ningún caso de su encabezamiento.
2. Antecedentes de hecho: aquí se harán constar los contenidos del art.
209.2.ª LEC. La LEC sigue sin aclarar la polémica acerca de si en las sentencias
civiles, al igual que ocurre en las penales, debe o no incluirse un específico
apartado destinado a relatar los «hechos probados», es decir, aquellos hechos
jurídicamente relevantes que, en aplicación de las reglas sobre valoración de los
distintos medios de prueba, considere el Tribunal que han conseguido ser pro-
bados en el proceso, y que, por esta razón, van a erigirse en el fundamento
determinante de la decisión que finalmente se adopte. A este respecto, el art.
209.2.ª LEC, al igual que con anterioridad hiciese el art. 248.3 LOPJ, manifiesta
que los hechos probados constarán en las sentencias civiles «en su caso».
En relación con este extremo la jurisprudencia posterior a la LOPJ (vgr. SSTS
1.ª 1.7.96, 31.12.96, 13.6.98, 24.9.98, 16.10.98, 20.7.99…), se ha decantado
por estimar que la necesidad de consignar en las sentencias un apartado con los
«hechos probados» es propia de los procesos penales y laborales, pero no así en
los procesos civiles dado que en éstos «se opera sobre una verdad formal…

295
Artículo 209 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

(mientras que) en el orden penal se busca la verdad material, apreciándose las


pruebas «según conciencia»» (v., por todas, la STS 1.ª 4.3.97).
3. Fundamentos de Derecho: el contenido de la fundamentación jurídica se
resume en otro concepto jurídico, a saber: el principio de la motivación de las
resoluciones judiciales, que, por obra de la jurisprudencia del TC, se ha erigido
en un auténtico derecho fundamental (el derecho a obtener una resolución judi-
cial fundada en el Derecho objetivo, no irrazonada ni arbitraria), inserto en el
más genérico derecho fundamental a la tutela judicial efectiva de Jueces y Tri-
bunales consagrada en el art. 24.1 CE. Dicho principio obliga al Juez a que su
sumisión constitucional al imperio de la Ley (art. 117.1 CE) no se traduzca en
una automática aplicación de la norma al caso concreto, con la simple invoca-
ción del contenido de aquélla como fundamento para la resolución de éste, sino
que le impone el deber de expresar cuáles han sido las razones o motivos que
le han conducido a inclinarse, de forma total o parcial, en favor de la posición
sostenida por alguno de los contendientes, exteriorizando las causas por las que
se admite o rechaza cada una de las alegaciones jurídicas y de las peticiones
formuladas en tiempo y forma por las partes.
4. Fallo: la parte dispositiva de las sentencias subordinará su contenido a la
índole de la pretensión ejercitada en el pleito (de condena, meramente decla-
rativa, constitutiva –v. art. 5 LEC–, o en atención a las reglas especiales previstas
en los arts. 219 a 221 LEC), y su extensión al número de acciones o de pedi-
mentos expresados en los escritos de alegación de la parte demandante o de
reconvención de la demandada (art. 218.3 LEC), incorporando en todo caso el
pronunciamiento que corresponda sobre las costas procesales (dado que en
nuestro ordenamiento, como se verá en el lugar oportuno, rige con carácter
general el criterio objetivo del vencimiento en materia de costas).

JURISPRUDENCIA
«Esta Sala en la STS, del Pleno, de 16 de enero de 2012, RIC núm. 460/2008, que
reiteran las de 28 de junio, 11 de julio y 24 de octubre de 2012; 9 de enero y 28 de
noviembre 2013, ha declarado –en interpretación de los arts. 209. 4.º LEC y 219 LEC–,
que el contenido de estos preceptos debe ser matizado en aquellos casos en los que un
excesivo rigor en su aplicación puede afectar gravemente al derecho a la tutela judicial
efectiva de las partes, provocando indefensión. Esto puede suceder cuando, por causas
ajenas a ellas, a las partes no les resultó posible la cuantificación en el curso del proceso.
Para evitarlo es preciso buscar fórmulas que, respetando las garantías constitucionales
fundamentales –contradicción, defensa de todos los implicados, bilateralidad de la tutela
judicial–, permitan dar satisfacción al legítimo interés de las partes. No es aceptable que
deba denegarse la indemnización por falta de un instrumento procesal idóneo para su
cuantificación. Como se examinó en la citada STS del Pleno, cuando se produce esta
situación cabe acudir a dos criterios que impidan la indefensión de las partes. Es posible
remitir la cuestión a otro proceso o, de forma excepcional, permitir la posibilidad ope-
rativa del incidente de ejecución. Ambas soluciones han sido utilizadas en sentencias de

296
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 210

esta Sala atendiendo a las circunstancias singulares de cada caso» (Sentencia de 17 de


abril de 2015, Rec. 728 de 2014)» (STS 1.ª 2 diciembre 2015, Rec. 2430/2013).

Artículo 210. Resoluciones orales


1. Salvo que la ley permita diferir el pronunciamiento, las resoluciones que
deban dictarse en la celebración de una vista, audiencia o comparecencia ante
el Tribunal o Secretario judicial se pronunciarán oralmente en el mismo acto,
documentándose éste con expresión del fallo y motivación sucinta de aquellas
resoluciones.
2. Pronunciada oralmente una resolución, si todas las personas que fueren
parte en el proceso estuvieren presentes en el acto, por sí o debidamente repre-
sentadas, y expresaren su decisión de no recurrir, se declarará, en el mismo acto,
la firmeza de la resolución.
Fuera de este caso, el plazo para recurrir comenzará a contar desde la noti-
ficación de la resolución debidamente redactada.
3. En ningún caso se dictarán oralmente sentencias en procesos civiles.

COMENTARIOS
Las resoluciones judiciales pueden sistematizarse en atención a su forma de
exteriorización en el proceso entre orales y escritas, clasificación ésta que úni-
camente afecta a las providencias y a los autos, no así a las sentencias cuya
emisión oral en el proceso civil prohíbe terminantemente («En ningún caso…»)
el art. 210.3 LEC.
Lo normal en el proceso civil ha sido hasta ahora la emisión por escrito de
la práctica totalidad (por no decir de la totalidad) de las resoluciones procesales.
Normal porque, hasta la entrada en vigor de la nueva LEC, el principio proce-
dimental dominante en el mismo era el de la escritura, que ahora, afortunada-
mente, se abandona en favor del de oralidad, de mayor altura y bondad en
cuanto proporciona mayores garantías de acierto en el tratamiento procesal del
conflicto. Siendo así, cabe esperar que las resoluciones procesales dictadas de
forma oral en las comparecencias, audiencias, vistas y juicios orales civiles se
multipliquen exponencialmente.
Así, además, lo propicia el texto de la LEC, cuyo art. 210, en su primer apar-
tado, nos dice que «salvo que la ley permita diferir el pronunciamiento, las reso-
luciones que deban dictarse en la celebración de una vista, audiencia o compa-
recencia ante el Tribunal o Secretario Judicial se pronunciarán oralmente en el
mismo acto, documentándose éste con expresión del fallo y motivación sucinta
de aquellas resoluciones» (v. también el art. 247 LOPJ).

297
Artículo 211 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 211. Plazo para dictar las resoluciones judiciales


1. Las resoluciones de Tribunales y Secretarios Judiciales serán dictadas den-
tro del plazo que la ley establezca.
2. La inobservancia del plazo dará lugar a corrección disciplinaria, a no
mediar justa causa, que se hará constar en la resolución.

Artículo 212. Publicación y archivo de las sentencias


1. Las sentencias y demás resoluciones definitivas, una vez extendidas y fir-
madas por quienes las hubieran dictado, serán publicadas y depositadas en la
Oficina judicial, ordenándose por el Secretario judicial su notificación y archivo,
dándoseles publicidad en la forma permitida u ordenada en la Constitución y las
leyes.
2. Sin perjuicio de lo establecido en el párrafo segundo del apartado 1 del
art. 236 quinquies de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial,
se permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las sentencias o a deter-
minados extremos de las mismas. Este acceso sólo podrá llevarse a cabo previa
disociación de los datos de carácter personal que los mismos contuvieran y con
pleno respeto al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que
requieran un especial deber de tutela, a la garantía del anonimato de los perju-
dicados, cuando proceda, así como, con carácter general, para evitar que las
sentencias puedan ser usadas con fines contrarios a las leyes.
3. Las sentencias que se dicten en los procedimientos sobre la aplicación de
los arts. 81 y 82 del Tratado de la Comunidad Europea o los arts. 1 y 2 de la Ley
de Defensa de la Competencia se comunicarán por el Secretario judicial a la
Comisión Nacional de la Competencia.
4. Los Secretarios Judiciales pondrán en los autos certificación literal de las
sentencias y demás resoluciones definitivas.

Artículo 213. Libro de sentencias


En cada Tribunal se llevará, bajo la custodia del Secretario Judicial, un libro
de sentencias, en el que se incluirán firmadas todas las definitivas, autos de igual
carácter, así como los votos particulares que se hubieren formulado, que serán
ordenados correlativamente según su fecha.

Artículo 213 bis. Libro de decretos


En cada Tribunal se llevará, bajo la responsabilidad y custodia del Secretario
judicial, un libro de decretos, en el que se incluirán firmados todos los definitivos,
que serán ordenados cronológicamente.

298
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 214

Artículo 214. Invariabilidad de las resoluciones. Aclaración y corrección


1. Los tribunales no podrán variar las resoluciones que pronuncien después
de firmadas, pero sí aclarar algún concepto oscuro y rectificar cualquier error
material de que adolezcan.
2. Las aclaraciones a que se refiere el apartado anterior podrán hacerse de
oficio, por el Tribunal o Secretario judicial, según corresponda, dentro de los dos
días hábiles siguientes al de la publicación de la resolución, o a petición de parte
o del Ministerio Fiscal formulada dentro del mismo plazo, siendo en este caso
resuelta por quien hubiera dictado la resolución de que se trate dentro de los
tres días siguientes al de la presentación del escrito en que se solicite la aclara-
ción.
3. Los errores materiales manifiestos y los aritméticos en que incurran las
resoluciones de los Tribunales y Secretarios Judiciales podrán ser rectificados en
cualquier momento.
4. No cabrá recurso alguno contra la resolución que decida sobre la aclara-
ción o corrección, sin perjuicio de los recursos que procedan, en su caso, contra
la resolución a la que se refiera la solicitud o actuación de oficio.
Véase arts. 207 y 222 LEC

COMENTARIOS
Como proclama solemnemente el art. 214.1 LEC, los tribunales no podrán
variar las resoluciones que pronuncien después de firmadas, pero sí aclarar algún
concepto oscuro y rectificar cualquier error material de que adolezcan. La posi-
bilidad de varias o modificar las resoluciones judiciales a través de la vía de la
aclaración, en consecuencia, es procedente siempre y cuando se ciña a sus justos
límites de aclaración y corrección de errores, y no se entienda como una suerte
de sucedáneo de medio de impugnación capaz de propiciar la reforma de la
resolución judicial de que se trate hasta el extremo de dejarla prácticamente sin
efecto. Y, así:
1. La aclaración sirve, en primer lugar, para promover el esclarecimiento de
algún «concepto oscuro», es decir, de un enunciado gramatical o de un término
incorporado a la fundamentación o a la parte dispositiva de la sentencia del que,
por cualquier razón, pueda predicarse su ambigüedad o su problemático encaje
contextual por el común de los ciudadanos, si no se trata de términos jurídicos,
o por el común de las personas cuando menos Licenciadas en Derecho para los
términos jurídicos.
2. También puede emplearse la vía de la aclaración para propiciar la correc-
ción o rectificación de «cualquier error material» del que adolezcan las resolu-
ciones judiciales.

299
Artículo 214 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Pese a su aparente amplitud, el error sometido a la vía de la aclaración se


halla sujeto a tres importantes límites: en primer lugar, no puede tratarse de un
error manifiesto, por cuanto la corrección de los mismos puede llevarse a cabo
en cualquier momento (art. 214.3 LEC); tampoco, y por las mismas razones,
puede tratarse, en segundo lugar, de un error aritmético (art. 214.3 LEC); y, en
tercer lugar, no puede constituir un error formal, en la estructura externa de la
resolución cuyos contenidos se analizaron páginas atrás (errores que, si no son
relevantes, no hay necesidad de corregirlos, y si sí lo son, han de hacerse valer
en la vía de los recursos de casación e infracción procesal), sino material, es
decir, relativo al contenido mismo de las declaraciones plasmadas en la resolu-
ción de que se trate.
3. Pero la vía de la aclaración contemplada en el art. 214 LEC, por el con-
trario, no sirve, tal y como ha podido poner de manifiesto la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional en reiteradas ocasiones, para variar o modificar todo
aquello que conlleve una alteración del sentido y espíritu del fallo (STC
197/1994, de 4 de julio), excepción hecha de los errores materiales o las con-
tradicciones evidentes entre aquél y la fundamentación de la resolución, que sí
pueden alterar el contenido del fallo (SSTC 19/1995, de 24 de enero, 23/1996,
de 13 de febrero, 112/1999, de 14 de junio). En particular, el presente meca-
nismo de la aclaración no es válido para corregir la ausencia de fundamentación
de una resolución judicial, para propiciar la corrección de errores en la califi-
cación jurídica, o para subvertir conclusiones probatorias (SSTC 19/1995, de 24
de enero, 164/1997, de 3 de octubre), ni para alterar aquello cuanto sea sustan-
cial o que constituya la esencia de la decisión judicial (STC 82/1995, de 5 de
junio).
4. Tanto la aclaración, propiamente dicha, como la corrección de errores
materiales podrá promoverse de oficio, por el Tribunal o Secretario Judicial,
según corresponda, dentro de los dos días hábiles siguientes al de la publicación
de la resolución, o a petición de parte o del Ministerio Fiscal formulada dentro
del mismo plazo, siendo en este caso resuelta por quien hubiere dictado la reso-
lución de que se trate Tribunal dentro de los tres días siguientes al de la presen-
tación del escrito en que se solicite la aclaración (art. 214.2 LEC).
5. Capítulo aparte merece, y así se lo dedica el legislador, la corrección de
aquellos errores materiales que sean manifiestos, notorios o patentes (errores
sobre la identidad de alguna de las partes demandante o demandada, sobre las
fechas de actos reflejados en documentos públicos, etc.), así como de los errores
aritméticos. Para ellos dispone específicamente el art. 214.3 LEC que su correc-
ción o rectificación podrá llevarse a cabo «en cualquier momento», es decir, sin
sujeción a plazo alguno. Pero, por lo demás, el régimen jurídico de la resolución
que se dicte en estos casos será el mismo que el arriba expuesto para las solici-
tudes de aclaración.

300
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 215

JURISPRUDENCIA
«Este Tribunal ha tenido ocasión de pronunciarse en reiteradas ocasiones sobre el
derecho a la intangibilidad, invariabilidad o inmodificabilidad de las resoluciones judi-
ciales firmes en relación con el empleo del denominado recurso de aclaración del art.
267 LOPJ. El derecho fundamental a la tutela judicial efectiva impide que los órganos
judiciales puedan modificar o revisar sus resoluciones firmes al margen de los supuestos
y cauces procesales taxativamente previstos en la ley, incluso en la hipótesis de que, con
posterioridad, entendieran que la decisión judicial no se ajusta a la legalidad. Esta intan-
gibilidad de las resoluciones judiciales firmes no es un fin en sí misma, sino un instrumento
para la mejor garantía de aquella tutela judicial efectiva, en conexión con la observancia
del principio de seguridad jurídica (art. 9.3 CE), habida cuenta de que asegura a los que
han sido partes en un proceso que las resoluciones judiciales dictadas en el mismo no
serán alteradas o modificadas fuera de los cauces legales establecidos para ello. En este
sentido, hemos afirmado que si el órgano judicial modificara una sentencia fuera del
correspondiente recurso establecido al efecto por el legislador, quedaría, asimismo, vul-
nerado el derecho fundamental a la tutela judicial, puesto que la protección judicial
carecería de eficacia si se permitiera reabrir un proceso ya resuelto por sentencia firme.
Por esa razón, por ser instrumento y no fin en sí mismo, el art. 24.1 CE no veda, sin
embargo, por completo la posible alteración de las resoluciones judiciales firmes, puesto
que, en la medida en que el considerado principio de intangibilidad tiene su base y es
una manifestación del derecho a la tutela judicial efectiva y, a su vez, un instrumento
para garantizar el derecho a la tutela judicial, es parte integrante de este derecho la
posibilidad de beneficiarse de simples errores materiales o de evidentes omisiones en la
redacción o transcripción del fallo que puedan deducirse, con toda claridad, del propio
texto de la sentencia o resolución judicial en cuestión. A este fin, las leyes procesales han
establecido vías para la corrección de dichos errores u omisiones, como el denominado
«recurso de aclaración», previsto con carácter general en el art. 267 LOPJ, precepto que
arbitra un cauce excepcional que posibilita que los órganos judiciales aclaren algún con-
cepto oscuro o suplan cualquier omisión que contengan sus sentencias y autos definiti-
vos, o bien rectifiquen los errores materiales manifiestos y los aritméticos en que los
mismos hayan podido incurrir, pero sin que tal remedio procesal consienta que sea rec-
tificado lo que se deriva de los antecedentes de hecho, fundamentos jurídicos y sentido
del fallo, de modo que, como criterio general, no permite modificar los elementos esen-
ciales de la resolución judicial. Por todo ello, el llamado «recurso de aclaración» debe
atenerse siempre, dado su carácter excepcional, a los supuestos taxativamente previstos
en la LOPJ, limitándose a la función específica reparadora para la que se ha establecido
(SSTC 119/1988, 16/1991, 231/1991, 142/1992, 380/1993, 23/1994, 19/1995,
57/1995, 82/1995, 170/1995, 23/1996, 122/1996, 208/1996, 164/1997, 180/1997 o
48/1999)» (STC 112/1999, de 14 de junio).

Artículo 215. Subsanación y complemento de sentencias y autos defectuosos


o incompletos
1. Las omisiones o defectos de que pudieren adolecer sentencias y autos y
que fuere necesario remediar para llevar plenamente a efecto dichas resolucio-

301
Artículo 215 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

nes podrán ser subsanadas, mediante auto, en los mismos plazos y por el mismo
procedimiento establecidos en el artículo anterior.
2. Si se tratase de sentencias o autos que hubieren omitido manifiestamente
pronunciamientos relativos a pretensiones oportunamente deducidas y sustan-
ciadas en el proceso, el Tribunal, a solicitud escrita de parte en el plazo de cinco
días a contar desde la notificación de la resolución, previo traslado por el Secre-
tario judicial de dicha solicitud a las demás partes, para alegaciones escritas por
otros cinco días, dictará auto por el que resolverá completar la resolución con
el pronunciamiento omitido o no haber lugar a completarla.
3. Si el Tribunal advirtiese en sentencias o autos que dictara las omisiones a
que se refiere el apartado anterior, podrá, en el plazo de cinco días a contar
desde la fecha en que se dicta, proceder de oficio, mediante auto, a completar
su resolución, pero sin modificar ni rectificar lo que hubiere acordado.
4. Del mismo modo al establecido en los apartados anteriores se procederá
por el Secretario judicial cuando se precise subsanar o completar los decretos
que hubiere dictado.
5. No cabrá recurso alguno contra los autos o decretos en que se completen
o se deniegue completar las resoluciones a que se refieren los anteriores apar-
tados de este artículo, sin perjuicio de los recursos que procedan, en su caso,
contra la sentencia, auto o decreto a que se refiriera la solicitud o la actuación
de oficio del Tribunal o Secretario judicial. Los plazos para estos recursos, si
fueren procedentes, se interrumpirán desde que se solicite su aclaración, recti-
ficación, subsanación o complemento, continuando el cómputo desde el día
siguiente a la notificación de la resolución que reconociera o negara la omisión
de pronunciamiento y acordara o denegara remediarla.

COMENTARIOS
1. Junto a la anterior posibilidad de aclarar conceptos oscuros o rectificar
errores en las resoluciones procesales, la LEC prevé la posibilidad de promover,
de oficio o a instancia de parte, y con carácter previo a la utilización de las vías
de impugnación, la subsanación y complemento de los defectos y omisiones en
que hayan podido incurrir las sentencias y autos. Del ámbito de aplicación de
este mecanismo, por tanto, quedan excluidas las resoluciones en forma de pro-
videncia, pero no, en cambio, las resoluciones dictadas por el Secretario judicial
en forma de decreto, para cuya subsanación o complementación se seguirá el
régimen establecido en el art. 215 LEC (v. art. 215.4 LEC).
Este novedoso mecanismo procedimental, como anteriormente se anunció,
bebe de dos distintas fuentes, a saber: 1.º) De la regulación de la aclaración de
resoluciones judiciales consagrada en el art. 267 LOPJ, de la extrae la aclaración
en aras «a suplir cualquier omisión que contengan» las resoluciones judiciales;
2.º) De la normativa reguladora del incidente de nulidad de actuaciones plas-
mada en el art. 240 LOPJ, de la que se extrae la posibilidad de denunciar la
«incongruencia» de las mencionadas resoluciones (lo que determina que el art.

302
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 215

228 LEC, en el marco de la regulación del tal incidente, ya no se refiera para


nada al enunciado defecto procesal).
Pues bien, del art. 215 LEC puede concluirse que dicho precepto no contiene
un único mecanismo procesal sino dos: de un lado, el destinado a corregir o
subsanar las simples omisiones u olvidos sobre datos manejados en el pleito pero
no determinantes de la incongruencia de la decisión (errores por omisión, al fin
y a la postre, que podían haber seguido teniendo cabida en el marco del proce-
dimiento de aclaración), y, de otro, el procedimiento para complementar las
omisiones judiciales determinantes de la incongruencia ex silentio (o citra
petita) de los autos, sentencias y decretos, modalidad ésta de incongruencia
diferente a la infra, supra y extra petita, las cuales sólo plantean problemas sobre
cuestiones resueltas expresamente (no omitidas) por el Tribunal.
2. El art. 215.1 LEC, pues, contempla únicamente la subsanación o comple-
mentación de aquellas omisiones que, con anterioridad a la entrada en vigor de
la norma, eran objeto de mecanismo de aclaración de resoluciones judiciales
previsto en el art. 267 LOPJ. Para ellas exige el precepto citado que, en todo
caso, sea preciso que la subsanación o complementación de la sentencia, auto
o decreto se muestre necesaria «para llevar plenamente a efecto dichas resolu-
ciones», exigencia ésta, en verdad, superflua o prescindible, toda vez que aque-
llas omisiones cuya corrección no añada nada a la resolución –por tener un valor
simple retórico (vgr. la ausencia de algún signo de puntuación en las palabras
empleadas…) carecerán de relevancia a todos los efectos.
3. Más elaborado, en cambio, es el procedimiento previsto para comple-
mentar aquellas resoluciones judiciales en forma de auto, sentencia o decreto
que hayan incurrido en incongruencia omisiva o ex silentio, el cual puede ser
promovido tanto a instancia de parte como de oficio:
1.º Cuando en un auto, sentencia o decreto se hubiesen omitido manifiesta-
mente pronunciamientos relativos a pretensiones oportunamente deducidas y
sustanciadas en el proceso, la parte afectada por la omisión podrá presentar
escrito en el que solicite la correspondiente complementación de la omisión,
escrito que deberá presentarse dentro del plazo de los cinco días siguientes a
contar desde que se produjo la notificación de la resolución incongruente (art.
215.2 LEC), y que provocará la interrupción del cómputo de los recursos que
resulten procedentes contra la misma, el cual se comenzará de nuevo a compu-
tarse una vez resuelto el incidente (art. 215.5 LEC).
2.º Cuando el Juzgado, Tribunal o Secretario Judicial advierta en sentencias,
autos o decretos las omisiones de pronunciamiento sobre pretensiones antes
referidas, podrá, en el plazo de cinco días a contar desde la fecha en que haya
sido dictada la resolución, proceder de oficio, mediante auto o decreto, a com-
pletar su resolución, pero sin modificar o rectificar lo que hubiere acordado (art.
215.3 LEC).

303
Artículo 216 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Parece, sin embargo, que esta vía de la complementación de oficio de deci-


siones incongruentes es más restringida que la vía de la complementación a
instancia de parte, pues el adicionar en el precepto que regula la primera la
expresión «sin modificar ni rectificar lo que hubiere acordado», sin que en la
norma reguladora de la segunda aparezca semejante limitación, permite pensar
que, cuando se procede de oficio, el Juez, Tribunal o Secretario Judicial tiene
restringidas sus facultades de complementación de omisiones a las solas ausen-
cias de motivación sobre determinadas pretensiones, mientras que cuando actúa
a instancia de parte, no sólo puede llevar a efecto lo anterior, sino que también
podrá modificar y rectificar lo que hubiese acordado inicialmente en la resolu-
ción incongruente.

JURISPRUDENCIA
«Comenzando, por razones de método, el examen del recurso extraordinario por
infracción procesal por su segundo motivo, este, en el que se alega la existencia de
incongruencia omisiva en la sentencia recurrida «al no analizar tres de los cuatro motivos
de apelación», debe desestimarse porque resultaba improcedente su admisión, ya que
la parte recurrente no interesó de la Audiencia Provincial, mediante el trámite previsto
en el art. 215 LEC, la subsanación o complemento de la sentencia. En este sentido la STS
14.03.2012 (Rec. núm. 66/2009), con cita de las SSTS 11.11.2010, 21.02.2011 y
29.11.2011, señala que «esta Sala, cuando se trata de denunciar la incongruencia por
falta de pronunciamiento, viene exigiendo la denuncia previa de dicha omisión ante la
propia Audiencia por el mecanismo previsto en el art. 215 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil ('Subsanación y complemento de sentencias y autos defectuosos o incompletos»)
que, en este caso, no ha sido utilizado» (STS 1.ª 30 septiembre 2014, Rec. 2579/2012).

SECCIÓN 2.ª
De los requisitos internos de la sentencia y de sus efectos

Artículo 216. Principio de justicia rogada


Los tribunales civiles decidirán los asuntos en virtud de las aportaciones de
hechos, pruebas y pretensiones de las partes, excepto cuando la ley disponga
otra cosa en casos especiales.

COMENTARIOS
1. Bajo la equívoca rúbrica de «principio de justicia rogada», el legislador ha
incluido en este art. 216 LEC una proclamación general sobre la necesidad de
que las decisiones judiciales resulten congruentes, es decir, ajustadas al objeto
del debate tal y como el mismo ha sido configurado por las pretensiones de las
partes, y a la luz del resultado arrojado por la práctica de los medios de prueba
que las mismas hayan propuesto (véase, sobre el deber judicial de congruencia,
el posterior comentario al art. 218 LEC).

304
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 217

Este equívoco entre el principio de justicia rogada y el de congruencia se


debe al hecho de haber empleado la norma la expresión «decidirán los asun-
tos…» y no la de «incoarán los asuntos». Porque el denominado principio de
justicia rogada, en puridad, atiende únicamente a la determinación acerca de
dónde proviene la iniciativa para la incoación o nacimiento del proceso, si (a) de
la voluntad del órgano judicial capaz de procurar la iniciación de oficio de aquél,
o si (b) de la voluntad de alguien ajeno al Juzgado o Tribunal, de una tercera
persona que, formulando la solicitud correspondiente, ruega a alguno de éstos
que declare la incoación del procedimiento.
Tan sólo en este último supuesto, es decir, únicamente cuando la iniciativa
en orden a la iniciación del proceso proviene de alguien ajeno al órgano judicial,
puede afirmarse la vigencia del principio de justicia rogada.
2. El principio de justicia rogada encuentra una doble fundamentación. Por
una parte, es la consecuencia del reconocimiento del derecho fundamental de
acceso a la Jurisdicción para la tutela de los derechos e intereses legítimos (art.
24.1 CE); en pocas palabras, si no rigiese el principio de justicia rogada, de
manera que todos los procedimientos judiciales hubieran de ser incoados ex
officio por los tribunales… ¿qué sentido tendría reconocer a los ciudadanos un
derecho de acceso a la Jurisdicción que, por dicha razón, sería imposible de
ejercitar…? Por otro lado, la vigencia del principio de justicia rogada es un ins-
trumento imprescindible para garantizar otro derecho fundamental cuál es el
derecho al «Juez imparcial», inserto, de nuevo por obra de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, en el interior del contenido esencial del derecho «a un
proceso con todas las garantías» (art. 24.2 CE).

Artículo 217. Carga de la prueba


1. Cuando, al tiempo de dictar sentencia o resolución semejante, el Tribunal
considerase dudosos unos hechos relevantes para la decisión, desestimará las
pretensiones del actor o del reconviniente, o las del demandado o reconvenido,
según corresponda a unos u otros la carga de probar los hechos que permanezcan
inciertos y fundamenten las pretensiones.
2. Corresponde al actor y al demandado reconviniente la carga de probar la
certeza de los hechos de los que ordinariamente se desprenda, según las normas
jurídicas a ellos aplicables, el efecto jurídico correspondiente a las pretensiones
de la demanda y de la reconvención.
3. Incumbe al demandado y al actor reconvenido la carga de probar los
hechos que, conforme a las normas que les sean aplicables, impidan, extingan o
enerven la eficacia jurídica de los hechos a que se refiere el apartado anterior.
4. En los procesos sobre competencia desleal y sobre publicidad ilícita
corresponderá al demandado la carga de la prueba de la exactitud y veracidad

305
Artículo 217 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de las indicaciones y manifestaciones realizadas y de los datos materiales que la


publicidad exprese, respectivamente.
5. De acuerdo con las leyes procesales, en aquellos procedimientos en los
que las alegaciones de la parte actora se fundamenten en actuaciones discrimi-
natorias por razón del sexo, corresponderá al demandado probar la ausencia de
discriminación en las medidas adoptadas y de su proporcionalidad.
A los efectos de lo dispuesto en el párrafo anterior, el órgano judicial, a ins-
tancia de parte, podrá recabar, si lo estimase útil y pertinente, informe o dicta-
men de los organismos públicos competentes.
6. Las normas contenidas en los apartados precedentes se aplicarán siempre
que una disposición legal expresa no distribuya con criterios especiales la carga
de probar los hechos relevantes.
7. Para la aplicación de lo dispuesto en los apartados anteriores de este
artículo el Tribunal deberá tener presente la disponibilidad y facilidad probatoria
que corresponde a cada una de las partes del litigio.
Véase arts. 281 y ss. LEC

COMENTARIOS
1. En la relación entre el principio de aportación y la prohibición judicial de
non liquet (art. 1.7 CC) se sitúa la problemática de la carga de la prueba a que
se refiere el art. 217 LEC, porque, siendo la prueba de los hechos alegados por
las partes un elemento insoslayable en la resolución judicial de todo conflicto,
el ordenamiento ha de determinar qué ha de ocurrir cuando el Juez, a la hora
de resolver la cuestión litigiosa, advierte que los hechos aportados por las partes
no están debidamente acreditados. En dicho supuesto, y ante la imposibilidad
de dejar la cuestión imprejuzgada por esta causa (lo que entrañaría un non
liquet), el ordenamiento proporciona al Juez un criterio conforme al cual con-
cretar a cuál de las partes en litigio debe perjudicar tal vacío probatorio, o cuál
de las pretensiones, si la del actor o la del demandado, ha de ser estimada o
desestimada en tal caso. Ese criterio jurídico viene dado por la carga de la
prueba, la cual, desde un punto de vista positivo, nos indica a cuál de las partes
procesales corresponde probar los hechos controvertidos relevantes para la
decisión del conflicto, para proporcionarnos después, ya desde una inversa ver-
tiente negativa, a cuál de ellas ha de perjudicar la falta de prueba de tales hechos.
Por carga de la prueba, en consecuencia, debe entenderse el contenido de
aquella disposición legal que asigna a cada una de las partes procesales, respec-
tivamente, la carga de tener que probar una serie determinada de hechos con-
trovertidos, bajo la expectativa de recibir un pronunciamiento judicial favorable
o no a sus pretensiones según consigan o no acreditar tales hechos. Así lo esta-
blece el art. 217 LEC, que en su primer apartado se dirige al Juez para decirle lo
que debe de hacer cuando tenga dudas sobre la prueba de los hechos relevantes
para la decisión del pleito, y en sus apartados siguientes se dirige a las partes

306
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 217

para informarles de cuáles son los hechos que corresponde probar a cada una
de ellas, incorporando, por último, algunas significativas especialidades en la
materia.
2.
a) Corresponde al actor (y al demandado que formule reconvención) la carga
de probar la certeza de los hechos de los que ordinariamente se desprenda, según
las normas jurídicas a ellos aplicables, el efecto jurídico correspondiente a las
pretensiones de la demanda (y de la reconvención). Es carga, pues, del actor, la
prueba de los hechos concretos subsumibles en el supuesto de hecho abstracto
de la norma cuya aplicación postula en su favor en el proceso; o, lo que es lo
mismo, los hechos constitutivos de su pretensión, aquellos extremos fácticos
cuya acreditación permitirá al Juez o al Tribunal adoptar la consecuencia jurí-
dica pretendida por el actor.
b) Corresponde al demandado (y al demandante contra quien se haya for-
mulado la reconvención) la carga de la prueba de la certeza los hechos que,
conforme a las normas que les sean aplicables, impidan, extingan o enerven la
eficacia jurídica de los hechos constitutivos de las pretensiones del actor. Ha de
sobrellevar el demandado, pues, la carga de acreditar los hechos impeditivos,
extintivos y excluyentes que, respectivamente, hayan impedido el nacimiento
de la relación jurídica invocada por el actor, o la hayan extinguido una vez
nacida, o, por último, posean la virtualidad de excluirla en el caso concreto.
c) Junto a las anteriores reglas generales, los apartados 4 y 5 disponen reglas
especiales a observar en los procesos sobre competencia desleal y publicidad
ilícita, de un lado, y sobre actuaciones discriminatorias por razón de sexo, de
otro, todas las cuales (reglas generales y especiales) se habrán de aplicar siempre
que una norma con rango legal no distribuya la carga probatoria de otro diferente
modo (art. 217.6 LEC).
3. Cosa distinta, aunque emparentada con el problema de la «inversión de
la carga de la prueba» es la que se sucede con la cláusula sobre disponibilidad
y facilidad probatoria a que se refiere el art. 217 LEC en su último apartado, al
imponer a los órganos judiciales la necesidad de aplicar las reglas generales y
especiales sobre carga probatoria teniendo siempre presente la disponibilidad y
facilidad probatoria que corresponde a cada una de las partes en litigio.
Con semejante proclamación el legislador se ha hecho eco de una dilatada
corriente jurisprudencial que, ante la constatación judicial de las dificultades a
las que, en determinados casos, había de enfrentarse la parte a quien conforme
a las reglas generales correspondiese la carga de la prueba, se inclinó por incor-
porar, insistimos que por la vía jurisprudencial, una nueva regla de juicio que se
superponía a la ya conocida (la del apartado 1 del art. 217 LEC) excepto cuando
el levantamiento de la carga de la prueba de un hecho determinado resulte en

307
Artículo 218 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

extremo dificultoso para aquella parte a quien legalmente corresponde su acre-


ditación pero muy sencillo, fundamentalmente por su proximidad con las fuentes
de prueba, para la parte contraria.

JURISPRUDENCIA
«Como hemos afirmado en otras ocasiones, «las reglas de distribución de la carga
de prueba sólo se infringen cuando, no estimándose probados unos hechos, se atribuyen
las consecuencias de la falta de prueba a quién según las reglas generales o específicas,
legales o jurisprudenciales, no le incumbía probar, y, por tanto, no le corresponde que
se le impute la laguna o deficiencia probatoria» (Sentencia 333/2012, de 18 de mayo)»
(STS 1.ª 13 julio 2016, Rec. 2307/2013).
«Como recuerda la sentencia de esta Sala núm. 316/2016, de 13 de mayo, con cita
de otras muchas, los principios de disponibilidad y facilidad probatoria permiten hacer
recaer las consecuencias de la falta de prueba sobre la parte que tenía más facilidad para
su aportación o se hallaba en una posición mejor o más favorable por la disponibilidad
o proximidad a su fuente; pero la mera imposibilidad probatoria de un hecho no puede
traducirse, sin más, en un desplazamiento de la carga de la prueba, pues ello requiere
que sea factible para la parte a la que tal desplazamiento habría de perjudicar. Estos
principios, contenidos en el art. 217.7 LEC, atienden a la posición probatoria de las partes
en el proceso y, en particular, al hecho de que una de ellas disponga en exclusiva de un
medio de prueba de interés para el litigio y, por tanto, resulte imposible a la contraparte
acceder a él, o a la mayor facilidad con que una de ellas puede aportar una determinada
prueba» (STS 1.ª 14 julio 2016, Rec. 201/2014).

Artículo 218. Exhaustividad y congruencia de las sentencias. Motivación


1. Las sentencias deben ser claras, precisas y congruentes con las demandas
y con las demás pretensiones de las partes, deducidas oportunamente en el
pleito. Harán las declaraciones que aquéllas exijan, condenando o absolviendo
al demandado y decidiendo todos los puntos litigiosos que hayan sido objeto del
debate.
El Tribunal, sin apartarse de la causa de pedir acudiendo a fundamentos de
hecho o de Derecho distintos de los que las partes hayan querido hacer valer,
resolverá conforme a las normas aplicables al caso, aunque no hayan sido acer-
tadamente citadas o alegadas por los litigantes.
2. Las sentencias se motivarán expresando los razonamientos fácticos y jurí-
dicos que conducen a la apreciación y valoración de las pruebas, así como a la
aplicación e interpretación del derecho. La motivación deberá incidir en los
distintos elementos fácticos y jurídicos del pleito, considerados individualmente
y en conjunto, ajustándose siempre a las reglas de la lógica y de la razón.
3. Cuando los puntos objeto del litigio hayan sido varios, el Tribunal hará
con la debida separación el pronunciamiento correspondiente a cada uno de
ellos.
Véase art. 24.1 CE

308
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 218

COMENTARIOS
1. La norma exige que el contenido de toda sentencia reúna tres requisitos,
que nada tienen que ver con su estructura externa (v. art. 209 LEC) sino con modo
de plasmar en ellas el razonamiento jurídico y la decisión a través de las cuales
se ejercita la potestad jurisdiccional, a saber: 1.º) La claridad y precisión de los
términos empleados para fundamentar y resolver el conflicto suscitado ante los
órganos judiciales; 2.º) La congruencia de los pronunciamientos emitidos con
respecto a las pretensiones debidamente formuladas por las partes procesales; y
3.º) La motivación de la fundamentación jurídica que sirva de apoyo a las deci-
siones que se adopten.
2. La congruencia, en un sentido positivo, constituye un deber que pesa sobre
los tribunales a la hora de dictar sentencia (y, en ocasiones, autos), conforme al
cual se impone a aquéllos la obligación de fundamentar y decidir el conflicto
con arreglo a las pretensiones que las partes hayan esgrimido oportunamente en
el proceso, de manera que no puedan otorgar más de lo pedido por el actor o
por el demandado reconviniente, menos de lo resistido por el demandado o por
el actor reconvenido, ni pronunciarse sobre cosa u objeto distinto al planteado
por aquéllas, ni tampoco dejar de enjuiciar y resolver nada de lo que constituya
esencialmente el objeto procesal.

Por esto mismo, y ahora desde una vertiente negativa, incurre en el defecto pro-
cesal de la incongruencia aquella sentencia (o, en ocasiones, auto) que, traspasando
los límites marcados por las pretensiones de las partes, concede al actor o al deman-
dado reconviniente más de lo que pidieron (incongruencia supra petita), o les niega
todo lo que estaban dispuestos a concederles el demandado o el demandante recon-
venido (incongruencia infra petita), o se manifiesta sobre una cuestión litigiosa ajena
al debate planteado por las partes (incongruencia extra petita), o, justo al contrario,
deja de manifestarse sobre aquello que sí fue sometido en tiempo y forma a la cog-
nición judicial (incongruencia citra petita, omisiva o ex silentio).

3. La motivación, por su parte, constituye un requisito interno de las resoluciones


judiciales, con arreglo al cual resulta imprescindible que las mismas procedan a una
aplicación razonada y racional del derecho objetivo a los hechos jurídicamente rele-
vantes conformadores de las pretensiones de las partes, aplicación que ha de encon-
trarse fundamentada en elementos fácticos, probatorios y jurídicos, de manera que
queden debidamente exteriorizadas, tanto para las partes procesales como para la
sociedad en general, la razón o razones que han conducido al Juez o al Tribunal a
adoptar una concreta decisión y no otra de distinto sentido.

La motivación constituye, pues, una obligación judicial consagrada al más alto


rango normativo posible (el art. 120.3 CE dispone que «Las sentencias serán siempre
motivadas…»), y cuya inobservancia, aunque no conlleve en sí misma efecto disci-

309
Artículo 218 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

plinario o correctivo alguno para el funcionario cuyas resoluciones incurran en una


carencia absoluta de motivación, puede ser corregida por la vía de los recursos pro-
cesales. Pero, además, la motivación en tanto que instrumento que tiende a eliminar
el voluntarismo judicial, ha sido elevada al rango de derecho fundamental por la
jurisprudencia del TC, quien ha podido reconocer en el interior del art. 24.1 CE de
un derecho a la obtención de una resolución judicial motivada.

JURISPRUDENCIA
–Congruencia:
«Como declara la sentencia de 18 de junio de 2012, Rec. 169 de 2009: «Hay que
reconocer, no obstante, que la distinción entre el componente jurídico de la causa de
pedir y las normas aplicables por el juez conforme al principio irua novit curia no siempre
es clara. Por eso el método más seguro para comprobar si se ha producido un cambio
indebido de demanda, con correlativa incongruencia de la sentencia (STS 3.4.01, Rec.
669/1996), consistirá, dada la dimensión constitucional de la congruencia como inhe-
rente a la tutela judicial efectiva y a la proscripción de indefensión (art. 24 de la Consti-
tución), en determinar si ese cambio ha alterado los términos del debate generando en
el demandado riesgo de indefensión por haber contestado a la demanda adoptando una
determinada línea de defensa como, por ejemplo, proponer excepciones procesales o la
de prescripción en función de la acción ejercitada en la demanda (SSTS 23.12.04, Rec.
3393/1998, y 5.3.07, Rec. 1412/2000)»» (STS 1.ª 3 junio 2016, Rec. 851/2014).
–Motivación:
«Tiene declarado la jurisprudencia de esta Sala (verbigracia, sentencia 169/2016, de
17 de marzo), que la lógica a que se refiere el art. 218.2 LEC es la de la argumentación
–entramado argumentativo–, exposición de razones o consideraciones en orden a justi-
ficar la decisión, sin que se extienda al acierto o desacierto de las mismas, ni quepa so
capa de dicho precepto traer al campo del recurso extraordinario por infracción procesal
el debate sobre las cuestiones de fondo, dentro de las que se comprenden los juicios de
valor en relación con la apreciación de los conceptos jurídicos indeterminados, que
corresponden al ámbito del recurso de casación (sentencias 888/2010, de 30 de diciem-
bre; 232/2012, de 23 de abril; 586/2013, de 8 de octubre; 215/2013 bis, de 8 de abril;
y 634/2015, de 10 de noviembre, entre otras muchas). Es decir, como precisó la sen-
tencia 705/2010, de 12 de noviembre, la exigencia del art. 218.2, in fine, LEC de que la
motivación debe ajustarse a las reglas de la lógica y de la razón se refiere a la exposición
argumentativa del Tribunal y no a si es lógica la interpretación jurídica, ni la conclusión
de este orden extraída, efectuadas por la resolución recurrida, pues las mismas se tratarían
de cuestiones de fondo propias del recurso de casación» (STS 1.ª 29 junio 2016, Rec.
1375/2014).
–Congruencia y motivación:
«Como hemos dicho, entre otras muchas, en la sentencia 169/2016, de 17 de marzo,
hay que distinguir entre congruencia y motivación. La congruencia a la que se refiere el
art. 218.1 LEC es la denominada «congruencia externa», es decir, la que requiere corre-
lación entre los pedimentos de las partes y los pronunciamientos de la resolución judicial.
Sin embargo la llamada «congruencia interna» se refiere a la lógica de la argumentación

310
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 219

del Tribunal y está más en relación con el segundo apartado del citado art. 218. Estos
casos de incongruencia interna han sido considerados por el Tribunal Constitucional
como lesivos del derecho a la tutela judicial efectiva en su dimensión de derecho a obte-
ner una resolución fundada en Derecho, puesto que la contradicción entre la funda-
mentación y el fallo de una resolución no es un vicio de incongruencia, sino un defecto
de motivación, al ser la que resulta, irrazonable y contradictoria (por todas, SSTC
42/2005, de 28 de febrero; 140/2006, de 8 de mayo; y 127/2008, de 27 de octubre).
Con lo cual, su ámbito de inclusión en un recurso por infracción procesal se encuentra
en el núm. 4.º del art. 469.1 LEC, como correctamente ha identificado la recurrente
(sentencia de esta Sala núm. 634/2015, de 10 de noviembre) (STS 1.ª 30 mayo 2016,
Rec. 148/2014).

Artículo 219. Sentencias con reserva de liquidación


1. Cuando se reclame en juicio el pago de una cantidad de dinero determi-
nada o de frutos, rentas, utilidades o productos de cualquier clase, no podrá
limitarse la demanda a pretender una sentencia meramente declarativa del dere-
cho a percibirlos, sino que deberá solicitarse también la condena a su pago,
cuantificando exactamente su importe, sin que pueda solicitarse su determina-
ción en ejecución de sentencia, o fijando claramente las bases con arreglo a las
cuales se deba efectuar la liquidación, de forma que ésta consista en una pura
operación aritmética.
2. En los casos a que se refiere el apartado anterior, la sentencia de condena
establecerá el importe exacto de las cantidades respectivas, o fijará con claridad
y precisión las bases para su liquidación, que deberá consistir en una simple
operación aritmética que se efectuará en la ejecución.
3. Fuera de los casos anteriores, no podrá el demandante pretender, ni se
permitirá al Tribunal en la sentencia, que la condena se efectúe con reserva de
liquidación en la ejecución. No obstante lo anterior, se permitirá al demandante
solicitar, y al Tribunal sentenciar, la condena al pago de cantidad de dinero,
frutos, rentas, utilidades o productos cuando ésa sea exclusivamente la preten-
sión planteada y se dejen para un pleito posterior los problemas de liquidación
concreta de las cantidades.
Véase 209.4.ª LEC

COMENTARIOS
1. El art. 219 LEC sienta dos reglas, una de carácter general aplicable a las
sentencias que se pronuncien sobre cualesquiera tipos de pretensiones de con-
dena, y otra de ámbito específico para las resoluciones que decidan acerca de
pretensiones de condena al «pago de una cantidad de dinero determinada o de
frutos, rentas, utilidades o productos de cualquier clase».
1.ª La regla general en la materia viene enunciada en el apartado tercero del
mencionado precepto, y estriba en la imposibilidad de que el actor solicite del
órgano judicial («…no podrá el demandante pretender…»), o que éste declare

311
Artículo 219 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

en su resolución final («…ni se permitirá al Tribunal en la sentencia…»), la emi-


sión de una condena con reserva de liquidación en la ejecución. En consecuen-
cia, cuando en el proceso se esgriman pretensiones de condena, deberá el
demandante precisar en su demanda cuál sea la cantidad exacta de lo que pida,
viéndose así obligado a promover en la primera instancia del pleito la oportuna
actividad probatoria que acredite la certeza y precisión de lo pedido, sin poder
dejar para ningún trámite o fase procesal posterior dicha determinación o liqui-
dación.
2.ª Junto a dicha regla de ámbito general, los dos primeros apartados del art.
219 LEC sientan una regla especial, conforme a la cual, en aquellos procesos
donde la pretensión esgrimida por el actor sea de condena al «pago de una
cantidad de dinero determinada o de frutos, rentas, utilidades o productos de
cualquier clase», el órgano judicial sentenciador podrá dejar sin determinar con
exactitud la cantidad objeto de la condena, pero deberá fijar «claramente las
bases con arreglo a las cuales se deba efectuar la liquidación, de forma que ésta
consista en una pura operación aritmética».
2. En conclusión, pues, en la vigente LEC no tienen cabida las sentencias de
condena con reserva de liquidación, de manera tal que, ni el demandante podrá
limitarse a instar del órgano judicial la emisión de un pronunciamiento de con-
dena ilíquido (salvo que para liquidarlo sea suficiente con realizar una pura
operación aritmética), ni el Tribunal podrán limitarse a declarar en la parte dis-
positiva de sus sentencias dicha condena genérica o ilíquida, sino que, por el
contrario, deberán precisar en todo caso cuál sea el alcance cuantitativo exacto
(el quantum de condena, en una palabra) de su decisión.
De ahí que el art. 217 LEC no permita al demandante pretender tan sólo «una
sentencia meramente declarativa del derecho a percibirlos» (los dineros, frutos,
rentas, utilidades o productos) o una sentencia donde «la condena se efectúe
con reserva de liquidación en la ejecución». Y de ahí, igualmente, que esa misma
norma obligue al Tribunal a dictar en estos casos una sentencia de condena que
«establecerá el importe exacto de las cantidades respectivas, o fijará con claridad
y precisión las bases para su liquidación, que deberá consistir en una simple
operación aritmética que se efectuará en la ejecución».

JURISPRUDENCIA
«Esta Sala en la STS, del Pleno, de 16 de enero de 2012, RIC núm. 460 / 2008 ha
declarado –en interpretación de los arts. 209.4. LEC y 219 LEC–, que el contenido de
estos preceptos debe ser matizado en aquellos casos en los que un excesivo rigor en su
aplicación puede afectar gravemente al derecho a la tutela judicial efectiva de las partes,
provocando indefensión. Esto puede suceder cuando, por causas ajenas a ellas, a las
partes no les resultó posible la cuantificación en el curso del proceso. Para evitarlo es
preciso buscar fórmulas que, respetando las garantías constitucionales fundamentales –
contradicción, defensa de todos los implicados, bilateralidad de la tutela judicial–, per-

312
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 220

mitan dar satisfacción al legítimo interés de las partes. No es aceptable que deba dene-
garse la indemnización por falta de un instrumento procesal idóneo para su cuantifica-
ción. Como se examinó en la citada STS del Pleno, cuando se produce esta situación
cabe acudir a dos criterios que impidan la indefensión de las partes. Es posible remitir la
cuestión a otro proceso o, de forma excepcional, permitir la posibilidad operativa del
incidente de ejecución. Ambas soluciones han sido utilizadas en sentencias de esta Sala
atendiendo a las circunstancias singulares de cada caso. El elemento orientador para
optar por una u otra solución es atender –partiendo de que debe ser un litigio en el que
no pueda prescindirse de esta solución– a la mayor o menor complejidad del supuesto
(SSTS de 18 de mayo de 2009, RC núm. 725 / 2004, 11 de octubre de 2011, RIPC núm.
1285 / 2008, 17 de junio de 2010, RIC núm. 141 / 2006), teniendo en cuenta que el
criterio que remite a otro proceso cuyo objeto se circunscribe a la cuantificación, con
determinación previa o no de bases, reporta una mayor amplitud para el debate, mientras
que y el criterio remite a la fase de ejecución supone una mayor simplificación y, como
regla, un menor coste» (STS 1.ª 28 junio 2012, LA LEY 1381124/2012).

Artículo 220. Condenas a futuro


1. Cuando se reclame el pago de intereses o de prestaciones periódicas, la
sentencia podrá incluir la condena a satisfacer los intereses o prestaciones que
se devenguen con posterioridad al momento en que se dicte.
2. En los casos de reclamaciones de rentas periódicas, cuando la acción de
reclamación se acumule a la acción de desahucio por falta de pago o por expi-
ración legal o contractual del plazo, y el demandante lo hubiere interesado
expresamente en su escrito de demanda, la sentencia, el auto o el decreto inclui-
rán la condena a satisfacer también las rentas debidas que se devenguen con
posterioridad a la presentación de la demanda hasta la entrega de la posesión
efectiva de la finca, tomándose como base de la liquidación de las rentas futuras,
el importe de la última mensualidad reclamada al presentar la demanda.

COMENTARIOS
1. La LEC admite la emisión de pronunciamientos de condena sobre presta-
ciones que aún no hayan vencido en el instante de dictar la sentencia, pues así
lo determina este art. 220.1 LEC´.
2. Varios son, pues, los presupuestos que han de darse para la válida emisión
de una condena de futuro, cuya constitucionalidad desde la óptica del derecho
fundamental a la tutela judicial objetiva está fuera de toda discusión (SSTC
194/1993, de 14 de junio; en el mismo sentido, STC 163/1998, de 14 de julio):
1.º El objeto del proceso, en primer término, ha de venir constituido por una
pretensión de condena esgrimida por el actor (o por el demandado reconvi-
niente). Las condenas judiciales a futuro, como su propio nombre indica, carecen
de toda aplicación con respecto a pretensiones de índole meramente declarativa
o constitutiva, a las que es consustancial su resolución total y definitiva en un
instante determinado en el tiempo.

313
Artículo 221 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2.º En dicha pretensión de condena, además, han de encontrarse implicadas,


o la petición del pago de intereses que se van devengando a medida que va
pasando el tiempo, o la petición de un conjunto de prestaciones periódicas, que
igualmente se irán devengado una tras otra con el vencimiento de los periodos
de tiempo de que se trate.
3.º Mientras que las condena a futuro en materia de intereses no se muestran
especialmente problemáticas, sí lo son las relativas a las prestaciones periódicas,
pues para ellas resulta exigible la identidad absoluta del concepto al que res-
ponda cada nueva prestación devengada, o, dicho en otras palabras, la necesi-
dad de que la prestación objeto de la condena y aquella otra que, pasado el
tiempo, se haya devengado novedosamente, respondan al mismo título jurí-
dico, sin que entre una y otra existan diferencias de ningún tipo que, de produ-
cirse podrían dar al traste con los efectos positivos que se derivan hacia el futuro
en los pronunciamientos judiciales de esta naturaleza.
4.º Finalmente, el apartado 2 del propio art. 220 LEC (cuya redacción se debe
a la LMFAPA), lleva a cabo una aplicación específica de la anterior regla general,
proyectada al solo ámbito de las reclamaciones de rentas arrendaticias impaga-
das. Ahora, en efecto, en los casos de reclamaciones de rentas periódicas,
cuando la acción de reclamación se acumule a la acción de desahucio por falta
de pago o por expiración legal o contractual del plazo, y el demandante lo
hubiere interesado expresamente en su escrito de demanda, la resolución de que
se trate en cada caso (sentencia, auto o decreto) incluirá la condena a satisfacer
también las rentas debidas que se devenguen con posterioridad a la presentación
de la demanda hasta la entrega de la posesión efectiva de la finca, tomándose
como base de la liquidación de las rentas futuras, el importe de la última men-
sualidad reclamada al presentar la demanda.

Artículo 221. Sentencias dictadas en procesos promovidos por asociaciones


de consumidores o usuarios
1. Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos anteriores, las sentencias
dictadas a consecuencia de demandas interpuestas por asociaciones de consu-
midores o usuarios con la legitimación a que se refiere el art. 11 de esta Ley
estarán sujetas a las siguientes reglas:
1.ª Si se hubiere pretendido una condena dineraria, de hacer, no hacer o dar
cosa específica o genérica, la sentencia estimatoria determinará individualmente
los consumidores y usuarios que, conforme a las leyes sobre su protección, han
de entenderse beneficiados por la condena.
Cuando la determinación individual no sea posible, la sentencia establecerá
los datos, características y requisitos necesarios para poder exigir el pago y, en
su caso, instar la ejecución o intervenir en ella, si la instara la asociación deman-
dante.

314
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 221

2.ª Si, como presupuesto de la condena o como pronunciamiento principal


o único, se declarara ilícita o no conforme a la ley una determinada actividad o
conducta, la sentencia determinará si, conforme a la legislación de protección a
los consumidores y usuarios, la declaración ha de surtir efectos procesales no
limitados a quienes hayan sido partes en el proceso correspondiente.
3.ª Si se hubieren personado consumidores o usuarios determinados, la sen-
tencia habrá de pronunciarse expresamente sobre sus pretensiones.
2. En las sentencias estimatorias de una acción de cesación en defensa de los
intereses colectivos y de los intereses difusos de los consumidores y usuarios el
Tribunal, si lo estima procedente, y con cargo al demandado, podrá acordar la
publicación total o parcial de la sentencia o, cuando los efectos de la infracción
puedan mantenerse a lo largo del tiempo, una declaración rectificadora.
Véase art. 11 LEC

COMENTARIOS
1. Recuérdese que el art. 11 LEC, a las asociaciones de consumidores y
usuarios legalmente constituidas les reconoce la LEC legitimación para promo-
ver, sin perjuicio de la legitimación individual que asiste a los perjudicados por
el hecho dañoso, la defensa en juicio de los derechos e intereses de sus asociados
y los de la propia asociación, así como los intereses generales de los consumi-
dores y usuarios (art. 11.1 LEC). En particular, el apartado tercero de dicho art.
11 LEC confiere a las asociaciones que sean representativas, ahora con carácter
de exclusividad, la legitimación para promover la tutela procesal de intereses
difusos, cuando las personas perjudicadas por el hecho dañoso sean «una plu-
ralidad de consumidores o usuarios indeterminada o de difícil determinación».
Pues bien, en las sentencias de condena que recaigan en aquellos procesos
civiles donde la asociación de consumidores y usuarios haya intervenido como
parte actora en defensa de las personas afectadas por el hecho dañoso, su parte
dispositiva deberá atenerse a diversas prescripciones legales de diversa índole:
1.ª En primer lugar, si se hubiere pretendido una condena dineraria, de hacer,
no hacer o dar cosa específica o genérica, la sentencia estimatoria determinará
individualmente los consumidores y usuarios que, conforme a las leyes sobre su
protección, han de entenderse beneficiados por la condena. Cuando la deter-
minación individual no sea posible, la sentencia establecerá los datos, caracte-
rísticas y requisitos necesarios para poder exigir el pago y, en su caso, instar la
ejecución o intervenir en ella, si la instara la asociación demandante (art.
221.1.1.ª LEC) (v. art. 519 LEC).
2.ª Y en segundo término, si, como presupuesto de la condena o como pro-
nunciamiento principal o único, se declarara ilícita o no conforme a la ley una
determinada actividad o conducta (vgr. las normas reguladoras de precios), la
sentencia determinará si, conforme a la legislación de protección a los consu-

315
Artículo 222 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

midores y usuarios, la declaración ha de surtir efectos procesales no limitados a


quienes hayan sido partes en el proceso correspondiente (art. 221.1.2.ª LEC).
2. Naturalmente que, si junto a las referidas asociaciones intervienen también
en el proceso a título individual las personas afectadas por el hecho dañoso, la
sentencia que se dicte, si es que no quiere pecar de incongruente, deberá pro-
nunciarse expresamente sobre las pretensiones que las mismas esgriman (art.
221.1.3.ª LEC).
3. Coherentemente con lo establecido en el art. 11.4 LEC, el apartado 2 de
este art. 221 LEC establece una adicional especialidad aplicable a las sentencias
estimatorias de una acción de cesación en defensa de los intereses colectivos y
de los intereses difusos de los consumidores y usuarios, para las cuales el Tri-
bunal, si lo estima procedente, y con cargo al demandado, podrá acordar la
publicación total o parcial de la sentencia o, cuando los efectos de la infracción
puedan mantenerse a lo largo del tiempo, una declaración rectificadora.

Artículo 222. Cosa juzgada material


1. La cosa juzgada de las sentencias firmes, sean estimatorias o desestima-
torias, excluirá, conforme a la ley, un ulterior proceso cuyo objeto sea idéntico
al del proceso en que aquélla se produjo.
2. La cosa juzgada alcanza a las pretensiones de la demanda y de la recon-
vención, así como a los puntos a que se refieren los apartados 1 y 2 del art. 408
de esta Ley.
Se considerarán hechos nuevos y distintos, en relación con el fundamento
de las referidas pretensiones, los posteriores a la completa preclusión de los actos
de alegación en el proceso en que aquéllas se formularen.
3. La cosa juzgada afectará a las partes del proceso en que se dicte y a sus
herederos y causahabientes, así como a los sujetos, no litigantes, titulares de los
derechos que fundamenten la legitimación de las partes conforme a lo previsto
en el art. 11 de esta Ley.
En las sentencias sobre estado civil, matrimonio, filiación, paternidad, mater-
nidad e incapacitación y reintegración de la capacidad la cosa juzgada tendrá
efectos frente a todos a partir de su inscripción o anotación en el Registro Civil.
Las sentencias que se dicten sobre impugnación de acuerdos societarios
afectarán a todos los socios, aunque no hubieren litigado.
4. Lo resuelto con fuerza de cosa juzgada en la sentencia firme que haya
puesto fin a un proceso vinculará al Tribunal de un proceso posterior cuando en
éste aparezca como antecedente lógico de lo que sea su objeto, siempre que los
litigantes de ambos procesos sean los mismos o la cosa juzgada se extienda a
ellos por disposición legal.
Véase art. 207 LEC

316
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 222

COMENTARIOS
–Concepto:
El concepto de cosa juzgada material no se refiere a la situación, hic ex
nunc, que se deriva del simple hecho de no poderse ejercitar ningún recurso
frente a una resolución judicial (v. art. 207 LEC), sino a aquel otro conjunto de
efectos que trascienden del momento de su emisión por parte del órgano judicial
para proyectarse hacia el futuro.
En efecto, bajo el instituto de la cosa juzgada material se vienen a denotar
los efectos que se originan del hecho de haber quedado resuelta una cuestión
litigiosa por parte de los órganos judiciales, a través de una decisión inimpug-
nable de la que surten todos los efectos de cosa juzgada formal, impidiendo que
en el futuro pueda volver a enjuiciada y resuelta de nuevo la misma controversia
por los tribunales (art. 222.1 LEC), o puedan desvincularse de lo así resuelto otros
órganos jurisdiccionales, las propias partes procesales o, algunos casos, también
las terceras personas (art. 222.4 LEC); de ahí que existan dos diferentes tipos de
efectos, positivo o negativo, anudados a la cosa juzgada material.
La cosa juzgada material, en consecuencia, viene a ser con respecto al futuro
lo que la litispendencia es al presente, impidiendo la primera que actos poste-
riores a la firmeza puedan contradecir lo resuelto, evitando la segunda que actos
contemporáneos al proceso puedan desembocar en actuaciones igualmente
contradictorias.
–Efectos positivo o prejudicial y negativo o excluyente de la cosa juzgada
material:
1. Las resoluciones judiciales firmes que se pronuncian sobre el fondo del
conflicto planteado ante los órganos judiciales despliegan, en primer término,
un efecto positivo o prejudicial. Con arreglo al mismo, dicha declaración judi-
cial, tanto en su parte dispositiva como en sus afirmaciones sobre los hechos
probados, generan una vinculación jurídica hacia el futuro a la que deben suje-
tarse las partes afectadas por tales declaraciones y los órganos judiciales que
conozcan de conflictos relacionados de cualquier modo con el asunto resuelto
con fuerza de cosa juzgada material (art. 222.5 LEC).
Así, por ejemplo, si en virtud de una sentencia judicial firme se declara que
una persona es propietaria de una finca cuya titularidad dominical era contro-
vertida, con posterioridad, en un eventual pleito sobre cualquier cuestión rela-
cionada con la mencionada finca, ya no podrá discutirse de nuevo sobre si
aquella persona es o no la verdadera propietaria, ya que la sentencia firme que
así lo declaró posee un valor prejudicial en el segundo pleito, al que todos, partes
y órgano judicial, deben atenerse de manera absoluta.
2. El efecto negativo o excluyente de la cosa juzgada material se resume en
la aplicación al ámbito del proceso de la célebre máxima latina «non bis in

317
Artículo 222 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

idem». En efecto, lo resuelto mediante una resolución judicial con fuerza de cosa
juzgada material impone una prohibición absoluta de bis in idem, esto es, la
prohibición de poder desarrollar un nuevo proceso entre las mismas partes con-
tendientes y sobre la misma cuestión, un nuevo proceso jurídicamente idéntico
al anterior que, de ser llevado a cabo en su integridad, podría obviamente
desembocar en una declaración judicial contradictoria con la resolución firme,
que dejaría a la misma reducida a un pura valor testimonial carente de eficacia
práctica (art. 222.1 LEC).
No se trata, por tanto, de un bis in idem material, de una duplicidad sancio-
nadora sobre unos mismos hechos infractores, sino de un bis in idem procesal,
de una duplicidad enjuiciadora (de un double jeopardy, en la terminología
anglosajona) sobre una misma cuestión controvertida (STC 21/1994, de 21 de
abril).
–Límites de la cosa juzgada material:
1. Los efectos de cosa juzgada no afectan al proceso ni a la resolución judicial
firme que los ocasiona. Afectan a los procesos venideros que puedan incoarse
desde ese momento y hacia el futuro, sobre los cuales podrá operar la fuerza
positiva o prejudicial y la negativa o excluyente de la cosa juzgada cuando su
objeto, tal y como exige el art. 222.1 LEC, sea idéntico al resuelto con carácter
firme. Para que operen ambos tipos de efectos positivos y negativos en un ulterior
proceso, pues, entre el objeto de éste y el del proceso ya resuelto con anteriori-
dad han de concurrir una serie de identidades objetivas y subjetivas que permitan
aplicar el contenido de aquellos efectos al nuevo procedimiento, bien exclu-
yendo el mismo, bien solventado del mismo modo las cuestiones ya decididas
en el primer pleito.
2. En concreto, el legislador exige que exista una identidad de pretensiones
(art. 222.2 LEC) y de las personas de los litigantes (art. 222.3 LEC) como módulos
a considerar de cara a ponderar la existencia o no de los efectos de la cosa
juzgada material sobre un ulterior pleito.
a) Los límites objetivos de la cosa juzgada se hallan, pues, en los hechos
jurídicamente relevantes que sustancian la pretensión, de forma que, si tales
hechos relevantes cambian o se modifican, a las nuevas pretensiones no
podrán alcanzar los efectos característicos de la cosa juzgada material. La
calificación jurídica, en cambio, no se constituye en un elemento que deba
ser tenido en consideración a los fines de determinación de la cosa juzgada
material en un segundo proceso (iura novit curia, recuérdese).
b) Los límites subjetivos de la cosa juzgada los enuncia el art. 222.3 LEC,
del que se desprenden las siguientes reglas: 1.ª) Como regla general, los
efectos de cosa juzgada tan sólo afectan a las partes procesales, al deman-
dante y al demandado sin más, de forma que si en un ulterior proceso cambia
la persona de alguno de ellos no podrá sostenerse, insistimos que con carác-

318
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 222

ter general, que lo resuelto de manera firme en el primer proceso vincule


positiva o negativamente en el segundo; 2.ª) Como primera regla especial,
la LEC extiende el concepto de parte procesal abarcando, de un lado, a los
causahabientes de aquéllos y, de otro lado, a los consumidores y usuarios
cuyos derechos o intereses propios hayan sido defendidos en juicio por las
asociaciones representativas correspondientes, según lo dispuesto en el art.
11 LEC; 3.ª) Hay una segunda regla especial, conforme a la cual producen
efectos de cosa juzgada erga omnes, es decir, a la totalidad de las personas
las sentencias firmen que se pronuncien en pleitos sobre «estado civil, matri-
monio, filiación, paternidad, maternidad y (sic) incapacitación y reintegra-
ción de la capacidad»; 4.ª) Finalmente, y como tercera regla especial que
excepciona aquella regla general que limita la extensión subjetiva de los
efectos de la cosa juzgada material al solo ámbito de las partes procesales,
se encuentra la que establece que en los procesos sobre impugnación de
acuerdos sociales, las sentencias firmes que se dicten «afectarán a todos los
socios, aunque no hubieren litigado».

JURISPRUDENCIA
«Como ha establecido esta Sala, entre otras, en sentencia núm. 194/2014, de 2 abril,
«el denominado efecto positivo o prejudicial de la cosa juzgada derivada de la sentencia
firme dictada en un proceso anterior que afecta a materias indisolublemente conexas con
las que integran el pleito ulterior tiene como función, al igual que el de la cosa juzgada
negativa, evitar pronunciamientos contradictorios en las resoluciones judiciales, lo que
es incompatible con el principio de seguridad jurídica y con el derecho a la tutela judicial
efectiva que reconoce el art. 24 de la Constitución . Según se declara en la STS de 26 de
enero de 2012, recurso núm. 156/2009, la función positiva de la cosa juzgada consiste
en que el Tribunal que deba pronunciarse sobre una determinada relación jurídica que
es dependiente de otra ya resuelta ha de atenerse al contenido de la sentencia allí pro-
nunciada; o lo que es lo mismo, queda vinculado por aquel juicio anterior sin poder
contradecir lo ya decidido. Es el efecto al que se refiere el art. 222.4 LEC sin exigir que
concurran las tres identidades que integran el efecto negativo o preclusivo de la cosa
juzgada, pues basta con la identidad subjetiva en ambos procesos, cualesquiera que sean
las posiciones que se ocupen en cada uno de ellos, y con que lo que se haya decidido
en el primero constituya un antecedente lógico de lo que sea objeto del posterior (STS
de 17 de junio de 2011, recurso núm. 1515/2007)»» (STS 1.ª 30 noviembre 2015, Rec.
1265/2014).
« 1. La cosa juzgada material es el efecto externo que una resolución judicial firme
tiene sobre los restantes órganos jurisdiccionales o sobre el mismo Tribunal en un pro-
cedimiento distinto, consistente en una vinculación negativa y positiva. Este efecto viene
regulado en el art. 222 LEC, que se denuncia infringido en este motivo del recurso. La
jurisprudencia ha declarado reiteradamente que el efecto de cosa juzgada material de
las sentencias firmes corresponde a la esfera del Derecho Público, por cuanto afecta a la
seguridad jurídica e incluso al prestigio de los órganos jurisdiccionales (por todas, Sen-
tencia de esta Sala de 12 de julio de 2003). De ahí, que, cuando la correspondiente
excepción sea alegada, se haga preciso proceder a una rigurosa comprobación acerca

319
Artículo 222 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de la existencia de semejanza real entre la sentencia pronunciada en anterior proceso y


las pretensiones que se han ejercitado en el presente, pues –como ha afirmado el Tribunal
Constitucional– la mera posibilidad de que se produzcan sentencias firmes discrepantes
y opuestas entre sí supondría la quiebra del derecho fundamental a la tutela judicial
efectiva. Desde el punto de vista legislativo, el art. 222.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
establece que «la cosa juzgada de las sentencias firmes, sean estimatorias o desestima-
torias, excluirá, conforme a la ley, un ulterior proceso cuyo objeto sea idéntico al del
proceso en que aquélla se produjo». Añadiendo el párrafo segundo del apartado segundo
del propio precepto que «se considerarán hechos nuevos y distintos, en relación con el
fundamento de las referidas pretensiones, los posteriores a la completa preclusión de los
actos de alegación en el proceso en que aquéllas se formularen.
2. Indiscutida la identidad subjetiva, debe examinarse si concurre la identidad obje-
tiva. Respecto de la identidad de causa de pedir y de objeto, debe tenerse presente lo
dispuesto en el art. 400.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil («cuando lo que se pida en
la demanda pueda fundarse en diferentes hechos o distintos fundamentos o títulos jurí-
dicos, habrán de aducirse en ella cuantos resulten conocidos o puedan invocarse al
tiempo de interponerla, sin que sea admisible reservar su alegación para un proceso
ulterior; ... a efectos de litispendencia y de cosa juzgada, los hechos y los fundamentos
jurídicos aducidos en un litigio se considerarán los mismos que los alegados en otro juicio
anterior si hubiesen podido alegarse en éste»). Precepto que ha venido a dar carta de
naturaleza legislativa a la máxima según la cual la cosa juzgada cubre lo deducido y lo
que se hubiere podido deducir, porque la sentencia pasada en cosa juzgada «precluye»
la posibilidad de una demanda en un nuevo proceso para plantear nuevos argumentos
que habrían podido ser planteados al juez en el anterior litigio, siempre –se entiende–
dentro de los límites objetivos de la acción ejercitada (esto es, el mismo petitum y la
misma causa petendi). Ahora bien, dicha máxima no puede tener unos efectos absolutos,
puesto que, como advierte la jurisprudencia, no es aplicable cuando el primer proceso
no puede abarcar todas las contingencias posibles o cuando surgen cuestiones nuevas.
Así, la Sentencia de esta Sala de 20 de abril de 1988 dice textualmente: «En efecto, en
puridad de doctrina, los ordenamientos jurídicos prefieren el efecto preclusivo de la res
iudicata como mal menor y que cuenta a su favor con el principio de seguridad jurídica;
pero un elemental principio de justicia obliga a matizar el anterior principio y a establecer
como regla de excepción aquella que predica que no es aplicable la cosa juzgada cuando
en el primer proceso no se hubieren agotado todas las posibilidades fácticas y jurídicas
del caso o haya surgido algún elemento posterior e imprevisto y extraño en la sentencia.
Es decir, el efecto preclusivo se da cuando el proceso terminado haya sido susceptible
jurídicamente de un agotamiento del caso. En consecuencia, no existe cuando no se dé
esa posibilidad y el proceso posterior que complementa el anterior no vulnera el principio
non bis in idem»» (STS 1.ª 4 febrero 2016, Rec. 2495/2013).
«En esencia se plantea la vinculación de las sentencias penales –o resoluciones– en
el posterior pleito civil, como hace ver en su escrito de impugnación en Ministerio Fiscal.
1. Al efecto cabe declarar que, con carácter general, la vinculación existente entre los
pronunciamientos contenidos en una sentencia penal que pone fin al proceso de esa
naturaleza absolviendo al acusado y los que con posterioridad, y a instancia de parte,
pueda emitir la jurisdicción civil no es más que la establecida en el párrafo primero del
art. 116 Ley de Enjuiciamiento Criminal, por el que se prohíbe que se vuelva a decidir
sobre hechos que la sentencia firme penal haya declarado que no existieron. Ello no

320
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 223

impide que el Tribunal civil goce de plena libertad para fijar la questio facti respecto del
juicio axiológico o valorativo, así como para apreciar las diligencias penales traídas por
testimonio al proceso civil junto al resto de pruebas practicadas en el mismo. En suma,
como ha reiterado la jurisprudencia (SSTS de 31 mayo 2011, Rc. 1899/2007, y 11 enero
2012, Rc. 2120/2009, entre otras), las sentencias penales absolutorias no crean cosa
juzgada vinculante para el posterior proceso civil, salvo que se declare expresamente
probado que el hecho no ocurrió en la realidad. Es por ello que, salvo el caso indicado,
la absolución o sobreseimiento penal no impide probar y apreciar otras circunstancias
relevantes para la acción civil ejercitada» (STS 1.ª 20 abril 2016, Rec. 1518/2015).

SECCIÓN 3.ª
De las diligencias de ordenación

Artículo 223. Diligencias de ordenación


Sin contenido

Artículo 224. Revisión de las diligencias de ordenación


Sin contenido

CAPÍTULO IX
De la nulidad de las actuaciones

Artículo 225. Nulidad de pleno derecho


Los actos procesales serán nulos de pleno derecho en los casos siguientes:
1. Cuando se produzcan por o ante Tribunal con falta de jurisdicción o de
competencia objetiva o funcional.
2. Cuando se realicen bajo violencia o intimidación.
3. Cuando se prescinda de normas esenciales del procedimiento, siempre
que, por esa causa, haya podido producirse indefensión.
4. Cuando se realicen sin intervención de abogado, en los casos en que la ley
la establezca como obligatoria.
5. Cuando se celebren vistas sin la preceptiva intervención del Secretario
judicial.
6. Cuando se resolvieran mediante diligencias de ordenación o decreto cues-
tiones que, conforme a la ley, hayan de ser resueltas por medio de providencia,
auto o sentencia.
7. En los demás casos en que esta ley así lo establezca.
Véase art. 238 LOPJ

321
Artículo 226 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 226. Modo de proceder en caso de intimidación o violencia


1. Los tribunales cuya actuación se hubiere producido con intimidación o
violencia, tan luego como se vean libres de ella, declararán nulo todo lo practi-
cado y promoverán la formación de causa contra los culpables, poniendo los
hechos en conocimiento del Ministerio Fiscal.
2. También se declararán nulos los actos de las partes o de personas que
intervengan en el proceso si se acredita que se produjeron bajo intimidación o
violencia. La nulidad de estos actos entrañará la de todos los demás relacionados
con él o que pudieren haberse visto condicionados o influidos sustancialmente
por el acto nulo.
Véase art. 239 LOPJ

Artículo 227. Declaración de nulidad y pretensiones de anulación de actua-


ciones procesales
1. La nulidad de pleno derecho, en todo caso, y los defectos de forma en los
actos procesales que impliquen ausencia de los requisitos indispensables para
alcanzar su fin o determinen efectiva indefensión, se harán valer por medio de
los recursos establecidos en la ley contra la resolución de que se trate.
2. Sin perjuicio de ello, el Tribunal podrá, de oficio o a instancia de parte,
antes de que hubiere recaído resolución que ponga fin al proceso, y siempre que
no proceda la subsanación, declarar, previa audiencia de las partes, la nulidad
de todas las actuaciones o de alguna en particular.
En ningún caso podrá el Tribunal, con ocasión de un recurso, decretar de
oficio una nulidad de las actuaciones que no haya sido solicitada en dicho
recurso, salvo que apreciare falta de jurisdicción o de competencia objetiva o
funcional o se hubiese producido violencia o intimidación que afectare a ese
Tribunal.
Véase art., 240 LOPJ

Artículo 228. Incidente excepcional de nulidad de actuaciones


. No se admitirán con carácter general incidentes de nulidad de actuaciones.
Sin embargo, excepcionalmente, quienes sean parte legítima o hubieran debido
serlo podrán pedir por escrito que se declare la nulidad de actuaciones fundada
en cualquier vulneración de un derecho fundamental de los referidos en el art.
53.2 de la Constitución, siempre que no haya podido denunciarse antes de recaer
resolución que ponga fin al proceso y siempre que dicha resolución no sea sus-
ceptible de recurso ordinario ni extraordinario.
Será competente para conocer de este incidente el mismo Tribunal que dictó
la resolución que hubiere adquirido firmeza. El plazo para pedir la nulidad será
de veinte días, desde la notificación de la resolución o, en todo caso, desde que
se tuvo conocimiento del defecto causante de indefensión, sin que, en este último

322
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 229

caso, pueda solicitarse la nulidad de actuaciones después de transcurridos cinco


años desde la notificación de la resolución.
El Tribunal inadmitirá a trámite, mediante providencia sucintamente moti-
vada, cualquier incidente en el que se pretenda suscitar otras cuestiones. Contra
la resolución por la que se inadmita a trámite el incidente no cabrá recurso
alguno.
2. Admitido a trámite el escrito en que se pida la nulidad fundada en los
vicios a que se refiere el apartado anterior de este artículo, no quedará en sus-
penso la ejecución y eficacia de la sentencia o resolución irrecurribles, salvo que
se acuerde de forma expresa la suspensión para evitar que el incidente pudiera
perder su finalidad, por el Secretario judicial se dará traslado de dicho escrito,
junto con copia de los documentos que se acompañasen, en su caso, para acre-
ditar el vicio o defecto en que la petición se funde, a las demás partes, que en el
plazo común de cinco días podrán formular por escrito sus alegaciones, a las que
acompañarán los documentos que se estimen pertinentes.
Si se estimara la nulidad, se repondrán las actuaciones al estado inmediata-
mente anterior al defecto que la haya originado y se seguirá el procedimiento
legalmente establecido. Si se desestimara la solicitud de nulidad, se condenará,
por medio de auto, al solicitante en todas las costas del incidente y, en caso de
que el Tribunal entienda que se promovió con temeridad, le impondrá, además,
una multa de noventa a seiscientos euros.
Contra la resolución que resuelva el incidente no cabrá recurso alguno.
Véase art. 241 LOPJ

Artículo 229. Actuaciones judiciales realizadas fuera del tiempo establecido


Las actuaciones judiciales realizadas fuera del tiempo establecido sólo
podrán anularse si lo impusiere la naturaleza del término o plazo.
Véase art. 242 LOPJ

Artículo 230. Conservación de los actos.


La nulidad de un acto no implicará la de los sucesivos que fueren indepen-
dientes de aquél ni la de aquéllos cuyo contenido hubiese permanecido invariado
aún sin haberse cometido la infracción que dio lugar a la nulidad.
Véase art. 243.1 LOPJ

Artículo 231. Subsanación


El Tribunal y el Secretario judicial cuidarán de que puedan ser subsanados
los defectos en que incurran los actos procesales de las partes.
Véase art. 243.3 LOPJ

323
Artículo 232 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

CAPÍTULO X
De la reconstrucción de los autos

Artículo 232. Competencia e intervención del Ministerio Fiscal


1. Será competente para tramitar la reconstitución total o parcial de todo
tipo de actuaciones judiciales el Secretario de la Oficina judicial en que la des-
aparición o mutilación hubiere acontecido.
2. En los procedimientos de reconstrucción de actuaciones será siempre
parte el Ministerio Fiscal.

COMENTARIOS
1. Los arts. 232 a 235 LEC regulan el llamado procedimiento para la «recons-
trucción de los autos», por medio del cual se establecen los trámites a seguir ante
la desaparición o mutilación, total o parcial, de las actuaciones con constancia
documental que se hayan llevado a cabo durante un proceso pendiente, con la
exclusiva finalidad de contrastar, mediante el acuerdo de voluntades entre las
partes o mediante la oportuna actividad probatoria en caso de desacuerdo, si los
documentos que las mismas aporten en el procedimiento de reconstrucción son
o no coincidentes con los desaparecidos o mutilados para, así, poder determinar
con exactitud qué actuaciones se tienen ya por realizadas y desde qué concreto
momento procesal ha de proseguirse con la tramitación del proceso principal
donde se produjo la desaparición o mutilación de las actuaciones.
Del enunciado concepto cabe inferir las siguientes características generales
del procedimiento de «reconstrucción de autos»:
a) El presupuesto de operatividad del referido procedimiento, en primer
lugar, estriba en la «desaparición o mutilación» de las actuaciones practicadas
durante la tramitación de un proceso de las que haya quedado constancia docu-
mental, que pueden ir desde las diferentes resoluciones que hayan sido dictadas
por el Juez o Tribunal a los diversos escritos y documentos presentados por las
partes procesales, pasando por las diligencias y decretos que suscriban los Secre-
tarios Judiciales, o los soportes magnéticos donde hayan sido registradas las
actuaciones orales en vistas y comparecencias.
Como es sabido, la custodia y conservación de las actuaciones procesales
corresponde a los Secretarios Judiciales (art. 148 LEC), en quienes recae la res-
ponsabilidad de que las mismas se encuentren a disposición de las partes y del
órgano judicial cuando, conforme al ordenamiento, se precise su consulta. Pero
puede ocurrir que algún evento fáctico, tanto intencionado (vgr. la sustracción
delictiva de las actuaciones) como ocasional o accidental (vgr. un incendio for-
tuito, la inundación del lugar donde se almacenan, o simplemente su pérdida
no culpable, etc.), conduzca a la desaparición absoluta o a la mutilación parcial

324
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 233

de todas o de algunas de las actuaciones. En este caso se hace imprescindible


reparar de algún modo la pérdida sufrida, dado que la consulta de las actuacio-
nes practicadas a lo largo del proceso es, por solo poner un ejemplo, impres-
cindible para dictar la sentencia o la resolución decisoria de incidentes o recur-
sos (art. 195.1 LEC).
b) El procedimiento de «reconstrucción de los autos» únicamente alcanza
razón de ser cuando la pérdida o mutilación de las actuaciones documentales
se produce durante la tramitación de un pleito aún no concluido por sentencia
firme o, aun estándolo, cuando todavía no se ha puesto fin al subsiguiente pro-
ceso de ejecución forzosa. Así se desprende del hecho de que la finalidad del
procedimiento que ahora se analiza consista en fijar «la situación procesal de la
que deba partirse para el ulterior curso del juicio de que se trate» (art. 235.3 LEC).
En caso contrario, la invariabilidad e inmodificabilidad de las actuaciones,
que constituye uno de los efectos de la cosa juzgada, hace que resulte casi abso-
lutamente innecesario proceder a reconstruir unas actuaciones que ya se encon-
traban registradas y archivadas de forma definitiva.
c) La finalidad de la «reconstrucción de autos», como ya se ha dicho, radica
estrictamente, más que en reconstruir (que no parece el verbo adecuado al caso),
en recuperar las actuaciones desaparecidas o mutiladas, recuperación que toma
como punto de partida el hecho de que las partes procesales han de tener en su
poder copia de la práctica totalidad de dichas actuaciones, desde el momento
en que, por un lado, todas las resoluciones jurisdiccionales y diligencias de
ordenación que se dicten en el proceso han de serles notificadas (art. 150.1 LEC),
y por otro lado, una copia de todos los escritos que presenten el resto de partes
ha de ser igualmente trasladada a la respectiva contraparte (arts. 273 y ss. LEC).
Tan es así que, al examinar el aspecto puramente procedimental de la cues-
tión, se podrá comprobar que el objeto de discusión durante la «reconstrucción»
versa únicamente sobre «los escritos y documentos presentados por la parte ins-
tante del procedimiento… (y) aquellos que hubieren podido aportar las demás
partes » (art. 235.1 LEC).

Artículo 233. Inicio del expediente de reconstrucción de actuaciones


El Tribunal, o el Secretario judicial en actuaciones de su exclusiva compe-
tencia, de oficio, o las partes o sus herederos, en su caso, podrán instar la recons-
trucción de los autos. Si el procedimiento se iniciara a instancia de parte, deberá
comenzar mediante escrito que contendrá los siguientes extremos:
1. Cuando ocurrió la desaparición o mutilación, con la precisión que sea
posible.
2. Situación procesal del asunto.

325
Artículo 234 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. Los datos que conozca y medios de investigación que puedan conducir a


la reconstitución.
A este escrito se acompañarán, en cuanto fuese posible, las copias auténticas
y privadas que se conservasen de los documentos, y en otro caso se señalarán
los protocolos o registros en que obrasen sus matrices o se hubiere efectuado
algún asiento o inscripción. También se adjuntarán las copias de los escritos
presentados y las resoluciones de toda clase recaídas en el juicio, así como cuan-
tos otros documentos pudieran ser útiles para la reconstrucción.
Véase el comentario al art. 232 LEC

Artículo 234. Citación a comparecencia de las partes. Efectos de su inasis-


tencia
1. Acordado por el Tribunal mediante providencia o, en su caso, por el
Secretario judicial mediante diligencia, el inicio del procedimiento de recons-
trucción de las actuaciones, el Secretario judicial mandará citar a las partes, a
una comparecencia ante sí mismo, que habrá de celebrarse dentro del plazo
máximo de diez días. A este acto deberán asistir las partes y sus abogados, siem-
pre que la intervención de éstos fuere preceptiva en el proceso cuyas actuaciones
se pretenden reconstruir.
2. La inasistencia de alguna de las partes no impedirá la prosecución de la
comparecencia con las que estén presentes. Cuando no compareciera ninguna
se sustanciará el trámite con el Ministerio Fiscal.
Véase el comentario al art. 232 LEC

Artículo 235. Inicio de la comparecencia. Inexistencia de controversia.


Prueba y decisión
1. La comparecencia se iniciará requiriendo a las partes para que manifiesten
su conformidad o disconformidad con la exactitud de los escritos y documentos
presentados por la parte instante del procedimiento, así como con aquellos que
hubieren podido aportar las demás partes en el mismo acto.
2. El Secretario judicial, oídas las partes y examinados los escritos y docu-
mentos presentados, previo informe del Fiscal, determinará los extremos en que
haya habido acuerdo entre los litigantes y aquellos otros en que, prescindiendo
de diferencias accidentales, haya mediado disconformidad.
3. Cuando no existiere ninguna controversia sobre los extremos a que afecte
la reconstrucción, el Secretario judicial dictará decreto declarando reconstitui-
das las actuaciones y fijando la situación procesal de la que deba partirse para
el ulterior curso del juicio de que se trate.
4. Cuando entre las partes existiere desacuerdo total o parcial, el Secretario
judicial convocará a las partes y al Ministerio Fiscal a vista ante el Tribunal, que
habrá de celebrarse en los diez días siguientes y en la que se propondrá la prueba
que sea precisa, que se practicará en el mismo acto, o si ello no fuera posible,

326
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 236

en el plazo de quince días. El Tribunal resolverá mediante auto la forma en que


deben quedar reconstituidas las actuaciones, o la imposibilidad de su reconsti-
tución. Contra dicho auto podrá interponerse recurso de apelación.
Véase el comentario al art. 232 LEC

TÍTULO VI
De la cesación de las actuaciones judiciales y de la caducidad de la instancia

Artículo 236. Impulso del procedimiento por las partes y caducidad


La falta de impulso del procedimiento por las partes o interesados no origi-
nará la caducidad de la instancia o del recurso.
Véase el art. 179.1 LEC y el comentario al art. 237 LEC

Artículo 237. Caducidad de la instancia


1. Se tendrán por abandonadas las instancias y recursos en toda clase de
pleitos si, pese al impulso de oficio de las actuaciones, no se produce actividad
procesal alguna en el plazo de dos años, cuando el pleito se hallare en primera
instancia; y de uno, si estuviere en segunda instancia o pendiente de recurso
extraordinario por infracción procesal o de recurso de casación.
Estos plazos se contarán desde la última notificación a las partes.
2. Contra el decreto que declare la caducidad sólo cabrá recurso de revisión.

COMENTARIOS
Los arts. 236 a 240 LEC delimitan el régimen jurídico de la caducidad de la
instancia como forma de extinción anormal del procedimiento.
a) Como ya es sabido, el art. 179.1 LEC, consagra el principio de impulso de
oficio de las actuaciones procesales, con arreglo al cual, y salvo que la Ley dis-
ponga otra cosa, «el Secretario judicial dará de oficio al proceso el curso que
corresponda, dictando al efecto las resoluciones necesarias». En la práctica, este
principio se complementa con la obligación también atribuida a los Secretarios
de dar cuenta a la Sala, al Ponente o al Juez «del transcurso de los plazos pro-
cesales y del consiguiente estado de los autos, cuando a su vencimiento deba
dictarse la oportuna resolución por el Juez o Magistrado» (art. 178.2 LEC).
Por lo tanto, una vez iniciado el procedimiento mediante la admisión de la
correspondiente demanda ante el órgano judicial competente, la parte ya no
tendrá que preocuparse de instar expresamente cada uno de los siguientes trá-
mites procesales, ya que, por imperativo legal (y aún constitucional, ligado al
derecho a la tutela judicial efectiva, según la STC 64/1993, de 13 de diciembre),
habrá de ser el Secretario Judicial, fundamentalmente a través de la emisión de

327
Artículo 237 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

diligencias de ordenación, quien asuma la responsabilidad de impulsar de oficio


el procedimiento por todos sus trámites y hasta su definitiva finalización.
b) Es evidente, por otro lado, que algunas de las actuaciones que han de
practicarse en cualquier tipo de proceso (tanto menos cuanta más oralidad se
implante) corresponden en exclusividad a las partes procesales, a las cuales se
les confiere un plazo para llevarlas a cabo (vgr. presentar un escrito de contes-
tación a la demanda, un escrito de interposición de un recurso…), de forma tal
que, una vez vencido el plazo de que se trate, precluirán para la parte las opor-
tunidades de realizar el acto de que se trate, teniendo entonces el Secretario que
dejar constancia del transcurso del plazo por medio de diligencia o acordar lo
que proceda, o dar cuenta al Tribunal a fin de que se dicte la resolución que
corresponda (art. 136 LEC).
En realidad, pues, una vez iniciada la litispendencia, el proceso tendrá que
desarrollarse y terminar, o terminar sin desarrollarse por completo, aunque las
partes, tanto la demandante como la demandada, no realicen ni un solo acto
procesal y permanezcan total y absolutamente inactivas. Así lo establece el art.
236 LEC al decir que «la falta de impulso del procedimiento por las partes o
interesados no originará la caducidad de la instancia o del recurso».
c) Con todo, si pese al impulso de oficio de las actuaciones, no se produce
actividad alguna de las partes durante los plazos señalados por la Ley, sin que
medie fuerza mayor o cualquiera otra causa no imputable a la voluntad de las
partes o interesados determinante de la paralización del procedimiento, ésta
presume un abandono tácito de las pretensiones deducidas por las partes en el
procedimiento («Se tendrán por abandonadas las instancias y recursos…»,
comienza diciendo el art. 237.1 LEC) y, con él, la obligada terminación del pro-
cedimiento. Pues bien, esa finalización anormal del procedimiento por el simple
transcurso de los plazos legalmente previstos sin que durante los mismos se haya
producido ninguna actividad procesal de las partes es el fenómeno que se
conoce como «caducidad de la instancia».
d) Los plazos de inactividad procesal de parte previstos legalmente son de
dos años cuando el pleito se hallare en primera instancia, y de un año cuando
estuviere en segunda instancia o pendiente de recurso extraordinario por infrac-
ción procesal o de recurso de casación (art. 237.1.I LEC). Tales plazos se compu-
tarán desde la última notificación a las partes de alguna resolución judicial o
diligencia de ordenación (art. 237.1.II LEC).
En la fase de ejecución forzosa, sin embargo, no opera la caducidad una vez
ejercitada la acción ejecutiva (para iniciarla sobre la base de títulos de ejecución
jurisdiccionales se establece por el art. 518 LEC un plazo de caducidad de cinco
años), pudiendo proseguirse con las actuaciones de la ejecución aunque hayan
quedado sin curso durante los plazos anteriormente señalados (art. 239 LEC).

328
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 237

e) Una vez advertida por el Secretario Judicial la caducidad de la instancia


(bien de oficio, o bien a solicitud de parte promovida una vez vencidos los plazos
de inactividad legalmente previstos, que se articulará mediante un escrito «ad
hoc»), dictará decreto declarándolo así, decreto frente al que podrá interponerse
el recurso de revisión (arts. 237.2, 454 bis LEC).
f) Los efectos de la declaración judicial de caducidad de la instancia varían
según la instancia o recurso en que tenga lugar, a saber:
1.º Si la caducidad se declara en la primera instancia, se entenderá pro-
ducido el desistimiento en dicha instancia, por lo que podrá interponerse
nueva demanda siempre que, claro está, no haya caducado el plazo previsto
para el ejercicio de la acción de que se trate por la legislación material (art.
240.2 LEC) (STC 64/1993, de 13 de diciembre).
2.º Pero si la caducidad fuese declarada en la segunda instancia o durante
los recursos extraordinarios de infracción procesal o de casación, dicha
declaración se equipara también a la de un desistimiento, si bien aquí sus
efectos difieren ostensiblemente, pues, como se verá más detenidamente al
comentar el art. 450 LEC, el desistimiento en fase de recurso, en tanto origina
automáticamente la firmeza de la resolución recurrida, equivale más bien a
una renuncia definitiva a la pretensión ejercitada. De este modo lo especifica
también el art. 240.1 LEC.
3.º En ninguno de los dos casos señalados, el auto declarativo de la cadu-
cidad impondrá la condena en costas a ninguna de las partes procesales,
debiendo cada una de ellas satisfacer los gastos causados a su instancia y los
comunes por mitad (art. 240.3 LEC).

JURISPRUDENCIA
«después de la entrada en vigor de la Constitución, el principio de impulso procesal
debe informar en especial forma cualquier actuación procesal, dado que el derecho a la
tutela judicial efectiva proclamado en su art. 24.1 obliga a una interpretación restrictiva
de las disposiciones procesales referentes a la inactividad de la parte, de suerte que sólo
cuando la paralización del proceso se deba a la exclusiva negligencia o aquietamiento
de la parte, y no al incumplimiento de deberes de impulso procesal de oficio atribuido
al órgano judicial, podrá decretarse la caducidad de la instancia, y así, después de esta-
blecerse en el art. 236 de la Ley de Enjuiciamiento que (...) y en este sentido, armoni-
zando impulso procesal y caducidad, la Sentencia del Tribunal Constitucional 364/1993,
de 13 de diciembre, señala que: «...Este principio de impulso procesal de oficio no es
incompatible, sino más bien al contrario, con las obligaciones procesales de las partes y
su deber de colaboración con los órganos jurisdiccionales, debiendo coadyuvar e intere-
sarse por la marcha del proceso en el que pretenden la defensa de sus derechos e intere-
ses legítimos...». Trayendo lo expuesto al supuesto concreto, la caducidad acordada es
clara consecuencia de la inactividad de las partes, en cuanto que el proceso ha perma-
necido suspendido por el tiempo señalado en la Ley a la espera de que la actora pro-
porcionara nuevo domicilio de los demandados o que instara ésta del Juzgado la práctica

329
Artículo 238 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de aquellos medios de investigación que considerara pertinentes» (SAP Zaragoza 5.ª 7


noviembre 2005, LA LEY 301/2005, Rec. 589/2005).
«La caducidad constituye en modo anormal de terminación del proceso a conse-
cuencia de la inactividad de las partes como manifestación de su desinterés en su pro-
secución, que tiene un fundamento subjetivo, constituido precisamente por la presun-
ción de abandono de la pretensión, y otro objetivo, cuál es la necesidad de evitar la
excesiva prolongación de los procesos y su incidencia negativa en el principio de segu-
ridad jurídica. Ahora bien, es presupuesto esencial que, pese al impulso de oficio de las
actuaciones, la inactividad y la consiguiente paralización procesal se deba exclusiva-
mente a la voluntad de las partes» (AAP Madrid 13.ª 31 marzo 2008, LA LEY 70/2008,
Rec. 459/2007).
«En la nueva LEC se armoniza la figura de la caducidad de la instancia con el principio
o necesidad de impulso de oficio de los autos por parte del órgano judicial, de forma que
la falta de actividad de las partes no dará lugar por sí sola a la consecuencia de la cadu-
cidad cuando el proceso hubiera podido seguir su andadura por el indicado impulso de
oficio. Sólo cuando la iniciativa de la parte se presentara como imprescindible para acti-
var el proceso, se podrá desencadenar el efecto legalmente previsto» (AAP Barcelona
11.ª 27 mayo 2008, LA LEY 154/2008, Rec. 803/2007).

Artículo 238. Exclusión de la caducidad por fuerza mayor o contra la volun-


tad de las partes
No se producirá caducidad de la instancia o del recurso si el procedimiento
hubiere quedado paralizado por fuerza mayor o por cualquiera otra causa con-
traria o no imputable a la voluntad de las partes o interesados.
Véase el comentario al art. 237 LEC

Artículo 239. Exclusión de la caducidad de la instancia en la ejecución


Véase el comentario al art. 237 LEC

Artículo 240. Efectos de la caducidad de la instancia


1. Si la caducidad se produjere en la segunda instancia o en los recursos
extraordinarios mencionados en el art. 237, se tendrá por desistida la apelación
o dichos recursos y por firme la resolución recurrida y se devolverán las actua-
ciones al Tribunal del que procedieren.
2. Si la caducidad se produjere en la primera instancia, se entenderá produ-
cido el desistimiento en dicha instancia, por lo que podrá interponerse nueva
demanda, sin perjuicio de la caducidad de la acción.
3. La declaración de caducidad no contendrá imposición de costas, debiendo
pagar cada parte las causadas a su instancia y las comunes por mitad.

330
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 241

TÍTULO VII
De la tasación de costas

Artículo 241. Pago de las costas y gastos del proceso


1. Salvo lo dispuesto en la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita, cada parte
pagará los gastos y costas del proceso causados a su instancia a medida que se
vayan produciendo.
Se considerarán gastos del proceso aquellos desembolsos que tengan su ori-
gen directo e inmediato en la existencia de dicho proceso, y costas la parte de
aquéllos que se refieran al pago de los siguientes conceptos:
1.º Honorarios de la defensa y de la representación técnica cuando sean
preceptivas.
2.º Inserción de anuncios o edictos que de forma obligada deban publicarse
en el curso del proceso.
3.º Depósitos necesarios para la presentación de recursos.
4.º Derechos de peritos y demás abonos que tengan que realizarse a personas
que hayan intervenido en el proceso.
5.º Copias, certificaciones, notas, testimonios y documentos análogos que
hayan de solicitarse conforme a la Ley, salvo los que se reclamen por el Tribunal
a registros y protocolos públicos, que serán gratuitos.
6.º Derechos arancelarios que deban abonarse como consecuencia de actua-
ciones necesarias para el desarrollo del proceso.
7.º La tasa por el ejercicio de la potestad jurisdiccional, cuando sea precep-
tiva. No se incluirá en las costas del proceso el importe de la tasa abonada en
los procesos de ejecución de las hipotecas constituidas para la adquisición de
vivienda habitual. Tampoco se incluirá en los demás procesos de ejecución deri-
vados de dichos préstamos o créditos hipotecarios cuando se dirijan contra el
propio ejecutado o contra los avalistas.
2. Los titulares de créditos derivados de actuaciones procesales podrán
reclamarlos de la parte o partes que deban satisfacerlos sin esperar a que el
proceso finalice y con independencia del eventual pronunciamiento sobre costas
que en éste recaiga.
Véase arts. 394 y ss. LEC

COMENTARIOS
Como de todos es sabido, el ejercicio del derecho fundamental a la tutela
judicial efectiva (art. 24.1 CE) comporta para los ciudadanos la realización de
una serie de desembolsos económicos a su costa, salvo que soliciten, y así se les
reconozca, el derecho a la asistencia jurídica gratuita regulado en la LAJG.

331
Artículo 242 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Cuando se habla de costas y gastos procesales, sin embargo, únicamente se


está haciendo referencia a los gastos que han de sufragar quienes sean «partes»
en el proceso, y no todos los gastos posibles o imaginables, sino tan sólo a aque-
llos que tengan su causa inmediata y directa en la propia dinámica (iniciación,
desarrollo y terminación) de dicho proceso, bien porque derivan de una impo-
sición legal (vgr. los gastos de postulación), o bien, en otro caso, porque a través
de los mismos se cumplimentan las «cargas» que consolidan las posibilidades
procesales de las partes de obtener una sentencia de fondo favorable a sus
intereses (vgr. los gastos de la prueba pericial o de la testifical).
En la diferenciación entre gastos del proceso, en sentido genérico, y costas
procesales, en sentido estricto, el legislador parece haber seguido a la doctrina
clásica; y, así, tras conceptuar los primeros como «aquellos desembolsos que
tengan su origen directo e inmediato en la existencia de dicho proceso» (art.
241.1 LEC), procede seguidamente a delimitar las segundas mediante la enu-
meración de las diferentes partidas susceptibles de integrar el concepto de «cos-
tas procesales». Pero, amén de que el concepto de gastos del proceso es más
amplio que el de costas del proceso, la diferencia esencial entre ambos radica
en que, de los primeros, la parte que los haya sufragado no podrá resarcirse
aunque a su contraparte en el pleito le sea imputa la condena en costas, mientras
que de las segundas sí.
Por lo demás, la LEC detalla lo que no es sino una regla o uso social, según
el cual, también en esta materia que ahora nos ocupa, «cada parte pagará los
gastos y costas del proceso causados a su instancia a medida que se vayan pro-
duciendo» (art. 241.1 LEC) –salvo, eso sí, en el caso de que alguna de ellas
disfrute del reconocimiento del derecho a la asistencia jurídica gratuita–,
pudiendo los acreedores de tales gastos instar la reclamación de sus créditos sin
esperar a que el proceso finalice y con independencia del eventual pronuncia-
miento sobre costas que en éste recaiga (art. 241.2 LEC).

Artículo 242. Solicitud de tasación de costas


1. Cuando hubiere condena en costas, luego que sea firme, se procederá a
la exacción de las mismas por el procedimiento de apremio, previa su tasación,
si la parte condenada no las hubiere satisfecho antes de que la contraria solicite
dicha tasación.
2. La parte que pida la tasación de costas presentará con la solicitud los
justificantes de haber satisfecho las cantidades cuyo reembolso reclame.
3. Una vez firme la resolución en que se hubiese impuesto la condena, los
procuradores, abogados, peritos y demás personas que hayan intervenido en el
juicio y que tengan algún crédito contra las partes que deba ser incluido en la
tasación de costas podrán presentar ante la Oficina judicial minuta detallada de
sus derechos u honorarios y cuenta detallada y justificada de los gastos que
hubieren suplido.

332
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 243

4. Se regularán con sujeción a los aranceles los derechos que correspondan


a los funcionarios, procuradores y profesionales que a ellos estén sujetos.
5. Los abogados, peritos y demás profesionales y funcionarios que no estén
sujetos a arancel fijarán sus honorarios con sujeción, en su caso, a las normas
reguladoras de su estatuto profesional.

COMENTARIOS
1. Por tasación de costas puede entenderse aquella actividad procesal por la
que, a exclusiva solicitud de la parte beneficiada por la condena en costas
impuesta a la parte contraria, y ante el incumplimiento por esta última de su
obligación de pago de las mismas, el Secretario judicial del Tribunal que hubiere
conocido del proceso o del recurso en que la condena en costas haya recaído,
o, en su caso, el Secretario judicial encargado de la ejecución, procede a calcular
su montante exacto, obtenido de la suma de las diferentes partidas cuya inclusión
solicite expresamente aquella parte beneficiada.
2. La tasación podrá solicitarla, única y exclusivamente, la parte beneficiada
por la imposición de la condena en costas (no sus Abogados o Procuradores;
parte beneficiada que, precisamente por la existencia de dicha condena, se hace
titular de un derecho de crédito consistente en que se le satisfagan todas las
cantidades que, por los conceptos detallados en el art. 241 LEC, le hubiese
correspondido pagar de su propio patrimonio si no se hubiere impuesto la con-
dena en costas a la parte contraria.
Presupuestos de la petición de tasación de costas son, pues, la firmeza de la
resolución donde aquella condena se contiene y el impago, hasta ese momento,
de las cantidades adeudadas por tal concepto a cargo de la parte condenada,
aparte del presupuesto negativo consistente en que la parte condenada en costas
no tenga reconocido el derecho a la asistencia jurídica gratuita, en cuyo caso,
si fuese condena en costas, sólo quedará obligado a pagar las causadas en su
defensa y las de la parte contraria, si dentro de los tres años siguientes a la ter-
minación del proceso viniere a mejor fortuna, en los términos previstos en el art.
36.2 LAJG.

Artículo 243. Práctica de la tasación de costas


1. En todo tipo de procesos e instancias, la tasación de costas se practicará
por el Secretario del Tribunal que hubiera conocido del proceso o recurso, res-
pectivamente, o, en su caso, por el Secretario judicial encargado de la ejecución.
2. No se incluirán en la tasación los derechos correspondientes a escritos y
actuaciones que sean inútiles, superfluas o no autorizadas por la ley, ni las par-
tidas de las minutas que no se expresen detalladamente o que se refieran a hono-
rarios que no se hayan devengado en el pleito.

333
Artículo 244 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Tampoco serán incluidos en la tasación de costas los derechos de los procu-


radores devengados por la realización de los actos procesales de comunicación,
cooperación y auxilio a la Administración de Justicia, así como de las demás
actuaciones meramente facultativas que hubieran podido ser practicadas, en
otro caso, por las Oficinas judiciales.
El secretario judicial reducirá el importe de los honorarios de los abogados
y demás profesionales que no estén sujetos a tarifa o arancel, cuando los recla-
mados excedan del límite a que se refiere el apartado 3 del art. 394 y no se
hubiese declarado la temeridad del litigante condenado en costas.
En las tasaciones de costas, los honorarios de abogado y derechos de procu-
rador incluirán el Impuesto sobre el Valor Añadido de conformidad con lo dis-
puesto en la ley que lo regula. No se computará el importe de dicho impuesto a
los efectos del apartado 3 del art. 394.
3. Tampoco se incluirán las costas de actuaciones o incidentes en que hubiese
sido condenada expresamente la parte favorecida por el pronunciamiento sobre
costas en el asunto principal.

Artículo 244. Traslado a las partes. Aprobación


1. Practicada por el Secretario Judicial la tasación de costas se dará traslado
de ella a las partes por plazo común de diez días.
2. Una vez acordado el traslado a que se refiere el apartado anterior no se
admitirá la inclusión o adición de partida alguna, reservando al interesado su
derecho para reclamarla de quien y como corresponda.
3. Transcurrido el plazo establecido en el apartado primero sin haber sido
impugnada la tasación de costas practicada, el Secretario judicial la aprobará
mediante decreto. Contra esta resolución cabe recurso directo de revisión, y
contra el auto resolviendo el recurso de revisión no cabe recurso alguno.

Artículo 245. Impugnación de la tasación de costas


1. La tasación de costas podrá ser impugnada dentro del plazo a que se refiere
el apartado 1 del artículo anterior.
2. La impugnación podrá basarse en que se han incluido en la tasación, par-
tidas, derechos o gastos indebidos. Pero, en cuanto a los honorarios de los abo-
gados, peritos o profesionales no sujetos a arancel, también podrá impugnarse
la tasación alegando que el importe de dichos honorarios es excesivo.
3. La parte favorecida por la condena en costas podrá impugnar la tasación
por no haberse incluido en aquélla gastos debidamente justificados y reclama-
dos.
También podrá fundar su reclamación en no haberse incluido la totalidad de
la minuta de honorarios de su abogado, o de perito, profesional o funcionario

334
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 246

no sujeto a arancel que hubiese actuado en el proceso a su instancia, o en no


haber sido incluidos correctamente los derechos de su procurador.
4. En el escrito de impugnación habrán de mencionarse las cuentas o minutas
y las partidas concretas a que se refiera la discrepancia y las razones de ésta. De
no efectuarse dicha mención, el Secretario judicial, mediante decreto, inadmitirá
la impugnación a trámite. Frente a dicho decreto cabrá interponer únicamente
recurso de reposición.

Artículo 246. Tramitación y decisión de la impugnación


1. Si la tasación se impugnara por considerar excesivos los honorarios de los
abogados, se oirá en el plazo de cinco días al abogado de que se trate y, si no
aceptara la reducción de honorarios que se le reclame, se pasará testimonio de
los autos, o de la parte de ellos que resulte necesaria, al Colegio de Abogados
para que emita informe.
2. Lo establecido en el apartado anterior se aplicará igualmente respecto de
la impugnación de honorarios de peritos, pidiéndose en este caso el dictamen
del Colegio, Asociación o Corporación profesional a que pertenezcan.
3. El Secretario judicial, a la vista de lo actuado y de los dictámenes emitidos,
dictará decreto manteniendo la tasación realizada o, en su caso, introducirá las
modificaciones que estime oportunas.
Si la impugnación fuere totalmente desestimada, se impondrán las costas del
incidente al impugnante. Si fuere total o parcialmente estimada, se impondrán
al abogado o al perito cuyos honorarios se hubieran considerado excesivos.
Contra dicho decreto cabe recurso de revisión.
Contra el auto resolviendo el recurso de revisión no cabe recurso alguno.
4. Cuando sea impugnada la tasación por haberse incluido en ella partidas
de derechos u honorarios indebidas, o por no haberse incluido en aquélla gastos
debidamente justificados y reclamados, el Secretario judicial dará traslado a la
otra parte por tres días para que se pronuncie sobre la inclusión o exclusión de
las partidas reclamadas.
El Secretario judicial resolverá en los tres días siguientes mediante decreto.
Frente a esta resolución podrá ser interpuesto recurso directo de revisión y con-
tra el auto resolviendo el recurso de revisión no cabe recurso alguno.
5. Cuando se alegue que alguna partida de honorarios de abogados o peritos
incluida en la tasación de costas es indebida y que, en caso de no serlo, sería
excesiva, se tramitarán ambas impugnaciones simultáneamente, con arreglo a lo
prevenido para cada una de ellas en los apartados anteriores, pero la resolución
sobre si los honorarios son excesivos quedará en suspenso hasta que se decida
sobre si la partida impugnada es o no debida.
6. Cuando una de las partes sea titular del derecho a la asistencia jurídica
gratuita, no se discutirá ni se resolverá en el incidente de tasación de costas

335
Artículo 247 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cuestión alguna relativa a la obligación de la Administración de asumir el pago


de las cantidades que se le reclaman por aplicación de la Ley de Asistencia Jurí-
dica Gratuita.

TÍTULO VIII
De la buena fe procesal

Artículo 247. Respeto a las reglas de la buena fe procesal. Multas por su


incumplimiento
1. Los intervinientes en todo tipo de procesos deberán ajustarse en sus actua-
ciones a las reglas de la buena fe.
2. Los tribunales rechazarán fundadamente las peticiones e incidentes que
se formulen con manifiesto abuso de derecho o entrañen fraude de ley o proce-
sal.
3. Si los Tribunales estimaren que alguna de las partes ha actuado concul-
cando las reglas de la buena fe procesal, podrán imponerle, en pieza separada,
mediante acuerdo motivado, y respetando el principio de proporcionalidad, una
multa que podrá oscilar de ciento ochenta a seis mil euros, sin que en ningún
caso pueda superar la tercera parte de la cuantía del litigio.
Para determinar la cuantía de la multa el Tribunal deberá tener en cuenta
las circunstancias del hecho de que se trate, así como los perjuicios que al pro-
cedimiento o a la otra parte se hubieren podido causar.
En todo caso, por el Secretario judicial se hará constar el hecho que motive
la actuación correctora, las alegaciones del implicado y el acuerdo que se adopte
por el Juez o la Sala.
4. Si los tribunales entendieren que la actuación contraria a las reglas de la
buena fe podría ser imputable a alguno de los profesionales intervinientes en el
proceso, sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado anterior, darán traslado de
tal circunstancia a los Colegios profesionales respectivos por si pudiera proceder
la imposición de algún tipo de sanción disciplinaria.
5. Las sanciones impuestas al amparo de este artículo se someten al régimen
de recursos previstos en el Título V del Libro VII de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
Véase arts. 7.1 CC y 11.1 LOPJ

COMENTARIOS
1. El art. 247 LEC consagra el denominado principio de la buena fe proce-
sal, a cuyas reglas deberán ajustar sus actuaciones los intervinientes en todo tipo
de procesos. Dicho principio, que no viene a ser sino la traslación al ámbito del
proceso del principio material de la buena fe recogido en el art. 7.1 CC, conforme
al cual «Los derechos deberán ejercitarse conforme a las exigencias de la buena

336
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 247

fe», fue proclamado por vez primera en nuestro ordenamiento en el art. 11.1
LOPJ, donde se dispone que «En todo tipo de procedimiento se respetarán las
reglas de la buena fe», si bien se ha llegado incluso a sostener que el mismo ya
aparecía de algún modo implícito en el art. 118 CE, precepto que, como es
sabido, sienta la regla de la colaboración de todos los ciudadanos con los órga-
nos judiciales «en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto».
Dentro del concepto de «buena fe», y como su reverso dialéctico, se encua-
dra, obviamente, la «mala fe», de forma que quienes intervengan en todo tipo
de procesos de mala fe, estarán con su conducta quebrantando el principio de
la buena fe procesal. Pero, a estos efectos, a la mala fe ha de entenderse también
equiparada la temeridad procesal, pues, aunque en verdad el art. 247 LEC no se
refiere específicamente a ella, ha de resultar evidente que un comportamiento
procesal temerario debe ser considerado tan atentatorio al principio de la buena
fe procesal como un comportamiento procesal de mala fe. Y ello, no tanto por-
que el contenido de ambos calificativos pueda ser análogo o semejante, cuanto,
sobre todo, porque resulta prácticamente imposible deslindar de manera obje-
tiva, con unas mínimas dosis de seguridad jurídica, el contenido de una y otra
forma de conducirse en el proceso, o diferenciar con alguna exactitud qué com-
portamientos pueden ser englobados bajo el calificativo de la mala fe y cuáles
otros bajo el de la temeridad. De esta confusión da pruebas la propia LEC, que,
en orden a sancionar unos mismos y determinados comportamientos, todos ellos
inequívocamente contrarios a las reglas de la buena fe, a veces emplea el término
de «temeridad» (art. 228.2.II), otras veces el de «deslealtad procesal» (art. 344.2),
en ocasiones equipara los términos «ánimo dilatorio» y «mala fe procesal» (art.
286.4.II), etc.
2. Objetivamente, el deber de buena fe procesal se extiende a «todo tipo de
procesos», es decir, no tan sólo los civiles sino también los que se tramiten ante
los órganos de los órdenes penal, social y administrativo de la Jurisdicción, así
como ante la Jurisdicción Militar, donde en todos ellos la LEC constituye una
norma procesal de aplicación supletoria (véase el art. 4 LEC y las concordancias
reseñadas en los comentarios al mismo). Y, dentro de cada proceso, además, se
proyecta sobre cada una de sus fases e instancias, en los actos orales o escritos,
en el trámite de alegaciones, en la fase probatoria, en los diferentes recursos
ordinarios y extraordinarios, en el curso de las acciones autónomas de impug-
nación, en el proceso de ejecución…
3. Subjetivamente, el principio o deber de buena fe procesal se extiende a
todos quienes intervengan en cualquier tipo de proceso, con especial referencia
en el art. 247 LEC a las «partes» procesales (aptdo. 3) y a los «profesionales
intervinientes en el proceso» (aptdo. 4).

337
Artículo 248 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
«Como hemos afirmado en supuestos similares, «la buena fe procesal, como modelo
de comportamiento exigido en el proceso civil por el art. 247 LEC y, con carácter general,
por el art. 11 LOPJ, puede definirse como aquella conducta exigible a toda persona en
el marco de un proceso, por ser socialmente admitida como correcta. La cuestión que
se plantea es si este principio es susceptible de limitar el derecho de defensa, que se
configura como un derecho fundamental. Y no nos cabe duda de que la posibilidad de
limitar la eficacia de un derecho fundamental debe concebirse de un modo restrictivo,
exigiéndose en todo caso una razonada proporcionalidad entre dicha limitación y el fin
que pretende alcanzarse (STC 37/1989, de 15 de febrero; 219/1992, de 3 de diciembre;
141/1988, de 12 de julio), como puede ser la necesidad de salvaguardar otro derecho
fundamental, un valor o un bien constitucionalmente protegido, así el derecho a la tutela
judicial efectiva, a la igualdad de armas procesales o a un proceso sin dilaciones inde-
bidas, entre otros. Ese conflicto de intereses, de difícil solución, y en todo caso casuística,
no parece que pueda resolverse –en todo caso– mediante la prohibición y consiguiente
sanción» (Sentencia de 12 de diciembre de 2006, RA 607/2005). Y así, en un supuesto
como el presente, hemos de distinguir entre la temeridad que supone interponer una
solicitud o demanda manifiestamente improcedente, que en su caso daría lugar a su
inadmisión y a la imposición de costas, si ha ocasionado alguna actuación para otras
partes, de la falta de buena fe que encierre un ánimo de engañar al Tribunal empleando
mecanismos procesales de forma fraudulenta, y que sí legitima la imposición de una
multa» (AAP Barcelona 15.ª 20 febrero 2008, LA LEY 101/2008, Rec. 311/2007).

LIBRO II
De los procesos declarativos

TÍTULO I
De las disposiciones comunes a los procesos declarativos

CAPÍTULO I
De las reglas para determinar el proceso correspondiente

Artículo 248. Clases de procesos declarativos


1. Toda contienda judicial entre partes que no tenga señalada por la Ley otra
tramitación, será ventilada y decidida en el proceso declarativo que corres-
ponda.
2. Pertenecen a la clase de los procesos declarativos:
1.º El juicio ordinario.
2.º El juicio verbal.
3. Las normas de determinación de la clase de juicio por razón de la cuantía
sólo se aplicarán en defecto de norma por razón de la materia.
Véase arts. 249–255 LEC

338
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 248

COMENTARIOS
1. El enunciado del art. 248.1 LEC presta cobertura, de entre todas las con-
templadas en el art. 5 LEC, a las pretensiones que versen sobre «la condena a
determinada prestación, la declaración de la existencia de derechos y de situa-
ciones jurídicas (y) la constitución, modificación o extinción de estas últimas».
De la clásica tripartición de las pretensiones procesales en declarativas, ejecu-
tivas y cautelares, las primeras (cuyas subclases se acaban de enunciar) son
objeto de los procesos declarativos, ordinarios y especiales, mientras que las
ejecutivas son propias del proceso de ejecución forzosa (arts. 517 y ss. LEC) y
las cautelares del denominado proceso cautelar (arts. 730 y ss. LEC).
Los procesos declarativos, pues, son aquellos tipos procesales a los que los
sujetos involucrados en un conflicto susceptible de resolución conforme a Dere-
cho han de promover por vez primera ante los tribunales, con carácter general,
para obtener de ellos la declaración judicial de a cuál de las pretensiones de
aquellos sujetos ampara el ordenamiento (o, como gráficamente afirma la STS
1.ª 16.05.08, el proceso declarativo «tiene como finalidad declarar el deber ser
jurídico, y, en su caso, el mandato de acomodar la realidad exterior a ese deber
ser»).
2. La norma comentada establece como procesos declarativos ordinarios
únicamente dos (el juicio ordinario y el verbal), a los que han de añadirse la
mayor parte de los procesos civiles especiales que se incluyen en el Libro IV de
la LEC (así, los procesos sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, los
procesos para la división judicial de patrimonios y el juicio cambiario, que
igualmente son de naturaleza declarativa), aunque no, en concreto, el proceso
monitorio, que en verdad no puede ser tenido por un verdadero proceso decla-
rativo.
En contraste con los declarativos especiales, los procesos declarativos ordi-
narios están ideados para servir de cauce procedimental a cualesquiera clase de
conflictos y pretensiones de esta índole, que precisan ser resueltos por vez pri-
mera por los tribunales; cualesquiera clase de conflictos… excepto, precisa-
mente, aquellos para los que el legislador disponga imperativamente un cauce
procedimental declarativo especial.
3. La delimitación entre el respectivo ámbito de aplicación de los dos únicos
procesos declarativos ordinarios previstos en la LEC se efectúa en atención a la
materia sobre la que versa la pretensión o a la cuantía de la misma (esta última
calculada conforme a las reglas previstas en los arts. 251 a 255 LEC). Así, los
arts. 249 y 250 LEC detallan una serie amplia de materias conflictuales que deben
ser tramitadas por los cauces de alguno de los dos citados juicios declarativos,
y disponen, igualmente, la cifra de seis mil euros como frontera delimitadora del
ámbito de aplicación de uno u otro, incluyendo en el círculo aplicativo del juicio

339
Artículo 249 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ordinario el conocimiento de las pretensiones de cuantía «imposible de calcular,


ni siquiera de modo relativo».
Pero las normas de determinación de la clase de juicio declarativo ordinario
por razón de la cuantía sólo se aplicarán en defecto de norma por razón de la
materia (art. 248.3 LEC), de forma que, surgido un conflicto sobre algunas de las
materias contempladas en los arts. 249.1 y 250.1 LEC, se seguirán las indica-
ciones de los mismos con independencia de cuál sea la cuantía económica del
litigio.

Artículo 249. Ámbito del juicio ordinario


1. Se decidirán en el juicio ordinario, cualquiera que sea su cuantía:
1.º Las demandas relativas a derechos honoríficos de la persona.
2.º Las que pretendan la tutela del derecho al honor, a la intimidad y a la
propia imagen, y las que pidan la tutela judicial civil de cualquier otro derecho
fundamental, salvo las que se refieran al derecho de rectificación. En estos pro-
cesos, será siempre parte el Ministerio Fiscal y su tramitación tendrá carácter
preferente.
3.º Las demandas sobre impugnación de acuerdos sociales adoptados por
Juntas o Asambleas Generales o especiales de socios o de obligacionistas o por
órganos colegiados de administración en entidades mercantiles.
4.º Las demandas en materia de competencia desleal, defensa de la compe-
tencia, en aplicación de los arts. 81 y 82 del Tratado de la Comunidad Europea
o de los arts. 1 y 2 de la Ley de Defensa de la Competencia, propiedad industrial,
propiedad intelectual y publicidad, siempre que no versen exclusivamente sobre
reclamaciones de cantidad, en cuyo caso se tramitarán por el procedimiento que
les corresponda en función de la cuantía que se reclame. No obstante, se estará
a lo dispuesto en el punto 12 del apartado 1 del art. 250 de esta Ley cuando se
trate del ejercicio de la acción de cesación en defensa de los intereses colectivos
y de los intereses difusos de los consumidores y usuarios en materia de publici-
dad.
5.º Las demandas en que se ejerciten acciones relativas a condiciones gene-
rales de contratación en los casos previstos en la legislación sobre esta materia,
salvo lo dispuesto en el punto 12.º del apartado 1 del art. 250.
6.º Las que versen sobre cualesquiera asuntos relativos a arrendamientos
urbanos o rústicos de bienes inmuebles, salvo que se trate de reclamaciones de
rentas o cantidades debidas por el arrendatario o del desahucio por falta de pago
o por extinción del plazo de la relación arrendaticia.
7.º Las que ejerciten una acción de retracto de cualquier tipo.
8.º Cuando se ejerciten las acciones que otorga a las Juntas de Propietarios
y a éstos la Ley de Propiedad Horizontal, siempre que no versen exclusivamente

340
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 249

sobre reclamaciones de cantidad, en cuyo caso se tramitarán por el procedi-


miento que corresponda.
2. Se decidirán también en el juicio ordinario las demandas cuya cuantía
excedan de seis mil euros y aquéllas cuyo interés económico resulte imposible
de calcular, ni siquiera de modo relativo.
Véase el comentario al art. 248 LEC

JURISPRUDENCIA
«centrándose la cuestión debatida en determinar cuál es el procedimiento adecuado
en materia de accidentes derivados de la circulación de vehículos de motor cuando la
cuantía de la reclamación excede de 3.000 euros (como ocurre en el caso de autos), si
el procedimiento ordinario (siguiendo las normas contenidas en los arts. 249 y 250 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil) o lo establecido en la Disposición Adicional primera de
la Ley 3/1989, lo cierto es, que la Disposición Derogatoria Única, apartado 3.º, de la Ley
de Enjuiciamiento Civil 1/2000 prevé "que se consideran derogadas conforme al apar-
tado 2.º del Art. 2 del Código Civil, cuantas normas se opongan o sean incompatibles
con lo dispuesto en la presente Ley" (...) Así las cosas, esta Sala entiende, que las Dis-
posiciones Adicionales 1.ª y 2.ª de esta última Ley se encuentran tácita e implícitamente
derogadas por la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 por ser contrarias a su finalidad y
porque el legislador no ha querido establecer un juicio "de la circulación de vehículos"
como un procedimiento especial por razón de la materia (no lo menciona en los arts.
249 y 250 de la Ley de Enjuiciamiento Civil) sino someterlo al juicio que corresponda
por la cuantía de la reclamación. Es por todo ello, que el procedimiento entablado habrá
de sustanciarse por los trámites del juicio ordinario al exceder la cuantía litigiosa el límite
establecido para el juicio verbal» (AAP Sevilla 2.ª 19 mayo 2006, Rec. 1374/2006).
«no estamos ante un procedimiento incardinable dentro de la acción de juicio verbal
por desahucio por falta de pago regulada por el art. 250.1 de la LEC, que es el iniciado
en este proceso por el demandante, sino ante una reclamación de cantidad surgida de
la resolución –en cuanto al tiempo y la forma, lo discutido por las partes– del contrato
de industria celebrado entre el demandante y el fallecido esposo y padre de los deman-
dados que ha de seguir necesariamente los trámites del juicio ordinario por causa de la
cuantía según el art. 249.2 de la LEC, por superar la petición los 3.005 euros» (SAP Las
Palmas 4.ª 7 abril 2010, Rec. 611/2009).
«lo pretendido por el demandante no es otra cosa que el cumplimiento del contrato
de compraventa de vivienda que suscribió con el demandado, cumplimiento que incluye
el otorgamiento de la escritura pública de venta con recepción de la cosa vendida, así
como la subrogación en el préstamo hipotecario que la constructora demandante tenía
concertado o bien su sustitución por préstamo directo (...)es claro que la cuantía de estas
pretensiones no puede limitarse, a los efectos de determinar el procedimiento por el que
hayan de resolverse, al coste del otorgamiento de la mentada escritura, sino que, como
sostiene el apelante, habrá de reputarse como indeterminada, al no poderse determinar
conforme a las reglas contenidas en los arts. 251 y siguientes de la LEC, y por tanto, el
procedimiento a seguir será el juicio ordinario» (SAP Badajoz 3.ª 26 noviembre 2010,
Rec. 419/2010).

341
Artículo 250 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 250. Ámbito del juicio verbal


1. Se decidirán en juicio verbal, cualquiera que sea su cuantía, las demandas
siguientes:
1.º Las que versen sobre reclamación de cantidades por impago de rentas y
cantidades debidas y las que, igualmente, con fundamento en el impago de la
renta o cantidades debidas por el arrendatario, o en la expiración del plazo fijado
contractual o legalmente, pretendan que el dueño, usufructuario o cualquier otra
persona con derecho a poseer una finca rústica o urbana dada en arrendamiento,
ordinario o financiero o en aparcería, recuperen la posesión de dicha finca.
2.º Las que pretendan la recuperación de la plena posesión de una finca rús-
tica o urbana, cedida en precario, por el dueño, usufructuario o cualquier otra
persona con derecho a poseer dicha finca.
3.º Las que pretendan que el Tribunal ponga en posesión de bienes a quien
los hubiere adquirido por herencia si no estuvieren siendo poseídos por nadie a
título de dueño o usufructuario.
4.º Las que pretendan la tutela sumaria de la tenencia o de la posesión de
una cosa o derecho por quien haya sido despojado de ellas o perturbado en su
disfrute.
5.º Las que pretendan que el Tribunal resuelva, con carácter sumario, la sus-
pensión de una obra nueva.
6.º Las que pretendan que el Tribunal resuelva, con carácter sumario, la
demolición o derribo de obra, edificio, árbol, columna o cualquier otro objeto
análogo en estado de ruina y que amenace causar daños a quien demande.
7.º Las que, instadas por los titulares de derechos reales inscritos en el Regis-
tro de la Propiedad, demanden la efectividad de esos derechos frente a quienes
se oponga a ellos o perturben su ejercicio, sin disponer de título inscrito que
legitime la oposición o la perturbación.
8.º Las que soliciten alimentos debidos por disposición legal o por otro título.
9.º Las que supongan el ejercicio de la acción de rectificación de hechos
inexactos y perjudiciales.
10.º Las que pretendan que el Tribunal resuelva, con carácter sumario, sobre
el incumplimiento por el comprador de las obligaciones derivadas de los con-
tratos inscritos en el Registro de Venta a Plazos de Bienes Muebles y formalizados
en el modelo oficial establecido al efecto, al objeto de obtener una sentencia
condenatoria que permita dirigir la ejecución exclusivamente sobre el bien o
bienes adquiridos o financiados a plazos.
11.º Las que pretendan que el Tribunal resuelva, con carácter sumario, sobre
el incumplimiento de un contrato de arrendamiento financiero, de arrenda-
miento de bienes muebles, o de un contrato de venta a plazos con reserva de
dominio, siempre que estén inscritos en el Registro de Venta a Plazos de Bienes

342
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 251

Muebles y formalizados en el modelo oficial establecido al efecto, mediante el


ejercicio de una acción exclusivamente encaminada a obtener la inmediata
entrega del bien al arrendador financiero, al arrendador o al vendedor o finan-
ciador en el lugar indicado en el contrato, previa declaración de resolución de
éste, en su caso.
12.º Las que supongan el ejercicio de la acción de cesación en defensa de los
intereses colectivos y difusos de los consumidores y usuarios.
13.º Las que pretendan la efectividad de los derechos reconocidos en el art.
160 del Código Civil. En estos casos el juicio verbal se sustanciará con las pecu-
liaridades dispuestas en el capítulo I del título I del libro IV de esta ley.
2. Se decidirán también en el juicio verbal las demandas cuya cuantía no
exceda de seis mil euros y no se refieran a ninguna de las materias previstas en
el apartado 1 del artículo anterior.
Véase el comentario al art. 248 LEC y la jurisprudencia anotada al art. 249 LEC

Artículo 251. Reglas de determinación de la cuantía


La cuantía se fijará según el interés económico de la demanda, que se cal-
culará de acuerdo con las reglas siguientes:
1.ª Si se reclama una cantidad de dinero determinada, la cuantía de la
demanda estará representada por dicha cantidad, y si falta la determinación, aun
en forma relativa, la demanda se considerará de cuantía indeterminada.
2.ª Cuando el objeto del proceso sea la condena de dar bienes muebles o
inmuebles, con independencia de que la reclamación se base en derechos reales
o personales, se estará al valor de los mismos al tiempo de interponerse la
demanda, conforme a los precios corrientes en el mercado o en la contratación
de bienes de la misma clase.
Para este cálculo podrá servirse el actor de cualesquiera valoraciones ofi-
ciales de los bienes litigiosos, si no es posible determinar el valor por otros
medios, sin que se pueda atribuir a los inmuebles un valor inferior al que conste
en el catastro.
3.ª La anterior regla de cálculo se aplicará también:
1.º A las demandas dirigidas a garantizar el disfrute de las facultades que
se derivan del dominio.
2.º A las demandas que afecten a la validez, nulidad o eficacia del título
de dominio, así como a la existencia o a la extensión del dominio mismo.
3.º A aquellas otras peticiones, distintas de las establecidas en los dos
casos anteriores, en que la satisfacción de la pretensión dependa de que se
acredite por el demandante la condición de dueño.
4.º A las demandas basadas en el derecho a adquirir la propiedad de un
bien o conjunto de bienes, ya sea por poseer un derecho de crédito que así
lo reconoce, ya sea por cualquiera de los modos de adquisición de la pro-

343
Artículo 251 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

piedad, o por el derecho de retracto, de tanteo o de opción de compra;


cuando el bien se reclame como objeto de una compraventa, tiene prefe-
rencia como criterio de valoración el precio pactado en el contrato, siempre
que no sea inferior en el caso de los inmuebles a su valor catastral.
5.º Cuando el proceso verse sobre la posesión, y no sea aplicable otra
regla de este artículo.
6.º A las acciones de deslinde, amojonamiento y división de la cosa
común.
4.ª En los casos en que la reclamación verse sobre usufructo o la nuda pro-
piedad, el uso, la habitación, el aprovechamiento por turnos u otro derecho real
limitativo del dominio no sujeto a regla especial, el valor de la demanda se fijará
atendiendo a la base imponible tributaria sobre la que gire el impuesto para la
constitución o transmisión de estos derechos.
5.ª El valor de una demanda relativa a una servidumbre será el precio satis-
fecho por su constitución si constare y su fecha no fuese anterior en más de cinco
años. En otro caso, se estimará por las reglas legales establecidas para fijar el
precio de su constitución al tiempo del litigio, cualquiera que haya sido el modo
de adquirirla, y, a falta de ellas, se considerará como cuantía la vigésima parte
del valor de los predios dominante y sirviente, teniendo en cuenta lo dispuesto
en la regla segunda de este artículo sobre bienes muebles e inmuebles.
6.ª En las demandas relativas a la existencia, inexistencia, validez o eficacia
de un derecho real de garantía, el valor será el del importe de las sumas garan-
tizadas por todos los conceptos.
7.ª En los juicios sobre el derecho a exigir prestaciones periódicas, sean tem-
porales o vitalicias, se calculará el valor por el importe de una anualidad multi-
plicado por diez, salvo que el plazo de la prestación fuera inferior a un año, en
que se estará al importe total de la misma.
8.ª En los juicios que versen sobre la existencia, validez o eficacia de un título
obligacional, su valor se calculará por el total de lo debido, aunque sea pagadero
a plazos. Este criterio de valoración será aplicable en aquellos procesos cuyo
objeto sea la creación, modificación o extinción de un título obligacional o de
un derecho de carácter personal, siempre que no sea aplicable otra regla de este
artículo.
9.ª En los juicios sobre arrendamientos de bienes, salvo cuando tengan por
objeto reclamaciones de las rentas o cantidades debidas, la cuantía de la
demanda será el importe de una anualidad de renta, cualquiera que sea la perio-
dicidad con que ésta aparezca fijada en el contrato.
10.ª En aquellos casos en que la demanda verse sobre valores negociados en
Bolsa, la cuantía vendrá determinada por la media del cambio medio ponderado
de los mismos, determinado conforme a la legislación aplicable durante el año
natural anterior a la fecha de interposición de la demanda, o por la media del
cambio medio ponderado de los valores durante el período en que éstos se
hubieran negociado en Bolsa, cuando dicho período fuera inferior al año.

344
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 251

Si se trata de valores negociados en otro mercado secundario, la cuantía


vendrá determinada por el tipo medio de negociación de los mismos durante el
año natural anterior a la interposición de la demanda, en el mercado secundario
en el que se estén negociando, o por el tipo medio de negociación durante el
tiempo en que se hubieran negociado en el mercado secundario, cuando los
valores se hayan negociado en dicho mercado por un período inferior al año.
El tipo medio de negociación o, en su caso, la media del cambio medio pon-
derado, se acreditará por certificación expedida por el órgano rector del mer-
cado secundario de que se trate.
Si los valores carecen de negociación, la cuantía se calculará de acuerdo con
las normas de valoración contable vigentes en el momento de interposición de
la demanda.
11.ª Cuando la demanda tenga por objeto una prestación de hacer, su cuantía
consistirá en el coste de aquello cuya realización se inste o en el importe de los
daños y perjuicios derivados del incumplimiento, sin que en este caso sean acu-
mulables ambas cantidades, salvo si además de instarse el cumplimiento, se pre-
tende también la indemnización. El importe o cálculo de los daños y perjuicios
habrá de ser tenido en cuenta cuando la prestación sea personalísima o consista
en un no hacer, y ello incluso si lo que se insta con carácter principal es el cum-
plimiento.
12.ª En los pleitos relativos a una herencia o a un conjunto de masas patri-
moniales o patrimonios separados, se aplicarán las reglas anteriores respecto de
los bienes, derechos o créditos que figuren comprendidos en la herencia o en el
patrimonio objeto del litigio.
Véase arts. 249.2 y 250.2 LEC

COMENTARIOS
1. Los arts. 252 a 255 LEC contienen los criterios que han de utilizarse para
calcular el valor litigioso de los procesos civiles, el interés económico de lo que
en ellos se discute, de su objeto procesal, aportando para llevar a cabo tal labor
una serie de reglas generales y especiales, para detallar, a continuación, dónde
y cómo ha de expresarse dicha cuantía litigiosa y cuál ha de ser el tratamiento
procesal que debe recibir el cálculo erróneo de la misma.
La determinación de la cuantía litigiosa en el proceso civil tan solo alcanza
sentido desde el momento en que el legislador ha previsto la implantación de
varios procesos declarativos (los juicios ordinario y verbal), delimitando su res-
pectivo ámbito de aplicación, no únicamente en atención a las materias sobre
las que verse la controversia, sino también sobre la base de su interés económico,
situando el listón en la cantidad de seis mil euros, de forma que las pretensiones
por debajo de dicho valor serán tramitadas por el juicio verbal (art. 250.2 LEC),
y las de valor superior o inestimable por el juicio ordinario (art. 249.2 LEC).

345
Artículo 252 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Es fundamentalmente la clase de juicio declarativo a seguir en cada caso,


pues, la cuestión que se encuentra implicada en esta problemática, si bien la
determinación de dicho valor también se muestra imprescindible en orden a
establecer el reparto de la competencia objetiva entre los Jueces de Primera Ins-
tancia y los Jueces de Paz (art. 47 LEC), la intervención preceptiva en el pleito
de Abogado y Procurador (lo que será exigible cuando la cuantía del litigio
supere los dos mil euros –arts. 23.2.1.º y 31.2.1.º LEC–), y los efectos de conocer
si la sentencia dictada en primera instancia puede ser recurrida en apelación (art.
455.1 LEC) o la de apelación en casación (art. 477.2 LEC).
2. El único elemento que ha de tenerse en cuenta a la hora de determinar el
valor económico del proceso civil es, exclusivamente, el valor de la pretensión
deducida por el demandante en su escrito de demanda, sin que, a estos efectos,
posean ninguna relevancia ni la contestación a la demanda, ni tampoco la
reconvención que haya podido formular el demandado en dicho trámite. Así lo
acreditan diversos preceptos de la LEC, tanto los que imponen al demandante la
carga de cuantificar debidamente en su demanda el valor económico de la
misma («La cuantía se fijará según el interés económico de la demanda…» –art.
251 LEC–), cuanto los que proclaman la irrelevancia de la reconvención (art.
252.5.ª LEC).
3. En segundo lugar, la LEC sienta con carácter general toda una serie de
reglas a las que el demandante habrá de atenerse imperativamente a la hora de
calcular la cuantía litigiosa, con el fin de poder expresarla justificadamente en
su escrito de demanda y cumplimentar así la exigencia dispuesta en el art. 253.1
LEC. Tales reglas, que responden a factores de muy diversa índole (vgr. valor real
del bien, valor de mercado, valores tributarios, etc.), aparecen detalladas en el
farragoso art. 252 LEC.

Artículo 252. Reglas especiales en casos de procesos con pluralidad de obje-


tos o de partes
Cuando en el proceso exista pluralidad de objetos o de partes, la cuantía de
la demanda se calculará de acuerdo con las reglas siguientes:
1.ª Cuando en la demanda se acumulen varias acciones principales, que no
provengan de un mismo título, la cuantía de la demanda vendrá determinada por
la cuantía de la acción de mayor valor. Idéntico criterio se seguirá para el caso
de que las acciones estén acumuladas de forma eventual.
2.ª Si las acciones acumuladas provienen del mismo título o con la acción
principal se piden accesoriamente intereses, frutos, rentas o daños y perjuicios,
la cuantía vendrá determinada por la suma del valor de todas las acciones acu-
muladas. Pero si el importe de cualquiera de las acciones no fuera cierto y
líquido, sólo se tomará en cuenta el valor de las acciones cuyo importe sí lo fuera.

346
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 253

Para la fijación del valor no se tomarán en cuenta los frutos, intereses o rentas
por correr, sino sólo los vencidos. Tampoco se tomará en cuenta la petición de
condena en costas.
Sin perjuicio de lo anterior, si las acciones acumuladas fueran la de desahucio
por falta de pago o por expiración legal o contractual del plazo, y la de recla-
mación de rentas o cantidades debidas, la cuantía de la demanda vendrá deter-
minada por la acción de mayor valor.
3.ª Cuando en una misma demanda se acumulen varias acciones reales refe-
ridas a un mismo bien mueble o inmueble, la cuantía nunca podrá ser superior
al valor de la cosa litigiosa.
4.ª Cuando se reclamen varios plazos vencidos de una misma obligación se
tomará en cuenta como cuantía la suma de los importes reclamados, salvo que
se pida en la demanda declaración expresa sobre la validez o eficacia de la obli-
gación, en que se estará al valor total de la misma. Si el importe de alguno de los
plazos no fuera cierto, se excluirá éste del cómputo de la cuantía.
5.ª No afectarán a la cuantía de la demanda, o a la de la clase de juicio a
seguir por razón de la cuantía, la reconvención ni la acumulación de autos.
6.ª La concurrencia de varios demandantes o de varios demandados en una
misma demanda en nada afectará a la determinación de la cuantía, cuando la
petición sea la misma para todos ellos. Lo mismo ocurrirá cuando los deman-
dantes o demandados lo sean en virtud de vínculos de solidaridad.
7.ª Cuando la pluralidad de partes determine también la pluralidad de las
acciones afirmadas, la cuantía se determinará según las reglas de determinación
de la cuantía que se contienen en este artículo.
8.ª En caso de ampliación de la demanda, se estará también a lo ordenado
en las reglas anteriores.
Véase el comentario al art. 251 LEC

Artículo 253. Expresión de la cuantía en la demanda


1. El actor expresará justificadamente en su escrito inicial la cuantía de la
demanda. Dicha cuantía se calculará, en todo caso, conforme a las reglas de los
artículos anteriores.
La alteración del valor de los bienes objeto del litigio que sobrevenga después
de interpuesta la demanda, no implicará la modificación de la cuantía ni la de la
clase de juicio.
2. La cuantía de la demanda deberá ser expresada con claridad y precisión.
No obstante, podrá indicarse en forma relativa, si el actor justifica debidamente
que el interés económico del litigio al menos iguala la cuantía mínima corres-
pondiente al juicio ordinario, o que no rebasa la máxima del juicio verbal. En
ningún caso podrá el actor limitarse a indicar la clase de juicio a seguir, ni hacer
recaer en el demandado la carga de determinar la cuantía.

347
Artículo 253 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. Cuando el actor no pueda determinar la cuantía ni siquiera en forma rela-


tiva, por carecer el objeto de interés económico, por no poderse calcular dicho
interés conforme a ninguna de las reglas legales de determinación de la cuantía,
o porque, aun existiendo regla de cálculo aplicable, no se pudiera determinar
aquélla al momento de interponer la demanda, ésta se sustanciará conforme a
los cauces del juicio ordinario.
Véase art. 264.3 LEC

COMENTARIOS
1. Tal y como preceptúa el art. 253.1 LEC, el actor expresará justificadamente
en su escrito inicial la cuantía de la demanda, que deberá calcular, en todo caso,
conforme a las reglas previstas en los arts. 251 y 252 LEC (cuya aplicación al
caso deberá ser fundamentada en el propio escrito), y sin que la alteración del
valor de los bienes objeto del litigio que sobrevenga después de interpuesta la
demanda pueda implicar la modificación de la cuantía de la misma y, con ella,
la alteración del procedimiento declarativo adecuado.
En cualquier caso, y tal y como preceptúa el art. 264.3 LEC, el actor deberá
acompañar con su escrito de demanda todos aquellos «documentos y dictáme-
nes que acrediten el valor de la cosa litigiosa, a efectos de competencia y pro-
cedimiento» (art. 264.3.º LEC), los cuales, si no son aportados en ese primer
momento procesal, ya no podrán ser traídos al proceso con posterioridad (art.
269 LEC).
2. La cuantía de la demanda deberá ser expresada con claridad y precisión.
No obstante, podrá indicarse la misma de forma relativa si el actor justifica debi-
damente que el interés económico del litigio al menos iguala la cuantía mínima
correspondiente al juicio ordinario (cifrada en seis mil un euros, según el art.
249.2 LEC), o que no rebasa la máxima del juicio verbal (ésta cifrada en seis mil
euros por el art. 250.2 LEC) (art. 253.2 LEC).
En ningún caso podrá el demandante limitarse a indicar la clase de juicio a
seguir, sin expresar la cuantía del pleito y justificar debidamente los criterios
empleados para su cálculo, ni hacer recaer de cualquier forma en la posición de
demandando la carga de determinar su cuantía (art. 253.2 LEC). Sea como fuere,
téngase presente que, como ya se avanzó en anteriores comentarios, cuando el
actor no pueda determinar la cuantía del pleito, ni siquiera en forma relativa,
por carecer el objeto de interés económico, por no poderse calcular dicho interés
conforme a ninguna de las reglas legales de determinación de la cuantía, o por-
que, aun existiendo regla de cálculo aplicable, no se pudiera determinar aquélla
al momento de interponer la demanda, ésta se sustanciará conforme a los cauces
del juicio ordinario (arts. 249.2, 253.3 LEC).

348
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 254

Artículo 254. Control de oficio de la clase de juicio por razón de la cuantía


1. Al juicio se le dará inicialmente la tramitación que haya indicado el actor
en su demanda.
No obstante, si a la vista de las alegaciones de la demanda el Secretario judi-
cial advirtiere que el juicio elegido por el actor no corresponde al valor señalado
o a la materia a que se refiere la demanda, acordará por diligencia de ordenación
que se dé al asunto la tramitación que corresponda. Contra esta diligencia cabrá
recurso directo de revisión ante el Tribunal, que no producirá efectos suspensi-
vos.
El Tribunal no estará vinculado por el tipo de juicio solicitado en la demanda.
2. Si, en contra de lo señalado por el actor, el Secretario judicial considera
que la demanda es de cuantía inestimable o no determinable, ni aun en forma
relativa, y que por tanto no procede seguir los cauces del juicio verbal, deberá,
mediante diligencia, dar de oficio al asunto la tramitación del juicio ordinario,
siempre que conste la designación de procurador y la firma de abogado.
3. Se podrán corregir de oficio los errores aritméticos del actor en la deter-
minación de la cuantía. También los consistentes en la selección defectuosa de
la regla legal de cálculo de la cuantía, si en la demanda existieran elementos
fácticos suficientes como para poder determinarla correctamente a través de
simples operaciones matemáticas.
Una vez calculada adecuadamente la cuantía, se dará al proceso el curso
que corresponda.
4. En ningún caso podrá el Tribunal inadmitir la demanda porque entienda
inadecuado el procedimiento por razón de la cuantía. Pero si la demanda se
limitare a indicar sin más la clase de juicio que corresponde, o si, tras apreciarse
de oficio por el Secretario que la cuantía fijada es incorrecta, no existieren en
aquélla elementos suficientes para calcularla correctamente, no se dará curso a
los autos hasta que el actor no subsane el defecto de que se trate.
El plazo para la subsanación será de diez días, pasados los cuales el Tribunal
resolverá lo que proceda.

COMENTARIOS
1. De la lectura del art. 254 LEC se desprende que el control de oficio que
los Secretarios judiciales y los Jueces han de desplegar sobre la regularidad de
la determinación de la cuantía litigiosa por parte del demandante ha de verifi-
carse en el momento en que la demanda haya sido interpuesta y admitida a
trámite. De hecho, tanto la ausencia de toda indicación al respecto en el escrito
de demanda (en el supuesto en que el actor se limite a señalar sin más la clase
de juicio que a su criterio corresponda), cuanto las irregularidades en el mon-
tante o en la forma de calcular dicha cuantía económica, no permitirán al Tri-
bunal, en ningún caso, inadmitir la demanda por entender que es inadecuado

349
Artículo 254 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

por razón de la cuantía el procedimiento elegido por el actor (art. 254.4.I LEC);
y ello porque, como regla general, «al juicio se le dará inicialmente la tramitación
que haya indicado el actor en su demanda» (art. 254.1.I LEC).
2. El control ex officio de la adecuación del procedimiento por razones cuan-
titativas, pues, se producirá después de la admisión a trámite de la demanda,
proyectándose en la regulación de la LEC sobre tres hipótesis diferentes entre sí;
a saber:
1) En primer lugar, si a la vista de las alegaciones de la demanda el Secretario
advierte que el juicio elegido por el actor no corresponde al valor señalado (o a
la materia a que se refiere la demanda), acordará por diligencias de ordenación
que se dé al asunto la tramitación que legalmente corresponda; contra dicha
diligencia cabrá recurso directo de revisión ante el Tribunal, que no producirá
efectos suspensivos (art. 254.1.II LEC). En cualquier caso, el Tribunal no estará
vinculado por el tipo de juicio solicitado en la demanda (art. 254.1.III LEC).
2) En segundo término, si a la vista de las alegaciones de la demanda, y en
contra de lo señalado por el actor, el Secretario considera que la demanda es de
cuantía inestimable o no determinable, ni aun en forma relativa, y que por tanto
no procede seguir los cauces del juicio verbal, deberá mediante diligencia dar
de oficio al asunto la tramitación del juicio ordinario, siempre que conste la
designación de procurador y la firma de abogado (art. 254.2 LEC).
3) En tercer lugar, el órgano judicial también podrá corregir de oficio los
errores aritméticos (esencialmente las sumas de cantidades) en que haya podido
incurrir el actor en la determinación de la cuantía litigiosa, así como los errores
cometidos en la selección de la regla legal para el cálculo de dicha cuantía,
siempre que, en este último caso, existan incorporados a la demanda elementos
fácticos suficientes como para poder determinarla correctamente a través de
simples operaciones matemáticas (art. 254.3.I LEC).
3. Por lo tanto, si el defecto advertido de oficio no consiste ni en la errónea
determinación del procedimiento a la luz de la cuantía correctamente asignada
a la demanda, ni tampoco en entender que dicha cuantía es inestimable pese a
que el actor la haya cifrado erróneamente, ni en la existencia de errores aritmé-
ticos o de selección de la regla de cálculo aplicable en la cuantificación del valor
económico de la pretensión, habiendo elementos fácticos en la demanda que
permitan la correcta determinación de su cuantía, no será necesario subordinar
la adecuación de oficio del procedimiento a la cumplimentación de un previo
requerimiento de subsanación por parte del demandante.
Por el contrario, cuando la demanda se limitare a indicar, sin más, la clase
de juicio que corresponde, o si, tras apreciarse de oficio por el Secretario que la
cuantía fijada es incorrecta, no existieren en aquélla elementos suficientes para
calcularla correctamente, no se dará curso a los autos hasta que el actor no
subsane el defecto de que se trate (art. 254.4.I LEC), para lo cual se le otorgará

350
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 255

un plazo de diez días para la subsanación, pasados los cuales el Tribunal resol-
verá lo que proceda (art. 254.4.II LEC).

Artículo 255. Impugnación de la cuantía y de la clase de juicio por razón de


la cuantía
1. El demandado podrá impugnar la cuantía de la demanda cuando entienda
que, de haberse determinado de forma correcta, el procedimiento a seguir sería
otro, o resultaría procedente el recurso de casación.
2. En el juicio ordinario se impugnará la adecuación del procedimiento por
razón de la cuantía en la contestación a la demanda y la cuestión será resuelta
en la audiencia previa al juicio.
3. En el juicio verbal, el demandado impugnará la cuantía o la clase de juicio
por razón de la cuantía en la contestación a la demanda, y el Tribunal resolverá
la cuestión en la vista, antes de entrar en el fondo del asunto y previo trámite de
audiencia del actor.

COMENTARIOS
Desde que el Tribunal admita a trámite la demanda, y dé traslado de la misma
al demandado sin advertir irregularidad alguna en la determinación de la cuantía
indicada en aquélla, adoptando así decisiones que presuponen que el Tribunal
considera adecuado el procedimiento elegido por el actor, parece que, precisa-
mente desde ese instante, deben entenderse precluidas todas las oportunidades
de controlar ex officio el requisito que ahora nos ocupa.
Pero, después de ese momento procesal aún podrá el demandado impugnar
la cuantía de la demanda cuando entienda que, de haberse determinado de
forma correcta, el procedimiento a seguir sería otro, o resultaría procedente el
recurso de casación (art. 255.1 LEC).

CAPÍTULO II
De las diligencias preliminares

Artículo 256. Clases de diligencias preliminares y su solicitud


1. Todo juicio podrá prepararse:
1.º Por petición de que la persona a quien se dirigiría la demanda declare,
bajo juramento o promesa de decir verdad, sobre algún hecho relativo a su
capacidad, representación o legitimación, cuyo conocimiento sea necesario para
el pleito, o exhiba los documentos en los que conste dicha capacidad, represen-
tación o legitimación.
2.º Mediante solicitud de que la persona a la que se pretende demandar
exhiba la cosa que tenga en su poder y a la que se haya de referir el juicio.

351
Artículo 256 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3.º Por petición del que se considere heredero, coheredero o legatario, de


exhibición, por quien lo tenga en su poder, del acto de última voluntad del cau-
sante de la herencia o legado.
4.º Por petición de un socio o comunero para que se le exhiban los docu-
mentos y cuentas de la sociedad o comunidad, dirigida a éstas o al consocio o
condueño que los tenga en su poder.
5.º Por petición del que se considere perjudicado por un hecho que pudiera
estar cubierto por seguro de responsabilidad civil, de que se exhiba el contrato
de seguro por quien lo tenga en su poder.
5.º bis. Por la petición de la historia clínica al centro sanitario o profesional
que la custodie, en las condiciones y con el contenido que establece la ley.
6.º Por petición de quien pretenda iniciar un proceso para la defensa de los
intereses colectivos de consumidores y usuarios al objeto de concretar a los
integrantes del grupo de afectados cuando, no estando determinados, sean fácil-
mente determinables. A tal efecto el Tribunal adoptará las medidas oportunas
para la averiguación de los integrantes del grupo, de acuerdo a las circunstancias
del caso y conforme a los datos suministrados por el solicitante, incluyendo el
requerimiento al demandado para que colabore en dicha determinación.
7.º Mediante la solicitud, formulada por quien pretenda ejercitar una acción
por infracción de un derecho de propiedad industrial o de un derecho de pro-
piedad intelectual cometida mediante actos que no puedan considerarse reali-
zados por meros consumidores finales de buena fe y sin ánimo de obtención de
beneficios económicos o comerciales, de diligencias de obtención de datos sobre
el posible infractor, el origen y redes de distribución de las obras, mercancías o
servicios que infringen un derecho de propiedad intelectual o de propiedad
industrial y, en particular, los siguientes:
a) Los nombres y direcciones de los productores, fabricantes, distribui-
dores, suministradores y prestadores de las mercancías y servicios, así como
de quienes, con fines comerciales, hubieran estado en posesión de las mer-
cancías.
b) Los nombres y direcciones de los mayoristas y minoristas a quienes se
hubieren distribuido las mercancías o servicios.
c) Las cantidades producidas, fabricadas, entregadas, recibidas o encar-
gadas, y las cantidades satisfechas como precio por las mercancías o servicios
de que se trate y los modelos y características técnicas de las mercancías.
8.º Por petición de quien pretenda ejercitar una acción por infracción de un
derecho de propiedad industrial o de un derecho de propiedad intelectual come-
tida mediante actos desarrollados a escala comercial, de la exhibición de los
documentos bancarios, financieros, comerciales o aduaneros, producidos en un
determinado tiempo y que se presuman en poder de quien sería demandado
como responsable. La solicitud deberá acompañarse de un principio de prueba
de la realidad de la infracción que podrá consistir en la presentación de una
muestra de los ejemplares, mercancías o productos en los que materialice aquella
infracción. El solicitante podrá pedir que el Secretario extienda testimonio de los

352
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 256

documentos exhibidos si el requerido no estuviera dispuesto a desprenderse del


documento para su incorporación a la diligencia practicada. Igual solicitud
podrá formular en relación con lo establecido en el último párrafo del número
anterior.
A los efectos de los núms. 7 y 8 de este apartado, se entiende por actos
desarrollados a escala comercial aquellos que son realizados para obtener bene-
ficios económicos o comerciales directos o indirectos.
9.º Por petición de las diligencias y averiguaciones que, para la protección
de determinados derechos, prevean las correspondientes leyes especiales.
10.º Por petición, de quien pretenda ejercitar una acción por infracción de
un derecho de propiedad industrial o de un derecho de propiedad intelectual,
para que se identifique al prestador de un servicio de la sociedad de la informa-
ción sobre el que concurran indicios razonables de que está poniendo a dispo-
sición o difundiendo de forma directa o indirecta, contenidos, obras o presta-
ciones objeto de tal derecho sin que se cumplan los requisitos establecidos por
la legislación de propiedad industrial o de propiedad intelectual, considerando
la existencia de un nivel apreciable de audiencia en España de dicho prestador
o un volumen, asimismo apreciable, de obras y prestaciones protegidas no auto-
rizadas puestas a disposición o difundidas.
La solicitud estará referida a la obtención de los datos necesarios para llevar
a cabo la identificación y podrá dirigirse a los prestadores de servicios de la
sociedad de la información, de pagos electrónicos y de publicidad que manten-
gan o hayan mantenido en los últimos doce meses relaciones de prestación de
un servicio con el prestador de servicios de la sociedad de la información que se
desee identificar. Los citados prestadores proporcionarán la información solici-
tada, siempre que ésta pueda extraerse de los datos de que dispongan o conser-
ven como resultado de la relación de servicio que mantengan o hayan mantenido
con el prestador de servicios objeto de identificación, salvo los datos que exclu-
sivamente estuvieran siendo objeto de tratamiento por un proveedor de servicios
de Internet en cumplimiento de lo dispuesto en la Ley 25/2007, de 18 de octubre,
de conservación de datos relativos a las comunicaciones electrónicas y a las
redes públicas de comunicaciones.
11.º Mediante la solicitud, formulada por el titular de un derecho de pro-
piedad intelectual que pretenda ejercitar una acción por infracción del mismo,
de que un prestador de servicios de la sociedad de la información aporte los datos
necesarios para llevar a cabo la identificación de un usuario de sus servicios, con
el que mantengan o hayan mantenido en los últimos doce meses relaciones de
prestación de un servicio, sobre el que concurran indicios razonables de que está
poniendo a disposición o difundiendo de forma directa o indirecta, contenidos,
obras o prestaciones objeto de tal derecho sin que se cumplan los requisitos
establecidos por la legislación de propiedad intelectual, y mediante actos que no
puedan considerarse realizados por meros consumidores finales de buena fe y
sin ánimo de obtención de beneficios económicos o comerciales, teniendo en
cuenta el volumen apreciable de obras y prestaciones protegidas no autorizadas
puestas a disposición o difundidas.

353
Artículo 256 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. En la solicitud de diligencias preliminares se expresarán sus fundamentos,


con referencia circunstanciada al asunto objeto del juicio que se quiera preparar.
3. Los gastos que se ocasionen a las personas que hubieren de intervenir en
las diligencias serán a cargo del solicitante de las diligencias preliminares. Al
pedir éstas, dicho solicitante ofrecerá caución para responder tanto de tales gas-
tos como de los daños y perjuicios que se les pudieren irrogar. La caución se
perderá, en favor de dichas personas, si, transcurrido un mes desde la termina-
ción de las diligencias, dejare de interponerse la demanda, sin justificación sufi-
ciente, a juicio del Tribunal.
La caución podrá prestarse en la forma prevista en el párrafo segundo del
apartado 2 del art. 64 de esta Ley.

COMENTARIOS
1. Concepto y finalidad de las diligencias preliminares:
Bajo la denominación genérica de «diligencias preliminares», los arts. 256 a
263 LEC regulan un conjunto de trámites a través de los cuales, quien pretenda
«preparar» un «juicio» ulterior, puede solicitar de la autoridad judicial la adop-
ción y puesta en práctica, incluso de manera coactiva, de una serie de actua-
ciones tendentes a recabar de terceras personas diversas clases de datos e infor-
maciones, relacionados todos ellos con ese futuro proceso, que el solicitante de
las diligencias no haya podido obtener por sí mismo, y que necesite conocer
para poder fundamentar la pretensión que hará valer en dicho juicio posterior.
Su finalidad esencial, pues, es la de «preparar» un proceso ulterior. Así lo
afirma el legislador en el art. 256 LEC, apartados primero («Todo juicio podrá
prepararse…») y segundo («En la solicitud de diligencias preliminares se expre-
sarán sus fundamentos, con referencia circunstanciada al asunto objeto del juicio
que se quiera preparar»).
Y así lo ha ratificado también la jurisprudencia, destacando, por ejemplo,
que el rol que desempeñan las diligencias preliminares es el de la obtención de
datos y el esclarecimiento de cuestiones que posibiliten que «el futuro juicio
pueda tener eficacia» (ATS 1.ª 11.11.02; en el mismo sentido, v. AAAP Baleares
3.ª 5.6.03, Asturias 4.ª 23.12.03, Barcelona 15.ª 22.12.05), o el de «lograr infor-
mación sobre el fundamento mismo de la acción proyectada, con la finalidad
de facilitar el desarrollo del juicio ulterior» (AAAP Zamora 8.1.03) o «sin cuyo
conocimiento no es dable la iniciación del juicio» (AAAP Cádiz 7.ª 30.4.03, Las
Palmas 5.ª 19.4.04, Barcelona 13.ª 12.3.07) por recaer sobre «hechos relevan-
tes» (AAP Madrid 11.ª 29.11.03), o por incidir en «obstáculos procesales» que
han ser salvados (AAP Jaén 3.ª 4.12.03) para iniciar con éxito el futuro proceso
(AAP Barcelona 15.ª 27.6.06). O, en fin, para posibilitar a quien pretende enta-
blar un proceso el que pueda ejercitar debidamente su derecho fundamental a
la tutela judicial efectiva (AAAP Bizkaia 3.ª 17.10.07 y 15.11.07).

354
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 256

Basta, ello no obstante, con reparar en que mediante las diligencias prelimi-
nares el solicitante obtendrá datos, conocimientos o informaciones de las que
no disponía con anterioridad, para caer en la cuenta de que aquéllas sirven tanto
para «preparar» el mismo, cuanto para que dicho interesado constate lo insos-
tenible, infundado o inadmisible de su pretensión y, en consecuencia, finalizado
el trámite de las diligencias preliminares, opte por no acudir a los tribunales, esto
es, por no presentar esa demanda que con aquéllas pretendía preparar.
No cabe negar por consiguiente, que dichas diligencias ostentan tanto una
clara finalidad positiva, sí (la de preparar el futuro proceso para que éste sea
eficaz, para facilitar su desenvolvimiento, o para poder iniciarlo con éxito),
cuanto una finalidad negativa (la de constatar, con los nuevos datos o informa-
ciones obtenidos, que no procede interponer ese ulterior, y por tanto eventual,
proceso) (en ese sentido, vgr. AAAP Zamora 8.1.03, Baleares 3.ª 18.11.03, Biz-
kaia 1.ª 25.1.05, Álava 1.ª 12.11.07…).
2. Tipicidad de las diligencias preliminares:
El art. 256.1 LEC describe distintos supuestos de diligencias preliminares,
articulando en su noveno ordinal un exponente de remisión normativa, abierta
o genérica, a otros cuerpos legales que acometan en el futuro la regulación de
nuevas de estas clases de diligencias judiciales.
Pues bien, a la pregunta acerca de si las diligencias preliminares contempla-
das en la LEC configuran un numerus clausus (de forma que toda diligencia no
regulada en ella de manera expresa resulta inadmisible, por atípica) o, por el
contrario, una regulación simplemente ejemplificativa o un numerus apertus (lo
que permitiría admitir como diligencia preliminar cualquier clase de petición de
parte tendente a recabar datos o informaciones para preparar un proceso ulterior,
aunque la misma no se ajustase a ninguna de las previstas en la LEC), la juris-
prudencia se ha manifestado unánime y categórica. Diligencias preliminares
admisibles son, única y exclusivamente, las contempladas en el art. 256.1 LEC
(incluida la remisión a otras normas legales que regulen diligencias preliminares
de carácter especial), constituyendo, pues, la relación contenida en dicha norma
un auténtico exponente de numerus clausus o catálogo cerrado.
A dicha conclusión, generalmente amparada en el texto de la propia Expo-
sición de Motivos de la LEC (la cual declara literalmente que con su aprobación
y entrada en vigor «se amplían las diligencias que cabe solicitar, aunque sin
llegar al extremo de que sean indeterminadas»), han llegado, por ejemplo, el
ATS 1.ª 11.11.02, e igualmente los AAAP Castellón 3.ª 10.9.03, Bizkaia 5.ª
11.3.04, Madrid 14.ª 21.7.05, Tenerife 4.ª 18.4.07, Madrid 10.ª 12.11.07, Biz-
kaia 3.ª 15.11.07 o Castellón 3.ª 7.12.07.

355
Artículo 256 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. Solicitud de diligencias preliminares:


En toda solicitud de diligencias preliminares «se expresarán sus fundamentos,
con referencia circunstanciada al asunto objeto del juicio que se quiera prepa-
rar» (art. 256.2 LEC), fundamentación que no puede limitarse simplemente al
relato del «asunto» objeto del futuro juicio, sino que ha de abarcar, al menos,
los siguientes extremos:
a) El solicitante deberá relatar de manera circunstanciada el futuro proceso
que con la diligencia preliminar pretende preparar, sin que a estos efectos resulte
suficiente el empleo de expresiones indeterminadas tales como que se pretenden
ejercer acciones legales o depurar responsabilidades, sin indicar cuáles son éstas
y en qué términos se ejercitarán (AAAP Cádiz 3.ª 8.4.05, Tarragona 3.ª 30.6.05,
Bizkaia 3.ª 17.10.07).
b) Deberá también incorporar una fundamentación acerca de la necesidad
de la diligencia preliminar, esto es, justificar que los datos o informaciones que
se pretenden adquirir no ha podido aquél obtenerlos por sí mismo, mediante el
empleo de los cauces normales de adquisición de datos (solicitud de exhibición
voluntaria de cosas y documentos por quien los tenga en su poder, acceso a
registros públicos, etc.) (así lo exige, por ejemplo, el AAP Guipúzcoa 2.ª
22.12.04).
c) Por último, el peticionario deberá incorporar también a ésta los motivos o
argumentos que evidencien que la concreta diligencia solicitada «es adecuada
a la finalidad que el solicitante persigue», formalizando así una especie de juicio
de proporcionalidad entre el contenido de la medida solicitada y los resultados
que a través de la misma se pretenden obtener (AAP Zaragoza 4.ª 9.4.07; v.
también AAP Tarragona 3.ª 30.6.05).

JURISPRUDENCIA
«Las medidas preliminares son solo utilizables cuando no existan otros medios para
obtener el resultado perseguido por la misma y se necesita la colaboración judicial para
poder conseguir los datos necesarios para entablar un pleito, y en el caso que nos ocupa
la parte recurrente tiene medios más que suficientes para obtener los resultados preten-
didos fuera del ámbito judicial y que no corresponde a este Tribunal informar sobre ellos»
(AAP Sevilla 8.ª 5 febrero 2007, LA LEY 51318/2007).
«Las diligencias preliminares tienen la finalidad de preparar un posterior juicio decla-
rativo, recabando la información necesaria para decidir sobre la procedencia de su inter-
posición y el alcance de las pretensiones a ejercitar» (AAP Álava 1.ª 12 noviembre 2007,
LA LEY 250988/2007)
«Las diligencias preliminares reguladas en el art. 256 LEC constituyen un numerus
clausus, sin perjuicio de que el núm. 9 del apartado primero se remita a "las diligencias
y averiguaciones que, para la protección de determinados derechos, prevean leyes espe-
ciales"» (AAP Álava 1.ª 23 noviembre 2007, LA LEY 250989/2007).

356
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 257

Artículo 257. Competencia.


1. Será competente para resolver sobre las peticiones y solicitudes a que se
refiere el artículo anterior el juez de primera instancia o de lo mercantil, cuando
proceda, del domicilio de la persona que, en su caso, hubiera de declarar, exhibir
o intervenir de otro modo en las actuaciones que se acordaran para preparar el
juicio.
En los casos de los núms. 6.º, 7.º, 8.º y 9.º del apartado 1 del artículo anterior,
será competente el Tribunal ante el que haya de presentarse la demanda deter-
minada. Si, en estos casos, se solicitasen nuevas diligencias, a raíz del resultado
de las hasta entonces practicadas, podrán instarse del mismo Tribunal o bien del
que, a raíz de los hechos averiguados en la anterior diligencia, resultaría com-
petente para conocer de la misma pretensión o de nuevas pretensiones que
pudieran eventualmente acumularse.
2. No se admitirá declinatoria en las diligencias preliminares, pero el Juez al
que se soliciten revisará de oficio su competencia y si entendiese que no le
corresponde conocer de la solicitud, se abstendrá de conocer indicando al soli-
citante el Juzgado de Primera Instancia al que debe acudir. Si éste se inhibiere
en su competencia, decidirá el conflicto negativo el Tribunal inmediato superior
común, según lo previsto en el art. 60 de la presente Ley.
Véase arts. 63–65 LEC

COMENTARIOS
1. En función de cuál sea la diligencia preliminar que se solicite, de entre
todas las reguladas en el art. 256.1 LEC, la competencia judicial se estructura
normativamente del siguiente modo:
a) Competencia objetiva: con carácter general, será competente para resolver
las solicitudes de diligencias preliminares "el Juez de Primera Instancia o de lo
Mercantil, cuando proceda, del domicilio de la persona que, en su caso, hubiera
de declarar, exhibir o intervenir de otro modo en las actuaciones que se acor-
daran para preparar el juicio" (art. 257.1.I LEC).
b) Competencia territorial: para su determinación se establece una regla
general y una regla especial: 1.º) La competencia territorial, como regla general,
la ostentarán los Juzgados de Primera Instancia o de lo Mercantil en cuya cir-
cunscripción tenga su domicilio el sujeto pasivo de la diligencia preliminar, esto
es, el domicilio de quien, como reza la norma, "hubiera de declarar, exhibir o
intervenir de otro modo" en la práctica de aquélla, y para cuya determinación
resultarán aplicables las reglas previstas al efecto para las personas físicas y para
las personas jurídicas en los arts. 50 y 51 LEC; 2.º) Sin embargo, y como regla
especial, el art. 257.1.II LEC, dispone que, en los casos de las diligencias con-
templadas en los núms. 6.º a 9.º del art. 256.1 LEC, será territorialmente com-

357
Artículo 258 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

petente "el Tribunal ante el que haya de presentarse la demanda determinada";


y, si en estos casos se solicitasen nuevas diligencias, a raíz del resultado de las
hasta entonces practicadas, podrán instarse estas últimas "del mismo Tribunal o
bien del que, a raíz de los hechos averiguados en la anterior diligencia, resultaría
competente para conocer de la misma pretensión o de nuevas pretensiones que
pudieran eventualmente acumularse".
2. Las anteriores normas de competencia objetiva y territorial son de carácter
indisponible. Así se desprende de lo establecido en el art. 257.2 LEC, según el
cual en las diligencias preliminares no se permitirá al sujeto pasivo promover la
declinatoria, lo que, sin embargo, no impedirá que el Juez ante el que se soliciten
revise de oficio su propia competencia.

Artículo 258. Decisión sobre las diligencias preliminares y recurso


1. Si el Tribunal apreciare que la diligencia es adecuada a la finalidad que el
solicitante persigue y que en la solicitud concurren justa causa e interés legítimo,
accederá a la pretensión, fijando la caución que deba prestarse. El Tribunal
rechazará la petición de diligencias realizada, si no considerare que éstas resul-
ten justificadas. La solicitud deberá resolverse en los cinco días siguientes a su
presentación.
2. Contra el auto que acuerde las diligencias no se dará recurso alguno.
Contra el que las deniegue, cabrá recurso de apelación.
3. Si la caución ordenada por el Tribunal no se prestare en tres días, contados
desde que se dicte el auto en que conceda las diligencias, se procederá por el
Secretario judicial, mediante decreto dictado al efecto, al archivo definitivo de
las actuaciones.

COMENTARIOS
1. Inadmisión de la solicitud por motivos procesales:
El Tribunal ante el que se presente una solicitud de diligencia preliminar
podrá dictar auto acordando su inadmisión a trámite (auto frente al que cabrá
interponer el recurso de apelación –art. 258.2 LEC–), por las siguientes causas
procesales: 1.ª) Por incompetencia objetiva, al haberse formulado aquélla ante
un Tribunal que no sea, ni un Juez de Primera Instancia, ni un Juez de lo Mer-
cantil, o al haberse formulado ante este último siendo el asunto de la compe-
tencia del primero, o viceversa (v. art. 257.1 LEC); 2.ª) Por incompetencia terri-
torial, si la solicitud se formula ante un Tribunal territorialmente incompetente
de acuerdo con el art. 257.1 LEC; 3.ª) Por no aportarse junto con la solicitud el
poder notarial, o el documento "apud acta" donde se haya otorgado la repre-
sentación al Procurador, o por no aportar el documento que acredite la repre-
sentación material del interesado (vgr. aquel que demuestre que es el represen-
tante de la persona jurídica solicitante de la diligencia, o del menor o del inca-

358
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 258

paz…); y 4.ª) Finalmente, por no aportarse junto con la solicitud el principio de


prueba exigido por el art. 256.1.8.º LEC.
2. Inadmisión de la solicitud por motivos materiales:
El Tribunal ante el que se presente una solicitud de diligencia preliminar
también podrá dictar auto acordando su inadmisión a trámite (auto frente al que
igualmente cabrá interponer el recurso de apelación –art. 258.2 LEC–), por las
siguientes causas de naturaleza material: 1.ª) Por no contener la solicitud la
debida fundamentación, con referencia circunstanciada al asunto objeto del jui-
cio que se quiera preparar, o ser la misma manifiestamente insuficiente o sim-
plemente retórica o protocolaria (v. art. 258.1 LEC); 2.ª) Por no contener la soli-
citud la debida fundamentación acerca de la necesidad de la diligencia prelimi-
nar, o ser la misma manifiestamente insuficiente o simplemente retórica o
protocolaria (art. 258.1 LEC); 3.ª) Por ser atípica la diligencia solicitada, es decir,
por no ser la misma subsumible, ni siquiera mediante una interpretación flexible,
en ninguno de los ordinales que integran el art. 256.1 LEC; y 4.ª) Por último, por
no contener la solicitud la debida fundamentación acerca de si la diligencia soli-
citada "es adecuada a la finalidad que el solicitante persigue", o ser la misma
manifiestamente insuficiente o simplemente retórica o protocolaria (art. 258.1
LEC).
En relación con las enunciadas causas materiales de inadmisión, de las que
habla expresa o implícitamente el art. 258.1 LEC, y precisamente a causa de esa
naturaleza no procesal de las mismas, la jurisprudencia ha reclamado que la
citada norma deba ser interpretada de forma muy restrictiva, sin que quepa exigir
que la fundamentación de una diligencia preliminar deba ser tan completa y
exhaustiva como la de una demanda a través de la cual se inicie un proceso
declarativo (v. AAAP Sevilla 6.ª 16.10.03, Cáceres 1.ª 7.2.07).
3. En cambio, cuando la solicitud de diligencias preliminares cumpla con la
totalidad de los requisitos procesales y materiales legalmente exigibles, el Juez
ante el que se haya formulado, dentro del plazo de los cinco días siguientes a la
presentación de aquélla, dictará auto acordando su admisión a trámite, resolu-
ción ésta frente a la que no se dará recurso alguno (art. 258.1 y 2 LEC).

JURISPRUDENCIA
«En todo caso, la diligencia preliminar solicitada debe ser adecuada y justificada para
la finalidad perseguida por el instante, como resulta del art. 258, que impone al juzgador
su rechazo cuando no aprecie tal justificación. Admitir cualquier diligencia en cualquier
supuesto, con las consecuencias coercitivas que pueden derivarse en caso de negativa
de la persona citada o requerida (art. 261) y con la posibilidad de llegar a preconstituir
medios probatorios sin contradicción (art. 293), supondría poner a una de las partes en
situación de ventaja sobre las otras, de cara al futuro litigio, por lo que la necesidad de
su práctica resulta un requisito ineludible» (AAP Tenerife 4.ª 18 abril 2007, LA LEY
50149/2007).

359
Artículo 259 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 259. Citación para la práctica de diligencias preliminares


1. En el auto en el que se acceda a la solicitud, se citará y requerirá a los
interesados para que, en la sede de la Oficina judicial o en el lugar y del modo
que se consideren oportunos, y dentro de los diez días siguientes, lleven a cabo
la diligencia, que haya sido solicitada y acordada.
2. Los documentos y títulos a que se refieren las diligencias señaladas en el
apartado 1 del art. 256 podrán ser presentados ante el juzgado para su exhibición
por medios telemáticos o electrónicos, en cuyo caso su examen se realizará en
la sede de la oficina judicial, pudiendo obtener la parte solicitante, con los
medios que aporte, copia electrónica de los mismos.
En todo caso, el solicitante podrá acudir asesorado por un experto en la
materia, que actuará siempre a costa del solicitante.
3. En el caso de las diligencias del art. 256.1.7.º, para garantizar la confi-
dencialidad de la información requerida, el Tribunal podrá ordenar que la prác-
tica del interrogatorio se celebre a puerta cerrada. Esta decisión se adoptará en
la forma establecida en el art. 138.3 y a solicitud de cualquiera que acredite
interés legítimo.
4. La información obtenida mediante las diligencias de los núms. 7, 8, 10 y
11 del apartado 1 del art. 256 se utilizará exclusivamente para la tutela juris-
diccional de los derechos de propiedad industrial o de propiedad intelectual del
solicitante de las medidas, con prohibición de divulgarla o comunicarla a terce-
ros. A instancia de cualquier interesado, el Tribunal podrá atribuir carácter
reservado a las actuaciones, para garantizar la protección de los datos e infor-
mación que tuvieran carácter confidencial.

Artículo 260. Oposición a la práctica de diligencias preliminares. Efectos de


la decisión
1. Dentro de los cinco días siguientes a aquel en que reciba la citación, la
persona requerida para la práctica de diligencias preliminares podrá oponerse a
ellas. En tal caso, se dará traslado de la oposición al requirente, quien podrá
impugnarla por escrito en el plazo de cinco días. Las partes, en sus respectivos
escritos de oposición y de impugnación de ésta, podrán solicitar la celebración
de vista, siguiéndose los trámites previstos para los juicios verbales.
2. Celebrada la vista, el Tribunal resolverá, mediante auto, si considera que
la oposición es justificada o si, por el contrario, carece de justificación.
3. Si el Tribunal considerare injustificada la oposición, condenará al reque-
rido al pago de las costas causadas por el incidente. Esta decisión se acordará
por medio de auto contra el que no cabrá recurso alguno.
4. Si el Tribunal considerare justificada la oposición, lo declarará así
mediante auto, que podrá ser recurrido en apelación.

360
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 261

COMENTARIOS
1. Si la oposición a las diligencias preliminares es también la oposición al
auto que acuerda la práctica de las mismas, obligado es concluir que mediante
la misma podrá el sujeto requerido argumentar sobre la carencia de cualquiera
de los presupuestos, tanto procesales como materiales, que determinan la admi-
sibilidad de aquellas diligencias. Desde la incompetencia judicial, la falta de
postulación o la irregular prestación de la caución, hasta la falta de justificación
o de necesidad de las diligencias acordadas, o su atipicidad, o la no concurrencia
de justa causa e interés legítimo en la parte solicitante de las mismas.
2. Celebrada la vista, "el Tribunal resolverá, mediante auto, si considera que
la oposición es justificada o si, por el contrario, carece de justificación" (art.
260.2 LEC). En este último caso "condenará al requerido al pago de las costas
causadas por el incidente", sin que frente al auto denegatorio de la oposición
quepa recurso alguno (art. 260.3 LEC), y ordenará seguidamente que se lleven a
la práctica las diligencias adoptadas en los términos previstos en el auto de
admisión a trámite de las mismas. Pero, cuando la oposición sea estimada, y sin
pronunciamiento alguno sobre costas procesales, se dejarán entonces sin efecto
los requerimientos realizados, pudiendo el solicitante de las diligencias inter-
poner recurso de apelación frente a esta resolución (arts. 260.4 LEC); el auto que
estime la oposición decidirá igualmente sobre la aplicación o destino de la cau-
ción, en los términos previstos en los arts. 256.3 y 262 LEC.

Artículo 261. Negativa a llevar a cabo las diligencias


Si la persona citada y requerida no atendiese el requerimiento ni formulare
oposición, el Tribunal acordará, cuando resulte proporcionado, las siguientes
medidas, por medio de un auto, en el que expresará las razones que las exigen:
1.ª Si se hubiere pedido declaración sobre hechos relativos a la capacidad,
representación o legitimación del citado, se podrán tener por respondidas afir-
mativamente las preguntas que el solicitante pretendiera formularle y los hechos
correspondientes se considerarán admitidos a efectos del juicio posterior.
2.ª Si se hubiese solicitado la exhibición de títulos y documentos y el Tribunal
apreciare que existen indicios suficientes de que pueden hallarse en un lugar
determinado, ordenará la entrada y registro de dicho lugar, procediéndose, si se
encontraren, a ocupar los documentos y a ponerlos a disposición del solicitante,
en la sede del Tribunal.
3.ª Si se tratase de la exhibición de una cosa y se conociese o presumiese
fundadamente el lugar en que se encuentra, se procederá de modo semejante al
dispuesto en el número anterior y se presentará la cosa al solicitante, que podrá
pedir el depósito o medida de garantía más adecuada a la conservación de aqué-
lla.

361
Artículo 261 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4.ª Si se hubiera pedido la exhibición de documentos contables, se podrán


tener por ciertos, a los efectos del juicio posterior, las cuentas y datos que pre-
sente el solicitante.
5.ª Tratándose de las diligencias previstas en el art. 256.1.6.º, ante la negativa
del requerido o de cualquier otra persona que pudiera colaborar en la determi-
nación de los integrantes del grupo, el Tribunal ordenará que se acuerden las
medidas de intervención necesarias, incluida la de entrada y registro, para
encontrar los documentos o datos precisos, sin perjuicio de la responsabilidad
penal en que se pudiera incurrir por desobediencia a la autoridad judicial. Iguales
medidas ordenará el Tribunal en los casos de los núms. 5 bis, 7.º y 8.º del apartado
1 del art. 256, ante la negativa del requerido a la exhibición de documentos.
Véase art. 256 LEC

COMENTARIOS
1. Cuando el sujeto requerido para cumplimentar la diligencia preliminar no
atendiese el requerimiento, o habiendo formulado previamente oposición ésta
se le haya desestimado, el art. 261 LEC autoriza al Tribunal a acordar, mediante
auto, medidas coercitivas y restrictivas de derechos a fin de que pueda ser obte-
nido el mismo resultado (o uno alternativo pero igualmente provechoso) que
hubiera podido cosecharse si la diligencia se hubiese practicado regularmente,
con el concurso voluntario del sujeto requerido al efecto.
En este punto donde se advierte un innovador esfuerzo legislativo tendente
a dotar a esta clase de actuaciones jurisdiccionales de los mecanismos necesa-
rios para alcanzar efectividad en la práctica, e impedir que, como sucedía con
frecuencia bajo la vigencia de la LEC de 1881, dichas diligencias no fueran más
que un instrumento decorativo, caído prácticamente en el desuso por la inexis-
tencia de medidas legislativas que fomentaran el cumplimiento de los requeri-
mientos judiciales emitidos en orden a su cumplimentación.
2. Con todo, dichas medidas tienen un común denominador, cuál es el ser
todas ellas de naturaleza coercitiva o restrictiva de derechos, razón por la cual
su adopción no puede resultar en modo alguno automática (de forma que baste
con constatar dicha negativa para acordar alguna de ellas), sino que, como
advierte el primer párrafo del propio art. 261 LEC, las mismas podrán o no adop-
tarse en función de si resultan proporcionadas o, por el contrario, despropor-
cionadas, atendido el fin perseguido con su adopción, debiendo el Juez expresar
en el auto que las acuerde "las razones que las exigen". Ello obligará a la auto-
ridad judicial a llevar a cabo un juicio de proporcionalidad donde, por un lado,
valorará los perjuicios capaces de ser ocasionados con la puesta en práctica de
la medida coercitiva de que se trate, mientras que, por otro lado, habrá de pon-
derar los perjuicios que se originarán al solicitante de la diligencia de no llevarse
a cabo la misma.

362
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 261

3. Las medidas coercitivas o restrictivas de derechos son las siguientes:


1.ª) Si se hubiere pedido declaración sobre hechos relativos a la capacidad,
representación o legitimación del citado (art. 256.1.1.º LEC), se podrán tener por
respondidas afirmativamente las preguntas que el solicitante pretendiera formu-
larle y los hechos correspondientes se considerarán admitidos a efectos del juicio
posterior.
2.ª) Si se hubiese solicitado la exhibición de títulos y documentos (es decir,
en los casos de los ordinales 1.º, 3.º y 5.º del art. 256.1 LEC), y el Tribunal apre-
ciare que existen indicios suficientes de que pueden hallarse en un lugar deter-
minado, ordenará la entrada y registro de dicho lugar, procediéndose, si se
encontraren, a ocupar los documentos y a ponerlos a disposición del solicitante,
en la sede del Tribunal.
3.ª) Si se tratase de la exhibición de una cosa (es decir, en el caso del art.
256.1.2.º LEC) y se conociese o presumiese fundadamente el lugar en que se
encuentra, se procederá de modo semejante al dispuesto en el número anterior
y se presentará la cosa al solicitante, que podrá pedir el depósito o medida de
garantía más adecuada a la conservación de aquélla.
4.ª) Si se hubiera pedido la exhibición de documentos contables (es el caso
de la diligencia regulada en el art. 256.1.4.º LEC), se podrán tener por ciertos, a
los efectos del juicio posterior, las cuentas y datos que presente el solicitante.
5.ª) Y, por último, tratándose de las diligencias previstas en el art. 256.1.6.º
LEC, ante la negativa del requerido o de cualquier otra persona que pudiera
colaborar en la determinación de los integrantes del grupo, el Tribunal ordenará
que se acuerden las medidas de intervención necesarias, incluida la de entrada
y registro, para encontrar los documentos o datos precisos, sin perjuicio de la
responsabilidad penal en que se pudiera incurrir por desobediencia a la autori-
dad judicial. Iguales medidas ordenará el Tribunal en los casos de los núms. 5.º
bis, 7.º y 8.º del apartado 1 del art. 256, ante la negativa del requerido a la
exhibición de documentos.

JURISPRUDENCIA
«La situación cambia y el legislador ha dispuesto una serie de medidas que están
dirigidas a disuadir al solicitado de que se resista a la práctica de la diligencia, y a asegurar
que el solicitante pueda conseguir el propósito perseguido; y entre la que se encuentra
la del art. 261, inobservado por el Juzgado, y en el que incluso se llegan a disponer el
empleo de medios de fuerza para conseguir la finalidad perseguida (desde luego transi-
toria y necesaria, sin perjuicio de que la negativa pueda también integrar una desobe-
diencia punible), que en el caso contemplado como es la autorización de entrada y
registro en el lugar en el que se encuentre la cosa o los papeles que hubieran de ser objeto
de la exhibición. Por ello, y al contrario de lo que ocurría en la legislación de 1881, hoy
puede hablarse de que existe una de obligación de exhibir los documentos, porque el
legislador pone los medios a través de los cuales se podrá asegurar su cumplimiento»
(AAP Toledo 1.ª 30 marzo 2005, LA LEY 70219/2005).

363
Artículo 262 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 262. Decisión sobre aplicación de la caución


1. Cuando se hayan practicado las diligencias acordadas o el Tribunal las
deniegue por considerar justificada la oposición, éste resolverá mediante auto,
en el plazo de cinco días, sobre la aplicación de la caución a la vista de la petición
de indemnización y de la justificación de gastos que se le presente, oído el soli-
citante.
La decisión sobre aplicación de la caución será apelable sin efectos suspen-
sivos.
2. Cuando, aplicada la caución conforme al apartado anterior, quedare
remanente, no se devolverá al solicitante de las diligencias hasta que transcurra
el plazo de un mes previsto en el apartado 3 del art. 256.
Véase art. 258.1 LEC

COMENTARIOS
1. Ya es sabido que el procedimiento de las diligencias preliminares puede
concluir en un estadio primario, tanto por la inadmisión de la inicial solicitud
(art. 258.1 LEC), o por la no prestación de la caución fijada judicialmente (art.
258.3 LEC), cuanto, en un estadio posterior, por la estimación de la oposición
formulada por el sujeto requerido para su cumplimentación (art. 260.4 LEC) o
por la práctica de las diligencias preliminares acordadas (bien voluntariamente,
en la comparecencia prevista al efecto, o bien coactivamente, tras el empleo de
alguna de las medidas previstas en el art. 261 LEC).
Pues bien, para estos dos últimos casos (esto es, ante la estimación de la
oposición y ante la culminación de la práctica de las diligencias), el art. 262.1
LEC prevé que el Juez dicte auto donde habrá de pronunciarse sobre "la aplica-
ción de la caución a la vista de la petición de indemnización y de la justificación
de gastos que se le presente, oído el solicitante", pronunciamiento éste frente al
que podrá ejercitarse un recurso de apelación sin efectos suspensivos.
2. El art. 262.2 LEC enlaza con la problemática cuestión de la "pérdida de la
caución" que tiene lugar en el caso de no llegar a incoarse el proceso que con
la diligencia preliminar se pretendía preparar, y ello porque, como es sabido, las
diligencias preliminares no presentan una finalidad autónoma sino instrumental
de un proceso civil ulterior, que con la práctica de las mismas el solicitante
quiere "preparar" (v. art. 256.1 y 2 LEC).
Por este motivo, para realzar y ratificar el carácter instrumental y no autó-
nomo de las diligencias preliminares, y para de algún modo, también, advertir
a los potenciales solicitantes de éstas de que no pueden utilizarlas con fines
desviados, ajenos al de la pura preparación de un proceso civil ulterior, el art.
256.3 LEC establece que la caución formalizada por el peticionario de estas

364
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 263

diligencias "se perderá" en favor de las personas que hubieren de intervenir en


ellas "si, transcurrido un mes desde la terminación de las diligencias, dejare de
interponerse la demanda, sin justificación suficiente, a juicio del Tribunal".

Artículo 263. Diligencias preliminares previstas en leyes especiales


Cuando se trate de las diligencias a que se refiere el art. 256.1.9.º, los pre-
ceptos de este capítulo se aplicarán en lo que no se oponga a lo dispuesto en la
legislación especial sobre la materia de que se trate.

CAPÍTULO III
De la presentación de documentos, dictámenes, informes y otros medios e
instrumentos

Artículo 264. Documentos procesales


Con la demanda o la contestación habrán de presentarse:
1.º El poder notarial conferido al procurador siempre que éste intervenga y
la representación no se otorgue apud acta.
2.º Los documentos que acrediten la representación que el litigante se atri-
buya.
3.º Los documentos o dictámenes que acrediten el valor de la cosa litigiosa,
a efectos de competencia y procedimiento.
Véase arts. 399, 405, 437 y 438 LEC

COMENTARIOS
1. La aportación de documentos al proceso no puede dejarse al arbitrio de
las partes, de forma que sean ellas quienes decidan cuándo aportarlos. De ser
así, lo más probable es que demorasen su aportación lo máximo posible, hasta
el instante anterior al de la emisión de la sentencia, con la finalidad de evitar
que su respectiva contraparte pudiese reaccionar o defenderse, realizando ale-
gaciones o aportando otros documentos capaces de desvirtuar el contenido de
los presentados en esa postrera etapa procesal.
De este modo, por imperativos derivados de la prohibición constitucional de
la indefensión (art. 24.1 CE), se hace necesario disciplinar un régimen concreto
en torno a la aportación de documentos por las partes, régimen que ha de
encontrarse presidido por dos criterios: por un lado, el de propiciar, como regla
general, que los documentos en que se apoyen los hechos controvertidos se
manifiesten desde el primer momento; por otro, el de sentar la preclusión en la
aportación de los tales documentos con un margen de flexibilidad como para
que el acaecimiento de nuevos hechos, o el conocimiento de hechos ignorados,
pueda acceder al proceso a través del correspondiente soporte documental,

365
Artículo 265 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

impidiendo así que la rigidez de la preclusión en esta materia ocasione situa-


ciones de verdadera injusticia material.
La LEC responde en buena medida a ambos criterios, determinando, en pri-
mer lugar, la necesidad de que una serie determinada de documentos sean apor-
tados en la fase inicial del proceso, en los trámites de demanda y contestación
a la demanda, y regulando, a continuación, una serie de reglas especiales al
régimen general de la preclusión en esta materia, por las que se permite que las
partes, excepcionalmente, aporten determinados documentos con posterioridad
a esos trámites iniciales.
2. El primer documento procesal que deben aportar las partes es el "poder
notarial conferido al Procurador siempre que éste intervenga y la representación
no se otorgue apud acta" (art. 264.1.º LEC). A este respecto, recuérdese que,
cuando la intervención del Procurador resulte preceptiva (art. 23 LEC), la parte
deberá conferir al mismo su representación procesal mediante el otorgamiento
de un poder autorizado por notario (art. 24.1 LEC), que podrá ser general o
especial (art. 25 LEC). Y lo mismo cabe preciar ahora cuando el poder se otorgue
apud acta, por cuanto el art. 24.2 LEC, tras su reforma por la LRLEC, exige que
dicho poder se acompañe "al primer escrito que el procurador presente".
3. También deben aportar las partes los "documentos que acrediten la repre-
sentación que el litigante se atribuya" (art. 264.2.º LEC), es decir, aquellos que
acrediten, no ya la representación procesal que desempeña el Procurador, sino
la representación material de quien comparece como parte en el proceso (v. art.
7 LEC).
4. Por último, los "documentos o dictámenes que acrediten el valor de la cosa
litigiosa, a efectos de competencia y procedimiento" (art. 264.3.º LEC), tal y como
sucede de cara a determinar la competencia objetiva entre los Jueces de Primera
Instancia y los Jueces de Paz (art. 47 LEC), así como en orden a delimitar cuál
sea el procedimiento declarativo adecuado, si el juicio ordinario o el juicio ver-
bal (arts. 249.2, 250.2 LEC).

Artículo 265. Documentos y otros escritos y objetos relativos al fondo del


asunto
1. A toda demanda o contestación habrán de acompañarse:
1.º Los documentos en que las partes funden su derecho a la tutela judicial
que pretenden.
2.º Los medios e instrumentos a que se refiere el apartado 2 del art. 299, si
en ellos se fundaran las pretensiones de tutela formuladas por las partes.
3.º Las certificaciones y notas sobre cualesquiera asientos registrales o sobre
el contenido de libros registro, actuaciones o expedientes de cualquier clase.

366
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 265

4.º Los dictámenes periciales en que las partes apoyen sus pretensiones, sin
perjuicio de lo dispuesto en los arts. 337 y 339 de esta Ley. En el caso de que
alguna de las partes sea titular del derecho de asistencia jurídica gratuita no
tendrá que aportar con la demanda o con la contestación el dictamen, sino sim-
plemente anunciarlo de acuerdo con lo que prevé el apartado 1 del art. 339.
5.º Los informes, elaborados por profesionales de la investigación privada
legalmente habilitados, sobre hechos relevantes en que aquéllas apoyen sus pre-
tensiones. Sobre estos hechos, si no fueren reconocidos como ciertos, se prac-
ticará prueba testifical.
2. Sólo cuando las partes, al presentar su demanda o contestación, no puedan
disponer de los documentos, medios e instrumentos a que se refieren los tres
primeros números del apartado anterior, podrán designar el archivo, protocolo
o lugar en que se encuentren, o el registro, libro registro, actuaciones o expe-
diente del que se pretenda obtener una certificación.
Si lo que pretenda aportarse al proceso se encontrara en archivo, protocolo,
expediente o registro del que se puedan pedir y obtener copias fehacientes, se
entenderá que el actor dispone de ello y deberá acompañarlo a la demanda, sin
que pueda limitarse a efectuar la designación a que se refiere el párrafo anterior.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, el actor podrá pre-
sentar en la audiencia previa al juicio, o en la vista del juicio verbal, los docu-
mentos, medios, instrumentos, dictámenes e informes, relativos al fondo del
asunto, cuyo interés o relevancia sólo se ponga de manifiesto a consecuencia de
alegaciones efectuadas por el demandado en la contestación a la demanda.
Véase arts. 399, 405, 437 y 438 LEC

COMENTARIOS
1. Aunque el art. 265.1 LEC los ubique en dos apartados distintos, junto con
la demanda y contestación se habrán de acompañar "los documentos en que las
partes funden su derecho a la tutela judicial que pretenden", tanto cuando los
mismos se representen en hojas de papel escritas (art. 265.1.1.º LEC), cuanto se
manifiesten en "medios de reproducción de la palabra, el sonido y la imagen, así
como los instrumentos que permiten archivar y conocer o reproducir palabras,
datos, cifras, y operaciones matemáticas llevadas a cabo con fines contables o
de otra clase, relevantes para el proceso" (art. 299.2 LEC, al que se remite el art.
265.1.2.º LEC).
Es esta clase de documentos materiales, sin duda, la más importante de
cuantas contempla la LEC, ya que engloba aquellos documentos en donde cons-
ten o en los que se acrediten los hechos constitutivos de la pretensión del actor
o los hechos impeditivos, extintivos o excluyentes de la pretensión del deman-
dado. Documentos que, como ha afirmado desde siempre la jurisprudencia del
TS, "sirvan de base y fundamento a la acción que se ejercita o a la petición que
(se) deduzca" (SSTS 1.ª 7.2.89, 14.2.89, 14.12.98...), esto es, "los básicos de la

367
Artículo 266 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

pretensión, los que fundamentan la causa de pedir" (STS 1.ª 22.7.95). Por el
contrario, no cabrá reputar como tales documentos materiales esenciales aque-
llos que resulten "complementarios, accesorios o auxiliares, encaminados a inte-
grar el proceso probatorio o a combatir las alegaciones de contrario" (SSTS 1.ª
30.12.92, 8.7.95, 22.7.95...).
Pero si las partes no pudiesen disponer de estos documentos al presentar su
demanda o contestación, podrán designar el archivo, protocolo o lugar en que
se encuentren, o el registro, libro registro, actuaciones o expediente del que se
pretenda obtener una certificación (art. 265.2 LEC).

2. También reviste mucha importancia la aportación de los "dictámenes periciales


en que las partes apoyen sus pretensiones" (art. 265.1.4.º LEC), a la que se refieren
los arts. 337 y 339 LEC (a cuyos comentarios remitimos ahora al amable lector).

3. Por excepción, el demandante o actor "podrá presentar en la audiencia previa


al juicio, o en la vista del juicio verbal, los documentos, medios, instrumentos, dictá-
menes e informes, relativos al fondo del asunto, cuyo interés o relevancia sólo se ponga
de manifiesto a consecuencia de alegaciones efectuadas por el demandado en la
contestación a la demanda" (en este mismo sentido insiste el art. 338.1 LEC). Nótese
que la presente posibilidad opera únicamente cuando se trata de hacer frente a ale-
gaciones del demandado de naturaleza material, a hechos "relativos al fondo del
asunto" como reza la norma, y no, pues, para reaccionar frente a excepciones y
defensas de naturaleza procesal esgrimidas por aquél.

Artículo 266. Documentos exigidos en casos especiales


Se habrán de acompañar a la demanda:
1. Los documentos que justifiquen cumplidamente el título en cuya virtud se
piden alimentos, cuando éste sea el objeto de la demanda.
2. Los documentos que constituyan un principio de prueba del título en que
se funden las demandas de retracto y, cuando la consignación del precio se exija
por ley o por contrato, el documento que acredite haber consignado, si fuere
conocido, el precio de la cosa objeto de retracto o haberse constituido caución
que garantice la consignación en cuanto el precio se conociere.
3. El documento en que conste fehacientemente la sucesión mortis causa en
favor del demandante, así como la relación de los testigos que puedan declarar
sobre la ausencia de poseedor a título de dueño o usufructuario, cuando se pre-
tenda que el Tribunal ponga al demandante en posesión de unos bienes que se
afirme haber adquirido en virtud de aquella sucesión.
4. Aquellos otros documentos que esta u otra ley exija expresamente para la
admisión de la demanda.
Véase art. 269.2 LEC

368
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 267

Artículo 267. Forma de presentación de los documentos públicos


Cuando sean públicos los documentos que hayan de aportarse conforme a
lo dispuesto en el art. 265, podrán presentarse por copia simple, ya sea en soporte
papel o, en su caso, en soporte electrónico a través de imagen digitalizada incor-
porada como anexo que habrá de ir firmado mediante firma electrónica reco-
nocida y, si se impugnara su autenticidad, podrá llevarse a los autos original,
copia o certificación del documento con los requisitos necesarios para que surta
sus efectos probatorios.
Véase art. 265 LEC

Artículo 268. Forma de presentación de los documentos privados


1. Los documentos privados que hayan de aportarse se presentarán en ori-
ginal o mediante copia autenticada por el fedatario público competente y se
unirán a los autos o se dejará testimonio de ellos, con devolución de los originales
o copias fehacientes presentadas, si así lo solicitan los interesados. Estos docu-
mentos podrán ser también presentados mediante imágenes digitalizadas, incor-
poradas a anexos firmados electrónicamente.
2. Si la parte sólo posee copia simple del documento privado, podrá presentar
ésta, ya sea en soporte papel o mediante imagen digitalizada en la forma descrita
en el apartado anterior, que surtirá los mismos efectos que el original, siempre
que la conformidad de aquélla con éste no sea cuestionada por cualquiera de las
demás partes.
3. En el caso de que el original del documento privado se encuentre en un
expediente, protocolo, archivo o registro público, se presentará copia auténtica
o se designará el archivo, protocolo o registro, según lo dispuesto en el apartado
2 del art. 265.

Artículo 269. Consecuencias de la falta de presentación inicial. Casos espe-


ciales
1. Cuando con la demanda, la contestación o, en su caso, en la audiencia
previa al juicio, no se presentara alguno de los documentos, medios, instrumen-
tos, dictámenes e informes que, según los preceptos de esta Ley, han de aportarse
en esos momentos o no se designara el lugar en que el documento se encuentre,
si no se dispusiese de él, no podrá ya la parte presentar el documento posterior-
mente, ni solicitar que se traiga a los autos, excepto en los casos previstos en el
artículo siguiente.
2. No se admitirán las demandas a las que no se acompañen los documentos
a que se refiere el art. 266.

369
Artículo 269 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
El tratamiento procesal de la preclusión en la aportación de los documentos
difiere en función de cuáles sean los mismos y cuándo el momento en que se
proceda a aportarlos al procedimiento. A este respecto cabe formular las siguien-
tes reglas:
1. Como regla general, los documentos procesales que han de aportarse con
la demanda y contestación podrán presentarse con posterioridad a la realización
de tales actos procesales; en concreto, en el trámite de subsanación que el Tri-
bunal disponga al efecto (art. 231 LEC), ya que, tratándose de documentos rela-
tivos a presupuestos procesales (postulación, capacidad, procedimiento ade-
cuado), su no aportación en el momento procesal oportuno constituye un
defecto subsanable.
2. También como regla general, la no aportación de los documentos mate-
riales del art. 265 LEC provocarán la preclusión, de forma que la parte afectada
"no podrá ya… presentar el documento posteriormente, ni solicitar que se traiga
a los autos" (art. 269.1 LEC). En consecuencia, si se presenta el documento
extemporáneamente "el Tribunal, por medio de providencia, lo inadmitirá, de
oficio o a instancia de parte, mandando devolverlo a quien lo hubiere presen-
tado", sin que frente a su resolución quepa recurso alguno "sin perjuicio de
hacerse valer en la segunda instancia" (art. 272 LEC).
Por el contrario, tratándose de los documentos materiales exigidos para casos
especiales por el art. 266 LEC, su falta de aportación con la demanda no provo-
cará la preclusión de su ulterior aportación sino, más drásticamente, la emisión
de un auto de inadmisión de dicha demanda defectuosa (art. 269.2 LEC).
3. Cuando el documento aportado extemporáneamente sea alguno de los
contemplados en el art. 270.1 LEC (documentos de fecha posterior a la preclu-
sión, o ignorados o no obtenidos antes de ese momento), el Juez dará traslado
del mismo a las demás partes procesales, quienes en la vista oral de los juicios
ordinario y verbal podrán alegar sobre la improcedencia de tomarlo en consi-
deración (art. 270.2 LEC).
4. Por último, cuando los documentos aportados sean los del art. 270.2 LEC,
entonces el Juez dará traslado de los mismos a las demás partes para que, en el
plazo común de cinco días, puedan alegar y pedir lo que estimen conveniente,
con suspensión del plazo para dictar sentencia, resolviendo a continuación sobre
la admisión y alcance del documento en la misma sentencia (art. 271.2 LEC, in
fine).

370
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 270

Artículo 270. Presentación de documentos en momento no inicial del pro-


ceso
1. El Tribunal después de la demanda y la contestación, o, cuando proceda,
de la audiencia previa al juicio, sólo admitirá al actor o al demandado los docu-
mentos, medios e instrumentos relativos al fondo del asunto cuando se hallen en
alguno de los casos siguientes:
1.º Ser de fecha posterior a la demanda o a la contestación o, en su caso, a
la audiencia previa al juicio, siempre que no se hubiesen podido confeccionar ni
obtener con anterioridad a dichos momentos procesales.
2.º Tratarse de documentos, medios o instrumentos anteriores a la demanda
o contestación o, en su caso, a la audiencia previa al juicio, cuando la parte que
los presente justifique no haber tenido antes conocimiento de su existencia.
3.º No haber sido posible obtener con anterioridad los documentos, medios
o instrumentos, por causas que no sean imputables a la parte, siempre que haya
hecho oportunamente la designación a que se refiere el apartado 2 del art. 265,
o en su caso, el anuncio al que se refiere el núm. 4.º del apartado primero del
art. 265 de la presente Ley.
2. Cuando un documento, medio o instrumento sobre hechos relativos al
fondo del asunto, se presentase una vez precluidos los actos a que se refiere el
apartado anterior, las demás partes podrán alegar en el juicio o en la vista la
improcedencia de tomarlo en consideración, por no encontrarse en ninguno de
los casos a que se refiere el apartado anterior. El Tribunal resolverá en el acto y,
si apreciare ánimo dilatorio o mala fe procesal en la presentación del documento,
podrá, además, imponer al responsable una multa de 180 a 1.200 euros.
Véase el comentario al art. 269 LEC

JURISPRUDENCIA
«Tampoco se trata de documentos comprendidos en el art. 270 de la misma Ley.
Antes bien, los documentos de que se trata no eran relativos al fondo del asunto, pues
no añadían nada nuevo al objeto del proceso ni eran condicionantes o decisivos para
resolver el pleito. Lo que pretendía con ellos el recurrente era aportar al proceso, de
manera extemporánea, hechos nuevos que acaecieron con posterioridad a la audiencia
previa y que representaban, en su opinión, nuevas vulneraciones de los derechos fun-
damentales del demandante al contener críticas personales que lo ridiculizaban, que en
dicho momento no podían acumularse a las que fueron objeto de demanda, so pena de
alterar el objeto del proceso» (STS 1.ª 7 enero 2014, Rec. 1845/2010).

Artículo 271. Preclusión definitiva de la presentación y excepciones a la


regla
1. No se admitirá a las partes ningún documento, instrumento, medio,
informe o dictamen que se presente después de la vista o juicio, sin perjuicio de

371
Artículo 272 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

lo previsto en la regla tercera del art. 435, sobre diligencias finales en el juicio
ordinario.
2. Se exceptúan de lo dispuesto en el apartado anterior, las sentencias o
resoluciones judiciales o de autoridad administrativa, dictada o notificada en
fecha no anterior al momento de formular las conclusiones, siempre que pudie-
ran resultar condicionantes o decisivas para resolver en primera instancia o en
cualquier recurso.
Estas resoluciones se podrán presentar incluso dentro del plazo previsto para
dictar sentencia, dándose traslado por diligencia de ordenación a las demás par-
tes, para que, en el plazo común de cinco días, puedan alegar y pedir lo que
estimen conveniente, con suspensión del plazo para dictar sentencia.
El Tribunal resolverá sobre la admisión y alcance del documento en la misma
sentencia.
Véase el comentario al art. 269 LEC

Artículo 272. Inadmisión de documento presentado injustificadamente en


momento no inicial del proceso
Cuando se presente un documento con posterioridad a los momentos pro-
cesales establecidos en esta Ley, según los distintos casos y circunstancias, el
Tribunal, por medio de providencia, lo inadmitirá, de oficio o a instancia de
parte, mandando devolverlo a quien lo hubiere presentado.
Contra la resolución que acuerde la inadmisión no cabrá recurso alguno, sin
perjuicio de hacerse valer en la segunda instancia.
Véase el comentario al art. 269 LEC

CAPÍTULO IV
De las copias de los escritos y documentos y su traslado

Artículo 273. Forma de presentación de los escritos y documentos


1. Todos los profesionales de la justicia están obligados al empleo de los
sistemas telemáticos o electrónicos existentes en la Administración de Justicia
para la presentación de escritos, iniciadores o no, y demás documentos, de forma
tal que esté garantizada la autenticidad de la presentación y quede constancia
fehaciente de la remisión y la recepción íntegras, así como de la fecha en que
éstas se hicieren.
2. Las personas que no estén representadas por procurador podrán elegir en
todo momento si actúan ante la Administración de Justicia a través de medios
electrónicos o no, salvo que estén obligadas a relacionarse a través de medios
electrónicos con la misma. El medio elegido podrá ser modificado en cualquier
momento.

372
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 274

3. En todo caso, estarán obligados a intervenir a través de medios electróni-


cos con la Administración de Justicia, al menos, los siguientes sujetos:
a) Las personas jurídicas.
b) Las entidades sin personalidad jurídica.
c) Quienes ejerzan una actividad profesional para la que se requiera cole-
giación obligatoria para los trámites y actuaciones que realicen con la Adminis-
tración de Justicia en ejercicio de dicha actividad profesional.
d) Los notarios y registradores.
e) Quienes representen a un interesado que esté obligado a relacionarse
electrónicamente con la Administración de Justicia.
f) Los funcionarios de las Administraciones Públicas para los trámites y
actuaciones que realicen por razón de su cargo.
4. Los escritos y documentos presentados por vía telemática o electrónica
indicarán el tipo y número de expediente y año al que se refieren e irán debida-
mente foliados mediante un índice electrónico que permita su debida localiza-
ción y consulta. La presentación se realizará empleando firma electrónica reco-
nocida y se adaptará a lo establecido en la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora
del uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la Adminis-
tración de Justicia.
Únicamente de los escritos y documentos que se presenten vía telemática o
electrónica que den lugar al primer emplazamiento, citación o requerimiento
del demandado o ejecutado, se deberá aportar en soporte papel, en los tres días
siguientes, tantas copias literales cuantas sean las otras partes.
5. El incumplimiento del deber del uso de las tecnologías previsto en este
artículo o de las especificaciones técnicas que se establezcan conllevará que el
secretario judicial conceda un plazo máximo de cinco días para su subsanación.
Si no se subsana en este plazo, los escritos y documentos se tendrán por no
presentados a todos los efectos.
6. Sin perjuicio de lo establecido en este artículo, se presentarán en soporte
papel los escritos y documentos cuando expresamente lo indique la ley.
De todo escrito y de cualquier documento que se aporte o presente en
soporte papel y en las vistas se acompañarán tantas copias literales cuantas sean
las otras partes.
Véase el comentario art. 135 LEC

Artículo 274. Traslado por la oficina judicial de las copias a las otras partes
interesadas, cuando no intervengan procuradores
Cuando las partes no actúen representadas por procurador, firmarán las
copias de los escritos y documentos que presenten, respondiendo de su exacti-
tud, y dichas copias se entregarán por el secretario judicial a la parte o partes
contrarias.

373
Artículo 275 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Si la presentación se realizara por medios telemáticos por estar obligados o


haber optado por ello, siempre que cumplan los presupuestos y requisitos exi-
gidos, el traslado de las copias a las demás partes se realizará por la oficina judi-
cial por el medio que proceda.

Artículo 275. Efectos de la no presentación de copias


En los casos a que se refiere el artículo anterior, la omisión de la presentación
de copias de los escritos y documentos no será motivo para dejar de admitir unos
y otros.
Dicha omisión se hará notar por el Secretario judicial a la parte, que habrá
de subsanarla en el plazo de cinco días. Cuando la omisión no se remediare
dentro de dicho plazo, el Secretario judicial expedirá las copias de los escritos y
documentos a costa de la parte que hubiese dejado de presentarlas, salvo que se
trate de los escritos de demanda o contestación, o de los documentos que deban
acompañarles, en cuyo caso se tendrán aquéllos por no presentados o éstos por
no aportados, a todos los efectos.

Artículo 276. Traslado de copias de escritos y documentos cuando inter-


venga procurador
1. Cuando las partes estuvieren representadas por procurador, cada uno de
éstos deberá trasladar a los procuradores de las restantes partes las copias de los
escritos y documentos que presente al Tribunal.
2. El traslado de copias de los escritos y documentos presentados de forma
telemática, se hará por medios telemáticos de forma simultánea a la presentación
y se entenderá efectuado en la fecha y hora que conste en el resguardo acredi-
tativo de su presentación. En caso de que el traslado tenga lugar en día y hora
inhábil a efectos procesales conforme a la ley se entenderá efectuado el primer
día y hora hábil siguiente.
3. En los supuestos de presentación en soporte papel de conformidad con el
apartado 4 del art. 135, el procurador deberá trasladar de forma telemática y
con carácter previo a los procuradores de las restantes partes las copias de los
escritos y documentos que vaya a presentar al Tribunal.
4. Lo dispuesto en los apartados anteriores de este artículo no será de apli-
cación cuando se trate del traslado de la demanda o de cualquier otro escrito
que pueda originar la primera comparecencia en juicio. En tales casos, el pro-
curador habrá de acompañar copias de dichos escritos y de los documentos que
a ellos se acompañen y el secretario judicial efectuará el traslado conforme a lo
dispuesto en los arts. 273 y 274 de esta Ley. Si el procurador omitiere la pre-
sentación de estas copias, se tendrá a los escritos por no presentados o a los
documentos por no aportados, a todos los efectos.
Véase el comentario al art. 135 LEC

374
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 277

Artículo 277. Efectos de la omisión del traslado mediante procurador


Cuando sean de aplicación los dos primeros apartados del artículo anterior
el Secretario judicial no admitirá la presentación de escritos y documentos si no
consta que se ha realizado el traslado de las copias correspondientes a las demás
partes personadas.

Artículo 278. Efectos del traslado respecto del curso y cómputo de plazos
Cuando el acto del que se haya dado traslado en la forma establecida en el
art. 276 determine, según la ley, la apertura de un plazo para llevar a cabo una
actuación procesal, el plazo comenzará su curso sin intervención del Tribunal y
deberá computarse desde el día siguiente al de la fecha que se haya hecho constar
en las copias entregadas o al de la fecha en que se entienda efectuado el traslado
cuando se utilicen los medios técnicos a que se refiere el art. 135.

Artículo 279. Función de las copias


1. Las pretensiones de las partes se deducirán en vista de las copias de los
escritos, de los documentos y de las resoluciones del Tribunal o Secretario judi-
cial, que cada litigante habrá de conservar en su poder.
2. No se entregarán a las partes los autos originales, sin perjuicio de que
puedan obtener, a su costa, copias de algún escrito o documento.

Artículo 280. Denuncia de inexactitud de una copia y efectos


Si se denunciare que la copia entregada a un litigante no se corresponde con
el original, el Tribunal, oídas las demás partes, declarará la nulidad de lo actuado
a partir de la entrega de la copia si su inexactitud hubiera podido afectar a la
defensa de la parte, sin perjuicio de la responsabilidad en que incurra quien
presentare la copia inexacta.
El Tribunal, al declarar la nulidad, dispondrá la entrega de copia conforme
al original, a los efectos que procedan en cada caso.

CAPÍTULO V
De la prueba: disposiciones generales

SECCIÓN 1.ª
Del objeto, necesidad e iniciativa de la prueba

Artículo 281. Objeto y necesidad de la prueba


1. La prueba tendrá como objeto los hechos que guarden relación con la
tutela judicial que se pretenda obtener en el proceso.

375
Artículo 281 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. También serán objeto de prueba la costumbre y el derecho extranjero. La


prueba de la costumbre no será necesaria si las partes estuviesen conformes en
su existencia y contenido y sus normas no afectasen al orden público. El derecho
extranjero deberá ser probado en lo que respecta a su contenido y vigencia,
pudiendo valerse el Tribunal de cuantos medios de averiguación estime necesa-
rios para su aplicación.
3. Están exentos de prueba los hechos sobre los que exista plena conformidad
de las partes, salvo en los casos en que la materia objeto del proceso esté fuera
del poder de disposición de los litigantes.
4. No será necesario probar los hechos que gocen de notoriedad absoluta y
general.
Véase arts. 24.2 CE; 282–386 LEC

COMENTARIOS
1. Es sabido que, de cuantos elementos componen las pretensiones de las
partes procesales, el más relevante de ellos es el determinado por los hechos que
las fundamentan. El Juez necesita de los hechos que las partes le aporten en los
trámites de alegación para poder ejercitar la potestad jurisdiccional, pero no
necesita que las mismas le digan qué norma jurídica es la que ha de aplicar para
resolver la controversia (art. 117.1 CE, iura novit curia...). Sin embargo, y salvo
los (en la práctica forense) escasos supuestos donde el conflicto existente entre
las partes enfrentadas en un proceso se reduce a una cuestión estrictamente jurí-
dica (de aplicación y/o interpretación de un precepto normativo), en la inmensa
mayoría de las ocasiones los hechos que aportan las partes al proceso se hallen
en un estado de controversia. Lo normal es que los hechos que aporta el deman-
dante sean negados por el demandado, y los aportados por este último negados
por el primero, o que ambas afirmen el acaecimiento de eventos fácticos anti-
téticos, es decir, hechos que físicamente no han podido sucederse de manera
contemporánea.
En tales casos, y de cara a llevar al intelecto del Juez la convicción acerca
de qué hechos son los que se han sucedido en el conflicto que ha de resolver,
qué hechos ha de considerar en su resolución sobre el fondo del conflicto y qué
hechos ha de descartar, existe un conjunto de actuaciones procesales a las que
se conoce como fase probatoria o, en general, como prueba. Actuaciones pro-
cesales que, como se encarga de confirmar, por ejemplo, el art. 428.3 LEC, no
han de producirse cuando las partes "estuvieren conformes en todos los hechos
y la discrepancia quedase reducida a cuestión o cuestiones jurídicas".
2. Tan relevante es, pues, la actividad probatoria en el proceso, que la utili-
zación de la misma constituye un derecho fundamental de las partes procesales,
proclamado en el art. 24.2 CE (el derecho a utilizar los medios de prueba perti-
nentes para la defensa), y que puede ser definido como el derecho subjetivo
público fundamental, instrumental del derecho de defensa, de configuración

376
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 281

legal e interpretación extensiva, del que son titulares únicamente quienes hayan
adquirido la condición de parte en el proceso y que confiere a los mismos el
derecho a proponer la prueba conducente a demostrar los hechos jurídicamente
relevantes que configuran sus respectivas pretensiones, así como el derecho a
que la prueba propuesta en tiempo y forma sea admitida, practicada y valorada
dentro de los cauces y conforme a las reglas legalmente establecidas.
3. Según el art. 281 LEC, la actividad procesal de índole probatoria recae
sobre un triple objeto, a saber: los hechos, la costumbre y el derecho extranjero.
a) El objeto de la prueba procesal lo es, por excelencia, el conjunto de hechos
integrantes de la causa petendi que las partes hayan aportado en sus respectivas
pretensiones procesales. Pero de dicha formulación general han de excluirse
determinadas clases de hechos, lo que aconseja distinguir entre hechos necesi-
tados de prueba para poder ser considerados hechos probados (que son los
hechos relevantes controvertidos entre las partes) y hechos que, por el contrario,
quedan excusados de tan importante designio, pudiendo tenerlos el Tribunal por
acreditados aunque sobre ellos no haya recaído la menor actividad probatoria
(que, según el art. 281 LEC, son los hechos no controvertidos –aptdo. 3–, los
irrelevantes –aptdo. 1– y los notorios –aptdo. 4–).
b) También ha de ser objeto de la prueba la costumbre, cuando la existencia
de la misma sea alegada por alguna de aquéllas como fundamento de su pre-
tensión (art. 281.2). Sin embargo, esta prueba "no será necesaria si las partes
estuviesen conformes en su existencia y contenido y sus normas no afectasen al
orden público".
c) Por último, ha de ser objeto de la actividad probatoria el "Derecho extran-
jero", cuando su toma en consideración sea instada por alguna de las partes en
conflicto como fundamento de su pretensión, por considerar que el mismo
resulta aplicable al litigio de que se trate a la luz de las normas de conflicto
previstas en el ordenamiento español (recogidas, fundamentalmente, en los arts.
8 a 12 CC).

JURISPRUDENCIA
– Prueba del derecho extranjero:
«La STS 198/2015, de 17 de abril, recuerda la doctrina de esta Sala en torno al
régimen de prueba y carga de la prueba del Derecho extranjero. Según esta resolución
‘Esta doctrina puede resumirse en los siguientes puntos:
i. El Tribunal español debe aplicar de oficio las normas de conflicto del Derecho
español (art. 12.6 del Código Civil), que pueden ser de origen interno, comunitario o
convencional internacional. La calificación para determinar la norma de conflicto apli-
cable se hará siempre con arreglo a la ley española (art. 12.1 del Código Civil).

377
Artículo 281 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ii. Como consecuencia lógica de que los jueces españoles no tienen obligación de
conocer el Derecho extranjero, se ha exigido históricamente la prueba del mismo, de
forma que en este extremo el Derecho recibe un tratamiento similar al que reciben los
hechos, pues debe ser objeto de alegación y prueba, siendo necesario acreditar no sólo
la exacta entidad del Derecho vigente, sino también su alcance y autorizada interpreta-
ción. Por ello, el segundo párrafo del art. 281.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil exige
la prueba de "su contenido y vigencia", si bien, de acuerdo con el principio de adqui-
sición, la Ley de Enjuiciamiento Civil no pone la prueba a cargo de "la persona que
invoque el derecho extranjero".
iii. Si de acuerdo con la norma de conflicto española es aplicable el Derecho extran-
jero, la exigencia de prueba del mismo no transforma el Derecho extranjero, en cuanto
conjunto de reglas para la solución de conflictos, en un simple hecho. Esto trae consigo
varias consecuencias. La primera, que la infracción del Derecho extranjero aplicable para
resolver las cuestiones objeto del proceso es apta para fundar un recurso de casación.
La segunda, que es la que aquí nos interesa, que el Tribunal no queda constreñido, como
en la prueba de hechos en los litigios sobre derechos disponibles, a estar al resultado de
las pruebas propuestas por las partes, sino que puede valerse de cuantos medios de
averiguación estime necesarios para su aplicación. Así lo permite el último inciso final
del art. 281.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, que supone una flexibilización de las
limitaciones, derivadas del principio de aportación de parte que rige en los litigios sobre
derechos disponibles, que para el Tribunal supondría que el Derecho extranjero fuera
tratado, a todos los efectos, como un hecho. Por ejemplo, le permite admitir prueba sobre
el Derecho extranjero propuesta en segunda instancia o incluso en el recurso de casación,
como hemos afirmado en la sentencia núm. 528/2014, de 14 de octubre. Ahora bien,
esta posibilidad no supone que el recurso pueda convertirse en un nuevo juicio, en el
que se modifique el objeto del proceso. La prueba del Derecho extranjero, incluso en
apelación y casación, es posible cuando ha sido alegado en el momento procesal opor-
tuno, que de ordinario es la demanda o la contestación a la demanda, y cuando sirve
para fundar las consecuencias jurídicas que la parte intenta anudar a hechos y preten-
siones oportunamente introducidas en el proceso, posibilitando que el Tribunal aplique
con más seguridad el Derecho extranjero que fue oportunamente alegado. No es admi-
sible que mediante la aportación de prueba sobre el Derecho extranjero en los recursos,
se alteren los términos en que el debate ha sido fijado en la demanda, contestación y
audiencia previa.
iv. El empleo de los medios de averiguación del Derecho extranjero es una facultad,
pero no una obligación del Tribunal. No puede alegarse como infringido el art. 281.2 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil porque el Tribunal no haya hecho averiguaciones sobre el
Derecho extranjero.
v. La consecuencia de la falta de prueba del Derecho extranjero no es la desestima-
ción de la demanda, o la desestimación de la pretensión de la parte que lo invoca, sino
la aplicación del Derecho español. Así lo ha declarado reiteradamente esta Sala, en las
sentencias citadas, y así lo ha declarado el Tribunal Constitucional en su sentencia
155/2001, de 2 de julio, como exigencia derivada del derecho a la tutela judicial efectiva
que establece el art. 24 de la Constitución» (STS 1.ª 20 mayo 2015, Rec. 724/2013).

378
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 282

Artículo 282. Iniciativa de la actividad probatoria


Las pruebas se practicarán a instancia de parte. Sin embargo, el Tribunal
podrá acordar, de oficio, que se practiquen determinadas pruebas o que se apor-
ten documentos, dictámenes u otros medios e instrumentos probatorios, cuando
así lo establezca la ley.

COMENTARIOS
1. La regla general en el proceso civil es la de que la iniciativa probatoria
constituye un asunto exclusivo de las partes procesales.
Tal conclusión se desprende del enunciado del art. 216 LEC. Si el proceso
civil es un asunto de los litigantes porque en él se discute generalmente en torno
a derechos subjetivos e intereses legítimos de la libre disposición de los mismos
(de forma que se les reconoce la facultad de suscribir una transacción sobre el
objeto procesal, de renunciar al derecho material cuya titularidad se invoca, de
desistir del proceso o de allanarse a la pretensión), ha de ser a éstos, única y
exclusivamente, a quien corresponda delimitar el objeto procesal y promover la
oportuna actividad probatoria, con exclusión de cualquier iniciativa probatoria
del Juez a estos efectos.
2. En el moderno proceso civil, sin embargo, se ventilan en ocasiones títulos
jurídicos que trascienden de la esfera privada de las partes o de los que no puede
predicarse que exista ningún poder de disposición puramente privado. Nos esta-
mos refiriendo, por ejemplo, a procesos tales como los de disolución matrimo-
nial, los de declaración de incapacitación, los de reclamación e impugnación
de la filiación, etc. Por esta razón, la regla general que formula el primer inciso
del art. 282 LEC queda excepcionada en el segundo.
El órgano judicial, pues, excepcionalmente podrá promover la actividad
probatoria de oficio «cuando así lo establezca la ley», lo que, efectivamente,
sucede en los procesos ya mencionados sobre capacidad, filiación, matrimonio
y menores, con respecto a los cuales dispone con carácter general el art. 752.1.II
LEC que «sin perjuicio de las pruebas que se practiquen a instancia del Ministerio
Fiscal y de las demás partes, el Tribunal podrá decretar de oficio cuantas estime
pertinentes». En particular, en los procesos sobre la capacidad de las personas
la LEC autoriza al órgano judicial a acordar de oficio «los dictámenes periciales
necesarios o pertinentes en relación con las pretensiones de la demanda y demás
medidas previstas por las leyes», añadiendo que «Nunca se decidirá sobre la
incapacitación sin previo dictamen pericial médico, acordado por el Tribunal»
(art. 759.1 LEC), y así tanto en la primera como en la segunda instancia (art. 759.3
LEC). De igual forma, en los procesos matrimoniales también se reconoce al Juez
la facultad de poder «acordar de oficio las pruebas que estime necesarias para
comprobar la concurrencia de las circunstancias exigidas por el Código Civil

379
Artículo 283 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

para decretar la nulidad, separación o divorcio, así como las que se refieran a
hechos de los que dependan los pronunciamientos sobre medidas que afecten
a los hijos menores o incapacitados, de acuerdo con la legislación civil aplica-
ble» (art. 770.4.ª LEC).

Artículo 283. Impertinencia o inutilidad de la actividad probatoria


1. No deberá admitirse ninguna prueba que, por no guardar relación con lo
que sea objeto del proceso, haya de considerarse impertinente.
2. Tampoco deben admitirse, por inútiles, aquellas pruebas que, según reglas
y criterios razonables y seguros, en ningún caso puedan contribuir a esclarecer
los hechos controvertidos.
3. Nunca se admitirá como prueba cualquier actividad prohibida por la ley.
Véase art. 11.1 LOPJ

COMENTARIOS
1. La fase probatoria se inaugura con la proposición de la prueba a cargo de
las partes y culmina con la práctica de los diferentes medios de prueba, teniendo
como etapa intermedia la de la admisión judicial de la prueba, en la que el
Tribunal decidirá cuáles de los medios de prueba propuestos por las partes van
a ser efectivamente practicados en el procedimiento (arts. 285.1, 435 LEC), lo
que tendrá lugar tanto en el juicio ordinario (art. 429.2 LEC) cuanto en el juicio
verbal (art. 443.4.I LEC). Pues bien, para determinar qué medios probatorios han
de ser admitidos por la autoridad judicial y cuáles de ellos han de merecer una
declaración de inadmisión, el art. 283.1 LEC dispone que no serán admisibles
en el proceso civil las pruebas impertinentes ni las pruebas inútiles, a las que han
de añadirse las pruebas prohibidas y las que sean propuesta fuera de los trámites
y/o de los plazos legalmente previstos.
2. Será admisible, pues, aquella prueba que guarde relación con lo que sea
objeto del mismo, prueba que, de este modo, será pertinente frente a aquella
otra que no observe dicha relación, que habrá de considerarse impertinente. Por
esta razón precisamente exige la LEC, por ejemplo, que la prueba del interroga-
torio de las partes deba versar necesariamente «sobre hechos y circunstancias
de los que (las mismas) tenga noticia y que guarden relación con el objeto del
juicio» (art. 301.1), o que la prueba pericial haya de recaer sobre «hechos o
circunstancias relevantes en el asunto» (art. 335.1), o, en fin, que la prueba de
testigos tenga que referirse a «hechos controvertidos relativos a lo que sea objeto
del juicio» (art. 360), etc.
3. Además de las impertinentes, y por resultar inútiles a los fines perseguidos
por esta actividad procesal, también se inadmitirán «aquellas pruebas que, según
reglas y criterios razonables y seguros, en ningún caso puedan contribuir a escla-

380
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 283

recer los hechos controvertidos» (art. 283.2 LEC). Así, podría ponerse como
ejemplo cualitativo de inutilidad una prueba testifical propuesta para acreditar
el grado de toxicidad de una sustancia, o una prueba pericial promovida con el
fin de acreditar un hecho objetivo no precisado de dictamen alguno. Cuantita-
tivamente también cabrá reputar inútiles aquellas pruebas puramente reiterativas
de otras que ya hayan sido admitidas (por ejemplo, cuando se propone la testi-
fical de cinco, diez o veinte personas que han presenciado todas ellas un mismo
hecho o se encuentran en la misma situación con respecto al thema probandi).
4. Tampoco los órganos judiciales deberán admitir a trámite aquellos medios
de prueba consistentes en cualquier actividad prohibida por la Ley, según dis-
pone el art. 283.3 LEC, que debe ser puesto en conexión con el art. 287 LEC y
el art. 11.1 LOPJ y, por ende, entender excluidos aquellos medios probatorios
que recaigan sobre fuentes de prueba obtenidas mediante la violación de dere-
chos fundamentales, tales como, por ejemplo: la aportación de un documento
obtenido mediante la entrada no autorizada en un domicilio privado, o la decla-
ración de un testigo que conoce los hechos por haber intervenido ilegalmente
una comunicación postal, telegráfica o telefónica, etc.
a) La primera sentencia del TC que abordó la problemática de la prueba
prohibida (la STC 114/1984) ya pudo proclamar que, a falta de enunciados lega-
les específicos, dentro del concepto legal de «prueba impertinente» podría
englobarse la prueba obtenida mediante la vulneración de la Constitución (en
este mismo sentido también se manifiesta la STC 49/1996). Con posterioridad a
dicho pronunciamiento muchas han sido las resoluciones que se han hecho eco
del presente problema (SSTC 107/1985, 64/1986, 80/1991, 85/1994, 181/1995,
49/1996, 81/1998, 49/1999…), hasta llegar a las más recientes doctrinas que
sitúan la prohibición de que los Jueces fundamenten sus decisiones en pruebas
obtenidas ilícitamente, en un primer estadio en el marco del derecho funda-
mental a la presunción de inocencia (STC 86/1995), y en un tiempo más reciente,
y que constituye la tesis hoy vigente en la jurisprudencia constitucional, primor-
dialmente en el derecho a un proceso con todas las garantías (SSTC 81/1998,
50/2000).
b) También ha abordado el TC la teoría de génesis anglosajona conocida
como la «doctrina de los frutos del árbol envenenado», es decir, la eficacia
directa o indirecta (o refleja) de la exclusión de una prueba obtenida ilícitamente
sobre aquellos otros medios probatorios inicialmente lícitos y regulares, pero que
derivan de algún modo de aquella inconstitucional actividad probatoria.
El primer pronunciamiento lo constituyó la muy importante STC 86/1995,
donde por vez primera en nuestra jurisprudencia se sentó la doctrina de la efi-
cacia refleja de la prueba prohibida, es decir, la necesidad de excluir de la valo-
ración judicial, no sólo las pruebas directamente inconstitucionales, sino tam-
bién aquellas otras que deriven de algún modo de las anteriores «siempre que

381
Artículo 283 bis a) Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

exista una conexión causal entre ambos resultados probatorios», exclusión que
se justifica en el contenido esencial del derecho fundamental a la presunción de
inocencia. En el momento presente, sin embargo, se ha mitigado de manera más
que considerable el alcance de esta primera orientación de la jurisprudencia
constitucional. En concreto, tras la Sentencia 81/1998 del Pleno del TC, dicha
exigencia de conexión causal entre la prueba ilícita el resto del material proba-
torio aportado al proceso ha quedado prácticamente en nada, pues con la
vigente doctrina, la existencia de conexión causal no implica necesariamente la
ilicitud de la prueba derivada, indirecta o refleja. Porque para que tal exclusión
probatoria se suceda es imprescindible que entre una y otras exista una, a nuestro
modesto parecer confusa y oscura, «conexión de antijuridicidad», en la que no
sólo hay que determinar, de manera unilateral y única, si la ilicitud se transmite
de una prueba a otra dada «la índole y características de la vulneración» del
derecho fundamental de que se trate, sino también complementar el anterior
examen con una «perspectiva que pudiéramos denominar externa» relacionada
con «las necesidades esenciales de tutela que la realidad y efectividad del dere-
cho».
5. Finalmente, los medios de prueba propuestos por las partes en el proceso
pueden ser inadmitidos por razones que nada tienen que ver con su contenido
pertinente, útil o permitido, sino con la observancia de los criterios procedi-
mentales dispuestos por la Ley. Se trata, por tanto, de pruebas propuestas intem-
pestivamente o en trámites procesales diferentes a aquellos predeterminados
legalmente que, por esta razón formal, habrán de ser inadmitidas por los órganos
judiciales.

SECCIÓN 1.ª BIS.


Del acceso a las fuentes de prueba en procedimientos de reclamación de
daños por infracción del derecho de la competencia

Artículo 283 bis a). Exhibición de las pruebas en procesos para el ejercicio
de acciones por daños derivados de infracciones del Derecho de la competencia
1. Previa solicitud de una parte demandante que haya presentado una moti-
vación razonada que contenga aquellos hechos y pruebas a los que tenga acceso
razonablemente, que sean suficientes para justificar la viabilidad del ejercicio
de acciones por daños derivados de infracciones del Derecho de la competencia,
el tribunal podrá ordenar que la parte demandada o un tercero exhiba las prue-
bas pertinentes que tenga en su poder, a reserva de las condiciones establecidas
en la presente sección. El tribunal también podrá ordenar a la parte demandante
o un tercero la exhibición de las pruebas pertinentes, a petición del demandado.
Esta solicitud podrá hacer referencia, entre otros, a los siguientes datos:
a) La identidad y direcciones de los presuntos infractores.

382
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 283 bis a)

b) Las conductas y prácticas que hubieran sido constitutivas de la presunta


infracción.
c) La identificación y el volumen de los productos y servicios afectados.
d) La identidad y direcciones de los compradores directos e indirectos de los
productos y servicios afectados.
e) Los precios aplicados sucesivamente a los productos y servicios afectados,
desde la primera transmisión hasta la puesta a disposición de los consumidores
o usuarios finales.
f) La identidad del grupo de afectados.
El presente apartado se entiende sin perjuicio de los derechos y obligaciones
de los tribunales españoles que derivan del Reglamento (CE) núm. 1206/2001,
del Consejo, de 28 de mayo de 2001, relativo a la cooperación entre los órganos
jurisdiccionales de los Estados miembros en el ámbito de la obtención de pruebas
en materia civil o mercantil.
2. El tribunal podrá ordenar la exhibición de piezas específicas de prueba o
de categorías pertinentes de pruebas, lo más limitadas y acotadas como sea posi-
ble atendiendo a los hechos razonablemente disponibles en la motivación razo-
nada.
3. El tribunal limitará la exhibición de las pruebas a lo que sea proporcio-
nado. A la hora de determinar si la exhibición solicitada por una parte es pro-
porcionada, el tribunal tomará en consideración los intereses legítimos de todas
las partes y de todos los terceros interesados. En particular, tendrá en cuenta:
a) la medida en que la reclamación o la defensa esté respaldada por hechos
y pruebas disponibles que justifiquen la solicitud de exhibición de pruebas;
b) el alcance y el coste de la exhibición de las pruebas, especialmente para
cualquier tercero afectado, también para evitar las búsquedas indiscriminadas
de información que probablemente no llegue a ser relevante para las partes en
el procedimiento;
c) el hecho de que las pruebas cuya exhibición se pide incluyen información
confidencial, especialmente en relación con terceros, y las disposiciones exis-
tentes para proteger dicha información confidencial.
Véase Directiva 2014/104/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de
noviembre de 2014 que establece determinadas normas por las que se rigen, en
virtud del Derecho nacional, las acciones de daños resultantes de las infracciones
del Derecho de la competencia de los Estados miembros y de la Unión Europea.
Véase también la Ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la Competencia

COMENTARIOS
Los preceptos que integran la presente Sección han sido introducidos por el
reciente R.D.L. 9/2017, de 26 de mayo, al objeto de transponer al ordenamiento
español la Directiva comunitaria 2014/104/UE. En la Exposición de Motivos de

383
Artículo 283 bis a) Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la norma citada en primer término, el legislador justifica dicha transposición con


la siguiente argumentación:
"En siguiente lugar, respecto a las disposiciones de la directiva para facilitar
la prueba en los procedimientos por daños resultantes de la violación de las
normas sobre competencia, el objetivo principal de la modificación introducida
por el artículo cuarto de este Real Decreto–ley en la Ley 1/2000, de 7 de enero,
de Enjuiciamiento Civil, es la consecución de una mejor tutela de los derechos
de los justiciables en dicho campo. A tal fin, dicho artículo séptimo introduce
una regulación sobre el acceso a las fuentes de prueba en la Ley 1/2000, de 7
de enero, mediante una nueva Sección 1.ª bis («Del acceso a las fuentes de
prueba en procedimientos de reclamación de daños por infracción de las normas
de competencia») dentro del Capítulo V («De la prueba: disposiciones genera-
les») del Título I («De las disposiciones comunes a los procesos declarativos»)
del Libro II («De los procesos declarativos»), en la que se determinan, entre otros
extremos, los requisitos para solicitar del tribunal una medida de acceso a fuentes
de prueba, un elenco ejemplificativo de posibles medidas, así como la ejecución
de éstas y las consecuencias de la obstrucción a su práctica, siempre moduladas
por el principio de proporcionalidad.
Con todo ello se da carta de naturaleza legal a la noción de fuente de prueba,
a través de la cual se alude a todo elemento susceptible de servir de base para
la ulterior práctica probatoria en el momento procesal oportuno. A través de la
nueva regulación se permite que los justiciables en el campo del Derecho de la
competencia tengan conocimiento de los elementos que les servirán para tratar
de formar la convicción judicial conforme a las reglas ordinarias en materia de
proposición y práctica de la prueba; ahora bien, y precisamente por ello, el
acceso a fuentes de prueba no exime al litigante de la carga de proponer en
tiempo y forma la práctica del medio probatorio pertinente.
El Real Decreto–ley se refiere también y de forma específica al acceso a
fuentes de prueba que se encuentren en poder de las administraciones públicas
y entidades de derecho público previendo, para este último caso, la imposibili-
dad de acceso a documentación o material de carácter reservado o secreto.
Con el objetivo de asegurar la efectiva realización del acceso, y frente a
supuestos de obstrucción de dicho acceso, la norma recoge una serie de con-
secuencias sobre los efectos de la prueba en el proceso en cuestión, dejando a
salvo la responsabilidad penal en que pudiera incurrir quien así actuara.
El transcurso del plazo de incorporación al ordenamiento jurídico español
de la Directiva 2014/104/UE, que finalizó el 27 de diciembre de 2016, justifica
la utilización del Real Decreto–ley como instrumento de transposición, al con-
currir la circunstancia de extraordinaria y urgente necesidad que exige el art. 86
de la Constitución. En efecto, resulta acuciante efectuar la necesaria adaptación
de nuestro Derecho y poner fin al retraso en el cumplimiento de esta obligación,

384
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 283 bis b)

considerando las consecuencias negativas que dicho retraso comporta tanto para
los ciudadanos, en cuyo beneficio procede garantizar la efectividad de las accio-
nes para el resarcimiento por los daños y perjuicios derivados de infracciones
del Derecho de la competencia, como para el Estado, debido el riesgo de ser
sancionado por las instituciones de la Unión Europea mediante un procedi-
miento de infracción que ha sido iniciado de oficio por la Comisión Europea en
enero de 2017".

Artículo 283 bis b). Reglas sobre confidencialidad


1. El tribunal podrá ordenar la exhibición de las pruebas que contengan
información confidencial cuando lo considere pertinente en casos de acciones
por daños. El tribunal, cuando ordene exhibir esa información y lo considere
oportuno, adoptará las medidas necesarias para proteger la confidencialidad, en
los términos previstos en este artículo.
2. El interés de las empresas en evitar acciones por daños a raíz de una
infracción del Derecho de la competencia no constituirá un interés que justifique
protección.
3. Cuando ordene la exhibición de las pruebas el tribunal dará pleno efecto
a las reglas de confidencialidad de las comunicaciones entre abogado y cliente
que resulten aplicables, así como a las reglas sobre deber de guardar secreto.
4. El tribunal tendrá en cuenta si la fuente de prueba a la que pretende acce-
derse incluye información confidencial, especialmente en relación con terceros,
y las disposiciones existentes para proteger dicha información confidencial.
5. Cuando lo considere necesario, a la luz de las circunstancias del caso
concreto, el tribunal podrá ordenar el acceso del solicitante a fuentes de prueba
que contengan información confidencial, tomando en todo caso medidas efica-
ces para protegerla.
A estos efectos, el tribunal podrá adoptar, entre otras, las siguientes medidas:
1.ª Disociar pasajes sensibles en documentos o en otros soportes.
2.ª Realizar audiencias a puerta cerrada o restringir el acceso a las mismas.
3.ª Limitar las personas a las que se permite examinar las pruebas.
4.ª Encargar a peritos la elaboración de resúmenes de la información en una
forma agregada no confidencial o en cualquier otra forma no confidencial.
5.ª Redactar una versión no confidencial de una resolución judicial en la que
se hayan suprimido pasajes que contengan datos confidenciales.
6.ª Limitar el acceso a determinadas fuentes de prueba a los representantes
y defensores legales de las partes y a peritos sujetos a obligación de confiden-
cialidad.

385
Artículo 283 bis c) Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 283 bis c). Gastos y caución


1. Los gastos que ocasione la práctica de las medidas de acceso a fuentes de
prueba serán a cargo del solicitante. El solicitante responderá también de los
daños y perjuicios que pueda causar a resultas de una utilización indebida de
aquéllas.
2. La persona de quien se interese una medida de acceso a fuentes de prueba
podrá pedir al tribunal que el solicitante preste caución suficiente para responder
de los gastos, así como de los daños y perjuicios que se le pudieran irrogar. El
tribunal accederá o no a esta petición y, en su caso, determinará el importe de
la caución. La caución podrá otorgarse en cualquiera de las formas previstas en
el párrafo segundo del apartado 3 del art. 529 de esta ley.
3. No podrá exigirse una caución que por su inadecuación impida el ejercicio
de las facultades previstas en esta sección.

Artículo 283 bis d). Competencia


1. Será tribunal competente para conocer de las solicitudes sobre medidas
de acceso a fuentes de prueba el que esté conociendo del asunto en primera
instancia o, si el proceso no se hubiese iniciado, el que sea competente para
conocer de la demanda principal.
2. No se admitirá declinatoria en las medidas de acceso a fuentes de prueba,
pero el tribunal al que se soliciten revisará de oficio su competencia y si enten-
diese que no le corresponde conocer de la solicitud, se abstendrá de conocer
indicando al solicitante el tribunal al que debe acudir. Si éste se inhibiere en su
competencia, decidirá el conflicto negativo el tribunal inmediato superior
común, según lo previsto en el art. 60 de la presente ley.

Artículo 283 bis e). Momento para la solicitud de medidas de acceso a fuen-
tes de prueba
1. Las medidas de acceso a fuentes de prueba podrán solicitarse antes de la
incoación del proceso, en la demanda, o durante la pendencia del proceso.
2. Cuando las medidas se hubieran acordado antes de la incoación del pro-
ceso el solicitante habrá de presentar demanda en los veinte días siguientes a la
terminación de su práctica. En caso de no hacerlo:
a) El tribunal, de oficio, condenará en costas al solicitante y declarará que
es responsable de los daños y perjuicios que haya producido al sujeto respecto
del cual se adoptaron las medidas, que podrán hacerse efectivos de conformidad
con lo dispuesto en los arts. 712 y ss. de esta ley;
b) el tribunal, a instancia de la parte perjudicada, podrá acordar las medidas
necesarias para la revocación de los actos de cumplimiento que hubieran sido
realizados, incluida, en particular, la devolución de todo tipo de documentos,
actas, testimonios y objetos; asimismo, también a instancia de la parte perjudi-

386
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 283 bis f)

cada, podrá declarar que los datos e informaciones recabados por el solicitante
no puedan ser utilizados por éste en ningún otro proceso, cuando se aprecie
abuso por su parte. Estas peticiones se sustanciarán por los cauces del procedi-
miento previsto en el artículo siguiente.

Artículo 283 bis f). Procedimiento


1. Recibida la solicitud, se dará traslado a la persona frente a la que se solicite
la medida y, en su caso, también a la persona frente a la que se ejercite o pretenda
ejercitarse la pretensión o la defensa, y se citará a todas las partes a una vista
oral, que habrá de celebrarse dentro de los diez días siguientes sin necesidad de
seguir el orden de los asuntos pendientes cuando así lo exija la efectividad de la
medida solicitada.
2. La solicitud de medidas de acceso a fuentes de prueba puede incluir tam-
bién la solicitud de medidas de aseguramiento de prueba, si procedieren con
arreglo a los arts. 297 y 298 de esta ley. En tal caso, se seguirá el procedimiento
previsto en este artículo.
3. En la vista, los sujetos interesados podrán exponer lo que convenga a su
derecho, sirviéndose de cuantas pruebas dispongan, que se admitirán y practi-
carán si fueran útiles y pertinentes.
4. Terminada la vista, el tribunal, en el plazo de cinco días, decidirá mediante
auto. Contra esta resolución cabrá recurso de reposición, con efectos suspensi-
vos, y si se desestimare la parte perjudicada podrá, en su caso, hacer valer sus
derechos en la segunda instancia; pero si se tratare de solicitud formulada con
carácter previo a la interposición de la demanda, cabrá directamente recurso de
apelación. La parte apelante podrá solicitar la suspensión de la eficacia de la
resolución impugnada. El tribunal de apelación se pronunciará sobre la suspen-
sión solicitada mediante providencia sucintamente motivada que habrá de dictar
tras la recepción de los autos, quedando entre tanto en suspenso la resolución
impugnada.
5. Las costas se impondrán con arreglo a los criterios generales establecidos
en esta ley.

Artículo 283 bis g). Ejecución de la medida de acceso a fuentes de prueba


1. En caso de que sea acordada por el tribunal, la prestación de caución será
siempre previa a cualquier acto de cumplimiento de la medida acordada.
2. El tribunal empleará los medios que fueran necesarios para la ejecución
de la medida acordada y dispondrá lo que proceda sobre el lugar y modo en el
que haya de cumplirse. En particular, cuando la medida acordada consista en el
examen de documentos y títulos, el solicitante podrá acudir asesorado por un
experto en la materia, que actuará siempre a su costa.

387
Artículo 283 bis h) Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. De ser necesario podrá acordar mediante auto la entrada y registro de


lugares cerrados y domicilios, y la ocupación de documentos y objetos que en
ellos se encuentren.
4. A instancia de cualquiera de las partes el tribunal dictará providencia
dando por terminada la práctica de la medida.

Artículo 283 bis h). Consecuencias de la obstrucción a la práctica de las


medidas de acceso a fuentes de prueba
1. Si el destinatario de la medida destruyese u ocultase las fuentes de prueba,
o de cualquier otro modo imposibilitase el acceso efectivo a éstas, sin perjuicio
de lo dispuesto en el apartado 3 del artículo anterior y de la responsabilidad
penal en la que en su caso se pudiera incurrir por desobediencia a la autoridad
judicial, el solicitante podrá pedir al tribunal que imponga alguna o algunas de
las siguientes medidas:
a) Que declare como admitidos hechos a los cuales las fuentes de prueba
supuestamente se referían. A estos efectos, el solicitante fijará con precisión los
hechos a los que, a su juicio, debe extenderse esta declaración.
b) Que tenga al demandado o futuro demandado por tácitamente allanado
a las pretensiones formuladas o que se vayan a formular. A estos efectos, el soli-
citante fijará con precisión cuáles son las pretensiones en relación con las cuales
se debe declarar un allanamiento táctico.
c) Que desestime total o parcialmente las excepciones o reconvenciones que
el sujeto afectado por la medida pudiese ejercitar en el proceso principal. A estos
efectos, el solicitante fijará con precisión las excepciones o reconvenciones a los
que, a su juicio, debe extenderse la desestimación.
d) Que imponga al destinatario de las medidas una multa coercitiva que
oscilará entre 600 y 60.000 de euros por día de retraso en el cumplimiento de
la medida.
2. A cualquiera de las medidas anteriores se podrá añadir la solicitud de que
se condene al destinatario de la medida en las costas del incidente de acceso a
las fuentes de prueba y en las costas del proceso principal, cualquiera que sea el
resultado de éste.
3. El tribunal dará traslado de esta petición a las demás partes por un plazo
de diez días para que formulen alegaciones por escrito, tras lo cual resolverá
mediante auto, que será recurrible en apelación.

Artículo 283 bis i). Exhibición de las pruebas contenidas en un expediente


de una autoridad de la competencia
1. La exhibición de las pruebas contenidas en un expediente de una autoridad
de la competencia se regirá por lo dispuesto en este artículo, y, en lo que resulten
supletoriamente aplicables, por las disposiciones generales de esta sección.

388
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 283 bis i)

2. Lo dispuesto en este artículo se entiende sin perjuicio de las normas y


prácticas en materia de acceso público a los documentos con arreglo al Regla-
mento (CE) núm. 1049/2001, del Parlamento Europeo y del Consejo de 30 de
mayo de 2001 relativo al acceso del público a los documentos del Parlamento
Europeo, del Consejo y de la Comisión.
3. Lo dispuesto en este artículo también se entiende sin perjuicio de las nor-
mas y prácticas del Derecho de la Unión o del Derecho español sobre la pro-
tección de los documentos internos de las autoridades de la competencia y de
la correspondencia entre las autoridades de la competencia.
4. Al evaluar la proporcionalidad de una orden de exhibición de información,
el tribunal, además de lo exigido en el art. 283 bis a), examinará:
a) si la solicitud ha sido formulada específicamente con arreglo a la natura-
leza, el objeto o el contenido de los documentos presentados a una autoridad de
la competencia o conservados en los archivos de dicha autoridad, en lugar de
mediante una solicitud no específica relativa a documentos facilitados a una
autoridad de la competencia;
b) si la parte que solicita la exhibición lo hace en relación con una acción
por daños ante un órgano jurisdiccional nacional, y
c) en relación con los apartados 5 y 10 de este artículo, o a petición de una
autoridad de la competencia con arreglo al apartado 11 de este artículo, la
necesidad de preservar la eficacia de la aplicación pública del Derecho de la
competencia.
5. El tribunal podrá ordenar la exhibición de las siguientes categorías de
pruebas únicamente después de que una autoridad de la competencia haya dado
por concluido su procedimiento mediante la adopción de una resolución o de
otro modo:
a) La información que fue preparada por una persona física o jurídica espe-
cíficamente para un procedimiento de una autoridad de la competencia;
b) la información que las autoridades de la competencia han elaborado y que
ha sido enviada a las partes en el curso de su procedimiento, y
c) las solicitudes de transacción que se hayan retirado.
6. En ningún momento podrá el tribunal ordenar a una parte o a un tercero
la exhibición de cualquiera de las siguientes categorías de pruebas:
a) las declaraciones en el marco de un programa de clemencia, y
b) las solicitudes de transacción.
7. Un demandante podrá presentar una solicitud motivada para que un tri-
bunal acceda a las pruebas a las que se refiere el apartado 6, letras a) o b), con
el único objeto de asegurar que sus contenidos se ajusten a las definiciones de
declaración en el marco de un programa de clemencia y solicitud de transacción
del apartado tercero de la disposición adicional cuarta de la Ley 15/2007, de 3
de julio, de Defensa de la Competencia. En dicha evaluación, los tribunales

389
Artículo 283 bis j) Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

podrán pedir asistencia solamente a las autoridades de la competencia compe-


tentes. También se ofrecerá a los autores de las pruebas de que se trate la posi-
bilidad de ser oídos. El órgano jurisdiccional nacional no permitirá en ningún
caso el acceso de otras partes o de terceros a esas pruebas.
8. Si solo algunas partes de la prueba solicitada se ven cubiertas por el apar-
tado 6, las restantes partes serán exhibidas, en función de la categoría en la que
estén incluidas, con arreglo a las disposiciones pertinentes del presente artículo.
9. En las acciones por daños podrá ordenarse en todo momento la exhibición
de pruebas que figuren en el expediente de una autoridad de la competencia y
no se encuadren en ninguna de las categorías enumeradas en el presente artículo.
10. El tribunal no requerirá a las autoridades de la competencia la exhibición
de pruebas contenidas en los expedientes de estas, salvo que ninguna parte o
ningún tercero sea capaz, en una medida razonable, de aportar dichas pruebas.
11. En la medida en que una autoridad de la competencia desee manifestar
su punto de vista sobre la proporcionalidad de los requerimientos de exhibición,
podrá presentar, por propia iniciativa, observaciones ante el tribunal llamado a
decidir sobre la admisibilidad de dicha exhibición.

Artículo 283 bis j). Límites impuestos al uso de pruebas obtenidas exclusi-
vamente a través del acceso al expediente de una autoridad de la competencia
1. Las pruebas que se encuadren en las categorías definidas en el apartado 6
del artículo anterior, que sean obtenidas por una persona física o jurídica exclu-
sivamente a través del acceso al expediente de una autoridad de la competencia,
no serán admisibles en las acciones por daños derivados de infracciones al Dere-
cho de la competencia.
2. Hasta que la autoridad de la competencia haya dado por concluido el
procedimiento con la adopción de una decisión o de otro modo, las pruebas que
se encuadren en las categorías definidas en el apartado 5 del artículo anterior,
que sean obtenidas por una persona física o jurídica exclusivamente a través del
acceso al expediente de esa autoridad de la competencia, no se considerarán
admisibles en las acciones por daños derivados de infracciones al Derecho de la
competencia o bien quedarán protegidas de otro modo con arreglo a las normas
aplicables.
3. Las pruebas que sean obtenidas por una persona física o jurídica exclusi-
vamente mediante el acceso al expediente de una autoridad de la competencia
y que no estén contempladas en los apartados 1 o 2 de este artículo sólo podrán
ser utilizadas en una acción por daños derivados de infracciones al Derecho de
la competencia por dicha persona o por la persona física o jurídica que sea suce-
sora de sus derechos, incluida la persona que haya adquirido su reclamación.

390
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 283 bis k)

Artículo 283 bis k). Consecuencias del incumplimiento de las obligaciones


de confidencialidad y uso de las fuentes de prueba
1. Sin perjuicio de la responsabilidad penal en que en su caso pudiera incu-
rrirse por delito de desobediencia a la autoridad judicial, en caso de que se
incumpliere algún deber de confidencialidad en el uso de fuentes de prueba o se
incumplieren los límites en el uso de dichas fuentes de prueba, la parte perjudi-
cada podrá solicitar al tribunal que imponga alguna o algunas de las siguientes
medidas:
a) La desestimación total o parcial de la acción o excepciones ejercitadas u
opuestas en el proceso principal, si éste se encontrase pendiente en el momento
de formularse la solicitud. A estos efectos, la parte perjudicada fijará con preci-
sión las acciones o excepciones que deban desestimarse.
b) Que declare al infractor civilmente responsable de los daños y perjuicios
causados y le condene a su pago. La cuantía de los daños podrá determinarse
con arreglo a lo dispuesto en los arts. 712 y ss. de esta ley.
c) Que se condene al infractor en las costas del incidente de acceso a las
fuentes de prueba y en las costas del proceso principal, cualquiera que sea el
resultado de éste.
2. Si el tribunal apreciare que el incumplimiento no es grave podrá, en vez
de acceder a lo solicitado por la parte perjudicada, imponer al infractor una
multa que oscilará entre 6.000 y 1.000.000 de euros. A estos efectos, se podrá
considerar infractor tanto a la parte como a sus representantes y defensores
legales, pudiéndose imponer multas separadas a cada uno de ellos.
3. El tribunal dará traslado de la solicitud a que se refiere el apartado 1 a las
demás partes por un plazo de diez días para que formulen alegaciones por
escrito, tras lo cual resolverá mediante auto, que será recurrible en apelación.

SECCIÓN 2.ª
De la proposición y admisión

Artículo 284. Forma de proposición de la prueba


La proposición de los distintos medios de prueba se hará expresándolos con
separación. Se consignará, asimismo, el domicilio o residencia de las personas
que hayan de ser citadas, en su caso, para la práctica de cada medio de prueba.
Cuando, en el juicio ordinario, las partes no dispusieren de algunos datos
relativos a dichas personas al proponer la prueba, podrán aportarlos al Tribunal
dentro de los cinco días siguientes.
Véase arts. 429 y 443.3 LEC

391
Artículo 285 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
En la vigente LEC quedan definitivamente eliminados de los escritos de
demanda y contestación en el juicio ordinario, así como del escrito de demanda
del juicio verbal, cualesquiera contenidos relativos a la prueba. En tales escritos,
pues, ya no es preciso que ninguna de las partes inste el recibimiento del pleito
a prueba, ni que en ellos se incluya mención alguna a los medios probatorios
de los que la parte piensa que tendrá que valerse en el proceso al objeto de
acreditar sus afirmaciones fácticas, desapareciendo, asimismo, cualquier pro-
nunciamiento judicial declarativo de la recepción o falta de recepción del pro-
ceso a prueba.
Y ello porque la proposición de la prueba se llevará a cabo en la audiencia
previa al juicio del juicio ordinario (art. 429 LEC) o en la propia vista oral del
juicio verbal (art. 443.3 LEC).

Artículo 285. Resolución sobre la admisibilidad de las pruebas propuestas


1. El Tribunal resolverá sobre la admisión de cada una de las pruebas que
hayan sido propuestas.
2. Contra la resolución que admita o inadmita cada una de las pruebas sólo
cabrá recurso de reposición, que se sustanciará y resolverá en el acto, y, si se
desestimare, la parte podrá formular protesta al efecto de hacer valer sus dere-
chos en la segunda instancia.
Véase art. 283 LEC

COMENTARIOS
Con carácter general, y por revestir la forma de auto, la resolución por la que
se pronuncie el Tribunal en torno a la admisión e inadmisión de las pruebas
propuestas por las partes será siempre motivada y contendrá, en párrafos sepa-
rados y numerados, los antecedentes de hecho y los fundamentos de derecho en
los que se base la subsiguiente parte dispositiva o fallo (arts. 208.2 LEC, 248.2
LOPJ). También deberá incluir la mención del lugar y fecha en que se adopten,
y la indicación del Tribunal que las dicte, con expresión del Juez o Magistrados
que lo integren y su firma, e indicación del nombre del Ponente cuando el Tri-
bunal sea colegiado (art. 208.3 y 4 LEC). Y en ella, por último, se habrá de indicar
o ilustrar a las partes acerca de si la resolución «es firme o si cabe algún recurso
contra ella, con expresión, en este último caso, del recurso que proceda, del
órgano ante el que debe interponerse y del plazo para recurrir» (art. 208.4 LEC),
impugnación ésta que se concreta en el segundo apartado de la norma comen-
tada.

392
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 286

Artículo 286. Hechos nuevos o de nueva noticia. Prueba


1. Si precluidos los actos de alegación previstos en esta Ley y antes de
comenzar a transcurrir el plazo para dictar sentencia, ocurriese o se conociese
algún hecho de relevancia para la decisión del pleito, las partes podrán hacer
valer ese hecho, alegándolo de inmediato por medio de escrito, que se llamará
de ampliación de hechos, salvo que la alegación pudiera hacerse en el acto del
juicio o vista. En tal caso, se llevará a cabo en dichos actos cuanto se prevé en
los apartados siguientes.
2. Del escrito de ampliación de hechos el Secretario judicial dará traslado a
la parte contraria, para que, dentro del quinto día, manifieste si reconoce como
cierto el hecho alegado o lo niega. En este caso, podrá aducir cuanto aclare o
desvirtúe el hecho que se afirme en el escrito de ampliación.
3. Si el hecho nuevo o de nueva noticia no fuese reconocido como cierto, se
propondrá y se practicará la prueba pertinente y útil del modo previsto en esta
Ley según la clase de procedimiento cuando fuere posible por el estado de las
actuaciones. En otro caso, en el juicio ordinario, se estará a lo dispuesto sobre
las diligencias finales.
4. El Tribunal rechazará, mediante providencia, la alegación de hecho acae-
cido con posterioridad a los actos de alegación si esta circunstancia no se acre-
ditase cumplidamente al tiempo de formular la alegación. Y cuando se alegase
un hecho una vez precluidos aquellos actos pretendiendo haberlo conocido con
posterioridad, el Tribunal podrá acordar, mediante providencia, la improceden-
cia de tomarlo en consideración si, a la vista de las circunstancias y de las ale-
gaciones de las demás partes, no apareciese justificado que el hecho no se pudo
alegar en los momentos procesales ordinariamente previstos.
En este último caso, si el Tribunal apreciare ánimo dilatorio o mala fe pro-
cesal en la alegación, podrá imponer al responsable una multa de 120 a 600
euros.

COMENTARIOS
1. El art. 286 LEC regula el denominado «escrito de ampliación de hechos»,
el cual constituye un trámite procesal excepcional a través del cual las partes
pueden aportar al proceso aquellos hechos nuevos o de nueva noticia que con-
sideren relevantes para la decisión del pleito, siempre que para las mismas hayan
precluido los actos ordinarios de alegación previstos en la LEC y siempre que
aún no haya comenzado a transcurrir el plazo para dictar la sentencia.
La admisibilidad del escrito de ampliación de hechos, pues, queda sometida
a la observancia de los dos siguientes presupuestos: 1.º) Que su presentación se
lleve a cabo una vez «precluidos los actos de alegación previstos en esta Ley y
antes de comenzar a transcurrir el plazo para dictar sentencia…» (art. 286.1 LEC);
y 2.º) Que los hechos que se aleguen hayan ocurrido después de producida la
preclusión (es decir, que se trate cabalmente de hechos nuevos de los que la

393
Artículo 287 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

dogmática denomina «nova producta») o, habiendo acaecido con anterioridad


a ese momento, se trate de hechos que la parte a quien interesen desconocía por
completo (es decir, que se trate de hechos de nueva noticia, tradicionalmente
denominados «nova reperta») (art. 286.1 LEC).
2. En el escrito de ampliación, y con invocación expresa del art. 286 LEC,
deberá el litigante interesado detallar cuáles son los hechos que pretende aportar
al pleito para su toma en consideración por el órgano jurisdiccional, debiendo
realizar sobre los mismos una doble fundamentación: a) De un lado, habrá de
justificar que los aportados son hechos nuevos o hechos anteriores pero ignora-
dos hasta ese momento; b) De otro, tendrá también que motivar las razones por
las cuales tales hechos resultan «de relevancia para la decisión del pleito». Tam-
bién deberá aquel litigante acompañar a su escrito de ampliación todos aquellos
documentos que acrediten el carácter novedoso o desconocido de los hechos
que aporte.
Si dicha fundamentación responde a las exigencias legales, y el escrito de
ampliación es presentado en tiempo y forma, el Tribunal acordará su admisión
a trámite.
3. Del escrito de ampliación de hechos se dará traslado por parte del Secre-
tario Judicial a la parte contraria a aquella que lo haya formulado para que,
dentro de los cinco días siguientes al traslado, «manifieste si reconoce como
cierto el hecho alegado o lo niega» (art. 286.2): 1.º) De reconocerlo como cierto
(o de manifestar nada al respecto), el Tribunal, sin tener que emitir ninguna
resolución, considerará como aportado al proceso el hecho objeto del escrito
ampliatorio, debiendo así tomarlo en cuenta (junto con los expresados por las
partes en los trámites ordinarios de alegación) a la hora de emitir su resolución
definitiva sobre el fondo del asunto; 2.º) De no reconocerlo como cierto, el Tri-
bunal invitará a las partes a proponer y practicar la prueba pertinente y útil, del
modo previsto por la Ley según la clase de procedimiento cuando fuere posible
por el estado de las actuaciones; en otro caso, en el juicio ordinario se estará a
lo dispuesto sobre las diligencias finales (art. 286.3 LEC).

Artículo 287. Ilicitud de la prueba


1. Cuando alguna de las partes entendiera que en la obtención u origen de
alguna prueba admitida se han vulnerado derechos fundamentales habrá de ale-
garlo de inmediato, con traslado, en su caso, a las demás partes.
Sobre esta cuestión, que también podrá ser suscitada de oficio por el Tribu-
nal, se resolverá en el acto del juicio o, si se tratase de juicios verbales, al
comienzo de la vista, antes de que dé comienzo la práctica de la prueba. A tal
efecto, se oirá a las partes y, en su caso, se practicarán las pruebas pertinentes
y útiles que se propongan en el acto sobre el concreto extremo de la referida
ilicitud.

394
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 288

2. Contra la resolución a que se refiere el apartado anterior sólo cabrá


recurso de reposición, que se interpondrá, sustanciará y resolverá en el mismo
acto del juicio o vista, quedando a salvo el derecho de las partes a reproducir la
impugnación de la prueba ilícita en la apelación contra la sentencia definitiva.
Véase el comentario al art. 283 LEC

Artículo 288. Sanciones por no ejecución de la prueba en el tiempo previsto


1. El litigante por cuya causa no se ejecutare temporáneamente una prueba
admitida será sancionado por el Tribunal con multa que no podrá ser inferior a
60 euros ni exceder de 600, salvo que acreditase falta de culpa o desistiese de
practicar dicha prueba si él la hubiese propuesto.
2. La multa prevista en el apartado anterior se impondrá en el acto del juicio
o en la vista, previa audiencia de las partes.
Véase art. 247 LEC

COMENTARIOS
En aras a evitar que las pruebas judicialmente admitidas a trámite no puedan
ser ejecutados en el momento y lugar legalmente oportuno, la LEC acomete en
esta norma la regulación de un régimen de responsabilidad por este motivo, en
la que incurrirá quien con sus acciones u omisiones propicia aquella inejecu-
ción.
Tal ocurrirá, por ejemplo, cuando un litigante se haya responsabilizado de
asegurar la comparecencia del testigo o del perito al acto de la vista (ex arts.
429.5, 441.1.II LEC) y después se constate la incomparecencia de los mismos, o
cuando se haya comprometido a diligenciar por sí mismo un exhorto sin haberlo
cumplimentado tempestivamente (lo que, si bien podrá dar lugar a responsabi-
lidad, en ningún caso determinará la suspensión del acto del juicio oral –art.
429.5 in fine LEC–). De la misma forma, cuando sin mediar previa excusa, no
compareciere al acto de la vista oral donde haya de practicarse la prueba del
interrogatorio de la parte aquel litigante que haya de ser interrogado, el Tribunal
le impondrá una multa de 180 a 600 euros, conforme al art. 292.1 LEC, debiendo
derivar de dicha incomparecencia, además, la ficta confessio de la parte ex art.
304 LEC (art. 292.4 LEC).

SECCIÓN 3.ª
De otras disposiciones generales sobre la práctica de la prueba

Artículo 289. Forma de practicarse las pruebas


1. Las pruebas se practicarán contradictoriamente en vista pública, o con
publicidad y documentación similares si no se llevasen a efecto en la sede del
Tribunal.

395
Artículo 290 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Será inexcusable la presencia judicial en el interrogatorio de las partes y


de testigos, en el reconocimiento de lugares, objetos o personas, en la repro-
ducción de palabras, sonidos, imágenes y, en su caso, cifras y datos, así como en
las explicaciones impugnaciones, rectificaciones o ampliaciones de los dictáme-
nes periciales.
3. Se llevarán a cabo ante el Secretario judicial la presentación de docu-
mentos originales o copias auténticas, la aportación de otros medios o instru-
mentos probatorios, el reconocimiento de la autenticidad de un documento pri-
vado, la formación de cuerpos de escritura para el cotejo de letras y la mera
ratificación de la autoría del dictamen pericial, siempre que tengan lugar fuera
de la vista pública o el Secretario judicial estuviera presente en el acto. Pero el
Tribunal habrá de examinar por sí mismo la prueba documental, los informes y
dictámenes escritos y cualesquiera otros medios o instrumentos que se aporta-
ren.

COMENTARIOS
La práctica de la prueba presenta en la LEC unos requisitos generales, a saber:
1.º) La prueba se practicará una vez comenzada la vista oral de los juicios ordi-
nario y verbal (art. 289.1 LEC); 2.º) En la sede de la Oficina judicial que esté
conociendo de alguno de dichos procesos (art. 129 LEC); 3.º) Con publicidad
(art. 138 LEC); y 4.º) Bajo la inmediación de ese mismo órgano judicial (arts.
137.1 y 289.2 LEC).
Sin embargo, ninguno de estos cuatro requisitos generales ostenta un carácter
absoluto, y ello porque es legalmente factible que: 1.º) La prueba se practique
antes de comenzar la vista oral de los juicios ordinario y verbal (arts. 290 y 291
LEC); 2.º) En lugar distinto a la sede de la Oficina judicial que esté conociendo
de alguno de dichos procesos (art. 129.3 LEC); 3.º) Sin publicidad (art. 138 LEC);
y 4.º) Sin la inmediación de ese mismo órgano judicial conocedor del pleito (art.
289.3 LEC).

Artículo 290. Señalamiento para actos de prueba que se practiquen sepa-


radamente
Todas las pruebas se practicarán en unidad de acto. Excepcionalmente, el
Tribunal podrá acordar, mediante providencia, que determinadas pruebas se
celebren fuera del acto de juicio o vista; en estos casos, el Secretario judicial
señalará, con al menos cinco días de antelación, el día y la hora en que hayan
de practicarse los actos de prueba que no sea posible llevar a cabo en el juicio
o vista. Si, excepcionalmente, la prueba no se practicare en la sede del Tribunal,
se determinará y notificará el lugar de que se trate.
Estas pruebas se practicarán en todo caso antes del juicio o vista.

396
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 291

Artículo 291. Citación y posible intervención de las partes en la práctica de


las pruebas fuera del juicio
Aunque no sean sujetos u objetos de la prueba, las partes serán citadas con
antelación suficiente, que será de al menos cuarenta y ocho horas, para la prác-
tica de todas las pruebas que hayan de practicarse fuera del juicio o vista.
Las partes y sus abogados tendrán en las actuaciones de prueba la interven-
ción que autorice la Ley según el medio de prueba de que se trate.

Artículo 292. Obligatoriedad de comparecer a la audiencia. Multas


1. Los testigos y los peritos citados tendrán el deber de comparecer en el
juicio o vista que finalmente se hubiese señalado. La infracción de este deber se
sancionará por el Tribunal, previa audiencia por cinco días, con multa de ciento
ochenta a seiscientos euros.
2. Al tiempo de imponer la multa a que se refiere el apartado anterior, el
Tribunal requerirá, mediante providencia, al multado para que comparezca
cuando se le cite de nuevo por el Secretario judicial, bajo apercibimiento de
proceder contra él por desobediencia a la autoridad.
3. Cuando, sin mediar previa excusa, un testigo o perito no compareciere al
juicio o vista, el Tribunal, oyendo a las partes que hubiesen comparecido, deci-
dirá, mediante providencia, si la audiencia ha de suspenderse o debe continuar.
4. Cuando, también sin mediar previa excusa, no compareciere un litigante
que hubiese sido citado para responder a interrogatorio, se estará a lo dispuesto
en el art. 304 y se impondrá a aquél la multa prevista en el apartado 1 de este
artículo.
Véase art. 247 LEC

SECCIÓN 4.ª
De la anticipación y el aseguramiento de la prueba

Artículo 293. Casos y causas de anticipación de la prueba. Competencia


1. Previamente a la iniciación de cualquier proceso, el que pretenda incoarlo,
o cualquiera de las partes durante el curso del mismo, podrá solicitar del Tribunal
la práctica anticipada de algún acto de prueba, cuando exista el temor fundado
de que, por causa de las personas o por el estado de las cosas, dichos actos no
puedan realizarse en el momento procesal generalmente previsto.
2. La petición de actuaciones anticipadas de prueba, que se formule antes
de la iniciación del proceso, se dirigirá al Tribunal que se considere competente
para el asunto principal. Este Tribunal vigilará de oficio su jurisdicción y com-
petencia objetiva, así como la territorial que se fundase en normas imperativas,
sin que sea admisible la declinatoria.

397
Artículo 293 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Iniciado el proceso, la petición de prueba anticipada se dirigirá al Tribunal


que esté conociendo del asunto.

COMENTARIOS
1. Como ya se sabe, la práctica de la prueba en los procesos ordinario y
verbal tiene lugar, con carácter general, en el acto del juicio o vista oral corres-
pondiente (arts. 431, 443 LEC), la cual constituye la última de las fases procedi-
mentales en que se desarrollan dichos juicios. Una fase procedimental que, una
vez culminada, da paso a la apertura del plazo de que disponen los tribunales
para dictar la sentencia que definitivamente ponga término al pleito en su pri-
mera instancia (arts. 434, 447 LEC).
No hay duda, por tanto, de que desde el momento en que se interpone la
demanda y se da traslado de la misma al demandado, y hasta el ulterior instante
en que comienza el juicio o vista oral, resulta perfectamente posible (y desgra-
ciadamente frecuente) que transcurra un plazo dilatado de tiempo. Pues bien,
en atención a este fenómeno temporal, y en aras a corregir sus efectos pernicio-
sos en lo que se refiere a la actividad probatoria, el realista legislador ha previsto
dos diferentes tipos de medidas encaminadas a evitar que la prueba pueda que-
dar frustrada como consecuencia de eventos acaecidos durante ese período de
tiempo, a saber: la práctica anticipada de la prueba (arts. 293–296 LEC), y el
aseguramiento de las fuentes de prueba (arts. 297, 298 LEC).
2. Procederá la práctica anticipada de algún o algunos actos de prueba
«cuando exista el temor fundado de que, por causa de las personas o por el
estado de las cosas, dichos actos no puedan realizarse en el momento procesal
generalmente previsto» (art. 293.1 LEC). Se trata, pues, de casos en los que, ante
la existencia de un riesgo objetivo que se cierne sobre la fuente de prueba (la
persona del testigo, del perito o de la propia parte cuyo interrogatorio pretende
el otro contendiente, el lugar u objeto a reconocer, el disco o la cinta de audio
o video cuya reproducción se pretende, etc.), se decide no esperar a que arribe
la fase probatoria siguiendo el curso normal del procedimiento, adelantando su
proposición, admisión y práctica a un momento en todo caso anterior a aquél.
3. La LEC admite la posibilidad de solicitar la práctica anticipada de la
prueba, no solamente con anterioridad a la iniciación del proceso (esto es, antes
de presentar la demanda de juicio ordinario o de juicio verbal), sino también
una vez iniciada la litispendencia (es decir, una vez admitida a trámite la
demanda pero siempre antes de que se llegue normalmente a la fase probatoria)
(art. 293.1 LEC). Esta dualidad hace que el legislador se haya visto obligado a
diseñar, no uno, sino dos diferentes regímenes jurídicos del presente instituto de
la prueba anticipada, en función de cuándo se produzca la correspondiente
solicitud de parte.

398
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 294

Artículo 294. Proposición de prueba anticipada, admisión, tiempo y recursos


1. La proposición de pruebas anticipadas se realizará conforme a lo dispuesto
en esta Ley para cada una de ellas, exponiendo las razones en que se apoye la
petición.
2. Si el Tribunal estimare fundada la petición, accederá a ella, disponiendo,
por medio de providencia, que las actuaciones se practiquen cuando se considere
necesario, siempre con anterioridad a la celebración del juicio o vista, realizán-
dose por el Secretario judicial el oportuno señalamiento.
Véase el comentario al art. 293 LEC

Artículo 295. Práctica contradictoria de la prueba anticipada


1. Cuando la prueba anticipada se solicite y se acuerde practicar antes del
inicio del proceso, el que la haya solicitado designará la persona o personas a las
que se proponga demandar en su día y serán citadas, con al menos cinco días de
antelación, para que puedan tener en la práctica de la actuación probatoria la
intervención que esta Ley autorice según el medio de prueba de que se trate.
2. Si estuviese ya pendiente el proceso al tiempo de practicar prueba anti-
cipada, las partes podrán intervenir en ella según lo dispuesto en esta Ley para
cada medio de prueba.
3. En los casos en que se practique prueba al amparo del apartado 1 de este
artículo, no se otorgará valor probatorio a lo actuado si la demanda no se inter-
pusiere en el plazo de dos meses desde que la prueba anticipada se practicó,
salvo que se acreditare que, por fuerza mayor u otra causa de análoga entidad,
no pudo iniciarse el proceso dentro de dicho plazo.
4. La prueba practicada anticipadamente podrá realizarse de nuevo si, en el
momento de proposición de la prueba, fuera posible llevarla a cabo y alguna de
las partes así lo solicitara. En tal caso, el Tribunal admitirá que se practique la
prueba de que se trate y valorará según las reglas de la sana crítica tanto la
realizada anticipadamente como la efectuada con posterioridad.
Véase el comentario al art. 293 LEC

Artículo 296. Custodia de los materiales de las actuaciones de prueba anti-


cipada
1. Los documentos y demás piezas de convicción en que consistan las prue-
bas anticipadas o que se obtengan como consecuencia de su práctica, así como
los materiales que puedan reflejar fielmente las actuaciones probatorias reali-
zadas y sus resultados, quedarán bajo la custodia del Secretario del Tribunal que
hubiere acordado la prueba hasta que se interponga la demanda, a la que se
unirán, o hasta que llegue el momento procesal de conocerlos y valorarlos.
2. Si de la demanda hubiese de conocer en definitiva un Tribunal distinto del
que acordó o practicó la prueba anticipada, reclamará de éste, a instancia de

399
Artículo 297 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

parte, la remisión, por conducto oficial, de las actas, documentos y demás mate-
riales de las actuaciones.
Véase el comentario al art. 293 LEC

Artículo 297. Medidas de aseguramiento de la prueba


1. Antes de la iniciación de cualquier proceso, el que pretenda incoarlo o
cualquiera de los litigantes durante el curso del mismo, podrá pedir del Tribunal
la adopción, mediante providencia, de medidas de aseguramiento útiles para
evitar que, por conductas humanas o acontecimientos naturales, que puedan
destruir o alterar objetos materiales o estados de cosas, resulte imposible en su
momento practicar una prueba relevante o incluso carezca de sentido propo-
nerla.
2. Las medidas consistirán en las disposiciones que, a juicio del Tribunal,
permitan conservar cosas o situaciones o hacer constar fehacientemente su
realidad y características. Para los fines de aseguramiento de la prueba, podrán
también dirigirse mandatos de hacer o no hacer, bajo apercibimiento de proce-
der, en caso de infringirlos, por desobediencia a la autoridad.
En los casos de infracción de los derechos de propiedad industrial y de pro-
piedad intelectual, una vez el solicitante de las medidas haya presentado aquellas
pruebas de la infracción razonablemente disponibles, tales medidas podrán con-
sistir en especial en la descripción detallada, con o sin toma de muestras, o la
incautación efectiva de las mercancías y objetos litigiosos, así como de los mate-
riales e instrumentos utilizados en la producción o la distribución de estas mer-
cancías y de los documentos relacionados con ellas.
3. En cuanto a la jurisdicción y a la competencia para el aseguramiento de
la prueba, se estará a lo dispuesto sobre prueba anticipada.
4. Cuando las medidas de aseguramiento de la prueba se hubiesen acordado
antes del inicio del proceso, quedarán sin efecto si el solicitante no presenta su
demanda en el plazo de veinte días siguientes a la fecha de la efectiva adopción
de las medidas de aseguramiento acordadas. El Tribunal, de oficio, acordará
mediante auto que se alcen o revoquen los actos de cumplimiento que hubieran
sido realizados, condenará al solicitante en las costas y declarará que es respon-
sable de los daños y perjuicios que haya producido al sujeto respecto del cual se
adoptaron las medidas.

COMENTARIOS
1. Aparte de la práctica anticipada de la prueba, quienes pretendan incoar
en el futuro un proceso civil, o quienes ya sean parte en un proceso ya iniciado,
podrán también solicitar la adopción de todas aquellas «medidas de asegura-
miento útiles para evitar que, por conductas humanas o acontecimientos natu-
rales que puedan destruir o alterar objetos materiales o estados de cosas, resulte
imposible en su momento practicar una prueba relevante o incluso carezca de
sentido proponerla» (art. 297.1 LEC).

400
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 298

Se trata, pues, de poner coto a los riesgos que para el normal desarrollo de
la actividad probatoria pueden suponer, o bien conductas humanas (vgr. el
riesgo de que el futuro demandado haga desaparecer documentos comprome-
tedores que se hallan bajo su pleno dominio…), o bien acontecimientos natu-
rales (vgr. la destrucción por el simple transcurso del tiempo de un objeto que,
si no es tratado o conservado adecuadamente, puede resultar perecedero…),
capaces de destruir o alterar aquello que constituya una fuente de prueba hasta
conseguir, como manifiesta la norma citada, que no sea posible en su momento
practicar la prueba o que carezca de sentido proponerla.
2. Las medidas de aseguramiento de la prueba «consistirán en las disposi-
ciones que, a juicio del Tribunal, permitan conservar cosas o situaciones o hacer
constar fehacientemente su realidad y características», pudiendo también «diri-
girse mandatos de hacer o no hacer, bajo apercibimiento de proceder, en caso
de infringirlos, por desobediencia a la autoridad» (art. 297.2.I LEC).
De ahí que tanto los interesados al solicitarlas cuanto los tribunales al acor-
darlas, ante semejante elenco abierto, genérico o indeterminado de medidas,
puedan solicitar y acordar en cada caso aquella o aquellas que imaginativamente
consideren más idóneas para salvaguardar la integridad de la fuente de prueba
de que se trate. Por ejemplo: a) Poner bajo custodia de un tercero un determinado
objeto sobre el que practicar una prueba pericial, objeto cuya destrucción se
teme si sigue en manos de quien lo posea en ese momento; b) Depositar en un
establecimiento adecuado aquellos objetos necesitados de cuidados o medidas
especiales de conservación para mantener su integridad; c) Formalizar un inven-
tario de bienes u objetos que constate fehacientemente su número o caracterís-
ticas; d) Ordenar a quien está al cuidado de una cosa o de una industria que se
comporte (o que se abstenga de comportarse) de un modo determinado); etc.
3. En lo que respecto a la ordenación procedimental del aseguramiento de
la prueba, el legislador se remite en algunos aspectos a lo dispuesto en la regu-
lación existente a propósito de la prueba anticipada. De forma que: a) Es posible
que las medidas de aseguramiento se insten tanto antes de la iniciación del pro-
ceso donde se pretende promover la prueba cuyo aseguramiento se pretende; y
b) En cuanto a la jurisdicción y competencia del órgano judicial ante quien
deben solicitarse estas medidas rigen las mismas reglas que para la práctica anti-
cipada de la prueba, previstas en el art. 293.2 LEC (art. 297.3 LEC).

Artículo 298. Requisitos. Procedimiento para la adopción de las medidas de


aseguramiento de la prueba. Contracautelas
1. El Tribunal acordará adoptar, mediante providencia, las medidas oportu-
nas en cada caso si se cumplen los siguientes requisitos:
1.º Que la prueba que se pretende asegurar sea posible, pertinente y útil al
tiempo de proponer su aseguramiento.

401
Artículo 298 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2.º Que haya razones o motivos para temer que, de no adoptarse las medidas
de aseguramiento, puede resultar imposible en el futuro la práctica de dicha
prueba.
3.º Que la medida de aseguramiento que se propone, u otra distinta que con
la misma finalidad estime preferible el Tribunal, pueda reputarse conducente y
llevarse a cabo dentro de un tiempo breve y sin causar perjuicios graves y des-
proporcionados a las personas implicadas o a terceros.
2. Para decidir sobre la adopción de las medidas de aseguramiento de una
prueba, el Tribunal deberá tomar en consideración y podrá aceptar el eventual
ofrecimiento que el solicitante de la medida haga de prestar garantía de los daños
y perjuicios que la medida pueda irrogar.
3. También podrá el Tribunal acordar, mediante providencia, en lugar de la
medida de aseguramiento, la aceptación del ofrecimiento que haga la persona
que habría de soportar la medida de prestar, en la forma prevista en el párrafo
segundo del apartado 2 del art. 64, caución bastante para responder de la prác-
tica de la prueba cuyo aseguramiento se pretenda.
4. Las medidas de aseguramiento de la prueba se adoptarán previa audiencia
de la persona que haya de soportarla. Si se solicitasen una vez iniciado el proceso,
también se oirá al demandado. Sólo quien fuera a ser demandado o ya lo hubiera
sido podrá aducir, al oponerse a su adopción, la imposibilidad, impertinencia o
inutilidad de la prueba.
5. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, cuando sea probable que
el retraso derivado de la audiencia previa ocasione daños irreparables al derecho
del solicitante de la medida o cuando exista un riesgo demostrable de que se
destruyan pruebas o se imposibilite de otro modo su práctica si así se solicita, el
Tribunal podrá acordar la medida sin más trámites, mediante providencia. La
providencia precisará, separadamente, los requisitos que la han exigido y las
razones que han conducido a acordarla sin audiencia del demandado o de quien
vaya a ser demandado. Esta providencia es irrecurrible y será notificada a las
partes y a quien hubiera de soportarla sin dilación y, de no ser posible antes,
inmediatamente después de la ejecución de las medidas.
6. Si la medida de aseguramiento se hubiera adoptado sin audiencia previa,
quien fuera a ser demandado o ya lo hubiera sido o quién hubiera de soportarla
podrán formular oposición en el plazo de veinte días, desde la notificación de la
providencia que la acordó.
7. La oposición a la medida podrá fundarse en la inexistencia de riesgos de
daños irreparables en el derecho para la futura práctica de la prueba, así como
en la posibilidad de acordar otras medidas igualmente conducentes que resulten
menos gravosas. También podrá sustituirse por la caución prevista en el apartado
3. Sólo quien fuera a ser demandado o ya lo hubiese sido podrá aducir la impo-
sibilidad, impertinencia o inutilidad de la prueba.
8. Del escrito de oposición se dará traslado al solicitante y, en su caso, al ya
demandado o a quien hubiera de soportar la medida. Todos ellos serán citados

402
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 299

a una vista, en el plazo de cinco días, tras cuya celebración se decidirá sobre la
oposición, en el plazo de tres días, por medio de un auto que es irrecurrible.
Véase el comentario al art. 297 LEC

CAPÍTULO VI
De los medios de prueba y las presunciones

Artículo 299. Medios de prueba


1. Los medios de prueba de que se podrá hacer uso en juicio son:
1.º Interrogatorio de las partes.
2.º Documentos públicos.
3.º Documentos privados.
4.º Dictamen de peritos.
5.º Reconocimiento judicial.
6.º Interrogatorio de testigos.
2. También se admitirán, conforme a lo dispuesto en esta Ley, los medios de
reproducción de la palabra, el sonido y la imagen, así como los instrumentos que
permiten archivar y conocer o reproducir palabras, datos, cifras y operaciones
matemáticas llevadas a cabo con fines contables o de otra clase, relevantes para
el proceso.
3. Cuando por cualquier otro medio no expresamente previsto en los apar-
tados anteriores de este artículo pudiera obtenerse certeza sobre hechos rele-
vantes, el Tribunal, a instancia de parte, lo admitirá como prueba, adoptando las
medidas que en cada caso resulten necesarias.
Véase art. 300 LEC

COMENTARIOS
1. Describe el art. 299 LEC el catálogo de los diferentes medios de prueba
admisibles en el proceso civil, a cuya detallada regulación, uno a uno, se dedican
los siguientes arts. 301 a 386 LEC, todos ellos encuadrados dentro del Libro de
la LEC dedicado a la regulación de los procesos declarativos, lo que hace que
la totalidad de los referidos preceptos, en principio, tengan plena aplicación
tanto en el juicio ordinario como en el juicio verbal.
En contraste con el elenco de medios probatorios a que se refería el art. 578
de la anterior LEC de 1881, las novedades a destacar son ciertamente escasas, a
saber: la antigua prueba de confesión ha sido sustituida por la ahora denominada
prueba de interrogatorio de las partes (arts. 301–316 LEC), mientras que la prueba

403
Artículo 300 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

documental de los libros de los comerciantes ha sido suprimida como tal para
pasar a integrarse en las disposiciones generales relativas a la prueba de docu-
mentos privados (art. 327 LEC).
La gran novedad de la LEC en este orden de cosas radica en el reconoci-
miento como verdaderas fuentes de prueba de los «medios de reproducción de
la palabra, el sonido y la imagen, así como los instrumentos que permiten archivar
y conocer o reproducir palabras, datos, cifras y operaciones matemáticas lleva-
das a cabo con fines contables o de otra clase», siempre que, en ambos casos,
sean relevantes para el proceso (arts. 299.2 LEC); fuentes de prueba que dan lugar
al medio de prueba que se denomina «De la reproducción de la palabra, el
sonido y la imagen y de los instrumentos que permiten archivar y conocer datos
relevantes para el proceso» (arts. 382–384 LEC).
2. Junto a los medios de prueba tradicionales y el novedoso medio probatorio
reseñado en el apartado anterior, la LEC abre las puertas a otros diferentes medios
de prueba, quizás ya existentes o en fase de experimentación en el momento
presente o, en cualquier caso, de aquellos otros que puedan aparecer en el
futuro: «Cuando por cualquier otro medio no expresamente previsto en los apar-
tados anteriores de este artículo pudiera obtenerse certeza sobre hechos rele-
vantes, el Tribunal, a instancia de parte, lo admitirá como prueba, adoptando las
medidas que en cada caso resulten necesarias» (art. 299.3 LEC).
Implanta así el legislador una suerte de numerus apertus en esta materia,
determinando que todos aquellos posibles medios probatorios no contemplados
hoy de manera expresa en la LEC puedan en el futuro ser acogidos y llevados a
la práctica desde el primer momento por el órgano judicial, sin esperar a que
una ulterior y eventual modificación de la LEC, en el apartado que corresponda,
proceda definitivamente a regular cualesquiera novedosos instrumentos proba-
torios que la evolución de los tiempos y de la técnica nos pueda deparar.
3. También merece destacarse, por último, que la LEC ha incorporado a su
articulado la regulación general sobre los efectos y el valor probatorio de las
«presunciones», regulación que con anterioridad se encontraba contenida en el
Código Civil (en concreto, en los arts. 1249–1253, que fueron suprimidos por la
disposición derogatoria de la LEC, aptdo. 2.1.º). No llega a hablar el legislador,
sin embargo, de una auténtica «prueba de presunciones» o de las presunciones
como «medio de prueba», sino que las tiene por un género o categoría diferente
por las razones que se examinarán en su momento (véase el Capítulo VIII de la
presente obra). Y de ahí que el Capítulo VI del Título I del Libro II de la LEC se
denomine literalmente «De los medios de prueba y las presunciones».

Artículo 300. Orden de práctica de los medios de prueba


1. Salvo que el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, acuerde otro dis-
tinto, las pruebas se practicarán en el juicio o vista por el orden siguiente:

404
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 301

1.º Interrogatorio de las partes.


2.º Interrogatorio de testigos.
3.º Declaraciones de peritos sobre sus dictámenes o presentación de éstos,
cuando excepcionalmente se hayan de admitir en ese momento.
4.º Reconocimiento judicial, cuando no se haya de llevar a cabo fuera de la
sede del Tribunal.
5.º Reproducción ante el Tribunal de palabras, imágenes y sonidos captados
mediante instrumentos de filmación, grabación y otros semejantes.
2. Cuando alguna de las pruebas admitidas no pueda practicarse en la
audiencia, continuará ésta para la práctica de las restantes, por el orden que
proceda.
Véase art. 299 LEC

COMENTARIOS
La LEC no sólo ha previsto el elenco de medios de prueba cuya práctica
puede ser llevada a efecto en el proceso civil, sino que también, y por vez pri-
mera en nuestro Derecho, ha procedido en su art. 300 a indicar cuál ha de ser
el orden a seguir en la práctica de las pruebas admitidas por el órgano judicial.
Con todo, la propia LEC permite que sea el órgano judicial quien, de oficio
o a instancia de parte, acuerde que los medios de prueba a practicar en el acto
del juicio o vista oral se lleven a cabo por un orden o prelación diferente al
señalado por la Ley (vgr. con el fin de esperar a que asistan los testigos o peritos
que no hayan comparecido aún en el instante de dar comienzo a las sesiones de
la vista, etc.).

SECCIÓN 1.ª
Del interrogatorio de las partes

Artículo 301. Concepto y sujetos del interrogatorio de las partes


1. Cada parte podrá solicitar del Tribunal el interrogatorio de las demás sobre
hechos y circunstancias de los que tengan noticia y que guarden relación con el
objeto del juicio. Un colitigante podrá solicitar el interrogatorio de otro coliti-
gante siempre y cuando exista en el proceso oposición o conflicto de intereses
entre ambos.
2. Cuando la parte legitimada, actuante en el juicio, no sea el sujeto de la
relación jurídica controvertida o el titular del derecho en cuya virtud se acciona,
se podrá solicitar el interrogatorio de dicho sujeto o titular.
Véase arts. 302–316 LEC

405
Artículo 301 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. El primero de los medios de prueba que regula la LEC es el denominado
«interrogatorio de las partes» (que no es sino una versión actualizada de la anti-
gua, y extinta, prueba de «confesión en juicio» que regulaba la anterior LEC de
1881), medio probatorio por el cual cabe entender la declaración en la fase pro-
cesal probatoria de alguna de las partes procesales, que se efectúa a preguntas
de la parte contraria o de un litisconsorte integrante de la misma posición pro-
cesal, y que recae sobre hechos, personales o no, que tengan relación con el
pleito, con el fin de reconocer o negar su existencia, reconocimiento o negativa
que serán valorados por el órgano judicial, bien de forma legal o tasada, o bien
conforme a las reglas de la sana crítica, según concurran o no las condiciones y
requisitos establecidos legalmente.
2. Este medio probatorio ha de recaer sobre hechos que guarden relación son
lo que constituya el objeto del proceso, pues sólo los que reúnan esta condición
son pertinentes (art. 283.1 LEC). Por eso exige el art. 301.1 LEC que el interro-
gatorio de las partes procesales debe versar necesariamente «sobre hechos y
circunstancias de los que (las mismas) tenga noticia y que guarden relación con
el objeto del juicio». En cualquier caso, en este medio probatorio tienen cabida
tanto las preguntas sobre hechos personales del declarante, como igualmente
sobre hechos no personales del mismo, supuesto en el cual dicha parte procesal
declarante deberá responder «según sus conocimientos, dando razón del origen
de éstos» o proponer para que también responda a la pregunta o preguntas en
cuestión una tercera persona (art. 308 LEC).
Pero lo que está claro, en fin, es que el interrogatorio de las partes únicamente
podrá versar sobre hechos, y no sobre cuestiones o apreciaciones jurídicas o de
otra índole (para cuya apreciación y utilización contarán las partes con los Letra-
dos que las asistan en el juicio).
3. Sujetos del presente medio de prueba son las propias partes procesales,
una en calidad de parte proponente (que interroga o formula las preguntas), y la
otra en la de parte interrogada (que responde a las preguntas), sin que sea posible
que en lugar de esta última, y aun existiendo una delegación o autorización
expresa de la misma, pueda responder al interrogatorio su Procurador o su
Letrado, dado que, en todo caso, se trata de un acto personalísimo de la parte
procesal.
También prevé la LEC que esta prueba pueda ser promovida, no por la parte
demandante para que sea interrogada la demandada, o viceversa, sino por una
parte, con independencia de que sea la demandante o la demandada, para que
responda a sus preguntas un litisconsorte, es decir, otro demandante u otro
demandado, respectivamente, que ocupen la misma posición procesal que la
parte que pretende que le sea admitido el presente medio probatorio. Para que
el interrogatorio sea admitido en estas condiciones, sin embargo, será necesario

406
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 302

que entre los colitigantes implicados (es decir, entre el que propone la prueba y
aquel otro que deba ser sujeto de la misma) exista «oposición o conflicto de
intereses entre ambos» (art. 301.1.II LEC). De lo contrario, como es natural, nada
habría que acreditar o fijar entre las alegaciones de unos y otros, sino solamente
entre todas ellas conjuntamente consideradas y las aducidas por la parte con-
traria a ambas.
Por último, existen supuestos en los que quienes asumen la condición formal
de parte demandante o demandada no son, en realidad, los titulares de los dere-
chos e intereses ligados a la relación jurídica controvertida, bien porque se ha
producido algún exponente de sustitución procesal, o bien porque, dada la exis-
tencia de algún fenómeno de falta de capacidad en el titular del derecho o interés
controvertido, quien interviene como parte es su representante material (vgr.
quien ostente la patria potestad del menor, o la tutela del incapacitado…). Pues
bien, en estos casos la LEC autoriza a que el interrogatorio de las partes recaiga,
no sólo sobre quienes ostenten formalmente tal condición, sino también sobre
quien verdaderamente sea «sujeto de la relación jurídica controvertida» o «titular
del derecho en cuya virtud se acciona» (art. 301.2 LEC).

Artículo 302. Contenido del interrogatorio y admisión de las preguntas


1. Las preguntas del interrogatorio se formularán oralmente en sentido afir-
mativo, y con la debida claridad y precisión. No habrán de incluir valoraciones
ni calificaciones, y si éstas se incorporaren se tendrán por no realizadas.
2. El Tribunal comprobará que las preguntas corresponden a los hechos sobre
los que el interrogatorio se hubiera admitido, y decidirá sobre la admisibilidad
de las preguntas en el mismo acto en que se lleve a cabo el interrogatorio.

COMENTARIOS
Las preguntas del interrogatorio las formulará en la vista de forma oral la parte
que haya propuesto la prueba. Las formulará, además, en sentido afirmativo (vgr.
«Diga si es cierto que…»), y también con la debida claridad y precisión, no
pudiendo incluirse en las respectivas proposiciones gramaticales ni valoraciones
ni calificaciones, que, si al final son incluidas, se tendrán por no realizadas (art.
302.1 LEC).

Artículo 303. Impugnación de las preguntas que se formulen


La parte que haya de responder al interrogatorio, así como su abogado, en
su caso, podrán impugnar en el acto la admisibilidad de las preguntas y hacer
notar las valoraciones y calificaciones que, contenidas en las preguntas, sean, en
su criterio, improcedentes y deban tenerse por no realizadas.

407
Artículo 304 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
En orden a la ejecución del presente medio de prueba, la parte proponente
presentará al Tribunal todas las preguntas que desee formular a la parte contraria
para que el mismo se pronuncie, seguidamente, sobre si las mismas «corres-
ponden a los hechos sobre los que el interrogatorio se hubiera admitido», y, a
continuación, se formulen una a una las preguntas admitidas a la parte que haya
de responderlas.
Cuando le llegue el turno de responder a las preguntas objeto del interroga-
torio, la parte declarante, así como su Abogado, podrán impugnar en el acto la
admisibilidad de las preguntas y hacer notar las valoraciones y calificaciones
que, contenidas en aquellas preguntas, sean, en su criterio, improcedentes y
deban tenerse por no realizadas (art. 303 LEC). Aunque este art. 303 LEC no
añada nada más al respecto, cabe pensar que el órgano judicial, a la luz del
contenido de dicha impugnación, deberá pronunciarse sobre la misma (tal y
como se le obliga, más adelante, en el art. 306.3 LEC respecto a la impugnación
de preguntas formuladas al declarante por las demás partes del pleito); así, podrá
cambiar de postura en el acto e inadmitir la pregunta que con anterioridad
hubiese considerado admisible.
En este caso, la parte que haya formulado la pregunta inadmitida podrá pro-
testar a los efectos de poder reproducir su queja en la segunda instancia (art. 459
LEC). Si así no fuera y el órgano judicial, pese a la impugnación de la parte que
deba responder, insista en la pertinencia y legalidad de la pregunta, dicha
impugnación valdrá a los efectos de verificar la referida protesta.

Artículo 304. Incomparecencia y admisión tácita de los hechos


Si la parte citada para el interrogatorio no compareciere al juicio, el Tribunal
podrá considerar reconocidos los hechos en que dicha parte hubiese intervenido
personalmente y cuya fijación como ciertos le sea enteramente perjudicial, ade-
más de imponerle la multa a que se refiere el apartado cuarto del art. 292 de la
presente Ley.
En la citación se apercibirá al interesado que, en caso de incomparecencia
injustificada, se producirá el efecto señalado en el párrafo anterior.

COMENTARIOS
1. De la misma forma que la práctica de este medio probatorio requiere de
la presencia física del Juez, también precisa ineludiblemente de la presencia
física al menos de la parte llamada a responder al interrogatorio. Precisamente
para asegurar la asistencia de dicha parte interrogada (cuya dejación de esta
obligación daría totalmente al traste con la viabilidad del presente medio pro-
batorio), el art. 304 LEC dispone que si la parte que ha de ser interrogada no
comparece injustificadamente en el acto del juicio o vista oral «el Tribunal podrá

408
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 304

considerar reconocidos como ciertos los hechos en que dicha parte hubiese
intervenido personalmente y cuya fijación como ciertos le sea enteramente per-
judicial», además de imponer a la misma la multa establecida en el art. 292.4
LEC (art. 304.I LEC).
2. Se consagra, pues, una suerte de ficta confessio en contra del incompare-
ciente que hubiese de haber sido interrogado de haber comparecido.
a) A efectos de establecer cuándo el Tribunal puede aplicar dicha ficta con-
fessio, el empleo en la norma del verbo «podrá», referido al Tribunal, hace que
dicha aplicación no constituya un efecto automático o insoslayable derivado de
la simple incomparecencia de la parte que ha de ser interrogada (v. SAAP Burgos
2.ª 12.2.04, A Coruña 3.ª 21.1.05, Málaga 6.ª 2.5.07, Madrid 18.ª 14.5.07). Más
bien al contrario, la jurisprudencia no se ha cansado de insistir en la idea de que
nos encontramos en presencia de un mecanismo de aplicación facultativa por
parte del Tribunal, el cual, en caso de incomparecencia del declarante, podrá
tener por ciertos los hechos de que se trate o podrá no tener los mismos por
ciertos.
De ahí, por ejemplo, que la SAP Cáceres 1.ª 28.1.03 haya declarado que «el
uso de esta facultad no debe ser automático ni amplio, sino restrictivo y limitado»
(en el mismo sentido, v. SAP Madrid 10.ª 15.7.07); o que la SAP Castellón 3.ª
31.1.03 haya afirmado que la apreciación o no de la ficta confessio tiene «carác-
ter potestativo y no obligatorio para el juzgador»; o que la SAP Cuenca 1.ª 9.7.03
haya entendido que el tener por ciertos los hechos de que se trate no constituye
«un efecto meramente automático, ante la incomparecencia de una cualquiera
de las partes, sino de una facultad otorgada a los órganos jurisdiccionales de la
que, en todo caso, deberá hacerse prudente uso en atención a su natural finali-
dad»; o que la SAP Pontevedra 1.ª 15.12.05, en fin, la haya considerado «una
facultad discrecional, aunque no arbitraria, del Tribunal» (en el mismo sentido,
SAP Pontevedra 1.ª 12.4.07).
b) Según el art. 304.II LEC, para que el Tribunal pueda apreciar la ficta con-
fessio derivada de la incomparecencia de la parte llamada a ser interrogada es
absolutamente necesario que en la citación de la misma a la vista oral se la
aperciba precisamente de que, si no comparece, podrá producirse en su contra
dicha ficta confessio (v. también los arts. 429.6, 440.1.II LEC).
Se establece así en la norma un auténtico presupuesto condicionante de la
aplicación de la figura en cuestión, que no es el único (porque la jurisprudencia
ha indicado también que la ficta confessio depende igualmente de que la parte
comparecida solicite de manera expresa su aplicación –SAP Toledo 1.ª 17.2.03–
y de que la misma formule efectivamente las preguntas del interrogatorio –SAP
Las Palmas 4.ª 30.6.06–), pero sí es el más relevante y problemático, sobre todo
cuando el mecanismo que nos ocupa se sucede durante la tramitación de un
juicio verbal.

409
Artículo 305 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

c) La ficta confessio que nos ocupa, por último, únicamente permitirá al Tri-
bunal considerar como ciertos aquellos «hechos en que dicha parte hubiese
intervenido personalmente y cuya fijación como ciertos le sea enteramente per-
judicial» (SSAP Baleares 5.ª 30.1.06, Málaga 4.ª 29.12.06, Madrid 10.ª 15.7.07),
y no, por tanto, cualesquiera otros hechos diferentes sobre los que pudieran ver-
sar las preguntas del interrogatorio.
Sin embargo, y poniendo en relación lo dispuesto en dicho art. 304 LEC con
el art. 316.1 LEC, relativo a la valoración de esta prueba de interrogatorio de las
partes, tenemos que los hechos capaces de beneficiarse de la ficta confessio no
son todos aquellos en los que la parte haya intervenido personalmente y le fueran
enteramente perjudiciales, sino solamente aquellos que, además de concurrir
ambos límites, no aparezcan contradichos por el resultado de las demás pruebas
practicadas en el proceso. Y ello porque, como certeramente afirma la SAP Pon-
tevedra 1.ª 15.12.05, «aun cuando no se establezca expresamente, resulta con-
trario a las reglas de la sana crítica tener por confesa a una parte por la incom-
parecencia, cuando la fijación de hechos a través de ese medio resulta total-
mente contradictorio con la fijación de hechos a través pruebas efectivamente
practicadas en el proceso» (en sentido análogo, v. SAP Baleares 5.ª 30.1.06).
Incluso será posible, como indica la SAP Málaga 4.ª 29.12.06, que pese a con-
currir todas esas condiciones, «el Tribunal pueda no considerar reconocidos
aquellos hechos, aunque su tácita admisión no aparezca contradicha por el
resultado de las demás pruebas».
En consecuencia, además de tratarse de hechos personalísimos y perjudi-
ciales, los beneficiados por la ficta confessio han de ser, además y necesaria-
mente, hechos que no hayan sido objeto de otro distinto medio probatorio efec-
tivamente practicado en la vista oral, porque, de ser así, el Tribunal habrá de
estar a los resultados probatorios obtenidos de este último y no a los ficticios
resultados derivados de aquélla.

Artículo 305. Modo de responder al interrogatorio


1. La parte interrogada responderá por sí misma, sin valerse de ningún borra-
dor de respuestas; pero se le permitirá consultar en el acto documentos y notas
o apuntes, cuando a juicio del Tribunal sean convenientes para auxiliar a la
memoria.
2. Las respuestas habrán de ser afirmativas o negativas y, de no ser ello posi-
ble según el tenor de las preguntas, serán precisas y concretas. El declarante
podrá agregar, en todo caso, las explicaciones que estime convenientes y que
guarden relación con las cuestiones planteadas.

410
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 305

COMENTARIOS
1. La parte interrogada, sin prestar previamente ningún juramento o promesa
de decir verdad, deberá responder las preguntas del interrogatorio «por sí misma,
sin valerse de ningún borrador de respuestas; pero se le permitirá consultar en
el acto documentos y notas o apuntes, cuando a juicio del Tribunal sean con-
venientes para auxiliar a la memoria» (art. 305.1 LEC). Dichas respuestas, ade-
más, habrán de ser afirmativas o negativas (vgr. «Es cierto…», «No es cierto…»)
y, de no ser ello posible según el tenor de las preguntas, serán precisas y con-
cretas; en todo caso, el declarante podrá agregar las explicaciones que estime
convenientes y que guarden relación con las cuestiones planteadas (art. 305.2
LEC).
2. Si la parte llamada a declarar, una vez comparecida en el acto del juicio
o vista oral, se negare a hacerlo, o sus respuestas fuesen evasivas o inconclu-
yentes, el Tribunal la apercibirá en el acto, de oficio en cualquier caso o a ins-
tancia de parte también cuando sus respuestas no fuesen directas y concluyentes,
de que, salvo que concurra una obligación legal de guardar secreto, puede con-
siderar reconocidos como ciertos los hechos a que se refieran las preguntas,
siempre que el interrogado hubiese intervenido en ellos personalmente y su fija-
ción como ciertos le resultare perjudicial en todo o en parte (art. 307 LEC) (v.
SSAP Madrid 9.ª 5.10.05, Pontevedra 1.ª 20.6.07). A este respecto, y como regla
especial, el art. 309.3 LEC equipara a la respuesta evasiva o inconcluyente la
ignorancia del representante material de la persona jurídica o ente sin persona-
lidad que no haya intervenido personalmente en los hechos objeto del pleito
acerca de la identidad de la persona que, efectivamente, intervino en los mismos
en nombre de la persona jurídica o ente sin personalidad.
Estamos, pues, en presencia de una segunda ficta confessio, esta vez no
motivada por la incomparecencia del declarante al acto del juicio sino por su
negativa a declarar o por la defectuosidad e improcedencia de sus respuestas,
pero que, al igual que la anterior, provocará un resultado probatorio de valor
tasado cuando recaiga sobre los concretos hechos indicados por la norma (art.
316.1 LEC).
3. Por último, cuando alguna pregunta se refiera a hechos que no sean per-
sonales del declarante éste habrá de responder según sus conocimientos, dando
razón del origen de éstos; pero podrá proponer que conteste también a la pre-
gunta un tercero que tenga conocimiento personal de los hechos, por sus rela-
ciones con el asunto, aceptando las consecuencias de la declaración (art. 308.I
LEC). Para que se admita esta sustitución deberá ser aceptada por la parte que
hubiese propuesto la prueba, y, de no producirse tal aceptación, el declarante
podrá solicitar que la persona mencionada sea interrogada en calidad de testigo,
decidiendo el Tribunal lo que estime procedente (art. 308.II LEC).

411
Artículo 306 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En los casos en que el declarante sea una persona jurídica o un ente sin
personalidad regirá la misma regla; pero aquí la citación para declarar de la
tercera persona (que en este caso será la que intervino personalmente en los
hechos en nombre de la persona jurídica o ente sin personalidad) será imperativa
para el Tribunal, no dependiendo de la aceptación de la contraparte, y su decla-
ración, además, si se estuviese en el desarrollo de un juicio ordinario, no se
llevará a cabo en el curso del juicio oral sino como diligencia final, una vez
finalizada la vista, conforme a lo dispuesto en la regla segunda del apartado
primero del art. 435 LEC (art. 309.2 LEC).

Artículo 306. Facultades del Tribunal e intervención de abogados. Interro-


gatorio cruzado
1. Una vez respondidas las preguntas formuladas por el abogado de quien
solicitó la prueba, los abogados de las demás partes y el de aquella que declarare
podrán, por este orden, formular al declarante nuevas preguntas que reputen
conducentes para determinar los hechos. El Tribunal deberá repeler las pregun-
tas que sean impertinentes o inútiles.
Con la finalidad de obtener aclaraciones y adiciones, también podrá el Tri-
bunal interrogar a la parte llamada a declarar.
2. Cuando no sea preceptiva la intervención de abogado, las partes, con la
venia del Tribunal, que cuidará de que no se atraviesen la palabra ni se inte-
rrumpan, podrán hacerse recíprocamente las preguntas y observaciones que
sean convenientes para la determinación de los hechos relevantes en el proceso.
El Tribunal deberá repeler las intervenciones que sean impertinentes o inútiles,
y podrá interrogar a la parte llamada a declarar.
3. El declarante y su abogado podrán impugnar en el acto las preguntas a
que se refieren los anteriores apartados de este precepto. Podrán, asimismo,
formular las observaciones previstas en el art. 303. El Tribunal resolverá lo que
proceda antes de otorgar la palabra para responder.

COMENTARIOS
1. Una vez respondidas las preguntas formuladas por el Abogado de la parte
que solicitó y a quien fue admitida la prueba, los Abogados de las demás partes
litigantes y el de aquella que declarare podrán, por este orden, formular al decla-
rante nuevas preguntas que reputen conducentes para determinar los hechos. En
este caso, el Tribunal deberá repeler, no sólo ya las preguntas que no se corres-
pondan con los hechos sobre los que el interrogatorio hubiese sido admitido,
como se predica de la parte proponente de la prueba (art. 302.2 LEC) que es la
que preguntará primero, sino, de forma genérica, las preguntas que sean imper-
tinentes o inútiles conforme a lo dispuesto en el art. 283 LEC (art. 306.1.I LEC).
Con respecto a las enunciadas preguntas, la parte declarante y su Abogado
también podrá oponer la impugnación a que antes se aludió, pero esta vez no

412
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 307

por razón de la inclusión en las respectivas proposiciones de valoraciones o


calificaciones, sino por ser aquéllas impertinentes o inútiles, resolviendo el Tri-
bunal lo que proceda antes de otorgar la palabra para responder (art. 306.3 LEC).
Por último, y con la sola finalidad de obtener aclaraciones y adiciones, tam-
bién podrá el Tribunal interrogar a la parte llamada a declarar (art. 306.1.II LEC).
2. A diferencia del esquema descrito en materia de formulación y admisión
de preguntas, así como con respecto al régimen de las declaraciones y respuestas
de la parte interrogada, la práctica de este medio de prueba se simplifica y se
hace menos formalista en aquellos procesos donde, de acuerdo con lo previsto
en el art. 31 LEC, no sea preceptiva la asistencia de Letrado (a saber, únicamente
los juicios verbales cuya cuantía no exceda de 2000 euros).
En estos casos, según afirma el art. 306.2 LEC, «las partes, con la venia del
Tribunal, que cuidará de que no se atraviesen la palabra ni se interrumpan,
podrán hacerse recíprocamente las preguntas y observaciones que sean conve-
nientes para la determinación de los hechos relevantes en el proceso», dispo-
niendo también que «el Tribunal deberá repeler las intervenciones que sean
impertinentes o inútiles, y podrá interrogar a la parte llamada a declarar», la cual,
tal y como añade el art. 306.3 LEC, podrá impugnar la admisión de preguntas
que no le parezcan pertinentes o útiles, debiendo el Tribunal resolver en el acto
lo que proceda.

Artículo 307. Negativa a declarar, respuestas evasivas o inconcluyentes y


admisión de hechos personales
1. Si la parte llamada a declarar se negare a hacerlo, el Tribunal la apercibirá
en el acto de que, salvo que concurra una obligación legal de guardar secreto,
puede considerar reconocidos como ciertos los hechos a que se refieran las pre-
guntas, siempre que el interrogado hubiese intervenido en ellos personalmente
y su fijación como ciertos le resultare perjudicial en todo o en parte.
2. Cuando las respuestas que diere el declarante fuesen evasivas o inconclu-
yentes, el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, le hará el apercibimiento
previsto en el apartado anterior.
Véase el comentario al art. 305 LEC

Artículo 308. Declaración sobre hechos no personales del interrogado


Cuando alguna pregunta se refiera a hechos que no sean personales del
declarante éste habrá de responder según sus conocimientos, dando razón del
origen de éstos, pero podrá proponer que conteste también a la pregunta un
tercero que tenga conocimiento personal de los hechos, por sus relaciones con
el asunto, aceptando las consecuencias de la declaración.

413
Artículo 309 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Para que se admita esta sustitución deberá ser aceptada por la parte que
hubiese propuesto la prueba. De no producirse tal aceptación, el declarante
podrá solicitar que la persona mencionada sea interrogada en calidad de testigo,
decidiendo el Tribunal lo que estime procedente.
Véase el comentario al art. 305 LEC

Artículo 309. Interrogatorio de persona jurídica o de entidad sin personali-


dad jurídica
1. Cuando la parte declarante sea una persona jurídica o ente sin personali-
dad, y su representante en juicio no hubiera intervenido en los hechos contro-
vertidos en el proceso, habrá de alegar tal circunstancia en la audiencia previa
al juicio, y deberá facilitar la identidad de la persona que intervino en nombre
de la persona jurídica o entidad interrogada, para que sea citada al juicio.
El representante podrá solicitar que la persona identificada sea citada en
calidad de testigo si ya no formara parte de la persona jurídica o ente sin perso-
nalidad.
2. Cuando alguna pregunta se refiera a hechos en que no hubiese intervenido
el representante de la persona jurídica o ente sin personalidad, habrá, no obs-
tante, de responder según sus conocimientos, dando razón de su origen y habrá
de identificar a la persona que, en nombre de la parte, hubiere intervenido en
aquellos hechos. El Tribunal citará a dicha persona para ser interrogada fuera
del juicio como diligencia final, conforme a lo dispuesto en la regla segunda del
apartado 1 del art. 435.
3. En los casos previstos en los apartados anteriores, si por la representación
de la persona jurídica o entidad sin personalidad se manifestase desconocer la
persona interviniente en los hechos, el Tribunal considerará tal manifestación
como respuesta evasiva o resistencia a declarar, con los efectos previstos en los
apartados 1 y 2 del art. 307.
Véase el comentario a los arts. 301 y 305 LEC

Artículo 310. Incomunicación de declarantes


Cuando sobre unos mismos hechos controvertidos hayan de declarar dos o
más partes o personas asimiladas a ellas según el apartado segundo del art. 301,
se adoptarán las medidas necesarias para evitar que puedan comunicarse y
conocer previamente el contenido de las preguntas y de las respuestas.
Igual prevención se adoptará cuando deban ser interrogados varios litiscon-
sortes.

Artículo 311. Interrogatorio domiciliario


1. En el caso de que por enfermedad que lo impida o por otras circunstancias
especiales de la persona que haya de contestar a las preguntas no pudiera ésta

414
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 311

comparecer en la sede del Tribunal, a instancia de parte o de oficio, la declara-


ción se podrá prestar en el domicilio o residencia del declarante ante el Juez o
el miembro del Tribunal que corresponda, en presencia del Secretario Judicial.
2. Si las circunstancias no lo hicieran imposible o sumamente inconveniente,
al interrogatorio domiciliario podrán concurrir las demás partes y sus abogados.
Pero si, a juicio del Tribunal, la concurrencia de éstos y aquéllas no resultare
procedente teniendo en cuenta las circunstancias de la persona y del lugar, se
celebrará el interrogatorio a presencia del Tribunal y del Secretario Judicial,
pudiendo presentar la parte proponente un pliego de preguntas para que, de ser
consideradas pertinentes, sean formuladas por el Tribunal.

COMENTARIOS
1. Junto a la práctica del interrogatorio de las partes en el acto del juicio o
vista oral, prevé también la LEC, en consonancia con el art. 129.3, que dicha
práctica tenga lugar antes de ese momento (arts. 290.II, 429.4 LEC) y no en la
sede del órgano judicial que esté conociendo del asunto, como ha de ser lo
habitual (arts. 129.1, 169.4.I LEC), sino en el lugar donde la persona interrogada
tenga su domicilio o su residencia (arts. 311 y 312 LEC).
Esta posibilidad de practicar la prueba fuera de la sede del órgano judicial
se podrá acordar en el caso de que «por enfermedad que lo impida o por otras
circunstancias especiales de la persona que haya de contestar a las preguntas no
pudiera ésta comparecer en la sede del Tribunal» (art. 311.1 LEC). Para que pro-
ceda el interrogatorio domiciliario de la parte procesal, pues, ha de concurrir en
el caso una enfermedad (vgr. por tener que encontrarse en reposo absoluto por
prescripción médica, por padecer un mal infecto–contagioso…) u otra circuns-
tancia (vgr. por una tara o defecto físico no derivado de ninguna enfermedad,
por la práctica imposibilidad de que el declarante abandone su domicilio al tener
a un menor o a un enfermo bajo su estricto y personalísimo cuidado…) que
impida o dificulte, respectivamente, la comparecencia de dicha parte en la sede
del órgano judicial para el acto del interrogatorio de forma prácticamente total.
Pues, de no ser así, es decir, de ser posible la comparecencia con la adopción
de medidas de sencilla adopción, no debiera entonces acordarse el interrogato-
rio domiciliario de la parte.
2. En lo que atañe a la práctica del interrogatorio domiciliar no cabe añadir
más que, llegado el día y la hora señalados, procederá a constituirse el Tribunal
en el lugar del domicilio o residencia del declarante, con la necesaria asistencia
del Juez o Magistrados integrantes de la Sala o Sección, así como del Secretario
(art. 311.1 LEC). Al acto del interrogatorio, naturalmente, asistirá también la parte
declarante (que se encontrará en su domicilio o residencia, sin que quepa con-
templar en este punto las consecuencias de su eventual ausencia) y su Abogado
defensor. Y si dichas circunstancias no lo hicieran imposible o sumamente

415
Artículo 312 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

inconveniente, al interrogatorio domiciliar podrán concurrir también las demás


partes y sus Abogados (art. 311.2 LEC).
De ser así, será la misma parte procesal que haya propuesto y a quien le haya
sido admitido semejante medio probatorio, la que formulará oralmente las pre-
guntas en la forma indicada en el art. 302 LEC. Pero si, a juicio del Tribunal, la
concurrencia de éstos y aquéllas no resultare procedente teniendo en cuenta las
circunstancias de la persona y del lugar, se celebrará entonces el interrogatorio
con la sola presencia del Tribunal y del Secretario judicial, pudiendo presentar
la parte proponente un pliego de preguntas para que, de ser consideradas per-
tinentes, sean formuladas por el Tribunal (art. 311.2 LEC).
La admisibilidad o inadmisibilidad de las preguntas deberá decretarla el Tri-
bunal en el mismo acto de ejecución de la prueba (art. 302.2 LEC) y, si son
declaradas admisibles, la parte declarante podrá formular también en el acto la
correspondiente impugnación, en los términos previstos en el art. 303 LEC, que
habrá de ser resuelta igualmente sin interrupción. La parte que haya formulado
las preguntas, por su parte, podrá también hacer contar su protesta frente a la
inadmisión de cualquiera de ellas, a los efectos de formalizar la protesta exigible
de cara a poder reproducir la queja en la segunda instancia (art. 459 LEC). Pero,
como es evidente, si a la parte proponente de la prueba no se le permite asistir
a la ejecución de la misma en el domicilio o residencia del declarante por alguna
de las causas previstas en el art. 311.2 LEC, no podrá entonces formular protesta
alguna, por lo que, si en el futuro dicha queja es reproducida en apelación, no
podrá el Tribunal de segunda instancia requerir a la parte la exigencia de haber
formulado previamente la oportuna protesta.

Artículo 312. Constancia en acta del interrogatorio domiciliario


En los casos del artículo anterior, el Secretario Judicial extenderá acta sufi-
cientemente circunstanciada de las preguntas y de las respuestas, que podrá leer
por sí misma la persona que haya declarado. Si no supiere o no quisiere hacerlo,
le será leída por el Secretario Judicial y el Tribunal preguntará al interrogado si
tiene algo que agregar o variar, extendiéndose a continuación lo que manifestare.
Seguidamente, firmará el declarante y los demás asistentes, bajo la fe del Secre-
tario Judicial.
Véase el comentario al art. 311 LEC

Artículo 313. Interrogatorio domiciliario por vía de auxilio judicial


Cuando la parte que hubiese de responder a interrogatorio resida fuera de
la demarcación judicial del Tribunal, y exista alguna de las circunstancias a que
se refiere el párrafo segundo del apartado cuarto del art. 169, aquélla podrá ser
examinada por vía de auxilio judicial.

416
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 314

En tales casos, se acompañará al despacho una relación de preguntas for-


muladas por la parte proponente del interrogatorio, si ésta así lo hubiera solici-
tado por no poder concurrir al acto del interrogatorio. Las preguntas deberán
ser declaradas pertinentes por el Tribunal que conozca del asunto.

COMENTARIOS
Aunque la rúbrica del art. 313 LEC pudiera hacer pensar lo contrario (pues
sobra en ella el término domiciliario), lo que se regula en este precepto es, en
realidad, la posibilidad de llevar a la práctica el interrogatorio por la vía del
auxilio judicial (genéricamente, y no sólo en el domicilio del interrogado), posi-
bilidad que, como es sabido, también contempla con carácter general el art.
169.4 LEC cuando «por razón de la distancia, dificultad del desplazamiento,
circunstancias personales de la parte… o por cualquiera otra causa de análogas
características resulte imposible o muy gravosa la comparecencia… en la sede
del Juzgado o Tribunal».
Téngase en cuenta, por lo demás, el régimen jurídico global del auxilio judi-
cial regulado en los arts. 169 a 177 LEC.

Artículo 314. Prohibición de reiterar el interrogatorio de las partes


No procederá interrogatorio de las partes o personas a que se refiere el
apartado 2 del art. 301 sobre los mismos hechos que ya hayan sido objeto de
declaración por esas partes o personas.

Artículo 315. Interrogatorio en casos especiales


1. Cuando sean parte en un proceso el Estado, una Comunidad Autónoma,
una Entidad local y otro organismo público, y el Tribunal admita su declaración,
se les remitirá, sin esperar al juicio o a la vista, una lista con las preguntas que,
presentadas por la parte proponente en el momento en que se admita la prueba,
el Tribunal declare pertinentes, para que sean respondidas por escrito y entre-
gada la respuesta al Tribunal antes de la fecha señalada para aquellos actos.
2. Leídas en el acto del juicio o en la vista las respuestas escritas, se enten-
derán con la representación procesal de la parte que las hubiera remitido las
preguntas complementarias que el Tribunal estime pertinentes y útiles, y si dicha
representación justificase cumplidamente no poder ofrecer las respuestas que se
requieran, se procederá a remitir nuevo interrogatorio por escrito como dili-
gencia final.
3. Será de aplicación a la declaración prevista en este artículo lo dispuesto
en el art. 307.

417
Artículo 316 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. Además de las ya examinadas modalidades de práctica de la prueba del
interrogatorio de las partes en el acto de la vista oral, en el domicilio o residencia
del interrogado y mediante el recurso al auxilio judicial, contempla la LEC otra
modalidad más cuando la parte procesal que haya de prestar declaración sea
«el Estado, una Comunidad Autónoma, una Entidad Local u otro organismo
público» (art. 315.1 LEC), por las cuales, en tanto que personas jurídicas, han de
comparecer en el proceso quienes legalmente las representen.
En tal caso, cuando el Tribunal admita la prueba en la audiencia previa del
juicio ordinario, se remitirá a aquellas Administraciones y Organismos, sin espe-
rar al juicio o a la vista, una lista con las preguntas que, presentadas por la parte
proponente en el momento en que se admita la prueba, el Tribunal declare per-
tinentes, para que sean respondidas por escrito y entregada la respuesta al Tri-
bunal antes de la fecha señalada para aquellos actos (art. 315.1 LEC).
2. La negativa a declarar, así como las respuestas evasivas o inconcluyentes,
podrá ser considerada una ficta confessio de los hechos sobre los que hayan
recaído las preguntas, tal y como autoriza el art. 307 LEC al que en este punto
se remite el art. 315.3 LEC.
3. Las respuestas dadas por la Administración u Organismo público serán
leídas en el acto del juicio, y las preguntas complementarias que el Tribunal
estime pertinentes y útiles a la vista de dicha declaración escrita se entenderán
en ese mismo acto con su representante procesal. En este caso, si dicho repre-
sentante afirmase y justificase cumplidamente no poder ofrecer las respuestas
que se requieran, se procederá a remitir nuevo interrogatorio por escrito, a prac-
ticar ya como diligencia final (art. 315.2 LEC).

Artículo 316. Valoración del interrogatorio de las partes


1. Si no lo contradice el resultado de las demás pruebas, en la sentencia se
considerarán ciertos los hechos que una parte haya reconocido como tales si en
ellos intervino personalmente y su fijación como ciertos le es enteramente per-
judicial.
2. En todo lo demás, los tribunales valorarán las declaraciones de las partes
y de las personas a que se refiere el apartado 2 del art. 301 según las reglas de
la sana crítica, sin perjuicio de lo que se dispone en los arts. 304 y 307.

COMENTARIOS
1. En cuanto a la valoración de la prueba de interrogatorio de las partes atañe,
la LEC establece varios sistemas diferenciados, a saber:
1.º) La valoración tasada de la prueba, cuando las respuestas del interroga-
torio (a) versen sobre hechos en los que el declarante intervino personalmente y

418
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 316

(b) cuya fijación como ciertos en la sentencia le sea enteramente perjudicial, y


siempre que, además (c) dichos hechos no aparezcan negados por el resultado
de las demás pruebas practicadas (art. 316.1 LEC).
Y ello, además, con independencia de si el interrogado compareció y con-
testó debidamente a las preguntas que le fueron formuladas, o si, por el contrario,
el interrogado no compareció injustificadamente, o compareció y se negó a
declarar, o compareció y contestó mediante respuestas evasivas o inconcluyen-
tes, supuestos estos últimos en los cuales se produce el drástico efecto de la ficta
confessio prevista en los arts. 304 y 307 LEC, preceptos ambos que extienden
dicho efecto únicamente respecto de aquellos hechos en los que el interrogado
hubiese intervenido personalmente y su fijación como ciertos le resultare per-
judicial. Así, pues, siempre que concurran las tres condiciones reseñadas (o
solamente las dos primeras en aquellos casos en que el interrogatorio de la parte
haya sido el único medio de prueba practicado en el proceso –v. SSTS 1.ª
5.12.02, 17.3.03–), los resultados que arroje la prueba de la que hablamos «se
considerarán (obligatoriamente, por tanto) como ciertos».
Con todo, sin embargo, dicha valoración tasada de los resultados del inte-
rrogatorio de la parte no regirá, pudiendo ser los mismos valorados libremente,
en los procesos especiales sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, en
los cuales el Tribunal no estará vinculado «a las disposiciones de esta Ley en
materia de fuerza probatoria del interrogatorio de las partes…» (art. 752.2 LEC).
2.º) La valoración libre de la prueba en los demás casos, donde las respuestas
habrán de valorarse según las reglas de la sana crítica (art. 316.2 LEC).
2. Lo que ya no está tan claro en este ámbito es determinar si, al igual que
sucedía con la antigua prueba de confesión judicial, los resultados obtenidos de
la práctica de este medio probatorio pueden o no dividirse contra el que la
hace, es decir, si los hechos que resulten perjudiciales al declarante pueden
considerarse o no aisladamente en su contra, dejando sin valorar los hechos de
su declaración que le resulten beneficiosos.
Con anterioridad a la entrada en vigor de la vigente LEC, la prohibición de
dividir la confesión tenía rango legal en el art. 1233 CC, precepto que fue inter-
pretado por la jurisprudencia en el sentido de impedir que los resultados de la
antigua prueba de confesión pudieran ser tomados individualmente en contra
del confesante, sino, en todo caso, de forma conjunta o global, valorando tanto
los resultados perjudiciales como los beneficiosos, o ninguno de ellos en aten-
ción a los resultados obtenidos de la práctica de otros diferentes medios proba-
torios (SSTS 1.ª 31.5.96, 27.6.96, 21.7.97, 24.9.98, SAP La Rioja 29.9.02).
En la actualidad, en cambio, y tras la derogación expresa del art. 1233 CC
(v. la DD 2.1.º LEC), nada impide que el Tribunal pueda valorar la prueba del
interrogatorio de las partes de la forma que tenga por conveniente, considerando

419
Artículo 317 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sus resultados global o aisladamente, y pudiendo tener por acreditado un hecho


y otro no de entre todos los declarados por la parte interrogada. Ninguna norma
legal le impide hacer semejante cosa, si bien, claro está, para que dicha valora-
ción no pueda ser tachada de arbitraria o ilógica será necesario que el Juez fun-
damente o motive sus decisiones en razones o criterios racionales, objetivos y
atendibles, debiendo explicar los motivos que le llevan a tener por acreditado
un hecho de los declarados por la parte y otro, por el contrario, por no acredi-
tado.

SECCIÓN 2.ª
De los documentos públicos

Artículo 317. Clases de documentos públicos


A efectos de prueba en el proceso, se consideran documentos públicos:
1. Las resoluciones y diligencias de actuaciones judiciales de toda especie y
los testimonios que de las mismas expidan los Secretarios Judiciales.
2. Los autorizados por notario con arreglo a derecho.
3. Los intervenidos por Corredores de Comercio Colegiados y las certifica-
ciones de las operaciones en que hubiesen intervenido, expedidas por ellos con
referencia al Libro Registro que deben llevar conforme a derecho.
4. Las certificaciones que expidan los Registradores de la Propiedad y Mer-
cantiles de los asientos registrales.
5. Los expedidos por funcionarios públicos legalmente facultados para dar
fe en lo que se refiere al ejercicio de sus funciones.
6. Los que, con referencia a archivos y registros de órganos del Estado, de
las Administraciones públicas o de otras entidades de Derecho público, sean
expedidos por funcionarios facultados para dar fe de disposiciones y actuaciones
de aquellos órganos, Administraciones o entidades.
Véase art. 267 LEC

COMENTARIOS
1. El segundo de los medios probatorios que la LEC regula es el de la prueba
documental, cuya regulación, como ya es tradicional en nuestro Derecho, apa-
rece dividida en dos diferentes secciones, la primera dedicada a los documentos
públicos (arts. 317–323) y la segunda a los documentos privados (arts. 324–327).
A dichas secciones ha de sumarse un tercer bloque normativo de heterogéneo
contenido, intitulado disposiciones comunes a la documental pública y privada
(arts. 328–334), que engloba en su interior la regulación de materias tales como
la exhibición de documentos por las partes procesales y por los terceros, o la
extracción y el valor probatorio de las copias de los documentos.

420
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 318

Por prueba de documentos públicos y privados cabe entender aquel medio


probatorio consistente en la aportación al proceso de documentos relativos a los
hechos objeto del debate litigioso con el fin de acreditar la existencia y realidad
de los mismos, y que, al igual que ocurría con el interrogatorio de las partes
anteriormente examinado, serán valorados por el órgano judicial, bien de forma
legal o tasada, o bien conforme a las reglas de la sana crítica, según concurran
o no determinadas condiciones y requisitos.
2. El art. 317 define cuáles han de considerarse como documentos públicos
a estos efectos probatorios, disposición que, en lo que a los documentos expe-
didos por funcionarios públicos atañe, ha de complementarse con lo dispuesto
en el art. 27 LPAC.

Artículo 318. Modo de producción de la prueba por documentos públicos


Los documentos públicos tendrán la fuerza probatoria establecida en el art.
319 si se aportaren al proceso en original o por copia o certificación fehaciente,
ya sean presentadas éstos en soporte papel o mediante documento electrónico,
o si, habiendo sido aportado por copia simple, en soporte papel o imagen digi-
talizada, conforme a lo previsto en el art. 267, no se hubiere impugnado su
autenticidad.
Véase art. 319 LEC

Artículo 319. Fuerza probatoria de los documentos públicos


1. Con los requisitos y en los casos de los artículos siguientes, los documentos
públicos comprendidos en los núms. 1.º a 6.º del art. 317 harán prueba plena del
hecho, acto o estado de cosas que documenten, de la fecha en que se produce
esa documentación y de la identidad de los fedatarios y demás personas que, en
su caso, intervengan en ella.
2. La fuerza probatoria de los documentos administrativos no comprendidos
en los núms. 5.º y 6.º del art. 317 a los que las leyes otorguen el carácter de
públicos, será la que establezcan las leyes que les reconozca tal carácter. En
defecto de disposición expresa en tales leyes, los hechos, actos o estados de cosas
que consten en los referidos documentos se tendrán por ciertos, a los efectos de
la sentencia que se dicte, salvo que otros medios de prueba desvirtúen la certeza
de lo documentado.
3. En materia de usura, los tribunales resolverán en cada caso formando
libremente su convicción sin vinculación a lo establecido en el apartado primero
de este artículo.

COMENTARIOS
1. Varias, y de diferente intensidad y alcance, son las normas reguladoras de
la fuerza o valor probatorio de los documentos públicos. Como norma de

421
Artículo 319 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

alcance general, sin embargo, el art. 319 LEC establece que los documentos
públicos tendrán un valor tasado, es decir, «harán prueba plena del hecho, acto
o estado de cosas que documenten, de la fecha en que se produce esa docu-
mentación y de la identidad de los fedatarios y demás personas que, en su caso,
intervengan en ella», siempre que, eso sí, los mismos se aporten al proceso, tal
y como requiere el art. 318 LEC, «en original o por copia o certificación feha-
ciente o si, habiendo sido aportados por copia simple… no se hubiere impug-
nado su autenticidad».
Dicha disposición, además, ha de armonizarse con lo dispuesto en el art.
1218 CC (que, incomprensiblemente, no ha sido derogado por la nueva LEC), a
cuyo tenor: «Los documentos públicos hacen prueba, aun contra tercero, del
hecho que motiva su otorgamiento y de la fecha de éste. También harán prueba
contra los contratantes y sus causahabientes en cuanto a las declaraciones que
en ellos hubiesen hecho los primeros». De este último precepto, como pudo
destacar una numerosa corriente jurisprudencial, se desprende que el valor
tasado de los documentos públicos tan solo alcanza a las circunstancias y datos
fácticos expresamente reseñados en la norma, mas no, desde luego, al contenido
de las declaraciones plasmadas en el documento en sí mismas consideradas, las
cuales, al no poseer un valor privilegiado, pueden ser desvirtuadas a través de
cualesquiera otros medios probatorios (SSTS 1.ª 31.10.96, 4.9.97, 12.11.97,
14.7.98, 30.10.98, 12.7.99, 4.12.02, 10.3.03, 29.5.07...), salvo en aquellas que
el fedatario público hubiere presenciado personalmente (STS 1.ª 20.2.98...).
En resumen, pues:
1.º) Cuando el documento público haya sido aportado al procedimiento a
través de copia, testimonio o certificación fehaciente, o cuando se trate de un
documento intervenido por fedatario público del que quede constancia en un
registro, la autenticidad de los mismos podrá ser impugnada por la parte a quien
perjudiquen. En este caso, y para poder seguir manteniendo su fuerza probatoria
plena en los términos del art. 319.1 LEC, habrá de procederse al cotejo o com-
probación de los documentos aportados con los originales de la forma prevista
en el art. 320 LEC (v. igualmente el art. 1220 CC). Ello no obstante, la copia,
testimonio o certificación fehacientes de sólo una parte del documento no hará
prueba plena mientras no se complete con las adiciones que solicite el litigante
a quien pueda perjudicarle (art. 321 LEC).
2.º) Cuando el documento no sea aportado en su original, o en copia, certi-
ficación o testimonio fehaciente, es decir, en aquellos casos en que se presente
una copia simple del mismo (copias simples que, obviamente, tienen en principio
la consideración de documentos privados), y se impugnare su autenticidad por
la parte a quien perjudique, entonces su valor probatorio dependerá del resul-
tado del cotejo pericial de letras o de cualquier otro medio de prueba que se
practique al efecto. Pues si de dicha actividad probatoria resulta que la copia es

422
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 319

auténtica, la misma hará prueba plena en los términos del art. 319.1 LEC, mien-
tras que si el cotejo no puede llevarse a cabo, o de su realización no pudiere
deducirse la autenticidad de la copia, ésta deberá ser valorada por los órganos
judiciales conforme a las reglas de la sana crítica (art. 326.2 LEC).
En particular, si la copia simple presentada ha sido obtenida mediante la
reprografía, la parte a quien perjudique dicha copia reprográfica podrá impugnar
la exactitud de la reproducción, en cuyo caso aquélla se cotejará con el original
por parte del Secretario, si fuere posible o salvo que las partes propongan al
efecto prueba pericial; y, no siendo así, se determinará su valor probatorio según
las reglas de la sana crítica, teniendo en cuenta el resultado de las demás pruebas
(art. 334.1 y 3 LEC), con lo que no se les niega todo valor probatorio, cosa que
sí había declarado la jurisprudencia anterior a la vigente LEC (SSTS 1.ª 23.9.97,
18.12.97, 7.6.99). Esto mismo será de aplicación a los dibujos, fotografías, pin-
turas, croquis, planos mapas y documentos semejantes (art. 334.2 LEC).
2. Enunciada la anterior regla general en torno al valor tasado de los docu-
mentos públicos originales, o de sus copias, testimonios y certificaciones feha-
cientes o simples no impugnadas, el resto de la regulación acerca del valor pro-
batorio de los documentos públicos viene determinado por diversas reglas espe-
ciales, a saber:
1.ª) Los documentos administrativos distintos a los contemplados en los
núms. 5.º y 6.º del art. 317 LEC a los que las leyes otorguen el carácter de públi-
cos, tendrán la fuerza probatoria que establezcan las leyes que les reconozcan
tal carácter. Y, en defecto de disposición expresa en tales leyes, los hechos, actos
o estados de cosas que consten en los referidos documentos se tendrán por cier-
tos, a los efectos de la sentencia que se dicte, salvo que otros medios de prueba
desvirtúen la certeza de lo documentado (art. 319.2 LEC).
2.ª) En materia de usura, los tribunales resolverán en cada caso formando
libremente su convicción sin vinculación a lo establecido, con carácter general,
en el art. 319.1 LEC (art. 319.3 LEC).
3.ª) Por otra parte, harán prueba plena en juicio, sin necesidad de compro-
bación o cotejo, y salvo prueba en contrario y la facultad de solicitar, conforme
a los arts. 349 a 351 LEC, el cotejo de letras cuando sea posible, tanto «las escri-
turas públicas antiguas que carezcan de protocolo y todas aquéllas cuyo proto-
colo o matriz hubiese desaparecido», cuanto «cualquier otro documento que,
por su índole, carezca de original o registro con el que pueda cotejarse o com-
probarse» (art. 322.1 LEC).
4.ª) Cuando hayan desaparecido la escritura matriz, el protocolo, o los expe-
dientes originales, harán prueba: a´) las primeras copias, sacadas por el funcio-
nario público que las autorizara; b´) las copias ulteriores, libradas por mandato
judicial, con citación de los interesados; y c´) las que, sin mandato judicial, se
hubiesen sacado en presencia de los interesados y con su conformidad. A falta

423
Artículo 319 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de las copias mencionadas, harán prueba cualesquiera otras que tengan la anti-
güedad de treinta o más años, siempre que hubiesen sido tomadas del original
por el funcionario que lo autorizó u otro encargado de su custodia. Las copias
de menor antigüedad, o que estuviesen autorizadas por funcionario público en
quien no concurran las circunstancias mencionadas en el párrafo anterior, sólo
servirán como un principio de prueba por escrito. La fuerza probatoria de las
copias de copia será apreciada por los Tribunales según las circunstancias. Así
lo dispone el art. 1221 CC, al que se remite el art. 322.2 LEC.
5.ª) Nótese, por último, que según previene el art. 752.2 LEC, en los procesos
especiales sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, el Tribunal no
estará vinculado «a las disposiciones de esta Ley en materia de fuerza probato-
ria… de los documentos públicos…».

JURISPRUDENCIA
«ha declarado con reiteración esta Sala (Sentencias, entre otras, de 30 de octubre
de 1998 y 28 de septiembre de 2006) que "esta prueba (documentos públicos) no es
necesariamente superior a otras (Sentencias de 25 de junio de 1983, 27 de noviembre
de 1985, 7 de julio de 1986 y 18 de junio de 1992) y la veracidad intrínseca de las
declaraciones contenidas en ellos puede ser desvirtuada por prueba en contrario (Sen-
tencias de 8 de mayo de 1973, 9 de mayo de 1980, 15 de febrero de 1982, 14 de febrero
y 14 de marzo de 1983)". Así, prosigue la Sentencia de 28 de septiembre de 2006, antes
referida, "el valor o eficacia del documento público no se extiende a su contenido o a
las declaraciones que en ellos hagan los otorgantes, pues, aunque en principio hacen
prueba contra éstos y sus causahabientes, la veracidad intrínseca de las mismas puede
ser desvirtuada por prueba en contrario, sin que tal medio probatorio tenga prevalencia
sobre los demás, vinculando al Juez sólo respecto de su otorgamiento y de su fecha, dado
que el resto de su contenido puede ser sometido a apreciación con otras pruebas (Sen-
tencia de este Tribunal de 30 de septiembre de 1995). En igual sentido las Sentencias de
26 de enero de 2001, 30 de octubre de 1998, 11 de julio de 1996, 18 de julio de 1992,
27 de marzo de 1991, 2 de abril de 1990 y 6 de julio de 1989» (STS 1.ª 29 mayo 2007,
LA LEY 26720/2007).
«En cuanto al valor probatorio de los documentos públicos, la jurisprudencia que
interpreta el art. 319.1 LEC, citado como infringido, declara que solo hacen prueba plena
del hecho, acto o estado de cosas que documentan, de la fecha en que se produce esa
documentación y de la identidad de los fedatarios y demás personas que, en su caso,
intervengan en ella pero no impiden la apreciación del Tribunal, en relación con los
demás medios de prueba, sobre las consecuencias que pueden derivarse de estas cir-
cunstancias (SSTS 22 de octubre de 2009, Rec. 552/2005, 16 de diciembre de 2009,
Rec. 1309/2005, 23 de febrero de 2010, Rec. 370/2006 y 14 de junio de 2010, Rec.
1101/2006)» (STS 1.ª 7 marzo 2013, LA LEY 13547/2013).

424
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 320

Artículo 320. Impugnación del valor probatorio del documento público.


Cotejo o comprobación
1. Si se impugnase la autenticidad de un documento público, para que pueda
hacer prueba plena se procederá de la forma siguiente:
1.º Las copias, certificaciones o testimonios fehacientes se cotejarán o com-
probarán con los originales, dondequiera que se encuentren, ya se hayan pre-
sentado en soporte papel o electrónico, informático o digital.
2.º Las pólizas intervenidas por corredor de comercio colegiado se compro-
barán con los asientos de su Libro Registro.
2. El cotejo o comprobación de los documentos públicos con sus originales
se practicará por el secretario judicial, constituyéndose al efecto en el archivo o
local donde se halle el original o matriz, a presencia, si concurrieren, de las partes
y de sus defensores, que serán citados al efecto.
Si los documentos públicos estuvieran en soporte electrónico, el cotejo con
los originales se practicará por el secretario judicial en la oficina judicial, a pre-
sencia, si concurrieren, de las partes y de sus defensores, que serán citados al
efecto.
3. Cuando de un cotejo o comprobación resulte la autenticidad o exactitud
de la copia o testimonio impugnados, las costas, gastos y derechos que origine
el cotejo o comprobación serán exclusivamente de cargo de quien hubiese for-
mulado la impugnación. Si, a juicio del Tribunal, la impugnación hubiese sido
temeraria, podrá imponerle, además, una multa de 120 a 600 euros.

COMENTARIOS
1. Dada la naturaleza de los documentos que, según establece el art. 317
LEC, han de merecer la calificación de "públicos", cuando los mismos son apor-
tados al proceso en su formato o matriz original su impugnación por la parte a
quien perjudiquen no resulta admisible. En definitiva, si se dispone del original
del documento público, el otorgamiento al mismo del valor probatorio privile-
giado que consagra el art. 319.1 LEC es automático, con independencia de cuál
sea el resultado que arroje la práctica de cualesquiera otros medios probatorios.
Ahora bien, lo que sí puede hacer la parte a quien perjudique es alegar, no
ya la falta de autenticidad del documento (falta de autenticidad que, tratándose
de un documento original, no es jurídicamente posible), sino su falsedad, es
decir, la creación artificial de un documento que, valga la redundancia, docu-
mente un hecho, acto o estado de cosas inexistente, o cuya fecha haya sido
manipulada, o en el que no hayan intervenido realmente ni el fedatario ni las
personas que en el mismo aparezcan consignadas como intervinientes en su
otorgamiento.

425
Artículo 321 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En tal caso, la tacha de falsedad de documento público habrá de ser opuesta


mediante el ejercicio de la correspondiente acción penal por el delito previsto
en los arts. 390 a 394 y 397 a 399 CP, lo que motivará el surgimiento en el
proceso civil de una cuestión prejudicial penal, devolutiva y de carácter suspen-
sivo (art. 40.4, 5 y 6 LEC), que determinará la suspensión temporal del curso del
procedimiento hasta que el juicio criminal haya terminado o se encuentre para-
lizado por motivo que haya impedido su normal continuación (art. 40.6 LEC).
2. En cambio, cuando el documento público es presentado en copia, testi-
monio o certificación que, por haber sido autorizada por el fedatario a quien
legalmente corresponda, tienen la condición de fehacientes, así como en aque-
llos casos en los que del documento aportado en su formato original existe el
oportuno rastro registral, la parte procesal a quien perjudiquen tales documentos
podrá impugnarlos, además de por su falsedad en los términos examinados,
también por su falta de autenticidad en relación, respectivamente, con el docu-
mento original que aquellos reproduzcan fehacientemente o con el asiento
registral donde haya quedado constancia de su emisión. En estos casos, tal y
como prescribe el art. 320.1 LEC, se procederá de la forma siguiente: 1.º) Las
copias, certificaciones o testimonios fehacientes se cotejarán o comprobarán con
los originales, dondequiera que se encuentren; 2.º) Las pólizas intervenidas por
Corredor de Comercio colegiado (hoy Notario) se comprobarán con los asientos
de su Libro Registro.
En cuanto al momento procesal adecuado para instar la impugnación del
documento, lo será el de la celebración de la audiencia previa en el juicio ordi-
nario (art. 427.1 LEC) o el de la celebración de la vista oral en el juicio verbal
(art. 444.4 LEC) (SAP Madrid 21.ª 20.4.04); siendo, además, tales momentos
preclusivos, de forma que si no se impugna el documento en el transcurso de los
mismos, con posterioridad (vgr. en la vía del recurso de apelación) ya no podrá
ser impugnado el documento en cuestión (en este sentido, v. SAP Madrid 28.ª
5.6.08).

Artículo 321. Testimonio o certificación incompletos


El testimonio o certificación fehacientes de sólo una parte de un documento
no hará prueba plena mientras no se complete con las adiciones que solicite el
litigante a quien pueda perjudicarle.
Véase el comentario al art. 319 LEC

Artículo 322. Documentos públicos no susceptibles de cotejo o comproba-


ción
1. Harán prueba plena en juicio, sin necesidad de comprobación o cotejo y
salvo prueba en contrario y la facultad de solicitar el cotejo de letras cuando sea
posible:

426
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 323

1.º Las escrituras públicas antiguas que carezcan de protocolo y todas aque-
llas cuyo protocolo o matriz hubiese desaparecido.
2.º Cualquier otro documento público que, por su índole, carezca de original
o registro con el que pueda cotejarse o comprobarse.
2. En los casos de desaparición del protocolo, la matriz o los expedientes
originales, se estará a lo dispuesto en el art. 1221 del Código Civil.
Véase el comentario al art. 319 LEC

Artículo 323. Documentos públicos extranjeros


1. A efectos procesales, se considerarán documentos públicos los documen-
tos extranjeros a los que, en virtud de tratados o convenios internacionales o de
leyes especiales, haya de atribuírseles la fuerza probatoria prevista en el art. 319
de esta Ley.
2. Cuando no sea aplicable ningún tratado o convenio internacional ni ley
especial, se considerarán documentos públicos los que reúnan los siguientes
requisitos:
1.º Que en el otorgamiento o confección del documento se hayan observado
los requisitos que se exijan en el país donde se hayan otorgado para que el docu-
mento haga prueba plena en juicio.
2.º Que el documento contenga la legalización o apostilla y los demás requi-
sitos necesarios para su autenticidad en España.
3. Cuando los documentos extranjeros a que se refieren los apartados ante-
riores de este artículo incorporen declaraciones de voluntad, la existencia de
éstas se tendrá por probada, pero su eficacia será la que determinen las normas
españolas y extranjeras aplicables en materia de capacidad, objeto y forma de
los negocios jurídicos.

SECCIÓN 3.ª
De los documentos privados

Artículo 324. Clases de documentos privados


Se consideran documentos privados, a efectos de prueba en el proceso,
aquellos que no se hallen en ninguno de los casos del art. 317.
Véase art. 268 LEC

COMENTARIOS
1. A diferencia de lo que sucede con los documentos públicos, la LEC cata-
loga los documentos privados mediante una pura regla negativa o de exclusión,
a saber: son documentos privados los que no son públicos o, lo que es lo mismo,

427
Artículo 325 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

se consideran "documentos privados, a efectos de prueba en el proceso, aquéllos


que no se hallen en ninguno de los casos del art. 317" de la LEC (art. 324 LEC).
Para la determinación de los documentos privados, pues, tan solo habrá que
comprobar que el documento en cuestión no es susceptible de ser incardinado
en ninguno de los supuestos enumerados en el art. 317 LEC, ni es tampoco nin-
guno de los documentos públicos extranjeros a que se refiere el art. 323 LEC.
2. Como reglas especiales en esta materia tenemos las dos siguientes: 1.ª) De
un lado, el art. 1223 CC preceptúa que la "escritura (pública) defectuosa por
incompetencia del Notario o por otra falta en la forma, tendrá el concepto de
documento privado, si estuviese firmada por los otorgantes"; 2.ª) Y, de otro,
"cuando hayan de utilizarse como medio de prueba los libros de los comerciantes
se estará a lo dispuesto en las leyes mercantiles. De manera motivada, y con
carácter excepcional, el Tribunal podrá reclamar que se presenten ante él los
libros o su soporte informático, siempre que se especifiquen los asientos que
deben ser examinados" (art. 327 LEC, que remite esencialmente a lo establecido
en los arts. 25 a 30 CCo).

Artículo 325. Modo de producción de la prueba


Los documentos privados se presentarán del modo establecido en el art. 268
de esta Ley.

Artículo 326. Fuerza probatoria de los documentos privados


1. Los documentos privados harán prueba plena en el proceso, en los térmi-
nos del art. 319, cuando su autenticidad no sea impugnada por la parte a quien
perjudiquen.
2. Cuando se impugnare la autenticidad de un documento privado, el que lo
haya presentado podrá pedir el cotejo pericial de letras o proponer cualquier
otro medio de prueba que resulte útil y pertinente al efecto.
Si del cotejo o de otro medio de prueba se desprendiere la autenticidad del
documento, se procederá conforme a lo previsto en el apartado tercero del art.
320. Cuando no se pudiere deducir su autenticidad o no se hubiere propuesto
prueba alguna, el Tribunal lo valorará conforme a las reglas de la sana crítica.
3. Cuando la parte a quien interese la eficacia de un documento electrónico
lo pida o se impugne su autenticidad, se procederá con arreglo a lo establecido
en el art. 3 de la Ley de Firma Electrónica.

COMENTARIOS
También a diferencia de lo previsto para los documentos públicos, la prueba
por documentos privados está sometida a unas reglas de valoración judicial
ciertamente más sencillas, que se resumen en el art. 326 LEC, según el cual:

428
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 326

1. Los documentos privados, como norma general, "harán prueba plena en


el proceso, en los términos del art. 319, cuando su autenticidad no sea impug-
nada por la parte a quien perjudiquen" (art. 326.1 LEC). Por lo tanto, si no son
cuestionados estos documentos privados, los mismos "harán prueba plena del
hecho, acto o estado de cosas que documenten, de la fecha en que se produce
esa documentación y de la identidad de los fedatarios y demás personas que, en
su caso, intervengan en ella" (art. 319.1 LEC).
La enunciada regla ha de ser armonizada con la del art. 1225 CC (precepto
que, al igual que el art. 1218 CC, debería haber sido derogado por la nueva LEC).
Y también con el art. 1227 CC, relativo a la fecha del documento ("La fecha de
un documento privado no se contará respecto de terceros sino desde el día en
que hubiese sido incorporado o inscrito en un registro público, desde la muerte
de cualquiera de los que lo firmaron, o desde el día en que se entregase a un
funcionario público por razón de su oficio"), con respecto al cual la STS 1.ª
24.10.97 ha podido declarar que "el principio legal que establece dicho pre-
cepto, sólo es aplicable cuando el hecho a que se refiere solamente puede tener
demostración por el propio documento, lo que no ocurre cuando existen otros
medios de prueba que acrediten la realidad de la fecha que en él aparece, la que
puede tenerse por eficaz en juicio cuando se corrobora por otras pruebas prac-
ticadas" (en igual sentido, STS 1.ª 31.5.97).
2. Pero, si se impugnare la autenticidad del documento privado por la parte
a quien perjudicare su contenido, la fuerza probatoria del mismo dependerá de
cuál sea el resultado que arroje el cotejo de letras (arts. 349–351 LEC) o cualquier
otro medio probatorio que se disponga como útil y pertinente al efecto.
Así, en virtud de lo previsto en el art. 326.2 LEC: a) Si del cotejo o de otro
medio de prueba se desprendiere la autenticidad del documento, el mismo
poseerá el mismo valor probatorio que si no hubiese sido impugnado (por cierto
que, en este caso, irán a cargo del impugnante las costas, gastos y derechos que
origine el cotejo o la práctica de la prueba de que se trate, pudiendo incluso
serle impuesta una multa de 120 a 600 euros –art. 320.3 LEC, precepto al que
se remite el art. 326.2.II LEC–); b) Pero si del cotejo de letras no se pudiere
deducir la autenticidad del documento privado, o no se hubiere propuesto
prueba alguna al efecto, el Tribunal lo valorará conforme a las reglas de la sana
crítica (arts. 326.2.II, 350.4 LEC).
Sobre este punto existe una abundante corriente jurisprudencial que, lejos
de negar todo valor probatorio a aquellos documentos privados no reconocidos
judicialmente, le atribuye la fuerza de poder ser valorado libremente por el
órgano judicial, poniendo el mismo en conexión con los restantes medios de
prueba practicados en el procedimiento a fin de negarle u otorgarle validez (SSTS
1.ª 30.7.97, 23.10.97, 3.4.98, 21.7.98, 30.7.98, 25.3.99, 26.5.99, 30.12.02,
13.2.03...).

429
Artículo 326 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. En el específico caso de que se aportare al proceso un "documento elec-


trónico" (el cual es definido por el art. 3.5 de la Ley 59/2003, de 19 de diciembre,
de la Firma Electrónica –LFE–, como "la información de cualquier naturaleza en
forma electrónica, archivada en un soporte electrónico según un formato deter-
minado y susceptible de identificación y tratamiento diferenciado"), si la parte a
quien interesare lo pidiese, o la parte a quien perjudicare lo impugnase, podrá
el mismo adquirir la naturaleza de documento a secas conforme a lo dispuesto
en los apartados 6 a 8 del art. 3 LFE.
4. En particular, si la copia simple del documento privado presentada al pro-
ceso ha sido obtenida mediante la reprografía, la parte a quien perjudique dicha
copia reprográfica podrá impugnar la exactitud de la reproducción, en cuyo caso
aquélla se cotejará con el original por parte del Secretario judicial, si fuere posi-
ble o salvo que las partes propongan al efecto prueba pericial, y, no siendo así,
se determinará su valor probatorio según las reglas de la sana crítica, teniendo
en cuenta el resultado de las demás pruebas (art. 334.1 y 3 LEC), con lo que,
como ya se ha dicho antes, no se les niega todo valor probatorio (SSAP La Rioja
24.1.03, Zaragoza 5.ª 21.1.04, Asturias 6.ª 10.5.04, Girona 2.ª 15.5.06, Murcia
1.ª 13.3.07, Jaén 1.ª 10.9.07), cosa que sí había declarado la jurisprudencia
anterior a la nueva LEC (SSTS 1.ª 23.9.97, 18.12.97, 7.6.99) y alguna resolución
posterior (SAP Lugo 2.ª 3.12.02). Esto mismo será de aplicación a los dibujos,
fotografías, pinturas, croquis, planos mapas y documentos semejantes (art. 334.2
LEC).
5. Finalmente, como reglas especiales en esta materia tenemos las siguientes:
a) Cuando el documento privado lo sea alguno de los libros de los comer-
ciantes y demás documentos contables previstos en el Código de Comercio,
su valor probatorio "será apreciado por los Tribunales conforme a las reglas
generales del Derecho" (art. 31 CCo).
b) Los asientos, registros y papeles privados únicamente hacen prueba
contra el que los ha escrito en todo aquello que conste con claridad; pero el
que quiera aprovecharse de ellos habrá de aceptarlos en la parte que le per-
judiquen (art. 1228 CC).
c) La nota escrita o firmada por el acreedor a continuación, al margen o
dorso de una escritura que obre en su poder, hace prueba en todo lo que sea
favorable al deudor. Lo mismo se entenderá de la nota escrita o firmada por
el acreedor al dorso, al margen o a continuación del duplicado de un docu-
mento o recibo que se halle en poder del deudor. En ambos casos, el deudor
que quiera aprovecharse de lo que le favorezca, tendrá que pasar por lo que
le perjudique (art. 1229 CC).
d) Nótese, por último, que según previene el art. 752.2 LEC, en los pro-
cesos especiales sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, el Tri-

430
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 327

bunal no estará vinculado "a las disposiciones de esta Ley en materia de


fuerza probatoria… de los documentos privados reconocidos…".

JURISPRUDENCIA
«Los documentos privados, aunque no fueren originales, pueden ser tenidos en
cuenta a efectos de prueba, en tanto no se acredite su inautenticidad, sin que obste que
se hayan impugnado, o no resulten reconocidos, siempre que en estos casos se valoren
en relación con otros elementos de prueba (STS de 26 de febrero de 1998, 3 de abril de
1998 y de 30 de julio de 1998, entre otras). Y ello porque la impugnación de un docu-
mento privado por aquella parte a quién pueda perjudicar no priva al señalado docu-
mento de todo valor probatorio, lo contrario supondría dejar su validez y eficacia al
exclusivo arbitrio de la parte a quién le sea desfavorable; pudiendo, por tanto, darse la
debida relevancia probatoria a un documento privado siempre que en el proceso existan
otros elementos de juicio susceptibles de ser valorados junto con aquél, conjugando así
su contenido con el resto de la prueba, como así ha acontecido y se constata en el
presente procedimiento» (SAP Valencia 7.ª 25 julio 2007, LA LEY 178605/2007).
«Es sabido que los documentos privados gozan de eficacia positiva si no son objeto
de impugnación, sin que sea preciso que sean adverados por quienes los suscriben (arts.
326 y ss. de la LEC). Pero es que además, aunque fueran impugnados no quedan huér-
fanos de valor probatorio, cuando el conjunto de las pruebas, avalan su autenticidad»
(AAP Barcelona 14.ª 12 febrero 2008, LA LEY 27776/2008).

Artículo 327. Libros de los comerciantes


Cuando hayan de utilizarse como medio de prueba los libros de los comer-
ciantes se estará a lo dispuesto en las leyes mercantiles. De manera motivada, y
con carácter excepcional, el Tribunal podrá reclamar que se presenten ante él
los libros o su soporte informático, siempre que se especifiquen los asientos que
deben ser examinados.

SECCIÓN 4.ª
De las disposiciones comunes a las dos secciones anteriores

Artículo 328. Deber de exhibición documental entre partes


1. Cada parte podrá solicitar de las demás la exhibición de documentos que
no se hallen a disposición de ella y que se refieran al objeto del proceso o a la
eficacia de los medios de prueba.
2. A la solicitud de exhibición deberá acompañarse copia simple del docu-
mento y, si no existiere o no se dispusiere de ella, se indicará en los términos más
exactos posibles el contenido de aquél.
3. En los procesos seguidos por infracción de un derecho de propiedad
industrial o de un derecho de propiedad intelectual, cometida a escala comercial,
la solicitud de exhibición podrá extenderse, en particular, a los documentos

431
Artículo 328 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

bancarios, financieros, comerciales o aduaneros producidos en un determinado


período de tiempo y que se presuman en poder del demandado. La solicitud
deberá acompañarse de un principio de prueba que podrá consistir en la pre-
sentación de una muestra de los ejemplares, mercancías o productos en los que
se hubiere materializado la infracción. A instancia de cualquier interesado, el
Tribunal podrá atribuir carácter reservado a las actuaciones, para garantizar la
protección de los datos e información que tuvieran carácter confidencial.
Véase art. 329 LEC

COMENTARIOS
1. Como es sabido, la LEC apuesta por la oralidad y la inmediación en la
práctica de la prueba, acentuando también el control de oficio de los presu-
puestos procesales o ampliando el régimen de las obligaciones procesales de las
partes (vgr. la obligación de conducirse conforme al principio de la buena fe
procesal –art. 247 LEC–). Pues bien, entre estas últimas obligaciones procesales
cabe destacar la relativa a la exhibición de documentos, exhibición que cual-
quiera de las partes puede solicitar para que lleven a cabo dicha presentación
documental tanto las restantes partes procesales como terceras personas, cuando
no dispongan de un documento pero tengan noticia o presuman objetivamente
su existencia, o cuando sólo dispongan de una copia no fehaciente del mismo
y precisen (vgr. por haber sido impugnada de contrario la autenticidad del
mismo) hacerse con el original o con una copia fehaciente.
Nótese, además, que la solicitud de exhibición de documentos también
puede ser llevada a cabo con anterioridad a la iniciación del procedimiento, a
título de diligencias preliminares (art. 256 LEC).
2. A diferencia de lo que sucede con el procedimiento previsto para la exhi-
bición de documentos que obren en poder de terceras personas (en el cual inter-
viene el Tribunal para requerir la aportación del documento desde el principio),
los trámites iniciales previstos en aras a la exhibición documental a cargo de una
de las partes procesales presentan una evidente naturaleza extraprocesal. En
efecto, según dispone el art. 328.1 LEC, cada parte procesal podrá solicitar de
las demás (es decir, no solicitar del Tribunal que pida el documento a la con-
traparte, sino solicitar el documento una parte a la otra, sin intervención del
Tribunal) la exhibición de documentos que no se hallen a su disposición y que
se refieran al objeto del proceso o a la eficacia de los medios de prueba (art.
328.1 LEC). En este sentido, por parte procesal hay que entender, tanto la que
haya adquirido la condición de tal por haber esgrimido una pretensión en el
proceso, como aquellas que sean titulares de la relación jurídica controvertida
o de las que sean causa de ella, aunque no figuren como partes en el juicio (art.
330.2 LEC).
A dicha solicitud, que deberá formularse mediante un escrito "ad hoc" (que
se dirigirá, insistimos, no al Tribunal sino a la parte a quien se pida el docu-

432
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 328

mento), en el que se argumentará sobre la pertinencia de la solicitud a la luz del


contenido del documento y de la cuestión litigiosa, deberá acompañarse copia
simple del documento y, si no existiere o no se dispusiere de ella, se indicará en
los términos más exactos posibles el contenido de aquél (art. 328.2 LEC), ins-
tando la exhibición del mismo y su presentación ante la Secretaría Judicial para
su unión a los autos.
Sólo de este modo se entiende que, ante la negativa injustificada de la parte
en cuyo poder obre el documento a exhibir, el art. 329.2 LEC disponga entonces
que sea ya el Tribunal quien tome cartas en el asunto emitiendo el oportuno
requerimiento (coactivo) de exhibición. De no ser así, este requerimiento coac-
tivo del Tribunal sería absurdamente el segundo (pues habría un primer reque-
rimiento judicial a raíz de la presentación de la solicitud de la parte que insta
judicialmente la exhibición documental, si es que se admite que esa primera
solicitud no ha de dirigirse a la contraparte, como se desprende del art. 328.1
LEC, sino al Tribunal).
3. La parte a quien se haya solicitado la exhibición del documento podrá
adoptar alguna de las siguientes posturas:
1) Proceder, sin más, a la exhibición del documento requerido a la parte
solicitante. Cuando el objeto de la exhibición lo sean "dibujos, fotografías, cro-
quis, planos, mapas y otros documentos que no incorporen predominantemente
textos escritos, si sólo existiese el original, la parte podrá solicitar que en la exhi-
bición se obtenga copia, a presencia del Secretario Judicial, que dará fe de ser
fiel y exacta reproducción del original" (art. 333 LEC).
2) Negarse justificadamente a la exhibición del documento. En tal supuesto,
la parte requerida para su presentación deberá trasladar al solicitante alguna
razón objetiva y razonable justificativa, por ejemplo, de la falta de disposición
del documento en cuestión, o del carácter secreto o clasificado del mismo con-
forme a la Ley 9/1968, de 5 de abril, de Secretos Oficiales.
3) Negarse injustificadamente a la exhibición del documento. Para esta ter-
cera hipótesis, prevé el art. 329 LEC dos distintas reacciones a cargo del órgano
judicial, a saber: a´) El Juez o Tribunal, en primer lugar, y tomando en conside-
ración las restantes pruebas practicadas, podrá atribuir valor probatorio a la
copia simple del documento presentada por el solicitante de la exhibición o a
la versión que del contenido del documento hubiese dado (art. 329.1 LEC); b´)
E igualmente podrá adoptar, en lugar de la consecuencia anterior, la decisión de
instar judicialmente (y ya no, pues, de manera privada como hasta ahora) la
exhibición del documento, requiriendo a la parte, mediante providencia, para
que los documentos cuya exhibición solicitó su contraparte sean aportados al
proceso, cuando así lo aconsejen las características de dichos documentos, las
restantes pruebas aportadas, el contenido de las pretensiones formuladas por la
parte solicitante u lo alegado para fundamentarlas (art. 329.2 LEC).

433
Artículo 329 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 329. Efectos de la negativa a la exhibición


1. En caso de negativa injustificada a la exhibición del artículo anterior, el
Tribunal, tomando en consideración las restantes pruebas, podrá atribuir valor
probatorio a la copia simple presentada por el solicitante de la exhibición o a la
versión que del contenido del documento hubiese dado.
2. En el caso de negativa injustificada a que se refiere el apartado anterior,
el Tribunal, en lugar de lo que en dicho apartado se dispone, podrá formular
requerimiento, mediante providencia, para que los documentos cuya exhibición
se solicitó sean aportados al proceso, cuando así lo aconsejen las características
de dichos documentos, las restantes pruebas aportadas, el contenido de las pre-
tensiones formuladas por la parte solicitante y lo alegado para fundamentarlas.
Véase el comentario al art. 328 LEC

JURISPRUDENCIA
«el art. 329 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en lo que a la exhibición de documentos
entre las partes se refiere, regula los efectos de la negativa injustificada a la exhibición,
confiriéndole dos opciones al Tribunal. Por un lado, puede atribuir valor probatorio a la
copia simple presentada por el solicitante o ‘a la versión que del contenido del docu-
mento hubiese dado’. Por otro lado, también el Tribunal podrá formular requerimiento,
mediante providencia, para que los documentos cuya exhibición se solicitó sean apor-
tados al proceso, cuando así lo aconsejen las características de dichos documentos, las
restantes pruebas aportadas, el contenido de las pretensiones formuladas por la parte
solicitante y lo alegado para fundamentarlas» (SAP Murcia 5.ª 22 enero 2007, LA LEY
107616/2007).

Artículo 330. Exhibición de documentos por terceros


1. Salvo lo dispuesto en esta Ley en materia de diligencias preliminares, sólo
se requerirá a los terceros no litigantes la exhibición de documentos de su pro-
piedad cuando, pedida por una de las partes, el Tribunal entienda que su cono-
cimiento resulta trascendente a los fines de dictar sentencia.
En tales casos el Tribunal ordenará, mediante providencia, la comparecencia
personal de aquel en cuyo poder se hallen y, tras oírle, resolverá lo procedente.
Dicha resolución no será susceptible de recurso alguno, pero la parte a quien
interese podrá reproducir su petición en la segunda instancia.
Cuando estuvieren dispuestos a exhibirlos voluntariamente, no se les obli-
gará a que los presenten en la Oficina judicial, sino que, si así lo exigieren, irá el
Secretario judicial a su domicilio para testimoniarlos.
2. A los efectos del apartado anterior, no se considerarán terceros los titu-
lares de la relación jurídica controvertida o de las que sean causa de ella, aunque
no figuren como partes en el juicio.
Véase arts. 328 y 329 LEC

434
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 331

COMENTARIOS
En contraste con lo que sucede con las solicitudes de exhibición de docu-
mentos entre las partes del proceso, que son consideradas en la norma como
actuaciones ordinarias, la exhibición a cargo de terceros no litigantes (la cual
puede enmarcarse en el deber genérico de colaboración con la Administración
de Justicia proclamado en el art. 118 CE) es considerada excepcional. Por eso
se prevé que la solicitud de exhibición de documentos de su propiedad dirigida
frente a terceras personas, salvo lo dispuesto en materia de diligencias prelimi-
nares (art. 256 LEC), únicamente sea admisible "cuando, pedida por una de las
partes, el Tribunal entienda que su conocimiento resulta trascendente a los fines
de dictar sentencia" (art. 330.1.I LEC).

Artículo 331. Testimonio de documentos exhibidos


Si la persona de la que se requiera la exhibición según lo dispuesto en los
artículos anteriores no estuviere dispuesta a desprenderse del documento para
su incorporación a los autos, se extenderá testimonio de éste por el Secretario
Judicial en la sede del Tribunal, si así lo solicitare el exhibiente.

Artículo 332. Deber de exhibición de entidades oficiales


1. Las dependencias del Estado, Comunidades Autónomas, provincias, Enti-
dades locales y demás entidades de Derecho público no podrán negarse a expedir
las certificaciones y testimonios que sean solicitados por los tribunales ni opo-
nerse a exhibir los documentos que obren en sus dependencias y archivos,
excepto cuando se trate de documentación legalmente declarada o clasificada
como de carácter reservado o secreto. En este caso, se dirigirá al Tribunal expo-
sición razonada sobre dicho carácter.
2. Salvo que exista un especial deber legal de secreto o reserva, las entidades
y empresas que realicen servicios públicos o estén encargadas de actividades del
Estado, de las Comunidades Autónomas, de las provincias, de los municipios y
demás Entidades locales, estarán también sujetas a la obligación de exhibición,
así como a expedir certificaciones y testimonios, en los términos del apartado
anterior.

Artículo 333. Extracción de copias de documentos que no sean textos escri-


tos
Cuando se trate de dibujos, fotografías, croquis, planos, mapas y otros docu-
mentos que no incorporen predominantemente textos escritos, si sólo existiese
el original, la parte podrá solicitar que en la exhibición se obtenga copia, a pre-
sencia del secretario judicial, que dará fe de ser fiel y exacta reproducción del
original.

435
Artículo 334 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Si estos documentos se aportan de forma electrónica, las copias realizadas


por medios electrónicos por la oficina judicial tendrán la consideración de copias
auténticas.

Artículo 334. Valor probatorio de las copias reprográficas y cotejo


1. Si la parte a quien perjudique el documento presentado por copia repro-
gráfica impugnare la exactitud de la reproducción, se cotejará con el original, si
fuere posible y, no siendo así, se determinará su valor probatorio según las reglas
de la sana crítica, teniendo en cuenta el resultado de las demás pruebas.
2. Lo dispuesto en el apartado anterior de este artículo también será de apli-
cación a los dibujos, fotografías, pinturas, croquis, planos, mapas y documentos
semejantes.
3. El cotejo a que el presente artículo se refiere se verificará por el Secretario
Judicial, salvo el derecho de las partes a proponer prueba pericial.
Véase el comentario al art. 319 LEC

JURISPRUDENCIA
«Por lo que respecta al valor de las fotocopias, esta Sala ya ha tenido ocasión de
pronunciarse sobre este extremo, entre otras en la sentencia de 26 de febrero de este
mismo año, en la que se establece lo siguiente: En cuanto a la primera cuestión (foto-
copias impugnadas y no ratificadas), hay que tener en cuenta que, aunque el art. 268
Ley de Enjuiciamiento Civil establece que se ha de presentar el original del documento
privado que se presente ante los Tribunales, el ordinal segundo del mismo precepto per-
mite aportar mera copia del mismo, aunque en este caso la fuerza probatoria del docu-
mento queda profundamente degradada, dado que su eficacia va a depender de la con-
formidad de las demás partes con su autenticidad. De negarse la misma se va a tener
que iniciar un complejo proceso para comprobar, primero, su conformidad con el ori-
ginal y, segundo, la autenticidad de este último. Para lo primero se dispone en el art.
334.1 el cotejo con el original y para lo segundo el cotejo pericial de letras (arts. 326.2
y 349 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), que también puede ser el medio adecuado para
el primero (art. 334.3 Ley de Enjuiciamiento Civil), o si, como en este caso, se trata de
un documento con intervención de un tercero, la testifical del mismo. En definitiva, que
pericialmente (o testificalmente) se determine tanto su coincidencia con el original como
su autenticidad. Esa falta de concreción ya de por sí determina que el documento apor-
tado por fotocopia deba considerarse, en principio, fiel reproducción del fotocopiado,
pues no se especifica, como exige el art. 334, que se impugna la exactitud de la repro-
ducción, lo que dispensa de la necesidad de cotejarlo con su original» (SAP Murcia 1.ª
13 marzo 2007, LA LEY 93807/2007).
«al tratarse todos los documentos aportados, de simples fotocopias de conformidad
con lo dispuesto en el art. 334 de la Ley de Enjuiciamiento Civil si a la parte a quien
perjudiquen los documentos aportados por copia reprográfica los impugnare, se coteja-
rán con su original, si fuera posible y, no siendo así, se determinará su valor probatorio
según las reglas de la sana crítica, teniendo en cuenta el resultado de las demás pruebas.
El legislador ha venido a reconocer de manera expresa el valor probatorio de las copias

436
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 335

(fotocopias), tanto públicos como privados pero siempre que a la parte a quien perju-
dique no impugne las mismas» (SAP Jaén 1.ª 10 septiembre 2007, LA LEY 257776/2007).

SECCIÓN 5.ª
Del dictamen de peritos

Artículo 335. Objeto y finalidad del dictamen de peritos. Juramento o pro-


mesa de actuar con objetividad
1. Cuando sean necesarios conocimientos científicos, artísticos, técnicos o
prácticos para valorar hechos o circunstancias relevantes en el asunto o adquirir
certeza sobre ellos, las partes podrán aportar al proceso el dictamen de peritos
que posean los conocimientos correspondientes o solicitar, en los casos previstos
en esta ley, que se emita dictamen por perito designado por el Tribunal.
2. Al emitir el dictamen, todo perito deberá manifestar, bajo juramento o
promesa de decir verdad, que ha actuado y, en su caso, actuará con la mayor
objetividad posible, tomando en consideración tanto lo que pueda favorecer
como lo que sea susceptible de causar perjuicio a cualquiera de las partes, y que
conoce las sanciones penales en las que podría incurrir si incumpliere su deber
como perito.
3. Salvo acuerdo en contrario de las partes, no se podrá solicitar dictamen a
un perito que hubiera intervenido en una mediación o arbitraje relacionados con
el mismo asunto.

COMENTARIOS
1. Contempla la LEC, en tercer lugar, la regulación de la prueba pericial, a
la que literalmente denomina "Del dictamen de peritos", y por la que cabe
entender aquel medio probatorio por el cual se aporta al proceso un informe o
dictamen elaborado por un técnico en alguna de las ramas de las ciencias, de
las artes o del saber en general, acompañado, en su caso, de la posibilidad de
que el autor del mismo pueda comparecer en el juicio y someterse a las pregun-
tas, observaciones y aclaraciones solicitadas por las partes y por el órgano judi-
cial, todo ello con el fin de acreditar hechos jurídicamente relevantes del pleito
para cuya apreciación o comprensión se precisen unos determinados conoci-
mientos científicos, artísticos, técnicos o prácticos. De este modo se manifiesta
el art. 335.1 LEC.
Desgraciadamente, la regulación de la prueba pericial en la LEC constituye
un verdadero caos normativo, en donde todo un amplio y desorganizado con-
junto de preceptos desperdigados por diferentes pasajes de la LEC no alcanzan
a vertebrar un régimen jurídico homogéneo, completo, racional y carente de
contradicciones de este importantísimo acto probatorio. Lo más seguro es que
tal defectuosidad legislativa provenga del deseo del legislador de acometer, no
una única regulación del procedimiento probatorio a través de la cual desarrollar

437
Artículo 336 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

el presente medio de prueba (como hubiera sido lo más sensato), sino dos regu-
laciones procedimentales diferentes entre sí, a saber: 1.ª) La prueba pericial a
cargo de perito designado unilateralmente por alguna de las partes procesales,
de un lado; 2.ª) Y la prueba pericial a cargo de perito designado judicialmente a
instancia de alguna o de todas las partes procesales, de otro.
2. Precisamente porque los peritos han de intervenir en el proceso exclusi-
vamente por sus conocimientos técnicos, y no, como ocurre con los testigos, por
su relación personal directa o indirecta, lejana o próxima, con los hechos objeto
del proceso, la LEC exige que cada uno de ellos, al emitir el dictamen, deba
"manifestar, bajo juramento o promesa de decir verdad, que ha actuado y, en su
caso, actuará con la mayor objetividad posible, tomando en consideración tanto
lo que pueda favorecer como lo que sea susceptible de causar perjuicio a cual-
quiera de las partes, y que conoce las sanciones penales en las que podría incurrir
si incumpliere su deber como perito" (art. 335.2 LEC). Las sanciones penales a
que se refiere la norma son las previstas en el art. 459 CP, el cual castiga con
diversas penas privativas de libertad, agravadas con relación a los testigos, "a los
peritos… que faltaren a la verdad maliciosamente en su dictamen…, los cuales
serán, además, castigados con la pena de inhabilitación especial para profesión
u oficio, empleo o cargo público, por tiempo de seis a doce años".
Por otra parte, el momento en que ha de tener lugar dicho juramento o pro-
mesa del perito difiere en función de cuál sea el origen de su designación. Así:
1.º) Si el perito es de los designados unilateralmente por las partes, el juramento
o promesa deberá formalizarse "al emitir el dictamen" (art. 335.2 LEC); 2.º) Pero
si el perito es designado judicialmente, el art. 342.1 LEC prevé que el juramento
o promesa del perito sea prestado por éste con anterioridad a la emisión de su
dictamen; en concreto, tras la comunicación al mismo de su designación y de
la aceptación del cargo por éste, se hará efectivo su nombramiento, momento
en el cual deberá prestar el juramento o promesa indicados.

Artículo 336. Aportación con la demanda y la contestación de dictámenes


elaborados por peritos designados por las partes
1. Los dictámenes de que los litigantes dispongan, elaborados por peritos por
ellos designados, y que estimen necesarios o convenientes para la defensa de sus
derechos, habrán de aportarlos con la demanda o con la contestación, sin per-
juicio de lo dispuesto en el art. 337.
2. Los dictámenes se formularán por escrito, acompañados, en su caso, de
los demás documentos, instrumentos o materiales adecuados para exponer el
parecer del perito sobre lo que haya sido objeto de la pericia. Si no fuese posible
o conveniente aportar estos materiales e instrumentos, el escrito de dictamen
contendrá sobre ellos las indicaciones suficientes. Podrán, asimismo, acompa-
ñarse al dictamen los documentos que se estimen adecuados para su más acer-
tada valoración.

438
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 336

3. Se entenderá que al demandante le es posible aportar con la demanda


dictámenes escritos elaborados por perito por él designado, si no justifica cum-
plidamente que la defensa de su derecho no ha permitido demorar la interposi-
ción de aquélla hasta la obtención del dictamen.
4. El demandado que no pueda aportar dictámenes escritos con la contesta-
ción a la demanda deberá justificar la imposibilidad de pedirlos y obtenerlos
dentro del plazo para contestar.
5. A instancia de parte, el juzgado o Tribunal podrá acordar que se permita
al demandado examinar por medio de abogado o perito las cosas y los lugares
cuyo estado y circunstancias sean relevantes para su defensa o para la prepara-
ción de los informes periciales que pretenda presentar. Asimismo, cuando se
trate de reclamaciones por daños personales, podrá instar al actor para que per-
mita su examen por un facultativo, a fin de preparar un informe pericial.

COMENTARIOS
1. El art. 265.1.4.º LEC determina que los informes periciales habrán de pre-
sentarlos las partes acompañando a sus escritos de demanda y contestación. Así
lo viene a ratificar, en principio, el art. 336.1 LEC, donde se regula con carácter
general tal posibilidad.
De este modo, se entenderá que al demandante "le es posible aportar con la
demanda dictámenes escritos elaborados por perito por él designado, si no jus-
tifica cumplidamente que la defensa de su derecho no ha permitido demorar la
interposición de aquélla hasta la obtención del dictamen" (art. 336.3 LEC). Mien-
tras que el demandado que no pueda aportar los dictámenes periciales escritos
con la contestación a la demanda "deberá justificar la imposibilidad de pedirlos
y obtenerlos dentro del plazo para contestar" (art. 336.4 LEC).
2. Sin embargo, la aportación de estos dictámenes periciales en los antes
indicados trámites iniciales del procedimiento constituye, ello no obstante, una
carga procesal de exigencia muy atenuada, casi nula, por cuanto la propia LEC
se encarga de sentar un buen número de excepciones a dicha regla general. A
saber:
1) Las partes procesales pueden limitarse a anunciar en sus escritos de
demanda y contestación a la demanda aquellos dictámenes que deseen emplear
en el proceso, aportándolos después. De este modo lo prevé el art. 337.1 LEC
que, eso sí, obliga a las partes a tener que justificar en su demanda o contestación
la razón por la cual no les ha sido posible aportar los dictámenes en esos trámites
iniciales del pleito, tal y como les exigen los arts. 265.1.4.º y 336.1 LEC.
2) Por otro lado, y esta vez además sin ningún requisito o condición previa,
es posible que, pese a lo establecido en los apartados tercero y cuarto del art.
336 LEC, las partes decidan no aportar ningún dictamen pericial en su demanda
ni en su contestación, limitándose a solicitar en dichos trámites que se proceda

439
Artículo 336 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

a la designación judicial del perito (art. 339.2 LEC); y lo mismo podrá pedir quien
tenga reconocido el derecho a la asistencia jurídica gratuita (art. 339.1 LEC).
3) Además, y con independencia de las mencionadas excepciones, también
prevé la LEC la posibilidad de que el demandante pueda aportar en la "audiencia
previa al juicio" dictámenes periciales cuyo interés o relevancia, necesidad o
utilidad sólo se ponga de manifiesto a consecuencia de alegaciones efectuadas
por el demandado en la contestación a la demanda (arts. 265.3, 338.1 LEC) o en
las alegaciones o pretensiones complementarias admitidas en dicha audiencia
previa al juicio (arts. 338.1, 426.5, 427.3 LEC).
4) 4.ª) Por último, las partes también podrán aportar dictámenes a cargo de
peritos designados unilateralmente por ellas en el trámite de las diligencias finales
del juicio ordinario (arts. 271.1, 435, 436 LEC).

JURISPRUDENCIA
«TERCERO. Aportación de los dictámenes periciales elaborados por los peritos desig-
nados por las partes en momento posterior a presentación de la demanda y de la con-
testación.
A) La regla general de aportación de los dictámenes periciales elaborados por los
peritos designados por las partes se contiene en los arts. 336.1 LEC –en su redacción
vigente por razones temporales, anterior a la reforma efectuada por la Ley 13/2009, de
3 de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva
Oficina judicial– y 265.1.4.º LEC. Estos preceptos establecen que los dictámenes peri-
ciales elaborados por los peritos designados por las partes, en las que éstas apoyen sus
pretensiones y estimen necesarios o convenientes para la defensa de sus derechos, sean
incorporados al proceso con la demanda y con la contestación y, aunque los preceptos
no lo digan, con la reconvención y con la contestación a la reconvención.
La excepción a esta regla general se establece en el art. 337.1 LEC –en su redacción
vigente por razones temporales, anterior a la reforma efectuada por la Ley 13/2009, de
3 de noviembre, de reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva
Oficina judicial– en el que se dispone que ‘[s]i no les fuese posible a las partes aportar
los dictámenes elaborados por peritos por ellas designados, junto con la demanda o
contestación, expresarán en una u otra los dictámenes de que, en su caso, pretendan
valerse, que habrán de aportar, para su traslado a la parte contraria, en cuanto dispongan
de ellos, y en todo caso antes de iniciarse la audiencia previa del juicio ordinario o antes
de la vista en el juicio verbal». Esta previsión ha de integrarse con las disposiciones del
art. 336. 3 y 4 LEC, que exigen justificar cumplidamente la imposibilidad de la presen-
tación de tales dictámenes con la demanda o con la contestación.
De este sistema normativo se sigue que la LEC pretende que, en el momento de la
celebración de la audiencia previa, las partes tengan y hayan podido examinar los dic-
támenes periciales elaborados por los peritos de las partes en que funden sus respectivas
pretensiones por ser determinantes y servir de base y fundamento a las mismas. El respeto
a los principios de contradicción, de interdicción de la indefensión y de igualdad de
armas en el proceso exige que las partes tengan conocimiento desde el inicio del proce-

440
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 337

dimiento de todos los elementos sustanciales en que la parte contraria funda su preten-
sión. Esta misma premisa informa también el régimen normativo de presentación de
documentos que deriva de los arts. 264 LEC y 265 LEC y de las tasadas excepciones de
los arts. 270 LEC y 271 LEC, en su redacción vigente por razones temporales (STS 1.ª 27
diciembre 2010, LA LEY 236955/2010; en el mismo sentido STS 1.ª 7 marzo 2013, LA
LEY 13547/2013).

Artículo 337. Anuncio de dictámenes cuando no se puedan aportar con la


demanda o con la contestación. Aportación posterior
1. Si no les fuese posible a las partes aportar dictámenes elaborados por
peritos por ellas designados, junto con la demanda o contestación, expresarán
en una u otra los dictámenes de que, en su caso, pretendan valerse, que habrán
de aportar, para su traslado a la parte contraria, en cuanto dispongan de ellos,
y en todo caso cinco días antes de iniciarse la audiencia previa al juicio ordinario
o de la vista en el verbal.
2. Aportados los dictámenes conforme a lo dispuesto en el apartado anterior,
las partes habrán de manifestar si desean que los peritos autores de los dictá-
menes comparezcan en el juicio regulado en los arts. 431 y ss. de esta Ley o, en
su caso, en la vista del juicio verbal, expresando si deberán exponer o explicar
el dictamen o responder a preguntas, objeciones o propuestas de rectificación o
intervenir de cualquier otra forma útil para entender y valorar el dictamen en
relación con lo que sea objeto del pleito.
Véase el comentario y la jurisprudencia anotada al art. 336 LEC

Artículo 338. Aportación de dictámenes en función de actuaciones proce-


sales posteriores a la demanda. Solicitud de intervención de los peritos en el
juicio o vista
1. Lo dispuesto en el artículo anterior no será de aplicación a los dictámenes
cuya necesidad o utilidad se ponga de manifiesto a causa de alegaciones del
demandado en la contestación a la demanda o de las alegaciones o pretensiones
complementarias admitidas en la audiencia, a tenor del art. 426 de esta Ley.
2. Los dictámenes cuya necesidad o utilidad venga suscitada por la contes-
tación a la demanda o por lo alegado y pretendido en la audiencia previa al juicio
se aportarán por las partes, para su traslado a las contrarias, con al menos cinco
días de antelación a la celebración del juicio o de la vista, manifestando las partes
al Tribunal si consideran necesario que concurran a dicho juicio o vista los peri-
tos autores de los dictámenes, con expresión de lo que se señala en el apartado 2
del art. 337.
El Tribunal podrá acordar también en este caso la presencia de los peritos
en el juicio o vista en los términos señalados en el apartado 2 del artículo ante-
rior.
Véase el comentario y la jurisprudencia anotada al art. 336 LEC

441
Artículo 339 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 339. Solicitud de designación de peritos por el Tribunal y resolución


judicial sobre dicha solicitud. Designación de peritos por el Tribunal, sin instan-
cia de parte

1. Si cualquiera de las partes fuese titular del derecho de asistencia jurídica gra-
tuita, no tendrá que aportar con la demanda o la contestación el dictamen pericial,
sino simplemente anunciarlo, a los efectos de que se proceda a la designación judicial
de perito, conforme a lo que se establece en la Ley de asistencia jurídica gratuita.

2. El demandante o el demandado, aunque no se hallen en el caso del apartado


anterior, también podrán solicitar en sus respectivos escritos iniciales que se proceda
a la designación judicial de perito, si entienden conveniente o necesario para sus
intereses la emisión de informe pericial. En tal caso, el Tribunal procederá a la desig-
nación. Dicho dictamen será a costa de quien lo haya pedido, sin perjuicio de lo que
pudiere acordarse en materia de costas.

Salvo que se refiera a alegaciones o pretensiones no contenidas en la demanda,


no se podrá solicitar, con posterioridad a la demanda o a la contestación, informe
pericial elaborado por perito designado judicialmente.

La designación judicial de perito deberá realizarse en el plazo de cinco días desde


la presentación de la contestación a la demanda, con independencia de quién haya
solicitado dicha designación. Cuando ambas partes la hubiesen pedido inicialmente,
el Tribunal podrá designar, si aquéllas se muestran conformes, un único perito que
emita el informe solicitado. En tal caso, el abono de los honorarios del perito corres-
ponderá realizarlo a ambos litigantes por partes iguales, sin perjuicio de lo que pudiere
acordarse en materia de costas.

3. En el juicio ordinario, si, a consecuencia de las alegaciones o pretensiones


complementarias permitidas en la audiencia, las partes solicitasen, conforme previene
el apartado 4 del art. 427, la designación por el Tribunal de un perito que dictamine,
lo acordará éste así, siempre que considere pertinente y útil el dictamen.

Lo mismo podrá hacer el Tribunal cuando se trate de juicio verbal y las partes
solicitasen en la vista designación de perito, en cuyo caso se interrumpirá aquélla
hasta que se realice el dictamen.
4. En los casos señalados en los dos apartados anteriores, si las partes que
solicitasen la designación de un perito por el Tribunal estuviesen además de
acuerdo en que el dictamen sea emitido por una determinada persona o entidad,
así lo acordará el Tribunal. Si no hubiese acuerdo de las partes, el perito será
designado por el procedimiento establecido en el art. 341.
5. El Tribunal podrá, de oficio, designar perito cuando la pericia sea perti-
nente en procesos sobre declaración o impugnación de la filiación, paternidad
y maternidad, sobre la capacidad de las personas o en procesos matrimoniales.

442
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 339

6. El Tribunal no designará más que un perito titular por cada cuestión o


conjunto de cuestiones que hayan de ser objeto de pericia y que no requieran,
por la diversidad de su materia, el parecer de expertos distintos.
Véase el comentario y la jurisprudencia anotada al art. 336 LEC

COMENTARIOS
1. La LEC no contempla una única modalidad de prueba pericial sino dos;
una primera modalidad, novedosa en nuestro Derecho, que prescribe la apor-
tación de los dictámenes periciales con la primera comparecencia de las partes
y a cargo de peritos designados unilateralmente por ellas, y una segunda moda-
lidad, la clásica, conforme a la cual la prueba pericial se propone y practica en
la fase probatoria del pleito y a cargo de peritos designados por la autoridad
judicial. Esta última clase de prueba pericial tendrá lugar en tres diferentes casos:
1) En primer término, cuando alguna de las partes fuese titular del derecho
a la asistencia jurídica gratuita, supuesto en el cual "no tendrá que aportar con
la demanda o la contestación el dictamen pericial, sino simplemente anunciarlo,
a los efectos de que se proceda a la designación judicial del perito, conforme a
lo que se establece en la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita" (arts. 265.1.4.º y
339.1 LEC).
2) En segundo lugar, cuando cualquiera de las partes, sin estar obligadas a
justificar su conducta, decidan por sí mismas no aportar los dictámenes pericia-
les en los momentos en que se produzca su primera comparecencia ante el
órgano judicial, sino valerse de la opción que les brinda el art. 339.2 LEC de
solicitar que se proceda a la designación judicial del perito, si entienden con-
veniente o necesario para sus intereses la emisión del informe pericial. En este
último caso, el dictamen "será a costa de quien lo haya pedido, sin perjuicio de
lo que pudiere acordarse en materia de costas".
3) Por último, y como regla especial, en el marco de los procesos sobre
declaración o impugnación de la filiación, paternidad y maternidad, sobre la
capacidad de las personas o en los procesos matrimoniales, el Tribunal podrá,
de oficio, designar perito cuando la pericia resulte pertinente (art. 339.5 LEC),
perito al que podrá, además, solicitar ampliaciones de su dictamen en el acto de
la vista oral (art. 347.2 LEC).
2. En relación con la designación judicial de perito, cabe señalar que:
1) La designación judicial de perito instado ex art. 339.2 LEC deberá reali-
zarse en el plazo de cinco días desde la presentación de la contestación a la
demanda, con independencia de quién haya solicitado dicha designación. Pero,
si ambas partes la hubiesen pedido inicialmente, el Tribunal podrá designar, si
aquéllas se muestran conformes, un único perito que emita el informe solicitado;
en tal caso, el abono de los honorarios del perito corresponderá realizarlo a

443
Artículo 339 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ambos litigantes por partes iguales, sin perjuicio de lo que pudiere acordarse en
materia de costas (art. 339.2.III LEC).
2) Si la designación judicial del perito se hubiese instado en el juicio ordi-
nario como consecuencia del contenido de las alegaciones o pretensiones com-
plementarias permitidas en la audiencia previa, así como en el acto de la vista
oral del juicio verbal, dicha designación será acordada por el Tribunal "siempre
que considere pertinente y útil el dictamen" (art. 339.3 LEC)
3) En los dos casos anteriores, si las partes que solicitasen la designación de
un perito por el Tribunal estuviesen además de acuerdo en que el dictamen sea
emitido por una determinada persona o entidad, así lo acordará el Tribunal; pero
si no hubiese acuerdo entre ellas, se designará conforme al procedimiento gene-
ral del art. 341 LEC (art. 339.4 LEC).
4) En el plazo de cinco días desde la designación, se comunicará ésta al perito
titular, requiriéndole para que, dentro de otros cinco días, manifieste si acepta
el cargo. En caso afirmativo, se efectuará el nombramiento y el perito hará, en
la forma en que se disponga, la manifestación bajo juramento o promesa previsto
en el art. 335.2 LEC (art. 342.1 LEC), debiendo indicársele el plazo de que dis-
pone para emitir su informe (art. 346 LEC). Pero si el perito designado adujere
justa causa que le impidiere la aceptación, y el Tribunal la considerare suficiente,
será sustituido por el siguiente de la lista, y así sucesivamente, hasta que se
pudiere efectuar el nombramiento (art. 342.2 LEC).
El perito designado podrá solicitar, en los tres días siguientes a su nombra-
miento, la provisión de fondos que considere necesaria, que será a cuenta de la
liquidación final. El Tribunal, mediante providencia, decidirá sobre la provisión
solicitada y ordenará a la parte o partes que hubiesen propuesto la prueba peri-
cial y no tuviesen derecho a la asistencia jurídica gratuita, que procedan a abonar
la cantidad fijada en la Cuenta de Depósitos y Consignaciones del Tribunal, en
el plazo de cinco días. Transcurrido dicho plazo, si no se hubiere depositado la
cantidad establecida, el perito quedará eximido de emitir el dictamen, sin que
pueda procederse a una nueva designación. Cuando el perito designado lo
hubiese sido de común acuerdo, y uno de los litigantes no realizare la parte de
la consignación que le correspondiere, se ofrecerá al otro litigante la posibilidad
de completar la cantidad que faltare, indicando en tal caso los puntos sobre los
que deba pronunciarse el dictamen, o de recuperar la cantidad depositada, que-
dando en este caso el perito eximido de emitir el dictamen (art. 342.3 LEC).
5) El Tribunal no designará más que un perito titular por cada cuestión o
conjunto de cuestiones que hayan de ser objeto de pericia y que no requieran,
por la diversidad de su materia, el parecer de expertos distintos (art. 339.6 LEC).

444
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 340

Artículo 340. Condiciones de los peritos


1. Los peritos deberán poseer el título oficial que corresponda a la materia
objeto del dictamen y a la naturaleza de éste. Si se tratare de materias que no
estén comprendidas en títulos profesionales oficiales, habrán de ser nombrados
entre personas entendidas en aquellas materias.
2. Podrá asimismo solicitarse dictamen de Academias e instituciones cultu-
rales y científicas que se ocupen del estudio de las materias correspondientes al
objeto de la pericia. También podrán emitir dictamen sobre cuestiones especí-
ficas las personas jurídicas legalmente habilitadas para ello.
3. En los casos del apartado anterior, la institución a la que se encargue el
dictamen expresará a la mayor brevedad qué persona o personas se encargarán
directamente de prepararlo, a las que se exigirá el juramento o promesa previsto
en el apartado segundo del art. 335.

Artículo 341. Procedimiento para la designación judicial de perito


1. En el mes de enero de cada año se interesará de los distintos Colegios
profesionales o, en su defecto, de entidades análogas, así como de las Academias
e instituciones culturales y científicas a que se refiere el apartado segundo del
artículo anterior el envío de una lista de colegiados o asociados dispuestos a
actuar como peritos. La primera designación de cada lista se efectuará por sorteo
realizado en presencia del Secretario Judicial, y a partir de ella se efectuarán las
siguientes designaciones por orden correlativo.
2. Cuando haya de designarse perito a persona sin título oficial, práctica o
entendida en la materia, previa citación de las partes, se realizará la designación
por el procedimiento establecido en el apartado anterior, usándose para ello una
lista de personas que cada año se solicitará de sindicatos, asociaciones y enti-
dades apropiadas, y que deberá estar integrada por al menos cinco de aquellas
personas. Si, por razón de la singularidad de la materia de dictamen, únicamente
se dispusiera del nombre de una persona entendida o práctica, se recabará de
las partes su consentimiento y sólo si todas lo otorgan se designará perito a esa
persona.
Véase el comentario al art. 339 LEC

Artículo 342. Llamamiento al perito designado, aceptación y nombramiento.


Provisión de fondos
1. En el mismo día o siguiente día hábil a la designación, el Secretario judicial
comunicará ésta al perito titular, requiriéndole para que en el plazo de dos días
manifieste si acepta el cargo. En caso afirmativo, se efectuará el nombramiento
y el perito hará, en la forma en que se disponga, la manifestación bajo juramento
o promesa que ordena el apartado 2 del art. 335.

445
Artículo 343 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Si el perito designado adujere justa causa que le impidiere la aceptación,


y el Secretario judicial la considerare suficiente, será sustituido por el siguiente
de la lista, y así sucesivamente, hasta que se pudiere efectuar el nombramiento.
3. El perito designado podrá solicitar, en los tres días siguientes a su nom-
bramiento, la provisión de fondos que considere necesaria, que será a cuenta de
la liquidación final. El Secretario judicial, mediante decreto, decidirá sobre la
provisión solicitada y ordenará a la parte o partes que hubiesen propuesto la
prueba pericial y no tuviesen derecho a la asistencia jurídica gratuita, que pro-
cedan a abonar la cantidad fijada en la Cuenta de Depósitos y Consignaciones
del Tribunal, en el plazo de cinco días.
Transcurrido dicho plazo, si no se hubiere depositado la cantidad estable-
cida, el perito quedará eximido de emitir el dictamen, sin que pueda procederse
a una nueva designación.
Cuando el perito designado lo hubiese sido de común acuerdo, y uno de los
litigantes no realizare la parte de la consignación que le correspondiere, el
Secretario judicial ofrecerá al otro litigante la posibilidad de completar la can-
tidad que faltare, indicando en tal caso los puntos sobre los que deba pronun-
ciarse el dictamen, o de recuperar la cantidad depositada, en cuyo caso se apli-
cará lo dispuesto en el párrafo anterior.
Véase el comentario al art. 339 LEC

Artículo 343. Tachas de los peritos. Tiempo y forma de las tachas


1. Sólo podrán ser objeto de recusación los peritos designados judicialmente.
En cambio, los peritos no recusables podrán ser objeto de tacha cuando
concurra en ellos alguna de las siguientes circunstancias:
1.º Ser cónyuge o pariente por consanguinidad o afinidad, dentro del cuarto
grado civil de una de las partes o de sus abogados o procuradores.
2.º Tener interés directo o indirecto en el asunto o en otro semejante.
3.º Estar o haber estado en situación de dependencia o de comunidad o con-
traposición de intereses con alguna de las partes o con sus abogados o procura-
dores.
4.º Amistad íntima o enemistad con cualquiera de las partes o sus procura-
dores o abogados.
5.º Cualquier otra circunstancia, debidamente acreditada, que les haga des-
merecer en el concepto profesional.
2. Las tachas no podrán formularse después del juicio o de la vista, en los
juicios verbales. Si se tratare de juicio ordinario, las tachas de los peritos autores
de dictámenes aportados con demanda o contestación se propondrán en la
audiencia previa al juicio.
Al formular tachas de peritos, se podrá proponer la prueba conducente a
justificarlas, excepto la testifical.

446
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 343

COMENTARIOS
1. Con el fin de hacer efectivo el deber de imparcialidad y objetividad que
los peritos han de observar en la emisión de sus informes y dictámenes (art. 335.2
LEC), cualquiera de las partes procesales podrá denunciar ante el órgano judicial
la carencia de dichos esenciales atributos en aquellos peritos autores de los dic-
támenes aportados al proceso por las partes contrarias (o también en aquellos
otros peritos que sean designados judicialmente para el desempeño del cargo).
Dicha denuncia de falta de imparcialidad o de falta de objetividad se cana-
lizará, en los peritos designados judicialmente, a través del instituto de la recu-
sación del perito regulada en los arts. 124 a 128 LEC, mientras que, en los peritos
unilateralmente designados por las partes, la mencionada denuncia únicamente
podrá formalizarse mediante la "tacha del perito". Así se recoge en el art. 343.1
LEC (a cuyo tenor: "Sólo podrán ser objeto de recusación los peritos designados
judicialmente. En cambio, los peritos no recusables podrán ser objeto de
tacha…"), donde también se detallan las correspondientes causas de tacha del
perito.
La justificación de tal diversidad de régimen jurídico es bien sencilla. La
identidad de los peritos designados judicialmente es conocida por las partes
procesales antes de la emisión por los mismos del correspondiente dictamen,
razón por la cual, si dudan de su objetividad, pueden recusarlo y apartarlo del
procedimiento, evitando así que llegue a cumplimentar definitivamente su
encargo. Por el contrario, cuando los peritos son designados unilateralmente por
aquéllas, y sus dictámenes se aportan al proceso junto con los primeros actos
procesales, la parte que considere que el perito no ha sido imparcial podrá
denunciarlo así, pero ya no podrá evitar que aquellos dictámenes queden incor-
porados a las actuaciones para su valoración a cargo del órgano judicial. Por
esto carece de sentido recusar al perito que ya ha emitido su dictamen, porque
con ello no se consigue impedir que el mismo llegue al conocimiento de la
autoridad judicial, y adquiere todo el sentido su tacha, como forma de evidenciar
ante dicha autoridad la ausencia de imparcialidad o de objetividad del perito
autor del dictamen obrante ya en los autos.
2. La tacha del perito designado unilateralmente por las partes deberá pro-
ponerse por aquella a quien perjudique su dictamen: 1.º) O bien, y naturalmente
de forma oral, en la audiencia previa del juicio ordinario (cuando dicho dictamen
haya sido aportado a los escritos de demanda o contestación a la demanda, arts.
343.2, 427.2 LEC); 2.º) O bien, e igualmente de manera oral, en la propia vista
oral del juicio ordinario (según se desprende del art. 347.1.6.º LEC, y que pro-
cederá, interpretando en negativo lo dispuesto en el art. 343.2 LEC, cuando el
dictamen pericial no se haya aportado junto con los escritos de demanda y con-
testación); 3.º) O bien, e igualmente de forma oral, durante la celebración de la
vista oral del juicio verbal (arts. 343.2, 347.1.6.º LEC).

447
Artículo 344 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En cada uno de dichos momentos, según los casos, precluirá la posibilidad


de tachar a los peritos, sin que una vez pasados tales trámites se tenga la opor-
tunidad de hacerlo (SAP Las Palmas 3.ª 10.5.07); en particular, no procederá la
tacha del perito cuando el dictamen del mismo se aporte al postrero trámite de
las diligencias finales del juicio ordinario, ya que, como se afirma en el art. 343.2,
las tachas "no podrán formularse después del juicio".
En todos estos casos, al formular las tachas de los peritos, "se podrá proponer
la prueba conducente a justificarlas, excepto la testifical" (art. 343.2.II LEC).

Artículo 344. Contradicción y valoración de la tacha. Sanción en caso de


tacha temeraria o desleal
1. Cualquier parte interesada podrá dirigirse al Tribunal a fin de negar o
contradecir la tacha, aportando los documentos que consideren pertinentes a tal
efecto. Si la tacha menoscabara la consideración profesional o personal del
perito, podrá éste solicitar del Tribunal que, al término del proceso, declare,
mediante providencia, que la tacha carece de fundamento.
2. Sin más trámites, el Tribunal tendrá en cuenta la tacha y su eventual nega-
ción o contradicción en el momento de valorar la prueba, formulando, en su
caso, mediante providencia, la declaración de falta de fundamento de la tacha
prevista en el apartado anterior. Si apreciase temeridad o deslealtad procesal en
la tacha, a causa de su motivación o del tiempo en que se formulara, podrá
imponer a la parte responsable, con previa audiencia, una multa de 60 a 600
euros.
Véase el comentario al art. 343 LEC

Artículo 345. Operaciones periciales y posible intervención de las partes en


ellas
1. Cuando la emisión del dictamen requiera algún reconocimiento de luga-
res, objetos o personas o la realización de operaciones análogas, las partes y sus
defensores podrán presenciar uno y otras, si con ello no se impide o estorba la
labor del perito y se puede garantizar el acierto e imparcialidad del dictamen.
2. Si alguna de las partes solicitare estar presente en las operaciones peri-
ciales del apartado anterior, el Tribunal decidirá lo que proceda y, en caso de
admitir esa presencia, ordenará al perito que dé aviso directamente a las partes,
con antelación de al menos cuarenta y ocho horas, del día, hora y lugar en que
aquellas operaciones se llevarán a cabo.

Artículo 346. Emisión y ratificación del dictamen por el perito que el Tri-
bunal designe
El perito que el Tribunal designe emitirá por escrito su dictamen, que hará
llegar por medios electrónicos al Tribunal en el plazo que se le haya señalado.

448
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 347

De dicho dictamen se dará traslado por el secretario judicial a las partes por si
consideran necesario que el perito concurra al juicio o a la vista a los efectos de
que aporte las aclaraciones o explicaciones que sean oportunas. El Tribunal
podrá acordar, en todo caso, mediante providencia, que considera necesaria la
presencia del perito en el juicio o la vista para comprender y valorar mejor el
dictamen realizado.

Artículo 347. Posible actuación de los peritos en el juicio o en la vista


1. Los peritos tendrán en el juicio o en la vista la intervención solicitada por
las partes, que el Tribunal admita.
El Tribunal sólo denegará las solicitudes de intervención que, por su finalidad
y contenido, hayan de estimarse impertinentes o inútiles, o cuando existiera un
deber de confidencialidad derivado de la intervención del perito en un proce-
dimiento de mediación anterior entre las partes.
En especial, las partes y sus defensores podrán pedir:
1.º Exposición completa del dictamen, cuando esa exposición requiera la
realización de otras operaciones, complementarias del escrito aportado,
mediante el empleo de los documentos, materiales y otros elementos a que se
refiere el apartado 2 del art. 336.
2.º Explicación del dictamen o de alguno o algunos de sus puntos, cuyo sig-
nificado no se considerase suficientemente expresivo a los efectos de la prueba.
3.º Respuestas a preguntas y objeciones, sobre método, premisas, conclu-
siones y otros aspectos del dictamen.
4.º Respuestas a solicitudes de ampliación del dictamen a otros puntos cone-
xos, por si pudiera llevarse a cabo en el mismo acto y a efectos, en cualquier
caso, de conocer la opinión del perito sobre la posibilidad y utilidad de la
ampliación, así como del plazo necesario para llevarla a cabo.
5.º Crítica del dictamen de que se trate por el perito de la parte contraria.
6.º Formulación de las tachas que pudieren afectar al perito.
2. El Tribunal podrá también formular preguntas a los peritos y requerir de
ellos explicaciones sobre lo que sea objeto del dictamen aportado, pero sin poder
acordar, de oficio, que se amplíe, salvo que se trate de peritos designados de
oficio conforme a lo dispuesto en el apartado 5 del art. 339.

Artículo 348. Valoración del dictamen pericial


El Tribunal valorará los dictámenes periciales según las reglas de la sana crí-
tica.

449
Artículo 348 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. En lo que a la valoración de la prueba pericial por parte del juzgador atañe,
es decir, a la valoración judicial de los informes científicos, artísticos, técnicos
y prácticos evacuados por los peritos, y aunque en principio pudiera pensarse
con toda lógica lo contrario, tradicionalmente ha regido en este punto el sistema
de la libre valoración de la prueba.
Con arreglo al mismo, como ya es sabido, el Juez podrá valorar los resultados
obtenidos de los dictámenes periciales conforme a las reglas de la sana crítica,
de la lógica o de la razón, sin tener que conferir a los mismos ningún valor pri-
vilegiado, por lo que, en consecuencia, si dichos resultados son desvirtuados por
los obtenidos de la práctica de cualesquiera otros medios de prueba, el juzgador
será libre a la hora de formar su convicción en aquéllos o en éstos (SSTS 1.ª
15.3.02, 8.7.02, 29.11.02, 20.2.03, 24.2.03...).
2. Dicha tradicional orientación, que, al menos, pone en cuestión la labor
del perito como instrumento para dar a conocer a los Jueces y Magistrados datos
o elementos científicos o artísticos de los que éstos carecen, es continuada y
secundada por el art. 348 LEC, donde lacónicamente se afirma que: "El Tribunal
valorará los dictámenes periciales según las reglas de la sana crítica". Dichas
reglas, como certeramente afirma la SAP Madrid 11.ª 25.4.08, "no están codifi-
cadas y han de ser entendidas como las más elementales directrices de la lógica
humana", de forma que las mismas resultarán infringidas cuando el juzgador
"extraiga conclusiones absurdas o ilógicas, tergiverse las conclusiones de forma
ostensible o falsee arbitrariamente sus dictados o se omitan datos relevantes que
figuran en el informe, si el ‘iter deductivo’ es contrario a un razonar humano
consecuente, o se adoptan criterios desorbitados o irracionales, o decisiones
contrarias a las reglas de la experiencia común" (en el mismo sentido, v. SSTSJ
Valencia 1.ª 15.1.08 y 8.4.08, SSAP Granada 4.ª 14.7.06, Cantabria 4.ª 18.9.06,
Las Palmas 3.ª 6.2.07, Valencia 8.ª 6.3.07, Barcelona 7.ª 16.4.07, Valencia 7.ª
18.4.07, Málaga 4.ª 20.4.07).
En concreto, la SAP Bizkaia 3.ª 15.1.08 ha sistematizado los distintos supues-
tos en los que la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha entendido vulneradas
las reglas de la sana crítica en la valoración judicial de la prueba pericial; a saber:
"1.º Cuando no consta en la sentencia valoración alguna en torno al resultado
del dictamen pericial: STS 17 de junio de 1.996.
2.º Cuando se prescinde del contenido del dictamen, omitiendo datos, alterán-
dolo, deduciendo del mismo conclusiones distintas, valorándolo incoherentemente
etc.: STS 20 de mayo de 1.996.
3.º Cuando, sin haberse producido en el proceso dictámenes contradictorios, el
Tribunal en base a los mismos, llega a conclusiones distintas de las de los dictámenes:
STS 7 de enero de 1.991.

450
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 348

4.º Cuando los razonamientos del Tribunal en torno a los dictámenes atenten
contra la lógica y la racionalidad; o sean arbitrarios, incoherentes y contradictorios;
o lleven al absurdo:
a) Cuando los razonamientos del Tribunal en torno a los dictámenes atenten contra
la lógica y la racionalidad: STS 11 de abril de 1.998.
b) Cuando los razonamientos del Tribunal en torno a los dictámenes sean arbitrarios,
incoherentes y contradictorios: STS 13 julio 1995.
c) Cuando los razonamientos del Tribunal en torno a los dictámenes lleven al
absurdo: STS 15 julio 1988".
Pero, de manera más resumida, podría afirmarse que quedará lesionado el
sistema de la libre valoración cuando "la apreciación de la prueba se revele como
absurda, arbitraria o ilógica" (STSJ Navarra 1.ª 9.4.08).
3. La vigencia del sistema de la libre valoración de la prueba pericial, en
consecuencia, determina que el órgano judicial pueda perfectamente separarse
de lo afirmado en un dictamen pericial (SSAP Alicante 7.ª 29.3.06, Lleida 2.ª
24.11.06, Salamanca 1.ª 29.11.06, Huelva 3.ª 29.3.07, Málaga 4.ª 20.4.07, León
3.ª 12.9.07, Córdoba 1.ª 5.12.02, Bizkaia 3.ª 13.11.07), siempre que, eso sí, para
evitar la indefensión y posibilitar su revisión en una instancia superior, funda-
mente o motive objetivamente su decisión.

JURISPRUDENCIA
«En la cuestión relativa a la valoración de la prueba pericial el art. 348 de la nueva
Ley procesal no aporta un cambio sustancial. La prueba de peritos es de apreciación libre,
no tasada, valorable por el juzgador según su prudente arbitrio, sin que existan reglas
preestablecidas que rijan su estimación (SS. 7 marzo y 14 octubre 2000 y 13 noviembre
2001, entre otras). El único límite legal para la formación del juicio jurisdiccional lo
constituyen las reglas de la sana crítica, las cuales no están codificadas y han de ser
entendidas como las más elementales directrices de la lógica humana (Sentencias de 14
octubre 2000 y 13 noviembre 2001). En definitiva el Tribunal, al valorar el dictamen de
los peritos, deberá ponderar, entre otras, las siguientes cuestiones: los razonamientos
que contengan los dictámenes, y los que se hayan vertido en el acto del juicio o vista en
el interrogatorio de los peritos, pudiendo no aceptar el resultado de un dictamen» (SAP
Madrid 11.ª 25 abril 2008, LA LEY 84095/2008).
«En palabras de la Sentencia del Tribunal Supremo de 30 de noviembre de 2010,
resulta, por un lado, de difícil impugnación la valoración de la prueba pericial, por cuanto
dicho medio tiene por objeto ilustrar al órgano enjuiciador sobre determinadas materias
que, por la especificidad de las mismas, requieren unos conocimientos especializados
de técnicos en tales materias y de los que, como norma general, carece el órgano enjui-
ciador, quedando atribuido a favor de Jueces y Tribunales, en cualquier caso "valorar"
el expresado medio probatorio conforme a las reglas de la "sana critica", y, de otro lado,
porque el art. 348 de la Ley de Enjuiciamiento Civil no contiene reglas de valoración
tasadas que se puedan violar, por lo que al no encontrarse normas valorativas de este
tipo de prueba en precepto legal alguno, ello implica atenerse a las más elementales

451
Artículo 349 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

directrices de la lógica humana, ante lo que resulta evidenciado y puesto técnicamente


bien claro, de manera que, no tratándose de un fallo deductivo, la función del órgano
enjuiciador en cada caso para valorar estas pruebas será hacerlo en relación con los
restantes hechos de influencia en el proceso que aparezcan convenientemente consta-
tados, siendo admisible atacar solo cuando el resultado judicial cuando este aparezca
ilógico o disparatado» (STS 1.ª 20 julio 2016, Rec. 2095/2014).

Artículo 349. Cotejo de letras


1. Se practicará por perito el cotejo de letras cuando la autenticidad de un
documento privado se niegue o se ponga en duda por la parte a quien perjudique.
2. También podrá practicarse cotejo de letras cuando se niegue o discuta la
autenticidad de cualquier documento público que carezca de matriz y de copias
fehacientes según lo dispuesto en el art. 1221 del Código Civil, siempre que dicho
documento no pueda ser reconocido por el funcionario que lo hubiese expedido
o por quien aparezca como fedatario interviniente.
3. El cotejo de letras se practicará por perito designado por el Tribunal con-
forme a lo dispuesto en los arts. 341 y 342 de esta Ley.

COMENTARIOS
1. Recordará el lector que, al hilo de la exposición de la prueba de docu-
mentos públicos y privados realizada a propósito de los comentarios a los arts.
317 a 334 LEC, se tuvo la oportunidad de destacar que, frente a la autenticidad
de dichos instrumentos documentales, la parte procesal a quien perjudicaren
podía reaccionar impugnándolos, dando lugar así a la realización de una serie
de actuaciones tendentes a comprobar la fiabilidad o no el documento aportado
en orden a su autenticidad. Tales actuaciones reciben genéricamente el nombre
de «cotejo» (de la acción cotejar o contrastar), y tienen por finalidad la de poner
en relación el documento impugnado con otros elementos o instrumentos exter-
nos de los que pueda inferirse si el mismo puede considerarse o no como un
documento auténtico.
Pues bien, a dicha actividad de «cotejo», desde el momento en que ha de
ser practicada con el concurso de peritos, se refieren los arts. 349 a 351 LEC,
que sistemáticamente se hallan ubicados dentro de la Sección relativa de la
prueba pericial y no, como quizás pudiera haber sido más correcto, dentro de
la Sección dedicada a la regulación de la prueba documental.
Sin embargo, de todos los cotejos a los que se refiere el legislador en relación
con los documentos aportados al procedimiento, los citados arts. 349 a 351 LEC
tan sólo regulan, estrictamente, el denominado «cotejo de letras» cuyo ámbito
de aplicación es el siguiente: 1.º) En primer lugar, el cotejo de letras se practicará
cuando se niegue o se ponga en duda la autenticidad de un documento privado
por la parte a quien perjudique (art. 349.1 LEC); 2.º) Y, en segundo término,

452
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 349

también se llevará a efecto cuando lo cuestionado sea la autenticidad de cual-


quier documento público que carezca de matriz y de copias fehacientes según
lo dispuesto en el art. 1221 CC, siempre que dicho documento no pueda ser
reconocido por el funcionario que lo hubiese expedido o por quien aparezca
como fedatario interviniente (art. 349.2 LEC), es decir, los documentos públicos
a los que alude el art. 322 LEC.
Por consiguiente, quedan fuera del «cotejo de letras» las comprobaciones
que han de realizarse de los documentos públicos fehacientes con sus originales,
contempladas en el art. 320 LEC.
2. El cotejo de letras, en particular y como su propio nombre indica, consiste
en contrastar si la letra (generalmente la firma grafológica) del documento cuya
autenticidad haya sido puesta en cuestión es o no la misma letra obrante en otro
u otros documentos que, a los efectos de acreditar la autoría del primero, sean
considerados indubitados.
De ahí la necesidad de que la parte que impugne la autenticidad del docu-
mento deba designar «el documento o documentos indubitados con que deba
hacerse» el cotejo de letras (art. 350.1 LEC), considerándose como indubitados
a estos efectos los siguientes: «1.º) Los documentos que reconozcan como tales
todas las partes a las que pueda afectar esta prueba pericial; 2.º) Las escrituras
públicas y los que consten en los archivos públicos relativos al Documento
Nacional de Identidad; 3.º) Los documentos privados cuya letra o firma haya
sido reconocida en juicio por aquel a quien se atribuya la dudosa; y 4.º) El escrito
impugnado, en la parte en que reconozca la letra como suya aquel a quien per-
judique» (art. 350.2 LEC).
A falta de alguno de dichos documentos indubitados, la parte a la que se
atribuya el documento impugnado o la firma que lo autorice podrá ser requerida,
a instancia de la contraria, para que forme un cuerpo de escritura que le dictará
el Tribunal o el Secretario Judicial; y, si el requerido se negase, el documento
impugnado se considerará reconocido, en una suerte de ficta confessio (art.
350.3 LEC).
En último extremo, si no hubiese documentos indubitados y fuese imposible
el cotejo con un cuerpo de escritura por fallecimiento o ausencia de quien
debiera formarlo, el Tribunal ya no deberá apreciar el valor probatorio tasado
del documento impugnado de acuerdo con el art. 326.1 LEC, sino de forma
libre, conforme a las reglas de la sana crítica (arts. 326.2.II, 350.4 LEC).
La impugnación acerca de la autenticidad del documento podrán oponerla
las partes, bien en el curso de la audiencia previa al juicio propia del proceso
ordinario (art. 427.1 LEC), o bien en el propio acto del juicio oral (que es el
momento en que, al comparecer, deberá el demandado aportar los documentos
exigidos legalmente –art. 265.4 LEC–), y en su respectiva petición, como ya se

453
Artículo 350 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ha dicho, cada parte habrá de designar el documento o documentos indubitados


con que deba practicarse el cotejo de letras (art. 350.1 LEC).
En virtud del art. 349.3 LEC, el mencionado cotejo de letras «se practicará
por perito designado por el Tribunal conforme a lo dispuesto en los arts. 341 y
342 LEC», preceptos estos últimos que ya han sido analizados páginas atrás, y
cuya aplicación en esta concreta sede originará los mismos problemas (funda-
mentalmente el de la suspensión de la vista en el juicio verbal) que propicia su
aplicación con carácter general.
El perito que lleve a cabo dicho cotejo consignará por escrito las operaciones
de comprobación y sus resultados (art. 351 LEC), presentando su informe ante
el Tribunal dentro del plazo que le haya sido señalado al proceder a su nom-
bramiento para el cargo; de dicho dictamen se dará traslado a las demás partes
por si consideran necesario que el perito concurra al juicio o a la vista a los
efectos de que aporte las aclaraciones o explicaciones que sean oportunas (art.
346 LEC), pudiendo tener en el acto de la vista la intervención que preceptúa el
art. 347 LEC).
Por lo demás, el dictamen donde obre el cotejo de letras practicado por el
perito, como la totalidad de los informes periciales, será valorable con arreglo a
las reglas de la sana crítica (art. 348 LEC, al que se remite el art. 351.2 LEC).

Artículo 350. Documentos indubitados o cuerpo de escritura para el cotejo


1. La parte que solicite el cotejo de letras designará el documento o docu-
mentos indubitados con que deba hacerse.
2. Se considerarán documentos indubitados a los efectos de cotejar las letras:
1.º Los documentos que reconozcan como tales todas las partes a las que
pueda afectar esta prueba pericial.
2.º Las escrituras públicas y los que consten en los archivos públicos relativos
al Documento Nacional de Identidad.
3.º Los documentos privados cuya letra o firma haya sido reconocida en jui-
cio por aquel a quien se atribuya la dudosa.
4.º El escrito impugnado, en la parte en que reconozca la letra como suya
aquel a quien perjudique.
3. A falta de los documentos enumerados en el apartado anterior, la parte a
la que se atribuya el documento impugnado o la firma que lo autorice podrá ser
requerida, a instancia de la contraria, para que forme un cuerpo de escritura que
le dictará el Tribunal o el Secretario Judicial.
Si el requerido se negase, el documento impugnado se considerará recono-
cido.

454
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 351

4. Si no hubiese documentos indubitados y fuese imposible el cotejo con un


cuerpo de escritura por fallecimiento o ausencia de quien debiera formarlo, el
Tribunal apreciará el valor del documento impugnado conforme a las reglas de
la sana crítica.
Véase el comentario al art. 349 LEC

Artículo 351. Producción y valoración del dictamen sobre el cotejo de letras


1. El perito que lleve a cabo el cotejo de letras consignará por escrito las
operaciones de comprobación y sus resultados.
2. Será de aplicación al dictamen pericial de cotejo de letras lo dispuesto en
los arts. 346, 347 y 348 de esta Ley.
Véase el comentario al art. 349 LEC

Artículo 352. Otros dictámenes periciales instrumentales de pruebas distin-


tas
Cuando sea necesario o conveniente para conocer el contenido o sentido de
una prueba o para proceder a su más acertada valoración, podrán las partes
aportar o proponer dictámenes periciales sobre otros medios de prueba admiti-
dos por el Tribunal al amparo de lo previsto en los apartados 2 y 3 del art. 299.

SECCIÓN 6.ª
Del reconocimiento judicial

Artículo 353. Objeto y finalidad del reconocimiento judicial e iniciativa para


acordarlo
1. El reconocimiento judicial se acordará cuando para el esclarecimiento y
apreciación de los hechos sea necesario o conveniente que el Tribunal examine
por sí mismo algún lugar, objeto o persona.
2. Sin perjuicio de la amplitud que el Tribunal estime que ha de tener el
reconocimiento judicial, la parte que lo solicite habrá de expresar los extremos
principales a que quiere que éste se refiera e indicará si pretende concurrir al
acto con alguna persona técnica o práctica en la materia.
La otra parte podrá, antes de la realización del reconocimiento judicial, pro-
poner otros extremos que le interesen y asimismo deberá manifestar si asistirá
con persona de las indicadas en el párrafo anterior.
3. Acordada por el Tribunal la práctica del reconocimiento judicial, el Secre-
tario señalará con cinco días de antelación, por lo menos, el día y hora en que
haya de practicarse el mismo.

455
Artículo 353 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. La prueba de reconocimiento judicial, cuyo régimen jurídico se encuentra
detallado en los arts. 353 a 359 LEC, constituye un medio probatorio cuya fina-
lidad es la de acreditar hechos relevantes para la decisión del pleito para cuyo
esclarecimiento y apreciación sea necesario o conveniente que el Juez o los
miembros del Tribunal examinen por sí mismos algún lugar, objeto o persona
(art. 353.1 LEC), para lo cual, y acompañados del Secretario judicial (art. 358
LEC), se personarán físicamente en el lugar que haya de ser reconocido o en
aquel en que se hallen la persona o el objeto que hayan de serlo (o bien ordenará
a las personas que hayan de ser reconocidas, o que posean el objeto que haya
de serlo, que comparezcan en la sede del Juzgado para efectuar allí la práctica
del reconocimiento), con la finalidad de dejar constancia escrita de todas las
circunstancias de lugar, tiempo y forma, que adviertan en el curso de la diligen-
cia.
El presente medio probatorio, en consecuencia, alcanza todo su sentido en
aquellos casos donde, para la fijación de los hechos controvertidos, la forma más
idónea de llevar a la convicción del Tribunal la forma, la situación o el estado
de lugares y cosas, y ahora también novedosamente de personas (a las cuales no
se hacía referencia en la vieja LEC de 1881) es que aquél las perciba sensorial-
mente por sí mismo. De forma personal y directa (AAP Barcelona 13.ª 14.5.08,
SAP Baleares 4.ª 31.12.02), bien desplazándose al lugar que haya de examinarse
(vgr. el punto kilométrico en que se produjo el accidente, el lugar donde se están
realizando las movimientos de tierra supuestamente ilegales…) o al sitio en que
se encuentre la cosa objeto de reconocimiento (vgr. la fábrica en la que se
encuentren las máquinas cuya indebida utilización está siendo objeto de litigio),
o bien ordenando la comparecencia de la persona que se haya de reconocer o
de la que ostente la cosa que haya de ser examinada (STS 1.ª 26.6.02).
El hecho, además, de que este medio de prueba tenga un carácter directo e
inmediato, en cuanto que es el propio titular del órgano jurisdiccional quien ha
de examinar por sí mismo los lugares, objetos y personas cuyo reconocimiento
resulte relevante para la resolución final de la controversia procesal, sin que
tenga noticia de ellos a través de un intermediario (como ocurre, por ejemplo,
con las pruebas del interrogatorio de las partes, pericial y testifical, donde siem-
pre es un tercero quien relata al Juez su propia y personal versión de los hechos),
hace que el legislador haya previsto la posibilidad de que, durante el curso y a
la finalización del reconocimiento judicial, puedan llevarse a cabo, respectiva-
mente, la práctica de la prueba pericial (art. 356 LEC) y la de las pruebas de
testigos e interrogatorio de las partes (art. 357 LEC).
2. En lo que respecta a la valoración de la prueba del reconocimiento judicial
nos encontramos ante un olvido del legislador, el cual, tras dedicar el art. 316
LEC a sentar el régimen de la valoración de la prueba de interrogatorio de las

456
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 354

partes, los arts. 319 y 326 LEC a la valoración de la prueba documental, el art.
348 LEC a la forma de valorar la de peritos, y dedicando más adelante, como se
verá, el art. 376 LEC al modo de valoración de la prueba testifical, y el art. 382.3
LEC a la valoración de la reproducción de sonidos e imágenes, se ha olvidado
por completo de señalar cuál haya de ser el valor, si libre o tasado, que el Tri-
bunal haya de otorgar a los resultados obtenidos de la práctica de la presente
prueba de reconocimiento judicial.
Pero, frente al silencio del legislador, la jurisprudencia (también la emitida
bajo la vigencia de la anterior LEC de 1881 (SSTS 1.ª 21.9.87, 5.2.88, 9.12.88,
16.10.90, 27.7.96, 9.19.98), ha suscrito la postura de que el reconocimiento
judicial es una prueba de valoración libre, que habrá de apreciarse conforme a
las reglas de la lógica y de la sana crítica (vgr. AAP Barcelona 13.ª 14.5.08).

JURISPRUDENCIA
«Respecto de su "valoración", a diferencia de los demás medios de prueba, no existe
norma sobre la valoración. Lo cual es lógico: es de valoración libre, por ser directa al
persuadirse el Tribunal de la realidad del objeto del reconocimiento, sin preferencia sobre
las demás, con las que ha de conjugarse para su apreciación. Y es posible su valoración
por juez distinto (SSTS 13.5.1987, 14.12.1987, 18.7.1991), máxime cuando se impone
la utilización de medios técnicos de constancia del reconocimiento judicial y cuando
puede ser apreciada, con plenitud, por la sala de apelación» (AAP Barcelona 13.ª 14
mayo 2008, LA LEY 135302/2008).

Artículo 354. Realización del reconocimiento judicial e intervención de las


partes y de personas entendidas
1. El Tribunal podrá acordar cualesquiera medidas que sean necesarias para
lograr la efectividad del reconocimiento, incluida la de ordenar la entrada en el
lugar que deba reconocerse o en que se halle el objeto o la persona que se deba
reconocer.
2. Las partes, sus procuradores y abogados podrán concurrir al reconoci-
miento judicial y hacer al Tribunal, de palabra, las observaciones que estimen
oportunas.
3. Si, de oficio o a instancia de parte, el Tribunal considerase conveniente
oír las observaciones o declaraciones de las personas indicadas en el apartado 2
del artículo anterior, les recibirá previamente juramento o promesa de decir
verdad.

COMENTARIOS
En la resolución por la que se acuerde llevar a la práctica el presente medio
de prueba el Tribunal podrá adoptar cualesquiera medidas que sean necesarias
para lograr la efectividad del reconocimiento, incluida la de ordenar la entrada
en el lugar que deba reconocerse o en que se halle el objeto o la persona que

457
Artículo 355 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

se deba reconocer (art. 354.1 LEC). Al amparo de la presente disposición, por


ejemplo, el Tribunal podrá ordenar incluso el precinto policial del lugar o del
edificio que deba ser reconocido, con el fin de que en el plazo (un mínimo de
cinco días) que media desde la admisión de la prueba y hasta que se produzca
su práctica, a nadie le sea dada la posibilidad de alterar o modificar de algún
modo aquello que sea objeto del reconocimiento.
No parece, sin embargo, que para asegurar la presencia de la persona que
deba ser reconocida pueda el órgano judicial disponer contra ella medidas de
índole personal tales como la detención o la prisión provisional, reservadas
prácticamente de manera exclusiva para el solo ámbito del procedimiento penal.

Artículo 355. Reconocimiento de personas


1. El reconocimiento judicial de una persona se practicará a través de un
interrogatorio realizado por el Tribunal, que se adaptará a las necesidades de
cada caso concreto. En dicho interrogatorio, que podrá practicarse, si las cir-
cunstancias lo aconsejaren, a puerta cerrada o fuera de la sede del Tribunal,
podrán intervenir las partes siempre que el Tribunal no lo considere perturbador
para el buen fin de la diligencia.
2. En todo caso, en la práctica del reconocimiento judicial se garantizará el
respeto a la dignidad e intimidad de la persona.

Artículo 356. Concurrencia del reconocimiento judicial y el pericial


1. Cuando el Tribunal lo considere conveniente, podrá disponer, mediante
providencia, que se practiquen en un solo acto el reconocimiento judicial y el
pericial, sobre el mismo lugar, objeto o persona, siguiéndose el procedimiento
establecido en esta Sección.
2. Las partes podrán solicitar también la práctica conjunta de ambos reco-
nocimientos y el Tribunal la ordenará si la estima procedente.

COMENTARIOS
El art. 356 LEC permite la práctica simultánea o conjunta, es decir, en un
único acto, de las pruebas de reconocimiento judicial y pericial. Así, siempre
que el órgano judicial, de oficio cuando lo considere conveniente o a instancia
de parte cuando lo considere procedente, podrá disponer, mediante providencia
(es decir, mediante una resolución diferente, y necesariamente posterior, a aque-
lla en forma de auto por la que se proceda a la admisión de las pruebas pro-
puestas por las partes), que se practiquen en un solo acto el reconocimiento
judicial y el pericial sobre el mismo lugar, objeto o persona, siguiéndose los
trámites generales previstos para la práctica del reconocimiento judicial (art. 356
LEC).

458
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 357

En caso de que sea alguna de las partes quien pretenda la práctica conjunta
de ambos medios de prueba deberá solicitarlo mediante un escrito ad hoc, en
el cual habrá de argumentar sobre la procedencia y conveniencia de dicha prác-
tica conjunta a los efectos de la mejor acreditación o del mejor esclarecimiento
de los hechos objeto de ambos medios probatorios (mejora que, objetiva y esen-
cialmente, obedecerá a la coincidencia entre los hechos sobre los que recaiga
uno y otro medio de prueba). Dicho escrito, por lo demás, tendrá que presentarse
después de emitido el auto de admisión de los diferentes medios de prueba y
antes, en todo caso, de que arribe el día señalado en dicha resolución judicial
para la práctica del reconocimiento judicial.
Hay que destacar, finalmente, que en el acta del reconocimiento judicial que
el Secretario Judicial deberá proceder a levantar en cada caso se recogerán tam-
bién los resultados de las demás actuaciones de prueba que se hubieren practi-
cado en el mismo acto del reconocimiento (art. 358.2 LEC).

Artículo 357. Concurrencia del reconocimiento judicial y la prueba por tes-


tigos
1. A instancia de parte y a su costa, el Tribunal podrá determinar mediante
providencia que los testigos sean examinados acto continuo del reconocimiento
judicial, cuando la vista del lugar o de las cosas o personas pueda contribuir a la
claridad de su testimonio.
2. También se podrá practicar, a petición de parte, el interrogatorio de la
contraria cuando se den las mismas circunstancias señaladas en el apartado
anterior.

COMENTARIOS
El art. 357 LEC posibilita que, esta vez únicamente a petición de parte intere-
sada y a su costa, el Tribunal pueda acordar que los testigos sean examinados,
o que la parte contraria a aquella que ha propuesto la prueba sea interrogada,
acto continuo del reconocimiento judicial, cuando la vista del lugar o de las
cosas o personas pueda contribuir a la claridad del testimonio de aquellos tes-
tigos o de la declaración de aquella parte. También aquí en el acta del recono-
cimiento judicial que el Secretario Judicial deberá proceder a levantar se reco-
gerán también los resultados de las demás actuaciones de prueba que se hubie-
ren practicado en el mismo acto del reconocimiento (art. 358.2 LEC).

Artículo 358. Acta del reconocimiento judicial


1. Del reconocimiento judicial practicado se levantará por el Secretario
Judicial acta detallada, consignándose en ella con claridad las percepciones y
apreciaciones del Tribunal, así como las observaciones hechas por las partes y
por las personas a que se refiere el art. 354.

459
Artículo 359 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. También se recogerá en acta el resultado de las demás actuaciones de


prueba que se hubieran practicado en el mismo acto del reconocimiento judicial,
según lo dispuesto en los arts. 356 y 357.

Artículo 359. Empleo de medios técnicos de constancia del reconocimiento


judicial
Se utilizarán medios de grabación de imagen y sonido u otros instrumentos
semejantes para dejar constancia de lo que sea objeto de reconocimiento judicial
y de las manifestaciones de quienes intervengan en él, pero no se omitirá la con-
fección del acta y se consignará en ella cuanto sea necesario para la identifica-
ción de las grabaciones, reproducciones o exámenes llevados a cabo, que habrán
de conservarse por el Secretario judicial de modo que no sufran alteraciones.
Cuando sea posible la copia, con garantías de autenticidad, de lo grabado o
reproducido por los antedichos medios o instrumentos, la parte a quien interese,
a su costa, podrá pedirla y obtenerla del Tribunal.
Véase art. 146 LEC

COMENTARIOS
La LEC permite, asimismo, que en el acto del reconocimiento se empleen
medios de grabación de imagen y sonido u otros instrumentos semejantes para
dejar constancia de lo que sea objeto de la prueba y de las manifestaciones de
quienes intervengan en el reconocimiento. Pero ello no operará como meca-
nismo sustitutivo del acta del Secretario judicial, donde además deberá consig-
narse cuanto sea necesario para la identificación de las grabaciones, reproduc-
ciones o exámenes llevados a cabo, que habrán de conservarse por el Tribunal
de modo que no sufran alteraciones (art. 359.I LEC).
Recuérdese, a estos efectos, que el art. 146.2 LEC establece que, cuando la
Ley disponga que se levante acta por el Secretario Judicial «se recogerá en ella,
con la necesaria extensión y detalle, todo lo actuado»; pero, sin embargo,
cuando se trate de actuaciones que, como ahora es el caso, «hayan de registrarse
en soporte apto para la grabación y reproducción, y el Secretario judicial dis-
pusiere de firma electrónica reconocida u otro sistema de seguridad que con-
forme a la ley garantice la autenticidad e integridad de lo grabado, el documento
electrónico así generado constituirá el acta a todos los efectos».

SECCIÓN 7.ª
Del interrogatorio de testigos

Artículo 360. Contenido de la prueba


Las partes podrán solicitar que declaren como testigos las personas que ten-
gan noticia de hechos controvertidos relativos a lo que sea objeto del juicio.

460
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 361

COMENTARIOS
1. Por este tradicional medio probatorio puede entenderse la declaración en
el proceso, bajo la inmediación judicial, de personas que, no ostentando la con-
dición formal de partes procesales, tienen noticia o conocen de algún modo,
directa o indirectamente, los hechos jurídicamente relevantes que conforman el
objeto del pleito, a las cuales se llama a comparecer y a declarar en el momento
procesal oportuno cuanto sepan sobre los hechos controvertidos con el fin de
proporcionar al juzgador nuevos elementos en orden a formar su convicción
sobre la existencia y realidad de los mismos.
2. Como acaba de ser reseñado, la prueba de testigos ha de recaer sobre
hechos controvertidos relativos a lo que constituya el objeto del juicio, o que
guarden relación con los mismos, pues sólo los medios de prueba que reúnan la
referida condición pueden ser calificados, en puridad, como medios probatorios
pertinentes (art. 283.1 LEC). Las declaraciones de los testigos, pues, han de estar
referidas necesariamente a datos o circunstancias fácticas controvertidas que,
por conformar los temas y cuestiones debatidos en el pleito, deberán ser tenidos
en cuenta por el órgano judicial a la hora de emitir su pronunciamiento final.
Tales hechos, sin embargo, han de ser únicamente aquellos de los que el
testigo «tenga noticia» (art. 360 LEC), razón por la cual deberán ser inadmitidas
por el órgano judicial todas aquellas preguntas que las partes puedan realizar
«que no se refieran a los conocimientos propios de un testigo» (art. 368.2.II LEC).
Con todo, sin embargo, la LEC permite adicionalmente que el testigo que posea
conocimientos científicos, técnicos, artísticos o prácticos sobre la materia a que
se refieran los hechos del interrogatorio, pueda extenderse en su declaración
sobre aquellos otras cuestiones que, en virtud de dichos conocimientos, consi-
dere oportuno agregar en sus respuestas relativas a los hechos sobre los que fuere
interrogado (art. 370.4.I LEC).
Lo que en cualquiera caso resulta evidente, en fin, es que el interrogatorio
de los testigos, como también el de las partes ex arts. 301–316 LEC (ya exami-
nado con anterioridad), únicamente podrá versar sobre hechos, y no sobre cues-
tiones o apreciaciones jurídicas o de otra índole.

Artículo 361. Idoneidad para ser testigos


Podrán ser testigos todas las personas, salvo las que se hallen permanente-
mente privadas de razón o del uso de sentidos respecto de hechos sobre los que
únicamente quepa tener conocimiento por dichos sentidos.
Los menores de catorce años podrán declarar como testigos si, a juicio del
Tribunal, poseen el discernimiento necesario para conocer y para declarar
verazmente.

461
Artículo 361 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. Con carácter general, testigos pueden ser «todas las personas, salvo las
que se hallen permanentemente privadas de razón o del uso de los sentidos
respecto de hechos sobre los que únicamente quepa tener conocimiento por
dichos sentidos» (art. 361.I LEC); no pueden ser testigos, por tanto, ni aquellas
personas incapacitadas mentalmente para declarar, ni aquellas otras que estén
privadas del sentido concreto a través del cual deba adquirirse el conocimiento
sobre los hechos controvertidos en el pleito. Así, por ejemplo, quien padezca
una ceguera absoluta no podrá ser testigo en relación con hechos que no puedan
conocerse sino por haberlos presenciado directamente con la vista; pero sí podrá
serlo con respecto a hechos que puedan ser conocidos a través del oído u otro
sentido.
En particular, la sordomudez del testigo no será, en principio, obstáculo para
que el mismo pueda deponer su testimonio, ya que, como es sabido, en estos
casos podrá responder por escrito y, si no supiere leer ni escribir, podrá nom-
brársele un intérprete adecuado, al que se exigirá juramento o promesa de fiel
traducción (art. 143.2 LEC).
2. Por otro lado, también pueden ser testigos, por supuesto, los menores de
edad, esto es, las personas que, al momento de deponer el testimonio, aún no
hayan cumplido la edad de dieciocho años (arts. 12 CE, 315 CC). Ello no obs-
tante, los menores de catorce años solamente podrán declarar como testigos si,
a juicio del Tribunal, poseen el discernimiento necesario para conocer y para
declarar verazmente (art. 361.II LEC). En este sentido, y aunque nada disponga
expresamente la LEC, parece necesario concluir en la necesidad de que el órgano
judicial, antes de permitir o prohibir el interrogatorio del testigo menor de
catorce años, refiera al mismo alguna o algunas preguntas tendentes a determinar
su grado de discernimiento, tales como las relativas a su nivel de estudios, a si
entiende o no las razones por las que ha sido llamado a declarar, o si conoce
los efectos que puedan derivarse de su declaración, etc.
3. Tampoco pueden ser testigos las «partes procesales», es decir, aquellas
personas que comparezcan en el proceso en la condición de demandantes o de
demandadas, ya que el posible valor probatorio de las declaraciones que puedan
llevar a cabo ha de canalizarse en todo caso a través de la prueba del «interro-
gatorio de las partes» (arts. 301–316 LEC). De no ser así, esto es, de admitirse
judicialmente la declaración como testigo de alguna de las partes procesales, la
misma quedaría absolutamente indefensa ante la obligación legal impuesta a los
testigos (que, por supuesto, no pesa sobre las partes procesales) de prestar «jura-
mento o promesa de decir verdad, con la conminación de las penas establecidas
para el delito de falso testimonio en causa civil» (art. 365.1 LEC).
Relata en este sentido la STS 1.ª 7.10.98 que «la parte litigante no puede ser
nunca testigo –"nullus testis in re sua"– por lo que no cabe que un colitigante

462
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 362

declare a instancia del otro, como testigo; la parte demandante y demandada,


al declarar, no sólo emiten una declaración de ciencia, sino que pueden llegar a
reconocer situaciones jurídicas que le afecten directamente, como prueba plena
o que le perjudiquen… por lo cual, nunca podrán hacer la declaración como
simple testigo».

Artículo 362. Designación de los testigos


Al proponer la prueba de testigos, se expresará su identidad, con indicación,
en cuanto sea posible, del nombre y apellidos de cada uno, su profesión y su
domicilio o residencia.
También podrá hacerse la designación del testigo expresando el cargo que
ostentare o cualesquiera otras circunstancias de identificación, así como el lugar
en que pueda ser citado.

COMENTARIOS
1. La prueba de testigos deberá proponerse expresándola con separación del
resto, e indicando el domicilio o residencia de los testigos que hayan de ser
citados (art. 284 LEC). En particular, quien promueva dicho medio probatorio
expresará la identidad del testigo, con indicación, en cuanto sea posible, del
nombre y apellidos de cada uno de ellos, su profesión, domicilio o residencia;
también podrá hacerse la designación del testigo expresando el cargo que osten-
tare o cualesquiera otras circunstancias de identificación, así como el lugar en
que pueda ser citado (art. 362 LEC).
Con la proposición de la prueba testifical, además, deberá hacerse referencia
a los hechos sobre los que la misma ha de recaer, todo ello con el fin de motivar
su pertinencia. En cambio, no es necesario incorporar a la correspondiente peti-
ción el listado de las preguntas que la parte se propone formular al testigo, ya
que en la nueva LEC, como se afirma en su Exposición de Motivos, se opta «por
establecer que el interrogatorio sea libre desde el principio».
2. Pero, como especialidad en esta materia, cuando la declaración testifical
hubiera de ser prestada por «personas jurídicas y entidades públicas en cuanto
tales… sin que quepa o sea necesario individualizar en personas físicas determi-
nadas el conocimiento de lo que para el proceso interese», en la proposición de
la prueba deberá la parte proponente expresar «con precisión los extremos sobre
los que ha versar la declaración o informe escrito», con formulación expresa de
cada una de las preguntas que se desee que sean contestadas por aquéllas per-
sonas y entidades (art. 381 LEC).
3. En la declaración testifical domiciliar a que se refiere el art. 364 LEC, por
el contrario, el pliego de preguntas que la parte ha de presentar cuando no pueda
o no le sea permitido comparecer al acto del interrogatorio no deberá acompa-

463
Artículo 363 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ñarse en el momento mismo en que se proponga la admisión y práctica de


aquellas prueba, sino en un momento procedimental posterior.

Artículo 363. Limitación del número de testigos


Las partes podrán proponer cuantos testigos estimen conveniente, pero los
gastos de los que excedan de tres por cada hecho discutido serán en todo caso
de cuenta de la parte que los haya presentado.
Cuando el Tribunal hubiere escuchado el testimonio de al menos tres testigos
con relación a un hecho discutido, podrá obviar las declaraciones testificales que
faltaren, referentes a ese mismo hecho, si considerare que con las emitidas ya
ha quedado suficientemente ilustrado.

Artículo 364. Declaración domiciliaria del testigo


1. Si por enfermedad u otro motivo de los referidos en el párrafo segundo
del apartado 4 del art. 169, el Tribunal considerare que algún testigo no puede
comparecer en la sede de aquél, podrá tomársele declaración en su domicilio
bien directamente, bien a través de auxilio judicial, según que dicho domicilio
se halle o no en la demarcación del Tribunal.
A la declaración podrán asistir las partes y sus abogados, y, si no pudieren
comparecer, se les autorizará a que presenten interrogatorio escrito previo con
las preguntas que desean formular al testigo interrogado.
2. Cuando, atendidas las circunstancias, el Tribunal considere prudente no
permitir a las partes y a sus abogados que concurran a la declaración domicilia-
ria, se dará a las partes vista de las respuestas obtenidas para que puedan soli-
citar, dentro del tercer día, que se formulen al testigo nuevas preguntas com-
plementarias o que se le pidan las aclaraciones oportunas, conforme a lo preve-
nido en el art. 372.

COMENTARIOS
1. La regla general que rige en orden a la ejecución de la prueba testifical es
la que impone que la misma tenga lugar en el acto del juicio o vista oral de los
juicios ordinario y verbal (arts. 431, 443.4 LEC). La LEC, sin embargo, permite
que la prueba testifical, al igual que ocurría también con la del interrogatorio de
las partes (v. art. 311 LEC), pueda llevarse a efecto, no ya fuera del acto del juicio
o vista oral, sino incluso fuera de la sede del órgano judicial. En concreto, en el
domicilio del propio testigo (término éste de domicilio que aquí creemos que no
se utiliza con todo rigor, pues resulta también admisible que la declaración tenga
también lugar en el lugar donde el testigo tenga su residencia –vgr. un estable-
cimiento geriátrico u hospitalario…– en el momento en que haya de prestar su
testimonio).

464
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 365

Tal situación, a todas luces excepcional, procederá exclusivamente cuando


por enfermedad del testigo, o por razón de la distancia, dificultad de desplaza-
miento, por sus circunstancias personales o por cualquier otra causa de análogas
características, el Tribunal considere que el testigo no debe ser obligado a com-
parecer en el lugar donde tenga la sede dicho órgano. Dichas circunstancias,
además, de concurrir en un caso concreto habrán de obligar al Tribunal a acordar
el interrogatorio domiciliario del testigo, sin que pueda negarse a hacerlo bajo
pretexto de la eventual producción de dilaciones en el procedimiento sin pro-
vocar, con dicha indebida conducta, la indefensión de la parte proponente de
la prueba (indefensión que se origina, como ya conoce el lector, por la lesión
del derecho de la parte procesal a utilizar todos los medios de prueba pertinentes
para la defensa).
Cuando concurran las circunstancias detalladas en el art. 364.1 LEC, el Tri-
bunal acordará que se tome declaración al testigo en su domicilio, bien direc-
tamente, o bien a través del auxilio judicial, según que dicho domicilio radique
o no dentro de la demarcación judicial del Tribunal competente (art. 364.1.I
LEC). Nótese, ello no obstante, que la LEC misma autoriza a los órganos judi-
ciales a constituirse fuera del territorio de su circunscripción, sin necesidad, por
tanto, de impetrar el auxilio judicial, precisamente para la práctica de actuacio-
nes de prueba, como de la aquí se trata (arts. 129.3 LEC, 275 LOPJ), lo que,
además, resulta del todo punto aconsejable para salvaguardar la inmediación
judicial exigida por los arts. 137.1 y 289.2 LEC.

Artículo 365. Juramento o promesa de los testigos


1. Antes de declarar, cada testigo prestará juramento o promesa de decir
verdad, con la conminación de las penas establecidas para el delito de falso tes-
timonio en causa civil, de las que le instruirá el Tribunal si manifestare ignorarlas.
2. Cuando se trate de testigos menores de edad penal, no se les exigirá jura-
mento ni promesa de decir verdad.

COMENTARIOS
Sobre el testigo se cierne igualmente la obligación de prestar juramento o
promesa de decir verdad, y la no menor obligación de no quebrantar dicho
juramento o promesa, con la conminación de las penas establecidas para el
delito de falso testimonio en causa civil, excepto en el caso de que sea menor
de edad penal, edad que los arts. 19 CP y 1 de la L.O. 5/2000, de 12 de enero,
reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores, cifran en los dieciocho
años (art. 365 LEC).
Téngase en cuenta, además, que la condena por falso testimonio del testigo
en cuyas declaraciones se haya fundamentado la sentencia recaída en el proceso

465
Artículo 366 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

civil constituye un motivo de revisión, tendente a la anulación de dicha resolu-


ción, previsto en el art. 510.3.º LEC.

Artículo 366. Modo de declarar los testigos


1. Los testigos declararán separada y sucesivamente, por el orden en que
vinieran consignados en las propuestas, salvo que el Tribunal encuentre motivo
para alterarlo.
2. Los testigos no se comunicarán entre sí ni podrán unos asistir a las decla-
raciones de otros.
A este fin, se adoptarán las medidas que sean necesarias.

COMENTARIOS
1. De la misma forma que la práctica de este medio probatorio requiere de
la presencia física del juzgador por exigencias derivadas del principio de la
inmediación, también precisa ineludiblemente dicha práctica de la presencia de
las partes procesales, fundamentalmente la de aquella que haya propuesto la
prueba, y, sobre todo, la presencia de los propios testigos, sobre quienes pesa la
obligación de comparecer en la sede del órgano judicial en el día y en la hora
señalados. De ahí que, si no verifican tempestivamente su comparecencia,
habrán de ser sancionados, primero pecuniariamente y después incluso penal-
mente por el delito de desobediencia a la autoridad judicial, tal y como recoge
el art. 292 LEC.
2. Con la evidente finalidad de procurar la espontaneidad del testimonio de
los testigos, cuando sobre unos mismos hechos controvertidos hayan de declarar
dos o más de ellos, se adoptarán las medidas necesarias para evitar que se
comuniquen entre sí, y que puedan asistir presencialmente alguno o algunos de
ellos a las declaraciones de los otros (art. 366.2 LEC). En este caso no puede
decirse en absoluto que el juicio o vista se celebre, ni para los testigos incomu-
nicados ni para nadie, a puerta cerrada; tan solo puede hablarse de una mínima,
temporal y justificadísima restricción, por razón de la persona, a la vigencia
absoluta del principio de publicidad.

Artículo 367. Preguntas generales al testigo


1. El Tribunal preguntará inicialmente a cada testigo, en todo caso:
1.º Por su nombre, apellidos, edad, estado, profesión y domicilio.
2.º Si ha sido o es cónyuge, pariente por consanguinidad o afinidad, y en qué
grado, de alguno de los litigantes, sus abogados o procuradores o se halla ligado
a éstos por vínculos de adopción, tutela o análogos.

466
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 368

3.º Si es o ha sido dependiente o está o ha estado al servicio de la parte que


lo haya propuesto o de su procurador o abogado o ha tenido o tiene con ellos
alguna relación susceptible de provocar intereses comunes o contrapuestos.
4.º Si tiene interés directo o indirecto en el asunto o en otro semejante.
5.º Si es amigo íntimo o enemigo de alguno de los litigantes o de sus procu-
radores o abogados.
6.º Si ha sido condenado alguna vez por falso testimonio.
2. En vista de las respuestas del testigo a las preguntas del apartado anterior,
las partes podrán manifestar al Tribunal la existencia de circunstancias relativas
a su imparcialidad.
El Tribunal podrá interrogar al testigo sobre esas circunstancias y hará que
preguntas y respuestas se consignen en acta para la debida valoración de las
declaraciones al dictar sentencia.

Artículo 368. Contenido y admisibilidad de las preguntas que se formulen


1. Las preguntas que se planteen al testigo deberán formularse oralmente y
con la debida claridad y precisión. No habrán de incluir valoraciones ni califi-
caciones, y si éstas se incorporaran, se tendrán por no realizadas.
2. El Tribunal decidirá sobre las preguntas planteadas en el mismo acto del
interrogatorio, admitiendo las que puedan resultar conducentes a la averigua-
ción de hechos y circunstancias controvertidos, que guarden relación con el
objeto del juicio.
Se inadmitirán las preguntas que no se refieran a los conocimientos propios
de un testigo según el art. 360.
3. Si pese a haber sido inadmitida, se respondiese una pregunta, la respuesta
no constara en acta.

Artículo 369. Impugnación de la admisión de las preguntas y protesta contra


su inadmisión
1. En el acto mismo del interrogatorio, las partes distintas de quien haya
formulado la pregunta podrán impugnar su admisión y hacer notar las valora-
ciones y calificaciones que estimen improcedentes y que, a su juicio, debieran
tenerse por no realizadas.
2. La parte que se muestre disconforme con la inadmisión de preguntas,
podrá manifestarlo así y pedir que conste en acta su protesta.

467
Artículo 370 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 370. Examen del testigo sobre las preguntas admitidas. Testigo–
perito
1. Una vez contestadas las preguntas generales, el testigo será examinado
por la parte que le hubiera propuesto, y si hubiera sido propuesto por ambas
partes, se comenzará por las preguntas que formule el demandante.
2. El testigo responderá por sí mismo, de palabra, sin valerse de ningún
borrador de respuestas. Cuando la pregunta se refiera a cuentas, libros o docu-
mentos, se permitirá que los consulte antes de responder.
3. En cada una de sus respuestas, el testigo expresará la razón de ciencia de
lo que diga.
4. Cuando el testigo posea conocimientos científicos, técnicos, artísticos o
prácticos sobre la materia a que se refieran los hechos del interrogatorio, el Tri-
bunal admitirá las manifestaciones que en virtud de dichos conocimientos agre-
gue el testigo a sus respuestas sobre los hechos.
En cuanto a dichas manifestaciones, las partes podrán hacer notar al Tribunal
la concurrencia de cualquiera de las circunstancias de tacha relacionadas en el
art. 343 de esta Ley.

Artículo 371. Testigos con deber de guardar secreto


1. Cuando, por su estado o profesión, el testigo tenga el deber de guardar
secreto respecto de hechos por los que se le interrogue, lo manifestará razona-
damente y el Tribunal, considerando el fundamento de la negativa a declarar,
resolverá, mediante providencia, lo que proceda en Derecho. Si el testigo que-
dare liberado de responder, se hará constar así en el acta.
2. Si se alegare por el testigo que los hechos por los que se le pregunta per-
tenecen a materia legalmente declarada o clasificada como de carácter reser-
vado o secreto, el Tribunal, en los casos en que lo considere necesario para la
satisfacción de los intereses de la administración de justicia, pedirá de oficio,
mediante providencia, al órgano competente el documento oficial que acredite
dicho carácter.
El Tribunal, comprobado el fundamento de la alegación del carácter reser-
vado o secreto, mandará unir el documento a los autos, dejando constancia de
las preguntas afectadas por el secreto oficial.

COMENTARIOS
Contrariamente a como sucede en el interrogatorio de las partes, los testigos
no tienen la obligación de responder a todas las preguntas que les sean formu-
ladas, pudiendo escudarse, por ejemplo, en el secreto profesional, o en el hecho
de que la respuesta a la pregunta de que se trate pueda depararle algún perjuicio
o pueda lesionar su derecho al honor o a la intimidad personal o familiar, etc.
De la misma forma, tampoco se prevé efecto jurídico alguno, más allá de su

468
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 372

proyección a la hora de determinar la credibilidad del testigo en el momento de


valorar la prueba, a la deposición mediante respuestas evasivas o inconcluyen-
tes.
Con referencia expresa al secreto en la prueba de testigos, dispone el art. 371
LEC que, cuando por su estado o profesión, sobre el testigo pese el deber de
guardar secreto respecto de hechos por los que se le interrogue, lo manifestará
razonadamente y el Tribunal, considerando el fundamento de la negativa a
declarar, resolverá, mediante providencia, lo que proceda en Derecho.
Si el testigo quedare liberado de responder, se hará constar así en el acta. De
igual forma, si se alegare por el testigo que los hechos por los que se le pregunta
pertenecen a materia legalmente declarada o clasificada como de carácter reser-
vado o secreto (v. la Ley 9/1968, de 5 de abril, de Secretos oficiales), el Tribunal,
en los casos en que lo considere necesario para la satisfacción de los intereses
de la administración de justicia, pedirá de oficio, mediante providencia, al
órgano competente el documento oficial que acredite dicho carácter; en estos
casos, el Tribunal, comprobado el fundamento de la alegación del carácter
reservado o secreto, mandará unir el documento a los autos, dejando constancia
de las preguntas afectadas por el secreto oficial.

Artículo 372. Intervención de las partes en el interrogatorio y ampliación


de éste
1. Una vez respondidas las preguntas formuladas por el abogado de la parte
que propuso la prueba testifical, podrán los abogados de cualquiera de las demás
partes plantear al testigo nuevas preguntas que reputen conducentes para deter-
minar los hechos. El Tribunal deberá repeler las preguntas que sean impertinen-
tes o inútiles.
En caso de inadmisión de estas preguntas, será de aplicación lo dispuesto en
el apartado 2 del art. 369 sobre disconformidad con la inadmisión.
2. Con la finalidad de obtener aclaraciones y adiciones, también podrá el
Tribunal interrogar al testigo.

Artículo 373. Careo entre testigos y entre éstos y las partes


1. Cuando los testigos incurran en graves contradicciones, el Tribunal, de
oficio o a instancia de parte, podrá acordar que se sometan a un careo.
2. También podrá acordarse que, en razón de las respectivas declaraciones,
se celebre careo entre las partes y alguno o algunos testigos.
3. Las actuaciones a que se refiere este artículo habrán de solicitarse al tér-
mino del interrogatorio y, en este caso, se advertirá al testigo que no se ausente
para que dichas actuaciones puedan practicarse a continuación.

469
Artículo 374 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 374. Modo de consignar las declaraciones testificales


Las declaraciones testificales prestadas en vista o juicio se documentarán
conforme a lo dispuesto en el apartado 2 del art. 146.

Artículo 375. Indemnizaciones a los testigos


1. Los testigos que atendiendo a la citación realizada comparezcan ante el
Tribunal tendrán derecho a obtener de la parte que les propuso una indemniza-
ción por los gastos y perjuicios que su comparecencia les haya originado, sin
perjuicio de lo que pudiere acordarse en materia de costas. Si varias partes pro-
pusieran a un mismo testigo, el importe de la indemnización se prorrateará entre
ellas.
2. El importe de la indemnización lo fijará el Secretario judicial mediante
decreto, que tendrá en cuenta los datos y circunstancias que se hubiesen apor-
tado. Dicho decreto se dictará una vez finalizado el juicio o la vista.
Si la parte o partes que hayan de indemnizar no lo hiciesen en el plazo de
diez días desde la firmeza de la resolución mencionada en el párrafo anterior, el
testigo podrá acudir directamente al procedimiento de apremio.

COMENTARIOS
Entre los derechos que asisten a los testigos el más fundamental de ellos
estriba en la percepción de una indemnización por todos los gastos y perjuicios
que hayan podido derivar de la prestación de su testimonio en el pleito, indem-
nización que, en principio, habrá de sufragar la parte procesal que haya pro-
puesto al testigo, sin perjuicio de que, si en la posterior resolución definitiva del
procedimiento se impone la condena en costas a la parte contraria, haya de ser
ésta la que se haga cargo del pago de dichas indemnizaciones (art. 375.1 LEC).

Artículo 376. Valoración de las declaraciones de testigos


Los tribunales valorarán la fuerza probatoria de las declaraciones de los tes-
tigos conforme a las reglas de la sana crítica, tomando en consideración la razón
de ciencia que hubieren dado, las circunstancias que en ellos concurran y, en su
caso, las tachas formuladas y los resultados de la prueba que sobre éstas se
hubiere practicado.

COMENTARIOS
1. Con arreglo al art. 376 LEC, los órganos judiciales valorarán la fuerza pro-
batoria de las declaraciones de los testigos conforme a las reglas de la sana crí-
tica, tomando en consideración la razón de ciencia que hubieren dado, las cir-
cunstancias que en ellos concurran y, en su caso, las tachas formuladas y los
resultados de la prueba que sobre éstas se hubiere practicado.

470
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 376

Por lo tanto, la valoración de la prueba testifical se rige, única y exclusiva-


mente, por el sistema de la libre valoración de la prueba, o valoración conforme
con las reglas de la lógica, de la razón o de la sana crítica, sin que, en conse-
cuencia, los Juzgados y Tribunales hayan de verse obligados, so pena de que-
brantar un enunciado legal, de atenerse a los resultados de la prueba de testigos
por encima del resultado de cualesquiera otros medios de prueba practicados
en el proceso, ni otorgar a aquéllos valor privilegiado alguno (SSTS 1.ª 12.11.96,
28.10.97, 17.11.98, 4.12.98, 10.3.99, 22.6.99, SSAP Madrid 19.ª 19.5.05, Pon-
tevedra 1.ª 3.11.05, Murcia 5.ª 9.11.05, Granada 4.ª 7.7.06, Cádiz 8.ª 25.1.07,
Asturias 6.ª 16.7.07, STSJ Navarra 1.ª 9.4.08).
2. Ello no obstante, el legislador, a nuestro juicio con buen criterio en cuanto
se refuerza con ello la seguridad jurídica a la hora de valorar esta prueba, ha
considerado oportuno indicar al juzgador que, de entre las reglas de la sana
crítica que ha de manejar a la hora de formar su convicción sobre la certeza de
los hechos objeto de la prueba testifical, debe tener especialmente en cuenta las
siguientes:
1) En primer lugar, «la razón de ciencia» que hubieren dado los testigos (art.
370.3 LEC), es decir, lo que éstos hayan declarado con respecto a la forma en
que hayan tenido conocimiento de los hechos.
Con tal precisión no se quiere indicar, ni más ni menos, sino la necesidad de
que el Tribunal, por razones de orden lógico y de la razón humana que en modo
alguno puede desechar, debe otorgar mayor credibilidad, por ejemplo, al testigo
directo que presenció por sí mismo los hechos que a aquel otro indirecto que
tuvo noticia de ello por referencia de un tercero, o debe creer antes al testigo
que se encontraba en mejores condiciones para percibir los hechos que a aquel
sobre el que pesase algún impedimento, etc.
2) Y en segundo término, las «circunstancias que en ellos concurran y, en su
caso, las tachas formuladas y los resultados de la prueba que sobre éstas se
hubiere practicado», expresión ésta con la que también se quiere significar la
necesidad de atender la regla lógica de juicio que aconseja otorgar mayor cre-
dibilidad al testigo imparcial que a aquel otro sobre el que se cierna alguna causa
capaz de fundamentar su tacha conforme al art. 377.1 LEC.
Por consiguiente, una valoración de la prueba testifical que preste mayor
credibilidad al testimonio de un testigo directo que al de uno indirecto, o al de
un testigo parcial antes que al prestado por un testigo imparcial, no podrá decirse
que sea una valoración que responda a las reglas de la sana crítica, la lógica y
la razón, lo que hará posible el control de la misma en vía de recurso (en ape-
lación y en la vía del recurso extraordinario por infracción procesal, concreta-
mente). Y sin que ello signifique en ningún modo alterar o dejar sin efecto la
vigencia absoluta del principio de la libre valoración de la prueba testifical, que,

471
Artículo 376 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

como ya se sabe, no equivale ni permite la valoración libérrima, caprichosa o


arbitraria de la prueba, sino su valoración objetiva, lógica y racional.

JURISPRUDENCIA
«cuando el art. 376 de la LEC indica que los Tribunales valorarán la fuerza probatoria
de las declaraciones de los testigos conforme a las reglas de la sana crítica, tomando en
consideración la razón de ciencia que hubieran dado, las circunstancias que en ellos
concurran y, en su caso, las tachas que se hubieran formulado y los resultados de las
pruebas que sobre estas se hubieran practicado, recoge en buena medida las indicacio-
nes que se habían venido haciendo desde distintos Tribunales y señaladamente por el
TS, bien entendido que finalmente de lo que se trata es que en la valoración de la prueba
de testigos impere la racionalidad, aplicando las máximas de experiencia y huyendo de
toda arbitrariedad a la hora de discriminar la mayor o menor credibilidad que se asigne
a unas y otras, lo que exigirá considerar la fuente u origen del conocimiento, su grado
de imparcialidad y la coherencia y rotundidad de sus respuestas» (SAP Asturias 6.ª 16
julio 2007, LA LEY 176491/2007).
«ha de precisarse que la valoración de la prueba testifical, según reiterada jurispru-
dencia del Tribunal Supremo, de la que se hacen eco las Sentencias de esta Sala de 2 de
marzo de 1999, 21 de diciembre de 2001 y 2 de abril de 2003, es de libre apreciación
por los juzgadores de la instancia, resultando inidónea la cita de la infracción del art. 659
de la anterior LEC y del art. 1.248 del Código Civil para sustentar la prosperabilidad de
un motivo de casación ya que la valoración de dicha prueba ha de efectuarse conforme
a las reglas de la sana crítica, sin que exista precepto alguno que la determine ni, en
consecuencia, se trata de prueba tasada y el juzgador de la instancia tiene facultades
soberanas para apreciar el valor de la prueba testifical (Sentencias del Tribunal Supremo
de 18 de julio, 8 de octubre y 12 de noviembre de 2007 y las que en ellas se citan). Es
cierto que la referida jurisprudencia viene referida a la interpretación y aplicación de los
arts. 659 de la anterior LEC y del derogado 1.248 del Código Civil, pero, como la doctrina
viene manteniendo, y se expresó en la Sentencia de esta Sala de 21 de diciembre de
2001, es perfectamente aplicable a la que resulta del art. 376 de la actual LEC. En la
vigente regulación han desaparecido los temores y recelos que quedaban patentes en el
derogado art. 1.248 del Código Civil, en relación al carácter admonitorio que del mismo
se desprendía, pero antes y ahora se contiene en la norma que la valoración de la prueba
testifical ha de efectuarse conforme a las reglas de la sana crítica, sin expresarse ni regu-
larse su contenido en norma concreta alguna. Las reglas de la sana crítica, de las que
hace uso con carácter soberano el juzgador de instancia en la valoración de dicha
prueba, han venido siendo identificadas jurisprudencialmente con la lógica y la racio-
nabilidad, desterrando la arbitrariedad en el resultado obtenido que, en definitiva, impi-
den concluir algo cuando, patentemente, resulta lo contrario o llegar a resultados irra-
cionales, absurdos y totalmente carentes de lógica» (STSJ Navarra 1.ª 9 abril 2008, LA
LEY 115289/2008).

472
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 377

Artículo 377. Tachas de los testigos


1. Con independencia de lo dispuesto en el apartado 2 del art. 367, cada
parte podrá tachar los testigos propuestos por la contraria en quienes concurran
algunas de las causas siguientes:
1.º Ser o haber sido cónyuge o pariente por consanguinidad o afinidad dentro
del cuarto grado civil de la parte que lo haya presentado o de su abogado o
procurador o hallarse relacionado con ellos por vínculo de adopción, tutela o
análogo.
2.º Ser el testigo, al prestar declaración, dependiente del que lo hubiere pro-
puesto o de su procurador o abogado o estar a su servicio o hallarse ligado con
alguno de ellos por cualquier relación de sociedad o intereses.
3.º Tener interés directo o indirecto en el asunto de que se trate.
4.º Ser amigo íntimo o enemigo de una de las partes o de su abogado o pro-
curador.
5.º Haber sido el testigo condenado por falso testimonio.
2. La parte proponente del testigo podrá también tachar a éste si con poste-
rioridad a la proposición llegare a su conocimiento la existencia de alguna de las
causas de tacha establecidas en el apartado anterior.
Véase arts. 378 y 379 LEC

COMENTARIOS
Al desarrollar anteriormente la temática relativa a la valoración de la prueba
pericial ya pudo advertirse que, de entre las reglas de la sana crítica, de la lógica
o del raciocinio humano, se encuentra aquella que le obliga, so pena de incurrir
en una conducta arbitraria, irrazonable o ilógica, a otorgar una mayor credibi-
lidad al perito o al testigo imparcial, a aquel que nada tiene que ver con el objeto
de la discusión procesal ni con ninguna de las partes contendientes, que al perito
o testigo parcial.
Ello no significa, desde luego, que el testigo, a diferencia de lo que sucede
con el perito (art. 335.2 LEC), deba ser imparcial y objetivo, de forma que, de
concurrir en él alguna circunstancia que permita dudar de su imparcialidad,
quedaría incapacitado para deponer su testimonio en el pleito. De la parcialidad
del testigo no se deriva su incapacidad para deponer, ni tampoco la prohibición
de valorar su declaración (vgr. AAP León 2.ª 21.11.02, SAP Bizkaia 3.ª 17.5.07).
Pero sí es notorio que, con la finalidad de poder aplicar aquella regla de juicio
que privilegia el valor probatorio del testimonio imparcial frente a la declaración
parcial o interesada del testigo, resulta imprescindible que la parte procesal a
cuyos intereses pueda afectar lo declarado por el testigo tenga la oportunidad de
evidenciar ante el órgano judicial la supuesta parcialidad del mismo.

473
378 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Pues bien, procedimentalmente existen dos formas de evidenciar dicha


supuesta parcialidad del testigo; la una al inicio de la práctica de la prueba, al
hilo de la realización al mismo de las preguntas generales de la Ley (art. 367
LEC), y donde incluso el órgano judicial, y no sólo las partes, puede interrogar
al testigo sobre aquellas circunstancias que desmerezcan su crédito como tal
(SAP Madrid 14.ª 3.5.07); la otra con anterioridad a ese momento, mediante la
formulación de la tacha del testigo regulada en los arts. 377 a 379 LEC (v. SAP
Pontevedra 1.ª 3.11.05), tacha cuyas causas recoge este art. 377 LEC.

378. Tiempo de las tachas


Las tachas se habrán de formular desde el momento en que se admita la
prueba testifical hasta que comience el juicio o la vista, sin perjuicio de la obli-
gación que tienen los testigos de reconocer cualquier causa de tacha al ser inte-
rrogados conforme a lo dispuesto en el art. 367 de esta Ley, en cuyo caso se
podrá actuar conforme a lo que señala el apartado 2 de dicho artículo.

COMENTARIOS
Las tachas de los testigos, según previene erróneamente el art. 378 LEC, «se
habrán de formular por las partes desde el momento en que se admita la prueba
testifical y hasta que comience el juicio o la vista».
Erróneamente porque el legislador está pensando exclusivamente en el juicio
ordinario, donde sí resulta posible que entre la admisión de la prueba testifical,
que se produce en el transcurso de la audiencia previa al juicio oral (art. 429
LEC), y el inicio de las sesiones de éste, la parte que desee evidenciar la parcia-
lidad del testigo propuesto por su contraparte (o por ella misma si después de la
admisión descubre alguna causa que determine su parcialidad o falta de obje-
tividad) pueda oponer la correspondiente tacha. Sin embargo, con dicha previ-
sión se olvida el legislador de dar una solución a las tachas de los testigos en el
ámbito del juicio verbal, donde, como ya es sabido, la admisión de la prueba
no se produce sino durante la tramitación de la vista oral ya iniciada, razón por
la cual no resulta factible, de acuerdo con las reglas naturales de la ciencia que
rigen el discurrir del tiempo, que, como requiere la norma, la tacha se formule
«desde el momento en que se admita la prueba testifical hasta que comience…
la vista», porque la admisión de la prueba se hace una vez comenzada dicha
vista oral.
De ahí que, en este ámbito del juicio verbal, no quede más remedio que
concluir en que: a) o bien no se puede tachar a los testigos (lo que resulta total-
mente absurdo); b) o bien la tacha ha de proponerse en el acto de la vista después
de la admisión de la prueba (lo que motivará la interrupción de la misma hasta
que aquélla sea debidamente tramitada conforme al procedimiento del art. 379
LEC, efecto éste que no resulta absurdo, pero sí antieconómico y contrario a la

474
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 379

concentración y al principio de la unidad de acto que rige las vistas orales); c) o


bien debe entenderse que la tacha ha de formularse una vez que se comunique
al órgano judicial la identidad y demás circunstancias de las personas que, en
calidad de testigos, han de ser citadas a la vista oral por el órgano judicial (lo
que, primero, obligaría a entender que de dicha comunicación ha de darse tras-
lado a las demás partes, lo que no se deriva directamente del art. 440.1 LEC, y
segundo, que la tacha habría de ser formulada antes de que la prueba de testigos
fuese admitida por el Juez, lo que, esto desde luego que sí, resulta totalmente
absurdo).

Artículo 379. Prueba y oposición sobre las tachas


1. Con la alegación de las tachas, se podrá proponer la prueba conducente
a justificarlas, excepto la testifical.
2. Si formulada tacha de un testigo, las demás partes no se opusieren a ella
dentro del tercer día siguiente a su formulación, se entenderá que reconocen el
fundamento de la tacha. Si se opusieren, alegarán lo que les parezca conveniente,
pudiendo aportar documentos.
3. Para la apreciación sobre la tacha y la valoración de la declaración testi-
fical, se estará a lo dispuesto en el apartado 2 del art. 344 y en el art. 376.

COMENTARIOS
1. Por las razones apuntadas en el comentario al artículo anterior, el proce-
dimiento de tramitación de la tacha de testigos contemplado en el art. 379 LEC,
tan solo es aplicable en el seno del juicio ordinario. En ese precepto se indica
que, al formular la tacha del testigo (lo que tendrá lugar mediante la presentación
del correspondiente escrito «ad hoc») la parte podrá proponer la prueba con-
ducente a justificar la existencia y veracidad de la causa alegada, pudiendo hacer
uso de cualquier medio probatorio que no sea la propia prueba testifical (art.
379.1 LEC). Pero tal actividad probatoria no resultará necesaria cuando las
demás partes no se opusieren a la tacha dentro del plazo de los tres días siguien-
tes a su formulación, en cuyo caso se entenderá que reconocen el fundamento
de aquélla; de lo contrario, si se oponen a la tacha podrán entonces alegar lo
que les parezca conveniente en favor de la imparcialidad del testigo, pudiendo
incluso aportar documentos (art. 379.2 LEC).
2. Sea como fuere, el procedimiento para la tacha de testigos finalizará en
ese momento, sin necesidad de que el órgano judicial tenga que pronunciar
ninguna resolución al respecto, estimatoria o desestimatoria de la tacha formu-
lada.
Antes al contrario, las alegaciones de las partes y las pruebas y documentos
aportados por las mismas en dicho procedimiento poseerán únicamente la vir-
tualidad de formar la convicción del Juez a la hora de valorar la credibilidad o

475
Artículo 380 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

fiabilidad del testigo objeto de la tacha, en los términos que para la prueba tes-
tifical establecen los arts. 367.2.II y 376 LEC, o para la pericial dispone el art.
344.2 LEC (al que también se remite el art. 379.3 LEC).

Artículo 380. Interrogatorio acerca de los hechos que consten en informes


escritos
1. Si, conforme al núm. 4 del apartado 1 del art. 265, o en otro momento
ulterior, al amparo del apartado tercero del mismo precepto, se hubiesen apor-
tado a los autos informes sobre hechos y éstos no hubiesen sido reconocidos
como ciertos por todas las partes a quienes pudieren perjudicar, se interrogará
como testigos a los autores de los informes, en la forma prevenida en esta Ley,
con las siguientes reglas especiales:
1.ª No procederá la tacha del testigo por razón de interés en el asunto,
cuando el informe hubiese sido elaborado por encargo de una de las partes.
2.ª El autor del informe, una vez acreditada su habilitación profesional, habrá
de reconocerlo y ratificarse en su contenido, antes de que se le formulen las
preguntas pertinentes.
3.ª El interrogatorio se limitará a los hechos consignados en los informes.
2. Si los informes contuvieren también valoraciones fundadas en conoci-
mientos científicos, artísticos, técnicos o prácticos de sus autores, se estará a lo
dispuesto en el apartado 4 del art. 370, sobre el testigo–perito.

Artículo 381. Respuestas escritas a cargo de personas jurídicas y entidades


públicas
1. Cuando, sobre hechos relevantes para el proceso, sea pertinente que
informen personas jurídicas y entidades públicas en cuanto tales, por referirse
esos hechos a su actividad, sin que quepa o sea necesario individualizar en per-
sonas físicas determinadas el conocimiento de lo que para el proceso interese,
la parte a quien convenga esta prueba podrá proponer que la persona jurídica o
entidad, a requerimiento del Tribunal, responda por escrito sobre los hechos en
los diez días anteriores al juicio o a la vista.
2. En la proposición de prueba a que se refiere el apartado anterior se expre-
sarán con precisión los extremos sobre los que ha de versar la declaración o
informe escrito. Las demás partes podrán alegar lo que consideren conveniente
y, en concreto, si desean que se adicionen otros extremos a la petición de decla-
ración escrita o se rectifiquen o complementen los que hubiere expresado el
proponente de la prueba.
El Tribunal, oídas las partes, en su caso, resolverá sobre la pertinencia y uti-
lidad de la propuesta, determinando precisamente, en su caso, los términos de
la cuestión o cuestiones que hayan de ser objeto de la declaración de la persona
jurídica o entidad y requiriéndola para que la preste y remita al Tribunal en el
tiempo establecido, bajo apercibimiento de multa de 150 a 600 euros y de pro-

476
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 381

ceder, contra quien resultare personalmente responsable de la omisión, por


desobediencia a la autoridad. La práctica de esta prueba no suspenderá el curso
del procedimiento, salvo que el Juez lo estime necesario para impedir la inde-
fensión de una o las dos partes.
Recibidas las respuestas escritas, el Secretario judicial dará traslado de ellas
a las partes, a los efectos previstos en el apartado siguiente.
3. A la vista de las respuestas escritas, o de la negativa u omisión de éstas, el
Tribunal podrá disponer, de oficio o a instancia de cualquiera de las partes,
mediante providencia, que sea citada al juicio o vista, la persona o personas
físicas cuyo testimonio pueda resultar pertinente y útil para aclarar o completar,
si fuere oscura o incompleta, la declaración de la persona jurídica o entidad.
También podrá admitir, a instancia de parte, cualquier prueba pertinente y útil
para contradecir tal declaración.
4. Lo dispuesto en los apartados anteriores no será de aplicación a las enti-
dades públicas cuando, tratándose de conocer hechos de las características esta-
blecidas en el apartado 1, pudieran obtenerse de aquéllas certificaciones o tes-
timonios, susceptibles de aportarse como prueba documental.
5. A las declaraciones reguladas en los apartados anteriores se aplicarán, en
cuanto sea posible, las demás normas de la presente sección.

COMENTARIOS
También contempla la LEC en su art. 381 las correspondientes reglas espe-
ciales para el caso de que las declaraciones de la prueba testifical deban ser
prestadas, no ya por una persona física (como es consustancial o estructural a
este medio de prueba), sino por una persona jurídica. Así, cuando sobre hechos
relevantes para el proceso sea pertinente que informen personas jurídicas y enti-
dades públicas en cuanto tales, por referirse esos hechos a su actividad, sin que
quepa o sea necesario individualizar en personas físicas determinadas el cono-
cimiento de lo que para el proceso interese, la parte a quien convenga esta
prueba podrá proponer que la persona jurídica o entidad, a requerimiento del
Tribunal, responda por escrito sobre los hechos en los diez días anteriores al
juicio o a la vista. Tal posibilidad, en cambio, será improcedente cuando pueda
obtenerse de las entidades públicas certificaciones o testimonios, susceptibles
de aportarse como prueba documental, a través de los cuales puedan conocerse
los hechos relativos a su actividad.

477
Artículo 382 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

SECCIÓN 8.ª
De la reproducción de la palabra, el sonido y la imagen y de los instrumentos
que permiten archivar y conocer datos relevantes para el proceso

Artículo 382. Instrumentos de filmación, grabación y semejantes. Valor pro-


batorio
1. Las partes podrán proponer como medio de prueba la reproducción ante
el Tribunal de palabras, imágenes y sonidos captados mediante instrumentos de
filmación, grabación y otros semejantes. Al proponer esta prueba, la parte deberá
acompañar, en su caso, transcripción escrita de las palabras contenidas en el
soporte de que se trate y que resulten relevantes para el caso.
2. La parte que proponga este medio de prueba podrá aportar los dictámenes
y medios de prueba instrumentales que considere convenientes. También las
otras partes podrán aportar dictámenes y medios de prueba cuando cuestionen
la autenticidad y exactitud de lo reproducido.
3. El Tribunal valorará las reproducciones a que se refiere el apartado 1 de
este artículo según las reglas de la sana crítica.

COMENTARIOS
1. Una de las grandes novedades incorporadas a nuestro ordenamiento pro-
cesal por la vigente LEC radica en el reconocimiento, como un verdadero medio
probatorio, de la «reproducción de la palabra, el sonido y la imagen» a través de
cualesquiera medios técnicos que posibiliten la realización de dicha reproduc-
ción, así como de los «instrumentos que permiten archivar y conocer» palabras,
datos, cifras y operaciones matemáticas llevadas a cabo con fines contables o
de otra clase, que sean relevantes para el proceso.
Con la mencionada regulación legal, el legislador pretendió adecuar el
elenco de los medios de prueba admisibles en el proceso al actual estado de la
ciencia y de la técnica, adecuación que tantos quebraderos de cabeza originó
bajo la vigencia de la anterior LEC de 1881, la cual, dada su fecha de promul-
gación, obviamente no pudo contemplar ni recoger en modo alguno la instru-
mentación procesal de los adelantos científicos que sobrevendrían fundamen-
talmente en la segunda mitad del siglo XX, y que tan sólo gracias a la generosidad
de la jurisprudencia (vgr. SSTS 1.ª 30.11.92, 2.12.96, 12.6.99) han podido ser
incorporados paulatinamente a nuestra práctica forense de los últimos años.
Pero es evidente, sin embargo, que con la solución jurisprudencial no se
solventaba adecuadamente el problema. Las tales orientaciones de la jurispru-
dencia precisaban de un adecuado soporte legal que dotara al fenómeno de la
entrada al proceso de estos medios técnicos con dimensión probatoria de la
suficiente seguridad jurídica (cuya consecución, no se olvide, se erige en un
mandato constitucional, art. 9 CE), soporte que, con independencia del acierto

478
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 383

o desacierto final de su regulación, es el que vino a proporcionar la LEC en sus


arts. 382 a 384.
Téngase en cuenta, por lo demás, que la reproducción de sonidos o imáge-
nes, o el conocimiento o examen a través de otros medios técnicos de datos,
cifras u operaciones matemáticas, pueden ser calificados, en verdad, como
auténticos medios de prueba, que se desarrollan sobre fuentes de prueba tales
como cintas magnetofónicas, cintas de video, diskettes, discos magnéticos,
memorias, etc., las cuales, como es sabido, eran flexiblemente conceptuadas
como «documentos» por la jurisprudencia para posibilitar, bajo la vigencia de
la anterior LEC de 1881, su acceso a la fase probatoria del proceso (vgr. STS 1.ª
12.6.99).
2. En el momento procesal fijado para la proposición de la prueba, es decir,
en el curso de la audiencia previa del juicio ordinario (art. 429 LEC) o en el acto
de la vista del juicio verbal (art. 443.4 LEC), las partes pueden proponer como
medio de prueba «la reproducción ante el Tribunal de palabras, imágenes y
sonidos captados mediante instrumentos de filmación, grabación u otros seme-
jantes» (art. 382.1 LEC). Dichas palabras, imágenes y sonidos han de constar
registrados en los soportes técnicos correspondientes (vgr. cintas magnetofóni-
cas, cintas magnetoscópicas, soportes informáticos de todo tipo…), los cuales,
como regla general, habrán de haber sido aportados al proceso por las partes,
como si de documentos se tratase, por así imponerlo el tenor del art. 265.1.2.º
LEC, el cual obliga a acompañar a todo demanda y contestación: «Los medios e
instrumentos a que se refiere el apartado 2 del art. 299, si en ellos se fundaran
las pretensiones de tutela formuladas por las partes».
En el momento de proponer dicho medio de prueba, la parte deberá acom-
pañar la «transcripción escrita de las palabras contenidas en el soporte de que
se trate y que resulten relevantes para el caso» (art. 382.1 LEC), así como también
podrá aportar «los dictámenes y medios de prueba instrumentales que considere
convenientes» (art. 382.2 LEC), tales como pueden serlo, por ejemplo, la testifical
de la persona responsable de la grabación o filmación cuya reproducción se
insta. También las otras partes procesales, cuando lo consideren necesario,
podrán aportar dictámenes y medios de prueba dirigidos a cuestionar la auten-
ticidad y exactitud de los sonidos, palabras o imágenes objeto de reproducción
(art. 382.2 LEC).

Artículo 383. Acta de la reproducción y custodia de los correspondientes


materiales
1. De los actos que se realicen en aplicación del artículo anterior se levantará
la oportuna acta, donde se consignará cuanto sea necesario para la identificación
de las filmaciones, grabaciones y reproducciones llevadas a cabo, así como, en
su caso, las justificaciones y dictámenes aportados o las pruebas practicadas.

479
Artículo 384 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. El material que contenga la palabra, la imagen o el sonido reproducidos


habrá de conservarse por el Secretario judicial, con referencia a los autos del
juicio, de modo que no sufra alteraciones.
Véase el comentario al art. 382 LEC

Artículo 384. De los instrumentos que permitan archivar, conocer o repro-


ducir datos relevantes para el proceso
1. Los instrumentos que permitan archivar, conocer o reproducir palabras,
datos, cifras y operaciones matemáticas llevadas a cabo con fines contables o de
otra clase, que, por ser relevantes para el proceso, hayan sido admitidos como
prueba, serán examinados por el Tribunal por los medios que la parte proponente
aporte o que el Tribunal disponga utilizar y de modo que las demás partes del
proceso puedan, con idéntico conocimiento que el Tribunal, alegar y proponer
lo que a su derecho convenga.
2. Será de aplicación a los instrumentos previstos en el apartado anterior lo
dispuesto en el apartado 2 del art. 382. La documentación en autos se hará del
modo más apropiado a la naturaleza del instrumento, bajo la fe del Secretario
Judicial, que, en su caso, adoptará también las medidas de custodia que resulten
necesarias.
3. El Tribunal valorará los instrumentos a que se refiere el apartado primero
de este artículo conforme a las reglas de sana crítica aplicables a aquéllos según
su naturaleza.
Véase el comentario al art. 382 LEC

SECCIÓN 9.ª
De las presunciones

Artículo 385. Presunciones legales


1. Las presunciones que la ley establece dispensan de la prueba del hecho
presunto a la parte a la que este hecho favorezca.
Tales presunciones sólo serán admisibles cuando la certeza del hecho indicio
del que parte la presunción haya quedado establecida mediante admisión o
prueba.
2. Cuando la ley establezca una presunción salvo prueba en contrario, ésta
podrá dirigirse tanto a probar la inexistencia del hecho presunto como a demos-
trar que no existe, en el caso de que se trate, el enlace que ha de haber entre el
hecho que se presume y el hecho probado o admitido que fundamenta la pre-
sunción.
3. Las presunciones establecidas por la ley admitirán la prueba en contrario,
salvo en los casos en que aquélla expresamente lo prohíba.

480
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 385

COMENTARIOS
1. Concepto:
Como ya es sabido, el Capítulo VI del Título I del Libro II de la LEC lleva por
rúbrica la de «De los medios de prueba y las presunciones», presunciones que,
si bien en el pensamiento del legislador no merecen ser calificadas como autén-
ticos y verdaderos medios de prueba, sí merecen, en cambio, ser ubicadas sis-
temáticamente al hilo de la disciplina jurídica de los diferentes medios proba-
torios admisibles en nuestro proceso civil.
Dicha decantación sistemática viene dada por el hecho de que las presun-
ciones, al igual que medios de prueba en sentido estricto, son también meca-
nismos jurídicos de determinación y fijación de los hechos probados en el pro-
cedimiento (de «métodos de fijar la certeza de ciertos hechos» habla la Exposi-
ción de Motivos de la LEC), de forma tal que, mediante la aplicación de alguna
de las tales presunciones, el órgano judicial, bien por imperativo legal o por bien
por la construcción de un enlace deductivo lógico, según nos encontramos ante
presunciones legales o ante presunciones judiciales (o no legales) podrá tener
por acreditados determinados hechos relevantes para la resolución del pleito,
cual si sobre los mismos hubiese recaído la correspondiente actividad probato-
ria.
Las presunciones, por tanto, y con independencia de su distinta catalogación
legal o judicial, son operaciones lógico–deductivas que realiza, o bien el legis-
lador, o bien el órgano judicial por sí mismo, con la finalidad de que, ante la
constatación de la certeza de alguno o de algunos hechos enteramente acredi-
tados en el pleito (llamados «hechos base» o «hechos indicio» o, más sencilla-
mente aún, «indicios», pero que, a diferencia de lo que sucede en el proceso
penal con la prueba indiciaria, no necesitan ser varios o múltiples, bastando la
acreditación de uno solo de ellos para inferir de él el hecho presunto, el Juez o
Tribunal, a la hora de dictar la resolución definitiva del procedimiento, pueda
considerar (bien por imperativo legal o bien por la formulación de una operación
lógica) como plenamente probados también otros diferentes hechos sobre los
que no haya recaído ninguna actividad probatoria (los denominados «hechos
presuntos»); hechos, por tanto, que de no verse beneficiados por la aplicación
de una presunción jurídica, habrían de tenerse por no probados, dando lugar a
la aplicación ordinaria de las normas generales sobre la carga de la prueba.
Tal y como, por ejemplo, se afirma en la STS 1.ª 17.9.02, la presunción
constituye una actividad intelectual probatoria del juzgador, realizada en la fase
de fijación, por la cual afirma un hecho distinto del afirmado por las partes, a
causa del nexo causal o lógico existente entre ambas afirmaciones, llegando a
afirmar también que la presunción es el centro de gravedad de todo el sistema
probatorio, o que es imprescindible entre relaciones jurídicas en las que las par-
tes conscientemente falsean las pruebas… (v. también la STS 1.ª 25.6.02).

481
Artículo 385 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Presupuestos:
Presupuestos comunes a la aplicación de cualesquiera tipos de presunciones,
tanto legales como judiciales, son, de un lado, la ausencia de prueba directa del
hecho presunto, y de otro, la prueba del hecho base o indicio.
a) Para que la presunción resulte aplicable es necesario, en primer término,
que sobre los hechos presuntos no haya existido actividad probatoria alguna, o
la existente, en su caso, no haya conseguido el objetivo de acreditar su certeza.
En el supuesto contrario, es decir, probado en el proceso el hecho base y probado
también el hecho presunto, la aplicación de la presunción no tendrá cabida
alguna, pues en tal hipótesis todo quedará reducido a un problema de valoración
probatoria, que no de aplicación o inaplicación de una presunción.
La jurisprudencia de la Sala Primera del Tribunal Supremo ha podido recla-
mar en multitud de ocasiones la observancia de este primer presupuesto (SSTS
1.ª 4.5.98, 9.10.98, 6.11.98, 14.10.98, 28.12.98, 30.1.03, 22.11.07), al amparo
del cual, precisamente, ha podido también reclamar el carácter subsidiario o
supletorio de las presunciones frente al carácter primario u originario de los
medios de prueba. En cualquier caso, sin embargo, también ha podido declarar
la jurisprudencia que, en ausencia de prueba directa del hecho a presumir, no
existe prohibición legal alguna que impida al juzgador acudir al método deduc-
tivo constituido por las presunciones (STS 1.ª 17.1.03).
b) Por otro lado, para que la presunción despliegue su eficacia se hace abso-
lutamente imprescindible que los hechos base o indicios se hallen plenamente
probados, ya que, de lo contrario, si se duda de la certeza de los mismos, no
resultará posible aplicar la presunción, pues ninguna conclusión puede ser infe-
rida como cierta de premisas que no son tenidas por tales.
Así lo exige el art. 385.1.II LEC, donde la admisibilidad de las presunciones
legales se encuentra subordinada a «la certeza del hecho indicio del que parte
la presunción», certeza que puede ser obtenida mediante la práctica de cuales-
quiera medios de prueba si fuese controvertido o, más sencillamente, mediante
la mera admisión por la parte a quien perjudique. Y así lo requiere también el
art. 386.1 LEC para las presunciones judiciales, cuya aplicación ha de partir
necesariamente «de un hecho admitido o probado». También la jurisprudencia
ha dado buena cuenta en diversas ocasiones de la vigencia del presente presu-
puesto (vgr. STS 1.ª 14.12.98, SSAP Barcelona 13.ª 18.3.02, Valencia 8.ª 19.5.03,
Cuenca 1.ª 4.3.04).
3. Clases de presunciones:
Con arreglo a una tradición ya más que centenaria, la LEC distingue entre
presunciones legales y presunciones judiciales.
a) Las primeras son aquellas establecidas directamente por el legislador,
quien en la norma jurídica de que se trate recoge, de un lado, cuál ha de ser

482
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 385

considerado el hecho base o indicio, y de otro, cuál ha de ser el hecho presunto


capaz de ser tenido por acreditado por la aplicación de la presunción legal,
dándose por supuesta en la voluntas legislatoris la existencia de un enlace lógico–
deductivo entre uno y otro hecho (art. 385.1.I LEC).
Así, por ejemplo, una presunción legal arquetípica es la dispuesta en el art.
459 CC, según el cual «El poseedor actual que demuestre su posesión en época
anterior, se presume que ha poseído también durante el tiempo intermedio,
mientras no se pruebe lo contrario». En este caso, el hecho presunto (la posesión
durante el tiempo intermedio) se presume existente y cierta siempre que queden
debidamente acreditados dos hechos base o indicios, a saber: la posesión ante-
rior a la fecha a que se refiera el hecho presunto y la posesión actual.
Debido a la circunstancia de que las presunciones legales tienen forzosa-
mente un carácter abstracto al estar incorporadas a una norma jurídica de apli-
cación general, el legislador, al tiempo de instaurar genéricamente la presun-
ción, suele admitir la prueba en contrario de los hechos que componen la misma
(que en nuestro Derecho rige ahora incluso por defecto –art. 385.3 LEC–), con
el fin de que, pese a darse en una hipótesis concreta los presupuestos aplicativos
de una cualquiera presunción legal (a saber: la prueba del indicio y la falta de
prueba del hecho presunto), las partes afectadas puedan desplegar la actividad
probatoria conducente a acreditar la inexistencia de este último hecho, evitando
así la aplicación en su perjuicio de la previsión legal presuntiva.
Debe también ser resaltado el hecho de que, a diferencia de las presunciones
judiciales, las legales son de obligada aplicación por los órganos judiciales
siempre que concurran los presupuestos determinantes previstos por el legisla-
dor. En suma, la norma que consagra una presunción legal es una norma legal
más, a cuyo imperio se encuentran imperativamente sometidos los Jueces y Tri-
bunales en virtud de lo dispuesto en el art. 117.1 CE (v. STS 1.ª 5.2.03).
b) A diferencia de las presunciones legales, las judiciales son aquellas que,
no estando recogidas en ninguna norma jurídica, constituyen razonamientos
lógico–deductivos que, llevados a cabo por el órgano judicial a la hora de emitir
la resolución definitiva del pleito, y partiendo de uno o varios hechos base o
indicios enteramente probados, le permiten tener por acreditado el hecho pre-
sunto. Tal y como afirma en relación con las mismas el art. 386.1 LEC, a partir
de un hecho admitido (es decir, no controvertido) o probado a través de cuales-
quiera medios probatorios, el Juez o Tribunal «podrá presumir la certeza, a los
efectos del proceso, de otro hecho, si entre el admitido o demostrado y el pre-
sunto existe un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano».
Tales hechos admitidos o probados son, en puridad, los que deben ser cata-
logados como indicios, respondiendo desde el punto de vista ontológico la doc-
trinalmente denominada «prueba de indicios o indiciaria» a la estructura propia
de las presunciones no establecidas en la Ley. Como ha afirmado con buen cri-

483
Artículo 385 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

terio SERRA DOMÍNGUEZ, «las conclusiones doctrinales derivadas del estudio


de los indicios son enteramente aplicables a las presunciones, y viceversa, care-
ciendo de toda utilidad práctica considerarlas como dos diversas instituciones
probatorias, máxime cuando todo indicio que no se refleje externamente en una
presunción carece de trascendencia jurídica».
De manera análoga a como acaece en las presunciones legales (donde, por
defecto, se admite prueba en contrario), las judiciales también admiten prueba
en contrario, y no solamente por defecto sino en todo caso. Así, tal y como
expresa el art. 386.2 LEC, frente a la posible formulación de una presunción
judicial, el litigante perjudicado por ella siempre podrá practicar la prueba en
contrario, y aquí con toda propiedad no únicamente con respecto al hecho pre-
sunto, sino también en relación con la inexistencia del supuesto enlace preciso
y directo entre el mismo y el hecho base de la presunción.
Como se infiere con toda claridad de la lectura del art. 386 LEC, mientras
que la justificación y la legitimidad de las presunciones legales nace de la volun-
tad del legislador de plasmar las mismas en una norma jurídica con rango de
Ley, la de las presunciones judiciales nace de la existencia, entre el hecho base
y el hecho presunto, de un enlace objetivo y lógico, preciso y directo según las
reglas del criterio humano, sobre la base del cual de la prueba del primer hecho
poder válidamente deducir, mediante la elaboración de una presunción, la
prueba del segundo (STS 1.ª 17.1.03, 5.3.07, SAP Alicante 8.º 16.9.05, STSJ
Navarra 1.ª 21.6.07). Por dicho enlace, tal y como ha sido definido por la juris-
prudencia, cabe entender la conexión o congruencia entre ambos hechos de
suerte que del conocimiento de uno (el hecho base) nos lleve como consecuen-
cia obligada de aquella lógica o recta razón del otro (el hecho presunto) (STS 1.ª
20.12.02).
Precisamente la existencia de dicho enlace o conexión lógica entre el indicio
y el hecho presunto exige del Juzgado o Tribunal que estime oportuna la apli-
cación de una presunción judicial la exteriorización de una específica motiva-
ción al respecto, motivación que, según el art. 386.1.II LEC, «deberá incluir el
razonamiento en virtud del cual el Tribunal ha establecido la presunción». La
observancia de este deber de motivación exigirá, en primer término, la identifi-
cación del hecho base y la expresión detallada de las razones por las cuales se
considera probado, en segundo lugar, la determinación de cuál sea el hecho
presunto que va a reputarse también debidamente probado y, en tercer y último
término, la especificación del enlace apreciado entre ambos, justificando con
precisión su carácter objetivo y lógico desde el punto de vista deductivo.
En este sentido ha podido afirmar la STC 174/1985, de 17 de diciembre, que
«una prueba indiciaria ha de partir de unos hechos (indicios) plenamente pro-
bados, pues no cabe evidentemente construir certezas sobre la base de simples
probabilidades. De esos hechos que constituyen los indicios debe llegarse a tra-

484
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 385

vés de un proceso mental razonado y acorde con las reglas del criterio humano…
Puede ocurrir que los mismos hechos probados permitan en hipótesis diversas
conclusiones o se ofrezcan en el proceso interpretaciones distintas de los mismos.
En este caso el Tribunal debe tener en cuenta todas ellas y razonar por qué elige
la que estima como conveniente... esta motivación en el caso de la prueba indi-
ciaria tiene por finalidad expresar públicamente no sólo el razonamiento jurídico
por medio del cual se aplican a unos determinados hechos, declarados sin más
probados, las normas jurídicas correspondientes y que fundamentan el fallo, sino
también las pruebas practicadas y los criterios racionales que han guiado su
valoración» (vid. en el mismo sentido STC 94/1990, de 23 de mayo).
A diferencia también de las presunciones legales, a cuya aplicación están
obligados los órganos judiciales cual si de cualquiera otra norma jurídica de
diferente contenido se tratase (art. 117.1 CE), no existe en ningún caso el deber
u obligación que incumba a Jueces y Tribunales de promover la aplicación de
las presunciones judiciales. Con lo cual, la decisión judicial de no elaborar nin-
gún proceso lógico–deductivo a partir de algún hecho probado no atenta a dere-
cho alguno de las partes procesales, quienes, por esta razón, no podrán eviden-
ciar con éxito dicha ausencia en ninguna vía de recurso (SSTS 1.ª 5.2.03,
29.5.07, STSJ Navarra 1.ª 1.ª 6.2.06, SAP Salamanca 1.ª 18.9.06).

JURISPRUDENCIA
«La presunción es entendida como actividad intelectual probatoria del juzgador,
realizada en la fase de fijación, por la cual afirma un hecho distinto del afirmado por las
partes, a causa del nexo causal o lógico existente entre ambas afirmaciones. La más
reciente doctrina ha llegado a afirmar que la presunción es el centro de gravedad de todo
el sistema probatorio, y que es imprescindible entre relaciones jurídicas en las que las
partes conscientemente falsean las pruebas. Conseguida la convicción judicial resulta
indiferente si ésta se ha formado a través de la presunción, de un documento, o de una
prueba testifical. El valor de la sentencia, una vez firme será idéntico en cada caso» (STS
1.ª 17 septiembre 2002, LA LEY 151515/2002).
«Como dice la sentencia de 23 de noviembre de 2000, "Como ha reiterado esta Sala,
la prueba de presunciones tiene un carácter supletorio de los demás medios de prueba
y no se debe acudir a ella cuando los hechos han quedado probados por otros medios
de prueba: sentencia de 26 abril 1999, 27 septiembre 1999, 27 diciembre 1999, 16
marzo 2000. Lo que no ocurre en el presente caso, por lo que no se ha acudido a tal
prueba". Y con mucho mayor detalle y cita de jurisprudencia, la de 16 de febrero de
2002 reiterando la de 5 de marzo de 2001, añade: "Es doctrina reiterada y constante
que el art. 1253 CC, autoriza al Juez, mas no le obliga, a utilizar la prueba de presun-
ciones, por lo que cuando el juzgador de instancia no hace uso del mismo para funda-
mentar su fallo y sí de lo que resulta de las pruebas directas obrantes en los autos, no
resulta infringido dicho precepto (SS. 3.12.1988, 7.7.1989, 21.12.1990 y 17.7.1991).
La censura del proceso hermenéutico no es lícito verificarla a través de denuncia de la
vulneración del art. 1253 CC aduciendo que la Sala de instancia debió seguir aplicando
dicho artículo, un proceso presuntivo (SS. 23.9 y 4.11.1988), pues no se infringe el pre-

485
Artículo 386 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cepto por su no aplicación máxime cuando los hechos que se declaran probados lo han
sido por pruebas directas y no hay necesidad de acudir al medio indirecto de las pre-
sunciones (SS. 22.2, 16.3, 5 y 24.5, 2.6 y 2.11.1989). También es doctrina reiterada que
por su especial naturaleza (deducción personal del Juez), es difícil que pueda exigírsele
su aplicación y excepcional que en casación pueda impugnarse haberse omitido su
empleo, a menos que esta prueba hubiera sido propuesta por las partes y discutido en
el pleito (SS. 30.4 y 11.10.1990),... en todo caso, hay que insistir en que esta Sala des-
carta que se le pueda exigir que emplee dicho medio probatorio (SS. 5.2, 11.3, 6 y 27.10,
11.11 y 9.12.1988)" (STS 1.ª 30 enero 2003, LA LEY 1526/2003).

Artículo 386. Presunciones judiciales


1. A partir de un hecho admitido o probado, el Tribunal podrá presumir la
certeza, a los efectos del proceso, de otro hecho, si entre el admitido o demos-
trado y el presunto existe un enlace preciso y directo según las reglas del criterio
humano.
La sentencia en la que se aplique el párrafo anterior deberá incluir el razo-
namiento en virtud del cual el Tribunal ha establecido la presunción.
2. Frente a la posible formulación de una presunción judicial, el litigante
perjudicado por ella siempre podrá practicar la prueba en contrario a que se
refiere el apartado 2 del artículo anterior.
Véase el comentario al art. 385 LEC

CAPÍTULO VII
De las cuestiones incidentales

Artículo 387. Concepto de cuestiones incidentales


Son cuestiones incidentales las que, siendo distintas de las que constituyan
el objeto principal del pleito, guarden con éste relación inmediata, así como las
que se susciten respecto de presupuestos y requisitos procesales de influencia en
el proceso.

COMENTARIOS
Para el legislador son incidentales aquellas cuestiones que "siendo distintas
de las que constituyan el objeto principal del pleito, guarden con éste relación
inmediata, así como las que se susciten respecto de presupuestos y requisitos
procesales de influencia en el proceso" (art. 387 LEC).
1. Para la delimitación de lo que haya de entenderse por "cuestión inciden-
tal" nos proporciona la LEC tres distintos datos, uno negativo (las cuestiones
incidentales no son "el objeto principal del pleito") y dos positivos (de inciden-
tales han de tildarse a las cuestiones que guarden relación inmediata con el

486
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 387

objeto procesal principal, de un lado, y de otro, a aquellas otras que se susciten


respecto de presupuestos y requisitos procesales):
1) En primer término, las cuestiones incidentales han de ser, por naturaleza,
diferentes a las cuestiones que constituyen el objeto principal del proceso civil,
esto es, distintas a los hechos jurídicamente relevantes que fundamentan la pre-
tensión de tutela jurídica declarativa (de condena a prestación, de declaración
de la existencia de derechos y situaciones jurídicas, y de constitución, modifi-
cación o extinción de estas últimas) o ejecutiva que las partes pueden esgrimir
ante los Juzgados y Tribunales del orden civil al amparo de lo dispuesto en los
arts. 24.1 CE y 5 LEC.
No son incidentales, pues, las cuestiones suscitadas por las partes en sus
demandas y en sus contestaciones a la demanda, ni en las reconvenciones ni en
las oposiciones a estas últimas, ni, en definitiva, todas aquellas cuestiones sobre
las que el juzgador ha de emitir una respuesta a fin de que su decisión sobre el
fondo del asunto pueda ser calificada como una decisión congruente con las
pretensiones de las partes.
2) Sin embargo, y aunque dichas cuestiones planteadas en las alegaciones
de las partes litigantes no puedan ser tenidas por incidentales, sí lo son aquellas
otras que guarden una relación inmediata con aquéllas, lo que, en determinados
casos (en concreto, en las llamadas por el legislador cuestiones incidentales de
especial pronunciamiento), es susceptible de llegar a provocar la confusión entre
unas y otras, pues todas ellas habrán sido planteadas por las partes y, por ende,
sobre todas ellas habrá de resolver el Juez en la sentencia.
En el momento presente, la propia Ley califica como tales, por ejemplo, al
incidente de impugnación de las resoluciones de la Comisión de Asistencia Jurí-
dica Gratuita, al incidente de acumulación de acciones, a los de recusación, al
de nulidad de actuaciones, e incluso a la solicitud y desarrollo de diligencias
preliminares al proceso. En la fase de ejecución, también se denominan inci-
dentes a la oposición a la ejecución, a las tercerías de dominio y de mejor dere-
cho, al incidente de impugnación de la tasación de costas o al de liquidación
de créditos…
3) Y también son incidentales, por último, aquellas cuestiones que surjan en
el procedimiento relacionadas con los presupuestos y requisitos procesales de
influencia en el proceso, como lo pueden ser, de nuevo a título ejemplificativo,
la declinatoria de jurisdicción o competencia (art. 64 LEC), o la denuncia de
incapacidad de la parte procesal…
2. En cualquier caso, cabe destacar que estas cuestiones incidentales no
deben ser en modo alguno confundidas con las cuestiones prejudiciales (arts. 40
a 43 LEC), las cuales, en realidad, no se limitan a guardar relación con el objeto
proceso principal sino que, directamente, condicionan un pronunciamiento

487
Artículo 387 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

judicial sobre el fondo del mismo, además de que las mismas, a veces (en con-
creto, en las cuestiones prejudiciales devolutivas), no han de ser resueltas por
los propios órganos conocedores del pleito principal sino por otros Juzgados o
Tribunales de diferentes orden jurisdiccional.
En definitiva, las cuestiones prejudiciales no pueden ser identificadas con las
incidentales, por cuanto la relación que la resolución de cada una de estas clases
de cuestiones sostiene con el objeto procesal principal es bien distinta. Así, la
relación que une a la resolución de la cuestión prejudicial con la resolución del
objeto procesal penal principal es, claramente, la de absoluta dependencia de
esta última con respecto al contenido de la primera, o, si se prefiere decirlo de
otro modo, es con toda evidencia una relación de subsidiariedad, pues sin la
previa y adecuada decisión de la cuestión prejudicial no resulta lógicamente
posible emitir una decisión sobre la existencia o no del delito objeto de enjui-
ciamiento. Por el contrario, las cuestiones incidentales, aunque se hallan direc-
tamente ligadas con el asunto que es o ha sido objeto del proceso principal, no
se sitúan con respecto al mismo en una relación de subsidiariedad –como sí
ocurre en las cuestiones prejudiciales, donde la resolución del asunto principal
ha de revelarse siempre subsidiaria de la resolución del asunto prejudicial– sino
de pura complementariedad.
De este modo, ninguna exigencia de orden lógico impide emitir un pronun-
ciamiento adecuado sobre la pretensión principal dejando a la vez imprejuzga-
das las pretensiones surgidas con carácter incidental, posibilidad ésta que se
revela lógicamente inviable cuando tales pretensiones tienen índole o naturaleza
prejudiciales.
3. La LEC, además de diferenciar por su contenido entre las ya mencionadas
cuestiones incidentales relacionadas con el objeto procesal principal y las cues-
tiones relativas a presupuestos y requisitos procesales, distingue también entre
cuestiones de especial pronunciamiento y de previo pronunciamiento.
1) Las cuestiones de especial pronunciamiento son aquellas que no suspen-
den el curso ordinario del procedimiento, y que exigen que el Tribunal decida
sobre ellas separadamente en la sentencia, antes de entrar a resolver sobre lo
que sea objeto principal del pleito (art. 389 LEC).
2) En cambio, las cuestiones de previo pronunciamiento son aquellas que sí
suspenden la tramitación ordinaria del pleito civil, por su naturaleza, un obs-
táculo a la prosecución del juicio por sus trámites ordinarios (art. 390 LEC). Entre
estas últimas se encontrarán, según prevé el art. 391 LEC, las cuestiones inci-
dentales que se refieran: 1.º) A la capacidad y representación de cualquiera de
los litigantes, por hechos ocurridos después de la audiencia regulada en los arts.
414 y siguientes; 2.º) Al defecto de algún otro presupuesto procesal o a la apa-
rición de un óbice de la misma naturaleza, siempre que hayan sobrevenido des-
pués de la audiencia prevista en los artículos citados en el número anterior; 3.º)

488
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 388

A cualquier otra incidencia que ocurra durante el juicio y cuya resolución sea
absolutamente necesaria, de hecho o de derecho, para decidir sobre la conti-
nuación del juicio por sus trámites ordinarios o su terminación.

Artículo 388. Norma general sobre procedimiento


Las cuestiones incidentales que no tengan señalada en esta Ley otra trami-
tación, se ventilarán en la forma establecida en este capítulo.
Véase el comentario al art. 387 LEC

Artículo 389. Cuestiones incidentales de especial pronunciamiento


Las cuestiones incidentales serán de especial pronunciamiento si exigen que
el Tribunal decida sobre ellas separadamente en la sentencia antes de entrar a
resolver sobre lo que sea objeto principal del pleito.
Estas cuestiones no suspenderán el curso ordinario del proceso.
Véase el comentario al art. 387 LEC

Artículo 390. Cuestiones incidentales de previo pronunciamiento. Suspen-


sión del curso de la demanda
Cuando las cuestiones supongan, por su naturaleza, un obstáculo a la con-
tinuación del juicio por sus trámites ordinarios, se suspenderá el curso de las
actuaciones hasta que aquéllas sean resueltas.
Véase el comentario al art. 387 LEC

Artículo 391. Cuestiones de previo pronunciamiento. Casos


Además de los determinados expresamente en la Ley, se considerarán en el
caso del anterior las cuestiones incidentales que se refieran:
1. A la capacidad y representación de cualquiera de los litigantes, por hechos
ocurridos después de la audiencia regulada en los arts. 414 y siguientes.
2. Al defecto de algún otro presupuesto procesal o a la aparición de un óbice
de la misma naturaleza, siempre que hayan sobrevenido después de la audiencia
prevista en los artículos citados en el número anterior.
3. A cualquier otra incidencia que ocurra durante el juicio y cuya resolución
sea absolutamente necesaria, de hecho o de derecho, para decidir sobre la con-
tinuación del juicio por sus trámites ordinarios o su terminación.
Véase el comentario al art. 387 LEC

489
Artículo 392 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 392. Planteamiento de las cuestiones incidentales. Inadmisión de


las que no sean tales
1. Las cuestiones incidentales se plantearán por escrito, al que se acompa-
ñarán los documentos pertinentes y en el que se propondrá la prueba que fuese
necesaria y se indicará si, a juicio de quien proponga la cuestión, ha de suspen-
derse o no el curso normal de las actuaciones hasta la resolución de aquélla.
2. El Tribunal repelerá, mediante auto, el planteamiento de toda cuestión
que no se halle en ninguno de los casos anteriores.
Véase el comentario al art. 387 LEC

Artículo 393. Admisión, sustanciación y decisión de las cuestiones inciden-


tales
1. En el procedimiento ordinario no se admitirá el planteamiento de ninguna
cuestión incidental una vez iniciado el juicio, y en el verbal, una vez admitida la
prueba propuesta.
2. En la providencia sucintamente motivada en que se admita el plantea-
miento de la cuestión se resolverá si ha de considerarse de previo o de especial
pronunciamiento, suspendiéndose, en el primer caso, el curso ordinario de las
actuaciones.
3. El Secretario judicial dará traslado del escrito en que se plantee la cuestión
a las demás partes, quienes podrán contestar lo que estimen oportuno en el plazo
de cinco días y, transcurrido este plazo, el Secretario, señalando día y hora, citará
a las partes a una comparecencia ante el Tribunal, que se celebrará conforme a
lo dispuesto para las vistas de los juicios verbales.
4. Formuladas las alegaciones y practicada, en su caso, la prueba que en la
misma vista se admita, si la cuestión fuere de previo pronunciamiento, se dictará,
en el plazo de diez días, auto resolviendo la cuestión y disponiendo lo que sea
procedente respecto a la continuación del proceso.
Si la cuestión fuere de especial pronunciamiento, será resuelta, con la debida
separación, en la sentencia definitiva.
5. Cuando la cuestión se resuelva por medio de auto, si éste acordare poner
fin al proceso, cabrá recurso de apelación, y si decidiere su continuación, no
cabrá recurso alguno, sin perjuicio de que la parte perjudicada pueda impugnar
la resolución al apelar la sentencia definitiva.
Véase el comentario al art. 387 LEC

490
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 394

CAPÍTULO VIII
De la condena en costas

Artículo 394. Condena en las costas de la primera instancia


1. En los procesos declarativos, las costas de la primera instancia se impon-
drán a la parte que haya visto rechazadas todas sus pretensiones, salvo que el
Tribunal aprecie, y así lo razone, que el caso presentaba serias dudas de hecho
o de derecho.
Para apreciar, a efectos de condena en costas, que el caso era jurídicamente
dudoso se tendrá en cuenta la jurisprudencia recaída en casos similares.
2. Si fuere parcial la estimación o desestimación de las pretensiones, cada
parte abonará las costas causadas a su instancia y las comunes por mitad, a no
ser que hubiere méritos para imponerlas a una de ellas por haber litigado con
temeridad.
3. Cuando, en aplicación de lo dispuesto en el apartado 1 de este artículo,
se impusieren las costas al litigante vencido, éste sólo estará obligado a pagar,
de la parte que corresponda a los abogados y demás profesionales que no estén
sujetos a tarifa o arancel, una cantidad total que no exceda de la tercera parte
de la cuantía del proceso, por cada uno de los litigantes que hubieren obtenido
tal pronunciamiento; a estos solos efectos, las pretensiones inestimables se valo-
rarán en 18.000 euros, salvo que, en razón de la complejidad del asunto, el Tri-
bunal disponga otra cosa.
No se aplicará lo dispuesto en el párrafo anterior cuando el Tribunal declare
la temeridad del litigante condenado en costas.
Cuando el condenado en costas sea titular del derecho de asistencia jurídica
gratuita, éste únicamente estará obligado a pagar las costas causadas en defensa
de la parte contraria en los casos expresamente señalados en la Ley de Asistencia
Jurídica Gratuita.
4. En ningún caso se impondrán las costas al Ministerio Fiscal en los procesos
en que intervenga como parte.
Véase arts. 241–246 LEC, sobre tasación de costas

COMENTARIOS
1. Concepto:
Sabido es que el ejercicio del derecho fundamental a la tutela judicial efec-
tiva (art. 24.1 CE) comporta para los ciudadanos la obligada realización de una
serie de desembolsos económicos a su costa, salvo que soliciten, y así se les
reconozca por la comisión administrativa provincial correspondiente, el derecho
a la asistencia jurídica gratuita regulado en la LAJG.

491
Artículo 394 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Pero, cuando se habla de costas y gastos procesales, sin embargo, única-


mente se está haciendo referencia a los gastos que han de sufragar quienes sean
"partes" en el proceso, y no todos los gastos posibles o imaginables, sino tan
sólo a aquellos que tengan su causa inmediata y directa en la propia dinámica
(iniciación, desarrollo y terminación) de dicho proceso, bien porque derivan de
una imposición legal (vgr. los gastos de postulación), o bien, en otro caso, porque
a través de los mismos se cumplimentan las "cargas" que consolidan las posibi-
lidades procesales de las partes de obtener una sentencia de fondo favorable a
sus intereses (vgr. los gastos de la prueba pericial o de la testifical).
En cuanto a las diferentes partidas que integran las costas procesales (hono-
rarios y derechos de Letrados, Procuradores y Peritos, indemnizaciones a testi-
gos, gastos de publicación de anuncios, etc.), permítasenos remitirnos a lo ya
expresado en el comentario al art. 241 LEC.
2. La condena en costas:
Las diferentes partidas que integran las costas procesales han de ser antici-
padas por las partes a medida que vaya avanzando la tramitación del proceso,
a salvo el supuesto de que alguna de ellas haya obtenido, bien por disposición
legal expresa, o bien por declaración administrativa al efecto, el reconocimiento
del derecho a la asistencia jurídica gratuita (art. 241.1 LEC). Pero la satisfacción
de las costas procesales, con carácter general, por parte de quienes las han oca-
sionado puede originar enormes perturbaciones de tipo económico a los sujetos
que necesitan de la puesta en marcha del proceso para hacer valer sus derechos
frente a quienes indebidamente los reclaman, incumplen o desconocen. Pues
bien, precisamente para evitar tales injustas situaciones, el ordenamiento jurí-
dico ha reaccionado tradicionalmente con la institución de la condena en cos-
tas, que implica, en atención a determinados criterios objetivos o subjetivos, la
emisión de un específico pronunciamiento por medio del cual el Juez o Tribunal
que ha conocido de un determinado proceso condena a una de sus partes a
satisfacer los gastos que tanto ella como su contraparte han generado en su tra-
mitación.
Si ya es comúnmente admitida la existencia de un Principio General del
Derecho conforme al cual "la necesidad del proceso para obtener la razón no
debe convertirse en un daño para el que tiene razón" (principio que, pese a
habérsele otorgado otras paternidades, fue originariamente formulado por
CHIOVENDA, y del que se han hecho eco posteriormente, por ejemplo, la Sen-
tencia de la Corte Constitucional italiana núm. 180/1985, de 26 de junio, o el
propio Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas en el asunto "Factor-
tame"), ha de resultar claro, en nuestra opinión, que todos los mecanismos con-
ducentes a tutelar aquel principio no pueden quedar reducidos únicamente a la
válida configuración de un modelo efectivo de medidas cautelares (para el que
ha sido reclamado en estos últimos años por la doctrina), sino que, por el con-

492
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 394

trario, han de existir otros cauces de protección entre los que sobresale, eviden-
temente, el de la adecuada regulación del sistema de pago de las costas proce-
sales.
De ahí que la condena en costas, amén de producir un "efecto disuasorio"
respecto de quienes deseen acceder a la Jurisdicción para sostener pretensiones
infundadas, tenga como fundamento esencial el de reequilibrar el desembolso
patrimonial originado por la incoación y desarrollo del proceso en favor de
aquella o aquellas parte cuyas pretensiones o resistencias hayan obtenido una
declaración judicial favorable (cfr. ATC 171/1986, de 19 de febrero) y de ahí,
también, que en ninguno de los sistemas ideados al efecto pueda imponerse el
pago de costas procesales ajenas a quienes hayan visto respaldadas judicial-
mente sus respectivas pretensiones, ni, por supuesto, a quienes no hayan inter-
venido como "parte formal" en el proceso.
Aunque, dada la solidez de su fundamento, pudiese parecer innecesario a
primera vista cuestionarse sobre el engarce constitucional de la condena en cos-
tas desde la perspectiva del derecho a la tutela judicial efectiva y, más concre-
tamente, en aras a la efectividad plena del derecho de acceso a la Jurisdicción
–al que la imposición de un indebido o ilegítimo condicionante económico
pueda llegar a perturbar (vgr. ATC 171/1986, de 19 de febrero)–, ha de señalarse
que tal adecuación al Texto Fundamental ha sido expresamente declarada por
parte del TC, quien, por ejemplo, en su sentencia 147/1989, de 21 de septiembre,
ha podido manifestar de forma expresa que "la imposición de costas no entraña
en modo alguno un recurso disuasorio que pueda considerarse como incompa-
tible con el derecho a la tutela judicial efectiva, o que produzca indefensión...".
Es más, lo que probablemente sí pudiera resultar contrario a la Constitución
sería que el legislador decidiese prescindir en las leyes procesales de toda regu-
lación sobre la condena en costas, obligando, de esta forma, a que cada parte
procesal tuviese preceptivamente que afrontar con los gastos que la incoación
del procedimiento generase en su propia esfera patrimonial. Así parece des-
prenderse de lo declarado en otro de los pasajes de la ya citada STC 147/1989,
de 21 de septiembre, donde se llega a sembrar la duda acerca de la constitu-
cionalidad de un sistema en el que tuviesen que pagarse obligadamente deter-
minados costes a cambio del acceso a la Jurisdicción, el cual podría producir un
efecto disuasorio presumiblemente contrario al derecho fundamental a la tutela
judicial efectiva.
3. Sistemas de imposición de la condena en costas:
Desde que CHIOVENDA formulara su ya tradicional clasificación en la
materia, la totalidad de la doctrina distingue entre dos principales criterios de
imposición de las costas procesales, el objetivo (o del vencimiento) y el subjetivo
(o condicional). Ni uno ni otro poseen un específico respaldo constitucional,
siendo ambos perfectamente acomodados a las exigencias derivadas de la CE,

493
Artículo 394 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tal y como ha podido declarar, por ejemplo, la SSTC 131/1986, de 21 de octubre,


190/1993, de 14 de junio, 46/1995, de 14 de febrero.
a) Conforme al sistema objetivo de imposición de las costas, se condenará a
satisfacer las propias y las devengadas por su contraparte a aquel litigante cuyas
pretensiones hayan sido totalmente rechazadas por el Juez o Tribunal; habrá de
pagar todas las costas, en definitiva, la parte vencida en el procedimiento.
Este sistema objetivo o del vencimiento es el más adecuado desde el punto
de vista técnico y el que mayores dosis de justicia introduce en una materia tan
delicada como la del régimen de pago de los costes del proceso, pues, de un
lado, la automaticidad con la que opera proporciona una evidente seguridad
jurídica en orden a la imposición de la condena en costas, y de otro, es también
el único modelo que asegura al cien por cien el respeto a la máxima la necesidad
del proceso para obtener la razón no debe convertirse en un daño para el que
tiene razón. Con razón la jurisprudencia ha señalado que este criterio objetivo
de imposición de la condena en costas no constituye una sanción al litigante
vencido, sino que se fundamenta en una contraprestación de los gastos ocasio-
nados al que obtuvo la victoria, en orden evitar una merma en sus intereses y,
por tanto, que resulte perjudicado patrimonialmente, ya que ha tenido que hacer
frente a unos gastos a los que injustamente el vencido le ha obligado a realizar,
al haber tenido que recurrir al amparo judicial para obtener ese reconocimiento
de su derecho que la otra parte le negaba indebidamente (SSAP Sevilla 5.ª
30.4.07 y 8.2.08, Las Palmas 3.ª 13.9.07, Barcelona 13.ª 20.9.07, Bizkaia 3.ª
20.9.07 y 28.10.08, Guipúzcoa 2.ª 17.3.08, Bizkaia 5.ª 2.6.08).
Como principal inconveniente del mencionado criterio, en cambio, se ha
dicho que su implantación provoca un "efecto disuasorio" en el ejercicio de su
derecho de acceso a la Jurisdicción por parte de los ciudadanos, los cuales pue-
den verse disuadidos de impetrar la tutela jurisdiccional ante el temor de que la
desestimación judicial de sus pretensiones les pueda infligir un daño económico
más intenso que el beneficio experimentado globalmente por la posibilidad que
el ordenamiento les brinda de solventar procesalmente el conflicto en el que se
hallan involucrados.
b) Con arreglo al sistema subjetivo de imposición de las costas, será conde-
nado a satisfacer las mismas aquella parte que, amén de resultar vencida en el
proceso, haya incurrido, en atención al contenido de sus pretensiones o a su
comportamiento a lo largo del procedimiento, en alguno de los estándares de
apreciación subjetiva que la norma procesal predetermina como condicionantes
de la procedencia de la condena en costas, tales como, por ejemplo, la temeri-
dad, el abuso de derecho, la mala fe, la mendacidad, etc.
La principal ventaja que se asocia a la vigencia del criterio subjetivo en
materia de imposición de costas es la de contribuir a evitar procesos donde se
ejerciten pretensiones y defensas temerarias o contrarias a la buena fe; si se

494
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 394

advierte, sin embargo, que toda pretensión o comportamiento procesal que


merezca tales calificativos está obviamente encaminado al fracaso (siendo, ade-
más, sancionable ex art. 247 LEC), resultará evidente que dicha supuesta ventaja
del modelo de las condiciones es en el misma medida predicable del modelo
objetivo o del vencimiento. Los inconvenientes del sistema subjetivo, además,
son diversos y de no poca entidad. De entrada, el hacer bascular su efectividad
sobre la aplicación de conceptos tan indeterminados como los de "temeridad" o
"mala fe", conlleva que la seguridad jurídica se resienta enormemente a la hora
de efectuar una predicción sobre una eventual condena en costas en un proceso
concreto o a la vista de una pretensión específica.
En este sistema, por decirlo en pocas palabras, resulta muy difícil realizar un
pronóstico fiable acerca de si, a la vista de los perfiles de un conflicto en con-
creto, llegará a dictarse o no la condena en costas, porque no todos los Jueces
integran los estándares normativos indeterminados del mismo modo, ni, por ello,
puede asegurarse que ante pretensiones o comportamientos procesales idénticos
el pronunciamiento judicial sobre las costas será también el mismo. De otro lado,
la necesidad de aplicar conceptos jurídicos indeterminados a la hora de decidir
si en un proceso se imponen o no las costas a alguna de las partes provoca una
consecuencia aún más perniciosa, cuál es la del total abandono del modelo ante
el esfuerzo adicional que a los Jueces y Magistrados supone el tener que motivar
específicamente, en la resolución definitiva del procedimiento, la concurrencia
de los distintos criterios subjetivos en el caso concreto.
Es de gran interés al respecto el siguiente pasaje de la STC 131/1986, de 21
de octubre, según el cual "... la circunstancia de que no exista expresa motivación
en la apreciación de temeridad no impide considerar que esta apreciación es el
resultado del estudio que de la pretensión de la parte y de su fundamentación
fáctica y jurídica realiza el órgano judicial al dictar su Sentencia y, por tanto, es
en el conjunto y sentido de las argumentaciones utilizadas por el Tribunal para
rechazar las alegaciones de la parte donde se exterioriza, explícita o implícita-
mente, la razonabilidad o arbitrariedad de la apreciación de temeridad procesal.
En el caso de autos, los considerandos de la Sentencia de segunda instancia
rebaten razonablemente los numerosos motivos de la apelación, hablan de
hechos probados por pruebas incontestables, de realidades acreditadas docu-
mental y pericialmente y de retorcidas argumentaciones, reiteradas en el acto de
la vista. Todo ello pone de manifiesto que la declaración de ser temerario el
recurso de apelación responde a una decisión que no consiente la calificación
de arbitraria, sino muy al contrario, de plenamente pertinente y justificada" (v.
también la STC 48/1994, de 16 de febrero).
4. La condena en costas en la primera instancia del proceso civil:
a) Cuando el juicio ordinario y el juicio verbal (art. 248 LEC) finalizan
mediante sentencia, después de haberse tramitado normalmente por todas sus

495
Artículo 394 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

fases, las costas de dicha primera instancia "se impondrán a la parte que haya
visto rechazadas todas sus pretensiones" (art. 394.1.I LEC); en suma, pues, vigen-
cia normalizada en nuestro proceso civil del criterio objetivo o del vencimiento
en la condena en costas, con sus ventajas e inconvenientes ya analizados.
La vigencia de tal criterio, pues, habrá de impedir, por contraria a la legali-
dad, la condena en costas de aquel litigante cuyas pretensiones no hayan sido
rechazadas (SSAP Barcelona 13.ª 20.9.07, Madrid 20.ª 15.10.07, Sevilla 5.ª
16.4.08, A Coruña 4.ª 19.9.08), y, desde una perspectiva contraria, habrá de
obligar a imponer la condena en costas a aquel litigante cuyas pretensiones
hayan experimentado dicho absoluto rechazo, salvo, eso sí, que se aprecie por
el juzgador la concurrencia de alguna de las correcciones o excepciones fijadas
igualmente en la norma.
Además, dicha imposición de las costas procesales acordada al amparo de
lo dispuesto al art. 394 LEC (o, en su caso, de los siguientes preceptos que inte-
gran el Capítulo de la LEC relativo a la condena en costas) no se encuentra
sometida en absoluto al principio de rogación de parte, pues, dada la naturaleza
de ius cogens de los indicados preceptos, que se dirigen con carácter imperativo
a los órganos judiciales, éstos deberán aplicarlos con independencia de si los
litigantes han incorporado o no entre sus peticiones expresas la de la condena
en costas de la parte contraria (AAP Asturias 7.ª 2.11.06, STS 1.ª 13.5.08).
b) A dicha regla general objetiva, sin embargo, opone la propia LEC al menos
tres distintas correcciones o excepciones:
1.ª) Es posible que la parte que haya visto rechazadas todas sus preten-
siones no sea condenada en costas; para que ello suceda, será necesario que
el Juez, a la hora de dictar la sentencia, estime que el caso litigioso sometido
a su cognición "presentaba serias dudas de hecho o de derecho", debiendo
tener en cuenta para la apreciación de estas últimas "la jurisprudencia recaída
en casos similares" (art. 394.1.II LEC), mientras que para las primeras, es de
suponer ante el silencio de la norma, que habrá de ponderar la complejidad
de los hechos controvertidos o la disparidad de los resultados derivados de
la actividad probatoria llevada a cabo en el procedimiento (SSAP Huelva 3.ª
28.6.07, Zaragoza 5.ª 10.9.07, Baleares 4.ª 28.9.07, Asturias 7.ª 17.10.07,
Baleares 3.ª 24.10.07, Pontevedra 25.10.07, A Coruña 3.ª 30.7.08, STS 1.ª
20.6.08 y 17.7.08).
En tales casos, obviamente, adquirirá vigencia el criterio de la paridad,
debiendo satisfacer cada una de las partes los gastos derivados de su inter-
vención procesal, y las comunes por mitad.
Sea como fuere, lo que sí resulta evidente es que el órgano judicial que
pretenda aplicar la presente excepción a la automática condena en costas a
la parte íntegramente vencida en el proceso deberá fundamentar o motivar

496
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 394

debidamente su decisión, pudiendo admitirse la motivación por remisión


pero no la ausencia total y absoluta de motivación al respecto.
2.ª) También es posible, en segundo lugar, que el Juez evite imponer las
costas cuando ninguna de las partes haya perdido el pleito, es decir, en los
casos de estimación o desestimación parcial de las pretensiones del deman-
dante, a quien, efectivamente, se le acogen algunas de sus peticiones, recha-
zándose, en cambio, las restantes que hubiese formulado. En tal hipótesis de
estimación o desestimación parcial, afirma el art. 394.2 LEC, "cada parte
abonará las costas causadas a su instancia y las comunes por mitad", es decir,
vigencia del criterio de la paridad y ausencia de todo pronunciamiento de
condena en costas procesales (SAP Valladolid 3.ª 27.9.07, Sevilla 5.ª
16.4.08, Barcelona 13.ª 2.4.08, Bizkaia 5.ª 2.6.08).
Con todo, pese a la estimación parcial de alguna o algunas de sus pre-
tensiones, el Juez podrá imponer el pago de la totalidad de las costas proce-
sales a aquella parte que considere que ha "litigado con temeridad", previsión
ésta que abre la espita a la entrada en el proceso civil, si quiera sea con las
anotadas limitaciones, del sistema subjetivo de condena en costas. En con-
secuencia, la estimación parcial de las pretensiones de las partes determinará
la improcedencia de pronunciar la condena en costas, salvo en los casos en
los que el Juez expresamente considere que alguna de las partes conten-
dientes merece ser condenada en costas por haber litigado con temeridad
(SSAP Murcia 4.ª 8.3.07, Pontevedra 1.ª 24.10.07, Guipúzcoa 2.ª 17.3.08).
Al igual que ocurría con la excepción anterior, resulta evidente que el
órgano judicial que pretenda aplicar la presente excepción a la automática
condena en costas a la parte íntegramente vencida en el proceso deberá fun-
damentar o motivar debidamente su decisión, pudiendo admitirse la moti-
vación por remisión pero no la ausencia total y absoluta de motivación al
respecto (STS 1.ª 21.6.99).
3.º) Por último, el art. 394.4 LEC prohíbe las costas procesales, incluso
en el caso en que todas sus pretensiones hayan sido total y absolutamente
rechazadas, al Ministerio Fiscal.
5. Montante máximo de la condena en costas:
Según dispone el art. 394.3 LEC, cuando se impongan las costas al litigante
cuyas pretensiones hayan sido totalmente rechazadas, éste sólo estará obligado
a pagar, de la parte que corresponda a los Abogados y demás profesionales que
no estén sujetos a tarifa o arancel, una cantidad total que no exceda de la tercera
parte de la cuantía del proceso, por cada uno de los litigantes que hubieren
obtenido tal pronunciamiento; a estos solos efectos, las pretensiones inestima-
bles se valorarán en 18.000 euros, salvo que, en razón de la complejidad del
asunto, el Tribunal disponga otra cosa. Tal previsión, sin embargo, no se aplicará

497
Artículo 394 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cuando el Tribunal declare la temeridad del litigante condenado en costas (SAP


Barcelona 15.ª 17.5.07).
Por otro lado, y como ya es sabido por los comentarios a los arts. 241 a 246
LEC, cuando el condenado en costas sea titular del derecho de asistencia jurídica
gratuita, éste únicamente estará obligado a pagar las costas causadas en defensa
de la parte contraria en los casos expresamente señalados en la LAJG (SAP Ali-
cante 6.ª 31.7.07, STS 1.ª 11.11.08).

JURISPRUDENCIA
«En materia de costas rige en nuestro ordenamiento jurídico el principio del venci-
miento (art. 394 de la LEC), debiendo imponerse a la parte cuyas pretensiones fuesen
rechazadas. Este principio tiene una excepción en el caso de estimación o desestimación
íntegra de la demanda, cuál es que el Tribunal aprecie que el asunto presenta serias dudas
de hecho o de derecho. Tales dudas han de ser fundadas, razonables, basadas en una
gran dificultad para determinar, precisar o conocer fuera del proceso judicial la realidad
de los hechos fundamento de la pretensión deducida, o en que aun no habiendo dudas
sobre los hechos, los efectos jurídicos de los mismos se presenten dudosos por ser la
normativa aplicable susceptible de diversas interpretaciones, o bien porque exista juris-
prudencia contradictoria en casos similares. Como ya ha señalado esta Sala en anteriores
ocasiones (v.gr. Sentencia de 29 de marzo de 2004), es reiterada la doctrina que consi-
dera que la imposición de las costas a quien pierde, no es una sanción a éste, sino una
contraprestación de los gastos ocasionados al que obtuvo la victoria, para evitar con ello
una merma en sus intereses, y por tanto, que resulte perjudicado patrimonialmente,
teniendo que hacer frente a unos gastos que injustamente el vencido le ha obligado a
realizar para obtener un reconocimiento judicial de un derecho. Se pretende que las
costas del proceso las abone aquel que puede ser calificado como el causante de los
gastos que la tramitación del juicio ha ocasionado a la parte contraria, ya que en otro
caso se produciría un indebido perjuicio patrimonial. Si al actor se le reconoce en inte-
gridad el derecho que reclama su patrimonio debe quedar inalterado, no debiendo sufrir
menoscabo por los gastos que supone el proceso que ha tenido que plantear para con-
seguir la efectividad de su derecho ante la actitud del demandado de negarlo. En caso
contrario, si tuviese que abonar dichos gastos no se podría afirmar que la efectividad de
su derecho era plena, ya que se produciría una evidente merma del mismo. Y en idéntico
sentido, si el demandado es absuelto y se niega el derecho ejercitado contra él, si tuviese
que soportar los gastos judiciales que el proceso le generó sufriría un injusto perjuicio
patrimonial» (SAP Sevilla 5.ª 8 febrero 2008, LA LEY 180150/2008).
«Habida cuenta que no se estimaban totalmente las peticiones de la demanda, la
regla a seguir debía ser, en principio, la de no hacer condena en costas, salvo temeridad
(que no se aprecia por el juzgador de apelación, ni cabe ya apreciar). Sin embargo, como
las peticiones desestimadas eran accesorias, y de escasa entidad, respecto de las esti-
madas, resultaba plenamente aplicable el criterio, también reconocido por esta Sala, de
la ‘estimación sustancial’, en cuya virtud, cuando la estimación de la demanda com-
prende en gran medida, cualitativa o cuantitativamente, lo postulado, aunque no lo sea
totalmente, procede aplicar la norma del vencimiento –"victus virtori"– en costas. Es lo
que sucede en el caso, pues los dos aspectos en que no se estimó la demanda (intereses,

498
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 395

e importe de las costas del pleito habido con la sociedad), aparte de ser discutible su
rechazo (aunque veda su análisis el principio que prohíbe la reforma peyorativa), tienen
carácter accesorio y escasa relevancia, por lo que no afectan a la estimación "sustancial"
de la demanda. Por esto, procede mantener el pronunciamiento del Juzgado, si bien debe
aclararse que no se aplicó la teoría de la "causalidad del vicio" respecto del fallo de la
sentencia recurrida –equivalencia de resultados– porque la infracción que se apreció fue
la de falta total de motivación, cuya omisión, en sede de costas, sólo se permite cuando
el pronunciamiento adoptado es consecuencia de una aplicación literalista –preceptiva–
de la norma legal, pero no cuando se requiere algún tipo de razonamiento para su jus-
tificación, lo que incide, como se verá, en las costas de la casación» (STS 1.ª 25 marzo
2008, LA LEY 128425/2008).
«En cuanto al apartado de costas, recordar que la regulación de la condena en costas,
supone el deseo del legislador de ponerla en su más directa relación con el resultado del
litigio, de manera que, sin vulnerar el derecho a la tutela judicial, con acceso a los Tri-
bunales de todos los ciudadanos, ya tengan medios económicos o no (art. 24 y 119 de
la C.E.), la misma se ha entendido como el efecto derivado del ejercicio temerario o mala
fe de las acciones judiciales, o de la desestimación total de éstas, según sea el régimen
legal que rija el proceso o recurso, cuya justificación o razonabilidad se encuentra en
prevenir los resultados distorsionadores del entero sistema judicial que se derivarían de
una excesiva litigiosidad, y en restituir a la parte contraria de los gastos, que, en menos-
cabo de la satisfacción de sus pretensiones, le ocasione la defensa de sus derechos e
intereses legítimos frente a quienes promuevan acciones o recursos legalmente merece-
dores de la imposición de costas (TC 2.º S. 146/1991 de 1 de julio)» (SAP Vizcaya 3.ª
28 octubre 2008, LA LEY 188512/2008).

Artículo 395. Condena en costas en caso de allanamiento


1. Si el demandado se allanare a la demanda antes de contestarla, no pro-
cederá la imposición de costas salvo que el Tribunal, razonándolo debidamente,
aprecie mala fe en el demandado.
Se entenderá que, en todo caso, existe mala fe, si antes de presentada la
demanda se hubiese formulado al demandado requerimiento fehaciente y justi-
ficado de pago, o si se hubiera iniciado procedimiento de mediación o dirigido
contra él solicitud de conciliación.
2. Si el allanamiento se produjere tras la contestación a la demanda, se apli-
cará el apartado 1 del artículo anterior.
Véase art. 21 LEC

COMENTARIOS
En caso de allanamiento del demandado, el art. 395 LEC distingue según se
produzca el mismo antes o después de contestada la demanda.
a) Si la parte demandada se allana antes de contestar a la demanda, «no
procederá la imposición de costas, salvo que el Tribunal, razonándolo debida-
mente, aprecie mala fe en el demandado», presumiéndose que existe en todo

499
Artículo 396 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

caso dicha mala fe «si antes de presentada la demanda se hubiese formulado al


demandado requerimiento fehaciente y justificado de pago, o se hubiera iniciado
procedimiento de mediación o dirigido contra él demanda de conciliación». En
tales supuestos resulta evidente que el demandado a quien se dio perfectamente
la oportunidad de satisfacer la pretensión del demandante con anterioridad al
nacimiento del proceso civil, y no lo hizo, debe pechar con todos los gastos que
a éste último le haya originado la interposición de su demanda.
b) En cambio, si la parte demandada se allana después de contestar a la
demanda, se le impondrán todas las costas, cual si de dictar una sentencia que
desestime todas sus pretensiones se tratase, sin que, pese a la remisión en bloque
que el art. 395 LEC hace al art. 394.1 LEC, parezca viable que en estos casos de
allanamiento el Juez pueda dejar de imponerle las costas al demandado por las
«dudas de hecho o de derecho» que presente el caso, dudas que, obviamente,
se disipan o desaparecen cuando el órgano judicial se limita a secundar la
voluntad de aquél de allanarse a las pretensiones del demandante.

Artículo 396. Condena en costas cuando el proceso termine por desisti-


miento
1. Si el proceso terminara por desistimiento del actor, que no haya de ser
consentido por el demandado, aquél será condenado a todas las costas.
2. Si el desistimiento que pusiere fin al proceso fuere consentido por el
demandado o demandados, no se condenará en costas a ninguno de los litigantes.
Véase art. 20 LEC

COMENTARIOS
1. En caso de desistimiento del actor, distingue el art. 396 LEC según se pre-
cise o no del consentimiento del demandado para admitirlo. Así, cuando el
desistimiento no haya de ser consentido por el demandado, se impondrán, como
es lógico, todas las costas a la parte actora; por el contrario, si la viabilidad del
desistimiento está subordinada al consentimiento de la demandada, y ésta lo
presta, entonces, lo que también es bien lógico, no se condenará en costas a
ninguno de los litigantes.
2. Supuesto distinto, en el que, en cualquier caso, se impondrán las costas a
la parte actora, es aquel en que se produzca su desistimiento tácito en el juicio
verbal, derivado de su incomparecencia injustificada al acto de la vista oral,
hipótesis en la cual el art. 442.1 LEC establece que, si la parte demandada no
alega interés legítimo en la continuación del proceso, se tendrá por desistido al
demandante incomparecido, y se le impondrán todas las costas causadas.
3. Para el caso, por último, de que el objeto del desistimiento sea un medio
de impugnación, y no la pretensión formulada en la primera instancia del pro-

500
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 397

ceso declarativo, nada dice la LEC en su art. 450, ni puede extrapolarse a ese
ámbito lo dispuesto en el art. 395 LEC, que está pensado estrictamente para el
desistimiento acaecido en dicha primera instancia. Por esta razón, deberán
seguirse las normas generales en materia de condena en costas en vía de recurso.

Artículo 397. Apelación en materia de costas


Lo dispuesto en el art. 394 será de aplicación para resolver en segunda ins-
tancia el recurso de apelación en que se impugne la condena o la falta de condena
en las costas de la primera instancia.

COMENTARIOS
Tanto en el caso en que las costas sean impuestas en la sentencia que pone
término al proceso declarativo, cuanto en aquellos otros en donde sea un auto
la resolución definitiva que deba ser dictada, la imposición de la condena en
costas podrá ser recurrida en apelación por la parte condenada a su pago (art.
455 LEC), bien independientemente, o bien en conjunto con la impugnación del
resto de pronunciamientos de la resolución de que se trate. Para este caso, según
previene el art. 397 LEC, todas las reglas sobre vencimiento total y parcial, sobre
temeridad y sobre el carácter dudoso, desde el punto de vista fáctico o jurídico,
del pleito o controversia en su primera instancia, contenidas todas ellas en el art.
394 LEC, deberán ser también tenidas en cuenta por el Tribunal ad quem a la
hora de determinar si la condena en costas impuesta dicha primera instancia fue
o no conforme a Derecho.
Así, por ejemplo, si como consecuencia de la estimación del recurso se pro-
duce la estimación íntegra de las pretensiones del recurrente en la primera ins-
tancia, deberá ser impuesta la condena en costas de dicho primer grado juris-
diccional a la parte contraria; y, viceversa, si debido a la estimación del recurso
de produce la estimación parcial de las pretensiones del recurrente ejercitadas
en la primera instancia, la condena impuesta en la resolución apelada habrá de
ser dejada sin efecto (v. STS 1.ª 26.5.08, SAP Alicante 8.ª 30.1.07).

Artículo 398. Costas en apelación, recurso extraordinario por infracción


procesal y casación
1. Cuando sean desestimadas todas las pretensiones de un recurso de ape-
lación, extraordinario por infracción procesal o casación, se aplicará, en cuanto
a las costas del recurso, lo dispuesto en el art. 394.
2. En caso de estimación total o parcial de un recurso de apelación, extra-
ordinario por infracción procesal o casación, no se condenará en las costas de
dicho recurso a ninguno de los litigantes.

501
Artículo 398 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. Junto a los criterios de imposición de las costas procesales en la primera
instancia, también incorpora la LEC las reglas que han de observarse en esta
materia en la vía de los diferentes medios de impugnación, ordinarios (apelación)
y extraordinarios (infracción procesal y casación), previstos por la LEC. Nada se
dice, en cambio, sobre qué reglas han de seguirse en los recursos de queja y en
interés de ley, lo que resulta perfectamente plausible habida cuenta de que en
el primero de ellos, amén de dirigirse frente a una decisión judicial y no frente
a una pretensión de parte, no está ni siquiera prevista legalmente la audiencia
de la parte beneficiada por la resolución recurrida, en tanto que el segundo tam-
poco se dirige frente a ningún particular, dada su exclusiva finalidad de unificar
la doctrina jurisprudencial, razón por la cual en ninguno de ellos procederá
imponer la condena en costas, debiendo satisfacerse las que se originen por la
parte que promueva la impugnación.
2. En materia de condena en costas en la vía de los recursos, contempla la
LEC dos diferentes hipótesis, según que el recurso sea declarado desierto por la
falta de presentación del escrito de interposición del mismo, o que finalice con
normalidad, tras haberse desarrollado su normal tramitación.
En el primer caso, la resolución que declare desiertos los recursos de apela-
ción, infracción procesal y casación, impondrá en todo caso la condena en cos-
tas al recurrente (arts. 458.2, 471.III, 481.4 LEC).
Para el segundo supuesto, el art. 398 LEC establece una dualidad de reglas,
a saber: 1.ª) Si en la resolución normal del recurso son desestimadas todas las
pretensiones del recurrente, se le condenará en costas, salvo que su recurso pre-
sente serias dudas de hecho o de derecho –estas últimas según la jurisprudencia
recaída en casos similares–, en cuyo caso podrá resolverse sin imponer a nadie
dicha condena en costas (art. 398.1 LEC, que remite a lo dispuesto en el art.
394.1 LEC); 2.ª) Pero si, por el contrario, se estimasen total o parcialmente las
pretensiones de la parte recurrente, la LEC incorpora una regla cuando menos
sorprendente, con arreglo a la cual, y sin tener en cuenta si la parte recurrida ha
formulado o no su oposición expresa al recurso, no se condenará en las costas
de dicha impugnación a ninguno de los litigantes (art. 398.2 LEC).

502
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 399

TÍTULO II
Del juicio ordinario

CAPÍTULO I
De las alegaciones iniciales

SECCIÓN 1.ª
De la demanda y su objeto

Artículo 399. La demanda y su contenido


1. El juicio principiará por demanda, en la que, consignados de conformidad
con lo que se establece en el art. 155 los datos y circunstancias de identificación
del actor y del demandado y el domicilio o residencia en que pueden ser empla-
zados, se expondrán numerados y separados los hechos y los fundamentos de
derecho y se fijará con claridad y precisión lo que se pida.
2. Junto a la designación del actor se hará mención del nombre y apellidos
del procurador y del abogado, cuando intervengan.
3. Los hechos se narrarán de forma ordenada y clara con objeto de facilitar
su admisión o negación por el demandado al contestar. Con igual orden y clari-
dad se expresarán los documentos, medios e instrumentos que se aporten en
relación con los hechos que fundamenten las pretensiones y, finalmente, se for-
mularán, valoraciones o razonamientos sobre éstos, si parecen convenientes
para el derecho del litigante.
4. En los fundamentos de derecho, además de los que se refieran al asunto
de fondo planteado, se incluirán, con la adecuada separación, las alegaciones
que procedan sobre capacidad de las partes, representación de ellas o del pro-
curador, jurisdicción, competencia y clase de juicio en que se deba sustanciar la
demanda, así como sobre cualesquiera otros hechos de los que pueda depender
la validez del juicio y la procedencia de una sentencia sobre el fondo.
5. En la petición, cuando sean varios los pronunciamientos judiciales que se
pretendan, se expresarán con la debida separación. Las peticiones formuladas
subsidiariamente, para el caso de que las principales fuesen desestimadas, se
harán constar por su orden y separadamente.

COMENTARIOS
1. Estructura procedimental del juicio ordinario:
El juicio ordinario, a cuya regulación dedica la LEC sus arts. 399 a 436, se
desarrolla a lo largo de tres fases diferenciadas (una primera fase escrita de ale-
gaciones, y una segunda y una tercera fases orales –la audiencia previa al juicio
y, posteriormente, el juicio o vista oral–), que culminan en la sentencia.
1.º) La fase escrita de alegaciones (a la que eventualmente pueden preceder
algunas actuaciones preprocesales, tales como las diligencias preliminares –arts.

503
Artículo 399 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

256 a 263 LEC– y la práctica anticipada o el aseguramiento de la prueba –arts.


293 a 298 LEC–) se iniciará mediante un escrito de «demanda» (art. 399 LEC) al
que seguirá, en caso de ser admitida, el trámite escrito de «contestación a la
demanda» (art. 405 LEC). Si el demandado opone la «reconvención» (art. 406
LEC), seguirá entonces un ulterior trámite escrito de «contestación a la recon-
vención» por parte del actor (art. 407 LEC).
2.º) Finalizadas las alegaciones, se convocará a las partes a una compare-
cencia oral llamada «audiencia previa al juicio» (arts. 414 a 430 LEC), cuyas
diversas finalidades se van sucediendo una tras otra, a saber: en primer lugar, se
intenta en ella que las partes alcancen un acuerdo o transacción que ponga fin
al proceso; de no lograrse, se pasará entonces al examen y resolución de las
cuestiones procesales que se hayan suscitado; si concurren todos los presupues-
tos procesales, las partes podrán formular alegaciones complementarias, acla-
ratorias y nuevas, y, seguidamente, impugnar documentos y fijar los hechos
controvertidos; por último, se procederá a la proposición de la prueba y, a con-
tinuación, a su admisión o inadmisión a cargo del Tribunal, dando así por ter-
minada dicha audiencia previa.
3.º) Conclusa la audiencia, se señalará día y hora para la celebración de una
nueva comparecencia oral (la segunda), llamada «juicio» (arts. 431 a 433 LEC),
que sirve esencialmente para practicar en él de los medios de prueba que hayan
sido admitidos por el Tribunal y, con posterioridad, para que las partes puedan
formular alegaciones conclusivas sobre las pruebas practicadas. Una vez finali-
zada la vista oral, se iniciará el plazo para dictar la «sentencia» (art. 434 LEC),
dentro del cual aún podrá sucederse el trámite de las «diligencias finales» (arts.
435 y 436 LEC).
2. Diferencias con el juicio verbal:
Pese a su equívoca denominación, tanto el juicio ordinario como el juicio
verbal son procesos declarativos ordinarios. Tan sólo separan el uno del otro su
diferente ámbito de aplicación (arts. 249 y 250 LEC), así como una diferente
estructura procedimental, que presenta como más destacables elementos dis-
tintivos los siguientes: 1.º) Mientras que el juicio ordinario comienza en todo
caso por una demanda que ha de incorporar por completo la pretensión (con la
correspondiente exposición de los hechos y los fundamentos de derecho, amén
de la petición), el juicio verbal puede iniciarse también mediante una (llamada)
demanda sucinta que de la pretensión tan sólo obliga a incorporar la petición;
2.º) En el juicio ordinario existe la fase intermedia de audiencia previa al juicio,
en tanto que en el juicio verbal dicha fase no existe; 3.º) Por último, en el juicio
ordinario pueden darse las diligencias finales, mientras que en el juicio verbal
no.

504
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 399

3. La demanda: concepto:
La iniciación del juicio ordinario puede tener lugar, al menos teóricamente,
de dos maneras distintas, a saber: 1.ª) Bien a través de la originaria interposición
de la demanda de la que habla el art. 399 LEC; 2.ª) O bien, excepcionalmente,
mediante la conversión en juicio ordinario de un proceso civil inicialmente tra-
mitado de manera inadecuada como juicio verbal. En cualquiera de los dos
casos, bien originalmente, o bien por conversión procedimental, el juicio ordi-
nario siempre se iniciará mediante la interposición de un escrito de demanda,
el cual puede ser definido como aquel acto procesal escrito por medio del cual
las personas inmersas en algún conflicto cuya resolución corresponda a los Juz-
gados y Tribunales del orden jurisdiccional civil ejercitan su derecho fundamental
a la tutela judicial efectiva, provocando así la iniciación del proceso, y exponen,
de manera preclusiva, los términos fácticos y jurídicos de aquel conflicto, incor-
porando unas peticiones concretas a las que los Jueces y Tribunales deberán
responder a través de una resolución fundada en Derecho, motivada y con-
gruente.
4. Estructura y contenidos de la demanda:
Conforme al art. 399 LEC, la demanda del juicio ordinario habrá de estar
estructurada en los siguientes apartados:
a) Encabezamiento: En el encabezamiento de la demanda deberán hacerse
constar diferentes datos, tales como, en primer término, y aunque nada se dice
al respecto en el art. 399 LEC porque se da por supuesto, la invocación al órgano
judicial al que se dirige la demanda, que será aquel que la parte considere obje-
tiva y territorialmente competente para enjuiciar el conflicto conforme a los arts.
45 y ss. LEC.
Sí exige expresamente el art. 399.1 LEC, en segundo lugar, que en el enca-
bezamiento consten «de conformidad con lo que se establece en el art. 155 LEC
los datos y circunstancias de identificación del actor y del demandado y el
domicilio o residencia en que puedan ser emplazados», datos y circunstancias
cuya omisión o indeterminación constituye, eso sí, un defecto subsanable (v.
AAAP Baleares 3.ª 13.11.03, Cáceres 2.ª 12.12.03, Madrid 21.ª 9.1.08, SAP
Murcia 5.ª 25.10.07).
Como novedad muy plausible de la vigente LEC, se exige ahora, en tercer
lugar, que en el encabezamiento de las demanda conste, junto a la identidad del
actor, el nombre y los apellidos del Procurador y del Abogado que le represente
y asista, respectivamente, cuando ambos profesionales intervengan en el proceso
(lo que en el juicio ordinario ocurre de manera preceptiva en absolutamente
todos los casos –arts. 23 y 32 LEC–) (art. 399.2 LEC).
Por último, y aunque la norma comentada no lo exija, es también conve-
niente hacer constar en el encabezamiento de la demanda una breve e informal

505
Artículo 399 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

referencia a la clase y contenido de la pretensión que se ejercita (una reclamación


de cantidad, una acción reivindicatoria, de deslinde, de divorcio...).
b) Hechos: Tras el encabezamiento comienza la exposición de la pretensión,
que aunque tradicionalmente se extiende a dos distintos apartados (el de los
hechos y el de los fundamentos de derecho), en realidad con el primero de ellos
queda aquélla perfectamente individualizada, dada la vigencia en nuestro orde-
namiento de la doctrina de la sustanciación de la pretensión (da mihi factum,
dabo tibi ius, iura novit curia…), implícitamente derivada de la vigencia de la
proclamación constitucional de sujeción de Jueces y Tribunales al imperio de la
Ley (art. 117.1 CE). Ello es debido, como se sabe, a que los hechos jurídicamente
relevantes, y tan solo ellos, configuran la causa petendi de la pretensión, es decir,
la determinación del supuesto fáctico concreto delimitado por la parte sobre el
que, por su incardinación con lo dispuesto abstractamente por una norma jurí-
dica, deberá el órgano judicial, con independencia de cuál haya sido el Derecho
aplicable sugerido por la parte, realizar la subsunción normativa de la que deri-
vará la consecuencia jurídica y el sentido de la decisión final del procedimiento,
marcando así los límites objetivos y subjetivos de la cosa juzgada (vgr. SSTS 1.ª
18.6.92, 20.7.94, 31.10.96, 11.11.97, SAP Toledo 2.ª 14.03.14).
Naturalmente que en el apartado de los «HECHOS» del escrito de demanda
podrán hacerse constar cualesquiera de ellos, esto es, tanto los hechos que
resulten jurídicamente relevantes (que, al fin y a la postre, son los que indivi-
dualizarán la pretensión), cuanto los hechos que sean puramente complemen-
tarios, argumentativos o retóricos (si bien éstos, que con toda seguridad ayudarán
a la comprensión de los primeros, no vincularán la respuesta que haya de dar el
órgano judicial al conflicto planteado).
Exige la LEC, por otra parte, que los hechos consten en apartados numerados,
que se encuentren separados de los correspondientes a los fundamentos de
Derecho y a la petición (art. 399.1 LEC), e impone, asimismo, la exigencia de
que sean expuestos «de forma ordenada y clara con objeto de facilitar su admi-
sión o negación por el demandado al contestar» (art. 399.3 LEC) (v. AAP Gui-
púzcoa 3.ª 27.06.11, SAP Valencia 8.ª 15.01.14, SAP Valencia 9.ª 20.01.14). Y,
por otro lado, pero igualmente en aras a lograr la máxima claridad en la expo-
sición de los hechos, la LEC exige también que la parte exprese de forma orde-
nada y clara, al hilo de la exposición de los diferentes hechos, los «documentos,
medios e instrumentos (de los relacionados en los arts. 264 a 266 LEC) "que se
aporten en relación con los hechos que fundamenten las pretensiones" (art.
399.3 LEC).
c) Fundamentos de Derecho: Tras la exposición de los hechos, y también en
apartados separados y numerados, las demandas habrán de incorporar la expo-
sición de los fundamentos jurídicos, en la cual, y en virtud de lo establecido en
el art. 399.4 LEC, se incluirán, además de los fundamentos jurídicos "que se

506
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 399

refieran al asunto de fondo planteado", aquellas otras "alegaciones que procedan


sobre capacidad de las partes, representación de ellas o del Procurador, juris-
dicción competencia y clase de juicio en que se deba sustanciar la demanda, así
como cualesquiera otros hechos de los que pueda depender la validez del juicio
y la procedencia de una sentencia sobre el fondo".
En la fundamentación jurídica de la demanda, pues, pueden distinguirse dos
grandes bloques, uno de ellos, que por razones de orden lógico, y en cuanto
condiciona el seguimiento del proceso, debe exponerse en primer término, de
índole netamente jurídico–procesal, y el otro de contenido eminentemente jurí-
dico–material. Mediante el primero, como es bien sabido, la parte actora expon-
drá la fundamentación jurídica que justificará que su pretensión sea admisible
(es decir, la que hará que su demanda pueda ser admitida a trámite), mientras
que el segundo, aquélla expondrá la fundamentación jurídica que justificará que
se pretensión sea estimada (es decir, la que hará que su demanda pueda ser
acogida con éxito en la sentencia que ponga fin al juicio ordinario).
a) En la fundamentación procesal, y abstracción hecha del inútil casuismo
con que se conduce el art. 399.4 LEC, la parte demandante habrá de argu-
mentar sobre todos la concurrencia en su demanda de todos los presupuestos
condicionantes de su admisibilidad (lo que el citado precepto denomina
equívocamente "hechos de los que pueda depender la validez del juicio"),
que podrá perfectamente estructurar de manera sistemática en presupuestos
relativos al órgano judicial (jurisdicción y competencia), relativos a la parte
demandante (capacidad y postulación) y relativos a la actividad (plazos,
tasas, consignaciones, requerimientos previos...).
b) En la fundamentación material se incluirán dos diferentes apartados,
uno de ellos de índole subjetiva, relativo a la legitimación de las partes, el
otro, de naturaleza objetiva, atinente a la subsunción fáctica en el seno de
las normas jurídicas aplicables, o fundamentación jurídica material propia-
mente dicha.
d) Petición: El último apartado de la demanda es el de la "petición", en el
cual el actor deberá fijar con claridad y precisión lo que pida (art. 399.1 LEC).
La petición esgrimida en el proceso declarativo ordinario puede consistir en la
condena a una determinada prestación (en el caso de las pretensiones de con-
dena), que a su vez puede ser de dar, hacer o no hacer (art. 1089 CC), en la
declaración de la existencia o inexistencia de derechos y de situaciones jurídicas
previamente existentes o inexistentes (en el caso de las pretensiones meramente
declarativas o declarativas puras, positivas y negativas), o también en la consti-
tución, modificación o extinción de relaciones jurídicas (en el caso de las pre-
tensiones constitutivas) (art. 5 LEC).
A diferencia de lo que acontecía en la ya derogada LEC de 1881, en este
apartado de la demanda no será preciso que el demandante solicite la condena

507
Artículo 399 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

en costas de su contraparte, por cuanto, como ya es sabido, la vigencia del cri-


terio del vencimiento hace que dicha condena en costas no esté sometida al
principio de rogación.
Digamos, por último, que el art. 399.5 LEC contempla una serie de reglas
para el caso en que sean varios los pronunciamientos judiciales que se pretendan
(vgr. la declaración de inexistencia de una relación jurídica y la indemnización
de daños y perjuicios derivada de la anterior), en cuyo caso todos ellos deberán
constar en la demanda con la debida separación. De igual manera, cuando se
formulen varias peticiones de manera subsidiaria para el caso de que las prin-
cipales fuesen desestimadas (vgr. declaración de responsabilidad contractual y,
si se entendiese que el contrato carece de vigencia, la de responsabilidad extra-
contractual por el daño causado), también habrán de constar las mismas por su
orden y separadamente.

JURISPRUDENCIA
«es necesario que dicho escrito rector reúna una serie de requisitos intrínsecos y
esenciales que regula el art. 399 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. En concreto, además
de la identificación de las partes, que se concrete y especifique la razón de ser de la
demanda, es decir, de la causa de pedir, al ser el medio necesario para que el demandado
conozca por qué ha sido traído al proceso y, de ese modo, pueda combatir las preten-
siones del actor, o, al contrario, mostrar su conformidad. En definitiva, se trata de que la
demanda contenga los datos, circunstancias, argumentos y razonamientos necesarios,
pero con la suficiente claridad y precisión, de ahí que la citada norma disponga que los
hechos se relaten de forma ordenada y clara, con objeto de facilitar su admisión o nega-
ción por el demandado al contestar. Igualmente será necesaria una exposición detallada
de los fundamentos que sostienen la pretensión. Con ello, se pretende evitar, como señala
la Sentencia de 16 de junio de 1.970, no la facultad interpretativa del Tribunal, sino que
tenga que descifrar enigmas o tener que plantearse hipótesis sobre bases ininteligible, lo
que equivale a que prácticamente falte la petición y no pueda resolver por ausencia de
las mismas» (AAP Guipúzcoa 3.ª 27 junio 2011, Rec. 3181/2011).
«los requisitos de la claridad y precisión en la demanda no tienen otra finalidad que
la de que los Tribunales pueden decidir con certeza y seguridad sobre la reclamación
interesada, única manera de que la decisión, en vez de nula, sea adecuada y congruente
con el debate sostenido, añadiendo que para cumplir con este requisito formal basta con
que en la demanda se indique lo que se pide de modo y manera y con las características
precisas para que el demandado pueda hacerse cargo de lo solicitado. Su posible apre-
ciación ha de hacerse con criterio restrictivo, de ahí que el art. 403.1 establezca que las
demandas solo se inadmitirán en los casos y por las causas expresamente previstas en
dicha Ley y que el art. 424.2 concrete que sólo se decretará el sobreseimiento del pleito
si no fuese en absoluto posible determinar en qué consisten las pretensiones del actor,
o en su caso del demandado en la reconvención, o frente a qué sujetos jurídicos se
formulan las pretensiones» (SAP Valencia 8.ª 15 enero 2014, Rec. 205/2013).
«Por lo que hace referencia a la exposición de los hechos en que el actor funda su
demanda, ésta debe contener el relato de todos aquellos necesarios para que la petición

508
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 400

prospere. Alegarlos es carga que recae sobre el actor, ya que nuestro ordenamiento civil
acoge al principio de aportación de parte, por cuya virtud, la ley asigna a las mismas la
función de traer al proceso el material de hecho, limitándose la función del juez a reci-
birlo, para valorarlo después. Son las partes exclusivamente las que aportan los hechos
conducentes a establecer la relación jurídica que exista entre ellos, sin que el juez pueda
fundar su decisión en otros hechos, ni pueda prescindir de los que las partes sometan a
su juicio. La jurisprudencia reitera constantemente la vigencia de este principio, advir-
tiendo de que la falta de respeto a los hechos alegados por las partes engendra incon-
gruencia. No concreta la Ley de Enjuiciamiento Civil que hechos son los que debe narrar
el escrito de demanda. La Ley se limita a regular su presentación formal, exigiendo que
sean expuestos de manera ordenada y clara. Pero parece seguro que el relato fáctico ha
de reflejar los acaecimientos y circunstancias que en cada caso dan vida e integran las
condiciones cuya concurrencia resulta indispensable para que el actor obtenga una sen-
tencia estimatoria de sus peticiones. Así, la correcta formación de la demanda exige que
el actor deduzca en ella todos los hechos constitutivos de su pretensión» (SAP Toledo
2.ª 14 marzo 2014, Rec. 137/2012).
«los pedimentos de la demanda constituyen elemento clave para la delimitación del
objeto del proceso. Es cierto que no el único, pues la identificación de aquél necesita
complementarse con la causa de pedir. Pero la relevancia de las peticiones destaca
sobremanera, habida cuenta de que cumplen la misión de seleccionar y sentar definiti-
vamente cuales son de entre los múltiples efectos jurídicos que los hechos alegados son
capaces de producir, aquellos específicos que el actor quiere obtener con su demanda;
limitando de tal suerte los poderes decisorios del órgano judicial, sin que la sentencia,
en aplicación del principio de justicia rogada característico del orden civil, puede, sin
resultar viciada de incongruencia, apartarse de ellos, concediendo más efectos de los
pedidos, ni otros distintos, como tampoco puede dejar de pronunciarse sobre la totalidad
de esas peticiones, sea para acogerlas, sea para desestimarlas. El contenido del ‘petitum’,
así pues, y no la fundamentación que lo precede, determina taxativamente el cuerpo de
decisiones que el fallo de la sentencia tiene que emitir» (SAP Toledo 2.ª 14 marzo 2014,
Rec. 137/2012).
«El art. 399.5 LEC contiene la exigencia formal de que las pretensiones se formulen
con claridad y precisión, lo que no debe confundirse con la viabilidad o no de la petición
deducida. La jurisprudencia de esta Sala ha declarado reiteradamente (por todas, sen-
tencia núm. 589/2008, de 25 de junio, y las que allí se citan), que la excepción de defecto
legal en el modo de proponer la demanda, contemplada en el art. 416.1.5.ª LEC, no debe
ser entendida con un rigor formal incompatible con la efectividad del derecho a la tutela
judicial efectiva, evitando incurrir en formalismos enervantes de los derechos y garantías
procesales constitucionalmente protegidos. Carácter antiformalista que se infiere de la
propia dicción literal del art. 424.2 LEC, que dispone que el Tribunal solo decretará el
sobreseimiento del pleito si no fuese en absoluto posible determinar en qué consistían
las pretensiones del actor» (STS 1.ª 14 julio 2016, Rec. 201/2014).

Artículo 400. Preclusión de la alegación de hechos y fundamentos jurídicos


1. Cuando lo que se pida en la demanda pueda fundarse en diferentes hechos
o en distintos fundamentos o títulos jurídicos, habrán de aducirse en ella cuantos

509
Artículo 400 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

resulten conocidos o puedan invocarse al tiempo de interponerla, sin que sea


admisible reservar su alegación para un proceso ulterior.
La carga de la alegación a que se refiere el párrafo anterior se entenderá sin
perjuicio de las alegaciones complementarias o de hechos nuevos o de nueva
noticia permitidas en esta Ley en momentos posteriores a la demanda y a la
contestación.
2. De conformidad con lo dispuesto en al apartado anterior, a efectos de
litispendencia y de cosa juzgada, los hechos y los fundamentos jurídicos aducidos
en un litigio se considerarán los mismos que los alegados en otro juicio anterior
si hubiesen podido alegarse en éste.

COMENTARIOS
1. La preclusión de las alegaciones del demandante se infiere del contenido
del art. 399 LEC, donde se obliga al mismo a incluir en su escrito de demanda
tanto los hechos como los fundamentos de derecho y las peticiones que pro-
mueva en relación con el conflicto en el que se encuentre involucrado, así como,
sobre todo, del contenido del art. 400 LEC, donde se sienta, con alguna excep-
ción, la regla de la preclusión de las alegaciones de la parte en el escrito de
demanda.
Con arreglo a lo dispuesto en el último de los indicados preceptos (cuya
finalidad, en palabras de la SAP Asturias 6.ª 24.2.03, es la de evitar "una práctica
ciertamente viciosa… como era el que unos mismos hechos dieran lugar a una
proliferación de procesos judiciales"), cuando lo que se pida en la demanda
pueda fundarse en diferentes hechos o en distintos fundamentos o títulos jurídi-
cos, habrán de aducirse en ella cuantos resulten conocidos o puedan invocarse
al tiempo de interponerla, sin que sea admisible reservar su alegación para un
proceso ulterior; la carga de esta alegación se entenderá sin perjuicio de las
alegaciones complementarias o de hechos nuevos o de nueva noticia permitidas
en la LEC en momentos posteriores a la demanda y a la contestación.
2. Por esta causa, a los efectos de la apreciación de la litispendencia y de la
cosa juzgada, los hechos y los fundamentos jurídicos aducidos en un litigio se
considerarán los mismos que los alegados en otro juicio anterior si hubiesen
podido alegarse en éste (v. SSAP Asturias 6.ª 24.2.03, Salamanca 1.ª 10.11.06,
Murcia 2.ª 24.5.07, Pontevedra 6.ª 8.6.07 Jaén 2.ª 6.6.08).
En consecuencia, con la demanda se interponen total y completamente las
pretensiones de la parte demandante, precluyendo toda oportunidad ulterior de
ampliación o modificación de las mismas (arts. 400, 456.1 LEC); pero dicha
prohibición no impide, sin embargo, ni la ampliación de la demanda por acu-
mulación de nuevas pretensiones realizada antes de que el demandado conteste
a la demanda (art. 401 LEC), ni que las alegaciones contenidas en la demanda
puedan ser aclaradas o complementadas, o incluso ampliadas cuando se trate

510
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 401

de aducir hechos nuevos, en los trámites previstos en los arts. 286 (escrito de
ampliación de hechos) y 426 (audiencia previa al juicio) de la LEC (arts. 400.1.II
y 412.2 LEC).

JURISPRUDENCIA
«la racional interpretación del art. 400 citado exige la aportación de todas las alega-
ciones posibles en defensa de lo pedido o de la oposición a lo pedido, pero no puede
comprenderse que pueda alcanzar a la imposibilidad de ejercitar acción distinta con
finalidad distinta a la previamente ejercitada» (SAP Jaén 2.ª 6 junio 2008, Rec. 196/2008).
«Respecto de la identidad de causa de pedir y de objeto, debe tenerse presente lo
dispuesto en el art. 400.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil ("cuando lo que se pida en
la demanda pueda fundarse en diferentes hechos o distintos fundamentos o títulos jurí-
dicos, habrán de aducirse en ella cuantos resulten conocidos o puedan invocarse al
tiempo de interponerla, sin que sea admisible reservar su alegación para un proceso
ulterior;... a efectos de litispendencia y de cosa juzgada, los hechos y los fundamentos
jurídicos aducidos en un litigio se considerarán los mismos que los alegados en otro juicio
anterior si hubiesen podido alegarse en éste"). Precepto que ha venido a dar carta de
naturaleza legislativa a la máxima según la cual la cosa juzgada cubre lo deducido y lo
que se hubiere podido deducir, porque la sentencia pasada en cosa juzgada "precluye"
la posibilidad de una demanda en un nuevo proceso para plantear nuevos argumentos
que habrían podido ser planteados al juez en el anterior litigio, siempre –se entiende–
dentro de los límites objetivos de la acción ejercitada (esto es, el mismo petitum y la
misma causa petendi). Ahora bien, dicha máxima no puede tener unos efectos absolutos,
puesto que, como advierte la jurisprudencia, no es aplicable cuando el primer proceso
no puede abarcar todas las contingencias posibles o cuando surgen cuestiones nuevas.
Así, la Sentencia de esta Sala de 20 de abril de 1988 dice textualmente: «En efecto, en
puridad de doctrina, los ordenamientos jurídicos prefieren el efecto preclusivo de la res
iudicata como mal menor y que cuenta a su favor con el principio de seguridad jurídica;
pero un elemental principio de justicia obliga a matizar el anterior principio y a establecer
como regla de excepción aquella que predica que no es aplicable la cosa juzgada cuando
en el primer proceso no se hubieren agotado todas las posibilidades fácticas y jurídicas
del caso o haya surgido algún elemento posterior e imprevisto y extraño en la sentencia.
Es decir, el efecto preclusivo se da cuando el proceso terminado haya sido susceptible
jurídicamente de un agotamiento del caso. En consecuencia, no existe cuando no se dé
esa posibilidad y el proceso posterior que complementa el anterior no vulnera el principio
non bis in idem» (STS 1.ª 4 febrero 2016, Rec. 2495/2013).

Artículo 401. Momento preclusivo de la acumulación de acciones. Amplia-


ción objetiva y subjetiva de la demanda
1. No se permitirá la acumulación de acciones después de contestada la
demanda.
2. Antes de la contestación podrá ampliarse la demanda para acumular nue-
vas acciones a las ya ejercitadas o para dirigirlas contra nuevos demandados. En

511
Artículo 402 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tal caso, el plazo para contestar a la demanda se volverá a contar desde el tras-
lado de la ampliación de la demanda.
Véase arts. 71 y ss LEC y el comentario al art. 400 LEC

Artículo 402. Oposición a la acumulación de acciones


El demandado podrá oponerse en la contestación a la demanda a la acumu-
lación pretendida, cuando no se acomode a lo dispuesto en los arts. 71 y ss. de
esta Ley. Sobre esta oposición se resolverá en la audiencia previa al juicio.
Véase arts. 405 y 419 LEC

Artículo 403. Admisión y casos excepcionales de inadmisión de la demanda


1. Las demandas sólo se inadmitirán en los casos y por las causas expresa-
mente previstas en esta Ley.
2. No se admitirán las demandas cuando no se acompañen a ella los docu-
mentos que la ley expresamente exija para la admisión de aquéllas o no se hayan
intentado conciliaciones o efectuado requerimientos, reclamaciones o consig-
naciones que se exijan en casos especiales.
Véase arts. 269, 399 y 404 LEC

COMENTARIOS
1. Como resulta fácilmente comprensible, si los presupuestos procesales
condicionan la admisibilidad de la pretensión en tanto que los fundamentos
materiales lo que condicionan es su estimación sobre el fondo, resulta evidente
que es la ausencia de los primeros (y no, la de los materiales, tales como la
legitimación o la fundamentación jurídica material) la que determina el elenco
general de las causas de inadmisión de las demandas civiles.
a) Así, por ejemplo, se erigen en motivos legales de inadmisión de carácter
procesal: 1.º) La falta de jurisdicción y de competencia objetiva o territorial del
órgano judicial ante quien se halla interpuesto la demanda (arts. 36, 45, 52, 404
LEC); 2.º) La ausencia de capacidad no subsanada debidamente (art. 9 LEC); 3.º)
La carencia de la preceptiva postulación no subsanada debidamente (arts. 23,
31 LEC); 4.º) La carencia no subsanada de indicación de la cuantía del pleito en
los términos previstos por el art. 254.4 LEC; 5.º) La falta no subsanada de las
copias de la demanda legalmente preceptivas (art. 275 LEC) …
b) Pero, junto a las anteriores, existen también otra serie de causas de inad-
misión, a medio camino entre lo procesal y lo material, que vienen determinadas
por la ausencia de aportación de determinados documentos que, preceptiva-
mente, han de acompañar a las demandas civiles en ciertos casos expresamente
señalados (vgr. art. 269 LEC), o por la ausencia de cumplimentación de alguna
actividad previa, como puede serlo un intento de conciliación, un requeri-

512
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 404

miento, una consignación (vgr. el requerimiento de rectificación contemplado


en la LODR).
2. La inadmisión de las demandas civiles, pues, únicamente puede decretarse
por causas procesales y no por causas materiales (como pudiera serlo, por ejem-
plo, por defectos en la fundamentación fáctica o jurídica de la pretensión o por
falta de legitimación activa o pasiva), excepción hecha de aquellos supuestos en
los que, por ser patente, manifiesta o notoria dicha ausencia de fundamentación,
el demandante pueda hacerse acreedor a una decisión judicial de inadmisión
por mala fe o temeridad procesal (arts. 247 LEC y 11 LOPJ).
3. Aunque los arts. 403 y 404 LEC no lo establezcan expresamente, del art.
206.1.2.ª LEC se infiere sin lugar a las dudas que la resolución judicial por la que
se inadmite a trámite una demanda, igual que si el Tribunal acordase finalmente
su admisión pese a las reticencias expresadas por el Secretario judicial, ha de
revestir la forma de «auto».
Generalmente, al obedecer la inadmisión a la ausencia de presupuestos pro-
cesales, el mencionado auto dejará imprejuzgada la cuestión litigiosa sin impedir
que la misma pueda volver a ser reproducida de nuevo en el futuro (vgr. ante un
Juez competente, con la aportación de los documentos legalmente exigidos, una
vez subsanado el defecto de capacidad, etc.). Existen supuestos, sin embargo,
en que tal reproducción futura de la controversia no será posible (vgr. cuando
la inadmisión obedezca a la interposición extemporánea de la demanda con
incumplimiento de un plazo legal de caducidad), permaneciendo así la cuestión
litigiosa definitivamente imprejuzgada.

Artículo 404. Admisión de la demanda, emplazamiento al demandado y


plazo para la contestación
1. El Secretario judicial, examinada la demanda, dictará decreto admitiendo
la misma y dará traslado de ella al demandado para que la conteste en el plazo
de veinte días.
2. El Secretario judicial, no obstante, dará cuenta al Tribunal para que
resuelva sobre la admisión en los siguientes casos:
1) Cuando estime falta de jurisdicción o competencia del Tribunal o
2) Cuando la demanda adoleciese de defectos formales y no se hubiesen
subsanado por el actor en el plazo concedido para ello por el Secretario judicial.
3. En los procesos en los que sean de aplicación los arts. 81 y 82 del Tratado
de la Comunidad Europea o los arts. 1 y 2 de la Ley de Defensa de la Competencia,
el Secretario judicial dará traslado a la Comisión Nacional de la Competencia de
la resolución admitiendo la demanda en el plazo previsto en el párrafo primero.
Véase art. 403 LEC

513
Artículo 405 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS

1. La presentación de una demanda hace surgir la obligación judicial de pronun-


ciarse, en primer término, sobre si la misma ha de ser admitida a trámite, admisión a
la que se refiere el art. 404 LEC, y que tendrá lugar cuando aquélla cumpla con todos
los requisitos, presupuestos y exigencias legalmente establecidas.
Tras la entrada en vigor de la LRLPOJ, la competencia para dictar la admisión
de las demandas civiles la ostentan los Secretarios judiciales, aunque no así su
inadmisión, cuyo declaración sigue siendo hoy una competencia exclusiva del
personal jurisdiccional. Así, el art. 404.1 LEC, redactado conforme a dicha LRL-
POJ, dispone que el Secretario judicial, una vez examinada la demanda, «dictará
decreto admitiendo la misma y dará traslado de ella al demandado para que la
conteste en el plazo de veinte días».
2. Pero la admisión de la demanda también podrá acordarse por auto del
Tribunal cuando, no habiéndola decretado el Secretario ex art. 404.1 LEC, el
asunto pase al Tribunal ex art. 404.2 LEC, y éste, no apreciando causa de inad-
misión alguna, decida entonces su admisión y el correspondiente traslado de la
misma al demandado.

SECCIÓN 2.ª
De la contestación a la demanda y la reconvención

Artículo 405. Contestación y forma de la contestación a la demanda


1. En la contestación a la demanda, que se redactará en la forma prevenida
para ésta en el art. 399, el demandado expondrá los fundamentos de su oposición
a las pretensiones del actor, alegando las excepciones materiales que tuviere por
conveniente. Si considerare inadmisible la acumulación de acciones, lo mani-
festará así, expresando las razones de la inadmisibilidad. También podrá mani-
festar en la contestación su allanamiento a alguna o algunas de las pretensiones
del actor, así como a parte de la única pretensión aducida.
2. En la contestación a la demanda habrán de negarse o admitirse los hechos
aducidos por el actor. El Tribunal podrá considerar el silencio o las respuestas
evasivas del demandado como admisión tácita de los hechos que le sean perju-
diciales.

3. También habrá de aducir el demandado, en la contestación a la demanda, las


excepciones procesales y demás alegaciones que pongan de relieve cuanto obste a la
válida prosecución y término del proceso mediante sentencia sobre el fondo.
4. En cuanto a la subsanación de los posibles defectos del escrito de contes-
tación a la demanda, será de aplicación lo dispuesto en el subapartado 2 del
apartado 2 del artículo anterior.
Véase art. 399 LEC

514
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 405

COMENTARIOS
1. Concepto:
Tras la presentación de la demanda ante el órgano judicial, y una vez acor-
dada su admisión a trámite, el Secretario judicial (o, en su caso, el Tribunal si
fuese finalmente quien acordara la admisión ex art. 404.2 LEC) deberá dar tras-
lado de la misma a la parte o partes que hayan sido demandadas para que la
contesten en el plazo de veinte días (art. 404.1 LEC), para lo cual remitirá a éstas
la correspondiente cédula de emplazamiento en los términos previstos en los
arts. 152, 155 y 158 LEC.
La contestación a la demanda puede ser definida como aquel acto procesal
escrito, por medio del cual las personas frente a las cuales haya dirigido su pre-
tensión la parte demandante disponen de la oportunidad (o, según se mire, asu-
men la carga procesal) de defenderse, de manera preclusiva, frente a los hechos
y fundamentos de derecho aducidos en la demanda, ejercitando el derecho de
acción y solicitando expresamente la inadmisión o la desestimación de aquéllas
pretensiones, así como pudiendo también, en su caso, allanarse a alguna o algu-
nas de dichas pretensiones o formular una pretensión autónoma en forma de
reconvención.
2. Estructura y contenidos:
De conformidad con el art. 405 LEC, en la contestación a la demanda el
demandado «expondrá los fundamentos de su oposición a las pretensiones del
actor», y la misma «se redactará en la forma prevenida para ésta en el art. 399».
En consecuencia, también la contestación a la demanda deberá estructurarse en
diversos apartados, ordenados y separados, con un encabezamiento al frente,
con la exposición numerada y separada de los hechos y los fundamentos de
Derecho, y con un último apartado donde se fijará con claridad y precisión lo
que se pida.
a) Encabezamiento: En este apartado, que se inaugurará con la invocación
al órgano judicial que haya admitido a trámite la demanda y dado traslado de
la misma al demandado (incluso en el caso en que éste considere que dicho
órgano carece de jurisdicción o de competencia, lo que, de ser así, deberá haber
hecho valer interponiendo previamente la declinatoria ex art. 64.1 LEC), bastará
con hacer mención a la identidad del demandado y a las del Procurador y del
Abogado que intervengan en el acto.
b) Hechos: Este apartado será propiamente el lugar en que el demandado
deba admitir o negar los hechos aducidos por el actor en el paralelo apartado de
su escrito de demanda, tal y como viene a exigir el art. 405.2 LEC.
Tal circunstancia es la que justifica que el legislador haya impuesto al
demandante la carga de narrar los hechos de su demanda «de forma ordenada
y clara con objeto de facilitar su admisión o negación por el demandado al con-

515
Artículo 405 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

testar» (art. 399.3 LEC). Tan es así que, en el supuesto en que el demandado no
se pronunciase, o no lo hiciese de manera concluyente, admitiéndolos o negán-
dolos, sobre todos los hechos relatados por el actor, el Tribunal «podrá consi-
derar el silencio o las respuestas evasivas del demandado como admisión tácita
de los hechos que le sean perjudiciales» (art. 405.2 LEC). En tal caso, si llegada
la hora de dictar la sentencia no hubiere recaído sobre tales hechos la oportuna
actividad probatoria, en cuyo caso habría que estar al resultado de la misma,
entonces podrá el juzgador tenerlos por admitidos por el demandado en virtud
de dicha cláusula legal.
De igual forma, cuando el demandado adopte una actitud de defensa activa
de sus derechos e intereses, y decida esgrimir en su descargo las excepciones
materiales y procesales que tenga por convenientes, será en el presente apartado
de su contestación a la demanda donde deba hacer constar las circunstancias
fácticas jurídicamente relevantes en que se base cada una de aquellas excep-
ciones. Si decide oponer cualesquiera excepciones procesales, relatará entonces
los hechos susceptibles de subsumirse en la norma jurídica procesal reguladora
de alguno de los presupuestos procesales del órgano judicial, de las partes o de
la actividad, ya conocidos, sobre todos los cuales se habrá de discutir, y resolver
preliminarmente, en el seno de la audiencia previa al juicio (art. 416 LEC). Pero
si lo que decide es aducir defensas o excepciones de carácter material, se hace
posible distinguir, de acuerdo con la clásica tripartición doctrinal de este tipo de
hechos defensivos de los que el demandado puede hacer uso, entre hechos
impeditivos, extintivos y excluyentes.
c) Fundamentos de Derecho: En el presente apartado, el demandado podrá
argumentar sobre la aplicabilidad al caso y el alcance de las normas jurídicas
cuya aplicación, sobre la base de los anteriores hechos, solicita del Tribunal para
justificar o fundamentar la ulterior petición.
Al igual que sucedía en la fundamentación jurídica del escrito de demanda,
en este apartado de la contestación a la demanda la parte demandada podrá
incidir tanto en aspectos procesales (a los que se refiere el art. 405.3 LEC: «Tam-
bién habrá de aducir el demandado… las excepciones procesales y demás ale-
gaciones que pongan de relieve cuanto obste a la válida prosecución y término
del proceso mediante sentencia sobre el fondo»), cuanto en los materiales (men-
cionados en el art. 405.1 LEC: «…el demandado expondrá los fundamentos de
su oposición a las pretensiones del actor, alegando las excepciones materiales
que tuviere por conveniente»).
d) Petición: El último de los apartados de la contestación ordinaria a la
demanda es el de la «petición», en el que, de manera análoga a como sucede
en la demanda, el demandado habrá de fijar con claridad y precisión lo que pida
(art. 399.1 LEC).

516
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 405

Pero, a diferencia del apartado homónimo del escrito de demanda, aquí la


petición del demandado presenta un contenido muy simple: la desestimación
de la demanda interpuesta por el actor, desestimación que podrá instarse sin
más, es decir, ayuna de cualquier otra consideración (lo que acontecerá en los
casos de pura defensa pasiva del demandado), o sobre la base de determinadas
excepciones materiales o procesales (en los casos de defensa activa del deman-
dado). La desestimación pedida por la parte demandada podrá ser total, pero
también parcial siempre que en la contestación se verifique un allanamiento de
esta naturaleza a alguna o algunas de las pretensiones del actor, así como a parte
de la única pretensión aducida (art. 405.1 LEC).

JURISPRUDENCIA
«mediante el acto procesal –de parte– de "contestación" no se ejercita, en puridad
procesal –máxime teniendo en cuenta que la normativa procesal vigente ha proscrito
totalmente la denominada "reconvención implícita"–, ninguna pretensión, pues esto solo
se realiza mediante la demanda o, en su caso, la reconvención. La contestación es el acto
procesal del demandado por el que éste se ha de limitar, simplemente, a manifestar,
enunciar o exponer su posición respecto de la pretensión formulada de adverso en su
contra, mostrando, bien su plena conformidad –allanamiento–, bien su oposición –total
o parcial–, a la misma, quedando circunscrita la petición que ha de dirigir al órgano
jurisdiccional a la desestimación o estimación, total o parcial, de la pretensión contra él
dirigida» (SAP Madrid 25.ª 22 enero 2014, Rec. 257/2013).
«La cuestión relativa a si un demandado en un proceso declarativo se encuentra
vinculado al contestar a la demanda por los motivos de oposición sucintamente reseña-
dos al ser requerido de pago en el proceso monitorio previo es controvertida en las
Audiencias. Mientras que un sector considera que el juicio declarativo subsiguiente es
autónomo y no cercena en modo alguno las posibilidades de defensa del demandado,
que pueden exceder de lo esbozado en el escrito de oposición al requerimiento de pago,
otro sector entiende que sí que existe una relación de interdependencia entre ambos
procesos y que el respeto al principio de buena fe procesal y al derecho de defensa del
actor pasa por no alterar sorpresivamente los motivos de oposición anunciados en el
proceso monitorio.
Esta Sección 9.ª se ha pronunciado reiteradamente a favor de la segunda tesis cuando
el proceso declarativo en que deriva el inicial procedimiento admonitivo es un juicio
verbal. Por citar algunas de las más recientes, podemos referirnos a las sentencias núm.
219/2013, de 29 de abril (rollo núm. 1028/2012; Pte. Ilmo. Sr. Montalbán Avilés) y núm.
144/2013, de 20 de marzo (rollo núm. 689/2012; Pte. Ilmo. Sr. Montalbán Avilés). Sin
embargo, cuando la cuantía de la reclamación inicial determina la tramitación de un
juicio ordinario, esta Sala no ha seguido el mismo criterio, sino que se ha decantado más
bien por permitir al demandado defenderse sin límites (o, para ser más exactos, para
hacerlo con los mismos límites que habría encontrado de no haber dimanado el litigio
de un proceso monitorio)» (SAP Alicante 9.ª 3 febrero 2014, Rec. 399/2013).

517
Artículo 406 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 406. Contenido y forma de la reconvención. Inadmisibilidad de la


reconvención no conexa con la demanda y de la reconvención implícita
1. Al contestar a la demanda, el demandado podrá, por medio de reconven-
ción, formular la pretensión o pretensiones que crea que le competen respecto
del demandante. Sólo se admitirá la reconvención si existiere conexión entre sus
pretensiones y las que sean objeto de la demanda principal.
2. No se admitirá la reconvención cuando el Juzgado carezca de competen-
cia objetiva por razón de la materia o de la cuantía o cuando la acción que se
ejercite deba ventilarse en juicio de diferente tipo o naturaleza.
Sin embargo, podrá ejercitarse mediante reconvención la acción conexa que,
por razón de la cuantía, hubiere de ventilarse en juicio verbal.
3. La reconvención se propondrá a continuación de la contestación y se aco-
modará a lo que para la demanda se establece en el art. 399. La reconvención
habrá de expresar con claridad la concreta tutela judicial que se pretende obte-
ner respecto del actor y, en su caso, de otros sujetos. En ningún caso se consi-
derará formulada reconvención en el escrito del demandado que finalice solici-
tando su absolución respecto de la pretensión o pretensiones de la demanda
principal.
4. Será de aplicación a la reconvención lo dispuesto para la demanda en el
art. 400.
Véase art. 408 LEC

COMENTARIOS
1. Concepto:

El demandado, al contestar a la demanda, podrá formular por medio de recon-


vención «la pretensión o pretensiones que crea le competen respecto del deman-
dante» (art. 406.1 LEC). El acto procesal de la reconvención de erige, así, en una
especie de nueva demanda que el demandado dirige frente al demandante, un acto
procesal por medio del cual la parte o alguna de las partes frente a las que se ha
dirigido la demanda que ha dado comienzo al proceso civil interpone, a su vez, frente
al primitivo demandante (y también, en su caso, frente a sus litisconsortes) una pre-
tensión autónoma que, si reúne una serie de requisitos tanto materiales como proce-
sales exigidos por la Ley, hace que los originarios demandados asuman simultánea-
mente también el rol procesal de nuevos demandantes, y los primitivos demandantes
el de nuevos demandados, conformando todas las referidas pretensiones, las aducidas
en la demanda y las esgrimidas en la reconvención, el objeto procesal sobre el que
el órgano judicial habrá de ejercitar la potestad jurisdiccional, juzgando y haciendo
ejecutar lo juzgado.

518
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 406

2. Presupuestos de admisibilidad:
La admisibilidad de la reconvención, sin embargo, requiere de la concu-
rrencia de diversas condiciones y presupuestos, tanto de índole material como
procesal.
a) Materiales: Desde el punto de vista objetivo, exige la LEC que entre la
pretensión formulada en la reconvención y las planteadas por el actor en su
demanda «exista conexión» (art. 406.1 LEC), término éste que no puede signi-
ficar sino la exigencia de un requisito análogo al que el art. 71 LEC dispone para
la acumulación de acciones en la demanda, que es el que éstas no sean «incom-
patibles entre sí» (SSTS 1.ª 16.3.98, 21.10.98, SSAP Madrid 14.ª 28.4.04, Las
Palmas 3.ª 8.7.05, Madrid 21.ª 15.11.05).
Desde el punto de vista subjetivo, por otra parte, la reconvención debe diri-
girse frente a la persona del demandante principal. Pero la vigente LEC, como
novedad, permite que la reconvención, además de contra el demandante prin-
cipal, pueda dirigirse también frente a otros «sujetos no demandantes, siempre
que puedan considerarse litisconsortes voluntarios o necesarios del actor recon-
venido por su relación con el objeto de la demanda reconvencional». Por tanto,
si bien persiste la imposibilidad de que la reconvención pueda dirigirse frente a
otros codemandados (SSTS 1.ª 23.12.96, 15.7.99), frente al Ministerio Fiscal en
los procesos en que intervenga como parte actora (STS 1.ª 8.4.97), o frente a
terceros no demandantes (STS 1.ª 5.3.99), el que los destinatarios de la demanda
reconvencional formen un litisconsorcio pasivo entre cuyos integrantes se cuen-
ten otras personas además del demandante principal, ya no constituye ningún
obstáculo material a la admisibilidad de la reconvención (v. STS 1.ª 23.11.12).
b) Procesales: La admisibilidad de la reconvención se exige, en primer tér-
mino, que el Juez que esté conociendo de la demanda principal posea compe-
tencia objetiva, por razón de la materia o de la cuantía, para conocer también
de la demanda reconvencional, pues de lo contrario ésta resultará inadmisible
(v. AAP Madrid 12.ª 12.07.12).
Y, en segundo lugar, se requiere también que la acción o pretensión que se
ejercite en la reconvención no deba ventilarse en juicio de diferente tipo o natu-
raleza. Por el tipo de juicio, las pretensiones reconvencionales interpuestas en
un juicio ordinario han de ser, como regla general, de aquellas que el art. 249
LEC canaliza a través de dicho tipo procesal declarativo (mientras que las esgri-
midas en un juicio verbal han de ser también de las que el art. 250 LEC incorpora
al ámbito de aplicación de este último proceso declarativo). Por la naturaleza
del juicio, tampoco serán admisibles las reconvenciones interpuestas en juicios
declarativos ordinarios en las que se ejerciten pretensiones que deban diluci-
darse a través de alguno de los procesos especiales previstos en el Libro IV de la
LEC, y, viceversa, la reconvención esgrimida en un proceso especial en la que

519
Artículo 406 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

se ejerciten pretensiones ajenas al ámbito material de dicho juicio, también


habrá de ser rechazadas.
3. Estructura formal:
En cuanto a los presupuestos o requisitos de forma atañe, por último, la
reconvención deberá interponerla el demandado «al contestar la demanda» (art.
406.1 LEC), proponiéndola «a continuación de la contestación» (art. 406.3 LEC),
debiendo acomodarse en su estructura «a lo que para la demanda se establece
en el art. 399 LEC» (art. 406.3 LEC), y teniendo también que ir acompañada de
los documentos previstos en los arts. 264 a 266 LEC, así como de las copias
requeridas por el art. 273 LEC. El acto procesal de la reconvención, por tanto,
no es distinto al acto procesal de la contestación a la demanda; no existe entre
ambos separación temporal o formal de ningún tipo. Será en el propio escrito de
contestación a la demanda, y una vez completado su contenido normal con-
forme al art. 405 LEC, donde el demandado, si así lo estima oportuno, podrá
formular seguidamente la reconvención.
Esta regulación de la estructura formal de la reconvención parece haber dado
al traste con la figura de la «reconvención implícita» (v. SSAP Jaén 2.ª 28.4.06,
A Coruña 6.ª 22.3.07, Madrid 14.ª 23.6.08, Salamanca 1.ª 15.12.11), admitida
expresamente por la jurisprudencia del Tribunal Supremo en aquellos casos en
que el demandado no se limitaba en su contestación a la demanda a instar su
absolución, sino que introducía alguna petición adicional cualquiera en contra
del demandante (SSTS 1.ª 9.11.94, 2.10.95, 18.12.96, 28.1.98, 18.3.99). Como
afirma la STS 1.ª 03.06.13, «esta Sala entiende que cuando la LEC exige recon-
vención expresa lo hace con el fin de someter a un régimen formal la ampliación
o integración del objeto del proceso, de forma suficiente para garantizar la segu-
ridad jurídico–procesal».
4. Admisión e inadmisión de la reconvención:
a) La inadmisión de la reconvención, que habrá de ser declarada judicial-
mente por auto (al igual que la inadmisión de las demandas ex art. 404.2 LEC),
podrá obedecer tanto a razones de naturaleza material (falta de conexión de las
pretensiones reconvencionales con las de la demanda principal, falta de legiti-
mación pasiva por dirigirse aquélla frente a personas distintas al demandante
principal), como a la ausencia de los presupuestos procesales (falta de compe-
tencia objetiva, o territorial imperativa, del órgano judicial, falta de adecuación
del procedimiento, reconvención interpuesta fuera del plazo previsto para con-
testar la demanda). El auto que la decrete, por lo demás, no producirá más efectos
que el de dejar imprejuzgada la cuestión litigiosa esgrimida en la reconvención,
pudiendo el demandado que la haya propuesto formularla como demanda prin-
cipal en otro proceso, siempre que concurran los presupuestos procesales reque-
ridos legalmente.

520
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 406

b) La admisión de la demanda reconvencional deberá revestir la forma de


decreto del Secretario, en coherencia con lo que para las demandas principales
previene el art. 404.1 LEC, decreto frente al que, en cualquier caso, al no alcan-
zar nunca la condición de resolución definitiva (art. 407 LEC), únicamente podrá
interponerse el recurso de reposición (art. 451.1 LEC). Tal admisión se sucederá
cuando las pretensiones deducidas sean conexas con las del demandante prin-
cipal, se dirijan frente a éste y, en su caso, frente a sus litisconsortes, y puedan
ser enjuiciadas por el mismo Juez y dentro de los mismos cauces procedimen-
tales en que se esté desarrollando la demanda principal.
En tal caso, las pretensiones deducidas en la reconvención, junto a las esgri-
midas por el actor principal y por el propio demandado en su contestación a la
demanda, «se sustanciarán y resolverán al propio tiempo y en la misma forma
que las que sean objeto de la demanda principal» (art. 409 LEC), de forma que
la no resolución de las cuestiones suscitadas en la reconvención admitida a trá-
mite produciría la incongruencia omisiva de la sentencia y, con ella, la inde-
fensión de la parte reconviniente.
5. Contestación a la reconvención:
El art. 407 LEC prevé que el originario demandante (a su vez, demandado
reconvencional) pueda contestar a la reconvención interpuesta por el originario
demandado, contestación que habrá de acomodarse a lo dispuesto en el art. 405
LEC (al que se remite el art. 407.2 LEC, y que es tanto como remitirse al art. 399
LEC) y formularse en el plazo de veinte días previo traslado a aquél de la copia
de la demanda reconvencional (o del escrito de contestación a la demanda en
el que también se hará constar aquélla).

JURISPRUDENCIA
«es cierto que el escrito de contestación a la demanda no se limitaba a solicitar la
absolución de las pretensiones formuladas en el escrito de demanda, como es propio del
trámite de contestación, sino que introducía una petición adicional, subsidiaria, en los
términos arriba expresados. Con ello, estaba planteando una reconvención implícita,
entendiendo por tal cualquier tipo de pretensión, introducida en trámite de contestación,
que difiera de la absolución de la demanda (sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 408),
y que está expresamente proscrita en el art. 406 LEC, cuyo apartado tercero exige que la
reconvención se formule con sujeción a los requisitos del escrito de demanda, "ex" art.
399 LEC En definitiva, no se ha planteado en forma eficaz demanda reconvencional»
(SAP Madrid 14.ª 23 junio 2008, Rec. 193/2008).
«el contenido esencial y característico de la reconvención es el ejercicio de acciones
o pretensiones por el demandado frente al actor, diferentes pero que guarden conexión
con las deducidas en la demanda principal, según se desprende del art. 406.1 y 2 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil, constituyendo un supuesto particular de ampliación del
objeto del proceso a una acción nueva e independiente de la ejercitada en la demanda,
con la consiguiente acumulación objetiva a fin de que todas ellas se sustancien y decidan

521
Artículo 407 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

en el mismo procedimiento. Por eso, el art. 406.3 de la LEC exige que la reconvención
se proponga a continuación de la contestación y se acomode a los mismos requisitos
formales de la demanda, rechazando con carácter general la posibilidad de considerar
formulada la reconvención que finalice solicitando la absolución del demandado res-
pecto de la pretensión de la demanda principal» (SAP A Coruña 5.ª 25 febrero 2014,
Rec. 22/2013).
«La reconvención supone aumentar el objeto del proceso en cuanto representa el
ejercicio de una acción independiente frente a la ejercitada de contrario, pretendiendo
la efectividad de un derecho respecto al actor inicial y, si ello no acontece, no resulta
necesaria –ni propiamente existe– reconvención» (STS 1.ª 14 julio 2016, Rec.
2284/2014).

Artículo 407. Destinatarios de la demanda reconvencional. Contestación a


la reconvención
1. La reconvención podrá dirigirse también contra sujetos no demandantes,
siempre que puedan considerarse litisconsortes voluntarios o necesarios del
actor reconvenido por su relación con el objeto de la demanda reconvencional.
2. El actor reconvenido y los sujetos expresados en el apartado anterior
podrán contestar a la reconvención en el plazo de veinte días a partir de la noti-
ficación de la demanda reconvencional. Esta contestación se ajustará a lo dis-
puesto en el art. 405.
Véase el comentario al art. 406 LEC

JURISPRUDENCIA
«La nueva Ley de enjuiciar prescinde del formalismo de las posiciones procesales
para atender a la realidad de los intereses subyacentes, como lo demuestra la posibilidad
de interrogar a colitigantes (art. 301.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil) y permite dirigir
la demanda de forma simultánea contra el demandante y contra sujetos no demandantes
y habilita trámite para que contesten –a tenor del art. 407. "1. [l]a reconvención podrá
dirigirse también contra sujetos no demandantes, siempre que puedan considerarse litis-
consortes voluntarios o necesarios del actor reconvenido por su relación con el objeto
de la demanda reconvencional; 2. El actor reconvenido y los sujetos expresados en el
apartado anterior podrán contestar a la reconvención en el plazo de veinte días a partir
de la notificación de la demanda reconvencional",– sin excluir a quienes ostenten la
condición de codemandados, por lo que no existe impedimento que obligue a un inne-
cesario incremento de trámites con el consiguiente consumo inútil de recursos» (STS 1.ª
23 noviembre 2012, Rec. 1180/2007).

Artículo 408. Tratamiento procesal de la alegación de compensación y de


la nulidad del negocio jurídico en que se funde la demanda. Cosa juzgada
1. Si, frente a la pretensión actora de condena al pago de cantidad de dinero,
el demandado alegare la existencia de crédito compensable, dicha alegación
podrá ser controvertida por el actor en la forma prevenida para la contestación

522
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 408

a la reconvención, aunque el demandado sólo pretendiese su absolución y no la


condena al saldo que a su favor pudiera resultar.
2. Si el demandado adujere en su defensa hechos determinantes de la nulidad
absoluta del negocio en que se funda la pretensión o pretensiones del actor y en
la demanda se hubiere dado por supuesta la validez del negocio, el actor podrá
pedir al Secretario judicial contestar a la referida alegación de nulidad en el
mismo plazo establecido para la contestación a la reconvención, y así lo dis-
pondrá el Secretario judicial mediante decreto.
3. La sentencia que en definitiva se dicte habrá de resolver sobre los puntos
a que se refieren los apartados anteriores de este artículo y los pronunciamientos
que la sentencia contenga sobre dichos puntos tendrán fuerza de cosa juzgada.

COMENTARIOS
1. En el marco de las excepciones materiales que puede aducir el deman-
dando, debe destacarse que el art. 408 LEC dispone reglas especiales para
cuando en la contestación a la demanda oponga el demandado la compensación
o la nulidad del negocio jurídico:
1.º) Así, cuando frente a la pretensión actora de condena al pago de cantidad
de dinero el demandado alegare la existencia de un crédito compensable (sobre
el instituto de la compensación, véanse los arts. 1195 a 1202 CC), dicha alega-
ción podrá ser controvertida por el actor en la forma prevenida para la contes-
tación a la reconvención, aunque el demandado sólo pretendiese su absolución
y no la condena al saldo que a su favor pudiera resultar (art. 408.1 LEC).
Parece, pues, que con semejante previsión normativa el legislador ha con-
siderado oportuno permitir que la compensación sea admisible a título de excep-
ción, incluso en el caso en que el crédito compensable sea de superior entidad
económica al reclamado por el demandante principal, posibilidad ésta que,
como es sabido, era negada por la jurisprudencia anterior a la vigente LEC (SSTS
1.ª 8.6.96, 24.4.99), la cual sostenía que, en tales casos de superior cuantía del
crédito compensable, o se formulaba por el demandado la correspondiente
reconvención que permitiera a los Jueces, en su caso, condenar al actor al pago
del plus crediticio, o la alegación de compensación resultaba inadmisible.
2.º) Y de la misma forma, cuando el demandado adujere en su defensa
hechos determinantes de la nulidad absoluta del negocio jurídico en que se funde
la pretensión o pretensiones del actor (sobre el contenido de dicha nulidad nos
remitimos a los arts. 1300 a 1314 CC), y en la demanda se hubiere dado por
supuesta la validez del negocio, el actor podrá pedir al Secretario judicial con-
testar a la referida alegación de nulidad en el mismo plazo establecido para la
contestación a la reconvención, y así lo dispondrá aquél mediante decreto (art.
408.2 LEC) (v. STS 1.ª 23.12.11).

523
Artículo 409 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. En ambos casos, continúa el art. 408 LEC, la sentencia que en definitiva


se dicte habrá de resolver sobre todas las cuestiones aducidas sobre ambas
excepciones materiales, añadiendo la norma innecesariamente (dado el carácter
genérico del art. 222 LEC) que los pronunciamientos que la sentencia contenga
sobre dichos puntos tendrán fuerza de cosa juzgada.

JURISPRUDENCIA
«como afirmamos en la sentencia 249/2009, de 15 de abril, la nueva regulación se
caracteriza: a) Por conceder a la parte actora la facultad, que en el caso se ejercitó,
cuando la nulidad se invoca como excepción en el juicio ordinario, y no se plantea como
reconvención, para pedir del Tribunal se le conceda un plazo para contestar a la alega-
ción de nulidad, de modo que si no se solicita precluye la posibilidad procesal porque
el trámite no es preceptivo, y consecuentemente no cabe su atribución de oficio; y, b)
El particular de la nulidad debe ser resuelto con pronunciamiento propio en la sentencia,
la cual tendrá en su día fuerza de cosa juzgada. La regulación legal, que se recoge en el
art. 408.3 LEC, no expresa si debe en el fallo simplemente apreciarse la nulidad, o efec-
tuarse la declaración de la misma, pero, dado el carácter declarativo de la nulidad radical,
resulta adecuado un pronunciamiento en tal sentido, además de quedar equiparados en
tal aspecto la reconvención y la denominada excepción reconvencional» (STS 1.ª 23
diciembre 2011, Rec. 1659/2008).

Artículo 409. Sustanciación y decisión de las pretensiones de la contestación


y la reconvención
Las pretensiones que deduzca el demandado en la contestación y, en su caso,
en la reconvención, se sustanciarán y resolverán al propio tiempo y en la misma
forma que las que sean objeto de la demanda principal.

SECCIÓN 3.ª
De los efectos de la pendencia del proceso

Artículo 410. Comienzo de la litispendencia


La litispendencia, con todos sus efectos procesales, se produce desde la
interposición de la demanda, si después es admitida.
Véase art. 399 LEC

COMENTARIOS
Tal y como establece el art. 410 LEC, la determinación del nacimiento de la
litispendencia pasa por dos momentos procesales, el acto mismo de la interpo-
sición de la demanda y la resolución judicial por la que se acuerda su admisión
a trámite.

524
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 411

Siguiendo en este punto la mejor tradición de la doctrina procesalista espa-


ñola encabezada por FAIRÉN a mediados del pasado siglo, el legislador ha
seguido la orientación clásica en torno al nacimiento de la litispendencia, situán-
dola en el momento en que se produce la interposición de la demanda civil ante
el órgano judicial elegido por la parte actora, si bien los tales efectos no nacerán
al mundo del Derecho hasta que se produzca la admisión a trámite de la
demanda, desplegándose entonces retroactivamente hasta aquel primer instante
temporal.
Naturalmente, en el caso de que la demanda civil resulte inadmitida, aunque
sí podría sostenerse que el proceso llegó a nacer (a la demanda se le otorgó un
número de registro que constará para siempre en los archivos de la Oficina Judi-
cial, la resolución judicial de inadmisión no constituye aquí ningún acto admi-
nistrativo sino una resolución procesal…), y como tal llegó a constituir un pro-
ceso pendiente, lo que sucede en realidad es que de dicha situación no surten
los efectos inherentes a la litispendencia.

Artículo 411. Perpetuación de la jurisdicción


Las alteraciones que una vez iniciado el proceso, se produzcan en cuanto al
domicilio de las partes, la situación de la cosa litigiosa y el objeto del juicio no
modificarán la jurisdicción y la competencia, que se determinarán según lo que
se acredite en el momento inicial de la litispendencia.

COMENTARIOS
La llamada perpetuatio iurisdictionis (art. 411 LEC) determina la inmodifica-
bilidad de la jurisdicción o de la competencia judicial establecida en el momento
inicial del proceso (que hace, por ejemplo, que no se pierda la jurisdicción o la
competencia aunque durante la litispendencia se produzca, por ejemplo, una
aminoración del valor del objeto procesal o un cambio de domicilio de la per-
sona demandada).

Artículo 412. Prohibición del cambio de demanda y modificaciones admi-


sibles
1. Establecido lo que sea objeto del proceso en la demanda, en la contesta-
ción y, en su caso, en la reconvención, las partes no podrán alterarlo posterior-
mente.
2. Lo dispuesto en el apartado anterior ha de entenderse sin perjuicio de la
facultad de formular alegaciones complementarias, en los términos previstos en
la presente Ley.

525
Artículo 412 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
También desde la interposición de la demanda ante el órgano judicial se
produce el efecto jurídico de la preclusión de las alegaciones de la parte deman-
dante (la conocida como prohibición de mutatio libelli), preclusión tan sólo
mitigada en alguna medida por las distintas posibilidades que la LEC ofrece en
orden a la ampliación o complementación de las pretensiones inicialmente
deducidas en la demanda.

JURISPRUDENCIA
«La presentación de la demanda, si después es admitida, produce, entre otros, el
efecto de delimitar objetivamente la res in iudicio deducta [cuestión deducida en el jui-
cio]. La causa de pedir, o conjunto de hechos jurídicamente relevantes para fundar la
pretensión, delimitada en el escrito de demanda, no puede ser alterada en el proceso
por el demandante, a quien se prohíbe la mutatio libelli [modificación de la petición]
para garantizar el principio de contradicción y el derecho de defensa, cifrado en la posi-
bilidad de alegar y probar sobre los hechos relevantes aducidos por él (v. gr., SSTS 11
de diciembre de 2007, Rec. 3927/2000; 22 de noviembre de 2007, Rec. 4358/2000).
Puede admitirse que la pretensión procesal, conservando su existencia, experimente un
cierto desarrollo durante el transcurso del proceso, producto de lo que metafóricamente
se ha llamado biología de la pretensión procesal. Pero la posibilidad de tomar en consi-
deración hechos posteriores a la presentación de la demanda sólo es posible cuando
tienen un carácter complementario o interpretativo» (STS 1.ª 9 febrero 2010, Rec.
175/2006).
«la distinción entre el componente jurídico de la causa de pedir y la posibilidad de
aplicar las normas jurídicas por el juez –iura novit curia– no es siempre clara, o mejor,
no siempre presenta unos contornos precisos. Por esta razón, nuestra actual jurispru-
dencia admite la posibilidad de un cambio en la calificación jurídica de los hechos en
los supuestos de error o imprecisión de la parte, si bien este cambio debe extraerse de
los propios hechos alegados y conformados, en cuanto han podido ser objeto de discu-
sión sin alterar los términos del debate siempre que no haya podido causar indefensión
a cualquiera de los litigantes (STS 550/2008, de 18 de junio)» (STS 1.ª 14 enero 2014,
Rec. 391/2011).
«Como recuerda la sentencia del Pleno de esta Sala núm. 537/2013, de 14 de enero
de 2014, la prohibición del cambio de demanda que establece el art. 412.1 LEC tiene su
fundamento último en la prohibición de la indefensión que se contiene en el art. 24 CE,
pues si se permitiera al actor variar algún aspecto esencial de la pretensión –petición,
causa petendi o sujetos contra quienes la dirige–, se limitarían las posibilidades de defensa
de la parte demandada. Pero el propio precepto, en su párrafo segundo, admite la intro-
ducción de algunas modificaciones en el escrito inicial, mediante la formulación de ale-
gaciones complementarias» (STS 1.ª 8 junio 2016, Rec. 79/2014).

526
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 413

Artículo 413. Influencia del cambio de circunstancias en la sentencia sobre


el fondo. Satisfacción extraprocesal. Pérdida de interés legítimo.
1. No se tendrán en cuenta en la sentencia las innovaciones que, después de
iniciado el juicio, introduzcan las partes o terceros en el estado de las cosas o de
las personas que hubiere dado origen a la demanda y, en su caso, a la reconven-
ción, excepto si la innovación privare definitivamente de interés legítimo las
pretensiones que se hubieran deducido en la demanda o en la reconvención, por
haber sido satisfechas extraprocesalmente o por cualquier otra causa.
2. Cuando, según lo previsto en el apartado anterior, las pretensiones hayan
quedado privadas de interés legítimo, se estará a lo dispuesto en el art. 22.

COMENTARIOS
Otro efecto derivado de la litispendencia es la llamada perpetuatio litis (art.
413.1 LEC), es decir, la irrelevancia de las innovaciones que, después de iniciado
el juicio, introduzcan las partes o terceros en el estado de las cosas o de las
personas que hubiere dado origen a la demanda, excepto si la innovación privare
definitivamente de interés legítimo las pretensiones que se hubieran deducido
en la misma.
La regla general en esta materia, pues, viene a ser la proclamada, por ejem-
plo, por la STS 1.ª 17.2.92, según la cual si "los pleitos deben fallarse según la
situación de hecho y de derecho en que estaban las partes y las cosas objeto de
ellos al presentarse la demanda, claro es que no puede darse relevancia ni valor
jurídico a los hechos posteriores a la demanda".

JURISPRUDENCIA
«los litigios han de ser fallados teniendo en cuenta la situación fáctica existente en el
momento de su inicio. Así lo reconoce expresamente el actual art. 413 de la vigente LEC
(...) es como ‘la instantánea’ del estado de la litis en el momento de interposición de la
demanda o la reconvención, sin que puedan ser tenidas en cuenta las modificaciones
posteriores, so pena de originar una profunda indefensión a las partes que han deducido
sus pretensiones litigiosas en atención a la situación y circunstancias del objeto litigioso
en aquel momento. Fácil, entonces, seria enervar el contenido de las acciones o privarlas
de sentido reconociendo el derecho o cumpliendo la obligación después de interpuesta
la demanda, derecho u obligación que hasta ese preciso instante habían sido descono-
cidos. Conforme tiene establecido reiterada jurisprudencia, lo expuesto y solicitado en
la demanda, su contestación, réplica, duplica, reconvención y contestación a ésta, fija y
concreta definitivamente los puntos de hecho y de derecho objeto del debate, cerrando
así la posibilidad de introducir en el proceso otras pretensiones o medios de defensa,
siendo inalterable su contenido en el trámite de conclusiones o en la vista de la apela-
ción» (SAP Vizcaya 3.ª 23 marzo 2011, Rec. 451/2010).

527
Artículo 414 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

CAPÍTULO II
De la audiencia previa al juicio

Artículo 414. Finalidad, momento procesal y sujetos intervinientes en la


audiencia
1. Una vez contestada la demanda y, en su caso, la reconvención, o trans-
curridos los plazos correspondientes, el Secretario judicial, dentro del tercer día,
convocará a las partes a una audiencia, que habrá de celebrarse en el plazo de
veinte días desde la convocatoria.
En esta convocatoria, si no se hubiera realizado antes, se informará a las
partes de la posibilidad de recurrir a una negociación para intentar solucionar
el conflicto, incluido el recurso a una mediación, en cuyo caso éstas indicarán
en la audiencia su decisión al respecto y las razones de la misma.
La audiencia se llevará a cabo, conforme a lo establecido en los artículos
siguientes, para intentar un acuerdo o transacción de las partes que ponga fin al
proceso, examinar las cuestiones procesales que pudieran obstar a la prosecu-
ción de éste y a su terminación mediante sentencia sobre su objeto, fijar con
precisión dicho objeto y los extremos, de hecho o de derecho, sobre los que
exista controversia entre las partes y, en su caso, proponer y admitir la prueba.
En atención al objeto del proceso, el Tribunal podrá invitar a las partes a que
intenten un acuerdo que ponga fin al proceso, en su caso a través de un proce-
dimiento de mediación, instándolas a que asistan a una sesión informativa.
2. Las partes habrán de comparecer en la audiencia asistidas de abogado.
Al efecto del intento de arreglo o transacción, cuando las partes no concu-
rrieren personalmente sino a través de su procurador, habrán de otorgar a éste
poder para renunciar, allanarse o transigir. Si no concurrieren personalmente ni
otorgaren aquel poder, se les tendrá por no comparecidos a la audiencia.
3. Si no compareciere a la audiencia ninguna de las partes, se levantará acta
haciéndolo constar y el Tribunal, sin más trámites, dictará auto de sobresei-
miento del proceso, ordenando el archivo de las actuaciones.
También se sobreseerá el proceso si a la audiencia sólo concurriere el
demandado y no alegare interés legítimo en que continúe el procedimiento para
que se dicte sentencia sobre el fondo. Si fuere el demandado quien no concu-
rriere, la audiencia se entenderá con el actor en lo que resultare procedente.
4. Cuando faltare a la audiencia el abogado del demandante, se sobreseerá
el proceso, salvo que el demandado alegare interés legítimo en la continuación
del procedimiento para que se dicte sentencia sobre el fondo. Si faltare el abo-
gado del demandado, la audiencia se seguirá con el demandante en lo que resul-
tare procedente.

528
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 414

COMENTARIOS
1. Concepto:
En el juicio ordinario, tras la admisión de la demanda y la presentación del
escrito de contestación (y, en su caso, de la interposición y admisión de la
reconvención), y antes de la eventual celebración de la vista oral, ha de trans-
currir otra fase procesal, a saber: la audiencia previa al juicio, de cuyo régimen
y contenidos se ocupan los arts. 414 a 430 LEC.
Dicha audiencia previa viene a erigirse en un trámite intermedio del proce-
dimiento, entre las alegaciones de las partes y la ejecución de la prueba y la
resolución del pleito, cuya finalidad esencial radica intentar la terminación del
procedimiento mediante un acuerdo de las partes, acuerdo que, de no conse-
guirse, hace que la audiencia previa pase a convertirse en un instrumento para
el control de los presupuestos procesales, la fijación exacta del objeto del pro-
ceso, y la proposición y admisión de la prueba, a fin de que el resto de la trami-
tación del procedimiento pueda desenvolverse de la manera más rápida y eficaz
para culminar en una sentencia que se pronuncie sobre el fondo de la contro-
versia suscitada (v. art. 414.1.II LEC).
2. Convocatoria:
La convocatoria de la audiencia previa al juicio deberá llevarla a cabo el
Secretario (art. 414.1 LEC, redactado por la LRLPOJ) dentro de los tres días
siguientes a la realización de alguno de los siguientes trámites procesales: 1.º) A
la presentación por el demandado de su escrito de contestación a la demanda
(arts. 405, 414.1.I LEC); 2.º) Al vencimiento del plazo de veinte días concedido
al demandado para contestar a la demanda sin que la haya presentado (arts. 404,
414.1.I LEC); 3.º) A la presentación del escrito del actor contestando a las ale-
gaciones que sobre la existencia de un crédito compensable, o sobre la nulidad
absoluta del negocio jurídico en que se funde la pretensión del demandante,
haya aducido el demandado, como excepciones materiales, en su escrito de
contestación (art. 408.1 y 2 LEC); 4.º) A la presentación por el actor del escrito
de contestación a la reconvención esgrimida por el demandado en la contesta-
ción a la demanda (arts. 407.2, 414.1.I LEC); 5.º) Al vencimiento del plazo con-
cedido al actor para contestar la reconvención del demandado, o las alegaciones
del mismo sobre la existencia de un crédito compensable o sobre la nulidad
absoluta del negocio jurídico en que se funde la pretensión del demandante, sin
haberlo hecho (arts. 407.2, 408.1 y 2 LEC).
3. Comparecencia de las partes a la audiencia:
El art. 414.2 LEC establece, como regla general que "las partes habrán de
comparecer en la audiencia asistidas de Abogado" y, si no pudiesen asistir por
sí mismas, podrá hacerlo en nombre de ellas su respectivo Procurador. La parte
procesal, en consecuencia podrá comparecer: 1.º) Por sí misma y acompañada

529
Artículo 414 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de su Abogado; o 2.º) Por medio de su Procurador e, igualmente, acompañada


de su Abogado.
Ahora bien, a los efectos de que pueda cumplimentarse la primera de las
finalidades asignadas a la audiencia previa al juicio, que no es otra que la "inten-
tar un acuerdo o transacción de las partes que ponga fin al proceso" (art. 414.1.II
LEC), la LEC prevé que, cuando las partes no concurrieren personalmente sino
a través de su Procurador, será preciso entonces que otorguen en favor del mismo
poder especial para renunciar, allanarse o transigir (art. 414.2.II LEC), poder que,
como es sabido, requiere el art. 25.2 LEC. De no ser así, si las partes no concu-
rriesen personalmente a la audiencia, ni su Procurador compareciese asistido
del indicado poder especial, entonces, y como manifiesta el citado art. 414.2.II
LEC, in fine, se tendrá a los litigantes "por no comparecidos en la audiencia".
Pues bien, con respecto a la apuntada exigencia existen, al menos, dos líneas
jurisprudenciales contrapuestas en torno a los efectos que deba ocasionar la
comparecencia a la audiencia del procurador de la parte sin disponer de ese
poder especial que requiere el segundo párrafo del art. 414.2 LEC: 1.ª) La primera
de ellas, mayoritaria, es la que se decanta por llevar a cabo una interpretación
literal de la norma, sosteniendo que, en efecto, si la parte no acude por sí misma
a la audiencia previa sino que lo hace su Procurador, pero el mismo no dispone
del poder especial antes mencionado, al Juez no le quedará otra opción que
tener a la parte por no comparecida a la audiencia (vgr. SAP Baleares 5.ª
20.11.03, SAP Madrid 11.ª 29.6.04, SAP Madrid 20.ª 17.3.05, AAP Cuenca 1.ª
14.12.05, AAP Madrid 14.ª 3.5.06, AAP Sevilla 5.ª 05.03.07, SAP Madrid 20.ª
20.03.14…, entre otras); 2.º) En cambio, una segunda corriente considera que
dicho radical efecto constituye una consecuencia desproporcionada, postulando
que el Juez debe tener a la parte por comparecida debidamente y que la audien-
cia previa al juicio debe desarrollarse con normalidad, excepción hecha de la
fase inicial tendente a intentar el acuerdo o la transacción entre las partes (vgr.
SAP Las Palmas 3.ª 2.9.04 o el AAP Cáceres 1.ª 4.10.04...).

JURISPRUDENCIA
«El mencionado art. 414.2 no sólo exige que cuando no asistan personalmente las
partes lo haga su Procurador, según lo preceptuado en el art. 23.1, sino que además
impone que este lo haga con poder especial para renunciar, allanarse o transigir, de modo
que si aquellas no concurrieren personalmente o de hacerlo por medio de Procurador
no hubieren otorgado tal poder, se les tendrá por no comparecidos a la audiencia. La
asistencia personal de la parte o la comparecencia del Procurador con poder que com-
prenda las especiales facultades para llevar a cabo los actos indicados constituye un
presupuesto previo e imprescindible para que pueda darse inicio a la audiencia misma,
siendo, por tanto, anterior su examen al desarrollo de su contenido procesal que recogen
los arts. 414 y ss., ya que no puede quedar condicionada ni subordinada la válida cons-
titución de la audiencia y la eficaz intervención en ella de las partes, por medio de sus
representantes procesales, en función de cuál sea el contenido o desarrollo de tal acto

530
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 415

procesal, según se disponga o no de todo o parte de lo que es objeto del juicio, se alcance
algún acuerdo o se aumente o modifique aquél en alguna de las formas que se prevén
en los arts. 415, 419, 420, 426 y 428 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. En definitiva, la
decisión de si las partes han comparecido con arreglo a derecho es preferente al desa-
rrollo de la audiencia previa, sin que, por tanto, pueda posponerse a su conclusión, ni
hacerse depender el sentido de aquélla el concreto contenido del propio acto, como
parece que en alguna resolución aislada de esta Audiencia Provincial lo ha admitido»
(SAP Madrid 20.ª 20 marzo 2014, Rec. 110/2013).

Artículo 415. Intento de conciliación o transacción. Sobreseimiento por


desistimiento bilateral. Homologación y eficacia del acuerdo
1. Comparecidas las partes, el Tribunal declarará abierto el acto y compro-
bará si subsiste el litigio entre ellas.
Si manifestasen haber llegado a un acuerdo o se mostrasen dispuestas a con-
cluirlo de inmediato, podrán desistir del proceso o solicitar del Tribunal que
homologue lo acordado.
Las partes de común acuerdo podrán también solicitar la suspensión del
proceso de conformidad con lo previsto en el apartado 4 del art. 19, para some-
terse a mediación.
En este caso, el Tribunal examinará previamente la concurrencia de los
requisitos de capacidad jurídica y poder de disposición de las partes o de sus
representantes debidamente acreditados, que asistan al acto.
2. El acuerdo homologado judicialmente surtirá los efectos atribuidos por la
ley a la transacción judicial y podrá llevarse a efecto por los trámites previstos
para la ejecución de sentencias y convenios judicialmente aprobados. Dicho
acuerdo podrá impugnarse por las causas y en la forma que se prevén para la
transacción judicial.
3. Si las partes no hubiesen llegado a un acuerdo o no se mostrasen dispuestas
a concluirlo de inmediato, la audiencia continuará según lo previsto en los
artículos siguientes.
Cuando se hubiera suspendido el proceso para acudir a mediación, termi-
nada la misma, cualquiera de las partes podrá solicitar que se alce la suspensión
y se señale fecha para la continuación de la audiencia.
Véase art. 19.4 y 428.2 LEC

COMENTARIOS
1. Como ya se sabe, la audiencia previa al juicio cumple un buen número
de finalidades; desde el intento de acuerdo entre las partes hasta la fijación del
objeto del proceso y la proposición de la prueba, pasando por el examen de
todos los presupuestos procesales condicionantes de la válida emisión de una
sentencia sobre el fondo del conflicto. Pero tales finalidades no operan de
manera indiscriminada sino de forma ordenada y subsidiaria, de modo que,

531
Artículo 415 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

comenzado por el intento de acuerdo o transacción entre las partes, tan sólo se
pasará a la consecución de la siguiente finalidad, el examen de los requisitos
procesales, si no se logra dicha conciliación de intereses (art. 415.3 LEC); sólo
si concurren en el caso la totalidad de los presupuestos procesales legalmente
establecidos, se pasará entonces a la fijación del objeto de la controversia (art.
428.1 LEC); y, ya por último, únicamente en el caso en que de la fijación de
hechos no derive la conformidad de las partes, será posible entonces acometer
la postrera fase de proposición y admisión de la prueba, previa al señalamiento
del juicio oral.
2. La entrada vigor de la LMACM (que modifica los arts. 414 y 415 LEC), ha
supuesto un relanzamiento del instituto de la mediación, en general, y, en par-
ticular, una potenciación de las previsiones que propician la terminación anti-
cipada del juicio ordinario mediante un acuerdo entre las partes. El legislador,
de este modo, ha dispuesto en abstracto: 1.º) Que el Juez, durante el desarrollo
de la audiencia previa al juicio, informe a las partes de la posibilidad de recurrir
a una negociación para intentar solucionar el conflicto, incluido el recurso a una
mediación, en cuyo caso aquéllas indicarán en la audiencia su decisión al res-
pecto y las razones de la misma (art. 414.1.II LEC). De esta primera posibilidad
de avenencia entre las partes se ocupa el art. 415 LEC; 2.º) Que el Juez, ahora
atendiendo en particular a cuál sea el objeto del proceso, invite a las partes a
que intenten un acuerdo que ponga fin al proceso, en su caso a través de un
procedimiento de mediación, instándolas a que asistan a una sesión informativa
(art. 414.1.IV LEC). De esta segunda posibilidad de avenencia se ocupa el art.
428.2 LEC.
3. En aras a la consecución de la finalidad conciliatoria que el art. 414.1 LEC
asigna abstractamente a la audiencia previa al juicio, el art. 415.1.I LEC establece
que, una vez comparecidas las partes en la sede del órgano judicial en la fecha
y hora indicadas en la resolución del Secretario judicial por la que se señaló la
audiencia, el Juez "declarará abierto el acto y comprobará si subsiste el litigio
entre ellas".
Llegados a este punto, en relación con el acuerdo de las partes capaz de
poner fin a la controversia y al proceso, pueden tener lugar las tres siguientes
situaciones:
1.ª) Las partes, en primer lugar, podrán comunicar oralmente al Juez que han
llegado a un acuerdo, o que se muestran dispuestas a concluirlo de inmediato,
y, a continuación desistir el actor, con el consentimiento del demandado, de la
prosecución del proceso (art. 415.1.II LEC).
2.ª) Las partes, en segundo término, podrán comunicar oralmente al Juez que
han llegado a un acuerdo, o que se muestran dispuestas a concluirlo de inme-
diato, y, a continuación solicitar del Tribunal que homologue lo acordado entre
ellas (art. 415.1.II LEC).

532
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 416

3.º) Por último, y como tercera vía entre el desistimiento bilateral inmediato
y la transacción inmediata, las partes también podrán solicitar al Juez que se
decrete la suspensión del curso del juicio ordinario, a fin de que las mismas lleven
a cabo una mediación (art. 415.1.III LEC).
4. La función tendente a avenir a las partes en conflicto, aun siendo bienin-
tencionada, no ha alcanzado en la práctica los resultados esperados. Ello se debe
a varias razones y de variada índole:
1.ª) La primera de ellas, aunque no lo más importante, es la constatación de
que los Jueces, amén de la sobrecarga de trabajo que padecen, no son media-
dores entre cuyos cometidos esenciales o estructurales se encuentre el de inten-
tar avenir a las partes en conflicto.
2.ª) Además, y en segundo lugar, los Jueces son conscientes de que una
implicación real, más allá de los meros formulismos, en la consecución de un
acuerdo o transacción entre las partes, puede comprometer seriamente su impar-
cialidad, pues en la mayoría de las ocasiones resulta inevitable tomar partido por
la parte contendiente a la que se considere más perjudicada por el conflicto.
3.ª) En tercer y último lugar, aunque mucho más importante que las razones
anteriores, es la difícilmente discutible constatación de que este intento conci-
liatorio se sitúa en un momento procesal muy tardío, ya que pretender la ave-
nencia entre las partes, en un momento en que el demandante no ha tenido más
remedio que acudir a los tribunales para hacer valer sus derechos, contratando
y abonando los servicios de un Abogado y de un Procurador (de preceptiva
intervención en el juicio ordinario), y en un momento en que el demandado ha
debido hacer lo propio, se manifiesta como una pretensión ciertamente ilusoria.

Artículo 416. Examen y resolución de cuestiones procesales, con exclusión


de las relativas a jurisdicción y competencia
1. Descartado el acuerdo entre las partes, el Tribunal resolverá, del modo
previsto en los artículos siguientes, sobre cualesquiera circunstancias que pue-
dan impedir la válida prosecución y término del proceso mediante sentencia
sobre el fondo y, en especial, sobre las siguientes:
1.ª Falta de capacidad de los litigantes o de representación en sus diversas
clases;
2.ª Cosa juzgada o litispendencia;
3.ª Falta del debido litisconsorcio;
4.ª Inadecuación del procedimiento;
5.ª Defecto legal en el modo de proponer la demanda o, en su caso, la recon-
vención, por falta de claridad o precisión en la determinación de las partes o de
la petición que se deduzca.

533
Artículo 416 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. En la audiencia, el demandado no podrá impugnar la falta de jurisdicción


o de competencia del Tribunal, que hubo de proponer en forma de declinatoria
según lo dispuesto en los arts. 63 y ss. de esta Ley.
Lo dispuesto en el párrafo anterior se entiende sin perjuicio de lo previsto
en la ley sobre apreciación por el Tribunal, de oficio, de su falta de jurisdicción
o de competencia.
Véase art. 417 LEC

COMENTARIOS
1. El art. 416.1 LEC permite controlar en la audiencia previa al juicio cua-
lesquiera presupuestos procesales, excepción hecha de los relativos a la juris-
dicción y la competencia del órgano judicial, que ni siquiera pudieron tampoco
ser alegados en la contestación a la demanda, por cuanto la denuncia sobre la
carencia de tales esenciales atributos judiciales únicamente puede ser canali-
zada a través de la proposición de la declinatoria, con anterioridad al citado acto
de contestación a la demanda (arts. 64.1, 416.2.I LEC).
Esta preclusión de la oportunidad de denunciar la falta de jurisdicción o de
competencia, sin embargo, afecta a la persona del demandado, pero no al propio
órgano judicial, que a lo largo de todo el pleito conservará intactas sus facultades
de control de oficio de, entre otros, los citados presupuestos procesales (arts. 38,
48.1, 416.2.II LEC).
2. Pese a que, como se acaba de señalar, en la audiencia previa pueden ser
controlados todos los presupuestos procesales, el mencionado art. 416.1 LEC
procede, de manera incomprensible, a enunciar un elenco numerado de ellos,
que, como decimos, nos resulta incomprensible por dos razones de considera-
ciones: 1.º) Porque en los preceptos subsiguientes se regula el tratamiento de
cuestiones procesales no enunciadas expresamente en la norma (así, vgr., el
tratamiento del litisconsorcio, amén de que el art. 425 LEC permite el tratamiento
de cualesquiera otros requisitos procesales no regulados en la Ley); 2.º) Y porque
la referida enumeración ni siquiera sirve para establecer el orden de prelación
en que han de analizarse los tales presupuestos (pues, por ejemplo, los defectos
de litisconsorcio, según el art. 417.1 LEC, deben examinarse antes que las excep-
ciones de cosa juzgada o litispendencia –arts. 420 y 421 LEC, respectivamente–,
mientras que el art. 416.1.2.ª y 3.ª LEC los enumera a la inversa).
Sea como fuere, lo cierto es que en la audiencia previa al juicio debe pro-
cederse al examen y resolución únicamente de aquellas cuestiones que lo sean
de naturaleza procesal, esto es, presupuestos o requisitos procesales que, como
predispone el art. 415.1 LEC, sean de los que pueden "impedir la válida prose-
cución y término del proceso mediante sentencia sobre el fondo".
Por consiguiente, y como bien ha ratificado la jurisprudencia, de esta fase de
la audiencia previa al juicio habrá de excluirse el examen de aquellas otras

534
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 417

cuestiones, de índole no procesal sino material, que no condicionan la emisión


de una sentencia de fondo sino solamente el sentido, estimatorio o desestima-
torio, de esta última, tales como la falta de legitimación o la prescripción (SSAP
Sevilla 8.ª 30.6.03, Granada 3.ª 16.2.07, AAAP Granada 4.ª 21.2.05, Zamora 1.ª
1.6.05, La Rioja 1.ª 16.9.05, Madrid 13.ª 20.12.05, Barcelona 4.ª 30.12.05,
Tenerife 1.ª 5.6.06, Barcelona 17.ª 22.3.07; en contra, y erróneamente, SSAP
Cantabria 4.ª 18.10.03, Huelva 1.ª 31.5.05).

JURISPRUDENCIA
«hay que señalar que aun cuando no sea una enumeración cerrada la contenida en
el citado art. 416, tal precepto se refiere a excepciones de naturaleza procesal que pue-
dan impedir la válida prosecución y término del proceso mediante sentencia sobre el
fondo, y tal carácter en modo alguno ostenta la prescripción adquisitiva invocada que
como modo legitimo para la adquisición del dominio determinará siempre un pronun-
ciamiento de fondo que habrá de verificarse en la sentencia» (SAP Sevilla 8.ª 30 junio
2003, Rec. 2354/2003).
«No cabe ninguna duda que el art. 416 de la LEC contiene una relación de cuestiones
procesales cuya resolución deben abordarse y resolverse en la audiencia previa, pues
todas ellas tienen en común que de prosperar alguna de ellas impedirían la resolución
sobre el fondo del asunto planteado en el proceso. Ahora bien, aunque su enumeración
no es exhaustiva, sino que, conforme al art. 425 de la LEC igual tratamiento procesal debe
adoptarse sobre otras excepciones análogas a las relacionadas en el art. 416 de la LEC,
entre ellas no plantearía ninguna duda la excepción de arraigo del juicio o falta de recla-
mación previa en vía gubernativa, la excepción de falta de legitimación pasiva ‘ad cau-
sam’, como excepción de naturaleza material debe resolverse en la sentencia» (AAP
Zamora 1.ª 1 junio 2005, Rec. 171/2005).

Artículo 417. Orden de examen de las cuestiones procesales y resolución


sobre ellas
1. Cuando la audiencia verse sobre varias circunstancias de las referidas en
el artículo anterior, se examinarán y resolverán por el orden en que aparecen en
los artículos siguientes.
2. Cuando sea objeto de la audiencia más de una de las cuestiones y cir-
cunstancias del artículo anterior, el Tribunal, dentro de los cinco días siguientes
a la audiencia, se pronunciará en un mismo auto sobre todas las suscitadas que,
conforme a los artículos siguientes, no resuelva oralmente en la misma audiencia.
Véase art. 416 LEC

COMENTARIOS
Tal y como se desprende del art. 417.2 LEC, la resolución judicial sobre los
defectos procesales suscitados en la audiencia previa habrá de producirse en el
acto y, como corresponde a la naturaleza de la audiencia previa, de forma oral

535
Artículo 418 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

(art. 210 LEC). Pero, en determinados casos, y fundamentalmente en atención a


la complejidad de las cuestiones procesales debatidas, también se permite al
órgano judicial dejarlas imprejuzgadas provisionalmente, para que, con poste-
rioridad, dentro de los cinco días siguientes a la finalización de la audiencia
previa al juicio, emita su por escrito y en forma de auto su decisión sobre las
tales cuestiones (art. 417.2 LEC).
Dicha posibilidad de demorar la resolución inmediata de la rémora procesal
controvertida se encuentra autorizada con respecto a las excepciones de falta de
litisconsorcio (art. 420.2 LEC), litispendencia y cosa juzgada (art. 421.3 LEC), e
inadecuación de procedimiento por razón de la materia (art. 423.2 y 3.II LEC).

Artículo 418. Defectos de capacidad o representación. Efectos de su no


subsanación o corrección. Declaración de rebeldía
1. Cuando el demandado haya alegado en la contestación o el actor aduzca
en la audiencia defectos de capacidad o representación, que sean subsanables o
susceptibles de corrección, se podrán subsanar o corregir en el acto y si no fuese
posible en ese momento, se concederá para ello un plazo, no superior a diez
días, con suspensión, entre tanto, de la audiencia.
2. Cuando el defecto o falta no sean subsanables ni corregibles o no se sub-
sanen o corrijan en el plazo concedido se dará por concluida la audiencia y se
dictará auto poniendo fin al proceso, salvo lo dispuesto en el apartado siguiente
de este precepto.
3. Si el defecto no subsanado afectase a la personación en forma del deman-
dado, se le declarará en rebeldía, sin que de las actuaciones que hubiese llevado
a cabo quede constancia en autos.

COMENTARIOS
1. Cuando el demandado haya alegado en su contestación algún defecto de
capacidad o de representación material del demandante (arts. 6 y 7 LEC) (no,
pues, de representación procesal, dado que el concurso del Procurador es siem-
pre preceptivo en el juicio ordinario, conforme al art. 23 LEC), o siempre que el
actor advierta en el mismo acto de la audiencia previa al juicio alguno de dichos
defectos en la personación del demandando, será en este preciso momento de
la audiencia previa al juicio cuando el órgano judicial deba resolver prelimi-
narmente sobre tal excepción, con preferencia, además, sobre cualesquiera otras
excepciones procesales que puedan aducirse (art. 417.1 y 418 LEC).
2. El art. 418 LEC distingue a estos efectos según se trate de la resolución de
defectos subsanables o insubsanables.
1.º) De tratarse de defectos subsanables (vgr. la falta de aportación del
acuerdo de la persona jurídica por el que se confiere la representación de la
misma a la persona del actor o a la del demandado), se procurará su subsanación

536
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 419

o corrección en el mismo acto y, si ello no fuese posible, se concederá a la parte


un plazo de subsanación no superior a diez días, con suspensión, entre tanto,
del curso de la audiencia (cuya reanudación deberá ser señalada para un día y
hora concretos) (art. 418.1 LEC).
2.º) Sin embargo, de tratarse de defectos insubsanables (vgr. la parte deman-
dante o la demandada no son las representantes materiales de las personas en
cuyo nombre afirman actuar), o de defectos subsanables no subsanados en el
plazo concedido al efecto, entonces: a) Si el defecto afectase al actor, se dará
por concluida la audiencia y se dictará de inmediato auto poniendo fin al pro-
ceso (art. 418.2 LEC); b) Si el defecto afectase a la persona del demandado, se
le declarará en rebeldía y el juicio ordinario proseguirá su curso, sin que de las
actuaciones que aquél hubiese llevado a cabo quede constancia en autos (art.
418.3 LEC).

Artículo 419. Admisión de la acumulación de acciones


Una vez suscitadas y resueltas, en su caso, las cuestiones de capacidad y
representación, si en la demanda se hubiesen acumulado diversas acciones y el
demandado en su contestación se hubiera opuesto motivadamente a esa acu-
mulación, el Tribunal, oyendo previamente al actor en la misma audiencia,
resolverá oralmente sobre la procedencia y admisibilidad de la acumulación. La
audiencia y el proceso seguirán su curso respecto de la acción o acciones que,
según la resolución judicial, puedan constituir el objeto del proceso.

COMENTARIOS
1. Subsidiariamente a la resolución sobre las cuestiones sobre capacidad y
representación, y siempre que la misma no haya desembocado en un auto de
finalización anticipada del procedimiento, se examinará en la audiencia previa
la oposición que el demandado haya podido formular en su contestación sobre
la acumulación de acciones propuesta por el actor en su demanda (arts. 71 y 72
LEC) o con posterioridad a ella (art. 401.2 LEC) (arts. 402, 417.1 y 419 LEC).
Como ya se conoce, la oposición a la acumulación de acciones podrá fun-
damentarla el demandado, tanto en la incompatibilidad material entre las mis-
mas por razones objetivas (art. 71 LEC) o subjetivas (art. 72 LEC), cuanto en la
carencia de los requisitos procesales de jurisdicción, competencia, procedi-
miento adecuado y ausencia de prohibición legal (art. 73 LEC).
2. En tal caso, el Tribunal, oyendo previamente al actor en la misma audien-
cia, resolverá en el acto, oralmente, sobre la procedencia y admisibilidad de la
acumulación. En caso de desestimar la oposición del demandado, el proceso
proseguirá con su objeto tal y como quedó configurado en la fase de alegaciones;
pero si dicha oposición es estimada, el proceso seguirá su curso tan sólo con

537
Artículo 420 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

respecto a aquella acción o acciones que, según la resolución judicial oral, pue-
dan seguir constituyendo el objeto del proceso (art. 418 LEC).

Artículo 420. Posible integración voluntaria de la litis. Resolución en casos


controvertidos de litisconsorcio necesario
1. Cuando el demandado haya alegado en la contestación falta del debido
litisconsorcio, podrá el actor, en la audiencia, presentar, con las copias corres-
pondientes, escrito dirigiendo la demanda a los sujetos que el demandado con-
siderase que habían de ser sus litisconsortes y el Tribunal, si estima procedente
el litisconsorcio, lo declarará así, ordenando emplazar a los nuevos demandados
para que contesten a la demanda, con suspensión de la audiencia.
El demandante, al dirigir la demanda a los litisconsortes, sólo podrá añadir
a las alegaciones de la demanda inicial aquellas otras imprescindibles para jus-
tificar las pretensiones contra los nuevos demandados, sin alterar sustancial-
mente la causa de pedir.
2. Si el actor se opusiere a la falta de litisconsorcio, aducida por el deman-
dado, el Tribunal oirá a las partes sobre este punto y, cuando la dificultad o
complejidad del asunto lo aconseje, podrá resolverlo mediante auto que deberá
dictar en el plazo de cinco días siguientes a la audiencia. En todo caso, ésta
deberá proseguir para sus restantes finalidades.
3. Si el Tribunal entendiere procedente el litisconsorcio, concederá al actor
el plazo que estime oportuno para constituirlo, que no podrá ser inferior a diez
días. Los nuevos demandados podrán contestar a la demanda dentro del plazo
establecido en el art. 404, quedando entre tanto en suspenso, para el deman-
dante y el demandado iniciales, el curso de las actuaciones.
4. Transcurrido el plazo otorgado al actor para constituir el litisconsorcio sin
haber aportado copias de la demanda y documentos anejos, dirigidas a nuevos
demandados, se pondrá fin al proceso por medio de auto y se procederá al
archivo definitivo de las actuaciones.

COMENTARIOS
1. Una vez examinados, en su caso, los eventuales defectos de representa-
ción y capacidad, así como la indebida acumulación de acciones, y siempre que
ese examen no haya desembocado en la finalización anticipada del procedi-
miento, procederá atender a los eventuales defectos de litisconsorcio pasivo en
que haya podido incurrir la pretensión actora (arts. 417.1 y 420 LEC).
2. Como es evidente, los únicos defectos que en este sentido puede haber
aducido el demandado son los de falta de litisconsorcio pasivo necesario (v. art.
12 LEC). Y ello: 1.º) De un lado, porque el litisconsorcio activo necesario es figura
desconocida por nuestra legislación (y es posible incluso que, la misma, de exis-
tir, pudiese vulnerar el derecho a la tutela judicial efectiva reconocido indivi-
dualmente a todas las personas por el art. 24.1 CE); 2.º) Y de otro, porque el

538
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 421

litisconsorcio pasivo voluntario es, como su nombre indica, voluntario, por lo


que constituye un derecho potestativo del actor el dirigir su demanda frente a
todos los obligados por su derecho o interés material, o tan sólo frente a alguno
o algunos de ellos, sin que los efectivamente demandados puedan esgrimir, por
vía de excepción, defecto procesal alguno en dicha, por lo demás impecable,
relación jurídica procesal.

Artículo 421. Resolución en casos de litispendencia o cosa juzgada


1. Cuando el Tribunal aprecie la pendencia de otro juicio o la existencia de
resolución firme sobre objeto idéntico, conforme a lo dispuesto en los apartados
2 y 3 del art. 222, dará por finalizada la audiencia y dictará, en el plazo de los
siguientes cinco días, auto de sobreseimiento.
Sin embargo, no se sobreseerá el proceso en el caso de que, conforme al
apartado 4 del art. 222, el efecto de una sentencia firme anterior haya de ser
vinculante para el Tribunal que está conociendo del proceso posterior.
2. Si el Tribunal considerare inexistente la litispendencia o la cosa juzgada,
lo declarará así, motivadamente, en el acto y decidirá que la audiencia prosiga
para sus restantes finalidades.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, cuando la dificultad
o complejidad de las cuestiones suscitadas sobre litispendencia o cosa juzgada
lo aconsejen, podrá también resolver sobre dichas cuestiones mediante auto,
dentro de los cinco días siguientes a la audiencia, que proseguirá en todo caso
para sus restantes finalidades. Si fuese necesario resolver sobre alguna cuestión
de hecho, las actuaciones oportunas, que ordenará el Tribunal, se practicarán
dentro del plazo antedicho.

COMENTARIOS
Tras el eventual examen de los anteriores elementos, corresponderá abordar
en la audiencia previa al juicio la existencia de cosa juzgada o de litispendencia
entre el objeto procesal propuesto por actor y demandado y el que, respectiva-
mente, haya sido o esté siendo objeto simultáneamente de otro procedimiento
civil (arts. 417.1 y 421 LEC).
1. Litispendencia:
a) Por litispendencia se conoce el conjunto de efectos que dimanan de la
presentación de la demanda que da lugar al nacimiento del proceso, una vez
que la misma ha sido admitida a trámite (art. 410 LEC). Pero por litispendencia
también cabe entender aquel medio de defensa que el demandado puede opo-
ner en aquellos casos en que considere que el proceso pendiente entablado en
su contra coincide con otro diferente proceso, igualmente en situación de pen-
dencia. Es lo que se conoce en la práctica forense como excepción de litispen-
dencia (también denominada doctrinalmente litispendencia en sentido estricto).

539
Artículo 421 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Pues bien, es a este concreto significado de la institución comentada al que se


refieren los arts. 416.1.2.ª y 421 LEC cuando, durante el desarrollo de la audien-
cia previa al juicio, posibilitan que en la misma sea examinada la concurrencia
o no de la (excepción de) litispendencia que haya opuesto el demandado en su
escrito de contestación a la demanda.
b) Los presupuestos que posibilitan el éxito de esta excepción de litispen-
dencia pueden subdividirse en formales y materiales.
Entre los formales se exige, fundamentalmente, la existencia simultánea de
varios procesos pendientes, pendencia procesal simultánea que se manifiesta
como algo consustancial a la litispendencia. Entre los materiales, y dada la estre-
cha semejanza que guarda la litispendencia con la excepción de cosa juzgada,
se encuentra la necesaria identidad objetiva y subjetiva requeridas para esta
última por el art. 222 LEC, es decir, la necesidad de que los procesos pendientes
enfrentados tengan un mismo objeto proceso y se entablen entre unos mismas
partes procesales.
Por lo tanto, no prosperará la presente excepción cuando, pese a existir varios
procesos pendientes (1.º) entre ellos no se aprecien las apuntadas identidades
objetiva y subjetiva, o cuando (2.º) no exista realmente esa pluralidad de pro-
cesos, o cuando (3.º) aun existiendo, alguno de ellos haya terminado por reso-
lución firme, porque en este caso último la excepción idónea para hacer valer
tal situación será la de cosa juzgada, y no la de litispendencia (v. STS 1.ª
19.12.85, "la situación de litispendencia… exige que exista un proceso pen-
diente, situación inexistente desde el momento en que uno de ellos quedó defi-
nitivamente resuelto…").
2. Cosa juzgada:
a) Por cosa juzgada se conoce el conjunto de efectos que dimanan de una
resolución judicial firme que se haya pronunciado sobre el fondo del objeto liti-
gioso (art. 222 LEC). Como igualmente es sabido, los efectos de cosa juzgada
pueden ser positivos o prejudiciales (los cuales hacen que lo resuelto con fuerza
de cosa juzgada vinculen al Tribunal de un proceso posterior, cuando en éste
aparezca como antecedente lógico de lo que sea su objeto, en palabras del art.
222.4 LEC) y pueden ser también negativos o excluyentes (los cuales, como su
propia denominación sugiere, excluyen un ulterior proceso cuyo objeto sea
idéntico y cuyos sujetos sean los mismos que los del proceso en que aquéllos
efectos se produjeron, ahora en palabras del art. 222.1 LEC).
Estos últimos efectos negativos o excluyentes son los que conforman la lla-
mada excepción de cosa juzgada. Pues bien, es a este concreto significado de
la institución comentada al que se refieren los arts. 416.1.2.ª y 421 LEC cuando,
durante el desarrollo de la audiencia previa al juicio, posibilitan que en la misma

540
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 421

sea examinada la concurrencia o no de la (excepción de) cosa juzgada que haya


opuesto el demandado en su escrito de contestación a la demanda.
b) Los presupuestos que posibilitan el éxito de esta excepción de cosa juzgada
pueden subdividirse en formales y materiales.
Entre los formales se exige, fundamentalmente, la existencia de un proceso
pendiente, por un lado, y la existencia de otro proceso ya finalizado mediante
sentencia de fondo y firme. Entre los materiales se encuentra la necesaria iden-
tidad objetiva y subjetiva requerida por el art. 222 LEC, es decir, la necesidad de
que los procesos pendientes enfrentados tengan un mismo objeto proceso y se
entablen entre unos mismas partes procesales.
Por lo tanto, no prosperará la presente excepción cuando entre el proceso
pendiente y el proceso concluso por sentencia firme y de fondo no se aprecien
las apuntadas identidades objetiva y subjetiva.
3. Tratamiento procesal en la audiencia previa al juicio:
Aunque de la lectura del art. 421.1 LEC pudiera desprenderse lo contrario,
lo normal será que las excepciones de litispendencia y de cosa juzgada hayan
sido opuestas por el demandado en su escrito de contestación a la demanda,
resultando absolutamente insólito que el órgano judicial las suscite o aprecie de
oficio (pues ello implica tanto como que el juzgador conozca de la existencia
de otro proceso, fenecido o simultáneo, exclusivamente en virtud de su ciencia
privada, sin alegaciones de las partes en este sentido). Dando por supuesto, pues,
que el demandado haya alegado que la cuestión litigiosa propuesta por el actor
en su demanda fue resuelta anteriormente mediante resolución firme, o está
siendo enjuiciada en otro procedimiento pendiente, el Tribunal, como es obvio,
podrá en la audiencia previa al juicio considerar fundada o infundada tal ale-
gación. Así:
1.º) Si considera la pendencia de otro juicio o la existencia de una resolución
firme sobre objeto idéntico conforme a lo dispuesto en los apartados 2 y 3 del
art. 222 LEC (donde se recoge el efecto negativo o excluyente de la cosa juzgada),
el Juez entonces "dará por finalizada la audiencia y dictará, en el plazo de los
siguientes cinco días, auto de sobreseimiento" (art. 421.1.I LEC). Sin embargo (y
por no tratarse, en puridad, de excepción de cosa juzgada alguna, sino del efecto
positivo o prejudicial de la misma), no se sobreseerá el proceso en el caso en
que, de acuerdo con el art. 222.4 LEC (donde se consagra el efecto positivo o
prejudicial de la cosa juzgada), "el efecto de una sentencia firme anterior haya
de ser vinculante para el Tribunal que esté conociendo del proceso posterior"
(art. 421.1.II LEC).
2.º) Por el contrario, si considerase inexistente la litispendencia o la cosa
juzgada, el Juez entonces lo declarará así, motivadamente, en el mismo acto de

541
Artículo 422 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la audiencia, que proseguirá para el cumplimiento de sus restantes finalidades


(art. 421.2 LEC).
En cualquier de los dos casos, además, la normativa aplicable permite al
juzgador dejar imprejuzgadas dichas excepciones, con lo que proseguirá el dis-
currir ordinario de la audiencia previa al juicio, demorando su resolución hasta
que lo considere oportuno dentro del plazo de los cinco días siguientes a la
finalización de dicha audiencia (arts. 417.2, 421.3 LEC). Dentro de este plazo
se practicarán las actuaciones (probatorias o de aportación de documentos, se
entiende) que sean necesarias cuando resulte preciso resolver alguna cuestión
de hecho (art. 421.3 LEC, in fine).

Artículo 422. Resolución en casos de inadecuación de procedimiento por


razón de la cuantía
1. Si la alegación de procedimiento inadecuado formulada en la contestación
a la demanda se fundase en disconformidad con el valor de la cosa litigiosa o
con el modo de calcular, según las reglas legales, el interés económico de la
demanda, el Tribunal oirá a las partes en la audiencia y resolverá en el acto lo
que proceda, ateniéndose, en su caso, al acuerdo al que pudieran llegar las partes
respecto del valor de la cosa litigiosa.
2. Si no se diese acuerdo sobre el valor de la cosa litigiosa, el Tribunal, en la
misma audiencia, decidirá oralmente, de forma motivada, lo que proceda,
tomando en cuenta los documentos, informes y cualesquiera otros elementos
útiles para calcular el valor, que las partes hayan aportado.
Si correspondiese seguir los trámites del juicio verbal el Juez pondrá fin a la
audiencia, procediéndose a señalar fecha para la vista de dicho juicio, salvo que
la demanda apareciese interpuesta fuera del plazo de caducidad que, por razón
de la materia, establezca la ley. En este caso, el Juez declarará sobreseído el
proceso.
Siempre que el señalamiento pueda hacerse en el mismo acto, se hará por el
Juez, teniendo en cuenta las necesidades de la agenda programada de señala-
mientos y las demás circunstancias contenidas en el art. 182.4.
En los restantes casos se fijará la fecha por el Secretario judicial, conforme
a lo prevenido en el art. 182.
Véase art. 423 LEC

COMENTARIOS
1. Coherentemente con la determinación del ámbito de los procesos decla-
rativos tanto en función de la materia sobre la que versen los mismos, cuanto
con respecto al valor económico de su objeto (v. arts. 248 a 250 LEC), distingue
el legislador el tratamiento procesal de la excepción de inadecuación de proce-

542
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 423

dimiento en la audiencia previa al juicio en atención a una y otra regla cualitativa


y cuantitativa.
2. En primer lugar, cuando la excepción de procedimiento inadecuado for-
mulada por el demandado en la contestación a la demanda se fundase en dis-
conformidad con el valor de la cosa litigiosa o con el modo de calcular, según
las reglas legales, el interés económico de la demanda (art. 255.2 LEC), y siempre
que de tal disconformidad se deba derivar la transformación del juicio ordinario
en juicio verbal, el Tribunal oirá a las partes en la audiencia y resolverá en el
acto lo que proceda, ateniéndose, en su caso, al acuerdo al que pudieran llegar
las partes respecto del valor de la cosa litigiosa (art. 422.1 LEC). Pero si no se
diese acuerdo sobre el valor de la cosa litigiosa, el Tribunal, en la misma audien-
cia, decidirá oralmente, de forma motivada, lo que proceda, tomando en cuenta
los documentos, informes y cualesquiera otros elementos útiles para calcular el
valor, que las partes hayan aportado (art. 422.2.I LEC).
Si correspondiese seguir los trámites del juicio verbal, el Juez pondrá fin a la
audiencia, procediéndose a señalar fecha para la vista de dicho juicio, salvo que
la demanda apareciese interpuesta fuera de plazo de caducidad que, por razón
de la materia, establezca la ley (véase, vgr. art. 439.1 LEC), en cuyo caso, se
declarará sobreseído el proceso ordinario (art. 422.2.II LEC). Frente a esta última
resolución, y por ostentar la condición de definitiva (art. 207 LEC), podrá inter-
ponerse recurso de apelación (art. 455 LEC). Siempre que dicho señalamiento
pueda hacerse en el mismo acto, se hará por el Juez, teniendo en cuenta las
necesidades de la agenda programada de señalamientos y demás circunstancias
previstas en el art. 182.4 LEC; en otro caso, se fijará la fecha por el Secretario
judicial, conforme a lo previsto en este art. 182 (art. 422.2.III y IV LEC).

Artículo 423. Resolución en casos de inadecuación de procedimiento por


razón de la materia
1. Cuando la alegación de procedimiento inadecuado se funde en no corres-
ponder el que se sigue a la materia objeto del proceso, el Tribunal, oídas las
partes en la audiencia, podrá decidir motivadamente en el acto lo que estime
procedente y si considera infundada la alegación, la audiencia proseguirá para
sus restantes finalidades.
2. También el Tribunal, si la complejidad del asunto lo aconseja, podrá deci-
dir lo que sea procedente sobre el procedimiento que se ha de seguir, dentro de
los cinco días siguientes a la audiencia, que proseguirá en todo caso para sus
restantes finalidades.
3. Si el procedimiento adecuado fuese el del juicio verbal, al declararlo así
se dispondrá que el Secretario judicial cite a las partes para la vista, salvo que la
demanda apareciese interpuesta fuera del plazo de caducidad que, por razón de
la materia, establezca la ley. En este caso, se declarará sobreseído el proceso.

543
Artículo 424 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

También dispondrá el Tribunal el sobreseimiento si, al iniciarse la vista, no


apareciesen cumplidos los requisitos especiales que las leyes exijan, por razón
de la materia, para la admisión de la demanda.
Véase art. 422 LEC

COMENTARIOS
En segundo término, cuando la alegación de procedimiento inadecuado se
funde en no corresponder el que se sigue a la materia objeto del proceso ordi-
nario según el art. 249.1 LEC, sino a las materias propias del juicio verbal con-
forme al art. 250.1 LEC, el Tribunal, oídas las partes en la audiencia, podrá deci-
dir motivadamente en el acto lo que estime procedente y si considera infundada
la alegación, la audiencia proseguirá para sus restantes finalidades (art. 423.1
LEC). Pero cuando la complejidad del asunto lo aconseje, podrá decidir lo que
sea procedente sobre el procedimiento que se ha de seguir dentro de los cinco
días siguientes a la audiencia, que igualmente proseguirá en todo caso para sus
restantes finalidades (art. 423.2 LEC).
Si a la luz de resultado de dicho trámite de audiencia considerase el órgano
judicial que el procedimiento adecuado a seguir no es el juicio ordinario sino el
verbal, al declararlo así se dispondrá que el Secretario judicial cite a las partes
para la vista, salvo que la demanda apareciese interpuesta fuera del plazo de
caducidad que, por razón de la materia, establezca la ley (véase, vgr. art. 439.1
LEC). En este caso, se declarará sobreseído el proceso ordinario (art. 423.3.I LEC).
Y también se dispondrá el sobreseimiento, pero ya no del juicio ordinario sino
del verbal, si, al iniciarse la vista, no apareciesen cumplidos los requisitos espe-
ciales que las leyes exijan, por razón de la materia, para la admisión de la
demanda (véase de nuevo el art. 439 LEC) (art. 423.3.II LEC).

Artículo 424. Actividad y resolución en caso de demanda defectuosa


1. Si el demandado alegare en la contestación a la demanda la falta de cla-
ridad o precisión de ésta en la determinación de las partes o en las pretensiones
deducidas, o si el actor adujere en la audiencia esos mismos defectos en la con-
testación o en la reconvención, o si, de oficio, el Tribunal apreciare unos u otros,
admitirá en el acto de la audiencia las aclaraciones o precisiones oportunas.
2. En caso de no formularse aclaraciones y precisiones, el Tribunal sólo
decretará el sobreseimiento del pleito si no fuese en absoluto posible determinar
en qué consisten las pretensiones del actor o, en su caso, del demandado en la
reconvención, o frente a qué sujetos jurídicos se formulan las pretensiones.

COMENTARIOS
1. Ya por último, si en la audiencia previa al juicio han sido propuestas y
desechadas todas las excepciones procesales interpuestas por el demandado en

544
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 424

su contestación a la demanda sobre la falta de capacidad o de representación,


acumulación de acciones, litisconsorcio, cosa juzgada y litispendencia, e inade-
cuación del procedimiento, se abordará finalmente el análisis de la excepción
consiste en la defectuosidad de la demanda, conforme a la estructura y requisitos
exigidos por el art. 399 LEC (arts. 417.1, 424 LEC).
En este caso, y en primer término, cuando el demandado alegare la falta de
claridad o de precisión de la demanda, bien en la determinación de las partes,
bien en las pretensiones deducidas, o cuando, en segundo lugar y esta vez de
manera novedosa, el actor adujese en el mismo acto de la audiencia la existencia
de esos mismos defectos en la contestación o en la reconvención del deman-
dado, o cuando, en tercer y último lugar, el Tribunal apreciare de oficio esos
defectos en unos u otros escritos, se procederá entonces a realizar y admitir en
el acto de la audiencia "las aclaraciones o precisiones oportunas" (art. 424.1
LEC).
Dichas aclaraciones al contenido de las pretensiones, además, podrán ser
formuladas por las partes, o requeridas de oficio por el órgano judicial, incluso
aunque no se haya suscitado el defecto legal en el modo de proponer la demanda
o la reconvención, al amparo de lo dispuesto en el art. 426.2 y 6 LEC, sobre el
que más adelante se insistirá. Hechas las tales aclaraciones y precisiones, la
audiencia proseguirá para el cumplimiento de sus restantes cometidos, si bien
como consecuencia del examen de estos defectos podrá llegar a decretarse anti-
cipadamente el sobreseimiento del proceso en el harto improbable supuesto
(pensemos que en el juicio ordinario la postulación es siempre preceptiva) en
que "no fuera en absoluto posible determinar en qué consisten las pretensiones
del actor o, en su caso, del demandado en la reconvención, o frente a qué sujetos
jurídicos se formulan las pretensiones" (art. 424.2 LEC).

JURISPRUDENCIA
«El art. 424, apartado primero de la Ley de Enjuiciamiento Civil permite que las partes
formulen en el acto de audiencia aclaraciones y precisiones referidas a sus escritos de
alegación. Del propio modo, el art. 412 de la misma Ley permite que, una vez fijado el
objeto del proceso, se formulen aclaraciones complementarias, con tal que no signifiquen
alteración de aquel. De esa facultad hicieron uso las demandantes, sin extralimitación
alguna, como señaló la Audiencia Provincial. En efecto, habiendo deducido en el suplico
de la demanda pretensión de condena de la demandada al pago de una indemnización
por daños en la condición de titulares de un crédito solidario, mantuvieron esa posición
inicial a lo largo del proceso y la explicaron en aquél referido trámite, con mayor claridad
que en la demanda, indicando que los daños los habían sufrido las dos sociedades, pues
estaban a la espera de una liquidación final y futura, de conformidad con lo pactado en
el contrato de colaboración que les unía» (STS 1.ª 30 septiembre 2010, Rec. 2281/2006).
«la omisión en el suplico de la demanda de una expresa referencia a que se declarara
la nulidad del contrato de suscripción de las acciones preferentes y se condenara al banco
a la restitución del capital invertido en las preferentes, no es un simple error susceptible

545
Artículo 425 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de aclaración, en el sentido de entenderse incluido en la demanda, en el trámite del art.


424 LEC. Este precepto permite, ante la falta de claridad o precisión de la demanda o de
la contestación, en relación con las pretensiones deducidas, que las partes realicen las
aclaraciones y precisiones necesarias, y que el juez, a continuación, acuerde ‘el sobre-
seimiento si fuese en absoluto posible determinar en qué consisten las pretensiones del
actor o, en su caso, del demandado en la reconvención’. Se trata de aclaraciones y pre-
cisiones para poder determinar con claridad qué se solicita y por qué razones, pero no
admite este trámite una ampliación del suplico. El suplico de la demanda contiene una
pretensión clara y consiguiente a lo alegado en los hechos y en los fundamentos de
derecho: que se declare el incumplimiento por parte del banco de las obligaciones que
derivaban de la gestión de la cartera de valores de los demandantes y de los deberes de
diligencia, lealtad e información en la comisión recibida sobre la compra de valores; y
se condene al banco a restituir el importe perdido de la inversión. La referencia al error
vicio, que sin duda se encuentra en uno de los apartados de los fundamentos de derecho,
no se tradujo en ninguna petición de declaración de nulidad y de condena a la restitución
de prestaciones, por las razones que sean. No cabía, al amparo del art. 424 LEC, integrar
el suplico de la demanda como lo hizo el juzgado, razón por la cual, la decisión de la
audiencia de tener por no ejercitada esa pretensión de nulidad es correcta, y no sólo no
infringe el art. 424 LEC, sino que lo aplica correctamente» (STS 1.ª 30 diciembre 2014,
Rec. 1674/2012).
«El art. 399.5 LEC contiene la exigencia formal de que las pretensiones se formulen
con claridad y precisión, lo que no debe confundirse con la viabilidad o no de la petición
deducida. La jurisprudencia de esta Sala ha declarado reiteradamente (por todas, sen-
tencia núm. 589/2008, de 25 de junio, y las que allí se citan), que la excepción de defecto
legal en el modo de proponer la demanda, contemplada en el art. 416.1.5.ª LEC, no debe
ser entendida con un rigor formal incompatible con la efectividad del derecho a la tutela
judicial efectiva, evitando incurrir en formalismos enervantes de los derechos y garantías
procesales constitucionalmente protegidos. Carácter antiformalista que se infiere de la
propia dicción literal del art. 424.2 LEC, que dispone que el Tribunal solo decretará el
sobreseimiento del pleito si no fuese en absoluto posible determinar en qué consistían
las pretensiones del actor» (STS 1.ª 14 julio 2016, Rec. 201/2014).

Artículo 425. Decisión judicial en casos de circunstancias procesales análo-


gas a las expresamente previstas
La resolución de circunstancias alegadas o puestas de manifiesto de oficio,
que no se hallen comprendidas en el art. 416, se acomodará a las reglas esta-
blecidas en estos preceptos para las análogas.

Artículo 426. Alegaciones complementarias y aclaratorias. Pretensiones


complementarias. Hechos acaecidos o conocidos con posterioridad a la demanda
y la contestación. Presentación de documentos sobre dichos extremos
1. En la audiencia, los litigantes, sin alterar sustancialmente sus pretensiones
ni los fundamentos de éstas expuestos en sus escritos, podrán efectuar alegacio-
nes complementarias en relación con lo expuesto de contrario.

546
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 426

2. También podrán las partes aclarar las alegaciones que hubieren formulado
y rectificar extremos secundarios de sus pretensiones, siempre sin alterar éstas
ni sus fundamentos.
3. Si una parte pretendiere añadir alguna petición accesoria o complemen-
taria de las formuladas en sus escritos, se admitirá tal adición si la parte contraria
se muestra conforme. Si se opusiere, el Tribunal decidirá sobre la admisibilidad
de la adición, que sólo acordará cuando entienda que su planteamiento en la
audiencia no impide a la parte contraria ejercitar su derecho de defensa en con-
diciones de igualdad.
4. Si después de la demanda o de la contestación ocurriese algún hecho de
relevancia para fundamentar las pretensiones de las partes en el pleito, o hubiese
llegado a noticia de las partes alguno anterior de esas características, podrán
alegarlo en la audiencia.
Será de aplicación a la alegación de hecho nuevo o de nueva noticia lo dis-
puesto en el apartado 4 del art. 286.
5. En el acto de la audiencia, las partes podrán aportar documentos y dictá-
menes que se justifiquen en razón de las alegaciones complementarias, rectifi-
caciones, peticiones, adiciones y hechos nuevos a que se refieren los apartados
anteriores de este artículo.
A la presentación de estos documentos será de aplicación, según sus clases,
lo dispuesto en los arts. 267 y 268 de esta Ley.
6. El Tribunal podrá también requerir a las partes para que realicen las acla-
raciones o precisiones necesarias respecto de los hechos y argumentos conteni-
dos en sus escritos de demanda o contestación. Si tales aclaraciones o precisiones
no se efectuaren, el Tribunal les advertirá de que puede tenerlos por conformes
con relación a los hechos y argumentos aducidos de contrario.

COMENTARIOS
Conclusa la subfase de control de los presupuestos procesales, y siempre que
la misma no haya determinado la conclusión anticipada del pleito, en la audien-
cia previa permite la LEC que se lleve a cabo la aclaración y complementación
de las alegaciones deducidas en los escritos de alegación de las partes (demanda
y contestación a la demanda, y, en su caso, reconvención y contestación a la
reconvención), así como su ampliación con la alegación de nuevos hechos.
1. Alegaciones complementarias:
Los litigantes podrán, en el curso de la audiencia previa al juicio, y una vez
superadas las fases de conciliación y de control de los presupuestos procesales,
aducir "alegaciones complementarias en relación con lo expuesto de contrario",
pero, eso sí, "sin alterar sustancialmente sus pretensiones ni los fundamentos de
éstas expuestos en sus escritos" (art. 426.1 LEC). Ahora bien, cuando el deman-
dado haya comparecido en el juicio ordinario pero haya decidido no contestar

547
Artículo 426 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

a la demanda, entonces no podrá utilizar este trámite para formular alegación


alguna (v. SAP Baleares 5.ª 6.4.06).
Bajo la cobertura de estas alegaciones complementarias no les será dado a
las partes alterar o modificar sustancialmente la causa petendi de sus respectivas
pretensiones (por supuesto que tampoco el petitum) (art. 426.1 LEC), ya que,
como se examinó anteriormente, una de los efectos procesales más caracterís-
ticos de la litispendencia es, precisamente, la prohibición de mutatio libelli (con-
sagrada con cierta flexibilidad por el art. 412 LEC) (SSAP Murcia 5.ª 12.9.06,
Cádiz 5.ª 20.2.07, Girona 1.ª 12.3.07, STS 1.ª 28.11.11, SAP Asturias 5.ª
11.03.14). Por lo tanto, lo único que podrán las partes aducir a título de alega-
ciones complementarias serán hechos que coadyuven a entender o que com-
pleten los ya aducidos con anterioridad, sin poder modificar, suprimir o alterar
éstos mediante alegaciones nuevas o contradictorias con los mismos.
Réstanos indicar que las partes, también en el mismo acto de la audiencia
previa al juicio, podrán aportar los documentos y dictámenes que se justifiquen
en razón de las alegaciones complementarias que efectúen (art. 426.5 LEC).
2. Alegaciones aclaratorias:
También podrán las partes, en segundo lugar, "aclarar las alegaciones que
hubieren formulado y rectificar extremos secundarios de sus pretensiones, siem-
pre sin alterar éstas ni sus fundamentos" (art. 426.2 LEC). De la misma forma, el
Tribunal "podrá también requerir a las partes para que realicen las aclaraciones
o precisiones necesarias respecto de los hechos y argumentos contenidos en sus
escritos de demanda o de contestación", las cuales, si no se efectuasen a reque-
rimiento del Tribunal, hará que éste advierta a los litigantes "de que puede tener-
los por conformes con relación a los hechos y argumentos aducidos de contrario"
(art. 426.6 LEC).
Con respecto a estas aclaraciones y rectificaciones también podrán aportar
las partes, en el mismo acto de la audiencia, los documentos y dictámenes que
consideren oportunos para justificar lo alegado (art. 426.5 LEC).
3. Alegaciones nuevas:
Por último, las partes podrán aducir, no ya alegaciones complementarias o
aclaratorias de las ya aducidas con anterioridad en sus escritos de demanda y
contestación, sino alegaciones nuevas, no contempladas en ninguno de los tales
escritos, siempre y cuando versen las mismas sobre algún "hecho de relevancia
para fundamentar las pretensiones de las partes" que haya ocurrido, o del que la
parte haya tenido noticia por vez primera, "después de la demanda o de la con-
testación" (art. 426.4 LEC).
Ha de tratarse, pues, de hechos que responda al concepto latino de: 1.º) Los
"nova producta", es decir, hechos acaecidos con posterioridad a la preclusión
de las alegaciones de las partes, hechos nuevos en dos palabras; 2.º) O los "nova

548
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 427

reperta", esto es, hechos ocurridos con anterioridad a la preclusión pero que la
parte ignoraba de forma no culpable, también denominados hechos de nueva
noticia.
Al art. 286.4 LEC, precisamente, se remite el art. 426.4 LEC, en el sentido de
la necesidad de que la parte, al tiempo de alegar el hecho nuevo, acredite cum-
plidamente esta circunstancia; mientras que si alega un hecho de nueva noticia,
el Tribunal podrá acordar (creemos que oralmente en el mismo acto, y no
mediante providencia como requiere el art. 286.4 LEC) la improcedencia de
tomarlo en consideración si, a la vista de las circunstancias y de las alegaciones
de las demás partes, no apareciese justificado que el hecho no se pudo alegar
en los momentos procesales ordinariamente previstos, pudiendo incluso impo-
ner a la parte una multa de entre 120 y 600 euros.
También para justificar la alegación de los hechos nuevos o de nueva noticia,
el art. 426.5 LEC autoriza a que los litigantes aporten cualesquiera documentos
y dictámenes.

JURISPRUDENCIA
«Por lo que se refiere a los gastos derivados de la permanencia del vehículo en el
taller resulta evidente, por estar documentado, que dicha petición no se realizó en el
escrito inicial de las actuaciones siendo así que se hizo en un momento posterior, en
concreto en la audiencia previa, siendo admitida la misma por el Juez ‘a quo’ en base al
art. 426 de la Ley de Enjuiciamiento Civil y presentándose recurso de reposición por la
apelante fue resuelto en sentido desestimatorio, consignando su protesta a fin de hacer
valer los derechos que le asistieren. En este punto hemos de dar por reproducida la
argumentación del Juez "a quo" en cuanto que, previsto por la propia Ley de Enjuicia-
miento Civil la posibilidad de realizar peticiones complementarias siempre que no se
vulnere el derecho de defensa, pues resulta evidente que la petición complementaria trae
su causa de la principal al consistir en una ampliación de las cantidades solicitadas por
vía de indemnización relativa a los gastos de estancia o depósito del vehículo en el taller,
y que la dirección jurídica de la Compañía Aseguradora apelante no ha visto mermado
su derecho de defensa sino que, incluso en esta sede de apelación, sigue pudiendo argu-
mentar su oposición a dicha petición» (SAP Cádiz 5.ª 20 febrero 2007, Rec. 413/2006).

Artículo 427. Posición de las partes ante los documentos y dictámenes pre-
sentados
1. En la audiencia, cada parte se pronunciará sobre los documentos aporta-
dos de contrario hasta ese momento, manifestando si los admite o impugna o
reconoce o si, en su caso, propone prueba acerca de su autenticidad.
2. Las partes, si fuere el caso, expresarán lo que convenga a su derecho acerca
de los dictámenes periciales presentados hasta ese momento, admitiéndolos,
contradiciéndolos o proponiendo que sean ampliados en los extremos que deter-

549
Artículo 427 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

minen. También se pronunciarán sobre los informes que se hubieran aportado


al amparo del núm. 5.º del apartado 1 del art. 265.
3. Si las alegaciones o pretensiones a que se refieren los tres primeros apar-
tados del art. 426 suscitasen en todas o en alguna de las partes la necesidad de
aportar al proceso algún dictamen pericial, podrán hacerlo dentro del plazo
establecido en el apartado segundo del art. 338.
4. En el mismo caso del apartado anterior, las partes que asistieren a la
audiencia, en vez de aportar dictamen del perito que libremente designen,
podrán solicitar, en la misma audiencia, la designación por el Tribunal de un
perito que dictamine. Esta solicitud se resolverá con arreglo a lo establecido en
la sección 5.ª del capítulo VI del Título I del Libro II de esta Ley.

COMENTARIOS
1. A continuación de la eventual aportación de alegaciones complementa-
rias, aclaratorias o relativas a hechos nuevos o de nueva noticia (art. 426 LEC),
e inmediatamente antes del trámite destinado a la fijación definitiva de los
hechos controvertidos (art. 428 LEC), introduce el legislador, de forma sorpren-
dentemente asistemática, un trámite que nada tiene que ver con la finalidad de
determinación del objeto propia de la audiencia previa al juicio, sino con la
también característica a la misma finalidad de determinación del objeto de la
prueba, cuál es el de la admisión e impugnación de los documentos aportados
por las partes (art. 427 LEC).
Incomprensible y erróneamente, porque en la sucesión de los trámites pro-
cesales a practicar en el desarrollo de la referida audiencia previa al juicio, la
admisión e impugnación de documentos se ha situado en el tiempo antes que
la fijación definitiva de los hechos controvertidos, cuando debería haber sido
justamente al contrario, pues, como es natural, bien puede suceder que de la
fijación de aquellos hechos resulte como consecuencia la irrelevancia o inutili-
dad de algunos de los documentos aportados, o incluso la improcedencia de su
impugnación.
2. Sea como fuere, este será el momento procesal en que las partes puedan
pronunciarse sobre:
1.º) La admisión o reconocimiento de los documentos aportados de contra-
rio, o su impugnación, proponiendo en este último caso la prueba tendente a
verificar su autenticidad (art. 427.1 LEC). Sobre este punto, recuérdese que puede
ser objeto de impugnación, tanto el documento público (art. 320 LEC), como el
documento privado (art. 326.2 LEC) y las copias reprográficas de unos y otros
(art. 334 LEC).
2.º) Lo que convenga a sus derechos, incluida la tacha de peritos (art. 343.2
LEC) en relación con los dictámenes periciales presentados hasta ese momento,
admitiéndolos o contradiciéndolos o proponiendo que sean ampliados en los

550
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 428

extremos que determinen, así como sobre los informes de los investigadores
privados aportados por las partes (art. 427.2 LEC). Téngase en cuenta a este
último respecto que, como una de las más significativas innovaciones de la LEC,
los dictámenes periciales deberán aportarlos las partes como documentos que
acompañen a sus respectivos escritos de demanda y de contestación a la
demanda (con reconvención o sin ella), en virtud de lo dispuesto en los arts.
265.1.4.º y 336.1 LEC, o, si no disponen de ellos en ese momento, en un
momento posterior que será siempre previo al comienzo de la audiencia previa
al juicio ordinario regulada en los arts. 414 y ss. LEC (art. 337.1 LEC).
3.º) La aportación de aquellos dictámenes periciales cuya necesidad o utili-
dad se haya puesto de manifiesto a causa de alegaciones del demandado al
contestar la demanda (art. 338.1 LEC) (STS 1.ª 14.03.11).

Artículo 428. Fijación de los hechos controvertidos y posible sentencia


inmediata
1. En su caso, la audiencia continuará para que las partes o sus defensores,
con el Tribunal, fijen los hechos sobre los que exista conformidad y disconfor-
midad de los litigantes.
2. A la vista del objeto de la controversia, el Tribunal podrá exhortar a las
partes o a sus representantes y a sus abogados para que lleguen a un acuerdo
que ponga fin al litigio. En su caso, será de aplicación al acuerdo lo dispuesto en
el art. 415 de esta Ley.
3. Si las partes no pusieran fin al litigio mediante acuerdo, conforme al apar-
tado anterior, pero estuvieren conformes en todos los hechos y la discrepancia
quedase reducida a cuestión o cuestiones jurídicas, el Tribunal dictará sentencia
dentro de veinte días a partir del siguiente al de la terminación de la audiencia.
Véase art. 415 LEC

COMENTARIOS
1. La determinación de los hechos controvertidos:
Formuladas por las partes, en su caso, las alegaciones complementarias,
aclaratorias o nuevas, y hecha la admisión o la impugnación de los documentos
y dictámenes periciales aportados, el paso siguiente en la tramitación de la
audiencia previa al juicio será el de la fijación definitiva de los hechos contro-
vertidos, para lo cual las partes y sus defensores, con la intervención del Tribunal,
determinarán los hechos sobre los que exista conformidad o disconformidad
entre los litigantes.
Todo ello, como es sabido, posee la doble finalidad, de un lado, de fijar los
contornos y perfiles del objeto del proceso, es decir, de las cuestiones litigiosas
sobre las que el Tribunal habrá de dar respuesta motivada y congruente en su

551
Artículo 429 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sentencia, y de otro, de determinar cuál haya de ser el objeto de la prueba, ya


que, como es sabido, los hechos no controvertidos no precisan de actividad
probatoria alguna tendente a su acreditación (art. 281.3 LEC).
2. El nuevo intento de avenencia entre las partes:
En este sentido, y aprovechando la labor de síntesis y de precisión de sus
respectivas pretensiones que las partes contendientes han de llevar a cabo al
amparo de este trámite de fijación de los hechos controvertidos, introduce el
legislador el mandato, dirigido al órgano judicial, de promover de nuevo el
intento de llegar a un acuerdo conciliatorio que provoque la finalización anti-
cipada del procedimiento. De lograrse el acuerdo entre las partes, como es
obvio, el pleito terminará en ese instante. Pero si el acuerdo no llega a alcanzarse,
también como es obvio, la audiencia previa proseguirá para el logro de la última
de sus finalidades, que es la de proposición y admisión de la prueba.
3. La posibilidad de pasar de la audiencia previa al juicio a la sentencia, sin
celebrar la vista oral:
Con todo, aún ha previsto el legislador una tercera posibilidad, que se con-
templa en el art. 428.3 LEC. Se trata, como puede fácilmente apreciarse, de una
previsión capaz de lograr una significativa economía procesal mediante la evi-
tación de las fases de proposición y admisión de la prueba dentro de la misma
audiencia previa (art. 429 LEC), y la del subsiguiente juicio oral, el cual, dado
que su fundamento radica fundamentalmente en servir de cauce a la práctica de
la prueba, carece de todo sentido cuando no existe ninguna actividad probatoria
que llevar a cabo (art. 431 LEC). Para ello, como requiere la norma, será preciso
que entre las partes no existan hechos controvertidos necesitados de prueba, de
un lado, y, de otro, que ambas estén conformes en que la discrepancia existente
entre ellas lo es estrictamente jurídica.
Cuando tales presupuestos concurran, en lugar de dictarse la resolución por
la que se señale la fecha de celebración del juicio oral, se dictará otra donde,
con invocación del art. 428.3 LEC, se decidirá la terminación de la audiencia
previa al juicio y el comienzo del plazo para dictar la sentencia.

Artículo 429. Proposición y admisión de la prueba. Señalamiento del juicio


1. Si no hubiese acuerdo de las partes para finalizar el litigio ni existiera
conformidad sobre los hechos, la audiencia proseguirá para la proposición y
admisión de la prueba.
La prueba se propondrá de forma verbal, sin perjuicio de la obligación de las
partes de aportar en el acto escrito detallado de la misma, pudiendo completarlo
durante la audiencia. La omisión de la presentación de dicho escrito no dará
lugar a la inadmisión de la prueba, quedando condicionada ésta a que se presente
en el plazo de los dos días siguientes.

552
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 429

Cuando el Tribunal considere que las pruebas propuestas por las partes
pudieran resultar insuficientes para el esclarecimiento de los hechos controver-
tidos lo pondrá de manifiesto a las partes indicando el hecho o hechos que, a su
juicio, podrían verse afectados por la insuficiencia probatoria. Al efectuar esta
manifestación, el Tribunal, ciñéndose a los elementos probatorios cuya existen-
cia resulte de los autos, podrá señalar también la prueba o pruebas cuya práctica
considere conveniente.
En el caso a que se refiere el párrafo anterior, las partes podrán completar o
modificar sus proposiciones de prueba a la vista de lo manifestado por el Tribu-
nal.
2. Una vez admitidas las pruebas pertinentes y útiles se procederá a señalar
la fecha del juicio, que deberá celebrarse en el plazo de un mes desde la con-
clusión de la audiencia.
Siempre que el señalamiento pueda hacerse en el mismo acto, se hará por el
Juez, teniendo en cuenta las necesidades de la agenda programada de señala-
mientos y las demás circunstancias contenidas en el art. 182.4.
En los restantes casos se fijará la fecha por el Secretario judicial, conforme
a lo prevenido en el art. 182.
3. A solicitud de parte, cuando toda la prueba o gran parte de ella hubiera
de realizarse fuera del lugar en que tenga su sede el Tribunal que conozca del
pleito, el Tribunal podrá acordar que el juicio se señale por el Secretario judicial
para su celebración dentro del plazo de dos meses.
4. Las pruebas que no hayan de practicarse en el acto del juicio se llevarán
a cabo con anterioridad a éste.
5. Las partes deberán indicar qué testigos y peritos se comprometen a pre-
sentar en el juicio y cuáles, por el contrario, han de ser citados por el Tribunal.
La citación se acordará en la audiencia y se practicará con la antelación sufi-
ciente.
También las partes deberán señalar qué declaraciones e interrogatorios con-
sideran que han de realizarse a través del auxilio judicial. El Tribunal decidirá lo
que proceda a ese respecto y, en caso de que estime necesario recabar el auxilio
judicial, acordará en el acto la remisión de los exhortos oportunos, dando a las
partes un plazo de tres días a los efectos de que presenten, cuando fuere nece-
sario, una lista de preguntas. En cualquier caso, la falta de cumplimentación de
tales exhortos no suspenderá el acto del juicio.
6. No será necesario citar para el juicio a las partes que, por sí o por medio
de su procurador, hayan comparecido a la audiencia previa.
7. Cuando, de manera excepcional y motivada, y por razón de las pruebas
admitidas, fuese de prever que el juicio no podrá finalizar en una sola sesión
dentro del día señalado, la citación lo expresará así, indicando si la sesión o
sesiones ulteriores se llevarán a cabo en el día o días inmediatamente sucesivos
o en otros, que se señalarán por el Secretario judicial, con expresión en todo
caso de la hora en que las sesiones del juicio hayan de dar comienzo.

553
Artículo 429 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

8. Cuando la única prueba que resulte admitida sea la de documentos, y éstos


ya se hubieran aportado al proceso sin resultar impugnados, o cuando se hayan
presentado informes periciales, y ni las partes ni el Tribunal solicitaren la pre-
sencia de los peritos en el juicio para la ratificación de su informe, el Tribunal
procederá a dictar sentencia, sin previa celebración del juicio, dentro de los
veinte días siguientes a aquel en que termine la audiencia.
Véase el comentario al art. 430 LEC

COMENTARIOS
1. Según el art. 429.1 LEC, si no hubiese acuerdo entre las partes, ni confor-
midad sobre los hechos, «la audiencia proseguirá para la proposición y admisión
de la prueba». Con anterioridad a la audiencia previa al juicio, pues, no existe
en el juicio ordinario trámite alguno relativo a la actividad probatoria (salvedad
hecha, claro está, de que se promueva la prueba anticipada ex arts. 293 y ss.
LEC). Ni en el escrito de demanda del actor (art. 399 LEC), ni en el de contesta-
ción a la demanda del demandado (art. 405 LEC), ni, por supuesto, tampoco en
las resoluciones por las que se decida la admisión a trámite de uno y de otro,
habrá de efectuarse mención alguna a la prueba.
2. Proposición de la prueba:
Junto con el art. 284 LEC, la proposición de los distintos medios de prueba
se hará expresándolos con separación, y se consignará el domicilio o residencia
de las personas que hayan de ser citadas, en su caso, para la práctica de cada
medio de prueba, para la proposición probatoria en el juicio ordinario se debe
observar lo establecido en el art. 429.1.II, según el cual la prueba «se propondrá
de forma verbal, sin perjuicio de la obligación de las partes de aportar en el acto
escrito detallado de la misma, pudiendo completarlo durante la audiencia. La
omisión de la presentación de dicho escrito no dará lugar a la inadmisión de la
prueba, quedando condicionada ésta a que se presente en el plazo de los dos
días siguientes».
Además, y por imperativos dimanantes del derecho fundamental a utilizar
todos los medios de prueba pertinentes para la defensa (art. 24.2 CE), en el acto
de la proposición oral de la prueba pesará sobre la parte proponente la carga de
tener que exponer y fundamentar las razones por las cuales ha de considerar el
Tribunal que cada uno de los medios probatorios propuestos resulta pertinente
y no, por el contrario, impertinente, inútil, reiterativo o ilícito.
Como novedad que introdujo en su día la vigente LEC, se prevé que cuando
el Tribunal considere que las pruebas propuestas por las partes pudieran resultar
insuficientes para el esclarecimiento de los hechos controvertidos lo pondrá de
manifiesto a las partes indicando el hecho o hechos que, a su juicio, podrían
verse afectados por la insuficiencia probatoria; al efectuar esta manifestación, el
Tribunal, ciñéndose a los elementos probatorios cuya existencia resulte de los

554
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 429

autos, podrá señalar también la prueba o pruebas cuya práctica considere con-
veniente; en tal caso, las partes podrán completar o modificar sus proposiciones
de prueba a la vista de lo manifestado por el Tribunal (art. 429.1.II y III LEC).
La presente innovación, sin embargo, ha de ser entendida en sus justos tér-
minos, no siendo posible, sino con la quiebra del principio de aportación latente
en el art. 216 LEC y de la prohibición de prejuzgar la cuestión principal, que el
amparo de la presente facultad judicial sea el propio Juez quien, de oficio, pro-
ponga la prueba. Más bien al contrario, dicha facultad judicial, para ser legítima,
únicamente deberá limitarse a la mera sugerencia a las partes sobre la conve-
niencia de completar su respectivo cuadro probatorio, sugerencia que las partes
podrán aceptar o no libremente, y que habrá de sustentarse en pilares objetivos,
es decir, de simple existencia de hechos controvertidos sobre los que se constate
que no se haya propuesto prueba alguna (SAP Barcelona 1.ª 11.2.08, SAP Málaga
5.ª 3.3.08).
3. Admisión de la prueba:
Y tras la proposición de la prueba, se procederá por el juzgador a resolver
sobre la admisión de la misma (art. 429.2 LEC). En este punto, el Juez deberá
pronunciarse sobre la pertinencia y utilidad de los medios de prueba propuestos
por las partes, decretando su admisión o inadmisión a trámite, de la forma esta-
blecida en el art. 285 LEC y con la emisión de una resolución en forma de auto
(art. 206.1.2.ª LEC), frente al que podrá interponerse el recurso de reposición
(arts. 285, 451 LEC).
De este trámite de admisión de la prueba, y para determinar qué medios
probatorios han de ser admitidos por la autoridad judicial y cuáles de ellos han
de merecer una declaración de rechazo o de inadmisión, viene a hacerse eco el
art. 283.1 LEC, precepto que lleva por rúbrica la de «impertinencia o inutilidad
de la actividad probatoria». De ahí se infiere que no serán admisibles en el pro-
ceso civil las pruebas impertinentes ni las pruebas inútiles, categorías ambas de
carácter material (porque para determinar su concurrencia precisan de una valo-
ración subjetiva del órgano judicial) a las que han de añadirse otras dos causas
de inadmisión probatoria, una de ellas igualmente de carácter material cuál es
la prueba prohibida, a la que se refiere también el art. 283 LEC en su tercer
apartado, y la otra de sesgo formal (porque su determinación presente un carácter
eminente objetivo), cuál es la de la prueba que sea propuesta por las partes fuera
de los trámites legalmente previstos.
4. Finalización de la audiencia previa al juicio:
a) La audiencia previa al juicio finalizará con la emisión de un auto de sobre-
seimiento y archivo de las actuaciones en los siguientes casos: 1.º) Ante la
incomparecencia a la audiencia de todas las partes procesales (art. 414.3.I LEC),
o de la parte demandante si el demandado comparecido no alega interés en el

555
Artículo 429 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

seguimiento del pleito (art. 414.3.II LEC), o del Abogado de la parte actora (art.
414.4 LEC); 2.º) Ante el desistimiento bilateral de las partes ex arts. 415 y 428.2
LEC; 3.º) Ante el defecto no subsanable de capacidad o representación del
demandante (art. 418.2 LEC); 4.º) Ante el vencimiento del plazo otorgado al actor
para constituir un litisconsorcio pasivo sin que aquél haya aportado las copias
de la demanda o los documentos anejos frente a los nuevos demandados (art.
420.4 LEC); 5.º) Ante la apreciación de las excepciones de litispendencia y cosa
juzgada negativa o excluyente (art. 421.1 LEC); 6.º) Ante la caducidad de la
acción cuando haya de convertirse el juicio ordinario en juicio verbal por razón
de la cuantía (art. 422.2.II LEC), o de la materia (art. 423.3 LEC); y 7.º) Ante la
no formulación de las aclaraciones y peticiones requeridas por el Tribunal en
aras a corregir los defectos de la demanda (art. 424.2 LEC).
b) También podrá concluir, en segundo término, para proseguir a continua-
ción con la apertura del plazo para emitir la sentencia, sin necesidad, por tanto,
de celebrar previamente el acto del juicio oral. Tal ocurrirá en dos diferentes
supuestos: 1.º) Cuando las partes estén conformes en todos los hechos, de forma
que ninguna de ellos pueda reputarse «controvertido» y, como tal, necesitado
de prueba, y conformes en que la discrepancia existente entre ellos lo es estric-
tamente jurídica (art. 428.3 LEC); 2.º) Cuando la única prueba admitida sea la
documental, y los documentos sobre los que recaiga ya se hubieren aportado al
proceso sin resultar impugnados, o cuando se hayan presentado informes peri-
ciales, y ni las partes ni el Tribunal solicitaren la presencia de los peritos en el
juicio para la ratificación de su informe (art. 429.8 LEC).

JURISPRUDENCIA
–Sugerencia probatoria de oficio:
«debe indicarse que el art. 429 de la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil que se dice
infringido, regula por primera vez la iniciativa probatoria de oficio en el proceso civil,
estableciendo que, cuando el Tribunal considere que las pruebas propuestas por las
partes pudieran resultar insuficientes para el esclarecimiento de los hechos controverti-
dos lo pondrá de manifiesto a las mismas, indicado el hecho o hechos, que a su juicio,
podrían verse afectados por la insuficiencia probatoria. Al efectuar esta manifestación,
el Tribunal, ciñéndose a los elementos probatorios cuya existencia resulte de los autos,
podrá también señalar la prueba o pruebas cuya práctica considere conveniente. Pues
bien, el primer problema que ha suscitado dicho precepto innovador, como consecuen-
cia de su ambigua dicción, consiste en si se trata de un deber o, por el contrario, de una
mera facultad del órgano judicial; inclinándose la doctrina científica más autorizada y la
denominada jurisprudencia menor, a la vista de su interpretación conjunta, sistemática
y finalista, porque se trata de una facultad judicial condicionada a la subjetiva constata-
ción sobre la insuficiencia de las pruebas ya propuestas para acreditar los hechos con-
trovertidos, con la finalidad última de convencer al órgano jurisdiccional de la bondad
de la pretensión actuada, señalando diversas Audiencias Provinciales que se trata de una
apreciación subjetiva que difícilmente podrá ser objeto de control externo y "a posteriori"

556
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 430

por otro órgano judicial para imponer su propio criterio, sin que pueda servir de funda-
mento para subsanar la inexistencia de prueba o las propuestas por las partes inadecua-
damente, así como que las actuaciones no se pueden retrotraer hasta la proposición de
prueba para dar posibilidad a una de las partes, en detrimento de la otra, para proponer
la necesaria para acreditar su derecho. En definitiva, entiende también este Tribunal que
la nueva norma introduce un mecanismo para facilitar la convicción judicial sobre los
hechos controvertidos mediante la facultad de integración probatoria, pero no impone
al Juez un deber de controlar la suficiencia probatoria en la inicial fase de la audiencia
previa, ni existe una garantía absoluta de que, aun con indicación de insuficiencia pro-
batoria, las nuevas pruebas acrediten los hechos controvertidos; todo ello sin olvidar que
la normativa de la carga de la prueba del art. 217 de la Ley Procesal, que opera al tiempo
de dictar sentencia en el marco del "onus probandi", no se halla supeditada al uso de la
facultad del art. 429. Por todo lo expuesto, mal puede sostenerse que el juzgador de
instancia haya infringido dicho precepto al no haber indicado a la parte actora, ahora
recurrente, la insuficiencia de las pruebas propuestas para acreditar el origen o causa del
derecho dominical que invoca y cuya carga probatoria les incumbía a los actores como
hecho constitutivo de su pretensión, según deriva del art. 217 citado. La sentencia debe
confirmarse de forma plena, incluso en lo que dispone sobre las costas causadas en la
primera instancia» (SAP Málaga 5.ª 3 marzo 2008, Rec. 235/2007).
«Cierto es que esta novedosa institución procesal no encaja con uno de los principios
esenciales del procedimiento, como es el de justicia rogada o principio dispositivo, una
de cuyas manifestaciones es la de dejar a la iniciativa de las partes la aportación de las
pruebas que consideren necesarias a su derecho. Así lo dice la Exposición de Motivos de
la Ley, según la cual "es a quien cree necesitar tutela a quien se atribuyen las cargas de
pedirla, determinarla con suficiente previsión, alegar y probar los hechos y aducir los
fundamentos jurídicos correspondientes a las pretensiones de aquella tutela", añadiendo
que "no se entiende razonable que el órgano jurisdiccional le incumba investigar y com-
probar la veracidad de los hechos alegados como configuradores de un caso que pre-
tendidamente requiere una respuesta de tutela conforme a Derecho". Se trata de una
norma que no elimina la carga de la prueba que establece el art. 217, a cuyas reglas se
somete el juez para resolver el asunto, incluidas las derivadas de una falta de prueba.
Este mecanismo procesal es, además, discrecional. Surge de la mera consideración del
juez de que las pruebas propuestas no son suficientes para esclarecer los hechos. Dis-
crecional es también ("podrá") señalar la prueba o pruebas cuya práctica considere
conveniente a partir de los elementos probatorios cuya existencia resulte de los autos.
Consiguientemente, su omisión no supone infracción de las normas del proceso ni afecta
al derecho de las partes causándoles indefensión. Finalmente, la insuficiencia probatoria
puede venir dada por los propios elementos de prueba aportados por las partes, incluso
de la prueba judicialmente insinuada» (STS 1.ª 7 marzo 2013, LA LEY 13547/2013).

Artículo 430. Solicitud de nuevo señalamiento del juicio


Si cualquiera de los que hubieren de acudir al acto del juicio no pudiere
asistir a éste por causa de fuerza mayor u otro motivo de análoga entidad podrá
solicitar nuevo señalamiento de juicio. Esta solicitud se sustanciará y resolverá
conforme a lo previsto en el art. 183.

557
Artículo 431 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
La audiencia previa al juicio que no haya sido declarada conclusa mediante
alguna de las anteriores modalidades, finalizará mediante la emisión de una
resolución del Secretario por la que se señalará la fecha del juicio oral dentro
del mes siguiente a la terminación de la audiencia (art. 429.2 LEC), o dentro de
los dos meses siguientes cuando toda la prueba admitida o gran parte de ella
hubiera de realizarse fuera del lugar en que tenga su sede el Tribunal que
conozca del pleito (art. 429.3 LEC).
Una vez hecho el señalamiento, y, por tanto, tras conocerse ya la fecha de
celebración del juicio oral, será entonces el momento en que las partes deban
indicar al Tribunal qué testigos y peritos se comprometen a presentar por sí mis-
mos en el juicio y cuáles, por el contrario, han de ser citados por el Tribunal,
citación judicial ésta que se acordará en el mismo acto de la audiencia y se
practicará con la antelación suficiente (art. 429.5.I LEC). También las partes
deberán señalar qué declaraciones e interrogatorios consideran que han de rea-
lizarse a través del auxilio judicial, decidiendo el Tribunal lo que proceda a ese
respecto y, en caso de que estime necesario recabar el auxilio judicial, acordará
en el acto la remisión de los exhortos oportunos, dando a las partes un plazo de
tres días a los efectos de que presenten, cuando fuere necesario, una lista de
preguntas (art. 429.5.II LEC). También se citará a las partes procesales para su
comparecencia en el acto del juicio oral, salvo cuando las mismas, por sí o a
través de su Procurador, hayan comparecido a la audiencia previa (art. 429.6
LEC).
Cuando, de manera excepcional y motivada, y por razón de las pruebas
admitidas, fuese de prever que el juicio no podrá finalizar en una sola sesión
dentro del día señalado, la citación lo expresará así, indicando si la sesión o
sesiones ulteriores se llevarán a cabo en el día o días inmediatamente sucesivos
o en otros, que se señalarán por el Secretario judicial, con expresión en todo
caso de la hora en que las sesiones del juicio hayan de dar comienzo (art. 429.7
LEC).

CAPÍTULO III
Del juicio

Artículo 431. Finalidad del juicio


El juicio tendrá por objeto la práctica de las pruebas de declaración de las
partes, testifical, informes orales y contradictorios de peritos, reconocimiento
judicial en su caso y reproducción de palabras, imágenes y sonidos. Asimismo,
una vez practicadas las pruebas, en el juicio se formularán las conclusiones sobre
éstas.
Véase el comentario al art. 433 LEC

558
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 432

Artículo 432. Comparecencia e incomparecencia de las partes


1. Sin perjuicio de la intervención personal en el interrogatorio que se
hubiera admitido, las partes comparecerán en el juicio representadas por pro-
curador y asistidas de abogado.
2. Si no compareciere en el juicio ninguna de las partes, se levantará acta
haciéndolo constar y el Tribunal, sin más trámites, declarará el pleito visto para
sentencia. Si sólo compareciere alguna de las partes, se procederá a la celebra-
ción del juicio.
Véase el comentario al art. 433 LEC

Artículo 433. Desarrollo del acto del juicio


1. El juicio comenzará practicándose, conforme a lo dispuesto en los arts.
299 y siguientes, las pruebas admitidas, pero si se hubiera suscitado o se suscitare
la vulneración de derechos fundamentales en la obtención u origen de alguna
prueba, se resolverá primero sobre esta cuestión.
Asimismo, con carácter previo a la práctica de las pruebas, si se hubiesen
alegado o se alegaren hechos acaecidos o conocidos con posterioridad a la
audiencia previa, se procederá a oír a las partes y a la proposición y admisión de
pruebas previstas en el art. 286.
2. Practicadas las pruebas, las partes formularán oralmente sus conclusiones
sobre los hechos controvertidos, exponiendo de forma ordenada, clara y concisa,
si, a su juicio, los hechos relevantes han sido o deben considerarse admitidos y,
en su caso, probados o inciertos.
A tal fin, harán un breve resumen de cada una de las pruebas practicadas
sobre aquellos hechos, con remisión pormenorizada, en su caso, a los autos del
juicio. Si entendieran que algún hecho debe tenerse por cierto en virtud de pre-
sunción, lo manifestarán así, fundamentando su criterio. Podrán, asimismo, ale-
gar lo que resulte de la carga de la prueba sobre los hechos que reputen dudosos.
En relación con el resultado de las pruebas y la aplicación de las normas
sobre presunciones y carga de la prueba, cada parte principiará refiriéndose a
los hechos aducidos en apoyo de sus pretensiones y seguirá con lo que se refiera
a los hechos aducidos por la parte contraria.
3. Expuestas sus conclusiones sobre los hechos controvertidos, cada parte
podrá informar sobre los argumentos jurídicos en que se apoyen sus pretensio-
nes, que no podrán ser alteradas en ese momento.
4. Si el Tribunal no se considerase suficientemente ilustrado sobre el caso
con las conclusiones e informes previstos en los apartados anteriores, podrá
conceder a las partes la palabra cuantas veces estime necesario para que infor-
men sobre las cuestiones que les indique.

559
Artículo 433 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. En el día y la hora previamente señalados, el Tribunal que esté conociendo
del juicio ordinario se constituirá para celebrar el juicio oral. Recordemos que,
conforme al art. 147.I LEC, las vistas que se celebren ante el Tribunal «se regis-
trarán en soporte apto para la grabación y reproducción del sonido y la imagen»,
bajo sanción de nulidad de actuaciones, a declarar en la vía del recurso de ape-
lación interpuesto frente a la sentencia (SSAP Málaga 4.ª 15.11.04, Pontevedra
3.ª 8.3.05, Palencia 1.ª 18.4.05, Bizkaia 3.ª 14.9.05, Madrid 20.ª 12.6.06, Tene-
rife 3.ª 16.6.06, Jaén 3.ª 14.7.06, A Coruña 6.ª 30.03.07…).
2. Una vez constituido, el Juez, en primer término, deberá comprobar si las
partes han comparecido o no al acto debidamente representadas por Procurador
y asistidas por Letrado, como es la preceptiva tónica general en los juicios ordi-
narios (arts. 23, 31, 432.1 LEC). Si advirtiese que ninguna de ellas ha compare-
cido a la vista, indicará al Secretario que levante acta donde se haga constar este
hecho y, sin más trámites, declarará el pleito visto para sentencia (art. 432.2 LEC),
comenzando desde ese mismo momento a computarse el plazo de veinte días
concedidos al titular del órgano judicial por el art. 434 LEC para dictar la sen-
tencia definitiva. Por el contrario, si al acto de la vista compareciesen ambas
partes, o al menos una de ellas (sea la demandante, o sea la demandada, para
cuya ausencia la Ley no ha previsto ningún efecto desfavorable tipo ficta con-
fessio), se procederá entonces a la celebración del juicio.
Recuérdese que los testigos y los peritos, a diferencia de las partes, no tienen
la carga sino la obligación de comparecer a la vista oral para la que hayan sido
debidamente citados, bajo la sanción de multa pecuniaria en caso de incumpli-
miento (art. 292.1 LEC). La parte que deba someterse a la prueba del interroga-
torio a practicar en la vista oral sí tendrá, en cambio, la obligación de comparecer
a la misma, igualmente bajo la sanción de multa pecuniaria si la quebrantare
(art. 292.4 LEC).
3. Si comparecen las partes, el Juez declarará oralmente que se procede a
celebrar vista pública, excepto cuando el acto se celebre a puerta cerrada en los
supuestos previstos por el art. 138 LEC, debiendo comenzar las actuaciones por
el relato sucinto del Secretario judicial acerca de los antecedentes del caso y las
cuestiones que hayan de tratarse (art. 185.1 LEC).
Seguidamente, y en virtud de lo establecido en el art. 433.1 LEC, la vista oral
habrá ya de encaminarse a aquello que constituye su finalidad esencial y su
verdadera razón de ser: la práctica de los medios de prueba admitidos a trámite
en la audiencia previa, bajo la inmediación del órgano judicial sentenciador y
en unidad de acto (art. 290 LEC).
4. Tras la práctica de las pruebas en el juicio, declara el art. 431 LEC, «se
formularán las conclusiones sobre éstas», para lo cual, ahora en atención a lo

560
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 434

previsto en el art. 185.4 LEC, «el Juez o Presidente concederá de nuevo la palabra
a las partes para… formular concisamente las alegaciones que a su derecho
convengan sobre el resultado de las pruebas practicadas».
Tales conclusiones se formularán oralmente por las partes «exponiendo de
forma ordenada, clara y concisa, si, a su juicio, los hechos relevantes han sido
o deben considerarse admitidos y, en su caso, probados o inciertos» (art. 433.2.I
LEC). A tal fin, continúa la norma, «harán un breve resumen de cada una de las
pruebas practicadas sobre aquellos hechos, con remisión pormenorizada, en su
caso, a los autos del juicio» (art. 433.2.II LEC). De igual forma, las partes podrán
también alegar lo que a su respectivo entender resulte de la carga de la prueba
(v. art. 217 LEC) sobre los hechos que repute dudosos (art. 433.2.II LEC). En
relación con el resultado de las pruebas y la aplicación de las normas sobre
presunciones y carga de la prueba, cada parte principiará su exposición refi-
riéndose a los hechos aducidos en apoyo de sus pretensiones y seguirá con lo
que se refiera a los hechos aducidos por la parte contraria (art. 433.2.III LEC).
Expuestas sus conclusiones sobre los hechos controvertidos, cada parte
podrá informar adicionalmente sobre los argumentos jurídicos en que se apoyen
sus pretensiones, que no podrán ser alteradas en ese momento (art. 433.3 LEC),
en virtud de la prohibición de mutatio libelli proclamada por el art. 400 LEC.
Por último, si el Tribunal no se considerase suficientemente ilustrado sobre
el caso con las conclusiones e informes previstos en los apartados anteriores,
podrá conceder a las partes la palabra cuantas veces estime necesario para que
informen sobre las cuestiones que les indique (art. 433.4 LEC).

CAPÍTULO IV
De la sentencia

Artículo 434. Sentencia


1. La sentencia se dictará dentro de los veinte días siguientes a la terminación
del juicio.
2. Si, dentro del plazo para dictar sentencia y conforme a lo prevenido en
los artículos siguientes, se acordasen diligencias finales, quedará en suspenso el
plazo para dictar aquélla.
3. Se podrá suspender el plazo para dictar sentencia en los procedimientos
sobre la aplicación de los arts. 81 y 82 del Tratado de la Comunidad Europea o
de los arts. 1 y 2 de la Ley de Defensa de la Competencia cuando el Tribunal
tenga conocimiento de la existencia de un expediente administrativo ante la
Comisión Europea, la Comisión Nacional de la Competencia o los órganos com-
petentes de las Comunidades Autónomas y resulte necesario conocer el pronun-
ciamiento del órgano administrativo. Dicha suspensión se adoptará motivada-

561
Artículo 435 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

mente, previa audiencia de las partes, y se notificará al órgano administrativo.


Este, a su vez, habrá de dar traslado de su resolución al Tribunal.
Contra el auto de suspensión del proceso sólo se dará recurso de reposición.

COMENTARIOS
1. En el art. 434 LEC se regula la sentencia que pone término al juicio decla-
rativo ordinario. Como se dispone en el art. 206.1.3.ª LEC, se dictará sentencia
para poner fin al proceso, en su primera o en su segunda instancia, una vez haya
cumplido su tramitación ordinaria prevista en la Ley [v. art. 245.1.c) LOPJ].
La sentencia, pues, constituye aquel acto procesal por medio del cual el
órgano judicial que ha conocido del proceso se manifiesta, de manera motivada
y congruente, sobre las cuestiones y pretensiones suscitadas por las partes con
la finalidad de resolver definitivamente el conflicto jurídico que enfrenta a las
mismas, o bien deja dichas cuestiones imprejuzgadas, y el conflicto, en principio,
carente de resolución, cuando a la emisión de un pronunciamiento material o
de fondo se oponga la existencia de algún óbice o defecto procesal insubsanable
o no subsanado en tiempo y forma.
2. El plazo para dictar la sentencia en el juicio ordinario es de «veinte días».
La inobservancia del plazo para dictar la sentencia por parte de los Jueces y
Tribunales dará lugar a la correspondiente corrección disciplinaria, salvo que
medie justa causa, la cual se hará constar expresamente en la resolución (art.
211.2 LEC).

Artículo 435. Diligencias finales. Procedencia


1. Sólo a instancia de parte podrá el Tribunal acordar, mediante auto, como
diligencias finales, la práctica de actuaciones de prueba, conforme a las siguien-
tes reglas:
1.ª No se practicarán como diligencias finales las pruebas que hubieran
podido proponerse en tiempo y forma por las partes, incluidas las que hubieran
podido proponerse tras la manifestación del Tribunal a que se refiere el apartado
1 del art. 429.
2.ª Cuando, por causas ajenas a la parte que la hubiese propuesto, no se
hubiese practicado alguna de las pruebas admitidas.
3.ª También se admitirán y practicarán las pruebas pertinentes y útiles, que
se refieran a hechos nuevos o de nueva noticia, previstos en el art. 286.
2. Excepcionalmente, el Tribunal podrá acordar, de oficio o a instancia de
parte, que se practiquen de nuevo pruebas sobre hechos relevantes, oportuna-
mente alegados, si los actos de prueba anteriores no hubieran resultado condu-
centes a causa de circunstancias ya desaparecidas e independientes de la volun-

562
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 435

tad y diligencia de las partes, siempre que existan motivos fundados para creer
que las nuevas actuaciones permitirán adquirir certeza sobre aquellos hechos.
En este caso, en el auto en que se acuerde la práctica de las diligencias habrán
de expresarse detalladamente aquellas circunstancias y motivos.

COMENTARIOS
1. Bajo la novedosa denominación de «diligencias finales», los arts. 435 y
436 LEC contemplan un trámite procesal que se asemeja en alguna medida a las
desaparecidas «diligencias para mejor proveer», es decir, una serie de diligencias
de naturaleza estrictamente probatoria que pueden ser llevadas a cabo en la
última fase del procedimiento, una vez finalizada ya la normal tramitación del
mismo y en un momento donde tan solo se está a la espera de la emisión de la
sentencia definitiva.
Las diligencias finales, al igual que sus antecesoras en el tiempo, son diligen-
cias de naturaleza probatoria, que pueden ser promovidas tanto de oficio como
a instancia de parte, según los casos, y que permiten la práctica de cualesquiera
medios de prueba que reúnan una serie de condiciones tasadas legalmente, ubi-
cándose procedimentalmente al término del juicio ordinario, una vez finalizada
la vista oral, y dentro del plazo de veinte días previsto por el art. 434.1 LEC para
dictar la sentencia.
2. Las partes procesales podrán proponer como diligencias finales, única y
exclusivamente (v. SAP Ávila 1.ª 18.10.05, SAP Burgos 30.12.05, SAP Baleares
3.ª 04.06.13), los medios de prueba que reúnan alguna de las siguientes condi-
ciones:
1.ª) Pruebas que no pudieron ser propuestas en el momento procesal opor-
tuno, para lo cual resulta imprescindible que se trate de medios de prueba que
las partes no hayan podido proponer en tiempo y forma en el momento procesal
oportuno, es decir, en el transcurso de la audiencia previa al juicio, donde cabe
incluir tanto aquellas probanzas que las partes podían haber propuesto motu
proprio, como aquellas otras que podían haberse propuesto tras la advertencia
del Tribunal sobre la posible insuficiencia probatoria en que hubiesen podido
incurrir dichas partes procesales, todo ello según lo dispuesto en el art. 429.1
LEC (art. 435.1.1.ª LEC).
Bajo la cobertura de este primer exponente de diligencias finales, por lo
tanto, se impone el rechazo judicial de todos los medios de prueba que, en aten-
ción a cualesquiera circunstancias, pudieron haber sido perfectamente propues-
tos por las partes procesales en el momento procesal oportuno, momento en el
que, a juicio del órgano judicial que haya de pronunciarse sobre la solicitud de
diligencias finales al amparo de esta primera condición, las partes contaban con
todos los elementos de juicio y con todas las oportunidades tendentes a posibi-
litar la proposición del medio probatorio de que se tratase.

563
Artículo 435 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2.ª) Pruebas propuestas y admitidas en el momento procesal oportuno que


no llegaron a ser practicadas, es decir, medios de prueba que, propuestos en
tiempo y forma en el momento procesal oportuno, y por ser pertinentes y útiles,
fueron admitidos por el Juez, no llegando nunca, sin embargo, a ser efectiva-
mente practicados por razones que en ningún caso sean imputables a la parte
procesal que los propuso (art. 435.1.2.ª LEC).
3.ª) Pruebas sobre «nova facta», esto es, medios de prueba «pertinentes y
útiles, que se refieran a hechos nuevos o de nueva noticia, previstos en el art.
286» (art. 435.1.3.ª LEC).
Conviene recordar, de entrada, que el art. 286 LEC, al que se remite expre-
samente la norma, es el que permite a las partes, una vez precluidos los actos
de alegación previstos en la Ley y en todo caso antes de comenzar a transcurrir
el plazo para dictar la sentencia, aportar hechos al procedimiento, configura-
dores de la causa petendi de sus respectivas pretensiones, siempre que los tales
hechos relevantes ocurriesen o se conociesen entre los apuntados momentos del
procedimiento, es decir, después de acabada la fase de alegaciones y antes de
empezar el plazo para dictar la sentencia. Son, pues, los que el propio legislador
denomina hechos nuevos (por haber acaecido con posterioridad a la presenta-
ción de los escritos de demanda y contestación del juicio ordinario) y hechos de
nueva noticia (acaecidos con anterioridad a ese instante pero desconocidos hasta
entonces), que, en la terminología procesal clásica, han recibido desde siempre
la denominación de nova producta y nova reperta, respectivamente.
3. Junto a los anteriores, también permite la LEC la adopción de diligencias
finales en un cuarto supuesto, cuya singularidad radica en que pueden ser acor-
dadas por el órgano judicial tanto a instancia de cualquiera de las partes como
de oficio. En concreto, «pruebas sobre hechos relevantes, oportunamente ale-
gados, si los actos de prueba anteriores no hubieran resultado conducentes a
causa de circunstancias ya desaparecidas e independientes de la voluntad y dili-
gencia de las partes, siempre que existan motivos fundados para creer que las
nuevas actuaciones permitirán adquirir certeza sobre aquellos ellos».
No se trata, ni más ni menos, sino de hipótesis de frustración probatoria que
se tratan de paliar mediante la reiteración por segunda vez, como diligencia final,
del mismo medio de prueba, para intentar que con esta nueva práctica probatoria
los resultados sean otros más concluyentes y, por ende, útiles de cara a funda-
mentar en la sentencia la consideración como probados de los hechos contro-
vertidos entre las partes.
La procedencia de las diligencias probatorias finales ex art. 435.2 LEC se halla
sometida a diversos condicionantes que pueden ser sistematizados del siguiente
modo: 1.º) Es necesario, en primer lugar, que el medio o medios de prueba pro-
puestos como diligencias finales hayan sido ya propuestos, admitidos y practi-
cados en la fase procesal oportuna (es decir, proposición y admisión en la

564
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 436

audiencia previa al juicio oral, y práctica en el propio juicio con carácter gene-
ral); 2.º) También es preciso, en segundo término, que los resultados obtenidos
por los referidos medios de prueba practicados en la fase procesal adecuada no
hayan sido «conducentes»; 3.º) En tercer término, dicha ausencia de resultados
concluyentes o conducentes derivados de la práctica de la prueba en el
momento procesal oportuno ha de haberse debido a «circunstancias ya desapa-
recidas e independientes de la voluntad y diligencia de las partes»; 4.º) Para
colmo de males, si ya con la exigencia de los anteriores requisitos resulta enor-
memente complejo fijar un margen de operatividad a este tipo concreto de dili-
gencias finales, a los ya enumerados hay que sumar ahora una nueva condición:
para la admisibilidad de estas diligencias probatorias ya no basta con que las
mismas ya se hubiesen practicado con anterioridad, con que los resultados de
su práctica no hayan sido conducentes para la acreditación de los hechos con-
trovertidos y con que dicha frustración probatoria se haya debido a eventos des-
aparecidos e independientes del comportamiento de las partes, sino que también
es preciso, por si todo ello fuera poco, que a la hora de acordar las tales dili-
gencias finales «existan motivos fundados para creer que las nuevas actuaciones
permitirán adquirir certeza sobre aquellos hechos».

JURISPRUDENCIA
«Las diligencias finales que se regulan en el art. 435 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
de 2000 son las herederas de las diligencias "para mejor proveer" del art. 340 de la Ley
de Enjuiciamiento Civil de 1881, y si bien se diferencian de estas en que debe existir,
salvo excepciones, solicitud de parte; sin embargo siguen configuradas como una facul-
tad que, de forma potestativa y discrecional, aunque respetando las reglas previstas en
el art. 435.1 de la LEC corresponde al Tribunal que "podrá... acordar, mediante Auto,
como diligencias finales, la práctica de actuaciones de prueba". El carácter potestativo,
discrecional y soberano de estas diligencias que resulta del vocablo "podrán" que
emplea el art. 435.1, exactamente el mismo que incluía el art. 340 de la LEC/1881, que…
ni otorgan derecho subjetivo alguno a la parte, pues se configura como una potestad de
los órganos judiciales, ni su práctica puede estimarse obligada como consecuencia nece-
saria del art. 24 CE, en los procesos gobernados por el principio dispositivo, pues ello lo
convertirían en un nuevo y extemporáneo plazo de prueba (STC 98/1987)» (SAP Burgos
2.ª 30 diciembre 2005, Rec. 282/2005).

Artículo 436. Plazo para la práctica de las diligencias finales. Sentencia pos-
terior
1. Las diligencias que se acuerden según lo dispuesto en los artículos ante-
riores se llevarán a cabo, dentro del plazo de veinte días y en la fecha que señale
a tal efecto, de resultar necesario, el Secretario judicial, en la forma establecida
en esta ley para las pruebas de su clase. Una vez practicadas, las partes podrán,
dentro del quinto día, presentar escrito en que resuman y valoren el resultado.

565
Artículo 436 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. El plazo de veinte días para dictar sentencia volverá a computarse cuando


transcurra el otorgado a las partes para presentar el escrito a que se refiere el
apartado anterior.

COMENTARIOS
1. Las diligencias finales serán promovidas casi en exclusiva a instancia de
parte, lo que requerirá que la parte presente el correspondiente escrito ad hoc,
en el que, con invocación expresa de los arts. 434 y 435 LEC, se contenga una
expresa fundamentación sobre el supuesto concreto de los recogidos en las tres
reglas del art. 435.1 LEC, o en la única regla del apartado segundo de ese mismo
artículo, bajo cuya cobertura pretenda el solicitante que se acuerden las dili-
gencias finales que detallará en la parte final de su solicitud.
Así: 1.º) Si la solicitud lo es al amparo del art. 435.1.1.ª LEC, deberá el peti-
cionario exponer y justificar las razones por las cuales las diligencias de prueba
que ahora propone no pudieron ser propuestas en el momento procesal legal-
mente previsto para ello; 2.º) Si lo es en virtud del art. 435.1.2.ª LEC, el solicitante
habrá de concretar las pruebas que, propuestas y admitidas en su momento, no
fueron efectivamente practicadas, para, a continuación, justificar que la falta de
práctica de dichas pruebas se debió a causas de las que el mismo no fue res-
ponsable en absoluto; 3.º) Si la petición de diligencias finales se sustenta en el
art. 435.1.3.ª LEC, el solicitante expondrá y justificará en el cuerpo del escrito
la condición novedosa o de nueva noticia de los hechos sobre los que ha de
recaer la carga probatoria de las diligencias finales, determinado en el primer
caso el momento exacto en que se produjo el hecho nuevo y en el segundo las
razones que justifiquen el desconocimiento no culpable del hecho de nueva
noticia que se pretenda acreditar; 4.º) Por último, cuando la solicitud de dili-
gencias finales se ampare en el art. 435.2 LEC, la parte peticionaria habrá de
fundamentar su solicitud, por este orden, en que la diligencia de prueba a prac-
ticar ya fue practicada en la fase probatoria del proceso, que su resultado no fue
conducente a los efectos de la acreditación de los hechos sobre los que aquélla
recayó, que dicha inutilidad o frustración probatoria obedeció a eventos o causas
ya desaparecidos e independientes de su voluntad y comportamiento, y que, por
último, existen razones ahora que hacen pensar que la práctica de ese mismo
medio probatorio arrojará un resultado útil a los fines de la acreditación de los
hechos controvertidos en el pleito.
Por el contrario, cuando la diligencia final sea adoptada de oficio bastará con
que el Juez así la decrete mediante una resolución en forma de auto (art. 435.1
LEC).
2. Las diligencias finales se admitirán por medios de un auto, cuya emisión
provocará la suspensión del plazo para dictar la sentencia (art. 434.2 LEC).

566
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 437

Nada expresa el legislador en torno al procedimiento en que las diligencias


finales han de ser llevadas a la práctica; pero sí dispone que se ajusten a la forma
establecida en la LEC para las pruebas de su misma clase (art. 436.1 LEC). El
hecho, sin embargo, de que en aras a dicha práctica se haya previsto un plazo
determinado de tiempo (el de veinte días dispuesto en el art. 436.1 LEC), hace
pensar que, a diferencia de lo que es norma general en la LEC, la práctica pro-
batoria no se concentrará en el solo acto de una vista o juicio oral, sino que se
prolongará, como era lo habitual bajo el imperio de la anterior LEC de 1881, a
lo largo de todo el indicado período probatorio.
3. Una vez vencido el plazo de los veinte días concedido para la práctica de
las diligencias finales, se iniciará un plazo de cinco días en el que las partes, si
así lo estiman conveniente a sus intereses, podrán «presentar escrito en que
resuman y valoren el resultado» de las diligencias finales. En dicho escrito de
conclusiones, como es evidente, las partes habrán de exponer unas alegaciones
similares a las que, entonces de forma oral, habrán expuesto con anterioridad
en la fase final del juicio o vista regulado en el art. 433 LEC. Por lo demás,
finalizado el citado plazo de cinco días para que las partes formulen sus con-
clusiones, y háyanse o no presentado los correspondientes escritos, de nuevo
automáticamente se reanudará desde el principio el suspendido plazo de veinte
días para dictar la sentencia (art. 436.2 LEC).

JURISPRUDENCIA
«El art. 435.1 dispone que el Tribunal, mediante auto, como diligencias finales, podrá
acordar la práctica de actuaciones de prueba; pero nada dice de que deba dictarse auto,
para el caso de que decida no practicar las pruebas interesadas como diligencias finales,
por lo que, en modo alguno, puede entenderse producida la infracción procesal denun-
ciada. Es más, ni siquiera debe entenderse preceptivo dictar resolución denegatoria de
las prácticas de prueba como diligencias finales, por cuanto se trata de una potestad del
Tribunal» (SAP Burgos 2.ª 30 diciembre 2005, Rec. 282/2005).

TÍTULO III
Del juicio verbal

Artículo 437. Forma de la demanda. Acumulación objetiva y subjetiva de


acciones
1. El juicio verbal principiará por demanda, con el contenido y forma propios
del juicio ordinario, siendo también de aplicación lo dispuesto para dicho juicio
en materia de preclusión de alegaciones y litispendencia.
2. No obstante, en los juicios verbales en que no se actúe con abogado y
procurador, el demandante podrá formular una demanda sucinta, donde se con-
signarán los datos y circunstancias de identificación del actor y del demandado
y el domicilio o los domicilios en que pueden ser citados, y se fijará con claridad

567
Artículo 437 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

y precisión lo que se pida, concretando los hechos fundamentales en que se basa


la petición.
A tal fin, se podrán cumplimentar unos impresos normalizados que se halla-
rán a su disposición en el órgano judicial correspondiente.
3. Si en la demanda se solicitase el desahucio de finca urbana por falta de
pago de las rentas o cantidades debidas al arrendador, o por expiración legal o
contractual del plazo, el demandante podrá anunciar en ella que asume el com-
promiso de condonar al arrendatario todo o parte de la deuda y de las costas,
con expresión de la cantidad concreta, condicionándolo al desalojo voluntario
de la finca dentro del plazo que se indique por el arrendador, que no podrá ser
inferior al plazo de quince días desde que se notifique la demanda. Igualmente,
podrá interesarse en la demanda que se tenga por solicitada la ejecución del
lanzamiento en la fecha y hora que se fije por el juzgado a los efectos señalados
en el apartado 3 del art. 549.
4. No se admitirá en los juicios verbales la acumulación objetiva de acciones,
salvo las excepciones siguientes:
1.ª La acumulación de acciones basadas en unos mismos hechos, siempre
que proceda, en todo caso, el juicio verbal.
2.ª La acumulación de la acción de resarcimiento de daños y perjuicios a otra
acción que sea prejudicial de ella.
3.ª La acumulación de las acciones en reclamación de rentas o cantidades
análogas vencidas y no pagadas, cuando se trate de juicios de desahucios de finca
por falta de pago o por expiración legal o contractual del plazo, con indepen-
dencia de la cantidad que se reclame. Asimismo, también podrán acumularse las
acciones ejercitadas contra el fiador o avalista solidario previo requerimiento de
pago no satisfecho.
4.ª En los procedimientos de separación, divorcio o nulidad y en los que
tengan por objeto obtener la eficacia civil de las resoluciones o decisiones ecle-
siásticas, cualquiera de los cónyuges podrá ejercer simultáneamente la acción
de división de la cosa común respecto de los bienes que tengan en comunidad
ordinaria indivisa. Si hubiere diversos bienes en régimen de comunidad ordinaria
indivisa y uno de los cónyuges lo solicitare, el Tribunal puede considerarlos en
conjunto a los efectos de formar lotes o adjudicarlos.
5. Podrán acumularse las acciones que uno tenga contra varios sujetos o
varios contra uno siempre que se cumplan los requisitos establecidos en el art. 72
y en el apartado 1 del art. 73.
Véase el Acuerdo de 22 de diciembre de 2015, de la Comisión Permanente del
Consejo General del Poder Judicial, por el que se aprueban los modelos normali-
zados previstos en las leyes de Enjuiciamiento Civil y de Jurisdicción Voluntaria
(BOE núm. 24, de 28 de enero de 2016)

568
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 437

COMENTARIOS
1. Estructura del juicio verbal:
El juicio verbal, pues, a cuya regulación dedica la LEC sus arts. 437 a 447,
se desarrolla a lo largo de dos fases diferenciadas (una preceptiva primera fase
escrita de alegaciones, y una coyuntural segunda fase oral –la vista oral–), que
culminan en la sentencia.
a) La primera de las fases en que se descompone el juicio verbal, y contra-
riamente a como acontecía antes de la LRLEC, es una verdadera fase procesal
inicial de alegaciones Y ello porque los juicios verbales han de iniciarse ahora
mediante una demanda ordinaria (es decir, análoga a la que sirve de cauce para
la iniciación de los juicios ordinarios, ex art. 399 LEC), donde han de constar de
manera preclusiva la totalidad de los hechos, fundamentos de derecho y peti-
ciones que el demandante considere oportuno aportar (art. 437 LEC), y a la que,
también por mor de las modificaciones introducidas por la LRLEC, seguirá en
todo caso un escrito de contestación a la demanda a cargo del demandado,
donde éste, y del mismo modo preclusivo, hará constar todos los hechos, fun-
damentos de derecho y peticiones que en su defensa considere adecuados, como
si de contestar una demanda de juicio ordinario se tratase (art. 438.1 LEC).
Tan sólo para los juicios verbales donde no se actúe con Abogado y Procu-
rador (es decir, aquellos cuya cuantía no exceda de 2000 euros –art. 23 y 31
LEC–, y siempre que la demandante no decida voluntariamente comparecer
asistida de Letrado), la forma de iniciación puede seguir siendo la tradicional
demanda sucinta (art. 437.2 LEC), en la cual, como es sabido, basta con que la
actora se identifique ante el Tribunal, identifique al demandado, e indique aque-
llo que pida, requisitos todos ellos a los que ahora, tras la reforma operada por
la LRLEC en el art. 437.2 LEC, ha de sumarse también el de la necesidad de
concretar en dicha demanda sucinta «los hechos fundamentales en que se basa
la petición».
b) La segunda de las fases procesales que jalonan la tramitación del juicio
verbal es la integrada por la vista oral (arts. 440 a 444 LEC).
Tras las reformas introducidas por la LRLEC, y debido a que las alegaciones
de las partes quedan fijadas de manera preclusiva en sus escritos de demanda y
de contestación, la vista oral ya no es ahora el momento procesal donde aquéllas
han de exponer sus respectivas pretensiones. Sí es, en cambio, el acto procesal
donde habrán de examinarse los presupuestos procesales cuya ausencia haya
denunciado el demandado en la contestación a la demanda (art. 443.2 LEC),
donde se aclararán y se fijarán definitivamente los hechos controvertidos, y se
propondrá, admitirá y practicará la prueba (art. 443.3 LEC) y donde, preliminar-
mente, se intentará ahora (al igual que acontece en la audiencia previa del juicio

569
Artículo 437 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ordinario) que las partes lleguen a un acuerdo capaz de propiciar la conclusión


anticipada del proceso (art. 443.1 LEC).
Novedosamente, además, la LRLEC ha introducido en la vista un postrero
trámite de conclusiones de las partes sobre las pruebas practicadas (art. 447.1
LEC), al estilo del que se sucede igualmente en la vista oral del juicio ordinario.
c) Una vez finalizada la vista oral, se iniciará el plazo para dictar la sentencia
(art. 447 LEC), sin que dentro de ese plazo pueda sucederse, en principio, el
trámite de las diligencias finales (arts. 435 y 436 LEC), que es propio y exclusivo
del juicio ordinario.
2. Formas de iniciación del juicio verbal:
La forma normal de incoación del juicio verbal será a través de la interposi-
ción de una demanda, ordinaria o sucinta. Sin embargo, en la práctica también
puede ocurrir que, una vez iniciado el juicio ordinario por entender el actor que
su concreta pretensión se engloba en alguno de los abstractos supuestos con-
templados en el art. 249 LEC, bien el Secretario judicial de oficio (art. 254 LEC),
o bien por la iniciativa de la parte demandada (arts. 255.2, 422, 423 LEC), se
cuestione si, en verdad, el juicio a seguir ha de ser ese o, por el contrario, el
juicio verbal. En este último caso, si la apreciación sobre la inadecuación del
procedimiento se realiza de oficio, el propio Secretario judicial dará al asunto
la tramitación que corresponda, mientras que si la apreciación sobre dicho
defecto procedimental se evidenciara a instancia de la parte demandada, la
cuestión se resolverá en la audiencia previa al juicio, decidiéndose la misma en
el acto.
3. Demanda ordinaria:
Sobre la estructura y contenidos de la demanda ordinaria, permítasenos
remitirnos al comentario al art. 399 LEC.
4. Demanda sucinta:
a) Los juicios verbales donde el demandante no actúe con Abogado y Pro-
curador (es decir, todos los juicios verbales donde, con arreglo a los arts. 23 y
31 LEC, la postulación no resulte preceptiva y la parte decida comparecer por sí
misma), podrán iniciarse mediante «demanda sucinta, donde se consignarán los
datos y circunstancias de identificación del actor y del demandado y el domicilio
o los domicilios en que pueden ser citados, y se fijará con claridad y precisión
lo que se pida, concretando los hechos fundamentales en que se basa la peti-
ción» (art. 437.2.I LEC, en la redacción dada al mismo por la LRLEC).
En estos casos, la demanda sucinta se podrá cumplimentar en un impreso
normalizado que se hallará a disposición de los ciudadanos en las Oficinas judi-
ciales (art. 437.2.II LEC) (dichos impresos normalizados de demanda sucinta de

570
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 437

juicio verbal fueron aprobados mediante Acuerdo de 22 de diciembre de 2015,


de la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial).
b) La demanda sucinta presenta una estructura más sencilla, y unos menores
contenidos, de los que son propios de las demanda ordinarias. Ninguna novedad
se advierte en lo relativo al encabezamiento y a la petición, a cuyo análisis en
el comentario al art. 399 LEC remitimos al lector; pero sí la hay en lo referente
a la determinación de los hechos y de los fundamentos de derecho.
a) Hechos: la novedosa exigencia de aportar en la demanda sucinta los
«hechos fundamentales en que se basa la petición»: la reciente LRLEC, no sólo
ha generalizado la preceptividad de la demanda ordinaria ex art. 399 LEC como
forma de iniciación de la inmensa mayoría de juicios verbales (art. 437.1 LEC),
sino que, también, para aquellos juicios verbales en los que aún permite que el
actor interponga una demanda sucinta (art. 437.2 LEC) ha impuesto la necesidad
de que en la misma se hagan constar «los hechos fundamentales en que se basa
la petición» (art. 437.2.I LEC).
El cumplimiento de dicha exigencia va a requerir, pues, que el actor incor-
pore a su demanda sucinta la correspondiente narración de los hechos determi-
nantes del litigio, sin más, y sin que la misma tenga que diferir sustancialmente
de la narración fáctica que ha de incorporar también toda demanda ordinaria de
juicio verbal (esto es, las demandas redactadas ex art. 399 LEC).
Por lo demás, téngase también en cuenta que el art. 437.2 LEC no exige que
los hechos consten en apartados numerados, ni impone que los mismos sean
expuestos de forma ordenada y clara con objeto de facilitar su admisión o nega-
ción por el demandado al contestar (como sí se exige para las demandas ordi-
narias ex art. 399.3 LEC). Y, de igual forma, tampoco exige que la parte exprese
de forma ordenada y clara, al hilo de la exposición de los diferentes hechos, los
«documentos, medios e instrumentos (de los relacionados en los arts. 264 a 266
LEC) "que se aporten en relación con los hechos que fundamenten las preten-
siones" (como sí se exige para las demandas ordinarias ex art. 399.3 LEC).
b) Fundamentos de Derecho: la innecesariedad de incluirlos en la demanda
sucinta: Dado que la demanda sucinta procede en los juicios verbales donde el
demandante comparezca sin Abogado ni Procurador, el art. 437.2 LEC, de forma
coherente, no requiere que en dicha demanda tenga que constar la fundamen-
tación jurídica de la pretensión actora.
Con todo, ello no significa en absoluto la existencia de prohibición expresa
alguna para dicha parte demandante, la cual, libre y voluntariamente, puede
optar por presentar una demanda sucinta que, amén de los contenidos legal-
mente preceptivos, contenga también la correspondiente fundamentación jurí-
dica de su pretensión, sin que por ello su escrito incurra en defecto procesal
alguno. Es más, aunque la LEC no lo exija, resulta conveniente que el actor
incorpore voluntariamente al cuerpo de su demanda sucinta una referencia jus-

571
Artículo 437 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tificativa, si quiera sea somera o breve, acerca del cumplimiento de todos y cada
uno de los presupuestos procesales condicionantes de la admisibilidad de la
demanda sucinta. Sería toda una imprudencia por parte del demandante el que,
en un mimético seguimiento de los términos literales del art. 437.1 LEC, omitiese
en su demanda toda referencia, por ejemplo, a la competencia territorial del
Tribunal ante el que se presenta aquélla, o a su propia capacidad procesal,
cuando la determinación de dichos presupuesto pudiese resultar compleja o
discutible en el caso concreto, y así también con los restantes presupuestos pro-
cesales.
5. Contenidos especiales de la demanda sucinta en los juicios verbales de
desahucio:
a) El anuncio de condonación: El art. 437.3 LEC prevé la posibilidad de que
el actor, en aquellos juicios verbales de desahucio de finca urbana por falta de
pago de las rentas o cantidades debidas al arrendador, así como también por
expiración legal o contractual del plazo del arrendamiento, pueda "anunciar…
que asume el compromiso de condonar al arrendatario todo o parte de la deuda
y de las costas, con expresión de la cantidad concreta, condicionándolo al des-
alojo voluntario de la finca dentro del plazo que se indique por el arrendador,
que no podrá ser inferior al plazo de quince días desde que se notifique la
demanda".
Si el actor se decide por su inclusión, entonces en la demanda deberá constar:
a) Su compromiso de condonar al demandado arrendatario en todo o en parte
de lo que le adeude, y en todo o en parte de las costas que éste devengue en el
proceso en caso de que comparezca e intervenga en él como tal parte deman-
dada; y b) El plazo que concede el arrendatario para que verifique el desalojo
voluntario de la finca arrendada, el cual "no podrá ser inferior al plazo de quince
días desde que se notifique la demanda".
b) La solicitud de ejecución del lanzamiento: En el mismo art. 437.3 LEC prevé
también que en los juicios de desahucio la demanda sucinta incluya la petición
expresa de que la resolución declarativa del desahucio sea ejecutada, proce-
diéndose al lanzamiento, en la fecha y hora que se fije por el Juzgado al amparo
del art. 549.3 LEC.
En consecuencia, si en la demanda de desahucio el actor incorpora dicha
solicitud expresa de ejecución, una vez dictada la correspondiente sentencia de
condena o el correspondiente decreto dando por terminado el proceso: 1.º) No
tendrá aquél que presentar demanda ejecutiva alguna a los efectos de la inicia-
ción del proceso de ejecución, pues la norma trascrita prevé que se proceda
directamente al lanzamiento "sin necesidad de ningún otro trámite"; 2.º) Y tam-
poco tendrá que esperar a que transcurra el plazo de los veinte días previsto en
el art. 548 LEC, cuya aplicación a la ejecución de las resoluciones de condena

572
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 438

del desahucio por falta de pago y por expiración del plazo del arrendamiento
excluye de manera expresa el apartado 4 del art. 549 LEC.
6. Acumulación de acciones en el juicio verbal:
En cualquier demanda de juicio verbal se incluirán aquellos contenidos que
fundamenten la regularidad de la acumulación objetiva o subjetiva de acciones
que el actor decida incluir en su demanda sucinta, para evidenciar que la misma
cumple con los todos los requisitos materiales y procesales dispuestos en los
apartados 4 y 5 del art. 437 LEC.
Como quiera que, para resultar admisible en el juicio verbal, la acumulación
objetiva de acciones debe caber en alguno de los supuestos del art. 437.4 LEC,
mientras que la acumulación subjetiva debe observar las exigencias relacionadas
en el art. 72 y en el apartado 1 del art. 73 LEC (art. 437.5 LEC), es de sentido
común que aquel demandante que pretenda acumular varias acciones en su
demanda sucinta incluya también en ella la oportuna referencia, si quiera sea
breve, a esos requisitos que determinan su admisión a trámite.
Con todo, el art. 437.4 LEC admite, de manera excepcional, determinados
supuestos taxativos de acumulación objetiva de acciones, mientras que, por su
parte, el art. 437.5 LEC admite la acumulación subjetiva de acciones con carácter
general.

JURISPRUDENCIA
«en el juicio verbal no pueden formularse reconvenciones que determinen la impro-
cedencia del mismo (art. 438.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), lo que ocurre si se
reclama una suma superior a la que cuantitativamente está señalada para dicha clase de
procesos» (SAP Barcelona 16.ª 12 febrero 2007, Rec. 300/2006).

Artículo 438. Admisión de la demanda y contestación. Reconvención


1. El secretario judicial, examinada la demanda, la admitirá por decreto o
dará cuenta de ella al Tribunal en los supuestos del art. 404 para que resuelva lo
que proceda. Admitida la demanda, dará traslado de ella al demandado para que
la conteste por escrito en el plazo de diez días conforme a lo dispuesto para el
juicio ordinario. Si el demandado no compareciere en el plazo otorgado será
declarado en rebeldía conforme al art. 496.
En los casos en que sea posible actuar sin abogado ni procurador, se indicará
así en el decreto de admisión y se comunicará al demandado que están a su
disposición en el juzgado unos impresos normalizados que puede emplear para
la contestación a la demanda.
2. En ningún caso se admitirá reconvención en los juicios verbales que, según
la ley, deban finalizar por sentencia sin efectos de cosa juzgada.

573
Artículo 438 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En los demás juicios verbales se admitirá la reconvención siempre que no


determine la improcedencia del juicio verbal y exista conexión entre las preten-
siones de la reconvención y las que sean objeto de la demanda principal. Admi-
tida la reconvención se regirá por las normas previstas en el juicio ordinario,
salvo el plazo para su contestación que será de diez días.
3. El demandado podrá oponer en la contestación a la demanda un crédito
compensable, siendo de aplicación lo dispuesto en el art. 408. Si la cuantía de
dicho crédito fuese superior a la que determine que se siga el juicio verbal, el
Tribunal tendrá por no hecha tal alegación en la vista, advirtiéndolo así al
demandado, para que use de su derecho ante el Tribunal y por los trámites que
correspondan.
4. El demandado, en su escrito de contestación, deberá pronunciarse, nece-
sariamente, sobre la pertinencia de la celebración de la vista. Igualmente, el
demandante deberá pronunciarse sobre ello, en el plazo de tres días desde el
traslado del escrito de contestación. Si ninguna de las partes la solicitase y el
Tribunal no considerase procedente su celebración, dictará sentencia sin más
trámites.
En todo caso, bastará con que una de las partes lo solicite para que el secre-
tario judicial señale día y hora para su celebración, dentro de los cinco días
siguientes. No obstante, en cualquier momento posterior, previo a la celebración
de la vista, cualquiera de las partes podrá apartarse de su solicitud por considerar
que la discrepancia afecta a cuestión o cuestiones meramente jurídicas. En este
caso se dará traslado a la otra parte por el plazo de tres días y, transcurridos los
cuales, si no se hubieren formulado alegaciones o manifestado oposición, que-
darán los autos conclusos para dictar sentencia si el Tribunal así lo considera.
Véase art. 437 LEC

COMENTARIOS
1. Admisión de la demanda:
La admisión a trámite se decretará por el Secretario judicial una vez sea
"examinada la demanda" (art. 404.1 LEC, al que remite el art. 438.1 LEC). De ahí
que el Secretario deba comprobar si dicha demanda cumple con todos los pre-
supuestos formales condicionantes de su admisión, tales como "la falta de juris-
dicción o de competencia del Tribunal" (tanto la objetiva como la territorial
basada en normas imperativas) o los "defectos formales" de que adolezca ésta
(v. art. 404.2 LEC), defectos éstos de índole subsanable entre los que cabe seña-
lar, por ejemplo, los defectos de capacidad o de postulación del demandante, o
la ausencia de los documentos exigidos específicamente por el art. 266 LEC (art.
269.2 LEC), o la existencia de una indebida acumulación de acciones (art. 73.3
LEC).

574
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 438

Además, y para el sólo ámbito del juicio verbal, además de las causas gene-
rales de inadmisión se encuentran también diversas causas especiales de inad-
misión, que se recogen en el art. 439 LEC.
Una vez admitida la demanda por el Secretario judicial (o por el Juez, si aquel
no la considerase admisible) el primero "dará traslado de ella al demandado para
que la conteste por escrito en el plazo de diez días conforme a lo dispuesto para
el juicio ordinario" (art. 438.1.I LEC).
2. Contestación a la demanda:
En el ámbito del juicio verbal, la contestación a la demanda es el acto pro-
cesal escrito, por medio del cual las personas frente a las cuales haya dirigido su
pretensión la parte demandante disponen de la oportunidad (o, según se mire,
asumen la carga procesal) de defenderse, de manera preclusiva, frente a los
hechos y fundamentos de derecho aducidos en la demanda, ejercitando el dere-
cho de acción y solicitando expresamente la inadmisión o la desestimación de
aquéllas pretensiones, así como pudiendo también, en su caso, allanarse a
alguna o algunas de dichas pretensiones o formular una pretensión autónoma
en forma de reconvención.
Sobre la estructura y contenidos de la contestación a la demanda, permíta-
senos remitirnos al comentario al art. 399 LEC. Con todo, si el juicio verbal se
hubiese iniciado por demanda sucinta, el demandado podrá contestar mediante
el formulario normalizado aprobado por el Acuerdo de 22 de diciembre de 2015,
de la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial.
En particular, y como tras la LRLEC la celebración de la vista oral ya no resulta
preceptiva en todos los casos, el art. 438.4.I LEC dispone que el demandado, en
su escrito de contestación, "deberá pronunciarse, necesariamente, sobre la per-
tinencia de la celebración de vista". De este modo, y puesto que la función pri-
mordial de la vista es ahora la práctica de la prueba, lo normal es que el deman-
dado la solicite cuando considere necesario acreditar sus alegaciones fácticas a
través de algún medio de prueba, y no lo haga en caso contrario.
Sea como fuere, de inclinarse por solicitar la celebración de la vista oral, en
cualquier momento posterior a la contestación a la demanda, y antes del día
señalado para el inicio efectivo de aquélla, tanto el demandado como el deman-
dante (quien, al dársele traslado de la contestación a la demanda, dispondrá de
tres días para solicitar o no la vista oral) podrán "apartarse de su solicitud por
considerar que la discrepancia afecta a cuestión o cuestiones meramente jurí-
dicas"; en este caso "se dará traslado a la otra parte por plazo de tres días y,
transcurridos los cuales, si no se hubieren formulado alegaciones o manifestado
oposición, quedarán los autos conclusos para dictar sentencia si el Tribunal así
lo considera" (art. 438.4.II LEC).

575
Artículo 439 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. La reconvención en el juicio verbal:


A diferencia de lo que acontece en el juicio ordinario (donde, en principio,
es admisible cualquier reconvención que cumpla con los presupuestos legales),
en el juicio verbal el ámbito de la reconvención es muy reducido. En concreto,
sólo se admitirá cuando "no determine la improcedencia del juicio verbal y exista
conexión entre las pretensiones de la reconvención y las que sean objeto de la
demanda principal", pero siempre y cuando no se trate de juicios verbales "que,
según la ley, deban finalizar por sentencia sin efectos de cosa juzgada" (v. art.
447 LEC), ya que en estos casos la reconvención resulta completamente inad-
misible (art. 438.2 LEC).
En consecuencia, para que resulte admisible la reconvención en el juicio
verbal es necesario: 1.º) Que la demanda de juicio verbal no verse sobre aquellas
materias que, conforme al art. 447 LEC, deben ser resueltas mediante una sen-
tencia carente de los efectos propios de la cosa juzgada; 2.º) Que la pretensión
reconvencional sea de aquellas que, conforme al art. 250 LEC, han de ser tra-
mitadas por los cauces procedimentales del juicio verbal; 3.º) Y, además, que
dicha pretensión reconvencional tenga "conexión" con la pretensión que sea
objeto de la demanda principal, término éste que, desde una vertiente estricta-
mente objetiva, no puede significar sino la exigencia de un requisito análogo al
que el art. 71 LEC dispone para la acumulación de acciones en la demanda, que
es el que éstas no sean "incompatibles entre sí" (SSAP Madrid 14.ª 28.4.04, Las
Palmas 3.ª 8.7.05, Madrid 21.ª 15.11.05).

Artículo 439. Inadmisión de la demanda en casos especiales


1. No se admitirán las demandas que pretendan retener o recobrar la pose-
sión si se interponen transcurrido el plazo de un año a contar desde el acto de
la perturbación o el despojo.
2. En los casos del núm. 7.º del apartado 1 del art. 250, no se admitirán las
demandas en los casos siguientes:
1.º Cuando en ellas no se expresen las medidas que se consideren necesarias
para asegurar la eficacia de la sentencia que recayere.
2.º Si, salvo renuncia del demandante, que hará constar en la demanda, no
se señalase en ésta la caución que, conforme a lo previsto en el párrafo segundo
del apartado 2 del art. 64, ha de prestar el demandado, en caso de comparecer
y contestar, para responder de los frutos que haya percibido indebidamente, de
los daños y perjuicios que hubiere irrogado y de las costas del juicio.
3.º Si no se acompañase a la demanda certificación literal del Registro de la
Propiedad que acredite expresamente la vigencia, sin contradicción alguna, del
asiento que legitima al demandante.
3. No se admitirán las demandas de desahucio de finca urbana por falta de
pago de las rentas o cantidades debidas por el arrendatario si el arrendador no

576
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 440

indicare las circunstancias concurrentes que puedan permitir o no, en el caso


concreto, la enervación del desahucio.
4. En los casos de los núms. 10.º y 11.º del apartado 1 del art. 250, cuando
la acción ejercitada se base en el incumplimiento de un contrato de venta de
bienes muebles a plazos, no se admitirán las demandas a las que no se acompañe
la acreditación del requerimiento de pago al deudor, con diligencia expresiva
del impago y de la no entrega del bien, en los términos previstos en el apartado
segundo del art. 16 de la Ley de Venta a Plazos de Bienes Muebles, así como
certificación de la inscripción de los bienes en el Registro de Venta a Plazos de
Bienes Muebles, si se tratase de bienes susceptibles de inscripción en el mismo.
Cuando se ejerciten acciones basadas en el incumplimiento de un contrato de
arrendamiento financiero o de bienes muebles, no se admitirán las demandas a
las que no se acompañe la acreditación del requerimiento de pago al deudor,
con diligencia expresiva del impago y de la no entrega del bien, en los términos
previstos en el apartado tercero de la disposición adicional primera de la Ley de
Venta a Plazos de Bienes Muebles.
5. Tampoco se admitirán las demandas de juicio verbal cuando no se cum-
plan los requisitos de admisibilidad, que, para casos especiales, puedan estable-
cer las leyes.
Véase art. 22.4 y 5 LEC y el comentario al art. 438 LEC

Artículo 440. Citación para la vista


1. Contestada la demanda y, en su caso, la reconvención o el crédito com-
pensable, o transcurridos los plazos correspondientes, el secretario judicial,
cuando haya de celebrarse vista de acuerdo con lo expresado en el art. 438,
citará a las partes a tal fin dentro de los cinco días siguientes. La vista habrá de
tener lugar dentro del plazo máximo de un mes.
En la citación se fijará el día y hora en el que haya de celebrarse la vista, y
se informará a las partes de la posibilidad de recurrir a una negociación para
intentar solucionar el conflicto, incluido el recurso a una mediación, en cuyo
caso éstas indicarán en la vista su decisión al respecto y las razones de la misma.
En la citación se hará constar que la vista no se suspenderá por inasistencia
del demandado y se advertirá a los litigantes que han de concurrir con los medios
de prueba de que intenten valerse, con la prevención de que si no asistieren y se
propusiere y admitiere su declaración, podrán considerarse admitidos los hechos
del interrogatorio conforme a lo dispuesto en el art. 304. Asimismo, se prevendrá
al demandante y demandado de lo dispuesto en el art. 442, para el caso de que
no comparecieren a la vista.
La citación indicará también a las partes que, en el plazo de los cinco días
siguientes a la recepción de la citación, deben indicar las personas que, por no
poderlas presentar ellas mismas, han de ser citadas por el secretario judicial a la
vista para que declaren en calidad de parte, testigos o peritos. A tal fin, facilitarán
todos los datos y circunstancias precisos para llevar a cabo la citación. En el

577
Artículo 440 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

mismo plazo de cinco días podrán las partes pedir respuestas escritas a cargo de
personas jurídicas o entidades públicas, por los trámites establecidos en el
art. 381.
2. En los casos del núm. 7.º del apartado 1 del art. 250, en la citación para
la vista se apercibirá al demandado de que, en caso de no comparecer, se dictará
sentencia acordando las actuaciones que, para la efectividad del derecho ins-
crito, hubiere solicitado el actor. También se apercibirá al demandado, en su
caso, de que la misma sentencia se dictará si comparece al acto de la vista, pero
no presta caución, en la cuantía que, tras oírle, el Tribunal determine, dentro de
la solicitada por el actor.
3. En los casos de demandas en las que se ejercite la pretensión de desahucio
por falta de pago de rentas o cantidades debidas, acumulando o no la pretensión
de condena al pago de las mismas, el secretario judicial, tras la admisión, y pre-
viamente a la vista que se señale, requerirá al demandado para que, en el plazo
de diez días, desaloje el inmueble, pague al actor o, en caso de pretender la
enervación, pague la totalidad de lo que deba o ponga a disposición de aquel en
el Tribunal o notarialmente el importe de las cantidades reclamadas en la
demanda y el de las que adeude en el momento de dicho pago enervador del
desahucio; o en otro caso comparezca ante éste y alegue sucintamente, formu-
lando oposición, las razones por las que, a su entender, no debe, en todo o en
parte, la cantidad reclamada o las circunstancias relativas a la procedencia de
la enervación.
Si el demandante ha expresado en su demanda que asume el compromiso a
que se refiere el apartado 3 del art. 437, se le pondrá de manifiesto en el reque-
rimiento, y la aceptación de este compromiso equivaldrá a un allanamiento con
los efectos del art. 21.
Además, el requerimiento expresará el día y la hora que se hubieran señalado
para que tengan lugar la eventual vista en caso de oposición del demandando,
para la que servirá de citación, y la práctica del lanzamiento en caso de que no
hubiera oposición. Asimismo se expresará que en caso de solicitar asistencia
jurídica gratuita el demandado, deberá hacerlo en los tres días siguientes a la
práctica del requerimiento, así como que la falta de oposición al requerimiento
supondrá la prestación de su consentimiento a la resolución del contrato de
arrendamiento que le vincula con el arrendador.
El requerimiento se practicará en la forma prevista en el art. 161 de esta Ley,
teniendo en cuenta las previsiones contenidas en apartado 3 del art. 155 y en el
último párrafo del art. 164, apercibiendo al demandado de que, de no realizar
ninguna de las actuaciones citadas, se procederá a su inmediato lanzamiento,
sin necesidad de notificación posterior, así como de los demás extremos com-
prendidos en el apartado siguiente de este mismo artículo.
Si el demandado no atendiere el requerimiento de pago o no compareciere
para oponerse o allanarse, el secretario judicial dictará decreto dando por ter-
minado el juicio de desahucio y se procederá el lanzamiento en la fecha fijada.

578
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 440

Si el demandado atendiere el requerimiento en cuanto al desalojo del inmue-


ble sin formular oposición ni pagar la cantidad que se reclamase, el secretario
judicial lo hará constar, y dictará decreto dando por terminado el procedimiento,
y dejando sin efecto la diligencia de lanzamiento, a no ser que el demandante
interese su mantenimiento para que se levante acta sobre el estado en que se
encuentre la finca, dando traslado al demandante para que inste el despacho de
ejecución en cuanto a la cantidad reclamada, bastando para ello con la mera
solicitud.
En los dos supuestos anteriores, el decreto dando por terminado el juicio de
desahucio, impondrá las costas al demandado e incluirá las rentas debidas que
se devenguen con posterioridad a la presentación de la demanda hasta la entrega
de la posesión efectiva de la finca, tomándose como base de la liquidación de
las rentas futuras, el importe de la última mensualidad reclamada al presentar la
demanda. Si el demandado formulara oposición, se celebrará la vista en la fecha
señalada.
4. En todos los casos de desahucio, también se apercibirá al demandado en
el requerimiento que se le realice que, de no comparecer a la vista, se declarará
el desahucio sin más trámites y que queda citado para recibir la notificación de
la sentencia que se dicte el sexto día siguiente al señalado para la vista. Igual-
mente, en la resolución que se dicte teniendo por opuesto al demandado se fijará
día y hora para que tenga lugar, en su caso, el lanzamiento, que deberá verifi-
carse antes de treinta días desde la fecha señalada para la vista, advirtiendo al
demandado que, si la sentencia fuese condenatoria y no se recurriera, se proce-
derá al lanzamiento en la fecha fijada, sin necesidad de notificación posterior.

COMENTARIOS
1. La celebración de la vista oral en el juicio verbal: procedencia e impro-
cedencia:
Tras las reformas introducidas por la LRLEC, el juicio verbal se inicia
mediante una demanda (ordinaria o sucinta, según los casos) (art. 437.1 y 2 LEC)
y prosigue mediante el traslado de la misma al demandado para que éste formule
por escrito la correspondiente contestación a la demanda (art. 438.1 LEC). Con
la vigente regulación, pues, el preceptivo trámite de citación de las partes a la
vista oral que había de acordarse una vez admitida a trámite la demanda, ha
dejado de ser preceptivo. En definitiva, hoy en día la vista oral únicamente se
celebrará si las partes (y generalmente porque precisan valerse de la actividad
probatoria para acreditar los hechos controvertidos entre ellas) así lo solicitan (el
demandado en la propia contestación a la demanda y el demandante dentro de
los tres días posteriores a aquel en que se le dé traslado de dicha contestación a
la demanda), o si el Tribunal la considera "procedente" (art. 438.4 LEC). En caso
contrario, si ninguna de las partes insta la convocatoria de la vista oral, ni el
Tribunal considera procedente su celebración, el Tribunal "dictará sentencia sin
más trámites" (art. 438.4 LEC). Pero bastará con que una de las partes lo solicite

579
Artículo 440 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

para que el Secretario judicial esté obligado a señalar día y hora para la cele-
bración de la correspondiente vista oral (art. 438.4 LEC).
De este modo, contestada la demanda y, en su caso, la reconvención o el
crédito compensable, o transcurridos los plazos correspondientes, el Secretario,
si alguna o ambas partes lo han solicitado o si el Tribunal considera procedente
su celebración, "citará a las partes a tal fin dentro de los cinco días siguientes",
debiendo señalar día y hora para la vista "dentro del plazo máximo de un mes"
(art. 440.1.I LEC). Pero en los juicios verbales de desahucio donde éste se fun-
damente en la falta de pago de las rentas o cantidades debidas por el arrenda-
tario, el art. 440.3 LEC (cuya redacción última se debe a la LMFFA), sustituye la
citación del demandado a la vista oral por un requerimiento de desalojo y/o
pago, de índole o naturaleza monitoria.
2. Contenidos de la citación a las partes a la vista oral:
a) Fijación del día y la hora de celebración de la vista oral (art. 440.1.II LEC).
La citación a las partes se habrá de producir dentro de los "cinco días" siguientes
a aquel en que se presente la contestación a la demanda (o, en su caso, la con-
testación a la reconvención o a la alegación de un crédito compensable) y la
vista oral se habrá de señalar "dentro del plazo máximo de un mes".
b) Ilustración a las partes de la posibilidad de someter el conflicto a una
negociación extraprocesal, incluido el recurso a una mediación (art. 440.1.II
LEC). La presente previsión, al tiempo que intenta potenciar el empleo de fórmu-
las de resolución de conflictos diferentes del proceso (en este caso, la media-
ción), intenta también provocar la terminación anticipada del proceso cuando
las partes, ante la información que sobre este punto contendrá la citación a la
vista oral, decidan promover dicha negociación extraprocesal y así lo pongan
en conocimiento del Tribunal al inicio de las sesiones de aquella vista oral.
Si las partes hubiesen decidido no acudir a ninguna de dichas fórmulas de
resolución de conflictos alternativas al proceso, la vista oral se desarrollará
entonces con toda normalidad (art. 443.1.IV LEC). Y si hubiesen instado la sus-
pensión del juicio verbal a fin de someter su controversia a mediación, una vez
terminada la misma sin éxito, cualquiera de las partes podrá solicitar que se alce
la suspensión y se señale fecha para la continuación de la audiencia (art.
443.1.IV LEC).
c) Ilustración a las partes de los efectos generales de su incomparecencia a
la vista oral (art. 440.1.III LEC). Sobre este punto concreto en la citación se ilus-
trará a ambas partes de los siguientes extremos:
1.º) Si el demandante no asistiese a la vista se le tendrá entonces por
desistido en su demanda, imponiéndosele la condena al pago de las costas
procesales y de la indemnización que el demandado comparecido solicitare,
esto último cuando alegue y acredite haber experimentado daños y perjui-

580
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 440

cios; todo ello, sin embargo, siempre que dicho demandado comparecido
no alegue interés legítimo en la continuación del proceso para que se dicte
sentencia sobre el fondo, supuesto en el cual el Tribunal accederá a dicha
pretensión.
2.º) Si el demandado no asistiese a la vista la misma no se suspenderá y,
sin volver a citarlo más, continuará el juicio su curso. Hay que señalar que
esta concreta previsión, sin embargo, no opera en ninguno de los juicios
verbales de desahucio, en los que rige la norma especial del art. 440.3 LEC,
según la cual, cuando el demando debidamente ilustrado al efecto no com-
parezca a la vista oral, entonces "se declarará el desahucio sin más trámites".
d) Ilustraciones, advertencias y prevenciones a las partes sobre temas proba-
torios.
a) En la citación de las partes a la vista, y en relación con la actividad
probatoria a desarrollar durante la celebración de dicha vista oral, aquélla
tendrá que ilustrarlas de los dos siguientes extremos: 1.º) En primer lugar, se
"advertirá a los litigantes que han de concurrir (a la vista oral) con los medios
de prueba de que intenten valerse, con la prevención de que si no asistieren
y se propusiere y admitiere su declaración, podrán considerarse admitidos
los hechos del interrogatorio conforme a lo dispuesto en el art. 304" (art.
440.1.III LEC); 2.º) Y, en segundo término, en la citación se "indicará también
a las partes que, en el plazo de los tres días siguientes a la recepción de la
citación, deben indicar las personas que por no poderlas presentar ellas mis-
mas, han de ser citadas por el Secretario Judicial a la vista para que declaren
en calidad de partes o de testigos", para lo cual "facilitarán todos los datos y
circunstancias precisas para llevar a cabo la citación"; además, en el mismo
plazo de cinco días "podrán las partes pedir respuestas escritas a cargo de
personas jurídicas o entidades públicas, por los trámites establecidos en el
art. 381" (art. 440.1.IV LEC).
b) El punto más problemático es el que se refiere a la posibilidad de apli-
car la "ficta confessio", conforme a lo dispuesto en el art. 304 LEC, en per-
juicio de aquel litigante incomparecido a la vista oral frente al que se solicite
la prueba de "interrogatorio de las partes".
En este sentido, y como ha entendido alguna aislada resolución de nuestras
Audiencias Provinciales (en concreto, la SAP Pontevedra 1.ª 13.9.06), nada más
fácil para el actor o para el demandado que, una vez constatada la inasistencia
de su contraparte a la vista oral, decidir entonces proponer dicha prueba de
"interrogatorio de las partes" para conseguir así el efecto legal ficticio de tener
por respondidas afirmativamente todas las preguntas que dirija al litigante
incomparecido.
Sin embargo, la jurisprudencia mayoritaria (representada, por ejemplo, por
las SSAP Cuenca 1.ª 9.7.03 y Pontevedra 1.ª 12.4.07) ha entendido que tal radi-

581
Artículo 440 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cal efecto no puede derivarse, sin más, del hecho de que la parte no haya com-
parecido a la vista después de haber sido advertida de dicha concreta conse-
cuencia de su incomparecencia. Para que ello se produzca es necesario algo
más, a saber: para que proceda la "ficta confessio" es imprescindible, primero,
que un litigante no comparezca a la vista oral, segundo, que se haya ilustrado
al mismo de que dicha inasistencia puede comportar la referida "ficta confessio",
y tercero y más importante, que el litigante contrario, en el plazo de los tres días
siguientes a la recepción de la citación para la vista, haya pedido al Tribunal que
se cite a su contraparte a fin de que la misma declare en la vista en calidad de
Ë"parte", todo ello según se previene en el párrafo cuarto del art. 440.1 LEC.
Así, pues, con esta línea jurisprudencial queda cerrada la posibilidad de que
el actor o el demandado, una vez que en la vista advierta la incomparecencia
de la parte contraria, decida entonces, repentina y sorpresivamente, valerse de
la prueba de "interrogatorio de las partes" para así, de este modo torcido y mali-
cioso, conseguir el drástico efecto legal a que autoriza genéricamente la norma.
Antes al contrario, para conseguir dicho efecto legal no bastará con que el liti-
gante debidamente ilustrado no comparezca a la vista; será imprescindible, ade-
más, que su contraparte haya previsto valerse de dicha prueba antes de conocer
si, finalmente, el otro litigante comparecerá en persona o no a la vista oral,
pidiendo al Tribunal que éste sea citado de nuevo para que pueda declarar en
la vista en calidad de parte.
La parte cuyo interrogatorio se haya solicitado de ese modo, pues, tendrá que
recibir dos diferentes citaciones. Una primera, general, redactada conforme a las
previsiones del art. 440.1.III LEC. Y una segunda, ya específica, dictada al
amparo del art. 440.1.IV LEC, en la que se comunicará que debe comparecer
para declarar en calidad de parte, por cuanto la parte contraria ha decidido
valerse, precisamente, de esta prueba de "interrogatorio de las partes".

JURISPRUDENCIA
«en el ámbito del Juicio Verbal de la nueva Ley Procesal, el párrafo segundo del art.
440.1 no puede aplicarse literal y aisladamente sino integrado con la obligación que el
párrafo tercero del mismo precepto impone a las partes en el plazo de tres días siguientes
a la recepción de la citación a juicio, de indicar al Juzgado las personas que por no
poderlas presentar ellas mismas, han de ser citadas por el Tribunal a la vista para que
declaren en calidad de PARTES o de testigos. Realizando una interpretación integradora
de ambos preceptos, art. 440.1 párrafo segundo, y del art. 304 se ha de llegar a la con-
clusión de que para que pueda tenerse al litigante incomparecido sin causa justificada
al acto de la vista del juicio verbal por conforme en los hechos de la demanda no basta
con que en el momento de la citación a juicio se le haga la prevención del segundo
párrafo del art. 440.1 LEC (de hecho así figura en el Auto de 13 de octubre de 2004),
para la eventualidad de que la parte contraria pudiera proponer como prueba su inte-
rrogatorio, sino que es preciso que la parte que quiera servirse del interrogatorio de la
contraria como medio de prueba y notifique al Tribunal que lo va a utilizar, y que éste

582
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 441

cite a la contraparte con la expresa indicación de que tendrá que declarar en calidad de
parte en la vista por haberlo pedido la contraria, haciéndole los apercibimientos del art.
304 de la LEC. En conclusión, ha de hacerse una citación expresa para la prueba de
interrogatorio de parte para que puedan producirse los efectos del art. 304 y del art.
292.4 en su caso. De ahí que la Ley exija a las partes que indiquen las personas que deba
citar el Tribunal para que declaren en calidad de partes, pues es evidente que ningún
litigante tiene la obligación de comparecer personalmente el día de la vista, aunque sí
deba soportar las consecuencias de la incomparecencia y la ‘ficta confessio’ sólo operará
si se ha propuesto la prueba en la forma que dejamos expuesta.
Como indica la SAP Sevilla de 9 de marzo de 2004, en otro caso ello "supondría
tanto como hacer obligatoria la presencia física de las partes siempre y en cualquier caso
en el acto de la vista, ante la eventualidad de la posible proposición de su interrogatorio
por la contraria, se causaría inseguridad jurídica e innecesarios perjuicios a los litigantes,
sobre todo en el caso de que residiesen en localidades lejanas del lugar de celebración
del juicio, y se haría ilusorio el derecho a comparecer por medio de representante pro-
cesal". Y añade "el párrafo segundo del art. 440.1 viene a ser como un aviso o prevención
al litigante de que debe estar preparado ante la posibilidad de tener que comparecer de
forma personal obligatoriamente el día de la vista si la parte contraria pidiere su interro-
gatorio, pero no le constituye en la obligación de comparecer con las consecuencias
perjudiciales a estos efectos que le acarrearía la inasistencia personal a la vista. Sin
embargo, esa obligación surge a partir del momento en que se le cite expresamente para
responder al interrogatorio, tras la petición al efecto de la parte contraria» (SAP Ponte-
vedra 1.ª 12 abril 2007, Rec. 191/2007).

Artículo 441. Casos especiales en la tramitación inicial del juicio verbal


1. Interpuesta la demanda en el caso del número 3.º del apartado 1 del
art. 250, el secretario judicial llamará a los testigos propuestos por el deman-
dante y, según sus declaraciones, el Tribunal dictará auto en el que denegará u
otorgará, sin perjuicio de mejor derecho, la posesión solicitada, llevando a cabo
las actuaciones que repute conducentes a tal efecto. El auto será publicado por
edictos, que se insertarán en un lugar visible de la sede del Tribunal, en el Boletín
Oficial de la Provincia y en uno de los periódicos de mayor circulación en la
misma, a costa del demandante, instando a los interesados a comparecer y recla-
mar mediante contestación a la demanda, en el plazo de cuarenta días, si con-
sideran tener mejor derecho que el demandante.
Si nadie compareciere, se confirmará al demandante en la posesión; pero en
caso de que se presentaren reclamantes, previo traslado de sus escritos al deman-
dante, el secretario judicial le citará, con todos los comparecientes, a la vista,
sustanciándose en adelante las actuaciones del modo que se dispone en los
artículos siguientes.
2. Si la demanda pretendiere que se resuelva judicialmente, con carácter
sumario, la suspensión de una obra nueva, el Tribunal, antes incluso de que se
dé traslado para la contestación a la demanda, dirigirá inmediata orden de sus-
pensión al dueño o encargado de la obra, que podrá ofrecer caución para con-
tinuarla, así como la realización de las obras indispensables para conservar lo ya

583
Artículo 442 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

edificado. El Tribunal podrá disponer que se lleve a cabo reconocimiento judi-


cial, pericial o conjunto, antes de la vista.
La caución podrá prestarse en la forma prevista en el párrafo segundo del
apartado 2 del art. 64.
3. En los casos del número 7.º del apartado 1 del art. 250, tan pronto se
admita la demanda, el Tribunal adoptará las medidas solicitadas que, según las
circunstancias, fuesen necesarias para asegurar en todo caso el cumplimiento de
la sentencia que recayere.
4. En el caso del número 10.º del apartado 1 del art. 250, admitida la
demanda, el Tribunal ordenará la exhibición de los bienes a su poseedor, bajo
apercibimiento de incurrir en desobediencia a la autoridad judicial, y su inme-
diato embargo preventivo, que se asegurará mediante depósito, con arreglo a lo
previsto en esta Ley. Cuando, al amparo de lo dispuesto en el número 11.º del
apartado 1 del art. 250, se ejerciten acciones basadas en el incumplimiento de
un contrato de arrendamiento financiero, arrendamiento de bienes muebles o
contrato de venta a plazos con reserva de dominio, admitida la demanda el Tri-
bunal ordenará el depósito del bien cuya entrega se reclame. No se exigirá cau-
ción al demandante para la adopción de estas medidas cautelares, ni se admitirá
oposición del demandado a las mismas. Tampoco se admitirán solicitudes de
modificación o de sustitución de las medidas por caución.
Además de lo dispuesto en el párrafo anterior, el secretario judicial empla-
zará al demandado por cinco días para que se persone en las actuaciones, por
medio de procurador, al objeto de contestar a la demanda por alguna de las
causas previstas en el apartado 3 del art. 444. Si el demandado dejare transcurrir
el plazo sin contestar a la demanda, o si fundara ésta en causa no comprendida
en el apartado 3 del art. 444, se dictará, sin más trámites, sentencia estimatoria
de las pretensiones del actor.
Cuando el demandado contestara a la demanda con arreglo a lo previsto en
el párrafo anterior, el secretario judicial citará a las partes para la vista y, si el
demandado no asistiera a la misma sin concurrir justa causa o asistiera, pero no
mantuviera su oposición o fundara ésta en causa no comprendida en el apar-
tado 3 del art. 444, se dictará, sin más trámites, sentencia estimatoria de las
pretensiones del actor. En estos casos el demandado, además, será sancionado
con multa de hasta la quinta parte del valor de la reclamación, con un mínimo
de ciento ochenta euros.
Contra la sentencia que se dicte en los casos de ausencia de oposición a que
se refieren los dos párrafos anteriores no se dará recurso alguno.

Artículo 442. Inasistencia de las partes a la vista


1. Si el demandante no asistiese a la vista, y el demandado no alegare interés
legítimo en la continuación del proceso para que se dicte sentencia sobre el
fondo, se tendrá en el acto por desistido a aquél de la demanda, se le impondrán

584
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 442

las costas causadas y se le condenará a indemnizar al demandado comparecido,


si éste lo solicitare y acreditare los daños y perjuicios sufridos.
2. Si no compareciere el demandado, se procederá a la celebración del juicio.
Véase el comentario al art. 440 LEC

COMENTARIOS
1. El art. 442 LEC aborda el régimen de la comparecencia e incomparecencia
de las partes a la misma, régimen del que dichas partes han de ser informadas
en la citación a juicio que se les habrá notificado en su momento (art. 440.1.II
LEC), y que difiere ostensiblemente, sin razón poderosa que lo justifique, del
dispuesto por el art. 432 LEC para el ámbito de la vista oral del juicio ordinario.
2. Si el demandante no asistiese a la vista, y el demandado no alegare interés
legítimo en la continuación del proceso para que se dicte sentencia sobre el
fondo, se le tendrá a aquél, en el acto, por desistido de la demanda, se le impon-
drán las costas causadas y se le condenará a indemnizar al demandado compa-
recido, si éste lo solicitare y acreditare los daños y perjuicios sufridos (art. 442.1
LEC) (v. SAP Lugo 2.ª 24.11.03). De este modo, cuando a la vista no comparece
el demandante pero sí el demandado, la suerte del proceso dependerá comple-
tamente de la voluntad manifestada por este último (v. AAAP Girona 2.ª 30.4.02,
Córdoba 2.ª 13.1.03, Cáceres 2.ª 23.1.03, Castellón 1.ª 24.1.05, Madrid 22.ª
6.10.05, Madrid 24.ª 7.3.07, SSAP Toledo 1.ª 18.9.02, Tenerife 4.ª 14.7.03, Lugo
2.ª 24.11.03, Murcia 5.ª 8.2.05, Valencia 8.ª 19.6.06...).
3. Si fuese el demandado quien no compareciere, la norma general determina
que el juicio continuará su curso (art. 442.2 LEC) (SAP Guipúzcoa 1.ª 1.2.05),
desarrollándose entonces tan sólo las actuaciones procesales que no requieran
de su intervención personal (v. SSAP Baleares 4.ª 4.11.02, Valencia 8.ª 19.6.06,
Alicante 5.ª 15.11.06, AAAP Córdoba 2.ª 13.1.03, Cáceres 2.ª 23.1.03, Toledo
1.ª 21.2.03, Madrid 22.ª 6.10.05, Madrid 24.ª 7.3.07...). Y, más aún; si el deman-
dado no comparece voluntariamente a la vista, la jurisprudencia, además, le
niega el derecho a formular su oposición por vez primera en la vía del recurso
de apelación (vgr. SAP Baleares 4.ª 4.11.02), e incluso el de proponer prueba en
esa vía impugnatoria (SAP Murcia 5.ª 30.6.06).

JURISPRUDENCIA
«en interpretación del art. 442 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, este Tribunal con-
sidera que, en el Juicio Verbal, únicamente el caso de que el actor hubiera comparecido
por sí mismo, en los supuestos en los que no sea preceptiva la intervención de Procura-
dor, determina que el demandante haya de comparecer también por sí mismo al acto
de la vista, de modo que, si no lo verificara así (esto es, si no comparece a la misma
personalmente), procedería tenerle en el acto por desistido de la Demanda. En cambio,
si la comparecencia en el Juicio se hizo por medio de Procurador –sea o no preceptiva

585
Artículo 443 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

su intervención–, la falta de asistencia personal del demandante al acto de la vista no


autoriza a que se le tenga por desistido de la Demanda porque el Procurador legalmente
habilitado se encuentra facultado para comparecer en el referido acto en su nombre y
representación, a salvo –como ya se ha indicado– las consecuencias que pudieran deri-
varse de su inasistencia personal si se hubiera propuesto y admitido su declaración» (AAP
Madrid 24.ª 7 marzo 2007, Rec. 353/2007).
«"no es posible extraer que la consecuencia de la incomparecencia de las deman-
dantes al acto del juicio, al que sí asistió su Procuradora legalmente habilitada, sea tener-
las por desistidas de la demanda, como señala el auto impugnado, pues la expresión
utilizada por el indicado artículo ‘asistiese a la vista’ viene referida a la de "comparecer",
comparecencia que como ya se ha dicho puede ser por medio de Procurador, o bien
personalmente» (AAP Las Palmas 4.ª 9 noviembre 2007, Rec. 198/2007).

Artículo 443. Desarrollo de la vista


1. Comparecidas las partes, el Tribunal declarará abierto el acto y compro-
bará si subsiste el litigio entre ellas.
Si manifestasen haber llegado a un acuerdo o se mostrasen dispuestas a con-
cluirlo de inmediato, podrán desistir del proceso o solicitar del Tribunal que
homologue lo acordado. El acuerdo homologado judicialmente surtirá los efec-
tos atribuidos por la ley a la transacción judicial y podrá llevarse a efecto por los
trámites previstos para la ejecución de sentencias y convenios judicialmente
aprobados. Dicho acuerdo podrá impugnarse por las causas y en la forma que
se prevén para la transacción judicial.
Las partes de común acuerdo podrán también solicitar la suspensión del
proceso de conformidad con lo previsto en el apartado 4 del art. 19, para some-
terse a mediación. En este caso, el Tribunal examinará previamente la concu-
rrencia de los requisitos de capacidad jurídica y poder de disposición de las par-
tes o de sus representantes debidamente acreditados, que asistan al acto.
Cuando se hubiera suspendido el proceso para acudir a mediación, termi-
nada la misma sin acuerdo, cualquiera de las partes podrá solicitar que se alce
la suspensión y se señale fecha para la continuación de la vista. En el caso de
haberse alcanzado en la mediación acuerdo entre las partes, éstas deberán
comunicarlo al Tribunal para que decrete el archivo del procedimiento, sin per-
juicio de solicitar previamente su homologación judicial.
2. Si las partes no hubiesen llegado a un acuerdo o no se mostrasen dispuestas
a concluirlo de inmediato, el Tribunal resolverá sobre las circunstancias que
puedan impedir la válida prosecución y término del proceso mediante sentencia
sobre el fondo de acuerdo con los arts. 416 y ss.
3. Si no se hubieran suscitado las cuestiones procesales a que se refieren los
apartados anteriores o si, formuladas, se resolviese por el Tribunal la continua-
ción del acto, se dará la palabra a las partes para realizar aclaraciones y fijar los
hechos sobre los que exista contradicción. Si no hubiere conformidad sobre

586
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 443

todos ellos, se propondrán las pruebas y se practicarán seguidamente las que


resulten admitidas.
La proposición de prueba de las partes podrá completarse con arreglo a lo
dispuesto en el apartado 1 del art. 429.

COMENTARIOS
1. La LRLEC, al introducir en el juicio verbal una verdadera fase de alega-
ciones (con demanda y contestación a la demanda), ha eliminado del ámbito
del juicio oral lo que con anterioridad constituía su contenido más relevante, a
saber: la exposición de las pretensiones de las partes.
En la actualidad, sin embargo, como las tales pretensiones se esgrimen con
anterioridad a la vista oral, el legislador ha querido que dicha vista comience de
la misma forma en que comienza la audiencia previa en el juicio ordinario (v.
art. 415 LEC), es decir, con el examen acerca de la posibilidad de aquéllas lle-
guen a un acuerdo (que determine la finalización anticipada del juicio verbal) o
de que decidan someter la cuestión litigiosa a un procedimiento de mediación
(que determine la suspensión temporal del juicio verbal, mientras se sustancia
la mediación) (art. 443.1 LEC).
En concreto, el legislador ha dispuesto lo siguiente: 1.º) Que el Tribunal, en
la citación de las partes para la vista, informe a las mismas de la posibilidad de
recurrir a una negociación para intentar solucionar el conflicto, incluido el
recurso a una mediación, en cuyo caso aquéllas indicarán en la vista oral su
decisión al respecto y las razones de la misma (art. 440.1.II LEC); 2.º) Que al
inicio de las sesiones de la vista oral, el Tribunal pregunte a las partes si han
llegado a un acuerdo o se muestran dispuestas a concluirlo de inmediato, para
que, en caso afirmativo, las mismas puedan desistir del proceso, sin más, o pue-
dan solicitar del Tribunal que homologue lo acordado (art. 443.1.II LEC); 3.º)
Que al inicio de las sesiones del juicio oral, el Tribunal pregunte a las partes si
desean someter la cuestión litigiosa a un procedimiento de mediación, para que,
en caso afirmativo, aquéllas, de común acuerdo, puedan solicitar la suspensión
del proceso conforme al art. 19.4 LEC (art. 443.1.III LEC).
2. Una vez llevada a cabo ese inicial función conciliatoria, y siempre que las
partes no hayan logrado un acuerdo, ni se mostrasen dispuestas a concluirlo de
inmediato, ni hayan solicitado la suspensión del juicio para someter la cuestión
litigiosa a arbitraje o mediación, la vista oral proseguirá para que el Tribunal
resuelva «sobre las circunstancias que puedan impedir la válida prosecución y
término del proceso mediante sentencia sobre el fondo, de acuerdo con los arts.
416 y siguientes» (art. 443.2 LEC).
El Tribunal, por tanto, habrá de pronunciarse sobre la concurrencia o no de
aquellos presupuestos procesales cuya irregularidad haya denunciado el deman-
dado en su contestación a la demanda, bien dictando al efecto un auto de sobre-

587
Artículo 443 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

seimiento del proceso (si falta algún presupuesto procesal), o bien acordando la
continuación de la vista oral hasta llegar a la sentencia (v. art. 443.3 LEC).
3. Cuando en la contestación a la demanda no hubiese suscitado el deman-
dado ningún óbice de índole procesal, o cuando los hubiere opuesto y el Tri-
bunal los hubiese desestimado en la vista oral, ésta proseguirá para que el Tri-
bunal dé la palabra a las partes «para realizar aclaraciones y fijar los hechos
sobre los que exista contradicción» (art. 443.3 LEC).
a) La expresión legal «realizar aclaraciones» debe tomarse, e nuestro juicio,
en sentido literal, es decir, como la intervención de las partes en la vista oral
tendente estrictamente a esclarecer o complementar alguna de las alegaciones
contenidas en sus respectivos escritos de demanda y contestación. Por tanto, por
«aclaraciones» no cabe entender en ningún caso la aportación en la vista oral
de alegaciones nuevas que las partes, voluntaria o negligentemente (que a estos
efectos carece de relevancia), no hubiesen incorporado a sus iniciales escritos
de demanda y de contestación a la demanda.
b) La fijación de hechos controvertidos, por otro lado, tiene como evidente
finalidad la de concretar sobre qué hechos existe discrepancia entre las partes
procesales, y a los efectos, naturalmente, de delimitar en este momento el thema
probandi (toda vez que, como es bien sabido, la actividad probatoria únicamente
puede recaer en el proceso civil sobre aquellos hechos que resulten controver-
tidos entre las partes –art. 281.3 LEC–).
4. En unidad de acto, las partes habrán de proponer las pruebas de que
intenten valerse, a continuación el Tribunal se pronunciará sobre la admisión o
inadmisión de cada una de ellas, y finalmente se procederá a su práctica. Tén-
gase en cuenta, a este respecto, que el art. 445 LEC considera aplicables en el
ámbito del juicio verbal las disposiciones que sobre la prueba en el proceso civil
se recogen en los capítulos V (De la prueba: disposiciones generales) y VI (De
los medios de prueba y las presunciones) del Título I de la LEC.
En el trámite de proposición de la prueba las partes, en función de cuáles
sean los hechos sobre los que recae la carga de tener que acreditarlos (v. art. 217
LEC), podrán proponer la práctica de cualesquiera medios probatorios de los que
se detallan en el art. 299. LEC, y cuyo régimen jurídico establecen los arts. 301
y ss. LEC.
Pero, en aras a la celeridad y a la concentración procedimental, la cual se
vería quebrada si la vista oral del juicio verbal hubiese de ser suspendida al
objeto de preparar la práctica de las pruebas propuestas y admitidas, el art.
440.1.II LEC, como ya se sabe, obliga a las partes a que preparen la proposición
de sus respectivos medios de prueba con anterioridad al inicio de dicha vista
oral. A tales efectos, en la propia citación de las partes a la vista oral se advertirá
a las mismas que han de concurrir a la misma «con los medios de prueba de que
intenten valerse», debiendo también indicar la referida citación que «en el plazo

588
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 444

de los tres días siguientes a la recepción de la citación, deben indicar las personas
que por no poderlas presentar ellas mismas, han de ser citadas por el Tribunal a
la vista para que declaren en calidad de partes o testigos», debiendo las partes,
en este caso, facilitar al Tribunal «todos los datos y circunstancias precisos para
llevar a cabo la citación».

Artículo 444. Reglas especiales sobre contenido de la vista


1. Cuando en el juicio verbal se pretenda la recuperación de finca, rústica o
urbana, dada en arrendamiento, por impago de la renta o cantidad asimilada
sólo se permitirá al demandado alegar y probar el pago o las circunstancias rela-
tivas a la procedencia de la enervación.
2. En los casos del núm. 7 del apartado 1 del art. 250, el demandado sólo
podrá oponerse a la demanda si, en su caso, presta la caución determinada por
el Tribunal en cualquiera de las formas previstas en el párrafo segundo del apar-
tado 2 del art. 64 de esta Ley.
La oposición del demandado únicamente podrá fundarse en alguna de las
causas siguientes:
1.º Falsedad de la certificación del Registro u omisión en ella de derechos o
condiciones inscritas, que desvirtúen la acción ejercitada.
2.º Poseer el demandado la finca o disfrutar el derecho discutido por contrato
u otra cualquier relación jurídica directa con el último titular o con titulares
anteriores o en virtud de prescripción, siempre que ésta deba perjudicar al titular
inscrito.
3.º Que la finca o el derecho se encuentren inscritos a favor del demandado
y así lo justifique presentando certificación del Registro de la Propiedad acredi-
tativa de la vigencia de la inscripción.
4.º No ser la finca inscrita la que efectivamente posea el demandado.
3. En los casos de los núms. 10.º y 11.º del apartado 1 del art. 250, la oposi-
ción del demandado sólo podrá fundarse en alguna de las causas siguientes:
1.ª Falta de jurisdicción o de competencia del Tribunal.
2.ª Pago acreditado documentalmente.
3.ª Inexistencia o falta de validez de su consentimiento, incluida la falsedad
de la firma.
4.ª Falsedad del documento en que aparezca formalizado el contrato.

Artículo 445. Prueba y presunciones en los juicios verbales


En materia de prueba y de presunciones, será de aplicación a los juicios ver-
bales lo establecido en los capítulos V y VI del Título I del presente Libro.
Véase arts. 281 y ss. LEC

589
Artículo 446 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 446. Resoluciones sobre la prueba y recursos


Contra las resoluciones del Tribunal sobre admisión o inadmisión de pruebas
sólo cabrá recurso de reposición, que se sustanciará y resolverá en el acto, y si
se desestimare, la parte podrá formular protesta a efecto de hacer valer sus
derechos, en su caso, en la segunda instancia.

Artículo 447. Sentencia. Ausencia de cosa juzgada en casos especiales


1. Practicadas las pruebas, el Tribunal podrá conceder a las partes un turno
de palabra para formular oralmente conclusiones. A continuación, se dará por
terminada la vista y el Tribunal dictará sentencia dentro de los diez días siguien-
tes. Se exceptúan los juicios verbales en que se pida el desahucio de finca urbana,
en que la sentencia se dictará en los cinco días siguientes, convocándose en el
acto de la vista a las partes a la sede del Tribunal para recibir la notificación si
no estuvieran representadas por procurador o no debiera realizarse por medios
telemáticos, que tendrá lugar el día más próximo posible dentro de los cinco
siguientes al de la sentencia.
Sin perjuicio de lo anterior, en las sentencias de condena por allanamiento
a que se refieren los apartados 3 de los arts. 437 y 440, en previsión de que no
se verifique por el arrendatario el desalojo voluntario en el plazo señalado, se
fijará con carácter subsidiario día y hora en que tendrá lugar, en su caso, el
lanzamiento directo del demandado, que se llevará a término sin necesidad de
ulteriores trámites en un plazo no superior a 15 días desde la finalización de
dicho período voluntario. Del mismo modo, en las sentencias de condena por
incomparecencia del demandado, se procederá al lanzamiento en la fecha fijada
sin más trámite.
2. No producirán efectos de cosa juzgada las sentencias que pongan fin a los
juicios verbales sobre tutela sumaria de la posesión ni las que decidan sobre la
pretensión de desahucio o recuperación de finca, rústica o urbana, dada en
arrendamiento, por impago de la renta o alquiler o por expiración legal o con-
tractual del plazo, y sobre otras pretensiones de tutela que esta Ley califique
como sumarias.
3. Carecerán también de efectos de cosa juzgada las sentencias que se dicten
en los juicios verbales en que se pretenda la efectividad de derechos reales ins-
critos frente a quienes se opongan a ellos o perturben su ejercicio, sin disponer
de título inscrito.
4. Tampoco tendrán efectos de cosa juzgada las resoluciones judiciales a las
que, en casos determinados, las leyes nieguen esos efectos.

COMENTARIOS
1. Tras la LRLEC, antes de que se declare conclusa la vista oral, se prevé que
el Tribunal pueda conceder a las partes un turno de palabra para formular oral-
mente conclusiones (art. 447.1 LEC).

590
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 447

Tales conclusiones se formularán oralmente por las partes exponiendo de


forma ordenada, clara y concisa, si, a su juicio, los hechos relevantes han sido
o deben considerarse admitidos y, en su caso, probados o inciertos (argumento
ex art. 433.2.I LEC), para lo cual harán un breve resumen de cada una de las
pruebas practicadas sobre aquellos hechos, con remisión pormenorizada, en su
caso, a los autos del juicio (argumento ex art. 433.2.II LEC).Ya con un alcance
más específico, si alguna de las partes entendiera que algún hecho debe tenerse
por cierto en virtud de una presunción (v. arts. 385, 386 LEC), lo manifestará así,
fundamentando su criterio. De igual forma, las partes podrán también alegar lo
que a su respectivo entender resulte de la carga de la prueba (v. art. 217 LEC)
sobre los hechos que repute dudosos (art. 433.2.II LEC).
2. En el art. 447 LEC se regula el acto procesal de la sentencia con la que,
como es consustancial a esta clase de resoluciones judiciales (art. 206.1.3.ª LEC),
se pondrá término al juicio verbal civil en su primera instancia. La sentencia,
como ya se sabe, constituye el acto procesal por medio del cual el órgano judicial
(a) se manifiesta, de manera motivada y congruente, sobre las cuestiones y pre-
tensiones suscitadas por las partes, con la finalidad de resolver definitivamente
el conflicto jurídico que enfrenta a las mismas, o por medio del cual el órgano
judicial (b) deja dichas cuestiones imprejuzgadas, y el conflicto, en principio,
carente de resolución, cuando a la emisión de un pronunciamiento material o
de fondo se oponga la existencia de algún óbice o defecto procesal insubsanable
o no subsanado en tiempo y forma.
3.
a) Como especialidad del juicio verbal, algunos de los procesos que por
razón de la materia han de sustanciarse por sus trámites (v. art. 250.1 LEC), son
procesos sumarios desde el punto de vista de su naturaleza jurídica, es decir,
procesos en donde a las partes se les limitan las posibilidades para configurar el
objeto procesal, delimitando así sus medios de ataque y defensa.
Esto hace que en estos procesos sumarios, y como lógica consecuencia de
aquellas limitaciones, los efectos de cosa juzgada material (art. 222 LEC) que
han de surgir necesariamente de la sentencia de fondo que se pronuncie sobre
las pretensiones debatidas se hallen también limitados, proyectándose tan sólo
sobre aquella parte del conflicto, o aquellas pretensiones y excepciones, que
hayan sido efectivamente sometidas a la cognición judicial. En definitiva, si la
Ley en ocasiones impide a las partes someter a los tribunales la totalidad de los
extremos que delimitan el conflicto existente entre ellas (confirmando así los
procesos sumarios), sería ilógico, además de injusto, que la sentencia que se
dictase en tal proceso produjese la totalidad de los efectos de la cosa juzgada
material (y, en particular, el efecto negativo o excluyente, non bis in idem),
imposibilitando así a las partes el poder de someter de nuevo a los órganos de

591
Artículo 447 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la Jurisdicción aquellos extremos del conflicto no propuestos, ni debatidos, ni


enjuiciados, con anterioridad en el proceso sumario.
De ahí que el art. 447 LEC, en sus tres últimos apartados, establezca la limi-
tación de los efectos de la cosa juzgada material respecto de determinado tipo
de pretensiones tramitadas a través del juicio verbal. Limitación, sí, pese a que
la norma se refiera a inexistencia de los tales efectos de la cosa juzgada («No
producirán efectos de cosa juzgada…», «Carecerán también de efectos de cosa
juzgada…», «Tampoco tendrán efectos de cosa jugada…»), olvidando que al
menos los pronunciamientos materiales sobre las cuestiones real y efectivamente
debatidas en los procesos sumarios sí pasan en autoridad de cosa juzgada mate-
rial.
b) Tales limitaciones de los efectos de cosa juzgada, concretamente, se suce-
derán, en virtud del art. 447 LEC, en los siguientes juicios verbales sumarios: 1.º)
Juicios verbales sobre tutela sumaria de la posesión, según el art. 250.1.4.º LEC
(es decir, los procesos interdictales de retener y recobrar la posesión) (art. 447.2
LEC); 2.º) Juicios verbales donde se decida sobre la pretensión de desahucio o
recuperación de finca, rústica o urbana, dada en arrendamiento, por impago de
la renta o alquiler o por expiración legal o contractual del plazo, según el art.
250.1.1.º LEC (art. 447.2 LEC); 3.º) Juicios verbales donde se preste una tutela
jurisdiccional calificada legalmente como «sumaria» (vgr. art. 250.1.5.º, 6.º,
10.º, 11.º LEC) (art. 447.2 LEC); 4.º) Juicios verbales donde se pretenda la efec-
tividad de derechos reales inscritos frente a quienes se opongan a ellos o per-
turben su ejercicio, sin disponer de título inscrito, según el art. 250.1.7.º (art.
447.3 LEC); 5.º) Finalmente, la limitación de los efectos de la cosa juzgada
material acaecerá también en aquellos juicios verbales a cuyas sentencias nie-
guen las leyes los tales efectos (art. 447.4 LEC).

JURISPRUDENCIA
«La causa o razón de ser de los juicios verbales de naturaleza sumaria responde a
que el legislador ha previsto que en determinadas materias el establecimiento de un juicio
especial no es suficiente para atender con plena eficacia la necesidad de tutela inmediata
que demanda un determinado interés social, por lo que para lograrla y para simplificar,
al tiempo, la tramitación del procedimiento, limita el contenido de la contienda a un
aspecto concreto del litigio, que es lo único que de momento se resuelve, pudiendo luego
las partes acudir a un posterior proceso plenario para dirimir en su totalidad el conflicto
que les enfrenta. Por ello el art. 447 de la Ley de Enjuiciamiento Civil determina que la
sentencia que en ellos se dicte no producirá cosa juzgada (...)El art. 447 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil de 7 de enero de 2000 determina que en los procesos verbales de
carácter sumario, la sentencia que se dicte carecerá del efecto de cosa juzgada. Ello
supone que, culminado un procedimiento de tal naturaleza por sentencia firme, sea fac-
tible entablar un proceso declarativo posterior en que la cuestión controvertida y resuelta
en forma provisional, sea debatida y decidida en su más amplia extensión» (AAP Barce-
lona 12.ª 2 abril 2002, LA LEY 66120/2002).

592
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 448

TÍTULO IV
De los recursos

CAPÍTULO I
De los recursos: disposiciones generales

Artículo 448. Del derecho a recurrir


1. Contra las resoluciones de los Tribunales y Secretarios Judiciales que les
afecten desfavorablemente, las partes podrán interponer los recursos previstos
en la ley.
2. Los plazos para recurrir se contarán desde el día siguiente al de la notifi-
cación de la resolución que se recurra, o, en su caso, a la notificación de su
aclaración o de la denegación de ésta.
Véase arts. 12 y 18 LOPJ

COMENTARIOS
1. Concepto:
Con carácter general, los medios de impugnación –o recursos– son aquellos
instrumentos que el legislador pone a disposición de las partes en el proceso (y
también, excepcionalmente, de quienes no hubieran podido adquirir tal condi-
ción), a través de los cuales se hace posible un reexamen, revisión o control
jurisdiccional del contenido de una determinada resolución judicial, bien por el
mismo Juzgado o Tribunal que la haya dictado (en el caso de los recursos no
devolutivos), o bien por un órgano judicial superior jerárquico (en el caso de los
recursos devolutivos), con el fin de examinar si la misma se ajusta o no al Dere-
cho objetivo y, en consecuencia, confirmarla o revocarla, según los casos, con
carácter definitivo.
A esta esencial finalidad de los medios de impugnación es a la que alude el
art. 12.2 LOPJ cuando instaura la prohibición de que los tribunales puedan
corregir «la aplicación o interpretación del ordenamiento jurídico hecha por sus
inferiores en el orden jerárquico judicial sino cuando administren justicia en
virtud de los recursos que las leyes establezcan» (la cursiva es nuestra); y a la
que también se refiere el art. 18.1 de la misma LOPJ al declarar solemnemente
que las resoluciones judiciales «sólo podrán dejarse sin efecto en virtud de los
recursos previstos en las leyes».
2. Naturaleza:
Los medios de impugnación, tanto con carácter general, como también en
la específica órbita del proceso civil, constituyen fundamentalmente una garan-
tía esencial del proceso, ya que:

593
Artículo 448 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

1.º) A través de los mismos se ofrece a las partes procesales la posibilidad de


combatir los errores en que pudieran haber incurrido los titulares de los órganos
judiciales al enjuiciar por vez primera un determinado asunto –lo que, desde un
punto de vista psicológico, hace que los ciudadanos contemplen el proceso
como un mecanismo fiable para solucionar sus conflictos, que les proporciona
varias posibilidades para argumentar en su favor, no teniendo que jugárselo todo
a una carta–.
2.º) Además, desde una perspectiva puramente objetiva, la existencia de
medios de impugnación constituye una garantía que acrecienta indiscutible-
mente el nivel de acierto en la decisión final, tanto en los recursos no devolutivos,
como en los devolutivos.
3.º) Por último, con los medios de impugnación de carácter devolutivo se
estimula, incluso, el celo y la diligencia de los Jueces que hayan de resolver por
vez primera el conflicto, conocedores de que una resolución superficial, infun-
dada o caprichosa del mismo, puede ser severamente censurada en vía de
recurso por un Tribunal superior. Podría decirse, así, que, salvadas las distancias
la existencia de medios de impugnación, al igual que sucede con la tipificación
penal con respecto a los delitos y faltas, opera en el proceso como una medida
de prevención general frente al voluntarismo y la arbitrariedad judicial.
3. El derecho fundamental a los recursos:
Tan esenciales son los recursos que, junto al derecho de acceso a los órganos
judiciales y al derecho a obtener de éstos una resolución judicial de fondo,
motivada, fundada en Derecho y congruente, los cuales serían los contenidos
básicos o estructurales (aquellos sine qua non) del derecho a la tutela judicial
efectiva, nuestro TC ha ido un tanto más allá en la tarea de expandir al máximo
posible dichos contenidos al entender que, pese a la absoluta inexpresividad del
precepto en este sentido, en el art. 24.1 CE se aloja también un derecho funda-
mental a los recursos o a los medios de impugnación (vgr. STC 48/2008, de 11
de marzo).
Cabe advertir, sin embargo, que no existe un único derecho fundamental a
los recursos sino, en realidad, dos de ellos diferenciados entre sí, a saber: 1.º) El
derecho a los recursos en los procesos no penales, que, aunque se considere
ubicado en el seno del art. 24.1 CE, comprende tan sólo el derecho a utilizar los
recursos legalmente previstos en el ordenamiento procesal, por lo que se trata
de un derecho de configuración legal cuya determinación y límites dependen
de la contingente y coyuntural voluntad del legislador ordinario; tan es así que,
en un momento dado, el legislador ordinario podría optar incluso por suprimir
toda clase de recursos en dichos procesos no penales sin que dicha decisión
conllevara la infracción de precepto constitucional alguno; 2.º) El derecho a los
recursos en los procesos penales, cuyos contenidos esenciales sí dimanan direc-
tamente de la Constitución y, por tanto, no dependen de la cambiante voluntad

594
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 448

del legislador ordinario, sobre quien, de este modo, se cierne el inexcusable


mandato constitucional de tener que asegurar, al menos, la existencia de un
recurso que permita someter ante un Tribunal superior toda condena penal
impuesta en la instancia por un órgano judicial.
4. Clasificación de los recursos en la LEC:
La vigente LEC lleva a cabo una regulación uniforme de todos los medios de
impugnación que puede ser sistematizada del siguiente modo:
a) Recursos frente a providencias, donde únicamente se da cita el recurso de
reposición (art. 451 LEC), con independencia de cuál sea el órgano judicial autor
de la referida resolución, si unipersonal o colegiado.
b) Recursos contra autos, donde cabe englobar los recursos de reposición
(art. 451 LEC), de apelación (art. 455 LEC), extraordinario por infracción procesal
(art. 468 LEC) y de queja (art. 494 LEC), delimitándose el ámbito de aplicación
de unos y otros, bien en función de si la resolución impugnada es susceptible o
no de ser catalogada, conforme al art. 207 LEC, como «definitiva» (y así se con-
sigue diferenciar la procedencia del recurso de reposición o del de apelación),
bien en atención a si la resolución impugnada, amén de definitiva, ha sido dic-
tada durante la tramitación de la primera o de la segunda instancia (con lo que
se posibilita la distinción entre el ámbito de los recursos de apelación y extra-
ordinario por infracción procesal), o bien a la luz de si lo impugnado es una
resolución que inadmite a trámite otro diverso medio de impugnación (aspecto
éste que individualiza al recurso de queja frente a los restantes medios impug-
natorios).
c) Recursos contra sentencias, entre los que se encuentran los recursos de
apelación (art. 455 LEC), extraordinario por infracción procesal (art. 468 LEC),
de casación (art. 477.2 LEC) y el llamado recurso en interés de ley (art. 490 LEC),
delimitándose su respectiva aplicabilidad en atención a diversas circunstancias,
bien de índole procesal (en concreto, a la vista de cuál sea la instancia a la que
pone término la sentencia recurrida), o bien de otra índole ajena a toda catalo-
gación (cuál es la de la naturaleza jurídica, procesal o material, de los motivos
de impugnación aducidos por el recurrente).
d) Recursos contra diligencias de ordenación y decretos no definitivos del
Secretario Judicial, que han de ser conocidos por el propio Secretario autor de
la resolución procesal impugnada, y donde tan solo se halla el recurso de repo-
sición (art. 451.1 LEC), y recursos contra decretos definitivos y otros expresa-
mente previstos del Secretario Judicial, donde la LEC prevé el novedoso recurso
de revisión (art. 454 bis LEC, introducido por la LRLPOJ).
5. La legitimación para recurrir: el «gravamen»:
El primero de los presupuestos cuya concurrencia es necesaria para el éxito
de los diferentes medios de impugnación lo constituye la existencia de un

595
Artículo 448 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

«gravamen» derivado de la resolución judicial que se pretenda recurrir. A él se


refiere el art. 448.1 LEC al supeditar el ejercicio de los medios de impugnación
a las solas resoluciones que a las partes «afecten desfavorablemente».
El «gravamen» puede ser definido como una de las bases fundamentales de
los recursos, consistente en la diferencia perjudicial entre lo solicitado por el
recurrente en el proceso previo y lo obtenido en la resolución que va a ser objeto
de impugnación, de manera que si una resolución judicial es favorable a los
derechos o intereses de una parte procesal, ésta no puede impugnarla porque
carece de gravamen o perjuicio que la habilite para hacerlo.
Siguiendo al profesor FAIRÉN, las notas características del gravamen serían
las siguientes:
1.ª) El gravamen se produce, generalmente, respecto de la parte o partes
procesales que se encuentren con una resolución judicial que no acoge –total o
parcialmente– lo postulado por las mismas; esa situación perjudicial en la que
se hallan como consecuencia de la resolución es, precisamente, la que les habi-
lita para el ejercicio de los medios de impugnación. Pero no cualquier tipo de
gravamen posibilita dicho ejercicio de los recursos. Desde luego, no hay grava-
men para las personas a quienes no afecte la cosa juzgada. Pero, aun en el caso
en que sí pueda afectarles, resulta preciso, con carácter general, que el gravamen
sea «directo», es decir, directamente relacionado con el objeto enjuiciado por
la resolución judicial, de forma tal que si lo que se experimenta con el objeto
litigioso es una relación de índole indirecta o refleja, el ejercicio del medio de
impugnación deberá estar subordinado al comportamiento de aquellos sujetos
que ostenten dicha relación directa.
2.ª) Sólo en determinadas ocasiones puede existir gravamen para la sociedad.
Las Leyes procesales establecen en estos supuestos la legitimación del Ministerio
Fiscal (vgr. arts. 6.1.6.º, 491, 777.8 LEC), a quien no sólo se le habilita para
intervenir como parte en la primera instancia, sino también para deducir, en su
caso, cualesquiera medios de impugnación.
3.ª) Finalmente, el gravamen se ha de producir en la parte dispositiva de la
Sentencia. No puede tenerse por gravamen la mera discordancia entre la fun-
damentación de la solicitud de la parte y la fundamentación de la resolución
judicial, a no ser que dicha discordancia se configure, propiamente, como
incongruencia. No experimenta gravamen para recurrir, en consecuencia, el
codemandado que es condenado en la instancia y que sólo pretende en vía de
recurso que sean también condenados otros distintos codemandados, porque
para que ello ocurriera tendría que recurrir el actor solicitando la extensión de
la condena a otros legitimados pasivos, pero no uno de ellos en perjuicio de otro.
Ni tampoco aquel litigante al que, habiendo ejercitado diversas pretensiones
alternativas entre sí, le fue estimada alguna de ellas, con lo que se le estima todo

596
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 448

lo pedido, en la medida que no pueden concederse las dos, o más alternativas


a la vez.
6. Cómputo de los plazos para recurrir:
Un segundo presupuesto que ha de cumplimentar la interposición del
recurso es el de su formalización dentro del plazo legalmente establecido, el
cual varía en función de cuál sea el medio de impugnación utilizado (véanse los
arts. 452, 455.1, 470.1, 479.1, 492.1, 495.1 LEC).
a) Como regla general, dichos plazos son improrrogables, y de ellos habrán
de descontarse los días inhábiles (art. 133.2 LEC), comenzando a computarse
desde el día siguiente al de la notificación a la parte de la resolución estimada
gravosa que se recurra, o, en su caso, a la notificación de su aclaración o de la
denegación de ésta (art. 448.2 LEC), pues en el cómputo de los plazos señalados
por días a contar desde uno determinado, como ya se sabe, debe excluirse dicho
día inicial (art. 133.1 LEC). Además, en las resoluciones pronunciadas oralmente
en audiencias, vistas o comparecencias, el plazo para recurrir las mismas comen-
zará a contar desde la notificación de la resolución debidamente redactada (art.
210.2.II LEC).
La interposición extemporánea del recurso, por último, al constituir una
infracción procesal insubsanable, determina, sin más, la firmeza de la resolución
recurrida, firmeza que genéricamente deriva de la preclusión de la oportunidad
de realizar el acto procesal de formalización del recurso, sin perjuicio de que la
parte a la que se le inadmite la impugnación pueda recurrir en queja la decisión
de inadmisión.
b) La LEC autoriza a que el inicio del cómputo del plazo para recurrir pueda
contarse no sólo desde la notificación de la resolución gravosa, sino también
desde que se notifique la resolución por la que se resuelva la solicitud de acla-
ración que la parte haya podido formular frente a la misma en virtud del art. 214
LEC (o del art. 267 LOPJ). A esto ha de añadirse lo dispuesto en el art. 215.4 LEC,
respecto del plazo para recurrir contra resoluciones frente a las que se haya for-
mulado la solicitud de subsanación y complemento a que se refiere esa misma
norma misma en sus primeros apartados, plazo que en tal caso deberá demorar
el inicio de su cómputo hasta «el día siguiente a la notificación del auto que
reconociera o negara la omisión de pronunciamiento y acordara o denegara
remediarla».

JURISPRUDENCIA
– Gravamen:
«Ha de tenerse en cuenta la mayor laxitud de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000
en la conceptuación de "gravamen" para recurrir o para impugnar un recurso de ape-
lación. El art. 448, al regular el "derecho a recurrir", prevé que las partes pueden inter-

597
Artículo 449 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

poner recurso contra las resoluciones "que les afecten desfavorablemente" y el art. 461.1
prevé que el apelado pueda impugnar la resolución apelada "en lo que le resulte desfa-
vorable"» (STS 1.ª 19 mayo 2016, Rec. 452/2013).

Artículo 449. Derecho a recurrir en casos especiales


1. En los procesos que lleven aparejado el lanzamiento, no se admitirán al
demandado los recursos de apelación, extraordinario por infracción procesal o
casación si, al interponerlos, no manifiesta, acreditándolo por escrito, tener
satisfechas las rentas vencidas y las que con arreglo al contrato deba pagar ade-
lantadas.
2. Los recursos de apelación, extraordinario por infracción procesal o casa-
ción, a que se refiere el apartado anterior, se declararán desiertos, cualquiera
que sea el estado en que se hallen, si durante la sustanciación de los mismos el
demandado recurrente dejare de pagar los plazos que venzan o los que deba
adelantar. El arrendatario podrá adelantar o consignar el pago de varios períodos
no vencidos, los cuales se sujetarán a liquidación una vez firme la sentencia. En
todo caso, el abono de dichos importes no se considerará novación del contrato.
3. En los procesos en que se pretenda la condena a indemnizar los daños y
perjuicios derivados de la circulación de vehículos de motor no se admitirán al
condenado a pagar la indemnización los recursos de apelación, extraordinario
por infracción procesal o casación, si, al interponerlos, no acredita haber cons-
tituido depósito del importe de la condena más los intereses y recargos exigibles
en el establecimiento destinado al efecto. Dicho depósito no impedirá, en su
caso, la ejecución provisional de la resolución dictada.
4. En los procesos en que se pretenda la condena al pago de las cantidades
debidas por un propietario a la comunidad de vecinos, no se admitirá al conde-
nado el recurso de apelación, extraordinario por infracción procesal o casación
si, al interponerlos, no acredita tener satisfecha o consignada la cantidad líquida
a que se contrae la sentencia condenatoria. La consignación de la cantidad no
impedirá, en su caso, la ejecución provisional de la resolución dictada.
5. El depósito o consignación exigidos en los apartados anteriores podrá
hacerse también mediante aval solidario de duración indefinida y pagadero a
primer requerimiento emitido por entidad de crédito o sociedad de garantía
recíproca o por cualquier otro medio que, a juicio del Tribunal, garantice la
inmediata disponibilidad, en su caso, de la cantidad consignada o depositada.
6. En los casos de los apartados anteriores, antes de que se rechacen o decla-
ren desiertos los recursos, se estará a lo dispuesto en el art. 231 de esta Ley en
cuanto a la acreditación documental del cumplimiento de los requisitos exigidos.

COMENTARIOS
La exigencia de consignar determinadas cantidades, como requisito de
acceso o de mantenimiento del recurso interpuesto es requerida por la LEC en
todos los casos establecidos en su art. 449, cuyo último apartado, por remisión

598
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 450

al art. 231 LEC, proclama el carácter subsanable del presente requisito, en tanto
que el penúltimo apartado de la norma autoriza a constituirlo mediante diversos
métodos que en él se relacionan.
Como es evidente, todos los supuestos reseñados en la norma tienen un único
y bienintencionado fundamento, a saber: el de la necesidad de evitar impugna-
ciones infundadas o temerarias, interpuestas con la única finalidad de retrasar
en lo posible el cumplimiento de la condena que haya sido impuesta al recu-
rrente en la resolución impugnada, para cuya evitación, como decimos, el legis-
lador subordina la admisibilidad del recurso de que se trate al cumplimiento
provisional o transitorio de la condena en cuestión. Con ello el recurrente, si al
fin y al cabo ha de hacer frente a la condena interponga o no el medio de
impugnación, perderá todo interés en recurrir de forma temeraria o infundada.

Artículo 450. Del desistimiento de los recursos


1. Todo recurrente podrá desistir del recurso antes de que sobre él recaiga
resolución.
2. Si, en caso de ser varios los recurrentes, sólo alguno o algunos de ellos
desistieran, la resolución recurrida no será firme en virtud del desistimiento, pero
se tendrán por abandonadas las pretensiones de impugnación que fueren exclu-
sivas de quienes hubieren desistido.
Véase el comentario al art. 20 LEC

CAPÍTULO II
De los recursos de reposición y revisión

Artículo 451. Resoluciones recurribles en reposición. Inexistencia de efectos


suspensivos
1. Contra las diligencias de ordenación y decretos no definitivos cabrá
recurso de reposición ante el Secretario judicial que dictó la resolución recu-
rrida, excepto en los casos en que la ley prevea recurso directo de revisión.
2. Contra todas las providencias y autos no definitivos cabrá recurso de
reposición ante el mismo Tribunal que dictó la resolución recurrida.
3. La interposición del recurso de reposición no tendrá efectos suspensivos
respecto de la resolución recurrida.

COMENTARIOS
El recurso de reposición en el proceso civil constituye un medio de impug-
nación ordinario, no devolutivo ni suspensivo, que procede contra diligencias
de ordenación y las resoluciones no definitivas que revistan la forma de provi-
dencia, auto o decreto, y que dicten los órganos unipersonales y colegiados

599
Artículo 451 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

pertenecientes al orden civil, así como los Secretarios judiciales, y cuyo agota-
miento se erige, en algunas ocasiones, en presupuesto de la estimación de otros
distintos medios de impugnación.
a) Desde el punto de vista de su naturaleza jurídica, se trata, en primer tér-
mino, de un recurso ordinario, es decir, un recurso en cuya fundamentación es
posible aducir cualesquiera infracciones jurídicas, sean de índole formal o de
naturaleza material. Así se desprende, sin duda, de lo establecido en el art. 452.1
LEC, donde se autoriza que la reposición esté fundamentada en «cualquier
infracción en que la resolución hubiera incurrido a juicio del recurrente».
Como puede comprobarse, la vigente regulación ya no exige, como lo hacía
el art. 377 de la anterior LEC de 1881, que en la reposición el recurrente tenga,
bajo sanción de inadmisión o desestimación de su recurso, que citar en concreto
el precepto de la ley procesal civil que estime infringido, exigencia ésta que,
como sabrá el lector, tuvo que ser interpretada en sentido flexible por la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional, ampliando su ámbito, no únicamente a
la norma procesal, sino también a la material cuando la infracción jurídica
denunciada fuera de esa índole (vgr. SSTC 69/1987, 113/1988, 213/1993,
199/1997).
b) Es también, en segundo término, un recurso no devolutivo, ya que el
órgano funcionalmente competente, tanto para su interposición, como para su
sustanciación y resolución, es el mismo órgano autor de la resolución objeto del
recurso (art. 451 LEC).
c) El de reposición es, igualmente, un recurso no suspensivo, y ello tanto por
la previsión legal expresa que en este sentido contiene el apartado 3 del art. 451
LEC, sino también por el hecho de que el mismo está llamado a ser promovido
y resuelto en un muy breve lapso de tiempo (cinco días para la interposición,
cinco para la impugnación por las partes recurridas y otros cinco para la reso-
lución), lo que, desde un punto de vista de pura lógica, hace inútil cuestionarse
sobre su carácter suspensivo.
d) Cabe destacar, por último, que el presente recurso también opera en oca-
siones como un presupuesto de la estimación de otros medios de impugnación,
tales como, en concreto, el recurso de apelación. Tal acontecerá cuando este
último medio impugnatorio se fundamente en la infracción de normas y garantías
procesales acaecidas en el curso de la primera instancia, supuesto donde, en
orden a la estimación del recurso, exige el art. 459 LEC que el recurrente haya
denunciado oportunamente la infracción, si hubiese tenido la oportunidad pro-
cesal para ello, denuncia que, en la práctica generalidad de los casos, se instru-
mentará por medio del ejercicio del recurso de reposición.

600
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 452

Artículo 452. Plazo, forma e inadmisión del recurso de reposición


1. El recurso de reposición deberá interponerse en el plazo de cinco días,
expresándose la infracción en que la resolución hubiera incurrido a juicio del
recurrente.
2. Si no se cumplieran los requisitos establecidos en el apartado anterior, se
inadmitirá, mediante providencia no susceptible de recurso, la reposición inter-
puesta frente a providencias y autos no definitivos, y mediante decreto directa-
mente recurrible en revisión la formulada contra diligencias de ordenación y
decretos no definitivos.

COMENTARIOS
1. Con carácter general, el recurso de reposición deberá interponerse
mediante la presentación ante el Tribunal o Secretario judicial de un escrito
fundamentado, donde la parte, amén de expresar su intención de recurrir y de
invocar expresamente el art. 451 LEC, exprese también la infracción jurídica
causante del gravamen en sus derechos e intereses (art. 452.1 LEC).
El escrito de interposición habrá de formularse en el plazo máximo de cinco
días (art. 452.1 LEC), a contar desde que se le notifique a la parte la resolución
impugnable a la que se impute aquella infracción, o, en el específico caso de la
reposición frente a autos, desde que se le notifique la resolución que resuelva
sobre la solicitud de aclaración promovida frente a los mismos (art. 448.2 LEC;
véanse también los arts. 210.2.II y 215.4 LEC).
2. El recurso podrá inadmitirse por varias razones, tales como la de no ser la
resolución impugnada susceptible de dicho recurso, o la de haberse presentado
ante órgano incompetente (art. 62 LEC), y no únicamente por las expresadas en
el art. 452.2 LEC, es decir, la extemporaneidad en la presentación del escrito de
interposición del recurso o su falta de fundamentación.

Artículo 453. De la audiencia a las partes recurridas y de la resolución


1. Admitido a trámite el recurso de reposición por el Secretario judicial, se
concederá a las demás partes personadas un plazo común de cinco días para
impugnarlo, si lo estiman conveniente.
2. Transcurrido el plazo de impugnación, háyanse o no presentado escritos,
el Tribunal si se tratara de reposición interpuesta frente a providencias o autos,
o el Secretario judicial si hubiera sido formulada frente a diligencias de ordena-
ción o decretos, resolverán sin más trámites, mediante auto o decreto, respec-
tivamente, en un plazo de cinco días.

601
Artículo 454 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 454. Irrecurribilidad del auto que resuelve la reposición contra


resoluciones judiciales.
Salvo los casos en que proceda el recurso de queja, contra el auto que
resuelva el recurso de reposición no cabrá recurso alguno, sin perjuicio de
reproducir la cuestión objeto de la reposición al recurrir, si fuere procedente, la
resolución definitiva.

COMENTARIOS
Frente al auto que decida la suerte de la reposición no cabrá recurso alguno,
sin perjuicio de que la cuestión controvertida pueda ser reproducida por la parte
a quien interese al recurrir, si fuere procedente, la resolución definitiva (art. 454
LEC). Todo ello, sin embargo, salvo el supuesto en que frente a la decisión que
resuelva la reposición «proceda el recurso de queja» (art. 454 LEC), ya que, como
es sabido, este último recurso se preparará interponiendo previamente el recurso
de reposición contra el auto denegatorio de la admisión de los de apelación,
casación o infracción procesal, y si la reposición es desestimada, entonces es
cuando, en verdad, podrá presentarse el recurso de queja frente a ambas reso-
luciones, el original auto inadmisorio de alguno de los mencionados recursos
devolutivos y el auto por el que se desestima la reposición interpuesta contra el
anterior (art. 495 LEC).
Frente al decreto resolutivo de la reposición tampoco se dará recurso alguno,
sin perjuicio de poderse reproducir la cuestión objeto de la reposición al recurrir,
si fuere procedente, la resolución definitiva (art. 454 bis.1 LEC). Pero si dicha
resolución definitiva no fuese recurrible (piénsese, por ejemplo, en los decretos
resolutorios de la reposición dictados en la segunda instancia, donde no siempre
es posible el recurso), esta reproducción se efectuará, necesariamente, en la pri-
mera audiencia ante el Tribunal tras la toma de la decisión y, si no fuera posible
por el estado de los autos, se podrá solicitar antes de que se dicte la resolución
definitiva para que se solvente en ella (art. 454 bis.1 LEC).

Artículo 454 bis. Recurso de revisión


1. Contra el decreto resolutivo de la reposición no se dará recurso alguno,
sin perjuicio de reproducir la cuestión, necesariamente, en la primera audiencia
ante el Tribunal tras la toma de la decisión y, si no fuera posible por el estado de
los autos, se podrá solicitar mediante escrito antes de que se dicte la resolución
definitiva para que se solvente en ella.
Cabrá recurso directo de revisión contra los decretos por los que se ponga
fin al procedimiento o impidan su continuación. Dicho recurso carecerá de
efectos suspensivos sin que, en ningún caso, proceda actuar en sentido contrario
a lo que se hubiese resuelto.

602
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 454 bis

Cabrá interponer igualmente recurso directo de revisión contra los decretos


en aquellos casos en que expresamente se prevea.
2. El recurso de revisión deberá interponerse en el plazo de cinco días
mediante escrito en el que deberá citarse la infracción en que la resolución
hubiera incurrido. Cumplidos los anteriores requisitos, el Secretario judicial,
mediante diligencia de ordenación, admitirá el recurso concediendo a las demás
partes personadas un plazo común de cinco días para impugnarlo, si lo estiman
conveniente.
Si no se cumplieran los requisitos de admisibilidad del recurso, el Tribunal
lo inadmitirá mediante providencia.
Transcurrido el plazo para impugnación, háyanse presentado o no escritos,
el Tribunal resolverá sin más trámites, mediante auto, en un plazo de cinco días.
Contra las resoluciones sobre admisión o inadmisión no cabrá recurso
alguno.
3. Contra el auto dictado resolviendo el recurso de revisión sólo cabrá
recurso de apelación cuando ponga fin al procedimiento o impida su continua-
ción.
Véase el comentario al art. 454 LEC

COMENTARIOS
Coherentemente con el protagonismo que la LRLPOJ confirió en su día a los
Secretarios judiciales, el legislador autor de dicha norma incorporó un novedoso
medio de impugnación, bautizado como «recurso de revisión», el cual consti-
tuye un recurso devolutivo y no suspensivo, que procede frente a determinados
decretos de los Secretarios Judiciales, y del que conocerá el Tribunal que esté
conociendo del proceso en el que recaigan aquellas resoluciones procesales de
los Secretarios Judiciales.
a) Son impugnables en revisión: 1.º) Los decretos por los que se ponga fin al
procedimiento o impidan su continuación (por ejemplo, el dispuesto en el art.
20.3 LEC). Para estas concretas impugnaciones son para las que el art. 454 bis.
1.II LEC prevé la no producción del efecto suspensivo; 2.º) Aquellos otros decre-
tos frente a los que se prevea expresamente este recurso (tal y como acontece,
por ejemplo, en los supuestos de los arts. 41.3, 244.3, 246.4, 254.1, etc.).
b) El recurso de revisión deberá interponerse en el plazo de cinco días
mediante escrito en el que deberá citarse la infracción en que la resolución
hubiera incurrido. Cumplidos los anteriores requisitos, el Secretario judicial,
mediante diligencia de ordenación, admitirá el recurso concediendo a las demás
partes personadas un plazo común de cinco días para impugnarlo, si lo estiman
conveniente (art. 454 bis.2.I LEC). Si no se cumplieran los requisitos de admisi-
bilidad del recurso, el Tribunal lo inadmitirá mediante providencia (art. 454 bis.
2.II LEC).

603
Artículo 455 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

c) Transcurrido el plazo para impugnación, háyanse presentado o no escritos,


el Tribunal resolverá sin más trámites, mediante auto, en un plazo de cinco días
(art. 454 bis.2.III LEC).
Contra las resoluciones sobre admisión o inadmisión no cabrá recurso alguno
(art. 454 bis.2.IV LEC). Contra el auto dictado resolviendo el recurso de revisión
sólo cabrá recurso de apelación cuando ponga fin al procedimiento o impida su
continuación (art. 454 bis.3 LEC).

CAPÍTULO III
Del recurso de apelación y de la segunda instancia

SECCIÓN 1.ª
Del recurso de apelación y de la segunda instancia: disposiciones generales

Artículo 455. Resoluciones recurribles en apelación. Competencia y trami-


tación preferente
1. Las sentencias dictadas en toda clase de juicio, los autos definitivos y
aquéllos otros que la ley expresamente señale, serán apelables, con excepción
de las sentencias dictadas en los juicios verbales por razón de la cuantía cuando
ésta no supere los 3.000 euros.
2. Conocerán de los recursos de apelación:
1.º Los Juzgados de Primera Instancia, cuando las resoluciones apelables
hayan sido dictadas por los Juzgados de Paz de su partido.
2.º Las Audiencias Provinciales, cuando las resoluciones apelables hayan sido
dictadas por los Juzgados de Primera Instancia de su circunscripción.
3. Se tramitarán preferentemente los recursos de apelación legalmente pre-
vistos contra autos que inadmitan demandas por falta de requisitos que la ley
exija para casos especiales.
Véase el comentario al art. 456 LEC

COMENTARIOS
1. Resoluciones recurribles:
a) En coherente contraste con el régimen de las resoluciones judiciales recu-
rribles en reposición, que se extiende a las providencias y autos no definitivos,
en apelación son recurribles los autos que sean definitivos, así como práctica-
mente todas las resoluciones judiciales que revistan la forma de sentencia, la
cual, por esencia, constituye siempre una resolución definitiva (art. 455.1 LEC)
(sobre resoluciones definitivas, v. art. 207 LEC).
b) Pese a la anterior regla general, no son recurribles en apelación, ex art.
455.1 LEC, las «sentencias dictadas en los juicios verbales por razón de la cuantía

604
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 455

cuando ésta no supere los 3.000 euros». Esta reforma trae como desgraciada
consecuencia, por ejemplo, la de que todas las sentencias que dicten los Jueces
de Paz (que, no lo olvidemos, son personas que no tienen necesariamente que
ser licenciadas o graduadas en Derecho –art. 102 LOPJ–) lo serán en única ins-
tancia, sin posibilidad ninguna, pues, de que las mismas sean revisadas en vía
de recurso por un órgano superior.
Como es evidente, la presente exclusión de la apelación no opera respecto
de aquellos juicios verbales que no se tramiten por razón de la cuantía (art. 250.2
LEC) sino estrictamente por razón de la materia (art. 250.1 LEC) (SAP Burgos 2.ª
19.11.12), ni tampoco en aquellos otros, tramitados por razón de la cuantía, en
los que ésta sea superior a la citada summa gravaminis cifrada en 3000 euros.
Por el contrario, la exclusión será operativa cuando el juicio verbal proceda de
un anterior proceso monitorio donde el deudor haya formulado oposición (art.
818 LEC) (así lo declara la SAP Badajoz 2.ª 12.11.12), e incluso en los casos en
que el órgano judicial, incurriendo en un error en este punto, ilustre a las partes
en la sentencia sobre la posibilidad de interponer frente a la misma dicho recurso
de apelación (SAP Toledo 1.ª 20.12.12).
A estos efectos, la cuantía del pleito será la fijada en la primera instancia con
la demanda y la contestación a la demanda (arts. 251 y ss. LEC), habiendo
declarado la SAP Barcelona 3.ª 15.5.13 que la exclusión prevista en el art. 455.1
LEC, ahora comentada, no llegará a operar cuando, en un juicio verbal por razón
de la cuantía superior a 3000 euros, después de contestada la demanda, la
demandada formule un allanamiento parcial que reduzca la cuantía del pleito
por debajo de esa cifra económica. De la misma forma, la jurisprudencia ha
declarado también que, en caso de que se produzca una acumulación de accio-
nes en estos juicios verbales por razón de la cuantía, la sentencia resultará ape-
lable en el sólo caso en que cada una de las pretensiones acumuladas, por sepa-
rado, supere la barrera de los 3000 euros, no cupiendo el recurso de apelación
en caso contrario, aunque la suma de las pretensiones acumuladas sí llegase
efectivamente a superar esa cifra (SAP Asturias 4.ª 1.10.12, SAP Asturias 6.ª
19.11.12…).
2. La competencia funcional:
a) En la tramitación del recurso de apelación, las labores que han de llevarse
a cabo son confiadas por el legislador a distintos órganos judiciales, pudiendo
distinguirse, así, entre una primera competencia funcional para instruir el recurso
(que integraría la dilucidación de los trámites necesarios para dejar expedito el
conocimiento de fondo del medio de impugnación), y una segunda competencia
funcional para sustanciar el mismo (la cual comprendería a su vez las tareas de
análisis de las pretensiones, admisión y práctica de la prueba y, por último,
decisión del recurso).

605
Artículo 455 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

b) Competencia para instruir la apelación: recae en el órgano a quo, ante


quien la parte gravada tendrá que presentar el correspondiente escrito de inter-
posición del recurso (art. 458.1 LEC); será este órgano, pues, bien a través del
propio Tribunal o bien a través de su Secretario judicial, quien tenga que mani-
festarse en orden a su admisión o no a trámite (art. 458.3 LEC). Igualmente, al
Secretario judicial del órgano autor de la resolución apelada corresponderá dar
traslado de la interposición del recurso a las restantes partes procesales a fin de
que las mismas se opongan a la apelación o impugnen la sentencia previamente
recurrida por el apelante principal (art. 461 LEC).
Entre una y otra actuación, y siempre que la apelación se deduzca en el
marco de un proceso de ejecución, al órgano a quo le está también legalmente
conferida la competencia para pronunciarse sobre la solicitud de suspensión que
la parte recurrida pueda formular en virtud del art. 567 LEC.
Las partes recurridas también habrán de presentar sus eventuales escritos de
impugnación u oposición ante ese mismo órgano a quo (art. 461 LEC), a quien,
por último, se le atribuye la competencia funcional para recibir el segundo
escrito de alegaciones del apelante principal, formulado en virtud del art. 461.4
LEC. Sólo en este momento considera el legislador definitivamente instruido el
recurso de apelación, no permitiendo hasta entonces que el órgano a quo se
desprenda por fin de las actuaciones para remitírselas al órgano ad quem (art.
463 LEC), lo cual, una vez verificado, determinará que aquél pierda toda su
competencia sobre el pleito cuya resolución definitiva, de la que es autor, haya
sido impugnada, excepción hecha de «las actuaciones relativas a la ejecución
provisional de la resolución apelada» (art. 462 LEC, precepto donde se concreta
la cláusula general del art. 61 LEC).
c) Competencia para sustanciar la apelación: corresponde a alguno de los
órganos indicados en el art. 455.2 LEC, a saber: a los Juzgados de Primera Ins-
tancia cuando la resolución apelada haya sido dictada por un Juzgado de Paz
del respectivo partido judicial, o a las Audiencias Provinciales en el caso en que
la resolución recurrida haya sido dictada por un Juzgado de Primera Instancia
de su circunscripción (o, también, por un Juzgado de lo Mercantil o de Violencia
sobre la Mujer; v. art. 82.2 LOPJ).
Tal competencia de índole funcional se extiende, por supuesto, a la emisión
del auto o sentencia que se pronuncien sobre el recurso (art. 465 LEC), acto
procesal que en la generalidad de los casos será el único que deba llevar a cabo
dicho órgano ad quem durante todo el procedimiento de la apelación. Pero
también puede comprender, excepcionalmente, otros diferentes actos tales
como la admisión de la prueba, cuando se haya propuesto dentro de los estre-
chos límites que al efecto autoriza el art. 460.2 LEC, y la celebración de la vista
oral en que aquella actividad probatoria admitida a trámite deberá ser llevada a
la práctica (art. 464.1), o en la que las partes reiterarán sus respectivas preten-

606
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 456

siones en el caso en que la vista se celebre, pese a no haberse propuesto prueba,


cuando alguna de las partes lo pida y en el más que improbable caso en que el
Tribunal «lo considere necesario» (art. 464.2 LEC).

Artículo 456. Ámbito y efectos del recurso de apelación


1. En virtud del recurso de apelación podrá perseguirse, con arreglo a los
fundamentos de hecho y de derecho de las pretensiones formuladas ante el Tri-
bunal de primera instancia, que se revoque un auto o sentencia y que, en su lugar,
se dicte otro u otra favorable al recurrente, mediante nuevo examen de las
actuaciones llevadas a cabo ante aquel Tribunal y conforme a la prueba que, en
los casos previstos en esta Ley, se practique ante el Tribunal de apelación.
2. La apelación contra sentencias desestimatorias de la demanda y contra
autos que pongan fin al proceso carecerá de efectos suspensivos, sin que, en
ningún caso, proceda actuar en sentido contrario a lo que se hubiese resuelto.
3. Las sentencias estimatorias de la demanda, contra las que se interponga
el recurso de apelación, tendrán, según la naturaleza y contenido de sus pro-
nunciamientos, la eficacia que establece el Título II del Libro III de esta Ley.

COMENTARIOS
1. Concepto de recurso de apelación:
El recurso de apelación regulado en los arts. 455 a 465 LEC constituye un
medio de impugnación ordinario, devolutivo, suspensivo y, en ocasiones, sub-
sidiario del recurso de reposición, dirigido por la parte gravada frente a autos
definitivos y sentencias dictadas en primera instancia por los órganos judiciales
unipersonales pertenecientes al orden jurisdiccional civil, y mediante el que, en
atención al mismo material instructorio que sirvió de base para la emisión de la
resolución recurrida, ampliable tan sólo en casos excepcionales tasados en la
Ley, se pretende obtener del órgano judicial superior un pronunciamiento que
revoque aquella resolución y corrija los errores en que haya podido incurrir, tanto
in iudicando cuanto in procedendo, bien dejándola sin efecto sin más, bien sus-
tituyéndola por otra, o bien retrotrayendo las actuaciones al objeto de que sea
dictada una nueva decisión por el órgano de primera instancia.
2. Apelación y segunda instancia:
La rúbrica que precede a los arts. 455 y ss. LEC («Del recurso de apelación
y de la segunda instancia») no es acertada.
En efecto, si bien es verdad que la identificación entre «apelación» y
«segunda instancia» viene siendo una constante en la doctrina española, así
como en la jurisprudencia y en el propio derecho positivo, no han faltado quie-
nes mantienen que, de «segunda instancia» en sentido estricto, únicamente debe
hablarse ante un recurso ordinario y devolutivo capaz de provocar una «nueva

607
Artículo 456 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

primera instancia», es decir, un reexamen global e íntegro de la cuestión litigiosa


debatida en la primera instancia, con la posibilidad de aportar nuevas alegacio-
nes y pruebas independientemente de si todos esos materiales instructorios
hubieran podido o no utilizarse en dicha primera instancia.
Con todo, sea cual fuere el ámbito de la apelación (si pleno –como acontecía
en el texto originario de la Zivilprozeßordnung alemana–, o limitado –como en
el modelo austriaco ideado por KLEIN, que ya contaba con el precedente de las
dos Leyes de Enjuiciamiento Civil españolas del siglo XIX–), la existencia de un
recurso ordinario y devolutivo, a través del cual puedan hacerse valer cuales-
quiera errores jurídicos, tanto materiales como procesales, tanto in procedendo
como in iudicando, permite hablar con propiedad de la existencia de una
«segunda instancia» aunque lo que en verdad se consiga ejercitando dicha vía
de impugnación no sea un novum iudicium sino simplemente una revissio prioris
instantiae.
Por eso, matizaciones al margen, es claro que la regulación de la segunda
instancia siempre y en todo caso se articula a través del tradicionalmente deno-
minado recurso de apelación, por lo que mal puede hablarse, como lo hace la
correspondiente rúbrica de la LEC, de apelación «y» segunda instancia (utili-
zando la conjunción copulativa), cual si de dos instituciones distintas se tratase.
De hecho, además, desde el primero hasta el último de los preceptos englobados
en dicho Capítulo III del Título II del Libro II de la LEC se dedican en exclusiva
a regular el recurso de apelación, no apareciendo por ningún lado esa supues-
tamente adicional regulación de «la segunda instancia» a la que reiterativa y
confusamente se refiere la rúbrica.
3. Carácter ordinario de la apelación:
a) En la dicotomía recursos ordinarios/recursos extraordinarios (sustentada
en la existencia o no de limitaciones en los motivos de oposición a la resolución
impugnada), puede afirmarse que, aunque en la propia LEC se da cita algún
exponente de recurso de carácter ordinario (así, la reposición), el de apelación
es el recurso ordinario por excelencia. Tal catalogación ordinaria del recurso de
apelación determina que, a la hora de fundamentar las partes recurrente y recu-
rrida sus respectivos escritos de interposición e impugnación u oposición del
recurso, las mismas puedan esgrimir cualesquiera motivos de oposición, tanto
de índole formal como de naturaleza material, tanto los relativos a vicios in iudi-
cando como los que se refieran a defectos in procedendo.
b) Pero el error en la valoración de la prueba, en cambio, sí que plantea
ciertas particularidades como motivo de apelación.
a) Un amplio sector de la jurisprudencia considera que en apelación es
perfectamente posible controlar la apreciación de la prueba llevada a cabo
en la resolución impugnada, al considerar que la interposición de dicho
recurso sitúa al órgano ad quem en una posición análoga a la que se encon-

608
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 456

traba el órgano a quo a la hora de afrontar la resolución definitiva de la


controversia, lo que hace posible que aquél puede desplegar sus potestades
revisoras a cualesquiera extremos del enjuiciamiento recaído en la primera
instancia, incluido, por supuesto el error en la valoración de la prueba (vgr.
SSTC 176/1995, de 11 de diciembre, 3/1996, de 15 de enero, 9/1998, de 13
de enero, 152/1998, de 13 de julio, 196/1998, de 13 de octubre, STS 1.ª
22.11.12, SSAP Baleares 5.ª 10.9.07, Valencia 7.ª 21.9.12, Castellón 3.ª
21.9.12, Cantabria 2.ª 26.9.12, A Coruña 3.ª 18.10.12, Madrid 21.ª
15.11.12…).
b) otro sector de la jurisprudencia, tomando como base un, a nuestro
juicio, incorrecto entendimiento del principio de la inmediación, se ha
decantado por importar también al ámbito procesal civil esa desdichada
doctrina jurisprudencial nacida en el seno del proceso penal, que niega
carácter absoluto a la posibilidad de que el órgano ad quem (que no ha pre-
senciado por sí mismo la práctica de las pruebas en la primera instancia) esté
en las mismas condiciones que el órgano a quo (que sí ha debido de estar
presente en su práctica por imperativos del principio de inmediación) para
afrontar la tarea de llevar a cabo una nueva valoración de los resultados
obtenidos con la práctica de dichos medios de prueba. De ahí que, para este
sector de la jurisprudencia, el error en la apreciación de la prueba deba que-
dar descartado como motivo de fundamentación del recurso de apelación
cuando la infracción en que se sustente se refiera a un medio de prueba cuya
valoración en la primera instancia requiera de la inmediación del órgano
judicial a quo (vgr. declaraciones testificales, declaraciones de los peritos,
declaraciones de las partes…).
c) Hasta la jurisprudencia del TS se ha decantado por la primera orien-
tación, al declarar a este respecto que, negar la posibilidad de que se lleve a
cabo una nueva valoración de la prueba en la segunda instancia, supone
confundir «la doctrina emanada de este Tribunal Supremo para el recurso de
casación, pretendiendo ajustarla al recurso de apelación, cuando éste no es
un recurso extraordinario sino ordinario que permite una plena cognitio de
la Audiencia Provincial con competencias plenas en la valoración de la
prueba» (STS 1.ª 22.11.12).
4. Carácter suspensivo de la apelación:
Además de ordinario, el de apelación es también un recurso generalmente
suspensivo, es decir, un medio impugnatorio cuya admisión a trámite ocasiona
la paralización o la no iniciación de la ejecución de la parte dispositiva del
pronunciamiento judicial apelado. Así se desprende del art. 456 LEC, en sus
apartados segundo y tercero.
a) De entrada, si el efecto suspensivo tiene por objeto cuestionarse sobre si,
pendiente la decisión de un recurso admitido a trámite, puede o no ejecutarse

609
Artículo 456 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la parte dispositiva de la resolución recurrida, es evidente que no tiene ningún


sentido hablar sobre este fenómeno procesal cuando la parte dispositiva de dicha
resolución impugnada no es ejecutable, lo que, por esencia, acontece con las
resoluciones desestimatorias de la pretensión, o con los autos que ponen término
anticipadamente a la primera instancia.
Por ello, si respecto de los autos y sentencias desestimatorios de la pretensión
ejercitada por el actor nada hay que ejecutar (la desestimación constituye siem-
pre un pronunciamiento judicial de naturaleza meramente declarativa), no
puede entenderse sino como un error del legislador lo dispuesto en el art. 456.2
LEC, a cuyo tenor: «La apelación contra sentencias desestimatorias de la
demanda o contra autos que pongan fin al proceso carecerá de efectos suspen-
sivos, sin que en ningún caso proceda actuar en sentido contrario a lo que se
hubiese resuelto». Porque en estos casos, como decimos, no es que no se pro-
duzca el efecto suspensivo; es que, como no hay nada que ejecutar por ser des-
estimatorio el pronunciamiento cuestionado en vía de recurso, no tiene sentido
preguntarse sobre la aplicación o no del referido efecto procesal.
b) Por el contrario, en los casos donde el pronunciamiento apelado sí es
susceptible de ser llevado a efecto por los trámites de la ejecución procesal, lo
que por esencia ocurre con las sentencias estimatorias de la pretensión actora
salvo las que acojan una pretensión de naturaleza meramente declarativa (v. art.
5 LEC), el art. 456.3 LEC nos dice se estará a lo dispuesto sobre la «ejecución
provisional» en el Título II del Libro III de la LEC.
Dicha previsión equivale a tanto como decir que la admisión de la apelación
frente a sentencias estimatorias provocará siempre el efecto suspensivo, porque
si la parte dispositiva de dichas resoluciones judiciales sólo puede ejecutarse
provisionalmente, no es posible concluir sino en que la misma no puede ejecu-
tarse definitivamente, cosa que sería perfectamente factible, con toda obviedad,
si la apelación no produjese más efecto que el devolutivo.
c) Como excepciones a la indicada regla general, la admisión de la apelación
no producirá el efecto suspensivo cuando lo impugnado sean: 1.º) Cualesquiera
resoluciones dictadas en el proceso de ejecución forzosa (art. 567 LEC); 2.º) Los
autos por los que se adopten medidas cautelares (arts. 735.2.II, 741.3 LEC); 3.º)
Las sentencias dictadas en los procesos matrimoniales contenciosos (art. 774.5
LEC), así como los autos que adopten medidas diferentes a las propuestas por
los cónyuges en el convenio regulador cuando actúan de común acuerdo o el
uno con el consentimiento del otro (art. 777.8 LEC).

JURISPRUDENCIA
«en la jurisdicción civil el juicio de segunda instancia es pleno, incluye tanto el
aspecto fáctico como el jurídico, abarca la totalidad de las pruebas practicadas y en él
no están limitados los poderes del órgano revisor, el Tribunal de apelación, en relación

610
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 457

con los del juez que conoció en primera instancia, como resulta de lo previsto en el art.
456.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. La jurisprudencia dictada por la Sala de lo penal
respecto de la menor amplitud de las facultades del órgano de apelación para revisar las
pruebas practicadas en el juicio, invocada por la recurrente, no es aplicable al proceso
civil» (STS 1.ª 13 enero 2015, Rec. 2691/2012).
«ha declarado el Tribunal Constitucional en la STC 212/2000, de 18 de septiembre:
"[...] en nuestro sistema procesal, la segunda instancia se configura, con algunas salve-
dades en la aportación del material probatorio y de nuevos hechos, como una revisio
prioris instantiae, en la que el Tribunal Superior u órgano ad quem tiene plena compe-
tencia para revisar todo lo actuado por el juzgador de instancia, tanto en lo que afecta
a los hechos (quaestio facti) como en lo relativo a las cuestiones jurídicas oportunamente
deducidas por las partes (quaestio iuris), para comprobar si la resolución recurrida se
ajusta o no a las normas procesales y sustantivas que eran aplicables al caso, con dos
limitaciones: la prohibición de la reformatio in peius, y la imposibilidad de entrar a cono-
cer sobre aquellos extremos que hayan sido consentidos por no haber sido objeto de
impugnación(tantum devolutum quantum appellatum)".
Este principio, reconocido bajo la vigencia de la antigua Ley de Enjuiciamiento Civil
del siglo XIX, aparece ahora recogido con claridad en el art. 456.1 de la Ley de Enjuicia-
miento Civil de 2000. Cualquier pretensión de limitar los poderes del Tribunal de ape-
lación merece al Tribunal Supremo " una severa crítica". Tal expresión es la utilizada en
la sentencia de esta Sala de 15 de octubre de 1991, en la que el Tribunal Supremo
recuerda esta doctrina general: "El examen de este recurso precisa una consideración
previa debido a que la Sala de instancia afirma textualmente que a efectos del recurso
de apelación, el criterio que el Juzgador de instancia formula acerca de la convicción
formada por los elementos probatorios traídos a la vista, debe ser respetado en este trance
del recurso, doctrina que ha de ser expresamente rechazada porque desconoce la natu-
raleza de la segunda instancia, que confiere al Tribunal de apelación la cognitio plena
del asunto que es sometido a su jurisdicción e implica la conversión de un recurso ordi-
nario, como es el de apelación, en extraordinario, con el carácter restrictivo propio de
los de esta clase". Por lo expuesto, es perfectamente lícito que el apelante centre su
recurso en la valoración de la prueba e intente convencer al Tribunal de segunda ins-
tancia de que su valoración de la prueba, aun parcial por responder a la defensa lícita
de los intereses de parte, es más correcta que la sin duda imparcial, pero susceptible de
crítica y de revisión, del Juez de Primera Instancia» (STS 1.ª 22 diciembre 2015, Rec.
2955/2014).

SECCIÓN 2.ª
De la sustanciación de la apelación

Artículo 457. Preparación de la apelación


(Sin contenido)

611
Artículo 458 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 458. Interposición del recurso


1. El recurso de apelación se interpondrá ante el Tribunal que haya dictado
la resolución que se impugne dentro del plazo de veinte días contados desde el
día siguiente a la notificación de aquélla.
2. En la interposición del recurso el apelante deberá exponer las alegaciones
en que se base la impugnación, además de citar la resolución apelada y los pro-
nunciamientos que impugna.
3. Si la resolución impugnada fuera apelable y el recurso se hubiere formu-
lado dentro de plazo, en el plazo de tres días el Secretario judicial tendrá por
interpuesto el recurso. En caso contrario lo pondrá en conocimiento del Tribunal
para que se pronuncie sobre la admisión del recurso.
Si el Tribunal entendiera que se cumplen los requisitos de admisión, dictará
providencia teniendo por interpuesto el recurso; en caso contrario, dictará auto
declarando la inadmisión. Contra este auto sólo podrá interponerse recurso de
queja.
Contra la resolución por la que se tenga por interpuesto el recurso de ape-
lación no cabrá recurso alguno, pero la parte recurrida podrá alegar la inadmi-
sibilidad de la apelación en el trámite de oposición al recurso a que se refiere el
art. 461 de esta ley.

COMENTARIOS
1. Plazo para interponer la apelación:
Como regla general, el plazo de veinte días que prevé el art. 458.1 LEC es,
en todo caso, improrrogable, y del mismo habrán de descontarse los días inhá-
biles (art. 133.2 LEC), iniciándose su cómputo desde el día siguiente al de la
notificación a la parte de la resolución estimada gravosa que se recurra, o, en su
caso, a la notificación de su aclaración o de la denegación de ésta (art. 448.2
LEC), pues en el cómputo de los plazos señalados por días a contar desde uno
determinado, como ya se sabe, debe excluirse dicho día inicial (art. 133.1 LEC).
A ello ha de añadirse que, según establece el art. 215.5 LEC respecto del plazo
para recurrir contra resoluciones frente a las que se haya formulado la solicitud
de subsanación y complemento a que se refiere esa misma norma en sus pri-
meros apartados, el plazo en tal caso deberá demorar el inicio de su cómputo
hasta «el día siguiente a la notificación del auto que reconociera o negara la
omisión de pronunciamiento y acordara o denegara remediarla».
Además, en las resoluciones pronunciadas oralmente en audiencias, vistas o
comparecencias, el plazo para recurrir las mismas comenzará a contar desde la
notificación de la resolución debidamente redactada (art. 210.2.II LEC).
2. El escrito de interposición de la apelación:

612
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 458

a) La parte procesal gravada por alguna resolución susceptible de ser impug-


nada en apelación tendrá que presentar «ante el Tribunal que haya dictado la
resolución que se impugne» (Tribunal a quo), y dentro del improrrogable plazo
de «veinte días contados desde el día siguiente a la notificación de aquella», un
escrito de interposición del recurso, donde habrán de constar, de un lado, «las
alegaciones en que se base la impugnación», y, de otro, los «pronunciamientos
que (el apelante) impugna» de la resolución. Es decir, un escrito en el que la
parte apelante, no sólo manifestará su intención de recurrir en segunda instancia
la resolución judicial de que se trate, sino que también, y de manera preclusiva
(dado que después ya no existe trámite legal alguno donde poder hacerlo),
expondrá todos los motivos jurídicos de cualquier índole que fundamenten su
petición de revocación de aquella resolución.
b) Aunque la norma no lo diga expresamente, en el cuerpo del escrito de
interposición también deberá el apelante exponer de manera fundamentada los
fundamentos de derecho que justifiquen el cumplimiento de la totalidad de los
presupuestos procesales (impugnabilidad de la resolución, competencia funcio-
nal, postulación, plazo, traslado de copias, tasas judiciales, depósito para recurrir
y, en su caso, acreditación de haber formalizado el pago, depósito o consigna-
ción en los casos especiales a que se refiere el art. 449 LEC). Y ello porque, como
es evidente y ocurre con cualquier escrito de parte que se presenta ante un Tri-
bunal, para que pueda ser admitido a trámite el escrito de interposición del
recurso de apelación el órgano a quo tendrá que verificar de oficio el cumpli-
miento de aquellos presupuestos procesales (v. art. 458.3 LEC).
c) Además, cuando en el recurso de apelación se alegue la «infracción de
normas o garantías procesales» acaecidas en la primera instancia, el escrito de
interposición «deberá citar las normas que se consideren infringidas y alegar, en
su caso, la indefensión sufrida» (art. 459 LEC). Asimismo, en este caso el apelante
deberá acreditar que denunció oportunamente dicha infracción de normas y
garantías procesales, si hubiere tenido oportunidad procesal para ello (art. 459
LEC).
En este concreto supuesto, la jurisprudencia ha declarado que, si el apelante
incumple las anteriores exigencias y no incorpora a su escrito de interposición
del recurso de apelación las correspondientes citas, alegaciones y acreditacio-
nes, entonces su recurso deberá ser inadmitido a trámite, si bien únicamente en
lo que respecta a la infracción procesal que haya sido denunciada (v. SAP Madrid
21.ª 20.3.07, STSJ Navarra 1.ª 28.9.07).
3. En particular, la «fundamentación» de la apelación en el escrito de inter-
posición:
Tal y como requiere el art. 458.2 LEC, en el escrito de interposición del
recurso de apelación el recurrente «deberá exponer las alegaciones en que se
base la impugnación», es decir, deberá fundamentar la apelación. Y, en este

613
Artículo 458 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sentido, la jurisprudencia ha considerado que el recurrente en apelación no


cumple debidamente con la exigencia de fundamentar la apelación al menos en
los siguientes casos:
1.º) Cuando el apelante prescinda de manera prácticamente total o absoluta
de incorporar al escrito de interposición del recurso las razones, motivos o fun-
damentos que justifican el mismo y la petición de revocación de la resolución
apelada (vgr. SAP Lleida 2.ª 15.2.08).
2.º) Cuando el apelante se limite a afirmar en el escrito de interposición que
recurre contra todos los pronunciamientos de la resolución apelada, sin funda-
mentar en modo alguno esta afirmación (vgr. SAP Madrid 18.ª 15.10.12).
3.º) Cuando el apelante fundamente formalmente su recurso mediante una
argumentación genérica o abstracta, no proyectada sobre las cuestiones con-
cretas que se resuelven en la resolución impugnada (vgr. SAP Alicante 5.ª
30.10.12).
4.º) Cuando el apelante, por toda fundamentación de su recurso, se remita a
sus alegaciones planteadas en la primera instancia, con independencia de cuál
es realmente el contenido de la resolución judicial apelada (vgr. SAP Valencia
8.ª 10.4.07).
4. Admisión de la apelación:
Tal y como se sucede también en el trámite de admisión de las demandas
civiles de juicio ordinario (art. 404 LEC) y de juicio verbal (art. 440.1 LEC), la
admisión del escrito de interposición del recurso de apelación puede corres-
ponder tanto al Secretario judicial cuanto al propio Tribunal a quo autor de la
resolución objeto de impugnación (éste último en el caso de que el primero tenga
dudas sobre la admisibilidad del escrito, traslade entonces la decisión al Tribunal
a quo, y éste se decante definitivamente por la admisión), mientras que su inad-
misión a trámite, por el contrario, es una competencia propia de dicho Tribunal
a quo. Así lo dispone el arriba transcrito art. 458.3 LEC, que obliga al Secretario
judicial a poner en conocimiento del Tribunal su parecer contrario a la admisión
del recurso, a fin de que sea el Tribunal (por ser quien ostenta la potestad juris-
diccional de la que carece, obviamente, el Secretario judicial) quien se pronun-
cie al respecto de manera definitiva.
a) El Tribunal a quo que considere inadmisible la apelación dictará auto
declarándolo así, auto frente al que la parte apelante podrá interponer recurso
de queja conforme a los arts. 494 y 495 LEC (art. 458.3.II LEC). Si la queja pros-
perase, la apelación tendrá que ser admitida y tramitada con normalidad. Pero
si no prosperase, o el apelante no llegara a formular dicho recurso de queja
contra el auto de inadmisión de la apelación, esta resolución determinará la
firmeza de la resolución recurrida, que a partir de ese momento producirá todos
los efectos de la cosa juzgada material.

614
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 459

b) Por el contrario, si el escrito de interposición cumple con todas las exi-


gencias legales, bien el Secretario judicial, inicialmente y mediante decreto, o
bien el Tribunal a quo, con posterioridad, tras haberle remitido aquél la cuestión
y mediante providencia, el recurso será admitido a trámite (art. 458.3 LEC). Con-
tra la resolución por la que se tenga por interpuesto el recurso de apelación no
cabrá recurso alguno, pero la parte recurrida podrá alegar la inadmisibilidad de
la apelación en el trámite de oposición al recurso a que se refiere el art. 461 LEC
(art. 458.3.III LEC).
Del escrito de interposición del recurso de apelación, el Secretario dará tras-
lado a las demás partes, emplazándolas por diez días para que presenten, ante
el Tribunal que dictó la resolución apelada, escrito de oposición al recurso o, en
su caso, de impugnación de la resolución apelada en lo que le resulte desfavo-
rable (art. 461.1 LEC).

Artículo 459. Apelación por infracción de normas o garantías procesales


En el recurso de apelación podrá alegarse infracción de normas o garantías
procesales en la primera instancia. Cuando así sea, el escrito de interposición
deberá citar las normas que se consideren infringidas y alegar, en su caso, la
indefensión sufrida. Asimismo, el apelante deberá acreditar que denunció opor-
tunamente la infracción, si hubiere tenido oportunidad procesal para ello.
Véase el comentario al art. 458 LEC

Artículo 460. Documentos que pueden acompañarse al escrito de interpo-


sición. Solicitud de pruebas
1. Sólo podrán acompañarse al escrito de interposición los documentos que
se encuentren en alguno de los casos previstos en el art. 270 y que no hayan
podido aportarse en la primera instancia.
2. En el escrito de interposición se podrá pedir, además, la práctica en
segunda instancia de las pruebas siguientes:
1.ª Las que hubieren sido indebidamente denegadas en la primera instancia,
siempre que se hubiere intentado la reposición de la resolución denegatoria o se
hubiere formulado la oportuna protesta en la vista.
2.ª Las propuestas y admitidas en la primera instancia que, por cualquier
causa no imputable al que las hubiere solicitado, no hubieren podido practicarse,
ni siquiera como diligencias finales.
3.ª Las que se refieran a hechos de relevancia para la decisión del pleito
ocurridos después del comienzo del plazo para dictar sentencia en la primera
instancia o antes de dicho término siempre que, en este último caso, la parte
justifique que ha tenido conocimiento de ellos con posterioridad.

615
Artículo 460 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. El demandado declarado en rebeldía que, por cualquier causa que no le


sea imputable, se hubiere personado en los autos después del momento estable-
cido para proponer la prueba en la primera instancia podrá pedir en la segunda
que se practique toda la que convenga a su derecho.
Véase art. 458 LEC

COMENTARIOS
1. Coherentemente con la regla de la preclusión que opera en la primera
instancia con relación a la aportación de documentos a cargo de las partes pro-
cesales (art. 269 LEC), el art. 460.1 LEC tan sólo permite aportar en la segunda
instancia «los documentos que se encuentren en algunos de los casos previstos
en el art. 270 y que no hayan podido aportarse en la primera instancia».
2. Los apartados 2 y 3 del art. 460 LEC establecen el régimen jurídico de la
prueba admisible en la segunda instancia, disponiendo que la correspondiente
solicitud de la parte apelante en este sentido habrá de llevarse a cabo, necesa-
riamente, en el escrito de interposición del recurso de apelación (mientras que
las de las partes apeladas, según el art. 461.3 LEC, se habrán de contener en los
escritos de oposición e impugnación que formulen las mismas).
a) En concreto, sólo son admisibles en segunda instancia las pruebas siguien-
tes: 1.º) Las que hubieren sido indebidamente denegadas en la primera instancia,
siempre que se hubiere intentado la reposición de la resolución denegatoria o
se hubiere formulado la oportuna protesta en la vista; 2.º) Las propuestas y admi-
tidas en la primera instancia que, por cualquier causa no imputable al que las
hubiere solicitado, no hubieren podido practicarse, ni siquiera como diligencias
finales; 3.º) Las que se refieran a hechos de relevancia para la decisión del pleito
ocurridos después del comienzo del plazo para dictar sentencia en la primera
instancia o antes de dicho término siempre que, en este último caso, la parte
justifique que ha tenido conocimiento de ellos con posterioridad. Además, el
demandado declarado en rebeldía que, por cualquier causa que no le sea impu-
table, se hubiere personado en los autos después del momento establecido para
proponer la prueba en la primera instancia podrá pedir en la segunda que se
practique toda la que convenga a su derecho.
La primera de las exigencias que han de concurrir para que un concreto
medio de prueba sea admisible en apelación, por tanto, es que el mismo se
encuentre en alguno de los supuestos legales previstos en el art. 460 LEC, pues
dichos supuestos, como ha recalcado la jurisprudencia en repetidas ocasiones
(vgr. SAP Alicante 6.ª 9.5.08, SAP León 2.ª 15.5.08, AAP Guadalajara 20.5.08,
SAP Sevilla 5.ª 19.6.09, SAP Madrid 18.ª 2.7.09, SAP Asturias 6.ª 1.2.10, SAP
Toledo 1.ª 14.7.11…), son taxativos. De forma que cualquier medio probatorio
no incardinable en ninguno de los supuestos legales taxativamente contempla-
dos en el art. 460 LEC resultará inadmisible en apelación.

616
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 461

b) Pero, además de dicha exigencia de tipicidad, la admisibilidad de la


prueba en apelación se halla también sometida a los criterios generales de admi-
sibilidad de cualquier medio probatorio que establece el art. 283 LEC (STS 1.ª
22.12.09, STS 1.ª 10.11.11, SAP Murcia 4.ª 28.1.13…), es decir, la necesidad
de que la prueba propuesta sea pertinente (que guarde relación con lo que
constituya el objeto del proceso), que sea útil (que pueda contribuir a esclarecer
los hechos controvertidos conforme a reglas y criterios razonables y seguros) y
que sea lícita (que no entrañe ninguna actividad prohibida por la ley).

JURISPRUDENCIA
«La sentencia de esta Sala núm. 88/2013, de 22 febrero, afirma que "en nuestro
sistema, el juicio de segunda instancia es pleno y ha de realizarse con base en los mate-
riales recogidos en la primera, aunque puede completarse el material probatorio admi-
tiendo –con carácter limitado– ciertas pruebas que no pudieron practicarse en la misma
(arts. 460 y 464 de la Ley de Enjuiciamiento Civil); y en él la comprobación que el órgano
superior hace para verificar el acierto o desacierto de lo decidido es una comprobación
del resultado alcanzado, en la que no están limitados los poderes del órgano revisor en
relación con los del juez inicial. La sentencia del Tribunal Constitucional núm. 212/2000,
de 18 septiembre, afirma lo siguiente: ‘Este Tribunal ya ha tenido ocasión de señalar que,
en nuestro sistema procesal, la segunda instancia se configura, con algunas salvedades
en la aportación del material probatorio y de nuevos hechos, como una "revisio prioris
instantiae", en la que el Tribunal Superior u órgano "ad quem" tiene plena competencia
para revisar todo lo actuado por el juzgador de instancia, tanto en lo que afecta a los
hechos (quaestio facti) como en lo relativo a las cuestiones jurídicas oportunamente
deducidas por las partes (quaestio iuris), para comprobar si la resolución recurrida se
ajusta o no a las normas procesales y sustantivas que eran aplicables al caso, con dos
limitaciones: la prohibición de la "reformatio in peius", y la imposibilidad de entrar a
conocer sobre aquellos extremos que hayan sido consentidos por no haber sido objeto
de impugnación ('tantum devolutum quantum appellatum»)...» (STS 1.ª 4 febrero 2016,
Rec. 645/2014).

Artículo 461. Traslado del escrito de interposición a la parte apelada. Opo-


sición al recurso e impugnación de la sentencia
1. Del escrito de interposición del recurso de apelación, el Secretario judicial
dará traslado a las demás partes, emplazándolas por diez días para que presen-
ten, ante el Tribunal que dictó la resolución apelada, escrito de oposición al
recurso o, en su caso, de impugnación de la resolución apelada en lo que le
resulte desfavorable.
2. Los escritos de oposición al recurso y, en su caso, de impugnación de la
sentencia por quien inicialmente no hubiere recurrido, se formularán con arreglo
a lo establecido para el escrito de interposición.
3. Podrán acompañarse los documentos y solicitarse las pruebas que la parte
o partes apeladas consideren necesarios, con arreglo a lo dispuesto en el artículo
anterior, así como formularse las alegaciones que se estimen oportunas sobre la

617
Artículo 461 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

admisibilidad de los documentos aportados y de las pruebas propuestas por el


apelante.
4. De los escritos de impugnación a que se refieren los apartados 1 y 2 de
este artículo, el Secretario judicial dará traslado al apelante principal, para que
en el plazo de diez días manifieste lo que tenga por conveniente sobre la admi-
sibilidad de la impugnación y, en su caso, sobre los documentos aportados y
pruebas propuestas por el apelado.
5. En los procesos en los que sean de aplicación los arts. 81 y 82 del Tratado
de la Comunidad Europea o los arts. 1 y 2 de la Ley de Defensa de la Competencia,
el Secretario judicial dará traslado a la Comisión Nacional de la Competencia
del escrito de interposición del recurso de apelación.
Véase art. 458 LEC

COMENTARIOS
1. El escrito de oposición a la apelación:
El art. 461 LEC permite a las partes recurridas, una vez se les haya dado
traslado del escrito de interposición del apelante, formular «escrito de oposi-
ción» al recurso, el cual se elaborará «con arreglo a lo establecido para el escrito
de interposición», y habrá de presentarse ante el propio Tribunal a quo. Se trata,
pues, de un escrito procesal mediante el que las partes no apelantes podrán
manifestar su oposición a la apelación interpuesta y ya admitida a trámite por el
«apelante principal», reclamando su desestimación, bien por considerar que el
recurso es inadmisible por incumplir algún presupuesto procesal, o bien por
considerar que las alegaciones del apelante no están fundadas y, por ende, su
petición de revocación de la resolución impugnada debe ser rechazada.
Si prosperase la oposición de la parte apelada, el Tribunal ad quem, una vez
conclusa la tramitación de la apelación, habrá de desestimar el recurso, sin que
tenga sentido preguntarse sobre si dicha resolución desestimatoria, en caso de
apreciar la ausencia de algún presupuesto procesal, debiera declarar, no la des-
estimación sino más bien la inadmisibilidad del recurso, por cuanto en ambos
casos el resultado es el mismo: el rechazo de la impugnación y, con él, la firmeza
de la resolución recurrida (a salvo el ejercicio de alguno de los recursos previstos
en la LEC frente a la resolución judicial de la apelación).
2. El escrito de impugnación de la apelación:
a) El propio art. 461 LEC permite también a las partes recurridas, una vez se
les haya dado traslado del escrito de interposición, formular «escrito de impug-
nación de la resolución apelada en lo que les resulte desfavorable», el cual se
elaborará «con arreglo a lo establecido para el escrito de interposición» del
recurso, y habrá igualmente de presentarse ante el Tribunal a quo. Se trata, pues,
de un escrito procesal mediante el que las partes no apelantes inicialmente, pero
igualmente perjudicadas por la sentencia recurrida por el apelante, podrán tam-

618
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 461

bién impugnar esta resolución en aquello que les resulte perjudicial, solicitando
así, como la parte inicialmente apelante, la revocación de aquélla resolución.
b) Nótese que, a diferencia de lo que sucede con el escrito de oposición a la
apelación, el cual resulta operativo sea cual fuere la resolución judicial objeto
de recurso, el escrito de impugnación solamente resulta operativo y admisible
en aquellos casos en que lo recurrido en apelación sea una resolución judicial
en forma de «sentencia». Y ello porque el art. 461, de manera literal e inequí-
voca, se refiere a la «impugnación de la sentencia», tanto en su rúbrica» cuanto
en su apartado segundo.
c) Como es evidente, solamente podrán presentar el escrito de impugnación
que ahora comentamos aquellas partes del proceso en que recayó la resolución
apelada que no hayan presentado contra la misma ningún recurso de apelación,
es decir, las partes distintas a las que el legislador denomina «apelante principal»
(v. art. 461.4 LEC) (SAP Tenerife 4.ª 25.10.12). La jurisprudencia, además, ha
precisado que tampoco podrán formular este escrito de impugnación aquellas
partes inicialmente apelantes a las que, por la ausencia de algún presupuesto
procesal, se les inadmitió a trámite su recurso de apelación y, por tanto, no
pudieron convertirse en apelantes principales (v. STS 1.ª 30.1.12, AAP Madrid
21.ª 30.1.07, SAP Zaragoza 5.ª 26.7.07, SAP Tenerife 4.ª 21.11.07, SAP Alicante
6.ª 13.2.08, SAP Granada 3.ª 21.9.12, SAP Asturias 5.ª 21.1.13…).
d) El escrito de impugnación podrá extenderse a aquellos pronunciamientos
de la sentencia inicialmente recurrida en apelación que perjudiquen a dicha
parte apelada, y ello con independencia de si alguno o algunos de dichos pro-
nunciamientos cuestionados por el impugnante perjudican también al originario
apelante principal. Así lo ha podido declarar la jurisprudencia en repetidas oca-
siones (SAP Valencia 9.ª 25.5.07, SAP Barcelona 19.ª 8.10.07, SAP Castellón 3.ª
19.10.12, SAP Barcelona 14.ª 5.4.13, SAP A Coruña 3.ª 14.6.13).
Ahora bien, el hecho de que el impugnante pueda, en su caso, dirigir su
impugnación frente a alguno o algunos de los pronunciamientos recurridos tam-
bién por el apelante principal, porque los mismos perjudiquen a ambos, no le
exime de la necesidad de tener que oponerse al recurso interpuesto por el ape-
lante principal al mismo tiempo y en el mismo escrito en que formula su propia
impugnación contra la sentencia apelada. En definitiva, la vigente LEC no ha
incorporado la figura de la adhesión a la apelación (en la cual el apelante adhe-
sivo podía apelar los «puntos en que crea que le es perjudicial la sentencia» –
art. 858 de la derogada LEC de 1881–, sin más, es decir, con total independencia
del contenido del recurso promovido por el apelante principal), sino la figura de
la impugnación de la sentencia ya apelada (en la cual el impugnante, como regla
general, sólo podrá impugnar los pronunciamientos que le sean desfavorables
si, al mismo tiempo, se opone total o parcialmente a la apelación esgrimida por
el apelante principal).

619
Artículo 462 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

e) El apartado 4 del art. 461 LEC dispone la realización de un nuevo trámite


de alegaciones de la parte apelante principal cuando la apelada, en lugar de
formular un escrito de oposición al recurso principal, haya presentado un escrito
de impugnación, supuesto en el cual se otorgará al primero un plazo de diez
días para que manifieste lo que tenga por conveniente acerca de los contenidos
de dicho escrito de impugnación, y, en particular, «sobre la admisibilidad de la
impugnación y, en su caso, sobre los documentos aportados y pruebas propues-
tas por el apelado».
Este segundo trámite de alegaciones de que dispone el apelante principal,
por tanto, no tendrá lugar cuando la parte apelada se limite a oponerse a la
apelación, presentando el correspondiente escrito de oposición.

JURISPRUDENCIA
«Ha de tenerse en cuenta la mayor laxitud de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000
en la conceptuación de «gravamen» para recurrir o para impugnar un recurso de ape-
lación. El art. 448, al regular el «derecho a recurrir», prevé que las partes pueden inter-
poner recurso contra las resoluciones «que les afecten desfavorablemente» y el art. 461.1
prevé que el apelado pueda impugnar la resolución apelada «en lo que le resulte desfa-
vorable». Al comparar el texto de estos preceptos con el de los arts. 705, 858, 892 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881, que permitía la adhesión a la apelación «sobre los
puntos en que crea perjudicial la sentencia», la sentencia de esta sala 437/2009, de 22
de junio, considera que la impugnación contemplada en el art. 461.1 de la Ley de Enjui-
ciamiento Civil de 2000 «parece concebida en términos más amplios que la «adhesión»
al recurso de apelación contemplada en los arts. 705, 858 y 892 LEC de 1881 al sustituir
«perjudicial» por «desfavorable» y permitir que la sentencia de apelación pueda perju-
dicar al apelante en virtud de la impugnación formulada por el inicialmente apelado...»
(STS 1.ª 19 mayo 2016, Rec. 452/2013).

Artículo 462. Competencia del Tribunal de la primera instancia durante la


apelación
Durante la sustanciación del recurso de apelación, la jurisdicción del Tribu-
nal que hubiere dictado la resolución recurrida se limitará a las actuaciones
relativas a la ejecución provisional de la resolución apelada.
Véase arts. 524 y ss. LEC, reguladores de la ejecución provisional

Artículo 463. Remisión de los autos


1. Interpuestos los recursos de apelación y presentados, en su caso, los escri-
tos de oposición o impugnación, el Secretario judicial ordenará la remisión de
los autos al Tribunal competente para resolver la apelación, con emplazamiento
de las partes por término de diez días.

620
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 463

Si el apelante no compareciere dentro de plazo señalado, el Secretario judi-


cial declarará desierto el recurso de apelación y quedará firme la resolución
recurrida.
2. Si se hubiere solicitado la ejecución provisional, quedará en el de primera
instancia testimonio de lo necesario para dicha ejecución.
Cuando se hubiere solicitado después de haberse remitido los autos al Tri-
bunal competente para resolver la apelación, el solicitante deberá obtener pre-
viamente de éste testimonio de lo que sea necesario para la ejecución.

COMENTARIOS
Al tiempo de producirse la remisión de las actuaciones de la apelación ante
el Tribunal ad quem, se producirá también el emplazamiento de la parte apelante
y de aquellas partes apeladas que hayan presentado escrito de oposición o
impugnación (las que no lo hayan hecho no pueden considerarse partes en el
procedimiento de apelación y, por ende, no deben ser emplazadas a estos efec-
tos), otorgando a las mismas un plazo de diez días para verificarlo debidamente
(esto es, mediante la personación de cada una de ellas o de sus Procuradores
ante dicho órgano, mediante la presentación del correspondiente escrito).
a) Si la parte apelante no compareciere dentro de plazo señalado, el Secre-
tario judicial declarará desierto el recurso de apelación y quedará firme la reso-
lución recurrida (art. 463.1.II LEC). Existe una discrepancia jurisprudencial es en
torno a la cuestión de si, en este supuesto en que se declara desierta la apelación,
la condena en costas debe o no imponerse al apelante principal incomparecido
ante el Tribunal ad quem. Así, mientras que para una corriente jurisprudencial
mayoritaria (vgr. AAP Madrid 28.ª 19.3.07, SAP Segovia 1.ª 30.7.07, AAP Tene-
rife 4.ª 3.10.07, AAP Tenerife 3.ª 28.2.08, AAP Tarragona 3.ª 28.3.08, AAP Sevi-
lla 5.ª 22.4.08…) las costas sí deben imponerse a dicho apelante, para alguna
aislada resolución jurisprudencial (AAP Almería 1.ª 11.1.08), en cambio, no
procederá en estos casos imponerle la condena en costas.
b) Por el contrario, si quien no compareciere fuese alguna de las partes ape-
ladas, parece necesario distinguir en función de cual haya sido la postura que
cada una de ellas haya adoptado frente al recurso esgrimido por el apelante
principal, a saber:
1.º) Si no compareciere la parte apelada que haya presentado escrito de
oposición al recurso, éste proseguirá su tramitación con toda normalidad,
aunque ya sin la intervención de dicho apelado opositor.
2.º) Pero si quien no compareciere fuese la parte apelada que haya pre-
sentado escrito de impugnación de la sentencia apelada, tratándose entonces
de una parte que, aunque por la vía de la impugnación, ha solicitado la
revocación de dicha sentencia en lo que le resulte desfavorable, la solución
debiera ser la misma prevista para el apelante principal, es decir, la decla-

621
Artículo 464 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ración de su impugnación como desierta a cargo del Secretario judicial ex


art. 463.1.II LEC.

JURISPRUDENCIA
«Como declara esta Sala en ATS de 9 de diciembre de 2009, RC 1331/2009, resulta
tradicional en nuestro ordenamiento procesal la declaración como desierto del recurso
devolutivo, caso de no personarse la parte que lo presenta en el plazo fijado y ante el
órgano jurisdiccional competente, de tal modo que la deserción no puede entenderse
que limite el acceso al recurso, cuando no se produce la personación en el tiempo opor-
tuno. Así lo ha señalado también el Tribunal Constitucional, en el auto núm. 244/2004,
de 6 de julio, por el que inadmitió el recurso de amparo formulado contra un auto de
una Audiencia que había declarado desierto el recurso de apelación, en aplicación del
art. 463.1 de la LEC 2000. Ahora bien, para que pueda declararse desierto el recurso es
preciso constatar que la parte no ha comparecido en el plazo que se le concedió para
hacerlo en el emplazamiento. Y aquí es donde surge la controversia en torno al art. 463.1
LEC, pues, al decir textualmente «con emplazamiento de las partes por término de diez
días», pudiera entenderse que está difiriendo dicha llamada al Tribunal superior a un
acto procesal distinto del realizado por el Juzgado –que, sin embargo, no aparece expre-
samente regulado en la ley–, de tal manera que el hecho de que el Juzgado se manifestara
como lo hizo en la diligencia de 17 de diciembre de 2012 no equivaldría a un verdadero
emplazamiento. La Audiencia Provincial consideró que el Juzgado de Primera Instancia,
al indicar en su resolución que los autos se remitirían a la Audiencia Provincial «previo
emplazamiento» de las partes, consideró que la parte podía esperar otro acto distinto a
la mera notificación, y tal circunstancia, en todo caso, no causa indefensión a la otra
parte (porque el art. 469.1.3.º LEC exige no sólo la infracción procesal, sino que «la
infracción determinare la nulidad conforme a la ley o hubiere podido producir indefen-
sión»)» (STS 1.ª 2 junio 2015, Rec. 1732/2013).

Artículo 464. Admisión de pruebas y señalamiento de vista


1. Recibidos los autos por el Tribunal que haya de resolver sobre la apelación,
si se hubiesen aportado nuevos documentos o propuesto prueba, acordará lo que
proceda sobre su admisión en el plazo de diez días. Si hubiere de practicarse
prueba, el Secretario judicial señalará día para la vista, que se celebrará, dentro
del mes siguiente, con arreglo a lo previsto para el juicio verbal.
2. Si no se hubiere propuesto prueba o si toda la propuesta hubiere sido
inadmitida, podrá acordarse también, mediante providencia, la celebración de
vista siempre que así lo haya solicitado alguna de las partes o el Tribunal lo
considere necesario. En caso de acordarse su celebración, el Secretario judicial
señalará día y hora para dicho acto.

COMENTARIOS
Son varias las posibles decisiones que puede adoptar el Tribunal ad quem
una vez recibidas las actuaciones de la apelación, y una vez comparecidas ante
el mismo las partes apelante y apelada (o, al menos, la primera de ellas); a saber:

622
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 465

1. Dictar auto absteniéndose de conocer del recurso en el supuesto (en ape-


lación más de laboratorio que otra cosa) en que dicho Tribunal ad quem advierta
que no es competente funcionalmente para llevar a cabo tal cometido, previa
audiencia de las partes personadas por plazo común de diez días (art. 62.1 LEC).
2. Tener por recibidas las actuaciones, declarándolo así en una resolución
(pensamos que en forma de providencia), cuya fecha de emisión marcará el dies
a quo del plazo de un mes previsto legalmente para dictar la resolución de la
apelación en los casos en que no haya de celebrarse vista (art. 465.2 LEC).
3. Tener por recibidas las actuaciones y, si se hubiesen aportado nuevos
documentos o se hubiese propuesto prueba, acordar lo que proceda sobre su
admisión en el plazo de diez días (art. 464.1 LEC).

Artículo 465. Resolución de la apelación


1. El Tribunal resolverá sobre el recurso de apelación mediante auto cuando
el mismo hubiera sido interpuesto contra un auto y mediante sentencia en caso
contrario.
2. La resolución deberá ser dictada dentro de los diez días siguientes a la
terminación de la vista. Si no se hubiere celebrado vista, el auto o la sentencia
habrán de dictarse en el plazo de un mes a contar desde el día siguiente a aquel
en que se hubieran recibido los autos en el Tribunal competente para la apela-
ción.
3. Si la infracción procesal alegada se hubiera cometido al dictar sentencia
en la primera instancia, el Tribunal de apelación, tras revocar la sentencia ape-
lada, resolverá sobre la cuestión o cuestiones que fueran objeto del proceso.
4. Cuando no sea de aplicación lo dispuesto en el apartado anterior de este
artículo y la infracción procesal fuere de las que originan la nulidad radical de
las actuaciones o de parte de ellas, el Tribunal lo declarará así mediante provi-
dencia, reponiéndolas al estado en que se hallasen cuando la infracción se come-
tió.
No se declarará la nulidad de actuaciones, si el vicio o defecto procesal
pudiere ser subsanado en la segunda instancia, para lo que el Tribunal concederá
un plazo no superior a diez días, salvo que el vicio se pusiere de manifiesto en
la vista y fuere subsanable en el acto.
Producida la subsanación y, en su caso, oídas las partes y practicada la
prueba admisible, el Tribunal de apelación dictará resolución sobre la cuestión
o cuestiones objeto del pleito.
5. El auto o sentencia que se dicte en apelación deberá pronunciarse exclu-
sivamente sobre los puntos y cuestiones planteados en el recurso y, en su caso,
en los escritos de oposición o impugnación a que se refiere el art. 461. La reso-
lución no podrá perjudicar al apelante, salvo que el perjuicio provenga de esti-

623
Artículo 465 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

mar la impugnación de la resolución de que se trate, formulada por el inicial-


mente apelado.
6. Se podrá suspender el plazo para dictar sentencia en los procedimientos
sobre la aplicación de los arts. 81 y 82 del Tratado de la Comunidad Europea o
de los arts. 1 y 2 de la Ley de Defensa de la Competencia cuando el Tribunal
tenga conocimiento de la existencia de un expediente administrativo ante la
Comisión Europea, la Comisión Nacional de la Competencia o los órganos com-
petentes de las Comunidades Autónomas y resulte necesario conocer el pronun-
ciamiento del órgano administrativo. Dicha suspensión se adoptará motivada-
mente, previa audiencia de las partes, y se notificará al órgano administrativo.
Este, a su vez, habrá de dar traslado de su resolución al Tribunal.
Contra el auto de suspensión del proceso sólo se dará recurso de reposición.

COMENTARIOS
1. Tras la modificación llevada a cabo en el art. 465.1 LEC por la LRLPOJ, el
Tribunal funcionalmente competente para resolver el recurso de apelación lo
hará «mediante auto cuando el mismo hubiera sido interpuesto contra un auto
y mediante sentencia en caso contrario». Con todo, sin embargo, es también
posible que, en los casos en que la estimación del recurso determine la necesidad
de declarar la nulidad de actuaciones y la retroacción de las mismas a la primera
instancia (es decir, al momento procesal en que se produjo la infracción procesal
advertida por el Tribunal ad quem), dicha resolución de la apelación revista la
forma de providencia (art. 465.4.I LEC).
2. Para dictar la resolución de la apelación dispone la LEC dos diferentes
plazos, uno de un mes a contar desde el día siguiente a aquel en que se reciban
las actuaciones remitidas por el Tribunal a quo ex art. 463 LEC, y otro inferior,
de tan sólo diez días a contar desde el siguiente a aquel en que finalice la vista,
para los casos en que la celebración de tal acto oral tenga lugar (ambos supuestos
en el art. 465.2 LEC).
3. La vigencia en nuestro proceso civil del principio dispositivo hace que, en
el marco de la segunda instancia, rija plenamente la clásica regla que limita el
ámbito del enjuiciamiento del Tribunal ad quem a aquellas cuestiones que hayan
sido expresamente impugnadas por las partes procesales, es decir: la regla tan-
tum apellatum quantum devolutum.
A la misma se refiere inequívocamente la primera frase del art. 465.5 LEC.
Sin embargo, dicha regla debe ser complementada con estas otras cuatro, a
saber:
1.ª) El Tribunal competente para resolver la apelación podrá extender su
enjuiciamiento a todas aquellas cuestiones que, por venir reguladas en normas
de derecho necesario, indisponibles para las partes, constituyan presupuestos
procesales.

624
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 465

2.ª) El Tribunal competente para resolver la apelación no podrá extender su


enjuiciamiento a aquellas cuestiones que no hayan sido expresamente plantea-
das por las partes, las cuales han de tenerse por firmes y consentidas (SAP Bada-
joz 2.ª 13.4.07, SAP Madrid 9.ª 22.6.07, SAP A Coruña 4.ª 12.9.07, SAP Alicante
6.ª 13.2.08).
3.ª) El Tribunal competente para resolver la apelación que, en virtud del
recurso del demandante, rechace una excepción procesal apreciada en primera
instancia, podrá entrar a resolver el resto de las excepciones propuestas por el
demandado, si el juzgador del primer grado no las hubiera resuelto por ser previa
la efectivamente apreciada, y, si también procediere el rechazo de todas estas
últimas, podrá igualmente entrar a conocer del fondo del asunto y pronunciarse
sobre el mismo (STS 1.ª 28.10.08)
4.ª) Por último, el Tribunal competente para resolver la apelación interpuesta
por el apelante principal no podrá perjudicar la posición jurídica del mismo,
considerada a la luz de lo dispuesto en la parte dispositiva de la resolución
impugnada, salvo que alguna de las partes apeladas formule el correspondiente
escrito de impugnación, en cuyo caso el Tribunal podrá agravar aquella posición
jurídica del apelante principal en función de lo solicitado por la parte impugnante
(v. SAP Badajoz 2.ª 13.4.07, SAP A Coruña 3.ª 18.10.12, SAP Guadalajara
5.12.12...).
4. La resolución de la apelación, como es natural, podrá estimar o desestimar
el recurso.
a) Será desestimatoria cuando el Tribunal ad quem considere que la preten-
sión de revocación del auto o sentencia impugnado no se ajusta a derecho o, lo
que es lo mismo, cuando aquel Tribunal considere que el auto o sentencia ape-
lado es conforme con la legalidad. De la misma forma, la jurisprudencia ha
declarado también que procederá la desestimación de la apelación cuando el
recurso no cuestione el fallo de la resolución recurrida sino tan sólo su funda-
mentación (v. STS 1.ª 30.11.11, SAP A Coruña 5.ª 16.11.12…).
La resolución desestimatoria de la apelación determinará la firmeza del auto
o sentencia apelado (salvedad hecha de que, frente a dicha resolución la parte
gravada interponga en tiempo y forma el recurso de casación y/o el extraordi-
nario por infracción procesal), y también, en caso de suponer la desestimación
de la apelación la absolución del demandado en la primera instancia, el alza-
miento de las medidas cautelares adoptadas (art. 744.1 LEC).
Recordemos por último que, conforme a una reiteradísima orientación juris-
prudencial que se remonta muchas décadas atrás, cuando el rechazo de la ape-
lación obedezca a la ausencia de algún presupuesto procesal condicionante de
su admisibilidad, el Tribunal ad quem, a la hora de resolver el recurso, no deberá
dictar una resolución declarando en su fallo la inadmisión del mismo (o su irre-

625
Artículo 465 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

gular admisión a cargo del Tribunal a quo), sino una resolución de desestimación
de la apelación, cual si el rechazo de la impugnación se sustentase en alguna
causa material o de fondo. Y ello porque, con arreglo a esa caudalosa corriente
jurisprudencial, a la hora de resolver la apelación las causas de inadmisión se
tornan en causas de desestimación del recurso (STS 1.ª 30.11.11, AAP Valencia
11.ª 24.5.07, AAP Madrid 11.ª 11.6.07, SAP Asturias 4.ª 1.10.12, SAP Cáceres
1.ª 5.10.12…).
b) Será estimatoria cuando el Tribunal ad quem considere que la pretensión
de revocación del auto o sentencia impugnado se ajusta a derecho o, lo que es
lo mismo, cuando aquel Tribunal considere que el auto o sentencia apelado no
es conforme con la legalidad. Sucede, sin embargo, que el dicha decisión esti-
matoria de la apelación presenta un alcance diferenciado en función de cuál sea
la causa que justifique el éxito de la impugnación, si una indebida aplicación de
la legalidad o una errónea valoración de la prueba, de un lado, o una infracción
procesal, de otro; y, aún en este último caso, en función de si la infracción pro-
cesal se ha producido al dictar la sentencia en primera instancia o durante la
tramitación de la misma; y todavía más, en este último supuesto, si la infracción
es subsanable en segunda instancia o no lo es.
a) Cuando la estimación de la apelación se deba a la comisión de alguna
infracción de derecho material en el auto o sentencia impugnada, o por una
errónea valoración de la prueba, la resolución del recurso revocará dicho
auto o sentencia y, a continuación, se pronunciará sobre las cuestiones plan-
teadas en la primera instancia, ya sin la infracción legal apreciada o sin la
errónea valoración probatoria advertida (v. STS 1.ª 14.2.11, STS 1.ª 11.7.12,
SAP Valencia 6.ª 9.12.02).
b) Lo mismo habrá de hacerse cuando la estimación de la apelación se
deba a la comisión de una infracción de derecho procesal en el auto o sen-
tencia impugnada, siempre que dicha infracción se haya cometido en la
resolución impugnada (vgr. una incongruencia) (art. 465.3 LEC) (v. STS 1.ª
1.12.11), o, en otro caso, sea de aquellas infracciones procesales interlocu-
torias que resultan subsanables en la segunda instancia (vgr. la infracción de
normas legales que rigen los actos y garantías del proceso) (art. 465.4.II LEC)
c) Por último, cuando la estimación de la apelación se deba a la comisión
de una infracción procesal de las que originan la nulidad radical de las
actuaciones o de parte de ellas, el Tribunal ad quem, mediante providencia,
lo declarará y repondrá las actuaciones al estado en que se hallasen cuando
la infracción se cometió (art. 465.4.I LEC).
5. En lo que se refiere a las costas procesales en apelación:
a) A) Cuando sean desestimadas todas las pretensiones de un recurso de
apelación, «se aplicará, en cuanto a las costas del recurso, lo dispuesto en el art.
394» (art. 398.1 LEC), es decir, se aplicará el atenuado criterio del vencimiento

626
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 465

que contempla el precepto remitido, conforme al cual se impondrá la condena


en costas al apelante «que haya visto rechazadas todas sus pretensiones, salvo
que el Tribunal aprecie, y así lo razone, que el caso presentaba serias dudas de
hecho o de derecho». Con todo, la jurisprudencia también ha podido declarar
en relación con estas reglas que:
1.º) No se impondrá la condena en costas al apelante cuando la desesti-
mación de su recurso se deba a la apreciación de alguna causa de inadmisión
que no le sea imputable, como puede ocurrir, por ejemplo, cuando la ape-
lación inadmisible se interpuso porque en la ilustración de recursos se indujo
a error al apelante (SAP Burgos 2.ª 19.11.12), o cuando la apelación fue mal
admitida por el Tribunal a quo (SAP Pontevedra 6.ª 8.6.07, SAP Pontevedra
1.ª 8.5.08).
2.º) No se impondrá la condena en costas al apelante cuando, pese a la
desestimación, hayan recurrido en apelación tanto el demandante como el
demandado en primera instancia, y ambos recursos hayan sido desestimados
(v. SAP Madrid 22.ª 14.12.12).
3.º) No se impondrá la condena en costas al apelante cuando, pese a la
desestimación, la parte apelada no se haya opuesto al recurso (v. SAP Cádiz
2.ª 13.5.13).
b) Cuando sean estimadas, total o parcialmente, las pretensiones deducidas
en el recurso de apelación, «no se condenará en las costas de dicho recurso a
ninguno de los litigantes» (art. 398.2 LEC). En los supuestos en que la apelación
sea estimada, pues, y con independencia de si dicha estimación lo es total o
parcial, el Tribunal ad quem no podrá imponer la condena en costas a ninguna
de las partes intervinientes en la segunda instancia (SAP Valencia 11.ª 18.9.12,
SAP Madrid 25.ª 26.10.12, SAP Barcelona 14.ª 31.1.13…).

JURISPRUDENCIA
«Es doctrina de esta Sala, expuesta en numerosas sentencias, que las causas de inad-
misión del recurso extraordinario por infracción procesal y del recurso de casación se
convierten, en el momento de dictar sentencia, en causas de desestimación de los recur-
sos. No obsta a ello que en su día los recursos hubieran sido admitidos a trámite, dado
el carácter provisorio de la admisión pronunciada inicialmente por hallarse sujeta a un
examen definitivo en la sentencia (sentencias de esta Sala 72/2009, de 13 de febrero,
33/2011, de 31 de enero, 97/2011, de 18 de febrero, 548/2012, de 20 de septiembre,
y 564/2013, de 1 de octubre)» (STS 1.ª 22 abril 2016, Rec. 229/2014).
«TERCERO. Decisión de la Sala. El ámbito de la apelación en el caso de que, for-
muladas varias pretensiones en la demanda, hayan sido estimadas algunas y desestima-
das otras, y solo haya recurrido la parte demandada.
1. Los motivos plantean la problemática sobre la procedencia de que, al resolver el
recurso de apelación de la parte demandada contra la sentencia del Juzgado de Primera
Instancia que estimó una pretensión de las varias formuladas de modo alternativo (sub-

627
Artículo 465 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sidiario) en la demanda, el Tribunal de apelación, caso de estimar fundada la apelación,


deba abordar el examen de las demás pretensiones ejercitadas en la demanda y pueda
condenar al demandado al estimar otra de las pretensiones ejercitadas en la demanda.
Esta cuestión afecta a la congruencia en la apelación (art. 465.5 de la Ley de Enjuicia-
miento Civil), la reducción del ámbito de lo discutido en la primera instancia por con-
sentir alguna de las partes en la desestimación de alguna de sus peticiones o excepciones,
que no podrían por tanto ser enjuiciadas por el Tribunal de apelación (principio tantum
devolutum quantum appellatum, esto es, el conocimiento del Tribunal de apelación se
circunscribe a aquello que ha sido apelado) o el carácter firme de pronunciamientos que
no han sido impugnados (art. 207 de la Ley de Enjuiciamiento Civil).La solución ha de
ser distinta dependiendo de que en primera instancia se haya omitido resolver las pre-
tensiones alternativas a aquella que ha sido estimada, o se haya entrado a conocer y se
haya desestimado la pretensión o pretensiones alternativas a aquella que ha sido esti-
mada.
2. En el primer caso, esto es, si el juzgado ha estimado una pretensión y ha omitido
entrar a conocer de las demás, y sobre ellas no hay por tanto un pronunciamiento des-
estimatorio (que no necesariamente habría de estar expresamente recogido en el fallo
pero que habría de ser claro y expreso en la fundamentación de la sentencia), es doctrina
de esta Sala que la sentencia del Tribunal de apelación que estime fundado el recurso
del demandante debe entrar a enjuiciar la pretensión no resuelta en la sentencia de pri-
mera instancia, sin necesidad de que la parte que la formuló, el demandante, apele o
impugne la sentencia de primera instancia para sostenerla de forma expresa en la segunda
instancia y sin necesidad de plantear la cuestión en la oposición al recurso, pues está
implícita en el ámbito de la apelación y se avoca su conocimiento al Tribunal de segunda
instancia. Solo así se evita incurrir en incongruencia omisiva. Al no haber sido examinada
y resuelta la pretensión por la sentencia de primera instancia, no hay un pronunciamiento
desestimatorio desfavorable que legitimara al demandado para impugnar y que quede
fuera del debate de la segunda instancia ante la falta de impugnación. Esta doctrina ha
sido mantenida por esta sala, tanto respecto de las pretensiones como respecto de las
excepciones no resueltas en la sentencia apelada, en sentencias como las núm. 87/2009,
de 19 de febrero de 2009, 432/2010, de 29 de julio, 370/2011, de 9 de junio de 2011,
977/2011, de 12 de enero, y 532/2013, de 19 de septiembre.
Ha sido asimismo sostenida, en alguna ocasión con referencia a otro tipo de recursos
ante otras jurisdicciones, en las sentencias del Tribunal Constitucional 4/1994, de 17 de
enero, 206/1999, de 8 de noviembre, y 218/2003, de 15 de diciembre, y 51/2010, de
4 de octubre. Son también exponentes de esta doctrina las dos sentencias del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos de 9 de diciembre de 1994, casos Ruiz Torija contra
España e Hiro Balani contra España. El examen de los casos resueltos en estas sentencias
muestra que el Tribunal de apelación no se pronunció sobre la excepción de prescrip-
ción, en el primer caso, y sobre uno de los motivos de oposición a la demanda, en el
segundo, cuando tales cuestiones no habían sido resueltas por las sentencias de primera
instancia (pfo. 10 de la sentencia del caso Ruiz Torija y pfo. 9 de la sentencia del caso
Hiro Balani).
3. Pero no es ese el supuesto que se plantea en el presente caso, pues en este la
sentencia del Juzgado de Primera Instancia entró a conocer y desestimó expresamente
la pretensión de nulidad de la cláusula de cancelación anticipada por tener carácter

628
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 466

abusivo, por más que ese pronunciamiento no se llevara explícitamente al fallo. Esta sala,
en anteriores resoluciones, ha considerado en estos casos necesaria la impugnación de
la sentencia de primera instancia por parte del demandante que vio expresamente des-
estimada la pretensión alternativa, aunque se le hubiera estimado otra de las pretensiones
formuladas, cuando la parte contraria apela la sentencia (...) Nuestra sentencia
481/2010, de 25 de noviembre, enjuició un supuesto en el que en primera instancia se
desestimó la excepción de prescripción y se desestimó la demanda por otras razones
sustantivas. La Audiencia Provincial estimó la excepción de prescripción pese a que el
demandado no había impugnado la sentencia, por lo que desestimó el recurso de ape-
lación. La demandante interpuso recurso extraordinario por infracción procesal y alegó
que la competencia del Tribunal de segundo grado no alcanzaba a conocer sobre la
prescripción porque la desestimación de dicha excepción no había sido impugnada. El
Tribunal Supremo estimó el recurso extraordinario por infracción procesal (...) Esta doc-
trina ha sido sustentada en otras sentencias de esta Sala, como las 108/2007, de 13 de
febrero, 1335/2007, de 10 de diciembre, 883/2011, de 7 de enero, y 532/2013, de 19
de septiembre.
Si la sentencia de primera instancia resolvió la pretensión alternativa (subsidiaria),
desestimándola, el Tribunal de apelación solo puede revocar este pronunciamiento des-
estimatorio si la parte afectada desfavorablemente por tal pronunciamiento lo impugna,
expresando las razones por las que considera que el pronunciamiento no está fundado
en derecho. De esta forma, al dar al demandado, inicial recurrente, traslado de la impug-
nación de la desestimación de la pretensión formulada por el demandante, inicial recu-
rrido, se da a la parte favorecida por el pronunciamiento la oportunidad de rebatir los
argumentos de la impugnación. De no exigir la impugnación por el recurrido del pro-
nunciamiento desestimatorio de la pretensión que formuló, se estaría privando a la parte
favorecida por el pronunciamiento de la posibilidad de rebatir estos argumentos impug-
natorios, o se le obligaría a realizar en su recurso de apelación, por adelantado, unas
alegaciones en defensa de ese pronunciamiento, sin conocer siquiera si va a ser cues-
tionado por la parte que vio desestimada la pretensión alternativa que formuló o, de serlo,
cuáles pudieran ser los argumentos impugnatorios, y se afectaría seriamente su derecho
a la tutela judicial efectiva, en las garantías de contradicción e interdicción de la inde-
fensión, pues podría ver desestimado su recurso con base en alegaciones impugnatorias
a las que no habría podido replicar dialécticamente» (STS 1.ª 19 mayo 2016, Rec.
452/2013).

Artículo 466. Recursos contra la sentencia de segunda instancia


1. Contra las sentencias dictadas por las Audiencias Provinciales en la
segunda instancia de cualquier tipo de proceso civil podrán las partes legitimadas
optar por interponer el recurso extraordinario por infracción procesal o el
recurso de casación.
2. Si se preparasen por la misma parte y contra la misma resolución los dos
recursos a que se refiere el apartado anterior, se tendrá por inadmitido el recurso
de casación.

629
Artículo 467 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. Cuando los distintos litigantes de un mismo proceso opten, cada uno de


ellos, por distinta clase de recurso extraordinario, se estará a lo dispuesto en el
art. 488 de esta Ley.
Véase arts. 468 y ss. y DA 16.ª LEC. Véase también el Acuerdo sobre criterios
de admisión de los recursos de casación y extraordinario por infracción procesal,
aprobado por el Pleno no jurisdiccional de la Sala 1.ª del TS el 27 de enero de 2017

COMENTARIOS
1. Si la apelación concluye por sentencia, frente a la misma podrá optar la
parte gravada por ejercitar alguno de los dos recursos que se le ofrecen en el art.
466.1 LEC. Pero no ocurrirá así cuando la segunda instancia concluya por
auto, donde, ante la mención expresa y única a las «sentencias» tanto en dicho
art. 466.1 LEC como en el posterior art. 477.2 LEC, la única posibilidad con que
contará el agraviado será la de formalizar el recurso extraordinario por infracción
procesal, mas no el de casación.
2. Pero cuando la resolución definitiva de la apelación revista la forma de
sentencia se abre para el recurrente el criticable ius electionis a que se refiere el
art. 466.1 LEC, bien el recurso extraordinario por infracción procesal, bien la
casación, recursos éstos que, en su vigente configuración, se prestan a la tutela
frente a las infracciones procesales o defectos materiales, respectivamente, en
que haya podido incurrir la sentencia de apelación.

Artículo 467. Recurso de casación contra sentencias dictadas por las Audien-
cias Provinciales tras estimarse recurso extraordinario por infracción procesal
No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, contra las sentencias que
dicten las Audiencias Provinciales a consecuencia de haberse estimado recurso
extraordinario por infracción procesal no se admitirá de nuevo este recurso
extraordinario si no se fundara en infracciones y cuestiones diferentes de la que
fue objeto del primer recurso.
Véase la DA 16.ª LEC y el Acuerdo sobre criterios de admisión de los recursos
de casación y extraordinario por infracción procesal, aprobado por el Pleno no
jurisdiccional de la Sala 1.ª del TS el 27 de enero de 2017

CAPÍTULO IV
Del recurso extraordinario por infracción procesal

Artículo 468. Órgano competente y resoluciones recurribles


Las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia conoce-
rán, como Salas de lo Civil, de los recursos por infracción procesal contra sen-
tencias y autos dictados por las Audiencias Provinciales que pongan fin a la
segunda instancia.

630
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 469

Véase la DA 16.ª LEC y el Acuerdo sobre criterios de admisión de los recursos


de casación y extraordinario por infracción procesal, aprobado por el Pleno no
jurisdiccional de la Sala 1.ª del TS el 27 de enero de 2017

Artículo 469. Motivos. Denuncia previa en la instancia


1. El recurso extraordinario por infracción procesal sólo podrá fundarse en
los siguientes motivos:
1.º Infracción de las normas sobre jurisdicción y competencia objetiva o
funcional.
2.º Infracción de las normas procesales reguladoras de la sentencia.
3.º Infracción de las normas legales que rigen los actos y garantías del pro-
ceso cuando la infracción determinare la nulidad conforme a la ley o hubiere
podido producir indefensión.
4.º Vulneración, en el proceso civil, de derechos fundamentales reconocidos
en el art. 24 de la Constitución.
2. Sólo procederá el recurso extraordinario por infracción procesal cuando,
de ser posible, ésta o la vulneración del art. 24 de la Constitución se hayan
denunciado en la instancia y cuando, de haberse producido en la primera, la
denuncia se haya reproducido en la segunda instancia. Además, si la violación
de derecho fundamental hubiere producido falta o defecto subsanable, deberá
haberse pedido la subsanación en la instancia o instancias oportunas.

COMENTARIOS
1. A diferencia de lo que sucede con la apelación, que es el recurso ordinario
por excelencia porque en su fundamentación pueden aducirse cualesquiera cla-
ses de infracciones jurídicas, procesales o materiales, in iudicando o in proce-
dendo, el REIP es, por el contrario, un prototipo de recurso extraordinario,
mediante cuya deducción no puede alegar el recurrente sino unos delimitados
motivos de impugnación de índole procesal y de carácter taxativo, de manera
tal que la fundamentación del recurso en otros motivos o causas diferentes de
oposición a la resolución impugnada es garantía cierta del fracaso del mismo,
de su inadmisión a trámite por inadecuación de la vía de recurso elegida (art.
473.2.1.º LEC).
2. El art. 469.1 LEC es el que diseña dichos tasados motivos de impugnación
en los que de manera obligada debe fundamentarse el recurso extraordinario por
infracción procesal si no quiere verse abocado a la inadmisión (art. 473.2.1.º
LEC), motivos que son los siguientes:
a) Art. 469.1.1.º LEC: Aquí podrá cuestionar la parte recurrente la existencia
de infracciones a las normas reguladoras de la extensión y límites de la Jurisdic-
ción española (arts. 36 LEC, 22 LOPJ), o del orden jurisdiccional civil en relación

631
Artículo 469 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

con otros órdenes de la Jurisdicción (art. 9 LOPJ) o con otras Jurisdicciones, con
el Tribunal de Cuentas o con la Administración Pública (art. 37 LEC).
También podrá fundamentarse el recurso en la lesión de las normas regula-
doras de la competencia objetiva, conforme a lo dispuesto en los arts. 45 a 47
LEC, o de la competencia funcional (arts. 61 y 62 LEC). En este punto, y aunque
el art. 469.1 LEC no se haga eco de esta situación, ha de recordarse que el art.
67.2 LEC permite que este REIP pueda ejercitarse también frente a vulneraciones
de las normas reguladoras de la competencia territorial, pero siempre y cuando,
eso sí, «fueren de aplicación normas imperativas», enunciado éste que nos remite
directamente al art. 52 LEC, así como, en ausencia de sumisión expresa o tácita,
a los arts. 50 y 51 LEC.
Cualesquiera infracciones jurídicas relativas a la jurisdicción y competencia
de los órganos judiciales, pues, podrán ser evidenciadas a través de ese primer
motivo de impugnación (v. STS 1.ª 10.12.08). De ser así, además, y porque la
ausencia de alguno de ambos atributos determina la nulidad de raíz de todas las
actuaciones practicadas por órgano carente de jurisdicción o de competencia
(art. 225.1.º LEC), la sentencia por la que se resuelva el REIP deberá pronunciarse
sobre este motivo con preferencia a cualesquiera otros (art. 476.2.I LEC).
b) Art. 469.1.2.º LEC: Aquí es posible alegar la inobservancia de aquellas
normas de la LEC sobre el régimen jurídico de las sentencias. Así, por un lado,
la infracción de los requisitos formales o estructura externa de las mismas (arts.
208.2, 209, 210 LEC), por otro lado la vulneración de sus requisitos materiales
(arts. 217–222 LEC), así como también la extralimitación de los órganos judi-
ciales de instancia a la hora de proceder a la aclaración (art. 214 LEC) o a la
subsanación y complemento de sentencias (art. 215 LEC). En definitiva, cual-
quiera infracción jurídica a las formas y contenidos legalmente predeterminados
de este tipo de resoluciones judiciales podrá hacerse valer por medio del pre-
sente motivo de fundamentación del recurso extraordinario por infracción pro-
cesal, aunque la experiencia de estos años demuestra que singularmente lo han
sido la falta de motivación y la incongruencia de la resolución impugnada (SSTSJ
Aragón 1.ª 8.11.06, Navarra 1.ª 5.2.08, ATS 1.ª 6.3.07, SSTS 1.ª 17.7.08, 1.ª
21.7.08, 1.ª 22.7.08, 1.ª 26.9.08, 1.ª 10.12.08, 1.ª 15.12.08).
Por lo demás, la estimación del presente motivo de impugnación determinará
la emisión de una sentencia en la que, tras revocar y anular la resolución impug-
nada, se ordenará que se repongan las actuaciones al estado y momento en que
se hubiere incurrido en la infracción o vulneración (art. 476.2.IV LEC).
c) Art. 469.1.3.º LEC: Mucho más genérica es la redacción de este tercer
motivo, porque en él ya no se hace alusión a concretos elementos o instituciones
procesales (la jurisdicción, la competencia, los requisitos de la sentencia) sino a
una pluralidad indeterminada de actuaciones procesales que, infringiendo la
correspondiente norma jurídica, son susceptibles de determinar su nulidad o de

632
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 469

producir indefensión. Pero, además de genérico, el enunciado del art. 469.1.3.º


LEC es defectuoso, por cuanto que, en primer lugar, es perfectamente sabido por
todos que las actuaciones judiciales que causen a los interesados la indefensión
que proscribe el art. 24.1 CE incurren, a su vez, en nulidad de pleno derecho
por afrentar nada más y nada menos que a un derecho fundamental, y porque,
en segundo término, en el mismo tienen igualmente cabida, de manera reitera-
tiva, aquellos dos defectos que por esencia determinan la nulidad de las actua-
ciones procesales, los de jurisdicción y de competencia, a los que expresamente
se refiere también el art. 469.1.1.º LEC.
En consecuencia, a través del presente motivo de impugnación podrán evi-
denciarse: a) los defectos procesales causantes de indefensión; y b) los defectos
procesales que, aún no originando la indefensión de la parte, sean determinantes
conforme al art. 225 LEC de la nulidad de los actos judiciales (vgr. actos reali-
zados bajo violencia o intimidación, actos realizados sin la preceptiva interven-
ción de Abogado…) (AATS 1.ª 9.1.07, 1.ª 14.7.08, SSTS 1.ª 29.9.08, 1.ª
11.11.08, 1.ª 15.12.08). Pero no, desde luego, salvo que caigamos en el absurdo
de la reiteración, los defectos relativos a la jurisdicción y competencia de los
órganos judiciales, que deberán encauzarse por el núm. 1.º del art. 469.1 LEC.
También la estimación del presente motivo de impugnación, por último,
determinará la emisión de una sentencia en la que, tras revocar y anular la reso-
lución impugnada, se ordenará que se repongan las actuaciones al estado y
momento en que se hubiere incurrido en la infracción o vulneración (art.
476.2.IV LEC).
d) Art. 469.1.4.º LEC: Por último, el REIP también podrá ser fundamentado
en las lesiones que a los derechos fundamentales reconocidos en el art. 24 CE.
Es obvio, sin embargo, que del conjunto de derechos fundamentales que se
concentran en tal precepto, el más importante de todos ellos, el derecho funda-
mental a la tutela judicial efectiva sin indefensión (art. 24.1 CE), no va a poder
ser invocado a través de este concreto motivo de impugnación, por cuanto el
mismo ya aparece debidamente plasmado en el art. 469.1.3.º LEC, que alude,
como ya se dijo, al quebrantamiento de normas legales que rigen actos y garan-
tías del proceso cuando la infracción hubiere podido producir indefensión. El
art. 469.1.4.º LEC, por consiguiente, ha de abarcar únicamente las lesiones que
se originen a los restantes derechos fundamentales de incidencia procesal, los
consagrados en el art. 24.2 CE (derecho al Juez ordinario predeterminado por la
ley, derecho a la prueba, a la asistencia letrada, etc.), y ni siquiera a todos ellos
por cuanto existen algunos de esos derechos fundamentales que no tienen aco-
modo alguno en el área del proceso civil (vgr. el derecho a no confesarse cul-
pable).
Por lo demás, y al igual que ocurría con las causas contempladas en los núms.
2.º y 3.º del art. 469.1 LEC, la estimación del presente motivo de impugnación

633
Artículo 469 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

determinará la emisión de una sentencia en la que, tras revocar y anular la reso-


lución impugnada, se ordenará que se repongan las actuaciones al estado y
momento en que se hubiere incurrido en la infracción o vulneración (art.
476.2.IV LEC).

JURISPRUDENCIA
1. Los errores en la valoración de la prueba no pueden ser canalizados por la vía del
art. 469.1.2.º LEC por estar este motivo de infracción procesal reservado al examen del
cumplimiento de «las normas procesales reguladoras de la sentencia», normas que com-
prenden el procedimiento para dictarla, la forma y el contenido de la sentencia y los
requisitos internos de ella, pero no con carácter general las reglas y principios que deben
observarse en la valoración de los distintos medios de prueba, las cuales constituyen
premisas de carácter epistemológico o jurídico–institucional a las que debe ajustarse la
operación lógica de enjuiciamiento necesaria para la resolución del asunto planteado.
en este sentido se ha dicho (SSTS de 15 de noviembre de 2010, RIP 610/2007, 14 de
junio de 2010, RIP 1101/2006 y 13 de octubre de 2010, RIP núm. 764/2007).
En consecuencia, la valoración probatoria solo puede revisarse por el cauce ade-
cuado (al amparo del art. 469.1,4.º LEC), bien acreditando la existencia de un error
patente o arbitrariedad en dicha valoración (SSTS de 20 de junio de 2006, 17 de julio
de 2006), o bien por la infracción de una norma tasada de valoración de prueba que
haya sido vulnerada (SSTS de 16 de marzo de 2001, 10 de julio de 2000, 21 de abril de
2005, 9 de mayo de 2005), por cuanto, al ser manifiestamente arbitraria o ilógica la
valoración de la prueba no supera, conforme a la doctrina constitucional, el test de la
racionabilidad constitucionalmente exigible para respetar el derecho a la tutela judicial
efectiva consagrado en art. 24 CE (SSTS 28 de noviembre de 2008, RC núm. 1789/2003,
30 de junio de 2009, RC núm. 1889/2006, 6 de noviembre de 2009, RCIP núm.
1051/2005, 15 de enero de 2010, del Pleno, RC núm. 1516/2005 y 18 de marzo de
2010, RC núm. 2621/2005).
Este conjunto de reglas impide, si no se demuestra de modo patente la existencia de
una infracción de las reglas del discurso lógico aplicables al proceso, tratar de desvirtuar
una apreciación probatoria mediante una valoración conjunta efectuada por el propio
recurrente para sustituir el criterio del Tribunal por el suyo propio, por acertado que
pueda parecer, así como también postular como más adecuada la valoración de la
prueba efectuada por el Juzgado de Primera Instancia frente a la llevada a cabo por el
Tribunal de apelación (SSTS de 9 de mayo de 2007, RC núm. 2097/2000, 27 de mayo
de 2007, RC núm. 2613/2000, 15 de abril de 2008, RC núm. 424/2001, 30 de junio de
2009, RC núm. 1889/2006, 29 de septiembre de 2009, RC núm. 1417/2005).
2. También se ha dicho reiteradamente por esta Sala que, aunque una amplia inter-
pretación del art. 469.1.2.º LEC comprende la infracción de las normas relativas a la carga
de la prueba (SSTS de 1 de octubre de 2009, RC núm. 690/2005 y 8 de octubre de 2010,
RC núm. 2143/2006), no puede obviarse que esta vulneración se produce únicamente
en los supuestos en que, teniéndose por no probado un determinado hecho relevante
para la resolución de la controversia (por el Tribunal, y no por la parte), se atribuyen los
efectos negativos de tal vacío probatorio a la parte a la que no corresponde soportarlos
de conformidad con la norma contenida en el art. 217 LEC, no sirviendo la cita del refe-

634
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 470

rido artículo para discutir la convicción del juez sobre la prueba practicada ni para valorar
nuevamente todo el material probatorio (entre otras, SSTS de 8 de octubre de 2010, RC
núm. 2143/2006 y 19 de octubre de 2010, RC núm. 2562/2003). No puede alegarse la
vulneración de las reglas sobre la carga de la prueba al tiempo que se impugna la valo-
ración de pruebas efectivamente practicadas (STS 10 de julio de 2003, RC núm.
3511/1997) y la alegación de haberse vulnerado la carga de la prueba no permite exa-
minar si la prueba tomada en cuenta por la Audiencia Provincial para la fijación del hecho
controvertido tiene o no la entidad suficiente (STS 29 de junio de 2001, RC núm.
1481/1996). La mera imposibilidad probatoria de un hecho no autoriza, sin más, a invo-
car el principio de facilidad probatoria (SSTS de 8 de octubre de 2004, RC núm.
2651/1998 y 14 de junio de 2010, RC núm. 1101/2006) (STS 1.ª 7 marzo 2013, LA LEY
13547/2013).
«Como tiene dicho con reiteración esta Sala, en nuestro sistema el procedimiento
civil sigue el modelo de la doble instancia, razón por la que ninguno de los motivos que
numerus clausus [relación cerrada] enumera el art. 469 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
se refiere a la valoración de la prueba. La admisión del recurso extraordinario por infrac-
ción procesal no da paso a una tercera instancia en la que fuera de los supuestos excep-
cionales se pueda replantear la completa revisión de la valoración de la prueba, ya que
esta es función de las instancias y las mismas se agotan en la apelación» (STS 1.ª 7 julio
2016, Rec. 836/2014).
«Esta Sala tiene declarado que la revisión de la valoración probatoria no está expre-
samente prevista en ninguno de los motivos de infracción procesal recogidos en el art.
469 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, lo que pone de manifiesto que el legislador reservó
dicha valoración para las instancias, y que sólo puede, excepcionalmente, ser denun-
ciada como infracción procesal por la existencia de un error patente o arbitrariedad (SSTS
de 20 de junio de 2006 y 17 de julio de 2006), o por la concreta infracción de una norma
tasada de valoración de prueba (SSTS de 16 de marzo de 2001, 10 de julio de 2000, 21
de abril de 2005, entre otras). En defecto de todo ello dicha valoración es función de la
instancia ajena a las potestades de casación (27 de mayo de 2007, RC núm. 2613/2000,
15 de abril de 2008, RC núm. 424/2001) (STS 1.ª 14 julio 2016, Rec. 2284/2014).

Artículo 470. Interposición del recurso


1. El recurso extraordinario por infracción procesal se interpondrá ante el
Tribunal que haya dictado la resolución que se impugne dentro del plazo de
veinte días contados desde el día siguiente a la notificación de aquélla.
2. Presentado el escrito de interposición del recurso y transcurridos los pla-
zos de que dispongan todas las partes para interponer el recurso, el Secretario
judicial, en el plazo de tres días, lo tendrá por interpuesto siempre que la reso-
lución sea recurrible, se alegue alguno de los motivos previstos en el art. 469 y,
en su caso, se hubiese procedido con arreglo a lo dispuesto en el apartado 2 de
dicho artículo. En caso contrario lo pondrá en conocimiento del Tribunal para
que se pronuncie sobre la admisión del recurso.
Si el Tribunal entendiera que se cumplen los requisitos de admisión, dictará
providencia teniendo por interpuesto el recurso; en caso contrario, dictará auto

635
Artículo 471 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

declarando la inadmisión. Contra este auto sólo podrá interponerse recurso de


queja.
Contra la resolución por la que se tenga por interpuesto el recurso no cabrá
recurso alguno, pero la parte recurrida podrá alegar la inadmisibilidad en el
trámite de oposición.

Artículo 471. Contenido del escrito de interposición del recurso


En el escrito de interposición se expondrá razonadamente la infracción o
vulneración cometida, expresando, en su caso, de qué manera influyeron en el
proceso. También se podrá solicitar la práctica de alguna prueba que se consi-
dere imprescindible para acreditar la infracción o vulneración producida, así
como la celebración de vista.

Artículo 472. Remisión de los autos


Presentado el escrito de interposición, dentro de los cinco días siguientes se
remitirán todos los autos originales a la sala citada en el art. 468, con emplaza-
miento de las partes ante ella por término de 30 días, sin perjuicio de que, cuando
un litigante o litigantes distintos de los recurrentes por infracción procesal
hubiesen preparado recurso de casación contra la misma sentencia, se deban
enviar a la sala competente para el recurso de casación testimonio de la sentencia
y de los particulares que el recurrente en casación interese, poniéndose nota
expresiva de haberse preparado recurso extraordinario por infracción procesal,
a los efectos de lo que dispone el art. 488 de esta ley.
Si el recurrente no compareciere dentro del plazo señalado, el Secretario
judicial declarará desierto el recurso y quedará firme la resolución recurrida.

Artículo 473. Admisión


1. Recibidos los autos en el Tribunal, se pasarán las actuaciones al Magistrado
ponente para que se instruya y someta a la deliberación de la Sala lo que haya
de resolverse sobre la admisión o inadmisión del recurso extraordinario por
infracción procesal.
2. El recurso extraordinario por infracción procesal se inadmitirá en los
siguientes casos:
1.º Si se apreciare en este trámite la falta de los requisitos establecidos en los
arts. 467, 468 y 469.
2.º Si el recurso careciere manifiestamente de fundamento.
La Sala, antes de resolver, pondrá de manifiesto la posible causa de inadmi-
sión del recurso a las partes personadas para que, en el plazo de diez días, for-
mulen las alegaciones que estimen procedentes.

636
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 474

Si la Sala entendiere que concurre alguna de las causas de inadmisión, dictará


auto declarando la inadmisión del recurso y la firmeza de la resolución recurrida.
Si la causa de inadmisión no afectara más que a alguna de las infracciones ale-
gadas, resolverá también mediante auto la admisión del recurso respecto de las
demás que el recurso denuncie.
3. No se dará recurso alguno contra el auto que resuelva sobre la admisión
del recurso extraordinario por infracción procesal.

Artículo 474. Oposición de las partes recurridas


Admitido, total o parcialmente, el recurso extraordinario por infracción pro-
cesal, se entregará copia del escrito de interposición a la parte o partes recurridas
y personadas para que formalicen por escrito su oposición en el plazo de veinte
días. Durante dicho plazo estarán de manifiesto las actuaciones en la Secretaría.
En el escrito de oposición se podrán alegar también las causas de inadmisi-
bilidad del recurso que se consideren existentes y que no hayan sido ya recha-
zadas por el Tribunal, solicitar las pruebas que se estimen imprescindibles y pedir
la celebración de vista.

Artículo 475. Vista y prueba


1. Transcurrido el plazo a que se refiere el artículo anterior, se hayan pre-
sentado o no los escritos de oposición, la Sala señalará, mediante providencia,
dentro de los treinta días siguientes, día y hora para la celebración de vista o, en
su caso, para la votación y fallo del recurso extraordinario por infracción pro-
cesal.
2. Si se hubiere pedido y admitido la práctica de alguna prueba o si la Sala,
de oficio o a instancia de parte, lo considerare oportuno para la mejor imparti-
ción de la justicia, en el recurso extraordinario, se acordará que se celebre vista,
que comenzará con el informe de la parte recurrente, para después proceder al
de la parte recurrida. Si fueren varias las partes recurrentes, se estará al orden
de interposición de los recursos, y siendo varias las partes recurridas, al orden
de las comparecencias.
3. La práctica de las pruebas se regirá por lo dispuesto en la ley para la vista
de los juicios verbales.

Artículo 476. Sentencia. Efectos


1. La Sala dictará sentencia dentro de los veinte días siguientes al de finali-
zación de la vista, o al señalado para la votación y fallo.
2. Si el recurso se hubiese fundado en la infracción de las normas sobre
jurisdicción o competencia objetiva o funcional, se examinará y decidirá sobre
este motivo en primer lugar.

637
Artículo 477 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Si se hubiera denunciado la falta de jurisdicción o de competencia objetiva


y se estimare el recurso, la Sala casará la resolución impugnada, quedando a
salvo el derecho de las partes a ejercitar las pretensiones ante quien correspon-
diere.
Si el recurso se hubiese interpuesto contra sentencia que confirmaba o
declaraba la falta de jurisdicción o de competencia, y la Sala lo estimare, tras
casar la sentencia, ordenará al Tribunal de que se trate que inicie o prosiga el
conocimiento del asunto, salvo que la falta de jurisdicción se hubiera estimado
erróneamente una vez contestada la demanda y practicadas las pruebas, en cuyo
caso se ordenará al Tribunal de que se trate que resuelva sobre el fondo del
asunto.
En los demás casos, de estimarse el recurso por todas o alguna de las infrac-
ciones o vulneraciones alegadas, la Sala anulará la resolución recurrida y orde-
nará que se repongan las actuaciones al estado y momento en que se hubiere
incurrido en la infracción o vulneración.
3. Si la Sala no considerare procedente ninguno de los motivos alegados,
desestimará el recurso y se devolverán las actuaciones al Tribunal del que pro-
cedan.
4. Contra la sentencia que resuelva el recurso extraordinario por infracción
procesal no cabrá recurso alguno, salvo lo previsto sobre el recurso en interés
de la ley ante la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo.

CAPÍTULO V
Del recurso de casación

Artículo 477. Motivo del recurso de casación y resoluciones recurribles en


casación
1. El recurso de casación habrá de fundarse, como motivo único, en la
infracción de normas aplicables para resolver las cuestiones objeto del proceso.
2. Serán recurribles en casación las sentencias dictadas en segunda instancia
por las Audiencias Provinciales, en los siguientes casos:
1.º Cuando se dictaran para la tutela judicial civil de derechos fundamenta-
les, excepto los que reconoce el art. 24 de la Constitución.
2.º Siempre que la cuantía del proceso excediere de 600.000 euros.
3.º Cuando la cuantía del proceso no excediere de 600.000 euros o este se
haya tramitado por razón de la materia, siempre que, en ambos casos, la reso-
lución del recurso presente interés casacional.
3. Se considerará que un recurso presenta interés casacional cuando la sen-
tencia recurrida se oponga a doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo o
resuelva puntos y cuestiones sobre los que exista jurisprudencia contradictoria
de las Audiencias Provinciales o aplique normas que no lleven más de cinco años

638
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 477

en vigor, siempre que, en este último caso, no existiese doctrina jurisprudencial


del Tribunal Supremo relativa a normas anteriores de igual o similar contenido.
Cuando se trate de recursos de casación de los que deba conocer un Tribunal
Superior de Justicia, se entenderá que también existe interés casacional cuando
la sentencia recurrida se oponga a doctrina jurisprudencial o no exista dicha
doctrina del Tribunal Superior sobre normas de Derecho especial de la Comu-
nidad Autónoma correspondiente.
Véase la DA 16.ª LEC y el Acuerdo sobre criterios de admisión de los recursos
de casación y extraordinario por infracción procesal, aprobado por el Pleno no
jurisdiccional de la Sala 1.ª del TS el 27 de enero de 2017. Véase también el art.
5.4 LOPJ

COMENTARIOS
1. Concepto de casación:
Aunque el recurso de casación existe como tal en nuestro Derecho desde
hace dos siglos (pues, como demostró FAIRÉN, la tradición francesa en este
punto fue recibida en España por las Cortes y la Constitución de Cádiz de 1812,
con la instauración del denominado «recurso de nulidad»), a la luz de la regu-
lación contenida en la LEC de 2000 puede decirse, en realidad, que con esta
norma se ha implantado un auténticamente novedoso recurso de casación civil.
Recurso de casación de nuevo cuño porque, por un lado, excluye de su
ámbito la ya anteriormente derogada función de controlar el error en la apre-
ciación de hecho de la prueba cometido por los órganos de instancia (suprimido
en la LEC de 1881 desde la reforma operada por la Ley 10/1992, de Medidas
Urgentes de Reforma Procesal), y porque, por otro lado y más importante, renun-
cia por vez primera a extender sus dominios al enjuiciamiento sobre la aplica-
ción por los órganos de instancia de las normas de naturaleza procesal, que,
como se sabe de sobra a estas alturas, pasarán a ser de la exclusiva competencia
de los TTSSJJ por la vía del novedoso recurso extraordinario por infracción pro-
cesal (v. DA 16.ª LEC).
El vigente recurso de casación, por consiguiente, constituye un recurso extra-
ordinario, devolutivo, suspensivo y subsidiario del de apelación, del que van a
conocer las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia y la
Sala Primera del Tribunal Supremo, según se fundamente el recurso en las normas
del Derecho civil foral o especial propio de una Comunidad Autónoma o en
normas de ámbito estatal, respectivamente, y que se dirige tan sólo frente a
determinadas sentencias dictadas en segunda instancia por las Audiencias Pro-
vinciales con la finalidad de que sean revocadas sobre la base, única y exclusi-
vamente, de los defectos y vicios de índole material o, si se prefiere, no procesal,
en que aquellas resoluciones hayan podido incurrir.

639
Artículo 477 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Carácter extraordinario:
A diferencia de lo que sucede con la apelación (que es el recurso ordinario
por excelencia porque en su fundamentación pueden aducirse cualesquiera cla-
ses de infracciones jurídicas, procesales o materiales, in iudicando o in proce-
dendo), en el de casación, por su carácter extraordinario, tan sólo es admisible
oponer como motivos de impugnación los que taxativamente se encuentren así
recogidos en la Ley, de manera tal que su fundamentación en otros motivos o
causas diferentes de oposición a la resolución impugnada es garantía cierta del
fracaso del recurso, de su inadmisión a trámite por inadecuación de la vía de
recurso elegida (art. 483.2.2.º LEC).
a) En casación, la determinación de los taxativos motivos de impugnación
oponibles nos la proporciona la conjunción entre dos normas jurídicas. En pri-
mer término, y positivamente, el art. 477 LEC, donde se dice que el recurso de
casación «habrá de fundarse, como motivo único, en la infracción de normas
aplicables para resolver las cuestiones objeto del proceso»; en segundo lugar, y
negativamente o por exclusión, el art. 469.1 LEC, en el que se establecen los
motivos de fundamentación del recurso extraordinario por infracción procesal,
que hacen de esta vía la única adecuada para combatir los vicios jurídicos que
allí se explicitan.
b) Excepcionalmente, sin embargo, y aunque el art. 477.1 LEC no se haga
eco de ello, junto a la infracción de normas materiales existe un segundo motivo
de impugnación capaz de fundamentar válidamente el recurso de casación,
motivo que es el de la infracción de la jurisprudencia.
En efecto, como se dirá al examinar el régimen de las resoluciones recurribles
en casación, una sentencia dictada en segunda instancia será recurrible en casa-
ción cuando la misma presente interés casacional, el cual, como se dirá, tiene
todo que ver con la unidad y uniformidad de la jurisprudencia (v. art. 477.3 LEC).
En estos casos, en verdad, el motivo de oposición no puede ser, sino forzada-
mente, la infracción de las normas aplicables al caso concreto, que perfecta-
mente pudieran haber sido observadas racionalmente, sino la infracción de juris-
prudencia.
En relación con los equivalentes conceptos de «jurisprudencia» y «doctrina
jurisprudencial», empleados ambos por la LEC, téngase en cuenta que, tal y como
ha declarado la Sala Primera del Tribunal Supremo, para verificar la infracción
de las mismas es necesario que existan dos o más resoluciones en el mismo
sentido, pues con una sola sentencia no basta para crear jurisprudencia, todas
ellas dictadas por la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, pues la jurisprudencia
de otras Salas no vincula a las restantes, y siempre que la doctrina cuya infracción
se invoca constituya la «ratio decidendi» de las resoluciones aportadas, y no un
simple «obiter dicta» (SSTS 1.ª 7.3.96, 6.3.97, 29.9.97, 17.11.98, 15.12.98,
9.3.99, 24.5.99...). Como excepción, será suficiente la alegación de una sola

640
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 477

sentencia cuando en la misma el Tribunal Supremo haya modificado su doctrina


anterior, o cuando haya sido dictada en el marco de un «recurso de casación en
interés de la ley» de los que contemplaba la anterior LEC de 1881 (STS 1.ª
17.11.98).
3. Carácter suspensivo:
Además de extraordinario, el recurso de casación es también un recurso
generalmente suspensivo, es decir, un medio impugnatorio cuya admisión a trá-
mite ocasiona la paralización o la no iniciación de la ejecución de la parte dis-
positiva del pronunciamiento judicial impugnado. A diferencia de lo que sucede
con el efecto suspensivo en apelación, donde se cuenta con una norma concreta
destinada a regular su régimen jurídico (el art. 456 LEC), en el medio impugna-
torio que ahora nos ocupa tal carácter suspensivo ha de deducirse de las normas
que la LEC dedica a la ejecución provisional de las sentencias dictadas en
segunda instancia. Exactamente, del art. 535.1 LEC, según el cual será aplicable
a dichas resoluciones el régimen de ejecución provisional diseñado con carácter
general para las resoluciones recaídas en la primera instancia por los arts. 524 y
ss. LEC; en consecuencia, si el auto o sentencia cuestionados en la vía del recurso
de casación resultan ejecutables provisionalmente conforme al arriba indicado
precepto, ello no quiere decir otra cosa sino que la deducción de dicho recurso
ha de originar, por imperativo legal, el llamado «efecto suspensivo».
4. Resoluciones recurribles:
En abierto contraste con el recurso de apelación (del que son susceptibles,
prácticamente sin excepción, cualesquiera autos y sentencias que pongan tér-
mino a la primera instancia), el de casación, en cambio, no sólo tiene limitados
los motivos de fundamentación, sino que también se haya sensiblemente limi-
tado en cuanto al régimen de resoluciones recurribles mediante su ejercicio. En
concreto, queda limitado al control de las resoluciones de segunda instancia que
revistan la forma de sentencia (dejando al margen, pues, a las decisiones de la
segunda instancia que revistan la forma de auto) y que, además, hayan sido dic-
tadas por las Audiencias Provinciales (arts. 466.1 y 477.2 LEC).
Pero es que, además, en casación no puede decirse que son recurribles las
sentencias de segunda instancia, ni que lo son las sentencias de apelación de las
Audiencias Provinciales, porque ello sería incorrecto. Sólo puede hablarse de
que son susceptibles de ser recurridas en casación, única y exclusivamente,
aquellas sentencias a las que expresamente se refiere el art. 477.2 LEC, a saber:
a) Sentencias dictadas para la tutela judicial civil de los derechos fundamen-
tales, excepto los que reconoce el art. 24 CE (art. 477.2.1.º y 5.4 LOPJ). Este
primer grupo de resoluciones impugnables en casación, pues, tiende a propiciar
que sea la Sala Primera del TS la que se pronuncie por vez primera sobre las
posibles lesiones a los derechos fundamentales (excepto los del art. 24 CE) que

641
Artículo 477 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

se hayan podido cometer en apelación, con lo que, a partir de ahora, no existirá


ningún caso en los que un asunto pueda llegar al TC por la vía del recurso de
amparo sin que previamente se haya pronunciado sobre el mismo el Tribunal
Supremo.
b) Sentencias dictadas en asuntos cuya cuantía excediere de 600.000 euros
(art. 477.2.2.º). Desolador resulta contemplar cómo nuestro legislador, por
enésima vez, emplea un injustificable y discriminatorio criterio cuantitativo a la
hora de delimitar las fronteras de las resoluciones judiciales susceptibles de
casación. Primero fueron tres millones de pesetas los requeridos (tras la reforma
de la Ley 34/1984), después seis millones (art. 1687 LEC 1881, tras la reforma
de la Ley 10/1992); después 150.000 euros (al promulgarse la LEC); y ahora
600.000 euros (tras la LMAP).
La notoriedad de los términos en que se plantea esta cuestión nos exime de
profundizar una vez más en ella. Baste con señalar, en primer término, que la
complejidad jurídica o la necesidad de sentar doctrina jurisprudencial sobre una
cuestión jurídica son valores absolutamente ajenos a la entidad económica del
pleito, siendo el paradigma de la falacia la supuesta existencia del binomio
«mayor complejidad jurídica a mayor valor económico de la pretensión». Por si
ello no fuera suficiente, la posibilidad de contar con dos instancias y casación
para los asuntos de cuantía superior a los 600.000 euros, mientras que por debajo
de ese valor económico la casación tan sólo procederá si la resolución impug-
nable se encuentra en alguno de los otros dos grupos contemplados en los núms.
1.º y 3.º del art. 477.2 LEC, introduce en la legislación procesal civil un dato
diferencial inequívocamente discriminatorio, pues nadie podrá negar que, en un
porcentaje casi absoluto, esos conflictos de elevada cuantía suelen enfrentan a
las personas y entidades con mayor capacidad económica, las cuales, por esta
desafortunada decisión legislativa, se ven aún más privilegiadas en su estatus
como justiciables.
Para colmo de males, la jurisprudencia del TS en este punto ha limitado el
acceso a la casación en estos casos a aquellas resoluciones que hayan recaído
en procesos declarativos delimitados estrictamente en función de la cuantía (los
de los arts. 249.2 y 250.2 LEC) (ATS 1.ª 19.2.07, ATS 1.ª 27.2.07, ATS 1.ª 18.9.07,
ATS 1.ª 24.2.09...).
Por su parte, el Acuerdo adoptado por los Magistrados de la Sala Primera del
Tribunal Supremo, en Junta General celebrada el día 4 de abril de 2006, reza lo
siguiente: «La cuantía como presupuesto para el acceso a los recursos extraor-
dinarios: reducción que veda el acceso a los mismos. Se acuerda mantener dicha
posición mayoritaria, aun cuando pudieran ser defendibles otras opiniones, se
considera que la cuantía que permite el acceso a la casación es la cuantía liti-
giosa discutida en el recurso de apelación, por lo que la reducción del objeto
litigioso sólo operará de primera a segunda instancia».

642
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 477

c) Sentencias dictadas en procesos de cuantía inferior a 600.000 euros, o que


se hayan tramitado por razón de la materia, siempre que, en ambos casos, la
resolución del recurso presente interés casacional (art. 477.2.3.º y 3). El «interés
casacional» constituye un concepto enteramente novedoso en nuestro ordena-
miento procesal mediante el que se hace efectivo el antes evocado motivo de
casación por «infracción de jurisprudencia», y que, según añade el propio legis-
lador en el art. 477.3 LEC, cabe apreciar en los siguientes casos:
a) En recursos de casación de los que deba conocer la Sala Primera del
Tribunal Supremo:
1.º) Cuando la sentencia recurrida se oponga a doctrina jurispruden-
cial de dicho Alto Tribunal, es decir, a un conjunto de dos a más senten-
cias (pues, como antes quedó dicho, es consolidado el hecho de que un
solo pronunciamiento judicial no genera «doctrina») dictadas por la Sala
Primera del Tribunal Supremo en aplicación de los mismos preceptos
aplicados en la sentencia de segunda instancia susceptible de casación
(ATS 1.ª 15.6.04, ATS 1.ª 5.7.05, ATS 1.ª 4.10.05, ATS 1.ª 29.1.08, ATS
1.ª 30.9.08, STS 1.ª 7.11.08).
2.º) Cuando la sentencia recurrida resuelva puntos y cuestiones sobre
los que exista jurisprudencia contradictoria de las Audiencias Provincia-
les, es decir, dos o más resoluciones emanadas de diferentes Audiencias
Provinciales que se manifiesten de forma y manera contradictoria sobre
unas mismas cuestiones y en aplicación de unos mismos preceptos lega-
les.
3.º) Cuando la sentencia recurrida aplique normas que no lleven más
de cinco años en vigor, siempre que no exista doctrina jurisprudencial
del Tribunal Supremo relativa a normas anteriores de igual o similar con-
tenido, es decir, pronunciamientos de las Audiencias Provinciales sobre
normas de reciente entrada en vigor (no más allá de cinco años atrás, a
contar, desde luego, desde su publicación en el Boletín Oficial del Estado)
sobre las que no exista doctrina jurisprudencial, ni sobre los preceptos
mismos de la norma aplicada, ni sobre otros preceptos de normas ante-
riores (anteriores al plazo de los cinco años, sin necesidad, pues, de que
se encuentren derogadas, aunque esto será lo normal en evitación de
duplicidad normativas sobre un mismo fenómeno jurídico) cuyo conte-
nido sea igual o similar a los aplicados por la sentencia impugnada.
b) En recursos de casación de los que deba conocer la Sala de lo Civil y
Penal de un Tribunal Superior de Justicia:
1.º) Cuando la sentencia recurrida se oponga a doctrina jurispruden-
cial del Tribunal Superior sobre normas de Derecho especial de la Comu-
nidad Autónoma correspondiente, es decir, un supuesto similar, sólo que
de ámbito autonómico, al contemplado con anterioridad, donde el pro-
nunciamiento de la Audiencia Provincial susceptible de casación se

643
Artículo 477 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

muestra en contradicción con dos o más sentencias del Tribunal Superior


en que se apliquen los mismos preceptos aplicados por la sentencia recu-
rrida.
2.º) Y, finalmente, cuando la sentencia recurrida se pronuncia sobre
normas del Derecho especial de la Comunidad Autónoma correspon-
diente sobre las que no exista doctrina jurisprudencial, es decir, resolu-
ciones de las Audiencias Provinciales en materia de Derecho civil auto-
nómico sobre las que el Tribunal Superior de Justicia aún no se haya
pronunciado coincidentemente en dos o más ocasiones (nótese que el
precepto requiere la inexistencia, no de algún pronunciamiento judicial,
sino de doctrina jurisprudencial).

JURISPRUDENCIA
–Infracción de normas aplicables para resolver las cuestiones objeto del proceso:
«Las normas cuya infracción se denuncia en el recurso de casación no regulan las
cuestiones objeto del proceso, sino el proceso mismo, y más exactamente, la jurisdicción
y la competencia internacional para conocer del litigio. Por eso, las normas legales cuya
infracción se invoca no regulan el fondo del proceso, sino la atribución de jurisdicción y
de competencia al órgano jurisdiccional. Tales infracciones no pueden denunciarse a
través del recurso de casación, sino mediante el recurso extraordinario por infracción
procesal» (STS 1.ª 22 abril 2016, Rec. 229/2014)
–La casación no es una tercera instancia:
«Más si la labor de dotar de significación jurídica a los hechos y la valoración jurídica
de los mismos puede ser objeto de la revisión casacional, de ella queda fuera, de forma
decidida e indiscutida, la concreción del substrato fáctico a partir del cual se han de
realizar tales operaciones jurídicas y sobre el que se asienta la decisión del Tribunal de
instancia. En definitiva, el recurso de casación ha de respetar los hechos que conforman
la base fáctica del litigio, tal y como fueron apreciados en la instancia, sin que le esté
permitido a la parte recurrente soslayar o eludir aquellos que no le son de interés a la
hora de construir la denuncia casacional, ni tampoco pretender de la Sala que examine
la valoración jurídica realizada por el Tribunal sentenciador a partir de aquellos hechos
que son favorables a sus planteamientos, extraídos de su particular apreciación de la
prueba, pues en tales casos el recurso de casación se desvirtúa, convirtiéndose en una
nueva y última instancia, y no puede cumplir debidamente la función a la que está
orientado ni satisfacer sus específicas finalidades» (STS 1.ª 6 noviembre 2008, LA LEY
164127/2008).
–Interés casacional:
«Antes de entrar en el estudio de los motivos procede sentar dos consideraciones
que condicionan su examen. La primera es que el recurso de casación no comprende el
examen de cuestiones procesales, las cuales corresponderían al extraordinario por infrac-
ción procesal, aquí no planteado, y no cabe cuestionar en el mismo, directa o subrepti-
ciamente, las apreciaciones fácticas de la sentencia recurrida, porque es ajeno a este
recurso todo lo que se halle relacionado con el juicio de hecho. La segunda consideración

644
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 477

es que nos encontramos ante la modalidad de recurso de casación caracterizada por la


exigencia como presupuesto de recurribilidad del interés casacional, el cual, si en el
momento procesal de la admisión opera como causa de admisibilidad, en este momento
procesal de la sentencia opera, además, como complemento del motivo único de la
casación –infracción de norma del ordenamiento jurídico– (art. 477.1 LEC), de modo
que en el supuesto que se arguya «infracción de doctrina jurisprudencial», el juicio casa-
cional se centrará en si se produce la violación de la misma en relación con la interpre-
tación o aplicación de la norma del ordenamiento jurídico indicada, lo que exige exa-
minar la realidad y actualidad de la jurisprudencia, y su hipotética vulneración. Por lo
expuesto, no se tomarán en cuenta las alegaciones fácticas de la parte recurrente que
diverjan de las apreciaciones de la sentencia recurrida, y el juicio jurisdiccional se cir-
cunscribe a examinar si la jurisprudencia citada es adecuada y ha sido violada» (STS 1.ª
2 octubre 2008, LA LEY 142507/2008).
«el recurrente no ha acreditado debidamente la existencia del interés casacional
alegado, pues, fundándolo en el inciso segundo del núm. 3, en relación con el ordinal
3.º del núm. 1, ambos del art. 477 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, por jurisprudencia
contradictoria de Audiencias Provinciales, ya en el escrito de preparación tan sólo se
citan, en un sentido distinto al de la sentencia recurrida, diversas Sentencias de Audien-
cias Provinciales, sin que, al menos, dos sean sentencias de la misma Audiencia Provincial
y Sección, y, en el sentido de la sentencia recurrida, únicamente el criterio seguido por
la resolución recurrida es seguido por otra sentencia de la misma Audiencia y Sección
que la resolución recurrida cita, con lo que se cumple así sólo una parte de la ecuación
que esta Sala considera necesaria para acreditar el interés casacional por esta causa (dos
sentencias de una misma Audiencia o Sección en contraposición a dos sentencias en
distinto sentido de una misma Audiencia o Sección). Además, no todas las sentencias
aportadas mantienen el criterio defendido por la parte recurrente en este punto» (STS 1.ª
7 noviembre 2008, LA LEY 169537/2008).
«la parte recurrente no ha acreditado la existencia de interés casacional por oposición
a la jurisprudencia del Tribunal Supremo. En primer lugar porque si bien se citan tres
sentencias de esta Sala Primera como opuestas a la recurrida, lo cierto es que las mismas
no contienen una doctrina jurisprudencial coincidente en sí. Debe recordarse que
cuando el presupuesto del interés casacional se funde en la oposición de la sentencia
recurrida a la doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo es preciso citar dos o más
Sentencias de esta Sala con un criterio jurídico coincidente, presupuesto no cumplido al
contener cada una de las sentencias citadas una doctrina jurisprudencial diferente, incu-
rriendo por ello en la causa de inadmisión de inexistencia de interés casacional por opo-
sición a la jurisprudencia del Tribunal Supremo por falta de cita de dos o más sentencias
de la Sala Primera (art. 483.2.3.º, en relación con el art. 477.2.3 de la LEC). Y, en segundo
lugar, porque visto el contenido de las sentencias que fundamentan el interés casacional
no existe oposición de la sentencia recurrida a las mismas. Las sentencias citadas versan
sobre cuestiones diversas a las examinadas por la sentencia que hoy constituye el objeto
del recurso, respondiendo a supuestos de hecho diferentes, lo que le hace incurrir al
recurso en la causa de inadmisión de inexistencia de interés casacional por oposición a
la jurisprudencia del Tribunal Supremo al carecer las sentencias invocadas de conse-
cuencias para la decisión del conflicto, atendida la ratio decidendi de la sentencia recu-
rrida (art. 483. 2. 3.º, en relación con el art. 477.2.3 de la LEC). Razones las expuestas

645
Artículo 478 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

que justifican la estimación de las alegaciones realizadas por la parte recurrida en su


escrito de oposición» (STS 1.ª 13 abril 2016, Rec. 187/2014).

Artículo 478. Competencia. Simultaneidad de recursos


1. El conocimiento del recurso de casación, en materia civil, corresponde a
la Sala Primera del Tribunal Supremo.
No obstante, corresponderá a las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales
Superiores de Justicia conocer de los recursos de casación que procedan contra
las resoluciones de los tribunales civiles con sede en la Comunidad Autónoma,
siempre que el recurso se funde, exclusivamente o junto a otros motivos, en
infracción de las normas del Derecho civil, foral o especial propio de la Comu-
nidad, y cuando el correspondiente Estatuto de Autonomía haya previsto esta
atribución.
2. Cuando la misma parte interponga recursos de casación contra una misma
sentencia ante el Tribunal Supremo y ante el Tribunal Superior de Justicia, se
tendrá, mediante providencia, por no presentado el primero de ellos, en cuanto
se acredite esta circunstancia.
Véase arts. 56.1.º y 73.1.a) LOPJ

COMENTARIOS
1. Del recurso de casación pueden conocer dos diferentes tribunales, el TSJ
o el TS, en función de la concurrencia o no de las dos exigencias plasmadas en
el art. 478.1.II LEC, a saber: que el recurso se funde, exclusivamente o junto a
otros motivos, en la infracción de normas del Derecho civil, foral o especial
propio de la Comunidad Autónoma, y que la presente atribución funcional se
encuentre contempla en favor del Tribunal Superior de Justicia por el respectivo
Estatuto de Autonomía.
a) En primer lugar, por tanto, la competencia funcional de los TTSSJJ en
casación se subordina, en primer término, al hecho de que la fundamentación
del recurso evidencie la infracción de normas del Derecho Autonómico. En
segundo término, para que un TSJ extienda su competencia funcional al enjui-
ciamiento de los recursos de casación también es preciso, además del anterior
requisito, que dicha previsión competencial se encuentre plasmada en el corres-
pondiente Estatuto de Autonomía.
En este sentido, y conforme a reiterada jurisprudencia del TS en relación con
la problemática surgida por la reforma en el año 1996 del Estatuto de Autonomía
de Aragón (v. ATS 1.ª 2.3.99, donde se cita toda la jurisprudencia anterior), basta
con que el Estatuto haya dispuesto que ante el TSJ deban «agotarse las sucesivas
instancias procesales» para entender que la casación se encuentra incluida en
ese enunciado, pese a no constituir la misma, técnicamente, una «instancia».

646
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 478

b) En cambio, cuando la casación se fundamente tan sólo en la infracción de


normas no autonómicas o forales, sino de ámbito nacional, del recurso conocerá
la Sala Primera del TS. Y también conocerá este último órgano jurisdiccional
siempre que en la casación se invoque la infracción de normas constitucionales
(incluso aunque las restantes infracciones denunciadas lo sean de normas de
ámbito autonómico –ATS 1.ª 19.6.07, ATS 1.ª 4.12.07, ATS 1.ª 8.9.08–). Por
último, si se presentaren dos recursos de casación, uno ante el TS y otro ante el
TSJ, frente a una misma sentencia en ambos casos, mediante providencia del TS
se tendrá por no presentado el primero en cuanto se acredite dicha circunstancia
(art. 478.2 LEC).
2. Con arreglo a la diferenciación examinada páginas atrás entre competen-
cia funcional para instruir el recurso y para sustanciar y resolver el mismo (véanse
los comentarios a los arts. 448–450 LEC), en lo que respecta al recurso de casa-
ción el legislador ha equilibrado el reparto de tareas entre los órganos judiciales
intervinientes, en contraste con lo que ocurría con la regulación del procedi-
miento de apelación, que en su práctica totalidad se concentraba ante el órgano
«a quo».
a) La competencia para la fase de interposición del recurso recae en el órgano
a quo, que necesariamente habrá de ser una Audiencia Provincial por así reque-
rirlo el art. 477.2 LEC. Ante dicho órgano, en primer término, la parte gravada
tendrá que presentar el correspondiente escrito de interposición del recurso (art.
479.1 LEC), y será éste quien también tenga que manifestarse en orden a su
admisión a trámite o a su rechazo preliminar ((art. 479.2 LEC). Igualmente, a
dicho órgano autor de la resolución impugnada, en segundo lugar, correspon-
derá remitir las actuaciones al TS o al TSJ correspondiente, y emplazar a las partes
para que se personen ante el mismo (art. 482 LEC).
b) La competencia funcional para la fase de resolución del recurso corres-
ponde a un órgano superior jerárquico (bien el TSJ, bien el TS) a aquel que es
autor de la resolución impugnada en casación. Tal competencia se extiende
aquí, como en la apelación, a la emisión de la sentencia (art. 487 LEC); pero
también a otras tareas: de entrada, una vez recibidas las actuaciones remitidas
por el órgano «a quo», se sucederá ante aquél un segundo trámite de admisión
(art. 483 LEC), que podrá desembocar, por supuesto, en la decisión de inadmitir
el recurso y, por consiguiente, en la firmeza de la resolución recurrida; de no ser
así, es decir, si el recurso supera este segundo trámite de admisión, deberá
entonces darse traslado de dicho escrito de interposición a las partes recurridas,
para que las mismas formalicen por escrito su oposición, que presentarán igual-
mente ante el órgano «ad quem» (art. 485 LEC); por último, corresponde también
al órgano «ad quem» actos tales como la adopción de medidas cautelares (art.
723.2 LEC), y la decisión de celebración de la vista oral (art. 486.2 LEC).

647
Artículo 479 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
«Según ya ha declarado esta Sala en Auto de 22 de enero de 2008, en recurso
738/2005, conviene iniciar esta resolución poniendo de relieve que el legislador, en el
art. 478 de la LEC, atiende a una circunstancia objetiva a la hora de atribuir la compe-
tencia para el conocimiento y resolución del recurso de casación a las Salas de lo Civil
y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia, cuál es que el recurso se funde exclusi-
vamente o junto a otros motivos en la infracción de normas de Derecho civil foral o
especial propio de la Comunidad Autónoma, dato objetivo que junto a las otras dos
circunstancias contempladas en el precepto determinan la competencia de tales órganos.
Y debe reparase en que dicha atribución competencial tiene lugar tanto si se invoca
exclusivamente norma de Derecho civil foral o especial como si, junto a ella, se denun-
cian otras normas de derecho común, matiz de importancia ya que el legislador no pre-
tende privar a los Tribunales Superiores de Justicia del examen de la denuncia de normas
de Derecho común sino otorgarles el pleno conocimiento del Derecho foral o especial;
por ello la única excepción viene constituida por el art. 5.4 de la LOPJ en el que la
denuncia de infracción de precepto constitucional atrae la competencia al Tribunal
Supremo y es que, esta norma, en esencia, está presidida por el mismo espíritu: el legis-
lador pretende que las infracciones de norma constitucional sólo sean conocidas por el
Tribunal Supremo como quiere que las infracciones de Derecho foral o especial sólo sean
examinadas por el Tribunal Superior que tenga atribuida competencia; en definitiva, a la
hora de la distribución competencial se ha efectuado un juicio de prevalencia para el
conocimiento de los recursos basados en Derecho foral que sólo cede ante la infracción
de norma constitucional. Lo que prima en esta distribución de la competencia, conviene
insistir, es atribuir a las Salas de los Tribunales Superiores el pleno conocimiento de
Derecho Común y por ello el legislador acepta sin reparos que puedan conocer también
del Derecho Común cuando se invoca junto a norma de Derecho foral o especial, de
igual forma que el legislador acepta que el Tribunal Supremo conozca de Derecho foral
o especial si existe el dato que prima en esta caso de alegación de norma constitucional.
Adviértase que en ambos criterios de distribución el legislador no divide la competencia
para el conocimiento de un mismo recurso sino que la atribuye a un único órgano, aun-
que para ello deba sacrificar los intereses perseguidos con la regla precedente, generando
así una excepción al régimen general de conocimiento: respecto a la atribución al Tri-
bunal Supremo cuando se invoca norma de Derecho foral o especial, y una excepción
a la excepción: respecto a la atribución a la atribución a los Tribunales Superiores de
Justicia, cuando se cita norma constitucional» (ATS 1.ª 8 septiembre 2008, LA LEY
132665/2008).

Artículo 479. Interposición del recurso


1. El recurso de casación se interpondrá ante el Tribunal que haya dictado
la resolución que se impugne dentro del plazo de veinte días contados desde el
día siguiente a la notificación de aquélla.
2. Si la resolución impugnada fuera susceptible de recurso y éste se hubiere
formulado dentro de plazo, en el plazo de tres días el Secretario judicial tendrá
por interpuesto el recurso. En caso contrario lo pondrá en conocimiento del
Tribunal para que se pronuncie sobre la admisión del recurso.

648
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 479

Si el Tribunal entendiera que se cumplen los requisitos de admisión, dictará


providencia teniendo por interpuesto el recurso; en caso contrario, dictará auto
declarando la inadmisión. Contra este auto sólo podrá interponerse recurso de
queja.
Contra la resolución por la que se tenga por interpuesto el recurso no cabrá
recurso alguno, pero la parte recurrida podrá oponerse a la admisión al compa-
recer ante el Tribunal de casación.
Véase art. 480 LEC

COMENTARIOS
1. La casación se interpondrá mediante un escrito ante la Audiencia Provin-
cial autora de la resolución impugnada, para cuya presentación dispondrá el
recurrente de un plazo de «veinte días contados desde la notificación de aqué-
lla». En él, como ahora exige el art. 481.1 LEC, «se expondrán, con la necesaria
extensión, los fundamentos» en que se base la impugnación y, en caso de que
se impugne una sentencia en virtud del art. 477.2.3.º LEC (por interés casacio-
nal), también se manifestará «razonadamente cuanto se refiera al tiempo de
vigencia de la norma y a la inexistencia de doctrina jurisprudencial relativa a la
norma que se estime infringida» (art. 481.3 LEC).
2. Si el escrito de interposición del recurso cumpla con todos los requisitos
legales (que la norma cifra únicamente en la impugnabilidad de la resolución y
en el cumplimiento del plazo de interposición), el Secretario Judicial lo tendrá
por interpuesto (art. 479.1 LEC); frente a dicha decisión la que la parte a quien
beneficie la resolución impugnada no podrá ejercitar recurso alguno, si bien, en
su calidad de parte recurrida, podrá alegar la admisibilidad del recurso en el
posterior trámite de oposición previsto en los arts. 483 y 485 LEC (art. 479.2.III
LEC).
De lo contrario, el Secretario trasladará esa decisión al Tribunal a quo, quien
podrá admitir el recurso por providencia (inimpugnable) o inadmitirlo por auto;
frente a este último, naturalmente, la parte afectada podrá interponer recurso de
queja (art. 479.2 LEC).

JURISPRUDENCIA
«Resulta evidente que el recurrente dirigió su escrito de interposición del recurso de
casación a un órgano –esta Sala– que no era funcionalmente competente, pues el art.
481.1 de la LEC 1/2000 es bien claro al señalar que el escrito de interposición habrá de
presentarse en el plazo de los veinte días siguientes a aquel en que se tenga por preparado
el recurso de casación ante el Tribunal que hubiese dictado la sentencia recurrida. La
indicación que hizo la Audiencia Provincial en la Providencia por la que tuvo por pre-
parado el recurso de casación tampoco induce a dudas sobre la competencia funcional
del órgano ante quien se debía interponer el recurso. Ahora bien, no puede esta Sala
desconocer que el legislador ha querido facilitar en la nueva Ley de procedimiento la

649
Artículo 480 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

subsanación de la presentación de los escritos de recurso ante un órgano jurisdiccional


funcionalmente incompetente, proporcionando a la parte recurrente un nuevo plazo de
cinco días para su correcta interposición o anuncio (art. 62.2 LEC), plazo que se contará
desde la notificación de la resolución por la que se declare la inadmisión a trámite del
mismo, o por la que, una vez admitida su tramitación, aquél se abstenga de conocer,
previa audiencia, en este caso, de las partes personadas por término común de diez días
(art. 62.1 LEC). Dicho plazo se añadirá al legalmente previsto para el anuncio o la inter-
posición del recurso; sobrepasado el tiempo resultante sin recurrir en forma, quedará
firme la resolución de que se trate (art. 62.2, in fine). El legislador se ha decantado, por
lo tanto, por establecer un especial régimen de subsanación de la incorrecta preparación
o interposición de los recursos por haberse dirigido a órgano funcionalmente incompe-
tente, seguramente movido por la intención de facilitar en mayor grado el acceso al
sistema de recursos legalmente establecido, dotando de este modo de toda su dimensión
al más genérico derecho a la tutela judicial efectiva. Este específico régimen de subsa-
nación, respecto del que no parece justificado diferenciar según se haya admitido a trá-
mite o no el recurso dirigido ante el órgano funcionalmente incompetente, comporta la
habilitación de un nuevo plazo que se habrá de añadir al que restase por cumplir del
legalmente establecido, de forma que sólo cuando haya transcurrido ese nuevo plazo
sin haberse ejercitado adecuadamente el derecho a recurrir cabe tener por desierto el
recurso con la subsiguiente consecuencia de la firmeza de la resolución recurrida» (ATS
1.ª 11 noviembre 2008, LA LEY 176488/2008).

Artículo 480. Resolución sobre la preparación del recurso


(Sin contenido)

Artículo 481. Contenido del escrito de interposición del recurso


1. En el escrito de interposición se expresará el supuesto, de los previstos por
el art. 477.2, conforme al que se pretende recurrir la sentencia. Igualmente se
expondrán, con la necesaria extensión, los fundamentos y se podrá pedir la cele-
bración de vista.
2. Al escrito de interposición se acompañarán certificación de la sentencia
impugnada y, cuando sea procedente, texto de las sentencias que se aduzcan
como fundamento del interés casacional.
3. En su caso, en el escrito de interposición, además de fundamentarse el
recurso de casación, se habrá de manifestar razonadamente cuanto se refiera al
tiempo de vigencia de la norma y a la inexistencia de doctrina jurisprudencial
relativa a la norma que se estime infringida.
4. (Sin contenido)
Véase art. 479 LEC

650
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 481

COMENTARIOS
1. La fundamentación del recurso de casación, es decir, la exposición deta-
llada y motivada de todos y cada uno de los motivos de impugnación que la
parte recurrente desea hacer valer frente a la resolución judicial gravosa para sus
derechos o intereses, se produce por primera y única vez en este escrito de
interposición del recurso, en el cual, por tanto, se concentran las alegaciones
del recurrente con carácter preclusivo. Es éste, en fin, el trámite en donde se
tendrán que aducir todas las pretensiones sobre las que el TSJ o el TS deberá
pronunciarse al dictar la sentencia que ponga término al recurso (art. 487 LEC).
Consecuentemente con el carácter extraordinario que el propio legislador ha
predicado del presente recurso, este escrito de interposición únicamente podrá
fundarse en la denuncia de las infracciones jurídicas de naturaleza material en
que haya podido incurrir la resolución decisora de la segunda instancia (art.
477.1 LEC).
2. Al escrito de interposición deberá el recurrente acompañar dos diferentes
tipos de documentos:
1.ª) En primer lugar, la certificación de la sentencia impugnada (art. 481.2
LEC). Cuando, a la hora de interponer el recurso, el recurrente no hubiere podido
obtener dicha certificación de la sentencia de segunda instancia recurrida, podrá
presentar su escrito sin ella, sin que tal ausencia, pues, se erija en causa de inad-
misión de aquel escrito. Es más, el Tribunal «a quo» deberá remitir las actua-
ciones al órgano «ad quem», incluso aunque falte semejante documento (art.
482.2 LEC), que podrá ser presentado por el recurrente, o recabado de oficio por
la Sala que deba resolver la casación, en un momento posterior, teniendo en
cuenta que la negativa o resistencia a expedir dicha certificación podrá ser
corregida disciplinariamente (art. 482.2 LEC).
2.ª) En segundo término, y para el caso en que se recurra en casación al
amparo de lo dispuesto en el art. 477.2.3.º LEC (ante el interés casacional del
asunto), también deberá acompañarse al escrito de interposición el «texto de las
sentencias que se aduzcan como fundamento del interés casacional».

JURISPRUDENCIA
«El recurso extraordinario por infracción procesal y el recurso de casación son recur-
sos extraordinarios sometidos a determinadas exigencias técnicas, derivadas de las nor-
mas que los regulan y que han sido expuestas en los acuerdos de esta Sala adoptados el
12 de diciembre de 2000 y el 30 de diciembre de 2011. Entre otras cuestiones, se exige
la identificación de la concreta infracción legal, procesal o sustantiva, cometida por la
sentencia recurrida, la expresión de la doctrina jurisprudencial que se invoca, y la expli-
cación de cómo se ha producido la infracción de la norma legal o de la jurisprudencia.
Estas exigencias impiden que puedan invocarse como infringidas, en un mismo motivo,
normas de naturaleza heterogénea, o leyes o convenios internacionales en su totalidad,

651
Artículo 482 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sin precisar los concretos preceptos invocados, y menos aún, normas que no eran apli-
cables por razones temporales. Y asimismo impiden que pueda limitarse el recurrente a
invocar una lista extensa de sentencias como justificar la infracción de la jurisprudencia
de esta Sala, sin exponer cuál es la doctrina jurisprudencial que en ellas se fijaba y cómo
ha sido infringida o desconocida por la resolución recurrida» (STS 1.ª 22 abril 2016, Rec.
229/2014).

Artículo 482. Remisión de los autos. Negativa a expedir certificaciones


1. Presentado el escrito de interposición, dentro de los cinco días siguientes
el Secretario judicial remitirá todos los autos originales al Tribunal competente
para conocer del recurso de casación, con emplazamiento de las partes por tér-
mino de treinta días.
Si el recurrente no compareciere dentro del plazo señalado, el Secretario
judicial declarará desierto el recurso y quedará firme la resolución recurrida.
2. Si el recurrente no hubiere podido obtener la certificación de sentencia a
que se refiere el art. 481, se efectuará no obstante la remisión de los autos dis-
puesta en el apartado anterior. La negativa o resistencia a expedir la certificación
será corregida disciplinariamente y, si fuere necesario, la Sala de casación las
reclamará del Secretario judicial que deba expedirla.
Véase el comentario al art. 481 LEC

COMENTARIOS
La presentación del escrito de interposición ante la Audiencia Provincial
autora de la decisión impugnada constituye el acto procesal que culmina la ins-
trucción del recurso de casación ante el órgano «a quo», al cual llegado ese
punto únicamente le resta proceder a la remisión de todas las actuaciones prac-
ticadas a la correspondiente Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de
Justicia o del Tribunal Supremo, y el emplazamiento de las partes ante el mismo
(art. 482.1 LEC).

Artículo 483. Decisión sobre la admisión del recurso


1. Recibidos los autos en el Tribunal, se pasarán las actuaciones al Magistrado
ponente para que se instruya y someta a la deliberación de la Sala lo que haya
de resolverse sobre la admisión o inadmisión del recurso de casación.
2. Procederá la inadmisión del recurso de casación:
1.º Si el recurso fuera improcedente, por no ser recurrible la sentencia o por
cualquier otro defecto de forma no subsanable.
2.º Si el escrito de interposición del recurso no cumpliese los requisitos esta-
blecidos, para los distintos casos, en esta Ley.

652
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 483

3.º Si el asunto no alcanzase la cuantía requerida, o no existiere interés casa-


cional por inexistencia de oposición a doctrina jurisprudencial, por falta de
jurisprudencia contradictoria o si la norma que se pretende infringida llevase
vigente más de cinco años o, a juicio de la Sala, existiese doctrina jurisprudencial
del Tribunal Supremo sobre dicha norma o sobre otra anterior de contenido igual
o similar.
Asimismo se inadmitirá el recurso en los casos del segundo párrafo del
art. 477.3, cuando el Tribunal Superior de Justicia correspondiente considere
que ha sentado doctrina sobre la norma discutida o sobre otra anterior de con-
tenido igual o similar.
4.º Si el recurso careciere manifiestamente de fundamento o se hubiesen
resuelto ya en el fondo otros recursos sustancialmente iguales.
3. La Sala, antes de resolver, pondrá de manifiesto mediante providencia la
posible causa de inadmisión del recurso de casación a las partes personadas para
que, en el plazo de diez días, formulen las alegaciones que estimen procedentes.
4. Si la Sala entendiere que concurre alguna de las causas de inadmisión,
dictará auto declarando la inadmisión del recurso de casación y la firmeza de la
resolución recurrida. Si la causa de inadmisión no afectara más que a alguna de
las infracciones alegadas, resolverá también mediante auto la admisión del
recurso respecto de las demás que el recurso denuncie.
5. Contra el auto que resuelva sobre la admisión del recurso de casación no
se dará recurso alguno.

COMENTARIOS
1. A diferencia de lo que sucede en el procedimiento de apelación, la casa-
ción no se somete a un único trámite de admisión sino a dos. Del primero, con-
templado en el art. 479.2 LEC, ya se ha dado cuenta en páginas anteriores. El
segundo, recogido en este art. 483 LEC, se sucede en el momento procesal
inmediatamente posterior a la recepción por parte del Tribunal competente de
las actuaciones que al efecto le habrá remitido la correspondiente Audiencia
Provincial.
2. Como causas de inadmisión del recurso en este segundo trámite previsto
en el art. 483 LEC tenemos las siguientes:
a) Irrecurribilidad de la sentencia impugnada (art. 483.2.1.º LEC), motivo éste
que puede referirse, bien a la irrecurribilidad por no ser la sentencia de las que
pueden tener acceso a la casación (vgr. una sentencia de primera instancia, una
resolución en forma de auto, etc.), o bien a su irrecurribilidad por no ser de
aquellas dictadas para la tutela jurisdiccional de los derechos fundamentales
distintos a los consagrados en el art. 24 CE, causa esta última del art. 477.2.1.º
LEC que, sorprendentemente, es la única de las tres contempladas en esa norma
a la que no se refiere el art. 483.2.3.º LEC.

653
Artículo 483 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

b) Defectos de forma no subsanable (art. 483.2.1.º LEC), tales como, por


ejemplo, una ausencia de postulación no subsanada, etc.
c) Incumplimiento de los requisitos legalmente exigidos para el escrito de
interposición (art. 483.2.2.º LEC), a saber: su presentación dentro del plazo exi-
gido, la ausencia total de fundamentación del recurso en el mismo, la ausencia
de toda referencia al tiempo de vigencia de la norma o a la inexistencia de doc-
trina jurisprudencial relativa a la norma que se estime infringida en los casos del
art. 477.2.3.º LEC, así como, también en este último caso, la no aportación del
texto de las sentencias aducidas como contraste con la impugnada.
d) Irrecurribilidad de la sentencia por no alcanzarse la suma de gravamen
superior a 600.000 euros requerida por el art. 477.2.2.º LEC (art. 483.2.3.º LEC).
e) Irrecurribilidad de la sentencia por carencia del interés casacional exigido
por el art. 477.2.3.º LEC (art. 483.2.3.º LEC), lo que sucederá cuando no exista
oposición entre la sentencia recurrida y la doctrina jurisprudencial del Tribunal
Supremo, o cuando no exista jurisprudencia contradictoria de las Audiencias
Provinciales sobre la misma cuestión debatida en la sentencia impugnada, o
cuando, en otro caso, la norma invocada llevase vigente más de cinco años o,
a juicio de la Sala, existiese doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo sobre
dicha norma o sobre otra de contenido igual o similar. Asimismo, también se
inadmitirá el recurso por este motivo, cuando, habiéndose dirigido el mismo a
un Tribunal Superior de Justicia, considere éste que sobre la norma discutida, o
sobre otra anterior de contenido igual o similar, sí que existe doctrina jurispru-
dencial sentada por él mismo.
f) Carencia manifiesta de fundamento del recurso o previa resolución sobre
el fondo de otros recursos de casación sustancialmente iguales (art. 483.2.4.º
LEC).
3. Capítulo aparte le merece al legislador la inadmisión de la casación en
virtud de la falta de competencia funcional del órgano «ad quem», a la que
dedica un precepto independiente (el art. 484 LEC), olvidando que tal cuestión
ya había sido regulada por él mismo en el art. 62 LEC. Es evidente, sin embargo,
que frente al carácter general del último de los indicados preceptos, el art. 484
LEC aborda un ámbito muy específico, en concreto, el problema que se origina
cuando el Tribunal Supremo advierte que de la casación interpuesta debe de
conocer un Tribunal Superior de Justicia, o viceversa.
Así, cuando tal eventualidad se suceda en la práctica, el órgano «ad quem»,
previa audiencia de las partes por plazo de diez días, acordará la remisión de
las actuaciones y el emplazamiento de aquéllas para que comparezcan ante la
Sala que se estime competente en el plazo de otros diez días (art. 484.1 LEC);
recibidas las actuaciones por el órgano de que se trate, y personadas las partes

654
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 483

ante el mismo, continuará la sustanciación del recurso desde el trámite de admi-


sión (art. 484.2 LEC).
El legislador, por último, niega a las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales
Superiores de Justicia la posibilidad de poder declinar o negar su competencia
cuando las actuaciones le vengan remitidas por el Tribunal Supremo (art. 484.3
LEC), mas no a la inversa, siendo posible, pues, que la Sala de lo Civil de este
último órgano jurisdiccional rechace la competencia que para conocer de la
casación haya dispuesto un Tribunal Superior de Justicia. Pero tal criterio, lógico
al fin y al cabo pues por encima del Tribunal Supremo no hay órgano jurisdic-
cional que pueda resolver el eventual conflicto que pueda surgir en este ámbito
de interpretación de la legalidad ordinaria, no impide que, llegado el caso, la
Sala del Tribunal Superior pueda, no declinar su competencia, pero exponer
razonadamente al Tribunal Supremo las razones por las que considere que no
le corresponde conocer del recurso que le haya sido remitido, propiciando así
que este último Tribunal pueda reconsiderar su postura.
4. Si la Sala competente del Tribunal Superior de Justicia o del Tribunal
Supremo, que al efecto habrá sido instruida por el Magistrado Ponente (arts.
483.1 LEC), considera que el recurso no incurre en causa alguna de inadmisión,
procederá a dictar providencia admitiéndolo a trámite, a los efectos subsiguien-
tes previstos en los arts. 485 y 486 LEC, admisión que también podrá serlo parcial
(con determinación de los motivos procedentes y rechazo de los que no lo sean),
según se autoriza en el art. 483.4 LEC.
Por el contrario, si el Ponente advierte de la existencia de alguna de las tales
causas, así se lo hará saber a la Sala, la cual, antes de adoptar ninguna decisión
sobre la suerte definitiva del recurso, acordará prestar audiencia a las partes per-
sonadas (que, como se apuntó, habrán debido ser emplazadas para comparecer
en la providencia por la que la Audiencia Provincial decrete la remisión de las
actuaciones al Tribunal «ad quem»). Así, la Sala pondrá de manifiesto a aquéllas
la causa de inadmisión preliminarmente advertida para que éstas, en el plazo de
diez días, formulen las alegaciones que estimen procedentes, y si tras examinar
las alegaciones presentadas entendiere que concurre alguna de las causas de
inadmisión, dictará auto declarando la inadmisión del recurso y la firmeza de la
resolución recurrida (art. 483.3 y 4 LEC).
Sea cual fuere el signo de la decisión, de admisión o de inadmisión, frente
al auto por el que se resuelva el presente trámite no se dará recurso alguno (art.
483.5 LEC), salvo, claro está, un eventual recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucional por lesión de los derechos fundamentales.

JURISPRUDENCIA
«la Sala fijó criterio en su auto de Pleno de 6 de noviembre de 2013 (recurso núm.
485/2012), asumido también en las sentencias 351/2015, de 15 de junio, 550/2015, de

655
Artículo 484 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

13 de octubre, y 577/2015, de 5 de noviembre, y 188/2016, de 18 de marzo. Dijimos


en estas resoluciones: "Junto a estas causas de inadmisión de los recursos extraordinario
por infracción procesal y de casación que hemos calificado como «absolutas» se encuen-
tran las que no presentan este carácter, pues se refieren a cuestiones de técnica casa-
cional y, en el caso de haberse utilizado la vía del art. 477.1.3.º de la Ley de Enjuicia-
miento Civil, a cuestiones de interés casacional. Sobre estas causas de inadmisión, el
criterio rector ha de ser la evitación de los formalismos enervantes que, con arreglo a la
doctrina del Tribunal Constitucional, supongan la vulneración del derecho de tutela
efectiva, ponderando la relevancia de la irregularidad procesal, la entidad del defecto,
la incidencia en la consecución de la finalidad perseguida por la norma infringida, la
trascendencia para las garantías procesales de las demás partes del proceso, y la voluntad
y el grado de diligencia procesal apreciada en la parte en orden al cumplimiento del
requisito procesal omitido o irregularmente observado (SSTC 45/2002, de 25 de febrero,
12/2003, de 28 de enero, 182/2003, de 20 de octubre y sentencias de la Sala Primera
del Tribunal Supremo núm. 200/2009, de 30 de marzo, y núm. 329/2010, de 25 de
mayo). En definitiva, no puede pasar la fase de admisión un recurso vacío de contenido,
por más que cubra una apariencia de cumplimiento de los requisitos de tales recursos,
pero tampoco deberá ser inadmitido un recurso que, al margen de elementos formales
irrelevantes, o en todo caso secundarios, plantee con la suficiente claridad un problema
jurídico sustantivo que presente, desde un análisis razonable y objetivo, interés casacio-
nal. Como declara la sentencia de esta Sala núm. 439/2013, de 25 de junio, puede ser
suficiente para pasar el test de admisibilidad y permitir el examen de fondo de la cuestión,
la correcta identificación de determinados problemas jurídicos, la exposición aun indi-
ciaria de cómo ve la parte recurrente el interés casacional y una exposición adecuada
que deje de manifiesto la consistencia de las razones de fondo. En tales casos, una inter-
pretación rigurosa de los requisitos de admisibilidad que impidan el acceso a los recursos
extraordinarios no es adecuada a las exigencias del derecho de tutela efectiva jurídica de
la sentencia"» (STS 1.ª 19 mayo 2016, Rec. 452/2013).
«Para resolver sobre las causas de inadmisión planteadas, debe tomarse en conside-
ración cuál es la finalidad de los requisitos exigidos en el recurso de casación: que el
control que se realice por el Tribunal Supremo recaiga sobre cuestiones de naturaleza
jurídica, no fáctica, dirigida a la correcta interpretación de las normas legales, lo que exige
la delimitación suficiente del problema jurídico sometido a la Sala y permita de este modo
que la parte recurrida pueda realizar alegaciones en su defensa. Esta interpretación fle-
xible y finalista de los requisitos de acceso al recurso de casación respeta la doctrina que,
en relación a este aspecto del derecho a un proceso equitativo reconocido en el art. 6
del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, ha establecido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en sus sen-
tencias de 27 de julio de 2006 (Efstathiou y otros contra Grecia), 24 de abril de 2008
(Kemp y otros contra Luxemburgo), 30 de julio de 2009 (Dattel contra Luxemburgo), 5
de noviembre de 2009 (Nunes Guerreiro contra Luxemburgo) y 22 de julio de 2010
(Ewert contra Luxemburgo)» (STS 1.ª 19 mayo 2016, Rec. 452/2013).

Artículo 484. Decisión sobre la competencia en trámite de admisión


1. En el trámite de admisión a que se refiere el artículo anterior, la Sala exa-
minará su competencia para conocer del recurso de casación, antes de pronun-

656
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 485

ciarse sobre la admisibilidad del mismo. Si no se considerare competente, acor-


dará, previa audiencia de las partes por plazo de diez días, la remisión de las
actuaciones y emplazamiento de las partes para que comparezcan ante la Sala
que se estime competente en el plazo de diez días.
2. En el caso a que se refiere el apartado anterior, recibidas las actuaciones
y personadas las partes ante la Sala que se haya considerado competente, con-
tinuará la sustanciación del recurso desde el trámite de admisión.
3. Las Salas de los Tribunales Superiores de Justicia no podrán declinar su
competencia para conocer de los recursos de casación que les hayan sido remi-
tidos por la Sala Primera del Tribunal Supremo.
Véase el comentario al art. 483 LEC

Artículo 485. Admisión y traslado a las otras partes


Admitido el recurso de casación, el Secretario judicial dará traslado del
escrito de interposición, con sus documentos adjuntos, a la parte o partes recu-
rridas, para que formalicen su oposición por escrito en el plazo de veinte días y
manifiesten si consideran necesaria la celebración de vista.
En el escrito de oposición también se podrán alegar las causas de inadmisi-
bilidad del recurso que se consideren existentes y que no hayan sido ya recha-
zadas por el Tribunal.

COMENTARIOS
1. También en contraste con lo que es propio del procedimiento del recurso
de apelación, en el de casación el trámite de la oposición de las partes recurridas
no se sucede ante el órgano «a quo» sino ante el órgano «ad quem», una vez
remitidas a éste las actuaciones y superado el segundo trámite de admisión del
recurso al que acaba de hacerse mención, ni se contempla tampoco en él la
posibilidad de que dichas partes recurridas puedan en este trámite adherirse al
recurso (o impugnarlo en la nuevo terminología de la LEC), ya que únicamente
se les permite formular su oposición al mismo.
2. De conformidad con lo dispuesto en el art. 485 LEC, puede afirmarse que
el escrito de oposición al recurso de casación tendrá un contenido análogo al
escrito de interposición del recurrente, sólo que desde la perspectiva y con la
finalidad contraria, es decir:
a) En primer término, las alegaciones de las partes recurridas podrán ir enca-
minadas a evidenciar la existencia de alguna de las causas determinantes de la
inadmisión del recurso, tales como, por ejemplo, la inimpugnabilidad de la
decisión, la extemporaneidad en la presentación del escrito de interposición, la
falta de previa protesta o reclamación de subsanación de la infracción, etc. Pero
con una limitación: las partes recurridas ya no podrán aducir en este trámite de
oposición aquellas causas de inadmisión del recurso que hayan sido expresa-

657
Artículo 486 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

mente sido rechazadas por el Tribunal, se entiende que en el segundo trámite


de admisión al que se refiere el art. 483.3 LEC.
b) En segundo lugar, el escrito de oposición de las partes recurridas también
podrá extenderse, lo que será más usual, sobre las razones o motivos de fondo
por los cuales se considera que la infracción procesal denunciada por el recu-
rrente no ha tenido lugar, o que la infracción de normas y garantías del proceso
se ha producido pero no ha generado la indefensión del recurrente, o, en fin,
que las causas de impugnación aducidas no tienen acomodo en las taxativas
previsiones del art. 477 LEC.
3. Junto a las alegaciones tendentes a la inadmisión y/o desestimación del
recurso de casación también podrán las partes recurridas solicitar la celebración
de la vista oral (art. 485.I LEC).

Artículo 486. Votación y fallo. Eventual vista


1. Transcurrido el plazo a que se refiere el artículo anterior, háyanse pre-
sentado o no los escritos de oposición, si todas las partes hubieren solicitado la
celebración de vista el Secretario judicial señalará día y hora para su celebración.
De igual modo se procederá cuando el Tribunal hubiera resuelto, mediante pro-
videncia, por considerarlo conveniente para la mejor impartición de justicia, la
celebración de dicho acto. En caso contrario, la Sala señalará día y hora para la
votación y fallo del recurso de casación.
2. La vista comenzará con el informe de la parte recurrente, para después
proceder al de la parte recurrida. Si fueren varias las partes recurrentes, se estará
al orden de interposición de los recursos, y siendo varias las partes recurridas,
al orden de las comparecencias.

COMENTARIOS
1. Llegados a este estadio del procedimiento de sustanciación del recurso de
casación, donde las partes han formulado ya la totalidad de sus alegaciones, se
abre para los órganos judiciales encargados de conocer del mismo una doble
posibilidad: bien la de continuar con el procedimiento mediante la celebración
de una vista oral, o bien la de poner término al mismo con el señalamiento
mediante providencia de una fecha para la votación y fallo del recurso, a partir
de la cual se contará el plazo de veinte días previsto para dictar la sentencia.
La posibilidad de celebrar una vista oral, como ya se señaló, aparece subor-
dinada en la LEC, bien al hecho de que ambas partes lo hayan solicitado, o bien
al deseo del Tribunal de llevarla a cabo por así considerarlo conveniente para la
mejor impartición de la justicia (art. 486.2 LEC). En cambio, a diferencia de lo
que sucede en apelación, el hecho de que en casación no esté legalmente pre-
vista fase probatoria alguna, hace que la procedencia o improcedencia de la
celebración de la vista oral sea absolutamente ajena al fenómeno probatorio. De

658
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 487

ahí que el mismo art. 486.2 LEC disponga que, en todo caso, la vista oral en
casación tendrá por exclusivo objeto el que las partes puedan informar al Tri-
bunal oralmente sobre el contenido y fundamento de sus respectivas peticiones,
informe que primero corresponderá evacuar al recurrente y después a la parte
recurrida y, si fueren varias las recurrentes, se habrá de estar al orden de inter-
posición de los recursos, y si lo fueren las recurridas, al orden de las compare-
cencias ante el órgano «ad quem».

Artículo 487. Sentencia. Efectos


1. La Sala dictará sentencia sobre el recurso de casación dentro de los veinte
días siguientes al de finalización de la vista, o al señalado para la votación y fallo.
2. Si se tratare de los recursos de casación previstos en los núms. 1.º y 2.º del
apartado 2 del art. 477, la sentencia que ponga fin al recurso de casación con-
firmará o casará, en todo o en parte, la sentencia recurrida.
3. Cuando el recurso de casación sea de los previstos en el núm. 3 del apar-
tado 2 del art. 477, si la sentencia considerara fundado el recurso, casará la
resolución impugnada y resolverá sobre el caso, declarando lo que corresponda
según los términos en que se hubiere producido la oposición a la doctrina juris-
prudencial o la contradicción o divergencia de jurisprudencia.
Los pronunciamientos de la sentencia que se dicte en casación en ningún
caso afectarán a las situaciones jurídicas creadas por las sentencias, distintas de
la impugnada, que se hubieren invocado.

COMENTARIOS
1. Contrariamente a lo que acontece con la resolución del recurso de ape-
lación, que puede revestir la forma de sentencia, auto o providencia, la decisión
que pone término a la casación, esta vez coherentemente con lo previsto en el
art. 206.1.3.ª LEC, habrá de revestir la forma de sentencia (art. 487 LEC), y, como
tal, nunca podrá ser dictada de manera oral (art. 210.3 LEC). Excepcionalmente,
sin embargo, la casación podrá finalizar por auto en el supuesto previsto en el
art. 48 LEC (apreciación de oficio de la falta de competencia objetiva del órgano
de primera instancia), a cuyos comentarios nos remitimos.
Para dictar esta sentencia dispone la LEC un plazo de veinte días a contar,
bien desde el día siguiente a la fecha en que finalice la vista oral, o bien desde
el siguiente a aquel que se señale para la votación y fallo del recurso (art. 487.1
LEC). La emisión de la sentencia, por lo demás, se erige en el límite temporal
máximo para solicitar la ejecución provisional del pronunciamiento apelado, tal
y como más retóricamente que otra cosa establece el art. 535.2 LEC.
2. La sentencia de casación podrá estimar o desestimar el recurso. Pero
mientras que la sentencia desestimatoria tendrá siempre un contenido análogo,
es decir, el rechazo de las pretensiones del recurrente y, con él, la firmeza de la

659
Artículo 487 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

resolución recurrida, la sentencia estimatoria del recurso puede presentar dife-


rentes contenidos, a saber:
1.º) Si el recurso se hubiese dirigido contras las sentencias a que se refiere el
art. 477.2.1.º y 2.º LEC (resoluciones dictadas para la tutela de los derechos fun-
damentales excepto los del art. 24 CE, y resoluciones dictadas en asuntos de
cuantía superior a los 600.000 euros), la sentencia que ponga fin al recurso de
casación confirmará o casará, en todo o en parte la sentencia recurrida (art. 487.2
LEC).
En tal caso, bien confirmará total o parcialmente la resolución objeto de
casación, quedando, pues, firmes los pronunciamientos que sean expresamente
confirmados, o bien la casará o anulará en todo o en parte, pudiendo a conti-
nuación, y aunque la LEC no nos lo indique de manera expresa, tanto pronun-
ciarse en favor de la firmeza de la sentencia dictada en la primera instancia (que,
por ser divergente con la de apelación, puede ser conforme con la legalidad),
cuanto dictar en sustitución de ambas la que crea correcta sobre las cuestiones
debatidas, todo ello desde el punto de vista de la legalidad vigente.
2.º) Si el recurso se hubiere dirigido contra las sentencias a que se refiere el
art. 477.2.3.º LEC (interés casacional), la sentencia de casación que considere
fundado el recurso casará la resolución impugnada y resolverá sobre el caso,
declarando lo que corresponda según los términos en que se hubiese producido
la oposición a la doctrina jurisprudencial o la contradicción o divergencia de
jurisprudencia (art. 487.3.I LEC).
Naturalmente, los pronunciamientos que al efecto se hagan (y, en particular,
aquellos que vengan a evidenciar lo erróneo de las sentencias aportados como
término de contraste) en ningún caso afectarán a las situaciones jurídicas creadas
por las tales sentencias, distintas de la impugnada, que se hubieran invocado
(art. 487.3.II LEC).
3. Finalmente, réstanos indicar que la sentencia resolutoria del recurso de
casación habrá de contener el correspondiente pronunciamiento acerca de las
costas procesales en los términos establecidos en el art. 398 LEC, a cuyos
comentarios nos remitimos.

JURISPRUDENCIA
«Debe recordarse que la jurisprudencia aplica la técnica conocida como de equiva-
lencia de resultados –sentencias de 4 de julio de 1.984, 9 de febrero de 1.988, 9 de marzo
de 1.988, 9 de septiembre de 1.991, entre otras muchas– para declarar que no procede
estimar un recurso de casación cuando, pese al éxito de alguno de los motivos que lo
sustentan, el fallo deba ser mantenido con otros argumentos» (STS 1.ª 10 diciembre 2008,
LA LEY 189349/2008).

660
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 488

Artículo 488. Sustanciación y decisión de los recursos de casación y extra-


ordinario por infracción procesal, cuando litigantes de un mismo pleito opten
por distinto recurso extraordinario
1. Cuando distintos litigantes de un mismo proceso opten, cada uno de ellos,
por diferente recurso extraordinario, el que se funde en infracción procesal se
sustanciará por el Tribunal competente con preferencia al de casación, cuya
tramitación, sin embargo, será iniciada y continuará hasta que se decida su
admisión, quedando después en suspenso.
2. Si se dictara sentencia totalmente desestimatoria del recurso por infrac-
ción procesal, se comunicará de inmediato al Tribunal competente para la casa-
ción, se alzará de inmediato su suspensión y se tramitará el recurso con arreglo
a lo dispuesto en el presente capítulo.
3. Si se estimare el recurso extraordinario por infracción procesal, el recurso
de casación presentado quedará sin efecto, sin perjuicio de lo previsto en el art.
467 de la presente Ley.
Véase la DA 16.ª LEC y el Acuerdo sobre criterios de admisión de los recursos
de casación y extraordinario por infracción procesal, aprobado por el Pleno no
jurisdiccional de la Sala 1.ª del TS el 27 de enero de 2017

Artículo 489. Sustanciación y decisión de los recursos de casación foral y


extraordinario por infracción procesal, cuando litigantes de un mismo pleito
opten por distinto recurso extraordinario
Cuando distintos litigantes de un mismo proceso opten, cada uno de ellos,
por diferente recurso extraordinario, uno por infracción procesal y otro por vul-
neración de las normas de Derecho civil foral o especial propio de una Comu-
nidad Autónoma, ambos recursos se sustanciarán y decidirán acumulados en una
sola pieza, resolviendo la Sala en una sola sentencia teniendo en cuenta que sólo
podrá pronunciarse sobre el recurso de casación si no estimare el extraordinario
por infracción procesal.
Véase la DA 16.ª LEC y el Acuerdo sobre criterios de admisión de los recursos
de casación y extraordinario por infracción procesal, aprobado por el Pleno no
jurisdiccional de la Sala 1.ª del TS el 27 de enero de 2017

CAPÍTULO VI
Del recurso en interés de la Ley

Artículo 490. Resoluciones recurribles en interés de la ley


1. Podrá interponerse recurso en interés de la ley, para la unidad de doctrina
jurisprudencial, respecto de sentencias que resuelvan recursos extraordinarios
por infracción de ley procesal cuando las Salas de lo Civil y Penal de los Tribu-

661
Artículo 491 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

nales Superiores de Justicia sostuvieran criterios discrepantes sobre la interpre-


tación de normas procesales.
2. No procederá el recurso en interés de la ley contra sentencias que hubie-
sen sido recurridas en amparo ante el Tribunal Constitucional.
Véase el Acuerdo sobre criterios de admisión de los recursos de casación y
extraordinario por infracción procesal, aprobado por el Pleno no jurisdiccional de
la Sala 1.ª del TS el 27 de enero de 2017

Artículo 491. Legitimación para recurrir en interés de la ley


Podrán en todo caso recurrir en interés de la ley el Ministerio Fiscal y el
Defensor del Pueblo. Asimismo, podrán interponer este recurso las personas
jurídicas de Derecho público que, por las actividades que desarrollen y las fun-
ciones que tengan atribuidas, en relación con las cuestiones procesales sobre las
que verse el recurso, acrediten interés legítimo en la unidad jurisprudencial sobre
esas cuestiones.

Artículo 492. Interposición y sustanciación


1. Los recursos en interés de la ley se interpondrán, en el plazo de un año
desde que se dictó la sentencia más moderna, directamente ante la Sala de lo
Civil del Tribunal Supremo.
2. Al escrito en que se interponga el recurso en interés de la ley se acompa-
ñarán los siguientes documentos:
1.º Copia certificada o testimonio de las resoluciones que pongan de mani-
fiesto la discrepancia que se alegue.
2.º Certificación expedida por el Tribunal Constitucional, que acredite que,
transcurrido el plazo para recurrir en amparo, no se ha interpuesto dicho recurso
contra ninguna de las sentencias alegadas.
3. Del escrito o escritos de interposición, con sus documentos anexos, se
dará traslado por el Secretario judicial a quienes se hubieren personado como
partes en los procesos en que hubieran recaído las sentencias objeto del recurso,
para que, en el plazo de veinte días, puedan formular alegaciones expresando
los criterios jurídicos que consideren más fundados.

Artículo 493. Sentencia


La sentencia que se dicte en los recursos en interés de la ley respetará, en
todo caso, las situaciones jurídicas particulares derivadas de las sentencias ale-
gadas y, cuando fuere estimatoria, fijará en el fallo la doctrina jurisprudencial.
En este caso, se publicará en el «Boletín Oficial del Estado» y, a partir de su
inserción en él, complementará el ordenamiento jurídico, vinculando en tal con-
cepto a todos los Jueces y tribunales del orden jurisdiccional civil diferentes al
Tribunal Supremo.

662
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 494

CAPÍTULO VII
Del recurso de queja

Artículo 494. Resoluciones recurribles en queja


Contra los autos en que el Tribunal que haya dictado la resolución denegare
la tramitación de un recurso de apelación, extraordinario por infracción procesal
o de casación, se podrá interponer recurso de queja ante el órgano al que corres-
ponda resolver del recurso no tramitado. Los recursos de queja se tramitarán y
resolverán con carácter preferente.
No procederá el recurso de queja en los procesos de desahucios de finca
urbana y rústica, cuando la sentencia que procediera dictar en su caso no tuviese
la consideración de cosa juzgada.
Véase art. 495 LEC

COMENTARIOS
1. Tal y como ya se conoce por los comentarios a los arts. 458, 470.3 y 480.1
LEC, frente a las resoluciones judiciales en forma de auto por las que el Tribunal
«a quo» encargado de instruir el procedimiento de los recursos devolutivos
decrete la inadmisión a trámite de los mismos, el único recurso procedente es
el «recurso de queja».
La queja, por tanto, constituye un recurso extraordinario, devolutivo y no
suspensivo, subsidiario del recurso de reposición y de tramitación preferente,
que se encuentra dirigido, única y exclusivamente, a combatir la decisión judicial
en forma de auto por la que se inadmite otro distinto recurso devolutivo, ordi-
nario (como lo es la apelación) o extraordinario (como lo son la casación y el
recurso por infracción procesal), y del que conoce aquel órgano judicial que
habría de haber dictado la resolución sobre estos últimos recursos si los mismos
no hubiesen sido inadmitidos a trámite por la resolución recurrida en queja.
2. La queja se constituye en un recurso extraordinario porque, contrariamente
a lo que pudiera pensarse, a través del mismo tan solo puede esgrimirse un único
motivo de fundamentación, a saber: la antijurídica inadmisión de otro distinto
recurso devolutivo. En particular, y coherentemente con el hecho de que la queja
no sea procedente contra las resoluciones que se pronuncian sobre el fondo del
conflicto que esté siendo discutido en el proceso, el recurrente no podrá aducir
en la vía del recurso de queja ningún motivo de impugnación u oposición frente
al auto o sentencia que haya intentado recurrir en apelación, casación o infrac-
ción procesal.
Solamente le está permitido aducir las razones o motivos por los que consi-
dere que el recurso devolutivo que le ha sido inadmitido, y frente a cuya inad-
misión se alza en queja, debió de haber sido admitido a trámite, por concurrir

663
Artículo 495 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

en él todos los presupuestos, requisitos y condiciones de plazos, competencia


funcional, depósitos o consignaciones, contenido de los escritos de preparación,
etc. legalmente requeridos.
3. Se trata, además, un recurso devolutivo, por cuanto la resolución del
mismo compete funcionalmente «al órgano al que corresponda resolver del
recurso no tramitado» (art. 494 LEC), esto es, al Juez de Primera Instancia o a la
Audiencia Provincial en el caso de la apelación (art. 455.2 LEC), a la Sala de lo
Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia en el caso del recurso extraordi-
nario por infracción procesal (art. 468 LEC), y a esta misma Sala o a la Sala de
lo Civil del Tribunal Supremo en el caso del recurso de casación (art. 478.1 LEC).
4. La presentación de la queja, por otro lado, no origina la suspensión de las
resoluciones judiciales impugnadas. En realidad, si se repara en el hecho de que
las decisiones recurribles en queja son siempre de contenido negativo (el auto
de inadmisión del recurso devolutivo y el auto de desestimación del previo
recurso de reposición), no parece que tenga mucho sentido preguntarse sobre si
la deducción del recurso que ahora nos ocupa produce o no los efectos suspen-
sivos; en cualquier caso, si algo es susceptible de ejecución no son, desde luego,
las resoluciones recurridas en queja sino aquellas otras frente a las que se haya
intentado sin éxito preparar los recursos de apelación, infracción procesal o
casación.
5. La tramitación del recurso de queja es preferente tanto para el órgano «a
quo» como para el órgano «ad quem» (art. 494 LEC, in fine), lo cual implica que
el primero deberá anteponer la resolución del previo y preceptivo recurso de
reposición a cualesquiera otros asuntos de tramitación ordinaria de los que esté
conociendo, mientras que el segundo habrá de hacer lo propio con la resolución
de la queja, una vez sea la misma debidamente presentada por parte del recu-
rrente.
6. Como novedad introducida por la LMFAPA, seguramente fundamentada
en razones de urgencia en la resolución definitiva de esta clase de conflictos,
ahora no procederá el recurso de queja en los procesos de desahucios de finca
urbana y rústica, cuando la sentencia que procediera dictar en su caso no tuviese
la consideración de cosa juzgada, lo que sucederá en los desahucios por falta
de pago de renta o alquiler, o por expiración legal o contractual del plazo (v. art.
447.2 LEC).

Artículo 495. Sustanciación y decisión


1. El recurso de queja se interpondrá ante el órgano al que corresponda
resolver el recurso no tramitado, en el plazo de diez días desde la notificación
de la resolución que deniega la tramitación de un recurso de apelación, extra-
ordinario por infracción procesal o de casación. Con el recurso deberá acom-
pañarse copia de la resolución recurrida.

664
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 496

2. Presentado en tiempo el recurso con dicha copia, el Tribunal resolverá


sobre él en el plazo de cinco días. Si considerase bien denegada la tramitación
del recurso, mandará ponerlo en conocimiento del Tribunal correspondiente,
para que conste en los autos. Si la estimase mal denegada, ordenará a dicho
Tribunal que continúe con la tramitación.
3. Contra el auto que resuelva el recurso de queja no se dará recurso alguno.
Véase el comentario al art. 494 LEC

TÍTULO V
De la rebeldía y de la rescisión de sentencias firmes y nueva audiencia al
demandado rebelde

Artículo 496. Declaración de rebeldía y efectos


1. El Secretario judicial declarará en rebeldía al demandado que no compa-
rezca en forma en la fecha o en el plazo señalado en la citación o emplazamiento,
excepto en los supuestos previstos en esta ley en que la declaración de rebeldía
corresponda al Tribunal.
2. La declaración de rebeldía no será considerada como allanamiento ni
como admisión de los hechos de la demanda, salvo los casos en que la ley expre-
samente disponga lo contrario.
Véase arts. 497–500 LEC

COMENTARIOS
1. Por «rebeldía» se entiende aquella situación procesal que se origina en la
primera instancia cuando, tras ser admitida la demanda y procederse al empla-
zamiento del demandado para contestarla, dicho litigante no comparece debi-
damente durante el plazo señalado en el emplazamiento (art. 496.1 LEC). La LEC
la regula en los arts. 496 y ss., al hilo de la acción de «rescisión de sentencias
firmes y nueva audiencia al demandado rebelde».
2.
A) La rebeldía es una situación jurídica privativa de la parte demandada o
sujeto pasivo del proceso. Sólo él puede incurrir en rebeldía si no se persona o
comparece en un pleito pendiente cuando legalmente se le otorga la oportuni-
dad de hacerlo.
La parte demandante, por el contrario, nunca puede incurrir en rebeldía (SAP
Girona 2.ª 18.4.06), porque, por la esencia misma del principio de rogación que
es uno de los baluartes que aseguran la independencia y la imparcialidad judi-
cial, para el nacimiento del proceso se precisa ineludiblemente de una iniciativa
ajena, de la actuación de una persona que comparezca ante un órgano judicial
y ejercite ante él su derecho a la tutela judicial efectiva, solicitando la incoación

665
Artículo 496 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

del proceso. De hecho, la solución normativa prevista para la ausencia o inasis-


tencia sobrevenida del demandante a los actos procesales que requieran de su
intervención no es la de la rebeldía, la cual, a diferencia de lo que sucede en el
proceso penal (arts. 840–842 LECrim), lleva aparejada de manera inherente la
continuación del procedimiento, sino la del sobreseimiento (art. 414.3.II LEC) o
la del desistimiento tácito (vgr. art. 452.1 LEC).
B) La rebeldía únicamente puede darse por el quebrantamiento de la carga
del demandado de efectuar la primera comparecencia en el proceso, es decir,
por la ausencia o incomparecencia del mismo cuando le sea dada la oportunidad
de personarse o comparecer en la primera instancia. Así, si el demandado con-
testa a la demanda personándose en debida forma ante el órgano judicial que le
haya emplazado a hacerlo, ya no podrá ser declarado en rebeldía si, con pos-
terioridad, decide no comparecer a cualquier otro futuro acto procesal.
Excepcionalmente, sin embargo, el demandado que haya contestado a la
demanda en el juicio ordinario, compareciendo, pues, ante el órgano judicial,
aún podrá ser declarado en rebeldía cuando se dé alguno de los dos siguientes
supuestos: 1.º) Cuando, fallecido el originario demandado, las demás partes no
conocieren a sus sucesores, o éstos no pudieran ser localizados o no quisieren
comparecer (art. 16.3 LEC); 2.º) Cuando, durante el desarrollo de la audiencia
previa al juicio, se advierta en su comparecencia la existencia de un vicio de
capacidad o de representación insubsanable o no subsanado en el plazo otor-
gado al efecto (art. 418.3 LEC); en este caso, como dispone la norma citada entre
paréntesis, «se le declarará en rebeldía, sin que de las actuaciones que hubiese
llevado a cabo quede constancia en autos»; 3.º) O cuando, en tercer lugar, dicho
demandado no acompañe a su escrito de contestación las copias del mismo
requeridas por el art. 273 LEC, y no subsane este defecto en el plazo que al efecto
le sea otorgado.
3. La rebeldía es un comportamiento procesal que precisa ser homologado
por el Secretario judicial, en general, o por el Tribunal en los casos señalados
por la ley (art. 496.1 LEC), mediante la denominada «declaración de rebeldía»,
que consiste en una declaración por la que la autoridad competente se limita a
constatar la falta de personación del demandado en la fecha o plazo indicado,
a los efectos establecidos en la propia LEC. En dicha resolución, por lo tanto, el
Juez o el Secretario judicial deberán hacer constar que, habiéndose emplazado
o citado a la parte demandada para contestar a la demanda o personarse en el
acto de la vista, respectivamente, la misma no ha verificado su comparecencia,
razón por la cual es declarada en rebeldía a los efectos prevenidos en los arts.
497 y ss. LEC.
4. La rebeldía no pasa de ser una pura situación de hecho con relevancia
jurídica, una situación procesal sui generis que se genera de manera imperativa
ante la simple incomparecencia del demandado cuando es llamado al proceso

666
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 496

con el fin de que se persone y se defienda frente a la pretensión deducida en su


contra por la parte actora. La rebeldía configura una «situación de derecho»,
relativa tan solo a los supuestos legales que la originan, por lo que no es rebelde
sino quien así es calificado por la Ley o, dicho de otro modo, no existen más
situaciones de rebeldía que las que de forma tasada enumera la Ley.
La situación de rebeldía, pues, no es reconducible desde el punto de vista de
su naturaleza jurídica a ninguna otra institución procesal conocida. En particular,
y tal como nos recuerda el art. 496.2 LEC, la declaración de rebeldía «no será
considerada como allanamiento» a las pretensiones esgrimidas por el actor en
los términos previstos en el art. 21 LEC (SSAP Almería 3.ª 19.5.06, Sevilla 6.ª
14.11.06), «ni como admisión de los hechos de la demanda» en una especie de
ficta confessio (SSAP Tarragona 3.ª 4.7.07, La Rioja 1.ª 30.6.08) por lo que es
evidente que la rebeldía del demandado no exonera al actor de la carga de la
prueba de los hechos constitutivos que fundamenten su pretensión (SSAP Tarra-
gona 1.ª 28.7.06, Bizkaia 5.ª 23.1.07, Barcelona 14.ª 7.2.07, Valencia 8.ª
12.4.07, Tarragona 3.ª 4.7.07, Jaén 1.ª 28.1.08, Madrid 18.ª 3.4.08, Alicante 5.ª
9.4.08, Segovia 1.ª 21.4.08, Las Palmas 4.ª 24.4.08).
Pero todo ello, continúa la norma, «salvo los casos en que la ley expresa-
mente disponga lo contrario», casos como puede serlo, por ejemplo, el previsto
en el art. 440.3 LEC, donde si el arrendatario no comparece a la vista oral del
juicio de desahucio, éste se declarará sin más trámites, cual si el demandado se
hubiese allanado íntegramente a la pretensión del actor (SAP León 27.5.08).

JURISPRUDENCIA
«Tampoco puede prosperar la pretensión del recurrente de que se declare al deman-
dante en rebeldía por no haber comparecido al juicio. Primero, porque la declaración
de rebeldía tan solo procede cuando quien incomparece al proceso, habiendo sido
debidamente emplazado o citado, es el demandado, nunca el demandante. La claridad
de lo dispuesto en el art. 442 de la LEC, excusa de cualquier comentario adicional» (SAP
Girona 2.ª 18 abril 2006, LA LEY 124023/2006).
«la situación procesal de rebeldía que la mercantil cesionaria ha mantenido a lo largo
de esta litis no puede tener los efectos de una conformidad o allanamiento a las preten-
siones actoras ni tampoco como admisión a los hechos de la demanda (art. 496.2 de la
LEC) y, por consiguiente, no exime al demandante de la prueba de los hechos constitu-
tivos de su acción, conforme el principio de distribución de la carga probatoria consa-
grado en el art. 217 de la LEC, pues como reiteradamente ha proclamado el Tribunal
Supremo (SS. 22.9.1990 y 16.3.1993) la rebeldía se equipara a una oposición, aunque
tacita, a los pedimentos del actor, de manera que, aun no habiendo oposición formal,
se tiene por contestada la demanda y, en consecuencia el actor no queda liberado de la
prueba de los hechos en que sustenta su pretensión» (SAP Almería 3.ª 19 mayo 2006,
LA LEY 129568/2006).
«Por lo que se refiere al alegado reconocimiento de los hechos por la demandada
no compareciente en la vista y declarada rebelde, acerca de esta situación debe estarse

667
Artículo 497 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

a lo dispuesto en los arts. 304 y 496 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. En el primero de


estos preceptos se señala como una facultad del Juzgador el apreciar la conformidad o
reconocimiento tácito de los hechos por el demandado no comparecido: «Si la parte
citada para el interrogatorio no compareciere al juicio, el Tribunal podrá considerar
reconocidos los hechos en que dicha parte hubiese intervenido personalmente y cuya
fijación como ciertos le sea enteramente perjudicial, además de imponerle la multa a que
se refiere el apartado cuarto del art. 292 de la presente Ley». Por su parte, el art. 496 de
la Ley procesal civil señala: «La declaración de rebeldía no será considerada como alla-
namiento ni como admisión de los hechos de la demanda, salvo los casos en que la ley
expresamente disponga lo contrario». Con base en estos preceptos no puede determi-
narse automática y rigurosamente la admisión tácita de los hechos por parte de la
demandada rebelde por el hecho de no comparecer, siendo facultad del juzgador la
consideración de la admisión tácita de los hechos, para lo cual debe tener en cuenta, no
sólo lo previsto en el art. 496 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, sino también todas las
pruebas obrantes en juicio, de modo que por el hecho de la incomparecencia o rebeldía
de uno de los demandados no se deja sin efecto las reglas de la carga de la prueba del
demandante ex art. 217 de la Ley procesal civil y no tiene porqué dejarse de valorar las
pruebas existentes de acuerdo con las reglas de la sana y lógica crítica» (SAP La Rioja 1.ª
30 junio 2006, LA LEY 150163/2006).

Artículo 497. Régimen de notificaciones


1. La resolución que declare la rebeldía se notificará al demandado por
correo, si su domicilio fuere conocido y, si no lo fuere, mediante edictos. Hecha
esta notificación, no se llevará a cabo ninguna otra, excepto la de la resolución
que ponga fin al proceso.
2. La sentencia o resolución que ponga fin al proceso se notificará al deman-
dado personalmente, en la forma prevista en el art. 161 de esta ley. Pero si el
demandado se hallare en paradero desconocido, la notificación se hará publi-
cando un extracto de la misma por medio de edicto, que se publicará en el Boletín
Oficial de la Comunidad Autónoma o en el Boletín Oficial del Estado.
Lo mismo será de aplicación para las sentencias dictadas en apelación, en
recurso extraordinario por infracción procesal o en casación.
Cuando se trate de sentencia condenatoria de desahucio por falta de pago
de rentas o cantidades debidas, o por expiración legal o contractual del plazo, y
el demandado citado en forma no hubiera comparecido en la fecha o en el plazo
señalado en la citación, la notificación se hará por medio de edictos fijando copia
de la sentencia en el tablón de anuncios de la Oficina Judicial.
3. No será necesaria la publicación de edictos en el «Boletín Oficial» de la
Comunidad Autónoma o en el «Boletín Oficial del Estado» en aquellos procedi-
mientos en los que la sentencia no tenga efecto de cosa juzgada y en los procesos
de desahucio en los que se acumule la acción de reclamación de las rentas y
cantidades debidas. En estos casos bastará la publicidad del edicto en el tablón
de anuncios de la Oficina Judicial.

668
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 498

4. Esta publicación podrá ser sustituida, en los términos que reglamentaria-


mente se determinen, por la utilización de medios telemáticos, informáticos o
electrónicos, conforme a lo previsto en el art. 236 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.

COMENTARIOS
1. La declaración de rebeldía será notificada al demandado, bien por correo,
si su domicilio fuere conocido, o bien mediante edictos, si no lo fuere (art. 497.1
LEC). Hecha esta notificación al demandado rebelde, «no se llevará a cabo nin-
guna otra, excepto la de la resolución que ponga fin al proceso» (art. 497.1 LEC),
o las que, en su caso, recaigan en los recursos de apelación, extraordinario por
infracción procesal o de casación que el actor pueda interponer frente a aquélla,
todas las cuales se le notificarán de oficio, en la forma prevenida en el art. 161
LEC (art. 497.2.I y II LEC). Pero si el mismo se hallare en paradero desconocido,
dichas notificaciones se harán publicando un extracto de la resolución de que
se trate por medio de edicto, que se publicará en el Boletín Oficial de la Comu-
nidad Autónoma o en el Boletín Oficial del Estado (art. 497.2.I y II LEC).
Esta publicación podrá ser sustituida, en los términos que reglamentaria-
mente se determinen, por la utilización de medios telemáticos, informáticos o
electrónicos, conforme a lo previsto en el art. 236 LOPJ (art. 497.4 LEC).
2. Paradójicamente, la LEC no prevé que la declaración de rebeldía deba ser
comunicada también al «Registro Central de rebeldes civiles», con sede en el
Ministerio de Justicia (art. 157 LEC). En efecto, dicha comunicación tendrá lugar
siempre que las averiguaciones del Tribunal sobre el domicilio del demandado,
para los casos en que el demandante haya manifestado la imposibilidad de
designar dicho domicilio, hayan resultado infructuosas (art. 157.1 LEC). Pero no
se prevé de manera expresa para aquellos casos en que el demandado, cuyo
domicilio sea conocido por el actor, no conteste a la demanda (y por ello deba
ser declarado en rebeldía).

Artículo 498. Comunicación de la existencia del proceso al demandado


rebelde citado o emplazado por edictos
Al demandado rebelde que, por carecer de domicilio conocido o hallarse en
ignorado paradero, hubiese sido citado o emplazado para personarse mediante
edictos, se le comunicará la pendencia del proceso, de oficio o a instancia de
cualquiera de las partes personadas, en cuanto se tenga noticia del lugar en que
pueda llevarse a cabo la comunicación.

COMENTARIOS
Al demandado rebelde que, por carecer de domicilio conocido o hallarse en
ignorado paradero, hubiese sido citado o emplazado para personarse mediante

669
Artículo 499 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

edictos, se le comunicará la pendencia del proceso, de oficio o a instancia de


cualquiera de las partes personadas, en cuanto se tenga noticia del lugar en que
pueda llevarse a cabo la comunicación (art. 498 LEC). Una vez emitida, la misma
deberá ser notificada al demandado, bien por correo, si su domicilio fuere cono-
cido, o bien mediante edictos, si no lo fuere (art. 497.1 LEC).

Artículo 499. Comparecencia posterior del demandado


Cualquiera que sea el estado del proceso en que el demandado rebelde com-
parezca, se entenderá con él la sustanciación, sin que ésta pueda retroceder en
ningún caso.

COMENTARIOS
1. La emisión de la declaración de rebeldía implica también que, si el
demandado comparece con posterioridad a ese momento, sea en la primera o
en la segunda instancia, o en el trámite de los recursos extraordinarios por
infracción procesal o de casación, se entenderá con él lo que reste de la sustan-
ciación del procedimiento, el cual, sin embargo, no podrá retroceder por esta
causa en ningún caso (art. 499 LEC).
Dicha comparecencia tardía o extemporánea, pues, no le impide al deman-
dado rebelde participar activamente en los actos procesales que resten por llevar
a cabo en el conjunto del procedimiento de que se trate; pero tampoco le otorga
el privilegio de ocasionar con su intempestiva comparecencia una retroacción
de las actuaciones a ningún estadio procedimental anterior ya superado.
Lo que sí resulta evidente en cualquier caso es que, si el demandado no
comparece cuando es emplazado por primera vez al efecto de contestar a la
demanda, por mucho que comparezca después ya no le será posible deducir los
hechos y fundamentos en qué base su pretensión, deducción que precluye en el
indicado trámite de contestación a la demanda (art. 136 LEC), y por ende, difí-
cilmente le será dado proponer toda la prueba que estime pertinente a su
defensa, ya que el juicio jurisdiccional sobre la pertinencia de la misma se hace
extremadamente difícil cuando se desconocen los hechos que han de constituir
el objeto de la prueba (cfr. art. 283.1 LEC) (STS 1.ª 4.10.06, SSAP A Coruña 5.ª
19.1.06, Jaén 1.ª 6.3.06, Madrid 10.ª 28.9.06, Córdoba 1.ª 21.11.06, Valencia
9.ª 15.1.07, Murcia 3.ª 7.9.07).
Con todo, si el rebelde comparece en un estadio procedimental en el que ya
ni si quiera le es dado proponer la prueba, y siempre que el demandado rebelde
justifique que su incomparecencia anterior fue debida a causas ajenas a su
voluntad, el art. 460.3 LEC le permite proponer en la segunda instancia toda la
prueba que convenga a su derecho (STS 1.ª 10.5.06, SAP Barcelona 13.ª
3.10.06).

670
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 499

2. Por lo demás, dicha comparecencia extemporánea puede deberse: (1.º)


bien a la libre voluntad del demandado contumaz, el cual, pese a tener cono-
cimiento del emplazamiento o citación, decidió voluntariamente no comparecer
a ese primer llamamiento judicial y ahora decide sí hacerlo (2.º) bien a la des-
aparición de la causa que en su día llegó a impedir la comparecencia tempestiva
del demandado (vgr. la curación de una grave enfermedad, el regreso de una
larga estancia fuera de su domicilio habitual) (3.º) bien a un conocimiento extra-
procesal de la existencia del litigio cuando el acto de comunicación dirigido al
demandado no llegó a practicarse o se practicó defectuosamente, o (4.º) bien,
por último, a consecuencia de la comunicación que sobre la pendencia del pro-
ceso le habrá girado el órgano judicial, de oficio o a instancia de parte, en cuanto
se tenga noticia del lugar en que puede llevarse a cabo dicha comunicación y
siempre que dicho demandado haya sido citado o emplazado a comparecer por
vez primera por medio de edictos (art. 498 LEC).

JURISPRUDENCIA
«se impone recordar que la rebeldía, en los procesos de declaración, comporta tanto
la ausencia constante y efectiva en el proceso del litigante demandado concernido
cuanto la comparecencia de éste fuera del tiempo del emplazamiento. Se produce así
una situación anómala en la que se produce la preclusión de la oportunidad de efectuar
alegaciones que correspondan a los períodos transcurridos; en cambio, no afecta a las
actuaciones que, en el caso de comparecencia sobrevenida, puedan tener lugar única-
mente en lo sucesivo. Hay –o puede haber–, pues, incertidumbre acerca de cuál sea la
posición jurídica del demandado respecto de la pretensión actuada de adverso, la cual,
por su propia naturaleza, no autoriza a dictar acrítica y mecánicamente sentencia de
conformidad con las peticiones del actor más que en el caso en que por el demandante
se acredite la realidad de los hechos constitutivos de su pretensión. Sin embargo, el
demandado rebelde puede hacer cesar la incertidumbre personándose en cualquier
momento, pero sin retroceder en el procedimiento, de forma que habrá perdido irremi-
siblemente las facultades procesales no ejercitadas oportuna, formal y tempestivamente;
y se habrán consolidado en su contra las consecuencias –ordinariamente perjudiciales–
anudadas a no haberse levantado las cargas procesales correspondientes a aquéllos. En
consecuencia, si se persona después de la contestación no podrá alegar hechos impe-
ditivos, extintivos o excluyentes no invocados oportuna y formalmente. Si se persona con
anterioridad al momento hábil para proponer prueba así podrá hacerlo, pero será prueba
forzosamente reducida a lo que técnicamente se conoce y denomina como contra-
prueba, pues al socaire de esa actividad no podrá encubrir defensas integradas por
excepciones en sentido propio o impropio, id est, por hechos impeditivos, modificativos,
extintivos o excluyentes de la pretensión articulada frente a él, para quien precluyó la
facultad de formularlas» (SAP Madrid 10.ª 19 abril 2007, LA LEY 66568/2007).
«Ha establecido una reiterada jurisprudencia (así las SS TS 3 febrero 1973, 16 junio
1978, 29 marzo 1980, 20 junio 1992, 25 febrero 1995, 10 septiembre 1996, 8 mayo
2001, 3 junio 2004 y 14 junio 2007) que, si bien la situación de rebeldía no implica
allanamiento a la demanda(art. 496.2 LEC) ni libera al actor de probar los hechos cons-
titutivos del derecho que reclama, pudiendo el demandado rebelde incluso acreditar su

671
Artículo 500 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

inexactitud si el estado del proceso le permite desarrollar esta actividad probatoria(arts.


460.3 y 499 LEC), lo que en modo alguno está facultado a hacer el litigante declarado
en rebeldía es utilizar excepciones tardíamente alegadas ni suscitar cuestiones distintas
a las planteadas en la demanda, que es donde quedaron fijados definitivamente los tér-
minos del pleito al no existir alegación alguna que se le opusiera, sin que la substanciación
del juicio pueda retroceder en ningún caso(art. 499 LEC)» (SAP A Coruña 5.ª 27 marzo
2008, LA LEY 57304/2008).

Artículo 500. Ejercicio por el demandado rebelde de los recursos ordinarios


El demandado rebelde a quien haya sido notificada personalmente la sen-
tencia, sólo podrá utilizar contra ella el recurso de apelación, y el extraordinario
por infracción procesal o el de casación, cuando procedan, si los interpone den-
tro del plazo legal.
Los mismos recursos podrá utilizar el demandado rebelde a quien no haya
sido notificada personalmente la sentencia, pero en este caso, el plazo para
interponerlos se contará desde el día siguiente al de la publicación del edicto de
notificación de la sentencia en el Boletín Oficial del Estado, Boletín Oficial de la
Comunidad Autónoma o Boletín Oficial de la Provincia o, en su caso, por los
medios telemáticos, informáticos o electrónicos a que se refiere el apartado 2
del art. 497 de esta ley o del modo establecido en el apartado 3 del mismo
artículo.

Artículo 501. Rescisión de sentencia firme a instancias del rebelde. Casos


en que procede
Los demandados que hayan permanecido constantemente en rebeldía
podrán pretender, del Tribunal que la hubiere dictado, la rescisión de la senten-
cia firme en los casos siguientes:
1. De fuerza mayor ininterrumpida, que impidió al rebelde comparecer en
todo momento, aunque haya tenido conocimiento del pleito por haber sido
citado o emplazado en forma.
2. De desconocimiento de la demanda y del pleito, cuando la citación o
emplazamiento se hubieren practicado por cédula, a tenor del art. 161, pero ésta
no hubiese llegado a poder del demandado rebelde por causa que no le sea
imputable.
3. De desconocimiento de la demanda y del pleito, cuando el demandado
rebelde haya sido citado o emplazado por edictos y haya estado ausente del lugar
en que se haya seguido el proceso y de cualquier otro lugar del Estado o de la
Comunidad Autónoma, en cuyos Boletines Oficiales se hubiesen publicado aqué-
llos.
Véase arts. 502–508 LEC

672
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 501

COMENTARIOS
1. La llamada «acción de rescisión de sentencias firmes y nueva audiencia al
demandado rebelde» constituye un mecanismo jurídico–procesal indepen-
diente del proceso donde se produjo la declaración de rebeldía, una acción
autónoma de impugnación, en definitiva, que se dirige frente a las sentencias
firmes dictadas en procesos en donde el demandado haya permanecido cons-
tantemente y de manera involuntaria en situación de rebeldía, con el fin de que
se rescindan aquéllas y, seguidamente, se desarrolle de nuevo el proceso en
donde el demandado rebelde no pudo intervenir por una incomparecencia
debida a causas ajenas a su voluntad.
Puede decirse, pues, que son dos las ideas que presiden la configuración
jurídica de este singular mecanismo impugnatorio.
1.ª) De una parte, la idea de la involuntariedad de la incomparecencia deter-
minante de la declaración de rebeldía, pues si el rebelde tuvo conocimiento del
proceso, y voluntariamente decidió no comparecer en el mismo como estrategia
defensiva, es evidente que reconocer al mismo la posibilidad de erigirse frente
a la sentencia firme que haya puesto fin al pleito sería una medida absolutamente
injusta (STS 1.ª 15.6.07). Este mecanismo de rescisión de sentencias, pues, está
abierto únicamente al rebelde involuntario, y no al rebelde táctico o por con-
vicción.
2.ª) De otro lado, la idea de la seguridad jurídica que hace que, dado que
esta acción de rescisión se encamina a combatir sentencias que han alcanzado
firmeza y, por tanto, producen todos los efectos positivos y negativos de la cosa
juzgada material, la admisión de la misma deba efectuarse conforme a unos
taxativos presupuestos materiales, formales y temporales.
2. Es precisamente el hecho de que la acción de rescisión que ahora se exa-
mina, al igual que acontecía con el antiguo «recurso de audiencia al rebelde»,
tenga por objeto el dejar sin efecto nada más y nada menos que una sentencia
judicial firme, es decir, una resolución que por principio no es susceptible de
recurso alguno (art. 207.2 LEC), la que determina necesariamente que la natu-
raleza jurídica del presente instituto procesal no pueda ser la propia de un medio
de impugnación (SAP Guipúzcoa 1.ª 5.10.06).
Antes al contrario, la acción de rescisión de sentencias firmes dictadas en
rebeldía, al igual que la acción de revisión de sentencias contemplada en los
arts. 509 y ss. LEC, que no pasarían de ser simples procesos declarativos si no se
dirigiesen frente a resoluciones judiciales firmes sino frente a actos ilícitos sus-
ceptibles de originar la responsabilidad civil de algún sujeto de Derecho, han de
ser calificadas, en la terminología acuñada por el profesor FAIRÉN, como
«acciones autónomas de impugnación»: acciones porque entrañan el ejercicio
de un derecho ante los órganos judiciales (en este caso el derecho procesal a la

673
Artículo 501 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

defensa bilateral en el ámbito del proceso), autónomas porque se desenvuelven


y desarrollan al margen de cualquier proceso pendiente, y de impugnación por-
que se dirigen contra una previa resolución judicial, firme eso sí, a la que se
aspira a dejar sin efecto, a rescindirla por haber sido dictada en una injusta
situación de rebeldía del demandado (STC 5/1997, de 13 de enero).
3. El órgano objetivamente competente para conocer de la acción de resci-
sión de la sentencia firme dictada en rebeldía es aquel «Tribunal que la hubiere
dictado» (art. 501 LEC), el cual, además, y por tratarse de una acción de impug-
nación no devolutiva, asumirá el conocimiento de la totalidad de los actos pro-
cesales por los que desarrolla dicha acción.
En consecuencia, si la sentencia dictada en rebeldía que alcanzó firmeza fue
la dictada en primera instancia, será el Juzgado de Paz o el Juzgado de Primera
Instancia, de lo Mercantil o de Violencia sobre la Mujer, quien habrá de conocer
de la demanda de rescisión. Si fue la dictada en segunda instancia, conocerá el
Juzgado de Primera Instancia o la Audiencia Provincial, según los casos. Si fue
la dictada en el recurso extraordinario por infracción procesal, la competencia
corresponderá a la Sala de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Jus-
ticia. Y si fue la dictada en casación, conocerá, bien esta última Sala o bien la
Sala de lo Civil del Tribunal Supremo.
4. Una de las ideas directrices de la presente acción es, pues, la de la invo-
luntariedad de la rebeldía. Sólo puede tenerse por legitimado activamente para
ejercitar dicha acción al demandado que no haya comparecido al primer lla-
mamiento judicial por causa que le sea ajena a su libre voluntad, es decir, por
la concurrencia en su persona de un evento involuntario que le impida cumpli-
mentar la carga procesal de personarse ante el órgano judicial, bien para con-
testar la demanda en el juicio ordinario, o bien para participar en la vista oral
del juicio verbal.
De dicha involuntariedad se hace inequívocamente eco el art. 501 LEC, que
distingue en función de cuál haya sido la modalidad de citación o emplaza-
miento dirigido al demandado (STS 1.ª 15.6.07), a saber:
a) Si se hubiese citado o emplazado al demandado personalmente, dirigiendo
a su domicilio la correspondiente cédula (art. 161.1 LEC), y habiéndose acredi-
tado en la oportuna diligencia la recepción de aquélla por el mismo, sólo podrá
admitirse la acción de rescisión de sentencias firmes cuando dicho demandado
acredite haber sufrido «fuerza mayor ininterrumpida, que impidió al rebelde
comparecer en todo momento» (art. 501.1.º LEC).
b) Si se hubiese citado o emplazado al demandado mediante cédula entre-
gada a persona interpuesta (de las que se contemplan en el art. 161.3 LEC), sólo
podrá admitírsele la acción de rescisión cuando alegue el total desconocimiento
de la demanda y del pleito (se supone que durante la íntegra duración del mismo)

674
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 502

como consecuencia de no habérsele entregado dicha cédula o no haber llegado


la misma a su poder por causa que no le sea imputable (art. 501.2.º LEC).
c) Por último, si se hubiese citado o emplazado al demandado por medio de
edictos (conforme al art. 164 LEC), la acción de rescisión de sentencias firmes
dictadas en rebeldía procederá únicamente cuando el rebelde haya estado
ausente del lugar en que se haya seguido el proceso (de nuevo se supone que
durante toda la pendencia del mismo) y de cualquier otro lugar del Estado o de
la Comunidad Autónoma en cuyos Boletines Oficiales se hubiesen publicado
los edictos (art. 501.3.º LEC). En este supuesto, pues, se requiere de nuevo la
ignorancia sobre el acto de comunicación edictal determinante de la compare-
cencia, ignorancia que el legislador presume por el simple hecho de haber
estado el demandado ausente del ámbito territorial comprendido por el respec-
tivo Boletín Oficial, del Estado o de la Comunidad Autónoma, en que los edictos
se hayan publicado (STS 1.ª 11.6.08, SAP Guipúzcoa 1.ª 5.10.06).

JURISPRUDENCIA
«La finalidad específica de este medio de rescisión de la cosa juzgada consiste en
que, quien se encuentra perjudicado por una Sentencia dictada tras un proceso en el
que no ha sido oído por causas que no le son imputables, y que no puede utilizar contra
ella el recurso de apelación o de casación (...) pueda obtener su rescisión y un nuevo
fallo que reemplace a la Sentencia pronunciada inaudita parte, y que sólo será dictado
tras permitirle ejercer sus derechos de alegación y de prueba en defensa de sus derechos
e intereses legítimos. Por ello, en la Sentencia 8/1993, y después en la Sentencia
310/1993, el Tribunal Constitucional ha declarado que «el denominado recurso de
audiencia ofrece un cauce adecuado para que los Tribunales del orden jurisdiccional
competente conozcan y resuelvan sobre las eventuales indefensiones ocasionadas en sus
juicios [fundamento jurídico 3.º] (en el mismo sentido, las Sentencias 186/1991, funda-
mento jurídico 1.º y 3.º, y 183/1993, fundamento jurídico 1.º)». A su vez, en la Sentencia
185/1990, que dejó definitivamente despejada la constitucionalidad del art. 240.2 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, el mismo Alto Tribunal declaró que «el procedimiento
de audiencia al rebelde permite a los órganos judiciales remediar aquellas situaciones de
indefensión, contrarias al art. 24.1 CE, cuando el vicio determinante de inconstituciona-
lidad es detectado después de que la Sentencia deviene firme, y por ende intangible a
través de los recursos de apelación, suplicación o casación (fundamento jurídico 2.º). A
lo que añadimos que es preciso interpretar las normas procesales que integran alguna
vía rescisoria de Sentencias firmes en el sentido más favorable para permitir la tutela en
fase jurisdiccional de los derechos fundamentales, singularmente el derecho a no padecer
indefensión imputable a un Tribunal de Justicia (STC 185/1990, fundamento jurídico
5.º)» (STS 1.ª 15 junio 2007, LA LEY 51934/2007).

Artículo 502. Plazos de caducidad de la acción de rescisión


1. La rescisión de sentencia firme a instancia del demandado rebelde sólo
procederá si se solicita dentro de los plazos siguientes:

675
Artículo 502 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

1.º De veinte días, a partir de la notificación de la sentencia firme, si dicha


notificación se hubiere practicado personalmente.
2.º De cuatro meses, a partir de la publicación del edicto de notificación de
la sentencia firme, si ésta no se notificó personalmente.
2. Los plazos a que se refiere el apartado anterior podrán prolongarse, con-
forme al apartado segundo del art. 134, si subsistiera la fuerza mayor que hubiera
impedido al rebelde la comparecencia, pero sin que en ningún caso quepa ejer-
citar la acción de rescisión una vez transcurridos dieciséis meses desde la noti-
ficación de la sentencia.

COMENTARIOS
1. Otro de los presupuestos condicionantes de la viabilidad de la acción de
rescisión de sentencias firmes dictadas en rebeldía lo constituye su ejercicio
tempestivo, es decir, dentro de los plazos legalmente establecidos, plazos que
varían en función del modo en que se haya notificado al demandado rebelde la
resolución firme que haya puesto fin al proceso, la cual ha de serle comunicada
de oficio en cualquier caso por imperativo de lo dispuesto en el art. 497.2 LEC.
Así:
1.º) Si la notificación de la sentencia firme se hubiese practicado personal-
mente al demandado rebelde, mediante la entrega de la correspondiente cédula
en su propio domicilio, el plazo para el ejercicio de la acción será el de los veinte
días siguientes a aquel en que tenga lugar dicha entrega (art. 502.1.1.º LEC).
2.º) Pero si la notificación de la referida sentencia firme no se le hubiese
notificado personalmente (es decir, bien por edictos, o bien por entrega de la
cédula a persona interpuesta), entonces el plazo para ejercitar la acción de res-
cisión será el de cuatro meses a contar desde que se entregase la cédula o se
publicase el edicto (art. 502.2.º LEC).
2. Téngase en cuenta, por lo demás, que mientras no venzan los indicados
plazos, sólo procederá la anotación preventiva en el ámbito de la ejecución de
aquellas sentencias que dispongan o permitan la inscripción o la cancelación de
asientos en Registros Públicos (art. 524.4 LEC, a cuyos comentarios nos remiti-
mos).

JURISPRUDENCIA
«La facultad de solicitar la rescisión de la sentencia dictada en ausencia del deman-
dado no puede ejercitarse indefinidamente. A la concurrencia de los presupuestos a que
se anuda la procedencia de su concesión, la Ley yuxtapone la concurrencia de un requi-
sito de índole temporal, plazos de caducidad cuyo transcurso comporta la definitiva
extinción del derecho que caduca» (SAP Guipúzcoa 1.ª 5 octubre 2006, LA LEY
290360/2006).

676
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 503

Artículo 503. Exclusión de la rescisión de sentencias sin efectos de cosa


juzgada
No procederá la rescisión de las sentencias firmes que, por disposición legal,
carezcan de efectos de cosa juzgada.
Véase art. 447 LEC

COMENTARIOS
También se constituye en presupuesto de la viabilidad de la acción que tra-
tamos el que la sentencia firme que se pretende rescindir no haya sido dictada
en procesos (sumarios, no plenarios) cuya resolución final carezca de los efectos
de la cosa juzgada material (art. 503 LEC) (sobre la cosa juzgada material, v. art.
222 LEC). A los efectos de determinar el ámbito de dicha exclusión, que, obvia-
mente, se justifica en la posibilidad de que a un proceso sumario siga un proceso
plenario en el que poder discutir, ya sin limitaciones de ningún tipo, el conflicto
inicialmente debatido, nos remitimos al comentario al art. 447 LEC.

Artículo 504. Eventual suspensión de la ejecución. Procedimiento de la res-


cisión
1. Las demandas de rescisión de sentencias firmes dictadas en rebeldía no
suspenderán su ejecución, salvo lo dispuesto en el art. 566 de esta Ley.
2. La pretensión del demandado rebelde de que se rescinda una sentencia
firme se sustanciará por los trámites establecidos para el juicio ordinario, que
podrá ser iniciado por quienes hayan sido parte en el proceso.
Véase art. 566 LEC

COMENTARIOS
En virtud de lo dispuesto en el art. 504.2 LEC: «La pretensión del demandado
rebelde de que se rescinda una sentencia firme se sustanciará por los trámites
establecidos para el juicio ordinario…», es decir, por los trámites que se con-
templan en los arts. 399 a 436 LEC, ya analizados anteriormente, si bien cabe
apuntar como reglas especiales las siguientes: 1.ª) La admisión de las demandas
de rescisión no suspenderá la ejecución de las sentencias firmes dictadas en
rebeldía, si bien, conforme a lo previsto en el art. 566 LEC, el Tribunal que la
esté llevando a cabo podrá decretar la suspensión del proceso de ejecución for-
zosa, de oficio o a instancia de parte (art. 504.1 LEC); 2.ª) De la demanda habrá
de darse traslado a quienes fueron parte en el proceso donde recayó la sentencia
dictada en rebeldía objeto de la demanda de rescisión.

677
Artículo 505 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 505. Sentencia de rescisión


1. Celebrado el juicio, en el que se practicará la prueba pertinente sobre las
causas que justifican la rescisión, resolverá sobre ella el Tribunal mediante sen-
tencia, que no será susceptible de recurso alguno.
2. A instancia de parte, el Tribunal de la ejecución deberá acordar la sus-
pensión de la ejecución de la sentencia rescindida, si, conforme a lo previsto en
el art. 566, no hubiere ya decretado la suspensión.

COMENTARIOS
En el procedimiento tendente a dejar sin efecto una sentencia firme dictada
en rebeldía cabe apreciar dos distintas fases: en primer término, un iudicium
rescindens donde se ejercita verdaderamente la acción de rescisión de estas
sentencias, y cuya finalidad es dejar sin efecto las mismas y todas las actuaciones
procesales que la precedieron; y, en segundo lugar, un iudicium rescissorium,
que es donde, en los términos previstos en el art. 507 LEC, se tramitará de nuevo
desde su primera instancia el pleito en el que el demandado rebelde no pudo
participar.
En el juicio ordinario por el que se tramite la demanda de rescisión tan sólo
se considerará pertinente aquella actividad probatoria que verse «sobre las cau-
sas que justifican la rescisión» (art. 505.1 LEC), porque, como es evidente, este
iudicium tiene exclusivamente por objeto el de comprobar si concurren o no los
presupuestos determinantes de la rescisión contemplados en los arts. 501 y 502
LEC, y no el de someter a discusión y enjuiciamiento el conflicto material sobre
el que en su día recayó la sentencia firme (que es, precisamente, el objeto del
posterior iudicium rescissorium).

Artículo 506. Costas


1. Cuando se declare no haber lugar a la rescisión solicitada por el litigante
condenado en rebeldía, se impondrán a éste todas las costas del procedimiento.
2. Si se dictare sentencia estimando procedente la rescisión, no se impondrán
las costas a ninguno de los litigantes, salvo que el Tribunal aprecie temeridad en
alguno de ellos.
Véase el comentario al art. 507 LEC

Artículo 507. Sustanciación del procedimiento tras la sentencia estimatoria


1. Estimada la pretensión del demandado rebelde, se remitirá certificación
de la sentencia que estime procedente la rescisión al Tribunal que hubiere cono-
cido del asunto en primera instancia y, ante él, se procederá conforme a las reglas
siguientes:

678
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 507

1.ª Se entregarán los autos por diez días al demandado para que pueda expo-
ner y pedir lo que a su derecho convenga, en la forma prevenida para la con-
testación a la demanda.
2.ª De lo que se expusiere y pidiere se conferirá traslado por otros diez días
a la parte contraria, entregándole las copias de los escritos y documentos.
3.ª En adelante, se seguirán los trámites del juicio declarativo que corres-
ponda, hasta dictar la sentencia que proceda, contra la que podrán interponerse
los recursos previstos en esta Ley.
2. No será necesario remitir al Tribunal de primera instancia la certificación
a que se refiere el apartado anterior si dicho Tribunal hubiere sido el que estimó
procedente la rescisión.

COMENTARIOS
El proceso de rescisión finalizará mediante sentencia, estimatoria o desesti-
matoria, que en cualquier caso no será susceptible de recurso alguno (art. 505.1
LEC), salvedad hecha, claro está, de un eventual recurso de amparo ante el Tri-
bunal Constitucional (arts. 41 y ss. LOTC).
1. La sentencia por la que se desestime la acción de impugnación declarará
que no concurren en el caso enjuiciado todos los presupuestos determinantes
de la rescisión, ratificando a continuación la firmeza de la sentencia dictada en
rebeldía, que quedará incólume, e imponiendo al promotor de la acción todas
las costas del procedimiento (art. 506.1 LEC). Además, dicha sentencia desesti-
matoria determinará el levantamiento de la eventual suspensión de la ejecución
de la sentencia firme dictada en rebeldía que haya podido acordarse por el Tri-
bunal funcionalmente competente ex art. 566 LEC.
2. Por el contrario, la sentencia que proceda a estimar la acción de rescisión
por concurrir en el caso enjuiciado todos los presupuestos antes relatados, res-
cindirá expresamente la sentencia firme dictada en rebeldía, dejándola sin
efecto, sin que en este caso se tengan que imponer las costas a ninguno de los
litigantes, salvo que el Tribunal apreciase temeridad en alguno de ellos (art.
506.2 LEC). A continuación se remitirá una certificación de dicha sentencia esti-
matoria al órgano judicial que hubiere conocido del asunto seguido en rebeldía
en su primera instancia (salvo que fuese el mismo que dictó la sentencia firme,
en cuyo caso será el mismo que haya conocido del proceso de rescisión), empla-
zando a las partes para que comparezcan ante él para reanudar el proceso con-
forme a las siguientes reglas:
1.ª) Se entregarán los autos por diez días al demandado que en su día fue
declarado en rebeldía y que ha salido victorioso de su acción de rescisión, para
que pueda exponer y pedir lo que a su derecho convenga, en la forma prevenida
para la contestación a la demanda, y ello con independencia de si el proceso
seguido en rebeldía se tramitó por los trámites del juicio ordinario o por los del

679
Artículo 508 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

juicio verbal (art. 507.1.1.ª LEC). Si el demandado no formulase alegaciones y


peticiones en este trámite, se entenderá que renuncia a ser oído y se dictará
nueva sentencia en los mismos términos que la rescindida, frente a la que no
podrá ejercitarse recurso alguno (art. 508 LEC).
2.ª) De lo que se expusiere y pidiere se conferirá traslado por otros diez días
a la parte contraria (el originario demandante), entregándole las copias de los
escritos y documentos (art. 507.1.2.ª LEC).
3.ª) En adelante, se seguirán los trámites del juicio declarativo que corres-
ponda hasta dictar la sentencia que proceda, contra la que podrán interponerse
los recursos previstos en la LEC (art. 507.1.3.ª LEC).

Artículo 508. Inactividad del demandado y nueva sentencia


Si el demandado no formulase alegaciones y peticiones en el trámite a que
se refiere la regla primera del artículo anterior, se entenderá que renuncia a ser
oído y se dictará nueva sentencia en los mismos términos que la rescindida.
Contra esta sentencia no se dará recurso alguno.
Véase el comentario al art. 507 LEC

TÍTULO VI
De la revisión de sentencias firmes

Artículo 509. Órgano competente y resoluciones recurribles


La revisión de sentencias firmes se solicitará a la Sala de lo Civil del Tribunal
Supremo o a las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia,
conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Sobre la naturaleza de esta acción, véase el comentario al art. 501 LEC

COMENTARIOS
El órgano objetivamente competente para conocer de las demandas de revi-
sión de sentencias firmes en el ámbito civil ha sido, tradicionalmente, la Sala
Primera del TS (art. 56.1.º LOPJ). Sin embargo, la LOPJ de 1985, haciéndose eco
de las erróneas previsiones contenidas en algunos Estatutos de Autonomía,
extendió también dicha competencia objetiva a la Sala de lo Civil y Penal de los
TTSSJJ, a las cuales atribuyo el conocimiento del «recurso extraordinario de revi-
sión que establezca la ley contra sentencias dictadas por órganos jurisdiccionales
del orden civil con sede en la Comunidad Autónoma, en materia de Derecho
Civil, foral o especial, propio de la Comunidad autónoma, si el correspondiente
Estatuto de Autonomía ha previsto esta atribución» [art. 73.1.b) LOPJ].

680
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 510

Ocurre, sin embargo, que toda esa regulación extensiva no sino el fruto del
enorme dislate de pensar que el mecanismo de la revisión, como sí sucede
correctamente con la casación, puede tener su base en el Derecho material apli-
cado por las citadas resoluciones, de modo que si el Derecho aplicado era de
ámbito nacional conocería el TS, y si lo era foral o especial de ámbito autonó-
mico conocería el respectivo TSJ.
En la situación actual, por tanto, de la revisión conocerá en la generalidad
de los casos la Sala Primera del TS. Y tan sólo si la sentencia firme se fundamenta
jurídicamente en el Derecho civil propio de la respectiva Comunidad Autónoma,
y siempre que el Estatuto de Autonomía así lo haya previsto expresamente,
conocerá la Sala de lo Civil y Penal del correspondiente TSJ (AATSJ Valencia
22.9.04 y 4.1.07, ATS 1.ª 14.11.06, ATSJ Aragón 1.ª 24.11.06...).

JURISPRUDENCIA
«la Ley Orgánica, a la que se remite la Ley de Enjuiciamiento, condiciona la compe-
tencia funcional de la Sala Civil de los Tribunales Superiores para conocer de las deman-
das de revisión de sentencias firmes dictadas en este orden jurisdiccional a que se cum-
plan tres requisitos: en primer lugar, que la sentencia se haya dictado por un órgano
judicial cuya sede radique en la Comunidad Autónoma correspondiente a dicho Tribunal
Superior, en segundo lugar, que el Estatuto de Autonomía haya previsto dicha atribución
competencial y en tercer lugar, que la sentencia se dicte en materia de derecho civil foral
o especial propio de esa comunidad autónoma» (ATS 1.ª 14 noviembre 2006, LA LEY
302273/2006).

Artículo 510. Motivos


1. Habrá lugar a la revisión de una sentencia firme:
1.º Si después de pronunciada, se recobraren u obtuvieren documentos deci-
sivos, de los que no se hubiere podido disponer por fuerza mayor o por obra de
la parte en cuyo favor se hubiere dictado.
2.º Si hubiere recaído en virtud de documentos que al tiempo de dictarse
ignoraba una de las partes haber sido declarados falsos en un proceso penal, o
cuya falsedad declarare después penalmente.
3.º Si hubiere recaído en virtud de prueba testifical o pericial, y los testigos
o los peritos hubieren sido condenados por falso testimonio dado en las decla-
raciones que sirvieron de fundamento a la sentencia.
4.º Si se hubiere ganado injustamente en virtud de cohecho, violencia o
maquinación fraudulenta.
2. Asimismo se podrá interponer recurso de revisión contra una resolución
judicial firme cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos haya declarado
que dicha resolución ha sido dictada en violación de alguno de los derechos
reconocidos en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Huma-

681
Artículo 510 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

nos y Libertades Fundamentales y sus Protocolos, siempre que la violación, por


su naturaleza y gravedad, entrañe efectos que persistan y no puedan cesar de
ningún otro modo que no sea mediante esta revisión, sin que la misma pueda
perjudicar los derechos adquiridos de buena fe por terceras personas.
Véase art. 5 bis LOPJ

COMENTARIOS
La acción de revisión de sentencias firmes se erige en la vía jurídica adecuada
para combatir la injusticia que se revele inherente a alguna de dichas resolu-
ciones judiciales exclusivamente en los casos previstos en el art. 510 LEC, casos
que resultan ser taxativos y que han de ser todos ellos interpretados de una
manera restrictiva (ATS 1.ª 11.11.04, STS 1.ª 19.7.06, ATS 1.ª 15.9.06, STS 1.ª
31.10.06, STS 1.ª 27.3.07...).
– Art. 510.1.1.º LEC: Para que pueda obtener la revisión en este caso será
necesario (v. STS 1.ª 29.4.04, STS 1.ª 29.6.05, STS 1.ª 28.2.06, STS 1.ª 23.5.06,
STS 1.ª 26.1.07, STS 1.ª 29.3.07, STS 1.ª 20.12.07, STS 1.ª 27.1.09, entre otras):
1.º) De un lado, que la falta de disposición de esos documentos por la parte
procesal a quien interesaban haya sido debida, bien a causa de «fuerza mayor»
(vgr. su pérdida temporal, la imposibilidad temporal de acceso al lugar donde
los mismos se encontraban, etc.), o bien como consecuencia de la actuación de
la parte procesal en cuya favor se hubiese dictado la sentencia firme (vgr. el
ocultamiento malicioso de los documentos, la mendacidad acerca de la exis-
tencia de los mismos, etc.).
2.º) Y de otro lado, será también necesario que los documentos en cuestión
resulten «decisivos», término éste por el que no cabe entender sino la exigencia
de que el contenido de los tales documentos sea capaz de modificar el signo de
la decisión, bien para transformarla de desestimatoria en estimatoria de la pre-
tensión de la parte inicialmente gravada, o bien para transformarla sensiblemente
en cuanto a su alcance (vgr. para aminorar la cuantía de la condena, para des-
estimar parcialmente las pretensiones de la contraparte, etc.).
En la demanda de revisión, por lo demás, deberá el recurrente justificar la
concurrencia de ambos requisitos, el primero mediante la acreditación de la
existencia de la fuerza mayor o de la conducta de la parte al respecto (conducta
que, generalmente por ser negativa o de ocultación, habrá que deducir de indi-
cios en la mayoría de las ocasiones), y el segundo por medio de la correspon-
diente fundamentación jurídica.
– Art. 510.1.2.º LEC: El elemento determinante de la injusticia de la sentencia
firme no es aquí un documento auténtico sino un documento falso, el cual, como
es sabido, no puede tenerse por tal mientras no sea declarado mediante resolu-
ción firme en un proceso penal incoado al efecto por el delito de falsedad docu-
mental (arts. 390 y ss. CP); por eso la norma alude inequívocamente a que dicha

682
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 510

declaración de falsedad tenga un origen penal. En tal caso, a la demanda de


revisión se acompañará la correspondiente copia o testimonio de la sentencia
penal firme condenatoria.
Por otro lado, la viabilidad de este motivo se supedita de que la sentencia
firme haya fundamentado su «ratio decidendi» precisamente en los documentos
declarados falsos, que los documentos falsos sean el fundamento principal del
sentido de la decisión adoptada, pues, de no ser así, es perfectamente posible (e
incluso lo más probable) que, aun rescindida la sentencia por esta causa, el
resultado de un segundo proceso fuese el mismo pese a no contar con los docu-
mentos objeto de la falsedad.
– Art. 510.1.3.º LEC: El elemento determinante de la injusticia de la sentencia
firme no es aquí un documento, sino la falsedad de un testimonio prestado por
un testigo o por un perito (testimonio que en el caso de este último también podrá
haberse plasmado por escrito), falsedad testimonial que, al igual que acaecía con
la documental, no puede tenerse por producida mientras no sea declarado
mediante resolución firme en un proceso penal incoado al efecto por el delito
de falso testimonio (arts. 458 y ss. CP); y por eso la norma, aunque no aluda
expresamente a la necesidad que dicha declaración de falsedad tenga un origen
penal, sí habla de condena por falso testimonio, lo que a estos fines viene a ser
lo mismo. En este caso, a la demanda de revisión se acompañará la correspon-
diente copia o testimonio de la sentencia penal firme condenatoria.
– Art. 510.1.4.º LEC: En este caso, la injusticia de la sentencia firme puede
deberse a la comisión por el Juez autor de la misma del delito de cohecho (arts.
419 y ss. LEC), al hecho de haber sufrido violencia impeditiva del normal ejer-
cicio del derecho de acción o de defensa por la parte gravada por aquella sen-
tencia firme (pues, si la violencia se ejerce sobre el órgano judicial, lo procedente
una vez cesada la situación ilegítima no es la vía de la revisión sino la declaración
de oficio de todas las actuaciones en virtud del art. 226 LEC), o, en una especie
de cláusula genérica abierta a otras situaciones casuísticas pero igualmente
determinantes de la injusticia de la resolución firme, la existencia de cualquier
otra «maquinación fraudulenta» que haya derivado en ese resultado injusto.
Por este último concepto de «maquinación fraudulenta», la jurisprudencia
ha entendido «todo artificio realizado personalmente o por extraño por la parte
que haya obtenido la sentencia deseada, o por quienes le representen, que
impliquen una conducta o actuación maliciosa llevada a cabo mediante falacia
o engaño por el litigante vencedor, un consciente y voluntario aprovechamiento
de actos directos o inmediatos que provocan una grave situación de irregulari-
dad, con la consiguiente indefensión de la contraparte debiendo en todo caso
surgir tal maquinación de hechos ajenos al pleito no de los alegados y discutidos
en el mismo, pudiendo comprender en el término «maquinaciones fraudulentas»
todas aquellas actividades de la actora que vayan dirigidas a dificultar u ocultar

683
Artículo 510 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

al demandado la iniciación del juicio con objeto de obstaculizar su defensa, ase-


gurando así el éxito de la demanda» (STS 1.ª 31.10.06, STS 1.ª 9.5.07, entre
otras).
En suma, pues, para la estimación de la acción de revisión fundamentada en
este concreto motivo son imprescindibles los siguientes requisitos, todos ellos
sistematizados por la jurisprudencia: «A) que la maquinación consista en una
conducta maliciosa de la parte recurrida tendente a conseguir mediante argucias,
artificios o ardides una ventaja o lesión frente a la contraria; B) que exista un nexo
causal y directo entre esta conducta y la sentencia firme y favorable para la parte
que utilizó ese proceder; C) que la maquinación fraudulenta se deduzca de
hechos ajenos al pleito y ocurridos fuera del mismo, pero no de los alegados y
discutidos en él; D) que la conducta maliciosa impida al demandado el conoci-
miento de la existencia del pleito y, por tanto, su efectiva defensa», a los que
habría que sumar la necesidad de que el accionante pruebe cumplidamente los
hechos determinantes de la existencia de la maquinación alegada (SSTS 1.ª
19.4.05, 1.ª 13.6.05, 1.ª 5.10.05, 1.ª 15.6.06, 1.ª 26.1.07, 1.ª 9.10.07, 1.ª
27.1.09, entre otras).
– Art. 510.2 LEC: Por último, en el año 2015, y a raíz del revuelo mediático
generado como consecuencia de la STEDH de 21 de octubre de 2013, dictada
en el desgraciadamente célebre asunto «Inés del Río», y con el evidente fin de
incorporar a nuestro ordenamiento procesal un instrumento que permitiera la
ejecución de la sentencias dictadas por dicho Alto Tribunal con un mínimo de
seguridad jurídica, el legislador introdujo este apartado segundo en el art. 510
LEC, así como el art. 5 bis LOPJ, a cuyo tenor: «Se podrá interponer recurso de
revisión ante el Tribunal Supremo contra una resolución judicial firme, con arre-
glo a las normas procesales de cada orden jurisdiccional, cuando el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos haya declarado que dicha resolución ha sido
dictada en violación de alguno de los derechos reconocidos en el Convenio
Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamen-
tales y sus Protocolos, siempre que la violación, por su naturaleza y gravedad,
entrañe efectos que persistan y no puedan cesar de ningún otro modo que no
sea mediante esta revisión.
En consecuencia, cuando la ejecución de una STEDH que haya declarado
la violación de alguno de los derechos proclamados en el CEDH, no pueda lle-
varse a cabo sin dejar sin efecto una resolución judicial firme dictada por los
tribunales españoles, la parte afectada podrá promover la acción de revisión por
este motivo, siempre que, eso sí, «la violación, por su naturaleza y gravedad,
entrañe efectos que persistan y no puedan cesar de ningún otro modo que no
sea mediante esta revisión», y sin que la misma, además, «sin que la misma
pueda perjudicar los derechos adquiridos de buena fe por terceras personas».

684
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 510

JURISPRUDENCIA
«La revisión es un remedio extraordinario que sólo por causas muy especiales y en
plazos muy determinados permite destruir la fundamental regla de la cosa juzgada, ya
que el recurso de revisión, por su naturaleza extraordinaria, supone una excepción al
principio esencial de la irrevocabilidad de las sentencias que hayan ganado firmeza, de
forma que la interpretación de los casos que lo enmarcan debe efectuarse con un criterio
sumamente restrictivo, ya que en caso contrario el principio de seguridad jurídica pro-
clamado en el art. 9.3 de la Constitución Española quedaría vulnerado, determinando
una quiebra del principio procesal de la autoridad de la cosa juzgada» (ATS 1.ª 10 mayo
2017, Rec. 21/2017).
– Motivo 1.º:
«Esta Sala tiene declarado, en relación con el recobro de documentos decisivos a
que se refiere el art. 510.1.1.º LEC, que para que pueda prosperar el motivo de revisión
se requiere: a) que los documentos se hayan obtenido, o en su caso recobrado, después
de pronunciada la sentencia firme cuya rescisión se pretenda; b) que no se haya podido
disponer de los documentos para el proceso de origen por causa de fuerza mayor o, en
su caso, por obra de la parte en cuyo favor se hubiere dictado la sentencia; c) que se
trate de documentos decisivos para el pleito, esto es, con valor y eficacia para dictar la
resolución que corresponda; y d) que los requisitos expresados se prueben por la parte
demandante, a quien incumbe la correspondiente carga procesal (entre las más recien-
tes, sentencias 756/2012, de 13 de diciembre, 257/2015, de 8 de mayo, y 94/2016, de
9 de febrero)» (STS 1.ª 11 mayo 2016, Rec. 40/2014).
– Motivo 2.º:
«para que concurra el motivo previsto en el núm. 2 del art. 510 LEC, es preciso que
exista una resolución dictada en el proceso penal en que se declare la existencia de
falsedad, es decir, de la acción delictiva en que esta consiste, tras la valoración practicada
en dicho proceso, según el criterio seguido por esta Sala (autos 12 de junio 2008; 21 de
abril 2009, entre otros), y, en el caso, como informa el Ministerio Fiscal, no hay ningún
documento declarado falso en proceso penal, en concreto el documento en cuya virtud
se dictó la sentencia civil objeto de revisión» (STS 1.ª 13 julio 2016, Rec. 66/2014).
– Motivo 4.º: Maquinación fraudulenta:
«Es doctrina de esta Sala la de que si bien se reputa maquinación fraudulenta la
ocultación maliciosa del domicilio del demandado, que da lugar a su emplazamiento por
edictos, ello lo es cuando no solo se acredita intención torticera de quien lo ocultó, sino
también cuando consta que tal indefensión se produjo por causa no imputable al deman-
dado (SSTS de 9 de mayo de 1989; 10 de mayo y 14 de junio 2006, entre otras)» (STS
1.ª 19 febrero 2016, Rec. 12/2014).
«la maquinación fraudulenta a que se refiere el art. 510, 4.º LEC como fundamento
de la revisión, «consiste en una actuación maliciosa que comporta aprovechamiento
deliberado de determinada situación, llevada a cabo por el litigante vencedor, mediante
actos procesales voluntarios que ocasionan una grave irregularidad procesal y originan
indefensión» (sentencias 708/1994, de 5 de julio, 430/1996, de 22 de mayo y 172/1998,
de 19 de febrero, citadas por las sentencias 474/2012, de 9 de julio y 662/2013, de 22

685
Artículo 511 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de octubre). Esta sala, por ejemplo en la Sentencia 297/2011, de 14 de abril, ha reco-


nocido la existencia de una maquinación fraudulenta, justificativa de la revisión de la
sentencia, cuando quien «ejercita una acción judicial oculta el domicilio de la persona
contra la que estaba dirigida, alegando que lo desconoce para interesar que se le emplace
por edictos y se sustancie el procedimiento en rebeldía» (...) En suma, la maquinación
fraudulenta consistente en la ocultación maliciosa del domicilio del demandado concurre
objetivamente no solo cuando se acredita una intención torticera en quien lo ocultó, sino
también cuando consta que tal ocultación, y la consiguiente indefensión del demandado,
se produjo por causa imputable al demandante y no a aquel (sentencias 9 de mayo de
1989; 428/2006, de 10 de mayo; 663/2006, de 14 de junio; 340/2007, de 15 de marzo;
297/2011, de 14 de abril)» (STS 1.ª 9 junio 2016, Rec. 62/2014).

Artículo 511. Legitimación activa


Podrá solicitar la revisión quien hubiere sido parte perjudicada por la sen-
tencia firme impugnada.
En el supuesto del apartado 2 del artículo anterior, la revisión sólo podrá ser
solicitada por quien hubiera sido demandante ante el Tribunal Europeo de Dere-
chos Humanos.
Véase art. 510 LEC

COMENTARIOS
1. Con carácter general, el art. 511.I LEC confiere legitimación activa para
promover la revisión a «quien hubiere sido parte perjudicada por la sentencia
firme impugnada», es decir, a todos aquellos sujetos que, habiendo adquirido la
condición de parte formal, por comparecer en tiempo y forma ante el órgano
judicial para realizar la actividad procesal de que se tratase en el proceso que
culminó con la sentencia firme objeto de la acción de revisión, resulten de algún
modo perjudicados en sus derechos e intereses por los pronunciamientos con-
tenidos en la parte dispositiva de la misma.
En principio, pues, no podrá promover la revisión quien no haya sido gravado
por la sentencia firme (el cual no deja de ser un simple tercero ajeno a la situación
derivada de la emisión de qué resolución), ni tampoco quien haya sido gravado
pero no haya adquirido la condición de parte procesal (el cual, a lo sumo, podrá
intentar la vía del incidente de nulidad de actuaciones en virtud de los arts.
225.3.º y 228 LEC). Para esta última situación, sin embargo, la jurisprudencia ha
reconocido legitimación activa para promover la acción de revisión incluso a
quienes, habiendo debido ser parte en el proceso por discutirse en él derechos
o intereses legítimos de su titularidad, no lo fueron por no haber sido demanda-
dos, «pues admitir lo contrario equivaldría a tolerar que, a más de no ser oídos
en el proceso, negándoles los medios de defensa de sus posibles derechos, se les
privara de uno de los recursos que la ley concede con carácter extraordinario»
(SSTS 1.ª 28.4.98, 14.12.98, 27.7.99...).

686
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 512

2. Para el supuesto previsto en el art. 510.2 LEC, en cambio, la legitimación


activa la otorga el legislador en función de puros parámetros formales, al reco-
nocérsela a «quien hubiera sido demandante» ante el TEDH.

Artículo 512. Plazo de interposición


1. En ningún caso podrá solicitarse la revisión después de transcurridos cinco
años desde la fecha de la publicación de la sentencia que se pretende impugnar.
Se rechazará toda solicitud de revisión que se presente pasado este plazo.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no será aplicable cuando la revisión esté
motivada en una Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En este
caso la solicitud deberá formularse en el plazo de un año desde que adquiera
firmeza la sentencia del referido Tribunal.
2. Dentro del plazo señalado en el apartado anterior, se podrá solicitar la
revisión siempre que no hayan transcurrido tres meses desde el día en que se
descubrieren los documentos decisivos, el cohecho, la violencia o el fraude, o
en que se hubiere reconocido o declarado la falsedad.
Véase art. 510 LEC

COMENTARIOS
Son dos los plazos que han de tenerse en cuenta:
1. En primer término, la revisión de la sentencia no podrá solicitarse cuando
desde la fecha de publicación de la sentencia firme (v. art. 212 LEC) hayan
transcurrido cinco años (art. 512.1.I LEC) o un año (art. 512.1.II LEC), plazos
ambos que se habrán de computar de fecha a fecha, conforme previene el art.
133.3 LEC. De este modo, si la demanda de revisión es interpuesta (de solicitarse
la revisión habla el art. 512.1 LEC) una vez superado dicho período de tiempo,
incurrirá en una causa de inadmisión por su extemporaneidad.
2. Pero, dentro de los mencionados plazos de cinco y un años, la persona
activamente legitimada para promover la revisión no puede entablar la corres-
pondiente demanda cuando tenga por más conveniente a sus intereses, de modo
que le sea dado escoger la fecha para ejercitar la acción con total independencia
del momento en que se hayan producido las circunstancias determinantes de la
injusticia de la sentencia firme reseñadas en el art. 510 LEC (STS 1.ª 19.1.04).
Antes al contrario, la LEC regula un segundo plazo, dentro del general o
absoluto de los cinco años, al que ha de someterse el ejercicio efectivo de dicha
acción, plazo que es el de los tres meses «desde el día en que se descubrieren
los documentos decisivos, el cohecho, la violencia o el fraude, o en que se
hubiere reconocido o declarado la falsedad» (art. 512.2 LEC). Más concreta-
mente, el indicado plazo de tres meses, que también deberá de ser computado
de fecha a fecha (art. 133.3 LEC), y que es de caducidad y, por tanto, ni admite

687
Artículo 512 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

interrupción, ni excluye de su cómputo el mes de agosto, tendrá como «dies a


quo» alguno de los siguientes (STS 1.ª 18.2.04, STS 1.ª 6.5.04, STS 1.ª 17.6.04,
STSJ Navarra 4.5.05, ATS 1.ª 22.12.05, STS 1.ª 19.6.06, ATS 1.ª 15.9.06, STS 1.ª
26.2.07, STS 1.ª 29.3.07): 1.º) El día en que el legitimado activamente tenga a
su disposición los documentos recobrados u obtenidos a que se refiere el art.
510.1.º LEC; 2.º) El día en que el legitimado activamente conozca que los docu-
mentos en que se fundamentó la sentencia firme habían sido declarados falsos
en un proceso penal anterior, o lo han sido en un proceso penal posterior, en
ambos casos seguidos por el delito de falsedad documental, todo ello en el
supuesto contemplado en el art. 510.2.º LEC; 3.º) En el caso previsto en el art.
510.3.º LEC, el día en que el legitimado activamente conozca que los testigos
en cuyo testimonio se fundamentó la sentencia firme han sido condenados por
el delito de falso testimonio cometido en dicho proceso; 4.º) Por último, el día
en que sobre el legitimado activamente cese la situación de violencia que le
impidiese defenderse debidamente en el proceso donde recayó la sentencia
firme, o aquel en el que conozca la sentencia penal firme que condena al Juez
autor de la misma por el delito de cohecho cometido al pronunciar dicha sen-
tencia o descubra cualquier otra maquinación fraudulenta determinante de la
injusticia de la resolución judicial susceptible de ser cuestionada en el proceso
de revisión.

JURISPRUDENCIA
«El art. 512 de la Ley de Enjuiciamiento Civil exige que la revisión se solicite antes de
transcurrir tres meses desde el día en que se descubrieron los documentos decisivos (al
respecto, sentencia de 28 de abril de 2005). Esta Sala, en la interpretación de la referida
norma, exige que el demandante de revisión demuestre con precisión cuál es el día inicial
del plazo, como condición de viabilidad de la demanda (sentencias de 9 de octubre de
2003, 19 de enero de 2004, 18 de febrero de 2004, 11 de febrero de 2005), en evitación
de fraudes o rodeos legales» (STS 1.ª 26 febrero 2007, LA LEY 3268/2007).
«El art. 512 LEC establece un plazo de tres meses para el ejercicio de la demanda de
revisión, que debe computarse «desde el día en que se descubrieren los documentos
decisivos, el cohecho, la violencia o el fraude, o en que se hubiere reconocido o decla-
rado la falsedad». Consta acreditado que Cipriano conoció de la existencia de la sen-
tencia de desahucio el día del lanzamiento, el 12 de mayo de 2010. El cómputo del plazo
de tres meses debía comenzar al día siguiente. A los pocos días, el día 24 de mayo de
2010, Cipriano compareció ante el juzgado de primera instancia para pedir la suspensión
del procedimiento y que se le nombrara abogado y procurador de oficio para presentar
la demanda de revisión, y se le reconociera el derecho de asistencia jurídica gratuita. El
juzgado accedió a esta petición y no levantó la suspensión hasta el 19 de noviembre de
2014, después de que se hubiera concedido tal derecho al Sr. Cipriano y se le hubiera
nombrado abogado y procurador. La demanda fue presentada a los pocos días, el 25 de
noviembre de 2014. Debemos entender que la acción no ha caducado, ya sea porque,
como en otras ocasiones, consideremos que el procedimiento se inicia con la solicitud
de nombramiento de abogado y procurador de oficio (sentencia de 16 de febrero de

688
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 513

2012); ya sea porque, al margen de que procediera la suspensión del plazo o no, de
hecho el juzgado lo acordó y por ello generó en el demandante la confianza de que hasta
que se alzara la suspensión, como consecuencia del nombramiento de la representación
procesal y asistencia jurídica solicitadas, no se computaba el plazo de caducidad» (STS
1.ª 9 junio 2016, Rec. 62/2014).

Artículo 513. Depósito


1. Para poder interponer la demanda de revisión será indispensable que a
ella se acompañe documento justificativo de haberse depositado en el estable-
cimiento destinado al efecto la cantidad de 300 euros. Esta cantidad será
devuelta si el Tribunal estimare la demanda de revisión.
2. La falta o insuficiencia del depósito mencionado, cuando no se subsane
dentro del plazo que el Secretario judicial señale al efecto, que no será en ningún
caso superior a cinco días, determinará que el Tribunal repela de plano la
demanda.

Artículo 514. Sustanciación


1. Presentada y admitida la demanda de revisión, el secretario judicial soli-
citará que se remitan al Tribunal todas las actuaciones del pleito cuya sentencia
se impugne, y emplazará a cuantos en él hubieren litigado, o a sus causahabien-
tes, para que dentro del plazo de veinte días contesten a la demanda, sosteniendo
lo que convenga a su derecho.
2. Contestada la demanda de revisión o transcurrido el plazo anterior sin
haberlo hecho, el secretario judicial convocará a las partes a una vista que se
sustanciará con arreglo a lo dispuesto en los arts. 440 y ss.
3. En todo caso, el Ministerio Fiscal deberá informar sobre la revisión antes
de que se dicte sentencia sobre si ha o no lugar a la estimación de la demanda.
4. Si se suscitaren cuestiones prejudiciales penales durante la tramitación de
la revisión, se aplicarán las normas generales establecidas en el art. 40 de la
presente Ley, sin que opere ya el plazo absoluto de caducidad a que se refiere el
apartado 1 del art. 512.

COMENTARIOS
1. De manera semejante a como tenía lugar en ya examinado proceso de
rescisión de sentencias firmes dictadas en rebeldía, en la acción de revisión cabe
apreciar dos distintas fases, cada una de las cuales se erige por sí sola en un
auténtico proceso autónomo: 1.º) En primer término, un iudicium rescindens
donde se ejercita verdaderamente la acción de rescisión de estas sentencias fir-
mes, y cuya finalidad es dejar sin efecto las mismas y todas las actuaciones pro-
cesales que la precedieron; 2.º) Y, en segundo lugar, un iudicium rescissorium,
que es donde, si la partes afectadas por la rescisión lo estiman conveniente a sus

689
Artículo 515 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

intereses, se tramitará de nuevo el pleito en que se produjo la actuación injusta


(generalmente desde su primera instancia, aunque si el documento o el testimo-
nio falso, el cohecho judicial o la violencia infligida a la parte se produjo exclu-
sivamente en la vía de algún medio de impugnación, se debería autorizar a
reiniciar el proceso desde éste estadio procesal).
2. El procedimiento elegido por el legislador para sustanciar las demandas
de revisión de sentencias firmes es el del juicio verbal (art. 514.2 LEC). Así que,
después de presentada la demanda de revisión, y contestada la misma por el
demandado, se convocará la vista oral prevista en el art. 440 LEC.
Aunque legalmente no aparece previsto, al menos desde el Acuerdo de la
Sala 1.ª del Tribunal Supremo núm. 4/2006, de 4 de abril, las demandas de
revisión se someten a un trámite de admisión, de forma que pueden ser preli-
minarmente inadmitidas, y no sólo por motivos formales (vgr. el ejercicio extem-
poráneo de la acción) (ATS 1.ª 22.12.05, ATS 1.ª 30.5.06, ATS 1.ª 7.10.08), sino
también por motivos de fondo como puede serlo la carencia manifiesta de fun-
damento de la demanda o el fundarse la misma en motivos no encuadrables en
ninguno de los supuestos del art. 510 LEC (ATS 1.ª 2.3.06, ATSJ Aragón 15.3.06,
ATS 1.ª 30.5.06, ATS 1.ª 5.7.06, ATS 1.ª 21.9.06, ATS 1.ª 20.1.09).
3. Aunque la LEC nada diga al respecto (a diferencia de lo que sucede con
el art. 505.1 LEC con referencia a la acción de rescisión de sentencias firmes
dictadas en rebeldía), en el juicio verbal por el que se tramite la demanda de
revisión tan sólo se considerará pertinente aquella actividad probatoria que verse
sobre las causas que justifican la revisión, es decir, las contempladas en el art.
510 LEC, porque, como es evidente, este iudicium rescindens tiene exclusiva-
mente por objeto el de comprobar si concurren o no los presupuestos determi-
nantes de la revisión, y no el de someter a discusión y enjuiciamiento el conflicto
material sobre el que en su día recayó la sentencia firme (que es, precisamente,
el objeto del posterior y eventual iudicium rescissorium).

Artículo 515. Eventual suspensión de la ejecución


Las demandas de revisión no suspenderán la ejecución de las sentencias fir-
mes que las motiven, salvo lo dispuesto en el art. 566 de esta Ley.
Véase el comentario al art. 514 LEC y el art. 566 LEC

Artículo 516. Decisión


1. Si el Tribunal estimare procedente la revisión solicitada, lo declarará así,
y rescindirá la sentencia impugnada. A continuación mandará expedir certifica-
ción del fallo, y devolverá los autos al Tribunal del que procedan para que las
partes usen de su derecho, según les convenga, en el juicio correspondiente.

690
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 516

En este juicio, habrán de tomarse como base y no podrán discutirse las


declaraciones hechas en la sentencia de revisión.
2. Si el Tribunal desestimare la revisión solicitada, se condenará en costas al
demandante y perderá el depósito que hubiere realizado.
3. Contra la sentencia que dicte el Tribunal de revisión no se dará recurso
alguno.

COMENTARIOS
El proceso de revisión finalizará mediante sentencia, estimatoria o desesti-
matoria, que en cualquier caso no será susceptible de recurso alguno (art. 516.3
LEC), salvedad hecha, claro está, de un eventual recurso de amparo ante el TC
(arts. 41 y ss. LOTC).
1. La sentencia por la que se desestime la acción de revisión declarará que
no concurren en el caso enjuiciado todos los presupuestos determinantes de la
rescisión de la resolución cuestionada, ratificando a continuación la firmeza de
la sentencia tachada indebidamente de injusta, que quedará incólume, e impo-
niendo al promotor de la acción todas las costas del procedimiento, quien tam-
bién perderá la cantidad constituida en concepto de depósito (art. 516.2 LEC).
Además, dicha sentencia desestimatoria determinará el levantamiento de la
eventual suspensión de la ejecución de la sentencia firme que haya podido
acordarse por el Tribunal funcionalmente competente ex art. 566 LEC.
2. Por el contrario, la sentencia que proceda a estimar la acción de revisión
por concurrir en el caso enjuiciado todos los presupuestos formales y materiales
antes relatados, rescindirá expresamente la sentencia firme injusta, dejándola sin
efecto (art. 516.1 LEC). Ante el silencio legal, cabe concluir que dicha sentencia
no contendrá pronunciamiento alguno en lo relativo a las costas procesales, ni
siquiera en el caso, expresamente contemplado para la sentencia estimatoria de
la acción de rescisión de sentencias dictadas en rebeldía (art. 506.2 LEC), de que
el Tribunal apreciase temeridad en alguna de las partes intervinientes deman-
dadas.
A continuación se mandará expedir una certificación del fallo de dicha sen-
tencia estimatoria, y se ordenará la devolución de las actuaciones al órgano
judicial que hubiere dictado la sentencia firme rescindida, dejando expedita la
vía jurisdiccional que estimen conveniente los interesados para que usen de su
derecho, según les convenga, en el juicio correspondiente, en el que, de llegar
a incoarse efectivamente, habrán de tomarse como base y no discutirse las
declaraciones hechas en la sentencia de revisión (art. 516.1 LEC)

691
Artículo 517 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

LIBRO III
De la ejecución forzosa y de las medidas cautelares
TÍTULO I
De los títulos ejecutivos

CAPÍTULO I
De las sentencias y demás títulos ejecutivos

Artículo 517. Acción ejecutiva. Títulos ejecutivos


1. La acción ejecutiva deberá fundarse en un título que tenga aparejada eje-
cución.
2. Sólo tendrán aparejada ejecución los siguientes títulos:
1.º La sentencia de condena firme.
2.º Los laudos o resoluciones arbitrales y los acuerdos de mediación,
debiendo estos últimos haber sido elevados a escritura pública de acuerdo con
la Ley de mediación en asuntos civiles y mercantiles.
3.º Las resoluciones judiciales que aprueben u homologuen transacciones
judiciales y acuerdos logrados en el proceso, acompañadas, si fuere necesario
para constancia de su concreto contenido, de los correspondientes testimonios
de las actuaciones.
4.º Las escrituras públicas, con tal que sea primera copia; o si es segunda que
esté dada en virtud de mandamiento judicial y con citación de la persona a quien
deba perjudicar, o de su causante, o que se expida con la conformidad de todas
las partes.
5.º Las pólizas de contratos mercantiles firmadas por las partes y por corre-
dor de comercio colegiado que las intervenga, con tal que se acompañe certifi-
cación en la que dicho corredor acredite la conformidad de la póliza con los
asientos de su libro registro y la fecha de éstos.
6.º Los títulos al portador o nominativos, legítimamente emitidos, que repre-
senten obligaciones vencidas y los cupones, también vencidos, de dichos títulos,
siempre que los cupones confronten con los títulos y éstos, en todo caso, con los
libros talonarios.
La protesta de falsedad del título formulada en el acto de la confrontación
no impedirá, si ésta resulta conforme, que se despache la ejecución, sin perjuicio
de la posterior oposición a la ejecución que pueda formular el deudor alegando
falsedad en el título.
7.º Los certificados no caducados expedidos por las entidades encargadas de
los registros contables respecto de los valores representados mediante anota-
ciones en cuenta a los que se refiere la Ley del Mercado de Valores, siempre que
se acompañe copia de la escritura pública de representación de los valores o, en
su caso, de la emisión, cuando tal escritura sea necesaria, conforme a la legisla-
ción vigente.

692
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 517

Instada y despachada la ejecución, no caducarán los certificados a que se


refiere el párrafo anterior.
8.° El auto que establezca la cantidad máxima reclamable en concepto de
indemnización, dictado en los supuestos previstos por la ley en procesos penales
incoados por hechos cubiertos por el Seguro Obligatorio de Responsabilidad
Civil derivada del uso y circulación de vehículos de motor.
9.º Las demás resoluciones procesales y documentos que, por disposición de
esta u otra ley, lleven aparejada ejecución.

COMENTARIOS
La operatividad del proceso de ejecución civil tiene como presupuesto el de
que la demanda ejecutiva se fundamente en un «título que lleve aparejada eje-
cución (art. 517.1 LEC). Dichos títulos de ejecución (que en la vigente LEC, y por
la desaparición formal del juicio ejecutivo, el legislador denomina indiscrimi-
nadamente como "títulos ejecutivos"), pueden clasificarse en:
– Títulos propiamente jurisdiccionales:
a) En esta categoría se da cita, en primer lugar, el clásico título de ejecu-
ción forzosa por excelencia, esto es, la "sentencia de condena firme"
(art. 517.2.1.º LEC); se trata, por tanto, de una resolución judicial que revista
la forma de sentencia (art. 206.1.3.ª LEC), que tenga un contenido condena-
torio (porque si es meramente declarativo o constitutivo el art. 521.1 LEC les
priva de poder ser ejecutadas forzosamente) y que, además, sea firme (o
inimpugnable a través de un recurso –art. 207 LEC). Téngase en cuenta tam-
bién que el art. 523 LEC también admite la ejecución de sentencias firmes
de condena que hayan sido dictadas por tribunales extranjeros.
b) El art. 517.2 LEC contempla en sus apartados 3.º y 9.º otros dos con-
juntos de títulos jurisdiccionales de ejecución. Por un lado, las "resoluciones
judiciales que aprueben u homologuen transacciones judiciales y acuerdos
logrados en el proceso, acompañadas, si fuere necesario para constancia de
su concreto contenido, de los correspondientes testimonios de las actuacio-
nes" (art. 517.2.3.º LEC). Por otro, las "demás resoluciones procesales... que,
por disposición de esta u otra ley, lleven aparejada ejecución" (art. 517.2.9.º
LEC), tales como, por ejemplo, las sentencias de condena que aún no hayan
alcanzado firmeza, a los efectos de su ejecución provisional (art. 524.2 LEC),
o los autos donde se constate el allanamiento parcial del demandado
(art. 21.2 LEC)...
c) Ya no cabe incluir como título de naturaleza propiamente jurisdiccio-
nal a la resolución que aprueba lo convenido en el curso del "acto de con-
ciliación" celebrado conforme a lo previsto en los arts. 139 y ss. LJV, porque
ahora dirigen el mismo los Secretarios judiciales, salvo en el caso en que sea
el Juez de Paz el competente para conocer de dicha conciliación (v. art. 140

693
Artículo 517 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

LJV), en cuyo caso "el testimonio del acta junto con el… del auto del Juez de
Paz haciendo constar la avenencia de las partes en el acto de conciliación,
llevará aparejada ejecución" (art. 147.1 y 3 LJV).
– Resoluciones del Secretario judicial:
Conforme al art. 517.2.9.º LEC, son también títulos de ejecución determina-
das resoluciones de los Secretarios judiciales, tales como, por ejemplo, el
decreto que aquéllos han de dictar conforme a lo establecido en el art. 34.2 LEC,
o el decreto por el que se aprueba la tasación de costas (art. 244 LEC), o el que
fija la indemnización de los testigos, en caso de impago de las mismas por la
parte obligada a ello (art. 375.2 LEC)...
– Laudos y resoluciones arbitrales:
También son que posibilitan la apertura del proceso de ejecución los "laudos
o resoluciones arbitrales" (art. 517.2.2.º LEC), es decir decisiones recaídas en un
procedimiento arbitral tramitado conforme a la LA, con contenido condenatorio
susceptible de ser ejecutado forzosamente, lo que, a la luz de lo dispuesto en la
mencionada ley, cabe predicar esencialmente de los laudos (a cuyo régimen
jurídico se refieren los arts. 34 a 39 LA). Ahora, en cambio, ya no se exige que
dichos laudos sean firmes para adquirir la condición de títulos de ejecución,
pues, como dispone el art. 45.1 LA: "El laudo es ejecutable aun cuando contra
él se haya ejercitado acción de anulación...".
Igualmente podrán ser objeto de ejecución forzosa los laudos arbitrales
extranjeros, los cuales se ejecutarán en España a través del procedimiento de
"exequatur" dispuesto en el Convenio sobre reconocimiento y ejecución de sen-
tencias arbitrales extranjeras, hecho en Nueva York el 10 de junio de 1958, pro-
cedimiento que se sustanciará según lo "establecido en el ordenamiento procesal
civil para el de sentencias dictadas por Tribunales extranjeros" (art. 46.2 LA), es
decir, según lo establecido en la LCJIMC.
– Acuerdos de mediación:
Tras la aprobación de la LMACM, los acuerdos alcanzados en los procedi-
mientos de mediación se configuran también como auténticos títulos de ejecu-
ción (art. 517.2.2.º LEC), siempre que, eso sí, los mismos hayan sido elevados a
escritura pública (v. art. 26 LMACM).
– El "auto de cuantía máxima":
Aunque, en puridad, se trata de un documento de origen jurisdiccional, el
hecho de que el "auto de cuantía máxima" al que se refiere el art. 517.2.8.º LEC
(redactado por la Ley 35/2015, de 22 de septiembre) no sea una resolución
emanada de un Tribunal civil sino penal, y en unas circunstancias, además,
donde la obligación civil que se impone en la misma aún puede ser de algún
modo controvertida, y en un incidente suspensivo, por parte de la persona obli-

694
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 517

gada (como lo demuestra el tenor del art. 556.3 LEC), hace que nos encontremos
ante un título de ejecución sui generis, más cercano, en lo que a su tratamiento
procesal atañe, a los títulos no jurisdiccionales o procesales.
En concreto, la LEC configura como título de ejecución al "auto que esta-
blezca la cantidad máxima reclamable en concepto de indemnización, dictado
en los supuestos previstos por la ley en procesos penales incoados por hechos
cubiertos por el Seguro Obligatorio de Responsabilidad Civil derivada del uso y
circulación de vehículos de motor", que se regula en el art. 13 LRCSCV
– Títulos no jurisdiccionales, ni procesales, ni arbitrales ni de mediación:
Incurriendo en un gravísimo error, el legislador ha catalogado también como
títulos capaces de posibilitar la apertura del proceso de ejecución a algunos de
los documentos que en la anterior LEC de 1881 posibilitaban la apertura del
llamado "juicio ejecutivo", es decir, títulos que, a diferencia de los examinados
hasta ahora, no incorporan una obligación indubitada o incontrovertible (por no
ser el fruto de un enjuiciamiento previo, procesal, arbitral o de mediación), lo
que hace que, como se demostrará en futuros comentarios, el torpe (en este
punto) legislador haya tenido que modificar el régimen jurídico del proceso de
ejecución en aspectos tales como las causas de oposición o los efectos suspen-
sivos derivados de la misma.
Estos documentos son: 1.º) Las escrituras públicas que reúnan los requisitos
explicitados en el art. 517.2.4.ª LEC; 2.º) Los contratos mercantiles intervenidos
por fedatario público con arreglo al art. 517.2.5.º LEC; 3.º) Los títulos valores a
que se refiere el art. 517.2.6.ª LEC); y 4.º) Los certificados acreditativos de ano-
taciones en cuenta, en los términos requeridos por el art. 517.2.7.º LEC).
Por último, dentro de esta categoría hay que incluir también al conocido
como "título ejecutivo europeo", contemplado en el Reglamento (CE) núm.
805/2204, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de abril de 2004, por
el que se establece un "título ejecutivo europeo para créditos no impugnados",
al que se refiere la DF 21.ª LEC.

JURISPRUDENCIA
«La disposición final primera de la Ley de Arbitraje de 23 de diciembre 2003 modifica
el sistema de ejecución del laudo y una primera innovación es en cuanto al título ejecu-
tivo (art. 5 17.2.2.º de la Ley de Enjuiciamiento Civil), disponiendo que sólo tendrán
aparejada ejecución los laudos o resoluciones arbitrales. Desaparece con esta redacción
el término relativo a la firmeza, con lo que se viene a posibilitar la ejecución forzosa del
laudo aun cuando sea objeto de impugnación, atribuyéndole fuerza ejecutiva directa en
todos los casos, por lo que hay que concluir que no tiene sentido esperar la firmeza del
laudo cuando el ordenamiento procesal civil permite ampliamente la ejecución provi-
sional de las sentencias. Esto por otra parte es congruente con el art. 45 de la propia Ley
de Arbitraje que permite la ejecución del laudo aun cuando contra él se haya ejercitado

695
Artículo 517 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

acción de anulación, si bien en este caso el ejecutado podrá solicitar al Tribunal com-
petente la suspensión de la ejecución, siempre que ofrezca caución por el valor de la
condena más los daños y perjuicios que pudieran derivarse de la demora en la ejecución
del laudo» (AAP Cádiz 3.ª 5 abril 2006, LA LEY 13/2006, Rec. 23/2006).
«este art. 517.2.4.º de la Ley de Enjuiciamiento Civil hay que entenderlo modificado
por el art. 17 de la Ley Orgánica del Notariado de 28 de mayo de 1862, según redacción
introducida por Ley 36/2006, de 29 de noviembre, de medidas para la prevención del
fraude fiscal, aunque por un defecto de técnica legislativa no se llegó a modificar expre-
samente el art. 517.2.4.º de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Dispone el actual art. 17.1 de
la Ley Orgánica del Notariado, según redacción introducida por Ley 36/2006, de 29 de
noviembre, de medidas para la prevención del fraude fiscal, que ‘Es primera copia el
traslado de la escritura matriz que tiene derecho a obtener por primera vez cada uno de
los otorgantes. A los efectos del art. 517.2.4.º de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjui-
ciamiento Civil, se considerará título ejecutivo aquella copia que el interesado solicite
que se expida con tal carácter. Expedida dicha copia el Notario insertará mediante nota
en la matriz su fecha de expedición e interesado que la solicitó’. Esta norma, en la refe-
rencia que efectúa al art. 517.2.4.º de la Ley de Enjuiciamiento Civil, tiene carácter pro-
cesal y modifica aquel precepto, requiriendo que la primera copia de los escrituras públi-
cas para gozar de la condición de título ejecutivo se hayan expedido con tal carácter de
eficacia ejecutiva. (...) El problema que se viene planteando surge cuando tanto la escri-
tura pública como la primera copia de la misma que se presenta como título ejecutivo
están otorgadas la escritura y expedida la copia con anterioridad a la reforma introducida
por Ley 36/2006, y si en tal caso son título suficiente para despachar ejecución o la copia
de la escritura requeriría en cualquier caso su expedición con carácter ejecutivo (...)
Estimamos que el tema controvertido es cuanto menos discutible, y que a nuestro juicio
la actual redacción del art. 17.1 de la Ley Orgánica del Notariado contiene una dispo-
sición de carácter procesal al referirse a los requisitos del título ejecutivo comprendido
en el art. 517.2.4.ª de la Ley de Enjuiciamiento Civil, pero elementales principios de
seguridad jurídica en la aplicación de la Ley en el ámbito de la jurisdicción de esta
Audiencia Provincial de Madrid, que también es un importante valor a tener en cuenta,
nos aconsejan plegarnos al criterio absolutamente general de las demás Secciones, pues
en casos semejantes siempre hemos dado prevalencia a soluciones más pragmáticas
sobre criterios dogmáticos. En consecuencia, aceptamos que la primera copia presentada
de la escritura de préstamo hipotecario es título suficiente para despachar ejecución de
acuerdo con los arts. 685.2 y 517.2.4.ª de la ley de Enjuiciamiento Civil. Ello acarrea que
deba prosperar el recurso de apelación interpuesto, y sea revocado el auto apelado, para
que en su lugar, partiendo de la aptitud de la primera copia de la escritura de préstamo
hipotecario como título suficiente de ejecución, se pronuncie el Juzgado sobre la proce-
dencia del despacho de ejecución interesado atendiendo a los demás requisitos legales
para ello» (AAP Madrid 21.ª 19 junio 2012).
«A los efectos del art. 517.2.4 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento
Civil, se considera título ejecutivo aquella copia que el interesado solicite que se le expida
con tal carácter. Expedida dicha copia el notario insertará mediante nota en la matriz su
fecha de expedición e interesado que la pidió. En todo caso, en la copia de toda escritura
que contenga obligación exigible en juicio, deberá hacerse constar si se expide o no con
eficacia ejecutiva y, en su caso y de tener este carácter, que con anterioridad no se le ha
expedido copia con eficacia ejecutiva. El problema es que la reforma de la ley y regla-

696
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 518

mento notariales no tienen sólo un alcance notarial (como parecía desprenderse del Auto
de la AP Sevilla –6a– de 27.2.2009), sino procesal. Contra quienes sostienen que no ha
alterado el texto y alcance del art. 517.2, 4.º LEC, la mayoría de la jurisprudencia menor
–por no decir toda la encontrada, con la excepción señalada y otros casos que comen-
taremos, exigidos por el Derecho transitorio– considera que es una reforma de alcance
procesal y que dicho precepto de la LEC debe entenderse integrado con el texto refor-
mado de los arts. 17.1 de la Ley notarial y 233 del Reglamento notarial (así, de forma
directa, el Auto de la AP de Castellón –3a– de 8.10.2009 y de 1.2.2008; el Auto de la
AP de La Coruña –4a– de 1.10. 2008, que exige acudir a los procedimientos de jurisdic-
ción voluntaria para obtener las copias ejecutivas con arreglo a los arts. 235 y 234 RN;
el Auto de la AP Madrid –13a– de 11.6.2010 que finalmente, pese a referirse a la doctrina
del Auto de Sevilla antes citado, que entendió que el art. 233 del RN nunca podría alterar
el art. 517.2, 4.º LEC en el sentido de consentir una segunda copia posterior, acaba
decidiendo en base a que en el caso concreto se trataba de una verdadera primera copia;
y el Auto de la AP Madrid –9a– de 8.4.2010); también implícitamente, exigen en todo
caso primera copia el Auto de la AP Madrid –11a– de 9.6.2010, el Auto de la AP Bar-
celona –12a– de 18.5.2010 al rechazar la posibilidad de subsanar sobre la marcha, en
el propio proceso de ejecución, ese defecto a través de la expedición de un mandamiento
encaminado a obtener la copia ejecutiva prevista en el art. 235 RN; indirectamente, han
sostenido la necesidad de que se reúnan todos los requisitos de ser primera copia los
Autos de la AP de Barcelona –11a– de 11.1.2006, de la AP de Vizcaya de 8.3.2010 y de
la AP de Madrid –11a– de 15.10.2010 que entienden que un mismo título, siempre que
sea con los requisitos (todos) del art. 517.2.4.º LEC, puede dar lugar al proceso ejecutivo
hipotecario especial y posteriormente a la ejecución dineraria necesaria para perseguir
el sobrante)» (AAP Barcelona 17.ª 11 octubre 2012).

Artículo 518. Caducidad de la acción ejecutiva fundada en sentencia judicial,


o resolución arbitral o acuerdo de mediación
La acción ejecutiva fundada en sentencia, en resolución del Tribunal o del
secretario judicial que apruebe una transacción judicial o un acuerdo alcanzado
en el proceso, en resolución arbitral o en acuerdo de mediación caducará si no
se interpone la correspondiente demanda ejecutiva dentro de los cinco años
siguientes a la firmeza de la sentencia o resolución.

COMENTARIOS
1. El legislador condiciona la admisibilidad de la acción ejecutiva (en la eje-
cución de títulos procesales, arbitrales y de mediación) al cumplimiento de un
plazo de caducidad, de forma que, pasados cinco años desde que la resolución
cuya ejecución se insta haya alcanzado la firmeza, la demanda ejecutiva habrá
de ser inadmitida por extemporaneidad (o caducidad), pudiendo el órgano judi-
cial controlar de oficio el cumplimiento de dicho presupuesto temporal.
2. En relación con dicho dies a quo, se ha planteado el problema de su
determinación cuando, en virtud del art. 220 LEC, las resoluciones condenatorias
que se pretenden ejecutar no imponen una prestación de cumplimiento inme-

697
Artículo 519 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

diato sino una condena a satisfacer intereses o a la realización de prestaciones


periódicas que se devenguen con posterioridad al momento en que es dictada
la resolución firme. A este respecto, ha manifestado la jurisprudencia que, en
casos de condenas a prestaciones periódicas, el dies a quo del plazo de cinco
años previsto en el art. 518 LEC no iniciará su cómputo hasta cada uno de los
momentos temporales en que se devengue cada una de las prestaciones perió-
dicas.

JURISPRUDENCIA
«lo que no puede pretender la parte es que el plazo de caducidad de cinco años
contenido en el art. 518 de la LEC comience a contar desde la fecha del laudo arbitral
extranjero, cuando es exigible previamente la obtención del exequátur, por lo que en
cualquier caso el plazo debería comenzar a contar desde la firmeza de la resolución en
que se obtiene el reconocimiento del laudo arbitral por los tribunales españoles» (AAP
Zamora 1.ª 27 noviembre 2009, LA LEY 89/2009, Rec. 265/2009).

Artículo 519. Acción ejecutiva de consumidores y usuarios fundada en sen-


tencia de condena sin determinación individual de los beneficiados
Cuando las sentencias de condena a que se refiere la regla primera del
art. 221 no hubiesen determinado los consumidores o usuarios individuales
beneficiados por aquélla, el Tribunal competente para la ejecución, a solicitud
de uno o varios interesados y con audiencia del condenado, dictará auto en el
que resolverá si, según los datos, características y requisitos establecidos en la
sentencia, reconoce a los solicitantes como beneficiarios de la condena. Con
testimonio de este auto, los sujetos reconocidos podrán instar la ejecución. El
Ministerio Fiscal podrá instar la ejecución de la sentencia en beneficio de los
consumidores y usuarios afectados.

COMENTARIOS
Como presupuesto específico condicionante de la admisibilidad de la eje-
cución de las sentencias de condena a que se refiere el art. 221 LEC (sentencias
dictadas en procesos promovidos por asociaciones de consumidores o usuarios),
se requiere que, previamente a la presentación de la demanda ejecutiva, se sus-
tancie el incidente a que se refiere este art. 519 LEC.
Como se sabe, en aquellos procesos donde una asociación de consumidores
y usuarios haya intervenido como parte actora en defensa de las personas afec-
tadas por el hecho dañoso, si se hubiere pretendido una condena dineraria, de
hacer, no hacer o dar cosa específica o genérica, la sentencia estimatoria que
recaiga determinará individualmente los consumidores y usuarios que, conforme
a las leyes sobre su protección, hayan de entenderse beneficiados por la con-
dena, y cuando la determinación individual no sea posible, la sentencia estable-
cerá los datos, características y requisitos necesarios para poder exigir el pago y,

698
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 519

en su caso, instar la ejecución o intervenir en ella, si la instara la asociación


demandante (art. 221.1.ª LEC).
Pues bien, es tal concreta hipótesis la que contempla este art. 519 LEC, con
arreglo al cual, las personas que se consideren beneficiadas por las declaraciones
contenidas en la sentencia de condena, aun cuando no hayan intervenido en el
pleito ni, por tal causa, hayan sido individualmente mencionadas en la referida
resolución, podrán instar directamente la ejecución de las mismas en su bene-
ficio, siempre y cuando, eso sí, cumplimenten debidamente el incidente previo
del art. 519 LEC, que, como es obvio, tiene por exclusiva finalidad la de com-
probar si dichas personas son o no efectivamente, de las potenciales beneficiadas
por la condena judicial, y si, por tanto, tienen o no las mismas derecho a instar
en su favor la ejecución forzosa del pronunciamiento condenatorio.

JURISPRUDENCIA
«El caso de autos se refiere a la solicitud formulada por la originaria asociación de
usuarios bancarios, que promovió la demanda y posterior sentencia declarando ilegal la
cláusula de redondeo al alza en los préstamos hipotecarios, pendiente del recurso de
casación, interesando el reconocimiento de dicho beneficio, en representación de deter-
minados usuarios que suscribieron tales préstamos, al amparo de lo dispuesto en el
art. 519 de la LEC, que ha sido estimada por el Juzgado de instancia, excluyendo a siete
de ellos por no reunir los requisitos necesarios, como se puso de manifiesto anterior-
mente. Entrando por tanto a dilucidar el primero de los motivos esgrimidos en su recurso
por la entidad bancaria, esta Sala debe compartir necesariamente sus argumentos, pues,
admitiéndose la legitimación de la asociación para instar tal reconocimiento, por aplica-
ción del art. 11.1 de la LEC, no puede olvidarse que éste ha sido anudado por el legislador
al ejercicio de la acción ejecutiva que dimana de la existencia de un título de tal natura-
leza, que, por imperativo legal –art. 5 17.2.1– y su propia esencia, exige el carácter firme
de la sentencia de condena. Prueba de ello es que con el testimonio del auto dictado –
que tiene carácter de título ejecutivo, se insiste–, los sujetos reconocidos pueden instar
la ejecución, de acuerdo con el último inciso del art. 519. En consecuencia, no puede
deslindarse el reconocimiento de los efectos que con él se relacionan, en concreto, la
acción ejecutiva constituida, ya que si el legislador hubiera querido circunscribir esa
acción exclusivamente a los efectos del reconocimiento de beneficiario, habría bastado
con ubicarla en distinto lugar, esto es, en cualquiera de las fases procesales previas a la
sentencia o incluso con posterioridad a la misma, pero no dentro del régimen jurídico
de la ejecución forzosa. Tampoco puede servir como argumento el carácter facultativo
del término empleado ‘podrán’ instar la ejecución, por ser evidente que, de instarla
estando pendiente la firmeza de la sentencia, vulneraría el citado art. 517, afectando por
ende a la más elemental seguridad jurídica precisamente por la complejidad subjetiva y
objetiva de estos litigios» (AAP Madrid 11.ª 12 enero 2006, LA LEY 5/2006, Rec.
545/2005).

699
Artículo 520 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 520. Acción ejecutiva basada en títulos no judiciales ni arbitrales


1. Cuando se trate de los títulos ejecutivos previstos en los núms. 4.º, 5.º, 6.º
y 7.º del apartado 2 del art. 517, sólo podrá despacharse ejecución por cantidad
determinada que exceda de 300 euros:
1.º En dinero efectivo.
2.º En moneda extranjera convertible, siempre que la obligación de pago en
la misma esté autorizada o resulte permitida legalmente.
3.º En cosa o especie computable en dinero.
2. El límite de cantidad señalado en el apartado anterior podrá obtenerse
mediante la adición de varios títulos ejecutivos de los previstos en dicho apar-
tado.

COMENTARIOS
Este art. 520 LEC, rememorando con toda evidencia lo establecido en el ya
derogado art. 1.435 de la anterior LEC de 1881, deniega el acceso al proceso de
ejecución a aquellos títulos ejecutivos no procesales, ni arbitrales, ni de media-
ción, que no contengan una obligación crediticia superior a los trescientos euros,
en "dinero efectivo" o en "moneda extranjera convertible", siempre que en este
último caso esté autorizada la obligación de pago o resulte permitida legalmente
(v. art. 577 LEC), o en "cosa o especie computable en dinero" (art. 520.1 LEC).
Igualmente, a imagen y semejanza de lo dispuesto en el derogado art. 1435 de
la anterior LEC de 1881, la vigente permite que la cantidad mínima de trescientos
euros pueda alcanzarse mediante la adición de varios títulos ejecutivos no juris-
diccionales ni arbitrales (art. 520.2 LEC).

Artículo 521. Sentencias meramente declarativas y sentencias constitutivas


1. No se despachará ejecución de las sentencias meramente declarativas ni
de las constitutivas.
2. Mediante su certificación y, en su caso, el mandamiento judicial oportuno,
las sentencias constitutivas firmes podrán permitir inscripciones y modificacio-
nes en Registros públicos, sin necesidad de que se despache ejecución.
3. Cuando una sentencia constitutiva contenga también pronunciamientos
de condena, éstos se ejecutarán del modo previsto para ellos en esta Ley.
Véase arts. 517.2.1.º y 522 LEC

COMENTARIOS
Como se expresó en el comentario al art. 517.2.1.º LEC, sólo admiten eje-
cución forzosa las sentencias firmes que lo sean de condena. De ahí que el pre-

700
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 522

cepto ahora comentado excluya la ejecución respecto de aquellas sentencias


que, aun habiendo alcanzado firmeza, se limiten a emitir un pronunciamiento
meramente declarativo (como cuando se dispone la nulidad de pleno derecho
de algún acto jurídico) o constitutivo (como cuando se crea, modifica o extingue
una determinada relación jurídica) (cfr. art. 5 LEC).

Artículo 522. Acatamiento y cumplimiento de las sentencias constitutivas.


Solicitud de actuaciones judiciales necesarias
1. Todas las personas y autoridades, especialmente las encargadas de los
Registros públicos, deben acatar y cumplir lo que se disponga en las sentencias
constitutivas y atenerse al estado o situación jurídicos que surja de ellas, salvo
que existan obstáculos derivados del propio Registro conforme a su legislación
específica.
2. Quienes hayan sido parte en el proceso o acrediten interés directo y legí-
timo podrán pedir al Tribunal las actuaciones precisas para la eficacia de las
sentencias constitutivas y para vencer eventuales resistencias a lo que dispongan.
Véase art. 521 LEC

CAPÍTULO II
De los títulos ejecutivos extranjeros

Artículo 523. Fuerza ejecutiva en España. Ley aplicable al procedimiento


1. Para que las sentencias firmes y demás títulos ejecutivos extranjeros lleven
aparejada ejecución en España se estará a lo dispuesto en los Tratados interna-
cionales y a las disposiciones legales sobre cooperación jurídica internacional.
2. En todo caso, la ejecución de sentencias y títulos ejecutivos extranjeros se
llevará a cabo en España conforme a las disposiciones de la presente Ley, salvo
que se dispusiere otra cosa en los Tratados internacionales vigentes en España.
Véase la LCJIMC; y la L.O. 16/2015, de 27 de octubre, sobre privilegios e
inmunidades de los Estados extranjeros, las Organizaciones internacionales con
sede u oficina en España y las Conferencias y Reuniones internacionales celebradas
en España; los arts. 517, 525.2 y DF 25.ª LEC; el Reglamento (CE) 1215/2012, de
12 de diciembre, relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecu-
ción de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil; el art. 46 LA; y el Con-
venio de Nueva York de 10 de junio de 1958, sobre reconocimiento y ejecución
de sentencias arbitrales extranjeras

COMENTARIOS
1. Hasta la aprobación y entrada en vigor de la reciente LCJIMC, la ejecución
en España de las resoluciones judiciales dictadas por tribunales extranjeros se
regía por lo dispuesto en los arts. 951 a 958 de la anterior LEC de 1881 (que en
este punto conservaba su vigencia). Pero, como quiera que dichos preceptos han

701
Artículo 524 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sido ya formalmente derogados por el aptdo. 1 de la DD Única de la citada


LCJIMC, en el momento presente el régimen jurídico de dicha importante mate-
ria hay que encontrarlo en la propia LCJI (fundamentalmente en su Título V) y
en la DF 25.ª LEC, así como, desde una perspectiva supranacional, en el Regla-
mento (CE) 1215/2012, de 12 de diciembre (para las resoluciones judiciales) y
en el Convenio de Nueva York de 10 de junio de 1958 (para las resoluciones
arbitrales).
A dicha temática ya se ha hecho referencia supra, al analizar las resoluciones
judiciales extranjeras como título de ejecución. Téngase también en cuenta lo
dispuesto en la DF 21.ª LEC, y en el Reglamento (CE) núm. 805/2004, del Par-
lamento Europeo y del Consejo, de 21 de abril de 2004, por el que se establece
un título ejecutivo europeo para créditos no impugnados.
2. Téngase presente que, de acuerdo con el art. 22.e) LOPJ, los tribunales
españoles son competentes, con carácter exclusivo, para llevar a cabo el "reco-
nocimiento y ejecución en territorio español de sentencias y demás resoluciones
judiciales, decisiones arbitrales y acuerdos de mediación dictados en el extran-
jero", salvo que se refieran, ahora según el art. 21.2 LOPJ (redactado por la L.O.
16/2015, de 27 de octubre, sobre privilegios e inmunidades de los Estados
extranjeros, las Organizaciones internacionales con sede u oficina en España y
las Conferencias y Reuniones internacionales celebradas en España), a "sujetos
o bienes que gocen de inmunidad de jurisdicción y de ejecución de conformidad
con la legislación española y las normas del Derecho Internacional público".
3. También se ha de tomar en cuenta, por último, y para su concreto ámbito,
lo dispuesto en la DF 22.ª LEC (redactada por la LJV), donde se establecen las
medidas necesarias "para facilitar la aplicación en España del Reglamento (CE)
núm. 2201/2003, del Consejo, de 27 de noviembre de 2003, relativo a la com-
petencia, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales en materia
matrimonial y de responsabilidad parental".

TÍTULO II
De la ejecución provisional de resoluciones judiciales

CAPÍTULO I
De la ejecución provisional: disposiciones generales

Artículo 524. Ejecución provisional: demanda y contenido


1. La ejecución provisional se instará por demanda o simple solicitud, según
lo dispuesto en el art. 549 de la presente ley.
2. La ejecución provisional de sentencias de condena, que no sean firmes, se
despachará y llevará a cabo, del mismo modo que la ejecución ordinaria, por el
Tribunal competente para la primera instancia.

702
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 524

3. En la ejecución provisional de las sentencias de condena, las partes dis-


pondrán de los mismos derechos y facultades procesales que en la ordinaria.
4. Mientras no sean firmes, o aun siéndolo, no hayan transcurrido los plazos
indicados por esta Ley para ejercitar la acción de rescisión de la sentencia dictada
en rebeldía, sólo procederá la anotación preventiva de las sentencias que dis-
pongan o permitan la inscripción o la cancelación de asientos en Registros públi-
cos.
5. La ejecución provisional de las sentencias en las que se tutelen derechos
fundamentales tendrá carácter preferente.
Véase arts. 502 y 527 LEC

COMENTARIOS
1. Por ejecución provisional cabe entender aquel tipo de ejecución forzosa
que se despliega respecto de resoluciones dictadas por los tribunales (no, por
tanto, respecto de cualesquiera otros distintos títulos de ejecución de los previs-
tos en el art. 517 LEC) que no han adquirido firmeza, es decir, resoluciones defi-
nitivas que, al momento de instar la ejecución, se encuentran pendientes de
confirmación, modificación o anulación en vía de recurso, pero que, pese a esta
circunstancia, se someten provisionalmente a la ejecución forzosa. Y todo ello
con la doble finalidad de que, por un lado y preventivamente, se evite en lo
posible la interposición de recursos temerarios o infundados contra las referidas
resoluciones, y de que, por otro lado, se conjure el peligro de que, durante la
sustanciación del recurso, la parte perjudicada por la resolución recurrida pueda
preconstituir una situación de insolvencia que, una vez alcanzada la firmeza,
impida el éxito de la ejecución forzosa definitiva de la misma.
La ejecución provisional, pues, es una institución procesal análoga la ejecu-
ción definitiva, con la sola diferencia de que, mientras aquélla se dirige frente a
resoluciones judiciales firmes, ésta se proyecta sobre resoluciones judiciales
definitivas o no firmes (v. art. 207.1 y 2 LEC); de ahí el contenido del art. 524.2
LEC.
2. Aunque el Título II del Libro III de la LEC lleve por rúbrica "De la ejecución
provisional de resoluciones judiciales", en realidad, de todas las resoluciones
judiciales conocidas son tan sólo las sentencias de condena (y no, pues, los autos
ni las providencias, ni ninguna otra resolución procesal), las únicas resoluciones
que pueden erigirse en título de la ejecución provisional. Así, en particular,
nunca podrán ser objeto de esta ejecución de carácter provisional: a) Ni los
laudos o resoluciones arbitrales (art. 517.2.2.º LEC), que no constituyen género
alguno de "resoluciones judiciales"; b) Ni los acuerdos de mediación; c) Ni tam-
poco las escrituras públicas, pólizas de contratos mercantiles y otros títulos valo-
res o certificados de los mismos (art. 517.2. 4.º, 5.º, 6.º y 7.º LEC), por cuanto

703
Artículo 524 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ninguno de estos documentos tiene un origen judicial, ni pueden calificarse


además como resoluciones.
3. El Tribunal funcionalmente competente para acordar y llevar a cabo la
ejecución provisional será aquel que haya conocido del pleito en su primera
instancia (arts. 61 y 524.2 LEC). Es indiferente, pues, que la sentencia cuya eje-
cución provisional se solicita sea la dictada en dicha primera instancia o sea la
dictada en la segunda, al resolverse el recurso de apelación interpuesto contra
la anterior (art. 535.2.II LEC); en todo caso corresponderá dicha ejecución al
Tribunal de primera instancia, el cual, como también ocurre en el ámbito de la
ejecución definitiva de resoluciones judiciales firmes (art. 545.1 LEC), es el
órgano que el legislador presume que se encuentra en las mejores condiciones
(fundamentalmente por su proximidad al domicilio del demandado, que sigue
siendo el fuero territorial por excelencia, arts. 50 y 51 LEC) para acometer las
labores procesales propias de la ejecución.

JURISPRUDENCIA
– Inexistencia de un derecho fundamental a la ejecución provisional:
«hemos dicho que el derecho a la ejecución provisional de las sentencias no es un
derecho fundamental comprendido en el art. 24.1 CE, ‘"sino un derecho establecido por
la legislación ordinaria, sometido, por tanto, en cuanto a la concurrencia de los requisitos
sobre su procedencia o improcedencia a la decisión de los órganos judiciales" (STC
80/1990, de 26 de abril, F. 2, y, en igual sentido, las SSTC 234/1992, F. 2, 104/1994, F.
3, 105/1997, F. 2, y ATC 9/1999, de 20 de enero, F. 3), correspondiendo a este Tribunal
la revisión de esta decisión únicamente cuando pueda calificarse de incongruente, arbi-
traria o irrazonable (STC 87/1996 y ATC 9/1999)» (STC 191/2000, de 13 de julio).
– Resoluciones provisionalmente ejecutables:
«La parte apelante dispone de un título que le confiere el derecho a instar una eje-
cución provisional, como lo es una sentencia de segunda instancia que todavía no es
firme (pues se halla en trámite de recurso de casación) y que no está incursa en ninguna
de las prohibiciones del art. 525 de la LEC. Además, la petición de la recurrente va referida
a uno de los pronunciamientos de condena contenidos en la misma (a la abstención de
la posibilidad de utilización en el futuro de unas determinadas condiciones generales,
"de manera que puedan contratarse los servicios ofertados sin necesidad de arrendar
necesariamente el descodificador"), que lo es de una imposición de una obligación de
no hacer, lo que es susceptible de ejecución provisional (arts. 524 y 526 de la LEC en
relación con el art. 710 de la LEC). También ha realizado, a su vez, la solicitante alega-
ciones y ha esgrimido documentos para tratar de sustentar su argumentación de que la
contraparte estaría incumpliendo aquélla, lo que consideramos que resulta suficiente
para dar lugar a este trámite, sin perjuicio de los derechos que, a través del cauce corres-
pondiente, al que luego nos referiremos, incumben a la parte ejecutada para, si fuese
necesario, poder rebatirlo. Entendemos que, por lo tanto, no debió inadmitirse a trámite
la solicitud de ejecución provisional, sino, al contrario, conferirle el tratamiento que prevé

704
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 525

el art. 535 de la LEC, en relación con el art. 527 del mismo cuerpo legal, debiendo el
juzgado despacharla contra quien corresponda» (AAP Madrid 28.ª 11 mayo 2012).

Artículo 525. Sentencias no provisionalmente ejecutables


1. No serán en ningún caso susceptibles de ejecución provisional:
1.ª Las sentencias dictadas en los procesos sobre paternidad, maternidad,
filiación, nulidad de matrimonio, separación y divorcio, capacidad y estado civil,
oposición a las resoluciones administrativas en materia de protección de meno-
res, así como sobre las medidas relativas a la restitución o retorno de menores
en los supuestos de sustracción internacional y derechos honoríficos, salvo los
pronunciamientos que regulen las obligaciones y relaciones patrimoniales rela-
cionadas con lo que sea objeto principal del proceso.
2.ª Las sentencias que condenen a emitir una declaración de voluntad.
3.ª Las sentencias que declaren la nulidad o caducidad de títulos de propie-
dad industrial.
2. Tampoco procederá la ejecución provisional de las sentencias extranjeras
no firmes, salvo que expresamente se disponga lo contrario en los Tratados
internacionales vigentes en España.
3. No procederá la ejecución provisional de los pronunciamientos de carác-
ter indemnizatorio de las sentencias que declaren la vulneración de los derechos
al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
Véase art. 527.3 LEC

COMENTARIOS
Aptdo. 1.1.º: Debido a su carácter constitutivo, no podrán ser provisional-
mente ejecutadas aquellas sentencias recaídas en los procesos especiales a los
que se alude en la rúbrica. Ello no obstante, la propia norma limita la inadmisi-
bilidad de la ejecución provisional a aquellos pronunciamientos que no regulen
las obligaciones y relaciones patrimoniales relacionadas con lo que sea el objeto
principal del proceso, pues estos últimos, en tanto que típicos pronunciamientos
de condena de incidencia patrimonial, sí podrán ser objeto de dicha provisional
ejecución.
Aptdo. 1.2.º: El art. 708 LEC establece que, condenado un litigante por reso-
lución firme a emitir una declaración de voluntad, de no cumplimentar volun-
tariamente la misma en el plazo previsto, lo hará el Juez en su lugar, como regla
general, mediante la emisión de un auto en el que resolverá «tener por emitida
la declaración de voluntad». Desde este punto de vista, pues, se comprende que
el art. 525.1.2.ª LEC descarte permitir la ejecución provisional para este tipo de
pronunciamientos condenatorios.

705
Artículo 525 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Aptdo. 1.3.º: La presente excepción legal encuentra su fundamento en lo


dispuesto en el art. 138 de la Ley de Patentes (que prácticamente se reproduce
de manera literal en el art. 130 de la nueva Ley 24/2015, de 24 de julio, de
Patentes, que derogará la vigente en la actualidad cuando entre en vigor el 1 de
abril de 2017), que no contempla la posibilidad de ejecutar provisionalmente
las sentencias de primera instancia objeto de recurso sino sólo la adopción de
medidas cautelares tendentes a su aseguramiento mientras se sustancia la impug-
nación. De ahí que, consecuentemente con dicha proclamación normativa, la
LEC elimine también dichas sentencias del ámbito de la ejecución provisional.
Apdo. 2: Las sentencias extranjeras no firmes tampoco serán provisional-
mente ejecutables, salvo que algún texto internacional aplicable en nuestro país
disponga lo contrario.
Aptdo. 3: Esta última prohibición del régimen de la ejecución provisional, y
que podría, quizás, encontrar su fundamento en la inexistencia de parámetros
exactos y objetivos para determinar las indemnizaciones por daños morales
(ausencia que hace que dicha determinación se muestre esencialmente variable
o mutable, lo cual desaconseja su ejecución provisional), carece, a nuestro
entender, de todo fundamento atendible cuando se predica de aquellas otras
cantidades indemnizatorias que pueden acordarse para resarcir los daños mate-
riales padecidos eventualmente por la parte agraviada por la intromisión ilegí-
tima (v. art. 9 LODH). Por lo demás, nótese que la exclusión afecta exclusiva-
mente a los «pronunciamientos de carácter indemnizatorio»; de ahí que, con
relación a los restantes (que no posean dicho carácter) seguirá rigiendo la cláu-
sula general del art. 524.5 LEC, conforme al cual: «La ejecución provisional de
las sentencias en las que se tutelen derechos fundamentales tendrá carácter pre-
ferente».

JURISPRUDENCIA
– Interpretación restrictiva de los diferentes supuestos legales:
«la LEC/2000 establece como norma general la ejecutividad provisional de las sen-
tencias y como excepción su no ejecutividad (...) la Exposición de Motivos no hace sino
recalcar lo que indica el art. 526 LEC, el cual establece que ‘‘Salvo en los casos a que se
refiere el artículo anterior, quien haya obtenido un pronunciamiento a su favor en sen-
tencia de condena dictada en primera instancia podrá, sin simultánea prestación de cau-
ción, pedir y obtener su ejecución provisional conforme a lo previsto en los artículos
siguientes’», precepto que indudablemente recoge el carácter excepcional de la no eje-
cutividad provisional de las sentencias»» (AAP Madrid 12.ª 1 junio 2005, LA LEY
404/2005, Rec. 123/2004).
– Sentencias que condenen a emitir una declaración de voluntad:
«El TS en sentencia de 14 de noviembre de 2002 tuvo ocasión de pronunciarse al
respecto afirmando que el art. 525.2.ª prohíbe la ejecución provisional de este tipo de
sentencias. La comprensión de esta prohibición se aclara si se relaciona este precepto

706
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 526

con el art. 708 LEC, que se refiere a la resolución judicial o arbitral firme que condene a
emitir una declaración de voluntad. El art. 708 LEC establece un régimen especial de
ejecución de sentencias que condenen a la emisión de una declaración de voluntad, las
cuales, por incorporar un hacer personalísimo, sólo son susceptibles de integración por
el Juez, en caso de ausencia del hacer del sujeto obligado, si se dan los requisitos que el
propio precepto establece. El tercer pronunciamiento relativo a la entrega de la vivienda
terminada y de la documentación necesaria para su habitabilidad es accesorio de los dos
primeros y por ende, si el pronunciamiento principal no es susceptible de ejecución
provisional tampoco lo son los pronunciamientos no patrimoniales consecuentes o deri-
vados del mismo unidos al principal por vínculos de reciprocidad» (AAP Las Palmas 4.ª
3 mayo 2006, LA LEY 138/2006, Rec. 807/2005).
– Sentencias que declaren la nulidad o caducidad de títulos de propiedad industrial:
«el art. 525.1.3.º LEC debe ser interpretado en el sentido de impedir la ejecución
provisional únicamente de la declaración de nulidad o caducidad del título de propiedad
industrial –lo cual por su parte es congruente con el art. 521 LEC que indica que las
sentencias meramente declarativas no serán ejecutables– o tal vez sería más acertado
indicar que no precisan ser ejecutadas –y sobre todo del art. 524.4 LEC que establece
que la inscripción o cancelación de asientos registrales sólo puede realizarse mediante
sentencia firme – pero no es extensible tal exclusión de la ejecución provisional a las
condenas derivadas de tal declaración, ya que para ello debería existir una indicación
expresa de que tal tipo de condenas queda excluido del ámbito de la ejecución provi-
sional ya que, debe recordarse que el art. 526 LEC indica que en principio toda sentencia
de condena es ejecutable, y por su parte el art. 525.1.3.ª LEC no se refiere a pronuncia-
mientos de condena, sino las sentencias que «declaren la nulidad o caducidad» (AAP
Madrid 12.ª 1 junio 2005, LA LEY 404/2005. Rec. 123/2004).

CAPÍTULO II
De la ejecución provisional de sentencias de condena dictadas en primera
instancia

SECCIÓN 1.ª
De la ejecución provisional y de la oposición a ella

Artículo 526. Ejecución provisional de las sentencias de condena en primera


instancia. Legitimación
Salvo en los casos a que se refiere el artículo anterior, quien haya obtenido
un pronunciamiento a su favor en sentencia de condena dictada en primera ins-
tancia podrá, sin simultánea prestación de caución, pedir y obtener su ejecución
provisional conforme a lo previsto en los artículos siguientes.
Véase art. 524 y 538–544 LEC

707
Artículo 527 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. La vigente LEC ha relanzado la ejecución provisional porque, en contra-
posición con la regulación que de esta institución llevaba a cabo la anterior LEC/
1881 (donde apenas era utilizada en la práctica por las dificultades que para
conseguirla pesaban sobre el ejecutante), la posibilita sin que el peticionario (y
aquí radica la verdadera revolución operada en la materia) tenga que prestar
fianza o caución de ningún tipo. El legislador ha apostado, pues, por privilegiar
el valor de las sentencias judiciales no firmes por encima del riesgo de que las
mismas puedan ser modificadas o revocadas en vía de recurso.
2. La legitimación activa para instar la ejecución provisional corresponderá,
con carácter general, a quien haya obtenido un pronunciamiento a su favor en
sentencia de condena dictada en primera o en segunda instancia (art. 526 LEC);
mientras que la pasiva la ostentará la persona que resulte condenada por dicha
resolución judicial. Para la determinación de ambas clases de legitimación serán
aplicables las previsiones de los arts. 538 a 544 LEC.

JURISPRUDENCIA
«Facultad que puede utilizar la parte favorecida en cualquier momento desde la
notificación de la providencia en que se tenga por preparado el recurso de apelación o
desde el traslado del apelante del escrito del apelado adhiriéndose al recurso y siempre
antes de que haya recaído sentencia en éste o que, por cualquier cusa, obviamente
adquiera firmeza la sentencia recurrida –art. 527–. En definitiva, la ejecución provisional
de una sentencia de condena constituye un derecho discrecional de la parte ganadora
en la litis, tanto en cuanto a la facultad de ejercitarlo como en el momento de hacerlo,
siempre dentro de los límites procesales que marca el precitado art. 527 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil» (AAP Madrid 13.ª 7 junio 2006, LA LEY 119/2006, Rec. 621/2005).

Artículo 527. Solicitud de ejecución provisional, despacho de ésta y recursos


1. La ejecución provisional podrá pedirse en cualquier momento desde la
notificación de la resolución en que se tenga por interpuesto el recurso de ape-
lación, o en su caso, desde el traslado a la parte apelante del escrito del apelado
adhiriéndose al recurso, y siempre antes de que haya recaído sentencia en éste.
2. Cuando se solicite la ejecución provisional después de haberse remitido
los autos al Tribunal competente para resolver la apelación, el solicitante deberá
obtener previamente de éste testimonio de lo que sea necesario para la ejecución
y acompañar dicho testimonio a la solicitud.
Si la ejecución provisional se hubiere solicitado antes de la remisión de los
autos a que se refiere el párrafo anterior, el Secretario judicial expedirá el testi-
monio antes de hacer la remisión.

708
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 527

3. Solicitada la ejecución provisional, el Tribunal la despachará salvo que se


tratare de sentencia comprendida en el art. 525 o que no contuviere pronun-
ciamiento de condena en favor del solicitante.
4. Contra el auto que deniegue la ejecución provisional se dará recurso de
apelación, que se tramitará y resolverá con carácter preferente. Contra el auto
que despache la ejecución provisional no se dará recurso alguno, sin perjuicio
de la oposición que pueda formular el ejecutado conforme a lo dispuesto en el
artículo siguiente.
Véase art. 524.1 LEC

COMENTARIOS
1. La ejecución provisional habrá de instarla el ejecutante mediante la pre-
sentación de una demanda ejecutiva (o de la simple solicitud a la que se refiere
el art. 549.2 LEC) (art. 524.1 LEC) que, si es admitida a trámite, motivará la emi-
sión del despacho de ejecución, frente al cual se reconoce novedosamente al
ejecutado la posibilidad de formular una limitada oposición, solventada la cual,
bien se sobreseerá la ejecución provisional, o bien se proseguirá con ella hasta
su total terminación (transformándose de provisional a definitiva si la sentencia
provisionalmente ejecutada es confirmada en vía de recurso) o hasta que la sen-
tencia objeto de ejecución sea revocada en vía de recurso.
2. La ejecución provisional podrá pedirse en cualquier momento desde la
notificación de la resolución en que se tenga por interpuesto el recurso de ape-
lación (art. 458.3 LEC), o, en su caso, desde el traslado a la parte apelante del
escrito del apelado adhiriéndose al recurso (art. 461.4 LEC), y siempre antes de
que haya recaído sentencia en segunda instancia (art. 465 LEC).
3. Formalizada la demanda o solicitud de ejecución provisional conforme a
los arts. 524.1 y 549 LEC, el Tribunal la despachará, dictando la correspondiente
orden general de ejecución, siempre que concurran todos los presupuestos y
requisitos legales (art. 527.3 LEC). Por el contrario, la denegará, no sólo, como
dice el art. 527.3 LEC, cuando la sentencia no sea susceptible de esta modalidad
de ejecución conforme al art. 525 LEC, o no contenga pronunciamientos de
condena en favor del solicitante, sino también, por ejemplo: cuando la demanda
ejecutiva no contenga las prescripciones a que hace referencia el art. 549.1 LEC;
cuando la solicitud se presente ante un Tribunal funcionalmente incompetente
para conocer de la ejecución provisional (art. 524.2 LEC); cuando se solicite
extemporáneamente, una vez resuelto el recurso planteado frente a la sentencia
que se pretenda ejecutar de manera provisional (art. 527 LEC); o cuando los actos
de ejecución solicitados no sean conformes con la naturaleza y contenido del
título jurisdiccional a ejecutar (v. art. 551 LEC); etc.
4. La denegación judicial de la solicitud de ejecución provisional revestirá
la forma de auto, frente al cual «se dará el recurso de apelación, que se tramitará

709
Artículo 528 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

y resolverá con carácter preferente» (art. 527.4 LEC, que se distancia así un tanto
de la previsión que el art. 552 LEC realiza respecto de la denegación del despa-
cho de ejecución definitiva).

JURISPRUDENCIA
«Para denegar o despachar ejecución provisional instada el juez debe vigilar, incluso
de oficio, la confluencia de las exigencias que condicionan el despacho, así debe com-
probar además de las formalidades de la propia demanda que se han aportado los docu-
mentos que deben acompañarla y que concurren los requisitos procesales generales,
debiendo vigilar también que el título no adolezca de irregularidad formal y que los actos
de ejecución pedidos son acordes con la naturaleza y contenido del título. Asimismo
debe comprobar los requisitos específicos del despacho de ejecución provisional, esto
es que la resolución o el pronunciamiento cuya ejecución provisional se pide no esté
excluido de la misma por el art. 525 LEC y que exista pronunciamiento a favor del soli-
citante adoptado en sentencia de condena (art. 527/3). Si concurren los presupuestos
necesarios y se han cumplido las exigencias procesales el Tribunal debe despachar la
ejecución. No cabe en este momento valorar la conveniencia o inconveniencia de des-
pachar la ejecución provisional, ni tampoco la solvencia u otras circunstancias que pue-
dan concurrir en el ejecutante, insolvencia, desaparición, en orden a la eventual devo-
lución de lo percibido, ni tampoco cabe plantear en este momento circunstancias que,
en su caso, han de alegarse en la oposición; tales como (y se reitera) la imposibilidad o
dificultad de la restauración de la situación anterior o de la indemnización» (AAP Vizcaya
3.ª 27 julio 2006, LA LEY 504/2006, Rec. 95/2006).

Artículo 528. Oposición a la ejecución provisional y a actuaciones ejecutivas


concretas
1. El ejecutado sólo podrá oponerse a la ejecución provisional una vez que
ésta haya sido despachada.
2. La oposición a la ejecución provisional podrá fundarse únicamente, y sin
perjuicio de lo establecido en el apartado 4 de este artículo, en las siguientes
causas:
1.º En todo caso, haberse despachado la ejecución provisional con infracción
del artículo anterior.
2.º Si la sentencia fuese de condena no dineraria, resultar imposible o de
extrema dificultad, atendida la naturaleza de las actuaciones ejecutivas, restau-
rar la situación anterior a la ejecución provisional o compensar económicamente
al ejecutado mediante el resarcimiento de los daños y perjuicios que se le cau-
saren, si aquella sentencia fuese revocada.
3. Si la sentencia fuese de condena dineraria, el ejecutado no podrá oponerse
a la ejecución provisional, sino únicamente a actuaciones ejecutivas concretas
del procedimiento de apremio, cuando entienda que dichas actuaciones causa-
rán una situación absolutamente imposible de restaurar o de compensar econó-
micamente mediante el resarcimiento de daños y perjuicios.

710
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 528

Al formular esta oposición a medidas ejecutivas concretas, el ejecutado


habrá de indicar otras medidas o actuaciones ejecutivas que sean posibles y no
provoquen situaciones similares a las que causaría, a su juicio, la actuación o
medida a la que se opone, así como ofrecer caución suficiente para responder
de la demora en la ejecución, si las medidas alternativas no fuesen aceptadas por
el Tribunal y el pronunciamiento de condena dineraria resultare posteriormente
confirmado.
Si el ejecutado no indicara medidas alternativas ni ofreciese prestar caución,
no procederá en ningún caso la oposición a la ejecución y así se decretará de
inmediato por el Secretario judicial. Contra dicho decreto cabrá recurso directo
de revisión que no producirá efectos suspensivos.
4. Además de las causas citadas en los apartados que preceden, la oposición
podrá estar fundada en el pago o cumplimiento de lo ordenado en la sentencia,
que habrá de justificarse documentalmente, así como en la existencia de pactos
o transacciones que se hubieran convenido y documentado en el proceso para
evitar la ejecución provisional. Estas causas de oposición se tramitarán conforme
a lo dispuesto para la ejecución ordinaria o definitiva.
Véase arts. 527, 529 y 530 LEC

COMENTARIOS
1. Frente al auto por el que se despache la ejecución provisional el ejecutado
podrá adoptar las tres clásicas conductas posibles ante requerimientos jurisdic-
cionales de esta naturaleza: 1.º) Podrá poner a disposición del Juzgado las can-
tidades a las que se refiere el art. 531 LEC, provocando así la suspensión de la
ejecución provisional; 2.º) Podrá mantener una actitud meramente pasiva, en
cuyo caso la ejecución proseguirá con su normal desarrollo; y 3.º) Podrá, final-
mente, oponerse a la ejecución despachada en su contra (art. 528.1 LEC), opo-
sición que constituye el adecuado contrapunto a las ventajas que para el ejecu-
tante entraña la posibilidad de obtener el despacho de ejecución provisional sin
prestar ningún tipo de caución o fianza.
2. Con carácter general, el ejecutado podrá oponerse a aquella ejecución
provisional que haya sido despachada con infracción de lo dispuesto en el
art. 527 LEC (art. 528.2.1.ª LEC), con independencia de si la ejecución es dine-
raria o no dineraria. En consecuencia, el ejecutado provisionalmente, sobre la
base de este número primero del art. 528.2 LEC, podrá oponerse alegando, por
ejemplo, la extemporaneidad de la solicitud de ejecución provisional (infracción
del art. 527.1 LEC), la inejecutabilidad provisional de la sentencia en cuestión
(infracción del art. 527.3 LEC), o la ausencia de pronunciamientos condenatorios
en la sentencia objeto de provisional ejecución (infracción, igualmente del
art. 527.3 LEC), así como también la falta de legitimación activa del ejecutante
o pasiva del ejecutado opositor (infracción, en general, del art. 527 LEC consi-
derado en su globalidad), y, por supuesto, podrá también fundamentar su opo-
sición en la existencia de óbices procesales (que, como es sabido, se encuentran

711
Artículo 528 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

regulados por normas de ius cogens), tales como la falta de jurisdicción o de


competencia del Tribunal que ha despachado la ejecución, la falta de capacidad
o de postulación del ejecutado...
Sin embargo, desde esta misma óptica general, el hecho de que el art. 528.2
LEC comience afirmando que la oposición a la ejecución provisional «podrá
fundarse únicamente» en las causas que enuncia el propio precepto, hace que,
por ejemplo, las causas generales de oposición al despacho de ejecución que se
regulan en los arts. 556 y siguientes, no tengan cabida en el marco de la ejecu-
ción provisional, salvo que coincidan con las descritas en aquel art. 528 LEC.
3. En un ámbito más específico, en cambio, y según que la sentencia provi-
sionalmente ejecutada contenga o no la condena al pago de dinero, la LEC per-
mite que el ejecutado se oponga únicamente a las concretas medidas ejecutivas
que se adopten en el curso de la ejecución o, por el contrario, a la ejecución
globalmente considerada, en ambos casos ante la aparición de situaciones irre-
versibles o de dificultosa irreversibilidad.
4. Puede decirse, por consiguiente, que la oposición a la ejecución provi-
sional bascula entre dos grandes bloques temáticos, a saber: la infracción legal
de sus presupuestos condicionantes y la irreversibilidad fáctica de las situaciones
jurídicas a las que conduzca la ejecución globalmente considerada o las medidas
ejecutivas concretas, bloques ambos a los que hay que sumar un tercero, com-
puesto por las causas de oposición a la ejecución provisional previstas en el
apartado 4 del art. 528 LEC, a saber: 1.ª) El pago o cumplimiento de lo ordenado
en la sentencia objeto de ejecución provisional, que habrá de acreditar docu-
mentalmente; y 2.ª) La existencia de pactos o transacciones que se hubieran
convenido y documentado en el proceso, para evitar precisamente la ejecución
provisional.

JURISPRUDENCIA
«En el ámbito de la ejecución provisional como contrapeso al despacho de la eje-
cución provisional sin necesidad de prestar caución y de la irrecurribilidad del auto por
la que ésta se despacha se introduce por el legislador la oposición que constituye la clave
del sistema. La Ley establece efectivamente una causa común de oposición que es la
contenida en el art. 528/1 que permite la oposición a la ejecución provisional despa-
chada en su conjunto y regula después de forma diferente la oposición en el caso de
condenas no dinerarias y en el relativo a las dinerarias. En este último caso, no es posible
en principio la oposición a la ejecución en su conjunto sino tan sólo respecto de actua-
ciones ejecutivas concretas, arts. 528.2.21 y 31, respectivamente. Ahora bien, la cuestión
surge en relación a si es posible formular oposición respecto de la ejecución provisional
por algún motivo distinto de los previstos en el art. 528 LEC. Como se ha venido seña-
lando mayoritariamente, una primera lectura de lo dispuesto en el citado precepto indica
o sugiere que está vedado cualquier intento de oponerse a la ejecución provisional por
motivos distintos de los establecidos en el precepto mencionado, pero realmente ello no
ha sido entendido en un sentido de estricta literalidad pues la respuesta que debe darse

712
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 529

ha de venir determinada por el entendimiento de que es en realidad la ejecución provi-


sional y su verdadera naturaleza. En este sentido la ejecución provisional es una ejecución
forzosa (art. 524.2.3) que presenta ciertas especialidades derivadas de la falta de firmeza
de la sentencia a la que sirve de título y que por ello tiene su repercusión en el modo de
sustanciarla y oponerse a ella, así en tanto que ejecución forzosa, la ejecución provisional
se rige por las normas del art. 538 y ss. y queda sujeta a los motivos y cauces de oposición
que prevén los arts. 556, 559, 562, 563, y 564 y al mismo tiempo en tanto que ejecución
forzosa con especialidades se rige por lo dispuesto en el art. 524 y ss» (AAP Vizcaya 3.ª
27 julio 2006, LA LEY 504/2006. Rec. 95/2006).
«El art. 528.2.2 de la LEC establece la posibilidad de la oposición a la ejecución
provisional de las sentencias de condena no dinerarias, alegando resultar imposible o de
extrema dificultad, atendida la naturaleza de las actuaciones ejecutivas, restaurar la
situación anterior a la ejecución provisional o compensar económicamente al ejecutado
mediante el resarcimiento de los daños y perjuicios que se le causaren, si aquella sen-
tencia fuese revocada. En base por lo tanto a dicho precepto debe entenderse que la
ejecución provisional de la sentencia dictada en un juicio de desahucio, como regla
general supone un perjuicio difícil o de imposible reparación, toda vez que implica el
lanzamiento del inquilino de la vivienda, por lo que hace sumamente difícil restituir la
situación anterior a la ejecución dada la disponibilidad y disposición de la vivienda que
puede hacer el propietario, que frustraría la devolución de dicha posesión al inquilino si
la sentencia fuera revocada; así el ATC Sala 20 de 16 de julio de 2001 núm. 210/2001
viene a señalar ‘‘que la ejecución de aquellas resoluciones judiciales que declaran la
extinción o resolución de la relación arrendaticia y condenan al arrendatario al desalojo
de la vivienda o local arrendado pueden originar un perjuicio difícilmente reparable en
su integridad, y generan una situación irreversible que aconseja optar por la suspensión
de la ejecución’» (AATC 464/1985, 684/1986, 405/1989, 234/1995, 203/1999 y
174/2000)» (AAP Madrid 9.ª 5 octubre 2006, LA LEY 308/2006, Rec. 991/2005).

Artículo 529. Sustanciación de la oposición a la ejecución provisional o a


actuaciones ejecutivas concretas
1. El escrito de oposición a la ejecución provisional habrá de presentarse al
Tribunal de la ejecución dentro de los cinco días siguientes al de la notificación
de la resolución que acuerde el despacho de ejecución o las actuaciones con-
cretas a que se oponga.
2. Del escrito de oposición a la ejecución y de los documentos que se acom-
pañen se dará traslado al ejecutante y a quienes estuvieren personados en la
ejecución provisional, para que manifiesten y acrediten, en el plazo de cinco
días, lo que consideren conveniente.
3. Si se tratase de ejecución provisional de sentencia de condena no dineraria
y se hubiere alegado la causa segunda del apartado 2 del art. 528, de oposición
a la ejecución provisional, el que la hubiere solicitado, además de impugnar
cuanto se haya alegado de contrario, podrá ofrecer caución suficiente para
garantizar que, en caso de revocarse la sentencia, se restaurará la situación
anterior o, de ser esto imposible, se resarcirán los daños y perjuicios causados.

713
Artículo 530 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

La caución podrá constituirse en dinero efectivo, mediante aval solidario de


duración indefinida y pagadero a primer requerimiento emitido por entidad de
crédito o sociedad de garantía recíproca o por cualquier otro medio que, a juicio
del Tribunal, garantice la inmediata disponibilidad, en su caso, de la cantidad de
que se trate.
Véase art. 528 y 530 LEC

COMENTARIOS
1. La oposición a la ejecución o a las medidas ejecutivas concretas se for-
malizará mediante la presentación ante el Tribunal funcionalmente competente
de un escrito de oposición, que se presentará «dentro de los cinco días siguientes
al de la notificación de la resolución que acuerde el despacho de ejecución
(conforme al art. 553 LEC) o las actuaciones concretas a las que se oponga»
(art. 529.1 LEC), limitación temporal preclusiva esta que, como es obvio, implica
que la oposición formulada una vez vencido dicho plazo habrá de ser directa-
mente rechazada por esta causa. En particular, cuando la oposición se proyecte
sobre concretas medidas ejecutivas, recuérdese que el referido escrito habrá de
indicar las medidas alternativas y realizar el ofrecimiento de la caución, a los
que alude el art. 528.3 LEC.
2. Del escrito de oposición, junto con los documentos que lo acompañen,
se dará traslado al ejecutante y a quienes estuvieren personados en la ejecución
provisional, para que manifiesten y acrediten, en el plazo de cinco días, lo que
consideren conveniente (art. 529.2 LEC). En dicho trámite, el ejecutante intentará
desvirtuar la oposición del ejecutado; pero, en el caso particular del art. 528.2.2.ª
LEC (oposición a la ejecución no dineraria globalmente considerada por con-
ducir la misma a situaciones jurídicas irreversibles o difícilmente reversibles),
aquél «podrá ofrecer caución suficiente para garantizar que, en caso de revo-
carse la sentencia, se restaurará la situación anterior o, de ser esto imposible, se
resarcirán los daños y perjuicios causados» (art. 529.3 LEC).

Artículo 530. Decisión sobre la oposición a la ejecución provisional y a


medidas ejecutivas concretas. Irrecurribilidad
1. Cuando se estime la oposición fundada en la causa primera del apartado
2 del art. 528, la oposición a la ejecución provisional se resolverá mediante auto
en el que se declarará no haber lugar a que prosiga dicha ejecución provisional,
alzándose los embargos y trabas y las medidas de garantía que pudieran haberse
adoptado.
2. Si la oposición se hubiese formulado en caso de ejecución provisional de
condena no dineraria, cuando el Tribunal estimare que, de revocarse posterior-
mente la condena, sería imposible o extremadamente difícil restaurar la situa-
ción anterior a la ejecución provisional o garantizar el resarcimiento mediante
la caución que el solicitante se mostrase dispuesto a prestar, dictará auto dejando

714
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 530

en suspenso la ejecución, pero subsistirán los embargos y las medidas de garantía


adoptadas y se adoptarán las que procedieren, de conformidad con lo dispuesto
en el art. 700.
3. Cuando, siendo dineraria la condena, la oposición se hubiere formulado
respecto de actividades ejecutivas concretas, se estimará dicha oposición si el
Tribunal considerara posibles y de eficacia similar las actuaciones o medidas
alternativas indicadas por el provisionalmente ejecutado o si, habiendo éste
ofrecido caución que se crea suficiente para responder de la demora en la eje-
cución, el Tribunal apreciare que concurre en el caso una absoluta imposibilidad
de restaurar la situación anterior a la ejecución o de compensar económicamente
al ejecutado provisionalmente mediante ulterior resarcimiento de daños y per-
juicios, en caso de ser revocada la condena.
La estimación de esta oposición únicamente determinará que se deniegue la
realización de la concreta actividad ejecutiva objeto de aquélla, prosiguiendo el
procedimiento de apremio según lo previsto en la presente Ley.
4. Contra el auto que decida sobre la oposición a la ejecución provisional o
a medidas ejecutivas concretas no cabrá recurso alguno.
Véase arts. 528 y 529 LEC

COMENTARIOS
1. Si la oposición es desestimada, como es obvio, la ejecución provisional
continuará su curso con normalidad.
2. Si es estimada, sin embargo, el contenido de la resolución estimatoria del
incidente de oposición varía según cuál haya sido la causa alegada por el eje-
cutado, a saber:
1.º Si se alega la infracción de los presupuestos condicionantes del despacho
de ejecución provisional (art. 528.2.1.ª LEC), el auto por el que se estime dicha
oposición declarará no haber lugar a que prosiga la ejecución provisional, alzán-
dose los embargos y las medidas de garantía que pudieran haberse adoptado
(art. 530.1 LEC).
2.º Si se alega la irreversibilidad o la dificultosa reversibilidad de la ejecución
de condenas no dinerarias (art. 528.2.2.ª LEC) y el Tribunal, además de consi-
derar fundada esta causa de oposición, considera también que la caución que
ofrece el ejecutante no garantiza los daños que pudieran originarse, el auto
resolutorio de la oposición dejará dicha ejecución en suspenso, subsistiendo,
ello no obstante, los embargos y las medidas de garantía adoptadas, y acordán-
dose, además, la adopción de aquellas otras medidas que procedieren de con-
formidad con el art. 700 LEC (art. 530.2 LEC); si el Tribunal considerase suficiente
la caución, en cambio, se limitará a ordenar que se constituya dicha caución,
continuando normalmente el curso de la ejecución provisional.

715
Artículo 531 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3.º Por último, si la oposición frente a la ejecución provisional de condenas


dinerarias se dirigiese frente a medidas ejecutivas concretas, la misma se esti-
mará si concurren la circunstancia prevista en el art. 530.3.I LEC y, en conse-
cuencia, se denegará la realización de la concreta actividad ejecutiva objeto de
aquélla, prosiguiendo el procedimiento de apremio (art. 530.3.II LEC).
En ninguno de los tres casos anteriores se admitirá recurso alguno frente al
auto resolutorio del incidente de oposición (art. 530.4 LEC).
4. Por última, y ante la ausencia de regulación expresa en este punto, cabe
pensar que si la oposición del ejecutado es desestimada se le impondrán a él las
costas causadas en el incidente, por aplicación de la regla general prevista en el
art. 539.2.II LEC, y a ninguno de los litigantes si es fuera estimada.

Artículo 531. Suspensión de la ejecución provisional en caso de condenas


dinerarias
El Secretario judicial suspenderá mediante decreto la ejecución provisional
de pronunciamientos de condena al pago de cantidades de dinero líquidas
cuando el ejecutado pusiere a disposición del Juzgado, para su entrega al eje-
cutante, sin perjuicio de lo dispuesto en la sección siguiente, la cantidad a la que
hubiere sido condenado, más los intereses correspondientes y las costas por los
que se despachó ejecución. Liquidados aquéllos y tasadas éstas, se decidirá por
el Secretario judicial responsable de la ejecución provisional sobre la continua-
ción o el archivo de la ejecución. El decreto dictado al efecto será susceptible
de recurso directo de revisión ante el Tribunal que hubiera autorizado la ejecu-
ción.

COMENTARIOS
Cuando el ejecutado no formule oposición al despacho de la ejecución pro-
visional (pero sí pretenda evitar la realización de las actuaciones ejecutivas que
se hubiesen acordado en el correspondiente auto), o en los casos en que, habién-
dola formulado, la misma hubiese sido desestimada, al mismo le confiere el
art. 531 LEC la oportunidad de provocar la suspensión de la ejecución provisio-
nal, que se acordará mediante decreto el Secretario judicial, cuando ésta se
desenvuelva respecto a pronunciamientos de condena al pago de cantidades de
dinero líquidas, y el ejecutado ponga «a disposición del Juzgado, para su entrega
al ejecutante... la cantidad a que hubiere sido condenado, más los intereses
correspondientes y las costas por las que se despachó ejecución».
Ante tal conducta del ejecutado, y una vez comprobada por el Secretario
judicial responsable de la ejecución la suficiencia de la cantidad puesta a su
disposición por aquél (para lo cual habrá de comprobarse si cubre el principal
y, una vez calculados y tasadas, los intereses y las costas, respectivamente),
decidirá sobre la continuación –en caso de insuficiencia– o el «archivo» (debiera

716
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 531

la norma hablar de suspensión de la ejecución mejor que de archivo) –en caso


de suficiencia– de la ejecución provisional, decisión en forma de decreto que
será susceptible de recurso directo de revisión ante el Tribunal que hubiera
autorizado la ejecución.
Añadamos también que la jurisprudencia ha concluido que, cuando el eje-
cutado no haya formulado oposición frente al despacho de ejecución, limitán-
dose toda su actuación procesal a consignar la cantidad a la que haya sido con-
denado (más los intereses), al mismo no se le podrá imponer la condena en
costas.

JURISPRUDENCIA
–Costas en caso de ausencia de oposición del ejecutado a la ejecución provisional:
«Se plantea nuevamente la cuestión relativa a las costas de la ejecución provisional.
El supuesto contemplado ya es clásico: el Juzgado dicta sentencia condenando al pago
de una cantidad líquida, el demandado interpone recurso de apelación, y el demandante
solicita la ejecución provisional, despachada la ejecución el demandado consigna el
importe de forma más o menos inmediata; la pregunta es si esta ejecución provisional
así tramitada conlleva la imposición de las costas ocasionadas por esa solicitud de eje-
cución provisional (pues es el único acto realizado) al demandado (...) Y la respuesta
prácticamente unánime de las Audiencias Provinciales es que este tipo de actuaciones
no conllevan la imposición de las costas que hayan podido causarse por esa ejecución
provisional al ejecutado. En tal sentido se pronuncian las resoluciones de la Audiencia
Provincial de Barcelona de 23 de mayo de 2005, 21 de marzo de 2005, y 20 de mayo
de 2004, la de la Audiencia Provincial de Albacete de 2 de noviembre de 2004, la de
Audiencia Provincial de Zaragoza de 29 de noviembre de 2002, y la de la Audiencia
Provincial de Cantabria de 22 de enero de 2002, entre otras (...) Para llegar a esta con-
clusión se ha acudido a diversas teorías:
a) Así se ha sostenido que el art. 524.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil no hace una
remisión en bloque a las normas reguladoras de la ejecución de la sentencia firme, sino
exclusivamente al modo, al trámite, y que por lo tanto no rige en la ejecución provisional
la norma del art. 539.2 del mismo texto legal (que establece que las costas de la ejecución
son a cargo del ejecutado sin necesidad de imposición expresa), por lo que las costas de
la ejecución provisional se regirían por el principio general del vencimiento. Por lo que
quien cumple voluntariamente tan pronto se despacha ejecución, no puede imponérsele
las costas.
b) También que como el art. 524.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil establece que
«en la ejecución provisional de las sentencias de condena, las partes dispondrán de los
mismos derechos y facultades procesales que en la ordinaria», debe interpretarse que es
aplicable el plazo de veinte días establecido en el art. 548 del mismo texto legal. La
finalidad de esta espera se encuentra en que la parte vencida en una sentencia que ha
sido objeto de recurso desconoce si la adversa va a solicitar o no la ejecución provisional,
y si el Juzgado accederá a ella; a diferencia de lo que acontece con la sentencia firme.
Por lo que si no se concediese ese plazo de veinte días, sería de peor condición el vencido
provisionalmente que el condenado por sentencia firme. Por lo que si se paga o consigna

717
Artículo 532 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

dentro de los veinte días siguientes a despacharse la ejecución provisional no procede


la condena en costas.
c) O quien entiende que debe aplicarse el art. 583.2 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, cuando establece que «aunque pague el deudor en el acto del requerimiento, serán
de su cargo todas las costas causadas, salvo que justifique que, por causa que no le sea
imputable, no pudo hacer el pago antes de que el acreedor promoviere la ejecución». Y
se considera como causa no imputable el desconocer si la otra parte iba a solicitar o no
la ejecución provisional.
Pero cualquiera que sea la tesis que se elija, lo cierto es que de forma casi unánime
se considera que en supuestos como el presente no procede que el ejecutado provisio-
nalmente peche con las costas de esa ejecución» (SAP A Coruña 3.ª 24 marzo 2006, LA
LEY 32719/2006).

SECCIÓN 2.ª
De la revocación o confirmación de la sentencia provisionalmente
ejecutada

Artículo 532. Confirmación de la resolución provisionalmente ejecutada


Si se dictase sentencia que confirme los pronunciamientos provisionalmente
ejecutados, la ejecución continuará si aún no hubiera terminado, salvo desisti-
miento expreso del ejecutante.
Si la sentencia confirmatoria no fuera susceptible de recurso o no se recu-
rriere, la ejecución, salvo desistimiento, seguirá adelante como definitiva.

COMENTARIOS
1. Como ya es sabido, las sentencias sometidas a ejecución provisional son
únicamente aquellas frente a las cuales se haya ejercitado un medio de impug-
nación (sea la apelación respecto de las sentencias dictadas en primera instancia,
sea la casación o el recurso extraordinario por infracción procesal respecto de
las dictadas en segunda instancia), medio de impugnación que, al momento de
ser instada por el ejecutante y despachada por el Tribunal, ha de encontrarse
pendiente de resolución (v. arts. 527.1, 535.2.I LEC). De esta forma, la suerte
final de la ejecución provisional dependerá de cuál sea la resolución de este
recurso, porque si confirma la sentencia objeto de ejecución no habrá inconve-
niente para que se pueda tener por válido lo ya ejecutado a los efectos de pro-
seguir con este proceso (ahora ya de forma definitiva, si es que aún no hubiese
recibido entera satisfacción el ejecutante), mientras que si la revoca será nece-
sario proceder a anular lo ejecutado y compensar de algún modo a la parte
procesal provisionalmente ejecutada.
2. En el primer caso, es decir, cuando el Tribunal de apelación confirme
íntegramente la sentencia objeto de ejecución provisional, entonces «la ejecu-

718
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 533

ción continuará si aún no hubiera terminado, salvo desistimiento expreso del


ejecutante» (art. 532.I LEC). Si, además, la sentencia confirmatoria no fuera sus-
ceptible de recurso, o aun siéndolo no se recurriere, «la ejecución, salvo desis-
timiento, seguirá adelante como definitiva» (art. 532.II LEC).

Artículo 533. Revocación de condenas al pago de cantidad de dinero


1. Si el pronunciamiento provisionalmente ejecutado fuere de condena al
pago de dinero y se revocara totalmente, se sobreseerá por el Secretario judicial
la ejecución provisional y el ejecutante deberá devolver la cantidad que, en su
caso, hubiere percibido, reintegrar al ejecutado las costas de la ejecución pro-
visional que éste hubiere satisfecho y resarcirle de los daños y perjuicios que
dicha ejecución le hubiere ocasionado.
2. Si la revocación de la sentencia fuese parcial, sólo se devolverá la dife-
rencia entre la cantidad percibida por el ejecutante y la que resulte de la con-
firmación parcial, con el incremento que resulte de aplicar a dicha diferencia,
anualmente, desde el momento de la percepción, el tipo del interés legal del
dinero.
3. Si la sentencia revocatoria no fuera firme, la percepción de las cantidades
e incrementos previstos en los apartados anteriores de este artículo, podrá pre-
tenderse por vía de apremio ante el Tribunal que hubiere sustanciado la ejecu-
ción provisional. La liquidación de los daños y perjuicios se hará según lo dis-
puesto en los arts. 712 y ss. de esta Ley.
El obligado a devolver, reintegrar e indemnizar podrá oponerse a actuacio-
nes concretas de apremio, en los términos del apartado 3 del art. 528.

COMENTARIOS
1. En caso de revocación de la sentencia objeto de ejecución provisional, la
cuestión resulta infinitamente más compleja que si se produce su confirmación,
pues, como se comprenderá, todo el entramado jurídico sobre el que se asienta
la ejecución provisional (es decir, la apariencia de buen derecho de un título
jurisdiccional, la sentencia de condena, que, pese a encontrarse recurrida, puede
llegar a ser provisionalmente ejecutada sin que el ejecutante, beneficiado por la
misma, tenga que prestar fianza o garantía alguna de que devolverá lo recibido
si es que la sentencia llega a revocarse en dicha vía de recurso) se resquebraja
por su propia base.
2. En los supuestos en que la sentencia objeto de ejecución provisional sea
revocada, cabe distinguir, como hace el legislador, según que aquella ejecución
se haya desplegado sobre una condena de naturaleza dineraria (art. 533 LEC) o
sobre una condena de naturaleza no dineraria (art. 534 LEC)
Así, cuando en vía de recurso se revoque totalmente la condena dineraria
que esté siendo o haya sido objeto de ejecución provisional, la LEC ordena que

719
Artículo 534 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ésta sea sobreseída por el Secretario judicial, y el ejecutante provisional enton-


ces, y en cumplimiento de lo que se disponga en el auto de sobreseimiento de
la ejecución, deberá: 1.º) Devolver al ejecutado la cantidad de dinero que, en
su caso, hubiere percibido; 2.º) Reintegrarle las costas que se hubiesen deven-
gado en la ejecución provisional; y 3.º) Resarcirle de los daños y perjuicios que
dicha ejecución provisional le hubiere ocasionado (art. 533.1 LEC).
En cambio, si la revocación fuere tan sólo parcial, el ejecutante sólo tendrá
la obligación de devolver al ejecutado la diferencia entre la cantidad percibida
por el mismo y la que resulte de la confirmación parcial del pronunciamiento
condenatorio, «con el incremento que resulte de aplicar a dicha diferencia,
anualmente, desde el momento de la percepción, el tipo del interés legal del
dinero» (art. 533.2 LEC), debiendo presuponerse que en estos casos, y ante el
silencio de la norma, las costas devengadas por la ejecución provisional habrán
de ser satisfechas respectivamente por las propias partes que las hayan deven-
gado.
3. En la revocación de condenas dinerarias, pues, no se trata fundamental-
mente de deshacer los actos de ejecución que pudieran haberse realizado, dada
la intrínseca fungibilidad de la moneda, sino de aplicar los resultados económi-
cos obtenidos de los mismos por el ejecutante al patrimonio del ejecutado,
devolviéndole las cantidades percibidas y compensándole, de algún modo, por
haber tenido que padecer la situación de convertirse en sujeto pasivo de un
proceso jurisdiccional de ejecución.

JURISPRUDENCIA
«No es necesario acudir a otro proceso para reclamar la devolución de las sumas
provisionalmente pagadas derivadas de una sentencia que resulta revocada, es algo evi-
dente. El último párrafo del art. 533.3 de la LEC prevé que se abra la vía de apremio con
la posibilidad del ahora ejecutado, anteriormente ejecutante provisional, de oponerse a
la ejecución contra él instada en los términos del art. 528.3. Es decir, se está haciendo
alusión al mismo proceso en el que se ha dictado la resolución que se ejecutó provisio-
nalmente, y no a otro proceso distinto. La consecuencia de la revocación de la sentencia
provisionalmente ejecutada no es el archivo del proceso, sino el sobreseimiento de la
ejecución provisional iniciada y la devolución de las sumas percibidas, que puede
hacerse efectiva, caso de que no exista una devolución voluntaria, por la vía de apremio
en el seno del propio proceso, y no acudiendo a otro distinto» (AAP Girona 2.ª 7 abril
2003).

Artículo 534. Revocación en casos de condenas no dinerarias


1. Si la resolución provisionalmente ejecutada que se revocase hubiere con-
denado a la entrega de un bien determinado, se restituirá éste al ejecutado, en
el concepto en que lo hubiere tenido, más las rentas, frutos o productos, o el
valor pecuniario de la utilización del bien.

720
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 535

Si la restitución fuese imposible, de hecho o de derecho, el ejecutado podrá


pedir que se le indemnicen los daños y perjuicios, que se liquidarán por el pro-
cedimiento establecido en los arts. 712 y siguientes.
2. Si se revocara una resolución que contuviese condena a hacer y éste
hubiese sido realizado, se podrá pedir que se deshaga lo hecho y que se indem-
nicen los daños y perjuicios causados.
3. Para la restitución de la cosa, la destrucción de lo mal hecho o la exacción
de daños y perjuicios, previstas en los apartados anteriores, procederá, en caso
de que la sentencia revocatoria no sea firme, la vía de ejecución ante el Tribunal
competente para la provisional.
4. En los casos previstos en los apartados anteriores, el obligado a restituir,
deshacer o indemnizar podrá oponerse, dentro de la vía de ejecución, con arre-
glo a lo previsto en el art. 528 de esta Ley.

COMENTARIOS
Cuando, por el contrario, la condena provisionalmente ejecutada que haya
sido revocada en vía de recurso no posea naturaleza dineraria, las consecuencias
difieren según cuál haya sido la índole exacta de la condena, a saber: 1.º) Si se
revoca la condena a la entrega de un bien determinado se restituirá éste al eje-
cutado, en el concepto en que lo hubiere tenido, más, a título de compensación,
las rentas, frutos o productos, o el valor pecuniario de la utilización del bien.
Pero si la restitución en sus propios términos fuese imposible (v. gr. por haberse
perdido el bien en cuestión), el ejecutado podrá pedir que se le indemnicen los
daños y perjuicios que tal imposibilidad le ocasione, los cuales se liquidarán por
el procedimiento general previsto en los arts. 712 y ss. LEC (art. 534.1 LEC); y
2.º) Si es revocada una condena a hacer y la prestación hubiese sido realizada,
el ejecutado podrá pedir que a costa del ejecutante se deshaga lo hecho y, como
compensación, que se le indemnicen los daños y perjuicios causados (art. 534.2
LEC).

CAPÍTULO III
De la ejecución provisional de sentencias de condena dictadas en segunda
instancia

Artículo 535. Ejecución provisional de sentencias dictadas en segunda ins-


tancia
1. La ejecución provisional de sentencias dictadas en segunda instancia, que
no sean firmes, así como la oposición a dicha ejecución, se regirán por lo dis-
puesto en el capítulo anterior de la presente Ley.
2. En los casos a los que se refiere el apartado anterior la ejecución provi-
sional podrá solicitarse en cualquier momento desde la notificación de la reso-
lución que tenga por interpuesto el recurso extraordinario por infracción pro-

721
Artículo 535 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cesal o el recurso de casación y siempre antes de que haya recaído sentencia en


estos recursos.
La solicitud se presentará ante el Tribunal que haya conocido del proceso en
primera instancia, acompañando certificación de la sentencia cuya ejecución
provisional se pretenda, así como testimonio de cuantos particulares se estimen
necesarios, certificación y testimonio que deberán obtenerse del Tribunal que
haya dictado la sentencia de apelación o, en su caso, del órgano competente para
conocer del recurso que se haya interpuesto contra ésta.
3. La oposición a la ejecución provisional y a medidas ejecutivas concretas,
en segunda instancia, se regirá por lo dispuesto en los arts. 528 a 531 de esta
Ley.
Véase arts. 536 y 537 LEC

COMENTARIOS
A lo largo de los anteriores comentarios se ha explicitado de manera conjunta
el régimen de la ejecución provisional de sentencias no firmes, hayan sido las
mismas dictadas en primera instancia o hayan sido dictadas en segunda instan-
cia. Con todo, y dado que los arts. 535 a 537 LEC se dedican específicamente a
detallar el régimen jurídico de la ejecución provisional de sentencias de condena
dictadas en segunda instancia, no está de más señalar que:
1. Con carácter general, los presupuestos, requisitos y el procedimiento a
seguir en estos casos es el mismo que el que ha de observarse en la ejecución
provisional de sentencias recaídas en primera instancia (art. 535.1 LEC).
2. La ejecución provisional podrá instarse en cualquier momento desde la
notificación de la resolución que tenga por interpuesto el recurso de casación
(art. 479 LEC) o el recurso extraordinario por infracción procesal (art. 470.2 LEC),
y siempre antes de que haya recaído sentencia en los mismos (art. 535.2.I LEC).
3. La solicitud de ejecución provisional se presentará ante el Tribunal que
haya conocido del proceso en primera instancia, acompañando certificación de
la sentencia cuya ejecución provisional se pretenda, así como testimonio de
cuantos particulares se estimen necesarios, certificación y testimonio que debe-
rán obtenerse del Tribunal que haya dictado la sentencia de apelación o, en su
caso, del órgano competente para conocer del recurso que se haya interpuesto
contra ésta (art. 535.2.II LEC).
4. La oposición a la ejecución provisional y a medidas ejecutivas concretas,
en segunda instancia, se regirá por lo dispuesto en los arts. 528 a 531 LEC para
la primera instancia.
5. Los efectos derivados de la confirmación o la revocación de la condena
de segunda instancia provisionalmente ejecutada también serán los previstos en
los arts. 532 a 534 LEC.

722
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 536

Artículo 536. Confirmación en segunda instancia de la resolución ejecutada


provisionalmente
Si se confirmare en todos sus pronunciamientos la sentencia de segunda ins-
tancia provisionalmente ejecutada, se estará a lo dispuesto en el párrafo segundo
del art. 532.
Véase el comentario al art. 535 LEC

Artículo 537. Revocación de la resolución ejecutada provisionalmente en


segunda instancia
Cuando se revocare la sentencia dictada en segunda instancia y provisional-
mente ejecutada, serán de aplicación los arts. 533 y 534.
Véase el comentario al art. 535 LEC

TÍTULO III
De la ejecución: disposiciones generales

CAPÍTULO I
De las partes de la ejecución

Artículo 538. Partes y sujetos de la ejecución forzosa


1. Son parte en el proceso de ejecución la persona o personas que piden y
obtienen el despacho de la ejecución y la persona o personas frente a las que
ésta se despacha.
2. Sin perjuicio de lo dispuesto en los arts. 540 a 544, a instancia de quien
aparezca como acreedor en el título ejecutivo, sólo podrá despacharse ejecución
frente a los siguientes sujetos:
1.º Quien aparezca como deudor en el mismo título.
2.º Quien, sin figurar como deudor en el título ejecutivo, responda perso-
nalmente de la deuda por disposición legal o en virtud de afianzamiento acre-
ditado mediante documento público.
3.º Quien, sin figurar como deudor en el título ejecutivo, resulte ser propie-
tario de los bienes especialmente afectos al pago de la deuda en cuya virtud se
procede, siempre que tal afección derive de la Ley o se acredite mediante docu-
mento fehaciente. La ejecución se concretará, respecto de estas personas, a los
bienes especialmente afectos.
3. También podrán utilizar los medios de defensa que la ley concede al eje-
cutado aquellas personas frente a las que no se haya despachado la ejecución,
pero a cuyos bienes haya dispuesto el Tribunal que ésta se extienda por entender
que, pese a no pertenecer dichos bienes al ejecutado, están afectos los mismos
al cumplimiento de la obligación por la que se proceda.

723
Artículo 538 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4. Si el ejecutante indujera al Tribunal a extender la ejecución frente a per-


sonas o bienes que el título o la ley no autorizan, será responsable de los daños
y perjuicios.
Véase art. 540–544 LEC

COMENTARIOS
1. En el proceso de ejecución, a tenor de lo dispuesto en el art. 538.1 LEC,
recibe la clásica denominación de parte activa o ejecutante «la persona o per-
sonas que piden y obtienen el despacho de ejecución», mientras que es parte
pasiva o ejecutada «la persona o personas frente a las que ésta (la ejecución) se
despacha». También en el proceso de ejecución, pues, son dos las posiciones
procesales en torno a la acción ejecutiva: una la que la ejercita sobre la base de
lo dispuesto en alguno de los títulos ejecutivos reconocidos por la Ley (art. 517.2
LEC), y que es la titular del derecho a obtener una prestación de dar, hacer o no
hacer, y la otra la que soporta dicho ejercicio, sobre quien pesa la obligación de
cumplir con dicha prestación.
2. La determinación de la persona del ejecutante, en línea de principio, no
reviste especiales dificultades. Sujeto activo del proceso de ejecución será la
persona que conste como acreedora de la prestación que el ejecutado esté obli-
gado a realizar, es decir, la parte vencedora que haya intervenido en el proceso
jurisdiccional, o en el procedimiento arbitral o de mediación, y que conste como
tal en la sentencia o en el laudo de condena, o en el acuerdo de mediación, el
cual habrá acogido en todo o en parte sus pretensiones, o la parte a quien así se
reconozca en las demás resoluciones judiciales que llevan aparejada ejecución;
e igualmente lo será la parte titular del derecho de crédito incorporado a alguno
de los títulos de ejecución no procesales ni arbitrales o de mediación contem-
plados en los apartados 4.º a 7.º del art. 5 17.2 LEC.
3. La determinación de la parte ejecutada, en cambio, se muestra más com-
pleja dada la posibilidad de que los bienes con que se ha de hacer frente a la
prestación objeto de ejecución sean de titularidad conjunta, o sean de la titula-
ridad de personas distintas a la obligada a realizar la prestación de que se trate.
En cualquier caso, el art. 538.2 LEC limita la posibilidad de constituirse en sujeto
pasivo del auto por el que se despache la ejecución (arts. 551, 553 LEC) a deter-
minadas clases de sujetos. En concreto, podrá despacharse ejecución:
1.º Frente a las personas que aparezcan como deudoras en el título de eje-
cución, para cuya determinación, pues, no habrá sino que atender a la literalidad
del citado documento; así, por ejemplo, esta cláusula impedirá que, habiendo
sido condenada una persona jurídica, la ejecución pueda despacharse contra el
patrimonio de los miembros integrantes de la misma.
2.º O frente a las personas que, aun no figurando como obligadas en el título
de ejecución, deban responder personalmente de la obligación de que se trate,

724
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 538

bien por disposición legal (v. gr. en los supuestos previstos en el art. 1.903 CC),
o bien como consecuencia de un afianzamiento acreditado mediante docu-
mento público (v. gr. art. 1.822 CC).
3.º También frente a las personas que, al igual que las anteriores, tampoco
consten como obligadas en el título de ejecución pero resulten ser las propieta-
rias «de los bienes especialmente afectos al pago de la deuda en cuya virtud se
procede, siempre que tal afectación derive de la Ley o se acredite mediante
documento fehaciente», en cuyo caso la «ejecución se concretará, respecto de
estas personas, a los bienes especialmente afectos» (v. gr. bienes hipotecados
adquiridos por un tercero con posterioridad a la constitución de la traba).
4. Es la parte ejecutante quien asume la carga de determinar quiénes han de
ser las partes pasivas del proceso de ejecución forzosa. De este modo lo requiere
el art. 549.1.5.º LEC, precepto donde se enuncia como uno de los contenidos
necesarios de la demanda ejecutiva la mención a la «persona o personas, con
expresión de sus circunstancias identificativas, frente a las que se pretenda el
despacho de ejecución, por aparecer en el título como deudores o por estar
sujetos a la ejecución según lo dispuesto en los arts. 538 a 544».
En tal labor de determinación de la legitimación pasiva habrá de conducirse
el ejecutante con suma cautela y rigor, pues, tal y como prevé el art. 538.4 LEC,
si el mismo «indujera al Tribunal a extender la ejecución frente a personas o
bienes que el título o la ley no autorizan, será responsable de los daños y per-
juicios» que ocasione con dicho ilegítimo comportamiento.
5. Aunque formalmente no son parte ejecutada en sentido estricto, sino una
especie de figura a medio camino entre ésta y los terceros ajenos a la ejecución,
la LEC permite utilizar todos los medios de defensa que se conceden a dichas
partes (frente a las que nominalmente se despacha la ejecución) también a las
personas a cuyos bienes haya dispuesto el Tribunal que la ejecución se extienda
«por entender que, pese a no pertenecer dichos bienes al ejecutado, están afec-
tos los mismos al cumplimiento de la obligación por la que se proceda»
(art. 538.3 LEC).
Se trata, en suma, de un supuesto análogo al contemplado en el art. 538.2.3.º
LEC, solo que mientras que en aquel supuesto el propietario de los bienes afectos
a la ejecución está perfectamente identificado y se erige en sujeto pasivo del
despacho de ejecución, en este otro se presume que el titular de esos bienes no
está identificado, aunque sí lo estén los bienes afectos a la ejecución.
6. Téngase en cuenta, además, que la jurisprudencia del Tribunal Constitu-
cional ha podido sentar con respecto a la determinación de la persona del eje-
cutado las dos siguientes reglas: 1.ª) El derecho a la ejecución presupone que la
actividad judicial en la ejecución sólo puede actuar válidamente sobre el patri-
monio del condenado, de modo que la actividad ejecutiva no puede dirigirse

725
Artículo 538 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

contra persona ajena al fallo (SSTC 314/1994, 92/1998, 229/2000, 53/2010); 2.ª)
No es conforme con el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva restringir
la legitimación para intervenir en el proceso de ejecución por títulos jurisdic-
cionales exclusivamente a quienes hubieran sido parte litigante, es decir, a quie-
nes tuvieran la condición procesal de parte demandante o parte demandada en
el proceso principal o en el proceso de declaración, porque el derecho consa-
grado en el art. 24.1 CE habilita a quienes aleguen ostentar un derecho o interés
legítimo que se vería afectado por los actos de ejecución para comparecer en el
proceso de ejecución, aunque no fueran litigantes en el proceso principal, siem-
pre que no hayan podido serlo en éste y aleguen un derecho o interés legítimo
y personal que pueda verse afectado por la ejecución que se trate de llevar a
cabo (SSTC 4/1985, 229/2000).

JURISPRUDENCIA
«Este Tribunal tuvo ocasión de declarar en la STC 4/1985, de 18 de enero, que no
es conforme al derecho fundamental a la tutela judicial efectiva restringir la legitimación
para intervenir en el proceso de ejecución exclusivamente a quienes hubieran sido ‘‘parte
litigante’», es decir, a quienes tuvieran la condición procesal de parte demandante o
parte demandada en el proceso principal o en el proceso de declaración concluido por
la Sentencia o resolución que se trata de hacer efectiva. Así, se afirma en la expresada
Sentencia, F. 2, que el derecho consagrado en el art. 24.1 CE habilita a quienes aleguen
ostentar un derecho o interés legítimo que se vería afectado por los actos de ejecución
para comparecer en el proceso de ejecución, ‘‘aunque no fueran litigantes en el proceso
principal, siempre que... no hayan podido serlo en éste y aleguen un derecho o interés
legítimo y personal que pueda verse afectado por la ejecución que se trate de llevar a
cabo» (STC 229/2000, de 2 de octubre).
– Ejecutante:
«En el supuesto enjuiciado resulta claro que el derecho reconocido en sentencia se
atribuye al ahora ejecutado. Se le reconoce el derecho de retracto con los efectos que
le son propios como es la elevación a escritura pública y el pago del precio, pero esto
último no se configura como un derecho autónomo susceptible de justificar una posición
de acreedor independiente del derecho principal reconocido en el proceso, que es el
derecho de retracto como ya se ha indicado, y por lo tanto la posición de acreedor
corresponde al demandante Sr. Leandro, y la posición de deudor al Sr. Isaac, por lo que
este carece de legitimación activa para instar la ejecución (art. 559.2.º LEC)» (AAP Pon-
tevedra 1.ª 16 septiembre 2009, LA LEY 146/2009, Rec. 451/2009).
– Ejecutado:
«De lo expuesto se colige que el órgano judicial, al derivar la ejecución forzosa contra
quienes no habían sido parte ni condenados en el proceso del que dimana el título objeto
de ejecución, causó indefensión material a los ahora recurrentes, por lo que ha de con-
cluirse que tanto el Auto que despacha ejecución (Auto de 5 de julio de 2005) como el
que desestimó el incidente de nulidad de actuaciones contra el mismo (Auto de 17 de
marzo de 2006) infringieron lo dispuesto en el art. 24.1 CE, vulnerando el derecho fun-

726
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 539

damental de los recurrentes a la tutela judicial efectiva sin indefensión» (STC 53/2010,
de 4 de octubre).

Artículo 539. Representación y defensa. Costas y gastos de la ejecución


1. El ejecutante y el ejecutado deberán estar dirigidos por letrado y repre-
sentados por procurador, salvo que se trate de la ejecución de resoluciones dic-
tadas en procesos en que no sea preceptiva la intervención de dichos profesio-
nales.
Para la ejecución derivada de procesos monitorios en que no haya habido
oposición, se requerirá la intervención de abogado y procurador siempre que la
cantidad por la que se despache ejecución sea superior a 2.000 euros.
Para la ejecución derivada de un acuerdo de mediación o un laudo arbitral
se requerirá la intervención de abogado y procurador siempre que la cantidad
por la que se despache ejecución sea superior a 2.000 euros.
2. En las actuaciones del proceso de ejecución para las que esta ley prevea
expresamente pronunciamiento sobre costas, las partes deberán satisfacer los
gastos y costas que les correspondan conforme a lo previsto en el art. 241 de
esta ley, sin perjuicio de los reembolsos que procedan tras la decisión del Tri-
bunal o, en su caso, del Secretario judicial sobre las costas.
Las costas del proceso de ejecución no comprendidas en el párrafo anterior
serán a cargo del ejecutado sin necesidad de expresa imposición, pero, hasta su
liquidación, el ejecutante deberá satisfacer los gastos y costas que se vayan pro-
duciendo, salvo los que correspondan a actuaciones que se realicen a instancia
del ejecutado o de otros sujetos, que deberán ser pagados por quien haya soli-
citado la actuación de que se trate.
Véase arts. 23, 31 y 394 LEC

COMENTARIOS
– Postulación:
En este punto sienta la LEC una regla general y dos excepciones. Como regla
general, en el proceso de ejecución las partes habrán de comparecer represen-
tadas por Procurador y asistidas por Letrado (art. 539.1.I LEC).
Esta regla, sin embargo, experimenta dos excepciones, a saber: 1.ª.ª) Las par-
tes podrán comparecer sin Procurador ni Letrado en «la ejecución de resolucio-
nes dictadas en procesos en que no sea preceptiva la intervención de dichos
profesionales» (art. 539.1.I LEC), que vienen a ser los juicios verbales donde se
ejerciten pretensiones de valor económico no superior a los 2.000 euros (v. arts.
23 y 31 LEC); asimismo, tampoco será obligatoria la postulación en «la ejecución
derivada de un acuerdo de mediación o un laudo arbitral» salvo en los casos en
que la cantidad por la que se despache la ejecución sea superior a 2.000 euros
(art. 539.1.III LEC); y 2.ª) También podrán comparecer por sí mismas en la eje-

727
Artículo 539 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cución derivada de procesos monitorios en que no haya habido oposición,


siempre que la cuantía reclamada por la que se despache ejecución no sea
superior a los 2.000 euros (art. 539.1.II LEC) (véase en el mismo sentido, aunque
a sensu contrario, lo dispuesto en el art. 814.2 LEC).
– Costas procesales:
El art. 539.2 LEC establece unas disposiciones que en poco o nada innovan
el régimen general dispuesto en la LEC en esta materia de las costas procesales,
y de las que cabe extraer las siguientes reglas: 1.ª) A medida que se desarrolle el
proceso de ejecución, las partes habrán de ir satisfaciendo los gastos y costas
que se devenguen (de la misma manera, pues, que en el proceso de declaración,
art. 241 LEC); 2.ª) Las costas devengadas en aquellas actuaciones para las que
la Ley prevea expresamente un pronunciamiento sobre costas habrán de ser
satisfechas por la parte que resulte condenada en ellas, supuesto en el cual la
parte no condenada que las haya ido adelantando durante el desarrollo del pro-
cedimiento (v. gr. los gastos del depósito judicial ex art. 628.1 LEC) se reembol-
sará en las mismas; 3.ª) Las costas devengadas por aquellas actuaciones en que
la LEC no prevea expresamente la condena en costas serán, con carácter general,
de cargo de la parte ejecutada, y ésta deberá de pagarlas cuando se liquiden al
final del procedimiento (mientras tanto deberá adelantarlas la parte que pro-
mueva la actuación ejecutiva de que se trate); 4.ª) Y, por último, dentro de aque-
llas actuaciones en que la LEC no prevea expresamente la condena en costas,
éstas no deberán ser sufragadas por el ejecutado sino por aquellos otros sujetos
que intervengan en el proceso de ejecución siempre que los mismos hayan ins-
tado la actuación ejecutiva de que se trate.

JURISPRUDENCIA
– Costas procesales:
«No por las razones que se esgrimen en el recurso toda vez que no se trata de que
los hechos alegados por la ejecutante fueran inciertos, sino en atención al desarrollo del
proceso ejecutivo, consideramos que el recurrente no es merecedor de la imposición de
costas en la instancia. No cuestionaremos pues las partes no lo hacen, la aplicación del
art. 394 de la Ley procesal. Sin embargo ello no determina la imposición de costas. Cierto
es que se ha ordenado la continuación de la ejecución, mas no por el importe inicial-
mente pretendido por D.ª Ángeles y plasmado en el Auto de despacho de ejecución del
juzgado de fecha 11 de marzo del año 2010 (5.033,04 euros de principal), sino por la
cantidad de 3.218,72 euros –sensiblemente inferior–, producto de la rectificación que la
propia ejecutante hace en su escrito de fecha 16 de julio del año 2010 y como conse-
cuencia de la oposición previamente articulada por el ejecutado» (AAP Guadalajara 1.ª
2 noviembre 2011, LA LEY 115/2011, Rec. 224/2011).

728
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 540

Artículo 540. Ejecutante y ejecutado en casos de sucesión


1. La ejecución podrá despacharse o continuarse a favor de quien acredite
ser sucesor del que figure como ejecutante en el título ejecutivo y frente al que
se acredite que es el sucesor de quien en dicho título aparezca como ejecutado.
2. Para acreditar la sucesión, a los efectos del apartado anterior, habrán de
presentarse al Tribunal los documentos fehacientes en que aquélla conste. Si el
Tribunal los considera suficientes a tales efectos por concurrir los requisitos exi-
gidos para su validez, procederá, sin más trámites, a despachar la ejecución a
favor o frente a quien resulte ser sucesor en razón de los documentos presenta-
dos.
En el caso de que se hubiera despachado ya ejecución, se notificará la suce-
sión al ejecutado o ejecutante, según proceda, continuándose la ejecución a
favor o frente a quien resulte ser sucesor.
3. Si la sucesión no constara en documentos fehacientes o el Tribunal no los
considerare suficientes, mandará que el secretario judicial dé traslado de la peti-
ción que deduzca el ejecutante o ejecutado cuya sucesión se haya producido, a
quien conste como ejecutado o ejecutante en el título y a quien se pretenda que
es su sucesor, dándoles audiencia por el plazo de 15 días. Presentadas las ale-
gaciones o transcurrido el plazo sin que las hayan efectuado, el Tribunal decidirá
lo que proceda sobre la sucesión a los solos efectos del despacho o de la prose-
cución de la ejecución.
Véase arts. 16–18 LEC

COMENTARIOS
1. Los arts. 16 y 17 LEC regulan con carácter general la figura de la «sucesión
procesal», que comporta la sustitución, en un proceso pendiente, de una parte
por otra persona que ocupa su misma posición procesal por haber adquirido la
titularidad del objeto litigioso. Como ejemplos de sucesión procesal cabe citar,
desde la muerte de una de las partes, con la consiguiente transmisión de dere-
chos a las personas de los herederos (art. 16 LEC), hasta la celebración de cua-
lesquiera negocios traslativos de la titularidad de los bienes litigiosos (art. 17
LEC).
Pues bien, a dicha regulación dispuesta en la LEC con carácter general se
añade ahora la contenida en el art. 540 LEC, que se ocupa del mismo fenómeno
de la sucesión procesal pero en el estricto ámbito del proceso de ejecución for-
zosa.
2. Pese a que la sucesión procesal, estrictamente considerada, únicamente
se produce en el marco de un proceso pendiente (y por eso el art. 16 LEC habla
de «objeto del juicio» y el art. 17 LEC de «pendiente un juicio»), el art. 540 LEC
(redactado por la reciente LRLEC) contempla: 1.º) Tanto la hipótesis en que la

729
Artículo 540 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sucesión de produce en un proceso de ejecución pendiente, donde ésta ha sido


ya despachada (es decir, un fenómeno de sucesión netamente procesal); 2.º)
Cuanto la hipótesis en que se haya presentado la demanda ejecutiva por quien
alegue ser sucesor de quien en el título consta legitimado activamente para pro-
moverla o contra el sucesor de quien aparezca como legitimado pasivamente en
el título (v. art. 538 LEC), no habiéndose despachado aún la ejecución (es decir,
un fenómeno de sucesión procesal sui generis, toda vez que en este caso la
demanda ejecutiva, como todavía no ha sido admitida a trámite, no puede
decirse, en puridad, que se haya iniciado la litispendencia ex art. 410 LEC; por
eso el aptdo. primero del art. 540 LEC prevé que, en estos casos de sucesión, el
Tribunal pueda continuar con la ejecución (en el caso de la sucesión netamente
procesal) o pueda despacharla (en el caso de la sucesión procesal sui generis).
3. En orden a acreditar la sucesión procesal, la cual, para ser efectiva, precisa
que el Tribunal competente no deniegue la oportuna solicitud de parte en este
sentido, el art. 540 LEC prevé dos diferentes cauces, según que el correspon-
diente negocio traslativo de los bienes o derechos en litigio conste o no en un
documento fehaciente.
1.º Si la transmisión consta en documento fehaciente, el mismo habrá de
aportarse, bien con la demanda ejecutiva por la que se inste el inicio del proceso
de ejecución (si la ejecución no ha sido despachada), o bien en el escrito ad hoc
que al efecto promueva quien inste la sucesión (si la ejecución ha sido ya des-
pachada), debiendo solicitarse de manera expresa que, desde ese momento y en
adelante, el Tribunal tenga al sucesor por parte procesal a todos los efectos. En
este caso, si el Tribunal considera que los documentos presentados son sufi-
cientes para acreditar la sucesión por concurrir los requisitos exigidos para su
validez: a´) Procederá sin más a dictar auto despachando la ejecución a favor de
quien resulte ser sucesor en razón de los documentos presentados (art. 540.2.I
LEC); o b´) Notificará la sucesión al ejecutado o ejecutante, según proceda, con-
tinuándose la ejecución a favor o frente a quien resulte ser sucesor, todo ello
para el caso la ejecución ya hubiese sido despachada con anterioridad (art.
540.2.II LEC).
2.º Cuando el solicitante no disponga de un documento fehaciente para
acreditar la sucesión, o también cuando documentos alegados como fehacientes
no alcancen, a juicio del Tribunal, a acreditar debidamente la sucesión alegada,
esta cuestión se solventará entonces en un breve incidente procesal. En él, el
Secretario judicial dará traslado de la solicitud del ejecutante o ejecutado cuya
sucesión se haya producido a quien conste como ejecutado o ejecutante en el
título, y a quien se pretenda que es su sucesor, otorgando a todos ellos audiencia
por el plazo de 15 días. Una vez presentadas las alegaciones, o transcurrido el
anterior plazo sin que se han formalizado, el Tribunal resolverá lo que proceda
sobre la sucesión «a los solos efectos del despacho o de la prosecución de la
ejecución» (art. 540.3 LEC).

730
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 541

JURISPRUDENCIA
«Debe matizarse que la sucesión en la ejecución a que se refiere el art. 540 LEC se
refiere a la que se produce entre el momento en que se origina el título ejecutivo y el
inicio de la fase de ejecución, si bien la jurisprudencia menor se ha mostrado favorable
a aplicar los arts. 16 y 17 LEC si la ejecución ya se ha iniciado (AAP de Granada de 17
de junio de 2003, o AAP de Málaga de 24 de abril de 2003)» (AAP Pontevedra 1.ª 10
enero 2008, LA LEY 2/2008, Rec. 829/2007).
«Dada la dicción literal del art. 540 LEC, con las distancias convenientes, es aplicable
la doctrina que ha emanado de la Sala 4.ª del TS al interpretar los arts. 235, 236 y 238
LPL, que solo permite la ampliación de la ejecución a un tercero como sucesor del eje-
cutado en el caso de que la ejecución se base en hechos posteriores a la constitución del
título ejecutivo, pero no en hechos anteriores (STS, Sala Cuarta, de 24 de febrero de
1997)» (AAP Pontevedra 1.ª 10 enero 2008, LA LEY 2/2008, Rec. 829/2007).

Artículo 541. Ejecución en bienes gananciales


1. No se despachará ejecución frente a la comunidad de gananciales.
2. Cuando la ejecución se siga a causa de deudas contraídas por uno de los
cónyuges, pero de las que deba responder la sociedad de gananciales, la
demanda ejecutiva podrá dirigirse únicamente contra el cónyuge deudor, pero
el embargo de bienes gananciales habrá de notificarse al otro cónyuge, dándole
traslado de la demanda ejecutiva y del auto que despache ejecución a fin de que,
dentro del plazo ordinario, pueda oponerse a la ejecución. La oposición a la
ejecución podrá fundarse en las mismas causas que correspondan al ejecutado
y, además, en que los bienes gananciales no deben responder de la deuda por la
que se haya despachado la ejecución. Cuando la oposición se funde en esta
última causa, corresponderá al acreedor probar la responsabilidad de los bienes
gananciales. Si no se acreditara esta responsabilidad, el cónyuge del ejecutado
podrá pedir la disolución de la sociedad conyugal conforme a lo dispuesto en el
apartado siguiente.
3. Si la ejecución se siguiere a causa de deudas propias de uno de los cón-
yuges y se persiguiesen bienes comunes a falta o por insuficiencia de los priva-
tivos, el embargo de aquéllos habrá de notificarse al cónyuge no deudor. En tal
caso, si éste optare por pedir la disolución de la sociedad conyugal, el Tribunal,
oídos los cónyuges, resolverá lo procedente sobre división del patrimonio y, en
su caso, acordará que se lleve a cabo con arreglo a lo dispuesto en esta Ley,
suspendiéndose entre tanto la ejecución en lo relativo a los bienes comunes.
4. En los casos previstos en los apartados anteriores, el cónyuge al que se
haya notificado el embargo podrá interponer los recursos y usar de los medios
de impugnación de que dispone el ejecutado para la defensa de los intereses de
la comunidad de gananciales.
Véase arts. 1344–1410 CC

731
Artículo 541 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
El art. 541 LEC (que regula los pasos a seguir cuando el ejecutado es cónyuge
de un matrimonio cuyo régimen económico es el de la sociedad de ganancia-
les) sienta las siguientes reglas:
1.ª Cuando la ejecución corresponda a deudas o derechos de los que deba
responder la sociedad de gananciales por haber sido contraídas por ambos cón-
yuges, la demanda ejecutiva y el despacho de ejecución habrán de dirigirse, no
frente a la sociedad misma (cosa que prohíbe expresa y categóricamente el
art. 541.1 LEC), sino frente a los dos cónyuges integrantes de la misma a un
tiempo.
2.ª Cuando la ejecución corresponda a deudas o derechos de los que deba
responder la sociedad de gananciales, pero esta vez no por haber sido contraídas
por ambos cónyuges sino por tratarse de alguno de los supuestos legales de deu-
das contraídas por uno de los cónyuges de las que ha de responder la sociedad
(arts. 1.365, 1.366, 1.368 CC), el art. 541.2 LEC permite que la demanda ejecu-
tiva (y, por ende, también el despacho de ejecución) pueda dirigirse única y
exclusivamente contra el cónyuge deudor. Ello no obstante, el embargo de bie-
nes deberá notificarse también al otro cónyuge no deudor, dándole traslado de
la demanda ejecutiva y del auto que despache ejecución a fin de que pueda
formalizar su oposición a la ejecución (cual si del cónyuge deudor se tratase).
En estos supuestos, pues, la oposición a la ejecución que formule el cónyuge no
deudor «podrá fundarse en las mismas causas que correspondan al ejecutado y,
además, en que los bienes gananciales no deben responder de la deuda por la
que se haya despachado la ejecución».
En este último caso, y contrariamente a lo que pudiera parecer en un prin-
cipio, ha de ser el acreedor ejecutante quien asuma la carga de acreditar que la
deuda en cuestión sí es de aquellas de las que legalmente debe responder la
sociedad ganancial, pese a haber sido contraída por uno solo de los cónyuges:
a) Si consigue acreditar dicha responsabilidad ganancial la ejecución seguirá
adelante frente a los bienes gananciales; b) Si no lo consigue, entonces la eje-
cución habrá de seguirse conforme a lo dispuesto en el art. 1.373 CC, es decir,
frente a los bienes privativos del cónyuge deudor y, si fueren los mismos sufi-
cientes para satisfacer el total de la deuda, también frente a los bienes ganan-
ciales, pudiendo en este caso solicitar el cónyuge no deudor la disolución de
dicho régimen económico matrimonial (art. 541.2 LEC).
De igual forma, el cónyuge no deudor a quien se haya dado traslado de la
demanda ejecutiva y del auto despachando la ejecución «podrá interponer los
recursos y usar de los medios de impugnación de que dispone el ejecutado para
la defensa de los intereses de la comunidad de gananciales» (art. 541.4 LEC).

732
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 542

3.ª Por último, cuando la ejecución corresponda a deudas o derechos con-


traídos por uno solo de los cónyuges y de los que deba responder exclusivamente
con su propio patrimonio, habrá de seguirse igualmente lo dispuesto en el
art. 1.373 CC (del que se hace eco el art. 54 1.3 LEC), es decir, dirigir la demanda
y el auto despachando la ejecución tan sólo frente a dicho cónyuge deudor y
frente a los bienes privativos del mismo. Pero si, por la insuficiencia de estos
bienes privativos fuese necesario extender la ejecución a los bienes de la socie-
dad, entonces el embargo de los mismos habrá de notificarse al cónyuge no
deudor.
Éste podrá exigir del Tribunal, como antes quedó señalado, que en la traba
se sustituyan los bienes comunes de la sociedad por la parte que ostenta el cón-
yuge deudor en la misma, lo que conllevará asimismo la automática disolución
de la sociedad de gananciales. El Tribunal entonces, una vez oídos ambos cón-
yuges, resolverá lo procedente sobre la división del patrimonio y, en su caso,
acordará que se lleve a efecto conforme a lo dispuesto en los arts. 806–810 LEC,
suspendiendo mientras tanto el proceso de ejecución en lo relativo a los bienes
comunes de la sociedad (art. 541.3 LEC).
También en este caso el cónyuge no deudor a quien se haya dado traslado
de la demanda ejecutiva y del auto despachando la ejecución «podrá interponer
los recursos y usar de los medios de impugnación de que dispone el ejecutado
para la defensa de los intereses de la comunidad de gananciales» (art. 541.4 LEC).

Artículo 542. Ejecución frente al deudor solidario


1. Las sentencias, laudos y otros títulos ejecutivos judiciales obtenidos sólo
frente a uno o varios deudores solidarios no servirán de título ejecutivo frente a
los deudores solidarios que no hubiesen sido parte en el proceso.
2. Si los títulos ejecutivos fueran extrajudiciales, sólo podrá despacharse
ejecución frente al deudor solidario que figure en ellos o en otro documento que
acredite la solidaridad de la deuda y lleve aparejada ejecución conforme a lo
dispuesto en la ley.
3. Cuando en el título ejecutivo aparezcan varios deudores solidarios, podrá
pedirse que se despache ejecución, por el importe total de la deuda, más intere-
ses y costas, frente a uno o algunos de esos deudores o frente a todos ellos.
Véase arts. 1137–1148 CC

COMENTARIOS
El art. 542 LEC (que regula los pasos a seguir cuando la obligación objeto de
la ejecución se proyecta sobre sujetos cuya responsabilidad patrimonial es de
naturaleza solidaria) sienta las siguientes reglas:

733
Artículo 542 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

1.ª Los títulos de ejecución de naturaleza procesal (art. 517.2.1.º, 3.º, 8.º y
9.º), así como los laudos arbitrales (art. 517.2.2.º LEC), obtenidos frente a un
deudor solidario o frente a varios del conjunto de todos ellos «no servirán de
título ejecutivo frente a los deudores solidarios que no hubiesen sido parte en el
proceso» previo, jurisdiccional o arbitral, que haya culminado en la obtención
de alguno de esos títulos procesales o arbitrales (art. 542.1 LEC).
En definitiva, y por imperativos dimanantes del derecho de defensa tutelado
por la Constitución (art. 24.1 CE), si la demanda por la que se inició el proceso
declarativo en que se reclamó la deuda solidaria no se dirigió frente a todos los
deudores solidarios, de forma que los deudores no demandados no dispusieron
de la posibilidad de intervenir y defenderse frente a la reclamación del acreedor,
con posterioridad, llegada la fase de ejecución forzosa, el despacho de ejecución
tampoco podrá dirigirse frente a ellos, por mucho que entre los efectivamente
demandados y estos otros deudores no demandados exista un vínculo de soli-
daridad respecto de la obligación reclamada (y lo mismo cabe decir con respecto
a aquellos que no fueron parte en el procedimiento arbitral seguido a propósito
de la reclamación de una de esas obligaciones solidarias). De ahí la convenien-
cia de que, en estos supuestos, el acreedor dirija su pretensión declarativa frente
a todos y cada uno de los deudores responsables del cumplimiento íntegro de
la obligación solidaria, generando el oportuno litisconsorcio pasivo voluntario
(v. art. 12 LEC).
2.ª En aquellos otros títulos relativos a obligaciones solidarias que, por no
ostentar una naturaleza procesal o arbitral, no se obtienen tras la tramitación de
un previo procedimiento declarativo (es decir, los recogidos en los apartados 4.º
a 7.º del art. 517.2 LEC), por el contrario, es evidente que no puede ser aplicada
una cláusula limitativa de la legitimación pasiva en la ejecución como la prevista
en el art. 541.1 LEC, sino otra análoga que ponga el acento, no ya en la partici-
pación en ningún previo procedimiento jurisdiccional o arbitral (por lo demás
inexistente), sino en la intervención en el negocio jurídico incorporado al título
ejecutivo. De ahí que el art. 542.2 LEC disponga que, en tales supuestos, la
ejecución únicamente podrá pedirse y despacharse frente al deudor solidario
que figure expresamente en el título o en otro documento que acredite la soli-
daridad de la deuda y lleve aparejada ejecución conforme a lo dispuesto en la
LEC.
En consecuencia, los deudores solidarios cuya condición de tales no conste
de manera expresa en alguno de los títulos no procesales ni arbitrales a los que
la LEC apareja ejecución (v. art. 517.2.4.º a 7.º) no podrán adquirir la condición
de «parte ejecutada» en el proceso de ejecución instado para obtener el cum-
plimiento forzoso de la obligación solidaria. En estos casos, naturalmente, los
ejecutados sobre cuyos bienes se haya obtenido el cumplimiento de la obliga-
ción podrán ejercitar el derecho que les confiere el art. 1.145 CC antes men-
cionado.

734
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 543

JURISPRUDENCIA
«del contenido del núm. 3 del art. 542 de la LEC se deduce que sólo podrá pedirse
se despache ejecución por el importe total de la deuda frente a un deudor cuando sea
deudor solidario, pues si es deudor mancomunado el ejecutante sólo podrá pedir se
despache ejecución contra cada uno de los deudores por el importe de su deuda. En el
supuesto de autos, si bien la sentencia firme condena individualmente a dos de los
demandados y a un tercero, solidariamente, con cada uno de ellos, sólo lo hace en
relación a las pretensiones principales de la demanda, mientras que en relación a la
condena en costas, al no señalar condena solidaria de todos los condenados, según el
art. 1137 del Código Civil, se entiende que están condenado mancomunadamente, lo
que significa que el acreedor no tiene derecho a pedir de cada uno de los deudores, ni
estos están obligados a prestar íntegramente, las cosas objeto de la obligación. Por todo
ello, el ejecutante solo podría reclamar de cada uno de los deudores el importe de las
costas de las que deba responder cada uno de ellos. Y si, vulnerando el art. 1137 del
Código Civil en relación con el art. 542.3, dirige la demanda ejecutiva contra uno sólo
de los deudores mancomunados por la totalidad de la deuda es lógico que el ejecutado
pueda oponer ese motivo de oposición» (SAP Zamora 1.ª 18 marzo 2005).

Artículo 543. Asociaciones o entidades temporales


1. Cuando en el título ejecutivo aparezcan como deudores uniones o agru-
paciones de diferentes empresas o entidades, sólo podrá despacharse ejecución
directamente frente a sus socios, miembros o integrantes si, por acuerdo de éstos
o por disposición legal, respondieran solidariamente de los actos de la unión o
agrupación.
2. Si la ley expresamente estableciera el carácter subsidiario de la responsa-
bilidad de los miembros o integrantes de las uniones o agrupaciones a que se
refiere el apartado anterior, para el despacho de la ejecución frente a aquéllos
será preciso acreditar la insolvencia de éstas.

COMENTARIOS
Para el caso de que la parte ejecutada fuese una asociación o entidad tem-
poral, es decir, un ente jurídico constituido por un tiempo de vigencia limitado
(generalmente para la realización de una labor u obra concreta) por una plura-
lidad de personas físicas o jurídicas, la LEC distingue en función de si la respon-
sabilidad de dichas personas integrantes de aquella asociación o entidad tem-
poral están ligadas por una responsabilidad de tipo solidario o de tipo subsidia-
rio.
La ejecución podrá despacharse frente a la entidad temporal en sí misma
considerada y también, de manera simultánea, directamente frente a los socios,
miembros o integrantes de dicha entidad temporal cuando, por acuerdo entre
ellos o por disposición legal, cada uno de los mismos hubiese de responder soli-
dariamente de los actos de la mencionada entidad (art. 543.1 LEC). A estos efec-
tos, recuérdese lo que acaba de expresarse en el apartado anterior a propósito

735
Artículo 544 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de la ejecución dirigida o instada frente a deudores solidarios (art. 542 LEC). Por
el contrario, cuando la responsabilidad que liga a los diversos miembros inte-
grantes de aquella entidad temporal es subsidiaria, tanto la demanda ejecutiva
como el despacho de ejecución únicamente podrá dirigirse frente a la entidad
temporal en sí misma considerada, y sólo cuando quede acreditada la insolven-
cia de ésta podrá entonces dirigirse la ejecución frente a sus miembros integran-
tes (art. 543.2 LEC).

Artículo 544. Entidades sin personalidad jurídica


En caso de títulos ejecutivos frente a entidades sin personalidad jurídica que
actúen en el tráfico como sujetos diferenciados, podrá despacharse ejecución
frente a los socios, miembros o gestores que hayan actuado en el tráfico jurídico
en nombre de la entidad, siempre que se acredite cumplidamente, a juicio del
Tribunal, la condición de socio, miembro o gestor y la actuación ante terceros
en nombre de la entidad.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no será de aplicación a las comunidades
de propietarios de inmuebles en régimen de propiedad horizontal.

COMENTARIOS
Este precepto determina la legitimación pasiva en el proceso de ejecución
cuando la parte ejecutada haya de ser ocupada por alguna entidad sin persona-
lidad jurídica. Recordemos que a dichas entidades, pese a que la ausencia en
ella de capacidad jurídica constituye una de sus notas constitutivas esenciales,
el ordenamiento procesal civil les reconoce plena capacidad para ser parte y
capacidad procesal (arts. 6.1.5.º y 7.6 LEC) en tanto que sujetos que actúan coti-
dianamente en el tráfico jurídico de manera individualizada, por lo que no existe
ningún impedimento legal para que las mismas puedan erigirse en parte deman-
dante o demandada en un proceso declarativo y, llegado el caso, en parte eje-
cutante o ejecutada en un proceso de ejecución.
El citado art. 544 LEC, en su primer inciso, contempla únicamente esta última
posibilidad, es decir, la constitución del ente sin personalidad jurídica como
sujeto pasivo de la ejecución, estableciendo que, entonces, la demanda ejecu-
tiva y el despacho de ejecución podrá dirigirse «frente a los socios, miembros o
gestores que hayan actuado en el tráfico jurídico en nombre de la entidad, siem-
pre que se acredite cumplidamente, a juicio del Tribunal, la condición de socio,
miembro o gestor y la actuación ante terceros en nombre de la entidad». Tal
posibilidad, sin embargo, queda expresamente excluida cuando de lo que se
trate sea de promover la ejecución frente a las «comunidades de propietarios de
inmuebles en régimen de propiedad horizontal» (art. 544.II LEC), con lo cual, en
estos casos, la demanda ejecutiva y el despacho de ejecución podrá dirigirse
directamente frente a tales comunidades.

736
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 545

Fuera del ámbito de esta postrera excepción, pues, el ejecutante habrá de


asumir la carga de argumentar en la demanda ejecutiva sobre la condición de
socio, miembro o gestor del ente sin personalidad jurídica de quien designe
como parte ejecutada, así como de su intervención en nombre de la misma en
el negocio de que se trate, aportando con ella los documentos acreditativos al
efecto.

CAPÍTULO II
Del Tribunal competente

Artículo 545. Tribunal competente. Forma de las resoluciones en la ejecu-


ción forzosa
1. Si el título ejecutivo consistiera en resoluciones judiciales, resoluciones
dictadas por Secretarios Judiciales a las que esta ley reconozca carácter de título
ejecutivo o transacciones y acuerdos judicialmente homologados o aprobados,
será competente para dictar el auto que contenga la orden general de ejecución
y despacho de la misma el Tribunal que conoció del asunto en primera instancia
o en el que se homologó o aprobó la transacción o acuerdo.
2. Cuando el título sea un laudo arbitral o un acuerdo de mediación, será
competente para denegar o autorizar la ejecución y el correspondiente despacho
el Juzgado de Primera Instancia del lugar en que se haya dictado el laudo o se
hubiera firmado el acuerdo de mediación.
3. Para la ejecución fundada en títulos distintos de los expresados en los
apartados anteriores, será competente el Juzgado de Primera Instancia del lugar
que corresponda con arreglo a lo dispuesto en los arts. 50 y 51 de esta Ley. La
ejecución podrá instarse también, a elección del ejecutante, ante el Juzgado de
Primera Instancia del lugar de cumplimiento de la obligación, según el título, o
ante el de cualquier lugar en que se encuentren bienes del ejecutado que puedan
ser embargados, sin que sean aplicables, en ningún caso, las reglas sobre sumi-
sión expresa o tácita contenidas en la sección 2.ª del capítulo II del Título II del
Libro I.
Si hubiese varios ejecutados, será competente el Tribunal que, con arreglo
al párrafo anterior, lo sea respecto de cualquier ejecutado, a elección del eje-
cutante.
No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, cuando la ejecución recaiga
sólo sobre bienes especialmente hipotecados o pignorados, la competencia se
determinará con arreglo a lo dispuesto en el art. 684 de esta Ley.
4. En todos los supuestos reseñados en los apartados que anteceden corres-
ponderá al Secretario judicial la concreción de los bienes del ejecutado a los que
ha de extenderse el despacho de la ejecución, la adopción de todas las medidas
necesarias para la efectividad del despacho, ordenando los medios de averigua-
ción patrimonial que fueran necesarios conforme a lo establecido en los arts.
589 y 590 de esta ley, así como las medidas ejecutivas concretas que procedan.

737
Artículo 545 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

5. En los procesos de ejecución adoptarán la forma de auto las resoluciones


del Tribunal que:
1.º Contengan la orden general de ejecución por la que se autoriza y despa-
cha la misma.
2.º Decidan sobre oposición a la ejecución definitiva basada en motivos pro-
cesales o de fondo.
3.º Resuelvan las tercerías de dominio.
4.º Aquellas otras que se señalen en esta ley.
6. Adoptarán la forma de decreto las resoluciones del Secretario judicial que
determinen los bienes del ejecutado a los que ha de extenderse el despacho de
la ejecución y aquellas otras que se señalen en esta ley.
7. El Tribunal decidirá por medio de providencia en los supuestos en que así
expresamente se señale, y en los demás casos, las resoluciones que procedan se
dictarán por el Secretario judicial a través de diligencias de ordenación, salvo
cuando proceda resolver por decreto.
Véase art. 61 LEC

COMENTARIOS
1. Competencia para los títulos jurisdiccionales y procesales:
a) Para la ejecución de resoluciones judiciales, de resoluciones dictadas por
los Secretarios judiciales a las que la LEC reconozca carácter ejecutivo, y de
transacciones y acuerdos homologados o aprobados judicialmente (v. arts.
517.2.1.º y 3.º LEC) será competente para dictar el auto que contenga la orden
general de ejecución y despacho de la misma «el Tribunal que conoció del
asunto en primera instancia o el que homologó o aprobó la transacción o
acuerdo» (art. 545.1 LEC).
b) Para la ejecución de los títulos jurisdiccionales extranjeros, por su parte,
se estará a lo dispuesto en el art. 523 LEC, que en la actualidad se remite a la
LCJI que la confiere a los Juzgados de Primera Instancia o de lo Mercantil, según
los casos, del domicilio de la parte frente a la que se solicita la ejecución, o de
la persona a que se refieren los efectos de la resolución extranjera; subsidiaria-
mente, la competencia territorial se determinará por el lugar de ejecución o por
el lugar en que la resolución debe producir sus efectos, siendo competente, en
este último caso, el Juzgado ante el cual se interponga la demanda ejecutiva (art.
52 LCJI).
c) Mención aparte merece la determinación de la competencia territorial para
conocer de la ejecución del llamado auto de cuantía máxima (art. 517.2.8.º LEC),
al cual, por ser dictado necesariamente por un órgano judicial del orden juris-
diccional penal, no pueden serle de aplicación las normas establecidas en los
apartados primero y tercero del art. 545 LEC. De ahí que haya sido la jurispru-

738
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 545

dencia la que haya tenido que colmar semejante laguna legislativa. En concreto,
en el Acuerdo de la Junta de Magistrados de Sala del Tribunal Supremo, de fecha
11 de marzo de 2004, textualmente se dice lo siguiente:
«El Juez territorialmente competente para la ejecución del Auto de cuantía
máxima, previsto en los arts. 10 y 15 de la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro
en la Circulación de Vehículos a Motor, debe ser el del lugar en que se causaron los
daños, en atención a lo establecido en el art. 51.1.9. de la LEC 1/2000, de 7 de enero,
por constituir dicho auto de cuantía máxima un título judicial, recogido en el
art. 517.2.8. LECiv 2000, lo que excluye la aplicación del art. 545.3 LEC 2000, y su
remisión a los arts. 50 y 51 de dicho cuerpo legal».
d) Por último, y aunque se trate de una resolución sui generis (por cuanto
puede emitirla un Juez o un Secretario judicial, pero no en el marco de un
proceso, estrictamente considerado), para ejecutar lo convenido en un acto de
conciliación (arts. 139 y ss. LJV) será competente «el mismo Juzgado que tramitó
la conciliación cuando se trate de asuntos de la competencia del propio Juz-
gado»; en otro caso será competente para la ejecución «el Juzgado de Primera
Instancia a quien hubiere correspondido conocer de la demanda» (art. 147.2
LJV).
2. Competencia para los títulos arbitrales y acuerdos de mediación:
Cuando se trate de ejecutar un laudo arbitral condenatorio o un acuerdo
alcanzado en un procedimiento de mediación (v. art. 517.2.2.º LEC), la compe-
tencia para denegar o autorizar la ejecución y el correspondiente despacho se
atribuye al «Juzgado de Primera Instancia del lugar en que se haya dictado el
laudo o se hubiera firmado el acuerdo de mediación» (arts. 545.2 LEC y 26.II
LMACM). Con todo, y en el específico caso de la ejecución de acuerdos de
mediación, el art. 26.I LMACM establece que, si la mediación se hubiere alcan-
zado estando en curso un proceso cuyo objeto coincida con el objeto de la
mediación, entonces la competencia (esta vez funcional) para ejecutar dicho
acuerdo corresponderá al Tribunal que lo homologue.
Se ha de reseñar, por último, que la competencia objetiva para la ejecución
de los laudos arbitrales extranjeros corresponde en todo caso a los Juzgados de
Primera Instancia (art. 85.5. LOPJ), sin que se especifique en la norma en estos
casos cuál ha de ser el Juzgado territorialmente competente.
3. Competencia para los restantes títulos ejecutivos:
a) Por último, cuando el título de ejecución sea alguno de los recogidos en
los núms. 4.º a 7.º del art. 517.2 LEC, la competencia objetiva para conocer del
correspondiente proceso de ejecución corresponderá el «Juzgado de Primera
Instancia» (art. 545.3 LEC).
b) En cuanto a la competencia territorial para la ejecución de estos títulos la
LEC (art. 545.3 LEC) apunta diversas reglas, a saber: 1.ª) A elección de la persona
del ejecutante, podrá conocer de la demanda ejecutiva, en primer lugar, aquel

739
Artículo 546 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Juzgado de Primera Instancia «del lugar que corresponda con arreglo a lo dis-
puesto en los arts. 50 y 51 de esta Ley», o bien, en segundo término, aquel en
cuya circunscripción deba cumplirse la obligación incorporada al título ejecu-
tivo, o bien, por último, aquel otro Juzgado donde se encuentren bienes del
ejecutado susceptibles de ser embargados; 2.ª) Y para cuando la posición pro-
cesal de parte ejecutada hubiera de ser ocupada por varias personas, la LEC prevé
que pueda ser Tribunal territorialmente competente aquel que, con arreglo a los
fueros anteriores, lo sea respecto de cualquier ejecutado individualmente con-
siderado, y todo ello a elección del ejecutante. No obstante, cuando en este
mismo caso la ejecución recaiga únicamente sobre bienes especialmente hipo-
tecados o pignorados, la competencia territorial se determinará por medio de las
reglas dispuestas en el art. 684 LEC (al que expresamente remite el art. 545.3
LEC).
4. Atribuciones del Secretario judicial en el proceso de ejecución:
La LRLPOJ, como es sabido, potenció enormemente las atribuciones de los
hasta entonces injustamente infravalorados Secretarios judiciales, en diversas
facetas procesales y, entre ellas, singularmente, en el ámbito de la ejecución.
Pues bien, en la vigente redacción del art. 545.4 LEC se les confieren funciones,
que hasta ahora eran privativas del personal jurisdiccional de los tribunales, y
que tienen que ver fundamentalmente con las actuaciones a acometer tras el
dictado del despacho de ejecución. En este sentido, es competencia de los
Secretarios judiciales la concreción de los bienes del ejecutado a los que ha de
extenderse el despacho de la ejecución, la adopción de todas las medidas nece-
sarias para la efectividad del despacho, ordenando los medios de averiguación
patrimonial que fueran necesarios conforme a lo establecido en los arts. 589 y
590, así como las medidas ejecutivas concretas que procedan (v. también el
art. 551.3 LEC). Sobre dichas atribuciones volveremos posteriormente (v. comen-
tarios a los arts. 548 y ss. LEC).
5. Forma de las resoluciones judiciales en la ejecución:
El art. 545 LEC, en sus apartados 5, 6 y 7, se ocupa de disponer la forma que
han de revestir las resoluciones judiciales que hayan de dictarse en el proceso
de ejecución.

Artículo 546. Examen de oficio de la competencia territorial


1. Antes de despachar ejecución, el Tribunal examinará de oficio su compe-
tencia territorial y si, conforme al título ejecutivo y demás documentos que se
acompañen a la demanda, entendiera que no es territorialmente competente,
dictará auto absteniéndose de despachar ejecución e indicando al demandante
el Tribunal ante el que ha de presentar la demanda. Esta resolución será recu-
rrible conforme a lo dispuesto en el apartado 2 del art. 552.

740
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 546

2. Una vez despachada ejecución el Tribunal no podrá, de oficio, revisar su


competencia territorial.
Véase art. 58 LEC

COMENTARIOS
Los distintos fueros territoriales previstos para la ejecución de los títulos arbi-
trales o de mediación, y para los títulos que no son de ninguna de dichas natu-
ralezas, dado su carácter imperativo o de ius cogens (carácter que deriva de la
prohibición de sumisión expresa o tácita ordenada por el art. 545.3.I LEC),
podrán ser examinados de oficio por el Tribunal (lo que regula este art. 546 LEC)
o denunciados a instancias de la parte ejecutada (lo que es objeto del siguiente
art. 547 LEC).
Así, el Tribunal ante quien se haya presentado la demanda ejecutiva com-
probará de oficio, antes de dictar el auto por el que acuerde la orden general y
el despacho de ejecución, si el mismo es territorialmente competente conforme
a lo dispuesto en el art. 545.2 y 3 LEC. De no serlo, en lugar de despachar eje-
cución acordará por auto abstenerse de hacerlo e indicará al ejecutante el Tri-
bunal competente ante quien puede presentar nuevamente su demanda. Frente
a dicho auto podrá interponerse recurso de apelación y, previamente al mismo
y con carácter potestativo, recurso de reposición (arts. 546.1, 552.2 LEC).
Despachada la ejecución, en cambio, la LEC prohíbe terminantemente que
el Tribunal pueda examinar de nuevo (de oficio, se entiende) su propia compe-
tencia territorial (art. 546.2 LEC). En lo que a su control de oficio atañe, pues,
tras la emisión del auto despachando la ejecución se produce una suerte de
perpetuación de la competencia territorial.

JURISPRUDENCIA
«Tratándose de un proceso de ejecución, el último inciso del tercer apartado del art.
545 de la Ley de Enjuiciamiento Civil establece que no será válida la sumisión expresa o
tácita, lo que en definitiva confiere carácter imperativo a los fueros establecidos en el
propio artículo y permite, en principio, la apreciación de oficio de la falta de competencia
territorial tanto del Juzgado en el que se presentó la demanda (art. 58) como de aquél
al que se remitieran las actuaciones (art. 60.2). No obstante el art. 546.1 establece con
toda claridad que tal apreciación de oficio de la propia competencia territorial se hará
«antes de despachar ejecución», y, por si quedara alguna duda, el párrafo segundo del
mismo artículo aclara que «una vez despachada ejecución, el Tribunal no podrá, de
oficio, revisar su competencia territorial». La claridad de los términos indicados hace que
el Juzgado de Santa Coloma de Farners no pudiese declarar su inhibición una vez des-
pachada la ejecución, dando al procedimiento el mismo tratamiento que a los procedi-
mientos monitorios, los cuales tienen su propio régimen jurídico justificado por la impo-
sibilidad de citar o requerir al demandado mediante edictos y por la especial protección
que se dispensa al deudor ante las gravosas consecuencias que su incomparecencia
comporta» (STSJ Cataluña 1.ª 20 enero 2011, LA LEY 7/2011, Rec. 250/2010).

741
Artículo 547 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

«De conformidad con los preceptos citados, el Juzgado de Primera Instancia núm.
5 de Almería (antiguo Juzgado mixto núm. 8), al que fue repartida la demanda de eje-
cución, no podía dictar auto de inhibición, y, al no considerarse territorialmente com-
petente, debió dictar auto absteniéndose de despachar ejecución, indicando al deman-
dante el Tribunal ante el que debía presentar la demanda de ejecución. En la medida en
que no se hecho así se ha provocado un conflicto negativo de competencia improce-
dente, que la LEC no contempla en el caso de examen de oficio de la competencia en
los proceso de ejecución, con modificación del régimen de recursos establecido en el
art. 546.1 LEC, del que se ha privado al demandante» (STS 1.ª Auto de 13 marzo 2012,
Rec. 258/2011).

Artículo 547. Declinatoria en la ejecución forzosa


El ejecutado podrá impugnar la competencia del Tribunal proponiendo
declinatoria dentro de los cinco días siguientes a aquel en que reciba la primera
notificación del proceso de ejecución.
La declinatoria se sustanciará y decidirá conforme a lo previsto en el art. 65
de esta Ley.
Véase arts. 63–65 LEC

COMENTARIOS
También la parte ejecutada podrá denunciar la incompetencia territorial del
Tribunal que haya despachado la ejecución en su contra, denuncia que, al igual
que ocurría en el marco del proceso declarativo, se articulará mediante el ejer-
cicio de la declinatoria (v. arts. 63–65 LEC), la cual podrá formular «dentro de
los cinco días siguientes a aquel en que reciba la primera notificación del proceso
de ejecución» (art. 547 LEC). Dicha primera notificación será, con carácter
general, la del auto por el que se haya dictado la orden general y despachado la
ejecución, al que se acompañará copia de la demanda ejecutiva (art. 553.2 LEC).

CAPÍTULO III
Del despacho de la ejecución

Artículo 548. Plazo de espera de la ejecución de resoluciones procesales o


arbitrales o de acuerdos de mediación
No se despachará ejecución de resoluciones procesales o arbitrales o de
acuerdos de mediación, dentro de los veinte días posteriores a aquel en que la
resolución de condena sea firme, o la resolución de aprobación del convenio o
de firma del acuerdo haya sido notificada al ejecutado.
Véase art. 517.2 LEC

742
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 549

COMENTARIOS
Entre los prepuestos procesales de la actividad que condicionan la admisi-
bilidad de la demanda ejecutiva, con la que se inicia formalmente el proceso de
ejecución, se encuentra el relativo a los plazos de caducidad previstos para el
correcto ejercicio de la acción ejecutiva, tanto el de cinco años al que se refiere
el ya comentado art. 518 LEC, cuanto el de veinte días previsto en este art. 548
LEC.
Recordemos a este respecto que, en primer lugar, el ejercicio de la acción
ejecutiva, siempre que el título sea una sentencia, una resolución judicial que
apruebe una transacción judicial o un acuerdo alcanzado en el proceso, una
resolución dictada por el Secretario judicial, una resolución arbitral o un acuerdo
de mediación, está sometido a un plazo de caducidad de cinco años, a contar
desde la firmeza de dichas resoluciones (art. 518 LEC). Pero además, en segundo
lugar, habrá el ejecutante de someterse también al plazo de veinte días (art. 548
LEC) que, a diferencia del anterior, solamente una vez que ha transcurrido per-
mite el ejercicio (no prematuro) de dicha acción ejecutiva, y cuya finalidad,
como es obvio, radica en permitir que durante ese período de tiempo, pueda el
ejecutado cumplir voluntariamente la prestación u obligación que pese sobre él
en dicho título.
Téngase en cuenta, por último, que dicho plazo de veinte días no será de
aplicación en la ejecución de resoluciones de condena de desahucio por falta
de pago de rentas o cantidades debidas, o por expiración legal o contractual del
plazo (art. 549.4 LEC).

JURISPRUDENCIA
«no puede olvidarse que el plazo de 20 días contenido en la Ley, no tiene otro sentido
que el dar oportunidad al demandado condenado de cumplir voluntariamente la sen-
tencia, evitando así la ejecución y los consiguientes gastos, por lo tanto, admitido por el
ejecutante que presentó la demanda antes del plazo legalmente establecido, la denega-
ción del despacho de ejecución se atemperó de forma escrupulosa al tenor literal de los
artículos citados, pues la demanda no cumplía con el presupuesto procesal del plazo,
por lo que procede confirmar el Auto recurrido en su integridad, máxime, si como expone
en sus escritos, y a prevención, ha vuelto a presentar nueva demanda, lo que no sólo
haría inútil este recurso sino que de haber tenido éxito daría lugar a la puesta en marcha
de dos ejecuciones por el mismo título» (AAP Zamora 13 febrero 2002, LA LEY 10/2002,
Rec. 42/2002).

Artículo 549. Demanda ejecutiva. Contenido


1. Sólo se despachará ejecución a petición de parte, en forma de demanda,
en la que se expresarán:
1.º El título en que se funda el ejecutante.

743
Artículo 549 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2.º La tutela ejecutiva que se pretende, en relación con el título ejecutivo


que se aduce, precisando, en su caso, la cantidad que se reclame conforme a lo
dispuesto en el art. 575 de esta Ley.
3.º Los bienes del ejecutado susceptibles de embargo de los que tuviere
conocimiento y, en su caso, si los considera suficientes para el fin de la ejecución.
4.º En su caso, las medidas de localización e investigación que interese al
amparo del art. 590 de esta Ley.
5.º La persona o personas, con expresión de sus circunstancias identificati-
vas, frente a las que se pretenda el despacho de la ejecución, por aparecer en el
título como deudores o por estar sujetos a la ejecución según lo dispuesto en los
arts. 538 a 544 de esta Ley.
2. Cuando el título ejecutivo sea una resolución del Secretario judicial o una
sentencia o resolución dictada por el Tribunal competente para conocer de la
ejecución, la demanda ejecutiva podrá limitarse a la solicitud de que se despache
la ejecución, identificando la sentencia o resolución cuya ejecución se pretenda.
3. En la sentencia condenatoria de desahucio por falta de pago de las rentas
o cantidades debidas, o por expiración legal o contractual del plazo, o en los
decretos que pongan fin al referido desahucio si no hubiera oposición al reque-
rimiento, la solicitud de su ejecución en la demanda de desahucio será suficiente
para la ejecución directa de dichas resoluciones, sin necesidad de ningún otro
trámite para proceder al lanzamiento en el día y hora señalados en la propia
sentencia o en la fecha que se hubiera fijado al ordenar la realización del reque-
rimiento al demandado.
4. El plazo de espera legal al que se refiere el artículo anterior no será de
aplicación en la ejecución de resoluciones de condena de desahucio por falta de
pago de rentas o cantidades debidas, o por expiración legal o contractual del
plazo, que se regirá por lo previsto en tales casos.
Véase art. 550 LEC

COMENTARIOS
1. El primero de los actos del proceso de ejecución es la demanda ejecutiva,
la cual puede ser definida como aquel acto procesal escrito por medio del cual
las personas titulares de un derecho incorporado a un título ejecutivo, y cuya
ejecución corresponda a los tribunales del orden jurisdiccional civil, ejercitan su
derecho fundamental a la tutela judicial efectiva (bien en su vertiente de derecho
a la ejecución, para los títulos que han venido precedidos de un previo enjui-
ciamiento, bien su derecho de acceso a la Jurisdicción, para los títulos no pro-
cesales), provocando así la iniciación del proceso de ejecución, y exponen, de
manera preclusiva, los términos fácticos y jurídicos determinantes de la proce-
dencia de la ejecución, incorporando unas peticiones concretas a las que aque-
llos órganos deberán responder a través de resoluciones por las que, en primer
término, se acuerde la orden general y el despacho de la ejecución y, después,

744
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 549

las medidas ejecutivas que resulten procedentes, y, llegado el caso, se resuelva


la eventual oposición que frente a la misma pueda aducir la parte ejecutada.
Téngase en cuenta, sin embargo, que el art. 549.2 LEC autoriza a que, cuando
el título ejecutivo sea una resolución del Secretario judicial, o una sentencia o
resolución judicial dictada por el mismo Tribunal que resulte funcionalmente
competente para acometer la ejecución (v. arts. 61 y 545 LEC), la demanda eje-
cutiva podrá limitarse a una simple «solicitud de que se despache la ejecución,
identificando la sentencia o resolución cuya ejecución se pretenda».
Sobre las características formales del presente acto procesal consulte el lector
lo dispuesto en los arts. 399 y ss. LEC, precepto al que tácitamente se remite el
art. 549.1 LEC.
2. En cuanto a sus contenidos:
a) En la fundamentación procesal de la demanda ejecutiva, la parte ejecu-
tante habrá de argumentar sobre la concurrencia en su demanda de todos los
presupuestos procesales condicionantes de su admisibilidad (jurisdicción, com-
petencia, capacidad, postulación y cumplimiento de los plazos).
b) En la fundamentación material, en cambio, habrá de justificar su propia
legitimación activa y la pasiva del ejecutado y, además: 1.º) Razonar sobre la
legitimidad del título ejecutivo, en el sentido de que es uno de los enumerados
en el art. 517.2 LEC, así como sobre su regularidad formal, pues la ausencia de
defectos y el cumplimiento de todos los requisitos legales se erigen en causa de
admisibilidad de la demanda ejecutiva (v. art. 551.1 LEC); 2.º) Determinar el
contenido de la prestación objeto de la demanda ejecutiva, según se trate de dar,
hacer o no hacer (lo que el art. 549.1.2.º LEC llama la determinación de la «tutela
jurídica que se pretende»); 3.º) Determinar o identificar los bienes del ejecutado
que sean susceptibles de embargo, constatando, en su caso, si los considera
suficientes para el buen fin de la ejecución (art. 549.1.3.º LEC); 4.º) Determinar
las medidas de localización de los bienes del ejecutado, conforme al art. 590
LEC, cuando aquellos bienes embargables no sean suficientes (art. 549.1.5.º
LEC).
En este punto podrá también solicitar el ejecutante que, aunque resulte legal-
mente preceptivo realizar al ejecutado un previo requerimiento de pago (art. 581
LEC), el Tribunal (y, en concreto, el Secretario judicial) no espere a verificar el
mismo para adoptar las presentes medidas de localización e investigación de su
patrimonio, solicitud ésta que deberá justificar en que la demora en la localiza-
ción e investigación de los bienes podría frustrar el buen fin de la ejecución
(art. 554.2 LEC).

745
Artículo 550 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
«el art. 549.1.5.º de la LEC dispone que en la demanda ejecutiva se habrá de hacer
constar la persona o personas con expresión de sus circunstancias identificativas, frente
a las que se pretenda el despacho de la ejecución. Quiere esto decir que tanto el deman-
dante como el demandado han de quedar identificados en la demanda, de modo que
no cabrá despachar la ejecución cuando uno u otro estén indeterminados o cuando las
personas que aparezcan como demandante y demandado no coincidan con los que
figuren como acreedor y deudor en el título ejecutivo» (SAP Murcia 2.ª 28 junio 2003,
LA LEY 162/2003, Rec. 195/2003).

Artículo 550. Documentos que han de acompañar a la demanda ejecutiva


1. A la demanda ejecutiva se acompañarán:
1.º El título ejecutivo, salvo que la ejecución se funde en sentencia, decreto,
acuerdo o transacción que conste en los autos.
Cuando el título sea un laudo, se acompañarán, además, el convenio arbitral
y los documentos acreditativos de la notificación de aquél a las partes.
Cuando el título sea un acuerdo de mediación elevado a escritura pública,
se acompañará, además, copia de las actas de la sesión constitutiva y final del
procedimiento.
2.º El poder otorgado a procurador, siempre que la representación no se
confiera «apud acta» o no conste ya en las actuaciones, cuando se pidiere la
ejecución de sentencias, transacciones o acuerdos aprobados judicialmente.
3.º Los documentos que acrediten los precios o cotizaciones aplicados para
el cómputo en dinero de deudas no dinerarias, cuando no se trate de datos ofi-
ciales o de público conocimiento.
4.º Los demás documentos que la ley exija para el despacho de la ejecución.
2. También podrán acompañarse a la demanda ejecutiva cuantos documen-
tos considere el ejecutante útiles o convenientes para el mejor desarrollo de la
ejecución y contengan datos de interés para despacharla.
Véase art. 549 LEC

COMENTARIOS
El art. 550 LEC relaciona los distintos documentos que el ejecutante habrá
de adjuntar a su demanda ejecutiva, como fundamento de las diferentes argu-
mentaciones y peticiones que en la misma lleve a cabo.
1. Procesales: 1.º) El poder otorgado al Procurador (art. 550.1.2.º LEC),
cuando su intervención sea preceptiva, siempre que el mismo no se haya otor-
gado apud acta o no conste ya en las actuaciones (lo que ocurrirá, por ejemplo,
cuando se inste la ejecución de sentencias, transacciones o acuerdos aprobados
judicialmente); 2.º) Los documentos que acrediten la capacidad procesal del

746
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 551

ejecutante (v. gr. el acuerdo social adoptado por la persona jurídica en cuyo
nombre actúe el ejecutante...); y 3.º) El documento que acredite la sucesión pro-
cesal del ejecutante o, si se conoce, del ejecutado, para el caso de que la misma
hubiese tenido lugar (v. art. 540 LEC).
2. Materiales: 1.º) El título ejecutivo, salvo que la ejecución se fundamente
en sentencia, decreto, acuerdo o transacción que conste en los autos
(art. 550.1.1.º LEC); en la ejecución de laudos arbitrales, «se acompañarán ade-
más, el convenio arbitral y los documentos acreditativos de la notificación de
aquél a las partes», y en la de los acuerdos de mediación la copia de las actas
de la sesión constitutiva y final del procedimiento de mediación en que aquel
acuerdo haya recaído; 2.º) Los documentos que acrediten los precios o cotiza-
ciones aplicados para el cómputo en dinero de deudas no dinerarias, cuando no
se trate de datos oficiales o de público conocimiento (art. 550.1.3.º LEC); 3.º) Los
demás documentos que la ley exija para el despacho de la ejecución
(art. 550.1.4.º LEC), tales como, por ejemplo, los requeridos por los arts. 573,
574 o 685 LEC.
3. Como cláusula de cierre, el art. 550.2 LEC posibilita que el ejecutante
pueda acompañar con la demanda ejecutiva cuantos documentos, procesales o
materiales, considere útiles o convenientes para el mejor desarrollo de la eje-
cución y contengan datos de interés para despacharla (como puede serlo, por
ejemplo, el acta notarial que acredite haberse requerido de pago al deudor eje-
cutado con al menos diez días de antelación, a la que se refiere el art. 581.2
LEC).

Artículo 551. Orden general de ejecución y despacho de la ejecución


1. Presentada la demanda ejecutiva, el Tribunal, siempre que concurran los
presupuestos y requisitos procesales, el título ejecutivo no adolezca de ninguna
irregularidad formal y los actos de ejecución que se solicitan sean conformes con
la naturaleza y contenido del título, dictará auto conteniendo la orden general
de ejecución y despachando la misma.
Con carácter previo el Secretario judicial llevará a cabo la oportuna consulta
al Registro Público Concursal a los efectos previstos en el apartado 4 del art. 5
bis de la Ley Concursal.
2. El citado auto expresará:
1.º La persona o personas a cuyo favor se despacha la ejecución y la persona
o personas contra quien se despacha ésta.
2.º Si la ejecución se despacha en forma mancomunada o solidaria.
3.º La cantidad, en su caso, por la que se despacha la ejecución, por todos
los conceptos.

747
Artículo 551 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4.º Las precisiones que resulte necesario realizar respecto de las partes o del
contenido de la ejecución, según lo dispuesto en el título ejecutivo, y asimismo
respecto de los responsables personales de la deuda o propietarios de bienes
especialmente afectos a su pago o a los que ha de extenderse la ejecución, según
lo establecido en el art. 538 de esta ley.
3. Dictado el auto por el Juez o Magistrado, el Secretario judicial responsable
de la ejecución, en el mismo día o en el siguiente día hábil a aquél en que hubiera
sido dictado el auto despachando ejecución, dictará decreto en el que se con-
tendrán:
1.º Las medidas ejecutivas concretas que resultaren procedentes, incluido si
fuera posible el embargo de bienes.
2.º Las medidas de localización y averiguación de los bienes del ejecutado
que procedan, conforme a lo previsto en los arts. 589 y 590.
3.º El contenido del requerimiento de pago que deba hacerse al deudor, en
los casos en que la ley establezca este requerimiento, y si este se efectuara por
funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial o por el procurador de la parte eje-
cutante, si lo hubiera solicitado.
El Secretario judicial pondrá en conocimiento del Registro Público Concursal
la existencia del auto por el que se despacha la ejecución con expresa especifi-
cación del número de identificación fiscal del deudor persona física o jurídica
contra el que se despache la ejecución. El Registro Público Concursal notificará
al juzgado que esté conociendo de la ejecución la práctica de cualquier asiento
que se lleve a cabo asociado al número de identificación fiscal notificado a los
efectos previstos en la legislación concursal. El Secretario judicial pondrá en
conocimiento del Registro Público Concursal la finalización del procedimiento
de ejecución cuando la misma se produzca.
4. Contra el auto autorizando y despachando la ejecución no se dará recurso
alguno, sin perjuicio de la oposición que pueda formular el ejecutado.
5. Contra el decreto dictado por el Secretario judicial cabrá interponer
recurso directo de revisión, sin efecto suspensivo, ante el Tribunal que hubiere
dictado la orden general de ejecución.

COMENTARIOS
Cuando la demanda ejecutiva reúna todos los requisitos procesales, el título
ejecutivo aportado sea regular desde el punto de vista formal y no contenga
cláusulas abusivas que hayan sido advertidas de oficio, las medidas ejecutivas
solicitadas resulten procedentes y adecuadas a la naturaleza de la prestación
cuya ejecución forzosa se solicita, y se haya cumplido el plazo de los veinte días
a que se refiere el art. 548 LEC (véase a este respecto el comentario al art. 552
LEC), el Tribunal acordará su admisión a trámite mediante una resolución en
forma de auto que contendrá, a un tiempo, la llamada orden general de ejecución

748
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 551

y el tradicional despacho de la misma (arts. 545.2 y 551 LEC), resolución que


no será susceptible de recurso alguno por parte del ejecutado (art. 551.4 LEC).
– La orden general de ejecución:
El auto que contiene la orden general de ejecución y el despacho de la
misma, pues, constituye una resolución por la que el Tribunal competente, tras
comprobar la concurrencia de todos los requisitos y presupuestos formales y
materiales de la demanda ejecutiva (v. art. 551.1 LEC), autoriza la puesta en
marcha del proceso de ejecución, habilitando así al Secretario judicial para que
adopte por decreto las medidas ejecutivas que considere oportunas.
Dicho auto contendrá los siguientes extremos generales: 1.º) La determina-
ción de la legitimación activa y pasiva, es decir, la identificación de las personas
a cuyo favor se despacha la ejecución y de las personas contra quienes se des-
pacha ésta (v. arts. 538 y ss. LEC); 2.º) La indicación de si la ejecución se des-
pacha de forma solidaria o mancomunada frente a los diversos ejecutados; 3.º)
La cantidad, en su caso, por la que se despacha la ejecución, por todos los con-
ceptos (cantidad que el ejecutante habrá cifrado en virtud del art. 549.1.2.º LEC),
siempre, claro está, que se reclame una prestación dineraria (v. art. 575 LEC),
porque si se tratase de una obligación de hacer o de no hacer, en cambio, se
indicará con precisión en qué ha de consistir ésta (a los efectos de que el eje-
cutado pueda cumplirla en sus propios términos, previo requerimiento judicial
girado al efecto, art. 699 LEC); 4.º) Las precisiones que resulte necesario realizar
respecto de las partes o del contenido de la ejecución, según lo dispuesto en el
título ejecutivo, y asimismo respecto de los responsables personales de la deuda
o propietarios de bienes especialmente afectos a su pago o a los que ha de
extenderse la ejecución ex art. 538 LEC.
– El posterior decreto de medidas ejecutivas:
Una vez dictado por el Juez el auto conteniendo la orden general y el des-
pacho de la ejecución, competerá al Secretario judicial dictar a continuación,
en el mismo día o en el día siguiente hábil, una resolución en forma de decreto
que, con arreglo a lo establecido en el art. 551.3 LEC, contendrá: 1.º) Las medidas
ejecutivas concretas que proceda acordar desde ese momento, incluido, si fuere
posible, el embargo de bienes concretos (v. con relación a la práctica del
embargo, el art. 585 LEC); 2.º) Las medidas de localización y averiguación de
los bienes del ejecutado que procedan conforme a lo previsto en los arts. 589 y
590 LEC; 3.º) El contenido del requerimiento de pago que deba hacerse al eje-
cutado, en los casos en que la ley lo disponga (v. art. 681 LEC) (indicándose
también si el mismo se efectuará por funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial
o por el procurador de la parte ejecutante, si lo hubiera solicitado), así como el
del requerimiento de dar cosa distinta a dinero, hacer o no hacer que en su caso
deba realizársele (v. art. 699 LEC).

749
Artículo 552 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Contra el presente decreto del Secretario judicial cabrá interponer recurso


directo de revisión, sin efecto suspensivo, ante el propio Tribunal que hubiere
dictado la orden general de ejecución (art. 551.5 LEC).

Artículo 552. Denegación del despacho de la ejecución. Recursos


1. Si el Tribunal entendiese que no concurren los presupuestos y requisitos
legalmente exigidos para el despacho de la ejecución, dictará auto denegando
el despacho de la ejecución.
El Tribunal examinará de oficio si alguna de las cláusulas incluidas en un
título ejecutivo de los citados en el art. 557.1 puede ser calificada como abusiva.
Cuando apreciare que alguna cláusula puede ser calificada como tal dará audien-
cia por quince días a las partes. Oídas éstas, acordará lo procedente en el plazo
de cinco días hábiles conforme a lo previsto en el art. 561.1.3.ª
2. El auto que deniegue el despacho de la ejecución será directamente ape-
lable, sustanciándose la apelación sólo con el acreedor. También podrá el acree-
dor, a su elección, intentar recurso de reposición previo al de apelación.
3. Una vez firme el auto que deniegue el despacho de la ejecución, el acree-
dor sólo podrá hacer valer sus derechos en el proceso ordinario correspondiente,
si no obsta a éste la cosa juzgada de la sentencia o resolución firme en que se
hubiese fundado la demanda de ejecución.

COMENTARIOS
Lejos de cualquier automatismo judicial, el Tribunal ante quien se haya pre-
sentado la demanda ejecutiva deberá efectuar, antes de pronunciarse sobre su
admisión, un examen de la misma, un enjuiciamiento, en definitiva, sobre la
concurrencia en ella de todos y cada uno de los requisitos procesales y materiales
que predeterminan su admisibilidad. De ahí que este art. 552 LEC precise que,
si el Tribunal entendiese que no concurren los requisitos legalmente exigidos
para el despacho de la ejecución, dictará auto denegándolo, presupuestos y
requisitos que el art. 551.1 LEC resume en los siguientes: (1.º) concurrencia de
los presupuestos procesales (2.º) regularidad formal del título y (3.º) adecuación
y legitimidad de las medidas ejecutivas solicitadas.
1. En cuanto a los presupuestos procesales atañe, es claro que los de natu-
raleza subsanable determinarán la apertura del correspondiente trámite de sub-
sanación (v. gr. la falta de acreditación de la representación material del ejecu-
tante o de la sucesión procesal alegada), mientras que los insubsanables impli-
carán, o bien directamente la inadmisibilidad de la demanda ejecutiva (v. gr. la
superación del plazo de para el ejercicio de la acción ejecutiva del art. 518 LEC),
o bien la remisión de las actuaciones al órgano que se estime competente (en
caso de haberse apreciado la incompetencia objetiva, funcional o territorial del
Tribunal ante quien se presentó aquella demanda).

750
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 552

2. En cuanto a la regularidad formal del título respecta, es claro que si el


documento aportado como fundamento de la demanda ejecutiva no es ninguno
de los títulos del art. 517.2 LEC, o es un título no jurisdiccional, no procesal, ni
arbitral o de mediación que no cumple las exigencias del art. 520 LEC, o es un
título cualquiera que no contiene ningún pronunciamiento de condena, el Tri-
bunal deberá también inadmitir la demanda y denegar el despacho de la ejecu-
ción.
3. Por último, en lo relativo a la legitimidad y procedencia de los actos de
ejecución solicitados, es necesario que las peticiones del ejecutante en este sen-
tido se acomoden a la naturaleza y contenido del título ejecutivo, según incor-
pore éste una prestación dineraria o una de hacer, no hacer o entregar cosa
distinta a dinero.
2. Tras la reforma operada en primer lugar por la LMRPDH, que lo introdujo,
y después por la LRLEC, que lo ha mejorado técnicamente), el apartado primero
del art. 552 LEC permite al Juez de la ejecución denegar ésta, total o parcial-
mente, si alguna de las cláusulas del título ejecutivo se manifiesta como abusiva.
Como es sabido, antes de la LMRPDH, en el proceso de ejecución no le era
dado al deudor el ejercicio más que de un contado o limitado número de excep-
ciones o defensas, tasadas en la norma. En la ejecución hipotecaria, en concreto,
no se le permitía articular su oposición en torno a la ilegalidad de las cláusulas
del título que estuviera sirviendo de base a la ejecución (es decir, la escritura de
constitución del préstamo o crédito hipotecario), de forma que, de querer esgri-
mir éstas, había de entablar un ulterior proceso declarativo, donde solicitar la
nulidad de las cláusulas contractuales de que se tratase (todo ello, eso sí, sin que
la ejecución hipotecaria quedase en suspenso por esta sola circunstancia), lo que
fue declarado incompatible con la normativa comunitaria reguladora de la pro-
tección de los consumidores por la STJUE de 14 de marzo de 2013.
Tras las apuntadas reformas, pues, conforme al último párrafo del art. 552.1
LEC, una vez presentada la demanda ejecutiva, el Tribunal podrá denegar el
despacho de ejecución, no sólo porque no concurran «los presupuestos y requi-
sitos legalmente exigidos», sino también porque aprecie, de oficio, insistimos,
«que alguna de las cláusulas incluidas en un título ejecutivo de los citados en el
art. 557.1 pueda ser calificada como abusiva».

JURISPRUDENCIA
«El examen a realizar por el juez en el despacho de ejecución ha de extenderse a los
términos establecidos por los arts. 551 y concordantes de la LEC, de cuyo tenor se des-
prende que habrá de valorar los requisitos de capacidad procesal y legitimación activa
y pasiva de ejecutante y ejecutado, ex art. 538 LEC, así como la representación mediante
Procurador y defensa de Letrado cuando sea preceptiva en virtud del art. 539; el trans-
curso del plazo, en su caso, referido en el art. 548; la adecuación de la demanda a lo

751
Artículo 553 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

dispuesto en el art. 549 y la presentación de documentos que impone el art. 550; y,


finalmente, la regularidad formal del título y la conformidad con él de lo solicitado. Todo
ello al margen de la competencia territorial, cuyo examen es previo al despacho de eje-
cución.
En lo que afecta al examen de la regularidad del título, a que se ha hecho referencia,
alcanza la comprobación de los requisitos del art. 517 de la LEC en cada uno de los
supuestos de su núm. 2, o de las limitaciones del art. 520 del mismo texto para los títulos
no judiciales ni arbitrales, o de la carencia de fuerza ejecutiva como sucedería con las
sentencias declarativas. Pero, en todo caso, el análisis debe ceñirse, como reza el repetido
art. 551, a la constatación de que: ‘‘el título ejecutivo no adolezca de ninguna irregula-
ridad formal’», sin hacer mención alguna en este ni otro precepto al examen o compro-
bación de validez de la obligación que el título incorpora» (AAP Madrid 25.ª 19 junio
2003, LA LEY 110. BIS/2003, Rec. 1103/2002).
– Control judicial ad limine de las cláusulas abusivas del título:
«63. En estas circunstancias, procede declarar que la normativa española controver-
tida en el litigio principal no se ajusta al principio de efectividad, en la medida en que
hace imposible o excesivamente difícil, en los procedimientos de ejecución hipotecaria
iniciados a instancia de los profesionales y en los que los consumidores son parte deman-
dada, aplicar la protección que la Directiva pretende conferir a estos últimos.
64. A la luz de estas consideraciones, ha de responderse a la primera cuestión pre-
judicial que la Directiva debe interpretarse en el sentido de que se opone a una normativa
de un Estado miembro, como la controvertida en el litigio principal, que, al mismo tiempo
que no prevé, en el marco del procedimiento de ejecución hipotecaria, la posibilidad de
formular motivos de oposición basados en el carácter abusivo de una cláusula contrac-
tual que constituye el fundamento del título ejecutivo, no permite que el juez que
conozca del proceso declarativo, competente para apreciar el carácter abusivo de esa
cláusula, adopte medidas cautelares, entre ellas, en particular, la suspensión del proce-
dimiento de ejecución hipotecaria, cuando acordar tales medidas sea necesario para
garantizar la plena eficacia de su decisión final» (STJUE 1.ª 14 marzo 2013, LA LEY C–
415/2011).

Artículo 553. Notificación


El auto que autorice y despache ejecución así como el decreto que en su caso
hubiera dictado el Secretario judicial, junto con copia de la demanda ejecutiva,
serán notificados simultáneamente al ejecutado o, en su caso, al procurador que
le represente, sin citación ni emplazamiento, para que en cualquier momento
pueda personarse en la ejecución, entendiéndose con él, en tal caso, las ulterio-
res actuaciones.
Véase 551 LEC

COMENTARIOS
El auto por el que se despache la ejecución, así como el decreto que dicte
el Secretario judicial, junto con copia de la demanda ejecutiva, serán notificados

752
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 554

simultáneamente al ejecutado o, en su caso, al procurador que le represente, sin


citación ni emplazamiento, para que en el momento en que estime oportuno
pueda personarse en la ejecución, entendiéndose con él en tal caso las ulteriores
actuaciones (art. 553 LEC). Con todo, y aunque el ejecutado goza de entera
libertad para personarse cuando le plazca, los efectos de su comparecencia no
son idénticos según cuándo se verifique la misma, ya que la LEC establece un
plazo preclusivo de diez días, a contar desde el siguiente a aquel en que reciba
dicha notificación del auto despachando la ejecución, para que dicho ejecutado
pueda oponerse a la ejecución (arts. 556 y 557 LEC), plazo finalizado el cual
precluyen para el mismo todas las posibilidades de oponer las defensas y excep-
ciones previstas en los dos indicados preceptos.

JURISPRUDENCIA
«no pudiéndose considerar que se ha actuado con la suficiente diligencia en el desa-
rrollo del acto de comunicación del laudo por remitir dos cartas el mismo día a la misma
dirección, menos aun cuando, tras serle devueltas, sin constar que ése no fuera su domi-
cilio, no hizo absolutamente nada, no actuó a fin de notificar o bien indagar para remitir
notificación al último domicilio conocido, si es que hubiera habido algún cambio. No se
puede admitir que la actividad realizada constituye una notificación válida al amparo del
supuesto excepcional previsto en el art. 5.a) de la Ley de Arbitraje, consistente en el
intento de entrega en el último domicilio o paradero conocido porque esta posibilidad
es un ‘‘medio extraordinario de notificación, que no cabe admitir como sistema de noti-
ficación de un laudo de carácter ordinario o normal’» porque está previsto sólo para
supuestos en los que la persona a notificar hubiera dejado el domicilio que era conocido
o residencia o local que ocupaba y se desconociera dónde podría ser hallada y siempre
que hubiera una previa indagación sin resultado. En este caso, como ya se ha indicado,
no consta ningún cambio de domicilio sino todo lo contrario dado que no solo no consta
que se hubiera ausentado –nada se indica por los empleados de Correos– o que fuera
desconocido en esa dirección a la que remitieron las cartas por duplicado, y no se puede
ante la dificultad en la recepción tratar de aplicar una regla legal prevista para otro
supuesto distinto. Y desde luego, no se puede entender que existe notificación por no
haber atendido un aviso o dejado caducar una carta, porque lo que la Ley exige es
‘‘entrega’» sin que se contemple ni en el art. 5 de la Ley de Arbitraje, ni en ningún otro
precepto que se pueda equiparar a la entrega la no recepción por conducta imputable
a la parte» (AAP Madrid 21.ª 26 septiembre 2006, LA LEY 403/2006, Rec. 440/2006).

Artículo 554. Medidas inmediatas tras el auto de despacho de la ejecución


1. En los casos en que no se establezca requerimiento de pago, las medidas
a que se refiere el núm. 2.º del apartado 3 del art. 551 se llevarán a efecto de
inmediato, sin oír previamente al ejecutado ni esperar a la notificación del
decreto dictado al efecto.
2. Aunque deba efectuarse requerimiento de pago, se procederá también en
la forma prevista en el apartado anterior cuando así lo solicitare el ejecutante,
justificando, a juicio del Secretario judicial responsable de la ejecución, que

753
Artículo 555 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cualquier demora en la localización e investigación de bienes podría frustrar el


buen fin de la ejecución.
Véase el comentario al art. 551 LEC

Artículo 555. Acumulación de ejecuciones


1. A instancia de cualquiera de las partes, o de oficio, se acordará por el
Secretario judicial la acumulación de los procesos de ejecución pendientes entre
el mismo acreedor ejecutante y el mismo deudor ejecutado.
2. Los procesos de ejecución que se sigan frente al mismo ejecutado podrán
acumularse, a instancia de cualquiera de los ejecutantes, si el Secretario judicial
competente en el proceso más antiguo lo considera más conveniente para la
satisfacción de todos los acreedores ejecutantes.
3. La petición de acumulación se sustanciará en la forma prevenida en los
arts. 74 y siguientes.
4. Cuando la ejecución se dirija exclusivamente sobre bienes especialmente
hipotecados, sólo podrá acordarse la acumulación a otros procesos de ejecución
cuando estos últimos se sigan para hacer efectiva otras garantías hipotecarias
sobre los mismos bienes.

COMENTARIOS
1. El presente precepto establece la posibilidad de acumular dos o más pro-
cesos de ejecución que se hallen pendientes, bien entre el mismo acreedor eje-
cutante y el mismo deudor ejecutado, o bien entre diversos ejecutantes frente a
un mismo ejecutado.
a) Los presupuestos comunes que determinan la admisibilidad de la acumu-
lación son los dos siguientes: 1.º) La existencia de varios procesos de ejecución
pendientes, generándose aquí la litispendencia desde la presentación de la
demanda ejecutiva, siempre que la misma resulte después admitida judicial-
mente (v. art. 410 LEC); y 2.º) La necesidad de que todos esos procesos pen-
dientes se sigan por un mismo ejecutante frente a un mismo ejecutado.
b) Junto a ellos existen dos presupuestos especiales, a saber: 1.º) Si se trata
de acumular varios procesos de ejecución seguidos por varios ejecutantes frente
a un mismo ejecutado, la procedencia de la misma se subordina a que el Secre-
tario judicial del Tribunal ante el que se siga el proceso más antiguo considere
la acumulación como una medida «más conveniente (que el seguimiento por
separado de los procesos susceptibles de ser acumulados) para la satisfacción de
todos los acreedores ejecutantes»; y 2.º) Si se trata de acumular procesos de
ejecución en el que alguno de ellos se siga respecto de bienes especialmente
hipotecados, sólo podrá acodarse la acumulación del mismo a otros procesos
cuando estos últimos se sigan para hacer efectiva otras garantías hipotecarias
sobre los mismos bienes.

754
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 556

c) Sin embargo, cuando la ejecución se dirija exclusivamente sobre bienes


especialmente hipotecados, sólo podrá acordarse la acumulación a otros pro-
cesos de ejecución cuando estos últimos se sigan para hacer efectivas otras
garantías hipotecarias sobre los mismos bienes (art. 555.4 LEC).
2. La petición de acumulación se sustanciará de la forma prevenida en los
arts. 74 y ss. LEC (art. 555.3 LEC), pudiendo también la acumulación ser acor-
dada de oficio por el Secretario judicial.

JURISPRUDENCIA
«Se alza la presente apelación frente al Auto que denegó el despacho de ejecución
solicitada por la reconviniente al existir ya una ejecución pendiente y no ser posible la
acumulación por impedirlo el art. 555 de la LEC. Dicho precepto ordena que se proceda
a la acumulación cuando los procesos se planteen frente al mismo deudor por el acreedor
ejecutante, a petición de éste, y la posibilita, a, criterio del Tribunal, cuando los ejecu-
tantes sean distintos y único el ejecutado. A sensu contrario puede interpretarse que la
impide en las demás hipótesis posibles (...) Sin embargo la simple lectura de la sentencia
muestra que estamos en presencia de un supuesto peculiar ya que se habían ejercitado
dos pretensiones recíprocas, una a medio de demanda y otra de reconvención, y la sen-
tencia las resuelve a través de un único pronunciamiento que, como en ella se expresa,
supone la estimación parcial de la primera y la total de la segunda. Si únicamente se
permitiera la ejecución del pronunciamiento estimatorio de la demanda la mayor parte
de los de la sentencia resultarían inejecutables (...) De ahí que al existir un pronuncia-
miento único que integre aquella petición de la demanda con la concreta forma de divi-
sión que se postulaba en la reconvención cabe entender que debe tramitarse una sola
ejecución y que estamos ante un caso no previsto en el art. 555 de la LEC que lo que
quiere evitar es la acumulación de dos procesos en los que las partes ocupen posiciones
diversas, por lo que serían al mismo tiempo ejecutantes en uno y ejecutados en el otro»
(AAP Asturias 4.ª 10 noviembre 2004).

CAPÍTULO IV
De la oposición a la ejecución y de la impugnación de actos de ejecución
contrarios a la ley o al título ejecutivo

Artículo 556. Oposición a la ejecución de resoluciones procesales o arbi-


trales o de los acuerdos de mediación
1. Si el título ejecutivo fuera una resolución procesal o arbitral de condena
o un acuerdo de mediación, el ejecutado, dentro de los diez días siguientes a la
notificación del auto en que se despache ejecución, podrá oponerse a ella por
escrito alegando el pago o cumplimiento de lo ordenado en la sentencia, laudo
o acuerdo, que habrá de justificar documentalmente.
También se podrá oponer la caducidad de la acción ejecutiva, y los pactos y
transacciones que se hubiesen convenido para evitar la ejecución, siempre que
dichos pactos y transacciones consten en documento público.

755
Artículo 556 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. La oposición que se formule en los casos del apartado anterior no suspen-


derá el curso de la ejecución.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, cuando la ejecución
se haya despachado en virtud del auto a que se refiere el núm. 8.º del apartado
2 del art. 517, una vez el Secretario judicial haya tenido por formulada oposición
a la ejecución, en la misma resolución ordenará la suspensión de ésta. Esta opo-
sición podrá fundarse en cualquiera de las causas previstas en el artículo
siguiente y en las que se expresan a continuación:
1.ª Culpa exclusiva de la víctima.
2.ª Fuerza mayor extraña a la conducción o al funcionamiento del vehículo.
3.ª Concurrencia de culpas.

COMENTARIOS
– La censurable dualidad de regímenes de oposición:
Sabido es que al ejecutado personado en la ejecución no se le permite inter-
poner ningún medio de impugnación frente al auto por el que se haya despa-
chado la misma (art. 551.4 LEC), pero sí puede oponerse al despacho de ejecu-
ción, oposición que presenta dos regímenes jurídicos bien diferenciados en fun-
ción de si la ejecución se ha despachado por títulos procesales, arbitrales o de
mediación (art. 556 LEC) o, en cambio, por títulos no procesales ni arbitrales ni
de mediación (art. 557 LEC).
Esta dualidad de regímenes jurídicos obedece a la injustificable opción legis-
lativa de configurar como auténticos títulos de ejecución (es decir, como docu-
mentos capaces de provocar la apertura del proceso jurisdiccional de ejecución
forzosa) a títulos que no han venido precedidos de ningún enjuiciamiento decla-
rativo previo, ni procesal ni arbitral o de mediación, lo que ha obligado al torpe
legislador a idear dos distintos regímenes de oposición a la ejecución: 1.º) Uno
de ellos que pudiéramos llamar clásico, pensado para la oposición frente a los
títulos de ejecución en sentido estricto (los de los apartados 1.º, 2.º y 3.º del
art. 517.2 LEC), donde las causas de oposición legalmente admisibles no per-
miten contradecir en absoluto el contenido de la obligación incorporada al título
sino sólo su exigibilidad, y donde el incidente de oposición no alcanza a sus-
pender el curso normal de las actuaciones ejecutivas (art. 556.1 y 2 LEC); 2.º) Y
el otro, pensado para la oposición frente a los títulos ejecutivos no procesales ni
arbitrales ni de mediación (los de los apartados 4.º a 7.º del art. 517.2 LEC), así
como para el peculiar «auto de cuantía máxima» del art. 517.2.8.º LEC, donde
las causas de oposición, además de ciertamente abundantes, permiten al ejecu-
tado contradecir el propio contenido de la obligación incorporada al título (lo
que, en verdad, da origen a un incidente declarativo, aunque sumario), y donde
el ejercicio de la oposición por parte del ejecutado hace que se suspenda el curso
normal de las actuaciones ejecutivas (arts. 556.3 y 557 LEC).

756
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 556

– Causas de oposición:
Con arreglo a los arts. 556.1 y 559.1 LEC, en el escrito de oposición frente
al despacho de ejecución el ejecutado podrá aducir diversas defensas y excep-
ciones, tanto de naturaleza material como procesales.
a) Materiales: Como corresponde a su naturaleza de auténticos títulos de
ejecución en sentido estricto (es decir, documentos que constituyen la culmina-
ción de una previa fase de enjuiciamiento declarativo, jurisdiccional, procesal
o arbitral, o de un previo procedimiento de mediación, a lo largo del cual la
parte obligada habrá tenido la oportunidad de exponer todas las defensas y
excepciones materiales que haya considerado convenientes), la oposición frente
a estos títulos es extraordinariamente limitada, porque en ningún caso puede
dirigirse a desvirtuar o a poner en cuestión la legitimidad de la obligación objeto
de ejecución.
Así, pues, la deducción de cualesquiera causas de oposición tendentes a
cuestionar la legitimidad de la condena o sus contenidos ha de ser, en estos
supuestos de ejecución de resoluciones judiciales, arbitrales o de mediación,
radicalmente rechazada. Y ello porque la jurisprudencia ha podido señalar de
manera reiterada: 1.º) Que las causas materiales de oposición expresamente
previstas en el art. 556.1 LEC son taxativas o, lo que es lo mismo, constituyen
un numerus clausus (AAP Madrid 10.ª 22.4.2004, AAP Cádiz 5.ª 20.9.2004), de
forma que, por ejemplo, al amparo de esta norma no le es dado al ejecutado
alegar defensas tales como el enriquecimiento injusto o la compensación (AAP
Zaragoza 4.ª 24.1.2003), ni la imposibilidad de llevar a cabo la ejecución (AAP
Zamora 1.ª 20.1.2005), ni ninguna otra causa de oposición tendente a desvirtuar
la existencia o exigibilidad de la obligación incorporada al título (AAP Valencia
1 1.ª 12.3.2004, AAP Madrid 25.ª 20.1.2006); y 2.º) Que frente a la ejecución
por títulos procesales o arbitrales y de mediación tampoco cabe aducir ninguna
de las causas materiales de oposición previstas en el art. 557 LEC para la ejecu-
ción por títulos no procesales ni arbitrales o de mediación (AAP Tarragona 3.ª
9.12.2002, AAP Madrid 14.ª 27.7.2004).
En consecuencia, las únicas causas de oposición materiales o de fondo que
el art. 556.1 LEC permite oponer al ejecutado son las tres siguientes: 1.ª) El pago
de la obligación dineraria, o el cumplimiento de la obligación no dineraria, a
que haya sido condenado el ejecutado; 2.ª) La caducidad de la acción ejecutiva
ex art. 518 LEC; y 3.ª) La existencia de «pactos y transacciones que se hubieren
convenido para evitar la ejecución, siempre que dichos pactos y transacciones
consten en documento público».
b) Procesales: Además de la causa de oposición de índole material o de fondo
prevista en el art. 556.1 LEC, frente al despacho de la ejecución por resoluciones
procesales y arbitrales o de mediación, el ejecutado podrá esgrimir en su escrito
de oposición también ciertas excepciones procesales, con la salvedad de la

757
Artículo 556 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

declinatoria (la cual, en su caso, habrá debido oponer previamente en virtud de


lo dispuesto en el art. 547 LEC).
El art. 559.1 LEC, en este sentido, le permite oponer las siguientes excepcio-
nes procesales: 1.ª) Falta de legitimación del ejecutado, la cual, en realidad, no
debía ser considerada un defecto de naturaleza procesal sino material; 2.ª) Falta
de capacidad del ejecutante, es decir, la ausencia en dicha parte activa del pro-
ceso de ejecución de los atributos de la capacidad para ser parte o procesal
regulados en los arts. 6 y 7 LEC; 3.ª) Nulidad radical del despacho de la ejecución
por no contener la sentencia o el laudo arbitral pronunciamientos de condena,
o por no cumplir el documento presentado los requisitos legales exigidos para
llevar aparejada ejecución, o por infracción del art. 520; 4.ª) Finalmente, a las
anteriores causas procesales de oposición al despacho de ejecución se ha aña-
dido una cuarta, introducida por la LA, según la cual, cuando el título ejecutivo
fuese un laudo arbitral no protocolizado notarialmente, el ejecutado podrá opo-
ner «la falta de autenticidad» de dicho laudo.
– Efectos no suspensivos de la oposición:
Conforme al art. 556.2 LEC, la presentación del escrito de oposición fundado
en causas materiales o de fondo «no suspenderá el curso de la ejecución», pre-
visión ésta que contrasta radicalmente, tanto con la prevista para la oposición
frente a títulos no procesales ni arbitrales o de mediación (art. 557.2 LEC), cuanto
la dispuesta para la oposición frente al auto de cuantía máxima del art. 517.2.8.º
LEC (art. 556.3 LEC), en los cuales la simple presentación de aquel escrito pro-
voca la suspensión del proceso de ejecución mientras se sustancia dicha oposi-
ción material o de fondo.
– Especialidades de la oposición frente al «auto de cuantía máxima»:
Pese a tratarse de un título ejecutivo de naturaleza jurisdiccional, el llamado
«auto de cuantía máxima» que han de dictar los tribunales penales que eximan
de responsabilidad criminal al inculpado en los procesos incoados como con-
secuencia de hechos cubiertos por el Seguro Obligatorio de Responsabilidad
Civil derivada del uso y circulación de vehículos a motor, presenta ciertas espe-
cialidades en lo que atañe a las posibilidades de oposición del ejecutado, que
se recogen en el art. 556.3 LEC.
Dichas especialidades, que no alcanzan al plazo y a la forma escrita de arti-
cular la oposición, son las dos siguientes: 1.ª) De un lado, la presentación del
escrito de oposición fundamentado en alguna de las excepciones materiales
previstas en el propio art. 556.3 LEC provocará la suspensión del curso de las
actuaciones ejecutivas, que acordará el Secretario judicial, contra lo que es
habitual en la ejecución de los títulos no contemplados en los núms. 1.º a 3.º
del art. 517.2 LEC; 2.ª) De otro, las causas de oposición que puede esgrimir el
ejecutado no pueden ser, claro está, ninguna de las establecidas en el art. 556.1

758
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 556

LEC, sino las que son propias de la oposición frente a títulos no procesales ni
arbitrales o de mediación (las del art. 557.1 LEC, que se comentarán después), y
además las tres siguientes (absolutamente específicas del ámbito en que se
sucede la obligación del deudor): a) Culpa exclusiva de la víctima (del accidente
o incidente de circulación causante de responsabilidades civiles); b) Fuerza
mayor extraña a la conducción o al funcionamiento del vehículo; y c) Concu-
rrencia de culpas (entre el causante y la víctima del daño).
En lo que se refiere a la «culpa exclusiva de la víctima», la jurisprudencia ha
declarado que, para que prospere la oposición por este motivo, debe darse la
concurrencia de los siguientes requisitos: «a) Que haya culpa de la víctima; b)
Que ésta sea exclusiva y excluyente, es decir, que el agente no hubiera incurrido
en negligencia alguna, ni siquiera levísima; y, c) Que el mismo haya efectuado
una maniobra de evasión oportuna para evitar o aminorar el daño; por ello, no
habrá culpa exclusiva de la víctima cuando al conductor que ocasionó el daño
le sea reprochable cualquier género de culpa, por mínima que sea y aunque
pueda reputarse de levísima» (AAP Madrid 12.ª 16.3.2006) (en el mismo sentido,
v. gr., AAP Salamanca 1.ª 10.6.2004, AAP Sevilla 5.ª 29.6.2004, AAP Barcelona
13.ª 3.11.2004, AAP Asturias 1.ª 1.2.2005).
En lo que atañe a la «fuerza mayor extraña a la conducción o al funciona-
miento del vehículo», la jurisprudencia ha señalado que la misma excluye de
responsabilidad al causante del daño solamente cuando se trate de «sucesos que
sean de tal naturaleza que ninguna relación guarden con la mecánica normal de
la circulación y de la conducción propiamente dicha... configurando así la pre-
citada responsabilidad como cuasi objetiva u objetiva moderada, que sólo exige
a la postre la concurrencia de la causalidad material, al querer marginar, a efectos
del deber indemnizatorio impuesto al causante de un accidente de automóvil,
todos aquellos acontecimientos que, aun pudiendo revestir, en sí mismos, las
características de la fuerza mayor, no son totalmente extraños a la conducción,
interpretada ésta en un sentido amplio y a aquella, es decir, la fuerza mayor,
como un concepto sumamente restringido, que excluye, pues, muchos sucesos
fortuitos que, realmente, rompen el vínculo de causalidad entre la acción del
conductor y el daño causado... amén de que no sólo ha de ser fuerza mayor
extraña a la conducción o al funcionamiento del vehículo, entendiéndose por tal
la que sea de tal naturaleza que ninguna relación guarde con la circulación» (AAP
Badajoz 3.ª 9.3.2006; véase también el AAP Barcelona 16.ª 2.6.2006).
Finalmente, en lo que respecta a la «concurrencia de culpas», para su esti-
mación exige la jurisprudencia «la existencia de conductas concausales, es decir,
que hayan contribuido causalmente al daño, de modo que resulten propicias y
contribuyan decididamente a la producción del resultado, en definitiva una
coautoría culpabilística», contribución culpable «de tal grado que sin el concurso
de ambas conductas no se hubiera producido el resultado dañoso» (AAAP Sevilla
5.ª 29.6.2004 y 15.12.2005, AAP Madrid 9.ª 4.1.2006), de modo que, si uno de

759
Artículo 556 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

los sujetos implicados observó la diligencia de debida, esta causa decae por sí
misma (AAP Ciudad Real 2.ª 9.3.2006).

JURISPRUDENCIA
«la ejecutada, para controvertir la ejecución despachada por el concepto de intereses
moratorios vencidos, no puede alegar la excepción de pluspetición, por ser excepción
inadmisible cuando se trata de ejecución de sentencia de condena, pues los arts. 556 y
559 de la Ley de Enjuiciamiento Civil recogen, en enumeración tasada, los motivos en
que se puede fundar la oposición a la ejecución y entre esos motivos no está aquella
excepción, siendo improcedente el planteamiento de cuestiones que, por ser diferentes
a las legalmente previstas de forma expresa y tasada, no deben ser objeto siquiera de
examen por el órgano judicial» (AAP Madrid 14.ª 27 julio 2004, LA LEY 386/2004, Rec.
315/2003).
«Cuando la ejecución se funda en títulos de naturaleza judicial el art. 556.1 de la
LEC sólo contempla tres causas o motivos de oposición, cuyo planteamiento no suspen-
derá el curso de la ejecución, según el art. 556.2 de la LEC: el pago o cumplimiento de
lo ordenado en la sentencia, que habrá de justificarse documentalmente, los pactos y
transacciones convenidas para evitar la ejecución, siempre que consten en documento
público y la caducidad de la acción ejercitada. Es decir, todas ellas hacen alusión a
hechos extintivos o excluyentes acaecidos con posterioridad a la firmeza de la sentencia.
Por todo ello, la causa de oposición alegada por el ejecutado en su escrito de oposición:
imposibilidad de ejecución de la sentencia firme, no cabe como causa de oposición en
el art. 556 de la LEC y, por consiguiente, debe rechazarse su estudio y resolución dentro
del trámite de ejecución de títulos judiciales» (AAP Zamora 1.ª 20 enero 2005, LA LEY
11/2005, Rec. 416/2004).
«El art. 556 núm. 3 regula como medios de oposición los previstos en el artículo
siguiente así como: la culpa exclusiva de la víctima, la fuerza mayor extraña a la con-
ducción o al funcionamiento de vehículo y la concurrencia de culpas. Recogiendo el
art. 557 como motivos de oposición: el pago, la compensación, la pluspetición, la pres-
cripción y caducidad, la quita, espera o pacto de no pedir, que conste documentalmente
y la transacción, siempre que conste en documento público. Así pues están tasados los
medios de oposición en este tipo de procesos de ejecución de título judicial y corres-
ponde al que los opone la cumplida prueba de los mismos para conseguir que no con-
tinúe adelante la ejecución inicialmente despachada» (SAP Murcia 2.ª 12 julio 2005, LA
LEY 225/2005, Rec. 95/2005).
«Es criterio mayoritario de las Secciones de esta Audiencia Provincial que frente a la
solicitud de despacho de ejecución del laudo arbitral no es admisible por los tribunales
la revisión de oficio de cuestiones sustantivas y materiales que afectan a la validez del
laudo en función de la, a su vez, validez de la cláusula que así lo estableció entre las
partes. La conclusión contraria excede de las previsiones legales contenidas en la LEC
reguladoras de los motivos de oposición frente a dicha pretensión y de los requisitos del
título revisables de oficio, arts. 551, 556.1 y 559 de la LEC. En base a lo expuesto, no
habiendo sido objeto de impugnación el laudo dictado y habiendo adquirido firmeza,
su contenido goza de los efectos de cosa juzgada, motivos por los que debe accederse
al despacho de ejecución» (AAP Madrid 25.ª 20 enero 2006).

760
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 556

– Culpa exclusiva de la víctima:


«Para que prospere la oposición de la parte demandada consistente en alegar culpa
exclusiva de la víctima, debe darse la concurrencia de los siguientes requisitos que ha de
probar la ejecutada: a) que haya culpa de la víctima; b) que ésta sea exclusiva y exclu-
yente, es decir, que el agente no hubiera incurrido en negligencia alguna, ni siquiera
levísima; y, c) que el mismo haya efectuado una maniobra de evasión oportuna para
evitar o aminorar el daño. Por ello, no habrá culpa exclusiva de la víctima cuando al
conductor que ocasionó el daño le sea reprochable cualquier género de culpa, por
mínima que sea y aunque pueda reputarse de levísima» (AAP Madrid 12.ª 16 marzo
2006, LA LEY 184/2006, Rec. 455/2005).
– Fuerza mayor:
«el legislador sólo pretende excluir de la expresada responsabilidad aquellos sucesos
que sean de tal naturaleza que ninguna relación guarden con la mecánica normal de la
circulación y de la conducción propiamente dicha, en su designio de procurar la indem-
nización a todas la víctimas de accidente y hasta los límites del seguro obligatorio, con-
figurando así la precitada responsabilidad como cuasi objetiva u objetiva moderada, que
sólo exige a la postre la concurrencia de la causalidad material, al querer marginar, a
efectos del deber indemnizatorio impuesto al causante de un accidente de automóvil,
todos aquellos acontecimientos que, aun pudiendo revestir, en sí mismos, las caracte-
rísticas de la fuerza mayor, no son totalmente extraños a la conducción, interpretada ésta
en un sentido amplio y a aquélla, es decir, la fuerza mayor, como un concepto suma-
mente restringido, que excluye, pues, muchos sucesos fortuitos que, realmente, rompen
el vínculo de causalidad entre la acción del conductor y el daño causado» (AAP Badajoz
3.ª 9 marzo 2006, LA LEY 35/2006, Rec. 57/2006).
– Concurrencia de culpas:
«En relación a la concurrencia de culpa, que se ha estimado por el Juez a quo, se
exige la existencia de conductas concausales, es decir, que hayan contribuido causal-
mente al daño, de modo que resulten propicias y contribuyan decididamente a la pro-
ducción del resultado, en definitiva, una coautoría culpabilística, La Sentencia de la Sala
1.ª del Tribunal Supremo de 7 de octubre de 1988 nos dice que: ‘‘hayan contribuido
culpabilísticamente a la causación del daño, de tal grado que sin el concurso de ambas
conductas no se hubiera producido el resultado dañoso, lo que provoca que conforme
a una consolidada doctrina jurisprudencial exige acompasar la cuantía de la responsa-
bilidad al grado y naturaleza de la culpabilidad (S. 7 octubre 1988), de manera que debe
distribuirse proporcionalmente el quantum (SS. 1 febrero, 12 julio y 23 septiembre
1989)’», en parecidos términos declara la Sentencia de 23 de febrero de 1996: ‘‘Es doc-
trina de esta Sala, recogida en sentencia de 11 de febrero de 1993 que «cuando en la
producción de un daño concurren varias causas, debe acompasarse la cuantía de la
responsabilidad al grado y naturaleza de la culpabilidad (sentencia de 7 de octubre de
1988), de manera que si no se produce culpa exclusiva de la víctima y es compartida
por el culpable debe distribuirse proporcionalmente el quantum (sentencias de 1 de
febrero, 12 de julio y 23 de septiembre de 1989), siendo la moderación de responsabi-
lidad prevenida en el art. 1103 del Código Civil facultad discrecional del Juzgador» (AAP
Sevilla 5.ª Auto de 15 diciembre 2005, LA LEY, Rec. 6641/2005).

761
Artículo 557 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 557. Oposición a la ejecución fundada en títulos no judiciales ni


arbitrales
1. Cuando se despache ejecución por los títulos previstos en los núms. 4.º,
5.º, 6.º y 7.º, así como por otros documentos con fuerza ejecutiva a que se refiere
el núm. 9.º del apartado 2 del art. 517, el ejecutado sólo podrá oponerse a ella,
en el tiempo y en la forma prevista en el artículo anterior, si se funda en alguna
de las causas siguientes:
1.ª Pago, que pueda acreditar documentalmente.
2.ª Compensación de crédito líquido que resulte de documento que tenga
fuerza ejecutiva.
3.ª Pluspetición o exceso en la computación a metálico de las deudas en
especie.
4.ª Prescripción y caducidad.
5.ª Quita, espera o pacto o promesa de no pedir, que conste documental-
mente.
6.ª Transacción, siempre que conste en documento público.
7.ª Que el título contenga cláusulas abusivas.
2. Si se formulare la oposición prevista en el apartado anterior, el Secretario
judicial mediante diligencia de ordenación suspenderá el curso de la ejecución.

COMENTARIOS
Cuando el despacho de ejecución se haya acordado por los «títulos previstos
en los núms. 4.º, 5.º, 6.º y 7.º, así como por otros documentos con fuerza eje-
cutiva a que se refiere el núm. 9.º del apartado 2 del art. 517», el ejecutado podrá
oponerse a dicha ejecución «en el tiempo y en la forma prevista» en el art. 556.1
LEC (es decir, «dentro de los diez días siguientes a la notificación del auto por el
que se despache ejecución»), mediante la presentación de un escrito donde
podrá alegar las causas de oposición que de manera taxativa contempla el
art. 557.1 LEC.
– Causas de oposición:
En este punto, el único elemento que varía sensiblemente entre esta oposi-
ción frente a la ejecución por títulos no procesales ni arbitrales y la anteriormente
examinada es el del elenco de las causas de oposición (y, como se dirá, única-
mente las de naturaleza material o de fondo).
a) Materiales: Como los títulos no procesales ni arbitrales o de mediación,
pese al testarudo empecinamiento del legislador, no pueden tenerse por títulos
de ejecución en sentido estricto (porque ninguno de ellos constituye la culmi-

762
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 557

nación de ninguna previa fase de enjuiciamiento declarativo, procesal o arbitral,


o de un previo procedimiento de mediación, a lo largo de los cuales la parte
deudora haya tenido la oportunidad de exponer todas las defensas y excepciones
materiales que haya considerado convenientes), la oposición frente a la ejecu-
ción de estos títulos no es tan limitada como lo es la dispuesta frente a la ejecu-
ción de resoluciones judiciales, arbitrales o de mediación.
En concreto, las causas de oposición materiales o de fondo que el art. 557.1
LEC permite oponer al ejecutado son las siguientes: 1.ª) El pago de la obligación
dineraria que conste en el título, pago para cuya acreditación exige la norma al
ejecutado la aportación de algún documento, bien público o bien privado; 2.ª)
La compensación del crédito líquido que resulte de documento que tenga fuerza
ejecutiva, en cuyo caso, y en aplicación de los arts. 1.195 y ss. CC, el ejecutado
deberá aportar un documento ejecutivo donde conste en su favor un crédito
líquido, exigible y vencido frente a la persona del acreedor; 3.ª) La pluspetición
o exceso en la computación a metálico de las deudas en especie (que, como se
sabe, autoriza el art. 520.1.3.º LEC), excepción ésta que, como en sí misma
encierra el tácito reconocimiento del ejecutado respecto de la legitimidad y exi-
gibilidad de al menos una parte de la obligación dineraria reclamada por el eje-
cutante; 4.ª) La prescripción o caducidad, no ya de la acción ejecutiva (que, por
imperativo del art. 518 LEC, únicamente se cierne sobre la ejecución de títulos
de naturaleza procesal o arbitral), sino del derecho de crédito incorporado al
documento no procesal ni arbitral ejecutivo de que se trate; 5.ª) La quita, espera
o el pacto o promesa de no pedir, es decir, la existencia de un pacto anti–eje-
cución, indefinido (en el caso de la quita o de la promesa de no pedir) o provi-
sional (en el caso de la espera), siempre que el mismo conste en algún docu-
mento, sea público o privado; 6.ª) La transacción, también siempre que la misma
conste en documento público y resulte acorde con las exigencias legales impues-
tas por los arts. 1.809 y ss. CC; 7.ª) La existencia de cláusulas abusivas en el título
de ejecución, causa ésta de oposición introducida por la LMRPDH.
b) Procesales: aquí cabe interpolar las consideraciones expuestas a propósito
de estas mismas causas en la oposición a la ejecución por títulos procesales y
arbitrales, toda vez que el art. 559 LEC no distingue entre una y otra clase de
ejecución a la hora de regular este tipo de oposición procesal. También en este
ámbito, por tanto, constituyen defectos procesales que el ejecutado podrá evi-
denciar en su escrito de oposición, tanto su propia falta de legitimación, cuanto
la falta de capacidad del ejecutante, así como la nulidad radical del despacho
de la ejecución, aunque en este punto ya no «por no contener la sentencia o el
laudo arbitral pronunciamientos de condena» (pues no son éstos los títulos que
se ejecutan), sino por «no cumplir el documento presentado los requisitos legales
exigidos para llevar aparejada ejecución (motivo que remite al art. 517.2.4.º a
7.º LEC), o por infracción, al despacharse ejecución, de lo dispuesto en el art.
520», el cual, como es sabido, requiere que la obligación reclamada sea líquida,

763
Artículo 558 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cifrada en dinero efectivo, en moneda extranjera convertible o en cosa o especie


computable en dinero, y que su cuantía exceda de los trescientos euros.
– Efectos suspensivos de la oposición:
También a diferencia de lo que sucede en la oposición a la ejecución por
títulos procesales o arbitrales y de mediación, la presentación del escrito de
oposición en los casos que ahora se analizan ocasionará la suspensión del curso
de las actuaciones ejecutivas (también en el caso de alegarse la pluspetición si
el ejecutado cumple las condiciones del art. 558 LEC), suspensión que acordará
el Secretario judicial mediante diligencia de ordenación (art. 557.2 LEC).

Artículo 558. Oposición por pluspetición. Especialidades


1. La oposición fundada exclusivamente en pluspetición o exceso no sus-
penderá el curso de la ejecución, a no ser que el ejecutado ponga a disposición
del Tribunal, para su inmediata entrega por el Secretario judicial al ejecutante,
la cantidad que considere debida. Fuera de este caso, la ejecución continuará su
curso, pero el producto de la venta de bienes embargados, en lo que exceda de
la cantidad reconocida como debida por el ejecutado, no se entregará al ejecu-
tante mientras la oposición no haya sido resuelta.
2. En los casos a que se refieren los arts. 572 y 574, sobre saldos de cuentas
e intereses variables, el Secretario judicial encargado de la ejecución, a solicitud
del ejecutado, podrá designar mediante diligencia de ordenación perito que,
previa provisión de fondos, emita dictamen sobre el importe de la deuda. De este
dictamen se dará traslado a ambas partes para que en el plazo común de cinco
días presenten sus alegaciones sobre el dictamen emitido. Si ambas partes estu-
vieran conformes con lo dictaminado o no hubieran presentado alegaciones en
el plazo para ello concedido, el Secretario judicial dictará decreto de conformi-
dad con aquel dictamen. Contra este decreto cabrá interponer recurso directo
de revisión, sin efectos suspensivos, ante el Tribunal.
En caso de controversia o cuando solamente una de las partes hubiera pre-
sentado alegaciones, el Secretario judicial señalará día y hora para la celebración
de vista ante el Tribunal que hubiera dictado la orden general de ejecución.

COMENTARIOS
Véase el comentario al art. 557 LEC

JURISPRUDENCIA
«por definición, pluspetición es pedir más de lo debido y por tanto quien ello alega
ha de manifestar cuánto es el exceso que se pide porque precisamente de ello habrá de
defenderse la lesionada. No se afirma la inexistencia de la deuda lo que se afirma es que
ésta es menor que la reclamada, con lo que quien así lo alega ha de manifestar cuál sea
la cifra que entiende ajustada a derecho, más aún cuando la propia parte afirma que ha
de aplicarse el baremo de 2001 y no el de 2004 y que no procede factor de corrección,

764
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 559

con lo que es obvio que a su entender debería afirmar cuánto se debe y por lo tanto en
cuánto ha pedido de más la demandante. Y hasta tal punto ello es así, tanto en la actual
legislación procesal como en la derogada, que el art. 1474 LEC/1881 establecía la no
condena en costas al ejecutado cuando alegando pluspetición consignaba la cantidad
adeudada y se estimaba la oposición por tal motivo, y el actual art. 558 LEC permite la
suspensión de la ejecución si el ejecutado pone a disposición del Tribunal para su entrega
inmediata al ejecutante la cantidad que considere debida, de lo que se sigue que el
conocimiento de lo debido y por tanto su manifestación es esencial a la causa de opo-
sición formulada» (AAP Madrid 18.ª 26 julio 2005, LA LEY 134/2005, Rec. 279/2005).

Artículo 559. Sustanciación y resolución de la oposición por defectos pro-


cesales
1. El ejecutado podrá también oponerse a la ejecución alegando los defectos
siguientes:
1.º Carecer el ejecutado del carácter o representación con que se le
demanda.
2.º Falta de capacidad o de representación del ejecutante o no acreditar el
carácter o representación con que demanda.
3.º Nulidad radical del despacho de la ejecución por no contener la sentencia
o el laudo arbitral pronunciamientos de condena, o por no cumplir el documento
presentado, el laudo o el acuerdo de mediación los requisitos legales exigidos
para llevar aparejada ejecución, o por infracción, al despacharse ejecución, de
lo dispuesto en el art. 520.
4.º Si el título ejecutivo fuera un laudo arbitral no protocolizado notarial-
mente, la falta de autenticidad de éste.
2. Cuando la oposición del ejecutado se fundare, exclusivamente o junto con
otros motivos o causas, en defectos procesales, el ejecutante podrá formular
alegaciones sobre éstos, en el plazo de cinco días. Si el Tribunal entendiere que
el defecto es subsanable, concederá mediante providencia al ejecutante un plazo
de diez días para subsanarlo.
Cuando el defecto o falta no sea subsanable o no se subsanare dentro de este
plazo, se dictará auto dejando sin efecto la ejecución despachada, con imposi-
ción de las costas al ejecutante. Si el Tribunal no apreciase la existencia de los
defectos procesales a que se limite la oposición, dictará auto desestimándola y
mandando seguir la ejecución adelante, e impondrá al ejecutado las costas de la
oposición.
Véase el comentario a los arts. 556 y 557 LEC

COMENTARIOS
1. En lo que respecta a la sustanciación y resolución de las causas de opo-
sición el legislador ha dispuesto, con carácter general, no uno sino dos diferentes
tramitaciones; un primer procedimiento para sustanciar y resolver los motivos

765
Artículo 559 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de oposición procesales cuando éstos se hayan alegado (art. 559.2 y 3), y otro
procedimiento, posterior al primero, para hacer lo propio con los motivos de
oposición materiales o de fondo (arts. 560, 561), procedimiento este último que
será el único que se tramite cuando no se hayan opuesto ninguno de aquellos
defectos procesales, o que directamente no existirá cuando tan sólo se hubiesen
esgrimido esta última clase de causas de oposición.
2. Siempre que en el escrito de oposición del ejecutado ésta haya opuesto
alguno de los defectos procesales enunciados en el art. 559.1 LEC (es decir, con
total y absoluta independencia de si ha alegado o no, además, motivos de opo-
sición materiales o de fondo a la ejecución), se procederá por el Tribunal a la
apertura de un incidente destinado en exclusividad a su sustanciación o enjui-
ciamiento, en el cual, antes de emitirse la oportuna resolución que le ponga
término, se prestará audiencia al ejecutante (art. 559 LEC).
Una vez presentado dicho escrito de alegaciones (o vencido el plazo de
cinco días sin haberlo presentado), y sin ulterior vista ni fase probatoria, el Tri-
bunal de la ejecución emitirá alguna de las tres siguientes alternativas decisiones
(art. 559.2 LEC): 1.ª) Dictar providencia concediendo al ejecutante un plazo de
diez para que proceda a la subsanación del defecto procesal apreciado, siempre
que el mismo resulte realmente subsanable (v. gr. la aportación del documento
acreditativo de su representación material); 2.ª) Dictar auto dejando sin efecto
el despacho de ejecución, con el consiguiente archivo de las actuaciones,
cuando el Tribunal estime que el defecto procesal denunciado por el ejecutado
es insubsanable; 3.ª) Dictar auto desestimatorio de la oposición procesal del eje-
cutado, resolución ésta en la que también se ordenará seguir adelante con la
ejecución iniciada, y se impondrán al ejecutado las costas devengadas en el
incidente de oposición procesal (no, pues, las costas devengadas hasta ese
momento en el proceso de ejecución globalmente considerado).

JURISPRUDENCIA
«El art. 559 LEC, que regula la sustanciación y resolución de la oposición por defectos
procesales, no establece si el Auto que se dicte es o no apelable, y hay autores que
mantienen que no lo es. Este Tribunal tiene declarado ya desde (A. 8 septiembre 2003)
que teniendo en cuenta el régimen general de recursos, habrá que distinguir si el auto
que resuelve la oposición por defectos procesales es o no estimatorio de la oposición. Si
es estimatorio, es decir, deja sin efecto la ejecución, será inmediatamente apelable, ya
que aunque nada diga el art. 559, se trata de un Auto definitivo, de conformidad con lo
establecido en el art. 207.1 LEC, y por tanto susceptible de dicho recurso, según el
art. 455.1 LEC. En el caso de que sea desestimatorio, habrá que distinguir si el ejecutado
además formuló oposición por motivos de fondo. Si sólo formuló oposición por defectos
procesales, el Auto que desestima la oposición será también apelable directamente, al
tener la consideración de Auto definitivo, según lo señalado anteriormente. Pero si tam-
bién formuló oposición por defectos de fondo, que fue lo que ocurrió en el supuesto de
autos, no podrá formularse directamente la apelación contra el mismo. En este caso no

766
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 560

se trata de Auto definitivo, ya que no pone fin a la primera instancia, y además así se
desprende de la propia regulación de la oposición, que parte de que una vez resuelta la
oposición por defectos procesales, se abre el plazo de cinco días para que el ejecutante
pueda contestar la oposición por motivos de fondo.
Ahora bien, no por ello ha de concluirse que no es susceptible de apelación, lo que
ocurre es que la posibilidad de dicho recurso quedará en suspenso hasta que se resuelva
la oposición por motivos de fondo, pues sólo este último Auto tendrá el carácter de
definitivo. Una vez sea resuelta la oposición por motivos de fondo, si también es deses-
timatoria, podrá el ejecutado apelar ambos Autos, de conformidad con lo establecido en
el art. 561.3 LEC.
En el caso de que se dictase una resolución estimatoria de su oposición por motivos
de fondo, ningún sentido tendrá que apele el Auto que decidió en su contra la oposición
por defectos procesales. Y, en este caso, si fuere el ejecutante el que apelare el Auto
estimatorio de la oposición por motivos de fondo, podría el ejecutado impugnar el Auto
desestimatorio de los defectos procesales, por aplicación del art. 461.1 LEC» (AAP Bar-
celona 17.ª 28 febrero 2006, LA LEY 47/2006, Rec. 867/2005).

Artículo 560. Sustanciación de la oposición por motivos de fondo


Cuando se haya resuelto sobre la oposición a la ejecución por motivos pro-
cesales o éstos no se hayan alegado, el ejecutante podrá impugnar la oposición
basada en motivos de fondo en el plazo de cinco días, contados desde que se le
notifique la resolución sobre aquellos motivos o desde el traslado del escrito de
oposición.
Las partes, en sus respectivos escritos de oposición y de impugnación de ésta,
podrán solicitar la celebración de vista, que el Tribunal acordará mediante pro-
videncia si la controversia sobre la oposición no pudiere resolverse con los
documentos aportados, señalándose por el Secretario judicial día y hora para su
celebración dentro de los diez siguientes a la conclusión del trámite de impug-
nación.
Si no se solicitara la vista o si el Tribunal no considerase procedente su cele-
bración, se resolverá sin más trámites la oposición conforme a lo dispuesto en el
artículo siguiente.
Cuando se acuerde la celebración de vista, si no compareciere a ella el eje-
cutado el Tribunal le tendrá por desistido de la oposición y adoptará las resolu-
ciones previstas en el art. 442. Si no compareciere el ejecutante, el Tribunal
resolverá sin oírle sobre la oposición a la ejecución. Compareciendo ambas par-
tes, se desarrollará la vista con arreglo a lo previsto para el juicio verbal, dic-
tándose a continuación la resolución que proceda conforme a lo dispuesto en el
artículo siguiente.

COMENTARIOS
En los supuestos en que la oposición procesal de la parte ejecutada sea des-
estimada por el Tribunal, puede sucederse alguna de las dos siguientes actua-

767
Artículo 560 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ciones: o bien se pasará a continuación a sustanciar y resolver las causas de


oposición materiales o de fondo esgrimidas por el ejecutado, o bien, si éste no
ha opuesto ninguna de dichas causas no procesales, se seguirá con el curso nor-
mal de las actuaciones ejecutivas hasta su finalización con el logro de la com-
pleta satisfacción del ejecutante (art. 570 LEC).
En el primer caso (e igualmente cuando el ejecutado no haya opuesto ningún
motivo de oposición de naturaleza procesal), el ejecutante dispondrá de un
plazo de cinco días para formular alegaciones, esta vez ya no en orden a con-
testar causas procesales de oposición algunas, sino exclusivamente para impug-
nar u oponerse a las causas materiales o de fondo aducidas por el ejecutado en
su escrito de oposición. Dicho plazo se computará, o bien desde el traslado al
ejecutante de este escrito de oposición (cuando en el mismo no se hayan esgri-
mido defectos procesales), o bien desde el traslado al mismo del auto desesti-
matorio de la oposición procesal del ejecutado (dictado ex art. 559.3 LEC). En
dicho escrito de impugnación, y en ausencia de toda indicación expresa al res-
pecto, la parte ejecutante habrá de procurar negar la realidad, la legitimidad o
la falta de la debida acreditación de los motivos de fondo aducidos por el eje-
cutado, aportando, si es preciso, los documentos de que disponga para sostener
sus afirmaciones.
También podrá solicitar la celebración de una vista oral (art. 560.II LEC) en
la que exponer y desarrollar sus alegaciones; ahora bien, como el Tribunal dis-
pone de un amplio margen de discrecionalidad a la hora de acordar o no dicha
celebración (ya que la LEC le permite acordarla sólo cuando considere que la
oposición no puede ser resuelta únicamente con los documentos aportados por
las partes), el ejecutante que realmente desee exponer sus pretensiones frente a
la oposición del ejecutado en el curso de una vista oral, deberá cuidarse de
argumentar en su escrito de impugnación sobre esa insuficiencia documental,
así como sobre la necesidad de la vista como trámite en el que intentar otros
medios de acreditación o prueba de sus defensas y excepciones.

JURISPRUDENCIA
«se alega, como infringido, el art. 556.1.1.º de la LEC, que admite la posibilidad de
oponerse a la ejecución por motivos procesales, por ‘‘carecer el ejecutado del carácter
o representación con que se le demanda’», es decir, por su falta de legitimación pasiva,
más en el caso que enjuiciamos la prosperabilidad de tal motivo de oposición no es
factible, en tanto en cuanto la apelante aparece condenada en la sentencia firme, que
constituye el título ejecutivo (art. 517.2.1.º). Como es sabido, en el proceso de ejecución,
la legitimación ordinaria proviene del propio título, teniendo la condición de ejecutante
‘‘quien aparezca como acreedor’» de la pretensión ejecutiva, y la de ejecutado ‘‘quien
aparezca como deudor en el mismo título’» (art. 538.2), condición que ostenta la ape-
lada, por lo que no concurre el motivo de apelación que invoca» (AAP A Coruña 4.ª 14
junio 2006, LA LEY 93/2006, Rec. 346/2006).

768
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 561

«no debemos olvidar que el título por el que se despachó ejecución, concretamente
la aprobación de la Tasación de Costas en abstracto, se trata de un título que permite la
apertura de la ejecución conforme dispone el art. 517 de la LEC; por lo que al ser los
motivos de oposición invocados sin género de duda alguna invocando una supuesta
nulidad material del título, no puede estimarse por la sencilla razón que éstos se refieren
por ‘‘no cumplir el documento presentado los requisitos exigidos para llevar aparejada
ejecución’», es decir, se refirieren única y exclusivamente a los requisitos formales que
dotan al título judicial de garantía de autenticidad. Requisitos todos ellos que aquí sin
duda alguna concurren» (AAP Madrid 14.ª 18 julio 2006, LA LEY 141/2006, Rec.
49/2006).
«La referida sentencia se apoya en la sentencia del Tribunal Supremo (Sala de lo Civil,
Pleno) núm. 463/2014 de 28 noviembre, que, con cita de otras anteriores, recordó que
lo resuelto en el trámite de oposición a la ejecución de títulos no judiciales produce cosa
juzgada. El recurrente no está conforme con ello, y entiende que la doctrina del Tribunal
Supremo esgrimida no es aplicable al caso, ya que el proceso anterior no fue de ejecución
ordinaria, sino de ejecución hipotecaria y la regulación de una y otra es diferente. Y ello
es, efectivamente, como dice el recurrente, ya que mientras que en la ejecución ordinaria
la oposición se ventila con posibilidad de celebración de una vista en la que pueden
practicarse todo tipo de diligencias probatorias, y así lo establece el art. 560 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, en el caso de la oposición a la ejecución hipotecaria las posibilida-
des de proposición de prueba del ejecutado están limitadas a la documental, tal y como
establece el art. 695,2 del mismo cuerpo legal. Aun cuando el legislador no se pronuncia
expresamente sobre el carácter de cosa juzgada de las resoluciones a las que se refiere
el primer párrafo del apartado 4 del art. 695 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, esto es, el
auto que ordena el sobreseimiento de la ejecución, la inaplicación de una cláusula abu-
siva o la desestimación de la oposición por la causa prevista en el apartado 1.4.º («El
carácter abusivo de una cláusula contractual que constituya el fundamento de la ejecu-
ción o que hubiese determinado la cantidad exigible»), es lo cierto que de la Ley de
Enjuiciamiento Civil se extrae el principio general de que no producen el efecto de cosa
juzgada las resoluciones que se dictan tras un proceso en el que no existe cognición plena
por estar limitados los medios de defensa» (SAP Albacete 1.ª 6 febrero 2017, LA LEY
12569/2017).

Artículo 561. Auto resolutorio de la oposición por motivos de fondo


1. Oídas las partes sobre la oposición a la ejecución no fundada en defectos
procesales y, en su caso, celebrada la vista, el Tribunal adoptará, mediante auto,
a los solos efectos de la ejecución, alguna de las siguientes resoluciones:
1.ª Declarar procedente que la ejecución siga adelante por la cantidad que
se hubiese despachado, cuando la oposición se desestimare totalmente. En caso
de que la oposición se hubiese fundado en pluspetición y ésta se desestimare
parcialmente, la ejecución se declarará procedente sólo por la cantidad que
corresponda.
El auto que desestime totalmente la oposición condenará en las costas de
ésta al ejecutado, conforme a lo dispuesto en los arts. 394 para la condena en
costas en primera instancia.

769
Artículo 561 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2.ª Declarar que no procede la ejecución, cuando se estimare alguno de los


motivos de oposición enumerados en los arts. 556 y 557 o se considerare ente-
ramente fundada la pluspetición que se hubiere admitido conforme al art. 558.
3.ª Cuando se apreciase el carácter abusivo de una o varias cláusulas, el auto
que se dicte determinará las consecuencias de tal carácter, decretando bien la
improcedencia de la ejecución, bien despachando la misma sin aplicación de
aquéllas consideradas abusivas.
2. Si se estimara la oposición a la ejecución, se dejará ésta sin efecto y se
mandará alzar los embargos y las medidas de garantía de la afección que se
hubieren adoptado, reintegrándose al ejecutado a la situación anterior al des-
pacho de la ejecución, conforme a lo dispuesto en los arts. 533 y 534. También
se condenará al ejecutante a pagar las costas de la oposición.
3. Contra el auto que resuelva la oposición podrá interponerse recurso de
apelación, que no suspenderá el curso de la ejecución si la resolución recurrida
fuera desestimatoria de la oposición.
Cuando la resolución recurrida sea estimatoria de la oposición el ejecutante
podrá solicitar que se mantengan los embargos y medidas de garantía adoptadas
y que se adopten las que procedan de conformidad con lo dispuesto en el art.
697 de esta Ley, y el Tribunal así lo acordará, mediante providencia, siempre que
el ejecutante preste caución suficiente, que se fijará en la propia resolución, para
asegurar la indemnización que pueda corresponder al ejecutado en caso de que
la estimación de la oposición sea confirmada.

COMENTARIOS
1. Celebrada la vista oral, o en el caso en que ninguna de las partes hubiesen
solicitado su celebración (o, habiéndola solicitado, el Tribunal no la hubiese
considerado procedente, art. 560.III LEC), se procederá a dictar la resolución
judicial definitiva del incidente. En dicha resolución, que revestirá forma de auto
(arts. 545.4, 561.1 LEC), el Tribunal podrá adoptar alguna de las siguientes deci-
siones (art. 561.1 LEC):
1.ª Desestimar totalmente la oposición del ejecutado, en cuyo caso se decla-
rará que la ejecución siga adelante por la cantidad que se hubiese despachado.
También impondrá al ejecutado la condena a pagar las costas que por causa de
su oposición material o de fondo se hubiesen devengado.
2.ª Estimar la oposición del ejecutado, en cuyo caso se declarará que no
procede seguir adelante con la ejecución, lo que acaecerá cuando se considere
fundado alguno de los motivos de oposición enumerados en los arts. 556 (excep-
ción hecha del núm. 3 del pfo. 3, «concurrencia de culpas») y 557, o cuando se
estime enteramente fundada la pluspetición que se hubiere admitido conforme
al art. 558 LEC (supuesto este último en el cual, con la entrega al ejecutante de
la cantidad depositada por el ejecutado, quedará el primero completamente
satisfecho a los efectos del art. 570 LEC).

770
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 562

En estos supuestos, se ordenará que se dejen sin efecto y se alcen los embar-
gos y las medidas de garantía de la afección que se hubieren adoptado, reinte-
grándose al ejecutado a la situación anterior al despacho de ejecución. Para
acometer esta restitutio in integrum se estará a lo dispuesto en los arts. 533 y 534
LEC (preceptos que, como es sabido, regulan dicha restitución en los casos de
estimación del medio de impugnación deducido frente a la sentencia provisio-
nalmente ejecutada). También se le impondrán al ejecutante todas las costas
causadas por la oposición (art. 561.2 LEC). Como regla especial, el núm. 3.º del
art. 561.1 LEC (introducido por la LMRPDH), dispone que, cuando el Tribunal
«apreciase el carácter abusivo de una o varias cláusulas (del título de ejecución),
el auto que se dicte determinará las consecuencias de tal carácter, decretando
bien la improcedencia de la ejecución, bien despachando la misma sin aplica-
ción de aquéllas consideradas abusivas».
2. Contra el auto resolutorio de la oposición material del ejecutado podrá
interponerse recurso de apelación, el cual no suspenderá el curso de la ejecución
cuando la resolución recurrida hubiese sido desestimatoria de la oposición
(art. 561.3.I LEC). Pero cuando hubiese sido estimatoria, el ejecutante podrá
solicitar que se mantengan los embargos y medidas de garantía adoptadas, y que
además se adopten las que procedan «de conformidad con lo dispuesto en el
art. 697 de esta Ley» (remisión que debe ser errónea, y debe entenderse hecha
al art. 700 LEC, pues en ese art. 697 LEC no se contempla medida alguna apli-
cable al caso, sin que tal error haya sido corregido en el BOE); a dicha solicitud
accederá el Tribunal, mediante providencia, siempre que el ejecutante preste
caución suficiente, que se fijará en la propia resolución, para asegurar la indem-
nización que pueda corresponder al ejecutado en caso de que la estimación de
la oposición sea confirmada en vía de recurso (art. 561.3.II LEC).

Artículo 562. Impugnación de infracciones legales en el curso de la ejecu-


ción
1. Con independencia de la oposición a la ejecución por el ejecutado según
lo dispuesto en los artículos anteriores, todas las personas a que se refiere el art.
538 podrán denunciar la infracción de normas que regulen los actos concretos
del proceso de ejecución:
1.º Por medio del recurso de reposición establecido en la presente ley si la
infracción constara o se cometiera en resolución del Tribunal de la ejecución o
del Secretario judicial.
2.º Por medio del recurso de apelación en los casos en que expresamente se
prevea en esta Ley.
3.º Mediante escrito dirigido al Tribunal si no existiera resolución expresa
frente a la que recurrir. En el escrito se expresará con claridad la resolución o
actuación que se pretende para remediar la infracción alegada.

771
Artículo 563 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Si se alegase que la infracción entraña nulidad de actuaciones o el Tribunal


lo estimase así, se estará a lo dispuesto en los arts. 225 y siguientes. Cuando dicha
nulidad hubiera sido alegada ante el Secretario judicial o éste entendiere que
hay causa para declararla, dará cuenta al Tribunal que autorizó la ejecución para
que resuelva sobre ello.

COMENTARIOS
Con arreglo a lo dispuesto en el art. 562 LEC, todas las personas a que se
refiere el art. 538 LEC podrán denunciar la infracción de las normas que regulan
los actos concretos del proceso de ejecución por alguno de los siguientes cauces
procesales: 1.ª) Por medio del recurso de reposición, si la infracción constara o
se cometiera en resolución del Tribunal de la ejecución o del Secretario judicial
(v. arts. 45 1.454 LEC); 2.ª) Por medio del recurso de apelación, pero únicamente
en los casos en que expresamente se prevea en la propia LEC (v. arts. 455 y ss.
LEC); 3.ª) Por medio de escrito dirigido al Tribunal, cuando no existiera resolu-
ción expresa frente a la que recurrir, en el que se expresará con claridad la reso-
lución o actuación que se pretende para remediar la infracción alegada; 4.ª) Y,
finalmente, por medio de los mecanismos dispuestos en los arts. 225 y ss. LEC
para denunciar la nulidad de los actos procesales, si concurre alguna de dichas
causas de nulidad.

Artículo 563. Actos de ejecución contradictorios con el título ejecutivo judi-


cial
1. Cuando, habiéndose despachado ejecución en virtud de sentencias o reso-
luciones judiciales, el Tribunal competente para la ejecución provea en contra-
dicción con el título ejecutivo, la parte perjudicada podrá interponer recurso de
reposición y, si se desestimare, de apelación.
Si la resolución contraria al título ejecutivo fuere dictada por el Secretario
judicial, previa reposición, cabrá contra ella recurso de revisión ante el Tribunal
y, si fuera desestimado, recurso de apelación.
2. En los casos del apartado anterior, la parte que recurra podrá pedir la
suspensión de la concreta actividad ejecutiva impugnada, que se concederá si,
a juicio del Tribunal, presta caución suficiente para responder de los daños que
el retraso pueda causar a la otra parte.
Podrá constituirse la caución en cualquiera de las formas previstas en el
párrafo segundo del apartado 3 del art. 529.

COMENTARIOS
Ya, por último, para el específico supuesto en que el título objeto de ejecu-
ción lo sea una sentencia u otra resolución judicial (art. 517.2.1.º y 3.º LEC), ni
siquiera, pues, un título de índole arbitral o de mediación (art. 517.2.2.º LEC),
ni por supuesto de naturaleza no procesal ni arbitral o de mediación

772
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 564

(art. 517.2.4.º a 7.º LEC), cuando el Tribunal competente para la ejecución


acuerde llevar a cabo actuaciones que se manifiesten en contradicción con lo
dispuesto en el título ejecutivo, la parte perjudicada podrá interponer recurso de
reposición y, si se desestimare, de apelación (art. 563.1.I LEC). Pero si la reso-
lución contraria al título ejecutivo fuere dictada por el Secretario judicial, cabrá
contra ella, previa reposición, el recurso de revisión ante el Tribunal y, si éste
fuese desestimado, entonces el interesado aún podrá promover el recurso de
apelación (art. 563.1.II LEC).

Artículo 564. Defensa jurídica del ejecutado fundada en hechos y actos no


comprendidos en las causas de oposición a la ejecución
Si, después de precluidas las posibilidades de alegación en juicio o con pos-
terioridad a la producción de un título ejecutivo extrajudicial, se produjesen
hechos o actos, distintos de los admitidos por esta Ley como causas de oposición
a la ejecución, pero jurídicamente relevantes respecto de los derechos de la parte
ejecutante frente al ejecutado o de los deberes del ejecutado para con el ejecu-
tante, la eficacia jurídica de aquellos hechos o actos podrá hacerse valer en el
proceso que corresponda.

CAPÍTULO V
De la suspensión y término de la ejecución

Artículo 565. Alcance y norma general sobre suspensión de la ejecución


1. Sólo se suspenderá la ejecución en los casos en que la Ley lo ordene de
modo expreso, o así lo acuerden todas las partes personadas en la ejecución.
2. Decretada la suspensión, podrán, no obstante, adoptarse o mantenerse
medidas de garantía de los embargos acordados y se practicarán, en todo caso,
los que ya hubieren sido acordados.
Véase art. 19.4 LEC

COMENTARIOS
1. Conforme al art. 565.1 LEC, la suspensión de la ejecución podrá tener
lugar, en primer término, en «los casos en que la Ley lo ordene de modo
expreso». En concreto, la propia LEC prevé esta contingencia procesal: a) Por la
interposición de las acciones de revisión o rescisión de sentencias firmes
(art. 566); b) Por la interposición de recursos ordinarios frente a los actos del
proceso de ejecución (art. 567); c) Por la incursión del ejecutado en una situa-
ción concursal (art. 568); y d) Por el surgimiento de una cuestión prejudicial de
índole penal (art. 569).
A dichos supuestos generales hay que sumar: 1.º) La posibilidad de suspender
la normal tramitación del procedimiento de apremio como consecuencia de la

773
Artículo 565 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

formalización, entre ejecutante y ejecutado, de un convenio de realización que


no pueda causar perjuicio para tercero cuyos derechos proteja la LEC o que, aun
pudiéndolo causar, cuente con la conformidad de dicho tercero (art. 640.3 LEC);
2.º) La suspensión por la adopción, por parte del Tribunal Constitucional, de la
medida cautelar de suspensión de la resolución impugnada en la vía del recurso
de amparo (v. art. 56 LOTC); 3.º) La posibilidad de suspender, no ya la ejecución
definitiva, sino la ejecución provisional (y siempre que verse sobre condenas
dinerarias), prevista en el art. 531 LEC; 4.º) La suspensión parcial de la ejecución
(únicamente respecto del bien embargado afectado) cuando sea admitida a trá-
mite la demanda en la que se ejercite la tercería de dominio (v. art. 598.1 LEC);
y 5.º) La suspensión de la ejecución de los laudos arbitrales con arreglo al art.
45 LA (intitulado «Suspensión, sobreseimiento y reanudación de la ejecución en
caso de ejercicio de la acción de anulación del laudo»).
2. Tratándose de un proceso civil, donde en su fase declarativa generalmente
se dilucidan derechos o intereses de la libre disposición de los sujetos de derecho
en conflicto, y donde su fase ejecutiva es siempre promovida a instancia de parte
(art. 549.1 LEC), en el proceso de ejecución son admisibles, con algunos matices,
las distintas modalidades de disposición de la pretensión ejecutiva a que se
refieren los arts. 19 y ss. LEC, y, en particular, la posibilidad de suspensión del
procedimiento por acuerdo de las partes que regula el art. 19.4 LEC en los
siguientes términos: «... las partes podrán solicitar la suspensión del proceso, que
será acordada por el Secretario judicial mediante decreto siempre que no per-
judique al interés general o a tercero y que el plazo de la suspensión no supere
los sesenta días».
Es evidente, pues, que dicha posibilidad de suspensión también puede tener
lugar en el marco del proceso de ejecución forzosa; así lo demuestra el hecho
de que se refiera específicamente a ella la última frase del art. 565.1 LEC, pre-
cepto que obliga al Tribunal a acordar dicha suspensión cuando «así lo acuerden
todas las partes personadas en la ejecución». Para ello es necesario, en conse-
cuencia, que la totalidad de las personas a que se refiere el art. 538.1 LEC, y que
participan en el proceso de ejecución habiendo asumido la condición formal de
«parte procesal», soliciten conjunta y unánimemente que la tramitación de este
proceso quede temporalmente suspendida, suspensión que habrá de acordar el
Secretario judicial mediante una decisión en forma de decreto (argumento ex
art. 19.4 LEC).
El hecho, además, de que la suspensión del proceso de ejecución tenga una
regulación propia (la del art. 565 LEC), distinta y diferenciada de la regulación
genérica que de la suspensión de los juicios civiles se contiene en el art. 19.4
LEC, permite concluir que ninguna de las limitaciones impuestas a la suspensión
por este último precepto habrán de resultar aplicables al caso contemplado por
el primero.

774
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 566

3. El art. 565.2 LEC, pensando en los supuestos en los que la suspensión ha


de ser acordada en virtud de un imperativo legal, contiene dos diferentes previ-
siones, una de carácter potestativo y otra, en cambio, imperativa. En primer
lugar, y potestativamente, la norma permite adoptar o mantener durante el
tiempo en que permanezca suspendido el procedimiento todas aquellas medidas
de garantía de los embargos que ya se hayan acordado (v. arts. 621–629 LEC); y
en segundo, y ahora imperativamente, ordena que se lleven a la práctica, pese
a estar suspendido el proceso, todos los embargos que hubiesen sido igualmente
acordados.
Con estas medidas es evidente que el legislador pretende impedir que la
ejecución pueda quedar frustrada durante el período en que se mantenga la sus-
pensión del procedimiento, ante la eventualidad de que el ejecutado distraiga
de cualquier modo los bienes susceptibles de embargo, ya embargados o por
embargar.

Artículo 566. Suspensión, sobreseimiento y reanudación de la ejecución en


casos de rescisión y de revisión de sentencia firme
1. Si, despachada ejecución, se interpusiera y admitiera demanda de revisión
o de rescisión de sentencia firme dictada en rebeldía, el Tribunal competente
para la ejecución podrá ordenar, a instancia de parte, y si las circunstancias del
caso lo aconsejaran, que se suspendan las actuaciones de ejecución de la sen-
tencia. Para acordar la suspensión el Tribunal deberá exigir al que la pida caución
por el valor de lo litigado y los daños y perjuicios que pudieren irrogarse por la
inejecución de la sentencia. Antes de decidir sobre la suspensión de la ejecución
de la sentencia objeto de revisión, el Tribunal oirá el parecer del Ministerio Fis-
cal.
La caución a que se refiere el párrafo anterior podrá otorgarse en cualquiera
de las formas previstas en el párrafo segundo del apartado 3 del art. 529.
2. Se alzará la suspensión de la ejecución y se ordenará que continúe cuando
le conste al Secretario judicial responsable de la ejecución la desestimación de
la revisión o de la demanda de rescisión de sentencia dictada en rebeldía.
3. Se sobreseerá por el Secretario judicial la ejecución cuando se estime la
revisión o cuando, después de rescindida la sentencia dictada en rebeldía, se
dicte sentencia absolutoria del demandado.
4. Cuando, rescindida la sentencia dictada en rebeldía, se dicte sentencia
con el mismo contenido que la rescindida o que, aun siendo de distinto conte-
nido, tuviere pronunciamientos de condena, se procederá a su ejecución, con-
siderándose válidos y eficaces los actos de ejecución anteriores en lo que fueren
conducentes para lograr la efectividad de los pronunciamientos de dicha sen-
tencia.
Véase arts. 496–516 LEC

775
Artículo 566 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. Dentro de los supuestos de suspensión del proceso de ejecución previstos
expresamente por la LEC se encuentra, en primer término, el que viene impuesto
por la interposición, bien de una acción autónoma de rescisión de sentencias
firmes dictadas en rebeldía (v. arts. 501–508 LEC), o bien de una acción autó-
noma de revisión de sentencias firmes (v. arts. 509–516 LEC), respecto de reso-
luciones que estén siendo objeto de un proceso de ejecución. Se trata, pues, de
un supuesto que únicamente tiene cabida en el ámbito del proceso de ejecución
de resoluciones jurisdiccionales en forma de sentencia (art. 517.2.1.º LEC).
Como se conoce, el ejercicio de alguna de estas acciones autónomas de
impugnación (en la terminología acuñada por FAIRÉN), por el simple hecho de
su interposición y de la admisión a trámite de las mismas, no conlleva en abso-
luto la suspensión de la ejecución de las sentencias firmes que constituyan el
objeto de las mismas. El art. 504.1 es bien expresivo al respecto: «Las demandas
de rescisión de sentencias firmes dictadas en rebeldía no suspenderán su ejecu-
ción...»; y no lo es menos el art. 515 LEC: «Las demandas de revisión no sus-
penderán la ejecución de las sentencias firmes que las motiven...». En ambos
preceptos, sin embargo, se realiza la salvedad de que dicha carencia de efectos
suspensivos lo será «salvo lo dispuesto en el art. 566 de esta Ley».
Pues bien, el art. 566 LEC contempla, precisamente, la posibilidad de que el
procedimiento tendente a la ejecución de una sentencia firme pueda ser tem-
poralmente suspendido como consecuencia del ejercicio de alguna de aquellas
acciones, siempre que: 1.º) Alguna de las partes del proceso de ejecución, una
vez despachada ésta, formalice una demanda de rescisión de sentencias firmes
dictadas en rebeldía o de revisión de sentencias firmes, y que dicha demanda
sea admitida a trámite por el Tribunal competente; 2.º) Alguna de las partes del
proceso de ejecución solicite del Tribunal su suspensión; 3.º) La parte solicitante
se ofrezca para prestar la caución suficiente que le sea exigida por el Tribunal
al objeto de asegurar «el valor de lo litigado y los daños y perjuicios que pudieren
irrogarse por la inejecución de la sentencia»; 4.º) Las circunstancias del caso
aconsejen la suspensión, cláusula ésta exigida por el art. 566.1 LEC que resulta
de muy difícil comprensión, dada su absoluta y total ambigüedad e indetermi-
nación; y 5.º) Se preste audiencia al Ministerio Fiscal antes de acordar la sus-
pensión por este motivo.
2. Cuando no concurra alguno o ninguno de los anteriores presupuestos, el
Tribunal dictará auto denegando la suspensión, frente al cual, y conforme a las
normas generales (art. 562 LEC), la parte gravada únicamente podrá interponer
el recurso de reposición. En este caso el proceso de ejecución proseguirá trami-
tándose con entera normalidad.
Por el contrario, si concurren dichos presupuestos, el Tribunal dictará auto
decretando la suspensión del proceso de ejecución, frente al cual las partes que

776
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 566

no la hayan solicitado podrán deducir recurso de reposición (art. 562 LEC). En


dicho auto, asimismo, exigirá al peticionario que preste la caución que el propio
Tribunal haya cuantificado a la vista del «valor de lo litigado y los daños y per-
juicios que pudieran irrogarse por la inejecución de la sentencia».
3. Como es lógico, el art. 566 LEC no cuantifica numéricamente el tiempo
en que el proceso de ejecución ha de quedar suspendido por esta causa. Y ello
porque es evidente que dicha excepcional situación, a la luz de cuál es la razón
a la que obedece, permanecerá vigente tanto tiempo cuanto tarde en tramitarse
la acción autónoma de revisión o de rescisión que haya sido ejercitada, y en
comunicar el desenlace de la misma al Tribunal de la ejecución. Así se des-
prende de los apartados 2 y 3 del art. 566 LEC, los cuales contemplan soluciones
y efectos diferenciados según que la acción ejercitada sea estimada o desesti-
mada, a saber: 1.º) Cuando la acción autónoma de impugnación fuese desesti-
mada, se alzará dicha suspensión y se ordenará que el proceso de ejecución
continúe cuando le conste al Secretario judicial responsable de la ejecución
aquella desestimación (art. 566.2 LEC); y 2.º) En cambio, cuando sea estimada
(lo que, como igualmente es conocido, comporta la anulación de la resolución
impugnada), lo procedente entonces ya no será alzar la suspensión del proceso
de ejecución, en el que ya nada habrá que ejecutar al haber quedado sin efecto
la sentencia judicial que le servía de base, sino declarar la finalización o el
sobreseimiento de este proceso.
El hecho, sin embargo, de que a la sentencia estimatoria de la acción de
rescisión de sentencias firmes dictadas en rebeldía deba acompañar a continua-
ción, de manera imperativa, la tramitación de un nuevo proceso declarativo (un
iudicium rescissorium), en el que el litigante cuya acción de rescisión haya sido
estimada ya podrá participar con entera normalidad, y en el que puede recaer
perfectamente una sentencia de contenido exactamente igual a la rescindida
(art. 507 LEC), hace que las soluciones normativas a adoptar con respecto a la
suspensión del proceso de ejecución deban diferir para este caso y para el de la
revisión, cuya estimación, como es sabido, no provoca imperativamente la tra-
mitación de un inmediato iudicium rescissorium (art. 516.1 LEC). De este modo
lo contempla acertadamente el art. 566.3 LEC: «Se sobreseerá por el Secretario
judicial la ejecución cuando se estime la revisión o cuando, después de rescin-
dida la sentencia dictada en rebeldía, se dicte sentencia absolutoria del deman-
dado». Así que, ahora según el art. 566.4 LEC: «Cuando, rescindida la sentencia
dictada en rebeldía, se dicte sentencia con el mismo contenido que la rescindida
o que, aun siendo de distinto contenido, tuviere pronunciamientos de condena,
se procederá a su ejecución, considerándose válidos y eficaces los actos de eje-
cución anteriores en lo que fueren conducentes para lograr la efectividad de los
pronunciamientos de dicha sentencia».

777
Artículo 567 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 567. Interposición de recursos ordinarios y suspensión


La interposición de recursos ordinarios no suspenderá, por sí misma, el curso
de las actuaciones ejecutivas. Sin embargo, si el ejecutado acredita que la reso-
lución frente a la que recurre le produce daño de difícil reparación podrá soli-
citar del Tribunal que despachó la ejecución la suspensión de la actuación recu-
rrida, prestando, en las formas permitidas por esta ley, caución suficiente para
responder de los perjuicios que el retraso pudiera producir.

COMENTARIOS
Una segunda hipótesis de suspensión del proceso de ejecución por impera-
tivo legal es la contemplada en el art. 567 LEC, suspensión que puede originarse
con ocasión del ejercicio de algún recurso ordinario a cargo de la parte procesal
ejecutada.
En este punto, y con la categoría de regla general, la LEC dispone que la
interposición de dichos recursos ordinarios (expresión en la que, con arreglo al
art. 562.1 LEC, cabe englobar únicamente los recursos de reposición y de ape-
lación) no conllevará efecto suspensivo alguno. En consecuencia, la interposi-
ción de la reposición o de la apelación frente a algún acto integrante del proceso
de ejecución «no suspenderá, por sí misma, el curso de las actuaciones ejecuti-
vas». Sin embargo, y como significativa excepción a dicha regla general, es posi-
ble que el ejercicio de alguna de las tales impugnaciones ordinarias origine,
efectivamente, el efecto suspensivo y la paralización temporal de las actuaciones
durante todo el período de tiempo que se emplee para tramitar y resolver el
recurso de que se trate.
Pues bien, para que dicha suspensión se acuerde por el Tribunal que despa-
chó la ejecución habrán de concurrir, según dispone el citado art. 567 LEC, los
siguientes requisitos: 1.º) La interposición y admisión de un recurso ordinario a
cargo de la persona del ejecutado; 2.º) La solicitud expresa de suspensión del
procedimiento que el ejecutado habrá de incorporar y fundamentar en el escrito
por el cual proceda a interponer el medio de impugnación; 3.º) La acreditación,
de nuevo por parte del ejecutado, de que la ejecución de la resolución frente a
la que ejercita el recurso ordinario «le produce (un) daño de difícil reparación»,
es decir, una perturbación o perjuicio que, en el caso de ser estimado su recurso
ordinario en el futuro, difícilmente podría ser completamente restituida a su
estado anterior; 4.ª) Y, por último, la prestación por parte del ejecutado de una
caución, en cualquiera de las formas previstas por el art. 529.3.II LEC, que resulte
suficiente para responder de los perjuicios que el retraso en el normal desarrollo
del proceso de ejecución como consecuencia de la suspensión pudiera generar.

778
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 568

Artículo 568. Suspensión en caso de situaciones concursales o preconcur-


sales
1. No se dictará auto autorizando y despachando la ejecución cuando conste
al Tribunal que el demandado se halla en situación de concurso o se haya efec-
tuado la comunicación a que se refiere el art. 5 bis de la Ley Concursal y respecto
a los bienes determinados en dicho artículo. En este último caso, cuando la eje-
cución afecte a una garantía real, se tendrá por iniciada la ejecución a los efectos
del art. 57.3 de la Ley Concursal para el caso de que sobrevenga finalmente el
concurso a pesar de la falta de despacho de ejecución.
2. El secretario judicial decretará la suspensión de la ejecución en el estado
en que se halle en cuanto conste en el procedimiento la declaración del con-
curso. El inicio de la ejecución y la continuación del procedimiento ya iniciado
que se dirija exclusivamente contra bienes hipotecados y pignorados estarán
sujetos a cuanto establece la Ley Concursal.
3. Si existieran varios demandados, y sólo alguno o algunos de ellos se
encontraran en el supuesto al que se refieren los dos apartados anteriores, la
ejecución no se suspenderá respecto de los demás.
Véase la LC

COMENTARIOS
El art. 568 LEC, cuya actual redacción se debe a la Ley 17/2014, de 30 de
septiembre (aptdo. 1), a la Ley 38/2011, de 10 de octubre (aptdo. 2) y a la LRLPOJ
(apdo.), establece genéricamente el régimen de la suspensión de la ejecución en
los casos en los que el ejecutado se encuentre en situación de concurso o de
preconcurso, no sin antes establecer una asistemática disposición (porque no
atañe a la suspensión sino a la procedencia del despacho de la ejecución), según
la cual el Tribunal ante quien se haya presentado la demanda ejecutiva no podrá
dictar la orden general de ejecución cuando le conste que «el demandado se
halla en situación de concurso» (véase, a este último respecto, lo dispuesto en
el art. 551.1 LEC).
Pero, una vez incoado el proceso de ejecución, y una vez despachada ésta,
el Secretario judicial decretará la suspensión de la misma «en el estado en que
se halle en cuanto conste en el procedimiento la declaración del concurso»; pero
el inicio de la ejecución y la continuación del procedimiento ya iniciado que se
dirija exclusivamente contra bienes hipotecados y pignorados están sujetos a
cuanto establece la Ley Concursal (art. 568.2 LEC) (véanse, a este respecto, los
arts. 55 a 57 LC). Por lo demás, si existieran varios demandados, y sólo alguno
o algunos de ellos se encontraran en situación de concurso, la ejecución no se
suspenderá respecto de los demás (art. 568.3 LEC).

779
Artículo 569 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 569. Suspensión por prejudicialidad penal


1. La presentación de denuncia o la interposición de querella en que se
expongan hechos de apariencia delictiva relacionados con el título ejecutivo o
con el despacho de la ejecución forzosa no determinarán, por sí solas, que se
decrete la suspensión de ésta.
Sin embargo, si se encontrase pendiente causa criminal en que se investiguen
hechos de apariencia delictiva que, de ser ciertos, determinarían la falsedad o
nulidad del título o la invalidez o ilicitud del despacho de la ejecución, el Tribunal
que la autorizó, oídas las partes y el Ministerio Fiscal, acordará la suspensión de
la ejecución.
2. Si la causa penal a que se refiere el apartado anterior finalizare por reso-
lución en que se declare la inexistencia del hecho o no ser éste delictivo, el
ejecutante podrá pedir indemnización de daños y perjuicios, en los términos del
apartado séptimo del art. 40.
3. No obstante lo dispuesto en el apartado primero de este artículo, la eje-
cución podrá seguir adelante si el ejecutante presta, en cualquiera de las formas
previstas en el párrafo segundo del apartado 3 del art. 529, caución suficiente,
a juicio del Tribunal que la despachó, para responder de lo que perciba y de los
daños y perjuicios que la ejecución produzca al ejecutado.
Véase arts. 40 LEC y 10 LOPJ

COMENTARIOS
1. Finalmente, la LEC contempla en su art. 569 la posibilidad de decretar la
suspensión del proceso de ejecución por causa de prejudicialidad penal (no así,
en cambio, la suspensión por causa de prejudicialidad civil, que la LEC no con-
templa).
A título de mero recordatorio, cabe ahora mencionar que el art. 40 LEC dis-
ciplina, por vez primera en la propia LEC, el régimen de la prejudicialidad penal
en el proceso civil, disponiendo (a) como regla general que el pleito civil con-
tinuará con su tramitación, pese al surgimiento de la cuestión prejudicial penal,
hasta el momento anterior a la emisión de la sentencia, momento procesal en
que quedará suspendida su tramitación hasta que se resuelva definitivamente la
causa criminal donde se dirime la cuestión prejudicial, y (b) como excepción la
suspensión inmediata de las actuaciones si dicha causa penal versa sobre la fal-
sedad de alguno de los documentos que se consideren decisivos para la resolu-
ción del litigio civil (v. art. 40 LEC).
Pues bien, en consonancia con esta regulación (fundamentalmente ideada
para tener aplicación en el marco del proceso civil declarativo), la LEC prevé
también un régimen semejante, aunque no idéntico, para aplicar al ámbito del
proceso de ejecución, sentando igualmente una regla general y una excepción.
Como regla general, el art. 569.1.I LEC dispone que la simple presentación de

780
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 569

una denuncia o la interposición de una querella en la que se expongan hechos


de apariencia delictiva relacionados con el título ejecutivo o con el despacho
de la ejecución forzosa «no determinarán, por sí solas, que se decrete la sus-
pensión de ésta», ni siquiera, cabe añadir también, cuando dichas denuncias o
querellas diesen lugar a la incoación del correspondiente proceso penal. Pero la
suspensión del proceso civil de ejecución, por excepción, sí habrá de ser decre-
tada cuando la causa criminal se encuentre pendiente, y en ella se estén inves-
tigando hechos de apariencia delictiva que, de ser ciertos, determinarían la fal-
sedad o nulidad del título o la invalidez o ilicitud del despacho de la ejecución
(art. 569.1.II LEC).
2. En estos casos de prejudicialidad penal, por consiguiente, la suspensión
de un proceso de ejecución civil pendiente será acordada siempre que concu-
rran los siguientes presupuestos: 1.º) Que se encuentre pendiente el proceso
penal donde se enjuicia la cuestión prejudicial, lo que se producirá con la emi-
sión del oportuno auto de incoación del proceso; 2.º) Que en dicho proceso se
estén investigando «hechos de apariencia delictiva que, de ser ciertos, determi-
narían la falsedad o nulidad del título o la invalidez o ilicitud del despacho de la
ejecución»; 3.º) Que, antes de acordar la suspensión, el Tribunal que autorizó y
despachó la ejecución preste audiencia a las «partes» y al «Ministerio Fiscal»; y
4.º) Que el ejecutante no decida prestar caución, en cualquier de las formas
admitidas por el art. 529.3.II LEC, que sea «suficiente para responder de lo que
perciba y de los daños y perjuicios que la ejecución produzca al ejecutado»
(art. 569.3 LEC).
3. Teniendo en cuenta las normas generales sobre prejudicialidad penal en
el proceso civil, la suspensión de este último no se alzará sino hasta llegado el
momento en que «se acredite que el juicio criminal ha terminado o que se
encuentra paralizado por motivo que haya impedido su normal continuación»
(art. 40.6 LEC). Habrá que determinar, pues, cuál sea el desenlace del proceso
penal cuyo objeto constituya una cuestión prejudicial del proceso civil de eje-
cución para, a su vez, determinar qué ha de hacerse respecto de la suspensión
acordada en este último.
Así: 1.º) Si el proceso penal finaliza con una sentencia condenatoria que
declare la falsedad o la nulidad del título de ejecución, o la invalidez o ilicitud
del despacho de la ejecución, al quedar estos documentos sin efecto, el proceso
de ejecución civil que en su día fuera temporalmente suspendido habrá de ser
definitivamente sobreseído; 2.º) En los demás supuestos, es decir, en aquellos
casos donde el proceso penal concluya mediante una resolución diferente a la
emisión de una sentencia condenatoria por delito que origine la nulidad, false-
dad, invalidez o ilicitud del título ejecutivo o del despacho de ejecución, lo
procedente será el alzamiento de la suspensión y, con ella la normal prosecución
o seguimiento del proceso civil de ejecución.

781
Artículo 570 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Para el supuesto particular en que la causa penal concluya «por resolución


en que se declare la inexistencia del hecho o no ser éste delictivo, el ejecutante
podrá pedir indemnización de daños y perjuicios» (se supone que ante el Tri-
bunal competente para la ejecución, aun cuando no haya sido el mismo, sino
el Tribunal penal, quien hubiese acordado la suspensión), indemnización que
se sujetará a lo dispuesto en el art. 40.7 LEC.

JURISPRUDENCIA
«Establece el art. 569.1 de la LEC, precepto en el que se fundamentó la Juzgadora
de instancia para acordar la suspensión de los presentes autos ante la petición concreta
formulada por el ejecutado, que la presentación de denuncia o la interposición de que-
rella en la que se expongan hechos de apariencia delictiva relacionados con el título
ejecutivo o con el despacho de la ejecución forzosa no determinarán, por sí solas, que
se decrete la suspensión de ésta; sin embargo, si se encontrase pendiente causa criminal
en que se investiguen hechos de apariencia delictiva que, de ser ciertos, determinarían
la falsedad o nulidad del título o la invalidez o ilicitud del despacho de la ejecución, el
Tribunal que la autorizó, oídas las partes y el Ministerio Fiscal, acordará la suspensión de
la ejecución. De su tenor literal se desprende con claridad que la mera presentación de
una denuncia o querella no es suficiente para que pueda acordarse la suspensión de una
ejecución por prejudicialidad penal, sino que es preciso que dicho procedimiento penal
se hubiere ya iniciado y se encuentre en trámite» (AAP Madrid 20.ª 17 septiembre 2012).

Artículo 570. Final de la ejecución


La ejecución forzosa sólo terminará con la completa satisfacción del acree-
dor ejecutante, lo que se acordará por decreto del Secretario judicial, contra el
cual podrá interponerse recurso directo de revisión.
Véase art. 583.3 LEC

COMENTARIOS
La regulación legal sobre las disposiciones generales relativas al proceso de
ejecución concluye con una solemne proclamación normativa acerca del
momento en que ha de producirse el «final de la ejecución», es decir, con la
«completa satisfacción del acreedor ejecutante».
1. Dicha proclamación es perfectamente coherente con la doctrina emanada
del Tribunal Constitucional en relación con el derecho fundamental a la ejecu-
ción de las resoluciones judiciales firmes, cuya observancia ha de comportar la
ejecución de las resoluciones judiciales en sus propios términos (o, en casos de
imposibilidad de esta ejecución, en su equivalente dinerario), obligando a los
órganos judiciales a adoptar todas aquellas medidas que resulten necesarias y
conducentes a la plena satisfacción del derecho del ejecutante, toda vez que la
tutela judicial ha de ser efectiva, de forma que las condenas judiciales no puedan

782
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 570

erigirse en enunciados meramente retóricos o platónicos, carentes de virtualidad


práctica.
Pero, si bien se mira, el art. 570 LEC extiende este derecho al seguimiento
de la ejecución forzosa hasta la completa satisfacción del ejecutante, no sólo a
los títulos jurisdiccionales (únicos que se hallan amparados por el art. 24.1 CE),
sino a cualesquiera otros títulos de ejecución de los contemplados en el
art. 517.2 LEC. En consecuencia, puede concluirse en que la LEC consagra el
derecho del ejecutante a obtener del Tribunal competente todas las actuaciones
tendentes a la completa satisfacción del derecho incorporado al título objeto de
ejecución, sin que puedan declararse conclusas las mismas mientras dicho dere-
cho no se encuentre totalmente satisfecho, bien en especie o bien, en los casos
previstos por la ley, mediante su equivalente pecuniario.
Por esta razón se explica plenamente, por ejemplo, que el art. 239 LEC
impida que el proceso de ejecución pueda concluir por el mero transcurso de
plazos de inactividad procesal capaces de propiciar la caducidad del procedi-
miento. Por mucho tiempo que haya pasado desde la emisión del auto por el
que se despache la ejecución, y por mucho tiempo que haya mediado entre un
acto procesal ejecutivo y la siguiente actuación, no podrá declararse concluso
el proceso de ejecución hasta que se consiga la plena satisfacción del derecho
del acreedor ejecutante.
2. Lo categórico de la proclamación contenida en el art. 570 LEC, sin
embargo, no implica que la única manera de declarar la finalización de la eje-
cución sea «con la completa satisfacción del derecho del acreedor ejecutante».
Así, por ejemplo, dicha conclusión puede sucederse también en el caso en
que se estime la oposición esgrimida por el ejecutado al despacho de ejecución,
tanto por defectos procesales (v. art. 559.2.II LEC), cuanto por motivos de fondo
(v. art. 561.1.2.ª y 2 LEC). E igualmente puede acontecer lo propio cuando, por
ejemplo, sea estimada la acción de rescisión o revisión de la sentencia firme
objeto de ejecución (v. art. 566.3 LEC), etc.

JURISPRUDENCIA
«Es evidente que el pronunciamiento principal de la sentencia, la obligación de
hacer, ha sido totalmente ejecutado, y en tal sentido es correcto que así se declare. Pero
junto con dicho pronunciamiento la parte ejecutante tiene a su favor la condena de las
costas de la primera instancia de la reconvención, folio 320 de las actuaciones, las cuales
están impugnadas por excesivas y no consta resuelto dicho incidente ni el preceptivo
informe del Colegio de Abogados de Cartagena ni por tanto aprobadas definitivamente
dichas costas. Igualmente podría solicitarse la tasación de las costas de la ejecución, cuyo
abono, por imperativo del art. 539.2.2.º de la Ley de Enjuiciamiento Civil, corresponde
igualmente a la parte ejecutada. Por tanto no se dan las condiciones para declarar con-
cluida la ejecución y el archivo de las actuaciones, pues todavía no se ha alcanzado la
completa satisfacción del acreedor ejecutante en virtud de la cual, conforme al art. 570

783
Artículo 571 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de la Ley de Enjuiciamiento Civil, es posible declarar terminada la ejecución forzosa. En


el caso de mantenerse el auto apelado, y teniendo en cuenta el claro error material del
antecedente de hecho único que incluye como satisfechas las cantidades por intereses
y costas de la ejecución, cuando ni siquiera se ha llevado a cabo la tasación de las mismas,
podría generarse una confusión entre las partes que dificultaría la posterior reclamación
de las costas de la primera instancia y de la ejecución que sean a cargo de los ejecutados»
(AAP Murcia 5.ª 29 abril 2008, LA LEY 23/2008, Rec. 42/2008).

TÍTULO IV
De la ejecución dineraria

CAPÍTULO I
De la ejecución dineraria: disposiciones generales

Artículo 571. Ámbito del presente Título


Las disposiciones del presente Título se aplicarán cuando la ejecución for-
zosa proceda en virtud de un título ejecutivo del que, directa o indirectamente,
resulte el deber de entregar una cantidad de dinero líquida.
Véase art. 517.2 LEC

COMENTARIOS
1. Ya es sabido que la ejecución forzosa puede revestir diferentes modali-
dades en función de cuál sea el objeto sobre el que recaiga: si la entrega al
ejecutante de una determinada cantidad de dinero, si la entrega de otra cosa
distinta, si la realización de una prestación de hacer o si la inactividad de un no
hacer. La primera es la que tradicionalmente recibe la denominación de «eje-
cución dineraria», y es definida en este art. 571 LEC como aquella ejecución
fundada en un título del que, directa o indirectamente, resulte el deber de entre-
gar una cantidad de dinero líquida.
2. Por «dinero» ha de entenderse la moneda de curso legal en España, si bien
el art. 577 LEC admite que la ejecución pueda también despacharse directa-
mente en moneda extranjera, incluso aunque dicha moneda extranjera no esté
admitida a cotización oficial en nuestro país. En este marco de la ejecución en
moneda extranjera la LEC dispone, de un lado, que las cantidades relativas a
costas y gastos, así como los intereses de demora (v. art. 576 LEC), se abonarán,
en cambio, en moneda nacional. De otro lado, el mismo art. 577 LEC prevé que,
a los efectos de calcular los bienes del ejecutado que han de ser embargados, la
cantidad de moneda extranjera «se computará según el cambio oficial al día del
despacho de ejecución»; y si la moneda en cuestión no estuviese admitida a
cotización oficial, dicho cómputo «se hará aplicando el cambio que, a la vista
de las alegaciones y documentos que aporte el ejecutante en la demanda, el

784
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 572

Tribunal considere adecuado, sin perjuicio de la ulterior liquidación de condena,


que se efectuará conforme a lo dispuesto en los arts. 714 a 716».
3. Es también preciso en este tipo de ejecución que la cantidad de dinero
reclamada sea «líquida» (v. art. 571 LEC), entendiéndose por tal, según reza el
art. 572.1 LEC, «toda cantidad de dinero determinada, que se exprese en el título
con letras, cifras o guarismos comprensibles», debiendo prevalecer la cantidad
que se haya detallado en letras cuando exista disparidad en el mismo título con
la expresada en cifras o en guarismos comprensibles.

JURISPRUDENCIA
«Tratándose de ejecución dineraria, en la demanda debe precisarse la cantidad por
la que se pide la ejecución en concepto de principal e intereses ordinarios y moratorios
vencidos, más la que se prevea por los intereses que puedan devengarse durante la eje-
cución y costas (art. 575 LEC), siendo de recordar asimismo que el art. 571 exige que
del título ejecutivo resulte ‘‘el deber de entregar una cantidad de dinero líquida’», por lo
que si el título incorpora la condena al pago de una cantidad de dinero sin cuantificarla,
será necesario previamente proceder a su liquidación, fijando el importe que debe abo-
narse al acreedor con arreglo al procedimiento previsto en los arts. 712 y ss. LEC. A estos
efectos, se considera líquida toda cantidad de dinero determinada (art. 572.1 LEC), así
como el importe del saldo resultante de operaciones derivadas de contratos formalizados
en escritura pública, en los que se hubiera convenido que la cantidad exigible en caso
de ejecución será la resultante de la liquidación efectuada por el acreedor en la forma
pactada en el propio título ejecutivo (art. 572.2 LEC). Es en este segundo supuesto
cuando a la demanda debe acompañarse no sólo el documento en que se expresa el
saldo resultante de la liquidación, sino también el extracto de las partidas de cargo y
abono y las correspondientes a la aplicación de los intereses que determinan el saldo
concreto por el que se pide el despacho de ejecución, según lo previsto en el
art. 573.1.1.º, y asimismo el art. 574 impone que se expresen las operaciones de cálculo
que arrojan como saldo la cantidad determinada en los casos a que se hace referencia
en el precepto. No se exige, por otro lado, que la cantidad que el acreedor solicite por
intereses que se puedan devengar durante la ejecución y por las costas que ésta origine
sea líquida» (AAP Castellón 1.ª 16 marzo 2005, LA LEY 46/2005, Rec. 22/2005).

Artículo 572. Cantidad líquida. Ejecución por saldo de operaciones


1. Para el despacho de la ejecución se considerará líquida toda cantidad de
dinero determinada, que se exprese en el título con letras, cifras o guarismos
comprensibles. En caso de disconformidad entre distintas expresiones de canti-
dad, prevalecerá la que conste con letras. No será preciso, sin embargo, al efecto
de despachar ejecución, que sea líquida la cantidad que el ejecutante solicite por
los intereses que se pudieran devengar durante la ejecución y por las costas que
ésta origine.
2. También podrá despacharse ejecución por el importe del saldo resultante
de operaciones derivadas de contratos formalizados en escritura pública o en
póliza intervenida por corredor de comercio colegiado, siempre que se haya

785
Artículo 572 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

pactado en el título que la cantidad exigible en caso de ejecución será la resul-


tante de la liquidación efectuada por el acreedor en la forma convenida por las
partes en el propio título ejecutivo.
En este caso, sólo se despachará la ejecución si el acreedor acredita haber
notificado previamente al ejecutado y al fiador, si lo hubiere, la cantidad exigible
resultante de la liquidación.
Véase art. 573 LEC

COMENTARIOS
1. A la vista de lo expresado en el comentario al artículo anterior, la necesi-
dad de que la cantidad de dinero expresada en el título resulte líquida no debiera
ser una condición que, en la práctica, dificulte especialmente la admisión de la
acción ejecutiva, más aún a la luz de las reglas de liquidación automática dis-
puestas en los arts. 572.2 y 574 LEC a los que enseguida nos referiremos. Con
todo, sin embargo, el hecho de que el art. 572.1 LEC limite el carácter líquido
de las cantidades de dinero a las que aparezcan expresadas en letras, cifras o
guarismos, ha hecho persistir en la jurisprudencia la problemática consistente
en determinar si, con la vigente LEC, han dejado de constituir cantidades líquidas
aquellas cuya determinación puede obtenerse con una simple operación arit-
mética (expresión ésta que se mantiene en el art. 219 LEC en el marco de la
prohibición de dictar sentencias con reserva de liquidación).
En este sentido, por ejemplo, la AAP Sevilla 8.ª 20.2.2002 milita en dicha
orientación, al entender que la vigente LEC ha conllevado una modificación en
esta materia con respecto a lo que se disponía en la anterior LEC de 1881, de
forma que hoy han dejado de ser líquidas las cantidades para cuya determina-
ción es precisa una operación aritmética, sea ésta simple o compleja. Sin
embargo, la línea jurisprudencial mayoritaria abona por la solución contraria,
es decir, por considerar líquidas también aquellas cantidades que, aunque no
consten en letras, cifras o guarismos en el propio título de ejecución, pueden ser
determinadas mediante la formalización de una simple operación aritmética (en
este sentido, v. gr., AAP Granada 3.ª 7.10.2003, AAP Castellón 3.ª 10.3.2005,
AAP Castellón 1.ª 16.3.2005, AAP Cáceres 1.ª 6.4.2005).
2. En la regulación sobre la liquidez de las cantidades objeto de la ejecución
dineraria la LEC reitera en el apartado 2 de este art. 572 la regulación que sobre
la liquidación del saldo final de los créditos derivados de operaciones realizadas
en el marco de un contrato de cuenta corriente que llevaba a cabo el otrora
célebre art. 1435 de la anterior LEC/1881.
a) Como se recordará, en esta clase de contratos mercantiles el saldo deudor
que la entidad bancaria puede reclamar ejecutivamente aparece, en principio,
como una cifra abstracta o indeterminada que es preciso liquidar mediante la
suma y la resta de las diferentes operaciones de ingresos y gastos que se hayan

786
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 572

efectuado en la cuenta de que se trate al final del período de tiempo pactado


para la vigencia del contrato. Pues bien, sabido es que para determinar dicho
saldo constituía una práctica bancaria consolidada el subordinar la inicial firma
del contrato a la aceptación por parte del cliente de una especie de «pacto de
liquidación», en el que la entidad de crédito se reservaba unilateralmente la rea-
lización de las operaciones tendentes a determinar dicho saldo final.
b) Tampoco se habrá olvidado que la jurisprudencia del TC se pronunció
sobre la constitucionalidad de dicho art. 1435 de la anterior LEC, a la luz de los
derechos fundamentales del deudor a la igualdad, a la tutela efectiva, a la defensa
y a utilizar todos los medios de prueba pertinentes para su defensa, para concluir
que, en efecto, la indicada regulación legal no resultaba contraria a ninguno de
dichos derechos constitucionales (v. STC 14/1992, de 10 de febrero).
c) Pues bien, aquella regulación ha pasado a impostarse, prácticamente sin
alteración alguna, en el actual art. 572.2 LEC, el cual dispone los siguientes
requisitos de admisibilidad de semejante técnica liquidatoria, a los efectos de
poder despachar la ejecución dineraria; a saber: 1.º) La existencia de un contrato
mercantil intervenido por fedatario público; 2.º) La existencia de un pacto o
estipulación, inserto en dicho contrato, por el que se convenga que sea la parte
acreedora quien certifique la cantidad resultante de la liquidación, así como la
forma de llevar a cabo ésta; y 3.º) La notificación de dicho saldo al ejecutado y,
en su caso, al fiador, con anterioridad a la interposición de la demanda ejecutiva.

JURISPRUDENCIA
«2. Tal como viene formulada la queja de amparo es obligado remitirse, en primer
lugar, a la doctrina de la STC 14/1992. En ella, al resolver diversas cuestiones de incons-
titucionalidad planteadas en relación con el pfo. 4.º del art. 1435 LEC, el Pleno de este
Tribunal declaró la constitucionalidad del citado precepto procesal, siempre que su con-
tenido fuera determinado conforme a las pautas hermenéuticas que en los fundamentos
jurídicos de esa resolución se especificaban y que por lo que ahora interesa se pueden
resumir en los siguientes:
a) El pacto de liquidez que autoriza el art. 1435.4.º LEC constituye un singular pro-
cedimiento de determinación de la cantidad líquida a los solos efectos de que pueda ser
despachada la ejecución por la cantidad reclamada en la demanda ejecutiva, sin que
ello traiga como consecuencia la presunción de certeza o veracidad de la obligación
exigida, pues ‘‘nada hay en el precepto legal [...] que excepcione la aplicación de las
reglas generales sobre la prueba de las obligaciones, incluidas las que reparten la carga
de la prueba a partir del art. 1.214 del Código Civil, o las que especifican el valor y fuerza
probatoria que despliegan los documentos privados, tanto en general (art. 1228 del
Código Civil), como en relación con los libros y documentos contables de los empresarios
(regulado antes por el art. 47 y concordantes del Código de Comercio, y en la actualidad
por su art. 31 y concordantes, según la redacción de la Ley 19/1989, de 25 de julio)
(fundamento jurídico 2.º).

787
Artículo 572 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

b) La cantidad expresada en la certificación emitida por la entidad financiera, con


arreglo al art. 1435.4.º LEC, señala el saldo que ‘‘resultará de una serie de operaciones
matemáticas, efectuadas por la entidad de acuerdo con los datos que figuren en las
partidas del «debe» y del «haber» de su propia contabilidad. Tales asientos contables
reflejan las variaciones patrimoniales experimentadas por la entidad como consecuencia
de operaciones sucesivas. Algunas de tales operaciones habrían sido realizadas por ella
misma, como las entregas de dinero al cliente o a quien éste haya designado, mediante
cheques, letras de cambio u otros documentos mercantiles o, también, el cargo o abono
de los intereses por ella calculados en contra o a favor del titular de la cuenta corriente.
Otras operaciones, aunque reflejadas en la contabilidad de la entidad de crédito, habrían
sido llevadas a cabo por el cliente: señaladamente, la entrega de sumas de dinero u otros
medios de pago para la amortización de las cantidades prestadas o el abono de los
correspondientes intereses. Todas estas operaciones serán formalizadas en una plurali-
dad de documentos, distintos a los libros de contabilidad, por lo que en caso de con-
troversia sobre la realidad, fecha, cuantía o cualquier otro extremo relevante de las ope-
raciones entrelazadas en la cuenta corriente, son susceptibles de prueba sin dificultades
especiales. Prueba cuya carga recaerá, ora sobre la entidad financiera acreedora, ora
sobre su cliente, de conformidad con las reglas comunes, las cuales, [...] hacen que
incumba a aquélla la acreditación de los hechos constitutivos de su pretensión, cuyos
antecedentes documentales y demás elementos probatorios obran en su poder, y al
demandado la de los hechos impeditivos, extintivos o excluyentes de la obligación
(art. 1214 Código Civil; STC 227/1991, fundamentos jurídicos 3.º y 5.º) (fundamento
jurídico 3.º).
c) La conclusión de todo ello es que, ‘‘si el cliente de la entidad niega con un mínimo
de seriedad o verosimilitud la cuantía de la suma reclamada o incluso la existencia o la
exigibilidad de la deuda, ni el art. 1435 ni ningún otro precepto de la Ley de Enjuicia-
miento Civil obligan al juzgador a dar por probada la deuda reclamada por la entidad
acreedora [...]. En consecuencia, la norma cuestionada no consagra un privilegio proba-
torio en favor de las entidades de crédito, que contraríe el art. 14 de la Constitución, pues
no invierte la carga de prueba, ni otorga a la contabilidad de las mismas el carácter de
documento público. Y tampoco priva al deudor de un proceso con todas las garantías
probatorias, ni lo sume en indefensión por exigirle una pretendida prueba diabólica o
imposible, lo que, si ocurriera, sería sin duda contrario a los apartados 1 y 2 del art. 24
de la Constitución (fundamento jurídico 3.º).
d) Igualmente, para que la diferencia de trato legal que el art. 1435.4.º LEC dispensa
a las entidades de crédito, ahorro y financiación, respecto de los demás acreedores, tenga
una justificación suficiente, objetiva y razonable que confirme ‘‘que no estamos ante un
supuesto de trato jurídico especial que atienda sólo a rasgos subjetivos del acreedor, sino
que dicho trato es debido a las peculiares exigencias de las actividades de intermediación
financiera que constituyen el objeto social, exclusivo y excluyente, de las entidades de
crédito en nuestro Derecho, se impone una interpretación del precepto que ‘‘restringe
su alcance a los contratos mercantiles que, además de documentarse mediante formas
que garantizan su autenticidad, implican la existencia de una situación de cuenta
corriente entre las partes, único contexto en el que cobra sentido la regulación de ope-
raciones de liquidación y de certificación de saldos (fundamento jurídico 5.º). Limitación
que, por otra parte, se extrae de los propios antecedentes históricos de la norma donde
la Orden de 21 de abril de 1950, que introduce la singularidad normativa, exigía que el

788
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 573

saldo que figurase en la certificación librada por la entidad acreedora resultase de la


‘‘cuenta corriente abierta al deudor en los libros de aquella entidad» (STC 141/1995, de
3 de octubre).

Artículo 573. Documentos que han de acompañarse a la demanda ejecutiva


por saldo de cuenta
1. En los casos a que se refiere el apartado segundo del artículo anterior, a
la demanda ejecutiva deberán acompañarse, además del título ejecutivo y de los
documentos a que se refiere el art. 550, los siguientes:
1.º El documento o documentos en que se exprese el saldo resultante de la
liquidación efectuada por el acreedor, así como el extracto de las partidas de
cargo y abono y las correspondientes a la aplicación de intereses que determinan
el saldo concreto por el que se pide el despacho de la ejecución.
2.º El documento fehaciente que acredite haberse practicado la liquidación
en la forma pactada por las partes en el título ejecutivo.
3.º El documento que acredite haberse notificado al deudor y al fiador, si lo
hubiere, la cantidad exigible.
2. También podrán acompañarse a la demanda, cuando el ejecutante lo con-
sidere conveniente, los justificantes de las diversas partidas de cargo y abono.
3. Si el acreedor tuviera duda sobre la realidad o exigibilidad de alguna par-
tida o sobre su efectiva cuantía, podrá pedir el despacho de la ejecución por la
cantidad que le resulta indubitada y reservar la reclamación del resto para el
proceso declarativo que corresponda, que podrá ser simultáneo a la ejecución.
Véase art. 572 LEC

COMENTARIOS
1. De cara a lograr la acreditación de los requisitos enunciados en el comen-
tario anterior, el art. 573 LEC determina que a la correspondiente demanda eje-
cutiva habrán de acompañarse en estos casos, además de los documentos gene-
rales prevenidos en el art. 550 LEC, los siguientes: 1.º) El documento o docu-
mentos en que se exprese el saldo resultante de la liquidación efectuada por el
acreedor, así como el extracto de las partidas de cargo y abono y las correspon-
dientes a la aplicación de intereses que determinan el saldo concreto por el que
se pide el despacho de ejecución, pudiendo también aportarse, únicamente si
el acreedor lo considera conveniente, los justificantes de las diversas partidas de
cargo y abono; 2.º) El documento fehaciente, emitido por el correspondiente
fedatario público, que acredite haberse practicado la liquidación en la forma
pactada por las partes en el título ejecutivo; y 3.º) El documento que acredite
haberse notificado al deudor y al fiador, si lo hubiere, la cantidad exigible.
2. Incluso es posible, por último, que al amparo del art. 572.2 LEC el acreedor
pueda reclamar por los trámites de la ejecución dineraria tan sólo el saldo resul-

789
Artículo 574 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tante de aquellas partidas de cargo y abono cuya realidad y exigibilidad le resul-


ten indubitadas, reservándose la reclamación del saldo resultante de aquellas
otras partidas sobre cuya realidad o exigibilidad tenga dudas para el proceso
declarativo que corresponda en función de la cuantía, el cual podrá ser instado
simultáneamente al proceso de ejecución (art. 573.3 LEC).

Artículo 574. Ejecución en casos de intereses variables


1. El ejecutante expresará en la demanda ejecutiva las operaciones de cálculo
que arrojan como saldo la cantidad determinada por la que pide el despacho de
la ejecución en los siguientes casos:
1.º Cuando la cantidad que reclama provenga de un préstamo o crédito en
el que se hubiera pactado un interés variable.
2.º Cuando la cantidad reclamada provenga de un préstamo o crédito en el
que sea preciso ajustar las paridades de distintas monedas y sus respectivos tipos
de interés.
2. En todos los casos anteriores será de aplicación lo dispuesto en los números
segundo y tercero del apartado primero del artículo anterior y en los apartados
segundo y tercero de dicho artículo.

COMENTARIOS
De forma análoga a como acontece en la reclamación del saldo liquidado
conforme al art. 572.2 LEC, también precisa de una liquidación previa la recla-
mación de las cantidades que se adeuden con ocasión de un contrato de prés-
tamo o crédito en el que se hubiera pactado un interés variable, o en el que sea
preciso ajustar paridades de distintas monedas (nacional y extranjeras) y sus res-
pectivos tipos de interés.
Esta eventualidad, sin embargo, no impide que las tales cantidades puedan
ser reclamadas por los trámites del proceso de ejecución dineraria. Así lo auto-
riza de manera expresa el art. 574 LEC, el cual permite que sea de nuevo el
propio ejecutante (que generalmente será una entidad bancaria) quien realice y
certifique igualmente las correspondientes operaciones de cálculo aritmético
que conduzcan a la determinación de la cantidad líquida adeudada (las cuales
habrá de expresar en la fundamentación de su demanda ejecutiva), aportando,
eso sí, los documentos que acrediten el cumplimiento de las condiciones pac-
tadas en el título y la notificación del saldo al deudor y, si lo hubiere al fiador
(v. art. 574.2 LEC).

Artículo 575. Determinación de la cantidad y despacho de la ejecución


1. La ejecución se despachará por la cantidad que se reclame en la demanda
ejecutiva en concepto de principal e intereses ordinarios y moratorios vencidos,

790
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 575

incrementada por la que se prevea para hacer frente a los intereses que, en su
caso, puedan devengarse durante la ejecución y a las costas de ésta. La cantidad
prevista para estos dos conceptos, que se fijará provisionalmente, no podrá
superar el 30 por 100 de la que se reclame en la demanda ejecutiva, sin perjuicio
de la posterior liquidación.
Excepcionalmente, si el ejecutante justifica que, atendiendo a la previsible
duración de la ejecución y al tipo de interés aplicable, los intereses que puedan
devengarse durante la ejecución más las costas de ésta superaran el límite fijado
en el párrafo anterior, la cantidad que provisionalmente se fije para dichos con-
ceptos podrá exceder del límite indicado.
1 bis. En todo caso, en el supuesto de ejecución de vivienda habitual las
costas exigibles al deudor ejecutado no podrán superar el 5 por cien de la can-
tidad que se reclame en la demanda ejecutiva.
2. Sin perjuicio de la pluspetición que pueda alegar el ejecutado, el Tribunal
no podrá denegar el despacho de la ejecución porque entienda que la cantidad
debida es distinta de la fijada por el ejecutante en la demanda ejecutiva.
3. Sin embargo, no se despachará ejecución si, en su caso, la demanda eje-
cutiva no expresase los cálculos a que se refieren los artículos anteriores o a ella
no se acompañasen los documentos que estos preceptos exigen.

COMENTARIOS
– Especialidades de la demanda ejecutiva:
1. El proceso de ejecución dineraria comenzará con la interposición por el
ejecutante de una demanda ejecutiva, que habrá de observar la estructura y
contenidos del art. 549 LEC, e ir acompañada de los documentos previstos en el
art. 550 LEC, pero también incorporar una serie de especialidades que afectan,
tanto a sus contenidos, cuanto a los documentos que han de acompañarla.
2. En lo que se refiere, en primer lugar, a la determinación de la cantidad de
dinero que se reclame (art. 549.1.2.º LEC), el ejecutante habrá de expresar en la
demanda ejecutiva dos diferentes cantidades de dinero, a saber:
1.ª La cantidad que reclame «en concepto de principal»: existen, sin
embargo, supuestos en los que la determinación de dicha cantidad precisará que
el ejecutante aporte cálculos u operaciones aritméticas adicionales, que cons-
tarán en documento aparte que acompañará a la demanda ejecutiva, cuando se
pretenda que la ejecución sea despachada por el importe del saldo resultante de
operaciones derivadas de contratos donde se haya suscrito el pacto de liquida-
ción a que se refiere el art. 572.2 LEC (v. art. 573.1.1.º LEC), mientras que habrán
de incorporarse a la propia demanda ejecutiva (es decir, no en un documento
anexo a la misma): a) En los casos previstos en el art. 574 LEC; y b) En los casos
previstos en el art. 219.2 LEC.

791
Artículo 575 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2.ª La cantidad que se reclame en concepto de «intereses ordinarios y mora-


torios vencidos», entre los cuales se encuentran, para el caso en que el título de
ejecución lo sea una sentencia firme de condena (art. 517.2.1.º LEC), los intere-
ses de la mora procesal que regula el art. 576 LEC, o los intereses materiales que
se hubiesen pactado entre las partes o viniesen impuestos por una disposición
legal. En todo caso, ha de tratarse de intereses vencidos. Respecto de los intereses
aún no vencidos al momento de presentar la demanda ejecutiva nada tiene que
decir el ejecutante (no así el Tribunal, a quien, como se dirá, el art. 575.1 LEC
obliga a efectuar en el auto por el que despache la ejecución un cálculo apro-
ximado de los intereses que estime que se devengarán durante la sustanciación
del proceso).
3. Además de las especialidades relativas a la determinación de las cantida-
des dinerarias por las que se insta la ejecución, la demanda ejecutiva ha de
presentar en estos casos otros contenidos especiales, a saber: 1.º) Las alegaciones
del ejecutante acerca de la necesidad de que las cantidades que el Tribunal
presupueste provisionalmente para hacer frente a los intereses que, en su caso,
puedan devengarse durante la ejecución y a las costas de ésta, superen el límite
máximo del 30 por 100 inicialmente previsto por el art. 575.1 LEC; 2.º) Las ale-
gaciones del ejecutante tendentes a posibilitar el cómputo de la moneda extran-
jera no admitida a cotización oficial por parte del Tribunal, a los efectos del
cálculo de los bienes que hayan de ser embargados (art. 577.2.II LEC); 3.º) La
solicitud del demandante ejecutivo sobre la ampliación de la ejecución, en los
casos mencionados en el art. 578.2 LEC, a la que después se hará referencia; 4.º)
Y la solicitud, por último, de que no se requiera de pago al ejecutado por habér-
sele requerido notarialmente con la antelación prevista en el art. 581.2 LEC, o
de que el requerimiento de pago se le notifique simultáneamente, además de en
el domicilio que conste en el título ejecutivo, en algún lugar diferente a este
último (art. 582.I LEC), o, finalmente, de que se lleven a cabo las medidas de
localización y averiguación de los bienes del ejecutado aun cuando haya de
requerírsele de pago, argumentando en este caso «que cualquier demora en la
localización e investigación de bienes podría frustrar el buen fin de la ejecución»
(art. 554.2 LEC).
4. La necesidad de incluir en la demanda por la que se insta la ejecución
dineraria los contenidos especiales que se acaban de anotar hace que, conse-
cuentemente a dicha inclusión, a este escrito del ejecutante deban acompañarse
aquellos documentos especiales, distintos de los generales a que se refiere el
art. 550 LEC, que resulten oportunos en aras a acreditar o fundamentar las dife-
rentes alegaciones formuladas.
Así, con independencia de los documentos generales, a la demanda ejecutiva
que ahora nos ocupa se acompañarán los siguientes documentos:

792
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 575

1.º En el caso en que se reclame el importe del saldo resultante de opera-


ciones derivadas de contratos formalizados en escritura pública o en póliza
intervenida por fedatario, a los que se refiere el art. 572.2 LEC: 1.º) El documento
o documentos en que se exprese el saldo resultante de la liquidación efectuada
por el acreedor, así como el extracto de las partidas de cargo y abono y las
correspondientes a la aplicación de intereses que determinan el saldo concreto
por el que se pide el despacho de ejecución, pudiendo también aportarse, úni-
camente si el acreedor lo considera conveniente, los justificantes de las diversas
partidas de cargo y abono; 2.º) El documento fehaciente, emitido por el corres-
pondiente fedatario público, que acredite haberse practicado la liquidación en
la forma pactada por las partes en el título ejecutivo; y 3.º) El documento que
acredite haberse notificado al deudor y al fiador, si lo hubiere, la cantidad exi-
gible.
2.º Cuando se reclamen cantidades provenientes de préstamos o créditos
pactados a interés variable, o en los que sea preciso ajustar las paridades de
distintas monedas y sus respectivos tipos de interés (todo ello según el art. 574.1
LEC), a la correspondiente demanda ejecutiva se acompañarán los documentos
de los núms. 2.º y 3.º del párrafo anterior, así como aquellos documentos con-
tingentes a que aluden los apartados 2 y 3 del art. 573 LEC (art. 574.2 LEC).
3.º Si la reclamación se formula en moneda extranjera no admitida a coti-
zación oficial en nuestro país, el ejecutante podrá acompañar a su demanda
ejecutiva aquellos documentos que permitan determinar el cómputo de la misma
a los efectos de calcular los bienes que hayan de ser embargados (art. 577.2.II
LEC).
4.º Por último, en los casos en que el ejecutante solicite que no se requiera
de pago al deudor por haberse efectuado ya ese requerimiento en un estadio
preprocesal conforme al art. 581.2 LEC, a la demanda ejecutiva deberá acom-
pañarse el acta notarial acreditativa de dicho requerimiento.
– Especialidades del despacho de la ejecución:
Al igual que ocurre con la demanda ejecutiva, el auto por el que se despacha
la ejecución dineraria presenta ciertas especialidades propias, que no se dan cita
cuando la ejecución es despachada por los tribunales al objeto de hacer efectiva
una prestación de naturaleza diferente a la de entregar una cantidad de dinero
determinada. Tales especialidades son, fundamentalmente, las dos siguientes:
1.ª El art. 551.2.2.º LEC, como se recordará, dispone que el auto por el que
se despache la ejecución determinará, en los casos en que ésta lo sea de natu-
raleza dineraria, «la cantidad por la que se despacha ejecución, por todos los
conceptos». Pues bien, tal previsión genérica se concreta en el art. 575.1 LEC,
donde se impone al Tribunal que despache la ejecución que dicha cantidad de
dinero la obtenga de sumar las tres siguientes partidas: a) La cantidad que el
ejecutante reclame en concepto de «principal»; b) La cantidad que el ejecutante

793
Artículo 575 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

reclame en concepto de «intereses ordinarios y moratorios vencidos»; y c) La


cantidad que el Tribunal calcule provisionalmente, y que no podrá superar el 30
por 100 de la suma de las dos anteriores partidas, en concepto de «intereses que,
en su caso, puedan devengarse durante la ejecución y las costas de ésta».
Como especialidad introducida por la LRMPDH, el apartado 1 bis del art.
575 LEC establece que, cuando la ejecución recaiga sobre la vivienda habitual
del ejecutado, las costas exigibles al mismo «no podrán superar el 5 por cien de
la cantidad que se reclame en la demanda ejecutiva».
2.ª Para el solo caso en que la cantidad reclamada en la demanda ejecutiva
lo fuese en moneda extranjera admitida a cotización oficial en nuestro país, el
Tribunal deberá incorporar al auto por el que despache la ejecución, y a los
efectos de determinar los bienes del ejecutado que hayan de ser embargados,
los cálculos necesarios para su cómputo en moneda nacional conforme al cam-
bio oficial de dicha moneda extranjera al día de decretarse el despacho de la
ejecución (art. 577.2.I LEC). En cambio, cuando dicha cantidad reclamada lo sea
en moneda extranjera no admitida a cotización oficial en nuestro país, entonces
el Tribunal deberá realizar dicho cómputo a moneda nacional «a la vista de las
alegaciones y documentos que aporte el ejecutante en la demanda..., sin perjui-
cio de la ulterior liquidación de condena, que se efectuará conforme a lo dis-
puesto en los arts. 714 a 716 de esta Ley» (art. 577.2.II LEC).

JURISPRUDENCIA
«El hecho de que los ejecutados sean beneficiarios del derecho a la asistencia jurídica
gratuita no es óbice a que el Juzgado deba cumplir con lo dispuesto en el art. 575 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil que establece que la cantidad prevista por los conceptos de
intereses y costas que se fijará provisionalmente no podrá superar el 30 por 100 de la
que se reclame en la demanda ejecutiva, sin perjuicio de la posterior liquidación. En tal
sentido actuó el Juzgado según resulta del fundamento tercero del Auto apelado de fecha
24 de septiembre de 2002. Distintas son las consecuencias que posteriormente tengan
lugar en base a la aplicación de las disposiciones de la Ley de asistencia jurídica gratuita»
(AAP Lugo 1.ª 29 enero 2003, LA LEY 41/2006, Rec. 502/2002).
«Como segundo motivo por el que se deniega el despacho de ejecución se recoge
en la resolución recurrida que al entender que los intereses de demora del 20% pactados
en las pólizas de préstamo son abusivos y por lo tanto nulos de pleno derecho sobre la
base del art. 10 de la LGDCU. Ahora bien, con independencia de dichas manifestaciones
ha de tenerse en cuenta que en base al art. 575.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, el
Tribunal no puede por tal motivo denegar el despacho de ejecución, puesto que deberá
ser el deudor en su caso el que alegue la existencia de plus petición, bien por considerar
abusivo los intereses de demora, o bien porque se le reclamen cantidades tales como
gastos que no le corresponde su pago, pero ello no puede ser óbice para el despacho de
la ejecución solicitada; sin que pueda entenderse tampoco sin más y como se recoge en
el auto apelado el carácter abusivo de la cláusula en la que se fija el importe de los
intereses de demora» (AAP Madrid 9.ª 21 mayo 2004, LA LEY 130/2004, Rec. 200/2004).

794
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 576

Artículo 576. Intereses de la mora procesal


1. Desde que fuere dictada en primera instancia, toda sentencia o resolución
que condene al pago de una cantidad de dinero líquida determinará, en favor
del acreedor, el devengo de un interés anual igual al del interés legal del dinero
incrementado en dos puntos o el que corresponda por pacto de las partes o por
disposición especial de la ley.
2. En los casos de revocación parcial, el Tribunal resolverá sobre los intereses
de demora procesal conforme a su prudente arbitrio, razonándolo al efecto.
3. Lo establecido en los anteriores apartados será de aplicación a todo tipo
de resoluciones judiciales de cualquier orden jurisdiccional, los laudos arbitrales
y los acuerdos de mediación que impongan el pago de cantidad líquida, salvo las
especialidades legalmente previstas para las Haciendas Públicas.

COMENTARIOS
Como de todos es sabido, la demora del deudor en el incumplimiento de las
obligaciones consistentes en la entrega de una cantidad determinada de dinero
acarrea el nacimiento de una indemnización de daños y perjuicios que, salvo
pacto en contrario entre las partes implicadas, «consistirá en el pago de los
intereses convenidos, y a falta de convenio, en el interés legal» (art. 1108 CC).
Ahora bien, cuando el deudor incurso en mora no satisface espontáneamente la
deuda, sino que es necesario acudir ante los tribunales para intentar obtener, a
través de los trámites de un proceso declarativo y de una sentencia de condena,
el cobro de la cantidad dineraria debida, no por esta circunstancia dejan de
generarse intereses en favor del acreedor.
En estos casos de demora ocasionada por la reclamación procesal del crédito
dinerario se hace necesario determinar desde cuándo va a empezar a compu-
tarse el devengo de dichos intereses, qué tipo de interés es el que ha de aplicarse
y, por último, cuál ha de ser el ámbito de aplicación de semejante obligación al
pago de los intereses devengados. A dar respuesta a los enunciados interrogantes
se dedica el art. 576 LEC y, así:
1. Los intereses generados por las condenas al pago de una cantidad de
dinero determinada (o líquida) impuestas mediante una resolución judicial
comenzarán a devengarse «desde que fuere dictada en primera instancia». Si
dicha resolución fuese revocada en vía de recurso, quedando sin efecto, el
devengo de intereses quedará igualmente sin efecto alguno; pero si la revocación
lo es tan sólo parcial, entonces el Tribunal ad quem «resolverá sobre los intereses
de demora procesal conforme a su prudente arbitrio, razonándolo al efecto»
(art. 576.2 LEC).
2. El tipo de interés aplicable, computable anualmente, será el interés legal
del dinero incrementado en dos puntos, o el que corresponda por pacto de las

795
Artículo 576 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

partes o por disposición especial de la Ley (art. 576.1 LEC). El interés legal del
dinero se encuentra regulado en la Ley 24/1984, de 29 de junio, el cual remite
su fijación a la oportuna Ley de Presupuestos Generales del Estado, a las modi-
ficaciones que del mismo haga periódicamente el Gobierno de la Nación «aten-
diendo a la evolución de los tipos de interés de la Deuda Pública».
3. La referida regulación, por último, será aplicable a todo tipo de resolucio-
nes judiciales, a los laudos arbitrales y a los acuerdos de mediación que impon-
gan el pago de una cantidad líquida, salvo las especialidades legalmente previstas
para las Haciendas Públicas (art. 576.3 LEC), especialidades que se hallan en los
arts. 17, 21, 23 y 24 de la LGPre y que pueden resumirse en las dos siguientes:
a) Los intereses comenzarán a devengarse desde el día en que se produjese el
vencimiento de la obligación de pago, y no, por tanto, desde la emisión de la
sentencia o resolución dictada en la primera instancia, que es el dies a quo
establecido en el art. 576.1 LEC; y b) La Administración dispondrá de un plazo
de tres meses para pagar al deudor, a contar desde el día en que se le notifique
la resolución judicial, sin que durante ese período se devengue interés alguno en
su contra, es decir, una especie de trimestre de gracia exento de todo devengo
de intereses; además, una vez vencido ese período trimestral, tampoco entonces
comenzarán a devengarse intereses de demora algunos hasta el momento en que
el acreedor reclame por escrito a la Administración el cumplimiento de la obli-
gación dineraria a que haya sido condenada, en cuyo caso la deuda, obligación
o condena impagada comenzará a devengar un interés que será exclusivamente
el legal del dinero, sin absolutamente ningún incremento porcentual (sobre la
constitucionalidad de esta última previsión, véase las SSTC 206/1993 y
69/1996).

JURISPRUDENCIA
«comenzando por la determinación del dies a quo o día inicial para el cómputo de
los intereses, hemos de tener en cuenta que es el propio art. 576 de la Ley de Enjuicia-
miento Civil quien habla de la fecha de la resolución que condena al pago de los mismos
y no el de su notificación, eliminado con ello todo tipo de problemática en cuanto a la
posible demora que pudiera provenir de determinadas conductas procesales, y la clari-
dad del precepto no deja lugar a dudas en cuanto a su interpretación. Y en cuanto a la
liquidación que propone la apelante, se parte en la misma de una premisa equivocada
ya que si bien es cierto que uno de los principales efectos del pago o consignación, aparte
del liberatorio o extintivo, es la interrupción del devengo de intereses, como bien pone
de relieve la Juez a quo no ocurre lo mismo cuando las cantidades que se ingresan en la
cuenta de consignaciones del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción provienen de
un embargo decretado en la vía de apremio de carácter forzoso que se ha seguido en la
ejecución, precisamente porque no existe un cumplimiento voluntario, por todo lo cual
procede la desestimación del recurso y la íntegra confirmación del auto apelado cuya
acertada fundamentación jurídica se da por reproducida» (AAP Cádiz 5.ª 25 julio 2005,
LA LEY 31/2005, Rec. 128/2005).

796
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 577

«La Sala considera que el incremento de dos puntos porcentuales previsto en el art.
576 de la Ley de Enjuiciamiento Civil para la fijación del interés de mora procesal es el
criterio legal más idóneo para fijar cuál es el interés de demora en los préstamos perso-
nales concertados con consumidores, que no suponga la imposición de una indemniza-
ción alta al consumidor que no cumpla con sus obligaciones. Se trata del criterio previsto
para el interés de demora a devengar por la deuda judicialmente declarada y a cuyo pago
se ha condenado al demandado. Tiene un ámbito de aplicación general, no ceñido a un
campo concreto del Derecho sustantivo, evita que el interés de demora pueda ser inferior
al remuneratorio, indemniza de un modo proporcionado los daños que sufre el deman-
dante que ha vencido en el litigio por el retraso del condenado en el cumplimiento de
la obligación judicialmente declarada, y asimismo contiene un factor disuasorio para que
el condenado no demore en exceso el cumplimiento de la sentencia. La adición de un
recargo superior a esos dos puntos porcentuales supondría un alejamiento injustificado
de la mayoría de los índices o porcentajes de interés de demora que resultan de la apli-
cación de las normas nacionales a que se ha hecho referencia. Con base en los criterios
expresados, la Sala considera abusivo un interés de demora que suponga un incremento
de más de dos puntos porcentuales respecto del interés remuneratorio pactado en un
préstamo personal» (STS 1.ª 22 abril 2015, LA LEY 265/2015, Rec. 2351/2012).

Artículo 577. Deuda en moneda extranjera


1. Si el título fijase la cantidad de dinero en moneda extranjera, se despachará
la ejecución para obtenerla y entregarla. Las costas y gastos, así como los intere-
ses de demora procesal, se abonarán en la moneda nacional.
2. Para el cálculo de los bienes que han de ser embargados, la cantidad de
moneda extranjera se computará según el cambio oficial al día del despacho de
la ejecución.
En el caso de que se trate de una moneda extranjera sin cotización oficial,
el cómputo se hará aplicando el cambio que, a la vista de las alegaciones y docu-
mentos que aporte el ejecutante en la demanda, el Tribunal considere adecuado,
sin perjuicio de la ulterior liquidación de la condena, que se efectuará conforme
a lo dispuesto en los arts. 714 a 716 de esta Ley.
Véase el comentario al art. 575 LEC

Artículo 578. Vencimiento de nuevos plazos o de la totalidad de la deuda


1. Si, despachada ejecución por deuda de una cantidad líquida, venciera
algún plazo de la misma obligación en cuya virtud se procede, o la obligación
en su totalidad, se entenderá ampliada la ejecución por el importe correspon-
diente a los nuevos vencimientos de principal e intereses, si lo pidiere así el actor
y sin necesidad de retrotraer el procedimiento.
2. La ampliación de la ejecución podrá solicitarse en la demanda ejecutiva.
En este caso, al notificarle el auto que despache la ejecución, se advertirá al
ejecutado que la ejecución se entenderá ampliada automáticamente si, en las

797
Artículo 578 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

fechas de vencimiento, no se hubieren consignado a disposición del Juzgado las


cantidades correspondientes.
Cuando el ejecutante solicite la ampliación automática de la ejecución,
deberá presentar una liquidación final de la deuda incluyendo los vencimientos
de principal e intereses producidos durante la ejecución. Si esta liquidación fuera
conforme con el título ejecutivo y no se hubiera consignado el importe de los
vencimientos incluidos en ella, el pago al ejecutante se realizará con arreglo a
lo que resulte de la liquidación presentada.
3. La ampliación de la ejecución será razón suficiente para la mejora del
embargo y podrá hacerse constar en la anotación preventiva de éste conforme
a lo dispuesto en el apartado 4 del art. 613 de esta Ley.
En el caso del apartado anterior, la ampliación de la ejecución no comportará
la adopción automática de estas medidas, que sólo se acordarán, si procede,
cuando el ejecutante las solicite después de cada vencimiento que no hubiera
sido atendido.

COMENTARIOS
– Ampliación de la ejecución a nuevos plazos o a la totalidad de la deuda:
Hasta ahora hemos examinado un proceso de ejecución dineraria donde se
reclama una cantidad de dinero, previamente determinada y con un montante
definitivo e inalterable (al menos en el concepto de principal). Pero en el seno
de las relaciones comerciales no resulta infrecuente concertar la realización de
prestaciones dinerarias periódicas, diseminadas en varios períodos de tiempo,
en cada uno de los cuales el deudor ha de afrontar el pago de una parte (de un
«plazo») de la obligación dineraria principal. En tales hipótesis, y ante el incum-
plimiento del pago de un plazo cualquiera, al acreedor le cabrían, en principio,
dos posibilidades ejecutivas, a saber: bien esperar a que transcurra la totalidad
del tiempo pactado para la entrega de las cantidades dinerarias acordadas, a fin
de reclamar el total de las mismas en un único proceso de ejecución, o bien
acudir a esta expeditiva vía procesal para reclamar únicamente aquellas canti-
dades (aquellos «plazos») impagadas que hayan vencido, debiendo instar ulte-
riormente otro u otros nuevos procesos de ejecución en aras a reclamar, indivi-
dual o conjuntamente, los plazos que vayan venciendo con posterioridad hasta
el vencimiento, en su caso, del último de ellos.
Es obvio que ninguna de ambas soluciones resulta satisfactoria. La primera
porque puede retrasar en demasía la ejecución jurisdiccional de la obligación
de pago del deudor; la segunda porque es parcial y antieconómica desde cual-
quier punto de vista. Por esta razón, la LEC contempla la ampliación del objeto
del proceso de ejecución dineraria, instado en su momento para reclamar las
cantidades ya vencidas, a aquellas otras cantidades o «plazos» que vayan ven-
ciendo (hasta llegar, en su caso, al último de ellos) a medida que se desarrolla
dicho proceso (único) de ejecución.

798
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 579

– Presupuestos de la ampliación de la ejecución:


El art. 578 LEC posibilita dicha ampliación siempre que concurran las
siguientes exigencias: 1.ª) La pendencia de un proceso de ejecución dineraria;
2.ª) El carácter periódico de la obligación dineraria incorporada al título de eje-
cución en que se fundamente la demanda del ejecutante; y 3.ª) La formalización
expresa de una solicitud de ampliación de la ejecución a cargo de la persona del
ejecutante.
Tal y como requiere el art. 578.2.II LEC, cuando el ejecutante solicite la
ampliación automática de la ejecución (tanto en la propia demanda ejecutiva
como mediante un escrito ulterior), «deberá presentar una liquidación final de
la deuda incluyendo los vencimientos de principal e intereses producidos
durante la ejecución». Cuando esta liquidación, a juicio del Tribunal, resulte
conforme con lo dispuesto en el título ejecutivo, y el ejecutado no hubiera con-
signado el importe de los vencimientos incluidos en ella, «el pago al ejecutante
se realizará con arreglo a lo que resulte de la liquidación presentada».
– Efectos de la ampliación de la ejecución:
Para que se entienda ampliada la ejecución dineraria bastará, de un lado,
con la formalización por el ejecutante de la correspondiente solicitud y, de otro,
con la decisión judicial de tenerla por realizada. No exige la LEC, sin embargo,
una resolución judicial específica para ello, siendo suficiente, por lo tanto, con
que el Tribunal realice al ejecutado la advertencia a que se refiere el art. 578.2.I
LEC para que se tenga por ampliada la ejecución.
Dicha ampliación, como expresamente determina el art. 578.1 LEC, no
generará retroacción alguna del procedimiento.
Por otro lado, y dado que la ampliación de la ejecución genera como efecto
natural el incremento de la cantidad de dinero líquida a que ha de hacer frente
el ejecutado, aumento para cuya satisfacción pueden perfectamente devenir
insuficientes los bienes de éste que le hayan sido embargados hasta el momento
del vencimiento de un nuevo plazo de la deuda (tanto cuando es un plazo inter-
medio como cuando es el último), la primera frase del apartado tercero del
art. 578 LEC permite, entonces, que se proceda a la mejora del embargo (regu-
lada en el art. 612 LEC). En cualquier caso, sin embargo, dicha mejora del
embargo, o dicha ampliación de la anotación preventiva del mismo, nunca
podrá promoverse de oficio (art. 578.3.II LEC).

Artículo 579. Ejecución dineraria en casos de bienes especialmente hipote-


cados o pignorados
1. Cuando la ejecución se dirija exclusivamente contra bienes hipotecados
o pignorados en garantía de una deuda dineraria se estará a lo dispuesto en el
capítulo V de este Título. Si, subastados los bienes hipotecados o pignorados, su

799
Artículo 579 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

producto fuera insuficiente para cubrir el crédito, el ejecutante podrá pedir el


despacho de la ejecución por la cantidad que falte, y contra quienes proceda, y
la ejecución proseguirá con arreglo a las normas ordinarias aplicables a toda
ejecución.
2. Sin perjuicio de lo previsto en el apartado anterior, en el supuesto de
adjudicación de la vivienda habitual hipotecada, si el remate aprobado fuera
insuficiente para lograr la completa satisfacción del derecho del ejecutante, la
ejecución, que no se suspenderá, por la cantidad que reste, se ajustará a las
siguientes especialidades:
a) El ejecutado quedará liberado si su responsabilidad queda cubierta, en el
plazo de cinco años desde la fecha del decreto de aprobación del remate o adju-
dicación, por el 65 por cien de la cantidad total que entonces quedara pendiente,
incrementada exclusivamente en el interés legal del dinero hasta el momento del
pago. Quedará liberado en los mismos términos si, no pudiendo satisfacer el 65
por cien dentro del plazo de cinco años, satisficiera el 80 por cien dentro de los
diez años. De no concurrir las anteriores circunstancias, podrá el acreedor
reclamar la totalidad de lo que se le deba según las estipulaciones contractuales
y normas que resulten de aplicación.
b) En el supuesto de que se hubiera aprobado el remate o la adjudicación en
favor del ejecutante o de aquél a quien le hubiera cedido su derecho y éstos, o
cualquier sociedad de su grupo, dentro del plazo de 10 años desde la aprobación,
procedieran a la enajenación de la vivienda, la deuda remanente que corres-
ponda pagar al ejecutado en el momento de la enajenación se verá reducida en
un 50 por cien de la plusvalía obtenida en tal venta, para cuyo cálculo se dedu-
cirán todos los costes que debidamente acredite el ejecutante.
Si en los plazos antes señalados se produce una ejecución dineraria que
exceda del importe por el que el deudor podría quedar liberado según las reglas
anteriores, se pondrá a su disposición el remanente. El Secretario judicial encar-
gado de la ejecución hará constar estas circunstancias en el decreto de adjudi-
cación y ordenará practicar el correspondiente asiento de inscripción en el
Registro de la Propiedad en relación con lo previsto en la letra b) anterior.
Véase art. 571 LEC

COMENTARIOS
1. En la delimitación del ámbito de aplicación de la ejecución dineraria no
es suficiente con que (1.º) la obligación incorporada al título ejecutivo consista
en la entrega al ejecutado de una cantidad de dinero, ni con qué (2.º) dicha
cantidad de dinero resulte líquida. Resulta también necesario, como tercer y
último requisito, que el crédito dinerario reclamado por el ejecutante no se
encuentre especialmente garantizado con bienes hipotecados o pignorados,
sobre los cuales haya de recaer de manera exclusiva la ejecución,. porque en
estos casos, según el art. 579.1 LEC, «se estará a lo dispuesto en el Capítulo V»
del mismo Título IV del libro III LEC, que contiene suficientes especialidades

800
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 580

como para dotar de cierta autonomía a esta ejecución sobre bienes hipotecados
o pignorados (hasta el extremo de recibir doctrinalmente la autónoma denomi-
nación de «ejecución hipotecaria»).
2. Como plausible innovación de la vigente LEC, el inciso final del art. 579.1
LEC establece que, culminada la subasta en la ejecución de bienes hipotecados
o pignorados, si con lo obtenido no hubiese suficiente para cubrir el crédito
objeto de ejecución, entonces «el ejecutante podrá pedir el despacho de ejecu-
ción por la cantidad que falte, y contra quien proceda, y la ejecución proseguirá
con arreglo a las normas ordinarias aplicables a toda ejecución».
Pero, cuando el bien hipotecado sea la vivienda habitual del ejecutado, si
una vez adjudicada ésta el remate aprobado fuera insuficiente para lograr la
completa satisfacción del derecho del ejecutante, la ejecución, que no se sus-
penderá, por la cantidad que reste, se ajustará a las siguientes especialidades:
1.ª) El ejecutado quedará liberado si su responsabilidad queda cubierta, en el
plazo de cinco años desde la fecha del decreto de aprobación del remate o
adjudicación, el 65 por cien de la cantidad total que entonces quedara pen-
diente, incrementada exclusivamente en el interés legal del dinero hasta el
momento del pago; 2.ª) Quedará liberado en los mismos términos si, no
pudiendo satisfacer el 65 por cien dentro del plazo de cinco años, satisficiera el
80 por cien dentro de los diez años; 3.ª) De no concurrir las anteriores circuns-
tancias, podrá el acreedor reclamar la totalidad de lo que se le deba según las
estipulaciones contractuales y normas que resulten de aplicación; 4.ª) En el
supuesto de que se hubiera aprobado el remate o la adjudicación en favor del
ejecutante o de aquél a quien le hubiera cedido su derecho y éstos, o cualquier
sociedad de su grupo, dentro del plazo de 10 años desde la aprobación, proce-
dieran a la enajenación de la vivienda, la deuda remanente que corresponda
pagar al ejecutado en el momento de la enajenación se verá reducida en un 50
por cien de la plusvalía obtenida en tal venta, para cuyo cálculo se deducirán
todos los costes que debidamente acredite el ejecutante; 5.ª) Y, por último, si en
los plazos antes señalados se produce una ejecución dineraria que exceda del
importe por el que el deudor podría quedar liberado según las reglas anteriores,
se pondrá a su disposición el remanente. El secretario judicial encargado de la
ejecución hará constar estas circunstancias en el decreto de adjudicación y
ordenará practicar el correspondiente asiento de inscripción en el Registro de la
Propiedad.

CAPÍTULO II
Del requerimiento de pago

Artículo 580. Casos en que no procede el requerimiento de pago


Cuando el título ejecutivo consista en resoluciones del secretario judicial,
resoluciones judiciales o arbitrales o que aprueben transacciones o convenios

801
Artículo 580 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

alcanzados dentro del proceso, o acuerdos de mediación, que obliguen a entre-


gar cantidades determinadas de dinero, no será necesario requerir de pago al
ejecutado para proceder al embargo de sus bienes.
Véase art. 517.2 LEC

COMENTARIOS
1. Tal y como se dijo al tratar sobre los posibles contenidos del decreto del
Secretario judicial posterior al despacho de la ejecución, uno de ellos podía
serlo, eventualmente, el relativo al «requerimiento de pago que deba hacerse al
deudor, en los casos en que la ley establezca este requerimiento» (art. 551.3.3.º
LEC).
Dicho requerimiento consiste en una intimación que, en el exclusivo ámbito
del proceso de ejecución dineraria, realiza el Tribunal competente una vez dic-
tado el correspondiente auto despachando la ejecución, intimación que se dirige
frente al deudor/ejecutado al que se le requiere para que satisfaga la cantidad
que el ejecutante haya reclamado en su demanda ejecutiva, tanto en concepto
de principal como de intereses devengados hasta la fecha de presentación de
dicho escrito, bajo apercibimiento de acometer actuaciones ejecutivas en su
contra si desatiende el requerimiento, todo ello con la finalidad de poner defini-
tivamente término anticipado al proceso de ejecución con la total satisfacción
del derecho invocado por el ejecutante.
La finalidad esencial de este acto procesal, en consecuencia, reside en la
consecución del fin anticipado de la ejecución mediante la íntegra satisfacción
del derecho ostentado por el acreedor ejecutante, ofreciendo para ello al deudor
ejecutado la oportunidad de pagar en ese momento lo que le haya sido recla-
mado y evitar, así, que se proceda a la adopción de ulteriores medidas ejecutivas
de índole coactiva proyectadas directamente sobre su patrimonio, tales como
fundamentalmente el embargo.
2. Del enunciado concepto se desprende que el requerimiento de pago se
sucede única y exclusivamente en el ámbito de la ejecución dineraria, y no en
toda ella sino tan sólo en los supuestos en los que el título objeto de ejecución
no sea: a) Ni una sentencia firme de condena (art. 517.2.1.º LEC); b) Ni una
resolución dictada por el Secretario judicial; c) Ni un laudo arbitral (art. 517.2.2.º
LEC); d) Ni una resolución judicial por la que se aprueba una transacción judicial
o un convenio alcanzado entre las partes dentro de un proceso declarativo (art.
517.2.3.º LEC); e) Ni un acuerdo de mediación, adoptado conforme a la LMACM
(art. 517.2.2.º LEC).
Así cabe inferirlo, negativamente, del tenor del art. 580 LEC, donde de
manera expresa se excluye el requerimiento de pago al ejecutado cuando el
título ejecutivo aportado por el ejecutante como fundamento de su demanda
ejecutiva sea alguno de los que acaban de ser señalados. E idéntica conclusión,

802
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 580

ahora desde una vertiente positiva, se deduce además del enunciado del apar-
tado primero del siguiente art. 581 LEC, precepto que ciñe el marco de opera-
tividad de este acto procesal ejecutivo a las ejecuciones seguidas por aquellos
títulos ejecutivos diferentes a los anteriores, es decir, los recogidos en los núms.
4.º a 7.º del art. 517.2 LEC (no así el del núm. 8.º, que por su propia singularidad
hace que carezca de sentido cuestionarse sobre la posibilidad de realización del
requerimiento de pago).
Por excepción, sin embargo, no se realizará el requerimiento de pago al
deudor ejecutado, pese a que la ejecución sea de naturaleza dineraria y se sus-
tente en algún título ejecutivo de naturaleza no procesal ni arbitral, cuando (a)
aquél haya desobedecido un previo requerimiento de pago que se le haya rea-
lizado, por vía notarial (única que, por razones de fehaciencia, admite la LEC),
al menos diez días antes de la interposición de la demanda ejecutiva, y (b) el
documento acreditativo de la realización tempestiva de dicho requerimiento sea
acompañado por el acreedor a su demanda ejecutiva (art. 581.2 LEC).
3. Objeto del requerimiento lo es el pago de las cantidades dinerarias por las
que se haya despachado la ejecución, tanto en concepto de principal como de
intereses ya vencidos o devengados, bajo apercibimiento al ejecutado de pro-
seguir la ejecución con el embargo de sus bienes si aquél no es atendido
(art. 581.1 LEC). No ha de requerirse, por consiguiente, el pago de aquellas can-
tidades, que sí han de ser incluidas en el auto que despache la ejecución, pre-
supuestadas por el Tribunal para hacer frente a los intereses que puedan deven-
garse durante la tramitación del proceso de ejecución y a las costas de éste (v.
art. 575 LEC).
4. El momento procedimental para llevar a cabo el requerimiento será el
inmediatamente posterior a la emisión del decreto que el Secretario judicial
habrá de dictar con posterioridad, a su vez, al despacho de la ejecución acor-
dado por el Tribunal, entre cuyos contenidos debe figurar aquél (v. art. 551.3.3.º
LEC). Y ello porque así se desprende de la literalidad el art. 581.1 LEC («...
despachada la ejecución, se requerirá de pago al ejecutado…»), y porque, ade-
más, carece de todo sentido llevar a cabo dicha actuación, tanto antes del des-
pacho de la ejecución (ya que para exigir de pago al deudor antes de la litis-
pendencia ya existen otros medios preprocesales, tales como la vía notarial),
cuanto en otro momento que no sea el inmediatamente posterior a la emisión
del despacho de la ejecución (que habilita al Secretario para acordar medidas
ejecutivas frente al ejecutado).
De ahí que la realización del requerimiento de pago, en los casos en los que
el mismo resulta legalmente exigible, se comporte como un presupuesto de la
adopción de medidas coercitivas tales como el embargo de los bienes del eje-
cutado. Por este motivo, precisamente, se explica que el art. 581.1 LEC amenace
o aperciba con el embargo a aquel deudor que no atienda el requerimiento de

803
Artículo 581 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

pago, señal inequívoca de que dicha medida coercitiva no habrá sido llevada a
cabo con anterioridad a ese instante procedimental.
Con todo, sin embargo, y aunque el embargo de los bienes del ejecutado no
pueda ser llevado a efecto hasta una vez realizado sin éxito el requerimiento de
pago, lo que si puede hacerse antes de verificar dicho requerimiento es la puesta
en práctica de las medidas de localización y averiguación de los bienes del eje-
cutado a la que se refieren los arts. 549.1.4.º, 553.1.3.º, 589 y 590 LEC. Para ello
resultará necesario, sin embargo, que el ejecutante así lo solicite de manera
expresa en su demanda ejecutiva, en la que, como fundamento de esta petición,
deberá justificar «que cualquier demora en la localización e investigación de
bienes podría frustrar el buen fin de la ejecución» (art. 554.2 LEC), y que el
Secretario judicial estime suficiente dicha justificación; en este caso, tales medi-
das se llevarán a la práctica de inmediato, sin oír previamente al ejecutado ni
esperar a la notificación del auto de despacho de la ejecución (art. 554.1 LEC).

Artículo 581. Casos en que procede el requerimiento de pago


1. Cuando la ejecución para la entrega de cantidades determinadas de dinero
no se funde en resoluciones procesales o arbitrales, despachada la ejecución, se
requerirá de pago al ejecutado por la cantidad reclamada en concepto de prin-
cipal e intereses devengados, en su caso, hasta la fecha de la demanda y si no
pagase en el acto, el Tribunal procederá al embargo de sus bienes en la medida
suficiente para responder de la cantidad por la que se haya despachado ejecución
y las costas de ésta.
2. No se practicará el requerimiento establecido en el apartado anterior
cuando a la demanda ejecutiva se haya acompañado acta notarial que acredite
haberse requerido de pago al ejecutado con al menos diez días de antelación.
Véase el comentario al art. 580 LEC

Artículo 582. Lugar del requerimiento de pago


El requerimiento de pago se efectuará en el domicilio que figure en el título
ejecutivo. Pero, a petición del ejecutante, el requerimiento podrá hacerse, ade-
más, en cualquier lugar en el que, incluso de forma accidental, el ejecutado
pudiera ser hallado.
Si no se encontrase el ejecutado en el domicilio que conste en el título eje-
cutivo, podrá practicarse el embargo si el ejecutante lo solicita, sin perjuicio de
intentar de nuevo el requerimiento con arreglo a lo dispuesto en esta Ley para
los actos de comunicación mediante entrega de la resolución o de cédula y, en
su caso, para la comunicación edictal.

804
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 583

COMENTARIOS
1. En cuanto al lugar donde llevar a la práctica el requerimiento de pago, el
art. 582.I LEC nos dice que el mismo «se efectuará en el domicilio que figure en
el título ejecutivo», denotando la utilización del tiempo verbal imperativo que
la comunicación del requerimiento de pago habrá de realizarse siempre y en
todo caso en dicho domicilio. Pero añade a continuación la meritada norma que,
a petición del ejecutante (que constará, naturalmente, en el cuerpo de su
demanda ejecutiva), este requerimiento «podrá hacerse, además, en cualquier
lugar en el que, incluso de forma accidental, el ejecutado pudiera ser hallado».
Se establece, pues, la más generosa regulación posible en lo que se refiere
al lugar donde el ejecutado ha de ser requerido de pago: junto con la comuni-
cación en el lugar indicado en el título ejecutivo, y simultáneamente a la misma,
será admisible realizar además tal actuación procesal en cualquier lugar que
indique el ejecutante como domicilio, residencia o paradero (temporal o incluso
accidental) del deudor ejecutado.
2. Cuando el deudor ejecutado no se encontrase en ninguno de los lugares
donde se practique el requerimiento de pago (ni en el lugar que conste en el
título ejecutivo como su domicilio, ni en aquel otro designado por el ejecutante
ex art. 581.I LEC), se procederá a reiterar el requerimiento una segunda ocasión
con arreglo a lo dispuesto para los actos de comunicación mediante entrega de
la resolución o de cédula y, en su caso, para la comunicación edictal (art. 582.II
LEC). En este caso, el ejecutante podrá solicitar el embargo de los bienes del
ejecutado una vez frustrado el primer requerimiento, sin necesidad, por tanto,
de que se realice el segundo requerimiento para acometer tal medida ejecutiva
(art. 582.II LEC).

Artículo 583. Pago por el ejecutado. Costas


1. Si el ejecutado pagase en el acto del requerimiento o antes del despacho
de la ejecución, el Secretario judicial pondrá la suma de dinero correspondiente
a disposición del ejecutante, y entregará al ejecutado justificante del pago rea-
lizado.
2. Aunque pague el deudor en el acto del requerimiento, serán de su cargo
todas las costas causadas, salvo que justifique que, por causa que no le sea impu-
table, no pudo efectuar el pago antes de que el acreedor promoviera la ejecución.
3. Satisfechos intereses y costas, de haberse devengado, el Secretario judicial
dictará decreto dando por terminada la ejecución.
Véase arts. 570, 580 y 581 LEC

805
Artículo 584 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
Del requerimiento de pago al ejecutado surten efectos diferenciados según
que el mismo sea atendido o no lo sea por parte del deudor ejecutado.
1. Cuando el ejecutado requerido judicialmente de pago satisfaga las canti-
dades que le sean reclamadas en el acto mismo de realizársele el requerimiento
(y lo mismo para el hipotético caso en que realice el pago una vez presentada
la demanda ejecutiva por parte del ejecutante pero antes de acordarse el auto
despachando la ejecución), el Secretario judicial pondrá la suma de dinero
correspondiente a disposición del ejecutante, entregándose al deudor ejecutado
el oportuno justificante del pago realizado (art. 583.1 LEC). Aunque pague el
deudor en el acto del requerimiento, serán de su cargo todas las costas causadas,
salvo que justifique que, por causa que no le sea imputable, no pudo efectuar el
pago antes de que el acreedor promoviera la ejecución (art. 583.2 LEC). Satis-
fechos intereses y costas, de haberse devengado, el Secretario judicial dictará
decreto dando por terminada la ejecución (art. 583.3 LEC).
2. Por el contrario, cuando el deudor ejecutado no atienda el requerimiento
de pago en el mismo acto en que se le reclamen las cantidades adeudadas, se
procederá conforme a los términos del apercibimiento que contendrá el reque-
rimiento mismo según el art. 581.1 LEC, es decir, que ante el impago de las
cantidades que el ejecutante le reclame «el Tribunal procederá al embargo de
sus bienes en la medida suficiente para responder de la cantidad por la que se
haya despachado la ejecución y las costas de ésta». En este caso, pues, el proceso
de ejecución por títulos no jurisdiccionales, ni procesales, ni arbitrales, ni de
mediación, proseguirá conforme a las normas generales.

CAPÍTULO III
Del embargo de bienes

SECCIÓN 1.ª
De la traba de los bienes

Artículo 584. Alcance objetivo y suficiencia del embargo


No se embargarán bienes cuyo previsible valor exceda de la cantidad por la
que se haya despachado ejecución, salvo que en el patrimonio del ejecutado sólo
existieren bienes de valor superior a esos conceptos y la afección de dichos bie-
nes resultare necesaria a los fines de la ejecución.
Véase 551 LEC

COMENTARIOS
– Concepto de embargo ejecutivo:

806
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 584

Durante el proceso de ejecución dineraria se tiende esencialmente a detraer


del patrimonio del ejecutado las cantidades de dinero que hayan quedado deter-
minadas en el auto por el que se despacha la ejecución (art. 575.1 LEC). Dicha
detracción, como es obvio: o (a) bien obedece a la voluntad del propio deudor
o (b) bien, en otro caso, ha de promoverse de manera forzosa mediante la adop-
ción de medidas coercitivas que traben su patrimonio en orden a su posterior
realización, de entre todas las cuales sobresale el embargo. Y ello porque, como
gráficamente dispone el art. 613.1 LEC: «El embargo concede al acreedor eje-
cutante el derecho a percibir el producto de lo que se obtenga de la realización
de los bienes embargados a fin de satisfacer el importe de la deuda que conste
en el título, los intereses que procedan y las costas de la ejecución».
El embargo, pues, puede ser definido como una medida procesal de natura-
leza ejecutiva, que es adoptada por el Secretario judicial durante el desarrollo
del proceso de ejecución, mediante la cual se produce la traba, sujeción o afec-
tación de aquellos bienes o derechos embargables del ejecutado que resulten
suficientes para responder de las cantidades por las que se haya despachado la
ejecución, con la finalidad de proceder a la realización de los mismos en el pro-
cedimiento de apremio y, con las cantidades dinerarias obtenidas como resul-
tado de dichas labores de realización, satisfacer al ejecutante el importe de la
deuda que conste en el título ejecutivo, los intereses que procedan y las costas
de la ejecución.
– Ámbito de aplicación del embargo ejecutivo:
Aunque el ámbito natural de aplicación de una medida ejecutiva como es la
del embargo se encuentra en aquellos procesos de ejecución donde lo que se
reclama es el pago de una cantidad de dinero (puesto que el embargo se encuen-
tra esencialmente preordenado a la realización en términos pecuniarios del bien
objeto de la traba), no por ello su adopción debe entenderse absolutamente des-
cartada en aquellas otras modalidades procesales de ejecución donde lo que se
persigue es el cumplimiento forzoso de una obligación diferente a la de entregar
una suma o una cantidad de dinero, como lo acreditan preceptos tales como el
art. 700 LEC, donde se configura el llamado embargo ejecutivo de garantía,
mediante el que se tiende, en primer lugar, a asegurar la efectividad de la obli-
gación de entregar cosas, de hacer o de no hacer objeto de ejecución y, en
segundo término, a afrontar la satisfacción del equivalente pecuniario sustituto-
rio que pueda acordarse ante la imposibilidad de obtener la ejecución no dine-
raria en sus propios términos.
– Requisitos objetivos del embargo ejecutivo:
Desde un plazo objetivo, la correcta adopción del embargo ejecutivo precisa
que el mismo se proyecte exclusivamente, en primer término, sobre bienes o
derechos determinados, en segundo, sobre bienes o derechos que sean suscep-
tibles de ser embargados, y en tercer lugar, sobre aquellos bienes o derechos que

807
Artículo 584 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

resulten suficientes para responder de las cantidades por las que se haya despa-
chado la ejecución.
a) Bienes o derechos determinados (art. 588 LEC): la LEC prohíbe categóri-
camente, sancionándolo con la nulidad de pleno derecho, el embargo indeter-
minado, es decir, aquel embargo que recaiga sobre bienes y derechos «cuya
efectiva existencia no conste» (art. 588.1 LEC) (v. AAP Valladolid 3.ª
19.11.2002). De ahí que quepa reputar disconforme con la legalidad aquel
embargo donde no se identifiquen con cierta exactitud los bienes o derechos
sobre los que recae la traba jurisdiccional, o aquel otro que simplemente se limite
a decretar el embargo de todos los bienes del deudor que se encuentren en su
domicilio, o en su empresa... sin indicación concreta y determinada de cuáles
son éstos.
Por excepción (en tanto que recae sobre bienes que, aunque susceptibles de
determinación, se representan prima facie como indeterminados), permite la LEC
que se lleve a cabo el embargo de «los depósitos bancarios y los saldos favorables
que arrojaren las cuentas abiertas en entidades de crédito» (art. 588.2 LEC).
Dicho embargo, ello no obstante, ha de ceñirse tan sólo a aquellas cantidades
que se consideren suficientes para cubrir las sumas por las que se haya despa-
chado la ejecución, razón por la cual exige el precepto últimamente citado que
el decreto por el que se acuerde el embargo determine, en razón del título eje-
cutivo, una cantidad como límite máximo al que alcanzará la traba, pudiendo el
ejecutado disponer libremente de los depósitos o saldos restantes que excedan
del límite cuantitativo impuesto.
b) Bienes o derechos susceptibles de embargo (arts. 605–608 LEC): la correc-
ción jurídica del embargo, desde esta misma vertiente objetiva, precisa, además,
que esos bienes o derechos determinados e identificados sean de aquellos que
la LEC configura como bienes o derechos susceptibles de ser embargados. En
este sentido, los arts. 605 a 608 LEC establecen una serie de exclusiones a la
posibilidad de embargar cualesquiera elementos integrantes del patrimonio del
ejecutado (preceptos que serán objeto de comentario en el lugar correspon-
diente). Pero téngase ya en cuenta, ello no obstante, que el art. 609.I LEC es
inequívoco al determinar los efectos de la inobservancia del presente requisito:
«El embargo trabado sobre bienes inembargables será nulo de pleno derecho».
c) Bienes o derechos suficientes para responder de las cantidades por las que
se haya despachado la ejecución (art. 584 LEC): el embargo ejecutivo única-
mente podrá proyectarse sobre aquellos bienes que, además de estar determi-
nados y ser susceptibles de embargo, alcancen a responder por las cantidades
que se hayan determinado en el auto por el que se despache la ejecución; así lo
requiere el presente art. 584 LEC; e igualmente se desprende este requisito del
último inciso del art. 581.1 LEC.

808
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 584

Sobre la suficiencia o insuficiencia de los bienes embargados no hay duda


de que el Secretario judicial competente para tramitar la ejecución debe poseer
la primera y la última palabra. Ello no obstante, la LEC obliga al ejecutante a
hacer constar en su demanda ejecutiva, a los efectos del ulterior embargo, no
sólo «los bienes del ejecutado susceptibles de embargo de los que tuviere cono-
cimiento», sino también su opinión acerca de «si los considera suficientes para
el fin de la ejecución» (art. 549.1.3.º LEC). Para cumplimentar este último con-
tenido de la demanda ejecutiva, pues, es evidente que sobre el propio ejecutante
pesará la carga de realizar un cálculo aproximado sobre el valor de realización
de los bienes susceptibles de ser embargados, cálculo en el que perfectamente
podrá fundamentar su decisión el órgano judicial a la hora de acordar el alcance
objetivo del embargo.

JURISPRUDENCIA
«Conforme dispuso la Sentencia del Tribunal Supremo de 28 de diciembre de 1999
‘‘el embargo consiste, como dice la mejor doctrina, en una afectación o adscripción, por
declaración judicial, de determinados bienes a la actividad de apremio que ha de reali-
zarse en el proceso de ejecución del que dicho embargo forma parte, o según Sentencia
de 14 de noviembre de 1995 en la vinculación del valor de realización de una cosa en
funciones de garantía de una obligación dineraria, sin que tal aprehensión dé lugar a un
derecho real (cosa distinta es la eficacia real en cuanto vincula erga omnes), ni suponga
la transferencia de ningún derecho, por lo que resulta desacertado hablar de transmisión
de los derechos de uso y disfrute como efecto del embargo, y mucho menos todavía crea
para el embargante la obligación de pagar (o adelantar) otras cantidades distintas de las
que, en su caso, pudieran derivarse de la efectividad de la medida ejecutiva (depósito,
gastos registrales)’». Asimismo, en esta orientación, señaló la Sentencia de este mismo
Tribunal de 14 de noviembre de 1995 que: ‘‘Mediante el embargo se constituye una
verdadera vinculación del valor de realización de una cosa en funciones de garantía del
cumplimiento de una obligación dineraria, de tal manera que el embargo de una cosa
mueble desempeña una función similar al de la prenda (pignus iudiciale), al igual que el
de un inmueble (anotado preventivamente) se corresponde con la función de una hipo-
teca’». El embargo, en definitiva, es un acto procesal que, naciendo de la voluntad del
órgano jurisdiccional del Estado, se practica por el Agente Judicial asistido del Secretario
o de quien haga sus veces, en virtud del cual determinados bienes del deudor son decla-
rados adscritos y afectos a la satisfacción del crédito del acreedor ejecutante, todo ello
en el seno de un concreto proceso. Por tanto, la efectividad y eficacia del acto en que
consiste, no se produce ni cuando éste se ordena, ni tampoco cuando el Juzgado decide
librar los oficios indagatorios, en su caso, pedidos, sino en el momento en que aquél se
realiza, máxime, cuando la traba recae sobre bienes muebles y se encuentra presente el
deudor ejecutado, previamente requerido de pago» (AAP Las Palmas 5.ª 29 marzo 2005,
LA LEY 69/2005, Rec. 86/2005).

809
Artículo 585 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 585. Evitación del embargo mediante consignación


Despachada la ejecución, se procederá al embargo de bienes conforme a lo
dispuesto en la presente Ley, a no ser que el ejecutado consignare la cantidad
por la que ésta se hubiere despachado, en cuyo caso se suspenderá el embargo.
El ejecutado que no hubiere hecho la consignación antes del embargo podrá
efectuarla en cualquier momento posterior, antes de que se resuelva la oposición
a la ejecución. En este caso, una vez realizada la consignación, se alzarán lo
embargos que se hubiesen trabado.
Véase art. 586 LEC

COMENTARIOS
Cabe reseñar, dentro de la dinámica del embargo, la posibilidad que este art.
585 LEC otorga al ejecutado en orden a evitar que se produzca dicha traba o, en
caso de haberse embargado ya sus bienes, el alzamiento del mismo.
1. Una vez dictado el decreto posterior al auto del despacho de ejecución,
se procederá al embargo de bienes del ejecutado salvo que éste, tal y como le
autoriza a hacer el art. 585.I LEC, consigne la cantidad por la que se hubiese
despachado ejecución, en cuyo caso se suspenderá el embargo. Con una con-
signación correcta, pues, el ejecutado conseguirá paralizar el mandato de
embargo contenido en el decreto por el que éste se haya acordado, de manera
que los subsiguientes trámites del proceso de ejecución se llevarán a cabo ya sin
la pesada carga que para el mismo supone la formalización de una traba procesal
sobre todos o sobre parte de sus bienes.
2. Con la consignación de las cantidades por las que se haya despachado
ejecución, además, el deudor ejecutado podrá lograr también el alzamiento de
los embargos que ya se hubiesen acordado y practicado efectivamente con ante-
rioridad, cuando no le haya sido posible verificar aquella consignación antes de
que la traba se hubiese llevado a efecto en la práctica (de acuerdo con el art. 587
LEC). En tal caso, como concluye el art. 585.II LEC, «una vez realizada la con-
signación, se alzarán los embargos que se hubiesen trabado».
De la misma forma que la consignación examinada más arriba tiene su límite
temporal máximo en el instante en que el embargo se lleve a efecto (pues, prac-
ticado éste, ya no podrá ser evitado), esta segunda modalidad de consignación,
que la LEC autoriza a que se produzca en cualquier momento posterior a la traba
efectiva de los bienes de que se trate, tiene como límite temporal máximo el
momento en que haya de ser resuelta la oposición del ejecutado. Y ello, esen-
cialmente, porque después de resuelta la oposición del ejecutado sin éxito, a
éste ya no le quedará otra posibilidad sino la de pagar o afrontar el procedimiento
de apremio (y, si es resuelta con éxito, la ejecución habrá sido entonces sobre-

810
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 586

seída). Por eso, precisamente, el art. 586.II LEC determina que, cuando el deudor
no formule oposición al amparo de los arts. 556 y ss. LEC, la cantidad que
hubiese consignado al efecto de evitar los embargos o de alzar los ya trabados
«se entregará al ejecutante sin perjuicio de la posterior liquidación de intereses
y costas». En otro caso, es decir, cuando el ejecutado formalice efectivamente
su oposición al despacho de ejecución, la cantidad que hubiese consignado por
este concepto de evitación o de alzamiento de los embargos, en cambio, «se
depositará en el establecimiento designado para ello y el embargo seguirá en
suspenso» (art. 586.I LEC).
3. Recordemos, por último, que al deudor ejecutado también le será posible
liberar los bienes que le hayan sido embargados efectivamente, aun después de
superado el trámite de oposición a la ejecución. En concreto, dicha liberación
o alzamiento del embargo podrá obtenerse hasta el momento en que se produzca
la aprobación del remate, como culminación del procedimiento de la subasta,
o bien la adjudicación en pago de los bienes subastados en favor del ejecutante.
Pero para ello ya no le bastará al ejecutado con consignar cantidad alguna, sino
que directamente tendrá que pagar, con plenos efectos liberatorios, todo lo que
deba en concepto de principal, intereses y costas (v. art. 650.5 LEC).

Artículo 586. Destino de la cantidad consignada


Si el ejecutado formulare oposición, la cantidad consignada conforme al
artículo anterior se depositará en el establecimiento designado para ello y el
embargo seguirá en suspenso.
Si el ejecutado no formulare oposición, la cantidad consignada para evitar
el embargo se entregará al ejecutante sin perjuicio de la posterior liquidación de
intereses y costas.
Véase el comentario al art. 585 LEC

Artículo 587. Momento del embargo


1. El embargo se entenderá hecho desde que se decrete por el Secretario
judicial o se reseñe la descripción de un bien en el acta de la diligencia de
embargo, aunque no se hayan adoptado aún medidas de garantía o publicidad
de la traba. El Secretario judicial adoptará inmediatamente dichas medidas de
garantía y publicidad, expidiendo de oficio los despachos precisos, de los que,
en su caso, se hará entrega al procurador del ejecutante que así lo hubiera soli-
citado.
2. Lo dispuesto en el apartado anterior se entenderá sin perjuicio de las nor-
mas de protección del tercero de buena fe que deban ser aplicadas.

811
Artículo 588 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
El Secretario judicial del Tribunal ante el que se formalice la demanda eje-
cutiva podrá acordar el embargo en el decreto que dictará una vez dictada el
auto del Tribunal por el que se despache la ejecución (arts. 551.3.1.º y 587.1
LEC). El embargo se entenderá hecho desde que se decrete por el Secretario
judicial, o desde que se reseñe la descripción de un bien en el acta de la dili-
gencia de embargo, aunque no se hayan adoptado aún medidas de garantía o
publicidad de la traba; el Secretario judicial adoptará inmediatamente dichas
medidas de garantía y publicidad, expidiendo de oficio los despachos precisos,
de los que, en su caso, hará entrega al procurador del ejecutante que así lo
hubiera solicitado (art. 587.1 LEC). Todo ello se hará sin perjuicio de lo dispuesto
en las normas de protección del tercero de buena fe que deban ser aplicadas
(como, por ejemplo, la del art. 34 LH) (art. 587.2 LEC).
Téngase en cuenta, además, que, como se dirá en su momento (v. comentario
a los arts. 613 y 629 LEC) el embargo adquiere plena efectividad desde que es
decretado por el Secretario judicial, sin necesidad, pues, de que para desplegar
sus característicos efectos de sujeción del bien a la ejecución tenga que produ-
cirse la anotación registral del mismo.

Artículo 588. Nulidad del embargo indeterminado


1. Será nulo el embargo sobre bienes y derechos cuya efectiva existencia no
conste.
2. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, podrán embargarse los
depósitos bancarios y los saldos favorables que arrojaren las cuentas abiertas en
entidades de crédito, siempre que, en razón del título ejecutivo, se determine
por el Secretario judicial una cantidad como límite máximo.
De lo que exceda de ese límite podrá el ejecutado disponer libremente.
Véase el comentario al art. 584 LEC

JURISPRUDENCIA
«El embargo sobre las devoluciones que por IVA o IRPF pudieran corresponder en
la actualidad o en un futuro a la sociedad Promociones la Flor de Olmedo S.L.», debe
declararse nulo en aplicación de lo dispuesto en el art. 588.1 de la nueva Ley de Enjui-
ciamiento Civil que establece esta consecuencia para todos aquellos embargos practi-
cados ‘‘sobre bienes y derechos cuya efectiva existencia no conste». Exige este precepto
que el embargo recaiga sobre bienes y derechos de existencia real y efectiva al momento
de ser acordado, proscribiendo aquellos que tengan carácter genérico e indeterminado.
Por excepción, el mismo artículo en su apartado 2, admite el embargo de los depósitos
bancarios y saldos favorables que arrojaren las cuentas abiertas en entidades de crédito,
siempre que se determine una cantidad como límite máximo, pudiendo el ejecutado
disponer en lo que exceda de dicho límite. El embargo aquí cuestionado, no recae –cual

812
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 589

debiera– sobre un bien o un derecho de existencia conocida y actual, aun estuviera en


fase de formación, expectante o no consolidado, sino sobre un hipotético e indetermi-
nado derecho futuro, como clarísimamente revelan las propias expresiones utilizadas
para acordarlo y que han sido transcritas. Para que una expectativa jurídica o derecho
en formación sea susceptible de embargo es determinante –como señala el propio Auto
recurrido–, la concurrencia de un hecho, situación o relación con virtualidad suficiente
como para poder generar en el futuro un derecho con valor económico a favor del deu-
dor» (AAP Valladolid 3.ª 19 noviembre 2002, LA LEY 174/2002, Rec. 349/2002).

Artículo 589. Manifestación de bienes del ejecutado


1. Salvo que el ejecutante señale bienes cuyo embargo estime suficiente para
el fin de la ejecución, el Secretario judicial requerirá, mediante diligencia de
ordenación, de oficio al ejecutado para que manifieste relacionadamente bienes
y derechos suficientes para cubrir la cuantía de la ejecución, con expresión, en
su caso, de cargas y gravámenes, así como, en el caso de inmuebles, si están
ocupados, por qué personas y con qué título.
2. El requerimiento al ejecutado para la manifestación de sus bienes se hará
con apercibimiento de las sanciones que pueden imponérsele, cuando menos por
desobediencia grave, en caso de que no presente la relación de sus bienes,
incluya en ella bienes que no sean suyos, excluya bienes propios susceptibles de
embargo o no desvele las cargas y gravámenes que sobre ellos pesaren.
3. El Secretario judicial podrá también, mediante decreto, imponer multas
coercitivas periódicas al ejecutado que no respondiere debidamente al requeri-
miento a que se refiere el apartado anterior.
Para fijar la cuantía de las multas, se tendrá en cuenta la cantidad por la que
se haya despachado ejecución, la resistencia a la presentación de la relación de
bienes y la capacidad económica del requerido, pudiendo modificarse o dejarse
sin efecto el apremio económico en atención a la ulterior conducta del requerido
y a las alegaciones que pudiere efectuar para justificarse.
Frente a estas resoluciones del Secretario cabrá recurso directo de revisión,
sin efecto suspensivo, ante el Tribunal que conozca de la ejecución.
Véase art. 590 y 591 LEC

COMENTARIOS
1. Cuando el ejecutante no designe en su demanda ejecutiva bienes concre-
tos y suficientes a los efectos del embargo, antes de acordar éste, y con el fin de
conocer de qué bienes embargables dispone efectivamente el ejecutado para
hacer frente a la responsabilidad patrimonial que se le reclama en el proceso de
ejecución, el Secretario judicial procederá conforme previenen los arts. 589 y
590 LEC, adoptando como medidas ejecutivas inaugurales algunas o todas las
reseñadas en ambas normas. De hecho, en el mismo decreto por el que se des-
pache la ejecución habrá de expresar cuáles de entre las medidas que regulan

813
Artículo 589 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ambos preceptos son las que considera oportuno llevar a cabo (art. 551.3.2.º
LEC).
Estas medidas, en los casos en donde no haya de realizarse un previo reque-
rimiento de pago al ejecutado (v. arts. 581 y 582 LEC), serán llevadas a efecto
«de inmediato, sin oír previamente al ejecutado ni esperar a la notificación del
decreto dictado al efecto» (art. 554.1 LEC). En cambio, cuando sí deba de prac-
ticarse un previo requerimiento de pago al deudor ejecutado, la adopción de las
tales medidas habrá de esperar a que se produzca dicha intimación, salvo que
el acreedor ejecutante haya justificado en su demanda ejecutiva «que cualquier
demora en la localización e investigación de bienes podría frustrar el buen fin
de la ejecución» (art. 554.2 LEC), en cuyo caso aquéllas se practicarán igual-
mente de inmediato.
2. El art. 589 LEC regula la medida ejecutiva consistente en la manifestación
de bienes del ejecutado. Así, cuando al ejecutante no le sea posible designar en
su demanda ejecutiva bienes embargables suficientes como para cubrir las can-
tidades fijadas en el auto por el que se despache la ejecución, y tras fijarse en el
ulterior decreto las medidas a adoptar (art. 551.2 y 3 LEC), el Secretario Judicial,
sin necesidad de ninguna previa petición de la parte ejecutante en este sentido,
«requerirá, mediante diligencia de ordenación, de oficio al ejecutado para que
manifieste relacionadamente bienes y derechos suficientes para cubrir la cuantía
de la ejecución, con expresión, en su caso, de cargas y gravámenes, así como,
en el caso de inmuebles, si están ocupados, por qué personas y con qué título»
(art. 589.1 LEC).
Nótese que, a diferencia de lo que sucede con las medidas de averiguación
del patrimonio del ejecutado contempladas en el art. 590 LEC (precepto que
comienza con la frase «A instancias del ejecutante...»), las que ahora nos ocupan
son decretadas de oficio por el Secretario judicial, es decir, sin necesidad de
ninguna previa petición de parte en este sentido. Y no sólo eso; la potestad que
el art. 589 LEC confiere a los Secretarios para acordar de oficio la exhibición del
patrimonio del deudor ejecutado no les otorga, sin embargo, la posibilidad de
enjuiciar sobre la conveniencia o no de su adopción en función de no se sabe
qué variables; en suma, dichos Secretarios están obligados a acordar esta
medida, automáticamente, en cuanto comprueben que concurre el único pre-
supuesto indicado en la norma para hacerla operativa, esto es, en cuanto com-
prueben que el ejecutante no ha designado en su demanda bienes embargables
que repute suficientes para el fin de la ejecución.
3. Dicho requerimiento al ejecutado para que manifieste sus bienes, y de ahí
su naturaleza de auténtica obligación procesal, se le hará «con apercibimiento
de las sanciones que pueden imponérsele, cuando menos por desobediencia
grave, en caso de que no presente la relación de sus bienes, incluya en ella bienes
que no sean suyos, excluya bienes propios susceptibles de embargo o no desvele

814
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 590

las cargas y gravámenes que sobre ellos pasaren» (art. 589.2 LEC) (v. al respecto
del delito de desobediencia, el art. 556 CP).
Además de la anterior admonición sobre la posible comisión del delito de
desobediencia, prevé la LEC la posibilidad de que el propio Secretario judicial
imponga mediante decreto «multas coercitivas periódicas al ejecutado que no
respondiere debidamente al requerimiento» (art. 589.3 LEC). En este caso, y para
fijar la cuantía de estas multas, el Secretario «tendrá en cuenta la cantidad por
la que se haya despachado ejecución, la resistencia a la presentación de la rela-
ción de bienes y la capacidad económica del requerido, pudiendo modificarse
o dejarse sin efecto el apremio económico en atención a la ulterior conducta del
requerido y a las alegaciones que pudiere efectuar para justificarse».

Artículo 590. Investigación judicial del patrimonio del ejecutado


A instancias del ejecutante que no pudiere designar bienes del ejecutado
suficientes para el fin de la ejecución, el Secretario judicial acordará, por dili-
gencia de ordenación, dirigirse a las entidades financieras, organismos y registros
públicos y personas físicas y jurídicas que el ejecutante indique, para que faci-
liten la relación de bienes o derechos del ejecutado de los que tengan constancia.
Al formular estas indicaciones, el ejecutante deberá expresar sucintamente las
razones por las que estime que la entidad, organismo, registro o persona de que
se trate dispone de información sobre el patrimonio del ejecutado. Cuando lo
solicite el ejecutante y a su costa, su procurador podrá intervenir en el diligen-
ciamiento de los oficios que hubieran sido librados a tal efecto y recibir la cum-
plimentación de los mismos, sin perjuicio de lo previsto en el apartado 1 del
artículo siguiente.
El Secretario judicial no reclamará datos de organismos y registros cuando
el ejecutante pudiera obtenerlos por sí mismo, o a través de su procurador,
debidamente facultado al efecto por su poderdante.
Véase art. 589 y 591 LEC

COMENTARIOS
1. Además de la medida dispuesta en el art. 589 LEC, al ejecutante le es
posible también solicitar expresamente en su demanda ejecutiva que el Secre-
tario, independientemente de la anterior, acuerde llevar a la práctica las medidas
de localización y averiguación del patrimonio del deudor previstas en este
art. 590 LEC, medidas cuya fundamental singularidad con respecto a la anterior
radica en que esta vez la información sobre el patrimonio del ejecutado no la
ha de proporcionar éste mismo sino terceras personas.
Como notas distintivas de primer orden entre las medidas del art. 589 y las
del art. 590 LEC, pues, se encuentran, de un lado, la necesidad de que la puesta
en práctica de estas últimas venga precedida de una expresa petición de parte
en este sentido (a diferencia de las primeras, que se adoptan de oficio y de

815
Artículo 591 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

manera automática excepto cuando el acreedor designe bienes embargables


suficientes en su demanda ejecutiva), y, de otro lado, en el sujeto sobre el que
pesa la obligación que en ambos casos impone el Secretario judicial, sujeto que
en el art. 589 es el propio ejecutado mientras que en el art. 590 son terceras
personas.
2. La admisibilidad del requerimiento, sin embargo, y a diferencia de lo que
sucede en el caso del art. 589 LEC, no sólo precisa de una previa solicitud del
acreedor ejecutante, sino que tampoco opera de una manera automática. Antes
bien, es igualmente imprescindible que aquella solicitud se encuentre debida-
mente fundamentada en tres diferentes presupuestos, a saber: 1.º) En primer tér-
mino, en la imposibilidad de indicar en la demanda ejecutiva bienes embarga-
bles que sean suficientes en orden al buen fin de la ejecución; 2.º) En segundo
lugar, en la existencia de «razones por las que estime (el ejecutante) que la enti-
dad, organismo, registro o persona de que se trate dispone de información sobre
el patrimonio del ejecutado» (art. 590.I LEC); y 3.º) En la justificación del hecho
de no poder obtener el ejecutante, por sí mismo, de manera privada, es decir,
sin la mediación coercitiva de la autoridad judicial, la información de que se
trate a través de la colaboración de las referidas terceras personas (segundo
párrafo del art. 590 LEC).

Artículo 591. Deber de colaboración


1. Todas las personas y entidades públicas y privadas están obligadas a pres-
tar su colaboración en las actuaciones de ejecución y a entregar al Secretario
judicial encargado de la ejecución o al procurador del ejecutante, cuando así lo
solicite su representado y a su costa, cuantos documentos y datos tengan en su
poder, y cuya entrega haya sido acordada por el Secretario judicial, sin más
limitaciones que los que imponen el respeto a los derechos fundamentales o a
los límites que, para casos determinados, expresamente impongan las leyes.
Cuando dichas personas o entidades alegaran razones legales o de respeto a los
derechos fundamentales para no realizar la entrega dejando sin atender la cola-
boración que les hubiera sido requerida, el Secretario judicial dará cuenta al
Tribunal para que éste acuerde lo procedente.
2. El Tribunal, previa audiencia de los interesados, podrá, en pieza separada,
acordar la imposición de multas coercitivas periódicas a las personas y entidades
que no presten la colaboración que el Tribunal les haya requerido con arreglo
al apartado anterior. En la aplicación de estos apremios, el Tribunal tendrá en
cuenta los criterios previstos en el apartado 3 del art. 589.
3. Las sanciones impuestas al amparo de este artículo se someten al régimen
de recursos previstos en el Título V del Libro VII de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
Véase art. 589 y 590 LEC

816
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 591

COMENTARIOS
La configuración de la entrega de información sobre los bienes del ejecutado
por parte de terceras personas como una verdadera obligación procesal se
infiere, tanto del art. 118 de la Constitución, cuanto, al nivel de la legalidad
ordinaria, de este art. 591 LEC.
Como es sabido, el primero de los recordados preceptos dispone: «Es obli-
gado cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los Jueces y Tribu-
nales, así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del pro-
ceso y en la ejecución de lo resuelto» (es nuestra la cursiva). Pero, como quiera
que la transcrita norma, ni prevé sanciones algunas específicas para reprimir el
incumplimiento de la anterior obligación, ni, además, presta tampoco cobertura
a la colaboración requerida por los tribunales en aquellos procesos de ejecución
donde no se produce, valga la redundancia, «la ejecución de lo resuelto» (por
los propios tribunales o por árbitros, se entiende) sino la ejecución de títulos no
procesales ni arbitrales o de mediación (en los que se accede al proceso de eje-
cución sin que ningún órgano judicial haya resuelto ni enjuiciado nada previa-
mente), el legislador ordinario se ha visto en la necesidad de reiterar en la LEC
semejante obligación.
Y lo ha hecho, tanto para delimitar las consecuencias de su eventual incum-
plimiento, cuanto para extender su ámbito a cualesquiera procesos de ejecución,
con independencia de cuál sea el título (si procesal o no procesal) en que se
fundamente. Por eso la LEC:
1. Reitera que todas las personas y entidades, tanto las de naturaleza pública
como las de índole privada, «están obligadas a prestar su colaboración en las
actuaciones de ejecución y a entregar al Secretario judicial encargado de la eje-
cución o al procurador del ejecutante, cuando así lo solicite su representado y a
su costa, cuantos documentos y datos tengan en su poder, y cuya entrega haya
sido acordada por el Secretario judicial, sin más limitaciones que las que imponen
el respeto a los derechos fundamentales (fundamentalmente el honor y la inti-
midad de terceras personas que pudieran verse afectadas por la entrega de la
información requerida por el Tribunal) o a los límites que, para casos determi-
nados, expresamente impongan las leyes» (art. 591.1 LEC). Cuando dichas per-
sonas o entidades alegaran razones legales o de respeto a los derechos funda-
mentales para no realizar la entrega dejando sin atender la colaboración que les
hubiera sido requerida, el Secretario judicial dará cuenta al Tribunal para que
éste acuerde lo procedente (art. 591.1 LEC).
2. Y posibilita que el Tribunal, previa audiencia de los interesados requeridos
(audiencia que, por supuesto, tendrá por finalidad justificar la demora o la inob-
servancia del requerimiento), pueda imponer a los mismos, en pieza separada y
mediante providencia, multas coercitivas periódicas cuando aquéllos «no pres-
ten la colaboración que el Tribunal les haya requerido» (art. 591.2 LEC). Para la

817
Artículo 592 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

graduación de dichas multas coercitivas, por último, el art. 591.2 se remite a lo


dispuesto en el art. 589.3 LEC, el cual, como ya se conoce, instaura como cri-
terios de graduación «la cantidad por la que se haya despachado ejecución, la
resistencia a la presentación de la relación de bienes y la capacidad económica
del requerido».

Artículo 592. Orden en los embargos. Embargo de empresas


1. Si acreedor y deudor no hubieren pactado otra cosa, dentro o fuera de la
ejecución, el Secretario judicial responsable de la ejecución embargará los bie-
nes del ejecutado procurando tener en cuenta la mayor facilidad de su enajena-
ción y la menor onerosidad de ésta para el ejecutado.
2. Si por las circunstancias de la ejecución resultase imposible o muy difícil
la aplicación de los criterios establecidos en el apartado anterior, los bienes se
embargarán por el siguiente orden:
1.º Dinero o cuentas corrientes de cualquier clase.
2.º Créditos y derechos realizables en el acto o a corto plazo, y títulos, valores
u otros instrumentos financieros admitidos a negociación en un mercado secun-
dario oficial de valores.
3.º Joyas y objetos de arte.
4.º Rentas en dinero, cualquiera que sea su origen y la razón de su devengo.
5.º Intereses, rentas y frutos de toda especie.
6.º Bienes muebles o semovientes, acciones, títulos o valores no admitidos a
cotización oficial y participaciones sociales.
7.º Bienes inmuebles.
8.º Sueldos, salarios, pensiones e ingresos procedentes de actividades pro-
fesionales y mercantiles autónomas.
9.º Créditos, derechos y valores realizables a medio y largo plazo.
3. También podrá decretarse el embargo de empresas cuando, atendidas
todas las circunstancias, resulte preferible al embargo de sus distintos elementos
patrimoniales.

COMENTARIOS
Este art. 592 LEC establece el régimen de preferencia o prelación que ha de
respetarse cuando se embarguen bienes del ejecutado que sean de distinta natu-
raleza, determinando qué bienes, de entre todos los embargables, han de suje-
tarse a la ejecución en primer término, y cuáles después, disponiendo un por-
menorizado escalafón subsidiario al efecto.

818
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 593

Así, en primer lugar se atenderá a lo que las partes ejecutante y ejecutada


hayan podido pactar en este sentido; en segundo lugar, a la facilidad (o menor
onerosidad para el ejecutado) de cara a la enajenación del bien; y, en tercero, a
la prelación legal regulada en el art. 592.3 LEC, en cuyo caso los diferentes
bienes se embargarán por el orden que a continuación se expresa: 1.º) Dinero
de cualquier clase (tanto en moneda nacional como extranjera, bien que, por su
característica fungibilidad, no sólo es muy sencillo de trabar, sino que además,
al poderse hacer entrega directa del mismo al ejecutante –art. 634.1.1.º LEC–,
ahorra la puesta en marcha de todo el procedimiento de apremio) o cuentas
corrientes de cualquier clase (cuyos saldos favorables también pueden entregarse
directamente al ejecutante –art. 632.1.2.º LEC–); 2.º) Créditos y derechos reali-
zables en el acto o a corto plazo, y títulos, valores u otros instrumentos financieros
admitidos a negociación en un mercado secundario oficial de valores (cuya rea-
lización en el procedimiento de apremio tampoco se revela excesivamente
compleja u onerosa; v. art. 635 LEC); 3.º) Joyas y objetos de arte; 4.º) Rentas en
dinero, cualquiera que sea su origen y la razón de su devengo; 5.º) Intereses,
rentas y frutos de toda especie; 6.º) Bienes muebles o semovientes, acciones,
títulos o valores no admitidos a cotización oficial y participaciones sociales; 7.º)
Bienes inmuebles; 8.º) Sueldos, salarios, pensiones e ingresos procedentes de
actividades profesionales y mercantiles autónomas; 9.º) Créditos, derechos y
valores realizables a medio y largo plazo.
En relación con este orden de preferencia en los embargos, finaliza el art. 592
LEC afirmando en su apartado tercero que, además de sobre los bienes anterio-
res, también podrá decretarse el embargo sobre empresas cuando, atendidas
todas las circunstancias, resulte preferible al embargo individualizado de sus
distintos elementos patrimoniales (sobre esta clase de embargo ha de tenerse en
cuenta que el apartado 2.17.º de la disposición derogatoria única de la LEC deja
expresamente sin vigencia el Decreto–Ley 18/1969, de 20 de octubre, sobre
administración judicial en caso de embargo de empresas). En relación con el
embargo de empresas, los arts. 630 y ss. LEC se ocupan de establecer el régimen
jurídico de la administración judicial que habrá de acordarse obligatoriamente
en estos casos.

SECCIÓN 2.ª
Del embargo de bienes de terceros y de la tercería de dominio

Artículo 593. Pertenencia al ejecutado. Prohibición de alzamiento de oficio


del embargo
1. Para juzgar sobre la pertenencia al ejecutado de los bienes que se pro-
ponga embargar, el Secretario judicial, sin necesidad de investigaciones ni otras
actuaciones, se basará en indicios y signos externos de los que razonablemente
pueda deducir aquélla.

819
Artículo 593 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Cuando por percepción directa o por manifestaciones del ejecutado o de


otras personas, el Secretario judicial tuviera motivos racionales para entender
que los bienes que se propone trabar pueden pertenecer a un tercero, ordenará
mediante diligencia de ordenación que se le haga saber la inminencia de la traba.
Si, en el plazo de cinco días, el tercero no compareciere o no diere razones, el
Secretario judicial dictará decreto mandando trabar los bienes, a no ser que las
partes, dentro del mismo plazo concedido al tercero, hayan manifestado su con-
formidad en que no se realice el embargo. Si el tercero se opusiere razonada-
mente al embargo aportando, en su caso, los documentos que justifiquen su
derecho, el Secretario judicial, previo traslado a las partes por plazo común de
cinco días, remitirá los autos al Tribunal para que resuelva lo que proceda.
3. Tratándose de bienes cuyo dominio sea susceptible de inscripción regis-
tral, se ordenará, en todo caso, su embargo a no ser que el tercero acredite ser
titular registral mediante la correspondiente certificación del Registrador, que-
dando a salvo el derecho de los eventuales titulares no inscritos, que podrá ejer-
citarse contra quien y como corresponda.
No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, cuando el bien de cuyo
embargo se trate sea la vivienda familiar del tercero y éste presentare al Tribunal
el documento privado que justifique su adquisición, el Secretario judicial dará
traslado a las partes y, si éstas, en el plazo de cinco días, manifestaren su con-
formidad en que no se realice el embargo, el Secretario se abstendrá de acor-
darlo.

COMENTARIOS
1. Entre los presupuestos subjetivos del embargo ejecutivo se encuentra el
relativo a que el bien objeto de dicha traba pertenezca al patrimonio del deudor
ejecutado. Ya se dijo que tal conclusión cabe desprenderla indirectamente de
diversos preceptos de la LEC (v. gr., arts. 584, 585, 586, 589, 590...), y de manera
precisa y directa del art. 593.1 LEC. Como no podía ser de otra manera, por tanto,
y porque que el deudor ejecutado responde de sus deudas con sus propios bienes
presentes y futuros (o con los de sus fiadores, v. art. 538.2.2.º LEC) en virtud de
la cláusula general del art. 1.911 CC, al mismo no le es dado en absoluto afectar
al pago del crédito objeto de ejecución aquellos bienes de cuyo dominio no sea
el verdadero titular.
El embargo ejecutivo, en consecuencia, deberá de proyectarse exclusiva-
mente sobre estos bienes propios del ejecutado, los cuales, como se recordará,
o serán los que haya señalado el propio acreedor en su demanda ejecutiva (v.
art. 549.1.3.º LEC) cuando tenga conocimiento de la existencia de los mismos,
o serán los exhibidos por el deudor ejecutante a requerimiento del Secretario
judicial acordado conforme al art. 589 LEC, o, por último, serán los facilitados
por las terceras personas igualmente requeridas a tal efecto, pero ahora en virtud
del art. 590 LEC.

820
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 593

2. Ahora bien, y en aras a que el embargo se produzca de la manera más


rápida y económica posible, la LEC nunca ha subordinado la efectividad de
aquél a la acreditación absolutamente indubitada de la titularidad de los bienes
sobre los que recaiga. Antes al contrario, la necesidad de evitar que el ejecutado
pueda distraer sus bienes mientras se dirime la discusión en torno a si un deter-
minado bien es o no verdaderamente suyo, hace posible que la traba se lleve a
cabo aun cuando el Secretario judicial no tenga la plena certeza acerca de la
titularidad efectiva de los bienes en cuestión. Así lo permite el art. 593.1 LEC, el
cual, en orden a imputar al ejecutado la titularidad de los bienes sobre los que
recaiga el embargo, deja que el Secretario fundamente su decisión en «indicios
y signos externos» de los que razonablemente pueda deducirse aquella titulari-
dad patrimonial (que podrán ser de cualquiera clase o naturaleza; desde el uso
cotidiano del bien por parte del deudor o de sus familiares, hasta testimonios
indirectos sobre contingencias que permitan inferir la titularidad aparente del
bien).
En cualquier caso, además, si llegara a embargarse efectivamente un bien no
perteneciente al patrimonio del ejecutado, o al de aquellas otras personas que
deban responder de la deuda en su nombre, el tercero afectado podrá deducir
la llamada tercería de dominio (que se analizará en su próximo apartado) para
obtener el levantamiento de dicho indebido embargo.
3. Pero la regla conforme a la que es posible que, en aras a la efectividad de
la traba y el buen fin de la ejecución, el Secretario proceda al embargo de bienes
cuya pertenencia al deudor ejecutado no le conste con certeza (sino solamente
a través de indicios o signos externos), no es en modo alguno absoluta. Para
coyunturas dudosas, los apartados 2 y 3 del art. 593 LEC configuran una suerte
de incidente preliminar al embargo mediante el que despejar las dudas sobre la
titularidad real del bien.
a) Dicho incidente tendrá lugar cuando, por percepción directa o por mani-
festaciones del ejecutado o de otras personas, el Secretario judicial tenga motivos
racionales para entender que los bienes que se propone trabar pueden pertene-
cer a un tercero. En este caso dictará diligencia de ordenación que se dirigirá:
1.º) A la tercera persona de la que se sospeche que puede ser la verdadera titular
del bien que se propone embargar, diligencia en la que se le ilustrará de la inmi-
nencia de la traba y de que dispone de cinco días para comparecer y dar razones
que demuestren que el bien es de su exclusiva titularidad; 2.º) A las partes eje-
cutante y ejecutada, a las que, por su lado, se les ilustrará de la posibilidad de
que, dentro del mismo plazo, manifiesten su conformidad o disconformidad con
la realización de la traba sobre el bien de que se trate.
b) Cuando el tercero dé razones y aporte los documentos que justifiquen su
oposición a la traba del bien, el Secretario, tras oír al ejecutante y al ejecutado,

821
Artículo 594 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

remitirá los autos al Tribunal para que éste resuelva lo que proceda (art. 593.2
y 3 LEC).

Artículo 594. Posterior transmisión de bienes embargados no pertenecientes


al ejecutado
1. El embargo trabado sobre bienes que no pertenezcan al ejecutado será,
no obstante, eficaz. Si el verdadero titular no hiciese valer sus derechos por
medio de la tercería de dominio, no podrá impugnar la enajenación de los bienes
embargados, si el rematante o adjudicatario los hubiera adquirido de modo
irreivindicable, conforme a lo establecido en la legislación sustantiva.
2. Lo dispuesto en el apartado anterior se entenderá sin perjuicio de las
acciones de resarcimiento o enriquecimiento injusto o de nulidad de la enaje-
nación.

COMENTARIOS
Pese a la obligación judicial de acordar el embargo ejecutivo únicamente
respecto de los bienes del ejecutado, de un lado, y pese a la posibilidad de abrir
el incidente de determinación de la titularidad de un bien en caso de duda sobre
su pertenencia real al patrimonio de aquel, de otro, en la práctica resulta per-
fectamente posible que llegue a producirse la traba de bienes de terceras per-
sonas ajenas al proceso de ejecución. En este caso, el legislador ha dispuesto
dos órdenes de disposiciones: unas para, en aras a favorecer el buen fin de la
ejecución, intentar conservar el embargo ejecutivo ya practicado (aunque pos-
teriormente se revele indebido por recaer sobre bienes ajenos al deudor), y otras
para posibilitar la defensa del tercero que, no siendo deudor ni estando afectado
en modo alguno por la ejecución, experimenta la traba de alguno de los bienes
integrantes de su propio patrimonio (permitiéndole ejercitar la tercería de domi-
nio).
1. Nos dice la LEC, en primer término, que el embargo trabado sobre bienes
que no pertenezcan al ejecutado será, no obstante, eficaz (art. 594.1 LEC); de
manera que, salvo que el tercero titular de los bienes embargados no ejercite en
tiempo y forma su derecho de defensa, el referido embargo sobre bien ajeno será
tan válido como aquel otro embargo que haya recaído sobre un bien del que sea
verdadero propietario el deudor ejecutado.
Pero, para que tal conservación del embargo sobre bien ajeno adquiera efec-
tividad, es preciso, como ya se ha dicho, que el tercero afectado no ejercite
debidamente las acciones procesales que se le ofrecen, a saber: (a) Es preciso
que no ejercite la tercería de dominio, o que la ejercite extemporáneamente con
arreglo al art. 596 LEC; y (b) Es preciso también que no impugne la enajenación
que del bien embargado se produzca en el desarrollo del procedimiento de

822
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 595

apremio, o que la impugne una vez que el bien en cuestión haya sido adquirido
por el rematante o adjudicatario de modo irreivindicable (art. 594.1 LEC).
Ello no obstante, la persona que, no siendo de ningún modo deudora, haya
dejado escapar por la razón que sea sus oportunidades de lograr la desafectación
a la ejecución de los elementos de su patrimonio que hayan sido indebidamente
embargados (insistimos, bien por no haber ejercitado la tercería de dominio, o
por haberla ejercitado extemporáneamente, o bien por no haber impugnado la
enajenación del bien, o haberla impugnado siendo la adquisición ya irreivindi-
cable), aún dispondrá de la posibilidad de promover (eso sí, ya de manera inde-
pendiente del proceso de ejecución) las acciones civiles de resarcimiento, de
enriquecimiento injusto o de nulidad de la enajenación (art. 594.2 LEC), por los
cauces del juicio declarativo que corresponda en atención a la cuantía.
2. En segundo término, y para posibilitar la defensa del tercero al que se le
embarga algún bien para responder de la ejecución de un crédito del que en
absoluto es deudor, los arts. 595 a 604 LEC (así como los arts. 696 y 729 LEC en
los ámbitos de la ejecución hipotecaria y del proceso cautelar, respectivamente)
contemplan el régimen jurídico de la tercería de dominio.

Artículo 595. Tercería de dominio. Legitimación


1. Podrá interponer tercería de dominio, en forma de demanda, quien, sin
ser parte en la ejecución, afirme ser dueño de un bien embargado como perte-
neciente al ejecutado y que no ha adquirido de éste una vez trabado el embargo.
2. Podrán también interponer tercerías para el alzamiento del embargo quie-
nes sean titulares de derechos que, por disposición legal expresa, puedan opo-
nerse al embargo o a la realización forzosa de uno o varios bienes embargados
como pertenecientes al ejecutado.
3. Con la demanda de tercería de dominio deberá aportarse un principio de
prueba por escrito del fundamento de la pretensión del tercerista.

COMENTARIOS
1. La tercería de dominio constituye un incidente dentro del proceso de eje-
cución, por medio del cual el tercero ajeno a la ejecución cuyos bienes adqui-
ridos con anterioridad a la traba hayan sido embargados por haber considerado
el Secretario que pertenecían al deudor ejecutado, solicita, antes de que se pro-
duzca la transmisión de los mismos como culminación del procedimiento de
apremio, el levantamiento definitivo de la traba que pesa sobre dichos bienes.
2. El primero de los presupuestos que han de concurrir para la estimación de
la pretensión del tercerista es que dicho accionante tenga, efectivamente, la
condición de tal, esto es, la condición de sujeto tercero, distinto y autónomo o
independiente de las personas del ejecutante y del ejecutado (art. 595.1 LEC).

823
Artículo 595 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Con fundamento en la presente exigencia, la jurisprudencia ha podido negar


la condición de tercero activamente legitimado para ejercitar la tercería de
dominio, por ejemplo: 1.º) Al cónyuge del deudor ejecutado que alega ser el
exclusivo propietario de un bien ganancial embargado, siempre que todavía no
se haya liquidado la sociedad económico–matrimonial (con la consiguiente atri-
bución en exclusiva de bienes y derechos en favor de cada uno de los cónyuges)
con anterioridad a la realización de la traba (SSTS 1.ª 8.7.1997, 30.12.1999 y
1.9.2000); 2.º) A los parientes del ejecutado que sean fiadores solidarios del
mismo, «por cuanto el interés correspectivo de todos los familiares en las ope-
raciones de crédito y transmisión de bienes, permiten obtener la convicción de
que no tienen el carácter de terceros» (STS 1.ª 11.11.1997); 3.º) Por supuesto, al
propio deudor ejecutado (STS 1.ª 2.6.1998); 4.º) Al arrendador de una finca en
relación con el embargado derecho de traspaso de la misma, que en todo caso
corresponde al arrendatario (STS 1.ª 18.10.1999); 5.º) A aquellas personas jurí-
dicas que no estuviesen válidamente constituidas al momento de formalizarse
la traba judicial, como sucede, por ejemplo, con la sociedad anónima no inscrita
en el Registro Mercantil (STS 1.ª 19.10.2001 y 23.11.2001); 6.º) O a aquellas
sociedades puramente instrumentales de las que se vale el ejecutado para actuar
camufladamente en el tráfico comercial, las cuales, en virtud de la doctrina del
levantamiento del velo, no buscan sino enmascarar el verdadero patrimonio de
este último en manos formal y supuestamente ajenas (SSTS 1.ª 22.2.1999,
11.10.1999, 22.11.2000 y 5.4.200 1, entre otras).
3. Para que triunfe la tercería es también imprescindible que, como requiere
el art. 595.1 LEC, dicho tercerista «afirme ser dueño de un bien embargado como
perteneciente al ejecutado» y acredite dicha titularidad. En suma, pues, además
de no tener la condición formal de parte, ni la material de deudor del crédito a
cuyo pago esté afecto el bien embargado, aquel tercero ha de afirmar y acreditar
ser el verdadero titular del bien embargado al que se refiera su pretensión,
negando que el mismo corresponda o se integre en la esfera patrimonial del
ejecutado.
La vigente LEC así lo exige con carácter general (art. 595.1 LEC). Pero, con
amplio y correcto criterio, reconoce igualmente legitimación activa para ejerci-
tar con éxito la presente acción incidental a quienes, aun no siendo realmente
(ni, por tanto, afirmando serlo) los titulares de los bienes embargados, ostenten
sobre los mismos algún derecho que les permita, por disposición legal expresa,
«oponerse al embargo o a la realización forzosa de uno o varios bienes embar-
gados como pertenecientes al ejecutado» (art. 595.2 LEC), tal y como, por ejem-
plo, sucede con el cónyuge del ejecutado (v. arts. 541 LEC y 1393 CC).
4. A las dos anteriores exigencias relativas a la ajenidad del tercerista, y a la
afirmación y acreditación del dominio sobre el bien embargado, ha de sumarse
una última cuál es la acreditación, por parte del tercerista, de que el derecho
dominical que invoca sobre el bien embargado lo ostenta desde fecha anterior

824
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 595

a la afectación del mismo a la ejecución, es decir, desde fecha anterior al


momento en que se produjo el embargo. A dicha condición se refiere el
art. 595.1 LEC al requerir que el promotor de la tercería, no sólo afirme ser dueño
de un bien embargado como perteneciente al ejecutado, sino que además afirme
que no ha adquirido de éste el bien «una vez trabado el embargo».
Y es que bien pudiera ocurrir que, aun revistiendo el tercero la condición de
tal, a la par que la de propietario real del bien embargado, dicho dominio se
hubiese adquirido por una transmisión del propio ejecutado efectuada con pos-
terioridad a la traba procesal del bien. En tal caso, como es evidente, dicha
transmisión de derechos puede resultar perfectamente válida en la estricta esfera
del ejecutado y del tercero transmitente. Pero no menos evidente lo es que ese
negocio jurídico, desde el momento en que consigue detraer del patrimonio del
ejecutado un bien que ya se encontraba judicialmente afectado al buen fin de
un proceso de ejecución pendiente, no puede generar ningún tipo de efectos
que perjudiquen al ejecutante.
5. Como especialidad de la demanda de tercería, el art. 595.3 LEC requiere
que con la demanda se acompañe «un principio de prueba por escrito del fun-
damento de la pretensión del tercerista». Si bien lo específico aquí no estriba en
el contenido de ese principio de prueba por escrito (el cual, en puridad, viene a
coincidir con el documento previsto en el art. 265.1.1.º LEC), sino en los efectos
que se derivan de su no aportación, que en lugar de afectar a la fundamentación
de la demanda (y a su posible estimación o desestimación al final del incidente),
afectan a su validez, acarreando directamente su inadmisión liminar (art. 596.2
LEC).

JURISPRUDENCIA
«una reiterada doctrina emanada de esta Sala ha venido proclamando que si bien la
finalidad de la tercería de dominio no es la obtención o la recuperación de los bienes a
que se refiere, sino el levantamiento del embargo trabado sobre los mismos (sentencia
de 5 de junio de 1989), por lo que no se identifica con la acción reivindicatoria (sen-
tencias de 8 de octubre y 18 de diciembre de 1990 y 8 de febrero de 1991) en ella ha
de examinarse y resolverse el tema relativo a la titularidad dominical invocada, en la
medida en que haya de conducir al alzamiento o no del embargo (S. de 15 de abril de
1992) por lo que el tercerista ha de probar inexcusablemente, para el éxito de su pre-
tensión, que es propietario de los bienes que pretende liberar de la traba (Sentencias de
24 de julio de 1992 y 1 de abril de 1993)» (STS 1.ª 12 marzo 2001, LA LEY 221/2001,
Rec. 532/1996).
«las sentencias de 19 de mayo de 1997, 16 de julio de 1997, 11 de marzo de 1998,
28 de octubre de 1998 y 7 de abril del 2000 expresan que la acción de tercería de
dominio, regulada en los arts. 1.532 y ss. de la LEC, resuelve la cuestión de que, ante el
embargo de un bien, el tercero que alega ser propietario –y que no lo es el demandado
embargado– la interpone para que declare que él es el titular verdadero del derecho de
propiedad y se alce el embargo trabado sobre su cosa. Se había mantenido que la tercería

825
Artículo 596 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de dominio era una acción reivindicatoria en la que se sustituía la recuperación de la


posesión, por el alzamiento del embargo. Pero realmente, la verdadera naturaleza de la
tercería del dominio es de acción declarativa de propiedad cuyo objeto es la declaración
de propiedad (a favor del demandante–tercerista) y el levantamiento del embargo (tra-
bado a instancia de un codemandado sobre un bien que aparentemente era del otro
codemandado). En este sentido, sentencias de 26 de septiembre de 1985 y 2 de noviem-
bre de 1993. La jurisprudencia insiste en una idea: La acción de tercería de dominio, que
no puede ser identificada con la reivindicatoria, aunque presente ciertas analogías con
ella, tiene por finalidad principal, no ya la obtención o recuperación del bien, que gene-
ralmente posee el propio tercerista, sino el levantamiento del embargo trabado sobre el
mismo» (STS 1.ª 8 mayo 2001, LA LEY 450/2001, Rec. 1263/1996).
«el presupuesto de la tercería de dominio es que el tercerista sea verdaderamente un
tercero, es decir, una persona distinta de la embargada, que sea el titular del derecho de
propiedad de la cosa embargada. Si no es tal tercero, sino viene a ser la misma persona
embargada, no tiene sentido la tercería por faltar este esencial presupuesto» (STS 1.ª 8
mayo 2001, LA LEY 450/2001, Rec. 1263/1996).
«Todas estas declaraciones son lógicas y obligadas en una tercería de dominio, pro-
cedimiento que se limita a constatar que el tercerista no es el mismo deudor embargado,
que es propietario de los bienes trabados y que, en consecuencia, ha de alzarse el
embargo. Las cuestiones que a ello no se refieran han de quedar fuera de dicho juicio»
(STS 1.ª 18 diciembre 2001, LA LEY 1207/2001, Rec. 2345/1996).

Artículo 596. Momento de interposición y posible rechazo de plano de la


tercería de dominio
1. La tercería de dominio podrá interponerse desde que se haya embargado
el bien o bienes a que se refiera, aunque el embargo sea preventivo.
2. El Tribunal, mediante auto, rechazará de plano y sin sustanciación alguna
la demanda de tercería de dominio a la que no se acompañe el principio de
prueba exigido en el apartado 3 del artículo anterior, así como la que se inter-
ponga con posterioridad al momento en que, de acuerdo con lo dispuesto en la
legislación civil, se produzca la transmisión del bien al acreedor o al tercero que
lo adquiera en pública subasta.

COMENTARIOS
La interposición de la tercería de dominio está sujeta a un período temporal,
de forma tal que una vez vencido, la tercería habrá de reputarse extemporánea
y, por ende, inadmisible. Así, el art. 596 LEC, tras afirmar que la tercería sólo
podrá interponerse «desde que se haya embargado el bien o bienes a que se
refiera», dispone a continuación el rechazo liminar de aquella demanda de ter-
cería «que se interponga con posterioridad al momento en que, de acuerdo con
lo dispuesto en la legislación civil, se produzca la transmisión del bien al acreedor
o al tercero que lo adquiera en pública subasta».

826
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 597

En relación con la mencionada exigencia temporal, téngase en cuenta lo que


disponen los arts. 634, 650, 670 y 674 LEC a propósito, respectivamente, de la
entrega de los bienes embargados al ejecutante para hacerse pago con los mis-
mos, y de la adjudicación por subasta de bienes muebles e inmuebles. Y téngase
en cuenta, sobre todo, que tratándose la realización de bienes en el procedi-
miento de apremio de una especie de compra–venta (en la que se entrega la
propiedad de un bien a una persona a cambio del pago de un precio o de la
renuncia a un crédito), a los efectos de determinar cuándo se produce la trans-
misión habrá de estarse a lo dispuesto en los arts. 1.462 a 1.464 CC.

Artículo 597. Prohibición de segundas y ulteriores tercerías


No se permitirá, en ningún caso, segunda o ulterior tercería sobre los mismos
bienes, fundada en títulos o derechos que poseyera el que la interponga al tiempo
de formular la primera.

COMENTARIOS
La ley exige que con la demanda de tercería se acompañen los documentos
en los que el tercerista funde su derecho a que la traba sea alzada, y que éstos,
además, no sean de aquellos que dicho sujeto haya podido aportar, no habién-
dolo hecho, en un juicio de tercería promovido con anterioridad. Así se infiere
del art. 597 LEC, a cuyo tenor: «No se permitirá, en ningún caso, segunda o
ulterior tercería sobre los mismos bienes, fundada en títulos o derechos que
poseyera el que la interponga al tiempo de formular la primera». En definitiva,
el principio de la preclusión (que en este punto obliga al accionante a aportar
con su demanda todos y cada uno de los documentos de que disponga, sin
guardarse ningún instrumento acreditativo de su pretensión para una eventual y
ulterior segunda tercería, como elemental exigencia de los principios de la buena
fe y de economía procesales) determina la inadmisibilidad de aquella tercería o
tercerías que, recayendo sobre los mismos bienes, se fundamente en títulos o
derechos que poseyese el que la interponga al tiempo de formular la primera.

Artículo 598. Efectos de la admisión de la tercería


1. La admisión de la demanda de tercería sólo suspenderá la ejecución res-
pecto del bien a que se refiera, debiendo el Secretario judicial adoptar las medi-
das necesarias para dar cumplimiento a la suspensión acordada.
2. Admitida la demanda por el Secretario judicial, el Tribunal, previa audien-
cia de las partes si lo considera necesario, podrá condicionar la suspensión de la
ejecución respecto del bien a qué se refiere la demanda de tercería a que el
tercerista preste caución por los daños y perjuicios que pudiera producir al
acreedor ejecutante. Esta caución podrá otorgarse en cualquiera de las formas
previstas en el párrafo segundo del apartado 3 del art. 529.

827
Artículo 599 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. La admisión de una tercería de dominio será razón suficiente para que el


Secretario judicial, a instancia de parte, ordene, mediante decreto, la mejora del
embargo.

COMENTARIOS
1. Procedimentalmente hablando, la tercería de dominio surge como un
incidente de previo pronunciamiento dentro del proceso de ejecución que pre-
cisa ser resuelto antes de acometer futuras actividades ejecutivas (singularmente
la sujeción del bien embargado al procedimiento de apremio) que puedan afec-
tar al mismo. De ahí que el art. 598 LEC apareje efectos suspensivos a la admisión
de la demanda de tercería.
2. Así, cuando la demanda del tercerista cumpla con todos los presupuestos
legalmente exigibles, el Secretario dictará decreto por el que acordará su admi-
sión a trámite (v. art. 404 LEC).
Pese a que, como antes se dijo, uno de los presupuestos que condiciona la
admisión de la demanda de tercería es la aportación documental de un principio
de prueba del derecho en que se funda la pretensión del tercerista, y pese a que,
por otro lado, el legislador ordena al Secretario judicial que, siempre que el
ejecutante así lo solicite, decrete automáticamente la mejora del embargo
mediante decreto (art. 598.3 LEC), el legislador, todavía no satisfecho, aún ha
dispuesto un adicional mecanismo de seguridad que evite el ejercicio temerario
o infundado de la acción que nos ocupa. En concreto, el art. 598.2 LEC permite
al Tribunal que, si tiene dudas sobre la corrección, regularidad o fundamento
del título esgrimido por el tercerista, una vez admitida la demanda por el Secre-
tario judicial acuerde prestar audiencia a las partes (se supone que a todas ellas:
tercerista, ejecutante y ejecutado) en aras a condicionar la admisión de la misma
a que aquel tercero preste caución por los daños y perjuicios que pudiera pro-
ducir al acreedor ejecutante.

Artículo 599. Competencia y sustanciación


La tercería de dominio, que habrá de interponerse ante el Secretario judicial
responsable de la ejecución, se resolverá por el Tribunal que dictó la orden
general y despacho de la misma y se sustanciará por los trámites previstos para
el juicio verbal.

COMENTARIOS
1. La atribución a un órgano judicial del conocimiento de los incidentes que
surjan durante la sustanciación de un proceso principal responde al concepto
de «competencia funcional». A ella se refiere el art. 61 LEC, cuando señala que
«el Tribunal que tenga competencia para conocer de un pleito, la tendrá también
para resolver sobre sus incidencias...». Proclamación que queda ratificada, ya

828
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 600

para el específico ámbito de la tercería de dominio, por este art. 599 LEC, que
la atribuye a «el Tribunal que dictó la orden general y despacho de la misma».
2. En lo que se refiere a los trámites por los que ha de enjuiciarse la pretensión
del tercerista, la LEC, en su redacción original, en lugar de remitirse a los sencillos
y económicos trámites previstos para las «cuestiones incidentales» (art. 393 LEC),
dispuso, por el contrario, que dicho incidente se sustanciara por los trámites del
«juicio ordinario» (art. 599 LEC, en su redacción original). Sin embargo, y corri-
giendo dicha desafortunada decisión normativa, la LMAP, al reformar el tenor
del art. 599 LEC, ha dispuesto que el procedimiento adecuado para sustanciar
la tercería de dominio sea ahora el del «juicio verbal».

Artículo 600. Legitimación pasiva. Litisconsorcio voluntario. Intervención


del ejecutado no demandado
La demanda de tercería se interpondrá frente al acreedor ejecutante y tam-
bién frente al ejecutado cuando el bien al que se refiera haya sido por él desig-
nado.
Aunque no se haya dirigido la demanda de tercería frente al ejecutado, podrá
éste intervenir en el procedimiento con los mismos derechos procesales que las
partes de la tercería, a cuyo fin se le notificará en todo caso la admisión a trámite
de la demanda para que pueda tener la intervención que a su derecho convenga.

COMENTARIOS
La demanda de tercería, como dispone esta norma, habrá de dirigirse «frente
al acreedor ejecutante y también frente al ejecutado cuando el bien al que se
refiera haya sido por él designado» (art. 600.I LEC). En cualquier caso, ello no
obstante, el ejecutado podrá intervenir en la tercería con los mismos derechos
que el tercerista y el ejecutante, incluso aun cuando la demanda no se haya
dirigido frente a él (art. 600.II LEC).
La justificación de este régimen jurídico de la legitimación pasiva es bien
sencilla: a) Si la tercería triunfa, el ejecutante perderá el derecho a que el bien
embargado se realice en el procedimiento de apremio, por lo que su legitimación
pasiva; b) Mientras que el ejecutado, por su lado, y aunque bien es cierto que la
resolución sobre el incidente de tercería no prejuzga la efectiva propiedad del
bien (v. art. 603.I LEC), tiene igualmente un indiscutible interés en que el bien
en cuestión no quede fuera de la ejecución, ya que tal contingencia ocasiona
entonces la mejora del embargo (la cual, por cierto, se producirá automática-
mente con la sola admisión de la demanda de tercería, art. 598.3 LEC).

829
Artículo 601 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 601. Objeto de la tercería de dominio


1. En la tercería de dominio no se admitirá más pretensión del tercerista que
la dirigida al alzamiento del embargo.
2. El ejecutante y, en su caso, el ejecutado, no podrán pretender en la tercería
de dominio sino el mantenimiento del embargo o sujeción a la ejecución del bien
objeto de tercería.

COMENTARIOS
1. La finalidad primordial que se persigue con el ejercicio de la tercería de
dominio, como ya se sabe, estriba en obtener el levantamiento del embargo tra-
bado sobre el bien ajeno al deudor ejecutado, dejando así sin efecto la previa
decisión por la que se haya acordado la traba. Su objeto, por tanto, es la deter-
minación de posibles errores en la atribución de la titularidad del bien embar-
gado a los solos fines de su levantamiento o de su mantenimiento, razón por la
cual en el enjuiciamiento de la tercería han de quedar fuera de la cognición
judicial cualesquiera otras diferentes cuestiones que pudiesen eventualmente
plantearse. De este modo lo proclama con rotundidad el art. 601.1 LEC: «En la
tercería de dominio no se admitirá más pretensión del tercerista que la dirigida
al alzamiento del embargo».
2. El éxito de la tercería depende, pues, de que el tercero acredite su condi-
ción de tal, esto es, su condición de persona ajena por completo a la satisfacción
del crédito por el que se sigue la ejecución; también de que dicha tercera persona
acredite la titularidad del bien embargado; y, por último, de que la titularidad
del bien embargado se haya adquirido conforme a derecho con anterioridad a
la fecha en que se produjo la traba.

JURISPRUDENCIA
«A efectos de tercería de dominio a lo que ha de atenderse es la fecha en la que los
embargos tuvieron lugar, conforme a la doctrina reiterada de esta Sala de Casación Civil,
al actuar el embargo como medida cautelar para asegurar la efectividad del crédito en
su día, es decir, el buen fin de la ejecución promovida, pero no altera la naturaleza de
éste (Sentencias de 23.4.1992 y 22.12.1998), y lo que viene a determinar la preferencia
entre derechos concurrentes (Sentencia de 27.1.1991), por lo que corresponde al ter-
cerista la carga de demostrar su titularidad a la fecha de la traba, resultando irrelevante
la adquisición llevada a cabo en momento posterior o en fecha que sólo gana eficacia
después del embargo (...). Tampoco tiene la anotación registral de embargo valor ni
eficacia constitutiva, a diferencia de lo que ocurre con la hipoteca, por lo que su inci-
dencia en la tercería de dominio se remite al tiempo del embargo, que existe jurídica-
mente desde que la autoridad judicial lo decreta; con independencia de su anotación en
el Registro, que no puede condicionar su existencia (Sentencias de 7.1.1992, 24.2.1995,
14.5.1996 y 9.4.1997)» (STS 1.ª 22 septiembre 2001, LA LEY 835/2001, Rec.
1874/1996).

830
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 602

«Procede resaltar que constituye doctrina jurisprudencial reiterada la concerniente


a que, por naturaleza, la acción de tercería tiene por objeto facultar al tercerista para que
pueda demostrar que el bien embargado era de su propiedad, y no del deudor, cuando
se realiza la traba; de ahí que, para que pueda prosperar, aquél no sólo ha de esgrimir
un título dominical válido, sino que su adquisición ha de ser cronológicamente anterior
a la fecha del embargo objeto de la tercería (...). En definitiva, para que prospere la acción
de tercería se requiere la justificación por el accionante de su condición de tercero y del
título de dominio que le ampare, titulación que ha de referirse a la existencia de un
derecho de propiedad actual, esto es, vigente en el momento de ser susceptible de ori-
ginarse la acción y que tenga realidad en el momento de la traba (SSTS de 14 de junio
de 1988 y 9 de octubre de 1997), cuyos presupuestos han concurrido en este litigio»
(STS 1.ª 17 octubre 2001, LA LEY 929/2001, Rec. 1830/1996).

Artículo 602. Efectos de la no contestación


Si los demandados no contestaran la demanda de tercería de dominio, se
entenderá que admiten los hechos alegados en la demanda.

Artículo 603. Resolución sobre la tercería


La tercería de dominio se resolverá por medio de auto, que se pronunciará
sobre la pertenencia del bien y la procedencia de su embargo a los únicos efectos
de la ejecución en curso, sin que produzca efectos de cosa juzgada en relación
con la titularidad del bien.
El auto que decida la tercería se pronunciará sobre las costas, con arreglo a
lo dispuesto en los arts. 394 y ss. de esta Ley. A los demandados que no contesten
no se les impondrán las costas, salvo que el Tribunal, razonándolo debidamente,
aprecie mala fe en su actuación procesal teniendo en cuenta, en su caso, la
intervención que hayan tenido en las actuaciones a que se refieren los apartados
2 y 3 del art. 593.

COMENTARIOS
Tras la demanda y, en su caso, contestación a la demanda, y tras la celebra-
ción, de nuevo en su caso, de la vista oral del juicio verbal, no restará ya sino
emitir la resolución que ponga término a la tercería de dominio, la cual, en lugar
de revestir la común forma de sentencia (art. 447 LEC), habrá de revestir la de
auto (art. 603 LEC).
1. Tanto el auto por el que se estime la tercería cuanto el que la desestime
por razones de fondo, habrá de contener el oportuno pronunciamiento acerca
de la titularidad del bien embargado, o para reconocérsela al tercerista y levantar
el embargo, o para negársela y decretar el mantenimiento de dicha medida eje-
cutiva. Pero en este punto, y como una las más significativas novedades que
introdujo la vigente LEC, hay que anotar de nuevo que la referida decisión resul-
tará vinculante a los solos efectos de la ejecución en curso, sin que, por tanto,

831
Artículo 604 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

el pronunciamiento judicial que reconozca o niegue la titularidad del bien al


tercerista produzca efectos de cosa juzgada (v. art. 603.I LEC). Con esta decisión
legislativa el objeto y la finalidad de la tercería quedan reducidos a la decisión
judicial sobre el levantamiento o mantenimiento del embargo, a los solos efectos
de determinar si el bien sigue o no afectado al buen fin de la ejecución. Y nada
más.
2. Si el Tribunal desestimase totalmente la pretensión del tercerista le impon-
drá las costas procesales (art. 394 LEC, al que se remite el art. 603.II LEC), y
ordenará que el embargo se mantenga tal cual se encontraba hasta entonces,
levantando la suspensión de la ejecución en lo que respecte al mismo.
Por el contrario, si el auto por el que culmine el presente incidente fuese
estimatorio de la pretensión del tercerista, el Tribunal habrá de ordenar «el alza-
miento de la traba y la remoción del depósito, así como la cancelación de la
anotación preventiva y de cualquier otra medida de garantía del embargo del
bien al que la tercería se refiriera» (art. 604 LEC). En este caso impondrá la con-
dena en costas a quienes hayan sido demandados (ejecutante y/o ejecutado), o
hubiesen intervenido (ejecutado no demandado), en la tercería, también con-
forme al art. 394 LEC (al que, como antes se apuntó, se remite el art. 603.II LEC).
Sin embargo, si dichos demandados no hubiesen llegado a contestar la demanda
en tiempo y forma, entonces no se les impondrá la condena en costas (las cuales,
por tanto, habrán de ser sufragadas por la respectiva parte que las hubiese
devengado, y las comunes por mitad), salvo que la tercería se refiera a un bien
cuyo embargo se decretó tras practicarse el incidente de determinación de la
titularidad del bien al que se refieren los apartados 2 y 3 del art. 593 LEC, y
siempre que en este incidente dichos demandados hayan alegado en favor de la
práctica del embargo, en cuyo caso sí se les impondrá la condena en costas.

Artículo 604. Resolución estimatoria y alzamiento del embargo


El auto que estime la tercería de dominio ordenará el alzamiento de la traba
y la remoción del depósito, así como la cancelación de la anotación preventiva
y de cualquier otra medida de garantía del embargo del bien al que la tercería
se refiriera.
Véase el comentario al art. 603 LEC

SECCIÓN 3.ª
De los bienes inembargables

Artículo 605. Bienes absolutamente inembargables


No serán en absoluto embargables:
1. Los bienes que hayan sido declarados inalienables.

832
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 605

2. Los derechos accesorios, que no sean alienables con independencia del


principal.
3. Los bienes que carezcan, por sí solos, de contenido patrimonial.
4. Los bienes expresamente declarados inembargables por alguna disposición
legal.

COMENTARIOS
1. Los arts. 605 a 608 LEC contienen una serie de reglas y disposiciones que
marcan los límites de la embargabilidad de los bienes y derechos del ejecutado
que pueden ser afectados a los fines de la ejecución.
En este sentido, el punto cardinal del que ha de partirse es el de la patrimo-
nialidad del bien o derecho susceptible de embargo (de forma que los bienes
carentes de contenido patrimonial no son, por esencia, susceptibles de ser objeto
de esta medida ejecutiva porque de su eventual realización, si es que la misma
fuera realmente posible, no se podría obtener cantidad dineraria alguna para
satisfacer el crédito del ejecutante). Y, de ahí, se establecen otros límites, ya no
esenciales sino impuestos por la voluntad coyuntural de cada legislador. La LEC,
en cambio, sitúa en el primer orden la nota de la inalienabilidad de bienes y
derechos (art. 605.1.º y 2.º), para sancionar más tarde la nota de la patrimonia-
lidad (art. 605.3.º) y, ya por último, la coyuntural voluntas legislatoris (arts.
605.4.º, 606 a 608).
Téngase en cuenta, en cualquier caso, que las disposiciones legales por las
que se declara la inembargabilidad total o parcial de un determinado bien o de
un determinado derecho no son, en principio, contrarias a la Constitución, ni al
derecho fundamental a la ejecución de las resoluciones judiciales en sus propios
términos que la misma proclama (art. 24.1 CE). Pero, eso sí, dicha constitucio-
nalidad no será tal cuando las declaraciones legales de inembargabilidad des-
cansen, se justifiquen o se fundamenten en derechos o valores no tutelados
constitucionalmente (véase a este respecto, in totum, la STC 113/1989, de 22 de
junio).
2. El art. 605 LEC cataloga como bienes absolutamente inembargables los
siguientes:
1.º Bienes inalienables (art. 605.1.º LEC), es decir, aquellos que, por dispo-
sición legal, hayan sido considerados intransmisibles en todo caso, de forma que,
si su legítimo titular no puede desprenderse de ellos por causa de dicho impe-
rativo legal, no tiene ningún sentido proyectar sobre los mismos una medida
como lo del embargo.
El ejemplo arquetípico de bien inalienable lo constituyen los «bienes de
dominio público», respecto de los cuales la propia Constitución dispone la obli-
gación de que su régimen jurídico al nivel de la legalidad ordinaria se inspire en

833
Artículo 605 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

los principios de «inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad»


(art. 132.1 CE), proclamación que se reitera, para el ámbito de las entidades
locales, en el art. 173.2 del Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo, por
el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley Reguladora de las Haciendas
Locales, y que establece lo siguiente: «Los Tribunales, Jueces y Autoridades
administrativas no podrán despachar mandamientos de ejecución ni dictar pro-
videncias de embargo contra los derechos, fondos, valores y bienes de la
Hacienda Local ni exigir fianzas, depósitos y cauciones a las Entidades Locales,
excepto cuando se trate de bienes patrimoniales no afectados a un uso o servicio
público».
De la lectura de esta última norma ya se desprende con toda claridad que la
prohibición de embargar bienes inalienables no es absoluta, como de forma
solemne proclama el art. 605 LEC, sino esencialmente relativa, pues no alcanza
a aquellos bienes patrimoniales, tanto de dominio público como los absoluta-
mente inalienables, que no se encuentren afectados o no sirvan a la realización
o al sostenimiento de un uso o servicio público (v. SSTC 166/1998, 211/1998 y
228/1998, que se reproducen en el posterior anexo jurisprudencial).
De ahí que el art. 23 de la vigente LGPre, acomodando su texto a la doctrina
del Tribunal Constitucional, disponga ahora que: «Ningún Tribunal ni autoridad
administrativa podrá dictar providencia de embargo ni despachar mandamiento
de ejecución contra los bienes y derechos patrimoniales cuando se encuentren
materialmente afectados a un servicio público o a una función pública, cuando
sus rendimientos o el producto de su enajenación estén legalmente afectados a
fines diversos, o cuando se trate de valores o títulos representativos del capital
de sociedades estatales que ejecuten políticas públicas o presten servicios de
interés económico general».
2.º Derechos accesorios a bienes inalienables (art. 605.2.º LEC), como podría
ser el caso, por ejemplo, de una finca gravada con servidumbres, las cuales son
«inseparables de la finca a que activa o pasivamente pertenecen» (art. 534 CC),
por lo que ésta no puede ser objeto de transmisión de manera autónoma o inde-
pendiente de aquéllas.
3.º Bienes carentes de contenido patrimonial (art. 605.3.º LEC).
4.º Bienes inembargables por imperativo legal (art. 605.4.º LEC).

JURISPRUDENCIA
– Inembargabilidad de los bienes de dominio público:
«En definitiva, hemos de llegar a la conclusión de que, observado el procedimiento
para la válida realización del pago (arts. 154.4 LHL y concordantes) si el ente local deudor
persistiera en el incumplimiento de su obligación de satisfacer la deuda de cantidad
líquida judicialmente declarada el privilegio de inembargabilidad de los ‘‘bienes en gene-

834
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 605

ral’», de las Entidades locales que consagra el art. 154.2 LHL, en la medida en que com-
prende no sólo los bienes demaniales y comunales sino también los bienes patrimoniales
pertenecientes a las Entidades locales que no se hallan materialmente afectados a un uso
o servicio público, no resulta conforme con el derecho a la tutela judicial efectiva que el
art. 24.1 CE garantiza a todos, en su vertiente de derecho subjetivo a la ejecución de las
resoluciones judiciales firmes» (STC 166/1998, de 15 de julio; en el mismo sentido, SSTC
211/1998, de 27 de octubre, y 228/1998, de 1 de diciembre).
– Inembargabilidad de los bienes de las misiones diplomáticas:
«c) El régimen concreto de la inmunidad de ejecución de los Estados extranjeros, por
remisión del art. 21.1 LOPJ, se contiene en normas de Derecho internacional público
que se obtienen por inducción de datos de origen muy diverso, entre los que se encuen-
tran las convenciones internacionales y la práctica de los Estados. Analizados en las dos
resoluciones a las que nos referimos, llegamos a la conclusión de que no existe una
inmunidad absoluta, sino relativa, de ejecución de los Estados, conclusión que se ve
reforzada por la propia exigencia de efectividad de los derechos contenidos en el art. 24
CE y por la ratio de la inmunidad, que no es la de otorgar a los Estados una protección
indiscriminada, sino la de salvaguardar la integridad de su soberanía. Por tanto, la deli-
mitación del alcance concreto de la inmunidad de ejecución de los Estados debe partir
de que, con carácter general, cuando en una determinada actividad o cuando en la
afectación de determinados bienes no esté empeñada la soberanía del Estado extranjero,
tanto el ordenamiento internacional como, por remisión, el ordenamiento interno des-
autorizan que se inejecute una sentencia; en consecuencia, una decisión de inejecución
supone en tales casos una vulneración del art. 24.1 de la Constitución Española.
d)Además de esta delimitación genérica, es preciso tener en cuenta que determina-
dos bienes gozan de una particular inmunidad por la calidad de sus titulares, como ocurre
con los de las misiones diplomáticas y consulares; de modo que la inmunidad de los
Estados se asienta sobre una doble distinción: 1) Son absolutamente inmunes a la eje-
cución los bienes de las misiones diplomáticas y consulares; 2) Son inmunes a la ejecu-
ción los demás bienes de los Estados extranjeros que estén destinados a actividades iure
imperii, pero no los destinados a actividades iure gestionis» (STC 18/1997, de 10 de
febrero).
– Inembargabilidad de los derechos consolidados de los planes de pensiones:
«La inembargabilidad de los derechos consolidados de los planes de pensiones se
sustenta, primero, en la naturaleza propia o configuración legislativa singular de los dere-
chos consolidados dentro del régimen jurídico sistemático y coherente de los planes y
fondos de pensiones. En efecto, la indisponibilidad de los recursos de los partícipes en
los planes de pensiones –las llamadas restricciones a la movilización de los derechos
consolidados– está legalmente definida por el art. 8.7 LPFP y los arts. 10.3 y 20.1 del
Reglamento de planes y fondos de pensiones (...) Adicionalmente la inembargabilidad
de los derechos consolidados de los planes de pensiones se sustenta en la doble función
económica y social que desempeñan: la de complementar el nivel obligatorio y público
de protección social y la de favorecer la modernización, desarrollo y estabilidad de los
mercados financieros. En efecto, la finalidad de los planes y fondos de pensiones consiste
en establecer un instrumento de ahorro que puede cumplir una importante función
complementaria del nivel obligatorio y público de protección social. Asimismo los fondos

835
Artículo 606 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de pensiones cumplen una importante función en la modernización, desarrollo y esta-


bilidad de los mercados financieros. Precisamente la consecución de estos fines es la
razón que ha llevado al legislador a establecer la indisponibilidad de los derechos con-
solidados y, consecuentemente, su inembargabilidad. Esta medida resulta idónea y nece-
saria para asegurar la viabilidad y estabilidad de los planes y fondos de pensiones. Y,
como señala el Abogado del Estado, respeta el canon de la proporcionalidad, ya que el
sacrificio de los acreedores es muy inferior a la amenaza que para la viabilidad y estabi-
lidad financiera de los planes y fondos de pensiones representaría la embargabilidad de
los derechos consolidados» (STC 88/2009, de 20 de abril).
– Inembargabilidad de los bienes carentes de contenido patrimonial:
«El art. 605 de la LEC determina que son bienes absolutamente inembargables, los
bienes que carezcan por sí solos de contenido patrimonial, disposición que tal y como
viene repitiendo la jurisprudencia debe ser interpretada en sentido restrictivo en virtud
del principio general de la responsabilidad universal del deudor contenido en el art. 1952
del Código Civil, de manera que sólo pueden quedar fuera de la posibilidad de embargo
aquellos bienes que carezcan de un auténtico valor patrimonial, situación en la que se
encuentra la participación social de la referida entidad por cuanto, como señala la refe-
rida entidad, la misma carece de valor patrimonial alguno desde el momento que no es
susceptible de transmisión alguna ni a título oneroso ni gratuito, ni por actos inter vivos
ni mortis causa, lo que resulta de la propia certificación de la entidad en la que se señala
que la condición de socio se pierde por causar baja o por el fallecimiento, sin que en
modo alguno conste que sea susceptible de formar parte del caudal hereditario al falle-
cimiento del causante, cosa distinta de la posibilidad de acceder a la condición de socio
de la entidad por ser hijo de socio» (AAP Tenerife 1.ª 19 mayo 2006, LA LEY 136/2006,
Rec. 184/2006).

Artículo 606. Bienes inembargables del ejecutado


Son también inembargables:
1. El mobiliario y el menaje de la casa, así como las ropas del ejecutado y de
su familia, en lo que no pueda considerarse superfluo. En general, aquellos bienes
como alimentos, combustible y otros que, a juicio del Tribunal, resulten impres-
cindibles para que el ejecutado y las personas de él dependientes puedan atender
con razonable dignidad a su subsistencia.
2. Los libros e instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión, arte
u oficio a que se dedique el ejecutado, cuando su valor no guarde proporción
con la cuantía de la deuda reclamada.
3. Los bienes sacros y los dedicados al culto de las religiones legalmente
registradas.
4. Las cantidades expresamente declaradas inembargables por Ley.
5. Los bienes y cantidades declarados inembargables por Tratados ratificados
por España.

836
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 606

COMENTARIOS
La relación de bienes que el art. 606 LEC también considera inembargables,
puede sistematizarse del siguiente modo:
1. Bienes inherentes al mantenimiento y desarrollo de una vida digna.
Como regla general, son bienes no susceptibles de ser embargados en el
proceso de ejecución, en primer lugar, el «mobiliario y el menaje de la casa, así
como las ropas del ejecutado y de su familia», e igualmente, en segundo término,
«aquellos bienes como alimentos, combustible y otros que, a juicio del Tribunal,
resulten imprescindibles para que el ejecutado y las personas de él dependientes
puedan atender con razonable dignidad a su subsistencia» (art. 606.1.º LEC).
Bienes, en suma, sin los cuales el desarrollo vital de dichos sujetos no respetaría
en su totalidad la condición de dignidad personal que la Constitución consagra
en su art. 10.1.
Dicha previsión legal, ello no obstante, no reviste un carácter absoluto: a)
De un lado, la inembargabilidad del mobiliario y del menaje del domicilio habi-
tual del ejecutado tiene como límite la circunstancia de que dichos bienes mue-
bles no puedan considerarse superfluo; b) Y de otro lado, la inembargabilidad
de los alimentos, combustible y aquellos otros bienes imprescindibles para aten-
der a la subsistencia del ejecutado y de las personas dependientes del mismo
tiene como límite el que los tales bienes estén preordenados razonablemente a
dicha subsistencia.
2. Bienes inherentes al ejercicio de una profesión, arte u oficio.
Son también inembargables, de nuevo con el carácter de regla general no
absoluta, los «libros e instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión,
arte u oficio a que se dedique el ejecutado» (art. 606.2.º LEC). De esta forma, los
bienes que, objetiva y razonablemente, resulten necesarios para el normal
desempeño de la profesión, arte u oficio a que se venía dedicando habitualmente
el deudor ejecutado como medio primordial de propiciar su sustento económico
y el de su familia (o el de las personas que de él dependan), tampoco podrá ser
objeto de embargo.
Pero, al igual que la anterior, también la regla que ahora tratamos presenta
una excepción, por lo demás ciertamente novedosa. Con arreglo a la misma,
sólo podrá quedar descartado el embargo de los libros e instrumentos necesarios
para el ejercicio de la profesión, arte u oficio a que se dedique el ejecutado
«cuando su valor no guarde proporción con la cuantía de la deuda reclamada»
(art. 606.2.º LEC).
3. Bienes sacros y bienes dedicados al culto religioso.
Igualmente quedan extramuros del embargo, en tercer lugar, los «bienes
sacros y los dedicados al culto de las religiones legalmente registradas»

837
Artículo 606 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

(art. 606.3.º LEC). De todas cuantas limitaciones o exclusiones al ámbito objetivo


del embargo se dan cita en la LEC, la que ahora nos ocupa es, a nuestro juicio,
la más injustificada, y con diferencia, pues ya no se trata sólo de que España,
por imperativo constitucional, sea un Estado aconfesional (art. 16.3 CE), lo que
determina que los bienes de las organizaciones religiosas legalmente registradas
no tengan por qué poseer privilegio o prerrogativa alguna; es que, además, los
términos en que está redactada la norma posibilitan la exclusión del embargo
prácticamente respecto de cualesquiera bienes de esas organizaciones religiosas,
y no únicamente de aquellos que, por estar directa y notoriamente afectados al
ejercicio del culto, precisan encontrarse bajo el dominio de la organización eje-
cutada para que a la misma le sea posible desarrollar normalmente las nobles
funciones que les son propias.
4. Bienes y cantidades declaradas legalmente inembargables por Ley nacional
o por Tratado internacional.
De un lado, cabe señalar que la «Ley» que menciona el art. 606.4.º LEC
puede ser, cómo no, la propia LEC, en la cual, por ejemplo, se encuentran las
específicas previsiones de los núms. 1.º a 3.º del mismo art. 606, ya menciona-
das, o la relativa a las limitaciones al embargo de sueldos y pensiones del art. 607
LEC, a la que inmediatamente se aludirá. Pero también puede apuntarse como
ejemplo de bienes inembargables declarados así por una norma con rango de
ley los llamados derechos consolidados de los planes de pensiones, cuya indis-
ponibilidad proclama el Real Decreto Legislativo 1/2002, de 29 de noviembre
(tal y como, por lo demás, ha ratificado la jurisprudencia constitucional –v. STC
88/2009, de 20 de abril–).
De otro lado, de entre todas las cláusulas de inembargabilidad que contem-
plan los Tratados Internacionales, la más significativa es la que excluye de dicha
traba ejecutiva los bienes propios de las delegaciones diplomáticas de los países
extranjeros en España (v. los Convenios de Viena de 18 de abril de 1961 y 24
de abril de 1963, sobre Relaciones Diplomáticas y Relaciones Consulares, res-
pectivamente), la cual fue declarada conforme con la Constitución (v. STC
18/1997, de 10 de febrero), aunque, eso sí, limitada a los bienes destinados a
actividades iure imperii, con lo que quedan fuera de la cláusula de inembarga-
bilidad los destinados a actividades iure gestionis (véase también sobre este
punto la L.O. 16/2015, de 27 de octubre, sobre privilegios e inmunidades de los
Estados extranjeros, las Organizaciones internacionales con sede u oficina en
España y las Conferencias y Reuniones internacionales celebradas en España).

JURISPRUDENCIA
«La inembargabilidad de los instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión
arte u oficio a que se dedique el ejecutado aparece recogida en el art. 606.2 LEC pero
no se establece con carácter general sino únicamente cuando el valor de dichos bienes
no guarde proporción con la cuantía de la deuda reclamada. El art. 1.449 de la LEC/1881

838
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 607

contemplaba también esta excepción cuya finalidad no es otra que la de evitar que el
ejecutado quede privado de los medios indispensables para poder procurarse una sub-
sistencia digna. En este sentido, y como señala la sentencia del Tribunal Constitucional
113/1989, de 22 de junio, la Ley, por variadas razones de interés público o social excluye
determinados bienes y derechos de la ejecución forzosa, declarándolos inembargables,
y entre esas razones que motivan las declaraciones legales de inembargabilidad, destaca
la social de impedir que la, ejecución forzosa destruya por completo la vida económica
del ejecutado y se ponga en peligro su subsistencia personal y la de su familia. Los valores
constitucionales que legitiman la inembargabilidad se encuentran en el respeto a la dig-
nidad humana configurado como el primero de los fundamentos del orden político y de
la paz social en el art. 10.1 CE al cual repugna que la efectividad de los derechos patri-
moniales se lleve al extremo de sacrificar el mínimo vital del deudor, privándole de los
medios indispensables para la realización de sus fines personales así como en la pro-
tección de la familia, el mantenimiento de la salud y el uso de una vivienda digna y
adecuada.
Sin embargo, sin perder de vista esta perspectiva constitucional, ha de tenerse en
cuenta que la inembargabilidad de determinados bienes del deudor que establece el
art. 606 LEC tiene un carácter excepcional porque constituye un límite al principio general
de la responsabilidad universal del deudor consagrado en el art. 1911 del Código Civil
y en virtud del cual todo deudor responde de sus obligaciones con todos sus bienes,
presentes y futuros, de forma que no puede hacerse una interpretación extensiva del
mismo y aplicarlo a supuestos esencialmente distintos de aquellos para los que está pen-
sado. Y como la prohibición de embargo constituye, a su vez, una limitación del derecho
del ejecutante a obtener una tutela judicial efectiva, la correcta aplicación del art. 606
implica que, tal como sostiene la parte recurrente, la inembargabilidad de estos bienes
no puede aplicarse de forma automática y apriorística sino que habrá de analizarse cada
caso concreto para poder determinar si a los bienes o instrumentos de que se trate les
alcanza o no la prohibición de embargo que establece el precepto» (AAP Lleida 2.ª 14
enero 2005, LA LEY 9/2005, Rec. 290/2004).

Artículo 607. Embargo de sueldos y pensiones


1. Es inembargable el salario, sueldo, pensión, retribución o su equivalente,
que no exceda de la cuantía señalada para el salario mínimo interprofesional.
2. Los salarios, sueldos, jornales, retribuciones o pensiones que sean supe-
riores al salario mínimo interprofesional se embargarán conforme a esta escala:
1.º Para la primera cuantía adicional hasta la que suponga el importe del
doble del salario mínimo interprofesional, el 30 por 100.
2.º Para la cuantía adicional hasta el importe equivalente a un tercer salario
mínimo interprofesional, el 50 por 100.
3.º Para la cuantía adicional hasta el importe equivalente a un cuarto salario
mínimo interprofesional, el 60 por 100.
4.º Para la cuantía adicional hasta el importe equivalente a un quinto salario
mínimo interprofesional, el 75 por 100.

839
Artículo 607 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

5.º Para cualquier cantidad que exceda de la anterior cuantía, el 90 por 100.
3. Si el ejecutado es beneficiario de más de una percepción, se acumularán
todas ellas para deducir una sola vez la parte inembargable. Igualmente serán
acumulables los salarios, sueldos y pensiones, retribuciones o equivalentes de
los cónyuges cuando el régimen económico que les rija no sea el de separación
de bienes y rentas de toda clase, circunstancia que habrán de acreditar al Secre-
tario judicial.
4. En atención a las cargas familiares del ejecutado, el Secretario judicial
podrá aplicar una rebaja de entre un 10 a un 15 por ciento en los porcentajes
establecidos en los núms. 1.º, 2.º, 3.º y 4.º del apartado 2 del presente artículo.
5. Si los salarios, sueldos, pensiones o retribuciones estuvieron gravados con
descuentos permanentes o transitorios de carácter público, en razón de la legis-
lación fiscal, tributaria o de Seguridad Social, la cantidad líquida que percibiera
el ejecutado, deducidos éstos, será la que sirva de tipo para regular el embargo.
6. Los anteriores apartados de este artículo serán de aplicación a los ingresos
procedentes de actividades profesionales y mercantiles autónomas.
7. Las cantidades embargadas de conformidad con lo previsto en este pre-
cepto podrán ser entregadas directamente a la parte ejecutante, en la cuenta que
ésta designe previamente, si así lo acuerda el Secretario judicial encargado de la
ejecución.
En este caso, tanto la persona o entidad que practique la retención y su pos-
terior entrega como el ejecutante, deberán informar trimestralmente al Secre-
tario judicial sobre las sumas remitidas y recibidas, respectivamente, quedando
a salvo en todo caso las alegaciones que el ejecutado pueda formular, ya sea
porque considere que la deuda se halla abonada totalmente y en consecuencia
debe dejarse sin efecto la traba, o porque las retenciones o entregas no se estu-
vieran realizando conforme a lo acordado por el Secretario judicial.
Contra la resolución del Secretario judicial acordando tal entrega directa
cabrá recurso directo de revisión ante el Tribunal.
Véase art. 26 ET

COMENTARIOS
1. También con fundamento en el mantenimiento y desarrollo de una vida
digna por parte del ejecutado (a quien, como ya se conoce, para asegurar su
normal volumen de ingresos profesionales se le permite que no queden some-
tidos al embargo y a la posterior realización en el procedimiento de apremio los
libros e instrumentos necesarios para el ejercicio de su ocupación, arte u oficio
habitual, art. 606.2.º LEC), el art. 607 LEC establece determinadas restricciones
al embargo de «sueldos o pensiones», así como al embargo de aquellos otros
ingresos profesionales, que no tengan la condición jurídica de «sueldo», perci-
bidos por el deudor ejecutado en concepto de ingreso por el ejercicio de «acti-

840
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 607

vidades profesionales o mercantiles autónomas» (v. STC 113/1989, de 22 de


junio).
Los sueldos, pensiones o ingresos profesionales no han constituido nunca un
concepto inembargable por naturaleza; pero una parte de los mismos (porcen-
tualmente calculada en función de su magnitud) sí se ha considerado desde
siempre que ha de quedar ajena al buen fin de la ejecución, precisamente para
que queda garantizada la digna subsistencia del ejecutado, y de su familia y
allegados dependientes. Y de esta tradicional manera contempla también el
fenómeno el art. 607 LEC, precepto que sitúa la barrera que separa la inembar-
gabilidad total de la embargabilidad porcentual de las cantidades de que se trata
en la cuantía establecida anualmente para el salario mínimo interprofesional.
2. Cantidades totalmente inembargables: aquellas que no superen la canti-
dad fijada como «salario mínimo interprofesional». Tal y como proclama el
art. 607.1 LEC, es inembargable, de manera total y absoluta, al 100 por 100, el
«salario, sueldo, pensión, retribución o su equivalente, que no exceda de la
cuantía señalada para el salario mínimo interprofesional» (de este mismo modo
se pronuncia el art. 27.2 ET). Pero es de trascendental importancia tener en
cuenta que, en orden al cómputo de la cantidad que quedará totalmente liberada
del embargo por este motivo, los tribunales únicamente habrán que tomar en
consideración la «cantidad líquida» que perciba el ejecutado, sin que, en con-
secuencia, pueden engrosar este concepto los gravámenes, permanentes o tran-
sitorios, de carácter público que se ciernan sobre el sueldo, pensión o retribución
en razón de la legislación fiscal, tributaria o de Seguridad Social (art. 607.5 LEC).
3. Cantidades embargables: escalas y porcentajes: por el contrario, sí podrán
ser susceptibles de embargo aquellas otras cantidades que por los mismos con-
ceptos perciba el deudor ejecutado «que sean superiores al salario mínimo inter-
profesional» (art. 607.2 LEC). Embargables, ello no obstante, no al 100 por 100,
disponiéndose una embargabilidad relativa conforme a los porcentajes reflejados
en el art. 607.2 LEC.
Sobre dicha escala admite la LEC una rebaja máxima de entre el 10 y el 15
por 100 de la cantidad de que se trate (rebaja que es inaplicable, sin embargo,
al porcentaje previsto en el núm. 5.º, que no admitirá rebajas ni disminuciones
de tipo alguno), que resultará inembargable, y que decidirá razonadamente el
Secretario judicial encargado de la ejecución en atención, única y exclusiva-
mente, a las «cargas familiares» que pesen sobre el ejecutado (art. 607.4 LEC).
Por lo demás, cuando el ejecutado sea beneficiario de más de una percepción,
se acumularán todas ellas para deducir una sola vez la parte inembargable; e
igualmente serán acumulables los salarios, sueldos y pensiones, retribuciones o
equivalentes de los cónyuges cuando el régimen económico que les rija no sea
el de separación de bienes y rentas de toda clase, circunstancia que habrán de
acreditar al Secretario judicial (art. 607.3 LEC).

841
Artículo 607 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4. Réstanos reseñar que el apartado 7 del art. 607 LEC posibilita que las
cantidades embargadas al ejecutado en concepto de «sueldos y pensiones» pue-
dan ser entregadas directamente al ejecutante, en la cuenta que éste designe
previamente, siempre y cuando así lo acuerde el Secretario encargado de la eje-
cución, decisión ésta frente a la que podrá interponer el ejecutado recurso
directo de revisión ante el Tribunal. En este caso, tanto la persona o entidad que
practique la retención y su posterior entrega como el ejecutante, deberán infor-
mar trimestralmente al Secretario judicial sobre las sumas remitidas y recibidas,
respectivamente, quedando a salvo en todo caso las alegaciones que el ejecu-
tado pueda formular, ya sea porque considere que la deuda se halla abonada
totalmente y, en consecuencia, debe dejarse sin efecto la traba, o porque las
retenciones o entregas no se estuvieren realizando conforme a lo acordado por
el Secretario judicial.

JURISPRUDENCIA
«Ley, por las más variadas razones de interés público o social, excluye determinados
bienes y derechos de la ejecución forzosa, declarándolos inembargables y prohibiendo,
en su consecuencia, que el ejecutante proyecte su acción sobre los mismos, que podrían
ser objeto de la actividad ejecutiva de no mediar la prohibición. Entre esas variadas
razones que motivan las declaraciones legales de inembargabilidad, bastante numerosas
en nuestro Derecho vigente, destaca la social de impedir que la ejecución forzosa des-
truya por completo la vida económica del ejecutado y se ponga en peligro su subsistencia
personal y la de su familia y, a tal fin, la ley establece normas de inembargabilidad de
salarios y pensiones que son, en muchas ocasiones, la única fuente de ingresos econó-
micos de gran número de ciudadanos.
Esta protección legal de un nivel económico mínimo que permita satisfacer digna-
mente las más elementales necesidades del ser humano no es una novedad introducida
por los Estados modernos, sino que tiene abundantes precedentes en los ordenamientos
jurídicos históricos, de los cuales puede servir de ejemplo, en nuestro Derecho, la Ley
5.ª del Título 13 de la Partida 5.ª, en la cual se establece una larga lista de bienes inem-
bargables que termina con la fórmula general ‘‘y otras cosas de la casa, que ha de
menester cada día para servicio del cuerpo y de su compaña’». Responde, esta tradicio-
nal protección de los bienes indispensables para la subsistencia diaria a una constante
histórica de dulcificación de la situación del deudor, que se mantiene vigente en diversas
normas, entre las cuales se encuentra la contenida en el art. 22 de la Ley General de la
Seguridad Social respecto de las prestaciones de la Seguridad Social.
Los valores constitucionales, que conceden legitimidad al límite que la inembarga-
bilidad impone al derecho del acreedor a que se cumpla la sentencia firme que le reco-
noce el crédito, se encuentran en el respeto a la dignidad humana, configurado como el
primero de los fundamentos del orden político y de la paz social en el art. 10.1 de la
Constitución al cual repugna, según aduce el Abogado del Estado, que la efectividad de
los derechos patrimoniales se lleve al extremo de sacrificar el mínimo vital del deudor,
privándole de los medios indispensables para la realización de sus fines personales así
como en la protección de la familia, el mantenimiento de la salud y el uso de una vivienda

842
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 608

digna y adecuada, valores éstos que, unidos a las prestaciones sociales suficientes ante
situaciones de necesidad que debe garantizar el régimen público de Seguridad Social,
están constitucionalmente consagrados en los arts. 39, 41, 43 y 47 de la Constitución, y
obligan a los poderes públicos, no sólo al despliegue de la correspondiente acción admi-
nistrativa prestacional, sino además a desarrollar la acción normativa que resulte nece-
saria para asegurar el cumplimiento de esos mandatos constitucionales, a cuyo fin resulta
razonable y congruente crear una esfera patrimonial intangible a la acción ejecutiva de
los acreedores que coadyuve a que el deudor pueda mantener la posibilidad de una
existencia digna» (STC 113/1989, de 22 de junio).

Artículo 608. Ejecución por condena a prestación alimenticia


Lo dispuesto en el artículo anterior no será de aplicación cuando se proceda
por ejecución de sentencia que condene al pago de alimentos, en todos los casos
en que la obligación de satisfacerlos nazca directamente de la Ley, incluyendo
los pronunciamientos de las sentencias dictadas en procesos de nulidad, sepa-
ración o divorcio sobre alimentos debidos al cónyuge o a los hijos o de los
decretos o escrituras públicas que formalicen el convenio regulador que los
establezcan. En estos casos, así como en los de las medidas cautelares corres-
pondientes, el Tribunal fijará la cantidad que puede ser embargada.

COMENTARIOS
Ninguno de los límites previstos en el art. 607 LEC (ni el de carácter absoluto
que afecta a las cantidades no superiores al salario mínimo interprofesional, ni
el de carácter relativo o porcentual impuesto a las cantidades que superen dicho
límite legal) rige cuando el proceso de ejecución, en primer término, se haya
iniciado en virtud de una sentencia firme de condena (art. 517.2.1.º LEC) que,
en segundo lugar, condene al deudor ejecutado a prestar alimentos en todos los
casos en que la obligación de satisfacerlos nazca directamente de la Ley (véanse,
en general, los arts. 142 y ss. CC) (art. 608 LEC).
En la anterior excepción normativa se incluirán, no sólo los pronunciamien-
tos que recaigan en los procesos cuyo exclusivo objeto sea el de la prestación
de alimentos, sino también en aquellos otros dictados en procesos de nulidad,
separación o divorcio matrimoniales sobre alimentos debidos al cónyuge o a los
hijos (o de los decretos o escrituras públicas que formalicen el convenio regu-
lador que los establezcan, en los casos en que la prestación alimenticia la decida
el Secretario judicial o el Notario, en los términos previstos por la LJV), incluso
cuando la prestación de alimentos no se acuerde con carácter definitivo o firme
sino a título cautelar.
En cualquiera de estos casos, acaba señalando el art. 608 LEC, el Tribunal
fijará la cantidad que puede ser embargada, sin sujeción, pues, ni a la exclusión
total de las cantidades por debajo del salario mínimo interprofesional, ni a los
porcentajes dispuestos para las que lo superen, del art. 607 LEC.

843
Artículo 609 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
«La regla general en materia de embargo es la del art. 607 LEC, que en su núm. 1
declara inembargable el salario, sueldo, pensión, retribución o su equivalente, que no
exceda de la cuantía señalada para el salario mínimo interprofesional. La misma, sin
embargo, encuentra la excepción del art. 608, referida a todos los supuestos en que ‘‘se
proceda por ejecución de sentencia que condene al pago de alimentos, en todos los
casos en que la obligación de satisfacerlos nazca directamente de la Ley, incluyendo los
pronunciamientos de las sentencias dictadas en procesos de nulidad, separación o divor-
cio sobre alimentos debidos al cónyuge o a los hijos’», en los que, al igual que en el de
las medidas cautelares correspondientes, ‘‘el Tribunal fijará la cantidad que puede ser
embargada’». Esa excepción no sólo afecta a las pensiones que se vayan devengando
por alimentos y que el deudor no satisfaga voluntariamente, sino que son extensivas a
las adeudadas por atrasos. Lo que el precepto no dispone, sin embargo, es que haya de
embargarse la totalidad del salario, pues adopta una fórmula que deja al Juez la deter-
minación de la cantidad a embargar o retener, ponderando prudencialmente los intereses
en juego y las respectivas necesidades» (AAP Zaragoza 2.ª 23 julio 2004, LA LEY
468/2004, Rec. 77/2004).

Artículo 609. Efectos de la traba sobre bienes inembargables


El embargo trabado sobre bienes inembargables será nulo de pleno derecho.
El ejecutado podrá denunciar esta nulidad ante el Tribunal mediante los
recursos ordinarios o por simple comparecencia ante el Secretario judicial si no
se hubiera personado en la ejecución ni deseara hacerlo, resolviendo el Tribunal
sobre la nulidad denunciada.
Véase art. 605 y ss. LEC

COMENTARIOS
Siendo la inembargabilidad de bienes y derechos un requisito objetivo
impuesto legalmente, es evidente que el efectivo ejercicio del embargo sobre
alguno de esos elementos patrimoniales ha de obligar al legislador a instaurar
mecanismos que posibiliten la defensa de la persona afectada por la adopción
de dicho antijurídico embargo.
En el ámbito del incumplimiento de las exigencias objetivas del embargo se
nos muestra el legislador infinitamente más drástico que la esfera de la inobser-
vancia de las exigencias subjetivas impuestas a dicha traba. Y así, mientras que,
como se conoce, el embargo trabado sobre bienes que no pertenezcan al eje-
cutado es eficaz ab initio, e incluso puede llegar a convertirse en plena e irrevo-
cablemente eficaz si concurren determinadas condiciones (v. art. 594 LEC), el
embargo trabado sobre bienes indeterminados o sobre bienes inembargables es,
directamente y sin más, nulo de pleno derecho (v. arts. 588.1, 609.I LEC).
Y en lo que se refiere, en concreto, a la defensa frente a la infracción de las
normas reguladoras de la inembargabilidad de los bienes y derechos del ejecu-

844
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 610

tado, el art. 609.II LEC remite a este último al ejercicio de los «recursos ordina-
rios», recursos que habrá de interponer frente a las resoluciones judiciales por
las que se disponga la traba de bienes inembargables, recursos en los que se
denunciará la nulidad de pleno derecho de dicha decisión, y que, conforme al
art. 562.1 LEC, serán los de reposición y apelación. Pero, como quiera que el
seguimiento y desarrollo del proceso de ejecución no precisa en absoluto de la
personación o comparecencia de la persona del ejecutado ante el Tribunal com-
petente (v. art. 553 LEC), el propio art. 609.II LEC también apunta la posibilidad
de que dicho ejecutado no comparecido pueda denunciar la nulidad de pleno
derecho de los embargos decretados sobre bienes inembargables mediante
«simple comparecencia ante el Secretario judicial si no se hubiera personado en
la ejecución ni deseara hacerlo, resolviendo el Tribunal sobre la nulidad denun-
ciada».

Artículo 610. Reembargo. Efectos


1. Los bienes o derechos embargados podrán ser reembargados y el reem-
bargo otorgará al reembargante el derecho a percibir el producto de lo que se
obtenga de la realización de los bienes reembargados, una vez satisfechos los
derechos de los ejecutantes a cuya instancia se hubiesen decretado embargos
anteriores o, sin necesidad de esta satisfacción previa, en el caso del párrafo
segundo del apartado siguiente.
2. Si, por cualquier causa, fuere alzado el primer embargo, el ejecutante del
proceso en el que se hubiera trabado el primer reembargo quedará en la posición
del primer ejecutante y podrá solicitar la realización forzosa de los bienes reem-
bargados.
Sin embargo, el reembargante podrá solicitar la realización forzosa de los
bienes reembargados, sin necesidad de alzamiento del embargo o embargos
anteriores, cuando los derechos de los embargantes anteriores no hayan de verse
afectados por aquella realización.
3. Los ejecutantes de los procesos en que se decretare el reembargo podrán
solicitar del Secretario judicial que adopte medidas de garantía de esta traba
siempre que no entorpezcan una ejecución anterior y no sean incompatibles con
las adoptadas a favor de quien primero logró el embargo.

COMENTARIOS
1. Por reembargo cabe entender aquel embargo acordado por el Secretario
judicial en un proceso de ejecución pendiente que recae sobre cualesquiera
bienes, muebles o inmuebles, que ya hayan sido objeto de embargo en otro
diferente proceso de ejecución.
El reembargo, en definitiva, no es sino un embargo sobre bienes ya embar-
gados. Constituye, así, una medida que se muestra especialmente útil cuando
en el patrimonio embargable del deudor ejecutado únicamente exista algún bien

845
Artículo 610 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de valor muy notablemente superior a la entidad del crédito que le haya sido
reclamado; supuesto éste que, en condiciones normales, comporta que de la
ulterior realización del bien en cuestión en el procedimiento de apremio pueda
llegar a obtenerse una contraprestación económica muy superior a la necesaria
para satisfacer las cantidades por las que se haya despachado la ejecución en el
proceso donde haya recaído el primer embargo (v. art. 575 LEC). Por eso tiene
todo el sentido que, en casos como el descrito, los acreedores ejecutantes que
no hayan podido conseguir la traba de cualesquiera otros distintos bienes del
deudor suficientes para cubrir su respectivo crédito, sí puedan, en cambio, pedir
y obtener el reembargo de ese valioso bien del ejecutado ya embargado en otro
proceso de ejecución, y de cuya realización se espera que, tras hacer pago al
primer embargante, quede sobrante una cantidad bastante como para satisfacer
los créditos reclamados por los posteriores reembargantes.
2. Lo que distingue al embargo de bienes no embargados previamente del
reembargo es, por tanto, el carácter no principal sino subsidiario del derecho del
reembargante a hacerse pago con la realización de los bienes reembargados.
Mediante el reembargo, pues, viene a establecerse una especie de cadena plural
de embargos proyectados todos ellos sobre unos mismos bienes, que sitúa a los
distintos acreedores ejecutantes beneficiarios de la medida en una posición sub-
sidiaria.
De modo que hasta que la pretensión ejecutiva del primer embargante (o
embargante principal) no quede satisfecha enteramente con la realización de los
bienes embargados producida en el proceso de ejecución instado por el mismo,
el segundo acreedor ejecutante (y primer reembargante) no podrá obtener la
afectación al pago de su propio crédito de la cantidad obtenida en ese otro pro-
ceso que sobre tras haber hecho pago al primer embargante; y hasta que la pre-
tensión del primer reembargante no quede enteramente satisfecha, el segundo
reembargante no podrá beneficiarse de tal afectación en lo que aún sobrare...,
y así sucesivamente. De ahí que, como proclama el art. 610.2 LEC, en su párrafo
primero, si por cualquier causa fuere alzado el primer embargo, el ejecutante
del proceso en que se hubiera trabado el primer reembargo, al quedar en la
posición del primer embargante, podrá solicitar por sí mismo la realización for-
zosa de los bienes reembargados.
3. Como excepción al anterior procedimiento lógico, la LEC hace posible
que sea un reembargante quien directamente, y no obstante la inactividad del
primer embargante o de reembargantes anteriores, y aunque no se haya produ-
cido el alzamiento del embargo o de reembargos anteriores al suyo, postule por
sí mismo, con total autonomía (y se sobreentiende que ante el Tribunal que haya
decretado el reembargo, aunque no sea el mismo que conozca del proceso en
que recayó el primer embargo del bien de que se trate), la realización forzosa
de los bienes embargados. Pero, para que tal posibilidad resulte admisible, es
necesario que con la realización autónoma practicada en favor de un reembar-

846
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 611

gante no hayan de verse afectados los derechos de los embargantes anteriores,


expresión ésta extremadamente ambigua que habrá de valorarse caso por caso
(atendiendo fundamentalmente, a nuestro juicio, a la escasa entidad del crédito
reclamado por el reembargante en relación con el valor aproximado del bien
objeto del apremio forzoso).

Artículo 611. Embargo de sobrante


Sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 588, podrá pedirse el embargo de lo
que sobrare en la realización forzosa de bienes celebrada en otra ejecución ya
despachada.
La cantidad que así se obtenga se ingresará en la Cuenta de Depósitos y
Consignaciones para su disposición en el proceso donde se ordenó el embargo
del sobrante.
Cuando los bienes realizados sean inmuebles, se ingresará la cantidad que
sobrare después de pagado el ejecutante, así como los acreedores que tengan su
derecho inscrito o anotado con posterioridad al del ejecutante y que tengan
preferencia sobre el acreedor en cuyo favor se acordó el embargo del sobrante.

COMENTARIOS
1. Con un régimen jurídico similar al del reembargo, la LEC contempla tam-
bién el «embargo de sobrante» (art. 611 LEC), es decir, la traba de aquellas can-
tidades de dinero, obtenidas como contraprestación por la realización forzosa
de un bien en otro distinto proceso de ejecución, que sobraren una vez satisfe-
chas las cantidades por las que se haya despachado dicha ejecución en el pro-
ceso en que se produzca la tal realización forzosa.
Tanto en el reembargo como en el embargo de sobrante, pues, de lo que se
trata es de afectar al buen fin de un proceso de ejecución pendiente aquellas
cantidades que sobren de la realización de bienes llevada a cabo en otro dife-
rente proceso de ejecución, cuando ya se hayan pagado todas las cantidades
adeudas por el ejecutado en este último. Pero mientras que en el reembargo la
traba se produce antes de que se inicie el procedimiento de apremio (lo que
explica, por ejemplo, que con carácter general el reembargante no pueda instar
el apremio por sí solo; v. art. 610.2.II LEC), en el embargo de sobrante, por el
contrario, la traba se adopta una vez que ya ha culminado dicha realización
forzosa de los bienes embargados, y con el dinero obtenido se hayan satisfecho
ya las cantidades por las que se hubiese despachado la ejecución (y de ahí que
el art. 611.I LEC utilice el tiempo verbal pretérito: «realización forzosa de bienes
celebrada en otra ejecución ya despachada»).
2. Cuando se decrete el embargo de sobrante, las cantidades sobre las que
recaiga la traba habrán de ingresarse, para su disposición en el proceso donde
se ordenó el embargo de sobrante, en la «Cuenta de Depósitos y Consignacio-

847
Artículo 612 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

nes» a que se refiere el RD 467/2006, de 21 de abril, por el que se regulan los


depósitos y consignaciones judiciales en metálico, de efectos o valores
(art. 611.II LEC). Pero si los bienes fuesen inmuebles, la cantidad que sobrare
sólo se ingresará en la cuenta correspondiente, no sólo después de pagado el
ejecutante, sino también una vez satisfechos los créditos de «los acreedores que
tengan su derecho inscrito o anotado con posterioridad al del ejecutante y que
tengan preferencia sobre el acreedor en cuyo favor se acordó el embargo de
sobrante» (art. 611.III LEC).
Ello significa que esta última modalidad de embargo no otorga al ejecutante
beneficiario de la misma un derecho al cobro subsidiario del acreedor ejecutante
que haya obtenido el primer embargo, sino un derecho que es subsidiario, ade-
más, de los que ostenten los acreedores que sobre el inmueble realizado forzo-
samente tengan su derecho inscrito, aun con posterioridad a la fecha en que se
decretase el embargo de sobrante, siempre que el crédito de dichos acreedores
ostente alguna preferencia legalmente impuesta (v. arts. 1926 a 1929 CC).

Artículo 612. Mejora, reducción y modificación del embargo


1. Además de lo dispuesto en los arts. 598 y 604 para los casos de admisión
y estimación, respectivamente, de una tercería de dominio, el ejecutante podrá
pedir la mejora o la modificación del embargo o de las medidas de garantía
adoptadas cuando un cambio de las circunstancias permita dudar de la suficien-
cia de los bienes embargados en relación con la exacción de la responsabilidad
del ejecutado. También el ejecutado podrá solicitar la reducción o la modifica-
ción del embargo y de sus garantías, cuando aquél o éstas pueden ser variadas
sin peligro para los fines de la ejecución, conforme a los criterios establecidos
en el art. 584 de esta Ley.
El Tribunal proveerá mediante providencia sobre estas peticiones según su
criterio, sin ulterior recurso.
2. El Secretario judicial resolverá mediante decreto sobre estas peticiones.
Contra dicho decreto cabrá recurso directo de revisión que no producirá efectos
suspensivos.
3. Podrá acordarse también la mejora del embargo en los casos previstos en
el apartado cuarto del artículo siguiente.

COMENTARIOS
1. Este art. 612 LEC contempla la posibilidad de proceder al incremento (o
mejora), disminución o modificación de la cantidad de bienes objeto de
embargo, o de proceder a la modificación de las medidas dispuestas en orden a
garantizar la indemnidad de la traba (v. arts. 621 y ss. LEC), cuando concurran
determinadas circunstancias que no hubieran podido tomarse en consideración
cuanto aquellas medidas de sujeción y garantía fueron efectivamente decretadas.

848
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 612

Tal y como es sabido, el embargo ejecutivo posee unos requisitos subjetivos


(la pertenencia del bien al patrimonio del deudor ejecutado) y unos requisitos
objetivos entre los que (además de la determinación concreta de los bienes
embargados y la adscripción de éstos a la categoría de bienes embargables), se
encuentra el de la suficiencia de los mismos para prestar cobertura al pago de
las cantidades por las que, en virtud del art. 575.1 LEC, se haya despachado la
ejecución. Este requisito queda plasmado en el art. 584 LEC (donde se prohíbe
a los tribunales proceder al embargo de bienes «cuyo previsible valor exceda de
la cantidad por la que se haya despachado ejecución...»), así como en otras
normas tales como, por ejemplo, el art. 549.1.3.º LEC (que conmina al ejecutante
a indicar en su demanda ejecutiva si los bienes del ejecutado que señala por sí
mismo para solicitar su embargo son o no «suficientes para el fin de la ejecu-
ción»). Y, así las cosas, no hay más remedio que reconocer que la insuficiencia
o la suficiencia de los bienes embargados es un canon de valoración que habrá
de verificarse en un momento determinado a lo largo de la tramitación del pro-
ceso de ejecución, o bien para provocar la adopción de nuevos embargos (si es
que todavía quedaren bienes conocidos del ejecutado por trabar), o bien para
abstenerse de acordar nuevas trabas, respectivamente.
Por esta razón es evidente también que, si por cualquier circunstancia lle-
gasen a cambiar sustancialmente los elementos que el Secretario tomó en con-
sideración en el momento en que decretó el embargo, o las medidas en garantía
del mismo, dicho cambio debe igualmente repercutir sobre uno y otras, propi-
ciando la modificación cuantitativa de las cantidades que con el valor aproxi-
mado de los bienes embargados se han de cubrir, o la modificación cualitativa
de los bienes y de las garantías acordadas.
Dichas modificaciones, a las cuales se refiere el art. 612 LEC, no demuestran,
en suma, sino que el embargo se encuentra sometido en buena medida a la
cláusula rebus sic stantibus, debiendo modificarse su alcance real cuando se
modifiquen también los elementos que se consideraron judicialmente de cara a
su adopción en el momento procesal oportuno.
2. Mejora o modificación del embargo: el acreedor ejecutante, en primer
término, podrá solicitar la mejora o la modificación del embargo o de las medi-
das de garantía adoptadas por la autoridad judicial, «cuando un cambio de las
circunstancias permita dudar de la suficiencia de los bienes embargados en rela-
ción con la exacción de responsabilidad del ejecutado» (art. 612.1 LEC). En tales
casos, al acreedor ejecutante se le abren, al menos en el plano teórico, tres dife-
rentes posibilidades: 1.ª) O pedir el embargo de nuevos bienes del ejecutado
que, de algún modo, compensen la depreciación o disminución de valor expe-
rimentada por los bienes trabados con anterioridad, o que permitan considerar
suficiente al embargo insuficiente adoptado hasta ese momento, manteniendo
igualmente la traba sobre estos bienes ya embargados (mejora del embargo); 2.ª)
O pedir la modificación del embargo, es decir, el alzamiento de la traba impuesta

849
Artículo 612 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sobre el bien depreciado y, en su lugar, el embargo de otro diferente bien cuyo


previsible valor permita calificar la traba de suficiente a los fines propios de la
ejecución (modificación del embargo); 3.ª) O, por último, pedir la modificación
de las medidas de garantía acordadas, o la adopción novedosa de alguna de
ellas.
Además de los supuestos indicados propiamente por el art. 612.1 LEC, tam-
bién procederá la mejora del embargo en los casos previstos en los arts. 578.3,
598, 604 y 613.4 LEC.
En cualesquiera de los casos reseñados hasta ahora, la mejora o modificación
del embargo, como se ha dicho, habrá de solicitarla el ejecutante, presentado al
efecto el oportuno escrito justificativo de su petición, donde, con invocación de
lo dispuesto en este art. 612.1 LEC, razonará sobre la aparición o modificación
de las circunstancias que permitan dudar de la suficiencia de la traba ordenada
hasta ese momento en el proceso de ejecución, y aportando, como fundamento
de sus afirmaciones, los instrumentos acreditativos o probatorios que considere
oportunos. El Secretario resolverá dicha petición mediante decreto, contra el
cual cabrá recurso directo de revisión, que no producirá efectos suspensivos
(art. 612.2 LEC).
3. Reducción o modificación del embargo: por el contrario, se producirá la
reducción o modificación del embargo o de las medidas de garantía adoptadas,
a instancias del deudor ejecutado, cuando aquel embargo o estas medidas
«puedan ser variadas sin peligro para los fines de la ejecución, conforme a los
criterios establecidos en el art. 584 de esta Ley» (art. 612.1 LEC).
Recordemos que los tales criterios a que se remite la norma son los que
determinan la prohibición de decretar el embargo sobre bienes cuyo previsible
valor exceda de la cantidad por la que se haya despachado ejecución, salvo que
sólo existieren bienes de valor superior a estos conceptos y la afección de dichos
bienes resultare necesaria a los fines de la ejecución.
La reducción o modificación del embargo, al igual que ocurre en la mejor
del mismo, habrá de solicitarla el ejecutado presentado al efecto el oportuno
escrito justificativo de su petición, donde, con invocación de lo dispuesto en este
art. 612.1 LEC, razonará sobre la inexistencia de peligro para el bien fin de la
ejecución derivado de los cambios que solicite, aportando, como fundamento
de sus afirmaciones, los instrumentos acreditativos o probatorios que considere
oportunos. El Secretario resolverá dicha petición mediante decreto, contra el
cual cabrá recurso directo de revisión, que no producirá efectos suspensivos
(art. 612.2 LEC).

850
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 613

SECCIÓN 4.ª
De la prioridad del embargante y de la tercería de mejor derecho

Artículo 613. Efectos del embargo. Anotaciones preventivas y terceros


poseedores
1. El embargo concede al acreedor ejecutante el derecho a percibir el pro-
ducto de lo que se obtenga de la realización de los bienes embargados a fin de
satisfacer el importe de la deuda que conste en el título, los intereses que pro-
cedan y las costas de la ejecución.
2. Sin estar completamente reintegrado el ejecutante del capital e intereses
de su crédito y de todas las costas de la ejecución, no podrán aplicarse las sumas
realizadas a ningún otro objeto que no haya sido declarado preferente por sen-
tencia dictada en tercería de mejor derecho.
3. Sin perjuicio de lo dispuesto en los apartado anteriores, cuando los bienes
sean de las clases que permiten la anotación preventiva de su embargo, la res-
ponsabilidad de los terceros poseedores que hubieran adquirido dichos bienes
en otra ejecución, tendrá como límite las cantidades que, para la satisfacción del
principal, intereses y costas, aparecieran consignadas en la anotación en la fecha
en que aquéllos hubieran inscrito su adquisición.
4. El ejecutante podrá pedir que se mande hacer constar en la anotación
preventiva de embargo el aumento de la cantidad prevista en concepto de
intereses devengados durante la ejecución y de costas de ésta, acreditando que
unos y otras han superado la cantidad que, por tales conceptos, constara en la
anotación anterior.

COMENTARIOS
1. A lo largo de los comentarios a los preceptos reguladores del embargo, se
ha señalado cuál es la finalidad perseguida con la adopción de dicha medida
ejecutiva. Precisamente porque la ejecución dineraria en la que el embargo se
adopta tiene por finalidad la sustitución de la satisfacción voluntaria y extrapro-
cesal del crédito impagado por su pago coactivo o forzoso en el seno del proceso
de ejecución, aquella medida ejecutiva se encuentra directamente preordenada
a esta finalidad. Así lo dispone el primer apartado del art. 613 LEC, cuyo tenor
literal describe cuál es la precisa finalidad, el objetivo y el designio último que
se persigue mediante la adopción judicial del embargo ejecutivo.
2. De lo dispuesto en la transcrita disposición cabe inferir:
a) Que el embargo es una medida instrumental al impago del crédito recla-
mado por el ejecutante, de forma que una vez satisfecha la deuda, la adopción
o el mantenimiento del embargo pierde toda su razón de ser (v. el art. 585 LEC).
b) Que la satisfacción del crédito reclamado (más los intereses y las costas)
se ha de llevar a efecto mediante la realización de los bienes embargados, rea-

851
Artículo 613 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

lización que en la LEC, como se dirá en su momento, reviste diferentes y nove-


dosas modalidades (v. el comentario a los arts. 634 y ss. LEC).
c) Que los bienes embargados que sean de la titularidad del deudor están
afectos a su realización en el procedimiento de apremio sin que, en principio,
exista ninguna limitación. De forma que la cantidad que se obtenga de dicha
realización podrá ser afectada, en su totalidad, a la satisfacción del crédito
impagado.
Ello no obstante, en el caso en que los bienes embargados en una ejecución
hayan sido adquiridos por terceras personas en el curso de otro diferente proceso
de ejecución (siempre que, claro está, dicha adquisición se haya verificado con
posterioridad a la fecha en que recayó la anotación de la traba en el primero de
los citados proceso de ejecución), hay que tener en cuenta que el art. 613.3 LEC
consagra una limitación a la responsabilidad de estos terceros adquirentes, que
únicamente responderán por las cantidades que, para la satisfacción del princi-
pal, intereses y costas, aparecieran consignadas en la anotación preventiva en la
fecha en que aquéllos hubieran inscrito su adquisición.
Por esto precisamente el art. 613.4 LEC no sólo permite implícitamente al
ejecutante solicitar y obtener del Secretario judicial un mandamiento que ordene
la práctica de la anotación preventiva del embargo (a cuyo régimen jurídico se
hará la oportuna referencia al comentar el art. 629 LEC, donde se contempla
semejante posibilidad ya de manera explícita), sino que también le otorga la
posibilidad de solicitar un nuevo mandamiento que ordene que en la anotación
conste «el aumento de la cantidad prevista en concepto de intereses devengados
durante la ejecución y de costas de ésta, acreditando que unos y otras han supe-
rado la cantidad que, por tales conceptos, constara en la anotación anterior» (o
también, por ejemplo, la anotación de la ampliación de la ejecución en los casos
previstos por el art. 578.3 LEC).
d) Y, por último, que ese derecho a percibir el producto de lo que se obtenga
de la realización de los bienes embargados lo reconoce o concede la LEC exclu-
sivamente «al acreedor ejecutante». El hecho, en consecuencia, de que de la
realización de los bienes embargados pueda verse beneficiada una persona dis-
tinta al acreedor ejecutante, hasta el punto de experimentar una satisfacción de
su crédito con anterioridad a la satisfacción del crédito del que esta última parte
procesal sea titular, resulta absolutamente excepcional. Y tal extraordinaria posi-
bilidad, como es conocido, obedece tan sólo a la circunstancia de que en nuestro
ordenamiento no todos los derechos de crédito poseen la misma preferencia a
la hora de ser satisfechos con cargo al patrimonio del deudor, sino que se esta-
blecen diversas reglas en punto a determinar la jerarquía entre todos ellos, es
decir, cuál ha de ser pagado antes que ninguno, y cuál antes o con preferencia
a otro.

852
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 614

Pues bien, el mecanismo procesal a través del cual un tercero acreedor que
considera que su derecho de crédito ha de ser satisfecho con preferencia al de
un acreedor ejecutante, parte en un proceso de ejecución pendiente, puede
lograr dicho cobro preferente es la llamada «tercería de mejor derecho».

JURISPRUDENCIA
«Pues bien, tras el examen de lo actuado, el Tribunal discrepa abiertamente del cri-
terio del juzgador a quo, debiendo dar la razón a la entidad ejecutante, ya que, bien esta
cuestión no pudiera estar clara en la anterior Ley de Enjuiciamiento Civil, sí lo está en la
vigente, que, en su art. 613, después de señalar, en su apartado 1, que ‘‘el embargo
concede al acreedor ejecutante el derecho a percibir el producto de lo que se obtenga
de la realización de los bienes embargados a fin de satisfacer el importe de la deuda que
conste en el título, los intereses que procedan y las costas de la ejecución’», recalca en
el apartado 2 que, ‘‘sin estar completamente reintegrado el ejecutante del capital e
intereses de su crédito y de todas las costas de la ejecución, no podrán aplicarse las sumas
realizadas a ningún otro objeto que no haya sido declarado preferente por sentencia
dictada en tercería de mejor derecho’» (AAP Sevilla 5.ª, Auto de 3 diciembre 2003, Rec.
6196/2003).

Artículo 614. Tercería de mejor derecho. Finalidad. Prohibición de segunda


tercería
1. Quien afirme que le corresponde un derecho a que su crédito sea satisfe-
cho con preferencia al del acreedor ejecutante podrá interponer demanda de
tercería de mejor derecho, a la que habrá de acompañarse un principio de prueba
del crédito que se afirma preferente.
2. No se admitirá la demanda de tercería de mejor derecho si no se acompaña
el principio de prueba a que se refiere el apartado anterior. Y, en ningún caso,
se permitirá segunda tercería de mejor derecho, que se funde en títulos o dere-
chos que poseyera el que la interponga al tiempo de formular la primera.

COMENTARIOS
1. La tercería de mejor derecho (arts. 614 a 620 LEC) constituye un incidente
dentro del proceso de ejecución, por medio del cual un tercero acreedor ajeno
a la ejecución, cuyo crédito goce de preferencia legal respecto del crédito recla-
mado por el acreedor ejecutante, solicita, antes de que se produzca el pago a
este último con lo obtenido de la realización de los bienes embargados o la
adjudicación al mismo de dichos bienes como culminación del procedimiento
de apremio, que le sea satisfecho su crédito con preferencia al del propio acree-
dor ejecutante.
El presupuesto esencial de la tercería de mejor derecho, pues, lo constituye
la alegación de la existencia de un derecho de crédito a cuya satisfacción esté
obligado el mismo deudor ejecutado, y que ostente una preferencia legal para

853
Artículo 614 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

su cobro con respecto al esgrimido por el acreedor, parte ejecutante en el pro-


ceso de ejecución. Desde esta perspectiva, y como se verá después con mayor
detalle, el éxito de la tercería depende, en primer lugar, de que el tercero acredite
efectivamente su condición de tal, esto es, su condición de persona ajena a la
ejecución; y en segundo término, de que dicha tercera persona promotora de la
tercería acredite suficientemente la titularidad de un derecho de crédito prefe-
rente al ostentado por el ejecutante.
Y es que la razón de ser de esta modalidad de tercería se encuentra en la
existencia en nuestro ordenamiento jurídico de normas sobre preferencia y pre-
lación de los derechos de crédito (v. arts. 1921–1929 CC, 77–78164 y 170 LGT).
2. Como especialidad de la demanda de tercería, el art. 614.1 LEC requiere
que a la misma se acompañe «un principio de prueba del crédito que se afirma
preferente». Lo específico aquí no estriba en el contenido de ese principio de
prueba (el cual, en puridad, viene a coincidir con el documento previsto en el
art. 265.1.1.º LEC), sino en los efectos que se derivan de su no aportación, que
en lugar de afectar a la fundamentación de la demanda (y a su posible estimación
o desestimación al final del incidente), afectan a su validez, acarreando direc-
tamente su inadmisión liminar (art. 614.2 LEC).
3. Por otra parte, se hace necesario también que los documentos en los que
el tercerista funde su derecho a que se declare la preferencia de su crédito no
sean de aquellos que dicho sujeto haya podido aportar, no habiéndolo hecho,
en un juicio de tercería de mejor derecho promovido con anterioridad (v. art.
614.2 LEC). En definitiva, el principio de la preclusión (que en este punto obliga
al accionante a aportar con su demanda todos y cada uno de los documentos de
que disponga, sin guardarse ningún instrumento acreditativo de su pretensión
para una eventual y ulterior segunda tercería, como elemental exigencia de los
principios de la buena fe y de economía procesales) determina la inadmisibilidad
de aquella tercería o tercerías que, recayendo sobre los mismos bienes, se fun-
damente en títulos o derechos que poseyese el que la interponga al tiempo de
formular la primera.

JURISPRUDENCIA
«En torno a las tercerías y, en línea de principio (...) si la tercería es de dominio, la
decisión supondrá el mantenimiento o alzamiento de la medida cautelar del embargo
decretado de la cosa en el juicio ejecutivo, S. 13.12.1982, mientras que si lo es de mejor
derecho, la orden de reintegrar el crédito del actor tercerista con preferencia –si se estima
la acción– al del ejecutante y a expensas del importe de la venta de los bienes embargados
al ejecutado, con lo que, se quiere decir, subrayando esta colateralidad (el propio legis-
lador en su art. 1534.1 antigua LEC, califica, en acierto expresional de ‘‘incidencia’» a
las tercerías respecto al juicio ejecutivo, cuyo curso no se suspenderá a consecuencia de
las mismas, habiendo al punto expuesto a la S. 20.6.1986 que la tercería... no es un
procedimiento autónomo sino la incidencia de una ejecución abierta y en trámite, deter-

854
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 615

minando siempre una oposición a diligencias de juicio ejecutivo en marcha, y por tanto,
una incidencia del mismo), que, exclusivamente, la pretensión liberatoria del embargo
de la cosa en la primera dualidad, o la corrección de esta medida procesal más que la
atribución del derecho de la propiedad es lo que se persigue en este juicio de tercería,
según S. 11.4.1988 y el reintegro o cobro de crédito en la segunda, frente a las medidas
ya adoptadas en el juicio ejecutivo a favor del ejecutante pueden y deben ser objeto de
debate en las citadas tercerías... S. 12.3.1993» (STS 1.ª 24 mayo 2001, LA LEY 516/2001,
Rec. 877/1996).
«La tercería de mejor derecho tiene como finalidad la comparación de dos créditos
existentes, el del ejecutante y el del que sostiene la preferencia, así como la declaración
del derecho del tercero al cobro y la efectividad de este derecho mediante el desvío del
importe de los bienes embargados en la ejecución, de forma que la pretensión de que
se declare la preferencia de un crédito frente a otro que se actúa en una ejecución a la
que es ajena el accionante (como aquí ocurre), es propia de una tercería de mejor dere-
cho y como tal ha de reputarse, cualquiera que sea la denominación que se le dé en la
demanda» (SAP Orense 1.ª 13 julio 2001, LA LEY 269/2001, Rec. 435/2000).

Artículo 615. Tiempo de la tercería de mejor derecho


1. La tercería de mejor derecho procederá desde que se haya embargado el
bien a que se refiera la preferencia, si ésta fuere especial o desde que se despa-
chare ejecución, si fuere general.
2. No se admitirá demanda de tercería de mejor derecho después de haberse
entregado al ejecutante la suma obtenida mediante la ejecución forzosa o, en
caso de adjudicación de los bienes embargados al ejecutante, después de que
éste adquiera la titularidad de dichos bienes conforme a lo dispuesto en la legis-
lación civil.

COMENTARIOS
La tercería de mejor derecho ha de ejercitarse durante un período de tiempo
determinado, de forma tal que una vez vencido ese límite temporal máximo, la
tercería habrá de reputarse extemporánea y, sin más, acreedora de una decisión
judicial que decrete su inadmisión a trámite.
1. Dies a quo a partir del cual resulta admisible la tercería de mejor derecho:
con carácter general, y teniendo en cuenta que el ámbito de la preferencia cre-
diticia abarca el total patrimonio del deudor a los efectos de satisfacer el derecho
de crédito privilegiado, la regla a seguir aquí ha de ser la de que el tercerista
pueda hacer uso de su derecho a esgrimir el carácter preferente de su crédito
desde que el proceso de ejecución se halle pendiente, lo que, como es sabido,
acontece desde que es dictado el auto por el que se admite la demanda ejecutiva
y, al mismo tiempo, se procede a despachar la ejecución (v. arts. 551 y 575 LEC).
El hecho, sin embargo, de que existan en nuestro ordenamiento reglas espe-
ciales de preferencia de derechos de crédito para cuya satisfacción no queda

855
Artículo 615 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

comprometido el patrimonio del deudor ejecutado en su totalidad, sino tan sólo


algún bien determinado y concreto (como, por ejemplo, sucede con los créditos
hipotecarios, para sufragar los cuales queda afectado directa e inmediatamente
el propio bien hipotecado, art. 104 LH), hace que, en estos casos, el ejercicio de
la tercería carezca de todo sentido mientras el bien afecto al que se refiera la
preferencia crediticia no sea objeto del embargo ejecutivo. De esta forma, en
tanto dicho bien no quede preordenado al buen fin de la ejecución por haber
sido embargado, el derecho de crédito preferente que el tercero ostente en rela-
ción con el bien en cuestión (que es el que ha de servir en exclusiva para la
satisfacción de su crédito) no sufre riesgo, perjuicio o daño alguno que legitime
a su titular para esgrimir la tercería.
De ahí que el legislador, consciente de la presente problemática, haya dis-
puesto en el art. 615 LEC dos reglas distintas en orden a la determinación del
dies a quo a partir del cual puede ejercitarse tempestivamente la tercería de
mejor derecho: (1.º) establece, de un lado, que tal ejercicio procederá desde que
se hubiere despachado la ejecución si la preferencia crediticia fuese general (es
decir, cuando afecte a la totalidad del patrimonio del deudor), mientras que (2.º)
procederá únicamente a partir del momento en que el bien quede embargado
en los casos en que dicha preferencia fuese especial (es decir, proyectada sobre
el bien embargado en cuestión).
2. Límite temporal máximo para el ejercicio de la tercería de mejor derecho:
la demanda de tercería de mejor derecho no se admitirá «después de haberse
entregado al ejecutante la suma obtenida mediante la ejecución forzosa o, en
caso de adjudicación de los bienes embargados al ejecutante, después de que
éste adquiera la titularidad de dichos bienes conforme a lo dispuesto en la legis-
lación civil» (art. 615.2 LEC).
En relación con la mencionada exigencia temporal, téngase en cuenta lo que
disponen los arts. 634, 650, 670 y 674 LEC (a cuyos comentarios remitimos al
lector) a propósito, respectivamente, de la entrega de los bienes embargados al
ejecutante para hacerse pago con los mismos, y de la adjudicación al ejecutante
de bienes muebles e inmuebles. Y téngase en cuenta, sobre todo, que tratándose
la realización de bienes en el procedimiento de apremio de una especie de
compra–venta (en la que se entrega la propiedad de un bien a una persona a
cambio del pago de un precio o de la renuncia a un crédito), a los efectos de
determinar cuándo se produce la transmisión habrá de estarse a lo dispuesto en
los arts. 1.462 a 1.464 CC (que se reproducen en esta misma obra a propósito
del comentario a los arts. 593 a 604 LEC).

JURISPRUDENCIA
«la tercería de mejor derecho es operante, al menos respecto a las fincas, que aun
habiendo sido subastadas, no se ha aprobado el remate, y por supuesto, ni que decir
tiene, respecto al resto de los bienes que no han sido sacados a subasta, pero es más,

856
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 616

siguiendo la tesis de la sentencia recurrida, entendemos que el acreedor no ha recibido


el precio de la finca (...) porque aunque la adjudicación se pretendiera hacer en pago
de la deuda que ostentaba el ejecutante rematante, al no haberse transmitido aún el
dominio del bien subastado, por no haberse librado por el Secretario del Juzgado, con
el visto bueno del Juez el testimonio del auto de aprobación de remate, no ha habido
transmisión del dominio, ni entrega de la cosa, por lo que tampoco se puede entender
como recibido el precio, por lo que también, en este supuesto, ha de estimarse que se
ha entablado la tercería de mejor derecho en tiempo» (STS 1.ª 18 enero 2002, LA LEY
15/2002, Rec. 2746/1996).

Artículo 616. Efectos de la tercería de mejor derecho


1. Interpuesta tercería de mejor derecho, la ejecución forzosa continuará
hasta realizar los bienes embargados, depositándose lo que se recaude en la
Cuenta de Depósitos y Consignaciones para reintegrar al ejecutante en las costas
de la ejecución y hacer pago a los acreedores por el orden de preferencia que se
determine al resolver la tercería.
2. Si el tercerista de mejor derecho dispusiese de título ejecutivo en que
conste su crédito, podrá intervenir en la ejecución desde que sea admitida la
demanda de tercería. Si no dispusiere de título ejecutivo, el tercerista no podrá
intervenir hasta que, en su caso, se estime la demanda.

COMENTARIOS
1. A diferencia de lo que sucede con la tercería de dominio (que precisa que
la ejecución quede paralizada desde la admisión de la demanda a fin de evitar
que el bien cuya titularidad reclama el tercerista pueda ser subastado y adquirido
de buena fe por terceras personas, v. art. 598.1 LEC), en la de mejor derecho, la
admisión de la demanda no requiere en modo alguno que las actuaciones del
proceso de ejecución queden suspendidas o paralizadas mientras se sustancia
el incidente. De ahí que el art. 616.1 LEC, disponga que la admisión de la
demanda de tercería no suspenderá el curso de las actuaciones propias del pro-
ceso de ejecución forzosa, el cual «continuará hasta realizar los bienes embar-
gados, depositándose lo que se recaude en la Cuenta de Depósitos y Consigna-
ciones para reintegrar al ejecutante en las costas de la ejecución y hacer pago a
los acreedores por el orden de preferencia que se determine al resolver la terce-
ría».
En consecuencia, el proceso de ejecución proseguirá con su normal trami-
tación pese a la admisión de la demanda de tercería de mejor derecho, trami-
tándose, pues, paralela y simultáneamente ambos procesos (el de ejecución for-
zosa y el juicio verbal de tercería). Si este último acabase antes que el otro, en
el desenlace del primero se estará a lo dispuesto en la sentencia del procedi-
miento de tercería, tanto para el pago de las costas devengadas en la ejecución
como para el pago jerarquizado de los créditos, todo ello según lo dispuesto en

857
Artículo 617 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

el art. 620.2 LEC. Pero si, por el contrario, las actuaciones de la ejecución cul-
minasen definitivamente antes de resuelta la tercería, entonces se procederá
conforme dispone el transcrito art. 616.1 LEC, depositando las sumas obtenidas
en el establecimiento legalmente destinado a tales fines a la espera de que se
determine judicialmente el destino de las mismas en la sentencia de tercería.
2. Como especialidad de la tercería de mejor derecho, cabe añadir que la
admisión de la demanda permite al tercerista intervenir, cual si de una parte
ejecutante más se tratase, en el proceso de ejecución forzosa en el que se haya
propuesto aquel incidente. Para que tal intervención adquiera efectividad, sin
embargo, es preciso que el crédito preferente hecho valer por el tercerista conste
en un «título ejecutivo» (de los recogidos, naturalmente, en el art. 517.2 LEC);
porque si no dispusiese del mismo, encontrándose entonces su crédito docu-
mentado en algún otro instrumento que no posea dicha calificación legal de
«título ejecutivo», el tercerista no podrá intervenir en modo alguno en el proceso
de ejecución «hasta que, en su caso, se estime la demanda» de tercería
(art. 616.2 LEC).

Artículo 617. Procedimiento, legitimación pasiva y litisconsorcio


1. La tercería de mejor derecho se dirigirá siempre frente al acreedor ejecu-
tante, y se sustanciará por los cauces del juicio verbal.
2. El ejecutado podrá intervenir en el procedimiento de tercería con plenitud
de derechos procesales y habrá de ser demandado cuando el crédito cuya pre-
ferencia alegue el tercerista no conste en un título ejecutivo.
3. Aun cuando no fuere demandado, se notificará en todo caso al ejecutado
la admisión a trámite de la demanda, a fin de que pueda realizar la intervención
que a su derecho convenga.

COMENTARIOS
1. En lo que se refiere a los trámites por los que ha de enjuiciarse la pretensión
del tercerista, la LEC, en su redacción original, en lugar de remitirse a los sencillos
y económicos trámites previstos para las «cuestiones incidentales» (art. 393 LEC),
dispuso, por el contrario, que dicho incidente se sustanciara por los trámites del
«juicio ordinario» (art. 617 LEC, en su redacción original). Sin embargo, y corri-
giendo dicha desafortunada decisión normativa, la LMAP, al reformar el tenor
del art. 617 LEC, ha dispuesto que el procedimiento adecuado para sustanciar
la tercería de dominio sea ahora el del «juicio verbal».
2. El régimen jurídico de la legitimación pasiva en esta modalidad de tercería
es muy similar al establecido respecto a la tercería de dominio; 1.º) El acreedor
ejecutante ha de ser demandado por el tercerista en todo caso («... se dirigirá
siempre frente al acreedor ejecutante», art. 617.1 LEC); 2.º) El deudor ejecutado
únicamente deberá ser expresa y formalmente demandado «cuando el crédito

858
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 618

cuya preferencia alegue el tercerista no conste en un título ejecutivo» (art. 617.2


LEC); y 3.º.º) El ejecutado, aun no siendo demandado, «podrá intervenir en el
procedimiento de tercería con plenitud de derechos procesales» (art. 617.2 LEC),
para lo cual se le notificará en todo caso la admisión a trámite de la demanda
de tercería, a fin de que pueda realizar la intervención que a su derecho con-
venga (art. 617.3 LEC).

Artículo 618. Efectos de la no contestación


Si los demandados no contestaran la demanda de tercería de mejor derecho,
se entenderá que admiten los hechos alegados en la demanda.

Artículo 619. Allanamiento y desistimiento del ejecutante. Participación del


tercerista de preferencia en los costes de la ejecución
1. Cuando el crédito del tercerista conste en título ejecutivo, si el ejecutante
se allanase a la tercería de mejor derecho, se dictará, sin más trámites, auto
ordenando seguir adelante la ejecución para satisfacer en primer término al ter-
cerista, pero el Secretario judicial no le hará entrega de cantidad alguna sin haber
antes satisfecho al ejecutante las tres quintas partes de las costas y gastos origi-
nados por las actuaciones llevadas a cabo a su instancia hasta la notificación de
la demanda de tercería.
Si el crédito del tercerista no constase en título ejecutivo, el ejecutado que
estuviere personado en la tercería deberá expresar su conformidad o disconfor-
midad con el allanamiento del ejecutante dentro de los cinco días siguientes a
aquel en que se le hubiera dado traslado del escrito de allanamiento. Si el eje-
cutado se mostrase conforme con el allanamiento o dejara transcurrir el plazo
sin expresar su disconformidad, se procederá conforme a lo dispuesto en el
párrafo anterior. Cuando el ejecutado se oponga al allanamiento, se dictará auto
teniendo por allanado al ejecutante y mandando seguir la tercería con el ejecu-
tado.
2. Si, notificada la demanda de tercería, el ejecutante desistiese de la ejecu-
ción, siempre que el crédito del tercerista constase en título ejecutivo, el Secre-
tario judicial dictará decreto ordenando seguir adelante la ejecución para satis-
facer en primer término al tercerista. Si no fuera así, dictará decreto de desisti-
miento del proceso de ejecución, y dará por finalizada ésta, salvo que el
ejecutado se mostrare de acuerdo en que prosiga para satisfacer el crédito del
tercerista.

COMENTARIOS
1. Allanamiento a la pretensión del tercerista: Cuando el acreedor ejecutante
se allane a la demanda de tercería, el legislador distingue según que el crédito
del tercerista conste o no en un título ejecutivo, a saber:

859
Artículo 619 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

1.º Si consta en un título ejecutivo, una vez allanado el ejecutante el Tribunal


«dictará, sin más trámites, auto ordenando seguir adelante la ejecución para
satisfacer en primer término al tercerista», poniendo de este modo punto final al
proceso de la tercería; en estos casos también habrá de observarse la prescrip-
ción del art. 620.2 LEC (reiterada en el art. 619.1 LEC), según la cual, culminado
el procedimiento de apremio, no se entregará al acreedor tercerista cantidad
alguna para satisfacer su crédito preferente hasta que antes se haya satisfecho al
originario acreedor ejecutante «las tres quintas partes de las costas y los gastos
originados por las actuaciones llevadas a cabo a su instancia hasta la notificación
de la demanda de tercería».
2.º Si, por el contrario, no consta en un título ejecutivo, el Tribunal requerirá
del ejecutado que manifieste su conformidad o disconformidad con el allana-
miento, dentro de los cinco días siguientes a aquel en que se le hubiera dado
traslado del escrito de allanamiento; y así: (a) Si se mostrase conforme o dejase
transcurrir el mencionado plazo sin expresar su disconformidad, se procederá a
declarar concluso el procedimiento de tercería mediante auto, de la misma
forma y con los mismos efectos que si el crédito del tercerista constase en un
título ejecutivo; y (b) Si, en cambio, se mostrase disconforme, el Tribunal dictará
auto teniendo por allanado a este último y mandará continuar el proceso de
tercería únicamente con el ejecutado.
2. Desistimiento de la ejecución: el art. 619.2 LEC contempla la hipótesis en
la que el acreedor ejecutante presente un escrito desistiendo del proceso de eje-
cución una vez que le haya sido notificada la demanda presentada por el terce-
rista, en cuyo caso la solución a adoptar también dependerá de si el crédito del
tercerista consta o no en un título ejecutivo:
1.º Si constase en un título ejecutivo, el Secretario judicial dictará decreto
ordenando seguir adelante con la ejecución para satisfacer en primer término el
crédito del tercerista (que de este modo se convierte en el único acreedor eje-
cutante en dicho proceso), con las previsiones impuestas por el art. 619.1.I LEC.
2.º Si, en cambio, el crédito del tercerista no constase en un título ejecutivo,
la solución es bien distinta; aquí el Secretario judicial dictará decreto de desis-
timiento del proceso de ejecución forzosa, y dará por finalizada ésta, «salvo que
el ejecutado se mostrare de acuerdo en que prosiga para satisfacer el crédito del
tercerista» (lo cual, como es obvio, se nos antoja altamente improbable). De no
concurrir esta imaginativa (e irreal) previsión legislativa, pues, el proceso de eje-
cución finalizará definitivamente y, con él, igualmente habrá de decaer el pro-
ceso de la tercería (que, por ser incidental del primero, debe fenecer cuando lo
haga éste), quedando entonces expedita para el acreedor tercerista la vía de la
incoación de un nuevo proceso donde reclamar el cobro de un derecho de cré-
dito.

860
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 620

Artículo 620. Efectos de la sentencia. Costas de la tercería y participación


del tercerista en los costes de la ejecución
1. La sentencia que se dicte en la tercería de mejor derecho resolverá sobre
la existencia del privilegio y el orden en que los créditos deben ser satisfechos
en la ejecución en que aquella sentencia recaiga, pero sin prejuzgar otras accio-
nes que a cada uno pudiera corresponder, especialmente las de enriquecimiento.
Asimismo, si la sentencia desestimara la tercería, condenará en todas las
costas de ésta al tercerista. Cuando la estimare, las impondrá al ejecutante que
hubiera contestado a la demanda y, si el ejecutado hubiere intervenido, opo-
niéndose también a la tercería, las impondrá a éste, por mitad con el ejecutante,
salvo cuando, por haberse allanado el ejecutante, la tercería se hubiera sustan-
ciado sólo con el ejecutado, en cuyo caso las costas se impondrán a éste en su
totalidad.
2. Siempre que la sentencia estimase la tercería de mejor derecho, no se
entregará al tercerista cantidad alguna procedente de la ejecución, mientras no
se haya satisfecho al ejecutante las tres quintas partes de las costas causadas en
ésta hasta el momento en que recaiga aquella sentencia.

COMENTARIOS
1. Tras el trámite de la contestación a la demanda, la tercería seguirá trami-
tándose, ya sin ninguna especialidad, hasta llegar, una vez celebrada, en su caso,
la vista oral, al momento de emitir la resolución que ponga término al incidente,
la cual revestirá la forma común de sentencia (arts. 434 y 620 LEC) (lo que hace,
si cabe, aún más incomprensible que el art. 603 LEC disponga que la tercería de
mejor derecho, que igualmente ha de sustanciarse a través de los cauces del
juicio verbal, deba concluir mediante auto).
2. Tanto la sentencia por la que se estime la tercería cuanto la que la deses-
time por razones de fondo habrá de contener el oportuno pronunciamiento
acerca de la preferencia crediticia invocada por el tercerista, o para declararla y
reconocerle su derecho a ver satisfecho su crédito antes que el del acreedor
ejecutante, o para negarla y confirmar así la condición del ejecutante como pri-
mer acreedor a satisfacer con lo obtenido en el procedimiento de apremio. Por
eso el art. 620.1.I LEC establece que la sentencia que se dicte en la tercería de
mejor derecho, con independencia de su signo, «resolverá sobre la existencia
del privilegio y el orden en que los créditos deben ser satisfechos en la ejecución
en que aquella sentencia recaiga, pero sin prejuzgar otras acciones que a cada
uno pudiera corresponder, especialmente las de enriquecimiento».
3. Si el Tribunal desestimase totalmente la pretensión del tercerista le impon-
drá, además, todas las costas procesales (art. 620.1.II LEC), sin que quepa apuntar
ninguna otra especialidad adicional. Si la estimase impondrá las costas al eje-
cutante que hubiera contestado la demanda y, si el ejecutado hubiere interve-
nido, oponiéndose también a la tercería, las impondrá a éste, por mitad con el

861
Artículo 621 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ejecutante, salvo cuando, por haberse allanado el ejecutante, la tercería se


hubiera sustanciado sólo con el ejecutado, en cuyo caso las costas se impondrán
a éste en su totalidad (art. 620.1.II LEC). En este supuesto de sentencia estima-
toria, por otro lado, debe tenerse bien presente la limitación que a la satisfacción
del crédito preferente del tercerista impone el segundo apartado del art. 620 LEC,
según el cual: «Siempre que la sentencia estimase la tercería de mejor derecho,
no se entregará al tercerista cantidad alguna procedente de la ejecución, mientras
no se haya satisfecho al ejecutante las tres quintas partes de las costas causadas
en ésta hasta el momento en que recaiga aquella sentencia».

SECCIÓN 5.ª
De la garantía de la traba de bienes muebles y derechos

Artículo 621. Garantías del embargo de dinero, cuentas corrientes y sueldos


1. Si lo embargado fuera dinero o divisas convertibles, se ingresarán en la
Cuenta de Depósitos y Consignaciones.
2. Cuando se embargaren saldos favorables en cuentas de cualquier clase
abiertas en entidades de crédito, ahorro o financiación, el Secretario judicial
responsable de la ejecución enviará a la entidad orden de retención de las con-
cretas cantidades que sean embargadas o con el límite máximo a que se refiere
el apartado segundo del art. 588. Esta orden podrá ser diligenciada por el pro-
curador de la parte ejecutante. La entidad requerida deberá cumplimentarla en
el mismo momento de su presentación, expidiendo recibo acreditativo de la
recepción de la orden en el que hará constar las cantidades que el ejecutado, en
ese instante, dispusiere en tal entidad. Dicho recibo se entregará en ese acto al
procurador de la parte ejecutante que haya asumido su diligenciamiento; de no
ser así, se remitirá directamente al órgano de la ejecución por el medio más
rápido posible.
3. Si se tratase del embargo de sueldos, pensiones u otras prestaciones perió-
dicas, se estará, en su caso, a lo previsto en el núm. 7 del art. 607. En caso
contrario, se ordenará a la persona, entidad u oficina pagadora que los retenga
a disposición del Tribunal y los transfiera a la Cuenta de Depósitos y Consigna-
ciones.

COMENTARIOS
1. El embargo ejecutivo, como ya se sabe, tiene por finalidad la de posibilitar
que el ejecutante pueda ver satisfecho su derecho de crédito con cargo a la
realización forzosa de los bienes embargados al ejecutado en el procedimiento
de apremio (v. art. 613.1 LEC). Ahora bien, es un hecho notorio que desde el
momento en que se produce la traba de los bienes, y hasta aquel otro momento
en que se acuerda la iniciación del procedimiento de apremio y su ulterior cul-
minación, transcurre un desgraciadamente inevitable período de tiempo que
comporta el riesgo de que en el interim pudiera tener lugar la destrucción del

862
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 621

bien embargado, o acaecer su pérdida, ocultación o malbaratamiento... De ahí


que la LEC disponga una serie de medidas de garantía y conservación tendentes,
precisamente, a conjurar el mencionado riesgo, asegurando que, llegado el
momento del procedimiento de apremio, el bien embargado seguirá atesorando
el mismo (o aproximadamente el mismo) valor patrimonial que poseía en el ins-
tante en que fue embargado.
Las diferentes medidas de aseguramiento y conservación del embargo se
recogen en los arts. 621 a 633 LEC, preceptos que, de un lado, disponen las
medidas de garantía y conservación de la traba cuando la misma se proyecta
sobre bienes muebles (arts. 621–628, conjunto éste de preceptos donde, de
manera asistemática, se recoge también el régimen jurídico del acta de la dili-
gencia de embargo de dicha clase de bienes muebles –art. 624–) o las medidas
de garantía cuando recae sobre bienes inmuebles u otros susceptibles de ins-
cripción registral (art. 629), regulando a continuación de manera aislada la
medida de administración judicial de empresas embargadas (art. 630–633).
2. Las tales medidas de garantía se adoptarán en su mayor parte por iniciativa
del Secretario judicial, quien las acordará una vez llevada a cabo la traba de los
bienes, formalizando al efecto los correspondientes requerimientos y sin nece-
sidad, pues, de que el acreedor ejecutante haya de presentar una solicitud formal
y expresa en este sentido. Así lo demuestra el empleo del tiempo verbal impe-
rativo en muchos de los preceptos que ahora son objeto de comentario (v. gr.
art. 621.1: «... se ingresarán...»; art. 621.2; «... el Secretario judicial responsable
de la ejecución enviará a la entidad orden de retención...»; art. 621.3: «... se
ordenará...»; art. 622.1: «se enviará orden de retención...»; art. 623.1 LEC: «...
se añadirá el requerimiento de que... se retenga...»; o el art. 626, en cuya redac-
ción late igualmente el carácter imperativo del depósito en los casos previstos
por la norma en cuestión).
Ello no obstante, algunas de estas medidas de garantía pueden no ser adop-
tadas de oficio por el Secretario judicial. Así sucede, singularmente, con la ano-
tación preventiva de embargo, la cual, a tenor de lo establecido en el primer
apartado del art. 629 LEC, sólo podrá ser acordada por el Secretario judicial,
librando el oportuno mandamiento al encargado del Registro, «a instancia del
ejecutante». Y lo mismo ocurre con la administración judicial de intereses, rentas
y frutos de toda clase (v. art. 622.2 y 3 LEC).
3. Según dispone el art. 621.1 LEC, si lo embargado fuera dinero o divisas
convertibles se ingresarán en la Cuenta de Depósitos y Consignaciones que tenga
abierta en la correspondiente entidad bancaria del Tribunal ante el que se esté
desarrollando el proceso de ejecución v. el R.D. 467/2006, de 21 de abril, por
el que se regulan los depósitos y consignaciones judiciales en metálico, de efec-
tos o valores).

863
Artículo 621 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4. Cuando los bienes embargados fuesen «saldos favorables en cuentas de


cualquier clase abiertas en entidades de crédito, ahorro o financiación», la
medida de garantía procedente será la de la retención de dichas cantidades
(art. 621.2 LEC). En estos casos, y para asegurar que el deudor no disponga de
las cantidades que constituyan el saldo favorable objeto de la traba para otros
fines ajenos a la ejecución, el Secretario remitirá a la entidad correspondiente
una «orden de retención» que revestirá la forma de «requerimiento» (art. 149.5.º
LEC) y que consistirá en un hacer, en concreto la retención de las cantidades
dinerarias que el Secretario determine en poder de la entidad de crédito, ahorro
o financiación, sin permitir que el deudor ejecutado, ni ninguna otra persona
autorizada pueda disponer de ningún modo.
La orden de retención, como es obvio, deberá especificar la cantidad sobre
la cual ha de proyectarse la obligación retenedora de la entidad financiera
correspondiente. Y a este respecto existen dos diferentes posibilidades: 1.ª) O
bien extender la obligación de retención a la totalidad del saldo favorable
embargado (lo que sucederá cuando dicho saldo no sea suficiente para cubrir
todas las cantidades a que el deudor ha de hacer frente en el proceso de ejecu-
ción conforme al art. 575.1 LEC); 2.ª) O bien extender dicha obligación única-
mente a una parte de dicho saldo (que será lo procedente cuando el mismo
exceda notoriamente de las cantidades antes referidas, o cuando ya se cuente
con otros bienes embargados directamente realizables).
5. Por último, para asegurar la indemnidad de «sueldos, pensiones u otras
prestaciones periódicas» embargadas, la LEC prevé también que el Secretario
(mediante el oportuno requerimiento) dirija orden de retención a la «persona,
entidad u oficina pagadora» de dichas cantidades periódicas, para que las mis-
mas se pongan a disposición del Tribunal, transfiriéndolas a la Cuenta de Depó-
sitos y Consignaciones (art. 622.3 LEC).
Por «sueldo» o salario, como ya se dijo al comentar el art. 607 LEC, ha de
entenderse «la totalidad de las percepciones económicas de los trabajadores, en
dinero o en especie, por la prestación profesional de los servicios laborales por
cuenta ajena, ya retribuyan el trabajo efectivo, cualquiera que sea la forma de
remuneración, o los períodos de descanso computables como de trabajo»; por
el contrario, carecen de la condición de tal «las cantidades percibidas por el
trabajador en concepto de indemnizaciones o suplidos por los gastos realizados
como consecuencia de su actividad laboral, las prestaciones e indemnizaciones
de la Seguridad Social y las indemnizaciones correspondientes a traslados, sus-
pensiones o despidos». En tanto que las «pensiones» son subsidios económicos
periódicos que perciben los beneficiarios de algún sistema de protección social,
sea éste público o lo sea privado (véase v. gr. las diferentes pensiones del Sistema
de la Seguridad Social que regula el RD Legislativo 1/1994, de 20 de junio, por
el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social).

864
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 622

Finalmente, en la expresión «prestaciones periódicas» (diferentes a los suel-


dos y las pensiones, claro está) cabe englobar cualquiera percepciones dinerarias
que perciba el deudor ejecutado de manera periódica por cualquier concepto,
y con absoluta independencia de cuál sea el canon de periodicidad (diario,
semanal, mensual...); pero téngase en cuenta que si el objeto del embargo es una
renta (v. gr. una renta arrendaticia), concepto que porta en su esencia la carac-
terística de ser un elemento patrimonial de percepción periódica, la norma a
aplicar ya no será la que ahora nos ocupa sino el art. 622 LEC.

Artículo 622. Garantía del embargo de intereses, rentas y frutos


1. Cuando lo embargado fueran intereses, rentas o frutos de toda clase, se
enviará orden de retención a quien deba pagarlos o directamente los perciba,
aunque sea el propio ejecutado, para que, si fueran intereses, los ingrese a su
devengo en la Cuenta de Depósitos y Consignaciones o, si fueran de otra clase,
los retenga a disposición del Tribunal.
2. El Secretario judicial sólo acordará mediante decreto la administración
judicial en garantía del embargo de frutos y rentas, cuando la naturaleza de los
bienes y derechos productivos, la importancia de los intereses, las rentas o los
frutos embargados o las circunstancias en que se encuentre el ejecutado razo-
nablemente lo aconsejen.
3. También podrá el Secretario judicial acordar la administración judicial
cuando se comprobare que la entidad pagadora o perceptora o, en su caso, el
mismo ejecutado, no cumplen la orden de retención o ingreso de los frutos y
rentas a que se refiere el apartado primero de este artículo.

COMENTARIOS
1. Para el aseguramiento de los «intereses, rentas o frutos de toda clase» que
hayan sido embargados, el presente precepto establece dos clases de actos: la
consabida orden de retención de los mismos dirigida a la persona que deba
pagarlos o que directamente los perciba, de un lado, y, de otro, la adopción de
una administración judicial, conforme a los arts. 630–633 LEC.
La garantía de la traba se articula mediante la orden de retención en el solo
supuesto en que lo embargado sean «rentas o frutos». En tal caso, el destinatario
del oportuno requerimiento conservará en su poder dichos elementos patrimo-
niales hasta el momento en que le sea solicitada su puesta a disposición del
Tribunal. En cambio, cuando la traba haya recaído sobre «intereses», a la orden
de retención habrá de acompañarse una segunda orden (dentro del mismo
requerimiento) de ingreso, a su devengo, de las cantidades que se perciban por
tal concepto en la Cuenta de Depósitos y Consignaciones (art. 622.1 LEC).
Junto a la precitada retención de frutos, rentas e intereses, también se prevé
la posibilidad de que el Secretario decida (igualmente de oficio) acordar en su

865
Artículo 623 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

lugar la administración judicial de la fuente de la que dimanen tales rentas,


intereses y frutos (v. gr. un establecimiento industrial). En este caso, es evidente
que la garantía de la traba queda reforzada con mucha mayor energía que con
las más rudimentarias medidas de retención e ingreso anteriormente citadas, ya
que aquí, en definitiva, no se asegura el resultado sino la fuente.
2. El legislador no confiere al Secretario judicial una libertad absoluta de
elección a la hora de decantarse por aquellas medidas de retención o, alterna-
tivamente, por la administración judicial. Antes al contrario, la posible adopción
de esta última queda sometida a la concurrencia de una serie de criterios (expli-
citados en los apartados 2 y 3 del art. 622 LEC, algunos de los cuales, eso sí, tan
genéricos e indeterminados que su aplicación entre de lleno en el terreno de la
discrecionalidad); e incluso es posible que la administración judicial no se
acuerde de modo alternativo a la retención, sino de manera subsidiaria a la
misma.

Artículo 623. Garantía del embargo de valores e instrumentos financieros


1. Si lo embargado fueran valores u otros instrumentos financieros, el
embargo se notificará a quien resulte obligado al pago, en caso de que éste
debiere efectuarse periódicamente o en fecha determinada, o a la entidad emi-
sora, en el supuesto de que fueran redimibles o amortizables a voluntad del
tenedor o propietario de los mismos. A la notificación del embargo se añadirá el
requerimiento de que, a su vencimiento o, en el supuesto de no tener venci-
miento, en el acto de recibir la notificación, se retenga, a disposición del Tribu-
nal, el importe o el mismo valor o instrumento financiero, así como los intereses
o dividendos que, en su caso, produzcan.
2. Cuando se trate de valores o instrumentos financieros que coticen en
mercados secundarios oficiales, la notificación del embargo se hará al órgano
rector a los mismos efectos del párrafo anterior, y, en su caso, el órgano rector
lo notificará a la entidad encargada de la compensación y liquidación.
3. Si se embargaren participaciones en sociedades civiles, colectivas, coman-
ditarias, en sociedades de responsabilidad limitada o acciones que no cotizan en
mercados secundarios oficiales, se notificará el embargo a los administradores
de la sociedad, que deberán poner en conocimiento del Tribunal la existencia de
pactos de limitación a la libre transmisión de acciones o cualquier otra cláusula
estatutaria o contractual que afecte a las acciones embargadas.

COMENTARIOS
1. La medida de garantía consistente en la retención de un valor económico
a requerimiento del Secretario judicial también resulta aplicable cuando el
embargo haya recaído sobre «valores u otros instrumentos financieros» (v. gr.
letras, bonos, cédulas, contratos...). En tales casos, lo primero que hay que hacer
es notificar es la existencia del embargo a las entidades financieras responsables

866
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 624

de satisfacer el valor económico que se encuentre representado en el título, es


decir: 1.º) Con carácter general, «a quien resulte obligado al pago, en caso de
que éste debiere efectuarse periódicamente o en fecha determinada, o a la enti-
dad emisora (del valor), en el supuesto de que fueran redimibles o amortizables
a voluntad del tenedor o propietario de los mismos» (art. 623.1 LEC): 2.º) Al
«órgano rector... y, en su caso, el órgano rector lo notificará a la entidad encar-
gada de la compensación y liquidación» (art. 623.2 LEC), cuando se trate de
valores o instrumentos financieros que coticen en marcados secundarios oficia-
les; 3.º.º) y, por último, si se embargaren participaciones en sociedades civiles
colectivas, comanditarias, en sociedades de responsabilidad limitada o, en gene-
ral, acciones que no coticen en mercados secundarios oficiales, «a los adminis-
tradores de la sociedad, que deberán poner en conocimiento del Tribunal la
existencia de pactos de limitación a la libre transmisión de acciones o cualquier
otra cláusula estatutaria o contractual que afecte a las acciones embargadas»
(art. 623.3 LEC).
B) La retención tendrá como dies a quo, bien el del vencimiento del plazo
establecido para que el valor o instrumento pueda convertirse a metálico, o bien,
si su efectividad no está sujeta a plazo alguno, el mismo día en que se reciba la
notificación judicial (art. 623.1 LEC).

Artículo 624. Diligencia de embargo de bienes muebles. Garantía del


embargo
1. Cuando se hayan de embargar bienes muebles, en el acta de la diligencia
de embargo se incluirán los siguientes extremos:
1.º Relación de los bienes embargados, con descripción, lo más detallada
posible, de su forma y aspecto, características principales, estado de uso y con-
servación, así como la clara existencia de defectos o taras que pudieran influir
en una disminución de su valor. Para ello se utilizarán los medios de documen-
tación gráfica o visual de que la Oficina judicial disponga o le facilite cualquiera
de las partes para su mejor identificación.
2.º Manifestaciones efectuadas por quienes hayan intervenido en el embargo,
en especial las que se refieran a la titularidad de las cosas embargadas y a even-
tuales derecho de terceros.
3.º Persona a la que se designa depositario y lugar donde se depositan los
bienes.
2. Del acta en que conste la diligencia de embargo de bienes muebles se dará
copia a las partes.

COMENTARIOS
Este art. 624 LEC contiene una regulación sobre el contenido del «acta de la
diligencia de embargo», que más bien tiene que ver con la temática relativa a la

867
Artículo 625 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

«práctica del embargo» que con la atinente a la «garantía del embargo», que es
la que rubrica la Sección donde se haya dicho precepto.
Sea como fuere, el régimen jurídico del acta en cuestión [la cual, a tenor de
lo dispuesto en el art. 146 LEC, habrá de levantar el Secretario judicial, acom-
pañado en este caso por un funcionario del Cuerpo de Auxilio Judicial, a quien
el art. 478.b) LOPJ confiere la labor de ser ejecutores de los embargos] prescribe
que en la misma se indicarán los pormenores de la diligencia de embargo, es
decir, el lugar, día y hora en que tal actuación procesal se lleve a cabo, y la
descripción de los bienes sobre los que se proyecta la traba, para lo cual se
utilizarán los medios de documentación gráfica o visual de que la Oficina Judi-
cial disponga o le facilite cualquiera de las partes para su mejor identificación.
Más concretamente, y para el caso en que se embarguen bienes muebles, el
art. 624 LEC se muestra preciso al requerir que en el acta correspondiente se
incluyan extremos tales como la descripción exacta y detallada de los bienes
embargados, las manifestaciones de quienes hayan intervenido en la diligencia
relacionadas con la titularidad del bien, así como la indicación de la persona a
quien se designe depositario de los bienes embargados y el lugar en que quedan
éstos depositados.
Finalmente, la norma indica que del acta donde conste la diligencia de
embargo de bienes muebles se dará copia a las partes.

Artículo 625. Consideración de efectos o caudales públicos


Las cantidades de dinero y demás bienes embargados tendrán, desde que se
depositen o se ordene su retención, la consideración de efectos o caudales públi-
cos.

COMENTARIOS
1. Esta norma establece cuál es la naturaleza jurídica de los bienes muebles
y derechos objeto de embargo, que es la de constituir «efectos o caudales públi-
cos» desde el momento en que se produzca su depósito (conforme a los arts.
626 y ss. LEC) o desde que el Secretario judicial responsable de la ejecución
ordene o decrete su retención (con arreglo a los arts. 621 a 623 LEC).
Tal disposición no resulta gratuita (pues sirve para justificar la aplicación de
la legislación administrativa y tributaria reguladora de los efectos y caudales
públicos a aquellos bienes y derechos), pero su proclamación roza la evidencia.
Con todo, quizá lo más relevante sea la posibilidad de que quien resulte res-
ponsable de la custodia o depósito de dichos bienes embargados (en cuanto
efectos o caudales públicos que se les considera) pueda incurrir en responsabi-
lidad penal por el delito de «malversación» tipificado en los arts. 432 a 435 CP
(y del que, por cierto, ha de conocer el Tribunal del Jurado –art. 1.2.i de la LO
5/1995, de 22 de mayo–).

868
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 626

Artículo 626. Depósito judicial. Nombramiento de depositario


1. Si se embargasen títulos valores u objetos especialmente valiosos o nece-
sitados de especial conservación, podrán depositarse en el establecimiento
público o privado que resulte más adecuado.
2. Si los bienes muebles embargados estuvieran en poder de un tercero, se
le requerirá mediante decreto para que los conserve a disposición del Tribunal
y se le nombrará depositario judicial, salvo que el Secretario judicial motivada-
mente resuelva otra cosa.
3. Se nombrará depositario al ejecutado si éste viniere destinando los bienes
embargados a una actividad productiva o si resultaran de difícil o costoso trans-
porte o almacenamiento.
4. En casos distintos de los contemplados en los anteriores apartados o
cuando lo considere más conveniente, el Secretario judicial podrá nombrar
mediante decreto depositario de los bienes embargados al acreedor ejecutante
o bien, oyendo a éste, a un tercero.
El nombramiento podrá recaer en los Colegios de Procuradores del lugar en
que se siga la ejecución, siempre que dispongan de un servicio adecuado para
asumir las responsabilidades legalmente establecidas para el depositario. De ser
así, el Colegio quedará facultado para proceder a la localización, gestión y depó-
sito de los bienes expidiéndose a tal efecto la credencial necesaria.
5. El embargo de valores representados en anotaciones en cuenta se comu-
nicará al órgano o entidad que lleve el registro de anotaciones en cuenta para
que lo consigne en el libro respectivo.

COMENTARIOS
1. A nadie se le oculta que la indemnidad de los bienes embargados, además
de procurarse sustrayendo la facultad de disponer de los bienes de la esfera jurí-
dica del ejecutado, precisa igualmente de un complemento que ya no es de
índole aseguratoria sino conservativa, a saber: el cuidado, vigilancia y manteni-
miento de los bienes en cuestión durante el tiempo que medie o transcurra desde
la adopción de la traba (art. 587 LEC) hasta su realización en el procedimiento
de apremio (arts. 634 y ss. LEC).
A tales finalidades responde el instituto del depósito judicial, que puede ser
definido como aquella medida conservativa que ha de acordar el Secretario
judicial en el marco del proceso de ejecución, por medio de la cual se encarga
a una persona física o jurídica, pública o privada, que custodie y conserve los
bienes muebles o derechos embargados bajo su responsabilidad (que incluso en
ocasiones puede llegar a revestir relevancia penal), a fin de que se mantengan
en el estado en el que se encontraban al recaer la traba sobre ellos, procurando
que no se deterioren, pierdan o devalúen como consecuencia del paso del

869
Artículo 627 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tiempo imprescindible para arribar a su realización definitiva en el procedimiento


de apremio.
2. En función de quién sea la persona o entidad, nombrada por el Tribunal,
que haya de desempeñar las funciones y asumir las responsabilidades propias
del depositario, es dable distinguir diferentes modalidades de depósito:
1.ª Depósito a cargo del establecimiento, público o privado, más adecuado
al efecto (que procederá en los supuestos previstos en el art. 626.1 LEC).
2.ª Depósito a cargo de un tercero poseedor de los bienes embargados, que
no ostente la condición de acreedor ejecutante ni la de deudor ejecutado; si
dicho tercero no tiene en su poder dichos bienes, habrá de aplicarse el mismo
régimen para cuando dicha condición de depositario la ostenta el acreedor eje-
cutante (art. 626.4 LEC, al que después se hará mención), mientras que, por el
contrario, cuando dicho tercero tenga en su poder los bienes trabados se habrá
de seguir el régimen previsto en el art. 626.2 LEC.
3.ª Depósito a cargo del propio deudor ejecutado, procedente tan solo
cuando el propio ejecutado «viniere destinando los bienes embargados a una
actividad productiva» o cuando los mencionados bienes embargados «resultaran
de difícil o costoso transporte o almacenamiento» (art. 626.3 LEC).
4.ª Depósito a cargo del acreedor ejecutante, lo que podrá suceder en dos
diferentes casos (art. 626.4 LEC): a) Siempre que no concurra ninguna de las
posibilidades contempladas hasta este momento, es decir, cuando el embargo
no recaiga sobre títulos, valores u objetos especialmente valiosos o necesitados
de especial conservación, ni recaiga sobre bienes que se encuentren en poder
de una tercera persona, ni recaiga sobre bienes que el ejecutado viniere desti-
nando a una actividad productiva o que resultaren de difícil o costoso transporte
o almacenamiento; b) O bien, y pese a que concurra alguna de las anteriores
posibilidades, siempre que el Secretario así lo considere más conveniente.
5.ª Y, por último, depósito a cargo de un tercero no poseedor de los bienes
embargados(art. 636.4 LEC), que podrá ser un Colegio de Procuradores que dis-
ponga de un servicio adecuado para asumir las responsabilidades legalmente
establecidas para el depositario.

Artículo 627. Responsabilidades del depositario. Depositarios interinos


1. El depositario judicial estará obligado a conservar los bienes con la debida
diligencia a disposición del Tribunal, a exhibirlos en las condiciones que el
Secretario judicial le indique y a entregarlos a la persona que éste designe.
A instancia de parte o, de oficio, si no cumpliere sus obligaciones, el Secre-
tario judicial encargado de la ejecución, mediante decreto, podrá remover de su
cargo al depositario, designando a otro, sin perjuicio de la responsabilidad penal
y civil en que haya podido incurrir el depositario removido.

870
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 627

2. Hasta que se nombre depositario y se le entreguen los bienes, las obliga-


ciones y responsabilidades derivadas del depósito incumbirán, sin necesidad de
previa aceptación ni requerimiento, al ejecutado y, si conocieran el embargo, a
los administradores, representantes o encargados o al tercero en cuyo poder se
encontraron los bienes.

COMENTARIOS
El depositario es responsable del adecuado cumplimiento de todas y cada
una de las obligaciones que la LEC le impone (art. 627.1), cuya inobservancia
le puede reportar la incursión, no solamente en responsabilidad civil (por los
daños o perjuicios que con su inadecuada conducta haya podido producir), sino
también, en los casos más graves, incluso en responsabilidad de naturaleza penal
(por la comisión del delito de malversación tipificado en los arts. 432 a 435 CP).
1. Conforme al primer apartado del art. 627 LEC (véase también lo dispuesto
en los arts. 1766 y 1788 CC, al depositario de bienes embargados le incumben
las siguientes obligaciones: 1.ª) Conservar los bienes a disposición del Tribunal
con la debida diligencia; 2.ª) Exhibir los bienes en las condiciones que el Secre-
tario judicial le indique; y 3.ª) Entregar los bienes a la persona que el Secretario
judicial designe.
2. Por el eficaz desempeño de las funciones propias del depositario vela el
propio legislador procesal civil, quien, en el segundo inciso del art. 627.1 LEC,
dispone que el incumplimiento de las mencionadas obligaciones puede provo-
car, en primer término su remoción y sustitución por otra persona, y, después,
el eventual nacimiento de una responsabilidad tanto de tipo civil como de índole
penal del depositario removido.
1.º La remoción del depositario incumplidor de las obligaciones que resultan
inherentes al cargo se producirá mediante decreto del Secretario judicial lo
hubiese nombrado. Tal decisión podrá ser adoptada de oficio o a instancia de
parte.
2.º Pero el hecho de que se acuerde la remoción del depositario y su susti-
tución por una tercera persona no implica que aquél quede libre de toda res-
ponsabilidad por los hechos y actos determinantes de la pérdida del cargo. Antes
al contrario, el propio art. 627.1.II LEC afirma que, si se acuerda remover al
depositario primeramente nombrado por el Secretario, ello se entenderá «sin
perjuicio de la responsabilidad penal y civil en que haya podido incurrir el depo-
sitario removido».
Así, pues, si con su indebido proceder el depositario ha causado daños o
perjuicios con repercusión económica, será el mismo civilmente responsable en
orden a su reparación o indemnización (así sucede, por ejemplo, en la hipótesis
contemplada en el art. 1767 CC, a cuyo tenor: «El depositario no puede servirse
de la cosa depositada sin permiso expreso del depositante. En caso contrario,

871
Artículo 628 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

responderá de los daños y perjuicios»).Pero, además, y dado que, como se dirá


en un próximo apartado, los bienes embargados tienen la condición legal de
«efectos o caudales públicos» (art. 625 LEC), el depositario (persona física) puede
incurrir también en responsabilidad penal por la comisión del delito de «mal-
versación» al cometer los hechos tipificados en los arts. 432 a 434 CP, hechos
que, según contempla el art. 435.2.º CP, también pueden llevar a cabo «los par-
ticulares legalmente designados como depositarios de caudales o efectos públi-
cos».

Artículo 628. Gastos del depósito


1. Si el depositario fuera persona distinta del ejecutante, del ejecutado y del
tercero poseedor del bien mueble objeto del depósito tendrá derecho al reem-
bolso de los gastos ocasionados por el transporte, conservación, custodia, exhi-
bición y administración de los bienes, pudiendo acordarse por el Secretario judi-
cial encargado de la ejecución, mediante diligencia de ordenación, el adelanto
de alguna cantidad por el ejecutante, sin perjuicio de su derecho al reintegro en
concepto de costas.
El tercero depositario también tendrá derecho a verse resarcido de los daños
y perjuicios que sufra a causa del depósito.

2. Cuando las cosas se depositen en entidad o establecimiento adecuados, según


lo previsto en el apartado 1 del art. 626, se fijará por el Secretario judicial responsable
de la ejecución, mediante diligencia de ordenación, una remuneración acorde con las
tarifas y precios usuales. El ejecutante habrá de hacerse cargo de esta remuneración,
sin perjuicio de su derecho al reintegro en concepto de costas.

COMENTARIOS
1. No sólo obligaciones incumben al depositario. También ostenta algún
derecho derivado de su condición, como lo es el de ser reembolsado de los
gastos que para su propio patrimonio ocasione el adecuado ejercicio de las fun-
ciones asignadas al depositario judicial.
Este derecho, ello no obstante, no puede asistir a cualesquiera personas
nombradas por el Secretario como depositarios de los bienes embargados. Por
ejemplo, el ejecutado/depositario no puede tener derecho a ser reembolsado por
el cuidado o conservación de sus propios bienes ya que ésa es su responsabilidad
como propietario de los mismos; tampoco el ejecutante/depositario, porque es
el primer interesado en que los bienes embargados mantengan intacto su valor
de cara a su posterior realización en el procedimiento de apremio; y tampoco
el tercero/depositario que esté en posesión de los bienes embargados con ante-
rioridad a la traba, y ello por las mismas razones predicadas con relación al
deudor ejecutado. En consecuencia, únicamente tendrán derecho a ser reem-
bolsados: el tercero/depositario no poseedor de los bienes embargados con

872
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 629

anterioridad a la realización de la traba, y el establecimiento público o privado


que resulte más adecuado para el depósito de valores u objetos especialmente
valiosos o necesitados de especial conservación.
2. El reembolso comprenderá los gastos que para el depositario comporte el
«transporte, conservación, custodia, exhibición y administración de los bienes».
Si el depositario es persona física, se supone que el importe de dichos gastos se
calculará conforme a precios de mercado, debiendo el propio depositario pre-
sentar los recibos y justificantes acreditativos del montante económico que haya
que afrontar para llevar a cabo la función de que se trate. En cambio, si es un
establecimiento público o privado el que asume la condición de depositario, la
remuneración al mismo por el desempeño de sus funciones se calculará, según
prevé el art. 628.2 LEC, conforme con las «tarifas y precios usuales».

Réstanos anotar, finalmente, que dichos gastos ocasionados por el desempeño de


las funciones del depósito judicial han de ser satisfechos, en línea de principio, por
el mismo depositario, a quien más tarde se reembolsará con cargo al patrimonio del
ejecutado. Ello no obstante, el art. 628 LEC faculta al Secretario judicial a ordenar,
mediante diligencia de ordenación, que el acreedor ejecutante (en tanto que primer
interesado en que los bienes objeto de embargo no pierdan su valor y se mantengan
perfectamente conservados) adelante al depositario alguna cantidad por este con-
cepto, sin perjuicio, eso sí, de que dicho ejecutante se vea reintegrado de las canti-
dades que adelante en concepto de costas procesales.

SECCIÓN 6.ª
De la garantía del embargo de inmuebles y de otros bienes susceptibles de
inscripción

Artículo 629. Anotación preventiva de embargo


1. Cuando el embargo recaiga sobre bienes inmuebles u otros bienes o dere-
chos susceptibles de inscripción registral, el Secretario judicial encargado de la
ejecución, a instancia del ejecutante, librará mandamiento para que se haga
anotación preventiva de embargo en el Registro de la Propiedad o anotación de
equivalente eficacia en el registro que corresponda. El mismo día de su expedi-
ción el Secretario judicial remitirá al Registro de la Propiedad el mandamiento
por fax, o en cualquiera de las formas previstas en el art. 162 de esta ley. El
Registrador extenderá el correspondiente asiento de presentación, quedando en
suspenso la práctica de la anotación hasta que se presente el documento original
en la forma prevista por la legislación hipotecaria.
2. Si el bien no estuviere inmatriculado, o si estuviere inscrito en favor de
persona distinta del ejecutado, pero de la que traiga causa el derecho de éste,
podrá tomarse anotación preventiva de suspensión de la anotación del embargo,
en la forma y con los efectos previstos en la legislación hipotecaria.
Véase arts. 42–103 LH; 139–214 RH

873
Artículo 629 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. Las medidas de garantía examinadas hasta ahora, como se conoce, se
refieren exclusivamente a «bienes muebles» (arts. 335, 336 CC), sin que ninguna
de ellas pueda entenderse operativa cuando lo que se trata es de garantizar la
indemnidad de la traba de «bienes inmuebles» (art. 334 CC). Para estos últimos,
así como, en general, para cualquier otro elemento patrimonial susceptible de
inscripción registral, el art. 629 LEC recuerda la posibilidad de llevar a cabo la
llamada «anotación preventiva de embargo», inicialmente regulada en la Ley
Hipotecaria.
En este sentido, cabe traer aquí a colación que los arts. 2 LH y 4 RH permiten
la inscripción registral de bienes inmuebles y de los derechos reales existentes
sobre los mismos, de lo que se sigue que el embargo de los tales elementos y
derechos puede ser objeto de anotación preventiva en el Registro de la Propie-
dad. Y que también, por ejemplo, el art. 68.d) de la Ley de 16 de diciembre de
1954, sobre hipoteca mobiliaria y prenda sin desplazamiento de la posesión,
permite la anotación en el mismo Registro de los «mandamientos judiciales de
embargo y los de su cancelación sobre bienes susceptibles de gravamen hipo-
tecario o pignoraticio o sobre los créditos inscritos». O que, igualmente, el
art. 145 de la Ley de Propiedad Intelectual permite la anotación en el Registro
de la Propiedad Intelectual (que es desarrollado en el RD 281/2003, de 7 de
marzo) de «los derechos de propiedad intelectual relativos a las obras y demás
producciones» protegidas por dicha Ley. O que, de otro lado, el art. 15 LVPBM
permite inscribir en el Registro de Venta a Plazos de Bienes Muebles estos últi-
mos...
2. La anotación preventiva de embargo constituye una medida cautelar que
el Secretario judicial responsable de la ejecución puede adoptar a instancias del
acreedor ejecutante, y mediante la cual dicho Secretario ordenará al Registrador
de la Propiedad, o al encargado del Registro de que se trate, que practique una
anotación sobre la inscripción del bien o bienes embargados susceptibles de
experimentar dicho reflejo registral, al objeto de prevenir que dichos bienes pue-
dan ser adquiridos de buena fe por terceras personas sin que por ellas se asuma
la responsabilidad de tener que afrontar, llegado el momento, el pago de las
cantidades a las cuales los bienes embargados se encontraban afectados.
3.
a) La anotación preventiva de embargo habrá de solicitarla el acreedor eje-
cutante del Secretario encargado de la ejecución. Dicha solicitud, aunque nada
indica el art. 629.1 LEC al respecto, deberá formularse mediante un escrito ad
hoc en el que, con invocación del indicado precepto, se pedirá al Secretario que
libre el oportuno mandamiento.

874
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 629

En dicho escrito el ejecutante hará constar el hecho del embargo, la demos-


tración (con cita de los correspondientes preceptos legales) de que el bien o
bienes embargados en cuestión son susceptibles de inscripción registral, y la
justificación de la concurrencia en el caso de un fumus boni iuris (para lo cual
bastará remitirse a lo dispuesto en el título de ejecución que en su día se hubiese
acompañado a la demanda ejecutiva, y que determinó la emisión del auto por
el que se despachó la ejecución) y de un periculum in mora (donde deberá
hacerse referencia al tiempo que aún reste para llevar a cabo la realización de
los bienes embargados –v. gr. porque los sometidos a traba aún no son suficientes
para prestar cobertura al derecho de crédito reclamado–, y al hecho de que el
recurso al proceso de ejecución se fundamentó, precisamente, en un incumpli-
miento de sus obligaciones de pago por parte del ejecutado, lo que se muestra
como indicio más que suficiente para temer que el mismo pueda ocultar, distraer
o malbaratar los bienes embargados durante el período que reste hasta la fina-
lización del proceso).
b) Si concurren todos los presupuestos legales, el Secretario «librará manda-
miento para que se haga anotación preventiva de embargo en el Registro de la
Propiedad o anotación de equivalente eficacia en el registro que corresponda»
(art. 629.1 LEC).
En lo que se refiere a la práctica de la anotación preventiva, el art. 629.2 LEC
prevé también la eventualidad de que el bien embargado susceptible de reflejo
registral no conste como tal en el Registro correspondiente, o bien conste efec-
tivamente pero en favor de una tercera persona distinta al ejecutado cuyo dere-
cho traiga causa de éste. En tales casos, según dispone la mencionada norma,
«podrá tomarse anotación preventiva de suspensión de la anotación de embargo,
en la forma y con los efectos previstos en la legislación hipotecaria».
4. Todas las anteriores actuaciones tienen por finalidad la de obtener los
efectos característicos a dicha medida cautelar. Efectos que benefician esencial-
mente al acreedor ejecutante, y que se traducen en la garantía de la indemnidad
de la traba frente a aquellos terceros que, con posterioridad a la fecha de la
anotación, adquieran de algún modo la titularidad de los bienes embargados
anotados en el Registro.
Dicho en otras palabras, con la práctica de la anotación preventiva de
embargo el ejecutante se asegura de que, con lo obtenido de la realización de
los bienes embargados, se satisfará su derecho de crédito sin que los eventuales
negocios jurídicos que sobre dichos bienes haya podido suscribir con posterio-
ridad el deudor ejecutado con terceras personas puedan impedir dicha conse-
cuencia, a salvo la posibilidad de que dichos terceros adquirentes satisfagan con
cargo a su propio patrimonio las cantidades adeudadas que consten detalladas
en la anotación registral (véase una aplicación práctica de este principio, por
ejemplo, en el art. 658.II LEC). O como con todo rigor dispone el art. 44 LH, el

875
Artículo 629 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

acreedor que obtenga a su favor anotación preventiva de embargo tendrá para


el cobro de su crédito la preferencia establecida en el art. 1923 CC, el cual
establece que gozan de preferencia, frente a los créditos posteriores, los créditos
anotados preventivamente en el Registro de la Propiedad en virtud de manda-
miento judicial por embargos, secuestros o ejecución de sentencias sobre los
bienes anotados.
Cabe concluir, en definitiva, que:
1.º La anotación preventiva de embargo tiene por finalidad principal el
garantizar, con los bienes en que aquélla se realiza, las responsabilidades naci-
das del crédito y que han de hacerse efectivas en el procedimiento adecuado,
pero en sí misma no constituye ningún derecho real, ni convierte en derecho
real sobre la finca anotada el personal que corresponda al acreedor, ni atribuye,
por sí sola, rango preferente al crédito objeto de la anotación respeto de los
créditos, negocios u obligaciones preferentes.
2.º La garantía de la anotación preventiva de embargo sólo otorga preferencia
sobre los actos dispositivos y sobre los créditos contraídos con posterioridad a
la fecha de la propia anotación, y no da al acreedor que la obtiene la preferencia
respecto de otros anteriores puesto que, como resultado de una actuación pro-
cesal del Secretario judicial dirigida únicamente a garantizar las consecuencias
del juicio, no crea ni declara ningún derecho, función propia de la sentencia,
que sería, en su caso, el verdadero título a estos efectos, ni altera la naturaleza
de las obligaciones, ni mucho menos convierte en real o hipotecaria la acción
que anteriormente no tenía este carácter, ni produce otros efectos que los de que
el acreedor que la obtenga sea preferido, en cuanto a los bienes anotados, sola-
mente respecto de los acreedores que tengan contra el mismo deudor otro cré-
dito contraído con posterioridad a la anotación.
3.º El embargo de un inmueble como medida cautelar asegura que la sen-
tencia que en su día recaiga se ejecutará sobre el bien embargado y produce
absoluta prioridad de la obligación asegurada sobre todos los derechos reales
que se constituyan sobre la cosa embargada con posterioridad al embargo, de
forma que los actos dispositivos sobre el bien embargado posteriores al embargo
mismo y reflejados en el Registro después de la anotación de aquél, han de
quedar absoluta e inequívocamente subordinados al resultado del proceso de
modo que el tercer adquirente deberá asumir toda la responsabilidad que se haya
originado en el proceso en que se decretó el embargo y ello, con independencia
de que se hubiera o no expedido la certificación de cargas y extendida la pre-
ceptiva nota registral de constancia.
4.º La anotación preventiva de embargo, en cambio, no hace recaer sobre el
titular de los bienes embargados prohibición alguna de enajenar los mismos, tal
y como se deduce del art. 38 LH, que habla del paso de los bienes hipotecados
a tercer poseedor, de los arts. 142 y 353 del RH y de los arts. 1.489 y 1.490 de

876
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 629

la LEC en los que se hace referencia a posibles transmisiones. Claramente, ade-


más, el art. 71 LH establece que: «Los bienes inmuebles o derechos reales ano-
tados podrán ser enajenados o gravados, pero sin perjuicio del derecho de la
persona a cuyo favor se haya hecho la anotación».
5.º En resumen, pues, la anotación preventiva de embargo garantiza el gra-
vamen real sobre la finca registral otorgando rango preferente sobre los actos
dispositivos celebrados con posterioridad a la fecha del asiento de presentación,
con lo que evita la operatividad del art. 34 LH en favor de un tercer adquirente.
5. Por último, en lo que se refiere a la extinción de la anotación preventiva
de embargo, la misma puede sucederse por cancelación, por caducidad o por
su conversión en inscripción (art. 77 LH). En particular, el art. 83.I LH nos dice
que las inscripciones o anotaciones hechas en virtud de mandamiento judicial
no se cancelarán sino por providencia ejecutoria. Y el art. 86 LH, por su parte,
nos indica que las anotaciones preventivas, cualquiera que sea su origen, cadu-
carán a los cuatro años de la fecha de la anotación misma, salvo aquellas que
tengan señalado en la Ley un plazo más breve; no obstante, a instancia de los
interesados o por mandato de las autoridades que las decretaron, podrán pro-
rrogarse por un plazo de cuatro años más, siempre que el mandamiento orde-
nando la prórroga sea presentado antes de que caduque el asiento; la anotación
prorrogada caducará a los cuatro años de la fecha de la anotación misma de
prórroga; podrán practicarse sucesivas ulteriores prórrogas en los mismos tér-
minos.

JURISPRUDENCIA
«Ha de hacerse referencia, ante todo, a la doctrina ya consolidada de esta Sala acerca
de que el embargo existe jurídicamente desde que la autoridad judicial lo decreta legal-
mente, con independencia de su anotación en el Registro de la Propiedad, la cual no
puede condicionar su existencia ni tiene valor constitutivo respecto a dicha traba, aunque
evidentemente conceda a la misma una mayor relevancia (Sentencia de 26 de julio de
1994 y las que en la misma se mencionan, de 4 de abril de 1980 y 24 de noviembre de
1986, entre otras). Por ello, la anotación preventiva del embargo no es obligada o nece-
saria y su omisión no impediría proceder a la realización forzosa de la finca trabada, la
cual surtirá plenos efectos con relación al posterior dueño, cuya adquisición, no sea
cronológicamente anterior a la práctica de la diligencia (Sentencias de 23 de abril y 3 de
noviembre de 1992 y 30 de septiembre de 1993)» (STS 1.ª 18 abril 2001, LA LEY
376/2001, Rec. 1203/1996).
«La anotación preventiva del embargo no modifica la naturaleza jurídica del crédito
anotado y menos lo convierte en real o hipotecario, la acción no tiene tal condición, ni
tampoco atribuye al anotante la consideración de tercero protegido por el art. 34 de la
Ley Hipotecaria (SS. de 16.2.1990, 19.11.1992 y 27.1.1997). Tampoco tiene la anota-
ción registral de embargo valor ni eficacia constitutiva, a diferencia de lo que ocurre con
la hipoteca, por lo que su incidencia en la tercería de dominio se remite al tiempo del
embargo, que existe jurídicamente desde que la autoridad judicial lo decreta; con inde-

877
Artículo 630 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

pendencia de su anotación en el Registro, que no puede condicionar su existencia (Sen-


tencias de 7.1.1992, 24.2.1995, 14.5.1996 y 9.4.1997)» (STS 1.ª 22 septiembre 2001,
LA LEY 835/2001, Rec. 1874/1996).
«El motivo no desconoce el alcance de la prioridad derivada de la anotación pre-
ventiva de embargo letra F, pues obviamente cualquier derecho nacido con posterioridad
a la anotación de embargo resulta afectado por la misma, en el sentido de que al garan-
tizado por dicha anotación se otorga rango preferente sobre los actos dispositivos cele-
brados (Sentencias 30 diciembre 1993, 10 mayo, 13 junio y 25 noviembre 1994, 24
febrero 1995, 13 julio 1996, 19 febrero, 19 abril y 4 diciembre 2000, entre las más
recientes, que recogen doctrina consolidada anterior) (...). El embargo asegura el buen
fin de la ejecución en curso mediante la afección erga omnes del bien trabado al proce-
dimiento en el que se decreta, la anotación preventiva garantiza el gravamen real sobre
la finca registral otorgando rango preferente sobre los actos dispositivos celebrados con
posterioridad a la fecha del asiento de presentación, con lo que evita la operatividad del
art. 34 LH en favor de un tercer adquirente» (STS 1.ª 4 abril 2002, LA LEY 296/2002,
Rec. 3228/1996).

SECCIÓN 7.ª
De la administración judicial

Artículo 630. Casos en que procede


1. Podrá constituirse una administración judicial cuando se embargue alguna
empresa o grupo de empresas o cuando se embargaren acciones o participacio-
nes que representen la mayoría del capital social, del patrimonio común o de los
bienes o derechos pertenecientes a las empresas, o adscritos a su explotación.
2. También podrá constituirse una administración judicial para la garantía
del embargo de frutos y rentas, en los casos previstos en los apartados 2 y 3 del
art. 622.
Véase 631–633 LEC

COMENTARIOS
1. Como se ha podido comprobar en el comentario a los precedentes pre-
ceptos, el abanico de medidas de conservación y aseguramiento de los bienes
embargados analizadas hasta ahora son, por decirlo de algún modo, estáticas.
Se agotan en la realización de una única acción (v. gr. la acción de retener el
bien objeto de la traba, la acción de ingresarlo o depositarlo en el estableci-
miento destinado al efecto...), sin necesidad de acometer una labor profesional
cotidiana o continuada que exija la adopción de decisiones de importancia sig-
nificativa, de cuyo acierto o desacierto puede depender la propia existencia del
bien sujeto al embargo ejecutivo.
Pero el embargo de los bienes del deudor ejecutado puede recaer sobre ele-
mentos patrimoniales complejos, que desde luego poseen un innegable reflejo

878
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 630

económico necesitado de medidas de conservación o de garantía distintas de las


anteriores, tales como, por ejemplo, las explotaciones industriales. Cuando se
embarga una empresa de cualquier índole (o propiamente industrial, o agrícola,
o ganadera, o de servicios...) es evidente que el mantenimiento de su valor o el
aseguramiento de su producción no puede acometerse por la vía de la retención
de los bienes por una tercera persona, o por la no menos simple de la puesta de
los mismos a disposición judicial. Si la empresa no adquiere bienes, si no con-
trata nuevos empleados si el nivel de la explotación lo reclama, si no invierte en
publicidad para seguir dando a conocer sus productos, en suma, si no adopta
las medidas de gestión y administración que resulten necesarias durante el
tiempo en que permanezca vigente la traba judicial hasta verificar la realización
de dichos bienes en el procedimiento de apremio, es perfectamente posible que,
llegada esta última fase del proceso de ejecución, aquella empresa haya perdido
todo o buena parte de su valor en el mercado.
De ahí que, tratándose de esta clase de bienes precisados de una gestión o
administración cotidiana, el legislador regula la medida de administración judi-
cial de los bienes embargados (arts. 630–633 LEC), por la que cabe entender
aquella decisión del Secretario judicial que haya ordenado el embargo de bienes
precisados de una gestión o administración cotidiana o normalizada, por medio
de la cual, y tras prestar audiencia a los interesados implicados, procederá al
nombramiento de un administrador judicial (y, en su caso, de uno o dos inter-
ventores), que de ahí en adelante adoptará y llevará a cabo todas las decisiones
que considere oportunas para asegurar el valor de los bienes, principalmente a
través del mantenimiento de la explotación industrial de que se trate, hasta que
proceda la realización de los mismos en el ulterior procedimiento de apremio.
2. La LEC posibilita la adopción de la administración judicial en los siguientes
casos: 1.º) Cuando se embargue «alguna empresa o grupo de empresas o cuando
se embargaren acciones o participaciones que representen la mayoría del capital
social, del patrimonio común o de los bienes o derechos pertenecientes a las
empresas, o adscritos a su explotación» (art. 630.1 LEC); y 2.º) Cuando se embar-
guen frutos y rentas, pero, eso sí, siempre que (a) la naturaleza de los bienes y
derechos productivos lo precise, o (b) los frutos y rentas embargados fuesen de
importancia, o (c) las circunstancias en que se encuentre el ejecutado lo acon-
sejen, o (d) cuando se compruebe que la persona o entidad a quien se ordenó
retener los frutos y rentas, e ingresarlos a disposición del Tribunal, no cumple
debidamente con la orden de retención o ingreso (v. arts. 622.2 y 3, 630.2 LEC).
3. No parece constituir una administración judicial en sentido estricto aquella
a que se refiere el art. 634.2 LEC, precepto que, en aras a la realización en el
procedimiento de apremio de «saldos favorables en cuenta, con vencimiento
diferido», posibilita el nombramiento de un administrador a cargo del Secretario
judicial. Pero, de un lado, ni el procedimiento a seguir aquí para proceder al
citado nombramiento es el mismo que regula el art. 631 LEC, por lo que no es

879
Artículo 631 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

aventurado afirmar que la designación de administrador en estos casos podrá


decidirla el Secretario de manera unilateral. Y además, de otro lado, dicho admi-
nistrador tampoco tendrá por función primordial la de asegurar la indemnidad
de ningún bien empresarial embargado (pues para asegurar los saldos favorables
en cuenta ya cuenta el art. 621.2 LEC con la orden de retención a la entidad
financiera correspondiente), sino, como expresa el propio art. 634.2 LEC, la de
proceder a su «realización» una vez que el saldo se encuentre ya en la condición
de disponible por haberse producido su vencimiento.

Artículo 631. Constitución de la administración. Nombramiento de admi-


nistrador y de interventores
1. Para constituir la administración judicial, se citará de comparecencia ante
el Secretario judicial encargado de la ejecución a las partes y, en su caso, a los
administradores de las sociedades, cuando éstas no sean la parte ejecutada, así
como a los socios o partícipes cuyas acciones o participaciones no se hayan
embargado, a fin de que lleguen a un acuerdo o efectúen las alegaciones y prueba
oportunas sobre el nombramiento de administrador, persona que deba desem-
peñar tal cargo, exigencia o no de caución, forma de actuación, mantenimiento
o no de la administración preexistente, rendición de cuentas y retribución pro-
cedente.
A los interesados que no comparezcan injustificadamente se les tendrá por
conformes con lo acordado por los comparecientes.
Si existe acuerdo, el Secretario judicial establecerá por medio de decreto los
términos de la administración judicial en consonancia con el acuerdo. Para la
resolución de los extremos en que no exista acuerdo o medie oposición de alguna
de las partes, si pretendieren practicar prueba, se les convocará a comparecencia
ante el Tribunal que dictó la orden general de ejecución, que resolverá, mediante
auto, lo que estime procedente sobre la administración judicial. Si no se preten-
diese la práctica de prueba, se pasarán las actuaciones al Tribunal para que
directamente resuelva lo procedente.
2. Si se acuerda la administración judicial de una empresa o grupo de ellas,
el Secretario judicial deberá nombrar un interventor designado por el titular o
titulares de la empresa o empresas embargadas y si sólo se embargare la mayoría
del capital social o la mayoría de los bienes o derechos pertenecientes a una
empresa o adscritos a su explotación, se nombrarán dos interventores, designa-
dos, uno por los afectados mayoritarios, y otro, por los minoritarios.
3. El nombramiento de administrador judicial será inscrito, cuando proceda,
en el Registro Mercantil. También se anotará la administración judicial en el
Registro de la Propiedad cuando afectare a bienes inmuebles.

880
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 631

COMENTARIOS
1. Comparecencia para el nombramiento del administrador judicial:
Una vez realizado el embargo sobre alguno de los bienes susceptibles de ser
administrados judicialmente mediante la presente medida, el Secretario embar-
gante (bien por sí mismo, o bien a solicitud del acreedor ejecutante) habrá de
cuestionarse si, dándose todos los presupuestos legales necesarios, considera
adecuado constituir la administración judicial o, por el contrario, no constituirla
(lo que acordará si considera que con medidas tales como la retención, el ingreso
o el depósito de los bienes trabados es suficiente como para asegurar su indem-
nidad de cara al futuro procedimiento de apremio).
Para el caso de despejar esa duda en sentido afirmativo, deberá observar
entonces el procedimiento previsto en el art. 631.1 LEC en aras a constituir la
administración judicial (constitución cuya finalidad última no consiste sino en
acordar el nombramiento de un administrador judicial), trámites que pueden ser
resumidos del siguiente modo: en primer lugar, el Secretario habrá de llevar a
cabo una serie de citaciones a las personas que señala el art. 631.1.I LEC; llegado
el día señalado para la comparecencia, el Secretario propondrá a todos los com-
parecidos que lleguen a un acuerdo, o que efectúen las alegaciones y aporten
los elementos de prueba que consideren oportunos, sobre si se debe proceder
al nombramiento de un administrador judicial o si, por el contrario, debe man-
tenerse en su puesto al o a los administradores que viniesen ostentando dicho
cargo o desempeñando dicha función con anterioridad a la realización del
embargo en las empresas o explotaciones afectadas, sobre la forma en que ha
de actuar el administrador y sobre el régimen de rendición de cuentas de su
gestión, así como, finalmente, sobre la retribución que se estime procedente
como pago a su labor.
Los acuerdos deberán adoptarse por unanimidad de los comparecientes,
considerando el legislador que con respecto a las personas citadas que, por las
razones que fueren, no hubiesen comparecido en el día y la hora señalados, se
presumirá que están conformes con lo acordado por los comparecientes
(art. 631.1.II LEC). Si existe acuerdo, el Secretario judicial establecerá por medio
de decreto los términos de la administración judicial en consonancia con el
acuerdo (art. 631.1.III LEC). De existir discrepancia u oposición entre quienes
hayan comparecido a la citación judicial sobre todas o sobre alguna de las cues-
tiones debatidas, si pretendieren practicar prueba, se les convocará a una com-
parecencia ante el Tribunal que dictó la orden general de ejecución, que resol-
verá mediante auto lo que estime procedente sobre la administración judicial; y
si no se pretendiese la práctica de prueba, se pasarán las actuaciones a dicho
Tribunal para que directamente resuelva lo procedente (art. 631.1.III LEC).

881
Artículo 632 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En consecuencia, la administración judicial se constituirá normalmente


mediante la emisión de un decreto a cargo del Secretario judicial (y, en caso de
discrepancia entre los comparecientes, mediante un auto del Tribunal).
Después de ser decretado el nombramiento del administrador judicial, el
Secretario judicial, en primer término, dará inmediata posesión del cargo al
designado, y en segundo lugar, como ya quedó reflejado con anterioridad,
requerirá al deudor ejecutado «para que cese en la administración que hasta
entonces llevara» (art. 633.1 LEC).
2. Eventual nombramiento de interventor o interventores:
Además de observar todos los trámites anteriores tendentes al nombramiento
del administrador judicial, existe igualmente la necesidad de proceder a un
segundo nombramiento, esta vez no de administrador sino de interventor, en los
casos previstos por el art. 631.2 LEC. De conformidad con la meritada norma, si
se acuerda la administración judicial de (a) una empresa o grupo de empresas,
el Secretario judicial deberá nombrar un interventor designado por el titular o
titulares de la empresa o empresas embargadas, mientras que si (b) sólo se
embarga la mayoría del capital social o la mayoría de los bienes o derechos
pertenecientes a una empresa o adscritos a su explotación, entonces se nom-
brarán dos interventores, designados, uno por los afectados mayoritarios, y otro,
por los minoritarios.

Artículo 632. Contenido del cargo de administrador


1. Cuando sustituya a los administradores preexistentes y no se disponga otra
cosa, los derechos, obligaciones, facultades y responsabilidades del administra-
dor judicial serán los que correspondan con carácter ordinario a los sustituidos,
pero necesitará autorización del Secretario judicial responsable de la ejecución
para enajenar o gravar participaciones en la empresa o de ésta en otras, bienes
inmuebles o cualesquiera otros que por su naturaleza o importancia hubiere
expresamente señalado el Secretario judicial.
2. De existir interventores designados por los afectados, para la enajenación
o gravamen, el administrador los convocará a una comparecencia, resolviendo
el Secretario judicial mediante decreto.
3. Las resoluciones previstas en los dos números anteriores serán susceptibles
de recurso directo de revisión ante el Tribunal que dictó la orden general de
ejecución.

COMENTARIOS
Cuando se haya procedido al nombramiento de un administrador judicial,
éste, si el Secretario no dispusiese nada en concreto, tendrá los mismos derechos,
obligaciones, facultades y responsabilidades que el o los administradores a los
que haya sustituido. Ello no obstante, su margen de libertad no es tan amplio

882
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 633

como el de los administradores preexistentes, pues necesitará de una autoriza-


ción expresa del Secretario judicial responsable de la ejecución «para enajenar
o gravar participaciones de la empresa o de ésta en otras, bienes inmuebles o
cualesquiera otros que por su naturaleza o importancia el órgano judicial hubiese
expresamente señalado» (art. 632.1 LEC). En tales supuestos, además, de existir
interventores designados por los afectados, para llevar a cabo la enajenación o
gravamen el administrador tendrá que convocarlos previamente a una compa-
recencia, resolviendo el Secretario judicial mediante decreto si accede o no a
autorizar la operación en cuestión (art. 632.2 LEC). Estas resoluciones del Secre-
tario judicial serán susceptibles de recurso directo de revisión ante el Tribunal
que dictó la orden general de ejecución (art. 632.3 LEC).

Artículo 633. Forma de actuación del administrador


1. Acordada la administración judicial, el Secretario dará inmediata posesión
al designado, requiriendo al ejecutado para que cese en la administración que
hasta entonces llevara.
2. Las discrepancias que surjan sobre los actos del administrador serán
resueltas por el Secretario judicial responsable de la ejecución mediante decreto,
tras oír a los afectados y sin perjuicio del derecho de oponerse a la cuenta final
que habrá de rendir el administrador.
3. De la cuenta final justificada que presente el administrador se dará vista
a las partes y a los interventores, quienes podrán impugnarla en el plazo de cinco
días, prorrogable hasta treinta atendida su complejidad.
De mediar oposición se resolverá tras citar a los interesados de compare-
cencia. El decreto que se dicte será recurrible directamente en revisión ante el
Tribunal.

COMENTARIOS
Acordada la administración judicial y nombrado el administrador, se proce-
derá de inmediato a darle posesión del cargo (art. 633.1 LEC) para que, desde
ese momento, el mismo comience a desempeñar las labores propias de la admi-
nistración de la empresa o explotación embargada.
1. Oposición de terceros a los actos del administrador judicial:
En lo que respecta al día a día de la administración, es evidente que corres-
ponderá al administrador, y no a cualesquiera otras personas (en particular, ni
al deudor ejecutado, al que se habrá requerido para que cese en este tipo de
cometidos, ni a los anteriores administradores de las empresas o explotaciones
embargadas, a los cuales habrá sustituido el nuevo administrador) todas las
decisiones que requiera la adecuada administración de los bienes embargados.

883
Artículo 633 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Ello no significa, empero, que las terceras personas interesadas en que dicha
administración sea lo más eficaz posible no dispongan de ninguna posibilidad
de hacer valer sus opiniones al respecto. Antes al contrario, la LEC permite que
las discrepancias que surjan sobre los actos del administrador puedan ser resuel-
tas por el Secretario judicial responsable de la ejecución mediante decreto, como
culminación de un brevísimo y sencillo procedimiento previo reducido a prestar
audiencia a los afectados (que se supone que se habrán dirigido al mismo para
exponerle su discrepancia). Además, y con independencia de la presentación
efectiva o no de una solicitud al Secretario judicial para que se pronuncie sobre
alguna discrepancia en relación con la gestión del administrador judicial, dichos
terceros interesados siempre dispondrán de la oportunidad de oponerse a la
cuenta final justificada que, por imperativo del apartado tercero del citado
art. 633 LEC, deberá presentar aquél.
2. Presentación de la cuenta final justificada:
a) La administración judicial, como es evidente, constituye una medida de
carácter temporal, que inicia su andadura con el nombramiento del administra-
dor judicial y ha de finalizar en cuanto el bien embargado objeto de la admi-
nistración se someta a alguna de las modalidades de realización previstas en los
arts. 634 y ss. LEC, o pase a encontrarse sometido a otra administración, cuál es
la «administración para pago» a que se refieren los arts. 676 a 680 LEC.
Pues bien, como quiera que la medida que ahora nos ocupa resulta ser
esencialmente dinámica, y como quiera, además, que es posible que en favor
del administrador se haya aprobado la entrega de una retribución por el desem-
peño de sus funciones, se impone la necesidad de que, llegado el momento de
poner fin a la administración judicial, el administrador deba rendir cuentas de
su gestión ante la autoridad que dictó su nombramiento. Por eso el art. 633.3
LEC obliga al administrador a presentar una llamada «cuenta final justificada»:
cuenta porque en ella habrán de constar todas las actuaciones llevadas a cabo
en el desempeño del cargo, final porque ha de formalizarse al término de la
administración, y justificada porque en ella se ha de razonar sobre el fundamento
o la razón de ser de los distintos contenidos (de los distintos actos de adminis-
tración acordados, en suma) que incorpore.
b) De la cuenta final justificada se dará vista a las partes procesales y al inter-
ventor o interventores (art. 633.3 LEC): 1.º) Si la cuenta final justificada no es
impugnada, el Secretario la aprobará sin más; 2.º) Si, por el contrario, fuese
impugnada, el Secretario los citará a una comparecencia y el incidente concluirá
a través de un decreto en el que, según que estime o desestime la impugnación,
el Secretario procederá a devolver la cuenta al administrador para que presente
una nueva (o, en su caso, a dejar expedita la vía judicial que corresponda para
exigirle responsabilidad por su gestión) o a aprobarla. Dicho decreto será recu-
rrible directamente en revisión ante el Tribunal (art. 633.3 LEC).

884
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 634

CAPÍTULO IV
Del procedimiento de apremio

SECCIÓN 1.ª
Disposiciones generales para la realización de los bienes embargados

Artículo 634. Entrega directa al ejecutante


1. El Secretario judicial responsable de la ejecución entregará directamente
al ejecutante, por su valor nominal, los bienes embargados que sean:
1.º Dinero efectivo.
2.º Saldos de cuentas corrientes y de otras de inmediata disposición.
3.º Divisas convertibles, previa conversión, en su caso.
4.º Cualquier otro bien cuyo valor nominal coincida con su valor de mercado,
o que, aunque inferior, el acreedor acepte la entrega del bien por su valor nomi-
nal.
2. Cuando se trate de saldos favorables en cuenta, con vencimiento diferido,
el propio Secretario judicial adoptará las medidas oportunas para lograr su
cobro, pudiendo designar un administrador cuando fuere conveniente o nece-
sario para su realización.
3. En la ejecución de sentencias que condenen al pago de las cantidades
debidas por incumplimiento de contratos de venta a plazos de bienes muebles,
si el ejecutante lo solicita, el Secretario judicial le hará entrega inmediata del
bien o bienes muebles vendidos o financiados a plazos por el valor que resulte
de las tablas o índices referenciales de depreciación que se hubieran establecido
en el contrato.

COMENTARIOS
1. Ya se sabe que el proceso de ejecución tiene por finalidad la de obtener
la completa satisfacción del acreedor ejecutante (v. art. 570 LEC), que en la eje-
cución dineraria se sucede mediante el pago forzoso del crédito incorporado a
un título ejecutivo (art. 517.2 LEC). Este pago forzoso se llevará a cabo mediante
la obtención de la suma pecuniaria debida a través de alguna modalidad de
realización de los bienes que posea el deudor y que le hayan sido embargados
y, por tanto, afectando su valor al cumplimiento de la enunciada finalidad.
Pues bien, dicha realización de los bienes embargados se produce en el tra-
dicionalmente denominado «procedimiento de apremio», que es el conjunto de
trámites donde se va a poder comprobar si el patrimonio embargado al deudor
resulta, efectivamente, de entidad económica bastante como para satisfacer
todas las cantidades a cuyo pago se encuentra éste obligado; en el procedimiento
donde, en suma, se hará pago al acreedor de su crédito, bien mediante la entrega
o realización directa de bienes al mismo o bien mediante la entrega de lo que

885
Artículo 634 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

resulte de convertir a dinero, mediante el empleo de alguna de las modalidades


de realización por conversión previstas por el legislador, aquellos otros bienes
no realizables directamente o en el acto.
Así, cuando, tras el despacho de ejecución, se haya conseguido embargar
bienes del ejecutado cuyo valor se considere suficiente para cubrir la cantidad
por la que hubiese dictado tal despacho (v. art. 584 LEC), los trámites subsi-
guientes del proceso de ejecución han de ser los propios del procedimiento de
apremio (una vez acordadas, en su caso, las medidas de garantía de indemnidad
de la traba que se reputen necesarias), a través de los cuales se procederá a
realizar los bienes embargados, expresión ésta de realizar que, como es sabido,
significa con carácter general convertir en dinero el patrimonio del deudor (si
bien, como se dirá, también pueden realizarse los bienes sin necesidad de con-
vertirlos a dinero –en los casos de entrega directa– o, mediante la adjudicación
de la propiedad de los mismos al acreedor).
2. Contempla este art. 634 LEC la modalidad de realización de los bienes
embargados consistente en su entrega directa al ejecutante, lo que acontecerá
cuando se haya podido embargar al deudor dinero en efectivo o en metálico. En
tal caso, como nada hay que convertir aquí porque, desde el primer momento,
el bien embargado resulta ser aquel con el que ha de satisfacerse el derecho
pretendido por el ejecutante, una vez practicado el embargo lo procedente no
puede ser sino (adoptar de oficio la decisión de) entregar dicha cantidad de
dinero al acreedor.
El hecho, además, de que esta modalidad de realización sea la más rápida y
económica posible desde cualquier punto de vista, ha determinado que dentro
del ámbito de aplicación de este procedimiento (limitado prácticamente a un
único acto) el legislador haya englobado al mayor número de bienes susceptibles
de algún modo de encajar en las especiales características del mismo. Así, la
entrega directa no sólo ha de llevarse a efecto cuando lo embargado sea «dinero
efectivo» (art. 634.1.1.º LEC), sino también cuando se trate: 1.º) De «saldos de
cuentas corrientes y de otras de inmediata disposición» (art. 634.1.2.º LEC); 2.º)
De «divisas convertibles, previa conversión en su caso» (art. 634.1.3.º LEC); 3.º)
Y de «cualquier otro bien cuyo valor nominal coincida con su valor de mercado,
o que, aunque inferior, el acreedor acepte la entrega del bien por su valor nomi-
nal» (art. 634.1.4.º LEC), como sucede, por ejemplo, con algunos instrumentos
financieros de todos conocidos.
Recordemos, también, que en virtud del nuevo apartado 7 del art. 607 LEC
(redactado conforme a la LRLPOJ), cuando el objeto del embargo hayan sido
sueldos o pensiones, el legislador ha previsto igualmente su entrega directa al
ejecutante.
Por todo ello se explica que el legislador, a la hora de establecer la jerarquía
de los bienes del ejecutado que han de ser embargados, dé la máxima preferen-

886
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 634

cia al embargo de «dinero o cuentas corrientes de cualquier clase» (art. 592.2.1.º


LEC), para seguir inmediatamente después con el embargo de «créditos y dere-
chos realizables en el acto o a corto plazo...» (art. 592.2.2.º LEC). Si bien para
estos últimos créditos y derechos realizables a corto plazo (o con vencimiento
diferido), al no ser posible la entrega directa del saldo favorable en cuenta de
que se trate al acreedor en el mismo momento en que se practica el embargo,
el Secretario judicial habrá de establecer «las medidas oportunas para lograr su
cobro, pudiendo designar un administrador cuando fuere conveniente o nece-
sario para su realización» (art. 634.2 LEC).
3. Existe, además, un supuesto adicional en el que el legislador permite la
entrega directa del bien embargado al ejecutante, pese a no responder dicho
bien a ninguna naturaleza pecuniaria, ni en efectivo, ni representada en saldos
favorables de cuentas corrientes y demás de disposición inmediata o de venci-
miento diferido. Se trata del caso en que el título de ejecución lo constituya una
sentencia judicial firme de condena al ejecutado por incumplimiento de su obli-
gación de pago de las cantidades adeudadas en virtud de la suscripción de un
contrato de venta a plazos de bienes muebles (v. arts. 3 y 4 LVPBM).
Según prevé el art. 634.3 LEC, en tal hipótesis, si el ejecutante lo solicita de
manera expresa, el Secretario le hará entrega inmediata del bien o bienes mue-
bles vendidos o financiados a plazos por el valor que resulte de las tablas o índices
referenciales de depreciación que se hubieran establecido en el contrato (esto
último conforme al art. 7.13 LVPBM, que permite incorporar al contrato la fija-
ción de una tabla o índice referencial que permita calcular el valor del bien).

JURISPRUDENCIA
«En la resolución recurrida se pone de manifiesto que la solicitud del precinto lo es
por haber acordado el Juzgado la entrega directa del vehículo, en aplicación del
art. 634.3.º de la LEC, y ello es así toda vez que la medida ejecutiva acordada no se llevó
a efecto voluntariamente por el ejecutado, a quien el propio Auto concedía el plazo de
cinco días para que verificara la entrega, sin que éste lo hiciera. Incumplido así el deber
de entrega de la cosa por el ejecutado, el citado art. 634.3.º de la LEC hay que ponerlo
en relación con el apartado 1E del art. 701 de la misma norma, por cuya virtud se esta-
blece que para los supuestos en que el ejecutado no hiciere entrega de la cosa en el plazo
concedido el Tribunal pondrá al ejecutante en posesión de la cosa debida, empleando
para ello los apremios que creyera precisos. Entiende el Tribunal que el hecho de que se
haya embargado o no el bien es irrelevante a los efectos que nos ocupa, pues lo esencial
es lo acordado por el Juzgado, conforme a lo previsto en la Ley. Ciertamente la parte
ejecutante se aquietó en cuanto al alzamiento del embargo del vehículo, pero no cabe
entender que lo hiciera respecto de los derechos que pudieran corresponder al ejecutado
como poseedor, por lo que, a este respecto, la citada resolución no ha ganado firmeza
(...) El mencionado art. 634 no hace más que recoger de forma expresa una posibilidad,
que ya preveía el art. 16.2, apartados c) y e), de la Ley 28/1998, de Venta a Plazos de
Bienes Muebles, si bien la Ley especial alude a una entrega voluntaria fuera del seno de

887
Artículo 635 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

un procedimiento judicial, y ahora se contempla como un mecanismo de ejecución,


incluso forzosa, de una resolución judicial. Dicho precepto se encuentra integrado dentro
del Libro III, que se refiere a la ejecución forzosa y medidas cautelares, Título V –de la
ejecución dineraria–, Capítulo IV –relativo al procedimiento de apremio–. En conse-
cuencia, si nos encontramos ante una ejecución que tiene por título un Auto despa-
chando ejecución, la medida adoptada en el propio Auto resulta adecuada» (AAP Valen-
cia 6.ª 24 enero 2003, LA LEY 11/2003, Rec. 861/2002).
«la cantidad embargada fue consignada (...) con la finalidad de poder ejercitar una
acción de retracto (...) Dicha circunstancia impedía en aquel momento la entrega del
dinero al ejecutante y así lo hizo constar acertadamente la resolución ahora apelada. No
se está contraviniendo lo dispuesto en el art. 634 de la Ley procesal civil, sino aplazando
la entrega del dinero embargado hasta el momento apropiado. Con ello, a diferencia de
lo argumentado por el ahora recurrente, no se está ‘‘favoreciendo’» el ejercicio por parte
del ejecutado de un derecho (la interposición de una demanda de retracto), sino que se
está evitando ‘‘impedir’» el ejercicio de ese derecho, lo cual en ningún caso se realiza
en detrimento de la obligación asumida respecto al ejecutante, pues en el supuesto de
aceptarse el retracto, podría ser embargada la finca que adquiriese el ejecutado, perma-
neciendo intacto el derecho del ejecutante; y caso de rechazarse el embargo trabado
cobraría la efectividad que la Ley le otorga» (AAP Teruel 1.ª 16 mayo 2005, LA LEY
84/2005, Rec. 70/2005).

Artículo 635. Acciones y otras formas de participación sociales


1. Si los bienes embargados fueren acciones, obligaciones u otros valores
admitidos a negociación en mercado secundario, el Secretario judicial ordenará
que se enajenen con arreglo a las leyes que rigen estos mercados.
Lo mismo se hará si el bien embargado cotiza en cualquier mercado reglado
o puede acceder a un mercado con precio oficial.
2. Si lo embargado fueren acciones o participaciones societarias de cualquier
clase, que no coticen en Bolsa, la realización se hará atendiendo a las disposi-
ciones estatutarias y legales sobre enajenación de las acciones o participaciones
y, en especial, a los derechos de adquisición preferente.
A falta de disposiciones especiales, la realización se hará a través de notario
o corredor de comercio colegiado.

COMENTARIOS
1. Coherentemente con el orden de preferencia del art. 592.2 LEC (que sitúa
la traba de «títulos, valores u otros instrumentos financieros admitidos a nego-
ciación en un mercado secundario oficial de valores» inmediatamente después
del prioritario embargo del dinero y los saldos favorables de cuentas de crédito),
el art. 635 LEC contempla la enajenación de acciones, obligaciones, participa-
ciones societarias u otros valores que hubiesen sido embargados al deudor eje-
cutado inmediatamente después del ya examinado procedimiento de entrega
directa al ejecutante de dinero y saldos favorables.

888
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 636

Siendo evidente que los mencionados documentos mercantiles, en sí mis-


mos, no pueden ser considerados dinero en efectivo sino como instrumentos
representativos de una cantidad de dinero, en principio indeterminada, no
menos diáfano ha de ser que, una vez trabados, no pueden ser entregados direc-
tamente, sin más, al acreedor ejecutante para hacer pago de su derecho de cré-
dito. Y ello, fundamentalmente porque, aunque pueda conocerse el valor nomi-
nal del título, su valor de mercado no se sabrá con exactitud hasta el instante
mismo en que, efectivamente, se produzca su enajenación conforme a Derecho.
2. Dos son las formas de enajenación dispuestas en el art. 635 LEC en función
de si los valores embargados se hallan o no legalmente admitidos a negociación
en un mercado secundario: 1.º) Si, en primer lugar, los títulos embargados estu-
viesen admitidos a negociación, el Tribunal «ordenará que se enajenen con
arreglo a las leyes que rigen estos mercados» (art. 635.1 LEC) (v. también el art.
43 LMV); 2.º) Pero si, en segundo lugar, los títulos embargados no están admi-
tidos a cotización en la Bolsa, la realización de los mismos se «hará atendiendo
a las disposiciones estatutarias y legales sobre enajenación de las acciones o par-
ticipaciones y, en especial, a los derechos de adquisición preferente» (art. 635.2.I
LEC), añadiéndose que, a falta de disposiciones especiales, la citada enajenación
«se hará a través de notario o corredor de comercio colegiado» (art. 635.2.II LEC).

Artículo 636. Realización de bienes o derechos no comprendidos en los


artículos anteriores
1. Los bienes o derechos no comprendidos en los artículos anteriores se rea-
lizarán en la forma convenida entre las partes e interesados y aprobada por el
Secretario judicial encargado de la ejecución, con arreglo a lo previsto en esta
ley.
2. A falta de convenio de realización, la enajenación de los bienes embar-
gados se llevará a cabo mediante alguno de los siguientes procedimientos:
1.º Enajenación por medio de persona o entidad especializada, en los casos
y en la forma previstos en esta Ley.
2.º Subasta judicial.
3. Sin perjuicio de lo dispuesto en los apartados anteriores, una vez embar-
gados los bienes por el Secretario judicial, se practicarán las actuaciones precisas
para la subasta judicial de los mismos, que se producirá en el plazo señalado si
antes no se solicita y se ordena, con arreglo a lo previsto en esta Ley, que la
realización forzosa se lleve a cabo de manera diferente.
Véase el comentario a los arts. 640 y ss. LEC

889
Artículo 637 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

SECCIÓN 2.ª
Valoración de los bienes embargados

Artículo 637. Avalúo de los bienes


Si los bienes embargados no fueren de aquéllos a que se refieren los arts. 634
y 635, se procederá a su avalúo, a no ser que ejecutante y ejecutado se hayan
puesto de acuerdo sobre su valor, antes o durante la ejecución.

COMENTARIOS
1. Como ya es sabido, el embargo de los bienes del ejecutado no puede
llevarse a cabo sin tomar en consideración cuál es el montante de las deudas
que, a título de principal, intereses y gastos de la ejecución (art. 575.1 LEC), ha
de hacer frente aquél con lo obtenido en el procedimiento de apremio. Por eso
el art. 584 LEC, en primer término, determina la improcedencia del embargo de
«bienes cuyo previsible valor exceda de la cantidad por la que se haya despa-
chado ejecución, salvo (claro está) que en el patrimonio del ejecutado sólo exis-
tieren bienes de valor superior a esos conceptos y la afección de dichos bienes
resultare necesaria a los fines de la ejecución».
Ahora bien, llegado el momento de la realización de los bienes embargados
se hace necesario conocer de manera fiable o exacta cuál es el valor de los bienes
embargados; y ello por diversas razones: a título ejemplificativo, es necesario
para determinar hasta qué límite mínimo puede llegar la persona o entidad espe-
cializada a la hora de cerrar la enajenación del bien embargado (art. 641.3.I
LEC); o es igualmente imprescindible para saber si se puede o no convocar la
subasta judicial (art. 643.2 LEC); o es también necesario para determinar la
admisibilidad de los licitadores en la subasta judicial (ya que, conforme al
art. 647.1.3.º LEC, los mismos han de prestar un aval bancario cuya cuantía
depende de cual haya sido la valoración definitiva de los bienes); o es igualmente
imprescindible para conocer si se puede aprobar o no un determinado remate
(art. 650.1 LEC)...
Evidentemente, no habrá que proceder al previo avalúo de los bienes embar-
gados cuando éstos coincidan con alguno de los mencionados en los arts. 634
y 635 LEC (v. art. 637 LEC).Ni tampoco será preciso en el proceso especial de
ejecución frente a bienes pignorados (arts. 681 a 698 LEC), supuesto en el cual
el art. 694.2.II LEC ordena que el valor de dichos bienes, a efectos de su subasta,
será «el fijado en la escritura o póliza de constitución de la prenda y, si no se
hubiese señalado, el importe total de la reclamación por principal, intereses y
costas».

890
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 638

2. La determinación del valor de los bienes embargados puede llevarse a


cabo de dos diferentes formas: o bien mediante el acuerdo de las partes proce-
sales, o bien mediante la intervención de un perito designado judicialmente.
a) Si, antes o durante el proceso de ejecución, el acreedor ejecutante y el
deudor ejecutado (o todos ellos si es que hubiesen varios en alguna o en ambas
posiciones procesales) se pusieren de acuerdo sobre cuál es el valor exacto que
ha de darse a los bienes embargados, trasladarán dicha concordancia de volun-
tades al conocimiento del Secretario judicial, quien entonces estará obligado a
aprobar la cifra pactada, y tomarla como único valor de referencia a todos los
efectos ulteriores del procedimiento de apremio. En este caso, pues, la actividad
previa de avalúo de los bienes se limita a tomar como definitiva la cifra acordada
por las partes, sin más trámites ni ulteriores actuaciones (art. 637 LEC).
b) Por el contrario, a falta de acuerdo entre las partes sobre el valor que haya
de darse a los bienes embargados a los efectos de su ulterior realización, el
Secretario judicial procederá a poner en marcha el procedimiento de designa-
ción de un perito tasador que habrá de dictaminar sobre dicho concreto extremo,
y cuyo régimen jurídico contemplan los arts. 638 y 639 LEC.

Artículo 638. Nombramiento de perito tasador, recusación e intervención


de ejecutante y ejecutado en la tasación
1. Para valorar los bienes, el Secretario judicial encargado de la ejecución
designará el perito tasador que corresponda de entre los que presten servicio en
la Administración de Justicia. En defecto de éstos, podrá encomendarse la tasa-
ción a organismos o servicios técnicos dependientes de las Administraciones
Públicas que dispongan de personal cualificado y hayan asumido el compromiso
de colaborar, a estos efectos, con la Administración de Justicia y, si tampoco
pudiera recurrirse a estos organismos o servicios, se nombrará perito tasador de
entre las personas físicas o jurídicas que figuren en una relación, que se formará
con las listas que suministren las entidades públicas competentes para conferir
habilitaciones para la valoración de bienes, así como los Colegios profesionales
cuyos miembros estén legalmente capacitados para dicha valoración.
2. El perito designado por el Secretario judicial podrá ser recusado por el
ejecutante y el ejecutado que hubiere comparecido.
3. El perito designado podrá solicitar, en los tres días siguientes a su nom-
bramiento, la provisión de fondos que considere necesaria, que será a cuenta de
la liquidación final. El Secretario judicial decidirá sobre la provisión solicitada y
previo abono de la misma el perito emitirá dictamen.

COMENTARIOS
1. El Secretario judicial procederá a designar un perito tasador que proceda
a la evaluación económica de los bienes embargados, debiendo elegir en primer
término a alguno de aquellos peritos que presten servicio en la Administración

891
Artículo 639 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de Justicia. En defecto de éstos, podrá encomendarse la tasación a organismos


o servicios técnicos dependientes de las Administraciones Públicas. En defecto
de los anteriores, se elegirá un perito entre las personas que figuren en las listas
que suministren las entidades públicas competentes para conferir habilitaciones
para la valoración de bienes, así como los Colegios profesionales cuyos miem-
bros estén legalmente capacitados para dicha valoración (art. 638.1 LEC).
Tal designación habrá de ser notificada a las partes procesales (a los efectos
de su posible recusación) y, naturalmente, al propio perito (a los efectos de la
aceptación del nombramiento o de su abstención).
2. El perito que haya aceptado el nombramiento también podrá ser recusado
por el ejecutante y el ejecutado (art. 638.2 LEC), recusación que habrá de sus-
tanciarse conforme a lo establecido en los arts. 124–128 LEC.

Artículo 639. Actuación del perito designado e intervención de las partes y


de los acreedores posteriores en la tasación
1. El nombramiento se notificará al perito designado, quien en el siguiente
día lo aceptará, si no concurre causa de abstención que se lo impida.
2. El perito entregará la valoración de los bienes embargados al Tribunal en
el plazo de ocho días a contar desde la aceptación del encargo. Sólo por causas
justificadas, que el Secretario judicial señalará mediante decreto, podrá
ampliarse este plazo en función de la cuantía o complejidad de la valoración.
3. La tasación de bienes o derechos se hará por su valor de mercado, sin tener
en cuenta, en caso de bienes inmuebles, las cargas y gravámenes que pesen sobre
ellos, respecto de las cuales se estará a lo dispuesto en el art. 666.
4. Hasta transcurridos cinco días desde que el perito designado haya entre-
gado la valoración de los bienes, las partes y los acreedores a que se refiere el
art. 658 podrán presentar alegaciones a dicha valoración, así como informes,
suscritos por perito tasador, en los que se exprese la valoración económica del
bien o bienes objeto del avalúo. En tal caso, el Secretario judicial, a la vista de
las alegaciones formuladas y apreciando todos los informes según las reglas de
la sana crítica, determinará, mediante decreto, la valoración definitiva a efectos
de la ejecución.
La resolución dictada por el Secretario judicial será susceptible de recurso
directo de revisión ante el Tribunal que dictó la orden general de ejecución.

COMENTARIOS
1. El nombramiento judicial de perito se notificará a la persona o entidad
designada, la cual al día siguiente procederá a su aceptación expresa si no con-
curre causa de abstención que se lo impida (art. 639.1 LEC) (sobre dicha abs-
tención, v. el art. 105 LEC).

892
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 640

2. El perito que no haya opuesto ninguna causa de abstención ni haya sido


recusado por las partes (o si, aun habiéndolo sido, el incidente hubiese culmi-
nado en un auto desestimatorio de la pretensión del recusante) deberá presentar
la tasación de los bienes embargados «en el plazo de ocho días a contar desde
la aceptación del encargo», si bien, por «causas justificadas» que el Secretario
judicial valorará conforme a criterios de racionalidad mediante decreto, podrá
ampliarse este plazo «en función de la cuantía o complejidad de la valoración»
(art. 639.2 LEC).
La tasación de los bienes o derechos la hará el perito conforme a su «valor
de mercado, sin tener en cuenta, en caso de bienes inmuebles, las cargas y gra-
vámenes que pesen sobre ellos». Así lo establece el art. 639.3 LEC, que igual-
mente recuerda que, en lo que atañe a esas cargas y gravámenes, se estará a lo
dispuesto en el art. 666 LEC, es decir, que en la realización del bien inmueble
ya se descontarán esos conceptos cuando haya de sacarse a subasta.
Transcurridos al menos cinco días desde la presentación del dictamen peri-
cial, tanto las partes procesales cuanto los acreedores que tuviesen inscrito en
su favor el bien embargado en el Registro de que se trate (v. art. 658 LEC, al que
se remite el art. 639.4 LEC) podrán presentar alegaciones en torno a la valoración
realizada por el perito, así como informes, suscritos por otro perito tasador, en
los que se exprese la valoración económica del bien o bienes objeto de avalúo.
En tal caso, el Secretario judicial, a la vista de las alegaciones formuladas y
apreciando todos los informes según las reglas de la sana crítica, determinará,
mediante decreto, la valoración definitiva a efectos de la ejecución (art. 639.4.I
LEC). La resolución dictada por el Secretario será susceptible de recurso directo
de revisión ante el Tribunal que dictó la orden general de ejecución (art. 639.4.II
LEC).

SECCIÓN 3.ª
Del convenio de realización

Artículo 640. Convenio de realización aprobado por el Secretario judicial


1. El ejecutante, el ejecutado y quien acredite interés directo en la ejecución
podrán pedir al Secretario judicial responsable de la misma que convoque una
comparecencia con la finalidad de convenir el modo de realización más eficaz
de los bienes hipotecados, pignorados o embargados, frente a los que se dirige
la ejecución.
2. Si el ejecutante se mostrare conforme con la comparecencia y el Secretario
judicial no encontrare motivos razonables para denegarla, la acordará mediante
diligencia de ordenación, sin suspensión de la ejecución, convocando a las partes
y a quienes conste en el proceso que pudieren estar interesados.

893
Artículo 640 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En la comparecencia, a la que podrán concurrir otras personas, por invita-


ción de ejecutante o ejecutado, los asistentes podrán proponer cualquier forma
de realización de los bienes sujetos a la ejecución y presentar a persona que,
consignando o afianzando, se ofrezca a adquirir dichos bienes por un precio
previsiblemente superior al que pudiera lograrse mediante la subasta judicial.
También cabrá proponer otras formas de satisfacción del derecho del ejecutante.
3. Si se llegare a un acuerdo entre ejecutante y ejecutado, que no pueda
causar perjuicio para tercero cuyos derechos proteja esta ley, lo aprobará el
Secretario judicial mediante decreto y suspenderá la ejecución respecto del bien
o bienes objeto del acuerdo. También aprobará el acuerdo, con el mismo efecto
suspensivo, si incluyere la conformidad de los sujetos, distintos de ejecutante y
ejecutado, a quienes afectare.
Cuando el convenio se refiera a bienes susceptibles de inscripción registral
será necesaria, para su aprobación, la conformidad de los acreedores y terceros
poseedores que hubieran inscrito o anotado sus derechos en el Registro corres-
pondiente con posterioridad al gravamen que se ejecuta.
4. Cuando se acreditare el cumplimiento del acuerdo, el Secretario judicial
sobreseerá la ejecución respecto del bien o bienes a que se refiriese. Si el acuerdo
no se cumpliere dentro del plazo pactado o, por cualquier causa, no se lograse
la satisfacción del ejecutante en los términos convenidos, podrá éste pedir que
se alce la suspensión de la ejecución y se proceda a la subasta, en la forma pre-
vista en esta ley.
5. Si no se lograse el acuerdo a que se refiere el apartado tercero de este
artículo, la comparecencia para intentarlo podrá repetirse, en las condiciones
previstas en los dos primeros apartados de este artículo, cuando las circunstan-
cias del caso lo aconsejen, a juicio del Secretario judicial, para la mejor realiza-
ción de los bienes.

COMENTARIOS
1. Junto a la enajenación de los bienes embargados por medio de persona o
entidad especializada (objeto de los arts. 641 y 642 LEC), la vigente LEC intro-
dujo, también de manera novedosa, la posibilidad de que las partes acordasen
la modalidad de realización de los bienes embargados que considerasen más
adecuada, mediante la suscripción entre ambas (y la ulterior aprobación por
parte del Secretario judicial) del llamado «convenio de realización». Mediante
este acuerdo, pues, las partes pondrán en conocimiento del Secretario que no
desean que los bienes se realicen mediante la tradicional «subasta judicial»
(cuyo procedimiento habrá debido poner en marcha de oficio aquél una vez
embargados los bienes –art. 636.3 LEC–), sino a través de otro mecanismo de
realización alternativo, y solicitarán que apruebe dicho convenio y suspenda
temporalmente la tramitación del proceso de ejecución.
2. El ámbito de aplicación del «convenio de realización» viene delimitado
negativamente por el art. 636.1 LEC, donde se dispone que (al igual que ocurre

894
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 640

con las subsidiarias subasta judicial y enajenación por medio de persona o enti-
dad especializada) es operativo tan sólo respecto de «bienes y derechos no com-
prendidos en los artículos anteriores», esto es, los arts. 634 y 635 LEC.
3. En contraste con lo que es propio de otras diferentes modalidades de rea-
lización (tales como la entrega directa, la orden de enajenación de valores y
acciones o la misma subasta judicial), el desarrollo del procedimiento de apre-
mio en virtud de un convenio de realización no constituye una decisión que el
Secretario judicial pueda adoptar de oficio. Es justo al contrario, toda vez que el
art. 640 LEC precisa en su apartado primero que el logro del convenio ha de
proponerse a dicho funcionario judicial por parte de «el ejecutante, el ejecutado
y quien acredite interés directo en la ejecución».
4. Propuesta del convenio de realización:
a) El paso inicial para poner en marcha el procedimiento que ha de culminar
en la aprobación de un «convenio de realización» lo constituye la petición al
Secretario judicial de que convoque una comparecencia oral «con la finalidad
de convenir el modo de realización más eficaz de los bienes hipotecados, pig-
norados o embargados, frente a los que se dirige la ejecución» (art. 640.1 LEC).
La petición de que se convoque la citada comparecencia podrá instarla,
según reza literalmente el mismo art. 640.1 LEC, el «ejecutante, el ejecutado y
quien acredite interés directo en la ejecución...». Ahora bien, en esta fase inicial
es el ejecutante quien asume un mayor protagonismo, hasta el extremo de que
sin su conformidad (v. art. 640.2 LEC), no podrá el Secretario proceder a con-
vocar dicha comparecencia oral.
De ahí que debamos suponer que: (a) Si es el ejecutante quien solicita la
comparecencia, el Secretario la acordará salvo que «encontrare motivos razo-
nables para denegarla»; pero si (b) es el ejecutado o cualquier interesado en la
ejecución quien formula esta petición, el Secretario, antes de pronunciarse al
respecto, deberá requerir la opinión del ejecutante, para lo cual deberá darle
traslado de la misma y otorgarle un plazo para pronunciarse; y si éste se niega
(aun cuando su negativa fuese inmotivada) deberá desestimar la petición, mien-
tras que si no se opone podrá estimarla siempre que, eso sí, «no encuentre moti-
vos razonables para denegarla».
b) Aunque el art. 640 LEC no indique cuál es el momento adecuado para
plantear al Secretario la convocatoria de la comparecencia, el art. 636.3 LEC es
claro al respeto: la solicitud podrá formularse desde que se produzca el embargo
de los bienes del deudor ejecutado (dies a quo) y hasta el momento en que llegue
el día convocado por el Secretario para la celebración de la subasta judicial (dies
ad quem) (celebración que, además, no queda en suspenso por la convocatoria
de la comparecencia oral –art. 640.2.I LEC–). Ni antes (pues sería prematura) ni
después (siendo entonces extemporánea).

895
Artículo 640 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

5. Convocatoria y celebración de la comparecencia:


a) Cuando la petición provenga de persona legitimada, no conste la oposi-
ción del ejecutante, se formule de manera no prematura ni extemporánea, y no
existan motivos razonables para desecharla, el Secretario procederá, mediante
la emisión de la oportuna diligencia de ordenación, a fijar día y hora para la
celebración de la comparecencia oral tendente a lograr el convenio de realiza-
ción, citando a la misma «a las partes y a quienes conste en el proceso que
pudieren estar interesados» (art. 640.2.I LEC). Si bien, además de los convocados
de manera expresa por el Secretario, también podrán acudir a la comparecencia
otras distintas personas que hayan sido invitadas por el ejecutante o por el eje-
cutado (art. 640.2.II LEC) (personas que, naturalmente, serán quienes tengan que
ver directamente con la modalidad de realización que se espera convenir).
La convocatoria de la anterior comparecencia no comportará la suspensión
del proceso de ejecución (art. 640.1.I LEC), lo que determina que el mismo pro-
seguirá con su tramitación ordinaria, lo que hace que, en particular, no se sus-
penda el día convocado para la subasta judicial en virtud del art. 636.3 LEC.
b) Dispone de manera específica el art. 640.2.II LEC que en la misma «los
asistentes podrán proponer cualquier forma de realización de los bienes sujetos
a ejecución», presuponiendo que no podrán hacerlo quienes no comparezcan,
y que si no comparecen al menos el ejecutante y el ejecutado (v. art. 640.3 LEC)
nada podrá convenirse, quedando sin ningún efecto el acto convocado. De
modo particular, el legislador contempla la posibilidad de que, entre las personas
invitadas por el ejecutante o por el ejecutado, se encuentre alguna dispuesta a
adquirir los bienes embargados de que se trate, consignando o afianzado un
«precio previsiblemente superior al que pudiera lograrse mediante la subasta
judicial» (art. 640.2.II LEC).
6. Aprobación del convenio de realización:
a) La comparecencia puede acabar con éxito o sin éxito. En este último caso,
es decir, cuando quienes deban ponerse de acuerdo para que se emplee una
modalidad de realización de los bienes embargados diferente a la subasta judi-
cial no consigan dicha concordancia de voluntades, cabe suponer que el Secre-
tario clausurará sin más el acto, y proseguirá con los trámites propios de aquella
subasta. Cabe suponer, decimos, porque la única precisión que contiene la LEC
al respecto es la del art. 640.5 LEC, según la cual, y pese al fracaso cosechado
en la primera, aún será posible convocar de nuevo una segunda comparecencia,
en las mismas condiciones y presupuestos que la anterior «cuando las circuns-
tancias del caso lo aconsejen, a juicio del Secretario judicial, para la mejor rea-
lización de los bienes».
b) En cambio, si la comparecencia culmina con éxito, entonces se instará en
ese mismo momento la aprobación de lo convenido mediante decreto del Secre-

896
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 640

tario judicial (art. 640.3.I LEC), que se producirá siempre que concurran los pre-
supuestos legales establecidos al efecto, a saber: 1.º) El convenio de realización
sólo será aprobado cuando el mismo «no pueda causar perjuicio para tercero
cuyos derechos proteja esta Ley» (art. 640.3.I LEC); 2.º) Si puede perjudicar a
dichos terceros, para su aprobación será preciso que se incluya «la conformidad
de los sujetos, distintos de ejecutante y ejecutado, a quienes afectare»
(art. 640.3.I LEC); y 3.º) Si el convenio se refiere a «bienes susceptibles de ins-
cripción registral», para su aprobación será necesaria «la conformidad de los
acreedores y terceros poseedores que hubieran inscrito o anotado sus derechos
en el Registro correspondiente con posterioridad al gravamen que se ejecuta»
(art. 640.3.II LEC).
En el decreto aprobatorio del convenio se acordará también la suspensión
de la ejecución respecto del bien o bienes objeto del acuerdo (art. 640.3.I LEC).
En particular, con semejante decisión quedará suspendida la celebración de la
subasta judicial convocada ex art. 636.3 LEC. A partir de ese momento, el Secre-
tario se desentenderá de todo lo relativo a la realización del bien o bienes a que
se refiera el acuerdo, quedando a la espera de que se le comunique el desenlace
final de la modalidad elegida. Por supuesto que si el convenio no alcanza a la
totalidad de los bienes embargados distintos a los contemplados en los arts. 634
y 635 LEC, se habrá de proseguir con las labores del procedimiento de apremio
que resulten de aplicación con respecto a los demás bienes.
7. Ejecución del convenio de realización:
Contempla el legislador, por último, qué ha de hacerse, tanto cuando lo
convenido para la realización de los bienes haya sido cumplido por quienes se
obligaron a ello, cuanto en los casos en que haya quedado totalmente frustrado
lo acordado en el convenio de realización.
a) En el primer caso, es decir, cuando lo convenido se haya llevado a efecto
y, con lo obtenido, se haya hecho pago al ejecutante, dicho cumplimiento habrá
de acreditarse ante el Secretario judicial para que éste proceda a aprobar la
transmisión y a sobreseer la ejecución respecto del bien o bienes a que se refi-
riese el convenio (art. 640.4 LEC). Naturalmente, si con la ejecución del conve-
nio se ha conseguido satisfacer completamente el derecho del ejecutante, la
ejecución se declarará, sin más, conclusa definitivamente (art. 570 LEC); de no
ser así, la misma proseguirá con su curso normal (por ejemplo a la búsqueda de
nuevos embargos o de la realización de otros bienes no sometidos al conve-
nio...).
b) Por el contrario, si el acuerdo de realización no se cumpliere dentro del
plazo pactado o, por cualquier causa, no se lograse la satisfacción del ejecutante
en los términos convenidos, podrá éste pedir que se alce la suspensión de la
ejecución respecto del bien o bienes afectados (porque respecto de los restantes

897
Artículo 641 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

no habrá recaído suspensión alguna) y se proceda a la subasta judicial de los


mismos en la forma prevista en la LEC (art. 640.4 LEC).

SECCIÓN 4.ª
De la realización por persona o entidad especializada

Artículo 641. Realización por persona o entidad especializada


1. A petición del ejecutante o del ejecutado con consentimiento del ejecu-
tante y cuando las características del bien embargado así lo aconsejen, el Secre-
tario judicial responsable de la ejecución podrá acordar, mediante diligencia de
ordenación, que el bien lo realice persona especializada y conocedora del mer-
cado en que se compran y venden esos bienes y en quien concurran los requisitos
legalmente exigidos para operar en el mercado de que se trate.
También podrá acordar el Secretario judicial, cuando así se solicite en los
términos previstos en el párrafo anterior, que el bien se enajene por medio de
entidad especializada pública o privada. Cuando así se disponga, la enajenación
se acomodará a las reglas y usos de la casa o entidad que subasta o enajene,
siempre que no sean incompatibles con el fin de la ejecución y con la adecuada
protección de los intereses de ejecutante y ejecutado.
A estos efectos, los Colegios de Procuradores podrán ser designados como
entidad especializada en la subasta de bienes.
2. En los casos del apartado anterior, la persona o entidad especializada
deberá prestar caución en la cuantía que el Secretario judicial determine para
responder del cumplimiento del encargo. No se exigirá caución cuando la rea-
lización se encomiende a una entidad pública o a los Colegios de Procuradores.
3. La realización se encomendará a la persona o entidad designada en la
solicitud, siempre que reúna los requisitos legalmente exigidos. En la misma
resolución se determinarán las condiciones en que deba efectuarse la realiza-
ción, de conformidad con lo que las partes hubiesen acordado al respecto. A
falta de acuerdo, los bienes no podrán ser enajenados por precio inferior al 50
por ciento del avalúo. Cuando las características de los bienes o la posible dis-
minución de su valor así lo aconsejen el secretario judicial encargado de la eje-
cución, con consentimiento del ejecutante, podrá designar como entidad espe-
cializada para la subasta al Colegio de Procuradores en donde con arreglo a lo
dispuesto en el art. 626 se encuentren depositados los bienes muebles que vayan
a realizarse.
A tal efecto, se determinarán reglamentariamente los requisitos y la forma
de organización de los servicios necesarios, garantizando la adecuada publicidad
de la subasta, de los bienes subastados y del resultado de la misma.
No obstante lo dispuesto en los párrafos anteriores, cuando los bienes a rea-
lizar sean inmuebles, la determinación de la persona o entidad a la que vaya a
confiarse la realización y la de las condiciones en que ésta deba efectuarse, será
realizada previa comparecencia a la que serán convocadas las partes y quienes

898
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 641

conste en el proceso que pudieran estar interesados. El secretario judicial resol-


verá por medio de decreto lo que estime procedente, a la vista de las manifes-
taciones de quienes asistan a la comparecencia, pero no podrá autorizar que la
enajenación se realice por precio inferior al 70 por ciento del valor que se haya
dado al inmueble con arreglo a lo previsto en el art. 666, salvo que conste el
acuerdo de las partes y de todos los interesados, hayan asistido o no a la com-
parecencia.
4. Tan pronto como se consume la realización de los bienes se procederá por
la persona o entidad correspondiente a ingresar en la Cuenta de Depósitos y
Consignaciones la cantidad obtenida, descontando los gastos efectuados y lo que
corresponda a aquéllas por su intervención. El Secretario judicial deberá aprobar
la operación o, en su caso, solicitar las justificaciones oportunas sobre la reali-
zación y sus circunstancias. Aprobada la operación, se devolverá la caución que
hubiese prestado la persona o entidad a la que se haya encomendado la realiza-
ción.
5. Cuando, transcurridos seis meses desde el encargo, la realización no se
hubiera llevado a cabo, el Secretario judicial dictará decreto revocando el
encargo, salvo que se justifique por la persona o entidad a la que se hubiera
efectuado éste que la realización no ha sido posible en el plazo indicado por
motivos que no le sean imputables y que, por haber desaparecido ya dichos
motivos o por ser previsible su pronta desaparición, el encargo podrá cumpli-
mentarse dentro del plazo que se ofrezca y que no podrá exceder de los siguien-
tes seis meses. Transcurrido este último plazo sin que se hubiere cumplido el
encargo, el Secretario judicial revocará definitivamente éste.
Revocado el encargo, la caución se aplicará a los fines de la ejecución, salvo
que la persona o entidad que la hubiese prestado acredite que la realización del
bien no ha sido posible por causas que no le sean imputables.

COMENTARIOS
1. También permite la LEC que la realización de los bienes embargados no
se realice por medio de la clásica (y desgraciadamente poco efectiva) subasta
judicial, sino a través de un intermediario físico o jurídico, tanto de naturaleza
pública como privada, que atesore la cualidad de ser especialista en la enajena-
ción de la clase de bienes de que se trate. Se trata, por tanto, de un método de
realización en el que las partes solicitan al Secretario que la enajenación de un
bien o bienes determinados no se someta a la subasta judicial (que, por lo demás,
se habrá debido poner en marcha, por mor del art. 636.3 LEC, de oficio una vez
que se produjo la traba de los mismos), sino al buen hacer de un profesional
experto y cualificado, de cualquier índole, en la venta de bienes determinados.
Y será éste quien, mediante la utilización de los procedimientos que usualmente
emplee en su quehacer profesional, proceda a cumplir con la enajenación que
se le encargue.

899
Artículo 641 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Más concretamente, el art. 641.1 LEC permite confiar la enajenación, o bien


a una persona física «especializada y conocedora del mercado en que se com-
pran y venden esos bienes y en quien concurran los requisitos legalmente exigi-
dos para operar en el mercado de que se trate», o bien a una «entidad especia-
lizada pública o privada» o a los «Colegios de Procuradores». De este modo, la
vigente LEC abre por fin las puertas a una realidad existente en nuestro país desde
hace algunas décadas, a saber: la existencia de personas (v. gr. gestores inmo-
biliarios, marchantes de arte) y empresas especializadas (v. gr. agencias inmo-
biliarias, casas de subastas de objetos artísticos...) en la venta de determinada
clase de bienes (sean inmuebles, sean objetos de arte, sean productos científi-
cos...), que operan en el seno de las relaciones comerciales con entera norma-
lidad.
2. El ámbito de aplicación de la enajenación por persona o entidad especia-
lizada viene delimitado negativamente por el art. 636 LEC, donde se dispone
que (al igual que ocurre con la subsidiaria subasta judicial) es operativo tan sólo
respecto de «bienes y derechos no comprendidos en los artículos anteriores»,
esto es, los arts. 634 y 635 LEC.
3. En contraste con lo que es propio de otras diferentes modalidades de rea-
lización (tales como la entrega directa, la orden de enajenación de valores y
acciones o la misma subasta judicial), el desarrollo del procedimiento de apre-
mio en virtud de sistema que ahora nos ocupa no constituye una decisión que
el Secretario judicial pueda adoptar de oficio. Es justo al contrario, toda vez que
el art. 641 LEC precisa en su apartado primero que la correspondiente propuesta
en este sentido ha de someterse a la autoridad judicial mediante petición «del
ejecutante o del ejecutado con consentimiento del ejecutante».
4. Propuesta de la enajenación por medio de especialista:
a) La posibilidad de que de la enajenación de los bienes embargados se
ocupe una persona o entidad especializada sólo podrá ser aprobada por el
Secretario si se le somete la misma a instancia de parte, bien por el ejecutante
en solitario, o bien por el ejecutado, pero no ya en solitario sino necesariamente
con el consentimiento del primero. De esta forma, si la propuesta de enajenación
a través de especialista es solicitada únicamente por el deudor ejecutado, el
Secretario no podrá dar curso a la misma, debiendo denegarla sobre la base de
lo dispuesto en el art. 641.1 LEC.
El régimen de la legitimación activa en este caso, pues, se distancia, por
ejemplo, del que es propio del «convenio de realización» (art. 640 LEC), en el
que, además de las partes, también se confiere legitimación para promoverlo a
«quien acredite interés directo en la ejecución», interesado éste que aquí y ahora,
y por razones que se nos escapan, carece de facultad de iniciativa alguna.

900
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 641

b) Aunque el art. 641 LEC nada disponga al respecto, el art. 636.3 LEC es
claro al establecer que la correspondiente solicitud de parte podrá formularse
desde que se produzca el embargo de los bienes del deudor ejecutado (dies a
quo) y hasta el momento en que llegue el día convocado por el Secretario para
la celebración de la subasta judicial (dies ad quem).Ni antes (pues sería prema-
tura) ni después (siendo entonces extemporánea).
c) Cuando la solicitud la presente el ejecutante, en la misma, y con invoca-
ción expresa del art. 641 LEC, habrá de hacer referencia a los siguientes conte-
nidos: 1.ª)Legitimación activa; 2.ª) Alegación acerca de que la solicitud no se
formula de manera extemporánea; 3.ª) Delimitación, en su caso, de los concretos
bienes embargados sobre los que se pretende proyectar la autorización para la
enajenación alternativa a la subasta; 4.ª) Y determinación de la persona o entidad
a quien ha de confiarse la enajenación, incorporando con precisión todos sus
datos identificativos.
A propósito de esta determinación, si el especialista fuese persona física, el
solicitante deberá justificar las razones por las cuales la considera especializada
(v. gr. por su formación académica) y conocedora del mercado en que se com-
pran y venden los bienes (v. gr. por su dilatada experiencia en dicho mercado),
así como acreditar que en ella concurren «los requisitos legalmente exigidos para
operar en el mercado de que se trate» (v. gr. la licencia fiscal correspondiente,
la titulación requerida...) (art. 64 1.1.I LEC). Y lo mismo si no se tratase de una
persona física sino de una entidad jurídica, pública o privada, pues el art. 641.1.II
LEC permite la enajenación en estos casos «en los términos previstos en el párrafo
anterior».
Téngase en cuenta que, tras la reforma introducida en el art. 641.3 por la
LRLEC, el legislador, y para el sólo caso de que los embargados sean bienes
muebles, ha previsto de manera expresa que cuando «las características de los
bienes o la posible disminución de su valor así lo aconsejen» (elementos estos
lo suficientemente ambiguos como para permitir su aplicación de cualesquiera
supuestos), la subasta pueda ser encargada por el Secretario judicial, con el con-
sentimiento del ejecutante, claro está, al Colegio de Procuradores del lugar
donde estén depositados los bienes muebles que vayan a realizarse, para lo cual
«se determinarán reglamentariamente los requisitos y la forma de organización
de los servicios necesarios».
d) También habrán de determinarse en la correspondiente solicitud las con-
diciones en que haya de producirse la enajenación. A este respecto, el último
inciso del art. 641.1.II LEC dispone que, si el especialista se tratase de una per-
sona jurídica, la enajenación se acomodará, cuando así se disponga, «a las reglas
y usos de la casa o entidad que subasta o enajene, siempre que no sean incom-
patibles con el fin de la ejecución y con la adecuada protección de los intereses
de ejecutante y ejecutado». En todo caso, además, y como se dirá más tarde, el

901
Artículo 641 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

plazo para cumplimentar el encargo de enajenación únicamente puede ser el de


seis meses (v. art. 641.5 LEC).
Así como, igualmente tendrá que acreditarse el consentimiento del deudor
ejecutado acerca de las condiciones anteriores, pues, en ausencia de esta con-
cordancia de voluntades, el art. 641.3.I LEC permite que el Secretario pueda
apartarse de la solicitud del ejecutante en lo que considere improcedente (v. gr.
el otorgamiento de un plazo para la enajenación más prolongado que el pro-
puesto en la solicitud) y, en particular, le permite imponer de oficio la prohibi-
ción de enajenar los bienes «por precio inferior al 50 por 100 del avalúo».
e) Réstanos señalar, finalmente, que si la petición de que se emplee esta
modalidad de realización de los bienes embargados no la formula el ejecutante
en solitario sino el ejecutado, a los anteriores contenidos habrá de sumarse la
acreditación acerca del consentimiento de aquél con la petición de éste.
5. Aprobación de la propuesta: la orden de enajenación:
a) Enajenación de bienes muebles: en este caso el procedimiento de apro-
bación de la propuesta es extremadamente sencillo. Presentada la petición, el
Secretario la examinará para comprobar si concurren en ella todos los requisitos
impuestos por la LEC; y, si concurren, procederá sin más a su aprobación
mediante diligencia de ordenación, siempre de conformidad con la propuesta
del o los solicitantes y con lo que las partes hayan pactado al respecto.
En dicha diligencia de ordenación se fijará también la cuantía de la caución
que habrá de prestar la persona o entidad a quien se confíe la enajenación; pero
si la elegida fuese una entidad pública o un Colegio de Procuradores, entonces
no se le exigirá caución alguna (art. 641.2 LEC).
b) Enajenación de bienes inmuebles: la previa comparecencia oral: en cam-
bio, en este caso el procedimiento de aprobación de la petición es algo más
elaborada, ya que el Secretario judicial deberá convocar obligatoriamente una
comparecencia oral que tendrá por finalidad, precisamente, la de determinar a
la persona del especialista al que confiar la realización de los tales bienes
inmuebles (art. 641.3.II LEC). A dicha comparecencia citará, de un lado, y natu-
ralmente, a las partes, tanto al ejecutante como al ejecutado con independencia
de cuál de ellos haya formulado la petición de enajenación al amparo de la
citada norma, y, de otro lado, también a «quienes conste en el proceso que
pudieran estar interesados» (sobre tales interesados véase lo dicho al respecto
en el comentario al art. 640 LEC). A este último respecto, el inciso final del
art. 641.3.II LEC impone al Secretario judicial la obligación de que, en el decreto
que apruebe la enajenación y dé por terminada la comparecencia, proceda a
fijar la prohibición de que los bienes puedan enajenarse «por precio inferior al
70 por 100 del valor del inmueble con arreglo a lo previsto en el art. 666, salvo

902
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 641

que conste el acuerdo de las partes y de todos los interesados, hayan asistido o
no a la comparecencia».
Al igual que ocurría en relación con los bienes muebles, también en la reso-
lución por la que se apruebe la enajenación por especialista de bienes inmuebles
el Secretario fijará la cuantía de la caución que habrá de prestar la persona o
entidad a quien se confíe dicha realización; pero si, de nuevo, la elegida fuese
una entidad pública, incluidos los Colegios de Procuradores, entonces no se le
exigirá caución alguna (art. 641.2 LEC).
6. Aceptación del especialista y ejecución del encargo de enajenación:
a) Tras la aprobación anterior, es evidente que se habrá de informar de la
decisión adoptada a la persona o entidad elegida, así como del plazo y de las
condiciones impuestas al encargo de enajenación, para que, si acepta el mismo,
preste la caución fijada judicialmente conforme al art. 641.2 LEC. Dicha cau-
ción, como desvela el art. 641.5 LEC, tiene por objeto garantizar el correcto
cumplimiento del encargo de enajenación confiado al especialista, de forma
que, si en la realización del bien no se respetaren las condiciones aprobadas, se
podrá revocar el encargo «y la caución (prestada) se aplicará a los fines de la
ejecución» (es decir, a la completa satisfacción del derecho de crédito del acree-
dor ejecutante).
b) Cuando el especialista encargado de la enajenación de los bienes embar-
gados cumplimente el encargo en las condiciones establecidas, procederá a
ingresar la cantidad obtenida como precio de compra de los bienes en la «Cuenta
de Depósitos y Consignaciones». Pero de dicho precio de compra podrá des-
contar por sí mismo, tanto los gastos de enajenación (v. gr. gastos en publicidad,
en desplazamientos...), cuanto, propiamente, los honorarios de la persona o
entidad especializada que haya cumplimentado el encargo de enajenación. Del
ingreso y de dichas operaciones dará cuenta al Secretario de quien provino el
encargo, el cual, si considera todo conforme a las condiciones impuestas, apro-
bará la enajenación, ordenando devolver al especialista la caución que hubiere
prestado al momento de formalizarse el encargo (art. 641.4 LEC).
c) La LEC contempla el simple transcurso de un plazo de seis meses, a contar
desde que le fuera encargada la enajenación a la persona o entidad especialista,
como causa de revocación del encargo (art. 641.5.I LEC). En efecto, si transcu-
rrido dicho período la realización no se hubiera llevado a cabo, el Secretario
«dictará decreto revocando el encargo, salvo que se justifique por la persona o
entidad a la que se hubiera efectuado éste que la realización no ha sido posible
en el plazo indicado por motivos que no le sean imputables y que, por haber
desaparecido ya dichos motivos o por ser previsible su pronta desaparición, el
encargo podrá cumplimentarse dentro del plazo que se ofrezca y que no podrá
exceder de los siguientes seis meses»; por último, transcurrido este segundo

903
Artículo 642 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

plazo sin que se hubiere cumplido el encargo, el Secretario judicial «revocará


definitivamente éste».
Revocado definitivamente el encargo (con o sin la concesión de un previo
período de prórroga), la caución prestada por la persona o entidad especializada
«se aplicará a los fines de la ejecución (es decir, a coadyuvar a la completa satis-
facción del acreedor ejecutante, art. 570 LEC), salvo que... acredite que la rea-
lización del bien no ha sido posible por causas que no le sean imputables»
(art. 641.5.II LEC). Con la revocación definitiva del encargo quedarán entonces
abiertas las puertas a la utilización de la subasta judicial de los bienes como
método último y subsidiario de realización de los bienes embargados (v.
art. 636.3 LEC).

Artículo 642. Subsistencia y cancelación de cargas


1. Las disposiciones de esta Ley sobre subsistencia y cancelación de cargas
serán aplicables también cuando, de acuerdo con lo dispuesto en esta sección y
en la anterior, se transmita la titularidad de inmuebles hipotecados o embarga-
dos.
2. A los efectos de lo dispuesto en el apartado anterior, las enajenaciones
que se produzcan con arreglo a lo previsto en los dos artículos anteriores deberán
ser aprobadas por el Secretario judicial encargado de la ejecución, mediante
decreto, previa comprobación de que la transmisión del bien se produjo con
conocimiento, por parte del adquirente, de la situación registral que resulte de
la certificación de cargas.
Aprobada la transmisión, se estará a lo dispuesto para la subasta de inmue-
bles en lo que se refiere a la distribución de las sumas recaudadas, inscripción
del derecho del adquirente y mandamiento de cancelación de cargas.
Será mandamiento bastante para el Registro de la Propiedad el testimonio
del decreto por el que se apruebe la transmisión del bien.
Véase el comentario al art. 641 LEC

SECCIÓN 5.ª
De la subasta de bienes muebles

Artículo 643. Preparación de la subasta. Bienes embargados sin valor rele-


vante
1. La subasta tendrá por objeto la venta de uno o varios bienes o lotes de
bienes, según lo que resulte más conveniente para el buen fin de la ejecución.
La formación de los lotes corresponderá al Secretario Judicial, previa audiencia
de las partes. A tal efecto, antes de anunciar la subasta, se emplazará a las partes
por cinco días para que aleguen lo que tengan por conveniente sobre la forma-
ción de lotes para la subasta.

904
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 643

2. No se convocará subasta de bienes o lotes de bienes cuando, según su


tasación o valoración definitiva, sea previsible que con su realización no se
obtendrá una cantidad de dinero que supere, cuando menos, los gastos origina-
dos por la misma subasta.
Véase sobre la subasta electrónica las Resoluciones de 13 de octubre de 2016
(BOE de 28 de octubre siguiente) y de 28 de marzo de 2017 (BOE de 19 de abril
siguiente), conjuntas de la Dirección General de la Agencia Estatal de Administra-
ción Tributaria y de la Secretaría General del Tesoro y Política Financiera

COMENTARIOS
1. Tras el examen de las anteriores formas de realización de los bienes
embargados, tanto las modalidades de realización directa (la entrega directa al
ejecutante del art. 634 LEC) como las de realización indirecta o por conversión
(a saber: la orden de enajenación de acciones, valores y participaciones sociales
del art. 635, el convenio de realización del art. 640 y, por último, la enajenación
por medio de persona o entidad especializada de los arts. 641 y 642 LEC), lle-
gamos a la regulación del más tradicional de los métodos de realización propios
del procedimiento de apremio: la «subasta judicial».
Por subasta judicial cabe entender aquel procedimiento de enajenación de
los bienes embargados que se lleva a cabo por parte del Secretario judicial res-
ponsable de la ejecución, el cual se encarga de convocarla y anunciarla públi-
camente, y en cuyo desarrollo todas aquellas terceras personas interesadas (lici-
tadores), e incluso el propio acreedor ejecutante, pueden presentar sus pujas,
posturas u ofertas económicas para hacerse con la propiedad de los bienes
embargados objeto de subasta, aprobándose la mejor postura de cuantas se pre-
sentasen, para, así, una vez satisfecho de manera efectiva el precio de compra
del bien por parte del adquirente (rematante), entregar la cantidad obtenida al
acreedor ejecutante a fin de lograr la completa satisfacción de su derecho de
crédito.
Tal y como dispone de manera clarificadora el primer inciso del art. 643.1
LEC, la subasta judicial «tendrá por objeto la venta de uno o varios bienes o lotes
de bienes, según lo que resulte más conveniente para el buen fin de la ejecución»
(que no es otro, como proclama el art. 570 LEC, que la obtención de la «completa
satisfacción del acreedor ejecutante»).
2. El ámbito de aplicación de la subasta judicial viene delimitado negativa-
mente por el art. 636 LEC, donde se dispone que es operativa tan sólo respecto
de «bienes y derechos no comprendidos en los artículos anteriores», esto es, los
arts. 634 y 635 LEC.
3. En contraste con lo que es propio de otras diferentes modalidades de rea-
lización, el desarrollo del procedimiento de apremio en virtud de subasta cons-
tituye una decisión que el Secretario judicial pueda adoptar de oficio. Así se
desprende del art. 636.3 LEC, a cuyo tenor: «...una vez embargados los bienes

905
Artículo 643 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

por el Secretario judicial, se practicarán (imperativamente, pues) las actuaciones


precisas para la subasta judicial de los mismos, que se producirá en el plazo
señalado si antes no se solicita y se ordena, con arreglo a lo previsto en esta Ley,
que la realización forzosa se lleve a cabo de manera diferente».
4. La más relevante reforma que ha recaído sobre la regulación de la subasta
judicial desde la promulgación de la LEC se ha producido con la aún reciente
LMRA, que modifica de manera radical la forma en que hasta ahora se venía
llevando a cabo la misma, que de la tradicional comparecencia oral ante el Tri-
bunal, con la asistencia presencial de los interesados, en la que se formalizaban
las pujas y se aprobaba el remate, pasa ahora a convertirse en una subasta elec-
trónica, a realizar telemáticamente en el Portal de Subastas en la Agencia Estatal
Boletín Oficial del Estado.
Como ventajas del nuevo sistema, en la Exposición de Motivos de la LMRA
puede leerse lo siguiente: «La existencia de un solo portal ofrece ventajas impor-
tantes, entre ellas se familiariza al usuario con un entorno y bastará que se dé de
alta como tal en un único lugar para poder participar en todo tipo de subastas.
Además, un solo portal implica la existencia de una única base de datos, lo que
permitirá, por una parte, mantener un solo motor de búsquedas que abarcará la
práctica totalidad de las subastas públicas –facilidad para el ciudadano– y por
otra, ahorrará significativamente los costes de alojamiento, mantenimiento y
desarrollo de la base de datos. La explotación de esa base de datos podrá pos-
teriormente facilitar todo tipo de información y estadísticas».
5. Formación de lotes: en los casos en que hayan sido embargados diversos
bienes del ejecutado, de forma tal que la traba se extienda a una multiplicidad
de elementos patrimoniales diferenciados, la aparición de circunstancias tales
como, por ejemplo, la igualdad o semejanza ontológica entre algunos de ellos
(v. gr. una colección de libros o de sellos), o la existencia de algunos otros bienes
que, aisladamente considerados, puedan perder prácticamente todo su valor si
no se enajenan conjuntamente con otros diferentes (v. gr. un vehículo y un
remolque adaptado específicamente al mismo), pueden aconsejar que, en aras
a obtener el mayor de los beneficios económicos posibles en la subasta, los tales
bienes se enajenen de manera conjunta, sin necesidad de tener que ser adqui-
ridos obligatoriamente junto con los restantes bienes que integren la masa patri-
monial salida a subasta.
En tal supuesto resulta necesario que, después de convocada la subasta (art.
644 LEC) pero con carácter previo a su anuncio público (art. 645 LEC, toda vez
que en dichos anuncios se han de relacionar con precisión los diferentes bienes
que se sacan a la pública licitación, art. 646.2 LEC), se proceda a agrupar aque-
llos bienes que hayan de ser subastados conjuntamente, procediendo a formar
los correspondientes lotes de bienes embargados.

906
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 644

La formación de lotes no se confía a ningún profesional del comercio, sino


que se recurre a la doméstica figura del Secretario judicial, el cual, eso sí, para
efectuar dicha agrupación de bienes contará con la colaboración de las partes
procesales. A tal efecto, antes de anunciar la subasta, se emplazará al ejecutante
y al ejecutado por cinco días, para que aleguen lo que tengan por conveniente
sobre la formación de lotes para la subasta (art. 643.1 LEC).
Cabe apuntar, por último, que tras la reforma operada por la LMRA, ya no
existe ninguna previsión legislativa que ordene que los diferentes lotes de bienes
se saquen a subasta por separado (tal y como establecía el art. 649.1 LEC, en su
redacción anterior a dicha LMRA).
6. Sobre la convocatoria de la subasta (a la que se refiere negativamente el
último apartado de este art. 643 LEC), v. el comentario al art. 644 LEC.

Artículo 644. Convocatoria de la subasta


Una vez fijado el justiprecio de los bienes muebles embargados, el Secretario
judicial, mediante decreto, acordará la convocatoria de la subasta.
La subasta se llevará a cabo, en todo caso, de forma electrónica en el Portal
de Subastas, bajo la responsabilidad del Secretario judicial.

COMENTARIOS
1. La subasta de bienes muebles embargados ha de ser convocada por el
Secretario judicial responsable de la ejecución, mediante la emisión del corres-
pondiente decreto (art. 644 LEC), convocatoria que habrá de anunciarse cuando
menos en el «Boletín Oficial del Estado» (art. 645.1 LEC), mediante un anuncio,
valga la redundancia, que tendrá que observar los contenidos previstos en el art.
646 LEC.
Pero, para que efectivamente pueda tener lugar dicha convocatoria judicial
de la subasta, es necesario que con anterioridad concurran diversos presupues-
tos: 1.º) Que se haya producido la traba de bienes del deudor ejecutado que sean
diferentes de aquellos a los que se refieren de manera expresa los arts. 634 y 635
LEC; 2.º) Que se haya producido también el avalúo de los bienes embargados
conforme a lo dispuesto en los arts. 637 a 639 LEC, habiéndose dictado ya el
decreto donde el Secretario recoja la valoración definitiva de los mismos a los
efectos de la ejecución (v. art. 639.4 LEC); de ahí que el art. 644 LEC supedite
la convocatoria de la subasta al hecho de que se haya «fijado el justiprecio de
los bienes muebles embargados»; 3.º) Que no sea previsible que, a la vista de la
tasación definitiva de los bienes, con su enajenación por medio de subasta no
pueda obtenerse «una cantidad de dinero que supere, cuando menos, los gastos
originados por la misma subasta» (art. 643.2 LEC).

907
Artículo 645 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. En tal hipótesis negativa, de no convocatoria de la subasta judicial, la LEC


no aclara qué ha de hacerse entonces con los bienes embargados. Lo normal
sería que, si el acreedor así lo solicitase, pudiesen adjudicársele los bienes en
pago total o parcial del crédito incorporado al título ejecutivo (tal y como, por
lo demás, sucede en el caso en que a la subasta convocada y anunciada no
concurra ningún postor, art. 651 LEC). Pero ocurre que, salvo error por nuestra
parte, el útil mecanismo de la adjudicación en pago al ejecutante únicamente es
contemplado por el legislador dentro del procedimiento de la subasta, es decir,
una vez haya sido la misma previamente convocada y efectivamente celebrada
(v. arts. 650.3 y 4, 651 LEC).
Por ello, si el Secretario judicial decidiese no convocar la subasta, una de
dos: o aquél procede a decretar sin más el levantamiento del embargo, frustrán-
dose así la ejecución a la espera de que aparezcan en el futuro nuevos elementos
patrimoniales que puedan ser embargados y realizados, o se reinterpretan laxa-
mente los preceptos últimamente citados en orden a posibilitar la adjudicación
en pago al acreedor también en estos supuestos de no convocatoria de la subasta.
3. El legislador no ha dispuesto ningún plazo mínimo ni máximo que haya
de discurrir entre la convocatoria de la subasta y la efectiva celebración de
ésta. Por este motivo, cuando la subasta se celebraba del modo tradicional (es
decir, como subasta judicial no electrónica), los Secretarios judiciales eran en
este punto absolutamente libres de convocar la subasta fijando la fecha de su
celebración para el momento en que estimen más oportuno, sin límites ni barre-
ras cronológicas.
Sin embargo, tras la implantación de las subastas judiciales electrónicas ello
no es así, toda vez que el legislador, si bien sigue dejando en manos de los
Secretarios el momento de convocar la subasta y el de ordenar la publicación
del anuncio de dicha convocatoria en el BOE, sustrae de las competencias del
mismo la determinación del momento en que ha de iniciarse y ha de concluir
la subasta, que ahora pasan a ser estándares generales para todas ellas (porque,
según el art. 648.2.ª LEC, la subasta se abrirá transcurridas al menos veinticuatro
horas desde la publicación de su anuncio, y porque, ahora según el art. 649.1
LEC, permanecerá abierta durante un plazo de veinte días naturales desde su
apertura).

Artículo 645. Anuncio y publicidad de la subasta


1. Una vez firme la resolución prevista en el artículo anterior, la convoca-
toria de la subasta se anunciará en el «Boletín Oficial del Estado», sirviendo el
anuncio de notificación al ejecutado no personado. El Secretario judicial ante el
que se siga el procedimiento de ejecución ordenará la publicación del anuncio
de la convocatoria de la subasta remitiéndose el mismo, con el contenido a que
se refiere el artículo siguiente y de forma telemática, al «Boletín Oficial del

908
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 645

Estado». Igualmente, y solo a efectos informativos, se publicará el anuncio de la


subasta en el Portal de la Administración de Justicia.
Además, a instancia del ejecutante o del ejecutado y si el Secretario judicial
responsable de la ejecución lo juzga conveniente, se dará a la subasta la publi-
cidad que resulte razonable, utilizando los medios públicos y privados que sean
más adecuados a la naturaleza y valor de los bienes que se pretende realizar.
2. Cada parte estará obligada al pago de los gastos derivados de las medidas
que, para la publicidad de la subasta, hubieran solicitado, sin perjuicio de incluir
en la tasación de costas los gastos que, por la publicación en el «Boletín Oficial
del Estado», se hubieran generado al ejecutante.

COMENTARIOS
1. Dado que la subasta judicial es, por esencia, un mecanismo de enajena-
ción de bienes embargados abierto a cualesquiera potenciales compradores,
resulta consustancial el hecho de que se informe a la sociedad de que se ha
procedido a convocar una subasta y de todas sus condiciones, así como de cuá-
les son los bienes que van a poder ser objeto de licitación por aquéllos.
Por eso la LEC, en orden a publicitar debidamente la convocatoria y condi-
ciones de la subasta, prevé: 1.º) Que la convocatoria de la subasta se anuncie
en el BOE (art. 645.1.I LEC). Para ello, el Secretario judicial ante el que se siga
el procedimiento de ejecución ordenará la publicación del anuncio de la con-
vocatoria de la subasta remitiéndose el mismo, y de forma telemática, al BOE
(art. 645.1.I LEC); 2.º) Que dicho anuncio de la subasta se publique también en
el «Portal de la Administración de Justicia» (http://www.mjusticia.gob.es/cs/
Satellite/Portal/es/inicio) (art. 645.1.I LEC); 3.º) Además, a instancia del ejecu-
tante o del ejecutado, y si el Secretario lo juzga conveniente, «se dará a la subasta
la publicidad que resulte razonable, utilizando los medios públicos y privados
que sean más adecuados a la naturaleza y valor de los bienes que se pretende
realizar» (art. 645.1.II LEC).
Así que, en función de variables legales tales como la naturaleza o el valor
de los bienes embargados, se podrá dar a conocer la subasta, además a través
de su anuncio en el BOE y en el Portal de la Administración de Justicia, mediante
su difusión en medios públicos (v. gr. a través de un anuncio publicado en el
Boletín Oficial de la Provincia, o en el Diario Oficial de la Comunidad Autónoma
o, por qué no, mediante la emisión de cuñas y anuncios en las radios y televi-
siones públicas) o en medios de titularidad privada (v. gr. a través de un anuncio
publicado en periódicos y revistas generalistas o especializadas, bien sean de
ámbito local, provincial, autonómico o nacional, o igualmente mediante cuñas
y anuncios emitidos en televisiones y radios privadas).
2. Téngase también en cuenta que el anuncio de la convocatoria de la subasta
en el BOE servirá de «notificación al ejecutado no personado» (art. 645.1 LEC),

909
Artículo 646 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

a quien, por consiguiente, no tendrá que realizársele acto de comunicación


alguno en este sentido.
3. El otorgamiento de una debida publicidad al acto de la subasta judicial no
constituye una actividad gratuita. Pues bien, en relación con el pago de los gastos
que ocasione dicha difusión publicitaria de la subasta el art. 645.2 LEC dispone
que cada una de las partes procesales «estará obligada al pago de los gastos
derivados de las medidas que, para la publicidad de la subasta, hubieran solici-
tado, sin perjuicio de incluir en la tasación de costas los gastos que, por la publi-
cación en el «Boletín Oficial del Estado», se hubieran generado al ejecutante»
(v. también, en general, el art. 539.2 LEC).

Artículo 646. Contenido del anuncio y de la publicidad de la subasta


1. El anuncio de la subasta en el «Boletín Oficial Estado» contendrá exclusi-
vamente la fecha del mismo, la Oficina judicial ante la que se sigue el procedi-
miento de ejecución, su número de identificación y clase, así como la dirección
electrónica que corresponda a la subasta en el Portal de Subastas.
2. En el Portal de Subastas se incorporará, de manera separada para cada
una de ellas, el edicto, que incluirá las condiciones generales y particulares de
la subasta y de los bienes a subastar, así como cuantos datos y circunstancias
sean relevantes para la misma, y necesariamente el avalúo o valoración del bien
o bienes objeto de la subasta que sirve de tipo para la misma. Estos datos deberán
remitirse al Portal de Subastas de forma que puedan ser tratados electrónica-
mente por este para facilitar y ordenar la información.
En el edicto y en el Portal de Subastas se hará constar igualmente que se
entenderá que todo licitador acepta como bastante la titulación existente o
asume su inexistencia, así como las consecuencias de que sus pujas no superen
los porcentajes del tipo de la subasta establecidos en el art. 650.
3. El contenido de la publicidad que se realice por otros medios se acomodará
a la naturaleza del medio que, en cada caso, se utilice, procurando la mayor
economía de costes, y podrá limitarse a los datos precisos para identificar los
bienes o lotes de bienes, el valor de tasación de los mismos, su situación pose-
soria, así como la dirección electrónica que corresponda a la subasta dentro del
Portal de Subastas.

COMENTARIOS
1. El contenido del anuncio de la subasta judicial electrónica varía según
cuál sea el medio a través del cual se dé noticia del mismo. Así:
a) El anuncio de la subasta en el BOE (así como también en el Portal de la
Administración de Justicia) «contendrá exclusivamente la fecha del mismo, la
Oficina judicial ante la que se sigue el procedimiento de ejecución, su número

910
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 646

de identificación y clase, así como la dirección electrónica que corresponda a


la subasta en el Portal de Subastas» (art. 646.1 LEC).
b) Una vez anunciada la convocatoria de la subasta en el BOE, en el Portal
de subastas de la Agencia Estatal BOE se incorporará cierta información adicio-
nal; en concreto el contenido del «edicto» que al efecto habrá de elaborar el
Secretario judicial, y en el que se incluirán «las condiciones generales y parti-
culares de la subasta y de los bienes a subastar, así como cuantos datos y cir-
cunstancias sean relevantes para la misma, y necesariamente el avalúo o valo-
ración del bien o bienes objeto de la subasta que sirve de tipo para la misma»
(art. 646.2.I LEC).
En el edicto y en el Portal de subastas «se hará constar igualmente que se
entenderá que todo licitador acepta como bastante la titulación existente o
asume su inexistencia, así como las consecuencias de que sus pujas no superen
los porcentajes del tipo de la subasta establecidos en el art. 650» (art. 649.2.II
LEC).
Además, y un tanto asistemáticamente, la regla 5.ª del art. 648 LEC también
prevé que, en la publicidad que de la subasta lleve a cabo el Portal de Subastas,
dar a conocer aquellos datos que el ejecutante, el ejecutado o el tercer poseedor
de los bienes, si lo hubiere, presenten bajo su responsabilidad ante la Oficina
judicial ante la que se siga el procedimiento, y para que ésta la remita al Portal
de Subastas, «toda la información de la que dispongan sobre el bien objeto de
licitación, procedente de informes de tasación u otra documentación oficial,
obtenida directamente por los órganos judiciales o mediante Notario y que a
juicio de aquéllos pueda considerarse de interés para los posibles licitadores»;
esta ampliación de la información podrá hacerla también el Secretario judicial
por su propia iniciativa, si lo considera conveniente.
c) Si, por último, además de en los anteriores medios, la subasta se publicita
también en los medios de comunicación del art. 645.1.II LEC, entonces el con-
tenido de los anuncios ha de ser, por razones de pura economía, un tanto más
restringido. La LEC, ello no obstante, utiliza una fórmula genérica o indetermi-
nada conforme a la cual el contenido de la publicidad en estos casos «se aco-
modará a la naturaleza del medio que, en cada caso, se utilice, procurando la
mayor economía de costes, y podrá limitarse a los datos precisos para identificar
los bienes o lotes de bienes, el valor de tasación de los mismos, su situación
posesoria, así como la dirección electrónica que corresponda a la subasta dentro
del Portal de Subastas» (art. 646.3 LEC).

JURISPRUDENCIA
«El art. 646 de la LEC de 2000 señala que ‘‘en los edictos a que se refiere el apartado
primero del artículo anterior se incluirá pliego con todas las condiciones de la subasta,
generales y particulares, si las hubiere, y cuantos datos y circunstancias sean relevantes

911
Artículo 647 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

para el éxito de la subasta. El contenido de la publicidad que se realice por otros medios
se acomodará a la naturaleza del medio que, en cada caso, se utilice, procurando la
mayor economía de costes, y podrá limitarse a los datos precisos para identificar los
bienes o lotes de bienes, el valor de tasación de los mismos, su situación posesoria, si
fueran inmuebles, conforme a lo dispuesto en el art. 661, el lugar y fecha de celebración
de la subasta y la indicación del lugar o lugares en que se encuentren publicados los
edictos» (AAP Barcelona, 4.ª, Auto de 31 julio 2002, Rec. 933/2001).

Artículo 647. Requisitos para pujar. Ejecutante licitador


1. Para tomar parte en la subasta los licitadores deberán cumplir los siguien-
tes requisitos:
1.º Identificarse de forma suficiente.
2.º Declarar que conocen las condiciones generales y particulares de la
subasta.
3.º Estar en posesión de la correspondiente acreditación, para lo que será
necesario haber consignado el 5 por ciento del valor de los bienes. La consigna-
ción se realizará por medios electrónicos a través del Portal de Subastas, que
utilizará los servicios telemáticos que la Agencia Estatal de la Administración
Tributaria pondrá a su disposición, quien a su vez recibirá los ingresos a través
de sus entidades colaboradoras.
2. El ejecutante sólo podrá tomar parte en la subasta cuando existan licita-
dores, pudiendo mejorar las posturas que se hicieren, sin necesidad de consignar
cantidad alguna.
3. Solo el ejecutante o los acreedores posteriores podrán hacer postura
reservándose la facultad de ceder el remate a un tercero. La cesión se verificará
mediante comparecencia ante el Secretario judicial responsable de la ejecución,
con asistencia del cesionario, quien deberá aceptarla, y todo ello previa o simul-
táneamente al pago o consignación del precio del remate, que deberá hacerse
constar documentalmente. Igual facultad corresponderá al ejecutante si solici-
tase, en los casos previstos, la adjudicación del bien o bienes subastados.

COMENTARIOS
1. Como la subasta es un mecanismo de enajenación pública de bienes
embargados, se hace indispensable adoptar determinadas precauciones sobre
quienes participan en la subasta a título de licitadores (o potenciales compra-
dores). Dicho en otros términos, la subasta no puede permitirse abrir sus puertas,
en la condición de licitadores, por ejemplo, a personas cuya identidad se des-
conozca de antemano (y que por este motivo pudieran después hacer dejación
impune de sus responsabilidades), o a personas que después de pujar y serles
adjudicados los bienes se echen atrás alegando cualquier pretexto, o a personas
insolventes que, tras licitar por los bienes, después no puedan o no quieran hacer

912
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 647

frente a las pujas que hubiesen formalizado (cfr. art. 650.1 LEC) (AAP Barcelona
8.2.2000).
Cualquiera de estas vicisitudes comporta la frustración de la subasta (cuya
convocatoria y realización, como se sabe, no es gratuita ni inmediata en el
tiempo), además de una considerable demora en la consecución del buen fin de
la ejecución. De ahí que la LEC exija a quienes deseen participar en la subasta
como licitadores el cumplimiento de una serie de requisitos.
En este sentido, desde el momento en que se produzca la apertura de la
subasta (cfr. art. 648.2.ª LEC) y hasta el cierre de la misma (art. 649.1 LEC), quie-
nes deseen participar en ella como potenciales compradores, presentado las
oportunas ofertas de compra o pujas, deberán cumplimentar los requisitos que
a continuación se detallan: 1.º) Identificarse de forma suficiente (art. 647.1.1.º
LEC); 2.º) Declarar que conocen las condiciones generales y particulares de la
subasta (art. 647.1. 2.º LEC), esto es, que conocen el contenido del «edicto» que
el Secretario judicial habrá de remitir con antelación al Portal de Subastas, para
que puedan ser tratados electrónicamente por este para facilitar y ordenar la
información, y en el que, como ya es sabido, habrán de hacerse constar «las
condiciones generales y particulares de la subasta» (art. 646.2 LEC); y 3.º) Estar
en posesión de la correspondiente acreditación, para lo que será necesario haber
consignado el 5 por ciento del valor de los bienes (art. 647.1.3.º LEC, redactado
por la LMRA).
Esta última consignación se realizará por medios electrónicos a través del
Portal de Subastas, que utilizará los servicios telemáticos que la Agencia Estatal
de la Administración Tributaria pondrá a su disposición, quien a su vez recibirá
los ingresos a través de sus entidades colaboradoras (art. 647.1.3.º LEC). A este
respecto, el R.D. 1011/2015, de 6 de noviembre, regula el procedimiento para
formalizar el sistema de consignaciones en sede electrónica de las cantidades
necesarias para tomar parte en las subastas judiciales y notariales.
2. Hasta aquí los requisitos exigibles a aquellas terceras personas que desean
presentar sus pujas en la subasta. Pero, ¿y si son las propias partes procesales, el
ejecutante y el ejecutado, quienes desean intervenir en la subasta...?
a) Al deudor ejecutado es más que evidente que no puede permitírsele en
ningún caso participar en la subasta. En primer lugar, porque los bienes subas-
tados siguen siendo de su propiedad hasta ese momento, por lo cual, si quiere
liberarlos del embargo y de la ulterior subasta, lo que debe hacer es pagar las
cantidades por la que se haya despachado la ejecución (v. art. 650.6 LEC), y
satisfacer así, sin más, la pretensión del ejecutante. Y en segundo término, por-
que si el ejecutado afirma no tener dinero para pagar al ejecutante, tampoco lo
tendrá para adquirir los bienes subastados; y si lo tiene (como demostraría el
hecho de que intentase licitar por los bienes subastados), lo que habrá que hacer

913
Artículo 647 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

es embargárselo y entregárselo directamente al ejecutante, en virtud del art. 634


LEC.
b) Con respecto del acreedor ejecutante no existe ninguna prohibición de
que pueda licitar por los bienes objeto de subasta. Ello es así porque la LEC no
permite la adjudicación de bienes en favor del ejecutante como pago del crédito
incorporado al título ejecutivo fuera del mecanismo de la subasta judicial (v. arts.
647.3, 650.3 y 4, 651 LEC). Por esta razón, cuando el acreedor desee adquirir
alguno de los bienes embargados no le quedará más remedio que, o bien parti-
cipar en la subasta, o bien esperar a que la subasta se frustre para así poder pedir
la adjudicación de los bienes en pago de su derecho de crédito.
De ahí que el art. 647.2 LEC (en regulación, pues, separada de los requisitos
que se exigen a los restantes licitadores, a los que se refiere el primer apartado
del art. 647 LEC) permita al ejecutante intervenir como licitador en la subasta
para poder mejorar las posturas que se hicieren, pero, claro está, sin necesidad
de consignar cantidad alguna. La única exigencia que el art. 647.2 LEC impone
al ejecutante para dejarle intervenir como licitador es, además de la necesidad
de que lo solicite, la, por otra parte lógica, condición de que, junto a él, existan
otros diferentes licitadores. De lo contrario, si fuera él el único licitador podrían
subvertirse todos los mecanismos que la LEC dispone en función de cuál sea el
porcentaje del valor de tasación que cubra la mejor postura (v. art. 650 LEC), o
incluso el mecanismo de la posible adjudicación de bienes a que se refiere el
art. 652 LEC en ausencia de licitadores distintos al ejecutante, etc.
3. Las posturas que se formalicen en la subasta habrán de efectuarlas aquellos
licitadores que, cumplimentando los requisitos del art. 647.1 LEC, deseen adqui-
rir los bienes a título personal. Dicho en otros términos, cabe afirmar que, con
carácter general, no está permitido que el mejor postor o rematante adquiera el
bien subastado, no para pagar su precio por sí mismo, sino para cedérselo a un
tercer sujeto, que será el verdadero adquirente y quien, sin haber intervenido
para nada en la subasta como licitador, se responsabilizará de satisfacer el precio
del bien adquirido por el licitador/rematante.
Pero, como es natural, dichos riesgos únicamente resultan predicables res-
pecto de los licitadores ajenos al proceso, mas no con relación a la figura del
ejecutante/licitador o de los acreedores posteriores, los cuales, por ostentar un
derecho de crédito frente al deudor ejecutado, puede pujar aunque carezcan de
medios económicos para sufragar su oferta, pues al final del camino no tendrán
que hacer frente a la misma más que en aquello que sobrepase la cuantía de lo
que le adeude el ejecutado. Por eso, como ya se sabe, el art. 647.2 LEC autoriza
al ejecutante a tomar parte en la subasta, y por eso también le permite presentar,
a él y a los acreedores posteriores, «postura reservándose la facultad de ceder el
remate a un tercero».

914
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 648

Así, cuando durante el curso de la pública licitación el ejecutante advierta


que las pujas presentadas son de escasa entidad (en todo caso inferiores al 50
por 100 del avalúo), o son posturas de aquellas que (aun siendo superiores al 50
por 100 del avalúo) no se comprometen a pagar los bienes de inmediato sino de
forma aplazada, dicho acreedor podrá adoptar alguna de estas dos soluciones:
1.ª) O bien presentar a un tercero que mejore la mejor postura ofreciendo can-
tidad superior al 50 por ciento del valor de tasación de los bienes o que, aun
inferior a dicho importe, resulte suficiente para lograr la completa satisfacción
del derecho del ejecutante (art. 650.4.I LEC); 2.ª) O bien solicitar la adjudicación
de los bienes en su favor (en los casos de los apartados 3 y 4.II del art. 650 LEC);
3.ª) O bien, por último, adjudicarse el remate a título personal, mejorando la
mejor postura pero reservándose también la facultad de ceder el remate en favor
de un tercer adquirente (art. 647.2 y 3 LEC).

Artículo 648. Subasta electrónica


La subasta electrónica se realizará con sujeción a las siguientes reglas:
1. La subasta tendrá lugar en el Portal dependiente de la Agencia Estatal
Boletín Oficial del Estado para la celebración electrónica de subastas a cuyo
sistema de gestión tendrán acceso todas las Oficinas judiciales. Todos los inter-
cambios de información que deban realizarse entre las Oficinas judiciales y el
Portal de Subastas se realizarán de manera telemática. Cada subasta estará
dotada con un número de identificación único.
2. La subasta se abrirá transcurridas, al menos, veinticuatro horas desde la
publicación del anuncio en el «Boletín Oficial del Estado», cuando haya sido
remitida al Portal de Subastas la información necesaria para el comienzo de la
misma.
3. Una vez abierta la subasta solamente se podrán realizar pujas electrónicas
con sujeción a las normas de esta Ley en cuanto a tipos de subasta, consigna-
ciones y demás reglas que le fueren aplicables. En todo caso el Portal de Subastas
informará durante su celebración de la existencia y cuantía de las pujas.
4. Para poder participar en la subasta electrónica, los interesados deberán
estar dados de alta como usuarios del sistema, accediendo al mismo mediante
mecanismos seguros de identificación y firma electrónicos de acuerdo con lo
previsto en la Ley 59/2003, de 19 de diciembre, de firma electrónica, de forma
que en todo caso exista una plena identificación de los licitadores. El alta se
realizará a través del Portal de Subastas mediante mecanismos seguros de iden-
tificación y firma electrónicos e incluirá necesariamente todos los datos identi-
ficativos del interesado. A los ejecutantes se les identificará de forma que les
permita comparecer como postores en las subastas dimanantes del procedi-
miento de ejecución por ellos iniciado sin necesidad de realizar consignación.
5. El ejecutante, el ejecutado o el tercer poseedor, si lo hubiere, podrán, bajo
su responsabilidad y, en todo caso, a través de la oficina judicial ante la que se
siga el procedimiento, enviar al Portal de Subastas toda la información de la que

915
Artículo 648 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

dispongan sobre el bien objeto de licitación, procedente de informes de tasación


u otra documentación oficial, obtenida directamente por los órganos judiciales
o mediante Notario y que a juicio de aquéllos pueda considerarse de interés para
los posibles licitadores. También podrá hacerlo el Secretario judicial por su pro-
pia iniciativa, si lo considera conveniente.
6. Las pujas se enviarán telemáticamente a través de sistemas seguros de
comunicaciones al Portal de Subastas, que devolverá un acuse técnico, con
inclusión de un sello de tiempo, del momento exacto de la recepción de la pos-
tura y de su cuantía. El postor deberá también indicar si consiente o no la reserva
a que se refiere el párrafo segundo del apartado 1 del art. 652 y si puja en nombre
propio o en nombre de un tercero. Serán admisibles posturas por importe supe-
rior, igual o inferior a la más alta ya realizada, entendiéndose en los dos últimos
supuestos que consienten desde ese momento la reserva de consignación y serán
tenidas en cuenta para el supuesto de que el licitador que haya realizado la puja
igual o más alta no consigne finalmente el resto del precio de adquisición. En el
caso de que existan posturas por el mismo importe, se preferirá la anterior en el
tiempo. El portal de subastas sólo publicará la puja más alta entre las realizadas
hasta ese momento.

COMENTARIOS
La subasta judicial electrónica se realizará con sujeción a las siguientes
reglas:
1. Lugar: la subasta, que tendrá un número de identificación único, tendrá
lugar en el Portal dependiente de la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado
para la celebración electrónica de subastas a cuyo sistema de gestión tendrán
acceso todas las Oficinas judiciales (art. 648.1.ª LEC).
2. Apertura: La subasta se abrirá transcurridas, al menos, veinticuatro horas
desde la publicación del anuncio en el «Boletín Oficial del Estado», cuando haya
sido remitida al Portal de Subastas la información necesaria para el comienzo
de la misma ex art. 646.2 LEC (art. 648.2.ª LEC).
3. Admisión de los licitadores: Para poder participar en la subasta electrónica,
los interesados deberán estar dados de alta como usuarios del sistema, acce-
diendo al Portal de Subastas mediante mecanismos seguros de identificación y
firma electrónicos, de acuerdo con lo previsto en la Ley 59/2003, de 19 de
diciembre, de firma electrónica, de forma que en todo caso exista una plena
identificación de los licitadores (art. 648.4.ª LEC). El alta se realizará a través del
Portal de Subastas mediante mecanismos seguros de identificación y firma elec-
trónicos e incluirá necesariamente todos los datos identificativos del interesado
(art. 648.4.ª LEC).En particular, a los ejecutantes se les identificará de forma que
les permita comparecer como postores en las subastas dimanantes del procedi-
miento de ejecución por ellos iniciado sin necesidad de realizar consignación
(art. 648.4.ª LEC).

916
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 649

4. Realización de pujas electrónicas: una vez abierta la subasta (y no, pues,


con anterioridad a ese instante, como sí se permitía antes de la LMRA, en la
regulación de la tradicional subasta no electrónica) solamente se podrán realizar
pujas electrónicas con sujeción a las normas de esta Ley en cuanto a tipos de
subasta, consignaciones y demás reglas que le fueren aplicables (art. 648.3.º
LEC). El postor deberá indicar, asimismo, si, a los efectos del art. 652.1.II LEC,
consiente o no la reserva de la cantidad que haya consignado para el caso de
que el rematante no haga frente a sus obligaciones, así como también si puja en
nombre propio o en nombre de un tercero (art. 648.6.ª LEC). Serán admisibles
posturas por importe superior, igual o inferior a la más alta ya realizada, enten-
diéndose en los dos últimos supuestos que consienten desde ese momento la
reserva de consignación y serán tenidas en cuenta para el supuesto de que el
licitador que haya realizado la puja igual o más alta no consigne finalmente el
resto del precio de adquisición (art. 648.6.ª LEC). En el caso de que existan pos-
turas por el mismo importe, se preferirá la anterior en el tiempo (art. 648.6.ª LEC).
Finalmente, las pujas se enviarán telemáticamente a través de sistemas seguros
de comunicaciones al Portal de Subastas, que devolverá un acuse técnico, con
inclusión de un sello de tiempo, del momento exacto de la recepción de la pos-
tura y de su cuantía (art. 648.6.ª LEC).

Artículo 649. Desarrollo y terminación de la subasta


1. La subasta admitirá posturas durante un plazo de veinte días naturales
desde su apertura. La subasta no se cerrará hasta transcurrida una hora desde la
realización de la última postura, siempre que ésta fuera superior a la mejor rea-
lizada hasta ese momento, aunque ello conlleve la ampliación del plazo inicial
de veinte días a que se refiere este artículo por un máximo de 24 horas.
En el caso de que el Secretario judicial tenga conocimiento de la declaración
de concurso del deudor, suspenderá mediante decreto la ejecución y procederá
a dejar sin efecto la subasta, aunque ésta ya se hubiera iniciado. Tal circunstancia
se comunicará inmediatamente al Portal de Subastas.
2. La suspensión de la subasta por un período superior a quince días llevará
consigo la devolución de las consignaciones, retrotrayendo la situación al
momento inmediatamente anterior a la publicación del anuncio. La reanudación
de la subasta se realizará mediante una nueva publicación del anuncio como si
de una nueva subasta se tratase.
3. En la fecha del cierre de la subasta y a continuación del mismo, el Portal
de Subastas remitirá al Secretario judicial información certificada de la postura
telemática que hubiera resultado vencedora, con el nombre, apellidos y direc-
ción electrónica del licitador.
En el caso de que el mejor licitador no completara el precio ofrecido, a soli-
citud del Secretario judicial, el Portal de Subastas le remitirá información certi-
ficada sobre el importe de la siguiente puja por orden decreciente y la identidad

917
Artículo 649 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

del postor que la realizó, siempre que este hubiera optado por la reserva de
postura a que se refiere el párrafo segundo del apartado 1 del art. 652.
4. Terminada la subasta y recibida la información, el Secretario judicial
dejará constancia de la misma, expresando el nombre del mejor postor y de la
postura que formuló.

COMENTARIOS
1. Cierre de la subasta: la subasta se mantendrá abierta «durante un plazo de
veinte días naturales desde su apertura», plazo durante el cual se admitirán las
posturas de los licitadores (art. 649.1.I LEC). De hecho, «no se cerrará hasta
transcurrida una hora desde la realización de la última postura, siempre que ésta
fuera superior a la mejor realizada hasta ese momento, aunque ello conlleve la
ampliación del plazo inicial de veinte días… por un máximo de 24 horas» (art.
649.1.I LEC).
También quedará cerrada la subasta, pero esta vez sin que la misma haya
producido efecto alguno, en caso de que el Secretario judicial tenga conoci-
miento de la declaración de concurso del deudor, en cuyo caso suspenderá
mediante decreto la ejecución y procederá a dejar sin efecto la subasta, aunque
ésta ya se hubiera iniciado, comunicando tal circunstancia inmediatamente al
Portal de Subastas (art. 649.1.II LEC).
2. Actuaciones subsiguientes al cierre de la subasta: en la fecha del cierre de
la subasta y a continuación del mismo, el Portal de Subastas remitirá al Secretario
judicial información certificada de la postura telemática que hubiera resultado
vencedora, con el nombre, apellidos y dirección electrónica del licitador (art.
649.3.I LEC). Y para el caso hipotético de que el mejor licitador no completara
el precio ofrecido, a solicitud del Secretario judicial, el Portal de Subastas le
remitirá también información certificada sobre el importe de la siguiente puja
por orden decreciente y la identidad del postor que la realizó, siempre que este
hubiera optado por la reserva de postura a que se refiere el art. 652.1.II LEC (art.
649.3.II LEC). Terminada la subasta y recibida la información, el Secretario judi-
cial dejará constancia de la misma, expresando el nombre del mejor postor y de
la postura que formuló (art. 649.4 LEC).
3. Suspensión de la subasta: la subasta abierta en el Portal de Subastas podrá
ser temporalmente suspendida por cualquier causa atendible, suspensión
durante la cual no podrá realizarse puja alguna. Pero si la suspensión se pro-
longare por más de quince días, entonces el art. 649.2 LEC dispone que tal
acaecimiento llevará consigo la devolución de las consignaciones, retrotrayendo
la situación del proceso de ejecución al momento inmediatamente anterior a la
publicación del anuncio de aquélla. Por ello, en estos casos la consiguiente
reanudación de la subasta se realizará mediante una nueva publicación del
anuncio como si de una nueva subasta se tratase (art. 649.2 LEC).

918
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 650

Artículo 650. Aprobación del remate. Pago. Adjudicación de bienes


1. Cuando la mejor postura sea igual o superior al 50 por ciento del avalúo,
el Secretario judicial mediante decreto, en el mismo día o en el siguiente al del
cierre de la subasta, aprobará el remate en favor del mejor postor. El rematante
habrá de consignar el importe de dicha postura, menos el del depósito, en el
plazo de diez días desde la notificación del decreto y, realizada esta consigna-
ción, se le pondrá en posesión de los bienes.
2. Si fuera el ejecutante quien hiciese la mejor postura, igual o superior al
50 por 100 del avalúo, aprobado el remate, se procederá por el Secretario Judi-
cial a la liquidación de lo que se deba por principal e intereses, y notificada esta
liquidación, el ejecutante consignará la diferencia, si la hubiere, en el plazo de
diez días, a resultas de la liquidación de costas.
3. Si sólo se hicieren posturas superiores al 50 por 100 del avalúo pero ofre-
ciendo pagar a plazos con garantías suficientes, bancarias o hipotecarias, del
precio alzado, se harán saber al ejecutante, que, en los cinco días siguientes,
podrá pedir la adjudicación de los bienes por el 50 por 100 del avalúo. Si el
ejecutante no hiciere uso de este derecho, se aprobará el remate en favor de la
mejor de aquellas posturas.
4. Cuando la mejor postura ofrecida en la subasta sea inferior al 50 por ciento
del avalúo, podrá el ejecutado, en el plazo de diez días, presentar tercero que
mejore la postura ofreciendo cantidad superior al 50 por ciento del valor de
tasación o que, aun inferior a dicho importe, resulte suficiente para lograr la
completa satisfacción del derecho del ejecutante.
Transcurrido el indicado plazo sin que el ejecutado realice lo previsto en el
párrafo anterior, el ejecutante podrá, en el plazo de cinco días, pedir la adjudi-
cación de los bienes por la mitad de su valor de tasación o por la cantidad que
se le deba por todos los conceptos, siempre que esta cantidad sea superior a la
mejor postura.
Cuando el ejecutante no haga uso de esta facultad, se aprobará el remate en
favor del mejor postor, siempre que la cantidad que haya ofrecido supere el 30
por ciento del valor de tasación o, siendo inferior, cubra, al menos, la cantidad
por la que se haya despachado la ejecución, incluyendo la previsión para intere-
ses y costas. Si la mejor postura no cumpliera estos requisitos, el Secretario judi-
cial responsable de la ejecución, oídas las partes, resolverá sobre la aprobación
del remate a la vista de las circunstancias del caso y teniendo en cuenta espe-
cialmente la conducta del deudor en relación con el cumplimiento de la obliga-
ción por la que se procede, las posibilidades de lograr la satisfacción del acreedor
mediante la realización de otros bienes, el sacrificio patrimonial que la aproba-
ción del remate suponga para el deudor y el beneficio que de ella obtenga el
acreedor. En este último caso, contra el decreto que apruebe el remate cabe
recurso directo de revisión ante el Tribunal que dictó la orden general de eje-
cución.
Cuando el Secretario judicial deniegue la aprobación del remate, se proce-
derá con arreglo a lo dispuesto en el artículo siguiente.

919
Artículo 650 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

5. Si por la cuantía de la puja el ejecutado o el ejecutante pudieran ejercitar


las facultades que les conceden los apartados 3 y 4 de este artículo, el Secretario
judicial, una vez transcurridos los plazos indicados, realizará la preceptiva noti-
ficación al licitador que hubiera resultado mejor postor o, en su caso, le comu-
nicará que el ejecutado o ejecutante han ejercitado sus respectivas facultades.
6. En cualquier momento anterior a la aprobación del remate o de la adju-
dicación al ejecutante podrá el ejecutado liberar sus bienes pagando íntegra-
mente lo que se deba al ejecutante por principal, intereses y costas. En este
supuesto, el Secretario judicial acordará mediante decreto la suspensión de la
subasta o dejar sin efecto la misma, y lo comunicará inmediatamente en ambos
casos al Portal de Subastas.
7. Aprobado el remate y consignada, cuando proceda, en la Cuenta de Depó-
sitos y Consignaciones, la diferencia entre lo depositado y el precio total del
remate, se dictará decreto de adjudicación en el que se exprese, en su caso, que
se ha consignado el precio, dándose conocimiento de tal acto, igualmente, al
Portal de Subastas.

COMENTARIOS
En el art. 650 LEC se establece el régimen jurídico de la aprobación (o des-
aprobación) del remate (como tradicionalmente se denomina a la mejor postura
presentada en la subasta), que habrá de acometer el Secretario judicial mediante
decreto, y en el que se distingue según que la postura más beneficiosa para el
buen fin de la ejecución sea igual o superior al 50 por 100 del avalúo de los
bienes subastados o, por el contrario, sea inferior a dicho porcentaje.
Pero téngase en cuenta que, conforme al art. 650.6 LEC (que en este punto
rememora las posibilidades de evitación y alzamiento del embargo contenidas
en el art. 585 LEC), incluso a estas alturas de desarrollo del procedimiento de
apremio aún le será posible al deudor ejecutado liberar absolutamente de la
traba judicial todos los bienes que le hayan sido embargados. Para lograrlo, eso
sí, ya no le bastará con consignar cantidad alguna a la espera de ulteriores vici-
situdes procesales (como sí le permite el art. 585 LEC), sino directamente pagar
al ejecutante todo lo que le adeude, debiendo hacerlo, además, antes de «la
aprobación del remate o de la adjudicación al ejecutante».
1. Aprobación de remate igual o superior al 50 por 100 del avalúo:
Cuando (a) la mejor postura sea igual o superior al 50 por 100 del avalúo, el
Secretario judicial, en el mismo día o en el siguiente al del cierre de la subasta
y mediante una resolución en forma de decreto, aprobará el remate en favor del
mejor postor (art. 650.1 LEC). Lo mismo hará cuando (b) el rematante de dicha
mejor postura fuese el acreedor ejecutante (art. 650.2 LEC). En cambio, cuando
(c) la postura o posturas iguales o superiores al 50 por 100 del avalúo únicamente
ofrezcan pagar a plazos el importe del remate, la aprobación del mismo por el
Secretario quedará subordinada a la conducta del ejecutante (v. art. 650.3 LEC).

920
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 650

2. Aprobación de remate inferior al 50 por 100 del avalúo:


En el caso de que la mejor postura sea inferior el 50 por 100 del valor de
tasación de los bienes subastados, el régimen de la aprobación del remate difiere
ostensiblemente del que se acaba de relatar, porque, en este supuesto, primero
se dará al ejecutado la oportunidad de presentar un comprador de los bienes que
mejore la mejor oferta (art. 650.4.I LEC), y después, en su caso, se dará al eje-
cutante la oportunidad de adjudicarse los bienes en pago (art. 650.4.II LEC),
mientras que, por último, si no cristaliza ninguna de estas posibilidades, el
Secretario podrá aprobar aquella mejor postura o, por el contrario, no aprobarla
en función de diversas variables (art. 650.4.III LEC), a saber: 1.ª) Aprobación
automática del remate, lo que sucederá cuando la mejor postura, aun siendo
inferior al 50 por 100 del avalúo, sea superior al 30 por 100 de dicho valor de
tasación o, incluso aun siendo inferior a este último porcentaje, lo ofertado
«cubra, al menos, la cantidad por la que se haya despachado la ejecución, inclu-
yendo la previsión para intereses y costas»; 2.ª) Aprobación condicionada del
remate, lo que ocurrirá cuando la mejor postura, ni llegue al 30 por 100 del
avalúo, ni permita tampoco prestar cobertura a todas las cantidades por las que
se haya despachado la ejecución; y 3.ª) Desaprobación o denegación del
remate, en cuyo caso se actuará conforme a lo dispuesto en el art. 651 LEC.
3. El apartado 7 del art. 650 LEC establece que, una vez dictado el decreto
de aprobación del remate, y consignada, cuando proceda, en la Cuenta de
Depósitos y Consignaciones, la diferencia entre lo depositado y el precio total
del remate, se dictará decreto de adjudicación en el que se exprese, en su caso,
que se ha consignado el precio, dándose conocimiento de tal acto, igualmente,
al Portal de Subastas.
Así, con respecto al licitador rematante el efecto primordial que produce el
decreto de aprobación del remate es el del nacimiento de la obligación de con-
signar el importe del remate, en el plazo previsto por el art. 650.1 LEC, y des-
contado de la misma la cantidad previamente consignada ex art. 647.1.3.º LEC.
Pero en el específico caso de que el rematante haya sido el propio ejecutante,
por el contrario, la referida consignación del precio del remate (sin descuento
alguno ya que, en su calidad de parte procesal, el ejecutante no habrá tenido
que realizar consignación previa alguna, v. art. 647.2 LEC) no tendrá que llevarse
a cabo más que en el supuesto en que, practicada la liquidación de lo que se le
deba en concepto de principal e intereses conforme al art. 650.2 LEC, el saldo
resultante le sea desfavorable (es decir, cuando el precio del remate sea superior
a la cantidad que se le adeude por ambos conceptos), en cuyo caso tendrá que
consignar el exceso.

921
Artículo 651 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 651. Adjudicación de bienes al ejecutante


Si en el acto de la subasta no hubiere ningún postor, podrá el acreedor pedir
la adjudicación de los bienes por el 30 por 100 del valor de tasación, o por la
cantidad que se le deba por todos los conceptos.
En ningún caso, ni aun cuando actúe como postor rematante, podrá el acree-
dor ejecutante adjudicarse los bienes, ni ceder el remate o adjudicación a ter-
cero, por cantidad inferior al 30 por 100 del valor de tasación.
Cuando el acreedor, en el plazo de veinte días, no hiciere uso de esta facul-
tad, el Secretario judicial procederá al alzamiento del embargo, a instancia del
ejecutado.

COMENTARIOS
Hasta aquí se ha hecho referencia al inicio y desarrollo de la subasta judicial
electrónica en la que los licitadores presentan pujas. Pero, ¿qué ocurre si, con-
vocada y anunciada la subasta, y una vez abierta la misma, no comparece ningún
de los licitadores dados de alta como usuarios en el Portal de Subastas presenta
puja alguna?
El art. 651.I LEC da respuesta a la citada hipótesis disponiendo que, si en el
acto de la subasta no hubiere ningún postor, entonces «podrá el acreedor (a
quien, como se recordará, el art. 643.2 LEC no deja pujar si no existen junto a
él más licitadores) pedir la adjudicación de los bienes por el 30 por 100 del valor
de tasación o por la cantidad que se le deba por todos los conceptos», añadiendo
en su párrafo tercero que si el acreedor ejecutante no hace uso de dicha posi-
bilidad en el plazo de los veinte días siguientes al cierre de la subasta, el Secre-
tario judicial «procederá al alzamiento del embargo, a instancia del ejecutado».
En relación con dicha problemática hay que tener en cuenta que: 1.º) Lo más
normal será que el acreedor pida que se le adjudiquen los bienes por el total de
lo que se le adeude (ya que el art. 651.I LEC incluye en este punto «todos los
conceptos»); 2.º) Pero si el ejecutante conserva aún la esperanza de encontrar
nuevos bienes embargables, o de que el deudor venga a mejor fortuna en un
período de tiempo razonable, podrá también instar dicha adjudicación, no por
el total que se le adeude por todos los conceptos, sino únicamente «por el 30
por 100 del valor de tasación» de los bienes subastados, permaneciendo así aún
vivas y exigibles aquellas otras cantidades que se le adeuden; 3.º) Y si, por último,
al ejecutante no le interesase adjudicarse de ningún modo esos bienes subasta-
dos (por no serle útiles), entonces dejará pasar inactivo el plazo de veinte días
que la norma le confiere al efecto de ejercitar la presente opción, en cuyo caso,
y dado que los bienes del ejecutado no interesan a nadie, lo procedente será que
se decrete el levantamiento del embargo sobre los mismos (eso sí, a instancia
del propio deudor, tal y como impone el art. 651.III LEC).

922
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 652

Artículo 652. Destino de los depósitos constituidos para pujar


1. Finalizada la subasta, se liberarán o devolverán las cantidades consignadas
por los postores excepto lo que corresponda al mejor postor, que se reservará
en depósito como garantía del cumplimiento de su obligación y, en su caso, como
parte del precio de la venta.
Sin embargo, si los demás postores lo solicitan, también se mantendrá la
reserva de las cantidades consignadas por ellos, para que, si el rematante no
entregare en plazo el resto del precio, pueda aprobarse el remate en favor de los
que le sigan, por el orden de sus respectivas posturas y, si fueran iguales, por el
orden cronológico en el que hubieran sido realizadas.
2. Las devoluciones que procedan con arreglo a lo establecido en el apartado
anterior se harán a quien efectuó el depósito con independencia de si hubiere
actuado por sí como postor o en nombre de otro.

COMENTARIOS
Devolución de los depósitos constituidos para pujar: finalizada la subasta,
dice el art. 652.1.I LEC, y a instancias del Secretario judicial, se liberarán o
devolverán las cantidades consignadas por los postores (ingresadas en virtud de
la exigencia impuesta por el art. 647.1.3.º LEC), excepto la que corresponda al
mejor postor, que se reservará en depósito como garantía del cumplimiento de
su obligación (de pagar el precio total del remate, se entiende) y, en su caso,
como parte del precio de la venta. Sin embargo, si los demás postores que hayan
intervenido en la subasta (es decir, los postores no rematantes) así lo solicitan,
también se mantendrá la reserva de las cantidades consignadas por ellos para
que, si el rematante no entregare en plazo el resto del precio del remate
(art. 650.1 LEC), pueda aprobarse un nuevo remate en favor de los mejores pos-
tores que le sigan, y por el orden de sus respectivas posturas (art. 652.1.II LEC).

JURISPRUDENCIA
«El art. 652.1 LEC establece la aprobación del remate únicamente a favor del mejor
postor, sin que los restantes postores queden ya vinculados por la subasta, a no ser que,
como expresa el art. 652.2 1 LEC ‘‘lo soliciten’». Si bien la redacción de la norma es
defectuosa, ya que refiere la solicitud de tales postores a que se mantengan a disposición
del Tribunal sus depósitos, para que si el mejor postor no consigna el precio pueda apro-
barse el remate a su favor, con olvido de que existen postores que no han depositado
cantidad alguna como sucede con el ejecutante, el espíritu de la norma es que la vincu-
lación de tales postores de peor puja –ejecutantes o no– deban manifestar expresamente
su deseo de quedar vinculados por la subasta para ese supuesto de quiebra de la subasta.
Es decir, la cuestión de que hayan realizado o no depósito para concurrir a la subasta es
secundaria respecto a la cuestión principal, que es la desvinculación de los postores
restantes del remate a no ser que soliciten personalmente permanecer en una suerte de
‘‘lista de espera’» para el caso de que el mejor postor incumpla sus obligaciones.

923
Artículo 653 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

La interpretación contraria, considerar que algún postor, como sucede en el caso del
ejecutante que no ha tenido que realizar depósito, pudiera quedar vinculado por el
resultado de la subasta sin necesidad de manifestar su voluntad expresa, introduciría una
gran inseguridad jurídica, haciendo de diferente condición a los postores sin razón jurí-
dica para ello, y obligaría al ejecutante a una declaración de voluntad expresamente
contraria a la vinculación del remate para el caso en que no tuviera interés en ese remate
subsidiario a su favor. No debemos olvidar que el interés de los postores puede ser dis-
tinto en el momento en que se ha incumplido la obligación de pago por el rematante
que en el día de la subasta, y ésta es la razón por la que en principio la Ley presume que
deben devolverse los depósitos y exige que de lo contrario los postores subsidiarios
manifiesten su voluntad de aguardar los acontecimientos. Y lo que es válido para tales
postores no se observa por qué ha de ser distinto en el caso del ejecutante, de tal manera
que respecto a él se siguiera un principio totalmente contrario: su permanencia como
rematante condicional a no ser que manifieste expresamente su deseo en contra. Si ésta
hubiera sido la ratio de la norma lo lógico es que se hubiera seguido para todos los
postores, y la norma hubiera dispuesto que se mantuvieran las posturas para el caso de
que el rematante no consigne el resto del precio, a no ser que tales postores solicitaran
lo contrario.
El que el art. 653 LEC sólo prevea la nueva subasta para el caso de que ninguno de
los rematantes a que se refiere el art. 652 haya consignado el precio es una simple remi-
sión a lo que dispone esta norma anterior, por lo que sólo se refiere al caso de que los
sucesivos postores hayan hecho uso de la facultad de remate condicional. En caso
opuesto, naturalmente, la nueva subasta procede en cuanto que el rematante ha dejado
de consignar el precio y ningún otro postor –incluido el ejecutante– haya manifestado
en el acto de la primera subasta su deseo de permanecer a resultas de la quiebra de la
subasta» (AAP Las Palmas 3.ª 16 enero 2006, LA LEY 3/2006, Rec. 724/2005).

Artículo 653. Quiebra de la subasta


1. Si ninguno de los rematantes a que se refiere el artículo anterior consignare
el precio en el plazo señalado o si por culpa de ellos dejare de tener efecto la
venta, perderán el depósito que hubieran efectuado y se procederá a nueva
subasta, salvo que con los depósitos constituidos por aquellos rematantes se
pueda satisfacer el capital e intereses del crédito del ejecutante y las costas.
2. Los depósitos de los rematantes que provocaron la quiebra de la subasta
se aplicarán por el Secretario judicial a los fines de la ejecución, con arreglo a
lo dispuesto en los arts. 654 y 672, pero el sobrante, si lo hubiere, se entregará
a los depositantes. Cuando los depósitos no alcancen a satisfacer el derecho del
ejecutante y las costas, se destinarán, en primer lugar, a satisfacer los gastos que
origine la nueva subasta y el resto se unirá a las sumas obtenidas en aquélla y se
aplicará conforme a lo dispuesto en los arts. 654 y 672. En este último caso, si
hubiere sobrante, se entregará al ejecutado hasta completar el precio ofrecido
en la subasta y, en su caso, se le compensará de la disminución del precio que
se haya producido en el nuevo remate; sólo después de efectuada esta compen-
sación, se devolverá lo que quedare a los depositantes.

924
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 653

COMENTARIOS
1. Lo normal en la práctica es que el rematante consigne el precio del remate
en los términos ya examinados. Pero ¿qué sucede cuando dicho rematante, autor
de la mejor puja, no consigna el precio del remate en el plazo de diez días
previsto en el art. 650.1 LEC...?
La respuesta a dicho interrogante se encuentra implícita en el art. 652.1 LEC,
el cual permite que los licitadores autores de las posturas inmediatamente infe-
riores a la del rematante pidan que no se les devuelvan sus respectivos depósitos
«para que, si el rematante no entregare en plazo el resto del precio, pueda apro-
barse el remate en favor de los que le sigan, por el orden de sus respectivas
posturas y, si fueran iguales, por el orden cronológico en el que hubieran sido
realizadas».
2. Pero, ¿qué sucede si ninguno de los licitadores que han participado en la
subasta solicita que su consignación quede reservada a disposición del Tribunal,
y el único y definitivo rematante no cumple con su obligación de consignación,
o si, aun existiendo en verdad aquella solicitud, ninguno de los licitadores/
rematantes posteriores procede tampoco a consignar el precio de los sucesivos
remates aprobados judicialmente en el plazo previsto por la Ley...?
En tal caso se produce lo que técnicamente denomina la LEC «quiebra de la
subasta» (art. 653 LEC), expresión ésta que equivale, lisa y llanamente, a la anu-
lación expresa de la subasta ya celebrada (la primera) para dar paso a la eventual
convocatoria y celebración de una nueva (la segunda) subasta judicial electró-
nica. Eventual, decimos, porque dicha segunda subasta, en realidad, nunca lle-
gará a celebrarse en el hipotético caso (tan insólito que más parece de laboratorio
que otra cosa) en que con las consignaciones realizadas por todos aquellos
rematantes que hubiesen incumplido su obligación de consignar el precio del
remate en el plazo legalmente fijado (depósitos que, como se sabe, habrán per-
dido por este motivo) «se pueda satisfacer el capital e intereses del crédito del
ejecutante y las costas» (art. 653.1 LEC). En tal caso, el importe de dichos depó-
sitos se aplicará a los fines de la ejecución con arreglo a los arts. 654 y 672 LEC
(es decir, se entregarán al ejecutante las cantidades por las que se haya despa-
chado la ejecución), y sólo si hubiere alguna cantidad sobrante se entregará la
misma a los depositantes negligentes (se supone que de manera igualitaria a cada
uno de ellos) (art. 653.2 LEC).
Pero si con el importe de los depósitos perdidos por los rematantes negli-
gentes no se alcanzase a satisfacer el derecho del ejecutante y las costas (lo que,
como parece obvio, será lo más frecuente en la práctica), resultará ya impres-
cindible proceder a la convocatoria y celebración de una segunda subasta,
declarándose en quiebra la primera.

925
Artículo 654 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En este supuesto, las cantidades que existan en concepto de consignaciones


perdidas por los rematantes negligentes se destinarán, en primer lugar, a satis-
facer los gastos que origine la nueva subasta, y el resto se unirá a las sumas
obtenidas en ésta y se aplicará conforme a lo dispuesto en los antes también
citados arts. 654 y 672 LEC; y si en esta última hipótesis existiese dinero sobrante
(una vez satisfechas todas las cantidades por las que se hubiese despachado la
ejecución), se entregará al ejecutado «hasta completar el precio ofrecido en la
subasta y, en su caso, se le compensará de la disminución del precio que se haya
producido en el nuevo remate; sólo después de efectuada esta compensación,
se devolverá lo que quedare a los depositantes» (art. 653.2 LEC).

Artículo 654. Pago al ejecutante, destino del remanente, imputación de


pagos y certificación de deuda pendiente en caso de insuficiencia de la ejecución
1. El precio del remate se entregará al ejecutante a cuenta de la cantidad por
la que se hubiere despachado ejecución y, si sobrepasare dicha cantidad, se
retendrá el remanente a disposición del Tribunal, hasta que se efectúe la liqui-
dación de lo que, finalmente, se deba al ejecutante y del importe de las costas
de la ejecución.
2. Se entregará al ejecutado el remanente que pudiere existir una vez fina-
lizada la realización forzosa de los bienes, satisfecho plenamente el ejecutante
y pagadas las costas.
3. En el caso de que la ejecución resultase insuficiente para saldar toda la
cantidad por la que se hubiera despachado ejecución más los intereses y costas
devengados durante la ejecución, dicha cantidad se imputará por el siguiente
orden: intereses remuneratorios, principal, intereses moratorios y costas. Ade-
más el Tribunal expedirá certificación acreditativa del precio del remate, y de la
deuda pendiente por todos los conceptos, con distinción de la correspondiente
a principal, a intereses remuneratorios, a intereses de demora y a costas.

COMENTARIOS
Una vez satisfecho el precio del remate por parte del rematante, se dictará
el correspondiente decreto de adjudicación (art. 650.7 LEC) y se pondrá a aquél
en posesión de los bienes. Hecho esto, el último acto de la subasta estriba en la
entrega al ejecutante de las cantidades de dinero obtenidas como precio de
compra de aquellos bienes enajenados judicialmente, entrega que regula el
art. 654 LEC.
a) Como siempre en estos casos, caben dos posibilidades: en primer lugar,
que el dinero obtenido en la subasta sea suficiente para lograr la completa satis-
facción del acreedor ejecutante (que es la causa que determina la finalización
definitiva del proceso de ejecución, art. 570 LEC), o que, en segundo lugar, no
lo sea: 1.ª) Si no resulta suficiente, lo obtenido en la subasta como precio del
remate se entregará de inmediato al ejecutante «a cuenta de la cantidad por la

926
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 655

que se hubiere despachado ejecución»; 2.ª) Si, por el contrario, lo obtenido


subasta resultase suficiente, se entregarán de inmediato al ejecutante aquellas
cantidades por las que se hubiese despachado la ejecución, y si sobrare, el
remanente se retendrá a disposición del Tribunal «hasta que se efectúe la liqui-
dación de lo que, finalmente, se deba al ejecutante y del importe de las costas
de la ejecución» (art. 654.1 LEC).
Hechas las tales operaciones liquidatorias (donde se calcularán los intereses
devengados por el crédito impagado, y se tasarán las costas ocasionadas por
causa del proceso de ejecución), se entregará al ejecutante lo que le corresponda
y al ejecutado el remanente que pudiera existir «una vez finalizada la realización
forzosa de los bienes, satisfecho plenamente el ejecutante y pagadas las costas»
(art. 654.2 LEC) (v. STS 1.ª 17.9.2001), y, por último, se declarará concluso el
proceso de ejecución (art. 570 LEC).
b) Para el caso de que con la realización de las distintas actividades ejecutivas
no se alcance a obtener una cantidad suficiente como para saldar la fijada en el
auto por el que se despache la ejecución, el apartado tercero del art. 654 LEC
(redactado por la LMRPDH), dispone que la cantidad obtenida se destinará a
saldar las cantidades reclamadas según el orden de prelación que regula la pro-
pia norma, con el cual viene a impedirse, fundamentalmente, que los intereses
remuneratorios, primero, y el principal, después, reclamados en la ejecución,
puedan seguir devengando intereses moratorios, en perjuicio evidente del deu-
dor ejecutado, mientras éste no los satisfaga en su totalidad.
Como complemento de la anterior modificación, y a fin de determinar con
exactitud qué cantidades adeuda el deudor ejecutado, y por qué conceptos, en
el momento de aprobarse el remate de los bienes subastados, el propio art. 654.3
LEC impone al Tribunal la obligación de certificar debidamente todos estos
extremos. Así, una vez aprobado el remate en la subasta, el Tribunal expedirá
certificación acreditativa del precio del mismo, y de la deuda pendiente por
todos los conceptos, con distinción de la correspondiente a principal, a intereses
remuneratorios, a intereses de demora y a costas.

SECCIÓN 6.ª
De la subasta de bienes inmuebles

Artículo 655. Ámbito de aplicación de esta sección y aplicación supletoria


de las disposiciones de la sección anterior
1. Las normas de esta sección se aplicarán a las subastas de bienes inmuebles
y a las de bienes muebles sujetos a un régimen de publicidad registral similar al
de aquéllos.

927
Artículo 655 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. En las subastas a que se refiere el apartado anterior serán aplicables las


normas de la subasta de bienes muebles, salvo las especialidades que se estable-
cen en los artículos siguientes.
Véase arts. 643–654 LEC

COMENTARIOS
1. En el precedente comentario a los arts. 643 a 654 LEC se ha examinado
el régimen jurídico de la subasta de bienes muebles. En cambio, los presentes
arts. 655 a 675 LEC se ocupan de regular la «subasta de bienes inmuebles».
Las rúbricas empleadas por el legislador, sin embargo, no son muy precisas,
pues basta con detenerse en la lectura del art. 655.1 LEC para comprobar que la
regulación de la «subasta de bienes inmuebles», pese a su categórica denomi-
nación, es aplicable igualmente a las subastas judiciales de aquellos bienes de
naturaleza mueble que se encuentren «sujetos a un régimen de publicidad regis-
tral similar al de aquéllos». Al igual que serán aplicables aquellos preceptos tam-
bién en el ámbito de la subasta de bienes en la «ejecución sobre bienes hipote-
cados o pignorados» (v. art. 681.1 LEC), tal y como se analizará en su momento.
2. Pero la separación legislativa entre la regulación de la subasta de bienes
muebles y la de inmuebles no es tan tajante como parecería en un primer
momento. Más bien al contrario, el examen de los preceptos aplicables desvelan
que el legislador (a) ha dispuesto un único régimen jurídico para el desarrollo de
la subasta judicial, aplicable indistintamente a la de bienes muebles y a la de
inmuebles (que se recoge en los arts. 643 a 654 LEC bajo la equívoca rúbrica de
«De la subasta de bienes muebles»), y que, a continuación (b) ha establecido
todo un conjunto de simples especialidades procesales, en los arts. 655 a 675
LEC y bajo la rúbrica de «De la subasta de bienes inmuebles», que no llegan a
desvirtuar sustancialmente el anterior régimen jurídico general, y que han de ser
observadas en exclusividad en aquellas subastas donde los bienes licitados sean
inmuebles o muebles con reflejo registral. Así lo demuestra bien a las claras el
tenor del art. 655.2 LEC, según el cual en estas últimas subastas de bienes some-
tidos a un régimen legal de publicidad registral «serán aplicables las normas de
la subasta de bienes muebles, salvo las especialidades que se establecen en los
artículos siguientes».
Pues bien, en aras a determinar cuál sea el alcance más o menos exacto de
la transcrita cláusula de supletoriedad normativa, del examen global del conte-
nido de los preceptos que van a ser objeto de análisis en este lugar cabe afirmar
que la regulación de la subasta de bienes muebles es aplicable prácticamente
en su totalidad a la subasta de bienes inmuebles, excepción hecha del régimen
relativo a la valoración definitiva de los bienes, al anuncio de la subasta, a los
requisitos de consignación exigidos a los licitadores y a las condiciones y efectos
de la aprobación del remate. En cambio, la cláusula de supletoriedad no opera

928
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 656

en absoluto respecto de determinadas actuaciones procesales que, por ser exclu-


sivas de la subasta de bienes inmuebles, se suman novedosamente al procedi-
miento a seguir en estas últimas, y entre las que cabe destacar las siguientes: la
solicitud de la certificación registral del dominio y de las cargas que pesen sobre
los bienes subastados (arts. 656, 657, 659 LEC; y para la ejecución hipotecaria,
art. 688.1 LEC), la petición de los títulos acreditativos de la propiedad de los
mismos por parte del ejecutado (arts. 663, 664, 665 LEC), el tratamiento que han
de recibir los ocupantes de los inmuebles que salgan a licitación pública (arts.
661, 675 LEC), la inscripción registral de los bienes adquiridos en la subasta
(art. 674 LEC) o, en fin, el régimen de intervención del tercer poseedor de los
bienes en el desarrollo de la subasta (art. 662 LEC).

Artículo 656. Certificación de dominio y cargas


1. Cuando el objeto de la subasta esté comprendido en el ámbito de esta
Sección, el Secretario judicial responsable de la ejecución librará mandamiento
al registrador a cuyo cargo se encuentre el Registro de que se trate para que
remita al juzgado certificación en la que consten los siguientes extremos:
1.º La titularidad del dominio y demás derechos reales del bien o derecho
gravado.
2.º Los derechos de cualquier naturaleza que existan sobre el bien registrable
embargado, en especial, relación completa de las cargas inscritas que lo graven
o, en su caso, que se halla libre de cargas.
En todo caso, la certificación se expedirá en formato electrónico y dispondrá
de información con contenido estructurado.
2. El registrador hará constar por nota marginal la expedición de la certifi-
cación a que se refiere el apartado anterior, expresando la fecha y el procedi-
miento a que se refiera.
El registrador notificará, inmediatamente y de forma telemática, al Secreta-
rio judicial y al Portal de Subastas el hecho de haberse presentado otro u otros
títulos que afecten o modifiquen la información inicial a los efectos del art. 667.
El Portal de Subastas recogerá la información proporcionada por el Registro
de modo inmediato para su traslado a los que consulten su contenido.
3. Sin perjuicio de lo anterior, el Procurador de la parte ejecutante, debida-
mente facultado por el Secretario judicial y una vez anotado el embargo, podrá
solicitar la certificación a la que se refiere el apartado 1 de este precepto, cuya
expedición será igualmente objeto de nota marginal. En todo caso, la certifica-
ción se expedirá en formato electrónico y con contenido estructurado.

COMENTARIOS
1. Como es sabido, el art. 1 LH dispone que el Registro de la Propiedad «tiene
por objeto la inscripción o anotación de los actos y contratos relativos al dominio

929
Artículo 656 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

y demás derechos reales sobre bienes inmuebles». Pues bien, erigiéndose el


Registro de la Propiedad de bienes inmuebles en el centro público de informa-
ción acerca de su estado patrimonial, es perfectamente lógico que, de cara a la
subasta judicial de bienes de esta naturaleza, y con anterioridad a su convoca-
toria, la LEC imponga la necesidad de que el Secretario judicial se dirija al
Registro correspondiente, a fin de que informe acerca de cuál sea dicho estado
patrimonial de los bienes embargados sujetos a enajenación por medio de
subasta, emitiendo el correspondiente certificado (art. 656.1 LEC).
Y así, llegado el momento, la certificación registral, por una parte, permitirá
que el valor de las cargas que consten en dicho documento pueda ser deducido
del valor de tasación de los bienes embargados que se sacan a subasta (v. art. 666
LEC), a fin de que los potenciales licitadores tengan cabal conocimiento del valor
real de los mismos, mientras que, de otra parte, posibilitará igualmente que, en
la publicidad que de la subasta lleva a cabo el Portal de Subastas, los usuarios
del mismo puedan tomar conocimiento de los diferentes contenidos que han de
constar en dicha certificación registral (art. 668.3 LEC).
2. Según el art. 656.1 LEC, el Secretario judicial «librará mandamiento al
Registrador a cuyo cargo se encuentre el Registro de que se trate para que remita
al Juzgado certificación en la que consten los siguientes extremos: 1.º) La titula-
ridad del dominio y demás derechos reales del bien o derecho gravado; y 2.º)
Los derechos de cualquier naturaleza que existan sobre el bien registrable embar-
gado, en especial, relación completa de las cargas inscritas que lo graven o, en
su caso, que se halla libre de cargas».
Tras la LRLPOJ, además, también el procurador del ejecutante, debidamente
facultado por el Secretario judicial y una vez anotado el embargo, podrá solicitar
dicha certificación, cuya expedición será igualmente objeto de nota marginal
(art. 656.3 LEC).
3. Como novedad introducida por la LRLEC, y pese a que el art. 227.III LH
sigue admitiendo la posibilidad de que la certificación que nos ocupa pueda
seguir emitiéndose «en papel o en formato electrónico», el último inciso del art.
656.1 LEC, ordena que, en todo caso, la certificación se expida en formato elec-
trónico, debiendo además incorporar la información con contenido estructu-
rado.
4. A la luz del art. 656.1 LEC, es evidente que el mandamiento que nos ocupa
constituye una actuación procesal que el Secretario judicial responsable de la
ejecución debe adoptar de oficio, sin necesidad de esperar, pues, que ninguna
parte procesal o ningún tercero interesado así se lo solicite.

930
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 657

Artículo 657. Información de cargas extinguidas o aminoradas


1. El Secretario judicial responsable de la ejecución se dirigirá de oficio a los
titulares de los créditos anteriores que sean preferentes al que sirvió para el des-
pacho de la ejecución y al ejecutado para que informen sobre la subsistencia
actual del crédito garantizado y su actual cuantía. Aquéllos a quienes se reclame
esta información deberán indicar con la mayor precisión si el crédito subsiste o
se ha extinguido por cualquier causa y, en caso de subsistir, qué cantidad resta
pendiente de pago, la fecha de vencimiento y, en su caso, los plazos y condicio-
nes en que el pago deba efectuarse. Si el crédito estuviera vencido y no pagado,
se informará también de los intereses moratorios vencidos y de la cantidad a la
que asciendan los intereses que se devenguen por cada día de retraso. Cuando
la preferencia resulte de una anotación de embargo anterior, se expresarán la
cantidad pendiente de pago por principal e intereses vencidos a la fecha en que
se produzca la información, así como la cantidad a que asciendan los intereses
moratorios que se devenguen por cada día que transcurra sin que se efectúe el
pago al acreedor y la previsión de costas.
Los oficios que se expidan en virtud de lo dispuesto en el párrafo anterior se
entregarán al procurador del ejecutante para que se encargue de su cumpli-
miento.
2. A la vista de lo que el ejecutado y los acreedores a que se refiere el apar-
tado anterior declaren sobre la subsistencia y cuantía actual de los créditos, si
hubiera conformidad sobre ello, el Secretario judicial encargado de la ejecución,
a instancia del ejecutante, expedirá los mandamientos que procedan a los efectos
previstos en el art. 144 de la Ley Hipotecaria. De existir disconformidad les con-
vocará a una vista ante el Tribunal, que deberá celebrarse dentro de los tres días
siguientes, resolviéndose mediante auto, no susceptible de recurso, en los cinco
días siguientes.
3. Transcurridos diez días desde el requerimiento al ejecutado y a los acree-
dores sin que ninguno de ellos haya contestado, se entenderá que la carga, a los
solos efectos de la ejecución, se encuentra actualizada al momento del requeri-
miento en los términos fijados en el título preferente.

COMENTARIOS
1. Cuando de la certificación registral de dominio y cargas aparezca que el
bien o bienes de que se trate es de la titularidad del deudor ejecutado, el Secre-
tario judicial, de oficio, «se dirigirá a los titulares de los créditos anteriores que
sean preferentes al que sirvió para el despacho de la ejecución para que informen
sobre la subsistencia actual del crédito garantizado y su actual cuantía»
(art. 657.1.I LEC).
Los acreedores a quienes se reclame información sobre la subsistencia de sus
créditos «deberán indicar con la mayor precisión si el crédito subsiste o se ha
extinguido por cualquier causa y, en caso de subsistir, qué cantidad resta pen-
diente de pago, la fecha de vencimiento y, en su caso, los plazos y condiciones

931
Artículo 657 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

en que el pago deba efectuarse». Y cuando el crédito estuviera vencido y no


pagado, dichos acreedores informarán también «de los intereses moratorios ven-
cidos y de la cantidad a la que asciendan los intereses que se devenguen por
cada día de retraso». Finalmente, cuando la preferencia crediticia que ostenten
con relación al derecho del ejecutante resulte de una anotación preventiva de
embargo de fecha anterior a la de éste, en la contestación a los oficios judiciales
los acreedores «expresarán la cantidad pendiente de pago por principal e intere-
ses vencidos a la fecha en que se produzca la información, así como la cantidad
a que asciendan los intereses moratorios que se devenguen por cada día que
transcurra sin que se efectúe el pago al acreedor y la previsión para costas»
(art. 657.1.I LEC).
Por consiguiente: 1.º) A la vista de la información que remitan el ejecutado
y los acreedores, y si existe conformidad entre ellos sobre la subsistencia y cuan-
tía actual de los créditos, el Secretario, y ahora sí a instancias del acreedor eje-
cutante, podrá expedir los mandamientos que procedan «a los efectos previstos
en el art. 144 de la Ley Hipotecaria» (art. 657.2 LEC); 2.º) Si, por el contrario,
existiere disconformidad sobre dicha subsistencia y cuantía actual de los crédi-
tos, el Secretario convocará al ejecutado y a los acreedores a una vista ante el
Tribunal, que deberá celebrarse dentro de los tres días siguientes, resolviéndose
mediante auto, no susceptible de recurso, en los cinco días siguientes (art. 657.2
LEC); 3.º) Transcurridos diez días desde el requerimiento al ejecutado y a los
acreedores sin que ninguno de ellos haya contestado, se entenderá que la carga,
a los solos efectos de la ejecución (es decir, sin que dicha consideración genere
efecto alguno de cosa juzgada), se encuentra actualizada al momento del reque-
rimiento en los términos fijados en el título preferente (art. 657.3 LEC).
2. Como puede apreciarse perfectamente, en conclusión, la petición de
información a que se refiere el art. 657 LEC se muestra de crucial importancia
para los intereses del acreedor ejecutante, quien, solamente a través de esta
asistencia que le deparará la autoridad del Secretario judicial, podrá conocer
con certeza cuál es en realidad la parte del precio del futuro remate que el mismo
podrá afectar al pago de su derecho de crédito, y cuál, en cambio, la parte de
dicho remate que habrá de encaminarse a la satisfacción de créditos anteriores
preferentes al suyo. Y de igual modo se muestra de trascendental importancia de
cara a los potenciales compradores de los bienes embargados que se saquen en
subasta a la licitación pública, quienes de este modo (y por tratarse de una infor-
mación que debe constar en los correspondientes anuncios de la subasta,
art. 668.2.II LEC) conocerán también con certeza cuál es el estado real de las
cargas que deberán asumir si se hiciesen con el remate por presentar la mejor
de las posturas en el acto de la subasta. De esta forma, según el precepto citado
en último lugar, en los anuncios de la subasta se ilustrará acerca de que «las
cargas, gravámenes y asientos anteriores al crédito del actor continuarán subsis-
tentes y que, por el solo hecho de participar en la subasta, el licitador los admite

932
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 658

y acepta quedar subrogado en la responsabilidad derivada de aquéllos, si el


remate se adjudicare en su favor».

Artículo 658. Bien inscrito a nombre de persona distinta del ejecutado


Si de la certificación que expida el registrador resultare que el bien embar-
gado se encuentra inscrito a nombre de persona distinta del ejecutado, el Secre-
tario judicial, oídas las partes personadas, ordenará alzar el embargo, a menos
que el procedimiento se siga contra el ejecutado en concepto de heredero de
quien apareciere como dueño en el Registro o que el embargo se hubiere trabado
teniendo en cuenta tal concepto.
No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, si la inscripción del dominio
a nombre de persona distinta del ejecutado fuera posterior a la anotación del
embargo, se mantendrá éste y se estará a lo dispuesto en el art. 662.

COMENTARIOS
Es perfectamente posible que alguno de los bienes sobre los que haya recaído
el embargo ejecutivo no sea de la titularidad o del dominio del deudor ejecutado.
Se incurre en tales casos en el error (inducido quizás por indicios o signos exter-
nos) de someter al proceso de ejecución un bien o un conjunto de bienes que,
por la razón de ajenidad patrimonial apuntada, no deben estar sujetos a satisfacer
los derechos de crédito exigidos judicialmente al deudor ejecutado, error que,
además, entraña una clara infracción del mandato implícito contenido en el
art. 593 LEC, que únicamente permite extender el embargo sobre aquellos bienes
que pertenezcan al patrimonio del ejecutado.
En estos supuestos, si la ajenidad patrimonial se advierte en relación con un
bien de aquellos que legalmente está sometido a un régimen de publicidad
registral, en la certificación del dominio y cargas a que se refiere el art. 656 LEC
es claro que quedará constancia de que la titularidad del mismo corresponde,
en efecto, a otra persona distinta al ejecutado. Pues bien, conocido este dato, y
no sin antes prestar audiencia a las partes personadas (audiencia para cuya prác-
tica no se establece plazo preclusivo alguno), el Secretario judicial, de oficio,
«ordenará alzar el embargo» (art. 658.I LEC y, en el mismo sentido, art. 38.III
LH).
Dicho alzamiento, además, se producirá de inmediato salvo que el Secretario
judicial conozca (por tener constancia de estos hechos a través de las actuacio-
nes practicadas hasta ahora), o alguna de las partes procesales le manifieste (en
el trámite de audiencia a que se refiere la norma): 1.º) Que la titularidad del bien
embargado consta registralmente en favor de persona respecto de la cual el deu-
dor ejecutado ostenta la condición de heredero (art. 658.I LEC); 2.º) Que el bien
de qué se trata se sujetó al embargo ejecutivo teniendo en cuenta que su titula-
ridad no correspondía al ejecutado sino a una persona de la que éste había de

933
Artículo 659 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

heredar aquel elemento patrimonial (art. 658.I LEC); 3.º) Que la inscripción
registral del dominio del bien embargado en favor de persona distinta al ejecu-
tado se produjo en fecha posterior al día en que se produjo la anotación pre-
ventiva de embargo (decretada en virtud del art. 629 LEC) (art. 658.II LEC),
supuesto en el que, como ya se conoce por precedentes comentarios, dicho
negocio jurídico, lejos de adolecer de causa alguna de nulidad, determina que
el adquirente del bien asuma también la satisfacción de las obligaciones (en
nuestro caso la carga del embargo) que pesen sobre el mismo.
En todos los casos señalados el Secretario no ordenará el alzamiento del
embargo sino, por el contrario, su mantenimiento, debiendo estarse en el último
de los supuestos señalados a lo dispuesto en el art. 662 LEC (el cual, como se
dirá en su momento, disciplina el régimen jurídico del «tercer poseedor»).

Artículo 659. Titulares de derechos posteriormente inscritos


1. El registrador comunicará la existencia de la ejecución a los titulares de
derechos que figuren en la certificación de cargas y que aparezcan en asientos
posteriores al del derecho del ejecutante, siempre que su domicilio conste en el
Registro.
2. A los titulares de derechos inscritos con posterioridad a la expedición de
la certificación de dominio y cargas no se les realizará comunicación alguna,
pero, acreditando al Secretario judicial responsable de la ejecución la inscripción
de su derecho, se les dará intervención en el avalúo y en las demás actuaciones
del procedimiento que les afecten.
3. Cuando los titulares de derechos inscritos con posterioridad al gravamen
que se ejecuta satisfagan antes del remate el importe del crédito, intereses y
costas, dentro del límite de responsabilidad que resulte del Registro, quedarán
subrogados en los derechos del actor hasta donde alcance el importe satisfecho.
Se harán constar el pago y la subrogación al margen de la inscripción o anotación
del gravamen en que dichos acreedores se subrogan y las de sus créditos o dere-
chos respectivos, mediante la presentación en el Registro del acta notarial de
entrega de las cantidades indicadas o del oportuno mandamiento expedido por
el Secretario judicial, en su caso.
Véase art. 656 LEC

COMENTARIOS
Antes de remitir al Secretario judicial la oportuna certificación cuya expedi-
ción hubiese ordenado conforme al art. 656 LEC, el Registrador, y precisamente
porque de esta actuación se ha de dar cuenta en el propio certificado (v.
art. 660.1.III LEC), deberá comunicar «la existencia de la ejecución a los titulares
de derechos que figuren en la certificación de cargas y que aparezcan en asientos
posteriores al del derecho del ejecutante, siempre que su domicilio conste en el
Registro» (arts. 659.1 LEC, 353 RH).

934
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 659

1. El legislador impone, pues, al Registrador un específico deber de infor-


mación cuyo ejercicio ha de partir de la concurrencia de los siguientes presu-
puestos: 1.º) Que en la certificación registral aparezca, al menos, la existencia
de una o más cargas en relación con el bien o bienes objeto de la certificación
registral; 2.º.º) Que dichas cargas hayan accedido al Registro en fecha posterior
al asiento que haya sido inscrito en favor del acreedor ejecutante (generalmente
la anotación preventiva de embargo con arreglo al art. 629 LEC); a los de fecha
anterior, en cambio, por poseer la preferencia registral frente a éste, no resulta
necesario remitirles comunicación alguna acerca de la existencia de la ejecu-
ción; 3.º) Y, por último, que el domicilio de quienes ostenten derechos sobre los
bienes de que se trate conste en el Registro (aunque, como se dirá, si no consta
la comunicación deberá de llevarse a cabo igualmente, sólo que por edictos).
2. A dichos titulares de derechos se les ha de informar solamente acerca de
«la existencia de la ejecución» (art. 659.1 LEC).Pero a los titulares de derechos
sobre los bienes objeto de certificación registral que procedan a inscribir sus
derechos con posterioridad a la emisión de ésta por parte del Registrador, no se
les tendrá que realizar comunicación alguna, pero, acreditando al Secretario
judicial responsable de la ejecución la inscripción de su derecho, se les dará
intervención en el avalúo y en las demás actuaciones del procedimiento que les
afecten (art. 659.2 LEC).
3. La finalidad que se persigue con dichas comunicaciones es la de posibilitar
que los interesados puedan personarse en el proceso de ejecución e intervenir
en el avalúo de los bienes y en las demás actuaciones del procedimiento que
puedan afectarles. Así se desprende del art. 659.2 LEC, precepto, además, que
extiende estas posibilidades de personación e intervención en el procedimiento
también a quienes, no habiéndoles remitido el Registrador comunicación alguna
por haber accedido sus derechos al Registro con posterioridad a la emisión de
la certificación de cargas, acrediten ante el Secretario judicial la existencia de
sus respectivos derechos. Dichos sujetos interesados también podrán compare-
cer en el proceso para que, siempre con anterioridad al anuncio del remate en
el acto de la subasta, puedan satisfacer el importe del crédito, intereses y costas,
dentro del límite de responsabilidad que resulte del Registro, y así, mediante la
formalización de este pago, quedar subrogados en los derechos del acreedor
ejecutante hasta donde alcance el importe satisfecho.
El hecho del pago y de la subrogación se harán constar en el Registro al
margen de la inscripción o anotación del gravamen en que dichos acreedores
se subroguen y las de sus créditos o derechos respectivos, mediante la presen-
tación ante el Registrador del acta notarial de entrega de las cantidades indicadas
o del oportuno mandamiento expedido por el Secretario judicial, en su caso
(art. 659.3 LEC).

935
Artículo 660 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 660. Forma de practicarse las comunicaciones


1. Las comunicaciones a que se refieren los arts. 657 y 659 se practicarán en
el domicilio que conste en el Registro, por correo con acuse de recibo o por otro
medio fehaciente.
A efectos de lo dispuesto en el presente artículo, cualquier titular registral
de un derecho real, carga o gravamen que recaiga sobre un bien podrá hacer
constar en el Registro un domicilio en territorio nacional en el que desee ser
notificado en caso de ejecución. Esta circunstancia se hará constar por nota al
margen de la inscripción del derecho real, carga o gravamen del que sea titular.
También podrá hacerse constar una dirección electrónica a efectos de notifica-
ciones. Habiéndose señalado una dirección electrónica se entenderá que se con-
siente este procedimiento para recibir notificaciones, sin perjuicio de que estas
puedan realizarse en forma acumulativa y no alternativa a las personales. En este
caso, el cómputo de los plazos se realizará a partir del día siguiente de la primera
de las notificaciones positivas que se hubiese realizado conforme a las normas
procesales o a la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías
de la información y la comunicación en la Administración de Justicia. El esta-
blecimiento o cambio de domicilio o dirección electrónica podrá comunicarse
al Registro en cualquiera de las formas y con los efectos referidos en el apartado 2
del art. 683 de esta Ley.
La certificación a la que se refiere el art. 656, ya sea remitida directamente
por el Registrador o aportada por el Procurador del ejecutante, deberá expresar
la realización de dichas comunicaciones.
En el caso de que el domicilio no constare en el Registro o que la comuni-
cación fuese devuelta por cualquier motivo, el Registrador practicará nueva
comunicación mediante edicto, que se insertará en el «Boletín Oficial del
Estado».
2. La ausencia de las comunicaciones del Registro o los defectos de forma de
que éstas pudieran adolecer no serán obstáculo para la inscripción del derecho
de quien adquiera el inmueble en la ejecución.

COMENTARIOS
Las comunicaciones previstas en los arts. 657 y 659 LEC «se practicarán en
el domicilio que conste en el Registro, por correo con acuse de recibo o por otro
medio fehaciente»; y en el caso de que el domicilio no constase en el Registro
o que la comunicación fuese devuelta por cualquier motivo, el Registrador prac-
ticará una segunda comunicación mediante edicto, que se insertará en el «Bole-
tín Oficial del Estado» (arts. 660.1.I LEC; 353.1.II y III RH).
A efectos de lo dispuesto en el presente artículo, cualquier titular registral de
un derecho real, carga o gravamen que recaiga sobre un bien podrá hacer constar
en el Registro un domicilio en territorio nacional en el que desee ser notificado
en caso de ejecución. Esta circunstancia se hará constar por nota al margen de

936
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 661

la inscripción del derecho real, carga o gravamen del que sea titular. También
podrá hacerse constar una dirección electrónica a efectos de notificaciones.
Habiéndose señalado una dirección electrónica se entenderá que se consiente
este procedimiento para recibir notificaciones, sin perjuicio de que estas puedan
realizarse en forma acumulativa y no alternativa a las personales. En este caso,
el cómputo de los plazos se realizará a partir del día siguiente de la primera de
las notificaciones positivas que se hubiere realizado conforme a las normas pro-
cesales o a la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías
de la información y la comunicación en la Administración de Justicia. El esta-
blecimiento o cambio de domicilio o dirección electrónica podrá comunicarse
al Registro en cualquiera de las formas y con los efectos referidos en el apartado
2 del art. 683 LEC (art. 660.1.II LEC).
Sea como fuere, y pese a la imposición legal de los anteriores requisitos y
exigencias, la omisión o defectuosidad formal de las expresadas comunicaciones
no podrán nunca llegar a provocar el efecto, por lo demás radical, de impedir
que el adquirente del bien en el acto de la subasta pueda inscribir debidamente
su derecho en el Registro de que se trate (v. art. 660.2 LEC).

Artículo 661. Comunicación de la ejecución a arrendatarios y a ocupantes


de hecho. Publicidad de la situación posesoria
1. Cuando, por la manifestación de bienes del ejecutado, por indicación del
ejecutante o de cualquier otro modo, conste en el procedimiento la existencia e
identidad de personas, distintas del ejecutado, que ocupen el inmueble embar-
gado, se les notificará la existencia de la ejecución, para que, en el plazo de diez
días, presenten ante el Tribunal los títulos que justifiquen su situación. Esta noti-
ficación podrá ser practicada por el procurador de la parte ejecutante que así lo
solicite o cuando atendiendo a las circunstancias lo acuerde el Secretario judi-
cial.
En la publicidad de la subasta que se realice en el Portal de Subastas, así como
en los medios públicos o privados en su caso, se expresará, con el posible detalle,
la situación posesoria del inmueble o que, por el contrario, se encuentra desocu-
pado, si se acreditase cumplidamente esta circunstancia al Secretario judicial
responsable de la ejecución.
2. El ejecutante podrá pedir que, antes de anunciarse la subasta, el Tribunal
declare que el ocupante u ocupantes no tienen derecho a permanecer en el
inmueble, una vez que éste se haya enajenado en la ejecución. La petición se
tramitará con arreglo a lo establecido en el apartado 3 del art. 675 y el Tribunal
accederá a ella y hará, por medio de auto no recurrible, la declaración solicitada,
cuando el ocupante u ocupantes puedan considerarse de mero hecho o sin título
suficiente. En otro caso, declarará, también sin ulterior recurso, que el ocupante
u ocupantes tienen derecho a permanecer en el inmueble, dejando a salvo las
acciones que pudieran corresponder al futuro adquirente para desalojar a aqué-
llos.

937
Artículo 661 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Las declaraciones a que se refiere el párrafo anterior se harán constar en la


publicidad de la subasta.

COMENTARIOS
Otra de las cuestiones que, por tener que hacerse constar en la publicidad
de la subasta, ha de afrontarse con carácter previo a su convocatoria es la relativa
a la determinación de la situación posesoria de los bienes inmuebles objeto de
subasta, cuando los mismos se hallen ocupados por personas distintas al propio
deudor ejecutado, tales como pueden serlo, por ejemplo, arrendatarios, usu-
fructuarios o simplemente precaristas. A dicha problemática cuestión ha dado
respuesta, por vez primera en nuestro Derecho, el art. 661 LEC, precepto que,
al mismo tiempo, ha venido a responder a la copiosa línea jurisprudencial del
TC (SSTC 64/1985, 8/1991, 6/1992, 296/1993, 21/1995, 69/1995 y, sobre todo,
la definitiva STC 158/1997), dictada a propósito de la incidencia de los arts. 131
y 132 LH (en su redacción anterior a la DF 9.ª de la LEC) en el derecho de defensa
consagrado en el art. 24 de la Constitución.
1. Como de todos es sabido, la anterior redacción del art. 132 LH determi-
naba que, en el ámbito del proceso de ejecución hipotecaria (y, en general, en
todos aquellos en que se sacaba un bien inmueble a pública subasta), cuales-
quiera reclamaciones que pudiera formular tanto el deudor cuanto los terceros
poseedores y demás interesados en relación con el bien inmueble subastado,
habían de llevarse a cabo, no en el mismo proceso de ejecución, sino en el
ulterior proceso civil declarativo que correspondiese.
La referida cuestión llegó al TC, que la solventó definitivamente en la STC
158/1997, la cual zanja declara que esa remisión al proceso declarativo conte-
nida en el art. 132 LH no atenta el derecho fundamental a la defensa de los
terceros poseedores u ocupantes del inmueble subastado.
2. En la vigente LEC, el legislador ha reformado el insatisfactorio (aunque
constitucional) sistema anterior, proclamando dos diferentes principios en la
materia: 1.º) De un lado, la necesidad de que los ocupantes del inmueble tengan
conocimiento de la existencia del proceso de ejecución y los potenciales com-
pradores lo tengan de esa situación posesoria; 2.º) Y, de otro lado, el manteni-
miento de aquel estatus de ocupación que, conforme a Derecho, resulte sufi-
cientemente justificativo de la posesión, habiendo de ser ahora el adquirente del
bien (y ya no, pues, los ocupantes del mismo) quien acuda al proceso declarativo
que estime oportuno para conseguir el desalojo.
a) En efecto, la regulación vigente obliga al Secretario judicial a que, de ofi-
cio, notifique a las personas ocupantes del inmueble embargado que sean dis-
tintas al propio deudor ejecutado la «existencia de la ejecución», lo que habrá
de llevar a cabo en cuanto le conste la existencia de dichos ocupantes por cual-
quier medio (art. 661.1.I LEC).En dicha notificación se ilustrará a los ocupantes

938
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 662

del inmueble de que disponen de un plazo de diez días para presentar ante el
Tribunal «los títulos que justifiquen su situación» posesoria (art. 661.1.I LEC).
Presentados los correspondientes títulos, y con independencia de cuál sea su
contenido, así como también en aquellos supuestos en que se acredite que el
inmueble de que se trate se encuentra desocupado, en la publicidad que se haga
de la subasta (v. art. 668 LEC), «se expresará, con el posible detalle, la situación
posesoria del inmueble o que, por el contrario, se encuentra desocupado si se
acreditase cumplidamente estas circunstancia al Secretario judicial responsable
de la ejecución» (art. 661.1.II LEC).
b) Pero, para que la situación posesoria del inmueble quede absolutamente
clara con anterioridad al anuncio de la subasta, y que, de esta forma, los poten-
ciales adquirentes del bien inmueble subastado sepan a ciencia cierta (y con
anterioridad a la formalización de sus respectivas pujas), si los ocupantes del
inmueble tienen derecho a permanecer en él con posterioridad al remate, o si,
por el contrario, los mismos carecen de derecho subjetivo alguno que justifique
su permanencia en el inmueble más allá del momento en que se apruebe el
remate, el art. 661.2 LEC prevé la posibilidad de obtener una declaración judicial
en alguno de estos dos sentidos.
Así, el ejecutante podrá solicitar que, antes de que la subasta sea anunciada,
el Tribunal declare solemnemente, mediante una resolución en forma de auto y
sin ulterior recurso, que los actuales ocupantes del inmueble subastado carecen
de derecho para permanecer en esa situación de posesión una vez que éste se
haya enajenado en la ejecución (art. 661.2.I LEC).
Para poder realizar dicha declaración, el Tribunal previamente citará a los
ocupantes del inmueble a una vista oral, en la que podrán alegar y probar lo que
consideren oportuno respecto de su situación (art. 675.3 LEC, al que se remite
el art. 661.2 LEC), y a cuyo término dictará un auto en el que, una de dos: o bien
(1.º) declarará que los ocupantes carecen de ese derecho a permanecer en el
inmueble, pudiendo considerarse los mismos ocupantes «de mero hecho o sin
título suficiente» (dejando entonces a salvo, aunque nada diga la norma al res-
pecto, el derecho de los ocupantes a defender la posesión por los medios jurí-
dicos que estimen adecuados), o bien (2.º) declarará que los ocupantes tienen
derecho a permanecer en el inmueble, dejando entonces a salvo, aquí sí se dice
expresamente, las acciones que pudieran corresponder al futuro adquirente para
desalojar a aquéllos (pues la rapidez y sumariedad del procedimiento impide
llevar a cabo pronunciamientos capaces de producir efectos de cosa juzgada)
(art. 661.2.I LEC).

Artículo 662. Tercer poseedor


1. Si antes de que se venda o adjudique en la ejecución un bien inmueble y
después de haberse anotado su embargo o de consignado registralmente el

939
Artículo 662 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

comienzo del procedimiento de apremio, pasare aquel bien a poder de un tercer


poseedor, éste, acreditando la inscripción de su título, podrá pedir que se le
exhiban los autos en la Oficina judicial, lo que se acordará por el Secretario
judicial sin paralizar el curso del procedimiento, entendiéndose también con él
las actuaciones ulteriores.
2. Se considerará, asimismo, tercer poseedor a quien, en el tiempo a que se
refiere el apartado anterior, hubiere adquirido solamente el usufructo o dominio
útil de la finca hipotecada o embargada, o bien la nuda propiedad o dominio
directo.
3. En cualquier momento anterior a la aprobación del remate o a la adjudi-
cación al acreedor, el tercer poseedor podrá liberar el bien satisfaciendo lo que
se deba al acreedor por principal, intereses y costas, dentro de los límites de la
responsabilidad a que esté sujeto el bien, y siendo de aplicación, en su caso, lo
dispuesto en el apartado 3 del art. 613 de esta Ley.

COMENTARIOS
1. Por tercer poseedor comprende la LEC a aquellas personas que, con ante-
rioridad a la enajenación o adjudicación de un bien inmueble en pública subasta
(o mediante otro método de realización de los previstos legalmente en el pro-
cedimiento de apremio), pero siempre con posterioridad a haberse anotado pre-
ventivamente el embargo de dicho bien en el Registro, o a haberse consignado
registralmente el comienzo del procedimiento de apremio, adquieran la propie-
dad del inmueble en cuestión, o únicamente el usufructo o dominio útil del
mismo, o incluso la nuda propiedad o dominio indirecto (art. 662.1 y 2 LEC).
Se trata, pues, de sujetos que, siempre en fecha posterior a la formalización
del embargo ejecutivo (y siempre antes de la culminación del procedimiento de
apremio, momento en que el bien será ya del dominio del rematante o del adju-
dicatario), devienen titulares registrales de derechos sobre el bien inmueble
embargado y, por tanto, sabedores desde ese momento de la existencia de la
traba (lo que les impide que, llegado el momento, puedan intervenir en la eje-
cución interponiendo una tercería de dominio, v. art. 595.1 LEC), pasan de algún
modo a responsabilizarse de la satisfacción de las cargas y gravámenes que
pesen sobre el bien hasta ese momento.
2. A ellos se refiere la LEC para otorgarles dos importantes facultades.
1.ª De un lado, la de poder comparecer en el proceso de ejecución y, previa
la acreditación ante el Tribunal de la inscripción de su título sobre el bien
inmueble embargado, solicitar «que se le exhiban los autos en la Oficina Judicial,
lo que se acordará por el Secretario judicial sin paralizar el curso del procedi-
miento, entendiéndose también con él las actuaciones ulteriores» (arts. 662.1
LEC, 143.I RH).

940
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 663

2.ª De otro lado, también se le reconoce la facultad de poder liberar de la


traba judicial aquel bien inmueble del que ha pasado a ser tercer poseedor. Para
ello, según el art. 662.3 LEC, tendrá que satisfacer al acreedor ejecutante aquello
que se le deba por principal, intereses y costas «dentro de los límites de respon-
sabilidad a que esté sujeto el bien», siéndoles aplicables también, en su caso, la
análoga limitación dispuesta en el art. 613.3 LEC cuando el derecho sobre el
inmueble haya sido adquirido por el tercer poseedor en otra ejecución, supuesto
en el cual su responsabilidad «tendrá como límite las cantidades que, para la
satisfacción del principal, intereses y costas, aparecieran consignadas en la ano-
tación en la fecha en que aquéllos hubieran inscrito su adquisición».

Artículo 663. Presentación de la titulación de los inmuebles embargados


1. En la misma resolución en que se mande expedir certificación de dominio
y cargas de los bienes inmuebles embargados, el Secretario judicial podrá,
mediante diligencia de ordenación, de oficio o a instancia de parte, requerir al
ejecutado para que en el plazo de diez días presente los títulos de propiedad de
que disponga, si el bien está inscrito en el Registro.
2. Cuando la parte así lo solicite el procurador de la parte ejecutante podrá
practicar el requerimiento previsto en el número anterior.
La presentación de los títulos se comunicará al ejecutante para que mani-
fieste si los encuentra suficientes, o proponga la subsanación de las faltas que en
ellos notare.
Véase art. 664 y 665 LEC

COMENTARIOS
En el mismo momento en que acuerde librar mandamiento a los Registros
públicos para obtener la respectiva certificación de dominio y de cargas de los
bienes embargados de que se trate, el Secretario judicial responsable de la eje-
cución también podrá, bien de oficio o bien a instancia de parte (parte que, por
razones de orden lógico, podrá ser cualquiera de las personadas como tales, con
la excepción del deudor ejecutado), emitir diligencia de ordenación en la que
requiera a dicha parte pasiva del procedimiento para que, en el plazo de diez
días, presente ante él «los títulos de propiedad de que disponga, si el bien está
inscrito en el Registro» (art. 663.I LEC), requerimiento que igualmente podrá
practicarse por el procurador de la parte ejecutante, cuando ésta así lo solicitare
(art. 663.2.I LEC).
Con semejante actuación, como es evidente, se pretende contar de cara a la
subasta con los elementos documentales acreditativos de la titularidad del bien
objeto de la misma, a los cuales, por lo demás, también se hará oportuna refe-
rencia en la certificación de dominio que ha de expedir el Registrador, pues los

941
Artículo 664 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

mismos habrán sido los documentos justificativos de la existencia de la corres-


pondiente inscripción registral relativa al dominio del bien de que se trate.

Artículo 664. No presentación o inexistencia de títulos


Si el ejecutado no hubiere presentado los títulos dentro del plazo antes seña-
lado, el Secretario judicial, a instancia del ejecutante, podrá emplear los apre-
mios que estime conducentes para obligarle a que los presente, obteniéndolos,
en su caso, de los registros o archivos en que se encuentren, para lo que podrá
facultarse al procurador del ejecutante si los archivos y registros fueran públicos.
Cuando no existieren títulos de dominio, podrá suplirse su falta por los
medios establecidos en el Título VI de la Ley Hipotecaria. Si el Tribunal de la
ejecución fuera competente para reconocer de las actuaciones judiciales que, a
tal efecto, hubieran de practicarse, se llevarán a cabo éstas dentro del proceso
de ejecución.
Véase art. 663 y 665 LEC

COMENTARIOS
1. Cuando el deudor ejecutado presentare en tiempo y forma los títulos de
propiedad de los bienes en cuestión, el Secretario dará traslado de los mismos
al acreedor a fin de que se manifieste sobre si los encuentra suficientes o si, por
el contrario, considera que los mismos incurren en defectos o faltas susceptibles
de ser objeto de subsanación (art. 663.2.II LEC) (v. gr. solicitando al notario que
haya autorizado la escritura pública de compra que remita copia de la matriz o
las ampliaciones o complementos que se revelen necesarios).
Pero si el deudor requerido para la presentación de los tales títulos de pro-
piedad desobedece la intimación judicial y no presenta en plazo los documentos
oportunos, entonces el Secretario judicial, aquí siempre a instancia del acreedor
ejecutante, podrá «emplear los apremios que estime conducentes para obligarle
a que los presente (v. gr. imponiéndole una multa coercitiva que se reiterará si,
vencido el nuevo plazo que se le conceda, sigue sin cumplir con su deber de
presentar los títulos de propiedad), obteniéndolos, en su caso, de los registros o
archivos en que se encuentren, para lo que podrá facultarse al Procurador del
ejecutante si los archivos y registros fueran públicos (y, naturalmente, si hubiere
comparecido representado por dicho profesional) (art. 664.I LEC).
2. Pero, ¿qué sucede cuando los reclamados títulos de propiedad de los bie-
nes objeto de la futura subasta no existen? El legislador responde a tal coyuntura
supliendo dicha falta mediante el empleo de «los medios establecidos en el
Título VI de la Ley Hipotecaria» (al que se remite también el art. 140 RH), deter-
minando, además, que si para las actuaciones de reconocimiento de títulos (fun-
damentalmente el expediente de dominio, el acta de notoriedad y el procedi-
miento de liberación de gravámenes) fuese competente, por el juego de las reglas

942
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 665

dispuestas en la LH, el mismo Secretario judicial responsable de la ejecución,


entonces estas actuaciones se llevarán a cabo dentro de este mismo proceso de
ejecución (art. 664.II LEC).
Recordemos que el Título VI de la LH, rubricado como «De la concordancia
entre el Registro y la realidad jurídica», y que ocupa los arts. 198 a 210, ha sido
completamente modificado por la Ley 13/2015, de 24 de junio, de Reforma de
la Ley Hipotecaria y del Texto Refundido de la Ley del Catastro Inmobiliario, de
forma que, de los tres cauces que con anterioridad a dicha reforma contemplaba
el art. 198 LH para conseguir dicha concordancia (a saber: la primera inscripción
de las fincas que no estén inscritas a favor de persona alguna, la reanudación
del tracto sucesivo interrumpido y, por último, el expediente de liberación de
cargas y gravámenes), se ha pasado a establecer los nueve procedimientos
siguientes: «1.º La inscripción de la representación gráfica georreferenciada de
la finca y su coordinación con el Catastro. 2.º El deslinde registral de la finca.
3.º La rectificación de su descripción. 4.º La inscripción de plantaciones, edifi-
caciones, instalaciones y otras mejoras incorporadas a la finca. 5.º La inmatri-
culación de fincas que no estén inscritas a favor de persona alguna. 6.º Las ope-
raciones registrales sobre bienes de las Administraciones Públicas, en virtud de
certificación administrativa. 7.º El expediente de reanudación del tracto sucesivo
interrumpido. 8.° El procedimiento de subsanación de la doble o múltiple inma-
triculación. 9.º El expediente de liberación registral de cargas o gravámenes
extinguidos por prescripción, caducidad o no uso».

Artículo 665. Subasta sin suplencia de la falta de títulos


A instancia del acreedor podrán sacarse los bienes a pública subasta sin suplir
previamente la falta de títulos de propiedad, expresando en los edictos esta cir-
cunstancia. En tal caso se observará lo prevenido en la regla 5.ª del art. 140 del
Reglamento para la ejecución de la Ley Hipotecaria.
Véase arts. 663 y 664 LEC

COMENTARIOS
Por último y en esta misma temática de la obtención de los títulos de pro-
piedad de los bienes inmuebles que van a ser subastados, réstanos añadir que la
LEC permite que, en aquellos casos en los que los títulos de propiedad no se
hayan podido obtener (y dado que la tramitación de los procedimientos previstos
en la LH para suplir dicha ausencia precisa de la consumición de un cierto
período de tiempo, cuya duración variará en función de diversas variables tales
como la complejidad del asunto o la sobrecarga de los órganos que hayan de
intervenir), y en aras a agilizar el procedimiento de apremio, la subasta pueda
ser celebrada aun en esas condiciones.

943
Artículo 666 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Para que tal celebración sea autorizada, sin embargo, son necesarios los
siguientes requisitos (art. 665 LEC): en primer término, que el acreedor ejecutante
así lo solicite de manera expresa, en segundo lugar, que al menos en los edictos
a través de los cuales se anuncie dicha subasta se haga constar esta circunstancia
relativa a la carencia de los títulos de propiedad del bien o bienes de que se trate,
y, en tercer y último término, que se observe la previsión contenida en el
art. 140.5.ª RH, a cuyo tenor: «Los interesados podrán solicitar en su caso, que
se saquen a subasta los bienes embargados, con la condición de que el rematante
verifique la inscripción omitida antes o después del otorgamiento de la escritura
de venta, en el término que sea suficiente y el Juez o Tribunal señale, procediendo
al efecto según lo expresado en las reglas anteriores».

Artículo 666. Valoración de inmuebles para su subasta


1. Los bienes inmuebles saldrán a subasta por el valor que resulte de deducir
de su avalúo, realizado de acuerdo con lo previsto en los arts. 637 y ss. de esta
Ley, el importe de todas las cargas y derechos anteriores al gravamen por el que
se hubiera despachado ejecución cuya preferencia resulte de la certificación
registral de dominio y cargas.
Esta operación se realizará por el Secretario Judicial descontando del valor
por el que haya sido tasado el inmueble el importe total garantizado que resulte
de la certificación de cargas o, en su caso, el que se haya hecho constar en el
Registro con arreglo a lo dispuesto en el apartado 2 del art. 657.
2. Si el valor de las cargas o gravámenes iguala o excede del determinado
para el bien, el Secretario judicial dejará en suspenso la ejecución sobre ese bien.

COMENTARIOS
1. Como es sabido, una vez practicado el embargo de los bienes del ejecu-
tado, el Secretario adoptará de oficio las actuaciones precisas para la subasta
judicial (v. art. 636.3 LEC), de las cuales la primera ha de ser la determinación
de cuál sea el valor de dichos bienes, mediante la realización de su correspon-
diente avalúo conforme a lo dispuesto en los arts. 637 a 639 LEC. Uno de estos
preceptos, el art. 639.3 LEC en concreto, prevé que «la tasación de bienes o
derechos se hará por su valor de mercado, sin tener en cuenta, en caso de bienes
inmuebles, las cargas y gravámenes que pesen sobre ellos, respecto de los cuales
se estará a lo dispuesto en el art. 666». Pues bien, el primer apartado de este
último precepto, a la hora de establecer cuál ha de ser el valor de tasación
cuando lo subastado sea alguno de los bienes muebles o inmuebles a que se
refiere el art. 655.1 LEC, dispone que dichos bienes «saldrán a subasta por el
valor que resulte de deducir de su avalúo... el importe de todas las cargas y
derechos anteriores al gravamen por el que se hubiera despachado ejecución
cuya preferencia resulte de la certificación registral de dominio y cargas».

944
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 666

En consecuencia, tratándose de esta clase de bienes, su valor inicial de cara


a la subasta no será el que proporcione el acuerdo de las partes o el informe
pericial que se lleve a cabo a tal fin (v. arts. 637–639 LEC), sino el que resulte
de restar a este mismo aquella otra cantidad a la que se eleven las cargas y
gravámenes que pesen sobre el bien o bienes de que se trate, cantidad esta última
que se cifrará en atención a lo consignado en la certificación registral emitida
en virtud del art. 656 LEC (y también de la información que se recabe de los
acreedores en aplicación del mecanismo consagrado en el art. 657 LEC).
2. La operación de descontar del valor de tasación de los bienes subastados
la cantidad que se calcule en concepto de cargas y gravámenes la ha de llevar
a cabo el Secretario Judicial. Para ello, según prevé el art. 666.1.II LEC, descon-
tará del valor por el que haya sido tasado el inmueble «el importe total garanti-
zado que resulte de la certificación de cargas o, en su caso, el que se haya hecho
constar en el Registro con arreglo a lo dispuesto en el apartado 2 del art. 657».

Así, si el valor de las cargas cuya satisfacción garantiza el bien de que se trate es
menor que el que consta en la certificación registral emitida ex art. 656 LEC, lo pro-
cedente será instar del Secretario el mandamiento de que se practique una nueva
inscripción, ahora ya por el valor actualizado de las cargas a la luz de la información
suministrada por los acreedores. Y será el valor que conste en esta nueva inscripción
(y no, por consiguiente, el que se haya cifrado en la certificación de dominio y cargas
remitida por el Registrador) el que deba descontarse del que resulte del avalúo de los
bienes a los efectos de fijar el precio por el que los mismos salgan a subasta.

Esta cantidad, finalmente, habrá de hacerse constar en la publicidad de la subasta,


pues, con arreglo al art. 668 LEC, en dicha publicidad tendrá que estar determinado
«el avalúo o valoración que sirve de tipo para la misma».

3. Ahora bien, si el resultado que arroja dicha operación matemática es negativo,


de manera que el valor de las cargas garantizadas por el bien que se pretende subastar
es igual o superior al valor en que el mismo haya sido tasado, entonces es más que
evidente que el bien carece de valor alguno, siendo entonces inútil sacarlo a pública
subasta porque ningún postor en su sano juicio ofertará dinero alguno por un bien
que se encuentre en semejantes condiciones. De ahí que el art. 666.2 LEC disponga
que, en estos casos en que el valor de las cargas y gravámenes iguale o exceda del
determinado para el bien, el Secretario judicial dejará en suspenso la ejecución sobre
ese bien.

JURISPRUDENCIA
«Señala la doctrina científica, en interpretación del referido precepto, que, tra-
tándose de bienes inmuebles, su valor inicial de cara a la celebración de la subasta,
no será el que proporcione el acuerdo de las partes o el informe pericial que se lleve
a cabo a tal fin (arts. 637 a 639 de la misma Ley de Enjuiciamiento Civil), sino el que

945
Artículo 667 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

resulte de restar a este mismo aquella otra cantidad a la que se eleven las cargas y
gravámenes que pesen sobre el bien o bienes de que se trate, cantidad esta última
que se cifrará en atención a lo consignado en la certificación registral emitida en
virtud del art. 656 de la citada Ley de Enjuiciamiento Civil. La operación de descontar
del valor de tasación de los bienes inmuebles objeto de subasta la cantidad que se
calcule en concepto de cargas y gravámenes la ha de llevar a cabo el Secretario
judicial. Para ello, según prevé el art. 666.1, párrafo segundo, el Secretario descon-
tará del valor por el que haya sido tasado el inmueble ‘‘el importe total garantizado
que resulte de la certificación de cargas o, en su caso, el que se haya constar en el
Registro con arreglo a lo dispuesto en el apartado 2 del art. 657’».

Este art. 657.2, de la Ley de Enjuiciamiento Civil posibilita que, a la vista de la información
que los acreedores hayan remitido al órgano judicial tras la petición de información cursada
por éste en virtud de lo establecido en el apartado primero de la referida norma, el acreedor
ejecutante pueda pedir al Tribunal que expida los mandamientos que procedan ‘‘a los efectos
previstos en el art. 144 de la Ley Hipotecaria’». Así, si el valor de las cargas cuya satisfacción
garantiza el bien de que se trate es menor que el que consta en la certificación registral emitida
‘‘ex’» art. 656, lo procedente será instar del Tribunal el mandamiento de que se practique una
nueva inscripción, ahora ya por el valor actualizado de las cargas a la luz de la información
suministrada por los acreedores. Y será el valor que conste en esta nueva inscripción (y no,
por consiguiente, el que se haya cifrado en la certificación de dominio y cargas remitida por
el Registrador) el que deba descontarse del que resulte del avalúo de los bienes a los efectos
de fijar el precio por el que los mismos han de salir a subasta. Claramente resulta que el valor
de las cargas a descontar del precio del avalúo será el total del importe de las mismas que
figure en la correspondiente certificación registral, y no solamente la correspondiente al prin-
cipal, como pretende la parte ejecutante y ahora recurrente. Y por ello, en el presente caso,
es indudable que el valor de las cargas hipotecarias que, según la correspondiente certificación
registral, pesan sobre las fincas núms. 7.262 y 7.204 es superior al precio de tasación de las
mismas, conforme se constata en la oportuna liquidación llevada a cabo por el Secretario
judicial y que obra a los folios 625–627 de los autos (AAP Salamanca 1.ª 29 mayo 2006, LA
LEY 65/2006, Rec. 279/2006).

Artículo 667. Convocatoria de la subasta


1. La convocatoria de la subasta se anunciará y será objeto de publicidad
conforme lo previsto en el art. 645.
2. El Portal de Subastas se comunicará, a través de los sistemas del Colegio
de Registradores, con el Registro correspondiente a fin de que este confeccione
y expida una información registral electrónica referida a la finca o fincas subas-
tadas que se mantendrá permanentemente actualizada hasta el término de la
subasta, y será servida a través del Portal de Subastas. De la misma manera, si la
finca estuviera identificada en bases gráficas, se dispondrá la información de las
mismas. En el caso de que dicha información no pudiera ser emitida por cual-
quier causa transcurridas cuarenta y ocho horas desde la publicación del anun-
cio, se expresará así y se comenzará la subasta, sin perjuicio de su posterior
incorporación al Portal de Subastas antes de la finalización de la subasta.
Véase art. 668 LEC

946
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 668

COMENTARIOS
Los arts. 667 y 668 LEC, reguladores de la convocatoria de la subasta y del
contenido del anuncio y publicidad de la misma, se remiten a lo establecido en
los arts. 645 y 646 LEC, a propósito de la subasta de bienes muebles.
1. El art. 667.1 LEC (redactado conforme a la LMRA) dispone que la convo-
catoria de la subasta «se anunciará y será objeto de publicidad conforme a lo
previsto en el art. 645». En consecuencia: 1.º) Una vez alcance firmeza el decreto
por el que el Secretario haya convocado la subasta, dicha convocatoria se anun-
ciará en el «Boletín Oficial del Estado», sirviendo el anuncio de notificación al
ejecutado no personado; 2.º) El Secretario ordenará la publicación del anuncio
de la convocatoria de la subasta remitiéndose el mismo, con el contenido a que
se refiere el art. 668 LEC, y de forma telemática, al «Boletín Oficial del Estado»;
3.º) Igualmente, y solo a efectos informativos, se publicará el anuncio de la
subasta en el Portal de la Administración de Justicia; 4.º) Por último, a instancia
del ejecutante o del ejecutado y si el Secretario lo juzga conveniente, se dará a
la subasta la publicidad que resulte razonable, utilizando los medios públicos y
privados que sean más adecuados a la naturaleza y valor de los bienes que se
pretende realizar.
2. Además de la remisión al art. 645 LEC, el art. 667 LEC, en su apartado
segundo, añade que el Portal de Subastas se comunicará, a través de los sistemas
del Colegio de Registradores, con el Registro correspondiente a fin de que este
confeccione y expida una información registral electrónica referida a la finca o
fincas subastadas que se mantendrá permanentemente actualizada hasta el tér-
mino de la subasta, y será servida a través del Portal de Subastas. De la misma
manera, si la finca estuviera identificada en bases gráficas, se dispondrá la infor-
mación de las mismas. Y, en el caso de que dicha información no pudiera ser
emitida por cualquier causa transcurridas cuarenta y ocho horas desde la publi-
cación del anuncio, se expresará así y se comenzará la subasta, sin perjuicio de
su posterior incorporación al Portal de Subastas antes de la finalización de la
subasta.

Artículo 668. Contenido del anuncio y publicidad de la subasta


1. El contenido del anuncio de la subasta y su publicidad se realizará con
arreglo a lo previsto en el art. 646.
2. En el Portal de Subastas se incorporará, de manera separada para cada
una de ellas, el edicto que expresará, además de los datos indicados en el art. 646,
la identificación de la finca o fincas objeto de la subasta, sus datos registrales y
la referencia catastral si la tuvieran, así como cuantos datos y circunstancias sean
relevantes para la subasta y, necesariamente, el avalúo o valoración que sirve de

947
Artículo 668 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tipo para la misma, la minoración de cargas preferentes, si las hubiera, y su


situación posesoria, si consta en el procedimiento de ejecución. También se
indicará, si procede, la posibilidad de visitar el inmueble objeto de subasta pre-
vista en el apartado 3 del art. 669. Estos datos deberán remitirse al Portal de
Subastas de forma que puedan ser tratados electrónicamente por este para faci-
litar y ordenar la información.
En el edicto y en el Portal de Subastas se hará constar igualmente que se
entenderá que todo licitador acepta como bastante la titulación existente en el
procedimiento de ejecución o asume su inexistencia, así como las consecuencias
de que sus pujas no superen los porcentajes del tipo de la subasta establecidos
en el art. 670. Además se señalará que las cargas, gravámenes y asientos ante-
riores al crédito del actor continuarán subsistentes y que, por el solo hecho de
participar en la subasta, el licitador los admite y acepta quedar subrogado en la
responsabilidad derivada de aquéllos si el remate se adjudicare a su favor.
3. La certificación registral, en su caso, podrá consultarse a través del Portal
de Subastas. De toda finca objeto de licitación se facilitará desde el Registro
correspondiente, a través del Portal de Subastas, la certificación que se hubiera
expedido para dar comienzo al procedimiento, así como la información registral
actualizada a que se refiere el art. 667, la referencia catastral si estuviera incor-
porada a la finca e información gráfica, urbanística o medioambiental asociada
a la finca en los términos legalmente previstos, si ello fuera posible.
Véase art. 667 LEC

COMENTARIOS
1. El art. 668.1 LEC (redactado conforme a la LMRA) dispone que el conte-
nido del anuncio de la subasta y su publicidad «se realizará con arreglo a lo
previsto en el art. 646». En consecuencia: 1.º) El anuncio de la subasta en el
«Boletín Oficial Estado» contendrá exclusivamente la fecha del mismo, la Ofi-
cina judicial ante la que se sigue el procedimiento de ejecución, su número de
identificación y clase, así como la dirección electrónica que corresponda a la
subasta en el Portal de Subastas; 2.º) En el Portal de Subastas se incorporará, de
manera separada para cada una de ellas, el edicto, que incluirá las condiciones
generales y particulares de la subasta y de los bienes a subastar; 3.º) El contenido
de la publicidad que se realice por otros medios se acomodará a la naturaleza
del medio que, en cada caso, se utilice, procurando la mayor economía de cos-
tes, y podrá limitarse a los datos precisos para identificar los bienes o lotes de
bienes, el valor de tasación de los mismos, su situación posesoria, así como la
dirección electrónica que corresponda a la subasta dentro del Portal de Subastas.
2. Además de la remisión al art. 646 LEC, el art. 668 LEC, en sus apartados
segundo y tercero, precisan sobre la publicidad de la subasta que:
1.º) En el Portal de Subastas se incorporará, de manera separada para cada
una de ellas, el edicto que expresará, además de los datos indicados en el art.
646, la identificación de la finca o fincas objeto de la subasta, sus datos registrales

948
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 669

y la referencia catastral si la tuvieran, así como cuantos datos y circunstancias


sean relevantes para la subasta y, necesariamente, el avalúo o valoración que
sirve de tipo para la misma, la minoración de cargas preferentes, si las hubiera,
y su situación posesoria, si consta en el procedimiento de ejecución. También
se indicará, si procede, la posibilidad de visitar el inmueble objeto de subasta
prevista en el apartado 3 del art. 669 LEC. Estos datos deberán remitirse al Portal
de Subastas de forma que puedan ser tratados electrónicamente por este para
facilitar y ordenar la información.
2.º) En el edicto y en el Portal de Subastas se hará constar igualmente que se
entenderá que todo licitador acepta como bastante la titulación existente en el
procedimiento de ejecución o asume su inexistencia, así como las consecuen-
cias de que sus pujas no superen los porcentajes del tipo de la subasta estable-
cidos en el art. 670 LEC. Además se señalará que las cargas, gravámenes y asien-
tos anteriores al crédito del actor continuarán subsistentes y que, por el sólo
hecho de participar en la subasta, el licitador los admite y acepta quedar subro-
gado en la responsabilidad derivada de aquéllos si el remate se adjudicare a su
favor.
3.º) La certificación registral, en su caso, podrá consultarse a través del Portal
de Subastas. De toda finca objeto de licitación se facilitará desde el Registro
correspondiente, a través del Portal de Subastas, la certificación que se hubiera
expedido para dar comienzo al procedimiento, así como la información registral
actualizada a que se refiere el art. 667 LEC, la referencia catastral si estuviera
incorporada a la finca e información gráfica, urbanística o medioambiental aso-
ciada a la finca en los términos legalmente previstos, si ello fuera posible.

Artículo 669. Condiciones especiales de la subasta


1. Para tomar parte en la subasta los postores deberán, previamente, con-
signar en la forma establecida en el apartado 1 del art. 647, una cantidad equi-
valente al 5 por ciento del valor que se haya dado a los bienes con arreglo a lo
establecido en el art. 666 de esta Ley.
2. Por el mero hecho de participar en la subasta se entenderá que los postores
aceptan como suficiente la titulación que consta en autos o que no exista titu-
lación y que aceptan, asimismo, subrogarse en las cargas anteriores al crédito
por el que se ejecuta, en caso de que el remate se adjudique a su favor.
3. Durante el período de licitación cualquier interesado en la subasta podrá
solicitar del Tribunal inspeccionar el inmueble o inmuebles ejecutados, quien lo
comunicará a quien estuviere en la posesión, solicitando su consentimiento.
Cuando el poseedor consienta la inspección del inmueble y colabore adecuada-
mente ante los requerimientos del Tribunal para facilitar el mejor desarrollo de
la subasta del bien, el deudor podrá solicitar al Tribunal una reducción de la
deuda de hasta un 2 por cien del valor por el que el bien hubiera sido adjudicado
si fuera el poseedor o éste hubiera actuado a su instancia. El Tribunal, atendidas

949
Artículo 670 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

las circunstancias, y previa audiencia del ejecutante por plazo no superior a


cinco días, decidirá la reducción de la deuda que proceda dentro del máximo
deducible.
4. La reanudación de la subasta suspendida por un período superior a quince
días se realizará mediante una nueva publicación del anuncio y una nueva peti-
ción de información registral, en su caso, como si de una nueva subasta se tratase.

COMENTARIOS
1. Apartado 1: Otra de las especialidades que concurren en el estadio inicial
de la subasta de bienes inmuebles es la relativa a los requisitos que han de cum-
plimentar los licitadores. Como ya se sabe, con carácter general se les exige que
se identifiquen debidamente, que declaren conocer las condiciones generales y
particulares de la subasta y que, por último, verifiquen la consignación de un
porcentaje del valor de tasación de los bienes embargados (art. 647.1 LEC). Pues
bien, a tenor de lo dispuesto en el art. 669.1 LEC (redactado conforme a la
LMRA), para participar en la subasta los postores deberán consignar «una can-
tidad equivalente al 5 por ciento del valor que se haya dado a los bienes con
arreglo a lo establecido en el art. 666 de esta Ley».
2. Apartado 3: Según autoriza el art. 669.3 LEC, durante el período de lici-
tación cualquier interesado en la subasta podrá solicitar del Tribunal inspeccio-
nar el inmueble o inmuebles ejecutados, quien lo comunicará a quien estuviere
en la posesión, solicitando su consentimiento.
Cuando el poseedor consienta la inspección del inmueble y colabore ade-
cuadamente ante los requerimientos del Tribunal para facilitar el mejor desa-
rrollo de la subasta del bien, el deudor podrá solicitar al Tribunal una reducción
de la deuda de hasta un 2 por cien del valor por el que el bien hubiera sido
adjudicado si fuera el poseedor o éste hubiera actuado a su instancia. El Tribunal,
atendidas las circunstancias, y previa audiencia del ejecutante por plazo no
superior a cinco días, decidirá la reducción de la deuda que proceda dentro del
máximo deducible.

Artículo 670. Aprobación del remate. Pago. Adjudicación de los bienes al


acreedor
1. Si la mejor postura fuera igual o superior al 70 por ciento del valor por el
que el bien hubiere salido a subasta, el Secretario judicial responsable de la eje-
cución, mediante decreto, el mismo día o el día siguiente al del cierre de la
subasta, aprobará el remate en favor del mejor postor. En el plazo de cuarenta
días, el rematante habrá de consignar en la Cuenta de Depósitos y Consignacio-
nes la diferencia entre lo depositado y el precio total del remate.
2. Si fuera el ejecutante quien hiciese la mejor postura igual o superior al 70
por 100 del valor por el que el bien hubiere salido a subasta, aprobado el remate,

950
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 670

se procederá por el Secretario Judicial a la liquidación de lo que se deba por


principal, intereses y costas y, notificada esta liquidación, el ejecutante consig-
nará la diferencia, si la hubiere.
3. Si sólo se hicieren posturas superiores al 70 por 100 del valor por el que
el bien hubiere salido a subasta, pero ofreciendo pagar a plazos con garantías
suficientes, bancarias o hipotecarias, del precio aplazado, se harán saber al eje-
cutante quien, en los veinte días siguientes, podrá pedir la adjudicación del
inmueble por el 70 por 100 del valor de salida. Si el ejecutante no hiciere uso de
este derecho, se aprobará el remate en favor de la mejor de aquellas posturas,
con las condiciones de pago y garantías ofrecidas en la misma.
4. Cuando la mejor postura ofrecida en la subasta sea inferior al 70 por ciento
del valor por el que el bien hubiere salido a subasta, podrá el ejecutado, en el
plazo de diez días, presentar tercero que mejore la postura ofreciendo cantidad
superior al 70 por ciento del valor de tasación o que, aun inferior a dicho
importe, resulte suficiente para lograr la completa satisfacción del derecho del
ejecutante.
Transcurrido el indicado plazo sin que el ejecutado realice lo previsto en el
párrafo anterior, el ejecutante podrá, en el plazo de cinco días, pedir la adjudi-
cación del inmueble por el 70 % de dicho valor o por la cantidad que se le deba
por todos los conceptos, siempre que esta cantidad sea superior al sesenta por
ciento de su valor de tasación y a la mejor postura.
Cuando el ejecutante no haga uso de esta facultad, se aprobará el remate en
favor del mejor postor, siempre que la cantidad que haya ofrecido supere el 50
por ciento del valor de tasación o, siendo inferior, cubra, al menos, la cantidad
por la que se haya despachado la ejecución, incluyendo la previsión para intere-
ses y costas. Si la mejor postura no cumpliera estos requisitos, el Secretario judi-
cial responsable de la ejecución, oídas las partes, resolverá sobre la aprobación
del remate a la vista de las circunstancias del caso y teniendo en cuenta espe-
cialmente la conducta del deudor en relación con el cumplimiento de la obliga-
ción por la que se procede, las posibilidades de lograr la satisfacción del acreedor
mediante la realización de otros bienes, el sacrificio patrimonial que la aproba-
ción del remate suponga para el deudor y el beneficio que de ella obtenga el
acreedor. En este último caso, contra el decreto que apruebe el remate cabe
recurso directo de revisión ante el Tribunal que dictó la orden general de eje-
cución. Cuando el Secretario judicial deniegue la aprobación del remate, se pro-
cederá con arreglo a lo dispuesto en el artículo siguiente.
5. Quien resulte adjudicatario del bien inmueble conforme a lo previsto en
los apartados anteriores habrá de aceptar la subsistencia de las cargas o gravá-
menes anteriores, si los hubiere y subrogarse en la responsabilidad derivada de
ellos.
6. Cuando se le reclame para constituir la hipoteca a que se refiere el núm.
12 del art. 107 de la Ley Hipotecaria, el Secretario judicial expedirá inmediata-
mente testimonio del decreto de aprobación del remate, aun antes de haberse
pagado el precio, haciendo constar la finalidad para la que se expide. La solicitud

951
Artículo 670 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

suspenderá el plazo para pagar el precio del remate, que se reanudará una vez
entregado el testimonio al solicitante.
7. En cualquier momento anterior a la aprobación del remate o de la adju-
dicación al ejecutante, podrá el ejecutado liberar sus bienes pagando íntegra-
mente lo que se deba al ejecutante por principal, intereses y costas. En este
supuesto, el Secretario judicial acordará mediante decreto la suspensión de la
subasta o dejar sin efecto la misma, y lo comunicará inmediatamente en ambos
casos al Portal de Subastas.
8. Aprobado el remate y consignado, cuando proceda, en la Cuenta de
Depósitos y Consignaciones, la diferencia entre lo depositado y el precio total
del remate, se dictará decreto de adjudicación en el que se exprese, en su caso,
que se ha consignado el precio, así como las demás circunstancias necesarias
para la inscripción con arreglo a la legislación hipotecaria.

COMENTARIOS
El legislador también ha previsto un régimen jurídico diferenciado, propio y
específico de la subasta judicial electrónica de bienes inmuebles, con relación
a la aprobación judicial del remate (que, como es conocido, regula el art. 650
LEC para la subasta de bienes muebles y el art. 670 LEC para la de inmuebles).
A este respecto, dicho art. 670 LEC las siguientes reglas:
a) Régimen de la aprobación del remate con pujas iguales o superiores al 70
por ciento del valor del bien subastado: hay que distinguir aquí según que la
postura más alta la haya efectuado un tercero (art. 670.1 LEC) o la haya forma-
lizado el acreedor ejecutante (art. 670.2 LEC).
En el primer caso, si la mejor postura fuera igual o superior al 70 por 100 del
valor inicial determinado para la subasta, se procederá de igual manera que en
la subasta de muebles. Es decir, se procederá a la aprobación del remate por el
Secretario, mediante decreto, otorgando al rematante el plazo de cuarenta días
para que consigne la diferencia entre lo depositado (ex art. 669.1 LEC) y el precio
total del remate (art. 670.1 LEC). Lo único que cambia en este supuesto con
relación a la subasta de bienes muebles, por tanto, es la exigencia de que la
postura sea superior al 70 por 100 (y no al 50 por 100 como sucede en la subasta
de muebles) de aquel valor inicial de salida, y que el plazo con que cuenta el
rematante para pagar el precio del remate no es de diez sino de cuarenta días.
En el segundo caso, es decir, cuando la mejor postura sea igual o superior al
70 por 100 del valor inicial de los bienes, pero el rematante haya sido el propio
ejecutante, los trámites a seguir son más o menos los mismos que se suceden en
esta misma hipótesis en la subasta de muebles. La única diferencia estriba en
que en este ámbito el legislador ordena que la liquidación comprenda todos los
conceptos que se adeuden al ejecutante (principal, intereses y costas), mientras
que en la subasta de muebles la liquidación abarca tan sólo el principal y los
intereses, y se aprobará a resultas de la (posterior) liquidación de costas. Téngase

952
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 670

en cuenta, finalmente, que quien resulte adjudicatario del bien en este caso
habrá de aceptar la subsistencia de las cargas o gravámenes anteriores, si los
hubiere y subrogarse en la responsabilidad derivada de ellos (art. 670.5 LEC).
b) Régimen de la aprobación del remate con pujas iguales o superiores al 70
por ciento del valor del bien subastado que ofrezcan su pago aplazado: de igual
forma que la prevista en el art. 650.3 LEC ha de conducirse el procedimiento de
ejecución cuando todas las posturas sean superiores al 70 por 100 del valor de
salida, pero ninguna de ellas ofrezca pagar al contado el precio del remate sino
de forma aplazada, ofreciendo garantías suficientes, bancarias o hipotecarias,
del pago aplazado.
En tal caso, y previa comunicación al ejecutante de esta circunstancia, el
mismo dispondrá de la posibilidad de adjudicarse el bien o bienes inmuebles
por el 70 por 100 del valor de salida, lo que habrá de decidir en un plazo de
veinte días (que, como ya se conoce, se reduce hasta únicamente cinco en la
subasta de bienes muebles) superado el cual, si no ha ejercitado semejante dere-
cho en aras a la adjudicación, el Secretario aprobará la mejor de las posturas
que oferten el pago aplazado, con las condiciones de pago y garantías ofrecidas
en la misma (art. 670.3 LEC). También en este supuesto, quien resulte adjudica-
tario del bien habrá de aceptar la subsistencia de las cargas o gravámenes ante-
riores, si los hubiere y subrogarse en la responsabilidad derivada de ellos (art.
670.5 LEC).
c) Régimen de la aprobación del remate con pujas inferiores al 70 por ciento
del valor del bien subastado: de idéntica manera ha de actuarse procedimental-
mente cuando ninguna de las posturas presentadas iguale o supere el 70 por 100
del valor de salida a subasta del inmueble.
En el presente supuesto, como acaba de señalar, más que de semejanza hay
que hablar de práctica identidad entre los enunciados de los arts. 650.4 LEC (que
contempla esta hipótesis en el marco de la subasta de muebles) y 670.4 LEC (que
hace lo propio para la de inmuebles).
d) Especialidades de la adjudicación por parte del ejecutante de inmuebles
que no sea la vivienda habitual del ejecutado: dentro de las modificaciones
introducidas en su día por la LMAP (en concreto, en la DA 6.ª LEC), se contiene
una reforma que afecta al supuesto en el cual sea objeto de subasta un bien
inmueble diferente de la vivienda habitual del deudor ejecutado y sea el acreedor
quien solicite la adjudicación de dicho inmueble, haya habido o no postores en
la subasta.
Así, dicha DA 6.ª LEC establece: 1.º) Que en el caso de las adjudicaciones
solicitadas por el acreedor ejecutante, y siempre que las subastas en las que no
hubiere ningún postor se realicen sobre bienes inmuebles diferentes de la
vivienda habitual del deudor, el acreedor podrá pedir la adjudicación de los

953
Artículo 670 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

bienes por cantidad igual o superior al cincuenta por ciento de su valor de tasa-
ción o por la cantidad que se le deba por todos los conceptos; 2.º) Y que, asi-
mismo, y para los citados bienes inmuebles diferentes de la vivienda habitual
del deudor, cuando la mejor postura ofrecida sea inferior al 70 por ciento del
valor por el que el bien hubiere salido a subasta y el ejecutado no hubiere pre-
sentado postor, podrá el acreedor pedir la adjudicación del inmueble por el 70
por ciento o por la cantidad que se le deba por todos los conceptos, siempre que
esta cantidad sea superior a la mejor postura.
e) La constitución de hipoteca sobre el derecho del rematante en la subasta:
la única verdadera especialidad digna de ser mencionada en lugar destacado en
lo que se refiere a la aprobación del remate en la subasta de inmuebles es la
contemplada en el art. 670.6 LEC, relativa a la constitución de hipoteca sobre el
derecho del rematante. En efecto, de conformidad con lo dispuesto en el
art. 107.12.º LH, es posible constituir una hipoteca sobre el «derecho del rema-
tante sobre los inmuebles subastados en un procedimiento judicial», añadiendo
la norma que «una vez satisfecho el precio del remate e inscrito el dominio en
favor del rematante, la hipoteca subsistirá, recayendo directamente sobre los
bienes adjudicados».
La norma permite, pues, no ya hipotecar el bien inmueble adquirido por el
rematante (lo que cabalmente tan sólo puede hacerse una vez adquirido el
dominio del mismo, tras pagar el total del precio del remate, y formalizada la
correspondiente inscripción registral de la propiedad), sino su derecho sobre el
inmueble subastado en un estadio anterior al pago del precio del remate y, por
tanto, anteriormente también a la adquisición del dominio y a la formalización
de la oportuna inscripción registral acreditativa del mismo. Hipoteca, por tanto,
que posee la noble finalidad de posibilitar lo antes posible el acceso al Registro
del derecho del rematante sobre el bien que acaba de serle adjudicado, sin tener
que esperar el tiempo que necesariamente se consume hasta poder inscribir el
dominio del mismo con todos los documentos en la mano (y que en el interim
puedan colarse nuevas cargas o gravámenes).
Pues bien, coherentemente con semejante posibilidad, el art. 670.6 LEC per-
mite que el licitador (o, en su caso, el propio ejecutante) en cuyo favor se haya
aprobado el remate pueda pedir al Secretario que acredite dicha circunstancia
a los efectos de constituir la hipoteca de la que habla el citado art. 107.12.º LH.
Ante tal petición, el Secretario Judicial expedirá inmediatamente testimonio del
decreto de aprobación del remate, aun antes de haberse pagado el precio del
mismo, haciendo constar expresamente la finalidad para la que se expide. Lo
importante del caso es que, además, esta petición posee la virtualidad de sus-
pender temporalmente el plazo legal previsto para la satisfacción del precio del
remate que aún quede por pagar, plazo que se reanudará una vez entregado el
testimonio al solicitante.

954
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 671

f) La liberación de los bienes embargados por parte del ejecutado: en relación


con la aprobación del remate una vez conclusa la subasta, téngase en cuenta
que, al igual que sucede en la de muebles (art. 650.5 LEC), en la de inmuebles
también es dable que el ejecutado, en cualquier momento anterior a la aproba-
ción del remate o de la adjudicación en favor del ejecutante, pueda «liberar sus
bienes pagando íntegramente lo que se deba al ejecutante por principal, intereses
y costas» (art. 670.7 LEC).En este supuesto, el Secretario judicial acordará
mediante decreto la suspensión de la subasta o dejar sin efecto la misma, y lo
comunicará inmediatamente en ambos casos al Portal de Subastas (art. 670.7
LEC).
g) Una vez aprobado el remate y consignado, cuando proceda, en la Cuenta
de Depósitos y Consignaciones, la diferencia entre lo depositado y el precio total
del remate, se dictará el correspondiente decreto de adjudicación en el que se
exprese, en su caso, que se ha consignado el precio, así como las demás cir-
cunstancias necesarias para la inscripción con arreglo a la legislación hipotecaria
(art. 670.8 LEC).

Artículo 671. Subasta sin ningún postor


Si en la subasta no hubiere ningún postor, podrá el acreedor, en el plazo de
los veinte días siguientes al del cierre de la subasta, pedir la adjudicación del
bien. Si no se tratare de la vivienda habitual del deudor, el acreedor podrá pedir
la adjudicación por el 50 por cien del valor por el que el bien hubiera salido a
subasta o por la cantidad que se le deba por todos los conceptos. Si se tratare de
la vivienda habitual del deudor, la adjudicación se hará por importe igual al 70
por cien del valor por el que el bien hubiese salido a subasta o si la cantidad que
se le deba por todos los conceptos es inferior a ese porcentaje, por el 60 por cien.
Se aplicará en todo caso la regla de imputación de pagos contenida en el
art. 654.3.
Cuando el acreedor, en el plazo de veinte días, no hiciere uso de esa facultad,
el Secretario judicial, a instancia del ejecutado, procederá al alzamiento del
embargo.

COMENTARIOS
Con relación a la de muebles, la especialidad de la subasta de inmuebles a
la que no concurra ningún postor es simplemente de magnitud. Ya se sabe que
si no aparece postor alguno en la subasta de muebles, el acreedor dispone de
veinte días para decidir si se adjudica la propiedad de los bienes por el 30 por
100 del avalúo o por la cantidad que se le deba por todos los conceptos, y si en
ese plazo no se decanta por la adjudicación, entonces el Secretario procederá
al alzamiento del embargo que pese sobre aquéllos (art. 651 LEC).
Pues en la subasta de inmuebles sucede algo similar sólo que los porcentajes
por el que el ejecutante puede adjudicarse los bienes varían en función del

955
Artículo 672 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

inmueble subastado constituya o no la «vivienda habitual» del deudor ejecu-


tado. Así, en virtud de la vigente redacción del art. 671 LEC (dada por la LRLEC):
1.º) Si no se tratare de la vivienda habitual del deudor, el acreedor podrá pedir
la adjudicación por el 50 por cien del valor por el que el bien hubiera salido a
subasta o por la cantidad que se le deba por todos los conceptos; 2.º) Si se tratare
de la vivienda habitual del deudor, la adjudicación se hará por importe igual al
70 por cien del valor por el que el bien hubiese salido a subasta o si la cantidad
que se le deba por todos los conceptos es inferior a ese porcentaje, por el 60 por
cien.
Por último, cuando el acreedor no hiciere uso de la facultad de adjudicarse
el bien en el plazo de veinte días legalmente previsto, el Secretario, a instancias
del ejecutado, procederá al alzamiento del embargo.

Artículo 672. Destino de las sumas obtenidas en la subasta de inmuebles


1. Por el Secretario judicial se dará al precio del remate el destino previsto
en el apartado 1 del art. 654, pero el remanente, si lo hubiere, se retendrá para
el pago de quienes tengan su derecho inscrito o anotado con posterioridad al del
ejecutante. Si satisfechos estos acreedores, aún existiere sobrante, se entregará
al ejecutado o al tercer poseedor.
Lo dispuesto en este artículo se entiende sin perjuicio del destino que deba
darse al remanente cuando se hubiera ordenado su retención en alguna otra
ejecución singular o en cualquier proceso concursal.
2. El Secretario judicial encargado de la ejecución requerirá a los titulares
de créditos posteriores para que, en el plazo de treinta días, acrediten la subsis-
tencia y exigibilidad de sus créditos y presenten liquidación de los mismos.
De las liquidaciones presentadas se dará traslado por el Secretario judicial a
las partes para que aleguen lo que a su derecho convenga y aporten la prueba
documental de que dispongan en el plazo de diez días. Transcurrido dicho plazo,
el Secretario judicial resolverá por medio de decreto recurrible lo que proceda,
a los solos efectos de distribución de las sumas recaudadas en la ejecución y
dejando a salvo las acciones que pudieran corresponder a los acreedores poste-
riores para hacer valer sus derechos como y contra quien corresponda. El decreto
será recurrible solo en reposición y estarán legitimados para su interposición los
terceros acreedores que hubieren presentado liquidación.

COMENTARIOS
1. Aprobado el remate y consignado su precio, se dictará el correspondiente
decreto de adjudicación (art. 670.8 LEC). Hecho esto, tan sólo resta, en principio,
proceder a la entrega del bien o bienes a sus nuevos propietarios y del precio
del remate al ejecutante, así como la entrega del remanente, si lo hubiere, al
deudor ejecutado.

956
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 672

Tales actuaciones no revisten mayor complejidad cuando el objeto del


remate lo hayan sido bienes muebles sin proyección registral, supuesto en el cual
la LEC, de un lado, ni siquiera prevé disposición alguna relativa a la entrega del
bien al rematante, y, de otro, en cuanto a la entrega del dinero recaudado en la
subasta se limita a disponer que, cuando supere lo adeudado al actor, se retendrá
el exceso a disposición del Tribunal a la espera de que se practique la oportuna
liquidación de lo que se le deba y del importe de las costas (art. 654 LEC). Sin
embargo, cuando lo subastado son bienes de aquellos a los que se refiere el
art. 655 LEC, las cosas se complican dada la necesidad, en primer término, de
respetar el orden de preferencia de los créditos garantizados con el bien o bienes
subastados, en segundo término, de inscribir registralmente el nuevo dominio
del bien adquirido por el rematante y, en tercer y último lugar, de procurar la
puesta a plena disposición del bien inmueble adquirido por este último ante la
eventualidad de que se halle ocupado por personas diferentes al ejecutado. De
todas estas cuestiones se hace eco la LEC en sus arts. 672, 673, 674 y 675.
2. Con carácter general, el precio del remate se entregará al acreedor ejecu-
tante, sin más, siempre que el mismo no supere la cifra por la que, conforme al
art. 575.1 LEC, se haya despachado la ejecución (así lo dispone el art. 672.1
LEC, que se remite al art. 654.1 LEC).
Pero si el dinero recaudado en la subasta es superior a aquella cantidad, el
remanente se retendrá «para el pago de quienes tengan su derecho inscrito o
anotado con posterioridad al del ejecutante»; y si después de satisfechos estos
últimos aún quedare algo de remanente, se procederá directamente a su entrega
al deudor ejecutado o, en su caso, al tercer poseedor (art. 672.1.I LEC), siempre
que, naturalmente, no exista sobre dicho remanente una previa orden de reten-
ción adoptada en alguna otra ejecución singular o en cualquier proceso con-
cursal (art. 672.1.II LEC).
3. A los efectos de determinar cómo ha de distribuirse entre los distintos
acreedores el remanente que haya quedado tras haberse satisfecho el crédito del
ejecutante, el art. 672.2 LEC, prevé el siguiente procedimiento incidental: 1.º) El
Secretario requerirá «a los titulares de créditos posteriores para que, en el plazo
de treinta días, acrediten la subsistencia y exigibilidad de sus créditos y presenten
liquidación de los mismos» (art. 672.2.I LEC); 2.º) El Secretario, si existe rema-
nente tras haber pagado al ejecutante, y si de la certificación registral de cargas
se desprende la existencia de varios acreedores posteriores, procederá a remitir
los requerimientos oportunos a todos los acreedores implicados, otorgándoles
el citado plazo de treinta días para que acrediten la subsistencia y exigibilidad
de sus créditos, presentando, en caso de subsistir sus respectivos derechos, la
liquidación de los mismos; si, transcurrido dicho plazo, no se hubiese presentado
liquidación alguna, el Secretario dará al remanente el destino previsto en el
apartado primero del art. 672 LEC, esto es, lo entregará al ejecutado o, en su
caso al tercer poseedor; 3.º) Por el contrario, si se presentaran en tiempo y forma

957
Artículo 673 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

las liquidaciones requeridas por el Secretario, éste dará traslado de las mismas
a las partes para que aleguen lo que a su derecho convenga y aporten la prueba
documental de que dispongan en el plazo de diez días (art. 672.2.II LEC);
4.º) Finalizado el trámite, el Secretario judicial resolverá por medio de decreto
lo que proceda, a los solos efectos de distribución de las sumas recaudadas en
la ejecución y dejando a salvo las acciones que pudieran corresponder a los
acreedores posteriores para hacer valer sus derechos como y contra quien
corresponda (art. 672.2.II LEC).
El decreto en cuestión será recurrible sólo en reposición, y estarán legitima-
dos para su interposición los terceros acreedores que hubieren presentado liqui-
dación (art. 672.2.II LEC).

Artículo 673. Inscripción de la adquisición: título


Será título bastante para la inscripción en el Registro de la Propiedad el tes-
timonio, expedido por el Secretario judicial, del decreto de adjudicación, com-
prensivo de la resolución de aprobación del remate, de la adjudicación al acree-
dor o de la transmisión por convenio de realización o por persona o entidad
especializada, y en el que se exprese, en su caso, que se ha consignado el precio,
así como las demás circunstancias necesarias para la inscripción con arreglo a
la legislación hipotecaria.
El testimonio expresará, en su caso, que el rematante ha obtenido crédito
para atender el pago del precio del remate y, en su caso, el depósito previo,
indicando los importes financiados y la entidad que haya concedido el préstamo,
a los efectos previstos en el art. 134 de la Ley Hipotecaria.

COMENTARIOS
Otra de las actuaciones que ha de acometerse después de aprobado el remate
es la de la inscripción en el registro que corresponda del cambio de dominio del
bien, que regulan los arts. 673 y 674 LEC.
1. El art. 673.I LEC establece que, para que el adquirente del bien inmueble
subastado pueda inscribir su dominio sobre el mismo en el Registro de la Pro-
piedad será título bastante «el testimonio, expedido por el Secretario Judicial, del
decreto de adjudicación comprensivo de la resolución de aprobación del remate,
de la adjudicación al acreedor o de la transmisión por convenio de realización
o por persona o entidad especializada, y en el que se exprese, en su caso, que
se ha consignado el precio (del remate), así como las demás circunstancias nece-
sarias para la inscripción con arreglo a la legislación hipotecaria».
A instancia de parte, el testimonio del decreto de adjudicación se remitirá
electrónicamente al Registro o Registros de la Propiedad correspondientes (art.
674.IV LEC).

958
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 674

2. Por lo demás, hay que tener en cuenta también que cuando el adquirente
del inmueble subastado (que en este caso únicamente podrá serlo el rematante
de la subasta, o los compradores fruto de la ejecución del convenio de realiza-
ción o de la enajenación por medio de especialista, pero nunca el acreedor
adjudicatario) haya ofrecido pagar el precio del remate de manera aplazada (v.
art. 670.3 LEC), en el testimonio de cualquiera de las anteriores resoluciones
(excepción hecha, insistimos, del decreto por el que se aprueba la adjudicación
en favor del ejecutante) habrá de expresar el Secretario Judicial «que el rematante
ha obtenido crédito para atender el pago del precio del remate y, en su caso, el
depósito previo, indicando los importes financiados y la entidad que haya con-
cedido el préstamo, a los efectos previstos en el art. 134 de la Ley Hipotecaria»
(art. 673.II LEC).

Artículo 674. Cancelación de cargas


A instancia del adquirente, se expedirá, en su caso, mandamiento de cance-
lación de la anotación o inscripción del gravamen que haya originado el remate
o la adjudicación.
Asimismo, el Secretario judicial mandará la cancelación de todas las ins-
cripciones y anotaciones posteriores, incluso las que se hubieran verificado des-
pués de expedida la certificación prevenida en el art. 656, haciéndose constar
en el mismo mandamiento que el valor de lo vendido o adjudicado fue igual o
inferior al importe total del crédito del actor y, en el caso de haberlo superado,
que se retuvo el remanente a disposición de los interesados.
También se expresarán en el mandamiento las demás circunstancias que la
legislación hipotecaria exija para la inscripción de la cancelación.
A instancia de parte, el testimonio del decreto de adjudicación y el manda-
miento de cancelación de cargas se remitirán electrónicamente al Registro o
Registros de la Propiedad correspondientes.

COMENTARIOS
Pero, para obtener la inscripción registral del dominio del bien inmueble
subastado en favor de quien haya resultado su adquirente (bien por haber ganado
el remate, bien por haberse adjudicado el bien), no basta con el anterior testi-
monio expedido por el Secretario Judicial. También resulta imprescindible que,
al tiempo que se insta dicha inscripción de dominio, se pida la cancelación de
las cargas posteriores al derecho del ejecutante, sin excepción, incluso, como
dice el art. 134 LH, las que se hubieran verificado con posterioridad a la nota
marginal de expedición de certificación de cargas en el correspondiente proce-
dimiento (v. art. 656.2 LEC).
Para ello, según autoriza el art. 674.I LEC, el adquirente del bien inmueble,
al tiempo de pedir la expedición del anterior testimonio, solicitará también que

959
Artículo 675 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

se expida mandamiento de cancelación de la anotación o inscripción del gra-


vamen que haya originado el remate o la adjudicación.
Asimismo, el Secretario judicial ordenará «la cancelación de todas las ins-
cripciones y anotaciones posteriores, incluso las que se hubieran verificado des-
pués de expedida la certificación prevenida en el art. 656, haciéndose constar
en el mismo mandamiento que el valor de lo vendido o adjudicado fue igual o
inferior al importe total del crédito del actor y, en el caso de haberlo superado,
que se retuvo el remanente a disposición de los interesados», además de expre-
sarse también «las demás circunstancias que la legislación hipotecaria exija para
la inscripción de la cancelación» (art. 674.II y III LEC).
A instancia de parte, el testimonio del mandamiento de cancelación de car-
gas se remitirá electrónicamente al Registro o Registros de la Propiedad corres-
pondientes (art. 674.IV LEC).

Artículo 675. Posesión judicial y ocupantes del inmueble


1. Si el adquirente lo solicitara, se le pondrá en posesión del inmueble que
no se hallare ocupado.
2. Si el inmueble estuviera ocupado, el Secretario judicial acordará de inme-
diato el lanzamiento cuando el Tribunal haya resuelto, con arreglo a lo previsto
en el apartado 2 del art. 661, que el ocupante u ocupantes no tienen derecho a
permanecer en él. Los ocupantes desalojados podrán ejercitar los derechos que
crean asistirles en el juicio que corresponda.
Cuando, estando el inmueble ocupado, no se hubiera procedido previamente
con arreglo a lo dispuesto en el apartado 2 del art. 661, el adquirente podrá pedir
al Tribunal de la ejecución el lanzamiento de quienes, teniendo en cuenta lo
dispuesto en el art. 661, puedan considerarse ocupantes de mero hecho o sin
título suficiente. La petición deberá efectuarse en el plazo de un año desde la
adquisición del inmueble por el rematante o adjudicatario, transcurrido el cual
la pretensión de desalojo sólo podrá hacerse valer en el juicio que corresponda.
3. La petición de lanzamiento a que se refiere el apartado anterior se notifi-
cará a los ocupantes indicados por el adquirente, con citación a una vista que
señalará el Secretario judicial dentro del plazo de diez días, en la que podrán
alegar y probar lo que consideren oportuno respecto de su situación. El Tribunal,
por medio de auto, sin ulterior recurso, resolverá sobre el lanzamiento, que
decretará en todo caso si el ocupante u ocupantes citados no comparecieren sin
justa causa.
4. El auto que resolviere sobre el lanzamiento de los ocupantes de un inmue-
ble dejará a salvo, cualquiera que fuere su contenido, los derechos de los intere-
sados, que podrán ejercitarse en el juicio que corresponda.

960
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 675

COMENTARIOS
1. Finalmente, tras la aprobación del remate y del pago de su precio por el
rematante, los bienes serán entregados al mismo. Cuando dichos bienes son de
naturaleza mueble, para su entrega al adquirente no parece existir especial pro-
blemática (v. art. 650.1 LEC); generalmente se hará mediante la entrega directa
en propia mano o mediante su puesta a disposición –v. gr. entregándole las llaves
y la documentación del vehículo adquirido en la subasta–. Sin embargo, tratán-
dose de inmuebles, la toma de posesión de los mismos por parte del adquirente
puede tornarse más compleja, hasta el extremo de que, en el caso de inmuebles
desocupados, la LEC permite que el adquirente solicite, y el Secretario judicial
acuerde, ponerle en posesión del inmueble de que se trate (art. 675.1 LEC).
2. La complejidad de esta operación, además, puede llegar a multiplicarse
en aquellos casos en que el inmueble adquirido en la subasta se encuentra ocu-
pado por personas (arrendatarios, usufructuarios o simplemente precaristas) dis-
tintas al ejecutado (el cual, tras la aprobación del remate o la adjudicación del
bien al acreedor, pierde la oportunidad de liberar los bienes –art. 670.7 LEC–,
y, con ella, cualquier derecho a la ocupación del inmueble en cuestión).
En este caso, como ya se tuvo ocasión de señalar páginas atrás (a propósito
del comentario al art. 661 LEC), en cuanto conste en el procedimiento que el
inmueble está ocupado por esas terceras personas, se les notificará la existencia
de la ejecución para que justifiquen ante el Tribunal su derecho a permanecer
en dicho inmueble. E incluso es posible que el ejecutante, antes de que se anun-
cie la subasta, solicite que el Tribunal declare provisionalmente, es decir, sin
efectos de cosa juzgada, si a su juicio dichos ocupantes lo son de mero hecho
o sin justo título o si, por el contrario, ostentan un derecho a permanecer en el
inmueble una vez finalizado el procedimiento de la subasta, todo ello al amparo
de lo establecido en el art. 661.2 LEC.
Así que, llegados al momento de que el adquirente del bien inmueble acceda
a la posesión del mismo, el legislador toma en consideración el hecho de que,
con carácter previo, se haya llevado a cabo semejante declaración judicial ex
art. 661.2 LEC o, en cambio, no se haya verificado la misma por la circunstancia
que sea:
a) Desalojo inmediato de los ocupantes de mero hecho declarados judicial-
mente como tales antes del anuncio de la subasta: cuando tal declaración judi-
cial previa exista, y el sentido de la misma sea contrario a la permanencia de los
ocupantes en el inmueble, para que el adquirente alcance la plena posesión del
bien el Secretario judicial ordenará que se proceda de inmediato al lanzamiento
de dichos ocupantes. En este caso no se permitirá a los ocupantes presentar
defensa alguna para evitar la orden de lanzamiento, debiendo los mismos defen-
der sus derechos en un eventual juicio declarativo ulterior (art. 675.2.I LEC).

961
Artículo 676 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

b) Procedimiento privilegiado para el desalojo de los ocupantes de un inmue-


ble subastado sin declaración judicial previa sobre su situación jurídica: por el
contrario, cuando tal declaración previa no haya existido, el lanzamiento de
aquéllos, obviamente, no puede decretarse de forma inmediata o automática,
sin conocer antes cuál es el título jurídico del que los mismos disponen para
fundamentar dicha ocupación.
En este caso, la LEC discrimina positivamente al adquirente de un inmueble
subastado, otorgándole en los apartados 2, 3 y 4 del art. 675 un instrumento
procesal privilegiado (que no es otro que aquel que ha de seguirse para efectuar
las previas declaraciones judiciales a que se refiere el art. 661 LEC) en orden a
obtener el lanzamiento de los ocupantes del inmueble; instrumento procesal
privilegiado que aquel rematante o adjudicatario podrá ejercitar dentro del plazo
de un año desde la adquisición, transcurrido el cual la pretensión de desalojo
(ahora ya como cualquier propietario de un inmueble ocupado) sólo podrá
hacerse valer en el juicio declarativo que corresponda (art. 675.2.II LEC).
c) Desalojo de los ocupantes con justo título declarados judicialmente como
tales antes del anuncio de la subasta; por último, cuando la declaración judicial
previa dictada ex art. 661.2 LEC haya existido, pero en ella se manifieste que los
ocupantes poseen un justo título para seguir ocupando el inmueble subastado
(v. gr. un contrato de arrendamiento válido y vigente), el adquirente alcanzará
la propiedad del inmueble, sí, pero para obtener también la posesión deberá
ejercitar las acciones que estime oportunas para obtener el desalojo de dichos
ocupantes (art. 661.2.II LEC).

SECCIÓN 7.ª
De la administración para pago

Artículo 676. Constitución de la administración


1. En cualquier momento, podrá el ejecutante pedir del Secretario judicial
responsable de la ejecución que entregue en administración todos o parte de los
bienes embargados para aplicar sus rendimientos al pago del principal, intereses
y costas de la ejecución.
Si el ejecutante decidiera que la administración fuera realizada por terceras
personas, el Secretario judicial fijará, mediante decreto y a costa del ejecutado,
su retribución.
2. El Secretario judicial, mediante decreto, acordará la administración para
pago cuando la naturaleza de los bienes así lo aconsejare y dispondrá que, previo
inventario, se ponga al ejecutante en posesión de los bienes, y que se le dé a
conocer a las personas que el mismo ejecutante designe.

962
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 676

Antes de acordar la administración se dará audiencia, en su caso, a los ter-


ceros titulares de derechos sobre el bien embargado inscritos o anotados con
posterioridad al del ejecutante.
3. El Secretario judicial, a instancia del ejecutante, podrá imponer multas
coercitivas al ejecutado que impida o dificulte el ejercicio de las facultades del
administrador, sin perjuicio de las demás responsabilidades en que aquél hubiera
podido incurrir. Igualmente a instancia del ejecutante, el Tribunal podrá imponer
multas coercitivas a los terceros que impiden o dificulten el ejercicio de las
facultades del administrador, en cuyo caso se seguirá el procedimiento estable-
cido en los apartados 2 y 3 del art. 591.

COMENTARIOS
1. Como regla general, la realización que se lleva a cabo en el procedimiento
de apremio comporta una enajenación de los bienes embargados. La realización
de los bienes a través de la «administración para pago», en cambio, se erige en
una excepción a la anterior regla general, porque la misma únicamente origina
una modificación en la persona del administrador de dichos bienes, que de ser
generalmente el propio ejecutado (en cuanto titular del dominio de los mismos),
o excepcionalmente un administrador nombrado por el Secretario judicial al
amparo de los arts. 630–633 LEC (como medida para garantizar la indemnidad
de la traba dispuesta sobre aquéllos), pasa a ser directamente el acreedor eje-
cutante.
En consecuencia, la administración para pago puede ser definida como una
forma peculiar de realización de los bienes embargados dentro del procedi-
miento de apremio mediante la cual, y previa petición del acreedor ejecutante,
el Secretario judicial encargado de la ejecución acordará que aquellos bienes
embargados que sean susceptibles de explotación para generar un rendimiento
económico, pasen a ser administrados por el acreedor ejecutante hasta el
momento en que con dichos productos o rendimientos puedan ser completa-
mente satisfechas o completadas las cantidades por las que se haya despachado
la ejecución.
La administración para pago se constituye, de esta manera, en una alternativa
a la enajenación de los bienes embargados. En un procedimiento a través del
cual allegar fondos económicos al proceso para aplicarlos al buen fin de la eje-
cución (art. 570 LEC), pero de una forma sensiblemente menos traumática para
el ejecutado, pues la puesta en práctica de dicha administración no le supondrá,
al menos mientras se mantenga vigente la medida, la pérdida de la titularidad
de los bienes embargados, cuya administración incluso podrá recuperar llegado
el momento, una vez satisfecha la pretensión del ejecutante (v. art. 680.1 LEC).
2. Antes de acordar esta medida, el Secretario judicial «dará audiencia, en
su caso, a los terceros titulares de derechos sobre el bien embargado inscritos o
anotados con posterioridad al del ejecutante» (art. 676.2.II LEC). Celebrada dicha

963
Artículo 677 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

audiencia, el Secretario accederá a la petición del acreedor de que se le entre-


guen los bienes para hacerse pago con lo obtenido de su administración o
explotación, emitiendo al efecto la correspondiente resolución en forma de
decreto, siempre que concurran los anteriormente mencionados presupuestos
(art. 676.2 LEC).
En dicha resolución habrá de constar (art. 676.2.I LEC): 1.º) La relación de
bienes a que se refiera la petición del acreedor ejecutante, siempre que el Secre-
tario considere que los mismos, dada su naturaleza, son susceptibles de ser
explotados y de generar rendimientos económicos; 2.º) La orden de que dichos
bienes sean inventariados, inventario que, obviamente, tiene como finalidad la
de asegurar que, una vez concluya la administración para pago por la razón que
sea, el ejecutante devolverá todos y cada uno de los bienes cuya administración
se le confía ahora; 3.º) La orden de que, una vez llevado a cabo el inventario, se
ponga al ejecutante en posesión de los bienes, a fin de que pueda realizar sobre
ellos, ya de manera efectiva, las labores inherentes a su administración; 4.º) La
orden, en su caso, de que, si así lo ha solicitado el acreedor en su inicial petición,
se «le dé a conocer a las personas que el mismo ejecutante designe», medida
ésta que, al igual que la anterior, tiene por finalidad la de posibilitar el más
adecuado ejercicio de la administración para pago mediante la comunicación
entre el nuevo administrador y todas aquellas personas que puedan trabajar o
relacionarse comercialmente de algún modo con la explotación económica cuya
administración asume el ejecutante.
3. En aras a asegurar que el desempeño de las labores necesarias para obtener
de los bienes administrados el rendimiento económico esperado, la LEC pone
en manos del Tribunal un instrumento coercitivo con el que castigar el compor-
tamiento de todas aquellas personas (incluido el propio ejecutado, que aquí no
haría sino tirar piedras contra su propio tejado...) que, de algún modo, entor-
pezcan la labor del acreedor ejecutante. Así, el art. 676.3 LEC dispone que, a
instancia del ejecutante, el Secretario judicial podrá imponer multas coercitivas
al ejecutado o a los terceros que impidan o dificulten el ejercicio de las facultades
del administrador, todo ello, claro está, sin perjuicio de las responsabilidades
civiles (e incluso penales, como, por ejemplo, la comisión de delitos de robo,
defraudación, apropiación indebida, delitos societarios, etc.) en que aquéllos
hubieran podido incurrir.

Artículo 677. Forma de la administración


La administración para pago se atendrá a lo que pactaren ejecutante y eje-
cutado; en ausencia de pacto, se entenderá que los bienes han de ser adminis-
trados según la costumbre del país.

964
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 678

COMENTARIOS
La norma impone una escala de prioridades en las reglas a observar en el
desempeño de la administración para pago:
a) En primer término, lo que acuerden las partes procesales ejecutante y eje-
cutada, las cuales son enteramente libres a la hora de establecer las pautas estra-
tégicas y comerciales que han de regir dicha administración; cumple aquí cons-
tatar que, en una situación presidida por la buena fe, si el ejecutante está intere-
sado en obtener cuanto antes los mayores rendimientos posibles con la
administración de los bienes embargados, mucho más interesado lo estará aún
el ejecutado, pues cuanto antes se salden las cantidades que adeude antes recu-
perará la posesión y la administración de sus bienes.
b) En segundo lugar, y siempre que las partes no se pongan de acuerdo sobre
la forma de acometer la administración de los bienes, se seguirá la «costumbre
del país», expresión ésta que no es sino una evocación a la experiencia econó-
mica, empresarial o sociológica que posean las partes implicadas, así como el
propio órgano judicial a la hora de valorar y resolver las controversias que con
dicha gestión se originen.

Artículo 678. Rendición de cuentas


1. Salvo que otra cosa acuerden el Secretario judicial responsable de la eje-
cución o las partes, el acreedor rendirá cuentas anualmente de la administración
para pago al Secretario judicial. De las cuentas presentadas por el acreedor se
dará vista al ejecutado, por plazo de quince días. Si éste formulare alegaciones,
se dará traslado de las mismas al ejecutante para que, por plazo de nueve días,
manifieste si está o no conforme con ellas.
2. Si no existiere acuerdo entre ellos, el Secretario judicial convocará a
ambos a una comparecencia en el plazo de cinco días, en la cual se admitirán
las pruebas que se propusieren y se consideraren útiles y pertinentes, fijando
para practicarlas el tiempo que se estime prudencial, que no podrá exceder de
diez días.
Practicada, en su caso, la prueba admitida, el Secretario judicial dictará
decreto, en el plazo de cinco días, en el que resolverá lo procedente sobre la
aprobación o rectificación de las cuentas presentadas. Contra dicho decreto
cabrá recurso directo de revisión.

COMENTARIOS
1. El acreedor que obtenga la administración para pago tendrá que rendir
cuentas de los resultados obtenidos con su gestión. De este modo lo exige impe-
rativamente el art. 678 LEC, donde también se establece que dicha rendición de
cuentas habrá de tener una periodicidad anual, salvo que las partes ejecutante

965
Artículo 679 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

y ejecutada hubiesen pactado su presentación en otro plazo diferente (que igual


puede ser más amplio que más reducido).
a) La rendición de cuentas se hará ante el Secretario Judicial, el cual dará
vista de las mismas al ejecutado por plazo de quince días a fin de que formule
las alegaciones que tenga por convenientes. Si las formulare, de las mismas se
dará traslado al administrador ejecutante, para que, a su vez, y ahora por plazo
de tan sólo nueve días, manifieste si está conforme o no con dichas alegaciones
del ejecutado.
b) Si existiere acuerdo entre ejecutante y ejecutado, el trámite concluirá, sin
más, en ese punto, teniéndose por rendidas y aprobadas las cuentas. Por el con-
trario, si el ejecutado no se conformare con las cuentas presentadas por el acree-
dor, o éste no estuviese dispuesto a aceptar las modificaciones o reformas que
aquél hubiese sugerido en el anterior trámite de alegaciones, el Secretario con-
vocará a ambos a una comparecencia en la cual se admitirán las pruebas que
propusieren y se consideren útiles y pertinentes, fijando para practicarlas el
tiempo que se estime prudencial, que no podrá exceder de diez días; practicada,
en su caso, la prueba admitida, el Secretario dictará decreto, en el plazo de cinco
días, en el que resolverá lo procedente sobre la aprobación o rectificación de las
cuentas presentadas, y frente al que podrá ejercitarse el recurso directo de revi-
sión.
2. De cara a la determinación del régimen jurídico de la rendición de cuentas
que se establece en este art. 678 LEC, no son aplicables las disposiciones del
Capítulo IV del Título que la LEC dedica a la disciplina de la ejecución no dine-
raria, pese a que los términos en que se manifiesta el art. 712 LEC pudieran hacer
pensar lo contrario (recordemos que este precepto establece que «Se procederá
del modo que ordenan los artículos siguientes siempre que, conforme a esta Ley,
deba... determinar el saldo resultante de la rendición de cuentas de una admi-
nistración»). Sin embargo, basta con leer el art. 720 LEC para comprobar que
esta regulación se refiere a los supuestos en que el propio título ejecutivo se
refiera al deber de rendir cuentas de una administración y entregar el saldo de
las mismas, supuesto que, de forma evidente, no tiene cabida en el singular y
específico ámbito de la administración para pago.

Artículo 679. Controversias sobre la administración


Salvo las controversias sobre rendición de cuentas, todas las demás cuestio-
nes que puedan surgir entre el acreedor y el ejecutado, con motivo de la admi-
nistración de las fincas embargadas, se sustanciarán por los trámites establecidos
para el juicio verbal ante el Tribunal que autorizó la ejecución.

966
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 680

COMENTARIOS
La LEC establece cómo han de resolverse las controversias que se originen
como consecuencia de los actos a través de los que se desarrolle la administra-
ción de los bienes embargados. Y ello porque la administración para pago no
otorga al acreedor ejecutante ninguna patente de corso para disponer todo aque-
llo que considere oportuno sin que sus decisiones puedan ser controladas o fis-
calizadas de algún modo. Antes al contrario, y puesto que los bienes objeto de
administración siguen perteneciendo al deudor ejecutado, es evidente que a éste
han de reconocerse amplias facultades para oponerse a todo aquello que con-
sidere perjudicial para la correcta administración y explotación de sus bienes,
planteando ante el Secretario judicial las quejas y peticiones que estime impres-
cindibles para asegurar dicha adecuada gestión.
De ahí que la LEC, aunque excluyendo expresamente las que se susciten en
el ámbito de la rendición de cuentas por parte del ejecutante (las cuales no es
que sean incontrolables, sino que lo son a través del procedimiento específico
previsto en el art. 678 LEC), disponga que las controversias que se planteen entre
acreedor ejecutante y deudor ejecutado «con motivo de la administración de las
fincas embargadas, se sustanciarán por los trámites establecidos para el juicio
verbal ante el Tribunal que autorizó la ejecución» (art. 679 LEC).

Artículo 680. Finalización de la administración


1. Cuando el ejecutante se haya hecho pago de su crédito, intereses y costas
con el producto de los bienes administrados, volverán éstos a poder del ejecu-
tado.
2. El ejecutado podrá en cualquier tiempo pagar lo que reste de su deuda,
según el último estado de cuenta presentado por el acreedor, en cuyo caso será
aquél repuesto inmediatamente en la posesión de sus bienes y cesará éste en la
administración, sin perjuicio de rendir su cuenta general en los quince días
siguientes, y de las demás reclamaciones a que uno y otro se crean con derecho.
3. Si el ejecutante no lograre la satisfacción de su derecho mediante la admi-
nistración, podrá pedir que el Secretario judicial encargado de la ejecución
ponga término a ésta y que, previa rendición de cuentas, proceda a la realización
forzosa por otros medios.

COMENTARIOS
1. Considerando cuál es la finalidad de la administración para pago (pago de
la deuda del ejecutado con cargo a los rendimientos obtenidos de la adminis-
tración o explotación de sus bienes), es evidente que la vigencia de dicha medida
habrá de decaer en cuanto se logre el apuntado designio. Por eso el primer
apartado del art. 680 LEC dispone que, cuando el ejecutante se haya hecho pago

967
Artículo 681 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de su crédito, intereses y costas con el producto de los bienes administrados,


concluirá la administración y los citados bienes volverán a poder del ejecutado.
2. Pero existen otras dos maneras de poner punto final a la administración
para pago, que son las siguientes: 1.ª) El ejecutado podrá en cualquier tiempo
pagar lo que reste de su deuda, según el último estado de cuenta presentado por
el acreedor, en cuyo caso será aquél repuesto inmediatamente en la posesión de
sus bienes y cesará éste en la administración, sin perjuicio de rendir su cuenta
general en los quince días siguientes, y de las demás reclamaciones a que uno
y otro se crean con derecho (art. 680.2 LEC); 2.ª) Si el ejecutante no lograre la
satisfacción de su derecho mediante la administración para pago, podrá pedir
que el Secretario ponga término a ésta y que, previa rendición de cuentas, se
proceda a la realización forzosa por otros medios (art. 680.3 LEC), tales como la
subasta judicial, el convenio de realización o la enajenación de los bienes por
medio de persona o entidad especializada.

CAPÍTULO V
De las particularidades de la ejecución sobre bienes hipotecados o
pignorados

Artículo 681. Procedimiento para exigir el pago de deudas garantizadas por


prenda o hipoteca
1. La acción para exigir el pago de deudas garantizadas por prenda o hipoteca
podrá ejercitarse directamente contra los bienes pignorados o hipotecados, suje-
tando su ejercicio a lo dispuesto en este título, con las especialidades que se
establecen en el presente capítulo.
2. Cuando se reclame el pago de deudas garantizadas por hipoteca naval, lo
dispuesto en el apartado anterior sólo podrá ejercitarse en los casos descritos en
el art. 140.a) y e) de la Ley de Navegación Marítima.
En los casos indicados en las letras c) y d) del referido artículo, la acción solo
podrá ejercitarse previa constatación de la situación real del buque a través de
certificación emitida por la administración competente y en el caso de la letra
b) será necesario que se presente testimonio de la ejecutoria en que conste la
declaración de concurso.

COMENTARIOS
1. El último de los Capítulos que la LEC dedica a la ejecución dineraria regula
«las particularidades de la ejecución sobre bienes hipotecados o pignorados»
(arts. 681 a 698 LEC), donde se da cita una larga serie de especialidades proce-
sales que, con carácter general, han de observarse cuando la ejecución se sigue,
como reza la rúbrica, frente a bienes del ejecutado que se encuentren hipote-
cados o pignorados.

968
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 681

A las especialidades contempladas en los arts. 681 a 698 LEC hay que sumar
también las referencias que a la ejecución hipotecaria se realizan desde los arts.
555.4 LEC (a los efectos de posibilitar la acumulación únicamente entre procesos
de ejecución de esta misma naturaleza) y 579 LEC (que, reiterando lo que ya se
proclama en el art. 121 LH, permite extender la ejecución hipotecaria a bienes
no hipotecados, debiendo seguirse entonces el proceso por los trámites generales
de la ejecución dineraria, cuando con la realización de los bienes hipotecados
o pignorados no se haya obtenido la cantidad económica suficiente para cubrir
el crédito).
Pero, examinando en conjunto todas ellas, puede seguir afirmándose que
estamos en presencia de un proceso especial de ejecución, que posibilita la
ejecución procesal de los títulos ejecutivos en que se hayan constituido las
garantías hipotecaria o pignoraticia y, atendida la autenticidad y fehaciencia de
éstos, disminuye sensiblemente las posibilidades de defensa del ejecutado, lo
que se traduce en la limitación taxativa de las causas de oposición a la ejecución
susceptibles de ser aducidas y, además, en una limitación de las causas capaces
de producir la suspensión de la tramitación del proceso, defiriendo a un eventual
proceso civil declarativo posterior todas aquellas cuestiones que por imperativo
legal no pueden ser objeto de este proceso especial de ejecución (extremo este
último que en su día salvó las dudas que, por supuesta infracción del derecho
de defensa proclamado en el art. 24.1 CE, pudieron plantearse ante el Tribunal
Constitucional: SSTC 41/1981, 64/1985, 8/1991, 6/1992, 217/1993, 21/1995,
223 y 227/1997, 42/1998...) (sobre la naturaleza jurídica del proceso judicial
sumario que antes regulaba el art. 131 LH, cfr. STC 69/1995, de 9 de mayo).
2. En lo que respecta al ámbito de aplicación de las especialidades procesales
(o particularidades en la terminología legal) en materia de ejecución hipotecaria
y pignoraticia, las mismas abarcan un buen número de vertientes:
1.ª Desde la óptica de los presupuestos procesales, se efectúa una regulación
específica de la competencia territorial (art. 684 LEC, precepto al que se remite
el art. 545.3 LEC, que despliega dicha misma regulación pero con carácter gene-
ral a toda ejecución).
2.ª En la fase inicial del proceso de ejecución se contemplan especialidades
en lo que respecta a la legitimación pasiva y a los documentos que han de
acompañar a la demanda ejecutiva (art. 685 LEC), al contenido de esta última
cuando se proceda por el impago de una parte del capital o de los intereses del
crédito garantizado con la hipoteca (art. 693 LEC), al despacho de ejecución
(arts. 686 y 687 LEC), al requerimiento de pago (art. 686 LEC) y a la orden de
retención de vehículos y bienes pignorados (art. 687), así como al mandamiento
de certificación registral del dominio y cargas (arts. 688 y 689 LEC).
3.ª En el estadio procesal subsiguiente al despacho de ejecución también se
dan cita particularidades en materia de oposición a dicho despacho (arts. 695 y

969
Artículo 682 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

698 LEC), de tercerías de dominio (art. 696 LEC) y en el ámbito de la adminis-


tración para pago con cargo a los bienes hipotecados (art. 690 LEC).
4.ª En la fase de realización de los bienes hipotecados y pignorados concurren
igualmente algunas especialidades procesales relativas a la admisibilidad de las
diversas modalidades de realización previstas en la LEC (art. 691.1 y 5 LEC), y a
la subasta judicial en particular (art. 691 LEC) y al destino de las cantidades
obtenidas y a la cancelación de la hipoteca (art. 692 LEC).
5.ª Junto a todas ellas hay salpicadas ciertas particularidades atinentes a la
suspensión del proceso (arts. 690.3, 696, 697 LEC) o a otras formas de termina-
ción del mismo diferentes a la normal de culminación del procedimiento de
apremio (arts. 687, 688.3 LEC).
3. Mención especial merece el proceso de ejecución hipotecaria cuando se
reclame el pago de deudas garantizas por hipoteca naval (regulada con carácter
general en los arts. 126 a 144 LNM), al que únicamente serán aplicables las
particularidades de los arts. 681 a 698 LEC «en los casos descritos en el art. 140.a)
y e) de la Ley de Navegación Marítima» (art. 681.2.I LEC), toda vez que en los
casos previstos en las letras c) y d) de dicho precepto, «la acción sólo podrá
ejercitarse previa constatación de la situación real del buque a través de certifi-
cación emitida por la Administración competente y en el caso de la letra b) será
necesario que se presente testimonio de la ejecutoria en que conste la declara-
ción de concurso» (art. 681.2.II LEC).

Artículo 682. Ámbito del presente capítulo


1. Las normas del presente Capítulo sólo serán aplicables cuando la ejecución
se dirija exclusivamente contra bienes pignorados o hipotecados en garantía de
la deuda por la que se proceda.
2. Cuando se persigan bienes hipotecados, las disposiciones del presente
capítulo se aplicarán siempre que, además de lo dispuesto en el apartado ante-
rior, se cumplan los requisitos siguientes:
1.º Que en la escritura de constitución de la hipoteca se determine el precio
en que los interesados tasan la finca o bien hipotecado, para que sirva de tipo
en la subasta, que no podrá ser inferior, en ningún caso, al 75 por cien del valor
señalado en la tasación que, en su caso, se hubiere realizado en virtud de lo
previsto en la Ley 2/1981, de 25 de marzo, de Regulación del Mercado Hipote-
cario.
2.º Que, en la misma escritura, conste un domicilio, que fijará el deudor,
para la práctica de los requerimientos y de las notificaciones. También podrá
fijarse, además, una dirección electrónica a los efectos de recibir las correspon-
dientes notificaciones electrónicas, en cuyo caso será de aplicación lo dispuesto
en el párrafo segundo del apartado 1 del art. 660.

970
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 682

En la hipoteca sobre establecimientos mercantiles se tendrá necesariamente


por domicilio el local en que estuviere instalado el establecimiento que se hipo-
teca.
3. El Registrador hará constar en la inscripción de la hipoteca las circuns-
tancias a que se refiere el apartado anterior.

COMENTARIOS
1. Las especialidades contenidas en los arts. 681 a 698 LEC, contrariamente
a lo que pudiera pensarse en un principio, no son aplicables, sin más, a cualquier
proceso de ejecución dineraria en el que se persiga para el cobro del crédito
algún bien que se halle hipotecado o pignorado. Antes al contrario, el procedi-
miento de ejecución directa contra los bienes hipotecados sólo podrá ejercitarse,
según los arts. 579 y 682.1 LEC, «cuando la ejecución se dirija exclusivamente
(y conviene remarcar bien dicha exclusividad) contra bienes pignorados o hipo-
tecados en garantía de la deuda por la que se proceda» (art. 682.1 LEC).
De esta forma, cuando el acreedor ejecutante quiera someter al proceso de
ejecución tanto bienes del ejecutado no hipotecados o pignorados cuanto bienes
sobre los que sí pesen estas específicas cargas, se habrán de seguir las disposi-
ciones generales de los cuatro primeros Capítulos del Título que la LEC dedica
a la ejecución dineraria, y no las del Capítulo V de ese mismo Título, cuya apli-
cación queda así reservada a los solos casos en que los bienes perseguidos para
el cobro del derecho de crédito incorporado al título ejecutivo sean bienes some-
tidos a prenda o a hipoteca conforme a la legislación especial antes referenciada.
2. Sobre el ámbito de aplicación del referido Capítulo de la LEC (ámbito que
se delimita por el hecho de que el acreedor persiga exclusivamente bienes pig-
norados o hipotecados) pesa, además, una nueva restricción en los supuestos en
que se persigan exclusivamente bienes hipotecados del ejecutado (excluyendo
en todo caso, por tanto, bienes del mismo que se encuentren pignorados).
En estos concretos supuestos, la obligada observancia de las especialidades
recogidas en los arts. 681 a 698 LEC se somete, adicionalmente, a la concurren-
cia de los siguientes requisitos: 1.º) Es necesario, en primer lugar, que en la
escritura de constitución de la hipoteca «se determine el precio en que los
interesados tasan la finca o bien hipotecado, para que sirva de tipo en la subasta,
que no podrá ser inferior, en ningún caso, al 75 por cien del valor señalado en
la tasación que, en su caso, se hubiere realizado en virtud de lo previsto en la
Ley 2/1981, de 25 de marzo, de Regulación del Mercado Hipotecario»
(art. 682.2.1.º LEC, en la redacción dada al mismo por la LMRA); 2.º) Y es nece-
sario también que, en segundo término, conste en dicha misma escritura «un
domicilio, que fijará el deudor, para la práctica de los requerimientos y de las
notificaciones»; también podrá fijarse, además, «una dirección electrónica a los

971
Artículo 683 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

efectos de recibir las correspondientes notificaciones electrónicas» (art.


682.2.2.º.I LEC).

Artículo 683. Cambio del domicilio señalado para requerimientos y notifi-


caciones
1. El deudor y el hipotecante no deudor podrán cambiar el domicilio que
hubieren designado para la práctica de requerimientos y notificaciones, suje-
tándose a las reglas siguientes:
1.ª Cuando los bienes hipotecados sean inmuebles, no será necesario el con-
sentimiento del acreedor, siempre que el cambio tenga lugar dentro de la misma
población que se hubiere designado en la escritura, o de cualquier otra que esté
enclavada en el término en que radiquen las fincas y que sirva para determinar
la competencia del Juzgado.
Para cambiar ese domicilio a punto diferente de los expresados será nece-
saria la conformidad del acreedor.
2.ª Cuando se trate de hipoteca mobiliaria, el domicilio no podrá ser cam-
biado sin consentimiento del acreedor.
3.ª En caso de hipoteca naval, bastará con poner en conocimiento del acree-
dor el cambio de domicilio.
En todo caso, será necesario acreditar la notificación fehaciente al acreedor.
2. Los cambios de domicilio a que hace referencia el apartado anterior se
harán constar en el Registro por nota al margen de la inscripción de hipoteca,
bien mediante instancia con firma legitimada o ratificada ante el Registrador,
bien mediante instancia presentada telemáticamente en el Registro, garantizada
con certificado reconocido de firma electrónica, o bien mediante acta notarial.
3. A efectos de requerimientos y notificaciones, el domicilio de los terceros
adquirentes de bienes hipotecados será el que aparezca designado en la inscrip-
ción de su adquisición. En todo caso será de aplicación la previsión contenida
en el apartado 1 del art. 660.

COMENTARIOS
Respecto a la indicación del domicilio del deudor (o, por supuesto, del hipo-
tecante no deudor) en la escritura de constitución de la hipoteca, el apartado
primero del art. 683 LEC establece diversas reglas para el caso en que dicho
domicilio cambie, en función de cuál sea la naturaleza del bien hipotecado, a
saber: 1.ª) Cuando los bienes hipotecados sean inmuebles, no será necesario el
consentimiento del acreedor para modificar aquel domicilio, siempre que el
cambio tenga lugar dentro de la misma población que se hubiere designado en
la escritura, o de cualquier otra que esté enclavada en el término en que radiquen
las fincas y que sirva para determinar la competencia del Juzgado. En caso con-
trario, para cambiar ese domicilio a punto diferente de los expresados será nece-

972
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 684

saria la conformidad del acreedor; 2.ª) Cuando se trate de hipoteca mobiliaria,


el domicilio no podrá ser cambiado sin consentimiento del acreedor; 3.ª) En caso
de hipoteca naval, bastará con poner en conocimiento del acreedor el cambio
de domicilio.
En cualquiera de los casos anteriores, será necesario acreditar la notificación
fehaciente al acreedor (art. 683.1.II LEC).

Artículo 684. Competencia


1. Para conocer de los procedimientos a que se refiere el presente capítulo
será competente:
1.º Si los bienes hipotecados fueren inmuebles, el Juzgado de Primera Ins-
tancia del lugar en que radique la finca y si ésta radicare en más de un partido
judicial, lo mismo que si fueren varias y radicaren en diferentes partidos, el Juz-
gado de Primera Instancia de cualquiera de ellos, a elección del demandante, sin
que sean aplicables en este caso las normas sobre sumisión expresa o tácita con-
tenidas en la presente Ley.
2.º Si los bienes hipotecados fueren buques, el Juzgado de Primera Instancia
al que se hubieran sometido las partes en el título constitutivo de la hipoteca y,
en su defecto, el Juzgado del lugar en que se hubiere constituido la hipoteca, el
del puerto en que se encuentre el buque hipotecado, el del domicilio del deman-
dado o el del lugar en que radique el Registro en que fue inscrita la hipoteca, a
elección del actor.
3.º Si los bienes hipotecados fueren muebles, el Juzgado de Primera Instancia
al que las partes se hubieran sometido en la escritura de constitución de hipoteca
y, en su defecto, el del partido judicial donde ésta hubiere sido inscrita. Si fueren
varios los bienes hipotecados e inscritos en diversos Registros, será competente
el Juzgado de Primera Instancia de cualquiera de los partidos judiciales corres-
pondientes, a elección del demandante.
4.º Si se tratase de bienes pignorados, el Juzgado de Primera Instancia al que
las partes se hubieren sometido en la escritura o póliza de constitución de la
garantía y, en su defecto, el del lugar en que los bienes se hallen, estén almace-
nados o se entiendan depositados.
2. El Tribunal examinará de oficio su propia competencia territorial.

COMENTARIOS
En la esfera de los presupuestos procesales de la ejecución hipotecaria y
pignoraticia, la única especialidad que contempla la LEC radica en el estableci-
miento de una serie de reglas sobre competencia territorial (art. 684 LEC, al que
se remite el art. 545.3 LEC).
1. En lo que se refiere a la competencia objetiva, no se introduce especialidad
ninguna con respecto a la regla general proclamada en el art. 45 LEC, conforme

973
Artículo 684 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

a la cual el enjuiciamiento de la práctica totalidad de los pleitos civiles (excep-


ción hecha de los juicios verbales de ínfima cuantía, que son competencia de
los Juzgados de Paz) corresponde a los Juzgados de Primera Instancia.
En consecuencia, los demás presupuestos procesales relativos al órgano
judicial (la jurisdicción, arts. 36 a 39 LEC), así como los presupuestos referentes
a las partes procesales (la capacidad –arts. 6 a 9– y la postulación –arts. 23 y ss.,
y 539.1 LEC–) se regirán por las normas generales, así como también lo hará
(aunque, en realidad, por no ser un óbice que pueda ser apreciado de oficio por
el órgano judicial, no merece ser catalogado en rigor como un auténtico presu-
puesto procesal) el régimen jurídico de la prescripción de la acción hipotecaria,
que los arts. 128 LH, 11 LHMob y 142.1 LNM cifran, respectivamente, en veinte,
tres y tres años.
2. El art. 684 LEC dispone diferentes fueros territoriales en función de cuál
sea la clase de bien hipotecado o pignorado frente al que se dirige la ejecución,
proclamando seguidamente el carácter imperativo o indisponible de todos y
cada una de dichas reglas atributivas de la competencia judicial territorial.
1.º Cuando la demanda ejecutiva se dirija frente a bienes inmuebles hipote-
cados, de la misma habrá de conocer el Juzgado de Primera Instancia del lugar
en que radique la finca; y si ésta radicare en más de un partido judicial, lo mismo
que si fueren varias y radicaren en diferentes partidos, el Juzgado de Primera
Instancia de cualquiera de ellos, a elección del demandante, sin que sean apli-
cables en este último caso las normas sobre sumisión expresa o tácita contenidas
en los arts. 54 a 56 LEC (art. 684.1.1.º LEC).
2.º Cuando los bienes hipotecados fueren buques (ejecutándose, pues, la
garantía propiciada por una hipoteca naval), de la demanda ejecutiva conocerá
el Juzgado de Primera Instancia al que se hubieran sometido las partes en el título
constitutivo de la hipoteca y, en su defecto, el Juzgado del lugar en que se
hubiere constituido la hipoteca, el del puerto en que se encuentre el buque
hipotecado, el del domicilio del demandado o el del lugar en que radique el
Registro en que fue inscrita la hipoteca, a elección del actor (art. 684.1.2.º LEC).
3.º Cuando los bienes hipotecados contra los que se dirige la ejecución fue-
ren muebles, resultará territorialmente competente para conocer de ella el Juz-
gado de Primera Instancia al que las partes se hubieran sometido en la escritura
de constitución de hipoteca y, en su defecto, el del partido judicial donde ésta
hubiere sido inscrita. Y si fueren varios los bienes hipotecados e inscritos en
diversos Registros, será competente el Juzgado de Primera Instancia de cual-
quiera de los partidos judiciales correspondientes, a elección del demandante
(art. 684.1.3.º LEC).
4.º Finalmente, si el crédito estuviese garantizado con bienes pignorados, la
correspondiente demanda ejecutiva será enjuiciada por el Juzgado de Primera

974
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 684

Instancia al que las partes se hubieren sometido en la escritura o póliza de cons-


titución de la garantía y, en su defecto, el del lugar en que los bienes se hallen,
estén almacenados o se entiendan depositados (art. 684.1.4.º LEC).
3. El art. 684.2 LEC dispone que el Tribunal ante quien se presente la
demanda ejecutiva «examinará de oficio su propia competencia territorial», lo
cual significa que los fueros que se consagran en el apartado primero de esta
misma norma son todos ellos fueros imperativos e indisponibles y, por ende, que
no les es dada a las partes la facultad de modificar estos fueros mediante su
sumisión expresa o tácita a otros tribunales diferentes a los que resulten de la
aplicación de los tales criterios legales.

JURISPRUDENCIA
«Si, realizado el bien hipotecado en el proceso de ejecución hipotecario no habiendo
cobrado el acreedor más que una parte de su crédito, resulta que el lugar del cumpli-
miento de la obligación según el título no es aquel en el que radica la finca hipotecada
y el demandado tampoco tiene su domicilio ni bienes que puedan ser embargados en
este lugar en que radica la finca hipotecada y en donde se ha seguido el proceso de
ejecución hipotecario, nos encontraríamos con que el Juzgado de Primera Instancia que
conoció del proceso de ejecución hipotecaria no sería el competente territorialmente
para conocer el proceso de ejecución ordinaria. Pero ello no podría impedir que, en base
a lo dispuesto en el art. 579 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, se
transformara el proceso de ejecución hipotecaria en proceso de ejecución ordinaria.
Téngase en cuenta que el art. 546 de Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil
sólo permite al Tribunal examinar de oficio su competencia territorial antes de despachar
ejecución, quedándole radicalmente proscrito el examen de oficio de su competencia
territorial después de despachar ejecución. Pues bien, en el proceso de ejecución hipo-
tecario, tras examinar de oficio la competencia territorial, se despachará ejecución, que
ya no se volverá a despachar al transformarse en proceso de ejecución ordinario, por lo
que el Juez tiene vedado examinar de oficio su competencia territorial para no acceder
a la conversión del proceso de ejecución hipotecaria en proceso de ejecución ordinario.
Tampoco queda claro que el ejecutado pueda impugnar la competencia territorial del
Tribunal proponiendo la declinatoria en base a lo dispuesto en el art. 547 de la Ley
1/2000 de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, ya que, este precepto, señala, como
momento procesal preclusivo para promover la declinatoria, ‘‘dentro de los cinco días
siguientes a aquel en que el ejecutado reciba la primera notificación del proceso de
ejecución’», por lo que tendría que entenderse, para que el ejecutado pudiera promover
la declinatoria, que se refiere a la primera notificación del proceso de ejecución ordinaria
y no a la primera notificación del proceso de ejecución hipotecaria. En cualquier caso,
no impediría la transformación del proceso de ejecución hipotecario en proceso de eje-
cución ordinario. Y todo ello siempre que no consideremos que, en el supuesto de con-
versión del proceso de ejecución hipotecario en proceso de ejecución ordinario del
art. 579 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, la competencia terri-
torial para conocer del proceso de ejecución ordinario venga atribuida al Tribunal que
conoció del proceso de ejecución hipotecario» (AAP Madrid 21.ª 14 septiembre 2004,
LA LEY 185/2004, Rec. 442/2003).

975
Artículo 685 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 685. Demanda ejecutiva y documentos que han de acompañarse a


la misma
1. La demanda ejecutiva deberá dirigirse frente al deudor y, en su caso, frente
al hipotecante no deudor o frente al tercer poseedor de los bienes hipotecados,
siempre que este último hubiese acreditado al acreedor la adquisición de dichos
bienes.
2. A la demanda se acompañarán el título o títulos de crédito, revestidos de
los requisitos que esta Ley exige para el despacho de la ejecución, así como los
demás documentos a que se refieren el art. 550 y, en sus respectivos casos, los
arts. 573 y 574 de la presente Ley.
En caso de ejecución sobre bienes hipotecados o sobre bienes en régimen de
prenda sin desplazamiento, si no pudiese presentarse el título inscrito, deberá
acompañarse con el que se presente certificación del Registro que acredite la
inscripción y subsistencia de la hipoteca.
3. A los efectos del procedimiento regulado en el presente capítulo se con-
siderará título suficiente para despachar ejecución el documento privado de
constitución de la hipoteca naval inscrito en el Registro de Bienes Muebles con-
forme a lo dispuesto en el art. 128 de la Ley de Navegación Marítima.
4. Para la ejecución de las hipotecas sobre bienes inmuebles constituidas a
favor de una Entidad de las que legalmente pueden llegar a emitir cédulas hipo-
tecarias o que, al iniciarse el procedimiento, garanticen créditos y préstamos
afectos a una emisión de bonos hipotecarios, bastará la presentación de una
certificación del Registro de la Propiedad que acredite la inscripción y subsis-
tencia de la hipoteca. Dicha certificación se completará con cualquier copia
autorizada de la escritura de hipoteca, que podrá ser parcial comprendiendo tan
sólo la finca o fincas objeto de la ejecución.
5. A los efectos previstos en el apartado 1 del art. 579 será necesario, para
que pueda despacharse ejecución por la cantidad que falte y contra quienes
proceda, que se les haya notificado la demanda ejecutiva inicial. Esta notificación
podrá ser practicada por el procurador de la parte ejecutante que así lo solicite
o cuando atendiendo a las circunstancias lo acuerde el Secretario judicial.
La cantidad reclamada en ésta será la que servirá de base para despachar
ejecución contra los avalistas o fiadores sin que pueda ser aumentada por razón
de los intereses de demora devengados durante la tramitación del procedimiento
ejecutivo inicial.

COMENTARIOS
En lo que atañe a la demanda ejecutiva, y sin perjuicio de que hayan de ser
observadas las previsiones generales de los arts. 549, 550, 573 y 574 LEC, el
art. 685 LEC, así como también el importantísimo art. 693 LEC, introducen espe-
cialidades que afectan a la determinación del círculo de sujetos pasivamente

976
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 685

legitimados, a los documentos que han de aportarse junto con dicho escrito de
demanda, a la notificación de la misma en los casos previstos en el art. 570.1
LEC, y, por último, a los especiales contenidos y peticiones que han de forma-
lizarse en la misma cuando se proceda por el impago, no del total del crédito
garantizado con la prenda o la hipoteca, sino tan sólo de una parte del capital
o de los intereses de la deuda.
1. Determinación de los sujetos pasivamente legitimados:
Debido a la circunstancia de que para garantizar un derecho de crédito
puede hipotecar sus bienes, tanto el propio deudor (o sujeto que contrae la obli-
gación directamente) cuanto una tercera persona (que, en beneficio del autén-
tico deudor y en garantía del cumplimiento de una obligación que materialmente
le es ajena, se ofrece hipotecar su patrimonio, asumiendo desde ese momento
también la condición de obligado), el art. 685.1 LEC prevé que la demanda eje-
cutiva en esta clase de procesos de ejecución haya de dirigirse tanto frente al
deudor como, en caso de que se haya constituido esa hipoteca sobre bienes de
un tercero, frente al hipotecante no deudor.
Adicionalmente, si los bienes hipotecados han sido adquiridos por un tercero
(que, al constar en el Registro la correspondiente anotación acreditativa de la
existencia de dicha carga, tendrá perfecto conocimiento de la vigencia y alcance
de la misma, asumiendo la responsabilidad que le atribuye la legislación hipo-
tecaria), el cual de este modo se convierte en un «tercer poseedor», la demanda
ejecutiva también habrá de dirigirse frente a él, amén de frente al originario
deudor hipotecante y, en su caso, frente al tercero hipotecante no deudor. Ahora
bien, y debido a que el acreedor hipotecario no tiene porqué conocer, en prin-
cipio, la existencia de dicho tercer poseedor de los bienes hipotecados, la
demanda únicamente deberá dirigirse contra este último solamente cuando el
mismo haya acreditado ante dicho acreedor la adquisición de los bienes
(art. 685.1 LEC).
2. Documentos que han de acompañar a la demanda ejecutiva
Los documentos que el acreedor ha de acompañar a su demanda ejecutiva
son, con carácter general, los recogidos en los arts. 550, 573 y 574 LEC. Pero,
además, habrá de acompañar, como requiere el art. 685.2.I LEC, el «título o
títulos de crédito, revestidos de los requisitos que esta Ley exige para el despacho
de la ejecución», es decir, los previstos en el art. 517.2 LEC fundamentalmente
en sus apartados 4.º y 5.º. El segundo párrafo del art. 685.2 LEC permite que el
acreedor que no pueda presentar con su demanda ejecutiva el propio título ins-
crito en el Registro, pueda aportar el título de que disponga y, además, la «cer-
tificación del Registro que acredite la inscripción y subsistencia de la hipoteca»
(lo mismo, pues, que exigía el art. 131.3.ª.2.º LH, en su redacción anterior a la
LEC).

977
Artículo 685 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Para la ejecución de las hipotecas sobre bienes inmuebles constituidas a


favor de una Entidad de las que legalmente pueden llegar a emitir cédulas hipo-
tecarias o que, al iniciarse el procedimiento, garanticen créditos y préstamos
afectos a una emisión de bonos hipotecarios, bastará la presentación de una
certificación del Registro de la Propiedad que acredite la inscripción y subsis-
tencia de la hipoteca, que se completará, eso sí, con cualquier copia autorizada
de la escritura de hipoteca, que podrá ser parcial comprendiendo tan sólo la
finca o fincas objeto de la ejecución (art. 685.4 LEC, que viene así a reproducir
el contenido del art. 131.3.ª.2.º LH, en su redacción anterior a la LEC). A este
respecto hay que considerar el art. 11 de la Ley 2/1981, de 25 de marzo, de
Regulación del Mercado Hipotecario, y el RD 716/2009, de 24 de abril, por el
que se desarrollan determinados aspectos de la Ley 2/1981, de 25 de marzo, de
Regulación del Mercado Hipotecario.
3. Notificación de la demanda ejecutiva a los efectos previstos en el art. 579.1
LEC:
La LMRA introdujo un nuevo apartado 5 en el art. 685 LEC, con el cual se
pretende salvaguardar el derecho de defensa de aquellos potenciales ejecutados
contra los que, en su caso, se dirigiría la ejecución si, una vez iniciada ésta frente
a bienes hipotecados o pignorados, el producto de la realización de los mismos
no fuese suficiente para cubrir la deuda y, por tanto, hubiera de seguirse la eje-
cución (ya por los trámites generales, y no por las particularidades propias de la
ejecución hipotecaria contempladas en los arts. 681 a 698 LEC).
Como ya es sabido, el art. 579.1 LEC dispone lo que ha de hacerse cuando,
iniciada la ejecución hipotecaria y subastados los bienes hipotecados o pigno-
rados, el producto obtenido en el procedimiento de apremio «fuera insuficiente
para cubrir el crédito», supuesto en el cual, continúa el citado precepto, «el
ejecutante podrá pedir el despacho de la ejecución por la cantidad que falte, y
contra quienes proceda, y la ejecución proseguirá con arreglo a las normas ordi-
narias aplicables a toda ejecución». Pues bien, a los efectos previstos en este art.
579.1 LEC, el apartado quinto del art. 685 LEC impone que, para que pueda
despacharse la ejecución por la cantidad que falte, y contra quienes proceda,
será necesario «que se les haya notificado la demanda ejecutiva inicial», notifi-
cación que «podrá ser practicada por el procurador de la parte ejecutante que
así lo solicite o cuando atendiendo a las circunstancias lo acuerde el Secretario
judicial».

JURISPRUDENCIA
«Se plantea en este recurso (...) la interpretación del art. 685 de la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil de 2000. Es decir, si la demanda ejecutiva ha de dirigirse siempre
contra el hipotecante inicial, además de contra el deudor e hipotecante actual. La Juz-
gadora de instancia así lo entiende al interpretar en el citado precepto el concepto
‘hipotecante no deudor’», como la persona que constituyó la hipoteca (...) Recoge la

978
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 685

nueva Ley rituaria la terminología del art. 84 de la Ley de Hipoteca Mobiliaria de 16 de


diciembre de 1954. Y recoge, a su vez, una de las realidades subjetivas clásicas de la
relación hipotecaria. Es decir el supuesto en el que quien hipoteca un bien para garantizar
una obligación frente al acreedor no es el deudor. Ése es el hipotecante no deudor que
ha de coincidir, pues, con la existencia del deudor no hipotecante. Es por ello por lo que
dicha terminología no se refiere a aquel o aquellos que fueron hipotecantes, pero que
transmitieron antes de la ejecución su relación jurídica con el bien objeto de la misma.
Por eso el art. 685 dice que la demanda ejecutiva se dirige contra el deudor –que es en
principio, además, hipotecante–, pero en el caso (‘‘en su caso’») de que no fuera así,
también habrá de comunicarse la demanda ejecutiva a quien puede perder su inmueble
por deudas ajenas. Ése es el hipotecante no deudor y no aquellos que ‘‘fueron’» hipote-
cantes o deudores» (AAP Zaragoza 5.ª 6 mayo 2002, LA LEY 295/2002, Rec. 7/2002).
«conforme al art. 685.2 LEC, a la demanda deben acompañarse el título o títulos de
crédito, revestidos de los requisitos que la Ley exige, para despachar ejecución, así como
los demás documentos a que se refieren el art. 550 y, en sus respectivos casos, los arts.
573 y 574 LEC. Por otra parte, conforme al arts. 573, relativo a los documentos que han
de acompañarse a la demanda ejecutiva por saldo de cuenta, conforme a lo dispuesto
en el núm. 1 punto 31 de este art. 573, deberán acompañarse a la demanda ejecutiva,
entre otros documentos, el que acredite haberse notificado al deudor y al fiador, si lo
hubiere, la cantidad exigible. Por ello, y ante esa dualidad o aparente contradicción, en
principio, podría cuestionarse si el art. 573 sólo es aplicable a los supuestos de ejecución
derivados de demanda ejecutiva por saldo de cuenta, sin embargo, resulta claro que el
mismo es también aplicable en supuestos de ejecución sobre bienes hipotecados, por
así establecerlo expresamente el art. 685.2, regulado dentro del capítulo V de referencia
relativo a particularidades de la ejecución sobre bienes hipotecados o pignorados, con
independencia de que el mismo esté previsto para supuestos de demanda ejecutiva por
saldo de cuenta, pues en el trámite especial de ejecución hipotecaria (arts. 681 y ss.),
también se prevé que se debe exigir el cumplimiento de los requisitos previstos en el
art. 573 en relación con la aportación de documentos (arts. 685.2 LEC)» (AAP La Rioja
1.ª 10 noviembre 2005, LA LEY 128/2005, Rec. 209/2005).
«si de la certificación expedida conforme a lo establecido en el art. 688 (es decir,
iniciado ya el procedimiento y que origina la nota marginal correspondiente) resultare la
existencia de un tercer poseedor (titular de la última inscripción de dominio) que no ha
sido requerido ni notarial ni judicialmente, se le notificará la existencia del procedimiento,
conforme a dicho precepto. En principio, el tercer poseedor ha de ser demandado y
requerido de pago de conformidad con lo dispuesto en el art. 685 y 686 de la LEC, pero
sólo lo será si hubiere acreditado al acreedor su adquisición de los bienes hipotecados,
esto es, si el acreedor fuera conocedor de existencia, y en este caso el acreedor tenía
conocimiento de esa existencia siendo por eso por lo que se dirigió frente al mismo. En
otro caso (lo que no es este supuesto) no se habría formulado contra él la demanda, y
debe ser entonces (tras la expedición de la certificación para el proceso), siempre que
hubiere inscrito su adquisición y por tanto aparezca en la certificación registral, cuando
se le notificará la existencia del procedimiento, notificación que no tiene sentido si ya se
ha dirigido la demanda en su contra (por ser el acreedor conocedor de su existencia) y
ha sido requerido de pago» (AAP Tenerife 4.ª 9 enero 2006, LA LEY 1/2006, Rec.
447/2005).

979
Artículo 686 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 686. Requerimiento de pago


1. En el auto por el que se autorice y despache la ejecución se mandará
requerir de pago al deudor y, en su caso, al hipotecante no deudor o al tercer
poseedor contra quienes se hubiere dirigido la demanda, en el domicilio que
resulte vigente en el Registro.
2. Sin perjuicio de la notificación al deudor del despacho de la ejecución, no
se practicará el requerimiento a que se refiere el apartado anterior cuando se
acredite haberse efectuado extrajudicialmente el requerimiento o requerimien-
tos, conforme a lo dispuesto en el apartado 2 del art. 581.
A estos efectos, el requerimiento al deudor y en su caso las notificaciones al
tercer poseedor hipotecante no deudor y titulares, en su caso, de derechos ins-
critos con posterioridad al derecho real de hipoteca que se ejerce, habrá de rea-
lizarse en el domicilio que conste consignado por cada uno de ellos en el Regis-
tro. El requerimiento o notificación se hará por el Notario, en la forma que resulte
de la legislación notarial, en la persona del destinatario, si se encontrare en el
domicilio señalado. No hallándose en el domicilio, el Notario llevará a efecto la
diligencia con la persona mayor de edad que allí se encontrare y manifieste tener
con el requerido, relación personal o laboral. El Notario hará constar expresa-
mente la manifestación de dicha persona sobre su consentimiento a hacerse
cargo de la cédula y su obligación de hacerla llegar a su destinatario.
No obstante lo anterior, será válido el requerimiento o la notificación reali-
zada fuera del domicilio que conste en el Registro de la Propiedad siempre que
se haga en la persona del destinatario y, previa su identificación por el Notario,
con su consentimiento, que será expresado en el acta de requerimiento o noti-
ficación.
En caso de que el destinatario sea una persona jurídica el Notario entenderá
la diligencia con una persona mayor de edad que se encontrare en el domicilio
señalado en el Registro y que forme parte del órgano de administración, que
acredite ser representante con facultades suficientes o que a juicio del Notario
actúe notoriamente como persona encargada por la persona jurídica de recibir
requerimientos o notificaciones fehacientes en su interés.
3. Intentado sin efecto el requerimiento en el domicilio que resulte del
Registro, no pudiendo ser realizado el mismo con las personas a las que se refiere
el apartado anterior, y realizadas por la Oficina judicial las averiguaciones per-
tinentes para determinar el domicilio del deudor, se procederá a ordenar la
publicación de edictos en la forma prevista en el art. 164.

COMENTARIOS
Uno de los contenidos que ha de incorporar el auto por el que se despacha
la ejecución hipotecaria es la orden de que se requiera de pago, tanto al ejecu-
tado cuanto, en su caso, al hipotecante no deudor y al tercer poseedor, a quienes
se notificará esta actuación «en el domicilio que resulte vigente en el Registro»

980
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 687

(art. 686.1 LEC), no siendo de aplicación, pues, las posibilidades electivas que
a estos efectos confiere al acreedor el art. 582 LEC.

Artículo 687. Depósito de los vehículos de motor hipotecados y de los bienes


pignorados
1. Cuando el procedimiento tenga por objeto deudas garantizadas por
prenda o hipoteca de vehículos de motor, el Secretario judicial mandará que los
bienes pignorados o los vehículos hipotecados se depositen en poder del acree-
dor o de la persona que éste designe.
Los vehículos depositados se precintarán y no podrán ser utilizados, salvo
que ello no fuere posible por disposiciones especiales, en cuyo caso el Secretario
judicial nombrará un interventor.
2. El depósito a que se refiere el apartado anterior se acordará mediante
decreto por el Secretario judicial si se hubiere requerido extrajudicialmente de
pago al deudor. En otro caso, se ordenará requerir de pago al deudor con arreglo
a lo previsto en esta ley y, si éste no atendiera el requerimiento, se mandará
constituir el depósito.
3. Cuando no pudieren ser aprehendidos los bienes pignorados, ni consti-
tuirse el depósito de los mismos, no se seguirá adelante el procedimiento.

COMENTARIOS
1. Tras la entrada en vigor de la LRLPOJ ya no ha de constar en el auto por
el que se despache la ejecución la orden de que «los bienes pignorados o los
vehículos hipotecados se depositen en poder del acreedor o de la persona que
éste designe», orden cuyo dictado ha de acometer ahora el Secretario judicial
(art. 687.1 LEC). Dicha automática medida de garantía (que ni siquiera ha de ser
solicitada de manera expresa por el acreedor en su demanda ejecutiva pues
deriva de una imposición legal) se adoptará, naturalmente, tan sólo cuando la
ejecución se siga por deudas garantizadas por prenda o por hipoteca de vehícu-
los de motor (a los que se refieren, respectivamente, los arts. 52 a 66 y 34 a 37
LHMob), y su finalidad radica, como es obvio, en impedir que durante el tiempo
necesario para que se tramite el proceso de ejecución los bienes en cuestión
puedan perderse o sufrir algún menoscabo que elimine o aminore su valor eco-
nómico.
Como disposición específica relativa a los vehículos de motor, el art. 687.1.II
LEC determina que dichos bienes, una vez depositados, sean precintados, no
pudiendo ser utilizados «salvo que ello no fuere posible por disposiciones espe-
ciales, en cuyo caso el Secretario judicial nombrará un interventor» (téngase en
cuenta que, dentro de la expresión «vehículos a motor» se hallan no sólo los
automóviles y las motocicletas, sino también camiones, autobuses, tractores o

981
Artículo 688 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tranvías –art. 34 LHMob–, que bien pudieran estar afectos o un uso comercial
continuado).
2. Dicho depósito, además, difiere del regulado con carácter general en los
arts. 624 y 626 LEC fundamentalmente en el hecho de que, en el presente caso,
la persona responsable de la custodia de los bienes es siempre el acreedor eje-
cutante o la persona que éste designe (art. 687.1.I LEC). Por lo tanto, los bienes
pignorados y los vehículos hipotecados no podrán quedar depositados bajo la
responsabilidad del propio deudor ni de cualquier otro tercer sujeto distinto a
los antes señalados.
3. El hecho, además, de que las especialidades propias de los arts. 681 a 698
LEC (entre las que la presente orden de depósito se cuenta) tan sólo hayan de
aplicarse cuando la demanda ejecutiva se dirija exclusivamente contra bienes
pignorados o hipotecados en garantía de la deuda por la que se proceda
(art. 682.1 LEC), de forma que, si con tales bienes no puede cubrirse la obliga-
ción, los trámites subsiguientes en orden al embargo y realización de otros bienes
del ejecutado ha de seguirse ya en la forma ordinaria (art. 579 LEC), es decir, sin
aplicar aquellas especialidades o particularidades, hace que se justifique la drás-
tica regla del art. 687.3 LEC, según la cual: «Cuando no pudieren ser aprehen-
didos los bienes pignorados, ni constituirse el depósito de los mismos, no se
seguirá adelante el procedimiento», debiendo el mismo ser sobreseído.
En tal caso, el acreedor podrá reclamar el pago de su crédito, bien a través
de los trámites generales del proceso de ejecución dineraria (al que podrá siem-
pre acceder por cuanto dispondrá de la escritura pública que el art. 3.I LHMob
exige para constituir la prenda sin desplazamiento y la hipoteca de vehículos),
o bien, si así lo estima oportuno, al proceso declarativo que corresponda en
función de la cuantía de su derecho de crédito.

Artículo 688. Certificación de dominio y cargas. Sobreseimiento de la eje-


cución en caso de inexistencia o cancelación de la hipoteca
1. Cuando la ejecución se siga sobre bienes hipotecados, se reclamará del
Registrador certificación en la que consten los extremos a que se refiere el apar-
tado 1 del art. 656, así como inserción literal de la inscripción de hipoteca que
se haya de ejecutar, expresándose que la hipoteca en favor del ejecutante se halla
subsistente y sin cancelar o, en su caso, la cancelación o modificaciones que
aparecieren en el Registro. En todo caso, será de aplicación lo dispuesto en el
apartado 3 del art. 656.
2. El registrador hará constar por nota marginal en la inscripción de hipoteca
que se ha expedido la certificación de dominio y cargas, expresando su fecha y
la existencia del procedimiento a que se refiere.

982
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 688

En tanto no se cancele por mandamiento del Secretario judicial dicha nota


marginal, el registrador no podrá cancelar la hipoteca por causas distintas de la
propia ejecución.
3. Si de la certificación resultare que la hipoteca en la que el ejecutante funda
su reclamación no existe o ha sido cancelada, el Secretario judicial dictará
decreto poniendo fin a la ejecución.

COMENTARIOS
1. Una vez despachada la ejecución hipotecaria, el Secretario librará man-
damiento al Registrador de la Propiedad de que se trate para que expida la cer-
tificación de dominio y cargas, en la que, además, se habrá de insertar literal-
mente la inscripción de la hipoteca que se haya de ejecutar, expresándose que
la hipoteca a favor del ejecutante se halla subsistente y sin cancelar o, en su caso,
la cancelación o modificaciones que aparecieren en el Registro (art. 688.1 LEC).
También el Procurador de la parte ejecutante, debidamente facultado por el
Secretario judicial y una vez anotado el embargo, podrá solicitar dicha certifi-
cación registral, cuya expedición, en formato electrónico y con contenido
estructurado, será igualmente objeto de nota marginal (art. 656.3 LEC, al que se
remite el art. 688.1 LEC, in fine).
Pero, a diferencia de lo que sucede en el proceso de ejecución dineraria, en
el cual dicha certificación registral únicamente puede ser ordenada tras la con-
vocatoria de la subasta de bienes inmuebles o de muebles sometidos a un régi-
men de publicidad registral (v. art. 656.1 LEC), en la ejecución hipotecaria y
pignoraticia, en cambio, tal mandamiento al Registrador ha de ser acordado en
cuanto se despache la ejecución (art. 688.1 LEC).
2. Como ya se ha dicho, el registrador hará constar por nota marginal en la
inscripción de hipoteca que se ha expedido la certificación de dominio y cargas,
expresando su fecha y la existencia del procedimiento a que se refiere
(art. 688.2.I LEC). De forma que, en tanto no se cancele por mandamiento del
Secretario judicial dicha nota marginal (ex art. 674.2 LEC), el registrador no
podrá cancelar la hipoteca por causas distintas de la propia ejecución
(art. 688.2.II LEC).
3. También de manera análoga a cuanto dispone el art. 658 LEC, cuando de
la mencionada certificación registral resultare que la hipoteca en la que el eje-
cutante funda su reclamación no existe o ha sido cancelada, el Secretario judicial
dictará decreto poniendo fin a la ejecución (art. 688.3 LEC).
4. Al Registrador que emita dicha certificación, por último, le asigna el legis-
lador también aquí la obligación de comunicar la existencia del procedimiento
a todos cuantos resulten titulares de cargas o derechos constituidos con poste-
rioridad a la hipoteca que garantiza el crédito del actor (art. 689.2 LEC), todo
ello conforme a las reglas generales establecidas en los arts. 659 y 660 LEC.

983
Artículo 689 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 689. Comunicación del procedimiento al titular inscrito y a los


acreedores posteriores
1. Si de la certificación registral apareciere que la persona a cuyo favor
resulte practicada la última inscripción de dominio no ha sido requerido de pago
en ninguna de las formas notarial o judicial, previstas en los artículos anteriores,
se notificará la existencia del procedimiento a aquella persona, en el domicilio
que conste en el Registro, para que pueda, si le conviene, intervenir en la eje-
cución, conforme a lo dispuesto en el art. 662, o satisfacer antes del remate el
importe del crédito y los intereses y costas en la parte que esté asegurada con la
hipoteca de su finca.
2. Cuando existan cargas o derechos reales constituidos con posterioridad a
la hipoteca que garantiza el crédito del actor, se aplicará lo dispuesto en el art.
659.
Véase el comentario al art. 688 LEC

COMENTARIOS
Una vez recibida la certificación registral de dominio y cargas (ex art. 688
LEC), el Secretario examinará su contenido, y si en ella apareciere que la persona
a cuyo favor resulta practicada la última inscripción de dominio no ha sido
requerida de pago en ninguna de las formas previstas en el art. 686 LEC, aquél
acordará que se le notifique la existencia del procedimiento a la persona intere-
sada, en el domicilio que conste en el Registro, para que pueda, si le conviene,
intervenir en la ejecución, y para que se entiendan también con él las ulteriores
actuaciones, o para satisfacer, antes del remate, el importe del crédito y los
intereses y costas en la parte que esté asegurada con la hipoteca de su finca
(art. 689.1 LEC).
Nótese, pues, que este deber de comunicar la litispendencia de la ejecución
al titular dominical del bien hipotecado o pignorado, de acuerdo con el certifi-
cado del Registrador, no pesa sobre este último sino sobre el Secretario judicial,
el cual, obviamente, se abstendrá de llevar a cabo este acto de comunicación
cuando, por habérsele practicado un requerimiento extrajudicial por parte del
acreedor conforme al art. 686 LEC, dicho titular dominical conozca ya la inten-
ción del acreedor de reclamar su crédito por los trámites del proceso de ejecu-
ción.
Con todo, hay que recordar que el Registrador que emita aquella certificación
sí se encuentra legalmente obligado a efectuar semejante comunicación a los
titulares de cargas o derechos reales constituidos con posterioridad a la hipoteca
que garantiza el crédito del actor (v. art. 689.2 LEC).

984
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 690

Artículo 690. Administración de la finca o bien hipotecado


1. Transcurrido el término de diez días desde el requerimiento de pago o,
cuando éste se hubiera efectuado extrajudicialmente, desde el despacho de la
ejecución, el acreedor podrá pedir que se le confiera la administración o pose-
sión interina de la finca o bien hipotecado. El acreedor percibirá en dicho caso
las rentas vencidas y no satisfechas, si así se hubiese estipulado, y los frutos,
rentas y productos posteriores, cubriendo con ello los gastos de conservación y
explotación de los bienes y después su propio crédito.
A los efectos anteriormente previstos, la administración interina se notificará
al ocupante del inmueble, con la indicación de que queda obligado a efectuar al
administrador los pagos que debieran hacer al propietario.
Tratándose de inmuebles desocupados, el administrador será puesto, con
carácter provisional, en la posesión material de aquéllos.
2. Si los acreedores fuesen más de uno, corresponderá la administración al
que sea preferente, según el Registro, y si fueran de la misma prelación podrá
pedirla cualquiera de ellos en beneficio común, aplicando los frutos, rentas y
productos según determina el apartado anterior, a prorrata entre los créditos de
todos los actores. Si lo pidieran varios de la misma prelación, decidirá el Secre-
tario judicial mediante decreto a su prudente arbitrio.
3. La duración de la administración y posesión interina que se conceda al
acreedor no excederá, como norma general, de dos años, si la hipoteca fuera
inmobiliaria, y de un año, si fuera mobiliaria o naval. A su término, el acreedor
rendirá cuentas de su gestión al Secretario judicial responsable de la ejecución,
quien las aprobará, si procediese. Sin este requisito no podrá proseguirse la eje-
cución. Contra la resolución del Secretario podrá ser interpuesto recurso directo
de revisión.
4. Cuando se siga el procedimiento por deuda garantizada con hipoteca
sobre vehículo de motor, sólo se acordará por el Secretario judicial la adminis-
tración a que se refieren los apartados anteriores si el acreedor que la solicite
presta caución suficiente en cualquiera de las formas previstas en el párrafo
segundo del apartado 3 del art. 529.
5. Cuando la ejecución hipotecaria concurra con un proceso concursal, en
materia de administración o posesión interina se estará a lo que disponga el Tri-
bunal que conozca del proceso concursal, conforme a las normas reguladoras
del mismo.

COMENTARIOS
1. Con posterioridad al despacho de ejecución es posible que se suceda una
actuación a instancias del acreedor que, de ser aceptada por el Secretario judi-
cial, comportará la suspensión temporal del procedimiento durante el tiempo
que se determine y, llegado el momento, quizás el sobreseimiento definitivo de
la misma. Nos referimos a la petición de «administración de la finca o bien hipo-

985
Artículo 690 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

tecado», contemplada en el art. 690 LEC, que se asemeja en gran medida a la


llamada «administración para pago», que, con carácter general, regulan los arts.
676 a 680 LEC.
En concreto, una vez transcurridos diez días desde el requerimiento de pago
dirigido a los obligados ex art. 686.1 LEC (o bien, en caso de no tener que for-
malizar este requerimiento por haberse verificado extrajudicialmente, desde la
notificación del auto mismo por el que se despache la ejecución), el actor eje-
cutante «podrá pedir que se le confiera la administración o posesión interina de
la finca o bien hipotecado», con el objeto de percibir, tanto las rentas vencidas
y no satisfechas que devenguen dichos bienes si así se estipulare, cuanto, sobre
todo, los frutos, rentas y productos posteriores, para hacer frente con las canti-
dades obtenidas, primero a los gastos de conservación y explotación de los bie-
nes y, después, para satisfacer el importe de su derecho de crédito (art. 690.1.I
LEC).
2. Respecto al régimen jurídico particular de esta administración del bien
hipotecado, el art. 690 LEC establece las siguientes disposiciones especiales:
1.ª Cuando los acreedores ejecutantes fuesen más de uno resulta necesario
determinar a quién ha de corresponder la administración de los bienes. A tal
efecto, la LEC la otorga, en primer lugar, a aquel acreedor que, según el Registro,
ostente un derecho de crédito preferente (recuérdense las normas sobre prela-
ción de créditos contenidas en los arts. 1926 y ss. del CC). Si hubiere varios con
idéntica prelación, cualquiera de ellos podrá pedir la administración de los bie-
nes en beneficio común, aplicando los frutos, rentas y productos obtenidos a
prorrata entre los créditos de todos los actores; y si, en este mismo caso, la admi-
nistración es solicitada por varios de los acreedores, entonces decidirá el Secre-
tario judicial mediante decreto, «a su prudente arbitrio», es decir, acordando
con criterio motivado si confiere la administración sólo a uno o a algunos de
ellos en beneficio común, o si, en cambio, la otorga en favor del conjunto de los
mismos (art. 690.2 LEC, que reitera el contenido del art. 131.6.ª LH en su redac-
ción anterior a la LEC).
2.ª La duración de la administración y posesión interina del bien hipotecado
no excederá, como norma general, de dos años si la hipoteca fuese inmobiliaria,
y de un año si lo fuese mobiliaria o naval. A su término, el acreedor a quien se
haya conferido la administración rendirá cuentas de su gestión al Secretario res-
ponsable de la ejecución, quien las aprobará, si procediese (a través de un
decreto frente al que podrá interponerse recurso directo de revisión); sin este
requisito de la aprobación no podrá proseguirse la ejecución (art. 690.3 LEC,
que evoca así el contenido del art. 133.I LH en su versión anterior a la LEC).

986
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 691

Artículo 691. Convocatoria de la subasta de bienes hipotecados. Anuncio y


publicidad de la convocatoria
1. Cumplido lo dispuesto en los artículos anteriores y transcurridos veinte
días desde que tuvieron lugar el requerimiento de pago y las notificaciones antes
expresadas, se procederá a instancia del actor, del deudor o del tercer poseedor,
a la subasta de la finca o bien hipotecado.
2. La subasta se anunciará y dará publicidad en la forma determinada por los
arts. 667 y 668.
3. Cuando se siga el procedimiento por deuda garantizada con hipoteca
sobre establecimiento mercantil el edicto que se publique en el Portal de Subas-
tas indicará que el adquirente quedará sujeto a lo dispuesto en la Ley sobre
arrendamientos urbanos, aceptando, en su caso, el derecho del arrendador a
elevar la renta por cesión del contrato.
4. La subasta de bienes hipotecados, sean muebles o inmuebles, se realizará
con arreglo a lo dispuesto en esta Ley para la subasta de bienes inmuebles.
5. Cuando le conste al Secretario judicial la declaración de concurso del
deudor, suspenderá la subasta aunque ya se hubiera iniciado. En este caso se
reanudará la subasta cuando se acredite, mediante testimonio de la resolución
del Juez del concurso, que los bienes o derechos no son necesarios para la con-
tinuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor, siendo de aplica-
ción lo dispuesto en el apartado 2 del art. 649. En todo caso el Registrador de la
Propiedad notificará a la Oficina judicial ante la que se siga el procedimiento
ejecutivo la inscripción o anotación de concurso sobre la finca hipotecada, así
como la constancia registral de no estar afecto o no ser necesario el bien a la
actividad profesional o empresarial del deudor.
6. En los procesos de ejecución a que se refiere este Capítulo podrán utili-
zarse también la realización mediante convenio y la realización por medio de
persona o entidad especializada reguladas en las Secciones 3.ª y 4.ª del Capítulo
IV del presente Título.

COMENTARIOS
Para proceder a la convocatoria de la subasta es preciso que haya transcu-
rrido un plazo de veinte días desde que tuvieron lugar el requerimiento de pago
y las notificaciones de los arts. 688 y 689 LEC, y, además, es igualmente preciso
que la puesta en marcha de la subasta se produzca «a instancia del actor, del
deudor o del tercer poseedor», es decir, imposibilitando su convocatoria de ofi-
cio por parte del órgano judicial (art. 691.1 LEC).
En lo que atañe a los anuncios y publicidad de la subasta, el art. 691.2 LEC
se remite en bloque a lo dispuesto en los arts. 667 y 668 LEC, redactados ambos
conforme a la LMRA, que configuran, como es sabido, el régimen de la convo-
catoria, anuncio y publicidad de la nueva subasta electrónica. Pero, en el caso
específico en que se siga el procedimiento por deuda garantizada con hipoteca

987
Artículo 692 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sobre establecimiento mercantil (v. arts. 19 a 33 LHMob), en el edicto que se


publique en el Portal de Subastas se habrá de indicar que el adquirente quedará
sujeto a lo dispuesto en la LAU, aceptando, en su caso, el derecho del arrendador
a elevar la renta por cesión del contrato (art. 691.3 LEC).

Artículo 692. Pago del crédito hipotecario y aplicación del sobrante


1. El precio del remate se destinará, sin dilación, a pagar al actor el principal
de su crédito, los intereses devengados y las costas causadas, sin que lo entregado
al acreedor por cada uno de estos conceptos exceda del límite de la respectiva
cobertura hipotecaria; el exceso, si lo hubiere, se depositará a disposición de los
titulares de derechos posteriores inscritos o anotados sobre el bien hipotecado.
Satisfechos, en su caso, los acreedores posteriores, se entregará el remanente al
propietario del bien hipotecado.
No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, cuando el propietario del
bien hipotecado fuera el propio deudor, el precio del remate, en la cuantía que
exceda del límite de la cobertura hipotecaria, se destinará al pago de la totalidad
de lo que se deba al ejecutante por el crédito que sea objeto de la ejecución, una
vez satisfechos, en su caso, los créditos inscritos o anotados posteriores a la
hipoteca y siempre que el deudor no se encuentre en situación de suspensión de
pagos, concurso o quiebra.
2. Quien se considere con derecho al remanente que pudiera quedar tras el
pago a los acreedores posteriores podrá promover el incidente previsto en el
apartado 2 del art. 672.
Lo dispuesto en este apartado y en el anterior se entiende sin perjuicio del
destino que deba darse al remanente cuando se hubiera ordenado su retención
en alguna otra ejecución singular o en cualquier proceso concursal.
3. En el mandamiento que se expida para la cancelación de la hipoteca que
garantizaba el crédito del ejecutante y, en su caso, de las inscripciones y anota-
ciones posteriores, se expresará, además de lo dispuesto en el art. 674, que se
hicieron las notificaciones a que se refiere el art. 689.

COMENTARIOS
El art. 692 LEC superpone una serie de reglas especiales a aplicar en susti-
tución de las establecidas, con carácter general, en los arts. 672 y 674 LEC a los
fines de determinar el destino de las sumas recaudadas con la realización de los
bienes sometidos a ejecución y la posterior cancelación de las inscripciones
registrales que correspondan.
1. Destino de las sumas obtenidas con la realización de los bienes: el precio
del remate se destinará, sin dilación, a pagar al acreedor el principal de su crédito,
los intereses devengados y las costas causadas (art. 692.1 LEC). En relación con
este pago, añade la norma, que:

988
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 692

1.º Cuando el propietario del bien hipotecado no fuere el propio deudor, la


entrega al acreedor del precio del remate se hará, naturalmente, sin que por cada
uno de los conceptos de principal, intereses y costas exceda del límite de la
respectiva cobertura hipotecaria. De modo que si, en la constitución de la garan-
tía, se pactaron las cantidades máximas a que se haría frente con la realización
jurisdiccional del bien, al acreedor nunca se le entregará más dinero que el fijado
en ese límite máximo, aunque el concepto que se trate de satisfacer posea un
montante económicamente superior.
2.º Pero cuando el propietario del bien hipotecado fuere el propio deudor, y
dada la cláusula de responsabilidad personal ilimitada que proclama el
art. 1.911 CC, el precio del remate, en la cuantía que exceda del límite de la
cobertura hipotecaria, «se destinará al pago de la totalidad de lo que se deba al
ejecutante por el crédito que sea objeto de la ejecución, una vez satisfechos, en
su caso, los créditos inscritos o anotados posteriores a la hipoteca y siempre que
el deudor no se encuentre en situación de suspensión de pagos, concurso o
quiebra».
2. Reparto del remanente: en cualquiera de los casos anteriores, si una vez
satisfecho el derecho del acreedor (bien completamente, o bien en el respectivo
límite de la cobertura hipotecaria) quedare alguna cantidad sobrante del precio
del remate, la misma «se depositará a disposición de los titulares de derechos
posteriores inscritos o anotados sobre el bien hipotecado» y, satisfechos éstos, si
aún sobrare algo «se entregará el remanente al propietario del bien hipotecado»
(art. 692.1.I LEC).
3. Cancelación de inscripciones registrales: como ya se conoce, una vez
aprobado el remate y satisfecho su importe por quien hubiere resultado su
adquirente, éste podrá solicitar del Secretario que se expida mandamiento de
cancelación de la anotación o inscripción del gravamen que haya originado el
remate o la adjudicación, así como la de todas las inscripciones y anotaciones
posteriores a la certificación registral de dominio y cargas (art. 674 LEC). Pues
bien, como especialidad de la ejecución hipotecaria, el art. 692.3 LEC menciona
que en el mandamiento que se expida para la cancelación de la hipoteca y, en
su caso, de las inscripciones y anotaciones posteriores, se expresará, además de
lo dispuesto en el art. 674 LEC, que se hicieron las notificaciones a que se refiere
el art. 689 LEC.

JURISPRUDENCIA
«En este específico procedimiento de ejecución hipotecaria cuando, como acontece
en el caso de autos, el propietario del bien hipotecado sea el propio deudor hipotecario
permite el art. 692 LEC, que el precio de remate en la cuantía que exceda del límite de
la cobertura de la garantía hipotecaria por principal, intereses y costas se destine al pago
de la totalidad de lo que se deba al ejecutante por el crédito que sea objeto de la ejecu-
ción. Además, el art. 579 LEC puede interpretarse también en este sentido en cuanto, si

989
Artículo 693 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la ejecución se dirige exclusivamente contra bienes hipotecados hay que aplicar las reglas
del art. 681 y ss. LEC, y no sólo las generales de la ejecución dineraria; y de otro lado
porque continúa diciendo el referido precepto que si subastados esos bienes hipotecados
y su producto fuera insuficiente para cubrir el crédito (sin especificar si es el hipotecario
o el total), el ejecutante podrá pedir el embargo por la cantidad que falte y la ejecución
proseguirá conforme a las normas ordinarias (ejecución común). De esta previsión se
podría desprender igualmente que la demanda de ejecución formulada conforme al
art. 685 LEC puede serlo por la cantidad total en que consista la deuda y que si el importe
obtenido con la subasta del bien hipotecado no cubre esa cuantía total, el procedimiento
de ejecución hipotecaria se convierte en ejecución común» (AAP Las Palmas 4.ª 26 sep-
tiembre 2006, LA LEY 216/2006, Rec. 917/2005).

Artículo 693. Reclamación limitada a parte del capital o de los intereses cuyo
pago deba hacerse en plazos diferentes. Vencimiento anticipado de deudas a
plazos
1. Lo dispuesto en este Capítulo será aplicable al caso en que deje de pagarse
una parte del capital del crédito o los intereses, cuyo pago deba hacerse en pla-
zos, si vencieren al menos tres plazos mensuales sin cumplir el deudor su obli-
gación de pago o un número de cuotas tal que suponga que el deudor ha incum-
plido su obligación por un plazo al menos equivalente a tres meses. Así se hará
constar por el Notario en la escritura de constitución y por el Registrador en el
asiento correspondiente. Si para el pago de alguno de los plazos del capital o de
los intereses fuere necesario enajenar el bien hipotecado, y aún quedaren por
vencer otros plazos de la obligación, se verificará la venta y se transferirá la finca
al comprador con la hipoteca correspondiente a la parte del crédito que no
estuviere satisfecha.
2. Podrá reclamarse la totalidad de lo adeudado por capital y por intereses
si se hubiese convenido el vencimiento total en caso de falta de pago de, al
menos, tres plazos mensuales sin cumplir el deudor su obligación de pago o un
número de cuotas tal que suponga que el deudor ha incumplido su obligación
por un plazo, al menos, equivalente a tres meses, y este convenio constase en la
escritura de constitución y en el asiento respectivo.
3. En el caso a que se refiere el apartado anterior, el acreedor podrá solicitar
que, sin perjuicio de que la ejecución se despache por la totalidad de la deuda,
se comunique al deudor que, antes de que se cierre la subasta, podrá liberar el
bien mediante la consignación de la cantidad exacta que por principal e intereses
estuviere vencida en la fecha de presentación de la demanda, incrementada, en
su caso, con los vencimientos del préstamo y los intereses de demora que se
vayan produciendo a lo largo del procedimiento y resulten impagados en todo
o en parte. A estos efectos, el acreedor podrá solicitar que se proceda conforme
a lo previsto en el apartado 2 del art. 578.
Si el bien hipotecado fuese la vivienda habitual, el deudor podrá, aun sin el
consentimiento del acreedor, liberar el bien mediante la consignación de las
cantidades expresadas en el párrafo anterior.

990
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 693

Liberado un bien por primera vez, podrá liberarse en segunda o ulteriores


ocasiones siempre que, al menos, medien tres años entre la fecha de la liberación
y la del requerimiento de pago judicial o extrajudicial efectuada por el acreedor.
Si el deudor efectuase el pago en las condiciones previstas en los apartados
anteriores, se tasarán las costas, que se calcularán sobre la cuantía de las cuotas
atrasadas abonadas, con el límite previsto en el art. 575.1 bis y, una vez satisfe-
chas éstas, el Secretario judicial dictará decreto liberando el bien y declarando
terminado el procedimiento. Lo mismo se acordará cuando el pago lo realice un
tercero con el consentimiento del ejecutante.

COMENTARIOS
Ya se sabe que las especialidades a que se refieren los arts. 681 a 698 LEC
son, por excelencia, aplicables cuando se reclama el pago total del crédito
garantizado con la prenda o hipoteca. Pero también lo son cuando:
1. Se reclame únicamente el pago de algunos de los plazos que se hayan
estipulado para la satisfacción periódica del crédito garantizado, y así se haya
hecho constar por el notario en la escritura de constitución de la hipoteca
(art. 693.1 LEC), plazos que, tras la reforma operada en el citado precepto por
la LMRPDH, han de ser un mínimo de «tres plazos mensuales» o «un plazo al
menos equivalente a tres meses».
2. Se reclame la totalidad del crédito garantizado, pero no porque el mismo
se encuentre impagado en su totalidad, sino porque solamente se haya dejado
de pagar algunos de los plazos diferentes convenidos (tres plazos mensuales o
uno equivalente a tres meses), siempre que el convenio entre las partes acreedora
e hipotecante que permita al primero ejercitar semejante facultad conste debi-
damente inscrito en el Registro (art. 693.2 LEC, también redactado por la
LMRPDH).
Pues bien, para el segundo de estos dos singulares supuestos (pues para el
primero la especialidad se proyecta en la esfera de la enajenación del bien hipo-
tecado) el art. 693 LEC prevé en su apartado 3 una curiosa e innovadora espe-
cialidad que atañe en alguna medida a los contenidos y peticiones que ha de
incorporar al acreedor a su demanda ejecutiva. En concreto, en este caso de
reclamación global por incumplimiento parcial de la obligación periódica de
pago que pesa sobre el deudor, el acreedor podrá solicitar en su demanda eje-
cutiva «que, sin perjuicio de que la ejecución se despache por la totalidad de la
deuda, se comunique al deudor que, antes de que se cierre la subasta, podrá
liberar el bien mediante la consignación de la cantidad exacta que por principal
e intereses estuviese vencida en la fecha de presentación de la demanda, incre-
mentada, en su caso, con los vencimientos del préstamo y los intereses de
demora que se vayan produciendo a lo largo del procedimiento y resulten impa-
gados en todo o en parte», a cuyos efectos el acreedor podrá solicitar también

991
Artículo 693 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

que se lleve a cabo la oportuna ampliación automática de la ejecución al amparo


del art. 578.2 LEC (art. 693.3.I LEC).
La operatividad de esta facultad de resucitar la hipoteca, pues, la ha dejado
el legislador, con carácter general, en las solas manos del acreedor ejecutante,
quien libre y voluntariamente podrá solicitar que el Tribunal comunique la ante-
rior información al ejecutado, ofreciéndole así la posibilidad de liberar el bien
mediante la oportuna consignación, o, por el contrario, podrá omitir toda refe-
rencia al respecto en su demanda ejecutiva, en cuyo caso no podrá el Tribunal
ni informarle ni ofrecerle tal beneficiosa facultad, no pudiendo el deudor, por
consiguiente, lograr ya la liberación del bien más que satisfaciendo la totalidad
de las cantidades por las que se haya despachado la ejecución (v. art. 650.6 LEC).
Ello no obstante, cuando el bien hipotecado fuese su «vivienda habitual», el
deudor, aun sin petición previa del acreedor y sin información previa a cargo
del Tribunal, podrá, por una sola vez (y, como decimos, aun sin el consenti-
miento del actor ejecutante), liberar el bien mediante la consignación de las
cantidades a que se refiere el art. 693.3.I LEC, es decir, la cantidad exacta que
por principal e intereses estuviese vencida en la fecha de presentación de la
demanda, incrementada, en su caso, con los vencimientos del préstamo y los
intereses de demora que se vayan produciendo a lo largo del procedimiento y
resulten impagados en todo o en parte (art. 693.3.II LEC).
En cualquiera de estos casos en que se admite la liberación del bien hipote-
cado o pignorado, resucitando así la vigencia de la correspondiente garantía,
por la consignación de las cantidades debidas hasta el momento de la consig-
nación, cuando el deudor (o también un tercero, aunque previa la obtención del
consentimiento del ejecutante) consigne la cantidad de que se trate «se tasarán
las costas, que se calcularán sobre la cuantía de las cuotas atrasadas abonadas,
con el límite previsto en el art. 575.1 bis, y, una vez satisfechas éstas, el Secretario
judicial dictará decreto liberando el bien y declarando terminado el procedi-
miento» (art. 693.3.IV LEC).

JURISPRUDENCIA
«La doctrina es unánime al considerar que el contenido del art. 693.3 de la LEC se
introduce por razones de conveniencia social al permitir incluso contra la voluntad del
ejecutante, cuando el bien hipotecado es una vivienda, que el ejecutado libere el bien
mediante la consignación del principal e intereses que estuviere vencida en la fecha de
presentación de la demanda, incrementada, en su caso, con los vencimientos del prés-
tamo y los intereses de demora que se vayan produciendo a lo largo del procedimiento
y resulten impagados en todo o en parte. En la redacción del art. 693 de la LEC en el año
2001 pesó el contenido de la sentencia del Tribunal Supremo de 27 de marzo de 1999
en la que se declaraba nulo el pacto recogido en una escritura de préstamo hipotecario
de vencimiento anticipado del mismo por impago de una de las cuotas. Esta sentencia,
dictada en un proceso de menor cuantía sobre nulidad de una de las cláusulas, no en

992
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 694

un proceso hipotecario, dio lugar a una interesante polémica que pese a centrarse en
una resolución aislada y no repetida por el Tribunal Supremo, sin embargo permitió
introducir en el debate de la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil mecanismos para evitar
o suavizar los efectos del vencimiento anticipado permitiendo el mencionado art. 693.3
de la LEC este mecanismo liberatorio del bien, por una sola vez, en el caso de la vivienda,
incluso en contra de la voluntad del ejecutante.
En este contexto debe interpretarse el alcance del art. 693.3 de la LEC, que no debe
confundirse con el art. 692 en cuanto a la entrega del dinero obtenido en el remate: El
art. 693.3 de la LEC lo que pretende es que el ejecutado evite la subasta, y para ello le
exige que pague el principal adeudado hasta la fecha más los intereses vencidos y los
moratorios hasta la fecha, no están en principio sujetos a limitaciones específicas dado
que la escritura de hipoteca fija una fórmula de cálculo de intereses que permitiría que
en períodos de tiempo muy amplios, desde que se detecta el impago hasta que se ejercita
la acción, los intereses pudieran ser superiores al principal pactado. Por lo tanto, el eje-
cutado no puede pretender que para la aplicación del art. 693.3 deban aplicarse los
límites que en cuanto a los intereses establece la póliza» (AAP Barcelona 12.ª 16 marzo
2006, LA LEY 54/2006, Rec. 932/2005).
«ante el pacto de vencimiento anticipado en un contrato celebrado con consumi-
dores y siempre que se cumplan las condiciones mínimas establecidas en el art. 693.2
LEC, los tribunales deben valorar, además, en el caso concreto, si el ejercicio de la facul-
tad de vencimiento anticipado por parte del acreedor está justificado, en función de los
criterios antes expuestos: esencialidad de la obligación incumplida, gravedad del incum-
plimiento en relación con la cuantía y duración del contrato de préstamo y posibilidad
real del consumidor de evitar esta consecuencia; tal como estableció la ya mencionada
STJUE de 14 de marzo de 2013 (caso C–415/2011) (STS 1.ª 18 febrero 2016, Rec.
2211/2014).

Artículo 694. Realización de los bienes pignorados


1. Constituido el depósito de los bienes pignorados, se procederá a su reali-
zación conforme a lo dispuesto en esta Ley para el procedimiento de apremio.
2. Cuando los bienes pignorados no fueren de aquéllos a que se refiere la
sección 1.a del capítulo IV de este Título, se mandará anunciar la subasta con-
forme a lo previsto en los arts. 645 y ss. de esta Ley.
El valor de los bienes para la subasta será el fijado en la escritura o póliza de
constitución de la prenda y, si no se hubiese señalado, el importe total de la
reclamación por principal, intereses y costas.

COMENTARIOS
Para la subasta de bienes pignorados la LEC, en principio, no introduce nin-
guna especialidad, remitiéndose en bloque a la regulación genérica del proce-
dimiento de apremio (art. 694.1 LEC). Sin embargo, cuando los bienes que sean
objeto de dicha específica garantía no sean de aquellos a que se refiere el art. 635
LEC (es decir, valores, obligaciones o participaciones sociales, y ello porque, a

993
Artículo 695 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

pesar de la remisión que el art. 694.2.I LEC hace a la Sección 1.ª del Capítulo IV
del Título IV del Libro III de la LEC, si se trata de dinero en efectivo no tiene
sentido que sobre el mismo se constituya garantía pignoraticia alguna), la subasta
se mandará anunciar conforme a lo previsto en los arts. 645 y ss. LEC (es decir,
de conformidad con las normas reguladoras de la subasta de bienes muebles).
Para acometer tal actuación, y como segunda especialidad, el valor de los bienes
que vayan a ser subastados «será el fijado en la escritura o póliza de constitución
de la prenda y, si no se hubiese señalado, el importe total de la reclamación por
principal, intereses y costas» (art. 694.2.II LEC), con lo que no resultará necesario
practicar previamente a la convocatoria de la subasta el avalúo de los bienes
conforme a los arts. 637 a 639 LEC.

Artículo 695. Oposición a la ejecución


1. En los procedimientos a que se refiere este Capítulo sólo se admitirá la
oposición del ejecutado cuando se funde en las siguientes causas:
1.ª Extinción de la garantía o de la obligación garantizada, siempre que se
presente certificación del Registro expresiva de la cancelación de la hipoteca o,
en su caso, de la prenda sin desplazamiento, o escritura pública de carta de pago
o de cancelación de la garantía.
2.ª Error en la determinación de la cantidad exigible, cuando la deuda garan-
tizada sea el saldo que arroje el cierre de una cuenta entre ejecutante y ejecu-
tado. El ejecutado deberá acompañar su ejemplar de la libreta en la que consten
los asientos de la cuenta y sólo se admitirá la oposición cuando el saldo que arroje
dicha libreta sea distinto del que resulte de la presentada por el ejecutante.
No será necesario acompañar libreta cuando el procedimiento se refiera al
saldo resultante del cierre de cuentas corrientes u operaciones similares deriva-
das de contratos mercantiles otorgados por entidades de crédito, ahorro o finan-
ciación en los que se hubiere convenido que la cantidad exigible en caso de
ejecución será la especificada en certificación expedida por la entidad acree-
dora, pero el ejecutado deberá expresar con la debida precisión los puntos en
que discrepe de la liquidación efectuada por la entidad.
3.ª En caso de ejecución de bienes muebles hipotecados o sobre los que se
haya constituido prenda sin desplazamiento, la sujeción de dichos bienes a otra
prenda, hipoteca mobiliaria o inmobiliaria o embargo inscritos con anterioridad
al gravamen que motive el procedimiento, lo que habrá de acreditarse mediante
la correspondiente certificación registral.
4.ª El carácter abusivo de una cláusula contractual que constituya el funda-
mento de la ejecución o que hubiese determinado la cantidad exigible.
2. Formulada la oposición a la que se refiere el apartado anterior, el Secre-
tario judicial suspenderá la ejecución y convocará a las partes a una compare-
cencia ante el Tribunal que hubiera dictado la orden general de ejecución,
debiendo mediar quince días desde la citación, comparecencia en la que el Tri-

994
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 695

bunal oirá a las partes, admitirá los documentos que se presenten y acordará en
forma de auto lo que estime procedente dentro del segundo día.
3. El auto que estime la oposición basada en las causas 1.ª y 3.ª del apartado
1 de este artículo mandará sobreseer la ejecución; el que estime la oposición
basada en la causa 2.ª fijará la cantidad por la que haya de seguirse la ejecución.
De estimarse la causa 4.ª, se acordará el sobreseimiento de la ejecución
cuando la cláusula contractual fundamente la ejecución. En otro caso, se conti-
nuará la ejecución con la inaplicación de la cláusula abusiva.
4. Contra el auto que ordene el sobreseimiento de la ejecución, la inaplica-
ción de una cláusula abusiva o la desestimación de la oposición por la causa
prevista en el apartado 1.4.º anterior, podrá interponerse recurso de apelación.
Fuera de estos casos, los autos que decidan la oposición a que se refiere este
artículo no serán susceptibles de recurso alguno y sus efectos se circunscribirán
exclusivamente al proceso de ejecución en que se dicten.

COMENTARIOS
Los sujetos frente a quienes se despache la ejecución podrán ejercitar la
oposición a la misma, oposición que con carácter general regulan los arts. 556
a 564 LEC, si bien aquí con la necesaria observancia de las siguientes especia-
lidades (todas ellas consagradas en el art. 695 LEC):
a) La oposición del ejecutado únicamente podrá fundarse en las causas que
taxativamente enumera el art. 695.1 LEC, de forma que, si se aducen cuales-
quiera otras, se dispondrá la inadmisión de los motivos de oposición indebida-
mente esgrimidos. Dichas causas de oposición son, pues, exclusivamente las
siguientes: 1.ª) Extinción de la garantía o de la obligación garantizada, siempre
que se presente certificación del Registro expresiva de la cancelación de la hipo-
teca o, en su caso, de la prenda sin desplazamiento, o escritura pública de carta
de pago o de cancelación de la garantía (v. SAP Cáceres 22.5.1995); 2.ª) Error
en la determinación de la cantidad exigible, cuando la deuda garantizada sea el
saldo que arroje el cierre de una cuenta entre ejecutante y ejecutado; 3.ª) En caso
de ejecución de bienes muebles hipotecados o sobre los que se haya constituido
prenda sin desplazamiento, la sujeción de dichos bienes a otra prenda, hipoteca
mobiliaria o inmobiliaria o embargo inscritos con anterioridad al gravamen que
motive el procedimiento, lo que habrá de acreditarse mediante la correspon-
diente certificación registral; 4.ª) El carácter abusivo de una cláusula contractual
que constituya el fundamento de la ejecución o que hubiese determinado la
cantidad exigible.
Este postrera causa de oposición ha sido introducida por la LMRPDH, la cual
da respuesta a los pronunciamientos prejudiciales contenidos en la STJUE de 14
de marzo de 2013, en los que se declaraba que el régimen legal de oposición
del deudor en el proceso de ejecución hipotecaria, el cual no permitía al mismo

995
Artículo 695 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

alegar en el propio proceso de ejecución la nulidad de aquellas cláusulas del


contrato hipotecario que, por abusivas, se manifestasen contrarias a la normativa
comunitaria sobre protección a los consumidores, resultaba disconforme con el
Derecho Comunitario. De ahí que el legislador, haya introducido en el art.
695.1.4.ª LEC la posibilidad de oponerse a la ejecución hipotecaria alegando el
carácter abusivo de alguna de las cláusulas de la escritura hipotecaria, sin tener,
por tanto, que tener que acudir a un proceso declarativo, por lo demás no sus-
pensivo de la ejecución, a fin de obtener un pronunciamiento judicial sobre la
nulidad de las tales cláusulas.
b) La formalización de la oposición del ejecutado, fundamentada en alguna
de las anteriores causas, comportará la suspensión de la ejecución hasta el
momento en que sea resuelta, suspensión que será declarada por el Secretario
judicial (art. 695.2 LEC). Admitido el correspondiente escrito de oposición, dicho
Secretario convocará a las partes a una comparecencia ante el Tribunal que
hubiere dictado la orden general de ejecución, debiendo mediar al menos
quince desde la citación, comparecencia en la que el Tribunal oirá a las partes,
admitirá los documentos que las mismas aporten y, finalmente, decretará su
conclusión mediante una resolución en forma de auto en la que resolverá lo que
estime procedente en torno al fundamento o no de la oposición del ejecutado
(art. 695.2 LEC).
Así (art. 695.3 LEC): 1.º) Si la oposición es desestimada, la ejecución se
reanudará en el estado en que fue temporalmente suspendida, sin mayores alte-
raciones; 2.º) Si la oposición es estimada por las antes reproducidas causas 1.ª y
3.ª del art. 695.1 LEC, el Tribunal mandará sin más sobreseer la ejecución
(art. 695.3 LEC). El auto en que así se declare podrá ser recurrido en apelación
(art. 695.4 LEC); 3.º) Si la oposición es estimada por la también anteriormente
transcrita causa 2.ª del art. 695.1 LEC, el Tribunal fijará en su resolución la can-
tidad por la que haya de seguirse a partir de ese momento la ejecución (art. 695.3
LEC), sin que, por el contrario, frente a este auto quepa interponer recurso de
apelación (art. 695.4 LEC); 4.º) Por último, si la oposición es estimada por la
causa 4.ª, se acordará el sobreseimiento de la ejecución cuando la cláusula
contractual fundamente la ejecución. En caso de que el carácter abusivo de la
cláusula hubiese determinado la cantidad exigible, el juez resolverá lo que pro-
ceda al respecto; en otro caso, se continuará la ejecución con la inaplicación de
la cláusula abusiva. En este último supuesto, el auto en que así se declare, así
como aquel auto que desestime la oposición por este concreto motivo, podrá
ser recurrido en apelación (art. 695.4 LEC).

JURISPRUDENCIA
«Los límites a la oposición del art. 695 y 698 LEC sólo deben operar para la acción
hipotecaria, sin extenderse a otras acciones ejecutivas ni a cantidades que se adeuden

996
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 696

por conceptos distintos» (AAP Las Palmas 4.ª 26 septiembre 2006, LA LEY 216/2006,
Rec. 917/2005).
«La referida sentencia se apoya en la sentencia del Tribunal Supremo (Sala de lo Civil,
Pleno) núm. 463/2014 de 28 noviembre, que, con cita de otras anteriores, recordó que
lo resuelto en el trámite de oposición a la ejecución de títulos no judiciales produce cosa
juzgada. El recurrente no está conforme con ello, y entiende que la doctrina del Tribunal
Supremo esgrimida no es aplicable al caso, ya que el proceso anterior no fue de ejecución
ordinaria, sino de ejecución hipotecaria y la regulación de una y otra es diferente. Y ello
es, efectivamente, como dice el recurrente, ya que mientras que en la ejecución ordinaria
la oposición se ventila con posibilidad de celebración de una vista en la que pueden
practicarse todo tipo de diligencias probatorias, y así lo establece el art. 560 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, en el caso de la oposición a la ejecución hipotecaria las posibilida-
des de proposición de prueba del ejecutado están limitadas a la documental, tal y como
establece el art. 695,2 del mismo cuerpo legal. Aun cuando el legislador no se pronuncia
expresamente sobre el carácter de cosa juzgada de las resoluciones a las que se refiere
el primer párrafo del apartado 4 del art. 695 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, esto es, el
auto que ordena el sobreseimiento de la ejecución, la inaplicación de una cláusula abu-
siva o la desestimación de la oposición por la causa prevista en el apartado 1.4.º («El
carácter abusivo de una cláusula contractual que constituya el fundamento de la ejecu-
ción o que hubiese determinado la cantidad exigible»), es lo cierto que de la Ley de
Enjuiciamiento Civil se extrae el principio general de que no producen el efecto de cosa
juzgada las resoluciones que se dictan tras un proceso en el que no existe cognición plena
por estar limitados los medios de defensa» (SAP Albacete 1.ª 6 febrero 2017, LA LEY
12569/2017).

Artículo 696. Tercerías de dominio


1. Para que pueda admitirse la tercería de dominio en los procedimientos a
que se refiere este capítulo, deberá acompañarse a la demanda título de propie-
dad de fecha fehaciente anterior a la de constitución de la garantía. Si se tratare
de bienes cuyo dominio fuere susceptible de inscripción en algún Registro, dicho
título habrá de estar inscrito a favor del tercerista o de su causante con fecha
anterior a la de inscripción de la garantía, lo que se acreditará mediante certifi-
cación registral expresiva de la inscripción del título del tercerista o de su cau-
sante y certificación de no aparecer extinguido ni cancelado en el Registro el
asiento de dominio correspondiente.
2. La admisión de la demanda de tercería suspenderá la ejecución respecto
de los bienes a los que se refiera y, si éstos fueren sólo parte de los comprendidos
en la garantía, podrá seguir el procedimiento respecto de los demás, si así lo
solicitare el acreedor.

COMENTARIOS
La norma introduce algunas especialidades respecto de las tercerías de domi-
nio que se promuevan en la ejecución hipotecaria y pignoraticia.

997
Artículo 697 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

a) En primer término, y precisamente porque quien haya adquirido el bien


después de constituida la garantía de que se trate es tercer poseedor, las tercerías
de dominio únicamente podrán ser admitidas a trámite cuando a la demanda
acompañe el promotor de la misma el «título de propiedad de fecha fehaciente
anterior a la de constitución de la garantía», siendo exigible, además, que si se
trata de bienes cuyo dominio resulta inscribible en algún Registro Público (como,
por lo demás, será la regla general en estos casos), dicho título de propiedad
«habrá de estar inscrito a favor del tercerista o de su causante con fecha anterior
a la de inscripción de la garantía, lo que se acreditará mediante certificación
registral expresiva de la inscripción del título del tercerista o de su causante y
certificación de no aparecer extinguido ni cancelado en el Registro el asiento de
dominio correspondiente» (art. 696.1 LEC).
En consecuencia, tanto (1.º) en el caso en que el tercerista aporte como fun-
damento de su pretensión un título informal acreditativo de la propiedad que
alega (v. gr., una escritura privada de compraventa), cuanto (2.º) en el caso en
que lo que aporte sea un título fehaciente pero que acredite que el nacimiento
de su derecho es de fecha posterior a la constitución de la prenda o la hipoteca,
o también (3.º) cuando el título que presente no se halle debidamente inscrito
en el Registro cuando tal inscripción sea legalmente posible, la demanda de
tercería ni siquiera deberá ser admitida a trámite.
b) Por lo demás, la otra especialidad que se cierne en torno a las tercería de
dominio en el ámbito procesal que nos ocupa es la que, con anterioridad a la
vigente LEC, consagraba el art. 132.2.º LH, es decir, la regla conforme a la cual,
admitida a trámite una tercería de dominio se suspenderá la tramitación del pro-
ceso de ejecución respecto de los bienes a que se refiera el tercerista (v. art. 696.2
y, por remisión tácita, también el art. 565.1 LEC). Por ello, si estos bienes afec-
tados por la tercería no fueren todos los sometidos o afectados al buen fin de la
ejecución, el proceso podrá continuar con normalidad para la realización de los
restantes bienes no afectados por aquella pretensión del tercerista (art. 692.2
LEC).

Artículo 697. Suspensión de la ejecución por prejudicialidad penal


Fuera de los casos a que se refieren los dos artículos anteriores, los proce-
dimientos a que se refiere este capítulo sólo se suspenderán por prejudicialidad
penal, cuando se acredite, conforme a lo dispuesto en el art. 569 de esta Ley, la
existencia de causa criminal sobre cualquier hecho de apariencia delictiva que
determine la falsedad del título, la invalidez o ilicitud del despacho de la ejecu-
ción.

998
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 698

Artículo 698. Reclamaciones no comprendidas en los artículos anteriores


1. Cualquier reclamación que el deudor, el tercer poseedor y cualquier
interesado puedan formular y que no se halle comprendida en los artículos ante-
riores, incluso las que versen sobre nulidad del título o sobre el vencimiento,
certeza, extinción o cuantía de la deuda, se ventilarán en el juicio que corres-
ponda, sin producir nunca el efecto de suspender ni entorpecer el procedimiento
que se establece en el presente capítulo.
La competencia para conocer de este proceso se determinará por las reglas
ordinarias.
2. Al tiempo de formular la reclamación a que se refiere el apartado anterior
o durante el curso de juicio a que diere lugar, podrá solicitarse que se asegure
la efectividad de la sentencia que se dicte en el mismo, con retención del todo
o de una parte de la cantidad que, por el procedimiento que se regula en este
capítulo, deba entregarse al acreedor.
El Tribunal, mediante providencia, decretará esta retención en vista de los
documentos que se presenten, si estima bastantes las razones que se aleguen. Si
el que solicitase la retención no tuviera solvencia notoria y suficiente, el Tribunal
deberá exigirle previa y bastante garantía para responder de los intereses de
demora y del resarcimiento de cualesquiera otros daños y perjuicios que puedan
ocasionarse al acreedor.
3. Cuando el acreedor afiance a satisfacción del Tribunal la cantidad que
estuviere mandada retener a las resultas del juicio a que se refiere el apartado
primero, se alzará la retención.

COMENTARIOS
Fuera de los casos señalados en el art. 695.1 LEC, cualquier reclamación que
el deudor, el tercer poseedor y cualquier interesado puedan formular, incluso
las que versen sobre nulidad del título o sobre el vencimiento, certeza, extinción
o cuantía de la deuda, se ventilarán en el juicio que corresponda, sin producir
nunca el efecto de suspender ni entorpecer el procedimiento de ejecución hipo-
tecaria o pignoraticia (art. 698.1 LEC).

JURISPRUDENCIA
«Los límites a la oposición del art. 695 y 698 LEC sólo deben operar para la acción
hipotecaria, sin extenderse a otras acciones ejecutivas ni a cantidades que se adeuden
por conceptos distintos» (AAP Las Palmas 4.ª 26 septiembre 2006, LA LEY 216/2006,
Rec. 917/2005).

999
Artículo 699 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

TÍTULO V
De la ejecución no dineraria

CAPÍTULO I
De las disposiciones generales

Artículo 699. Despacho de la ejecución


Cuando el título ejecutivo contuviere condena u obligación de hacer o no
hacer o de entregar cosa distinta a una cantidad de dinero, en el auto por el que
se despache ejecución se requerirá al ejecutado para que, dentro del plazo que
el Tribunal estime adecuado, cumpla en sus propios términos lo que establezca
el título ejecutivo.
En el requerimiento, el Tribunal podrá apercibir al ejecutado con el empleo
de apremios personales o multas pecuniarias.

COMENTARIOS
1. Como ya es sabido, en el proceso civil es posible que el demandante
ejercite una pretensión de «condena» a una «determinada prestación» (art. 5.1
LEC), prestación que puede responder a cualesquiera de las modalidades pre-
vistas por el art. 1.089 CC (un dar –bien dinero o bien cosa distinta a dinero–,un
hacer –el cual puede, a su vez, ser personalísimo o no serlo– o, por último, un
no hacer –en una omisión o inactividad–), y en la que, una vez incorporada a
un título de los contemplados en el art. 517.2 LEC, podrá el ejecutante funda-
mentar la solicitud de apertura del proceso de ejecución. De las especialidades
de la ejecución de obligaciones consistentes en dar dinero (la denominada eje-
cución dineraria) se ha dado noticia en comentarios anteriores. Ahora corres-
ponde examinar las especialidades de la ejecución de condenas de naturaleza
no dineraria, a las cuales se refieren los arts. 699 a 720 LEC, y que conforman,
como se dice en el art. 699 LEC, la ejecución de una «condena u obligación de
hacer o no hacer o de entregar cosa distinta a una cantidad de dinero».
2. La idea básica de la que parte aquí el legislador es la de propiciar que la
ejecución determine el cumplimiento de la obligación en sus propios términos
por parte del ejecutado, de forma tal que de las actividades procesales ejecutivas
se derive la entrega de la cosa mueble o inmueble al ejecutante, o la realización
de la conducta o de la omisión a que esté obligado el ejecutado. Para ello, la
vigente LEC prevé la adopción de diversas medidas, incluida la imposición de
multas coercitivas en contra de aquella parte ejecutada que se muestre reacia al
cumplimiento en especie de sus obligaciones (v. gr., art. 709.2 LEC).
Pero, si con la adopción de dichas medidas ejecutivas no se alcanzara a
conseguir que el ejecutado cumpla en sus propios términos la prestación o con-
ducta de que se trate, o también en los casos en que dicha prestación haya
devenido irrealizable, al legislador no le ha quedado otro remedio que abando-

1000
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 699

nar ese objetivo y, como recurso último y subsidiario, disponer la transformación


de la incumplida o irrealizable obligación en especie en una obligación en
dinero. En una obligación por el equivalente económico de la prestación de dar,
hacer o no hacer no cumplida por el ejecutado, o no ejecutable, que, una vez
liquidada por el procedimiento previsto en los arts. 712 a 720 LEC, se llevará a
efecto por los trámites de la ejecución dineraria ya analizados anteriormente.
3. En la iniciación de la ejecución no dineraria no prevé la LEC ninguna
especialidad en lo relativo a la demanda ejecutiva. Pero sí se establece, en cam-
bio, la necesidad de que el auto por el que se despache la ejecución, además de
los contenidos que les son propios con carácter general, presente uno adicional,
consistente en la inclusión de un requerimiento al ejecutado «para que, en el
plazo que el Tribunal estime adecuado, cumpla en sus propios términos lo que
establezca el título ejecutivo», siendo posible incluso que, potestativamente, tal
requerimiento se efectúe bajo apercibimiento de emplear «los apremios perso-
nales o multas pecuniarias» que el Tribunal estime apropiados (art. 699 LEC).
a) Dicho requerimiento previo al inicio de las actividades propiamente eje-
cutivas viene a ser y a comportarse, salvadas las distancias, como un mecanismo
similar al requerimiento de pago en la ejecución dineraria (v. arts. 580 a 583 LEC).
Es, en definitiva, un medio tendente a propiciar el cumplimiento voluntario por
parte del ejecutado del contenido de la prestación de dar cosa distinta a dinero,
de hacer o de no hacer, a que se encuentre obligado y, con él, poner término
definitivamente al proceso de ejecución.
b) En cuanto al plazo que los tribunales han de conceder al ejecutado para
que cumpla voluntariamente con su prestación, en la LEC no se establece su
duración exacta. Será, pues, el plazo que se «estime adecuado» (art. 699.I LEC)
o, en el caso concreto de las obligaciones de hacer, aquel otro que resulte pro-
cedente «según la naturaleza del hacer y las circunstancias que concurran»
(art. 705 LEC), previsión ésta que igualmente habrá de reclamarse para las obli-
gaciones de no hacer.
c) Como se ha dicho, el requerimiento podrá hacerse con apercibimiento al
ejecutado de que, si no cumple con su prestación en plazo, además de seguir
adelante con la ejecución, se emplearán en su contra «apremios personales o
multas pecuniarias» (art. 699.II LEC). Esta solución, sin embargo, y precisamente
por su carácter potestativo, deberá quedar reservada a aquellos supuestos en los
que, por ejemplo, al ejecutado, o bien le resulte extremadamente sencillo entre-
gar la cosa o hacer o no hacer lo que se le ordene (resultando entonces un acicate
en pro del cumplimiento de la obligación), o bien haya mostrado una postura
temeraria en el previo proceso declarativo (operando entonces una medida
disuasoria de eventuales posturas en el mismo abusivo sentido).

1001
Artículo 700 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 700. Embargo de garantía y caución sustitutoria


Si el requerimiento para hacer, no hacer o entregar cosa distinta de una
cantidad de dinero no pudiere tener inmediato cumplimiento, el Secretario judi-
cial, a instancia del ejecutante, podrá acordar las medidas de garantía que resul-
ten adecuadas para asegurar la efectividad de la condena.
Se acordará, en todo caso, cuando el ejecutante lo solicite, el embargo de
bienes del ejecutado en cantidad suficiente para asegurar el pago de las even-
tuales indemnizaciones sustitutorias y las costas de la ejecución. Contra este
decreto cabe recurso directo de revisión sin efecto suspensivo ante el Tribunal
que dictó la orden general de ejecución.
El embargo se alzará si el ejecutado presta caución en cuantía suficiente
fijada por el Secretario judicial al acordar el embargo, en cualquiera de las for-
mas previstas en el párrafo segundo del apartado 3 del art. 529.

COMENTARIOS
Para aquellos casos en que la prestación a que estuviere obligado el ejecu-
tado no pueda cumplirse de manera inmediata (lo que se revela incluso usual
en las obligaciones positivas de entregar o hacer –v. gr., cuando se trate de ela-
borar una obra artística o realizar una obra de cierta envergadura...–, pero que
resulta ciertamente problemático predicar de las negativas de no hacer), prevé
el art. 700 LEC la posibilidad de que, durante el tiempo necesario para cumplir
voluntariamente la prestación (que no será sino el que al obligado o condenado
se haya concedido en el requerimiento inserto en el auto que despache la eje-
cución), se acuerde la adopción de aquellas «medidas de garantía que resulten
adecuadas para asegurar la efectividad de la condena».
Dichas medidas cautelares, que se acordarán por el Secretario a instancias
del ejecutante (nunca ex officio), pueden tener por objeto, no solamente el ase-
guramiento de la concreta prestación no dineraria de que se trate, sino incluso
el de la prestación por el equivalente dinerario en que pueda transformarse
aquélla en el caso en que su ejecución en especie o en sus propios términos
devenga definitivamente frustrada. Así lo hace posible el segundo párrafo del
art. 700 LEC, que permite al Secretario, siempre que el ejecutante lo pida, acor-
dar en todo caso el embargo de bienes del ejecutado «en cantidad suficiente
para asegurar el pago de las eventuales indemnizaciones sustitutorias y las costas
de la ejecución».
Contra este decreto cabrá recurso directo de revisión, sin efecto suspensivo,
ante el Tribunal que dictó la orden general de ejecución. El embargo ya acor-
dado, ello no obstante, se alzará si el ejecutado presta la caución, que en cuantía
suficiente fijará el Secretario judicial al acordar el embargo, en cualquiera de las
formas previstas en el art. 529.3.II LEC (art. 700.III LEC).

1002
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 701

CAPÍTULO II
De la ejecución por deberes de entregar cosas

Artículo 701. Entrega de cosa mueble determinada


1. Cuando del título ejecutivo se desprenda el deber de entregar cosa mueble
cierta y determinada y el ejecutado no lleve a cabo la entrega dentro del plazo
que se le haya concedido, el Secretario judicial responsable de la ejecución pon-
drá al ejecutante en posesión de la cosa debida, empleando para ello los apremios
que crea precisos. Si fuera necesario proceder a la entrada en lugares cerrados
recabará la autorización del Tribunal que hubiera ordenado la ejecución,
pudiéndose auxiliar de la fuerza pública, si fuere preciso.
Cuando se trate de bienes muebles sujetos a un régimen de publicidad regis-
tral similar al inmobiliario, se dispondrá también lo necesario para adecuar el
Registro de que se trate al título ejecutivo.
2. Si se ignorase el lugar en que la cosa se encuentra o si no se encontrara al
buscarla en el sitio en que debiera hallarse, el Secretario judicial interrogará al
ejecutado o a terceros, con apercibimiento de incurrir en desobediencia, para
que digan si la cosa está o no en su poder y si saben dónde se encuentra.
3. Cuando, habiéndose procedido según lo dispuesto en los apartados ante-
riores, no pudiere ser habida la cosa, ordenará el Tribunal, mediante providen-
cia, a instancia del ejecutante, que la falta de entrega de la cosa o cosas debidas
se sustituya por una justa compensación pecuniaria, que se establecerá con arre-
glo a los arts. 712 y siguientes.

COMENTARIOS
Si la ejecución pretende la entrega al ejecutante de una cosa mueble deter-
minada (sobre la determinación de los bienes muebles, véanse los arts. 335 y
336 CC), y el ejecutado no cumple voluntariamente con su obligación pese a
ser requerido ex art. 699 LEC, «el Secretario judicial responsable de la ejecución
pondrá al ejecutante en posesión de la cosa debida, empleando para ello los
apremios que crea precisos»; y, si fuese necesario proceder a la entrada en luga-
res cerrados, recabará la autorización del Tribunal que hubiera ordenado la eje-
cución, pudiéndose auxiliar de la fuerza pública, si fuere preciso (art. 701.1.I
LEC). Además, cuando se trate de bienes muebles sujetos a un régimen de publi-
cidad registral similar al inmobiliario, el Juez de la ejecución dispondrá también
lo necesario para adecuar el Registro de que se trate al título ejecutivo
(art. 701.1.II LEC).
Naturalmente, si en el momento de adoptar tales radicales decisiones se
desconoce el lugar en que se encuentra la cosa, o cuando la misma no se encon-
trara al buscarse en el sitio en que debiera hallarse (v. gr., en el domicilio del
ejecutado), el Secretario deberá proceder al interrogatorio tanto del ejecutado

1003
Artículo 702 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

como de terceras personas, con apercibimiento a las mismas de incurrir en el


delito de desobediencia si no dicen si la cosa se halla o no en su poder, o si
saben dónde se encuentra (art. 701.2 LEC).
Pero si, tras realizar los interrogatorios y tomar las medidas tendentes a
aprehender físicamente la cosa ésta sigue sin aparecer, entonces la ejecución en
especie de la obligación de entrega de la cosa quedará definitivamente frustrada.
En tal caso, y siempre que el ejecutante así lo pida de manera expresa (ejecutante
que también puede optar por esperar a que surjan nuevos hechos o circunstan-
cias que conduzcan a determinar el paradero de la cosa de que se trate), el
Tribunal dictará providencia en la que ordenará que la falta de entrega de la cosa
o cosas debidas se sustituya por una «justa compensación pecuniaria» (art. 701.3
LEC), la cual de determinará conforme al procedimiento de liquidación previsto
en los arts. 712 y ss. LEC.

Artículo 702. Entrega de cosas genéricas o indeterminadas


1. Si el título ejecutivo se refiere a la entrega de cosas genéricas o indeter-
minadas, que pueden ser adquiridas en los mercados y, pasado el plazo, no se
hubiese cumplido el requerimiento, el ejecutante podrá instar del Secretario
judicial que le ponga en posesión de las cosas debidas o que se le faculte para
que las adquiera, a costa del ejecutado, ordenando, al mismo tiempo, el embargo
de bienes suficientes para pagar la adquisición, de la que el ejecutante dará
cuenta justificada.
2. Si el ejecutante manifestara que la adquisición tardía de las cosas genéricas
o indeterminadas con arreglo al apartado anterior no satisface ya su interés legí-
timo, se determinará el equivalente pecuniario, con los daños y perjuicios que
hubieran podido causarse al ejecutante, que se liquidarán con arreglo a los art.
712 y siguientes.

COMENTARIOS
Cuando la ejecución no recaiga sobre una cosa mueble determinada sino
sobre otras cosas genéricas o indeterminadas que puedan ser adquiridas en los
mercados, y el ejecutado no cumpla voluntariamente con los términos del previo
requerimiento judicial en este sentido (art. 699 LEC), el ejecutante podrá pedir
al Secretario que ordene «que se le ponga en posesión de las cosas debidas o
que se le faculte para que las adquiera, a costa del ejecutado, ordenando, al
mismo tiempo, el embargo de bienes suficientes para pagar la adquisición, de la
que el ejecutante dará cuenta justificada» (art. 702.1 LEC). En cambio, cuando
el mismo ejecutante considere que, una vez incumplido el requerimiento por
parte del ejecutado, la adquisición a su costa de las cosas genéricas o indeter-
minadas, por tardía, no satisface ya su interés legítimo, pedirá que se determine
el equivalente pecuniario de la incumplida prestación, a la que se sumarán los
daños y perjuicios que hubieran podido causarse al ejecutante (art. 702.2 LEC),

1004
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 703

los cuales, igualmente, se liquidarán conforme al procedimiento previsto en los


arts. 712 y ss. LEC.

Artículo 703. Entrega de bienes inmuebles


1. Si el título dispusiere la transmisión o entrega de un bien inmueble, una
vez dictado el auto autorizando y despachando la ejecución, el secretario judicial
responsable de la misma ordenará de inmediato lo que proceda según el conte-
nido de la condena y, en su caso, dispondrá lo necesario para adecuar el Registro
al título ejecutivo.
Si en el inmueble que haya de entregarse hubiere cosas que no sean objeto
del título, el secretario judicial requerirá al ejecutado para que las retire dentro
del plazo que señale. Si no las retirare, se considerarán bienes abandonados a
todos los efectos.
En los casos de desahucio por falta de pago de rentas o cantidades debidas,
o por expiración legal o contractual del plazo, para evitar demoras en la práctica
del lanzamiento, previa autorización del secretario judicial, bastará con la pre-
sencia de un único funcionario con categoría de Gestor, que podrá solicitar el
auxilio, en su caso, de la fuerza pública.
2. Cuando en el acto del lanzamiento se reivindique por el que desaloje la
finca la titularidad de cosas no separables, de consistir en plantaciones o insta-
laciones estrictamente necesarias para la utilización ordinaria del inmueble, se
resolverá en la ejecución sobre la obligación de abono de su valor, de instarlo
los interesados en el plazo de cinco días a partir del desalojo.
3. De hacerse constar en el lanzamiento la existencia de desperfectos en el
inmueble originados por el ejecutado o los ocupantes, se podrá acordar la reten-
ción y constitución en depósito de bienes suficientes del posible responsable,
para responder de los daños y perjuicios causados, que se liquidarán, en su caso
y a petición del ejecutante, de conformidad con lo previsto en los arts. 712 y
siguientes.
4. Si con anterioridad a la fecha fijada para el lanzamiento, en caso de que
el título consista en una sentencia dictada en un juicio de desahucio de finca
urbana, se entregare la posesión efectiva al demandante, acreditándolo el arren-
dador ante el Secretario judicial encargado de la ejecución, se dictará decreto
declarando ejecutada la sentencia y cancelando la diligencia, a no ser que el
demandante interese su mantenimiento para que se levante acta del estado en
que se encuentre la finca.

COMENTARIOS
1. Cuando el objeto de la ejecución sea la entrega o transmisión al ejecutante
de un bien inmueble (para cuya definición ha de acudirse al art. 334 CC), esta-
blece el art. 703.1.I LEC que el Secretario judicial, una vez despachada la eje-
cución, «ordenará de inmediato lo que proceda según el contenido de la con-

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Artículo 703 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

dena y, en su caso, dispondrá lo necesario para adecuar el Registro al título eje-


cutivo».
Para proceder a la puesta en posesión del inmueble bajo el dominio del eje-
cutante habrá de ordenarse, como principal medida ejecutiva, el «lanzamiento»,
que consiste en el acto formal por el que el ejecutado es obligado a abandonar
el inmueble, y para el cual dispone la LEC diversas reglas previas y contempo-
ráneas al mismo, a saber:
1.ª Con carácter previo a la práctica del lanzamiento, si en el inmueble que
haya de entregarse hubiere cosas que no sean objeto del título, el Secretario
judicial requerirá al ejecutado para que las retire dentro del plazo que se le
señale, y si no las retirase se considerarán bienes abandonados a todos los efectos
(art. 703.1.II LEC). De igual forma, cuando el inmueble de que se trate fuese la
vivienda habitual del ejecutado o de quienes de él dependan, el Secretario les
dará un plazo de un mes para desalojarlo, plazo que, de existir motivo fundado,
podrá ampliarse por otro mes. Transcurrido el plazo, se procederá entonces al
inmediato lanzamiento, fijándose la fecha de éste en la resolución inicial o en
la que acuerde la prórroga (art. 704.1 LEC).
2.ª Cuando en el acto mismo del lanzamiento se reivindique por el que des-
aloje la finca la titularidad de cosas no separables, de consistir en plantaciones
o instalaciones estrictamente necesarias para la utilización ordinaria del inmue-
ble, se resolverá en la ejecución sobre la obligación de abono de su valor, de
instarlo así los interesados en el plazo de cinco días a partir del desalojo
(art. 703.2 LEC). También en el acto mismo del lanzamiento, si el ejecutante
hiciese constar la existencia de desperfectos en el inmueble originados por el
ejecutado o los ocupantes del bien, se podrá acordar la retención y constitución
en depósito de bienes suficientes del posible responsable, para responder de los
daños y perjuicios causados, los cuales se liquidarán, en su caso y a petición del
ejecutante, de conformidad con los arts. 712 y ss. LEC (art. 703.3 LEC).
3.ª Como regla específica cuya aplicación puede sucederse tanto con ante-
rioridad como en la práctica misma del acto del lanzamiento, el apartado
segundo del art. 704 LEC ordena que, cuando en el inmueble a cuya entrega o
transmisión obligue el título ejecutivo estuviera ocupado por terceras personas
distintas del ejecutado y de quienes con él compartan la utilización de aquél
(pues para éstos ya se prevé su imperativo desalojo en virtud del art. 704.1 LEC),
el Secretario judicial, tan pronto como conozca su existencia, les notificará el
despacho de ejecución o la pendencia de ésta para que, en el plazo de diez días,
presenten al Tribunal los títulos que justifiquen su situación. Una vez presenta-
dos los títulos, o en ausencia de ellos, el ejecutante podrá pedir al Tribunal el
lanzamiento de quienes considere ocupantes de mero hecho o sin título sufi-
ciente, petición de la que se dará traslado a las personas designadas por el eje-
cutante, convocando a todas ellas a una vista en la que podrán alegar y probar

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 704

lo que estimen oportuno. El Tribunal resolverá sobre el lanzamiento de los ocu-


pantes por medio de auto no recurrible, lanzamiento que se decretará en todo
caso si el ocupante u ocupantes citados no comparecieren sin justa causa; con
todo, el auto que resuelva este incidente, y tanto si en él se ordena el lanzamiento
como si no, dejará a salvo los derechos de los interesados, que podrán ejercitarse
en el juicio que corresponda (art. 675.4 y 5 LEC, al que se remite expresamente
el art. 704.2.II LEC).
De este modo solventa el legislador, como ya es sabido, el problema que
surge cuando un inmueble sujeto a ejecución se encuentra ocupado por perso-
nas distintas al ejecutado (generalmente inquilinos que disfrutan de un contrato
de arrendamiento), y que, en principio, son absolutamente ajenas al conflicto
que se debate entre ejecutante y ejecutado a propósito del inmueble. En tales
casos, pues, si los ocupantes carecen de título que justifique la ocupación, o si
el que esgrimen no es suficiente para permitir la continuidad de dicha situación
jurídica, el Juez ordenará su desalojo; de no ser así, podrán permanecer ocu-
pando el inmueble mientras tengan derecho a ello, habiendo el ejecutante de
consentir dicha situación sin perjuicio de las acciones que le correspondan a fin
de obtener el desalojo definitivo con independencia o fuera del ámbito del pro-
ceso de ejecución.

Artículo 704. Ocupantes de inmuebles que deban entregarse


1. Cuando el inmueble cuya posesión se deba entregar fuera vivienda habi-
tual del ejecutado o de quienes de él dependan, el Secretario judicial les dará un
plazo de un mes para desalojarlo. De existir motivo fundado, podrá prorrogarse
dicho plazo un mes más.
Transcurridos los plazos señalados, se procederá de inmediato al lanza-
miento, fijándose la fecha de éste en la resolución inicial o en la que acuerde la
prórroga.
2. Si el inmueble a cuya entrega obliga el título ejecutivo estuviera ocupado
por terceras personas distintas del ejecutado y de quienes con él compartan la
utilización de aquél, el Secretario judicial responsable de la ejecución, tan pronto
como conozca su existencia, les notificará el despacho de la ejecución o la pen-
dencia de ésta, para que, en el plazo de diez días, presenten los títulos que jus-
tifiquen su situación.
El ejecutante podrá pedir al Tribunal el lanzamiento de quienes considere
ocupantes de mero hecho o sin título suficiente. De esta petición se dará traslado
a las personas designadas por el ejecutante, prosiguiendo las actuaciones con-
forme a lo previsto en los apartados 3 y 4 del art. 675.
Véase el comentario al art. 703 LEC

1007
Artículo 705 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

CAPÍTULO III
De la ejecución por obligaciones de hacer y no hacer

Artículo 705. Requerimiento y fijación de plazo


Si el título ejecutivo obliga a hacer alguna cosa, el Tribunal requerirá al deu-
dor para que la haga dentro de un plazo que fijará según la naturaleza del hacer
y las circunstancias que concurran.
Véase el comentario al art. 699 LEC

Artículo 706. Condena de hacer no personalísimo


1. Cuando el hacer a que obligue el título ejecutivo no sea personalísimo, si
el ejecutado no lo llevara a cabo en el plazo señalado por el Secretario judicial,
el ejecutante podrá pedir que se le faculte para encargarlo a un tercero, a costa
del ejecutado, o reclamar el resarcimiento de daños y perjuicios.
Cuando el título contenga una disposición expresa para el caso de incum-
plimiento del deudor, se estará a lo dispuesto en aquél, sin que el ejecutante
pueda optar entre la realización por tercero o el resarcimiento.
2. Si, conforme a lo dispuesto en el apartado anterior, el ejecutante optare
por encargar el hacer a un tercero, se valorará previamente el coste de dicho
hacer por un perito tasador designado por el Secretario judicial y, si el ejecutado
no depositase la cantidad que éste apruebe mediante decreto, susceptible de
recurso directo de revisión sin efecto suspensivo ante el Tribunal que dictó la
orden general de ejecución, o no afianzase el pago, se procederá de inmediato
al embargo de bienes y a su realización forzosa hasta obtener la suma que sea
necesaria.
Cuando el ejecutante optare por el resarcimiento de daños y perjuicios, se
procederá a cuantificarlos conforme a lo previsto en los arts. 712 y siguientes.

COMENTARIOS
Cuando la ejecución tenga por objeto una obligación de hacer no persona-
lísima (es decir, que no sólo pueda cumplirla el ejecutado sino también otras
personas), el ejecutante, si no ha sido atendido el previo requerimiento del
art. 705 LEC, podrá optar, siempre que el título ejecutivo no disponga otra cosa
para estos casos de incumplimiento (y siempre que, como ha de resultar evi-
dente, dicho incumplimiento sea exclusivamente imputable al ejecutado), bien
que se le faculte para encargar el cumplimiento de la prestación a un tercero,
que la realizará a costa del ejecutado, o bien reclamar el resarcimiento de daños
y perjuicios (art. 706.1 LEC).
En el primer caso, antes de encargar a un tercero la realización de la presta-
ción de hacer, se procederá a valorar el coste de la misma por un perito tasador

1008
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 707

designado por el Secretario judicial, y si el ejecutado no depositase la cantidad


que éste apruebe mediante decreto, susceptible de recurso directo de revisión
sin efecto suspensivo ante el Tribunal que dictó la orden general de ejecución,
o no afianzase el pago, se procederá de inmediato al embargo de sus bienes y a
su realización forzosa por el procedimiento de apremio hasta obtener la suma
que sea necesaria (art. 706.2.I LEC).
En el segundo, si el ejecutante opta por el resarcimiento de daños y perjuicios
se seguirá el procedimiento de liquidación previsto en los arts. 712 y ss. LEC
(art. 706.2.II LEC).

JURISPRUDENCIA
«la claridad y concisión del art. 706 de la Ley Procesal Civil, excluye el planteamiento
de cuestiones como la que nos ocupa, por la relevancia que el texto legal confiere a la
tasación que efectúe el arquitecto nombrado por el órgano judicial, al no prever el pre-
cepto la intervención de las partes, por lo que resulta decisiva dicha tasación en tanto
en cuanto determina el importe dinerario que, previa providencia del Tribunal, deberá
ser depositada o afianzada por el ejecutado, so pena de la práctica de un embargo y la
realización forzosa, esto es, mediante tal sencillo trámite se resuelve una cuestión esen-
cia, cuál es la fijación del coste del hacer a que fue condenado el demandado en sen-
tencia firme» (AAP La Rioja 1.ª 18 marzo 2005, LA LEY 29/2005, Rec. 161/2004).
«viene siendo criterio común en la mayoría de las Audiencias Provinciales, en inter-
pretación del art. 706.2 de la LEC (SAP Zamora Sección 1.ª 21/11/2008) que «a la vista
de la falta de adecuación suficiente del informe al contenido de la sentencia en cuanto
a la causa de los daños y dada la insuficiencia que se desprende del art. 706, con res-
tricción del principio de contradicción, donde ni siquiera prevé, como por ejemplo en
la valoración de los bienes en el apremio, que las partes puedan aportar informes con-
tradictorios al aportado por el perito designado por el Tribunal, se produce una merma
importantísima en la aportación de datos que facilite que el juez haga una valoración de
la pericial con arreglo a las reglas de la sana crítica, e incluso que el perito se llegue a
apartar de lo determinado en la ejecutoria, como alegan de forma reiterada los ejecuta-
dos» (AAP Jaén 3.ª 25 marzo 2011, LA LEY 18/2011, Rec. 38/2011).

Artículo 707. Publicación de la sentencia en medios de comunicación


Cuando la sentencia ordene la publicación o difusión, total o parcial, de su
contenido en medios de comunicación a costa de la parte vencida en el proceso,
podrá despacharse la ejecución para obtener la efectividad de este pronuncia-
miento, requiriéndose por el Secretario judicial al ejecutado para que contrate
los anuncios que resulten procedentes.
Si el ejecutado no atendiera el requerimiento en el plazo que se le señale,
podrá contratar la publicidad el ejecutante, previa obtención de los fondos pre-
cisos con cargo al patrimonio del ejecutado de acuerdo con lo que se dispone
en el apartado 2 del artículo anterior.

1009
Artículo 708 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
Como especialidad a destacar en estas ejecuciones de hacer no personalí-
simo, cuando la prestación de hacer consista en la publicación o difusión, total
o parcial, del contenido de una sentencia de condena en los medios de comu-
nicación a costa de la parte vencida en el proceso (como, por ejemplo, se prevé
en el art. 9 LODH), podrá despacharse ejecución para obtener la efectividad de
este pronunciamiento condenatorio, requiriéndose por el Secretario al ejecutado
para que contrate los anuncios que resulten procedentes.
Si el requerimiento no es atendido en tiempo y forma, ello posibilitará que
sea el propio ejecutante quien contrate la publicidad de que se trate, previa la
obtención de los fondos precisos con cargo al patrimonio del ejecutado, quien
podrá prestarlos voluntariamente o podrán ser el resultado del embargo y pos-
terior apremio de sus bienes.

Artículo 708. Condena a la emisión de una declaración de voluntad


1. Cuando una resolución judicial o arbitral firme condene a emitir una
declaración de voluntad, transcurrido el plazo de veinte días que establece el
art. 548 sin que haya sido emitida por el ejecutado, el Tribunal competente, por
medio de auto, resolverá tener por emitida la declaración de voluntad, si estu-
viesen predeterminados los elementos esenciales del negocio. Emitida la decla-
ración, el ejecutante podrá pedir que el Secretario judicial responsable de la
ejecución libre, con testimonio del auto, mandamiento de anotación o inscrip-
ción en el Registro o Registros que correspondan, según el contenido y objeto
de la declaración de voluntad.
Lo anterior se entenderá sin perjuicio de la observancia de las normas civiles
y mercantiles sobre forma y documentación de actos y negocios jurídicos.
2. Si, en los casos del apartado anterior, no estuviesen predeterminados
algunos elementos no esenciales del negocio o contrato sobre el que deba recaer
la declaración de voluntad, el Tribunal, oídas las partes, los determinará en la
propia resolución en que tenga por emitida la declaración, conforme a lo que
sea usual en el mercado o en el tráfico jurídico.
Cuando la indeterminación afectase a elementos esenciales del negocio o
contrato sobre el que debiere recaer la declaración de voluntad, si ésta no se
emitiere por el condenado, procederá la ejecución por los daños y perjuicios
causados al ejecutante, que se liquidarán con arreglo a los arts. 712 y siguientes.

COMENTARIOS
Otra de las especialidades de la ejecución por obligaciones de hacer no per-
sonalísimas es la dispuesta en el art. 708 LEC, a saber: cuando una resolución
judicial o arbitral condene a emitir una declaración de voluntad, transcurrido el
plazo de veinte días que se establece en el art. 548 LEC sin que haya sido emitida

1010
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 709

por el ejecutado, el Tribunal, por medio de auto, resolverá tener por emitida la
declaración de voluntad siempre que estuviesen predeterminados los elementos
esenciales del negocio. Emitida la declaración, el ejecutante podrá pedir que el
Secretario responsable de la ejecución libre, con testimonio del auto, manda-
miento de anotación o inscripción en el Registro que corresponda, todo ello sin
perjuicio de la observancia de las normas civiles y mercantiles sobre forma y
documentación de los actos y negocios jurídicos (art. 708 LEC).
En cuanto a los elementos no esenciales del negocio o contrato sobre el que
deba recaer la declaración de voluntad, si no estuviesen predeterminados, el
Tribunal, oídas las partes, los determinará en la propia resolución en que tenga
por emitida la declaración, conforme a lo que sea usual en el mercado o en el
tráfico jurídico. En cambio, si la indeterminación afectase a elementos esenciales
del negocio o contrato en cuestión, y el ejecutado no emitiese voluntariamente
la declaración de voluntad que al efecto le haya sido requerida judicialmente en
aplicación de los arts. 699 y 705 LEC, no quedará entonces más remedio que
proceder a la ejecución de los daños y perjuicios causados al ejecutante, que se
liquidarán por el procedimiento previsto en los arts. 712 y ss. LEC (art. 708 LEC).

Artículo 709. Condena de hacer personalísimo


1. Cuando el título ejecutivo se refiera a un hacer personalísimo, el ejecutado
podrá manifestar al Tribunal, dentro del plazo que se le haya concedido para
cumplir el requerimiento a que se refiere el art. 699, los motivos por los que se
niega a hacer lo que el título dispone y alegar lo que tenga por conveniente sobre
el carácter personalísimo o no personalísimo de la prestación debida. Transcu-
rrido este plazo sin que el ejecutado haya realizado la prestación, el ejecutante
podrá optar entre pedir que la ejecución siga adelante para entregar a aquél un
equivalente pecuniario de la prestación de hacer o solicitar que se apremie al
ejecutado con una multa por cada mes que transcurra sin llevarlo a cabo desde
la finalización del plazo. El Tribunal resolverá por medio de auto lo que proceda,
accediendo a lo solicitado por el ejecutante cuando estime que la prestación que
sea objeto de la condena tiene las especiales cualidades que caracterizan el hacer
personalísimo. En otro caso, ordenará proseguir la ejecución con arreglo a lo
dispuesto en el art. 706.
2. Si se acordase seguir adelante la ejecución para obtener el equivalente
pecuniario de la prestación debida, en la misma resolución se impondrá al eje-
cutado una única multa con arreglo a lo dispuesto en el art. 711.
3. Cuando se acuerde apremiar al ejecutado con multas mensuales, se reite-
rarán trimestralmente por el Secretario judicial responsable de la ejecución los
requerimientos, hasta que se cumpla un año desde el primero. Si, al cabo del
año, el ejecutado continuare rehusando hacer lo que dispusiese el título, prose-
guirá la ejecución para entregar al ejecutante un equivalente pecuniario de la
prestación o para la adopción de cualesquiera otras medidas que resulten idó-

1011
Artículo 709 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

neas para la satisfacción del ejecutante y que, a petición de éste y oído el eje-
cutado, podrá acordar el Tribunal.
4. No serán de aplicación las disposiciones de los anteriores apartados de
este artículo cuando el título ejecutivo contenga una disposición expresa para el
caso de incumplimiento del deudor. En tal caso, se estará a lo dispuesto en aquél.

COMENTARIOS
1. Si la ejecución tuviese por objeto el cumplimiento por parte del ejecutado
de un hacer personalísimo, éste, dentro del plazo concedido en el requerimiento
a que se refieren los arts. 699 y 705 LEC, podrá manifestar al Tribunal los motivos
por los que se niegue a hacer lo que el título dispone, alegando lo que tenga por
conveniente sobre el carácter personalísimo o no personalísimo de la prestación
debida. Transcurrido este plazo sin que el ejecutado haya realizado la presta-
ción, el ejecutante podrá optar, siempre que el título objeto de ejecución no
disponga otra cosa para el supuesto de incumplimiento (art. 709.4 LEC), bien
por pedir que la ejecución siga adelante para obtener un equivalente pecuniario
de la prestación de hacer, o bien por solicitar que se apremie al ejecutado con
una multa por cada mes que transcurra sin llevarlo a cabo desde la finalización
del plazo.
2. El Tribunal resolverá por medio de auto lo que proceda, accediendo a lo
solicitado por el ejecutante cuando estime que la prestación que sea objeto de
la condena tiene las especiales cualidades que caracterizan el hacer personalí-
simo; en otro caso, ordenará proseguir la ejecución con arreglo a lo dispuesto
en el art. 706 LEC para las ejecuciones por hacerles no personalísimos (art. 709.1
LEC).
a) Si, en primer lugar, se acuerda seguir adelante la ejecución para obtener
el equivalente pecuniario de la prestación debida, en la misma resolución se
impondrá al ejecutado una única multa (art. 709.2 LEC), multa cuya cuantía se
determinará por el Tribunal mediante providencia, teniendo en cuenta el precio
o la contraprestación del hacer personalísimo establecidos en el título ejecutivo
y, si no constaran en él, el coste dinerario que en el mercado se atribuya a esas
conductas (art. 711.I LEC). Dicha multa única podrá ascender al 50 por 100 del
precio o valor (art. 711.1.II LEC).
b) Y cuando, en segundo término, se acuerde apremiar al ejecutado con
multas mensuales, se reiterarán trimestralmente los requerimientos a cargo del
Secretario judicial, hasta que se cumpla un año desde el primero. Si, al cabo del
año, el ejecutado continuare rehusando hacer lo que dispusiese el título, prose-
guirá la ejecución para entregar al ejecutante un equivalente pecuniario de la
prestación o para la adopción de cualesquiera otras medidas que resulten idó-
neas para la satisfacción del ejecutante y que, a petición de éste y oído el eje-
cutado, podrá acordar el Tribunal (art. 709.3 LEC). Dichas multas mensuales,

1012
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 710

calculadas en la forma anteriormente descrita, podrán ascender a un 20 por 100


del precio o valor (art. 711.1.II LEC).

Artículo 710. Condenas de no hacer


1. Si el condenado a no hacer alguna cosa quebrantare la sentencia, se le
requerirá, a instancia del ejecutante por parte del Secretario judicial responsable
de la ejecución, para que deshaga lo mal hecho si fuere posible, indemnice los
daños y perjuicios causados y, en su caso, se abstenga de reiterar el quebranta-
miento, con apercibimiento de incurrir en el delito de desobediencia a la auto-
ridad judicial.
Se procederá de esta forma cuantas veces incumpla la condena y para que
deshaga lo mal hecho se le intimará por el Secretario judicial con la imposición
de multas por cada mes que transcurra sin deshacerlo.
2. Si, atendida la naturaleza de la condena de no hacer, su incumplimiento
no fuera susceptible de reiteración y tampoco fuera posible deshacer lo mal
hecho, la ejecución procederá para resarcir al ejecutante por los daños y per-
juicios que se le hayan causado.

COMENTARIOS
Finalmente, contempla la LEC las medidas a adoptar cuando la condena a
ejecutar consista en un no hacer. En este supuesto, y por ser la prestación pura-
mente negativa, nada hay en principio que ejecutar, salvo en el caso en que el
ejecutado, quebrantando su deber de abstención, proceda a hacer aquello a
cuya omisión haya sido condenado. Por eso establece el art. 710.1 LEC que, si
el condenado a no hacer alguna cosa quebrantare la sentencia, se le requerirá,
a instancia del ejecutante, por parte del Secretario judicial responsable de la
ejecución para que deshaga lo mal hecho si fuere posible, indemnice los daños
y perjuicios causados y, en su caso, se abstenga de reiterar el quebrantamiento,
con apercibimiento de incurrir en el delito de desobediencia a la autoridad judi-
cial, procediéndose de esta forma cuantas veces incumpla la condena, y para
que deshaga lo mal hecho se le intimará por el Secretario judicial con la impo-
sición de multas por cada mes que transcurra sin deshacerlo. Dichas multas se
determinarán teniendo en cuenta el precio o la contraprestación del hacer per-
sonalísimo establecidos en el título ejecutivo y, si no constaran en él o se tratara
de deshacer lo mal hecho, el coste dinerario que en el mercado se atribuya a
esas conductas (art. 711.I LEC) (v. AAP Cantabria 3.ª 18.11.2003). Las multas
mensuales podrán ascender a un 20 por 100 del precio o valor (art. 711.1.II LEC).
Por el contrario, si, atendida la naturaleza de la condena de no hacer, su
incumplimiento no fuera susceptible de reiteración y tampoco fuera posible
deshacer lo mal hecho, la ejecución procederá para resarcir al ejecutante por
los daños y perjuicios que se le hayan causado (art. 710.2 LEC), que se liquidarán
por el procedimiento previsto en los arts. 712 y ss. LEC.

1013
Artículo 711 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
«Esta norma procesal distingue según que el incumplimiento pueda ser, por un lado,
objeto de restitución y, por otro, de reiteración por el deudor. Es claro que el incumpli-
miento de la obligación de respetar la autonomía vital del otro, es irrestituible, pues no
se puede deshacer –como si se tratara de una construcción indebida– las ilícitas intro-
misiones que en la vida de la ejecutante hayan podido efectuar el ejecutado tras la sen-
tencia de separación. Igual de claro es que esa conducta contraria a lo pactado y sen-
tenciado es susceptible de reiteración por parte del ejecutado, que puede en cualquier
momento futuro entrometerse injustificadamente en la vida de quien tiene derecho a
hacerla libremente. Constatado por la sentencia penal la realidad del incumplimiento de
la obligación de no hacer y atendiendo a las cualidades de irrestituible y reiterable que
se predica respecto de los incumplimientos de esta concreta obligación de no hacer, la
decisión adoptada por el legislador en el citado art. 710 y que el Juez ha de trasponer al
caso concreto es, la de declarar la procedencia de la ejecución para resarcir al ejecutante
de los daños y perjuicios que se le hayan causado y la de requerir al ejecutado para que
se abstenga de reiterar el quebrantamiento, con apercibimiento de incurrir en el delito
de desobediencia a la autoridad judicial» (AAP Cantabria 3.ª 18 noviembre 2003).

Artículo 711. Cuantía de las multas coercitivas


1. Para determinar la cuantía de las multas previstas en los artículos ante-
riores se tendrá en cuenta el precio o la contraprestación del hacer personalísimo
establecidos en el título ejecutivo y, si no constaran en él o se tratara de deshacer
lo mal hecho, el coste dinerario que en el mercado se atribuya a esas conductas.
Las multas mensuales podrán ascender a un 20 por ciento del precio o valor
y la multa única al 50 por ciento de dicho precio o valor.
2. La sentencia estimatoria de una acción de cesación en defensa de los
intereses colectivos y de los intereses difusos de los consumidores y usuarios
impondrá, sin embargo, una multa que oscilará entre seiscientos y sesenta mil
euros, por día de retraso en la ejecución de la resolución judicial en el plazo
señalado en la sentencia, según la naturaleza e importancia del daño producido
y la capacidad económica del condenado. Dicha multa deberá ser ingresada en
el Tesoro Público.
Véase el comentario a los arts. 709 y 710 LEC

CAPÍTULO IV
De la liquidación de daños y perjuicios, frutos y rentas y la rendición de
cuentas

Artículo 712. Ámbito de aplicación del procedimiento


Se procederá del modo que ordenan los artículos siguientes siempre que,
conforme a esta Ley, deba determinarse en la ejecución forzosa el equivalente
pecuniario de una prestación no dineraria o fijar la cantidad debida en concepto
de daños y perjuicios o de frutos, rentas, utilidades o productos de cualquier

1014
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 713

clase o determinar el saldo resultante de la rendición de cuentas de una admi-


nistración.

COMENTARIOS
1. A lo largo del comentario a los preceptos del presente Capítulo se ha
reiterado que la ejecución no dineraria que, por las razones legalmente previstas,
resulta frustrada y, por tanto, no resulte posible que la prestación se realice en
sus propios términos, se transforma entonces en una ejecución por el equivalente
dinerario de la prestación incumplida o en una ejecución por el montante de los
daños y perjuicios que la inejecución en especie haya causado a dicho ejecu-
tante. Lo primero sucede, por ejemplo, cuando la cosa no pueda ser habida en
la ejecución consistente en la entrega de una cosa determinada (art. 701.3 LEC),
mientras que lo segundo, igualmente de forma ejemplificativa, sucede cuando
el ejecutado se niegue a llevar a cabo la obligación de hacer personalísima a
que haya sido condenado o esté obligado (art. 706.2.II LEC).
Pues bien, en todos esos casos es evidente que, como paso previo a la eje-
cución de la obligación dineraria resultante de la frustración de la ejecución en
especie, se precisa cuantificar o liquidar la misma, pues, como ya se conoce, la
ejecución dineraria únicamente procede respecto de títulos de los que resulte
«el deber de entregar una cantidad de dinero líquida» (art. 571 LEC), conside-
rando como tal la que «se exprese en el título con letras, cifras o guarismos com-
prensibles» (art. 572.1 LEC). En definitiva, antes de empezar con la ejecución ha
de quedar determinado a cuánto dinero asciende exactamente aquel equivalente
económico o aquellos daños o perjuicios nacidos de la imposibilidad de obtener
la ejecución de la condena u obligación en sus propios términos.
2. Esa liquidación de prestaciones inicialmente ilíquidas se lleva a cabo
mediante el procedimiento previsto en los arts. 712 y ss. LEC, el cual, pese a su
ubicación sistemática dentro del Título relativo a la ejecución no dineraria, pre-
senta un ámbito de aplicación más extenso, pues, de la lectura del propio art. 712
LEC se desprende que el procedimiento que ahora nos ocupa es el adecuado
para determinar: 1.º) El importe de los daños y perjuicios debidos por el ejecu-
tado (v. art. 713 LEC); 2.º) El importe del equivalente pecuniario de una presta-
ción no dineraria (v. art. 717 LEC); 3.º) El importe de los frutos, rentas, utilidades
o productos de cualquier clase que deban liquidarse en el proceso de ejecución
(v. arts. 718 y 719 LEC); y 4.º) El saldo resultante de la rendición de cuentas de
una administración (art. 720 LEC).

Artículo 713. Petición de liquidación y presentación de relación de daños y


perjuicios
1. Junto con el escrito en que solicite motivadamente su determinación judi-
cial, el que haya sufrido los daños y perjuicios presentará una relación detallada

1015
Artículo 713 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de ellos, con su valoración, pudiendo acompañar los dictámenes y documentos


que considere oportunos.
2. Del escrito y de la relación de daños y perjuicios y demás documentos se
dará traslado por el Secretario judicial a quien hubiere de abonar los daños y
perjuicios, para que, en el plazo de diez días, conteste lo que estime conveniente.

COMENTARIOS
1. El escrito del ejecutante solicitando la liquidación judicial varía según se
trate de cuantificar los daños o perjuicios, o el equivalente económico, derivado
de la transformación de una prestación no dineraria incumplida: 1.º) Cuando se
trate de cuantificar daños o perjuicios, el interesado habrá de solicitar motiva-
damente su liquidación, presentando una relación detallada de aquéllos, con su
valoración, y pudiendo acompañar a su escrito los dictámenes y documentos
que considere oportunos (art. 713.1 LEC); 2.º) Si se trata de calcular el equiva-
lente económico de una prestación no dineraria, en el escrito del interesado se
expresarán las estimaciones pecuniarias de dicha prestación y las razones que
la fundamenten, acompañándose los documentos que el solicitante considere
oportunos para fundar su petición (art. 717.I LEC).
2. De los escritos de solicitud de la respectiva liquidación se dará traslado a
quien hubiere de pagar para que, en el plazo de diez días, conteste lo que estime
conveniente (arts. 713.2 y 717.I LEC), contestación que puede presentar alguno
de los dos siguientes contenidos:
a) Conformidad: si el deudor manifiesta su conformidad con la relación de
daños o perjuicios o con las estimaciones pecuniarias presentadas por el solici-
tante, el Secretario judicial aprobará la liquidación resultante mediante decreto,
procediendo a continuación al inicio de la ejecución dineraria propiamente
dicha, conforme a los arts. 571 y ss. LEC (art. 714.1 LEC).
A fin de propiciar la efectividad práctica de esta solución, el legislador ha
dispuesto que la conformidad del deudor no sólo pueda desprenderse de sus
manifestaciones expresas de aceptación en este sentido, sino también de otros
distintos comportamientos suyos, tales como, de un lado, el dejar pasar el plazo
de diez días sin evacuar su escrito de contestación, o, de otro lado, el presentar
un escrito de contestación que se limite a negar genéricamente la existencia de
daños o perjuicios o de las estimaciones pecuniarias hechas valer por el solici-
tante, sin concretar los puntos en que discrepe de la relación presentada o de las
estimaciones realizadas por éste, ni expresar las razones y alcance de la discre-
pancia (art. 714.2 LEC).
b) Oposición: en cambio, si el deudor presenta dentro del plazo indicado un
escrito motivado de oposición, bien sea en cuanto a las partidas de los daños o
perjuicios, o bien sea en cuanto a la valoración en dinero de aquéllos o de las

1016
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 714

estimaciones pecuniarias del acreedor solicitante, se sustanciará entonces la


controversia por los trámites del juicio verbal (art. 715 LEC).
Ello no obstante, como especialidad procedimental se atribuye al Tribunal
que dictó la orden general de ejecución la posibilidad de que, mediante provi-
dencia, y tanto de oficio como a instancia de parte, pueda nombrar a un perito
que dictamine sobre la efectiva producción de los daños y perjuicios (lo que no
será necesario en el caso de que se trate de liquidar un equivalente pecuniario
de una prestación no dineraria que no haya podido ser ejecutada en sus propios
términos, ya que en estos casos la transformación de una en otra se produce a
través de una resolución judicial) y su evaluación en dinero, tras la presentación
del escrito de impugnación de la oposición (art. 715.3 LEC, redactado conforme
a la LRLEC).
En tal caso fijará el plazo para que emita el dictamen y lo entregue en el
Juzgado para su posterior entrega a las partes, debiendo demorarse el inicio de
la vista oral al menos hasta pasados diez días a contar desde el siguiente al tras-
lado del dictamen pericial a las partes (art. 715 LEC).

Artículo 714. Conformidad del deudor con la relación de daños y perjuicios


1. Si el deudor se conforma con la relación de los daños y perjuicios y su
importe, la aprobará el Secretario judicial responsable de la ejecución mediante
decreto, y se procederá a hacer efectiva la suma convenida en la forma estable-
cida en los arts. 571 y ss. para la ejecución dineraria.
2. Se entenderá que el deudor presta su conformidad a los hechos alegados
por el ejecutante si deja pasar el plazo de diez días sin evacuar el traslado o se
limita a negar genéricamente la existencia de daños y perjuicios, sin concretar
los puntos en que discrepa de la relación presentada por el acreedor, ni expresar
las razones y el alcance de la discrepancia.
Véase el comentario al art. 713 LEC

Artículo 715. Oposición del deudor


Si, dentro del plazo legal, el deudor se opusiera motivadamente a la petición
del actor, sea en cuanto a las partidas de daños y perjuicios, sea en cuanto a su
valoración en dinero, se sustanciará la liquidación de daños y perjuicios por los
trámites establecidos para los juicios verbales, pero podrá el Tribunal que dictó
la orden general de ejecución, mediante providencia, a instancia de parte o de
oficio, si lo considera necesario, nombrar un perito que dictamine sobre la efec-
tiva producción de los daños y su evaluación en dinero, tras la presentación del
escrito de impugnación de la oposición. En tal caso, fijará el plazo para que emita
dictamen y lo entregue en el juzgado y la vista oral no se celebrará hasta pasados
diez días a contar desde el siguiente al traslado del dictamen a las partes.
Véase el comentario al art. 713 LEC

1017
Artículo 716 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 716. Auto fijando la cantidad determinada


Dentro de los cinco días siguientes a aquél en que se celebre la vista, el
Tribunal dictará, por medio de auto, la resolución que estime justa, fijando la
cantidad que deba abonarse al acreedor como daños y perjuicios.
Este auto será apelable, sin efecto suspensivo y haciendo declaración expresa
de la imposición de las costas de conformidad con lo dispuesto en el art. 394 de
esta Ley.

Artículo 717. Petición de determinación del equivalente dinerario de una


prestación no dineraria
Cuando se solicite la determinación del equivalente pecuniario de una pres-
tación que no consista en la entrega de una cantidad de dinero, se expresarán
las estimaciones pecuniarias de dicha prestación y las razones que las funda-
menten, acompañándose los documentos que el solicitante considere oportunos
para fundar su petición, de la que el Secretario judicial dará traslado a quien
hubiere de pagar para que, en el plazo de diez días, conteste lo que estime con-
veniente.
La solicitud se sustanciará y resolverá del mismo modo que se establece en
los arts. 714 a 716 para la de liquidación de daños y perjuicios.

Artículo 718. Liquidación de frutos y rentas. Solicitud y requerimiento al


deudor
Si se solicitase la determinación de la cantidad que se debe en concepto de
frutos, rentas, utilidades o productos de cualquier clase, el Secretario judicial
responsable de la ejecución requerirá al deudor para que, dentro de un plazo
que se determinará según las circunstancias del caso, presente la liquidación,
ateniéndose, en su caso, a las bases que estableciese el título.

Artículo 719. Liquidación presentada por el acreedor y traslado al deudor


1. Si el deudor presentare la liquidación de frutos, rentas, utilidades o pro-
ductos de cualquier clase a que se refiere el artículo anterior, se dará traslado
de ella al acreedor y si se mostrare conforme, se aprobará por decreto y se pro-
cederá a hacer efectiva la suma convenida en la forma establecida en los arts.
571 y ss. para la ejecución dineraria.
Cuando el acreedor no se conformare con la liquidación, ésta se sustanciará
conforme a lo previsto en el art. 715 de esta Ley.
2. Si dentro del plazo, el deudor no presentare la liquidación a que se refiere
el apartado anterior, se requerirá al acreedor para que presente la que considere
justa y se dará traslado de ella al ejecutado, prosiguiendo las actuaciones con-
forme a los arts. 714 a 716.

1018
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 720

Artículo 720. Rendición de cuentas de una administración


Las disposiciones contenidas en los arts. 718 y 719 serán aplicables al caso
en que el título ejecutivo se refiriese al deber de rendir cuentas de una adminis-
tración y entregar el saldo de las mismas; pero los plazos podrán ampliarse
mediante decreto por el Secretario judicial responsable de la ejecución cuando
lo estime necesario, atendida la importancia y complicación del asunto.

TÍTULO VI
De las medidas cautelares

CAPÍTULO I
De las medidas cautelares: disposiciones generales

Artículo 721. Necesaria instancia de parte


1. Bajo su responsabilidad, todo actor, principal o reconvencional, podrá
solicitar del Tribunal, conforme a lo dispuesto en este Título, la adopción de las
medidas cautelares que considere necesarias para asegurar la efectividad de la
tutela judicial que pudiera otorgarse en la sentencia estimatoria que se dictare.
2. Las medidas cautelares previstas en este Título no podrán en ningún caso
ser acordadas de oficio por el Tribunal, sin perjuicio de lo que se disponga para
los procesos especiales. Tampoco podrá éste acordar medidas más gravosas que
las solicitadas.
Véase arts. 730 y ss. LEC

COMENTARIOS
– Finalidad:
Una de las causas principales que contribuyen a la ineficacia de la Admi-
nistración de Justicia es de la duración del proceso, que se cierne también sobre
el proceso civil, y en el que pugnan dos distintas consideraciones: 1.ª) De un
lado, la necesidad de asegurar que la decisión recaída sobre el conflicto susci-
tado ante los tribunales mismo pueda ser llevada a efecto en todo caso; y 2.ª) De
otro lado, el desgraciadamente excesivo período de tiempo que se consume
desde el acceso a los tribunales y hasta la obtención de un pronunciamiento
judicial firme y ejecutable, y que amenaza el cumplimiento de la anterior con-
sideración. Ante tal situación, el remedio tradicional para conjurar los daños y
frustraciones capaces de generarse por la yuxtaposición de dichos órdenes de
consideraciones viene dado por la instauración de las llamadas «medidas cau-
telares».
Por medidas cautelares cabe entender aquellos mecanismos procesales ten-
dentes a garantizar la efectividad de los efectos de la cosa juzgada que haya de
producir la resolución judicial que se pronuncie de manera definitiva sobre el

1019
Artículo 721 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

objeto procesal y, como intrínseca finalidad, evitar que cristalice una posible
vulneración al derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), mediante la
adopción judicial preliminar (incluso en ocasiones con anterioridad al naci-
miento de la litispendencia) de medidas que de algún modo anticipen provisio-
nalmente aquellas otras que habrían de adoptarse ante la emisión de una reso-
lución definitiva susceptible de ejecución (v. art. 721.1 LEC). Con ellas, en suma,
se intenta asegurar que la futura sentencia que culmine el proceso declarativo
pueda llevarse a la práctica, esto es, pueda ser ejecutada con todas las probabi-
lidades de éxito.
– Adopción de medidas cautelares a instancia de parte y de oficio:
Esencial a las medidas cautelares es la necesidad de que su adopción venga
precedida en todo caso de una petición de parte (art. 721.1 LEC), de forma que,
como regla general, su adopción de oficio por el órgano judicial no resulta admi-
sible (art. 721.2 LEC).
Excepcionalmente, sin embargo, en algunos «procesos especiales» (donde,
dado el interés público que suele trascender en la resolución de esta clase de
conflictos) dicha prohibición no rige, como sucede por ejemplo, en los procesos
sobre la capacidad de las personas y en los procesos de filiación (arts. 762 y 768
LEC). Recientemente, el TJUE también ha declarado que esta posibilidad de
adoptar de oficio medidas cautelares debe regir en los procesos donde los con-
sumidores cuestionen el carácter abusivo de alguna cláusula contractual (véase
el posterior apartado de jurisprudencia).

JURISPRUDENCIA
– Finalidad:
«Suele la doctrina comenzar la exposición de las medidas cautelares diciendo, que
como quiera que la función de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, necesitan un período
más o menos largo de tiempo para realizarse y que por ello la resolución que en su día
se dicte pudiera llegar a ser inútil, todos los sistemas procesales contemplan la necesidad
de garantizar dicha resolución mediante el establecimiento de una serie de medidas
cautelares que tienden a asegurar su eficacia, como si se hubieran dictado cuando la
demanda se presentó. Las medidas cautelares tienden pues a evitar el peligro de la mora
porque los litigantes que durante el proceso conservan su capacidad de actuar y la libre
disposición de sus bienes pueden eludir la virtualidad de la responsabilidad patrimonial
universal que es la garantía del cumplimiento de todas sus obligaciones. Aparecen pues
como medios jurídico–procesales que tienen como finalidad evitar que se realicen actos
que impidan o dificulten la efectividad de la satisfacción de la pretensión» (AAP Madrid
10.ª 3 mayo 2006, LA LEY 191/2006, Rec. 859/2005).
«nuestro Tribunal Supremo por ejemplo en Auto de fecha 26 de junio de 2009
(recurso de casación 1128/2008) ha indicado que «... las medidas cautelares, reguladas
por nuestra Ley de Enjuiciamiento Civil en los arts. 721 a 747, son consideradas como
un proceso de facilitación cuya finalidad es remover los obstáculos que puedan oponerse

1020
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 721

a la eficacia de una proceso principal» (AAP Madrid 21.ª 15 junio 2011, LA LEY
127/2011, Rec. 11/2011).
«las medidas cautelares tienden a facilitar la efectividad de la tutela judicial que
pudiera otorgarse en una eventual sentencia estimatoria y a evitar que pueda verse
impedida o dificultada, pero no a adelantar el contenido de la resolución favorable sobre
el fondo de la cuestión controvertida» (AAP Madrid 11.ª 21 julio 2011, LA LEY 205/2011,
Rec. 129/2011).
– Adopción de oficio de medidas cautelares en procesos sobre impugnación de
cláusulas abusivas por parte de consumidores:
32. En el presente asunto, es preciso hacer constar que el art. 721, apartado 2, de la
Ley de Enjuiciamiento Civil prohíbe que el juez nacional adopte de oficio medidas cau-
telares, incluso en el caso de que concurran efectivamente los requisitos de fondo que
para su concesión exige el Derecho interno. De ello se deduce que, en el contexto de
una acción individual ejercitada para impugnar el carácter abusivo de una cláusula con-
tractual y cuyo resultado esté ligado a la solución a la que se llegue en una acción colec-
tiva pendiente, con arreglo a los principios formulados en la sentencia de 14 de abril de
2016, Sales Sinués y Drame Ba (C–381/2014 y C–385/2014, EU:C:2016:252), el con-
sumidor no puede recibir una protección temporal para mitigar los efectos negativos de
la excesiva duración del procedimiento judicial, salvo en el supuesto de que haya soli-
citado expresamente la adopción de medidas cautelares.
(...) 36. Dadas estas características, procede señalar que el sistema procesal de que
se trata en los litigios principales no respeta el principio de efectividad, en la medida en
que la protección que ofrece al consumidor en las acciones individuales cuyo resultado
esté ligado a la solución a la que se llegue en una acción colectiva pendiente se revela
incompleta e insuficiente, y no constituye un medio adecuado ni eficaz para que cese
el uso de una cláusula contractual, como la controvertida en los litigios principales, en
contra de lo que dispone el art. 7, apartado 1, de la Directiva 93/2013 (LA LEY
4573/1993) (véase, en este sentido, la sentencia de 17 de julio de 2014, Sánchez Morcillo
y abril García, C–169/2014, EU:C:2014:2099, apartado 43). Habida cuenta del con-
junto de consideraciones expuestas, procede responder a las cuestiones segunda y ter-
cera que el art. 7, apartado 1, de la Directiva 93/2013 (LA LEY 4573/1993) debe inter-
pretarse en el sentido de que se opone a una normativa nacional, como la examinada en
el litigio principal, que no permite que el juez que conoce de una acción individual de
un consumidor dirigida a que se declare el carácter abusivo de una cláusula del contrato
que le une a un profesional adopte de oficio medidas cautelares, con la duración que
estime oportuna, a la espera de que exista sentencia firme en relación con una acción
colectiva pendiente cuya solución puede ser aplicada a la acción individual, cuando tales
medidas sean necesarias para garantizar la plena eficacia de la resolución judicial que
debe recaer acerca de la existencia de los derechos invocados por el consumidor sobre
la base de la Directiva 93/2013 (LA LEY 4573/1993)» (ATJUE 26 octubre 2016, LA LEY
158449/2016).

1021
Artículo 722 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 722. Medidas cautelares en procedimiento arbitral y litigios extran-


jeros
Podrá pedir al Tribunal medidas cautelares quien acredite ser parte de con-
venio arbitral con anterioridad a las actuaciones arbitrales. También podrá
pedirlas quien acredite ser parte de un proceso arbitral pendiente en España; o,
en su caso, haber pedido la formalización judicial a que se refiere el art. 15 de
la Ley 60/2003, de 23 de diciembre, de Arbitraje; o en el supuesto de un arbitraje
institucional, haber presentado la debida solicitud o encargo a la institución
correspondiente según su Reglamento.
Sin perjuicio de las reglas especiales previstas en los Tratados y Convenios o
en las normas comunitarias que sean de aplicación, también se podrá solicitar
de un Tribunal español por quien acredite ser parte de un proceso jurisdiccional
o arbitral que se siga en un país extranjero la adopción de medidas cautelares si
se dan los presupuestos legalmente previstos salvo en los casos en que para
conocer del asunto principal fuesen exclusivamente competentes los Tribunales
españoles.
Véase el art. 724 LEC; la LA y el art. 22 sexies LOPJ

Artículo 723. Competencia


1. Será Tribunal competente para conocer de las solicitudes sobre medidas
cautelares el que esté conociendo del asunto en primera instancia o, si el proceso
no se hubiese iniciado, el que sea competente para conocer de la demanda prin-
cipal.
2. Para conocer de las solicitudes relativas a medidas cautelares que se for-
mulen durante la sustanciación de la segunda instancia o de un recurso extra-
ordinario por infracción procesal o de casación, será competente el Tribunal que
conozca de la segunda instancia o de dichos recursos.
Véase arts. 724 y 725 LEC

COMENTARIOS
1. En el proceso civil, al igual que en el resto de tipos procesales, la adopción
de las medidas cautelares constituye una labor propia, exclusiva y excluyente del
personal jurisdiccional (v. art. 61 LEC), que ha de adoptarlas en forma de auto
motivado (art. 206.2.2.ª LEC). La jurisdiccionalidad de las resoluciones cautela-
res se sustenta, además, en la necesidad de que su adopción vaya precedida de
un verdadero enjuiciamiento sobre los presupuestos que las condicionan, esto
es, sobre la concurrencia del fumus boni iuris y del periculum in mora (v. art.
728 LEC). De ahí que el presente art. 723 LEC (y los dos preceptos que le siguen)
los dedique el legislador a regular el régimen de la competencia judicial en la
adopción de medidas cautelares.

1022
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 723

2. De acuerdo con el art. 61 LEC, la competencia funcional para la adopción


de las medidas cautelares se atribuye, con carácter general, al mismo órgano
judicial que esté conociendo del asunto principal en su primera instancia (art.
723.1 LEC).
Dicha opción legislativa, que supone la concentración en un mismo órgano
judicial de las labores de enjuiciamiento sobre el fondo y de ejercicio de la
potestad jurisdiccional en materia cautelar, pudiera llegar a entrañar un prejuz-
gamiento de la cuestión principal, pues no cabe olvidar que el presupuesto del
fumus boni iuris viene a coincidir con la fundamentación de la pretensión prin-
cipal, de forma que el órgano judicial que rechaza acordar una medida cautelar
está pronunciándose implícitamente sobre la escasa apariencia de buen derecho
de la pretensión principal del actor (salvo, claro está, en los supuestos en que la
denegación obedezca a la ausencia total del presupuesto del periculum in mora
o de los restantes presupuestos materiales antes analizados), o, a la inversa, el
que la acuerda está manifestando de manera implícita que dicha pretensión goza
de una sólida apariencia de buen derecho.
3. Junto a la anterior, la LEC también contempla otras dos reglas especiales
en materia competencial, a saber:
a) Cuando las medidas cautelares, por razones de urgencia o necesidad en
su adopción, se insten con anterioridad a la incoación del proceso, conocerá de
ellas el órgano judicial «que sea competente para conocer de la demanda prin-
cipal» cuando la misma sea interpuesta (art. 723.1 LEC), lo que obligará al soli-
citante a incorporar en su solicitud cautelar la fundamentación relativa a la
competencia objetiva y territorial del órgano a quien vaya dirigida su petición
cautelar.
Para este concreto caso de solicitud de medidas cautelares preprocesales la
Ley establece un supuesto, ciertamente excepcional, en que las mismas puedan
ser acordadas por un Tribunal funcionalmente incompetente; ello será posible
cuando, formalizada dicha petición preprocesal ante un órgano territorialmente
incompetente para conocer de la futura demanda principal, éste se abstenga de
conocer por dicha causa y remita a los interesados a que usen de su derecho
ante quien corresponda. Pues bien, en este caso, dicho órgano incompetente
«podrá, no obstante, cuando las circunstancias del caso lo aconsejaren, ordenar
en prevención aquellas medidas cautelares que resulten más urgentes, remi-
tiendo posteriormente los autos al Tribunal que resulte competente» (art. 725.2
LEC).
b) Cuando las medidas cautelares se soliciten, no al comienzo de la primera
instancia, como será lo más habitual en la práctica, sino durante la sustanciación
de la segunda instancia o de un recurso extraordinario por infracción procesal
o de casación, entonces para su adopción «será competente el Tribunal que
conozca de la segunda instancia o de dichos recursos» (art. 723.2 LEC) (sobre el

1023
Artículo 723 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

alcance de esta norma, véase el ATS 1.ª 19 julio 2005, en el posterior apartado
jurisprudencial).
4. Destaquemos, por último, que para el conocimiento de las tercerías de
dominio que puedan oponerse sobre los bienes y derechos afectados por una
medida de embargo preventivo la competencia judicial corresponderá «al Tri-
bunal que hubiese acordado el embargo preventivo» (art. 729 LEC).

JURISPRUDENCIA
«la competencia para la adopción de medidas cautelares solicitadas con la demanda
corresponde al Tribunal al que esté conociendo del asunto en primera instancia (art.
723.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil –LEC–), y se mantiene incluso en el supuesto de
que se haya deducido declinatoria en el proceso de declaración» (AAP Tenerife 4.ª, 25
febrero 2002)
«El art. 723.2 LEC atribuye la competencia para la adopción de las medidas caute-
lares, en el caso de que se haya dictado sentencia y ésta se encuentre pendiente de
recurso de apelación o de casación, al Tribunal competente para la decisión de estos
recursos (...) La razón por la cual se atribuye al órgano competente para el conocimiento
del recurso la decisión acerca de las medidas cautelares, reservando su ejecución para
el órgano de primera instancia, es la de que conviene atribuir dicha facultad al órgano
que está conociendo del proceso y se halla, en consecuencia, en posesión de los autos
y en mejores condiciones para enjuiciar la procedencia de las medidas cautelares, valorar
los requisitos a los cuales subordina su adopción la LEC» (ATS 1.ª, Auto de 19 julio 2005,
LA LEY, Rec. 92/2005).
«Desde el punto de vista teleológico, pues, el art. 723.2 LEC debe ser interpretado
en el sentido de que la competencia para la adopción de las medidas cautelares única-
mente se desplaza al Tribunal superior en grado desde el momento en que, presentado
el escrito de interposición, se acuerda la remisión de los autos originales al Tribunal
competente para conocer del recurso, con emplazamiento de las partes ante él, teniendo
en cuenta que el art. 481 LEC determina que el escrito de interposición del recurso de
casación «habrá de presentarse ante el Tribunal que hubiese dictado la sentencia recu-
rrida». Hasta este momento, la sustanciación del recurso con la consiguiente disponibi-
lidad de los autos permanece bajo la competencia del Tribunal que ha dictado la sen-
tencia, el cual, en consecuencia, continúa conociendo del proceso a los efectos de la
tramitación del recurso, aun después de la sentencia, y por ello es el considerado idóneo
por la LEC para la adopción de las medidas mientras la sustanciación del mismo no se
desplace al Tribunal competente para la decisión de la segunda instancia o de la casa-
ción, único momento a partir del cual éste puede decidir sobre su propia competencia
para sustanciar y conocer del recurso, presupuesto, a su vez, de su competencia para
decidir sobre la solicitud de medidas cautelares» (ATS 1.ª 19 julio 2005, LA LEY, Rec.
92/2005).
«De las distintas interpretaciones posibles con arreglo a la literalidad de la Ley, esta
Sala considera que, contemplada la razón de ser del precepto contenido en el apartado
segundo del art. 723 LEC, debe ser preferida la última de ellas y, en consecuencia, la
competencia del Tribunal Supremo para conocer de medidas cautelares solicitadas

1024
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 724

durante la dependencia de un recurso de casación solamente se inicia en el momento


en que se acuerda el emplazamiento de las partes ante el Tribunal Supremo y la remisión
de los autos al mismo» (ATS 1.ª 19 julio 2005, LA LEY, Rec. 92/2005).

Artículo 724. Competencia en casos especiales


Cuando las medidas cautelares se soliciten estando pendiente un proceso
arbitral o la formalización judicial del arbitraje, será Tribunal competente el del
lugar en que el laudo deba ser ejecutado, y, en su defecto, el del lugar donde las
medidas deban producir su eficacia.
Lo mismo se observará cuando el proceso se siga ante un Tribunal extranjero,
salvo lo que prevean los Tratados.
Véase arts. 722 y 725 LEC; 8.3 LA

COMENTARIOS
Cuando las medidas cautelares se soliciten encontrándose pendiente no un
proceso jurisdiccional sino lo que la Ley llama un proceso arbitral o también la
formalización judicial del arbitraje, así como cuando se insten en relación con
un proceso que esté siendo tramitado ante un Tribunal extranjero por asuntos
que no sean de la competencia exclusiva de los tribunales españoles (v. art. 22
LOPJ), la competencia para decretarlas corresponderá al Tribunal «del lugar en
que el laudo deba ser ejecutado, y, en su defecto, el del lugar donde las medidas
deban producir su eficacia», todo ello salvo que los Tratados Internacionales
suscritos por nuestro país dispongan algo diferente (art. 724 LEC).

Artículo 725. Examen de oficio de la competencia. Medidas cautelares en


prevención
1. Cuando las medidas cautelares se soliciten con anterioridad a la demanda,
no se admitirá declinatoria fundada en falta de competencia territorial, pero el
Tribunal examinará de oficio su jurisdicción, su competencia objetiva y la terri-
torial. Si considerara que carece de jurisdicción o de competencia objetiva, pre-
via audiencia del Ministerio Fiscal y del solicitante de las medidas cautelares,
dictará auto absteniéndose de conocer y remitiendo a las partes a que usen de
su derecho ante quien corresponda si la abstención no se fundara en la falta de
jurisdicción de los tribunales españoles. Lo mismo se acordará cuando la com-
petencia territorial del Tribunal no pueda fundarse en ninguno de los fueros
legales, imperativos o no, que resulten aplicables en atención a lo que el solici-
tante pretenda reclamar en el juicio principal. No obstante, cuando el fuero legal
aplicable sea dispositivo, el Tribunal no declinará su competencia si las partes
se hubieran sometido expresamente a su jurisdicción para el asunto principal.
2. En los casos a que se refiere el apartado anterior, si el Tribunal se consi-
derara territorialmente incompetente, podrá, no obstante, cuando las circuns-
tancias del caso lo aconsejaren, ordenar en prevención aquellas medidas caute-

1025
Artículo 726 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

lares que resulten más urgentes, remitiendo posteriormente los autos al Tribunal
que resulte competente.
Véase arts. 723 y 724 LEC y sus respectivos comentarios

COMENTARIOS
1. Las reglas de competencia funcional que acaban de ser examinadas son
ius cogens, lo que las hace indisponibles a la voluntad de las partes y permite al
órgano judicial su control ex officio, sin necesidad de ninguna iniciativa de parte
en este sentido. En consecuencia, cuando una solicitud cautelar se dirija a un
Tribunal carente de competencia funcional para su enjuiciamiento (cualquier
Tribunal diferente del que resulte de la aplicación de los arts. 723 y 724 LEC),
el mismo deberá acordar de oficio su inadmisión a trámite, sin tener que esperar
a que sea la parte procesal que se vea afectada por la medida solicitada quien
denuncie semejante incompetencia.
2. Como regla específica, aplicable únicamente a los supuestos en que la
solicitud cautelar se formalice con anterioridad a la interposición de la
demanda, el art. 725 LEC dispone la prohibición de que el sujeto afectado por
la medida (y futuro demandado) pueda oponer la declinatoria fundada en la
competencia territorial del órgano judicial ante quien se haya presentado aquella
solicitud. Sin perjuicio de lo cual, el Tribunal podrá examinar de oficio su juris-
dicción (civil genérica e internacional), su competencia objetiva y la territorial.

Artículo 726. Características de las medidas cautelares


1. El Tribunal podrá acordar como medida cautelar, respecto de los bienes
y derechos del demandado, cualquier actuación, directa o indirecta, que reúna
las siguientes características:
1.ª Ser exclusivamente conducente a hacer posible la efectividad de la tutela
judicial que pudiere otorgarse en una eventual sentencia estimatoria, de modo
que no pueda verse impedida o dificultada por situaciones producidas durante
la pendencia del proceso correspondiente.
2.ª No ser susceptible de sustitución por otra medida igualmente eficaz, a
los efectos del apartado precedente, pero menos gravosa o perjudicial para el
demandado.
2. Con el carácter temporal, provisional, condicionado y susceptible de
modificación y alzamiento previsto en esta Ley para las medidas cautelares, el
Tribunal podrá acordar como tales las que consistan en órdenes y prohibiciones
de contenido similar a lo que se pretenda en el proceso, sin prejuzgar la sentencia
que en definitiva se dicte.
Véase art. 727 LEC

1026
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 726

COMENTARIOS
1. Uno de los problemas que tradicionalmente han presentado las regula-
ciones de las medidas cautelares ha sido el de su adecuación a la evolución de
la litigiosidad en el seno de las relaciones sociales. Se trata, en suma, de deter-
minar si, ante la creciente complejidad del tráfico jurídico, el establecimiento
de un cuadro legal estático de medidas cautelares, taxativamente predetermina-
das, es el sistema idóneo para hacer conjurar cualesquiera riesgos contrarios a
la efectividad de los pronunciamientos judiciales; o si, por el contrario, se hace
preciso configurar legislativamente una suerte de potestad cautelar genérica que
permita abarcar los supuestos venidos y por venir a la hora de salvaguardar la
eficacia del proceso.
En nuestra decimonónica LEC de 1881 se establecía un sistema nominado o
taxativo de medidas cautelares, fuera del cual no les era dado a los órganos
judiciales improvisar nuevas medidas acordes con las necesidades de la litigio-
sidad contemporánea. La vigente LEC, en cambio, se apunta al más adecuado
sistema de las medidas cautelares innominadas por el que se reconoce a los
tribunales una potestad cautelar genérica, es decir, la posibilidad de adoptar en
cada caso aquellas medidas que se muestren puntualmente idóneas para garan-
tizar la efectividad de la sentencia que pueda recaer en un asunto concreto.
Basta con examinar este art. 726 LEC, así como también el tenor del núm.
11 del art. 727 LEC (que permite la adopción de aquellas otras medidas que,
para la protección de ciertos derechos, prevean expresamente las leyes o, y aquí
viene lo importante, «se estimen necesarias para asegurar la efectividad de la
tutela judicial que pudiera otorgarse en la sentencia estimatoria que recayere en
el juicio») para poder comprobarlo así de manera fehaciente.
2. En particular, en el art. 726 LEC, y ya no desde la óptica del solicitante de
las medidas (quien, en principio, puede solicitar a título cautelar todo aquello
que le parezca conveniente, sin reparar en si su petición tiene o no un encaje
estricto en las prescripciones del ordenamiento procesal), sino desde la de los
órganos judiciales competentes para decretarlas, reconoce a estos últimos la
posibilidad de acordar como medida cautelar «cualquier actuación, directa o
indirecta», que resulte «exclusivamente conducente a hacer posible la efectivi-
dad de la tutela judicial que pudiere otorgarse en una eventual sentencia esti-
matoria, de modo que no pueda verse impedida o dificultada por situaciones
producidas durante la pendencia del proceso correspondiente» (art. 726.1.1.ª
LEC). Incluso podrá acordarse, en concepto de medidas cautelares, aquellas
«que consistan en órdenes y prohibiciones de contenido similar a lo que se pre-
tenda en el proceso, sin prejuzgar la sentencia que en definitiva se dicte» (art.
726.2 LEC).
El legislador, pues, ha otorgado carta de naturaleza tanto a las doctrinal y
jurisprudencialmente denominadas medidas cautelares conservativas o asegu-

1027
Artículo 726 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

rativas (art. 726.1.1.ª LEC), que son aquellas tendentes a salvaguardar el estado
de cosas existente al comienzo del proceso a fin de evitar que cualquier cir-
cunstancia sobrevenida, así intencionada o voluntaria cuanto accidental, impida
o dificulte la ejecución del pronunciamiento judicial (v. gr. el embargo preven-
tivo), como a las llamadas medidas cautelares anticipatorias (art. 726.2 LEC), las
cuales, como indica la propia nomenclatura con que se las significa, no se enca-
minan a mantener el status quo inmanente al iniciarse el proceso sino a inno-
varlo, a modificarlo precisamente concediendo anticipadamente al solicitante
de la medida cautelar (si bien, claro está, a título no definitivo sino cautelar)
aquello que solicita en el petitum de su pretensión que se imponga como con-
dena al demandado (v. gr. la cesación cautelar de la realización de una deter-
minada conducta).

JURISPRUDENCIA
«la medida cautelar interesada, a diferencia de lo que considera el auto, sí reúne las
características del art. 726.1 LEC, en cuanto que conducente a hacer posible la efectivi-
dad de la tutela judicial que pudiera otorgarse en una eventual sentencia estimatoria, de
modo que no se pueda ver impedida o dificultada por situaciones producidas durante
la pendencia del proceso, resultando evidente, en casos como el presente, que dicha
efectividad sólo puede ser conseguida en función de una medida cautelar, como la del
caso, de naturaleza conservativa y encaminada a preservar el «statu quo» existente antes
del acuerdo cuya nulidad se interesa, como único medio de que los demandantes estén
en disposición de ejercitar unos derechos que, de no hacerlos valer en el tiempo opor-
tuno, perderían, sin posibilidad de recuperación ulterior, por más que se les restituyese,
al final, en la militancia suspendida. Siendo así que la medida cautelar interesada no es
susceptible de sustitución, y por lo que se deja dicho, por otra igualmente eficaz y menos
gravosa o perjudicial para el partido demandado (el auto recurrido no indica o señala
ninguna, y es por lo demás evidente que la actualidad en el ejercicio de la militancia y
derechos correspondientes no puede conseguirse más que suspendiendo de forma cau-
telar la suspensión cautelar de militancia a su vez acordada), con lo que se pone de
manifiesto, igualmente, la concurrencia de la segunda de las características enumeradas
en el art. 726.1 LEC» (AAP Vizcaya 4.ª 28 enero 2003, LA LEY 69/2003, Rec. 3/2002).
«Partiendo de lo expuesto y teniendo en cuenta la pretensión principal que se postula
en la demanda de los autos principales, entiende la Sala que es correcta la denegación
de las medidas cautelares solicitadas, que se realiza en el Auto apelado, pues lo que se
solicita de forma cautelar por la parte actora no reúne las características que el art. 726
de la Ley de Enjuiciamiento Civil señala como propias de las medidas cautelares. Así, no
son exclusivamente conducentes a hacer posible la efectividad de la tutela judicial que
pudiera otorgarse en una eventual Sentencia estimatoria, es decir, no se trata de medidas
que tengan por finalidad evitar que pueda verse impedida o dificultada, por situaciones
producidas durante al pendencia del proceso, la ejecución de una eventual Sentencia
estimatoria, sino que lo que con ellas se pretende es evitar los perjuicios que, según la
parte solicitante, le generaría el cumplimiento durante la pendencia del proceso de los
contratos cuya nulidad se postula, pues se está pidiendo como medida cautelar la sus-
pensión de la vigencia y efectos de esos contratos durante la pendencia del proceso y,

1028
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 727

subsidiariamente, que se prohíba al Banco demandado, durante esa misma pendencia,


comunicar a Registros de morosidad cualquier eventual incumplimiento de las obliga-
ciones que para la parte actora se derivan de esos contratos. Y tales peticiones no van
dirigidas a garantizar que la futura Sentencia que pueda dictarse en los autos principales
pueda tener efectividad, pues es de toda evidencia que ni la efectividad de la posible
declaración judicial de nulidad de los contratos litigiosos ni la efectividad de la subsi-
guiente devolución de las cantidades abonadas por la parte actora en virtud de los mis-
mos se ven comprometidas, en modo alguno, por el hecho de que no se adopten las
medidas cautelares solicitadas, que no guardan, por tanto, homogeneidad o instrumen-
talidad alguna con la tutela judicial que se pretende en los autos principales, de tal
manera que no se cumple, en el supuesto de autos, lo que se señala en el art. 726.1.1.ª
de la Ley de Enjuiciamiento Civil» (AAP Murcia 5.ª 12 julio 2011, LA LEY 39/2011, Rec.
180/2011).

Artículo 727. Medidas cautelares específicas


Conforme a lo establecido en el artículo anterior, podrán acordarse, entre
otras, las siguientes medidas cautelares:
1. El embargo preventivo de bienes, para asegurar la ejecución de sentencias
de condena a la entrega de cantidades de dinero o de frutos, rentas y cosas fun-
gibles computables a metálico por aplicación de precios ciertos.
Fuera de los casos del párrafo anterior, también será procedente el embargo
preventivo si resultare medida idónea y no sustituible por otra de igual o superior
eficacia y menor onerosidad para el demandado.
2. La intervención o la administración judiciales de bienes productivos,
cuando se pretenda sentencia de condena a entregarlos a título de dueño, usu-
fructuario o cualquier otro que comporte interés legítimo en mantener o mejorar
la productividad o cuando la garantía de ésta sea de primordial interés para la
efectividad de la condena que pudiere recaer.
3. El depósito de cosa mueble, cuando la demanda pretenda la condena a
entregarla y se encuentre en posesión del demandado.
4. La formación de inventarios de bienes, en las condiciones que el Tribunal
disponga.
5. La anotación preventiva de demanda, cuando ésta se refiera a bienes o
derechos susceptibles de inscripción en Registros públicos.
6. Otras anotaciones registrales, en casos en que la publicidad registral sea
útil para el buen fin de la ejecución.
7. La orden judicial de cesar provisionalmente en una actividad; la de abs-
tenerse temporalmente de llevar a cabo una conducta; o la prohibición temporal
de interrumpir o de cesar en la realización de una prestación que viniera lle-
vándose a cabo.
8. La intervención y depósito de ingresos obtenidos mediante una actividad
que se considere ilícita y cuya prohibición o cesación se pretenda en la demanda,

1029
Artículo 727 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

así como la consignación o depósito de las cantidades que se reclamen en con-


cepto de remuneración de la propiedad intelectual.
9. El depósito temporal de ejemplares de las obras u objetos que se reputen
producidos con infracción de las normas sobre propiedad intelectual e industrial,
así como el depósito del material empleado para su producción.
10. La suspensión de acuerdos sociales impugnados, cuando el demandante
o demandantes representen, al menos, el 1 o el 5 por 100 del capital social, según
que la sociedad demandada hubiere o no emitido valores que, en el momento
de la impugnación, estuvieren admitidos a negociación en mercado secundario
oficial.
11. Aquellas otras medidas que, para la protección de ciertos derechos, pre-
vean expresamente las leyes, o que se estimen necesarias para asegurar la efec-
tividad de la tutela judicial que pudiere otorgarse en la sentencia estimatoria que
recayere en el juicio.
Véase art. 726 LEC

COMENTARIOS
Como complemento a la generalidad con que se expresa el art. 726 LEC a la
hora de establecer qué medidas cautelares son las que pueden adoptar los tri-
bunales civiles, este art. 727 LEC concreta y explicita hasta diez singularizadas
medidas de esta naturaleza susceptibles de adopción en los procesos civiles,
disponiendo en su número undécimo una cláusula general abierta que permite
a los juzgadores disponer aquellas otras medidas cautelares (que, por este
motivo, suelen calificarse como innominadas) que consideren en cada caso
oportunas «para asegurar la efectividad de la tutela judicial».
Entre las concretas medidas cautelares que en este precepto se detallan (y
que se distinguen no sólo en atención a los efectos que origina su puesta en
práctica, sino también a la luz de las clases de pretensiones a cuyo asegura-
miento o anticipación se encaminan), destacan: 1.ª) El embargo preventivo de
bienes, respecto de cuya ejecución el art. 738.2.I LEC remite a la regulación
general del embargo ejecutivo (arts. 584 y ss. LEC); 2.ª) La intervención o la
administración judiciales de bienes productivos, para cuya ejecución el art.
738.2.II remite a lo dispuesto sobre la administración judicial en el ámbito de la
ejecución forzosa (arts. 630 y ss. LEC); 3.ª) El depósito de cosa mueble; 4.ª) La
formación de inventarios de bienes, que también se contempla como uno de los
trámites de la intervención del caudal hereditario en el proceso especial de divi-
sión de la herencia (cfr. art. 794 LEC); 5.ª y 6.ª) La anotación preventiva de
demanda y otras diferentes anotaciones registrales, para cuya ejecución, según
expresa el art. 738.2.III LEC, habrá de procederse conforme dispongan las nor-
mas del Registro correspondiente; 7.ª) Las medidas negativas consistentes en la
emisión de una orden judicial de cesación provisional del ejercicio de una acti-
vidad o actuación determinada, o de una orden de abstenerse temporalmente

1030
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 727

de llevar a cabo una conducta, así como, justo a la inversa, las medidas positivas
consistentes en la prohibición temporal de interrumpir o de cesar en la realiza-
ción de una prestación determinada que viniera llevándose a cabo (donde se
incardinan, por ejemplo, las medidas encaminadas a conseguir el cese inmediato
de la intromisión ilegítima en los procesos de tutela del derecho al honor, inti-
midad personal y familiar y propia imagen –art. 9.2 LODH–); 8.º) La intervención
y depósito de ingresos obtenidos mediante una actividad que se considere ilícita
y cuya prohibición o cesación se pretenda en la demanda, como puede ser el
caso de los procesos donde se pretenda el cese de la actividad de explotación
de obras literarias o artísticas protegidas por los derechos de propiedad intelec-
tual; 9.ª) El depósito temporal de ejemplares de las obras u objetos que se reputen
producidos con infracción de las normas sobre propiedad intelectual e indus-
trial, así como el depósito del material empleado para su producción; y 10.ª) La
suspensión de la efectividad de los acuerdos sociales, tanto los adoptados por
las sociedades de capital (v. LSC), cuanto los adoptados por las Juntas de las
Comunidades de Propietarios (art. 18 LPH).

JURISPRUDENCIA
– Medidas cautelares innominadas (art. 727.11.ª LEC):
«la consecuencia a la que llega este Tribunal sobre la naturaleza jurídico–procesal
de la medida cautelar prevista en el art. 7.2 de la Ley sobre Propiedad Horizontal es
absolutamente compatible con el propio tenor del art. 727 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, en la medida en que el núm. 11 de este precepto se refiere a aquellas otras medidas
que, para la protección de ciertos derechos, prevean expresamente las Leyes, necesarias
para asegurar la efectividad de la tutela judicial que pudiere otorgarse en la Sentencia
estimatoria que recayere en el Juicio; estimando la Sala, por un lado, que la medida
cautelar cuestionada se incardina más en este supuesto (porque la Medida se encuentra
prevista de forma expresa en una Ley –la Ley sobre Propiedad Horizontal–) que en el
establecido en el núm. 7, el cual ostenta un carácter más genérico al referirse, junto a
otras medidas, a la orden judicial de cesar provisionalmente en una actividad, y, por otro,
que, si el propio art. 727 de la Ley de Enjuiciamiento Civil reconoce el que Leyes distintas
de esta última prevean medidas cautelares genuinas del objeto de la norma jurídica que
las reconoce, habrá de estarse a los requisitos y presupuestos propios que, para su adop-
ción, tales Leyes establezcan» (AAP Cáceres 1.ª 18 julio 2005, LA LEY 71/2005, Rec.
334/2005).
«además de las diez medidas cautelares específicas enumeradas en el art. 727 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil, queda abierta la posibilidad de solicitar aquellas otras que
se estimen necesarias para asegurar la efectividad de la eventual sentencia estimatoria
que pudiera recaer en el juicio, incardinándose en este grupo de medidas cautelares
genéricas e innominadas» (AAP Madrid 13.ª 28 marzo 2006, LA LEY 78/2006, Rec.
819/2005).
«El art. 18.4 LPH (...) establece con carácter general la ejecutividad de los acuerdos
adoptados por las Juntas de propietarios, si bien prevé también la posibilidad de que sean
cautelarmente suspendidos por el Juez a solicitud del impugnante y oída la comunidad

1031
Artículo 728 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de propietarios. Establece dicho precepto una medida cautelar más de las muchas que
en los últimos tiempos proliferaron al margen de la LEC 1881 y cuya regulación procesal
pretende unificar y sistematizar la LEC 2000 en sus arts. 721 y siguientes. De hecho el
art. 727 se refiere en su núm. 11 a «aquellas otras medidas que para la protección de
ciertos derechos prevean expresamente las Leyes o que se estimen necesarias para ase-
gurar la efectividad de la tutela judicial que pudiere otorgarse en la sentencia estimatoria
que recayese en el juicio» (AAP Burgos 3.ª 4 mayo 2006, LA LEY 217/2006, Rec.
173/2006).

Artículo 728. Peligro por la mora procesal. Apariencia de buen derecho.


Caución
1. Sólo podrán acordarse medidas cautelares si quien las solicita justifica,
que, en el caso de que se trate, podrían producirse durante la pendencia del
proceso, de no adoptarse las medidas solicitadas, situaciones que impidieren o
dificultaren la efectividad de la tutela que pudiere otorgarse en una eventual
sentencia estimatoria.
No se acordarán medidas cautelares cuando con ellas se pretenda alterar
situaciones de hecho consentidas por el solicitante durante largo tiempo, salvo
que éste justifique cumplidamente las razones por las cuales dichas medidas no
se han solicitado hasta entonces.
2. El solicitante de medidas cautelares también habrá de presentar con su
solicitud los datos, argumentos y justificaciones documentales que conduzcan a
fundar, por parte del Tribunal, sin prejuzgar el fondo del asunto, un juicio pro-
visional e indiciario favorable al fundamento de su pretensión. En defecto de
justificación documental, el solicitante podrá ofrecerla por otros medios de
prueba, que deberá proponer en forma en el mismo escrito.
3. Salvo que expresamente se disponga otra cosa, el solicitante de la medida
cautelar deberá prestar caución suficiente para responder, de manera rápida y
efectiva, de los daños y perjuicios que la adopción de la medida cautelar pudiera
causar al patrimonio del demandado.
El Tribunal determinará la caución atendiendo a la naturaleza y contenido
de la pretensión y a la valoración que realice, según el apartado anterior, sobre
el fundamento de la solicitud de la medida.
La caución a que se refiere el párrafo anterior podrá otorgarse en cualquiera
de las formas previstas en el párrafo segundo del apartado 3 del art. 529.
En los procedimientos en los que se ejercite una acción de cesación en
defensa de los intereses colectivos y de los intereses difusos de los consumidores
y usuarios, el Tribunal podrá dispensar al solicitante de la medida cautelar del
deber de prestar caución, atendidas las circunstancias del caso, así como la enti-
dad económica y la repercusión social de los distintos intereses afectados.
Véase art. 737 LEC

1032
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 728

COMENTARIOS
– Los diferentes presupuestos de adopción de la medida cautelar:
Dos axiomas latinos han venido tradicionalmente a configurar los presu-
puestos de toda medida cautelar, el fumus boni iuris y el periculum in mora; el
primero de ellos relativo a la necesidad de que la medida no se adopte sino ante
elementos de juicio que evidencien la apariencia de sostenibilidad o buen fun-
damento de la pretensión que ejercita quien insta la medida; el segundo com-
prensivo de la necesidad de que la medida se adopte solo ante la existencia cierta
del riesgo de que, por el transcurso del tiempo imprescindible para sustanciar el
litigio, quede frustrada la ejecución del futuro pronunciamiento. Al fumus boni
iuris se refiere el art. 728.2 LEC, mientras que hace lo propio en relación con el
periculum in mora el art. 728.1 LEC.
A dichos presupuestos han venido ahora a sumarse dos más, que operan
también con carácter general; de un lado, la necesidad de que el litigante que
inste la medida cautelar realice el ofrecimiento de prestar caución para responder
de los daños y perjuicios que, en su caso, pueda generar la ejecución de la
medida (presupuesto al que se refiere el pfo. 3.º del art. 728.3 LEC); y, de otro,
la ausencia de ofrecimiento y prestación, por el demandado, de una caución
sustitutoria con anterioridad al momento en que el Juez haya de decidir sobre el
acogimiento o el rechazo de la solicitud cautelar (al cual se refieren los arts. 746
y 747 LEC).
– Fumus boni iuris:
a) Este presupuesto (apariencia o indicio de buen derecho o, literal, humo de
buen derecho), consistente en la valoración por parte del Juez al que se solicita
la medida cautelar de los indicios, elementos o circunstancias que sustentan la
fundamentación de la propia de la pretensión principal, dotándola de una apa-
riencia probable de legitimidad; apariencia que es, precisamente, la única razón
capaz de justificar el que pueda llevarse a efecto la puesta en práctica de una
medida por naturaleza perjudicial para una de las partes en litigio sobre la que
aún no ha recaído condena judicial alguna. Antes de conceder la medida cau-
telar, en suma, el Tribunal tendrá que cerciorarse de que el conflicto cuyo enjui-
ciamiento se le somete no es artificial sino cierto, y de que la pretensión esgri-
mida por el solicitante de la medida cautelar se encuentra, en apariencia, debi-
damente fundamentada tanto en lo relativo a los hechos como al Derecho. De
manera que, si dicho examen arroja un resultado negativo, la medida cautelar
se denegará, concediéndose en caso contrario (siempre, claro está, que concu-
rran los demás presupuestos de la medida de que se trate).
b) Por lo general, este presupuesto suele quedar reconducido a la existencia
de un documento más o menos fiable en el que conste el derecho pretendido
por el demandante (v. gr. el contrato que acredita su condición de acreedor de

1033
Artículo 728 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

una prestación, la escritura pública que evidencia su calidad de propietario...),


si bien, en defecto de justificación documental, la apariencia de buen derecho
podrá ofrecerla el solicitante de las medidas cautelares por otros medios de
prueba (art. 728.2 LEC).
c) Este entendimiento del fumus boni iuris es el que explica que si en la sen-
tencia de fondo no se reconoce como existente el derecho invocado en un prin-
cipio por el actor, no por ello habrá resultado infundada o ilícita la previa reso-
lución cautelar; pues mientras que para emitir la primera de dichas resoluciones
se ha de alcanzar un juicio de certeza (una vez sometido el litigio al correspon-
diente debate contradictorio y una vez practicada la oportuna actividad proba-
toria), para fundamentar la segunda, en cambio, resulta suficiente con un simple
juicio de probabilidad o de apariencia.
Por eso la doctrina ha podido evidenciar en muchas ocasiones sus dudas
acerca de si la adopción de una medida cautelar, y precisamente porque dicha
adopción exige un previo juicio sobre el fumus boni iuris, mina o no la impar-
cialidad del titular del órgano judicial hasta dejarle incapacitado, por haber
incurrido en prejuzgamiento de la cuestión litigiosa, para pronunciarse al final
del proceso sobre el fondo del conflicto enjuiciado. De este peligro es consciente
el propio legislador, que hasta en dos distintas ocasiones manifiesta expresa-
mente que la adopción de las medidas cautelares ha de hacerse sin prejuzgar el
fondo del asunto o la sentencia que en definitiva haya de dictarse (arts. 726.2 y
728.2 LEC).
– Periculum in mora:
a) Los términos periculum in mora se refieren a la posibilidad de que se deri-
ven daños y perjuicios como consecuencia del transcurso del tiempo que resulta
necesario para tramitar el proceso y dictar una resolución definitiva. Como
apuntara CALAMANDREI, el presente presupuesto viene constituido por dos
distintos elementos: 1.º) El hecho de que la resolución judicial que ha de pro-
nunciarse sobre el objeto procesal tenga que emitirse tras la obligada realización
de una serie de actos legalmente predeterminados; 2.º) La posibilidad cierta y
real de que, mientras transcurre el tiempo en que han de tener lugar dichos actos
procesales, se produzcan conductas, o acontezcan eventos, que de facto impo-
sibiliten o dificulten al máximo el cumplimiento del futuro fallo condenatorio
que ponga término al proceso.
b) El actor habrá de justificar ante el Tribunal la existencia del periculum in
mora aportando cuantos elementos argumentales y probatorios disponga a tal
fin, de manera que si no consigue justificar la existencia de ese periculum, la
medida cautelar no podrá ser adoptada. En todo caso, sin embargo, la tal justi-
ficación no debe ser entendida como necesidad de que se aporte una prueba
cierta y demostrativa de que los demandados van a procurar la frustración de la
ejecución del futuro pronunciamiento judicial, sino que debe ser interpretada

1034
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 728

de una forma más flexible y abierta, pues no en vano la Ley emplea el término
«justificar», que sin duda es más amplio y comporta un grado de certeza algo
menor que el de «probar» o «acreditar».
c) A diferencia de lo que ocurre con la fumus boni iuris (que es provisional
o indiciario), el enjuiciamiento sobre la concurrencia o no del periculum in mora
no puede limitarse a operar con simples probabilidades acerca de la producción
de los daños o perjuicios derivados de la duración del proceso; por el contrario,
este juicio ha de serlo de certeza o de constatación sobre la base de elementos
de juicio reales y específicos, y ello por dos razones: 1.ª) Porque la adopción de
una medida cautelar comporta siempre un menoscabo en la esfera jurídica del
sujeto frente a quien la misma se dirige; y 2.ª) Porque el juicio sobre el periculum
in mora puede serlo de certeza (no así el juicio sobre el fumus boni iuris), ya que
para determinar la existencia de ese riesgo o peligro el juzgador, o cuenta en el
momento inicial del proceso con todos los elementos de juicio necesarios para
emitir un pronunciamiento, o ya no cabe esperar que los obtenga con posterio-
ridad.
d) Resta por examinar la cláusula de excepción que la LEC ha impuesto a la
normal eficacia del periculum in mora. Bajo la vigencia de la anterior LEC de
1881, si concurrían todos los presupuestos legales al Tribunal competente no le
quedaba otra opción que acordar la medida solicitada. Ahora no. Con la vigente
LEC al juzgador aún le cabe la opción de denegar la petición cautelar cuando
estime que con las medidas solicitadas lo que se pretende es «alterar situaciones
de hecho consentidas por el solicitante durante largo tiempo, salvo que éste jus-
tifique cumplidamente las razones por las cuales dichas medidas no se han soli-
citado hasta entonces» (art. 728.1.II LEC).
El fundamento de semejante excepción es simple. Cuando se pretende una
medida cautelar para modificar un estado de cosas largo tiempo consentido cabe
asegurar, lisa y llanamente, que no existe periculum in mora, porque si durante
ese largo tiempo el demandante consintió dicha situación fáctica, se hace evi-
dente que ahora, una vez nacido el proceso, no existe motivo para pensar que
lo que el demandado no hizo durante largo tiempo atrás lo va a hacer durante
el tiempo que se consuma en la normal tramitación del proceso. Así pues, sobre
quien ha consentido durante largo tiempo la situación de hecho que con la
medida cautelar instada se pretende alterar recae la carga de argumentar y pro-
bar, ya no sólo la existencia de un periculum in mora, sino también la existencia
de razones que justifiquen su inactividad anterior.
– Ofrecimiento de caución:
a) La adopción de la medida cautelar queda también condicionada al ofre-
cimiento de otorgar una caución, que ha de formular el solicitante en el acto
procesal de que se trate (de ordinario, como ya se sabe, junto con la demanda

1035
Artículo 728 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

principal, art. 730.1 LEC), caución preordenada a responder de los daños y per-
juicios que la medida cautelar pudiera causar al patrimonio del demandado.
Pese a que de una primera lectura del art. 728.3.I LEC pudiera desprenderse
que el otorgamiento de una caución por quien insta la tutela cautelar es presu-
puesto para su adopción («...el solicitante de la medida cautelar deberá prestar
caución suficiente...»), en realidad, dicho otorgamiento ha de ser posterior a la
resolución judicial que adopte la medida. Así lo corrobora la LEC, la cual, en
primer término, establece que en la solicitud de medidas cautelares «habrá de
ofrecerse caución, especificando de qué tipo o tipos se ofrece constituirla y con
justificación del importe que se propone» (art. 732.3 LEC); en segundo lugar,
dispone también que uno de los contenidos del auto por el que se decreten las
medidas será la determinación de «la forma, cuantía y tiempo en que deba pres-
tarse caución por el solicitante» (art. 735.2 LEC), habiendo reseñado con ante-
rioridad, en su art. 728.3.II, que es el Tribunal quien «determinará la caución,
atendiendo a la naturaleza y contenido de la pretensión y a la valoración que
realice... sobre el fundamento de la solicitud de la medida»; y, además, los arts.
737 y 738 LEC ratifican que la prestación de la caución será siempre previa, no
a la adopción de la medida, sino a cualquier acto de cumplimiento de la que
haya sido ya acordada, debiendo pronunciarse el Tribunal, mediante providen-
cia, acerca de la idoneidad y suficiencia de la otorgada efectivamente por el
beneficiario de aquélla.
b) En cuanto a las modalidades en que es admisible otorgar la caución, el
art. 728.3.III LEC se remite sin más al párrafo segundo del apartado tercero del
art. 529 LEC, a cuyo tenor dicha caución «podrá constituirse en dinero efectivo,
mediante aval solidario de duración indefinida y pagadero a primer requeri-
miento emitido por entidad de crédito o sociedad de garantía recíproca o por
cualquier otro medio que, a juicio del Tribunal, garantice la inmediata disponi-
bilidad, en su caso, de la cantidad de que se trate».
c) Dada su naturaleza patrimonial, la caución no puede ofrecerse y otorgarse
en el vacío, sino dentro de una serie de criterios que acomoden su montante y
modalidad al daño o perjuicio que la medida cautelar pueda originar.
Por eso la LEC previene: 1.º) Que el solicitante de la medida, al realizar el
ofrecimiento de otorgar aquélla, especifique «de qué tipo o tipos se ofrece cons-
tituirla y con justificación del importe que se propone» (art. 732.3 LEC); y 2.º)
Que el Juez, a la hora de acordar la medida, determine «la forma cuantía y tiempo
en que deba prestarse caución por el solicitante» (art. 735.2.I LEC), debiendo
realizar tal determinación «atendiendo a la naturaleza y contenido de la preten-
sión y a la valoración que realice... sobre el fundamento de la solicitud de la
medida» (art. 728.3.II LEC).
Dos son, pues, los criterios valorativos en orden a la fijación por el Tribunal
(y también para el actor a la hora de realizar el ofrecimiento) de la cuantía y de

1036
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 728

la modalidad de la caución; de un lado, la naturaleza y contenido de la preten-


sión, y, de otro, la valoración que el Tribunal lleve a cabo en torno al fumus boni
iuris (dado que el apartado 3 del art. 728 se remite a estos efectos al «apartado
anterior», que es el que se refiere a dicho presupuesto del fumus), quedando
descartados otros, tales como por ejemplo la capacidad económica del actor,
que aquí (y porque los daños o perjuicios que pueda causar la cautela nada
tienen que ver con dicha capacidad económica) se revelan lógicamente inade-
cuados.

JURISPRUDENCIA
– Presupuestos de las medidas cautelares, en general:
«reiterada Jurisprudencia ha precisado que los presupuestos o condicionantes abso-
lutos que deben concurrir para la adopción de las medidas cautelares son el fumus boni
iuris o apariencia de buen derecho y el periculum in mora o peligro de mora procesal,
a lo que ha de añadirse la prestación de la caución para responder de los daños y per-
juicios que la adopción de la medida pudiera causar al patrimonio de la parte deman-
dada, presupuestos los dos primeros que han de concurrir al mismo tiempo y que son
exigibles con distinta intensidad, según se solicite una medida cautelar homogénea,
subordinada a un proceso, o una tutela cautelar anticipatoria, pues en el primer caso
tiene una especial relevancia la acreditación de la existencia de un peligro concreto de
imposibilidad de ejecutar la resolución que pueda dictarse y en el segundo caso deberá
exigirse una especial acreditación del fundamento de la pretensión del solicitante» (AAP
Guipúzcoa 2.ª 12 mayo 2011, LA LEY 46/2011, Rec. 2033/2011).
– Carga de la alegación y acreditación de los presupuestos de las medidas cautelares:
«ha de añadirse también que incumbe al solicitante de las medidas cautelares la
justificación tanto del «fumus boni iuris» o apariencia del buen derecho como del «peri-
culum in mora», tal y como resulta de los ya transcritos apartados 1 y 2 del art. 728 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil, y reitera expresamente el art. 732.1 cuando establece que
«la solicitud de medidas cautelares se formulará con claridad y precisión, justificando
cumplidamente la concurrencia de los presupuestos legalmente exigidos para su adop-
ción», a cuyo efecto, añade el apartado 2, «se acompañarán a la solicitud los documentos
que la apoyan o se ofrecerá la práctica de otros medios para el acreditamiento de los
presupuestos que autorizan la adopción de medidas cautelares»» (AAP Salamanca 1.ª,
11 marzo 2005, LA LEY 12/2005, Rec. 121/2005).
– Fumus boni iuris:
«La apariencia del buen derecho, implica un juicio provisional e indiciario favorable
al fundamento de su pretensión (art. 728.2 de la LEC). Conviene recordar que la nueva
LEC ha establecido el régimen de los medios de acreditamiento de acuerdo con el prin-
cipio de normalidad en esta materia, es decir, si atendida a la pretensión y su fundamento
es normal disponer de una justificación documental, la concesión de la medida depen-
derá de que se aporte esta clase de justificación, pero en otro caso, podrá concederse
con base en otros medios de acreditamiento, y, bastando que los efectos jurídicos por
los que se pide tutela deriven de la Ley por haber acaecido los hechos que dan lugar a

1037
Artículo 728 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

los efectos previstos en la misma» (AAP Vizcaya 4.ª 24 febrero 2006, LA LEY 139/2006,
Rec. 578/2004).
«si bien es cierto que, como señala el apelante, en la pieza de medidas cautelares
sólo es preciso que exista una apariencia de buen derecho, y no una prueba plena del
mismo, también es real que esa apariencia significa una prueba al menos plausible o
semiplena del derecho, pues de lo contrario ni siquiera existiría esa «apariencia» que
exige el precepto» (AAP Las Palmas 3.ª 25 septiembre 2006, LA LEY 157/2006, Rec.
314/2006).
«Por otra parte quien solicita la medida cautelar debe aportar una justificación inicial
de su derecho –fumus bonis iuris–, ordinariamente presentando un principio de prueba
por escrito (también se puede ofrecer «por otros medios») que funde una apariencia de
derecho a su favor, debiéndose tener en cuenta que al juzgar sobre la probabilidad que
el actor tenga derecho a lo que pide para acordar o denegar una medida cautelar es
quizá humanamente imposible sin «prejuzgar» la decisión sobre el fondo, si bien el único
mecanismo correcto es la prudencia judicial, para decidir sobre la existencia o intensidad
del «buen aspecto inicial» del derecho del actor» (AAP Tarragona 3.ª 8 junio 2011, LA
LEY 95/2011, Rec. 105/2011).
«si bien es cierto que no es necesario en un incidente de medidas cautelares la acre-
ditación o prueba plena del derecho en el que se fundamenta la petición de aquéllas, sin
embargo es necesario que existan al menos razonables indicios de la certeza de aquél»
(AAP Madrid 21.ª 15 junio 2011, LA LEY 127/2011, Rec. 11/2011).
«Para la adopción de las medidas cautelares basta, en lo que a la apariencia de buen
derecho se refiere, que se justifique (que se pueda fundar justificadamente) un juicio
«provisional e indiciario» favorable al fundamento de la pretensión ejercitada por el
actor» (AAP Las Palmas 5.ª 30 junio 2011, LA LEY 116/2011, Rec. 302/2011).
– Periculum in mora:
«también se exige la presencia del presupuesto del «periculum in mora», fundado en
el riesgo de daño que recae sobre el actor por la dilación temporal que el desarrollo de
un proceso contradictorio con todas las garantías conlleva. Doctrinalmente se señalan
como tipos de riesgos los siguientes: a) Riesgos que amenazarían la posibilidad práctica
de la efectividad de una sentencia en sentido genérico, es decir, por colocarse el deman-
dado en situación de no poder cumplirla. Por ejemplo, el riesgo de insolvencia si se ha
interpuesto una pretensión pecuniaria; b) Riesgos que amenazarían la efectividad de la
sentencia en el supuesto de una ejecución específica. En el caso de entrega de una cosa
determinada mueble, si no se hallare dicha cosa mueble por no haber adoptado la
correspondiente cautela a lo largo del proceso principal, se tendrá que convertir la eje-
cución específica en una ejecución dineraria; c) Riesgos que amenazarían la inefectivi-
dad de la ejecución en cuanto de no adoptarse las medidas cautelares correspondientes,
transcurriría el tiempo y llegado el momento de la ejecución de la sentencia que ha
acogido la pretensión del actor, éste podrá encontrarse con una situación irreversible; y,
d) Riesgos que amenazan la utilidad práctica de los efectos no ejecutivos de la sentencia.
Por ejemplo, la estimación de una pretensión declarativa de dominio devendrá inútil, si
en el desarrollo del proceso, el titular registral ha vendido el inmueble a un tercero de
buena fe y éste ha suscrito a su favor» (AAP Toledo 1.ª 15 marzo 2005, LA LEY 19/2005,
Rec. 88/2004).

1038
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 728

«Por lo que se refiere al periculum in mora, la LEC no obliga al solicitante a presentar


prueba cierta e incontestable de que el demandado es insolvente o va a caer en una
situación de insolvencia al finalizar el procedimiento, si bien le impone la necesidad de
aportar algunos datos o elementos (serios y objetivos) de los que razonablemente pueda
colegirse la existencia de ese peligro de mora procesal» (AAP Barcelona 13.ª 19 mayo
2011, LA LEY 83/2011, Rec. 756/2010).
«basta al solicitante justificar posibles dificultades o trabas y no una imposible o muy
difícil ejecución para ejecutar la eventual sentencia de condena. Sin embargo, el requisito
del «periculum in mora» se debe concretar en un peligro actual que, obviamente, refor-
zado por el tiempo que transcurrirá hasta que se dicte sentencia, pueda impedir la efi-
cacia de la futura sentencia estimatoria. Por tanto, el solicitante deberá acreditar cuáles
son los hechos que fundamentan la existencia actual, siquiera indiciaria, del peligro ale-
gado y que pueden determinar que, constatados en el futuro, impidan que pueda hacerse
efectiva la eventual sentencia estimatoria. Ante la imposibilidad de prever todas y cada
una de las situaciones de riesgo, la cautela a adoptar queda sin previa determinación,
realizándose en un momento posterior y precisamente en función del «periculum «a
evitar. Ello hace que el órgano jurisdiccional al apreciar este presupuesto se vea obligado
a realizar a diferencia del resto de regulaciones de medidas típicas, una doble y eviden-
temente más compleja actividad. Por un lado, el Juez tendrá que determinar si los hechos
alegados pueden afectar realmente a la efectividad de la sentencia, es decir tendrá que
dar forma, conformar el presupuesto; por otro, deberá comprobar si la situación concreta
aducida es constitutiva de ese «periculum «ya determinado en la operación anterior»
(AAP Madrid 25.ª 21 junio 2011, LA LEY 125/2011, Rec. 28/2011).
«Al solicitante le incumbe, pues, la alegación del peligro que habrá de fundarse en
hechos actuales anunciadores del daño (o por sí ya constitutivos del mismo), pero tam-
bién necesita, si quiere que la medida resulte fundada, acreditarlo. No es posible que la
prestación de una fianza elimine esta necesidad de acreditar. Con esos datos y los que
se pueden derivar de la oposición del sujeto pasivo, el Tribunal determina la concurrencia
del peligro, previa valoración objetiva pero a la vez discrecional» (AAP Madrid 25.ª 21
junio 2011, LA LEY 125/2011, Rec. 28/2011).
«Sostiene la parte apelante que el Auto recurrido vulnera, por no aplicarlo, lo dis-
puesto en el párrafo segundo del art. 728 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (...) En primer
lugar, hemos de decir que se trata de una norma que establece una presunción en contra
del solicitante de las medidas, en relación con el requisito del «periculum in mora», pues
se estima que no puede pretender defender la necesidad, perentoriedad y urgencia de
las medidas quien pudiendo haberlas solicitado mucho antes, ha dejado transcurrir un
largo período de tiempo sin hacerlo, sin causa alguna que justifique ese retraso, que se
interpreta como aceptación de la situación de hecho que se pretende alterar con las
medidas, pero lo cierto es que en este caso no resulta de aplicación dicha presunción,
pues solo han transcurrido algo más de tres años desde la muerte del causante (...)hasta
la presentación de la demanda, y ésta solo habrá podido prepararse con detalle, una vez
realizadas todas las operaciones necesarias para conocer con un mínimo de profundidad,
la naturaleza de la Fundación constituida por el Sr. Juan Ramón, y la finalidad perseguida
con ella, siendo así que las conversaciones entre las partes se iniciaron ya en febrero de
2007, y se prolongaron hasta octubre de 2009, por lo que no podemos entender que en
ningún momento, hasta la presentación de la demanda, y de la solicitud de medias, en

1039
Artículo 728 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

diciembre de 2009, haya dejado traslucir la actora intención alguna de consentir la situa-
ción de hecho existente, por lo que el motivo debe ser igualmente rechazado» (AAP
Asturias 7.ª 25 julio 2011).
– Ofrecimiento de caución:
«La caución, regulada en el art. 728 LEC, es un medio de asegurar la exigencia de la
responsabilidad oportuna derivada de pretensiones irreales o inconsistentes y también
un instrumento para disuadir al solicitante de formular peticiones infundadas o gratuitas»
(AAP Castellón 3.ª 11 septiembre 2003, LA LEY 243/2003, Rec. 28/2003).
«el art. 732.3 de la LEC establece que «en el escrito de petición habría de ofrecerse
la prestación de caución, especificando de qué tipo o tipos se ofrece constituirla y con
justificación del importe que se propone»; si bien se trata de requisito que no constituye
un presupuesto para la adopción de las medidas cautelares, por cuanto estos «numerus
clausus», se contienen en el art. 728 de la LEC, con la consiguiente consecuencia de ser
un requisito absolutamente subsanable de conformidad con lo dispuesto en el art. 231
de la citada Ley Adjetiva; y a esta conclusión se llega en cuanto el art. 728 acoge la
caución en su rúbrica, junto al peligro que la mora y a la «apariencia de buen derecho»,
proclamando en su núm. 3.º que «el solicitante de la medida cautelar deberá prestar
caución suficiente para responder, de manera rápida y efectiva, de los daños y perjuicios
que la adopción de la medida cautelar pudiera causar al patrimonio del demandado».
No obstante su consideración como presupuesto de la tutela cautelar, en cuanto tal de
acatamiento ineludible, se ve erosionada por la eventualidad inscrita en la expresión con
que, comienza el citado art. 728.3 «salvo que expresamente se disponga otra cosa, el
solicitante... deberá prestar caución suficiente». Por tanto, y de la literalidad de la LEC,
lo que se deduce es que el presupuesto para poder acordar la tutela cautelar en que
consiste la caución se ciñe a su propuesta, individualizada mediante el tipo o tipos ofre-
cidos y el importe justificado» (AAP Toledo 1.ª 15 marzo 2005, LA LEY 19/2005, Rec.
88/2004).
«En este caso, la parte instante ofrece en su escrito de petición de manera genérica
caución, para luego pedir su exención sin más, ratificando en la vista judicial ese peculiar
ofrecimiento de caución, lo que fue impugnado de contrario. Lo expuesto revela que la
instante no ha cumplido, como con claridad meridiana se destaca en el auto recurrido
por el juez a quo, con uno de los presupuestos exigidos para la adopción de la medida
cautelar interesada, pues el ofrecimiento genérico de caución efectuado, sin concretar
tipo ni importe y dejando en su caso la fijación al criterio discrecional del Tribunal de
Primera Instancia, unido a la sucesiva solicitud de dispensa de la prestación de caución
(petición esta última que se ampara en un motivo vacío de justificación cual es que la
adopción de la medida cautelar interesada no sólo no causaría perjuicio a los deman-
dados sino que redundaría en su beneficio), no cabe más que asimilarlo a la omisión de
tal ofrecimiento» (AAP Las Palmas 5.ª 16 enero 2006, LA LEY 4/2006, Rec. 678/2005).
«Toda medida cautelar es susceptible de causar perjuicios a la parte frente a la que
se adopta, y la prestación de caución –como el auto recurrido señala– viene inexcusa-
blemente exigida por la LEC, salvo que otra Ley expresamente prevea lo contrario como
dispone el art. 728.3 LEC. Su finalidad es reparar los eventuales daños y perjuicios que
puedan surgir de no estimarse la petición. La jurisprudencia menor es constante y pacífica
al afirmar que la no prestación de caución comporta la desestimación de cualquier soli-

1040
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 729

citud de medidas cautelares, sin necesidad de entrar en el examen de los restantes requi-
sitos» (AAP Barcelona 11.ª 6 mayo 2011, LA LEY 102/2011, Rec. 892/2010).
«El art. 728.3 de la LEC establece como regla general que es preceptiva la prestación
de caución para responder de modo rápido y efectivo de los daños y perjuicios que la
medida pudiera conllevar para la parte contraria, por lo que no se trata de un requisito
potestativo para el que pretenda beneficiarse de la protección anticipada que supone
una tutela cautelar. Es más, el art. 732.3 de la LEC configura el ofrecimiento de tal caución
no como un mero requisito de ejecutabilidad sino como un presupuesto para la conce-
sión de la medida. No ha de perderse de vista que no estamos ante un mero formalismo
procesal, sino ante un presupuesto legalmente configurado para acceder a la protección
cautelar, es decir, la concedida de modo provisional con anticipación a la resolución
judicial del conflicto, exigiendo las posibilidades de defensa del contrario (art. 24 de la
Constitución) que pueda desplegarse un debate con todas las garantías sobre el alcance
de las consecuencias dañosas que podría sufrir al verse sometido a las medidas, así como
sobre la idoneidad de la garantía a constituir para poder resarcirle si las cautelas fueron
luego revocadas o contradichas por el resultado final del proceso» (AAP Barcelona 13.ª
19 mayo 2011, LA LEY 83/2011, Rec. 756/2010).

Artículo 729. Tercerías en casos de embargo preventivo


En el embargo preventivo, podrá interponerse tercería de dominio, pero no
se admitirá la tercería de mejor derecho, salvo que la interponga quien en otro
proceso demande al mismo deudor la entrega de una cantidad de dinero.
La competencia para conocer de las tercerías a que se refiere el párrafo
anterior corresponderá al Tribunal que hubiese acordado el embargo preventivo.
Véase arts. 595 a 604 (tercería de dominio) y 614 a 620 (tercería de mejor
derecho) todos ellos de la LEC, y sus respectivos comentario

CAPÍTULO II
Del procedimiento para la adopción de medidas cautelares

Artículo 730. Momentos para solicitar las medidas cautelares


1. Las medidas cautelares se solicitarán, de ordinario, junto con la demanda
principal.
2. Podrán también solicitarse medidas cautelares antes de la demanda si
quien en ese momento las pide alega y acredita razones de urgencia o necesidad.
En este caso, las medidas que se hubieran acordado quedarán sin efecto si la
demanda no se presentare ante el mismo Tribunal que conoció de la solicitud de
aquéllas en los veinte días siguientes a su adopción. El Secretario judicial, de
oficio, acordará mediante decreto que se alcen o revoquen los actos de cumpli-
miento que hubieran sido realizados, condenará al solicitante en las costas y
declarará que es responsable de los daños y perjuicios que haya producido al
sujeto respecto del cual se adoptaron las medidas.

1041
Artículo 730 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. El requisito temporal a que se refiere el apartado anterior no regirá en los


casos de formalización judicial del arbitraje o de arbitraje institucional. En ellos,
para que la medida cautelar se mantenga, será suficiente con que la parte bene-
ficiada por ésta lleve a cabo todas las actuaciones tendentes a poner en marcha
el procedimiento arbitral.
4. Con posterioridad a la presentación de la demanda o pendiente recurso
sólo podrá solicitarse la adopción de medidas cautelares cuando la petición se
base en hechos y circunstancias que justifiquen la solicitud en esos momentos.
Esta solicitud se sustanciará conforme a lo prevenido en el presente capítulo.
Véase arts. 399 y 437 LEC

COMENTARIOS
1. Con carácter general (o, como expresa la propia LEC, de ordinario), las
medidas cautelares se solicitarán «junto con la demanda principal» (arts. 730.1
y, por remisión tácita, 399 y 437 LEC) y el Tribunal proveerá a ellas «previa
audiencia del demandado» (art. 733.1 LEC).
2. También es admisible solicitarlas antes de la presentación de la demanda,
si el interesado «alega y acredita razones de urgente necesidad» (art. 730.2.I
LEC), capaces de justificar que si la adopción de la medida se retrasa hasta el
ulterior momento de formulación de la demanda, lo más probable es que aquélla
resulte ya inefectiva.
Las medidas cautelares adoptadas bajo estas premisas quedarán automáti-
camente sin efecto (por tanto, sin previa petición de parte en este sentido) si la
demanda no es presentada ante el mismo Tribunal que en los veinte días siguien-
tes a su adopción (plazo este que, según la jurisprudencia, no debería iniciar su
cómputo desde la notificación de la resolución judicial que adopta la medida,
sino desde que ésta comience a llevarse a efecto). En este caso, el Secretario
judicial, de oficio, acordará mediante decreto que se alcen o revoquen los actos
de cumplimiento que hubieran sido realizados, condenará al solicitante en las
costas y declarará que es responsable de los daños y perjuicios que haya pro-
ducido al sujeto respecto del cual se adoptaron las medidas (art. 730.2.II LEC).
Dicho requisito temporal, sin embargo, no regirá en los casos de formaliza-
ción judicial del arbitraje o de arbitraje institucional, en los términos previstos
en el art. 730.3 LEC.
3. Finalmente, las medidas cautelares también podrán ser instadas «con pos-
terioridad a la presentación de la demanda o pendiente recurso», siempre que
entonces el solicitante fundamente su petición cautelar «en hechos y circuns-
tancias que justifiquen la solicitud en esos momentos» (art. 730.4 LEC).

1042
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 731

JURISPRUDENCIA
«De acuerdo con lo dispuesto en el art. 730 de la LEC vigente, en su núm. 1, las
medidas cautelares se solicitarán, de ordinario, junto con la demanda principal, y aunque
en su núm. 4 se permite la solicitud con posterioridad a la presentación de la demanda
o pendiente recurso, se hace solamente en el supuesto de que la petición se formule en
base a hechos y circunstancias que justifiquen su solicitud «en esos momentos». En este
caso, no ha acreditado la parte recurrente que se hayan modificado los supuestos de
hechos contemplados cuando recurrió en apelación, que no han sido sino, que la eje-
cución de la sentencia dictada en el pleito principal ha seguido por sus cauces, y que al
socaire de las medidas cautelares trata de suspender la parte recurrente, por lo que hay
que entender que al no haber solicitado la adopción de medidas cautelares en instancia,
y pretenderlo en este recurso extraordinario, lo ha hecho de manera extemporánea, sin
que hayan variado los hechos y circunstancias contemplados al promoverse el recurso
de apelación, momento en que se había procedido al apremio de lo acordado en la
sentencia del juicio principal» (ATS 1.ª Auto de 14 diciembre 2001, LA LEY, Rec.
5149/1999).
«hemos de centrarnos en el estudio de la problemática planteada a través de este
recurso que se ciñe a interesar de este Tribunal un pronunciamiento sobre si el plazo
para la presentación de la demanda y ratificación del embargo debe computarse desde
la notificación de la resolución que acuerda la medida o por el contrario, como sostiene
la parte recurrente desde que ésta se lleva a efecto, es decir, desde que aquélla se ejecuta
(...) el art. 730.2.º pfo. 2.º, en relación con las medidas cautelares previas a la demanda
dice literalmente (...) Pues bien, desde una interpretación gramatical de dicha norma se
desprende en primer lugar que la subsistencia de la medida «acordada» se condiciona
a un ineludible requisito, cual es, la presentación de la demanda dentro de un plazo
desde su «adopción». Se distingue así dos sucesos temporales distintos, que la Ley
designa con dos verbos que no tienen en este caso un significado unívoco y hacen refe-
rencia a dos actos diferenciados: el momento en el que se acuerda la medida mediante
el dictado de la correspondiente resolución judicial, y el de su adopción efectiva, es decir,
el momento en el que se llevan a efecto los actos de cumplimiento de lo acordado, o lo
que es igual que se haya procedido a la traba, actos que no ha de olvidarse, vendrán
condicionados por una serie de circunstancias tales como la prestación de la correspon-
diente cautela dirigida a responder de los posibles daños y perjuicios que la inmoviliza-
ción del buque pueda conllevar y a la efectiva sujeción del bien, en este caso del buque,
que se produce una vez conocida por el Capitán la traba y que la autoridad portuaria
correspondiente procede a su inmovilización (...) Por lo expuesto, procede estimar el
recurso y revocar la resolución recurrida la cual queda sin efecto acordándose por el
contrario la admisión a trámite de la demanda teniendo por ratificado el embargo pre-
ventivo acordado, sin que proceda hacer especial pronunciamiento sobre costas (AAP
Las Palmas 4.ª 23 febrero 2006, LA LEY 39/2006, Rec. 741/2005).

Artículo 731. Accesoriedad de las medidas cautelares. Ejecución provisional


y medidas cautelares
1. No se mantendrá una medida cautelar cuando el proceso principal haya
terminado, por cualquier causa salvo que se trate de sentencia condenatoria o

1043
Artículo 731 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

auto equivalente, en cuyo caso deberán mantenerse las medidas acordadas hasta
que transcurra el plazo a que se refiere el art. 548 de la presente Ley. Transcu-
rrido dicho plazo, si no se solicitare la ejecución, se alzarán las medidas que
estuvieren adoptadas.
Tampoco podrá mantenerse una medida cautelar si el proceso quedare en
suspenso durante más de seis meses por causa imputable al solicitante de la
medida.
2. Cuando se despache la ejecución provisional de una sentencia, se alzarán
las medidas cautelares que se hubiesen acordado y que guarden relación con
dicha ejecución.
Véase arts. 527 y 548 LEC

COMENTARIOS
Como se sabe, una característica esencial de las medidas cautelares es la de
su instrumentalidad, es decir, la de no presentar por sí mismas autonomía alguna
fuera del proceso cuya resolución final tienden a asegurar. Las medidas caute-
lares, pues, adquieren sentido mientras el proceso permanezca pendiente,
debiendo perder su eficacia una vez finalizado el mismo. La instrumentalidad,
sin embargo, no entraña la necesidad de que las medidas cautelares deban per-
manecer vigentes mientras se mantenga pendiente el proceso principal, porque
instrumentalidad no es sinónimo de permanencia indiscriminada de la medida
cautelar hasta que se ponga término al proceso, pues es posible que las medidas
adoptadas sean revocadas, o las rechazadas sean posteriormente acordadas, en
cualquier momento de la tramitación del pleito.
La instrumentalidad con respecto al proceso principal (que hace que todo lo
relativo a las mismas se tramite en pieza separada) es la que explica, material-
mente, el hecho de que las medidas cautelares corran la misma suerte que el
objeto procesal, tal y como se desprende de este art. 731 LEC:
1. Si el proceso civil finaliza mediante una resolución absolutoria del deman-
dado (sea mediante sentencia de fondo, o sea mediante sentencia absolutoria en
la instancia o auto equivalente), la medida cautelar pierde su operatividad.
Absuelto el demandado las medidas cautelares adoptadas en su contra se alzarán
(art. 744.1 LEC) y se procederá conforme al art. 742 LEC respecto de los daños
y perjuicios que hubiere podido sufrir el demandado como consecuencia de la
vigencia de las mismas (art. 745 LEC). Ello no obstante, si dicha resolución abso-
lutoria es recurrida, las medidas cautelares se alzarán salvo que la parte recu-
rrente solicite su mantenimiento o la adopción de alguna medida distinta y el
Tribunal, oída la parte contraria, y atendidas las circunstancias del caso, consi-
dere procedente acceder a la solicitud (art. 744.1 LEC).
2. También se alzarán cuando el proceso finalice por sentencia condenatoria
del demandado o auto equivalente, pero en este caso únicamente cuando dicha

1044
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 732

condena haya alcanzado firmeza (lo que sucederá una vez transcurridos los
plazos que la LEC dispone para la interposición de los recursos de apelación,
infracción procesal y casación, sin haber interpuesto ninguna de ellos, y siempre
que haya transcurrido también el plazo que prevé el art. 548 LEC sin que el
litigante vencedor haya instado la incoación del correspondiente proceso de
ejecución).

JURISPRUDENCIA
«Para la resolución de la cuestión planeada, se ha de empezar por señalar que la
sistemática, la regulación, la interpretación, la concepción de las medidas cautelares en
la actual Ley de Enjuiciamiento Civil, presenta notas de temporalidad, provisionalidad,
discrecionalidad, instrumentalidad y homogeneidad, asignándose una función de garan-
tía de la sentencia estimatoria que recaiga, pero dotando al proceso cautelar de una
autonomía propia junto con el proceso declarativo y de ejecución; así se deduce del art.
5 de dicha Ley, donde se prevén las distintas clases de tutela judicial que pueden otor-
garse. En base a ello (y por otras razones), la doctrina viene decantándose por estimar
que si bien la suspensión por causa de prejudicialidad puede resultar necesaria para la
correcta resolución del litigio, prosiguiendo la fase de declaración una vez resueltas las
cuestiones prejudiciales, mientras tanto pueden adoptarse o permanecer vigentes las
cautelas adoptadas como garantía, continuando la sustanciación del proceso cautelar
durante la paralización del proceso principal, incluida la ejecución o modificación de las
medidas. Esta previsión expresamente se recoge para otros casos como sucede durante
la sustanciación de los conflictos de jurisdicción –art. 48.2 de la LOPJ–, así como para
los supuestos de suspensión del proceso civil por prejudicialidad penal (art. 40.2 y 3 de
la LEC), prejudicialidad social y administrativa (art. 42 de la LEC), en los que la suspensión
del proceso se produce en el trámite de dictar sentencia, de modo que normalmente las
actuaciones cautelares se habrán desarrollado con anterioridad, y también es aplicable
a otros supuestos de suspensión como la petición de acumulación de procesos. No podía
ser de otra forma dada la finalidad instrumental de estas medidas, cuya materialidad
afronta una realidad procesal que tiende a cubrir la eventualidad de que durante la sus-
tanciación presente o futura del proceso principal, que requiere un lapso de tiempo para
su tramitación y término, pueda obligarse al demandado, tanto a no llevar a cabo deter-
minados actos como a realizar otros en su patrimonio; también se ha de tener en cuenta
su configuración, si bien no como un proceso judicial autónomo, sí como una tutela
judicial autónoma, dentro del ámbito del derecho a la tutela judicial efectiva (SSTC
238/1992 y 218/1994)» (AAP Tenerife 4.ª 28 junio 2006, LA LEY 93/2006, Rec.
172/2006).

Artículo 732. Solicitud de las medidas cautelares


1. La solicitud de medidas cautelares se formulará con claridad y precisión,
justificando cumplidamente la concurrencia de los presupuestos legalmente exi-
gidos para su adopción.

1045
Artículo 732 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Se acompañarán a la solicitud los documentos que la apoyen o se ofrecerá


la práctica de otros medios para el acreditamiento de los presupuestos que auto-
rizan la adopción de medidas cautelares.
Cuando las medidas cautelares se soliciten en relación con procesos incoa-
dos por demandas en que se pretenda la prohibición o cesación de actividades
ilícitas, también podrá proponerse al Tribunal que, con carácter urgente y sin
dar traslado del escrito de solicitud, requiera los informes u ordene las investi-
gaciones que el solicitante no pueda aportar o llevar a cabo y que resulten nece-
sarias para resolver sobre la solicitud.
Para el actor precluirá la posibilidad de proponer prueba con la solicitud de
las medidas cautelares.
3. En el escrito de petición habrá de ofrecerse la prestación de caución,
especificando de qué tipo o tipos se ofrece constituirla y con justificación del
importe que se propone.
Véase art. 730 LEC

COMENTARIOS
El procedimiento para la adopción de medidas cautelares se iniciará
mediante la presentación de una solicitud de la parte actora (originaria o, en su
caso, reconvencional) (art. 721.1 LEC) que, como expresa el art. 730.1 LEC, se
formalizará «de ordinario, junto con la demanda principal», y en la que, redac-
tada «con claridad y precisión, se justificará la concurrencia de los presupuestos
legalmente exigidos para su adopción» (art. 732.1 LEC), razón por la cual:
1. El solicitante fundamentará la concurrencia del fumus boni iuris, presen-
tado los datos y argumentos que conduzcan a fundar, por parte del Tribunal, un
juicio provisional e indiciario favorable al fundamento de la pretensión principal
esgrimida (art. 728.2 LEC), y del periculum in mora, justificando que, de no
adoptarse las medidas solicitadas, podrían producirse «situaciones que impidie-
ren o dificultaren la efectividad de la tutela judicial que pudiere otorgarse en una
eventual sentencia estimatoria» (art. 728.1 LEC).
2. También habrá de ofrecer la prestación de caución suficiente para res-
ponder de los daños y perjuicios que la adopción de la medida cautelar pudiera
causar al patrimonio del demandado (art. 728.3 LEC), especificando de qué tipo
o tipos se ofrece constituirla y con justificación del importe que se propone (art.
732.3 LEC).
3. Por último, en la solicitud cautelar deberá procederse igualmente a pro-
poner aquellos medios de prueba que se consideren pertinentes para acreditar
las afirmaciones fácticas contenidas en la solicitud cautelar, precluyendo, ade-
más, la posibilidad de hacerlo en un momento posterior (como pudiera serlo,
por ejemplo, el de la celebración de la vista a que se refiere el art. 734 LEC) (art.
732.2.III LEC).

1046
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 733

JURISPRUDENCIA
«La concurrencia de los presupuestos anteriores deben justificarse en el escrito de
solicitud de las medidas cautelares, tal y como exige el art. 732.1 LEC, añadiendo el art.
732.3 del mismo texto legal que en dicho escrito de petición habrá de ofrecerse la pres-
tación de caución, especificando de qué tipo o tipos se ofrece constituirla y con justifi-
cación del importe que se proponga, sin que valga la simple manifestación de no ser
pudiente» (AAP Las Palmas 5.ª 7 noviembre 2002, LA LEY 136/2002, Rec. 192/2002).
«Respeto a la prueba en las medidas cautelares (...) el art. 732.2 de la Ley de Enjui-
ciamiento Civil, después de disponer que «se acompañarán a la solicitud los documentos
que la apoyen o se ofrecerá la práctica de otros medios para el acreditamiento de los
presupuestos que autorizan la adopción de medidas cautelares», dispone en su último
párrafo que «Para el actor precluirá la posibilidad de proponer prueba con la solicitud
de las medidas cautelares». La rotundidad de este último párrafo excluye la posibilidad
de práctica de pruebas no ofrecidas o propuestas en la solicitud de medidas. La referencia
que el art. 734 hace a que «en la vista actor y demandado podrán exponer lo que con-
venga a su derecho, sirviéndose de cuantas pruebas dispongan», se refiere a las pruebas
que en ese momento proponga el demandado y a las que el actor ha propuesto con
anterioridad a ese momento, es decir en el momento de la solicitud, como le prescribe
el art. 732, sin que entre uno y otro precepto exista contradicción alguna. Todo ello es
congruente con el carácter del incidente de que se trata, de menor complejidad que el
juicio ordinario. Por todo ello, la inadmisión de la prueba por parte del Juez a quo en la
vista es perfectamente ajustada a derecho y por ello debe ser confirmado el auto en este
punto». Y el Auto de la AP de Madrid de 20.1.2006, núm. 49/2006 ratifica que «Debe
convenirse que, con independencia del trámite previsto para la sustanciación de la soli-
citud de medidas, para el peticionario precluye la proposición de prueba con la solicitud
inicial, sin que resulte admisible la petición sobrevenida de ningún medio no aportado
ni anunciado en el escrito inicial» (AAP Tarragona 3.ª 8 junio 2011, LA LEY 95/2011,
Rec. 105/2011).

Artículo 733. Audiencia al demandado. Excepciones


1. Como regla general, el Tribunal proveerá a la petición de medidas caute-
lares previa audiencia del demandado.
2. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, cuando el solicitante así
lo pida y acredite que concurren razones de urgencia o que la audiencia previa
puede comprometer el buen fin de la medida cautelar, el Tribunal podrá acor-
darla sin más trámites mediante auto, en el plazo de cinco días, en el que razo-
nará por separado sobre la concurrencia de los requisitos de la medida cautelar
y las razones que han aconsejado acordarla sin oír al demandado.
Contra el auto que acuerde medidas cautelares sin previa audiencia del
demandado no cabrá recurso alguno y se estará a lo dispuesto en el capítulo III
de este título. El auto será notificado a las partes sin dilación y, de no ser posible
antes, inmediatamente después de la ejecución de las medidas.
Véase art. 739 LEC

1047
Artículo 734 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
La norma comentada contempla una segunda posibilidad procedimental a
la hora de adoptar medidas cautelares, operativa cuando, por razones de urgen-
cia en la puesta en práctica de estas medidas o porque la audiencia previa al
demandado puede comprometer el buen fin de la medida cautelar solicitada en
la demanda (art. 733.2 LEC), su adopción judicial se sucede más rápidamente.
Con respecto al «procedimiento ordinario» (con audiencia del demandado),
este «procedimiento acelerado» presenta dos diferencias. De un lado, en él la
medida cautelar se acuerda sin necesidad de prestar audiencia previa al deman-
dado (inaudita parte debitoris) ni, por tanto, de celebrar la (preceptiva en el pro-
cedimiento ordinario) vista oral (art. 733.2 LEC). De otro, el auto por el que se
estime la solicitud cautelar no será recurrible por el demandado (no oído hasta
ese momento), quien, eso sí, dispondrá de la posibilidad de promover un trámite
específico de oposición ante el órgano judicial que la haya acordado (arts. 739
a 742 LEC), una vez que le sea aquél notificado (art. 733.2.II LEC).

JURISPRUDENCIA
«El procedimiento acelerado que contempla el citado precepto procesal para la
adopción de las medidas cautelares «inaudita parte debitoris», requiere que la petición
de la parte solicitante se base en razones de máxima urgencia o en el hecho de que el
tener que desarrollar la audiencia previa el demandado pueda comprometer el buen fin
de las medidas. En este sentido, la parte solicitante de las medidas hacía hincapié en que
el hecho de que oír a las partes ejecutadas sería tanto como volverles a poner sobre aviso
de que sus torticeras intenciones pueden ser frenadas por imperativo judicial. El auto
recurrido hace referencia a la necesidad inmediata de paralizar la obra (...) Por lo demás,
el plazo de cinco días a que se refiere el art. 733.2 de la LEC, es el máximo en que ha de
dictarse la resolución adoptando las medidas, pero no impide al Juez hacerlo antes y sin
agotar el expresado plazo» (AAP Cádiz 6.ª 5 julio 2002, LA LEY 26/2002, Rec. 118/2002).
«cuando las medidas son instadas inaudita parte, como aquí sucede, se incurre en
un supuesto de excepcionalidad, ya que la falta de audiencia del demandado es regla
especial y marginal en el art. 733.2 LEC al trámite general de citación de la parte frente
a la que se solicita la medida cautelar. Es palmariamente clara la finalidad buscada en el
art. 733 LEC con la fijación como norma general la de previa audiencia de la parte
demandada, al acomodarse de un modo más ajustado al derecho a la tutela judicial
efectiva, con proscripción de indefensión, del art. 24 CE. La limitación de tal derecho
fundamental, de nuevo, exige un refuerzo en la motivación de la solicitud, y desde luego,
en su concesión» (AAP Madrid 25.ª 21 junio 2011, LA LEY 125/2011, Rec. 28/2011).

Artículo 734. Vista para la audiencia de las partes


1. Recibida la solicitud, el Secretario judicial, mediante diligencia, salvo los
casos del párrafo segundo del artículo anterior, en el plazo de cinco días, con-
tados desde la notificación de aquélla al demandado convocará a las partes a

1048
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 734

una vista, que se celebrará dentro de los diez días siguientes sin necesidad de
seguir el orden de los asuntos pendientes cuando así lo exija la efectividad de la
medida cautelar.
2. En la vista, actor y demandado podrán exponer lo que convenga a su
derecho, sirviéndose de cuantas pruebas dispongan, que se admitirán y practi-
carán si fueran pertinentes en razón de los presupuestos de las medidas caute-
lares. También podrán pedir, cuando sea necesario para acreditar extremos rele-
vantes, que se practique reconocimiento judicial, que, si se considerare perti-
nente y no pudiere practicarse en el acto de la vista, se llevará a cabo en el plazo
de cinco días.
Asimismo, se podrán formular alegaciones relativas al tipo y cuantía de la
caución. Y quien debiere sufrir la medida cautelar podrá pedir al Tribunal que,
en sustitución de ésta, acuerde aceptar caución sustitutoria, conforme a lo pre-
visto en el art. 746 de esta Ley.
3. Contra las resoluciones del Tribunal sobre el desarrollo de la compare-
cencia, su contenido y la prueba propuesta no cabrá recurso alguno, sin perjuicio
de que, previa la oportuna protesta, en su caso, puedan alegarse las infracciones
que se hubieran producido en la comparecencia en el recurso contra el auto que
resuelva sobre las medidas cautelares.

COMENTARIOS
Dado que, de ordinario, las medidas cautelares se solicitarán junto con la
demanda, el traslado de la misma al demandado se producirá al mismo tiempo
que se le dé a conocer la solicitud cautelar del actor. Hecho el traslado, y en
virtud del art. 734.1 LEC, el Secretario «convocará a las partes a una vista», en
la que actor y demandado podrán exponer lo que convenga a su derecho sobre
la concurrencia de los presupuestos condicionantes de la adopción de la medida
cautelar, o la ausencia de todos o alguno de ellos. Si alguno de ellos no com-
parece, y aunque la LEC aquí no establece nada de manera expresa, cabe pre-
sumir que la inasistencia del demandante determinará el automático rechazo de
su solicitud cautelar, en tanto que la del demandado resultará irrelevante a los
efectos del seguimiento de los trámites pertinentes de la vista.
Para acreditar los extremos fácticos contenidos en sus respectivas exposicio-
nes, las partes se valdrán de cuantas pruebas dispongan, que se admitirán y
practicarán si fueran pertinentes en razón de los presupuestos de las medidas
cautelares (proclamación ésta, contenida en el art. 734.2.I LEC, que parece estar
en contradicción con la dispuesta en el art. 732.2.III LEC, que hace precluir para
el actor la posibilidad de proponer prueba una vez formulada con la demanda
la correspondiente solicitud cautelar). Igualmente será éste el trámite el idóneo
para que las partes se manifiesten formulando alegaciones relativas al tipo y
cuantía de la caución que deba prestar el actor una vez adoptada la medida
cautelar, así como de la caución sustitutoria que puede ofrecer en ese acto el
demandado para enervar la ejecución de la medida (arts. 734.2.II, 747.1 LEC).

1049
Artículo 735 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Contra las resoluciones del Tribunal sobre el desarrollo de la comparecencia,


su contenido y la prueba propuesta no cabrá recurso alguno, sin perjuicio de
que, previa la oportuna protesta, en su caso, puedan alegarse las infracciones
que se hubieran producido en la comparecencia en el recurso contra el auto que
resuelva sobre las medidas cautelares (art. 734.3 LEC).

JURISPRUDENCIA
«El auto impugnado tiene por desistidos a los solicitantes de la medida cautelar de
anotación preventiva de demanda en el Registro de la Propiedad, con carácter previo a
la presentación de la demanda correspondiente, al no haber comparecido al acto de la
vista, en aplicación del art. 442.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, imponiéndoles las
costas causadas y condenándoles a indemnizar al demandado (en realidad demanda-
dos) comparecido por los daños y perjuicios sufridos, debidamente acreditados por éste.
Pues bien, en ninguno de los preceptos contenidos en el Título VI del Libro III de la Ley
de Enjuiciamiento Civil relativo a las medidas cautelares, existe remisión alguna (excepto
en cuanto al art. 394, al que remite el art. 736.1) a las normas de los procesos declarativos
y, concretamente, del juicio verbal. En el acta de la vista obrante a los folios 123 y 124
consta la comparecencia del letrado y de la procuradora de los solicitantes, por lo que
no cabe estimar que la parte solicitante no compareciese a la vista, por cuanto, conforme
al art. 23.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, tal comparecencia se verificó mediante la
procuradora designada al efecto, a pesar de la posibilidad prevenida en el apartado 2.3.º
del mismo precepto para la solicitud de medidas urgentes con anterioridad al juicio,
extendiéndose el poder conferido a la procuradora a la asistencia a toda clase de actua-
ciones, y sin que se trate de actuación incluida en el art. 25.3 de la misma Ley, en tanto
la convocatoria a la vista que previene el art. 734.1 de la Ley Procesal Civil, se refiere a
las partes, que pueden comparecer conforme previene el art. 23.1 de la Ley Civil Adjetiva,
mediante procurador, como así se hizo» (AAP La Rioja 1.ª 25 febrero 2005, LA LEY
22/2005, Rec. 454/2004).

Artículo 735. Auto acordando medidas cautelares


1. Terminada la vista, el Tribunal, en el plazo de cinco días, decidirá mediante
auto sobre la solicitud de medidas cautelares.
2. Si el Tribunal estimare que concurren todos los requisitos establecidos y
considerare acreditado, a la vista de las alegaciones y las justificaciones, el peli-
gro de la mora procesal, atendiendo a la apariencia de buen derecho, accederá
a la solicitud de medidas, fijará con toda precisión la medida o medidas caute-
lares que se acuerdan y precisará el régimen a que han de estar sometidas,
determinando, en su caso, la forma, cuantía y tiempo en que deba prestarse
caución por el solicitante.
Contra el auto que acuerde medidas cautelares cabrá recurso de apelación,
sin efectos suspensivos.
Véase art. 736 LEC

1050
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 735

COMENTARIOS
Cuando el Tribunal considere que en la solicitud cautelar concurren los pre-
supuestos legales del fumus boni iuris y del periculum in mora, habiéndose com-
prometido el actor a prestar caución suficiente, además de haber solicitado una
medida idónea atendido el contenido de la pretensión principal y no haberse
ofrecido por parte del demandado ninguna caución sustitutoria, dictará auto por
el que se adoptará la medida cautelar solicitada, en los términos y con el alcance
que el Tribunal estime adecuado y proporcionado a las necesidades de asegu-
ramiento de la efectividad de la eventual sentencia estimatoria que en el futuro
pueda recaer (art. 735.2.I LEC). En cualquier caso, sin embargo, la libertad del
Juez a la hora de delimitar el alcance de la medida cautelar no es absoluta, por
cuanto el art. 721.2 LEC le impone como límite la imposibilidad de poder acor-
dar medidas más gravosas que las solicitadas por la parte actora.
Ante la ausencia de toda indicación al respecto, cabe concluir en que el auto
que acoja, total o parcialmente, la solicitud cautelar no contendrá ningún pro-
nunciamiento en materia de costas procesales.
Dicho auto será recurrible en apelación, cuya admisión carecerá en este caso
de efectos suspensivos (art. 735.2.II LEC).

JURISPRUDENCIA
«se alega por la recurrente, en definitiva, que no es admisible extender la previsión
en materia de costas que contiene el art. 736 al supuesto regulado en el art. 735, ambos
de la Ley de Enjuiciamiento Civil. La Sala comparte los argumentos del recurrente y con-
sidera que en orden a la condena en costas no merecen idéntico tratamiento los supues-
tos regulados en los arts. 735 y 736 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. En el primero, bajo
la rúbrica de auto acordando medidas cautelares, no existe previsión en orden a las costas
del incidente por cuanto para acordar las medidas necesariamente debe oírse a la parte
demandada, convocándola a vista; de ahí que la estimación de las medidas es conse-
cuencia de la protección cautelar que se solicita y de la concurrencia de los requisitos
que la justifican. Por el contrario, en el art. 736 sí existe previsión en orden a las costas
para el supuesto de que se desestimen, imponiéndose conforme a los criterios del art.
394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil; su fundamento es diferente, pues el demandante
ha interesado la adopción de medidas cautelares, art. 721 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, y el demandado debe comparecer a la vista a instancia de la iniciativa del deman-
dante, de suerte que si fueran desestimadas sí que procederá la condena en costas por
así disponerlo la Ley de Enjuiciamiento Civil y ser conforme con el principio que rige en
esta materia, cuál es la necesaria instancia de parte y la asunción de toda responsabilidad
por quien las solicita, máxime cuando podría darse el supuesto de que, estimada la
adopción de medidas con la subsiguiente condena al demandado, como en el presente
caso ocurre, posteriormente fuera desestimada la demanda y absuelto el demandado,
encontrándonos con la ilógica situación de un pronunciamiento condenatorio en un
incidente cuya razón de ser es la apariencia de buen derecho en la acción ejercitada en
el proceso del que trae causa. Asimismo, la remisión que el art. 736 de la Ley de Enjui-

1051
Artículo 736 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ciamiento Civil hace al art. 394, permite tal como prevé este último precepto, la no
imposición de costas cuando el Tribunal aprecie serias dudas de hecho o de derecho y
así lo razone. Por tanto, entendemos que no puede ser negada tal posibilidad en el
supuesto regulado por el art. 735 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
En definitiva, la Sala estima que cuando se adoptan medidas cautelares no cabe la
condena en costas a la demandada. Si la intención del legislador hubiera sido la de
extender el tratamiento de las costas con remisión al art. 394 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil a ambos supuestos, no habría individualizado su tratamiento o, en todo caso, habría
redactado el último inciso del apartado 1 del art. 736 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
para que resultara aplicable al supuesto de adopción de medidas cautelares; en la medida
que no lo es, debemos distinguir un tratamiento autónomo de cada uno de los supuestos,
adopción de medidas o denegación de medidas, con las consecuencias de imponer las
costas a la parte que las ha solicitado sólo para el segundo supuesto» (AAP Barcelona
1.ª 6 julio 2005, LA LEY 159/2005, Rec. 211/2005).
«la resolución que se dicte acordando o denegando la adopción de medidas caute-
lares tiene un carácter temporal, provisional, condicionado y susceptible de modificación
y alzamiento, conforme a lo previsto en dicha ley, y contiene un juicio provisional e
indiciario sobre el fundamento de la pretensión contenida en la demanda, que no pre-
juzga ni condiciona la sentencia que en su día pueda dictarse sobre el fondo del litigio.
Por tanto, incluso en los casos en los que las pruebas practicadas sean las mismas en el
proceso principal y en la pieza de medidas cautelares (lo que no ocurre exactamente en
el caso enjuiciado, en que se practicaron algunas pruebas adicionales en el proceso
principal), la resolución que decida sobre la adopción de tales medidas cautelares no
prejuzga ni predetermina el contenido que haya de tener la sentencia. El Tribunal, a la
hora de dictar la sentencia definitiva en el proceso principal, puede realizar un juicio más
profundo, más reflexivo, en el que valore con más detenimiento las alegaciones realiza-
das y las pruebas practicadas, tenga en cuenta las alegaciones finales realizadas por los
abogados de las partes en el juicio, y de este modo sustituya el juicio provisional e indi-
ciario contenido en el auto que resuelve la solicitud de medidas cautelares por un enjui-
ciamiento definitivo de la cuestión litigiosa. Y ello es posible tanto en primera como en
segunda instancia, en la que la Audiencia debe valorar, además, las alegaciones efec-
tuadas en el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia dictada en el proceso
principal» (STS 1.ª 22 abril 2016, LA LEY 267/2016, Rec. 2774/ 2013).

Artículo 736. Auto denegatorio de las medidas cautelares. Reiteración de la


solicitud si cambian las circunstancias
1. Contra el auto en que el Tribunal deniegue la medida cautelar sólo cabrá
recurso de apelación, al que se dará una tramitación preferente. Las costas se
impondrán con arreglo a los criterios establecidos en el art. 394.
2. Aun denegada la petición de medidas cautelares, el actor podrá reproducir
su solicitud si cambian las circunstancias existentes en el momento de la petición.
Véase art. 735 LEC

1052
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 736

COMENTARIOS
Una vez terminada la vista, el Tribunal decidirá mediante auto (art. 206.2.2.ª
LEC), sobre la estimación o rechazo de la solicitud de adopción de medidas
cautelares (art. 735.1 LEC).
El rechazo de la medida cautelar podrá deberse a varias razones, de las cuales
la principal de ellas será la falta de concurrencia de los prepuestos que condi-
cionan su adopción (v. gr. la ausencia de periculum in mora dada la notoria
solvencia y el arraigo de la persona demandada, la ausencia de fumus boni iuris
ante el deficiente fundamento y justificación de la pretensión actora, o la nega-
tiva expresa a prestar la caución). En el citado auto denegatorio se impondrán
las costas a la parte demandante que haya instado la correspondiente solicitud
cautelar, y contra el mismo sólo cabrá recurso de apelación, al que se otorgará
una tramitación preferente (art. 736.1 LEC).
Finalmente, y aunque no era estrictamente necesario dado que, conforme a
la teoría general de las medidas cautelares, se sabe que éstas están sujetas a la
cláusula rebus sic stantibus, el legislador ha considerado oportuno recordar en
el art. 736.2 LEC que, pese al rechazo de una solicitud cautelar, «el actor podrá
reproducir su solicitud si cambian las circunstancias existentes en el momento
de la petición».

JURISPRUDENCIA
«Una cosa es que, acordada o denegada por resolución firme una medida cautelar,
se produzca un cambio en las circunstancias objetivas determinantes de la anterior reso-
lución, supuesto en el que si existe una nueva petición de que se acuerde o de que se
levante o de que se modifiquen las medidas, no podrá la parte contraria oponer la
excepción de cosa juzgada, ni podrá el juez tenerla en cuenta de oficio, pero con base
en que la causa de pedir es distinta, y, por tanto, que no concurren todas las identidades
precisas. En síntesis, cuando cambia el supuesto de hecho que sirvió de base para dictar
una resolución cautelar firme, nada impide que la parte pida la adopción de la medida
cautelar antes denegada, el alzamiento de la antes concedida y la modificación de la ya
existente. A este supuesto se refiere el art. 736.2.º de la LEC cuando dice que aún dene-
gada la petición de medidas cautelares, el actor podrá reproducir su solicitud si cambian
las circunstancias existentes en el momento de la petición» (AAP Vizcaya 4.ª 27 mayo
2005, LA LEY 406/2005, Rec. 98/2004).
«se alega por la recurrente, en definitiva, que no es admisible extender la previsión
en materia de costas que contiene el art. 736 al supuesto regulado en el art. 735, ambos
de la Ley de Enjuiciamiento Civil. La Sala comparte los argumentos del recurrente y con-
sidera que en orden a la condena en costas no merecen idéntico tratamiento los supues-
tos regulados en los arts. 735 y 736 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. En el primero, bajo
la rúbrica de auto acordando medidas cautelares, no existe previsión en orden a las costas
del incidente por cuanto para acordar las medidas necesariamente debe oírse a la parte
demandada, convocándola a vista; de ahí que la estimación de las medidas es conse-
cuencia de la protección cautelar que se solicita y de la concurrencia de los requisitos

1053
Artículo 737 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

que la justifican. Por el contrario, en el art. 736 sí existe previsión en orden a las costas
para el supuesto de que se desestimen, imponiéndose conforme a los criterios del art.
394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil; su fundamento es diferente, pues el demandante
ha interesado la adopción de medidas cautelares, art. 721 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, y el demandado debe comparecer a la vista a instancia de la iniciativa del deman-
dante, de suerte que si fueran desestimadas sí que procederá la condena en costas por
así disponerlo la Ley de Enjuiciamiento Civil y ser conforme con el principio que rige en
esta materia, cuál es la necesaria instancia de parte y la asunción de toda responsabilidad
por quien las solicita, máxime cuando podría darse el supuesto de que, estimada la
adopción de medidas con la subsiguiente condena al demandado, como en el presente
caso ocurre, posteriormente fuera desestimada la demanda y absuelto el demandado,
encontrándonos con la ilógica situación de un pronunciamiento condenatorio en un
incidente cuya razón de ser es la apariencia de buen derecho en la acción ejercitada en
el proceso del que trae causa. Asimismo, la remisión que el art. 736 de la Ley de Enjui-
ciamiento Civil hace al art. 394, permite tal como prevé este último precepto, la no
imposición de costas cuando el Tribunal aprecie serias dudas de hecho o de derecho y
así lo razone. Por tanto, entendemos que no puede ser negada tal posibilidad en el
supuesto regulado por el art. 735 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
En definitiva, la Sala estima que cuando se adoptan medidas cautelares no cabe la
condena en costas a la demandada. Si la intención del legislador hubiera sido la de
extender el tratamiento de las costas con remisión al art. 394 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil a ambos supuestos, no habría individualizado su tratamiento o, en todo caso, habría
redactado el último inciso del apartado 1 del art. 736 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
para que resultara aplicable al supuesto de adopción de medidas cautelares; en la medida
que no lo es, debemos distinguir un tratamiento autónomo de cada uno de los supuestos,
adopción de medidas o denegación de medidas, con las consecuencias de imponer las
costas a la parte que las ha solicitado sólo para el segundo supuesto» (AAP Barcelona
1.ª 6 julio 2005, LA LEY 159/2005, Rec. 211/2005).

Artículo 737. Prestación de caución


La prestación de caución será siempre previa a cualquier acto de cumpli-
miento de la medida cautelar acordada.
El Tribunal decidirá, mediante providencia, sobre la idoneidad y suficiencia
del importe de la caución.
Véase art. 728.3 LEC y sus comentarios

Artículo 738. Ejecución de la medida cautelar


1. Acordada la medida cautelar y prestada la caución se procederá, de oficio,
a su inmediato cumplimiento empleando para ello los medios que fueran nece-
sarios, incluso los previstos para la ejecución de las sentencias.
2. Si lo acordado fuera el embargo preventivo se procederá conforme a lo
previsto en los arts. 584 y ss. para los embargos decretados en el proceso de
ejecución, pero sin que el deudor esté obligado a la manifestación de bienes que

1054
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 739

dispone el art. 589. Las decisiones sobre mejora, reducción o modificación del
embargo preventivo habrán de ser adoptadas, en su caso, por el Tribunal.
Si lo acordado fuera la administración judicial se procederá conforme a los
arts. 630 y siguientes.
Si se tratare de la anotación preventiva se procederá conforme a las normas
del Registro correspondiente.
3. Los depositarios, administradores judiciales o responsables de los bienes
o derechos sobre los que ha recaído una medida cautelar sólo podrán enajenar-
los, previa autorización por medio de providencia del Tribunal y si concurren
circunstancias tan excepcionales que resulte más gravosa para el patrimonio del
demandado la conservación que la enajenación.

CAPÍTULO III
De la oposición a las medidas cautelares adoptadas sin audiencia del
demandado

Artículo 739. Oposición a la medida cautelar


En los casos en que la medida cautelar se hubiera adoptado sin previa
audiencia del demandado, podrá éste formular oposición en el plazo de veinte
días, contados desde la notificación del auto que acuerda las medidas cautelares.
Véase art. 733 LEC

COMENTARIOS
Como antes se dijo, el auto por el que se acuerde estimar la solicitud cautelar
del actor sin previa audiencia del demandado (ex art. 733 LEC) no será suscep-
tible de recurso alguno (art. 733.2.II LEC), a diferencia, por tanto, de lo que
acontece cuando dicho auto se dicta previa audiencia del demandado, el cual
sí es susceptible de apelación (art. 735.2.II LEC).
La ausencia de recurso, empero, no significa que el demandado en contra
de cuyo patrimonio se haya adoptado la medida cautelar no disponga de nin-
guna oportunidad para oponerse a tan restrictiva medida judicial. Conforme a
los arts. 739 a 742 LEC (a los que se remite el art. 733.2.II), dicha parte podrá
promover un específico trámite de oposición, que se desarrollará del siguiente
modo:
1. Una vez le sea notificado el auto por el que se haya adoptado la medida,
éste podrá formular por escrito su oposición en el plazo de los veinte días
siguientes, esgrimiendo como causas de oposición «cuantos hechos y razones
se opongan a la procedencia, requisitos, alcance, tipo y demás circunstancias de
la medida o medidas efectivamente acordadas, sin limitación alguna», pudiendo

1055
Artículo 740 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

incluso ofrecer en ese mismo acto la constitución de una caución sustitutoria


que enerve la efectividad de las medidas decididas;
2. De dicho escrito de oposición se dará traslado al actor, convocando
entonces a ambas partes a una vista que se celebrará conforme a lo previsto para
el «procedimiento ordinario», y finalizada la cual el Tribunal, en los cinco días
siguientes, dictará auto acordando el mantenimiento de las medidas cautelares
adoptadas o, por el contrario, su alzamiento (resolución frente a la que la parte
gravada podrá interponer recurso de apelación sin efectos suspensivos –art.
741.3 LEC–).
El auto por el que se acuerde el mantenimiento de las medidas cautelares
adoptadas impondrá las costas del incidente a la parte demandada opositora,
mientras que si acuerda su alzamiento las impondrá al actor, a quien además
condenará al pago de los daños y perjuicios que la ejecución de las mismas haya
producido, los cuales se determinarán por los trámites de los arts. 712 y siguien-
tes LEC, y se podrán exigir, en caso de impago, por la vía de la ejecución forzosa.
En ambos casos, el auto por el que se resuelva la oposición será recurrible en
apelación, que se tramitará sin efectos suspensivos.

Artículo 740. Causas de oposición. Ofrecimiento de caución sustitutoria


El que formule oposición a la medida cautelar podrá esgrimir como causas
de aquélla cuantos hechos y razones se opongan a la procedencia, requisitos,
alcance, tipo y demás circunstancias de la medida o medidas efectivamente
acordadas, sin limitación alguna.
También podrá ofrecer caución sustitutoria, con arreglo a lo dispuesto en el
capítulo V de este título.
Véase arts. 746 y 747 LEC y el comentario al art. 739 LEC

Artículo 741. Traslado de la oposición al solicitante, comparecencia en vista


y decisión
1. Del escrito de oposición se dará traslado por el Secretario judicial al soli-
citante, procediéndose seguidamente conforme a lo previsto en el art. 734.
2. Celebrada la vista, el Tribunal, en el plazo de cinco días, decidirá en forma
de auto sobre la oposición.
Si mantuviere las medidas cautelares acordadas condenará al opositor a las
costas de la oposición.
Si alzare las medidas cautelares, condenará al actor a las costas y al pago de
los daños y perjuicios que éstas hayan producido.
3. El auto en que se decida sobre la oposición será apelable sin efecto sus-
pensivo.
Véase art. 742 LEC y el comentario al art. 739 LEC

1056
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 742

JURISPRUDENCIA
«el art. 741.2 de la LEC contempla, además, la condena a los daños y perjuicios
producidos (como forma de responsabilidad objetiva e independiente de toda valoración
de culpa en la conducta del solicitante de la medida); sin embargo y como se ha matizado
en la doctrina, a diferencia de lo que ocurre en otros supuestos de alzamiento de la
medida, en la oposición existe la posibilidad de que la condena a indemnización sea
pretendida por la parte, por lo que no hay razón para excluir el principio dispositivo y
sus consecuencias en cuanto a la necesidad de que el opositor formule la correspon-
diente pretensión y justifique los presupuestos de la misma. En este caso es cierto que en
la petición se formuló una petición en este sentido pero en términos hipotéticos y abso-
lutamente genéricos, sin especificar, ni menos aún justificar, algún daño o perjuicio con-
creto que sea preciso indemnizar o reparar, de manera que ningún pronunciamiento al
respecto se debe realizar» (AAP Tenerife 4.ª 24 julio 2006, LA LEY 106/2006, Rec.
218/2006).

Artículo 742. Exacción de daños y perjuicios


Una vez firme el auto que estime la oposición, se procederá, a petición del
demandado y por los trámites previstos en los arts. 712 y siguientes, a la deter-
minación de los daños y perjuicios que, en su caso, hubiera producido la medida
cautelar revocada; y, una vez determinados, se requerirá de pago al solicitante
de la medida, procediéndose de inmediato, si no los pagare, a su exacción for-
zosa.
Véase art. 741.2 LEC y el comentario al art. 739 LEC

CAPÍTULO IV
De la modificación y alzamiento de las medidas cautelares

Artículo 743. Posible modificación de las medidas cautelares


Las medidas cautelares podrán ser modificadas alegando y probando hechos
y circunstancias que no pudieron tenerse en cuenta al tiempo de su concesión o
dentro del plazo para oponerse a ellas.
La solicitud de modificación será sustanciada y resuelta conforme a lo pre-
visto en los arts. 734 y siguientes.

COMENTARIOS
Con carácter general, las medidas cautelares son adoptadas en atención a
unas determinadas circunstancias cuya valoración entra de lleno en las causas
legales susceptibles de originarla (apariencia de fundamento de la pretensión
principal y apreciación de peligro por la mora procesal, esencialmente). Por ello,
ante eventuales cambios circunstanciales de los elementos considerados judi-

1057
Artículo 744 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cialmente como fundamento de la resolución cautelar, ésta puede y debe ser


reformada, bien anulando su vigencia cuando proceda, bien estimándola por
vez primera en caso de no haberse hecho así cuando fue inicialmente solicitada,
o bien ampliando o reduciendo sus efectos en función de los tales cambios o
modificaciones.
De la presente característica, que se resume en la máxima latina rebus sic
stantibus, también se hace eco la nueva LEC en varios de sus preceptos: 1.º) El
art. 730.4 LEC dispone a estos fines que, si bien las medidas cautelares habrán
de solicitarse de ordinario con la interposición del escrito de demanda iniciador
del proceso, con posterioridad a dicho momento procesal también podrán ser
instadas «cuando la petición se base en hechos y circunstancias que justifiquen
la solicitud en esos momentos» (la cursiva, claro está, es nuestra); 2.º) El art. 736.2
LEC, por su parte, establece que, aun habiéndose denegado judicialmente una
medida cautelar, el actor podrá reproducir su solicitud «si cambian las circuns-
tancias existentes al momento de la petición»; y 3.º) Este art. 743 LEC, donde se
prevé que las medidas cautelares puedan ser modificadas judicialmente siempre
que el interesado así lo solicite «alegando y probando hechos y circunstancias
que no pudieron tenerse en cuenta al tiempo de su concesión o dentro del plazo
para oponerse a ellas».

Artículo 744. Alzamiento de la medida tras sentencia no firme


1. Absuelto el demandado en primera o segunda instancia, el Secretario
judicial ordenará el alzamiento de las medidas cautelares adoptadas, si el recu-
rrente no solicitase su mantenimiento o la adopción de alguna medida cautelar
distinta en el momento de interponer recurso contra la sentencia. En este caso
se dará cuenta al Tribunal, que oída la parte contraria y con anterioridad a remitir
los autos al órgano competente para resolver el recurso contra la sentencia,
resolverá lo procedente sobre la solicitud, atendiendo a la subsistencia de los
presupuestos y circunstancias que justificasen el mantenimiento o la adopción
de dichas medidas.
2. Si la estimación de la demanda fuere parcial, el Tribunal, con audiencia
de la parte contraria, decidirá mediante auto sobre el mantenimiento, alza-
miento o modificación de las medidas cautelares acordadas.
Véase el comentario al art. 731 LEC

Artículo 745. Alzamiento de las medidas tras sentencia absolutoria firme


Firme una sentencia absolutoria, sea en el fondo o en la instancia, se alzarán
de oficio por el Secretario judicial todas las medidas cautelares adoptadas y se
procederá conforme a lo dispuesto en el art. 742 respecto de los daños y per-
juicios que hubiere podido sufrir el demandado.

1058
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 746

Lo mismo se ordenará en los casos de renuncia a la acción o desistimiento


de la instancia.
Véase el comentario al art. 731 LEC

CAPÍTULO V
De la caución sustitutoria de las medidas cautelares

Artículo 746. Caución sustitutoria


1. Aquél frente a quien se hubieren solicitado o acordado medidas cautelares
podrá pedir al Tribunal que acepte, en sustitución de las medidas, la prestación
por su parte de una caución suficiente, a juicio del Tribunal, para asegurar el
efectivo cumplimiento de la sentencia estimatoria que se dictare.
2. Para decidir sobre la petición de aceptación de caución sustitutoria, el
Tribunal examinará el fundamento de la solicitud de medidas cautelares, la natu-
raleza y contenido de la pretensión de condena y la apariencia jurídica favorable
que pueda presentar la posición del demandado, También tendrá en cuenta el
Tribunal si la medida cautelar habría de restringir o dificultar la actividad patri-
monial o económica del demandado de modo grave y desproporcionado res-
pecto del aseguramiento que aquella medida representaría para el solicitante.
Véase arts. 728, 740 y 747 LEC

COMENTARIOS
1. El elenco de los presupuestos materiales de las medidas cautelares se cierra
con el de la ausencia de otorgamiento, por parte del demandado, de la llamada
caución sustitutoria de la medida cautelar.
Como es sabido, las medidas cautelares tienen como fundamento el de la
necesidad de asegurar los riesgos de inefectividad ejecutiva de una futura sen-
tencia estimatoria que puedan sucederse durante la litispendencia. Es el riesgo
de que el demandado, ante la posibilidad de ser condenado, lleve a cabo durante
la tramitación del proceso actuaciones destinadas a propiciar su insolvencia o
la imposibilidad de cumplir en sus estrictos términos los términos de la condena
que se le imponga, el que aquéllas medidas tratan de conjurar. Por esta razón,
es evidente que cuando dicha parte demandada se ofrece a garantizar, mediante
prestaciones jurídicamente aceptables, el cumplimiento de las obligaciones a que
en el futuro pueda resultar condenada, el fundamento de la adopción de aquellas
medidas cautelares cae por su propio peso. Si, en definitiva, es la parte deman-
dada, mediante el otorgamiento de una caución, la que libre y voluntariamente
se ofrece a garantizar anticipadamente sus eventuales responsabilidades futuras,
no tiene ningún sentido acordar (o mantener la vigencia de) unas medidas cau-
telares con las que se persigue exactamente la misma finalidad.

1059
Artículo 747 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Pues bien, es ese ofrecimiento voluntario de la parte demandada la que la


LEC llama «caución sustitutoria» (arts. 746 y 747), que opera como un meca-
nismo de evitación de la adopción de la medida cautelar a instancias del deman-
dado, quien, si así lo considera oportuno, puede conseguir que, a cambio de su
otorgamiento, una concreta medida cautelar que cumpla con todos los cuatro
anteriores presupuestos examinados no sea, sin embargo, decretada por la auto-
ridad judicial (o la ya decretada sea dejada sin efecto o revocada).
2. Al igual que sucede en el caso del art. 728.3 LEC, y dada su naturaleza
patrimonial, la caución sustitutoria que ahora nos ocupa no puede ofrecerse,
fijarse y otorgarse en el vacío, sino dentro de una serie de criterios que acomoden
su montante y su modalidad al contenido dispositivo de la futura sentencia con-
denatoria. Por eso la LEC también previene en este punto que el Juez, a la hora
de decidir sobre la petición de aceptación de caución sustitutoria, deba examinar
los criterios descritos en el art. 746.2 LEC. Los órganos judiciales competentes,
en suma, de cara a la aceptación o al rechazo de la caución sustitutoria habrán
de ponderar racional y razonadamente: a) De un lado, la entidad y la solidez de
la pretensión actora (su fumus boni iuris), y el nivel de aseguramiento total o
parcial, absoluto o relativo, de la ejecución de la sentencia condenatoria que
representaría la adopción de la medida solicitada por el demandante; b) Y de
otro, fundamentalmente, la idoneidad de la caución sustitutoria ofrecida por el
demandado de cara a salvaguardar el buen fin de la futura ejecución del eventual
pronunciamiento de condena (este elemento valorativo, desde luego, es el pri-
mordial), además de considerar también la gravedad y la posible desproporción
que, en contraste con las ventajas tuitivas que ofrece la adopción de la medida
cautelar, la puesta en práctica de la misma puede conllevar en la normal acti-
vidad patrimonial y económica del demandado.

JURISPRUDENCIA
«La parte demandada solicitó en el acto de la vista de medidas que, para el caso de
que se adoptaran se señalara una contracautela o caución sustitutoria. El art. 746 LEC
permite que se fije tal caución, que asegure el efectivo cumplimiento de la sentencia
estimatoria que se dicte. El carácter de la tutela definitiva, la pretensión de nulidad de
un acuerdo societario, así como el de las medidas cautelares solicitadas, la anotación de
la demanda y la suspensión del acuerdo, determinan que no sean sustituibles por la
caución sustitutoria, porque ésta no puede asegurar el efectivo cumplimiento de la sen-
tencia estimatoria que eventualmente se pudiera dictar. Por ello se estima que no debe
fijarse caución sustitutoria» (AAP Barcelona 15.ª Auto de 11 febrero 2003, Rec.
621/2002).

Artículo 747. Solicitud de caución sustitutoria


1. La solicitud de la prestación de caución sustitutoria de la medida cautelar
se podrá formular conforme a lo previsto en el art. 734 o, si la medida cautelar

1060
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 747

ya se hubiese adoptado, en el trámite de oposición o mediante escrito motivado,


al que podrá acompañar los documentos que estime convenientes sobre su sol-
vencia, las consecuencias de la adopción de la medida y la más precisa valoración
del peligro de la mora procesal.
Previo traslado del escrito al solicitante de la medida cautelar, por cinco días,
el Secretario judicial convocará a las partes a una vista sobre la solicitud de
caución sustitutoria, conforme a lo dispuesto en el art. 734. Celebrada la vista,
resolverá el Tribunal mediante auto lo que estime procedente, en el plazo de
otros cinco días.
2. Contra el auto que resuelva aceptar o rechazar caución sustitutoria no
cabrá recurso alguno.
3. La caución sustitutoria de medida cautelar podrá otorgarse en cualquiera
de las formas previstas en el párrafo segundo del apartado 3 del art. 529.
Véase art. 747 LEC

COMENTARIOS
En cuanto a la fijación de la clase y montante de la presente caución susti-
tutoria, por último, y aunque la LEC no reproduzca la oportuna proclamación
en los arts. 746 y 747, resulta evidente que, por analogía con lo que sucede
respecto de la caución prevista en el art. 728.3 LEC: 1.º) El demandado ha de
realizar el formal ofrecimiento de otorgar aquélla, especificando «de qué tipo o
tipos se ofrece constituirla y con justificación del importe que se propone» (por
aplicación analógica del art. 732.3 LEC), y acompañando «los documentos que
estime convenientes sobre su solvencia, las consecuencias de la adopción de la
medida y la más precisa valoración del peligro de la mora procesal» (art. 747.1
LEC); 2.º) Y que el Juez, a la hora de acordar la medida, determinará «la forma
cuantía y tiempo en que deba prestarse caución por el solicitante» (por aplica-
ción analógica del art. 735.2.I LEC) en el auto en que resuelva acoger la caución
sustitutoria, frente al que no cabrá recurso alguno (art. 747.2 LEC).

1061
Artículo 748 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

LIBRO IV
De los procesos especiales

TÍTULO I
De los procesos sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores

CAPÍTULO I
De las disposiciones generales

Artículo 748. Ámbito de aplicación del presente título


Las disposiciones del presente Título serán aplicables a los siguientes proce-
sos:
1. Los que versen sobre la capacidad de las personas y los de declaración de
prodigalidad.
2. Los de filiación, paternidad y maternidad.
3. Los de nulidad del matrimonio, separación y divorcio y los de modificación
de medidas adoptadas en ellos.
4. Los que versen exclusivamente sobre guarda y custodia de hijos menores
o sobre alimentos reclamados por un progenitor contra el otro en nombre de los
hijos menores.
5. Los de reconocimiento de eficacia civil de resoluciones o decisiones ecle-
siásticas en materia matrimonial.
6. Los que versen sobre las medidas relativas a la restitución de menores en
los supuestos de sustracción internacional.
7. Los que tengan por objeto la oposición a las resoluciones administrativas
en materia de protección de menores.
8. Los que versen sobre la necesidad de asentimiento en la adopción.
Véase arts. 756–811 LEC

COMENTARIOS
De entre los «procesos especiales» que la LEC considera como tales se hallan,
en primer término, los intitulados «procesos sobre capacidad, filiación, matri-
monio y menores», para los que se prevén una serie de disposiciones comunes
en los arts. 749 a 755 LEC, a la luz de las cuales puede concluirse en que estamos
ante los doctrinal (fue CALAMANDREI quien así los bautizó por vez primera) y
jurisprudencialmente denominados procesos civiles inquisitivos. Procesos civi-
les, sí, pero en los que la vigencia de los principios dispositivo y de aportación,
que se manifiestan de manera hegemónica en todos los juicios civiles, queda
muy atenuada, hasta el extremo de dar entrada a múltiples manifestaciones de
sus inversos pares dialéctico, esto es, los principios inquisitivo y de investigación.

1062
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 749

Así, frente a la libertad de disposición de las partes sobre el objeto del proceso
provocando una crisis procesal, frente a la conformación de la pretensión a las
solas instancias de la parte actora, frente a la vigencia del principio de aportación
que deja en manos de las partes la introducción de los hechos y la proposición
de las pruebas, y frente al principio general de la publicidad de las actuaciones
procesales, en esta clase de procesos sobre capacidad, filiación, matrimonio y
menores, es siempre preceptiva la intervención del Ministerio Fiscal, la renuncia
y el allanamiento carecen de efectos vinculantes, el Juez puede proponer de
oficio los medios de prueba que tenga por convenientes, rige absolutamente el
principio de la libre valoración de la prueba y, por último, son mucho más
amplias las posibilidades de decretar el secreto de las actuaciones.

Artículo 749. Intervención del Ministerio Fiscal


1. En los procesos sobre la capacidad de las personas, en los de nulidad
matrimonial, en los de sustracción internacional de menores y en los de deter-
minación e impugnación de la filiación será siempre parte el Ministerio Fiscal,
aunque no haya sido promotor de los mismos ni deba, conforme a la Ley, asumir
la defensa de alguna de las partes. El Ministerio Fiscal velará durante todo el
proceso por la salvaguarda del interés superior de la persona afectada.
2. En los demás procesos a que se refiere este título será preceptiva la inter-
vención del Ministerio Fiscal, siempre que alguno de los interesados en el pro-
cedimiento sea menor, incapacitado o esté en situación de ausencia legal.

COMENTARIOS
Como se recordará, la LEC reconoce al MF la capacidad para ser parte en
aquellos procesos civiles en que el ordenamiento así lo determine (art. 6.1.6.º
LEC), lo que constituye una derivación puntual de la cláusula constitucional que
erige al Ministerio Público en un órgano cuya misión es «promover la acción de
la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del
interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados, así
como velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satis-
facción del interés social» (arts. 124.1 CE, 1 EOMF).
Pues bien, dado el enunciado perfil constitucional del MF, y a la luz del
interés público que subyace en todos los procesos especiales englobados en el
primer Título del Libro IV de la LEC, resulta plenamente justificado que el art.
749 LEC disponga que en los tales procedimientos civiles sea preceptiva la inter-
vención del citado órgano, conforme a las siguientes pautas directrices:
1. El Ministerio Fiscal será siempre parte, aunque no haya promovido los
mismos ni deba, conforme a la Ley, asumir la defensa de menores, incapaces o
ausentes, en los procesos sobre incapacitación, en los de sustracción interna-

1063
Artículo 750 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cional de menores y en los de determinación e impugnación de la filiación (art.


749.1 LEC).
2. En cambio, en los demás procesos del Título I del Libro IV de la LEC, esto
es, en los procesos sobre separación, divorcio, menores y adopción, la inter-
vención del Ministerio Fiscal únicamente resultará preceptiva, con la consi-
guiente necesidad de que sea emplazado para comparecer y realizar válida-
mente actos procesales, cuando «alguno de los interesados en el procedimiento
sea menor, incapacitado o esté en situación de ausencia legal» (art. 749.2 LEC)
(sobre la minoría de edad, la incapacidad en general, y la situación legal de
ausencia, remítase el lector a lo expresado en esta misma obra en los comentarios
a los arts. 6 a 9 LEC).

Artículo 750. Representación y defensa de las partes


1. Fuera de los casos en que, conforme a la Ley, deban ser defendidas por el
Ministerio Fiscal, las partes actuarán en los procesos a que se refiere este título
con asistencia de abogado y representadas por procurador.
2. En los procedimientos de separación o divorcio solicitado de común
acuerdo por los cónyuges, éstos podrán valerse de una sola defensa y represen-
tación.
No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, cuando alguno de los pactos
propuestos por los cónyuges no fuera aprobado por el Tribunal, el Secretario
judicial requerirá a las partes a fin de que en el plazo de cinco días manifiesten
si desean continuar con la defensa y representación únicas o si, por el contrario,
prefieren litigar cada una con su propia defensa y representación. Asimismo,
cuando, a pesar del acuerdo suscrito por las partes y homologado por el Tribunal,
una de las partes pida la ejecución judicial de dicho acuerdo, el Secretario judi-
cial requerirá a la otra para que nombre abogado y procurador que la defienda
y represente.

COMENTARIOS
La norma contempla dos diferentes especialidades en materia de postula-
ción, a saber:
1. Por un lado, dispone la intervención preceptiva de Abogado y Procurador
en todos los procesos civiles especiales que ahora nos ocupan, con indepen-
dencia de cualquier consideración relativa a la materia o a la cuantía de la pre-
tensión (quedando sin aplicación, pues, las reglas generales que en materia de
postulación reflejan los arts. 23 y 31 LEC). Téngase en cuenta, sin embargo, que
en aquellos casos donde la representación y defensa de la parte procesal deba
ser asumida por el Ministerio Público (conforme al art. 3 EOMF), será éste, y no
ningún Abogado ni ningún Procurador, quien defienda y represente a la parte
de que se trate.

1064
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 751

2. Por otro lado, también se contempla la posibilidad de que, en el solo


ámbito de los procesos matrimoniales de separación o divorcio, y no en todos
ellos sino únicamente en los promovidos de común acuerdo por los cónyuges
(esto es, los regulados en el art. 777 LEC), ambos puedan valerse al mismo tiempo
de un sola defensa y representación.
Esta posibilidad, ya veterana en nuestro ordenamiento procesal civil, pre-
senta, ello no obstante, una excepción en el segundo párrafo del art. 750.2 LEC.
Se trata de supuestos en los que, aún iniciado el procedimiento de común
acuerdo, por diversas causas puede sobrevenir un conflicto de intereses entre
los cónyuges, bien a propósito de alguno de los pactos a los que negociadamente
hubiesen llegado, o bien en relación con el cumplimiento efectivo del acordado
con carácter definitivo. En tales casos, a nadie se le oculta que la unidad de
postulación deja de tener sentido ante la existencia de intereses contrapuestos
entre las partes, razón por la cual impone la Ley al Tribunal la obligación de
tener que requerirlas para que manifiesten si desean continuar o no en dicha
situación de postulación unitaria con la que comenzaron el proceso, debiendo
todos ellos actuar en consecuencia.

Artículo 751. Indisponibilidad del objeto del proceso


1. En los procesos a que se refiere este título no surtirán efecto la renuncia,
el allanamiento ni la transacción.
2. El desistimiento requerirá la conformidad del Ministerio Fiscal, excepto
en los casos siguientes:
1.º En los procesos de declaración de prodigalidad, así como en los que se
refieran a filiación, paternidad y maternidad, siempre que no existan menores,
incapacitados o ausentes interesados en el procedimiento.
2.º En los procesos de nulidad matrimonial por minoría de edad, cuando el
cónyuge que contrajo matrimonio siendo menor ejercite, después de llegar a la
mayoría de edad, la acción de nulidad.
3.º En los procesos de nulidad matrimonial por error, coacción o miedo
grave.
4.º En los procesos de separación y divorcio.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, las pretensiones que
se formulen en los procesos a que se refiere este Título y que tengan por objeto
materias sobre las que las partes puedan disponer libremente, según la legislación
civil aplicable, podrán ser objeto de renuncia, allanamiento, transacción o desis-
timiento, conforme a lo previsto en el capítulo IV del Título I del Libro I de esta
Ley.
Véase arts. 19–22 LEC

1065
Artículo 751 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
Más que en la preceptiva intervención del MF o en la preceptiva postulación,
donde más relieve alcanza el sesgo inquisitivo que se predica de esta clase de
procesos civiles especiales es a la luz de las reglas contenidas en este art. 751 (y
también en el art. 752), según el cual la disponibilidad del objeto procesal a cargo
de las partes, mediante la realización de actos de disposición de la pretensión,
está vedada en el caso de la renuncia, el allanamiento y la transacción, y muy
limitada en el caso del desistimiento.
a) El art. 751 LEC proclama tajantemente que, en los procesos sobre capaci-
dad, filiación, matrimonio y menores, «no surtirán efecto la renuncia, el allana-
miento ni la transacción». En consecuencia:
1. La parte demandante no podrá renunciar al derecho material debatido
en el proceso (art. 20.1 LEC), limitación ésta que se explica con el simple
recordatorio de que los derechos relativos al estado civil y a la capacidad y
filiación de las personas no son disponibles por éstas, hasta el extremo de
poder renunciar a ellos.
2. Desde el lado opuesto, la parte demandada tampoco podrá allanarse
a la pretensión actora (art. 21 LEC), porque, por ejemplo, el reconocerse a sí
misma incapacitada, o el acceder sin más a la demanda de disolución matri-
monial planteada por el otro cónyuge, con independencia de cuáles sean los
pactos propuestos por éste, es algo que carece del más mínimo sentido.
3. Por último, y por las mismas razones, tampoco es posible que los
interesados acuerden una transacción sobre el objeto del proceso (el cual,
como ya ha quedado dicho, no está a su entera disposición dada el interés
público que subyace en esta clase de procedimientos).
b) Por su parte, el apartado segundo del art. 750 LEC limita la eficacia del
desistimiento (art. 20.2 LEC), subordinándola a la conformidad expresa del MF,
la cual, sin embargo, no resultará necesaria: 1.º) En los procesos de declaración
de prodigalidad, así como en los que se refieran a filiación, paternidad y mater-
nidad, siempre que no existan menores, incapacitados o ausentes interesados en
el procedimiento; 2.º) En los procesos de nulidad matrimonial por minoría de
edad, cuando el cónyuge que contrajo matrimonio siendo menor ejercite, des-
pués de llegar a la mayoría de edad, la acción de nulidad; 3.º) En los procesos
de nulidad matrimonial por error, coacción o miedo grave; 4.º) En los procesos
de separación y divorcio.
De este modo, formalizado el desistimiento del actor del pleito por él ini-
ciado, y antes de que sea dictada la resolución por la que declare la finalización
del pleito, habrá de requerirse la opinión del MF, el cual, desde luego de forma
suficientemente motivada (pues el manifestar su disconformidad con la solicitud
de desistimiento sin motivación alguna debiera equivaler a su conformidad

1066
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 752

tácita), deberá expresar si, a la luz de los intereses en conflicto, la terminación


anticipada del proceso es susceptible de provocar o no perjuicios a las otras
partes o a los terceros interesados, mostrándose contrario al desistimiento en el
primer caso y conformándose en el segundo.
c) Naturalmente, el alcance exacto de las tales prohibiciones y limitaciones
a los distintos actos procesales de disposición de la pretensión únicamente debe
extenderse a aquella parte del objeto procesal que, en verdad, se encuentre
extramuros del poder de libre disposición de los derechos subjetivos. De ahí que
el legislador, con buen criterio, haya delimitado dicho alcance en el art. 750.3
LEC, dejando fuera de la órbita de la ineficacia de los actos de disposición sobre
el objeto procesal a aquellas pretensiones que, por su naturaleza, sí se hallen en
la libre disposición de sus promotores.

Artículo 752. Prueba


1. Los procesos a que se refiere este Título se decidirán con arreglo a los
hechos que hayan sido objeto de debate y resulten probados, con independencia
del momento en que hubieren sido alegados o introducidos de otra manera en
el procedimiento.
Sin perjuicio de las pruebas que se practiquen a instancia del Ministerio Fiscal
y de las demás partes, el Tribunal podrá decretar de oficio cuantas estime per-
tinentes.
2. La conformidad de las partes sobre los hechos no vinculará al Tribunal, ni
podrá éste decidir la cuestión litigiosa basándose exclusivamente en dicha con-
formidad o en el silencio o respuestas evasivas sobre los hechos alegados por la
parte contraria. Tampoco estará el Tribunal vinculado, en los procesos a que se
refiere este título, a las disposiciones de esta Ley en materia de fuerza probatoria
del interrogatorio de las partes, de los documentos públicos y de los documentos
privados reconocidos.
3. Lo dispuesto en los apartados anteriores será aplicable asimismo a la
segunda instancia.
4. Respecto de las pretensiones que se formulen en los procesos a que se
refieren este título, y que tengan por objeto materias sobre las que las partes
pueden disponer libremente según la legislación civil aplicable, no serán de apli-
cación las especialidades contenidas en los apartados anteriores.

COMENTARIOS
Las especialidades en materia probatoria que contempla la norma, para su
aplicación en estos procesos de civiles especiales de sesgo inquisitivo, vienen a
atenuar la vigencia hegemónica del principio de aportación (art. 216 LEC) y
pueden ser sistematizadas del siguiente modo:

1067
Artículo 752 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

1. Estos procesos especiales «se decidirán con arreglo a los hechos que hayan
sido objeto de debate y resulten probados, con independencia del momento en
que hubieren sido alegados o introducidos de otra manera en el procedimiento»
(art. 752.1.I LEC).
Así, pues, los trámites de aportación de hechos al proceso (fundamental-
mente el contemplado en el art. 286 LEC), y la preclusión derivada del venci-
miento del plazo de que se trate, se diluye hasta prácticamente desaparecer. No
importa que el hecho relevante para la decisión del pleito no se introdujese en
el momento procesal oportuno, o que el hecho alegado no tenga cabida en el
trámite procesal sobrevenido de que se trate; lo importante es que el mismo
conste en los autos y que sobre él haya recaído la oportuna actividad probatoria,
supuesto en el cual ya podrá ser tomado en consideración por el Juez en la
sentencia por virtud de lo dispuesto en este art. 752.1.I LEC.
2. En los procesos especiales que ahora nos ocupan, y sin perjuicio de los
medios de prueba que, por la vigencia del principio de aportación (art. 216 LEC),
se practiquen a instancias del MF y de las demás partes, «el Tribunal podrá
decretar de oficio cuantas estime pertinentes» (art. 752.1.II LEC).
Se reconoce así en favor de la autoridad judicial una genérica potestad en
materia probatoria, la cual, sin embargo, si bien se muestra absolutamente ili-
mitada en el número y la clase de pruebas a proponer y practicar de oficio, no
lo es, en cambio, en lo relativo al objeto sobre el que hayan de versar, que deben
ser tan sólo los hechos que las partes hayan alegado o introducido en el proceso.
La prueba de oficio, pues, no puede versar sobre hechos aportados en virtud de
la ciencia privada del Juez, que, de producirse, lesionaría el derecho fundamen-
tal de las partes a un «Juez imparcial», inserto en el seno del también funda-
mental derecho a un proceso con todas las garantías (art. 24.2 CE).
3. Como excepción a la regla general del art. 281.3 LEC (conforme a la cual
«están exentos de prueba los hechos sobre los que exista plena conformidad de
las partes»), el art. 752,2 LEC establece que dicha conformidad sobre los hechos
«no vinculará al Tribunal, ni podrá éste decidir la cuestión litigiosa basándose
exclusivamente en dicha conformidad o en el silencio o respuestas evasivas
sobre los hechos alegados por la parte contraria».
En consecuencia, la existencia de hechos no controvertidos no podrá con-
ducir al Tribunal, sin más, a tener los mismos por acreditados y, por tanto, no
podrá fundamentar su sentencia exclusivamente en estos hechos no controver-
tidos, si bien sí le será dado incorporarlos a la premisa menor de su decisión
cuando ésta haya de fundarse, además de en los tales hechos, en otros diferentes
acreditados en virtud de los medios de prueba practicados en el proceso.
4. Tampoco estará vinculado el Tribunal en este tipo de procesos a las normas
de la LEC «en materia de fuerza probatoria del interrogatorio de las partes, de

1068
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 753

los documentos públicos y de los documentos privados reconocidos» (art. 752.2


LEC), que se plasman en los arts. 316, 319 y 326 LEC.
En los referidos preceptos, se contemplan los únicos exponentes del principio
de la prueba legal o tasada que se mantienen vigentes en el proceso civil, frente
al principio de la libre valoración de la prueba. Pues bien, con la especialidad
introducida por el art. 752.2 LEC, el legislador se decanta por la aplicación abso-
luta del principio de la prueba libre. Así, en la decisión de las pretensiones dedu-
cidas en los procesos de filiación, capacidad, matrimonio y menores, el órgano
judicial podrá fundamentar la sentencia en un hecho acreditado por una prueba
testifical, aunque ese mismo hecho, por ejemplo, se encuentre desvirtuado por
un documento público; o podrá desvincularse del hecho acreditado por la ficta
confessio que se asigna al interrogatorio de las partes cuando el interrogado se
niega a responder o cuando sus respuestas son evasivas o inconcluyentes (art.
307 LEC), para tomar como cierto un hecho contradictorio con el anterior pro-
bado a través de un dictamen pericial, etc.
5. A la eficacia de las anteriores cuatro reglas que limitan la vigencia del
principio de aportación en los procesos de corte inquisitivo (las cuales, por lo
demás, resultan de plena aplicación también en la segunda instancia –art. 752.3
LEC–), opone el legislador una importante excepción en el art. 752.5 LEC,
análoga a la que ya se tuvo ocasión de resaltar a propósito de la limitación a los
actos de disposición de la pretensión en esta clase de juicios civiles.
Se trata, naturalmente, de ceñir todo este conjunto de reglas especiales en
materia de aportación de hechos y de proposición y valoración de medios de
prueba, a sus justos límites, que no son otros que los derivados de que los dere-
chos en litigio no se encuentran bajo el poder de la libre y plena disposición de
las partes enfrentadas, dado el interés público que subyace en el interior de todos
ellos. Así que, de la misma forma que el art. 751.3 LEC detenía su ámbito de
aplicación allí donde las pretensiones de las partes versasen sobre derechos de
la libre disposición de los sujetos contendientes, el art. 752.4 LEC viene a hacer
lo propio en esta concreta materia.

Artículo 753. Tramitación


1. Salvo que expresamente se disponga otra cosa, los procesos a que se refiere
este título se sustanciarán por los trámites del juicio verbal, pero el Secretario
judicial dará traslado de la demanda al Ministerio Fiscal, cuando proceda, y a las
demás personas que, conforme a la ley, deban ser parte en el procedimiento,
hayan sido o no demandados, emplazándoles para que la contesten en el plazo
de veinte días, conforme a lo establecido en el art. 405 de la presente ley.
2. En la celebración de la vista de juicio verbal en estos procesos y de la
comparecencia a que se refiere el art. 771 de la presente ley, una vez practicadas
las pruebas el Tribunal permitirá a las partes formular oralmente sus conclusio-

1069
Artículo 754 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

nes, siendo de aplicación a tal fin lo establecido en los apartados 2, 3 y 4 del


art. 433.
3. Los procesos a los que se refiere este título serán de tramitación preferente
siempre que alguno de los interesados en el procedimiento sea menor, incapa-
citado o esté en situación de ausencia legal.
Véase arts. 437–447 LEC

COMENTARIOS
Conforme al art. 753 LEC, la totalidad de los procesos civiles especiales del
Título I del Libro IV de la LEC se sustanciarán por los trámites del «juicio verbal»
(es decir, aquel proceso declarativo ordinario a cuyo ámbito de aplicación se
refiere el art. 250 LEC, y cuya regulación acometen los arts. 437 a 447 LEC),
trámites sobre los cuales, eso sí, habrán de superponerse las especialidades que
la misma norma dispone, a saber: un trámite de contestación a la demanda por
escrito, un trámite de conclusiones en el vista oral y, finalmente, la necesidad
de que, en determinados casos, el proceso se trámite de manera preferente.
Pero, como ya es sabido, las dos primeras de las enunciadas especialidades
ya no son tales tras la reforma operada en el juicio verbal por la Ley 42/2015,
de 5 de octubre, que ha generalizado la contestación a la demanda por escrito
en la totalidad de juicios verbales (art. 438 LEC) y ha dispuesto, igualmente con
carácter general, la posibilidad de formular conclusiones en el curso de la vista
oral (art. 447.1 LEC). Por ello, únicamente pervive como especialidad procesal
de la de la preferencia en la tramitación de estos procesos civiles inquisitivos,
que habrá de implementarse (lo que exigirá que dicha tramitación no siga el
orden normal del Juzgado sino que se impulse con preferencia sobre los demás
procesos que se sigan ante el Tribunal de que se trate) únicamente cuando
«alguno de los interesados» (no, por tanto, las partes en sentido formal) sea
«menor, incapacitado o esté en situación de ausencia legal».

Artículo 754. Exclusión de la publicidad


En los procesos a que se refiere este Título podrán decidir los tribunales,
mediante providencia, de oficio o a instancia de parte, que los actos y vistas se
celebren a puerta cerrada y que las actuaciones sean reservadas, siempre que las
circunstancias lo aconsejen y aunque no se esté en ninguno de los casos del
apartado 2 del art. 138 de la presente Ley.
Véase arts. 24.2 y 120.1 CE; 138 LEC

COMENTARIOS
Como de todos es sabido, en nuestro ordenamiento procesal rige de manera
hegemónica el principio de la publicidad procesal, y no únicamente porque el
art. 120.1 CE así lo determina al requerir que las actuaciones judiciales sean

1070
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 755

públicas, con las excepciones que prevean las leyes de procedimiento, sino
también porque la propia Constitución, en su art. 24.2, proclama el derecho
fundamental a un proceso público. De ahí que, consecuentemente con tan altas
proclamaciones, la LEC haya consagrado la hegemonía del principio de publi-
cidad procesal en su art. 138.
Pero, en el ámbito de los procesos de capacidad, filiación, matrimonio y
menores, y de nuevo por la índole de los derechos en conflicto, y también la
habitual presencia en ellos de menores interesados, el art. 754 LEC ha dispuesto
un régimen específico de publicidad, de acuerdo con el cual los órganos judi-
ciales podrán decretar mediante providencia, y tanto a instancia de parte como
oficio, que los actos y vistas se celebren a puerta cerrada y que las actuaciones
sean reservadas, siempre «que las circunstancias lo aconsejen» (cláusula ésta
que, por su indeterminación, no significa absolutamente nada), y ello, y aquí
radica verdaderamente la especialidad, «aunque no se en ninguno de los casos
del apartado segundo del art. 138 de la presente Ley» (precepto que, como se
conoce, prevé la celebración de las vistas y comparecencias a puerta cerrada
por razones de protección del orden público o de la seguridad nacional en una
sociedad democrática, o cuando los intereses de los menores o la protección de
la vida privada de las partes y de otros derechos y libertades lo exijan o, en fin,
en la medida en la que el Tribunal lo considere estrictamente necesario, cuando
por la concurrencia de circunstancias especiales la publicidad pudiera perjudi-
car a los intereses de la justicia).

Artículo 755. Acceso de las sentencias a Registros públicos


Cuando proceda, el Secretario judicial acordará que las sentencias y demás
resoluciones dictadas en los procedimientos a que se refiere este Título se comu-
niquen de oficio a los Registros Civiles para la práctica de los asientos que
correspondan.
A petición de parte, se comunicarán también a cualquier otro Registro
público a los efectos que en cada caso procedan.
Véase art. 521.2 LEC

COMENTARIOS
Como última disposición común a estos procesos civiles especiales, el art.
755 LEC establece que, cuando de la sentencia y demás resoluciones dictadas
en alguno de ellos se siga una modificación de los correspondientes asientos del
Registro Civil, el Secretario Judicial comunicará de oficio al Registro dichas
resoluciones, así como, a instancia de parte, a cualquier otro distinto Registro
público a los efectos que en cada caso procedan.
Dicha disposición, por lo demás, se muestra plenamente coherente con el
carácter constitutivo de las resoluciones por las cuales se estima una pretensión

1071
Artículo 755 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

en materia de filiación, capacidad o estado civil, las cuales, precisamente por


ostentar esa naturaleza, únicamente admiten la llamada «ejecución impropia»
(v. art. 521.2 LEC).

CAPÍTULO II
De los procesos sobre la capacidad de las personas

COMENTARIOS
En este Capítulo II contempla la LEC no uno sino dos diferentes procesos, de
los que uno de ellos presenta un objeto igualmente dual, así como la regulación
de una medida de seguridad civil, consistente en el internamiento no voluntario
de aquellas personas que padezcan trastornos de carácter psíquico. En efecto:
a) Los arts. 756 a 760 y el art. 762 LEC, en primer lugar, se ocupan del tra-
dicionalmente conocido como «proceso de incapacitación», el cual, además,
no sólo tiene por finalidad la de procurar la declaración de incapacitación de
una persona, sino también la de prodigalidad de la misma.
Como es sabido, la incapacitación habrá de obedecer al padecimiento de
«enfermedades o deficiencias persistentes de carácter físico o psíquico que impi-
dan a la persona gobernarse por sí misma» (art. 200 CC), en tanto que la prodi-
galidad habrá de ser declarada cuando la persona no sea capaz de administrar
y conservar sus bienes, con arreglo a los estándares sociológicos normales en
cada momento histórico, como para hacer frente a sus obligaciones de asistencia
con respecto a su cónyuge, descendientes o ascendientes que perciban alimen-
tos o se encuentren en situación de reclamárselos (cfr. art. 757.5 LEC).
b) En segundo término, el art. 761 LEC disciplina un nuevo proceso civil
distinto al anterior: el proceso especial destinado a obtener una declaración
judicial por la que se reintegre en su capacidad al declarado previamente inca-
pacitado, o a lograr la modificación de las medidas restrictivas de derechos que
frente al declarado incapaz haya adoptado la autoridad judicial en la sentencia
por la que se resolvió en su día el proceso de incapacitación.
c) Por último, el art. 763 LEC contempla la regulación del internamiento for-
zoso de personas con trastornos psíquicos, medida que, como es sabido, puede
adoptarse tanto en la sentencia por la que se declare la incapacitación de un
sujeto, cuanto de manera aislada o autónoma, no instrumental a ningún tipo de
proceso de incapacitación.

1072
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 756

Artículo 756. Competencia


Será competente para conocer de las demandas sobre capacidad y declara-
ción de prodigalidad el Juez de Primera Instancia del lugar en que resida la per-
sona a la que se refiera la declaración que se solicite.

COMENTARIOS
La competencia judicial para conocer de las demandas de incapacitación y
prodigalidad corresponde al «Juez de Primera Instancia del lugar en que resida
la persona a la que se refiera la declaración que se solicite» (art. 756 LEC), fuero
territorial éste que aquí opera con carácter imperativo.
Cabe destacar además en este punto que, dado el tenor literal del art. 756
LEC, para el conocimiento de estos procesos civiles especiales únicamente
ostentan la competencia objetiva los «Juzgados de Primera Instancia» (v. art. 45
LEC), sin que, por tanto, los Juzgados de Paz puedan entrar a conocer de los
mismos en ningún caso.
Recuérdese, finalmente, que según lo establecido en el art. 22 quater LOPJ,
los Juzgados y Tribunales españoles únicamente ostentarán jurisdicción en mate-
ria de incapacitación y de medidas de protección de personas mayores de edad
o de sus bienes cuando tengan «su residencia habitual en España».

JURISPRUDENCIA
«Pues bien la accidental residencia del presunto incapaz en el Centro Penitenciario
de Daroca, no puede tenerse en cuenta a efectos de determinar la competencia en el
presente supuesto, pues el domicilio señalado en la demanda era verídico, resultando
eficaz el requerimiento y más fiable el domicilio de Sagunto que el que accidentalmente
el demandado tiene por causas ajenas a voluntad en el Centro Penitenciario, el cual
puede ser alterado por la simple decisión administrativa de las autoridades competentes,
entendiendo la jurisprudencia del Tribunal Supremo con carácter general que el domi-
cilio del demandado está fijado al tiempo de presentarse la demanda (art. 756).
Además hay que decir que finalmente, la convención Internacional sobre los dere-
chos de las personas con discapacidad, en su art. 13 dispone que "Los Estados Partes
asegurará que las personas con discapacidad tengan acceso a la justicia en igualdad de
condiciones con las demás, incluso mediante ajustes de procedimiento y adecuados a
la edad, para facilitar el desempeño de las funciones efectivas de esas personas como
participantes directos e indirectos, incluida la declaración como testigos, en todos los
procedimientos judiciales, con inclusión de la etapa de investigación y otras etapas pre-
liminares (art. 13.1)". Ello determina que el acceso a la justicia del presunto incapaz debe
hacerse en las mejores condiciones de accesibilidad, proximidad e intervención inme-
diata y el proceso de incapacidad iniciado por el Juzgado de Sagunto, está ya defen-
diendo sus intereses a través de un defensor judicial que ya ha contestado a la demanda»
(ATS 1.ª 26 febrero 2009, LE LEY 3551/2009).

1073
Artículo 757 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 757. Legitimación en los procesos de incapacitación y de declara-


ción de prodigalidad
1. La declaración de incapacidad puede promoverla el presunto incapaz, el
cónyuge o quien se encuentre en una situación de hecho asimilable, los descen-
dientes, los ascendientes, o los hermanos del presunto incapaz.
2. El Ministerio Fiscal deberá promover la incapacitación si las personas
mencionadas en el apartado anterior no existieran o no la hubieran solicitado.
3. Cualquier persona está facultada para poner en conocimiento del Minis-
terio Fiscal los hechos que puedan ser determinantes de la incapacitación. Las
autoridades y funcionarios públicos que, por razón de sus cargos, conocieran la
existencia de posible causa de incapacitación en una persona, deberán ponerlo
en conocimiento del Ministerio Fiscal.
4. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, la incapacitación de
menores de edad, en los casos en que proceda conforme a la Ley, sólo podrá ser
promovida por quienes ejerzan la patria potestad o la tutela.
5. La declaración de prodigalidad sólo podrá ser instada por el cónyuge, los
descendientes o ascendientes que perciban alimentos del presunto pródigo o se
encuentren en situación de reclamárselos y los representantes legales de cual-
quiera de ellos. Si no la pidieren los representantes legales, lo hará el Ministerio
Fiscal.

COMENTARIOS
Establece la LEC una serie de reglas sobre legitimación activa para promover
estos procesos, dando por supuesto que la pasiva corresponde en exclusiva al
supuestamente incapaz.
a) Para la declaración judicial de incapacidad, la legitimación activa la
ostenta «el cónyuge o quien se encuentre en una situación de hecho asimilable,
los descendientes, los ascendientes o los hermanos del presunto incapaz». Pero
cuando dichas personas activamente legitimadas no existieren o, aun existiendo,
las mismas consideren improcedente promover la incapacitación frente a su
cónyuge, hermano o familiar ascendiente o descendente, el MF no sólo podrá,
sino que tendrá la obligación, de instar la incoación de alguno de estos procesos
(art. 757.2 LEC).
Tal situación acontecerá cuando el MF tenga noticia de la existencia de una
persona que reúna las condiciones a las que la legislación civil apareja la decla-
ración de incapacitación, noticia que podrá adquirirse, bien motu proprio, o bien
por denuncia o comunicación hecha llegar al mismo por cualquier persona que
tenga conocimiento de hechos determinantes de la incapacitación (art. 757.3
LEC). En este sentido, la ley faculta a cualesquiera personas para facilitar dicha
comunicación o denuncia ante el MF, imponiendo, en cambio, una verdadera

1074
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 757

obligación de verificar esta misma actuación a las «autoridades y funcionarios


públicos que, por razón de sus cargos, conocieran la existencia de posible causa
de incapacitación en una persona» (art. 753.3 LEC).
Como regla especial, el art. 757.4 LEC prescribe que, no obstante lo dispuesto
en los apartados anteriores, «la incapacitación de menores de edad, en los casos
en que proceda conforme a la Ley (que siguen siendo los del art. 201 CC), sólo
podrá ser promovida por quienes ejerzan la patria potestad o la tutela». A este
último respecto, téngase presente que la patria potestad la ejercen el padre o la
madre del menor (art. 154 CC), mientras que la tutela la ejercen los tutores (arts.
234 y ss. CC).
b) Para la declaración judicial de prodigalidad se encuentra activamente
legitimado el «cónyuge, los descendientes o ascendientes que perciban alimen-
tos del presunto pródigo o se encuentren en situación de reclamárselos y los
representantes legales de cualquiera de ellos»; pero si ninguno de ellos lo pro-
moviere, incluidos los representantes legales, entonces lo hará el MF.

JURISPRUDENCIA
– Legitimación activa:
«Limitada estrictamente la legitimación para promover la declaración de incapacidad
al cónyuge o descendientes y, en defecto de éstos, a los ascendientes o hermanos del
presunto incapaz (...) no puede accederse a la petición de sucesión procesal examinada,
formulada por un sobrino carnal de la presunta incapaz como heredero universal del
hermano de la misma que promovió en su día el proceso. Ni el art. 16 LEC ni el art. 24
de la Constitución desvirtúan lo antedicho: el primero, porque supedita la sucesión pro-
cesal por muerte a la transmisibilidad mortis causa de lo que sea objeto del juicio; y el
segundo, porque como en infinidad de ocasiones ha declarado el Tribunal Constitucio-
nal, el derecho a la tutela judicial efectiva es de configuración legal, y esta configuración
se hace precisamente por los indicados preceptos del CC y de la LEC, teniendo la acción
de incapacidad un carácter personalísimo, según demuestran esos mismos preceptos, y
por tanto intransmisible por cualquier título. Por otra parte, las sentencias de esta Sala
que el peticionario cita en su apoyo no tienen nada que ver con los procesos de inca-
pacidad sujetos a una reglas legales específicas de obligado cumplimiento por el carácter
de orden público que los preside» (ATS 1.ª 29 abril 2004, LA LEY 292215/2004).
«Siendo por tanto evidente que la demandante, sobrina carnal de las presuntas inca-
paces, carecía legalmente de legitimación para pedir su incapacitación claro está que así
ha de apreciarse, pues el derecho a la tutela judicial efectiva reconocido por el art. 24.1
de la Constitución a todas las personas en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos
es de configuración legal, como en infinidad de ocasiones ha declarado el Tribunal
Constitucional» (STS 1.ª 7 julio 2004, LA LEY 1762/2004).
«De acuerdo a la jurisprudencia consolidada (STS 30.9.1930, 25.3.1942 y
18.5.1962) se puede decir que pródiga es la persona que de forma habitual gasta su
patrimonio, de modo desordenado e irreflexiva, sin que se pueda considerar al mismo
incapaz en el sentido del art. 200 del Código Civil, ya que no padece deficiencias físicas

1075
Artículo 757 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

o psíquicas que le impiden gobernarse por sí mismo. En el caso enjuiciado de la lectura


del escrito de demanda, tal y como afirma la Juez "a quo", se deduce claramente que
no es la declaración de prodigalidad sino la de incapacidad lo que se pide, ya que se
relaciona el hecho de que el mismo haya dispuesto de cantidad importantes de dinero
de su patrimonio con su capacidad intelectual para regirse por sí mismo, sin que en nada
altere este hecho que en el auto del Juzgado de Instancia de admisión a trámite de la
demanda, conste en cuanto al procedimiento que es de capacidad o declaración de
prodigalidad y su número, ya que este dato no se repite después en los hechos, ni fun-
damentos jurídicos de dicha resolución ni en su parte dispositiva, donde solamente se
refiere a la demanda de declaración de incapacidad, tratándose de una designación de
la clasificación de los procedimientos que en nada puede condicionar lo pedido y admi-
tido. No resulta por ello de aplicación el pfo. 5.º del art. 757 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, en cuanto a la legitimación en los procesos de declaración de prodigalidad y si el
párrafo primero de dicho precepto que se refiere a la declaración de incapacidad y que
incluye entre las personas que pueden promover la demanda a los hermanos del presunto
incapaz, condición que por lo ya expuesto concurre en el demandante» (SAP Castellón
3.ª 11 febrero 2005, LA LEY 33710/2005).
«La demanda de este procedimiento, se insta por la propio incapaz a través de una
sustitución de las facultades, que dicha presunta incapaz había otorgado a favor de su
sobrino, en un poder general para realizar toda clase de actos, y contratos de gestión
administración, dominio y disposición, con las facultades que expresamente se recogían
en el mismo. La acción de incapacidad es una acción personalísima, y por tanto intrans-
ferible a terceros, careciendo por ello el representante, de capacidad para promover la
presente demanda. Existe por tanto un defecto, en la constitución jurídico procesal,
defecto que sin embargo, no puede abocar a la nulidad pretendida, porque no existe
indefensión, ya que la iniciación de este procedimiento, no ha colocado en tal situación,
a la única parte que se ve afectada por el contenido de esta resolución, al presunto
incapaz, y no lo ha hecho, porque el promover esta demanda no le perjudica, encon-
trándonos en un supuesto asimilable al de una guarda de hecho, pues el sobrino, no sólo
administraba los bienes de la presunta incapaz sino que se preocupaba de su persona,
y por ello le resulta de aplicación lo dispuesto en el art. 304 CC, ya que los actos por él
realizados, redundan en beneficio de la presunta incapaz, pues van destinados a procurar
su protección» (SAP Vizcaya 4.ª 19 junio 2007, LA LEY 184929/2007).
– Legitimación pasiva:
«No son trasladables a los procesos de incapacitación, los conceptos de partes pro-
cesales de los procesos, en los que se ventilan intereses privados y contrapuestos, entre
dos partes litigantes, ya que el proceso de incapacitación, afecta al orden público, por
afectar la presunción de capacidad, al derecho fundamental de la personalidad, y su libre
desarrollo. En puridad de criterios, en estos procesos existe único demandado, o sujeto
pasivo, que es la persona cuya incapacidad se pretende, y que es la única que deberá
soportar las decisiones, que se adopten en orden a su persona y a sus bienes» (SAP
Vizcaya 4.ª 19 junio 2007, LA LEY 184929/2007).

1076
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 758

Artículo 758. Personación del demandado


El presunto incapaz o la persona cuya declaración de prodigalidad se solicite
pueden comparecer en el proceso con su propia defensa y representación.
Si no lo hicieren, serán defendidos por el Ministerio Fiscal, siempre que no
haya sido éste el promotor del procedimiento. En otro caso, el Secretario judicial
les designará un defensor judicial, a no ser que estuviere ya nombrado.
Véase arts. 27–32 LJV; 299–302 CC

COMENTARIOS
El presunto incapaz o la persona cuya declaración de prodigalidad se solicite
podrán comparecer en el proceso asistidos de Abogado y Procurador de su libre
elección (art. 758.I LEC); si no lo hicieren, serán defendidos por el MF, el cual,
con arreglo al art. 749 LEC, ha de intervenir preceptivamente en esta clase de
procesos.
Ahora bien, para el excepcional supuesto en que el proceso de incapacita-
ción o prodigalidad haya sido promovido precisamente por el MF ex art. 757.2
LEC, entonces éste representará al supuesto incapaz o pródigo hasta que el
Secretario designe al mismo un «defensor judicial» (conforme a los arts. 27–32
LJV), a no ser que el mismo estuviese ya nombrado (arts. 8 y 758.II LEC) (sobre
la figura del «defensor judicial», véanse además los arts. 299 a 302 CC).

JURISPRUDENCIA
«el Juzgado ha tramitado el procedimiento de incapacitación con arreglo a los pre-
ceptos aplicables, siguiendo debidamente los pasos legalmente establecidos. Ninguna
indefensión se le ha causado a la presunta incapaz, en primer lugar porque fue empla-
zada con entrega de copia de la demanda y haciéndole saber que podía comparecer en
el proceso con su propia representación y defensa y, además, porque posteriormente se
le nombró defensor judicial en la persona que el Juzgado consideró conveniente a quien
también se le dio traslado de la demanda formulada. El mismo art. 758 de la Ley procesal
civil utiliza el la expresión "podrán" comparecer, por lo que carece de sustento la ale-
gación del recurrente relativa a que en todo caso debe comparecer en juicio el presunto
incapaz con Abogado y Procurador "ya sea libremente designado por él o de oficio"
(dice textualmente el Ministerio Fiscal). Esta "posibilidad" no es contraria a la obligación
establecida en el art. 750 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de actuar en estos procesos
de incapacidad con asistencia de Abogado y representados por Procurador cuando la
presunta incapaz o el defensor judicial decidan intervenir en ellos. Tal como dice con
acierto la juzgadora de instancia, el precepto indicado (750 de la Ley procesal) no genera
una obligación para las partes de comparecer, sino que establece que para comparecer
en forma en los procesos a que se refiere el Título I del Libro IV debe hacerse con asis-
tencia de Abogado y representados por Procurador» (SAP Teruel 1.ª 25 octubre 2006,
LA LEY 175568/2006).

1077
Artículo 759 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 759. Pruebas y audiencias preceptivas en los procesos de incapa-


citación
1. En los procesos de incapacitación, además de las pruebas que se practi-
quen de conformidad con lo dispuesto en el art. 752, el Tribunal oirá a los
parientes más próximos del presunto incapaz, examinará a éste por sí mismo y
acordará los dictámenes periciales necesarios o pertinentes en relación con las
pretensiones de la demanda y demás medidas previstas por las leyes. Nunca se
decidirá sobre la incapacitación sin previo dictamen pericial médico, acordado
por el Tribunal.
2. Cuando se hubiera solicitado en la demanda de incapacitación el nom-
bramiento de la persona o personas que hayan de asistir o representar al incapaz
y velar por él, sobre esta cuestión se oirá a los parientes más próximos del pre-
sunto incapaz, a éste, si tuviera suficiente juicio, y a las demás personas que el
Tribunal considere oportuno.
3. Si la sentencia que decida sobre la incapacitación fuere apelada, se orde-
nará también de oficio en la segunda instancia la práctica de las pruebas pre-
ceptivas a que se refieren los apartados anteriores de este artículo.

COMENTARIOS
a) Este precepto contiene la que quizás haya sido la más relevante innovación
que ha introducido la LEC en este punto, al disponer la obligación judicial de
promover y practicar de oficio, en todo caso, una serie de actuaciones de natu-
raleza probatoria, con carácter previo a la sentencia que ponga término al pro-
ceso de incapacitación (no así, pues, en los procesos para la declaración de
prodigalidad), tanto en su primera (art. 759.1 LEC) como, en su caso, en su
segunda instancia (art. 759.3 LEC). Así:
1.º En estos procesos de incapacitación, además de las pruebas que se
practiquen ex art. 752 LEC, «el Tribunal oirá a los parientes más próximos
del presento incapaz, examinará a éste por sí mismo y acordará los dictá-
menes periciales necesarios o pertinentes en relación con las pretensiones
de la demanda y demás medidas previstas en las leyes», actividad ésta que
habrá de acometerse de oficio hasta el extremo de que «nunca se decidirá
sobre la incapacitación sin previo dictamen pericial médico, acordado por
el Tribunal».
Resulta, pues, indudable la necesidad de que el Tribunal asuma activa-
mente su función de indagar acerca de la verdad material en torno a la situa-
ción real del sujeto supuestamente enfermo o deficiente físico o psíquico,
ordenando las comparecencias y los exámenes que indica la norma, así
como los dictámenes periciales idóneos al caso concreto de que se trate.

1078
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 759

2.º De la misma manera, cuando en la demanda de incapacitación se


hubiere solicitado «el nombramiento de la persona o personas que hayan de
asistir o representar al incapaz y velar por él, sobre esta cuestión se oirá a los
parientes más próximos del presunto incapaz, a éste, si tuviera suficiente
juicio, y a las demás personas que el Tribunal considere oportuno».
b) Por otro lado, el apartado 2 del precepto ordena que, cuando se hubiera
solicitado en la demanda de incapacitación el nombramiento de la persona o
personas que hayan de asistir o representar al incapaz y velar por él, «sobre esta
cuestión se oirá a los parientes más próximos del presunto incapaz, a éste, si
tuviera suficiente juicio, y a las demás personas que el Tribunal considere opor-
tuno».

JURISPRUDENCIA
«2. La incapacitación, como proclama el Tribunal Supremo en sentencia de 31 de
diciembre de 1991, supone la decisión judicial de carecer de aptitud para autogober-
narse el afectado, si bien con los límites y extensiones que autoriza el art. 210 del Código
Civil (hoy art. 760 de la LEC), dándose equivalencia a muerte jurídico–civil; de ahí que
la normativa que la regula (Título IX del Libro I del Código Civil) –y en la actualidad los
arts. 756 al 763 de la actual Ley de Enjuiciamiento Civil de 7 de enero de 2000–, prevé
las máximas garantías e instrumentos necesarios que se deben adoptar a fin de lograr la
mayor aproximación a la verdad material para cerciorar la convicción de los juzgadores.
En este sentido la función judicial les adentra en el proceso, no sólo como árbitros y
directores del mismo, sino también como activos integrantes, que, sin ser propias partes
procesales, sí son interesados en la aportación de todo el material preciso probatorio,
desde los exámenes directos del presunto incapaz (Art. 759 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil de 7 de enero de 2000), tanto por el Juez de Instancia, como por el Tribunal, si éste
es el que declara la incapacidad o la capacidad, en una actuación que no puede califi-
carse propiamente de reconocimiento judicial (Art. 353 de la LEC actual), sino que se
trata de una prueba directa, legal, autónoma y obligada, al igual que las otras dos a que
se refiere el mencionado art. 759, 1. de la Ley adjetiva, esto es, el dictamen pericial
acordado por el Juez y la audiencia de parientes más próximos del presunto incapaz, y
junto a las demás que suministren las partes, componen el material probatorio suficiente
para pronunciar la decisión judicial que, en el ámbito civil, se presenta como una de las
más trascendentes, ya que afecta a la libertad propia de los seres humanos, por lo que
estas cuestiones no deber permanecer lejanas a la sensibilidad y carga humana de los
juzgadores a los que corresponde emitir la respuesta–sentencia adecuada. Añadiendo el
núm. 2. de dicho art. 759 de la LEC que: "Cuando se hubiere solicitado en la demanda
de incapacitación el nombramiento de la persona o personas que hayan de asistir o
representar al incapaz y velar por él, sobre esta cuestión se oirá a los parientes más
próximos del presunto incapaz, a éste, si tuviera suficiente juicio, y a las demás personas
que el Tribunal considere oportuno"» (SAP Barcelona 18.ª 13 septiembre 2002, LA LEY
149315/2002).
«3. Sentado lo precedente, es de señalar que efectivamente se ha omitido por la
Juzgadora la audiencia de parientes del demandado, cuando éstos deben ser necesaria-
mente oídos por la Juez ‘a quo’ antes de dictar la correspondiente sentencia, y máxime

1079
Artículo 759 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cuando en la misma se acuerda acerca de las personas que han de representar al incapaz
y velar por él, quienes deben ser asimismo oídos sobre esta cuestión, en cuyo momento
pueden invocar, alegar y exponer las causas de excusión, caso de existir, para su nom-
bramiento, y responder asimismo, cada uno de los parientes más próximos, acerca de
quien consideran que es la persona idónea para tutelar al incapaz. La práctica de tal
medio probatorio es de inexcusable cumplimiento e insubsanable en este momento pro-
cesal, por cuanto de conformidad con lo dispuesto en el art. 759 de la LEC, las pruebas
reseñadas en este precepto de constante alusión, son imperativas en ambas instancias y
todas ellas necesarias para formar la convicción del Juzgador y poder fallar sobre la con-
currencia o no de causa de incapacitación y, en caso, afirmativo, sobre quien debe asistir
o representar al incapaz y velar por él, tras haber oído sobre el particular a todos los
parientes más próximos» (SAP Barcelona 18.ª 13 septiembre 2002, LA LEY
149315/2002).
«el examen o inspección personal del demandado, constituye, de una parte, un
valioso dato probatorio y, sobre todo, una garantía en prevención de abusos y maqui-
naciones, y, en otro aspecto, una importante ayuda al pronunciamiento de meditadas
decisiones constitutivas en una materia que no se halla estrictamente reservada a la
Medicina o la Psiquiatría, sino que presenta carácter multidisciplinar y ha de tener en
cuenta criterios sociales carentes de rigurosa fijación (...) Ha de llegarse a la conclusión
de que, bajo la vigencia del art. 208 del Código Civil el examen personal del presunto
incapaz se imponía siempre al Juez de Primera Instancia pero no así al Tribunal de ape-
lación, el cual solamente se entendía obligado a dicho examen si había formado una
opinión distinta de la del Juez y decidía que debía declarar la incapacidad no establecida
por la sentencia de Primera Instancia o incrementar la gradación de la misma, convir-
tiendo en total la que el Juez había considerado solamente parcial. Dado que en el pre-
sente caso la Audiencia coincidió con la decisión del Juez a quo y que, por otra parte,
el demandado–apelante no interesó la práctica de prueba alguna en segunda instancia
ha de concluirse que no existe la infracción del art. 208 del Código Civil, por lo que debe
ser desestimado el motivo objeto de consideración» (STS 1.ª 7 julio 2004, LA LEY
13495/2004).
«"El art. 759.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil ha supuesto una trascendental modi-
ficación respecto el derogado art. 208 del Código Civil, al imponer, expresamente y para
todo caso, la práctica de las pruebas a que se contrae su apartado 1, extendiendo así el
principio de inmediación, de especial relevancia en estos procesos, al Tribunal de ape-
lación. Cualquiera que sea la critica que doctrinalmente pueda merecer el precepto, la
obligación que impone al Tribunal de apelación es de estricta observancia por constituir
una norma esencial en esta clase de procesos, cuya omisión constituye causa de nulidad
de acuerdo con el art. 238.3.º de la Ley Orgánica del Poder Judicial. En el presente caso,
la Audiencia Provincial, al conocer del recurso de apelación contra la sentencia del Juz-
gado, no dio cumplimiento a lo prevenido en el art. 759.3 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, resultando así infringida una norma esencial del procedimiento de incapacitación,
lo que aboca a la nulidad de pleno derecho de la sentencia impugnada, solicitada por
el Ministerio Fiscal, de acuerdo con el art. 238.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, siendo
evidente la indefensión producida atendida la especial finalidad protectora de la persona
que caracteriza esta clase de procesos» (STS 1.ª 15 julio 2005, LA LEY 13218/2005).

1080
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 760

Artículo 760. Sentencia


1. La sentencia que declare la incapacitación determinará la extensión y los
límites de ésta, así como el régimen de tutela o guarda a que haya de quedar
sometido el incapacitado, y se pronunciará, en su caso, sobre la necesidad de
internamiento, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 763.
2. En el caso a que se refiere el apartado 2 del artículo anterior, si el Tribunal
accede a la solicitud, la sentencia que declare la incapacitación o la prodigalidad
nombrará a la persona o personas que, con arreglo a la Ley, hayan de asistir o
representar al incapaz y velar por él.
3. La sentencia que declare la prodigalidad determinará los actos que el pró-
digo no puede realizar sin el consentimiento de la persona que deba asistirle.

COMENTARIOS
a) En los procesos de incapacitación, la sentencia que la declara es de carác-
ter constitutivo (crea ex novo una relación jurídica –la de la incapacitación–
inexistente con anterioridad); de ahí que el art. 199 CC siga exigiendo una suerte
de reserva de sentencia judicial en esta materia: "Nadie podrá ser declarado
incapaz sino por sentencia judicial en virtud de las causas establecidas en la
Ley"; y de ahí, también, que dicha sentencia, a la luz de los arts. 521.2 y 755
LEC, deba quedar inscrita en el Registro Civil, al cual habrá de comunicarse de
oficio.
La sentencia que declare la incapacitación, en segundo lugar, "determinará
la extensión y los límites de ésta, así como el régimen de tutela o guarda a que
haya de quedar sometido el incapacitado, y se pronunciará, en su caso, sobre la
necesidad de internamiento, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 763" (art.
760.1 LEC). Y ello porque es notorio que no todo padecimiento o deficiencia
psíquica o física presenta análoga magnitud, lo que obliga al Tribunal a graduar
cuáles hayan de ser los actos jurídicos que el incapaz no podrá realizar válida-
mente por sí mismo, y cuáles las medidas a adoptar para que sus derechos que-
den salvaguardados.
Recuérdese que el art. 222.2 CC permite someter a tutela a la persona decla-
rada incapacitada, siempre que así se declare expresamente en la sentencia,
tutela que se extinguirá, en virtud del art. 277.2.º CC, cuando se dicte nueva
resolución judicial que ponga fin a la incapacitación o que modifique la sen-
tencia de incapacitación al amparo de la cual se sustituya la tutela por la curatela.
A todos los efectos, el tutor será el representante del incapacitado, salvo para
aquellos actos que pueda realizar éste por sí solo, ya sea por disposición expresa
de la Ley o de la sentencia de incapacitación (art. 267 CC), así como el admi-
nistrador de sus bienes (art. 270 CC).

1081
Artículo 760 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

El art. 287 CC, por su parte, permite también someter a curatela a las personas
a quienes la sentencia de incapacitación o, en su caso, la resolución judicial que
la modifique, coloquen bajo esta forma de protección en atención a su grado de
discernimiento, curatela que tendrá por objeto la asistencia del curador para
aquellos actos que expresamente imponga la sentencia que la haya establecido
(art. 289 CC); y si la sentencia de incapacitación no hubiese especificado los
actos en que deba ser necesaria la intervención del curador, se entenderá que
ésta se extiende a los mismos actos en que los tutores necesitan autorización
judicial según lo previsto en el art. 271 CC (art. 290 CC).
Por último, cuando el padecimiento sea psíquico, y de tal intensidad que
impida a la persona gobernarse por sí misma, en la sentencia de incapacitación
podrá decretarse igualmente el internamiento del incapacitado, en cuyo caso
será la propia sentencia la que deba fijar las condiciones de dicho internamiento
(vgr. tipo de establecimiento en que la persona deba quedar internada, duración,
deberes de información periódica sobre la evolución del incapaz…) (art. 760.1
LEC).
b) En los procesos de prodigalidad, la sentencia que la estime habrá de deter-
minar igualmente los actos que el pródigo no pueda realizar sin el consenti-
miento de la persona que deba asistirle (art. 760.3 LEC). A este respecto debe
tenerse en cuenta, en primer término, que en la meritada sentencia, y en los
casos en los que en la demanda se haya solicitado el nombramiento de una
persona que haya de asistir y representar al que finalmente sea declarado pró-
digo, se nombrará a esta persona (art. 760.2 LEC). Pero también que, en segundo
lugar, conforme a lo dispuesto en el art. 286.3 CC, el Tribunal podrá nombrar
directamente un curador al declarado pródigo, estableciendo así una situación
de curatela que no tendrá otro objeto que la intervención del curador en los actos
que los pródigos no puedan realizar por sí solos (art. 288 CC).
c) Destaquemos, finalmente, que la sentencia que declare la incapacitación
o la prodigalidad, si fuera recurrida, no será en ningún caso susceptible de eje-
cución provisional, a salvo lo relativo a los pronunciamientos que regulen las
obligaciones y relaciones patrimoniales relacionadas con lo que sea el objeto
principal del proceso (art. 525.1.1.ª LEC).

JURISPRUDENCIA
«La Sala aprecia contraposición entre los intereses de la incapacitada, de una parte,
con su padre, y de otro, en menor grado, con sus dos hermanos (...) Ante tal situación,
se estima concurren las circunstancias especiales, previstas en el art. 236.1 del CC, que
aconsejan la separación de la tutela sobre la persona de la tutela sobre el patrimonio, y
con relación a este último, se considera insuficiente el control que pueda efectuar el
Ministerio Fiscal y el Juzgador, por lo que además del mismo, es conveniente el nom-
bramiento de un tutor, que se efectuará por el Juzgador de instancia, con título de censor
jurado de cuentas (...) todo ello con la finalidad de administrar el patrimonio de la inca-

1082
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 761

paz defendiendo los intereses de la misma en la actividad comercial llevada a cabo por
el entramado de sociedades con total imparcialidad e independencia de sus padres y
hermanos, así como en las divisiones de patrimonio actualmente en litigio, procurando
que sus bienes obtengan la mayor rentabilidad posible, y las divisiones o adjudicaciones
se efectúen con la mayor equidad posible» (SAP Baleares 5.ª 7 mayo 2004, LA LEY
107291/2004).
«El art. 760 de la Ley de Enjuiciamiento Civil establece en su párrafo primero que la
sentencia que declare la incapacidad determinará la extensión y los límites de ésta, así
como el régimen de tutela o de guarda a que haya de quedar sometido el incapacitado.
En la demanda se interesaba la rehabilitación de la patria potestad pero la Juzgadora de
instancia considera más acorde que tratándose de una incapacidad parcial, se establezca
la aplicación de la normativa reguladora de la curatela. Entendemos correcto este criterio
ya que el padre de D. Humberto ya ha fallecido y su madre, que vive con él, es una
persona de avanzada edad que incluso el día de la vista presentaba una ceguera impor-
tante que le impedía ver a los miembros del Tribunal, por lo que en atención a estas
circunstancias y al enfrentamiento de los dos hermanos del incapaz, que no permite que
ninguno aparezca en principio como más idóneo para el desempeño del cargo habiendo
además manifestado la madre que mejor se nombre a alguna persona ajena a la familia,
determina que en este momento no sea posible la designación de la persona del curador,
quedando dicha decisión diferida para un trámite posterior» (SAP Castellón 3.ª 11 febrero
2005, LA LEY 33710/2005).

Artículo 761. Reintegración de la capacidad y modificación del alcance de


la incapacitación
1. La sentencia de incapacitación no impedirá que, sobrevenidas nuevas cir-
cunstancias, pueda instarse un nuevo proceso que tenga por objeto dejar sin
efecto o modificar el alcance de la incapacitación ya establecida.
2. Corresponde formular la petición para iniciar el proceso a que se refiere
el apartado anterior, a las personas mencionadas en el apartado 1 del art. 757,
a las que ejercieren cargo tutelar o tuvieran bajo su guarda al incapacitado, al
Ministerio Fiscal y al propio incapacitado.
Si se hubiera privado al incapacitado de la capacidad para comparecer en
juicio, deberá obtener expresa autorización judicial para actuar en el proceso
por sí mismo.
3. En los procesos a que se refiere este artículo se practicarán de oficio las
pruebas preceptivas a que se refiere el art. 759, tanto en la primera instancia
como, en su caso, en la segunda.
La sentencia que se dicte deberá pronunciarse sobre si procede o no dejar
sin efecto la incapacitación, o sobre si deben o no modificarse la extensión y los
límites de ésta.
Véase 760 LEC

1083
Artículo 762 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
Como ya se dijo, junto a los anteriores procesos de incapacitación y prodi-
galidad, en el seno del Capítulo II del Título I del Libro IV de la LEC coexiste un
tercero con sustantividad propia, que tiene por objeto el de revisar una decla-
ración judicial anterior en ese sentido, bien para modificar su alcance, o bien
para dejar a la misma sin efectos, reintegrando en su capacidad al sujeto ante-
riormente declarado incapacitado.
Es sabido que el padecimiento de una enfermedad o deficiencia psíquica o
física no suele mantenerse incólume en el tiempo, sino que es susceptible de
experimentar una evolución, desde el empeoramiento hasta la completa sana-
ción, pasando por una mejora sensible del estado físico o psíquico del sujeto
declarado incapaz. Ello determina que la sentencia de incapacitación, quizás
más que ninguna otra, deba entenderse dictada rebus sic stantibus, habiendo de
ser atenuados o eliminados sus efectos si, con el paso del tiempo, la persona
declarada incapaz mejora o recupera totalmente la capacidad de valerse por sí
misma. Y por esta razón el art. 761 LEC prevé que la sentencia de incapacitación
no impedirá que pueda instarse un nuevo proceso a fin de dejar sin efecto o
modificar el alcance de la incapacitación ya establecida, con las especialidades
procesales establecidas en la citada norma.

JURISPRUDENCIA
«Conforme al art. 760.1 de la LEC, la sentencia de incapacitación no impide que
sobrevenidas nuevas circunstancias pueda instarse un nuevo proceso que tenga por
objeto dejar sin efecto o modificar el alcance de la incapacitación, y también, obvia-
mente, declararla si anteriormente fue rechazada y surgiesen nuevos elementos, hechos
o datos que alterasen los que fueron valorados cuando se desestimó la demanda de
incapacitación. Por su parte el art. 222 de la LEC regula la cosa juzgada de las sentencias
firmes cuando un proceso ulterior tenga un objeto idéntico al del proceso en que aquella
se produjo, alcanzando la cosa juzgada a las pretensiones de la demanda y de la recon-
vención, pero considerando hechos nuevos y distintos en relación con los fundamentos
de las referidas pretensiones, los posteriores a la completa preclusión de los actos de
alegación en el proceso en que aquellas se formularon» (AAP Sevilla 5.ª 15 febrero 2006,
LA LEY 65942/2006).

Artículo 762. Medidas cautelares


1. Cuando el Tribunal competente tenga conocimiento de la existencia de
posible causa de incapacitación en una persona, adoptará de oficio las medidas
que estime necesarias para la adecuada protección del presunto incapaz o de su
patrimonio y pondrá el hecho en conocimiento del Ministerio Fiscal para que
promueva, si lo estima procedente, la incapacitación.

1084
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 763

2. El Ministerio Fiscal podrá también, en cuanto tenga conocimiento de la


existencia de posible causa de incapacitación de una persona, solicitar del Tri-
bunal la inmediata adopción de las medidas a que se refiere el apartado anterior.
Las mismas medidas podrán adoptarse, de oficio o a instancia de parte, en
cualquier estado del procedimiento de incapacitación.
3. Como regla, las medidas a que se refieren los apartados anteriores se
acordarán previa audiencia de las personas afectadas. Para ello será de aplica-
ción lo dispuesto en los arts. 734, 735 y 736 de esta Ley.
Véase arts. 721–747 LEC

COMENTARIOS
La norma regula las especialidades a observar en los procesos de incapaci-
tación y prodigalidad en lo atinente a las medidas cautelares, cuya adopción se
prevé tanto durante el curso del procedimiento cuanto con anterioridad a la
incoación del mismo.
Así, cuando el Tribunal competente tenga conocimiento de la existencia de
posible causa de incapacitación en una persona, adoptará de oficio las medidas
que estime necesarias para la adecuada protección del presunto incapaz o de su
patrimonio y pondrá el hecho en conocimiento del MF para que promueva, si
lo estima procedente, la incapacitación (art. 762.1 LEC). El Ministerio Fiscal
podrá también, en cuanto tenga conocimiento de la existencia de una posible
causa de incapacitación de una persona, solicitar del Tribunal la inmediata
adopción de esas mismas medidas cautelares (art. 762.2.I LEC); y estas medidas
podrán adoptarse también, de oficio o a instancia de parte, en cualquier estado
en que se halle el procedimiento de incapacitación (art. 762.2.II LEC).
Como regla general, las medidas cautelares, tanto las preprocesales como las
otras, se acordarán previa audiencia de las personas afectadas, aplicándose para
ello lo dispuesto en los arts. 734, 735 y 736 LEC (art. 762.3 LEC).

Artículo 763. Internamiento no voluntario por razón de trastorno psíquico


1. El internamiento, por razón de trastorno psíquico, de una persona que no
esté en condiciones de decidirlo por sí, aunque esté sometida a la patria potestad
o a tutela, requerirá autorización judicial, que será recabada del Tribunal del
lugar donde resida la persona afectada por el internamiento.
La autorización será previa a dicho internamiento, salvo que razones de
urgencia hicieren necesaria la inmediata adopción de la medida. En este caso, el
responsable del centro en que se hubiere producido el internamiento deberá dar
cuenta de éste al Tribunal competente lo antes posible y, en todo caso, dentro
del plazo de veinticuatro horas, a los efectos de que se proceda a la preceptiva
ratificación de dicha medida, que deberá efectuarse en el plazo máximo de

1085
Artículo 763 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

setenta y dos horas desde que el internamiento llegue a conocimiento del Tri-
bunal.
En los casos de internamientos urgentes, la competencia para la ratificación
de la medida corresponderá al Tribunal del lugar en que radique el centro donde
se haya producido el internamiento. Dicho Tribunal deberá actuar, en su caso,
conforme a lo dispuesto en el apartado 3 del art. 757 de la presente Ley.
2. El internamiento de menores se realizará siempre en un establecimiento
de salud mental adecuado a su edad, previo informe de los servicios de asistencia
al menor.
3. Antes de conceder la autorización o de ratificar el internamiento que ya
se ha efectuado, el Tribunal oirá a la persona afectada por la decisión, al Minis-
terio Fiscal y a cualquier otra persona cuya comparecencia estime conveniente
o le sea solicitada por el afectado por la medida. Además, y sin perjuicio de que
pueda practicar cualquier otra prueba que estime relevante para el caso, el Tri-
bunal deberá examinar por sí mismo a la persona de cuyo internamiento se trate
y oír el dictamen de un facultativo por él designado. En todas las actuaciones, la
persona afectada por la medida de internamiento podrá disponer de represen-
tación y defensa en los términos señalados en el art. 758 de la presente Ley.
En todo caso, la decisión que el Tribunal adopte en relación con el interna-
miento será susceptible de recurso de apelación.
4. En la misma resolución que acuerde el internamiento se expresará la obli-
gación de los facultativos que atiendan a la persona internada de informar perió-
dicamente al Tribunal sobre la necesidad de mantener la medida, sin perjuicio
de los demás informes que el Tribunal pueda requerir cuando lo crea pertinente.
Los informes periódicos serán emitidos cada seis meses, a no ser que el Tri-
bunal, atendida la naturaleza del trastorno que motivó el internamiento, señale
un plazo inferior.
Recibidos los referidos informes, el Tribunal, previa la práctica, en su caso,
de las actuaciones que estime imprescindibles, acordará lo procedente sobre la
continuación o no del internamiento.
Sin perjuicio de lo dispuesto en los párrafos anteriores, cuando los faculta-
tivos que atiendan a la persona internada consideren que no es necesario man-
tener el internamiento, darán el alta al enfermo, y lo comunicarán inmediata-
mente al Tribunal competente.
Véase 760.1 LEC

COMENTARIOS
La norma regula el régimen jurídico del internamiento forzoso de personas
que padezcan trastornos psíquicos, medida ésta restrictiva del derecho a la liber-
tad (de ahí que se le confiriese carácter orgánico por la L.O. 8/2015, tras así
disponerlo la STC 132/2010, de 2 de diciembre) que puede acordarse, tanto
como una de las disposiciones que contenga la sentencia por la que se declare

1086
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 763

la incapacitación (art. 760.1 LEC), cuanto de manera autónoma o no instrumen-


talizada a proceso alguno, supuesto éste último al que en puridad se refiere este
art. 763 LEC.
a) El internamiento por razón de trastorno psíquico de una persona que no
esté en condiciones de decidirlo por sí, aunque esté sometida a la patria potestad
o a tutela, requerirá autorización judicial, que será recabada del Tribunal del
lugar donde resida la persona afectada por el internamiento (art. 763.1.I LEC).
b) La autorización judicial será previa a dicho internamiento, salvo que razo-
nes de urgencia hicieren necesaria la inmediata adopción de la medida. En este
último caso, el responsable del centro en que se hubiere producido el interna-
miento deberá dar cuenta de éste al Tribunal competente lo antes posible y, en
todo caso, dentro del plazo de veinticuatro horas, a los efectos de que se proceda
a la preceptiva ratificación de dicha medida, que deberá efectuarse en el plazo
máximo de setenta y dos horas desde que el internamiento llegue a conocimiento
del Tribunal (art. 763.1.II LEC).
En estos casos de internamientos urgentes, la competencia para la ratificación
de la medida corresponderá al Tribunal del lugar en que radique el centro donde
se haya producido el internamiento, el cual deberá actuar, en su caso, conforme
a lo dispuesto en el art. 757.3 LEC (art. 763.1.III LEC).
c) Antes de conceder la autorización o de ratificar el internamiento que ya
se haya efectuado, el Tribunal oirá a la persona afectada por la decisión, al MF
y a cualquier otra persona cuya comparecencia estime conveniente o le sea
solicitada por el afectado por la medida. Además, y sin perjuicio de que pueda
practicar cualquier otra prueba que estime relevante para el caso, el Tribunal
deberá examinar por sí mismo a la persona de cuyo internamiento se trate y oír
el dictamen de un facultativo por él designado. En todas las actuaciones, la per-
sona afectada por la medida de internamiento podrá disponer de representación
y defensa en los términos señalados en el art. 758 LEC (art. 763.3.I LEC).
En todo caso, la decisión que el Tribunal adopte en relación con el interna-
miento será susceptible de recurso de apelación (art. 763.3.II LEC, que se remite
así a los arts. 455 y ss. LEC).
d) En la misma resolución en que acuerde el internamiento, el órgano judicial
expresará la obligación de los facultativos que atiendan a la persona internada
de informar periódicamente al Tribunal sobre la necesidad de mantener la
medida, sin perjuicio de los demás informes que el Tribunal pueda requerir
cuando lo crea pertinente. Los informes periódicos serán emitidos cada seis
meses, a no ser que el Tribunal, atendida la naturaleza del trastorno que motivó
el internamiento, señale un plazo inferior. Recibidos los referidos informes, el
Tribunal, previa la práctica, en su caso, de las actuaciones que estime impres-
cindibles, acordará lo procedente sobre la continuación o no del internamiento
(art. 763.4.I, II y III LEC). Sin perjuicio de lo anterior, cuando los facultativos que

1087
Artículo 763 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

atiendan a la persona internada consideren que no es necesario mantener el


internamiento, darán el alta al enfermo, y lo comunicarán inmediatamente al
Tribunal competente (art. 763.4.IV LEC).
e) Como especialidad, el internamiento de menores se realizará siempre en
un establecimiento de salud mental adecuado a su edad, previo informe de los
servicios de asistencia al menor (art. 763.2 LEC).

JURISPRUDENCIA
– Caracterización de la medida de internamiento:
«Es una medida de protección, no sancionadora ni punitiva, que responde a la exis-
tencia de una situación de urgencia (...) el internamiento en un centro psiquiátrico sólo
será conforme con la Constitución y con el Convenio si se dan las siguientes condiciones,
sentadas en la sentencia TEDH de 24 de octubre de 1979 (caso Winterwerp) y reiteradas
en las de 5 de noviembre de 1981 (caso X contra Reino Unido) y de 23 de febrero de
1984 (caso Luberti): a) Haberse probado de manera convincente la enajenación mental
del interesado, es decir, haberse demostrado ante la autoridad competente, por medio
de un dictamen pericial médico objetivo, la existencia de una perturbación mental real,
b) Que ésta revista, un carácter o amplitud que legitime el internamiento, c) Dado que
los motivos que originariamente justificaron esta decisión pueden dejar de existir, es pre-
ciso averiguar si tal perturbación persiste y en consecuencia debe continuar el interna-
miento en interés de la seguridad de los demás ciudadanos, es decir, no puede prolon-
garse válidamente el internamiento cuando no subsista el trastorno mental que dio origen
al mismo (STC 112/1988, fundamento jurídico) (Tribunal Constitucional Pleno, S.
1.7.1999, núm. 129/1999)» (AAP Barcelona 18.ª 14 marzo 2006, LA LEY 466/2006).
– Competencia judicial:
«El art. 763.4 dispone que en la misma resolución que se acuerda o ratifica el inter-
namiento se expresara la obligación de los facultativos que atiendan a la persona inter-
nada de informar periódicamente al Tribunal sobre la necesidad de mantener tal medida
y ello sin perjuicio de los demás informes que el Tribunal pueda requerir cuando lo crea
pertinente. Dichos informes serán emitidos cada seis meses a no ser que el Tribunal
atendida la naturaleza del trastorno señale un plazo inferior. Recabados los informes el
Tribunal previa la práctica en su caso, de las actuaciones que estime imprescindibles
acordara lo procedente sobre la continuación o no del internamiento.
A la vista de tal regulación legal, la resolución en la que se acuerda el internamiento
no termina o finaliza el procedimiento sino que continúa sus trámites hasta que se pro-
duzca el alta de la persona internada. Por tanto dicha resolución no produce los efectos
de la cosa Juzgada; sino que el procedimiento continua vivo por disposición legal, pues
los facultativos donde este ingresada la persona deberán informar periódicamente al
Tribunal sobre la necesidad de mantener dicha medida y, sin perjuicio de los informes
que el Tribunal pueda pedir, que deberán. emitirse, como mínimo, cada seis meses.
Será el Juez del lugar al que se ha trasladado el enfermo el competente para realizar,
de forma efectiva el directo control del internamiento, pues otra interpretación condu-
ciría a la obligación de acudir a las vías del auxilio judicial o de la prórroga de jurisdicción

1088
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 763

para llevar a cabo la comprobación de cualquier dato relativo a la situación del enfermo,
en lo referente a cuestiones jurídicas ordinarias y fundamentalmente a incidencias de
carácter urgente, relativas a su permanencia en el centro o a su tratamiento médico.
(...) Tal criterio es seguido por esta Sala, en el auto de fecha 19/10/2005, que declara
competente para el seguimiento y control de internamiento, al Juez del lugar donde se
ha trasladado el enfermo, y no al que dictó la resolución autorizando el internamiento»
(ATS 1.ª 11 diciembre 2008, LA LEY 194222/2008).
– Asistencia jurídica de la persona internada:
«a) El derecho a la asistencia jurídica de la persona internada requiere siempre la
actuación, en su nombre, de un representante procesal y un defensor. Así lo reconocimos
con carácter general para todos los procesos sobre capacidad de las personas, en nuestra
STC 7/2011, de 14 de febrero, FJ 5, por cuanto: "…este tipo de procedimientos se
encuadra entre aquéllos en los que la garantía constitucional de la defensa letrada se
convierte en una exigencia estructural del proceso tendente a asegurar su correcto
desenvolvimiento, lo que, como también se ha dicho anteriormente, ha llevado a este
Tribunal a establecer que la pasividad del titular del derecho deba ser suplida por el
órgano judicial, ofreciendo al interesado una oportunidad de reparar tal omisión (STC
189/2006, de 19 de junio, FJ 2)…". Y no otra cosa cabe predicar en el procedimiento
de internamiento del art. 763 LEC, sea o no urgente, porque así lo impone el apartado
tercero del precepto, según se recuerda en la STC 141/2012 ya citada, encontrándonos,
como ya se precisó antes, en uno de los procesos sobre capacidad de las personas.
Tal y como además declaramos en la misma STC 141/2012, de 2 de julio, FJ 6, el
art. 763 LEC instrumenta dentro de nuestro sistema de justicia civil, el procedimiento al
que se refiere el art. 5.4 CEDH ("[t]oda persona privada de su libertad mediante deten-
ción o internamiento tendrá derecho a presentar un recurso ante un órgano judicial, a
fin de que se pronuncie en breve plazo sobre la legalidad de su privación de libertad y
ordene su puesta en libertad si fuera ilegal").
La jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos viene señalando
reiteradamente, en aplicación de este precepto, que la persona sometida a una medida
de internamiento psiquiátrico debe tener, de un lado, el derecho a ser oída ante la auto-
ridad competente, por sí misma o si carece de la capacidad para ello, a través de algún
tipo de representación, pues de lo contrario no se cumpliría con una garantía esencial
del procedimiento, para lo que deberán arbitrarse las salvaguardias especiales de orden
procesal que permitan la protección de sus intereses. De otro lado, la persona también
tiene derecho contar con un asesor legal, sin que recaiga sobre ella la iniciativa de su
designación [entre otras, SSTEDH de 24 de octubre de 1979, asunto Winterwerp c.
Holanda, §§ 60 y 66; 12 de mayo de 1992, asunto Megyeri c. Alemania, § 22, apartados
c) y d); 14 de febrero de 2012, asunto D.D. c. Lituania, §§ 163, apartado c), y 166].
b) Para hacer efectivo este derecho a la asistencia jurídica, que resulta irrenunciable
para su titular, el Juez debe dirigirse al afectado; si es en la modalidad de internamiento
urgente con la antelación necesaria dentro del plazo de las 72 horas en que ha de sus-
tanciarse el procedimiento; antes o a más tardar durante el acto de exploración judicial
del art. 763.3 LEC, a fin de informarle de la apertura del proceso y su finalidad, así como
del derecho que tiene a una asistencia jurídica, pudiendo optar la persona por un abo-
gado y procurador, sean de su confianza o designados por el Juzgado de entre los del

1089
Artículo 763 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

turno de oficio. Si nada manifiesta al respecto, bien porque no desea hacerlo, bien porque
no es capaz de comprender lo que el Juez le dice o de comunicar una respuesta, su
representación y defensa deben ser asumidas por el Fiscal actuante en la causa, que es
lo que establece en ese caso el art. 758 LEC, al que se remite de manera expresa y sin
reservas el art. 763.3 de la misma Ley.
Sin embargo, de ser el Fiscal el promotor de la medida de internamiento no podrá
ser designado como su defensor, ordenando en tal supuesto el propio art. 758 LEC que
se le designe un defensor judicial para que le represente; en este caso, se entiende, a los
únicos efectos del procedimiento de internamiento. Dicho defensor judicial, que puede
ser el representante legal del internado (si es menor de edad, quien ejerce la patria
potestad; si es persona ya incapacitada por sentencia, su tutor) o sino quien designe el
Juzgado, nombrará entonces abogado y procurador o solicitará al Juzgado su designa-
ción de entre los profesionales de oficio.
Con este sistema escalonado, en definitiva, se evita un vacío en la asistencia jurídica
del internado durante este procedimiento especial, en el que está en juego, no debe
olvidarse en ningún momento, el derecho fundamental a la libertad de la persona (art.
17.1 CE)» (STC 50/2016, de 14 de marzo, LA LEY 28485/2016).
– Inadmisibilidad de la regularización de un previo internamiento no judicial:
«4. Por lo que se refiere a la posibilidad de "regularización" de situaciones consu-
madas de internamientos de personas por trastornos psíquicos, en contra de su voluntad
o sin contar con ella porque el afectado no es consciente de la realidad que le rodea o
está impedido para comunicarse y expresar su parecer, la STC 34/2016, FJ 4, tras recordar
la doctrina sentada por este Tribunal acerca de la exigencia de control judicial en este
ámbito –en la STC 141/2012, de 2 de julio, con cita a su vez de la anterior STC 129/1999,
de 1 de julio–, razona que se sigue de esta doctrina "que, con la excepción de que se
cumplan los requisitos y garantías que permiten llevar a cabo un internamiento involun-
tario urgente directamente por el centro médico o asistencial (con los controles legales
y judiciales que le son inherentes), resultará imprescindible que la medida se acuerde
previamente por el Juez y siempre respecto de una persona que ha de encontrarse en
ese momento en libertad. En este segundo caso, el internamiento no urgente podrá soli-
citarse por los trámites del art. 763 LEC y sin el condicionante de las 72 horas para que
el Juez resuelva, siempre que la adopción de dicha medida constituya el objeto exclusivo
de tutela que se pretende en favor del afectado. Por el contrario, si existen datos que
desde el principio permitan sostener que el padecimiento mental que sufre la persona,
por sus características y visos de larga duración o irreversibilidad, deben dar lugar a un
régimen jurídico de protección más completo, declarando su discapacidad e imponiendo
un tutor o curador para que complete su capacidad, con los consiguientes controles del
órgano judicial en cuanto a los actos realizados por uno u otro, el internamiento podrá
acordarse como medida cautelar (art. 762.1 LEC), o como medida ejecutiva en la sen-
tencia (art. 760.1 LEC), en un proceso declarativo instado por los trámites del art. 756 y
ss. LEC". (...) En todo caso, sin perjuicio de reconocer los esfuerzos que, al amparo de
la normativa vigente en la materia "vienen haciendo en los últimos años las Administra-
ciones públicas competentes para atender de manera objetiva y ordenada las demandas
de personas necesitadas de cuidados integrales en residencias en régimen de interna-
miento, iniciativa ésta en sí misma digna de respaldo en el marco de nuestro Estado social
y democrático de derecho (arts. 1 y 49 CE)", ha de advertirse que tales políticas públicas

1090
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 764

asistenciales no pueden servir en modo alguno de cobertura "a situaciones privativas de


libertad sin la previa autorización judicial o, por excepción, sin haber recabado el res-
ponsable del centro dicha autorización en el plazo urgente de 24 horas que dispone el
art. 763 LEC, cumpliendo los demás requisitos de este precepto … En definitiva, por
tanto, no resulta posible hablar de la ‘regularización’ de un internamiento involuntario
que se prolonga durante días, semanas o meses sin autorización del Juez, sea en un
hospital, centro sociosanitario o en su caso residencia geriátrica … No cabe "regularizar"
lo que no es mera subsanación de formalidades administrativas, sino directa vulneración
de un derecho fundamental (art. 17.1 CE)» (STC 34/2016, FJ 5)» (STC 132/2016, de 18
de julio, LA LEY 93849/2016).

CAPÍTULO III
De los procesos sobre filiación, paternidad y maternidad

Artículo 764. Determinación legal de la filiación por sentencia firme


1. Podrá pedirse de los tribunales la determinación legal de la filiación, así
como impugnarse ante ellos la filiación legalmente determinada, en los casos
previstos en la legislación civil.
2. Los tribunales rechazarán la admisión a trámite de cualquier demanda que
pretenda la impugnación de la filiación declarada por sentencia firme, o la
determinación de una filiación contradictoria con otra que hubiere sido esta-
blecida también por sentencia firme.
Si la existencia de dicha sentencia firme se acreditare una vez iniciado el
proceso, el Tribunal procederá de plano al archivo de éste.
Véase arts. 39.2 CE; 108–126, 131–134, 136–141 CC

COMENTARIOS
1. Como de todos es sabido, las acciones de filiación tienden a declarar la
existencia o no de dicha relación jurídica, de padres a hijos y viceversa, derivada
de la naturaleza y de la adopción, la primera de las cuales puede ser matrimonial
o no matrimonial (art. 108 CC). Nuestra vigente legislación civil conoce, en este
sentido, dos diferentes acciones de filiación. La dirigida, en primer término, a
reclamar una filiación previamente no determinada (acción también conocida
directamente como «de investigación de la paternidad»), y la destinada, en
segundo, a impugnar una filiación previamente determinada, de las cuales, con
escasa fortuna, viene a hacerse eco el art. 764.1 LEC: «Podrá pedirse de los
tribunales la determinación legal de la filiación (debería decir la reclamación de
la filiación), así como impugnarse ante ellos la filiación legalmente determinada,
en los casos previstos en la legislación civil», casos que son los previstos en los
arts. 131 y ss. CC.
2. La regulación de los procesos de filiación en la nueva LEC se limita a
considerar determinadas especialidades procesales, a las que, en cualquier caso,

1091
Artículo 765 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

habrán de sumarse aquellas otras ya analizadas, de carácter general o común a


todos los procesos contenidos en el Título I del Libro IV de la LEC, contenidas
en los arts. 749 a 755 LEC (a saber: preceptiva intervención del Ministerio Fiscal,
especialidades en materia de postulación y de prueba, indisponibilidad del
objeto litigioso, juicio verbal con contestación a la demanda como procedi-
miento adecuado, exclusión de la publicidad en vistas y comparecencias, así
como la eventual inscripción de la sentencia en el Registro Civil).
3. La inadmisión de la demanda en el caso previsto en el apartado 3 se
encuentra plenamente justificada, pues puede ser perfectamente posible, de un
lado, que las personas que formen parte de un proceso de reclamación o impug-
nación de la filiación no sean las mismas que participaron en aquel otro proceso
anterior finalizado por sentencia firme, lo que, de hecho, excluiría la aplicación
del efecto negativo de la cosa juzgada (non bis in idem); de otro lado, el principio
general que proclama que en estos procesos de corte inquisitivo rija sin fisuras
el principio de la libre valoración de la prueba (art. 752 LEC) determina también
que la aportación a un proceso de filiación de una sentencia firme, en tanto que
prueba documental pública que es, no conduzca a que el efecto positivo o pre-
judicial propio de la cosa juzgada sea aquí vinculante, ni posea ninguna clase
de valor privilegiado con respecto al resultado de los restantes medios de prueba;
por lo que sería posible, igualmente, que el Juez se desvinculara del contenido
de lo declarado en ella en aplicación de las más elementales reglas de la valo-
ración de la prueba conforme a las reglas de la sana crítica y las de la lógica.
De ahí que haya tenido que ser el propio legislador quien establezca la
necesidad de que, existiendo sentencia firme que declara una determinada rela-
ción de filiación, no pueda incoarse, o finalizar por sentencia de fondo, un ulte-
rior proceso donde se cuestione una declaración jurisdiccional que ha alcanzado
la firmeza.

Artículo 765. Ejercicio de las acciones que correspondan al hijo menor o


incapacitado y sucesión procesal
1. Las acciones de determinación o de impugnación de la filiación que, con-
forme a lo dispuesto en la legislación civil, correspondan al hijo menor de edad
o incapacitado podrán ser ejercitadas por su representante legal o por el Minis-
terio Fiscal, indistintamente.
2. En todos los procesos a que se refiere este capítulo, a la muerte del actor,
sus herederos podrán continuar las acciones ya entabladas.

COMENTARIOS
1. Establece la norma, en su primer apartado, una especie de sustitución
procesal, conforme a la cual corresponde el ejercicio de la acción, no al sujeto
legitimado titular de los derechos e intereses legítimos en conflicto, sino al sus-

1092
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 766

tituto, que actuará en nombre y beneficio del menor o incapacitado como su


representante legal.
2. Y en su segundo apartado incorpora, no ya un exponente de sucesión de
acciones sino de procesos ya iniciados («…podrán continuar las acciones ya
entabladas»), en los que los sucesores pasan a incorporarse a la relación jurídica
procesal en la misma posición que ocupase el difunto. Dichos sucesores, ade-
más, son los «herederos», es decir, cualesquiera personas a las que el causante
haya designado como beneficiarios de su herencia, o quienes resulten como
tales conforme a la Ley en el caso de la sucesión ab intestato.

Artículo 766. Legitimación pasiva


En los procesos a que se refiere este capítulo serán parte demandada, si no
hubieran interpuesto ellos la demanda, las personas a las que en ésta se atribuya
la condición de progenitores y de hijo, cuando se pida la determinación de la
filiación y quienes aparezcan como progenitores y como hijo en virtud de la
filiación legalmente determinada, cuando se impugne ésta. Si cualquiera de ellos
hubiere fallecido, serán parte demandada sus herederos.

COMENTARIOS
Conforme a la presente norma, el régimen de la legitimación pasiva queda
como sigue: 1.º) Cuando se pida la determinación de la filiación «serán parte
demandada, si no hubieran interpuesto ellos la demanda, las personas a las que
en éste se atribuya la condición de progenitores y de hijo»; 2.º) Cuando se
impugne una filiación previamente declarada, serán parte demandada «quienes
aparezcan como progenitores y como hijo en virtud de la filiación», debiendo
dirigirse la demanda frente a todos ellos; y 3.º) Si cualquiera de estas personas
pasivamente legitimadas respecto de las acciones de filiación descritas hubiese
fallecido, «serán parte demandada sus herederos».

Artículo 767. Especialidades en materia de procedimiento y prueba


1. En ningún caso se admitirá la demanda sobre determinación o impugna-
ción de la filiación si con ella no se presenta un principio de prueba de los hechos
en que se funde.
2. En los juicios sobre filiación será admisible la investigación de la paterni-
dad y de la maternidad mediante toda clase de pruebas, incluidas las biológicas.
3. Aunque no haya prueba directa, podrá declararse la filiación que resulte
del reconocimiento expreso o tácito, de la posesión de estado, de la convivencia
con la madre en la época de la concepción, o de otros hechos de los que se infiera
la filiación, de modo análogo.
4. La negativa injustificada a someterse a la prueba biológica de paternidad
o maternidad permitirá al Tribunal declarar la filiación reclamada, siempre que

1093
Artículo 767 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

existan otros indicios de la paternidad o maternidad y la prueba de ésta no se


haya obtenido por otros medios.

COMENTARIOS
– Exigencia de un principio de prueba:
La exigencia de la presentación de un «principio de prueba», prevista en el
apartado 1, se justifica en lo delicado de los derechos controvertidos en esta
clase de procedimientos, que aconseja que queden fuera de la órbita procesal,
no sólo las demandas notoriamente infundadas o incursas en abuso de derecho,
para cuyo rechazo el art. 11.2 LOPJ ya presta cobertura, sino también aquellas
otras que, prima facie, no presenten un claro sustento de legitimidad y una fun-
damentación precisa y objetiva.
Como ha aclarado la jurisprudencia, esta norma «sólo establece un filtro para
impedir demandas absolutamente infundadas o caprichosas en que no haya un
principio de prueba» (STS 1.ª 26.6.99).Lo que se exige, en definitiva, en una
condición similar a la que el art. 728.2 LEC requiere para la adopción de las
medidas cautelares: la necesidad de que de las demandas de filiación surta un
«fumus boni iuris» de los hechos en que se funde suficiente como para provocar
la admisión a trámite de la demanda y, con ella, la atribución de la legitimación
pasiva a unas determinadas personas, la adopción de medidas cautelares, etc.
– Admisibilidad de las pruebas biológicas:
La más importante de cuantas especialidades concurren en los procesos de
filiación incide en el ámbito probatorio, donde se admite expresamente «la
investigación de la paternidad y de la maternidad mediante toda clase de prue-
bas, incluidas las biológicas» (art. 767.2 LEC), todo ello en virtud de la autoriza-
ción constitucional existente en el art. 39.2 CE. Al amparo de tal previsión, en
orden a la acreditación de la relación de filiación de padres a hijos podrán
admitirse, como pruebas útiles y pertinentes, aquellas pericias de índole bioló-
gica que, mediante el análisis de determinadas sustancias (sangre, fluidos…) u
objetos (cabellos, uñas…), son capaces de determinar, con un porcentaje de
falibilidad prácticamente inapreciable, si una persona puede haber sido o no el
progenitor de otra.
Entre las tales pericias, sobresale sin duda la del análisis del ADN (ácido
desoxirribonucleico), que es la prueba definitiva en la materia, capaz de esta-
blecer prácticamente sin margen alguno de error la existencia o inexistencia de
la relación paterno o materno–filial de que se trate. Pero, como ha reconocido
la jurisprudencia, es posible utilizar cualesquiera procedimientos para llegar a
conocer una realidad genética, cualquier sistema de los previstos por la razón
humana y en consonancia con la realidad social, y en especial los sistemas de
investigación genética, todo ello para lograr la defensa de los intereses perso-
nales del hijo, tanto en el orden material como moral.

1094
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 767

– Presunciones e indicios de filiación en ausencia de prueba directa o ante la


negativa injustificada a las pruebas bilógicas:
Lamentablemente, sin embargo, el legislador ha eludido la necesidad de que
el sometimiento a estas pruebas biológicas revista caracteres de obligatoriedad
para el demandado; en definitiva, sigue sin existir la obligación (entendida como
actuación vinculante cuyo quebrantamiento genere la imposición de una san-
ción) de sometimiento a ningún análisis sanguíneo o de otra índole (STS 1.ª
2.2.06, SAP Córdoba 1.ª 21.2.06, SAP Burgos 2.ª 19.12.06). Por esta razón, el
legislador ha tenido que seguir consagrando las típicas reglas indirectas que, ante
la posibilidad de que la no realización por cualquier causa de una prueba bio-
lógica determine directamente el fracaso de la pretensión actora, establecen
presunciones y pruebas indiciarias al uso. De este modo:
1. El art. 767.3 LEC dispone que cuando no haya prueba directa de la filiación
reclamada o impugnada «podrá declararse la filiación que resulte del reconoci-
miento expreso o tácito, de la posesión de estado, de la convivencia con la madre
en la época de la concepción, o de otros hechos de los que se infiera la filiación,
de modo análogo» (STS 1.ª 24.2.05, SAP Las Palmas 5.ª 30.6.06, SAP Ourense
1.ª 14.5.07, SAP Tenerife 1.ª 4.2.08).
2. Y el art. 767.4 LEC, por su parte, configura una clara presunción legal
consistente en que la «negativa injustificada a someterse a la prueba biológica
de paternidad o maternidad permitirá al Tribunal declarar la filiación recla-
mada», combinándola, eso sí, y preceptivamente, con otro tipo de indicios de
la paternidad o la maternidad, y siempre, claro está, que no se haya obtenido la
prueba directa de la filiación por otros medios (SSAP Sevilla 8.ª 14.3.05, Sevilla
5.ª 17.3.05, Huelva 3.ª 14.6.05, Zaragoza 2.ª 25.7.05, Valencia 10.ª 9.1.06,
Córdoba 1.ª 21.2.06, Madrid 22.ª 10.3.06, A Coruña 3.ª 22.6.06, Girona 2.ª
13.10.06, Valencia 10.ª 21.10.07, Tenerife 1.ª 10.3.08, Las Palmas 3.ª 25.7.08,
SSTS 1.ª 17.11.05, 22.11.05, 23.11.05, 7.12.05, 27.2.07, 16.10.08).

JURISPRUDENCIA
«En cualquier caso hay que tener en cuenta que nos encontramos en un proceso
especial sobre filiación al que le son aplicables las disposiciones generales que se con-
tienen en el Capítulo Primero del Título Primero del Libro IV de la Ley de Enjuiciamiento
Civil y en concreto el art. 752 relativo a la prueba, de forma que los procesos se decidirán
con arreglo a los hechos que hayan sido objeto de debate y resulten probados, con
independencia del momento en que hubieren sido alegados o introducidos de otra
manera en el procedimiento. Además, sin perjuicio de las pruebas que se practiquen a
instancia del Ministerio Fiscal y de las demás partes, el Tribunal podrá decretar de oficio
cuantas estime pertinentes. El Tribunal no está vinculado a las disposiciones de la Ley de
Enjuiciamiento Civil en materia de fuerza probatoria de los documentos públicos y de
los documentos privados reconocidos» (SAP Salamanca 1.ª 20 junio 2006, LA LEY
137462/2006).

1095
Artículo 767 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

– Exigencia de un principio de prueba:


«la jurisprudencia de esta Sala ha flexibilizado significativamente el requisito de que
se trata hasta el extremo de considerar bastante el ofrecimiento de pruebas a practicar
en su día de modo que la demanda ofrezca una razonable verosimilitud (SSTS 6.10.93,
20.10.93, 3.9.96, 3.10.98 y 7.7.03 entre otras muchas), razón por la cual se considera
cumplido por esta Sala mediante la aportación de actas notariales como las acompañadas
con la demanda aquí examinada e incluso sin necesidad de documento alguno» (STS 1.ª
3 febrero 2006, LA LEY 14367/2006).
«tiene reiteradamente declarada la jurisprudencia del Tribunal Supremo que la
prueba que para la admisión de la demanda exige dicho precepto, no tiene otra finalidad
que servir de filtro para impedir aquellas reclamaciones que sean absolutamente infun-
dadas y caprichosas y tal exigencia probatoria no es confundible con la prueba de los
hechos constitutivos de la pretensión que haya de realizarse en el proceso (Sentencia de
1 de febrero de 2002. Y aunque en la sentencia de 3.12.91, ratificada por la de 4.5.99,
ha recogido tal exigencia de un principio de prueba en la demanda, no es necesario que
tenga que plasmarse en un determinado documento que se acompañe a la misma, bas-
tando en esta las ofertas de practicar determinadas pruebas en el momento adecuado.
En definitiva, este requisito del art. 767.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil constituye un
complemento tendente a procurar la seriedad de la demanda, pero nunca una restric-
ción, ni un obstáculo, bastando con que en el cuerpo del escrito inicial existan referencias
concretas a medios de prueba a practicar que contribuyan a conferir al sustento fáctico
de la petición, credibilidad y verosimilitud aunque luego no prospere la demanda» (SAP
Sevilla 2.ª 26 junio 2008, LA LEY 203735/2008).
– Pruebas biológicas:
«Tercero.– El valor de la negativa a la prueba biológica de la paternidad. En la materia
objeto de examen, la doctrina constitucional y la jurisprudencia civil no avalan la posi-
bilidad de que se haga la declaración de paternidad con base única y exclusivamente en
la negativa del afectado a someterse a la prueba biológica de paternidad. El Tribunal
Constitucional (v. gr., STC de 14 de febrero de 2005) acepta la doctrina de esta Sala con
arreglo a la cual la negativa a la práctica de la prueba biológica de paternidad no puede
interpretarse como una ficta confessio [confesión presunta] del afectado, sino que tiene
la condición de un indicio probatorio que ha de ser ponderado por el órgano judicial en
relación con la base probatoria indiciaria existente en el procedimiento. Según estas
doctrina, en efecto, dicha negativa no es base para integrar una ficta confessio, aunque
representa o puede representar un indicio «valioso» o «muy cualificado» que, puesto en
relación o conjugado con las demás pruebas practicadas en el proceso, permite declarar
la paternidad pretendida, pese a que éstas en sí mismas y por sí solas no fueran suficientes
para estimar probada una paternidad que por sí es de imposible prueba absoluta.
De este modo, la vinculación del afectado a la práctica de la prueba biológica no
constituye propiamente un deber, sino, como varias veces hemos dicho (entre las más
recientes, SSTS de 7 de diciembre de 2005 y 2 de febrero de 2006), una carga procesal,
puesto que su incumplimiento no puede dar lugar a imponer su realización mediante
medios coactivos, sino que únicamente determina que, en caso de ser injustificada la
negativa, recaigan sobre la persona renuente las consecuencias de la falta de prueba,
siempre que concurran los requisitos determinados por la doctrina constitucional y la

1096
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 768

jurisprudencia civil (la existencia de indicios suficientes para, conjuntamente con la con-
sideración de dicha negativa como indicio muy cualificado, considerar determinada
presuntivamente la paternidad reclamada)» (STS 1.ª 27 febrero 2007, LA LEY
11199/2007).
«La STC 95/1999, de 31 mayo, declara que: «Este Tribunal ha declarado la plena
conformidad constitucional de la resolución judicial que, en el curso de un pleito de
filiación, ordena llevar a cabo un reconocimiento hematológico, pues este tipo de prue-
bas, que no pueden considerarse degradantes, ni contrarias a la dignidad de la persona,
encuentran su cobertura legal en el art. 127 del Código Civil, que desarrollando el man-
dato contenido en el inciso final del art. 39.2 C.E., según el cual «La ley posibilitará la
investigación de la paternidad», autoriza la investigación de la relación de paternidad o
de maternidad en los juicios de filiación, mediante el empleo de toda clase de pruebas,
incluidas las biológicas, a la vez que sirven para la consecución de la finalidad perseguida
con las normas constitucionales que imponen «la protección integral de los hijos, iguales
éstos ante la ley con independencia de su filiación» (art. 39.2 C.E.), y la obligación de
los padres de «prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del
matrimonio» (art. 39.3 C.E.). Por ello, cuando sean consideradas indispensables por la
autoridad judicial, no entrañen un grave riesgo o quebranto para la salud de quien deba
soportarlas, y su práctica resulte proporcionada, atendida la finalidad perseguida con su
realización, no pueden considerarse contrarias a los derechos a la integridad física (art.
15 C.E.) y a la intimidad (art. 18.1 C.E.) del afectado (STC 7/1994, fundamento jurídico
3.º). El Tribunal Supremo, en su sentencia de 28.3.2000, ha declarado igualmente que,
dada la trascendencia que para las personas implicadas en los procesos de filiación tiene
la determinación de las relaciones materiales que se dilucidan en ellos, especialmente
por lo que respecta a los derechos de los hijos que se garantizan en el art. 39 C.E., las
partes tienen la obligación de posibilitar la práctica de las pruebas biológicas que hayan
sido debidamente acordadas por la autoridad judicial, por ser este un medio probatorio
esencial, fiable e idóneo para la determinación del hecho de la generación discutido en
el pleito, pues, en estos casos, al hallarse la fuente de la prueba en poder de una de las
partes del litigio, la obligación constitucional de colaborar con los Tribunales en el curso
del proceso (art. 118 C.E.), conlleva que dicha parte deba contribuir con su actividad
probatoria a la aportación de los hechos requeridos a fin de que el órgano judicial pueda
descubrir la verdad, ya que en otro caso, bastaría con que el litigante renuente a la prueba
biológica se negase a su realización para colocar al otro litigante en una situación de
indefensión contraria al art. 24.1 C.E. por no poder justificar procesalmente su pretensión
mediante la utilización de los medios probatorios pertinentes para su defensa que le
garantiza el art. 24.2 C.E. (STC y las resoluciones en ella citadas)» (SAP Sevilla 2.ª 26
junio 2008, LA LEY 203735/2008).

Artículo 768. Medidas cautelares


1. Mientras dure el procedimiento por el que se impugne la filiación, el Tri-
bunal adoptará las medidas de protección oportunas sobre la persona y bienes
del sometido a la potestad del que aparece como progenitor.

1097
Artículo 768 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Reclamada judicialmente la filiación, el Tribunal podrá acordar alimentos


provisionales a cargo del demandado y, en su caso, adoptar las medidas de pro-
tección a que se refiere el apartado anterior.
3. Como regla, las medidas a que se refieren los apartados anteriores se
acordarán previa audiencia de las personas que pudieran resultar afectadas. Para
ello será de aplicación lo dispuesto en los arts. 734, 735 y 736 de esta Ley.
No obstante, cuando concurran razones de urgencia, se podrán acordar las
medidas sin más trámites, y el Secretario judicial mandará citar a los interesados
a una comparecencia, que se celebrará dentro de los diez días siguientes y en la
que, tras oír las alegaciones de los comparecientes sobre la procedencia de las
medidas adoptadas, resolverá el Tribunal lo que proceda por medio de auto.
Para la adopción de las medidas cautelares en estos procesos, podrá no exi-
girse caución a quien las solicite.

COMENTARIOS
En materia cautelar, la norma distingue en función de cuál haya sido la
acción de filiación ejercitada en el proceso: 1.º) En los procesos de impugnación
de la filiación, y tanto de oficio como a instancia de parte, el Tribunal «adoptará
las medidas de protección oportunas sobre la persona y bienes del sometido a
la potestad del que aparece como progenitor» (art. 768.1 LEC); y 2.º) Mientras
que en los procesos de reclamación de la filiación, el Tribunal «podrá acordar
alimentos provisionales a cargo del demandado y, en su caso, adoptar las medi-
das de protección a que se refiere el apartado anterior» (art. 768.2 LEC).
En cualquiera de los dos casos, dichas medidas cautelares «se acordarán
previa audiencia de las personas que pudieran resultar afectadas» (art. 768.3.I
LEC). Ello no obstante, cuando concurran razones de urgencia, se podrán acor-
dar las medidas sin más trámites, y el Secretario Judicial mandará citar a los
interesados a una comparecencia, que se celebrará dentro de los diez días
siguientes y en la que, tras oír las alegaciones de los comparecientes sobre la
procedencia de las medidas adoptadas, resolverá el Tribunal lo que proceda por
medio de auto (art. 768.3.II LEC). Además, para la adopción de dichas medidas
cautelares «podrá no exigirse caución a quien las solicite» (art. 768.3.III LEC),
posibilidad ésta que el órgano judicial competente habrá de ponderar funda-
mentalmente a la luz de la capacidad económica del sujeto peticionario de las
medidas cautelares de que se trate, así como también de la envergadura de las
mismas y de la entidad de los perjuicios que puedan ocasionar al sujeto pasivo
de las mismas.

1098
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 769

CAPÍTULO IV
De los procesos matrimoniales y de menores

Artículo 769. Competencia


1. Salvo que expresamente se disponga otra cosa, será Tribunal competente
para conocer de los procedimientos a que se refiere este capítulo el Juzgado de
Primera Instancia del lugar del domicilio conyugal. En el caso de residir los cón-
yuges en distintos partidos judiciales, será Tribunal competente, a elección del
demandante, el del último domicilio del matrimonio o el de residencia del
demandado.
Los que no tuvieren domicilio ni residencia fijos podrán ser demandados en
el lugar en que se hallen o en el de su última residencia, a elección del deman-
dante y, si tampoco pudiere determinarse así la competencia, corresponderá ésta
al Tribunal del domicilio del actor.
2. En el procedimiento de separación o divorcio de mutuo acuerdo a que se
refiere el art. 777, será competente el Juzgado del último domicilio común o el
del domicilio de cualquiera de los solicitantes.
3. En los procesos que versen exclusivamente sobre guarda y custodia de
hijos menores o sobre alimentos reclamados por un progenitor contra el otro en
nombre de los hijos menores, será competente el Juzgado de Primera Instancia
del lugar del último domicilio común de los progenitores. En el caso de residir
los progenitores en distintos partidos judiciales, será Tribunal competente, a
elección del demandante, el del domicilio del demandado o el de la residencia
del menor.
4. El Tribunal examinará de oficio su competencia.
Son nulos los acuerdos de las partes que se opongan a lo dispuesto en este
artículo.
Véase art. 21 y 22 LOPJ

COMENTARIOS
1. Para estos procesos dispone la LEC unas reglas de competencia judicial
que han de operar siempre que, conforme al art. 22 quáter c) LOPJ, corresponda
el litigio a los tribunales españoles, lo que acontecerá en «materia de relaciones
personales y patrimoniales entre cónyuges, nulidad matrimonial, separación y
divorcio y sus modificaciones, siempre que ningún otro Tribunal extranjero tenga
competencia, cuando ambos cónyuges posean residencia habitual en España al
tiempo de la interposición de la demanda o cuando hayan tenido en España su
última residencia habitual y uno de ellos resida allí, o cuando España sea la
residencia habitual del demandado, o, en caso de demanda de mutuo acuerdo,
cuando en España resida uno de los cónyuges, o cuando el demandante lleve al
menos un año de residencia habitual en España desde la interposición de la

1099
Artículo 769 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

demanda, o cuando el demandante sea español y tenga su residencia habitual


en España al menos seis meses antes de la interposición de la demanda, así como
cuando ambos cónyuges tengan nacionalidad española».
2. Dichas reglas competenciales son las siguientes:
1.ª Con carácter general, para los procesos de nulidad, separación y divorcio,
así como para las solicitudes de que se dote de eficacia civil a las decisiones
pontificias en la materia, será Tribunal competente «el Juzgado de Primera Ins-
tancia del lugar del domicilio conyugal»; pero en el caso de que cada uno de los
cónyuges resida en diferente partido judicial, serán entonces Tribunal compe-
tente «a elección del demandante o de los cónyuges que soliciten la separación
o el divorcio de mutuo acuerdo, el del último domicilio del matrimonio o el de
residencia del demandado» (art. 769.1.I LEC); y si los cónyuges no tienen domi-
cilio ni residencia fijos «podrán ser demandados en el lugar en que se hallen o
en el de su última residencia, a elección del demandante y, si tampoco pudiere
determinarse así la competencia, corresponderá ésta al Tribunal del domicilio
del actor» (art. 769.1.II LEC).
2.ª En los procesos en que se soliciten la separación o el divorcio de mutuo
acuerdo, según lo dispuesto en el art. 777 LEC, será competente «el Juez del
último domicilio común o el del domicilio de cualquier de los solicitantes» (art.
769.2 LEC).
3.ª En aquellos procesos que tengan por objeto la guarda y custodia de hijos
menores o los alimentos reclamados por un progenitor contra el otro en nombre
de los hijos menores, será competente «el Juzgado de Primera Instancia del lugar
del último domicilio común de los progenitores»; y si residiesen los mismos en
diferentes partidos judiciales, la competencia corresponderá, a elección del
demandante, al Tribunal «del domicilio del demandado o el de la residencia del
menor» (art. 769.3 LEC).
4.ª Cuando se trate de instar la adopción de medidas provisionales con
carácter previo a la incoación del proceso matrimonial, tal y como autorizan a
hacer los arts. 771.1 LEC y 104 CC, el órgano judicial competente para acor-
darlas será el Tribunal en cuya circunscripción tenga su domicilio el cónyuge
que se proponga demandar la nulidad, separación o divorcio matrimoniales (art.
771.1.I LEC).
3. Todos los indicados fueros territoriales presentan un carácter imperativo;
son derecho necesario del que las partes no pueden disponer por la vía de la
sumisión expresa o tácita, ya que, como afirma el último de los apartados del
art. 769 LEC, en estos procesos el Tribunal «examinará de oficio su competen-
cia» (v. art. 58 LEC), no siendo válidos sino nulos «los acuerdos de las partes que
se opongan a lo dispuesto en este artículo».

1100
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 770

Artículo 770. Procedimiento


Las demandas de separación y divorcio, salvo las previstas en el art. 777, las
de nulidad del matrimonio y las demás que se formulen al amparo del título IV
del libro I del Código Civil, se sustanciarán por los trámites del juicio verbal,
conforme a lo establecido en el capítulo I de este título, y con sujeción, además,
a las siguientes reglas:
1. A la demanda deberá acompañarse la certificación de la inscripción del
matrimonio y, en su caso, las de inscripción de nacimiento de los hijos en el
Registro Civil, así como los documentos en que el cónyuge funde su derecho. Si
se solicitaran medidas de carácter patrimonial, el actor deberá aportar los docu-
mentos de que disponga que permitan evaluar la situación económica de los
cónyuges y, en su caso, de los hijos, tales como declaraciones tributarias, nómi-
nas, certificaciones bancarias, títulos de propiedad o certificaciones registrales.
2. La reconvención se propondrá con la contestación a la demanda. El actor
dispondrá de 10 días para contestarla.
Sólo se admitirá la reconvención:
a) Cuando se funde en alguna de las causas que puedan dar lugar a la
nulidad del matrimonio.
b) Cuando el cónyuge demandado de separación o de nulidad pretenda
el divorcio.
c) Cuando el cónyuge demandado de nulidad pretenda la separación.
d) Cuando el cónyuge demandado pretenda la adopción de medidas
definitivas, que no hubieran sido solicitadas en la demanda, y sobre las que
el Tribunal no deba pronunciarse de oficio.
3. A la vista deberán concurrir las partes por sí mismas, con apercibimiento
de que su incomparecencia sin causa justificada podrá determinar que se con-
sideren admitidos los hechos alegados por la parte que comparezca para funda-
mentar sus peticiones sobre medidas definitivas de carácter patrimonial. Tam-
bién será obligatoria la presencia de los abogados respectivos.
4. Las pruebas que no puedan practicarse en el acto de la vista se practicarán
dentro del plazo que el Tribunal señale, que no podrá exceder de treinta días.
Durante este plazo, el Tribunal podrá acordar de oficio las pruebas que
estime necesarias para comprobar la concurrencia de las circunstancias en cada
caso exigidas por el Código Civil para decretar la nulidad, separación o divorcio,
así como las que se refieran a hechos de los que dependan los pronunciamientos
sobre medidas que afecten a los hijos menores o incapacitados, de acuerdo con
la legislación civil aplicable. Si el procedimiento fuere contencioso y se estime
necesario de oficio o a petición del fiscal, partes o miembros del equipo técnico
judicial o del propio menor, se oirá a los hijos menores o incapacitados si tuviesen
suficiente juicio y, en todo caso, a los mayores de doce años.

1101
Artículo 770 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En las exploraciones de menores en los procedimientos civiles se garantizará


por el Juez que el menor pueda ser oído en condiciones idóneas para la salva-
guarda de sus intereses, sin interferencias de otras personas y, recabando excep-
cionalmente el auxilio de especialistas cuando ello sea necesario.
5. En cualquier momento del proceso, concurriendo los requisitos señalados
en el art. 777, las partes podrán solicitar que continúe el procedimiento por los
trámites que se establecen en dicho artículo.
6. En los procesos que versen exclusivamente sobre guarda y custodia de
hijos menores o sobre alimentos reclamados en nombre de los hijos menores,
para la adopción de las medidas cautelares que sean adecuadas a dichos procesos
se seguirán los trámites establecidos en esta Ley para la adopción de medidas
previas, simultáneas o definitivas en los procesos de nulidad, separación o divor-
cio.
7. Las partes de común acuerdo podrán solicitar la suspensión del proceso
de conformidad con lo previsto en el art. 19.4 de esta Ley, para someterse a
mediación.

COMENTARIOS
– Procedimiento adecuado:
Con la sola excepción de los procesos de separación y divorcio consensuado
(que siguen los específicos trámites del art. 777 LEC), la totalidad de los procesos
matrimoniales y de menores se sustanciarán conforme al art. 753 LEC (al que se
remite el art. 770 LEC), es decir, a través del juicio verbal (arts. 437 a 447 LEC)
con las especialidades que se detallan a continuación.
– Aportación de documentos con la demanda:
Con la demanda de nulidad, separación o divorcio matrimoniales, según
exige el art. 770.1.ª LEC, deberá acompañar el actor «la certificación de la ins-
cripción del matrimonio y, en su caso, las de inscripción de nacimiento de los
hijos en el Registro Civil». Igualmente se acompañarán «los documentos en los
que el cónyuge funde su derecho» (expresión coincidente con la del art.
265.1.1.º LEC), que ha de entenderse referida a la acreditación documental de
la causa de nulidad, separación o divorcio que se aduzca como fundamento de
la pretensión. Además, cuando en la demanda se soliciten medidas de carácter
patrimonial, el actor también habrá de adjuntar «los documentos de que dis-
ponga que permitan evaluar la situación económica de los cónyuges y, en su
caso, de los hijos, tales como declaraciones tributarias, nóminas, certificaciones
bancarias, títulos de propiedad o certificaciones registrales».
– Régimen de la reconvención:
En estos procesos la reconvención del demandado sólo se admitirá en los
casos enumerados en la regla 2.ª, y el actor dispondrá de un plazo de diez días
para contestarla.

1102
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 770

Dicha limitación resulta perfectamente comprensible. En definitiva, si la


admisibilidad de la reconvención precisa, con carácter general, de la existencia
de una conexión entre las pretensiones ejercitadas por el actor y las deducidas
por el demandado reconviniente (arts. 406.1, 438.1.II LEC), parece claro que en
el ámbito en el que ahora nos encontramos tal conexión únicamente podrá ser
advertida en los supuestos indicados expresamente en la norma, y no en cua-
lesquiera otros diferentes que pudiesen imaginarse.
– Asistencia de las partes a la vista:
A diferencia de lo que acontece en el juicio verbal, donde las partes han de
acudir a la vista oral por medio de sus Procuradores (cuando sea preceptiva su
intervención) y Abogados, en la vista oral de los procesos matrimoniales es
requerida legalmente la presencia física de las partes en conflicto, de los cón-
yuges cuya separación, divorcio o nulidad matrimonial se encuentra en tela de
juicio. Así lo exige el art. 770.3.ª LEC, donde literalmente se afirma que a dicho
acto oral «deberán concurrir las partes por sí mismas, con apercibimiento de que
su incomparecencia sin causa justificada podrá determinar que se consideren
admitidos los hechos alegados por la parte que comparezca para fundamentar
sus peticiones sobre medidas definitivas de carácter patrimonial» (v. también el
art. 771.3.II LEC).
Como es natural, de la posibilidad de que se produzca dicha ficta confessio
(limitada, como se advierte, a las medidas de índole patrimonial o económica)
deberán ser informados los cónyuges contendientes en el acto judicial de comu-
nicación por el que se les cite al acto de la vista oral.
– Especialidades probatorias:
En la vista oral de esta clase de procedimientos [vista que, como es sabido,
constituye el acto procesal que en el juicio verbal está pensado para que tenga
lugar la proposición, admisión y práctica de la prueba (v. art. 443.4 LEC)], las
actividades probatorias que no pueda ser llevadas a efecto en ese mismo acto
oral «se practicarán dentro del plazo que el Tribunal señale, que no podrá exce-
der de treinta días». Es el caso, pues, en que alguno de los medios de prueba
propuestos por las partes en la vista (vgr. un interrogatorio domiciliar de un tes-
tigo, una inspección ocular, etc.) y admitidos por el órgano judicial, no pueda
ser inmediatamente practicado en la misma, supuesto en el cual se señalará un
plazo para que se practique esa actuación de naturaleza probatoria, plazo en el
cual el Juez podrá también acordar de oficio otros medios de prueba que estime
necesarios.
– Otras especialidades:
Además de las anteriores, el precepto comentado introduce otras en materia
de conversión del proceso contencioso en consensuado (regla 5.ª), de medidas
cautelares (regla 6.ª) y de suspensión del proceso (regla 7.ª).

1103
Artículo 770 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
– Procedimiento adecuado:
«porque los cónyuges hayan instado la nulidad del matrimonio canónico ante la
jurisdicción eclesiástica, nada impide que puedan pedir simultáneamente la disolución
de su matrimonio por causa de divorcio ante los Tribunales Civiles, pues un proceso no
interfiere para nada en el otro, ni lo que se decida por la jurisdicción civil influye para
nada en la decisión que tomen los Tribunales de la Iglesia, y no cabe por tanto que se
produzcan sentencias contradictorias ya que la jurisdicción civil y la eclesiástica nada
tienen que ver en este aspecto, ni interfieren como decimos la una en la otra» (SAP León
2.ª 13 febrero 2004, LA LEY 42/2004, Rec. 48/2004).
– Regla 1.ª: aportación de documentos:
«si bien es verdad que con arreglo al art. 770, regla 1.ª de la LEC los documentos
aportados por la actora debieron ser aportados con la demanda, al igual que ocurre con
el informe pericial, conforme al art. 336 de la LEC, no es menos cierto que dichas pruebas
podían ser admitidas por el juzgador a quo, dadas las facultades que le confiere el art.
774.2 de la LEC, lo que es lógico dada la especial naturaleza del procedimiento que nos
ocupa, lo cual supone que no ha habido infracción de norma procesal alguna por parte
del juzgador de instancia» (SAP Málaga 6.ª 7 diciembre 2005, LA LEY 891/2005, Rec.
747/2005).
– Regla 2.ª: acumulación de acciones:
«Sostiene la parte apelante que la posibilidad de acumular la acción de enriqueci-
miento injusto es admitida por alguna sección de esta Audiencia Provincial. Ello es cierto,
si bien las resoluciones que se conocen en tal sentido pueden considerarse muy restric-
tivas, ya que dicha posibilidad sólo se aceptó bajo la anterior LEC y exclusivamente en
el procedimiento de modificación de medidas (por tanto, al margen del propio proceso
matrimonial) y sólo cuando la percepción indebida aparecía acreditada cumplida y
fehacientemente, sin objeción alguna por parte de quien la había venido disfrutando (...)
La naturaleza de la acción de enriquecimiento injusto, más cuando de pensiones ali-
menticias se trata, requiere un análisis y posibilidad de contradicción mayor que el que
se pueda otorgar en este especial procedimiento, destinado, como ya se dijo, a finalidad
diferente a la que ahora se pretende extender» (SAP Asturias 6.ª 15 abril 2002, LA LEY
178/2002, Rec. 509/2001).
– Regla 3.ª: asistencia de las partes a la vista oral:
«Ciertamente el art. 770 de la LEC (LA LEY 58/2000) exige la comparecencia personal
de los litigantes, pero la única consecuencia que señala el precepto ante su falta injusti-
ficada es que puedan considerarse admitidos los hechos alegados por la parte que com-
parezca para fundamentar sus pretensiones sobre las medidas de carácter patrimonial»
(SAP Tenerife 1.ª 17 septiembre 2015, LA LEY 212157/2015).
– Regla 4.ª: audiencia a los hijos menores:
«42. Apunta que la petición del trámite de audiencia de las menores fue formulada
expresamente ante el Juzgado de Primera Instancia en cuanto la demandante se opuso,
el 28 de febrero de 2007, a la demanda de divorcio (apartado 9 anterior). No aprecia

1104
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 771

ninguna razón que justifique que la opinión de la hija mayor de la demandante, una
menor con una edad entonces de más de 12 años, no fuera recogida directamente por
el Juzgado de Primera Instancia en el marco del procedimiento de divorcio, como lo
exigía la Ley interna (apartado 18 anterior). El TEDH no ve tampoco ninguna razón que
justifique que el Juzgado de Primera Instancia no se pronunciara, en el marco de este
mismo procedimiento, de manera motivada sobre la solicitud de la hija menor de ser
oída por aquel, tal como se lo exigía la Ley. La denegación de oír por lo menos a la hija
mayor, así como la ausencia de cualquier motivación para rechazar las pretensiones de
las menores de ser oídas directamente por el Juez que debía resolver sobre el régimen
de visitas de su padre (apartado 13 anterior), conduce al TEDH a concluir que se ha
privado indebidamente a la Sra. Iglesias Casarrubios del derecho de que sus hijas sean
oídas personalmente por el Juez, no obstante las disposiciones legales aplicables, sin que
las jurisdicciones superiores que examinaron los recursos que aquella había interpuesto
pusieran remedio a tal privación.
43. Por lo que el TEDH concluye que las jurisdicciones internas no han garantizado
a la demandante su derecho a un proceso equitativo, en el sentido del art. 6 § 1 del
Convenio. En consecuencia, se ha producido vulneración de esta disposición» (STEDH
11 octubre 2016, asunto Iglesias c. España).

Artículo 771. Medidas provisionales previas a la demanda de nulidad, sepa-


ración o divorcio. Solicitud, comparecencia y resolución
1. El cónyuge que se proponga demandar la nulidad, separación o divorcio
de su matrimonio puede solicitar los efectos y medidas a que se refieren los arts.
102 y 103 del Código Civil ante el Tribunal de su domicilio.
Para formular esta solicitud no será precisa la intervención de procurador y
abogado, pero sí será necesaria dicha intervención para todo escrito y actuación
posterior.
2. A la vista de la solicitud, el Secretario judicial citará a los cónyuges y, si
hubiere hijos menores o incapacitados, al Ministerio Fiscal, a una comparecencia
en la que se intentará un acuerdo de las partes, que señalará el Secretario judicial
y que se celebrará en los diez días siguientes. A dicha comparecencia deberá
acudir el cónyuge demandado asistido por su abogado y representado por su
procurador.
De esta resolución dará cuenta en el mismo día al Tribunal para que pueda
acordar de inmediato, si la urgencia del caso lo aconsejare, los efectos a que se
refiere el art. 102 del Código Civil y lo que considere procedente en relación con
la custodia de los hijos y uso de la vivienda y ajuar familiares. Contra esta reso-
lución no se dará recurso alguno.
3. En el acto de la comparecencia a que se refiere el apartado anterior, si no
hubiere acuerdo de los cónyuges sobre las medidas a adoptar o si dicho acuerdo,
oído, en su caso, el Ministerio Fiscal, no fuera aprobado en todo o en parte por
el Tribunal, se oirán las alegaciones de los concurrentes y se practicará la prueba
que éstos propongan y que no sea inútil o impertinente, así como la que el Tri-
bunal acuerde de oficio. Si alguna prueba no pudiera practicarse en la compa-

1105
Artículo 771 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

recencia, el Secretario judicial señalará fecha para su práctica, en unidad de acto,


dentro de los diez días siguientes.
La falta de asistencia, sin causa justificada, de alguno de los cónyuges a la
comparecencia podrá determinar que se consideren admitidos los hechos ale-
gados por el cónyuge presente para fundamentar sus peticiones sobre medidas
provisionales de carácter patrimonial.
4. Finalizada la comparecencia o, en su caso, terminado el acto que se
hubiere señalado para la práctica de la prueba que no hubiera podido producirse
en aquélla, el Tribunal resolverá, en el plazo de tres días, mediante auto, contra
el que no se dará recurso alguno.
5. Los efectos y medidas acordados de conformidad con lo dispuesto en este
artículo sólo subsistirán si, dentro de los treinta días siguientes a su adopción se
presenta la demanda de nulidad, separación o divorcio.

COMENTARIOS
Como un fenómeno inherente a cualesquiera procesos matrimoniales, los
arts. 102 y 103 CC establecen una serie de efectos legales y medidas judiciales
de diversa índole, sobre cuya naturaleza jurídica, en tránsito desde lo cautelar a
lo puramente conservativo, tuitivo o aseguratorio, ha existido una abundante
polémica doctrinal. Tales efectos y medidas, con carácter general, se dispondrán,
bien ipso iure, o imperativamente, e inaudita parte, una vez admitida la demanda
de nulidad, separación o divorcio (art. 102 CC), o bien las dispondrá el Juez para
el caso de que los cónyuges no hayan llegado a un acuerdo aprobado judicial-
mente (art. 103 CC). Pero el presente art. 771 LEC permite también su solicitud
y posterior adopción judicial, ante el Tribunal donde el solicitante tenga su
domicilio, con carácter previo a la interposición de la demanda.
Para ello se habrán de seguir los trámites procedimentales dispuestos en
dicha norma, teniendo en cuenta que, de adoptarse finalmente las medidas pro-
visionales, las mismas sólo subsistirán si, dentro de los treinta días siguientes a
su adopción (a contar desde la notificación de la resolución que las acuerde), se
presenta la demanda de nulidad, separación o divorcio (arts. 771.5 LEC, 104.II
CC).

JURISPRUDENCIA
– Plazo para interponer la demanda posterior a las medidas provisionales:
«ya el Auto de la Audiencia Provincial de Zaragoza de 29.9.1999, antes citado, y a
propósito del art. 104 del Código Civil, se inclinaba por estar a la fecha de la notificación
del auto para el inicio del cómputo, solución que nos parece más justa y objetiva en tanto
que si se trata de imponer una determinada conducta a la parte, ésta ha de saber el
contenido de la resolución sin que el plazo de treinta días marcado no se vea mermado
por retrasos en la notificación de aquélla» (AAP Córdoba 1.ª 23 enero 2003, LA LEY
36/2003, Rec. 439/2002).

1106
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 772

«Se resuelve en la primera instancia dejar sin efecto las declaraciones y medidas
provisionales adoptadas en el auto dictado por el Tribunal el día 24 de abril en las actua-
ciones iniciadas por solicitud de D.ª Isabel y ello en cuanto, se argumenta el art. 771.5
de la LEC al igual que el art. 104 del CC, establecen que las medidas provisionales previas
a la presentación de la oportuna demanda de nulidad, separación o divorcio del matri-
monio, sólo subsistirán, si dentro de los 30 días siguientes a contar desde que fueron
inicialmente adoptadas se presenta la demanda, por lo que, se continúa razonando,
habiendo transcurrido el plazo legal sin que se haya justificado la presentación de la
oportuna demanda, procede declarar caducadas las medidas adoptadas, dejándolas sin
efecto» (AAP Madrid 22.ª 15 junio 2004, LA LEY 170/2004, Rec. 1063/2004).

Artículo 772. Confirmación o modificación de las medidas provisionales


previas a la demanda, al admitirse ésta
1. Cuando se hubieren adoptado medidas con anterioridad a la demanda,
admitida ésta, el Secretario judicial unirá las actuaciones sobre adopción de
dichas medidas a los autos del proceso de nulidad, separación o divorcio, soli-
citándose, a tal efecto, el correspondiente testimonio, si las actuaciones sobre
las medidas se hubieran producido en Tribunal distinto del que conozca de la
demanda.
2. Sólo cuando el Tribunal considere que procede completar o modificar las
medidas previamente acordadas ordenará que se convoque a las partes a una
comparecencia, que señalará el Secretario judicial y se sustanciará con arreglo
a lo dispuesto en el artículo anterior.
Contra el auto que se dicte no se dará recurso alguno.

COMENTARIOS
Las medidas provisionales adoptadas antes de la iniciación del proceso que-
darán confirmadas tras la admisión de la correspondiente demanda, solicitán-
dose, a tal efecto, el correspondiente testimonio si las actuaciones sobre las
medidas se hubieran producido en Tribunal distinto del que conozca de la
demanda (art. 772.1 LEC); pero si el Tribunal considera que procede completar
o modificar las medidas previamente acordadas, convocará a las partes a una
comparecencia, que señalará el Secretario Judicial y se sustanciará con arreglo
a lo dispuesto en el artículo anterior (art. 772.2 LEC).

Artículo 773. Medidas provisionales derivadas de la admisión de la demanda


de nulidad, separación o divorcio
1. El cónyuge que solicite la nulidad de su matrimonio, la separación o el
divorcio podrá pedir en la demanda lo que considere oportuno sobre las medidas
provisionales a adoptar, siempre que no se hubieren adoptado con anterioridad.
También podrán ambos cónyuges someter a la aprobación del Tribunal el
acuerdo a que hubieren llegado sobre tales cuestiones. Dicho acuerdo no será

1107
Artículo 773 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

vinculante para las pretensiones respectivas de las partes ni para la decisión que
pueda adoptar el Tribunal en lo que respecta a las medidas definitivas.
2. Admitida la demanda, el Tribunal resolverá sobre las peticiones a que se
refiere el apartado anterior y, en su defecto, acordará lo que proceda, dando
cumplimiento, en todo caso, a lo dispuesto en el art. 103 del Código Civil.
3. Antes de dictar el Tribunal la resolución a que se refiere el apartado ante-
rior, el Secretario judicial convocará a los cónyuges y, en su caso, al Ministerio
Fiscal, a una comparecencia, que se sustanciará conforme a lo previsto en el art.
771.
Contra el auto que se dicte no se dará recurso alguno.
4. También podrá solicitar medidas provisionales el cónyuge demandado,
cuando no se hubieran adoptado con anterioridad o no hubieran sido solicitadas
por el actor, con arreglo a lo dispuesto en los apartados precedentes. La solicitud
deberá hacerse en la contestación a la demanda y se sustanciará en la vista prin-
cipal, cuando ésta se señale dentro de los diez días siguientes a la contestación,
resolviendo el Tribunal por medio de auto no recurrible cuando la sentencia no
pudiera dictarse inmediatamente después de la vista.
Si la vista no pudiera señalarse en el plazo indicado, el Secretario judicial
convocará la comparecencia a que se refiere el apartado 3 de este artículo.
5. Las medidas provisionales quedarán sin efecto cuando sean sustituidas por
las que establezca definitivamente la sentencia o cuando se ponga fin al proce-
dimiento de otro modo.

COMENTARIOS
1. Los efectos y medidas previstas en los arts. 102 y 103 CC, aunque puedan
ser instados en un estadio previo al nacimiento del proceso, se encuentran idea-
dos, fundamentalmente, para ser solicitados o surtir con la presentación y admi-
sión, respectivamente, de la demanda de nulidad, separación o divorcio matri-
moniales. El art. 773 LEC, en sus apartados 1 a 3, así lo prevé, permitiendo que
el cónyuge que solicite la nulidad de su matrimonio, la separación o el divorcio
pueda pedir en la demanda lo que considere oportuno sobre las medidas pro-
visionales a adoptar, siempre que no se hubieren adoptado con anterioridad.
También podrán ambos cónyuges someter a la aprobación del Tribunal el
acuerdo a que hubieren llegado sobre tales cuestiones, si bien dicho acuerdo no
será vinculante para las pretensiones respectivas de las partes ni para la decisión
que pueda adoptar el Tribunal en lo que respecta a las medidas definitivas (art.
773.1 LEC).
2. Pero la LEC también permite que sea el demandado quien solicite la adop-
ción judicial de estas medidas cuando no se hubieran acordado con anterioridad
o no hubieran sido solicitadas por la parte actora, solicitud que llevará a cabo
en su escrito de contestación a la demanda y que se sustanciará en la vista prin-
cipal (art. 773.4 LEC).

1108
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 774

Artículo 774. Medidas definitivas


1. En la vista del juicio, si no lo hubieren hecho antes, conforme a lo dispuesto
en los artículos anteriores, los cónyuges podrán someter al Tribunal los acuerdos
a que hubieren llegado para regular las consecuencias de la nulidad, separación
o divorcio y proponer la prueba que consideren conveniente para justificar su
procedencia.
2. A falta de acuerdo, se practicará la prueba útil y pertinente que los cón-
yuges o el Ministerio Fiscal propongan y la que el Tribunal acuerde de oficio
sobre los hechos que sean relevantes para la decisión sobre las medidas a adop-
tar.
3. El Tribunal resolverá en la sentencia sobre las medidas solicitadas de
común acuerdo por los cónyuges, tanto si ya hubieran sido adoptadas, en con-
cepto de provisionales, como si se hubieran propuesto con posterioridad.
4. En defecto de acuerdo de los cónyuges o en caso de no aprobación del
mismo, el Tribunal determinará, en la propia sentencia, las medidas que hayan
de sustituir a las ya adoptadas con anterioridad en relación con los hijos, la
vivienda familiar, las cargas del matrimonio, disolución del régimen económico
y las cautelas o garantías respectivas, estableciendo las que procedan si para
alguno de estos conceptos no se hubiera adoptado ninguna.
5. Los recursos que, conforme a la ley, se interpongan contra la sentencia no
suspenderán la eficacia de las medidas que se hubieren acordado en ésta. Si la
impugnación afectara únicamente a los pronunciamientos sobre medidas, se
declarará por el Secretario judicial la firmeza del pronunciamiento sobre la nuli-
dad, separación o divorcio.

COMENTARIOS
Las medidas provisionales de los arts. 102 y 103 LEC, como ya se sabe,
podrán ser solicitadas antes del nacimiento del proceso y una vez iniciado el
mismo, y, tras ser adoptadas por el Tribunal, pervivirán, bien hasta que venza el
plazo legalmente previsto para la interposición de la demanda cuando se hayan
adoptado preprocesalmente, o bien hasta la emisión de la sentencia que ponga
término el proceso matrimonial. Pues bien, en el supuesto en que, efectivamente,
llegue el momento de pronunciar la sentencia, el órgano judicial tendrá que
pronunciarse igualmente sobre las medidas que, no ya con carácter provisional
sino definitivo, han de regir las consecuencias de la nulidad, separación o divor-
cio que se declare (art. 774.1.4 LEC).
Merece destacarse que los recursos que se interpongan contra la sentencia
no suspenderán la eficacia de las medidas que se hubieren acordado en ésta (art.
774.5 LEC) (sobre la admisibilidad de la ejecución provisional de dichos pro-
nunciamientos, véase el posterior apartado de jurisprudencia).

1109
Artículo 774 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
– Ejecución provisional de las medidas definitivas adoptadas en una sentencia objeto
de recurso:
«Solicitada la ejecución provisional de la sentencia de divorcio únicamente, el auto
ahora recurrido deniega tal petición en lo referente al requerimiento a la esposa para que
abandone el domicilio familiar en favor del esposo e hijos que con él conviven, en base
a lo dispuesto en el art. 525.1.1.ª de la Ley de Enjuiciamiento Civil, dado el carácter no
patrimonial de la medida en cuestión, en tanto que la apelante considera que procede
la ejecución provisional interesada en virtud de lo establecido en el art. 774.5 de la misma
ley (...) La cuestión suscitada resulta ciertamente polémica dada la contradicción en que,
al menos en una primera aproximación, incurren los dos preceptos citados (...) La con-
tradicción estriba en que, conforme al tenor literal del art. 525, cabría pensar (y así lo
hace el Juez a quo) que la Ley únicamente permite la ejecución provisional de aquellas
medidas fijadas en la sentencia que tengan carácter exclusivamente patrimonial, de
manera que dicha posibilidad quedaría vetada para las de otra naturaleza, como el pro-
nunciamiento que nos ocupa en el presente procedimiento. Por el contrario, la lectura
del art. 774.5 nos lleva a pensar que todas las medidas acordadas por la sentencia que
recaiga en un proceso matrimonial son provisionalmente ejecutables con independencia
de su contenido patrimonial o no, toda vez que el recurso interpuesto contra la sentencia
no suspende la eficacia de aquellas (...) para llegar a una conclusión, podemos establecer
que no cabe la interpretación restrictiva recogida en el auto que ahora se apela, sino que
lo dispuesto en el art. 774.5 debe prevalecer sobre la norma del art. 525.1.1.°, por dos
razones: 1.ª) Por un principio sistemático, ya que el art. 525 se ubica dentro de las dis-
posiciones generales de la ejecución provisional, en tanto que el 774 está situado dentro
de la regulación completa de los procesos matrimoniales (...) 2.ª) Por la mayor especia-
lidad de su contenido, puesto que el art. 774 es aplicable exclusivamente a procesos
matrimoniales, y el art. 525.1.1.ª se refiere también a procesos sobre paternidad, mater-
nidad, filiación, capacidad y estado civil y derechos honoríficos, en los que pueden esta-
blecerse «pronunciamientos que regulen las obligaciones y relaciones patrimoniales rela-
cionadas con lo que sea objeto principal del proceso» distintos de los específicos de los
procesos de separación y divorcio. De hecho, esta prevalencia del art. 774.5 ha quedado
plasmada en diversas resoluciones de Audiencias Provinciales, como la de Burgos (sec.
2.ª), que en su auto de 26.4.02, tras indicar que «las medidas que se adoptan en un
proceso de separación, divorcio o nulidad complementarias de la decisión principal
sobre la suerte del matrimonio, no se ven afectadas por la interposición de recursos «,
señala que «el legislador lo que ha querido es facilitar al Tribunal la posibilidad de ir
dando respuestas adecuadas a las distintas situaciones que se pueden ir creando a lo
largo de una relación personal, fundamentalmente de tipo paterno–filial, a lo largo de un
proceso matrimonial, sin que la adopción de esas medidas quede mediatizado por el
hecho de que haya de esperarse a la firmeza de la resolución que se adopta», e igual-
mente el auto de la Audiencia Provincial de Barcelona (sec. 12.ª) de 10.9.02, que se
pronuncia a favor de la ejecución provisional de medidas no patrimoniales, en base a la
prevalencia del art. 774.5 sobre el art. 525.1.1.ª, y asimismo el auto de la Audiencia
Provincial de Madrid (sec. 22.ª) de 12.3.02. En definitiva, no cabe sostener que el art.
525 limite la posibilidad de ejecución provisional a las medidas de carácter patrimonial
o económico, puesto que el art. 774.5 prevé la eficacia inmediata de todas las acordadas

1110
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 775

en la sentencia de separación o divorcio, cualquiera que sea su naturaleza y sin perjuicio


del recurso de apelación que se interponga contra la sentencia, por lo que procede esti-
mar el presente recurso y revocar el auto apelado, disponiendo la ejecución provisional
interesada» (AAP Cádiz 5.ª 9 mayo 2007, LA LEY 39/2007, Rec. 200/2007).

Artículo 775. Modificación de las medidas definitivas


1. El Ministerio Fiscal, habiendo hijos menores o incapacitados y, en todo
caso, los cónyuges, podrán solicitar del Tribunal que acordó las medidas defini-
tivas, la modificación de las medidas convenidas por los cónyuges o de las adop-
tadas en defecto de acuerdo, siempre que hayan variado sustancialmente las
circunstancias tenidas en cuenta al aprobarlas o acordarlas.
2. Estas peticiones se tramitarán conforme a lo dispuesto en el art. 770. No
obstante, si la petición se hiciera por ambos cónyuges de común acuerdo o por
uno con el consentimiento del otro y acompañando propuesta de convenio regu-
lador, regirá el procedimiento establecido en el art. 777.
3. Las partes podrán solicitar, en la demanda o en la contestación, la modi-
ficación provisional de las medidas definitivas concedidas en un pleito anterior.
Esta petición se sustanciará con arreglo a lo previsto en el art. 773.

COMENTARIOS
Las medidas definitivas que se adopten en las sentencias matrimoniales, por
su propia naturaleza, están sometidas a la cláusula rebus sic stantibus, de manera
que, ante la modificación sustancial de las circunstancias que en su día se toma-
ron en consideración a la hora de dictar la sentencia (vgr. la adquisición de la
mayoría de edad de los hijos, las variaciones en los ingresos económicos de los
ex cónyuges…), ha de ser posible instar, a su vez, una modificación de las medi-
das definitivas adoptadas. De ahí que la LEC contemple el procedimiento a seguir
en estos casos, el cual habrá de acomodarse a las reglas previstas en este art.
775:

JURISPRUDENCIA
«Ciertamente, y en el ámbito procesal, se tiene actualmente planteada la polémica
sobre la posibilidad o no de plantear reconvención en un procedimiento de modificación
de medidas, y por cuanto que de modo expreso legalmente no se encuentra reconocida
tal posibilidad, no habiendo posturas unánimes al respecto, si bien pudiera pensarse, en
un plano teórico y puesto que no es aplicable al presente supuesto, en la posibilidad de
admitir la reconvención en el mismo acto de la comparecencia, en una aplicación inte-
gradora de la norma, si tenemos en cuenta las posibilidades procesales que admite el
trámite del juicio verbal con respecto a los procedimientos de separación, divorcio y
nulidad, y para preservar el tratamiento igualitario de todos los interesados en toda clase
de procedimientos, y en especial, en el de la modificación de las medidas acordadas
previamente en un procedimiento que se ha tramitado por las normas del juicio verbal,

1111
Artículo 776 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ámbito procesal que sí permite el planteamiento de la reconvención» (AAP Madrid 22.ª


7 mayo 2004, LA LEY 124/2004, Rec. 325/2004).
«Es doctrina jurídica de la Audiencia Provincial que la modificación de efectos de
divorcio requiere alteración sustancial de circunstancias tenidas en cuenta en anterior
procedimiento matrimonial. Tal premisa ha de ser bien entendida para que no pueda
volverse a debatir y enjuiciar hechos que ya fueron tenidos en cuenta en anteriores reso-
luciones judiciales, lo que atentaría al principio de cosa juzgada material. Sin embargo
aunque tales circunstancias han de tener características objetivas (no voluntarias), pos-
teriores, sustanciales, e imprevisibles, no provocadas con el fin de perjudicar a la parte
contraria, se ha de precisar que también dentro de las líneas procesales del «onus pro-
bandi», han de ser introducidas en el proceso matrimonial para su valoración por el
Juzgador, y producir así, el efecto del «non bis in idem» que exige la seguridad jurídica
de los pronunciamientos judiciales» (SAP Barcelona 12.ª 12 julio 2004, LA LEY
440/2004, Rec. 387/2004).
«La resolución recurrida, la demandada tiene a su alcance el modificar dichas medi-
das, a través del procedimiento previsto en el art. 775 de la Ley de Enjuiciamiento Civil,
pero lo que no puede hacer es negarse a cumplir una Sentencia, a lo que viene obligada
por imperativo legal, so pena de incurrir en las responsabilidades civiles o penales que
correspondan» (AAP Granada 5.ª 27 febrero 2008, LA LEY 27/2008, Rec. 646/2007).

Artículo 776. Ejecución forzosa de los pronunciamientos sobre medidas


Los pronunciamientos sobre medidas se ejecutarán con arreglo a lo dispuesto
en el Libro III de esta ley, con las especialidades siguientes:
1. Al cónyuge o progenitor que incumpla de manera reiterada las obligacio-
nes de pago de cantidad que le correspondan podrán imponérsele por el Secre-
tario judicial multas coercitivas, con arreglo a lo dispuesto en el art. 711 y sin
perjuicio de hacer efectivas sobre su patrimonio las cantidades debidas y no
satisfechas.
2. En caso de incumplimiento de obligaciones no pecuniarias de carácter
personalísimo, no procederá la sustitución automática por el equivalente pecu-
niario prevista en el apartado tercero del art. 709 y podrán, si así lo juzga con-
veniente el Tribunal, mantenerse las multas coercitivas mensuales todo el tiempo
que sea necesario más allá del plazo de un año establecido en dicho precepto.
3. El incumplimiento reiterado de las obligaciones derivadas del régimen de
visitas, tanto por parte del progenitor guardador como del no guardador, podrá
dar lugar a la modificación por el Tribunal del régimen de guarda y visitas.
4. Cuando deban ser objeto de ejecución forzosa gastos extraordinarios, no
expresamente previstos en las medidas definitivas o provisionales, deberá soli-
citarse previamente al despacho de ejecución la declaración de que la cantidad
reclamada tiene la consideración de gasto extraordinario. Del escrito solicitando
la declaración de gasto extraordinario se dará vista a la contraria y, en caso de
oposición dentro de los cinco días siguientes, el Tribunal convocará a las partes

1112
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 777

a una vista que se sustanciará con arreglo a lo dispuesto en los arts. 440 y ss. y
que resolverá mediante auto.

COMENTARIOS
El presente artículo, último de los dedicados a regular las especialidades de
los procesos de nulidad, separación y divorcio no consensuados, introduce una
serie de reglas tendentes a facilitar o a reforzar la ejecución forzosa de los pro-
nunciamientos condenatorios que se plasmen en la oportuna sentencia, para lo
cual se introducen medidas de tipo ejecutivo para el litigante incumplidor de sus
obligaciones, tales como: 1.ª) La imposición al mismo de multas coercitivas; 2.ª)
La sustitución automática por su equivalente pecuniario de obligaciones perso-
nalísimas; y 3.ª) La modificación del régimen de guarda y visitas de los hijos.
También contempla la norma el procedimiento a seguir al objeto de declarar
como «extraordinario» un concreto gasto que haya surgido con posterioridad a
la sentencia (art. 776.4.ª LEC).

Artículo 777. Separación o divorcio solicitados de mutuo acuerdo o por uno


de los cónyuges con el consentimiento del otro
1. Las peticiones de separación o divorcio presentadas de común acuerdo
por ambos cónyuges o por uno con el consentimiento del otro se tramitarán por
el procedimiento establecido en el presente artículo.
2. Al escrito por el que se promueva el procedimiento deberá acompañarse
la certificación de la inscripción del matrimonio y, en su caso, las de inscripción
de nacimiento de los hijos en el Registro Civil, así como la propuesta de convenio
regulador conforme a lo establecido en la legislación civil y el documento o
documentos en que el cónyuge o cónyuges funden su derecho, incluyendo, en
su caso, el acuerdo final alcanzado en el procedimiento de mediación familiar.
Si algún hecho relevante no pudiera ser probado mediante documentos, en el
mismo escrito se propondrá la prueba de que los cónyuges quieran valerse para
acreditarlo.
3. Admitida la solicitud de separación o divorcio, el Secretario judicial citará
a los cónyuges, dentro de los tres días siguientes, para que se ratifiquen por
separado en su petición. Si ésta no fuera ratificada por alguno de los cónyuges,
el Secretario judicial acordará de inmediato el archivo de las actuaciones, que-
dando a salvo el derecho de los cónyuges a promover la separación o el divorcio
conforme a lo dispuesto en el art. 770. Contra esta resolución del Secretario
judicial podrá interponerse recurso directo de revisión ante el Tribunal.
4. Ratificada por ambos cónyuges la solicitud, si la documentación aportada
fuera insuficiente, el Juez o el Secretario judicial que fuere competente conce-
derá a los solicitantes un plazo de diez días para que la completen. Durante este
plazo se practicará, en su caso, la prueba que los cónyuges hubieren propuesto
y la demás que el Tribunal considere necesaria para acreditar la concurrencia

1113
Artículo 777 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

de las circunstancias en cada caso exigidas por el Código Civil y para apreciar
la procedencia de aprobar la propuesta de convenio regulador.
5. Si hubiera hijos menores o incapacitados, el Tribunal recabará informe del
Ministerio Fiscal sobre los términos del convenio relativos a los hijos y oirá a los
menores si tuvieran suficiente juicio cuando se estime necesario de oficio o a
petición del Fiscal, partes o miembros del Equipo Técnico Judicial o del propio
menor. Estas actuaciones se practicarán durante el plazo a que se refiere el
apartado anterior o, si éste no se hubiera abierto, en el plazo de cinco días.
6. Cumplido lo dispuesto en los dos apartados anteriores o, si no fuera nece-
sario, inmediatamente después de la ratificación de los cónyuges, el Tribunal
dictará sentencia concediendo o denegando la separación o el divorcio y pro-
nunciándose, en su caso, sobre el convenio regulador.
7. Concedida la separación o el divorcio, si la sentencia no aprobase en todo
o en parte el convenio regulador propuesto, se concederá a las partes un plazo
de diez días para proponer nuevo convenio, limitado, en su caso, a los puntos
que no hayan sido aprobados por el Tribunal. Presentada la propuesta o trans-
currido el plazo concedido sin hacerlo, el Tribunal dictará auto dentro del tercer
día, resolviendo lo procedente.
8. La sentencia que deniegue la separación o el divorcio y el auto que acuerde
alguna medida que se aparte de los términos del convenio propuesto por los
cónyuges podrán ser recurridos en apelación. El recurso contra el auto que
decida sobre las medidas no suspenderá la eficacia de éstas, ni afectará a la fir-
meza de la sentencia relativa a la separación o al divorcio.
La sentencia o el auto que aprueben en su totalidad la propuesta de convenio
sólo podrán ser recurridos, en interés de los hijos menores o incapacitados, por
el Ministerio Fiscal.
9. La modificación del convenio regulador o de las medidas acordadas por
el Tribunal en los procedimientos a que se refiere este artículo se sustanciará
conforme a lo dispuesto en el mismo cuando se solicite por ambos cónyuges de
común acuerdo o por uno con el consentimiento del otro y con propuesta de
nuevo convenio regulador. En otro caso, se estará a lo dispuesto en el art. 775.
10. Si la competencia fuera del Secretario judicial por no existir hijos meno-
res no emancipados o con la capacidad modificada judicialmente que dependan
de sus progenitores, inmediatamente después de la ratificación de los cónyuges
ante el Secretario judicial, este dictará decreto pronunciándose, sobre el con-
venio regulador.
El decreto que formalice la propuesta del convenio regulador declarará la
separación o divorcio de los cónyuges.
Si considerase que, a su juicio, alguno de los acuerdos del convenio pudiera
ser dañoso o gravemente perjudicial para uno de los cónyuges o para los hijos
mayores o menores emancipados afectados, lo advertirá a los otorgantes y dará
por terminado el procedimiento. En este caso, los cónyuges sólo podrán acudir
ante el Juez para la aprobación de la propuesta de convenio regulador.

1114
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 777

El decreto no será recurrible.


La modificación del convenio regulador formalizada por el Secretario judi-
cial se sustanciará conforme a lo dispuesto en este artículo cuando concurran
los requisitos necesarios para ello.

COMENTARIOS
A diferencia de los procesos matrimoniales contradictorios, donde se siguen
los trámites del juicio verbal con las especialidades de los arts. 753 y 770 LEC,
para el procedimiento de separación y divorcio consensuado, esto es, el tendente
a la declaración de la ruptura matrimonial que resulte promovido de común
acuerdo por ambos cónyuges, o por uno de ellos con el consentimiento del otro,
habrá de observarse, en cambio, las previsiones que al efecto se disponen en
este art. 777 LEC. Del análisis del citado precepto puede desprenderse que los
pasos procesales esenciales del procedimiento consensuado en materia matri-
monial son los siguientes:
1. Solicitud de iniciación: el procedimiento consensuado se promoverá
mediante la presentación ante el Juez competente (que será el de Primera Ins-
tancia del último domicilio común o el del domicilio de cualquiera de los soli-
citantes, según previene el art. 769.2 LEC) de una solicitud de separación o
divorcio.
Dicha solicitud se limitará a identificar debidamente a las partes procesales
y a exponer, fáctica y jurídicamente, cuál sea la causa determinante de la sepa-
ración o el divorcio matrimoniales cuya declaración judicial se insta, aportando
al efecto los documentos en los que los cónyuges «funden su derecho». Pero,
junto a tales contenidos, el art. 777.2 LEC, haciéndose eco de la exigencia reco-
gida en los arts. 81.1.º y 86 CC, requiere que a la anterior solicitud y documentos
acompañen los cónyuges, además de la certificación de la inscripción del matri-
monio y, en su caso, las de inscripción del nacimiento de los hijos en el Registro
Civil, una «propuesta de convenio regulador conforme a lo establecido en la
legislación civil» (art. 90 CC). En la mencionada solicitud, y para el caso en que
alguno de los hechos relevantes para la resolución sobre la petición de ruptura
matrimonial no pudiese ser probado a través de los documentos en que los cón-
yuges funden su derecho, también deberán proponerse los medios de prueba de
que los mismos quieran valerse para acreditarlo (art. 777.2 LEC).
El escrito de solicitud de la separación o el divorcio consensuado, conforme
al art. 750 LEC, deberá ser suscrito por Abogado y por Procurador. Pero, como
especialidad propia de este procedimiento, la norma permite que ambos cón-
yuges puedan comparecer y actuar en el mismo empleando una sola defensa y
representación. Con todo, cuando alguno de los pactos propuestos por los cón-
yuges no fuera aprobado por el Tribunal, se requerirá a las partes a fin de que
en el plazo de cinco días manifiesten si desean continuar con la defensa y repre-

1115
Artículo 777 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

sentación únicas o si, por el contrario, prefieren litigar cada una con su propia
defensa y representación; asimismo, cuando, a pesar del acuerdo suscrito por
las partes y homologado por el Tribunal, una de las partes pida la ejecución
judicial de dicho acuerdo, se requerirá a la otra para que nombre Abogado y
Procurador que la defienda y represente.
2. Admisión de la solicitud, ratificación y fase probatoria: el Tribunal, tras
examinar de oficio su propia competencia objetiva y territorial (art. 769.4 LEC)
y comprobar que la solicitud presentada reúne los presupuestos y contenidos
legalmente exigidos, la admitirá a trámite; el Secretario Judicial, a continuación,
citará a ambos cónyuges para que se ratifiquen por separado en su petición (art.
777.3 LEC).
Si la solicitud no fuese ratificada, el Secretario acordará de inmediato el
archivo de las actuaciones, quedando a salvo el derecho de los cónyuges a pro-
mover la separación o el divorcio conforme a lo dispuesto en el art. 770 LEC; si,
por el contrario, ambos cónyuges se ratificasen por separado en su solicitud, el
Juez podrá adoptar una de estas dos decisiones: 1.ª) Conceder a los solicitantes
un plazo de diez días, bien cuando considere que la documentación aportada
por los mismos es insuficiente, o bien cuando se haya propuesto algún medio
probatorio tendente a acreditar algún hecho relevante que no pudiese ser pro-
bado por los documentos aportados (art. 77.5 LEC); 2.ª) Cuando la documenta-
ción presentada por los interesados fuese suficiente, cuando éstos no hayan pro-
puesto ningún medio probatorio y cuando no haya hijos del matrimonio, o los
que hubiese sean menores de doce años sin suficiente juicio o incapacitados,
entonces el Tribunal, inmediatamente después de la ratificación de los cónyuges
en su solicitud inicial, dictará sentencia concediendo o denegando la separación
o el divorcio y pronunciándose, en su caso, sobre el convenio regulador (art.
777.6 LEC).
3. Resolución del procedimiento: finalizado el plazo del art. 777.3 LEC,
cumplidos los trámites del art. 777.4 LEC, o cuando dicho plazo no haya sido
abierto o dichos trámites no se hayan desarrollado por no ser preceptivos en el
caso concreto, el Tribunal, como se acaba de señalar, dictará la sentencia defi-
nitiva (art. 777.6 LEC), la cual, obviamente, podrá conceder o denegar la solici-
tud de separación o divorcio instada consensuadamente por los cónyuges:
1.º Si el Tribunal accede a declarar la separación o el divorcio, así como
a la íntegra aprobación del convenio regulador, los trámites del procedi-
miento finalizarán definitivamente una vez notificada la sentencia a las par-
tes. Sin embargo, si pese a acceder a la ruptura matrimonial no se produce
la aprobación judicial íntegra del convenio regulador elaborado por los cón-
yuges, entonces el Tribunal aún habrá de conceder a los interesados un plazo
de diez días para proponer un nuevo convenio, limitado, eso sí, a los puntos
y extremos que no hayan sido aprobados por el Tribunal. Presentada la nueva
propuesta o transcurrido el plazo concedido sin haberlo verificado, el Tri-

1116
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 778

bunal dictará auto dentro de los tres días siguientes en el que resolverá lo
que estime procedente sobre dichos puntos o extremos (art. 777.7 LEC).
2.º El Tribunal, de otro lado, también podrá denegar la separación o el
divorcio de los cónyuges, naturalmente cuando no concurran en el caso
concreto ninguna de las causas legales previstas al efecto por la legislación
civil (v. art. 90.2 CC). A diferencia de lo que sucede con la sentencia que
declara la ruptura matrimonial y aprueba el convenio regulador, la cual no
es susceptible de recurso alguno por parte de los cónyuges por no ocasio-
narles absolutamente ningún gravamen o perjuicio en su esfera jurídica,
aunque sí por parte del Ministerio Fiscal para la sola defensa de los intereses
de los hijos menores o incapacitados (art. 777.8.II LEC), aquella otra resolu-
ción que deniegue la separación o el divorcio, así como el auto por el que
se acuerde alguna medida que se aparte de los términos del convenio pro-
puesto, podrán ser recurridos en apelación (arts. 455, 777.8.I LEC).
4. Modificación ulterior del convenio regulador: réstanos señalar, final-
mente, que la modificación del convenio regulador que sea aprobado judicial-
mente en estos procedimientos consensuados, se sustanciará conforme al art.
777 LEC cuando se solicite de común acuerdo de los cónyuges, o por uno con
el consentimiento del otro, y con propuesta de nuevo convenio regulador (art.
777.9 LEC). En cualquier otro caso se seguirá el procedimiento de modificación
de las medidas definitivas acordadas en el proceso matrimonial contradictorio
que se contempla en el art. 775 LEC (art. 777.9 LEC).

Artículo 778. Eficacia civil de resoluciones de los tribunales eclesiásticos o


de decisiones pontificias sobre matrimonio rato y no consumado
1. En las demandas en solicitud de la eficacia civil de las resoluciones dictadas
por los tribunales eclesiásticos sobre nulidad del matrimonio canónico o las
decisiones pontificias sobre matrimonio rato y no consumado, si no se pidiera la
adopción o modificación de medidas, el Tribunal dará audiencia por plazo de
diez días al otro cónyuge y al Ministerio Fiscal y resolverá por medio de auto lo
que resulte procedente sobre la eficacia en el orden civil de la resolución o deci-
sión eclesiástica.
2. Cuando en la demanda se hubiere solicitado la adopción o modificación
de medidas, se sustanciará la petición de eficacia civil de la resolución o decisión
canónica conjuntamente con la relativa a las medidas, siguiendo el procedi-
miento que corresponda con arreglo a lo dispuesto en el art. 770.

Artículo 778 bis. Ingreso de menores con problemas de conducta en centros


de protección específicos
1. La Entidad Pública, que ostente la tutela o guarda de un menor, y el Minis-
terio Fiscal estarán legitimados para solicitar la autorización judicial para el

1117
Artículo 778 bis Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ingreso del menor en los centros de protección específicos de menores con pro-
blemas de conducta a los que se refiere el art. 25 de la Ley Orgánica 1/1996,
de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, de modificación parcial del
Código Civil y de Enjuiciamiento Civil, debiendo acompañar a la solicitud la
valoración psicosocial que lo justifique.
2. Serán competentes para autorizar el ingreso de un menor en dichos cen-
tros los Juzgados de Primera Instancia del lugar donde radique el centro.
3. La autorización judicial será obligatoria y deberá ser previa a dicho
ingreso, salvo que razones de urgencia hicieren necesaria la inmediata adopción
de la medida. En este caso, la Entidad Pública o el Ministerio Fiscal deberán
comunicarlo al Juzgado competente, dentro de las veinticuatro horas siguientes,
a los efectos de que proceda a la preceptiva ratificación de dicha medida, que
deberá efectuarse en el plazo máximo de setenta y dos horas desde que llegue
el ingreso a conocimiento del Juzgado, dejándose de inmediato sin efecto el
ingreso en caso de que no sea autorizado.
En los supuestos previstos en este apartado, la competencia para la ratifica-
ción de la medida y para continuar conociendo del procedimiento será del Juz-
gado de Primera Instancia del lugar en que radique el centro del ingreso.
4. El Juzgado, para conceder la autorización o ratificar el ingreso ya efec-
tuado, deberá examinar y oír al menor, quien deberá ser informado sobre el
ingreso en formatos accesibles y en términos que le sean comprensibles y adap-
tados a su edad y circunstancias, a la Entidad Pública, a los progenitores o tutores
que ostentaran la patria potestad o tutela, y a cualquier persona cuya compare-
cencia estime conveniente o le sea solicitada, y se emitirá informe por el Minis-
terio Fiscal. El Juzgado recabará, al menos, dictamen de un facultativo por él
designado, sin perjuicio de que pueda practicar cualquier otra prueba que con-
sidere relevante para el caso o le sea instada. La autorización o ratificación del
ingreso únicamente procederá cuando no resulte posible atender, de forma ade-
cuada, al menor en unas condiciones menos restrictivas.
5. Frente a la resolución que el Juzgado adopte en relación con la autoriza-
ción o ratificación del ingreso podrá interponerse recurso de apelación por el
menor afectado, la Entidad Pública, el Ministerio Fiscal, o los progenitores o
tutores que sigan teniendo legitimación para oponerse a las resoluciones en
materia de protección de menores. El recurso de apelación no tendrá efecto
suspensivo.
6. En la misma resolución en que se acuerde el ingreso se expresará la obli-
gación de la Entidad Pública y del Director del centro de informar periódica-
mente al Juzgado y al Ministerio Fiscal sobre las circunstancias del menor y la
necesidad de mantener la medida, sin perjuicio de los demás informes que el
Juez pueda requerir cuando lo crea pertinente.
Los informes periódicos serán emitidos cada tres meses, a no ser que el Juez,
atendida la naturaleza de la conducta que motivó el ingreso, señale un plazo
inferior.

1118
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 778 ter

Transcurrido el plazo y recibidos los informes de la Entidad Pública y del


Director del centro, el Juzgado, previa la práctica de las actuaciones que estime
imprescindibles, y oído el menor y el Ministerio Fiscal, acordará lo procedente
sobre la continuación o no del ingreso.
El control periódico de los ingresos corresponderá al Juzgado de Primera
Instancia del lugar donde radique el centro. En caso de que el menor fuera tras-
ladado a otro centro de protección específico de menores con problemas de
conducta, no será necesaria una nueva autorización judicial, pasando a conocer
del procedimiento el Juzgado de Primera Instancia del lugar en que radique el
nuevo centro. La decisión de traslado será notificada a las personas interesadas,
al menor y al Ministerio Fiscal, quienes podrán recurrirla ante el órgano que esté
conociendo del ingreso, el cual resolverá tras recabar informe del centro y previa
audiencia de las personas interesadas, del menor y del Ministerio Fiscal.
7. Los menores no permanecerán en el centro más tiempo del estrictamente
necesario para atender a sus necesidades específicas.
El cese será acordado por el órgano judicial competente, de oficio o a pro-
puesta de la Entidad Pública o del Ministerio Fiscal. Esta propuesta estará fun-
damentada en un informe psicológico, social y educativo.
8. El menor será informado de las resoluciones que se adopten.

Artículo 778 ter. Entrada en domicilios y restantes lugares para la ejecución


forzosa de las medidas de protección de menores
1. La Entidad Pública deberá solicitar al Juzgado de Primera Instancia con
competencia en el lugar donde radique su domicilio, autorización para la entrada
en domicilios y restantes edificios y lugares cuyo acceso requiera el consenti-
miento de su titular u ocupante, cuando ello sea necesario para la ejecución
forzosa de las medidas adoptadas por ella para la protección de un menor.
Cuando se trate de la ejecución de un acto confirmado por una resolución judi-
cial, la solicitud se dirigirá al órgano que la hubiera dictado.
2. La solicitud se iniciará por escrito en el que se harán constar, al menos,
los siguientes extremos:
a) La resolución administrativa o el expediente que haya dado lugar a la
solicitud.
b) El concreto domicilio o lugar al que se pretende acceder, y la identidad
del titular u ocupante del mismo y cuyo acceso requiera su consentimiento.
c) La justificación de que se ha intentado recabar dicho consentimiento sin
resultado o con resultado negativo. En el caso en el que ello no resulte proce-
dente, se hará constar dicha circunstancia de manera razonada en el escrito de
solicitud, sin que sea necesaria la aportación de la referida justificación.
d) La necesidad de dicha entrada para la ejecución de la resolución de la
Entidad Pública.

1119
Artículo 778 ter Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. Presentada por la Entidad Pública la solicitud, el Secretario Judicial, en el


mismo día, dará traslado de ella al titular u ocupante del domicilio o edificio
para que en el plazo de las 24 horas siguientes alegue lo que a su derecho con-
venga exclusivamente sobre la procedencia de conceder la autorización.
No obstante, cuando la Entidad Pública solicitante así lo pida de forma razo-
nada y acredite que concurren razones de urgencia para acordar la entrada, bien
porque la demora en la ejecución de la resolución administrativa pudiera pro-
vocar un riesgo para la seguridad del menor, o bien porque exista afectación real
e inmediata de sus derechos fundamentales, el Juez podrá acordarla mediante
auto dictado de forma inmediata y, en todo caso en el plazo máximo de las 24
horas siguientes a la recepción de la solicitud, previo informe del Ministerio Fis-
cal. En el auto dictado se razonará por separado sobre la concurrencia de los
requisitos de la medida y las razones que han aconsejado acordarla sin oír al
interesado.
4. Presentado el escrito de alegaciones por el interesado o transcurrido el
plazo sin hacerlo, el Juez acordará o denegará la entrada por auto en el plazo
máximo de las 24 horas siguientes, previo informe del Ministerio Fiscal, tras
valorar la concurrencia de los extremos mencionados en el apartado 3 de este
artículo, la competencia de la Entidad Pública para dictar el acto que se pretende
ejecutar y la legalidad, necesidad y proporcionalidad de la entrada solicitada
para alcanzar el fin perseguido con la medida de protección.
5. En el auto en el que se autorice la entrada se harán constar los límites
materiales y temporales para la realización de la misma, que serán los estricta-
mente necesarios para la ejecución de la medida de protección.
6. El testimonio del auto en el que se autorice la entrada será entregado a la
Entidad Pública solicitante para que proceda a realizarla. El auto será notificado
sin dilación a las partes que hubieran intervenido en el procedimiento y, de no
haber intervenido o de no ser posible la notificación antes de la realización de
la diligencia de entrada, el Secretario Judicial procederá a su notificación al
practicar la diligencia.
7. Contra el auto en que se acuerde o deniegue la autorización, aun cuando
se hubiera dictado sin previa audiencia del interesado, cabrá recurso de apela-
ción, sin efecto suspensivo, que deberá ser interpuesto en el plazo de los tres
días siguientes, contados desde la notificación del auto, al que se dará una tra-
mitación preferente.
Aun denegada la solicitud, la Entidad Pública podrá reproducir la misma si
cambiaran las circunstancias existentes en el momento de la petición.
8. La entrada en el domicilio será practicada por el Secretario Judicial dentro
de los límites establecidos, pudiendo auxiliarse de la fuerza pública, si fuera pre-
ciso, y siendo acompañado de la Entidad Pública solicitante. Finalizada la dili-
gencia, se decretará el archivo del procedimiento.

1120
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 778 quáter.

CAPÍTULO IV BIS
Medidas relativas a la restitución o retorno de menores en los supuestos de
sustracción internacional

Artículo 778 quáter. Ámbito de aplicación. Normas generales


1. En los supuestos en que, siendo aplicables un convenio internacional o las
disposiciones de la Unión Europea, se pretenda la restitución de un menor o su
retorno al lugar de procedencia por haber sido objeto de un traslado o retención
ilícito y se encuentre en España, se procederá de acuerdo con lo previsto en este
Capítulo. No será de aplicación a los supuestos en los que el menor procediera
de un Estado que no forma parte de la Unión Europea ni sea parte de algún
convenio internacional.
2. En estos procesos, será competente el Juzgado de Primera Instancia de la
capital de la provincia, de Ceuta o Melilla, con competencias en materia de
derecho de familia, en cuya circunscripción se halle el menor que haya sido
objeto de un traslado o retención ilícitos, si lo hubiere y, en su defecto, al que
por turno de reparto corresponda. El Tribunal examinará de oficio su compe-
tencia.
3. Podrán promover el procedimiento la persona, institución u organismo
que tenga atribuida la guarda y custodia o un régimen de estancia o visitas, rela-
ción o comunicación del menor, la Autoridad Central española encargada del
cumplimiento de las obligaciones impuestas por el correspondiente convenio,
en su caso, y, en representación de ésta, la persona que designe dicha autoridad.
4. Las partes deberán actuar con asistencia de Abogado y representadas por
Procurador. La intervención de la Abogacía del Estado, cuando proceda a ins-
tancia de la Autoridad Central española, cesará desde el momento en que el
solicitante de la restitución o del retorno comparezca en el proceso con su propio
Abogado y Procurador.
5. El procedimiento tendrá carácter urgente y preferente. Deberá realizarse,
en ambas instancias, si las hubiere, en el inexcusable plazo total de seis semanas
desde la fecha de la presentación de la solicitud instando la restitución o el
retorno del menor, salvo que existan circunstancias excepcionales que lo hagan
imposible.
6. En ningún caso se ordenará la suspensión de las actuaciones civiles por la
existencia de prejudicialidad penal que venga motivada por el ejercicio de accio-
nes penales en materia de sustracción de menores.
7. En este tipo de procesos y con la finalidad de facilitar las comunicaciones
judiciales directas entre órganos jurisdiccionales de distintos países, si ello fuera
posible y el Juez lo considerase necesario, podrá recurrirse al auxilio de las
Autoridades Centrales implicadas, de las Redes de Cooperación Judicial Inter-
nacional existentes, de los miembros de la Red Internacional de Jueces de la
Conferencia de La Haya y de los Jueces de enlace.

1121
Artículo 778 quinquies Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

8. El Juez podrá acordar a lo largo de todo el proceso, de oficio, a petición


de quien promueva el procedimiento o del Ministerio Fiscal, las medidas caute-
lares oportunas y de aseguramiento del menor que estime pertinentes conforme
al art. 773, además de las previstas en el art. 158 del Código Civil.
Del mismo modo podrá acordar que durante la tramitación del proceso se
garanticen los derechos de estancia o visita, relación y comunicación del menor
con el demandante, incluso de forma supervisada, si ello fuera conveniente a los
intereses del menor.

Artículo 778 quinquies. Procedimiento


1. El procedimiento se iniciará mediante demanda en la que se instará la
restitución del menor o su retorno al lugar de procedencia e incluirá toda la
información exigida por la normativa internacional aplicable y, en todo caso, la
relativa a la identidad del demandante, del menor y de la persona que se consi-
dere que ha sustraído o retenido al menor, así como los motivos en que se basa
para reclamar su restitución o retorno. Deberá igualmente aportar toda la infor-
mación que disponga relativa a la localización del menor y a la identidad de la
persona con la que se supone se encuentra.
A la demanda deberá acompañarse la documentación requerida, en su caso,
por el correspondiente convenio o norma internacional y cualquier otra en la
que el solicitante funde su petición.
2. El Secretario judicial resolverá sobre la admisión de la demanda en el plazo
de las 24 horas siguientes y, si entendiera que ésta no resulta admisible, dará
cuenta al Juez para que resuelva lo que proceda dentro de dicho plazo.
En la misma resolución en la que sea admitida la demanda, el Secretario
judicial requerirá a la persona a quien se impute la sustracción o retención ilícita
del menor para que, en la fecha que se determine, que no podrá exceder de los
tres días siguientes, comparezca con el menor y manifieste si accede a su resti-
tución o retorno, o se opone a ello, alegando en tal caso alguna de las causas
establecidas en el correspondiente convenio o norma internacional aplicable.
El requerimiento se practicará con los apercibimientos legales y con entrega
al requerido del texto del correspondiente convenio o norma internacional apli-
cable.
3. Cuando el menor no fuera hallado en el lugar indicado en la demanda, y
si, tras la realización de las correspondientes averiguaciones por el Secretario
judicial sobre su domicilio o residencia, éstas son infructuosas, se archivará pro-
visionalmente el procedimiento hasta ser encontrado.
Si el menor fuera hallado en otra provincia, el Secretario judicial, previa
audiencia del Ministerio Fiscal y de las partes personadas por el plazo de un día,
dará cuenta al Juez para que resuelva al día siguiente lo que proceda mediante
auto, remitiendo, en su caso, las actuaciones al Tribunal que considere territo-
rialmente competente y emplazando a las partes para que comparezcan ante el
mismo dentro del plazo de los tres días siguientes.

1122
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 778 quinquies

4. Llegado el día, si el requerido compareciere y accediere a la restitución


del menor o a su retorno al lugar de procedencia, según corresponda, el Secre-
tario judicial levantará acta y el Juez dictará auto el mismo día acordando la
conclusión del proceso y la restitución o el retorno del menor, pronunciándose
en cuanto a los gastos, incluidos los de viaje, y las costas del proceso.
El demandado podrá comparecer en cualquier momento, antes de la finali-
zación del procedimiento, y acceder a la entrega del menor, o a su retorno al
lugar de procedencia, siendo de aplicación lo dispuesto en este apartado.
5. Si no compareciese o si comparecido no lo hiciera en forma, ni presentara
oposición ni procediera, en este caso, a la entrega o retorno del menor, el Secre-
tario judicial en el mismo día le declarará en rebeldía y dispondrá la continuación
del procedimiento sin el mismo, citando únicamente al demandante y al Minis-
terio Fiscal a una vista ante el Juez que tendrá lugar en un plazo no superior a
los cinco días siguientes, a celebrar conforme a lo dispuesto en el apartado sexto
de este artículo. Dicha resolución, no obstante, deberá ser notificada al deman-
dado, tras lo cual no se llevará a cabo ninguna otra, excepto la de la resolución
que ponga fin al proceso.
El Juez podrá decretar las medidas cautelares que estime pertinentes en rela-
ción con el menor, caso de no haberse adoptado ya con anterioridad, conforme
al art. 773.
6. Si en la primera comparecencia el requerido formulase oposición a la
restitución o retorno del menor al amparo de las causas establecidas en el
correspondiente convenio o norma internacional aplicable, lo que deberá reali-
zar por escrito, el Secretario judicial en el mismo día dará traslado de la oposi-
ción y citará a todos los interesados y al Ministerio Fiscal a una vista que se
celebrará dentro del improrrogable plazo de los cinco días siguientes.
7. La celebración de la vista no se suspenderá por incomparecencia del
demandante. Si fuera el demandado que se hubiera opuesto quien no compare-
ciere, el Juez le tendrá por desistido de la oposición y continuará la vista.
Durante la celebración de la misma se oirá a las partes que comparezcan
para que expongan lo que estimen procedente, en concreto, a la persona que
solicitó la restitución o retorno, al Ministerio Fiscal y a la parte demandada,
incluso si compareciere en este trámite por vez primera.
Se practicarán, en su caso, las pruebas útiles y pertinentes que las partes o
el Ministerio Fiscal propongan y las que el Juez acuerde de oficio sobre los hechos
que sean relevantes para la decisión sobre la ilicitud o no del traslado o retención
y las medidas a adoptar, dentro del plazo improrrogable de seis días. El Juez
podrá también recabar, de oficio, a instancia de parte o del Ministerio Fiscal, los
informes que estime pertinentes cuya realización será urgente y preferente a
cualquier otro proceso.
8. Antes de adoptar cualquier decisión relativa a la procedencia o improce-
dencia de la restitución del menor o su retorno al lugar de procedencia, el Juez,
en cualquier momento del proceso y en presencia del Ministerio Fiscal, oirá
separadamente al menor, a menos que la audiencia del mismo no se considere

1123
Artículo 778 quinquies Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

conveniente atendiendo a la edad o grado de madurez del mismo, lo que se hará


constar en resolución motivada.
En la exploración del menor se garantizará que el mismo pueda ser oído en
condiciones idóneas para la salvaguarda de sus intereses, sin interferencias de
otras personas, y recabando excepcionalmente el auxilio de especialistas cuando
ello fuera necesario. Esta actuación podrá realizarse a través de videoconferen-
cia u otro sistema similar.
9. Celebrada la vista y, en su caso, practicadas las pruebas pertinentes, dentro
de los tres días siguientes a su finalización, el Juez dictará sentencia en la que se
pronunciará únicamente sobre si el traslado o la retención son ilícitos y acordará
si procede o no la restitución del menor a la persona, institución u organismo
que tenga atribuida la guarda y custodia o su retorno al lugar de procedencia
para permitir al solicitante el ejercicio del régimen de estancia, comunicación o
relación con el menor, teniendo en cuenta el interés superior de éste y los tér-
minos del correspondiente convenio o de las disposiciones de la Unión Europea
en la materia, según el caso. La resolución que acuerde la restitución del menor
o su retorno establecerá detalladamente la forma ý el plazo de ejecución,
pudiendo adoptar las medidas necesarias para evitar un nuevo traslado o reten-
ción ilícito del menor tras la notificación de la sentencia.
10. Si se acordare la restitución o retorno del menor, en la resolución se
establecerá que la persona que hubiere trasladado o retenido al menor abone las
costas procesales, incluidas aquellas en que haya incurrido el solicitante, los
gastos de viaje y los que ocasione la restitución o retorno del menor al Estado
donde estuviera su residencia habitual con anterioridad a la sustracción.
En los demás casos se declararán de oficio las costas del proceso.
11. Contra la resolución que se dicte sólo cabrá recurso de apelación con
efectos suspensivos, que tendrá tramitación preferente, debiendo ser resuelto en
el improrrogable plazo de veinte días.
En la tramitación del recurso de apelación se seguirán las siguientes espe-
cialidades:
a) Se interpondrá en el plazo de tres días contados desde el día siguiente a
la notificación de la resolución, debiendo el órgano judicial acordar su admisión
o no dentro de las 24 horas siguientes a la presentación.
b) Admitido el recurso, las demás partes tendrán tres días para presentar
escrito de oposición al recurso o, en su caso, de impugnación. En este último
supuesto, igualmente el apelante principal dispondrá del plazo de tres días para
manifestar lo que tenga por conveniente.
c) Tras ello, el Secretario judicial ordenará la remisión de los autos en el
mismo día al Tribunal competente para resolver la apelación, ante el cual debe-
rán comparecer las partes en el plazo de 24 horas.
d) Recibidos los autos, el Tribunal acordará lo que proceda sobre su admisión
en el plazo de 24 horas. Si hubiere de practicarse prueba o si se acordase la

1124
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 778 sexies

celebración de vista, el Secretario judicial señalará día para dentro de los tres
días siguientes.
e) La resolución deberá ser dictada dentro de los tres días siguientes a la
terminación de la vista o, en defecto de ésta, a contar desde el día siguiente a
aquel en que se hubieran recibido los autos en el Tribunal competente para la
apelación.
12. En cualquier momento del proceso, ambas partes podrán solicitar la sus-
pensión del mismo de conformidad con lo previsto en el art. 19.4, para someterse
a mediación. También el Juez podrá en cualquier momento, de oficio o a petición
de cualquiera de las partes, proponer una solución de mediación si, atendiendo
a las circunstancias concurrentes, estima posible que lleguen a un acuerdo, sin
que ello deba suponer un retraso injustificado del proceso. En tales casos, el
Secretario judicial acordará la suspensión por el tiempo necesario para tramitar
la mediación. La Entidad Publica que tenga las funciones de protección del menor
puede intervenir como mediadora si así se solicitase de oficio, por las partes o
por el Ministerio Fiscal.
La duración del procedimiento de mediación será lo más breve posible y sus
actuaciones se concentrarán en el mínimo número de sesiones, sin que en ningún
caso pueda la suspensión del proceso para mediación exceder del plazo legal-
mente previsto en este Capítulo.
El procedimiento judicial se reanudará si lo solicita cualquiera de las partes
o, en caso de alcanzarse un acuerdo en la mediación, que deberá ser aprobado
por el Juez teniendo en cuenta la normativa vigente y el interés superior del niño.
13. En la ejecución de la sentencia en la que se acuerde la restitución del
menor o su retorno al Estado de procedencia, la Autoridad Central prestará la
necesaria asistencia al Juzgado para garantizar que se realice sin peligro, adop-
tando en cada caso las medidas administrativas precisas.
Si el progenitor que hubiera sido condenado a la restitución del menor o a
su retorno se opusiere, impidiera u obstaculizara su cumplimiento, el Juez deberá
adoptar las medidas necesarias para la ejecución de la sentencia de forma inme-
diata, pudiendo ayudarse de la asistencia de los servicios sociales y de las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad.

Artículo 778 sexies. Declaración de ilicitud de un traslado o retención inter-


nacional
Cuando un menor con residencia habitual en España sea objeto de un tras-
lado o retención internacional, conforme a lo establecido en el correspondiente
convenio o norma internacional aplicable, cualquier persona interesada, al mar-
gen del proceso que se inicie para pedir su restitución internacional, podrá diri-
girse en España a la autoridad judicial competente para conocer del fondo del
asunto con la finalidad de obtener una resolución que especifique que el traslado
o la retención lo han sido ilícitos, a cuyo efecto podrán utilizarse los cauces

1125
Artículo 779 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

procesales disponibles en el Título I del Libro IV para la adopción de medidas


definitivas o provisionales en España, e incluso las medidas del art. 158.
La autoridad competente en España para emitir una decisión o una certifi-
cación del art. 15 del Convenio de la Haya de 25 de octubre de 1980 sobre los
aspectos civiles de la sustracción internacional de menores, que acredite que el
traslado o retención del menor era ilícito en el sentido previsto en el art. 3 del
Convenio, cuando ello sea posible, lo será la última autoridad judicial que haya
conocido en España de cualquier proceso sobre responsabilidad parental afec-
tante al menor. En defecto de ello, será competente el Juzgado de Primera Ins-
tancia del último domicilio del menor en España. La Autoridad Central española
hará todo lo posible por prestar asistencia al solicitante para que obtenga una
decisión o certificación de esa clase.

CAPÍTULO V
De la oposición a las resoluciones administrativas en materia de protección
de menores, del procedimiento para determinar la necesidad de
asentimiento en la adopción y de la oposición a determinadas resoluciones
y actos de la Dirección General de los Registros y del Notariado en materia
de Registro Civil

Artículo 779. Carácter preferente del procedimiento. Competencia


Los procedimientos en los que se sustancie la oposición a las resoluciones
administrativas en materia de protección de menores tendrán carácter prefe-
rente.
Será competente para conocer de los mismos el Juzgado de Primera Instancia
del domicilio de la Entidad Pública y, en su defecto o en los supuestos de los arts.
179 y 180 del Código Civil, el Tribunal del domicilio del adoptante.
Véase arts. 780 y 781 LEC; 179 y 180 CC

Artículo 780. Oposición a las resoluciones administrativas en materia de


protección de menores
1. No será necesaria reclamación previa en vía administrativa para formular
oposición, ante los Tribunales civiles, a las resoluciones administrativas en mate-
ria de protección de menores. La oposición a las mismas podrá formularse en el
plazo de dos meses desde su notificación.
Estarán legitimados para formular oposición a las resoluciones administrati-
vas en materia de protección de menores, siempre que tengan interés legítimo y
directo en tal resolución, los menores afectados por la resolución, los progeni-
tores, tutores, acogedores, guardadores, el Ministerio Fiscal y aquellas personas
que expresamente la ley les reconozca tal legitimación. Aunque no fueran acto-
res podrán personarse en cualquier momento en el procedimiento, sin que se
retrotraigan las actuaciones.

1126
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 780

Los menores tendrán derecho a ser parte y a ser oídos en el proceso conforme
a lo establecido en la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor. Ejercitarán
sus pretensiones en relación a las resoluciones administrativas que les afecten a
través de sus representantes legales siempre que no tengan intereses contra-
puestos a los suyos, o a través de la persona que se designe como su defensor
para que les represente.
2. El proceso de oposición a una resolución administrativa en materia de
protección de menores se iniciará mediante la presentación de un escrito inicial
en el que el actor sucintamente expresará la pretensión y la resolución a que se
opone.
En el escrito consignará expresamente la fecha de notificación de la resolu-
ción administrativa y manifestará si existen procedimientos relativos a ese
menor.
3. El Secretario judicial reclamará a la entidad administrativa un testimonio
completo del expediente, que deberá ser aportado en el plazo de veinte días.
4. Recibido el testimonio del expediente administrativo, el Secretario judicial
emplazará al actor por veinte días para que presente la demanda, que se trami-
tará con arreglo a lo previsto en el art. 753.
5. Si el Ministerio Fiscal, las partes o el Juez competente tuvieren conoci-
miento de la existencia de más de un procedimiento de oposición a resoluciones
administrativas relativas a la protección de un mismo menor, pedirán los prime-
ros y dispondrá el segundo, incluso de oficio, la acumulación ante el Juzgado
que estuviera conociendo del procedimiento más antiguo.
Acordada la acumulación, se procederá según dispone el art. 84, con la
especialidad de que no se suspenderá la vista que ya estuviera señalada si fuera
posible tramitar el resto de procesos acumulados dentro del plazo determinado
por el señalamiento. En caso contrario, el Secretario Judicial acordará la sus-
pensión del que tuviera la vista ya fijada, hasta que los otros se hallen en el mismo
estado, procediendo a realizar el nuevo señalamiento para todos con carácter
preferente y, en todo caso, dentro de los diez días siguientes.
Contra el auto que deniegue la acumulación podrán interponerse los recur-
sos de reposición y apelación sin efectos suspensivos. Contra el auto que acuerde
la acumulación no se dará recurso alguno.
Véase art. 779 LEC

COMENTARIOS
El legislador ha tomado en consideración el hecho de que las distintas Admi-
nistraciones Públicas cuenten entre sus competencias con la de prestar auxilio,
asistencia y protección de todo tipo a las personas menores de edad, regulando
tanto en el CC como en la L.O. 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica
del Menor, diversas instituciones a través de las cuales canalizar dicha labor.

1127
Artículo 781 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Pues bien, pese a ser entidades públicas (perteneciente a alguna de las Admi-
nistraciones Públicas españolas) las que desempeñan estos cometidos, dictando
actos y decisiones de naturaleza pública, el hecho de que la cobertura jurídica
que presentan dichos actos y decisiones se encuentre esencialmente en el Dere-
cho Privado, hace que, tal y como se infiere de este art. 780 LEC, las resoluciones
que aprecien el desamparo y declaren la asunción de la tutela por ministerio de
la Ley sean recurribles, no ante el orden jurisdiccional contencioso–administra-
tivo (como sería lo procedente si los actos en cuestión estuvieren sujetos al
Derecho Administrativo –art. 1 LJCA–), sino ante la jurisdicción civil (y ante los
Jueces a quienes se refiere el art. 779 LEC), y además sin necesidad de formular
previamente al ejercicio de estas acciones civiles ningún tipo de recurso o de
reclamación administrativa.

Artículo 781. Procedimiento para determinar la necesidad de asentimiento


en la adopción
1. Los progenitores que pretendan que se reconozca la necesidad de su asen-
timiento para la adopción podrán comparecer ante el Tribunal que esté cono-
ciendo del correspondiente expediente de adopción y manifestarlo así. El Secre-
tario Judicial, con suspensión del expediente, otorgará el plazo de quince días
para la presentación de la demanda, para cuyo conocimiento será competente
el mismo Tribunal.
2. Si no se presentara la demanda en el plazo fijado, el Secretario Judicial
dictará decreto dando por finalizado el trámite y alzando la suspensión del expe-
diente de adopción, que continuará tramitándose de conformidad con lo esta-
blecido en la legislación de jurisdicción voluntaria. El decreto será recurrible
directamente en revisión ante el Tribunal. Firme dicha resolución, no se admitirá
ninguna reclamación posterior de los mismos sujetos sobre la necesidad de asen-
timiento para la adopción de que se trate.
3. Presentada la demanda dentro de plazo, el Secretario Judicial dictará
decreto declarando contencioso el expediente de adopción y acordará la trami-
tación de la demanda presentada en el mismo procedimiento, como pieza sepa-
rada, con arreglo a lo previsto en el art. 753.
Una vez firme la resolución que se dicte en la pieza separada sobre la nece-
sidad del asentimiento de los progenitores del adoptando, el Secretario Judicial
acordará la citación ante el Juez de las personas indicadas en el art. 177 del
Código Civil que deban prestar el consentimiento o el asentimiento a la adopción
así como ser oídos, y que todavía no lo hayan hecho, debiendo resolver a con-
tinuación sobre la adopción.
Las citaciones se efectuaran de conformidad con las normas establecidas en
la Ley de Jurisdicción Voluntaria para tales supuestos.
El auto que ponga fin al procedimiento será susceptible de recurso de ape-
lación, que tendrá efectos suspensivos.

1128
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 781 bis

El testimonio de la resolución firme en la que se acuerde la adopción se


remitirá al Registro Civil, para que se practique su inscripción.
Véase arts. 779 LEC; 33 y ss. LJV

COMENTARIOS
Como es sabido, en nuestro ordenamiento de los expedientes de adopción
conoce el Juzgado de Primera Instancia correspondiente a la sede de la Entidad
Pública que tenga encomendada la protección del adoptando y, en su defecto,
el del domicilio del adoptante (art. 33 LJV), expediente en el que habrán de ser
citados para prestar su asentimiento a la adopción las personas previstas en el
art. 177.2 CC (art. 37.1 LJV). Pues bien, para el caso de que a los progenitores
del adoptando no se les preste dicha audiencia, éstos podrán reclamar que se
les reconozca la necesidad de su asentimiento en la adopción a través del pro-
cedimiento que se regula en este art. 781 LEC.

JURISPRUDENCIA
«Lo que ha de examinarse en este proceso es si los padres están o no incursos en
causa de privación de la patria potestad, pues si se contesta afirmativamente, bastará
con oírlos el Juez, en el correspondiente expediente, antes de decidir si aprueba o no las
adopciones interesadas, ya que no será necesario su asentimiento. No se plantea aquí,
en definitiva, si lo más conveniente para el menor es ser o no adoptado. Eso ha de resol-
verse en el otro procedimiento del que éste deriva, en tanto aquí debe decidirse sobre
la trascendencia que ha de darse a la voluntad de los padres biológicos en tal expediente»
(SAP Murcia 4.ª 7 julio 2016, LA LEY 122176/2016).

Artículo 781 bis. Oposición a las resoluciones y actos de la Dirección Gene-


ral de los Registros y del Notariado en materia de Registro Civil
1. La oposición a las resoluciones de la Dirección General de los Registros y
del Notariado en materia de Registro Civil, a excepción de las dictadas en materia
de nacionalidad por residencia, podrá formularse en el plazo de dos meses desde
su notificación, sin que sea necesaria la formulación de reclamación adminis-
trativa previa.
2. Quien pretenda oponerse a las resoluciones presentará un escrito inicial
en el que sucintamente expresará su pretensión y la resolución a que se opone.
3. El secretario judicial reclamará a la Dirección General de los Registros y
del Notariado un testimonio completo del expediente, que deberá ser aportado
en el plazo de veinte días.
4. Recibido el testimonio del expediente administrativo, el secretario judicial
emplazará al actor por veinte días para que presente la demanda, que se trami-
tará con arreglo a lo previsto en el art. 753.

1129
Artículo 781 bis Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

TÍTULO II
De la división judicial de patrimonios

CAPÍTULO I
De la división de la herencia

COMENTARIOS
Bajo la equívoca denominación de «De la división de la herencia», se alojan
en el capítulo primero del Título II del Libro IV de la LEC una dualidad de pro-
cedimientos que vienen a prestar cobertura al específico ámbito de litigiosidad
que con anterioridad, en el texto de la LEC de 1881, se englobaban bajo la
denominación de «De las testamentarías», cuyo presupuesto previo, en los casos
en que falte testamento, puede ser el procedimiento de declaración de herederos
ab intestato, el cual se regula hoy en los arts. 55 y 56 de la Ley de 28 de mayo
de 1862, del Notariado (reformada en este punto por la LJV).
1. Así, de una lectura sistemática de los arts. 782 a 805 LEC se desprende
que:
a) La LEC regula, en primer término, una suerte de juicio de testamentaría,
llamado «Del procedimiento para la división de la herencia», el cual tiene lugar
cuando, habiendo fallecido una persona que haya dejado testamento, quienes
resulten herederos o legatarios de parte alícuota no se pongan de acuerdo acerca
del reparto del caudal hereditario, o bien en aquel caso en que, no habiendo
dejado testamento la persona fallecida, se inste previamente el correspondiente
procedimiento de declaración de herederos ab intestato y, una vez finalizado el
mismo, las personas declaradas en tal condición de herederas no lleguen a un
acuerdo en torno al reparto de los bienes integrantes de la herencia.
En este caso, ante la aparición de dicho conflicto en torno a la adjudicación
final de los bienes hereditarios de que se trate, cualquiera de los interesados
podrá instar este proceso civil especial, cuya fundamental finalidad radica en
obtener el reparto coactivo de los bienes entre todos ellos, después de haberse
hecho previamente una serie de operaciones de avalúo, liquidación y división
del caudal hereditario a cargo de un contador y de uno o varios peritos.
b) En segundo lugar, la LEC contempla otro procedimiento, que desarrolla
tanto bajo la rúbrica de «De la intervención del caudal hereditario» como en la
de «De la administración del caudal hereditario», que resulta procedente ante la
noticia del fallecimiento de una persona de la que se desconozca si ha dejado
o no testamento y quiénes son las personas que pueden resultar sus herederos,
y cuya esencial finalidad estriba en proveer a la adopción de ciertas medidas de
aseguramiento, inventario, administración, custodia y conservación de los bie-

1130
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 782

nes hereditarios hasta el momento en que se realice la declaración de herederos


y se produzca el reparto de los bienes hereditarios (bien de mutuo acuerdo entre
ellos, o bien tras la finalización del oportuno proceso para la división de la
herencia).
2. En consecuencia, el fenómeno hereditario, desde el punto de vista de la
litigiosidad procesal, puede ser sistematizado como sigue:
a) Si el causante fallece sin testamento, procederá, en primer término, acordar
las correspondientes medidas de intervención y administración del caudal here-
ditario (arts. 790 a 805 LEC), mientras se obtiene la declaración de herederos ab
intestato y, una vez obtenida, si no hay acuerdo entre aquéllos en orden al
reparto de los bienes hereditarios, lo procedente será el instar un proceso judicial
para la división de la herencia (arts. 782 a 789 LEC).
b) Si el causante fallece con testamento, y los herederos y legatarios de parte
alícuota no se ponen de acuerdo en el reparto del caudal hereditario, lo proce-
dente entonces será la incoación del correspondiente proceso para la división
judicial de la herencia (arts. 782 a 789 LEC).

SECCIÓN 1.ª
Del procedimiento para la división de la herencia

Artículo 782. Solicitud de división judicial de la herencia


1. Cualquier coheredero o legatario de parte alícuota podrá reclamar judi-
cialmente la división de la herencia, siempre que esta no deba efectuarla un
comisario o contador–partidor designado por el testador, por acuerdo entre los
coherederos o por el Secretario judicial o el Notario.
2. A la solicitud deberá acompañarse el certificado de defunción de la per-
sona de cuya sucesión se trate y el documento que acredite la condición de
heredero o legatario del solicitante.
3. Los acreedores no podrán instar la división, sin perjuicio de las acciones
que les correspondan contra la herencia, la comunidad hereditaria o los cohe-
rederos, que se ejercitarán en el juicio declarativo que corresponda, sin suspen-
der ni entorpecer las actuaciones de división de la herencia.
4. No obstante, los acreedores reconocidos como tales en el testamento o
por los coherederos y los que tengan su derecho documentado en un título eje-
cutivo podrán oponerse a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta
que se les pague o afiance el importe de sus créditos. Esta petición podrá dedu-
cirse en cualquier momento, antes de que se produzca la entrega de los bienes
adjudicados a cada heredero.
5. Los acreedores de uno o más de los coherederos podrán intervenir a su
costa en la partición para evitar que ésta se haga en fraude o perjuicio de sus
derechos.

1131
Artículo 782 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
1. A través del presente proceso civil especial se puede obtener la división
judicial de una herencia al efecto de repartir los bienes integrantes de la misma
entre quienes acrediten su condición de herederos, siempre que exista discre-
pancia entre ellos en torno a dicha división y reparto del caudal hereditario. El
único presupuesto, pues, cuya concurrencia determina la procedencia de este
proceso es la existencia de una controversia o conflicto entre los herederos en
torno a cómo se reparten los bienes que integran la masa hereditaria, todo ello
con independencia de si los herederos han adquirido su condición por venir así
designados en el correspondiente testamento, o por haber sido notarialmente
declarados ab intestato.
De ahí que el art. 782.1 LEC proclame la inadecuación del referido proceso
especial cuando dicha controversia o conflicto no exista, bien por haberse dis-
puesto en el testamento que un comisario o contador–partidor designado por el
causante sea quien deba acometer las labores de división y reparto de los bienes
hereditarios, bien por existir un acuerdo al respecto entre todos los coherederos,
o bien por existir una previa resolución judicial (se supone que recaída en el
correspondiente proceso civil declarativo) que determine tal división y reparto.
Y de ahí, igualmente, que el art. 789 LEC disponga que «en cualquier estado del
juicio podrán los interesados separarse de su seguimiento y adoptar los acuerdos
que estimen convenientes», en cuyo caso, y si lo solicitaren de común acuerdo,
«deberá el Secretario Judicial sobreseer el juicio y poner los bienes a disposición
de los herederos».
2. El proceso para obtener la división judicial de la herencia, según el art.
782.2 LEC, no comenzará por demanda ordinaria (ex art. 399 LEC), ni por
demanda sucinta (ex art. 437 LEC), sino a través de una simple «solicitud», a la
que deberán acompañarse, de un lado, el «certificado de defunción de la per-
sona de cuya sucesión se trate», y de otro, el «documento que acredite la con-
dición de heredero o legatario del solicitante». Esta «solicitud», conforme a los
arts. 23 y 31 LEC, habrá de ser formulada mediante Abogado y Procurador, y
tendrá los siguientes contenidos:
1.º) La invocación al órgano judicial competente, el cual, con arreglo a lo
dispuesto en el art. 52.1.4.º LEC, habrá de ser el Juez de Paz o de Primera Ins-
tancia en cuya circunscripción haya tenido el finado su último domicilio, y si lo
hubiere tenido en país extranjero, el del lugar de su último domicilio en España,
o donde estuviere la mayor parte de sus bienes, a elección del demandante; 2.º)
La identidad y domicilio del solicitante, con referencia expresa a su condición
de heredero o legatario de parte alícuota acreditada mediante los documentos
correspondientes (v. art. 782.2 LEC), así como también la identidad y domicilio
de los restantes herederos y legatarios de parte alícuota; 3.º) Una breve reseña
acerca de los términos en que se plantea la controversia en torno al reparto de

1132
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 782

la herencia entre todos los interesados, con una mención expresa acerca de las
actuaciones llevadas a cabo hasta ese momento a tal fin; 4.º) Por último, la peti-
ción expresa de que por el órgano judicial se adopten las medidas a que se
refieren el art. 783 LEC, salvo que hubieren sido expresamente prohibidas por
disposición testamentaria (art. 792.1.2.º LEC), entre las que se encuentran signi-
ficadamente las de intervención del caudal hereditario y la formación de inven-
tario.
3. No podrán instar la división judicial de los bienes hereditarios los acree-
dores del causante, sin perjuicio de que puedan ejercitar las acciones que esti-
men oportunas contra el patrimonio hereditario del causante/acreedor, contra la
comunidad hereditaria, o contra los coherederos, las cuales se tramitarán y deci-
dirán a través del juicio declarativo ordinario o verbal que corresponda «sin
suspender o entorpecer las actuaciones de división de la herencia» (art. 782.3
LEC).
Pero el que los acreedores no estén activamente legitimados para instar la
iniciación del proceso no les priva de toda posibilidad de intervenir en el mismo.
Y, así, «los acreedores reconocidos como tales en el testamento o por los cohe-
rederos o los que tengan su derecho documentado en un título ejecutivo podrán
oponerse a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta que se les pague
o afiance el importe de sus créditos» (art. 782.4 LEC). Además, los referidos
acreedores podrán también instar la adopción de medidas de intervención y
administración del caudal hereditario, una vez se encuentre pendiente el pro-
ceso para la división de la herencia, tal y como les reconoce el art. 792.2 LEC.
Por su parte, los acreedores, no ya del causante sino de uno o más de los
coherederos, también podrán intervenir a su costa en el presente proceso, a fin
de evitar que la partición que en él se apruebe «se haga en fraude o perjuicio de
sus derechos» (art. 782.5 LEC). A la presente clase de acreedores, a los efectos
de su convocatoria o no a la Junta, se refiere el art. 783.5 LEC, donde se prevé
que tal convocatoria sólo se producirá respecto de aquellos que ya se hubieren
personado en el procedimiento. Los que no lo hubiesen hecho, podrán intervenir
en la Junta únicamente si concurren en el día señalado aportando los títulos
justificativos de sus créditos.

JURISPRUDENCIA
«El Tribunal Supremo ha declarado que el proceso de división de herencia de la Ley
de Enjuiciamiento Civil tiene naturaleza de jurisdicción voluntaria (STS 27.2.95) y su
finalidad la constituye la partición del caudal hereditario (STS 7.1.69), es decir, su inven-
tario, avalúo y liquidación con adjudicación a cada heredero o legatario de los bienes
integrantes de su cuota; finalidad que, alcanzada, determina el sobreseimiento del expe-
diente (STS 9.4.90), todo ello de acuerdo con la norma sustantiva según la cual la par-
tición legalmente hecha confiere a cada heredero la propiedad exclusiva de los bienes
que le hayan sido adjudicados (art. 1068 Código Civil). La Ley de Enjuiciamiento Civil

1133
Artículo 782 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

regula la partición como integrada por tres operaciones: la de inventario, la de avalúo y


la de liquidación y división del caudal hereditario.
Como acto de jurisdicción voluntaria que es, todo el procedimiento se sigue sin que
esté empeñada cuestión alguna, para concluir, de existir aprobación expresa o tácita de
los interesados al cuaderno particional propuesto, con la aprobación judicial de las ope-
raciones divisorias (arts. 784 a 787 de la LEC) y, acto seguido, la entrega a cada uno de
lo que le fuera adjudicado y de los títulos de propiedad (art. 788.1 LEC) y todo ello sin
perjuicio de que la aprobación judicial no produce cosa juzgada (art. 787.5 LEC) ni altera
la naturaleza convencional del pacto entre interesados aprobado judicialmente y, por
tanto, cabe la posibilidad de su ataque por quien se entienda lesionado en su derecho
(STS 27.10.2000). En un juicio de división judicial de la herencia, cuya naturaleza es de
jurisdicción voluntaria, no se puede entrar a resolver sobre la nulidad de un contrato, lo
que ha de decidirse en un juicio contencioso» (SAP Sevilla 5.ª Sentencia de 24 marzo
2004, LA LEY, Rec. 808/2004).
«La solicitud de la división judicial de la herencia, a la que se refiere el art. 782 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil de 8 de enero de 2000, que puede reclamar cualquier here-
dero o legatario de parte alícuota requiere como presupuesto procesal que la división,
entre otros supuestos, no deba efectuarla un comisario o contador–partidor nombrado
por el estado, supuesto en el que no podrá admitirse a trámite la solicitud, al hacerlo así
la resolución impugnada procede confirmarla sin perjuicio de las acciones que le corres-
pondan a la heredera recurrente o a los demás herederos que deberán ventilarse en el
juicio declarativo que corresponda que en su caso, cuando conlleven la declaración de
nulidad de la partición realizada por el contador–partidor, dejara expedita la vía para el
ejercicio de la acción de división de la herencia que sin éxito ahora se pretende ejercitar»
(SAP Sevilla 8.ª 3 noviembre 2004, LA LEY 173/2004, Rec. 4303/2004).
«El término «podrá» contenido en el citado precepto de la Ley de Enjuiciamiento
Civil no supone que los interesados puedan elegir entre el procedimiento de división de
patrimonios y un juicio declarativo, sino que, en congruencia con lo previsto en el Código
Civil, se resalta que la partición de la herencia es una facultad que puede ejercitarse por
cualquiera de los coherederos o legatarios de parte alícuota, siempre y cuando no deba
hacerla un comisario o contador–partidor designado por el testador, nombrado por
acuerdo de los coherederos o designado por resolución judicial, además del supuesto,
obvio, de haber hecho la distribución de los bienes el propio causante, en cuyo caso,
lógicamente, la partición en sí misma considerada, no tiene ninguna razón de ser, al
haber sido efectuada por el titular de los bienes, bien por acto «inter vivos» o «mortis
causa»» (SAP Córdoba 3.ª 22 diciembre 2006, LA LEY 286/2006, Rec. 383/2006).
«El procedimiento de división judicial de herencia, del que surge la incidencia que
ahora se resuelve, se integra por tres procesos sucesivos y complementarios, que son (1)
el de intervención del caudal hereditario (2) el de formación de inventario y asegura-
miento del caudal, y (3) el de designación de contador y perito; práctica y aprobación
de las operaciones divisorias, y entrega de los bienes adjudicados a cada heredero. El
procedimiento de división de la herencia se puede instar desde cada una de las tres fases
indicadas, en función de la situación de hecho en que se encuentre la herencia yacente
y las relaciones entre los coherederos, pues nada obsta que –como ha ocurrido en este
caso donde no hay cuestión alguna sobre el haber hereditario–, si todas lo asumen, se
pueda iniciar y concluir en su fase final (3), con las operaciones divisorias y adjudicación.

1134
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 783

También puede incoarse en la fase de inventario (2), al que seguirán las operaciones
particionales. Nada se opone, en último caso, a que el procedimiento se inicie desde la
intervención del caudal hereditario (1), que comprende el desarrollo completo del pro-
ceso sucesorio.
La peculiar sistemática de la LEC en la materia, antepone la fase final del procedi-
miento a las medidas preliminares; a las que sigue, naturalmente, la fase formación de
inventario y aseguramiento del caudal hereditario, para concluir, en la fase siguiente,
tercera y final, con la designación de contador y perito, y la práctica y aprobación de las
operaciones divisorias, seguida de la entrega de los bienes adjudicados a cada heredero.
En el presente supuesto los herederos han convenido cuál es el único haber partible, y,
en consecuencia, la división y adjudicación es el único trámite pendiente.
Esta proyección legal del proceso responde, sin duda, a la idea de que sin el acuerdo
entre los interesados, propio de un acto de jurisdicción voluntaria, su efectividad es más
bien escasa, ya que, en cualquier caso, la sentencia que resuelve la aprobación de las
operaciones divisorias, carece de la eficacia de cosa juzgada, como establece el art. 787.
5 de la LEC» (AAP Madrid 12.ª 28 julio 2008, LA LEY 593/2008, Rec. 591/2007).
«Los acreedores de la herencia pueden oponerse a que se lleve a efecto la partición,
mientras no se les pague o afiance el importe de sus créditos (art. 782.4 LEC), pero para
este efecto es imprescindible que sean reconocidos como tales conforme establece el
art. 1082 del Código Civil, reconocimiento que no acredita disponer el apelante, y es,
con toda seguridad, por lo que en el acto se le hizo ver que carecía de una resolución
jurisdiccional que legitimara su crédito» (AAP Madrid 12.ª 28 julio 2008, LA LEY
593/2008, Rec. 591/2007).

Artículo 783. Convocatoria de Junta para designar contador y peritos


1. Solicitada la división judicial de la herencia se acordará, cuando así se
hubiere pedido y resultare procedente, la intervención del caudal hereditario y
la formación de inventario.
2. Practicadas las actuaciones anteriores o, si no fuera necesario, a la vista
de la solicitud de división judicial de la herencia, el Secretario judicial convocará
a Junta a los herederos, a los legatarios de parte alícuota y al cónyuge sobrevi-
viente, señalando día dentro de los diez siguientes.
3. La citación de los interesados que estuvieren ya personados en las actua-
ciones se hará por medio del procurador. A los que no estuvieren personados se
les citará personalmente, si su residencia fuere conocida. Si no lo fuere, se les
llamará por edictos, conforme a lo dispuesto en el art. 164.
4. El Secretario judicial convocará también al Ministerio Fiscal para que
represente a los interesados en la herencia que sean menores o incapacitados y
no tengan representación legítima y a los ausentes cuyo paradero se ignore. La
representación del Ministerio Fiscal cesará una vez que los menores o incapaci-
tados estén habilitados de representante legal o defensor judicial y, respecto de
los ausentes, cuando se presenten en el juicio o puedan ser citados personal-
mente, aunque vuelvan a ausentarse.

1135
Artículo 784 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

5. Los acreedores a que se refiere el apartado 5 del artículo anterior serán


convocados por el Secretario judicial a la Junta cuando estuvieren personados
en el procedimiento. Los que no estuvieren personados no serán citados, pero
podrán participar en ella si concurren en el día señalado aportando los títulos
justificativos de sus créditos.

COMENTARIOS
Admitida a trámite la solicitud de división, se acordará «la intervención del
caudal hereditario y la formación de inventario» si el solicitante la hubiese
pedido y resultare procedente (art. 783.1 LEC); la práctica de la referida inter-
vención se acomodará a los arts. 790 y 791.2 LEC (art. 792.1.2.º LEC), en tanto
que la formación de inventario observará el procedimiento de los arts. 793 y 794
LEC. Una vez practicadas tales actuaciones, e igualmente cuando su adopción
no hubiese sido solicitada (por considerar el peticionario que el caudal heredi-
tario no corre ningún riesgo de ser distraído), o siendo solicitada el Tribunal no
la considere procedente, el Secretario convocará a la Junta a los herederos, a los
legatarios de parte alícuota y al cónyuge sobreviviente, señalando día dentro de
los diez siguientes (art. 783.2 LEC).
La citación a la Junta de los «interesados» se verificará de distinta manera
según que los destinatarios de dicho acto de comunicación se hayan personado
o no ante el órgano judicial competente (art. 783.3 LEC). El Secretario también
deberá convocar al Ministerio Fiscal (art. 6.1.6.º LEC), para que el mismo repre-
sente a los interesados en la herencia cuando los mismos «sean menores o inca-
pacitados y no tengan representación legítima» o «ausentes cuyo paradero se
ignore» (art. 783.4 LEC).
Por el contrario, los acreedores de uno o más de los coherederos, cuyo único
interés en el procedimiento radica en evitar que la partición se realice en per-
juicio de sus derechos, tan sólo serán convocados a la Junta cuando estuvieren
personados en el procedimiento. Los que no se hayan personado (lo que, sobre
todo en los casos en que no se decrete previamente la intervención de los bienes
ni la formación de inventario, será moneda común) no serán citados a la Junta,
«pero podrán participar en ella si concurren en el día señalado aportando los
títulos justificativos de sus créditos» (art. 783.5 LEC).

Artículo 784. Designación del contador y de los peritos


1. La Junta se celebrará, con los que concurran, en el día y hora señalado y
será presidida por el Secretario Judicial.
2. Los interesados deberán ponerse de acuerdo sobre el nombramiento de
un contador que practique las operaciones divisorias del caudal, así como sobre
el nombramiento del perito o peritos que hayan de intervenir en el avalúo de los
bienes. No podrá designarse más de un perito para cada clase de bienes que
hayan de ser justipreciados.

1136
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 784

3. Si de la Junta resultare falta de acuerdo para el nombramiento de contador,


se designará uno por sorteo, conforme a lo dispuesto en el art. 341, de entre los
abogados ejercientes con especiales conocimientos en la materia y con despacho
profesional en el lugar del juicio. Si no hubiera acuerdo sobre los peritos, se
designarán por igual procedimiento los que el contador o contadores estimen
necesarios para practicar los avalúos, pero nunca más de uno por cada clase de
bienes que deban ser tasados.
4. Será aplicable al contador designado por sorteo lo dispuesto para la recu-
sación y provisión de fondos de los peritos.

COMENTARIOS
1. En ausencia de toda previsión al respecto, bastará con que concurra uno
cualquiera de los herederos o legatarios de parte alícuota interesados, o incluso
uno cualquiera de los acreedores del causante cuyo crédito reúna las condicio-
nes previstas en el art. 782.4 LEC, para que la Junta deba llevarse a efecto.
2. La única finalidad de la Junta radica en el nombramiento de un contador
que practique las pertinentes operaciones divisorias del caudal hereditario, y de
uno o varios peritos que intervengan en las operaciones de avalúo de los bienes
integrantes del caudal.
Los profesionales designados, sea por mutuo acuerdo, sea por sorteo en caso
de disenso entre los interesados, deberán aceptar el cargo de manera expresa,
naciendo desde ese momento el derecho de los tales interesados a exigirles y
obligarles a cumplir su encargo (art. 785.1 y 2 LEC).
3. Para la realización de las operaciones de avalúo y división del caudal
hereditario prevé la LEC un plazo máximo de dos meses (art. 786.2 LEC), plazo
que, sin embargo, podrá ser reducido por diligencia del Secretario Judicial adop-
tada a instancia de parte (art. 785.3 LEC), obligándose entonces a aquél a cumplir
el encargo dentro de dicho plazo bajo la advertencia de incurrir en responsabi-
lidad por los daños y perjuicios que causare su demora.

JURISPRUDENCIA
«De conformidad con lo preceptuado en el art. 784.3 de la LEC, ante la falta de
acuerdo de los interesados sobre los peritos, se designarán por igual procedimiento que
el previsto para el nombramiento de contador, es decir, el establecido en el art. 341 de
dicho texto legal, pero sólo aquellos que el contador o contadores estimasen necesarios
para practicar los avalúos, de lo que se deduce claramente que la designación de peritos
está condicionada al nombramiento previo de contador, del que aquellos son auxiliares,
previsión normativa que resulta asimismo de lo dispuesto en el art. 785.1 de la LEC, la
cual no ha sido respetada en este procedimiento al haberse procedido a nombrar peritos
sin la previa designación de contador y sin intervención del mismo, lo que determina
que tales nombramientos hayan de considerarse condicionados al de contador y a la

1137
Artículo 785 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

ulterior actuación del mismo» (AAP Zaragoza 4.ª 25 abril 2007, LA LEY 257/2007, Rec.
610/2006).

Artículo 785. Entrega de la documentación al contador. Obligación de cum-


plir el encargo aceptado y plazo para hacerlo
1. Elegidos el contador y los peritos, en su caso, previa aceptación, el Secre-
tario judicial entregará los autos al primero y pondrá a disposición de éste y de
los peritos cuantos objetos, documentos y papeles necesiten para practicar el
inventario, cuando éste no hubiere sido hecho, y el avalúo, la liquidación y la
división del caudal hereditario.
2. La aceptación del contador dará derecho a cada uno de los interesados
para obligarle a que cumpla su encargo.
3. A instancia de parte, podrá el Secretario judicial mediante diligencia fijar
al contador un plazo para que presente las operaciones divisorias, y si no lo
verificare, será responsable de los daños y perjuicios.
Véase el comentario al artículo anterior

Artículo 786. Práctica de las operaciones divisorias


1. El contador realizará las operaciones divisorias con arreglo a lo dispuesto
en la ley aplicable a la sucesión del causante; pero si el testador hubiere esta-
blecido reglas distintas para el inventario, avalúo, liquidación y división de sus
bienes, se atendrá a lo que resulte de ellas, siempre que no perjudiquen las legí-
timas de los herederos forzosos. Procurará, en todo caso, evitar la indivisión, así
como la excesiva división de las fincas.
2. Las operaciones divisorias deberán presentarse en el plazo máximo de dos
meses desde que fueron iniciadas, y se contendrán en un escrito firmado por el
contador, en el que se expresará:
1.º La relación de los bienes que formen el caudal partible.
2.º El avalúo de los comprendidos en esa relación.
3.º La liquidación del caudal, su división y adjudicación a cada uno de los
partícipes.
Véase el comentario al art. 784 LEC

Artículo 787. Aprobación de las operaciones divisorias. Oposición a ellas


1. El Secretario judicial dará traslado a las partes de las operaciones diviso-
rias, emplazándolas por diez días para que formulen oposición. Durante este
plazo, podrán las partes examinar en la Oficina judicial los autos y las opera-
ciones divisorias y obtener, a su costa, las copias que soliciten.
La oposición habrá de formularse por escrito, expresando los puntos de las
operaciones divisorias a que se refiere y las razones en que se funda.

1138
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 787

2. Pasado dicho término sin hacerse oposición o luego que los interesados
hayan manifestado su conformidad, el Secretario judicial dictará decreto apro-
bando las operaciones divisorias, mandando protocolizarlas.
3. Cuando en tiempo hábil se hubiere formalizado la oposición a las opera-
ciones divisorias, el Secretario judicial convocará al contador y a las partes a una
comparecencia ante el Tribunal, que se celebrará dentro de los diez días siguien-
tes.
4. Si en la comparecencia se alcanzara la conformidad de todos los intere-
sados respecto a las cuestiones promovidas, se ejecutará lo acordado y el con-
tador hará en las operaciones divisorias las reformas convenidas, que serán
aprobadas con arreglo a lo dispuesto en el apartado 2 de este artículo.
5. Si no hubiere conformidad, el Tribunal oirá a las partes y admitirá las
pruebas que propongan y que no sean impertinentes o inútiles, continuando la
sustanciación del procedimiento con arreglo a lo dispuesto para el juicio verbal.
La sentencia que recaiga se llevará a efecto con arreglo a lo dispuesto en el
artículo siguiente, pero no tendrá eficacia de cosa juzgada, pudiendo los intere-
sados hacer valer los derechos que crean corresponderles sobre los bienes adju-
dicados en el juicio ordinario que corresponda.
6. Cuando, conforme a lo establecido en el art. 40 de esta ley, se hubieran
suspendido las actuaciones por estar pendiente causa penal en que se investigue
un delito de cohecho cometido en el avalúo de los bienes de la herencia, la
suspensión se alzará por el Secretario judicial, sin esperar a que la causa finalice
por resolución firme, en cuanto los interesados, prescindiendo del avalúo impug-
nado, presentaren otro hecho de común acuerdo, en cuyo caso se dictará sen-
tencia con arreglo a lo que resulte de éste.

COMENTARIOS
1. Presentadas las operaciones divisorias del caudal hereditario, y una vez
trasladado a las partes el correspondiente documento, si ninguna de ellas
formula oposición en el plazo de diez días (o presenta escrito manifestando su
expresa conformidad), se entenderá que están todos conformes con aquellas
operaciones, en cuyo caso «el Secretario Judicial dictará decreto aprobando las
operaciones divisorias, mandando protocolizarlas» (art. 787.2 LEC). Tras dicha
actuación ya no restará sino hacer entrega de los bienes a sus respectivos adju-
dicatarios (ex art. 788 LEC).
2. Por el contrario, si alguno o algunos los interesados estuvieren disconfor-
mes con las operaciones de avalúo y división efectuadas por contador y peritos,
dentro de los diez días siguientes a aquel en el que se les dé traslado del resultado
final de las operaciones divisorias deberán presentar el oportuno escrito de opo-
sición, en el cual habrán de expresarse «los puntos de las operaciones divisorias
a que se refiere y las razones en que se funda» (art. 787.1.II LEC).

1139
Artículo 787 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

En tal caso, el Secretario «convocará al contador y a las partes a una com-


parecencia ante el Tribunal, que se celebrará dentro de los diez días siguientes»
(art. 787.3 LEC), y en la cual, y ya con la presencia e inmediación del titular del
órgano jurisdiccional: 1.º) Si se alcanzare la conformidad de todos los interesa-
dos se ejecutará lo acordado y el contador hará en las operaciones divisorias las
reformas convenidas, que serán aprobadas mediante decreto del Secretario Judi-
cial, quien igualmente mandará protocolizarlas (art. 787.4 LEC). 2.º) Si no
hubiere conformidad, el Tribunal oirá a las partes y admitirá las pruebas que no
sean impertinentes o inútiles, continuando el procedimiento con arreglo a lo
dispuesto en el juicio verbal (art. 787.5.I LEC), hasta culminar en la correspon-
diente sentencia, la cual, sin embargo, carecerá de los efectos propios de la cosa
juzgada material (art. 222 LEC), pudiendo los interesados hacer valer los dere-
chos que crean corresponderles sobre los bienes adjudicados en el juicio decla-
rativo que corresponda (art. 787.5.II LEC).

JURISPRUDENCIA
«La oposición que prevé el art. 787 de dicho texto legal lo es a las operaciones divi-
sorias tal y como han quedado descritas y por tanto necesariamente conlleva el que se
formule una propuesta de división y adjudicación alternativa a la que realiza el contador»
(SAP Sevilla 5.ª 15 enero 2007, LA LEY 11/2007, Rec. 4659/2006).
«Del derogado art. 1088 LEC 1881 y del 787.3 de la vigente, se desprende que el
objeto de la impugnación en este trámite viene referido a aquellas cuestiones sobre las
que las partes hubieran mostrado su disconformidad al dárseles el traslado de las ope-
raciones divisorias. En efecto, la oposición debe formalizarse por escrito expresando los
puntos de las operaciones particionales a los que se refiere, no siendo suficiente con una
impugnación genérica pues se precisa que se especifique cuál de las operaciones con-
cretas es la que impugna y que se aduzcan las razones de esa impugnación. Esta mención
es la que va a determinar el objeto del juicio, ya que más tarde en la comparecencia o
junta de interesados (arts. 1086 LEC 1881 y 787.3 LEC 2000) no podrá discutirse de las
operaciones particionales nada que no haya sido formalmente impugnado en el plazo
previsto, o lo que es igual, únicamente sobre los puntos concretos que han sido objeto
de impugnación debe intentarse un acuerdo en la mencionada Junta y sólo si no se
alcanzase, el procedimiento se convertirá en contencioso respecto a los extremos en los
que no se logró esa conformidad (arts. 1088 LEC 1881 y 787.5 LEC 2000), pues los demás
habrán de entenderse consentidos y aceptados por las partes, deviniendo firme la parti-
ción respecto a ellos, sin perjuicio de las acciones de nulidad, rescisión o complemento
de la partición que puedan corresponder a las partes, que obedecen a distinta finalidad,
tienen diferentes presupuestos y no son las que aquí se ejercitan, en este mismo sentido
podemos citar la sentencia de la AP de Asturias, Sección 4.ª, de 10 de julio de 2003»
(SAP Madrid 11.ª 27 febrero 2007, LA LEY 306/2007, Rec. 508/2005).
«Ni la LEC actual, ni la derogada, hacían referencia a una limitación de los motivos
de oposición, cabiendo por ello los de naturaleza procesal y los de fondo, –basados en
lo dispuesto en la legislación civil– entre ellos los del art. 786 núm. 2, apartado 2, como
en este caso un avalúo incorrectamente realizado. La Doctrina clásica (Manresa o de la

1140
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 788

Plaza), e incluyo la actual así lo entendieron, estando ante un vicio sustancial, que sin
necesidad de declarar una nulidad de actuaciones, pueda influir en el resultado de la
partición, con la consecuencia de anular total o parcialmente la realizada, sin perjuicio
del declarativo ulterior que siempre cabrá al amparo del art. 787 núm. 5» (SAP Lugo 1.ª
20 marzo 2009, LA LEY 230/2009, Rec. 831/2008).

Artículo 788. Entrega de los bienes adjudicados a cada heredero


1. Aprobadas definitivamente las particiones, el Secretario judicial proce-
derá a entregar a cada uno de los interesados lo que en ellas le haya sido adju-
dicado y los títulos de propiedad, poniéndose previamente en éstos por el actua-
rio notas expresivas de la adjudicación.
2. Luego que sean protocolizadas, el Secretario judicial dará a los partícipes
que lo pidieren testimonio de su haber y adjudicación respectivos.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, cuando se haya for-
mulado por algún acreedor de la herencia la petición a que se refiere el apartado
4 del art. 782, no se hará la entrega de los bienes a ninguno de los herederos ni
legatarios sin estar aquéllos completamente pagados o garantizados a su satis-
facción.

COMENTARIOS
Aprobadas las operaciones divisorias, el Secretario judicial, atendiendo pri-
meramente a la existencia o no de acreedores con créditos reconocidos (art.
788.3 LEC), procederá entregará a los interesados los bienes que les hayan sido
adjudicados, así como los títulos de propiedad (art. 788.1 LEC), culminando así
la división judicial de la herencia.

Artículo 789. Terminación del procedimiento por acuerdo de los coherede-


ros
En cualquier estado del juicio podrán los interesados separarse de su segui-
miento y adoptar los acuerdos que estimen convenientes. Cuando lo solicitaren
de común acuerdo, deberá el Secretario judicial sobreseer el juicio y poner los
bienes a disposición de los herederos.
Véase el comentario al art. 782 LEC

SECCIÓN 2.ª
De la intervención del caudal hereditario

Artículo 790. Aseguramiento de los bienes de la herencia y de los docu-


mentos del difunto
1. Siempre que el Tribunal tenga noticia del fallecimiento de una persona y
no conste la existencia de testamento, ni de ascendientes, descendientes o cón-

1141
Artículo 790 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

yuge del finado o persona que se halle en una situación de hecho asimilable, ni
de colaterales dentro del cuarto grado, adoptará de oficio las medidas más indis-
pensables para el enterramiento del difunto si fuere necesario y para la seguridad
de los bienes, libros, papeles, correspondencia y efectos del difunto susceptibles
de sustracción u ocultación.
De la misma forma procederá cuando las personas de que habla el párrafo
anterior estuvieren ausentes o cuando alguno de ellos sea menor o tenga capa-
cidad modificada judicialmente y no tenga representante legal.
2. En los casos a que se refiere este artículo, luego que comparezcan los
parientes, o se nombre representante legal a los menores o personas con capa-
cidad modificada judicialmente, se les hará entrega de los bienes y efectos per-
tenecientes al difunto, cesando la intervención judicial, salvo lo dispuesto en el
artículo siguiente, debiendo acudir al Notario a fin de que proceda a la incoación
del expediente de declaración de herederos.

COMENTARIOS
Tal y como se dijo al comienzo del presente comentario, bajo la rúbrica de
«De la división de la herencia» contempla la LEC una serie de actuaciones que,
en verdad, nada tienen que ver con lo que estrictamente constituye la partición
y adjudicación del caudal hereditario entre los herederos o legatarios de parte
alícuota (que, a estos efectos, son tratados de manera parigual por el ordena-
miento), y sí, en cambio, con el aseguramiento y mantenimiento de los bienes
integrantes de dicho caudal mientras se llevan a cabo otro tipo de actuaciones
que pueden ir, desde la determinación de quiénes han de ser los herederos en
caso de que el causante no hubiese dejado testamento, hasta la tramitación de
un proceso de división de la herencia entre los declarados como tales.
De un modo más concreto, y en orden a establecer las hipótesis en las que
resulta procedente la adopción de las medidas de intervención y administración
del caudal hereditario, cabe distinguir las siguientes:
1. Adopción de estas medidas ante la noticia del fallecimiento de una per-
sona sin que conste la existencia de testamento, ni de ascendientes, descen-
dientes o cónyuge del finado ni persona que se halle en una situación de hecho
asimilable (el conviviente more uxorio), ni de colaterales dentro del cuarto grado,
o cuando dichas personas estuvieren ausentes o cuando alguno de ellos sea
menor o incapacitado y no tenga representante legal (art. 790.1 LEC).
En este caso las medidas en cuestión se adoptarán de oficio y se mantendrán
hasta que comparezcan los parientes o se nombre representante legal a los
menores o incapacitados, en cuyo caso se hará entrega a los mismos de los
bienes y efectos pertenecientes al difunto (art. 790.2 LEC), o hasta que se efectúe
la declaración de herederos, a no ser que alguno de ellos pida la división judicial
de la herencia, en cuyo caso podrán subsistir las medidas de intervención y

1142
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 791

administración, si así se solicita, hasta que se haga entrega a cada heredero de


los bienes que les hayan sido adjudicados, según el art. 788 LEC (art. 796.1 LEC).
2. Adopción de estas medidas a instancias del cónyuge o cualquiera de los
parientes que se crea con derecho a la sucesión legítima, siempre que acrediten
haber promovido la declaración de herederos ab intestato (conforme, pues, a los
arts. 979 LEC 1881, 209 y 209 bis RN), o se formule la solicitud de intervención
del caudal hereditario al tiempo de promover la declaración notarial de here-
deros ab intestato (arts. 55 y 56 de la Ley de 28 de mayo de 1862, del Notariado)
(art. 792.1.1.º LEC).
3. Adopción de estas medidas a instancias de cualquier coheredero o lega-
tario de parte alícuota al tiempo de solicitar la división judicial de la herencia,
de acuerdo con el art. 782.2 LEC, salvo que la intervención hubiere sido expre-
samente prohibida por disposición testamentaria (art. 792.1.2.º LEC). En este
caso, la adopción de medidas podrá también ser instada por los acreedores
reconocidos como tales en el testamento o por los coherederos y los que tengan
su derecho documentado en un título ejecutivo (art. 792.2 LEC, que remite al
art. 782.4 LEC).
Cuando la intervención se acuerde en el marco de un proceso civil especial
para la división de la herencia deberá tenerse en cuenta que, durante la sustan-
ciación del mismo, los herederos podrán solicitar, de común acuerdo, que cese
dicha intervención, a lo que el Secretario Judicial accederá, mediante la emisión
del correspondiente decreto, salvo que alguno de los tales herederos sea menor
o incapacitado y no tenga representante legal, o cuando haya algún heredero
ausente al que no haya podido citarse por ignorarse su paradero (art. 796.2 LEC);
de la misma forma, si hubiere acreedores de los que se aluden en el art. 782.4
LEC que se hubieran opuesto a la partición de la herencia hasta que se les pague
o afiance el importe de sus créditos, no se acordará la cesación de la intervención
hasta que se produzca dicho pago o afianzamiento (art. 796.3 LEC).

Artículo 791. Intervención judicial de la herencia cuando no conste la exis-


tencia de testamento ni de parientes llamados a la sucesión legítima
1. En el caso a que se refiere el apartado 1 del artículo anterior, una vez
practicadas las actuaciones que en él se mencionan, el Secretario judicial adop-
tará mediante diligencia las medidas que estime más conducentes para averiguar
si la persona de cuya sucesión se trata ha muerto con disposición testamentaria
o sin ella, ordenando, a tal efecto, que se traiga a los autos certificado del Registro
General de Actos de Última Voluntad, así como el certificado de defunción luego
que sea posible.
A falta de otros medios, el Tribunal ordenará mediante providencia que sean
examinados los parientes, amigos o vecinos del difunto sobre el hecho de haber
muerto éste abintestato y sobre si tiene parientes con derecho a la sucesión legí-
tima.

1143
Artículo 792 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Si, en efecto, resultare haber fallecido sin testar y sin parientes llamados
por la ley a la sucesión, mandará el Tribunal, por medio de auto, que se proceda:
1.º A ocupar los libros, papeles y correspondencia del difunto.
2.º A inventariar y depositar los bienes, disponiendo lo que proceda sobre su
administración, con arreglo a lo establecido en esta Ley. El Tribunal podrá nom-
brar a una persona, con cargo al caudal hereditario, que efectúe y garantice el
inventario y su depósito.
En la misma resolución ordenará de oficio la comunicación a la Delegación
de Economía y Hacienda correspondiente por si resultare procedente la decla-
ración de heredero abintestato a favor del Estado, con traslado del resultado de
las diligencias realizadas y de la documentación recabada al amparo del apar-
tado 1.
3. Desde el momento en que la Administración General del Estado o la
Administración de una Comunidad Autónoma comunique al Tribunal que ha
iniciado un procedimiento para su declaración como heredero abintestato, éste
acordará que recaiga sobre ella la designación para la administración de los bie-
nes. En este caso, no se exigirá a la Administración Pública que preste caución y
realizará los informes periciales cuando sean necesarios mediante servicios téc-
nicos propios.
La Administración deberá comunicar al Tribunal la resolución que ponga fin
al procedimiento. Si dicha resolución concluyera que no procede efectuar la
declaración de heredero abintestato a favor de la Administración, ésta no podrá
continuar haciéndose cargo del caudal hereditario, solicitando al Tribunal que
designe nuevo administrador judicial en el plazo de un mes desde aquella comu-
nicación. Transcurrido este plazo de un mes, en todo caso, la Administración
cesará en el cargo de administrador.
Cuando esa resolución declare a la Administración heredera abintestato, el
órgano judicial que estuviese conociendo de la intervención del caudal heredi-
tario adoptará, antes de un mes, las provisiones conducentes a la entrega de los
bienes y derechos integrantes del caudal hereditario».
Véase el comentario al art. 790 LEC

Artículo 792. Intervención judicial de la herencia durante la tramitación de


la declaración de herederos o de la división judicial de la herencia. Intervención
a instancia de los acreedores de la herencia
1. Las actuaciones a que se refiere el apartado 2 del artículo anterior podrán
acordarse a instancia de parte en los siguientes casos:
1.º Por el cónyuge o cualquiera de los parientes que se crea con derecho a
la sucesión legítima, siempre que acrediten haber promovido la declaración de
herederos abintestato ante Notario o se formule la solicitud de intervención
judicial del caudal hereditario al tiempo de promover la declaración notarial de
herederos.

1144
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 793

2.º Por cualquier coheredero o legatario de parte alícuota, al tiempo de soli-


citar la división judicial de la herencia, salvo que la intervención hubiera sido
expresamente prohibida por disposición testamentaria.
3.º Por la Administración Pública que haya iniciado un procedimiento para
su declaración como heredero abintestato.
2. También podrán pedir la intervención del caudal hereditario, con arreglo
a lo establecido en el apartado segundo del artículo anterior, los acreedores
reconocidos como tales en el testamento o por los coherederos y los que tengan
su derecho documentado en un título ejecutivo.
Véase el comentario al art. 790 LEC

Artículo 793. Primeras actuaciones y citación de los interesados para la for-


mación de inventario.
1. Acordada la intervención del caudal hereditario en cualquiera de los casos
a que se refieren los artículos anteriores ordenará el Tribunal, por medio de auto,
si fuere necesario y no se hubiera efectuado anteriormente, la adopción de las
medidas indispensables para la seguridad de los bienes, así como de los libros,
papeles, correspondencia y efectos del difunto susceptibles de sustracción u
ocultación.
2. Dictada dicha resolución, el Secretario judicial señalará día y hora para
la formación de inventario, mandando citar a los interesados.
3. Deberán ser citados para la formación de inventario:
1.º El cónyuge sobreviviente.
2.º Los parientes que pudieran tener derecho a la herencia y fueren conoci-
dos, cuando no conste la existencia de testamento ni se haya hecho la declara-
ción de herederos abintestato.
3.º Los herederos o legatarios de parte alícuota.
4.º Los acreedores a cuya instancia se hubiere decretado la intervención del
caudal hereditario y, en su caso, los que estuvieren personados en el procedi-
miento de división de la herencia.
5.º El Ministerio Fiscal, siempre que pudiere haber parientes desconocidos
con derecho a la sucesión legítima, o que alguno de los parientes conocidos con
derecho a la herencia o de los herederos o legatarios de parte alícuota no pudiere
ser citado personalmente por no ser conocida su residencia, o cuando cualquiera
de los interesados sea menor o incapacitado y no tenga representante legal.
6.º El abogado del Estado, o, en los casos previstos legalmente, los Servicios
Jurídicos de las Comunidades Autónomas, cuando no conste la existencia de
testamento ni de cónyuge o parientes que puedan tener derecho a la sucesión
legítima.
Véase el art. 794 LEC

1145
Artículo 794 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 794. Formación del inventario


1. Citados todos los que menciona el artículo anterior, en el día y hora seña-
lados, procederá el Secretario Judicial, con los que concurran, a formar el inven-
tario, el cual contendrá la relación de los bienes de la herencia y de las escrituras,
documentos y papeles de importancia que se encuentren.
2. Si por disposición testamentaria se hubieren establecido reglas especiales
para el inventario de los bienes de la herencia, se formará éste con sujeción a
dichas reglas.
3. Cuando no se pudiere terminar el inventario en el día señalado se conti-
nuará en los siguientes.
4. Si se suscitare controversia sobre la inclusión o exclusión de bienes en el
inventario, el secretario judicial hará constar en el acta las pretensiones de cada
una de las partes sobre los referidos bienes y su fundamentación jurídica, y citará
a los interesados a una vista, continuando la tramitación con arreglo a lo previsto
para el juicio verbal.
La sentencia que se pronuncie sobre la inclusión o exclusión de bienes en el
inventario dejará a salvo los derechos de terceros.
Véase art. 793 LEC

JURISPRUDENCIA
«Dentro de este primer motivo del recurso, basado en la indefensión, se exponen
una serie de argumentos que no guardan relación con ésta. Se señala que el inventario
no ha sido aprobado judicialmente ni se realizó a presencia judicial, cuando el art. 794.1
de la LEC determina claramente que se formará por el Secretario Judicial con las personas
que concurran y no se exige aprobación judicial alguna cuando no se suscita controversia
entre los interesados sobre los bienes contenidos en el mismo» (SAP Asturias 4.ª 2 marzo
2005, LA LEY 73/2005, Rec. 500/2004).
«El art. 787.5 de la LEC que invoca la apelante no se refiere a esta fase del procedi-
miento, sino a una ulterior, pues en relación con la formación de inventario el art. 794,
in fine, señala que la sentencia que se pronuncie sobre la inclusión o exclusión de bienes
en el inventario, cuando se hubiera suscitado controversia al respecto, dejará a salvo los
derechos de terceros, por lo que la doctrina más autorizada entiende que produce cosa
juzgada inter partes y la aquí apelante tenía esta condición en el proceso de división de
herencia» (SAP Asturias 4.ª 2 marzo 2005, LA LEY 73/2005, Rec. 500/2004).
«Ciertamente, en toda división judicial de herencia, es lógico que antes de proceder
a la materialización de la división, se haga constancia de los bienes y derechos que deban
ser distribuidos entre los herederos y legatarios, en su caso, llamados a la herencia. Dichos
bienes habrán de ser debidamente descritos a los efectos de que no existan dudas sobre
su individualización. En este sentido, Castán definía el inventario como la relación de
bienes que constituyen la herencia, descritos o detallados de manera que queden sufi-
cientemente individualizados e identificados; comprendiendo tal operación el activo del
causante y también el pasivo del mismo. Por tanto, en el inventario habrán de ser inclui-

1146
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 795

dos los derechos de propiedad sobre bienes y las titularidades activas de derechos que
correspondan al causante, y también los derechos, acciones, deudas y cargas de la
herencia; y cuando ello sea necesario en orden a la aplicación de normas sucesorias, es
preciso y recomendable que se refleje en el inventario la condición de los bienes que
integran el mismo» (SAP Salamanca 1.ª 21 septiembre 2007, LA LEY 299/2007, Rec.
310/2007).
«Quiérase o no el trámite del art. 785 de la LEC vigente como instrumento de la
operación particional se ha omitido, transcripción literal del anterior art. 1.074, con
entrega de la documentación en poder de las partes para poder realizar en debida forma
la pericia, fundamentalmente el avalúo, dentro del cual se encuentra el pasivo. Pues bien;
aun cuando la Ley habla de inventario puede pensarse que solo está pensando en el
activo, lo cierto es que habrá de inventariarse con la misma fidelidad y exactitud el pasivo
(art. 794 actual, y 1.066 y 1067 de la LEC de 1.881), pues la sucesión «mortis causan
opera igualmente en las obligaciones del causante (art. 659 y 661 del C.C), por ello en
el pasivo habrán de comprenderse todas las deudas y cargas que tuviese la herencia, y
sin duda una arriendo con renta antigua lo es, como expresamente impone el art. 818
del Código civil para el cálculo de las legítimas» (SAP Lugo 1.ª 20 marzo 2009, LA LEY
230/2009, Rec. 831/2008).

Artículo 795. Resolución sobre la administración, custodia y conservación


del caudal hereditario
Hecho el inventario, determinará el Tribunal, por medio de auto, lo que
según las circunstancias corresponda sobre la administración del caudal, su cus-
todia y conservación, ateniéndose, en su caso, a lo que sobre estas materias
hubiere dispuesto el testador y, en su defecto, con sujeción a las reglas siguientes:
1. El metálico y efectos públicos se depositarán con arreglo a derecho.
2. Se nombrará administrador al viudo o viuda y, en su defecto, al heredero
o legatario de parte alícuota que tuviere mayor parte en la herencia. A falta de
éstos, o si no tuvieren, a juicio del Tribunal, la capacidad necesaria para desem-
peñar el cargo, podrá el Tribunal nombrar administrador a cualquiera de los
herederos o legatarios de parte alícuota, si los hubiere, o a un tercero.
3. El administrador deberá prestar, en cualquiera de las formas permitidas
por esta Ley, caución bastante a responder de los bienes que se le entreguen, que
será fijada por el Tribunal. Podrá éste, no obstante, dispensar de la caución al
cónyuge viudo o al heredero designado administrador cuando tengan bienes
suficientes para responder de los que se le entreguen.
4. Los herederos y legatarios de parte alícuota podrán dispensar al adminis-
trador del deber de prestar caución. No habiendo acerca de esto conformidad,
la caución será proporcionada al interés en el caudal de los que no otorguen su
relevación. Se constituirá caución, en todo caso, respecto de la participación en
la herencia de los menores o incapacitados que no tengan representante legal y
de los ausentes a los que no se haya podido citar por ignorarse su paradero.

1147
Artículo 796 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 796. Cesación de la intervención judicial de la herencia


1. Cesará la intervención judicial de la herencia cuando se efectúe la decla-
ración de herederos, a no ser que alguno de ellos pida la división judicial de la
herencia, en cuyo caso podrá subsistir la intervención, si así se solicita, hasta que
se haga entrega a cada heredero de los bienes que les hayan sido adjudicados.
2. Durante la sustanciación del procedimiento de división judicial de la
herencia podrán pedir los herederos, de común acuerdo, que cese la interven-
ción judicial. El Secretario judicial así lo acordará mediante decreto, salvo
cuando alguno de los interesados sea menor o incapacitado y no tenga repre-
sentante legal o cuando haya algún heredero ausente al que no haya podido
citarse por ignorarse su paradero.
3. Si hubiera acreedores reconocidos en el testamento o por los coherederos
o con derecho documentado en un título ejecutivo, que se hubieran opuesto a
que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta que se les pague o afiance
el importe de sus créditos, no se acordará la cesación de la intervención hasta
que se produzca el pago o afianzamiento.

SECCIÓN 3.ª
De la administración del caudal hereditario

Artículo 797. Posesión del cargo de administrador de la herencia


1. Nombrado el administrador y prestada por éste la caución, el Secretario
judicial le pondrá en posesión de su cargo, dándole a conocer a las personas que
el mismo designe de aquéllas con quienes deba entenderse para su desempeño.
2. Para que pueda acreditar su representación el Secretario judicial le dará
testimonio, en que conste su nombramiento y que se halla en posesión del cargo.
3. Podrá hacerse constar en el Registro de la Propiedad el estado de admi-
nistración de las fincas de la herencia y el nombramiento de administrador
mediante el correspondiente mandamiento expedido por el Secretario judicial
con los requisitos previstos en la legislación hipotecaria.

JURISPRUDENCIA
«la característica más destacable de la intervención judicial de la herencia, es su
permanente incidencia durante las tres fases del proceso de división, y, además, con su
específica denominación, tanto para cuando no consta la existencia de testamento, como
durante la tramitación de la declaración de herederos, y, también en la división judicial
de la herencia, según rótulo de los arts. 791 y 792 de la LEC, y, sin esta denominación
pero con su contenido propio, para cuando, una vez elegidos el contador y los peritos,
el art. 785 establece que se pongan a su disposición cuantos objetos, documentos y
papeles necesiten para practicar el inventario; puesta a disposición que reúne un con-
tenido análogo al que se establece para la intervención judicial en los preceptos men-
cionados.

1148
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 798

Consecuencia de todo ello es que en el art. 796 LEC se regulen taxativamente los
supuestos de cesación de la intervención judicial de la herencia, ninguno de los cuales
es la aparición del testamento cuando se suponía inexistente; lo cual es lógico, pues esta
cautela es observable exista o no testamento. Cierto que el mismo precepto ordena el
cese de la intervención cuando se efectúe la declaración de herederos, pero ello res-
ponde a que concluye la prevención del abintestato, y se han de entregar a los herederos
reconocidos todos los bienes, libros y papeles del abintestato, conforme dispone el art.
1002 de la LEC 1881, por lo que si alguno pide la división judicial de la herencia, puede
a la vez instar que subsista la intervención hasta su adjudicación. La aparición del testa-
mento desconocido, igual que la declaración de herederos abintestato, puede dar lugar
a que la intervención judicial se halle sometida a la fase preliminar o a la intermedia del
procedimiento, pero en ningún caso puede determinar su archivo» (SAP Madrid 12.ª 29
mayo 2007, LA LEY 346/2007, Rec. 246/2006).

Artículo 798. Representación de la herencia por el administrador


Mientras la herencia no haya sido aceptada por los herederos, el adminis-
trador de los bienes representará a la herencia en todos los pleitos que se pro-
muevan o que estuvieren principiados al fallecer el causante y ejercitará en dicha
representación las acciones que pudieran corresponder al difunto, hasta que se
haga la declaración de herederos.
Aceptada la herencia, el administrador sólo tendrá la representación de la
misma en lo que se refiere directamente a la administración del caudal, su cus-
todia y conservación, y en tal concepto podrá y deberá gestionar lo que sea
conducente, ejercitando las acciones que procedan.

Artículo 799. Rendición periódica de cuentas


1. El administrador rendirá cuenta justificada en los plazos que el Tribunal
le señale, los que serán proporcionados a la importancia y condiciones del cau-
dal, sin que en ningún caso puedan exceder de un año.
2. Al rendir la cuenta, el administrador consignará el saldo que de la misma
resulte o presentará el resguardo original que acredite haberlo depositado en el
establecimiento destinado al efecto. En el primer caso, el Secretario judicial
acordará inmediatamente mediante diligencia el depósito y, en el segundo, que
se ponga en los autos diligencia expresiva de la fecha y cantidad del mismo.
3. Para el efecto de instruirse de las cuentas y a fin de inspeccionar la admi-
nistración o promover cualesquiera medidas que versen sobre rectificación o
aprobación de aquéllas, serán puestas de manifiesto en la Oficina judicial a la
parte que, en cualquier tiempo, lo pidiere.

Artículo 800. Rendición final de cuentas. Impugnación de las cuentas


1. Cuando el administrador cese en el desempeño de su cargo, rendirá una
cuenta final complementaria de las ya presentadas.

1149
Artículo 801 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Todas las cuentas del administrador, incluso la final, serán puestas de


manifiesto a las partes en la Oficina judicial, cuando cese en el desempeño de
su cargo, por un término común, que el Secretario judicial señalará mediante
diligencia según la importancia de aquéllas.
3. Pasado dicho término sin hacerse oposición a las cuentas, el Secretario
judicial dictará decreto aprobándolas y declarando exento de responsabilidad al
administrador. En el mismo decreto mandará devolver al administrador la cau-
ción que hubiere prestado.
4. Si las cuentas fueren impugnadas en tiempo hábil, se dará traslado del
escrito de impugnación al cuentadante para que conteste conforme a lo esta-
blecido en el art. 438. Las partes, en sus respectivos escritos de impugnación y
contestación a ésta, podrán solicitar la celebración de vista, continuando la tra-
mitación con arreglo a lo dispuesto para el juicio verbal.

Artículo 801. Conservación de los bienes de la herencia


1. El administrador está obligado bajo su responsabilidad, a conservar sin
menoscabo los bienes de la herencia, y a procurar que den las rentas, productos
o utilidades que corresponda.
2. A este fin deberá hacer las reparaciones ordinarias que sean indispensables
para la conservación de los bienes. Cuando sean necesarias reparaciones o gastos
extraordinarios, lo pondrá en conocimiento del Juzgado, el cual, oyendo en una
comparecencia a los interesados que menciona el apartado 3 del art. 793, en el
día y hora que a tal efecto se señale por el Secretario judicial, y previo recono-
cimiento pericial y formación de presupuesto resolverá lo que estime proce-
dente, atendidas las circunstancias del caso.

Artículo 802. Destino de las cantidades recaudadas por el administrador en


el desempeño del cargo
1. El administrador depositará sin dilación a disposición del Juzgado las can-
tidades que recaude en el desempeño de su cargo, reteniendo únicamente las
que fueren necesarias para atender los gastos de pleitos o notariales, pago de
contribuciones y demás atenciones ordinarias.
2. Para atender los gastos extraordinarios a que se refiere el artículo anterior
el Tribunal, mediante providencia, podrá dejar en poder del administrador la
suma que se crea necesaria, mandando sacarla del depósito si no pudiere
cubrirse con los ingresos ordinarios. Esto último se ordenará también cuando
deba hacerse algún gasto ordinario y el administrador no disponga de la cantidad
suficiente procedente de la administración de la herencia.

Artículo 803. Prohibición de enajenar los bienes inventariados. Excepciones


a dicha prohibición
1. El administrador no podrá enajenar ni gravar los bienes inventariados.

1150
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 804

2. Exceptúense de esta regla:


1.º Los que puedan deteriorarse.
2.º Los que sean de difícil y costosa conservación.
3.º Los frutos para cuya enajenación se presenten circunstancias que se esti-
men ventajosas.
4.º Los demás bienes cuya enajenación sea necesaria para el pago de deudas,
o para cubrir otras atenciones de la administración de la herencia.
3. El Tribunal, a propuesta del administrador, y oyendo a los interesados a
que se refiere el apartado 3 del art. 793, podrá decretar mediante providencia
la venta de cualesquiera de dichos bienes, que se verificará en pública subasta
conforme a lo establecido en la legislación notarial o en procedimiento de juris-
dicción voluntaria.
Los valores admitidos a cotización oficial se venderán a través de dicho mer-
cado.

Artículo 804. Retribución del administrador


1. El administrador no tendrá derecho a otra retribución que la siguiente:
1.º Sobre el producto líquido de la venta de frutos y otros bienes muebles de
los incluidos en el inventario, percibirá el 2 por 100.
2.º Sobre el producto líquido de la venta de bienes raíces y cobranza de
valores de cualquier especie, el 1 por 100.
3.º Sobre el producto líquido de la venta de efectos públicos, el medio por
100.
4.º Sobre los demás ingresos que haya en la administración, por conceptos
diversos de los expresados en los párrafos precedentes, el Secretario judicial le
señalará del 4 al 10 por ciento, teniendo en consideración los productos del
caudal y el trabajo de la administración.
2. También podrá acordar el Secretario judicial, mediante decreto, cuando
lo considere justo, que se abonen al administrador los gastos de viajes que tenga
necesidad de hacer para el desempeño de su cargo.

JURISPRUDENCIA
«Es cierto que el art. 804 de la vigente LEC reafirmando la postura del Legislador
sobre el régimen retributivo del administrador en la anterior Ley, impide tener en cuenta
a tales efectos consideraciones de equidad o de adecuación a la realidad social actual,
siendo significativo que se haya mantenido la fórmula imperativa y excluyente con la que
se inicia el precepto («el administrador no tendrá derecho a otra retribución»), que en
todo caso impide acudir a otro sistema de retribución que el legalmente fijado, tal y como
expone el TS que en Sentencia de 26 de marzo de 2.003 dice que el art. 1.033 –y por
ende el 804 de la nueva Ley– «no atiende para fijar la remuneración del administrador

1151
Artículo 805 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

más que a la naturaleza de los bienes que componen el caudal administrado», pero lo
que tampoco puede obviarse, es que la circunstancia de que no se hayan percibido
ingresos del caudal hereditario, no que no se hayan producido, excluye el derecho del
administrador a percibir su remuneración, porque el núm. 4 de dicho precepto dice que
«el administrador.... tendrá derecho sobre los demás ingresos en administración por
conceptos diversos de los expresados en los párrafos precedentes, –cuál es el presente
caso–. ...teniendo en consideración el caudal y el trabajo de la administración», de forma
que no hace depender dicho derecho del percibo de tales ingresos sino de su existencia
y tiene en cuenta el trabajo del administrador. No sería lógico que la remuneración del
mismo dependiera del cobro de tales ingresos, como no sería lógico hacer depender los
honorarios de un profesional del éxito de su trabajo» (SAP Madrid 13.ª 4 julio 2008, LA
LEY 311/2008, Rec. 482/2007).

Artículo 805. Administraciones subalternas


1. Se conservarán las administraciones subalternas que para el cuidado de
sus bienes tuviera el finado, con la misma retribución y facultades que aquél les
hubiere otorgado.
2. Dichos administradores rendirán sus cuentas y remitirán lo que recauden
al administrador judicial, considerándose como dependientes del mismo, pero
no podrán ser separados por éste sino por causa justa y con autorización
mediante decreto del Secretario judicial.
3. Con la misma autorización podrá proveer el administrador judicial, bajo
su responsabilidad las vacantes que resultaren.

CAPÍTULO II
Del procedimiento para la liquidación del régimen económico matrimonial

Artículo 806. Ámbito de aplicación


La liquidación de cualquier régimen económico matrimonial que, por capi-
tulaciones matrimoniales o por disposición legal, determine la existencia de una
masa común de bienes y derechos sujeta a determinadas cargas y obligaciones
se llevará a cabo, en defecto de acuerdo entre los cónyuges, con arreglo a lo
dispuesto en el presente capítulo y a las normas civiles que resulten aplicables.
Véase arts. 807 a 811 LEC

COMENTARIOS
1. Dentro del mismo Título II del Libro IV de la LEC, y bajo la misma rúbrica
de «De la división judicial de patrimonios», los arts. 806 a 811 LEC contemplan
una serie de actuaciones, preparatorias las unas, declarativas las otras, tendentes
a canalizar procesalmente las pretensiones de disolución del régimen econó-
mico matrimonial, articulando al efecto un procedimiento con un ámbito (el
dispuesto en este art. 806 LEC) muy limitado.

1152
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 807

2. Como de todos es sabido, la celebración del matrimonio conlleva, con


arreglo a la legislación civil, la preceptiva adopción de un régimen económico
en torno al cual deban regirse los derechos y obligaciones de los cónyuges de
esta índole económica o patrimonial, régimen que, si nada disponen expresa-
mente los mismos en sentido contrario, será el de la «sociedad de gananciales»
(arts. 1316, 1344 CC) o, en otro caso, los regímenes de «separación de bienes»
(art. 1435 CC) y de «participación» (art. 1411 CC).
Pues bien, dichos regímenes económicos del matrimonio pueden ser disuel-
tos por muy diversas causas, que, con arreglo a lo dispuesto en el art. 1392 CC
(precepto enmarcado en la regulación de la «sociedad de gananciales» al que
también se remite directamente, para el régimen de «participación» el art. 1415
CC) cabe sistematizar de la siguiente manera: 1.ª) Por disolución del matrimonio
(lo que sucederá por la muerte o declaración de fallecimiento de uno de los
cónyuges o por el divorcio –arts. 85 a 89 CC–); 2.ª) Por la declaración de nulidad
del matrimonio (arts. 73 a 79 CC); 3.ª) Por la separación de los cónyuges decla-
rada judicialmente (arts. 81 a 84 CC); y 4.ª) Por acuerdo entre los cónyuges en
orden a modificar el régimen económico matrimonial por el que se regían hasta
ese momento.
De igual forma, la extinción del régimen económico del matrimonio también
podrá producirse a instancia de cualquiera de los cónyuges y por medio de una
resolución judicial que así lo declare, en los casos que recoge el art. 1393 CC.
En todos los enunciados casos, por consiguiente, la extinción del régimen
económico matrimonial exige necesariamente su liquidación, es decir, el reparto
entre los cónyuges del activo y el pasivo de la sociedad, momento en el cual, y
en ausencia de acuerdo entre ellos sobre dicha liquidación, será preciso acudir
a dirimir el subsiguiente conflicto ante la autoridad judicial, conflicto para el que
se observarán los trámites previstos en esta regulación de los arts. 806 a 811 LEC.

Artículo 807. Competencia


Será competente para conocer del procedimiento de liquidación el Juzgado
de Primera Instancia que esté conociendo o haya conocido del proceso de nuli-
dad, separación o divorcio, o aquel ante el que se sigan o se hayan seguido las
actuaciones sobre disolución del régimen económico matrimonial por alguna de
las causas previstas en la legislación civil.
Véase arts. 769 LEC

COMENTARIOS
La explicación del presente régimen competencial es evidente. Debido a la
circunstancia de que el proceso de liquidación de la sociedad de gananciales
está íntimamente ligado a aquellos procesos matrimoniales en los que se decrete
la disolución del matrimonio, así como a aquellos otros procedimientos judicia-

1153
Artículo 808 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

les (vgr. los previstos en el art. 1393 CC) en los que se declare la disolución (que
no la liquidación), no ya del matrimonio, sino del régimen económico matrimo-
nial, la competencia para conocer de unos y otros necesariamente ha de estar
presidida por unas mismas reglas o principios distributivos, que hagan que sean
en definitiva los mismos órganos judiciales quienes se encarguen de tramitar
tales procedimientos.

Artículo 808. Solicitud de inventario


1. Admitida la demanda de nulidad, separación o divorcio, o iniciado el pro-
ceso en que se haya demandado la disolución del régimen económico matrimo-
nial, cualquiera de los cónyuges podrá solicitar la formación de inventario.
2. La solicitud a que se refiere el apartado anterior deberá acompañarse de
una propuesta en la que, con la debida separación, se harán constar las diferentes
partidas que deban incluirse en el inventario con arreglo a la legislación civil.
A la solicitud se acompañarán también los documentos que justifiquen las
diferentes partidas incluidas en la propuesta.
Véase art. 809 LEC

COMENTARIOS
Aunque el art. 1396 CC dispone de manera tajante que el comienzo de la
liquidación del régimen económico matrimonial, mediante la realización de un
inventario del activo y pasivo, tan sólo podrá tener lugar una vez disuelta la
sociedad, el art. 808 LEC prevé, en cambio, que la formación del referido inven-
tario pueda tener lugar en un momento procedimental anterior. En concreto, en
cualquier instante posterior a la admisión de la demanda de nulidad, separación
o divorcio, o a la demanda del proceso en que, por cualquiera de las causas
previstas en el art. 1393 CC, se haya reclamado judicialmente la disolución del
régimen económico matrimonial. En tal caso, pues, la posibilidad de formar el
inventario podrá promoverse con anterioridad a la declaración judicial por la
que se declare disuelta la sociedad. Con todo, sin embargo, persiste igualmente
la posibilidad de instar la formación del inventario una vez recaída la declara-
ción judicial firme disolutoria del régimen económico matrimonial, al amparo
de lo dispuesto en este art. 1396 CC.
B) La formación del inventario se promoverá mediante una solicitud que
podrá presentar cualquiera de los dos cónyuges, solicitud a la que deberán
acompañarse: a) una propuesta en la que, con la debida separación, se harán
constar las diferentes partidas que deban incluirse en el inventario; y b) los
documentos que justifiquen las diferentes partidas incluidas en la propuesta (art.
808 LEC).

1154
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 809

A tales fines, ha de tomarse en consideración que, según prevé el art. 1397


CC, en el «activo» de la sociedad habrán de incluirse: 1) Los bienes gananciales
existentes en el momento de la disolución; 2) El importe actualizado del valor
que tenían los bienes al ser enajenados por negocio ilegal o fraudulento si no
hubieran sido recuperados; y 3) El importe actualizado de las cantidades pagadas
por la sociedad que fueran de cargo sólo de un cónyuge y en general las que
constituyen créditos de la sociedad contra éste. En tanto que el «pasivo» (art.
1398 CC) se integrará por las siguientes partidas: 1) Las deudas pendientes a
cargo de la sociedad; 2) El importe actualizado del valor de los bienes privativos
cuando su restitución deba hacerse en metálico por haber sido gastados en inte-
rés de la sociedad; igual regla se aplicará a los deterioros producidos en dichos
bienes por su uso en beneficio de la sociedad; y 3) El importe actualizado de las
cantidades que, habiendo sido pagadas por uno solo de los cónyuges, fueran de
cargo de la sociedad y, en general, las que constituyan créditos de los cónyuges
contra la sociedad.

Artículo 809. Formación del inventario


1. A la vista de la solicitud a que se refiere el artículo anterior, el Secretario
judicial señalará día y hora para que, en el plazo máximo de diez días, se proceda
a la formación de inventario, mandando citar a los cónyuges.
En el día y hora señalados, procederá el Secretario Judicial, con los cónyuges,
a formar el inventario de la comunidad matrimonial, sujetándose a lo dispuesto
en la legislación civil para el régimen económico matrimonial de que se trate.
Cuando, sin mediar causa justificada, alguno de los cónyuges no comparezca
en el día señalado, se le tendrá por conforme con la propuesta de inventario que
efectúe el cónyuge que haya comparecido. En este caso, así como cuando,
habiendo comparecido ambos cónyuges, lleguen a un acuerdo, se consignará
éste en el acta y se dará por concluido el acto.
En el mismo día o en el siguiente, se resolverá por el Tribunal lo que proceda
sobre la administración y disposición de los bienes incluidos en el inventario.
2. Si se suscitare controversia sobre la inclusión o exclusión de algún con-
cepto en el inventario o sobre el importe de cualquiera de las partidas, el secre-
tario judicial hará constar en el acta las pretensiones de cada una de las partes
sobre los referidos bienes y su fundamentación jurídica, y citará a los interesados
a una vista, continuando la tramitación con arreglo a lo previsto para el juicio
verbal.
La sentencia resolverá sobre todas las cuestiones suscitadas, aprobando el
inventario de la comunidad matrimonial, y dispondrá lo que sea procedente
sobre la administración y disposición de los bienes comunes.
Véase el comentario al art. 808 LEC

1155
Artículo 810 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 810. Liquidación del régimen económico matrimonial


1. Concluido el inventario y una vez firme la resolución que declare disuelto
el régimen económico matrimonial, cualquiera de los cónyuges podrá solicitar
la liquidación de éste.
2. La solicitud deberá acompañarse de una propuesta de liquidación que
incluya el pago de las indemnizaciones y reintegros debidos a cada cónyuge y la
división del remanente en la proporción que corresponda, teniendo en cuenta,
en la formación de los lotes, las preferencias que establezcan las normas civiles
aplicables.
3. Admitida a trámite la solicitud de liquidación, el Secretario judicial seña-
lará, dentro del plazo máximo de diez días, el día y hora en que los cónyuges
deberán comparecer ante el mismo al objeto de alcanzar un acuerdo y, en su
defecto, designar contador y, en su caso, peritos, para la práctica de las opera-
ciones divisorias.
4. Cuando, sin mediar causa justificada, alguno de los cónyuges no compa-
rezca en el día señalado, se le tendrá por conforme con la propuesta de liqui-
dación que efectúe el cónyuge que haya comparecido. En este caso, así como
cuando, habiendo comparecido ambos cónyuges, lleguen a un acuerdo, se con-
signará éste en el acta y se dará por concluido el acto, llevándose a efecto lo
acordado conforme a lo previsto en los dos primeros apartados del art. 788 de
esta Ley.
5. De no lograrse acuerdo entre los cónyuges sobre la liquidación de su régi-
men económico–matrimonial, se procederá, mediante diligencia, al nombra-
miento de contador y, en su caso, peritos, conforme a lo establecido en el art.
784 de esta ley, continuando la tramitación con arreglo a lo dispuesto en los arts.
785 y siguientes.

COMENTARIOS
Una vez sea firme la resolución por la que se decrete la disolución del régi-
men económico matrimonial, y siempre que ya haya formado el correspondiente
inventario (pues, de no ser así, habrá que promover previamente su formación,
bien mediante el común acuerdo entre los cónyuges, o bien mediante la solicitud
a que se refiere el art. 808 LEC), cualquiera de dichos cónyuges podrá solicitar
del Juez competente la disolución del régimen económico matrimonial con
arreglo a lo establecido en este precepto.

Artículo 811. Liquidación del régimen de participación


1. No podrá solicitarse la liquidación de régimen de participación hasta que
no sea firme la resolución que declare disuelto el régimen económico matrimo-
nial.

1156
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 811

2. La solicitud deberá acompañarse de una propuesta de liquidación que


incluya una estimación del patrimonio inicial y final de cada cónyuge, expre-
sando, en su caso, la cantidad resultante a pagar por el cónyuge que haya expe-
rimentado un mayor incremento patrimonial.
3. A la vista de la solicitud de liquidación, el Secretario judicial señalará,
dentro del plazo máximo de diez días, el día y hora en que los cónyuges deberán
comparecer ante él al objeto de alcanzar un acuerdo.
4. Cuando, sin mediar causa justificada, alguno de los cónyuges no compa-
rezca en el día señalado, se le tendrá por conforme con la propuesta de liqui-
dación que efectúe el cónyuge que haya comparecido. En este caso, así como
cuando, habiendo comparecido ambos cónyuges, lleguen a un acuerdo, se con-
signará éste en el acta y se dará por concluido el acto.
5. De no existir acuerdo entre los cónyuges, el Secretario judicial les citará
a una vista, y continuará la tramitación con arreglo a lo previsto para el juicio
verbal.
La sentencia resolverá sobre todas las cuestiones suscitadas, determinando
los patrimonios iniciales y finales de cada cónyuge, así como, en su caso, la can-
tidad que deba satisfacer el cónyuge cuyo patrimonio haya experimentado un
mayor incremento y la forma en que haya de hacerse el pago.

COMENTARIOS
La vigente LEC, en una orientación mimética de la regulación que el Código
Civil lleva a cabo de los diferentes regímenes económicos del matrimonio, regula
el procedimiento para la liquidación de los mismos con la vista puesta en el
régimen de la «sociedad de gananciales», de manera análoga, pues, a como
aquél Código regula con carácter general las causas de disolución y demás régi-
men jurídico de todos los sistemas económicos matrimoniales.
Esto hace que, una vez examinado el referido proceso civil especial, el legis-
lador se haya visto en la necesidad de introducir en este art. 811 LEC una serie
de precisiones o matizaciones a la anterior tramitación, a observar todas ellas
cuando el que se trate de liquidar sea el régimen de «participación», regulado,
como se sabe, en los arts. 1411 a 1434 CC.

1157
Artículo 812 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

TÍTULO III
De los procesos monitorio y cambiario
CAPÍTULO I
Del proceso monitorio

Artículo 812. Casos en que procede el proceso monitorio


1. Podrá acudir al proceso monitorio quien pretenda de otro el pago de
deuda dineraria de cualquier importe, líquida, determinada, vencida y exigible,
cuando la deuda se acredite de alguna de las formas siguientes:
1.ª Mediante documentos, cualquiera que sea su forma y clase o el soporte
físico en que se encuentren, que aparezcan firmados por el deudor o con su sello,
impronta o marca o con cualquier otra señal, física o electrónica.
2.ª Mediante facturas, albaranes de entrega, certificaciones, telegramas,
telefax o cualesquiera otros documentos que, aun unilateralmente creados por
el acreedor, sean de los que habitualmente documentan los créditos y deudas en
relaciones de la clase que aparezca existente entre acreedor y deudor.
2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado anterior y cuando se trate de
deudas que reúnan los requisitos establecidos en dicho apartado, podrá también
acudirse al proceso monitorio, para el pago de tales deudas, en los casos siguien-
tes:
1.º Cuando, junto al documento en que conste la deuda, se aporten docu-
mentos comerciales que acrediten una relación anterior duradera.
2.º Cuando la deuda se acredite mediante certificaciones de impago de can-
tidades debidas en concepto de gastos comunes de Comunidades de propietarios
de inmuebles urbanos.
Véase art. 21 LPH

COMENTARIOS
1. El último de los Títulos que integran el Libro IV de la nueva LEC, dedicado
en su integridad a la regulación monográfica de los «procesos especiales», aco-
mete la regulación de los dos únicos tipos procesales específicamente destinados
a servir de medio para la obtención de una más eficaz y expeditiva tutela procesal
de los derechos de crédito. De un lado, el proceso monitorio, que en su día
constituyó una creación de nuevo cuño del legislador porque se implantó por
vez primera en nuestro ordenamiento procesal al aprobarse la vigente LEC, y de
otro el llamado juicio cambiario, heredero del formalmente derogado «juicio
ejecutivo cambiario» que se contemplaba en la anterior LEC de 1881 como una
modalidad del juicio ejecutivo (art. 1.429.4.º).
El monitorio puede ser definido como un proceso carente de fase declarativa,
destinado a tutelar aquellos derechos de crédito de índole pecuniaria y de
mediana cuantía que se encuentren debidamente documentados, y cuya esen-

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 812

cial finalidad radica en obtener, en el menor tiempo, con el menor coste posible
y sin más garantías que la derivada de la propia intervención judicial, un título
que permita abrir el procedimiento de ejecución forzosa del derecho de crédito
impagado o, en el mejor de los casos, el propio pago de dicho crédito a cargo
del deudor.
Es, por tanto, un proceso extraordinariamente expeditivo, donde, a grandes
rasgos, cualquier acreedor que posea un crédito documentado, con la sola apor-
tación de dicho documento y la cumplimentación de un simple formulario limi-
tado a indicar sus datos personales y los del deudor, solicita de un Tribunal que,
sin más, sin realizar ninguna comprobación sobre el fundamento fáctico y jurí-
dico de su petición, requiera de pago a dicho deudor bajo apercibimiento de
ejecución, sin haberle oído previamente y, por supuesto, sin haberse practicado
la más mínima actividad probatoria antes de llevarse a cabo tal requerimiento
(art. 815 LEC). Y si dicho deudor no paga o no se opone en forma al requeri-
miento de pago, éste pasa a convertirse en un título de ejecución, cual si de una
sentencia firme de condena se tratase y, como tal, susceptible de ser llevado a
efecto por los coactivos trámites del proceso de ejecución forzosa (art. 816.1
LEC). Por el contrario, si el deudor se opone al pago del crédito requerido, el
proceso monitorio finaliza igualmente, pero ahora mediante su conversión en el
proceso declarativo ordinario que corresponda en atención a la cuantía del cré-
dito reclamado (con la excepción dispuesta en el art. 818.3 LEC), donde recaerá
la resolución que corresponda (art. 818.1 LEC).
2. Esta expeditiva vía procesal no está abierta a cualesquiera derechos de
crédito imaginables, ya que el legislador la ha limitado, tal y como se precisa en
el art. 812 LEC, únicamente a los derechos de crédito que representen una deuda
dineraria de cualquier importe, líquida, determinada, vencida y exigible, deuda
que, además, ha de acreditarse mediante alguno de los documentos.
En consecuencia: a) Quedan fuera del ámbito de aplicación del monitorio
cualesquiera derechos subjetivos patrimoniales que conlleven el desempeño de
una prestación distinta a la de entregar una cantidad determinada de dinero (en
moneda nacional o extranjera –v. art. 577.1 LEC); b) Las deudas dinerarias, ade-
más, han de ser «líquidas», es decir, exactamente «determinadas» en su cuantía
(v. art. 572 LEC). La jurisprudencia, además, ha permitido también la reclama-
ción de los intereses devengados por el crédito reclamado por el acreedor; c) Y
han de encontrarse «vencidas», lo cual se sucederá siempre que la efectividad
del crédito se haya hecho depender del transcurso de un determinado período
de tiempo ya transcurrido.
3. Aunque el texto inicial de la LEC limitó la aplicación del proceso monitorio
a las deudas dinerarias que no superasen la cantidad de 30.000 euros (cantidad
que, tras la Ley 13/2009, se aumentó hasta los 250.000 euros), hoy en día, tras
la reforma operada por la Ley 37/2011, ya no existe limitación cuantitativa

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Artículo 812 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

alguna, ya que la vigente redacción del art. 812.1 LEC permita acceder al moni-
torio a las deudas dinerarias «de cualquier importe».
4. Junto a las anteriores exigencias cualitativas y cuantitativas, el derecho de
crédito susceptible de ser reclamado por medio del proceso monitorio precisa
cumplir una adicional exigencia, ahora de índole formal, cuál es la de encon-
trarse acreditado a través de alguno de los documentos contemplados con carác-
ter general en el art. 812 LEC, y de manera específica en algunos otros preceptos
tales como el art. 21 LPH o el art. 16 LVPBM. Pero, en realidad, el catálogo de
títulos admisibles como fundamento de la solicitud monitoria (art. 812 LEC) es
de tal amplitud y generosidad que, en verdad, casi podría llegar a decirse que
prácticamente cualquier tipo de documento, formal o informal, unilateral o bila-
teral, es capaz de propiciar la apertura del procedimiento monitorio. Con todo,
el legislador distingue entre:
a) Documentos bilaterales, es decir, «documentos, cualquiera que sea su
forma y clase o el soporte físico en que se encuentren, que aparezcan firmados
por el deudor o con su sello, impronta o marca o con cualquier otra señal, física
o electrónica, proveniente del deudor» (art. 812.1.1.ª LEC).
b) Documentos unilaterales, es decir, aquellos en cuya confección tan solo
interviene una de las partes del negocio jurídico generador del crédito («facturas,
albaranes de entrega, certificaciones, telegramas, telefax o cualesquiera otros
documentos que, aun unilateralmente creados por el acreedor, sean de los que
habitualmente documentan los créditos y deudas en relaciones de la clase que
aparezca existente entre acreedor y deudor») (art. 812.1.2.ª LEC).
c) Y otros documentos, tales como: 1.º) De un lado, los documentos arriba
examinados siempre que a cualquiera de ellos se acompañe otro u otros «docu-
mentos comerciales que acrediten una relación anterior duradera» (art. 812.2.1.º
LEC); y 2.º) De otro, el supuesto singular y específico en que el documento
representativo del crédito lo sean las «certificaciones de impago de cantidades
debidas en concepto de gastos comunes de Comunidades de Propietarios de
inmuebles urbanos» (art. 812.2.2.º LEC).

JURISPRUDENCIA
– Finalidad del proceso monitorio:
«TERCERO. El procedimiento monitorio, de la LEC 1/2000, es un proceso de natu-
raleza declarativa especial que tiende a conseguir de una manera rápida un título de
ejecución, a través del requerimiento de pago realizado al afirmado deudor e interpre-
tando su silencio, de no manifestar oposición alguna, ni atender el requerimiento de
pago, como prueba plena de la existencia de la deuda. Este procedimiento, que precisa
de un soporte documental, es de posible utilización cuando se trata de deudas dinerarias
vencidas, exigibles, determinadas o líquidas y que no excedan de cinco millones de
pesetas o 30.000 euros, bastando entonces que la misma se acredite inicialmente con

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 812

cualquiera de los documentos contenidos en el art. 812 de la LEC, sin perjuicio de la


oposición que el presunto deudor pueda deducir, lo cual determina, en su caso, que la
cuestión se resuelva en el juicio declarativo que corresponda según la cuantía (art.
818.1)» (AAP Madrid 11.ª 23 enero 2009).
– Créditos reclamables:
«el art. 812. 1 LEC establece que: 1. Podrá acudir al proceso monitorio quien pre-
tenda el pago de deuda dineraria, vencida y exigible, de cantidad determinada que no
exceda de cinco millones. De lo que resulta que: a) El tiempo del verbo «podrá» indica
que el proceso monitorio es de carácter facultativo; b) La deuda exigible no puede ser
en especie, por lo que se excluyen las mercancías fungibles y los bienes muebles e
inmuebles, que establecen otras legislaciones; c) Deuda dineraria en moneda de curso
legal, ya sea nacional o extranjera. En este último caso, en aplicación analógica del art.
577, dada la necesidad de su determinación en moneda nacional a los efectos de las
cuantías de 900 euros para la intervención preceptiva de procurador y abogado?, 3.000
euros para el caso de oposición si debe seguirse por la tramitación juicio verbal u ordi-
nario?, y 30.000 euros límite máximo; d) Deuda vencida, es decir, que ha transcurrido
el plazo para su abono; e) Exigible, y por exigible ha de entenderse aquella deuda que
no depende de contraprestación de quien reclama, o condición alguna; f).Deuda de
cantidad determinada; g) Deuda que no exceda de treinta mil euros, cifra que constituye
el límite máximo, no sólo respecto del principal, sino también computados los intereses
si se han devengado antes de formular la petición y en él se recogen, por cuanto la deuda
dineraria que se reclama los comprende también. No así los devengados con posterio-
ridad al ser consecuencia pero no causa» (AAP Tenerife 1.ª 2 octubre 2006, LA LEY
153331/2006).
– Documentos admisibles: no es un numerus clausus:
«la regulación de nuestro proceso monitorio exige que la deuda dineraria se acredite
documentalmente, para lo cual hace referencia, más que a documentos concretos, a
distintas formas de realizar esa acreditación, enumerando una serie de posibilidades, sin
que esta constituya un «numerus clausus», rigiendo en este punto la libertad de forma,
si bien, en todo caso es preceptiva la aportación documental, no estando permitida la
acreditación por simples manifestaciones verbales del acreedor» (AAP Toledo 2.ª, 11
mayo 2005, LA LEY 104963/2005).
– Documentos admisibles: clases:
«resultan dos tipos de documentales a aportar con la petición inicial, de una parte
una atribución de privilegio cuando los documentos aportados son de los previstos en
el apartado 2 del art. 812, que llevan a la automática admisión de la petición y al reque-
rimiento, y de otra los comprendidos en el apartado del apartado 1 del 812, por cuanto
para dictar la providencia requiriendo al deudor, se exige respecto de estos últimos que
constituyan a juicio del Tribunal un principio de prueba respecto del derecho del peti-
cionario, confirmando el origen y cuantía de la deuda conforme a lo referido en la peti-
ción inicial» (AAP Tenerife 1.ª 2 octubre 2006, LA LEY 153331/2006).

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Artículo 813 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 813. Competencia


Será exclusivamente competente para el proceso monitorio el Juzgado de
Primera Instancia del domicilio o residencia del deudor o, si no fueren conocidos,
el del lugar en que el deudor pudiera ser hallado a efectos del requerimiento de
pago por el Tribunal, salvo que se trate de la reclamación de deuda a que se
refiere el núm. 2.º del apartado 2 del art. 812, en cuyo caso será también com-
petente el Juzgado del lugar en donde se halle la finca, a elección del solicitante.
En todo caso, no serán de aplicación las normas sobre sumisión expresa o
tácita contenidas en la sección 2.ª del capítulo II del Título II del Libro I.
Si, tras la realización de las correspondientes averiguaciones por el secreta-
rio Judicial sobre el domicilio o residencia, éstas son infructuosas o el deudor es
localizado en otro partido judicial, el juez dictará auto dando por terminado el
proceso, haciendo constar tal circunstancia y reservando al acreedor el derecho
a instar de nuevo el proceso ante el Juzgado competente.
Véase arts. 54–57 LEC

COMENTARIOS
1. El presente precepto señala a los Juzgados de Primera Instancia, como
órganos objetiva y «exclusivamente» competentes para conocer del proceso
monitorio; ello implica que no resulten de aplicación en este ámbito las normas
de reparto de la competencia objetiva en atención a la cuantía de la pretensión
(lo que supone la exclusión de los Juzgados de Paz) o a la persona del deman-
dado (lo que excluye igualmente del ámbito del monitorio o los tribunales com-
petentes por razón de un aforamiento).
Los Juzgados de lo Mercantil, en cambio, al haber sido creados con poste-
rioridad a la LEC (pues fueron introducidos en nuestro ordenamiento por la L.O.
8/2003), así como, también, la circunstancia de que el art. 86 ter LOPJ les atri-
buya determinadas competencias correspondientes al orden jurisdiccional civil
con carácter de exclusividad, hace que exista base suficiente como para sostener
que los mismos, y para dichas materias civiles propias de su exclusiva compe-
tencia, sí podrán conocer de procesos monitorios (conclusión, además, avalada
por la jurisprudencia).
2. Con carácter general, la competencia territorial la confiere el art. 813 LEC
a los Juzgados de Primera Instancia del domicilio o residencia del deudor o, si
no fueren conocidos por el peticionario, los del lugar en el que el deudor pudiera
ser hallado. El legislador, por tanto, ha equiparado aquí los conceptos de «domi-
cilio» y «residencia», por lo que si el acreedor desconociese el domicilio del
deudor pero sí supiese su lugar de residencia o su paradero, será perfectamente
válido el requerimiento de pago que se le formule en dicho lugar, aunque des-
pués se constate que el verdadero domicilio del deudor monitorio no se encon-

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 813

traba en el lugar correspondiente a la circunscripción del Tribunal ante el que


se presentó la solicitud monitoria.
A dicha regla general añade la misma norma una regla especial, a saber: si
el documento en el que se fundamenta la solicitud monitoria es una de las cer-
tificaciones que han de expedir los secretarios de las Comunidades de Propie-
tarios en virtud del art. 812.2.2.º LEC, también serán competentes, aparte de
aquellos Juzgados en cuya circunscripción tenga su domicilio o residencia, o
pueda ser hallado, el deudor, aquellos otros Juzgados de Primera Instancia en
cuya circunscripción se encuentre sita la finca en régimen de comunidad, esta-
bleciéndose un ius electionis entre uno y otro para el actor monitorio.
Asimismo, si el deudor monitorio fuese el Estado, y por aplicación de lo
establecido en la Ley 52/1997, de 27 de noviembre, de Asistencia Jurídica al
Estado e Instituciones Públicas, la competencia territorial habrá de corresponder
siempre al Juzgado de Primera Instancia que tenga su sede en una capital de
provincia, en Ceuta o en Melilla, habiendo declarado la jurisprudencia esta pre-
valencia de dicho fuero territorial especial sobre el dispuesto con carácter gene-
ral por el art. 813 LEC. Y, por último, en los supuestos en que se produzca una
acumulación de diversos derechos de crédito en la inicial solicitud monitoria, y
en ausencia de reglas especiales, habrá de acudirse, según manifiesta la juris-
prudencia, a las reglas generales sobre competencia territorial en las hipótesis
de acumulación reguladas en el art. 53 LEC.
3. Todos los enunciados fueros territoriales, además, son de carácter impe-
rativo; no resultan disponibles a la voluntad de las partes acreedora y deudora,
las cuales, de cara a un ulterior procedimiento monitorio, no podrán disponer
del fuero, ni formalizando un, por esta causa inútil e ineficaz, pacto de sumisión
expresa, ni tampoco intentar con eficacia la sumisión tácita, por así tenerlo
vedado explícitamente el art. 813.II LEC.
Este carácter imperativo o indisponible de la competencia territorial posibi-
lita su control jurisdiccional de oficio (pues el Secretario judicial, en caso de
duda sobra la competencia del Tribunal ante el que se haya presentado la soli-
citud monitoria, debe dar cuenta al Juez para que éste resuelva sobre la admisión
–art. 815.1.I LEC–), tal y como establece el art. 58 LEC, el cual permite al Juez
examinar de oficio su propia competencia territorial imperativa «inmediata-
mente después de presentada la demanda» (debiendo entenderse que aquí el
término «demanda» equivale a «solicitud monitoria»). En el proceso monitorio,
sin embargo, la jurisprudencia ha declarado que dicho control jurisdiccional
puede hacerse, no sólo al admitir la solicitud monitoria, sino también una vez
que, formulado el requerimiento de pago, se tenga constancia de que el deudor
monitorio no tiene su domicilio, residencia o paradero en el partido judicial del
Juzgado de Primera Instancia requirente; en tal caso, y ahora conforme a una
aplicación analógica del art. 48 LEC (que permite el control judicial de oficio de

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Artículo 813 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la competencia objetiva en cualquier momento del procedimiento), es admisible


que aquel Juzgado se inhiba de oficio a favor del que considere territorialmente
competente.
De ahí que, como ha declarado reiteradamente la jurisprudencia, en el
ámbito del proceso monitorio, la perpetuatio iurisdictionis del art. 411 LEC no
tiene lugar «una vez iniciado el proceso», sino una vez formulado el requeri-
miento de pago. Y de ahí, por tanto, que si el domicilio indicado en la solicitud
monitoria es erróneo, y se advierte que el verdadero domicilio del deudor está
fuera de la circunscripción del Juzgado ante el que se ha formalizado la petición
monitoria, lo procedente será declarar la falta de competencia territorial; e,
igualmente, si el requerimiento de pago resultase negativo por no ser el indicado
por el acreedor el verdadero domicilio o residencia del deudor monitorio, y se
desconociese por completo dónde hallarle, dada la inadmisibilidad del recurso
a la notificación edictal de dicha intimación de pago en el proceso monitorio,
lo procedente será decretar el archivo de las actuaciones.

JURISPRUDENCIA
– Competencia objetiva:
«Por otro lado, la asignación competencial a los Juzgados de lo Mercantil que se
contempla en el art. 86 ter de la LOPJ lo es por materias y no por tipo de procedimientos.
De manera que lo que determina que deba conocer el Juzgado de lo Mercantil es que
el litigio verse sobre alguna de las específicamente incluidas en el catálogo del citado
precepto legal, con independencia del cauce procesal por el que deba ventilarse la con-
tienda, quedando el resto de las materias civiles para el Juez de Primera Instancia(art.
85.1 de la LOPJ) (...) Por lo tanto cabe concluir que la reclamación de cantidad de esa
índole que una entidad de gestión de derechos de propiedad intelectual pueda plantear,
aunque lo sea por vía del proceso especial de juicio monitorio (art. 812 de la LEC), deberá
ser conocida por el Juzgado de lo Mercantil. No perjudica tal conclusión que el art. 813
de la LEC siga contemplando al Juzgado de Primera Instancia como el competente para
el proceso monitorio, pues tal previsión legal deberá ser interpretada a la vista de una
disposición legal posterior, el art. 86 ter de la LOPJ, que ha desgajado del tronco común
de la jurisdicción civil, antes concentrada en el Juez de Primera Instancia, una serie de
materias que sólo pueden ser ya conocidas por el Juzgado de lo Mercantil» (AAAP Madrid
28.ª 7 marzo 2006, LA LEY 125117/2006).
–Competencia territorial:
«a) La competencia territorial aplicable al proceso monitorio viene determinada por
el art. 813 LEC que establece un fuero de naturaleza imperativa (será exclusivamente
competente para el proceso monitorio el Juez de Primera Instancia del domicilio o resi-
dencia del deudor o, si no fueren conocidos, el del lugar en que el deudor pudiera ser
hallado a efectos del requerimiento de pago por el Tribunal). b) En estos casos (fuero
territorial imperativo) es preciso darle un carácter semejante al dispensado a la compe-
tencia objetiva, ya que sus normas específicas, carecen del carácter dispositivo que tie-
nen, en general, las normas sobre competencia territorial(arts. 54 y 59 de la Ley de

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 813

Enjuiciamiento Civil); c) Cuando el domicilio que consta en la demanda no se corres-


ponde con el actual que ha quedado acreditado por hechos de conocimiento posterior
debe aplicarse, analógicamente, la regla prevenida por el art. 48 de la Ley de Enjuicia-
miento Civil para la falta de competencia objetiva» (ATSJ Valencia 1.ª 18 febrero 2010,
LA LEY 59586/2010).
«En numerosas decisiones (Autos de 25 de noviembre de 2002, 2 de julio de 2003,
31 de marzo de 2004, 20 y 22 de abril de 2004, 17 y 24 de mayo de 2005, etc.) esta
Sala ha aplicado la regla del art. 813 LEC cuando los datos de la residencia del deudor
son desconocidos al tiempo de interponerse la demanda, tanto si el acreedor, de hecho,
los ignora cuanto si resulta que el domicilio conocido por el actor resulta distinto de la
residencia efectiva, de modo que se entiende competente el Juzgado en que resida el
demandado al tiempo de hacerse el requerimiento, o el Juzgado del lugar en que el
deudor pudiera ser hallado a efectos del requerimiento de pago, al tiempo que se declara
en otras decisiones la obligación de los juzgados de agotar todos los intentos oportunos
para averiguar el lugar en que pudiera ser hallado el deudor a efectos de requerimiento
de pago, a tenor de lo dispuesto en el repetido art. 813 LEC» (ATS 1.ª. 14 septiembre
2007, LA LEY 242161/2007).
«Esta Sala ha venido manteniendo que desde el momento en que se admitió a trámite
la solicitud se determinó la competencia por haberse designado un domicilio del deman-
dado no por mera manifestación unilateral de la demandante sino por expresa manifes-
tación del demandado en el contrato o documento de que se derive o pueda derivarse
la deuda reclamada, sin que el cambio posterior del mismo, no constando se notificase
a la actora, pueda perjudicar a ésta ni someter a la misma a un peregrinaje jurisdiccional
en el caso de que el domicilio nuevamente manifestado fuera también inefectivo, por lo
que se estimaba competente al Juzgado que admitió trámite la demanda en base a esa
manifestación domiciliaria.
Ahora bien, tal criterio ha de modificarse parcialmente al haber sido resuelta la cues-
tión por auto del TS de 2 de enero de 2010, el cual viene a determinar, en relación con
el citado art. 813 LEC que «..., en la práctica sucede con frecuencia que no se llega a
conocer en ningún momento cuál es el Juzgado territorialmente competente puesto que
el deudor no es localizado. Las opuestas soluciones que caben frente a ello oscilan entre,
por un lado, la perpetuación de las actuaciones con sucesivos traslados de un Juzgado
a otro intentando averiguar el domicilio o residencia del deudor para, en caso negativo,
mantener indefinidamente abiertas las actuaciones a voluntad del acreedor; y por otro
–la que ahora se estima más adecuada– entender que cuando el Juzgado ante el que se
presenta la solicitud admite la pretensión y se declara competente territorialmente –por
aplicación de lo dispuesto en el art. 813 de la LEC– no está fijando indebidamente su
competencia, aun cuando se haya determinado erróneamente el lugar donde se encuen-
tra el deudor, sino que tal declaración de competencia territorial es correcta en atención
a los datos contenidos en la petición, que resultan esenciales para la apertura del pro-
cedimiento. En tal caso de falta de localización del deudor en el domicilio señalado, cabe
incluso admitir con la regulación actual que se intente una primera averiguación de
domicilio de modo que si aparece otro distinto al suministrado, pero dentro del propio
partido judicial, se intente el requerimiento; pero si tampoco éste resulta efectivo o el
domicilio averiguado pertenece a distinto partido judicial no habrá de ponerse en marcha
el mecanismo previsto en el art. 58 de la Ley Procesal para negar ahora una competencia

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Artículo 813 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

territorial que ya se declaró correctamente conforme a la ley, sino que lo procedente será
el archivo de las actuaciones con devolución al acreedor de la documentación aportada
para que, si ello interesa a su derecho, pueda iniciarlo de nuevo en el lugar que considere
oportuno o acudir directamente al proceso declarativo; solución aplicable con carácter
general al proceso monitorio, salvo el caso distinto de las deudas derivadas del régimen
de propiedad horizontal que, conforme a lo dispuesto en el art. 815.2 de la Ley de Enjui-
ciamiento Civil, tiene un régimen especial en cuanto a la localización del deudor...» (AAP
Madrid 18.ª 8 noviembre 2010, LA LEY 241863/2010).
– Competencia territorial en caso de pluralidad de deudores:
«SEGUNDO. Se ha de puntualizar, liminarmente, que en los casos en los cuales la
petición inicial de procedimiento monitorio se formule frente a una pluralidad de sujetos,
cuando no todos ellos tengan su domicilio en la misma localidad, el peticionario puede
elegir libremente cuál de todos los órganos territorialmente competentes por razón del
domicilio haya de conocer del procedimiento. Ahora bien, una vez efectuada esta elec-
ción, ninguna circunstancia sobrevenida permite alterarla con posterioridad» (AAP
Madrid 10.ª 24 noviembre 2010, LA LEY 256646/2010).
– Competencia territorial en caso de acumulación de créditos:
«en el presente supuesto es aplicable lo establecido en el art. 72 del citado cuerpo
legal, en cuanto a la acumulación subjetiva de acciones, a cuyo tenor, pueden «acumu-
larse, ejercitándose simultáneamente, las acciones que uno tenga contra varios sujetos,
o varios contra uno, siempre que entre estas acciones exista un nexo por razón del título
o causa de pedir» (pfo. 1.º), entendiéndose que dicha cusa de pedir es idéntica o conexa
«cuando las acciones se funden en los mismos hechos» (pfo. 2.º), circunstancia incues-
tionablemente concurrente en el supuesto enjuiciado. Por lo que, no estableciendo la
Ley procesal vigente norma específica a aplicar en el ámbito del proceso monitorio sobre
competencia territorial en caso de acumulación de acciones y pluralidad de demanda-
dos, no cabe sino acudir a la norma general prevista en el art. 53 de la referida Ley, que
dispone a tal efecto lo siguiente: «2. Cuando hubiere varios demandados y, conforme a
las reglas establecidas en este artículo y en los anteriores, pudiera corresponder la com-
petencia territorial a jueces de más de un lugar, la demanda podrá presentarse ante
cualquiera de ellos, a elección del demandante» (AAP Tenerife 1.ª 25 enero 2010, LA
LEY 47288/2010).
– Control de oficio de la competencia territorial:
«el Auto recurrido, no es ajustado a derecho al proceder a decretar el archivo de las
actuaciones; por cuanto, a la vista de la contestación al requerimiento a la demandante
y de lo dispuesto en el art. 58 de la LEC, en relación al art. 813 del mismo texto legal,
apreciada de oficio por el Juzgador su falta de competencia territorial, por residir la
demandada en otra circunscripción, y otorgada la audiencia al Ministerio Fiscal y a la
parte demandante, debía haber procedido a hacer tal declaración con remisión de las
actuaciones al Juzgado que territorialmente considerara competente» (AAP Madrid 11.ª
3 mayo 2007, LA LEY 59574/2007).

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 814

Artículo 814. Petición inicial del procedimiento monitorio


1. El procedimiento monitorio comenzará por petición del acreedor en la
que se expresarán la identidad del deudor, el domicilio o domicilios del acreedor
y del deudor o el lugar en que residieran o pudieran ser hallados y el origen y
cuantía de la deuda, acompañándose el documento o documentos a que se
refiere el art. 812.
La petición podrá extenderse en impreso o formulario que facilite la expre-
sión de los extremos a que se refiere el apartado anterior.
2. Para la presentación de la petición inicial del procedimiento monitorio no
será preciso valerse de procurador y abogado.
Véase el Acuerdo de 22 de diciembre de 2015, de la Comisión Permanente del
CGPJ, por el que se aprueban los modelos normalizados previstos en las leyes de
Enjuiciamiento Civil y de Jurisdicción Voluntaria (LA LEY 21972/2015); y los arts.
23 y 31 LEC

COMENTARIOS
1. En el proceso monitorio, se aprecian dos fases bien diferenciadas, una
primera de formulación y admisión de la petición o solicitud monitoria, y una
segunda fase, de culminación del procedimiento, bien mediante su definitivo
archivo, bien mediante su conversión en otro distinto procedimiento de decla-
ración o de ejecución.
La petición monitoria no constituye una verdadera demanda, al menos en el
sentido más habitual del término, porque en ella sólo se pretende la iniciación
del proceso monitorio, es decir, sin necesidad de argumentar (como ocurre en
toda demanda) los fundamentos fácticos y jurídicos de la pretensión crediticia.
Por eso en la misma únicamente se debe hacer constar:
a) La indicación acerca de la identidad y el domicilio o lugar donde el
demandado resida o pueda ser hallado, dato este muy relevante porque, como
el art. 815.1 LEC sólo admite la notificación personal del requerimiento de pago
en el domicilio o residencia del deudor (o en el lugar en que éste se halle), de
no incorporarse debidamente este dato domiciliar a la petición monitoria (ale-
gando el acreedor desconocerlo con exactitud), y ante la ausencia de toda men-
ción a la posibilidad de que el Tribunal, a través del Secretario judicial, pueda
indagar de oficio sobre la localización de dicho domicilio o residencia en virtud
del art. 156 LEC, la única solución razonable (y coherente con la celeridad propia
del proceso monitorio) pasa por el rechazo judicial a limine de la petición moni-
toria.
b) La mención al «origen y cuantía de la deuda» que se reclama. Por origen
de la deuda únicamente se deben relacionar de manera sucinta los términos del
negocio jurídico que haya dado lugar al nacimiento del derecho de crédito

1167
Artículo 814 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

impagado, siempre que los mismos no consten clara y suficientemente en el


documento aportado junto con el escrito inicial (pues si así fuera bastaría con
una simple remisión al contenido del mismo), mientras que por cuantía de la
deuda, tan sólo se tendrá que indicar, tanto en letras como en guarismos, la cifra
dineraria exacta que se reclama del deudor en concepto de principal.
2. A la solicitud monitoria deberá acompañarse alguno de los documentos
relacionados en cualquiera de los dos apartados del art. 812 LEC. Por esta razón,
la falta de incorporación de un documento donde se acredite la existencia del
derecho de crédito reclamado en la inicial solicitud monitoria deberá conllevar,
de forma y manera inexcusable, la inadmisión judicial de plano de esta última.
3. Se ha destacar, por último, que para la formalización de la petición inicial
del proceso monitorio no se precisa el concurso de Abogado ni el de Procurador,
regla que proclama el art. 814.2 LEC, secundada en este punto por los arts.
23.2.1.º y 31.2.1.º LEC, y donde se caracteriza una ausencia inicial de postula-
ción que constituye también otra de las notas esenciales que singularizan a los
procesos monitorios conocidos en el Derecho comparado y que se erige en uno
de sus principales atractivos. Por esta causa, aunque la parte decida voluntaria-
mente acudir al proceso monitorio con el concurso de ambos profesionales del
Derecho, no por ello se generan las correspondientes costas procesales que
hubiera de afrontar el deudor si atiende el requerimiento de pago.
Por el contrario, el escrito donde el deudor monitorio formalice su oposición
(en caso de optar por adoptar esta postura frente al requerimiento de pago) sí
habrá de ir suscrito por Abogado y Procurador cuando su intervención fuese
necesaria, por razón de la cuantía, según las normas generales (art. 818.1.II LEC),
erigiéndose esta postulación preceptiva, obviamente, como un desincentivo u
obstáculo a la formulación de dicha oposición.

JURISPRUDENCIA
– Cuantía de la deuda:
«desde la perspectiva que marcan las anteriores reflexiones, nos encontramos en el
presente caso con que no estamos ante una reclamación de cantidad determinada, en
tanto se reclaman en la demanda 2.939,93 euros y de los documentos–facturas que se
acompañan a la misma, haciendo un esfuerzo integrador y de cálculo, resulta una deuda
de 3.732,27 euros, superior en su cuantía a la cantidad reclamada sin que se justifique
en modo alguno ni por vía de recurso, como se ha hecho en anteriores ocasiones, la
razón de tal minoración y sin que se haga referencia alguna de la cantidad reclamada ni
en el documento de cesión del crédito por la financiera a la acreedora ni en la comuni-
cación que se dirige al deudor y, por tanto, si bien se dan por cumplidos los requisitos
referentes a deuda dineraria, vencida y exigible, no puede en modo alguno considerarse
determinada la cantidad exigible al adolecer de cualquier explicación que permita al
Tribunal y por supuesto a la deudora, a los efectos de pago u oposición, conocer el

1168
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 814

porqué de esa cantidad y no otra» (SAP Madrid 12.ª 29 marzo 2004, LA LEY
76780/2004).
– Reclamación de intereses:
«en este caso la Juez de Primera Instancia rechaza la solicitud por entender que la
cantidad relativa a los intereses no está determinada. Y, en efecto, la solicitante no aporta
el contrato de «cuenta de tarjeta» que dice haber concertado con aquel contra quien se
dirige, y si bien el solicitante es libre de presentar aquellos documentos que le convengan,
bastando con que los aportados sean de alguna de las clases que enumera el art. 812
tan citado, en este caso, la aportación de ese documento era fundamental para com-
probar si las partidas relativas a los intereses ordinarios son o no exigibles conforme a la
relación jurídica que se afirma existente, pues en ninguno de los documentos aportados
con la solicitud se especifica que se haya pactado un interés ordinario (se supone que
con esa denominación se alude a los intereses remuneratorios), sino únicamente a los
de demora, los cuales, por otro lado, surgen únicamente de la afirmación unilateral de
la propia solicitante. Nos encontramos, así, con un vacío, imposible de llenar con la
documentación aportada para comprobar la verosimilitud o apariencia de una parte de
la deuda reclamada como es la relativa a los intereses que la solicitante denomina ordi-
narios» (AAP Ciudad Real 1.ª 18 enero 2005, LA LEY 9422/2005).
«este requerimiento tan sólo puede hacerse por el importe de la cantidad determi-
nada, vencida y exigible al tiempo en que se presenta el escrito inicial de este proceso,
es decir, 1.837’95 euros. No procede, en cambio, admitir el proceso monitorio, como
pide el demandante, por la cantidad de intereses de demora que se vayan devengando
cada día hasta el efectivo pago, pues el art. 812.1 de la LEC establece que para acudir
al proceso monitorio la deuda tiene que ser vencida, exigible y de cantidad determinada,
pero los intereses moratorios posteriores a la fecha de presentación de la solicitud ni están
vencidos, ni son exigibles en este momento, ni constituyen una cantidad determinada
sino todo lo contrario pues habría de determinarse en el momento del pago en función
del tiempo transcurrido, lo que incumple el requisito señalado del precepto de la Ley
procesal, dada la indeterminación de la cantidad» (AAP Sevilla 5.ª 7 enero 2004, LA LEY
3683/2004).
«La cuestión está en si el hecho de que no hayan vencido todavía los intereses mora-
torios futuros debe impedir la tramitación del proceso monitorio en este caso; a nuestro
juicio, la respuesta es no; en primer lugar, como se ha dicho, se pide una cantidad con-
creta y determinada para atender tal concepto; en segundo término, si la propia LEC
vigente permite, en su art. 572.1, despachar la ejecución en base a un título que la tenga
aparejada sin ser líquida la cantidad que el ejecutante solicite por los intereses que se
pudieran devengar durante la ejecución, no vemos la razón por la cual el juicio monitorio
deba ser de peor condición que el juicio ejecutivo, máxime cuando su razón de ser, según
la Exposición de Motivos, es la que ya se ha dicho. Además, no se trata de liquidar «a
posteriori» las cantidades que se vayan devengando, como ocurriría en una póliza de
crédito o similar, sino que, al tratarse de una póliza de préstamo los intereses de demora
son siempre los que son, pues resultan matemáticamente de elementos predeterminados
como el tipo pactado, la cantidad adeudada y el tiempo de devengo, extremo este último
que depende sólo del deudor en la medida que los intereses se seguirán devengando
hasta que pague totalmente la deuda» (AAP Vizcaya 4.ª 28 febrero 2007, LA LEY
19844/2007).

1169
Artículo 815 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

– Admisibilidad de la acumulación de acciones en la petición monitoria:


«Sobre ésta cuestión han sido dos las posiciones que se han mantenido. La negativa,
amparada en la literalidad de su propia regulación en los arts. 812 a 818 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, preceptos en los que siempre se hace referencia al «deudor» en
singular y en las objeciones basadas en la finalidad del propio procedimiento rápido y
sencillo, que pugna con las complicaciones procesales derivadas de las distintas posturas
que podrían adoptar los diferentes demandados, así como en las dificultades de extraer
si la deuda es solidaria o mancomunada. La positiva, justificada en que en ningún pre-
cepto de la LEC se establece prohibición o limitación alguna a las situaciones de litis-
consorcio pasivo, en el proceso especial monitorio, permitiendo el art. 72 de dicho
cuerpo legal la acumulación de acciones que uno tenga contra varios en los casos de
identidad de título o de hechos, no existiendo causa alguna para excluir su aplicación en
el juicio monitorio. (...) De ambas posturas, resulta criterio mayoritario y casi unánime,
la segunda, admitiéndose así la acumulación subjetiva de acciones en el proceso moni-
torio, si éstas provienen de un mismo título, y este criterio es el compartido por esta Sala,
debiéndose significar que el hecho de que los arts. 812 y ss de la LEC se refieran en
singular al deudor o acreedor no es motivo para considerar la existencia de impedimento
legal para dicha acumulación subjetiva, pues la utilización del singular para designar a
las partes del proceso es la tónica general seguida por la LEC» (AAP Barcelona 12.ª 17
julio 2007, LA LEY 121197/2007).

Artículo 815. Admisión de la petición y requerimiento de pago


1. Si los documentos aportados con la petición fueran de los previstos en el
apartado 2 del art. 812 o constituyeren un principio de prueba del derecho del
peticionario, confirmado por lo que se exponga en aquella, el secretario judicial
requerirá al deudor para que, en el plazo de veinte días, pague al peticionario,
acreditándolo ante el Tribunal, o comparezca ante éste y alegue de forma fun-
dada y motivada, en escrito de oposición, las razones por las que, a su entender,
no debe, en todo o en parte, la cantidad reclamada. En caso contrario dará cuenta
al juez para que resuelva lo que corresponda sobre la admisión a trámite de la
petición inicial.
El requerimiento se notificará en la forma prevista en el art. 161 de esta ley,
con apercibimiento de que, de no pagar ni comparecer alegando razones de la
negativa al pago, se despachará contra él ejecución según lo prevenido en el
artículo siguiente. Sólo se admitirá el requerimiento al demandado por medio de
edictos en el supuesto regulado en el siguiente apartado de este artículo.
2. En las reclamaciones de deuda a que se refiere el núm. 2.º del apartado 2
del art. 812, la notificación deberá efectuarse en el domicilio previamente desig-
nado por el deudor para las notificaciones y citaciones de toda índole relacio-
nadas con los asuntos de la comunidad de propietarios. Si no se hubiere desig-
nado tal domicilio, se intentará la comunicación en el piso o local, y si tampoco
pudiere hacerse efectiva de este modo, se le notificará conforme a lo dispuesto
en el art. 164 de la presente Ley.

1170
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 815

3. Si de la documentación aportada con la petición se desprende que la can-


tidad reclamada no es correcta, el secretario judicial dará traslado al juez, quien,
en su caso, mediante auto podrá plantear al peticionario aceptar o rechazar una
propuesta de requerimiento de pago por el importe inferior al inicialmente soli-
citado que especifique.
En la propuesta, se deberá informar al peticionario de que, si en un plazo no
superior a diez días no envía la respuesta o la misma es de rechazo, se le tendrá
por desistido.
4. Si la reclamación de la deuda se fundara en un contrato entre un empre-
sario o profesional y un consumidor o usuario, el secretario judicial, previamente
a efectuar el requerimiento, dará cuenta al juez para que pueda apreciar el posi-
ble carácter abusivo de cualquier cláusula que constituya el fundamento de la
petición o que hubiese determinado la cantidad exigible.
El juez examinará de oficio si alguna de las cláusulas que constituye el fun-
damento de la petición o que hubiese determinado la cantidad exigible puede
ser calificada como abusiva. Cuando apreciare que alguna cláusula puede ser
calificada como tal, dará audiencia por cinco días a las partes. Oídas éstas,
resolverá lo procedente mediante auto dentro de los cinco días siguientes. Para
dicho trámite no será preceptiva la intervención de abogado ni de procurador.
De estimar el carácter abusivo de alguna de las cláusulas contractuales, el
auto que se dicte determinará las consecuencias de tal consideración acordando,
bien la improcedencia de la pretensión, bien la continuación del procedimiento
sin aplicación de las consideradas abusivas.
Si el Tribunal no estimase la existencia de cláusulas abusivas, lo declarará así
y el secretario judicial procederá a requerir al deudor en los términos previstos
en el apartado 1.
El auto que se dicte será directamente apelable en todo caso.
Véase arts. 161 LEC; 21 LPH

COMENTARIOS
1. Coherentemente con la imposición normativa de los ya analizados requi-
sitos condicionantes de la aplicación del proceso monitorio (cualitativos y for-
males, aunque ya no cuantitativos), se establece en este art. 815 LEC un trámite
de admisión de la petición monitoria, en el que podrá examinarse la concurren-
cia de extremos tales como los presupuestos procesales (esencialmente la com-
petencia objetiva y territorial del órgano judicial ante el que se haya formalizado
aquella petición), los requisitos del título documental aportado (si es o no de los
recogidos en el amplio catálogo del art. 812 LEC) o las condiciones del crédito
reclamado (si la deuda es líquida, vencida, exigible y de cuantía no superior a
la señalada por la ley), así como también, por último, un control sobre los con-
tenidos de la propia solicitud (art. 814 LEC).

1171
Artículo 815 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. En caso de inadmisión, y en virtud de una aplicación extensiva o analógica


del art. 206.1.2.ª LEC (que exige la forma de «auto» para la «admisión o inad-
misión de demanda»), el órgano judicial ante quien se haya presentado la inicial
solicitud monitoria habrá de dictar un auto en donde conste la razón o razones
determinantes de la inadmisión. En cualquier caso, el mencionado auto de inad-
misión no producirá efectos algunos de cosa juzgada, dejando a la libre voluntad
del acreedor el dirigirse o no a un proceso declarativo posterior (pudiendo
incluso valer la inicial solicitud monitoria como demanda de juicio verbal ex art.
437 LEC), o instar nuevamente el monitorio una vez corregido el defecto o insu-
ficiencia apreciada.
3. En esta línea de determinación de las causas capaces de ocasionar la
inadmisión a trámite de la petición inicial del proceso monitorio, el legislador
ha dispuesto en el apartado 3 del art. 815 LEC que cuando la cuantía reclamada
por el acreedor no sea correcta a la luz de la documentación aportada por él
mismo no se debe acordar directamente dicha inadmisión por parte del Juez (al
que el Secretario judicial habrá ilustrado previamente de dicha deficiencia), sino
llevar a cabo el incidente «de corrección a la baja de la cuantía reclamada».
Así, si el único defecto que advierte el Juez es el de la incorrección de la
cuantía reclamada, entonces (y pese a que la norma dispone que la opción que
la misma contempla puede ser adoptada «en su caso») la única interpretación
lógica del precepto aplicable es que dicho Juez dicte auto planteando al peti-
cionario «aceptar o rechazar una propuesta de requerimiento de pago por el
importe inferior al inicialmente solicitado que especifique». En dicha propuesta
«se deberá informar al peticionario de que, si en un plazo no superior a diez días
no envía la respuesta o la misma es de rechazo, se le tendrá por desistido».
De este modo, si el acreedor manifiesta en tiempo y forma su aceptación a
la propuesta a la baja formulada en el auto judicial, a continuación se procederá
a requerir de pago al deudor monitorio por la cuantía inferior a la inicialmente
reclamada que haya sido consignada en la anterior propuesta judicial. En cual-
quier otro caso, superado el plazo de los diez días a que se refiere la norma,
habrá de dictarse una resolución acordando el desistimiento tácito del peticio-
nario acreedor monitorio (pensamos que lo procedente y preferible será que el
Juez dicte un auto, no bastando al efecto un decreto del Secretario judicial al no
ser expreso sino tácito el desistimiento).
4. Como es sabido, entre los documentos capaces de fundamentar la recla-
mación judicial de un derecho de crédito se hallan los contratos suscritos entre
empresarios o profesionales y consumidores o usuarios, reclamación que no sólo
puede ser exigida ante los tribunales a través de un proceso declarativo ordinario
(v. arts. 249.2 y 250.2 LEC) o a través de un proceso de ejecución (v. art. 517.2.4.º
y 5.º LEC), sino también a través de un proceso monitorio.

1172
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 815

Pues bien, es evidente que si dichos contratos que sirven de base a la recla-
mación crediticia del acreedor contuviesen alguna cláusula nula, por resultar
abusiva a la luz de la normativa sobre protección de los consumidores o usuarios,
el control judicial sobre la nulidad de dicha cláusula es perfectamente posible
llevarlo a cabo en un proceso declarativo ordinario (donde el deudor deman-
dado puede oponer las defensas que estime oportunas, entre las cuales puede
encontrarse la del carácter abusivo de las cláusulas del contrato origen del cré-
dito reclamado) y es perfectamente posible llevarlo a cabo en un proceso de
ejecución (al menos desde la STJUE de 14 de marzo de 2013, que propició la
reforma de la LEC en este punto mediante la Ley 1/2013). Sin embargo, dicho
control judicial sobre la eventual nulidad de las cláusulas del título no era posible
en el proceso monitorio, porque la regulación del mismo hacía que, una vez
formulada la solicitud monitoria, el paso siguiente fuera ya, ineludiblemente, el
requerimiento de pago al deudor bajo apercibimiento de ejecución (art. 815.1
LEC).
Dicha situación jurídica determinó, que el TJUE, en su sentencia de 14 de
junio de 2012 (y otras posteriores), declarara al respecto que la regulación del
proceso monitorio en la LEC, por no permitir el control judicial de las eventuales
cláusulas abusivas del título, era contraria a la normativa comunitaria sobre
tutela de los consumidores y usuarios, por lo que el legislador. Y de ahí que el
legislador, mediante la reforma llevada a cabo por la Ley 42/2015, introdujese
este apartado 4 en el art. 815 LEC.
Tras la entrada en vigor de dicha reforma, por consiguiente, si tras el análisis
del título, el Juez considera que no existen cláusulas abusivas, se lo comunicará
sin más al Secretario judicial para que el mismo, sin más trámites, proceda a
emitir el correspondiente requerimiento de pago; pero si el Juez apreciare que
alguna de las cláusulas que constituye el fundamento de la petición monitoria,
o que hubiese determinado la cantidad exigible, puede ser calificada como abu-
siva, procederá la apertura del incidente a que se refiere el art. 815.4.II LEC,
incidente en el cual:
a) El Juez dará audiencia a las partes para que se manifiesten por escrito (ya
que no se prevé en la norma la convocatoria de comparecencia oral alguna)
sobre el carácter abusivo o no de las cláusulas consideradas preliminarmente
por el Juez como abusivas. Para la evacuación de los tales escritos de alegaciones
no será preceptiva la intervención de Abogado y Procurador.
b) Oídas éstas, el Juez resolverá mediante auto y: 1.º) Si estimase la existencia
de cláusulas abusivas, el auto que se dicte determinará las consecuencias de tal
consideración, acordando, bien la improcedencia de la pretensión globalmente
considerada (solución pensada para los casos en que la cláusula abusiva cons-
tituya el fundamento de la petición monitoria), en cuyo caso se declarará la
inadmisión de la inicial solicitud monitoria, o bien la continuación del proce-

1173
Artículo 815 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

dimiento sin aplicación de las cláusulas consideradas abusivas (solución pen-


sada para los casos en que la cláusula abusiva hubiese determinado el montante
de la cantidad reclamada), en cuyo caso lo normal es que el requerimiento de
pago sólo contemple la cantidad resultante de descontar de la cantidad recla-
mada por el acreedor aquella cantidad derivada de la aplicación de la cláusula
nula.
c) Si, en cambio, tras prestar audiencia a las partes, no se estimase la exis-
tencia de cláusulas abusivas, el Juez lo declarará así en el auto, y el Secretario
judicial procederá a requerir al deudor con normalidad. Tanto en este caso como
en el anterior, el auto del Juez será directamente apelable.
5. Cuando la solicitud inicial del proceso monitorio cumpla con todos los
requisitos legales, el Secretario judicial (o, en su caso, el Juez de Primera Ins-
tancia al que el primero haya dado cuenta de dicha solicitud ex art. 815.1.I LEC),
en unidad de acto, dictará un decreto en el que, tras acordar su admisión a
trámite, lanzará al deudor el correspondiente requerimiento de pago, otorgán-
dole un plazo máximo de veinte días, a contar desde el día siguiente a aquel en
que reciba la notificación de la referida providencia (art. 133.1 LEC): 1.º) Bien
para satisfacer la deuda, acreditando el pago ante el Tribunal; 2.º) O bien para
que, compareciendo ante él, de forma fundada y motivada en un escrito de
oposición las razones por las que, a su entender, no debe en todo o en parte la
cantidad reclamada, apercibiéndole igualmente que, 3.º) De no pagar la deuda
ni comparecer para formalizar la oposición en dicho plazo, podrá despacharse
ejecución en su contra, en cuanto el acreedor formalice la oportuna demanda o
mera solicitud ejecutiva (art. 815.1.II LEC).
Con arreglo a lo dispuesto en el art. 815.1.II LEC, la notificación del decreto
por el que se requiera de pago al deudor deberá realizarse personalmente en su
propio domicilio, o en el lugar en que resida o pueda ser hallado, de conformi-
dad, pues, con lo previsto en el art. 161 LEC. Pero, si por la razón que fuere no
resultase posible la efectiva notificación personal del requerimiento de pago, una
vez frustrada la comunicación y agotados los medios de averiguación promovi-
dos de oficio, la solicitud monitoria deberá ser archivada por el Secretario judi-
cial, sin que tal decisión produzca ningún efecto de cosa juzgada material.

JURISPRUDENCIA
– Trámite de admisión de la petición monitoria:
«el art. 815 contiene la normativa referida a la admisión y al requerimiento de pago,
siendo así que, por lo que respecta a la fase de admisión, la resolución sobre la misma
se sustenta en dos controles previos, debiendo efectuar el Juez un control sobre los
documentos acompañados con la petición antes de proceder a acordar el requerimiento
de pago al deudor, es decir, debe realizar una labor cognoscitiva sobre el cumplimiento
de los presupuestos procesales exigibles, siendo así que este control judicial se desdobla
en dos aspectos, uno genérico y, otro específico, recayendo el primero sobre la identidad

1174
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 815

del acreedor y deudor, los domicilios manifestados y lugar donde pudieran ser hallados,
sobre el origen y cuantía de la deuda y su importe dinerario, vencido, exigible y no
superior a cinco millones de pesetas y sobre la competencia territorial del Tribunal e
igualmente sobre la capacidad procesal para ser parte, y siendo el segundo control judi-
cial más específico y que consiste en el de los documentos aportados, con su verdadero
alcance y diferencia entre los documentos ordinarios y los privilegiados, puesto que del
análisis del art. 812 de la Ley de Enjuiciamiento Civil se deduce que el legislador ha
tratado de diferenciar, de un lado, aquellos documentos en los que aparece alguna forma
de reconocimiento por parte del deudor y aquellos otros que proceden exclusivamente
del acreedor, y, de otro lado, un segundo grupo de documentos, a los cuales se les puede
calificar como privilegiados, en relación con los anteriores, pues sobre ellos no se exige
la apreciación judicial de principio de prueba del derecho del peticionario, que, en cam-
bio, si es requerida para los otros» (AAP Guipúzcoa 2.ª 12 julio 2006, LA LEY
226619/2006).
«cumpliéndose los requisitos y presupuestos de la deuda, no ha de verificarse una
cognitio judicial del mérito alegado, por lo que no habrá un enjuiciamiento definitivo
sobre el fondo, en la medida en que el órgano jurisdiccional lo único que debe hacer es
constatar «prima facie» si la petición inicial constituye el supuesto de hecho que le obliga
a emitir un requerimiento de pago y todo ello sin olvidar que esta primera fase lo único
que supone es situar al demandado ante la disyuntiva de pagar o de alegar razones, con
el correspondiente desplazamiento la iniciativa del actor al demandado. Todo lo anterior
determina que aunque el órgano judicial puede y debe contemplar si en el presupuesto
de hecho concurren los requisitos básicos que el art. 812 establece para la posibilidad
de admitir la petición inicial (en otro caso procedería la inadmisión a trámite de la
misma), ello no puede suponer, so pena de olvidar la propia naturaleza y finalidad del
procedimiento, que no debe llevarse a cabo un análisis de los documentos más allá de
lo que la Ley requiere porque, en todo caso, el deudor puede oponerse a la ejecución
despachada con lo que cualquier indicio de indefensión quedaría desvanecido porque
en ningún caso, en este momento procesal, se declara ningún derecho del actor» (AAP
Toledo 2.ª 25 noviembre 2010, LA LEY 247417/2010).
– Requerimiento de pago:
«como es sabido el requerimiento de pago o mandato de pago es el eje central del
procedimiento monitorio, pues pone de relieve la voluntad de intimación al deudor, y
en su éxito está en juego la propia finalidad del monitorio como instrumento eficaz para
conseguir el inmediato abono de la deuda, o por el contrario el fracaso del monitorio al
abrir la posibilidad al deudor para que niegue la existencia de la misma dando paso al
declarativo. De ahí la importancia de la forma de llevar a cabo dicho requerimiento. Para
ello hay que partir de la redacción del art. 814 y ponerlo en relación con el art. 815 y
con los artículos generales reguladores de los actos de comunicación» (AAP Salamanca
1.ª 11 noviembre 2010, LA LEY 247364/2010).
«lo que no puede aceptarse es la solicitud del apelante de que la notificación y el
requerimiento de pago se lleve a cabo por medio de edictos, que el art. 815 en su último
inciso sólo admite para los supuestos de deudas de la comunidad de propiedad hori-
zontal. El requerimiento de pago es la primera comunicación al deudor y, por tanto, la
primera noticia que va a tener del proceso, de suerte que la consecuencia de su incom-
parecencia va a ser nada menos que el inmediato despacho de ejecución, lo cual se

1175
Artículo 815 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

equipara a la acción ejecutiva y al inicio del proceso de ejecución. Estos datos determinan
la necesidad de una notificación y requerimiento de pago de la forma más directa y
personal posible al deudor, como medio esencial para garantizar su derecho a la tutela
judicial efectiva, y de acceso al proceso y como medio para posibilitar el derecho de
defensa. Si el proceso monitorio permite abrir, como hemos dicho, la vía del proceso de
ejecución sobre la base de una presunción legal, porque en los casos de que el deudor
no paga ni comparece alegando motivos de su oposición el legislador presume que
acepta como verdadera la realidad de la deuda, y para llegar a esa presunción legal nos
fundamentamos en otra ficción o presunción legal, en este caso la ficción o presunción
de que el deudor ha conocido el requerimiento de pago publicado por medio de edictos,
caeríamos en un bucle de presunciones peligrosísimo desde el punto de vista de la tutela
judicial efectiva y derecho a la no indefensión del deudor, que prohíbe que nadie pueda
ser condenado en juicio sin darle la oportunidad de ser oído (...) De manera que habrá
que entender que si el legislador no ha considerado expresamente aplicable al resto de
las deudas o créditos la posibilidad de notificación por medio edictos, como ha hecho
para el caso de la propiedad horizontal, tal silencio equivale a una prohibición expresa
de esa posibilidad de comunicación» (AAP Salamanca 1.ª 11 noviembre 2010, LA LEY
247364/2010).
– Posturas del deudor ante el requerimiento de pago:
«son tres las posturas que puede adoptar el deudor ante el requerimiento efectuado,
y más concretamente la de verificar el pago de la cantidad que le es reclamada, lo que
conllevará el archivo de las actuaciones, la de oponerse a la reclamación que le es for-
mulada, llevándola a cabo en el plazo de 20 días concedidos al efecto, lo que implica la
transformación del procedimiento, dado que surge entre las partes el litigio y queda frus-
trada la finalidad que se pretende con el procedimiento monitorio, o la de hacer caso
omiso al requerimiento verificado, dejando pasar el plazo concedido para verificar dicho
pago o para oponerse al requerimiento practicado, lo que conlleva el dictado del perti-
nente auto con el despacho de ejecución de la cantidad reclamada por parte del Juzgador
de instancia, que constituye el título de ejecución pertinente y que produce efectos simi-
lares a los de la cosa juzgada» (AAP Guipúzcoa 2.ª 12 julio 2007, LA LEY 221405/2007).
– Control judicial de las cláusulas abusivas:
«35. Para proporcionar al órgano jurisdiccional remitente una respuesta útil que le
permita dirimir el litigio del que conoce, es necesario recordar con carácter preliminar
que el Tribunal de Justicia ya se pronunció, en la sentencia Banco Español de Crédito
(C–618/2010, EU:C:2012:349), sobre la naturaleza de las responsabilidades que se
derivan para el juez nacional de las disposiciones de la Directiva 93/2013 (LA LEY
4573/1993) en el marco de un proceso monitorio cuando el consumidor no formuló
oposición contra el requerimiento de pago dirigido en su contra.
36. En esa sentencia, el Tribunal de Justicia declaró, en particular, que la Directiva
93/2013 (LA LEY 4573/1993) debe interpretarse en el sentido de que se opone a una
normativa de un Estado miembro que no permite que el juez que conoce de una petición
de proceso monitorio, aun cuando disponga de los elementos de hecho y de Derecho
necesarios al efecto, examine de oficio –in limine litis ni en ninguna fase del procedi-
miento– el carácter abusivo de una cláusula contenida en un contrato celebrado entre

1176
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 816

un profesional y un consumidor, cuando este último no haya formulado oposición (sen-


tencia Banco Español de Crédito, C–618/2010, EU:C:2012:349, apartado 1 del fallo)
(...) 55. Habida cuenta de las anteriores consideraciones, procede responder a las
cuestiones prejudiciales primera y segunda que la Directiva 93/2013 (LA LEY
4573/1993) debe interpretarse en el sentido de que se opone a una normativa nacional,
como la controvertida en el litigio principal, que no permite al juez que conoce de la
ejecución de un requerimiento de pago apreciar de oficio el carácter abusivo de una
cláusula contenida en un contrato celebrado entre un profesional y un consumidor,
cuando la autoridad que conoció de la petición de juicio monitorio carece de compe-
tencia para realizar tal apreciación» (STJUE 18 febrero 2016, LA LEY 2851/2016).

Artículo 816. Incomparecencia del deudor requerido y despacho de la eje-


cución. Intereses
1. Si el deudor no atendiere el requerimiento de pago o no compareciere, el
secretario judicial dictará decreto dando por terminado el proceso monitorio y
dará traslado al acreedor para que inste el despacho de ejecución, bastando para
ello con la mera solicitud, sin necesidad de que transcurra el plazo de veinte días
previsto en el art. 548 de esta Ley.
2. Despachada ejecución, proseguirá ésta conforme a lo dispuesto para la de
sentencias judiciales, pudiendo formularse la oposición prevista en estos casos,
pero el solicitante del proceso monitorio y el deudor ejecutado no podrán pre-
tender ulteriormente en proceso ordinario la cantidad reclamada en el monitorio
o la devolución de la que con la ejecución se obtuviere.
Desde que se dicte el auto despachando ejecución la deuda devengará el
interés a que se refiere el art. 576.
Véase arts. 548 y 576 LEC

COMENTARIOS
1. Si el deudor requerido de pago no compareciere ante el órgano judicial,
ni para formular en tiempo y forma oposición al requerimiento, ni para acreditar
haber pagado la deuda reclamada, entonces el Secretario judicial, según reza el
art. 816.1 LEC, «dictará decreto dando por terminado el proceso monitorio y
dará traslado al acreedor para que inste el despacho de ejecución, bastando para
ello con la mera solicitud, sin necesidad de que transcurra el plazo de veinte
días previsto en el art. 548 de esta Ley». Despachada la ejecución, además, ésta
proseguirá «conforme a lo dispuesto para la de sentencias judiciales, pudiendo
formularse la oposición prevista en estos casos, pero el solicitante del proceso
monitorio y el deudor ejecutado no podrán pretender ulteriormente en proceso
ordinario la cantidad reclamada en el monitorio o la devolución de la que con
la ejecución se obtuviere» (art. 816.2.I LEC).
2. A diferencia de lo que acontecía antes de la entrada en vigor de la Ley
13/2009 (donde el despacho de la ejecución era una directa consecuencia de la

1177
Artículo 816 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

inactividad del deudor, sin que estuviese previsto legalmente que el acreedor
tuviese que instar la ejecución a través de la interposición de una demanda eje-
cutiva o de una simple solicitud), ahora el despacho de la ejecución no podrá
ser acordado judicialmente sin que venga precedido de una petición expresa a
cargo del acreedor, que bien podrá ser una demanda ejecutiva (art. 549.1 LEC),
o bien una simple solicitud (art. 816.1 LEC). De este modo, se ha puesto fin de
una vez por todas a la polémica doctrinal y jurisprudencial habida, precisa-
mente, en torno a la automaticidad o no del despacho de la ejecución subsi-
guiente a la inactividad del deudor monitorio.
La inactividad del deudor frente al requerimiento de pago, o la formalización
de una oposición extemporánea, comportará, pues, previa la demanda o solici-
tud correspondiente, la emisión de una expeditiva resolución judicial, a saber:
un auto por el que se acordará el despacho de ejecución frente al deudor moni-
torio, auto cuyos contenidos habrán de acomodarse a lo dispuesto en los arts.
551, 553 y 575 LEC.
3. Una vez abierto el proceso de ejecución, y por imperativo legal derivado
del art. 816.2.I LEC, el derecho de crédito reclamado por el acreedor monitorio
pasa a ser considerado como «cosa juzgada», es decir, como si se tratase de un
derecho reconocido en un pronunciamiento judicial firme, un derecho cuya
existencia y exigibilidad, por tanto, quedan ya fuera de toda discusión jurisdic-
cional.
De ahí que, como consecuencia de la proclamación de este efecto legal, la
parte acreedora ya no pueda demandar en un ulterior proceso declarativo el
crédito objeto de ejecución (aunque no se explica muy bien por qué podría o
querría reclamar un crédito cuyo incumplimiento ya está siendo objeto de eje-
cución forzosa), y a la parte deudora el poder instar la devolución de las canti-
dades satisfechas en dicho proceso de ejecución forzosa.
4. Réstanos señalar, finalmente, que desde la fecha en que se emita el auto
despachando la ejecución, la deuda devengará los intereses legales, incremen-
tados en dos puntos, o el que corresponda por pacto de las partes o por dispo-
sición especial de la Ley (art. 576 LEC, al que se remite el art. 816.2.II LEC).

JURISPRUDENCIA
«no se debe olvidar que la consecuencia de la falta de oposición de la demandada
al requerimiento de pago implica su asentimiento a la cantidad reclamada, y esto es lo
que se ejecuta como adeudada, permitiendo la oposición a la ejecución que se despacha
como a una sentencia dictada (art. 816.2.º), lo que implica efectos equivalentes de la
falta de oposición del deudor a una sentencia, pudiendo plantear los motivos de oposi-
ción a la ejecución como si se tratase de una sentencia, pero sólo los que podría hacerlo
contra ésta. Y dentro de los mismos no se encuentra la posibilidad de discutir la virtua-
lidad o exigibilidad de la deuda, sino únicamente si ha pagado o no la misma, por lo que

1178
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 817

cualquier motivación distinta del pago, aunque lo enuncie como tal, no puede ser tenida
en cuenta» (AAP Valencia 11.ª 12 marzo 2004, LA LEY 62990/2004).

Artículo 817. Pago del deudor


Si el deudor atendiere el requerimiento de pago, tan pronto como lo acredite,
el Secretario judicial acordará el archivo de las actuaciones.

COMENTARIOS
1. Si el deudor, como segunda posibilidad, decide cumplir el requerimiento
de pago y satisfacer íntegramente al acreedor el importe de la deuda reclamada
(pues una satisfacción parcial de la misma equivale, lisa y llanamente, a una
tácita oposición respecto del resto del crédito no satisfecho), habrá de acreditar
formalmente el pago ante el órgano judicial requirente, acreditación que moti-
vará, según establece el art. 817 LEC, que el Secretario judicial acuerde el
archivo de las actuaciones.
En este caso, además, y a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en el
ámbito del juicio cambiario (donde el pago por parte del deudor después del
correspondiente requerimiento de pago lleva aparejada la condena en costas,
art. 822 LEC), no prevé el art. 817 LEC que se produzca ninguna imposición de
costas al deudor requerido, ni siquiera para el caso en que, antes de instar el
juicio monitorio, el acreedor hubiese formalizado un previo requerimiento extra-
procesal de pago, o para el caso en que el solicitante monitorio hubiese decidido
acudir al Juez voluntariamente asistido de Abogado y Procurador.
2. Por lo demás, ninguna especialmente relevante problemática se deriva de
esta segunda postura susceptible de ser adoptada por el deudor frente al reque-
rimiento judicial de pago. Hay que anotar únicamente, eso sí, que la oportunidad
que se le ofrece al deudor de pagar en este momento se revela, en general, muy
ventajosa para éste, ya que si atiende el requerimiento de pago evitará asumir el
rol de parte ejecutada en un ulterior proceso de ejecución, o el de parte deman-
dada en un proceso declarativo posterior, procesos ambos donde probablemente
necesitará servirse de Abogado y Procurador, en los que pueden acordarse
medidas ejecutivas o cautelares en su contra, donde lo más probable es que
dicho deudor sea condenado en costas, etc.
Con todo, sí debe exigirse que en el decreto en el que el Secretario judicial,
tras constatar la existencia del pago, acuerde el archivo de las actuaciones, deba
indicarse con toda la precisión que resulte menester el concepto por el cual el
acreedor ha reclamado y el deudor ha pagado, debiendo producir dicha reso-
lución (pese a su aparente naturaleza puramente procesal) la totalidad de los
efectos de la cosa juzgada material con relación a estos aspectos del pago del
derecho de crédito.

1179
Artículo 818 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

JURISPRUDENCIA
«La solicitud inicial del proceso monitorio no requiere de la presencia de letrado ni
procurador, pudiendo ser planteada en un mero impreso o formulario (art. 814 LEC). Si
el deudor paga en el término del requerimiento la Ley prevé el archivo de las actuaciones,
sin mención alguna al abono de costas (art. 817 LEC). Es significativo que tal regulación
difiere de la prevista en el art. 822 LEC para el juicio cambiario, en el que, para igual
supuesto, sí existe previsión expresa de imposición de costas para el deudor. En igual
sentido es de ver que también se recoge este distinto tratamiento en esta materia en la
normativa establecida en la Ley de Propiedad Horizontal (y, en concreto, en su art. 21.6).
De todo ello cabe inferir que la voluntad del legislador ha sido la de no imponer, en
ningún caso (incluido si concurre el supuesto previsto en el art. 32.5 LEC), el pago de
costas en el supuesto estudiado. En tal sentido se pronuncian las sentencias dictadas por
la Audiencia Provincial de Barcelona (en virtud del acuerdo de la comisión mixta de
magistrados de juzgados y Audiencia de dicha ciudad) o, entre otras, la resolución de la
Audiencia Provincial de Castellón que invoca la parte en su recurso, y en la que se añade
el argumento de que incluso, este tipo de demandas, vienen admitiéndose cuando se
formulan a través del correo. Por todo lo anterior procede estimar la impugnación plan-
teada, dejando sin efecto la imposición de costas de instancia» (AAP Girona 2.ª 25 octu-
bre 2004, LA LEY 221913/2004).
«si se tiene en cuenta la redacción del citado Art. 817 LEC, que dice «Si el deudor
atendiere el requerimiento de pago, tan pronto como lo acredite, se le hará entrega de
justificante de pago y se archivarán las actuaciones», nos encontramos que ninguna
referencia hace a la cuestión de las costas» (AAP Tarragona 3.ª 31 enero 2007, LA LEY
70992/2007).

Artículo 818. Oposición del deudor


1. Si el deudor presentare escrito de oposición dentro de plazo, el asunto se
resolverá definitivamente en juicio que corresponda, teniendo la sentencia que
se dicte fuerza de cosa juzgada.
El escrito de oposición deberá ir firmado por abogado y procurador cuando
su intervención fuere necesaria por razón de la cuantía, según las reglas gene-
rales.
Si la oposición del deudor se fundara en la existencia de pluspetición, se
actuará respecto de la cantidad reconocida como debida conforme a lo que dis-
pone el apartado segundo del art. 21 de la presente Ley.
2. Cuando la cuantía de la pretensión no excediera de la propia del juicio
verbal, el secretario judicial dictará decreto dando por terminado el proceso
monitorio y acordando seguir la tramitación conforme a lo previsto para este
tipo de juicio, dando traslado de la oposición al actor, quien podrá impugnarla
por escrito en el plazo de diez días. Las partes, en sus respectivos escritos de
oposición y de impugnación de ésta, podrán solicitar la celebración de vista,
siguiendo los trámites previstos en los arts. 438 y ss.

1180
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 818

Cuando el importe de la reclamación exceda de dicha cantidad, si el peti-


cionario no interpusiera la demanda correspondiente dentro del plazo de un mes
desde el traslado del escrito de oposición, el secretario judicial dictará decreto
sobreseyendo las actuaciones y condenando en costas al acreedor. Si presentare
la demanda, en el decreto poniendo fin al proceso monitorio acordará dar tras-
lado de ella al demandado conforme a lo previsto en los arts. 404 y ss., salvo que
no proceda su admisión, en cuyo caso acordará dar cuenta al juez para que
resuelva lo que corresponda.
3. En todo caso, cuando se reclamen rentas o cantidades debidas por el
arrendatario de finca urbana y éste formulare oposición, el asunto se resolverá
definitivamente por los trámites del juicio verbal, cualquiera que sea su cuantía.

COMENTARIOS
1. En último lugar, el deudor requerido de pago que, por cualquier razón, no
quiera saldar la deuda, ni adquirir tampoco la condición de parte ejecutada en
el proceso de ejecución que seguiría a su inactividad, podrá comparecer ante el
órgano judicial requirente y presentar dentro del plazo concedido en el reque-
rimiento un escrito de oposición (para cuya presentación deberá servirse de
Abogado y Procurador cuando, conforme a los arts. 23 y 31 LEC, resulte pre-
ceptiva su intervención (art. 818.1 LEC).
En tal caso, si el deudor presentase tempestivamente dicho escrito de opo-
sición (pues, de no hacerlo en plazo, habría que equiparar esta irregular con-
ducta a su total inactividad a los efectos del despacho de ejecución, art. 816
LEC), «el asunto se resolverá definitivamente en el juicio que corresponda» (art.
818.1 LEC):
a) Si, por razón de la cuantía reclamada, el procedente ha de ser el juicio
verbal, entonces «el Secretario judicial dictará decreto dando por terminado el
proceso monitorio y acordando seguir la tramitación conforme a lo previsto para
este tipo de juicio, dando traslado de la oposición al actor, quien podrá impug-
narla por escrito en el plazo de diez días. Las partes, en sus respectivos escritos
de oposición y de impugnación de ésta, podrán solicitar la celebración de vista,
siguiendo los trámites previstos en los arts. 438 y siguientes.
b) Si, en cambio, el procedente ha de ser el juicio ordinario, el acreedor
monitorio deberá interponer la correspondiente demanda, redactada conforme
al art. 399 LEC, dentro del plazo de un mes a contar desde el día siguiente a
aquel en que se le dé traslado del escrito de oposición del deudor monitorio; de
no interponerla en plazo, el Secretario judicial dictará decreto sobreseyendo las
actuaciones y condenando en costas al acreedor; de hacerlo tempestivamente,
en el decreto poniendo fin al proceso monitorio se acordará dar traslado de ella
al demandado conforme al art. 404 LEC, salvo que no proceda su admisión, en
cuyo caso el Secretario judicial acordará dar cuenta al Juez para que resuelva lo
que corresponda (art. 818.2 LEC).En ambos casos, continúa diciendo el art.

1181
Artículo 818 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

818.1.I LEC, la sentencia que recaiga en dichos juicios declarativos ordinarios


tendrá «fuerza de cosa juzgada».
c) Como especialidad singularísima, cuando en el proceso monitorio se
reclamen rentas o cantidades debidas por el arrendatario de finca urbana y éste
formulare oposición, el asunto se resolverá definitivamente por los trámites del
juicio verbal, cualquiera que sea su cuantía (art. 818.3 LEC).
2. El legislador, con buen criterio, no ha prejuzgado el contenido de la opo-
sición al requerimiento de pago. Ya podrá la misma extenderse a cualquier tipo
de defensa, tanto procesal como material, que el resultado será siempre idéntico:
la indefectible finalización del proceso monitorio y su conversión, bien inme-
diata o bien diferida, en el proceso declarativo verbal o en el juicio declarativo
ordinario, respectivamente (art. 818.1 LEC).
3. Una de las cuestiones que, con anterioridad a la entrada en vigor de la Ley
42/2015, más controversia suscitaron era la de determinar si el escrito de opo-
sición al que se refieren los arts. 815.1 y 818 LEC había de estar o no motivado
o, lo que es lo mismo, si dicho escrito había de contener, debidamente expuestas
y razonadas, las distintas causas de oposición por las que dicho deudor consi-
derase que no debía satisfacer el derecho de crédito que le había sido reclamado
por esta expeditiva vía del proceso monitorio.
Mediando en este interesante debate el legislador ha venido a dar la razón a
los que sostenían que el escrito de oposición del deudor monitorio, en la regu-
lación anterior a la citada Ley, ni precisaba estar motivado, ni lo que en él se
dijera vinculaba al deudor de cara a futuras alegaciones en el ulterior proceso
declarativo subsiguiente a la conclusión del proceso monitorio. Y ha venido a
dar la razón a dicho sector doctrinal y jurisprudencial porque, como puede
comprobarse de la lectura del art. 815.1 LEC, en la redacción dada al mismo por
la LRLEC, el legislador exige ahora que la oposición del deudor monitorio se
formule «de forma fundada y motivada», lo que bien a las claras evidencia que,
con anterioridad a dicha reforma legislativa, tal fundamentación y motivación
no resultaban exigibles.
4. Por último, en cuanto a la vinculación de lo manifestado por el deudor en
su escrito de oposición de cara a limitar su defensa en el ulterior proceso decla-
rativo, cabe señalar que aquella vinculación (que impide al deudor modificar las
razones de su oposición en dicho proceso declarativo ulterior) ha de reclamarse
únicamente cuando el mismo sea un juicio verbal, debiendo negarse, en cambio,
cuando sea un juicio ordinario.
a) En efecto, cuando el monitorio termine por la oposición del deudor y se
inicie entonces un juicio verbal, el legislador ha previsto que en este juicio el
deudor ya no tenga ninguna posibilidad de alegación (ni siquiera en la vista oral,
que ni es ya preceptiva, ni cuenta entre sus funciones con la de servir de cauce
para la formulación de alegaciones por las partes), posibilidad de alegación de

1182
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 819

la que sí dispone el acreedor, al cual se le permite formular un escrito de impug-


nación de la oposición del deudor (art. 818.2 LEC).
b) Por el contrario, si el monitorio desemboca en un juicio ordinario, éste ha
de empezar desde el principio, es decir, con la interposición de la demanda por
el acreedor y la posterior contestación a la demanda por el deudor, situación en
la cual carece de todo sentido impedir que las partes, ya demandante y deman-
dada, se sometan a vinculación limitativa alguna derivada de un precedente
proceso monitorio ya concluso por completo.

JURISPRUDENCIA
– Oposición del deudor:
«lo que resulta patente es que, una vez dejado transcurrir por parte del deudor
requerido de pago el plazo de 20 días para efectuar el pago, sin haber verificado el mismo
y sin haberse opuesto a la reclamación formulada, precluye el derecho del deudor a
formular oposición de tipo alguno y lo que de ninguna manera resulta factible al mismo,
tal y como ha pretendido el recurrente a través del recurso de apelación interpuesto
contra el auto de fecha 1 de diciembre de 2.005, dictado en el presente procedimiento,
es oponerse a la reclamación formulada, presentando un escrito de oposición a la misma,
en un momento de todo punto extemporáneo y haciendo alegaciones que, en su caso,
debió formular en el plazo que le fue concedido al efecto, en el escrito de oposición a
la reclamación efectuada y que debió presentar en el Juzgado de procedencia, por lo
que no puede por menos que concluirse que su pretensión ha de ser terminantemente
rechazada» (AAP Guipúzcoa 2.ª 12 julio 2006, LA LEY 226619/2006).
– Interposición de la demanda de juicio ordinario posterior al monitorio:
«De las menciones a sentencia, definitivamente y fuerza de cosa juzgada que el texto
legal refiere a la forma de poner término al juicio en que se ha de transformar el monitorio
mediada oposición, revelan que el juicio en que puede ser transformado ha de ser un
declarativo, esto es, o el verbal, en cuyo caso el juzgador procederá de inmediato y de
oficio a convocar la vista, o el ordinario, en cuyo caso corresponde al promotor la carga
de presentar la demanda en el plazo legal, con la consecuencia, en caso de no hacerlos,
de que sobresea el procedimiento y se le impongan las costas causadas. No cabe por el
contrario entender que pueda promoverse una demanda de ejecución, pues ninguna de
aquellas menciones es de aplicación a dicha clase de procesos» (AAP Zaragoza 5.ª 20
febrero 2007, LA LEY 27927/2007).

CAPÍTULO II
Del juicio cambiario

Artículo 819. Casos en que procede


Sólo procederá el juicio cambiario si, al incoarlo, se presenta letra de cambio,
cheque o pagaré que reúnan los requisitos previstos en la Ley cambiaria y del
cheque.
Véase, en general, la LCCh

1183
Artículo 819 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

COMENTARIOS
Dedica la LEC sus últimos preceptos (arts. 819 a 827) a la regulación del
denominado «juicio cambiario», el cual, junto con el proceso monitorio, cons-
tituye el otro gran proceso declarativo especial ideado para la tutela jurisdiccio-
nal específica de los derechos de crédito: el juicio monitorio, de un lado, se
proyecta respecto de los derechos de crédito incorporados a alguno de los docu-
mentos que se reseñan en el art. 812 LEC, mientras que, por su parte, el juicio
cambiario hace lo propio con referencia a los derechos de créditos incorporados
a algún documento cambiario, a saber: la letra de cambio, el cheque o el pagaré.
El precepto se remite a la LCCh, a cuyo articulado habrá que atenerse, no
sólo de cara a la estricta delimitación de los títulos cambiarios que se mencionan
en el art. 819 LEC (que son, como la norma establece, los únicos documentos
crediticios susceptibles de acceder, acompañando a la correspondiente
demanda, a este juicio cambiario), sino incluso también a determinados efectos
puramente procesales (tales como, por ejemplo y singularmente, el régimen de
defensas o excepciones oponibles por parte del deudor cambiario).
Pero, con carácter general, los aspectos estructurales de este proceso decla-
rativo especial se encuentran en la LEC, a la luz de cuyos preceptos reguladores
puede sostenerse que el juicio cambiario es aquel proceso civil declarativo espe-
cial, de naturaleza ejecutiva, ideado para obtener la tutela jurisdiccional de los
derechos de crédito incorporados a alguno de los documentos regulados en la
Ley Cambiaria y del Cheque (en concreto, la letra de cambio, el pagaré y el
cheque), a través de una tramitación expeditiva (que se asemeja extraordinaria-
mente a la del proceso monitorio y a la del proceso de ejecución por títulos no
procesales ni arbitrales), y que propicia, de un lado, la inmediata emisión de un
requerimiento judicial de pago, y el inmediato embargo de los bienes del deman-
dado, inaudita parte debitoris, una vez que es admitida la demanda cambiaria,
y, de otro, la inversión de los roles procesales como consecuencia de la oposición
expresa de dicho deudor al crédito cambiario que le haya sido reclamado.

JURISPRUDENCIA
«la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil configura el proceso cambiario no como un
tipo de proceso de ejecución, sino como un proceso especial, que no es sumario ni de
limitada oposición cuando la litis se entabla entre emisor y firmante del título, por no
expresarlo dicha ley y por, incluso, indicar lo contrario el art. 67 de la Ley Cambiaria y
del Cheque u 824 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (que permite esgrimir todo tipo de
excepciones basadas en las relaciones personales, sin limitaciones» (SAP Albacete 2.ª
13.2.12, LA LEY 24108/2012).
«En el Derecho Cambiario se parte de que la emisión de una letra de cambio, cheque
o pagaré tiene carácter constitutivo de una obligación nueva que se incorpora al título y

1184
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 819

con él circula, de modo que el crédito se incorpora al propio documento, permaneciendo


el negocio causal como relación distinta; lo que da lugar a la distinción entre las acciones
cambiarias y las acciones causales, que nacen de relaciones diferentes y tienen un distinto
cauce procesal para su protección. El juicio cambiario tiene por ello un carácter privile-
giado para el acreedor por cuanto, comprobada judicialmente la corrección formal del
título, se produce el requerimiento de pago al deudor y el embargo preventivo de sus
bienes (art. 821 LEC (LA LEY 58/2000)), desplazándose al mismo la carga de formalizar
y justificar la procedencia de una oposición frente a la existencia del título que, en prin-
cipio, resulta acreditativo de la deuda. Por ello dicho proceso reviste un cierto rigor formal
que ha de comenzar por la exigencia inexcusable de que se aporte con la demanda el
título original, sin que el incumplimiento de tal exigencia pueda ser subsanado con pos-
terioridad pues, en caso de que no haber realizado tal aportación inicialmente, no pro-
cedía la adopción de las medidas de requerimiento de pago y embargo. Así lo da por
supuesto el art. 819 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LA LEY 58/2000) cuando dispone
que «sólo procederá el juicio cambiario si, al incoarlo, se presenta letra de cambio, che-
que o pagaré que reúnan los requisitos previstos en la Ley cambiaria y del cheque (LA
LEY 1837/1985)»» (STS 1.ª 5 marzo 2015, LA LEY 17632/2014).
«La entidad apelante dedujo demanda de Juicio Monitorio (...) El Juzgado de Ins-
tancia no admitió a trámite la demanda por entender que, basada la reclamación en letras
de cambio, el procedimiento que corresponde es el juicio cambiario regulado en los arts.
819 y SS de la LEC. La Sala disiente de esa consideración general que incluso en el caso
concreto y por las circunstancias especiales del crédito acumulan otras razones de dis-
crepancia con la decisión adoptada que no es respetuosa con la admonición general del
art. 403.1 de la LEC.
En efecto, como ya decíamos resolviendo cuestión similar en nuestro Auto núm. 46
de 7 de julio de 2003, la posibilidad de que el acreedor de un título cambiario pueda
acudir para su efectividad, además de al procedimiento específico al que le emplaza la
resolución recurrida, a la declarativa e incluso al proceso monitorio (...) viene mayori-
tariamente aceptado por la Doctrina científica y por la de las propias Audiencias Pro-
vinciales (por todas Autos de la AP de Salamanca de 26 de junio y 30 de septiembre de
2002 o AP de Valencia –Sección 6.ª– de 29 de julio de 2002) no solo por la libertad de
elección tradicionalmente reconocida por la Ley sustantiva reguladora (art. 49 LC y Ch)
sino por la amplitud con que la LEC regula sin excepción ni exclusión alguna a los títulos
cambiarios, el acceso a este procedimiento regulado en el art. 812 y SS. que, en palabras
de la Exposición de Motivos, supone que por sus cauces, eficaces en distintos países de
nuestro entorno, el acreedor, tenga protección rápida y eficaz del crédito dinerario
líquido de muchos justiciables y, en especial, como aquí ocurre, de empresarios media-
nos y pequeños.
Esto es, si bien el procedimiento cambiario solo puede fundarse en un título de esta
naturaleza con exclusión de cualquier otro, la posibilidad de hacer valer documentos o
títulos de esa naturaleza al margen de ese procedimiento específico y, en concreto, en
el instaurado procedimiento monitorio no ofrece duda alguna, como libre opción legal,
siempre que concurran las exigencias formales que impone el art. 812 LEC en cuyos
amplios términos se cobijan sin dificultad todos los documentos, cualquiera que sea su
forma y clase o el soporte físico en que se encuentren, que aparezcan firmados por el
deudor (demandado) o con su sello...» siempre que la apariencia del documento revele

1185
Artículo 820 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la existencia de una deuda dineraria vencida, líquida y determinada en cantidad que no


exceda de la suma tope antes expresada» (AAP Jaén 2.ª 10 septiembre 2003, LA LEY
138376/20034).

Artículo 820. Competencia


Será competente para el juicio cambiario el Juzgado de Primera Instancia
del domicilio del demandado.
Si el tenedor del título demandare a varios deudores cuya obligación surge
del mismo título, será competente el domicilio de cualquiera de ellos, quienes
podrán comparecer en juicio mediante una representación independiente.
No serán aplicables las normas sobre sumisión expresa o tácita contenida en
la sección 2.ª del capítulo II, Título II del Libro I.
Véase arts. 54–57 LEC

COMENTARIOS
1. La competencia objetiva para conocer del juicio cambiario corresponderá,
como por otra parte suele ser habitual en el primer grado jurisdiccional de cua-
lesquiera procesos civiles (v. art. 45 LEC), a los Juzgados de Primera Instancia,
excepción hecha de aquellas que se dirijan frente a un deudor declarado en
situación de concurso, supuesto en el cual la competencia objetiva (tratándose
la acción cambiaria, como se trata, de una acción civil con trascendencia patri-
monial) la deberán tener los Juzgados de lo Mercantil (art. 86 ter apartado 1.1.º
LOPJ).
Así pues, y al igual que ocurre en los procesos monitorios, la mención nomi-
nal al «Juez de Primera Instancia» en el art. 820.I LEC, como órgano objetiva-
mente competente para conocer del proceso cambiario, implica, además, que
no resulten de aplicación en este ámbito las normas de distribución de la com-
petencia objetiva en atención a la cuantía de la pretensión reguladas en los arts.
45 y 47 LEC. En consecuencia, los Juzgados de Paz no podrán en ningún caso
conocer del juicio cambiario; ni siquiera en aquellos supuestos en que la cuantía
del derecho de crédito reclamado a través de sus trámites no supere la barrera
económica de los noventa euros (v. art. 47 LEC).
2. La competencia territorial queda fijada por el lugar en que el demandado
tenga su domicilio, esto es, el mismo criterio que, con carácter general, sigue la
vigente LEC en materia de establecimiento de fueros territoriales facultativos (v.
arts. 50 y 51 LEC).
Como regla especial, si el actor cambiario dirigiese su pretensión frente a
varios demandados deudores obligados en virtud de un mismo título, será enton-
ces competente el Tribunal del domicilio de cualquiera de ellos (art. 820.II LEC).
Recuérdese en este punto que, conforme al art. 57 LCCh (y también en el art.

1186
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 820

148 LCCh para el cheque): «Los que hubieren librado, aceptado, endosado o
avalado una letra de cambio responden solidariamente frente al tenedor. El por-
tador tendrá derecho a proceder contra todas estas personas individual o con-
juntamente, sin que le sea indispensable observar el orden en que se hubieren
obligado. El mismo derecho corresponderá a cualquier firmante de una letra de
cambio que la haya pagado. La acción intentada contra cualquiera de las per-
sonas obligadas no impedirá que se proceda contra las demás, aunque sean
posteriores en orden a la que fue primeramente demandada».
3. A diferencia de lo que acontece con el domicilio como fuero territorial
general en los arts. 50 y 51 LEC, el fuero domiciliar plasmado en el art. 820 LEC
carece de carácter dispositivo. La competencia territorial resulta aquí indispo-
nible para las partes, indisponibilidad que (a) confiere a aquella regla del domi-
cilio del demandado un carácter inderogable o de ius cogens, derivado de la
prohibición expresa de que las partes del juicio cambiario puedan formalizar
con eficacia cualesquiera pactos o comportamientos de sumisión expresa o
tácita (art. 820.III LEC, que excluye en este concreto ámbito, pues, la aplicación
de los arts. 55 y 56 LEC), y que (b) determina la posibilidad de que el Tribunal
ante quien se presenta la demanda cambiaria pueda controlar de oficio su propia
competencia territorial (ATSJ Andalucía –Granada– 1.ª 3.11.03; ATSJ Cataluña
1.ª 24.5.07).

JURISPRUDENCIA
«al establecerse en el art. 58 de la Ley de Enjuiciamiento Civil que la apreciación de
oficio de la falta de competencia territorial, cuando la misma venga fijada por reglas
imperativas, como ocurre en el presente caso de acuerdo con lo establecido en su art.
820, habrá de hacerse inmediatamente después de presentada la demanda, es claro que,
al no haberse hecho así por el Juzgado de Sevilla, esa apreciación de oficio se hizo
improcedentemente» (ATSJ Andalucía –Granada– 1.ª 3.11.03, LA LEY 176674/2003).
«El art. 820 de la Ley de Enjuiciamiento Civil señala que será competente para cono-
cer del juicio cambiario el Juzgado de Primera Instancia del domicilio del demandado,
no el que éste indicare o hiciere constar en el título que da causa al juicio. A su vez, el
art. 51 de la Ley de Enjuiciamiento Civil dispone, con carácter general, que las personas
jurídicas serán demandadas en el lugar de su domicilio. Claridad normativa que ha recal-
cado el Tribunal Supremo en sus autos de 25 de junio de 2002, 26 de mayo y 30 de
septiembre de 2004 y 16 de marzo de 2005 al declarar que para el conocimiento de las
demandas dirigidas frente a las sociedades es competente el Juzgado del lugar en que
radica su domicilio social. En igual sentido nos hemos pronunciado en el reciente auto
de 20 de marzo de 2007» (AAP Madrid 13.ª 30.3.07, LA LEY 59645/2007).

1187
Artículo 821 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 821. Iniciación. Demanda. Requerimiento de pago y embargo pre-


ventivo
1. El juicio cambiario comenzará mediante demanda sucinta a la que se
acompañará el título cambiario.
2. El Tribunal analizará, por medio de auto, la corrección formal del título
cambiario y, si lo encuentra conforme, adoptará, sin más trámites, las siguientes
medidas:
1.ª Requerir al deudor para que pague en el plazo de diez días.
2.ª Ordenar el inmediato embargo preventivo de los bienes del deudor por
la cantidad que figure en el título ejecutivo, más otra para intereses de demora,
gastos y costas, por si no se atendiera el requerimiento de pago.
3. Contra el auto que deniegue la adopción de las medidas a que se refiere
el apartado anterior podrá interponer el demandante los recursos a que se refiere
el apartado 2 del art. 552.

COMENTARIOS
1. El juicio cambiario se iniciará por parte del acreedor cambiario mediante
la presentación, ante el Juzgado de Primera Instancia que resulte objetiva y terri-
torialmente competente, de un escrito de «demanda sucinta a la que se acom-
pañará el título cambiario», título que, como también se sabe ya, deberá reunir
«los requisitos previstos en la Ley cambiaria y del cheque» (art. 819 LEC). Dicha
aportación, además, conforme a la doctrina legal del Tribunal Supremo (sentada
por la STS 1.ª 5 marzo 2015, LA LEY 17632/2014), habrá de serlo del título
original, sin que sea válida, a efectos de la iniciación del juicio cambiario, la
aportación de meras copias del mismo.
Al igual que acontece en los juicios verbales donde no resulte preceptiva la
postulación (arts. 437–447 LEC), pues, el proceso cambiario se inicia mediante
una «demanda sucinta», donde habrán de hacerse constar «los datos y circuns-
tancias de identificación del actor y del demandado y el domicilio o los domi-
cilios en que pueden ser citados, y se fijará con claridad y precisión lo que se
pida, concretando los hechos fundamentales en que se basa la petición» (art.
437.2 LEC).
Además, y ante la expectativa de que se adopte el inmediato embargo de los
bienes del deudor tras la admisión de la misma (art. 821.2.2.ª LEC), la demanda
sucinta también comprenderá la designación de dichos bienes embargables, en
la medida de las posibilidades del conocimiento del acreedor cambiario deman-
dante.
2. En relación con la admisión e inadmisión de la demanda de juicio cam-
biario llama la atención el hecho de que, contrariamente a lo que acontece en

1188
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 821

la totalidad de los juicios declarativos ordinarios y verbales, así como en la tota-


lidad de los procesos monitorios, no es ante el Secretario judicial, sino directa-
mente ante el Juez, ante quien transcurre dicho trámite de admisión desde la
entrada en vigor de la Ley 13/2009, de 3 de noviembre. por tanto, al no haberse
reformado desde entonces el art. 821.2 LEC, ha de ser necesariamente un Juez,
y por medio de «auto» (resolución ésta exclusivamente jurisdiccional), y no un
Secretario judicial, por medio de decreto, quien acuerde no sólo la inadmisión
de las demandas, sino también, y aquí es donde el juicio cambiario se aparta de
la regla general, también la admisión de las mismas.
3. Cuando la demanda cambiaria cumpla con todos los requisitos legalmente
exigidos, el Juez de Primera Instancia competente, en unidad de acto, dictará
auto en el que, tras decretar su admisión a trámite, adoptará las dos siguientes
medidas: a) En primer lugar, ordenará que se requiera de pago al deudor o deu-
dores cambiarios (naturalmente bajo apercibimiento de ejecución, como se des-
prende del art. 825 LEC), otorgándole para que lo formalice un plazo máximo
de diez días (art. 821.2.1.ª LEC); b) En segundo, la autoridad judicial ordenará
que se practique «el inmediato embargo preventivo de los bienes del deudor por
la cantidad que figure en el título ejecutivo, más otra para los intereses de
demora, gastos y costas, por si no se atendiera el requerimiento de pago» (art.
821.1.2.ª LEC).
En la normativa del juicio cambiario, pues, no se impone de manera expresa
el tener que incorporar al auto de admisión la ilustración al deudor acerca de la
posibilidad de formular oposición cambiaria, ni tampoco la información relativa
a las expeditivas consecuencias (nada menos que la inmediata apertura del pro-
ceso de ejecución) que se derivarán de adoptar por su parte una postura mera-
mente pasiva, en la que ni pague ni formule tampoco oposición. Sin embargo,
aunque la ley no lo establece tampoco lo prohíbe, razón por la cual, cabe con-
cluir en la necesidad de que, al igual que acontece en el proceso monitorio,
junto al requerimiento al deudor para que pague también se ilustre al mismo de
que puede formular oposición en los diez días siguientes a la notificación del
requerimiento de pago (art. 824.1 LEC), y de que si no paga ni formula oposición
en el indicado plazo se despachará ejecución en su contra, cual si de ejecutar
una sentencia firme se tratase (art. 825.II LEC).
4. Admitida a trámite la sucinta demanda cambiaria, efectuado el consi-
guiente requerimiento de pago y ordenado y practicado el embargo, se inicia
entonces la fase de decisión del juicio cambiario, cuyo contenido y desenlace
dependerá de la actitud que frente a la mencionada actuación jurisdiccional
adopte el deudor requerido de pago. A este respecto cuenta el deudor cambiario
(al igual que, por ejemplo, el deudor monitorio) con las tres diferentes y clásicas
opciones, a saber: a) Pagar sin más el crédito que le ha sido reclamado (art. 822
LEC); b) No pagar el crédito ni comparecer tampoco ante el órgano judicial para
formular en tiempo y forma su oposición a la reclamación del acreedor cam-

1189
Artículo 821 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

biario (art. 825 LEC); y c) Por último, no pagar el crédito pero comparecer ante
el órgano judicial competente y presentar en tiempo y forma el oportuno escrito
de oposición (art. 824 LEC).

JURISPRUDENCIA
«Si bien es cierto que el art. 58 de la Ley Cambiaria y del Cheque de 16 de julio de
1985 dice que el tenedor podrá reclamar los demás gastos cambiarios, no puede enten-
derse que se refiera a cualquier gasto, sino exclusivamente a los gastos puramente cam-
biarios o derivados de la normal circulación de la letra de cambio, pagaré o cheque; por
lo que no puede extenderse a otros gastos que corresponden a créditos encubiertos, al
contrato de descuento, o a servicios solicitados por el tenedor a entidades bancarias y
que son extracambiarios. Por ello no pueden tenerse como gastos cambiarios los que son
consecuencia del descuento de la letra por el tenedor en una entidad bancaria: Cuando
el tenedor acude a una entidad bancaria para que le descuenten la letra, ésta se le anticipa
su importe, pero minusvalorándola en un interés que descuenta, y cuyo tipo varía en
función del carácter preferencial o no del cliente y del mayor o menor plazo que medie
entre el descuento y el vencimiento. El problema surge cuando la letra es impagada y se
retorna la letra. Pero esto no son gastos cambiarios, sino gastos derivados del propio
contrato de descuento, al que es ajeno el librado aceptante. Y otro tanto acontece con
el abono de los servicios por domiciliaciones. Si el tenedor de la cambial la conserva en
su poder hasta el vencimiento, y ese día la presenta al cobro por ventanilla en la entidad
domiciliataria, no se produce gasto alguno en caso de impago» (SAP A Coruña 3.ª
18.1.12, LA LEY 1907/2012).
«Analizando el cargo realizado por el banco descontante se observa: (a) El concepto
de «reclamación de deudas vencidas» no es un gasto cambiario. Es una comisión o can-
tidad que cobra la entidad bancaria porque no pudo cargar en la cuenta del cliente el
importe del efecto devuelto, al carecer de fondos en ese momento. Luego obedece a la
relación interna entre el Banco y el cliente. (b) Algo similar acontece con los «intereses
de demora». Su cargo se debe a que hasta mediados del mes de enero de 2010 don
Teodosio no tuvo saldo suficiente en su cuenta para poder retornarle los pagarés; por lo
que el Banco concedió un préstamo encubierto al cliente entre el vencimiento de los
pagarés y el día en que pudo reembolsarse su importe. (c) Sin duda, como viene siendo
habitual, el mayor problema jurídico lo plantea la denominada «comisión de devolu-
ción». Esta comisión no deriva de la circulación del pagaré en sí, sino del contrato de
descuento. Es una penalización que imponen las entidades bancarias porque con el
impago se rompen las reglas económicas. Encarece el descuento de efectos, por entender
que se hizo en descubierto, y tiene la finalidad punitiva de evitar el «papel pelota» y los
«efectos de favor» (SAP A Coruña 3.ª 18.1.12, LA LEY 1907/2012).
«el tenedor podrá reclamar los demás gastos cambiarios, no puede entenderse que
se refiera a cualquier gasto, sino exclusivamente a los gastos puramente cambiarios o
derivados de la normal circulación del pagaré; por lo que no puede extenderse a otros
gastos que corresponden a créditos encubiertos, al contrato de descuento, o a servicios
solicitados por el tenedor a entidades bancarias y que son extracambiarios. Por ello no
pueden tenerse como gastos cambiarios los que son consecuencia del descuento de los

1190
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 822

pagarés por el tenedor en una entidad bancaria» (SAP Madrid 11.ª 13.2.12. LA LEY
16534/2012).
«El título cambiario debe estar constituido por un documento original no por una
copia, lo que justifica la forma de actuar prevista por la ley en casos de extravío, robo o
destrucción del título para la conservación de los derechos que de él dimanan, supuestos
regulados en los arts. 84 y ss. de la Ley Cambiaria y del Cheque (LA LEY 1837/1985),
aplicables al pagaré según dispone expresamente el art. 96» (STS 1.ª 5 marzo 2015, LA
LEY 17632/2014).
«declaramos con valor de doctrina jurisprudencial que «para la iniciación del juicio
cambiario a que se refieren los arts. 819 y ss. de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LA LEY
58/2000) es necesario que se presente junto con la demanda el documento original de
la letra de cambio, cheque o pagaré, con cumplimiento de los requisitos previstos en la
Ley Cambiaria y del Cheque (LA LEY 1837/1985); sin que, en caso contrario, pueda
entenderse aportado el título cambiario a los efectos previstos en el art. 821» (STS 1.ª 5
marzo 2015, LA LEY 17632/2014).

Artículo 822. Pago


Si el deudor cambiario atiende el requerimiento de pago se procederá como
dispone el art. 583, pero las costas serán de cargo del deudor.

COMENTARIOS
Si el deudor decide cumplir el requerimiento judicial de pago y satisfacer
íntegramente al acreedor el importe de la deuda reclamada (pues una satisfac-
ción parcial de la misma equivale, lisa y llanamente, a una oposición respecto
del crédito no satisfecho), habrá de depositar la cantidad correspondiente a dis-
posición del órgano judicial, lo que motivará, según establece el art. 822 LEC
(que se remite en este punto al art. 583 LEC): a) Que dichas cantidades se pongan
a disposición del acreedor cambiario; b) Que se le entregue al deudor el corres-
pondiente justificante del pago realizado; y c) Que se le impongan las costas
procesales, sin que, por la forma en que está redactado este art. 822 LEC, resulte
aquí efectiva la posibilidad del deudor de evitar la condena en costas alegando
causas impeditivas del pago previo o preprocesal de la deuda que no le sean
imputables.
Naturalmente, el pago a que se refiere el legislador comprende únicamente
las cantidades reclamadas en concepto de principal y de intereses vencidos, no
pudiendo extenderse a esas otras cantidades previstas en concepto de demoras,
gastos y costas, a las que únicamente se refiere el art. 821.2.2.ª LEC y tan sólo
para el caso de que el deudor cambiario no atendiese al requerimiento de pago.

1191
Artículo 823 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Artículo 823. Alzamiento del embargo


1. Si el deudor se personare por sí o por representante dentro de los cinco
días siguientes a aquel en que se le requirió de pago y negare categóricamente
la autenticidad de su firma o alegare falta absoluta de representación, podrá el
Tribunal, a la vista de las circunstancias del caso y de la documentación aportada,
alzar los embargos que se hubieren acordado, exigiendo, si lo considera conve-
niente, la caución o garantía adecuada.
2. No se levantará el embargo en los casos siguientes:
1.º Cuando el libramiento, la aceptación, el aval o el endoso hayan sido
intervenidos, con expresión de la fecha, por corredor de comercio colegiado o
las respectivas firmas estén legitimadas en la propia letra por notario.
2.º Cuando el deudor cambiario en el protesto o en el requerimiento notarial
de pago no hubiere negado categóricamente la autenticidad de su firma en el
título o no hubiere alegado falta absoluta de representación.
3.º Cuando el obligado cambiario hubiera reconocido su firma judicialmente
o en documento público.

COMENTARIOS
Pese a las críticas recibidas desde su primigenia introducción en la LCCh, la
LEC ha seguido y sigue manteniendo en este art. 823 la posibilidad de que el
juicio cambiario pueda discurrir sin uno de sus elementos coactivos más carac-
terísticos, a saber: el inmediato embargo preventivo de los bienes del deudor tras
la admisión de la demanda cambiaria. Así, el deudor cambiario, dentro de los
cinco días siguientes a la práctica del embargo, puede obtener del Juez que
acordó dicha medida cautelar el alzamiento de la misma siempre que niegue
categóricamente la autenticidad de su firma en el título cambiario o alegue falta
absoluta de representación en dicho documento, pudiéndosele exigir, facultati-
vamente eso sí, la prestación de una caución o garantía adecuada.
El embargo de los bienes del deudor decretado y practicado tras la admisión
de la demanda cambiaria, ello no obstante, no se levantará, pese a las anteriores
manifestaciones del deudor en el ejercicio del derecho que le otorga este art.
823 LEC, en ninguno de los siguientes casos: a) Cuando el libramiento, la acep-
tación, el aval o el endoso hayan sido intervenidos, con expresión de la fecha,
por fedatario público o las respectivas firmas estén legitimadas en la propia letra
por fedatario; b) Cuando el deudor cambiario, bien en el protesto o bien en el
requerimiento notarial de pago que se le hubieren realizado previamente a la
incoación del juicio cambiario ex arts. 51 y ss. LCCh, no hubiere negado cate-
góricamente la autenticidad de su firma en el título o no hubiere alegado falta
absoluta de representación; y c) Cuando, por último, el obligado cambiario
hubiera reconocido su firma judicialmente o en documento público.

1192
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 824

Artículo 824. Oposición cambiaria


1. Sin perjuicio de lo establecido en el artículo anterior, en los diez días
siguientes al del requerimiento de pago el deudor podrá interponer demanda de
oposición al juicio cambiario.
2. La oposición se hará en forma de demanda. El deudor cambiario podrá
oponer al tenedor de la letra, el cheque o el pagaré todas las causas o motivos
de oposición previstos en el art. 67 de la Ley cambiaria y del cheque.

COMENTARIOS
En tercer y último lugar, el deudor cambiario requerido de pago que, por
cualquier razón, no quiera saldar la deuda en su integridad (art. 822 LEC), ni
tampoco esté dispuesto a adquirir sin más la condición de parte ejecutada en el
proceso de ejecución que se seguiría de su simple inactividad (art. 825 LEC),
podrá presentar escrito de oposición a la demanda cambiaria dentro de los diez
días siguientes a aquel en que se le haya notificado el requerimiento de pago en
cuestión (art. 824.1 LEC), escrito en el que el deudor cambiario «podrá oponer
al tenedor de la letra, el cheque o el pagaré todas las causas o motivos de opo-
sición previstos en el art. 67 de la Ley cambiaria y del cheque» (art. 824.2 LEC).
1. El escrito de oposición, que «se hará en forma de demanda» (no sucinta,
pues, por cuanto que el legislador no emplea ya este calificativo en el art. 824.2
LEC, sino ordinaria y completa, con exposición de los hechos y fundamentos de
Derecho que justifiquen su oposición, todo ello conforme con los enunciados
del art. 399 LEC), viene a ocasionar un exponente del fenómeno de la inversión
del principio contradictorio, con arreglo al cual el originario deudor demandado
pasa a ocupar el rol de demandante, y el primitivo acreedor demandante el rol
de demandado, posiciones procesales éstas que perdurarán ya hasta la conclu-
sión definitiva del pleito.
Ello determina, igualmente, que sea al deudor demandante de oposición
quien asuma la carga de probar la realidad de las excepciones que alegue en su
defensa, en tanto que sobre el acreedor cambiario, por ser el tenedor del título,
únicamente pese la carga de probar la legitimidad de su condición, y nada más.
Se debe resaltar, además, que la jurisprudencia ha podido afirmar el carácter
preclusivo de la alegación de excepciones en esta demanda de oposición, de
modo que, con posterioridad a la presentación de la misma, el deudor cambiario
ya no podrá oponer nuevas excepciones, ni en el posterior acto de celebración
de la vista oral del juicio verbal, ni tampoco en la eventual vía ulterior del recurso
de apelación.
2. En dicha demanda de oposición, según prevé el art. 824.2 LEC, podrá el
deudor aducir cualquiera de las muchas excepciones que se contemplan en el

1193
Artículo 824 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

art. 67 LCCh (al que se remite el art. 153 LCCh con relación al cheque), precepto
a cuyo tenor:
«El deudor cambiario podrá oponer al tenedor de la letra las excepciones basa-
das en sus relaciones personales con él. También podrá oponer aquellas excepciones
personales que él tenga frente a los tenedores anteriores si al adquirir la letra el
tenedor procedió a sabiendas en perjuicio del deudor.
El demandado cambiario podrá oponer, además, las excepciones siguientes:
1.ª La inexistencia o falta de validez de su propia declaración cambiaria, incluida la
falsedad de la firma.
2.ª La falta de legitimación del tenedor o de las formalidades necesarias de la letra
de cambio, conforme a lo dispuesto en esta Ley.
3.ª La extinción del crédito cambiario cuyo cumplimiento se exige al demandado.
Frente al ejercicio de la acción cambiaria sólo serán admisibles las excepciones
enunciadas en este artículo».
Como es evidente, pues, y se desprende inequívocamente del último inciso
de la transcrita norma, las excepciones oponibles por el deudor en el juicio
cambiario están tasadas, por lo que no podrán esgrimirse otras defensas distintas
a las enunciadas expresamente en la norma.
Con todo, sin embargo, el demandado en el juicio cambiario también podrá
oponer cualesquiera excepciones procesales, las cuales, por su carácter de ius
cogens, han de considerarse sobreentendidas en la norma.

JURISPRUDENCIA
– Demanda de oposición:
«Característica esencial de este proceso especial es la inversión de la iniciativa del
contradictorio –art. 824–, de tal modo que el inicialmente demandado, al formular la
legalmente denominada «demanda de oposición» viene a adoptar la posición procesal
de demandante –con la consecuente adquisición por su parte de todas las cargas propias
del actor y, principalmente, de las relativas a la alegación de los hechos y a la prueba–,
convirtiendo al inicialmente demandante en demandado» (SAP Madrid 25.ª 7.2.12, LA
LEY 25043/2012).
«Esta singularidad del procedimiento cambiario hace que el demandante principal
sólo tenga que alegar estar en posesión de un documento cambiario, siendo el deman-
dante en oposición el que tiene que probar los motivos que frente a ese documento alega
para entender que no está obligado al pago, de ahí que no pueda hablarse de indefensión
porque el demandante principal no exprese en su demanda la causa del documento
cambiario» (SAP Ciudad Real 1.ª 16.2.12, LA LEY 10625/2012).
«Como premisa de carácter procesal, debemos recordar que en el juicio cambiario,
el escrito de oposición, que precisamente adopta la denominación y la forma de una
verdadera demanda (art. 824 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), tiene como objeto con-

1194
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 824

cretar las excepciones o causas de oposición expresamente alegadas frente a la acción


cambiaria, supuesto el carácter limitado o taxativo con el que las mismas se contemplan
en la Ley (art. 824.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en relación con el art. 67 de la Ley
Cambiaria y del Cheque» (SAP A Coruña 5.ª 29.2.12, LA LEY 31021/2012).
– Carácter preclusivo de la alegación de excepciones:
«El motivo debe perecer, al tratarse de una cuestión introducida ex novo durante la
fase de alegaciones al finalizar el juicio, no fue esgrimida en la demanda de oposición y,
en consecuencia, no puede tomarse en consideración debiendo quedar vedado su exa-
men en garantía del principio de contradicción, defensa, preclusión, congruencia e
intangibilidad del hecho litigioso controvertido» (SAP Soria 23.3.12, LA LEY
39106/2012).
– Clases de excepciones oponibles en el juicio cambiario:
«Ante todo, es preciso distinguir en el régimen legal las excepciones cambiarias, en
sentido estricto, y las extracambiarias. Las primeras son aquellas que traen causa de la
propia letra (de sus propios vicios, vicisitudes o de las obligaciones asumidas por los
firmantes de la misma) y están recogidas en el pfo. 2 de este artículo. Las extracambiarias
son las que están fundadas en las relaciones personales que puedan mediar entre el
deudor demandado y el tenedor demandante, o entre aquél y el librado o los tenedores
anteriores, y aparecen reguladas en el párrafo esgrimido en este artículo y en el art. 20
de esta Ley. En cuanto a las excepciones cambiarias legalmente admitidas puede decirse:
– Por lo que se refiere a la inexistencia o falta de validez de la propia de declaración
cambiaria, la excepción puede ser debida a incapacidad, falta de representación, false-
dad de la firma u otras circunstancias similares. Tales excepciones pueden oponerse
frente a cualquier tenedor de la letra. En otros supuestos, como pueden ser los de vicio
del consentimiento, robo, extravío de la letra, u otros similares únicamente podrán opo-
nerse frente al demandante que haya sido parte en el negocio cambiario; es decir, úni-
camente frente al tenedor a quien el deudor demandado entregó la letra.
– Por lo que se refiere a la falta de legitimación del tenedor o de las formalidades
necesarias de la letra de cambio; la primera únicamente puede ser opuesta al tenedor
que carezca de legitimación; y la segunda frente a cualquiera.
– Por lo que afecta a la extinción del crédito cambiario, si ello es debido a pago
anotado en la letra o a prescripción, la excepción puede ser opuesta frente a cualquiera;
pero en cuanto al pago, si la remisión o novación no han sido anotados en el título,
solamente puede ser opuesta frente al que recibió el pago o acordada la remisión o la
novación.
Las excepciones extracambiarias, en principio, solamente pueden ser opuestas al
demandante que haya sido parte en la relación personal sobre la que se funde la excep-
ción de que se trate. Ello no obstante, tanto en el art. 20 de esta Ley, como en el pfo. 1
de este artículo, queda abierta la puerta a este tipo de excepciones por parte del deudor
demandado frente al tenedor demandante cuando éste haya actuado a sabiendas del
perjuicio del deudor. En tal caso, el deudor cambiario podrá alegar frente a dicho tenedor
las excepciones fundadas en las relaciones personales que aquél tuviera con el librador
o con anteriores tenedores de la letra. Tales excepciones constituyen modalidades de la

1195
Artículo 824 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

denominada genéricamente «exceptio doli»» (SAP Tenerife 3.ª 23.2.12, LA LEY


67601/2012).
– Admisibilidad de las excepciones personales:
«el firmante podrá, en principio, oponer al beneficiario del pagaré las excepciones
basadas en sus relaciones personales con él, ante cuya existencia cede el carácter abs-
tracto de la obligación cambiaria, de acuerdo con un sistema dualista, en el que, si bien
se mantiene el carácter abstracto de la deuda cambiaria frente a terceros de buena fe,
vinculados únicamente por haber suscrito el efecto, dicha abstracción decae, quedando
la obligación cambiaria condicionada por la relación preexistente que le sirve de causa,
cuando aquélla surge entre partes vinculadas por ese negocio subyacente» (SAP A
Coruña 5.ª 29.2.12, LA LEY 31021/2012).
«Así, en la reciente sentencia de 6 de junio de 2011 señala el Tribunal Supremo que
«cuando en el litigio coinciden las posiciones de acreedor cambiario y acreedor en la
relación extracambiaria y deudor cambiario y obligado extracambiario, se superponen
la relación cambiaria y la relación subyacente que sirvió de causa externa para la emisión
de la declaración cambiaria, de tal forma que con la finalidad de evitar un inútilis circui-
tus, el sistema autoriza al deudor cambiario para que oponga al acreedor las excepciones
derivadas de la relación causal y el título pierde su carácter abstracto» (SAP Barcelona
14.ª 15.3.12, LA LEY 43807/2012).
«En el ámbito de las excepciones que pueden ser alegadas por el deudor cambiario
para defenderse frente a la pretensión que contra él dirige el tenedor hay que distinguir,
según se trate de relación entre las partes vinculadas por el negocio causal, cuando no
existe la circulación del título y cuando esta se produce, debe distinguirse si se dirige
contra el que le transmitió el título o contra algún obligado cambiario. Sólo en este último
caso opera el principio de limitación de excepciones, que hace inoponibles las excep-
ciones extracambiarias o causales a los terceros, siempre que estos reúnan las caracte-
rísticas de ser verdaderos terceros cambiarios y no dolosos; en el supuesto de relación
inter partes rige el principio de la ilimitada oponibilidad de excepciones» (SAP Girona
1.ª 14.2.12, LA LEY 39590/2012).
– Excepciones oponibles por terceros cambiarios:
«la única posibilidad de que el endosatario pueda oponer las excepciones derivadas
del negocio subyacente entre el firmante y él estarían en la apreciación de la exceptio
doli» (SAP Girona 1.ª 24.1.12, LA LEY 16757/2012).
«el avalista no podrá oponer las excepciones personales del avalado, siendo válido
el aval aunque la obligación garantizada fuera nula por cualquier causa que no sea la de
vicio de forma. En consecuencia, el avalista no podrá hacer valer las excepciones per-
sonales que correspondan a la persona avalada, es decir, las derivadas de la relación
causal que determinó en el avalado la asunción de la deuda, cuya existencia, extensión
o cumplimiento es totalmente irrelevante para el avalista, de tal modo que si responde
de igual modo que el avalado, esta identidad se limita a la exclusiva responsabilidad del
mismo, con absoluta independencia de las obligaciones «ex causa» que tuviera asumidas
el avalado, como la falta de provisión de fondos» (SAP Huesca 1.2.12, LA LEY
12720/2012).

1196
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 824

«si en la letra no consta la declaración formal de endoso con firma del endosante,
tal como exige el art. 16 de la LCCH, no existe endoso sino cesión ordinaria, por lo que
el cesionario no goza del privilegio de inmunidad frente a las acciones personales que el
deudor cambiario tiene contra el librador o tenedores anteriores» (SAP Burgos 3.ª 4.4.12,
LA LEY 45401/2012).
– En particular, la exceptio doli:
«La exceptio doli o mala fidei tiene por objeto evitar transmisiones de títulos cam-
biarios que puedan privar al deudor de sus defensas mediante la sustitución de la persona
del acreedor, y para ello se exige la concurrencia de un supuesto básico, que sería un
concierto de voluntades de naturaleza fraudulenta entre endosante y endosatario (...) Es
una excepción «válvula», cuya alegación abre la posibilidad al deudor de esgrimir frente
al tercero tenedor del título excepciones que de otro modo le estarían vedadas» (SAP
Baleares 5.ª 12.1.12, LA LEY 1876/2012).
«la denominada exceptio doli, tiene por función la de romper la abstracción de la
letra, de manera que el deudor pueda oponer al tercero, cuya condición de tal se ha
creado artificiosamente, las excepciones extracambiarias, es decir, fundadas en sus rela-
ciones personales con el librador y transmitente, cuando el tenedor haya adquirido la
letra con dolo, persiguiendo la inmunidad frente a las excepciones que se pudieran esgri-
mir, derivadas del negocio causal» (SAP Baleares 5.ª 12.1.12, LA LEY 1876/2012).
«el supuesto de hecho de la «exceptio doli», del «a sabiendas en perjuicio del deu-
dor», consta de dos elementos indisociablemente unidos: a) Un elemento intelectivo,
que básicamente consiste en el conocimiento de la excepción. El adquirente debe cono-
cer que el deudor podía excepcionar contra el tradens. b) Un elemento intencional, que
es un verdadero elemento subjetivo del injusto que convierte un acto objetivamente
valido en un acto subjetivamente indigno de la especifica protección de la abstracción
cambiaria, y que ha de juzgarse según el principio de la buena fe, pues el adquirente
debe carecer de buena fe en sentido objetivo, que, a diferencia de la subjetiva, no es un
estado intelectivo de ignorancia perfectamente delimitado por la Ley, sino una regla
genérica de conducta que impone comportamientos leales y correctos en el tráfico y
cuya antítesis es lo que los romanos llamaban dolus malus que es la base de la exceptio
doli, añadiendo que además la buena fe ha de presumirse con carácter iuris tantum»
(SAP Almería 3.ª 9.2.12, LA LEY 32512/2012).
«Para poder resolver lo que se ha de decidir es qué se entiende por» proceder a
sabiendas en perjuicio del deudor». Han sido varias las interpretaciones doctrinales, una,
que consideraba que era preciso que hubiera habido una actuación fraudulenta concu-
rrente tanto en el tercer adquirente como en el transmítete; otra, que entendía que «a
sabiendas» significaba culpa grave respecto al desconocimiento de las excepciones, de
suerte que se afirma la posibilidad de oponer la «exceptio doli», y la consecuente comu-
nicabilidad al tercero de las excepciones extracambiarias que el deudor tuviera contra el
«tradens» si el tercero al adquirir el título procedió con grave negligencia, si con mínimo
esfuerzo hubiera podido constatar la existencia de la excepción; otra interpretación es
la que considera que esta excepción requiere únicamente la adquisición del título cam-
biario en el entendimiento de que se va a privar al deudor de la posibilidad de esgrimir
determinadas excepciones y con la conciencia de que de este modo se le va a infligir un
daño, y la última orientación entiende que es preciso no solo una conciencia de que

1197
Artículo 825 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

adquiriendo el título se va a producir un daño, sino que se precisa una específica inten-
ción de dañar, o prevalente de inferir un perjuicio al deudor» (SAP Madrid 21.ª 27.3.12,
LA LEY 63332/2012).

Artículo 825. Efectos de la falta de oposición


Cuando el deudor no interpusiera demanda de oposición en el plazo esta-
blecido, el Tribunal despachará ejecución por las cantidades reclamadas y tras
ello el Secretario judicial trabará embargo si no se hubiera podido practicar o,
conforme a lo previsto en el art. 823, hubiese sido alzado.
La ejecución despachada en este caso se sustanciará conforme a lo previsto
en esta Ley para la de sentencias y resoluciones judiciales y arbitrales.

COMENTARIOS
1. Si el deudor requerido de pago no paga la deuda cambiaria que le haya
sido reclamada, ni formula tampoco la correspondiente demanda de oposición
dentro del plazo establecido al efecto (art. 824.1 LEC), entonces el Tribunal,
según nos indica el art. 825 LEC, mediante el correspondiente auto «despachará
ejecución por las cantidades reclamadas y tras ello el Secretario judicial trabará
embargo si no se hubiera podido practicar o, conforme a lo previsto en el art.
823, hubiese sido alzado», ejecución que «se sustanciará conforme a lo pre-
visto… para la de sentencias y resoluciones judiciales y arbitrales». Dicho auto
conteniendo la orden general de ejecución y de despacho de la misma no será
susceptible de recurso alguno (art. 551.4 LEC).
2. El hecho de que el art. 825 LEC se refiera expresa e imperativamente a la
emisión del despacho de ejecución, y a que, una vez emitido éste, el proceso
de ejecución proseguirá conforme a lo dispuesto para el de resoluciones judi-
ciales y arbitrales, permite concluir que el acreedor cambiario no tendrá que
presentar, una vez apreciada la inactividad del deudor, la demanda ejecutiva a
que se refiere el art. 549 LEC, que se constituye en todo caso como un trámite
anterior (nunca posterior) a la decisión judicial por la que se acuerda el despacho
de ejecución.
Por esta misma razón, dicho despacho de ejecución acordado en virtud del
art. 825 LEC habrá de emitirse una vez vencido el plazo concedido al deudor
cambiario para pagar u oponerse a la reclamación del acreedor, sin que tenga
el Tribunal que esperar, adicionalmente, a que venza el plazo previsto por el art.
548 LEC.
Es evidente, sin embargo, que dicho auto conteniendo la orden general de
ejecución y despachando la misma no podrá cumplir con todos los contenidos
que el art. 551 LEC asigna a esta concreta clase de resoluciones jurisdiccionales.
Por eso será imprescindible, una de dos: o bien que el acreedor cambiario, una
vez vencido el plazo de diez días concedido al deudor para pagar u oponerse,

1198
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 826

presente un escrito donde exprese los datos que el art. 549 LEC prevé que con-
tengan las demandas ejecutivas (fundamentalmente la petición de las medidas
de los arts. 589 y 590 LEC, porque la designación de los bienes embargables ya
habrá debido llevarla a cabo en la inicial demanda sucinta) y solicite que se dicte
ya el despacho de ejecución conforme al art. 816 LEC, o bien, una vez dictado
este auto, que el acreedor presente ese mismo escrito anterior cual si de una
actuación más del proceso ejecutivo se tratase, haciendo así que el Juez tenga
que acordar las medidas solicitadas que considere necesarias.

Artículo 826. Sustanciación de la oposición cambiaria


Presentado por el deudor escrito de oposición, el secretario judicial dará
traslado de él al acreedor para que lo impugne por escrito en el plazo de diez
días. Las partes, en sus respectivos escritos de oposición y de impugnación de
ésta, podrán solicitar la celebración de vista, siguiendo los trámites previstos en
los arts. 438 y ss. para el juicio verbal.
Si no se solicitara la vista o si el Tribunal no considerase procedente su cele-
bración, se resolverá sin más trámites la oposición.
Cuando se acuerde la celebración de vista, si no compareciere el deudor, el
Tribunal le tendrá por desistido de la oposición y adoptará las resoluciones pre-
vistas en el artículo anterior. Si no compareciere el acreedor, el Tribunal resol-
verá sin oírle sobre la oposición.

COMENTARIOS
De la demanda de oposición presentada en tiempo y forma, el Secretario
judicial habrá de dar traslado al acreedor cambiario, con citación para la cele-
bración de una vista oral, cuyo día y hora señalará igualmente, citación que
habrá de realizarse conforme a lo dispuesto para los juicios verbales en el art.
440 LEC (art. 826.I LEC). Análogamente, el desarrollo de la vista oral también se
regirá por las mismas reglas y trámites que el art. 443 LEC establece para dicho
tipo de juicios declarativos (art. 826.II LEC). Si a dicha vista oral no concurriese
el deudor cambiario, el Tribunal le tendrá por desistido de la oposición, despa-
chando ejecución en su contra seguidamente. Mientras que si fuese el acreedor
quien no compareciere a la vista, el Tribunal resolverá sobre la oposición del
deudor sin oírle ni volverle a citar (art. 826.II LEC).

Artículo 827. Sentencia sobre la oposición. Eficacia


1. En el plazo de diez días, el Tribunal dictará sentencia resolviendo sobre la
oposición. Si ésta fuera desestimada y la sentencia fuere recurrida, será provi-
sionalmente ejecutable conforme a lo dispuesto en esta Ley.

1199
Artículo 827 Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

2. Si la sentencia que estimare la oposición fuere recurrida, se estará, res-


pecto de los embargos preventivos que se hubiesen trabado, a lo que dispone el
art. 744.
3. La sentencia firme dictada en juicio cambiario producirá efectos de cosa
juzgada, respecto de las cuestiones que pudieron ser en él alegadas y discutidas,
pudiéndose plantear las cuestiones restantes en el juicio correspondiente.

COMENTARIOS
1. Celebrada la vista oral, el Tribunal dictará sentencia en el plazo de los diez
días siguientes, resolviendo sobre la oposición cambiaria (art. 827 LEC). En fun-
ción del signo del fallo de la sentencia, es dable distinguir:
a) Si la sentencia fuere estimatoria de la oposición deducida por el deudor
cambiario, el Tribunal lo declarará así y ordenará que queden sin efecto las
medidas adoptadas en su contra (especialmente la del embargo preventivo
adoptado en virtud del art. 821.2.2.ª LEC), salvo que el acreedor recurra dicha
resolución judicial y solicite expresamente el mantenimiento de dichas medidas
ofreciendo la correspondiente caución, y tal solicitud sea estimada por el Juez
(art. 827.2 LEC, que se remite en este aspecto a lo dispuesto en el art. 744 LEC).
b) Si, por el contrario, la sentencia fuese desestimatoria de la oposición
deducida por el deudor cambiario se le condenará al pago de la deuda, y, si no
la paga, el acreedor podrá pedir la ejecución forzosa de tal pronunciamiento
condenatorio conforme a las normas generales del Libro III de la LEC. Si dicha
sentencia desestimatoria de la oposición del demandado fuere recurrida por éste,
la misma será provisionalmente ejecutable conforme a lo dispuesto en los arts.
524 y ss. de la LEC (art. 827.1 LEC).
2. En cualquiera de ambos casos, y suscribiendo el legislador en este punto
una dilatada corriente doctrinal y jurisprudencial característica de los procesos
declarativos sumarios, la sentencia firme dictada en esta clase de procesos sola-
mente producirá efectos de cosa juzgada respecto de las cuestiones que pudie-
ron ser en él alegadas y discutidas, pudiéndose plantear las cuestiones restantes
en el juicio (declarativo plenario, se entiende) correspondiente (art. 827.3 LEC).

JURISPRUDENCIA
«En relación a ello las SS. del TS de 29.7.98 y 26.11.01 sintetizan la doctrina juris-
prudencial sobre esta materia en los siguientes puntos: 1.º) La cuestión se resolverá en
cada caso, según las posibilidades de defensa concedidas en el juicio ejecutivo (SS. de
26.5.88). 2.º) No cabe plantear en el proceso ordinario las cuestiones resueltas en su
integridad, o que pudieron ser totalmente discutidas en el juicio ejecutivo (SS. de 1.7.88,
17.3.89, 24.11.93 y 15.7.95). 3.º) No se produce cosa juzgada respecto de aquellas
cuestiones que por su entidad, índole o complejidad no han podido ser correcta y pro-
fundamente debatidas (SS. de 9.4.85, 16.9.88, 30.4.91 y 26.3.93) o que no han podido
ser abordadas en toda su amplitud o extensión (SS. de 20.2.76, 9.2.77 y 15.10.91). 4.º)

1200
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Adicionales

Están excluidos de la cosa juzgada los hechos acaecidos con posterioridad al juicio eje-
cutivo y no contemplados en el mismo (SS. de 26.5.88 y 16.9.88) y 5.º) Por regla general
la cosa juzgada no abarca la existencia, certeza y legitimidad del derecho reclamado (SS.
de 23.12.88)» (SAP Valencia 8.ª 12.4.07, LA LEY 78162/2007).
«El art. 827.3 de la LEC de 2000 describe la eficacia de cosa juzgada de la Sentencia
firme que expresamente reconoce a la vez que la limita a las cuestiones que se podían
discutir en el mismo, al margen de que se opusieran o no (...) El silencio del deudor
cambiario requerido de pago en el procedimiento cambiario se parificaba por no decir
que se equipara a la misma sentencia; por ende debe tener los mismos efectos, que,
cuando menos, disciplina el art. 827.3 LEC para la Sentencia que solvente la oposición
del deudor cambiario. Lo contrario resultaría una solución incoherente dado que se haría
de mejor condición al deudor cambiario que no se opuso a aquél que sí se opuso y alegó
las excepciones que podría oponer e, incluso, la de aquél que también se opuso pero no
excepcionó la que sí pudo oponer en el cambiario...» (SAP Albacete 2.ª 7.4.09, LA LEY
50513/2009).
El procedimiento para solventar la oposición a la ejecución cambiaria es de natura-
leza sumaria porque su finalidad no es decidir sobre la relación causal que dio lugar a la
emisión de los títulos ejecutados, sino comprobar si las excepciones derivadas de aquélla
privan al cambial de su fuerza ejecutiva. Por tanto, el objeto del litigio es limitado, de ahí
que la sentencia firme sólo produzca efecto de cosa juzgada respecto de las cuestiones
que pudieron ser alegadas y discutidas en él (art. 827 LEC)» (SAP Madrid 25.ª 24.2.12,
28912/2012).
«la oposición del deudor da paso a un juicio declarativo y de cognición plena, en el
que no existe límite procesal a las causas de oposición, sino exclusivamente sustantivas,
por lo que no caben diferentes causas de oposición a la acción cambiaría por razón del
proceso en el que se tramite, lo que completa el art. 827.3 a cuyo tenor «la sentencia
firme dictada en juicio cambiario producirá efectos de cosa juzgada respecto de las
cuestiones que pudieran ser en él alegadas y discutidas, pudiéndose plantear las cues-
tiones restantes en el juicio correspondiente», y si bien se cuestiona cuáles son las cues-
tiones restantes, no es dudoso que no lo son las excepciones previstas en el art. 67 de la
Ley Cambiaria y de Cheque, ya que éstas, como se ha visto, pueden ser alegadas en el
juicio especial cambiario» (SAP Asturias 5.ª 14.5.12, LA LEY 67205/2012).

Disposiciones Adicionales

DISPOSICIÓN ADICIONAL PRIMERA


Carácter ordinario y Título competencial
1. La presente ley es ordinaria a excepción de los arts. 763, 778 bis y 778 ter
que tienen carácter orgánico y se dictan al amparo del art. 81 de la Constitución.
2. La presente Ley se dicta al amparo de la competencia que corresponde al
Estado conforme al art. 149.1.6.a de la Constitución, sin perjuicio de las nece-
sarias especialidades que en este orden se deriven de las particularidades del
derecho sustantivo de las Comunidades Autónomas.

1201
Disposiciones Adicionales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

DISPOSICIÓN ADICIONAL SEGUNDA


Actualización de cuantías
1. El Gobierno, mediante Real Decreto, podrá actualizar cada cinco años las
cuantías señaladas en esta Ley, previo informe del Consejo General del Poder
Judicial y dictamen del Consejo de Estado.
2. Con al menos seis meses de antelación a la plena implantación de la
moneda europea (euro), el Gobierno, previo informe del Consejo General del
Poder Judicial y dictamen del Consejo de Estado, convertirá a dicha moneda las
cuantías establecidas en pesetas en la presente Ley, eliminando las fracciones
de aquella moneda y estableciendo los importes en euros de modo que, con-
forme a lo habitual en nuestras leyes, sean de fácil utilización. No obstante lo
anterior, junto a las nuevas cuantías en moneda europea, se mantendrá las esta-
blecidas en pesetas por esta Ley en las reglas sobre determinación de la clase de
juicio que se ha de seguir y sobre acceso a los recursos.

DISPOSICIÓN ADICIONAL TERCERA


Medios materiales y recursos humanos para la constancia de vistas,
audiencias y comparecencias
En el plazo de un año, a partir de la aprobación de esta Ley, el Gobierno de
la Nación y los Consejos de Gobierno de las Comunidades Autónomas que ten-
gan transferidas las correspondientes competencias, adoptarán las medidas
necesarias para que los Juzgados y Tribunales dispongan de los medios mate-
riales y de los recursos humanos precisos para la constancia de las actuaciones
orales conforme a lo dispuesto en el art. 147 de la presente Ley.

DISPOSICIÓN ADICIONAL CUARTA


Tasas por la obtención de copias de documentos e instrumentos
En el plazo de seis meses, a partir de la aprobación de esta Ley, el Gobierno
de la Nación aprobará por Real Decreto un sistema de precios tasados referidos
a la obtención de copias simples de documentos e instrumentos que consten en
autos y que sean solicitados por las partes del proceso.

DISPOSICIÓN ADICIONAL QUINTA


Medidas de agilización de determinados procesos civiles
1. El Ministerio de Justicia, de acuerdo con la comunidad autónoma corres-
pondiente con competencias en la materia, previo informe favorable del Consejo
General del Poder Judicial, podrá crear Oficinas de Señalamiento Inmediato en
aquellos partidos judiciales con separación entre Juzgados de Primera Instancia
y Juzgados de Instrucción.

1202
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Adicionales

Estas Oficinas tendrán carácter de servicio común procesal y desarrollarán


funciones de registro, reparto y señalamiento de vistas, comparecencias y actua-
ciones en los procedimientos a que se refiere la presente disposición adicional.
2. En aquellos partidos judiciales donde se constituyan Oficinas de Señala-
miento Inmediato se presentarán ante ellas las demandas y solicitudes que versen
sobre las siguientes materias y siempre que al demandante o solicitante le sea
posible designar un domicilio o residencia del demandado a efectos de su cita-
ción:
a) Reclamaciones de cantidad referidas en el apartado 2 del art. 250 de esta
ley.
b) Desahucios de finca urbana por expiración legal o contractual del plazo
o por falta de pago de rentas o cantidades debidas y, en su caso, reclamaciones
de estas rentas o cantidades cuando la acción de reclamación se acumule a la
acción de desahucio.
c) Medidas cautelares previas o simultáneas a la demanda, a las que se refiere
la regla 6.ª del art. 770.
d) Medidas provisionales de nulidad, separación o divorcio, previas o simul-
táneas a la demanda, previstas en los arts. 771 y 773.1.
e) Demandas de separación o divorcio solicitados de mutuo acuerdo, o por
uno de los cónyuges con el consentimiento del otro.
3. Estas demandas y solicitudes presentadas ante las Oficinas de Señala-
miento Inmediato se tramitarán conforme a las normas de esta ley, con las
siguientes especialidades:
Primera. Con carácter previo a su admisión a trámite, en el mismo día de su
presentación o, de no ser posible, en el siguiente día hábil, las Oficinas de Seña-
lamiento Inmediato, en una misma diligencia:
a) Registrarán aquellas demandas o solicitudes previstas en el apartado ante-
rior que ante ellas se presenten.
b) Acordarán su reparto al Juzgado que corresponda y señalarán directa-
mente la vista referida en el art. 440.1, la comparecencia prevista en los arts.
771.2 y 773.3, la comparecencia para ratificación de la demanda contemplada
en el art. 777.3, y la fecha y hora en que hubiera de tener lugar el lanzamiento,
en el supuesto a que se refiere el art. 440.3.
c) Ordenarán, librándolos al efecto, la práctica de las correspondientes cita-
ciones y oficios, para que se realicen a través del servicio común de notifica-
ciones o, en su caso, por el procurador que así lo solicite, y se entreguen cum-
plimentadas directamente al Juzgado correspondiente.

1203
Disposiciones Adicionales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

d) Requerirán a la parte actora, de ser necesario, para la subsanación de los


defectos procesales de que pudiere adolecer la presentación de la demanda o
solicitud, que deberán solventarse en un plazo máximo de tres días.
e) Remitirán inmediatamente la demanda o solicitud presentada al Juzgado
que corresponda.
Segunda. Las citaciones para las comparecencias y vistas a que se refiere la
regla anterior contendrán los requerimientos y advertencias previstos en cada
caso en esta ley. También harán indicación de los extremos a que se refiere el
apartado 3 del art. 440.
Asimismo la citación expresará que, si el demandado solicita el reconoci-
miento del derecho de asistencia jurídica gratuita o interesa la designación de
abogado y procurador de oficio en el caso del art. 33.2, deberá instarlo ante el
Juzgado en el plazo de tres días desde la recepción de la citación.
Tercera. Recibida la demanda o solicitud, se acordará lo procedente sobre
su admisión a trámite. En el supuesto de que se admita la demanda, se estará al
señalamiento realizado. Si no fuera admitida a trámite, se dejará sin efecto el
señalamiento, comunicando el Juzgado esta circunstancia a quienes ya hubieren
sido citados, a través del servicio común de actos de comunicación o, en su caso,
del procurador que así lo hubiera solicitado.
Cuando alguna de las partes solicite el reconocimiento del derecho a la asis-
tencia jurídica gratuita o la designación de abogado y procurador de oficio, se
requerirá en la misma resolución de admisión de la demanda, si para entonces
ya se conoce dicha solicitud o, en caso contrario, en decreto posterior, la inme-
diata designación de los profesionales de conformidad a lo establecido en el
apartado 3 del art. 33. En este caso, la designación se efectuará a favor de los
profesionales asignados para la fecha en que haya de celebrarse la vista o com-
parecencia señalada, de acuerdo con un turno especial de asistencia establecido
al efecto por los Colegios de Abogados y Procuradores.
Cuarta. Las Oficinas de Señalamiento Inmediato realizarán los señalamientos
a que se refiere el párrafo b) del apartado 3, Primera, de esta disposición ante el
Juzgado de Primera Instancia que por turno corresponda de acuerdo con un
sistema programado de señalamientos, en el día y hora hábiles disponibles más
próximos posibles, dentro en todo caso de los siguientes plazos:
a) Los señalamientos para las vistas a que se refiere el art. 440.1 se efectuarán
en los plazos señalados en el mismo precepto, contados partir del quinto día
posterior a la presentación de la demanda en la Oficina de Señalamiento Inme-
diato.
b) Los señalamientos para las comparecencias previstas en los arts. 771.2 y
773.3 se efectuarán entre el quinto y el décimo día posteriores a la presentación
de la solicitud o demanda en la Oficina de Señalamiento Inmediato.

1204
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Adicionales

c) Los señalamientos de las comparecencias para ratificación de la demanda


contempladas en el art. 777.3 se efectuarán dentro de los tres días siguientes a
la presentación de la correspondiente demanda.
d) La fijación de fecha y hora en que, en su caso, haya de tener lugar el
lanzamiento, de acuerdo con lo previsto en el último inciso del apartado 3 del
art. 440, se realizará en un plazo inferior a un mes desde la fecha en que se
hubiera señalado la correspondiente vista.
Quinta. Cada Juzgado de Primera Instancia, en los partidos judiciales en que
se constituyan Oficinas de Señalamiento Inmediato, deberá reservar la totalidad
de su agenda en las fechas que le corresponda actuar en turno de asistencia
continuada para que la Oficina de Señalamiento Inmediato realice directamente
dichos señalamientos.
El Consejo General del Poder Judicial, previo informe favorable del Minis-
terio de Justicia, dictará los Reglamentos necesarios para regular la organización
y funcionamiento del sistema programado de señalamientos, el establecimiento
de los turnos de asistencia continuada entre los Juzgados de Primera Instancia y
el fraccionamiento de franjas horarias para la realización directa de los señala-
mientos.
Sexta. Las normas de reparto de los partidos judiciales en que se constituyan
Oficinas de Señalamiento Inmediato atribuirán el conocimiento de los procedi-
mientos contemplados en el apartado 2 de esta disposición a aquel Juzgado de
Primera Instancia que haya de actuar en turno de asistencia continuada en la
fecha en que se realicen los señalamientos de las vistas y comparecencias a que
se refiere la regla cuarta.
4. En las actuaciones realizadas en el ámbito de esta disposición adicional,
los procuradores de las partes personadas podrán practicar, si así lo solicitan y
a costa de la parte que representen, las notificaciones, citaciones, emplazamien-
tos y requerimientos, por cualquiera de los medios admitidos con carácter gene-
ral en esta ley.
Se tendrán por válidamente realizados estos actos de comunicación cuando
quede constancia suficiente de haber sido practicados en la persona o en el
domicilio del destinatario.
A estos efectos, el procurador acreditará, bajo su responsabilidad personal,
la identidad y condición del receptor del acto de comunicación, cuidando de
que en la copia quede constancia de su firma y de la fecha en que se realice.
En las comunicaciones por medio de entrega de copia de la resolución o
cédula en el domicilio del destinatario, se estará a lo dispuesto en el art. 161 en
lo que sea aplicable, debiendo el procurador acreditar la concurrencia de las
circunstancias contempladas en dicho precepto, para lo que podrá auxiliarse de
dos testigos o de cualquier otro medio idóneo.

1205
Disposiciones Adicionales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Téngase en cuenta que el inciso «El Ministerio de Justicia, de acuerdo con la


Comunidad Autónoma correspondiente con competencias en la materia», del
apartado 1, ha sido declarado inconstitucional por la STC 224/2012, de 29 de
noviembre (LA LEY 198390/2012).

DISPOSICIÓN ADICIONAL SEXTA


Adjudicación de bienes inmuebles
En el caso de las adjudicaciones solicitadas por el acreedor ejecutante en los
términos previstos en la sección VI del capítulo IV del título IV del libro III y
siempre que las subastas en las que no hubiere ningún postor se realicen sobre
bienes inmuebles diferentes de la vivienda habitual del deudor, el acreedor
podrá pedir la adjudicación de los bienes por cantidad igual o superior al cin-
cuenta por ciento de su valor de tasación o por la cantidad que se le deba por
todos los conceptos.
Asimismo, en los términos previstos en la mencionada sección y para los
citados bienes inmuebles diferentes de la vivienda habitual del deudor, cuando
la mejor postura ofrecida sea inferior al 70 por ciento del valor por el que el bien
hubiere salido a subasta y el ejecutado no hubiere presentado postor, podrá el
acreedor pedir la adjudicación del inmueble por el 70 por ciento o por la can-
tidad que se le deba por todos los conceptos, siempre que esta cantidad sea
superior a la mejor postura.

Disposiciones Transitorias

DISPOSICIÓN TRANSITORIA PRIMERA


Régimen de recursos contra resoluciones interlocutorias o no definitivas
A las resoluciones interlocutorias o no definitivas que se dicten en toda clase
de procesos e instancias tras la entrada en vigor de esta Ley les será de aplicación
el régimen de recursos ordinarios que en ella se establece.

DISPOSICIÓN TRANSITORIA SEGUNDA


Procesos en primera instancia
Salvo lo dispuesto en la disposición transitoria primera, los procesos de
declaración que se encontraren en primera instancia al tiempo de la entrada en
vigor de la presente Ley se continuarán sustanciando, hasta que recaiga senten-
cia en dicha instancia, conforme a la legislación procesal anterior. En cuanto a
la apelación, la segunda instancia, la ejecución, también la provisional, y los
recursos extraordinarios, serán aplicables las disposiciones de la presente Ley.

1206
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Transitorias

DISPOSICIÓN TRANSITORIA TERCERA


Procesos en segunda instancia
Salvo lo dispuesto en la disposición transitoria primera, cuando los procesos
de declaración se encontraren en segunda instancia al tiempo de la entrada en
vigor de esta Ley, se sustanciará esa instancia con arreglo a la Ley anterior y, a
partir de la sentencia, se aplicará, a todos los efectos, la presente Ley.
No obstante, podrá pedirse conforme a lo dispuesto en esta Ley la ejecución
provisional de la sentencia estimatoria apelada.

DISPOSICIÓN TRANSITORIA CUARTA


Asuntos en casación
Los asuntos pendientes de recurso de casación al entrar en vigor la presente
Ley seguirán sustanciándose y se decidirán conforme a la anterior, pero podrá
pedirse, con arreglo a esta Ley, la ejecución provisional de la sentencia estima-
toria recurrida en casación.

DISPOSICIÓN TRANSITORIA QUINTA


Juicios ejecutivos
Cualquiera que sea el título en que se funden, los juicios ejecutivos pen-
dientes a la entrada en vigor de la presente Ley se seguirán tramitando conforme
a la anterior, pero, si las actuaciones no hubieren llegado al procedimiento de
apremio, se aplicará en su momento esta Ley en lo relativo a dicho procedi-
miento.

DISPOSICIÓN TRANSITORIA SEXTA


Ejecución forzosa
Los procesos de ejecución ya iniciados al entrar en vigor esta Ley se regirán
por lo dispuesto en ella para las actuaciones ejecutivas que aún puedan reali-
zarse o modificarse hasta la completa satisfacción del ejecutante.

DISPOSICIÓN TRANSITORIA SÉPTIMA


Medidas cautelares
1. Las medidas cautelares que se soliciten, tras la entrada en vigor de esta
Ley, en los procesos iniciados antes de su vigencia, se regirán por lo dispuesto
en la presente Ley.
2. Las medidas cautelares ya adoptadas antes de entrar en vigor esta Ley se
regirán por las disposiciones de la legislación anterior, pero se podrá pedir y
obtener su revisión y modificación con arreglo a la presente Ley.

1207
Disposiciones Derogatorias Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

Disposiciones Derogatorias

DISPOSICIÓN DEROGATORIA ÚNICA

1. Se deroga la Ley de Enjuiciamiento Civil, aprobada por Real Decreto de


3 de febrero de 1881, con las excepciones siguientes:
1.ª Los Títulos XII y XIII del Libro II y el Libro III, que quedarán en vigor hasta
la vigencia de la Ley Concursal y de la Ley sobre Jurisdicción Voluntaria, res-
pectivamente, excepción hecha del art. 1827 y los arts. 1880 a 1900, inclusive,
que quedan derogados.
Asimismo, hasta la vigencia de las referidas Leyes, también quedarán en vigor
los núms. 1.º y 5.º del art. 4, los núms. 1.º y 3.º del art. 10 y las reglas 8.ª, 9.ª,
16.ª, 17.ª, 18.ª, 19.ª, 22.ª, 23.ª, 24.ª, 25.ª, 26.ª y 27.ª del art. 63, todos ellos de
la Ley de Enjuiciamiento Civil, de 1881.
Mientras no entre en vigor la Ley Concursal, los incidentes que surjan en el
seno de procesos concursales se regirán por lo dispuesto en la presente Ley para
la tramitación de incidentes.
En tanto no entre en vigor la Ley sobre Jurisdicción Voluntaria, las referencias
al procedimiento contencioso procedente contenidas en el Libro III se entende-
rán hechas al juicio verbal.
2.ª El Título I del Libro II, así como el art. 11, sobre la conciliación y la sección
2.ª del Título IX del Libro II, sobre declaración de herederos abintestato, que
estarán vigentes hasta la entrada en vigor de la regulación de ambas materias en
la Ley sobre Jurisdicción Voluntaria.
3.ª Los arts. 951 a 958, sobre eficacia en España de sentencias dictadas por
tribunales extranjeros, que estarán en vigor hasta la vigencia de la Ley sobre
cooperación jurídica internacional en materia civil.
2. Quedan también derogados los siguientes preceptos, leyes y disposicio-
nes:
1.º El apartado segundo del art. 8; el párrafo segundo del apartado sexto del
art. 12; los arts. 127 a 130, incluido; el párrafo segundo del art. 134 y el art. 135;
los arts. 202 a 214, incluido; 294 a 296, incluido, y 298; y los arts. 1214, 1215,
1226 y 1231 a 1253, incluido, todos ellos del Código Civil.
2.º Los arts. 119, 120, 121 y 122.1 de la Ley de Sociedades Anónimas, Texto
Refundido aprobado por Real Decreto legislativo 1564/1989, de 22 de diciem-
bre.
3.º Los arts. 11, 12, 13, 14 y 15 de la Ley 62/1978, de 26 de diciembre, de
Protección Jurisdiccional de los Derechos Fundamentales de la Persona.

1208
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Derogatorias

4.º Los arts. 2, 8, 12 y 13 de la Ley de 23 de julio de 1908, referente a la


nulidad de ciertos contratos de préstamos.
5.º Los arts. 17 y 18 de la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la
Circulación de Vehículos a Motor, Texto Refundido aprobado por Decreto
632/1968, de 21 de marzo.
6.º Los arts. 38 a 40, incluido, de la Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de
Arrendamientos Urbanos.
7.º Los arts. 123 a 137 de la Ley 83/1980, de 31 de diciembre, de Arrenda-
mientos Rústicos.
8.º Los arts. 82, 83, 84, 85, 92 y 93 de la Ley de Hipoteca Mobiliaria y Prenda
sin Desplazamiento, de 16 de diciembre de 1954.
9.º Los arts. 41 y 42 de la Ley de Hipoteca Naval, de 21 de agosto de 1893.
10.º Las disposiciones adicionales primera a novena de la Ley 30/1981, de
7 de julio, por la que se modifica la regulación del matrimonio en el Código Civil
y se determina el procedimiento a seguir en las causas de nulidad, separación y
divorcio.
11.º Los arts. 23, 25 y 26 de la Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia
Desleal.
12.º Los arts. 29, 30 y 33 de la Ley 34/1988, de 11 noviembre, General de
Publicidad.
13.º El art. 142 de la Ley de Propiedad Intelectual, Texto Refundido por Real
Decreto legislativo 1/1996, de 12 de abril.
14.º Los apartados tercero y cuarto del art. 125, el apartado segundo del art.
133, el art. 135 y los apartados primero y segundo del art. 136 de la Ley 11/1986,
de 20 de marzo, de Patentes.
15.º El apartado tercero del art. 9 y los arts. 14, 15, 18 y 20 de la Ley 7/1998,
de 13 de abril, sobre Condiciones Generales de la Contratación.
16.º El art. 12 de la Ley 28/1998, de 13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes
Muebles.
17.º El Decreto–ley 18/1969, de 20 de octubre, sobre administración judicial
en caso de embargo de empresas.
18.º El Decreto de 21 de noviembre de 1952, por el que se desarrolla la base
décima de la Ley de 19 de julio de 1944 sobre normas procesales aplicables en
la justicia municipal.
19.º La Ley 10/1968, de 20 de junio, sobre atribución de competencias en
materia civil a las Audiencias Provinciales.

1209
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

20.º El Decreto de 23 de febrero de 1940 sobre reconstrucción de autos y


actuaciones judiciales.
21.º El Decreto–ley 5/1973, de 17 de julio, sobre declaración de inhábiles,
a efectos judiciales, de todos los días del mes de agosto.
3. Asimismo, se consideran derogadas, conforme al apartado segundo del
art. 2 del Código Civil, cuantas normas se opongan o sean incompatibles con lo
dispuesto en la presente Ley.
Se considera en vigor la Ley 52/1997, de 27 de noviembre, de Asistencia
Jurídica al Estado e Instituciones Públicas.

Disposiciones Finales
DISPOSICIÓN FINAL PRIMERA
Reforma de la Ley de Propiedad Horizontal
1. El párrafo tercero del apartado 2 del art. 7 de la Ley 49/1960, de 21 de
julio, sobre Propiedad Horizontal, modificada por la Ley 8/1999, de 6 de abril,
queda redactado en los siguientes términos:
«Si el infractor persistiere en su conducta el Presidente, previa autorización de
la Junta de propietarios, debidamente convocada al efecto, podrá entablar contra él
acción de cesación que, en lo no previsto expresamente por este artículo, se sus-
tanciará a través del juicio ordinario».
2. El art. 21 de la Ley 49/1960, de 21 de julio, de Propiedad Horizontal,
quedará redactado en los siguientes términos:
«1. Las obligaciones a que se refieren los apartados e) y f) del art. 9 deberán
cumplirse por el propietario de la vivienda o local en el tiempo y forma determinados
por la Junta. En caso contrario, el presidente o el administrador, si así lo acordase la
junta de propietarios, podrá exigirlo judicialmente a través del proceso monitorio.
2. La utilización del procedimiento monitorio requerirá la previa certificación
del acuerdo de la Junta aprobando la liquidación de la deuda con la comunidad de
propietarios por quien actúe como secretario de la misma, con el visto bueno del
presidente, siempre que tal acuerdo haya sido notificado a los propietarios afectados
en la forma establecida en el art. 9.
3. A la cantidad que se reclame en virtud de lo dispuesto en el apartado anterior
podrá añadirse la derivada de los gastos del requerimiento previo de pago, siempre
que conste documentalmente la realización de éste, y se acompañe a la solicitud el
justificante de tales gastos.
4. Cuando el propietario anterior de la vivienda o local deba responder solida-
riamente del pago de la deuda, podrá dirigirse contra él la petición inicial, sin per-
juicio de su derecho a repetir contra el actual propietario. Asimismo se podrá dirigir
la reclamación contra el titular registral, que gozará del mismo derecho mencionado
anteriormente.

1210
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

En todos estos casos, la petición inicial podrá formularse contra cualquiera de


los obligados o contra todos ellos conjuntamente.
5. Cuando el deudor se oponga a la petición inicial del proceso monitorio, el
acreedor podrá solicitar el embargo preventivo de bienes suficientes de aquél, para
hacer frente a la cantidad reclamada, los intereses y las costas.
El Tribunal acordará, en todo caso, el embargo preventivo sin necesidad de que
el acreedor preste caución. No obstante, el deudor podrá enervar el embargo pres-
tando aval bancario por la cuantía por la que hubiese sido decretado.
6. Cuando en la solicitud inicial del proceso monitorio se utilizaren los servicios
profesionales de abogado y procurador para reclamar las cantidades debidas a la
Comunidad, el deudor deberá pagar, con sujeción en todo caso a los límites esta-
blecidos en el apartado tercero del art. 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, los
honorarios y derechos que devenguen ambos por su intervención, tanto si aquél
atendiere el requerimiento de pago como si no compareciere ante el Tribunal. En
los casos en que exista oposición, se seguirán las reglas generales en materia de
costas, aunque si el acreedor obtuviere una sentencia totalmente favorable a su pre-
tensión, se deberán incluir en ellas los honorarios del abogado y los derechos del
procurador derivados de su intervención, aunque no hubiera sido preceptiva».

DISPOSICIÓN FINAL SEGUNDA


Reforma de la Ley de Propiedad Intelectual
1. El art. 25.20 de la Ley de Propiedad Intelectual, Texto Refundido por Real
Decreto legislativo 1/1996, de 12 de abril, quedará redactado en los siguientes
términos:
«20. En el supuesto indicado en el apartado que antecede y en cualquier otro de
impago de la remuneración, la entidad o entidades de gestión o, en su caso, la
representación o asociación gestora, sin perjuicio de las acciones civiles y penales
que les asistan, podrán solicitar del Tribunal la adopción de las medidas cautelares
procedentes conforme a lo dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento Civil y, en con-
creto, el embargo de los correspondientes equipos, aparatos y materiales. Los bienes
así embargados quedarán afectos al pago de la remuneración reclamada y a la opor-
tuna indemnización de daños y perjuicios».
2. El art. 103 de la Ley de Propiedad Intelectual, Texto Refundido por Real
Decreto legislativo 1/1996, de 12 de abril, quedará redactado en los siguientes
términos:
«Art. 103. Medidas de protección.
El titular de los derechos reconocidos en el presente Título podrá instar las
acciones y procedimientos que, con carácter general, se disponen en el Título I, Libro
III de la presente Ley y las medidas cautelares procedentes, conforme a lo dispuesto
en la Ley de Enjuiciamiento Civil».

1211
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. El art. 143 de la Ley de Propiedad Intelectual, Texto Refundido por Real


Decreto legislativo 1/1996, de 12 de abril, quedará redactado en los siguientes
términos:
«Art. 143. Causas criminales.
En las causas criminales que se sigan por infracción de los derechos reconocidos
en esta Ley, podrán adoptarse las medidas cautelares procedentes en procesos civi-
les, conforme a lo dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento Civil. Estas medidas no
impedirán la adopción de cualesquiera otras establecidas en la legislación procesal
penal».
4. El art. 150 de la Ley de Propiedad Intelectual, Texto Refundido por Real
Decreto legislativo 1/1996, de 12 de abril, quedará redactado en los siguientes
términos:
«Art. 150. Legitimación.
Las entidades de gestión, una vez autorizadas, estarán legitimadas en los térmi-
nos que resulten de sus propios estatutos, para ejercer los derechos confiados a su
gestión y hacerlos valer en toda clase de procedimientos administrativos o judiciales.
Para acreditar dicha legitimación, la entidad de gestión únicamente deberá
aportar al inicio del proceso copia de sus estatutos y certificación acreditativa de su
autorización administrativa. El demandado sólo podrá fundar su oposición en la falta
de representación de la actora, la autorización del titular del derecho exclusivo o el
pago de la remuneración correspondiente».

DISPOSICIÓN FINAL TERCERA


Reforma de la Ley de Sociedades Anónimas
1. El art. 118 del Real Decreto legislativo 1564/1989, de 22 de diciembre,
por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Sociedades Anónimas,
quedará redactado en los siguientes términos:
«Para la impugnación de los acuerdos sociales, se seguirán los trámites del juicio
ordinario y las disposiciones contenidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil».
2. Los párrafos segundo y tercero del art. 122 del citado texto de la Ley de
Sociedades Anónimas, pasarán a ser los párrafos primero y segundo, respecti-
vamente, de dicho artículo.

DISPOSICIÓN FINAL CUARTA


Reforma de la Ley de Competencia Desleal
El art. 22 de la Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal, quedará
redactado en los siguientes términos:
«Art. 22. Procedimiento.

1212
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

Los procesos en materia de competencia desleal se tramitarán con arreglo a lo


dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento Civil para el juicio ordinario».

DISPOSICIÓN FINAL QUINTA


Reforma de la Ley de Patentes
1. El apartado primero del art. 125 de la Ley 11/1986, de 20 de marzo, de
Patentes, quedará redactado en los siguientes términos:
«1. Los litigios civiles que puedan surgir al amparo de la presente Ley se resol-
verán en el juicio que corresponda conforme a la Ley de Enjuiciamiento Civil».
2. El art. 133 de la Ley 11/1986, de 20 de marzo, de Patentes, quedará
redactado en los siguientes términos:
«Quien ejercite o vaya a ejercitar una acción de las previstas en la presente Ley,
podrá solicitar del órgano judicial que haya de entender de aquélla la adopción de
las medidas cautelares tendentes a asegurar la efectividad de dichas acciones, siem-
pre que justifique la explotación de la patente objeto de la acción en los términos
del art. 83 de la presente Ley o que ha iniciado unos preparativos serios y efectivos
a tales efectos».

DISPOSICIÓN FINAL SEXTA


Reforma de la Ley sobre Condiciones Generales de la Contratación.
1. El apartado segundo del art. 12 de la Ley 7/1998, de 13 de abril, sobre
Condiciones Generales de la Contratación, quedará redactado en los siguientes
términos:
«2. La acción de cesación se dirige a obtener una sentencia que condene al
demandado a eliminar de sus condiciones generales las que se reputen nulas y a
abstenerse de utilizarlas en lo sucesivo, determinando o aclarando, cuando sea
necesario, el contenido del contrato que ha de considerarse válido y eficaz.
A la acción de cesación podrá acumularse, como accesoria, la de devolución
de cantidades que se hubiesen cobrado en virtud de las condiciones a que afecte la
sentencia y la de indemnización de daños y perjuicios que hubiere causado la apli-
cación de dichas condiciones».
2. El apartado tercero del art. 12 de la Ley 7/1998, de 13 de abril, sobre
Condiciones Generales de la Contratación, quedará redactado en los siguientes
términos:
«3. La acción de retractación tendrá por objeto obtener una sentencia que
declare e imponga al demandado, sea o no el predisponente, el deber de retractarse
de la recomendación que haya efectuado de utilizar las cláusulas de condiciones
generales que se consideren nulas y de abstenerse de seguir recomendándolas en el
futuro».

1213
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3. El apartado cuarto del art. 12 de la Ley 7/1998, de 13 de abril, sobre Con-


diciones Generales de la Contratación, quedará redactado en los siguientes tér-
minos:
«4. La acción declarativa se dirigirá a obtener una sentencia que reconozca una
cláusula como condición general de la contratación y ordene su inscripción, cuando
ésta proceda conforme a lo previsto en el inciso final del apartado 2 del art. 11 de
la presente Ley».
4. Se añade un nuevo párrafo al final del art. 16 de la Ley 7/1998, de 13 de
abril, sobre Condiciones Generales de la Contratación, en los siguientes térmi-
nos:
«Estas entidades podrán personarse en los procesos promovidos por otra cual-
quiera de ellas, si lo estiman oportuno para la defensa de los intereses que repre-
sentan».
5. Se añade una disposición adicional cuarta a la Ley 7/1998, de 13 de abril,
sobre Condiciones Generales de la Contratación, en los siguientes términos:
«Disposición adicional cuarta.
Las referencias contenidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil a los consumidores
y usuarios, deberán entenderse realizadas a todo adherente, sea o no consumidor o
usuario, en los litigios en que se ejerciten acciones individuales o colectivas deri-
vadas de la presente Ley de Condiciones Generales de la Contratación.
Asimismo, las referencias contenidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil a las aso-
ciaciones de consumidores y usuarios, deberán considerarse aplicables igualmente,
en los litigios en que se ejerciten acciones colectivas contempladas en la presente
Ley de Condiciones Generales de la Contratación, a las demás personas y entes
legitimados activamente para su ejercicio».

DISPOSICIÓN FINAL SÉPTIMA


Reforma de la Ley de Venta a Plazos de Bienes Muebles
1. El párrafo primero del apartado tercero del art. 15 de la Ley 28/1998, de
13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles, quedará redactado en los
siguientes términos:
«3. En caso de embargo preventivo o ejecución forzosa respecto de bienes mue-
bles se sobreseerá todo procedimiento de apremio respecto de dichos bienes o sus
productos o rentas tan pronto como conste en autos, por certificación del registrador,
que sobre los bienes en cuestión constan inscritos derechos en favor de persona
distinta de aquella contra la cual se decretó el embargo o se sigue el procedimiento,
a no ser que se hubiese dirigido contra ella la acción en concepto de heredera de
quien aparezca como dueño en el Registro. Al acreedor ejecutante le quedará reser-
vada su acción para perseguir en el mismo juicio otros bienes del deudor y para
ventilar en el juicio correspondiente el derecho que creyere asistirle en cuanto a los
bienes respecto de los cuales se suspenda el procedimiento».

1214
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

2. El apartado primero del art. 16 de la Ley 28/1998, de 13 de julio, de Venta


a Plazos de Bienes Muebles, quedará redactado en los siguientes términos:
«1. El acreedor podrá recabar el cumplimiento de las obligaciones derivadas de
los contratos regulados por la presente Ley mediante el ejercicio de las acciones que
correspondan en procesos de declaración ordinarios, en el proceso monitorio o en
el proceso de ejecución, conforme a la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Únicamente constituirán título suficiente para fundar la acción ejecutiva sobre
el patrimonio del deudor los contratos de venta a plazos de bienes muebles que
consten en alguno de los documentos a que se refieren los núms. 4.º y 5.º del apar-
tado segundo del art. 517 de la Ley de Enjuiciamiento Civil».
3. La letra d) del apartado segundo del art. 16 de la Ley 28/1998, de 13 de
julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles, quedará redactada en los siguientes
términos:
«d) Cuando el deudor no pagare la cantidad exigida ni entregare los bienes para
la enajenación en pública subasta a que se refiere la letra anterior, el acreedor podrá
reclamar del Tribunal competente la tutela sumaria de su derecho, mediante el ejer-
cicio de las acciones previstas en los núms. 10 y 11 del apartado primero del art.
250 de la Ley de Enjuiciamiento Civil».
4. El apartado segundo de la disposición adicional primera de la Ley 28/1998,
de 13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes Muebles, quedará redactado en los
siguientes términos:
«El arrendador financiero podrá recabar el cumplimiento de las obligaciones
derivadas de los contratos regulados por la presente Ley mediante el ejercicio de las
acciones que correspondan en procesos de declaración ordinarios, en el proceso
monitorio o en el proceso de ejecución, conforme a la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Únicamente constituirán título suficiente para fundar la acción ejecutiva sobre
el patrimonio del deudor los contratos de arrendamiento financiero que consten en
alguno de los documentos a que se refieren los núms. 4.º y 5.º del apartado segundo
del art. 517 de la Ley de Enjuiciamiento Civil».
5. El primer párrafo y la letra c) del apartado tercero de la disposición adi-
cional primera de la Ley 28/1998, de 13 de julio, de Venta a Plazos de Bienes
Muebles, quedarán redactados en los siguientes términos:
«3. En caso de incumplimiento de un contrato de arrendamiento financiero que
conste en alguno de los documentos a que se refieren los núms. 4.º y 5.º del apartado
segundo del art. 517 de la Ley de Enjuiciamiento Civil o que se haya inscrito en el
Registro de Venta a Plazos de Bienes Muebles y formalizado en el modelo oficial
establecido al efecto, el arrendador, podrá pretender la recuperación del bien con-
forme a las siguientes reglas:
c) Cuando el deudor no pagare la cantidad exigida ni entregare los bienes al
arrendador financiero, éste podrá reclamar del Tribunal competente la inmediata
recuperación de los bienes cedidos en arrendamiento financiero, mediante el ejer-

1215
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

cicio de las acciones previstas en el núm. 11.º del apartado primero del art. 250 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil».

DISPOSICIÓN FINAL OCTAVA


Reforma de la Ley de Arbitraje
El art. 11 de la Ley 36/1988, de 5 de diciembre, de Arbitraje, quedará redac-
tado en los siguientes términos:
«1. El convenio arbitral obliga a las partes a estar y pasar por lo estipulado e
impedirá a los tribunales conocer de las cuestiones litigiosas sometidas a arbitraje
en el convenio, siempre que la parte a quien interese lo invoque mediante declina-
toria».
«2. Las partes podrán renunciar por convenio al arbitraje pactado, quedando
expedita la vía judicial. En todo caso, se entenderán que renuncian cuando, inter-
puesta demanda por cualquiera de ellas, el demandado o todos los demandados, si
fuesen varios, realicen, después de personados en juicio, cualquier gestión procesal
que no sea proponer en forma la declinatoria».

DISPOSICIÓN FINAL NOVENA


Reforma de la Ley Hipotecaria
Se modifican los arts. 41, 86, 107, 129, 130, 131, 132, 133, 134 y 135 de la
Ley Hipotecaria, de 8 de febrero de 1946, que quedarán redactados en los
siguientes términos:
1. Art. 41
«Las acciones reales procedentes de los derechos inscritos podrán ejercitarse a
través del juicio verbal regulado en la Ley de Enjuiciamiento Civil, contra quienes,
sin título inscrito, se opongan a aquellos derechos o perturben su ejercicio. Estas
acciones, basadas en la legitimación registral que reconoce el art. 38, exigirán siem-
pre que por certificación del registrador se acredite la vigencia, sin contradicción
alguna, del asiento correspondiente».
2. Art. 86
«Las anotaciones preventivas, cualquiera que sea su origen, caducarán a los
cuatro años de la fecha de la anotación misma, salvo aquellas que tengan señalado
en la Ley un plazo más breve. No obstante, a instancia de los interesados o por
mandato de las autoridades que las decretaron, podrán prorrogarse por un plazo de
cuatro años más, siempre que el mandamiento ordenando la prórroga sea presentado
antes de que caduque el asiento. La anotación prorrogada caducará a los cuatro años
de la fecha de la anotación misma de prórroga. Podrán practicarse sucesivas ulte-
riores prórrogas en los mismos términos.
La caducidad de las anotaciones preventivas se hará constar en el Registro a
instancia del dueño del inmueble o derecho real afectado».
3. Art. 107.12.º

1216
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

«12.º El derecho del rematante sobre los inmuebles subastados en un procedi-


miento judicial. Una vez satisfecho el precio del remate e inscrito el dominio en
favor del rematante, la hipoteca subsistirá, recayendo directamente sobre los bienes
adjudicados».
4. Art. 129
«La acción hipotecaria podrá ejercitarse directamente contra los bienes hipote-
cados sujetando su ejercicio a lo dispuesto en el Título IV del Libro III de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, con las especialidades que se establecen en su capítulo V.
Además, en la escritura de constitución de la hipoteca podrá pactarse la venta extra-
judicial del bien hipotecado, conforme al art. 1.858 del Código Civil, para el caso
de falta de cumplimiento de la obligación garantizada. La venta extrajudicial se rea-
lizará por medio de notario, con las formalidades establecidas en el Reglamento
Hipotecario».
5. Art. 130
«El procedimiento de ejecución directa contra los bienes hipotecados sólo podrá
ejercitarse como realización de una hipoteca inscrita y, dado su carácter constitutivo,
sobre la base de los extremos contenidos en el asiento respectivo».
6. Art. 131
«Las anotaciones preventivas de demanda de nulidad de la propia hipoteca o
cualesquiera otras que no se basen en alguno de los supuestos que puedan deter-
minar la suspensión de la ejecución quedarán canceladas en virtud del mandamiento
de cancelación a que se refiere el art. 133, siempre que sean posteriores a la nota
marginal de expedición de certificación de cargas. No se podrá inscribir la escritura
de carta de pago de la hipoteca mientras no se haya cancelado previamente la citada
nota marginal, mediante mandamiento judicial al efecto».
7. Art. 132
«A los efectos de las inscripciones y cancelaciones a que den lugar los procedi-
mientos de ejecución directa sobre los bienes hipotecados, la calificación del regis-
trador se extenderá a los extremos siguientes:
1.º Que se ha demandado y requerido de pago al deudor, hipotecante no deudor
y terceros poseedores que tengan inscritos su derecho en el Registro en el momento
de expedirse certificación de cargas en el procedimiento.
2.º Que se ha notificado la existencia del procedimiento a los acreedores y ter-
ceros cuyo derecho ha sido anotado o inscrito con posterioridad a la hipoteca, a
excepción de los que sean posteriores a la nota marginal de expedición de certifi-
cación de cargas, respecto de los cuales la nota marginal surtirá los efectos de la
notificación.
3.º Que lo entregado al acreedor en pago del principal del crédito, de los intere-
ses devengados y de las costas causadas, no exceden del límite de la respectiva
cobertura hipotecaria.
4.º Que el valor de lo vendido o adjudicado fue igual o inferior al importe total
del crédito del actor, o en caso de haberlo superado, que se consignó el exceso en

1217
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

establecimiento público destinado al efecto a disposición de los acreedores poste-


riores».
8. Art. 133
«El testimonio expedido por el Secretario Judicial comprensivo del auto de
remate o adjudicación y del que resulte la consignación, en su caso, del precio, será
título bastante para practicar la inscripción de la finca o derecho adjudicado a favor
del rematante o adjudicatario, siempre que se acompañe el mandamiento de can-
celación de cargas a que se refiere el art. 674 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
El mandamiento judicial de cancelación de cargas y el testimonio del auto de
remate o adjudicación podrán constar en un solo documento en el que se consignará,
en todo caso, el cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo anterior
y las demás circunstancias que sean necesarias para practicar la inscripción y la
cancelación».
9. Art. 134
«El testimonio del auto de adjudicación y el mandamiento de cancelación de
cargas, determinarán la inscripción de la finca o derecho a favor del adjudicatario y
la cancelación de la hipoteca que motivó la ejecución, así como la de todas las
cargas, gravámenes e inscripciones de terceros poseedores que sean posteriores a
ellas, sin excepción, incluso las que se hubieran verificado con posterioridad a la
nota marginal de expedición de certificación de cargas en el correspondiente pro-
cedimiento.
Tan sólo subsistirán las declaraciones de obras nuevas y divisiones horizontales
posteriores, cuando de la inscripción de la hipoteca resulte que ésta se extiende por
ley o por pacto a las nuevas edificaciones».
10. Art. 135
«El registrador deberá comunicar al Juez ante quien se sustancie un procedi-
miento ejecutivo, incluso cuando recaiga directamente sobre bienes hipotecados, la
extensión de ulteriores asientos que puedan afectar a la ejecución».

DISPOSICIÓN FINAL DÉCIMA


Reforma de la Ley Cambiaria y del Cheque
1. Se modifica el último párrafo del art. 67 de la Ley 19/1985, de 16 de julio,
de la Ley Cambiaria y del Cheque, que quedará redactado en los siguientes tér-
minos:
«Frente al ejercicio de la acción cambiaria sólo serán admisibles las excepciones
enunciadas en este artículo».
2. Se modifica el párrafo segundo del art. 49 de la Ley 19/1985, de 16 de
julio, Cambiaria y del Cheque, sustituyendo la expresión: «... como en la eje-
cutiva...» por la siguiente: «...a través del proceso especial cambiario...».
3. Se modifica el art. 66 de la Ley 19/1985, de 16 de julio, Cambiaria y del
Cheque, que quedará redactado en los siguientes términos:

1218
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

«La letra de cambio tendrá aparejada ejecución a través del juicio cambiario que
regula la Ley de Enjuiciamiento Civil en el capítulo II, Título III, del Libro IV, por la
suma determinada en el título y por las demás cantidades, conforme a los arts. 58,
59 y 62 de la presente Ley, sin necesidad de reconocimiento judicial de las firmas».
4. Se modifica el art. 68 de la Ley 19/1985, de 16 de julio, Cambiaria y del
Cheque, que quedará redactado en los siguientes términos:
«El ejercicio de la acción cambiaria, a través del proceso especial cambiario, se
someterá al procedimiento establecido en la Ley de Enjuiciamiento Civil».

DISPOSICIÓN FINAL UNDÉCIMA


Reforma de la Ley de Procedimiento Laboral
Se modifican los arts. 2, 15, 47, 50, 183, 186, 234, 235 y 261 del Real
Decreto legislativo 2/1995, de 7 de abril, por el que se aprueba el Texto Refun-
dido de la Ley de Procedimiento Laboral, que quedarán redactados en los
siguientes términos:
1. Art. 2
«d) Entre los asociados y las Mutualidades, excepto las establecidas por los
Colegios Profesionales, en los términos previstos en los arts. 64 y siguientes y en la
disposición adicional decimoquinta de la Ley 30/1995, de 8 de noviembre, de Orde-
nación y Supervisión de los Seguros Privados, así como entre las fundaciones labo-
rales o entre éstas y sus beneficiarios, sobre cumplimiento, existencia o declaración
de sus obligaciones específicas y derechos de carácter patrimonial, relacionados con
los fines y obligaciones propios de esas entidades».
2. Art. 15
«1. La abstención y la recusación se regirán, en cuanto a sus causas, por la Ley
Orgánica del Poder Judicial, y en cuanto al procedimiento, por lo dispuesto en la
Ley de Enjuiciamiento Civil.
No obstante lo anterior, la recusación habrá de proponerse en instancia con
anterioridad a la celebración de los actos de conciliación y juicio y, en recursos,
antes del día señalado para la votación y fallo o, en su caso, para la vista.
En cualquier caso, la proposición de la recusación no suspenderá la ejecución.
2. Instruirán los incidentes de recusación:
a) Cuando el recusado sea el Presidente o uno o más Magistrados de la Sala de
lo Social del Tribunal Supremo, de la Sala de lo Social de los Tribunales Superiores
de Justicia, o de la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional, un Magistrado de la
Sala a la que pertenezca el recusado, designado en virtud de un turno establecido
por orden de antigüedad.
b) Cuando se recusare a todos los Magistrados de una Sala de Justicia, el Magis-
trado que corresponda por turno de antigüedad de los que integren el Tribunal
correspondiente, siempre que no estuviere afectado por la recusación, y si se recu-
sare a todos los Magistrados que integran la Sala de lo Social del Tribunal corres-

1219
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

pondiente, un Magistrado de la Sala de lo Contencioso–administrativo designado


por sorteo entre todos sus integrantes.
c) Cuando el recusado sea un Juez de lo Social, un Magistrado de la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia, designado en virtud de un turno establecido
por orden de antigüedad.
La antigüedad se regirá por el orden de escalafón en la carrera judicial.
En los casos en que no fuere posible cumplir lo prevenido en los párrafos ante-
riores, la Sala de Gobierno del Tribunal correspondiente designará al instructor,
procurando que sea de mayor categoría o, al menos, de mayor antigüedad que el
recusado o recusados.
3. Decidirán los incidentes de recusación:
a) La Sala prevista en el art. 61 de la Ley Orgánica del Poder Judicial cuando el
recusado sea el Presidente de la Sala de lo Social o dos o más de los Magistrados de
dicha Sala.
b) La Sala de lo Social del Tribunal Supremo, cuando se recuse a uno de los
Magistrados que la integran.
c) La Sala a que se refiere el art. 77 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuando
se hubiera recusado al Presidente de la Sala de lo Social de dicho Tribunal Superior.
d) La Sala a que se refiere el art. 69 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuando
se hubiera recusado al Presidente de la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional
o a más de dos Magistrados de una Sección de dicha Sala.
e) Cuando se recusare a uno o dos Magistrados de la Sala de lo Social de la
Audiencia Nacional, la Sección en la que no se encuentre integrado el recusado o
la Sección que siga en orden numérico a aquella de la que el recusado forme parte.
f) Cuando se recusare a uno o dos Magistrados de la Sala de lo Social de los
Tribunales Superiores de Justicia, la Sala en Pleno si no estuviera dividida en Sec-
ciones o, en caso contrario, la Sección en la que no se encuentre integrado el recu-
sado o la Sección que siga en orden numérico a aquella de la que el recusado forme
parte.
g) Cuando el recusado sea un Juez de lo Social, la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia correspondiente, en Pleno, si no estuviera dividida en Secciones
o, en caso contrario, la Sección primera».
3. Art. 47.2
«2. Todo interesado podrá tener acceso al libro de sentencias a que se refiere el
art. 213 de la Ley de Enjuiciamiento Civil».
4. Art. 50.1
«1. El Juez, en el momento de terminar el juicio, podrá pronunciar sentencia de
viva voz, que se consignará en el acta con el contenido y requisitos establecidos en
la Ley de Enjuiciamiento Civil. También podrá limitarse a pronunciar el fallo, que se
documentará en el acta mediante la fe del Secretario Judicial, sin perjuicio de la

1220
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

redacción posterior de la sentencia dentro del plazo y en la forma legalmente pre-


vistos».
5. Párrafo primero del art. 183
«A los procesos seguidos sin que haya comparecido el demandado, les serán de
aplicación las normas contenidas en el Título V del Libro II de la Ley de Enjuicia-
miento Civil, con las especialidades siguientes:»
6. Regla 3.ª del art. 183
«El plazo para solicitar la audiencia será de tres meses desde la notificación de
la sentencia en el «Boletín Oficial» correspondiente en los supuestos y condiciones
previstos en el art. 501 de la Ley de Enjuiciamiento Civil».
7. Art. 186
«Los recursos de reposición y de súplica se sustanciarán de conformidad con lo
prevenido para el recurso de reposición en la Ley de Enjuiciamiento Civil».
8. Art. 234
«Contra cualquier sentencia dictada por los órganos del orden jurisdiccional
social procederá el recurso de revisión previsto en la Ley de Enjuiciamiento Civil. El
recurso se interpondrá ante la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, que habrá de
resolverlo con arreglo a lo dispuesto en dicha Ley de Enjuiciamiento, si bien el
depósito para recurrir tendrá la cuantía que en la presente Ley se señala para los
recursos de casación».
9. Art. 235.1
«1. Las sentencias firmes se llevarán a efecto en la forma establecida en la Ley
de Enjuiciamiento Civil para la ejecución de sentencias, con las especialidades pre-
vistas en esta Ley».
10. Art. 261.2
«2. Si lo embargado fueren valores, se venderán en la forma establecida para
ellos en la Ley de Enjuiciamiento Civil».

DISPOSICIÓN FINAL DUODÉCIMA


Reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
Se modifican los arts. 54, 56, 63, 68, 201 y 852 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal, promulgada por Real Decreto de 14 de septiembre de 1882, que que-
darán redactados en los siguientes términos:
1. Art. 54
«La abstención y la recusación se regirán, en cuanto a sus causas, por la Ley
Orgánica del Poder Judicial, y en cuanto al procedimiento, por lo dispuesto en la
Ley de Enjuiciamiento Civil».
2. Art. 56
«La recusación deberá proponerse tan luego como se tenga conocimiento de la
causa en que se funde, pues, en otro caso, no se admitirá a trámite. Concretamente,
se inadmitirán las recusaciones:

1221
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

1.º Cuando no se propongan al comparecer o intervenir por vez primera en el


proceso, en cualquiera de sus fases, si el conocimiento de la concurrencia de la causa
de recusación fuese anterior a aquél.
2.º Cuando se propusieren iniciado ya el proceso, si la causa de recusación se
conociese con anterioridad al momento procesal en que la recusación se proponga».
3. Art. 63
«Instruirán los incidentes de recusación:
a) Cuando el recusado sea el Presidente o uno o más Magistrados de la Sala de
lo Penal del Tribunal Supremo, de la Sala de lo Penal de los Tribunales Superiores
de Justicia, o de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, un Magistrado de la
Sala a la que pertenezca el recusado, designado en virtud de un turno establecido
por orden de antigüedad.
b) Cuando el recusado sea el Presidente o uno o más Magistrados de una
Audiencia Provincial, un Magistrado de una Sección distinta a la que pertenezca el
recusado, designado en virtud de un turno establecido por orden de antigüedad. Si
sólo existiere una Sección, se procederá del modo que se establece en el apartado
segundo del art. 107 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
c) Cuando se recusare a todos los Magistrados de una Sala de Justicia, el Magis-
trado que corresponda por turno de antigüedad de los que integren el Tribunal
correspondiente, siempre que no estuviere afectado por la recusación, y si se recu-
sare a todos los Magistrados que integran la Sala del Tribunal correspondiente, un
Magistrado designado por sorteo entre todos los integrantes de Tribunales del mismo
ámbito territorial pertenecientes al resto de órdenes jurisdiccionales.
d) Cuando se recusare a un Juez Central de lo Penal o a un Juez Central de
Instrucción, un Magistrado de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, desig-
nado en virtud de un turno establecido por orden de antigüedad.
e) Cuando el recusado sea un Juez de Instrucción o un Juez de lo Penal, un
Magistrado de la Audiencia Provincial correspondiente, designado en virtud de un
turno establecido por orden de antigüedad.
f) Cuando el recusado fuere un Juez de Paz, el Juez de Instrucción del partido
correspondiente o, si hubiere en él varios Juzgados de Instrucción, el Juez titular
designado en virtud de un turno establecido por orden de antigüedad».
4. Art. 68
«Decidirán los incidentes de recusación:
a) La Sala prevista en el art. 61 de la Ley Orgánica del Poder Judicial cuando el
recusado sea el Presidente del Tribunal Supremo o el Presidente de la Sala de lo
Penal o dos o más de los Magistrados de dicha Sala.
b) La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, cuando se recuse a uno de los
Magistrados que la integran.
c) La Sala a que se refiere el art. 77 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuando
se hubiera recusado al Presidente del Tribunal Superior de Justicia, al Presidente de

1222
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

la Sala de lo Civil y Penal de dicho Tribunal Superior o al Presidente de Audiencia


Provincial con sede en la Comunidad Autónoma o a dos o más Magistrados de una
Sala o Sección o de una Audiencia Provincial.
d) La Sala a que se refiere el art. 69 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuando
se hubiera recusado al Presidente de la Audiencia Nacional, al Presidente de su Sala
de lo Penal o a más de dos Magistrados de una Sección de dicha Sala.
e) La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, cuando se recusare a uno o dos
de los Magistrados.
f) La Sala de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia, cuando se
recusara a uno de sus Magistrados.
g) Cuando el recusado sea Magistrado de una Audiencia Provincial, la Audiencia
Provincial en pleno o, si ésta se compusiere de dos o más Secciones, la Sección en
la que no se encuentre integrado el recusado o la Sección que siga en orden numé-
rico a aquella de la que el recusado forme parte.
h) Cuando se recusara a un Juez Central, decidirá la recusación la Sección de la
Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional a la que corresponda por turno, estable-
cido por la Sala de Gobierno de dicha Audiencia, excluyendo la Sección a la que
corresponda conocer de los recursos que dicte el Juzgado del que sea titular el recu-
sado.
i) Cuando el recusado sea un Juez de lo Penal o de Instrucción, la Audiencia
Provincial o, si ésta se compusiere de dos o más Secciones, la Sección Segunda.
j) Cuando el recusado sea un Juez de paz, resolverá el mismo Juez instructor del
incidente de recusación».
5. Art. 201
«Todos los días y horas del año serán hábiles para la instrucción de las causas
criminales, sin necesidad de habilitación especial».
6. Art. 852
«En todo caso, el recurso de casación podrá interponerse fundándose en la
infracción de precepto constitucional».

DISPOSICIÓN FINAL DECIMOTERCERA


Reforma de la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación
de Vehículos a Motor
(Derogada)

1223
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

DISPOSICIÓN FINAL DECIMOCUARTA


Reforma de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso–
administrativa
1. Se añade un segundo párrafo al apartado quinto del art. 8 de la Ley
29/1998, de 13 de julio, Reguladora de la Jurisdicción Contencioso–adminis-
trativa, con la siguiente redacción:
«Asimismo, corresponderá a los Juzgados de lo Contencioso–administrativo la
autorización o ratificación judicial de las medidas que las autoridades sanitarias
consideren urgentes y necesarias para la salud pública e impliquen privación o res-
tricción de la libertad o de otro derecho fundamental».
2. El apartado tercero del art. 87 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, Reguladora
de la Jurisdicción Contencioso–administrativa, quedará redactado en los siguien-
tes términos:
«3. Para que pueda prepararse el recurso de casación en los casos previstos en
los apartados anteriores, es requisito necesario interponer previamente el recurso de
súplica».

DISPOSICIÓN FINAL DECIMOQUINTA


Reforma de la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita
Se modifica el núm. 6 del art. 6 de la Ley 1/1996, de 10 de enero, de Asis-
tencia Jurídica Gratuita, que quedará redactado en los siguientes términos:
«6. Asistencia pericial gratuita en el proceso a cargo del personal técnico adscrito
a los órganos jurisdiccionales, o, en su defecto, a cargo de funcionarios, organismos
o servicios técnicos dependientes de las Administraciones públicas.
Excepcionalmente y cuando por inexistencia de técnicos en la materia de que
se trate, no fuere posible la asistencia pericial de peritos dependientes de los órganos
jurisdiccionales o de las Administraciones públicas, ésta se llevará a cabo, si el Juez
o el Tribunal lo estima pertinente, en resolución motivada, a cargo de peritos desig-
nados de acuerdo a lo que se establece en las leyes procesales, entre los técnicos
privados que correspondan».

DISPOSICIÓN FINAL DECIMOSEXTA


Régimen transitorio en materia de recursos extraordinarios
1. En tanto no se confiera a los Tribunales Superiores de Justicia la compe-
tencia para conocer del recurso extraordinario por infracción procesal, dicho
recurso procederá, por los motivos previstos en el art. 469, respecto de las reso-
luciones que sean susceptibles de recurso de casación conforme a lo dispuesto
en el art. 477.
Para la interposición y resolución del recurso extraordinario por infracción
procesal se seguirán las siguientes reglas:
1224
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

1.ª Será competente para conocer del recurso extraordinario por infracción
procesal la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, pero en los casos en que la
competencia para el recurso de casación corresponde a las Salas de lo Civil y
Penal de los Tribunales Superiores de Justicia, las resoluciones recurridas podrán
también impugnarse por los motivos previstos en el art. 469 de la presente Ley.
2.ª Solamente podrá presentarse recurso extraordinario por infracción pro-
cesal sin formular recurso de casación frente a las resoluciones recurribles en
casación a que se refieren los núms. 1 y 2 del apartado segundo del art. 477 de
esta Ley.
3.ª Cuando un litigante pretenda recurrir una resolución por infracción pro-
cesal y en casación, habrá de interponer ambos recursos en un mismo escrito.
A la interposición de dichos recursos y a la remisión de los autos, les serán de
aplicación los plazos establecidos en los arts. 479 y 482, respectivamente.
4.ª Siempre que se interpongan contra una misma resolución recurso por
infracción procesal y recurso de casación, se tramitarán ambos en un único pro-
cedimiento. Cuando se trate de recursos presentados por distintos litigantes, se
procederá a su acumulación.
5.ª Si se tramitaren conjuntamente recurso por infracción procesal y recurso
de casación, la Sala examinará, en primer lugar, si la resolución recurrida es
susceptible de recurso de casación, y si no fuere así, acordará la inadmisión del
recurso por infracción procesal.
Cuando el recurso por infracción procesal se hubiese formulado fundando
exclusivamente su procedencia en el núm. 3.º del apartado segundo del art. 477,
la Sala resolverá si procede la admisión o inadmisión del recurso de casación, y
si acordare la inadmisión, se inadmitirá, sin más trámites, el recurso por infrac-
ción procesal. Sólo en el caso de que el recurso de casación resultare admisible,
se procederá a resolver sobre la admisión del recurso extraordinario por infrac-
ción procesal.
6.ª Admitidos los recursos a que se refiere la regla anterior, se resolverá
siempre en primer lugar el recurso extraordinario por infracción procesal y, sólo
cuando éste se desestime, se examinará y resolverá el recurso de casación. En
tal caso, la desestimación del recurso por infracción procesal y la decisión sobre
el recurso de casación se contendrán en una misma sentencia.
7.ª Cuando se hubiese recurrido la sentencia por infracción procesal al
amparo del motivo 2.º del apartado primero del art. 469, la Sala, de estimar el
recurso por ese motivo, dictará nueva sentencia, teniendo en cuenta, en su caso,
lo que se hubiere alegado como fundamento del recurso de casación. Del mismo
modo resolverá la Sala si se alegare y estimare producida una vulneración del
art. 24 de la Constitución que sólo afectase a la sentencia.

1225
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

8.ª Contra las sentencias dictadas resolviendo recursos extraordinarios por


infracción procesal y recursos de casación no cabrá recurso alguno.
2. En tanto las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia
carezcan de competencia para conocer, con carácter general, de los recursos
extraordinarios por infracción procesal, no serán de aplicación los arts. 466, 468
y 472, así como los arts. 488 a 493 y el apartado cuarto del art. 476. Lo dispuesto
en el último párrafo del apartado segundo del art. 476 no será de aplicación en
los casos en que se estime el recurso extraordinario por infracción procesal fun-
dado en el motivo 2.º del apartado primero del art. 469 o en vulneraciones del
art. 24 de la Constitución que únicamente afectaran a la sentencia recurrida.
Las referencias a los Tribunales Superiores de Justicia, contenidas en el art.
472 se entenderán hechas a la Sala que sea competente para conocer del recurso
de casación.
Véase el Acuerdo de la Sala 1.ª del TS, de 30 de diciembre de 2011, sobre
«criterios de admisión de los recursos de casación y extraordinario por infracción
procesal» (LA LEY 279508/2011).

DISPOSICIÓN FINAL DECIMOSÉPTIMA


Régimen transitorio en materia de abstención y recusación, nulidad de
actuaciones y aclaración y corrección de resoluciones
Mientras no se proceda a reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial en las
materias que a continuación se citan, no serán de aplicación los arts. 101 a 119
de la presente Ley, respecto de la abstención y recusación de Jueces, Magistrados
y Secretarios Judiciales, ni el apartado 2 de la disposición final undécima, ni los
apartados 1, 2, 3 y 4 de la disposición final duodécima. Tampoco se aplicarán,
hasta tanto no se reforme la citada Ley Orgánica, los arts. 225 a 230 y 214 de
esta Ley, sobre nulidad de las actuaciones y aclaración y corrección de resolu-
ciones, respectivamente.

DISPOSICIÓN FINAL DECIMOCTAVA


Proyecto de Ley sobre Jurisdicción voluntaria
En el plazo de un año a contar desde la fecha de entrada en vigor de esta
Ley, el Gobierno remitirá a las Cortes Generales un proyecto de Ley sobre juris-
dicción voluntaria.
Véase la vigente LJV (LA LEY 11105/2015).

1226
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

DISPOSICIÓN FINAL DECIMONOVENA


Proyecto de Ley Concursal
En el plazo de seis meses a contar desde la fecha de entrada en vigor de esta
Ley, el Gobierno remitirá a las Cortes Generales un proyecto de Ley Concursal.
Véase la vigente LC (LA LEY 1181/2003).

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMA


Proyecto de Ley sobre cooperación jurídica internacional en materia civil
En el plazo de seis meses a contar desde la fecha de entrada en vigor de esta
Ley, el Gobierno remitirá a las Cortes Generales un proyecto de Ley sobre
cooperación jurídica internacional en materia civil.
Véase la vigente LCJIMC (LA LEY 12550/2015).

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMA PRIMERA


Medidas para facilitar la aplicación en España del Reglamento (CE) núm.
805/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de abril de 2004,
por el que se establece un título ejecutivo europeo para créditos no
impugnados
1. La certificación judicial de un título ejecutivo europeo se adoptará de
forma separada y mediante providencia, en la forma prevista en el anexo I del
Reglamento (CE) núm. 805/2004.
La competencia para certificar un título ejecutivo europeo corresponde al
mismo Tribunal que dictó la resolución.
El procedimiento para la rectificación de errores en un título ejecutivo euro-
peo previsto en el art. 10.1.a) del Reglamento (CE) núm. 805/2004 se resolverá
en la forma prevista en los tres primeros apartados del art. 267 de la Ley Orgánica
6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial.
El procedimiento para la revocación de la emisión de un certificado de un
título ejecutivo europeo a que se refiere el art. 10.1.b) del Reglamento (CE) núm.
805/2004 se tramitará y resolverá de conformidad con lo previsto para el recurso
de reposición regulado en la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil,
con independencia del orden jurisdiccional al que pertenezca el Tribunal.
La denegación de emisión de un certificado de título ejecutivo europeo se
adoptará de forma separada y mediante providencia, y podrá impugnarse por
los trámites del recurso de reposición.
2. Para la certificación como título ejecutivo europeo de resoluciones judi-
ciales que aprueben u homologuen transacciones se aplicará el apartado ante-

1227
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

rior, y se efectuará en la forma prevista en el anexo II del Reglamento (CE) núm.


805/2004.
3. Compete al notario autorizante, o a quien legalmente le sustituya o suceda
en su protocolo, la expedición del certificado previsto en el art. 25.1 y en el
anexo III del Reglamento (CE) núm. 805/2004. De dicha expedición dejará cons-
tancia mediante nota en la matriz o póliza, y archivará el original que circulará
mediante copia.
Corresponderá al notario en cuyo protocolo se encuentre el título ejecutivo
europeo certificado expedir el relativo a su rectificación por error material y el
de revocación previstos en el art. 10.1 del Reglamento (CE) núm. 805/2004, así
como el derivado de la falta o limitación de ejecutividad, según se establece en
el art. 6.2 y en el anexo IV del mismo reglamento.
Se exceptúa la pérdida de ejecutividad derivada de una resolución judicial,
para cuya certificación se estará al apartado 1 de esta disposición adicional.
En todo caso, deberá constar en la matriz o póliza la rectificación, revoca-
ción, falta o limitación de ejecutividad.
La negativa del notario a la expedición de los certificados requeridos podrá
ser impugnada por el interesado ante la Dirección General de los Registros y del
Notariado por los trámites del recurso de queja previsto en la legislación notarial.
Contra la resolución de este órgano directivo podrá interponerse recurso, en
única instancia, ante el juez de primera instancia de la capital de la provincia
donde tenga su domicilio el notario, el cual se resolverá por los trámites del juicio
verbal.
4. La certificación a la que se refiere el anexo V del Reglamento (CE) núm.
805/2004 se expedirá por el órgano administrativo o jurisdiccional que hubiera
dictado la resolución.
5. La competencia territorial para la ejecución de resoluciones, transacciones
judiciales y documentos públicos certificados como título ejecutivo europeo
corresponderá al juzgado de primera instancia del domicilio del demandado o
del lugar de ejecución.
6. El Gobierno adoptará las normas precisas para el desarrollo de esta dis-
posición adicional.
Véase el Reglamento (CE) núm. 805/2004 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 21 de abril de 2004, por el que se establece un título ejecutivo
europeo para créditos no impugnados (LA LEY 4858/2004).

1228
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMA SEGUNDA


Medidas para facilitar la aplicación en España del Reglamento (CE)
núm. 2201/2003 del Consejo, de 27 de noviembre de 2003, relativo a la
competencia, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales
en materia matrimonial y de responsabilidad parental
1. La certificación relativa a las resoluciones judiciales en materia matrimo-
nial y en materia de responsabilidad parental, prevista en el art. 39 del Regla-
mento (CE) núm. 2201/2003, se expedirá por el secretario judicial de forma
separada y mediante diligencia, cumplimentando el formulario correspondiente
que figura en los anexos I y II del Reglamento citado.
2. La certificación judicial relativa a las resoluciones judiciales sobre el dere-
cho de visita, previstas en el apartado 1 del art. 41 del Reglamento (CE)
núm. 2201/2003, se expedirá por el juez de forma separada y mediante provi-
dencia, cumplimentando el formulario que figura en el anexo III de dicho Regla-
mento.
3. La certificación judicial relativa a las resoluciones judiciales sobre la res-
titución del menor, previstas en el apartado 1 del art. 42 del Reglamento (CE)
núm. 2201/2003, se expedirá por el juez de forma separada y mediante provi-
dencia, cumplimentando el formulario que figura en el anexo IV del Reglamento
citado.
4. El procedimiento para la rectificación de errores en la certificación judi-
cial, previsto en el art. 43.1 del Reglamento (CE) núm. 2001/2003, se resolverá
de la forma establecida en los tres primeros apartados del art. 267 de la Ley
Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. No cabrá recurso alguno
contra la resolución en que se resuelva sobre la aclaración o rectificación de la
certificación judicial a que se refieren los dos anteriores apartados.
5. La denegación de la expedición de la certificación a la que se refieren los
apartados 1, 2 y 3 de este artículo se adoptará de forma separada y mediante
decreto en el caso del apartado 1 y mediante Auto en el caso de los apartados 2
y 3, y podrá impugnarse por los trámites del recurso directo de revisión en el
caso del apartado 1 y por los trámites del recurso de reposición en el caso de los
apartados 2 y 3.
6. La transmisión a la que se refiere el art. 11.6 del Reglamento (CE)
núm. 2201/2003, incluirá una copia de la resolución judicial de no restitución
con arreglo al art. 13 del Convenio de La Haya de 25 de octubre de 1980, y una
copia de la grabación original del acta de la vista en soporte apto para la gra-
bación y reproducción del sonido y de la imagen, así como de aquellos docu-
mentos que el órgano jurisdiccional estime oportuno adjuntar en cada caso
como acreditativos del cumplimiento de las exigencias de los arts. 10 y 11 del
Reglamento.

1229
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

7. La reclamación a la que se refiere el art. 11.7 del Reglamento (CE)


núm. 2201/2003, se sustanciará con arreglo al procedimiento previsto en la
vigente Ley de Enjuiciamiento Civil para los procesos que versen exclusivamente
sobre guarda y custodia de hijos menores, si bien la competencia judicial para
conocer del mismo se determinará con arreglo a lo previsto para el proceso que
regula las medidas relativas a la restitución de menores en los supuestos de sus-
tracción internacional.
Véase el Reglamento (CE) núm. 2201/2003 del Consejo, de 27 de noviembre
de 2003, relativo a la competencia, el reconocimiento y la ejecución de reso-
luciones judiciales en materia matrimonial y de responsabilidad parental (LA LEY
11243/2003).

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMA TERCERA


Medidas para facilitar la aplicación en España del Reglamento (CE) núm.
1896/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de diciembre de
2006, por el que se establece un proceso monitorio europeo
1. Corresponde al Juzgado de Primera Instancia, de forma exclusiva y exclu-
yente, el conocimiento de la instancia del proceso monitorio europeo, regulado
en el Reglamento (CE) núm. 1896/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 12 de diciembre de 2006.
La competencia territorial se determinará con arreglo a lo dispuesto en el
Reglamento (CE) núm. 44/2001 del Consejo, de 22 de diciembre de 2000, rela-
tivo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones
judiciales en materia civil y mercantil, y, en lo no previsto, con arreglo a la
legislación procesal española.
2. La petición de requerimiento europeo de pago se presentará a través del
formulario A que figura en el anexo I del Reglamento (CE) núm. 1896/2006, sin
necesidad de aportar documentación alguna, que en su caso será inadmitida.
3. Formulada una petición de requerimiento europeo de pago, el secretario
judicial mediante decreto y en la forma prevista en el formulario B del anexo II
del Reglamento (CE) núm. 1896/2006, podrá instar al demandante para que
complete o rectifique su petición, salvo que ésta sea manifiestamente infundada
o inadmisible, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 9 del citado Reglamento,
en cuyo caso resolverá el juez mediante auto.
4. Si los requisitos establecidos en los arts. 2, 3, 4, 6 y 7 del Reglamento (CE)
núm. 1896/2006 se dan únicamente respecto de una parte de la petición, el
secretario judicial dará traslado al juez, quien, en su caso, mediante auto y en
la forma prevista en el formulario C del anexo III planteará al demandante aceptar
o rechazar una propuesta de requerimiento europeo de pago por el importe que
especifique, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 10 del citado Reglamento.

1230
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

En la propuesta se deberá informar al demandante de que, si no envía la


respuesta o la misma es de rechazo, se desestimará íntegramente la petición del
requerimiento europeo de pago, sin perjuicio de la posibilidad de formular la
reclamación del crédito a través del juicio que corresponda con arreglo a las
normas procesales nacionales o comunitarias.
El demandante responderá devolviendo el formulario C enviado en el plazo
que se haya especificado. Si se acepta la propuesta de requerimiento europeo
de pago parcial, la parte restante del crédito inicial podrá ser reclamada a través
del juicio que corresponda con arreglo a las normas procesales nacionales o
comunitarias.
5. La desestimación de la petición de requerimiento europeo de pago se
adoptará mediante auto, de conformidad con el art. 11. Igualmente, se informará
al demandante de los motivos de la desestimación en la forma prevista en el
formulario D del anexo IV del Reglamento (CE) núm. 1896/2006. Dicho auto no
será susceptible de recurso.
6. La expedición de un requerimiento europeo de pago se adoptará mediante
decreto en el plazo máximo de treinta días desde la fecha de presentación de la
petición, y en la forma prevista en el formulario E del anexo V del Reglamento
(CE) núm. 1896/2006, de conformidad con lo dispuesto en el art. 12 del citado
Reglamento.
El plazo de treinta días no comprenderá el tiempo empleado por el deman-
dante para completar, rectificar o modificar la petición.
7. El demandado podrá presentar en el plazo de treinta días desde la notifi-
cación del requerimiento escrito de oposición, valiéndose del formulario F del
anexo VI del Reglamento (CE) núm. 1896/2006 y con arreglo al art. 16 del
mismo.
En la notificación del requerimiento se advertirá al demandado que el
cómputo de los plazos se regirá por el Reglamento 1182/1971 del Consejo, de
3 de junio de 1971, por el que se determinan las normas aplicables a los plazos,
fechas y términos, sin que se excluyan los días inhábiles.
8. En el caso de que se presente escrito de oposición en el plazo señalado,
el secretario judicial comunicará al demandante que ha de instar la continuación
del asunto por el procedimiento que corresponda con arreglo a las normas pro-
cesales españolas ante el Juzgado de Primera Instancia, de lo Mercantil o de lo
Social que corresponda, a menos que ya hubiera solicitado expresamente que,
en dicho supuesto, se ponga fin al proceso.
En el caso de que en el plazo señalado no se haya formulado oposición o no
se haya pagado la deuda, el secretario judicial pondrá fin al proceso monitorio
declarando ejecutivo el requerimiento europeo de pago mediante decreto y en

1231
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

la forma prevista en el formulario G del anexo VII del Reglamento (CE) núm.
1896/2006, de conformidad con lo dispuesto en el art. 18 del citado Reglamento.
El requerimiento europeo de pago se entregará al demandante debidamente
testimoniado por el secretario judicial, bien sobre el original bien sobre la copia,
haciendo constar esta circunstancia.
9. La competencia para la revisión de un requerimiento europeo de pago
corresponde al órgano jurisdiccional que lo haya expedido. El procedimiento
para la revisión de un requerimiento europeo de pago por las causas previstas
en el art. 20.1 del Reglamento (CE) núm. 1896/2006 se tramitará y resolverá de
conformidad con lo previsto para la rescisión de sentencias firmes a instancia
del litigante rebelde en los arts. 501 y concordantes de esta Ley.
La revisión prevista en el art. 20.2 del Reglamento (CE) núm. 1896/2006 se
tramitará por medio del incidente de nulidad de actos judiciales previsto en el
art. 241 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial.
10. Las notificaciones efectuadas por el Tribunal con ocasión de la tramita-
ción de un proceso monitorio europeo y de la expedición del requerimiento
europeo de pago se llevarán a cabo con arreglo a lo dispuesto en esta Ley, siem-
pre que se trate de medios de comunicación previstos en el Reglamento (CE)
núm. 1896/2006, prioritariamente por medios informáticos o telemáticos y, en
su defecto, por cualquier otro medio que también permita tener constancia de
la entrega al demandado del acto de comunicación.
11. Las cuestiones procesales no previstas en el Reglamento (CE) núm.
1896/2006 para la expedición de un requerimiento europeo de pago se regirán
por lo previsto en esta Ley para el proceso monitorio.
12. Los originales de los formularios contenidos en los anexos del Regla-
mento (CE) núm. 1896/2006 integrarán el procedimiento tanto en los casos en
los que España sea Estado emisor del requerimiento europeo de pago como en
los casos en los que España sea Estado de ejecución del mismo. A los efectos
oportunos, se expedirán las copias testimoniadas que correspondan.
13. La competencia para la ejecución en España de un requerimiento euro-
peo de pago que haya adquirido fuerza ejecutiva corresponde al Juzgado de
Primera Instancia del domicilio del demandado.
Igualmente, le corresponderá la denegación de la ejecución del requeri-
miento europeo de pago, a instancia del demandado, así como la limitación de
la ejecución, la constitución de garantía o la suspensión del procedimiento de
ejecución a que se refieren los arts. 22 y 23 del Reglamento (CE) núm.
1896/2006.
14. Sin perjuicio de lo que dispongan las normas contenidas en el Regla-
mento (CE) núm. 1896/2006, los procedimientos de ejecución en España de los

1232
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

requerimientos europeos de pago expedidos en otros Estados miembros se regi-


rán por lo dispuesto en esta Ley.
La tramitación de la denegación de la ejecución del requerimiento europeo
de pago, así como la limitación de la ejecución, su suspensión o la constitución
de garantía, se llevarán a cabo con arreglo a lo dispuesto en los arts. 556 y ss.
de esta Ley, y se resolverán mediante auto no susceptible de recurso.
15. Cuando deba ejecutarse en España un requerimiento europeo de pago,
el demandante deberá presentar ante el Juzgado competente una traducción
oficial al castellano o a la lengua oficial de la Comunidad Autónoma en cuyo
territorio tengan lugar las actuaciones judiciales de dicho requerimiento, certi-
ficada en la forma prevista en el art. 21 del Reglamento (CE) núm. 1896/2006.
Véase el Reglamento (CE) núm. 1896/2006 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 12 de diciembre de 2006, por el que se establece un proceso moni-
torio europeo (LA LEY 12951/2006).

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMA CUARTA


Medidas para facilitar la aplicación en España del Reglamento (CE) núm.
861/2007 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de julio de 2007,
por el que se establece un proceso europeo de escasa cuantía
1. Corresponde al Juzgado de Primera Instancia o de lo Mercantil, en aten-
ción al objeto de la reclamación, el conocimiento en primera instancia del pro-
ceso europeo de escasa cuantía, regulado en el Reglamento (CE) núm. 861/2007
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de julio de 2007.
La competencia territorial se determinará con arreglo a lo dispuesto en el
Reglamento CE 44/2001 del Consejo, de 22 de diciembre de 2000, relativo a la
competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judicia-
les en materia civil y mercantil, y, en lo no previsto, con arreglo a la legislación
procesal española.
2. El proceso europeo de escasa cuantía se iniciará y tramitará en la forma
prevista en el Reglamento (CE) núm. 861/2007 y con arreglo a los formularios
que figuran en los anexos del mismo.
Las cuestiones procesales no previstas en el Reglamento (CE) núm. 861/2007
se regirán por lo previsto en esta Ley para el juicio verbal.
El cómputo de los plazos se regirá por el Reglamento 1182/1971 del Consejo,
de 3 de junio de 1971, por el que se determinan las normas aplicables a los
plazos, fechas y términos, sin que se excluyan los días inhábiles.
3. Las cuestiones a que se refieren los apartados 3 y 4 del art. 4 del Regla-
mento (CE) núm. 861/2007 se decidirán mediante decreto del secretario judicial,
salvo que implique la desestimación de la demanda, en cuyo caso resolverá el
1233
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

juez mediante auto. En ambos casos se concederá un plazo de diez días al


demandante para que manifieste lo que a su derecho convenga en relación con
dicho artículo.
4. Si el demandado adujese inadecuación del procedimiento por superar la
reclamación de demanda no pecuniaria el valor establecido en el apartado 1 del
art. 2 del Reglamento (CE) núm. 861/2007, el juez decidirá por auto en el plazo
de treinta días, contado desde que se diera traslado al demandante para que
formule alegaciones, si la demanda ha de tramitarse por el presente procedi-
miento o bien transformarse en el procedimiento correspondiente conforme a
las normas procesales españolas. Contra este auto no cabrá recurso alguno, sin
perjuicio de reproducir su alegación en la apelación contra la sentencia dictada
en otro procedimiento.
En caso de que se formule reconvención por el demandado y ésta supere el
límite de la cuantía que se establece en el art. 2.1 del Reglamento (CE) núm.
861/2007, el juez resolverá mediante auto que el asunto se tramite por el pro-
cedimiento que corresponda con arreglo a las normas procesales españolas.
5. Las notificaciones efectuadas con ocasión de la tramitación de un proceso
europeo de escasa cuantía se llevarán a cabo con arreglo a lo dispuesto en esta
Ley, siempre que se trate de medios de comunicación previstos en el Reglamento
(CE) núm. 861/2007, prioritariamente por medios informáticos o telemáticos y,
en su defecto, por cualquier otro medio que también permita tener constancia
de la entrega al demandado del acto de comunicación.
6. Contra la sentencia que ponga fin al proceso europeo de escasa cuantía
podrá interponerse el recurso que corresponda de acuerdo con esta Ley.
7. La competencia para la ejecución en España de una sentencia dictada en
otro Estado miembro de la Unión Europea que ponga fin a un proceso europeo
de escasa cuantía corresponde al Juzgado de Primera Instancia del domicilio del
demandado.
Igualmente, le corresponderá la denegación de la ejecución de la sentencia,
a instancia del demandado, así como la limitación de la ejecución, la constitu-
ción de garantía o la suspensión del procedimiento de ejecución a que se refieren
los arts. 22 y 23 del Reglamento (CE) núm. 861/2007.
8. Los procedimientos de ejecución en España de las sentencias dictadas en
otros Estados miembros de la Unión Europea que pongan fin a un proceso euro-
peo de escasa cuantía se regirán por lo dispuesto en esta Ley.
La tramitación de la denegación de la ejecución de la sentencia, así como la
limitación de la ejecución, su suspensión o la constitución de garantía, se lle-
varán a cabo con arreglo a lo dispuesto en los arts. 556 y ss. de esta Ley, sin que
en ningún caso la sentencia pueda ser objeto de revisión en cuanto al fondo, y
se resolverán mediante auto no susceptible de recurso.

1234
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Artículo 827

9. Cuando deba ejecutarse en España una sentencia dictada en otro Estado


miembro de la Unión Europea que ponga fin a un proceso europeo de escasa
cuantía, el demandante deberá presentar ante el Juzgado competente una tra-
ducción oficial al castellano o a la lengua oficial de la Comunidad Autónoma
en cuyo territorio tengan lugar las actuaciones judiciales del certificado de dicha
sentencia, certificada en la forma prevista en el apartado 2 del art. 21 del Regla-
mento (CE) núm. 861/2007.
10. Los originales de los formularios contenidos en los anexos del Regla-
mento (CE) núm. 861/2007, integrarán los autos tanto en los casos en los que
sea un Tribunal español el que resuelva el proceso europeo de escasa cuantía
como en los casos en los que España sea Estado de ejecución del mismo. A los
efectos oportunos, se expedirán las copias testimoniadas que correspondan.
Véase el Reglamento (CE) núm. 861/2007 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 11 de julio de 2007, por el que se establece un proceso europeo de
escasa cuantía (LA LEY 8274/2007).

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMA QUINTA


Medidas para facilitar la aplicación en España del Reglamento (UE)
núm. 1215/2012 del Parlamento y del Consejo, de 12 de diciembre de 2012,
relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de
resoluciones judiciales en materia civil y mercantil
1. Reglas sobre el reconocimiento de resoluciones de un Estado miembro de
la Unión Europea al amparo del Reglamento (UE) núm. 1215/2012.
1.ª Las resoluciones incluidas en el ámbito de aplicación del Reglamento
(UE) núm. 1215/2012, y dictadas en un Estado miembro de la Unión Europea
serán reconocidas en España sin necesidad de recurrir a procedimiento alguno.
2.ª Si la denegación del reconocimiento se invocara como una cuestión inci-
dental ante un órgano judicial, dicho órgano será competente para conocer de
la misma, siguiendo el procedimiento establecido en los arts. 388 y ss. de esta
ley, quedando limitada la eficacia de dicho reconocimiento a lo resuelto en el
proceso principal del que el incidente trae causa, y sin que pueda impedirse que
en proceso aparte se resuelva de forma principal sobre el reconocimiento de la
resolución.
3.ª La parte que desee invocar en España una resolución dictada en otro
Estado miembro deberá presentar los documentos previstos en el art. 37 del
Reglamento (UE) núm. 1215/2012, pudiendo el órgano judicial o la autoridad
ante la cual se invoque la misma pedir las traducciones o transcripciones pre-
vistas en el apartado 2 de dicho artículo.

1235
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

4.ª El órgano judicial o la autoridad ante la que se invoque una resolución


dictada en otro Estado miembro podrá suspender el procedimiento por los moti-
vos previstos en el art. 38 del Reglamento (UE) núm. 1215/2012.
5.ª A petición de cualquier parte interesada se denegará el reconocimiento
de la resolución por alguno de los motivos del art. 45 del Reglamento (UE)
núm. 1215/2012 y de acuerdo con el procedimiento previsto en el apartado 4
de esta disposición final. Será competente el Juzgado de Primera Instancia que
corresponda conforme a los arts. 50 y 51 de esta ley.
6.ª El mismo procedimiento previsto en el apartado 4 de esta disposición
habrá de seguirse cuando la parte interesada solicite que se declare que la reso-
lución extranjera no incurre en los motivos de denegación del reconocimiento
recogidos en el art. 45 del Reglamento. Será competente el Juzgado de Primera
Instancia que corresponda conforme a los arts. 50 y 51 de esta ley.
2. Reglas sobre la ejecución de resoluciones con fuerza ejecutiva de un
Estado miembro de la Unión Europea al amparo del Reglamento (UE)
núm. 1215/2012.
1.ª Las resoluciones dictadas en un Estado miembro que tengan fuerza eje-
cutiva en él gozarán también de ésta en España sin necesidad de una declaración
de fuerza ejecutiva y serán ejecutadas en las mismas condiciones que si se
hubieran dictado en España, de conformidad con lo dispuesto en los arts. 39
a 44 del Reglamento (UE) núm. 1215/2012 y en la presente disposición.
No obstante, y sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 2.a), párrafo segundo
del Reglamento (UE) núm. 1215/2012, si se tratara de una resolución que ordene
una medida provisional o cautelar, solamente se ejecutará en España si el órgano
jurisdiccional que la ha dictado ha certificado que es competente en cuanto al
fondo del asunto.
2.ª A efectos de la ejecución de una resolución con fuerza ejecutiva, el soli-
citante facilitará los documentos prevenidos en el art. 42.1 del Reglamento (UE)
núm. 1215/2012 o los previstos en el art. 42.2 del mismo Reglamento si se trata
de una resolución que ordene una medida provisional o cautelar, así como, si
lo exige el órgano judicial competente, la traducción del certificado prevenida
en el art. 42.3 de dicho Reglamento. Sólo podrá exigirse al solicitante que pre-
sente una traducción de la resolución si no pueden continuarse las diligencias
sin ella.
3.ª La ejecución de resoluciones con fuerza ejecutiva de un Estado miembro
se llevará a cabo en España en todo caso conforme a las disposiciones de esta
ley.
4.ª Toda resolución con fuerza ejecutiva de un Estado miembro conllevará
la facultad de aplicar las medidas cautelares previstas en esta ley, de acuerdo
con el procedimiento previsto en ésta.

1236
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

3. No acreditación de la notificación del certificado y traducción de la reso-


lución extranjera.
1.ª A los efectos de la aplicación del art. 43.1 del Reglamento (UE)
núm. 1215/2012, antes de adoptar la primera medida de ejecución, cuando el
ejecutante no acredite que ya se ha notificado el certificado previsto por el art. 53
y la resolución extranjera a la persona contra la que se inste la ejecución, habrá
de notificársele a ésta uno u otra, o en su caso ambos, junto con el auto que
despacha la ejecución.
2.ª A los efectos de la aplicación del art. 43.2 del Reglamento (UE)
núm. 1215/2012, la persona contra la que se inste la ejecución dispondrá de un
plazo de cinco días para solicitar la traducción de la resolución extranjera, a
contar desde la notificación del despacho de la ejecución, si no se le hubiese
notificado anteriormente y no se hubiera adjuntado con la demanda de ejecu-
ción una traducción de dicha resolución.
3.ª Mientras no se le entregue dicha traducción quedará en suspenso el plazo
previsto por el art. 556.1 de esta ley para oponerse a la ejecución, así como el
plazo de contestación previsto en el apartado siguiente. El juez sobreseerá la
ejecución si en el plazo de un mes el ejecutante no aporta dicha traducción.
4.ª El presente apartado no se aplicará a la ejecución de medidas cautelares
de una resolución o cuando la persona que inste la ejecución solicite medidas
cautelares de conformidad con el apartado 2, regla 4.ª, de esta disposición.
4. Reglas sobre la denegación de la ejecución de resoluciones con fuerza
ejecutiva de un Estado miembro de la Unión Europea al amparo del Reglamento
(UE) núm. 1215/2012.
Sin perjuicio de los motivos de oposición a la ejecución previstos en esta ley,
a petición de la persona contra la que se haya instado, se denegará la ejecución
de una resolución con fuerza ejecutiva por la concurrencia de uno o varios de
los motivos de denegación del reconocimiento recogidos en el art. 45 del Regla-
mento (UE) núm. 1215/2012, por los cauces del juicio verbal, con las especia-
lidades siguientes:
1.ª La competencia corresponderá al Juzgado de Primera Instancia que
conozca de la ejecución.
2.ª La demanda deberá presentarse conforme a lo establecido en el art. 437
de esta ley, en su caso en un plazo de diez días a contar desde la fecha de
notificación al demandado del despacho de la ejecución, acompañada de los
documentos a los que se refiere el art. 47.3 del Reglamento (UE) núm. 1215/2012
y cualesquiera otros justificativos de su pretensión y, en su caso, contendrá la
proposición de los medios de prueba cuya práctica interese el actor.

1237
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

3.ª El actor puede solicitar las medidas previstas en el art. 44.1 del Regla-
mento (UE) núm. 1215/2012. A petición igualmente del actor, en el supuesto del
art. 44.2 del mismo Reglamento se adoptará la suspensión del procedimiento sin
más dilación.
4.ª El secretario judicial dará traslado de la demanda al demandado, para
que conteste en el plazo de 10 días. En la contestación, acompañada de los
documentos justificativos de su oposición, deberá proponer todos los medios de
prueba de que intente valerse. De este escrito, y de los documentos que lo
acompañan, se dará traslado al actor.
5.ª Contestada la demanda o transcurrido el correspondiente plazo, el secre-
tario judicial citará a las partes a la vista, si así lo solicitan en sus escritos de
demanda y contestación. Si en sus escritos no hubieren solicitado la celebración
de vista, o cuando la única prueba propuesta sea la de documentos, y éstos ya
se hubieran aportado al proceso sin resultar impugnados, o en el caso de los
informes periciales no sea necesaria la ratificación, el juez resolverá mediante
auto, sin más trámite.
6.ª Contra dicho auto cabe recurso de apelación. Contra la sentencia dictada
en segunda instancia cabrá, en su caso, recurso extraordinario por infracción
procesal y recurso de casación en los términos previstos por esta ley. El órgano
judicial que conozca de alguno de estos recursos, podrá suspender el procedi-
miento si se ha presentado un recurso ordinario contra la resolución en el Estado
miembro de origen o si aún no ha expirado el plazo para interponerlo, conforme
al art. 51 del Reglamento (UE) núm. 1215/2012. A estos efectos, cuando la reso-
lución se haya dictado en Irlanda, Chipre o el Reino Unido, cualquier recurso
previsto en alguno de estos Estados miembros de origen será considerado recurso
ordinario.
5. Expedición del certificado.
1.ª A los efectos de la aplicación del art. 53 del Reglamento (UE)
núm. 1215/2012, la expedición del certificado previsto en ese precepto se podrá
solicitar por medio de otrosí en la demanda, para su expedición de forma simul-
tánea a la sentencia. En todo caso, la expedición se hará de forma separada y
mediante providencia, utilizando el modelo de formulario al que se refiere dicho
artículo.
Cuando se trate de transacciones judiciales, la certificación se expedirá de
igual forma, a los efectos del art. 60 del Reglamento (UE) núm. 1215/2012, uti-
lizando el modelo de formulario previsto en el mismo.
2.ª En el caso de documentos públicos que tengan fuerza ejecutiva, el
modelo de formulario al que se refiere el art. 60 del Reglamento (UE)
núm. 1215/2012 lo expedirá el notario autorizante, o quien legalmente le sus-
tituya o suceda en el protocolo. De dicha expedición dejará constancia mediante

1238
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

nota en la matriz o póliza en la que incorporará copia auténtica siendo el original


del certificado el documento que circulará.
6. Adaptación.
A los efectos de aplicación del art. 54 del Reglamento (UE) núm. 1215/2012,
la autoridad que resuelva sobre el reconocimiento o la ejecución de una reso-
lución extranjera procederá a su adaptación en los términos previstos en dicho
precepto. Contra la decisión sobre la adaptación de la medida u orden extranjera
cabrán los recursos que la legislación procesal contemple en función del tipo de
resolución y del procedimiento de que se trate.
7. Fuerza ejecutiva de los documentos públicos.
1.ª Los documentos públicos que tengan fuerza ejecutiva en el Estado miem-
bro de origen gozarán también de la misma en España sin necesidad de una
declaración de fuerza ejecutiva; su ejecución solo podrá denegarse en caso de
que sea manifiestamente contraria al orden público. El documento público pre-
sentado debe reunir los requisitos necesarios para ser considerado auténtico en
el Estado miembro de origen.
2.ª La persona contra la que se haya instado la ejecución podrá solicitar la
denegación de la ejecución de conformidad con el procedimiento previsto en
el apartado 4 de esta disposición.
3.ª La ejecución de documentos públicos emitidos en un Estado miembro se
llevará a cabo en España, en todo caso, conforme a las disposiciones de esta ley,
aplicándose las normas de esta disposición.
8. Fuerza ejecutiva de las transacciones judiciales.
Las transacciones judiciales que tengan fuerza ejecutiva en el Estado miem-
bro de origen se ejecutarán en España en las mismas condiciones previstas para
los documentos públicos en el apartado anterior.
Véase el Reglamento (UE) núm. 1215/2012 del Parlamento y del Consejo,
de 12 de diciembre de 2012, relativo a la competencia judicial, el reconoci-
miento y la ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil (LA
LEY 21341/2012).

1239
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMO SEXTA


Medidas para facilitar la aplicación en España del Reglamento (UE)
núm. 650/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 4 de julio de
2012, relativo a la competencia, la ley aplicable, el reconocimiento y la
ejecución de las resoluciones, a la aceptación y la ejecución de los
documentos públicos en materia de sucesiones «mortis causa» y a la
creación de un certificado sucesorio europeo
1. Reglas de ejecución y reconocimiento de resoluciones de un Estado miem-
bro de la Unión Europea al amparo del Reglamento (UE) núm. 650/2012.
1.ª Cualquier parte interesada podrá solicitar que se declare la fuerza ejecu-
tiva en España de una resolución incluida en el ámbito de aplicación del Regla-
mento (UE) núm. 650/2012, y dictada en un Estado miembro de la Unión Euro-
pea que tenga en éste fuerza ejecutiva, con arreglo al procedimiento previsto en
los apartados 2 a 7 de esta disposición.
2.ª Las resoluciones dictadas en un Estado miembro de la Unión Europea
serán reconocidas en España sin necesidad de recurrir a procedimiento alguno.
No obstante, en caso de oposición, cualquier parte interesada que invoque el
reconocimiento a título principal de una resolución de ese tipo podrá solicitar,
por el mismo procedimiento previsto en el apartado 1, que se reconozca dicha
resolución.
Si la denegación del reconocimiento se invocara como una cuestión inci-
dental ante un órgano judicial, dicho órgano será competente para conocer de
la misma, siguiendo el procedimiento establecido en los arts. 388 y ss. de esta
ley, quedando limitada la eficacia de dicho reconocimiento a lo resuelto en el
proceso principal del que el incidente trae causa, y sin que pueda impedirse que
en proceso aparte se resuelva de forma principal sobre el reconocimiento de la
resolución.
En cualquier caso, el órgano judicial ante el que se haya solicitado el reco-
nocimiento podrá suspender el procedimiento si dicha resolución es objeto de
un recurso ordinario en el Estado miembro de origen.
2. Competencia.
La competencia para conocer del procedimiento de fuerza ejecutiva corres-
ponderá a los Juzgados de Primera Instancia del domicilio de la parte frente a la
que se solicita el reconocimiento o la ejecución, o del lugar de ejecución en el
que la resolución deba producir sus efectos.
3. Asistencia jurídica gratuita.
1.ª La asistencia jurídica gratuita en este procedimiento se ajustará a las nor-
mas generales aplicables en España.

1240
Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

2.ª Sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado anterior, el solicitante que en


el Estado miembro de origen haya obtenido total o parcialmente el beneficio de
justicia gratuita o una exención de las costas y gastos, gozará en este procedi-
miento del beneficio de justicia gratuita más favorable o de la exención más
amplia posible conforme a las normas generales aplicables en España.
4. Procedimiento de declaración de fuerza ejecutiva de una resolución.
1.ª La solicitud de declaración de fuerza ejecutiva se presentará mediante
demanda que se ajustará a los requisitos del art. 437 de esta ley y deberá ir
acompañada de los siguientes documentos:
a) Una copia auténtica de la resolución.
b) La certificación prevista en el art. 46.3.b) del Reglamento (UE)
núm. 650/2012.
2.ª Si no se presentara la certificación prevista en el apartado anterior, el
órgano judicial podrá fijar un plazo para su presentación, aceptar un documento
equivalente o dispensar de ellos si considera que dispone de suficiente infor-
mación.
Podrá pedir también el órgano judicial una traducción de los documentos
realizada por una persona cualificada para realizar traducciones en uno de los
Estados miembros.
3.ª El solicitante no estará obligado a tener dirección postal en España ni a
actuar representado por procurador ni asistido de letrado.
4.ª El solicitante podrá instar la adopción de medidas provisionales o caute-
lares de conformidad con lo previsto en esta ley. La declaración de fuerza eje-
cutiva incluirá la autorización para adoptar cualesquiera medidas cautelares.
5.ª Cumplidas las formalidades previstas en las reglas 1.ª y 2.ª, el juez
mediante auto declarará inmediatamente la fuerza ejecutiva de la resolución,
sin dar traslado para alegaciones a la parte contra la cual se solicite la declaración
y sin proceder al examen de los motivos de denegación del reconocimiento pre-
vistos en el art. 40 del Reglamento (UE) núm. 650/2012.
Si la resolución objeto de la declaración contiene varias pretensiones y no
puede declararse la fuerza ejecutiva de todas ellas, el auto declarará la fuerza
ejecutiva de las que procedan.
6.ª La notificación a la parte contra la que se haya solicitado la declaración
irá acompañada de los documentos a los que se refieren las reglas 1.ª y 2.ª de
este apartado.
5. Recursos contra la resolución sobre la solicitud de declaración de fuerza
ejecutiva.

1241
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

1.ª La resolución sobre la solicitud de declaración de fuerza ejecutiva podrá


ser recurrida por cualquiera de las partes en el plazo de treinta días naturales. Si
la parte contra la que se solicitó la declaración estuviera domiciliada fuera de
España, tendrá un plazo de sesenta días naturales para interponer el recurso; este
plazo no admitirá prórroga por razón de la distancia a España de su domicilio.
La competencia para conocer del recurso corresponderá a la Audiencia Pro-
vincial.
2.ª Durante el plazo del recurso contra la declaración de fuerza ejecutiva y
hasta que se resuelva sobre el mismo, solamente se podrán adoptar medidas
cautelares sobre los bienes de la parte contra la que se haya solicitado la ejecu-
ción.
3.ª Contra la sentencia dictada en segunda instancia cabrá, en su caso,
recurso extraordinario por infracción procesal y recurso de casación en los tér-
minos previstos por esta ley.
6. Procedimiento del recurso contra la resolución sobre la solicitud de decla-
ración de fuerza ejecutiva.
El recurso previsto en la regla 1.ª del apartado anterior se sustanciará por los
cauces del recurso de apelación, incluidas las normas sobre representación pro-
cesal y defensa técnica, con las siguientes especialidades:
a) Sin perjuicio de la alegación de infracción de normas o garantías proce-
sales en la primera instancia, el recurso solamente podrá basarse en alguno o
algunos de los motivos previstos en el art. 40 del Reglamento (UE)
núm. 650/2012; el recurrente acompañará al escrito de interposición los docu-
mentos justificativos de su pretensión que considere necesarios y, en su caso,
contendrá la proposición de los medios de prueba cuya práctica interese.
b) El secretario judicial dará traslado del escrito de recurso y de los docu-
mentos que lo acompañen a las demás partes, emplazándolas por veinte días
naturales para que presenten los escritos de oposición o impugnación, a los que
se adjuntarán los documentos justificativos que consideren necesarios y, en su
caso, contendrá la proposición de los medios de prueba cuya práctica interesen.
c) En caso de incomparecencia de la parte contra la que se solicite la decla-
ración de fuerza ejecutiva, si su residencia habitual estuviera fuera de España,
se aplicará lo dispuesto en el art. 16 del Reglamento (UE) núm. 650/2012.
7. Suspensión de los recursos.
El Tribunal ante el que se interpusiera cualquiera de los recursos previstos en
el apartado 5 suspenderá el procedimiento, a instancia de la parte contra la que
se solicite la declaración de fuerza ejecutiva, si tal fuerza ejecutiva ha sido sus-
pendida en el Estado miembro de origen por haberse interpuesto un recurso.

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

8. Fuerza ejecutiva de los documentos públicos.


Los documentos públicos que tengan fuerza ejecutiva en el Estado miembro
de origen serán declarados, a petición de cualquiera de las partes interesadas,
con fuerza ejecutiva en España de conformidad con el procedimiento regulado
en los apartados 2 a 7 de esta disposición final, debiéndose presentar la certifi-
cación prevista en el apartado 4.1.ª b) de conformidad con lo dispuesto en el
art. 60.2 del Reglamento (UE) núm. 650/2012.
El Tribunal ante el que se interpusiera cualquiera de los recursos previstos en
el apartado 16 de esta disposición sólo desestimará o revocará la declaración de
fuerza ejecutiva de un documento público cuando la misma fuera manifiesta-
mente contraria al orden público.
9. Fuerza ejecutiva de las transacciones judiciales.
Las transacciones judiciales que tengan fuerza ejecutiva en el Estado miem-
bro de origen serán declaradas, a petición de cualquiera de las partes interesadas,
con fuerza ejecutiva en España de conformidad con el procedimiento regulado
en los apartados 2 a 7 de esta disposición final, debiéndose presentar la certifi-
cación prevista en el apartado 4.1.ª b) de conformidad con lo dispuesto en el
art. 61.2 del Reglamento (UE) núm. 650/2012.
El Tribunal ante el que se interpusiera cualquiera de los recursos previstos en
el apartado 5 sólo desestimará o revocará la declaración de fuerza ejecutiva de
una transacción judicial cuando la misma fuera manifiestamente contraria al
orden público.
10. Expedición de la certificación de una resolución, documento público o
transacción judicial a efectos de su fuerza ejecutiva en otro Estado miembro.
1.ª A los efectos de la aplicación del art. 46.3 del Reglamento, la expedición
de la certificación prevista en ese precepto corresponderá al órgano judicial que
haya dictado la resolución y se hará de forma separada mediante providencia,
utilizando el modelo de formulario previsto en dicho artículo.
Lo mismo se hará, a los efectos de la aplicación del art. 61 del Reglamento,
cuando se trate de una transacción judicial, utilizando para la expedición de la
certificación el modelo de formulario previsto en dicho artículo.
2.ª En el caso de documentos públicos, la certificación a la que se refiere el
art. 60 del Reglamento, será expedida por el notario autorizante, o quien legal-
mente le sustituya o suceda en el protocolo, utilizando el modelo de formulario
previsto en dicho artículo. De esa expedición se dejará constancia mediante nota
en la matriz, en la que se incorporará copia auténtica siendo el original del cer-
tificado el documento que circulará. Si no fuera posible la incorporación a la
matriz, se relacionará, mediante nota, el acta posterior a la que deberá ser incor-
porada.

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Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

11. Expedición por órgano judicial del certificado sucesorio europeo.


1.ª La expedición por un órgano judicial de un certificado sucesorio europeo
se adoptará de forma separada y mediante providencia, en la forma prevista en
el art. 67 del Reglamento (UE) núm. 650/2012, previa solicitud que podrá pre-
sentarse mediante el formulario previsto en el art. 65.2 del mismo Reglamento.
2.ª La competencia para expedir judicialmente un certificado sucesorio euro-
peo corresponderá al mismo Tribunal que sustancie o haya sustanciado la suce-
sión. Del certificado sucesorio se expedirá testimonio, que se entregará al soli-
citante.
3.ª Toda persona que tenga derecho a solicitar un certificado podrá recurrir
las decisiones adoptadas por el órgano judicial correspondiente.
12. Rectificación, modificación o anulación del certificado sucesorio euro-
peo emitido por un órgano judicial.
1.ª El procedimiento para la rectificación de un certificado sucesorio euro-
peo, tal como está previsto en el art. 71.1 del Reglamento (UE) núm. 650/2012
se resolverá en la forma prevista en los apartados 1 a 4 del art. 267 de la Ley
Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial.
2.ª El procedimiento para la modificación o anulación de la emisión de un
certificado sucesorio europeo a que se refiere el art. 71.1 del Reglamento (UE)
núm. 650/2012 se tramitará y resolverá, en única instancia, de conformidad con
lo previsto para el recurso de reposición regulado en esta ley.
3.ª En todo caso, conforme al art. 71.3 del Reglamento (UE) núm. 650/2012
el Tribunal comunicará sin demora, a todas las personas a las que se entregaron
copias auténticas del certificado en virtud del art. 70.1 del mismo Reglamento,
cualquier rectificación, modificación o anulación del mismo.
13. Denegación por un órgano judicial de la emisión del certificado suce-
sorio europeo.
La denegación de emisión de un certificado sucesorio europeo se adoptará
de forma separada mediante auto y podrá impugnarse, en única instancia, por
los trámites del recurso de reposición.
14. Expedición por notario del certificado sucesorio europeo.
1.ª Previa solicitud, compete al notario que declare la sucesión o alguno de
sus elementos o a quien legalmente le sustituya o suceda en su protocolo, la
expedición del certificado previsto en el art. 62 del Reglamento (UE)
núm. 650/2012, debiendo para ello usar el formulario al que se refiere el art. 67
del mismo Reglamento. La solicitud de la expedición de un certificado sucesorio
podrá presentarse mediante el formulario previsto en el art. 65.2 del mismo
Reglamento.

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Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia Disposiciones Finales

2.ª De dicha expedición del certificado sucesorio europeo, que tendrá el


carácter de documento público conforme al art. 17 de la Ley del Notariado de 28
de mayo de 1862, se dejará constancia mediante nota en la matriz de la escritura
que sustancie el acto o negocio, a la que se incorporará el original del certificado,
entregándose copia auténtica al solicitante.
Si no fuera posible la incorporación a la matriz, se relacionará, mediante
nota, el acta posterior a la que deberá ser incorporado el original del certificado.
15. Rectificación, modificación o anulación del certificado sucesorio euro-
peo emitido por notario.
1.ª Corresponderá al notario en cuyo protocolo se encuentre, la rectificación
del certificado sucesorio europeo en caso de ser observado en él un error mate-
rial, así como la modificación o anulación previstas en el art. 71.1 del Regla-
mento (UE) núm. 650/2012.
2.ª En todo caso, conforme al art. 71.3 del Reglamento (UE) núm. 650/2012,
el notario comunicará sin demora, a todas las personas a las que se entregaron
copias auténticas del certificado en virtud del art. 70.1, cualquier rectificación,
modificación o anulación del mismo.
16. Recurso.
1.ª Las decisiones adoptadas por un notario relativas a un certificado suce-
sorio europeo podrán ser recurridas por quien tenga interés legítimo conforme
a los arts. 63.1 y 65 del Reglamento (UE) núm. 650/2012.
2.ª La negativa de un notario a rectificar, modificar, anular o expedir un cer-
tificado sucesorio europeo podrá ser recurrida por quien tenga interés legítimo
conforme a los arts. 71 y 73 apartado 1, letra a) del Reglamento (UE)
núm. 650/2012.
3.ª El recurso, en única instancia, contra las decisiones a las que se refieren
las reglas 1.ª y 2.ª de este apartado será interpuesto directamente ante el juez de
Primera Instancia del lugar de residencia oficial del notario, y se sustanciará por
los trámites del juicio verbal.
17. Efectos del recurso.
1.ª Si, como consecuencia del recurso contemplado en el apartado anterior,
resulta acreditado que el certificado sucesorio europeo expedido no responde a
la realidad, el órgano judicial competente ordenará que el notario emisor lo
rectifique, modifique o anule según la resolución judicial recaída.
2.ª Si, como consecuencia del recurso resulta acreditado que la negativa a
expedir el certificado sucesorio europeo era injustificada, el órgano judicial
competente expedirá el certificado o garantizará que el notario emisor vuelva a

1245
Disposiciones Finales Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y con jurisprudencia

examinar el caso y tome una nueva decisión acorde con la resolución judicial
recaída.
3.ª En todo caso, deberá constar en la matriz de la escritura que sustancie el
acto o negocio y en la del acta de protocolización del certificado sucesorio
europeo emitido, nota de la rectificación, modificación o anulación realizadas,
así como de la interposición del recurso y de la resolución judicial recaída en el
mismo.
Véase el Reglamento (UE) núm. 650/2012 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 4 de julio de 2012, relativo a la competencia, la ley aplicable, el
reconocimiento y la ejecución de las resoluciones, a la aceptación y la ejecución
de los documentos públicos en materia de sucesiones «mortis causa» y a la
creación de un certificado sucesorio europeo (LA LEY 13239/2012).

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMO SÉPTIMA


Formularios de procesos o instrumentos procesales regulados en normas de
la Unión Europea
Las Administraciones Públicas competentes para la provisión de medios
materiales al servicio de la Administración de Justicia proveerán la puesta a dis-
posición de los órganos jurisdiccionales y del público de los formularios proce-
sales contenidos en normas de la Unión Europea.

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMO OCTAVA


(Sin contenido)

DISPOSICIÓN FINAL VIGÉSIMO NOVENA


Entrada en vigor
La presente Ley entrará en vigor al año de su publicación en el «Boletín
Oficial del Estado».

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La Ley de Enjuiciamiento Civil, donde, entre otras mate-
rias complementarias, se regula la totalidad del régimen
jurídico de los procesos civiles declarativos y de ejecución,
constituye la norma esencial de referencia en el ámbito
procesal civil, y es aplicada a diario por los tribunales de
este orden jurisdiccional y por los diferentes operadores
jurídicos.
Es sabido que esta regulación legal del proceso civil ha
experimentado una infinidad de reformas desde su pro-
mulgación en el año 2000 (la última de ellas, sin ir más
lejos, hace muy pocos meses con el R.D.L. 9/2017, de 26 de
mayo), por lo que se hace necesario disponer de un texto
actualizado de la misma que, además, vaya acompañado
de útiles comentarios de cada institución, requisito o trámi-
te, así como de algunas de las más significativas decisiones
jurisprudenciales recaídas sobre las materias analizadas.
De este modo, con la presente obra se intenta ofrecer al
profesional del Derecho un instrumento que, en pocas lí-
neas, le ofrezca una información actualizada sobre el pre-
cepto de la Ley de Enjuiciamiento Civil que le interese,
su respectivo comentario y, en su caso, su interpretación
jurisprudencial.

ISBN: 978-84-9090-236-3
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