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16 RENATO DE FUSCO
apoyado en la élica y en el posluJado económico por el cuaJ Lodo de un organismo que tulelase sus derechos y les reconociera poder
es lícito, útil y bueno con tal de que se venda. Cuando se pasa de contractual. El liberalismo dio en represemar sólo vemajas para
la compelencia en el ni,·el nacional a la conquista de los mercados la clase patronal, en cuanto que, manteniendo entre otros el prin
exleriores, el régimen capilalisla obliga al estado a emrar en con cipio de la libre contratación, sostenía que mientras que la propie
Aiclo con otros países productores y a una política colonial, dando dad de los instrumentos productirns, corno todos los demás tipos
lugar a una nueva versión del "iejo imperialismo. de propiedad privada, constituía un derecho, el trabajo era sola
La clase que hizo suya la ideología del capiLalismo industrial mente un deber, rechazando el rapilalismo el derecho al trabajo,
fue la burguesía; a diferencia de la nobleza que, en su Liempo. las asociaciones de clase, los sindicalOs obreros, etc., es decir, todo
estaba imeresada en la gesLión de la acLividad agrícola -si no cuanto pudiera impedir el ejercicio absoluto de su poder económi
en la pura renta-, la burguesía se comprometió totalmente con co. De estas condiciones, y gracias aJ hecho de que las concentra
la industria y con el comercio y, una vez adquiridos los inslru ciones productivas y la experiencia de la vida en las fábricas dan
memos moderno de producción, se con\'iene en la clase do a los obreros una mayor conciencia de clase,' nace el socialismo
miname de la sociedad decimonónica. Además del indisculiblc cienúfico, tras una serie de fonnulaciones, propuestas y reformas
papel hisLórico, desarrollado entre grandes hechos y profundas debidas aJ Llamado sociaJismo utópico. A la libertad del capila
contradicciones, esta clase tenía la particularidad de ser abierta: lisrno se oponen las reivindicaciones obreras; a la organización
a eJla podía acceder todo el que, independientememe de su naci patronal, la de los trabajadores. El movimiento obrero se organiza
miento y de sus condiciones de parLida, fuera capaz de adquirir siguiendo los principios del marxismo. egún éste, el obrero produ
eficacia, riqueza y poder. cc un valor en exceso respecto a su remuneración, plusvalía que
La otra protagonista de la revolución industriaJ es la clase pro es absorbida por el capitalista en su propio y exclusivo beneficio.
leLaria. Anleriormente, los trabajadores eslaban organizados en De este inevilable enfrentamiento deriva la lucha de clases. Dicho
corporaciones, es decir, en sociedades de pracLicantes del mismo conflicto, presente en todos los momentos de la historia, sean cua
oficio, que si por un lado protegían a sus miembros contra las les fueran los nombres de las clases antagonistas, y que explica,
clases dominantes de la época, por el otro presentaban los defec según los marxistas, la propia e,·olución histórica, asume con la
tos propios de una oligarquía dirigida por los llamados maeslros revolución industrial su relación diaJéctica más clara y explícita.
del oficio, que transmitían esla carga de padres a hijos, y de una Y puesto que la democracia parlamentaria es fácilmente rnanipu-
organización que impedía desarrollar cualquier tipo de trabajo a
1 «La rn'Olución industriaJ h,a rq>rt:'S('.ntado parn ln�atrrra la misma importancia qu� tuvo
los no afiJiados. Sin embargo, abolida esta eslructura anacrónica p..u,t ri-dnria L.t fe\"Ohx:-ión polítiira )' ¡»rJ. .\lem.rni.a la tilo'W>fka, )' L.t di,tand.t tnttt. la In•
con la Revolución francesa, la clase obrera ha de esperar hasta gla.trrr.1 ck- 1760 y la de" 1811 n al mrll05 como la cxi'itc-ntr <"ntrr l.a Franáa dd 11ncu11 rlgu,,r
finales del siglo XX para conseguir el reconocimiento de los sin )' la ele la Rt"\'Olución <Ir Julio. El fruto más importante de f"'stir c�rollo indmítrial es, sin
cmb.irgo. d prolctdriádo inglf<•; cfr. t'. [ngrl,. ÚJ srhla�ia,u drlla das.<r opna,a •• lng/11/lrrra,
dicatos; de forma que durante más de un siglo, sin tener en cuenta f:.füori R._iumi, Roma, 1972. p. :>6 (\"l:rsión casL: ÚJ n/11,mán ,/,la d,n11J1"m"' lng/lllrn-a, Abl,
las inicialivas espontáneas y aisladas, los trabajadores carecieron Col. �:\l anifiesto•. :\ladrid, 1916).
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en Lres de los sectores producli,·os más típicos y acLivos de Inglate
rra, el minero, el siderúrgico y el textil, íntimamente ligados entre
sí. El sector siderúrgico había sufrido ya inno\'aciones con el des
cubrimiento de Abraham Darby, comenzado en 1735 y perfeccio
nado por su hijo, que consistía en un procedimiento para fundir
el hierro del mineral sustituyendo por coque de carbón mineral el
carbón obtenido por combustión de la madera, material de dificil
aprovisionamiento y, por tanto, utilizable ahora para otros fines.
La máquina de Watt permitió ante todo un notable aumento en
la extracción de carbón mineral y por ello la inmediata utiliza
ción de la minería para la producción siderúrgica. Este hecho,
como ya se ha mencionado, tuvo una gran repercusión sobre la
transformación de los asentamientos territoriales. En efecto, las
instalaciones de extracción de carbón, que nacieron primero en
las zonas boscosas, es decir, lejos de los centros urbanos, fueron
instalándose sucesivamente en las regiones mineras, que por su
"ecindacl a los centros urbanos o sobre tocio por su organización
más compleja reclamaban un número ingente de empicados, de
terminando así nue,·os núcleos habitados en las zonas de trabajo.
En el sector textil, la máquina de "ªpor de ,van proporcionó la
energía mecánica necesaria para el telar inventado por Edmund
Cart wright, que sucedió a la hiladora de Richard Arkwright, mo
vida por ene1·gía hidráulica e ideada en 1768, que a su vez había
sustituido a los telares manuales jennJ' de 1764 y al JlJ' slmlllt de
1733. En ese momento, mientras que los telares manuales pcr
mitian el trabajo en el hogar, fuera independiente o por encargo.
realizado normalmente en las zonas agrícolas por algunos miem
bros de las familias campesinas, las máquinas textiles se concen
traron en las cercanías de las fuentes de energía hidráulica o mi
nera, en talleres e hilanderías que exigían un número creciente
de trabajadores del campo. Así pues. también la industria textil, ·1·r.tn'IIÍlum.:u iorlh ti{ 1 pal""'tj" in�1f!!ó" in1t'rio1 tk· ull.l hil.a1Wtl.1.
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blema. De acuerdo con una investigación de la época, en Bristol, libro Tiem/J(>s dificiles, pero la ciudad del carbón, del humo y de
de 2.800 familias el 46 por ciento disponía de una sola habitación; la máquina marca también un pumo de referencia, constituye
en una zona de Londres, el East End, se señalaban 1.400 ca�s el símbolo de un proceso irreversible, rico en contradicciones
habitadas por 12.000 personas; en la parroquia de aim-George, pero también una etapa de un extraordinario desarrollo social
en Hannover Square, de 1.465 familias 929 tenían una habitación y humano. Por otra parte, del diagnóstico y de la terapia de esta
úr1ica, 408 vivían en dos, mientras que 623 no tenían nada más ciudad malsana nace, por obra de técnicos, legisladores, admi
que una cama.' Los alojamiemos subterráneos eran muy nume nistradores, reformadores y utopistas, la urbanística moderna.
rosos en Londres, 11anchester, Liverpool y Leeds. Las carencias Ésta puede considerarse como generada, desde el punto de
urbanísticas de la ciudad paleoindustrial fueron generales; las pe vista sociopolitico al que hemos dedicado este páJTafo, por tres
nurias de cada sector repercutían en todos los demás. Los eb·a aspectos di\'ersos: uno legislativo-reformista, otro específico de los
dos índices de hacinamiento, la falta de servicios higiénicos, las utopistas decimonónicos y un tercero que refleja la actitud de los
dificultades de aprovisionamiento de agua y, sobre t0do, las re primeros marxistas sobre el tema. En cuanto a los esfuerzos para
lat.i,·as al saneamiemo de las aguas negras fueron, todas ellas, las compensar en el campo edificatorio y urbanístico los desequili
causas concomitantes de las repetidas epidemias de peste. Estos brios producidos por la re,·olución industrial, siguiendo la vía de
se consideran, por otra parte, como los únicos factores capaces las reformas legislativas, se presentan siempre las siguientes fases:
de movilizar al Estado y a los emes públicos, y también, como en primer lugar, se efectúan encuestas precisas sobre las condicio
las principales causas de las inter\'enciones de saneamiento que nes higiénico-sanitarias y residenciales del patrimonio edificatorio
indican la incapacidad y los límites del régimen liberal, de la ideo existente, especialmente en lo que atane a los alojamientos popu•
logía del laisse;:Jaire, para resolver los problemas sin la inter\'ención lares (en Inglaterra, por ejemplo, se dispone de la encuesta dirigi
pública. Es más, entre los fenómenos típicos de la primera ciudad da oficialmente por Edwin Chadwick y de la «pri,,ada» de Engels,
industriaJ hay que recordar la inexistente distinción entre las dis junto con una serie de investigaciones menores promo\'idas por
Limas zonas de la ciudad: en ausencia de ordenanzas al efecto, los organismos religiosos y filantrópicos); en un segundo momento,
talleres e hilanderías se instalan por doquier creando consecuen entre profundos problemas políticos, ya que entran en conflicto
cias nocivas para las zonas habitadas adyacentes, para el tráfico y los intereses públicos y los privados, se dictan algunas leyes sobre
para la contaminación del agua y del aire, pero quizá sobre todo, la salud pública (tales como el Public Health Acl de 1848, el Artúan's
porque su presencia representaba un compromiso para el sucesi,·o mzd IAbourer's Dwelling Acl de 1866, el Housing ef Uórker Class Acl
desarrolJo de la ciudad. de 1890, etc.); la tercera fase se refiere a las leyes relativas a la
El cuadro que hemos descriLO encuentra una interpretación expropiación de bienes privados declarados de utilidad pública;
bastante fiel en la ciudad que Dickens llama Coketown en su es ésta la institución que pone en crisis la ideología liberaJ, la que
constituye en cierto modo una inversión de la tendencia respecto
' Cfr. L,-.,..lan, op. ril., p. 68. de la política aconsejada por Adam Smith y, en definitiva, el ins-
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trumento considerado como básico para 10das las sucesivas refor de los salarios, la reducción de la jornada laboral a diez horas, la
mas urbanísticas. Va a ser Francia la que desarrolle una acción distribución de los obreros en alojamientos decorosos y una serie
más decidida en este campo. La primera ley sobre la exproprialion de iniciati,·as tendientes a ele,·ar la formación profesional y civil
pourcause d'uti/ité publique es de 181O, pero considera casos excepcio de los empleados. Todo esto producía un ambieme (y un «rendi
nales; la ley de 1841 extiende la expropiación a los casos de grands miento») diametralmente opuesto aJ de los barrios degradados de
travaux publics; la de 1850 pre,·é la aplicación a todos los tipos de Londres, �ianchester, Liverpool y todo el re Lo de las ciudades
trabajos a efectuar, comprendidos los barrios residenciales.• afectadas por la revolución industrial. Pero la obra de Owen va
El segundo enfoque sociológico relacionado con el nacimien más allá de estas iniciati,·as filantrópicas y de buena dirección
to de la urbanística moderna es el de los utopistas. PuesLO que administrativa. Él fue, de hecho, uno de los primeros en ocuparse
el punto crucial para garantizar a todo el mundo unas condicio del equilibrio entre la cantidad de producción, su venta y el modo
nes de vida mejores era la superación del conflicto entre el dere más racional de utilizar las fuer1:as de trabajo disponibles. Ade
cho pri,-ado y el público, y dado que la propiedad privada era más, emiende la necesidad de no abandonar, en beneficio de la
la pieza cla,·e del sistema capitalista, los primeros reformadores industria, el trabajo del campo, de organizarse en cooperativas y
radicales lanzaron propuestas sólo ,•iables en una organización de aprovechar en la agricultura las nuevas posibilidades tecnoló
económico-social diferente de la de su tiempo y, por tanto, fue gicas. En un documento de 1817 plantea un auténtico plano ur
ron denominados utopistas. Sin embargo, si bien es cieno que sus banístico relativo a una serie de comunidades semirrurales, con
planes carecían a veces de concreción y eran contrarios al semi federadas emre sí y destinadas a acoger cada una de 500 a 1.500
do común, tuvieron el gran mérito de anticipar varias reformas y personas, ocupadas en la elaboración industrial de los productos
de indicar que los desastres urbanísticos serían irresolubles sin la de la tierra. EJ asentamiento urbanístico de eStos centros, deno
transformaciones económicas adecuadas; además, sobre el terre minados paralelogramos por la disposición en forma de rectángulo
no práctico, supieron captar frecuentemente el tipo y la escala de de los edificios, que contienen casas, talleres y servicios comunes,
las imervenciones de necesidad más imperio a. Efectivamente, si preveía la construcción de escuelas, capillas, salas para reuniones,
consideramos el ejemplo de Roben Owen, ex obrero com·enido bibliotecas, centrales térmicas, etc. Pero la lógica del sistema libe
en el mayor accionista de las hilanderías de New Lanark, en Es ral era inatacable: las comunidades de Owen, intentadas primero
cocia, encontramos en su administración, hacia 1816, la mejora en Inglaterra y posteriormente en los Estados nidos, tuvieron
breve vida y llevaron a la ruina económica a su fundador. Esti
' Entrt'! la\ divr:n.as leyr:� promulga. d.1.1 r-n los demá.• paÍ�!I �1brr: d mcxlr:lo de la france'.\3,
mularon, sin embargo, una serie de reformas. Los ejemplos de
«la ky italiana tk- 1865 sobrr l.&,; rxpmpiarioflM por rau'la dr utilidad públira adqui.-rr un.i New Lanark y la teoría de los paralelogramos constituyeron los
t"SJX"cial rdM.ílncia ¡:xw- d he-cho dr qut", con na1ablr anticip.i ción ít'"s¡x'Clo a otros patst".s Su(" modelos de las futuras company tow11s, de las que hablaremos más
ria..., l8j1; Franciay 188-l • 4-e CC'Nlt.idcran rn co1�umo l,L\ cxpropiadon� y Ll r:lahorad6n de
lmplanC"<s rr-guladon-s ... •; cfr. G. AstC"ngo 1 \"OZ l'r6a•úlica dr- la E.•culofNdra •nirtrRll�d�ll"arl�.
adelante. Fueron las primeras actuaciones del movimiento coo
h1i1utopt!rla coUahoraz-ionr: cuhura_lt\ \'n-t("'Cia-Roma., 1938, \'ol. XI\". coL 607. perativista, contribuyeron a dar origen a las Trade Unirm.s y, entre
La arquitectura de la ingeniería
La revolución indu trial, el progreso Lecnológico, la produc
ción y el comercio acrecemado y acelerado de los bienes de con
sumo no podían dejar de incidir directameme en el campo de la
construcción. También aquí, como en todos los demás sectores,
exisúan dos grande� categorías de product0s: los tradicionales,
realizados con las nuevas técnicas, y los completameme nuevos,
ya fuera porque respondían a nuevas exigencias o porque eran
viables solamenle gracias a la Lecnología moderna. EsLa coexisten
cia entre lo viejo y lo nuevo como emblema de una técnica común,
que es al tiempo causa y efecto de las transformaciones en curso,
vuelve a encontrarse en todos los campos de la cultura del siglo
XIX. Así tenemos limitándonos al sector de la construcción
y dejando para otro párrafo la discusión de las manufacturas
la coexistencia de Lipologías antiguas y modernas, de tendencias
orientadas a la recuperación del pasado y de otras puramenle fu
Luristas, de la Eco/e po�t«lmique (1794), llamada inicialmente Ecole
des lrawux publics, y de la Eco/e des Braux-Arls (1806), de ingenieros
y de arquitecLos.
Por estas dicotomías, y por otras razonrs que ya veremos, so
La umf" bflc-1 ,<hbuJO. C:om.-uum) D�unt� la G•lrrM." dr11 �l.uhinN drt.illt-.
mos propensos a considerar la totalidad de la realidad tecnológica .\lt-.l;.a11d1t' Gu"t.l\t' f.iíf.l."I. \'i..
1,1 gt>.v..-.1..1 dt- l.l. Lxpo,N it\n L'niHf<rj.d dL· P.tth. d.- 1889.
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la Calerie des t\Iachines, de DuLerL y Comamin, y la celebérrima Ahora bien, cuando las formalizacione de estos espacios in
Tom.' EilTel, ambas realizadas con ocasión de la Exposición de ternos se limitan al cubrimiento y a la estructura interior, man
París de 1889) reúnen Lodas esLas experiencias en el marco de un teniendo inalterado. en términos e�tilísticos tradicionales, su
gigamismo arquiLecLónico con el que se prelende asociar el mundo cerramiento externo, nos encontramos ame manifestaciones me
de la industria y del comercio a la confianza optimista hacia un ramente técnicas, una conni,·encia ine,·iLable entre ingeniería y
futuro pacífico y progresisLa para Loda la humanidad. arquitectura ecléctica. Cuando, por el contrario, la formalización
Como se ve, todos esLos sectores tipológicos, aun teniendo en estructural interna se pone de manifiesto francamente también en
común el esquema constructi\'O de la estructura en hierro y cris el exLerior (es decir, cuando el «significado» se asocia indisoluble
tal, presentan una gama muy amplia de implicaciones diferentes . mente al «significante», para usar una Lerminología semiológica
Las galerías públicas resueh-en un prnblcma urbanísLico, el de unir que hemos propuesto en otro lugar)," ya no es licito hablar de ar•
di,·ersos puntos del cenLro urbano con recorrido peaLonales cu quiLecLUra e ingeniería, sino simplemente de arquitecLura que ha
bienos. Lo invernaderos botánicos, además de satisfacer su propia hecho propias algunas modalidades de la ciencia y de la técnica
función, sin·ieron como el campo más dúctil para la C:\.-perimen de las construcciones, superando así una aporía y un dualismo
tación de las nue,·as estrucLuras. Con las estaciones ferroviarias se presemes todavía en la críLica y en el debaLe arquitectónico. Pero,
crea un tipo de construcción complctamenLe nuevo, mientras que si estas consideraciones sirven hoy para poner en términos crítica•
las instalaciones para las exposiciones universales, los mercados cu mente más correctos la cuestión de la relación entre arquitectura e
bierLos y los grandes almacenes, promoLores Lambién de Lipologias ingeniería y para facilitar el análisis lingüístico de las obras, se da,
inéditas, representan toda la gama del comercio: el internacional, indudablemente,(.') hecho de que a fines del siglo XVIII ha habido
el mercado al por mayor y el mercado al por menor. un desdoblamienlo de la figura del construct0r que no volverá a
Así, pues, a diferencia del «principio» consLruclivo del edificio recomponerse: el binomio arquitecto e ingeniero como inevitable
de pisos con esqueleto metálico, que nace y permanece como un consecuencia de la división del trabajo, de la especialización, de
sisLema sin significado, disponible para Lodos los usos, el sector de la organización didáctica, etc., provocado todo por la moderna
las grandes cubiertas en hierro y cristal produce Lamas forrnaliza civilización industrial.
ciones como campos a los que e aplica; indudablemente resuel Como se ha ,·isto, en el nue,·o clima del positivismo del XIX,
ve algunas funciones, pero ésLas se van haciendo más específicas; entre la conquista y la pasividad sociales ligadas a la revolución
además, a las propias razones fw1cionales se asocian otras de Lipo industrial. «está la figura del ingeniero que emerge sobre todas
represenLati"o, comunicati,·o y Lambién simbólico. Podemos decir las demás: es el realizador de las Lransformaciones que se con
que en este campo encuentra la arquitectura de la ingeniería su cretan en la técnica de las nuevas estructuras urbanas (...}, una
lenguaje nuevo y específico. De todas formas, el hecho verdadera figura singular, capaz de crear obras au·evidas y precursoras de
mente nuevo de esta arquiLectura radica en halX'r dado origen a
una espacialidad interna Lolalmente inédita. •• Cír. ll. De ru'ICO, &g••· ,toña, ¡,rog,tt,, d1l/"arrhi1,11.,a, Laterza, lloma-lfan, 1913.
" K. Ciar!<, // rtriro/toliro, •n ,aptlo/o di ,torio tltlgw,1'1, Eindudi, Turin, 19,0, p. 139. "/bid., p. 207.
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comradicciones de su Liempo. En este sentido 1\forris no es un mo positivamente la comribución de 1\Iorris de la de Ruskin. Además,
ralisLa, sino un auténtico reformador. contrariamente a la idea convencional que de él se tiene como sim
Pane de la consideración de Ruskin de que el arte es la expre ple ejecutor de las teorías de su maestro y como medie\'alista ana
sión del placer del Lrabajo, y como casi todos los hombres viven crónico, 1\Iorris, aun confundiendo a \'eces el sistema corporativo
de su propio trabajo, dedicándole la mayor panc de su ,·ida, es medie\'al con el socialismo moderno, y no teniendo otro modelo
ur1 gran pe1juicio social mecanizarlo, despojarlo de toda parti disponible que el gusto y el «espíritu» del gót.ico, tuvo un sentido
cipación humana. Esto no se refiere sólo al anesano, sino que, muy vivo de la historicidad de su Liempo. Gracias al socialismo
traduciéndo!le en la calidad del producto manufacturado, afecta comprendió que lo negativo de La producción industrial no estaba
a todos los que disfrutan de la producción. El arte, por tanto, no tanto en los medios de producción como en el modo en que se ges
es un fenómeno meramente estético, sino «un importante sustento taba: las \'crdaderas rausas de los males de la ciudad moderna y de
de la vida». Desde este presupuesLO, Morris extiende la idea del La crisis arústica y proyectual son el sistema liberal, el mercantilis
arte a todo el mundo de la \'ida: no se refiere sólo a la pintura, a la mo, la ley del máximo beneficio, pero no Las máquinas; «las mara
escultura y a la arquitectura, sino también a las formas y colores \;Uosas máquinas -escribe-que en manos de los hombres justos
de todos los objetos útiles, a la disposición de los campos, a la red y previsores habrían podido minimizar la fatiga y mejorar la ,·ida
de carreteras, a la administración de la ciudad, etc. Desde esta de la raza humana, se usan, sin embargo, para fines contrarios».,.
visión amplia y cualificaclora del arte toma cuerpo el método de También gracias al socialismo reconoce que entre tantos ma
consideración unitario que en el 1\Iovimiemo 1\loderno afectará les de la revolución industrial ha surgido una realidad positiva: la
a todos los sectores dd proyecto, desde el disei1o del articulo más polencia crecienLe de la clase trabajadora. Además, identificando
mode to hasta la urbanística. La encamación de este principio en el ritmo de la producción el mayor desequilibrio del trabajo
unitario nos la ofrece la propia arquitectura, allí donde se entien mecánico, en cuanto que impone la máxima cantidad en menos
da de acuerdo con su célebre definición por la que «representa cabo de la calidad y de las condiciones Laborales, Morris observa:
el conjumo de las modificaciones y de Las alteraciones llevadas a «Es lamentable que la ci,·ilización se haya impuesto y que ahora
cabo sobre la superficie terrestre en virtud de las necesidades hu sea imposible de limitar y controlar; esto resulta, al menos, en el
manas, exceptuado el puro desierto»." estado acLual de las cosas, pero, teniendo en cuema el ponemoso
Y si eslo es la arquitectura, nadie puede desinteresarse ni con cambio que introduce la mecanización, bien puede ser que pro
fiarla exclusivamente a un grupo de técnicos: el arte y la arqui duzca daños más graves: aniquilará, de hecho, el arle tal y como
tectura se con"ierten asi en un problema eminentemente polít.ico. lo entendemos ahora, a meno que sea sustituido por un nue,·o
Es este ca1·ácter político, como se ha dicho, el que va a diferenciar ane; pero probablemente, queramos o no, destruirá también lo
,. \\'. Morris, PrtHp,ds oj.lrdnl«hnr m l:u:i�ah••• en .l,rlr,/LihtRI, -111/wno, Latrrza. 8.iri. to W. .\lorris ..lrt and Soc,a/wn: rALlun.s a•d ld,aú ofth., Englun &c,,,/ut, of•Dt!r, J,uJ•• pp.
1963, pp. 3-�- tOl-102.
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que produce el odio del arte y así preparará el camino a un arte revelado más apremiante a medida que la civilización industrial
nue\'O cuyas formas nos son aún desconocidas>>." ha ido evolucionando.
Como se ve, la posibilidad de un cambio en la función de las Por lo que amecede podemos decir que en la obra de 1\Iorris
máquinas se admite sin reserrns, unida a la consideración de la pueden distinguirse una previsión a largo plazo (la revolución social,
muerte del arte -tema central de la estética moderna-, o cuan el nacimiento de un arte radicalmente diferente, la confianza en que
do menos de la muerte de un cierto tipo de arte para dar vida la nue"a clase tendrá del arte una idea más sana. etc.) y unas reali
a otro. En este sentido, la suya ha demostrado ser una auténtica zaciones inmediatas (el interés y la práctica de las artes aplicadas, la
profecía. En especial. admitiendo el cambio de función en el uso polémica reformadora, la fundación del movimiento Arts alld Crefls,
de las máquinas, :\-Iorris inicia ese intento de dar una calidad al etc). La palabra «entretanto», que aparece continuamente en sus es
producto industrial que constituye otro de los fundamentos del critos y conferencias, indica su convicción de la necesidad de actuar
�Iovimiento l\foderno, y su actitud en esa dirección es bastante ames de que las modificaciones más radicales transformen el sistema
más significativa que la asumida por otros como Cole, Laborde completo. Este doble aspectO, revolucionario y refom,ista, contribu
o Viollet-le-Duc, que se habían adherido casi incondicionalmen ye en gran manera al nacimiento del :\Iovimiento :\Ioderno y define
te a la industrialización. De hecho, mientras que éstos querían una orientación de crítica sociológica que ha caracterizado la obra
resolver las contradicciones del sistema producti\'O moderno des de los arquitectos y proyectistas de las generaciones succsi"as.
de dentro, por así decirlo, técnicamente, l\Iorris, aun alejándose Como conclusión de estas notas sobre la actividad de :\Iorris,
del anacronismo de su maestro y reconociendo la irre,·ersibili queremos hacer hincapié en dos consideraciones. La primera tien
dad del proceso en curso, sigue siendo un oponente del libt>ralis de a superar el tópico que distingue una parte más atrasada y una
mo industrial. Cuando en la novela .Vewsfrom Xewhm, de 1890. parte avanzada en su obra. Para nosotros este dualismo carece de
entre muchas proposiciones utópicas, mantiene la abolición de coherencia, y en ella no existe contradicción. En realidad, si bien
la fatiga, la sustitución del trabajo mecánico por el creativo, la es cierto que la actividad de l\Iorris en su co1�unto pertenece al
reducción de las necesidades superfluas y, por tanto, la elimina capítulo del eclecticismo historicista, se ha dicho también que los
ción de la superproducción, l\forris, basándose también en el aspectos aparentemente fuera de su tiempo han de interpretarse
precepto de la ]OJ' in labour, señala los modos de combatir lo que como actitudes coruciemes y paradójicas para refor.i:ar la unilate
�Iarx había definido como Enifrtmdung, es decir, la escisión de ralidad de las ideas, para conseguir una crítica más radical, para
la conciencia humana en dos partes ajenas, la alienación:" no instituir un claro punto de referencia. Puesto que a ellos se han
sólo esto, sino que la problemáLica so ciológico-productiva se ha referido muchos reformadores y que, a partir de ellos, ha tomado
vida la crítica a la ciudad industrial, debemos reconocer que sus
" �lonú, l'rrup,ru, ni., p. 35.
22 Eua. i�a dd placer en el trabajo <"n reL.lcic)n con la alicnacicín ha �ido prupueMa por G.
fines han sido plenamente alcanzados.
�lorpuri¡o:l'dgli<1burn1 L'E.rti,itu¡urconlmrpora1R,, �larzorati, Milán, 1960, lilnlo <n rl npllu
La segunda consideración se refiere directamente a la relación
lo drdicado a �lorrK como en rl de la. cnética marxL,1a_ entre arquitectura y artes aplicadas. l\forris se ocupó de estas
z, G ..\1lego, voz lJ'hanlJtir#, ril., col. 397. N Cfr. R._ o� Fu,ico, L',dm di ardrrld/um, ci1.
•-,�,::...
«supera a Cole y a Laborde en cuanto que renuncia al compro
......
miso ('Onciliador entre artes e industria. Ha sido también él quien ,...
,..-::._, ""•"::..,.P�
·---·c..
ha pue Lo de manifiesto, en Lérminos muy precisos, la que será la
concepción estética revolucionaria de fines de siglo: la exisLencia de
una belleza ligada directamente al uso de la.� técnicas»...
La prueba más convincente de la exactitud de esLe juicio y del
hecho de que la actitud de Viollet-Ie-Duc supera aJ mismo tiempo
el esLeticismo de los demás historicista.S y el Lecnicismo arquiLectó·
nicameme incierto de los ingenieros, la proporciona la iníluencia
que ha ejercido sobre la arquite('tura posterior, como testimonian
ampliamenLe los protagonistas de las generaciones sucesivas. «Nin _...,.,..,_,.....
gún anisLa escribe H. P. Berlagc ha podido aprender en los
libros cómo debe crear sus obras. Ha habido grandes artistas como
ViolleL-le-Duc y emper que, con sus obras, han enseñado muchísi
mo más que todos los filósofos. Y enseñan mostrándonos la ,·erdad,
la esencia de la arquiLecLUra».,. Esta aportación propiamente arqui
Lectónica es visible en las primeras obras de Berlage. Los interiores
de la Bolsa de AmsLerdam recuerdan en gran manera los diseños de
ViolleL-le-Duc, aquellas perspectivas fuLuristas de espacios interio
res donde la estructura de hierro asume una imención arquiLecLÓ·
nica distinta de los sisLemas constructivos meLálicos adoptados por
..........._...,_
:rs I'. rrancaSlel, lartu larrnlúh1odm,a, Ft'ltriudli, �lil.ín. 19:;9, p. !02. I.A'tchv.orth. c-1 CMllfO romf:traal ) dm \bla., dt 1... zona ronterc-aal dt \\'f"I\\ � n
2i H. P. 8C'rla , C•uulna,:,io111111lú, slilr, «Ca.�brll.a-<ontinuila•. m.ilrz.o 1961, n. 249. E. t1m...11d� Nt1u.r·m.1..� ttl>.1 iun tlt-1.a,iud.1d- ja1'dln.
gc-
H Is To R 1 /1 D t L /1 A R Q u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 65
los ingenieros coetáneos. El vínculo entre el resto de sus diseños, los
relativos a estructuras de hierro y a detalles construCÚ\'OS, anticipa
con toda evidencia el estilo de Horta, que consideraba el Diclion
nairt misomzi como su Biblia." La contribución de VioLiet-le-Duc al
Art Nouireau, primera tendenc:-ia de la arquitectura moderna alejada
del cclecúcismo hist0ricista, ha sido bastante más deci.<u,·a que la
de cualquier otro estudioso del siglo XIX. Definió casi todas las
premisas culturales y prefiguró también algunos aspectos del gusto.
Y terminemos este capítulo sobre el eclecticismo historicista
con una cita de Zevi:
«La cultura dt"I siglo XIX, ron Ru kin y :\lorris en Inglaterra, con
Viollt't-le-Dur en Francia, con \\'irkhoffy después Riegl t'll Austria,
aplica a la historia del arte la revisión de valores que la historiog ra
fía polílira había sufrido poro después de la revolución francesa. La
historia, concebida como continuidad estática, alterada violenta
mente por la inten·ención de héroes que cambian su curso, rede el
paso a una intt'rpretación más rompleja, por la cual la acción del in
dividuo se hace cada vez menos determinante frente a una malcría
perpetuamente dinámica, moviéndose por fuerzas colectivas y anó
nimas. La historia del arte, entendida hasta ahora como historia de
genios altivos y aislados}, por tamo, enfocada principalmente sobre
el Renacimiento, amplía sus horizontes para abarcar las épocas de
arte colectivo, especialmeme la Edad :\(edia y la llan1ada decaden
cia de la Roma antigua. En esta cultura no caben ambiciones de
originalidad forzada, sino sólo obje1 ÍYos concordantes». 21
Ldr!i,o¡,'°n-".plant,1dt-ladud.1dck-\\'t"l"\n11919, 8.P,1rktr, R. L'n\\an. ., Cír. S. T. :llaclm,, Smtrm of.lrl. \oorm•..\.cheroug. O,lo. 19.16, p. 229.
pl.am.1 dt l.l ,iud.ad d(' Lt 1, h"tltth 1902 . l"n .\ngulü df" U'tt l\'.\01·1h. ,. 8. Ü\'Í, Storu, d,llarrhit,ttura modrrm, l:índudi, Turín. 19:;o, PI'· 66-67.
68 RENATO DE FUSCO
LAS OBRAS DEL ECLECTICISMO HISTORICISTA Al hecho de que Inglaterra no ponía limitaciones al comercio con
el exterior, a lo que recurrían en cambio oLros países para proLeger
El C rystal Palace su nacieme indusLria, se debe el carácter imemacional de la Expo
NuesLro propósito de Lrazar una historia de la arquitectura sición de Londres de 1851.
contemporánea a tran�'S de unas cuantas obras paradigmáticas y Este carácter de la muesLra, con evidentes connotaciones polí
emblemáticas rtia su punto de partida en el edilicio que albergó la ticas, fue posible por la «perfecta seguridad de la propiedad, la Li
primera Exposición uniwrsal, celebrada en Londres en 1851, y que bertad comercial y la facilidad de Lransporte, que Inglaterra dis
presenta las dos características mencionadas. Efectivamente, el frutaba en mayor grado». como escribió Cole en la intrcxlucción al
Crystal Palace se considera como obrn paradigm ática, puesto que catálogo, y se asociaba a otro intento, el de promo,·er una integra
constiture uno de los primeros ejemplos en que la estructura cons• ción entre arle e indusu-ia. Henry Cole, el personaje más compro•
tructi\'a asume plenamente un ,·alor arquitectónico; porque intro metido con este programa y que, contrariamente a Ruskin y l\Io
duce una nueva tipologia edificat0ria, la de las grandes instalacio rris, creía en la uLilidad de la aplicación del trabajo artístico a la
nes para exposiciones, que responde por otra parte a la demanda producción industrial, tanto que disenó, él mismo, objetos de pro
de una arquitectura como medio de comunicación de masas; por ducción industrial, fundó escuelas de artes aplicadas y recogió los
que está construido sobre principios de modulación y repetición, objetos decorativos que consLituyen el núcleo de lo que sería el
aspectos todos que lo erigen como modelo para la producción pos Vict0ria & Albert 11.Iuseum, encontró un apoyo incondicional en
terior. Al mismo tiempo, es una obra emblemática, bien sea en el el príncipe consorte, que le confió el encargo de la organización
sentido de que, a pesar del carácter innovador, reíleja el lenguaje, general de la Exposición.
el código de la época, el eclecticismo histórico, o en el sentido de Destacando siempre el carácter uniYersal de la manifestación,
que simboliza exactamente la historicidad de su tiempo: la reYolu se convocó en 1850 un concurso internacional para su sede: un
ción industrial, las condiciones socioeconómicas de la Inglaterra gran edificio único capaz de contener las secciones de todos los
victoriana y la confianza en las «magníficas realizaciones y pro países expositores y que se realizaría en Hyde Park. Ninguno de
gresos» de la humanidad, úpica del mundo decimonónico. los 245 proyectos presentados se consideró idóneo (hubo una men
La iniciati\'a de la Exposición universal se debe al príncipe ción especial exaeq uo para el francés Héctor Horeau y el irlandés
consorte Albert y a Henry Cole y continuaba la serie de grandes Richard Turner) y la Comisión para la sede, que formaba parte
exposiciones, comenzadas con la primera celebrada en París en del mismo ComiLé promotor de la Exposición, elaboró un proyec
1798, que habían tenido, sin embargo, carácter nacional. Nacidas to propio y se convocó un concurso para adjudicar su realización.
en el espíritu del Iluminismo y de la Prodamation de la liberté du travail Sólo en este momento, es decir, después del fallo del concurso para
de 1791, las Exposiciones intentaban el conocimiento y la propa el proyecto, pero ames de la subasta de las obras,Joseph Paxton,
ganda del progreso social y tecnológico, estimulaban la competen un jardinero consLructor de invernaderos, presentó un trabajo
cia entre los empresarios, ía,·orecían el comercio y los intercambios. suyo que publicó al mismo tiempo en el llluslrated Lo11don Kews y
74 RENATO DE FUSCO
desapercibida porque en el ala asimélrica de la fachada se había dimensión mayor en láminas de vidrio de una longitud de unos
aumentado c.>I número de.> módulos, cuya pequeña dimensión hacía cualro pies, que enlonces se producían normalmeme. Encima de
que fuesen imperceptibles en el conlexto general, tamo la falta de cada arco exisúa una abertura con un óculo en el centro. La na
simetría como el aumento del número de módulos que se dispuso turaleza gramatical de este moli\'O tan potente, el diseño en estre
para corregirlo. En el interior, a este artificio correspondía un lla del testero de la bóveda del transepto, la presencia de la coro
aumento de distancia entre los tramos de unión transversal entre nación de peque11as palmas, que enmascaraba por LOdos los lados
las galerías. En cuanto a la relación planimétrica del edif icio con el trazado inclinado de las placas de cubiena, son los únicos ele·
el trazado cun·ilíneo de la Rolen Row, este espacio se ocupaba mcntos que e,·ocan el lenguaje arquileclónico lradicional. Y no
por una na,·e de longilud inferior y asimétrica respecto de las fueron añadidos en el periodo de ejecución, puesto que las arcadas
demás, si bien sometida al mismo módulo. Este mismo principio y los «encajes» están ya presentes en los bocetos originales de Pax•
de organización modular de la planta permiúa a Paxlon resolver LOn, que se conservan hoy en el Victoria & Albert 1\Iuseum. Sobre
en diferentes situaciones y con diversos tamaños en planta los rt estos aspectos estilísticos se ha observado que el Crystal Palace <<no
freslmunls courls, cuya ubicación estaba también obligada por la es en absoluto Golhic Revi1Jal, que habría sido al menos un recurso
presencia de árboles. lógico y mecánicamente posible(... ). Es sin duda Classir Rrvival de
En la volumetría exterior, como se ha dicho, el edificio consta• principios de siglo»." Y no cabe duda de ello, afirmamos, después
ba de tres órdenes escalonados; la cubierta de las «naves» aparecía de haber asociado el neoclásico a la arquitectura de los ingenieros
al exlerior como plana, pero, en realidad, a la trama modular y de haber hecho hincapié en los valores connotativos del neogóti
descrita correspondía una articulación de placas inclinadas que co, totalmente ajeno a este compromiso entre arte e industria que,
formaban una sucesión de pequei\os tejados a dos aguas; este re por el contrario, encontraba en la obra de Paxlon su manifestación
curso,jumo con una red de tubos, penniúa la recogida de la-; aguas más emblemática.
pluviales que circulaban por los pilares de fundición, que además En el interior se eclipsaban casi todos estos moú,·os estilísticos,
de la función estética resolvían también el problema de las bajantes. y toda la configuración se confiaba al efecto de las "igas de celo
El carácter esquemático y lineal de esta enorme envoltura de sía, de su encuentro con los soportes de fundición, de los bastido•
hierro y cristal quedaba modificado por la presencia de la cubier res metálicos que sostenían la cubierta articulada, etc., es decir,
ta curvilínea del transepLO, una gran bóveda de medio cai\ón sus· únicamente al repertorio formal que ofrecían los elementos de la
tentada en grandes cerchas de madera, material que vueh-e a en nueva tecnología. En la ejecución de la obra colaboraron los pro
contrarse en las arcadas del elemento modular que aparece en pios Fox y Henderson, que eran ingenieros y se ocuparon de la
todas las paredes ,·erticalcs. Dicho elemento, de allura constante estructura metálica, mientras que Owenjones fue el encargado
en los tres órdenes del edificio, tenía cerca de dos metros de ancho de la decoración.
y se repelía tres veces en cada módulo estruclural de siete metros.
Consistía en un marco de madera y hierro, dividido a su vez en su ":\l. uh<,. Gost,, dt/J'Olloun/o ntltt E.s¡,osi;::iom, ..C.t"i,,tl><'Jla,., marz.o-.ihril, 1911, nn. Li9-160.
H Is To R 1 /1 D t L /1 A RQ u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 77 78 RENATO DE FUSCO
la relación interior-exLerior y en los medios uLilizados para lle En efecLo, precisamente aquellos aspecLos que no apreciaban
varla a cabo: los factores modulares, las caracLeristicas esque el gusLo y la críLica de la época, aceptando el CrysLal Palace sólo
máLicas, repetitivas, de provisionalidad, de recuperabilidad, etc.. por sus aspecLos funcionales y económicos, son los \·alores de la
gracias a las cuales, considerada como obra de ingeniería, la obra que hoy consideramos primordialmeme. Es cierto que las
sede de la primera Exposición universal consiguió superar la características más positivas para nosotros nacían más de las cir
prueba del gusto victoriano. Tales aspectos han Lenido abun cunstancias (tiempo reducido para la ejecución de la obra, necesi
danLes Lestimonios en la literatura de la época; la revista «The dad de recuperar un material cosLoso, ele.) que de una intenciona
Ecclesiologist», que tuvo un notable papel en el Gothic Ret'ival. lidad precisa; t.ambién es \·erdad que los posLeriores proyecLOs de
escribe así sobre esta obra: Paxwn y la propia reconsu·ucción del Cryst.al Palace en Sydenham
(destruido por un incendio en 1936), adquieren un tono aúlico,
<(Las condiciones en que fue emprendida la construcción del Cry� vuelven a enlazar plenamente con el eclecticismo estilístico de la
taJ Palace no podrían haberse respetado, creemos, de ningún otro época. Sin embargo, si es cierto que en su apariencia exterior mu
modo que no fuera la ejecución del admirable proyeclO de i\Ir. Pa.x chas obras posteriores eslán inspiradas más en el Palacio recons
ton. Y admitimos, sin duda, que estamo� llenos de admiración por Lruido en Sydenham que en el original de Londres, es indudable,
los efectos internos, sin precedentes en una estructura de este tipo por otro lado, que las caracterísLicas que hoy apreciamos son las
(...) un efecto espacial y ciertamente una amplitud nunca obtenida que han influido en oLras esLrucLuras, ames que los aspecLos esti
hasta hoy; una perspectiva can \'asta que el efecto atmoslerico de lísticos. El Crystal Palace, por Lamo, ha resultado paradigmático
la enorme distancia es totaJmemc nuevo y singular; una luminosi para las obras más significativas de las sucesivas Exposiciones uni
dad difusa y un brillo im·erosímil,jamás imaginado ames; y sobre versales, si pensamos en los famosísimos ejemplos de la Torre de
todo uno de los atributos más satisfactorios para nosotros una EifTel y de la Galcrie des l\fachines, 1-calizadas ambas en París en
evidente sinceridad y un realismo construct.i\'o de un alto vaJor. Sin 1889, y en las ediciones más recientes de tales manifest.aciones que
embargo, hemos llegado a la convicción de que esto no es arqui ahora, dada la diferente organización de los imercambios y, sobre
tectura: es íngc.>niería de la mejor calidad y excelencia pero no LOdo, de los diversos sisLemas de comunicación de masas, resulLan
arquitectura. La forma está todavía por venir, y también las ideas Lotalmeme anacrónicas.
de estabilidad y solidez(...). Además, la infinita repetición de los
mismos elementos componentes indispensable en una estructura La escuela de Chicago
de e:,te tipo nos parece que niega toda aspiración a una mayor Pocos o ningún edificio de gran imerés arquitecLónico se rea
calidad arquitectónica»." lizaron en el período que media enLre los años 1850 y 1880. Prosigue
la obra de los grandes construcLores: H. Labrouste, tras la Bibliote
f
" 'fhL Drnpt tlu Cr;,stal Palau, �•1 hr &clrsiologisn,, XLI. 1851. cd. rn C. E Chad,.;d, 'l1u
ca de Saime-Geneviéve (1843-1850), realiza la Biblioteca :\'acional
llori �SirJorrJ,I, Pa,ton, l.onclrr,,, 1961. (1862-1968); V. Baltard inicia en el 1853 las Halles Centrales, en el
H Is To R 1 /1 D t L /1 A RQ u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 79 So RENATo ot Fusco
marco de las obras urbanísticas de París. Entra en su fase culmi de imereses que fue reconstruida en poco menos de una veintena
nante el eclecticismo, en la acepción más corriente de la palabra. de años y ampliada hasta(') punto de contener 1.700.000 habitan
Ch. Gamier construye entre 1861 y 1874 la Ópera de París en ese tes a rmales de siglo. La reconstrucción se confió inicialmente a
esúlo del neoclasicismo barroco que en Italia se llamará «umber· un grupo de técnicos que provenían del ejército, formados duran
tino» y que afectará a muchísimos edif icios «oficiales» de varios te la guerra de secesión. Entre 1880 y 1900 nace precisamente el
países. Es bastante activo en este período el estudio teórico y críti centro de negocios de la ciudad, el Loop, caracterizado por grandes
co: Viollet- le-Duc publica entre 1854 y 1868 el Dictio,maire raison11é edificios de oficinas, residencias, grandes almacenes, locales públi
de l'architeclurefranfaise, y entre 1863 y 1872 los Entreliens sur cos, ele., a ,·cces reunidos en una misma construcción. El alto precio
l'Ard,itecture. El fenómeno más significaú,·o de aquellos años fue la de los solares edificables, tamo en Chicago como en Nueva York,
transformación de las grandes ciudades: la de París por obra de fue la causa que determinó el nacimiento del rascacielos, tipo edi
Napoleón III y su prefecto, Haussmann, que tiene lugar entre 1853 ficat0rio realizado en una primera época como «torre de piedra» y
y 1869; la de Bruselas (1867-1871), la de Barcelona, iniciada en posteriormente con esqueleto metálico. PermiLía la mínima ocupa
1859, la de Viena (1859-1872), etc., así como las modificaciones ción en planta de la estructura, la mhima utilización de los espacios
parciales de los organismos urbanos por medio de planes de «me interiores, su poüfuncionalidad, la mayor luminosidad y apertura
jora», efectuados en casi todas las ciudades europeas en base al y, sobre todo, el mejor aprovechamiento del suelo edificable, con la
modelo de París. En suma, la segunda mitad del siglo XIX fue la estructura de múlúples pisos. Técnicamente, el rascacielos se valía
gran época de la urbanística, hubo una gran experimentación de las innovaciones estrueturales derivadas del uso racional de la
técnico-constructiva, se cle,·ó el niwl de la edificación, especial construcción en hierro, de los sistema verticales de transporte (as
mente de la británica, pero no el de la arquitectura; por tanto, no censor de ,•apor, Otis de 1864; hidráulico, Baldwin de 1870; eléc
surgieron obras definidamente paradigmáticas. trico, Siemens de 1887), además de las instalaciones de teléfono y
Para encontrar edificios que, aun en el ámbito del eclecúcismo de correo neumáúco. Bene\'olo compara con acierto el úpo edifi
historicista, en el senúdo más amplio que damos a esta expresión, cat0rio del rascacielos, de extensión altimétrica ilimitada, con el
representen un salto hacia adelante en la historia de la aTquitec plano de parcelación urbana en retícula, de extensión planimélrica
tura, es necesario trasladarse a los Estados Unidos y observar el ilimitada, considerando ambos como meras operaciones aritméticas.
inicio de los años ochenta. �os referimos a las construcciones de «Ni lo uno ni lo otro son realidades arquitectónicas, pero contienen
la escuela de Chicago. Se entiende con esta expresión el conjunto la posibilidad de una transformación radical del escenario arqui
de obras que constituyeron el Centro administrativo de esta ciu tectónico tradicional, y el principio en el que se basan, siendo el
dad, fundada en 1830 con una planta en retícula de extensión mismo que rige la industria, puede servir para poner de acuerdo la
ilimitada y con\'ertida pronto en el mayor centro de imercambio nueva escena urbana con las exigencias de la sociedad industrial».,.
y en el mayor nudo ferroviario de los Estados Unidos. Destruida
por un incendio en 1831, Chicago representaba tal concentración st lknC\"Oln, of>. riL, p. 261.
H Is To R 1 /1 D t L /1 A RQ u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 85 86 RENATO DE FUSCO
la aJtura de los forjados tienden quizá a mitigar perceptivamente
la enorme mole del edificio; el Tacoma Building, de Holabird y
Roche, de 1888, de doce plantas, que introduce en la estructura
de esqueleto bow-wi11dows poligonales, es decir, un elememo arqui
tectónico perteneciente tanto a los reuivals estilísticos como a una
ininterrumpida tradición constructiva nórdica; el segundo Leiter
Building, de Le Baronjenney, realizado en 1889 en perfecta con•
tinuidad con el otro, diez afios anterior; el Fair Building de 1891,
si bien con alguna concesión al motiYo hist0ricista de pilastras gi
gantes coronadas por capiteles; el� larquette Building, de Holabird
y Roche, de 1894; y, finalmente, el Reliance Building, iniciado en
1890 por Burnham y Root, con una allura inicial de cinco plantas
a las que se añadieron en 1895 otras diez más. Este edificio, el más
significativo de las construcciones de Chicago, puede considerarse
el punto de partida de la corrieme estructuralista.
En la segunda tendencia, la neorrománica, inspirada por Ri
chardson y enriquecida con detalles neodecoratiYO> debidos a la obra
de Louis Sullivan, se pueden incluir. el Rothschild Store, de 1881;
el Re,·ell tore, de 1881-1883; el Troescher Building, de 1884, todos
ellos proyectados precisamente por Sullivan; el l\Iarshall Field Sto·
re, de Richardson, ya mencionado, la obra principal de este arqui
tecto y la más iníluyente para la corrieme que estamos examinando;
directamente ligada a ella está el Audito1;um Building, construido
desde 1887 al 1889 por ulli\·an y Adler, otro de los inmuebles más
significativos de Chicago, también por su multifuncionalidad (con·
tenía. además del teatro, oficinas comerciales y un hotel); el Great
Nort.hern Hotel, de 1891, proyectado por Burnham y Root, quienes
realizan en 1892 el Capitol, llamado también 1lasonic Temple, el
edificio más alto de este período en Chicago, con sus veintidós plan
tas, ambos claramente inspirados en formas de Richardson enfati•
\\. LA- 8Aronjt""nnt\. prunirro, \C"gundo Lri1C""t Building� Clrn.t,go (1879, IR8Q zadas como requería La importancia comeróal de estas oficinas.
88 RENATO DE FUSCO
\\. Le- 82r00Jr-nnf")'� Home' lfbura.ilIT Buildmg:. ( hKa.'6 188.l • U. 1-1. Rul'nh.arn�J. \\'. Roe�. Rtli.l11u· lluildioJ�Chk.ago 1890-189.).
Paralelamente a estas dos familias, esLructuralisrn y neorromá
nica, en las que pueden incluirse otras numerosas obras cuyo ca
rácter era frecuentemente difuso -valga como ejemplo el caso del
i\fanhauan Building (1890) del propio William Le Baronjenney,
donde se mezclan la estructura de esqueleto, bow-wi11dows poligo
nales y cun·ilíneas, vemanas horizontales e incluso arcos de coro
nación-, existen construcciones \'erdaderamente originales e in
dep endientes, como el :\Ionadnock Building, de 1891, proyectado
por Burnham y Root. Este edificio, con sus quince pisos ininte
n-umpidos, sus bow-wiizdows alternadas con aberturas verticales, sus
encuemros levemente curvado en la base y en la coronación, e
diferencia sensiblemente tamo de las configuraciones de e queleLO
de la primera tendencia como de las arquerias románicas de Ri
chardson y, también, de los dernlles decorativos de La obra de u
llivan, por estar hecho sobre la base de paramentos continuos de
ladrillo. De este último autor es otro edilicio «independiente», el
Carson, Pirie & cott Departmem Store, realizado emre 1899 y
1904, donde a excepción de la solución curvilinea de la esquina,
recurso típicamente decimonónico en los edificios de grandes al
macenes, queda expresado claramente el objeúvo de Sullivan de
integrar en una nítida estructura ortogonal de fachada el «sistema
decorativo» al que el arquitecto dedicó sus mayores esfuerzos.'"
En la evolución de la escuela de Chicago, la Exposición Co
lombina de 1893 marca, según La mayoría de los hisLOriadores, el
final de una intensa actividad de investigación, durante la cual,
aun con e,·identes contradicciones, el eclecticismo historicista se
apoya en un rigor estético y estructural que puede definirse como
" Adem..i., de l.t.., obra.; rt!aliza.da11 por Sullivan en Chic.lgo. pueden recon:Lu·:\e e-ntn- �u�
I)_ ..\dk-r > L. SuJJi\.10, ,\udnorium Buildin{(, {:hK".igo 1887-IM9. Chic-.11go, \1S1add �lkhig,m
tr.wajo, más signifirati-,m rl llínnu-ngnl 8111/dmg d.- St. Louis 1891) y .-1 G■arant, Bwúl,ntd.
U.uuk-\..trd h.aei.1 r-1 ot'\tt' ,... R.and� �l, x.. 11 & Co., Bu¿;,�" n1usa, ,,,u1,1. (.Au �. 1R9R. BufTaJo ( 189.l)� prop�·ctados ambos 01 cobhoración con 1)-..1.nkmar .\dlt!r.
92 RENATO DE FUSCO
proLOrracionalista y en aportaciones que parecen anticipar el Art
.Vouveau. Esta Exposición habría frenado este conjunto de impulsos
inno,·adores y recuperado viejos estilemas en la línea de BeaiH-Arts,
importados del viejo continente. Indudablemente, algo hay de cier
to en esta af irmación, especialmente si se considera el paso de uno
de los mayores protagonistas de Chicago, Daniel Burnham, a la
corriente neoacadémica, y el hundimiento profesional de un anis
ta como Sullivan, sobre el que influyó el cambio en el gusto del
público a continuación de la Exposición colombina.
Sin embargo, soslayando lo ocurrido personalmente a ,·arios
arquitectos y en particular a Sullivan, el personaje culturalmente
más valioso de los citados, la Exposición colombina consiguió sólo
en parte frenar el flujo producti,·o vital de la construcción en Chi
cago. Así pues, a nuestro entender, dicha manifestación, aunque
produjo una crisis momentánea, acabó por determinar una clari
ficación de los hechos de los que nos ocupamos. Después del ru'io
1993, en efecto, es la co.-riente estructuralista iniciada por WilJiam
Le Baronjenney la que permanec(', la única que se consagraba,
lejos de LOda veleidad culturalista, por sus razones técnicas, econó
micas y ligui-ativas más cercanas a las demanda� de la clientela.
Ya Hitchcock, en su Archiltclure: _ llfinelm1th and Twenliet/1 Cmturús,
había proseguido su clasificación de las obras americanas de rma
les d(') XIX sin dar excesiva importancia a la actuación retarda
dora de la Exposición colombina; recientemente, la influencia de
esta última ha sido reconsiderada de forma más convincente. En
un artículo de 1956, Luigi Pellegrini, tras haber publicado una
vasta serie de rascacielos realizados en Chicago después del año
1893 todos en la línea de la que nos hemos referido , sostiene
que: «La célebre escuela señalada en los libros con las fechas 1880-
1893 no debe limitarse sólo a los episodios aislados del siglo XIX:
L. Sulli\Uti, .ahn.tLt'Oh Can.un, Pitit & &011, Chk.1Mo 1899-190-t. continúa y sigue produciendo obras al menos en todo el primer
94 RENATO DE FUSCO
cuarto de nuestro siglo. Los rascacielos de Míes encajan perfecta de la tradición a la demanda innovadora; del mercantilismo bur
mente en esta tradición. :--rada más falso que creer literalmente en gués al socialismo; de las técnicas tradicionales de la artesanía a
el mito de la Exposición colombina como destruct0ra de todos los las industriales de la ingeniería. Como tal, la Bolsa de Amsterdam
valores de la Escuela de Chícago. Estos valores no eran meramen está entre las obras más emblemáticas de finales del siglo XIX,
te figurativos y, por tanto, no podían perderse con la aparición de pero es también una construcción paradigmática para la produc
ur1a moda académica. Estaban apegados al mundo social y técnico ción posterior de la arquitectura holandesa contemporánea, e in
de Chicago y, condenados al ostracismo por la cultura oficial, re cluso de la urbanística de este país Lan civilizado, uno de los pocos
surgían en la práctica edíficat0ría inevitablemente»." Estamos de en que el l\fovimiento �Io<lerno ha vencido en la batalla_
acuerdo con este razonamiento, que, a su vez, confirma implícita El edificio se eleva en el corazón de la ciudad del siglo XVII,
mente los aspectos positirns y negati\'OS del fenómeno arquitectó donde la escena urbana se caracteriza por la alineación de casas
nico de Chicago, emblemático en su conjunto, que ya hemos seña de fachadas muy estrechas a lo largo de los canales. Ocupa una
lado en las consideraciones generales e::1.l)resadas al inicio del exLensa área asimilable a un trapecio rectángulo muy alargado.
presente párrafo. Sus espacios principales son los de las tres salas, respectivamente,
la Bolsa de comercio, la Bolsa de cereales y la Bolsa de valores;
La Bolsa de Anisterdam mientras que éstas dos aprowchan la amplitud debido a la base
La obra que parece concluir realmente el eclecticismo histori mayor del trapecio, la primera, el espacio interno más significativo,
cista es la Bolsa que Hendrik Petrus Berlage (1856-1934) construyó ocupa el lado más estrecho, que corresponde al frente con la en
en Amsterdam entre 1898 y 1903. Y no sólo por lo tardío de su trada principal (las otras se encuentran en el lado opuesto) y con
fecha -esta obra neorrománíca fue realíz.ada en los ai\os en que la torre en esquina. A lo largo de los lados mayores de las tres salas,
el Arl Xouvtau había decretado el fin de todos los rtvivals , sino que tienen forma rectangular, se enlazan tres órdenes de pequeños
también porque resume los mejores aspectos de t0dos los fenómenos espacios modulares destinados a oficinas; en los lados menores de
que hemos englobado en el eclecticismo historicista: la elección los salones, en tres zonas, una cemral y dos correspondientes a las
motivada de un modelo histórico frente a los demás, la exigencia bases del trapecio, hay locales, por así decir, intermedios, que con
moral, la identificación ética-estética, las razones constructivas, el tienen la cámara de comercio, la dirección, los espacios de repre
valor simbólico-representativo, etc. En suma, constituye (gracias sent.aciones, las oficinas postales, etc.; la comunicación entre esta�
también a cuanto se desprende de la obra teórica de su autor) un zonas está asegurada por galerías que discurren a lo largo de los
compendio de todos los afanes del siglo, desde las indicaciones de lados de los salones.
Ruskin y �[orris a las de Viollet-le-Duc y Semper; de la continuidad En el exterior, todo en ladrillo como el interior, la jerarquía
planimétrica se pone claramente e.le manifiesto mediante otra je
Jl L Pdlrgrin. A.11Jonom,a aprum:a drlla sr11Dla d, Clt,,ago. 4<L�arc-hitrttura, CTOna�hc- <' ,tori.ut,
rarquía alLimétrica. A la torre de la esquina, que es el elemento
agosto 1956, n. 10. predominante, siguen, por orden de altura, el volumen entre las tres
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a lo largo de los canales. hace que las propias facl1adas se constitu
yan en factores de la escena urbana. Y si de todos los edificios bien
insertados puede decirse que sus fachadas son al tiempo «figuras»
de la arquitectura y de la urbanística, en este caso dicho fenómeno
H. P. lk-1'1.tgf'. la Hol<1.i1. dt- .-\1lhlf"tdAm, p,rt"l pn,li\ J. t'xlt'tio1. pl.an1.t t- i111uio1. se acentúa al máximo debido a la falta de todo tipo de saliente y
98 RENATO DE FUSCO
entrame, a la reducción de interior y exterior en un muro períecta religioso se conliaba a la simplicidad conmensurable de las partes
mente plano. Por tanto, la caracterislica prinópaJ de la obra la y del organismo completo.
fusión de todos los salientes en la superficie plana del muro- no se Y llegamos al punto de hablar de aquello que relaciona o dis
entiende sólo como una simplificación estilística, una moderniza tingue la obra en cuestión con la basílica románica. Ya hemos se
ción del románico en el siglo XIX, no es sólo cuestión de detalle y ilalado que la volumctria interna del edificio holandés se traduce,
de plástica menor, como la de los capiteles, cornisas y decoraciones igual que en las iglesias medievales, en el perfil de la fachada; es
que no sobresalen de las pilastras, de los huecos de las ventanas, evidente que el propio frente principal expresa una especie de nave
etc., sino que, sobre todo, debe considerarse como una intención de central (el salón de la Bolsa de comercio) y dos na,·es laterales (las
hacer aún más nítida la definición espacial que tenían ya los ele de las olicinas), a pesar de la presencia de la torre y del cuerpo de
mentos y la articulación de los espacios en el románico. La compa la escalera colocados a ambos lados de la fachada. En el interior
ración con éste de la Bolsa de Amsterdam, establecida hasta ahora -y hablamos, finalmente, del famoso espacio del salón- el para
sólo en el plano del gusto y de la exigencia «moral», de la sinceridad lelismo con el modelo medieval es menos evidente, pero aún sub
construcliva, debería profundizarse sobre todo en lo que se refiere siste. Comparado con la na,·e central de la basilica románica, el
a la relación dialéctica de la conformación espacial, el juego de la gran espacio de la Bolsa presenta, como aquéUa, las pequei\as na\'eS
norma y su derogación que esta obra de finales del siglo XIX esta laterales, el mismo ritmo de dos arcadas entre una pilastra y otra,
blece con su modelo medieval. una sucesión de logias sobre logias asimilable a una doble tribuna;
En el estilo-código románico y especialmeme en su principal por encima de todo, ese caráeter de interior que Liene el ,•alor de
tipo edificatorio, la iglesia basilical, todo era claro y preciso cons «exteriorn, debido alli, además de a la amplitud, a la mayor altura
tructi\'a y espacialmente: la métrica modular de las naves, la rela de la nave central, que recibe luz por encima de las naves laterales
ción sencilla entre la mayor y las menores, el ritmo de las fachadas y de las tribunas, y aquí a la cubierta de hierro y cristal que ilumi
internas con las tribunas, la solución de la fachada principal, que na desde arriba el gran vacío. La analogía, sin embargo, está to
no era sino un reflejo sobre el frente principal de la sección trans talmente transfigurada, no sólo por las innovaciones moríológicas,
"ersal del edificio, etc. Berlage recoge casi al pie de la letra estas como la estructura metálica y las arcadas reticulares ojivales de
características, de forma que, contrariamente a Richardson, a1 la cubierta, da\'e de la modernidad de la obra, y los ya mencio
que suele asociársele, no aprecia del románico tanto la estructura nados muros enrasados con la reducción de todas las articulacio
masiva de los arcos, que en la Bolsa se com·ierten en poco más que nes a un plano, etc., sino sobre todo por el diíerente tratamiento
simples molduras de huecos, ni el gusto bárbaro por los gruesos dimensional, que conliere a la obra un signilicado completamen
sillares de piedra (de los que el americano hacía un uso magistraQ te moderno. Considerado el salón en su totalidad, o recorriéndo
que aquí se traducen en un paramento uniforme de ladrillo, sino lo y distinguiendo su función de la de las logias con olicinas que
precisamente la organización inteligible y la función espacial de lo rodean, se desecha la idea de compararlo con una nave central
cada una de las partes de la catedral románica, cuyo mensaje de basílica románica para dejar paso a otra -teniendo en cuenta