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La Arquitectura en la Argentina del Siglo XX

La construcción de la modernidad
Jorge Francisco Liernur

Capítulo 3. Con eficiencia y mensura (1930 -1940)


MODERNISMOS

La Arquitectura Moderna se diferencia de la tradicional en dos registros principales:

1. La Arquitectura Moderna fue consecuencia del proceso de creación de un fenómeno inédito como era la fabricación de
vivienda como mercancía, lo que suponía asimilar las formas de habitar a las condiciones de producción, distribución,
cambio y consumo. En otras palabras, la Arquitectura se modernizó al adaptarse a la división del trabajo, a la separación
entre valor de uso y valor de cambio. La tendencia a la homogeneización y la compactación produjo una conmoción absoluta
en las estructuras de una disciplina que pretendía seguir gobernándose según sus propias leyes (legitimadas por la tradición).
2. Como producto cultural, la Arquitectura Moderna fue consecuencia de las grandes transformaciones que Sedlmayr 1ha
condensado en la fórmula “pérdida de centralidad”. La puesta en cuestión de la tectónica tradicional – basada en esfuerzos
de compresión – la disolución de los límites entre lugares, interior y exterior (transparencia), la desvinculación con el
contexto inmediato urbano o natural (objetualización), el cuestionamiento de la mediación lingüística en el concepto de
mímesis, la negación del pasado y la consecuente necesidad de auto-legitimación, la liquidación de todo rasgo de
caracterización, fueron y son los nudos problemáticos explorados por la Arquitectura Moderna y como medio de esa
“pérdida”.

La pérdida de centro y la condena a la permanente auto-fundación traen como consecuencia dos sensaciones opuestas: por un lado,
provocan angustia por la soledad y melancolía por la fugacidad de características del arte moderno. Pero, por el otro lado, de esa pérdida emerge
la libertad como el principal valor de la modernidad.

Las variantes de los modernismos no solo son muchas, sino que oscilan entre la celebración de infinitas posibilidades de elección
estética, programática o técnica. La historiografía reciente ha debido reconocer que en términos generales no hay contradicción entre
“modernización” y “autoritarismo”. En lo que se refiere a las representaciones, tampoco existe ninguna relación de necesidad entre sistema
político democrático y reivindicación de cualquiera de las formas de los modernismos.

Es cierto que puede hablarse de “modernismos reaccionarios”, en la medida en que se busque caracterizar aquellos procesos de
transformaciones económicas, culturales y sociales parciales impulsados por las elites para las que es más conveniente identificarse con temas y
representaciones modernistas como emblemas de un “mundo nuevo”. Aun así, no parece fácil encontrar un frente homogéneo de relación entre
estética y política.

Estas observaciones son necesarias para comprender la necesidad de una revisión de paradigmas historiográficos que han construido la
“arquitectura moderna” en la Argentina. La historiografía ha sostenido habitualmente que, a diferencia de lo ocurrido en otros países, en este, el
Estado que surgió del golpe militar de 1930, rompió la continuidad institucional mantenida desde los inicios de la modernización (no apoyó o no
dio lugar a la arquitectura moderna). Afirmación que puede desmentirse, pero eso no significa negar que de algún modo se haya producido la
consolidación de líneas hegemónicas. No todas las expresiones modernistas que se conocen a escala mundial, tuvieron lugar en la Argentina.
Será propósito de este capítulo intentar caracterizar las líneas de hegemonía y buscar comprender sus condiciones de emergencia.

MODERNISMO
En la producción arquitectónica de la Argentina entre 1930 y 1939, tuvieron lugar procesos de condensación y cuestionamiento de la
legalidad clásica necesarios para la masificación de la edilicia. No ocurrió lo mismo ni con los procesos industriales de producción ni con los
aspectos culturales señalados en segundo término, tendientes a la “pérdida de centralidad”.

La elección de las fechas no es azarosa. El inicio en 1930 se debe a que, en enero de ese año, la Sociedad Central de Arquitectos
publicó un numero de su Revista de Arquitectura dedicado al fenómeno de las “tendencias modernas”. Además, se puede agregar la visita de Le
Corbusier en noviembre de 1929 o la “revolución” que inició el nuevo ciclo neoconservador que caracteriza el tipo de construcciones realizadas
durante la década.

1
Hans Sedlmayr fue un historiador del arte austríaco nacido en territorio húngaro. Estudió arquitectura en el Politécnico de Viena e Historia del arte en la
Universidad de Viena, siendo luego profesor de Historia del arte en las universidades de Múnich y Salzburgo. Durante el Tercer Reich fue miembro del partido
nacional-socialista. Adscrito al formalismo, fue miembro de la Escuela de Viena de Historia del Arte.
Las obras que se presentan en dicha revista van desde el art decó de Virasoro hasta el clasicismo de Bustillo, sin embargo, sólo el
primero fue reconocido como un “pionero” de la Arquitectura Moderna en la Argentina. Pero es posible advertir, en ese conjunto
heterogéneo, ciertos rasgos comunes que permiten identificar a la Arquitectura Moderna argentina hasta 1939. En términos formales puede
definirse: sólida, de volúmenes cúbicos elementales claramente articulados, de mínimas indicaciones decorativas, discreta, prioritariamente
muraria, opaca, con voluntad de permanencia y tendiente a descuidar la materialidad en favor de la abstracción. Estas primeras
expresiones remiten a un gusto por las formas simples y con escasa decoración.

Rara vez, las arquitecturas en nuestro país que procuraron dejar atrás los estilismos tradicionales acompañaron las distintas alternativas
transitadas por la Arquitectura Moderna en otros países – incluso de Latinoamérica – alternativas en las que se acentuaron valores de
atectonicidad, transparencia, mímesis biologista, culto a los nuevos materiales, transitoriedad, elocuencia discursiva y linealidad. No faltaron
razones para que nuestro modernismo adoptara esta dirección: razones técnicas, culturales, profesionales y políticas. Para comprenderlas es
necesario advertir que, a diferencia de los Estados Unidos, donde el proceso de modernización se había iniciado más de un siglo antes, en
nuestro país el modernismo estético formó parte de una modernización gestada por sectores tradicionales, no acompañada de un proceso masivo
de taylorización, pero sí por importantes movimientos sociales hacia utopías de transición global. Una particularidad del caso argentino – en
relación a otros países latinoamericanos – es que las políticas estatistas anticrisis fueron piloteadas por los sectores ligados al modelo tradicional
agroexportador, de manera que las bases “antiguas” de la formación social argentina, ligadas a la renta de la tierra, no fueron afectadas.

Pero si la Arquitectura Moderna en la Argentina se separa de los norteamericanos, tampoco puede asimilarse a las variantes europeas.
Los avances modernistas en Alemania, Italia, Checoslovaquia, la Unión Soviética, Holanda, estuvieron sostenidos por proyectos de renovación
social, y nada de esto ocurrió en la Argentina, donde los programas de renovación fueron solo tibiamente sostenidos en parte de la segunda y
tercera décadas del siglo. Lo que no significa que durante la década no se hayan desarrollado importantes programas de transformación física a
partir del Estado o a través de empresas o entidades oficiales.

En el plano de la cultura, el dilema que enfrentaron las elites era el de construir una identidad nacional lo suficientemente fuerte como
para resistir los procesos de disolución generados en las grandes corrientes inmigratorias. Habiendo constituido el mito de origen, los grupos
dominantes forzaron el desarrollo y el mantenimiento de esa “sustancia de la Patria” del grupo criollo mediante un doble movimiento: por un
lado, se negaban las infinitas particularidades culturales, históricas y étnicas que componían la sociedad real y, por el otro lado, se fijaban como
instituidas desde la tradición local las características de la “argentinidad”.

Debido a la necesidad de construir representaciones homogéneas de la “cultura argentina” que contrarrestaran los efectos dispersivos
producidos por las inmigraciones y a las características “reaccionarias” de nuestra modernización, las expresiones individualistas y subjetivas,
punto de partida de la diversidad y diferenciación que se consideraban peligrosas, nunca tuvieron sino manifestaciones marginales, así como
ocurrió en otros ámbitos de la cultura.

CONTACTOS CON EL DEBATE INTERNACIONAL


El medio de llegada más frecuente de las influencias fueron las publicaciones, entre las que vale la pena mencionar: la L’Architecture
d’aujourd’hui y Les Cahiers Morance como fuentes francesas y las revistas alemanas, Moderne Bauformen. Las publicaciones americanas e
inglesas dedicaban en eso años muy poco espacio a la arquitectura moderna. Pero para una influencia directa y más efectiva actuó un conjunto
destacable de exponentes de aquellas ideas. Las visitas de Marinetti, Le Corbusier, Hegemann, Steinhoff, Bardi, Sartoris y Perret definieron este
perfil austero de nuestra Arquitectura Moderna. En su mayoría, los personajes que visitaron el país, eran figuras interesadas en la búsqueda de la
armonía entre Modernismo y Tradición.

Filippo Marinetti, quien podría ser considerado una excepción, visitó Buenos Aires, Córdoba y La Plata en junio de 1926 (15 años
después de su primer manifiesto). Aunque la conferencia en la Facultad de Arquitectura fue eficaz en su prédica acerca de la necesidad de una
“arquitectura apropiada a los tiempos modernos”, el Futurismo fue recibido por el grupo de Martín Fierro y por la prensa en general, como un
movimiento ya anticuado.

En 1929, se produjo la segunda visita significativa: Le Corbusier llegó a Buenos Aires. Asediado desde la izquierda por los radicales
de los CIAM, tentado por el inmenso poder de los autoritarismos, veía en la elite argentina un grupo joven, pujante y con poder suficiente como
para dar realidad a sus sueños totalizantes. En sus conferencias habló de sueños posibles, de pasados que no eran necesarios olvidar, sino que de
ellos podían sacarse elementos del futuro. Propuso un plan de transformación de la ciudad que reforzaba el viejo centro y retomaba la idea de
“ciudad pequeña”, haciéndola moderna sin alterarla, agregando un nuevo centro sobre el río. Pero, ¿fueron realmente significativas sus ideas
para los arquitectos en este período? Como ocurrió con Marinetti, Le Corbusier no fue recibido con expresión boquiabierta. La Prensa lo acusaba
de falta de claridad científica en la exposición de sus ideas y de propugnar una estética tecnocrática, pintoresquista y tardorrománica.
En 1930, llega al país Werner Hegemann. A diferencia de Le Corbusier, no formuló propuestas impactantes de renovación. Estableció
estrechos contactos con los administradores de Buenos Aires, Mar del Plata y, especialmente, Rosario. Su presencia no solo en el debate
urbanístico, sino que también en la arquitectura, en tanto trajo consigo una voluminosa exposición sobre la arquitectura reciente en su país, la
que tuvo un notable impacto en la cultura arquitectónica local.

La arquitectura italiana fue difundida a través de dos exposiciones. La principal de ellas tuvo lugar en noviembre de 1933, presentada y
organizada por Pietro Maria Bardi. En noviembre de 1935, Alberto Santoris expuso sus propias ideas mediante publicaciones en diarios y
revistas especializadas y dictó conferencias sobre “el racionalismo en la arquitectura”, “arquitectura y Estado”, “la ciudad corporativa” y la
arquitectura del Estado como “inherente al concepto fascista de ciudad”.

La visita de Auguste Pret, en 1936, terminó de consolidar las relaciones que habían comenzado con la publicación de sus trabajos por
parte de Prebisch en Martin Fierro en 1924. Su presencia consolidó una de las líneas centrales de la formación modernista de la arquitectura
argentina, aquella que estaba en condiciones de incorporar reformas estilísticas determinadas por factores climáticos o materiales, pero que no
admitía la puesta en cuestión de la noción misma de “estilo” que propugnaban las posiciones más radicales.

Pese a los vínculos establecidos por Victoria Ocampo y a la publicación de los escritos de Walter Gropius y Mendelsohn en la revista
Sur durante la década, la arquitectura argentina de este período fue absolutamente inmune a la experiencia de la Bauhaus. De esa experiencia, lo
que estuvo ausente de nuestro país fue el intento de disolución de la arquitectura como mediación/interpretación estilística de las nuevas
condiciones técnicas de producción y reproducción de mercancías. Y no por falta de información, por ignorancia o por falta de vinculaciones
directas. Se trató de una elección, determinada por una dinámica interna. La arquitectura del modernismo argentino construyó una particular
articulación dentro de una compleja trama de propuestas que creían representar la modernización. Mediante esa articulación se estabilizó las
componentes de un lenguaje abstracto y neutral, mas allá de la geografía y la historia.

CIUDADES PARA LAS MULTITUDES


El intervencionismo en la economía fue una de las reacciones frente a la crisis de 1929. Se crearon comisiones reguladoras mediante
las cuales el Estado controló la producción agropecuaria y el desarrollo de una industria sustitutiva de importaciones. Frente a la caída de la
inversión en la construcción y a la gran cantidad de desocupados el Estado incrementó la obra pública. Muchos emprendimientos se
desarrollaron en distintas áreas, especialmente portuarios, redes camioneras e infraestructura urbana. Unos de los resultados y del proceso de
sustitución fue el gigantesco incremento en la producción del cemento.

Entre las construcciones portuarias están: el puerto de Quequén, los silos de Elortondo en Rosario, Puerto Nuevo en Bs As, obras de
rectificación del Riachuelo según proyecto del ingeniero Huergo.

La red de camos fue desarrollándose entre 1933 y 1939 con la creación de Dirección Nacional de Vialidad (1932) Fondo Nacional de
Vialidad

Se consolido la importancia del automovilismo y la producción petrolera. La obra de infraestructura más importante fue la ampliación
de la red de subterráneos de la ciudad de Bs As de 7 km. Se amplió a 16 km en 1930 y a 26 km en 1940.

La política intervencionista del Estado estimuló la concentración de capital en la industria de la construcción, favoreciendo la
expansión de las grandes firmas, especialmente el grupo de orígenes alemán.

Confirmando el carácter conservador y oligárquico de la modernización, los grandes emprendimientos estatales se realizaron en la
ciudad existente aumentando el valor de la propiedad de tierras en las áreas centrales. En la ciudad de Bs As, además de las 3 nuevas líneas de
subterráneos se construyeron playas de estacionamiento subterráneo, se ensancho las avenidas este- oeste (Belgrano, Corrientes, Santa Fé Y
Córdoba). Comenzó la construcción de la avenida norte – sur (9 de Julio) que llevó a la demolición de más de 20 hectáreas del viejo tejido. Se
produjeron grandes operaciones inmobiliarias. También se realizaron la avenida Gral. Paz, de circunvalación y los puentes Alsina, La Noria y
Nicolas Avellaneda sobre el Riachuelo.

El Estado financió gigantescos edificios como los ministerios de Obras Públicas, Guerra y Hacienda, la sede de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales, centro médico de la Facultad de Medicina y el Hospital Gral San Martín y la Maternidad Sardá.

En los pueblos de la provincia de Bs As también se construyó las Ramblas, Hotel Provincial, Casino y obras en Playa Grande que
dieron a Mar del Plata turismo a gran escala. En Tucumán se construyó el nuevo Palacio de Justicia, en Rosario el Monumento a la Bandera. Se
favoreció la construcción de nuevos equipamientos urbanos por entidades privadas (Mercado de Abasto) y nuevos programas de masas: estadios
de futbol Boca, River, Talleres (Córdoba), Rosario Central, Luna Parck, hipódromos.
Se había realizado una modernización de infraestructuras. El ingeniero Della Paolera había desarrollado un Plan Regulador. Estos
planes se ocupaban de reordenar el trazado vial, crear nuevos espacios verdes, proponer alternativas de parcelamiento, sistema de
semiformación, diseño de nuevos centros cívicos. Estos planes no se concretaron en forma cierta.

Se propusieron 2 esquemas urbanos:

 Acosta: City Block, hipótesis de ciudad lineal.


 Le Corbusier, Kurchan y Ferrari Hardoy: No se entiende por fuera de los límites de la ciudad, idea de la “ciudad pequeña”,
concentrada, alta densidad, dispersión de actividades en centros ubicados en distintas zonas del casco (administración nacional,
municipal, universidad, hotelería, negocios) desarrollo “ciudad de negocios” en 5 superrascacielos plantados en el río. Reemplazo de
actual trama en grilla de “re dientes” de supermanzanas.

El Urbanismo se incorporó en 1838 al plan de estudios de la carrera de Arquitectura en la Universidad de Bs As.

HACIA LA “VIVIENDA SOCIAL” COMO UNA POLÍTICA DE ESTADO


Junto con la idea de “regulación estatal”, las nuevas condiciones generales de la economía y la política impusieron la noción de la
estandarización como clave para un sistema eficiente. Si las ciudades jardín y la edificación pintoresca había caracterizado a los proyectos de
los nuevos barrios populares en el período anterior, durante la década del ’30 se instaló el modelo de los pabellones colectivos iguales y
paralelos que habían caracterizado a las Siedlungen racionalistas alemanas. El nuevo papel del Estado determinó cambios en las políticas hasta
entonces tomadas por la Comisión de Casas Baratas. Luego de aproximadamente una década de sostener que el problema de la vivienda se
resolvería mediante el accionar espontáneo de sus distintos actores, en 1933 comenzó a considerarse la necesidad de redefinir el papel del
Estado.

La Comisión dispuso prestar mayor atención al problema de la vivienda en el interior del país y en especial en zonas rurales, además
de advertir que dicho problema era inseparable de la gestión y del planeamiento urbano. La casa individual en propiedad seguía siendo la
alternativa más deseable, pero la realidad demostraba que se trataba de una solución inviable, incapaz de obtenerse en costos accesibles a los
sectores que las necesitaban: la concentración del proceso de producción determinada por un aumento de la densidad se presentaba como la
única alternativa real.

Las construcciones que llevó a cabo la Comisión durante esos años fueron de dos tipos: por un lado, continuó promoviendo la vivienda
rural y, por el otro, optó por intervenciones de alta densidad en la Capital Federal. Tipológicamente, una variante de las tiras paralelas, fueron las
edificaciones en peine, con circulaciones externas. Las unidades pabellonales según las Siedlungen alemanas se emplearon en conjuntos como
Marcelo T. de Alvear y en la mayoría de los barrios obreros construidos en ese período.

En la medida en que no se cuestionara la subdivisión de la tierra, una alternativa a alas localizaciones periféricas era la utilización de
terrenos fiscales en reserva: esto ocurrió con las propuestas del ingeniero Taiana y de la Dirección del Plan de Urbanización para el barrio del
Bajo Flores (1937).

Si bien la necesidad de estructurar otros mecanismos jurídicos e institucionales para resolver el problema comienza a advertirse a
mediados de la década anterior, en los años que analizamos se registraron nuevas iniciativas:

 En 1939, el Senador cordobés, José H. Martínez, propuso la creación de un Instituto de la Vivienda popular que reemplazara
con otras funciones a la Comisión;
 En 1936 comenzó a considerarse la posibilidad y la necesidad de una reforma en el código que permitiera la propiedad
horizontal (escollo que impedía la solución del problema combinando la función “pedagógico social” de la vivienda con las
altas densidades técnica y económicamente ineludibles);
 En 1940, Federico Pinedo propuso un Plan Económico en el que la construcción masiva de viviendas populares era utilizada
como una manera de reactivar la industria de la construcción y, con ella, el conjunto de la economía nacional;
 En 1939, en la Cámara de Diputados los socialistas presentaron un proyecto ley para la creación de una Oficina Nacional de
la Vivienda.

ENTRE EL SERVICIO Y EL MONUMENTO: ARQUITECTURA Y ESTADO


Sobre la base de una política de construcciones para absorber la gran desocupación el Estado se encargó de actos auto celebratorios, aunque
no siempre en términos de la nueva arquitectura. Había como una reacción contra el modernismo. Muchas figuras protagonistas de la
“arquitectura moderna” entraron en un repensamiento o crisis. Esta se produjo por muchos motivos, una desilusión entra la unidad de vanguardia
artística y vanguardia social. La mayoría de los arquitectos modernistas habían dejado de lado los requerimientos individuales que constituían un
obstáculo para la producción masiva. La transparencia o verdad moral que presidía al proyecto modernista era una sobrecarga inútil, el alma de
la obra se expresaría por sí sola. Esta crisis se acentúo cuando por seguir principios universalistas se hizo imposible distinguir una iglesia, de un
club obrero, una oficina o vivienda de lujo.

Los arquitectos encontraron repuesta en el “monumentalismo”. Se trataba de dar a las instituciones un valor de “monumento”, podía
conseguirse con la distorsión proporcional, el empleo de rasgos clásicos, fachada telón, utilización de materiales lujosos, repetición obsesiva de
ritmos, notable decoración. El monumentalismo agrega uan voluntad de exaltación de los valores simbólicos de la obra. Puede hablarse de un
monumentalismo clásico y gótico, modernista, expresionista, tecnológico, regionalista o pop. También podía recurrirse a la rusticidad, severidad,
solemnidad, etc.

Las obras hechas por el Estado se diferenciaron entre las de celebración institucional y las de carácter renovador. Las primeras se
resolvieron según la modalidad “monumental” y las segundas con criterios modernistas. Así se encarnaron las construcciones sanitarias,
escolares, deportivas, con mínimas pretensiones simbólicas:

 Plan de Edificación escolar Estándar para 40 000 niños (1934)


 Escuela Sarmiento (1937) en Córdoba
 Maternidad Sardá
 Psiquiátrico de Ontiveros
 Hospital Antituberluloso de La Plata
 Gimnasio Provincial, Córdoba (1939)

Yacimientos Petrolíferos Fiscales recurrió al monumentalismo para su edificio. El Banco Nación solidez dórica, Hotel Llao debía ser
rústico.

Mar del Plata se auto celebraba con monumentos en los edificios de Bustillo, mientras que para la administración se construía con el
modernismo para el vestuario, estacionamiento y piletas de Playa Grande se hacía una integración al ambiente natural y ligereza.

El monumentalismo tardo clasicista está en el Palacio de Justicia de Córdoba (1937) Facultad de Derecho Bs As (1938-1944), Banco
Nación (1938).

Administración Ferrocarriles del Estado es una obra modernista y monumental.

Entre el clasicismo tardío y el modernismo surgió un híbrido caracterizado por el uso de los pórticos. Columnatas, cornisas, despojados de
decoración tradicional (Ministerio de Hacienda, Facultad de Medicina, Banco de la Provincia de Bs As).

Como parte de estrategias de consagración de áreas centrales en Bs As y Rosario se realizaron monumentos simbólicos locales y
nacionales: Obelisco y Monumento a la Bandera.

OBELISCO: A. Prebisch monumento que representa el 400° aniversario de la fundación de Bs As, sitio donde fue izada la bandera en la
ciudad (Corrientes y 9 de Julio)

MONUMENTO A LA BANDERA: Sitio donde Belgrano presenta por primera vez la bandera de las Provincias Unidas. El monumento
debía ser original, conjuga 3 elementos un templete, una escalinata y un motivo cultural. De Bustillo, Guido, Fioravanti Bigatti.

LA ARQUITECTURA MODERNA COMO PROFESIÓN EFICIENTE


No fueron solo culturales las características de la Arquitectura Moderna en Argentina. Económicamente también surgieron sectores
vinculados a actividades comerciales, administrativas y de servicio requirieron un tipo de alojamiento de aceptable calidad.

La construcción de edificios de vivienda se estimuló por la ordenanza 2736, estipulaba alturas máximas de 33 metros y retiros de 3 pisos.
Se favorecía la difusión de los criterios de confort anglosajón. El procedimiento empleado era el empotramiento del mobiliario, se reemplazó el
ropero por placar, camas rebatibles. Se homogeneizaron artefactos de cocina, se fijaron bancos, armarios y mesadas, el baño fue concebido como
célula. La independencia de la electricidad permitió imaginar una “casa eléctrica” pero su consumo resultaba costoso y fue reemplazado cuando
comenzó a distribuirse el gas natural. Estas construcciones eran para la renta porque la ley prohibía el fraccionamiento de propiedad horizontal.
Se construyeron incontables edificios, aunque en el interior fueron menos. Es el período de los rascacielos. La construcción de estos edificios fue
producto de la Gran Crisis como forma de enfrentar la liquidación de capitales, se concentraron en grandes emprendimientos de rentabilidad a
mediano y largo plazo. La concentración eliminaría pérdidas, racionalizaría las operaciones edilicias, ventajas en precios, polarizaría la demanda.

 Edificio Comega (Cía Mercantil y Ganadera)


 Edificio Kavanagh destinado a familias ricas con negocios agrarios, 30 pisos, 120 metros de altura. La forma triangular aporta
excelente respuesta a los vientos.

Fueron construidos con gran calidad de materiales y el cuidado de la ejecución.

El rascacielos era sinónimo de americanismo y un anticipo de futuro urbano.

Cobraron impulso la construcción de edificios destinados al deporte en masa y la radiodifusion. Se construyeron nuevos cines, radio El
Mundo y el edificio SADAIC.
En la construcción de los estadios no se dio prioridad a los problemas distributivos y técnicos, cuando así se hicieron se alcanzó un
excelente nivel.

El empleo de la electricidad determinó la expansión horizontal de los edificios, uso masivo del hormigón armado, ladrillo visto, amplios
ventanales.

EL DEBATE SOBRE LA NUEVA ARQUITECTURA


En el debate sobre modernismo en la arquitectura no hubo aventuras vanguardistas. Para los arquitectos argentinos el desorden urbano, el
caos, la multiplicidad racial y social, lo nuevo de la ciencia eran fuerzas que debían ser controladas y armonizadas. Buena parte de los tópicos
teóricos del modernismo arquitectónico se originaba en la ingeniería. El más importante era la forma “objetiva” con que los ingenieros
empleaban los materiales, regidos por motivos de cálculo estructural y económico.

En las teorías arquitectónicas de los modernistas esa objetividad se anclaba en la “verdad” que era la esencia del interior del objeto y de los
materiales que lo constituían, la “estética” no era más que una “ética” cuya función era la “manifestación de la verdad” objetiva y podía
descansar en la técnica. Este era el fundamento del “funcionamiento” ingenieril.

En la formación de los arquitectos argentinos confluían 2 teorías:

 Noción académica de verdad (Lucien Guadet “Teoría de la Arquitectura”)


 Tratado Choisy. La verdad de las arquitecturas a partir de la coherencia constructiva.

Captar el “alma” era una tarea de artistas, manejar objetivamente los materiales una actividad de ingenieros.

Presbisch buscaba poner orden en el pastiche que era para él la cultura argentina. Los materiales y técnicas determinaban el estilo. Toda
buena arquitectura era arquitectura de su tiempo, la arquitectura de hoy en día debía responder a los materiales de hoy (hierro, hormigón armado)
y al espíritu de hoy, el de la máquina y el cálculo, la precisión. La belleza estaba en la armonía de las proporciones y esa armonía era la
sensibilidad artística de los creadores. El espíritu del tiempo se acordaba con el espíritu del lugar.

Antonio Vilar buscaba la verdad objetiva, el designaba a la arquitectura moderna como “arquitectura clásica del siglo xx”. Era pragmático,
se refería a lo “clásico” como aquello que se basaba en la perfección técnica y la coherencia con su tiempo. Buscaba lo simple. Se interesó en la
producción masiva de viviendas. Vilar aportaba esa nueva dimensión a la cultura arquitectónica argentina.

Otros sectores consideraban que la renovación modernista no residía ni en la estética ni en la ética sino en la política. Wladimito Acosta
representó este grupo, sostenía que la vivienda era el tema central de la nueva arquitectura, pensaba en alternativas utópicas de una sociedad
justa y de iguales. Advertía que a modernización había transformado a la arquitectura con la reproductibilidad y la transformación de la vivienda
en mercancía y trataba de dar soluciones.

EL MODERNISMO COMO CAMPO DE EXPERIMENTACIÓN


La mayor parte de la arquitectura producida en este período fue a causa de una actitud general proyectista que demandaban la mayoría
de los comitentes; si bien hubo casos de una búsqueda más arriesgada el formalismo fue el más usado. - El modernismo se manifestó de manera
menos consistente, aunque hubo expresiones modernistas fuertes; Ejemplos: Proas, ventanas continuas, ojos de buey, barandas metálicas,
escaleras helicoides libres, pilotes, voladizos, mástiles tomados desde tensores.

Todos los ejemplos mencionados anteriormente, se destacaron en la arquitectura del entretenimiento es decir fue aplicadas en
balnearios, (Ejemplo no del libro, pero mío ahre: donde es Quba, era un club de pesca o algo así antes) clubes. La arquitectura moderna fue
interpretada para el lado "informalista". Jockey Club de Punta Lara - Manuel Pico Estrada; ejemplo Arq. modernista - características: contiene
escalera helicoide, uso para el entretenimiento, en la parte superior contiene ventanas de ojos de buey, voladizos para generar un alero/sombra de
entrada

Un campo de experimentación importante fueron las casas individuales, donde fueron proyectadas generalmente por profesionales
jóvenes; esto se dió en las casas ya que los comitentes accedían a las nuevas formas, materiales, espacios.

Casa Presbich (1930) - Alberto Presbich; ejemplo arq. modernista - características: Estructura independiente, modulación, máximo
aprovechamiento de los espacios, aplicación de los 5 puntos Lecorbusianos (planta libre - estruc. independiente - ventana corrida - terraza jardín
- uso de pilotis).

Modernismo y el cubismo: Además de la síntesis formal cubista, se apela al uso de curvas en volúmenes de escaleras.

En el modernismo se evidencia la experimentación de una nueva condición espacial, el juego del uso de los límites de diseñar en corte;
el uso de viviendas con ateliers (grandes ventanales y espacios de gran altura - doble altura) esta línea de búsqueda se evidencia en el ámbito de
las viviendas, y configuraciones de edificios más grandes (Complejo habitacional de Marsella – Le Corbusier). Configuraciones edificios más
grandes ejemplo latinoamericano: Teatro Gran Rex Hall con triple altura, escaleras con detalles, modulación estructural, voladizos que se
encastran en el paño de vidrio de fachadas.

Modernismo y urbanización: Las respuestas urbanísticas modernistas no se particularizaban en el paisaje "antinaturales" aunque
algunas obras si le dieron importancia a la misma, dando una dialéctica respuesta dando respuestas a situaciones paisajísticas: Complejo Playa
Grande Mar del Plata (BRUTO ahre este miércoles no el próximo es halloween yo avisé) integrar la barranca, programa que articula funciones
principales y de servicio con una trama circulatoria de distintos niveles.
Modernismo y vivienda social: en este periodo hubo una búsqueda de soluciones masivas para el problema de vivienda popular,
formulaciones ajustadas de proyectos "vivienda mínima decente" "vivienda rural"; ajustada modulación, prototipos de plantas con patios y
ambientes pequeños, pero con dimensiones y condiciones higiénicas aceptables.

Mejorar calidad de vida urbana, demanda de viviendas colectivas en cuadrículas, loteo característico de Argentina: buscar soluciones
estándar.

EXCURSUS: EL HORMIGÓN ARMADO Y LA INCIDENCIA DE LAS PRIMERAS GRANDES EMPRESAS CONSTRUCTORAS


El hormigón armado y la incidencia de las primeras grandes empresas constructoras - Durante este periodo el hormigón armado
reemplazo al hierro como material estructural; se dio lugar este fenómeno a causa de: consolidación de la producción nacional del cemento y la
hegemonía de grandes empresas alemanas en la industria de la construcción.

Obras públicas y el hormigón: los ACA (Automóvil Club Argentino)

SIGNOS DE TRANSFORMACIONES
Los jóvenes que se formaron en estos años constituyeron una generación que sería determinante en el periodo siguiente. Sentían
"rechazo" por sus maestros ya que los sentían incapaces de comprender las nuevas condiciones de producción que se estaban dando.

Esta generación tuvo como exponente entre tantos, Amancio Williams; se afirma que con ellos empieza la historia arquitectónica
moderna Argentina, ya que por primera vez en la arquitectura arg la condición moderna y la necesidad de su expresión plástica.

Se destacaron proyectos donde se utilizaba la curva como matiz de efecto de luz sobre las superficies, esta se presentaba como una
alternativa orgánica en relación a la recta.

Capítulo 4. De la celebración a la nostalgia (1940 -1960)


Pueden señalarse varios acontecimientos que en el comienzo de esta etapa articulan en distintos planos los temas y tendencias que
caracterizarán el debate en las décadas siguientes:

1. La caída de París en manos del nazismo (1940) (significó el viraje de la cultura argentina hacia los Estados Unidos);
2. El Primer Congreso Panamericano de Habitación Popular (Bs.As. 1939) (se inaugura una nueva etapa en las construcciones de
viviendas con intervención estatal);
3. El Plan de Reactivación Económica de 1940, a cargo de Federico Pinedo (consolidación del proceso de industrialización iniciado en
la década anterior);
4. La inauguración de los atelieres de Antonio Bonet y Juan Kurchan en Capital Federal (1939) (abandono de los rasgos de
austeridad, abstracción y masa. Comienzo del debate en torno de los valores opuestos: elocuencia, materialidad y transparencia)

ALMAS DE AUSTRAL
Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan conocieron a Antonio Bonet en los ateliers de Le Corbusier en París. Expulsado por la guerra
civil en su país, Bonet viajó a la Argentina y se reencontró con estos dos arquitectos para formar un grupo que tenía como propósito lograr una
transformación en la arquitectura. Eso exigiría organizar un vasto conjunto de personalidades de la economía y la cultura capaces de movilizar la
opinión pública, de generar nuevos programas, nuevas formas de ocupación del espacio y una acelerada modernización de los sistemas
productivos.

La existencia formal de “Austral” se prolongó entre septiembre/octubre de 1937 y julio de 1941, se hizo público con el Manifiesto que
se editó junto con la revista Nuestra Arquitectura en junio de 1939. La integración ambigua y la breve existencia del grupo fueron expresión de
las tendencias a veces opuestas y de las expectativas específicamente arquitectónicas que adquirían tonos diversos.

Los integrantes del grupo trabajaron a veces de manera individual, en ocasiones en pequeños
grupos o como unidad. Ya sea de forma individual o en equipos, los trabajos más importantes del
grupo fueron el edificio de Ateliers de Artistas, los departamentos “Eucaliptus” y las casas en Martínez.

Las tendencias opuestas están presentes de forma elocuente en dichos ateliers, proyectados
por Bonet, Vera Barros y López Chas en 1938. La obra no es sorprendente por su unidad, sino por sus
contrastes. La provocadora declaración progresista de la fachada respondía en sentido opuesto a los
temas “rústicos” de la terraza. El empleo de distintos componentes de acero (perfiles, chapa doblada,
chapa agujereada, tejido de alambre) y vidrio (glas betón circular y cuadrado, vidrio transparente y
translucido, plano y curvo) en la fachada obedecía a la intención de “materializar” la obra con recursos
provenientes directamente de la industria y, en lo posible, de montaje en seco. Las bóvedas del nivel
superior – un producto artesanal, terminado con un revoque rugoso de sabor mediterráneo –
configuraban un llamado a la “sabiduría popular”. Tales opociciones eran uno de los procedimientos de
estética surrealista y del formalismo que presidieron el primer Manifiesto. En el nivel de acceso y
comercios, los vidrios de curvaturas variables “contestaban” la modulada grilla ortogonal de los pisos
superiores.

La tendencia estetizante parece haber sido la característica principal de la arquitectura de Bonet, y se hace evidente en el diseño del
sillón BKF, proyectado para equipar los ateliers. El motivo original no se proyectó de manera directa sino a través de una mediación artística. El
diseño introdujo el tema del contraste técnica-artesanía en el uso de la barra de hierro para el armazón y el cuero de vaca para el cuerpo del
sillón. El surrealismo de Bonet lograba hacer coexistir en sus diseños el alma artesanal y popular junto con la moderna e industrial, lo local y lo
cosmopolita, lo cotidiano y lo solemne. En los restantes miembros del grupo Austral, esta composición se escindía 2.

TECNICA Y EFICIENCIA: INTERNATIONAL


STYLE, SOUTHERN ATLANTIC WAY

Después de la guerra y el triunfo aliado a la vida


cotidiana recibió el impacto del újante american
way of life.

Algunos líderes modernistas se instalaron en EE. UU (Mies van der Rohe, Gropius, Neutra, Sert, Breuer) para tratar de integrar la
nueva arquitectura “cultura” europea y “civilización” americana. Lo que sobresalió fueron los nuevos prismas de vidrio y acero (edificio de las
Naciones Unidas en Nueva York) y la hiperequipada vivienda de los suburbios norteamericanos. Era difícil sustraerse a la influencia de esta
centralidad cultural y sus poderosas bases económica y políticas.

En Argentina en 1941 hubo 4 casos, Caminos y Coire fueron a Nueva York relacionándose con Kandinsky y Naghy, asistieron al
reciente Museo de Arte Moderno, visitaron Mexico juntándose con artistas y arquitectos visitando monumentos precolombinos.

En 1942, Sacriste recibió una beca para EE. UU, visito a Wright y sus obras (casa Hanna) y pasó por Mexico. Asu regreso dio
conferencias sobre prefabricación de viviendas de madera. Estudió los sistemas de madera laminadas, para él debía estimularse el uso de la
madera para la construcción.

En 1944, Catalano viajo a EE. UU completando sus estudios en Harvard, se vinculó con las ideas de Gropius, Breuer y Wacksmann,
determino la preocupación por la organización sistemática de la construcción. Se interesó por un tipo de prefabricación originada en la definición
de un módulo repetitivo que otorga al proyectista más libertad. Lo llevó a la observación de formas orgánicas (caparazón de tortuga- octógonos)
son capaces de definir un caparazón estructural.

Después de 1929, numerosos intelectuales y artistas norteamericanos renegaron de la civilización maquinista que habían originado el
crack y retornaron a los valores simples, así se produce el descubrimiento de dos grandes núcleos de la arquitectura moderna latinoamericana:
México y Brasil.

2
Escindir: cortar, dividir
En 1943, se lanzó el libro “Brazil Builds” de Goodwin. Desde entonces comenzó el crecimiento de las relaciones con la cultura
norteamericana. La arquitectura latinoamericana se internacionaliza.

En Argentina, la obra que cambió el paradigma de las casas de renta con la etapa anterior fue la casa de Virrey del Pino 2446 (Hardoy
y Juan Kurchan 1941-1943). Colocaron el edificio en el final del terreno apretándolo contra la línea de fondo lo que les permitió incorporar un
eucalipto. La operación no fue ingenua, en lugar de segmentar el predio en dos patios, los unificaron consiguiendo un magnifico jardín.
Constructivamente, el edificio se resolvió con una preocupación por los detalles utilizando componentes de montaje en seco, los materiales
fueron importados de EEUU. El modelo de edificio fue tipo Highpoint II con servicios centralizados, carritos de cocina, camas rebatibles, etc.,
una verdadera máquina “a la americana”.

No fue sencillo trasladar a nuestro país los estándares anglosajones: en Argentina se empleaban 45 hs hombre por m2 contra las 15 hs
hombre de los EEUU.

El trabajo profesional experimentó una transformación notable, que desplazo el modelo de la actividad liberal individual a favor de la
instalación de un nuevo sujeto grupal en el ámbito estatal y privado.

La constitución de equipos tendía a disolver la vieja figura del artista. El valor de la “mano” y del estilo individual fueron
reemplazados por el planteo “objetivo” de los problemas. No se eliminó el trabajo individual, pero comenzaron a asentarse equipos: Sánchez
Elía, Peralta Ramos y Agostini (grupo SEPRA) etc.

Estaba relacionado con la elite, continuaron usando ladrillo visto, eliminaban decoraciones y dejaban a la vista y enrasadas las
estructuras del hormigón armado. (Mercado San Cristobal – 1940, Sanatorio de la Pequeña Cía de María - 1948, Centro obrero de instrucción -
1941/1944, Hotel Victoria Plaza – 1950 Montevideo)

El profesionalismo del grupo se consolido en 1949 cuando adquirió el estudio Dudley un arquitecto norteamericano radicado en
Argentina con la venta se transfirieron sus comitentes muchos de ellos empresas de EEUU.

El estudio que más influencia norteamerica tuvo fue el de Mario Roberto Alvaréz y asociados. El modernismo se basó en una
aceptación de la lógica Técnica en los planos pragmaticos y simbólicos. Su mejor obra fue el Teatro de Gral San Martín, es significativo por su
localización, pleno centro de la ciudad. Es una inédita superposición de salas con gran economía de recursos. Se presentó al gran complejo como
un “simple” edificio de oficinas; el espacio dilatado del hall de planta baja, una ampliación cubierta de la vereda a la escala de la ciudad.

Aslan y Ezcurra construyeron prolijos edificios de propiedad horizontal y descolló en la construcción de un nuevo programa: galerías
comerciales con las que se amplía la trama de paseas de compras perforando las plantas bajas de los nuevos edificios (Galerias Cabildo – 1950),
Florida, 1957, Santa Fé- 1956). Signo de “progreso”, el edificio de viviendas con galeria comercial en planta baja fue repetido en numerosas
ciudades en este período.

Los clisés más frecuentes fueron el ladrillo visto con parasoles metálicos móviles, la planta libre, potentes pórticos, volumetría de
servicios autónoma y esculturas en el plano superior.

HACIA UN MODERNISMO ADJETIVADO: EL “DESCUBRIMIENTO” DE LA ARGENTINA


En la década del ‘40 la idealización del mundo rural fue promocionada por sectores nacionalistas (1943 - creación de Institución
Nacional de la Tradición, 1946 música folclórica introducida a las escuelas, 1948. Celebración del Día de la Tradición). Esto influyó en la
arquitectura con la difusión del gusto por lo “rústico”, el organicismo y el regionalismo.

En la primera, lo más frecuente eras las cosas individuales con techos inclinados (a veces de tejas), estructura de madera, muros
portantes, carpintería de madera, amoblamiento “provenzal”, rústico o colonial y zócalos de piedras. Los estilos variaban vasco español, Tudor,
californiano o rancho.

La arquitectura va dirigida a un modelo de vida intermedio entre rural y urbano- suburbano, industria de la construcción con uso de
trabajo artesanal. La arquitectura del modernismo técnico era considerada como resultado del trabajo despersonalizado de las burocracias.

El weekend impulso la creación de “clubes de campo”. Las vacaciones, el automóvil, los caminos dieron a los sectores medios la
posibilidad de una huida anual más larga que determinó la construcción de lugares urbanos “rústicos”. Como Mar del Plata, Bariloche, Villa
Carlos Paz, La Cumbre.

Lo “rústico” también se observa en la producción con pequeñas empresas improvisadas, mano de obra barata y sin cualificación, la
misma que huía del atraso, brutalidad y pobreza del campo.

El organicismo, contracara del profesionalismo norteamericano, fue introducido por Richard Neutra. Una mezcla entre sofisticación y
desierto, racionalidad y subjetividad (estación de pasajeros del Aeroparque Bs. As., Circulo Policial).

El acercamiento con la naturaleza contaba con otros modelos, italianos, brasileros, Le Corbusier (restaurante “La solana del Mar, 1947,
Uruguay).

Italia también influyo en el modernismo. “La lección permanente de la naturaleza”. Un estudio del ingeniero Julio Pizzetti fue
publicado por la Facultad de Arquitectura de Bs As. Mientras el organicismo norteamericano apuntaba a una fusión de obra y naturaleza el
estructuralismo italiano introducía a una “racionalidad natural” (Ciudad universitaria de Tucumán).

El regionalismo comenzó a aparecer en Latinoamérica a mediados de los ‘40 precisamente con la cabaña primitiva.

Fue una arquitectura de geometría simple, construida con materiales disponibles como piedra, madera, caña, adobe, cuidadosamente
del control climático.
Sacriste construyó en Tafí del Valle, Tucumán una casa en medio de monte, se articula con el terreno, adaptándose a la pendiente emplea
piedra bola en los muros. Su obra era un desembarco de la estética modernista en el mundo de la tradición.

Vivanco también proyecto viviendas rurales. De esta manera, reducida la arquitectura a pura sensatez técnica y al
aplicar principios de reproducibilidad, el arquitecto llegaba al punto de origen, la cabaña primitiva. En la década del ‘50
comenzaron en las ciudades un “movimiento” de las “casas blancas”. Las características fueron: mampostería de soporte,
opacidad de planos verticales, uso de revoque bolseado, pintado de blanco, hormigón visto en losas y detalles (gárgolas,
maceteros, muebles) revestimientos cerámicos simples, exclusión de señales vanguardistas técnicas. En los protagonistas
del movimiento había un rechazo por el profesionalismo que veían cercano a la ingeniería y al modernismo que veían
retóricos, sin alma. Recuperaban un doble papel para el arquitecto: interpretar la subjetividad del comitente y la identidad
local. Miraban con admiración la sencillez y austeridad romántica y las pobres arquitecturas del pasado argentino. El
paradigma de las “casas blancas” fue la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima (1957) en Martínez de Ellis y Caveris.
Mientras el casablanquismo era consumido masivamente los arquitectos de este movimiento siguieron el camino de
Sacriste y emigraron de la ciudad: Caveri se instaló en una comunidad suburbana, Ellis desarrollo tareas de
asesoramiento para Latinoamérica, Berreta y Pelli para trabajar en el interior de Argentina

CENTRO: LAS RELACIONES CON LE CORBUSIER Y LOS CIAM


Con la reorganización de los CIAM, concluida la Segunda Guerra Mundial, Le Corbusier se encontraba en una
posición de liderazgo que pocos estaban en condiciones de disputarle: los modernistas alemanes “radicales” habían sido
dispersados, integrados o eliminados por el nazismo, las vanguardias soviéticas habían sido aplastadas por el estalinismo
y, por último, el franquismo y el fascismo habían contribuido a la disgregación de los grupos más renovadores en España
e Italia.

Sin embargo, las nuevas condiciones generaron nuevos


problemas, como el desarrollo de las ideas urbanísticas
anglosajonas y una presencia cada vez más importante de los
norteamericanos en el debate internacional, acompañada por una
generalizada indiferencia respecto de los CIAM. El interés por
retomar los vínculos con América y en la con Argentina, se
originaba en la necesidad de ampliar las bases internacionales de la
asociación, pero también en las expectativas que Le Corbusier y
otros líderes tenían en las posibilidades de poner sus ideas en
práctica en el continente. En la década del 30 se había producido
un intento de constituir el grupo argentino de los CIAM con
Wladimiro Acosta como figura central, sin embargo, este vínculo
fue muy tenue y no tuvo efectos considerables.

En 1948, cuando se debatía en la Intendencia la participación del maestro suizo en el


equipo del EPBA (Estudio del Plan de Buenos Aires) presidido por Ferrari Hardoy, Leonor Curuchet le propuso hacerle una vivienda a su
hermano médico en La Plata. Para ser comprendido el proyecto tiene que ser específicamente vinculado con la intención del autor: la concreción
del Plan de Buenos Aires. Le Corbusier procuró demostrar con el proyecto de la casa su sensibilidad y su voluntad para sintetizar memoria y
proyecto en una solución nueva. Se preocupó por producir un objeto inédito, cuidadosamente pensado para su cliente. En consecuencia, la casa
no es una especulación abstracta ni un artefacto que ignora el tejido y las condiciones físicas preexistentes, sino un delicado entramado de viejo y
nuevo, de interrupción y continuidad, de agresión y respeto. Constituye un nexo entre una edificación tradicional – la habitual casa chorizo –
situada en uno de los terrenos laterales y la edificación moderna. En parte “cosa”, en parte “casa”, abstracta y concreta simultáneamente, la
construcción procura dar cuenta de la disposición abierta, dispuesta a mediar que quería presentar a los argentinos.

Luego de aprobados los planos, Curuchet eligió a su director de obra de un grupo de nombres que Le Corbusier le envió desde París.
Así fue como Amancio Williams se encargó de concretar la obra. La construcción constituye una muestra de las diferencias entre Amancio y
Corbu. El primero concebía la obra como un objeto aislado y perfecto en sí mismo, mientras que, para el segundo era, ante todo, una pieza
urbana. Por eso Amancio construyó la casa siguiendo estrictamente los planos de Le Corbusier, sin realizar los ajustes necesarios como para que
sus elementos se trabaran con las construcciones adyacentes. Para cumplir con esa intención, evidente en las perspectivas realizadas por el
proyectista, debería haber “traicionado” los planos, pero Amancio decidió serles fiel, creyendo que en ellos estaba el espíritu del original. De
este modo, involuntariamente, cometió otro tipo de traición y, casi paradójicamente, la imperfección de la casa está en la idea de perfección de
Williams.
DEL URBANISMO A LA PLANIFICACIÓN
Luego del terremoto del 15 de enero de 1944 en San Juan, se presentaron posiciones que caracterizarían la discusión urbanística. Dos
grupos confluyeron a la redacción de un Plan Regulador para la ciudad: en el plano local se integró una Comisión no oficial con los modernistas
Eduardo Sacriste, Hilario Zalba y Horacio Caminos, mientras que en el gobierno nacional encararon el tema simultáneamente el Ministerio de
Obras Públicas, a cargo del general Pistarini, y la Secretaría de Trabajo y Previsión, cuyo titular era el coronel Juan Domingo Perón. Los
arquitectos Muzzio, Beterbide, Lima y Vautier, realizaron las primeras propuestas orientadas a edificar una nueva ciudad localizada a cierta
distancia del casco histórico y ordenada según un nuevo trazado, a lo que se oponían las fuerzas locales.

Por este motivo, ese primer grupo fue disuelto y su propuesta descartada. En su reemplazo el director general de la Reconstrucción,
coronel Julio P. Hennekens designó a Jorge Ferrari Hardoy, Jorge Vivanco, Alberto Le Pera, Simón Ungar y Samuel Oliver a cargo de la
División Trazados (DT) del Dpto. Técnico, para que se ocuparan del tema a condición de que se instalaran en el propio terreno. El rasgo más
destacable de la propuesta del grupo fue el carácter regional que le otorgaban. La propuesta de un plan integral para el Valle del Tulún fue la
primera puesta en práctica de un plan urbano estudiado y organizado a partir de la escala regional. Con la experiencia de la DT comenzó a
advertirse que del Plan de ordenamiento de la ciudad había que avanzar hacia la Planificación no solo de los aspectos físicos, sino de los recursos
y las políticas del conjunto de los factores que intervenían en la constitución del territorio.

Factores políticos determinaron la renuncia del grupo, en su lugar asumió Villalobos, pero también renunció, por sostener nuevamente
la idea de que la nueva ciudad debía desplazarse de su antigua locación.

Finalmente, el Gobierno Nacional creo un ente autárquico que colocó bajo la dependencia del Ministerio del Interior. El plan de este
ente tampoco logró concretarse y se hicieron ajustes que culminaron en la ley 1.122 de 1946. Recién en el presupuesto de 1948 se incluyeron los
fondos para comenzar la Reconstrucción, aunque, a todo esto, la ciudad había comenzado a alzarse en el mismo lugar en que se había
derrumbado, siguiendo aproximadamente el trazado colonial. Ante la presión generalizada, no se logró poner en marcha un Plan, pero en
septiembre de 1948, se dio inicio a una serie de concursos para sus principales edificios, con lo que se esperaba neutralizar la protesta de la
corporación arquitectónica y de la opinión pública.

El descubrimiento de la complejidad de los procesos reales de la constitución de la ciudad y el territorio no fue ni simultáneo ni
unánime entre los arquitectos modernistas (algunos seguían concibiendo la ciudad como una gigantesca arquitectura). Como parte de esta
reestructuración de las tensiones territoriales, Vivanco imaginó también un nuevo papel para Jujuy, la ciudad debía y podía constituirse, según él,
en uno de los polos principales de una trama continental de interconexiones de las cuencas del Orinoco, el Amazonas y el Plata. Miguel C. Roca
encontró su apoyo en la recién creada empresa de Ferrocarriles del Estado, a partir de la cual concibió un Plan Regulador para la Ciudad de
Bahía Blanca sobre la base de la remoción de vías y el empleo de los gigantescos recursos de tierras de la empresa. El objetivo también era
tratado como una gran oportunidad de hacer arquitectura a gran escala.

La Municipalidad de Buenos Aires encaró en 1943 un proyecto que constituyó el principal antecedente de la que sería la principal
operación real a escala regional en Buenos Aires: el “Parque de los trabajadores”, un reordenamiento del Bajo Flores que propusieron Itala
Fulvia Villa y Horacio Nazar, presentado en el VI Salón Nacional de Arquitectura (1945). Se resolvía el conjunto como una arquitectura de gran
escala, y la preocupación principal estaba puesta en el diseño de los componentes, conjuntos de viviendas, de industrias y, especialmente, de un
centro deportivo olímpico. Pero a diferencia de lo ocurrido en otros casos, los autores concibieron por primera vez a la zona sudoeste de Buenos
Aires como una importante área de conexión con los municipios de ese sector del Gran Buenos Aires.

La preocupación por la planificación caracterizó los comienzos del gobierno peronista, algo que se expresó en el PPQ. En este
contexto, los avances del EPBA eran parte de los impulsos modernizadores que componían esta fase de la Argentina. Sin embargo, a diferencia
de lo ocurrido en Tucumán, cuyo fracaso puede vincularse con la escasez de recursos provocada por la crisis de 1950, la disolución y cierre del
EPBA fueron claramente producto de la crisis, de las posibilidades reales de Planificación por parte del Estado. Un Estado que no contaba con
los recursos necesarios, ni la voluntad y la convicción políticas como para disciplinar a una sociedad que se había estado construyendo (a los
tumbos) en los márgenes estrechos de una doble coyuntura internacional – la de la crisis y la de la guerra – no menos trágica que efímera. 3

3
En fin… un embole. El único que más o menos pudo resolver un proyecto urbanístico fue Bonet, en Punta Ballenas (que ni siquiera
está en Argentina). En el país, los proyectos de los arquitectos que participaron de concursos o que fueron convocados por parte del Estado para
realizar algún Plan Regulador, quedaron en esa instancia (proyecto), porque la realidad argentina siempre demuestra las escasas posibilidades de
concretar acciones de gran envergadura.
LA VIVIENDA POPULAR: ENTRE EL DERECHO SOCIAL Y LA “VILLA MISERIA”
Como en ningún momento de las cuatro décadas precedentes del siglo, la vivienda popular formó parte en este período de las acciones
emprendidas por el Estado. En 1951-52 se alcanzó el pico histórico de la inversión en esta actividad: el 5,9% del PBI.

Los debates y los modelos tipológicos, organizativos e institucionales ideados y experimentados hasta entonces a través de acciones
privadas, de las administraciones provinciales o municipales y de la Comisión de Casas Baratas, coagularon en esta etapa en una línea de acción
que se caracterizó por tres factores:

 la consideración de la vivienda como derecho,


 la construcción masiva en unidades individuales, compactas y dispersas en propiedad mediante el estímulo crediticio oficial,
 el surgimiento de las primeras grandes intervenciones de media y alta densidad.

El proceso atravesó distintas fases que se articularon con las modificaciones en la estructura política, pero también con las nuevas
condiciones de la edilicia y la organización profesional, en el debate arquitectónico y en las teorías sobre la ciudad. Los primeros años del
período se caracterizaron por los intentos de transformación institucional acarreados como consecuencia del golpe de Estado de 1943. En julio
de ese año se constituyó la Comisión Asesora de Vivienda Popular (CAVP) que, entre otras actividades, se propuso realizar un diagnóstico de las
necesidades de vivienda en el país, llegando a la conclusión de que debía cubrirse un déficit de 300mil unidades. (Villa Concepción en San
Martín, 530 unidades – Carlos Chaperouge, 1947).

La Secretaría de Trabajo y Previsión (1943), bajo dirección del coronel Perón, absorbió otras instituciones entre las que se encontraban
la Comisión de Casas Baratas (disuelta en 1944). En su lugar se creó la Dirección de la Vivienda y, más adelante, el Consejo Nacional de la
Vivienda y la Administración Nacional de la Vivienda (ANV), disponiéndose en 1945 la formación de un Fondo Nacional de la Vivienda
(FONAVI).

La construcción de viviendas experimentó su principal impulso a partir de 1946, especialmente promovidas por el Primer Plan
Quinquenal (PPQ) (1947-1952). De este modo, la vivienda quedaba instalada como un “derecho” y su construcción constituía un objetivo
político, económico e ideológico del gobierno. Las acciones fueron llevadas a cabo por distintas instituciones (no siempre confluyentes) y, en
raras oportunidades, articuladas con estrategias industriales o urbanísticas. Entre 1946 y 1955, el centro de la política de la vivienda estaba
puesto en la expansión del crédito destinado a las familias de bajos recursos y no en la acción directa de la construcción masiva. La dispersión y
falta de coordinación supuso un despilfarro de recursos y un extraordinario aumento de los costos sociales a cargo de las generaciones
posteriores que debieron costear la extensión descontrolada de redes de transporte, energía, cloacas y agua, inexistentes al momento.

El instrumento más importante para la iniciativa fue el Banco Hipotecario Nacional (BHN), el Ministerio de Obras Públicas de la
Ciudad de Buenos Aires y la Fundación Eva Perón (FEP).

Las políticas de vivienda parecen haberse inspirado en dos ejemplos principales: la política de vivienda llevada a cabo en Estados
Unidos y el antiurbanismo italiano y alemán que inspiró la ideología y la configuración de los barrios construidos por el MOP y la FEP. Con este
carácter, algunas de las principales acciones encaradas por el MOP fueron la “Ciudad Evita” (1948), prevista para 15mil habitantes y el barrio
“General Perón” (1949) de 362 unidades; mientras que la FEP construyó en Saavedra un barrio de 427 viviendas y otros conjuntos en Mendoza.

Soluciones concentradas de alta densidad fueron encaradas por la ANV, que con el financiamiento del BHN construyó el Barrio Simón
Bolívar, de 676 unidades. Pero fue en la Dirección de Vivienda de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires donde el desarrollo de
Monoblocks tuvo en este período mayor vigencia. En algunos casos la planificación de estos conjuntos tuvo un carácter relativamente integral,
teniendo en cuenta equipamientos, emplazamiento y diseño general. En otros casos, se procedió a las apuradas, apelándose a soluciones que
luego debían corregirse sobre la marcha. (ejemplo del primer caso: proyecto Bajo Belgrano para 50mil habs. Interrumpido en 1949) (ejemplo del
segundo caso: Barrio 17 de Octubre. 1254 viviendas. 1951-54)

Los cambios políticos de 1955 condicionaron fuertemente las políticas. El rasgo general de las nuevas orientaciones sería el del intento
de estímulo a la acción de las empresas privadas, basada en el ahorro.

Sin embargo, la novedad más importante de esta época la constituyeron las “villas miserias” y el intento por parte del Estado de
erradicarlas. Sin dudas, este fenómeno comenzó en la década anterior con la crisis del ’29 y se agravó en los años cuarenta y cincuenta cuando la
composición de la población bonaerense cambió sustancialmente. Entre 1934 y 1943, Buenos Aires absorbía unos 72mil migrantes del interior
del país. Para 1947, ese número ascendió a 117mil migrantes, representando un 37% de la población, cuando en 1943 era solo el 16%. Pero fue
solo hasta 1950 que se incorporó esa porción de la población a la industria, dejando cuenta de que la misma era insuficiente como fuente de
trabajo.

En la Capital Federal vivían 33.920 personas en 21 asentamientos precarios, mientras que más de 78mil, habitaban en otros 41 que
existían en los partidos de Gran Buenos Aires. ¿Cuál debía ser la actitud correcta frente a estos nuevos actores sin empleo fijo, llegados a las
grandes ciudades, expulsados de sus provincias por la crisis agraria, cuyos recursos estaban claramente por debajo de la mínima capacidad de
ahorro requerida por los planes tradicionales? Algunos pensaban que debían proponerse soluciones de “emergencia”, ya que se pensaba se
trataba de una situación anómala o transitoria. Otros postulaban la necesidad de soluciones a largo plazo y no pocos entendían que la situación
debía y podía retrotraerse, estimulando el regreso de estos nuevos habitantes a sus pueblos de origen.
INGENIEROS, CONSTRUCTORES, EMPRESARIOS. LA PROFESIÓN DEL ARQUITECTO: LA CASA TOMADA.
Durante la década del ’30 el Estado argentino ofreció un amplio campo de trabajo a los arquitectos modernistas. La articulación más
intensa entre las expectativas modernistas del Plan y las políticas de conducción del Estado alcanzó una expresión más plena a partir de la
formulación del Primer Plan Quinquenal (PPQ) en 1948, donde se establecían los grandes lineamientos a seguirse hasta 1952, que incluían a la
construcción, las obras públicas y la vivienda en particular.

La acción estatal tendió a favorecer a los arquitectos en relación a los ingenieros. Probablemente porque la prédica modernista imponía
la necesidad de una planificación global asociada a la existencia de un “Estado fuerte”. Además, el Centro Argentino de Ingenieros había
militado en el bando contrario del partido ganador en las elecciones de 1946 y siguió haciéndolo después. Como resultado fue concedida la
autonomía a la Facultad de Arquitectura respecto de la de Ingeniería y fue creado el Consejo Profesional de Arquitectura.

La expansión de la industria de la construcción en los últimos tramos de la década del ’40 (hasta su crisis de 1951) tuvo una dimensión
considerable que, según la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), excedía con creces las posibilidades locales en los siguientes factores:

1. Resentimiento de la eficiencia de la mano de obra;


2. Deterioro de equipos y dificultades para reemplazarlos (falta de exportación de los países productores);
3. Perturbación del mercado de materiales, a partir de la guerra;
4. Resentimiento de las industrias auxiliares;
5. La demanda por parte de los poderes públicos “que ha alcanzado proyecciones desmedidas”.

En estas condiciones, se produjo un corte en la composición de las empresas, iniciándose una etapa activada mediante convenios
bilaterales, en la que se articuló la tendencia italiana a expulsar mano de obra, pero también cuadros técnicos y capitales demasiado
comprometidos con el régimen anterior, con los requerimientos locales. Siguiendo a Vitelli puede decirse que ese corte se caracterizó por:

1. La sustitución por firmas italianas del grupo de empresas constructoras alemanas que habían hegemonizado el sector en la etapa
anterior;
2. Las interrelaciones financieras que establecen entre sí las nuevas firmas o, en otras palabras, por su integración a un mismo holding, y
3. La continuidad en el tipo de obra que realizan y que, en algunos casos, se expresa, a su vez, por las interrelaciones financieras entre las
firmas incautadas y el nuevo grupo.

La radicación de esas firmas dio lugar a reacciones diversas. A juicio de la CAC, era lamentable que varias reparticiones públicas
recurrieran a las compañías recién llegadas y se apresuraran a adjudicarles contratos importantes que se caracterizaban por su extremada
liberalidad. La penetración italiana en el mercado de la obra pública fue fulminante y daba razón a los preocupados ingenieros. La Organización
Industrial Técnica Artística y Comercial SpA, formada en 1947 con base en Roma, se encargó, por ejemplo, del viaducto de Sarandí, la obra
pública más importante de la Provincia de Buenos Aires.

En este contexto transcurría una de las etapas más optimistas del período, en la que los arquitectos creían que su visión racionalizada
de los problemas a solucionar coincidiría con una concepción igualmente racionalizada de la gestión pública. Algunos modernistas pudieron
continuar actuando en reparticiones del Estado, pero, para la mayoría, la alianza fue efímera por varios motivos. En primer lugar, porque la crisis
económica de 1949-50 hizo desistir de la anterior política y obligó al gobierno a paralizar el plan de grandes construcciones de vivienda
colectiva, por lo que la participación de los arquitectos quedaba excluida. Pero la frustración de los arquitectos también tenía razones políticas.
La expansión burocrática seguía un criterio prebendario y oportunista que chocaba con la lógica técnica de los emprendimientos. En estas
condiciones, si no se aceptaba el predominio de una racionalidad no técnica, y con ellos las concesiones compositivas, programáticas y
lingüísticas que se demandaban, la permanencia en los organismos se hacía insostenible. Como resultado, la mayor parte de las acciones de los
modernistas no pasaron de la etapa de proyecto y la sensación fue la de una generalizada frustración, desaliento y creciente hostilidad.

Además, en la primera mitad de la década del cincuenta comenzaron a sentirse entre los arquitectos los efectos de la nueva ley de
propiedad horizontal promulgada en 1948. Su puesta en vigencia dio lugar a la completa transformación de la vivienda en pura mercancía. La
arquitectura se disolvió en la ingeniería. Plantas sin leyes compositivas de ninguna especie, interiores despojados de todo interés, frentes
abandonados a alas conveniencias económicas más chatas, fueron construyendo la imagen de la ciudad en este período. En otro sentido, la
promulgación de la ley dio lugar a una nueva modificación de la industria de la construcción: la canalización del ahorro de sectores medios a
través de la constitución de consorcios y empresas constructoras pequeñas dedicadas a este tipo de edificios.

La ley de propiedad horizontal generó mayores expectativas en la acción privada y en el nuevo perfil medio de clientela,
contribuyendo a la disminución de las demandas hacia el Estado. Pero, al mismo tiempo, aunque eran buenas para los constructores o los
empresarios, las nuevas condiciones no favorecían en realidad a la disciplina arquitectónica ni a los arquitectos, y acentuaban por el contrario la
disolución de su perfil frente a la sociedad. Por otra parte, aparentemente desfavorecidos frente a los extranjeros por la obra pública por la obra
pública, los ingenieros ganaban terreno en la obra privada en la medida en que respondían perfectamente y sin “complicaciones” esteticistas a los
requerimientos del nuevo mercado. A este cuadro debe sumarse una creciente contracción de la construcción, como producto de la crisis
económica y la inflación de la posguerra.

A esto debe agregarse que finalizada la guerra mundial y con el comienzo de la guerra fría empezó a instalarse en todo el mundo la
idea de la oposición entre “arquitectura democrática” y “arquitectura totalitaria”.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA
A finales de la década del 30' se operaron los primeros cambios institucionales. En 1939 Comisión de Monumentos Históricos: los
monumentos del pasado adquieren un estatuto institucional y comienzan a ser como objetos de preservación.
A partir de este periodo, los estudios de la historia de la arquitectura se separaron de la práctica de la profesión de arquitecto como
proyectista y constructor, no por la actividad en si sino en que se reconocía objetos de estudios y métodos de análisis que eran autónomos en
relación a la práctica arquitectónica.

LA ERA ESPACIAL
Articulación entre arquitectos e ingenieros, entre viejas y nuevas tendencias. - El espacio como tema arquitectónico; "el espacio"
componente fundamental en las reflexiones de la arquitectura argentina.

Aunque estas cualidades del espacio habían sido originarias de Alemania, teorías del espacio como elemento protagónico en la Arq.

FUGAS PLATÓNICAS
La casa del puente de Amancio Williams formuló una de las propuestas más originales y puras de la arquitectura moderna a nivel
internacional. En esta vivienda, mostro la confluencia de la máxima racionalidad tecnológica del diagrama de fuerzas y la cuenca clavada en el
arroyo; objeto el puente y patio en la casa; creación abstracta; galería.

Corriente esencialista o "concreta": sus fuentes principales son el Instituto Tecnológico de Illinois, Mies van der Rohe; Escuela de
Diseño Ulm, Max Bill; Escuela Suiza de Arq., Alfred Roth. Esta corriente radicó en su coherencia y continuidad de sobriedad de la cultura y de
la Arq. moderna argentina. El más nítido representante de esta corriente era Amancio Williams. Antonio Bonet en su obra "casa Oks" se ve el
periodo "concreto" reflejado, donde un juego abstracto entre retícula cúbica de acero y planos de hormigón y vidrio.

En 1960 en el concurso para la Biblioteca Nacional donde apareció el formalismo, ya que ganó el mismo Clorindo Testa. El proyecto
se caracterizaba por su formalismo; gran autonomía plástica; se apela a la originalidad y gesto a destacar el monumento en el tejido urbano.

Los próximos 20 años la Arq. argentina pasa por una etapa donde por haber substantivado tanto a causa de las corrientes modernistas,
se había eliminado lo moderno.

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